Verbos Son Aquellas Palabras Que Se Utilizan para Expresar Acciones
Verbos Son Aquellas Palabras Que Se Utilizan para Expresar Acciones
Verbos Son Aquellas Palabras Que Se Utilizan para Expresar Acciones
Según el número:
Singular. La acción fue efectuada por una sola persona. Por ejemplo: Me compré
una bicicleta nueva.
Plural. La acción se efectuó entre dos o más personas. Después de la película
fuimos a un restaurante.
Según el modo:
Según al tiempo:
Futuro. La acción todavía no sucedió. Por ejemplo: La semana que viene iré al
supermercado.
Presente. La acción está trascurriendo al momento de la enunciación. Por ejemplo:
Vivo en Argentina.
Pasado. La acción ya sucedió. Por ejemplo: Me corté el pelo la semana pasada.
Condicional. Se deduce una posibilidad. Por ejemplo: Llegaría temprano si tuviera
un auto mejor.
Según su terminación:
Primera conjugación. Los verbos terminados en –ar. Por ejemplo: amar, cantar,
jugar, buscar, largar, llevar.
Segunda conjugación. Los verbos terminados en –er. Por ejemplo: comer, correr,
leer, mecer, creer.
Tercera conjugación. Los verbos terminados en –ir. Por ejemplo: repetir, partir,
reír, gemir, intuir, huir, curtir.
Los verboides son formas no personales del verbo, es decir, formas no conjugadas que
pueden funcionar como verbos o como otros tipos de palabras:
Infinitivo. Pueden funcionar como sustantivos. Terminan en -ar, -er, -ir. Por ejemplo:
Me gusta mucho caminar.
Participio. Pueden funcionar como adjetivos. Terminan en –ado (cuando el verbo
en infinitivo termina con –ar). Por ejemplo: Mis seres amados son muy importantes. O
en –ido (cuando en infinitivo termina en –er o –ir). Por ejemplo: Me dejaste con el
corazón partido.
Gerundio: Pueden funcionar como adverbios. Terminan en –ando (cuando el
infinitivo termina en –ar). Por ejemplo: Llegué corriendo. O en –iendo (cuando el
infinitivo termina en –er o –ir). Por ejemplo: Con el sol saliendo salimos a caminar.
El hombre es un ser social y gregario. Por lo general busca la compañía de otras personas,
con quienes suele trabar diferentes vínculos afectivos. Entre esos vínculos se destaca la
amistad, esto es, el apego a otras personas que vamos conociendo a lo largo de la vida
y con las cuales nos sentimos a gusto, contenidos, comprendidos.
A la mayoría de las personas les resulta más bien fácil hacerse de amigos, hasta los niños
más pequeños, cuando están en un arenero o en los juegos de la plaza, suelen comunicarse
con los otros niños y compartir elementos y juegos.
A medida que pasan los años, las relaciones amistosas van ganado terreno en la vida del ser
humano, y es típicamente en la adolescencia cuando la amistad surge como una
importante parte de la vida de la persona.
Es en ese momento cuando las figuras de los padres, aun siendo importantes, pierden un
poco de protagonismo en el esquema mental y afectivo del joven, que siente que el mundo
es “mucho más grande que su casa” y que empieza a darse cuenta de que existen muchos
más puntos de vista acerca de las cosas de la vida que los que tienen los miembros de su
familia.
Entonces pasan a ocupar un lugar muy significativo sus maestros y sobre todo sus
compañeros de escuela, con quienes a menudo comparte muchas horas de estudio, pero
también de juegos y de charlas distendidas, en las que surge la oportunidad de hablar de
diferentes temas. Y por lo común son estas las amistades más duraderas y entrañables
de las personas.
Características
Es habitual que los amigos tengan intereses comunes y pareceres afines en diversos
temas, lo que no significa que les deba gustar exactamente lo mismo ni que deban estar de
acuerdo en todo. No es necesario que sean hinchas del mismo equipo de fútbol ni
simpatizantes del mismo partido político.
Lo más importante en la amistad es saber entregarse de corazón al otro, ser sincero, saber
escuchar al otro y saber darle una palabra de apoyo y de aliento cuando la necesita.
Es natural y positivo que queramos compartir con nuestros amigos los momentos felices y
también los amargos, ya que los malos tragos suelen ser un poquito menos malos si
estamos cerca de quienes nos hacen bien, con sus palabras o sencillamente con sus
sonrisas.
La anáfora es un elemento del discurso que se utiliza en referencia de algo que ya se dijo.
Por ejemplo: La directora dijo que la llames. El pronombre “la” está refiriendo a algo que ya
se dijo (“la directora”).
Es uno de los procedimientos de cohesión textual, es decir, las formas que elegimos para
que un discurso pueda percibirse como una unidad y se eviten las reiteraciones.
Las anáforas y las catáforas pueden ser pronombres, adverbios o conjuntos de palabras, y
se utilizan tanto en el lenguaje escrito como en el oral.
Las anáforas y las catáforas pueden funcionar como figuras retóricas o como recursos
gramaticales de cohesión.
Como recurso gramatical, los términos anafóricos son aquellos elementos que tienen la
función de evitar la permanente repetición de palabras.
Tanto en la comunicación oral como en la escrita se suele hacer referencia a elementos que
ya han sido nombrados antes, y sería muy agobiante para quien habla tener que repetirlos
una y otra vez, y para quien escucha, escucharlos.
Por ejemplo: Cuando veas a tu hermano dile que quiero hablarle. El pronombre “le” alude a
“tu hermano” y se usa para evitar la repetición. La misma oración pero sin la utilización de la
anáfora sería: Cuando veas a tu hermano di a tu hermano que quiero hablar a tu hermano.
Hay una tendencia a emplear la conjunción copulativa “y” para crear un clima de persistencia
en poesía. Si se indica ‘corrió y corrió’, se entiende que alguien corrió por un tiempo
prolongado, lo que tal vez le provocó cansancio y angustia.
Muchas canciones y poesías cuentan con anáforas que se vuelven muy populares. Por
ejemplo: Hoy corté una flor y llovía y llovía.