CATECISMO MAYOR San Pio X Ed Editada PDF

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Papa San Pío X

Catecismo Mayor
Contiene
la Fe,
la Moral,
los Sacramentos,
la Liturgia,
resumen de la Biblia
y de la Historia de la Iglesia

Nueva edición preparada por el Padre Michel Boniface

Colección: Caridad de la verdad, No. 5


2

Papa San Pío X (1903-1914)

TEXTO DEL CATECISMO PRESCRITO POR SAN PÍO X


EL 15 DE JULIO DE 1905 — EDICIÓN DE 1973 Mayo

2015
3

Papa San Pío X

CATECISMO
MAYOR
El Papa BENEDICTO XVI dijo que el Catecismo
Mayor del Papa San Pío X “fue para muchos una
guía segura en el aprendizaje de las verdades de la
fe por su lenguaje sencillo, claro y preciso, y por su
eficacia expositiva”
(http://www.zenit.org/article-36263?)
COLECCIÓN: CARIDAD DE LA VERDAD
1. FTD y Padre Michel Boniface
Breve Catecismo Católico, Bíblico y Apologético
16ª. edición, Guatemala-Nicaragua-México: 85,000 ejemplares
2. San Alfonso María de Ligorio
Para confesarse bien, y tener la paz en el alma y en la familia
3ª. edición, Guatemala-México: 12,000 ejemplares
3. Padre Pablo Lejeune, La lengua, sus pecados y remedios
Primera edición, Guatemala: 4,000 ejemplares, Nov. 2013
4. Padre Ciriaco Santinelli, SDB
El Catequista Instruido, método para enseñar bien el Catecismo.
Obra útil para los señores sacerdotes, maestros, catequistas,
padres y madres de familia. Con la aprobación de MONS. MATA
Primera edición, Guatemala: 5,000 ejemplares, Enero 2015
5. Padres José Sarto y Francisco Putti
El Movimiento Carismático. Las infiltraciones Protestantes
en la Iglesia Católica.
Segunda edición, diciembre 2018. 10, 000 ejemplares
6. R. Padre Martín de Cochem, O.F.M. Cap.
Explicación de la Santa Misa
Primera edición, Guatemala, 3,000 ejemplares, Abril 2015
7. San Antonio María Claret, Avisos a un Sacerdote, para tener un
apostolado fructuoso y santificarse.
Con la aprobación de MONS. MATA
Segunda edición, Guatemala-Nicaragua, 7,000 ejemplares, 2018
8 Doctor Raúl O. Leguizamón, La Ciencia Contra la Fe darwinista,
Reflexiones sobre la relación entre la verdadera ciencia y la fe
evolucionista. Con la aprobación de MONS. MATA
Tercera edición, Guatemala, 3,000 ejemplares, diciembre 2018
9 Padre Luis de la Palma, S.J., La Pasión del Señor
Primera edición, Guatemala-Nicaragua, 6,000 ejem., abril 2018
10 Padre Vicente de PAUL BAILLY,
Catecismo Católico Ilustrado y Bíblico,
2a. edición, Guatemala-Nicaragua-México, 20,000 ejemplares, 2019
11 San Alfonso María de Ligorio, La Monja Santa.
Primera edición 2018, 2,000 ejemplares
12 San Antonio María Claret, Los ejercicios espirituales de San Ignacio de
Loyola explicados. Primera edición diciembre 2018
13 San Alfonso María de Ligorio, Los Mandamientos de Dios, Primera
edición 2019, 5,000 ejemplares
14 San Pío X, Catecismo Mayor, Primera edición 2019, 5,000 ejemplares
Se puede pedir una copia electrónica de estos libros a email:
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Impresión
Editorial y Librería Kyrios
24 av. 24-18 Zona 5, La Palmita. Guatemala, Guatemala. C.A.
Tels. (502) 23357652, 23355756
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I
PAPA SAN PÍO X

ACERBO NIMIS
Sobre la enseñanza del Catecismo
15 de abril de 1905

I. DOLOROSAS COMPROBACIONES

1. Causas de los males presentes


Los secretos designios de Dios Nos han levantado de Nuestra
pequeñez al cargo de Supremo Pastor de toda la grey de Cristo
en días muy críticos y amargos, pues el enemigo de antiguo anda
alrededor de este rebaño y le tiende lazos con tan pérfida astucia,
que ahora, principalmente, parece haberse cumplido aquélla pro-
fecía del Apóstol a los ancianos de la Iglesia de Éfeso: Sé que... os
han asaltado lobos voraces que destrozan el rebaño (Hechos 20,
29). De este mal que padece la religión no hay nadie, animado del
celo de la gloria divina, que no investigue las causas y razones,
sucediendo que, como cada cual las halla diferentes, propone di-
ferentes medios conforme a su personal opinión para defender y
restaurar el reinado de Dios en la tierra. No proscribimos, Vene-
rables Hermanos, los otros juicios, mas estamos con los que pien-
san que la actual depresión y debilidad de las almas, de que
resultan los mayores males, provienen, principalmente, de la
ignorancia de las cosas divinas. Esta opinión concuerda entera-
mente con lo que Dios mismo declaró por su profeta Oseas: No
hay conocimiento de Dios en la tierra. La maldición, y la menti-
ra, y el homicidio, y el robo, y el adulterio lo han inundado todo;
la sangre se añade a la sangre por cuya causa se cubrirá de luto
la tierra y desfallecerán todos sus moradores (Oseas 4, 1 ss).

2. Ignorancia de la religión
¡Cuán comunes y fundados son, por desgracia, estos lamen-
tos de que existe hoy un crecido número de personas, en el
II
pueblo cristiano, que viven en suma ignorancia de las cosas
que se han de conocer para conseguir la salvación eterna!
Al decir “pueblo cristiano”, no Nos referimos solamente a
la plebe, esto es, a aquellos hombres de las clases inferiores a
quienes excusa con frecuencia el hecho de hallarse sometidos a
dueños exigentes, y que apenas si pueden ocuparse de sí mismos
y de su descanso; sino que también y, principalmente, hablamos
de aquellos a quienes no falta entendimiento ni cultura y hasta se
hallan adornados de una gran erudición profana, pero que, en lo
tocante a la religión, viven temeraria e imprudentemente.

3. Indiferencia ante las verdades religiosas

¡Difícil sería ponderar lo espeso de las tinieblas que con fre-


cuencia los envuelven y -lo que es más triste- la tranquilidad con
que permanecen en ellas! De Dios, soberano autor y moderador
de todas las cosas, y de la sabiduría de la fe cristiana para nada
se preocupan; y así nada saben de la Encarnación del Verbo de
Dios, ni de la redención por El llevada a cabo; nada saben de la
gracia, el principal medio para la eterna salvación; nada del sacri-
ficio augusto ni de los sacramentos, por los cuales conseguimos y
conservamos la gracia.
En cuanto al pecado, ni conocen su malicia ni su fealdad, de
suerte que no ponen el menor cuidado en evitarlo, ni en lograr
su perdón; y así llegan a los últimos momentos de su vida, en
que el sacerdote -por no perder la esperanza de su salvación- les
enseña sumariamente la religión, en vez de emplearlos princi-
palmente, según convendría, en moverles a actos de caridad; y
esto, si no ocurre -por desgracia, con harta frecuencia- que el
moribundo sea de tan culpable ignorancia que tenga por inútil el
auxilio del sacerdote y juzgue que pueda traspasar tranquilamen-
te los umbrales de la eternidad sin haber satisfecho a Dios por sus
pecados. Por lo cual Nuestro predecesor Benedicto XIV escribió
justamente: Afirmamos que la mayor parte de los condenados
a las penas eternas padecen su perpetua desgracia por igno-
rar los misterios de la fe, que necesariamente se deben saber
y creer para ser contados entre los elegidos1
1 Instit. 27, 18.
III
4. Las malas pasiones y la mala vida engendran esta igno-
rancia
Siendo esto así, Venerables Hermanos, ¿qué tiene de sor-
prendente, preguntamos, que la corrupción de las costumbres y
su depravación sean tan grandes y crezcan diariamente, no sólo
en las naciones bárbaras, sino aun en los mismos pueblos que
llevan el nombre de cristianos? Con razón decía el apóstol San
Pablo escribiendo a los de Éfeso: La fornicación y toda especie
de impureza o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como
corresponde a santos, ni tampoco palabras torpes, ni truhanerías
(Efesios 5, 3 ss). Como fundamento de este pudor y santidad, con
que se moderan las pasiones, puso la ciencia de las cosas divinas:
Y así, mirad, hermanos, que andéis con gran circunspección; no
como necios sino como prudentes... Por lo tanto, no seáis indis-
cretos, sino atentos sobre cuál es la voluntad de Dios (Efesios
5, 15).

II. NECESIDAD DE LA INSTRUCCIÓN


RELIGIOSA Y SUS BENEFICIOS
Sentencia justa; porque la voluntad humana apenas conserva
algún resto de aquel amor a la honestidad y la rectitud, puesto en
el hombre por Dios creador suyo, amor que le impulsaba hacia
un bien, no entre sombras, sino claramente visto. Mas, depravada
por la corrupción del pecado original y olvidada casi de Dios,
su Hacedor, la voluntad humana convierte toda su inclinación
a amar la vanidad y a buscar la mentira. Extraviada y ciega por
las malas pasiones, necesita un guía que le muestre el camino
para que se restituya a la vía de la justicia que desgraciadamente
abandonó. Este guía, que no ha de buscarse fuera del hombre, y
del que la misma naturaleza le ha provisto, es la propia razón;
mas si a la razón le falta su verdadera luz, que es la ciencia de las
cosas divinas, sucederá que, al guiar un ciego a otro ciego, ambos
caerán en el hoyo. El santo Rey David, glorificando a Dios por
esta luz de la verdad que le había infundido en la razón humana,
decía: Impresa está, Señor, sobre nosotros la luz de tu rostro. Y
señalaba el efecto de esta comunicación de la luz, añadiendo: Tú
has infundido la alegría en mi corazón (Salmos 4, 7), alegría con
la que, ensanchado el corazón, corre por la senda de los mandatos
divinos.
IV
5. La Doctrina cristiana y las virtudes teologales
Fácilmente se descubre que es así, porque, en efecto, la doc-
trina cristiana nos hace conocer a Dios y lo que llamamos sus infi-
nitas perfecciones, harto más hondamente que las fuerzas natura-
les. ¿Y cómo esto? Mandándonos a un mismo tiempo reverenciar
a Dios por obligaciones de fe, que se refiere a la razón; por deber
de esperanza, que se refiere a la voluntad; y por deber de caridad,
que se refiere al corazón, con la cual deja al hombre enteramente
sometido a Dios, su Creador y Moderador. De la misma manera,
sólo la doctrina cristiana pone al hombre en posesión de su
eminente dignidad natural en cuanto hijo del Padre celestial,
que está en los cielos, que le hizo a su imagen y semejanza para
vivir con Él eternamente dichoso. Pero de esta misma dignidad y
del conocimiento que de ella se ha de tener infiere Cristo que los
hombres deben amarse como hermanos y vivir en la tierra como
conviene a los hijos de la luz, no en comilonas y borracheras, no
en deshonestidades y disoluciones, no en contiendas y envidias
(Romanos 13, 13); mándanos asimismo que nos entreguemos en
manos de Dios, que es quien cuida de nosotros; que socorramos
al pobre, hagamos bien a nuestros enemigos y prefiramos los bie-
nes eternos del alma a los perecederos del tiempo.

6. La humildad y las virtudes cardinales


Y sin tocar menudamente a todo, ¿no es la doctrina de Cristo
la que recomienda y prescribe al hombre soberbio aquella humil-
dad que es manantial verdadero de su gloria? Cualquiera que se
humillare será el mayor en el reino de los cielos (Mateo 18, 4).
Esta celestial doctrina nos enseña igualmente la prudencia del
espíritu, que nos sirve para guardarnos de la carne; la justicia,
que nos hace darle lo suyo a cada cual; la fortaleza que nos hace
capaces de sufrir y padecer todo generosamente por Dios y por
la eterna bienaventuranza; en fin, la templanza, que hace para
nosotros amable la pobreza por amor de Dios y que en medio
de nuestras humillaciones nos gloriemos en la cruz. De manera
que por la sabiduría cristiana, no solamente nuestra inteligencia
recibe la luz que nos permite alcanzar la verdad, pero la misma
voluntad queda presa de aquel amor que nos conduce a Dios y
nos une a Él mediante el ejercicio de la virtud.
V
Lejos estamos de afirmar que la malicia del alma y la co-
rrupción de las costumbres no pueden existir con la ciencia de la
Religión. Pluguiese a Dios que los hechos demostrasen lo con-
trario. Pero entendemos que cuando al espíritu lo envuelven
las espesas tinieblas de la ignorancia, no pueden darse ni la
rectitud de la voluntad ni las buenas costumbres, pues si ca-
minando con los ojos abiertos puede apartarse el hombre del
buen camino, el que padece de ceguera está en peligro cierto
de desviarse. Añádase que en quien no está enteramente apagada
la antorcha de la fe, todavía queda esperanza de que se enmiende
y sane la corrupción de costumbres; más cuando la ignorancia
se junta a la depravación, ya no queda espacio para el reme-
dio, sino abierto el camino de la ruina.

III. EL DEBER PRIMORDIAL DEL


SACERDOTE
7. Misión confiada a los pastores de almas
Puesto que de la ignorancia de la religión proceden tantos y
tan graves daños, y, por otra parte, son tan grandes la necesidad y
utilidad de la formación religiosa, ya que, en vano sería esperar
que nadie pueda cumplir las obligaciones de cristiano, si no
las conoce; conviene averiguar ahora a quién compete preservar
a las almas de aquella perniciosa ignorancia e instruirlas en cien-
cia tan indispensable. Lo cual, Venerables Hermanos, no ofrece
dificultad alguna, porque ese gravísimo deber corresponde a
los pastores de almas que, efectivamente, se hallan obligados
por mandato del mismo Cristo a conocer y apacentar las ovejas,
que les están encomendadas. Apacentar es, ante todo, adoctri-
nar: Os daré pastores según mi corazón, que os apacentarán
con la ciencia y con la doctrina (Jeremías 3, 15). Así hablaba
Jeremías, inspirado por Dios. Y, por ello, decía también el apóstol
San Pablo: No me envió Cristo a bautizar, sino a predicar (1 Co-
rintios 1, 17) advirtiendo así que el principal ministerio de cuan-
tos ejercen de alguna manera el gobierno de la Iglesia consiste en
enseñar a los fieles en las cosas sagradas.
VI
Inútil nos parece aducir nuevas pruebas de la excelencia de
este ministerio y de la estimación que de él hace Dios. Cierto es
que Dios alaba grandemente la piedad que nos mueve a procurar
el alivio de las humanas miserias: mas, ¿quién negará que mayor
alabanza merecen el celo y el trabajo consagrados a procurar los
bienes celestiales a los hombres, y no ya las transitorias ventajas
materiales? Nada puede ser más grato -según sus propios deseos-
a Jesucristo, Salvador de las almas, que dijo de Sí mismo por el
profeta Isaías: Me ha enviado a evangelizar a los pobres (Lucas
4, 18).
Importa mucho, Venerables Hermanos, asentar bien aquí -e
insistir en ello- que para todo sacerdote éste es el deber más gra-
ve, más estricto, que le obliga. Porque ¿quién negará que en el
sacerdote a la santidad de vida debe irle unida la ciencia? En los
labios del sacerdote ha de estar el depósito de la ciencia (Mala-
quías 2, 7). Y, en efecto, la Iglesia rigurosamente la exige de
cuantos aspiran a ordenarse sacerdotes. Y esto, ¿por qué? Porque
el pueblo cristiano espera recibir de los sacerdotes la enseñanza
de la divina ley, y porque Dios les destina para propagarla. De su
boca se ha de aprender la ley, puesto que él es el ángel del Señor
de los ejércitos. Por lo cual, en las sagradas Ordenes, el Obispo
dice, dirigiéndose a los que van a ser consagrados sacerdotes:
Que vuestra doctrina sea remedio espiritual para el pueblo de
Dios, y los cooperadores de nuestro orden sean previsores, para
que, meditando día y noche acerca de la ley, crean lo que han
leído y enseñen lo que han creído2.
Si no hay sacerdote alguno a quien no correspondan estas
obligaciones ¿cuáles no serán las de aquellos que por el nombre y
autoridad que ostentan y por su misma dignidad tienen a su cargo
y como por contrato la cura de almas? Estos han de ser puestos
en algún modo en el rango de los pastores y doctores que Jesu-
cristo dio a los fieles para que no sean como niños fluctuantes
ni se dejen llevar doquier por todos los vientos de opiniones y
por la malignidad de los hombres..., antes bien viviendo según la
verdad y en la caridad, en todo vayan creciendo hacia Cristo, que
es nuestra Cabeza (Efesios 4, 14-15).

2 Pontif. Rom.
VII
Por lo cual, el sacrosanto Concilio de Trento, hablando de
los pastores de almas, declara que la primera y mayor de sus
obligaciones era la de enseñar al pueblo cristiano3. Dispone,
en consecuencia, que por lo menos los domingos y fiestas so-
lemnes den al pueblo instrucción religiosa, y durante los santos
tiempos de Adviento y Cuaresma diariamente, o al menos tres
veces por semana. Ni esto sólo: porque añade el Concilio que los
párrocos están obligados, al menos los domingos y días de fiesta,
a enseñar, por sí o por otros, a los niños las verdades de fe y la
obediencia que deben a Dios y a sus padres. Asimismo manda
que, cuando hayan de administrar algún sacramento, instruyan,
acerca de su naturaleza, a los que van a recibirlo, explicándolo en
lengua vulgar e inteligible.

IV. DEFINICIÓN, DEFENSA Y ELOGIO DE LA


ENSEÑANZA CATEQUÍSTICA
En su constitución Etsi minime, Nuestro predecesor Bene-
dicto XIV resumió tales prescripciones y las precisó claramente,
diciendo: Dos obligaciones impone principalmente el Concilio
de Trento a los pastores de almas: una, que todos los días de
fiesta hablen al pueblo acerca de las cosas divinas; otra, que
enseñen a los niños y a los ignorantes los elementos de la ley
divina y de la fe. Con razón dispone este sapientísimo Pontífice
el doble ministerio, a saber: la predicación, que habitualmente se
llama explicación del Evangelio, y la enseñanza de la doctrina
cristiana. Acaso no falten sacerdotes que, deseosos de ahorrarse
trabajo, crean que con las homilías satisfacen la obligación de
enseñar el Catecismo. Quienquiera que reflexione, descubrirá lo
erróneo de esta opinión; porque la predicación del Evangelio
está destinada a los que ya poseen los elementos de la fe. Es
el pan, que debe darse a los adultos. Mas por lo contrario, la
enseñanza del Catecismo es aquella leche, que el apóstol San
Pedro quería que todos los fieles habían de desear sincera-
mente, como los niños recién nacidos.
-El oficio, pues, del catequista consiste en elegir alguna ver-
dad relativa a la fe y a las costumbres cristianas, y explicarla en
3 Sess. 5, c. 2 de refor.; sess. 22, c. 8; sess. 24, c. 4 et 7 de refor.
VIII
todos sus aspectos. Y, como el fin de la enseñanza es la perfec-
ción de la vida, el catequista ha de comparar lo que Dios manda
obrar y lo que los hombres hacen realmente; después de lo cual,
y sacando oportunamente algún ejemplo de la Sagrada Escri-
tura, de la historia de la Iglesia o de las vidas de los Santos,
ha de aconsejar a sus oyentes, como si la señalara con el dedo, la
norma a que deben ajustar la vida, y terminará exhortando a los
presentes a huir de los vicios y a practicar la virtud.

8. Oficio poco grato a las pasiones


No ignoramos, en verdad, que este método de enseñar la doc-
trina cristiana no es grato a muchos, que lo estiman en poco y
acaso impropio para conseguir alabanza popular; pero Nos de-
claramos que semejante juicio pertenece a los que se dejan llevar
de la ligereza más que de la verdad. Ciertamente no reprobamos
a los oradores sagrados que, movidos por sincero deseo de gloria
divina, se emplean en la defensa de la fe o en hacer el pane-
gírico de los Santos; pero su labor requiere otra preliminar -la
de los catequistas- pues, faltando ésta, no hay fundamento,
y en vano se fatigan los que edifican la casa. Harto frecuente
es que floridos discursos, recibidos con el aplauso de numeroso
auditorio, sólo sirvan para halagar el oído, no para conmover las
almas. En cambio, la enseñanza catequística, aunque sencilla y
humilde, merece que se le apliquen estas palabras que dijo Dios
por Isaías: Al modo que la lluvia y la nieve descienden del cielo
y no vuelven allá, sino que empapan la tierra y la penetran y la
fecundan, a fin de que dé simiente que sembrar y pan para comer,
así será de mi palabra salida de mi boca: no volverá a mí vacía,
sino que obrará todo aquello que yo quiero y ejecutará felizmen-
te aquellas cosas a que yo la envié (Isaías 55, 10-11). El mismo
juicio ha de formarse de aquellos sacerdotes que, por mejor ex-
poner las verdades de la religión, publican eruditos volúmenes;
son dignos, ciertamente, de copiosa alabanza. Mas ¿cuántos son
los que consultan obras de esa índole y sacan de ellas el fruto
correspondiente a la labor y a los deseos de sus autores? Pero la
enseñanza de la doctrina cristiana, bien hecha, jamás deja de
aprovechar a los que la escuchan.
IX
Conviene repetir -para inflamar el celo de los ministros del
Señor- que ya es crecidísimo, y aumenta cada día más, el núme-
ro de los que todo lo ignoran en materia de religión, o que sólo
tienen un conocimiento tan imperfecto de Dios, de la fe cristiana
que, en plena luz de verdad católica, les permite vivir como pa-
ganos. ¡Ay! Cuán grande es el número, no diremos de niños, pero
de adultos y aun ancianos que ignoran absolutamente los princi-
pales misterios de la fe, y que, al oír el nombre de Cristo, respon-
den: ¿Quién es... para que yo crea en él? (Juan 9, 36). -De ahí el
que tengan por lícito forjar y mantener odios contra el prójimo,
hacer contratos inicuos, explotar negocios infames, hacer présta-
mos usurarios y cometer otras maldades semejantes. De ahí que,
ignorantes de la ley de Cristo -que no sólo prohíbe toda acción
torpe, sino el pensamiento voluntario y el deseo de ella- muchos
que, sea por lo que quiera, casi se abstienen de los placeres ver-
gonzosos, alimentan sus almas, que carecen de principios religio-
sos, con los pensamientos más perversos, y hacen el número de
sus iniquidades mayor que el de los cabellos de su cabeza. -Y ha
de repetirse que estos vicios no se hallan solamente entre la gente
pobre del campo y de las clases bajas, sino también, y acaso con
más frecuencia, entre gentes de superior categoría, incluso entre
los que se envanecen de su saber, y, apoyados en una vana erudi-
ción, pretenden burlarse de la religión y blasfemar de todo lo que
no conocen (Judas 10).

9. Males que se siguen si no se enseña la Doctrina


cristiana
Si es cosa vana esperar cosecha en tierra no sembrada, ¿cómo
esperar generaciones adornadas de buenas obras, si oportuna-
mente no fueron instruidas en la doctrina cristiana? -De donde
justamente concluimos que, si la fe languidece en nuestros días
hasta parecer casi muerta en una gran mayoría, es que se ha
cumplido descuidadamente, o se ha omitido del todo, la obli-
gación de enseñar las verdades contenidas en el Catecismo.
Inútil sería decir, como excusa, que la fe es dada gratuitamente
y conferida a cada uno en el bautismo. Porque, ciertamente, los
bautizados en Jesucristo, fuimos enriquecidos con el hábito de
la fe, mas esta divina semilla no llega a crecer... y echar grandes
ramas (Marcos 4, 32) abandonada a sí misma y como por nativa
X
virtud. Tiene el hombre, desde que nace, facultad de entender;
mas esta facultad necesita de la palabra materna para convertir-
se en acto, como suele decirse. También el hombre cristiano, al
renacer por el agua y el Espíritu Santo, trae como en germen la
fe; pero necesita la enseñanza de la Iglesia para que esa fe pueda
nutrirse, crecer y dar fruto.
Por eso escribía el Apóstol: La fe proviene del oír, y el oír de-
pende de la predicación de la palabra de Cristo (Romanos 10, 17).
Y para mostrar la necesidad de la enseñanza añadió: ¿Cómo... oi-
rán hablar, si no se les predica? (Romanos 10, 14).

V. LAS NORMAS

10. Prescripciones para la enseñanza del Catecismo


De lo expuesto hasta aquí puede verse cuál sea la importancia
de la instrucción religiosa del pueblo; debemos, pues, hacer todo
lo posible para que la enseñanza de la Doctrina sagrada, institu-
ción -según frase de Nuestro predecesor Benedicto XIV- la más
útil para la gloria de Dios y la salvación de las almas4 se man-
tenga siempre floreciente, o, donde se la haya descuidado, se res-
taure. -Así, pues, Venerables Hermanos, queriendo cumplir esta
grave obligación del apostolado supremo y hacer que en todas
partes se observen en materia tan importante las mismas normas,
en virtud de Nuestra suprema autoridad, establecemos para todas
las diócesis las siguientes disposiciones, que mandamos sean ob-
servadas y expresamente cumplidas:
I. Todos los párrocos, y en general cuantos ejercen cura de
almas, han de instruir, con arreglo al Catecismo, durante una hora
entera, todos los domingos y fiestas del año, sin exceptuar ningu-
no, a todos los niños y niñas en lo que deben creer y hacer para
alcanzar la salvación eterna.
II. Los mismos han de preparar a los niños y a las niñas, en
épocas fijas del año, y mediante instrucción que ha de durar va-
rios días, para recibir dignamente los sacramentos de la Peniten-
cia y Confirmación.
4 Const. Etsi minime 13.
XI
III. Además, han de preparar con especial cuidado a los jo-
vencitos y jovencitas para que, santamente, se acerquen por pri-
mera vez a la Sagrada Mesa, valiéndose para ello de oportunas
enseñanzas y exhortaciones, durante todos los días de Cuaresma,
y si fuere necesario, durante varios otros después de la Pascua.
IV. En todas y cada una de las parroquias se erigirá canó-
nicamente la asociación, llamada vulgarmente Congregación de
la Doctrina Cristiana. Con ella, principalmente donde ocurra ser
escaso el número de sacerdotes, los párrocos tendrán colaborado-
res seglares para la enseñanza del Catecismo, que se ocuparán en
este ministerio, así por celo de la gloria de Dios, como por lucrar
las santas indulgencias con que los Romanos Pontífices han enri-
quecido esta asociación.
V. En las grandes poblaciones, principalmente donde haya
Facultades mayores, Institutos y Colegios, fúndense escuelas de
religión para instruir en las verdades de la fe y en las prácticas de
la vida cristiana a la juventud, que frecuente las aulas públicas,
en las que no se mencionan las cosas de religión.
VI. Porque, en estos tiempos, la edad madura, no menos que
la infancia, necesita la instrucción religiosa, los párrocos y cuan-
tos sacerdotes tengan cura de almas, además de la acostumbrada
homilía sobre el Santo Evangelio, que han de hacer todos los
días de fiesta en la misa parroquial, escojan la hora más oportuna
para que concurran los fieles -exceptuando la destinada a la doc-
trina de los niños- y den la instrucción catequística a los adultos,
con lenguaje sencillo y acomodado a su inteligencia. Para ello se
servirán del Catecismo del Concilio de Trento, de tal modo que,
en el espacio de cuatro a cinco años, expliquen cuanto se refiere
al Símbolo, a los Sacramentos, al Decálogo, a la Oración y a los
Mandamientos de la Iglesia.
Venerables Hermanos, esto mandamos y establecemos en
virtud de Nuestra autoridad apostólica. Ahora, obligación vuestra
es procurar, cada cual en su propia diócesis, que estas prescrip-
ciones se cumplan enteramente y sin tardanza. Velad, pues, y, con
la autoridad que os es peculiar, procurad que Nuestros mandatos
no caigan en olvido, o -lo que sería igual- se cumplan con ne-
gligencia y flojedad. Para evitar esa falta habéis de emplear las
recomendaciones más asiduas y apremiantes a los párrocos, para
XII
que no expliquen el Catecismo sin la previa preparación, y que
no hablen el lenguaje de la sabiduría humana, sino que con sen-
cillez de corazón y con sinceridad delante de Dios (2 Corintios 1,
12) sigan el ejemplo de Cristo, pues aunque expusiese cosas que
estuvieron ocultas desde la creación del mundo (Mateo 13, 35)
sin embargo, las decía todas al pueblo por medio de parábolas, o
ejemplos y sin parábolas no les predicaba (Ibid. v. 34). Sabemos
que lo mismo hicieron los Apóstoles, enseñados por Jesucristo;
y de ellos decía San Gregorio Magno: Pusieron todo cuidado en
predicar a los pueblos ignorantes cosas sencillas y accesibles, y
no cosas altas y arduas5. Y en las cosas de religión, una gran parte
de los hombres de nuestra edad ha de tenerse por ignorante.
Pero no queremos que nadie, en razón de esta misma sen-
cillez que conviene observar, imagine que la enseñanza cate-
quística no requiere trabajo ni meditación. Por el contrario, los
exige mayores que otra ninguna. Es más fácil hallar un orador
que hable con abundancia y brillantez, que un catequista cuyas
explicaciones merezcan en todo alabanza; de suerte que por mu-
cha facilidad de formar conceptos y expresarlos con que le haya
dotado la naturaleza, sépase que nadie hablará bien de doctrina
cristiana y alcanzará fruto en el pueblo y los niños si antes no se
ha preparado y ensayado mediante seria meditación. Os engañan
los que fiándose de la inexperiencia y torpeza intelectual del pue-
blo, creen que pueden proceder negligentes en esta materia. Al
contrario; cuanto más incultos los oyentes, mayor celo y cuidado
se requiere para lograr que las verdades más sublimes, tan ele-
vadas sobre el entendimiento de la generalidad de los hombres,
penetren en la inteligencia de los ignorantes; los cuales, no me-
nos que los sabios, necesitan conocerlas para alcanzar la eterna
bienaventuranza.

5 Moral. 17, 26.


XIII
EPÍLOGO
11. Palabras finales
Séanos permitido, Venerables Hermanos, deciros al terminar
esta Carta, lo que dijo Moisés: El que sea del Señor, júntese con-
migo (Éxodo 32, 26). Observad, os lo rogamos y pedimos, cuán
grandes estragos produce en las almas la sola ignorancia de las
cosas divinas. Tal vez hayáis establecido, en vuestras diócesis,
muchas obras útiles y dignas de alabanza, para el bien de vuestra
grey; pero, con preferencia a todas ellas, y con todo el empeño,
afán y constancia que os sean posibles, cuidad esmeradamente
de que el conocimiento de la Doctrina cristiana penetre por
completo en la mente y en el corazón de todos. Comunique
cada cual al prójimo -repetimos con el apóstol San Pedro- la gra-
cia según la recibió, como buenos dispensadores de los dones de
Dios, los cuales son de muchas maneras (1 Pedro 4, 10).
Que, mediando la intercesión de la Inmaculada y Bienaven-
turada Virgen, vuestro celo y piadosa industria se exciten con la
Bendición Apostólica, que amorosamente os concedemos a vo-
sotros, a vuestro clero y al pueblo que os está confiado, y sea
testimonio de Nuestro afecto y prenda de los divinos dones.
Dado en Roma, junto a San Pedro, el 15 de abril de 1905,
segundo año de Nuestro Pontificado.
Papa Pío X

¿Qué es el Catecismo?
El catecismo es la síntesis, la crema, el resumen de lo más
importante y fundamental que hay en la Sagrada Biblia y
en la Tradición Apostólica. Una formación completa debe
basarse en 3 libros: el Catecismo, la Historia Sagrada que
explica la historia de los eventos bíblicos y evangélicos,
y la historia de la Iglesia que explica cómo Jesucristo
mediante su Espíritu Santo y sus representantes actúa
y sigue su obra de salvación. El Catecismo de San Pio X
contiene en resumen los tres libros.
¿POR QUÉ REEDITAR ESTE CATECISMO?
Testimonio del Papa BENEDICTO XVI

El cardenal Ratzinger después Papa BENEDICTO XVI, en su libro


Informe sobre la Fe (Ed. BAC, 7ª edición paginas 80-81), decía en 1985
que: «Puesto que la teología ya no parece capaz de transmitir un
modelo común de la fe, también la catequesis se halla expuesta a la
desintegración, a experimentos que cambian continuamente.
Algunos catecismos y muchos catequistas ya no enseñan la fe
católica en la armonía de su conjunto –gracias a la cual toda verdad
presupone y explica las otras–, sino que buscan hacer humanamente
“interesantes” (según las orientaciones culturales del momento)
algunos elementos del patrimonio cristiano. Algunos pasajes bíblicos
son puestos de relieve, porque se les considera “más cercanos a
la sensibilidad contemporánea”; otros, por el motivo contrario,
son dejados de lado. Consecuencia: no tenemos una catequesis
comprendida como formación global en la fe, sino reflexiones y
ensayos en torno a experiencias antropológicas parciales, subjetivas»
A principios de 1983, en Francia, el futuro papa Benedicto en una
conferencia sobre la “nueva catequesis” dijo: «El primer error grave
fue suprimir el Catecismo, declarándolo superado; a lo largo de estos
años, ha sido ésta una decisión universal en la Iglesia, pero esto no
quita que haya sido una decisión errónea….»
El papa reconoce que: «Es necesario tener presente que, desde los
primeros tiempos del cristianismo, aparece un “núcleo” permanente
e irrenunciable de la catequesis, es decir, de la formación en la fe. […]
Toda la exposición sobre la fe se halla organizada en torno a cuatro
elementos fundamentales: el Credo, el Pater Noster, el Decálogo, los
Sacramentos. Ésta es la base de la vida del cristiano, la síntesis del
Magisterio de la Iglesia, fundado en la Escritura y en la Tradición.
El cristiano encuentra aquí lo que debe creer (el Símbolo o Credo),
esperar (el Pater Noster), hacer (el Decálogo) y el espacio vital en
que todo esto debe cumplirse (los Sacramentos). Esta estructura
fundamental ha sido abandonada en demasiadas catequesis actuales,
con el resultado que comprobamos: la disgregación del sensus fidei
[del sentido de la Fe] en las nuevas generaciones, a menudo incapaces
de una visión de conjunto de su religión».
La historia nos dice que en cada siglo el porvenir del cristianismo
católico depende de la enseñanza de la FE a los niños y jóvenes. El
desorden actual en el mundo es fruto de la disgregación del sentido
de la Fe en el pueblo. El Catecismo que es la síntesis y crema del
Evangelio, es un poderoso medio para ayudarnos a salir de esta crisis
que afecta nuestra vida terrenal y, sobre todo, eterna.
5

DE LA DOCTRINA
CRISTIANA
Y SUS PARTES
PRINCIPALES
6 LECCIÓN PRELIMINAR

LECCIÓN PRELIMINAR
1. – ¿Sois cristiano? – Sí, soy cristiano por la gracia de Dios.
2. – ¿Por qué se dice por la gracia de Dios? – Se dice por la gracia de
Dios, porque ser cristiano es un don enteramente gratuito de Dios Nuestro
Señor, que no hemos podido merecer.
3. – ¿Quién es verdadero cristiano? – Verdadero cristiano es el que
está bautizado, cree y profesa la Doctrina Cris-
tiana y obedece a los legítimos P astores de la
Iglesia.
4. – ¿Qué es la DOCTRINA CRISTIANA? –
Doctrina Cristiana es la doctrina que nos ense-
ñó Nuestro Señor Jesucristo para mostrarnos
el camino de la salvación.
5. – ¿Es necesario aprender la doctrina
enseñada por Jesucristo? – Es necesario aprender la doctrina enseñad a
por Jesucristo y faltan gravemente los que descuidan aprenderla.
6. – ¿Tienen los padres y los amos obligación de mandar a sus hijos
y dependientes al Catecismo? – Los padres y los amos tienen obligación
de procurar que sus hijos y dependientes aprendan la Doctrina Cristiana e
incurren en culpa delante de Dios si descuidan esta obligación.
7. – ¿De quién hemos de recibir y aprender la Doctrina Cristiana?
– La Doctrina Cristiana la hemos de recibir y aprender de la Santa Iglesia
Católica.
8. – ¿Cómo estamos seguros de que la
Doctrina Cristiana que recibimos de la
Santa Iglesia es realmente verdadera? –
Estamos seguros de que la Doctrina Cristiana
que recibimos de la Iglesia Católica es realmen-
te verdadera porque Jesucristo, Divino Autor
de esta doctrina, la confió por medio de sus
Apóstoles a la Iglesia fundada por Él, a la cual
constituyó Maestra infalible de todos los hom-
bres y prometió su divina asistencia hasta el fin del mundo.
9. – ¿Hay otras pruebas de la verdad de la Doctrina Cristiana? –
La verdad de la Doctrina Cristiana se dem uestra, además, por la santidad
eminente de tantos que la pr ofesaron y profesan, por la heroica for taleza
de los mártires, por su rápida y admirable propagación en el mundo y por
su completa conservación por espacio de tantos sig los de varias y conti-
LECCIÓN PRELIMINAR 7
nuas luchas.
10. – ¿Cuántas y cuáles son las partes principales y más necesarias
de la Doctrina Cristiana? – Las partes principales y más necesarias de la
Doctrina Cristiana son cuatro: El Credo, Padrenuestro, Mandamientos y
Sacramentos.
11. – ¿Qué nos enseña el CREDO? – El
Credo nos enseña los principales ar tículos de
nuestra Santa Fe.
12. – ¿Qué nos enseña el PADRENUESTRO?
– El Padrenuestro nos enseña todo lo que he-
mos de esperar de Dios y todo lo que hemos
de pedirle.
13. – ¿Qué nos enseñan los MANDAMIEN-
TOS? – Los Mandamientos nos enseñan todo lo
que hemos de hacer para a gradar a Dios, que se resume en amar a Dios
sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos por amor de
Dios.
14. – ¿Qué nos enseña la doctrina de los SACRAMENTOS? – La doctri-
na de los Sacramentos nos enseña la naturaleza y buen uso de los medios
instituidos por Jesucristo para perdonarnos los pecados, comunicarnos su
gracia e infundir y acrecentar en nosotros las virtudes de la Fe, de la Espe-
ranza y de la Caridad.

¿Cuál fue el plan de Jesucristo?


Jesucristo Nuestro Señor confió su Evangelio, su doctrina,
sus enseñanzas y autoridad a sus Apóstoles (San Mateo 28,
19; San Lucas 10, 16). Los Apóstoles confiaron esta misma
doctrina como depósito sagrado a la Iglesia mediante
sus lugartenientes y sucesores que son los obispos y el
Papa (1 Timoteo 6, 20; 2 Timoteo 2, 2; Hechos 14, 24; 20,
28). El Papa y los obispos explican y comunican al pueblo
cristiano la doctrina de Cristo explicada y sintetizada
mediante el CATECISMO que contiene las verdades
que debemos creer (el Credo y la Fe), los deberes que
debemos de cumplir (los Mandamientos, la moral) y los
medios de santificación (los Sacramentos y la Oración),
que nos dejó Jesucristo para recibir la gracia y al Espíritu
Santo y salvarnos (San Juan 20, 22-23).
8 PRIMERA PARTE: DEL CREDO

PARTE PRIMERA
DEL SÍMBOLO DE LOS APÓSTOLES,
LLAMADO VULGARMENTE EL «CREDO»

CAPITULO PRIMERO
Del Credo en general

15. – ¿Cuál es la primera parte de la Doctrina Cristiana? – La pri-


mera parte de la Doctrina Cristiana es el símbolo de losApóstoles, llamado
vulgarmente el CREDO.
16. – ¿Por qué llamáis al Credo SÍMBO-
LO DE LOS APÓSTOLES? – Llamo Símbolo de los
Apóstoles al Credo por que es un compendio
de las v erdades de la F e enseñadas por los
Apóstoles.
17. – ¿Cuántos son los artículos del CRE-
DO? – Los artículos del Credo son doce.
18. – Decirlos. – 1º Creo en Dios P adre
Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
2º Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor.
3º Que fue conce bido por obra y g racia del Espíritu Santo; nació de
Santa María Virgen.
4º Padeció bajo el poder de P oncio Pilato: fue cr ucificado, muerto y
sepultado.
5º Descendió a los Infiernos: al tercer día resucitó de entre los muertos.
6º Subió a los cielos: está sentado a la diestra de Dios Padre.
7º Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
8º Creo en el Espíritu Santo.
9º En la Santa Iglesia Católica: la Comunión de los Santos.
10º El perdón de los pecados.
11º La Resurrección de los muertos.
12º Y la vida eterna. Amén.
CAPITULO II: DEL PRIMER ARTÍCULO DE SÍMBOLO 9
19. – ¿Que quiere decir la palabra CREO?
– La palab ra Creo quiere decir: Tengo por
certísimo todo lo que en estos doce ar tículos
se contiene y lo creo con más fir meza que si lo
viera con mis ojos, porque Dios, que ni puede
engañarse ni eng añarnos, lo ha rev elado a la
Santa Iglesia Católica y, por medio de ella, nos
lo revela también a nosotros.
20. – ¿Que contienen los artículos del
Credo? – Los artículos del Credo contienen todo lo que principalmente
hemos de creer acerca de Dios, de Jesucristo y de la Iglesia.
21. – ¿Es muy bueno rezar a menudo el Credo? – Es provechosísimo
rezar a menudo el Credo para g rabar más y más en n uestro corazón las
verdades de la Fe.

CAPITULO II
Del primer artículo del Símbolo

§ 1º – De Dios Padre y de la Creación


22. – ¿Que nos enseña el primer artícu-
lo: CREO EN DIOS PADRE TODOPODEROSO,
CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA? – El
primer artículo del Credo nos enseña que hay
un solo Dios; que es Todopoderoso, que creó
el cielo y la tierra y todo lo que en el cielo y en
la tierra se contiene.
23. – ¿Cómo sabemos que hay Dios? –
Sabemos que hay Dios porque la razón lo de-
muestra y la Fe lo confirma.
24. – ¿Por qué se dice que Dios es PADRE? – Se dice que Dios esPadre:
1º porque es Padre, por naturaleza, de la segunda Persona de la Santísima
Trinidad, que es el Hijo eng endrado por Él; 2º por que Dios es Padre de
todos los hombres que Él ha creado, conserva y gobierna; 3º porque, final-
mente, es Padre por gracia de todos los buenos cristianos, que por eso se
llaman hijos adoptivos de Dios.
25. – ¿Por qué el Padre es la Primera Persona de la Santísima
Trinidad? – El Padre es la primera Persona de la Santísima Trinidad por-
que no procede de otra persona, sino que es el principio de las otras dos
Personas, que son el Hijo y el Espíritu Santo.
10 PRIMERA PARTE: DEL CREDO
26. – ¿Qué quiere decir TODOPODEROSO? – Todopoderoso quiere decir
que Dios puede hacer todo cuanto quiere.
27. – Dios no puede pecar ni morir ¿cómo, pues, se dice que todo lo
puede? – Se dice que Dios todo lo puede, aunque no pueda pecar ni morir,
porque el pecar o morir no es efecto de potencia, sino de flaqueza, la cual
no puede hallarse en Dios, que es perfectísimo.
28. – ¿Qué quiere decir CREADOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA? – Crear
es hacer de nada algo; por esto se dice Creador del cielo y de la tierra, porque
hizo de nada el cielo y la tierra y cuanto en el cielo y en la tierra se contiene.
29. – ¿Fue creado el mundo por el Padre solamente? – El mundo fue
creado igualmente por las tres Divinas Personas, porque todo cuanto hace
una Persona respecto a las criaturas, lo hacen con el mismo acto las otr as
dos.
30. – ¿Por qué, pues, la creación se atribuye particularmente al
Padre? – La creación se atribuye particularmente al Padre porque es efec-
to de la di vina Omnipotencia la cual se atribuye especialmente al P adre,
como la Sabiduría al Hijo y la Bondad al Espíritu Santo , aunque las tre s
divinas Personas tienen la misma Omnipotencia, Sabiduría y Bondad.
31. – ¿Tiene Dios cuidado del mundo y de todas las cosas que ha
creado? Sí, Dios tiene cuidado del m undo y
de todas las cosas que ha creado, las conserva
y gobierna con su infinita Bondad y Sabiduría
y nada sucede acá abajo sin que Dios lo quiera
o permita.
32. – ¿Por qué se dice que nada sucede
sin que Dios lo quiera o lo permita? – Se
dice que nada sucede sin que Dios lo quiera o
lo permita porque hay cosas que Dios quiere y
manda y otras que no las impide, como es el pecado.
33. – ¿Por que Dios no impide el pecado? – Dios no impide el peca-
do porque aun del abuso que el hombre hace de la liber tad que Él le dio
sabe sacar bien y hacer que brille más y más su Misericordia o su Justicia.

§ 2º – De los Ángeles
34. – ¿Cuáles son las criaturas más nobles que Dios ha creado? –
Las criaturas más nobles creadas por Dios son los Ángeles.
35. – ¿Quiénes son los ÁNGELES? – Los Ángeles son criaturas inteligen-
tes y puramente espirituales.
36. – ¿Para que fin creó Dios a los Ángeles? – Dios creó a los Ánge-
les para que lo honren y lo sirvan y para hacerlos eternamente bienaventu-
rados.
CAPITULO II: DEL PRIMER ARTÍCULO DE SÍMBOLO 11
37. – ¿Qué forma o figura tienen los
Ángeles? – Los Ángeles no tienen for ma ni
figura alguna sensible, porque son puros espí-
ritus, que subsisten sin necesidad de estar uni-
dos a cuerpo alguno.
38. – ¿Por qué, pues, se representan los
Ángeles con formas sensibles? – Los Ánge-
les se representan con formas sensibles: 1º para
ayudar a nuestra imaginación; 2º porque así han aparecido muchas veces a
los hombres, como leemos en las Santas Escrituras.
39. – ¿Permanecieron fieles a Dios todos los Ángeles? – No, señor;
no permanecieron fieles a Dios todos los Ángeles; antes, muchos de ellos,
por soberbia, pretendieron ser iguales a Él e inde pendientes y, por este
pecado, fueron desterrados para siempre del Paraíso y condenados al In-
fierno.
40. – ¿Cómo se llaman los Ángeles desterrados para siempre del
Paraíso y condenados al Infierno? – Los Ángeles desterrados para siem-
pre del Paraíso y condenados al Infierno se llaman demonios y su caudillo
se llama Lucifer o Satanás.
41. – ¿Pueden los demonios hacernos algún mal? – Sí, los demonios
pueden hacernos mucho mal en el alma y en el cuerpo, si Dios les da licen-
cia, mayormente tentándonos a pecar.
42. – ¿Por qué nos tientan? – Los demonios nos tientan por la envidia
que nos tienen, la cual les hace desear n uestra eterna condenación y por
odio a Dios, cuya imagen resplandece en nosotros.
43. – ¿Por qué permite Dios las tentaciones? – Dios permite las ten-
taciones para que, venciéndolas con su g racia, ejercitemos las vir tudes y
adquiramos merecimientos para el Cielo.
44. – ¿Cómo se vencen las tentaciones?
– Las tentaciones se v encen con la vigilia, la
oración y la mortificación cristiana.
45. – ¿Cómo se llaman los Ángeles que
permanecieron fieles a Dios? – Los Ángeles
que permanecieron fieles a Dios se llaman Án-
geles buenos, Espíritus celestiales o simple-
mente Ángeles.
46. – ¿Qué fue de los Ángeles que permanecieron fieles a Dios? –
Los Ángeles que permanecieron fieles a Dios fueron confirmados en gra-
cia, gozan para siempre de la vista de Dios, lo aman, lo bendicen y lo alaban
eternamente.
47. – ¿Se sirve Dios de los Ángeles como de ministros suyos? – Sí,
Dios se sirve de los Ángeles como de ministros suyos y en especial a mu-
12 PRIMERA PARTE: DEL CREDO
chos de ellos hace custodios y pr otectores
nuestros.
48. – ¿Hemos de tener particular devo-
ción al Ángel de nuestra Guarda? – Sí, he-
mos de tener particular devoción al Ángel de
nuestra Guarda; honrarlo, implorar su soco-
rro, seguir sus inspiraciones y ser agradecidos
a su continua asistencia.

§ 3º – Del hombre
49. – ¿Cuál es la criatura más noble que Dios ha puesto sobre la
tierra? – La criatura más noble que Dios ha puesto sobr e la tierra es el
hombre.
50. – ¿Qué es el HOMBRE? – El hombre es una criatura r acional com-
puesta de alma y cuerpo.
51. – ¿Que es el ALMA? – El alma es la
parte más noble del hombre , porque es sus-
tancia espiritual dotada de entendimiento y de
voluntad, capaz de conocer a Dios y de po-
seerlo eternamente.
52. – ¿Puede verse y tocarse el alma hu-
mana? – El alma humana no puede verse ni
tocarse, porque es espíritu.
53. – ¿Muere con el cuerpo el alma humana? – El alma humana no
muere jamás; la Fe y la misma razón prueban que es inmortal.
54. – ¿Es libre el hombre en sus acciones? – Sí, el hombre es libre en
sus acciones y todos nosotros sentimos dentro de nosotros mismos que
podemos hacer una cosa o no hacerla, o hacer una en vez de otra.
55. – Explicar con un ejemplo la libertad humana. – Al decir yo
voluntariamente una mentira, pienso que podría no decirla y callar y que
podría, asimismo, hablar de otro modo, diciendo la verdad.
56. – ¿Por qué se dice que el hombre fue creado A IMAGEN Y SEME-
JANZA DE DIOS? – Se dice que el hombre fue creado a imagen y semejanza de
Dios porque el alma humana es espiritual y ra-
cional, libre en su obr ar, capaz de conocer y
amar a Dios y g ozarlo eternamente: perfec-
ciones que son un reflejo de la infinita grande-
za del Señor.
57. – ¿En qué estado puso Dios a nues-
tros primeros padres, Adán y Eva? – Dios
puso a Adán y a Eva en el estado de inocencia
CAPITULO II: DEL PRIMER ARTÍCULO DE SÍMBOLO 13
y gracia; mas presto cayeron de él por el pecado.
58. – ¿Dio el Señor otros dones a nuestros primeros padres, además
de la inocencia y de la gracia santificante? – Además de la inocencia y
de la gracia santificante, dio el Señor otros dones a nuestros primeros pa-
dres, que ellos debían transmitir junto con la g racia santificante a sus des-
cendientes y eran: la integridad, o perfecta sujeción de la sensualidad a la
razón; la inmortalidad; la inmunidad de todo dolor y miseria y laciencia propor-
cionada a su estado.
59. – ¿Cuál fue el pecado de Adán? – El
pecado de Adán fue pecado de soberbia y gra-
ve desobediencia.
60. – ¿Cuál fue el castigo de Adán y
Eva? – Adán y Eva perdieron la gracia de Dios
y el derecho al Cielo; fueron lanzados del Pa-
raíso terrenal, sujetos a muchas miserias en el
alma y en el cuerpo y condenados a morir.
61. – Si Adán y Eva no hubiesen pecado, ¿hubieran estado exentos
de la muerte? – Si Adán y Eva no hubiesen pecado, tras una feliz estancia
en este mundo, hubieran sido trasladados por Dios al Cielo, sin morir, para
gozar una vida eterna y gloriosa.
62. – ¿Eran estos dones debidos al hombre? – Estos dones no eran
debidos al hombre, sino absolutamente gratuitos y sobrenaturales y, por
esto, desobedeciendo Adán al Divino Mandamiento, pudo Dios, sin injus-
ticia, privar de ellos a Adán y a toda su posteridad.
63. – ¿Es este pecado únicamente propio de Adán? – Este pecado
no es propio únicamente de Adán, sino que también es nuestro, aunque de
diverso modo. Es propio de Adán porque él lo cometió con un acto de su
voluntad y, por esto, en él fue personal. Es propio nuestro porque, habien-
do pecado Adán en calidad de ca beza y fuente de todo el linaje humano ,
viene transfundiéndose por natural g eneración a todos sus descendientes
y, por esto, es para nosotros pecado original.
64. – ¿Cómo es posible que el pecado original se transfunda a todos
los hombres? – El pecado original se transfunde a todos los hombres por-
que, habiendo conferido Dios al género humano en Adán la g racia
santificante y los otros dones sobrenaturales, a condición de que Adán no
desobedeciese, habiendo éste desobedecido, en su calidad de cabeza y pa-
dre del humano linaje, tornó la naturaleza humana rebelde a Dios. Por esta
causa, la naturaleza humana se transfunde a todos los hombres descen-
dientes de Adán en estado de rebelión a Dios, privada de la gracia divina y
de los otros dones.
65. – ¿Qué daños nos ha causado el pecado original? – Los daños
que nos ha causado el pecado original son la privación de la gracia, la pér-
dida de la biena venturanza, la ignorancia, la inclinación al mal, todas las
14 PRIMERA PARTE: DEL CREDO
miserias de esta vida y, en fin, la muerte.
66. – ¿Contraen todos los hombres el pecado original? – Sí, todos
los hombres contraen el pecado original, excepto la Santísima Virgen, que
fue preservada de Dios por singular privilegio, en previsión de los méritos
de Jesucristo Nuestro Salvador. Este privilegio se llama «la Inmaculada Con-
cepción» de María Santísima.
67. – ¿Podrían salvarse los hombres después del pecado de Adán?
– Después del pecado de Adán, los hombres no podían salvarse, a no usar
Dios la misericordia con ellos.
68. – ¿Cuál fue la misericordia que usó Dios con el linaje humano?
La misericordia que usó Dios con el linaje humano fue prometer a Adán,
desde luego, el Redentor Divino o Mesías y enviarlo después a su tiempo
para librar a los hombres de la esclavitud del demonio y del pecado.
69. – ¿Quién es el Mesías prometido? – El Mesías prometido es Jesu-
cristo, como nos enseña el segundo artículo del Credo.

CAPITULO III
Del segundo artículo

70. – ¿Qué nos enseña el segundo artículo: CREO EN JESUCRISTO, SU


ÚNICO HIJO, NUESTRO SEÑOR? – El segundo artículo del Credo nos ense-
ña que el Hijo de Dios es la segunda Persona de la Santísima Trinidad: que
es Dios Eterno, Omnipotente, Creador y Señor como el Padre, que se hizo
hombre para salvarnos y que el Hijo de Dios hecho hombre se llama Jesu-
cristo.
71. – ¿Por qué la segunda Persona se llama HIJO? – La segunda
Persona se llama Hijo porque es engendrada del Padre por vía de entendi-
miento desde toda la eternidad y por esto se llama también Verbo eterno
del Padre.
72. – Siendo también nosotros hijos de
Dios ¿por qué Jesucristo se llama HIJO ÚNI-
CO DE DIOS PADRE? – Jesucristo se llama Hijo
Único de Dios Padre porque sólo Él es el Hijo
suyo por naturaleza y nosotros somos hijos por
creación y adopción.
73. – ¿Por qué Jesucristo se llama NUES-
TRO SEÑOR? – Jesucristo se llama Nuestro Señor porque además de haber-
nos creado junto con el Padre y el Espíritu Santo, en cuanto es Dios, nos
ha redimido también en cuanto Dios y hombre.
74. – ¿Por qué el Hijo de Dios hecho hombre se llama JESÚS? – El
Hijo de Dios hecho hombre se llama Jesús, que quiere decir Salvador, por-
CAPITULO III: DEL SEGUNDO ARTÍCULO DE SÍMBOLO 15
que nos ha salvado de la muerte eterna mereci-
da por nuestros pecados.
75. – ¿Quién dio el nombre de JESÚS al
Hijo de Dios hecho hombre? – El nombre de
Jesús lo dio al Hijo de Dios hec ho hombre el
mismo eterno Padre, por medio del Arcángel
San Gabriel, cuando éste anunció a la Virgen
el misterio de la Encarnación.
76. – ¿Por qué el Hijo de Dios hecho hombre se llama también
CRISTO? – El Hijo de Dios hec ho hombre se llama también Cristo, que
quiere decir Ungido y Consa grado, porque antiguamente se ungían a los
reyes, sacerdotes y Profetas y Jesucristo es Rey de reyes, Sumo Sacerdote y
Sumo Profeta.
77. – ¿Fue Jesucristo verdaderamente ungido y consagrado con
unción corporal? – La Unción de Jesucristo no fue corporal, como la de
los antiguos reyes, sacerdotes y Profetas, sino toda espiritual y divina, por-
que la plenitud de la divinidad habita en Él substancialmente.
78. – ¿Tuvieron los hombres algún conocimiento de Jesucristo an-
tes de su venida? – Sí, los hombres tuvieron conocimiento de Jesucristo
antes de su v enida por la promesa del Mesías que hizo Dios a n uestros
primeros padres, Adán y Eva, y renovó a los
Santos Patriarcas y por las profecías y muchas
figuras que lo señalaban.
79. – ¿Por dónde sabemos que Jesucris-
to es verdaderamente el Mesías y Reden-
tor prometido? – Sabemos que Jesucristo es
verdaderamente el Mesías y Redentor prome-
tido por haberse cumplido en Él: 1º todo lo
que anunciaban las profecías; 2º todo lo que representaban las figuras del
Antiguo Testamento.
80. – ¿Qué predecían las profecías acerca del Redentor? – Las pro-
fecías predecían la tribu y familia de la cual había de nacer el R edentor; el
lugar y tiempo de su nacimiento; sus milagros y las más pequeñas circuns-
tancias de su Pasión y muerte; su Resurrección y Ascensión a los Cielos; su
Reino espiritual, universal y perpetuo, que es la Santa Iglesia Católica.
81. – ¿Cuáles son las principales figuras del Redentor en el Anti-
guo Testamento? – Las principales figur as del Redentor en el Antiguo
Testamento son el inocente Abel, el Sumo Sacerdote Melquisedec, el sacri-
ficio de Isaac, José vendido por sus hermanos, el Profeta Jonás, el cordero
pascual y la serpiente de bronce levantada por Moisés en el desierto.
82. – ¿Cómo sabemos que Jesucristo es verdadero Dios? – Sabemos
que Jesucristo es verdadero Dios: 1º por el testimonio del P adre cuando
16 PRIMERA PARTE: DEL CREDO
dijo: «Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo
todas mis complacencias, oídle»; 2º por la a testa-
ción del mismo Jesucristo, confirmada con los
milagros más estupendos; 3º por la doctrina
de los Apóstoles; 4º por la Tradición constan-
te de la Iglesia Católica.
83. – ¿Cuales son los principales mila-
gros obrados por Jesucristo? – Los principa-
les milagros obrados por Jesucristo son, además de la Resurrección, el ha-
ber dado salud a los enfermos, vista a los ciegos, oído a los sordos, vida a
los muertos.

CAPITULO IV
Del tercer artículo

84. – ¿Que nos enseña el tercer artículo: QUE FUE CONCEBIDO POR
OBRA Y GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO: NACIÓ DE SANTA MARÍA VIRGEN? –
El tercer artículo del Credo nos enseña que el Hijo de Dios tomó cuerpo y
alma, como tenemos nosotros, en las purísimas entrañas de María Virgen,
por obra del Espíritu Santo, y que nació de esta Virgen.
85. – ¿Concurrieron también el Padre y el Hijo a formar el cuerpo
y crear el alma de Jesucristo? – Sí, a formar el cuerpo y a crear el alma de
Jesucristo concurrieron las tres Divinas Personas.
86. – ¿Por qué se dice sólo: FUE CONCEBIDO POR OBRA Y GRACIA DEL
ESPÍRITU SANTO? – Se dice sólo Fue concebido por obra y gracia del Espíritu
Santo, porque la Encarnación del Hijo de Dios fue obra de Bondad y Amor
y las obras de Bondad y Amor se atribuyen al Espíritu Santo.
87. – El Hijo de Dios, al hacerse hombre, ¿dejó de ser Dios? – No, el
Hijo de Dios se hizo hombre sin dejar de ser Dios.
88. – Luego Jesucristo ¿es Dios y hombre juntamente? – Sí, el Hijo
de Dios encarnado, esto es, Jesucristo, es Dios y hombre juntamente, per-
fecto Dios y perfecto hombre.
89. – Luego en Jesucristo ¿hay dos naturalezas? – Sí, en Jesucristo,
que es Dios y hombre, hay dos naturalezas: la
divina y la humana.
90. – ¿Hay también en Jesucristo dos
personas, la divina y la humana? – No, en
el Hijo de Dios hec ho hombre no ha y más
que una Persona y ésta es la divina.
91. – ¿Cuántas voluntades hay en Jesu-
cristo? – En Jesucristo hay dos voluntades: la
CAPITULO V: DEL CUARTO ARTÍCULO DE SÍMBOLO 17
una divina y la otra humana.
92. – ¿Tenía Jesucristo libre albedrío? – Sí, Jesucristo tenía libre albe-
drío, más no podía obrar el mal, porque el poder obrar el mal es defecto, no
perfección de la libertad.
93. – ¿Son una misma Persona el Hijo de Dios y el Hijo de María?
– El Hijo de Dios y el Hijo de María son una misma P ersona, esto es,
Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
94. – ¿Es la Virgen María Madre de Dios? – Sí, la Virgen María es
Madre de Dios, porque es Madre de Jesucristo, que es verdadero Dios.
95. – ¿De qué manera vino a ser María Madre de Jesucristo? –
María vino a ser Madr e de Jesucristo únicamente por obra y g racia del
Espíritu Santo.
96. – ¿Es de Fe que María fue siempre
Virgen? – Sí, es de Fe que María Santísima fue
siempre Virgen y es llamada la Virgen por ex-
celencia.
96 *. – ¿Es de Fe que María está en cuer-
po y alma en el Cielo? – Sí, desde el 1º de
noviembre de 1950, es dogma de Fe que María
Santísima terminado el curso de su mor tal vida, fue llev ada en cuerpo y
alma a los Cielos. Este privilegio se llama «la Asunción de María».

CAPITULO V
Del cuarto artículo

97. – ¿Qué nos enseña el artículo cuarto: PADECIÓ BAJO EL PODER DE


PONCIO PILATO: FUE CRUCIFICADO, MUERTO Y SEPULTADO? – En cuarto
artículo del Credo nos enseña que Jesucristo, para redimir al mundo con su
Sangre preciosa, padeció bajo Poncio Pilato, murió en la Cruz y fue sepul-
tado.
98. – ¿Qué expresa la palabra PADECIÓ? – La palabra padeció expresa
todas las penas que Jesucristo sufrió en su Pasión.
99. – ¿Murió Jesucristo en cuanto Dios o en cuanto hombre? – Jesu-
cristo murió en cuanto hombr e, porque en
cuanto Dios no podía padecer ni morir.
100. – ¿Qué especie de suplicio era el de
la cruz? – El suplicio de la cr uz era el más
cruel y afrentoso de todos los suplicios.
101. – ¿Quién fue el que condenó a Jesu-
cristo a ser crucificado? – El que condenó a
Jesucristo a ser crucificado fue Poncio Pilato,
18 PRIMERA PARTE: DEL CREDO
gobernador de la Judea, quien había reconoci-
do la inocencia del Salvador, más cedió vilmen-
te a las amenazas del pueblo de Jerusalén.
102. – ¿No hubiera podido Jesucristo li-
brarse de las manos de los judíos y de Pilato?
– Sí, Jesucristo hubiera podido librarse de las
manos de los judíos y de Pilato, mas se sujetó
voluntariamente a padecer y morir para salvar-
nos, por saber que así lo quería su eterno Padre y aun salió al encuentro de
sus enemigos y se dejó espontáneamente prender y llevar a la muerte.
103. – ¿Dónde fue crucificado Jesucristo? – Jesucristo fue crucificado
en el monte Calvario.
104. – ¿Qué hizo Jesucristo en la Cruz? –
Jesucristo en la Cr uz rogó por sus enemig os;
dio su misma Madre, María Santísima, por
madre a su discípulo San Juan y en él a todos
nosotros; ofreció su muerte en sacrificio y sa-
tisfizo a la justicia de Dios por los pecados de
los hombres.
105. – ¿No bastaría que viniese un ángel para satisfacer por noso-
tros? – No, no bastara que viniese un ángel a
satisfacer por nosotros, porque la ofensa he-
cha a Dios por el pecado era, en cierta mane-
ra, infinita y para satisfacer por ella se reque-
ría una Persona que tuviese un mérito infini-
to.
106. – ¿Era menester que Jesucristo fue-
se Dios y hombre juntamente para satisfa-
cer a la divina justicia? – Sí, era menester
que Jesucristo fuese hombre para que pudiese
padecer y morir y que fuese Dios para que sus
padecimientos fuesen de valor infinito.
107. – ¿Por qué era necesario que los
méritos de Jesucristo fuesen de valor infini-
to? – Era necesario que los méritos de J esu-
cristo fuesen de v alor infinito porque la ma-
jestad de Dios, ofendida por el pecado, es infi-
nita.
108. – ¿Era necesario que Jesucristo padeciese tanto? – No, no era
absolutamente necesario que J esús padeciese tanto, porque el menor de
sus padecimientos hubiera sido suficiente para nuestra Redención, siendo
cualquiera acción suya de valor infinito.
CAPITULO VI: DEL QUINTO ARTÍCULO DE SÍMBOLO 19
109. – ¿Por qué, pues, quiso Jesús pade-
cer tanto? – Quiso Jesús padecer tanto para
satisfacer más copiosamente a la di vina justi-
cia, para mostrarnos más su Amor y para ins-
pirarnos sumo horror al pecado.
110. – ¿Sucedieron algunos prodigios a
la muerte de Jesús? – Sí, a la muerte de Jesús
se oscureció el sol, se estremeció la tierra, se
abrieron los sepulcros y muchos muertos resucitaron.
111. – ¿Dónde fue sepultado el cuerpo de Jesucristo? – El cuerpo de
Jesucristo fue sepultado en un sepulcro nuevo, cavado en la peña del mon-
te, no lejos del lugar donde lo habían crucificado.
112. – ¿Se separó del cuerpo y del alma la divinidad en la muerte
de Jesucristo? – En la muerte de Jesucristo, la divinidad no se separó ni del
cuerpo ni del alma, sino solamente el alma se separó del cuerpo.
113. – ¿Por quién murió Jesucristo? – Je-
sucristo murió por la salv ación de todos los
hombres y por todos ellos satisfizo.
114. – Si Jesucristo murió por todos los
hombres, ¿por qué no todos se salvan? –
Jesucristo murió por todos; pero no todos se
salvan porque: o no lo quieren reconocer o
no guardan su ley o no se valen de los medios
de santificación que nos dejó.
115. – ¿Basta para salvarnos que Jesucristo haya muerto por noso-
tros? – Para salvarnos no basta que Jesucristo haya muerto por nosotros,
sino que es necesario aplicar a cada uno el fruto y los méritos de su Pasión
y muerte, lo que se hace principalmente por medio de los Sacramentos
instituidos a este fin por el mismo Jesucristo, y como muchos no reciben
los Sacramentos, o no los reciben bien, por esto hacen para sí mismos
inútil la muerte de Jesucristo.

CAPITULO VI
Del quinto artículo

116. – ¿Qué nos enseña el quinto artícu-


lo: DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS: AL TERCER
DÍA RESUCITÓ DE ENTRE LOS MUERTOS? – El
quinto artículo del Credo nos enseña: que el
alma de Jesucristo, separada ya del cuerpo, fue
al Limbo de los Santos Padres y que al tercer
día se unió de nuevo a su cuerpo para no se-
20 PRIMERA PARTE: DEL CREDO
pararse jamás.
117. – ¿Qué se entiende aquí por INFIERNO? – Por Infierno se entiende
aquí el Limbo de los Santos Padres, es decir, el lugar donde las almas de los
justos eran recogidas y esperaban la Redención de Jesucristo.
118. – ¿Por qué las almas de los Santos Padres no fueron introduci-
das en el Cielo antes de la muerte de Jesucristo? – Las almas de los
Santos Padres no fueron introducidas en el Cielo antes de la m uerte de
Jesucristo porque, por el pecado de Adán, el Cielo estaba cerrado y conve-
nía que el primero que entrase en él fuese Jesucristo, que con su muerte lo
abrió de nuevo.
119. – ¿Por qué Jesucristo quiso dilatar
hasta el tercer día su propia Resurrección?
– Jesucristo quiso dilatar hasta el tercer día su
propia Resurrección para mostrar con eviden-
cia que verdaderamente había muerto.
120. – ¿Fue la Resurrección de Jesucristo
semejante a la Resurrección de los otros
hombres resucitados? – No, la Resurrección
de Jesucristo no fue semejante a la R esurrección de los otros hombre s
resucitados, porque Jesucristo resucitó por su propia vir tud y los demás
fueron resucitados por la virtud de Dios.

