ATP Sintasa
ATP Sintasa
ATP Sintasa
Revisión bibliográfica
ATP SINTASA:
ESTRUCTURA, FUNCIÓN E INHIBICIÓN.
Integrantes:
Andrea Jácome, Isabel Ordóñez, Samantha Gabriela Pachar.
i
1. Introducción
1
descomposición del ATP directamente en ADP, y una vez formado este último, el
CP disponible volvía a fosforilarse en ATP. Esto puede observarse en las
ecuaciones de Lohmann expuestas a continuación (Reacción 1 y 2) (Martin & Coe,
2007).
Durante las épocas de los años sesenta y setenta, en el campo del metabolismo
oxidativo, predominó un debate en cuanto a la naturaleza de un intermediario
químico entre NADH (producto clave del metabolismo de carbohidrato y grasas) y la
molécula del ATP como tal. No obstante, este inconveniente fue resuelto por Peter
Mitchell en 1961, cuando estableció que en la mitocondria, la energía liberada desde
NADH por la vía de la cadena transportadora de electrones, provocaba que se
genere un gradiente para protones a través de la membrana interna, conocida
actualmente como fuerza protón motriz, misma que sería aprovechada
consecuentemente por la enzima ATP sintasa para obtener ATP a partir de ADP y
2
fósforo inorgánico; proceso clave en la conversión de energía biológica (Walker,
1997).
3
que su rotación promueve que los tres sitios catalíticos por los cuales está
conformada (O, L y T, descritos más adelante) pasen por una serie de estados
conformacionales que permitirán generar la producción y liberación oportuna de
ATP de la enzima (Walker, 1997).
Figura 1. A) Vesículas ubicadas de adentro hacia afuera en las mitocondrias de un corazón bovino.
B) Membranas tilacoides de guisantes. C) Vesículas ubicadas de adentro hacia afuera en E. coli
(Walker, 1997).
4
Estructura: consiste de una base nitrogenada de purina (adenina) unida al
carbono 1’ de una pentosa (ribosa) y tres grupos fosfatos unidos al carbono 5’ de
la pentosa (Figura 2). Sin embargo, cuando ocurre la eliminación y adición de
estos grupos fosfato pueden modificar o interconvertir las moléculas de ATP,
ADP y AMP (Rosas et al., 2010).
5
Homeostasis: tanto células como tejidos, con la finalidad de mantener las
concentraciones de ATP reguladas, han tenido que ir evolucionando para cumplir
con una variedad de procesos necesarios para el organismo. Dependiendo del
estado metabólico, la concentración de ATP en el interior de una célula
normalmente se encontrará entre 1 y 10 mM; sin embargo, como la mayoría del
ATP en el cuerpo humano no suele ser sintetizado de novo, sino que se genera
a partir de ADP por todos los procesos anteriores, existirá un momento dado en
donde la cantidad total de ATP y ADP se mantendrá constante, puesto que es un
proceso altamente regulado por mecanismos de retroalimentación,
concentración de los sustratos de las enzimas en la glucólisis y la fosforilación
oxidativa (Rosas et al., 2010).
2. ATP sintasa
Existen muchas enzimas que hidrolizan ATP, pero el 95% del ATP sintetizado por
nuestras células en condiciones aerobias, es generado por la ATP sintasa. La ATP
sintasa es un complejo enzimático ampliamente distribuido en la naturaleza,
encargado de proveer a la célula la energía necesaria para realizar todos sus
procesos vitales mediante la síntesis de ATP en eucariontes y bacterias. Este
complejo enzimático se encuentra en las membranas transductoras de energía,
como por ejemplo la membrana interna mitocondrial (conocido también como
complejo V, EC 3.63.14 o F1F0-ATP sintasa), la membrana tilacoidal del cloroplasto y
la membrana plasmática bacteriana. En eucariontes, la ATP sintasa utiliza el
potencial electroquímico generado por los complejos de la cadena respiratoria o
fotosintética para sintetizar ATP. En bacterias, esta enzima puede aprovechar como
fuerza impulsora tanto el gradiente de protones como el de iones sodio, como en
Propionigenium modestum y Acetobacterium woodii. Además, las ATP sintasas se
clasifican de acuerdo a sus diferencias funcionales como F (Factor de fosforilación),
V (Vacuola), A (Arquea), P (Protón) o E (Extracelular) (Domínguez & Tuena, 2003;
Sánchez & González, 2017; Cano & González, 2011; Neupane et al., 2018).
