Alonso de Ercilla

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RENACIMIENTO: DIEGO MEXÍA DE FERNANGIL (¿1565? G-1634).

Poeta nacido en España pero que desarrolló su obra literaria en el Virreinato peruano.
Es autor de la primera parte del Parnaso Antártico (1608); allí es donde se inserta el
anónimo Discurso en loor de la poesía (firmado con el seudónimo de Clarinda). La
segunda parte no llegó a publicarse y permaneció inédita hasta el siglo XX. Es también
reconocido como excelente traductor de las Heroidas del poeta latino Ovidio, obra
compuesta por 21 cartas de amor ficticias, dirigidas por heroínas mitológicas a sus
amantes.

Primera parte del Parnaso Antártico (Sevilla, 1608), en cuyos preliminares se insertó


el anónimo Discurso en loor de la poesía (cuya autoría atribuyó a una distinguida dama
de Lima, cuya identidad ha sido motivo de harta polémica), y en el cual apareció su
traducción de las Heroidas, de Ovidio, en verso español. Su título completo es Primera
parte del Parnaso Antártico de Obras Amatorias. Con las veintiún epístolas de Ovidio, y
el Ibín, en tercetos. Dirigidas a don Juan de Villela; oidor en la Chancillería de los
Reyes por Diego Mexia, natural de la ciudad de Sevilla y residente en la de los Reyes en
los Riquísimos Reinos del Perú.

Segunda parte del Parnaso Antártico, terminada en Potosí (1617) e integrada por una
sugestiva colección de poesías místicas.

Análisis crítico[editar]
Caracteriza a Mexía una gran fluidez en el verso y auténtica gracia en las metáforas. No
basta que el modelo —en este caso Ovidio— sea elegante. Se requiere que el traductor
posea cualidades esenciales, requisitos que los cumple Mexía, realizando una proeza
traductora que hasta hoy celebran los editores de Ovidio. 1
En las 21 epístolas traducidas por Mexía abundan los rasgos poéticos, no sólo como
reflejo natural de la obra ovidiana, sino, muy señaladamente, como acertado eco del
trasladador. En la primera (“De Penélope a Ulises”), acierta así al descubrir la desazón de
la abandonada esposa:
No abrazaría el aire vanamente
En el desierto lecho, ni sintiera
El frío de la noche y del ausente.

No me quejare que mil siglos era


Un día en esta ausencia, imaginando
Que el sol se detenía en su carrera,

Ni las manos viudas macerando


Tejiera esta tela, con que peno,
Por ir las noches y horas engañando.
……………………………………
Yo, que gozaba fresca primavera
Cuando partiste, y la madeja de oro
En mis cabellos se mostraba entera.
Perdido hallarás aquel decoro
De mi belleza antigua, y vuelto en plata,
Que ya acabó tu ausencia este tesoro
Y el veloz tiempo todo lo maltrata.
La más vigorosa de todas las epístolas es la de “Fedra a su hijastro Hipólito”, donde
aparece, entre otros, el siguiente pasaje:
Amémonos los dos desta manera:
Seamos deste número dichoso
Y habrá en el bosque eterna primavera.

Que si el fruto de Venus amoroso


Del Bosque quitas, toda su frescura
Se ha de volver en párrafo enfadoso.
En la epístola “De Deyanira a Hércules” figuran estrofas como ésta:
Mi marido de mi siempre está ausente,
Más conocido m’es un peregrino
Que él, anda, vagando eternamente.

Su gloria, su deleite es el camino;


Horrendos monstruos, bestias temerarias
Anda matando y busca de contino.
En la Segunda Parte del Parnaso Antártico, que permaneció varios siglos inédita,
muéstrase Mexía sumamente piadoso y hasta místico. Hay allí sonetos de la más profunda
inspiración cristiana, como el que empieza así:
Todas las veces que, por mi deshecho,
Dulce Jesús, en esa cruz os miro.
Pero, sin duda, entre lo más interesante del manuscrito figura una larga composición
escrita en tercetos endecasílabos y titulada: “Epístola y Dedicatoria de la égloga intitulada
el Dios Pan, en loor del Sanctissimo Sacramento de la Eucaristia, dirigida a don Diego de
Portugal, del Consexo del Rey nuestro Señor, y su Presidente en la Real Audiencia de los
Charcas”, o simplemente “Epístola a don Diego de Portugal”, que escribió en
Andamarca, lugar donde fue ajusticiado el inca Huáscar por orden de su
hermano Atahualpa. Mexía nos relata los últimos días del imperio incaico y se lamenta
suavemente, en elegíaco tono, que nos recuerda a Jorge Manrique:
Como las tiernas hierbas florecientes,
Los uno nacen, otros son cortados,
Y van con los pasados los presentes.

