Arquitectura y Lugares de Poder
Arquitectura y Lugares de Poder
Arquitectura y Lugares de Poder
Cada lugar sobre la Tierra tiene su propio carácter, el cual puede afectar a los sentidos, la
salud y la conducta del hombre. Este carácter, genius loci, o “espíritu del lugar”, está
constituido por características particulares del paisaje, del suelo, del clima, de la vegetación,
etc. (Norberg-Schulz, 1974). Asimismo existe una respuesta emocional a las condiciones
geográficas, climáticas y ecológicas (Hellpach, 1992).
Así como existen lugares que pueden perjudicar nuestra salud y estado de ánimo, hay otros
que favorecen nuestros procesos sanadores. También hay lugares especiales en la Naturaleza,
donde el hombre puede experimentar estados trascendentes de consciencia, favorecidos por
estas características (Ardohain, 2000). La arquitectura no sólo puede demarcar estos lugares y
hacerlos convocantes, sino potenciar sus cualidades.
Esto hace al respeto por los paisajes naturales y la preservación de los sitios históricos,
especialmente los sagrados, que habitualmente coinciden con zonas de peculiares
características geobiológicas, como veremos más adelante.
Los factores naturales, la predisposición física y los condicionamientos inconscientes son
determinantes. La influencia que cada lugar, natural o construido ejerce sobre los seres vivos,
ha sido estudiado por geomancias1 (lectura del lugar) milenarias como el Feng-Shui chino y,
actualmente, por ciencias integradoras como la Geobiología.
Geobiología
Estos efectos se pueden detectar en la naturaleza, ya sea en las formas del paisaje, en el
crecimiento anómalo de la vegetación (Figura 2) o el comportamiento de la fauna. En las
construcciones hallaremos patologías, como rajaduras o humedad en las paredes. En el
equipamiento se acusará un mayor desgaste o corrosión, o mal funcionamiento sobre las
zonas alteradas. Y en las personas, alteraciones en la salud, el comportamiento y la sensación
de confort. De allí la importancia de estos estudios en las instalaciones de los hoteles y lugares
de descanso.
“Y Dios dijo (a Moisés): ¡No te acerques más! Quítate tus sandalias, porque el lugar
en que estás parado tierra santa es.”
Exodo 3, 5.
Las antiguas culturas descubrieron que las experiencias místicas eran alcanzadas más
fácilmente en lugares que consideraban sagrados. Los filósofos griegos, por ejemplo,
sostenían que el plenum (substancia mágica) brota del suelo en determinados lugares, como
Delfos, donde sacerdotes y pitonisas caían en éxtasis. Esto les ayudaba a elegir un temenos o
espacio sagrado. Los romanos, por su parte, creían que todo lugar tiene su propio genius loci o
espíritu del lugar, pero un sitio sagrado tiene un numen o espíritu superior. Las sibilas
alcanzaban sus estados oraculares en cuevas, cerca de áreas de actividad telúrica, ya sea por la
ingestión de hierbas u hongos psicoactivos o inhalando gases subterráneos. Los místicos
anasazi realizaban sus ceremonias en las kivas, alrededor de orificios en el suelo, llamados
sipapus, de los cuales tomaban el aliento de la Tierra. Los sioux creen en un poder de los
lugares sagrados llamado skan que tiende a influenciar la mente del shamán. Los mapuches
realizan sus rogativas, en especial el nguillatún, en lugares específicos determinados por la
machi, ricos en newén o fuerza vital, donde se establece el rewe o área sagrada (Figura 3).
Muchos lugares sagrados están situados sobre venas de agua subterránea, fallas geológicas,
rocas magnéticas o vetas de cuarzo (Figura 4). Actualmente, gracias a la geobiología, estamos
redescubriendo el sentido radiestésico que nos permite percibir anomalías telúricas (de la
tierra), tal como muchos animales detectan el mejor lugar (de acuerdo a su especie) para sus
madrigueras, o el campo magnético terrestre para orientarse, o sutiles cambios del campo
eléctrico natural antes de un terremoto.
En el caso del hombre, la identificación de un “sitio de poder”, que definiríamos como un
lugar con características bioenergéticas especiales, se da tanto por los pueblos originarios
(conexión antropológica o arqueológica), como por las tradiciones religiosas, por el
patrimonio histórico o, actualmente, por observaciones de anomalías diversas (explicadas por
la ciencia o no), como milagros, avistamientos o apariciones.