CAPITULO VII
Del sexto artículo

121. – ¿Qué nos enseña el sexto artículo: SUBIÓ A LOS CIELOS: ESTÁ
SENTADO A LA DIESTRA DE DIOS PADRE? – El sexto artículo del Credo nos
enseña que Jesucristo, cuarenta días después de su Resurrección, subió por
sí mismo al Cielo en presencia de sus discípulos y que, siendo como Dios
igual al Padre en la g loria, fue como hombr e ensalzado sobre todos los
Ángeles y Santos y constituido Señor de todas las cosas.
122. – ¿Por qué Jesucristo después de su Resurrección se quedó cua-
renta días en la tierra antes de subir al Cielo? – Jesucristo, después de
su Resurrección, se quedó cuarenta días en la tierra, antes de subir al Cielo,
para probar con varias apariciones que verdaderamente había resucitado y
para instruir más y más y conformar a los Apóstoles en las verdades de la
Fe.
123. – ¿Por qué subió Jesucristo al Cielo? – Jesucristo subió al Cielo:
1º para tomar posesión de su R eino, conquistado con su m uerte; 2º para
prepararnos tronos de gloria y para ser nuestro Medianero y Abogado cer-
ca del Padre; 3º para enviar el Espíritu Santo a sus Apóstoles.
CAPITULO VIII: DEL SÉPTIMO ARTÍCULO DE SÍMBOLO 21
124. – ¿Por qué se dice de Jesucristo que
SUBIÓ A LOS CIELOS y de su Madre Santísi-
ma que FUE ASUNTA? – Se dice de Jesucristo
que subió a los Cielos y de su Madre Santísima
que fue asunta, porque Jesucristo, por ser Hom-
bre-Dios, subió al Cielo por su propia vir tud,
pero su Madre, como era criatura, aunque la
más digna de todas, subió al Cielo por la vir-
tud de Dios.
125. – Explicar las palabras: ESTÁ SENTADO A LA DIESTRA DE DIOS
PADRE. – La palabra está sentado significa la eterna y pacífica posesión que
Jesucristo tiene de su g loria y la expresión a la diestra de Dios Padre quiere
decir que ocupa el puesto de honor sobre todas las criaturas.

CAPITULO VIII
Del séptimo artículo

126. – ¿Qué nos enseña el séptimo artículo: DESDE ALLÍ HA DE VENIR


A JUZGAR A LOS VIVOS Y A LOS MUERTOS? – El séptimo artículo del Credo
nos enseña que al fin del m undo Jesucristo, lleno de gloria y majestad,
vendrá del Cielo para juzgar a todos los hombres, buenos y malos, y dar a
cada uno el premio o el castigo que hubiere merecido.
127. – Si todos, inmediatamente después de la muerte, hemos de ser
juzgados por Jesucristo en el juicio particular, ¿por qué todos hemos
de ser juzgados en el Juicio Universal? – Hemos de ser juzgados todos
en el Juicio Universal por varias razones: 1º para gloria de Dios; 2º para
gloria de Jesucristo; 3º para gloria de los Santos; 4º par a confusión de los
malos; 5º finalmente, para que el cuerpo tenga con el alma su sentencia de
premio o de castigo.
128. – ¿Cómo se manifestará la GLORIA DE DIOS en el Juicio Uni-
versal? – En el Juicio Universal se manifestará la gloria de Dios , porque
todos conocerán con cuanta justicia gobierna Dios el mundo, aunque aho-
ra se ven muchas veces afligidos los buenos y en prosperidad los malos.
129. – ¿Cómo se manifestará en el Juicio Universal la GLORIA DE
JESUCRISTO? – En el Juicio Universal se mani-
festará la gloria de Jesucristo porque habiendo sido
injustamente condenado por los hombres, apa-
recerá entonces a la f az de todo el m undo
como Juez Supremo de todos.
130. – ¿Cómo se manifestará la GLORIA
DE LOS SANTOS en el Juicio Universal? – En
el Juicio Universal se manifestará la gloria de los
22 PRIMERA PARTE: DEL CREDO
Santos porque muchos de ellos, que murieron despreciados de los malos ,
serán glorificados a la vista de todo el mundo.
131. – ¿Cuál será en el Juicio Universal la CONFUSIÓN DE LOS MA-
LOS? – En el Juicio Universal será grandísima la confusión de los malos, mayor-
mente la de aquellos que oprimieron a los justos o procuraron en vida ser
estimados como hombres buenos y virtuosos, al ver descubiertos a todo el
mundo los pecados que cometieron, aun los más secretos.

CAPITULO IX
Del octavo artículo

132. – ¿Qué nos enseña el octavo artículo: CREO EN EL ESPÍRITU


SANTO? – El octavo artículo del Credo nos enseña que hay Espíritu Santo,
tercera Persona de la Santísima T rinidad, que es Dios Eter no, Infinito,
Omnipotente, Creador y Señor de todas las cosas, como el Padre y el Hijo.
133. – ¿De quién procede el Espíritu Santo? – El Espíritu Santo pro-
cede del Padre y del Hijo, por vía de Voluntad y de Amor, como de un solo
principio.
134. – Si el Hijo procede del Padre y el Espíritu Santo procede del
Padre y del Hijo, parece que el Padre y el Hijo sean antes que el
Espíritu Santo, ¿cómo, pues, se dice que las tres Personas son eternas?
– Se dice que las tres P ersonas son eternas porque el Padre desde toda la
eternidad engendra al Hijo y del P adre y del Hijo procede desde toda la
eternidad el Espíritu Santo.
135. – ¿Por qué la tercera Persona de la Santísima Trinidad se
llama particularmente con el nombre de ESPÍRITU SANTO? – La tercera
Persona de la Santísima Trinidad se llama particularmente con el nombre
de Espíritu Santo porque procede del Padre y del Hijo por vía de espiración
y de Amor.
136. – ¿Qué obra se atribuye especial-
mente al Espíritu Santo? – Al Espíritu San-
to se atribuye especialmente la santificación
de las almas.
137. – ¿No nos santifican el Padre y el
Hijo lo mismo que el Espíritu Santo? – Sí,
las tres Personas nos santifican igualmente.
138. – Pues, ¿por qué la santificación de las almas se atribuye en
particular al Espíritu Santo? – La santificación de las almas se atribuye
en particular al Espíritu Santo por que es obra de Amor y las obr as de
Amor se atribuyen al Espíritu Santo.
139. – ¿Cuándo bajó el Espíritu Santo sobre los Apóstoles? – El
CAPITULO X: DEL NOVENO ARTÍCULO DE SÍMBOLO 23
Espíritu Santo bajó sobre los Apóstoles el día de P entecostés; es decir,
cincuenta días después de la R esurrección de
Jesucristo y diez días después de su Ascensión.
140. – ¿Dónde estaban los Apóstoles los
diez días antes de Pentecostés? – Los Após-
toles estaban reunidos en el Cenáculo en com-
pañía de la Virgen María y de otros discípulos
y perseveraban en oración esperando al Espí-
ritu Santo que Jesucristo les había prometido.
141. – ¿Qué efectos produjo el espíritu
Santo en los Apóstoles? – El Espíritu Santo confirmó en la Fe a los Após-
toles, los llenó de Luz, de Fortaleza, de Caridad y de la abundancia de todos
sus dones.
142. – ¿Fue el Espíritu Santo enviado para sólo los Apóstoles? – El
Espíritu Santo fue enviado para toda la Iglesia y para todas las almas fieles.
143. – ¿Qué obra el Espíritu Santo en la Iglesia? – El Espíritu Santo,
como el alma en el cuerpo, vivifica con su gracia y dones a la Iglesia, esta-
blece en ella el reinado de la Verdad y del Amor y la asiste para que llev e
con seguridad a sus hijos por el camino del Cielo.

CAPITULO X
Del noveno artículo

§ 1º – De la Iglesia en general
144. – ¿Qué nos enseña el noveno artículo: EN LA SANTA IGLESIA
CATÓLICA: LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS? – El noveno artículo del Credo
nos enseña que Jesucristo fundó en la tier ra una sociedad visib le, que se
llama Iglesia Católica y que todos los que of rman parte de esta Iglesia están
en comunión entre sí.
145. – ¿Por qué después del artículo que
trata del Espíritu Santo se habla inmedia-
tamente de la Iglesia Católica? – Después
del artículo que tr ata del Espíritu Santo se
habla inmediatamente de la Iglesia Católica,
para indicar que toda la santidad de la misma
Iglesia se deriva del Espíritu Santo, que es el
autor de toda santidad.
146. – ¿Qué quiere decir esta palabra
IGLESIA? – La palabra Iglesia quiere decir convocación o reunión de muchas
personas.
24 PRIMERA PARTE: DEL CREDO
147. – ¿Quién nos ha convocado o llamado a la Iglesia de Jesucris-
to? – Dios, por una gracia particular, nos ha llamado a la Iglesia de eJ sucris-
to, para que con la luz de la Fe y la observancia de la Divina Ley le demos
el debido culto y lleguemos a la vida eterna.
148. – ¿Dónde se hallan los miembros de la Iglesia? – Los miembros
de la Iglesia se hallan, parte en el Cielo y forman la Iglesia triunfante; parte en
el Purgatorio y forman la Iglesia purgante o paciente, y parte sobre la tierra y
forman la Iglesia militante.
149. – ¿Constituyen una sola Iglesia estas diversas partes de la Igle-
sia? – Sí, estas diversas partes de la Iglesia constituyen una misma Iglesia y
un solo cuer po, porque tienen una misma cabeza, que es J esucristo; un
mismo espíritu, que las anima y une entre sí, un mismo fin, que es la bien-
aventuranza eterna, la cual unos miembros gozan ya y otros la aguardan.
150. – ¿A qué parte de la Iglesia se refiere principalmente este no-
veno artículo del Credo? – Este noveno artículo del Credo se refiere
principalmente a la Iglesia militante , que es la Ig lesia en que estamos los
presentes.

§ 2º – De la Iglesia en particular
151. – ¿Qué es la IGLESIA CATÓLICA? – La Iglesia Católica es la sociedad
o congregación de todos los bautizados que, viviendo en la tierra, profesan
la misma Fe y Ley de Cristo, participan en los mismos Sacramentos y obe-
decen a los legítimos Pastores, principalmente al Romano Pontífice.
152. – Decir distintamente: ¿qué es nece-
sario para ser miembro de la Iglesia? – Para
ser miembro de la Iglesia es necesario estar bau-
tizado, creer y pr ofesar la Doctrina de J esu-
cristo, participar de los mismos Sacramentos,
reconocer al Papa y a los otros Pastores legíti-
mos de la Iglesia.
153. – ¿Quiénes son los Pastores legíti-
mos de la Iglesia? – Los Pastores legítimos de la Iglesia son el R omano
Pontífice, o sea el Papa, que es el Pastor Universal, y los Obispos. Además,
con dependencia de los Obispos y del P apa, tienen parte en el oficio de
Pastores los otros sacerdotes y, en especial, los párrocos.
154. – ¿Por qué se dice que el Romano Pontífice es el Pastor Uni-
versal de la Iglesia? – Porque Jesucristo dijo a San Pedro, primer Papa:
«Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y te daré las llaves del Reino de
los Cielos, y todo lo que atares en la tierra será atado en el Cielo, y lo que desatares en
la tierra, será desatado también en el Cielo». Y, asimismo, le dijo: «Apacienta mis
corderos, apacienta mis ovejas».
CAPITULO X: DEL NOVENO ARTÍCULO DE SÍMBOLO 25
155. – ¿No pertenecen, pues, a la Iglesia de Jesucristo tantas socie-
dades de hombres bautizados que no reconocen al Romano Pontífice
por cabeza? – No, todos los que no reconocen al R omano Pontífice por
cabeza no pertenecen a la Iglesia de Jesucristo.
156. – ¿Cómo puede distinguirse la Iglesia de Jesucristo de tantas
sociedades o sectas fundadas por los hombres y que se dicen cristia-
nas? – Entre tantas sociedades o sectas fundadas por los hombres, que se
dicen cristianas, se puede fácilmente distinguir la verdadera Iglesia de Jesu-
cristo por cuatro notas, porque sólo ella es UNA, SANTA, CATÓLICA y APOS-
TÓLICA.
157. – ¿Por qué la Iglesia verdadera es UNA? – La Iglesia verdadera
es Una porque sus hijos, de cualquier tiempo y lugar, están unidos entre sí
en una misma Fe, un mismo culto, una misma Ley y en la participación de
unos Sacramentos bajo una misma cabeza vi-
sible, el Romano Pontífice.
158. – ¿No podría haber más Iglesias? –
No, no puede haber más Iglesias , porque así
como no hay más que un solo Dios, una Fe y
un solo Bautismo, así no ha y ni puede haber
más que una sola y verdadera Iglesia.
159. – ¿Pero no se llaman también Igle-
sias los fieles unidos de una nación o diócesis? – Se llaman también
Iglesias los fieles unidos de una nación o diócesis , pero con todo eso no
son sino partes de la Iglesia Universal, con la que forman una sola Iglesia.
160. – ¿Por qué la Iglesia verdadera es SANTA? – La Iglesia verdadera
es Santa porque santa es su cabeza invisible, que es Jesucristo, santos mu-
chos de sus miembros, santas su Fe, su Ley, sus Sacramentos y, fuera de
ella, no hay ni puede haber verdadera santidad.
161. – ¿Por qué la Iglesia verdadera es CATÓLICA? – La Iglesia verda-
dera es Católica, que quiere decir universal, porque abraza los fieles de todos
los tiempos y lug ares de toda edad y condición y todos los hombr es del
mundo son llamados a formar parte de ella.
162. – ¿Por qué la Iglesia verdadera es, además, APOSTÓLICA? – La
Iglesia verdadera es, además, Apostólica porque se remonta sin interrupción
hasta los A póstoles; porque cree y enseña todo lo que ellos cre yeron y
enseñaron y porque es guiada y g obernada por los Pastores que legítima-
mente los suceden.
163. – ¿Y por qué la Iglesia verdadera se llama, asimismo, ROMA-
NA? – La Iglesia verdadera se llama, asimismo, Romana porque los cuatro
caracteres de unidad, santidad, catolicidad y apostolicidad se hallan sólo en
la Iglesia que reconoce por ca beza al Obispo de R oma, sucesor de San
Pedro.
26 PRIMERA PARTE: DEL CREDO
164. – ¿Cómo está constituida la Iglesia de Jesucristo? – La Iglesia
de Jesucristo está constituida como una verdadera y perfecta sociedad y, en
ella, como en toda persona moral, podemos distinguir alma y cuerpo.
165. – ¿En qué consiste el ALMA de la Iglesia? – El alma de la Iglesia
consiste en lo que tiene de interno y espiritual, que es la Fe, la Esperanza y
la Caridad, los dones de la gracia y del Espíritu Santo y todos los celestiales
tesoros que le provienen de los merecimientos de Cristo Redentor y de los
Santos.
166. – ¿En qué consiste el CUERPO de la Iglesia? – El cuerpo de la
Iglesia consiste en lo que tiene de visible y exter no, ya en la asociación de
los congregados, ya en el culto y ministerio de la enseñanza,ya en su orden
exterior y gobierno.
167. – ¿Basta para salvarse ser como quiera miembro de la Iglesia
Católica? – No, no basta par a salvarse ser como quier a miembro de la
Iglesia Católica, sino que es necesario ser miembro vivo.
168. – ¿Cuáles son los MIEMBROS VIVOS de la Iglesia? – Los miembros
vivos de la Iglesia son todos y solamente los justos; a saber, los que están
actualmente en gracia de Dios.
169. – ¿Y cuáles son los MIEMBROS MUERTOS? – Miembros muertos de la
Iglesia son los fieles que se hallan en pecado mortal.
170. – ¿Puede alguien salvarse fuera de la Iglesia Católica, Apos-
tólica, Romana? – No, fuera de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana,
nadie puede salvarse, como nadie pudo salvarse del diluvio fuera del Arca
de Noé, que era figura de esta Iglesia.
171. – ¿Cómo, pues, se salvaron los antiguos Patriarcas y Profetas y
todos los otros justos del Antiguo Testamento? – Todos los justos del
Antiguo Testamento se salvaron en virtud de la F e que tenían en Cristo
futuro, mediante la cual ya pertenecían espiritualmente a esta Iglesia.
172. – ¿Podría salvarse quien sin culpa se hallase fuera de la Igle-
sia? – Quién sin culpa, es decir , de buena fe,
se hallase fuera de la Iglesia y hubiese recibido
el Bautismo o, a lo menos , tuviese el deseo
implícito de recibirlo y buscase , además, sin-
ceramente la verdad y cumpliese la vvoluntad
de Dios lo mejor que pudiese, este tal, aunque
separado del cuerpo de la Iglesia, estaría unido
al alma de ella y, por consiguiente, en camino
de salvación.
173. – ¿Se salvaría quien, siendo miembro de la Iglesia Católica,
no practicase sus enseñanzas? – Quien, siendo miembro de la Iglesia
Católica, no practicase sus enseñanzas, sería miembro muerto y, por tanto,
no se salvaría, pues para la salv ación de un adulto se requiere no sólo el
CAPITULO X: DEL NOVENO ARTÍCULO DE SÍMBOLO 27
Bautismo y la Fe, sino también obras conformes a la Fe.
174. – ¿Estamos obligados a creer todas las verdades que la Iglesia
nos enseña? – Sí, estamos obligados a creer todas las verdades que la Igle-
sia nos enseña y Jesucristo declara que el que no cree, ya está condenado.
175. – ¿Estamos, además, obligados a cumplir todo lo que la Igle-
sia nos manda? – Sí, estamos obligados a cumplir todo lo que la Iglesia
nos manda, porque Jesucristo ha dicho a los Pastores de la Iglesia: «El que
a vosotros oye, a Mí me oye, y el que a vosotros desprecia, a Mí me desprecia».
176. – ¿Puede errar la Iglesia en lo que nos propone para creer? –
No, en las cosas que nos propone par a creer la Ig lesia no puede er rar,
porque, según la promesa de Jesucristo, está perennemente asistida por el
Espíritu Santo.
177. – ¿Es, pues, infalible la Iglesia Católica? – Sí, la Iglesia Católica
es infalible y, por esta causa, los que rechazan sus definiciones pierden la Fe
y se hacen herejes.
178. – ¿Puede la Iglesia Católica ser destruida o perecer? – No, la
Iglesia Católica puede ser perseguida, pero no destruida ni perecer. Durará
hasta el fin del mundo, porque hasta el fin del mundo estará con ella Jesu-
cristo, como Él lo ha prometido.
179. – ¿Por qué es tan perseguida la Iglesia Católica? – La Iglesia
Católica es tan perseguida porque también fue perseguido su Divino Fun-
dador y porque reprueba los vicios, combate las pasiones y condena todas
las injusticias y errores.
180. – ¿Tienen los católicos otros deberes que cumplir con la Igle-
sia? – Todo católico ha de profesar un amor sin límites a la Iglesia, estimar-
se por infinitamente honr ado y feliz de per tenecer a ella y procur ar su
gloria y acrecentamiento por cuantos medios pueda.

§ 3º – De la Iglesia docente y de la Iglesia discente o enseñada


181. – ¿Hay alguna distinción entre los miembros que componen la
Iglesia? – Entre los miembros que componen la Iglesia hay una distinción
notabilísima, porque hay en ella quien manda y quien obedece, quien ense-
ña y quien es enseñado.
182. – ¿Cómo se llama la parte de la Iglesia que enseña? – La parte
de la Iglesia que enseña se llama docente o enseñante.
183. – ¿Cómo se llama la parte de la Iglesia que aprende? – La
parte de la Iglesia que aprende se llama discente o enseñada.
184. – ¿Quién ha establecido está distinción en la Iglesia? – Esta
distinción en la Iglesia la ha establecido el mismo Jesucristo.
185. – ¿Son, pues, dos Iglesias distintas la IGLESIA DOCENTE y la
28 PRIMERA PARTE: DEL CREDO
IGLESIA DISCENTE? – La Iglesia docente y la Iglesia discente son partes distintas
de una misma y única Iglesia, como en el cuer po humano la cabeza es
distinta a los otros miembros y, con todo, forma con ellos un solo cuerpo.
186. – ¿Quiénes componen la Iglesia DOCENTE? – Componen la Igle-
sia docente todos los Obispos, con el Romano Pontífice a la cabeza, ya se
hallen dispersos, ya congregados en Concilio.
187. – ¿Y quiénes componen la Iglesia DISCENTE o enseñada? –
Componen la Iglesia discente o enseñada todos los fieles.
188. – ¿Quiénes, pues, tienen en la Igle-
sia la autoridad de enseñar? – La autoridad
de enseñar la tienen en la Iglesia el Papa y los
Obispos y, con dependencia de ellos, los de-
más sagrados Ministros.
189. – ¿Estamos obligados a escuchar a
la IGLESIA DOCENTE? – Sí, todos estamos
obligados a escuchar a la Iglesia docente , so
pena de eterna condenación, porque Jesucris-
to dijo a los Pastores de la Iglesia en la persona de los Apóstoles: «El que a
vosotros oye, a Mí me oye, y el que a vosotros desprecia, a Mí me desprecia».
190. – ¿Tiene la Iglesia algún otro poder además de la autoridad
de enseñar? – Sí, además de la autoridad de enseñar, tiene la Iglesia espe-
cialmente el poder de administrar las cosas santas , hacer leyes y exigir su
cumplimiento.
191. – ¿Viene del pueblo el poder que tienen los miembros de la
Jerarquía eclesiástica? – El poder que tienen los miembros de la J erar-
quía eclesiástica no viene del pueblo y decir esto sería herejía, sino que
viene únicamente de Dios.
192. – ¿A quién compete el ejercicio de estos poderes? – El ejercicio
de estos poderes compete exclusivamente al orden jerárquico, es decir, al
Papa y a los Obispos a él subordinados.

§ 4º – Del Papa y de los Obispos


193. – ¿Quién es el PAPA? – El Papa, a quien llamamos asimismo Sumo
Pontífice o también Romano Pontífice, es el sucesor de San Pedro en la Cátedra
de Roma, Vicario de Jesucristo y cabeza visible de la Iglesia.
194. – ¿Por qué el Romano Pontífice es SUCESOR DE SAN PEDRO? –
El Romano Pontífice es sucesor de San Pedro, porque San Pedro unió en su
persona la dignidad de Obispo de Roma y de cabeza de la Iglesia; estable-
ció en Roma por divina disposición su sede y allí murió; por esto, el que es
elegido Obispo de Roma, es también heredero de toda su autoridad.
CAPITULO X: DEL NOVENO ARTÍCULO DE SÍMBOLO 29
195. – ¿Por qué el Romano Pontífice es VICARIO DE JESUCRISTO? –
El Romano Pontífice es Vicario de Jesucristo porque lo representa en la tierra
y hace sus veces en el gobierno de la Iglesia.
196. – ¿Por qué el Romano Pontífice es CABEZA VISIBLE DE LA IGLE-
SIA? – El Romano Pontífice es cabeza visible de la Iglesia porque él la rig e
visiblemente con la misma autoridad de Jesu-
cristo, que es cabeza invisible.
197. – ¿Qué dignidad es, pues, la del
Papa? – La dignidad del Papa es la mayor en-
tre todas las dignidades de la tier ra, con que
ejerce supremo e inmediato poder sobre to-
dos y cada uno de los Pastores y de los fieles.
198. – ¿Puede errar el Papa al enseñar a
la Iglesia? – El Papa no puede errar, es decir, es infalible en las definicio-
nes que atañen a la Fe y a las costumbres.
199. – ¿Por qué motivo el Papa es infalible? – El Papa es infalible
por la promesa de Jesucristo y por la continua asistencia del Espíritu Santo.
200. – ¿Cuándo es infalible el Papa? El Papa es infalible sólo cuando,
en calidad de P astor y Maestro de todos los cristianos , en vir tud de su
suprema y apostólica autoridad, define que una doctrina acerca de la Fe o
de las costumbres debe ser abrazada por la Iglesia Universal.
201. – ¿Qué pecado cometería el que no creyese las solemnes defini-
ciones del Papa? – El que no creyese las solemnes definiciones del Papa,
o aunque sólo dudase de ellas, pecaría contra la Fe y, si persistiese obstina-
damente en esa incredulidad, ya no sería católico, sino hereje.
202. – ¿A qué fin ha otorgado Dios al Papa el don de la infalibili-
dad? – Dios ha otorgado al Papa el don de la infalibilidad para que todos
estemos ciertos y seguros de la verdad que la Iglesia nos enseña.
203. – ¿Cuándo definió la Iglesia que el Papa es infalible? – La
Iglesia definió en el Concilio Vaticano I que el Papa es infalible y si alguien
presumiese contradecir a esta definición, sería hereje y excomulgado.
204. – ¿Ha establecido la Iglesia alguna nueva verdad de Fe al
definir que el Papa es infalible? – No, la
Iglesia no ha estab lecido ninguna nueva ver-
dad de Fe al definir que el P apa es infalible,
sino solamente ha definido , para oponerse a
los nuevos errores, que la infalibilidad del Papa,
contenida ya en la Sag rada Escritura y en la
Tradición, es una verdad revelada por Dios y,
por consiguiente, que ha de creerse como dog-
ma o artículo de Fe.
30 PRIMERA PARTE: DEL CREDO
205. – ¿Cómo debe portarse todo católico respecto al Papa? – Todo
católico debe reconocer al Papa como Padre, Pastor y Maestro universal y
estar unido con él de entendimiento y corazón.
206. – ¿Quiénes son por institución divina los personajes más ve-
nerados de la Iglesia después del Papa? – Los personajes más venerados
de la Iglesia después del Papa son, por institu-
ción divina, los Obispos.
207. – ¿Quiénes son los OBISPOS? – Los
Obispos son los Pastores de los fieles, puestos
por el Espíritu Santo para g obernar la Iglesia
de Dios en las sedes que se les han encomen-
dado, con dependencia del Romano Pontífi-
ce.
208. – ¿Qué es el Obispo en su propia diócesis? – El Obispo en su
propia diócesis es el P astor legítimo, el Padre, el Maestro, el superior de
todos los fieles, eclesiásticos y seglares, que pertenecen a la misma diócesis.
209. – ¿Por qué llamamos al Obispo PASTOR LEGÍTIMO? – Llamamos
al Obispo Pastor legítimo porque la jurisdicción, esto es, el poder que tiene de
gobernar a los fieles de la pr opia diócesis, se le ha conferido se gún las
normas y leyes de la Iglesia.
210. – ¿De quiénes son sucesores el Papa y los Obispos? – El Papa es
sucesor de San Pedro, Príncipe de los Apóstoles, y los Obispos son suceso-
res de los Apóstoles en lo que mira al gobierno ordinario de la Iglesia.
211. – ¿Debe el fiel estar unido a su propio Obispo? – Sí, todo fiel,
eclesiástico o seglar, debe estar unido de entendimiento y de corazón a su
propio Obispo, en gracia y comunión con la Sede Apostólica.
212. – ¿Cómo debe portarse todo fiel con su propio Obispo? – Todo
fiel, eclesiástico o se glar, debe reverenciar,
amar y honrar a su Obispo y prestarle obe-
diencia en todo lo que se refiere a la cura de
almas y al gobierno espiritual de la diócesis.
213. – ¿De quién se ayuda el Obispo en
la cura de almas? – El Obispo, en la cura de
almas, se ayuda de los sacerdotes y principal-
mente de los párrocos.
214. – ¿Quién es el PÁRROCO? – El Pá-
rroco es un sacerdote designado para presidir y dirigir con dependencia del
Obispo, una parte de la diócesis, que se llama Parroquia.
215. – ¿Cuáles son los deberes de los fieles para con su párroco? –
Los fieles deben estar unidos con su pár roco, escucharlo con docilidad y
profesarle respeto y sumisión en todo lo que atañe al régimen de la Parro-
quia.
CAPITULO X: DEL NOVENO ARTÍCULO DE SÍMBOLO 31
§ 5º – De la Comunión de los Santos
216. – ¿Qué nos enseña el noveno artículo del Credo con aquellas
palabras: LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS? – Con las palabras: La Comu-
nión de los Santos, el noveno artículo del Credo nos enseña que en la Iglesia,
por la íntima unión que existe entre todos sus miembros, son comunes los
bienes espirituales que le pertenecen, así internos como externos.
217. – ¿Cuáles son en la Iglesia los bienes comunes INTERNOS? – Los
bienes comunes internos en la Ig lesia son: la g racia que se r ecibe en los
Sacramentos, la Fe, la Esperanza, la Caridad, los méritos infinitos de Jesu-
cristo, los merecimientos sobreabundantes de la Virgen y de los Santos y el
fruto de todas las buenas obras que se hacen en la misma Iglesia.
218. – ¿Cuáles son los bienes comunes EXTERNOS en la Iglesia? –
Los bienes comunes externos en la Iglesia son: los Sacramentos, el Santo
Sacrificio de la Misa, las púb licas oraciones, las funciones religiosas y las
demás prácticas exteriores que unen a los fieles entre sí.
219. – ¿Entran todos los hijos de la Iglesia en esta comunión de
bienes? – En la comunión de los bienes internos entran los cristianos que
están en gracia de Dios; pero los que están en pecado mortal no participan
de estos bienes.
220. – ¿Por qué no participan de estos
bienes los que están en pecado mortal? –
Porque la gracia de Dios es la que junta a los
fieles con Dios y entr e sí; por esto, los que
están en pecado mor tal, como no tienen la
gracia de Dios, son excluidos de la comunión
de los bienes espirituales.
221. – Luego, ¿no perciben ninguna uti-
lidad de los bienes internos y espirituales de la Iglesia los cristianos
que están en pecado mortal? – Los cristianos que están en pecado mortal
no dejan de percibir alguna utilidad de los bienes internos y espirituales de
la Iglesia de que están privados, en cuanto conservan el carácter de cristia-
no, que es indeleble, y son ayudados de las oraciones y buenas obras de los
fieles para alcanzar la gracia de convertirse a Dios.
222. – ¿Pueden participar de los bienes externos de la Iglesia los
que están en pecado mortal? – Los que están en pecado mortal pueden
participar de los bienes externos de la Iglesia, con tal que no estén separa-
dos de la Iglesia por la excomunión.
223. – ¿Por qué los miembros de esta comunión, tomados en con-
junto, se llaman santos? – Los miembros de esta com unión se llaman
santos, porque todos son llamados a la santidad y fueron santificados por
medio del Bautismo y muchos de ellos han lleg ado ya a la perfecta santi-
dad.
32 PRIMERA PARTE: DEL CREDO
224. – ¿Se extiende también al Cielo y al Purgatorio la Comunión
de los Santos? – Sí, la Com unión de los Santos se extiende también al
Cielo y al Pur gatorio, porque la Caridad une las tres Iglesias: triunfante ,
purgante y militante; los Santos ruegan a Dios por nosotros y por las almas
del Purgatorio y nosotros damos honor y gloria a los Santos y podemos
aliviar a las almas del Purgatorio aplicándoles en sufragio misas, limosnas,
indulgencias y otras buenas obras.

§ 6º – De los que están fuera de la Iglesia


225. – ¿Quiénes son los que no pertenecen a la Comunión de los
Santos? – No pertenecen a la Comunión de los Santos en la otra vida los
condenados y, en ésta, los que están fuera de la verdadera Iglesia.
226. – ¿Quiénes están fuera de la verdadera Iglesia? – Está fuera de
la verdadera Iglesia los infieles , los judíos, los herejes, los apósta tas, los
cismáticos y los excomulgados.
227. – ¿Quiénes son los INFIELES? – Infieles
son los que no tienen el Bautismo ni creen en
Jesucristo, o por que creen y adoran falsas
divinidades, como los idólatras, o porque, aun
admitiendo al único verdadero Dios, no creen
en Cristo Mesías, ni como venido ya en la per-
sona de Jesucristo ni como que ha de v enir:
tales son los mahometanos y otros semejan-
tes.
228. – ¿Quiénes son los JUDÍOS? – Judíos son los que profesan la ley de
Moisés, no han recibido el Bautismo y no creen en Jesucristo.
229. – ¿Quiénes son los HEREJES? – Herejes son los bautizados que
rehúsan con pertinacia creer alguna verdad revelada por Dios y enseñada
como de Fe por la Iglesia Católica;por ejemplo los arrianos, los nestorianos
y las varias sectas de los protestantes.
230. – ¿Quiénes son los apóstatas? – Apóstatas son los que abjuran,
esto es, niegan con acto externo la Fe católica que antes profesaban.
231. – ¿Quiénes son los cismáticos? – Cismáticos son los cristianos
que, sin negar explícitamente ningún dogma, se separan voluntariamente
de la Iglesia de Jesucristo, esto es, de sus legítimos Pastores.
232. – ¿Quiénes son los EXCOMULGADOS? – Los excomulgados son aque-
llos que por faltas g ravísimas son castigados por el Papa o por el Obispo
con la pena de excomunión, en cuya virtud son, como indignos, separados
del cuerpo de la Iglesia, que espera y desea su conversión.
233. – ¿Se debe temer la excomunión? – La e xcomunión se debe
CAPITULO XII: DEL UNDÉCIMO ARTÍCULO DE SÍMBOLO 33
temer grandemente, porque es la pena más grave y más terrible que puede
imponer la Iglesia a sus hijos rebeldes y obstinados.
234. – ¿De qué bienes quedan privados los excomulgados? – Los
excomulgados quedan privados de las oraciones públicas, de los Sacramen-
tos, de las indulgencias y, después de sentencia condenatoria o declaratoria,
también de sepultura eclesiástica.
235. – ¿Podemos ayudar en alguna manera a los excomulgados? –
Podemos ayudar en alguna manera a los e xcomulgados y a todos los que
están fuera de la Iglesia con saludables avisos, con oraciones y buenas obras,
suplicando al Señor que por su misericordia les otorgue la g racia de con-
vertirse a la Fe y entrar en la Comunión de los Santos.

CAPITULO XI
Del décimo artículo

236. – ¿Qué nos enseña el décimo artículo: EL PER-


DÓN DE LOS PECADOS? – El décimo artículo del Credo nos
enseña que Jesucristo ha dejado a su Ig lesia el poder de
perdonar los pecados.
237. – ¿Puede la Iglesia perdonar toda clase de pe-
cados? – Sí, la Iglesia puede perdonar todos los pecados ,
por muchos y graves que sean, porque Jesucristo le ha dado
plena potestad para atar y desatar.
238. – ¿Quiénes son los que en la Iglesia ejercen
esta potestad de perdonar los pecados? – Los que en la
Iglesia ejercen la potestad de perdonar los pecados son, en primer lugar, el
Papa, que es el único que posee la plenitud de esta potestad; lueg o los
Obispos y, con dependencia de los Obispos, los sacerdotes.
239. – ¿Cómo perdona la Iglesia los pecados? – La Iglesia perdona
los pecados por los méritos de J esucristo, confiriendo los Sacr amentos
instituidos por Él con este fin, principalmente el Bautismo y la Penitencia.

CAPITULO XII
Del undécimo artículo

240. – ¿Qué nos enseña el undécimo artículo: LA RESURRECCIÓN DE


LOS MUERTOS? – El undécimo artículo del Credo nos enseña que todos los
hombres resucitarán, volviendo a tomar cada alma el cuer po que tuvo en
esta vida.
34 PRIMERA PARTE: DEL CREDO
241. – ¿Cómo sucederá la Resurrección
de los muertos? – La R esurrección de los
muertos sucederá por la virtud de Dios Om-
nipotente, a quien nada es imposible.
242. – ¿Cuándo acaecerá la Resurrec-
ción de los muertos? – La Resurrección de
los muertos acaecerá al fin del m undo y en-
tonces seguirá el Juicio Universal.
243. – ¿Por qué ha dispuesto Dios la Resurrección de los cuerpos? –
Dios ha dispuesto la R esurrección de los cuer pos para que, habiendo el
alma obrado el bien o el mal junto con el cuerpo, sea también junto con el
cuerpo premiada o castigada.
244. – ¿Resucitarán todos los hombres de la misma manera? – No,
sino que habrá grandísima diferencia entre los cuerpos de los escogidos y
los cuerpos de los condenados, porque sólo los cuerpos de los escogidos
tendrán, a semejanza de Jesucristo resucitado, las dotes de los cuerpos glo-
riosos.
245. – ¿Cuáles son las dotes que adornarán los cuerpos de los esco-
gidos? – Las dotes que ador narán los cuerpos gloriosos de los escogidos
son: 1º la impasibilidad, por la que no podrán ya
estar sujetos a males y dolores de ningún gé-
nero, ni a la necesidad de comer , descansar o
de otra cosa; 2º la claridad, con la que brillarán
como el sol y como otras tantas estrellas; 3º la
agilidad, con que podrán trasladarse en un mo-
mento y sin fatig a de un lug ar a otro y de la
tierra al cielo; 4º la sutileza, con que sin obstá-
culo alguno podrán penetrar cualquier cuer -
po, como lo hizo Jesucristo resucitado.
246. – ¿Cómo serán los cuerpos de los condenados? – Los cuerpos de
los condenados estarán pri vados de las dotes de los cuer pos gloriosos y
llevarán la horrible marca de su eterna condenación.

CAPÍTULO XIII
Del duodécimo artículo

247. – ¿Qué nos enseña el último artículo: Y LA VIDA ETERNA? – El


último artículo del Credo nos enseña que, después de la vida presente, hay
otra, o eternamente bienaventurada para los escogidos en el Cielo o eterna-
mente infeliz para los condenados al Infierno.
248. – ¿Podemos comprender la bienaventuranza del Cielo? – No,
CAPITULO XIII: DEL DUODÉCIMO ARTÍCULO DE SÍMBOLO 35
no podemos comprender la bienaventuranza de la gloria, porque sobrepu-
ja nuestro limitado entendimiento y porque los bienes del Cielo no pueden
compararse con los bienes de este mundo.
249. – ¿En qué consiste la bienaventuranza de los escogidos? – La
bienaventuranza de los escogidos consiste en ver, amar y poseer por siem-
pre a Dios, fuente de todo bien.
250. – ¿En qué consiste la infelicidad de
los condenados? – La infelicidad de los con-
denados consiste en ser privados por siempre
de la vista de Dios y castig ados con eternos
tormentos en el Infierno.
251. – ¿Son únicamente para las almas
los bienes del Cielo y los males del Infier-
no? – Los bienes del Cielo y los males del In-
fierno son ahora únicamente para las almas , porque solamente las almas
están ahora en el Cielo o en el Infier no; pero después de la Resurrección,
los hombres serán o felices o atormentados para siempre en alma y cuerpo.
252. – ¿Serán iguales para los bienaventurados los bienes del Cielo
y para los condenados los males del Infierno? – Los bienes del Cielo
para los biena venturados y los males del Inf ierno para los condenados
serán iguales en la sustancia y en la duración eterna; mas en la medida o en
los grados serán mayores o menores, según los méritos o deméritos de
cada cual.
253. – ¿Qué quiere decir la palabra AMÉN al final del Credo? – La
palabra Amén al fin de las oraciones significa Así sea; al fin del Credo signi-
fica Así es, que vale tanto como decir: Creo que es la pura verdad cuanto en
estos doce artículos se contiene y estoy más seguro de ello que si lo viese
con mis propios ojos.

“El Catecismo Romano, es decir el CATECISMO


DE LA IGLESIA CATÓLICA ROMANA es norma
de la fe católica y de la enseñanza cristiana” (Papa
Clemente XIII).
El Catecismo Romano es “un remedio muy oportuno
para librarse de los engaños de las malas opiniones, y
para propagar y afirmar la verdadera y sana doctrina”
(Papa Clemente XIII).
36 SEGUNDA PARTE: DE LA ORACIÓN

PARTE SEGUNDA
DE LA ORACIÓN

CAPÍTULO PRIMERO
De la oración en general

254. – ¿De qué se trata en la segunda parte de la Doctrina Cristia-


na? – En la segunda parte de la Doctrina Cristiana se trata de la oración en
general y del Padrenuestro en particular.
255. – ¿Qué es la ORACIÓN? – Oración es una elevación de la mente a
Dios para adorarlo, darle gracias y pedirle lo que necesitamos.
256. – ¿De cuántas maneras es la oración? – La oración es de dos
maneras: mental y vocal. Oración mental es la que se hace con sólo la men-
te; oración vocal es la que se hace con las palabras, acompañadas de la aten-
ción de la mente y de la devoción del corazón.
257. – ¿Hay otras maneras de oración? – Hay otras maneras de ora-
ción, a saber: privada y pública.
258. – ¿Qué es la oración PRIVADA? –
Oración privada es la que uno hace en particu-
lar para sí o para otros.
259. – ¿Qué es la oración PÚBLICA? –
Oración pública es la que se hace por los sagra-
dos Ministros, a nombre de la Iglesia y por la
salvación del pueblo fiel. Puede llamarse, asi-
mismo oración púb lica la oración hec ha en
común y públicamente por los fieles , como en las procesiones, en las ro-
merías o en la Iglesia.
260. – ¿En qué se funda la esperanza de recabar de Dios por medio
de la oración los auxilios y gracias que necesitamos? – La esperanza de
recabar de Dios por medio de la oración las g racias que necesitamos se
funda en la pr omesa de Dios omnipotente, misericordioso y fidelísimo y
en los merecimientos de Jesucristo.
261. – ¿En qué nombre hemos de pedir las gracias que necesita-
mos? – Hemos de pedir a Dios las gracias que necesitamos en nombre de
Jesucristo, como Él mismo nos lo ha enseñado y como lo practica la Igle-
sia, terminando todas las oraciones con estas palabras: Per Dóminum Nostrum
Iesum Christum, esto es, por Nuestro Señor Jesucristo.
262. – ¿Por qué hemos de pedir a Dios las gracias en nombre de
CAPITULO I: DE LA ORACIÓN EN GENERAL 37
Jesucristo? – Hemos de pedir a Dios las g racias en nombre de Jesucristo
porque siendo Él nuestro medianero, sólo por medio de Él podemos acer-
carnos al trono de Dios.
263. – ¿Por qué muchas veces no son oídas nuestras oraciones, sien-
do así que la oración tiene tanta virtud? – Muchas veces no son oídas
nuestras oraciones porque pedimos cosas que no convienen a nuestra sal-
vación eterna o porque no pedimos como debemos.
264. – ¿Qué cosas debemos principalmente pedir a Dios? – Debe-
mos principalmente pedir a Dios su gloria, n uestra eterna salvación y los
medios de alcanzarla.
265. – ¿No es lícito pedir también a Dios bienes temporales? – Sí, es
lícito pedir también a Dios bienes temporales, aunque siempre con la con-
dición de que sean conformes a su Santísima Voluntad y no impidan nues-
tra eterna salvación.
266. – ¿A qué pedir a Dios lo que necesitamos, si ya lo sabe? –
Aunque Dios sepa lo que necesitamos, quiere, no obstante, que se lo pida-
mos para reconocerlo como dador de todo bien, atestiguarle nuestra hu-
milde sumisión y merecer sus favores.
267. – ¿Cuál es la primera y mejor disposición para hacer eficaces
nuestras oraciones? – La primera y mejor disposición para hacer eficaces
nuestras oraciones es estar en g racia de Dios o desear, al menos, ponerse
en tal estado.
268. – ¿Qué otras disposiciones se requie-
ren para bien orar? – Para bien orar se re-
quieren especialmente recogimiento, humildad,
confianza, perseverancia y resignación.
269. – ¿Qué quiere decir orar con RECO-
GIMIENTO? – Quiere decir pensar que habla-
mos con Dios, por lo cual hemos de orar con
todo respeto y devoción, evitando cuanto es posible las distracciones, esto
es, todo pensamiento extraño a la oración.
270. – ¿Disminuyen las distracciones el mérito de la oración? – Sí,
cuando nosotros mismos las pr ocuramos o bien no las desec hamos con
diligencia. Mas si hacemos lo posible para estar recogidos en Dios, no me-
noscaban el mérito de nuestra oración, antes pueden acrecentarlo.
271. – ¿Qué se requiere para hacer oración con recogimiento? –
Antes de la oración debemos alejar todas las ocasiones de distr acción y,
durante ella, pensar que estamos delante de Dios, que nos ve y escucha.
272. – ¿Qué quiere decir orar con HUMILDAD? – Quiere decir reco-
nocer sinceramente la propia indignidad, impotencia y miseria, acompa-
ñando la oración con la compostura del cuerpo.
38 SEGUNDA PARTE: DE LA ORACIÓN
273. – ¿Qué quiere decir orar con CONFIANZA? – Quiere decir que
hemos de tener fi rme esperanza de ser oídos , si ha de ser para gloria de
Dios y nuestro verdadero bien.
274. – ¿Qué quiere decir orar con PERSEVERANCIA? – Quiere decir
que no hemos de cansarnos de orar, aunque Dios no nos oiga inmediata-
mente, sino que hemos de seguir orando con más fervor.
275. – ¿Qué quiere decir orar con RE-
SIGNACIÓN? – Quiere decir que nos hemos de
conformar con la voluntad de Dios, pues co-
noce mejor que nosotros cuanto nos es nece-
sario para nuestra salvación eterna, aun en el
caso que no sean oídas nuestras oraciones.
276. – ¿Oye Dios siempre las oraciones
bien hechas? – Sí, siempre oye Dios las ora-
ciones bien hechas, pero siempre en el modo
que Él sabe que es provechoso para nuestra eterna salvación y no siempre
según nuestra voluntad.
277. – ¿Qué efectos produce en nosotros la oración? – La oración
nos hace reconocer nuestra dependencia de Dios, Supremo Señor, en to-
das las cosas; nos hace pensar en las cosas celestiales,nos hace adelantar en
la virtud, nos alcanza de Dios misericordia, nos fortalece contra las tenta-
ciones, nos conforta en las tribulaciones, nos socorre en nuestras necesida-
des y nos impetra la gracia de la perseverancia final.
278. – ¿En qué ocasiones especialmente hemos de orar? – Hemos de
orar especialmente en los pelig ros, en las tentaciones , en el trance de la
muerte; además, hemos de orar fr ecuentemente y es b ueno que esto se
haga a la mañana, a la tarde y al principio de las acciones más importantes
del día.
279. – ¿Por quiénes hemos de orar? – Hemos de orar por todos , a
saber: por nosotros mismos, por nuestros padres, superiores, bienhecho-
res, amigos y enemigos; por la conversión de los pobres pecadores, de los
que están fuera de la Iglesia y por las benditas almas del Purgatorio.

CAPITULO II
De la oración dominical

§ 1º – De la oración dominical en general


280. – ¿Cuál es la oración vocal más excelente? – La oración vocal
más excelente es la que el mismo eJ sucristo nos enseñó, que es elPadrenuestro.
CAPITULO I: DE LA ORACIÓN DOMINICAL 39
281. – ¿Por qué el PADRENUESTRO es la oración más excelente? – El
Padrenuestro es la oración más ex celente porque la compuso y enseñó el
mismo Jesucristo; encierra con claridad y en pocas palabras cuánto pode-
mos esperar de Dios y es la regla y dechado de todas las demás oraciones.
282. – ¿No es también el Padrenuestro la oración más eficaz? – El
Padrenuestro es también la or ación más eficaz porque es la más acepta a
Dios, pues hacemos oración con las mismas
palabras que nos dictó su Divino Hijo.
283. – ¿Por qué el Padrenuestro se lla-
ma ORACIÓN DOMINICAL? – El Padrenuestro
se llama Oración Dominical, que quiere decir
oración del Señor, precisamente porque nos
la enseñó Jesucristo por su propia boca.
284. – ¿Cuántas peticiones hay en el
Padrenuestro? – En el P adrenuestro hay siete peticiones pr ecedidas de
una introducción.
285. – Rezar el Padrenuestro. – Padrenuestro, que estás en los Cielos:
1º Santificado sea tu nombre.
2º Venga a nosotros tu Reino.
3º Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el Cielo.
4º El pan nuestro de cada día, dánosle hoy.
5º Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nues-
tros deudores.
6º Y no nos dejes caer en la tentación.
7º Mas líbranos del mal. Amén.
286. – ¿Por qué al invocar a Dios al principio de la oración domi-
nical le llamamos PADRE NUESTRO? – Al principio de la oración domini-
cal llamamos Padre nuestro a Dios para desper tar nuestra confianza en su
Bondad infinita, siendo nosotros sus hijos.
287. – ¿Cómo podemos decir que somos
hijos de Dios? – Somos hijos de Dios: 1º por-
que Él nos ha creado a su imag en y nos con-
serva y gobierna con su Providencia; 2º por-
que, con especial benevolencia, nos adoptó en
el Bautismo como her manos de Jesucristo y
coherederos con Él de la vida eterna.
288. – ¿Por qué llamamos a Dios PADRE
NUESTRO y no PADRE MÍO? – Llamamos a Dios Padre nuestro y no Padre mío
porque todos somos sus hijos, por lo cual hemos de mira rnos y amarnos
todos como hermanos y rogar unos por otros.
40 SEGUNDA PARTE: DE LA ORACIÓN
289. – ¿Cómo, estando Dios en todo lugar, decimos: QUE ESTÁS EN
LOS CIELOS? – Dios está en todo lugar; pero decimos Padre nuestro que estás
en los Cielos para levantar nuestros corazones al Cielo, donde Dios, en la
gloria, se manifiesta a sus hijos.

§ 2º – De la primera petición
290. – ¿Qué pedimos en la primera petición: SANTIFICADO SEA TU
NOMBRE? – En la primer a petición Santificado sea tu nombre, pedimos que
Dios sea conocido, amado, honrado y servido de todo el mundo y de noso-
tros en particular.
291. – ¿Qué entendemos cuando pedi-
mos que Dios sea conocido, amado y servi-
do de todo el mundo? – Entendemos pedir
que los infieles v engan al conocimiento del
verdadero Dios, los herejes recono zcan sus
errores, los cismáticos vuelvan a la unidad de
la Iglesia, los pecadores se con viertan y los
justos perseveren en el bien.
292. – ¿Por qué pedimos ante todo que
sea santificado el nombre de Dios? – Pedimos ante todo que sea santifi-
cado el nombre de Dios porque hemos de desear más la gloria de Dios que
todos nuestros intereses y provechos.
293. – ¿De qué manera hemos de procurar la gloria de Dios? –
Hemos de procurar la gloria de Dios con oraciones y buen ejemplo y ende-
rezando a Él todos nuestros pensamientos, afectos y acciones.

§ 3º – De la segunda petición
294. – ¿Qué entendemos por REINO DE DIOS? – Por Reino de Dios
entendemos un triple reino espiritual: el Reino de Dios en nosotros, que es
la gracia; el Reino de Dios en la tierra, que es la Iglesia Católica, y el Reino
de Dios en el Cielo, que es la bienaventuranza.
295. – ¿Qué pedimos en orden a la gracia con las palabras VENGA
A NOSOTROS TU REINO? – En orden a la gracia, pedimos que Dios reine en
nosotros con su g racia santificante, por la cual se complace de mor ar en
nosotros como rey en su cor te, y que nos conser ve unidos a Sí con las
virtudes de la F e, Esperanza y Caridad, por las cuales r eina en n uestro
entendimiento, en nuestro corazón y en nuestra voluntad.
296. – ¿Qué pedimos en orden a la Iglesia con las palabras VENGA
A NOSOTROS TU REINO? – En orden a la Iglesia, pedimos que se dilate y
propague por todo el mundo para la salvación de los hombres.
CAPITULO II: DE LA ORACIÓN DOMINICAL 41
297. – ¿Qué pedimos en orden a la gloria con las palabras VENGA
A NOSOTROS TU REINO? – En orden a la gloria, pedimos ser un día admiti-
dos en la bienaventuranza, para que hemos sido cr eados, donde seremos
cumplidamente felices.

§ 4º – De la tercera petición
298. – ¿Qué pedimos en la tercera petición: HÁGASE TU VOLUNTAD,
ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO? – En la tercera petición: Hágase tu
voluntad, así en la tierra como en el Cielo, pedimos la gracia de hacer en todas las
cosas la voluntad de Dios, obedeciendo sus Santos Mandamientos con la
misma presteza con que los ángeles y Santos lo obedecen en el Cielo. Pedi-
mos además la gracia de corresponder a las divinas inspiraciones y de vivir
resignados a la voluntad de Dios cuando nos enviare alguna tribulación.
299. – ¿Es necesario que cumplamos la voluntad de Dios? – Es tan
necesario que cumplamos la voluntad de Dios como lo es alcanzar la salva-
ción eterna, pues Jesucristo dijo que sólo entrará en el Reino de los Cielos
el que hiciere la voluntad de su Padre.
300. – ¿De qué manera podemos conocer
la voluntad de Dios? – Podemos conocer la
voluntad de Dios especialmente por medio de
la Iglesia y de n uestros superiores espirituales,
puestos por Dios para guiar nos en el camino
de la salvación. También podemos conocerla
por las Divinas Inspiraciones y por las circuns-
tancias en que el Señor nos ha colocado.
301. – ¿Debemos reconocer siempre la
voluntad de Dios en las cosas, así prósperas como adversas, de esta
vida? – En las cosas prósperas como adversas de esta vida hemos de reco-
nocer siempre la voluntad de Dios, el Cual todo lo dispone o permite para
nuestro bien.

§ 5º – De la cuarta petición
302. – ¿Qué pedimos en la cuarta petición: EL PAN NUESTRO DE
CADA DÍA, DÁNOSLE HOY? – En la cuarta petición: El pan nuestro de cada día,
dánosle hoy, pedimos a Dios lo que nos es necesario cada día para el alma y
para el cuerpo.
303. – ¿Qué pedimos a Dios para nuestra alma? – Para nuestra alma
pedimos a Dios el mantenimiento de la vida espiritual, es decir, rogamos al
Señor nos dé su gracia, de la que continuamente tenemos necesidad.
304. – ¿Cómo se mantiene la vida de nuestra alma? – La vida de
42 SEGUNDA PARTE: DE LA ORACIÓN
nuestra alma se mantiene sobre todo con la Divina Palabra y con el Santí-
simo Sacramento del altar.
305. – ¿Qué pedimos a Dios para nuestro cuerpo? – Para nuestro
cuerpo pedimos lo necesario para el mantenimiento de la vida temporal.
306. – ¿Por qué decimos: EL PAN NUES-
TRO DE CADA DÍA, y no EL PAN DE CADA DÍA?
– Decimos: El pan nuestro de cada día, y no El
pan de cada día, para excluir todo deseo de los
bienes ajenos; por esto le pedimos al Señor
nos ayude en las ganancias justas y lícitas con
que nos procuremos el sustento mediante
nuestro trabajo, sin echar mano de hur tos y
malas mañas.
307. – ¿Por qué decimos DANOS y no DAME el pan? – Decimos danos,
y no dame, para traernos a la memoria que, siendo Dios el dador de todos
los bienes, al darlos en abundancia, lo hace para que distribuyamos lo su-
perfluo a los pobres.
308. – ¿Por qué añadimos DE CADA DÍA? – Añadimos de cada día por-
que hemos de querer lo necesario para la vida y no la abundancia de man-
jares y bienes de la tierra.
309. – ¿Qué significa la palabra HOY en la cuarta petición? – La
palabra hoy quiere decir que no hemos de andar demasiado solícitos de lo
por venir, sino pedir lo que al presente necesitamos.

§ 6º – De la quinta petición
310. – ¿Qué pedimos en la quinta petición: PERDÓNANOS NUESTRAS
DEUDAS, ASÍ COMO NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES? – En
la quinta petición: Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a
nuestros deudores, pedimos a Dios que nos per-
done nuestros pecados, como nosotros per -
donamos a nuestros ofensores.
311. – ¿Por qué nuestros pecados se lla-
man DEUDAS? – Nuestros pecados se llaman
deudas porque hemos de satisfacer por ellos a
la Divina Justicia en esta vida o en la otra.
312. – ¿Pueden esperar de Dios perdón
los que no perdonan al prójimo? – Los que
no perdonan al prójimo no tienen razón ninguna para esperar de Dios el
perdón; tanto más que se condenan por sí mismos diciendo a Dios que les
perdone como ellos perdonan a su prójimo.
CAPITULO II: DE LA ORACIÓN DOMINICAL 43
§ 7º – De la sexta petición
313. – ¿Qué pedimos en la sexta petición: Y NO NOS DEJES CAER EN
LA TENTACIÓN? – En la sexta petición: Y no nos dejes caer en la tentación, pedi-
mos a Dios que nos libre de las tentaciones , no permitiendo que seamos
tentados o dándonos gracia para no ser vencidos.
314. – ¿Qué son las TENTACIONES? – Las tentaciones son unas excitacio-
nes al pecado que nos vienen del demonio o de los malos o de n uestras
pasiones.
315. – ¿Es pecado tener tentaciones? – No, no es pecado tener tenta-
ciones; pero es pecado consentir en ellas o
exponerse voluntariamente al peligro de con-
sentir.
316. – ¿Por qué permite Dios que sea-
mos tentados? – Dios per mite que seamos
tentados para pr obar nuestra fidelidad, para
darnos ocasión de perfeccionar n uestras vir-
tudes y para acrecentar nuestros merecimien-
tos.
317. – ¿Qué hemos de hacer para evitar las tentaciones? – Para
evitar las tentaciones hemos de huir de las ocasiones pelig rosas, tener a
raya nuestros sentidos, recibir a menudo los Santos Sacramentos y valernos
de la oración.

§ 8º – De la séptima petición
318. – ¿Qué pedimos en la séptima petición: MAS LÍBRANOS DEL MAL?
– En la séptima petición: Mas líbranos del mal, pedimos a Dios que nos libre
de los males pasados, presentes y futuros, especialmente del sumo mal, que
es el pecado, y de la pena de él, que es la con-
denación eterna.
319. – ¿Por qué decimos LÍBRANOS DEL
MAL y no DE LOS MALES? – Decimos: Líbranos
del mal y no de los males porque no hemos de
desear estar exentos de todos los males de esta
vida, sino solamente de los que no convienen
a nuestra alma y, por esto, pedimos nos libre
Dios del mal en g eneral; a saber, de todo lo
que prevé que es mal para nosotros.
320. – ¿Es lícito pedir que nos libre Dios de algún mal particular,
por ejemplo, de una enfermedad? – Sí, es lícito pedir a Dios nos libre de
algún mal par ticular, pero siempre remitiéndonos a su v oluntad, ya que
44 SEGUNDA PARTE: DE LA ORACIÓN
puede ordenar aquella misma tribulación para provecho de nuestra alma.
321. – ¿De qué sirven las tribulaciones que Dios nos envía? – Las
tribulaciones nos ayudan a hacer penitencia de nuestras culpas, a ejercitar
las virtudes y, sobre todo, a imitar a Jesucristo, nuestra cabeza, a la cual es
justo nos conformemos en los padecimientos si queremos tener par te en
su gloria.
322. – ¿Qué quiere decir AMÉN al final
del Padrenuestro? – Amén quiere decir Así
sea, así lo deseo , así lo pido al Señor y así lo
espero.
323. – ¿Basta rezar de cualquier manera
el Padrenuestro para alcanzar las gracias
que pedimos? – Para alcanzar las gracias que
pedimos en el Padrenuestro hay que rezarlo sin
atropellamiento, con atención y acompañarlo con el corazón.
324. – ¿Cuándo hemos de rezar el Padrenuestro? – Hemos de rezar
el Padrenuestro todos los días , pues todos los días tenemos necesidad del
socorro de Dios.

CAPITULO III
Del «Avemaría»

325. – ¿Qué oración solemos rezar después del PADRENUESTRO? –


Después del Padrenuestro solemos rezar la salutación angélica o Avemaría,
por la cual recurrimos a la Santísima Virgen.
326. – ¿Por qué el AVEMARÍA se llama
SALUTACIÓN ANGÉLICA? – El Avemaría se lla-
ma salutación angélica porque comienza por las
palabras con que el Arcángel San Gabriel sa-
ludó a la Virgen María.
327. – ¿De quién son las palabras del
AVEMARÍA? – Las palabras del Avemaría son:
parte del Arcángel San Gabriel, parte de San-
ta Isabel y parte de la Iglesia.
328. – ¿Cuáles son las palabras del Arcángel San Gabriel? – Las
palabras del Arcángel San Gabriel son: «Dios te salve, llena de gracia; el Señor es
contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres».
329. – ¿Cuándo dijo el Arcángel estas palabras a María? – El Ar-
cángel dijo estas palabras a María cuando fue a anunciarle de parte de Dios
el misterio de la Encarnación que en ella había de obrarse.
CAPITULO III: DEL AVEMARÍA 45
330. – ¿Con qué intento saludamos nosotros a la Santísima Virgen
con las palabras del Arcángel? – Saludamos a la Santísima Vi rgen con
las palabras del Arcángel para alegrarnos con Ella de los singulares privile-
gios y dones que Dios le concedió con preferencia a todas las otras criatu-
ras.
331. – ¿Cuáles son las palabras de Santa Isabel? – Las palabras de
Santa Isabel son: «Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu
vientre».
332. – ¿Cuándo dijo Santa Isabel estas palabras? – Santa Isabel dijo
estas palabras, inspirada por Dios, cuando, tres meses antes de dar a luz a
San Juan Bautista, fue visitada por la Santísima Virgen, que llevaba ya en su
seno a su Divino Hijo.
333. – ¿Qué hacemos nosotros al decir estas palabras? – Al decir
estas palabras de Santa Isa bel nos aleg ramos con María Santísima de su
excelsa dignidad de Madre de Dios y bendecimos al Señor y le damos gra-
cias por habernos dado a Jesucristo por medio de María.
334. – ¿De quién son las otras palabras del AVEMARÍA? – Todas las
otras palabras del Avemaría han sido añadidas por la Iglesia.
335. – ¿Qué pedimos con las últimas
palabras del AVEMARÍA? – Con las últimas
palabras del Avemaría imploramos la protec-
ción de la Santísima Vi rgen en el tr anscurso
de esta vida y , especialmente, en la hor a de
nuestra muerte, en que será mayor nuestra ne-
cesidad.
336. – ¿Por qué después del PADRE -
NUESTRO decimos el AVEMARÍA con preferencia a otra oración? – Por-
que la Virgen Santísima es la más poderosa abogada cerca de Jesucristo y,
por esto, dicha la oración que Jesucristo nos enseñó, rogamos a la Santísi-
ma Virgen que nos alcance las gracias que hemos pedido.
337. – ¿Por qué razón la Virgen Santísima es tan poderosa? – La
Virgen Santísima es tan poderosa porque es Madre de Dios y es imposible
no sea de Él atendida.
339. – ¿Qué devoción a María recomienda la Iglesia de un modo
especial? – La devoción a María Santísima que la Iglesia recomienda de un
modo especial es el rezo del Santo Rosario.
46 TERCERA PARTE: DE LOS MANDAMIENTOS
CAPITULO IV
De la invocación a los Santos

340. – ¿Es bueno y provechoso recurrir a la intercesión de los San-


tos? – Es de g randísimo provecho rezar a los
Santos y ha de hacerlo todo cristiano . De un
modo particular hemos de rezar al Áng el de
nuestra Guarda; a San José, patrón de la Igle-
sia; a los Santos Apóstoles, al Santo de nuestro
nombre y a los Santos Patronos de la diócesis
y de la Parroquia.
341. – ¿Qué diferencia hay entre la ora-
ción que hacemos a Dios y la que hacemos
a los Santos? – Entre la oración que hacemos a Dios y la que hacemos a
los Santos hay esta diferencia: que rog amos a Dios para que, como autor
de la gracia, nos otorgue los bienes y nos libre de los males y rogamos a los
Santos para que, en calidad de a bogados cerca de Dios , intercedan por
nosotros.
342. – ¿Qué queremos significar cuando decimos que un Santo nos
ha concedido alguna gracia? – Cuando decimos que un Santo nos ha
concedido alguna g racia queremos significar que aquel Santo nos la ha
alcanzado de Dios.

Invocación al Espíritu Santo


Venid, Espíritu Santo, llenad los corazones
de vuestros fieles e inflamad en ellos el fuego de
vuestro amor.
V. Enviad, Señor, vuestro Espíritu y todo será
creado.
R. Y renovaréis la faz de la tierra.
Oremos: Oh Dios, que adoctrinasteis los corazones
de los fieles con la ilustración del Espíritu Santo,
hacednos la gracia de que, con el mismo Espíritu,
sepamos gustar el bien y gozar siempre de su
consuelo. Por Cristo Nuestro Señor. Así sea.
CAPITULO I: DE LOS MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS 47

PARTE TERCERA
DE LOS MANDAMIENTOS
DE LA LEY DE DIOS Y DE LA IGLESIA

CAPÍTULO I
De los mandamientos
de la Ley de Dios en general

343. – ¿De qué se trata en la tercera parte de la Doctrina Cristia-


na? – En la tercera parte de la Doctrina Cristiana se tr ata de los Manda-
mientos de la Ley de Dios y de la Iglesia.
344. – ¿Cuáles son los Mandamientos de la Ley de Dios? – Los
Mandamientos de la Ley de Dios son diez:
Yo soy el Señor Dios tuyo.
El 1º Amarás a Dios sobre todas las cosas.
El 2º No tomarás el nombre de Dios en vano.
El 3º Santificarás las fiestas.
El 4º Honrarás a tu padre y a tu madre.
El 5º No matarás.
El 6º No cometerás actos impuros.
El 7º No hurtarás.
El 8º No dirás falso testimonio ni mentirás.
El 9º No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
El 10º No codiciarás los bienes ajenos.
345. – ¿Por qué los MANDAMIENTOS DE
LA LEY DE DIOS tienen este nombre? – Los
Mandamientos de la Ley de Dios tienen este nom-
bre porque el mismo Dios los ha impreso en
el alma de todo hombre , los promulgó en la
antigua Ley sobre el monte Sinaí, grabados en
dos tablas de piedra y Jesucristo los ha confir-
mado en la Ley nueva.
346. – ¿Cuáles son los Mandamientos de la primera tabla? – Los
Mandamientos de la primera tabla son los tres primeros que miran dere-
48 TERCERA PARTE: DE LOS MANDAMIENTOS
chamente a Dios y a los deberes que con Él tenemos.
347. – ¿Cuáles son los Mandamientos de la segunda tabla? – Los
Mandamientos de la segunda tabla son los siete últimos, que miran al pró-
jimo y a los deberes que tenemos con él.
348. – ¿Estamos obligados a guardar los Mandamientos? – Sí, esta-
mos obligados a guardar los Mandamientos, porque todos hemos de vivir
según la voluntad de Dios, que nos ha creado , y basta quebrantar g rave-
mente uno solo para merecer el Infierno.
349. – ¿Está en nuestro poder guardar estos Mandamientos? – Sí,
está en nuestro poder guardar estos Mandamientos con la gracia de Dios,
quien siempre está pronto a darla a quien debidamente se la pide.
350. – ¿Qué se ha de considerar generalmente en cada Manda-
miento? – En cada Mandamiento ha de considerarse la parte positiva y la
parte negativa; a saber, lo que nos manda y lo que nos prohíbe.