Los cabellos que ayer fueran dorados,


Hoy plata, mañana serán lodo,
Y en sempiterno olvido sepultados.
Mexía, que cree en los presagios y castigos celestiales, nos muestra también en su
“Epístola” su temor al castigo divino por las atrocidades cometidas por los conquistadores:
Basta decir que el nombre se blasfema
de cristianos, y a muchos es odioso
y es recibido ya como anatema.

¿Pues a sus cuerpos? Caso es espantoso


ver las grandes miserias que sobre ellos
vienen por nuestro imperio poderoso.
Mezclados a estos acentos que, a ratos, evocan el de la canción A las ruinas de
Itálica de Rodrigo Caro, se encuentran alusiones a multitud de sucesos coloniales, como la
erupción del Pichincha en 1566; la guerra de las alcabalas de Quito de 1592-93; los
terremotos de La Paz y Lima de 1586 y 1609 respectivamente; las tropelías de los
corsarios Drake, Cavendish, Spilbergen; la epidemia de viruela que asoló a los indios en
tiempos del virrey conde de Villardompardo, etc.

RENACIMIENTO: DIEGO DE HOJEDA (¿1570? -1615). Natural de Sevilla, vino


al Perú a los 15 años de edad para labrar fortuna. El terremoto de 1586 hizo variar sus
planes. Ingresó al Convento de los dominicos y actuó al lado del arzobispo Toribio de
Mogrovejo contra la relajación de costumbres. Se ordenó de sacerdote en 1600. Ocupó
los altos cargos de Prior del Convento de Santo Domingo del Cuzco y del Convento del
Rosario de Lima. En 1612 fue relevado de sus cargos en la orden a causa de
desavenencias con sus superiores; primero fue confinado como simple monje en el
convento de Cuzco, y luego en el de Huánuco de los Caballeros, donde falleció poco
después. En 1617 fue reconocida su inocencia, siendo rehabilitado públicamente. Su
obra principal es La Cristiada, extenso poema épico escrito en doce cantos, cuyo tema
es la pasión y muerte de Jesucristo. Está compuesta “en verso heroico” y “en estilo
grave, en erudición profunda y en devoción suave”. Su primera edición es de 1611,
impresa en Sevilla. Desde el primer momento recibió elogios, entre ellos, los de Lope
de Vega. Es uno de los mayores ejemplares de la poesía épica de habla castellana.

RENACIMIENTO: ALONSO DE ERCILLA (1533-1594)

Alonso de Ercilla y Zúñiga fue un poeta y soldado español, conocido principalmente