Por otra parte, según las condiciones de la fuerza protón-motriz, la F 1F0 puede
funcionar como ATP sintasa (síntesis de ATP) o ATPasa (hidrólisis de ATP), dicha
regulación está determinada por la disponibilidad de los sustratos ADP y Pi, así
como por el potencial electroquímico. Es importante mencionar que la estructura
6
primaria de este complejo está altamente conservada, con una identidad de 71.8%
entre las subunidades catalíticas de los complejos de bovino y de Escherichia coli
(Sánchez & González, 2017; Domínguez & Tuena, 2003).
La ATP sintasa está formada por dos segmentos definidos por su polaridad, un
hidrofóbico o F0 integrado a la membrana y un segmento hidrofílico o F1 (Domínguez
& Tuena, 2005). Por lo que, desde que Peter Mitchell en 1961 propuso la Hipótesis
Quimiosmótica explicada anteriormente, se ha postulado que el complejo V cataliza
7
al menos dos reacciones acopladas: el transporte vectorial de protones por el
segmento F0 y la síntesis de ATP por el segmento F 1 (Figura 3). En mitocondrias, el
transporte vectorial significaría la entrada de protones del espacio intermembrana a
la matriz mitocondrial; y, la reacción de síntesis del ATP, que es la unión de un
fosfato (Pi) a un ADP mediante un enlace fosfodiéster, está acoplada a un gradiente
de potencial electroquímico de protones, que es generado por los complejos
enzimáticos de la cadena respiratoria durante la oxidación de sustratos (Domínguez
& Tuena, 2003; Cano & González, 2011).
Las bacterias tienen la estructura más simple de la F1F0-ATP sintasa; cuentan con
las subunidades mínimas indispensables para que la enzima lleve a cabo la síntesis
de ATP. El complejo más estudiado es el de la bacteria Escherichia coli. La enzima
está compuesta por 8 diferentes subunidades α, β, γ, δ, ε, a, b y c (ver Tabla 1). El
sector membranal F0 está compuesto por las subunidades a, b, c, mientras que el
sector hidrofílico F1 lo componen las subunidades α, β, γ, δ, ε (Figura. 4). Las
subunidades α, β son las subunidades catalíticas. La enzima posee tres
8
subunidades α y tres subunidades β que interactúan alternadamente entre sí
formando un hetero-hexámero (Cano & González, 2011).
9
estudios de entrecruzamientos. La subunidad α también se encuentra embebida en
la membrana. No se conoce su estructura, pero su secuencia de aminoácidos
predice seis posibles cruces transmembranales. Se une al dominio F1 por el brazo
periférico o estator del enzima formado por la subunidad δ y un dímero de
subunidades b (b2) (Figura 4). El brazo periférico de la enzima fue observado por
primera vez gracias a estudios de criomicroscopía electrónica de la enzima de E.
coli. La subunidad b forma principalmente al brazo; su estructura es la de una única
hélice alargada, de la cual el extremo amino terminal (N-terminal) se inserta en la
membrana y el resto se define como un dominio citoplasmático que dimeriza
formando una estructura de hélice enrollada y donde el extremo C-terminal
interactúa con la subunidad δ, formando el complejo δb2. Sin embargo, los detalles
moleculares de esta interacción todavía no se conocen. En la parte más alta del
complejo se encuentra la subunidad δ, que presenta una estructura de seis α-
hélices hidrofílicas. Interactúa por medio de su extremo N-terminal con los primeros
22 aminoácidos de la subunidad α, de acuerdo a estudios de resonancia magnética
nuclear (RMN) (Cano & González, 2011).
3.2. ATP sintasa en levaduras y mamíferos
11
e (8.1) e (10) n. d. Nuclear
g (11) g (12) n. d. Nuclear
i (6.6) 1 Nuclear
k (7.5) n. d. Nuclear
Figura 5. Estructura de la ATP sintasa de los mamíferos (Cano & González, 2011).
12
siglas en inglés de factores de estabilización, las cuales incrementan la acción
inhibitoria sobre la ATP sintasa (Cano & González, 2011).
