La Colonia San José y La Inmigración Europea PDF
La Colonia San José y La Inmigración Europea PDF
La Colonia San José y La Inmigración Europea PDF
VERNAZ
1986
PA
EDICIONES COLMEGNA
26.936 SANTA FE — ARGENTINA
Médiathèque VS Mediathek
1010793631
PA 26936
H M O C D E S I. VANBRHI
»IKECTOKA
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Queda hecho el depàsito que previene la ley
Reservados todos los derechos
IMPRESO EN LA ARGENTINA
I.S.B.N. 950-535-105-4
CELIA E. VERNAZ
INMIGRACIÖN EUROPEA
Traducciones:
MARfA A. de GUIFFRE y ESMERALDA BERTELLI
1 986
7>ft 26.^36
8*1AW
PRÔLOGO
8
LOS SUIZOS
EL VALAIS DE AYER
El pais
i 1) Rilke. M.: Les Quatrains valaisans, II, en Valais, par Andres Beerlii III.
9
Al dejar la llanura lombarda, el suelo comienza a on-
dularse dulcemente. Adelante, estân los Alpes, formando
una muralla vertical, compacta. Poco a poco aparecen las
alturas batidas por los vientos. Es un mundo distinto, con
lineas especiales que satisfacen el espiritu.
En el otro extremo, se dibuja la playa del lago Léman,
sobre cuyas aguas se abre el Valais. Colores diversos som-
brean su silueta: a las verdes praderas suceden los pinos
oscuros. Rocas desnudas y rubias se mezclan con las vi-
fias. Los picos agudos portan con armonia sus glaciares.
"Una mezcla sorprendente de naturaleza salvaje y culti-
vada muestra por todas partes la mano de los hombres: al
lado de una caverna se encuentran las casas, una rama de
vid donde se buscô una zarza, tierras derrumbadas, frutas
sobre las rocas, campos en los precipicios. No es solamen-
te el trabajo de los hombres que formé un pais de con-
trastes: la naturaleza se complace en oponerse a ella mis-
ma: ;es tan diferente en el mismo lugar bajo diversos as-
pectos! Temprano, las frutas de la primavera; al medio-
dia, los frutos del otono; al norte, las nieves del invierno.
Ella reûne todas las estaciones en un mismo instante, to-
dos los climas en el mismo lugar, terrenos opuestos sobre
el mismo suelo. Forma una armonia desconocida entre los
productos de la llanura y los de los Alpes..."<2>
Dividido en distritos, sus nombres son: Monthey, St.
Maurice, Martigny, Entremont, Conthey, Hérens, Sion,
Sierre, Leuk, Raron, Visp, Brig y Goms. Las comunas prin-
cipales, ligadas al proceso de colonizaciôn, fueron: Vex,
St. Martin, Liddes, Sembrencher, Vollèges, Martigny, Vé-
rossaz, Evionnaz, Muraz, Monthey, Ardon, Arbaz, Savièse,
(2) Rousseau, Jean Jacques: La Nouvelle Héloïse, 1761, Ire. partie, Lettre XXIII, de
Saint-Preaux i Julie, en Valais, par André Beerli.
10
Sion, Salvan, Evoléne, Bagnes, Mex, Vouvry, Chamoson,
Hérémence, Vétroz, y otras.(})
Después de un largo proceso histôrico, el Valais llegô
al Siglo XIX previo paso por un periodo de reconstruc-
ciôn, de formaciôn del sentimiento nacional y de democra-
tizaciôn.
( 3 ) Archive del Museo Hisiorico Regional de San José, E. Rios, Carpeta valesana.
(4) FolloDier. Jean: Valais d'autrefois. Ncuchârel 1968. Cap. III. pàg. 193.
11
rar los molinos cerca del agua. Nunca se pensö que con él
un dia se podria vivir mejor.
El patois, dominaba en la comunicaciön, iguai que la
mula como motor del trabajo. La herencia recibida se
aprovechaba al mâximo. Pasaban los hombres. Los ce-
menterios y las cunas se alinearon a lo largo de la vida
de los aiios, pero el pais y el amor han quedado muy pro-
fundamente, consolando al crepûsculo de la existencia.
Jamäs ninguna fuerza podrâ destruirlo. La belleza de ayer
ha fijado un destino. Son los lazos de union de todos aque-
Uos que gozaron de las bellas mafianas con un rostro an-
tiguo, en un pais que ha sufrido en su propio cuerpo, casi
torturado, casi triturado por sus colinas, sus aristas, sus
barraricos. Ese pais maltratado por las avalanchas, las
aguas y las piedras, ese pais que sufre y que subsiste, que
se agarra alla donde él esta con una aspereza no por todos
conocida, carnes secas hasta los huesos. Erizado de picos,
apaciguado por Una pendiente mâs dulce, hostigado, incle-
mente, seco y rudo al tacto, tanto, que raspa la piel y seca
la garganta: pais que expulsa y retiene todo a la vez, que
da su consentimiento y se repliega tan pronto sobre él mis-
mo domo lamentando sus veleidades.
Un campö, un prado, un bosque, y enseguida, la roca
de los montes y la hostilidad. Y a pesar de todo, el amor
por esa tierra es hondo, inmenso, aunque el tiempo sea
otro, y el hombre se haya vuelto grande. Amado hasta una
especie de furor, a vencerlo por las obstinaciones, por las
violencias y por Jas dulzuras que se emplean para arran-
carle un poco de su propia vida. Sus hombres lo dicen:
"Muérdenos, pues los dulzores no nos convienen. Aplâs-
tanos bajo los renunciamientos y los nuevos comienzos.
Somos hechos el uno para el otro, completândonos hasta
una especie dé perfecciôn, Âpûrate, pais,,dé hacer el pan
12
y el vino. De hacer las avalanchas y las tempestades, los
vientos y las piedras. Hazte rudo, pues no somos criados
para la indplencia. ;Qué seriamos sin tus durezas que nos
han modelado a grandes golpes de daga, que nos han do-
nado un corazôn capaz de asombrarte por el ardor que se
pone en amarte! Pais de ayer y de siempre, tan locamen-
te amado, tan ciegamente amado, no tendremos jamâs el
coraje de decirte todos los males que tû nos haces sufrir
en el cuerpo y en el corazôn! Y no decimos nada, pues tû
eres, ciertamente, un lugar del mundo donde es bueno
vivir...".
Asi aman a su tierra los hijos del Valais.
n
fias atenciones que hacen el encanto de las relaciones hu-
mânas. No romantizaron el amor. Un pudor excesivo les
impedia expresar los sentimientos naturales y legitimos,
surgiendo de las profundidades del ser solamente un ges-
to muy seco ligado a la vida material. Es necesario haber
vivido en la campana para comprender que la aspereza
del campesino, su aparente dureza, es el resultado de no
ver mâs objetos de relaciôn que los animales domésticos,
compafieros de vida y trabajo.<5)
Su lucha constante lo hizo elemental y complicado,
ingenuo y sutil, serio y burlôn. Nacido de la tierra, esbozô
en ella todas sus esperanzas y sufrimientos. Ni ângel ni
bestia, ni pastor de Arcadia ni monstruo desnaturalizado,
pero hombre, simplemente hombre, es el resultado de tan-
tos combates en los campos de labor, verdaderas batallas
contra una naturaleza ingrata y avara. El milagro de este
habitante, entre tantas fuerzas hostiles, ha sido durar. Su-
jeto a una severa disciplina, desarrollô durante largo tiem-
po solo las virtudes para su conservaciôn. Las demâs que-
daban en estado latente. Todas las fuerzas estaban dirigi-
das hacia el pan cotidiano y no se admitian desperdicios
o despilfarros. Las bodas se hacian en el mâs grande mis-
terio y, muchas veces, los padres se enteraban del casa-
miento de sus hijos por la publicaciôn de las amonestacio-
nes. Pero los anales judiciales han conservado el recuerdo
de algùn Hamlet o algûn Otelo rûstico, o alguna Fedra o
Julieta hogarena, con las tunicas fatales de enamorados
traiciqnados.
En general, se notaba moderaciôn y réserva verbal,
alejados, salvo raras excepciones, de las obsenidades y
( 5 ) Troillet Boren, Anne: Souvenirs et propos sur Bagnes, Manigny 1973, Cap. X,
pag. 226.
14
groserias. Su hablar era rudo, y sus palabras, ya francés
o patois, no eran vehiculos de sentimientos licenciosos. Pe-
ro detrâs de esa armadura que ha debido forjarse en el
curso de los tiempos para protegerse dé los golpes de la
suerte, detrâs de ese pasado de austeridad, nunca impidiô
el paso del sentido del humor.<6)
El valesano poseia en alto grado un gran amor por la
patria y por la libertad. Esa parcela de tierra que hereda-
ron de sus padres la defendian y querîan porque habia si-
do parte de aquéllos, y si era necesario, iban a un juicio
por la simple marcaciôn de un limite o derecho de pasaje.
La lucha continua contra una naturaleza rebelde y ele-
mentos desencadenados, que obligaba a rehacer hoy lo que
habian hecho ayer, forjô hombres con una voluntad tenaz
e indomable energia. Su carâcter tenia el mismo contras-
te del pais que habitaban. Con reflexion y coraje, su san-
gre alimentaba un corazôn generoso y hospitalario. Y si
bien no brindaban su afecto al primero que se les presen-
tara, cuando se daban, iban en ello la vida y la muerte. Si
alguna vez odiaban, esto se hacia implacable, y la "ven-
deta" se transmitia de padres a hijos. Se dice que, mien-
tras cuidaban las cabras, tan graves como magistrados,
meditaban los articulos del Côdigo.<7)
15
bre, no por resignation pasiva, sino con la frente alta, co-
mo la del que no quiere deber nada a nadie.
El sendero de las cabras marcaba un rumbo diario.
Era la alegria de las mananas del verano en la montana,
con una mûsica desordenada de cascabeles que se hundia
en el timpano, matizada con una cascada de balidos y 11a-
mados misteriosos. Partia el gran rebafio bordeado por
las hayas, y con una avidez extrema, esas bestias comian
la hierba defendida por el trébol. Habia una cadencia en
esos punales encorvados de cuernos agresivos, como se-
nates resignadas de soberanos destronados, mordiendo a
izquierda y derecha, descornando a su vecina, sonando y
balando hasta el claro de lo alto, con movimientos râpidos
y agiles que ponïan a prueba sus mandibulas. Desapare-
cian detrâs de la barra de Ja colina. El polvo se balancea-
ba sobre los nogales. En él estaba envuelto el joven que
cuidaba a las bestias. Mâs soiiaba este con cabras dociles
e inmôviles que con las reaies que destruian su esperanza
de muchacho por los caprichos rebuscados de esos anima-
les. Se les escapaban por las salientes de la pared rocosa,
independientes como el aire de las cimas, dominando los
picos mâs vertiginosos. Eran comadres vagabundas que
irrumpîan sus sueiios. Para juntarlas a la tarde, necesita-
ba ese sentido adicional que el pastor posée a fuerza de
luchar por su trabajo. Llevar el rebafio a la montana fue
parte de la existencia.