por ser el autor de La Araucana.
En 1556 llegó al Perú y acompañó a García Hurtado de Mendoza, el recién nombrado
gobernador y capitán general de Chile, donde se habían sublevado los araucanos. Estuvo
en Chile diecisiete meses, entre 1557-1559 y conoció a don Francisco Pérez de
Valenzuela. Participó en las batallas de Lagunillas, Quiapo y Millarapue, siendo testigo
de la muerte de Caupolicán, protagonista de su poema: La Araucana, poema épico de
exaltación militar en 37 cantos, donde narra los hechos más significativos de la guerra
de Arauco contra los araucanos (mapuches) y que empezó a escribir en campaña.
En marzo de 1558 don García fundó la ciudad de Osorno y, cuando se realizaba una
fiesta en la nueva ciudad con la participación de todos sus vecinos, salió don García por
una puerta falsa de su casa cubriendo el rostro con un casco de visera cerrado
acompañado de Alonso de Ercilla y Pedro Olmos de Aguilera. De improviso se
incorporó Juan de Pineda, quien estaba enemistado con Alonso de Ercilla por rencillas
anteriores y en un momento dado ambos sacaron espadas produciéndose un confuso
incidente. Don García se percató de la situación y arremetió contra el más exaltado, que
era Alonso de Ercilla, y lo derribó con un golpe de maza. Malherido, Alonso de Ercilla
corrió a una iglesia y buscó asilo. El gobernador mandó encarcelarlos y degollar a
ambos contendientes al día siguiente. La vecindad y muchas personas influyentes,
considerando injusta la condena, trataron de persuadir a García Hurtado y Mendoza,
pero los preparativos para la ejecución prosiguieron y la esperanza de salvarlos estaba
perdida. Entonces dos mujeres, una española y otra india, se acercaron a la casa de don
García y se introdujeron por la ventana y por medio de súplicas lograron conmover el
duro corazón del gobernador, quien perdonó la vida a los sentenciados. Alonso de
Ercilla siguió preso tres meses más y luego fue desterrado al Perú. Escribiría don
Alonso en su épico poema La Araucana respecto de este serio incidente:
Después de residir en el Perú, regresó a España en 1562, donde publicó su gran obra
(1569), dedicada a Felipe II. Fue nombrado gentilhombre de la corte y caballero de
Santiago en la villa de Uclés, tras lo cual participó en diversas acciones diplomáticas.
En 1570 se casó con María de Bazán y se instaló en Madrid, donde terminó las partes
segunda (1578) y tercera de su poema (1589). Ercilla usa la palabra araucano como
gentilicio de la palabra en mapudungun rauko (tierra gredosa).
Falleció en Madrid a los 61 años en 1594. Sus restos reposan en el Convento de San
José situado en la ciudad de Ocaña en Toledo. El convento se halla habitado
por carmelitas descalzas. Sus restos estuvieron varios siglos bajo el altar en una cripta
donde se enterraban las propias monjas, pero fueron trasladados a la iglesia anexa al
monasterio para que pudiesen ser visitados con más facilidad.
4. Antología.
La Araucana es un poema épico que relata la primera fase de la Guerra de Arauco entre
españoles y mapuches o araucanos. Refiere las batallas entre los indios y los españoles,
los indios intentando defender sus tierras y sus culturas, y los españoles intentando
establecer sus normas y conquistando territorios. Esto desató una guerra que fue
inspiración para el poema.
Historia de la Conquista de Chile

La conquista se inicia en l519 con la entrada de la banda de Hernán Cortés al


imperio controlado por la ciudad de Tenochitlán, el período de la conquista
culmina literariamente con "La Araucana" de Alonso de Ercilla y Zúñiga(1533-
1596).En tal época se lleva a cabo la estabilización de colonos en Chile bajo el
liderato de Pedro de Valdivia.

En "La Araucana" se observa un conjunto de motivos contradictorios que


quedan insertados en el monumental espectáculo de una victoria militar
elevada a la universalidad espiritual del imperio. La estructura narrativa de la
obra está basada en la movilización del imperio araucano contra la segunda
expedición de Pedro de Valdivia al sur de Chile en 1553.Este material histórico
cubre desde el salto araucano al fuerte de Tucapel hasta la derrota sufrida por
los indios en Quipeo a fines de 1558. Lo cual podría tratarse de un desarrollo
horizontal en el que Ercilla introduce un eje vertical marcado por la llegada de
García de Hurtado y su expedición punitiva a la Isla de Quiriquina en 1557, en
la que venía el poeta. Este acontecimiento da la visión ideológica en la que
Ercilla habla de la concentración de un poder superior en individuos que al
intervenir en el curso de la historia la transforman en una gloria imperial.

A modo de superar los errores cometidos por los españoles en la campaña


como la muerte de valdivia y el avance de Lautaro, líder militar araucano sobre
la ciudad de Santiago y la muerte de éste en un ataque sorpresivo sirven de
augurio del arribo de la Expedición de García de Hurtado con que se inicia la
segunda parte de la obra. De allí en adelante se dan las victorias españolas.
Por otra parte la tercera parte se inicia con la derrota española en Purén con la
sublevación araucana que implica una disgregación y desviación del material
histórico. En parte esto se debe a la declinación del ánimo combativo de los
araucanos: Caupolicán el segundo líder militar araucano es capturado y
ejecutado. En adelante Ercilla presenta la guerra araucana diluida en múltiples
escaramuzas menores hasta la gran batalla en Quipeo es ésta la tercera parte
en la que predomina un aspecto autobiográfico de la pacificación .En ella relata
el incidente conocido del duelo, por tal conducta fue condenado a muerte,
perdonado y encerrado en prisión. De esta manera "La Araucana" culmina con
el retorno del autor a Europa.