3.3. ATP sintasa en plantas
13
similitud entre estas subunidades es muy baja, aunque la subunidad b de los
eucariontes y la subunidad b de las bacterias tampoco presentan una alta similitud.
Parecería que más que una secuencia de aminoácidos conservada, lo esencial es la
presencia de una estructura α-helicoidal alargada. La proteína FAd es de carácter
hidrofílico y hasta el momento no se ha encontrado un homólogo de esta subunidad,
por lo que representaría un nuevo componente del estator en la ATP sintasa de
plantas (Cano & González, 2011).
Figura 6. Estructura de la ATP sintasa de las plantas (Cano & González, 2011).
4. Gradiente electroquímico y la teoría quimiosmótica
14
matriz mitocondrial y el espacio intermembrana, y la segunda, que establece que la
fosforilación oxidativa requiere una membrana interna intacta con la presencia del
complejo proteico ATP sintasa (Berg, Stryer & Tymoczko, 2007).
15
intermembrana, como producto del funcionamiento de los complejos I, III y IV de la
cadena respiratoria, que establecía respectivamente una diferencia de pH y de
carga (ΔpH y Δψ) que sumadas dan la fuerza protón motriz (ΔμH+) (Berg et al.,
2007). Para la mayoría de las membranas biológicas involucradas en la síntesis de
ATP, el valor de pmf se encuentra entre 120 y 200 mV (Tuena, 2015).
16
5. Mecanismo de cambio rotacional de la ATP-sintasa.
17
sobre la subunidad ɣ, indican que la enzima trabaja con una eficiencia cercana al
100%, es decir toda la energía libre de la translocación de protones se captura para
la interconversión de estos 3 estados conformacionales (Vedia & Galileo, 2019).
18
niños, en donde es más complicado determinar la patología, pues en su mayoría no
logran desarrollar en su totalidad los signos definitivos en cuanto al tipo de síndrome
originado; es por ello que se dice que pueden expresar cierta heterogeneidad, pues
la mayoría de sus manifestaciones estarán condicionadas por fenómenos de
heteroplasmia, segregación mitótica y efecto umbral, en donde cada tejido requerirá
de un número determinado de mitocondrias dañadas para expresar estas
alteraciones, que a su vez pueden llegar a afectar a distintos órganos (Erís et al.,
2008).
Las primeras mutaciones o variaciones asociadas al mal funcionamiento de este
complejo (enfatizando que ocurren a nivel de una o varias subunidades de la
enzima, por ejemplo: a nivel de la subunidad α) fueron descritas en 1988 a partir del
ADNmt; aunque también se consiguió señalar la existencia de varias mutaciones en
los genes de las proteínas mitocondriales que son codificadas en el ADNn (que
participan en el mantenimiento y expresión del ADNmt, así como en la composición
y formación del sistema OXPHOS) (Montoya et al., 2018). De este modo, el primer
defecto en la ATP sintasa fue informado por Houštek et. Alabama, en un niño que
presentaba acidosis láctica severa, miocardiopatía y hepatomegalia. Su estudio y
análisis previo indicó que esta enzima se encontraba sobreexpresada en un 70-
80%, sin presentar mutación o déficit de expresión enzimática, permitiéndole así
postular que las alteraciones en ciertos factores involucrados en el ensamblaje de la
ATP sintasa podrían haber causado tal defecto (Neupane et al., 2018).
Excepcionalmente, cuando exista la posibilidad de que algún paciente posea alguna
enfermedad mitocondrial, debe tomarse en cuenta la asociación de síntomas y la
rápida progresividad del curso de la enfermedad, siendo los principales vestigios
clínicos más comunes los siguientes: encefalopatía, desórdenes motores,
accidentes cerebrovasculares, convulsiones, demencia, retraso mental, miopatía,
intolerancia al ejercicio, oftalmoplejía, atrofia óptica, ceguera, sordera,
cardiomiopatía con sus consecuentes defectos en la conducción cardiaca,
disfunciones hepáticas y pancreáticas, acidosis láctica, diabetes, defectos de
crecimiento entre otros (Figuras 9, 10 y 11) (Montoya et al., 2018).