CAPITULO II
De los mandamientos que miran a Dios

§ 1º – Del primer mandamiento


351. – ¿Por qué se dice al principio: YO SOY EL SEÑOR DIOS TUYO? –
Al principio de los Mandamientos se dice: Yo soy el Señor Dios tuyo, para que
entendamos que Dios, por ser nuestro Creador y Señor, puede mandarnos
lo que quiera y nosotros, sus criaturas, estamos obligados a obedecerlo.
352. – ¿Qué nos ordena Dios con las
palabras del primer mandamiento: AMA-
RÁS A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS? – Con
las palabras del primer mandamiento, Dios nos
ordena que lo reconozcamos, adoremos, ame-
mos y sirvamos a Él solo, como a nuestro su-
premo Señor.
353. – ¿Cómo se cumple el primer man-
damiento? – El primer mandamiento se cum-
ple con el ejercicio del culto interno y externo.
354. – ¿Qué es CULTO INTERNO? – Culto interno es la honra que a Dios
se da con las facultades del espíritu únicamente; a saber , con el entendi-
miento y la voluntad.
355. – ¿Qué es el CULTO EXTERNO? – Culto externo es el homenaje que
se rinde a Dios por medio de actos exteriores y de objetos sensibles.
356. – ¿Basta adorar a Dios nada más que con el corazón interior-
CAPITULO II: DE LOS MANDAMIENTOS QUE MIRAN A DIOS 49
mente? – No, no basta adorar a Dios nada más que con el corazón inte-
riormente, sino que es necesario adora rle también exteriormente, con el
espíritu y con el cuerpo, porque es Creador y Señor absoluto de lo uno y de
lo otro.
357. – ¿Puede subsistir el culto externo sin el interno? – No, no
puede en manera alguna subsistir el culto exter no sin el inter no, porque
aquél, desacompañado de éste, queda privado de vida, de mérito y de efica-
cia, como cuerpo sin alma.
358. – ¿Qué nos prohíbe el primer mandamiento? – El primer man-
damiento nos prohíbe la idolatría, la supersti-
ción, el sacrilegio, la herejía y cualquier otro
pecado contra la Religión.
359. – ¿Qué es IDOLATRÍA? – Se llama ido-
latría a dar a una criatura cualquiera, por ejem-
plo a una estatua, a una imagen, a un hombre,
el culto supremo de adoración debido sólo a
Dios.
360. – ¿Cómo se halla expresada esta prohibición en la Sagrada
Escritura? – En la Sag rada Escritura se halla expr esada esta prohibición
con las palabras: «No harás para ti escultura ni figura alguna de lo que está arriba en
el Cielo o abajo en la tierra. Y no adorarás tales cosas ni les darás culto».
361. – ¿Prohíben estas palabras toda suerte de imágenes? – No, sino
sólo las imágenes de las falsas divinidades hechas con fin de ser adoradas,
como hacían los idólatras. Es esto tanta verdad, que el mismo Dios mandó
a Moisés que hiciera algunas, como las dos estatuas de querubines sobre el
Arca y la serpiente de metal en el desierto.
362. – ¿Qué es SUPERSTICIÓN? – Se llama superstición a cualquier devo-
ción contraria a la doctrina y uso de la Iglesia, como también atribuir a
alguna acción u objeto cualquiera una virtud sobrenatural que no tiene.
363. – ¿Qué es SACRILEGIO? – Sacrilegio es la profanación de un lug ar,
de una persona o de una cosa consagrada a Dios y destinada a su culto.
364. – ¿Qué es HEREJÍA? – Herejía es un er ror culpable del entendi-
miento por el que se niega con pertinacia alguna verdad de Fe.
365. – ¿Qué otras cosas prohíbe el primer mandamiento? – El pri-
mer mandamiento prohíbe, además, todo linaje de comercio con el demo-
nio y el asociarse a las sectas anticristianas.
366. – ¿Cometería pecado grave quien recurriese al demonio o lo
invocase? – Quien recurriese al demonio o lo invocase cometería un peca-
do enorme, pues el demonio es el más perverso enemigo de Dios y de los
hombres.
367. – ¿Es lícito interrogar las mesas que se dicen parlantes o escri-
bientes o consultar de cualquier modo que sea las almas de los finados
50 TERCERA PARTE: DE LOS MANDAMIENTOS
mediante el espiritismo? – Todas las prácticas del espiritismo son ilícitas,
porque son supersticiosas y, a menudo, no inmunes de intervención diabó-
lica, por lo cual han sido justamente prohibidas por la Iglesia.
368. – ¿Prohíbe el primer mandamiento que honremos e invoque-
mos a los Ángeles y Santos? – No, no está prohibido honrar e invocar a
los Ángeles y Santos, antes hemos de hacerl o, por ser cosa m uy buena,
provechosa y altamente recomendada por la
Iglesia, ya que ellos son amigos de Dios y nues-
tros intercesores para con Él.
369. – Siendo Jesucristo nuestro único
Medianero para con Dios, ¿a qué recurrir
también a la mediación de María Santísi-
ma y de los Santos? – Jesucristo es nuestro
Medianero para con Dios, en cuanto por ser
verdadero Dios y verdadero hombre, Él solo,
en virtud de sus propios merecimientos , nos ha reconciliado con Dios y
nos alcanza todas las gracias. La Virgen, empero, y los Santos, en virtud de
los merecimientos de Jesucristo y por la Caridad que los junta con Dios y
con nosotros, nos ayudan con su intercesión a obtener las gracias que pe-
dimos. Y éste es uno de los grandes bienes de la Comunión de los Santos.
370. – ¿Podemos honrar también las imágenes de Jesucristo y de
los Santos? – Sí, porque la honra que se hace a las sag radas imágenes de
Jesucristo y de los Santos se refiere a sus mismas personas.
371. – ¿Y podemos venerar las reliquias de los Santos? – Sí, también
las reliquias de los Santos deben ser veneradas, porque sus cuerpos fueron
miembros vivos de Jesucristo y templos del Espíritu Santo y han de resuci-
tar gloriosos a la vida eterna.
372. – ¿Qué diferencia hay entre el cul-
to que damos a Dios y el que damos a los
Santos? – Entre el culto que damos a Dios y
el que damos a los Santos hay esta diferencia:
que a Dios lo adoramos por su excelencia in-
finita, mientras a los Santos no los adoramos,
sino que los honramos y v eneramos como
amigos de Dios e intercesores nuestr os para
con Él.
373. – ¿Cómo se llama el culto que se tributa a Dios y el que se
tributa a los Santos? – El culto que se tributa a Dios se llama latría, esto
es, de adoración, y el culto que se tributa a los Santos se llama dulía, o de
veneración a los sier vos de Dios, y el culto par ticular que damos a María
Santísima se llama hiperdulía, que quiere decir especialísima veneración, como a
Madre de Dios.
CAPITULO II: DE LOS MANDAMIENTOS QUE MIRAN A DIOS 51
§ 2º – Del segundo mandamiento
374. – ¿Qué nos prohíbe el segundo mandamiento: NO TOMARÁS EL
NOMBRE DE DIOS EN VANO? – El segundo mandamiento: No tomarás el nom-
bre de Dios en vano, nos prohíbe: 1º pronunciar el nombre de Dios sin respe-
to; 2º blasfemar contra Dios, contra la Santísima Virgen y contra los San-
tos; 3º hacer juramentos falsos o no necesarios o de algún modo ilícitos.
375. – ¿Qué quiere decir pronunciar el nombre de Dios sin respe-
to? – Pronunciar el nombre de Dios sin respeto quiere decir pro nunciar
este Santo nombre y todo lo que se refiere de un modo especial al mismo
Dios, como el nombre de Jesús, de María y de los Santos, con algún enojo,
por burla o de otra manera poco reverente.
376. – ¿Qué es BLASFEMIA? – Blasfemia es un pecado hor rendo, que
consiste en palabras o acciones de menospre-
cio o maldición contra Dios, la Virgen, los San-
tos o contra las cosas santas.
377. – ¿Hay diferencia entre la BLASFE-
MIA y la IMPRECACIÓN? – Hay diferencia, por-
que con la blasfemia se maldice o desea el mal a
Dios, a la Virgen, a los Santos; mientras con la
imprecación se maldice o se desea el mal a sí mis-
mo o al prójimo.
378. – ¿Qué es JURAMENTO? – Juramento es traer a Dios por testigo de la
verdad que se dice o de la que se promete.
379. – ¿Está siempre prohibido el jurar? – No siempre está prohibi-
do el jura r, antes es lícito y aun de honr a de Dios , cuando ha y en ello
necesidad y el juramento se hace con verdad, con juicio y con justicia.
380. – ¿Cuándo no se jura con verdad? – Cuando se afi rma con
juramento lo que se sabe o cr ee que es falso, o cuando con juramento se
promete hacer lo que no se tiene intención de cumplir.
381. – ¿Cuándo se jura sin juicio? – Cuando se jura sin pr udencia y
sin madura consideración o por cosas de poca importancia.
382. – ¿Cuándo se jura sin justicia? – Cuando se jura hacer algo que
no es justo o lícito, como vengarse, robar o cosas semejantes.
383. – ¿Estamos obligados a mantener el juramento de hacer cosas
injustas o ilícitas? – No sólo no estamos ob ligados, antes pecamos ha-
ciéndolas, como cosas prohibidas por la Ley de Dios o de la Iglesia.
384. – ¿Qué pecado comete el que jura en falso? – Quien jura en
falso comete pecado mortal, porque deshonra gravemente a Dios, verdad
infinita, trayéndole por testigo de lo falso.
385. – ¿Qué nos ordena el segundo mandamiento? – El segundo
52 TERCERA PARTE: DE LOS MANDAMIENTOS
mandamiento nos ordena honrar el Santo nombre de Dios y cumplir los
votos, además de los juramentos.
386. – ¿Qué es VOTO? – El voto es una promesa que se hace a Dios de
una cosa buena y a nosotros posible y mejor que su contraria, a la cual nos
obligamos como si nos fuese mandada.
387. – ¿Qué se hará si el cumplimiento del voto se hiciere en todo o
en parte difícil? – Se puede pedir la conmu-
tación o la dispensa de él al propio Obispo o
al Romano Pontífice, según la calidad del voto.
388. – ¿Es pecado infringir los votos? –
Infringir los votos es pecado y, por esto, no
hemos de hacerlos sin madura reflexión y, or-
dinariamente, sin consejo del confesor o de
otra persona prudente, por no exponer nos a
peligro de pecar.
389. – ¿Se pueden hacer votos a la Virgen y a los Santos? – Los
votos se hacen sólo a Dios; pero se puede prometer a Dios hacer alguna
cosa en honra de la Virgen o de los Santos.

§ 3º – Del tercer mandamiento


390. – ¿Qué nos manda el tercer mandamiento: SANTIFICARÁS LAS
FIESTAS? – El tercer mandamiento: Santificarás las fiestas, nos manda honrar
a Dios con obras de culto en los días de fiesta.
391. – ¿Cuáles son los días de fiesta? –
En la Ley antigua eran los sábados y otros
días particularmente solemnes para el pueblo
hebreo; en la Ley nueva son los domingos y
otras festividades establecidas por la Iglesia.
392. – ¿Por qué en la Ley nueva se san-
tifica el domingo en lugar del sábado? –
En la Ley nueva se santifica el domingo, que
significa día del Señor , en lug ar del sábado,
porque en tal día resucitó Jesucristo Nuestro Señor.
393. – ¿Qué obra de culto se nos manda en los días de fiesta? – Se
nos manda asistir devotamente al Santo Sacrificio de la Misa.
394. – ¿Con qué otras obras santifica el buen cristiano las fiestas? –
El buen cristiano santifica las fiestas: 1º asistiendo a la Doctrina cristiana, al
sermón y a los divinos oficios; 2º recibiendo a men udo y con las debidas
disposiciones los Sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía; 3º ejerci-
tándose en la oración y en obras de cristiana caridad con el prójimo.
CAPITULO III: DE LOS MANDAMIENTOS HACIA EL PRÓJIMO 53
395. – ¿Qué nos prohíbe el tercer mandamiento? – El tercer manda-
miento nos prohíbe las obras serviles y otras cualesquiera que nos impidan
el culto a Dios.
396. – ¿Cuáles son las obras serviles que
se prohíben en los días festivos? – Las obras
serviles que se prohíben en los días festi vos
son las obras que se llaman manuales; a saber,
los trabajos materiales en que el cuer po tiene
más parte que el espíritu, como las que de or-
dinario ejecutan los criados, obreros y artesa-
nos.
397. – ¿Qué pecado se comete trabajando el día de fiesta? – Traba-
jando el día de fiesta se comete pecado mortal; pero excusa de culpa grave
la brevedad del tiempo que se emplea.
398. – ¿Hay algunas obras serviles que se permiten los días de fies-
ta? – Se permiten los días de fiesta las obras que son necesarias a la vida o
al servicio de Dios y las que se hacen por causa grave, pidiendo licencia, si
se puede, al propio párroco.
399. – ¿Por qué fin se prohíben en las fiestas las obras serviles? Se
prohíben en las fiestas las obras serviles para que podamos atender mejor
al culto divino y a la salvación de nuestra alma y para descansar de nuestras
fatigas. Por esta razón no se prohíbe en ellas algún honesto esparcimiento.
400. – ¿Qué otras cosas hemos de evitar principalmente en las fies-
tas? – En las fiestas hemos de evitar principalmente el pecado y todo lo
que pueda inducirnos a él, como son las diversiones y reuniones peligrosas.

CAPITULO III
De los mandamientos que miran al prójimo

§ 1º – Del cuarto mandamiento


401. – ¿Qué nos manda el cuarto mandamiento: HONRARÁS A TU
PADRE Y A TU MADRE? – El cuarto mandamiento: Honrarás a tu padre y a tu
madre, nos manda respetar al padre y a la madre, obedecerlos en todo lo que
no es pecado y asistirlos en sus necesidades espirituales y temporales.
402. – ¿Qué nos prohíbe el cuarto mandamiento? – El cuarto man-
damiento nos prohíbe ofender a nuestros padres de palabra, de obra o de
otro modo cualquiera.
403. – ¿A quiénes más comprende este mandamiento con el nom-
bre de padre y de madre? – Con el nombre de padre y madre comprende
también este mandamiento a todos los superiores , así eclesiásticos como
54 TERCERA PARTE: DE LOS MANDAMIENTOS
seglares, a los cuales por esta razón debemos obedecer y reverenciar.
404. – ¿De dónde les viene a los padres la autoridad de mandar a
sus hijos y a los hijos la obligación de obedecer a sus padres? – La
autoridad que los padres tienen de mandar a los hijos y la oblig ación de
éstos de obedecerlos viene de Dios, que constituyó y ordenó la familia para
que suministre al hombre los primeros medios necesarios para su perfec-
cionamiento material y espiritual.
405. – ¿Tienen los padres deberes para
con sus hijos? – Los padres tienen el deber de
amar, alimentar y mantener a sus hijos , pro-
veer a su educación religiosa y civil, darles buen
ejemplo, alejarlos de las ocasiones de pecado,
corregirlos de sus defectos y ayudarlos a abra-
zar el estado a que Dios los llama.
406. – ¿Nos ha propuesto Dios un decha-
do de familia perfecta? – Dios nos propuso un dechado de familia per-
fecta en la Sagrada Familia, en la que Jesucristo estuvo sujeto a María San-
tísima y a San José hasta la edad de treinta años, esto es, hasta que empezó
a cumplir la misión de evangelizar que le confió su Eterno Padre.
407. – ¿Podrían las familias proveer a todas sus necesidades si vi-
viesen separadas? – Si las familias viviesen separadas no podrían proveer
a todas sus necesidades; fue necesario que se juntasen en una sociedad
civil, a f in de ayudar se mutuamente al perf eccionamiento y el bienestar
común.
408. – ¿Qué es SOCIEDAD CIVIL? – Sociedad civil es la unión de muchas
familias dependientes de la autoridad de una cabeza para a yudarse unas a
otras a conseguir el mutuo perfeccionamiento y el bienestar temporal.
409. – ¿De dónde le viene a la sociedad civil la autoridad por que
es gobernada? – La autoridad por que es gobernada la sociedad civil viene
de Dios, que quiere se constituya ésta para el bien común.
410. – ¿Hay obligación de respetar y obe-
decer a la autoridad que gobierna la socie-
dad civil? – Sí, todos los que pertenecen a la
sociedad civil tienen obligación de respetar y
obedecer a la autoridad, porque viene de Dios
y porque así lo exige el bien común.
411. – ¿Se han de respetar todas las leyes
que imponga la autoridad civil? – Se han
de respetar todas las leyes que la autoridad ci-
vil impone, con tal que no sean contrarias a la ley de Dios, según el manda-
to y ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo.
412. – Fuera del respeto y obediencia a las leyes impuestas por la
CAPITULO III: DE LOS MANDAMIENTOS HACIA EL PRÓJIMO 55
autoridad, ¿qué otros deberes tienen los que forman parte de la socie-
dad civil? – Los que forman parte de la sociedad civil, fuera de la obliga-
ción de respetar y obedecer las leyes, tienen el deber de vivir concordes y
de procurar, según sus medios, que la sociedad sea virtuosa, pacífica, orde-
nada y próspera para el común provecho.

§ 2º – Del quinto mandamiento


413. – ¿Qué prohíbe el quinto mandamiento: NO MATARÁS? – El
quinto mandamiento: No matarás, prohíbe dar muerte, golpear, herir o ha-
cer cualquier otro daño al prójimo en el cuer-
po, ya por sí, ya por otros; como también
agraviarlo con palabras injuriosas o quer erlo
mal. En este mandamiento Dios prohíbe tam-
bién darse a sí mismo la muerte o el suicidio.
414. – ¿Por qué es pecado grave matar
al prójimo? – Porque el matador usurpa te-
merariamente el derecho que sólo Dios tiene
sobre la vida del hombre; porque destruye la seguridad del trato humano y
porque quita al prójimo la vida, que es el mayor bien natural que hay sobre
la tierra.
415. – ¿Hay casos en que es lícito quitar la vida al prójimo? – Es
lícito quitar la vida al prójimo cuando se combate en guer ra justa, cuando
se ejecuta por orden de la autoridad suprema la condenación a m uerte en
pena de un delito y, finalmente, en caso de necesaria y legítima defensa de
la vida contra un injusto agresor.
416. – ¿Prohíbe también Dios en el quinto mandamiento perjudi-
car al prójimo en la vida espiritual? – Sí, Dios en el quinto mandamien-
to prohíbe también perjudicar al prójimo en la vida espiritual con el escán-
dalo.
417. – ¿Qué es ESCÁNDALO? – Escándalo es cualquier dic ho, hecho u
omisión que da ocasión a otro de cometer pecados.
418. – ¿Es grave pecado el escándalo? –
El escándalo es pecado g rave porque tiende a
destruir la obra más grande de Dios, que es la
Redención, con la pérdida de las almas; da la
muerte al alma del prójimo quitándole la vida
de la gracia, que es más preciosa que la vida del
cuerpo, y es causa de una multitud de pecados.
Por esto amenaza Dios a los escandalosos con
los más severos castigos.
419. – ¿Por qué prohíbe Dios en el quinto mandamiento quitarse
56 TERCERA PARTE: DE LOS MANDAMIENTOS
uno la vida o el SUICIDIO? – En el quinto mandamiento prohíbe Dios el
suicidio, porque el hombre no es dueño de su vida. Además, la Iglesia priva
de sepultura eclesiástica a quien deliberadamente se suicida.
420. – ¿Está prohibido también el DUELO en el quinto mandamien-
to? – Sí, en el quinto mandamiento está pr ohibido también el duelo, por-
que el duelo participa de la malicia del suicidio y del homicidio y está exco-
mulgado todo el que voluntariamente toma en él par te, aun como simple
espectador.
421. – ¿Y se prohíbe también el duelo
cuando se excluye el peligro de muerte? –
También se prohíbe este duelo, porque no sólo
no podemos matar, pero ni aun herir volunta-
riamente a nosotros mismos o a los demás.
422. – ¿Puede excusarse el duelo con la
defensa del propio honor? – No, porque no
es verdad que en el duelo se repare la ofensa;
y porque no puede repararse el honor con una
acción injusta, irracional y bárbara, como es el duelo.
423. – ¿Qué nos manda el quinto mandamiento? – El quinto man-
damiento nos manda perdonar a nuestros enemigos y querer bien a todos.
424. – ¿Qué ha de hacer quien ha perjudicado al prójimo en la
vida del cuerpo y del alma? – Quien ha perjudicado al prójimo, no basta
que se confiese; ha de reparar el mal que ha hecho, resarciendo los daños
producidos, retractándose de los errores que enseñó y dando buen ejem-
plo.

§ 3º – Del sexto y noveno mandamientos


425. – ¿Qué nos prohíbe el sexto mandamiento: NO COMETERÁS
ACTOS IMPUROS? – El sexto mandamiento: No cometerás actos impuros, nos
prohíbe toda acción, toda mirada, toda conversación contraria a la castidad
y la infidelidad en el matrimonio.
426. – ¿Qué prohíbe el noveno manda-
miento: NO CONSENTIRÁS PENSAMIENTOS NI
DESEOS IMPUROS? – El noveno mandamiento
prohíbe expresamente todo deseo contrario a
la fidelidad que los cónyuges se han jurado al
contraer matrimonio y asimismo prohíbe todo
pensamiento o deseo culpable de acciones pro-
hibidas en el sexto mandamiento.
427. – ¿Es gran pecado la impureza? – Es pecado gravísimo y abomi-
nable delante de Dios y de los hombres; rebaja al hombre a la condición de
CAPITULO III: DE LOS MANDAMIENTOS HACIA EL PRÓJIMO 57
los brutos, lo arrastra a otros muchos pecados y vicios y acar rea los más
terribles castigos en esta vida y en la otra.
428. – ¿Son pecado todos los pensamientos que nos vienen a la
mente contra la pureza? – Los pensamientos que nos vienen a la mente
contra la pureza, por sí mismos no son pecados, sino tentaciones e incen-
tivos de pecado.
429. – ¿Cuándo son pecado los malos
pensamientos? – Los malos pensamientos ,
aunque sean inef icaces, son pecado cuando
culpablemente damos motivo a tenerlos, con-
sentimos o nos exponemos a pelig ro próxi-
mo de consentir en ellos.
430. – ¿Qué nos ordenan el sexto y no-
veno mandamientos? – El sexto mandamien-
to nos ordena ser castos y modestos en las acciones , en las mir adas, en
nuestra conducta y en las palabr as. El noveno mandamiento nos ordena
que seamos castos y puros aun en lo interior , a saber: en la mente y en el
corazón.
431. – ¿Qué hemos de hacer para guardar el sexto y noveno man-
damientos? – Para guardar el sexto y no veno mandamientos hemos de
orar con frecuencia y de corazón a Dios , ser
devotos de la Santísima Virgen María, Madre
de pureza, acordarnos que Dios nos ve, pen-
sar en la muerte, en los divinos castigos, en la
Pasión de Jesucristo, refrenar nuestros senti-
dos, practicar la mortificación y recibir a me-
nudo y con las debidas disposiciones los San-
tos Sacramentos.
432. – ¿De qué debemos huir para con-
servarnos castos? – Para conservarnos castos debemos huir del ocio, las
malas compañías, la lectura de libros y diarios malos , la intemperancia, el
mirar estampas indecentes, los espectáculos licenciosos , las conversacio-
nes peligrosas y todas las demás ocasiones de pecar.

§ 4º – Del séptimo mandamiento


433. – ¿Qué nos prohíbe el séptimo mandamiento: NO HURTARÁS?
– El séptimo mandamiento: No hurtarás, prohíbe tomar o retener injusta-
mente lo ajeno, o causar algún daño al prójimo en la hacienda,de cualquier
modo que sea.
434. – ¿Qué quiere decir HURTAR? – Quiere decir tomar injustamente
la hacienda ajena contra la voluntad de su dueño, es decir, cuando éste tiene
58 TERCERA PARTE: DE LOS MANDAMIENTOS
toda la razón y el derecho de no querer ser privado de ella.
435. – ¿Por qué se prohíbe el hurtar? – Porque se peca contr a la
justicia y se hace injuria al prójimo, tomando o reteniendo contra su dere-
cho y voluntad lo que le pertenece.
436. – ¿Qué se entiende por bienes aje-
nos? – Bienes ajenos es todo lo que pertenece
al prójimo, por tener la propiedad o el uso de
ello, o por guardarlo en depósito.
437. – ¿De cuántas maneras se toman
injustamente los bienes ajenos? – De dos
maneras: con el hurto y con la rapiña.
438. – ¿Cuándo se comete HURTO? – Se
comete hurto cuando se toman ocultamente los bienes ajenos.
439. – ¿Cuándo se comete RAPIÑA? – Se comete rapiña cuando se
toman los bienes ajenos con violencia y manifiestamente.
440. – ¿En qué casos pueden tomarse los bienes ajenos sin pecado?
– Cuando el dueño de ellos no lo llev a a mal, o cuando injustamente no
quisiese darlos, como sucedería si uno estuviese en extrema necesidad,con
tal que tomase sólo lo que le es precisamente necesario par a socorrer la
urgente y extrema indigencia.
441. – ¿Se perjudica en la hacienda al prójimo solamente con el
hurto y la rapiña? – Se lo perjudica también con los fraudes, la usura y
cualquier otra injusticia contra los bienes.
442. – ¿Cómo se comete el FRAUDE? – El
fraude se comete eng añando al prójimo en el
comercio con pesos, medidas o monedas fal-
sas y con mer cancías averiadas; falsificando
escrituras y documentos; en suma, haciendo
trampas en las compras y ventas o en cualquier
otro contrato y asimismo cuando se niega uno
a dar lo justo o lo convenido.
443. – ¿Cómo se comete la USURA? – La
usura se comete cuando se exig e sin legítimo título un interés ilícito por
alguna cantidad prestada, abusando de la necesidad o ignorancia del otro.
444. – ¿Qué otras injusticias se cometen contra los bienes del próji-
mo? – Hacerle perder a uno injustamente lo que tiene, perjudicarlo en sus
propiedades, no trabajar conforme al deber, no pagar por malicia las deu-
das y salarios debidos, herir o matar animales que son del prójimo , dejar
que se echen a perder las cosas encomendadas, impedir a otro la consecu-
ción de cualquier justa ganancia, dar la mano al ladrón y recibir, esconder o
comprar la cosa hurtada.
CAPITULO III: DE LOS MANDAMIENTOS HACIA EL PRÓJIMO 59
445. – ¿Es pecado grave hurtar? – Es pecado grave contra la justicia,
cuando la materia es g rave, por ser cosa impor tantísima que se respete el
derecho de cada cual a lo suy o y esto para bien de los indi viduos, de las
familias y de la sociedad.
446. – ¿Cuándo es grave la materia del hurto? – Es grave cuando se
quitan cosas de impor tancia y, también, aunque lo que se hur ta sea de
escasa monta, si con ello se perjudica notablemente al prójimo.
447. – ¿Qué nos manda el séptimo mandamiento? – El séptimo
mandamiento nos manda que se respete la hacienda ajena, que se pague el
jornal justo al operario y que se guarde la justicia en todo lo que mira a la
propiedad de los demás.
448. – ¿Basta la confesión al que ha pecado contra el séptimo man-
damiento? – Al que ha pecado contra el séptimo mandamiento no le basta
la confesión, sino que debe hacer lo que pueda para restituir lo ajeno y
resarcir los perjuicios.
449. – ¿En qué consiste resarcir los perjuicios? – Resarcir los perjui-
cios consiste en la compensación que ha de darse al prójimo por los frutos
o ganancias que perdió a causa del hur to o de otras injusticias cometidas
con daño de él.
450. – ¿A quién se debe restituir la cosa robada? – A quien se robó,
a sus herederos si ya murió y, si esto fuese verdaderamente imposible, debe
gastarse el valor en beneficio de los pobres y obras pías.
451. – ¿Qué debe hacerse cuando se encuentra una cosa de gran
valor? – Debe emplearse gran diligencia en buscar al dueño y r estituirla
con fidelidad.

§ 5º – Del octavo mandamiento


452. – ¿Qué nos prohíbe el octavo mandamiento: NO DIRÁS FALSO
TESTIMONIO NI MENTIRÁS? – El octavo mandamiento: No dirás falso testimo-
nio ni mentirás, nos prohíbe atestiguar en falso en juicio; prohíbe además la
detracción o murmuración, la calumnia, la adulación, el juicio y sospec ha
temeraria y toda suerte de mentiras.
453. – ¿Qué es la DETRACCIÓN o MUR-
MURACIÓN? – Detracción o murmuración es un
pecado que consiste en manif estar, sin justo
motivo, los pecados y defectos de los demás.
454. – ¿Qué es CALUMNIA? – Calumnia es
un pecado que consiste en atribuir maliciosa-
mente al prójimo culpas y defectos que no tie-
ne.
60 TERCERA PARTE: DE LOS MANDAMIENTOS
455. – ¿Qué es la ADULACIÓN? – Adulación es un pecado que consiste
en engañar a uno diciendo falsamente bien de él o de otr os, con el fin de
sacar algún provecho.
456. – ¿Qué es el JUICIO o SOSPECHA TEMERARIA? – Juicio o sospecha
temeraria es un pecado que consiste en juzg ar o sospechar mal de uno sin
justo fundamento.
457. – ¿Qué es MENTIRA? – Mentira es un
pecado que consiste en asegurar como verda-
dero o falso, con palabras o con obras, lo que
no se tiene por tal.
458. – ¿De cuántas especies es la menti-
ra? – La mentira es de tres especies: jocosa,
oficiosa y dañosa.
459. – ¿Qué es la MENTIRA JOCOSA? –
Mentira jocosa es aquella con que se miente por burla o juego y sin perjuicio
de nadie.
460. – ¿Qué es la MENTIRA OFICIOSA? – Mentira oficiosa es la afirma-
ción de una falsedad por el propio o ajeno provecho, sin perjuicio de terce-
ro.
461. – ¿Qué es la MENTIRA DAÑOSA? – Mentira dañosa es afirmar una
cosa falsa con perjuicio de tercero.
462. – ¿Es lícito alguna vez mentir? – Jamás es lícito mentir, ni por
juego, ni por interés propio o ajeno, por ser cosa en sí mala.
463. – ¿Qué pecado es mentir? – La mentira jocosa u oficiosa es peca-
do venial, pero la dañosa es pecado mortal, si el daño que acarrea es grave.
464. – ¿Es preciso decir siempre todo lo que se piensa? – No siempre
es preciso, especialmente cuando el que pregunta no tiene derecho a saber
lo que pregunta.
465. – ¿Basta la confesión al que ha pecado contra el octavo man-
damiento? – Al que ha pecado contra el octavo mandamiento no le basta
la confesión, sino que tiene obligación de retractarse de cuanto dijo calum-
niando al prójimo y de r eparar, del modo que pueda, los daños que le ha
causado.
466. – ¿Qué nos manda el octavo mandamiento? – El octavo man-
damiento nos manda que dig amos la verdad en su lug ar y tiempo y que
echemos a buena parte, en cuanto podamos, las acciones de nuestro próji-
mo.
CAPITULO IV: DE LOS MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA 61
§ 6º – Del décimo mandamiento
467. – ¿Qué nos prohíbe el décimo mandamiento: NO CODICIARÁS
LOS BIENES AJENOS? – El décimo mandamiento: No codiciarás los bienes ajenos,
nos prohíbe el deseo de quitar a otros sus bienes y el de adquirir hacienda
por medios injustos.
468. – ¿Por qué prohíbe Dios aun el deseo de los bienes ajenos? –
Dios prohíbe los deseos desordenados de los bienes ajenos porque quiere
que aun interiormente seamos justos y que nos mantengamos siempre muy
lejos de las acciones injustas.
469. – ¿Qué nos manda el décimo mandamiento? – El décimo man-
damiento nos manda que estemos contentos con el estado en que Dios
nos ha puesto y que suframos con paciencia
la pobreza cuando el Señor nos quiera en ese
estado.
470. – ¿Cómo puede el cristiano estar
contento en el estado de pobreza? – El cris-
tiano puede estar contento aun en el estado
de pobreza, si consider a que la ma yor felici-
dad es la conciencia pura y tranquila, que nues-
tra verdadera patria es el Cielo , que Jesucristo se hizo pobr e por nuestro
Amor y ha prometido un premio especial a los que sufren con resignación
la pobreza.

CAPITULO IV
De los mandamientos de la Santa Madre Iglesia

§ 1º – De los mandamientos de la Santa Madre Iglesia


en general
471. – ¿Qué otros mandamientos hemos de guardar además de los
mandamientos de la ley de Dios? – Además de los mandamientos de la
ley de Dios hemos de guardar los mandamientos de la Santa Madre Iglesia.
472. – ¿Estamos obligados a obedecer a la Iglesia? – Sin duda ningu-
na, estamos obligados a obedecer a la Iglesia, porque Jesucristo mismo lo
manda y porque los mandamientos de la Iglesia ayudan a guardar los man-
damientos de la ley de Dios.
473. – ¿Cuándo empieza la obligación de guardar los mandamien-
tos de la Iglesia? – La obligación de guardar los mandamientos de la Igle-
sia empieza generalmente con el uso de la razón y siete años cumplidos, si
62 TERCERA PARTE: DE LOS MANDAMIENTOS
no se indica otra edad.
474. – ¿Es pecado quebrantar un mandamiento de la Iglesia? –
Quebrantar a sabiendas un mandamiento de la Iglesia en materia g rave es
pecado mortal.
475. – ¿Quién puede dispensar de un mandamiento de la Santa
Madre Iglesia? – Sólo el Papa, o quien de él tuviere facultad, puede dis-
pensar de un mandamiento de la Santa Madre
Iglesia.
476. – ¿Cuántos y cuáles son los manda-
mientos más generales de la Santa Madre
Iglesia? – Los mandamientos más g enerales
de la Santa Madre Iglesia son cinco:
El 1º Oír Misa entera todos los domingos
y fiestas de guardar.
El 2º Confesar los pecados mortales al me-
nos una vez al año y en peligro de muerte y si se ha de comulgar.
El 3º Comulgar por Pascua florida.
El 4º Ayunar y abstenerse de comer car ne cuando lo manda la Santa
Madre Iglesia.
El 5º Ayudar a la Iglesia en sus necesidades.
También son mandamientos de la Ig lesia «No leer libros prohibidos y no
celebrar solemnemente bodas cuando están cerradas las velaciones».

§ 2º – Del primer mandamiento de la Santa Madre Iglesia


477. – ¿Qué nos manda el primer mandamiento de la Iglesia: OÍR
MISA ENTERA TODOS LOS DOMINGOS Y FIESTAS DE GUARDAR? – El primer
mandamiento de la Iglesia: Oír Misa entera todos los domingos y fiestas de guardar,
nos manda asistir con devoción a la Santa Misa todos los domingos y fies-
tas de precepto, oyéndola desde el principio al fin.
478. – ¿Cuál es la Misa a que la Iglesia
desea se asista los domingos y demás fies-
tas de precepto? – La Misa a que la Iglesia
desea que, en cuanto sea posible, se asista los
domingos y demás fiestas de prece pto, es la
Misa parroquial.
479. – ¿Por qué la Iglesia recomienda a
los fieles la asistencia a la Misa parroquial?
– La Iglesia recomienda a los fieles la asistencia a la Misa parroquial: 1º para
que los de la misma P arroquia se unan a ro gar con el pár roco, que es su
cabeza; 2º para que los feligreses participen con más especialidad del Santo
CAPITULO IV: DE LOS MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA 63
Sacrificio, que se a plica principalmente por ellos; 3º par a que oig an las
verdades del Evangelio, que los párrocos tienen obligación de exponer en
la Santa Misa; 4º para que vengan en conocimiento de las prescripciones y
avisos que en dicha Misa se publican.
480. – ¿Qué quiere decir DOMÍNICA o DOMINGO? – Domínica o Domin-
go quiere decir día del Señor , o día especialmente consag rado al di vino
servicio.
481. – ¿Por qué en el primer mandamien-
to de la Iglesia se hace particular mención
del domingo? – En el primer mandamiento
de la Santa Madre Ig lesia se hace par ticular
mención del domingo, porque ésta es la fiesta
principal entre los cristianos, como el sábado
era la fiesta principal entre los judíos, estable-
cida por el mismo Dios.
482. – ¿Qué otras fiestas ha instituido la Iglesia? – La Iglesia ha
instituido además las fiestas de Nuestro Señor, de la Santísima Virgen, de
los Ángeles y de los Santos.
483. – ¿Por qué la Iglesia ha instituido otras fiestas de Nuestro
Señor? – La Iglesia ha instituido otras fiestas de Nuestro Señor en memo-
ria de sus divinos misterios.
484. – ¿Por qué fin han sido instituidas las fiestas de la Santísima
Virgen, de los Ángeles y de los Santos? – Las fiestas de la Santísima
Virgen, de los Ángeles y de los Santos han sido instituidas: 1º en memoria
de las gracias con que Dios los enriqueció y en agradecimiento a la divina
Bondad por habérselas dispensado; 2º para que nosotros los honremos e
imitemos sus ejemplos y ellos nos ayuden con sus oraciones.

§ 3º – Del segundo mandamiento de la Santa Madre Iglesia


485. – ¿Qué nos manda la Iglesia con las palabras del segundo
mandamiento: CONFESAR LOS PECADOS MORTALES AL MENOS UNA VEZ AL
AÑO? – Con las palabras del segundo manda-
miento: Confesar los pecados mortales al menos una
vez al año, la Iglesia obliga a todos los cristianos
que han lleg ado al uso de razón, a acer carse
por lo menos una vez al año al Sacramento de
la Penitencia para confesar los pecados mor -
tales.
486. – ¿Cuál es el tiempo más oportuno
para satisfacer el precepto de la confesión
anual? – El tiempo más oportuno para satisfacer el precepto de la confe-
64 TERCERA PARTE: DE LOS MANDAMIENTOS
sión anual es la Cuaresma, según el uso introducido y aprobado de toda la
Iglesia.
487. – ¿Por qué dice la Iglesia que confesemos los pecados mortales
AL MENOS una vez al año? – La Iglesia dice: al menos, para darnos a enten-
der su deseo de que nos acerquemos más a menudo a los Santos Sacramen-
tos.
488. – ¿Es, pues, útil confesarse a menu-
do? – Es utilísimo confesarse a men udo, so-
bre todo porque es difícil que se confiese bien
y esté alejado del pecado mor tal quien ra ra
vez se confiesa.
489. – ¿Por qué se añade: Y EN PELIGRO
DE MUERTE? – Se añade en el segundo manda-
miento de la Iglesia y en peligro de muerte, por-
que de una santa muerte depende la salvación
del alma y una buena confesión facilita una santa muerte.
490. – ¿Por qué se indican últimamente: Y SI SE HA DE COMULGAR? –
Se indica en último lugar: y si se ha de comulgar, porque la Sagrada Comunión
se ha de recibir en estado de g racia y el que teng a pecado mor tal ha de
ponerse en gracia mediante la Confesión precisamente, no bastando el acto
de contrición perfecta.

§ 4º – Del tercer mandamiento de la Santa Madre Iglesia


491. – ¿Qué ordena la Santa Madre Iglesia con las palabras del
tercer mandamiento: COMULGAR POR PASCUA FLORIDA? – Con las pala-
bras del tercer mandamiento: Comulgar por Pas-
cua florida, la Iglesia oblig a a todos los cristia-
nos que han llegado a la edad de la discreción
a que reciban todos los años la Santísima Eu-
caristía durante el tiempo pascual y aconseja
se comulgue en la propia P arroquia. Cuídese
de avisar al propio párroco si se com ulga en
otra parte.
492. – ¿Estamos obligados a comulgar
en otro tiempo fuera de la Pascua? – Estamos obligados a comulgar en
peligro de muerte, por modo de Viático.
493. – ¿Hay que comulgar solamente por Pascua florida y en peli-
gro de muerte? – Por obligación no, pero la Iglesia desea vivamente que
no sólo por Pascua de Resurrección, sino lo más a menudo que podamos,
nos acerquemos a la Sag rada Comunión, que es el mantenimiento di vino
de nuestras almas.
CAPITULO IV: DE LOS MANDAMIENTOS DE LA IGLESIA 65
494. – ¿Se satisface al segundo y tercer mandamientos con una con-
fesión o comunión sacrílegas? – Quien hiciese una confesión y comunión
sacrílega no satisfaría al segundo y tercer mandamientos de la Iglesia, por-
que la intención de la Iglesia es que recibamos estos Sacramentos para el
fin que fueron instituidos, que es nuestra santificación.

§ 5º – Del cuarto mandamiento de la Santa Madre Iglesia


495. – ¿Qué nos manda el cuarto mandamiento de la Santa Madre
Iglesia: AYUNAR Y ABSTENERSE DE COMER CARNE CUANDO LO MANDA LA
SANTA MADRE IGLESIA? – El cuarto precepto de la Iglesia, con las palabras:
Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda
la Santa Madre Iglesia, nos manda que guarde-
mos el ayuno: 1º en la Cuaresma; 2º en las cua-
tro Témporas; 3º en algunas vigilias. Y que nos
abstengamos de tomar carne y su caldo en cier-
tos días.
496. – ¿En qué consiste el AYUNO? – El
ayuno consiste en no hacer más que una sola
comida fuerte al día, per mitiéndose la colación
por la noche y la parvedad por la mañana, el Miércoles de Ceniza y el Vier-
nes Santo.
497. – ¿De qué sirve el ayuno? – El ayuno sirve para disponernos
mejor a la oración, para hacer penitencia de los pecados cometidos y para
preservarnos de cometer otros nuevos.
498. – ¿Quién está obligado al ayuno? – Al ayuno están obligados
todos los cristianos desde los dieciocho años cumplidos hasta los sesenta
incoados, si no están dispensados o excusados por legítimo impedimento.
499. – ¿Están exentos de la mortificación los que no tienen obliga-
ción de ayunar? – Los que no tienen obligación de ayunar no están exen-
tos de la mortificación, porque todos estamos obligados a hacer peniten-
cia.
500. – ¿Para qué fin se instituyó la Cuaresma? – La Cuaresma se
instituyó para imitar en alguna manera el riguroso a yuno de cuarenta días
que Jesucristo practicó en el desier to y para prepararnos por medio de la
penitencia a celebrar santamente la Pascua.
501. – ¿Para qué fin se instituyó el ayuno de las cuatro Témporas?
– El ayuno de las cua tro Témporas se instituyó par a consagrar todas las
estaciones del año con la penitencia de algunos días; para pedir a Dios la
conservación de los frutos de la tierra; para darle gracias por los frutos ya
recibidos y para rogarle dé a su Iglesia buenos ministros, cuya ordenación
se hace los sábados de las cuatro Témporas.
66 TERCERA PARTE: DE LOS MANDAMIENTOS
502. – ¿Para qué fin se ha instituido el
ayuno de las vigilias? – El ayuno de las vigi-
lias se ha instituido par a prepararnos a cele-
brar santamente las fiestas principales.
503. – ¿En qué días y con qué fines pres-
cribe la Iglesia la abstinencia? – La Iglesia
prescribe la abstinencia de car ne y su caldo
todos los viernes del año, en conmemoración
de la Pasión y Muerte de Jesús y en las Tém-
poras y Vigilias, para que hagamos penitencia y nos preparemos a celebrar
santamente las fiestas, como se dijo del ayuno. A la abstinencia están obli-
gados todos los cristianos desde los catorce años cumplidos.

§ 6º – Del quinto mandamiento de la Santa Madre Iglesia


504. – ¿Cómo se guarda el quinto man-
damiento de la Santa Madre Iglesia: AYU-
DAR A LA IGLESIA EN SUS NECESIDADES? – El
quinto mandamiento: Ayudar a la Iglesia en sus
necesidades, se guar da pagando las ofrenda o
prestaciones establecidas para reconocer el su-
premo dominio de Dios sobre todas las cosas
y para proveer a la decorosa sustentación de
sus ministros.
505. – ¿Cómo se deben pagar estas ofren-
das? – Estas ofrendas deben pagarse de aquellas cosas y en aquella manera
que se acostumbra en cada lug ar. En España, y en vir tud de Convenios
especiales con la Santa Sede, se cumple este pr ecepto dando las limosnas
señaladas por la administración de s Sacramentos, por los funerales y con-
tribuyendo a las colectas que disponen el Papa y los Obispos.

§ 7º – De otros mandamientos generales


de la Santa Madre Iglesia
506. – ¿Qué prohíbe la Iglesia con este mandamiento: NO CELE-
BRAR SOLEMNEMENTE BODAS CUANDO ESTÁN CERRADAS LAS VELACIONES? –
Con este mandamiento no prohíbe la Iglesia la celebración del Sacramento
del matrimonio, sino solamente la solemnidad de las bodas, desde el primer
domingo de Adviento hasta Na vidad inclusive, y desde el miércoles de
Ceniza hasta el Domingo de Pascua inclusive.
507. – ¿En qué consiste la SOLEMNIDAD prohibida de las bodas? –
La solemnidad prohibida por este mandamiento consiste en la Misa propia
CAPITULO V: DE LOS DEBERES PARTICULARES 67
de los esposos, en la bendición nupcial y en la pompa extraordinaria de las
bodas.
508. – ¿Por qué las demostraciones de pompa no dicen bien con el
Adviento y la Cuaresma? – Las demostraciones de pompa no dicen bien
con el Adviento y la Cuar esma porque éstos son tiempos especialmente
consagrados a la penitencia y oración.
508 *. – ¿Por qué la Iglesia prohíbe la lectura de ciertos libros? – La
Iglesia prohíbe la lectura de ciertos libros que defienden la herejía, el cisma
o tratan de destruir los fundamentos de la Religión, por el gran peligro de
perversión que su lectura entraña para los cristianos. Los libros que expo-
nen asuntos obscenos están además prohibidos por el derecho natural.

CAPITULO V
De los deberes particulares del propio estado
y de los consejos evangélicos

§ 1º – De los deberes del propio estado


509. – ¿Qué se entiende por deberes del propio estado? – Por debe-
res del propio estado se entienden aquellas oblig aciones particulares que
tiene cada uno por razón de su estado, condi-
ción y oficio.
510. – ¿Quién ha impuesto a los varios
estados sus particulares deberes? – Dios
mismo es quien ha impuesto a los varios esta-
dos sus particulares deberes, porque éstos se
derivan de los Divinos Mandamientos.
511. – Mostrar con un ejemplo cómo los
deberes particulares se derivan de los Mandamientos. – En el cuarto
mandamiento, con el nombre de padr e y madre, se entienden asimismo
todos nuestros superiores y, por esto, de aquel mandamiento se deri van
todos lo deberes de obediencia, amor y respeto de los inferiores a sus supe-
riores y todos los deberes de vigilancia que tienen los superiores para con
sus subordinados.
512. – ¿De qué mandamiento se derivan los deberes de los artesa-
nos, comerciantes, administradores de bienes ajenos y otros semejan-
tes? – Los deberes de fidelidad, justicia, sinceridad y equidad que tienen, se
derivan del séptimo, octavo y décimo mandamientos , que prohíbe todo
fraude, injusticia, negligencia y doblez.
513. – ¿De qué mandamiento se derivan los deberes de las personas
68 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
consagradas a Dios? – Los deberes de las personas consagradas a Dios se
derivan del segundo mandamiento, que manda cumplir las promesas y vo-
tos hechos a Dios; pues las tales personas se obligaron con voto a la guarda
de todos o de algunos consejos evangélicos.

§ 2º – De los consejos evangélicos


514. – ¿Qué son los CONSEJOS EVANGÉLICOS? – Los consejos evangélicos
son algunos medios propuestos por Jesucristo
en el Santo Evangelio para llegar a la perfec-
ción cristiana.
515. – ¿Cuáles son los consejos evangéli-
cos? – Los consejos ev angélicos son: pobreza
voluntaria, castidad perpetua y obediencia en todo
lo que no fuere pecado.
516. – ¿Para qué sirven los consejos evan-
gélicos? – Los consejos e vangélicos sirven para facilitar la guarda de los
Mandamientos y asegurar mejor la eterna salvación.
517. – ¿Por qué los consejos evangélicos facilitan la guarda de los
Mandamientos? – Los consejos evangélicos facilitan la guarda de los Man-
damientos porque nos ayudan a desasir el corazón del amor a la riqueza, de
los placeres y de las honras y, de esta suerte, nos desvían del pecado.

¡La Biblia no prohíbe las imágenes santas!


Dios mismo manda fabricar dos imágenes de Ángeles querubines
para colocarlos sobre el Arca de la ALIANZA (Éxodo 25, 18; 1
Reyes 7, 25, 29,45) y una serpiente de bronce, que es símbolo de la
Cruz de Cristo (Números 21, 8; Juan 3, 14).
Dice también: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No
harás imagen” de falsos dioses llamados ídolos (Éxodo 20, 4).
Ese texto no tiene nada que ver con los santos cristianos.

Imágenes
Dios dijo a ordenadas...
Moisés: “Harás ¡Por Dios!
Éxodo 25, 18
dos querubines
cincelados en oro”
(Éxodo 25, 18).
CAPITULO I: DE LOS SACRAMENTOS EN GENERAL 69

PARTE CUARTA
DE LOS SACRAMENTOS

CAPITULO PRIMERO
De los Sacramentos en general

§ 1º – Naturaleza de los Sacramentos


518. – ¿De qué se trata en la cuarta parte de la Doctrina Cristiana?
– En la cuarta parte de la Doctrina cristiana se trata de los Sacramentos.
519. – ¿Qué se entiende por la palabra SACRAMENTO? – Por la pala-
bra Sacramento se entiende un signo sensible y eficaz de la gracia, instituido
por Jesucristo para santificar nuestras almas.
520. – ¿Por qué llamáis a los Sacramentos SEÑALES SENSIBLES Y EFI-
CACES DE LA GRACIA? – Llamo a los Sacramentos señales sensibles y eficaces de
la gracia, porque todos los Sacramentos significan, por medio de cosas sen-
sibles, la gracia divina que producen en nuestras almas.
521. – Explicar con un ejemplo cómo los Sacramentos son señales
sensibles y eficaces de la gracia. – En el Bautismo, el derramar el agua
sobre la cabeza del niño y las palabras: Yo te bautizo, esto es, yo te lavo, en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, son una señal sensible de lo que
el Bautismo obra en el alma, por que así como el a gua lava el cuerpo, así
también la gracia divina del Bautismo limpia de pecado el alma.
522. – ¿Cuántos y cuáles son los Sacra-
mentos? – Los Sacramentos son siete: Bautis-
mo, Confirmación o Santo Crisma, Eucaristía,
Penitencia, Extremaunción, Orden Sacerdotal y
Matrimonio.
523. – ¿Qué cosas se requieren para un
Sacramento? – Para un Sacramento se requie-
ren la materia, la forma, el ministro y el sujeto. El
ministro ha de tener intención de hacer lo que
hace la Iglesia.
524. – ¿Qué es la MATERIA del Sacramento? – La materia del Sacra-
mento es la cosa sensible que para él se emplea, como,por ejemplo, el agua
70 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
natural en el Bautismo; el óleo y el bálsamo en la Confirmación.
525. – ¿Qué es la FORMA del Sacramento? – La forma del Sacramento
son las palabras que para hacerlo se profieren.
526. – ¿Quién es el MINISTRO del Sacramento? – El ministro del Sacra-
mento es la persona que hace o confiere el Sacramento.
526 *. – ¿Quién es el SUJETO en el Sacramento? – El sujeto en el
Sacramento es la persona que lo recibe

§ 2º – Del efecto principal de los Sacramentos, que es la gracia


527. – ¿Qué es la GRACIA? – La gracia de Dios es un don inter no,
sobrenatural, que se nos da, sin ningún merecimiento nuestro, por los mé-
ritos de Jesucristo, en orden a la vida eterna.
528. – ¿De cuántas maneras es la gra-
cia? – La g racia es de dos maneras: gracia
santificante, que se llama también habitual, y gra-
cia actual.
529. – ¿Qué es la gracia SANTIFICANTE?
– La gracia santificante es un don sobrenatural,
inherente a nuestra alma, que nos hace justos,
hijos adoptivos de Dios y herederos de la glo-
ria.
530. – ¿De cuántas maneras es la gracia santificante? – La gracia
santificante es de dos maneras: gracia primera y gracia segunda.
531. – ¿Cuál es la gracia PRIMERA? – Gracia primera es aquélla por la
que el hombre pasa del estado de pecado mortal al estado de justicia.
532. – ¿Cuál es la gracia SEGUNDA? – Gracia segunda es un aumento de
la gracia primera.
533. – ¿Qué es la gracia ACTUAL? – Gra-
cia actual es un don sobrenatural que ilumina
nuestro entendimiento y m ueve y confo rta
nuestra voluntad para que obremos el bien y
nos abstengamos del mal.
534. – ¿Podemos resistir a la gracia de
Dios? – Sí, podemos resistir a la gracia de Dios,
porque no destruye nuestro libre albedrío.
535. – ¿Podemos con nuestras solas fuerzas hacer algo que nos ayu-
de para la vida eterna? – Sin el socorro de la gracia de Dios no podemos
con nuestras solas fuerzas hacer ninguna cosa que nos a yude para la vida
eterna.
CAPITULO I: DE LOS SACRAMENTOS EN GENERAL 71
536. – ¿Cómo nos comunica Dios la gracia? – Dios nos comunica la
gracia principalmente por medio de los Santos Sacramentos.
537. – ¿Confieren los Sacramentos otra gracia además de la
santificante? – Los Sacramentos, además de la gracia santificante, confie-
ren también la gracia sacramental.
538. – ¿Qué es la GRACIA SACRAMENTAL?
– La gracia sacramental consiste en el dere cho
que el Sacramento da al que lo recibe de tener
en tiempo oportuno las gracias actuales nece-
sarias para cumplir las oblig aciones que im-
pone. Así, cuando fuimos bautizados, recibi-
mos el derecho de tener las gracias para vivir
cristianamente.
539. – Los Sacramentos, ¿dan siempre
la gracia a quien los recibe? – Los Sacramentos dan siempre la g racia
con tal que se reciban con las necesarias disposiciones.
540. – ¿Quién ha dado a los Sacramentos la virtud de conferir la
gracia? – La virtud que tienen los Sacramentos de conferir la gracia se las
ha dado Jesucristo con su Pasión y muerte.
541. – ¿Cuáles son los Sacramentos que confieren la primera gra-
cia santificante? – Los Sacramentos que confieren la primera g racia
santificante, que nos hace amigos de Dios, son: el Bautismo y la Penitencia.
542. – ¿Cómo se llaman por esta razón estos dos Sacramentos? –
Estos dos Sacramentos, Bautismo y Penitencia, se llaman por esta razón
Sacramentos de muertos, porque están instituidos principalmente para devol-
ver la vida de la gracia a las almas muertas por el pecado.
543. – ¿Cuáles son los Sacramentos que aumentan la gracia en quien
la posee? – Los Sacramentos que aumentan la gracia en quien la posee, son
los otros cinco, a saber: Confirmación, Eucaristía, Extremaunción, Orden
Sagrado y Matrimonio, los cuales confieren la
gracia segunda.
544. – ¿Cómo se llaman por esta razón
estos cinco Sacramentos? – Estos cinco Sa-
cramentos, a saber: Confirmación, Eucaristía,
Extremaunción, Orden Sagrado y Matrimonio,
se llaman Sacramentos de vivos, porque los que
los reciben han de estar sin pecado mortal, esto
es, ya vivos a la gracia santificante.
545. – ¿Qué pecado comete quien recibe uno de los Sacramentos de
vivos, sabiendo que no está en gracia de Dios? – Quien recibe uno de
los Sacramentos de vivos, sabiendo que no está en gracia de Dios, comete
grave sacrilegio.
72 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
546. – ¿Cuáles son los Sacramentos más necesarios para salvarnos?
– Los Sacramentos más necesarios para salvarnos son dos: el Bautismo y la
Penitencia; el Bautismo es necesario a todos y la P enitencia es necesaria a
todos los que han pecado mortalmente después del Bautismo.
547. – ¿Cuál es el más excelente de todos lo Sacramentos? – El más
excelente de todos los Sacramentos es la Eucaristía, por que encierra, no
sólo la gracia, sino a Jesucristo, autor de la gracia y de los Sacramentos.

§ 3º – Del carácter que imprimen algunos Sacramentos


548. – ¿Qué Sacramentos pueden recibirse sólo una vez? – Los Sa-
cramentos que pueden recibirse sólo una vez son tres: el Bautismo, la Con-
firmación y el Orden Sagrado.
549. – ¿Por qué los tres Sacramentos,
Bautismo, Confirmación y Orden Sagrado,
pueden recibirse sólo una vez? – Los tres
Sacramentos, Bautismo, Confirmación y Or-
den Sagrado, sólo pueden r ecibirse una v ez
porque cada uno de ellos imprime carácter.
550. – ¿Qué es el CARÁCTER que cada uno
de los tres Sacramentos, Bautismo, Confir-
mación y Orden Sagrado, imprimen en el alma? – El carácter que cada
uno de los tres Sacr amentos, Bautismo, Confirmación y Orden Sagrado,
imprime en el alma, es una señal espiritual que no se borra jamás.
551. – ¿De qué sirve el carácter que imprimen en el alma estos tres
Sacramentos? – El carácter que imprimen en el alma estos tres Sacramen-
tos, sirve de señal o contr aseña para marcar nos: en el Bautismo , como
miembros de Jesucristo; la Confirmación, como sus soldados; en el Orden
Sagrado, como sus ministros.

CAPITULO II
Del Bautismo

§ 1º – Naturaleza y efectos del Bautismo


552. – ¿Qué es el Sacramento del BAUTISMO? – El Bautismo es un
Sacramento por el cual renacemos a la gracia de Dios y nos hacemos cris-
tianos.
553. – ¿Cuáles son los efectos del Sacramento del Bautismo? – El
Sacramento del Bautismo confiere la primera gracia santificante, por la que
se perdona el pecado original y también los actuales, si los hay; remite toda
CAPITULO II: DEL BAUTISMO 73
la pena por ellos debida; imprime el carácter
de cristianos; nos hace hijos de Dios , miem-
bros de la Iglesia y herederos de la gloria y nos
habilita para recibir los demás Sacramentos.
554. – ¿Cuál es la materia del Bautis-
mo? – La materia del Bautismo es el agua na-
tural que se vier te sobre la ca beza del bauti-
zando, en tal cantidad que corra.
555. – ¿Cuál es la forma del Bautismo? – La forma del Bautismo es
ésta: Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

§ 2º – Ministro del Bautismo


556. – ¿A quién pertenece administrar el Bautismo? – Administrar
el Bautismo pertenece por derecho al Obispo y a los pár rocos; pero, en
caso de necesidad, cualquier persona puede administrarlo, sea hombre o
mujer, y aun hereje o infiel, con tal que cumpla el rito del Bautismo y tenga
intención de hacer lo que hace la Iglesia.
557. – ¿Quién deberá administrar el
Bautismo cuando hay necesidad de bauti-
zar a quien está en peligro de muerte y se
hallan muchos presentes? – Cuando hay ne-
cesidad de bautizar a quien está en peligro de
muerte y se hallan m uchos presentes, debe
bautizar el sacerdote si lo hay; en su ausencia,
un eclesiástico de orden inferior; en ausencia
de éste, el varón seglar con preferencia a la mujer, si ya la mayor pericia de
la mujer, o la decencia, no demandasen otra cosa.
558. – ¿Qué intención debe tener el que bautiza? – El que bautiza
debe tener intención de hacer lo que hace la Iglesia al bautizar.

§ 3º – Rito del Bautismo y disposiciones del adulto que lo recibe


559. – ¿Cómo se administra el Bautismo? – Se administra el Bautis-
mo derramando agua sobre la cabeza del bautizado o, si no se puede en la
cabeza, en otra parte principal del cuerpo, y diciendo al mismo tiempo: Yo
te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
560. – ¿Quedaría bautizada la persona si uno vertiese el agua y
otro dijese las palabras? – Si uno vertiese el agua y otro pronunciase las
palabras, no quedaría la per sona bautizada, porque es preciso que sea el
mismo el que vierta el agua y el que pronuncia las palabras.
74 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
561. – Cuando se duda si la persona está muerta, ¿hay que dejar de
bautizarla? – Cuando se duda si la persona está muerta, hay que bautizar-
la condicionalmente, diciendo: «Si estás vivo, yo te bautizo en el nombre del Padre
y del Hijo y del Espíritu Santo».
562. – ¿Cuándo hay que llevar a los niños a la Iglesia para que los
bauticen? – Hay que llevar a los niños lo más pronto posible a la Ig lesia
para que los bauticen.
563. – ¿Por qué tanta prisa en bautizar
a los niños? – Hay que darse prisa en bautizar
a los niños, porque están expuestos por su tier-
na edad a muchos peligros de muerte y no pue-
den salvarse sin el Bautismo.
564. – ¿Pecarán, pues, los padres y las
madres que por negligencia dejen morir a
sus hijos sin Bautismo o lo dilaten? – Sí, los
padres y madres que por negligencia dejan morir a los hijos sin Bautismo,
pecan gravemente porque los privan de la vida eter na y pecan también
gravemente dilatando mucho el Bautismo, porque los exponen al pelig ro
de morir sin haberlo recibido.
565. – ¿Qué disposiciones ha de tener el adulto que se bautiza? – El
adulto que se bautiza ha de tener, además de la Fe, intención de bautizarse,
dolor a lo menos imperfecto de los pecados mortales que hubiere cometi-
do y suficiente instrucción religiosa.
566. – ¿Qué recibiría el adulto que se bautizase en pecado mortal
sin dolor de los pecados? – El adulto que se bautizase en pecado mor tal
sin dolor de los pecados, recibiría el carácter del Bautismo, más no la remi-
sión de los pecados ni la g racia santificante. Estos efectos quedarían en
suspenso hasta que quitase el impedimento con el dolor perfecto o con el
Sacramento de la Penitencia.

§ 4º – Necesidad del Bautismo y obligaciones de los bautizados


567. – ¿Es necesario el Bautismo para salvarse? – El Bautismo es
absolutamente necesario para salv arse, habiendo dic ho expresamente el
Señor: «El que no renaciere en el agua y en el Espíritu Santo no podrá entrar en el
Reino de los Cielos».
568. – ¿Puede suplirse de alguna manera la falta del Bautismo? –
La falta del Bautismo puede suplirse con el martirio, que se llama Bautismo
de sangre, o con un acto de perfecto amor de Dios o de contrición que vaya
junto con el deseo al menos implícito del Bautismo y este se llamaBautismo
de deseo.
569. – ¿A qué está obligado quien recibe el Bautismo? – Quien reci-
CAPITULO II: DEL BAUTISMO 75
be el Bautismo está obligado a profesar la Fe
y a guardar la ley de Jesucristo y de su Iglesia.
570. – ¿A qué cosas se renuncia cuando
se recibe el Santo Bautismo? – Cuando se
recibe el Santo Bautismo se r enuncia para
siempre al demonio, a sus obras y a sus pom-
pas.
571. – ¿Qué se entiende por obras y pom-
pas del demonio? – Por obras y pompas del
demonio se entienden los pecados y las máximas del m undo, contrarias a
las máximas del Santo Evangelio.

§ 5º – Nombres y padrinos
572. – ¿Por qué se pone el nombre de un Santo al que se bautiza? –
Se pone el nombre de un Santo al que se bautiza para colocarlo desde
luego bajo la protección de un celestial patrono y para que se aliente de la
imitación de sus ejemplos.
573. – ¿Quiénes son los PADRINOS y MADRINAS del Bautismo? – Los
padrinos y madrinas del Bautismo son aquellas personas que por disposición
de la Iglesia tienen a los niños en la sag rada fuente, contestan por ellos y
salen fiadores ante Dios de su cristiana educación, especialmente si en esto
faltasen los padres.
574. – ¿Estamos obligados a cumplir las promesas y renuncias que
nuestros padrinos hicieron por nosotros? – Estamos obligados a cumplir
las promesas y ren uncias que n uestros padrinos hicieron por nosotr os,
porque sólo con esta condición nos recibió Dios en su gracia.
575. – ¿Qué personas deben elegirse
para padrinos y madrinas? – Deben elegirse
para padrinos y madrinas personas católicas ,
de buenas costumbres y obedientes a las leyes
de la Iglesia.
576. – ¿Cuáles son las obligaciones de
los padrinos y madrinas? – Los padrinos y
madrinas están obligados a procurar que sus
hijos espirituales sean instr uidos en las v erdades de la F e y vivan como
buenos cristianos, edificándolos con buenos ejemplos.
577. – ¿Qué vínculos contraen los padrinos del Bautismo? – Los
padrinos contraen un parentesco espiritual con el bautizado y este paren-
tesco produce impedimento de matrimonio.
76 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
CAPITULO III
Del Crisma o Confirmación

578. – ¿Qué es el Sacramento del SANTO CRISMA o CONFIRMACIÓN?


– El Santo Crisma o Confirmación es un Sacramento por el cual recibimos al
Espíritu Santo, se imprime en nuestra alma el carácter de soldados y após-
toles de Jesucristo y nos hacemos perfectos cristianos.
579. – ¿De qué manera el Sacramento de la Confirmación nos hace
perfectos cristianos? – El Sacramento de la
Confirmación nos hace perfectos cristianos
porque nos confirma en la Fe y perfecciona
las otras virtudes y dones que hemos recibido
en el Santo Bautismo; y por eso se llama Con-
firmación.
580. – ¿Cuáles son los dones del Espíri-
tu Santo que se reciben en la Confirma-
ción? – Los dones del Espíritu Santo que se
reciben en la Confirmación son siete: Sabiduría, Entendimiento, Consejo,
Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios.
581. – ¿Cuál es la materia de este Sacramento? – La materia de este
Sacramento, además de la imposición de las manos del Obispo , es la Un-
ción hecha en la frente del bautizado con el Sagrado Crisma, y por esto se
llama también Crisma, que quiere decir Unción.
582. – ¿Qué es el Sagrado Crisma? – El Sag rado Crisma es aceite
mezclado con bálsamo y consagrado por el Obispo el Jueves Santo.
583. – ¿Qué significa el óleo y el bálsamo en este Sacramento? – En
este Sacramento, el óleo, que se derrama y conforta, significa la gracia abun-
dante que se derrama en el alma del cristiano para confir marlo en la Fe; y el
bálsamo, que es olor oso y libra de cor rupción, significa que el cristiano ,
fortalecido con esta gracia, es apto para dar buen olor de cristianas virtudes
y preservarse de la corrupción de los vicios.
584. – ¿Cuál es la forma del Sacramento de la Confirmación? – La
forma del Sacramento de la Confir mación es ésta: Yo te signo con la señal de la
cruz, y te confirmo con el Crisma de la salud, en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo.
585. – ¿Cuál es el ministro del Sacramento de la Confirmación? –
El ministro ordinario del Sacr amento de la Confi rmación es el Obispo;
pero en algunos casos puede serlo un simple sacerdote.
586. – ¿Con qué rito administra el Obispo la Confirmación?
– El Obispo, para administrar el Sacramento de la Confirmación, extiende
primero las manos sobre los confirmados, invocando sobre ellos al Espíri-
CAPITULO III: DE LA CONFIRMACIÓN 77
tu Santo; luego hace una unción en forma de Cruz con el Sagrado Crisma
en la frente de cada uno, diciendo las palabras de la for ma; después le da
con la mano derecha una ligera bofetada en la mejilla, diciendo: la paz sea
contigo; y por fin, bendice solemnemente a todos los confirmados.
587. – ¿Por qué se hace la unción en la frente? – Se hace la unción en
la frente, donde aparecen las señales del temor y la vergüenza, a fin de que
el confirmado entienda que no debe avergonzarse del nombre y profesión
de cristiano, ni tener miedo de los enemigos de la Fe.
588. – ¿Por qué se da una ligera bofetada al confirmado? – Se da
una ligera bofetada al confirmado para que sepa que ha de estar pronto a
sufrir toda afrenta y todo trabajo por la Fe de Jesucristo.
589. – ¿Deben todos procurar recibir el Sacramento de la Confir-
mación? – Sí, todos deben procurar recibir el Sacramento de la Confir ma-
ción y hacerlo recibir a sus subordinados.
590. – ¿A qué edad conviene recibir el
Sacramento de la Confirmación? – La edad
en que con viene recibir el Sacr amento de la
Confirmación es hacia los siete años; por que
ya entonces suelen comenzar las tentaciones y,
además de conocer suficientemente el niño la
gracia del Sacramento, puede luego acordarse
de haberlo recibido. Es decir se ha de adminis-
trar a los fieles en tor no a la edad de discre-
ción, a no ser que la Conf erencia episcopal determine otra edad, o exista
peligro de muerte o, a juicio del ministr o, una causa g rave aconseje otra
cosa.
591. – ¿A qué edad se acostumbra administrar la Confirmación en
España? – En España por legítima costumbre se administra la Confirma-
ción al menos 4 años después de la Primera Comunión.
592. – ¿Qué disposiciones se requieren para recibir dignamente el
Sacramento de la Confirmación? – Para recibir dignamente el Sacra-
mento de la Confirmación hay que estar en gracia de Dios, saber los miste-
rios principales de nuestra Santa Fe y acercarse a él con reverencia y devo-
ción.
593. – ¿Pecaría quien recibiese la Confirmación por segunda vez?
– Cometería un sacrile gio, porque la Confirmación es uno de los Sacra-
mentos que imprimen carácter en el alma y que, por tanto, sólo una vez se
puede recibir.
594. – ¿Qué ha de hacer el cristiano para conservar la gracia de la
Confirmación? – Para conservar la gracia de la Confirmación debe el cris-
tiano hacer frecuente oración, ejercitar buenas obras y vivir según la ley de
Jesucristo, sin respetos humanos.
78 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
595. – ¿Por qué también en la Confirmación hay padrinos y ma-
drinas? – Para que éstos con palabras y ejemplos dirijan al confirmado por
el camino de la salvación y lo ayuden en la milicia espiritual.
596. – ¿Qué condiciones se requieren en el padrino? – El padrino ha
de ser de con veniente edad, católico, confirmado, instruido en las cosas
más necesarias de la Religión y de buenas costumbres.
597. – ¿Contrae el padrino de la Confirmación algún parentesco
con el confirmado? – El padrino de la confirmación contrae con el con-
firmado parentesco espiritual, aunque éste no produce impedimento para
el matrimonio.

CAPITULO IV
De la Eucaristía

§ 1º – De la naturaleza de este Sacramento


y de la presencia real de Jesucristo en el mismo
598. – ¿Qué es el Sacramento de la EUCARISTÍA? – La Eucaristía es un
Sacramento en el cual, por la admirable conversión de toda la sustancia del
pan en el Cuerpo de Jesucristo y de toda la sustancia del vino en su Precio-
sa Sangre, se contiene verdadera, real y sustancialmente el Cuerpo, la San-
gre, el Alma y la Di vinidad del mismo J esu-
cristo Señor Nuestro, bajo las especies del pan
y del vino, para nuestro mantenimiento espi-
ritual.
599. – ¿Está en la Eucaristía el mismo
Jesucristo que está en el Cielo y que en la
tierra nació de la Santísima Virgen? – Sí,
en la Eucaristía está verdaderamente presente
el mismo Jesucristo que está en el Cielo y que
en la tierra nació de la Santísima Virgen.
600. – ¿Por qué creemos que en el Sacramento de la Eucaristía está
verdaderamente Jesucristo? – Creo que en el Sacramento de la Eucaristía
está verdaderamente presente Jesucristo porque lo ha dic ho Él mismo y
me lo enseña la Santa Iglesia.
601. – ¿Cuál es la materia del Sacramento de la Eucaristía? – La
materia del Sacramento de la Eucaristía es la misma que empleó eJsucristo,
a saber: pan de trigo y vino de vid.
602. – ¿Cuál es la forma del Sacramento de la Eucaristía? – La
forma del Sacramento de la Eucaristía consiste en las palabras que empleó
Jesucristo: Éste es mi Cuerpo; ésta es mi Sangre.
CAPITULO IV: DE LA EUCARISTÍA 79
603. – ¿Qué es, pues, la Hostia antes de la Consa-
gración? – La Hostia antes de la Consagración es pan.
604. – ¿Qué es la Hostia después de la Consagra-
ción? – Después de la Consagración, la Hostia es el verda-
dero Cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo bajo las especies
del pan.
605. – ¿Qué hay en el cáliz antes de la Consagra-
ción? – En el cáliz antes de la Consagración hay vino con
unas gotas de agua.
606. – ¿Qué hay en el cáliz después de la Consagración? – Después
de la Consagración está en el cáliz la v erdadera Sangre de Nuestro Señor
Jesucristo bajo las especies del vino.
607. – ¿Cuándo se hace la conversión del pan en el Cuerpo y del
vino en la Sangre de Jesucristo? – La conversión del pan en el Cuerpo y
del vino en la Sang re de Jesucristo se hace en el acto mismo en que el
sacerdote pronuncia en la Santa Misa las palabras de la Consagración.
608. – ¿Qué es la CONSAGRACIÓN? – La Consagración es la renovación,
por medio del sacerdote, del milagro que hizo Jesucristo en la última cena
de mudar el pan y el vino en su Cuerpo y Sangre adorables, diciendo: éste es
mi Cuerpo; ésta es mi Sangre.
609. – ¿Cómo se llama en la Iglesia esta milagrosa conversión del
pan y del vino en el Cuerpo y en la Sangre de Jesucristo? – Esta mila-
grosa conversión, que todos los días se obra en nuestros altares, la llama la
Iglesia transustanciación.
610. – ¿Quién ha dado tanta virtud a
las palabras de la Consagración? – El mis-
mo Jesucristo, el cual es Dios Todopoderoso,
es quien ha dado tanta virtud a las palabras de
la Consagración.
611. – ¿Queda algo del pan y del vino
después de la Consagración? – Después de
la Consagración sólo quedan las especies del
pan y del vino.
612. – ¿Qué son las ESPECIES del pan y del vino? – Las especies son la
cantidad y las cualidades sensibles del pan y del vino , como la figur a, el
color, el sabor.
613. – ¿Cómo pueden permanecer las especies del pan y del vino
sin su sustancia? – Las especies del pan y del vino per manecen de un
modo admirable sin su sustancia por virtud de Dios omnipotente.
614. – ¿Está sólo el Cuerpo de Jesucristo bajo las especies del pan y
está sólo su Sangre bajo las especies del vino? – Lo mismo bajo las
80 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
especies del pan que bajo las especies del vino está todo Jesucristo vivo, en
Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
615. – ¿Me sabríais decir por qué así en la Hostia como en el cáliz
está todo Jesucristo? – Así en la Hostia como en el cáliz está todo esucris-
J
to, porque en la Eucaristía está vivo e inmortal como en el Cielo; por esto,
donde está su Cuer po, allí está también la Sang re, Alma y Di vinidad y,
donde está la Sangre, allí está también el Cuer po, Alma y Divinidad, pues
todo esto se halla inseparable en Jesucristo.
616. – ¿Deja de estar Jesús en el Cielo cuando está en la Hostia? –
Cuando Jesús está en la Hostia no deja de es-
tar en el Cielo, mas se halla al mismo tiempo
en el Cielo y en el Santísimo Sacramento.
617. – ¿Se halla Jesucristo en todas las
Hostias consagradas del mundo? – Sí, Jesu-
cristo se halla en todas las Hostias consag ra-
das.
618. – ¿Cómo puede ser que se halle Je-
sucristo en todas las Hostias consagradas?
– Por la Omnipotencia de Dios, al cual nada es imposible, se halla Jesucris-
to en todas las Hostias consagradas.
619. – ¿Se parte el Cuerpo de Jesucristo cuando se parte la Hostia?
– Cuando se parte la Hostia no se par te el Cuerpo de Jesucristo, sino se
parten solamente las especies del pan.
620. – ¿En cuál de las partes permanece el Cuerpo de Jesucristo? –
El Cuerpo de Jesucristo permanece entero en todas las par tes en que se
halla dividida la Hostia.
621. – ¿Está Jesucristo lo mismo en la Hostia grande que en la par-
tícula de una Hostia? – Tanto en la Hostia grande como en la partícula de
una Hostia está el mismo Jesucristo.
622. – ¿Por qué se guarda en las Iglesias la Santísima Eucaristía? –
La Santísima Eucaristía se guarda en las Iglesias para que allí sea adorada
por los fieles y llevada a los enfermos cuando la necesidad lo pidiere.
623. – ¿Se debe adorar la Eucaristía? – La Eucaristía debe ser adora-
da de todos, porque contiene verdadera, real y sustancialmente al mismo
Jesucristo Señor Nuestro.