Pero jamâs se podrâ olvidar la otra escena campesi-
na, cuando Ja madré apuraba el paso para ordenar tem-
prano la cabra antes que parta el conjunto llevando como
a escondidas un viejo pedazo de pan negro. Se desarrolla-
ba un lenguaje incomprensible entre la mujer y la bestia,
algo asi como: "jVuelve, oh cabrita, a darme lèche esta
tarde!". Y enseguida la prisa de ir a preparar el desayuno
16
con el café chamuscado por esa lèche en la que afloraba la
amargura de la pobreza; al lado, la linterna, los faroles de
la noche y el tarro de aluminio que alguien llevaba al pue-
blo con el liquido blanquecino, permitiéndoles créer, a pe-
sar de todo, que eran privilegiados. Bajo otros cielos, el
Padre misionero contaba en la iglesia, que las miserias eran
peores. Entonces, daban gracias a Dios por ese poco de
leche que calmaba la sed del verano.
Los que tenian vacas, las veian como soberanas pre-
destinadas que se pavoneaban con el sol de los Alpes, ab-
sorbiendo sus perfumes y alimentândose de luz y de mu-
sica. Eran las reinas del movimiento matinal, capaces de
interrumpir la filosofia de las comadres: que se van, que
hay que ir a buscarlas, que reunirlas, por que hacen ca-
briolas, por que sus balidos impacientes. Todo se mezcla-
ba con el rosario de una procesiön de devotos que se cru-
7aba en el camino.
A todo esto, y otras cosas, se le llamaba: "la vaca del
pobre". Tiempos duros, en que hasta la hierba del vecino
fenecia.(8)
(S) Follonier, Jean: Valais d'autrefois. Neuchâtel 1968. Cap. Ill, pig. 179.
17
militar extranjero, los hombres no salian del pais. Las no-
ticias llegaban deformadas. Se subsistia por el trabajo
agrïcola, la vid, los animales. El dinero jugaba un roi po-
co considerable. Se producia lo que era necesario. Para la
alimentaciôn se importaba arroz, naranjas, sal, azùcar,
café y té. Se producia harina para el pan, habas, castarias,
harina de maiz, Jegumbres, carnes, lèche, manteca, queso,
frutas, papas, miel. La vajilla de la mesa era muy rudi-
mentaria. Con la propia madera hacian puertas y venta-
nas. Tejian lana de oveja, lino, cuero, pieles, hacian los
botones. Se procuraban lo necesario para vestirse y los
materiales de construcciôn.
Las posibilidades de vivir estaban ligadas a la geogra-
fia. El cuidado de los animales imponïa una vida casi no-
made desde el valle a las cimas.
En cuanto a las edificaciones, no podian hacerla en la
llanura del Rôdano, pues se inundaba. Se buscaban las te-
rrazas naturales o los flancos de las montafias. Las casas
se agrupaban, pero con libertad, o se alineaban junto a un
viejo camino. A veces, estaban alrededor de la iglesia. Tam-
bién se buscaba la cercanïa de un arroyo o de una fuente.
La casa regional valesana era a la vez, de madera y de
piedra. El largo de los troncos, segün los ârboles, daba las
normas arquitectônicas. La construcciôn tïpica compren-
dia una parte anterior con sôtano (o bodega) de piedra,
y encima, una pieza de madera; la parte posterior, de ma-
terial, era la cocina. El techo se hacïa a dos aguas; se usa-
ba una escalera por la parte exterior: habia que salir de la
casa para ir de la cocina al sôtano. La planta superior te-
nia dos compartimientos. La cocina se utilizaba de entrada
y de cuarto. La chimenea servia de estufa. Las ventanas
estaban muy cerca del techo: a veces se hacian divisiones
internas. En algunas partes, las casas se construian sobre
18
el establo y de varios tipos, segûn debian llevar el ganado
a la montana, o para abrigo del mismo.
También tenian el granero y el molino: primero, fun-
cionaba a mano, y luego, movido por el curso del agua.
La harina se transportaba en odres de cuero. El horno,
que estaba en la villa, no era propiedad de una persona,
salvo alguna exception. Se daba una orden para usarlo,
uno después del otro. El turno de las familias cambiaba
anualmente. La masa del pan era hecha por los hombres,
quienes ponian en su superficie la marca de los duenos; se
conservaban hasta un afio en un lugar seco, en el granero
o debajo de la cocina.
Las vides se plantaban en la parte de la montana que
da el sol. Se hacian terrazas, sostenidas por muros de raa-
dera. La irrigation era artificial y se construïan canales
serpenteantes. Algunos montaneses tenian la bodega jun-
to al vifiedo. El vino era llevado en toneles de madera so-
bre mulas hasta el pueblo.
Tenian también parroquias, capillas y edificios monâs-
ticos. Algunos se construyeron en la Edad Media. Era im-
portante el campanario, terminado como pirâmides octo-
gonales. Las comunas jugaron un roi importante desde
1848.«»
El "patois"
19
independiente, con un gran numéro de caractères que le
son propios. En este pequeiio mundo aislado como son las
regiones alpinas, la influencia extranjera no se ha hecho
sentir ni muy râpido ni con mucha intensidad. La trans-
formaciôn se ha operado en cada valle en épocas diferen-
tes, gracias a los rasgos tradicionales muy fuertemente
marcados, pero en grados diversos en los montafieses. Asi
se explica, en un pais tan pequefio, esta prodigiosa diver-
sidad de lenguas con vocablos tan distintos que los habi-
tantes de las laderas vecinas no llegan a comprenderse.
El "patois" de Anniviers, con sus terminaciones sono-
ras, da a la conversaciôn un aire alegre y franco que place
al oido y al corazôn. En el de Saviése y Conthey falta la
articulaciôn: en el cuerpo de las palabras caen muchas
consonantes y la lengua parece no jugar mâs que un roi
secundario en la pronunciaciôn. A veces no se entienden
estos dialectos y se siente pena, como cuando se esta en
presencia de una persona con defectos de articulaciôn. No
en todas las regiones se encuentran términos célticos como
en Anniviers. La civilizaciôn llegô tarde aqui, por lo que
tiene mucho de particular.
Los dialectos del Bajo Valais tienen mas parecido
con los de Saboya que con los del Alto Valais. Son mâs
sonoros.
Segûn algunos, el "patois" no es mâs que un francés
maltratado por el pueblo que lo ha desfigurado. Nadie ig-
nora que el francés es el "patois" de la "Isla de Francia"
profundamente modificado a través de los siglos.
Comparando sus términos actuales con los de los ma-
nuscritos del Siglo XII y XIII, se observa que gran numé-
ro de palabras han desaparecido y otros, estân en uso co-
rriente. Los estudios demuestran que los dialectos son muy
ricos. La pronunciaciôn de ciertas letras, que ha variado
20
en francés, se mantiene en "patois". Este se ha transmiti-
do por oido y se adaptô al pueblo. Conservé, como el ita-
liano y el espahol, las terminaciones latinas a - i - o - u. La
e muda no existe en estos dialectos y, como no han llegado
a una compléta transformaciôn, presentan mâs analogias
que el francés con el latin. Las relaciones con el Piamonte
eran antes muy intensas, por eso los dialectos tienen su
timbre y soltura. Pero le falta la gracia y la elegancia, el
aire de distinciôn con que el Sig'o XVII consagrô al fran-
cés. Es mâs pobre en vocablos, aunque algunos, como el
de Hérens, posée muchos diminutivos. Pero con sus suti-
lezas permite expresar con exactitud el pensamiento.
No es justo decir que este dialecto es para poblacio-
nes incultas y bârbaras. En pleno Siglo XX no ha sido de-
salojado totalmente, aunque tiende a morir por su propio
aislamiento. En él se encuentra una fibra del corazôn del
Viejo Valais y una fuente de sanas alegrias. Es el alma del
canton: da fuerza al mismo tiempo que poesia. El esta he-
cho de contrastes. Con él estân los hâbitos, las tradiciones,
que reflejan el carâcter de un pueblo y siglos de gloria.(10)
Las fiestas folklôricas se inventaron para prolongar
la agonïa de lo que muere. El "patois" es el pais, una re-
gion, un modo de expresiôn para définir los principios y las
aspiraciones bien determinadas, una especie de perennidad
en la constante inestabilidad de las instituciones humanas.
Si se admite que la lengua es la imagen exterior del
interior del hombre, nada lo expresô jamâs mejor en su
identidad que el "patois". Es maravilloso, cantante y cam-
biante, rudo y dulce, siempre extraido de la misma esen-
cia original. Es una lengua vivida a la medida del hombre,
iunto a la verdad primera, adaptada con soltura a las ne-
21
cesidades présentes, acompanante del pensamiento en sus
secretos, totalmente al servicio del ser humano. Enraiza-
do en lo mâs hondo de la historia, esta lengua esta hecha
para las pequenas alegrias y las penas. En pocas palabras
traduce los sentimientos mâs secretos de cada uno. De to-
nalidades variadas, cargado de palabras intraducibles, apa-
rece inseparable del pueblo. Se puede decir que es el pue-
blo mismo, la raza, la historia, la cultura. Palabras duras
como la vida, expresiones floridas como el ârbol de pri-
mavera, dulzuras y violencias traduciendo toda la exis-
tencia de los hombres. Va desapareciendo como parte de
cada uno que queda en el olvido.(11)
Hoy, se lo afiora.
Costumbres y tradiciones
22
parar las fuerzas usadas en el trabajo del dia. Para variar,
se servia también la sopa de cebada o con polenta. La fa-
milia quedaba contenta y se levantaba de la mesa dicien-
do: "Dios sea bendito".
Después de algunos anos la alimentaciön cambiô. Las
amas de casa descubrieron el café y fue base de la alimen-
taciön. A veces, la lèche era medida con parsimonia y no
habia otra cosa para corner que un poco de pan seco y al-
gunas papas. La lèche, tan abundante en la montafia, era
casi un lujo. El café con lèche era como agua blanqueada.
En verano, las vacas subïan de la ciudad a la montafia;
en invierno los campesinos llevaban la lèche a la lecherïa.
Cada propietario tenia una o dos cabras. Era la vaca del
pobre que va a pastar todos los dias en las rocas y que
regresa a la tarde: debia dar lo necesario para el café. Pe-
ro la cabra no es buena léchera. Es un animal caprichoso
que da poco al afio. Las familias se conformaban, manana
y tarde, con una gota de café negro. Era poca comida pa-
ra el que trabaja desde las cuatro de la manana hasta la
noche. En algunas regiones se agregaba vino, y los ninos,
desde los dos anos, se sometian a un régimen especial. Es
asi que este pais, que ha forjado una raza fuerte y sôli-
da, tenia también sus endebles y enfermos. Felizmente, la
cena era mâs sustanciosa, pero no una comida de gala. Las
papas constituian la base, algûn repollo, carne de cerdo o
de vaca, salada y ahumada, salchichas. Esto es todo para
desafiar a la montaha. En los dias malos, que eran muchos,
se contentaban con sopa o un plato de fideos o de papas.