ARGUMENTO:
En la obra se puede apreciar que el narrador participa en la trama, lo que no
era habitual dentro del panorama de la literatura culta española. La araucana
incluye hechos históricos como la captura y ejecución de Pedro de Valvidia, así
como la muerte de los caciques Caupolicán y Lautaro. De todas formas la
trama del poema hace que se vea muy uniforme, y varias veces el escritor se
lamenta de este hecho. Se puede apreciar en una estrofa del canto XX:

¿Todo ha de ser batallas y asperezas,

discordia, sangre, fuego, enemistades,

odios, rencores, señas y bravezas,

desatino, furor, temeridades,

rabias, iras, venganzas y fierezas,

muertes, destrozos, riñas, crüeldades;

que al mismo Marte ya pondrían hastío,


agotando un caudal mayor que el mío?

Debido a esto, en el poema también se insertan sucesos fantásticos, como por


ejemplo el del hechicero Fitón que muestra a Ercilla en una esfera que era la
representación de la tierra un acontecimiento del futuro que ocurre en Europa y
oriente medio como la batalla de Lepanto.

En otro episodio del poema narra el encuentro de Ercilla con una mujer
indígena Tegualda, que busca a su esposo Crepino entre los muertos en un
campo de batalla. Esto demuestra el aspecto humanista del trabajo de Ercilla.
Que rinden loas a la valentía tanto por parte de los indígenas como la de los
soldados españoles.

ESTRUCTURA DEL POEMA

La obra pertenece al subgénero del poema épico culto. En el poema de la


araucana de puede apreciar que el narrador participa activamente en la trama,
y la métrica de la obra es la estrofa denominada octava real, que rima ocho
versos endecasílabos con el esquema ABABABCC:

Caciques, del Estado defensores, (A)


codicia de mandar no me convida (B)
a pesarme de veros pretensores (A)
de cosa que a mí tanto era debida; (B)
porque, según mi edad, ya veis, señores, (A)
que estoy al otro mundo de partida; (B)
más el amor que siempre, os he mostrado, (C)
a bien aconsejaros me ha incitado. (C)

La araucana está compuesto por 37 cantos con estrofas con la métrica de la


octava real, cada canto desarrolla un tema específico:

Primera Parte
Canto I: Trata del asiento y descripción de la provincia de Chile y estado de
Arauco, con las costumbres y modos de guerra que éstos tienen; y trata
también de la entrada y conquista que hicieron los españoles hasta que Arauco
comenzó a rebelarse.

Canto II: Habla de la discordia que hubo entre los caciques de Arauco sobre la
elección del capitán general, y el medio que se tomó por el cacique Colocolo,
con la entrada que por engaño los bárbaros hicieron en la casa fuerte de
Tucapel, y la batalla que con los españoles tuvieron.

Canto III: Valdivia con pocos españoles y algunos indios amigos camina a la


casa de Tucapel, para hacer el castigo. Los Araucanos matan a estos
españoles en un camino de paso estrecho, y se libra una batalla, en la que fue
muerto él y toda su gente por el gran esfuerzo y valentía de Lautaro.
Canto IV: Vienen catorce españoles a juntarse con Valdivia en la fuerza de
Tucapel; hallan los indios una emboscada; llega Lautaro con gente de refuerzo;
mueren siete españoles y todos los amigos que llevaban; otros se escapan por
una gran ventura.

Canto V: Contiene la reñida batalla que entre españoles y araucanos hubo en


la cuesta de Andalicán, donde por la astucia de Lautaro fueron los españoles
derrotados, y muertos más de la mitad de éstos, justamente con tres mil indios
amigos.

Canto VI: Prosigue la comenzada batalla, con las extrañas y diversas muertes


que los araucanos ejecutaron en los vencidos, y la poca piedad que con los
niños y mujeres usaron, matándolos a todos con cuchillos.