19
Figura 9, 10 y 11. Intolerancia al ejercicio (captura de la izquierda), accidente cerebrovascular
(captura de la mitad), oftalmoplejía (captura de la derecha) (López, 2012; Hassen & Bhardwaj, 2013,
Obtenido de: https://medlineplus.gov/spanish/ency/patientinstructions/000100.htm)
Por tales motivos, es preciso destacar, que las enfermedades engendradas por
daños en el ADNmt pueden dividirse en tres grupos principales que incluyen
(Montoya et al., 2018):
Mutaciones puntuales tanto en genes codificantes de proteínas como en
ARNt y ARNr.
Reorganizaciones (deleciones y duplicaciones).
Depleción de ADNmt (disminución de número de copias).
Mientras que aquellas que se relacionan con el ADNn pueden incluir (Álvarez,
2008):
Mutaciones en genes que codifican subunidades o proteínas auxiliares de la
vía de la cadena respiratoria, tanto estructurales como de ensamblaje.
Defectos de señalización intergenómica, que influirán en todos aquellos
factores de los que dependen la replicación y transcripción de ADNmt.
Mutaciones que afectarán el transporte de proteínas codificadas por ADNn
desde el citoplasma al interior de la mitocondria.
Ciertas alteraciones que modificarán la membrana interna de la mitocondria,
en donde se encuentra la cadena respiratoria. Por último,
Como se dividen por fisión y a su vez se fusionan con otras mitocondrias,
alteraciones en estas funciones también podrían ser las causantes de las
enfermedades.
Dado que los desórdenes causados por mutaciones en el ADNn y por la cantidad de
subunidades que conforman la cadena (que a su vez están codificadas por este)
son numerosas; únicamente se detallará, en lo posible del caso, los potenciales
trastornos asociados a enfermedades provocadas por daños en el ADNmt. Sin
embargo, en cuanto a las mutaciones del ADNn, únicamente se mencionará que
suelen ser más graves e incluso letales en la infancia, puesto que las diferentes
estrategias terapéuticas por el momento no son de gran conocimiento (Montoya et
al., 2018).
20
6.1. Enfermedades causadas por mutaciones puntuales en el ADNmt.
Es bien conocido que existen altos índices de mutaciones puntuales, pero es posible
que no todas lleguen a ser patológicas, por tanto, ciertos autores consideran
necesario implementar una serie de criterios con la finalidad de establecer cuándo
se debe considerar una mutación como anómala o no. Por el momento se han
descrito más de 200 mutaciones puntuales patológicas, siendo en su mayoría
derivadas por herencia materna. Frecuentemente, una cantidad de estas
disfunciones pueden aparecer asociadas a factores multisistémicos, esporádicos o
ser específicas de un tejido (Montoya et al, 2018). Entre las patologías más
importantes están:
6.1.1. Neuropatía óptica hereditaria de Leber (LHON): heredada por vía
materna. Afecta a las células ganglionares retinales del nervio óptico, y
se caracteriza principalmente por la pérdida de visión debido a una
atrofia óptica bilateral. Aparece entre los veinte y cuarenta años,
especialmente en varones, y se encuentra relacionada con tres
mutaciones: G3460A, G1778A y T14484G, localizadas en los genes de
ND1, ND4 y ND6 (codifican dos subunidades de NADH deshidrogenasa,
misma que interviene en la OXPHOS) (DiMayro & Hirano, 2009;
Montoya et al., 2018).
6.1.2. Síndrome de NARP (Neuropatía, Ataxia y Retinopatía
Pigmentaria): casi siempre ocurre en jóvenes adultos, aunque también
puede desarrollarse en la infancia. Suele presentar una combinación de
síntomas, acompañada a veces de retraso en el desarrollo, epilepsia,
ataxia, miopatía e incluso hasta demencia. Se la asocia con una
mutación T8993G en el gen codificante de la subunidad 6 de la ATP
sintasa (complejo V), y se ha establecido que existe una alta correlación
entre el contenido de mtDNA mutado y la severidad de la enfermedad
(DiMayro & Hirano, 2009; Montoya et al., 2018).