Dos o très familias mataban un cerdo y una vaca, repar-
tiéndose las partes. Se hacia en otono para que la carne
se conserve. Se la ponia primero en salmuera, y se la sus-
pendia de la chimenea, ocupando una parte del techo de la
cocina. Se la dejaba quince dias, très semanas, un mes, y
23
se la Uevaba luego al granero. Si la ciudad estaba muy
elevada, no se ahumaba la carne y se conservaba igual el
aîio entero. Otros, la ponïan en la ventana, en invierno, y la
dejaban al sol quince o treinta dias. Los jamones se balan-
ceaban al viento. Algunos los conservaban quince o veinte
anos.
En ciertos lugares, como en Levron, acostumbraban
a corner los bufiuelos de sangre, que llamaban "paterons":
con sangre de cerdo y harina, se hacia una pasta, se le
agregaba sal, aguardiente, esencia de canela o de limon,
se la ponia en la sartén, se anadia manteca, y cuando es-
taba cocida de un lado se la daba vuelta en el aire. Se
endulzaba a voluntad. La gente tiene nostalgia por este
plato.
Un dia memorable era cuando se hacian las salchichas:
los vecinos ayudaban con gusto porque era una verdadera
fiesta.
Algunos conservaban el queso en cantidades para otra
generaciôn, hasta 50 aiios o mâs. Se ha dicho que la racle-
tte era el plato nacional valesano, pero no es justo. Se co-
mia queso en las comidas, con las sopas, a media mafiana
y a plena tarde, con un pedazo de pan seco, y a veces, con
un vaso de vino. El pan bianco era un lujo en la montafia.
El de centeno, muy negro, era muy nutritivo pero de di-
ficil digestion.
En el horno se cocinaba el pan de todos; el hornero
fijaba la fecha para hacerlo, y salvo excepciones, el uso de
las instalaciones era libre. En las fiestas religiosas, se dis-
tribuia pan bendito en las iglesias. Cada uno pasaba y to-
maba un pedazo.(12)
24
La voz del campanario
Medicina popular
25
con manteca fresca y aceite de oliva. Los forûnculos eran
tratados con grasa de cerdo la cual curaba por el poder
de absorciön. Para extraer una astilla incrustada en una
una, se la cubria con résina. La curaciôn de verrugas se
hacia en varias formas, siendo muy comûn la siguiente:
hacer un saquito de tela, poner adentro tantas piedras co-
rao el numéro de verrugas, por la tarde ir a la campafia,
tirar hacia atrâs lo mâs lejos que se pueda. No mirar don-
de cae el saquito, no buscarlas, y contar la mayor cantidad
de estrellas posibles. Cuando sangraba la nariz, hacian una
cruz de madera y dejaban caer la sangre sobre ella.
Estas eran algunas formas populäres de curaciôn.
Fiestas
Las celebraciones mâs corrientes eran las religiosas:
la gente de la montana recorria largos senderos para asis-
tir a la misa del domingo, Uenos de fe y devociôn. Navidad
era la fiesta por excelencia de los nifios. Todos guardaban
un recuerdo inolvidable de la misa de medianoche con la
Iglesia iluminada y los regalos especiales junto al ârbol
muy adornado. San Nicolas era muy popular en ciertos
lugares. Afio Nuevo era objeto de grandes ceremonias. De
manana temprano actuaba la fanfarria o banda; cada par-
tido politico tenia la suya. Se abrïan las bodegas, todos se
saludaban y deseaban buen afio. También festejaban el
Carnaval, considerado como un reflejo del paganismo ro-
mano. A veces no eran de buen gusto, pero nadie lo fre-
naba. Los jôvenes se disfrazaban, y en numéro de diez o
doce recorrian las calles penetrando en las casas. Se les
ofrecia vino y salchichas. La fiesta de San Juan era muy
popular. Se encendian fogatas sobre los flancos de las mon-
26
tanas y ponian la cruz sobre las puertas de los establos y
graneros.
Simbolos
Miserias
Un conjunto de factures adversos desencadenaron en
el Canton una situaciôn muy dificil durante la primera
mitad del Siglo XIX.
Cuando una familia de diez o doce personas debia vi-
vir con el producto de una sola vaca, es imaginable el pro-
blema surgido a la hora de cada comida. El regimen no era
particularmente propio para formar heroes. "Primero vi-
vir, después filosofar", dice el proverbio. El Valais, como
una enfermedad que se vuelca y revuelca sobre su cama,
buscaba, sin encontrar, una posiciôn favorable. Incorpo-
rado a la Repûblica Helvetica en 1798, proclamado inde-
pendiente en 1802, firmô un pacto de union con la Con-
t i 3) Reynold, G.: Gressier en Nuithonie, 1er. Août 1969, en "La Suisse et son his-
toire", Lausinne 1965, pig. J.
27
federaciôn suiza en 1815. La Constituciôn dictada no es-
taba hecha a la medida exacta del nombre. Las consecuen-
cias se sumaron a otros problemas. Es suficiente tomar un
distrito como ejemplo. En Bagnes, las leyes mâs duras no
eran las que se dejan codificar, sino las de la naturaleza
embravecida, nada maternai, que ahogaba y aplastaba aûn
dentro de sus bellezas.
El ano 1816 fue atroz, de verdadera escasez. El hielo
habia destruido todo. Ninguna cosecha habia venido bien.
El ganado que no se lo podia mantener fue abatido. Llegô
un momento en que no habia ni lèche, ni queso, ni mante-
ca, y el hambre persistïa. Fue necesario entonces recorrer
los mercados donde se disputaban a precios insensatos, pu-
fiados de habas y castanas.
En 1817 no fue posible mejorar la situaciôn. Como
consuelo, no quedaba mâs que la fe heredada de los ante-
pasados por la que se prohibïa dudar de la bondad de Dios,
manteniendo asi la esperanza. Esto los llevaba a créer que
el destino les debia una compensaciôn tanto mâs grande
segûn sus desgracias. Asi esperaron mejorar al ano si-
guiente.
Pero el 1818 debia ser el peor de todos. El les reser-
vaba una de las catâstrofes que ponen trâgdcamente a la
luz la debilidad del hombre frente a los elementos ciegos.
En el mes de mayo, una parte del glaciar Giétroz se ha-
bia despegado barriendo el valle. El agua del Dranse se
amontonô detrâs de la presa formando un lago de 2.350
mts. de largo, 220 mts. de ancho y 60 mts. de profundi-
dad. La masa liquida cubriô el valle sembrando la cons-
ternation y la muerte. El balance fue trâgico. Ante todo
esto, en 1819, unas treinta personas, respondiendo a un
llamado del rey de Portugal, Juan VI, viajaron a Brasil
28
para desmontar tierras. No fueron como conquistadores,
pero ellos partieron.
A la vez, de labio en labio corrïa una estrofa:
30
o empleados. Ademâs, los gobiernos extranjeros y las
agencias de emigration hicieron brillar delante de ojos
complacidos, la facilidad de la vida en las colonias. Era su-
ficiente poseer dinero para el viaje, y alla se le ofrecian
buenas tierras para cultivar."<15)
Luis Gard, un conocido poeta suizo, escribiô en 1849,
mezclando politica y emigraciôn:
Partamos Dara la America
companeros emigrantes.
En esta Repûblica
no hay tiranos.
La libertad querida
esta mâs alla de los mares.
Vayamos a buscar la vida
en otro universo.
La Europa infortunada
rebosa de habitantes
el pan de la jornada
falta a sus habitantes.
Pero la tierra fecunda
del globo americano
procura a todo el mundo.
trabajo y pan.
Creador de la tierra
dadnos buena suerte
un viaje prôspero
para llegar al puerto.
Dadnos la constancia
(15) Nouvelliste Valaisan: Des causes de l'émigration en Valais, 1819-1919 par M. B.,
14 «brier 1936.
31
de una penosa labor
en que la perseverancia
sera nuestra dicha.(lfi)
(16) Troillet-Bovcn, Anne: Souvenirs et propos sur Bagnes, Martigny 1973, pig. 189-
(17) Annales Valaisannes: Carta del P. Agustin Claivaz a sus Superiores, 10 de di-
ciembre de 1818, pig. 394.
(18) Carron, Dcslarzes et Micbaud: Autorités et reflets de la vie politique de la Commu-
ne de Bagnes (1848-1980), St. Maurice 1982, päg. 93.
32
bajar. Las gentes daban lo que podian: pan de centeno,
queso, carne, trigo, habas, rueeas, campanulas.
Las autoridades se empenaban en otorgar soluciones:
venta de terrenos comunaïes, mejorar la calidad del que-
so, protéger la explotaciôn de la madera y el manteni-
miento de las praderas de las montanas, el trabajo de los
vifiedos, las canteras.
Pero en el curso del Siglo XIX muchos valesanos son
persuadidos de abandonar una tierra cuyos dones eran
parcos y buscar comarcas mâs propicias en America. No
todos estaban en iguales condiciones: mientras algunos ha-
cian colectas para pagar los gastos del viaje, otros dona-
ban su dinero en beneficio de los pobres que no partian,
pues se iban para satisfacer un cierto deseo de aventuras.
Aquellos que se ocupaban de la industria léchera se
dirigian a la Argentina para vivir en la campana. Se ca-
racterizaban por su iniciativa, por su temperamento y sus
gustos. Este movimiento de expansion se inaugurö, enton-
ces, hacia 1820, por las grandes carestïas, catâstrofas que
afectaron al pais, por el equivoco de los hechos politicos
y fluctuaciones diversas. Durante los seis primeros meses
de 1855, la poblaciön del Canton no pasaba casi de 80.000
almas; 968 valesanos partieron para los païses de ultramar
solo por el puerto de Hamburgo.
La expansion de un pueblo no debe ser considerada
eomo un hecho social deplorable. Muchas regiones de Sui-
za sacaron provecho por la dispersion de sus habitantes.
El valesano, salvo excepciôn, considéra el alejamiento co-
mo una resoluciôn extrema. La aceptô en la medida que
sintiô necesidad a su alrededor por soluciôn de familia.(19)
33
Pero el Estado debiô tomar medidas, dando un co-
municado sobre emigration, el 1' de febrero de 1856:
"La ligereza con que algunos parten abandonando su
patria confiados en las promesas de los agentes de emi-
gration es fuente de grandes desgracias. Hemos visto al-
gunos infortunados regresar minados por las fiebres y que
han recurrido a la beneficencia extranjera para volver a
su tierra natal. Muchos han muerto por miserias o enfer-
medades sin tener asistencia. No siempre han encontrado
un panorama brillante. Ademâs, han surgido especulado-
res. El clima, muy diferente al de Suiza, résulta a veces
pernicioso para los habitantes de las montanas. En todos
los casos, la prudencia exige organizar las nuevas partidas
y saber la suerte de los emigrantes. Por eso, el gobierno ha
decidido no permitir ninguna expatriaciôn antes de haber
obtenido buenos informes de los primeros convoyes."(20)
El movimiento migratorio hacia America se produjo,
y con las caracterïsticas del suizo, sus creencias, costum-
bres y formas de vida, se radicaron en la Colonia San Jo-
sé y sus alrededores.