Canto VII: Llegan los españoles a la ciudad de Concepción hechos pedazos,


cuentan el destrozo y pérdida de nuestra gente, y viendo que había poca fuerza
para defender la ciudad y que había muchas mujeres, niños y ancianos dentro,
se retiran a la ciudad de Santiago. Asimismo se relata en este canto el saqueo,
incendio y ruina de la ciudad de Concepción.

Canto VIII: Se juntan caciques y señores principales del consejo general en el


valle de Arauco. Mata Tucapel al cacique Puchecalco, y Caupolicán viene con
un poderoso ejército sobre la ciudad imperial, fundada en el Valle de Cautén.

Canto IX: Llegan los araucanos a tres leguas de la ciudad imperial con un gran
ejército: no ha efecto su intención por permisión divina. Dan vuelta a sus
tierras, adonde les vino la noticia de que los españoles estaban en Penco
reedificando la ciudad de la Concepción; vienen sobre los españoles, y hubo
entre ellos una gran batalla.

Canto X: Contentos los araucanos por las recientes victoria, ordenan unas
fiestas generales, donde concurrieron diversas gentes, así extranjeras como
naturales, entre los que hubo grandes diferencias y pruebas.

Canto XI: Se acaban las fiestas y diferencias, y caminando Lautaro sobre la


ciudad de Santiago, antes de llegar a ella hace un fuerte, en el cual metido,
vienen los españoles sobre él, dónde tuvieron una recia batalla.

Canto XII: Recogido Lautaro en su fuerte, no quiere seguir la victoria por


entretener a los españoles. Habla con él Marcos Veas, por lo cual Pedro
Villagrán
viene a entender el peligroso punto en que estaba, y levantando su campo se
retira. Viene el marqués de Cañete a la ciudad de Los Reyes en el Perú.

Canto XIII: Hecho el marqués de Cañete el castigo en el Perú, llegan


mensajeros de Chile a pedirle socorro; El cual, al ver que era una petición
importante y justa, se lo envía por mar y por tierra. También habla en este
canto como Francisco de Villagrán, guiado por un indio, va sobre Lautaro.
Canto XIV: Llega Francisco de Villagrán de noche sobre el fuerte de los
enemigos sin ser sentido por éstos: al amanecer es inmediatamente fue muerto
Lautaro. Comienza la batalla con sangre tanto de una parte como de la otra.

Canto XV: En este canto se acaba la batalla, en la cual fueron muertos todos
los araucanos, sin que se rindiera ninguno de ellos. Y se cuenta la navegación
que las naves del Perú hicieron hasta llegar a Chile, y la gran tormenta que
pasó entre el río Maule y el puerto de la Concepción.

Segunda Parte

Canto XVI: En este canto se acaba la tormenta. Contiene también la entrada


de los españoles en el puerto de Concepción e isla de Talcaguano; el consejo
general que tuvieron los indios en el Valle de Ongolmo; la diferencia que hubo
entre Peteguelén y Tucapel: así como el acuerdo que acerca de ella se tomó.

Canto XVII: Habla de la embajada de Millaluco. Salen los españoles de la isla,


levantando un fuerte en el cerro del Penco: vienen los araucanos a asaltarlos.
Cuenta también lo que al mismo tiempo pasaba en la plaza de San Quintín.

Canto XVIII: Da el rey Don Felipe el asalto a San Quintín: entra ella victorioso.
Vienen los araucanos sobre el fuerte de los españoles.

Canto XIX: Habla del asalto que hicieron los araucanos a los españoles en el
fuerte de Penco; la arremetida de Gracolano a la muralla; la batalla que los
marineros y soldados, que habían que habían quedado en guarda de los
navíos, tuvieron en la marina con los enemigos.

Canto XX: Se retiran los raucanos con la pérdida de mucha gente; se escapa
Tucapel muy herido, cuenta Tegualda a don Alonso de Ercilla el extraño y
lastimoso proceso de su historia.

Canto XXI: Halla Tegualda el cuerpo de su marido, y llorando lo lleva a su


tierra. Llegan a Penco los españoles y caballos que venían de Santiago y de la
ciudad imperial. Hace Caupolicán muestra general de su gente.