§ 2º – De la institución y de los efectos


del Sacramento de la Eucaristía
624. – ¿En qué tiempo instituyó Jesucristo el Sacramento de la Eu-
caristía? – Jesucristo instituyó el Sacramento de la Eucaristía en la última
CAPITULO IV: DE LA EUCARISTÍA 81
cena que hizo con sus discípulos la noche antes de su Pasión.
625. – ¿Por qué instituyó Jesucristo la Santísima Eucaristía? – Jesu-
cristo instituyó la Santísima Eucaristía para tres fines principales:
1º Para que fuese sacrificio de la nueva Ley.
2º Para que fuese manjar de nuestra alma.
3º Para que fuese un per petuo memorial de su Pasión y muerte y una
prenda preciosa de su Amor a nosotros y de
la vida eterna.
626. – ¿Por qué Jesucristo instituyó este
Sacramento bajo las especies de pan y de
vino? – Jesucristo instituyó este Sacramento
bajo las especies de pan y de vino por que la
Eucaristía había de ser nuestro sustento espi-
ritual y era para esto con veniente que se nos
diese en forma de manjar y bebida.
627. – ¿Qué efectos produce en nosotros la Santísima Eucaristía? –
Los efectos principales que produce la Santísima Eucaristía en quien dig-
namente la recibe son estos: 1º conserva y aumenta la vida del alma, que es
la gracia, como el manjar material mantiene y aumenta la vida del cuer po;
2º perdona los pecados veniales y preserva de los mortales; 3º trae consigo
espiritual consolación.
628. – ¿Nos produce otros efectos en nosotros la Sagrada Eucaris-
tía? – Sí, la Sa grada Eucaristía produce en nosotros otros tres efectos, a
saber: 1º debilita nuestras pasiones y, en especial, amortigua las llamas de la
concupiscencia; 2º acrecienta el fer vor de la caridad con Dios y con el
prójimo y nos ayuda a obrar conforme a los deseos de Jesucristo; 3º nos da
una prenda de la futura gloria y de la misma Resurrección de nuestro cuer-
po.

§ 3º – De las disposiciones necesarias para bien comulgar


629. – ¿Produce siempre en nosotros sus maravillosos efectos el Sa-
cramento de la Eucaristía? – El Sacramento de la Eucaristía produce en
nosotros sus maravillosos efectos cuando lo
recibimos con las debidas disposiciones.
630. – ¿Cuántas cosas son necesarias
para hacer una buena Comunión? – Para
hacer una buena Comunión son necesarias tres
cosas: 1º estar en gracia de Dios; 2º guardar el
ayuno debido; 3º saber lo que se va a recibir y
acercarse a comulgar con devoción.
82 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
631. – ¿Qué quiere decir ESTAR EN GRACIA DE DIOS? – Estar en gracia
de Dios quiere decir tener la conciencia pura y limpia de todo pecado mor-
tal.
632. – ¿Qué debe hacer antes de comulgar el que sabe que está en
pecado mortal? – El que sabe que está en pecado mortal debe hacer una
buena confesión antes de comulgar, pues no le basta para comulgar como
conviene el acto de contrición perf ecta sin la
confesión.
633. – ¿Por qué para poder comulgar no
basta ni aun el acto de contrición perfecta
al que sabe que está en pecado mortal? –
Porque la Iglesia ha establecido para ma yor
reverencia de este Sacramento que quien está
en pecado mortal no se atre va a comulgar si
primero no se ha confesado.
634. – ¿Recibiría a Jesucristo el que comulgase en pecado mortal?
– El que com ulgase en pecado mor tal recibiría a J esucristo, más no su
gracia; antes bien, cometería un sacrilegio y sería merecedor de la sentencia
de condenación.
635. – ¿Qué ayuno debe guardarse antes de la Sagrada Comunión?
– Antes de la Sagrada Comunión debe guardarse el ayuno eucarístico, que
consiste en abstenerse de alimento sólido o
bebida alcohólica tres horas antes de com ul-
gar y de alimento líquido o bebida no alcohó-
lica, una hora antes de la Com unión. El agua
natural puede tomarse a cualquier hora y en
cualquier caso. Los enf ermos pueden tomar
verdaderas medicinas, sólidas o líquidas, y be-
bidas no alcohólicas en cualquier tiempo y sin
ninguna limitación.
636. – ¿Qué es la Comunión por VIÁTICO? – La Comunión por Viá-
tico es la que se da a los enfermos que están en peligro de muerte para que
los sustente en el viaje que hacen de esta vida a la Eternidad.
637. – ¿Qué quiere decir SABER LO QUE SE VA A RECIBIR? – Saber lo que
se va a recibir quiere decir: conocer las cosas que se enseñan en la Doctrina
cristiana acerca de este Sacramento y creerlas firmemente.
638. – ¿Qué quiere decir COMULGAR CON DEVOCIÓN? – Comulgar con
devoción quiere decir acercarse a la Sagrada Comunión con humildad y mo-
destia, así en la persona como en el vestido, prepararse antes y dar gracias
después de la sagrada Comunión.
639. – ¿En qué consiste la preparación antes de la Comunión? – La
preparación antes de la Comunión consiste en gastar algún tiempo en con-
CAPITULO IV: DE LA EUCARISTÍA 83
siderar lo que vamos a recibir y quiénes somos nosotros y en hacer actos de
Fe, Esperanza, Caridad, contrición, adoración, humildad y deseo de recibir
a Jesucristo.
640. – ¿En qué consiste la ACCIÓN DE
GRACIAS después de la Comunión? – La ac-
ción de gracias después de la Comunión consiste
en recogernos interiormente y honrar al Se-
ñor dentro de nosotros mismos , renovando
los actos de Fe, Esperanza, Caridad, adoración,
agradecimiento, ofrecimiento y petición, so-
bre todo de aquellas g racias que son más ne-
cesarias para nosotros o para las personas de
nuestra mayor obligación.
641. – ¿Qué debe hacerse el día que se ha comulgado? – El día que
se ha comulgado debe estar uno recogido en cuanto le sea posible, ocupar-
se en obras de piedad y cumplir con ma yor diligencia las obligaciones del
propio estado.
642. – ¿Cuánto tiempo permanece en nosotros Jesucristo después
de la Sagrada Comunión? – Después de la Sagrada Comunión permane-
ce en nosotros Jesucristo con su gracia mientras no pecamos mortalmente
y con su real presencia, hasta que se consumen las especies sacramentales.

§ 4º – De la manera de comulgar
643. – ¿Cómo hemos de estar en el acto de recibir la Sagrada Co-
munión? – En el acto de recibir la Sa grada Comunión hemos de estar
arrodillados, tener la cabeza medianamente levantada, los ojos modestos y
vueltos a la Sagrada Hostia, la boca suficientemente abierta y la lengua un
poco fuera sobre el labio.
644. – ¿Cómo hay que tener la bandeja
de la Comunión? – La bandeja de la Comu-
nión hay que tenerla de manera que recoja la
Sagrada Hostia, si por ventura viniese a caer.
645. – ¿Cuándo hemos de tragar la Sa-
grada Hostia? – Hemos de tragar la Sagrada
Hostia lo antes posible y abstenernos de escu-
pir por algún tiempo.
646. – ¿Qué hay que hacer si la Sagra-
da Hostia se pega al paladar? – Si la Sagrada Hostia se pega al paladar,
ha de despegarse con la lengua y jamás con los dedos.
84 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
§ 5º – Del precepto de la Comunión
647. – ¿Cuándo hay obligación de co-
mulgar? – Hay obligación de comulgar todos
los años por Pascua florida o de Resurrección
y, además, en peligro de muerte.
648. – ¿A qué edad empieza a obligar el
precepto de la Comunión pascual? – El pre-
cepto de la Comunión pascual empieza a obli-
gar a la edad de la discreción, esto es, luego que se tiene uso de razón.
649. – ¿Pecan los que, siendo por la edad capaces de ser admitidos
a la Comunión, no comulgan? – Pecan los que, siendo por la edad capa-
ces de ser admitidos a la Comunión, no comulgan, o porque no quieren o
porque no están instr uidos por su culpa. Pecan, además, los padres y los
que hacen sus veces, si por culpa de ellos difiere el niño la Comunión y de
ello tendrán que dar a Dios rigurosa cuenta.
650. – ¿Es bueno y provechoso comulgar a menudo? – Es cosa
excelentísima comulgar a menudo, siempre que se hag a con las debidas
disposiciones.
651. – ¿Con qué frecuencia podemos comulgar? – Podemos comul-
gar con la mayor frecuencia que nos aconseje un pío y docto confesor.

CAPITULO V
Del Santo Sacrificio de la Misa

§ 1º – De la esencia, institución y fines


del Santo Sacrificio de la Misa
652. – ¿Es la Eucaristía solamente Sacramento? – La Eucaristía, ade-
más de Sacramento, es también el sacrificio perenne de la nueva Ley dejado
por Jesucristo a su Iglesia para ser ofrecido a
Dios por mano de los sacerdotes.
653. – ¿En qué consiste en general el sa-
crificio? – El sacrificio en general consiste en
ofrecer una cosa sensible a Dios y destr uirla
de alguna manera en reconocimiento de su
supremo dominio sobre nosotros y sobre to-
das las cosas.
654. – ¿Cómo se llama este sacrificio de la Nueva Ley? – Este sacri-
ficio de la nueva Ley se llama la Santa Misa.
CAPITULO V: DEL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA 85
655. – ¿Qué es, pues, la SANTA MISA? – La Santa Misa es el Sacrificio
del Cuerpo y Sangre de Jesucristo, que se ofrece sobre nuestros altares bajo
las especies de pan y de vino en memoria del Sacrificio de la Cruz.
656. – ¿Es el Sacrificio de la Misa el mismo de la Cruz? – El Sacrifi-
cio de la Misa es sustancialmente el mismo de la Cruz, en cuanto el mismo
Jesucristo que se ofreció en la Cr uz es el que se ofrece por manos de los
sacerdotes, sus ministros, sobre nuestros altares; mas, cuanto al modo con
que se ofrece, el Sacrificio de la Misa difiere del Sacrificio de la Cr
uz, si bien
guarda con éste la más íntima relación.
657. – ¿Qué diferencia y relación hay,
por consiguiente, entre el Sacrificio de la
Misa y el de la Cruz? – Entre el Sacrificio de
la Misa y el de la Cr uz hay esta diferencia y
relación: que en la Cr uz, Jesucristo se ofreció
derramando su Sangre y mereciendo por no-
sotros, mientras en nuestros altares se sacrifi-
ca Él mismo sin der ramamiento de sang re y
nos aplica los frutos de su Pasión y muerte.
658. – ¿Qué otra relación guarda el Sacrificio de la Misa con el de
la Cruz? – La otra relación que guarda el Sacrificio de la Misa con el de la
Cruz es que el Sacrificio de la Misa r epresenta de un modo sensible el
derramamiento de la Sangre de Jesucristo en la Cruz; porque, en virtud de
las palabras de la Consagración, se hace presente bajo las especies del pan
sólo el Cuer po y, bajo las especies del vino , sólo la Sang re de Nuestro
Redentor; si bien, por natur al concomitancia y por la unión hipostática,
está presente bajo cada una de las especies Jesucristo vivo y verdadero.
659. – ¿Es el Sacrificio de la Cruz el único sacrificio de la Nueva
Ley? – El Sacrificio de la Cr uz es el único sacrificio de la n ueva Ley, en
cuanto por él aplacó el Señor la divina justicia, adquirió todos los mereci-
mientos necesarios para salvarnos y así consumó de su par te nuestra Re-
dención. Mas estos merecimientos nos los aplica por los medios institui-
dos por Él en la Iglesia, entre los cuales está el Santo Sacrificio de la Misa.
660. – ¿Para qué fines se ofrece, pues, la Santa Misa? – El Sacrificio
de la Santa Misa se ofrece a Dios para cuatro fines: 1º para honrarlo como
conviene, por esto se llama latréutico; 2º para agradecerle sus beneficios, por
esto se llama eucarístico; 3º para aplacarlo, para darle alguna satisfacción de
nuestros pecados y par a ofrecerle sufragios por las almas del Purg atorio,
por lo cual se llama propiciatorio; 4º para alcanzar todas las g racias que nos
son necesarias, por esto se llama impetratorio.
661. – ¿Quién es el que ofrece a Dios el Sacrificio de la Santa Misa?
– El primero y principal oferente de la Santa Misa es Jesucristo y el sacer-
dote es el ministro que en nombre de Jesucristo ofrece el mismo Sacrificio
86 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
al Eterno Padre.
662. – ¿Quién instituyó el Sacrificio de la Santa Misa? – El Sacrifi-
cio de la Santa Misa lo instituyó el mismo J esucristo cuando instituyó el
Sacramento de la Eucaristía y dijo que se hiciese en memoria de su Pasión.
663. – ¿A quién se ofrece la Santa Misa? – La Santa Misa se ofrece
sólo a Dios.
664. – Si la Santa Misa se ofrece sólo a
Dios, ¿por qué se celebran tantas Misas en
honor de la Santísima Virgen y de los San-
tos? – La Misa que se celebra en honor de la
Santísima Virgen y de los Santos es siempre
un sacrificio ofrecido sólo a Dios; se dice ,
empero, que se celebra en honor de la Santísi-
ma Virgen y de los Santos a fin de que Dios
sea alabado en ellos por las mercedes que les hizo y nos dé más copiosa-
mente por su intercesión las gracias que nos convienen.
665. – ¿Quién participa de los frutos de la Misa? – Toda la Iglesia
participa de los frutos de la Misa, pero en par ticular: 1º el sacerdote y los
que asisten a la Misa, los cuales se consideran unidos al sacerdote; 2º aque-
llos por quienes se aplica la Misa, así vivos como difuntos.

§ 2º – De la manera de asistir a la Santa Misa


666. – ¿Qué cosas son necesarias para oír bien y con fruto la Santa
Misa? – Para oír bien y con fruto la Santa Misa son necesarias dos cosas: 1º
modestia en el exterior de la persona; 2º devoción del corazón.
667. – ¿En qué consiste la modestia de la persona? – La modestia de
la persona consiste de un modo especial en ir modestamente v estido, en
guardar silencio y recogimiento y en estar cuanto sea posible ar rodillado,
excepto el tiempo de los evangelios, que se oyen en pie.
668. – ¿Cuál es la mejor manera de practicar la devoción del cora-
zón mientras se oye la Santa Misa? – La mejor manera de practicar la
devoción del corazón mientras se oye la Santa Misa, es la siguiente:
1º Unir desde el principio n uestra inten-
ción con la del sacerdote, ofreciendo a Dios el
Santo Sacrificio por los fines para que fue ins-
tituido.
2º Acompañar al sacerdote en todas las
oraciones y acciones del Sacrificio.
3º Meditar la Pasión y muerte de Jesucristo
y aborrecer de corazón los pecados que fue-
ron causa de ella.
CAPITULO VI: DE LA PENITENCIA 87
4º Hacer la Comunión sacramental o, a lo menos, la espiritual, al tiempo
que comulga el sacerdote.
669. – ¿Qué es COMUNIÓN ESPIRITUAL? – Comunión espiritual es un gran
deseo de unirse sacramentalmente a Jesucristo, diciendo, por ejemplo: «Se-
ñor mío Jesucristo, deseo con todo mi corazón unirme a Vos ahora y por toda la eterni-
dad», y haciendo los mismos actos que preceden y siguen a la Com unión
sacramental.
670. – ¿Estorba oír la Misa con fruto el
rezo del Rosario y de otras preces durante
la misma? – El rezo de esas preces no estor-
ba oír con fruto la Misa, con tal que se procu-
re buenamente seguir las ceremonias del San-
to Sacrificio.
671. – ¿Es loable rogar también por otros
mientras se asiste a la Santa Misa? – Es loa-
ble rogar también por otros mientras se asiste
a la Santa Misa; antes bien, el tiempo de la Santa Misa es el más oportuno
para rogar a Dios por los vivos y por los difuntos.
672. – ¿Qué se debe hacer acabada la Misa? – Acabada la Misa debe-
mos dar gracias a Dios por habernos concedido asistir a tan gran sacrificio
y pedir perdón por las faltas que hubiésemos cometido al oírla.

CAPITULO VI
De la Penitencia

§ 1º – De la Penitencia en general
673. – ¿Qué es el Sacramento de la PENITENCIA? – La Penitencia, que
se llama también Confesión, es el Sacramento instituido por Jesucristo para
perdonar los pecados cometidos después del Bautismo.
674. – ¿Por qué se da el nombre de PENITENCIA a este Sacramento?
– Se da el nombre de Penitencia a este Sacra-
mento porque para alcanzar el perdón de los
pecados es necesario detestarlos con arrepen-
timiento y porque quien ha cometido la culpa
debe sujetarse a la pena que le impone el sa-
cerdote.
675. – ¿Por qué este Sacramento se lla-
ma también CONFESIÓN? – Este Sacramento
se llama también Confesión porque para alcan-
zar el perdón de los pecados no basta detestarlos , sino que es necesario
88 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
acusarse de ellos al sacerdote, esto es, confesarse.
676. – ¿Cuándo instituyó Jesucristo el Sacramento de la Peniten-
cia? – Jesucristo instituyó el Sacramento de la Penitencia el día de su Resu-
rrección, cuando en el Cenáculo dio solemnemente a sus Apóstoles la fa-
cultad de perdonar los pecados.
677. – ¿Cómo dio Jesucristo a los Após-
toles la facultad de perdonar los pecados?
– Jesucristo dio a los Apóstoles la facultad de
perdonar los pecados soplando en ellos y di-
ciendo: «Recibid el Espíritu Santo; a los que
perdonareis los pecados les serán perdonados, y a los
que se los retuviereis les serán retenidos».
678. – ¿Cuál es la materia del Sacra-
mento de la Penitencia? – La materia del
Sacramento de la Penitencia se distingue en
remota y próxima. La materia remota son los pecados cometidos por el
penitente después del Bautismo y la materia próxima, los actos del mismo
penitente, a saber: la contrición, la acusación y la satisfacción.
679. – ¿Cuál es la forma del Sacramento de la Penitencia? – La
forma del Sacramento de la Penitencia es ésta: «Yo te absuelvo de tus pecados, en
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén».
680. – ¿Quién es el ministro del Sacramento de la Penitencia? – El
ministro del Sacramento de la P enitencia es el sacerdote aprobado por el
Obispo para oír confesiones.
681. – ¿Por qué se dice que el sacerdote ha de estar aprobado por el
Obispo? – El sacerdote ha de estar aprobado por el Obispo para oír con-
fesiones, porque para administrar válidamente este Sacramento no basta la
potestad del Orden, sino que es necesario, además, la potestad de jurisdic-
ción, o facultad de juzgar, la cual ha de darla el Obispo.
682. – ¿Cuántas son las partes del Sacramento de la Penitencia? –
Las partes del Sacramento de la Penitencia son la contrición, confesión y
satisfacción del penitente y la absolución del sacerdote.
683. – ¿Qué es la contrición o dolor de los pecados? – Contrición o
dolor de los pecados es un pesar del ánimo por el que detestamos los
pecados cometidos y proponemos no hacerlos en adelante.
684. – ¿Qué quiere decir la palabra CONTRICIÓN? – La palabra con-
trición quiere decir rompimiento o despedazamiento, como cuando una pie-
dra se rompe y hace añicos.
685. – ¿Por qué dais el nombre de contrición al dolor de los peca-
dos? – Doy el nombre de contrición al dolor de los pecados para significar
que el corazón duro del pecador en cierto modo se despedaza por el dolor
de haber ofendido a Dios.
CAPITULO VI: DE LA PENITENCIA 89
686. – ¿En qué consiste la CONFESIÓN de los pecados? – La confesión
consiste en la acusación distinta de n uestros pecados hecha al confesor
para que nos dé la absolución y la penitencia.
687. – ¿Por qué la confesión se llama ACUSACIÓN? – La confesión se
llama acusación porque no ha de ser una relación cualquiera, sino una verda-
dera y dolorosa manifestación de los propios pecados.
688. – ¿Qué es SATISFACCIÓN o PENITENCIA? – Satisfacción o penitencia
son aquellas preces u otras obras buenas que el confesor impone al peni-
tente en expiación de sus pecados.
689. – ¿Qué es ABSOLUCIÓN? – Absolución
es la sentencia que el sacerdote pr onuncia en
nombre de Jesucristo para perdonar los peca-
dos al penitente.
690. – ¿Cuál es la parte más necesaria del
Sacramento de la Penitencia? – La parte más
necesaria del Sacramento de la Penitencia es la
contrición, porque sin ella no podemos alcanzar
el perdón de los pecados y, con ella sola, cuan-
do es perfecta, podemos alcanzar el perdón, con tal que juntemos el deseo,
al menos implícito, de confesarnos.

§ 2º – De los efectos y de la necesidad del Sacramento de la


Penitencia, y de las disposiciones para recibirlo provechosamente
691. – ¿Qué efectos produce el Sacramento de la Penitencia?
– El Sacramento de la Penitencia confiere la gracia santificante con que se
nos perdonan los pecados mortales y aun los veniales que confesemos y de
que tenemos dolor; conmuta la pena eterna en la temporal y de ésta, ade-
más, perdona más o menos, según las disposiciones; restituye los mereci-
mientos de las buenas obras hechas antes de cometer el pecado mortal; da
al alma auxilios oportunos para no recaer en la culpa y devuelve la paz a la
conciencia.
692. – ¿Es necesario a todos para salvarse el Sacramento de la Pe-
nitencia? – El Sacramento de la P enitencia es necesario para salv arse a
todos los que después del Bautismo han cometido algún pecado mortal.
693. – ¿Es bueno confesarse a menudo? – Es muy bueno confesarse a
menudo, porque el Sacramento de la Penitencia, fuera de borrar los peca-
dos, da gracias oportunas para evitarlos en adelante.
694. – ¿Tiene el Sacramento de la Penitencia virtud de perdonar
todos los pecados, por muchos y enormes que sean? – El Sacramento de
la Penitencia tiene vir tud de perdonar todos los pecados , por muchos y
enormes que sean, con tal que se reciba con las debidas disposiciones.
90 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
695. – ¿Cuántas cosas son necesarias para hacer una buena confe-
sión? – Para hacer una buena confesión, cinco
cosas son necesarias: 1º examen de concien-
cia; 2º dolor de haber ofendido a Dios; 3º pro-
pósito de no pecar en adelante; 4º acusación
de los propios pecados; 5º satisfacción o peni-
tencia.
696. – ¿Qué hemos de hacer para confe-
sarnos bien? – Para confesarnos bien hemos
de suplicar al Señor nos dé luz para conocer
todos nuestros pecados y gracia para detestarlos.

§ 3º – Del examen
697. – ¿Qué es EXAMEN DE CONCIENCIA? – Examen de conciencia es una
diligente averiguación de los pecados que se han cometido desde la última
confesión bien hecha.
698. – ¿Cómo se hace el examen de conciencia? – El examen de
conciencia se hace trayendo cuidadosamente a la memoria todos los peca-
dos cometidos y no confesados, de pensamiento, palabra, obra y omisión,
contra los Mandamientos de Dios y de la Iglesia y las oblig aciones del
propio estado.
699. – ¿Sobre qué otras cosas hemos de examinarnos? – Hemos de
examinarnos acerca de los malos hábitos y ocasiones de pecar.
700. – ¿Hemos de averiguar también en el examen el número de
los pecados? – En el examen hemos de averiguar también el número de los
pecados mortales.
701. – ¿Qué se requiere para que un pecado sea mortal? – Para que
un pecado sea mortal se requieren tres cosas: materia g rave, plena adver-
tencia y perfecto consentimiento de la voluntad.
702. – ¿Cuándo hay materia grave? – Hay materia grave cuando se
trata de una cosa notablemente contraria a la Ley de Dios o de la Iglesia.
703. – ¿Cuándo hay pleno conocimiento en el pecar? – Hay pleno
conocimiento en el pecar cuando se conoce perfectamente que se hace un
mal grave.
704. – ¿Cuándo en el pecado hay perfecto consentimiento de la
voluntad? – Hay en el pecado perfecto consentimiento de la v oluntad
cuando se quiere deliberadamente hacer una cosa, aunque se v ea que es
pecaminosa.
705. – ¿Qué diligencia hay que emplear en el examen de concien-
cia? – En el examen de conciencia ha de emplearse aquella diligencia que
CAPITULO VI: DE LA PENITENCIA 91
se emplearía en un negocio de gran importancia.
706. – ¿Cuánto tiempo será bueno emplear en el examen? – Debe
emplearse en el examen de conciencia más o menos tiempo, según la nece-
sidad; es decir, según el número y calidad de los pecados que g ravan la
conciencia y según el tiempo transcur rido desde la última confesión bien
hecha.
707. – ¿Cómo puede facilitarse el examen para la confesión? – Se
facilita el examen para la confesión haciendo todas las noches examen de
conciencia acerca de las obras del día.

§ 4º – Del dolor
708. – ¿Qué es el DOLOR DE LOS PECADOS? – El dolor de los pecados
consiste en un pesar y sincera detestación de la ofensa hecha a Dios.
709. – ¿De cuántas maneras es el dolor? – El dolor es de dos mane-
ras: perfecto, o de contrición; imperfecto, o de atrición.
710. – ¿Qué es dolor perfecto o de CON-
TRICIÓN? – Dolor perfecto o decontrición es un
pesar de haber ofendido a Dios por ser infini-
tamente bueno y digno por sí mismo de ser
amado.
711. – ¿Por qué llamáis perfecto al dolor
de contrición? – Llamo perfecto al dolor de
contrición por dos razones: primera, por que
mira exclusivamente a la Bondad de Dios y no
a nuestro provecho o daño; segunda, por que
nos hace alcanzar inmediatamente el perdón de los pecados,quedándonos,
no obstante, la obligación de confesarnos.
712. – ¿Luego el dolor perfecto nos obtiene el perdón de los pecados
independientemente de la confesión? – El dolor perfecto no nos obtie-
ne el perdón de los pecados inde pendientemente de la confesión, porque
siempre incluye la voluntad de confesarse.
713. – ¿Por qué el dolor perfecto o contrición produce este efecto de
restituirnos a la gracia de Dios? – El dolor perfecto o contrición produ-
ce este efecto por que nace de la Caridad, la cual no puede hallarse en el
alma junto con el pecado mortal.
714. – ¿Qué es el dolor imperfecto o de ATRICIÓN? – Dolor imperfec-
to o de atrición es un pesar de haber ofendido a Dios como sumo Juez, esto
es, por temor de los castigos merecidos en esta o en la otra vida, o también
por la misma fealdad del pecado.
715. – ¿Qué condiciones ha de tener el dolor para ser bueno? – El
92 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
dolor para ser bueno ha de tener cua tro condiciones: ha de ser inter no,
sobrenatural, sumo y universal.
716. – ¿Qué quiere decir que el dolor ha
de ser INTERNO? – Quiere decir que ha de es-
tar en el corazón y en la voluntad y no en solas
palabras.
717. – ¿Por qué el dolor ha de ser inter-
no? – El dolor ha de ser inter no porque la
voluntad, que se apartó de Dios por el peca-
do, debe volver a Dios, detestando el pecado
cometido.
718. – ¿Qué quiere decir que el dolor ha de ser SOBRENATURAL? –
Quiere decir que lo ha de haber excitado en nosotros la gracia del Señor y
lo hemos de concebir por motivos de Fe.
719. – ¿Por qué el dolor ha de ser sobrenatural? – El dolor ha de ser
sobrenatural porque es sobrenatur al el fin a que se encamina, que es el
perdón de Dios: la adquisición de la g racia santificante y el dere cho a la
gloria eterna.
720. – Explicar mejor la diferencia entre el dolor sobrenatural y el
natural. – Quien se ar repiente de haber ofendido a Dios , infinitamente
bueno y digno por Sí mismo de ser amado , por haber per dido el Cielo y
merecido el Infier no, o por la malicia intrínseca del pecado , tiene dolor
sobrenatural, porque éstos son motivos de Fe; pero quien se ar repintiese
únicamente por la deshonra o castig o que le viene de los hombres , o por
algún daño puramente temporal, tendría dolor natural, porque se arrepen-
tiría por solos motivos humanos.
721. – ¿Por qué el dolor ha de ser SUMO? – El dolor ha de ser sumo
porque hemos de mirar y aborrecer el pecado como el mayor de todos los
males, pues es ofensa a Dios, sumo Bien.
722. – ¿Es necesario llorar para el dolor de los pecados, como a
veces se llora por las desgracias de esta vida? – No es necesario llorar
materialmente para el dolor de los pecados, sino que basta que en el cora-
zón se hag a más caso de haber ofendido a Dios que de cualquier otra
desgracia.
723. – ¿Qué quiere decir que el dolor ha de ser UNIVERSAL? – Quiere
decir que ha de extenderse a todos los pecados mortales cometidos.
724. – ¿Por qué ha de extenderse el dolor a todos los pecados mor-
tales cometidos? – Porque quien deja de arrepentirse aun de un solo peca-
do mortal permanece enemigo de Dios.
725. – ¿Qué hemos de hacer para tener dolor de nuestros pecados?
– Para tener dolor de nuestros pecados hemos de pedirlo a Dios de cora-
zón y excitarlo en nosotros con la consideración del mal inmenso que he-
CAPITULO VI: DE LA PENITENCIA 93
mos hecho pecando.
726. – ¿Qué hacer para excitarnos a detestar los pecados? – Para
excitarnos a detestar los pecados consideraré: 1º el rigor de la infinita justi-
cia de Dios y la deformidad del pecado que ha
afeado mi alma y me ha hec ho merecedor de
las penas eternas del Infierno; 2º que he perdi-
do la g racia, amistad y filiación de Dios y la
herencia del Paraíso; 3º que he ofendido a mi
Redentor que murió por mí y por causa de mis
pecados; 4º que he menospreciado a mi Crea-
dor y a mi Dios; que he vuelto las espaldas a
mi sumo Bien digno de ser amado sobre todas
las cosas y servido fielmente.
727. – ¿Hemos de poner mucha diligencia en tener verdadero do-
lor de los pecados cuando vamos a confesarnos? – Cuando v amos a
confesarnos hemos de poner mucha diligencia en tener verdadero dolor de
los pecados, porque es lo que más importa y, si el dolor falta, la confesión
no vale.
728. – Quien se confiesa de sólo pecados veniales, ¿ha de tener
dolor de todos ellos? – Quien se confiesa de sólo pecados v eniales basta
que se arrepienta de alguno de ellos para que la confesión sea válida; mas
para alcanzar el perdón de todos, es necesario que se ar repienta de todos
los que reconoce haber cometido.
729. – ¿Hace buena confesión el que se confiesa de sólo pecados
veniales y no está arrepentido ni siquiera de uno solo? – El que se
confiesa de sólo pecados veniales y no se ar repiente ni de uno solo, hace
confesión nula y, si la falta de dolor es advertida, comete además un sacri-
legio.
730. – ¿Qué se ha de hacer para que la
confesión de sólo pecados veniales sea más
segura? – Para que la confesión de sólo peca-
dos veniales sea más segura, es muy prudente
acusarse además, con verdadero dolor, de al-
gún pecado mortal de la vida pasada, ya con-
fesado.
731. – ¿Es bueno hacer a menudo el acto
de contrición? – Es m uy bueno y
provechosísimo hacer a menudo el acto de contrición, mayormente antes
de acostarse y cuando uno advierte o duda haber caído en pecado mortal,
a fin de recobrar cuanto antes la g racia de Dios, lo cual ayuda sobre todo
para obtener más fácilmente de Dios la gracia de hacer un acto semejante
en la mayor necesidad, que es el trance de la muerte.
94 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
§ 5º – Del propósito
732. – ¿En qué consiste el PROPÓSITO? – El propósito consiste en una
firme resolución de nunca más pecar y de emplear todos los medios nece-
sarios para evitarlo.
733. – ¿Qué condición ha de tener el pro-
pósito para ser bueno? – El propósito para
ser bueno ha de tener principalmente tres con-
diciones: ha de ser absoluto, universal y eficaz.
734. – ¿Qué quiere decir PROPÓSITO AB-
SOLUTO? – Propósito absoluto quiere decir sin
condición alguna de tiempo, lugar o persona.
735. – ¿Qué quiere decir PROPÓSITO UNI-
VERSAL? – Propósito universal quiere decir que debemos tener voluntad de
evitar todos los pecados mortales, tanto los ya cometidos otras veces, como
los que pudiéramos cometer.
736. – ¿Qué quiere decir PROPÓSITO EFICAZ? – Propósito eficaz quie-
re decir que hemos de resolvernos firmemente a perderlo todo antes que
volver a pecar, a huir de las ocasiones pelig rosas, a desarraigar los malos
hábitos y a cumplir las obligaciones contraídas a consecuencia de nuestros
pecados.
737. – ¿Qué se entiende por HÁBITO MALO? – Por hábito malo se en-
tiende la disposición adquirida de caer con facilidad en aquellos pecados a
que estamos acostumbrados.
738. – ¿Qué hemos de hacer para corregir los malos hábitos? – Para
corregir los malos hábitos hemos de v elar sobre nosotros mismos, orar
frecuentemente, confesarnos a menudo, tener un buen director fijo y po-
ner en práctica los consejos y remedios que nos diere.
739. – ¿Qué se entiende por OCASIONES PELIGROSAS? – Por ocasiones
peligrosas se entienden todas aquellas circunstancias de tiempo, lugar, perso-
nas o cosas que, por su naturaleza o nuestra fragilidad, nos inducen a peca-
do.
740. – ¿Estamos gravemente obligados a apartarnos de todas las
ocasiones peligrosas? – Estamos g ravemente obligados a apartarnos de
aquellas ocasiones peligrosas que de ordinario nos inducen a cometer pe-
cado mortal, las cuales se llaman ocasiones próximas de pecar.
741. – ¿Qué ha de hacer quien no puede huir de alguna ocasión de
pecar? – Quien no puede huir de alguna ocasión de pecar dígalo al confe-
sor y aténgase a sus consejos.
742. – ¿Qué consideraciones sirven para el propósito? – Para el pro-
pósito sirven las mismas consideraciones que valen para excitar el dolor, a
CAPITULO VI: DE LA PENITENCIA 95
saber: los motivos de temer la justicia de Dios y de amar su infinita Bon-
dad.

§ 6º – De la acusación de los pecados al confesor


743. – ¿Qué hacer después de que nos hayamos dispuesto a la con-
fesión con el examen, dolor y propósito? – Después de que nos hayamos
dispuesto a la confesión con el examen, dolor y propósito iré al confesor y
me acusaré de mis pecados para obtener la absolución.
744. – ¿Qué pecados hemos de confesar por obligación? – Hemos
de confesar por ob ligación todos los pecados mor tales; aunque es muy
bueno confesar también los veniales.
745. – ¿Qué condiciones deben acompañar a la acusación de los
pecados a la confesión? – Las principales condiciones que deben acom-
pañar a la confesión de nuestros pecados, son cinco:
ha de ser humilde, entera, sincera, prudente y breve.
746. – ¿Qué quiere decir que LA CONFESIÓN
HA DE SER HUMILDE? – La confesión ha de ser humilde
quiere decir que el penitente ha de acusarse ante el
confesor, no con alti vez en el ánimo o en las pala-
bras, sino con los sentimientos de un delincuente que
reconoce su culpa ante el juez.
747. – ¿Qué quiere decir que LA CONFESIÓN
HA DE SER ENTERA? – La confesión ha de ser entera quiere decir que hemos de
manifestar con sus circunstancias y número todos los pecados mor tales
cometidos desde la última confesión bien hec ha y de los cuales tenemos
conciencia.
748. – ¿Qué circunstancias hemos de manifestar para que la confe-
sión sea entera? – Para que la confesión sea enter a hemos de manifestar
las circunstancias que mudan la especie del pecado.
749. – ¿Cuáles son las circunstancias que mudan la especie del
pecado? – Las circunstancias que m udan la especie del pecado son: 1º
aquellas por las que una acción pecaminosa de v enial se hace mor tal; 2º
aquellas por las que una acción pecaminosa encier ra la malicia de dos o
más pecados mortales.
750. – Traer ejemplo de una circunstancia que mude en mortal un
pecado venial. – Quien por e xcusarse dijere una mentir a, de las que
resultare grave daño al prójimo, debe declarar esta circunstancia, que muda
la mentira oficiosa en gravemente dañosa.
751. – Traer ahora ejemplo de una circunstancia por la que una
misma acción pecaminosa encierra la malicia de dos o más pecados.
– Quien hubiere hurtado una cosa sagrada, debe acusarse de esta circuns-
96 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
tancia, que añade al hurto la malicia del sacrilegio.
752. – Si uno no está cierto de haber cometido un pecado, ¿debe
confesarlo? – Si uno no está cierto de haber cometido un pecado, no está
obligado a confesarlo, pero si quiere confesar lo, ha de añadir que no está
cierto de haberlo cometido.
753. – ¿Qué ha de hacer quien no recuerda con exactitud el núme-
ro de sus pecados? – Quien no recuerda con exactitud el número de sus
pecados, ha de decir el número aproximado.
754. – ¿Hizo buena confesión quien calló por puro olvido un peca-
do mortal o una circunstancia necesaria? – Quien calló por puro olvido
un pecado mortal o una circunstancia necesaria, hizo buena confesión, si
empleó la debida diligencia para recordarlo.
755. – Si un pecado mortal olvidado en la confesión nos vuelve a
la memoria, ¿estamos obligados a acusarnos de él en otra confesión? –
Si un pecado mortal olvidado en la confesión nos vuelve luego a la memo-
ria, estamos ob ligados a acusar nos de él la primera v ez que v ayamos a
confesar.
756. – ¿Qué pecado comete quien por vergüenza u otro motivo
calla culpablemente en la confesión algún pecado mortal? – Quien
por vergüenza u otro cualquier moti vo calla culpablemente algún pecado
mortal en la confesión; profana el Sacramento y, por tanto, se hace reo de
gravísimo sacrilegio.
757. – ¿Qué hará para tranquilizar su conciencia quien calló
culpablemente algún pecado mortal en la confesión? – Quien calló
culpablemente algún pecado mortal en la confesión debe declarar al confe-
sor el pecado que calló y en cuántas ocasiones lo ha callado y repetir todas
las confesiones desde la última bien hecha.
758. – ¿Qué ha de considerar el que se
siente tentado a callar algún pecado en la
confesión? – El que se sintiere tentado a callar
un pecado grave en la confesión ha de consi-
derar:
1º Que no tuvo vergüenza de pecar delante
de Dios, que todo lo ve.
2º Que es mejor descubrir los propios pe-
cados al confesor en secreto que vivir intran-
quilo en el pecado, morir muerte desastrada y ser afrentado el día del Juicio
Universal delante de todo el mundo.
3º Que el confesor está oblig ado al sigilo sacr amental, bajo pecado
gravísimo y con la amenaza de severísimas penas temporales y eternas.
759. – ¿Qué quiere decir que LA CONFESIÓN HA DE SER SINCERA? – La
CAPITULO VI: DE LA PENITENCIA 97
confesión ha de ser sincera quiere decir que hemos de declarar los propios peca-
dos como son, sin excusarlos, disminuirlos ni aumentarlos.
760. – ¿Qué quiere decir que LA CONFESIÓN HA DE SER PRUDENTE? –
La confesión ha de ser prudente quiere decir que en la declaración de los peca-
dos hemos de usar los términos más modestos y que hemos de guardarnos
de descubrir pecados ajenos.
761. – ¿Qué quiere decir que LA CONFESIÓN HA DE SER BREVE? – La
confesión ha de ser breve quiere decir que no hemos de manifestar nada inútil al
confesor.
762. – ¿No es gravoso el tener que confe-
sar a otro los propios pecados, mayormente
si son vergonzosos? – Aunque el confesar a
otro los propios pecados sea gravoso, hay que
hacerlo, porque es precepto divino y no se pue-
de alcanzar el perdón de otr a manera y, ade-
más, porque la dificultad de confesarse se com-
pensa con los muchos bienes y consuelos gran-
des que hay en ello.

§ 7º – Del modo de confesarse


763. – ¿Cómo hay que presentarse al confesor? – Hay que arrodillar-
se a los pies del confesor y decir: Bendígame, padre, porque he pecado.
764. – ¿Qué hacer mientras el confesor nos da la bendición?
– Inclinarnos humildemente para recibir la bendición y hacer la señal de la
Cruz.
765. – ¿Qué hay que decir después de hecha la señal de la Cruz? –
Después de hecha la señal de la Cruz se dice: Me confieso a Dios todopoderoso,
a la bienaventurada Virgen María a todos los Santos y a vos, padre mío espiritual,
porque he pecado.
766. – Y luego, ¿qué decir? – Luego se dice: Me confesé en tal tiempo, por
la gracia de Dios recibí la absolución, cumplí la penitencia y fui a comulgar; y, seguida-
mente, se acusan los pecados.
767. – Terminada la acusación de los pecados, ¿qué se hace? –
Terminada la acusación de los pecados se dice: Me acuso, además, de todos los
pecados de la vida pasada, especialmente contra tal o tal virtud, por ejemplo, contra
la pureza, contra el cuarto mandamiento, etc.
768. – Después de esta acusación, ¿qué se dice? – Se dice: De todos
estos pecados y de los demás que no recuerdo pido perdón a Dios de todo corazón y a
usted, padre, penitencia y absolución.
769. – ¿Qué más se ha de hacer después de la confesión de los peca-
dos? – Después de la confesión de los pecados se ha de oír con respeto lo
98 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
que diga el confesor, aceptar la penitencia con sincera voluntad de cumplir-
la y, mientras absuelve, renovar el acto de contrición.
770. – ¿Qué se ha de hacer después de recibir la absolución? –
Después de recibir la a bsolución se ha de dar g racias al Señor, cumplir
luego la penitencia y poner en práctica los avisos del confesor.

§ 8º – De la absolución
771. – ¿Deben los confesores dar siempre la absolución a los que se
confiesan? – Los confesores sólo deben dar la absolución a los que juzgan
bien dispuestos para recibirla.
772. – ¿Pueden los confesores diferir o negar alguna vez la absolu-
ción? – Los confesores no sólo pueden, sino deben diferir o negar la abso-
lución en ciertos casos, para no profanar el Sacramento.
773. – ¿Qué penitentes deben tenerse por mal dispuestos? – Los
penitentes que deben tenerse por mal dispuestos son éstos, principalmen-
te:
1º Los que no saben los misterios principales de nuestra Fe o descuidan
el aprender las otras cosas de la Doctrina cristiana, que tienen ob ligación
de saber conforme a su estado.
2º Los que son gravemente descuidados en el examen da conciencia o
no dan señales de dolor ni arrepentimiento.
3º Los que, pudiendo, no quieren restituir
la hacienda o la fama que quitaron.
4º Los que no perdonan de corazón a sus
enemigos.
5º Los que no quieren poner en práctica
los medios necesarios para enmendarse de sus
malos hábitos.
6º Los que no quieren dejar las ocasiones
próximas de pecar.
774. – ¿No es demasiado riguroso el confesor que difiere la absolu-
ción al penitente porque no lo cree todavía bien dispuesto? – El confe-
sor que difiere la absolución al penitente por que no lo cree toda vía bien
dispuesto, no es demasiado riguroso, antes muy caritativo, portándose como
buen médico que prueba todos los remedios, por dolorosos y ásperos que
sean, para salvar la vida del enfermo.
775. – ¿Deberá desesperar y retirarse absolutamente de la confe-
sión el pecador a quien se difiere o niega la absolución? – El pecador a
quien se difiere o niega la absolución no debe desesperar ni retirarse abso-
lutamente de la confesión, sino que debe humillarse, reconocer su deplora-
CAPITULO VI: DE LA PENITENCIA 99
ble estado, aprovecharse de los buenos consejos que le da el confesor y, de
este modo ponerse lo más pronto posible en estado de merecer la absolu-
ción.
776. – ¿Qué ha de hacer el penitente en cuanto a la elección de
confesor? – El verdadero penitente ha de encomendarse a Dios para elegir
un confesor piadoso, docto y pr udente, ponerse luego en sus manos y
sujetarse a él como a su juez y médico.

§ 9º – De la satisfacción y penitencia
777. – ¿Qué es la SATISFACCIÓN? – La satisfacción, que también se llama
penitencia sacramental, es uno de los actos del penitente con que desag ravia
en alguna manera a la justicia de Dios por los pecados cometidos , ejecutan-
do las obras que el confesor le impone.
778. – ¿Está obligado el penitente a aceptar la penitencia impues-
ta por el confesor? – El penitente está oblig ado a aceptar la penitencia
impuesta por el confesor y, si no puede cumplirla, ha de declarárselo hu-
mildemente y pedir otra.
779. – ¿Cuándo hemos de cumplir la penitencia? – Si el confesor no
ha prescrito ningún tiempo, hemos de cumplir la penitencia cuanto antes y
procurar hacerlo en estado de gracia.
780. – ¿Cómo hemos de cumplir la penitencia? – Hemos de cumplir
la penitencia enteramente y con devoción.
781. – ¿Por qué en la confesión se impo-
ne alguna penitencia? – Se impone alguna
penitencia, porque de ordinario, después de la
absolución sacramental que perdona la culpa
y la pena eterna, queda una pena temporal que
se ha de pagar en este mundo o en el Purgato-
rio.
782. – ¿Por qué ha querido el Señor perdonar en el Sacramento del
Bautismo toda la pena debida a los pecados y no en el Sacramento de
la Penitencia? – El Señor ha querido perdonar en el Sacramento del Bau-
tismo toda la pena debida a los pecados y no en el Sacramento de la Peni-
tencia porque los pecados después del Bautismo son har to más g raves,
como hechos con ma yor conocimiento e ing ratitud a los beneficios de
Dios, y también para que la obligación de satisfacer por ellos sirva de freno
para no cometerlos de nuevo.
783. – ¿Podemos satisfacer a Dios por nosotros mismos? – No pode-
mos satisfacer a Dios por nosotros mismos, pero lo podemos hacer unién-
donos con Jesucristo, quien da valor a nuestras acciones con los méritos de
su Pasión y muerte.
100 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
784. – ¿Basta siempre la penitencia que impone el confesor para
borrar toda la pena debida por los pecados? – La penitencia que impo-
ne el confesor no basta de ordinario para pagar toda la pena debida por los
pecados, por lo cual se ha de procurar suplir con otras penitencias volunta-
rias lo que resta.
785. – ¿Cuáles son las obras de penitencia? – Las obras de penitencia
pueden reducirse a tres especies, que son: oración, ayuno y limosna.
786. – ¿Qué se entiende por ORACIÓN? – Por oración se entiende todo
género de ejercicios de piedad.
787. – ¿Qué se entiende por AYUNO? –
Por ayuno se entiende toda clase de mortifica-
ción.
788. – ¿Qué se entiende por LIMOSNA? –
Por limosna se entiende toda obra de miseri-
cordia espiritual y corporal.
789. – ¿Qué penitencia es más merito-
ria, la que nos da el confesor o la que hace-
mos por propia elección? – La penitencia que nos da el confesor es la más
meritoria, porque siendo parte del Sacramento, recibe mayor virtud de los
méritos de la Pasión de Jesucristo.
790. – ¿Van inmediatamente al Cielo los que mueren después de
recibida la absolución pero antes de haber plenamente satisfecho a la
justicia de Dios? – No, van al Purgatorio, para satisfacer allí a la justicia de
Dios y purificarse enteramente.
791. – ¿Podemos aliviar en sus penas a las almas del Purgatorio? –
Sí, podemos aliviar en sus penas a las almas del Purgatorio con oraciones,
limosnas, toda suerte de buenas obra s, indulgencias y sobre todo, con el
Santo Sacrificio de la Misa.
792. – Además de la penitencia, ¿qué otra cosa ha de hacer el peni-
tente después de la confesión? – El penitente, después de la confesión,
además de la penitencia, si ha per judicado injustamente al prójimo en la
hacienda o en la honra, o si le ha dado escándalo , debe lo más pr onto
posible restituirle la hacienda, reparar la honra y remediar el escándalo.
793. – ¿Cómo se puede remediar el escándalo que se dio? – Se puede
remediar el escándalo que se dio haciendo cesar la ocasión de darlo y edifi-
cando con palabras y buenos ejemplos a los que se había escandalizado.
794. – ¿De qué manera hemos de satisfacer al prójimo cuando le
inferimos alguna ofensa? – Cuando inferimos al prójimo alguna ofensa
hemos de satisfacerlo pidiéndole perdón o dándole cualquiera otra repara-
ción conveniente.
795. – ¿Qué frutos produce una buena confesión? – Una buena con-
CAPITULO VI: DE LA PENITENCIA 101
fesión: 1º nos perdona los pecados cometidos y nos da la rgacia de Dios; 2º
nos restituye la paz y la tranquilidad de la conciencia; 3º nos vuelve a abrir
las puertas del Paraíso y trueca la pena eterna del Infierno en pena tempo-
ral; 4º nos preser va de las r ecaídas y nos hace ca paces del tesoro de las
indulgencias.

§ 10º – De las indulgencias


796. – ¿Qué son las INDULGENCIAS? – Las indulgencias son la remisión
de la pena temporal debida por nuestros pecados, ya perdonados en cuan-
to a la culpa, remisión que otor ga la Iglesia fuer a del Sacramento de la
Penitencia.
797. – ¿De quién ha recibido la Iglesia la facultad de conceder
indulgencias? – La Iglesia ha recibido de Jesucristo la facultad de conce-
der indulgencias.
798. – ¿De qué manera la Iglesia nos perdona la pena temporal
por medio de las indulgencias? – La Iglesia nos perdona la pena tempo-
ral por medio de las indulg encias aplicándonos las satisf acciones
sobreabundantes de Jesucristo, de María Santísima y de los Santos, las cua-
les forman lo que se llama el tesoro de la Iglesia.
799. – ¿Quién tiene el poder de conce-
der indulgencias? – El poder de conceder
indulgencias lo tiene únicamente el P apa en
toda la Iglesia y el Obispo en su diócesis , se-
gún la facultad que el Papa le otorgare.
800. – ¿De cuántas especies son las in-
dulgencias? – Las indulg encias son de dos
especies: plenaria y parcial.
801. – ¿Qué es INDULGENCIA PLENARIA? – Indulgencia plenaria es la que
perdona toda la pena tempor al debida por los pecados . Por esto, si uno
muriese después de ganarla, iría derecho al Cielo, sin pasar por el Purgato-
rio.
802. – ¿Qué es INDULGENCIA PARCIAL? – Indulgencia parcial es la que
perdona solamente una parte de la pena temporal debida por los pecados.
803. – ¿Qué pretende la Iglesia al conceder indulgencias? – Al con-
ceder indulgencias pretende la Iglesia a yudar la incapacidad que tenemos
de expiar en este mundo toda la pena temporal, haciendo que consigamos,
por medio de obras de piedad y caridad cristiana, lo que en los primeros
siglos procuraba con el rigor de los cánones penitenciales.
804. – ¿Qué se entiende por indulgencia de cien días, de siete años
y otras semejantes? – Por indulgencia de cien días, de siete años, etc., se
102 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
entiende la remisión de tanta pena temporal cuanta se descontaría con cien
días o con siete años de la penitencia antiguamente establecida por la Igle-
sia.
805. – ¿Qué caso hemos de hacer de las
indulgencias? – Grandísimo caso hemos de
hacer de las indulgencias, porque con ellas sa-
tisfacemos a la justicia de Dios y más presto y
fácilmente alcanzamos la posesión del Cielo.
806. – ¿Qué se requiere para ganar las
indulgencias? – Para ganar las indulg encias
se requiere: 1º estado de gracia (a lo menos en
la última obra que se cumple) y pureza aun de las culpas veniales cuya pena
queremos se nos perdone; 2º cumplimiento de las obras prescritas; 3º in-
tención de ganarlas; 4º ser súbdito del que las concede.
807. – ¿Pueden aplicarse también las indulgencias a las almas del
Purgatorio? – Sí, las indulgencias pueden aplicarse también a las almas del
Purgatorio, siempre que lo declare quien las otorga.
808. – ¿Qué es JUBILEO? – Jubileo, que ordinariamente se concede cada
veinticinco años, es una indulgencia plenaria con muchos privilegios y con-
cesiones particulares, como la absolución de algunos pecados reservados y
de las censuras y la conmutación de algunos votos.

CAPITULO VII
De la Extremaunción

809. – ¿Qué es el Sacramento de la EXTREMAUNCIÓN, llamada tam-


bién SANTOS ÓLEOS? – Extremaunción, llamada también Santos Óleos, es un
Sacramento instituido para alivio espiritual y aun temporal de los enfermos
en peligro de muerte.
810. – ¿Qué efectos produce el Sacramento de la Extremaunción? –
El Sacramento de la Extremaunción produce los siguientes efectos: 1º au-
menta la gracia santificante; 2º borra los pecados veniales y aun los morta-
les que el enfermo arrepentido no hubiere podido confesar; 3º quita aque-
lla debilidad y desmayo para el bien, que dura aún después de alcanzado el
perdón de los pecados; 4º da fuerzas para sufrir con paciencia la enferme-
dad, resistir las tentaciones y morir santamente;5º ayuda a recobrar la salud
del cuerpo, si conviene a la del alma.
811. – ¿En qué tiempo se deben recibir los Santos Óleos? – Los
Santos Óleos deben recibirse cuando los fieles, después de llegados al uso
de la razón, se hallaren en peligro de muerte por enfermedad o vejez; y se
ha de procurar que se administren cuando el enfer mo está en su cabal
CAPITULO VIII: DEL ORDEN SACRADO 103
juicio y hay alguna esperanza de vida.
812. – ¿Por qué se ha de procurar que se administren los Santos
Óleos cuando el enfermo está en su cabal juicio y hay alguna esperan-
za de vida? – Se ha de procurar que se administren los Santos Óleos
cuando el enfer mo está en su cabal juicio y
hay alguna esperanza de vida porque, recibién-
dolos con mejor disposición, puede ser ma-
yor el fruto y también porque, como este Sa-
cramento, ayudando a las fuerzas de la natura-
leza, da la salud del cuerpo si conviene al alma,
no ha de aguardarse a que el enfermo esté des-
ahuciado.
813. – ¿Con qué disposiciones ha de recibirse la Extremaunción? –
Las principales disposiciones para recibir la Extremaunción son: estar en
gracia de Dios, confiar en la virtud del Sacramento y en la divina misericor-
dia y resignarse en la voluntad del Señor.
814. – ¿Qué sentimientos ha de tener el enfermo a la vista del sa-
cerdote? – A la vista del sacerdote, el enfermo ha de tener sentimientos de
gratitud con Dios por habérselo enviado y ha de recibir con gusto y pedir,
si puede, por sí mismo, los auxilios de la Religión.

CAPITULO VIII
Del Orden Sagrado

815. – ¿Qué es el Sacramento del ORDEN SAGRADO? – El Orden Sagra-


do es el Sacramento que da la potestad de ejercitar los sagrados ministerios
que miran al culto de Dios y a la salv ación de las almas, e imprime en el
alma el carácter de ministro de Dios.
816. – ¿Por qué se llama ORDEN? – Se llama Orden porque consiste en
varios grados, subordinado el uno al otr o, de
los cuales resulta la sagrada Jerarquía.
817. – ¿Cuáles son esos grados? – El su-
premo entre ellos es elEpiscopado, que encierra
la plenitud del sacerdocio; después sigue el
Presbiterado o Sacerdocio simple; lue go, el
Diaconado, el Subdiaconado y las Ordenes que se
llaman menores.
818. – ¿Instituyó Jesucristo inmediata-
mente todos los grados del Orden Sagrado? – Jesucristo instituyó inme-
diatamente los dos grados superiores del Orden Sagrado, que son: el Epis-
copado y el Sacerdocio simple; por medio de losApóstoles instituyó luego
104 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
el Diaconado, del que se derivan las demás Ordenes inferiores.
819. – ¿Cuándo instituyó Jesucristo el Orden Sacerdotal? – Jesucris-
to instituyó el Orden Sacerdotal en la última Cena, al conferir a los Apósto-
les y a sus sucesores la potestad de consag rar la Santísima Eucaristía. Y el
día de su Resurrección confirió a los mismos el poder de perdonar y rete-
ner los pecados, constituyéndolos así los primeros sacerdotes de la n ueva
Ley en toda la plenitud de su potestad.
820. – ¿Quién es el ministro de este Sacramento? – El ministro de
este Sacramento es sólo el Obispo.
821. – ¿Es, pues, grande la dignidad del
Sacerdocio cristiano? – La dignidad del
Sacerdocio cristiano es grandísima, por la do-
ble potestad que le confirió J esucristo sobre
su Cuerpo real y sobre su Cuerpo místico, que
es la Iglesia, y por la divina misión que le en-
comendó de guiar a todos los hombres a la
vida eterna.
822. – ¿Es necesario en la Iglesia el Sacerdocio católico? – El
Sacerdocio católico es necesario en la Iglesia, por que sin él los f ieles se
verían privados del Santo Sacrificio de la Misa y de la ma yor parte de los
Sacramentos, no habría quien los adoctrinase en la Fe y serían como ovejas
sin pastor, presas de los lobos; en una palabra, no existiría ya la Iglesia tal
como la fundó Jesucristo.
823. – ¿Luego el Sacerdocio católico no faltará jamás en el mundo?
– El Sacerdocio católico , no obstante la guer ra que m ueve contra él el
Infierno, durará hasta el fin de los siglos , porque Jesucristo ha prometido
que las potestades del Infierno no prevalecerán jamás contra su Iglesia.
824. – ¿Es pecado despreciar a los sacerdotes? – Es pecado gravísimo,
porque el desprecio y las injurias contra los sacerdotes van contra el mismo
Jesucristo, que dijo a sus Apóstoles «Quien a vosotros desprecia, a Mí me despre-
cia».
825. – ¿Qué fin ha de tener quien abraza el estado, eclesiástico? –
Quien abraza el estado eclesiástico ha de tener por único fin la gloria y
alabanza de Dios y la salvación de las almas.
826. – ¿Qué es necesario para entrar en el estado eclesiástico? –
Para entrar en el estado eclesiástico es necesaria, ante todo , la vocación
divina.
827. – ¿Qué ha de hacerse para conocer si Dios llama al estado
eclesiástico? – Para conocer si Dios llama al estado eclesiástico ha y que
hacer esto: 1º rogar fervientemente al Señor que manifieste su voluntad; 2º
tomar consejo del propio Obispo o de un sabio y pr udente director; 3º
examinar con diligencia si se tiene la aptitud necesaria para los estudios ,
CAPITULO IX: DEL MATRIMONIO 105
ministerios y obligaciones de tal estado.
828. – ¿Haría mal quien tomase el estado eclesiástico sin vocación
divina? – Quien tomase el estado eclesiástico sin vocación divina haría un
grave mal y se expondría a peligro de perderse.
829. – ¿Hacen mal los padres que por motivos temporales inducen
a sus hijos a abrazar sin vocación el estado eclesiástico? – Los padres
que por motivos temporales inducen a sus hijos a a brazar sin vocación el
estado eclesiástico cometen una culpa g ravísima, porque usurpan el dere-
cho que Dios se ha reservado de escoger sus ministros y ponen a sus hijos
en peligro de eterna condenación.
830. – ¿Cuáles son los deberes de los fieles respecto de los llamados
a las Órdenes sagradas? – Los fieles deben:
1º Dejar a sus hijos y subordinados en plena libertad de seguir la voca-
ción de Dios.
2º Rogar a Dios se digne pr oveer a su Iglesia de buenos pastor es y
celosos ministros, para lo cual han sido instituidos los ayunos de las cuatro
Témporas.
3º Tener singular respeto a todos los que por las Órdenes están consa-
grados al servicio de Dios.

CAPITULO IX
Del Matrimonio

§ 1º – Naturaleza del Sacramento del Matrimonio


831. – ¿Qué es el Sacramento del MATRIMONIO? – El Matrimonio es un
Sacramento instituido por Nuestro Señor Jesucristo, que establece una santa
e indisoluble unión entre el hombre y la mujer y les da gracia para amarse
uno a otro santamente y educar cristianamente a los hijos.
832. – ¿Por quién fue instituido el Ma-
trimonio? – El Matrimonio fue instituido por
el mismo Dios en el P araíso terrenal y en el
Nuevo Testamento fue elevado por Jesucristo
a la dignidad de Sacramento.
833. – ¿Tiene alguna particular signifi-
cación el Sacramento del Matrimonio? – El
Sacramento del Matrimonio significa la indi-
soluble unión de Jesucristo con la Santa Iglesia, su esposa y madre nuestra
amantísima.
834. – ¿Por qué se dice que el vínculo del matrimonio es indisolu-
106 CUARTA PARTE: DE LOS SACRAMENTOS
ble? – Se dice que el vínculo del matrimonio es indisoluble o que no puede
desatarse si no es por la m uerte de uno de los cónyug es, porque así lo
estableció Dios desde el principio y así lo proclamó solemnemente Nues-
tro Señor Jesucristo.
835. – En el matrimonio cristiano, ¿puede el contrato separarse del
Sacramento? – No, en el matrimonio entre cristianos el contrato no pue-
de separarse del Sacramento, porque para ellos no es otra cosa el matrimo-
nio que el mismo contrato natural elevado por Jesucristo a la dignidad de
Sacramento.
836. – ¿No puede, por consiguiente, entre cristianos haber verda-
dero matrimonio que no sea Sacramento? – Entre cristianos no puede
haber verdadero matrimonio que no sea Sacramento.
837. – ¿Qué efectos produce el Sacramento del Matrimonio? – El
Sacramento del Matrimonio: 1º acrecienta la gracia santificante; 2º confiere
gracia especial para cumplir todos los deberes matrimoniales.

§ 2º – Ministros, rito y disposiciones


838. – ¿Cuáles son los ministros de este Sacramento? – Los minis-
tros de este Sacramento son los mismos esposos, los cuales recíprocamen-
te confieren y reciben el Sacramento.
839. – ¿De qué manera se administra este
Sacramento? – Este Sacramento, como con-
serva la naturaleza del contrato, se administra
por los mismos contrayentes con declarar en
presencia de su párroco o del sacerdote a quien
él delegare y de dos testig os que se unen en
matrimonio.
840. – ¿De qué sirve, pues, la bendición
que da el párroco a los desposados? – La bendición que da el párroco a
los desposados no es necesaria para constituir el Sacramento , pero sir ve
para sancionar la unión de los mismos en nombre de la Iglesia y para atraer
sobre ellos más copiosamente las bendiciones de Dios.
841. – ¿Qué intención ha de tener quien contrae matrimonio? –
Quien contrae matrimonio ha de tener intención: 1º de hacer la v oluntad
de Dios que lo llama a tal estado; 2º de procurar en él la santificación de su
propia alma; 3º de educar cristianamente a los hijos, si Dios se los diere.
842. – ¿Cómo se dispondrán los novios para recibir con fruto el
Sacramento del Matrimonio? – Los novios, para recibir con fruto el Sa-
cramento del Matrimonio; 1º han de encomendarse de corazón a Dios
para conocer su voluntad y alcanzar de Él las gracias necesarias en tal esta-
do; 2º han de consultar a sus respecti vos padres antes de hacer ninguna
CAPITULO IX: DEL MATRIMONIO 107
promesa, como lo exige la obediencia y respeto que se les debe; 3º han de
prepararse con una buena confesión y aun general de toda su vida, si fuera
menester; 4º deben apartarse de toda peligrosa familiaridad en el trato mutuo,
ya de palabra, ya de obra.
843. – ¿Cuáles son las principales obligaciones de los casados? –
Las principales obligaciones de los casados son: 1º guardar inviolablemente
la fidelidad conyugal y portarse siempre y en todo cristianamente;2º amarse
uno a otro, soportarse con paciencia y vivir en paz y concordia; 3º si tienen
hijos, pensar seriamente en proveerlos de lo necesario, darles cristiana edu-
cación y dejarlos en libertad de escoger el estado a que Dios los llamare.