De los registres conservados(21\ se pueden extraer
nombres muy comunes en la zona: Micheloud, Morend,
Forclaz, Rudaz, Pralong, Udrissard, Follonier, Arlettaz
Bastian, Favre, Frossard, Gabioud, Rouiller, Donnet, Chap-
puis, Decurgez, Delaloye. Fournier, Bruchez, Girard, Bon-
vin, Moix, Germanier, Rebord, Duprat, Cergneux, Cha-
pelet, Cretton, Command, Dubois.
Con e^os, se inicia otro capitulo en la historia de la
colonization.
34
MUSEO HISTÖRICO REGIONAL DE
SAN JOSÉ • ENTRE RÎOS
Emigrantes valesanos a San José
Distrito Entremont:
— Comuna de Liddes: Arlettaz, Bastian, Petit, Fros-
sard, Darbellay, Gaillard, Metroz.
— Comuna D'Orsières: Addy, Micheloud, Copt, Cons-
tantin, Tissieres, Equelet.
— Comuna Vollèges: Mex, Rebord.
— Comuna Sembrancher: Gabioud, Rebord, Pittier,
35
Favre, Perron, Ballay, Puippe, Rausis, Vernay,
Rosset, Dalleves, Metroz, Taramarcaz.
Distrito de Martigny:
— Comuna Bovernier: Savasin.
— Comuna de la Batiaz: Rouiller.
— Comuna Martigny: Bourg, Metroz, Heinzelmann.
— Comuna Saxon: Moret.
Distrito de Monthey:
— Comuna Collombey: Muraz, Kay, Turin, Delacroix,
Decurgez.
— Comuna Monthey: Savoy, Donnet, Buffet, Chap-
puis, Chappex, Crepy, Girardet, Fevre, Decurgez,
Besson, Duprat, Premat, Venay, Monnay, Rosset,
Juge, Borgeat.
— Comuna Troistorrents: Donnet, Vionnet, Morand,
Lance.
— Comuna de Val D'IUiez: Rey, Donnet.
— Comuna Vouvry: Dupont, Coppex.
— Comuna Vionnaz: Antematten.
36
üistrito D'Hérens:
— Comuna D'Ayent: Betrisey, Beney, Moos, Morard,
Savioz, Gaudin.
Distrito de Conthey:
— Comuna D'Ardon: Delaloye, Gaillard, Berard,
Broccard, Duc, Lempert.
— Comuna Chamoson: Sauthier, Martin.
— Comuna Nendaz: Fournier, Follonier, Broccard.
— Comuna Conthey: Fumeaux, Meilland, Evequoz,
Antonin, Udry, Sauthier, Dessimoz.
— Comuna Vétroz: Desimoz, Moren, Puttalaz, Girard.
Distrito de Sion:
— Comuna D'Arbaz: Torrent, Bonvin, Constantin,
Carroz.
— Comuna Salins: Locher, Metrallier.
— Comuna Savièse: Dubuis, Varona, Héritier.
— Comuna Sion: Kay, Delacoste, Riand.
— Comuna Bramois: Fellay, Bruchaud.
Distrito de Sierre:
— Comuna Venthôme: Amos, Berclaz, Rossier, Gasser,
Pott.
— Comuna Mollens: Perrien.
— Comuna Miege: Tschopp, Schnider, Monet, Rever,
Rion.
— Comuna Lens: Rey, Bonvin, Constantin, Eggs, Mo-
ret.
Distrito de Goms:
— Comuna de Fiesch: Holzer.
37
— Comuna Niderwald: Heimen.
— Comuna Ritzingen: Biderbost.
— Comuna D'Ulrichen: Imoberdorf.
Distrito de Brig:
— Comuna Ried: Heinzen, Lowiner.
Distrito de Baron:
— Comuna Grengiols: Bodemmann, Thenisch.
— Comuna Kippel: Meier, Ebener.
— Comuna D'Eischoll: Schoroter.
Distrito de Leuk:
— Comuna D'Erschmatt: Locher.
— Comuna Leukerbad: Meichtry.
— Comuna Varen: Oggier.
Distrito de Brig:
— Comuna Thermen: Britsch, Imhoff.
Distrito de Visp:
— Comuna St. Nicolas: Bertoliotti, Perren, Sarbach.
Sin precision:
Sal van: Cergneux, Gay, Coquoz, Bochatay, Lonfat.
Evolène: Metrailler, Forclaz, Quinodoz, Betrison, Follo-
nier, Pralong.
Nendaz: Bourban, Follonier, Metrailler, Delese, Kutil, Four-
nier.
38
Vétroz: Germanier, Moren, Héritier, Penon, Broccard, An-
tonin, Puttallaz, Girard.
Martigny: Bourg, Gay, Cretton, Lugon.
Riddes: Florin, Clemenzoz.
Bagnes: Fussay, Perraudin, Fellay, Brouchoud, Michellod,
Maret, Michaud, Morend, Farquet, Bruchez.
Evonnaz: Lugon, Chapelet, Gerffaud, Vouilloz, Mettan,
Vouilloux.
Mex: Richard.
Vex: Micheloud, Favre, Rudaz, Udrissard.
Massongex: Biolay, Fromentin, Gallay, Monnet.
St. Maurice: Pochon, Barman, Command, Schaeffler, Bur-
nier, Chevallay.
Troisterrents: Donnet, Bellon, Ciaret, Fornage, Monnet.
Vionnaz: Guerin, Vannay.
Vouvry: Dupont, Parchet, Pignat.
Sierre: Zwissing, Schnyder, Brunner.
S. Martin: Metrailler, Quinodoz, Moix, Favre, Zermatten,
Pralong, Gaspoz.
Savièse: Héritiers, Debon.
Sion: Cretton, Jacquier, Gröter.
Chamoson: Arlettaz, Maye, Crittin.
Conthey: Roh, Jacquement, Puttallaz, Udry, Germanier.
Vétroz: Germanier, Marin, Boccard, Penon, Puttallaz, Pa-
pilloud, Girard, Roh.
Charrat: Gay, Aubert.
Hérémence: Follonier, Seppey, Mayoraz.
Veysonnaz: Ferdez.
Battiaz: Cretton, Moret.
Leytron: Salzmann.
Dorenaz: Rouiller.
Val D'Illiez: Perrin, Caillet-Bois.
Lens: Bonvin.
39
Ried-Brig: Arnold, Imhof.
St. Nicolas: Sarbach, Taugwalder.
Bellwald: Schmid, Eggs, Holzer.
Muhlebach: Guntern.
Lalden: Erpen, Rufiner.
Zeneggen: Heltner.
Zermat: Villisch.
40
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•»»•*».
lTdUfl
El territorio de Saboya
Un numéro considerable de inmigrantes vino de Sa-
boya. Esta region francesa limita con Suiza y Piamonte,
destacândose en ella la Alta Saboya formada en la parte
Norte del ducado del mismo nombre, que comprende el
Chablais, el Faucigny y el Ginebrino. Annecy es su capi-
tal.
Las ciudades mâs importantes de esta parte de Fran-
cia son: Thonon - les - Bains, Abondance, Chatel, Belle-
vaux, Seytroux, Evian, Saint Julien, Bonneville, Chamo-
nix, La Chapelle, Morzine, Chambery, Albertville, Faucig-
ny.
En general, es un territorio accidentado, montanoso y
uno de los mâs elevados de Europa. Los gigantes de los
Alpes la cubren al Este y al Sur como las gradas superio-
res de un inmenso anfiteatro abierto al N.O., con mâs de
60 poblaciones dispuestas en alturas superiores a los 1.000
mts. Con sus montafias, ventisqueros, lagos y cascadas,
gargantas y valles, se convierte en un punto de atracciôn
pintoresco e interesante. Por cualquier lugar se encuentran
animales salvajes y paisajes hermosos, con transiciôn brus-
42
ca de âridos penascos a llanuras fertiles, sucesiôn de para-
jes desiertos y aldeas pintorescas. La naturaleza ofrece
maravillas mezcladas con las ruinas de las construcciones
feudales en las cimas de las colinas, con sombrias moles
de antiguos monasterios reflejados en la superficie de los
lagos, junto a blancas ermitas en el fondo de los valles,
como el Drance, el Arve, el Cheran, el Isère, el Arc.(1)
Las montafias se dividen en cuatro zonas: en las ci-
mas no hay mâs que rocas peladas y ventisqueros, a 2.700
mts. estân los pastos, mâs abajo a 1.900 mts. hay bosques
de pinabetes poco poblados y, en las colinas estân las tie-
rras laborables con los vifiedos. Los pasos o puntos prin-
cipales que dan entrada desde Saboya al Piamonte son los
del pequeho San Bernardo, entre Montiers y Aosta, y del
monte Cenis, entre San Juan y Susa.
En el afio 1879, segûn Luis Grégoire, la poblaciôn era
de 273.801 habitantes, o sea, 46 por Km.2 Los pobladores
de Saboya, aislados y encadenados por una ruda labor a la
tierra de sus valles, como si para ellos no existiera mâs
mundo que su pais, no tienen medios de adquirir una for-
ma de vida cômoda. Por el contrario, la lucha permanente
y tenaz es una constante, pero en torno a ese ritmo, y bajo
la âspera corteza del montanes, ellos ofrecen cualidades
muy estimables. Su vida es tan sencilla como sus creen-
cias, sus costumbres puras y su frugalidad es tan prover-
bial como su honradez. El saboyano posée muy poco, por-
que no necesita mâs para vivir; es sano, âgil, vigoroso, so-
bre todo en los valles centrales y altas regiones donde el
aire es mâs puro y vivificante. Recuerda el tipo celta. Ca-
43
da valle es una comunidad y la geografia influye en la di-
vision/2)
A mitad del siglo pasado, la actividad principal era la
cria del ganado vacuno con mucha producciön de queso y
manteca. También se cosechaba trigo y se hacian vinos
exquisitos.
Por el Tratado de Turin, el 24 de marzo de 1860 fue
cedida a Francia por el Rey de Cerdefïa, cuando se hizo
Rey de Italia. Habia estado integrada al reino sardo desde
1713.
Causas de la emigration
44
dad considerable, con una réserva de hombres disponibles
para ocupar las tierras virgenes de America o Africa. Un
estudio realizado por el P. Châtelain a través de los Re-
gistres de las distintas Iglesias, lleva a la siguiente cons-
tatation: los jövenes saboyanos, para no alistarse a los
ejércitos de Napoleon, se casaban siendo adolescentes, for-
mando familias muy nutridas. A mitad del Siglo XIX la
poblaciön eran tan numerosa, que los padres, pensando en
el porvenir de sus hijos sin trabajo, no titubeaban en par-
tir para los paises de America ante tantas promesas de las
casas de contrataciön.