Canto XXII: Entran los españoles en el Estado de Arauco; comienza una gran


batalla; Rengo hace una gran prueba de su persona; cortan las manos por
justicia a Galbarino, indio valeroso.

Canto XXIII: Llega Galbarino adonde estaba el senado araucano: hace en el


consejo un discurso, con el cual hizo cambiar de opinión a algunos. Salen los
españoles en busca del enemigo; se describe también la cueva de Fitón y lo
que en su interior había.

Canto XXIV: En este canto sólo se habla de la gran batalla naval, el desbarate
de la armada turquesca, con la huida de Ochalí.

Canto XXV: Los españoles establecen su campo en Millarapué; llega un indio


de parte de Caupolicán a desafiarlos; comienza una batalla muy reñida y
sangrienta; señálense Tucapel y Rengo; también se cuenta el valor que
mostraron los españoles aquel día.

Canto XXVI: Trata del final de la batalla y retirada de los araucanos; de la


muerte de Galbarino. También se habla del jardín y estancia del mago Fitón.

Canto XXVII: Trata de la descripción de muchas provincias, montes, ciudades


famosas por paisaje y por guerras. Se cuenta también como los españoles
levantaron un fuerte en el Valle de Tucapel; y cómo don Alonso de Ercilla halló
a la hermosa Glaura.

Canto XXVIII: Habla de las desdichas de Glaura. Asaltan a los españoles en la


quebrada de Purén; se realiza una recia batalla; saquean los araucanos el
bagaje; se retiran alegres, aunque muy heridos.

Canto XXIX: Entran los araucanos en nuevo consejo; tratan de quemar sus


haciendas. Pide Tucapel que se cumpla la batalla que tiene aplazada con
Rengo; combaten en el Estacado brava y animosamente.

Tercera Parte

Canto XXX: Habla del fin del combate de Tucapel y Rengo. Asimismo lo que
Pran, araucano, pasó con el indio Andresillo, yanacona de los españoles.

Canto XXXI: Cuenta Andresillo a Reinoso lo que Pran dejaba concertado.


Habla con Caupolicán cautelosamente, el cual engañado viene sobre el fuerte,
pensando que hallaría a los españoles durmiendo.

Canto XXXII: Arremeten los araucanos el fuerte; son rebatidos por los


españoles. Caupolicán se retira a la Sierra deshaciendo la batalla. Cuenta don
Alonso de Ercilla, a petición de los soldados, la verdadera historia Dido.

Canto XXXIII: Prosigue don Alonso la navegación de Dido hasta que llegó a


Biserta; cuenta cómo fundó a Cartago y la causa por que se mató. También se
contiene en este canto la prisión de Caupolicán.

Canto XXXIV: Hablan Reinoso y Caupolicán de que sabiendo que va a morir


quiere volverse cristiano; muere Caupolicán. Los araucanos se juntan a la
elección del nuevo general.

Canto XXXV: Entran los españoles demandando la nueva tierra. Sale a


encontrarlos Tunconabala; trata de convencerlos de que no fueran pero al ver
que no lo consigue, se ofrece como guía y los lleva por despeñaderos en los
cuales los españoles pasan grandes trabajos.

Canto XXXVI: Sale el cacique de la barca a tierra, ofrece a los españoles todo


lo necesario para su viaje, prosiguiéndoles su derrota. Se embarca don Alonso
de Ercilla hacia España y recorre varías ciudades de Europa; manda el rey don
Felipe a levantar gente para entrar en Portugal.
Canto XXXVII: En este último canto se habla de la guerra como derecho de las
gentes, y se declara que el rey don Felipe tuvo al reino de Portugal, juntamente
con los requerimientos que hizo a los portugueses para justificar más sus
armas.

CONCLUSIÓN:

La obra la araucana es la epopeya más famosa y relata las guerras y batallas


entre los araucanos y los españoles, en donde lo que resalta es la valentía, la
dignidad y el patriotismo por parte de los indios. Cabe destacar el humanismo
por parte del autor, y las narraciones fantásticas acerca de artefactos en los
cuales se puede observar acontecimientos futuros. La araucana es la
representación de la literatura de la conquista.