§ 3º – Condiciones e impedimentos
844. – ¿Qué es necesario para contraer VÁLIDAMENTE el matrimo-
nio cristiano? – Para contraer válidamente el matrimonio cristiano es nece-
sario estar libre de todo impedimento dirimente del matrimonio y dar li-
bremente su consentimiento al contrato matrimonial delante del propio
párroco o del Ordinario del lug ar o de un sacerdote dele gado por alguno
de los dos y ante dos testigos, por lo menos.
845. – ¿Qué es necesario para contraer LÍCITAMENTE el matrimonio
cristiano? – Para contraer lícitamente el matrimonio cristiano es necesario
estar libre de los impedimentos impedientes del matrimonio, saber las co-
sas principales de la Religión y hallarse en estado de gracia; de otra manera
se cometería un sacrilegio.
846. – ¿Qué son los IMPEDIMENTOS del matrimonio? – Los impedimen-
tos del matrimonio son cier tas circunstancias que hacen el matrimonio o
inválido o ilícito. En el primer caso se dicen impedimentos dirimentes; en
el segundo, impedimentos impedientes.
847. – Traer algún ejemplo de impedimento DIRIMENTE. – Impedi-
mentos dirimentes son, por ejemplo, la consanguinidad hasta el tercer grado
inclusive, el parentesco espiritual proveniente del Bautismo, el voto solem-
ne de castidad, la disparidad de cultos, etc.
848. – Decir algún ejemplo de impedimento IMPEDIENTE. – Impedi-
mentos impedientes son, por ejemplo, la diversidad de Religión entre bauti-
zados, el voto simple de castidad, etc.
849. – ¿Están obligados los fieles a manifestar a la autoridad ecle-
siástica los impedimentos del matrimonio que conocen? – Los fieles
están obligados a manifestar a la autoridad eclesiástica los impedimentos
del matrimonio que conocen y por esta causa pub lican los pár rocos las
amonestaciones o proclamas.
850. – ¿Quién tiene potestad de establecer impedimentos matrimo-
niales, de dispensar de ellos y de juzgar de la validez del matrimonio
108 QUINTA PARTE: DE LAS VIRTUDES
cristiano? – Sólo la Iglesia tiene potestad de poner impedimentos y de
juzgar de la validez del matrimonió entre cristianos, así como sólo la Iglesia
puede dispensar de los impedimentos que ella ha puesto.
851. – ¿Por qué sólo la Iglesia tiene potestad de poner impedimen-
tos y de juzgar de la validez del matrimonio? – Sólo la Iglesia tiene
potestad de poner impedimentos, de juzgar de la validez del matrimonio y
de dispensar de los impedimentos que ella ha puesto por que, como en el
matrimonio cristiano no puede el contrato se pararse del Sacramento, aun
el contrato cae bajo la potestad de la Iglesia que es la única que recibió de
Jesucristo el derecho de legislar y decidir en cosas sagradas.
852. – ¿Puede la autoridad civil desatar, con el divorcio, el víncu-
lo del matrimonio cristiano? – No, la autoridad civil no puede desatar el
vínculo del matrimonio cristiano, porque no tiene poder para entremeterse
en materia de Sacramentos ni separar lo que Dios juntó.
853. – ¿Qué es lo que llaman MATRIMONIO CIVIL? – Lo que llaman
matrimonio civil no es más que una formalidad prescrita por la ley a fin de dar
y asegurar los efectos civiles a los casados y a sus hijos.
854. – ¿Basta para un cristiano el matrimonio o contrato civil? –
Para un cristiano no basta el contrato civil, porque no es Sacramento y, por
consiguiente, no es verdadero matrimonio.
855. – ¿En qué condiciones se hallan los esposos que viven unidos
sin haber contraído más que el matrimonio civil? – Los esposos que
viven unidos sin haber contraído más que el matrimonio civil se hallan en
estado de continuo pecado mortal y su unión será siempre ilegítima delan-
te de Dios y de la Iglesia.
* NOTA. – Donde la ley exija la ceremonia del que llaman matrimonio
civil, debe celebrarse; pues aunque no sea Sacramento ni matrimonio entre
cristianos, sirve para asegurar a los contra yentes y a sus hijos los efectos
civiles de la sociedad conyugal y por esto la autoridad eclesiástica, por regla
general, no per mite el matrimonio religioso sin el cumplimiento de los
actos prescritos por la ley civil.
Se aconseja leer la encíclica Casti Connubii del Papa Pío XI, acerca
del Matrimonio cristiano: Está en INTERNET. A los esposos casa-
dos por la Iglesia, Dios se compromete a dar ayuda, luz, protección,
paciencia y fuerza para permanecer fieles, educar cristianamente a
sus hijos, tanto como aguantar, soportar y superar las dificultades
con la condición de NO vivir en pecado mortal, separándose de Dios.
Los esposos que se confiesan, comulgan cada semana, rezan, viven
según el plan de Dios, siempre superan las dificultades, mientras los
que viven en pecado mortal, la contracepción, tienen enormes difi-
cultades. En la Biblia vemos que Dios quita la vida a Onán por no
querer tener hijos a propósito (Génesis 38, 9-10).
CAPITULO I: DE LAS VIRTUDES PRINCIPALES 109

PARTE QUINTA
DE LAS VIRTUDES PRINCIPALES Y
DE OTRAS COSAS NECESARIAS
QUE HA DE SABER EL CRISTIANO

CAPITULO PRIMERO
De las virtudes principales

§ 1º – De las virtudes teologales


856. – ¿Qué es VIRTUD? – Virtud es una cualidad del alma que da
inclinación, facilidad y prontitud para conocer y obrar el bien.
857. – ¿Cuántas son las principales virtudes sobrenaturales? – Las
principales virtudes sobrenaturales son siete: tres teologales y cuatro cardi-
nales.
858. – ¿Cuáles son las virtudes
teologales? – Las virtudes teologales son: Fe,
Esperanza y Caridad.
859. – ¿Por qué la Fe, Esperanza y Cari-
dad se llaman VIRTUDES TEOLOGALES? – La
Fe, Esperanza y Caridad se llaman virtudes
teologales porque tienen a Dios por objeto in-
mediato y principal y Él mismo nos las infunde.
860. – ¿De qué manera las virtudes teologales tienen a Dios por
objeto inmediato? – Las virtudes teologales tienen a Dios por objeto in-
mediato porque con la Fe creemos en Dios y creemos todo cuanto Él ha
revelado; con la Esperanza esperamos poseer a Dios; con la Caridad ama-
mos a Dios y en Él nos amamos a nosotros mismos y al prójimo.
861. – ¿Cuándo nos infunde Dios en el alma las virtudes teologales?
– Dios, por su Bondad, nos infunde en el alma las virtudes teologales cuan-
do nos hermosea con su gracia santificante y, por esta razón, al recibir el
Bautismo fuimos enriquecidos con estas vir tudes y juntamente con los
dones del Espíritu Santo.
862. – ¿Basta para salvarse haber recibido en el Bautismo las vir-
110 QUINTA PARTE: DE LAS VIRTUDES
tudes teologales? – Para el que tiene uso de razón no basta haber recibido
en el Bautismo las vir tudes teologales, sino que es necesario el frecuente
ejercicio de sus actos.
863. – ¿Cuándo estamos obligados a hacer actos de Fe, Esperanza
y Caridad? – Estamos obligados a hacer actos de Fe, Esperanza y Cari-
dad: 1º teniendo uso de razón; 2º muchas veces en el transcurso de la vida;
3º en peligro de muerte.

§ 2º – De la Fe
864. – ¿Qué es FE? – Fe es una virtud sobrenatural, infundida por Dios
en nuestra alma y por la cual, apoyados en la autoridad del mismo Dios ,
creemos que es verdad cuanto Él ha revelado
y por medio de la Iglesia nos propone para
creerlo.
865. – ¿Por dónde sabemos las verdades
que Dios ha revelado? – Sabemos las verda-
des que Dios ha revelado por medio de la San-
ta Iglesia, que es inf alible: esto es, por medio
del Papa, sucesor de San P edro, y por medio
de los Obispos, sucesores de los Apóstoles ,
los cuales fueron enseñados por el mimo Jesucristo.
866. – ¿Estamos seguros de las cosas que la Santa Iglesia nos ense-
ña? – Estamos segurísimos de las cosas que la Santa Iglesia nos enseña,
porque Jesucristo ha empeñado su palabra de que la Iglesia no será engaña-
da jamás.
867. – ¿Por qué pecados se pierde la Fe? – Se pierde la F e con la
negación o duda voluntaria de los artículos que se nos proponen para creer,
aunque sea de uno solo.
868. – ¿Cómo se recobra la Fe perdida? – La Fe perdida se recobra
con el arrepentimiento del pecado cometido y creyendo de nuevo todo lo
que cree la Santa Iglesia.

§ 3º – De los misterios
869. – ¿Podemos comprender todas las
verdades de la Fe? – No, no podemos com-
prender todas las v erdades de la F e, porque
algunas son misterios.
870. – ¿Qué son MISTERIOS? – Misterios son
verdades superiores a la razón, que hemos de
creer aunque no las podamos comprender.
CAPITULO I: DE LAS VIRTUDES PRINCIPALES 111
871. – ¿Por qué hemos de creer los miste-
rios? – Hemos de cr eer los misterios por que
nos los ha revelado Dios que, siendo la infinita
Verdad y Bondad, no puede engañarse ni enga-
ñarnos.
872. – ¿Son contrarios a la razón los mis-
terios? – Los misterios son superiores a la ra-
zón, mas no contrarios; antes bien, la misma
razón nos persuade de que los admitamos.
873. – ¿Por qué los misterios no pueden ser contrarios a la razón? –
Los misterios no pueden ser contrarios a la razón por que el mismo Dios,
que nos ha dado la luz de la razón, es quien nos ha revelado los misterios y
no puede contradecirse a Sí mismo.

§ 4º – De la Sagrada Escritura
874. – ¿Dónde se contienen las verdades que Dios ha revelado? –
Las verdades que Dios ha revelado se contienen en la Sagrada Escritura y
en la Tradición.
875. – ¿Qué es la SAGRADA ESCRITURA? – La Sagrada Escritura es la
colección de los libros que los Profetas y Hagiógrafos, los Apóstoles y los
Evangelistas escribieron por inspiración del Espíritu Santo y la Ig lesia ha
recibido como inspirados.
876. – ¿En cuántas partes se divide la Sagrada Escritura? – La
Sagrada Escritura se divide en dos partes: Antiguo y Nuevo Testamento.
877. – ¿Qué contiene el ANTIGUO TESTAMENTO? – El Antiguo Testa-
mento contiene los libros inspirados escritos antes de la venida de Jesucris-
to.
878. – ¿Qué contiene el NUEVO TESTAMEN-
TO? – El Nuevo Testamento contiene los libros
inspirados escritos después de la venida de Je-
sucristo.
879. – ¿Cómo se llama comúnmente la
Sagrada Escritura? – La Sagrada Escritura se
llama comúnmente Sagrada Biblia.
880. – ¿Qué quiere decir BIBLIA? – Biblia
quiere decir la colección de los libros Santos, el libro por excelencia, el libro
de los libros, el libro inspirado por Dios.
881. – ¿Por qué la Sagrada Escritura se llama EL LIBRO POR EXCE-
LENCIA? – La Sagrada Escritura se llama el Libro por excelencia por la excelen-
cia de la materia de que trata y por su Autor.
112 QUINTA PARTE: DE LAS VIRTUDES
882. – ¿Puede haber error en la Sagrada Escritura? – En la Sagrada
Escritura no puede haber er ror alguno, porque siendo toda inspirada, el
autor de todas sus partes es el mismo Dios.
883. – ¿Puede haber errores en las co-
pias y traducciones de la Sagrada Escritu-
ra? – En las copias y traducciones de la Sagra-
da Escritura puede haber errores, o de los co-
pistas o de los traductores. Mas en las edicio-
nes revisadas y aprobadas por la Iglesia Cató-
lica no puede haber errores en lo que atañe a
la Fe o a la moral.
884. – ¿Es necesaria a todos los cristia-
nos la lectura de la Biblia? – La lectura de la Biblia no es necesaria a
todos los cristianos, porque ya están enseñados por la Iglesia, pero es muy
útil y se recomienda a todos.
885. – ¿Puede leerse cualquier traducción vulgar de la Biblia? –
Puede leerse cualquier traducción vulgar de la Biblia, con tal que esté reco-
nocida como fiel por la Iglesia Católica y vaya acompañada de explicacio-
nes aprobadas por la misma.
886. – ¿Por qué sólo pueden leerse las traducciones de la Biblia
aprobadas por la Iglesia? – Sólo pueden leerse las traducciones de la
Biblia aprobadas por la Iglesia porque ella es la guarda legítima de la Biblia.
887. – ¿Por quién podemos conocer el auténtico sentido de las Sa-
gradas Escrituras? – El sentir auténtico de las Sag radas Escrituras sólo
podemos conocerlo por la Iglesia, porque sólo la Iglesia no puede errar en
su interpretación.
888. – ¿Qué debe hacer el cristiano a quien le ofrece una Biblia
algún protestante o emisario de los protes-
tantes? – El cristiano a quien le ofrece una Bi-
blia algún protestante o emisario de los protes-
tantes debe rechazarla con horror, como prohi-
bida por la Iglesia y , si la hubiese recibido sin
darse cuenta, debería inmediatamente ar rojarla
a las llamas o entregarla a su párroco.
889. – ¿Por qué la Iglesia prohíbe las Bi-
blias protestantes? – La Iglesia prohíbe las Bi-
blias protestantes porque, o están alteradas y contienen errores, o porque,
faltándoles la aprobación y notas declarativas de los sentidos oscuros, pue-
den dañar a la Fe. Por esto la Iglesia prohíbe hasta las traducciones de la
Sagrada Escritura aprobadas antes por ella, pero reimpresas después sin las
explicaciones aprobadas por la misma.
CAPITULO I: DE LAS VIRTUDES PRINCIPALES 113
§ 5º – De la Tradición
890. – ¿Qué es la TRADICIÓN? – Tradición es la pala bra de Dios no
escrita, sino comunicada de viva voz por Jesucristo y por los Apóstoles ,
transmitida sin alteración de siglo en siglo por medio de la Iglesia hasta
nosotros.
891. – ¿Dónde se contienen las enseñan-
zas de la Tradición? – Las enseñanzas de la
Tradición se contienen principalmente en los
decretos de los Concilios , en los escritos de
los Santos P adres, en los documentos de la
Santa Sede y en las palabras y usos de la Sa-
grada Liturgia.
892. – ¿Qué caso hemos de hacer de la
Tradición? – A la T radición hemos de tener el mismo respeto que a la
palabra de Dios contenida en la Sagrada Escritura.

§ 6º – De la Esperanza
893. – ¿Qué es ESPERANZA? – Esperanza es una vir tud sobrenatural,
infundida por Dios en nuestra alma, y con la cual deseamos y esperamos la
vida eterna que Dios ha prometido a los que lo sirven y los medios necesa-
rios para alcanzarla.
894. – ¿Por qué hemos de esperar de Dios la bienaventuranza y los
medios necesarios para alcanzarla? – Hemos de esperar de Dios la bien-
aventuranza y los medios necesarios para alcanzarla por que Dios
misericordiosísimo, por los méritos de Nuestro Señor eJ sucristo, lo ha pro-
metido a quien lo sirve de corazón y, como es
fidelísimo y omnipotente, siempre cumple sus
promesas.
895. – ¿Cuáles son las condiciones nece-
sarias para alcanzar la bienaventuranza?
– Las condiciones necesarias para alcanzar la
bienaventuranza son: la gracia de Dios, el ejer-
cicio de las buenas obras y la perseverancia en
el amor divino hasta la muerte.
896. – ¿Cómo se pierde la Esperanza? – Se pierde la Esperanza siem-
pre y cuando se pierda la Fe; se pierde asimismo por el pecado de desespe-
ración o de presunción.
897. – ¿Cómo se recobra la Esperanza perdida? – La Esperanza
perdida se recobra con el arrepentimiento del pecado cometido y avivando
de nuevo la confianza en la Bondad de Dios.
114 QUINTA PARTE: DE LAS VIRTUDES
§ 7º – De la Caridad
898. – ¿Qué es CARIDAD? – Caridad es una virtud sobrenatural infundi-
da por Dios en nuestra alma con la que amamos a Dios por Sí mismo sobr e
todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios.
899. – ¿Por qué motivos hemos de amar a Dios? – Hemos de amar a
Dios porque es el sumo Bien, infinitamente bueno y perf ecto y, además,
por el mandamiento que nos ha dado de amarlo y por tantos beneficios
como de Él recibimos.
900. – ¿De qué manera hemos de amar
a Dios? – Hemos de amar a Dios sobre todas
las cosas, con todo el cor azón, con toda la
mente, con toda el alma y con todas las fuer -
zas.
901. – ¿Qué quiere decir amar a Dios
sobre todas las cosas? – Amar a Dios sobre
todas las cosas quiere decir que lo hemos de
preferir a todas las criaturas más queridas y perfectas y estar dispuestos a
perderlo todo antes que ofenderlo y dejar de amarlo.
902. – ¿Qué quiere decir AMAR A DIOS DE TODO CORAZÓN? – Amar a
Dios de todo corazón quiere decir consagrarle todos nuestros afectos.
903. – ¿Qué quiere decir AMAR A DIOS CON TODA LA MENTE? – Amar
a Dios con toda la mente quiere decir encaminar a Él todos n uestros pensa-
mientos.
904. – ¿Qué quiere decir AMAR A DIOS CON TODA EL ALMA? – Amar a
Dios con toda el alma quiere decir consagrarle el uso de todas las potencias de
nuestra alma.
905. – ¿Qué quiere decir AMAR A DIOS CON TODAS NUESTRAS FUER-
ZAS? – Amar a Dios con todas nuestras fuerzas quiere
decir que procuremos crecer constantemente
en su Amor y obrar de modo que todas n ues-
tras acciones tengan por motivo y por fin su
Amor y el deseo de agradarle.
906. – ¿Por qué hemos de amar al próji-
mo? – Hemos de amar al prójimo porque Dios
lo manda y porque todo hombre es imag en
suya.
907. – ¿Estamos obligados a amar aun a los enemigos? – Sí, estamos
obligados a amar aun a los enemigos, porque también son nuestro prójimo
y porque Jesucristo lo mandó expresamente.
908. – ¿Qué quiere decir AMAR AL PRÓJIMO COMO A NOSOTROS MIS-
MOS? – Amar al prójimo como a nosotros mismos quiere decir desearle y hacerle
CAPITULO I: DE LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO 115
en cuanto sea posible el bien que debemos querer para nosotros y no de-
searle ni hacerle mal alguno.
909. – ¿Cuándo nos amamos a nosotros
mismos como debemos? – Nos amamos a no-
sotros mismos como debemos cuando busca-
mos el servicio de Dios y ponemos en Él toda
nuestra felicidad.
910. – ¿Cómo se pierde la Caridad? – La
Caridad se pierde por cualquier pecado mortal.
911. – ¿Cómo se recobra la Caridad? – La Caridad se recobra con
actos de amor de Dios y con el arrepentimiento y la confesión bien hecha.

§ 8º – De las virtudes cardinales


912. – ¿Cuáles son las virtudes cardinales? – Las virtudes cardinales
son: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.
913. – ¿Por qué la Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza se
llaman VIRTUDES CARDINALES? – La Prudencia, Justicia, Fortaleza y Tem-
planza se llaman virtudes cardinales porque son como el quicio y fundamento
de las virtudes morales.
914. – ¿Qué es PRUDENCIA? – Prudencia es la virtud que ordena todas
las acciones al debido fin y , para ello, busca los medios con venientes de
modo que la obra salga bien hecha y, por tanto, agradable al Señor.
915. – ¿Qué es JUSTICIA? – Justicia es la virtud por la que damos a cada
uno lo suyo.
916. – ¿Qué es FORTALEZA? – Fortaleza es la virtud que nos hace animo-
sos pata no temer ningún pelig ro, ni la misma m uerte, por el ser vicio de
Dios.
917. – ¿Qué es TEMPLANZA? – Templanza es la virtud por la que refrena-
mos los deseos desordenados de los placeres sensibles y usamos con mo-
deración de los bienes temporales.

CAPITULO II
De los dones del Espíritu Santo

918. – ¿Cuántos y cuáles son los dones


del Espíritu Santo? – Los dones del Espíritu
Santo son siete: 1º Sabiduría, 2º Entendimien-
to, 3º Consejo, 4º Fortaleza, 5º Ciencia, 6º Pie-
dad, 7º Temor de Dios.
116 QUINTA PARTE: DE LAS VIRTUDES
919. – ¿Para qué sirven los dones del Espíritu Santo? – Los dones
del Espíritu Santo sirven para afianzarnos en la Fe, Esperanza y Caridad y
darnos prontitud para actuar las virtudes nece-
sarias a la perfección de la vida cristiana.
920. – ¿Qué es el don de la SABIDURÍA? –
Sabiduría es un don con el que , alzando el en-
tendimiento de estas cosas terrenas y caducas,
contemplamos las eter nas, a sa ber: la eter na
Verdad, que es Dios, amándolo y deleitándo-
nos en Él en lo cual consiste todo nuestro bien.
921. – ¿Qué es ENTENDIMIENTO? – Entendi-
miento es un don que facilita la inteligencia de las verdades de la Fe y de los
divinos misterios, inasequibles a la luz natural de nuestro entendimiento.
922. – ¿Qué es CONSEJO? – Consejo es un don con el que, en las dudas e
incertidumbres de la vida humana, conocemos lo que ha de redundar en
mayor gloria de Dios y salud nuestra o de nuestro prójimo.
923. – ¿Qué es FORTALEZA? – Fortaleza es un don que nos inspira valor
y aliento para guardar fielmente las leyes de Dios y de la Iglesia y con que
vencemos todos los obstáculos y asaltos de nuestros enemigos.
924. – ¿Qué es CIENCIA? – Ciencia es un
don con el que juzg amos rectamente de las
cosas creadas y conocemos la manera de usar
bien de ellas y de enderezarlas al último fin,
que es Dios.
925. – ¿Qué es PIEDAD? – Piedad es un don
con el que veneramos y amamos a los Santos
y conservamos un corazón piadoso y benévo-
lo para con nuestro prójimo por amor de Dios.
926. – ¿Qué es TEMOR DE DIOS? – Temor de Dios es un don que nos
inspira reverencia de Dios y temor de ofenderlo y nos aparta del mal, mo-
viéndonos al bien.

CAPITULO III
De las Bienaventuranzas Evangélicas

927. – ¿Cuántas y cuáles son las Bienaventuranzas Evangélicas? –


Las Bienaventuranzas Evangélicas son ocho:
1º Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino
de los Cielos.
2º Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra.
CAPITULO III: DE LAS BIENAVENTURANZAS 117
3º Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
4º Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, por que
ellos serán hartos.
5º Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán mise-
ricordia.
6º Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
7º Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de
Dios.
8º Bienaventurados los que padecen per -
secución a causa de la justicia, porque de ellos
es el Reino de los Cielos.
928. – ¿Por qué nos propuso Jesucristo
las Bienaventuranzas? – Jesucristo nos pro-
puso las Bienaventuranzas para que deteste-
mos las máximas del m undo y nos estim ule-
mos a amar y practicar las máximas de su Ev an-
gelio.
929. – ¿Quiénes son los que el mundo llama bienaventurados? – El
mundo llama bienaventurados a los que ab undan en riquezas y honores ,
que viven regocijadamente y no tienen ocasión alguna de padecer.
930. – ¿Quiénes son los POBRES DE ESPÍRITU que Jesucristo llama
bienaventurados? – Los pobres de espíritu que Jesucristo llama bienaventu-
rados son los que tienen el corazón desasido de las riquezas , hacen buen
uso de ellas si las poseen, no las buscan con solicitud si no las tienen y
sufren con resignación su pérdida si se las quitan.
931. – ¿Quiénes son los MANSOS? – Mansos son los que tratan al próji-
mo con dulzura y sufren con paciencia sus defectos y a gravios sin quejas,
resentimientos ni venganzas.
932. – ¿Quiénes son LOS QUE LLORAN y
no obstante se llaman bienaventurados? –
Los que lloran y no obstante se llaman bien-
aventurados, son los que sufren con resigna-
ción las tribulaciones, los que se af ligen por
los pecados cometidos, por los males y escán-
dalos del mundo, por verse lejos del Cielo y
por el peligro de perderlo.
933. – ¿Quiénes son LOS QUE TIENEN HAM-
BRE Y SED DE JUSTICIA? – Tienen hambre y sed de justicia los que ardientemente
desean crecer de continuo en la divina gracia y en el ejercicio de las buenas
obras.
934. – ¿Quiénes son los MISERICORDIOSOS? – Misericordiosos son los
118 QUINTA PARTE: DE LAS VIRTUDES
que aman en Dios y por amor de Dios a su prójimo,se compadecen de sus
miserias así espirituales como cor porales y pr ocuran aliviarlas según su
fuerza y estado.
935. – ¿Quiénes son LOS LIMPIOS DE CORAZÓN? – Limpios de corazón
son los que no tienen ningún afecto al pecado , viven apartados de él y
principalmente evitan todo género de impureza.
936. – ¿Quiénes son LOS PACÍFICOS? – Pacíficos son los que conservan
la paz con el prójimo y consig o mismos y procuran poner en paz a los
enemistados.
937. – ¿Quiénes son LOS QUE PADECEN
PERSECUCIÓN A CAUSA DE LA JUSTICIA? – Pa-
decen persecución a causa de la justicia los que
sufren con paciencia las burlas, improperios y
persecuciones por la Fe y Ley de Jesucristo.
938. – ¿Qué significan los diversos pre-
mios que promete Jesucristo en las
Bienaventuranzas? – Los diversos premios
que promete Jesucristo en las Biena venturanzas significan todos, con di-
versos nombres, la gloria eterna del Cielo.
939. – ¿Nos procuran solamente la gloria eterna del Paraíso las
Bienaventuranzas? – Las Bienaventuranzas no sólo nos procuran la glo-
ria eterna del Paraíso, sino que también son medios de llevar una vida feliz,
cuanto es posible en este mundo.
940. – ¿Reciben ya alguna recompensa en esta vida los que siguen
las Bienaventuranzas? – Sí, por cierto; los que siguen las Bienaventuranzas
reciben ya alguna recompensa aún en esta vida,
porque gozan de una paz y contentamiento
interior, que es principio aunque imperfecto
de la eterna felicidad.
941. – ¿Pueden llamarse felices los que
siguen las máximas del mundo? – No; los
que siguen las máximas del mundo no son fe-
lices, porque no tienen la v erdadera paz del
alma y corren peligro de condenarse.

CAPITULO IV
De las obras de misericordia

942. – ¿Cuáles son las buenas obras de que se nos pedirá cuenta
particular en el Día del Juicio? – Las buenas obras de que se nos pedirá
cuenta particular el Día del Juicio son las obras de misericordia.
CAPITULO V: DE LOS PECADOS 119
943. – ¿Qué se entiende por OBRAS DE MISERICORDIA? – Obras de mise-
ricordia son aquellas con que se socorren las necesidades corporales o espi-
rituales de nuestro prójimo.
944. – ¿Cuáles son las principales obras de misericordia CORPORA-
LES? – Las principales obras de misericordia corporales son:
1º Visitar y cuidar a los enfermos.
2º Dar de comer al hambriento.
3º Dar de beber al sediento.
4º Dar posada al peregrino.
5º Vestir al desnudo.
6º Redimir al cautivo.
7º Enterrar a los muertos.
945. – ¿Cuáles son las principales obras de misericordia E SPIRITUA-
LES? – Las principales obras de misericordia espirituales son:
1º Enseñar al que no sabe.
2º Dar buen consejo al que lo necesita.
3º Corregir al que yerra.
4º Perdonar las injurias.
5º Consolar al triste.
6º Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
7º Rogar a Dios por los vivos y difuntos.

CAPITULO V
De los pecados y de sus principales especies

946. – ¿Cuántas clases hay de pecados? – Hay dos clases de pecados:


original y actual.
947. – ¿Qué es pecado ORIGINAL? – Pecado original es aquel con que
todos nacemos y que hemos contr aído por la desobediencia de n uestro
primer padre Adán.
948. – ¿Qué daños ha traído el pecado
de Adán? – Los daños del pecado de Adán
son: privación de la gracia, pérdida del Paraíso,
ignorancia, inclinación al mal, la muer te y to-
das las demás miserias.
949. – ¿Cómo se borra el pecado origi-
nal? – El pecado original se borra con el Santo
120 QUINTA PARTE: DE LAS VIRTUDES
Bautismo.
950. – ¿Qué es pecado ACTUAL? – Pecado actual es el que comete con
su libre voluntad el hombre llegado al uso de razón.
951. – ¿Cuántas clases hay de pecado actual? – Hay dos clases de
pecado actual: mortal y venial.
952. – ¿Qué es pecado MORTAL? – Pecado
mortal es una trasgresión de la ley divina, por la
que el pecador falta g ravemente a los deberes
con Dios, con el prójimo o consigo mismo.
953. – ¿Por qué se llama mortal? – Se lla-
ma mortal porque da muerte al alma, hacién-
dola perder la gracia santificante, que es la vida
del alma, como el alma es la vida del cuerpo.
954. – ¿Qué daños causa al alma el pecado mortal? – El pecado
mortal priva al alma de la gracia y amistad de Dios; le hace perder el Cielo;
la despoja de los méritos adquiridos e inca pacita para adquirir otros n ue-
vos; la sujeta a la esclavitud del demonio; la hace merecedora del Infierno y
también de los castigos de esta vida.
955. – Además de materia grave, ¿qué otra cosa se requiere para
pecar mortalmente? – Para pecar mor talmente se r equiere, además de
materia grave, plena advertencia de esta gravedad y deliberada voluntad de
pecar.
956. – ¿Qué es pecado VENIAL? – Pecado venial es una trasgresión leve
de la Divina Ley, por la que el pecador sólo falta levemente a alguno de los
deberes con Dios, con el prójimo o consigo mismo.
957. – ¿Por qué se llama venial? – Por-
que es ligero respecto del pecado mor tal, no
hace perder la divina gracia y Dios más fácil-
mente lo perdona.
958. – ¿Luego no hay que hacer gran caso
del pecado venial? – Eso sería engaño gran-
dísimo, ya porque el pecado v enial siempre
contiene alguna ofensa de Dios, ya por los da-
ños no pequeños que acarrea al alma.
959. – ¿Qué daños acarrea el pecado venial? – El pecado venial: 1º
debilita y entibia la Caridad; 2º dispone al pecado mor tal; 3º nos hace
merecedores de grandes penas temporales en este mundo y en el otro.
CAPITULO VI: DE LOS VICIOS CAPITALES 121
CAPITULO VI
De los vicios capitales
y de otros pecados más graves

960. – ¿Qué es VICIO? – Vicio es una mala disposición del ánimo a huir
el bien y hacer el mal, causada de la frecuente epetición
r de los actos malos.
961. – ¿Qué diferencia hay entre PECADO y VICIO? – Entre pecado y
vicio hay esta diferencia: que el pecado es un acto
que pasa, mientras el vicio es una mala costum-
bre de caer en algún pecado.
962. – ¿Cuáles son los vicios que se lla-
man capitales? – Los vicios que se llaman ca-
pitales son siete: 1º Soberbia;2º Avaricia; 3º Lu-
juria, 4º Ira; 5º Gula, 6º Envidia; 7º Pereza.
963. – ¿Cómo se vencen los vicios capita-
les? – Los vicios capitales se vencen con el ejer-
cicio de las virtudes opuestas. Así, la soberbia se vence con la humildad; la
avaricia, con la generosidad; la lujuria, con la castidad; la ira, con la pacien-
cia; la gula, con la templanza; la envidia, con la caridad fraterna; la pereza,
con la diligencia y fervor en el servicio de Dios.
964. – ¿Por qué estos vicios se llaman CAPITALES? – Estos vicios se
llaman capitales porque son la fuente y causa de muchos otros vicios y peca-
dos.
965. – ¿Cuántos son los pecados contra el Espíritu Santo? – Los
pecados contra el Espíritu Santo son seis: 1º la desesperación de salv arse;
2º la presunción de salvarse sin merecimientos;
3º la impugnación de la verdad conocida; 4º la
envidia o pesar de la gracia ajena; 5º la obstina-
ción en los pecados; 6º la impenitencia final.
966. – ¿Por qué estos pecados se dice que
son en particular CONTRA EL ESPÍRITU SAN-
TO? – Estos pecados se dice que son en par ti-
cular contra el Espíritu Santo porque se cometen
por pura malicia la cual es contraria a la bon-
dad que se atribuye al Espíritu Santo.
967. – ¿Cuáles son los pecados que se dicen clamar al Cielo? – Los
pecados que se dicen clamar al Cielo son cuatro: 1º el homicidio v olunta-
rio; 2º el pecado impuro contra el orden de la naturaleza; 3º la opresión del
pobre; 4º la defraudación o retención injusta del jornal del trabajador.
968. – ¿Por qué se dice que estos pecados CLAMAN AL CIELO? – Se
dice que estos pecados claman al Cielo porque lo dice el Espíritu Santo y
122 QUINTA PARTE: DE LAS VIRTUDES
porque su iniquidad es tan g rave y manifiesta que provoca a Dios a casti-
garlos con los más severos castigos.

CAPITULO VII
De los Novísimos y de otros medios principales
para evitar el pecado

969. – ¿Qué se entiende por NOVÍSIMOS? – Novísimos se llaman en los


Libros Santos las cosas postreras que acaecerán al hombre.
970. – ¿Cuántos son los Novísimos o
Postrimerías del hombre? – Los Novísimos
o Postrimerías del hombre son cuatro Muerte,
Juicio, Infierno y Gloria.
971. – ¿Por qué los Novísimos se llaman
POSTRIMERÍAS DEL HOMBRE? – Los Novísimos
se llaman Postrimerías del hombre, porque la muer-
te es la cosa postrera que sucede al hombre en
este mundo; el Juicio de Dios es el último de los juicios que hemos de
sufrir; el Infierno es el mal extremo que tendrán los malos y la Gloria el
sumo bien que poseerán los buenos.
972. – ¿Cuándo hemos de pensar en nuestras Postrimerías? – Con-
viene pensar todos los días en n uestras Postrimerías y, sobre todo, en la
oración de la mañana al desper tarnos, a la noc he antes de acostar nos y
siempre que nos sintiér emos tentados, porque este pensamiento es
eficacísimo para hacernos huir del pecado.

CAPITULO VIII
De los devotos ejercicios
que se aconsejan al cristiano para todos los días

973. – ¿Qué ha de hacer el buen cristiano al despertar por la ma-


ñana? – El buen cristiano, al despertar, ha de hacer la Señal de la Cr uz y
ofrecer su corazón a Dios con estas o seme-
jantes palabras: Dios mío, os doy el corazón y el
alma mía.
974. – ¿Qué hemos de pensar mientras
nos levantamos y vestimos? – Mientras nos
levantamos y vestimos hemos de pensar que
Dios está presente, que aquel día puede ser el
último de nuestra vida y levantarnos y vestir-
CAPITULO VIII: DE LOS DEVOTOS EJERCICIOS 123
nos con toda la modestia posible.
975. – Levantado y vestido, ¿qué ha de
hacer el buen cristiano? – El buen cristiano,
acabado de vestir, ha de ponerse en la presen-
cia de Dios y ar rodillarse, si puede, ante una
devota imagen, diciendo con de voción: «Os
adoro, Dios mío, y os amo con todo mi corazón; os doy
gracias por haberme creado, hecho cristiano y conserva-
do esta noche; os ofrezco todas mis acciones y os pido
que este día me preservéis de pecado y me libréis de todo
mal. Así sea». Reza luego el Padrenuestro,
Avemaría, Credo, y los actos de Fe, Esperanza y Caridad, acompañándolos con
vivo afecto del corazón.
976. – ¿Qué prácticas de piedad habría de ejercitar el cristiano
todos los días? – Todos los días que pudiese debería el cristiano: 1º oír con
devoción la Santa Misa; 2º visitar el Santísimo Sacramento , por corta que
fuese la visita; 3º rezar la tercera parte del Rosario.
977. – ¿Qué ha de hacer al ponerse a trabajar? – Al ponerse a traba-
jar ha de ofrecer a Dios aquel trabajo , diciendo de corazón: «Señor, yo os
ofrezco este trabajo, dadme vuestra bendición».
978. – ¿Por qué fin ha de trabajar? – Ha de trabajar por la gloria de
Dios y por cumplir la divina voluntad.
979. – ¿Qué hará el cristiano antes de sentarse a la mesa? – Antes
de sentarse a la mesa, estando en pie, hará la Señal de la Santa Cruz y luego
dirá con devoción: «Señor Dios, echad vuestra bendición sobre nosotros y sobre el
manjar que vamos a tomar para mantenernos en vuestro servicio».
980. – ¿Qué hará después de comer? – Después de comer hará la
Señal de la Cruz y dirá: «Os doy gracias, Señor, por el manjar que me habéis dado:
hacedme digno de participar en la mesa celestial».
981. – ¿Qué hemos de hacer al advertir
que somos tentados? – Al advertir que somos
tentados hemos de invocar con Fe los santísi-
mos nombres de Jesús y de María, o decir con
fervor alguna jaculatoria, por ejemplo: «Dadme
gracia, Señor, de no ofenderos jamás»; o bien hacer
la Señal de la Cruz, evitando con todo que por
las señales exteriores echen de ver los demás
nuestra tentación.
982. – ¿Qué ha de hacer el que tiene conciencia cierta, o dudosa,
de haber cometido algún pecado? – El que tiene conciencia cier ta, o
dudosa, de haber cometido algún pecado debe hacer inmediatamente un
acto de contrición y procurar confesarse cuanto antes.
124 QUINTA PARTE: DE LAS VIRTUDES
983. – ¿Qué se hará cuando fuera de la Iglesia se oye la señal de
alzar a Dios en la Misa solemne o en la bendición del Santísimo Sa-
cramento? – Se hará, por lo menos con el corazón, un acto de adoración
diciendo, por ejemplo: «Bendito y alabado sea en todo momento el santísimo y
divinísimo Sacramento».
984. – ¿Qué reza el buen cristiano al toque del ÁNGELUS o AVEMARÍA,
al alba, al mediodía y a la tarde? – Al toque deAvemaría, el buen cristia-
no reza el Ángelus Dómini, con tres Avemarías.
985. – ¿Qué se hace a la noche antes de acostarse? – A la noc he,
antes de acostarse, puesto en la presencia de
Dios, se re zan devotamente las mismas ora-
ciones que a la mañana, se hace un breve exa-
men de conciencia y se pide perdón a Dios de
los pecados cometidos aquel día.
986. – ¿Qué se hace antes de dormirse? –
Antes de dormirse se hace la Señal de la Santa
Cruz, se piensa que uno puede morir aquella
noche y se le entre garé a Dios el corazón, di-
ciéndole: «Señor y Dios mío, yo te entrego todo mi corazón; Santísima Trinidad,
dadme gracia para bien vivir y para bien morir; Jesús, José y María, en vuestras manos
encomiendo el alma mía».
987. – Fuera de las oraciones de la mañana y de la noche, ¿de qué
otra manera puede rogarse a Dios frecuentemente durante el día? –
Durante el día, puede rog arse a Dios frecuen-
temente con otras breves oraciones que se lla-
man jaculatorias.
988. – Decir alguna jaculatoria. – «Señor,
ayudadme». – «Señor, hágase vuestra santísima volun-
tad». – «Jesús mío, quiero ser todo vuestro». – «Jesús
mío, misericordia». – «Corazón de mi amable Salva-
dor, haz que arda y crezca siempre en mí tu Amor».
989. – ¿Es útil durante el día decir mu-
chas jaculatorias? – Es utilísimo decir durante el día muchas jaculatorias,
las cuales pueden decirse con el corazón, sin pronunciar palabra, andando,
trabajando, etc.
990. – ¿En qué otra cosa debería ejercitarse el cristiano además de
las oraciones jaculatorias? – Además de las oraciones jaculatorias, el cris-
tiano debería ejercitarse en la mortificación cristiana.
991. – ¿Qué quiere decir MORTIFICARSE? – Mortificarse quiere decir
dejar por amor de Dios algo que gusta y aceptar algo que desagrada a los
sentidos o al amor propio.
992. – ¿Qué hay que hacer cuando lleven el Santísimo Sacramento
CAPITULO VIII: DE LOS DEVOTOS EJERCICIOS 125
a un enfermo? – Cuando llev en el Santísimo Sacramento a un enf ermo
hay que acompañarlo con modestia y recogi-
miento si se puede y, si no se puede, hacer un
acto de adoración en cualquier sitio donde uno
esté y decir: «Consolad, Señor, a ese enfermo y dadle
gracia para que se conforme con vuestra santísima vo-
luntad y consiga su salvación».
993. – ¿Qué hay que hacer al toque de
agonía? – Al oír el toque de agonía hay que ir,
si se puede, a la Iglesia a r ogar por el mori-
bundo y, si no se puede, encomendar su alma al Señor, pensando que den-
tro de poco uno mismo se hallará también en ese estado.
994. – ¿Qué hay que hacer al oír doblar a muerto? – Al oír doblar a
muerto, hay que decir un De profundis o un Réquiem o de otro modo rogar
por el alma de aquel difunto y renovar el pensamiento de la muerte.

El Acordaos de San Bernardo


Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que
jamás se oyó decir que ninguno de cuantos
han acudido a vuestra protección, implorando
vuestra asistencia y reclamando vuestro
socorro, haya sido abandonado de Vos.
Animado con esta confianza, a Vos también
acudo, ¡Oh Madre!, Virgen de las Vírgenes,
y gimiendo bajo el peso de mis pecados, me
atrevo a comparecer ante vuestra presencia
soberana. ¡Oh Madre de Dios!, no desechéis
mis súplicas, antes bien escuchadlas y
acogedlas benignamente. Amén.
INSTRUCCIÓN
SOBRE LAS FIESTAS DEL
SEÑOR, DE LA
SANTÍSIMA VIRGEN
Y DE LOS SANTOS
CAPITULO II: DE LA FIESTA DE NAVIDAD 127

PARTE PRIMERA
DE LAS FIESTAS DEL SEÑOR
CAPITULO PRIMERO
Del Adviento

1. – ¿Porqué se llaman ADVIENTO las cuatro semanas que preceden


a la fiesta de Navidad? – Las cuatro semanas que preceden a la fiesta de
Navidad se llaman Adviento, que quiere decir advenimiento o venida, por-
que en este tiempo la Iglesia se dispone a celebrar dignamente la memoria
de la primera venida de Jesucristo a este mundo con su nacimiento tempo-
ral.
2. – ¿Qué propone la Santa Iglesia a nuestra consideración en el
Adviento? – La Santa Iglesia en el Adviento propone a nuestra considera-
ción cuatro cosas: 1º las promesas que Dios había hecho de enviar al Mesías
para nuestra salvación; 2º los deseos de los antiguos Padres que suspiraban
por su venida; 3º la pr edicación de San J uan Bautista, que pr eparaba al
pueblo para recibirlo exhortando a penitencia; 4º la última venida de Jesu-
cristo en gloria a juzgar a vivos y muertos.
3. – ¿Qué hemos de hacer en el Adviento para conformarnos con
las intenciones de la Iglesia? – Para conformarnos con las intenciones de
la Iglesia en el Adviento hemos de hacer cinco cosas: 1º meditar con vi va
Fe y con ardiente amor el g ran beneficio de la Encar nación del Hijo de
Dios; 2º reconocer n uestra miseria y la suma necesidad que tenemos de
Jesucristo; 3º suplicarle venga a nacer y crecer espiritualmente en nosotros
con su gracia; 4º prepararle el camino con obras de penitencia, especial-
mente frecuentando los Santos Sacr amentos; 5º pensar a men udo en su
última espantosa venida y a la vista de ella ajustar a su vida santísima la
nuestra, a fin de tener parte en su gloria.

CAPITULO II
De la fiesta de Navidad

4. – ¿Qué es NAVIDAD? – Navidad es la fiesta instituida para celebrar la


memoria del nacimiento temporal de Jesucristo.
5. – ¿Qué tiene de particular la fiesta de Navidad entre todas las
otras fiestas? – Navidad, entre todas las otras fiestas, tiene dos cosas parti-
128 PRIMERA PARTE: DE LAS FIESTAS DEL SEÑOR
culares: 1º que se celebran los di vinos oficios en la noche precedente, se-
gún costumbre antigua de la Iglesia en las vigilias; 2º que todos los sacerdo-
tes celebran tres Misas.
6. – ¿Por qué la Iglesia ha querido conservar la costumbre de cele-
brar de noche los oficios de Navidad? – La Iglesia ha querido conservar
la costumbre de celebrar de noche los oficios de Navidad para renovar con
vivo reconocimiento la memoria de aquella noche, en que el Divino Salva-
dor dio principio con su nacimiento a la obra de nuestra Redención.
7. – ¿Qué propone la Iglesia a nuestra consideración en el Evange-
lio de la primera Misa de Navidad? – En el Ev angelio de la primer a
Misa de Navidad, la Iglesia propone a nuestra consideración que la Santísi-
ma Virgen, en compañía de San José, fue de Nazaret a Belén a empadr o-
narse, según las órdenes del emperador y, no hallando otro albergue, dio a
luz a Jesucristo en un establo y lo puso en un pesebre o comedero de
bestias.
8. – ¿Y en el Evangelio de la segunda Misa? – En el Evangelio de la
segunda Misa propone la Iglesia a nuestra consideración la visita que hicie-
ron a Jesucristo unos pobres pastores a quienes un ángel anunció el naci-
miento del Salvador.
9. – ¿Y en el Evangelio de la tercera Misa? – En el Evangelio de la
tercera Misa nos hace considerar la Iglesia cómo este Niño que v emos
nacer de María Virgen en el tiempo es desde la eternidad Hijo de Dios.
10. – ¿Qué pretende la Iglesia al proponer a nuestra consideración
los misterios de las tres Misas de Navidad? – Al proponer a n uestra
consideración los misterios de las tres Misas de Navidad, quiere la Iglesia
que demos g racias al R edentor Divino por haber se hecho hombre por
nuestra salvación, lo reconozcamos – con los pastor es – y lo adoremos
como verdadero Hijo de Dios , atendiendo a las enseñanzas que callada-
mente nos da con las circunstancias de su nacimiento.
11. – ¿Qué nos enseña Jesucristo con las circunstancias de su naci-
miento? – Con las circunstancias de su nacimiento, Jesucristo nos enseña a
renunciar a las vanidades del mundo y a estimar la pobreza y los trabajos.
12. – ¿Tenemos obligación de oír tres Misas en la fiesta de Navi-
dad? – En la fiesta de Navidad sólo tenemos obligación de oír una Misa;
pero es bueno oírlas todas tres para conformarnos mejor con las intencio-
nes de la Iglesia.
13. – ¿Qué hemos de hacer por Navidad para conformarnos plena-
mente con las intenciones de la Iglesia? – Por Navidad hemos de hacer
estas cuatro cosas: 1º prepararnos la víspera con un recogimiento ma yor
que de costumbre; 2º procurar gran pureza por medio de una buena confe-
sión y vivos deseos de recibir al Señor; 3º asistir , si nos es posible , a los
divinos oficios de la noche anterior y a las tres Misas, meditando el misterio
CAPITULO III: DE LA CIRCUNCISIÓN DEL SEÑOR 129
que se celebra; 4º emplear ese día, cuanto nos sea posible , en obras de
cristiana piedad.

CAPITULO III
De la Circuncisión del Señor

14. – ¿Qué fiesta es la CIRCUNCISIÓN DEL SEÑOR? – La Circuncisión del


Señor es la fiesta instituida, para celebrar la memoria de la Sangre derrama-
da por Jesucristo los primeros días de su vida mortal.
15. – ¿Qué era la circuncisión en la Ley Antigua? – La circuncisión
en la Ley Antigua era un rito instituido por el Señor para señalar como con
una marca y contraseña a los que per tenecían al pueblo de Dios y distin-
guirlos de los infieles.
16. – ¿Estaba sujeto Jesucristo a la ley de la circuncisión? – Jesucris-
to de ninguna manera estaba sujeto a la ley de la circuncisión, porque ésta
era para los sier vos y pecadores y J esucristo era verdadero Hijo de Dios,
autor de la ley y la misma santidad.
17. – ¿Por qué Jesucristo quiso ser circuncidado sin obligarle la
ley? – Jesucristo quiso ser circuncidado sin obligarle la ley porque, habien-
do por amor n uestro tomado sobre sí n uestros pecados, quiso llevar la
pena de ellos y comenzar desde los primeros días de su vida a lavarlos con
su Sangre.
18. – ¿Qué otra cosa sucedió al ser circuncidado Jesucristo? – Al ser
circuncidado Jesucristo le impusieron el nombre de Jesús, como ya el Ar-
cángel lo había ordenado de par te de Dios a la Santísima Vi rgen y a San
José.
19. – ¿Qué significa el nombre de JESÚS? – El nombre de Jesús signifi-
ca Salvador y se dio al Hijo de Dios porque venía a salvarnos y a librarnos
de nuestros pecados.
20. – ¿Y se debe reverencia al nombre de Jesús? – Al nombre de
Jesús se debe grandísima reverencia por representarnos a Nuestro Divino
Redentor, que nos reconcilió con Dios y nos mereció la vida eterna.
21. – ¿Qué hemos de hacer para celebrar la fiesta de la Circunci-
sión según la mente de la Iglesia? – Para celebrar la fiesta de la Circunci-
sión según la mente de la Iglesia hemos de hacer cuatro cosas: 1º adorar a
Jesucristo, darle gracias y amarlo; 2º invocar con viva Fe su Santísimo nom-
bre, reverenciarlo y poner en Él toda n uestra confianza; 3º pr acticar la
circuncisión espiritual, que consiste en cercenar del corazón el pecado y
todo desordenado afecto; 4º consagrar a Dios el año que comienza y pedir-
le nos dé gracia para pasarlo en su divino servicio.
130 PRIMERA PARTE: DE LAS FIESTAS DEL SEÑOR
CAPITULO IV
De la Epifanía del Señor

22. – ¿Qué es la EPIFANÍA del Señor? – Epifanía es la fiesta instituida


para celebrar la memoria de tres grandes misterios de los cuales el primero
y principal es la adoración de los Magos; el segundo, el Bautismo de Jesu-
cristo; el tercero, su primer milagro en las bodas de Caná de Galilea.
23. – ¿Por qué la fiesta de la adoración de los Magos, del Bautismo
de Jesucristo y de su primer milagro se llama EPIFANÍA? – La fiesta de la
adoración de los Magos, del Bautismo de Jesucristo y de su primer milagro
se llama Epifanía, que quiere decir aparición o manifestación, porque en estos
misterios claramente se manifestó a los hombres la gloria de Jesucristo
24. – ¿Quiénes eran los Magos? – Los Magos eran personajes distin-
guidos del Oriente que atendían al estudio de la sabiduría.
25. – ¿Por qué vinieron los Magos a adorar a Jesucristo? – Los
Magos vinieron a adorar a Jesucristo porque, habiendo aparecido una nue-
va estrella, conocieron por inspiración divina que era indicio del nacimien-
to del Rey de los judíos, Salvador de los hombres.
26. – ¿Dónde adoraron los Magos a Jesucristo? – Los Magos adora-
ron a Jesucristo en Belén.
27. – ¿Cómo supieron los Magos que Jesucristo había nacido en
Belén? – Los Magos fueron a Jerusalén, capital de Judea, donde estaba el
Templo Santo de Dios y allí supieron de los sacerdotes que el Mesías debía
nacer en Belén, según las profecías.
28. – ¿Quién guió a Belén a los Magos después de que salieron de
Jerusalén? – Después de que los Ma gos salieron de Jerusalén los guió a
Belén la estrella que habían visto en Oriente, la cual fue delante de ellos y
no se paró hasta llegar adonde estaba el Divino Niño.
29. – ¿Qué hicieron los Magos al hallar a Jesucristo? – Los Magos, al
hallar a Jesucristo, lo adoraron y le ofrecieron oro, incienso y mirra, reco-
nociéndole de este modo por v erdadero rey, verdadero Dios y verdadero
hombre.
30. – ¿Qué hemos de hacer para celebrar dignamente la solemni-
dad de la Epifanía según la mente de la Iglesia? – Para celebrar digna-
mente la solemnidad de la Epifanía, según la mente de la Iglesia, hemos de
hacer cuatro cosas: 1º reconocer las primicias de nuestra vocación a la Fe
en la vocación de los Magos que fueron los primeros gentiles llamados al
conocimiento de Jesucristo y agradecer al Señor el habernos hecho cristia-
nos; 2 º pedir a Dios que extienda este g ran don de la Fe a los que están
privados de él; 3º excitarnos al amor de Jesús y determinarnos a seguir con
presteza las divinas inspiraciones; 4º ofrecer le, a ejemplo de los Ma gos,
CAPITULO V: DE LOS DOMINGOS DE SEPTUAGÉSIMA 131
algún tributo de nuestra devoción, con la práctica de la limosna, oración y
mortificación cristiana.

CAPITULO V
De los domingos de Septuagésima,
Sexagésima y Quincuagésima

31. – ¿Cuáles son los domingos que se llaman de SEPTUAGÉSIMA,


SEXAGÉSIMA y QUINCUAGÉSIMA? – Se llaman doming os de Septuagésima,
Sexagésima y Quincuagésima el séptimo, sexto y quinto domingo antes del de
Pasión.
32. – ¿Por qué razón la Iglesia desde el domingo de septuagésima
hasta el Sábado Santo omite en los oficios divinos el ALELUYA y usa
ornamentos morados? – La Iglesia, desde el doming o de septuagésima
hasta el Sábado Santo, omite en los divinos oficios el Aleluya, que es voz de
alegría, y usa ornamentos morados, que es color de tristeza, para alejar con
estas señales de tristeza a los fieles de las vanas alegrías del mundo e incul-
carles el espíritu de penitencia.
33. – ¿Qué cosas propone la Iglesia a nuestra consideración en los
divinos oficios de las semanas de Septuagésima, Sexagésima y Quin-
cuagésima? – En los divinos oficios de la semana deSeptuagésima, la Iglesia
nos representa la caída de nuestros primeros padres y su justo castigo; en
los de Sexagésima, el diluvio universal, enviado por Dios para castigo de los
pecadores, y en los tres primeros días de la semana de Quincuagésima, la
vocación de Abraham y el premio dado por Dios a su obediencia y a su fe.
34. – ¿Cómo es que, a pesar de las intenciones de la Iglesia, en
tiempos de Septuagésima, Sexagésima y Quincuagésima aun más que
en otro cualquiera, se ven tantos desórdenes en algunos cristianos? –
En este tiempo, aun más que en otro cualquiera, se ven tantos desórdenes
en algunos cristianos por la malignidad del demonio , que queriendo con-
trariar los designios de la Iglesia, hace los mayores esfuerzos para inducir a
los cristianos a que vivan según los dictámenes del mundo y de la carne.
35. – ¿Qué hemos de hacer para conformarnos con los designios de
la Iglesia en tiempo de Carnaval? – Para conformarnos con los desig-
nios de la Iglesia en tiempo de Carnaval hemos de apartarnos de los espec-
táculos y diversiones peligrosas y atender con mayor cuidado a la oración y
mortificación, haciendo alguna cosita extraordinaria, al Santísimo Sacra-
mento, mayormente cuando está expuesto a la pública ador ación y esto
para reparar tantos desórdenes con que Dios, en este tiempo es ofendido.
36. – ¿Qué hará quien por necesidad hubiere de hallarse en algu-
na diversión peligrosa de Carnaval? – Quien por necesidad hubiere de
132 PRIMERA PARTE: DE LAS FIESTAS DEL SEÑOR
hallarse en alguna diversión peligrosa de Carnaval, ha de implorar primero
el socorro de la divina gracia para evitar todo pecado; portarse luego con
gran modestia y reserva y recoger después el espíritu con la consideración
de alguna máxima del Evangelio.

CAPITULO VI
De la Cuaresma

37. – ¿Qué es la CUARESMA? – La Cuaresma es un tiempo de a yuno y


penitencia instituido por la Iglesia por Tradición Apostólica.
38. – ¿A qué fin ha sido instituida la Cuaresma? – La Cuaresma ha
sido instituida: 1º para dar nos a entender la ob ligación que tenemos de
hacer penitencia todo el tiempo de nuestra vida, de la cual, según los San-
tos Padres, es figura la Cuaresma; 2º para imitar en alguna manera el riguro-
so ayuno de cuarenta días que J esucristo practicó en el desier to; 3º para
prepararnos por medio de la penitencia a celebrar santamente la Pascua.
39. – ¿Por qué el primer día de Cuaresma se llama DÍA DE CENIZA?
– El primer día de Cuaresma se llama día de Ceniza porque en este día pone
la Iglesia sobre la cabeza de los fieles la sagrada Ceniza.
40. – ¿Por qué la Iglesia impone la sagrada Ceniza al principio de
la Cuaresma? – La Iglesia, al principio de la Cuaresma, acostumbra poner
la sagrada Ceniza para recordarnos que somos compuestos de polv o y a
polvo hemos de reducirnos con la muerte y así nos humillemos y hagamos
penitencia de nuestros pecados, mientras tenemos tiempo.
41. – ¿Con qué disposiciones hemos de recibir la sagrada Ceniza?
– Hemos de recibir la sagrada Ceniza con un corazón contrito y humillado
y con la santa resolución de pasar la Cuaresma en obras de penitencia.
42. – ¿Qué hemos de hacer para pasar bien la Cuaresma según la
mente de la Iglesia? – Para pasar bien la Cuaresma según la mente de la
Iglesia hemos de hacer cuatro cosas: 1º guardar exactamente el ayuno y la
abstinencia y mortificarnos no sólo en las cosas ilícitas y pelig rosas, sino
también en cuanto podamos en las lícitas , como sería moderándonos en
las recreaciones; 2º darnos a la oración y hacer limosnas y otras obr as de
cristiana piedad con el prójimo más que de ordinario; 3º oír la palabra de
Dios, no ya por costumbre o curiosidad, sino con deseo de poner en prác-
tica las verdades que se o yen; 4º andar con solicitud en pre pararnos a la
confesión para hacer más meritorio el a yuno y disponer nos mejor a la
Comunión pascual.
43. – ¿En qué consisten el ayuno y la abstinencia? – El ayuno con-
siste en no hacer más que una sola comida al día y la abstinencia en no
tomar carne ni caldo de carne.
CAPITULO VII: DE LA SEMANA SANTA 133
44. – ¿Se prohíbe toda otra refección los días de ayuno, fuera de la
única comida? – Los días de ayuno, la Iglesia permite una ligera refección
a la noche, o hacia el mediodía si la comida única se traslada a la tarde y ,
además, la parvedad por la mañana.
45. – ¿Quiénes están obligados al ayuno y a la abstinencia? – Al
ayuno están obligados todos los que sean mayores de edad, hasta que ha-
yan cumplido sesenta años y no estén legítimamente impedidos y a la abs-
tinencia los que han cumplido catorce años y tienen uso de razón.
46. – ¿Están exentos de toda mortificación los que no están obliga-
dos al ayuno? – Los que no están obligados al ayuno no están exentos de
toda mortificación, porque ninguno está dispensado de la obligación gene-
ral de hacer penitencia y así de ben los tales mor tificarse en otras cosas
según sus fuerzas.

CAPITULO VII
De la Semana Santa

§ 1º – De la Semana Santa en general


47. – ¿Por qué la última semana de Cuaresma se llama SANTA? –
La última semana de Cuaresma se llama Santa porque en ella se celebra la
memoria de los más g randes misterios que J esucristo obró por n uestra
Redención.
48. – ¿Qué misterio se conmemora el DOMINGO DE RAMOS? – El
Domingo de Ramos se conmemora la entrada triunfante de Jesucristo en Je-
rusalén seis días antes de su Pasión.
49. – ¿Por qué causa quiso Jesucristo entrar triunfante en Jerusa-
lén, antes de su Pasión? – Jesucristo, antes de su P asión, quiso entrar
triunfante en Jerusalén, como estaba profetizado: 1º para alentar a sus dis-
cípulos, dándoles con ello una prueba manifiesta de que iba a padecer es-
pontáneamente; 2º para enseñar nos que con su m uerte triunfaría del de-
monio, mundo y carne y nos abriría la entrada del Cielo.
50. – ¿Qué misterios se celebran el JUEVES SANTO? – El Jueves Santo se
celebra la institución del Santísimo Sacramento de la Eucaristía y del
Sacerdocio, se recuerda el la vatorio de los pies y el prece pto del Amor
cristiano.
51. – ¿Qué misterio se recuerda el VIERNES SANTO? – El Viernes Santo
se recuerda la Pasión y muerte del Salvador.
52. – ¿Qué misterios se honran el SÁBADO SANTO? – El Sábado Santo
se honra la sepultura de Jesucristo y su descenso al Limbo.
134 PRIMERA PARTE: DE LAS FIESTAS DEL SEÑOR
53. – ¿Qué hemos de hacer para pasar la Semana Santa según la
mente de la Iglesia? – Para pasar la Semana Santa según la mente de la
Iglesia hemos de hacer tres cosas: 1º juntar al a yuno y abstinencia mayor
recogimiento interior y mayor fervor en la oración; 2º meditar asiduamente
y con espíritu de compunción los padecimientos de Jesucristo; 3º asistir si
podemos a los divinos oficios con este mismo espíritu.

§ 2º – De algunos ritos de Semana Santa


54. – ¿Por qué el domingo de Semana Santa se llama DOMINGO DE
RAMOS? – El domingo de Semana Santa se llama Domingo de Ramos por la
procesión que en este día se celebra, en la cual los fieles llevan en la mano
un ramo de oliva o de palma.
55. – ¿Por qué el Domingo de Ramos se hace la procesión llevando
ramos de oliva o de palma? – El Domingo de Ramos se hace la proce-
sión llevando ramos de oliva o de palma para recordar la entrada triunfante
de Jesucristo en Jerusalén, cuando las turbas le salieron al encuentro con
ramos de palma en las manos.
56. – ¿Quiénes fueron los que salieron al encuentro de Jesucristo
cuando entró triunfante en Jerusalén? – Cuando Jesucristo entró triun-
fante en Jerusalén le salió al encuentro el pueblo sencillo y los niños, no ya
la gente granada de la ciudad, disponiéndolo así Dios para darnos a enten-
der que la soberbia los hizo indignos de tomar parte en el triunfo de Nues-
tro Señor, que gusta de la sencillez de corazón, de la humildad y la inocen-
cia.
57. – ¿Por qué no se tocan las campanas desde el Jueves Santo
hasta la vigilia pascual? – Desde el Jueves Santo hasta la vigilia pascual
no se tocan las campanas en señal de grande tristeza por la Pasión y muerte
del Salvador.
58. – ¿Por qué se guarda el Jueves Santo un copón con Hostias
consagradas en el monumento? – El Jueves Santo se guarda en el monu-
mento un copón con Hostias consagradas: 1º para que se tributen especia-
les adoraciones al Sacramento de la Eucaristía el día en que se instituyó; 2º
para que se pueda comulgar el Viernes Santo en que el sacerdote no consa-
gra.
59. – ¿Por qué el Jueves Santo después de la Misa se desnudan los
altares? – El Jueves Santo, después de la Misa, se desnudan los altares, a fin
de representarnos a Jesucristo despojado de sus vestidos para ser azotado
y puesto en Cr uz y enseñar nos que para celebrar dignamente la P asión
hemos de despojarnos del hombre viejo, que son todos los afectos munda-
nos.
60. – ¿Por qué se hace el Lavatorio de los pies el Jueves Santo? – El
CAPITULO VII: DE LA SEMANA SANTA 135
Jueves Santo se hace el Lavatorio de los pies: 1º para renovar la memoria de
aquella humillación con que Jesucristo se rebajó a lavar los pies a sus Após-
toles; 2º porque Él mismo exhortó a los Apóstoles, y en ellos a los fieles, a
imitar su ejemplo; 3º para enseñarnos que hemos de limpiar nuestro cora-
zón de toda mancha y ejercitar unos con otros los oficios de la caridad y
humildad cristiana.
61. – ¿Por qué el Jueves y Viernes Santos van los fieles a visitar el
Santísimo Sacramento en muchas Iglesias, en pública procesión o en
particular? – El Jueves y Viernes Santo van los fieles a visitar el Santísimo
Sacramento en muchas Iglesias en memoria de los dolores que sufrió Jesu-
cristo en muchos lugares, como en el Huerto, en las casas de Caifás, Pilatos
y Herodes y en el Calvario.
62. – ¿Con qué espíritu han de hacerse las visitas a los monumen-
tos? – Las visitas a los mon umentos han de hacerse no por curiosidad,
costumbre o pasatiempo, sino con sincera contrición de nuestros pecados,
que son la verdadera causa de la Pasión y muerte de Nuestro Redentor; y
con verdadero espíritu de compasión de sus penas, mediante los diversos
padecimientos que sufrió. Por ejemplo: en la primera visita, lo que padeció
en el Huerto; en la segunda, lo que sufrió en el pretorio de Pilatos y así en
las demás.
63. – ¿Por qué el Viernes Santo, de un modo particular, ruega la
Iglesia al Señor por toda suerte de personas, aun por los paganos y
judíos? – La Iglesia, el Viernes Santo, ruega de un modo particular al Señor
por toda suerte de personas para demostrar que J esucristo murió por to-
dos los hombres y para implor ar en beneficio de todos el fr uto de su Pa-
sión.
64. – ¿Por qué el Viernes Santo se adora solemnemente la Cruz? –
El Viernes Santo se adora solemnemente la Cr uz porque, habiendo sido
Jesucristo clavado y muerto en ella en este día, la santificó con su Sangre.
65. – Si la adoración se debe sólo a Dios, ¿cómo se adora también
la Cruz? – La adoración se debe sólo a Dios y, por esto, cuando se adora la
Cruz, nuestra adoración se refiere a Jesucristo, que murió en ella.
66. – ¿Qué hay que considerar de un modo especial en los ritos del
Sábado Santo por la noche? – En los ritos del Sábado Santo por la noche
llamados la vigilia pascual, hay que considerar de un modo especial la ben-
dición del Cirio Pascual y de la Fuente Bautismal.
67. – ¿Qué significa el Cirio Pascual? – El Cirio Pascual significa el
resplandor y la gloria que Jesucristo trajo al mundo.
68. – ¿Por qué se bendice en la vigilia pascual la Fuente Bautis-
mal? – En la vigilia pascual se bendice la Fuente Bautismal por que antigua-
mente en este día, como también la víspera de Pentecostés, se administraba
solemnemente el Bautismo.
136 PRIMERA PARTE: DE LAS FIESTAS DEL SEÑOR
69. – ¿Qué hemos de hacer mientras se bendice la Fuente Bautis-
mal? – Mientras se bendice la Fuente Bautismal hemos de dar g racias al
Señor por habernos admitido al Bautismo y renovar las promesas que en-
tonces hicimos.

CAPITULO VIII
De la Pascua de Resurrección

70. – ¿Qué misterio se celebra en la fiesta de PASCUA? – En la fiesta


de Pascua se celebra el misterio de la Resurrección de Nuestro Señor Jesu-
cristo –a saber, la reunión de su alma santísima con el cuer po, del cual se
había separado por la muerte– y su nueva vida gloriosa e inmortal.
71. – ¿Por qué la fiesta de Pascua se celebra en la Iglesia con tanta
solemnidad y regocijo y se continúa por toda la octava? – La fiesta de
Pascua se celebra por la Iglesia con tanta solemnidad y se continúa por
toda la octava por la excelencia del misterio, que fue el complemento de
nuestra Redención y es el fundamento de nuestra Religión.
72. – Si Jesucristo nos redimió con su muerte, ¿cómo su Resurrec-
ción es el complemento de nuestra Redención? – J esucristo, con su
muerte, nos libró del pecado y nos reconcilió con Dios y, por su Resurrec-
ción, nos abrió la entrada a la vida eterna.
73. – ¿Por qué se dice que la Resurrección de Cristo es el funda-
mento de nuestra Religión? – La R esurrección de Cristo se dice es el
fundamento de nuestra Religión porque el mismo Jesucristo nos la dio por
principal argumento de su divinidad y de la verdad de nuestra Fe.
74. – ¿De dónde se deriva el nombre de PASCUA, que se da a la
fiesta de la Resurrección de Jesucristo? – El nombre de Pascua que se da
a la fiesta de la R esurrección de Jesucristo se deriva de una de las fiestas
más solemnes de la antigua ley, instituida en memoria del paso del Áng el
exterminador que mató a los primogénitos egipcios, y de la milagrosa liber-
tad de la servidumbre del Faraón, rey de Egipto, obtenida por el pueblo de
Dios, la cual era figura de nuestra libertad del cautiverio del demonio. Esa
fiesta la celebraban los judíos con muchas ceremonias, pero especialmente
sacrificando y comiendo un cordero; mas nosotros la celebramos ahora,
sobre todo, recibiendo al verdadero Cordero sacrificado por nuestros pe-
cados, que es Cristo Jesús, en el Santísimo Sacramento del Altar.
75. – ¿Qué quiere decir la palabra PASCUA? – Pascua quiere decir
pasaje. En la antigua Ley significaba el paso del Áng el que, para obligar al
Faraón a consentir que se fuese el pueblo de Dios,mató a los primogénitos
de los egipcios y pasó de largo por las casas de los hebreos rociadas con la
sangre del cordero sacrificado el día antes , dejándolas inmunes de aquel
CAPITULO IX: DE LAS ROGATIVAS 137
azote. En la nueva Ley significa que Jesucristo pasó de la muerte a la vida y
que, triunfando del demonio, nos ha trasladado de la muerte del pecado a
la vida de la gracia.
76. – ¿Qué hemos de hacer para celebrar dignamente la fiesta de
Pascua? – Para celebrar dignamente la fiesta de P ascua hemos de hacer
dos cosas: 1º adorar con santa aleg ría y vivo reconocimiento a Jesucristo;
2º resucitar espiritualmente con Él.
77. – ¿Qué quiere decir RESUCITAR CON JESUCRISTO ESPIRITUALMEN-
TE? – Resucitar con Jesucristo espiritualmente quiere decir que así como
Jesucristo, por medio de su Resurrección, comenzó una vida nueva, inmor-
tal y celestial, así nosotros hemos de comenzar una n ueva vida, según el
espíritu, renunciando totalmente y para siempre al pecado y a todo lo que
nos lleva al pecado, amando sólo a Dios y todo lo que nos lleva a Dios.
78. – ¿Qué quiere decir la palabra ALELUYA, que tantas veces se
repite en este santo día y todo el tiempo pascual? – La palabra Aleluya
quiere decir Alabad a Dios y er a el grito festivo del pueblo hebreo; por
esto, la Santa Iglesia lo repite muchas veces en tiempo de tanto regocijo.
79. – ¿Por qué en tiempo pascual se reza en pie? – En tiempo pascual
se reza en pie en señal de alegría y para figurar la Resurrección del Señor.

CAPITULO IX
De la procesión que se hace el día de San Marcos
y los tres días de Rogativas menores

80. – ¿Qué hace la Iglesia el día de San Marcos y los tres días de
Rogativas menores? – El día de San Marcos y los tr es días de rogativas
menores hace la Iglesia procesiones y rog ativas solemnes para a placar a
Dios y hacerlo propicio, a fin de que nos perdone los pecados , aparte de
nosotros sus castigos, bendiga los frutos de la tierra, que empiezan a apare-
cer y provea a nuestras necesidades, así espirituales como temporales.
81. – ¿Son muy antiguas las procesiones de San Marcos y de las
Rogativas? – Las procesiones de San Marcos y de las Rogativas son anti-
quísimas y el pueblo solía concurrir a ellas con los pies descalzos, con ver-
dadero espíritu de penitencia y en g randísimo número, dejando toda otra
ocupación para asistir a ellas.
82. – ¿Qué hacemos en las letanías de los Santos que se cantan en
las Rogativas y otras procesiones semejantes? – En las letanías de los
Santos: 1º implor amos misericordia de la Santísima T rinidad y para ser
oídos nos volvemos en particular a Jesucristo con aquellas palabras: Christe,
audi nos; Christe, exaudi nos, es decir: Cristo, óyenos; Cristo, escúchanos; 2º
invocamos el patrocinio de la Vi rgen María, de los Áng eles y Santos del
138 PRIMERA PARTE: DE LAS FIESTAS DEL SEÑOR
Cielo, diciéndoles: Orate pro nobis; rogad por nosotros; 3º nos dirigimos de
nuevo a Jesucristo y le pedimos , por todo lo que ha hec ho por nuestra
salvación, que nos libre de todos los males y principalmente del pecado ,
diciéndole: Libera nos, Dómine; líbranos, oh Señor; 4º le pedimos el don de
una verdadera penitencia y la gracia de perseverar en su santo servicio y le
rogamos por todos los órdenes de la Iglesia y por la unión y felicidad de
todo el pueblo de Dios, diciendo: Te rogamus, audi nos; óyenos, Señor, te lo
rogamos; 5º terminamos con la palabra con que empezamos, implorando
la misericordia de Dios, diciéndole de n uevo Kyrie eléison, etc.; Señor, ten
piedad de nosotros, etc.
83. – ¿Cómo hemos de concurrir a las procesiones? – Hemos de
concurrir a las procesiones: 1º con buen orden y con verdadero espíritu de
penitencia y oración, cantando despacio y con piedad lo que canta la Iglesia
o, si no lo sabemos, uniéndonos con el corazón y rezando en particular; 2º
con modestia y recogimiento, no mirando acá ni acullá ni hablando a nadie
sin necesidad; 3º con verdadera confianza de que Dios atenderá a nuestros
gemidos y oraciones en común y nos otorgará lo que es necesario, así para
el alma como para el cuerpo.
84. – ¿Por qué en las procesiones se lleva delante la Cruz? – En las
procesiones se lleva delante la Cr uz para enseñarnos que siempre hemos
de tener delante de los ojos a Jesucristo crucificado, a fin de regular según
sus ejemplos nuestra vida y acciones e imitarlo en su Pasión, sufriendo con
paciencia las penalidades que nos afligen.