En el caso de nuestro país, los sitios de poder precolombinos, reconocidos por nuestros
aborígenes, han sido ocupados muchas veces por templos cristianos, en especial de órdenes
como los jesuitas y dominicos, que también tienen tradición de detectar y aprovechar estos
lugares (Bassler, 1998) (Figura 5). Por su parte, masones (Comisión para la Preservación del
Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, 2003) y espiritistas (u otras
escuelas esotéricas) también han ubicado sus construcciones o incluso edificios públicos
(como bibliotecas, museos y sedes de gobierno) en “puntos fuertes”, por lo general urbanos,
muchos de ellos ya declarados patrimoniales (Figura 6).
Por lo tanto, hay una responsabilidad por parte de los funcionarios, los operadores, los guías y
el público en general, hacia la preservación de estos lugares tan especiales (Ardohain, 1997).
Según Paul Deveraux, la información que transmite un sitio de poder es holográfica
(Devereux, 1993). Es decir, el todo está en las partes y las partes en el todo. Pero si el todo
empieza a deteriorarse por la destrucción de las partes, la imagen total resulta incompleta
(Figura 7).
Muchas personas acuden a los lugares sagrados para obtener alguna guía inspiradora o fuerzas
de sanación (Figura 8). Otros lugares son considerados sagrados porque allí algo
extraordinario sucedió (o sucede regularmente). Pero se trate de un fenómeno alucinatorio o
no, el lugar es convocante.
Es importante aclarar que los sitios de poder son aptos para inducir estados alternos de
consciencia y facilitar determinadas prácticas terapéuticas, pero por su particular
configuración bioenergética no son aptos para vivienda o descanso por largos períodos. Algo
semejante a lo que ocurre con las aguas termales.
La fenomenología es un método filosófico que considera las cosas tal cual son percibidas e
interpretadas por el hombre, sin analizar su certeza científica. Así como una lectura de un
libro sagrado puede suscitar sentimientos religiosos, la lectura simbólica del paisaje o la
arquitectura sagrados puede promover estados místicos.
“A través de elementos, como piedras, fuentes, cerros o quebradas, se dan entonces
las escalas que conducen hacia la salvación, al cabo de una lucha arquetípica entre
los opuestos, pero enfrentando el miedo para lograr el estereotipo y llegar al punto
donde se produce la integración psíquica y se gana la paz.”
Rodolfo Kusch
Peregrinar a un lugar sagrado representa transitar por la vía mística y simboliza el camino
humano hacia la unión con la Divinidad. Es una forma de ritual que sirve como preparación
para el alma del creyente. Alguien ha dicho que el turismo es la actual forma de peregrinaje,
pero eso no puede ser tomado literalmente, ya que el propósito suele ser totalmente diferente.
No hay en la mente de la mayoría de los turistas de hoy la misma intención y preparación
espiritual que en la búsqueda mística. Más aún, existe un peligro: un turismo pseudo-
espiritual, que a veces esconde un simple consumismo; mezcla de mitos y técnicas, y muchas
veces, explotación de la credulidad y una falta de respeto hacia los sitios, las creencias y los
ritos locales (Figura 9).
Arquitecura de Poder
Un sitio de poder, natural o construido, resulta entonces valorado por sus cualidades
bioenergéticas o por haber sido escena de algún acontecimiento extraordinario. Habitualmente
está constituido por un centro o foco al cual se accede a través de un recorrido. En el caso de
los lugares de culto, el centro puede ser público o secreto, como en el caso de los espacios
iniciáticos de acceso restringido (por ejemplo, cuevas tehuelches o templos masones).
Las construcciones en los lugares sagrados suelen seguir una evolución, desde el simple
adoratorio, pasando por el altar, hasta el templo o complejo ceremonial.
Un aspecto inicial en esta evolución es el que actualmente se investiga como
arqueoastronomía, es decir cómo los lugares de poder eran ajustados de acuerdo a la posición
de los astros, la salida y puesta del sol y de la luna en solsticios y equinoccios. De esa forma
Tierra y Cielo resultaban armonizados.
Otro aspecto es la geometría sagrada, muy aplicada en nuestro país, tanto por los
constructores religiosos, como por los arquitectos masones que dieron forma a nuestros
edificios públicos hacia fines del siglo XIX. Se basa en la aplicación de trazados reguladores
y sistemas de proporciones y medidas armónicas.