Alonso de Ercilla se inspiró en otras obras que influenciaron en la escritura del poema
como Orlando furioso de Ludovico Ariosto. El poema consta de 37 cantos y ha sido la
epopeya más famosa del renacimiento español y el primer poema épico americano.
Sobre ella se ha escrito mucho y se han extendido numerosas leyendas.
Personajes principales:
Caupolicán
Rengo
Lautaro
Personajes secundarios:
Tucapel
Millalauco
Reynoso

La Araucana incluye episodios históricos, como la captura y ejecución de Pedro de


Valdivia así como la historia de los caciques mapuches Lautaro, Fresia, Colo
Colo y Caupolicán. Sin embargo, la trama guerrera hace demasiado uniforme el poema,
como ya lamenta el propio Ercilla en el canto XX:
¿Todo ha de ser batallas y asperezas,
discordia, sangre, fuego, enemistades,
odios, rencores, sañas y bravezas,
desatino, furor, temeridades,
rabias, iras, venganzas y fierezas,
muertes, destrozos, riñas, crueldades;
que al mismo Marte ya pondrían hastío,
agotando un caudal mayor que el mío?
Debido a esto, también se insertan sucesos fantásticos, como el de un hechicero que
eleva al narrador en un vuelo sobre la Tierra, permitiéndole ver acontecimientos que
suceden en Europa y Oriente Medio, como la batalla de Lepanto.
Destaca también el episodio del encuentro con una mujer indígena, Tegualda, que busca
a su marido, Crepino, entre los muertos en un campo de batalla. Este último relato es
una muestra del aspecto humanista del trabajo de Ercilla y de su condolencia por la
suerte corrida por el pueblo indígena, describiendo la carencia de malicia y vicios en la
gente hasta la llegada de los españoles. Los versos rinden loas a la valentía tanto de
conquistadores como de indígenas.
Como se puede apreciar, el narrador participa activamente en la trama, lo que en ese
entonces no era habitual dentro del panorama de la literatura culta española.
[cita requerida]
 La métrica de la obra es la estrofa denominada octava real, que rima
ocho versos endecasílabos con el esquema ABABABCC:
Caciques, del Estado defensores, (A)
codicia de mandar no me convida (B)
a pesarme de veros pretensores (A)
de cosa que a mí tanto era debida; (B)
porque, según mi edad, ya veis, señores, (A)
que estoy al otro mundo de partida; (B)
más el amor que siempre, os he mostrado, (C)
a bien aconsejaros me ha incitado. (C)
La Araucana.
La obra pertenece al subgénero del poema épico culto, característico de principios de
la edad moderna. Más específicamente La Araucana fue influenciada por lo que se ha
dado en llamar el Canon de Ferrara, dos poemas épicos cultos escritos en dicha
ciudad italiana:1

 Orlando Innamorato (1486) de Matteo Maria Boiardo.