CAPITULO X
De la Ascensión del Señor

85. – ¿Qué se celebra en la fiesta de la ASCENSIÓN? – En la fiesta de


la Ascensión se celebra el glorioso día en que Jesucristo, a vista de sus discí-
pulos, subió por su pr opia virtud al Cielo, cuarenta días después de su
Resurrección.
86. – ¿Por qué subió al Cielo Jesucristo? – Jesucristo subió al Cielo: 1º
para tomar posesión del R eino eterno que conquistó con su m uerte; 2º
para prepararnos el lugar y servirnos de medianero y abogado con el Pa-
dre; 3º para enviar el Espíritu Santo a sus Apóstoles.
87. – ¿Entró solo Jesucristo en el Cielo el día de la Ascensión? – El
día de la Ascensión, Jesucristo no entró solo en el Cielo, sino que entraron
con Él las almas de los antiguos Padres que había sacado del Limbo.
88. – ¿Cómo está Jesucristo en el Cielo? – Jesucristo está en el Cielo
sentado a la diestra de Dios Padre, es decir: como Dios es igual al Padre en
la gloria y como hombre está ensalzado sobre todos los Ángeles y Santos y
CAPITULO XI: DE LA FIESTA DE PENTECOSTÉS 139
hecho Señor de todas las cosas.
89. – ¿Qué hemos de hacer para celebrar dignamente la fiesta de
la Ascensión? – Para celebrar dignamente la fiesta de la Ascensión hemos
de hacer tres cosas: 1º ador ar a Jesucristo en el Cielo como medianer o y
abogado nuestro; 2º despegar enteramente nuestro corazón de este mundo
como de lugar de destierro y aspirar únicamente al Cielo, nuestra verdadera
patria; 3º determinarnos a imitar a Jesucristo en la humildad, en la mortifi-
cación y en los padecimientos, para tener parte en su gloria.
90. – ¿Qué han de hacer los fieles el tiempo que corre de la fiesta de
la Ascensión a la de Pentecostés? – De la fiesta de la Ascensión a Pente-
costés, los fieles, a ejemplo de los Apóstoles, han de prepararse a recibir el
Espíritu Santo con el retiro, con recogimiento interior y con perseverante y
fervorosa oración.
91. – ¿Por qué el día de la Ascensión, leído el Evangelio de la Misa
solemne, se apaga y después se quita el Cirio Pascual? – El día de la
Ascensión, leído el Evangelio de la Misa solemne , se apaga y después se
quita el Cirio Pascual para representar que Cristo se separó de los Apósto-
les.

CAPITULO XI
De la fiesta de Pentecostés

92. – ¿Qué misterio honra la Iglesia en la solemnidad de Pentecos-


tés? – En la solemnidad de P entecostés honra la Iglesia el misterio de la
venida del Espíritu Santo.
93. – ¿Por qué la fiesta de la venida del Espíritu Santo se llama
PENTECOSTÉS? – La fiesta de la venida del Espíritu Santo se llama Pentecos-
tés, que quiere decir quincuagésimo día, porque la venida del Espíritu Santo
acaeció a los cincuenta días de la Resurrección del Señor.
94. – ¿No era también Pentecostés una fiesta de la antigua Ley? –
Pentecostés era también una fiesta solemnísima entre los hebreos y era
figura de la que celebran los cristianos.
95. – ¿A qué fin se instituyó el Pentecostés de los hebreos? – El
Pentecostés de los hebreos se instituyó en memoria de la Ley dada por
Dios en el monte Sinaí entre truenos y relámpagos, escrita en dos tablas de
piedra, cincuenta días después de la primera Pascua, a saber: después de ser
librados del cautiverio del Faraón.
96. – ¿De qué manera se ha cumplido en el Pentecostés de los cris-
tianos lo que se figuraba en el de los hebreos? – Lo que se figuraba en el
Pentecostés de los hebreos se ha cumplido en el de los cristianos,por cuanto
el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles y los otros discípulos de
140 PRIMERA PARTE: DE LAS FIESTAS DEL SEÑOR
Jesucristo que estaban reunidos en un mismo lug ar con la Santísima V ir-
gen, e imprimió en sus corazones la n ueva Ley por medio de su Di vino
Amor.
97. – ¿Qué sucedió en la venida del Espíritu Santo? – En la venida
del Espíritu Santo se oyó de repente un sonido del cielo, como de viento
impetuoso, y aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, que se asenta-
ron sobre cada uno de los allí congregados.
98. – ¿Qué efecto produjo en los Apóstoles la venida del Espíritu
Santo? – El Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles , los llenó de
Sabiduría, Fortaleza, Caridad y de la abundancia de todos sus dones.
99. – ¿Qué hay que admirar en los Apóstoles, después de que fue-
ron llenos del Espíritu Santo? – Los Apóstoles, después de que fuero n
llenos del Espíritu Santo, de ignorantes se trocaron en conocedores de los
más profundos misterios y de las Sagradas Escrituras, de tímidos se hicie-
ron esforzados para predicar la Fe de Jesucristo, hablaron diversas lenguas
y obraron grandes milagros.
100. – ¿Cuál fue el primer fruto de la predicación de los Apóstoles
después de la venida del Espíritu Santo? – El primer fruto de la predi-
cación de los Apóstoles , después de la v enida del Espíritu Santo , fue la
conversión de tres mil personas en el ser món que hizo San Pedro el día
mismo de Pentecostés, la cual fue seguida de muchísimas otras.
101. – ¿Fue enviado el Espíritu Santo sólo a los Apóstoles? – El
Espíritu Santo no fue enviado sólo a los Apóstoles, sino también a la Igle-
sia y a todos los fieles.
102. – ¿Qué obra el Espíritu Santo en la Iglesia? – El Espíritu Santo
vivifica la Iglesia y con perpetua asistencia la gobierna y de aquí le nace la
fuerza incontrastable que tiene en las persecuciones, el vencimiento de sus
enemigos, la pureza de la doctrina y el espíritu de santidad que mor a en
Ella, en medio de la corrupción del siglo.
103. – ¿Cuándo reciben los fieles el Espíritu Santo? – Los fieles
reciben el Espíritu Santo en todos los Sacramentos , especialmente en la
Confirmación y el Orden Sagrado.
104. – ¿Qué hemos de hacer en la fiesta de Pentecostés? – En la
fiesta de Pentecostés hemos de hacer cuatro cosas: 1º adorar al Espíritu
Santo; 2º pedirle que v enga a nosotros y nos com unique sus dones; 3º
acercarnos dignamente a los Santos Sacramentos; 4º dar gracias a Nuestro
Divino Redentor por habernos enviado al Espíritu Santo según sus pro-
mesas, rematando así todos los misterios y la gran obra del establecimiento
de la Iglesia.
CAPITULO XII: DE LA FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD 141
CAPITULO XII
De la fiesta de la Santísima Trinidad

105. – ¿Cuándo celebra la Iglesia la fiesta de la Santísima Trini-


dad? – La Iglesia honra a la Santísima T rinidad todos los días del año y ,
principalmente, los domingos; pero le hace una fiesta particular el primer
domingo después de Pentecostés.
106. – ¿Por qué el primer domingo después de Pentecostés celebra
la Iglesia esta fiesta particular de la Santísima Trinidad? – El primer
domingo después de Pentecostés celebra la Iglesia esta fiesta particular de
la Santísima Trinidad, para darnos a entender que el fin de los misterios de
Jesucristo y de la v enida del Espíritu Santo ha sido llev arnos al conoci-
miento de la Santísima Trinidad y a su adoración en espíritu y verdad.
107. – ¿Qué quiere decir SANTÍSIMA TRINIDAD? – Santísima Trinidad
quiere decir: Dios uno en tres Personas realmente distintas: Padre, Hijo y
Espíritu Santo.
108. – Siendo Dios espíritu purísimo, ¿por qué se representa la San-
tísima Trinidad en forma visible? – Dios es espíritu purísimo; pero las
tres Personas divinas se representan bajo ciertas imágenes para darnos a
conocer algunas propiedades o acciones que se les atribuyen a la manera
con que algunas veces han aparecido.
109. – ¿Por qué Dios Padre se representa en forma de anciano? –
Dios Padre se representa en forma de anciano para significar la eternidad
divina y por que Él es la primera P ersona de la Santísima Trinidad y el
principio de las otras dos Personas.
110. – ¿Por qué el Hijo de Dios se representa en forma de hombre?
– El Hijo de Dios se re presenta en forma de hombre porque es también
verdadero hombre, por haber tomado la naturaleza humana para n uestra
salvación.
111. – ¿Por qué el Espíritu Santo se representa en forma de palo-
ma? – El Espíritu Santo se representa en forma de paloma porque en esta
forma bajó sobre Jesucristo, cuando fue bautizado por San Juan.
112. – ¿Qué hemos de hacer en la fiesta de la Santísima Trinidad?
– En la fiesta de la Santísima T rinidad hemos de hacer cinco cosas: 1º
adorar el misterio de Dios uno y trino; 2º dar g racias a la Santísima Trini-
dad por todos los beneficios temporales y espirituales que de Ella recibi-
mos; 3º consagrarnos totalmente a Dios y rendir nos del todo a su di vina
Providencia; 4º pensar que por el Bautismo entramos en la Iglesia y fuimos
hechos miembros de Jesucristo por la invocación y virtud del nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; 5º deter minarnos a hacer siempre
con devoción la Señal de la Cruz, que expresa este misterio, y a rezar con
viva Fe e intención de glorificar a la Santísima Trinidad aquellas palabras
142 PRIMERA PARTE: DE LAS FIESTAS DEL SEÑOR
que tan a menudo repite la Iglesia: Gloria sea al Padre y al Hijo y al Espíritu
Santo.

CAPITULO XIII
De la fiesta del «Corpus Christi»

113. – ¿Qué fiesta se celebra el jueves después de la fiesta de la


Santísima Trinidad? – El jueves después de la fiesta de la Santísima Tri-
nidad se celebra la solemnidad del Santísimo Sacramento o Corpus Christi.
114. – ¿No se celebra el Jueves Santo la Institución del Santísimo
Sacramento? – La Iglesia celebra el Jueves Santo la institución del Santísi-
mo Sacramento; pero, como entonces está ocupada principalmente en fun-
ciones de luto por la Pasión de Jesucristo, ha juzgado conveniente instituir
otra fiesta particular para honrar este misterio en pleno regocijo.
115. – ¿De qué modo podremos honrar el misterio que se celebra el
día del CORPUS? – Para honrar el misterio que se celebra el día delCorpus:
1º hemos de acercarnos con particular devoción y fervor a la Sagrada Co-
munión y dar gracias con todo el afecto de nuestra alma al Señor que se ha
dignado dársenos a cada uno de nosotros en este Sacramento; 2º hemos de
asistir en esta solemnidad a los oficios divinos y, particularmente, al Santo
Sacrificio de la Misa, y hacer frecuentes visitas a Jesús, oculto en las espe-
cies sacramentales.
116. – ¿Por qué en la fiesta del CORPUS se lleva solemnemente la
Santísima Eucaristía en procesión? – En la f iesta del Corpus se lle va
solemnemente la Santísima Eucaristía en procesión: 1º para honrar la Hu-
manidad Santísima de Nuestr o Señor, escondida en las especies
sacramentales; 2º para avivar la Fe y aumentar la de voción de los fieles a
este misterio; 3º para celebrar la victoria que ha dado a su Iglesia contra
todos los enemig os del Sacramento; 4º par a reparar de algún modo las
injurias que recibe de los enemigos de nuestra Religión.
117. – ¿Cómo hay que asistir a la procesión del CORPUS? – A la
procesión del Corpus hay que asistir: 1º con gran recogimiento y modestia,
no mirando a una par te y a otra ni hablando sin necesidad: 2º con inten-
ción de honrar por medio de nuestras adoraciones el triunfo de Jesucristo;
3º pidiéndole humildemente perdón de las comuniones indignas y de todas
las demás profanaciones que se cometen contra este Di vino Sacramento;
4º con sentimientos de fe, confianza, amor y reconocimiento a Jesucristo,
presente en la Hostia consagrada.
CAPITULO XIV: DE LA DEDICACIÓN DE LA IGLESIA 143
CAPITULO XIV
Fiesta de la Dedicación de la iglesia

118. – ¿Qué es la fiesta de la DEDICACIÓN? – La Dedicación es una fiesta


instituida para celebrar la memoria de la Consa gración de las catedrales y
otras iglesias solemnemente consagradas.
119. – ¿Qué es la DEDICACIÓN de las iglesias? – La Dedicación de las
Iglesias es un rito solemnísimo con que el Obispo consag ra al culto de
Dios los edificios que llamamos iglesias y así los separa de todo uso profa-
no y los convierte en casas de Dios y lugares de oración.
120. – ¿Por qué la Dedicación de las iglesias se hace con tanta
solemnidad? – La Dedicación de las iglesias se hace con solemnidad: 1º
para inspirar a los fieles la debida reverencia a los lugares sagrados; 2º para
recordarnos que también nosotros en el Bautismo y en la Conf irmación
fuimos consagrados a Dios y hec hos templos vivos del Espíritu Santo y
que, por tanto, hemos de reverenciar al Señor que mora en nosotros, con-
servando nuestra alma limpia de pecado y ador nada con las virtudes cris-
tianas; 3º para fomentar la veneración y amor a la Iglesia Católica que está
formada de los fieles trabados entre sí con admirable unidad, a semejanza
de las piedras de los templos materiales; 4º porque las iglesias son figura del
Cielo, puesto que en ellas, delante de Jesucristo, nos unimos a los Ángeles
y Santos en la perpetua fiesta con que ellos dan gloria a Dios.
121. – ¿Para qué se renueva todos los años la memoria de la Dedi-
cación de la iglesia? – Se renueva todos los años la memoria de la Dedi-
cación de la ig lesia: 1º para dar g racias a Dios por el g ran beneficio de
dignarse morar en nuestros templos, oír nuestras oraciones, sustentarnos
con su Palabra y hacernos partícipes de los Santos Sacramentos; 2º para
despertar en nosotros la devoción y reverencia con que hemos de partici-
par de los divinos misterios en la Iglesia.
122. – ¿Qué hemos de hacer para celebrar según la mente de la
Iglesia la fiesta de la Dedicación? – Para celebrar según la mente de la
Iglesia la fiesta de la Dedicación: 1º hemos de proponer ser asiduos al
templo que es casa de or ación y estar siempr e en él con g ran devoción
adorando a Dios en espíritu y verdad; 2º pedirle perdón de las irreverencias
y de todas las culpas que allí ha yamos cometido; 3º pensar que somos
templos vivos de Dios y , por tanto, hemos de procurar purificar nos de
toda mancha y no hacer nada que pueda contaminarnos.
123. – ¿Qué hemos de hacer en los aniversarios del Bautismo y
Confirmación, que son los días en que fuimos dedicados a Dios? – En
el aniversario de los días en que fuimos bautizados y confirmados convie-
ne: 1º renovar las promesas del Bautismo ratificadas en la Confir mación, a
saber: de creer en Dios y en J esucristo y de practicar su ley sin r espetos
144 SEGUNDA PARTE: DE LAS FIESTAS DE LA VIRGEN
humanos; 2º renunciar de nuevo a los pecados, a las vanidades y deprava-
das máximas del mundo; 3º adorar con fervor al Espíritu Santo que habita
en nosotros con su gracia.
CAPITULO I: DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN 145

PARTE SEGUNDA
DE LAS FIESTAS SOLEMNES
DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Y DE LAS FIESTAS DE LOS SANTOS

CAPITULO PRIMERO
De las fiestas solemnes
de la Santísima Virgen María
y primero de su Inmaculada Concepción

124. – ¿Cuáles son, las fiestas más solemnes que la Iglesia celebra
en honor de la Santísima Virgen, Madre de Dios? – Las fiestas más
solemnes que la Iglesia celebra en honor de la Santísima Virgen, Madre de
Dios, son la Inmaculada Concepción, la Natividad, la Anunciación, la Pu-
rificación, la Asunción y la Realeza de María.
125. – ¿En qué día se celebra la fiesta de la INMACULADA CONCEP-
CIÓN? – La fiesta de laInmaculada Concepción se celebra el día 8 de diciembre
.
126. – ¿Por qué se celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción
de la Santísima Virgen María? – Se celebra la fiesta de la Inmaculada
Concepción de la Santísima Vi rgen María porque, como enseña la F e, la
Virgen María, por singular privilegio y por los méritos de Jesucristo Reden-
tor, fue santificada con la divina gracia desde el primer instante de su con-
cepción y, así, preservada inmune de la culpa original.
127. – ¿Cuándo definió la Iglesia como dogma de Fe que la Con-
cepción de la Santísima Virgen María fue Inmaculada o sin pecado
original? – El día 8 de diciembre del año 1854, el Sumo Pontífice Pío IX,
por Bula dogmática y con el consentimiento de todo el Episcopado católi-
co, definió solemnemente como artículo de Fe la Concepción Inmaculada
de la Santísima Virgen.
128. – ¿Por qué otorgó Dios a la Santísima Virgen el privilegio de
la Concepción Inmaculada? – Dios otorgó a la Santísima Virgen el pri-
vilegio de la Concepción Inmaculada porque convenía a la santidad y ma-
jestad de Jesucristo que la Virgen destinada a ser su madre no fuese ni un
instante esclava del demonio.
146 SEGUNDA PARTE: DE LAS FIESTAS DE LA VIRGEN
129. – ¿Cuáles son las intenciones de la Iglesia en la celebración de
la fiesta de la Inmaculada Concepción? – Las intenciones de la Iglesia
en la celebración de la fiesta de la Inmaculada Concepción son: 1º desper-
tar en nosotros un vi vo reconocimiento a Dios, que con tal pri vilegio ha
ensalzado tanto a la Santísima Virgen; 2 º avivar nuestra Fe en este privile-
gio de María; 3 º darnos a entender cuánto estima y ama Dios la pureza y
santidad del alma; 4º aumentar más y más en nosotros la de voción a la
Santísima Virgen.

CAPITULO II
De la Natividad de la Santísima Virgen María

130. – ¿Cuándo celebra la Iglesia la fiesta de la NATIVIDAD de la


Santísima Virgen María? – La Iglesia celebra la fiesta de la Natividad de la
Santísima Virgen María el día 8 de septiembre.
131. – ¿Por qué se celebra la fiesta de la Natividad de la Santísima
Virgen María? – Se celebra la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen
María porque desde su nacimiento fue la más santa de todas las criaturas y
porque estaba destinada a ser la Madre del Salvador.
132. – ¿Se celebra sólo la fiesta de la Natividad de la Santísima
Virgen? – Se celebra la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen y la de
San Juan Bautista. Pero hay que observar que la Santísima Virgen no sólo
nació en gracia, sino que también fue en gracia concebida, mientras que de
San Juan Bautista solamente puede decir se que fue santif icado antes de
nacer.
133. – ¿Qué vida llevó la Santísima Virgen? – La Santísima Virgen,
aunque descendía de la regia estirpe de David, llevó una vida pobre, humil-
de y escondida, per o preciosa delante de Dios, no pecando jamás ni aun
venialmente y creciendo continuamente en gracia.
134. – ¿Qué hay que admirar de un modo especial en las virtudes
de la Santísima Virgen? – En las virtudes de la Santísima Virgen hay que
admirar de un modo especial el voto de virginidad que hizo desde sus más
tiernos años, cosa de que no había ejemplo hasta entonces.
135. – ¿Qué hemos de hacer en la fiesta de la Natividad de la
Santísima Virgen María? – En la fiesta de la Natividad de la Santísima
Virgen María hemos de hacer cuatro cosas: 1º dar g racias a Dios por los
dones y prerrogativas singulares con que la enriqueció sobre todas las cria-
turas; 2º pedirle que por su intercesión destr uya en nosotros el reino del
pecado y nos dé constancia y fidelidad en su santo ser vicio; 3º venerar la
santidad de María y congratularnos con ella de sus grandezas; 4º procurar
imitarla, guardando cuidadosamente la g racia y ejercitando las vir tudes,
CAPITULO III: DE LA ANUNCIACIÓN 147
principalmente la humildad y pureza, por las cuales mereció concebir a
Jesucristo en sus purísimas entrañas.

CAPITULO III
De la Anunciación de la Santísima Virgen

136. – ¿Qué se celebra en la fiesta de la ANUNCIACIÓN de la Santísi-


ma Virgen? – En la fiesta de la Anunciación de la Santísima Virgen se cele-
bra la embajada que le tr ajo el Arcángel San Gabriel anunciándole haber
sido escogida para Madre de Dios.
137. – ¿Dónde se hallaba la Santísima Virgen cuando se le apare-
ció el Arcángel San Gabriel? – La Santísima Virgen, cuando se le apare-
ció el Arcángel San Gabriel, se hallaba en Nazaret, ciudad de Galilea.
138. – ¿De qué modo el Arcángel San Gabriel saludó a la Virgen
María cuando se le apareció? – Cuando el Arcángel San Gabriel apareció
a la Virgen María, le dirigió las palabras que decimos todos los días: «Dios te
salve, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre las mujeres».
139. – ¿Qué hizo la Santísima Virgen al oír las palabras del Ar-
cángel San Gabriel? – Al oír las palabras del A rcángel San Gabriel, la
Santísima Virgen se turbó, oyéndose saludar con títulos tan nuevos y exce-
lentes, de los cuales se juzgaba indigna.
140. – ¿Qué virtudes mostró de un modo especial la Santísima Vir-
gen al anuncio del Arcángel San Gabriel? – Al anuncio del Arcángel
San Gabriel, la Santísima Virgen mostró de un modo especial: pureza ad-
mirable, humildad profunda, Fe y obediencia perfectas.
141. – ¿Cómo la Santísima Virgen María, al anuncio del Arcángel
San Gabriel, dio a conocer su gran amor a la pureza? – Al anuncio del
Arcángel San Gabriel dio a conocer la Santísima Vi rgen María su g ran
amor a la pureza con la solicitud de conser var la virginidad, solicitud que
mostró al tiempo mismo que se v eía destinada a la dignidad de Madr e de
Dios.
142. – ¿Cómo la Virgen María, al anuncio del Arcángel San
Gabriel, dio a conocer su profunda humildad? – Al anuncio del Arcán-
gel San Gabriel dio a conocer la Virgen María su profunda humildad con
las palabras: «He aquí la esclava del Señor», dichas mientras era hecha Madre
de Dios.
143. – ¿Cómo la Virgen María, al anuncio del Arcángel San
Gabriel, mostró su Fe y su obediencia? – Al anuncio del Arcángel San
Gabriel mostró la Virgen María su Fe y obediencia cuando dijo: «Hágase en
mí según tu palabra».
148 SEGUNDA PARTE: DE LAS FIESTAS DE LA VIRGEN
144. – ¿Qué sucedió en el mismo punto en que la Virgen María dio
el consentimiento para ser Madre de Dios? – En el mismo punto en que
la Virgen María dio el consentimiento para ser Madre de Dios, la segunda
Persona de la Santísima Trinidad se encar nó en sus entr añas, tomando
cuerpo y alma, como tenemos nosotros, por obra del Espíritu Santo.
145. – ¿Qué nos enseña la Santísima Virgen en su Anunciación? –
La Santísima Virgen en su Anunciación: 1º enseña en particular a las vírge-
nes que hagan grandísima estima del tesoro de la virginidad; 2º enséñanos
a todos a disponer nos con g ran pureza y humildad a r ecibir dentro de
nosotros a Jesucristo en la Sagrada Comunión; 3º enséñanos finalmente, a
rendirnos con presteza al divino beneplácito.
146. – ¿Qué hemos de hacer en la fiesta de la Anunciación de la
Santísima Virgen? – En la fiesta de la Anunciación de la Santísima Virgen
hemos de hacer tres cosas: 1º adorar profundamente al V erbo encarnado
por nuestra salvación y darle gracias de tamaño beneficio; 2º congratular-
nos con la Santísima Virgen de la dignidad a que ha sido elevada de Madre
de Dios y honra rla Señora y Abo gada nuestra; 3º deter minarnos a rezar
siempre con gran respeto y devoción la salutación angélica, comúnmente
llamada Ave María.

CAPITULO IV
De la Purificación de la Santísima Virgen

147. – ¿Qué fiesta es la PURIFICACIÓN de la Santísima Virgen? – La


Purificación de la Santísima Virgen es la fiesta instituida en memoria del día
en que Nuestra Señora fue al templo de Jerusalén para cumplir la ley de la
purificación y presentar a su Divino Hijo, Jesucristo.
148. – ¿Qué era la ley de la purificación? – La ley de la purificación
era la ley de Moisés que oblig aba a todas las m ujeres a purificarse en el
templo después del parto con la obligación de un sacrificio.
149. – ¿Estaba obligada la Santísima Virgen a la ley de la purifi-
cación? – La Santísima Virgen no estaba obligada a la ley de la purificación
porque fue madre por obra del Espíritu Santo, conservando su virginidad.
150. – ¿Por qué la Santísima Virgen se sometió a la ley de la pu-
rificación, sin estar obligada? – La Santísima Virgen se sujetó a la ley de
la purificación, sin estar oblig ada, para darnos ejemplo de humildad y de
obediencia a la ley de Dios.
151. – ¿Qué ofreció en el templo la Santísima Virgen en su purifi-
cación? – La Santísima Virgen, como era pobre, ofreció en el templo en su
purificación el sacrificio de las madres pobres, que era un par de tórtolas o
palominos.
CAPITULO IV: DE LA PURIFICACIÓN 149
152. – ¿Por qué la Santísima Virgen presentó a Jesucristo en el
templo? – La Santísima Virgen presentó a Jesucristo en el templo porque,
por la ley antigua, los padres tenían oblig ación de presentar a Dios sus
primogénitos y de rescatarlos luego por cierta cantidad de dinero.
153. – ¿Por qué había establecido Dios la ley de la presentación de
los primogénitos? – Dios había establecido la ley de la presentación de los
primogénitos para que su pueblo recordase siempre que fue librado de la
servidumbre del Faraón, cuando el Ángel mató a todos los primogénitos
de los egipcios y salvó a los de los hebreos.
154. – ¿Qué suceso maravilloso acaeció cuando Jesucristo fue pre-
sentado en el templo? – Cuando Jesucristo fue presentado en el templo
fue reconocido como v erdadero Mesías por un santo anciano llamado
Simeón y por una santa viuda llamada Ana.
155. – ¿Qué hizo Simeón cuando el Niño Jesús fue presentado en el
templo? – Cuando el Niño Jesús fue presentado en el templo, Simeón lo
tomó en sus braz os y, dando gracias a Dios, dijo el cántico Nunc dimittis,
con el cual declaró que moría contento después de haber visto al Salvador;
predijo, además, las contradicciones que había de padecer J esucristo y las
penas que habían de afligir a su Santa Madre.
156. – ¿Qué hizo la profetisa Ana al ser presentado en el templo
Jesucristo? – Al ser presentado en el templo J esucristo, la profetisa Ana
alababa y daba gracias al Señor de ha ber enviado el Salvador al mundo y
hablaba de ello a todos los que esperaban su venida.
157. – ¿Qué hemos de sacar de los misterios de la Purificación de la
Santísima Virgen y Presentación de Jesucristo? – De los misterios de la
Purificación de la Santísima Virgen y Presentación de Jesucristo hemos de
sacar tres cosas: 1º cumplir exactamente la ley de Dios, sin andar buscando
pretextos para dispensarnos de su obser vancia; 2º desear únicamente a
Dios y ofrecernos a Él para hacer su divina voluntad; 3º estimar en mucho
la humildad y purificarnos más y más con la penitencia.
158. – ¿Qué deberían hacer los padres y las madres el día de la
Purificación? – El día de la Purificación, los padres y las madres deberían
ofrecer sus hijos a Dios y pedirle la gracia de educarlos cristianamente.
159. – ¿A qué fin se hace el día de la Purificación la procesión con
candelas encendidas en la mano? – El día de la Purificación se hace la
procesión con candelas encendidas en la mano en memoria del viaje que
hizo la Santísima Vi rgen con el Niño J esús en los brazos desde Belén al
templo de Jerusalén y del júbilo que mostraron los santos Simeón y Ana al
encontrarse con Él.
160. – ¿Cómo hemos de asistir a la procesión que se hace en la
fiesta de la Purificación? – En la procesión que se hace en la fiesta de la
Purificación hemos de renovar la Fe en Jesucristo, nuestra verdadera luz,
150 SEGUNDA PARTE: DE LAS FIESTAS DE LOS SANTOS
pedirle nos ilumine con su gracia y nos haga dignos de ser admitidos un día
en el templo de la gloria por intercesión de su Santísima Madre.

CAPITULO V
De la Asunción de la Santísima Virgen

161. – ¿Qué celebra la Iglesia en la fiesta de la ASUNCIÓN de la


Santísima Virgen? – En la fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen, la
Iglesia celebra el fin de la vida mor tal de la Vi rgen María y su gloriosa
Asunción al Cielo.
162. – ¿Subió también con el alma el cuerpo de la Santísima Vir-
gen? – Es dogma de Fe, definido por el Papa Pío XII, que juntamente con
el alma fue llevado también al Cielo el cuerpo de la Santísima Virgen.
163. – ¿A qué gloria ha sido ensalzada la Santísima Virgen en el
Cielo? – La Santísima Virgen ha sido ensalzada sobre todos los Coros de
los Ángeles y sobre todos los Santos del P araíso, como Reina de Cielo y
tierra.
164. – ¿Por qué la Virgen ha sido ensalzada en el Cielo sobre todas
las criaturas? – La Virgen ha sido ensalzada en el Cielo sobre todas las
criaturas porque es Madre de Dios y la más humilde y santa de todas las
criaturas.
165. – ¿Qué hemos de hacer en la solemnidad de la Asunción de la
Santísima Virgen? – En la solemnidad de la Asunción de la Santísima
Virgen: 1º hemos de aleg rarnos de su gloriosa Asunción y exaltación; 2º
reverenciarla como Señora y Abogada nuestra para con su Divino Hijo; 3º
pedirle nos alcance de Dios la gracia de llevar una vida santa y la de prepa-
rarnos de tal manera a la m uerte que merezcamos su asistencia y pr otec-
ción en aquella hora, para tener parte en su gloria.
166. – ¿Cómo podemos merecer la protección de la Santísima Vir-
gen? – Podemos merecer la protección de la Santísima Vi rgen imitando
sus virtudes, especialmente la pureza y humildad.
167. – ¿Deben también los pecadores confiar en el patrocinio de la
Santísima Virgen? – También los pecadores deben confiar muchísimo en
el patrocinio de la Santísima Virgen, porque es Madre de misericordia y el
refugio de los pecadores para recabarles de Dios la gracia de la conversión.
168. – ¿Qué nueva fiesta ha instituido la Iglesia en honor de la
Santísima Virgen María? – El Papa Pío XII ha instituido la fiesta de la
Realeza de María, ordenando sea celebrada el 31 de mayo.
CAPITULO VI: DE LA FIESTA DE LOS SANTOS ANGELES 151
CAPITULO VI
De la fiesta de los Ángeles

169. – ¿Por qué celebra la Iglesia la fiesta de los Ángeles? – La


Iglesia celebra la fiesta de San Miguel y de todos los Áng eles el día 29 de
septiembre y la fiesta de los Ángeles Custodios, el día 2 de octubre.
170. – ¿Por qué en la fiesta de todos los Ángeles honra la Iglesia de
un modo especial a San Miguel? – En la fiesta de todos los Áng eles la
Iglesia honra de un modo especial a San Miguel por que lo reconoce por
príncipe de todos los Ángeles y por su Ángel tutelar.
171. – ¿Qué hemos de hacer para celebrar santamente la fiesta de
los Ángeles? – Para celebrar santamente la fiesta de los Ángeles: 1º hemos
de agradecer a Dios la g racia que les dio de per manecer fieles, cuando
Lucifer y sus secuaces se rebelaron contra Él; 2º pedirle la gracia de imitar-
los en la fidelidad y celo de la divina gloria; 3º venerar a los Ángeles como
príncipes de la cor te celestial y protectores n uestros e intercesor es con
Dios; 4º rogarles que presenten a Dios nuestras súplicas y nos alcancen el
auxilio divino.
172. – ¿Cuáles son los ÁNGELES CUSTODIOS? – Los Ángeles Custodios
son los que Dios ha destinado para guardarnos y guiarnos por el camino de
la salvación.
173. – ¿Cómo sabemos que hay Ángeles Custodios? – Que hay Án-
geles Custodios lo sabemos por la Sagrada Escritura y por la enseñanza de
la Iglesia.
174. – ¿Cómo nos asiste el Ángel de nuestra Guarda? – El Ángel de
nuestra Guarda: 1º nos asiste con buenas inspiraciones y, trayéndonos a la
memoria lo que hemos de hacer, nos va guiando por el camino del bien; 2º
ofrece a Dios nuestras súplicas y nos obtiene sus gracias.
175. – ¿Qué hemos de sacar de lo que la Iglesia enseña acerca de los
Ángeles Custodios? – De lo que enseña la Iglesia acerca de los Áng eles
Custodios hemos de sacar como fruto: estar continuamente muy reconoci-
dos a la Di vina Bondad, por haber nos dado Áng eles Custodios y a los
mismos Ángeles por el cuidado tan amoroso que por nosotros se toman.
176. – ¿En qué ha de consistir nuestro reconocimiento a los Ángeles
de nuestra Guarda? – Nuestro reconocimiento a los Ángeles de nuestra
Guarda ha de consistir en cua tro cosas: 1º re verenciar su presencia y no
contristarlos con ningún pecado; 2º seguir con presteza los buenos senti-
mientos que por ellos despierta Dios en nuestros corazones; 3º hacer nues-
tras oraciones con la mayor devoción para que ellos las acojan con agrado
y las ofrezcan a Dios; 4º in vocarlos a menudo y con entera confianza en
nuestras necesidades, particularmente en las tentaciones.
152 SEGUNDA PARTE: DE LAS FIESTAS DE LOS SANTOS
CAPITULO VII
De la fiesta de la Natividad de San Juan Bautista

177. – ¿Qué fiesta celebra la Iglesia el día 24 de junio? – El día 24 de


junio celebra la Iglesia la fiesta de la Natividad de San Juan Bautista.
178. – ¿Quién fue San Juan Bautista? – San Juan Bautista fue el Pre-
cursor de Jesucristo.
179. – ¿Por qué San Juan Bautista fue llamado PRECURSOR DE JESU-
CRISTO? – San Juan Bautista fue llamado Precursor de Jesucristo porque Dios
lo envió para anunciar a los judíos la venida de Jesucristo y para prepararlos
a que lo recibiesen.
180. – ¿Por qué la Iglesia honra con fiesta especial el nacimiento
de San Juan Bautista? – La Iglesia honra con fiesta especial el nacimiento
de San Juan Bautista porque este nacimiento fue santo y tr ajo al mundo
una santa alegría.
181. – ¿Nació San Juan Bautista en pecado como los demás hom-
bres? – San Juan Bautista no nació en pecado como los demás hombre s,
porque fue santificado en las entr añas de su madre Santa Isabel, a la pre-
sencia de Jesucristo y de la Santísima Virgen.
182. – ¿Por qué el mundo se alegró con el nacimiento de San Juan
Bautista? – El m undo se alegró con el nacimiento de San J uan Bautista
porque indicaba estar próxima la venida del Mesías.
183. – ¿De qué manera mostró Dios a San Juan Bautista en su naci-
miento como Precursor de Jesucristo? – Dios mostró a San Juan Bautista
en su nacimiento como Precursor de Jesucristo con varios milagros y prin-
cipalmente con éste: que su padre Zacarías recobró el habla que había per-
dido y prorrumpió en aquel cántico: Bendito el Señor Dios de Israel, con que
dio gracias al Señor por el cumplimiento de la promesa hecha a Abraham
de enviar al Salvador y se alegró con su propio hijo de que fuese el Precur-
sor.
184. – ¿Cuál fue el tenor de vida de San Juan Bautista? – San Juan
Bautista, desde sus primeros años, se retiró al desierto, donde pasó la ma-
yor parte de su vida, y juntó constantemente a la inocencia de costumbres
la más austera penitencia.
185. – ¿De qué modo murió San Juan Bautista? – San Juan Bautista
fue degollado por orden de Herodes Antipas, por la santa libertad con que
había reprendido la vida escandalosa de este príncipe.
186. – ¿Qué hemos de imitar en San Juan Bautista? – En San Juan
Bautista hemos de imitar: 1º el amor al retiro, a la humildad y a la mortifi-
cación; 2º el celo por hacer conocer y amar a eJ sucristo; 3º su fidelidad con
Dios, prefiriendo su gloria y la salvación del prójimo a los respetos huma-
nos.
CAPITULO VIII: DE LA FIESTA DE SAN JOSÉ 153
CAPITULO VIII
De la fiesta de San José,
Esposo de la Santísima Virgen,
Patrón de la Iglesia

187. – ¿Por qué la Iglesia celebra con especial solemnidad la fiesta


de San José? – La Iglesia celebra con especial solemnidad la fiesta de San
José porque es uno de los más grandes Santos. Esposo de la Virgen María,
padre legal de Jesucristo, y porque ha sido declarado P atrón de la Ig lesia
Universal.
188. – ¿Qué quiere decir: JOSÉ FUÉ PADRE LEGAL DE JESUCRISTO? – José
fue padre legal de Jesucristo quiere decir que comúnmente era tenido como
padre de Jesucristo, porque cumplía con Él los oficios de padre.
189. – ¿Dónde vivía de ordinario San José? – San José vivía de ordi-
nario en Nazaret, pequeña ciudad de Galilea.
190. – ¿Cuál era la profesión de San José? – San José, aunque de la
real estirpe de David, era pobre y tenía que ganarse el pan con el trabajo de
sus manos.
191. – ¿Qué nos enseña la pobreza de la familia de Jesucristo? – La
pobreza de la familia de J esucristo nos enseña a desasir el cor azón de las
riquezas y a sufrir gustosamente la pobreza si Dios nos quiere en tal estado.
192. – ¿A qué gloria creemos que elevó Dios en el Cielo a San José?
– Creemos que en el Cielo elevó Dios a San J osé a una altísima gloria, en
proporción al grado eminente de santidad que tuvo en la tierra.
193. – ¿Cuál es la protección de San José con sus devotos? – La
protección de San José con sus devotos es poderosísima, porque no es de
creer que Jesucristo quiera negar ninguna gracia a un Santo a quien quiso
estar sujeto en la tierra.
194. – ¿Qué gracia especial hemos de esperar de la intercesión de
San José? – La gracia especial que hemos de esperar de la intercesión de
San José es la de una buena muerte, porque él tuvo la dicha de morir en los
brazos de Jesús y de María
195. – ¿Qué hemos de hacer para merecer la protección de San
José? – Para merecer la protección de San José hemos de invocarlo a menu-
do e imitar sus virtudes, sobre todo la humildad y perfecta resignación con
la divina voluntad, que fue siempre la regla de sus acciones.
195 bis. – ¿Qué nueva fiesta ha establecido la Iglesia en honor de
San José? – El Papa Pío XII ha instituido la fiesta de San J osé Artesano,
que se celebra el 1 de mayo, para santificar el trabajo humano.
154 SEGUNDA PARTE: DE LAS FIESTAS DE LOS SANTOS
CAPITULO IX
De las fiestas de los Santos Apóstoles,
y en particular de San Pedro y San Pablo

196. – ¿Quiénes fueron los APÓSTOLES? – Los Apóstoles fueron discí-


pulos de Jesucristo, escogidos por Él para que fuesen testigos de su predi-
cación y de sus milagros, depositarios de su doctrina, investidos de su auto-
ridad y enviados para anunciar el Evangelio a todas las gentes.
197. – ¿Cuál fue el fruto de la predicación de los Apóstoles? – El
fruto de la predicación de los Apóstoles fue la destrucción de la idolatría y
el establecimiento de la Religión Cristiana.
198. – ¿De qué medios se valieron los Apóstoles para persuadir a
las naciones que abrazasen la Religión Cristiana? – Los Apóstoles
persuadieron a las naciones que abrazasen la Religión Cristiana confirman-
do la divinidad de la doctrina que predicaban con la fuerza de los milagros,
con la santidad de la vida, con la constancia en los padecimientos y con dar
por ella su misma vida.
199. – ¿Por qué se celebra con mayor solemnidad la fiesta de San
Pedro y San Pablo? – Se celebra con mayor solemnidad la fiesta de San
Pedro y San Pablo porque son los Príncipes de los Apóstoles.
200. – ¿Por qué San Pedro y San Pablo se llaman PRÍNCIPES DE LOS
APÓSTOLES? – San P edro y San P ablo se llaman Príncipes de los Apóstoles
porque San Pedro fue especialmente escogido por Jesucristo por cabeza de
los Apóstoles y de toda la Iglesia y San Pablo fue el que más trabajó en la
predicación del Evangelio y en la conversión de los gentiles.
201. – ¿Dónde tuvo San Pedro su sede? – San Pedro tuvo primero su
sede en Antioquía, después la trasladó y fijó en Roma, capital entonces del
Imperio Romano, y allí acabó los largos y penosos trabajos de su apostola-
do con glorioso martirio.
202. – ¿Qué se sigue de haber fijado San Pedro y su sede en Roma
y terminado allí sus días? – De haber San Pedro fijado en Roma su sede
se sigue que hemos de reconocer al Romano Pontífice por verdadero suce-
sor de San Pedro y cabeza de toda la Iglesia, prestarle sincera obediencia y
tener por de Fe las doctrinas que él define como Pastor y Maestro de todos
los cristianos.
203. – ¿Quién era San Pablo antes de su conversión? – San Pablo,
antes de su conversión, era un docto fariseo y perseguidor del nombre de
Jesús.
204. – ¿Cómo fue llamado San Pablo al apostolado? – San Pablo
fue llamado al apostolado en el camino de Damasco, donde Jesucristo glo-
rioso se le apareció y, de perseguidor de la Iglesia, lo hizo predicador celo-
sísimo del Evangelio.
CAPITULO X: DE LA FIESTA DE TODOS LOS SANTOS 155
205. – ¿Por qué Jesucristo quiso convertir a San Pablo con un mila-
gro tan grande? – Jesucristo quiso convertir a San Pablo con un milagro
tan grande para mostrar en él el poder y eficacia de su g racia, que puede
trocar los corazones más duros y convertirlos a penitencia, y darle mayor
autoridad y crédito en la predicación.
206. – ¿Por qué se celebran en un mismo día las fiestas de San
Pedro y San Pablo? – Las fiestas de San Pedro y San Pablo se celebran en
un mismo día por que ambos dos, después de haber santificado a R oma
con su presencia y predicación, allí mismo padecieron el martirio y son sus
gloriosos protectores.
207. – ¿Qué hemos de aprender de los Santos Apóstoles? – De los
Santos Apóstoles hemos de aprender: 1º a conformar las acciones de nues-
tra vida con las máximas del Evangelio; 2º a instruir con santo celo y cons-
tancia en la doctrina de J esucristo a los que lo hubieren menester; 3º a
sufrir de buena g ana cualquier tra bajo por amor del Santo Nombre de
Jesús.
208. – ¿Qué debemos hacer en las fiestas de las Apóstoles? – En las
fiestas de los Apóstoles debemos: 1º dar g racias al Señor por haber nos
llamado por su medio a la Fe; 2º pedirle la gracia de conservarla inviolable
por su intercesión; 3º rogarle que proteja a la Iglesia contra sus enemigos y
le dé Pastores que sean dignos sucesores de los Santos Apóstoles.

CAPITULO X
De la fiesta de Todos los Santos

209. – ¿Qué fiesta se celebra el día primero de noviembre? – El día


primero de noviembre se celebra la fiesta de Todos los Santos.
210. – ¿Por qué ha instituido la Iglesia la fiesta de TODOS LOS SAN-
TOS? – La Iglesia ha instituido la fiesta de Todos los Santos: 1º para alabar y
agradecer al Señor la merced que hizo a sus sier vos, santificándolos en la
tierra y coronándolos de gloria en el Cielo; 2º para honrar en este día aun a
los Santos de que no se hace fiesta particular durante el año; 3º para procu-
rarnos mayores gracias multiplicando los intercesores; 4º para reparar en
este día las faltas que en el transcurso del año ha yamos cometido en las
fiestas particulares de los Santos; 5º para excitarnos más a la virtud con los
ejemplos de tantos Santos de toda edad, sexo y condición y con la memoria
de la recompensa que gozan en el Cielo.
211. – ¿Qué es lo que ha de alentarnos a imitar a los Santos? – Ha
de alentarnos a imitar a los Santos el considerar que ellos eran tan débiles
como nosotros y sujetos a las mismas pasiones; que, fortalecidos con la
divina gracia, se hicieron Santos por los medios que también nosotros po-
156 SEGUNDA PARTE: DE LAS FIESTAS DE LOS SANTOS
demos emplear y que, por los méritos de Jesucristo, se nos ha prometido la
misma gloria que ellos gozan en el Cielo.
212. – ¿Por qué se celebra la fiesta de Todos los Santos con tanta
solemnidad? – Se celebra la fiesta de Todos los Santos con tanta solemni-
dad porque abraza todas las otras fiestas que en el año se cele bran en ho-
nor de los Santos y es figura de la fiesta eterna de la gloria.
213. – ¿Qué debemos hacer para celebrar dignamente la fiesta de
Todos los Santos? – Para celebrar dignamente la fiesta de Todos los San-
tos debemos: 1º alabar y glorificar al Señor por las mercedes que hizo a sus
siervos y pedirle que asimismo nos las conceda a nosotr os; 2º honrar a
todos los Santos como a amig os de Dios e invocar con más confianza su
protección; 3º proponer imitar sus ejemplos para ser un día par ticipantes
de la misma gloria.

CAPITULO XI
De la conmemoración de los Fieles Difuntos

214. – ¿Por qué después de la fiesta de Todos los Santos hace la


Iglesia CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS? – Después de
la fiesta de Todos los Santos hace la Iglesia Conmemoración de todos los Fieles
Difuntos, que están en el Purgatorio, porque conviene que la Iglesia militan-
te, después de haber honrado e invocado con una fiesta general y solemne
el patrocinio de la Iglesia triunf ante, acuda al alivio de la Iglesia purg ante
con un general y solemne sufragio.
215. – ¿Cómo podemos aliviar a las almas de los fieles difuntos? –
Podemos aliviar a las almas de los fieles difuntos con oraciones, limosnas y
con todas las demás obras buenas, pero sobre todo con el Santo Sacrificio
de la Misa.
216. – ¿Por qué almas hemos de aplicar nuestros sufragios el día de
la Conmemoración de los fieles difuntos, según la mente de la Iglesia?
– En la Conmemoración de todos los fieles difuntos hemos de aplicar
nuestros sufragios, no sólo por las almas de n uestros padres, amigos y
bienhechores, sino también por todas las otras que están en el Purgatorio.
217. – ¿Qué fruto hemos de sacar de la Conmemoración de todos
los fieles difuntos? – De la Conmemoración de todos los fieles difuntos
hemos de sacar este fruto: 1º pensar que también nosotros hemos de mo-
rir presto y presentar nos al tribunal de Dios para darle cuenta de toda
nuestra vida; 2º conce bir un g ran horror al pecado, considerando cuán
rigurosamente lo castiga Dios en la otra vida, y satisfacer en ésta a la justicia
divina con obras de penitencia por los pecados cometidos.
CAPITULO XII: DE LA FIESTA DE LOS SANTOS PATRONOS 157
CAPITULO XII
De la fiesta de los Santos Patronos

218. – ¿Qué Santos llamamos particularmente PATRONOS nuestros?


– Llamamos particularmente Patronos nuestros a los Santos cuy o nombre
llevamos, a los titulares de las Parroquias, a los patronos de la diócesis, del
lugar o Estado en que vivimos o del oficio que profesamos.
219. – ¿Cómo hemos de honrar a nuestros Santos Patronos? – He-
mos de honrar a nuestros Santos Patronos celebrando santamente su fies-
ta, invocándolos en nuestras necesidades e imitándolos.
220. – ¿Qué hemos de hacer para celebrar bien las fiestas de nues-
tros Santos Patronos? – Para celebrar bien las fiestas de n uestros Santos
Patronos hemos de a bstenernos de toda di versión ilícita y aplicar nos a
obras de piedad y religión.
221. – ¿Qué obras especiales de piedad hemos de practicar en las
fiestas de los Santos Patronos? – En las fiestas de los Santos P atronos
hemos de acercar nos con g ran devoción y pureza de alma a los Santos
Sacramentos y asistir a los divinos oficios.

El Purgatorio está en la Biblia. Vemos que en el


2º. libro de los Macabeos 12, 42-46 se ofrecieron
“sacrificios expiatorios por los muertos para que
fueran absueltos de sus pecados”. Ver también 1ª.
Corintios 3, 10-15.
La Iglesia que viene de los Apóstoles siempre rezó
por los difuntos. Esto es algo consolador de saber
que podemos ayudar todavía a nuestros difuntos
en virtud de la comunión de los santos. Que los
protestantes digan lo que quieran, nosotros católi-
cos somos los hijos directos y legítimos de los
Apóstoles, creemos y hacemos lo que la Iglesia
Católica y Apostólica nos enseña desde hace 21 si-
glos, y punto. La herejía de Lutero es un cristianis-
mo falso y venenoso. Seguir la Biblia según Lutero
es PERDERSE.
158

BREVE HISTORIA
DE LA RELIGIÓN
PRINCIPIOS Y NOCIONES FUNDAMENTALES 159

PRINCIPIOS
Y NOCIONES FUNDAMENTALES

1. Dios, sapientísimo Creador de todas las cosas, las ordenó todas a Sí


como a último fin, esto es, para que le diesen gloria manifestando las divi-
nas perfecciones en los bienes que les comunicó. El hombre, criatura prin-
cipal de este m undo visible, debía también pr omover y realizar este f in
conforme a su na turaleza racional, con los actos libres de su v oluntad,
conociendo, amando y sirviendo a Dios, para alcanzar luego de esta suerte
el galardón que del mismo Señor había de recibir. Este vinculo moral o ley
universal, con que el hombre se halla naturalmente ligado a Dios, se llama
religión natural.
2. Mas, habiendo la Bondad Divina preparado para el hombre una re-
compensa muy superior a cuanto él pudiera pensar y desear, esto es, que-
riendo hacerlo partícipe de su misma bienaventuranza, como no bastase ya
para fin tan levantado la religión natural, fue menester que Dios mismo lo
instruyese en los deberes religiosos. De donde se sigue que la religión, des-
de el principio, hubo de ser revelada, esto es, manifestada por Dios al hom-
bre.
3. De hecho fue así, que Dios reveló la religión a Adán y a los primeros
Patriarcas, los cuales sucediéndose unos a otros y viviendo juntos muchísi-
mo tiempo, podían transmitírsela fácilmente, hasta que Dios Nuestro Se-
ñor se formó un pueblo que la guardase hasta la venida de Jesucristo, Nuestro
Salvador, Verbo de Dios encarnado, quien no la a bolió, sino que la cum-
plió, perfeccionó y confió como en custodia a la Iglesia por todos los si-
glos.
Todo lo cual se demuestra por la historia de la religión,que se confunde
así puede decirse, con la historia de la humanidad.Por donde es cosa mani-
fiesta, que todas las que se llaman religiones, fuera de la única v erdadera
revelada por Dios, de la cual hablamos, son invenciones de los hombres y
desviaciones de la Verdad, de la que algunas conservan una parte, mezclada
empero con muchas mentiras y absurdos.
4. En cuanto a las sectas o divisiones que se hicieron de la Iglesia Católi-
ca, Apostólica, Romana, las suscitaron y promovieron, o bien los hombres
presuntuosos, que abandonaron el sentir de la Iglesia uni versal por irse
voluntaria y obstinadamente tras algún error propio o ajeno contra la Fe, y
son los herejes, o bien hombres orgullosos y codiciosos de mando, que te-
niéndose por más alumbrados que la Santa Iglesia, le arrancaron una parte
de sus hijos, para rasgar, contra la palabra de Jesucristo, la católica unidad,
160 BREVE HISTORIA DE LA RELIGIÓN
separándose del Papa y del Episcopado a él unido, y son los cismáticos.
Mientras tanto, el fiel cristiano católico, que inclina su razón a la palabra
de Dios, predicada en nombre de la Santa Iglesia por los legítimos P asto-
res, y cumple fielmente la Santa Divina Ley, camina con seguridad por el
camino que lo guía a su último fin, y cuanto más se instruye en la Religión,
más echa de ver lo razonable de la Santa Fe.
5. Éste fue cabalmente el modo establecido por Dios para la per petua
Tradición de la Religión: la sucesiva y continua comunicación de los hom-
bres entre sí, de modo que la verdad enseñada por los mayores se transmi-
tiese en igual for ma a los descendientes; lo cual debió durar aún después
que en el decurso del tiempo movió el Espíritu Santo diversos escritores a
poner en libros compuestos bajo su inspiración una parte de la Ley Divina.
Estos libros escritos con la inspiración de Dios, se llaman Sagrada Escri-
tura, Libros Santos o la Sagrada Biblia. Se llaman libros del Antiguo Testamento
los que se escribieron antes de la venida de Jesucristo y los que se escribie-
ron después, se llaman del Nuevo Testamento.
6. Aquí Testamento es lo mismo que Alianza o Pacto hecho por Dios con
los hombres, a saber: de salvarlos por medio de un R edentor prometido,
con la condición de que prestasen fe a su palabra y obediencia a sus leyes.
El antiguo Pacto lo asentó primero Dios con Adán y Noé y después más
especialmente con Abraham y su descendencia; pacto que exigía la Fe en el
futuro Redentor o Mesías y la guarda de la ley dada al principio por Dios y
promulgada más tarde a su pueblo por medio de Moisés.
El nuevo Pacto, después de la venida de Jesucristo, Redentor y Salvador
Nuestro, lo asienta Dios con todos los que reciben la señal que Él ha esta-
blecido, que es el Bautismo, y creen en Él y guardan la Ley que el mismo
Jesucristo vino a perfeccionar y completar, predicándola en persona y en-
señándola de palabra a los Apóstoles. Estos recibieron de su Divino Maes-
tro el mandato de predicar por todas partes el Santo Evangelio y lo predi-
caron realmente de palabra, antes que fuese escrito por divina inspiración,
como después lo fue . Pero ni todos ni sólo los Apóstoles escribieron y
ciertamente ni unos ni otros escribieron todo lo que habían visto y oído.
7. Por cuanto acabamos de decir, y por lo que indicamos en el número
5, se comprende la suma importancia de la Tradición Divina, que es la misma
Palabra de Dios, declarada por Él mismo de viva voz a sus primeros minis-
tros. Por donde en ella también estriba n uestra Fe, como en solidísimo
fundamento.
8. Esta Tradición Divina, junto con la Sagrada Escritura, es decir, toda la
Palabra de Dios escrita y transmitida de viva voz, fue confiada por Nuestro
Señor Jesucristo a un Depositario público, perpetuo, infalible, esto es, a la Santa
Iglesia Católica y Apostólica; la cual, fundada puntualmente en aquella Divina
Tradición, apoyada en la autoridad que Dios le ha dado y reforzada con la
PRINCIPIOS Y NOCIONES FUNDAMENTALES 161
prometida asistencia y dirección del Espíritu Santo, define qué libros con-
tienen la divina revelación, interpreta las escrituras, fija el sentido en las
dudas que acerca de las mismas sobrevienen, decide en las cosas que miran
a la Fe y a las costumbres y juzga con sentencias inapelables sobre cuantas
cuestiones respecto de estos puntos de suprema impor tancia puedan de
cualquier modo extraviar la inteligencia y el corazón de los fieles creyentes.
9. Pero adviértase que este juicio compete a aquella parte escogida de la
Iglesia que se llama docente o enseñante, formada primero por los Apóstoles y,
después, por sus sucesores los Obispos, con el Papa a su cabeza, que es el
Romano Pontífice, sucesor de San Pedro. El Sumo Pontífice, dotado por
Jesucristo de la misma infalibilidad de que está adornada la Iglesia y que le
es necesaria para conservar la unidad y pureza de la doctrina, puede, cuan-
do habla ex cáthedra, esto es, como Pastor y Doctor de todos los cristianos,
promulgar los mismos decretos y pr onunciar los mismos juicios que la
Iglesia en lo que toca a la Fe y a las costumbres, los cuales ninguno puede
recusar sin menoscabo de su Fe. Asimismo puede ejercer siempre la supre-
ma potestad en todo lo concer niente a la disciplina y buen régimen de la
Iglesia y todos los fieles deben obedecerle con sincero obsequio de la men-
te y del corazón.
En la obediencia a esta suprema autoridad de la Iglesia y del Sumo
Pontífice, por cuya autoridad se nos proponen las verdades de la Fe, se nos
imponen las leyes de la Iglesia y se nos manda todo cuanto al buen gobier-
no de ella es necesario, consiste la Regla de nuestra Fe.
162 BREVE HISTORIA DE LA RELIGIÓN

PARTE PRIMERA

RESUMEN DE LA HISTORIA
DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Creación del mundo


10. En el principio creó Dios el cielo y la tier ra, con todo lo que en el
cielo y en la tierra se contiene; y aunque pudiera acabar esta g ran obra en
un solo instante, quiso emplear seis períodos de tiempo , que la Escritur a
Santa llama días.
El primer día dijo: hágase la luz, y hubo luz; el segundo hizo el fir mamen-
to; el tercero separó las aguas de la tierra y a ésta le mandó que produjese
hierbas, flores y toda suer te de fr utos; el cuarto hizo el sol, la luna y las
estrellas; el quinto creó los peces y las a ves; el sexto creó todos los otros
animales y finalmente, creó al hombre.
El día séptimo cesó Dios de cr ear y, este día, que llamó Sábado, que
quiere decir descanso, mandó más tarde, por medio de Moisés , al pue blo
hebreo que fuese santificado y consagrado a Él.

Creación del hombre y de la mujer


11. Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y lo hizo así: formó el
cuerpo de tierra, luego sopló en su rostro, infundiéndole un alma inmortal.
Dios impuso al primer hombre el nombre de Adán, que significa forma-
do de tierra, y lo colocó en un lugar lleno de delicias, llamado el Paraíso terre-
nal.
12. Mas Adán estaba solo. Queriendo, pues, Dios asociarle una compa-
ñera y consorte, le infundió un profundo sueño y, mientras dormía, le qui-
tó una costilla de la cual for mó a la m ujer que presentó a Adán. Éste la
recibió con agrado y la llamó Eva, que quiere decir vida, porque había de ser
madre de todos los vivientes.
HISTORIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO 163
De los Ángeles
13. Antes que al hombre , que es la criatura más perfecta de todo el
mundo sensible, había creado Dios una infinita m uchedumbre de otros
seres, de naturaleza más elevada que el hombre, llamados Ángeles.
14. Los Ángeles, sin forma ni figura alguna sensible, porque son puros
espíritus, creados para subsistir sin tener que estar unidos a cuerpo alguno,
habían sido hechos por Dios a su imagen, capaces de conocerlo y amarlo y
libres para obrar el bien y el mal.
15. En el momento de la prueba, muchísimos de estos espíritus perma-
necieron fieles a Dios; pero m uchos otros pecaron. Su pecado fue de so-
berbia, queriendo ser semejantes a Dios y no depender de Él.
16. Los espíritus fieles, llamados Ángeles buenos o Espíritus celestes, o sim-
plemente Ángeles, fueron premiados con la eterna felicidad de la gloria.
17. Los espíritus inf ieles, llamados Diablos o Demonios, con su cabeza,
que se llama Lucifer o Satanás, fueron lanzados del Cielo y condenados al
Infierno por toda la eternidad.

Pecado de Adán y Eva. Su castigo


18. Había Dios puesto a Adán y Ev a en estado perfecto de inocencia,
gracia y felicidad, exentos, por tanto, de la muerte y de todas las miserias de
alma y cuerpo.
19. Les había per mitido que comiesen de todos los fr utos del Paraíso
terrenal, vedándoles solamente que gustasen del fruto de un árbol que es-
taba en medio del Paraíso y que la Escritura llama árbol de la ciencia del bien y
del mal. Se lo llamó así porque por él Adán y Eva, en virtud de su obedien-
cia, hubieran conocido el bien, esto es, hubieran tenido aumento de gracia
y de felicidad; o en pena de su desobediencia habrían caído ellos y sus
descendientes de aquella perfección y experimentado el mal, así espiritual
como corporal.
Quería Dios que Adán y Eva, con el homenaje de esta obediencia, lo
reconociesen por Señor y Dueño.
El demonio, envidioso de su felicidad, tentó a Eva, hablándole por medio
de la serpiente e instigándola a quebrantar el mandamiento recibido. Tomó
Eva del vedado fruto, comió, indujo a Adán a que también él comiese y
ambos pecaron.
20. Este pecado les acar reó a ellos y a todo el linaje humano los más
desastrosos efectos.
Adán y Eva perdieron la g racia santificante, la amistad de Dios y el
derecho a la bienaventuranza, quedando esclavos del demonio y merecedores
164 BREVE HISTORIA DE LA RELIGIÓN
del Infierno. El Señor pro nunció contra ellos la sentencia de m uerte, los
desterró de aquel lugar de delicias y los lanzó afuera a que se agnasen el pan
con el sudor de su frente, entre innumerables trabajos y fatigas.
21. El pecado de Adán se propagó lue go a todos sus descendientes ,
excepto María Santísima, y es aquél con que todos nacemos y se llama
pecado original.
22. El pecado original mancha nuestra alma desde el primer instante de
nuestro ser, nos hace enemigos de Dios, esclavos del demonio, desterrados
por siempre de la bienaventuranza, sujetos a la muerte y a todas las demás
miserias.

Promesa de un Redentor
23. Pero Dios no desamparó a Adán y a su descendencia en tan desdi-
chada suerte. En su infinita misericordia les prometió luego un Salvador (el
Mesías), que había de v enir a librar al géner o humano de la ser vidumbre
del demonio y del pecado y a merecerles la gloria. Esta promesa la fue Dios
repitiendo en lo sucesivo otras muchas veces a los Patriarcas y, por medio
de los Profetas, al pueblo hebreo.

Los hijos de Adán y los Patriarcas


24. Adán y Eva, después de que fueron lanzados del P araíso terrenal,
tuvieron dos hijos, a quienes dieron los nombres de Caín y Abel. Crecidos
ya en edad, Caín se dedicó a la ag ricultura y Abel al pastoreo . Habiendo
mostrado Dios que se agradaba de los sacrificios de Abel, el cual, piadoso
e inocente, le ofrecía lo mejor de su rebaño, y que desdeñaba los de Caín,
que le ofrecía los peores frutos de la tierra, éste, lleno de enojo y de envidia
contra su hermano, lo sacó consigo al campo como para solazarse, se arro-
jó sobre él y lo mató.
25. Para consolar a Adán y Eva de la muerte de Abel, les dio el Señor
otro hijo, que llamaron Set y fue bueno y temeroso de Dios.
Adán, durante su larg a vida de no vecientos treinta años, tuvo otros
muchos hijos e hijas, que se multiplicaron y poco a poco poblaron la tierra.
26. Entre los descendientes de Set y los otros hijos de Adán, los ancia-
nos, padres de inmensa progenie, quedaban a la cabeza de las tribus forma-
das de las familias de sus hijos y nietos y eran príncipes , jueces y sacerdotes.
La historia los honra con el venerado nombre de Patriarcas. La Providencia
les otorgaba larguísima vida para que enseñasen a sus descendientes la reli-
gión revelada y para que, velando sobre la fiel tradición de las divinas prome-
sas, perpetuasen la fe en el futuro Mesías.
HISTORIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO 165
El diluvio
27. Con el correr de los siglos se pervirtieron los descendientes de Adán
y se llenó toda la tierra de vicios y deshonestidades.
Por tanta corrupción, primero amenazó, después castigó Dios al géne-
ro humano con un diluvio universal. Entonces hizo llover cuarenta días con
cuarenta noches, hasta que las aguas cubrieron los montes más altos.
Murieron anegados todos los hombres; no se salvaron más que Noé y su
familia.
28. Noé, por orden de Dios, recibida cien años antes del diluvio, había
empezado a fabricar su Arca, o especie de nave, en que después entró él
con su mujer y sus hijos, Sem, Cam y Jafet, con las tres mujeres de éstos y con
los animales que Dios le había indicado.

La torre de Babel
29. Los descendientes de Noé se multiplicaron muy luego y crecieron
en tan gran número, que no pudiendo ya estar juntos, hubieron de pensar
en separarse. Pero antes determinaron levantar una torre tan alta que llega-
se al cielo. La obra adelantaba a grandes pasos, cuando Dios, ofendido de
tanto orgullo, bajó y confundió las lenguas por manera que los soberbios
edificadores, no entendiéndose unos a otros, tuvieron que dispersarse sin
llevar a cabo su ambicioso proyecto. La torre tuvo el nombre de Babel, que
quiere decir confusión.

El pueblo de Dios
30. Los hombres, después del diluvio, no permanecieron mucho tiem-
po fieles a Dios, sino que recayeron muy pronto en las maldades pasadas y
aun llegaron al extremo de perder el conocimiento del verdadero Dios y de
entregarse a la idolatría, que consiste en reconocer y adorar como divinidad
las cosas creadas.
31. Por lo cual Dios, a fin de conservar en la tierra la verdadera Religión,
escogió un pueblo y tomó a su cargo el gobernarlo con especial Providen-
cia, preservándolo de la general corrupción.

Principio del pueblo de Dios.


Se renueva con Abraham el antiguo pacto
32. Para padre y tronco del nuevo pueblo escogió Dios a un hombre de
Caldea, llamado Abraham, descendiente de los antiguos P atriarcas por la
166 BREVE HISTORIA DE LA RELIGIÓN
línea de Heber. El pueblo que de él tuvo origen se llamó Pueblo hebreo.
Abraham se había conservado justo en medio de su nación, entregada
al culto de los ídolos y, para que perseverase en la justicia, le ordenó Dios
que saliese de su tier ra y pasase a la de Canaán, llamada también Palestina,
prometiéndole que lo haría cabeza de un gran pueblo y que de su descen-
dencia nacería el Mesías.
En confirmación de la P alabra de Dios, Abraham tuvo de su m ujer
Sara, bien que de edad provecta, un hijo, que llamó Isaac.
33. Para probar la fidelidad y obediencia de su sier vo, le ordenó Dios
que le sacrificase éste su único hijo, a quien tanto amaba y en quien recaían
las divinas promesas. Pero Abraham, seguro de estas promesas, no titubeó
en la Fe y, como se escribe en la Sag rada Escritura, esperó contra la misma
esperanza; dispuso todo lo concerniente al sacrificio y lo iba a ejecutar. Pero
un ángel le detuvo la mano y, en premio a su fidelidad, Dios lo bendijo y le
anunció que de aquel su hijo nacería el Redentor del mundo.
34. Isaac, llegado a los cuarenta años, se casó con Rebeca, su prima, madre
después a un mismo tiempo de dos hijos: Esaú y Jacob.
A Esaú, como primogénito , le tocaba la bendición pater nal; pero el
Señor dispuso que, por la solicitud de R ebeca, Isaac bendijese a J acob, a
quien antes había cedido Esaú, por una mísera compensación, el derecho
de primogenitura.
35. Jacob entonces, para librarse de la ira de Esaú, tuvo que huir a Harán,
a casa de su tío Labán, que le dio por esposas a sus dos hijas, Lía y Raquel,
y después de veinte años regresó a su casa muy rico y con numerosa fami-
lia.
A la vuelta, por el camino, antes que se reconciliase con su hermano, en
una visión que tuvo, le fue cambiado el nombre de Jacob por el de Israel.
36. Jacob fue padre de doce hijos, de los cuales los dos últimos , José y
Benjamín, eran hijos de Raquel.
Entre los hijos de J acob, el más discr eto y moriger ado era José,
queridísimo, más que todos, de su padre. Por este motivo le cobraron abo-
rrecimiento sus hermanos y este aborrecimiento los llevó a tramar contra
él, primero la muerte y, después, la venta a ciertos mercaderes ismaelitas,
que lo condujeron a Egipto y v endieron, a su vez, a Putifar, ministro del
Faraón.