Por lo tanto, las causas verdaderas y profundas de es-
ta lejana emigraciôn son, evidentemente, de orden demo-
grâfico y econômico, a veces de naturaleza moral y reli-
giosa, pero, mâs aûn, los agentes de emigraciôn han sabi-
do captar esta fuente saboyana y canalizarla por medios
mâs o menos honestos hacia un destino.
Muller, uno de los comisarios mâs importantes resi-
dentes en Strasburg, escribia el 20 de junio de 1862: "El
agente de emigraciôn que he establecido en Suiza, me ha
hecho saber que Saboya dispone ordinariamente de un
contingente numeroso para la emigraciôn". La publicidad
fue bien organizada y los agentes estaban tan bien ramifi-
cados que, se puede decir, ellos fueron el origen de este
gran movimiento de miles y miles de familias hacia el Nue-
vo Mundo. Este trâfico ha tenido algunas veces resulta-
dos bril'antes pero también existieron enganos lamentables
a través del Atlântico. La Saboya parece haber sido el
campo de acciôn favorito por la simple razôn que hasta la
Anexiôn, ella no se beneficiaba con la legislaciôn francesa
sobre la emigraciôn pues el punto principal era la protec-
ciôn al emigrante. La prueba esta en una declaraciôn del
jefe de PoMcïa, Boitelle, realizada en 1860: "Durante el
4S
afio pasado, la Administration ha tenido que tomar algu-
nas medidas protectoras para defender los habitantes de
Saboya, contra las solicitudes de ciertos agentes de emigra-
ciön que, con la ayuda de simples promesas verbales, anun-
ciaban a los emigrantes sobre concesiones de tierras que
no estaban autorizados a garantir. Con todo, se dejaba in-
tacto el derecho, para los agentes autorizados, de pasar
los contratos de transportes y transmitir en los departa-
mentos interesados las instrucciones necesarias para pré-
venir la vuelta de los abusos senalados."
Esto séria el origen del decreto del 9 de marzo de
1861: Los agentes de emigration estân en adelante some-
tidos a dar una fianza, y son susceptibles de ser revocados
en caso de abuso grave por la suspension de la autoriza-
ciôn. Lo que también es cierto, es que la proximidad de
Ginebra, punto de concentration de las agencias, llenô de
agentes locales en Saboya quienes trabajaban con sub-
agentes para las casas del Havre, Dunkerque, Bordeaux,
Paris, Strasburg, Basilea, etc. Después de 1854 y hasta
1914, estos agentes recorrian los valles llamando a la emi-
gration para los paises de ultramar por medio de afiches,
prospectus, figuras, visitas a domicilio, haciendo asï los
enganches.
Los jôvenes paises del Nuevo Mundo que han recibi-
do a las familias pobres y laboriosas de las montanas sa-
boyanas, a los obreros de las ciudades para poblar sus
pampas o praderas desérticas, han encontrado en las agen-
cias de emigration, auxiliares inapreciabtes para reclutar
este capital humano del cual tenian urgente necesidad.
49
agentes sin valores morales y humanos que se aprovecha-
ban de los que desean emigrar.
Muchas circulares se emitieron para poner en guardia
a las poblaciones de las malas actuaciones de los agentes.
Pero la miseria de la campana saboyarda era muy fuerte
y la propaganda abierta o clandestina muy bien organi-
zada para que las circulares sean eficaces y puedan dete-
ner esta oleada de poblaciôn hacia Argentina, Chile, Lui-
siana o Canada. La salida, clandestina o no, se hacia por
Génova, Marsella, Anvers, Havre. En 1868 la Prefecture
de Saboya declaraba que en poco tiempo habian partido
mâs de 2.000 personas.(4)
La emigraciôn con destino a la Argentina partiô en
gran parte de Aixles-Bains, La Motte-Servolex y Chambe-
ry, generalmente gente joven y en edad de ser enrolados
bajo bandera: agricultures, jornaleros, obreros, artesanos.
Es indudabîe que el roi de las agencias fue primordial: al-
gunas, sérias y responsables, y otras, con una actuaciôn la-
mentable. Pesé a todo, la afluencia de saboyanos fue muy
importante y formaron una gran descendencia. Se cono-
cen las palabras de un emigrado de La Chapelle, Pierre
Michel Command quien escribia el 2 de noviembre de
1873: ..."Aqui la gente viene vieja, no tenemos la nieve pa-
ra pisar todo el invierno. Estamos bien. Jamâs hemos te-
nido miedo de nuestra vida. Lo que me apena es no haber
venido antes a America, en lugar de ocuparme de las vacas
alla y llenarme de deudas. Aqui no debo nada a nadie. No
nos rompemos los dientes con el pan negro, no comemos
mâs que lo hecho a la sombra sobre la mesa y no miramos
si se termina. La carne es barata." Estas frases dejan ver
( 4 ) M. Dechavassine, M.: Role des agences d'émigration dans l'exode savoyard au XIX
siècle, mayo 1962, pig. 475-489.
50
las dificultades de vida que tenian en Saboya; el pan de
trigo era escaso, igual que la carne de vaca.
La atracciôn ejercida por la extension de las tierras,
las riquezas naturales y el trabajo relativamente fäcil, asi
como el clima del hemisferio austral, atraïa a los monta-
neses que dejaron sus valles para probar suerte en los nue-
vos paises/5)
La guerra franco prusiana influyö en la salida de un
gran numéro de familias francesas, que aunque pobres en
su mayor parte, eran excelentes colonos y era bueno fo-
mentarla por todos Jos medios disponibles. Asi opinaba G.
Wilcken, inspector nacional de inmigraciôn en la Argen-
tina: "Son muy inteligentes y tiene el colono franees la
ambieiön laudable de Uevar el amor de lo bello hasta el
arte y el de las comodidades hasta la confortabilidad. Po-
sée el don especial de convertir en adorno de la casa del
jardin, de la huerta, hasta los objetos y utensilios mâs rûs-
ticos e informes siendo apasionado cultivador de ârboles
frutales. El viajero observador distingue desde lejos el es-
tablecimiento de un francés colono sin necesidad que na-
die se lo indique. Algunas familias tenïan pequenos capi-
tales que oscilaban entre 5 y 20.000 francos"/6*
A partir de 1857, fecha en que se fundô la Colonia San
José, la llegada de saboyanos fue constante.
(5) Châtelain C.-Baud G.: Habundantia, Thonon les Bais, 1983, pâg. 224.
(6) Wilcken, G.: Las Colonias, B. Aires, 1872, p. 310.
SI
NOMINA DE COLONOS SABOYANOS
EN LA COLONIA SAN JOSE">
52
Noir, Diego Poulain, Francisco
Roux, José Savoye, José
Viard, Manuel
53
Châtelain, Mario Duboul, Antonio
Dutreuil, Andres Dutreuil, Carlos
Dutreil, Jerônimo Dutreuil, Silvano
Fornay, Francisco Gallay, Carlos Emanuel
Gallay, Pedro Francisco Gaubert, Juan
Guionet, Francisco Gurnet, Andres
Jacquard, José Laurent, Simon Augusto
Lucrin, Francisco Maillet, José
Maillet, Maria Moret, Guillermo
Paccot, José Richard Cirilo
Soutier, Pedro Tomasset, Pedro
54
Martin, Juan Pedro Pinget, Gabriel
Coffy, Francisco Cettour, Juan Pedro
Paroisse, Andres Bernay, Andres
Collard, Francisco Coffy, Juan
Vernaz, Abel Boinat
Georges, Juan Maria Premat, Juan
Noir, Jacobo Favre, Mauricio
Folliet, viuda Pasquier, Simon
Burquier Rieder, Francisco
Burnat, Luis Georges, Francisco
Blan, viuda Pollian, Francisco
Brandex Garnier
Boujon, Félix Deleglise
Burnat, Ambrosio Bastian (?)
Gallicet Cettour, hermanos
Cettour, Augusto Bei, Andres
Pinget, Félix Collard, Miguel
Ducret, Claudio Bernard
Maxit Bernay, Francisco
Demarninges Ducret
Paccot Ducret, José
Cru, Francisco Crepy, Francisco
Bernay, Etienne Buffet, Francisco
Boujon, Francisco Bonfils, Francisco
Noir, Luis Buet, Juan
Boujon, Jacobo Jacquet
Viard, Emanuel Laurent, Cipriano
55
Noir, Francisco Laurent, Maria
Perroud, hermanos Guerin, Luis
Deymonaz, José C. Moren, Sebastian
Borget, Francisco Mudry, José
Lugrin, Eugenio Pinget, Gabriel
Noir, Victor Favre, Juan Francisco
Parroise, Juan Maria Menay, Pablo
Bel, Claudio Coffy, Juan
Dutruel, Francisco Burquier, Roque
Guionet, Bartolo Noir, Santiago
Deymonaz, Yrineo Maillet, José
Cettour, Francisco Colliard, Francisco
Chamot, Juan M. Ruet, Antonio
Gurnel, Andres Buet, Remigio
Bernay, Francisco Laurent, Auguste
Magnin, Juan Antonio Vernaz, Abel
Vulliez, Miguel Co'liard, Miguel
Jacquet, hermanos Richard, Cirilo
Julliez Challier, José
Bel, Juan Villetar, Bartolo
Favre, José Morrard, Lorenzo
Bordet, Isidoro Pralong, José
Premat, J. B. Girardo, Juan
Burna, Ambrosio Trabichet, Francisco
Bard, Hipôlito Richard, Ambrosio
Boucher, Juan Deymonaz, Auguste»
Bel, Andres Crepy, Alfonso
Brandez, P. M. Bidal, Federico
Cettour, Juan M. Crepy, Regina
Châtelain, Juan M. Curtena, Maria
Gallay, Manuel Jacob German
Cettour, Auguste Borget, Francisco
Cettour, J. M. Martin, Juan Pedro
56
Boujon, Félix Ducret, José
Crepy, Francisco Bouquet, Luis
Maxit, José Pinget, Félix
Buffet, Francisco Evequoz, viuda
Mudry, Juan M. Moren, Mauricio
Cru, Francisco Viollaz, Francisco
Bernay, Andres Morel, Esteban
Brelaz, Claudio Burna
Butay, Andres Rosset, Luis
Bidal, José Berthet, hermanos
Sautier, Gregorio Jacquet, Francisco
Rcihard, Francisco Bochatay, Mauricio
Boinat, Francisco Gallay, Pedro
Georges, Francisco Vernaz, Augusto
Premat, Benjamin Favre, Francisco
Pollian, Juan Laurent, Alejo
Mayoraz, Jorge Blanc, Mauricio
Roh, Francisco José Boujon, Alejo
Gamier, J. M. Boujon, Santiago
Valory, viuda Jacquard
57
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LOS PIAMONTESES
59
1864 en el nuevo reino de Italia, donde forma las provin-
cias de Turin, Coni, Alexandria y Pavia.^
Caracteristicas
60
afectados por los problemas econômicos, politicos y reli-
giosos, especialmente entre 1848 y 1866, fueron Uamados
por la prédica de los agentes propagandistas de esta zona
alpina, quienes impulsaban el movimiento hacia la Argen-
tina buscando fuertes ganancias. El campesino no conocia
mâs que la rudeza de la montafia y no cultivé otra ciencia
que aque^a de la lucha con la naturaleza agreste. La opre-
siôn de los distintos gobiernos y la incomprensiôn de la si-
tuation creada por tantos cambios vertiginosos les hizo
ver en el lejano occidente la perspectiva de una vida me-
jor.«>
Ademâs, cuando se produjo la invasion napoleônica
y se formô la provincia Cisalpina, las luchas por la reforma
educativa tuvieron honda repercusiôn en Pinerolo que
manejaba la Universidad, viéndose beneficiada Fenestrelle
con un Co'egio Secundario, pero el hervor de las ideas y
los contrastes en los diversos sistemas que fueron implan-
tândose en los afios siguientes repercutieron en los espiri-
tus cultivados que optaron por emigrar.(4>
Asi llegô a la Argentina un nûcleo de personas cultas
que se dedicô a ensefiar. Varios maestros de la Colonia
San José tenian esta procedencia italiana.