6.1.3. Síndrome de Leigh de herencia materna (MILS): enfermedad
neurodegenerativa progresiva de aparición temprana, identificada por
una caída importante en la producción de energía en el cerebro en
desarrollo. Sus manifestaciones clínicas comunes incluyen: disfunciones
del tallo cerebral y de los ganglios basales, desmielinización,
21
convulsiones, atrofia óptica, dificultades en la alimentación, vómitos y
niveles de lactato y piruvato elevados tanto en sangre como en líquido
cerebroespinal. Su diagnóstico puede realizarse a partir de resonancia
magnética nuclear, que muestra ciertas lesiones necróticas en regiones
como el tálamo, tallo cerebral y en el núcleo dentado. Se produce por
mutaciones en genes tanto mitocondriales como nucleares. Su causa se
relaciona con una mutación T8993G o, en ciertas ocasiones por una
C9176G en el gen de la subunidad 6 de la ATP sintasa del ADNmt
(DiMayro & Hirano, 2009; Montoya et al., 2018).
6.1.4. Síndrome de MELAS (encefalomiopatía mitocondrial, acidosis
láctica y episodios de accidentes cerebrovasculares): se presenta en
niños o adultos jóvenes. Exhibe cierta sintomatología que integra:
encefalomiopatía, acidosis láctica, accidentes cerebrovasculares
recurrentes y transitorios, aunque también puede abarcar convulsiones,
migraña, sordera, demencia, vómitos y debilidad en las extremidades.
Alrededor de una docena de mutaciones se han asociado con MELAS,
pero, la mayoría se relaciona con una mutación G13513A en el gen
ND5, que codifica la subunidad 5 de complejo I (DiMayro & Hirano, 2009;
Montoya et al., 2018).
6.1.5. Síndrome de MERRF (epilepsia mioclónica con fibras rojo-
rasgadas): sus síntomas abarcan: epilepsia mioclónica acompañada a
veces de miopatía, ataxia cerebelar, demencia, sordera, atrofia óptica,
lipomas múltiples en cuello y tronco. Puede aparecer tanto en la infancia
como en adultos y es de curso progresivo. Se han asociado tres
mutaciones (A8344G; T8356C y G8363A) de ADNmt, mismas que están
ligadas al gen tRNALys (DiMayro & Hirano, 2009; Montoya et al., 2018).
6.2. Reorganizaciones (deleciones y duplicaciones).
Están asociadas con las siguientes condiciones:
6.2.1. Síndrome de oftalmoplejía externa progresiva crónica (CPEO): es
una de las más comunes entre los trastornos del mtDNA, suele aparecer
tanto en adolescentes como en adultos. Se caracteriza por presentar
oftalmoplejía, ptosis palpebral y miopatía. Puede ir acompañada de
intolerancia al ejercicio, fatiga y debilidad de las extremidades.
22
Relacionada con una mutación puntual A3243G (DiMayro & Hirano,
2009; Montoya et al., 2018).
6.2.2. Síndrome de Kearns-Sayre (KSS): consiste en una enfermedad
multisistémica progresiva que puede tener la presencia de CPEO y
retinopatía pigmentaria. Su desarrollo podría comenzar antes de los 20
años de edad y por lo general, los pacientes podrían desencadenar:
bloqueo de la conducción cardiaca, ataxia, sordera, demencia, fallos
endocrinos y renales. Esta enfermedad está causada por la presencia de
deleciones únicas o múltiples en el mtDNA (DiMayro & Hirano, 2009;
Montoya et al., 2018).
6.2.3. Síndrome de Pearson o síndrome de médula ósea-páncreas de
Pearson: presenta anemia sideroblástica y disfunción pancreática
exocrina. No es esencialmente neuromuscular y, a pesar de ello, los
niños que la expresan suelen morir antes de los tres años de vida, así
como los pocos que logran sobrevivir, serán los que a posteridad
presenten el fenotipo de Kearns-Sayre (presencia de oftalmoplejía
externa progresiva y retinitis pigmentosa). Se caracteriza por presentar
deleciones únicas del mtDNA y de aparición esporádica (DiMayro &
Hirano, 2009; Montoya et al., 2018).
6.3. Depleción de ADNmt (disminución de número de copias).
Una disminución considerable de ADNmt, podría ser la causa de un gran grupo de
enfermedades con caracteres clínicas y genéticas muy heterogéneas,
que habitualmente manifiestan debilidad muscular, encefalomiopatía progresiva o
fallo hepático. Existen cuatro formas de acuerdo al órgano que presente la depleción
(Montoya et al., 2018):
Forma miopática: incluye atrofia muscular grave, debilidad, hipotonía
muscular entre otros.