Jacob y sus hijos en Egipto


37. José en Egipto se granjeó luego con su virtud la estimación y afecto de
su amo; pero después, calumniado por la mujer de Putifar, fue echado en la
cárcel. Allí estuvo dos años, hasta que, por haber interpretado al Faraón o
HISTORIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO 167
rey de Egipto dos sueños y profetizado que tras siete años de abundancia
seguirían siete años de carestía, fue sacado de la cárcel y nombrado vir rey
de Egipto.
En el tiempo de la abundancia hizo José grandes provisiones, por ma-
nera que cuando el hambre empezó a desolar la tierra, Egipto rebosaba de
víveres.
38. De todas partes había que acudir allí por trigo; Jacob se vio también
forzado a enviar a sus hijos, los cuales no conocieron al principio a J osé;
mas reconocidos de él y dándoseles a conocer , les encargó que llevasen a
Egipto a su padre con toda su familia.
Jacob, deseoso de abrazar a su amado hijo, fue allá y el rey le señaló para
su estancia y de los suyos la tierra de Gesén.
39. Después de diecisiete años de permanencia en Egipto, Jacob, veci-
no a la muerte, reunió en torno de sí a sus doce hijos y con ellos a los dos
hijos de José, por nombre Efraín y Manasés; recomendó que volviesen a la
tierra de Canaán, mas sin dejar olvidados sus huesos en Egipto; los bendijo
a todos en particular, prediciendo a Judá, que el cetro o potestad suprema
no saldría de su descendencia hasta la venida del Mesías.

Servidumbre de los hebreos en Egipto


40. Los descendientes de Jacob, llamados hebreos o israelitas, fueron por
algún tiempo respetados y tolerados de los egipcios. Pero multiplicados en
gran número, hasta for mar un g ran pueblo, otro Faraón, que reinó más
tarde, los oprimió con el yug o de la más dur a servidumbre, llegando a
ordenar que todos los hijos v arones recién nacidos fuesen ar rojados al
Nilo.

Liberación de los hebreos por Moisés


41. En la espantosa ser vidumbre de Egipto hubiera perecido todo el
pueblo hebreo sin v er la tier ra de Canaán, si Dios no viniera a sacar lo
prodigiosamente de las manos de sus bárbaros opresores.
42. Un niño he breo, por nombre Moisés, había sido salv ado
providencialmente de las aguas del Nilo por la hija de Faraón, que lo hizo
instruir y educar en la misma corte de su padre.
De él se sir vió Dios para librar a su pueblo y cumplir las promesas
hechas a Abraham.
43. Crecido ya Moisés, le ordenó el Señor que, en compañía de su her-
mano Aarón, fuese al F araón y lo intimase que per mitiese a los he breos
salir de Egipto. Lo rehusó el Faraón. Entonces Moisés, para vencer el en-
168 BREVE HISTORIA DE LA RELIGIÓN
durecido corazón del rey, armado de una v ara, hirió el Egipto con diez
castigos prodigiosos y terribles, llamados las Plagas de Egipto, la última de las
cuales fue que un Ángel, hacia la medianoche, comenzando por el hijo del
rey, mató a todos los primogénitos de los egipcios , así de los hombres
como de los animales.
44. La misma noche en que sucedió esta mor tandad, los hebreos, por
orden de Dios, celebraron por primera vez la fiesta de la Pascua, que quiere
decir paso del Señor. He aquí el rito mandado por Dios: que cada f amilia
matase un cordero sin mancilla y rociase con la sangre de él la puerta de su
casa, con lo cual estaría a salv o al paso del Áng el; que asase la car ne y la
comiese luego en hábito de caminante, con el báculo en las manos, como
gente que se dispone a la partida.
Este cordero, era figura del Cordero inmaculado Jesús, el cual con su
Sangre había de salvar de la muerte eterna a todos los hombres.
45. Faraón y todos los egipcios, a la vista de sus hijos muertos, sin más
tardanza dieron prisa a los hebreos que saliesen, entregándoles todo el oro
y plata y cuanto pidieron.
Partieron los hebreos y, después de tres días, se hallaron junto a la playa
del mar Rojo.

Paso del mar Rojo


46. Muy pronto se arrepintió el Faraón de haber dejado salir a los he-
breos e, inmediatamente, fuese tras ellos con su ejército y los alcanzó junto
al mar.
Moisés alentó al pueblo, que estaba espantado a la vista de los egipcios,
extendió su vara sobre el mar y las aguas se di vidieron de par te a par te
hasta el fondo, dejando ancho camino a los hebreos , que pasaron a pie
enjuto.
47. Obstinado el Faraón en su perversidad, se lanzó tras ellos por aquel
camino, pero apenas llegó adentro, cayeron sobre él las aguas y todos, hom-
bres y caballos, quedaron anegados.

Los hebreos en el Desierto


48. Pasado el mar Rojo, entraron los hebreos en el Desierto y en breví-
simo tiempo habrían podido llegar a la tierra prometida, Palestina, si hubie-
ran sido obedientes a la di vina ley y a las órdenes de su caudillo Moisés;
pero habiendo prevaricado y rebelándose muchas veces, Dios los entretu-
vo cuarenta años en el desierto, dejando morir allí a todos los que ha bían
salido de Egipto, menos dos solos: Caleb y Josué.
HISTORIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO 169
Por todo este tiempo proveyó Dios a su mantenimiento con una espe-
cie de escarcha de blancos y menudos granos, llamada maná, la cual todas
las noches cubría la tierra y a la madrugada la recogían. Pero la noche que
precedía al Sábado, día festivo para los hebreos, no caía el maná, por lo cual
recogían el doble la madrugada del Viernes. Para beber, los proveyó Dios
de agua, que brotó muchas veces milagrosamente de las peñas heridas por
la vara de Moisés.
Una gran nube, que de día los defendía de los rayos del sol y de noche,
mudándose en columna de fuego, los alumbraba y mostraba el camino, los
acompañó en todo el viaje.

Los Diez Mandamientos de la ley de Dios


49. Al tercer mes de su salida de Egipto llegaron los hebreos a la falda
del monte Sinaí. Allí fue donde, entre relámpagos y truenos, habló Dios y
promulgó su Ley en Diez Mandamientos, escritos en dos tablas de piedra,
que entregó a Moisés en la cima del monte.
50. Mas cuando bajó, a los cuarenta días, de hablar con el Señor, halló
Moisés que el pueblo hebreo había caído en la idolatría y adoraba un bece-
rro de oro. Abrasado de santo celo por tamaña ingratitud e impiedad, hizo
pedazos las tablas de la ley, redujo a polvo el becerro y castigó con la muer-
te a los principales instigadores de tan grave pecado.
Volvió a subir al monte , imploró el perdón del Señor , recibió otra s
tablas de la ley y cuando bajó quedó atónito el pueblo al ver que de la faz le
salían rayos de luz que la llenaban de gloria y resplandor.

El Tabernáculo y el Arca
51. Aquí, al pie del Sinaí, fabricó Moisés, por orden de Dios y según las
divinas prescripciones, el Tabernáculo y el Arca.
El Tabernáculo era una gran tienda a modo de templo que se lev antaba
en medio de los reales cuando los hebreos acampaban.
El Arca era un cofre de madera preciosísima, guar necido por dentro y
por fuera de oro purísimo, donde después se pusieron las tablas de la ley,
un vaso del maná del desierto y la vara florida de Aarón.
52. Muchas veces los hebreos en el desierto, por murmuraciones contra
Moisés y contra el Señor , se atrajeron g raves castigos. Fue notable entr e
éstos el de las serpientes ponzoñosas, por cuya mordedura pereció gran parte
del pueblo; muchos, arrepentidos después, sanaron de las mordeduras mi-
rando una serpiente de metal que, levantada en un asta por Moisés, presen-
taba figura de cruz. La virtud de este emblema era símbolo de la virtud que
170 BREVE HISTORIA DE LA RELIGIÓN
había de tener la Santa Cruz para curar las llagas del pecado.

Josué y la entrada en la tierra de promisión


53. Después de haberlos detenido por espacio de cuarenta años en el
desierto, introdujo Dios a los hombres en la tierra de promisión.
Moisés la vio desde lejos, pero no entró; Josué lo sucedió en el gobierno
del pueblo.
54. Precedidos del Arca, pasaron el río Jordán, cuyas aguas se habían para-
do para dejar libre el paso por el cauce del río: tomaron la ciudad de Jericó,
sojuzgaron los pueblos que habitaban la tierra de Canaán y la dividieron en
doce partes, según el número de tribus. Así castigó Dios por medio de su
pueblo los gravísimos delitos de aquellas naciones.
Estas tribus tomaron el nombre de Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar,
Zabulón, Dan, Neftalí, Gad, Aser, Benjamín, hijos de Jacob, y de Efraín y
Manasés, hijos de J osé. Sin embarg o la tribu de Le ví no tuvo territorio
aparte. Dios la llamó al oficio sacerdotal y quiso ser Él mismo su porción y
su herencia. De la tribu de Judá, según había profetizado Jacob a la hora de
su muerte, nació más tarde el Redentor del mundo.

Job
55. Por aquellos tiempos vivía en Idumea un Príncipe muy acaudalado
y justo, por nombre Job, el cual temía a Dios y se guardaba de obrar mal.
Queriendo el Señor hacer de él un dec hado de paciencia en las ma yores
penalidades de la vida, permitió que Satanás lo tentase con tribulaciones
inauditas. En pocos días le arrebataron sus inmensas posesiones, la muerte
lo privó de su numerosa familia y él mismo se vio herido en todo el cuerpo
de unas úlceras malignas . Atribulado Job con tantas desg racias, no pecó
por impaciencia; se derribó la faz en tierra, adoró al Señor y dijo: «El Señor
me lo dio, el Señor me lo quitó; bendito sea el nombre del Señor». Dios, en premio de
su resignación, lo bendijo y devolviéndole la salud, le dio más prosperida-
des que antes.
Todo esto se describe luminosamente en uno de los Libros Santos titu-
lado Job.

Los hebreos bajo los Jueces


56. Habiéndose apoderado de Palestina los hebreos guiados por Josué,
ya no la abandonaron; siendo gobernados según la ley de Moisés, o por los
ancianos del pueblo, o por jueces y, más tarde, por reyes.
HISTORIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO 171
Los jueces eran personas (entre ellas dos mujeres: Débora y Jael) suscita-
das y elegidas por Dios de tiempo en tiempo para librar a los hebreos
siempre que en castig o de sus pecados caían bajo la dominación de sus
enemigos.
57. Los dos jueces más ilustres fueron Sansón y Samuel. Dotado Sansón
de una fuerza extr aordinaria y maravillosa, molestó y causó durante m u-
chos años mil estragos a los filisteos, enemigos de Dios muy poderosos.
Traicionado después y perdidas sus prodigiosas fuerzas, recogió las que
le quedaban para sacudir y derribar un templo de sus enemigos, bajo cuyos
escombros se sepultó con muchos de ellos.
Samuel, último de los jueces, vencidos ya los filisteos, juntó por orden
de Dios al pueb lo, que alborotado pedía r ey y, en su presencia, eligió y
consagró a Saúl, de la tribu de Benjamín, por primer rey de todo el pueblo
hebreo.

Los hebreos bajo los Reyes


58. Muchos años reinó Saúl, mas después de los dos primeros fue des-
echado por Dios a causa de una g ravísima desobediencia y fue ungido y
consagrado rey un jo ven por nombr e David, de la trib u de J udá, quien
luego se hizo célebre matando en singular combate a un gig ante filisteo
llamado Goliat, que insultaba al pueblo de Dios puesto en orden de batalla.
59. Saúl, derrotado por los filisteos, se dio la muerte. Entonces subió al
trono David, que reinó sobre el pueblo de Dios cuarenta años . Acabó de
conquistar toda la Palestina, sojuzgando a los infieles que allí quedaban, y
se enseñoreó especialmente de la ciudad de eJ rusalén, que eligió para asien-
to de su corte y capital de todo el reino.
60. A David sucedió Salomón, que fue el hombre más sabio que hubo
jamás. Edificó el templo de J erusalén y gozó de largo y glorioso reinado.
Pero los últimos años de su vida, por las artes insidiosas de mujeres extran-
jeras, cayó en la idolatría y algunos temen por su eterna salvación.

División del Reino


61. Sucedió al Rey Salomón su hijo Roboán. Por no querer éste aliviar la
carga durísima de los tributos impuestos por su padre, se le rebelaron diez
tribus, que tomaron por rey a J eroboán, cabeza de los insur rectos y sólo
dos tribus permanecieron fieles a Roboán, las de Judá y Benjamín. El pue-
blo hebreo se halló de este modo dividido en dos reinos, el reino de Israel y
el reino de Judá. Estos dos reinos no se unieron ya más, sino que cada uno
tuvo historia por sí.
172 BREVE HISTORIA DE LA RELIGIÓN
Reino de Israel y su destrucción
62. Los reyes de Israel, en número de 19, todos perversos y sumidos en
la idolatría, a la que ar rastraron la mayor parte del pueblo de las tribus ,
gobernaron por espacio de doscientos cincuenta y cuatro años. Finalmen-
te, en castigo de sus enormes iniquidades, parte del pueblo fue dispersado,
parte llevado cautivo a Asiria por Salmanasar, rey de los Asirios, y el reino
de Israel cayó para no levantarse más (722 a.C.).
Se enviaron para repoblar el país colonias de gentiles, a los que se aso-
ciaron en tiempos sucesi vos algunos isr aelitas vueltos de su destier ro y
algunos malos judíos y, entre todos, formaron después un pueblo, que se
llamó Samaritano, enemigo acérrimo de la nación judaica.
Entre los israelitas llevados cautivos a Nínive, capital de Asiria, se halló
Tobías, varón santísimo de quien ha y en los Libros Santos una par ticular
historia, muy acomodada para hacernos cobrar alta estima del santo temor
de Dios y de las disposiciones de su Providencia.

Reino de Judá y cautividad de Babilonia


63. Los reyes de Judá, en número de 20, de los cuales algunos fuer on
piadosos y buenos y otros harto criminales, reinaron en junto trescientos
ochenta y ocho años.
64. En tiempo de Manases, uno de los últimos reyes de Judá, aconteció
lo que se escribe en el libro que se titula de Judit, la cual, matando a
Holofernes, capitán general del rey de los Asirios de aquel tiempo, libró la
ciudad de Betulia y toda la Judea.
Más tarde, otro rey de los Asirios, por nombre Nabucodonosor, puso
fin al reino de J udá; se apoderó de J erusalén y la destr uyó, junto con el
templo de Salomón, hasta los cimientos; hizo prisionero y sacó los ojos a
su último rey, Sedecías, y al pueblo lo llevó cautivo a Babilonia.

Daniel
65. Durante la cautividad de Babilonia vivió el Profeta Daniel. Escogido
con otros jóvenes hebreos para ser educado y lueg o destinado al servicio
personal del r ey, se g ranjeó con su vir tud la estimación y afecto de
Nabucodonosor, mayormente después de haberle manifestado e interpre-
tado un sueño que éste había tenido y del que después se había olvidado.
También fue muy amado del rey Darío: pero los émulos lo acusaron de
adorar a su Dios, desobedeciendo el edicto real que lo prohibía y lograron
que fuese arrojado al foso de los leones , de los que Dios lo guardó ileso
milagrosamente.
HISTORIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO 173
Fin de la cautividad de Babilonia y vuelta de los hebreos a Judea
66. La cautividad de Babilonia duró setenta años, después de los cuales
los judíos alcanzaron de Ciro la liber tad. Vueltos a su patria, guiados por
Zorobabel (539 a.C .), reedificaron Jerusalén y el T emplo, alentados en la
santa empresa por Nehemías, ministro del rey, y por el Profeta Ageo.
67. Mas no todos regresaron a su patria. Entre los que se quedaron en
tierra extranjera se halló por divina disposición, Ester, la cual, escogida por
el rey Asuero para esposa suya, salvó después a su pueblo de la ruina a que
estaba condenado por el rey, instigado por el ministro Amán, que aborre-
cía a Mardoqueo, tío de la reina.
68. Los judíos, recobrada la libertad, fueron en adelante más fieles al
Señor, viviendo en la guarda de sus propias leyes y reconociendo por cabe-
za de su nación al Sumo Sacerdote , con cierta dependencia, ya del rey de
Persia, ya del de Siria o de Egipto, según la suerte de las armas.
69. Entre estos rey es, algunos dejaron en paz a los judíos y otros los
persiguieron para reducirlos a la idolatría. El más cr uel tirano fue Antíoco
Epífanes, rey de Siria, quien publicó una ley por la que todos sus v asallos
estaban obligados, so pena de muerte, a abrazar la religión g entílica. Mu-
chos judíos entonces consintieron en aquella impiedad, pero muchos más
se mantuvieron firmes y se conservaron fieles a Dios y otros muchos mu-
rieron con glorioso martirio. Así acaeció a un santo anciano que se llamaba
Eleazar y a siete hermanos, que se decían Macabeos, con su madre.

Los Macabeos
70. Se alzaron entonces contra el impío y cruel Antíoco algunos intrépi-
dos defensores de la religión y de la independencia de la patria, a la cabeza
de los cuales, se puso un sacerdote , por nombre Matatías, con sus cinco
hijos, virtuosos y esforzados como él. Se retiró primero a los montes y ,
juntando allí a otros valientes, bajó y desbarató a los opresores.
71. Judas, por sobrenombre Macabeo, hijo de Matatías, prosiguió la gue-
rra comenzada por su padre y, con el favor de Dios y con la ayuda de sus
hermanos, fundó el pequeño reino llamado de los Macabeos que, por espa-
cio de ciento veintiocho años, gobernaron la Judea como pontífices y capi-
tanes y después también como reyes.
Este gran capitán, llamado en la Sa grada Escritura varón fortísimo, dio
insigne ejemplo de piedad con los difuntos y confir mó solemnemente la fe
en el Purgatorio, ordenando una gran colecta de dinero con destino a Jeru-
salén, para que allí se ofreciesen dones y sacrificios en sufragio de los que
habían caído muertos en la Guer ra Santa. Fue por sus m uchas victorias
bendecido del pueblo y el terror de sus enemigos. Mas al fin, oprimido de
174 BREVE HISTORIA DE LA RELIGIÓN
éstos y no sostenido de los suy os, murió como héroe con las armas en la
mano el año 161 antes de la era cristiana. A uJ das Macabeo sucedieron uno
en pos de otro sus hermanos Jonatás y Simón y después el hijo de éste Juan
Hircano, que gobernó sabia, gloriosa y felizmente.
72. Pero los hijos y descendientes degeneraron de la virtud de sus ma-
yores y, discordes entre sí, se enzarzaron en desastradas contiendas con sus
poderosos vecinos y, en breve, la Judea, perdidas las fuerzas y la autoridad,
vino a caer poco a poco en poder de los romanos.

Los Romanos y fin del reino de Judá


73. Los romanos la hicieron primero tributaria y poco después le impu-
sieron un rey de nación extranjera, Herodes el Grande, llamado así por algu-
nas felices empresas, pero no ciertamente grande a juicio de la historia, la
que no calla las trapacerías y vilezas que empleó para subir al ambicionado
poder, del cual se v alió más tarde para per seguir la persona adorable de
Jesucristo en su infancia. Afortunado en lo exterior, vivió y murió desgra-
ciadísimo: fin ordinario de los perseguidores.
Tras él r einaron, con más o menos extensión de poderío , tres hijos
suyos y dos nietos, pero duró poco su gloria, pues el reino fue presto redu-
cido a provincia del imperio romano, que envió un gobernador para que la
gobernase en su nombre.

Los Profetas
74. Para conservar a su pueblo en la guarda de la ley, o para volverlo a
ella de nuevo, cuando prevaricaba y en especial para preservarlo de la ido-
latría, a que poderosamente propendía, suscitó Dios en todo tiempo hom-
bres extraordinarios llamados Profetas, que inspirados por Él predecían los
sucesos por venir.
75. Algunos de estos Profetas , como Elías y Eliseo, no dejaron nada
escrito, pero de ellos y de sus hazañas se hace mención en la Historia Sa-
grada.
Otros dieciséis dejaron escritas sus profecías, que se conservaron entre
los Libros Santos.
76. Cuatro de éstos, Jeremías, Daniel, Ezequiel e Isaías, se llaman mayores,
porque sus profecías son más e xtensas; los otros doce se llaman menores,
por la razón contraria.
77. El principal encargo de los Profetas era conservar viva la memoria
de la pr omesa del Mesías y pr eparar al pueblo para que le reconociese .
Muchos siglos antes anunciaron el tiempo preciso de su venida y describie-
HISTORIA DEL ANTIGUO TESTAMENTO 175
ron con tales pormenores su nacimiento, vida, Pasión y muerte, que, leyen-
do el conjunto de sus profecías, más parecen historiadores que Profetas.

Algunas profecías relativas al Mesías


78. He aquí algunas profecías que se refieren al tiempo de la venida del
Mesías.
El Profeta Daniel, hacia el fin de la cautividad de Babilonia, anunciaba
con toda claridad que el Mesías apar ecería, viviría, sería negado y muerto
por los judíos de allí a setenta semanas de años y que poco después erusa-
J
lén sería destr uida y los judíos dispersados , sin poder se ya constituir en
nación.
79. Los Profetas Ageo y Malaquías anunciaban a los judíos que el Mesías
vendría al segundo templo y por consiguiente antes de su destrucción.
El Profeta Isaías, además de describir m uchas circunstancias del naci-
miento y vida del Mesías, anunció que, después de su venida, se convertiría
la gentilidad.
80. Lo que éste y demás Profetas anunciaron tuvo su cumplimiento. A
saber: se cumplieron las setenta semanas, fue destruida Jerusalén, destrui-
do el segundo Templo, los judíos fueron y siguen derramados por toda la
tierra y se con virtieron los g entiles: luego, el Mesías de be haber venido.
Más todas estas profecías tuvieron su realización en la persona de Nuestro
Señor Jesucristo y sólo en Él; luego, Él es el verdadero Mesías prometido.

Honrar a la Virgen María es honrar a su Hijo


Jesucristo.
María por el Espíritu Santo profetizó:
“Me llamarán bienaventurada todas las
generaciones”
(San Lucas 1, 48).
El Ave María es una oración muy bíblica (San
Lucas 1, 28; 1, 42-43).
María es la mujer que aplastó la cabeza de sa-
tanás serpiente mediante Jesucristo (Génesis 3,
15).
176 BREVE HISTORIA DE LA RELIGIÓN

PARTE SEGUNDA

RESUMEN DE LA HISTORIA
DEL NUEVO TESTAMENTO

Anunciación de la Virgen María


81. Reinando Herodes, por sobrenombre el Grande, vivió en Nazaret,
pequeña ciudad de Galilea, una Virgen santísima, por nombre María, des-
posada con José, a quien el Ev angelio llama varón justo. Aunque ambos
eran descendientes de los reyes de Judá y, por tanto, de la familia de David,
vivían con todo pobremente y ganaban el sustento con su trabajo.
82. A esta Virgen fue enviado de Dios el Arcángel Gabriel, que la salu-
dó llena de gracia y le anunció que sería Madre del Redentor del mundo. Al
oír estas palabras y a la vista del Arcángel, se turbó al principio María; pero
luego, asegurada por él, respondió: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí
según tu palabra». En el mismo instante, el Hijo de Dios, por obra del Espí-
ritu Santo, se encarnó en sus purísimas entrañas y, sin dejar de ser verdade-
ro Dios, empezó a ser v erdadero hombre. Este principio tuv o la Reden-
ción del linaje humano.

Visita a Santa Isabel y nacimiento de San Juan Bautista


83. En el coloquio con el A rcángel supo María que su prima Isabel,
mujer de un sacerdote llamado Zacarías, aunque de edad provecta, había de
tener un hijo. Con santa solicitud fuese María a visitar a su prima en las
montañas de Judea, para cong ratularse con ella y más aun para ser virla
como humilde criada, como lo hizo por tres meses.
Aquí fue donde María, respondiendo al saludo de la prima, que inspira-
da del Espíritu Santo, la saludó Madre de Dios, prorrumpió en aquel subli-
me cántico: Magníficat, que a menudo canta la Iglesia.
84. El hijo de Isabel fue Juan Bautista, el Santo Precursor del Mesías.
HISTORIA DEL NUEVO TESTAMENTO 177
Nacimiento de Jesucristo
y circunstancias de aquel grandioso acontecimiento
85. En aquel tiempo se publicó un edicto por el que ordenaba el empe-
rador César Augusto que todos los vasallos del imperio romano se empa-
dronasen y que, por tanto, cada uno acudiese a encabezarse a la ciudad de
donde traía su origen. María y José, por ser de la casa y familia de Da vid,
tuvieron que ir a la ciudad de Belén, donde Dav había nacido; mas no
hallando hospedaje por el m ucho concurso de g ente que iba a empadr o-
narse, les fue forzoso recog erse en una especie de cuev a, que ser vía de
establo, no lejos de la ciudad.
86. Allí fue donde, hacia la medianoche, el Hijo de Dios, hecho hombre
por salvar a los hombres, nació de María Virgen, la cual, envolviéndole en
pobres pañales, lo reclinó en un pesebre o comedero de bestias.
Esta misma noche apareció un áng el a unos pastores que v elaban en
aquella comarca y guardaban su g anado y les an unció que era nacido el
Salvador del mundo. Los pastores corrieron atónitos al establo, hallaron al
Santo Niño y fueron los primeros en adorarlo.

Obediencia de Jesús y de su Madre Santísima a la ley


87. El octavo día del nacimiento, para obedecer a la ley, fue circuncida-
do el niño y le fue puesto el nombre de J esús, según había indicado el
Arcángel a María, cuando le anunció el misterio de la Encarnación.
Asimismo, María Santísima, en obsequio a la ley, que no la obligaba, se
presentó a los cuarenta días, ofreciendo por sí el sacrif icio de las mujeres
pobres, que er a un par de tór tolas o palominos y , por el Niño J esús, el
precio del rescate.
88. Había en el Templo un santo anciano, por nombre Simeón, quien
había tenido revelación del Espíritu Santo que no moriría sin ver primero
al Cristo del Señor. Tomó en sus brazos al Divino Niño y reconociéndolo
por su Redentor, lo bendijo con sumo júbilo y lo saludó con aquel tier no
cántico Nunc dimittis que la Iglesia canta al terminar el oficio de cada día.
A este mismo tiempo acudió una piadosísima y anciana viuda, que vien-
do al Divino Niño se regocijó en su corazón y así decía maravillas de Él a
todos los que esperaban la Redención de Israel.

Los Magos
89. Algún tiempo después del nacimiento de Jesús, entraron en Jerusa-
lén tres Magos o sabios, venidos del Oriente, y preguntaron dónde había
nacido el rey de los judíos.
178 BREVE HISTORIA DE LA RELIGIÓN
Estando en su tier ra, habían observado una estrella extr aordinaria y,
por ella, al tenor de una antigua profecía conocida en el Oriente, entendie-
ron que debía de haber nacido en Judea el deseado de las gentes e, inspira-
dos por Dios y , siguiendo el camino indicado por la estr ella, vinieron a
adorarlo.
Reinaba a la sazón en Jerusalén Herodes el Grande, hombre ambicioso y
cruel. Se turbó éste en gran manera a las palabras de los Magos y se infor-
mó de los príncipes de los sacerdotes en qué lugar había de nacer el Mesías.
Habiendo sabido que ese lugar señalado por los Profetas era Belén, despa-
chó a los Ma gos recomendándoles que v olviesen presto, fingiendo que
quería también ir allá para adorar al Niño recién nacido.
Partieron los Magos e, inmediatamente, la estrella que habían visto en
el Oriente volvió a dejarse v er y les fue guiando a la estancia del Di vino
Infante en Belén, sobre la cual se paró. Entraron en ella y, hallando al Niño
con María su Madre, postrados lo adoraron y, abiertos sus tesoros, le ofre-
cieron oro, incienso y mir ra, reconociéndolo como rey, como Dios y como
hombre mortal. Por la noche, avisados en sueños que no volviesen a Herodes,
por otro camino regresaron a su tierra.

Muerte de los inocentes y huida a Egipto


90. Herodes esperó en v ano a los Ma gos. Viéndose burlado, se
embraveció en extremo y, esperando en su bárbara astucia ma tar a Jesús,
mandó se diese muerte a todos los niños de dos años abajo que hubiese en
Belén y su comarca.
Ya antes, un ángel había aparecido en sueños a José para avisarle y darle
orden que huyese a Egipto. José al instante obedeció y con María y J esús
fuese a Egipto, donde estuvo hasta la m uerte de Herodes; después de la
cual, avisado de nuevo por el ángel, volvió no a Belén en la J udea, sino a
Nazaret en Galilea.

Disputa de Jesús en el Templo


91. Llegado Jesús a los doce años, lo llevaron sus padres a Jerusalén a las
fiestas de Pascua, que duraban siete días. Acabadas las fiestas, partieron a
Nazaret María y J osé, pero Jesús, sin que ellos lo supiesen, se quedó en
Jerusalén. Tras un día de camino lo buscaron en vano entre los parientes y
conocidos, regresaron enseguida afligidos a Jerusalén y, hallándolo al tercer
día en el Templo, sentado entre los doctores oyéndolos y preguntándoles,
la Madre dulcemente le preguntó por qué se había hec ho buscar así. La
respuesta que dio Jesús fue la primera declaración de su divinidad: «¿Y por
qué me buscabais? ¿No sabíais que me es preciso estar en las cosas que son de mi
Padre?».
HISTORIA DEL NUEVO TESTAMENTO 179
Tras esto, se volvió con ellos a Nazaret. Desde este punto y hasta la
edad de treinta años nada par ticular nos cuenta de Él el Ev angelio, resu-
miendo toda la historia de aquel tiempo en estas pala bras: «Jesús vivía obe-
diente a María y a José y crecía en edad, sabiduría y gracia delante de Dios y de los
hombres».
Por el hecho de haber pasado J esús en Nazaret el tiempo de su vida
privada, fue llamado más tarde: Jesús Nazareno.

Bautismo de Jesús y su ayuno en el desierto


92. Juan, hijo de Zacarías y de Isabel, destinado por Dios, como se dijo,
para ser el Precursor del Mesías y preparar a los judíos a que lo recibiesen, se
había retirado al desierto a hacer vida penitente. Llegado el tiempo de dar
principio a su misión, vestido de pieles de camello y al cinto un ceñidor de
cuero, salió a las riberas del Jordán y comenzó a predicar y bautizar. Su voz
era: «Haced penitencia, porque se acerca el Reino de los Cielos».
Un día se presentó entre la muchedumbre del pueblo Jesús que, llegado
a la edad de treinta años, debía empezar a manifestarse al mundo.
Juan, que lo reconoció, quiso al principio excusarse, pero vencido lue-
go, por el mandamiento de Cristo, lo bautizó. Y he aquí que apenas salió
Jesús del agua se abrieron los Cielos y el Espíritu Santo en figura de paloma
bajó sobre Él y se oyó una voz que decía: «Este es mi hijo muy amado».
Recibido el Bautismo y guiado por el Espíritu Santo, fue Jesús al desier-
to, donde pasó cuarenta días y cuarenta noc hes en vigilias, ayunos y ora-
ción. Entonces fue cuando quiso ser tentado del demonio en v arias for-
mas, para enseñarnos a vencer las tentaciones.

Primeros discípulos de Jesús y su primer milagro


93. Después de esta pre paración, Jesús, para dar comienzo a su vida
pública, volvió a las riberas del Jordán, donde Juan continuaba predicando.
Este, al verlo venir, exclamó: «He aquí el cordero de Dios, he aquí el que quita los
pecados del mundo». Por este y otros testimonios en favor de Jesús repetidos
el día siguiente, dos discípulos de Juan resolvieron seguir al Divino Maes-
tro, quien aquel día los retuvo consigo. Uno de éstos, por nombre Andrés,
encontrándose con su hermano llamado Simón, lo llevó a Jesús, que mirán-
dolo al rostro le dijo: «Tú eres Simón, hijo de Juan, en adelante te llamarás Pedro».
Y estos fueron sus primeros discípulos.
94. Otros muchos, o llamados por Él, como Santiago, Juan, Felipe, Mateo,
o movidos por su pala bra, se resolvieron a se guirlo. Al principios no se
quedaban de continuo en su compañía, sino que después de oír sus razona-
mientos, volvían a sus familias y quehaceres; sólo algún tiempo después lo
180 BREVE HISTORIA DE LA RELIGIÓN
dejaron todo para no abandonarlo ya más.
Con algunos de ellos fue una v ez convidado a unas bodas en Caná de
Galilea, a las que también había sido invitada su Madre, María. Esta fue la
ocasión en que, por intercesión de su Madre Santísima, mudó una g ran
cantidad de agua en exquisito y regalado vino. Este fue el primer milag ro
de Jesús, por el que manifestó su pr opia gloria y confirmó en la Fe a sus
discípulos.

Elección de los doce Apóstoles


95. De entre estos discípulos escogió después doce, que llamó Apósto-
les, para que estuviesen siempre con Él y para en viarlos a predicar. Son a
saber: Simón, a quien había dado el nombre de Pedro, y su hermano Andrés;
Santiago y Juan, hijos del Zebedeo; Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago,
hijo de Alfeo; Judas Tadeo, Simón Cananeo y Judas Iscariote, el que lo entregó.
Por cabeza de los Apóstoles escogió a Simón Pedro, que había de ser luego
su Vicario en la tierra.

Predicación de Jesús
96. Acompañado de los Apóstoles y otr as veces precedido de ellos,
recorrió por espacio de tres años toda la J udea y Galilea, pr edicando su
Evangelio y confirmando su doctrina con infinito número de milagros.
De ordinario, los sábados entraba en las sinagogas y enseñaba; aunque,
si se ofrecía ocasión y co yuntura, no se desdeñaba de dar sus enseñanzas
en cualquier sitio. Leemos, en efecto, que las turbas lo seguían y que Él no
sólo predicaba en las casas y plazas, sino también al aire libre, en los mon-
tes y desiertos, a la orilla del mar y desde el mismo mar
, subido a la navecilla
de Pedro. El célebre sermón de las ocho bienaventuranzas se llama cabalmente
sermón del monte, por el lugar donde lo pronunció.
No menos predicaba con el ejemplo que con las palabra s. Admirados
de su larga oración, le suplicaron un día sus discípulos que les enseñase a
orar y Jesús les enseñó la sublime oración del Padrenuestro.
97. Por varias razones y, entre ellas, para acomodarse a la capacidad de
la mayor parte de su auditorio y a la índole de los pueblos orientales , se
servía ordinariamente Jesús en sus enseñanzas de parábolas o semejanzas. Son
sencillas y sublimes las del hijo pródigo, del samaritano, del buen pastor, de
los diez talentos, de las diez vírg enes, del rico Epulón, del ma yordomo
infiel, del siervo que no quiere perdonar, de los remeros de la viña, de los
convidados a las bodas, del grano de mostaza, del sembrador, del fariseo y
del publicano, de los obreros, de la cizaña y otras muy sabidas de los bue-
nos cristianos que asisten a la explicación del Santo Evangelio que se hace
los domingos en las Parroquias.
HISTORIA DEL NUEVO TESTAMENTO 181
Efectos admirables de la palabra y del poder del Redentor
98. Comúnmente, después de sus discursos , le presentaban enf ermos
de todas clases: mudos, sordos, tullidos, ciegos, leprosos y Él a todos les
devolvía la salud.
No sólo en las sinagogas iba derramando sus gracias y mercedes, sino
en cualquier lugar donde se hallaba, presentándose ocasión, socorría a los
desgraciados que en gran número le llevaban de toda Palestina y regiones
comarcanas, esparciéndose hasta la Siria la fama de sus milagros. Le lleva-
ban, especialmente, poseídos del demonio, de los cuales había no pocos en
aquel tiempo y Él los libraba de los espíritus malignos, que salían gritando:
«¡Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios!».
99. Dos veces, con unos pocos panes milag rosamente multiplicados,
dejó hartas y satisfechas a las turbas que lo seguían por el desier to; a las
puertas de la ciudad de Naím resucitó al hijo de una viuda que llev aban a
enterrar y, poco antes de su P asión, resucitó a Lázaro, que hedía ya en la
sepultura, pues era muerto de cuatro días.
100. Infinito es el número de milag ros, muchos de ellos famosísimos,
que obró en los tres años de su predicación, para demostrar que hablaba
como enviado de Dios, que era el Mesías esperado por los P atriarcas y
vaticinado por los Profetas; que era el mismo Hijo de Dios. Tal se manifes-
tó en su T ransfiguración por el r esplandor de su gloria y por la v oz del
Padre que lo proclamaba su Hijo muy amado.
A la vista de tales milagros, muchos se convertían y lo seguían, muchos
lo aclamaban y alguna vez lo buscaron para hacerlo rey.

Guerra abierta contra Jesús


101. Estos triunfos de Jesús despertaron desde el principio la envidia de
los escribas y f ariseos, de los príncipes y sacer dotes y de las cabezas del
pueblo, envidia que se aumentó en extremo cuando Él se puso a desen-
mascarar su hipocresía y a reprobar sus vicios. No tardaron en perseguirlo
y desacreditarlo hasta llamarlo endemoniado, buscando manera de sorpren-
derlo en palabras, ya para desautorizarlo ante el pueblo, ya para acusarlo al
gobernador romano.
Esta envidia fue siempre creciendo y se exacerbó más cuando, a conse-
cuencia de la Resurrección de Lázaro, se multiplicó grandemente el núme-
ro de judíos que creían en Él. Entonces tuvieron consejo para matarlo y el
pontífice Caifás terminó con estas palabras: «Es necesario que un hombre mue-
ra por el pueblo y que no perezca toda la nación»; diciendo sin saberlo una profe-
cía, pues en verdad, por la muerte de Jesús, se había de salvar el mundo.
182 BREVE HISTORIA DE LA RELIGIÓN
Causa del odio extremo. Traición de Judas
102. Finalmente, su aborrecimiento llegó al colmo cuando cerca de la
Pascua (era la cuarta que celebraba en Jerusalén después de que empezó su
predicación), llena la ciudad de forasteros que de todas par tes venían a la
fiesta, sentado Jesús en un jumentillo entró triunf ante y aclamado por el
pueblo que, con palmas y r amos de oliva, le habían salido al encuentro ,
mientras algunos echaban sus vestiduras al suelo y otros cortaban ramas de
los árboles y las esparcían por el camino.
103. Entonces los ancianos del pueblo, los príncipes de los sacerdotes y
los escribas, juntándose en casa del pontífice Caifás acor daron prender a
Jesús con eng año y a escondidas , de miedo que las turbas no ar masen
algún alboroto. La ocasión no se hiz o esperar. Judas Iscariote, uno de los
doce Apóstoles, poseído del demonio de la avaricia, ofreció entregarles el
Divino Maestro por treinta monedas de plata.

Última cena de Jesucristo


e institución del Sacramento de la Eucaristía
104. Era el día en que se debía sacrificar y comer el cordero pascual.
Llegada la hora señalada, vino Jesús a la casa donde Pedro y Juan, manda-
dos por Él habían dispuesto todo lo necesario para la cena y se sentaron a
la mesa.
105. En esta última cena, Jesús dio a los hombres la mayor prueba de su
Amor, instituyendo el Sacramento de la Eucaristía.

Pasión de Nuestro Señor Jesucristo


106. Acabada la cena, salió de la ciudad Nuestro Divino Redentor, acom-
pañado de sus Apóstoles. Diciéndoles por el camino las cosas más tiernas
y dándoles las enseñanzas más sublimes, fuese según su costumbre al huer-
to de Getsemaní, donde, pensando en su próxima Pasión, orando y ofre-
ciéndose a su eter no Padre, sudó vi va Sangre y fue confor tado por un
ángel.
107. Vino Judas, el traidor, a la cabeza de un escuadrón de gente desafo-
rada, armada de palos y de espadas, y dio a Jesús un beso, que era la señal
convenida para darlo a conocer.
Jesús, abandonado de los Apóstoles, que de miedo habían huido, se vio
luego preso y atado de aquellos sayones y, con todo linaje de malos trata-
mientos, fue arrastrado, primero a la casa de un príncipe de los sacerdotes
llamado Anás y después a la de Caifás , pontífice quien aquella misma no-
che juntó el gran Sanedrín, el cual declaró a Jesús reo de muerte.
HISTORIA DEL NUEVO TESTAMENTO 183
108. Disuelta la junta de los jueces , fue entregado Jesús a los sayones,
que durante aquella noc he lo injuriaron y ultrajar on con bárbaros trata-
mientos.
En esta misma dolorosa noche, Pedro amargó también el Corazón de
Jesús negándolo tres veces. Pero mirado por Jesús, volvió en sí y lloró su
pecado toda la vida.
109. Después de amanecer , habiéndose reunido otra vez el Sanedrín,
fue llevado Jesús al gobernador romano Poncio Pilato, a quien el pue blo
pidió a gritos que lo condenase a muerte. Pilato, reconocida la inocencia de
Jesús y la perfidia de los judíos , buscaba trazas para salvarlo; y debiendo
con ocasión de la Pascua dar libertad a un malhechor, dejó al pueblo que
escogiese entre Jesús y Barrabás. ¡El pueblo escogió a Barrabás!…
Oyendo luego Pilato que Jesús era galileo, lo remitió a Herodes Antipas,
de quien fue despreciado y tratado como loco y devuelto luego vestido por
escarnio con una vestidura blanca.
Por fin, Pilato lo hizo azotar por los sa yones, los cuales, después de
haberlo hecho todo Él una llaga, con atroz insulto le pusieron en la cabeza
una corona de espinas, sobre los hombros un trapo de púrpura, una caña
en la mano y lo escarnecieron saludándolo por rey.
Mas no bastando nada de esto para amansar el furor de sus enemigos y
de la plebe amotinada, Pilato lo condenó a morir en cruz.
110. Jesús, entonces, tuvo que cargar sobre sus espaldas el duro madero
de la cruz y llevarlo hasta el Calvario, donde, desnudo, abrevado con hiel y
mirra, clavado en la cruz y alzado entre dos ladrones, anegado en un mar
de angustias y dolores, después de tres horas de penosísima agonía, expiró
rogando por los que lo crucificaban, que no por esto dejaron de ensañarse
con Él… Aun muerto, le traspasaron el corazón de una cruel lanzada.
111. ¡No hay mente humana que pueda imaginar , ni lengua ca paz de
decir lo que Jesús debió de padecer ya en la noche de su prendimiento, ya
en los diversos caminos de uno a otro tribunal, ya en la flagelación y coro-
namiento de espinas, ya en la cr ucifixión y, finalmente, en su prolong ada
agonía!… Sólo el amor, que fue la causa, puede despertar una pálida ima-
gen de todo ello en los corazones agradecidos.
María Santísima asistió con sobr ehumana fortaleza a la m uerte de su
Divino Hijo y unió el mar tirio de su corazón a los dolor es de Él para la
Redención del linaje humano.
El Padre celestial hizo que resplandeciese la divinidad de Jesucristo en
su muerte, como lo había hecho en su vida; estando en la cruz se oscureció
el sol y se cubrió la tier ra de espesísimas tinieblas y, al expirar, tembló la
tierra con espantoso terremoto, se rasgó de arriba abajo el velo del templo
y muchos muertos, salidos de los sepulcros, fueron vistos en Jerusalén y se
aparecieron a muchos…
184 BREVE HISTORIA DE LA RELIGIÓN
Sepultura de Jesús, su Resurrección y su Ascensión a los Cielos
112. Jesús fue crucificado y murió en día de vier nes y la misma tarde ,
antes de ponerse el sol, depuesto de la cruz, fue sepultado en un sepulcro
nuevo, al que pusieron sellos y guardas, por temor de que sus discípulos lo
robasen.
Al rayar el alba del día que siguió al sábado, se sintió un gran terremoto;
Jesús había resucitado y salido glorioso y triunfante del sepulcro. Después
de aparecer a la Magdalena, se dejó ver de los Apóstoles para alentarlos y
consolarlos; y algunos Santos P adres piensan que primero a pareció a su
Santísima Madre.
113. Cuarenta días estuvo aún Jesús sobre la tierra después de su Resu-
rrección, mostrándose en di versas apariciones a sus discípulos y con ver-
sando con ellos. Así fortalecía por modos milagrosos a los Apóstoles, los
confirmaba en la Fe, les comunicaba cosas altísimas y les daba las últimas
instrucciones; hasta que, a los cuarenta días, los reunió en el monte Olivete
y, habiéndolos bendecido, visiblemente y a sus mismos ojos se alzó de la
tierra y subió a los Cielos.

Venida del Espíritu Santo. Predicación de los Apóstoles


114. Los Apóstoles, siguiendo las órdenes de su Di vino Maestro, se
recogieron luego en el cenáculo de Jerusalén. Allí, por espacio de diez días,
esperaron en oración al Espíritu Santo que Jesús les había prometido y que
bajó sobre ellos en for ma de lenguas de fueg o la mañana del día décimo,
llamado Pentecostés.
115. Ellos entonces, mudados en otros hombres, empezaron de repente
a hablar diversas lenguas, según el mismo Espíritu los movía a hablar. Aque-
llos días moraban en Jerusalén judíos de todas las naciones; una m ultitud
de ellos acudió a presenciar aquel pr odigio y, en un sermón que hizo San
Pedro sobre las profecías verificadas en la persona de Jesucristo y los mila-
gros obrados por Él, se convirtieron tres mil oyentes.
Algunos días después, el mismo Pedro, junto con el Apóstol San Juan,
tras una milagrosa curación de un tullido de nacimiento, hablando a aquella
multitud de judíos, trajo a la Fe otros cinco mil.
No sólo en Jerusalén, sino en toda la Judea, donde predicaban los Após-
toles, iba creciendo el número de los creyentes.
116. Pero luego los ancianos del pueblo y los príncipes de los sacerdotes
comenzaron a perseguir a los Apóstoles y, llamados y reprendidos áspera-
mente, los intimaron que no hablasen más de Jesús. Ellos respondían: «No
podemos callar lo que hemos visto y oído; juzgad vosotros mismos si es lícito obedecer a
los hombres, desobedeciendo a Dios»; los prendieron, con todo, y los maltrata-
HISTORIA DEL NUEVO TESTAMENTO 185
ron; hicieron morir al diácono San Esteban bajo una tempestad de piedras;
y los Apóstoles, alegres por haber sido dignos de padecer por Jesucristo, se
alentaron más a predicar y crecía sin cesar el número de los que se conver-
tían.

El Apóstol Pablo
117. El más célebre de los convertidos al Evangelio fue Saulo, llamado
después Pablo, natural de Tarso, que fue primero enemigo furioso y perse-
guidor de los cristianos y después, tocado del poder divino, vino a ser vaso
de elección, el más celoso y trabajador de los Apóstoles.
Increíbles son los caminos, fatigas y tribulaciones de este prodigio de la
gracia para dar a conocer el nombre y doctrina de Jesucristo entre los gen-
tiles: de donde se llama Doctor de las gentes. Predicando la Fe, no con el
aparato de la humana sabiduría, sino con la virtud de Dios que la confirma-
ba con milagros, convertía a los pueblos, por más que fuese constantemen-
te acusado por los enemig os de la Cr uz de Cristo. Estas acusaciones lo
llevaron providencialmente a Roma, donde pudo pr edicar el Evangelio a
los judíos que allí residían y a los g entiles. Después de otras peregrinacio-
nes, se restituyó a Roma y, coronando allí su apostólica vida con el martirio,
fue degollado imperando Nerón, el mismo que hizo crucificar a San Pedro.
118. Nos quedan de él 14 car tas, escritas la ma yor parte a las v arias
iglesias que había fundado y son otra señal de la misión apostólica que le
dio Jesucristo; pues, como obser va San Agustín, están escritas con tanta
elevación, lucidez, profundidad y unción que revelan el espíritu de Dios.

Dispersión de los Apóstoles por todo el mundo


119. Después de haber predicado el Evangelio en Judea, según el man-
damiento de Jesucristo, los Apóstoles se separaron y fueron a predicarlo
por todo el mundo: San Pedro, cabeza del Colegio apostólico, se dirigió a
Antioquía, donde los que creían en Jesucristo comenzaron a llamarse Cris-
tianos. De Antioquía pasó a Roma y allí estableció su sede, sin trasladarla ya
a otro lugar. Él fue Obispo de Roma y en la misma ciudad acabó su vida como
arriba se indicó, con un glorioso martirio, siendo emperador Nerón.
Los sucesores de San Pedro en la Sede romana heredaron la supr ema
potestad de Maestro infalible de la Iglesia que el Señor le había conferido,
de fuente de toda jurisdicción y de protector y defensor de todos los cris-
tianos. Por esta razón se llaman justamente con el nombr e de Papas, que
quiere decir Padres, y se han sucedido sin inter rupción en la cátedra de
Pedro hasta nuestros días.
120. Todos los Apóstoles, concordes y unánimes en com unión con
186 BREVE NOTICIA DE LA HISTORIA ECLESIÁSTICA
Pedro, predicaban por todas partes la misma Fe; las gentes se convertían y
dejaban la idolatría, de suerte que en breve se llenó el mundo de cristianos,
para cuyo gobierno los Apóstoles iban poniendo Obispos que continuasen
su ministerio.

Nuestro Señor Jesucristo fundó una sola Iglesia cuando dijo a san
Pedro: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré MI Iglesia”,
NO dijo mis iglesias (San Mateo 16, 18; 10, 1-4; 28, 19; Lc 6, 13-
16). Cristo jamás dio poder a otras personas para fundar iglesias
separadas y opuestas a la que Él fundó hace dos mil años. Al contrario,
a menudo dijo: cuídense de los falsos profetas que se hacen pasar por
ministros de justicia. (2ª Corintios 11, 13-14; Mateo 24, 11, 24; 7,
15-23). Cristo da mucha importancia a la unión, amor, concordia,
obediencia y rechaza toda división entre sus discípulos (Jn 15, 12).
Por esta razón dejó a San Pedro (y sus sucesores, los demás Papas),
como encargados de todos los fieles cristianos (Jn 21,15). Cristo
dijo a los Apóstoles y a sus sucesores legítimos: “Quien a vosotros
escucha a mí me escucha, quien a vosotros rechaza a mí me rechaza”
(Lucas 10, 16). Toda persona que se separa de la Iglesia Católica y
Apostólica hace un enorme pecado contra la caridad y la voluntad
de Cristo, se engaña y engaña, en nombre de Cristo, a las ovejas de
Cristo. La Iglesia Católica del siglo 1 hasta el 21, siempre tuvo Papas,
Obispos y Sacerdotes como legítimos sucesores de los Apóstoles de
Cristo (2 Tim 2, 2; 1 Tim 6, 20; Tito 1,5; Hechos 20, 28).
Para ser miembro de la Iglesia es necesario ser bautizados, creer y
profesar la doctrina auténtica de Jesucristo, participar de los mismos
sacramentos y reconocer al Papa y los obispos legítimos de la Iglesia
fundada por Cristo. Todo fundador de secta cae bajo la maldición de
San Pablo (Gál 1, 8; 1ª. Tim 4,1; Mt 24, 11; 7, 15-23); es un rebelde,
un falso profeta sembrador de confusión e instrumento de perdición.
BREVE NOTICIA DE LA HISTORIA ECLESIÁSTICA 187

PARTE TERCERA

BREVE NOTICIA
DE LA HISTORIA ECLESIÁSTICA

Las persecuciones y los mártires


121. Pero la Fe cristiana tenía que pasar por durísimas pruebas para que
se viese manifiestamente que venía de Dios y que sólo Dios la sustentaba.
En los tres primeros siglos de su existencia, a saber , en el transcurso de
trescientos años, muchas y terribles persecuciones se le vantaron contra los
discípulos de Jesucristo por orden de los emperadores romanos.
No era continua la guerra suscitada contra los cristianos, pero tras cor-
tos intervalos recrudecía y entonces los requerían para que diesen razón de
su Fe; los constreñían a ofrecer incienso a los ídolos y, si se negaban a ello,
los sujetaban a todo linaje de infamias, penas y tormentos que la humana
malicia podía inventar y hasta a la misma muerte.
122. Ellos no daban motivo de enojo a sus enemigos; se juntaban para
sus devociones y para asistir al Di vino Sacrificio comúnmente en lugares
subterráneos, oscuros y solitarios que aún subsisten en R oma y en otra s
partes y se llaman cementerios o catacumbas. Mas no por esto evitaban los
peligros de muerte. Innumerable muchedumbre de ellos dieron testimonio,
con el derramamiento de su sangre, de la Fe de Jesucristo, por cuya confir-
mación habían muerto los Apóstoles y sus imitador es. Por esto se llaman
mártires, que quiere decir testigos. La Iglesia reconocía estas preciosas vícti-
mas de la Fe, recogía sus cadáveres, les daba honrosa sepultura en los san-
tos lugares de dormición o dormitorios y los admitía al honor de los alta-
res.
123. La Iglesia no gozó de sólida paz hasta el emperador Constantino,
quien vencedor de sus enemigos y favorecido y alentado por una visión del
Cielo, publico edictos dando a todos libertad de abrazar la Religión Cristia-
na; los cristianos volvían a entrar en posesión de los bienes que les habían
confiscado; nadie podía inquietarlos por razón de su Fe; no debían en ade-
lante ser excluidos de los carg os y empleos del Estado; podían lev antar
iglesias; y el mismo emperador costeó a veces la fábrica de ellas.
Los confesores de la Fe que estaban en las cárceles salieron libres, los
cristianos empezaron a celebrar sus reuniones con público esplendor y los
mismos gentiles se sentían atraídos a glorificar al verdadero Dios.
188 BREVE NOTICIA DE LA HISTORIA ECLESIÁSTICA
124. Constantino, vencido su postrer competidor , quedó dueño del
mundo romano y se vio la cruz de Jesucristo ondear resplandeciente en las
banderas del imperio.
Dividió después el imperio en oriental y occidental, haciendo de Bizancio,
sobre el Bósforo, una nueva capital, que her moseó y llamó Constantinopla
(330 d.C.). Esta metrópoli vino a ser presto una nueva Roma, por la auto-
ridad imperial que en ella residía.
Entonces el espíritu de orgullo y novelería se apoderó de algunos ecle-
siásticos constituidos allí en alta dignidad, los cuales ambicionaban el pri-
mado del Papa y de toda la Iglesia de Jesucristo. De allí surgieron gravísimos
conflictos durante muchos siglos y, finalmente, el desastroso Cisma, con
que el Oriente se se paró del Occidente (siglo IX) sustra yéndose en gran
parte de la divina autoridad del Pontífice Romano, que es el sucesor de San
Pedro. Vicario de Jesucristo.

Las herejías y los concilios


125. Cuando salía victoriosa de la guerra exterior del paganismo y ven-
cía la prueba de feroces persecuciones, la Iglesia de Jesucristo, salteada por
enemigos interiores, entraba en la guer ra intestina, mucho más ter rible.
Guerra prolija y dolor osa que, empeñada y atizada por malos cristianos ,
hijos suyos degenerados, no ha lleg ado aún a su ter mino, pero de la cual
saldrá la Iglesia triunfadora, conforme a la palabra infalible de su Di vino
Fundador a su primer Vicario en la tier ra, el Apóstol San P edro: «Tú eres
Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán
contra ella» (Mateo XVI, 18).
126. Ya en los tiempos a postólicos había habido hombres per versos
que, por interés y ambición, turbaban y corrompían en el pueblo la pureza
de la Fe con abominables errores. Se opusieron a ellos los Apóstoles con la
predicación, con los escritos y con las infalibles sentencias del primer Con-
cilio que celebraron en Jerusalén.
127. Desde entonces acá, no ha cesado el espíritu de las tinieblas en sus
ponzoñosos ataques contra la Iglesia y las divinas verdades de que es depo-
sitaria indefectible; y suscitando constantemente n uevas herejías, ha ido
atentando uno tras otro contra todos los dogmas de la cristiana Religión.
128. Entre otras, han sido tristemente f amosas las herejías de Sabelio,
que impugnó el dogma de la Santísima T rinidad; de Manes, que negó la
Unidad de Dios y admitió en el hombre dos almas; de Arrio, que no quiso
reconocer la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo; de Nestorio, que rehusó
a la Santísima Virgen la excelsa dignidad de Madre de Dios y distinguió en
Jesucristo dos personas; de Eutiques, que en Jesucristo no admitió más que
una naturaleza; de Macedonio, que combatió la divinidad del Espíritu Santo;
BREVE NOTICIA DE LA HISTORIA ECLESIÁSTICA 189
de Pelagio que atacó el dogma del pecado original y de la necesidad de la
gracia; de los Iconoclastas, que rechazaron el culto de las Sagradas Imágenes
y de las Reliquias de los Santos; de Berengario, que se opuso a la presencia
real de Nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento; de Juan Hus,
que negó el primado de San Pedro y del Romano Pontífice y, finalmente, la
gran herejía del Protestantismo (siglo XVI), forjada y propagada principal-
mente por Lutero y Calvino . Estos novadores, con rechazar la Tradición
divina, reduciendo toda la revelación a la Sagrada Escritura, y con sustraer
la misma Sagrada Escritura al legítimo magisterio de la Iglesia para entre-
garla insensatamente a la libre interpretación del espíritu privado, demolie-
ron todos los fundamentos de la F e, expusieron los Libros Santos a las
profanaciones de la presunción y de la ignorancia y abrieron la puer ta a
todos los errores.
129. El Protestantismo o religión reformada, como orgullosamente la llaman
sus fundadores, es el compendio de todas las herejías que hubo antes de él,
que ha habido después y que pueden aún nacer para ruina de las almas.
130. Con una lucha que dura sin tregua hace veinte siglos, no ha cesado
la Iglesia Católica de defender el depósito sagrado de la verdad que Dios le
ha encomendado y de amparar a los fieles contra la ponzoña de las heréticas
doctrinas.
131. A imitación de los Apóstoles, siempre que lo ha exigido la pública
necesidad, la Iglesia, congregada en Concilio ecuménico o general, ha definido
con toda claridad la verdad católica, la ha propuesto como dogma de Fe a
sus hijos y ha ar rojado de su seno a los her ejes, lanzando contra ellos la
excomunión y condenando sus errores.
El Concilio ecuménico o general es una augusta asamblea a la cual llama el
Romano Pontífice a todos los Obispos del universo y a otros Prelados de
la Iglesia, presidida por el mismo Papa en persona o por sus legados. A esta
asamblea que representa a toda la Iglesia docente, le está prometida la asis-
tencia del Espíritu Santo y sus decisiones en materia de F e y de costum-
bres, después de confirmadas por el Sumo Pontífice, son seguras e infali-
bles como la palabra de Dios.
132. El Concilio que condenó el protestantismo fue elSacrosanto Concilio
de Trento, denominado así por la ciudad donde se celebró.
133. Herido con esta condenación, el protestantismo vio desenvolverse
los gérmenes de disolución que llevaba en su viciado organismo: las discu-
siones lo desg arraron, se m ultiplicaron las sectas que, dividiéndose y
subdividiéndose, lo redujeron a menudos fragmentos. Al presente, el nom-
bre de protestantismo no significa y a una creencia unifor me y extendida,
sino que encierra un amontonamiento, el más monstruoso, de errores pri-
vados e individuales, recoge todas las herejías y representa todas las formas
de rebelión contra la Santa Iglesia Católica.
190 BREVE NOTICIA DE LA HISTORIA ECLESIÁSTICA
134. Con todo, el espíritu protestante , que es espíritu de desaforada
libertad y de oposición a toda autoridad, no dejó de difundirse y se alzaron
muchos hombres que , hinchados con una ciencia v ana y orgullosa o
enseñoreados de la ambición y del interés , no dudaron en f orjar o dar
aliento a teorías tr astornadoras de la Fe, de la moral y de toda autoridad
divina y humana.
135. El Sumo Pontífice Pío IX, después de haber condenado en elSyllabus
muchas de las proposiciones más capitales de esos temer arios cristianos,
para aplicar la segur a la raíz del mal, había convocado en Roma un nuevo
Concilio ecuménico. Comenzó felizmente su obra ilustre y benéfica en las
primeras sesiones, que se celebraron en la Basílica de San Pedro, en el Vatica-
no (de donde le vino el nombre deConcilio Vaticano I), cuando en 1870, por
las vicisitudes de los tiempos, tuvo que suspenderlas.
136. Es de esperar que, sosegada la tempestad que agita momentánea-
mente a la Iglesia, podrá el R omano Pontífice reanudar y llevar a cabo la
obra providencial del Santo Concilio y que, deshechos los errores que aho-
ra combaten a la Iglesia y a la sociedad civil, podremos ver pronto la verdad
católica brillar con nueva luz y alumbrar el mundo con sus eternos resplan-
dores.

Advertencias y orientaciones para el estudio de la religión


en la Historia de la Iglesia
137. Aquí termina éste, nuestro resumen, pues no es posible seguir paso
a paso los varios sucesos de la Iglesia, complicados con los acontecimien-
tos políticos, sin decir cosas menos acomodadas a la común inteligencia y
sin desviarnos del fin y blanco de estas páginas.
El cristiano de buena voluntad provéase de un buen Compendio de Histo-
ria Eclesiástica de autor católico y, para elegirlo, válgase del consejo de su
párroco o de un docto confesor. Lea con espíritu de sencillez y humildad
cristiana y verá resplandecer en su madre la Iglesia los caracteres con que
Nuestro Señor Jesucristo ha distinguido a la única verdadera Iglesia que Él
fundó, que son: Una, Santa, Católica y Apostólica.
138. UNA. – Verá resplandecer la unidad de la Iglesia en el ejercicio no
interrumpido de la F e, de la Esperanza y de la Caridad. V erá en v einte
siglos de vida, siempre joven y floreciente que cuenta la Iglesia, tantas ge-
neraciones, tanta muchedumbre de hombres, diversos en índole, nacionali-
dad y lenguas, unidos en una sociedad gobernada siempre por una misma
y perpetua jerarquía, profesar unas mismas creencias, confortarse con unas
mismas esperanzas, participar de comunes plegarias y de unos mismos Sa-
cramentos, bajo la dirección de los legítimos pastores. Verá la jerarquía ecle-
siástica, formada de tantos miles de obispos y sacerdotes, conservarse estre-
chamente unida en la comunión y obediencia del Romano Pontífice, que es
BREVE NOTICIA DE LA HISTORIA ECLESIÁSTICA 191
la cabeza divinamente establecida, y recibir de él las di vinas enseñanzas
para comunicarlas al pueblo con perfecta unidad de doctrina. ¿De dónde tan
maravillosa unión? De la presencia y asistencia de Jesucristo, que dijo a sus
Apóstoles: «He aquí que Yo estoy con vosotros hasta la consumación de los siglos».
139. SANTA. – El fiel que lea con rectitud de corazón la Historia Ecle-
siástica, verá resplandecer la santidad de la Iglesia, no sólo en la santidad
esencial de su cabeza invisible Jesucristo, en la santidad de los Sacramentos,
de la doctrina, de las Corporaciones religiosas, de muchísimos de sus miem-
bros, sino también en la abundancia de los dones celestiales, de los sagra-
dos carismas, de las profecías y milagros con que el Señor (negándolos a las
demás sociedades religiosas) hace brillar a la f az del mundo la dote de la
santidad, de que está exclusivamente ataviada su única Iglesia.
Quien lee con ánimo desapasionado la Historia Eclesiástica, queda ató-
nito al contemplar la acción visible de la divina Providencia, que ha comu-
nicado a la Iglesia la santidad y la vida y vela por su conservación. Ella fue la
que, desde los primeros siglos , suscitó aquellos g randes hombres, gloria
inmortal del Cristianismo que, llenos de sabiduría y sobrehumana vir tud,
combatieron victoriosamente las herejías y errores al paso que iban apare-
ciendo: Santos Padres y Doctores que brillarán como estrellas por perpetuas eterni-
dades, en frase bíblica; de cuyo unánime consentimiento podemos deducir y
reconocer la Tradición y el sentido de las Sagradas Escrituras.
Y asombra no menos v er levantarse providencialmente, en tiempo y
lugar oportuno, aquellas Ordenes regulares, aquellas religiosas familias, aproba-
das y bendecidas por la Iglesia, en las cuales ya desde el siglo IV florecía la
vida cristiana y se aspiraba a la perfección evangélica, practicando los divi-
nos consejos pon los santos votos de castidad, pobreza y obediencia.
Véase por la historia que estas religiosas familias, en el transcurso de los
siglos, han ido constantemente y v an ahora sucediéndose y reno vándose
con un fin siempre santo, sirviéndose de los medios acomodados a la épo-
ca; ora la oración, ora la enseñanza, ora el ejercicio del ministerio apostóli-
co, ora el cumplimiento variado y múltiple de las obras de Caridad. Como
su Santa madre la Iglesia, están sujetas a bravas persecuciones, que a menu-
do y por algún tiempo las oprimen. Pero como tales institutos pertenecen
a la esencia de la Iglesia por la actuación de los consejos e vangélicos, por
esto no pueden perecer del todo. Y es cosa averiguada por la experiencia,
que la tribulación las purifica y r ejuvenece y renaciendo en otra par te, se
multiplican y producen más copiosos frutos, quedando siempre como una
fuente inexhausta de la santidad de la Iglesia.
140. CATÓLICA. – Verá con amargura el fiel que hartas veces, en el cur-
so de los siglos, muchedumbre inmensa de cristianos, acaso naciones ente-
ras, se desasieron miserablemente de la unidad de la Iglesia, pero verá tam-
bién que Dios enviaba sucesivamente a otras gentes y a otras naciones la
luz del Evangelio por medio de hombres apostólicos, encargados por Él,
192 BREVE NOTICIA DE LA HISTORIA ECLESIÁSTICA
como lo fueron los Apóstoles, de guiar las almas a la eterna salvación. Y se
consolará al reconocer que el Señor se digna conf iar en nuestro siglo este
apostolado a centenares y miles de sacerdotes , de religiosos de todas las
Ordenes, de vírgenes que le están consagradas, los cuales recorren las tie-
rras y los mares del viejo y del nuevo mundo para dilatar el Reino de Jesu-
cristo. Por donde sería un error dar fe a las baladronadas de los incrédulos:
que el Catolicismo va extinguiéndose en el mundo, como si ya los hombres
no atendiesen a otra cosa que al progreso de las ciencias y las artes. Por el
contrario, resulta claramente de las estadísticas que el número total de los
católicos en las cinco par tes del mundo, no obstante las per secuciones y
dificultades de todo género, crece cada año y es de esperar que haciéndose
cada día más fáciles los medios de comunicación y, con el favor divino, no
habrá luego tierra accesible donde en una modesta iglesia y alrededor de un
pobre misionero no haya un grupo de cristianos unidos de pensamiento y
de corazón con sus hermanos de todo el mundo y, por medio de los Obis-
pos o Vicarios apostólicos legítimamente en viados por la Sede R omana,
ligados a la misma en unidad de Fe y de comunión. Y esto es lo que se llama
catolicidad de la Iglesia. Ella sola puede llamarse católica o universal, esto es, de
todo tiempo y de todo lugar.
141. APOSTÓLICA. – Al recorrer la historia eclesiástica, verá el fiel suce-
derse entre increíbles dificultades tantos Romanos Pontífices que, revesti-
dos en la persona de P edro de las mismas prer rogativas que a él le dio
Jesucristo, van comunicando también la jurisdicción a los sucesores de los
demás Apóstoles, de los cuales ninguno se se paró jamás de Pedro, como
ahora ninguno podrá separarse de la Sede Romana sin dejar de pertenecer
a la Iglesia, que por esto se dice y es realmente apostólica.
142. En la Historia Eclesiástica aprenderá el fiel a conocer y evitar a los
enemigos de la Iglesia y de su Fe. En el transcurso de los siglos se hallará
con asociaciones o sociedades tenebrosas y secretas, que con varios nombres se
fueron organizando, no ya par a glorificar a Dios eter no, omnipotente y
bueno, sino para derribar su culto y sustituirlo (cosa increíble, pero verda-
dera) por el culto del demonio.
No se maravillará de que los legítimos sucesores de San P edro, sobre
quien fundó Jesucristo su Iglesia, hayan sido y aún sean al presente, objeto
de aborrecimiento, de escarnio y aversión por parte de los herejes e incré-
dulos, debiendo asemejarse más al Divino Maestro que dijo: «Si a Mí me han
perseguido también a vosotros os perseguirán». Pero la verdad que verá deducirse
de la historia, es ésta; que los primeros Papas por varios siglos fueron jus-
tamente ensalzados al honor de los altar es, habiendo muchos entre ellos
que derramaron su sangre por la Fe, que casi todos los demás brillaron por
sus egregias dotes de sabiduría y virtud, siempre atentos a enseñar, defen-
der y santificar al pueblo cristiano, siempre prontos, como sus predeceso-
res, a perder la vida por dar testimonio de la palabra de Dios . ¿Qué importa
BREVE NOTICIA DE LA HISTORIA ECLESIÁSTICA 193
(desgraciadamente también entre los doce hubo un Apóstol malvado), qué
importa que entre tantos haya habido muy pocos menos dignos de ascen-
der a la Suprema Sede , donde toda mancilla parece g ravísima? Dios lo
permitió para dar a conocer su poderío en sostener a la Iglesia, conservan-
do a un hombre infalible en la enseñanza, aunque falible en su conducta
personal.

¿Cuál es la verdadera Iglesia de Jesucristo?