El grupo que partiô después de 1840 comprendia es-
pecialmente a los prôfugos y refugiados de las guerras y
movimientos de independencia del pais. La mayoria perte-
necia a la clase media, tanto del Piamonte como de Ligu-
ria y Lombardia. De esta region proviene el 74% de los
emigrados italianos entre 1876 -1880. (5)
61
El aporte friulano véneto del N.E. fue mâs reducido;
de ascendencia gala y austriaca, se caracterizô por el tipo
rubio y alto, de ojos celestes. Analizados en la nueva tie-
rra, presentaron principios de los cuales no se apartaron
nunca: catôlicos, con estructura familiar rigida. El padre
asumia su cargo como un sacerdocio con una moral sola,
sentida y profundamente acatada. Râpidamente progresa-
ron. Fueron muy proliferos, y se hizo tradicional el inmi-
grante presidiendo la mesa en las fiestas junto a la "marne".
Los hijos se identificaron con la patria que los vio nacer
y se sintieron ciudadanos. La comida tipica fue la polenta,
el risoto o el queso con jamôn. El juego predilecto, las bo-
chas; el mayor placer, el vino; su alegria, la reunion fa-
miliar de los domingos; su mayor virtud, ser leal; sus dos
amores, la madré y la novia o esposa. La Argentina los
hizo hijos suyos y las raïces quedaron en la penumbra. No
buscaron el refugio del recuerdo ni revivir sus origenes.<6)
Es indudable que la propaganda realizada por los pri-
meras contingentes llegados en 1857 ejerciô la mejor di-
fusiôn sobre la Colonia e impulsé a nuevos grupos hacia
la partida. La mâs importante fue realizada por el P. Lo-
renzo Cot, Capellân del General Urquiza y designado espe-
cialmente para traer nuevas familias. En 1859 recorriô
Valais, Saboya y Piamonte. Como era de Fenestrelle, le
fue fâcil conseguir nuevos embarques por el puerto de Gé-
nova, tanto de su ciudad de origen como de Pinerolo y To-
rino/75
Segùn el Inspector Wilcken, la inmigraciôn italiana de
la Colonia San José era casi exclusivamente de Lombardia
62
y Piamontë, demostrando la misma una aptitud especial
para la agricultura. Los describe de la siguiente manera:
Son incansables en el trabajo, de buenos hâbitos y de
una sobriedad reconocida. Desde el dia mismo de su ins-
talaciôn van a lo positivo, trabajan para ganar dinero y
extender sus tierras. Con estas ambiciones casi siempre
consiguen su objeto. Nadie los aventaja en aptitudes, pe-
ro rara vez se preocupan de embellecer su propiedad, me-
jorarla y darle comodidades. Llega a la fortuna y habita
el mismo rancho primitivo, se alimenta de la misma sopa
y viste el mismo traje que cuando apenas ganaba para el
sustento. Claro esta que existen excepciones, y algunos
italianos sobrepasan a los suizos y franceses. El colono ita-
liano, agricultor. no debe confundirse con los inmigran-
tes sueltos que pululan en Buenos Aires. Es aseado y de
buen trato. Contribuyen a la prosperidad y progreso del
pais.<8'
En resumen, la inmigraciôn piamontesa trajo a la Ar-
gentina la potencia del trabajo en el cultivo agrïcola.
63
NOMINA DE LOS COLONOS PIAMONTESES
DE LA COLONIA SAN JOSE
64
Embarcado en el "Francois Theodore", salida: 1880
Porta Angel
65
Colonos piamonteses segun piano de Challier, 1872
Combe, Francisco Raviol, Javier
Brun, Esteban Sibour, Nicolas
Velzi, Lazaro Gallicet, Juan Antonio
Gerard, Agustin Blanc, Matias
Casse, Juan Bautista Jordan, J. P.
Perrou Fournier, Fernando
Bonnot, Juan Vazon, Juan
Valory, Antonio Foriaire, Alejo
Guiffre, Andres Joaquin Alaron, Antonio
Alba, Antonio Jurin, Margarita
Pons, Carlos Simiand, Francisco
Tournour, Andres Rey, Maria
Allois, José Tournour, José
Clapier, Esteban Joannas
Ramat, Francisco Fournier, Carolina
Layard, Alejo Blanchet, Federico
Guiffrey, Antonio Faure, Jeronimo
Paccot, José Tron, Celestino
Rey, Elois Combe, José
Berger, Francisco Turin, Cipriano
Allois. Andres Chailiol, Juan P.
Bouvet, Juan Francisco Barrai, Jacobo
Pascal, Francisco Gerard, Augusto
Brossard, José Bourlot, Juan Pedro
Cot, Esteban Rose, Juan Bautista
Contegrand, Anselmo Jordan, Juan Bautista
Blanc, Juan Bes, Juan Bautista
Vinzon, viuda Guiffre, Antonio Joaquin
Fournier, Nicolas Bose, Juan Bautista
Allais, J. P. Bernard, Luis
Raviol, Esteban Blanchet, Jacobo
66
Garcia, Maria Teresa Sibour, Herminio
Chalp, Juan Bautista Valory, Pedro
Bourlot, Simon Marzo, Mauricio
Passet, Gros Pedro Bourlot, J. P.
Blanchet, José Antonio Blanc, Mateo
Turin, José Rougier, hermanos
Bacon, Juan Elois Cot, Lorenzo
Ramat, José Allois, Juan Bautista
Cot, Juan Durân, Francisco
Blanchet, Augusto Orcellet, Serafin
Contegrand, Justo Lambert, Francisco
Bourlot, Juan Challier, José
Guiot, José Velzi, Juan Bautista
Bonin, Juan Francisco Sigot, Roman
Guiot, Luis Pourpour, José
Berger, José Brun, Esteban
67
I» '• s
PIRMOWTf
APÉNDICE
V E R B O A M A R , en patois (a)
Présente
J' anmo
T anmé
L' anmé
N' anmin
Vo anmâ
L' anmon
Imperfecto
J' anmavo
T anmavé
L' anmavé
N' anmavïn
Vo anmavi
L' anmâvon
Futuro
J' anméraï
T' anmèri
L' anmèrè
N' anmèrin
Vo anmèrai
L' anmèran
(a) Bérard. Clement: Au Coeur d'un vieux pays, Sierre 1928, pàg. 158.
71
NOTICIAS SOBRE LA COLONIA SAN JOSÉ
por Lorenzo Cot, Sacerdote Limosnero de S. Excelencia
el General Urquiza, Présidente de la Gonfederaciôn Ar-
gentina, Basilea, mayo 28 de 1859.
74
caza no falta. Ademâs de los patos y los gansos silvestres,
las perdices, los avestruces, los pavos, hay vizcachas, ani-
males muy inofensivos y faciles de cazar al atardecer. La
piel es adecuada para hacer excelentes forros. Los carpin-
chos son animales anfibios, de patas cortas, del tamano
de una oveja, su carne asi como la de la vizcacha es buena
para comer, y casi no son mäs dificiles de cazar. Dos pe-
quenas corrientes de agua que nacen en la colonia, ali-
mentan un gran numéro de peces muy buenos. La pesca
en el Uruguay es muy fâcil y muy abundante.
El terreno de la Colonia, sobre todo al Este, es en-
cantador con graciosas ondulaciones; se aplana un poco
al Oeste. El suelo es excelente, todas las plantas de Euro-
pa pueden prosperar alii. En la quinta del General que so-
lo dista siete léguas aproximadamente de la Colonia y so-
bre un suelo de la misma naturaleza que el de esta, hay
olivos, higueras, nogales, manzanos, perales, ciruelos, ce-
rezos, naranjos, limoneros, granados, membrillos, nïspe-
ros, damascos y sobre todo varias especies de durazneros.
Todos estos ârboles frutales crecen râpidamente. Lo mis-
mo sucede con la vina, cuyo jugo alegra el espiritu del
hombre. El tamarindo es el ârbol que suministra el bâl-
samo del Peru, se aclimata muy fâcilmente, he visto alli
varios. El senor General ha mandado hacer plantaciones
en grande escala de âlamos, sauces, pinos, araucarias
excelsas, especie conifera cuyo tallo derecho brota a una
altura prodigiosa. En cuanto a los melones, desmienten el
proverbio que hay que probar cien para encontrar uno
bueno, pues son todos buenos y de una calidad superior;
las calabazas y zapallos vienen después de los melones y
se puede hacer el mismo elogio; paso en silencio un gran
numéro de otras plantas.
El ano pasado, es decir en Ja cosecha de fines de di-
75
ciembre de 1858, el trigo ha dado el 20, el 25 y aun el 30
por uno, segûn la calidad y el mayor o menor cuidado que
se ha tenido en arar la tierra. Un solo colono ha tenido la
idea de sembrar cebada, le ha dado nada menos que el 48
por uno. Inmediatamente después de la cosecha, el trigo
se vende apenas a 30 fr. la fanega; si el trigo esta bien lim-
pio y de buena calidad, la fanega debe pesar 125 kilogra-
mos; en la época de la siembra su precio sube hast a 45 y
aun 50 fr. La cebada se vende a 45 y aun 60 fr. la fanega;
el maiz de 35 a 50 fr. Las patatas se venden de 2 fr. 50 a
3 fr. 50 la arroba (12 kilos y medio). Hasta hoy solo se
han sembrado patatas blancas. Se exhorta a los que vayan
a San José a Uevar cierto numéro de patatas de otras es-
pecies para sembrarlas. No se siembra centeno. El maiz,
las patatas y las batatas se pueden sembrar dos veces por
ano y solo se puede a'abar la cantidad y la calidad del
producto de esas plantas. Es inûtil mencionar las diferen-
tes especies de legumbres, solo haré observar una clase de
porotos que produce durante casi todo el ano. El algodôn
acaba de ser introducido, prospéra maravillosamente. Va-
rios colonos fuman o toman rape del tabaco de su cose-
cha.