 Orlando Furioso (1516) de Ludovico Ariosto.
La coincidencia entre los poemas ferrarenses y la obra de Ercilla no acaba en la
utilización del mismo tipo de poema, de temática heroica y caballeresca, sino que
existen además otras coincidencias formales, como es el uso de la octava como metro
poético.
Rastreando las influencias de La Araucana, se debe acotar que a su vez los
dos Orlandos eran deudores de la Divina Comedia de Dante, que en 1321 había creado
el poema épico culto, trabajando con una temática teológica.
La Araucana, por tanto, forma parte de la renovación de la poesía española con formas
italianas, surgida a raíz de la fuerte intervención política y militar hispana que se
desarrollaba por esos años en la península itálica. De hecho, Ercilla había viajado a
Italia como paje del futuro rey Felipe II, lo que le habría dado la ocasión de
familiarizarse con los poemas del Canon de Ferrara y el resto de los autores
del Renacimiento italiano.
Por otra parte, el poema épico culto era la última moda. Poco tiempo antes de la
publicación de La Araucana, otros émulos de los poetas ferrarenses aparecían por
doquier. El portugués Luís de Camões había publicado su obra Los lusiadas en 1572. En
los años siguientes siguieron Torquato Tasso con Jerusalén liberada en 1575, e incluso
el rey de Escocia, Jaime VI, se animó a escribir Lepanto en 1591.
Pero las raíces más profundas de la poesía épica se remontaban a la antigüedad clásica,
de la cual la tradición renacentista italiana hacía eco en ese entonces. En este sentido, La
Araucana es deudora de los poemas épicos grecorromanos.
Los personajes araucanos asumen, a menudo, la actitud de los héroes homéricos y no sin
razón han sido equiparados Lautaro a Héctor, Colo Colo a Néstor, Tucapel a Áyax [...]
Eduardo Solar Correa.2
Por otra parte, La Araucana aplicaba un tratamiento de poema épico a hechos recientes.
En este sentido reproducía la práctica de una antigua obra romana;
la Farsalia de Lucano, que narraba los sucesos de la guerra civil entre Julio
César y Sexto Pompeyo, con claras ambiciones de erigirse en un relato verídico.
Ercilla expresa las motivaciones de la obra con estas palabras: [...] por el agravio que
algunos españoles recibirían quedando sus hazañas en perpetuo silencio, faltando quien
las escriba; no por ser ellas pequeñas, pero porque la tierra es tan remota y apartada y la
postrera que los españoles han pisado por la parte del Perú, que no se puede tener della
casi noticia, y por el mal aparejo y poco tiempo que para escribir hay con la ocupación
de la guerra, que no da lugar a ello; así el que pude hurtar, lo gasté en este libro, el cual,
porque fuese más cierto y verdadero, se hizo en la misma guerra y en los mismos pasos
y sitios, escribiendo muchas veces en cuero por falta de papel, y en pedazos de cartas,
algunos tan pequeños que no cabían seis versos, que no me costó después poco trabajo
juntarlos [...].
La obra es, por tanto, una reivindicación del valor desplegado por los soldados
españoles en una guerra lejana y olvidada. Entre los soldados de esta guerra olvidada se
encontraba el propio Ercilla, por lo que, en algún sentido, es una reivindicación también
de la actuación personal.
Ese es el objetivo explícito y expresado. Sin embargo, se suele indicar que el texto tiene
como motivación oculta la reivindicación de la figura del indígena,3 aunque también se
suele interpretar esta valoración del indígena como una forma indirecta de
autovaloración del español que lo vence

5. Opiniones acerca de la obra. Son muchas las opiniones a favor de La Araucana.


Veamos.

Miguel de Cervantes Saavedra, en su Quijote de la Mancha, dijo sobre La Araucana que


era una de las mejores obras épicas en verso castellano que haya producido España y la
salva novelísticamente del fuego a que fue sometida la biblioteca de don Quijote. El
mismo Cervantes ya antes le había tributado sus halagos a Ercilla en el «Canto de
Calíope» de La Galatea.

Voltaire, que dedicó parte de un ensayo a La Araucana, consideró que el poema
alcanzaba cumbres sublimes en la arenga del cacique Colo Colo del Canto II, que juzga
superior al episodio similar protagonizado por Néstor en la Ilíada. Pero en términos
generales, Voltaire opinaba que Ercilla sufría de cierta incontinencia literaria, que lo
hacían enredarse en pasajes excesivamente fastidiosos:

Marcelino Menéndez Pelayo, crítico literario, señaló que "No hay literatura en el mundo
que tenga tan noble principio como la de Chile, la cual empieza nada menos que con La
Araucana, obra de ingenio español, ciertamente, pero tan ligada con el suelo que su
autor pisó como conquistador, y con las gentes que allí venció, admiró y compadeció a
un tiempo, que sería grave omisión dejar de saludar de paso la grave figura de Ercilla".
El destacado compositor chileno Gustavo Becerra-Schmidt, compuso en 1965 un
oratorio basado en La Araucana que lleva igual título. Tiene la peculiaridad de
incluir instrumentos musicales del pueblo mapuche dentro de la orquesta sinfónica.
El crítico literario chileno Álvaro Bisama, establece en su obra "Cien libros chilenos",
que la Araucana es el inicio de la literatura en Chile.
REFERENCIAS:
http://www.ataun.eus/bibliotecagratuita/Cl%C3%A1sicos%20en%20Espa
%C3%B1ol/Alonso%20de%20Ercilla/La%20Araucana.pdf

http://rap527.blogspot.com/2017/03/analisis-literario-y-resumen-la-araucana.html

http://laaraucanaresumen.blogspot.com/

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