1. Cristo no escribió una Biblia, sino que fundó una Iglesia: formó
hombres y los mandó a hablar y actuar en Su Nombre (San Mt
28, 19; II Tim 2, 2; San Lucas 10, 16; San Juan 20, 19-23).
2. La Iglesia que Cristo fundó debe necesariamente tener veintiún
siglos de existencia, puesto que Cristo vivió hace más de 2,000
años en esta Tierra.
3. Únicamente la Iglesia que tiene 21 siglos es la Iglesia fundada
por Cristo, es la Iglesia legítima, la que escribió la Biblia, la que
recibió el Espíritu Santo, la que es medio de salvación.
4. Ahora bien, la historia nos dice que la Iglesia católica, es
decir, la Iglesia cristiana universal, es la única Iglesia que
tiene veintiún siglos, y que esta misma Iglesia viene de los
Apóstoles, a través de sus legítimos sucesores. Desde San
Pedro, martirizado en el año 67, en Roma, por el emperador
romano Nerón, hasta el Papa Francisco I, esta Iglesia tiene un
jefe, que es el representante de Cristo en la Tierra y sucesor
legítimo de San Pedro, ahora llamado Papa.
5. Únicamente la Iglesia católica y apostólica, que ha tenido hasta
el año 2019, 266 papas, puede proporcionarnos una lista de sus
jefes, desde San Pedro hasta el Papa actual. Ninguna otra iglesia
puede ofrecernos esta lista de la sucesión apostólica. Cristo
afirma que “Surgirán muchos falsos profetas y extraviarán a
muchos” (San Mateo 24, 11).
194

APÉNDICE
La crema de la Santa Biblia
y de la Tradición Apostólica
o sea

EL CATECISMO
Su necesidad y sus frutos
para que sus hijos sean buenos y no
desgraciados en la tierra y en la eternidad
EL Papa BENEDICTO XVI dijo que EL CATECISMO MAYOR
DE SAN PIO X “fue para muchos una guía segura en el apren-
dizaje de las verdades de la fe por su lenguaje sencillo, claro y
preciso, y por su eficacia expositiva” (zenit.org/article-36263).

La sociedad está enferma: ¡Y qué enfermedad! El Papa San


Pío X en el inicio del siglo XX hacía este diagnóstico “Nuestro
mundo sufre un mal: la lejanía de Dios. Los hombres se han
alejado de Dios, han prescindido de él en el ordenamiento po-
lítico y social. Todo lo demás son claras consecuencias de esa
postura” (José María Javierre, Pío X Historia ejemplar y diver-
tida del Papa santo y querido en nuestro siglo, Madrid, 1984 p.
200, en adelante citaremos así Pío X y la página).
El santo Papa “tuvo la percepción fina de los hombres que
pulsan de cerca las conciencias: nuestros pueblos pierden la fe
porque una plaga corroe los fundamentos en que se apoya: la
ignorancia religiosa. Es necesario enseñar el catecismo” (Pío X
p 161). El Papa quiere que se dé a cada bautizado desde la niñez
un profundo conocimiento de Cristo y de su santa Ley para poder
hacer frente a sus pasiones y a las fuerzas anticristianas que tra-
tarán de hacerle perder la fe y la inocencia. En efecto durante tres
siglos “el esfuerzo del mal por desenraizar del corazón de los
hombres el pensamiento de Dios ha sido titánico. Se ha acostum-
195
brado a los pueblos a pasar sin Él. La sociedad contemporánea
recoge los frutos de siembra satánica. Crece la intranquilidad,
crece la injusticia. Es absurdo buscar la justicia y la paz lejos de
Dios. Donde falta Dios, reina la injusticia, y apartada la justicia,
la paz se desploma” (Pío X p 200-201).
Para remediar la crisis espiritual y social actual que causa la
dislocación de la familia y de la sociedad; para proteger a los jó-
venes contra los vicios y las sectas ¿Qué solución tiene la Iglesia
católica? Enseñarles un verdadero Catecismo Católico. He aquí
brevemente lo que dicen la S. Biblia, el Magisterio de la Iglesia
y los santos a cerca de la necesidad y utilidad de una sólida for-
mación religiosa que cada niño prescinde para ser un verdadero
cristiano católico, digno hijo de la Iglesia que Cristo mismo fun-
dó hace 2000 años.

I) La Sagrada Escritura
La Biblia enseña que la ignorancia de las cosas de Dios es
el peor de los males. ¿De dónde viene que “la mentira y la mal-
dición, el homicidio y el robo, el adulterio lo inunden todo; y que
una maldad alcanza a otra, sino de que no hay ciencia de Dios
sobre la tierra?” (Oseas 4, 1). Dios mismo afirma que un pueblo
decae y perece por falta de conocimiento religioso (Oseas 1, 6).
Al contrario, el niño instruido en la ciencia de Dios e inclinado
a la práctica de la virtud desde sus tiernos años, rara vez olvidará
en lo restante de su vida los principios grabados en su corazón
(Proverbios 22, 6). Aunque se desvíe, como el hijo pródigo, sabrá
donde está el remedio.
En el bautismo, el niño recibe la fe en germen. Es preciso du-
rante su niñez y juventud explicarle esa misma fe sistematizada
en el Catecismo en cuatro partes: todas las verdades que Dios nos
reveló (el dogma) los mandamientos que debemos guardar para
cumplir nuestros deberes (la moral) y los medios de santificación
que son los sacramentos y la oración (culto). Acaso no dijo Nues-
tro Señor Jesucristo de bautizar: “a todos los pueblos enseñán-
doles a conservar todo cuanto os he mandado” (Mateo 28, 19-20).
Y ¿cómo conservarán lo que mandó Cristo si no lo conocen? Y
196
¿cómo lo conocerán realmente si los jóvenes quedan con unas
nociones adquiridas para la primera comunión y que rápidamente
se olvidan o se hacen confusas en su mente? Para evitar esa pla-
ga de la ignorancia que es madre de muchos fracasos y vicios, lá-
grimas y sufrimientos, la Iglesia en su Magisterio, insiste muchos
sobre la comunicación fiel y completa de la Doctrina de Cristo
claramente presentada en el Catecismo Romano.

II) El magisterio de la Iglesia


En su Derecho Canónico la Iglesia manda: “Es deber pro-
pio y gravísimo, especialmente de los pastores de almas, el pro-
curar la instrucción catequística del pueblo cristiano” (Canon
1329, edición 1917; 774, ed.1983).
“No solamente los padres y los demás que hacen sus veces,
sino también los amos y padrinos tienen obligación de procurar
que todos sus súbditos o encomendados aprendan el catecismo”
(Canon 1336, ed. 1917).
“1.Todos los fieles han de ser educados desde la infancia de
tal suerte que no sólo no se les enseñe ninguna cosa contraria a
la religión católica y a la honestidad de las costumbres, sino que
ha de ocupar el primer lugar la instrucción religiosa y moral.
“2. No solamente los padres, sino también cuantos hacen sus
veces, tienen derecho y deber gravísimo de procurar la educa-
ción cristiana de los hijos” (Canon 1372).
“En toda escuela elemental se ha de dar a los niños una ins-
trucción religiosa proporcionada a su edad. A los jóvenes que
frecuentan las escuelas medias y las superiores se les debe dar
una instrucción religiosa más completa...” (Canon 1373).

¿Qué dicen los papas?


Queriendo poner fin a la ignorancia religiosa, San Pío X publi-
có en 1905 Acerbo Nimis, una encíclica especial consagrada a la
enseñanza del Catecismo. El Papa afirma: “Si es cosa vana esperar
197
cosecha en tierra que no se ha sembrado, ¿cómo pueden esperarse
generaciones adornadas de buenas obras si oportunamente no han
sido instruidas en la doctrina cristiana? De donde justamente inferi-
mos que si, la fe languidece en nuestros días a punto de que en
muchos sujetos parece casi muerta, es que se ha cumplido des-
cuidadamente, o se ha omitido del todo, la obligación de enseñar
las verdades contenidas en el catecismo (...) El bautizado recibe la
fe en germen; pero necesita de la enseñanza de la Iglesia para que
esta fe pueda nutrirse y desarrollarse y dar fruto. Por lo cual escribía el
Apóstol: La fe proviene de oír, y el oír depende de la predicación de la
palabra de Cristo.” (Rom 10, 14. Acerbo Nimis no 11).
Todos los padres de familia deberían saber que la ciencia de
las cosas divinas comunicadas mediante el Catecismo es el fun-
damente de la vida moral; es un freno poderosísimo para dominar
las pasiones malas; es un motor para impulsar a hacer el bien y
evitar el mal; es una protección para evitar la ruina actual y sobre
todo la eterna. Al respecto, San Pío X escribe “Afirmamos que la
mayor parte de los condenados a las penas eternas padece su
perpetua desgracia por ignorar los misterios de la fe, que nece-
sariamente se deben de saber y creer para ser contados entre los
elegidos” (Acerbo Nimis 2).
Para evitar esa desgracia San Pío X insiste sobre la enseñan-
za metódica y completa de la doctrina cristiana explicada en el
Catecismo con preguntas y respuestas que inculcan la fe cató-
lica. La meta del Papa es salvar a las almas del fracaso actual
y eterno cristianizándolas. El santo escribe: “conviene repetirlo
para inflamar el celo de los ministros del señor, ya es crecidísimo
y aumenta cada día más, el número de los que todo lo ignoran
en materia de religión, o tienen de Dios y de la fe cristiana un
concepto tal, que en plena luz de verdad católica, les permite de
vivir como paganos. ¡Ah! Cuán grande es el número, no diremos de
niños, pero de adultos y hasta ancianos encorvados por la edad, que
ignoran absolutamente los principales misterios de la fe”. Y como con-
secuencia de esa ignorancia, esas personas tienen “por lícito forjar
y mantener odios contra el prójimo, hacer contratos inicuos, explotar
negocios infames, hacer préstamos usurarios y constituirse en reos de
otras prevaricaciones semejantes. (...) Alimentan en sus almas, que
carecen de principios religiosos, los pensamientos más perversos, y
hacen el número de sus iniquidades mayor que el de cabellos de su
198
0cabeza.” (Acerbo Nimis 11). Y esos vicios se encuentran no sólo
en la gente del campo sino también en la gente que se envanece
en su saber y sus diplomas. Concluyendo la encíclica el Papa
se dirige a los obispos: “Os rogamos y suplicamos que observéis
cuán grandes son los estragos que produce en las almas la sola
ignorancia de las cosas divinas (...) no dejéis de procurar, ante
todas las cosas, con todo empeño, con todo el celo, con toda la
solicitud de que sois capaces, que el conocimiento de la Doctrina
Cristiana llegue a todos los fieles y se inculque profundamente en
sus almas” (Acerbo Nimis 22). San Pío X quería que “el catecismo
pudiera entrar en las escuelas con total dignidad, con porte airoso,
como ‘primer libro’, el más digno de atención” porque el Catecismo
es un eficaz “remedio a la plaga de la ignorancia religiosa, raíz
verdadera de nuestros males” (Pío X, p 245, 201).

Consecuencia de la ignorancia religiosa


“Donde quiera que la inteligencia está bloqueada por las den-
sas tinieblas de la ignorancia, es imposible encontrar ni recta vo-
luntad, ni buenas costumbres, porque si caminando con los ojos
abiertos puede apartarse el hombre del buen camino, el que padece
de ceguera está en peligro cierto de extraviarse. Añádase que en quien
no está enteramente apagada la antorcha de la fe, todavía queda es-
peranza de que se enmiende y sane la corrupción de costumbres; mas
cuando la ignorancia se junta a la depravación, ya no queda espacio
para el remedio, sino abierto el camino de la ruina”( Acerbo Nimis 5).
¡Que los papás negligentes en la educación cristiana de sus
hijos reflexionen bien sobre lo dicho! El esfuerzo que no hicieron
con sus hijos chicos, lo harán después consultando psicólogos o
psiquiatras de centros de rehabilitación.
Un poco más tarde, Pío XII escribía: “La verdad es la lámpara de
la buena acción (...) Si no se conoce a Dios, si no se observa su ley,
¿por qué nos hemos de extrañar que la historia se vaya contando por
sucesiones de catástrofes?” (1/10/1939).
“¿No es acaso esta negación o menosprecio de Dios, Crea-
dor y Juez Supremo del hombre, la fuente principal de la crecien-
te inundación del mal que preocupa hoy día a los hombres de
199
bien, y siembra el camino de la vida humana de tantos hogares
destrozados? Si los hombres que creen en Dios no lo glorifican
como a Dios, ni le dan gracias; si la fe es mantenida oculta en
el secreto del aposento, mientras la inmodestia, la malicia, la
avaricia y toda suerte de maldad son ampliamente practicadas
en los salones y públicas reuniones, es acaso de extrañar que
Dios los entregue a los perversos deseos de su corazón para la
inmundicia (...) y los hombres se vuelven llenos de envidia, homi-
cidas, fraudulentos, enemigos de Dios, ultrajadores, soberbios,
altaneros, desobedientes a sus padres, desamorados, desleales, y
despiadados” (Romanos 1, 18-32” (26/10/ 1946).

III) Los santos hablan del Catecismo


San Antonio María Claret en sus Escritos Autobiográficos
y Espirituales (Ea, BAC, no. 275) dice que el Catecismo pre-
serva a los niños “del error, del vicio, y de la ignorancia, y los
forma en la virtud”.
El mismo santo escribía que el remedio para neutralizar a los
sectarios y destruir sus calumnias “es la formación de un buen
clero (sacerdotes) sabio, virtuoso, celoso y de oración, por una
parte, y, catequizar y predicar a los niños, niñas y demás gentes
y hacer circular libros buenos y hojas sueltas” (Ea no. 735).

“El mundo está saturado de sociología y falto de catecismo. Todo


el mundo piensa en los derechos y nadie en los deberes... El Cami-
no recto (catecismo—devocionario escrito por San Antonio María
Claret) para ir al cielo es también el más recto y seguro para vivir
en la tierra. Yo sólo veo aquel catálogo de deberes de los diferentes
estados: deberes de los padres, de los hijos, de los maridos, de los
jóvenes, de los hacendados, de los pobres, de los negociantes, de los
artesanos y de los trabajadores del campo. En ninguna parte habla
de derechos” (Ea, pág. 425, nota 34). Si cada uno cumple con sus
deberes, entonces respetará los derechos de los demás.
San Juan de Ávila que se dedicaba a la instrucción de los ni-
ños, decía: “ganada esta tierna edad, se ganaba y recobraba toda la
república; porque los pequeños pasan a ser grandes y por su mano se
gobierna la república. La buena educación y enseñanza de la doctrina
200
cristiana es la fuente y raíz de todos los bienes y felicidades de una
república, al paso que el educar mal a la juventud es envenenar las
fuentes comunes” (Ea no. 280). Por consecuencia la ignorancia
del catecismo es un peligro nacional. En efecto, “los que no saben
la doctrina cristiana, dice San Antonio María Claret, son ciegos sin
guía, sin luz, en tinieblas; son árboles sin raíz; navegantes sin brújula
ni timón; soldados sin armas; trabajadores sin pan.” (Ea, 287 nota
154).
Ya en el siglo XV, Juan Gersón, rector de la Universidad de Pa-
rís escribía: “¿Habrá quien se admire de que nos amenace un gran
cataclismo religioso y social, cuando ya son muchos los que tienen por
indigno de un teólogo”, etc., el hecho de dedicarse a la enseñanza
de la doctrina, sobre todo a los niños?”. En el siglo XVI, ¿habrían
Lutero y Calvino, los fundadores de la herejía protestante causa-
do tantos males, si la ignorancia y la corrupción de costumbres
no les hubieran abierto el camino y preparado los pueblos a es-
cucharlos?
¿Habrían las sectas protestantes en nuestros días, arrancado
al catolicismo millones de almas si los sacerdotes y padres de
familia hubieran dado un catecismo católico íntegro a los bauti-
zados?
Ya en 1946 Pío XII lanzaba este grito de alarma: “El cuerpo de
Cristo que es la Iglesia está amenazado no sólo por poderes extraños,
sino también por fuerzas internas de debilidad y decaimiento. Habéis
sido alertados del peligro. La creciente debilidad, el desvitalizante pro-
greso que ha ido avanzando, en no pocas partes de la Iglesia, se
debe principalmente a la ignorancia o por lo menos al conoci-
miento superficial de las verdades religiosas enseñadas por el
divino Redentor nuestro a todos” (26/10/1946).

Conclusión: frutos del Catecismo


Catequizar profundamente a los niños es el medio más
adecuado y seguro de reformar la familia y arraigar sólida-
mente en ella la virtud; si las familias están reformadas como
consecuencia la sociedad también será reformada. El catecis-
mo sirve para mantener siempre encendida en el pueblo la llama
201
de la fe y despiertas las conciencias para protegerse contra la
corrupción de las costumbres públicas y privadas y salvarse.” El
catecismo es luz que ilumina las inteligencias y las guía por los
caminos del recto vivir; la bandera y programa de Jesucristo y
de su Iglesia; la teología del evangelio en pequeño compendio;
el más eficaz instrumento para la buena educación; la base y
fundamento, sólido y firme, sobre el que se ha de asentar la vida
cristiana; la verdadera clave para hallar la solución de todas
las cuestiones sociales; el código de la sana moral; el conjunto
de verdades y preceptos que como precioso eslabón nos une con
Dios” (P. Ramón J. De Muñana Méndez, SJ. El sacerdote en ora-
ción, meditaciones. Bilbao 1962, pág. 313, no. 361).
En el catecismo el niño aprende como debe vivir todo hom-
bre honrado y cristiano; aprende a conocer a Dios, a amar y servir
a Dios y por amor a Dios a amar a su prójimo como a sí mismo.
“Entreguemos en nombre de Dios, a estas almas tiernas a Jesu-
cristo, antes que, sojuzgados por la pasión, venga el demonio
a apoderarse de ellas” (P. José MACH. Tesoro del sacerdote,
Barcelona, 1891, 11 ed. Española, p. 783).
Hagamos todo lo posible para inculcar el catecismo a nues-
tros hijos aunque sean ya grandes. Leamos cada semana unas
páginas de nuestro catecismo. Ofrezcamos a la gente catecismos
como limosna (Catecismo Mayor de San Pío X, P. Ripalda, Bre-
ve Catecismo Católico Bíblico y Apologético). Así con la ayuda
de Dios podremos evitar muchos errores y conducirnos en el ca-
mino de la Eterna Salvación.

Padre Michel BONIFACE

Se aconseja escuchar las explicaciones de este


Catecismo Mayor de San Pío X en Youtube:
Catecismo católico tradicional o fsspx Costa Rica
202

Urgente necesidad de enseñar bien la


doctrina cristiana católica:
Reflexiones de Santos,
Obispos y Papas
1. “Mi delicia era enseñar catecismo a los niños” (San Juan Bosco,
Obras fundamentales. Madrid, BAC, 1979, p. 409).
2. Las primeras impresiones del niño son las más duraderas en toda su
vida, se identifican con el niño y se hacen con él como una segunda
naturaleza (J. Bellord, Obispo de Milevis).
3. Los que instruyen a muchos en la justicia (o en la doctrina cristina)
lucirán como las estrellas en el cielo, por toda la eternidad (Daniel
12, 3).
4 . El enseñar la doctrina cristiana a la niñez es la cosa más útil que uno
puede hacer para la gloria de Dios y para la salvación eterna de las
almas (Benedicto XIV, Papa).
5 . El deber más importante y más urgente de un sacerdote que tiene
cargo de las almas, es el enseñar la doctrina cristiana a la niñez y al
pueblo católico (San Pío X, Papa).
6. La gloria del cielo será la recompensa de Dios para los que hacen la
caridad de enseñar la doctrina cristiana a la niñez (San Pío X, Papa).
7. El porvenir de la fe católica en cualquier país, hoy día, depende
casi totalmente de la educación más o menos bien dada a la niñez
católica. (P. U. Riordad, Arzobispo de San Francisco). 8. En donde se
enseña debidamente el catecismo de la doctrina cristiana, allí reina
en todo su esplendor la fe católica; y en donde se descuida este
deber, allí reina la indiferencia o el ateísmo (San Pío X, Papa).
8. Debemos convenir que la causa principal de la pérdida de la fe, de
la relajación de costumbres y de los demás males de nuestra época
presente es la ignorancia en la doctrina cristiana (San Pío X, Papa).
9. Los sacerdotes, cuando predican a los fieles, no deben predicar
sermones elegantes con el fin de agradar a los oídos, sino sermones
claros y sencillos para instruir a los ignorantes en la doctrina cristiana
(San Pío X, Papa).
203

Urgente necesidad de promover la


buena prensa en nuestra época
1. La causa principal por la cual los enemigos de la Iglesia Católica
tienen tanto poder en Francia para dañar o destruir la religión
católica, es porque los católicos han descuidado la buena prensa
(El Conde A. de Mun).
2. Haced todo lo que queráis a favor de la causa católica; todo ayudará
al progreso de la Iglesia, con tal que no olvidéis lo más importante
e indispensable de todo, que es el de promover la buena prensa;
sin esto todo lo demás será en vano (Windthorts, famoso jefe del
partido católico en Alemania).
3. En Alemania la prensa católica está en un estado excelente, hay
530 periódicos católicos con tres y medio millones de suscriptores.
Fue esta poderosa y vigorosa prensa católica la que arrebató
a Bismarck y derrotó a Kultur Kampf, o sea a los enemigos de la
Iglesia Católica, que la querían destruir en Alemania, como están
haciendo ahora en Francia (Mc. Faul).
4. En vano fabricarán ustedes iglesias, fundarán escuelas católicas y
darán misiones en los pueblos. Todo este trabajo será destruido
por el enemigo de la Iglesia, sino promueven la buena prensa o
si no usan debidamente el arma poderosa de la prensa católica,
escribiendo y publicando buenos libros y periódicos, para defender
los derechos de la Iglesia y levantar la Religión Católica (San Pío X,
a un periodista francés).
5. En nuestra época nadie tiene una misión más útil que un escritor
de buenos libros o periódicos (San Pío X, Papa).
6. La prensa católica tiene una misión muy importante en nuestra
época, tiene más influencia para el bien de las almas que ninguna
otra cosa con la sola excepción de la del mismo clero católico
(León XIII, Papa).
7. La Buena Prensa (un buen catecismo explicado y un buen periódico)
es una ayuda muy grande en las manos de los sacerdotes que
tienen cargo de las almas para promover la eterna salvación de sus
feligreses (El Cardenal Gibbons).
8. Si San Pablo estuviera en la tierra en nuestros tiempos, sin duda
que se haría escritor de buenos libros o editor de buenos periódicos
para convertir al mundo (P. Ketteler).
204

9. Un solo buen periódico (y un buen catecismo explicado) hace


más bien en un pueblo católico que varios oradores (Beato Pío
IX, Papa).
10. Un periódico católico en el seno de una familia cristiana hace las
veces de un sacerdote o misionero (León XIII, Papa).
11. El cura párroco que no procura propagar un periódico católico
(y un buen catecismo explicado) en todas las familias de su
parroquia, deja de usar un medio muy poderoso para la salvación
eterna de sus feligreses (Arzobispo J. Ireland).
12. Es urgente e indispensable el oponer la prensa buena a la prensa
mala si queremos impedir la propaganda de los errores entre el
pueblo católico... Es necesario pues promover la Buena Prensa y
ayudar debidamente a los que escriben y publican buenos libros
y periódicos, particularmente ayudando a propagar los buenos
libros y periódicos que escriben y publican (Los Obispos católicos
de Italia).
13. La obra de promover la Buena Prensa es preferible a cualquier
otra buena obra en nuestros tiempos... (Ilmo. Soldevila y Romero
en el Congreso de la Buena Prensa en España).
14. Es necesario por todos los medios ayudar a los que escriben
buenos libros y periódicos, pues de otra manera su trabajo noble
tendrá muy poco éxito, particularmente ayudando a propagar
los buenos libros y periódicos que escriben y publican (León XIII,
Papa).
15. Un libro bueno es para el alma virtuosa como una persona con
quien conversar, es como un amigo con quien comunicar. Leer un
buen libro es para el alma uno de los goces más puros (Lacordaire).
16. Los mismos motivos que tienen (los sacerdotes) para eliminar (de
sus parroquias) publicaciones (libros) peligrosos (o malos) deben
moverlos para propagar publicaciones sanas (libros buenos y
sobre todo libros de instrucción religiosa). (El cardenal Gibbsons).
17. En vano fabricarán (ustedes sacerdotes) iglesias, en vano
predicarán sino procuran también propagar y sostener (en sus
parroquias) un buen periódico católico (y un buen catecismo
explicado) (El Cardenal O´Connell).
18. “Enseñar Catecismo sin hacer aprender nada de memoria, es
formar ateos” Revista Catequística, Padres Jesuitas en España.
205

19. En donde se enseña debidamente el catecismo de la doctrina


cristiana, allí reina en todo su esplendor la fe católica; y en donde
se descuida este deber, allí reina la indiferencia o el ateísmo (San
Pío X, Papa).
20. En cuanto a la enseñanza religiosa, por ser necesaria para la
salvación eterna, en su Derecho Canónico la Iglesia manda: “Es
deber propio y gravísimo, especialmente de los pastores de
almas, el procurar la instrucción catequística del pueblo cristiano”
(Canon 1329, edición 1917; 774, ed. 1983).
21. “No solamente los padres y los demás que hacen sus veces, sino
también los amos y padrinos tienen obligación de procurar que
todos sus súbditos o encomendados aprendan el catecismo”
(Canon 1336, edición 1917).
22. Todos los fieles han de ser educados desde la infancia de tal
suerte que no sólo no se les enseñe ninguna cosa contraria a la
religión católica y a la honestidad de las costumbres, sino que ha
de ocupar el primer lugar la instrucción religiosa y moral (Canon
1372, ed. De 1917).
23. No solamente los padres, sino también cuantos hacen sus veces,
tienen derecho y deber gravísimo de procurar la educación
cristiana de los hijos (Canon 1372, ed. de 1917).
24. En toda escuela elemental se ha de dar a los niños una instrucción
religiosa proporcionada a su edad (Canon 1373, ed. de 1917).
25. A los jóvenes que frecuentan las escuelas medias y las superiores
se les debe dar una instrucción religiosa más completa (Canon
1373, ed. de 1917).

“El Catecismo es luz que ilumina las inteligencias


y las guía por los caminos del recto vivir; la bandera y
programa de Jesucristo y de su Iglesia; la teología del
Evangelio en pequeño compendio; el más eficaz instru-
mento para la buena educación; la base y fundamento,
sólido y firme, sobre el que se ha de asentar la vida cris-
tiana; la verdadera clave para hallar la solución de to-
das las cuestiones sociales; el código de la sana moral;
el conjunto de verdades y preceptos que, como precioso
eslabón, nos une con Dios”.
206
Se aconseja rezar estas oraciones cada día
ORACIONES DE LA MAÑANA

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Pongámonos en la presencia de Dios y adoremos su Santo
Nombre
¡OH Santísima y augustísima Trinidad, Dios uno en tres Personas!
Creo que estás aquí presente. Te adoro con sentimiento de la más
profunda humildad, y te ofrezco de todo corazón, los homenajes que
son debidos a tu soberana majestad.
Acto de fe
Dios mío, creo firmemente todo lo que cree y enseña la Santa
Iglesia Católica, Apostólica, Romana, porque eres Tú, Verdad infalible,
quien se lo ha revelado.
Acto de esperanza
Dios mío, espero con firme confianza, que me has de dar, por
los méritos de Jesucristo, tu gracia en este mundo, y, observando tus
mandamientos, tu gloria en el otro; porque así me lo has prometido y
eres todopoderoso, bueno y fiel a tus promesas.
Acto de caridad
Dios mío, te amo con todo el corazón, con toda mi alma, con todas
mis fuerzas y sobre todas las cosas, por ser infinitamente bueno e
infinitamente amable; y a mi prójimo como a mí mismo, por tu amor.
Demos gracias a Dios por los beneficios que nos ha hecho y
ofrezcámonos a Él
Te doy, Oh Dios, humildemente gracias por todos los beneficios
que hasta aquí me has dispensado, y si he llegado a este día, es por un
afecto nuevo de tu bondad. Quiero, por lo mismo, emplearlo únicamente
en tu servicio. Te consagro todos los pensamientos, acciones y trabajos.
Bendícelos, Señor, a fin de que no haya ninguno que no esté animado
de amor y no atienda a tu mayor gloria. Amén.
207
Hagamos una firme resolución de evitar el pecado y practicar
la virtud.
Adorable Jesús mío, divino modelo de perfección a que debemos
aspirar, quiero hacerme semejante a Ti, en cuanto sea posible: dulce,
humilde, casto, celoso, sufrido, caritativo y resignado como Tú.
Procuraré especialmente no caer hoy en las faltas que más a menudo
cometo, y de las cuales deseo sinceramente corregirme. Amén.
Pidamos al Señor las gracias que necesitamos.
Dios mío, Tú conoces mi flaqueza. Yo no puedo nada sin el auxilio
de tu gracia. No me la rehúses, oh Dios mío, concédemela según mis
necesidades. Dame fuerza bastante para evitar todo el mal que Tú
prohíbes, para practicar todo el bien que de mí esperas, y para sufrir
con paciencia todas las penalidades que a bien tengas enviarme.
Padre Nuestro
Ave María
Credo de los Apóstoles
Creo en Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por
obra y gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María Virgen; padeció
bajo el poder de Poncio Pilato; fue crucificado, muerto y sepultado;
descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; y
subió a los cielos; está sentado a la derecha del Padre, y desde allí ha
de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia católica, la Comunión de los Santos, el perdón de los
pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
El “Yo” pecador
Yo, pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a la bienaventurada
siempre Virgen María, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al
bienaventurado San Juan Bautista, a los Santos Apóstoles, Pedro y
Pablo, a todos los Santos, y a vos, padre, que pequé gravemente con
el pensamiento, palabra y obra, por mi culpa, por mi culpa, por mi
grandísima culpa; por tanto, ruego a la bienaventurada siempre Virgen
María, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bienaventurado San
Juan Bautista, a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los Santos,
y a vos, padre, que roguéis por mí a Dios Nuestro Señor.
208
Invoquemos a la Santísima Virgen, a San José, a nuestro Ángel
Custodio y a nuestro Santo Patrón.
Virgen Santísima, Madre de Dios, madre y patrona mía, yo
me pongo bajo tu protección; me arrojo confiado en el seno de tu
misericordia. Se, Madre de bondad, mi refugio en mis necesidades, mi
consuelo en mis penas y mi abogada cerca de tu adorable Hijo, hoy y
todos los días de mi vida, y sobre todo en la hora de mi muerte.
Oh San José, Padre virginal de Jesús, purísimo Esposo de la
Virgen María, rogad cada día por nosotros al mismo Jesús, para que,
defendidos con las armas de vuestra gracias y luchando legítimamente
durante la vida, seamos coronados por Él mismo en la muerte.
Ángel de Dios, que sois mi custodio, bajo cuya tutela me ha
encomendado la divina piedad, en este día iluminadme, guardadme,
regidme, gobernadme. Así sea.
Celestial patrono, con cuyo nombre me glorío, rogad siempre a Dios
por mí: confirmadme en la fe; robustecedme en la virtud; defendedme
en la lucha, para que vencedor del maligno enemigo, merezca conseguir
la gloria eterna. Amén

ORACIONES DURANTE EL DÍA


En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo,
amén.
Ofrece a Dios cada obra, en particular, rezando una Avemaría al
principio de cada una y diciendo:
Dios mío, os ofrezco esta obra que voy a hacer por vuestro amor.
Bendecidme, Señor, y Vos ¡oh, Jesús!, y Vos, también, oh María,
bendecidme.
En la tentación. Reza a la Virgen, al Ángel de la Guarda e invoca
los nombres de Jesús y de María.
Bendición de la mesa Antes de la comida
Bendícenos, Señor, y bendice los alimentos que por tu infinita
misericordia vamos a tomar, para que manteniendo nuestro cuerpo
se emplee en tu santo servicio. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
(Padrenuestro).
209
Acción de gracias. Te damos gracias, Señor, por todos los
beneficios que nos has hecho y por los alimentos que acabamos de
tomar, esperando de tu bondad recibir un día la bienaventuranza eterna,
así como ahora recibimos el sustento corporal. Por Cristo Nuestro
Señor. Amén (Ave María).
EN LOS MOMENTOS DE IMPACIENCIA
No blasfemes ni reniegues; reza, pide a Dios o bien exclama: Dios
mío, dadme paciencia; Madre mía, refrena mi lengua.
REZA EL ÁNGELUS TRES VECES AL DÍA, como es
costumbre, y así merecerás las bendiciones de tu Madre del Cielo.

Se aconseja rezar estas oraciones cada noche


ORACIONES DE LA NOCHE
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Pongámonos en la presencia de Dios, y adorémosle.
Te adoro, Dios mío, con el acatamiento que me inspira la presencia
de tu soberana grandeza. Creo en Ti, porque eres la Verdad misma;
espero en Ti, porque eres infinitamente bueno.
Te amo con todo mi corazón, porque eres sumamente noble, y amo
al prójimo como a mí mismo y por amor tuyo.
Demos gracias a Dios por todos los favores que nos ha
prodigado.
¿Cómo agradecerte, Dios mío, todos los bienes que he recibido de
Ti? Tú has pensado en mí desde toda la eternidad, me has sacado de
la nada, me has dado tu vida para rescatarme y me colmas a diario de
infinitos favores.
¡Ah Señor!, ¿Qué puedo hacer en agradecimiento por tanta bondad?
Uníos a mí, espíritus bienaventurados, para alabar al Dios de las
misericordias, que no cesa hacer bien a más ingrata de sus criaturas.
Pidamos a Dios conocimiento de nuestros pecados.
Fuente eterna de Luz, Espíritu Santo, disipa las tinieblas que me
ocultan la fealdad y la malicia del pecado. Hazme concebir un horror
210
tan grande, oh Dios mío, que le odie, si es posible, tanto como le odias
Tú mismo, y que nada tema tanto como el cometerlo en lo venidero.
Examen de Conciencia
Para con Dios: Amor de Dios sobre todas las cosas
Negligencias y omisiones en mis deberes de religión:
-Irreverencias a la Iglesia -Santificación del domingo -Falta de respeto
a las personas y cosas santas -Dudas sobre la fe -Respeto humano
-Blasfemias -Murmuraciones -Falta de Confianza o de resignación
-Resistencias a la gracia.
Para con el prójimo: Amor al prójimo por Dios
-Falta de solicitud -Falta de obediencia -Penitencia -Aspereza
-Desprecio -Frialdad -Odio -Envidia -Injurias -Burlas -Calumnias
-Maledicencias -Perdón de las injurias -Falsos testimonios -Violencias
-Mentiras -Malos ejemplos -Incitación al mal -Escándalo -Injusticias
-Deudas -Hurtos -Deberes para con la patria -Deberes Sociales.
Para consigo mismo: Santificación
-Enmienda de mi principal defecto -Práctica de mi virtud dominante
-Sencillez -Generosidad -Orgullo -Vanidad -Avaricia -Sensualidad en
deseos, miradas, lecturas, palabras, acciones -Intemperancia -Gula
- Malicia- Falta de mortificación -Ira -Impaciencia -Pereza en el
cumplimiento de mis deberes de estado.
Acto de Contrición
Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre,
Redentor mío, por ser vos quien sois, bondad infinita y porque os amo
sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido,
también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.
Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca
más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta,
para el perdón de mis pecados.
Os ofrezco mi vida, mis obras y trabajos, en satisfacción de todos
mis pecados, confío en vuestra bondad y misericordia infinita, me los
perdonareis por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, pasión,
muerte; me daréis gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro
santo servicio hasta el fin del mundo. Amén.
211
Hagamos un propósito firme de nunca más pecar.
¡Cuánto desearía, Oh Dios mío, no haberte ofendido jamás! Más,
ya que he tenido, Señor, esa desgracia, te quiero mostrar el dolor que
siento, por una conducta del todo contraria a la que hasta aquí he
observado. Renuncio, desde ahora, al pecado y la ocasión del pecado,
sobre todo aquél en que caigo con más frecuencia. Y si Te dignas
concédeme la gracia, como yo Te la pido y la espero, he de cumplir
fielmente con mis deberes, y nada será capaz de detenerme cuando se
trate de tu servicio. Amén.
Padre Nuestro
Ave María
Yo Pecador
Encomendémonos a Dios, a la Virgen María y a los Santos
Bendice, Oh Dios mío, el descanso que voy a tomar para reparar
mis fuerzas, a fin de servirte mejor. Virgen Santísima, Madre de Dios
y mi única esperanza después de Él; San José, Santo Patrono mío,
interceded por mí; protegedme durante la noche, todo el tiempo de mi
vida y en la hora de mi muerte. Así sea.

Oración Ángel de mi Guarda


Ángel de Dios, que sois mi custodio, a mí, que os he sido
encomendado por la celestial piedad, en esta noche iluminadme,
guardadme, regidme, gobernadme. Así sea.

Roguemos por vivos y por los fieles difuntos


Derrama, Señor, tus bendiciones sobre mis padres, mis hermanos,
mis amigos y mis enemigos. Protege a todos aquellos que me has dado
por maestros, así espirituales como temporales. Socorre a los pobres,
prisioneros, afligidos, caminantes, enfermos, agonizantes. Convierte a
los herejes e ilumina a los infieles.
Dios de bondad y misericordia, ten piedad también de las Almas
de los fieles que se hallan en el purgatorio. Acelera el fin de sus penas,
concede el descanso y la luz eterna a aquellos por los cuales tengo más
obligación de orar. Amén.
212
¿QUÉ EDAD TIENE TU IGLESIA?
¿Qué dice la historia?
1. Si eres cristiano católico, apostólico y romano, tu Iglesia fue fundada en el
año 33 de la era cristiana por el mismo Jesucristo, el Hijo de Dios, quien dijo a
San Pedro: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré MI IGLESIA” y NO mis
iglesias (Mt 16, 18). Esta Iglesia, desde San Pedro hasta hoy, tuvo 266 Papas,
sucesores de San Pedro.
Jesucristo mandó a los Apóstoles predicar y bautizar a todos los pueblos de la
tierra (Mt 28, 19). Su Iglesia es una y católica por ser universal y por abarcar a
todas las naciones bautizadas; es apostólica porque viene de los Apóstoles, a
través de los obispos y papas que son sus legítimos sucesores (Jn 20, 21; 2 Cor
5, 20; 2ª Tim 2, 2; Tito 1, 5; Lc 22, 32; Jn 21, 15-17); la Iglesia es romana porque san
Pedro y San Pablo dejaron implantado el Evangelio y la autoridad en Roma.
2. Si eres LUTERANO o evangélico o cristiano no católico, tu iglesia fue fundada
por MARTÍN LUTERO, un ex sacerdote expulsado de la Iglesia Católica, en el
año 1521 después de Cristo. Ni Jesucristo, ni los obispos católicos que son los
sucesores de los Apóstoles de Jesucristo, jamás dieron ninguna Biblia ni misión
a Martin Lutero. Todas las sectas protestantes actuales son bisnieta de Lutero
y contradicen la Sagrada Escritura. (Hechos 15, 24; Lc 10, 16; 2ª. Tim 2, 2; Jn 10,
16; 1 Cor 1,10-11).
3. Si perteneces a la iglesia anglicana de Inglaterra, tu religión fue fundada por el
rey Enrique VIII en el año 1534, porque el Papa no le permitió el divorcio (Mt 19,
1-9).
4. Si eres presbiteriano, tu religión fue fundada en Escocia por el protestante
John Knox, el año 1560.
5. Si eres bautista, debes el contenido de tu religión a John Smith, quien la
comenzó en Ámsterdam, en 1606.
6. Si eres mormón, Joseph Smith comenzó tu religión en Estado Unidos, en 1830.
Es una secta neopagana politeísta con pantalla Cristiana que tiene varios libros,
supuestamente sagrados, entre ellos el Libro de Mormón (2ª. Cor 2, 17; 2 Tim.,
3, 16, Ap 22, 18). Los Mormones se esconden tras la palabra RESTAURACIÓN y
contradicen la Biblia. (Gálatas 1, 8).
http://www.corazones.org/apo-logetica/grupos/mormones.htm
7. Si eres adventista, debes reconocer a Guillermo Miller como fundador de tu
secta en 1831; de ella se separaron en 1845, los Adventistas del Séptimo Día.
8. Si eres “testigo de Jehová”, tu religión fue fundada por el protestante Carlos
Tazé Russell en 1870. Es una secta anticristiana, que con lenguaje cristiano que
engaña a los ignorantes. Hizo una traducción falsificada de la Biblia; rechaza los
dogmas fundamentales del cristianismo. (San Mateo 28, 19; San Juan 1, 1-14; Fil
1, 6). Consultar: los libros de Antonio Carrera, ex testigo de Jehová.
9. Si eres de las “iglesias evangélicas o pentecostales o cristianas”, tu secta
protestante empezó en América del Norte por el pastor PARHAM en el año
1900. Fue importada de Estados Unidos por los años 1960 y es un subproducto
del protestantismo que pretende dar el Espíritu Santo que nunca recibió ni
puede darlo. No es el Espíritu Santo quien actúa en esas sectas (2 Cor 11, 13-14).
10. Si eres de la supuesta “luz del mundo”, tu secta fue fundada en México, en
1926 por Joaquín González. No eres cristiano puesto que rechazas la divinidad
de Jesucristo.
213

ÍNDICE DE LA DOCTRINA CRISTIANA

A 898-911, 925, 934, 975, 991.


Amor al prójimo: 13, 347, 394,
Abel: 81. 628, 843, 860, 898-911,
Abogado: 123, 336, 341, 368. 925, 931, 934, 943-945, 963.
Aborto: 413. Amor propio: 991.
Absolución: 682, 689, 766, 768- Ángel: 34-48, 105, 121, 298,
775, 781, 790, 808. 368, 482, 484.
Abstinencia: 495, 503. Ángel Custodio: 47, 48, 340.
Acción de gracias: 638, 640, Angelus: 984.
672. Apóstata: 226, 230.
Acusación: 678, 686, 687, 695, Apóstoles: 8, 15, 16, 82, 121-
743-762, 766, 767. 123, 139, 140-142, 162,
Adán: 57-68, 78, 118, 947, 948. 189-210, 340, 676, 677,
Adoración: 352-357, 359, 372, 818, 819, 865, 875, 890.
373, 622, 623, 639, 640, Apostolicidad de la Iglesia: 162,
975, 983, 992. 163.
Adulación: 452, 455. Arca de Noé: 170.
Adviento: 506, 508. Arrepentimiento: 674, 773.
Agilidad: 245. Arrianismo: 229.
Agonía: 993. Ascensión: 80, 121-125, 139.
Alimento corporal: 979, 980. Asistencia del Espíritu Santo:
Alimento espiritual: 625, 627. 176, 199.
Alma: 50-53, 56, 143, 240, 243, Asunción: 96 bis, 124.
303, 304, 900, 904, 953. Atar y desatar: 154, 237, 677,
Alma de la Iglesia: 164, 165, 172, 819.
225. Atrición: 709, 714.
Almas del Purgatorio: 224, 279, Autoridad: 404, 408-412.
660, 791, 807, 945, 994. Avaricia: 962, 963.
Amén: 253, 322. Avemaría: 325-336, 975, 984.
Amistad con Dios: 368, 372, 542, Ayuno: 495-503, 630, 635, 787,
726, 954. 830.
Amonestaciones: 849.
Amor: 86, 133, 135, 138, 143. B
Amor a la Iglesia: 180.
Amor a Dios: 13, 46, 56, 351- Bálsamo: 584.
373, 569, 628, 726, 860, Bautismo: 3, 151, 152, 155, 158,
214
172, 173, 223, 227, 239, 148, 154, 224, 245, 247,
287, 521, 522, 524, 539, 248, 251, 252, 289, 294,
542, 543, 299, 470, 568, 720,
547, 549-552, 553-578, 782, 790, 805, 932, 938, 939, 954
847, 861, 949. (ver Paraíso).
Bendición: 983. Ciencia (don): 58, 581, 918, 924.
Biblia: ver Escritura. Circunstancias: 747-751.
Bienaventuranza: 149, 247-249, Cismáticos: 226, 231, 291, 508
251, 294, 297, 338, 894, bis.
895. Claridad: 245.
Bienaventuranzas: 927-941. Codicia: 467, 468.
Bien común: 410. Colectas: 504, 505.
Bienes temporales: 917, 920. Compañías malas: 432.
Blasfemia: 374, 376, 377. Comunión: 490-494, 629-651,
Bodas: 476, 506-508. 668,
Bondad: 30, 31, 86, 742, 897, 669 (ver Eucaristía).
899, 966. Comunión espiritual: 669.
Comunión de los santos: 144,
C 216-225, 235, 369.
Conciencia: 470.
Cáliz: 598, 605, 606, 615. Concilio: 186, 891.
Calumnia: 452, 454. Concilio Vaticano I: 203.
Calvario: 103. Concordia: 843.
Cánones penitenciales: 803. Concupiscencia: 628.
Carácter sacramental: 221, 549- Condenación del error: 179, 204.
552, 554, 567, 579, 593, Condenación, peligro de: 828,
815. 829, 941.
Caridad: 14, 141, 165, 217, 224, Condenados: 225, 246, 247,
295, 369, 639, 640, 713, 250, 318.
803, 858-860, 863, 898-911, Confesión: 485-490, 494, 632,
919, 959, 963, 975. 633, 673-796, 842, 911, 982
Castidad: 425, 430-432, 515, (ver Penitencia [Sacramento]).
847, 848, 963. Confesor: 688, 770, 774-776.
Catecismo: 6. Confianza: 268, 273, 897.
Cátedra romana: 193. Confirmación: 522, 524, 544,
Catolicidad: 151, 156, 161, 163. 545, 549-552, 579-597.
Cenáculo: 140, 676. Confusión de los malos: 131.
Censuras: 808. Consagración: 602-621, 658,
Cielo: 22, 28, 43, 60, 118, 122, 819.
123, 124, 126, 143, 147, Consagrado: 513, 658.
215
Consanguinidad: 847. Defensa legítima: 415.
Consejo: 580, 918, 922, 945. Defraudación: 967.
Consejos evangélicos: 513-517. Demonio: 40, 41, 42, 48, 314,
Conservación divina: 24, 31, 365- 367, 571, 572, 954.
287, 975. Desesperación: 896, 965.
Consolación: 627, 945, 992. Desnudo: 944.
Contrato matrimonial: 835, 839, Desobediencia: 59, 64, 947.
844, 851-855 bis. Desprecio: 824.
Contrición: 490, 569, 632, 633, Detracción: 452, 453.
639, 640, 678, 682-685, Devoción: 638, 668, 780.
690, 708-731, 769, 982. Deudas: 310, 311, 444.
Conversión: 221, 235, 279, 291. Diácono: 817, 818.
Corazón: 927, 935, 986, 988, Diezmo: 504, 505.
989. Diligencia: 963.
Cordero pascual: 81. Diluvio: 170.
Corrección: 945. Diócesis: 159, 209, 212, 214,
Creación: 22, 28, 29, 30, 351, 340.
726, 975. Dios: 13, 22-33, 107, 132, 158,
Creatura: 351. 241, 249, 277, 721, 871,
Credo: 10, 11, 15-21, 253, 975. 920, 924.
Crisma: 579-597. Director: 738, 827.
Cristiano: 1-3, 221, 975. Discípulos: 121, 140.
Cristo: 76, 227 (ver Jesucristo). Dispensa: 475, 850, 851.
Crucifixión: 97, 100, 101, 111. Distracciones: 269-271, 400.
Cruz: 97, 100, 104, 587, 655- Diversidad de cultos: 847-848.
659. Divorcio: 834, 852.
Cuaresma: 486, 495, 500, 506- Doblez: 512.
508. Doctrina cristiana: 3-5, 7-10, 15,
Cuerpo: 185, 240-246, 251, 305, 254, 314, 394, 518, 637,
356, 357, 371, 953. 773.
Cuerpo de la Iglesia: 164, 166, Dogma: 204, 229, 231.
172, 225, 235. Dolores: 245, 929.
Cuerpo místico: 821. Dolor de los pecados: 566, 567,
Culto: 353-357, 393, 815. 682-685, 690, 695, 708-731,
773.
D Domingo: 391, 392, 477, 478,
480, 481.
Deber de estado: 509-513, 641, Dones del Espíritu Santo: 141,
698. 143, 165, 581, 861, 918-926.
Debilidad: 810. Dones preternaturales: 57, 58,
216
62, 64. 587, 677, 875, 965,
Duda: 867, 922. 966, 968.
Duelo: 420-422. Esposos: 834, 838-840, 843.
Dulía: 372-373. Eternidad: 247, 252 (ver Vida
eterna).
E Eucaristía: 304, 349, 490-494,
522, 544, 545, 548,
Edificación: 793. 598-652, 660,
Ejemplo: 293, 405, 424, 484, 662, 819, 821.
573, 577, 793. Eva: ver Adán.
Encarnación: 75, 84-96, 329. Evangelio: 514, 572, 875, 878,
Enemigo: 270, 423, 588, 907, 928.
923, 936. Examen de conciencia: 685,
Enfermo: 774, 809, 810, 811, 697- 707, 773, 985.
944, 992. Excomunión: 203, 222, 226, 232-
Enseñar: 945. 235, 420.
Entendimiento (don): 581, 821, Extremaunción: 522, 544, 545,
918. 809- 814.
Envidia: 42, 962, 963, 965.
Episcopado: ver Obispo. F
Equidad: 512.
Error: 179, 204, 424. Familia: 404, 406, 407.
Escándalo: 416-418, 792, 793. Familia, Sagrada: 406.
Escogidos: 244, 245, 247, 248. Fe: 11, 14, 19, 21, 122, 141, 147,
Escritura Sagrada: 38, 204, 304, 151, 157, 158, 160,
360, 874-889, 892. 165, 171, 173, 174,
Especies sacramentales: 598, 176, 177, 217, 221,
604, 606, 611-614, 619, 227, 229, 230, 253,
626, 642, 655, 658. 295, 566, 570, 577,
Esperanza: 12, 14, 165, 217, 580, 584, 589, 639, 640,
260, 273, 295, 639, 718, 720, 773, 822, 858,
640, 858-860, 859, 860, 863-868, 896,
863, 893-897, 919, 975. 919, 921, 937, 975.
Espiración: 135. Fe, pecado contra: 201, 867,
Espiritismo: 367. 868.
Espíritu: 35, 37, 51,52, 354. Felicidad: 297, 470, 940, 941.
Espíritu Santo: 25, 30, 73, 84, Fervor: 963.
86, 95, 123, 132-143, 145, Fidelidad: 316, 512, 843.
165, 176, 207, 371, Fiestas: 390-400, 477-484.
556, 560, 562, 568, 579, Fin del mundo: 126, 178, 242,
217
823. “Hágase tu voluntad”: 298-301.
Fin último: 56, 924. Hambre: 927, 933, 944.
Forma sacramental: 525. Herederos de la gloria: 530, 554,
Fornicación: 425-432. 719, 726.
Fortaleza: 141, 277, 581, 912, Hereje: 177, 191, 201, 203, 226,
913, 916, 918, 923. 229, 291, 358, 364, 508 bis,
Fraude: 441, 442, 512. 557.
Funerales: 505. Hermanos: 287, 288.
Hijo (Santísima Trinidad): 24,
G 25, 30, 70-72, 85-95, 133,
134, 137.
Gabriel, Arcángel: 75, 326-330. Hijos: 404, 405, 843.
Generosidad: 963. Hijos, educación: 831, 841, 843.
Gloria de Dios: 127, 128, 264, Hijos de Dios: 24, 72, 286, 287,
273, 289, 292, 293, 288, 530, 554, 726, 927,
825, 922, 978. 936.
Gloria de la Iglesia: 180. Hiperdulía: 373.
Gloria de Jesucristo: 125-127, Hombre: 24, 49-69, 906.
129, 321. Homicidio: 413, 414, 420, 967.
Glora de los Santos: 123, 127, Honores: 517, 929.
130, 224, 244, 248,249, Honras: 792, 794.
297, 371, 530, 554, Hostia: 603-623, 644-646.
628, 719, 938, 939, Humildad: 268, 272, 638, 639,
970, 971. 745,746, 778, 963.
Gloria, herederos de: 530, 554, Hurto: 306, 433-451, 751.
719, 726.
Gobierno divino: 287.
Gracia de Dios: 2, 14, 24, 43, 46, I
57, 58, 60, 64, 65, 143, 217,
220, 235, 260-262, 267, 294, Idolatría: 227, 358-361.
295, 303, 341, 349, 519-521, Iglesia: 7, 8, 20, 80, 82, 142, 143,
528-548, 627, 719, 810, 837, 144-239, 259-261, 294, 296,
861, 895, 933, 948, 953, 300, 334, 340, 600,
954, 957. 821, 822, 823, 833,
Guerra justa: 415. 851, 865, 866, 868, 890.
Gula: 962, 963. Iglesia, bienes comunes: 216-
222.
H Iglesia discente: 181-192.
Iglesia docente: 181-192.
Hábitos: 699, 736-738, 773. Iglesia romana: 163.
218
Ignorancia: 65, 948. Isabel, Santa: 327, 331-333.
Imágenes: 360, 361, 370.
Imitación de Cristo: 321. J
Impasibilidad: 245.
Impedimentos matrimoniales: Jaculatoria: 981, 987-990.
578, 597, 844-851. Jerarquía: 188-192, 816.
Impenitencia: 965. Jesucristo: 4, 5, 8, 20, 69-131,
Impetración: 660. 147, 160, 227, 261,
Imprecación: 377. 262, 281, 283,
Impureza: 427-430, 935, 967. 369, 483, 548.
Index: 476 nº 1, 508 bis. Jesús: 74, 75, 981, 986, 988.
Indigencia: 440. Jonás: 81.
Indulgencias: 224, 234, 701, José (Patriarca): 81.
795- 808. José, San: 340, 406, 986.
Inerrancia de la Escritura: 882, Juan Bautista: 332.
883. Juan Evangelista: 104.
Inerrancia de la Iglesia: 176, 866, Jubileo: 808.
887. Judíos: 102, 226, 228.
Infalibilidad de la Iglesia: 177, Juez Supremo: 129, 714.
865. Juicio final: 126-131, 242, 758,
Infalibilidad del Papa: 198-204. 942, 970, 971.
Infidelidad: 425, 426. Juicio particular: 127, 942, 970,
Infieles: 226, 227, 291, 557. 971.
Infierno: 39, 40, 225, 247, 250- Juicio temerario: 452, 456.
252, 348, 720, 726, 795, Juramento: 374, 378-384.
823, 954, Justicia: 33, 447, 512, 912, 913,
970, 971. 915, 927, 933, 937.
Infiernos: 116-118. Justicia divina: 104, 106, 109,
Injusticia: 179, 512, 968. 128, 311, 659, 726, 742,
Inmaculada Concepción: 66. 777, 790, 805.
Inmortalidad: 53, 58, 60, 61. Justificación: 221.
Inmunidad (don): 58. Justos: 131, 168, 171, 291.
Inocencia: 57.
Inspiración divina: 298, 300, 875, L
880-882.
Integridad (don): 58. Latreútico, sacrificio: 660.
Intemperancia: 432. Latría: 373.
Intercesores: 368, 369, 372. Ley divina: 343-345, 923, 952,
Ira: 962, 963. 956.
Isaac: 81. Ley humana: 411, 412.
219
Libertad: 33, 54-56, 92, 535. Mentira: 452, 457-466, 750.
“Líbranos del mal”: 318-321. Mérito: 43, 105, 107, 217, 220,
Libros, lectura: 432, 476,508 bis. 239, 252, 260, 270, 316,
Libros obscenos: 508 bis. 528, 659, 691, 783,
Limbo: 116, 117. 789, 894, 954,
Limosna: 224, 505, 788, 791. 965.
Liturgia: 891. Mesa celestial: 980.
Lobos: 822. Mesas parlantes: 367.
Lucifer: 40 (ver Demonio). Mesías: 68, 89, 78, 79, 227.
Lujuria: 962, 963. Miembros muertos de la Iglesia:
Luz: 141, 147, 696.ç 169, 173.
Miembros vivos de la Iglesia:
LL 168, 220.
Milagro: 80, 82, 83.
Llanto: 722, 927, 932. Milicia: 595.
Llaves: 154. Ministro: 526, 552, 815, 829,
830.
M Misa: 218, 224, 393, 477-479,
652- 672, 791, 822,
Madre de Dios: 94, 333, 337, 976, 983.
373. Misericordia: 33, 67, 68, 235,
Madrina: 574-578, 595-597. 260, 277, 813, 894, 925,
Mahometanos: 227. 927, 934.
Mal: 245, 318-321, 341, 534, Misericordia, obras de: 788, 942-
948, 971, 975. 945.
Malicia: 966. Misterios: 773, 869-873, 921.
Malos: 127, 128, 130, 131, 314, Modestia: 430, 638, 643, 666,
971. 667, 760, 974, 992.
Mandamientos: 10, 13, 298, 343- Moisés: 81, 228.
517, 698. Mortificación: 44, 431, 499, 787,
Mansos: 927-931. 990-991.
Mártires: 9, 569. Muerte: 27, 60, 61, 65, 74, 127,
Materia sacramental: 524. 278, 335, 431, 489,
Matrimonio: 425, 426, 522, 544, 492, 543, 564, 565,
545, 831-855 bis. 647, 731, 758, 801,
Matrimonio civil: 853-855 bis. 809-811, 863, 916, 944, 948,
Mediador: 123, 262, 369. 970, 971, 974, 986,
Médico: 774, 776. 993, 994.
Melquisedec: 81. Muerte de Jesús: 110-115, 118,
Memorial: 625. 119, 123.
220
Mundo: 29, 31, 572, 928, 929, Obstinación: 965.
932, 941. Ocasión: 317, 405, 417, 432,
Murmuración: 452, 453. 699,736, 739-740, 773, 793.
Ocio: 432.
N Odio a Dios: 42.
Ofensas: 794.
Naturaleza divna: 89. Óleo: 584.
Naturaleza humana: 64, 89, 967. Óleos santos: ver Extremaun-
Necesidad extrema: 440. ción.
Negligencia: 512, 565. Omnipotencia: 22, 26, 27, 30,
Nestorianos: 229. 241,
Nombre del bautizado: 573. 260, 618, 894.
Nombre de Dios: 290-293, 374- Oración: 12, 44, 140, 218, 221,
389. 224, 234, 235, 254-342,
“No nos dejes caer en la tenta- 394, 431, 497, 508,
ción”: 594, 640, 671, 738,
313-317. 786-791, 945, 972, 973-994.
Novios: 841, 842. Ordenación sacerdotal: 501.
Novísimos: 969-972. Orden Sagrado: 522, 544, 545,
549- 552, 815-830.
O Ovejas: 822.

Obediencia: 189, 212, 298, 351, P


401, 403, 404, 410,
412, 472, Paciencia: 810, 843, 945, 963.
511, 515, 842. Padre (Trinidad): 24, 25, 29, 30,
Obispo: 153, 186, 188-192, 206- 73, 82, 85, 121, 123, 132-
214, 232, 238, 557, 586, 134, 137.
587, 680, 681, 799, Padres: 401-406, 511, 842.
817, 818, 820, 827, Padres, Santos: 891.
844, 865. Padrenuestro: 11, 12, 254, 280-
Obispo de Roma: 194. 325, 975.
CATECISMO MAYOR 197 Padrino: 574-578, 595-597.
Obras buenas: 173, 175, 217, “Pan nuestro de cada día”: 302-
221, 224, 235, 394, 309.
594, 641, 791, Párroco: 153, 213-215, 479, 557,
803, 806, 862, 895, 933. 839, 840, 844, 849.
Obras de misericordia: 788, 942- Parroquia: 214, 215, 340, 478,
945. 479.
Obras serviles: 395-399. Papa: 151-155, 157, 163, 186,
221
188-192, 193-207, 210, 232, Pedro, San: 154, 163, 193, 194,
238, 45, 799, 865. 210, 865.
Paraíso: 39, 40, 60, 795, 832, Pena eclesiástica: 232-235.
938, 939, 948 (ver Cielo). Pena temporal: 781, 782, 784,
Pascua: 491, 493, 500, 647, 648. 795, 796, 798,
Pasión de Cristo: 97-115, 431, 801-804, 806, 959.
503, 541, 657, 662, Pena de muerte: 415.
668, 783, 789. Penitencia: 321, 497, 499, 500,
Pasiones: 179, 314, 628. 501, 503, 508, 682,
Pastor: 2, 151-153, 162, 175, 688, 695, 766,
189, 197, 205, 207, 768-770, 777-795.
208, 231, 822, Penitencia (sacramento): 239,
830. 394, 485-490, 494,
Patria: 470. 522, 542, 543, 547, 567,
Patriarcas: 78, 171. 673-796, 842 (ver
Patrono: 573. Confesión).
Paz: 587, 691, 795, 843, 927, Pensamientos malos: 426, 428,
936, 940, 941. 429.
Pecado: 14, 27, 32, 33, 39, 57, Pentecostés: 139-142.
104, 105, 109, 131, Perdón de las ofensas: 145.
318, 517, 678, Perdón de los pecados: 14,
679, 721, 726, 932, 236-239,
935, 946-968, 961, 964, 310-312, 627, 673-796, 810,
969-972, 975, 982. 819,985.
Pecado contra el Espíritu Santo: “Perdónanos nuestras deudas”:
965, 966. 310-312, 773.
Pecado contra la fe: 201, 867, Peregrinación: 259.
868. Peregrino: 944.
Pecados que claman al cielo: Pereza: 962, 963.
967, 968. Perfección: 27, 514, 919.
Pecado mortal: 219-222, 225, Persecución: 178, 179, 927, 937.
485, 487, 488, 490, Perseverancia: 268, 274.
532, 543, 545, Perseverancia final: 277, 895.
547, 566, 627, 631-634, 691, Persona: 90.
700-704, 713, 723, 724, 810, Piedad: 581, 786, 803, 918, 825,
855, 910, 951-955, 959. 976.
Pecado original: 59-68, 554, Placeres: 517, 917.
946-949. Pobres: 307, 450, 469, 470, 515,
Pecado venial: 728-730, 744, 967.
749, 750, 806, 810, 956-959. Pobres de espíritu: 927, 930.
222
Poderes de la Iglesia: 190-192. Reino de los Cielos: 927, 930,
Poder de orden y jurisdicción: 937.
680, 681. Reino de Dios: 294, 297.
Poncio Pilato: 97, 101, 102. Religión: 814.
Postrimerías: 969-972. Reliquias: 371.
Presbítero: ver Sacerdote. Reparación: 424, 448-450, 465,
Presencia de Dios: 974, 975, 773, 792-794.
985. Resentimiento: 931.
Presencia Real: 598-623, 642. Resignación: 268, 275, 298.
Presos: 944. Respeto humano: 594.
Presunción: 896, 965. Restitución: 448-451.
Procesión: 259. Restricción mental: 464.
Proclamas: 849. Resurrección de Cristo: 80, 83,
Prodigios: 110 (ver Milagro). 116, 119-122, 139, 244, 245,
Profanación: 363, 772 (ver 392, 676, 819.
Sacrilegio). Resurrección de los muertos:
Profecía: 78-80. 110,120, 240-246, 251,
Profetas: 171, 875. 371, 628.
Promesas: 513. Retractación del error: 424, 465.
Propiciación: 660. Revelación: 860, 864, 865, 871,
Propiedad: 433-451. 874, 892.
Propósito: 732-742. Riqueza: 517, 929, 930.
Protestantes: 229, 886, 888, Robo: 433-451.
889. Romanidad de la Iglesia: 163.
Providencia: 287, 301. Rosario: 339, 670, 976.
Prudencia: 912-914.
Pureza: 430-432. S
Purgatorio: 148, 224, 781, 790,
801 Sábado: 391, 392, 481.
(ver Almas del Purgatorio). Sabiduría: 30, 31, 581, 918, 920.
Sacerdote: 153, 188, 213, 238,
R 259, 661, 665, 815-830.
Sacramentos: 10, 14, 115, 151,
Razón: 870, 872, 873. 152, 157, 160, 217,
Recogimiento: 268-271, 667, 218, 234-239,
992. 317, 432, 505, 518-855
Redención: 68, 73, 79-81, 97, bis, 789, 822, 852.
102, 104-109, 113-115, Sacrificio: 625, 652-662.
117, 165, 369, Sacrificio latréutico: 660.
418, 659, 726. Sacrilegio: 358, 363, 546, 593,
223
634, 729, 751, 756, 845 (ver Sepultura eclesiástica: 234, 419,
Profanación). 944.
Salud: 810, 812. Serpiente de bronce: 81, 361.
Salutación angélica: 325, 326. Siervos de Dios: 373.
Salvación: 4, 67, 113, 167, 170- Símbolo de los Apóstoles: 15, 16
173, (ver Credo).
259, 263-265, 275, 276, 296, Sinceridad: 512.
299, 300, 399, 489, Soberbia: 39, 59, 962, 963.
516, 547, Soldado: 552, 579, 587, 589,
564, 678, 595, 792, 595,
815, 825, Sospecha temeraria: 452, 456.
862, 965, 992. Subdiácono: 817.
Salvación fuera de la Iglesia: Sufragio: 224, 660.
172. Suicidio: 413-419, 420.
Santa Sede: 891. Sujeto del sacramento: 527.
Santidad: 145, 223. Superfluo: 307.
Santidad de la Iglesia: 160, 163. Superiores: 300, 403, 511.
Santificación: 136-138, 223, 519, Superstición: 358, 362, 367.
841. Sutileza: 245.
“Santificado sea tu nombre”:
290- 293. T
Santísimo Sacramento: 616,
622, 623, 976, 983, 992 (ver Temor de Dios: 581, 918, 926.
Eucaristía). Templanza: 912, 913, 917, 963.
Santos: 9, 121, 127, 165, 217, Templo del Espíritu Santo: 371.
223, 224, 298, 340-342, Témporas: 495, 501, 503, 830.
368-373, 374- 377, 389, Tentación: 41-44, 277, 278, 313-
482, 484, 573, 664, 317, 428, 591, 810, 972, 981.
765, 925. “Tentación, no nos dejes caer”:
Satanás: 40 (ver Demonio). 313-317.
Satisfacción: 678, 682, 688, 695, “Tesoro de la Iglesia”: 798.
777-795, 798. Testimoni falso: 452.
Secreto de confesión: 758. Todopoderoso: ver Omnipotente.
Sectas: 155, 229, 365. Trabajo: 306, 977, 978, 989.
Sed: 927, 933, 944. Tradición: 82, 204, 874, 890-892.
“Sentado a la diestra de Dios”: Traducciones de la Escritura:
125. 883, 885, 886, 889.
Sentidos: 317, 431, 991. Transubstanciación: 598, 621.
Señal de la Cruz: 585, 764, 765, Tribulación: 277, 278, 320, 321,
973, 979-981, 986. 932.
224
Trinidad: 24, 25, 29, 85, 132-135, 287, 527, 536, 565, 625,
137, 556, 585, 679, 986. 636, 821, 856, 893.
Triste: 945. Vida de la gracia: 418, 628, 953.
Vida terrena: 414, 415, 939, 940.
U Vigilancia: 44.
Vigilia: 495, 502, 503.
Última Cena: 624, 819. Virgen María: 66, 75, 84, 93-96
Unción: 77, 582, 587, 588. bis, 104, 124, 140, 217, 325-339,
Unidad de la Iglesia: 157, 163. 369, 373, 374-377, 389, 406,
Unión hipostática: 658. 431, 482, 484, 599, 664,
Usura: 441, 443. 765, 798, 981, 986.
Virtud: 43, 277, 316, 321, 580,
V 584, 856-917.
Virtudes cardinales: 857, 912-
Velaciones: 476, 506. 917.
Veneración: 372, 373. Virtudes teologales: 295, 856-
“Venga a nos el tu reino”: 294- 863.
297. Visión beatífica: 46, 51, 56, 149,
Venganza: 931. 249, 927, 935.
Verbo: 71 (ver Jesucristo). Vocación: 826-830, 843.
Verdad: 143, 172, 202, 204, 229, Voluntad: 91, 133, 716, 717, 769.
466, 920, 965. Voluntad de Dios: 172, 265, 275,
Vergüenza: 588, 756, 758. 298-301, 320, 348, 813, 827,
Viático: 492, 636. 841, 842, 978, 992.
Vicario de Jesucristo: 193, 195. Votos: 385-389, 513, 808, 847,
Vicio: 179, 584, 960-964. 848.
Vida eterna: 147, 149, 247-253,
225

ÍNDICE
Acerbo Nimis
Sobre la enseñanza del Catecismo........................................... I

DE LA DOCTRINA CRISTIANA Y SUS PARTES


PRINCIPALES
Lección Preliminar....................................................................6
Parte Primera: Del Símbolo de los Apóstoles,
llamado vulgarmente el «Credo».....................8
Parte Segunda: De la Oración.................................................36
Parte Tercera: De los Mandamientos de la Ley de Dios
y de la Iglesia................................................ 47
Parte Cuarta: De los Sacramentos....................................... 69
Parte Quinta: De las virtudes principales y de otras cosas
necesarias que ha de saber el cristiano.........109

INSTRUCCIÓN SOBRE LAS FIESTAS DEL SEÑOR,


DE LA SANTÍSIMA VIRGEN Y DE LOS SANTOS
Parte Primera: De las fiestas del Señor................................127
Parte Segunda: De las fiestas solemnes de la Santísima
Virgen y de las fiestas de los Santos........... 145

BREVE HISTORIA DE LA RELIGIÓN


Principios y nociones fundamentales .................................159
Parte Primera: Resumen de la Historia del
Antiguo Testamento ....................................162
Parte Segunda: Resumen de la Historia del
Nuevo Testamento........................................176
Parte Tercera: Breve noticia de la Historia Eclesiástica......187
226
APÉNDICE
La crema de la Santa Biblia y de la Tradición
Apostólica o sea el Catecismo................................................194

Se aconseja rezar estas oraciones cada día


Oraciones de la mañana..........................................................206

Oraciones durante el día..........................................................208

Oraciones de la noche.............................................................209

¿Qué edad tiene tu iglesia? ¿Qué dice la historia?..................212

Índice de la doctrina Cristiana................................................213


227
228

El infierno y sus siete puertas:


los siete pecados capitales
229
230

Imagen del Paraíso


231

El Ángel Gabriel anunció a María


232

Jesús nace en Belén


233

Jesús murió por nuestros pecados


234

Jesús bajó a los infiernos


235

Jesús Resucitó
236

Jesús subió a los cielos


237

La Comunión de los Santos


238
239

El pecado de escándalo
240

El diluvio es castigo del pecado


de impureza
241

El pecado de la mentira es
castigado por Dios
242
Los dos caminos

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