Ademâs del olivo, el nogal, el lino, se posée en calidad
de planta oleaginosa, el mani que da la mitad de su peso
de aceite, y este aceite es en varios aspectos superior al de
oliva, mejora envejeciéndose. Una fâbrica de aceite de
mani no séria dificil de establecer y rendirâ un beneficio
considerable. Vean Uds. lo que dice de esta planta oleagi-
nosa la "Casa rûstica del Siglo XIX" y el Diccionario de
Botânica de Johan de St. Clavien.
Ningûn colono ha sembrado todavia cânamo, pero es
muy probable que obtendria un buen resultado; no se tar-
darâ en hacer un ensayo.
76
En la Colonia San José, asi como en todo Entre Rios,
el invierno es benigno, no cae nunca nieve, las noches son
siempre deliciosas. El clima de Entre Rios es ciertamente
uno de los mâs sanos de la America del Sud. Es lo que nos
han asegurado el General Guido de Buenos Aires y el Dr.
Martin de Moussy que han recorrido no solamente la Con-
federaciôn Argentina sino también otros Estados de la
America del Sud.
Las lluvias aun en invierno no son de larga duraciôn,
es raro que llueva un dia y medio seguido, muy raro que
llueva dos dias. Aunque llueva con menos frecuencia en
verano y que pasen a veces dos meses sin Hover, no se de-
be temer a la sequia, esto es debido a la calidad del suelo.
Los colonos pueden hacer pastar sus ganados en el
bosque, o sea en los alrededores de la Colonia. Se conten-
tan con llevarlos de pastoreo por la manana, y por la tar-
de, un nino a caballo los va a buscar y los trae cerca de la
casa. Es asombroso ver bueyes y vacas que siempre han
andado errantes libremente en el campo, amansarse en po-
cos dias y volverse tan dociles como aquellas que se crian
entre nosotros con el mayor cuidado. A los caballos se les
ata en un poste plantado en tierra no lejos de la casa, pa-
ra tenerlos a mano cuando se quiere ir a alguna parte, pues
se ahorran tanto como sea posib'e y con razôn las cami-
natas. Varios colonos no poseen solamente uno o dos, si-
no cuatro o cinco. Aun los criados los tienen de su pro-
piedad, para pasear mâs libremente el domingo o para
hacer excursiones de placer. Ningûn caballo muerde ni co-
cea, ni se desboca y dispara. Las vacas dan tanta lèche
como entre nosotros y la lèche es mejor. La mayor parte
de las familias poseen ya alrededor de una docena de ani-
males bovinos, algunos tienen de veinte a treinta piezas
de ganado mayor.
77
El invierno pasado, es decir durante el mes de julio,
agosto y setiembre la manteca se ha vendido con frecuen-
cia a fr. 2,50 y aun 3 fr. la libra (y2 kilo). Los huevos se
han vendido también a 2 fr. 50 la docena. En un ario un
saboyardo ha vendido 400 fr. de manteca y otro por valor
de 600 fr. y las mujeres de la Colonia pueden decir si ellas
han hecho economîa de café con lèche y manteca en su
casa. Después de esto no crean Uds. si lo quieren, que las
vacas no tengan lèche o que no se dejan ordenar.
No hay que desmontar la tierra, pero simplemente
cavarla pues no hay ni ârboles ni matorrales que desa-
rraigar, ni siquiera yuyos que tengan raices bastante pro-
fundas para que la extremidad de la reja del arado no
alcance su objeto; de modo que el labrador teniendo el
mango de su arado, si sigue sus bueyes que trazan con pa-
so tranquilo un surco de quinientos métros y mâs sin en-
contrar ningûn obstâculo. Unicamente la primera reja es
penosa pues se trata de dar vuelta una tierra que ha sido
pisada durante siglos por innumerables ganados que han
pastado alli continuamente; ademâs la hierba es muy tu-
pida pero es asunto de bueyes, si dos no bastan se uncen
cuatro o aun seis.
Hay très o cuatro concesiones que tienen, cosa singu-
lar, montones de piedras que solo aparecen a flor de tie-
rra. Se dirïa que son enormes bloques de rocas que han
sido transportadas alli por las aguas y que se han hendi-
do en el sitio de sus venas. Estas piedras son muy aptas
para edificar y para otros usos; por lo tanto varios colo-
nos se han servido de ellas para hacer casas a poco costo.
Se encuentran también bloques semejantes en el bosque
situado frente a la Colonia, pero en las otras concesiones
podria buscarse en vano una piedra del tamano de una
avellana. Los que quieren hacer paredes de ladrillo lo con-
78
seguirân muy fâcilmente pues la tierra es de tal natura-
leza que solo necesita 24 horas de cocciôn. La lena no
euesta nada, el bosque vecino suministrarâ hasta la eter-
nidad.
Esperando que los colonos recojan bastante uva para
hacer vino (no pasarâ mucho tiempo pues los sarmientos
algo gruesos dan uva al ano siguiente) beben agua de ma-
nantial. Hay en la Colonia cuatro manantiales situados a
bastante distancia los unos de los otros para que todas las
familias puedan aprovecharlos. No ha habido necesidad
de cavar pozos de 15 a 16 métros de profundidad. Un solo
colono ha hecho uno a 2 m. 50 cm. de hondura ha encon-
trado una corriente de agua muy clara. Estas corrientes
subterrâneas no deben ser escasas. La gente del pais bebe
generalmente agua de las lagunas; es muy sana.
Aparte de algunas viboras, pero muy escasas, mâs
escasas todavia que en Europa, no hay animales cuyo en-
cuentro sea peligroso. Hay lagartos muy grandes pero
huyen en cuanto sienten que alguien se aproxima. Su gra-
sa es un buen remedio contra las cortaduras y los arana-
zos. Hay también algunas comadrejas y una especie de zo-
rrinos que no hace otro mal que obligar a hacer una mue-
ca y torcer la nariz. Aquellos a quienes les gusta el olor
del almizcle, harân sus delicias. En el bosque vecino de la
Colonia hay muchas abejas oscuras. Su miel es excelente
pero sus pana'es no son de cera. Es algo muy semejante
a los avisperos. Los panales son horizontales o verticales
v protegidos por una colmena de pasta hecha con tierra
por las abejas mismas y suspendidas a la rama de los âr-
boles. En la Provincia de Entre Rios, mâs que en ninguna
parte de Europa, la agricultura puede ser una fuente de
prosperidad.
79
Durante los Ultimos dos anos el General ha dado y
continuarâ dando todos los afios, millones de gajos, plan-
tas, etc. sacados de su quinta. Esta quinta tiene cerca de
24 hectâreas de extension. El sefior General tiene grande
aprecio por la prosperidad de los colonos de San José y no
descuida nada que pueda contribuir a ello. Dos léguas al
sud de la Colonia y sobre la orilla izquierda del Rio Uru-
guay, esta Paysandû, ciudad bastante comercial pertene-
ciente al Estado Oriental del Uruguay. La ciudad de Con-
cepciôn del Uruguay es donde naciô S. E. el General Ur-
quiza, esta también al Sud sobre la orilla derecha del Uru-
guay, a siete léguas escasas de la Colonia; es ahi que los
colonos envian en su mayor parte para vender la lèche,
hortalizas, etc. Concepciôn del Uruguay llevaba, aun no
hace mucho tiempo, el nombre de Villa del Arroyo de la
China. Ha sido cambiado este nombre por el de Concepciôn
del Uruguay, 1' porque la soberbia iglesia que acaba de
construirse alli, esta dedicada a la Inmaculada Concepciôn
de la Virgen Maria. El 25 de marzo pasado, Monsenor M.
Marini, Nuncio Apostôlico de Parana, debe haberla con-
sagrado; 2" porque ella se encuentra sobre la orilla del Uru-
guay. Esta ciudad es, desde el 1° de enero de 1859, la Ca-
pital de la Provincia de Entre Rios. El sefior General ha
hecho construir de su propio peculio la iglesia que acaba-
mos de mencionar y que le cuesta solamente ciento cin-
cuenta y seis mil pesos o monedas de cinco francos. Hay
también un colegio donde se da, a expensas del estado,
pension a los alumnos durante todo el ano. Como esta ciu-
dad esta muy bien situada, su poblaciôn aumenta de dia
en dia, pero aun no es esto lo que hace la esperanza de Ja
Colonia. La intenciôn del senor General, es de hacer cons-
truir una nueva ciudad, frente a la Colonia, en un paraje
donde hay un puerto natural magnifico, hasta donde pue-
so
den Uegar los buques de ultramar. El terreno donde se le-
vantarâ esta ciudad sera dado o vendido a los colonos pe-
ro a muy bajo precio. Se empezarâ a edificar cuando la
Colonia esté compléta, es decir dentro de ocho meses
aproximadamente.
Desde el dia en que comience se habrâ creado la sali-
da mâs corta y mâs ventajosa a lo superfluo de los colo-
nos. Las otras ciudades mâs importantes que se encuen-
tran, ya sea de un lado u otro del Rio Uruguay son: Salto
Grande y Salto Chico, Concordia, Mercedes, Gualeguay-
chû, Las Higueritas, Fray Bentos y algunas otras; la Co-
lonia puede ponerse fâcilmente en relaciôn con ellas por
medio de la navegaciôn del Rio Uruguay. En considera-
ciôn a la faciüdad de la exportaciôn y de la importaciôn,
es incontestable que ninguna Colonia sea tan favorecida
como la de San José.
Para ir de Buenos Aires a Concepciôn del Uruguay el
vapor pone solamente un dia, en vez que pone por lo me-
nos dos, y a veces très, de Buenos Aires a Santa Fe. Y
ademâs los viajeros y las mercaderïas deben ser transpor-
tadas cuando han llegado a Parana. Esta ultima ciudad es
la Capital de la Confederacies, esta en la Provincia de
Entre Rios y es alli que esta la Câmara de Diputados y
Senadores.
Hay ya en la Colonia sastres, zapateros, herreros, car-
pinteros de carros, de barcos, de obras blancas, albaniles,
un molinero con un molino, un panadero, relojero y un
calderero, etc. pero ademâs que algunos de estos artesa-
nos no son muy habiles, faltan muchos que basten a las
necesidades de la Colonia y de los habitantes de los alre-
dedores. De modo que los emigrantes que supieran agre-
gar al cultivo de la tierra el ejercicio de algùn oficio, en-
contrarian una segunda fuente de prosperidad. No hacen
si
falta herradores porque no se hierran los caballos. Un si-
llero guarnicionero no estaria demâs. Hay también un al-
gebrista y una pequefia farmacia en donde los remedios se
enrancian mucho, tan escaso es el numéro de personas
que tienen que recurrir a ella. Hay ya también dos comer-
cios en los cuales se encuentra café, azücar, vino, aguar-
diente, géneros, en fin un poco de todo. La venta de sal y de
tabaco no esta monopolizada por el estado; comprada por
mayor, por cinco francos a la vez por ejemplo, la sal es
mitad precio menos cara que entre nosotros.