Forma encefalomiopática: presenta cierto retraso psicomotor grave,
hipotonía muscular, convulsiones generalizadas, altos niveles de lactato en
sangre y disfunción tubular renal variable.
Forma hepatocerebral: enfermedad en la que se producen vómitos,
presencia de hipotonía e hipoglucemia asociada a un deterioro neurológico
progresivo.
23
Forma neurogastrointestinal (MNGIE): genera pérdida de peso, falta de
movilidad gastrointestinal, disfagia, dolor abdominal, diarrea entre otros. Se
origina entre los 20 y los 50 años de edad.
Es necesario considerar que únicamente existirá algún tipo de depleción cuando los
niveles de ADNmt estén por debajo de un 30%-20%, pudiendo incluso haber casos
en los que existan valores hasta por debajo del 5%. Una gran parte de pacientes
con este tipo de enfermedad mueren tempranamente, pero existe otro porcentaje
que alcanza la pubertad (Montoya et al., 2018).
De esta manera, un ejemplo más claro que podría resumir lo expuesto
anteriormente, sería el síndrome de Alpers, el cual es considerado como una forma
de síndrome de depleción, en donde el hígado muestra degeneración grasa e
incluso fibrosis. Cualquier combinación de los síntomas y signos mencionados con
anterioridad, debe levantar la sospecha de cualquier trastorno mitocondrial,
especialmente si se conoce que existe cualquier evidencia de transmisión materna
(Montoya et al., 2018).
7. Inhibición de síntesis de ATP
Puesto que el flujo de electrones a través de la cadena respiratoria y la síntesis de
ATP por medio de la ATP sintasa están íntimamente relacionados, su acoplamiento,
para un adecuado funcionamiento deberá ser necesariamente obligatorio; sin
embargo, existirán ciertas condiciones en las cuales se producirá su
“desacoplamiento” por la intervención de sustancias conocidas como inhibidores
(Devlin, 2004). Hasta la actualidad se han clasificado más de 250 inhibidores
naturales y sintéticos, con informes de los sitios en donde generarán la inhibición,
así como los modos de acción sobre los mismos, entre los más importantes se
encuentran (Neupane et al., 2018):
24
teniendo de esta manera actividad frente a micobacterias en estado de replicación o
latente (Fernández, 2017; Fernández & García, 2017).
25
conclusiones están fundamentadas en el hecho de que la Bz-423 produce un
aumento de la producción de radicales superóxido dependientes de la dosis, por lo
que el progreso de la apoptosis, generada por este inhibidor, será directamente
proporcional a la cantidad de radicales superóxido originados. La respuesta
únicamente ocurrirá cuando se encuentre acoplada a la cadena respiratoria
mitocondrial y produzca su bloqueo, impidiendo consiguientemente la actividad del
complejo proteico durante dicho proceso, generando así que la mitocondria entre en
un estado de reposo que favorece la reducción de O2 a O2- en el complejo III
(Johnson et al., 2005).
IF1 es una proteína mitocondrial que actúa como regulador endógeno de la ATP
sintasa. Tiene la capacidad de interaccionar con la H+-ATP sintasa (Figura 13)
(encargada de sintetizar o hidrolizar ATP dependiendo de las condiciones celulares),
bloqueando su mecanismo de catálisis cuando la enzima se encuentra funcionando
en modo reverso, es decir, traslocando H+ al espacio intermembrana e hidrolizando
ATP. Tiene capacidad inhibitoria cuando se generan condiciones que propician que
el pH se torne ácido (5,8-7) como en los casos de hipoxia, lo que favorece que
ocurra una dimerización entre dos moléculas IF1 por medio de sus extremos C-
terminales, dejando libres los extremos N-terminales que actuarán como inhibidores.