Como vimos, las construcciones de poder pueden ser consideradas tanto “artefactos”
(resonadores cosmo-telúricos) como sistemas informáticos. Desde esta analogía, podemos
distinguir un hardware (el soporte físico y emplazamiento del edificio), un software (los usos
que dan vida al espacio), los periféricos (instalaciones, mobiliario, accesorios), un diseñador
del sistema (arquitecto o constructor) y un usuario (oficiante o visitante). Esto presupone que
el usuario acude con un input (su propia información) y que el lugar de poder le responde con
un output (información de salida) que a su vez, si el proceso es eficiente modifica al usuario a
través de un feedback (realimentación). Lamentablemente, muchos edificios patrimoniales y
diseños de poder ya han perdido esta virtud transformadora del ser.
Prácticas cosmotelúricas
Pero de nada sirve viajar a un lugar con características bioenergéticas especiales, si donde nos
alojamos no está a tono con nuestra expectativa. Por eso el hospedaje también tiene que
cumplir con requisitos geobiológicos, bioconstructivos y bioenergéticos. Ello incluye en el
caso ideal un buen emplazamiento, diseño armónico y materiales de construcción sanos, sin
barreras arquitectónicas, ubicación de las camas fuera de cruces geopatógenos (Figura 10), sin
contaminación electromagnética, correcta orientación de las cabeceras, ropa de cama 100 %
natural, colores y aromas, parques que inviten al descanso y la armonía, la posibilidad de
elegir menúes especiales (vegetariano, vegano, macrobiótico, etc.) y la posibilidad de recibir
tratamientos o de participar de actividades revitalizadoras.
Por eso es importante el estudio geobiológico integral del lugar, de cuyas conclusiones se
derivarán los consejos para mejorarlo. Lo óptimo sería comenzar desde el correcto
emplazamiento del hotel y su proyecto (orientación, distribución, vistas, accesos, etc.), la
elección de los materiales, la decoración y la parquización, pero en cualquier situación se
puede mejorar u optimizar la bioenergía del lugar existente.
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REFERENCIAS CITADAS/BIBLIOGRAFÍA
Ardohain Claudio, 1997, Preservación de los lugares sagrados, Rev. Alternativas de Vida Nº
18 -, Buenos Aires.
Ardohain Claudio, 2000, Mystical Experience and Sacred Landscape, Analecta Husserliana
LXIX, 159-177, Kluwer Academic Publishers, Netherlands.
Bassler Guido S., 1998, Lugares Altamente Energéticos, Ed. Kier, Buenos Aires.
Bravo Orlando, 2001, Lugares y Tiempos Sagrados en las Culturas Andinas del NOA, ER,
Univ. Nac. de Tucumán.
Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos
Aires, 2003, Presencia Masónica en el Patrimonio Cultural Argentino.
Devereux Paul, 1993, La Memoria de la Tierra, Ed. Martínez Roca, Barcelona.
Franco Fidel, 2003, Percepción de la energía en arquitectura, Ed. CEDEL, Barcelona.
Garabieta Leonardo, 2011, Arquitectura Sagrada, Ed. Nobuko, Buenos Aires.
Garcén Lilia y Ardohain Claudio, 2003, Geobiología Arqueológica en Uruguay, Rev. GEA
Nº 43, España.
Hellpach Willy, 1992, Geopsique, Casa de Horus, Madrid.
Legrais B. y Altenbach G., 1990, Salud y Cosmotelurismo, Héptada Ed. S.A., Madrid.
Merz Blanche, 1987, Pirámides, Catedrales y Monasterios, Ed. Martínez Roca, Barcelona.
Norberg-Schulz Christian, 1974, Genius Loci, Electa Editrici, Milano.
Rocha Carlos Omar, 2008, Las energías telúricas y su influencia en lugares sagrados-Rewe
mapuche, (ponencia) Univ. Nac. del Comahue, Fac. Turismo.
Sacriste Eduardo, 1990, Casas y Templos, FADU, Buenos Aires.
Swan James A., 1993, The Power of Place, Quest Books, Wheaton.
Tarade Guy, 1991, Las Venas de la Tierra, Arias Montano Ed., Madrid.
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LISTADO DE FIGURAS
Figura 1
Figura 2
Figura 3
Figura 4
Figura 5
Figura 6
Figura 7
Figura 8
Figura 9
Figura 10
NOTAS
1
Las geomancias son sistemas de sabiduría vernácula, relacionados con la espacialidad cosmo-telúrica y
desarrollados por casi todas las culturas antiguas para vivir en armonía con su entorno.
2
También se entiende por geobiología el estudio de las relaciones entre la evolución de la vida y la historia
geológica del planeta.
3
Integración de las fuerzas del cosmos y de la tierra.