En cuanto la Colonia esté compléta se empezarâ una
iglesia catôlica bien entendido. Es mâs probable que el
sefior General, que ya ha gastado sumas enormes en
obras pias ayudarâ a los colonos para efectuar el gasto
de este edificio religioso. El cura de la Colonia ha sido ya
nombrado. Recibirâ un sueldo fijo que le sera pagado por
los colonos. El Gobierno Argentino no paga sueldo a nin-
gûn cura. Se hace todo lo posible para tener un sacerdo-
te que hable francés y alemân para desempefiar las fun-
ciones de Vicario Régente de toda la Colonia. Una buena y
caritativa institutriz sera igualmente colocada para la
educaciôn de los jôvenes.
Dos palabras sobre el carâcter de la gente del pais.
Los europeos se figuran a menudo que l'egando a païses
lejanos deben encontrarse en medio de salvajes o por lo
menos de gente grosera y egoista. Que se desenganen.
La poblaciôn del campo en la Confederaciôn Argen-
tina es tan cortés y tal vez mâs caritativa y mâs genero-
sa que la poblaciôn de los campos de Europa. Se ofrece de
todo corazôn la hospitalidad al viajero; y si tiene una me-
dalla o un escapulario o una estampa para regalar a la
madré de familia o a sus hijos, se convierte en el idolo de
la familia. Ciertamente no se halla en su casa lo que se
82
encuentra en un hotel, pero se encuentra una franca cor-
dialidad.
La religion del Estado es la religion catôlica; los ar-
gentinos tienen mucho respeto por la religion y sus mi-
nistres. Pero en casi todas las ciudades mâs importantes
y mâs prôximas al mar sobre todo Santa Fe y sus alrede-
dores se encuentran individuos llegados de Europa y per-
tenecientes a diferentes sectas, luteranos, calvinistas, an-
glicanos, etc.
Se puede viajar de noche y de dia sin temer mucho
ciertas sorpresas y encuentros de que se tiene miedo en
Europa. Una gran parte de los delitos que se cometen tie-
nen por autores a europeos.
Se podria agregar muchas cosas, pero lo que prece-
de basta para que el cultivador tenga confianza y valor
y busqué para él y sus hijos una vida menos penosa y un
porvenir mâs feliz. Para no cansar a mis lectores y con-
fundir sus ideas me limitaré a esta corta exposiciôn y
terminaré diciendo lo que hace el mâs bello elogio del
Fundador de la Colonia San José y de la Colonia misma
y que puede mirarse como el ûnico hecho de esta natu-
raleza en la historia de las colonias, es que todos los co-
lonos de San José, sin excepciôn alguna, no han tenido
nunca mâs que palabras de agradecimiento para el Ge-
neral Urquiza. no solamente por su lealtad, sino también
por su bondad, solicitud y generosidad para con ellos.
Apéndice
83
1'- Por 150 pesos, es decir 750 fr., el sefior General
da una concesiön cuadrada teniendo 600 varas, es decir,
519 m. por lado. Si una familia solo quiere tomar la mi-
tad o la tercera parte de una concesiön, tendra facultad
para ello y pagarâ en proporciôn a lo que ella tome. Las
familias poco numerosas y menos fuertes harân bien en
tomar esta resoluciôn. Ningùn colono esta forzado, bajo
pena de expropiaciôn, a cultivar cada afio tal o cual me-
dida. Cada uno hace lo que puede.
2*- Vende bueyes, vacas lécheras con su ternero, ca-
ballos, tanto como quieran comprar los colonos, con fa-
cultad de cambiarlos si no les convienen. Tienen libertad
de comprar a quienes quieran el ganado que neeesiten.
3"- Suministrarâ buenos viveres, es decir pan y carne
de buey o de vaca a los que quieran comprarle, a precios
corrientes y durante tanto tiempo como tengan necesidad.
4'- La madera para construir y la lefia para quemar
pueden ser elegidas en los bosques del sefior General. Es
muy gustoso que tomen lo mejor, no hace pagar.
5'- Suministrarâ semillas de buena calidad a los co-
lonos que quieran comprârsela o les prestarâ dinero pa-
ra comprar en otra parte. Las que le sean compradas se-
rân pagadas al precio que ellas tenian cuando fueron su-
ministradas.
6Ç- En adelante ninguna familia sera recibida en la
Colonia San José si antes de partir de Europa ella no po-
ne en manos del Limosnero del Sefior General, o direc-
tamente o por intermedio de la casa J. Barbe de Bâle,
un certificado de buena conducta, de fidelidad a cumplir
los deberes religiosos, y de amor al trabajo, firmado por
8-4
el senor cura de la parroquia en donde esta domiciliado
y munido del sello parroquial.
7»- Las personas casadas deberân presentar una par-
tida de matrimonio y las que no lo son un certificado de
estado libre, si ellas han Uegado a mayor de edad. Estas
partidas y estos certificados deberân venir sellados con
el sello parroquial. Es igualmente necesario que cada in-
dividuo présente su ft de bautismo. Los sefiores curas
tendrân la bondad de recordar a sus parroquianos que
emigran, si llegaran a olvidarlo, que deben procurarse
estos diferentes papeles.
85
Colonia San José; sus equipajes no pagarân ningûn dere-
cho de entrada.
Lista de los principales objetos que convienen a un emi-
grante procurarse antes de su partida.
I9- Un carro, o mejor solamente los dos ejes, las cua-
tro ruedas y pequenas piezas de fierro necesarias.
2">- Un arado con dos o très rejas. Las puntas de unf
rastra, palas, azadones, azadas, un escardillo, etc.
3«- Una silla con estribos a la inglesa, una brida con
un freno a la americana.
4'- Los arreos para tiro de un caballo.
59- Los principales utiles de carpintero, como sierras,
serruchos, taladros, barrenos, una pequefia tarraja, una
cuchilla de tonelero, un cepillo, hachas y hachitas, torni-
llos de madera y puntas de Paris.
6'- Como los trajes de lana son mucho mâs caros
en America que en Europa, traerân trajes o géneros, asi
como calzado, o cuero y empeine.
7«- La bateria de cocina, sobre todo calderas, calde-
ros y cuajo.
8'- Dos o très largas cadenitas de fierro para atar
los caballos en el prado. Para impedir que los objetos de
acero, de hierro o de cobre se herrumbren, se les frotarâ
con aceite de oliva o con grasa.
9'- Que las mujeres traigan sombreros de paja a la
BERGERE. Si las valesanas quieren ahorrarse burlas en
el camino y en casi todas partes ellas pondrân a un lado
86
(no quiero decir sobre la oreja) su sombrero a la vale-
sana.
10'- Que se hagan baûles o fardos de tapa chata, del
largo de un metro mâs o menos y de 40 a 50 centimetros
de alto y ancho.
Il 9 - Es conveniente poner en cajas de hojalata, bien
soldadas, las semillas, granos o pepitas que se quieran
llevar. Aquellos que puedan hacerlo, harân bien de traer
semillas de tilo, enebro, abedul, olmo, pipiriga'lo, o espar-
cilla, hayuco, bellotas, cafiamôn, castarias.
12»- Los que estén habituados a tomar râpé, harân
bien de traer tabaco râpé, pues en la Confederaciôn Ar-
gentina no hay fâbrica de tabaco de esta calidad.
87
OBRAS CONSULTADAS
Inmigraciön suiza
Archive- del Museo Histérico Regional de San José, Entre Rfos: car-
peta valesana.
Archivo del Museo Histôrico Regional de San José, Entre Rlos: listas
de inmigraciön.
Bérard Clement: Au coeur d'un vieux pays, Sierre 1928.
Carron, Deslarzes et Michaud: Autorités et reflets de la vie politique
de la Commune de Bagnes (1848-1980), St. Maurice 1982.
Courthion Louis: Le peuple du Valais, Lausanne 1972.
Follonier Jean: Valais d'autrefois, Neuchatel 1968.
Lonfat Germain: Les colonies agricoles de la République d'Argentine
décrits aprè cinq années de séjour, Lausanne 1879, en Les emi-
grants, de Paul Parchet, Vouvry 1970.
89
Rilke M.: Les Quatrains valaisans II en Valais, par André Beerli.
Rousseau Jean Jacques: La Nouvelle Héloïse, 1761, en Valais, par
André Beerli.
Service Cantonal des Monuments historiques et Recherches archéo-
logiques de Sion, 1975: Témoins du passé dans le Valais Moder-
ne.
Inmigracién saboyana
Inmigracién plamontesa
90
1880 y 1930. Las regiones de origan y el fenômeno del retorno,
en la Inmigraclôn en America Latina, Instituto Panamericano de
Geografla e Historia, Méjico 1985.
Cuneo Niccolo: La Storia dell'emigrazione italiana in Argentina 1810
al 1870.
Favero y Baggio: Notas demogrâficas y sociolôgicas sobre la inmi-
graciôn italiana en Argentina, en Inmigraciôn en America Lati-
na, Instituto Panamericano de Geograffa e Historia, Méjico 1985.
Grégoire Luis: Diccionario de Historia, Biografta, Mitologla y Geogra-
fla, Paris, 1879.
91
I N D I C E
P«g.
Prôlogo 7
LOS SUIZOS
El Valais de ayer. El pals 9
Tierra que se ama 11
El caràcter de sus hombres 13
La vaca del pobre 15
;
La vida antigua del Vala s 17
El patois 19
Costumbres y tradiciones 22
La voz del campanario 25
Medicina popular 25
Fiestas 26
Slmbolos 27
Miserias 27
Emigrantes valesanos a San José 35
LOS SABOYANOS
El territorio de Saboya 42
Pég.
Causas de la emigraciôn 44
El roi de las agendas 46
Nomina de colonos saboyanos en la Colonia San José . . 52
LOS PIAMONTESES
El territorio del Piamonte 59
Caracterlsticas 60
Nomina de los colonos piamonteses
en la Colonia San José 64
APÉNDICE
Verbo amar, en patois 71
Noticias sobre la Colonia San José por el P. Lorenzo Cot 73
Apéndice 83
Observaciones muy importantes 85
Obras consultadas 89
EN SU PRIMERA EDICIÔN DE 500 EJEMPLARES SE
TERMINÔ DE IMPRIMIR EL DIA 30 DE JUNIO DE
1986 EN LOS TALLERES GRÂFICOS DE LIBRERIA Y
EDITORIAL COLMEGNA S.A. - SAN MARTIN 2546 -
SANTA FE - REPUBLICA ARGENTINA
I.S.B.N. 950-535-105-4