No obstante, este proceso se puede revertir cuando se genera el aumento de pH, ya
que provoca que estas proteínas adquieran una consistencia más pegajosa y
puedan orientarse a la formación de tetrámeros, en donde, las regiones N-
terminales al encontrarse unidas, impedirán la capacidad inhibitoria de IF 1 sobre la
ATP sintasa. Se debe tomar en cuenta que, en la regulación por parte del pH, es
esencial la presencia de 5 residuos de histidina que conforman la secuencia de IF1,
ya que el reemplazo de todas o de algunas de ellas resultará en una pérdida de
actividad y de regulación por pH (García, 2015).
26
Figura 13. mecanismo de acción de la bomba ATPasa (Fernández & García, 2017).
27
confiere sensibilidad a la oligomicina (OSCP). Esta subunidad es esencial para un
buen acoplamiento entre F1 y F0 y hace que la actividad ATPasa de F1 sea sensible
a la oligomicina inhibidora de F0, de ahí su nombre. La oligomicina es específica
para la ATP sintasa mitocondrial y, en concentraciones micro molares, bloquea
eficazmente el transporte de protones a través de la F0. Este inhibidor también
funciona en algunas enzimas bacterianas que muestran una gran similitud con la
ATP sintasa mitocondrial, pero la ATP sintasa de los cloroplastos y de la mayoría de
las bacterias (incluida Escherichia coli) tiene baja sensibilidad a la oligomicina. Debe
tomarse en cuenta que la oligomicina en altas concentraciones también afecta la
actividad de la mitocondrial (García, 2015; Laguna & Garza, 2002).
30
Finalmente, la lista de inhibidores que inhiben directa o indirectamente la actividad
de la ATP sintasa incluye magnesio, subcitrato de bismuto y omeprazol, bromuro de
etidio, imidodifosfato de adenilo, arseniato, angiostatina y enterostatina, ossamicina,
decualinio y metionina, almitrina, apoptilidina, aurovertina y citreoviridina, rodamidas,
estrógenos, catequinas, kaempferol, genisteína, biocanina A, daidzeína, etc (ver
Anexo 1) (Neupane et al., 2018).
8. Aspectos actuales
Hoy en día lo que se busca es inhibir la ATP sintasa, en especial la de las bacterias
resistentes, mediante el aislamiento de nuevas moléculas obtenidas a partir de otros
microorganismos; con el objeto de que pueden servir como agentes
antimicrobianos. Tal es el caso de los péptidos de veneno que son adecuados
candidatos para el desarrollo de antimicrobianos contra cepas infecciosas
resistentes, pues tienen alta selectividad y potencia, además de que poseen
estabilidad química y térmica. Actualmente, hay seis péptidos de veneno aprobados
por la FDA y muchos otros están bajo estudios clínicos y preclínicos (Narang et al.,
2019). Para conocer el mecanismo de acción y la relación de la actividad estructural
de los péptidos antimicrobianos, Syed, Tauseef & Ahmad (2018) estudiaron la
interacción ente los péptidos de veneno (anoplin, cupienina 1a, latarcina 1, latarcina
3a, latarcina 5, melitina, pandinin-2) y cepas de tipo salvaje y nulas de la enzima
ATP sintasa de E. coli. El estudio confirmó que la interacción entre la subunidad β
de la ATP sintasa y el péptido es crítica para la actividad antimicrobiana. Entre los
péptidos antimicrobianos, la melitina-NH2 mostró la más alta potencia al dejar casi
sin efecto la enzima ATP sintasa. El estudio de la actividad antimicrobiana mostró
que la presencia del grupo -NH2 en el C-terminal del péptido, aumentó la actividad
antimicrobiana, lo que concuerda con otros estudios (Syed et al., 2018).
Los péptidos de veneno condujeron a dejar sin efecto la enzima de forma completa
y parcial en cepas salvajes y nulas, respectivamente. Por otro lado, en ausencia de
la enzima ATP sintasa, el péptido del veneno causa una inhibición limitada. Por lo
tanto, se reafirma que los péptidos de veneno causan un efecto antimicrobiano
debido a la inhibición de la enzima ATP sintasa (Narang et al., 2019).
31
destrucción selectiva de células nocivas, teniendo presente, y como requisito
esencial, que las moléculas de dichas sustancias se unan selectivamente a la
enzima bacteriana, pero a su vez no afecten al complejo del mamífero F 1F0- ATP -
sintasa.
33
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11. Anexos
Anexo 1. Inhibidores naturales de la ATP sintasa (Narang et al., 2019).
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