Marco Teorico

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ELECCION CORRECTA DE LA MAQUINARIA

AGRICOLA. ASPECTOS FUNDAMENTALES

Emilio Gil
ESCOLA SUPERIOR D’AGRICULTURA DE BARCELONA
UNIVERSITAT POLITÉCNICA DE CATALUNYA
Introducción

Tercer milenio. Siglo XXI. Año 2001. Sociedad de la información y de la tecnología.


¿Hay algo que se resista a la técnica y que no sea posible realizar? Si el hombre ha sido
capaz de determinar con exactitud milimétrica el genoma humano, cualquier aspecto a
priori complicado en un sector mucho menos sofisticado como lo es el de la
mecanización agrícola resulta un problema baladí. En el actual periodo de celebración
de grandes ferias y exposiciones (SIMA, FIMA, EIMA,...) basta darse una vuelta por
cualquiera de estos certámenes para comprobar como, técnicamente, todos los aspectos
que engloban a la mecanización del sector agrícola tienen solución. Grandes
cosechadoras equipadas con sistema de posicionamiento global para la determinación
exacta de la situación, equipos de tratamientos fitosanitarios selectivos a la presencia o
ausencia de vegetación, sembradoras capaces de dosificar con exactitud la densidad de
semillas adaptándola a los condicionantes específicos, tractores que “deciden” la
relación del cambio a utilizar en función de las condiciones del terreno,... soluciones
que hasta hace pocas fecha podían sonar a ciencia ficción. Sin embargo es una realidad.
Y evidentemente esta realidad debe tener una aplicación inmediata en el sector, es decir,
el agricultor, el empresario agrícola debe poder incorporar a su explotación la
tecnología más adecuada a sus características. Los grandes esfuerzos técnicos y
económicos dedicados por los fabricantes en el diseño, desarrollo y construcción de
todos estos materiales tienen un objetivo común y lógico: incrementar el volumen de
negocio mediante el aumento de la cuota de mercado. No tiene sentido el desarrollo de
tecnologías más eficaces, ergonómicas y seguras si finalmente no llegan al destinatario,
si éste no decide la inversión de una nada despreciable cantidad de dinero en la
adquisición de un determinado equipo. Pero, ¿estamos realmente preparados ante tal
avalancha de tecnología para tomar la decisión correcta? ¿tenemos información
suficiente para decidir por este o aquel tractor, esta o aquella cosechadora, teniendo en
cuenta que la decisión final puede suponer un desembolso definitivo para nuestra
explotación? Hace algunas fechas, en estas mismas páginas, una colega escribía:
“...Incluso a los técnicos que trabajamos en el sector nos resulta complicado leer la
documentación técnica – y no digamos la comercial -, así que los usuarios lo tienen aún
peor. Concedamos al agricultor del siglo XXI la oportunidad de leer documentación

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clara y precisa y ya veremos si la lee o no.” Poca y en muchos casos de difícil
comprensión es la información que llega al agricultor sobre las características técnicas
de los equipos, y nula respecto a los criterios a tener en cuenta para su adquisición. Ante
una situación en la que se requiere la inversión de una cantidad de millones nada
desdeñable, es preciso tener muy claros cuales deben ser los criterios de selección de los
materiales.

La mecanización en el contexto de la explotación

Esta claro que no es posible actualmente el mantenimiento de una actividad agraria sin
el apoyo total o parcial de la mecanización. Por tanto la adquisición del equipamiento
adecuado a cada una de las necesidades es un hecho obligado. Sin embargo, de la misma
manera que es imprescindible la disponibilidad de máquinas para la realización de las
labores, también lo es el hecho de racionalizar y establecer claramente los criterios de
selección y adquisición de las mismas. El coste derivado de la utilización de la
maquinaria agrícola en la mayoría de las explotaciones resulta ser uno de los de mayor
peso específico en el balance global, llegando a suponer en algunos casos hasta el 50%
de los costes totales de la actividad. Por tanto el elegir correctamente el equipamiento
resulta determinante, no solo desde el punto de vista técnico sino, sobre todo,
económico.

La mecanización de las explotaciones agrícolas depende de numerosos parámetros que


van desde los puramente técnicos (modo de acción y características de los materiales) a
los económicos (coste de adquisición y de utilización, ..) pasando por los socio-
económicos (confort y condiciones de trabajo, utilización en común, servicios,...).
Únicamente cuando todos estos factores son tenidos en cuenta es cuando podemos
minimamente garantizar el acierto en la elección.

Criterios técnicos de selección

La elección de una determinada alternativa de conducción del cultivo, ya sea desde el


punto de vista de técnicas de preparación del suelo (laboreo vertical con o sin inversión
del perfil, laboreo mínimo o siembra directa), fertilización, siembra, protección de
cultivos (aplicaciones a bajo volumen, lucha integrada) y tipo de aprovechamiento
(recolección en verde, producción de semilla,...) influyen de forma notoria en la
elección de la tecnología. Las prácticas culturales seleccionadas junto con los aspectos
diferenciales de textura y estructura del terreno, condiciones climáticas, tipo y forma de
las parcelas, etc. tienen una importancia capital a la hora de elegir el equipamiento
adecuado. En este sentido, las características de los equipos deben garantizar la
realización de las labores oportunas de forma que, manteniendo en cada caso la
velocidad de trabajo adecuada a los condicionantes, la capacidad de trabajo resultante
(recuérdese que la capacidad operativa de un determinado equipo viene determinada por
el producto de la velocidad real de avance y la anchura de trabajo) deberá garantizar la
realización de la operación en un tiempo no superior a las disponibilidades. Pongamos
un ejemplo: supongamos una explotación de 200 ha de remolacha ubicada en una zona
en la que, por motivos climatológicos el periodo útil para la realización de la siembra es
de 15 días. Las condiciones de las parcelas obligan a mantener la velocidad de avance
en un valor no superior a los 4 km/h. En este caso, si suponemos una duración de la
jornada de trabajo de 8 horas, la sembradora deberá tener una capacidad de trabajo
teórica de 1.66 ha/h (cociente que resulta de dividir las 200 hectáreas entre las 120 horas
totales disponibles). Ahora bien, si aplicamos un factor reductor del rendimiento (70%)
para tener en cuenta los tiempos perdidos en giros, recarga de las tolvas, ajustes,...esta
capacidad se incrementa a 2.38 ha/h. Por lo tanto, teniendo en cuenta la velocidad de
avance, la anchura mínima requerida de la sembradora será de prácticamente 6 metros.
Este mismo procedimiento es aplicable a la mayor parte de operaciones agrícolas
comunes en cualquier explotación, y nos permite determinar una de las características
principales a la hora de elegir un equipo concreto.

Quizá desde el punto de vista técnico el tractor sea el elemento de más difícil elección.
En primer lugar porque es el elemento accionador de todos los implementos de la
explotación, con lo que su elección deberá realizarse en función de las características
técnicas de los mismos, y nunca al contrario, y en segundo lugar por la diversidad de
funciones para las que está diseñado (tiro, accionamiento, transporte, elevación, ...). Si
bien desde el punto de vista técnico lo ideal sería el disponer de un tractor, de
características diferenciadas para cada una de las operaciones o grupo de operaciones de
requerimientos similares, desde el punto de vista económico resulta una solución
impensable por lo que, a la hora de decidir las características óptimas del tractor lo
primero que hay que realizar es un análisis de la distribución del tiempo empleado en
cada una de las actividades y tratar de garantizar, en la medida de lo posible, el máximo
de requerimientos del grupo de mayor necesidades horarias. Si se trata de un tractor
dedicado principalmente a la realización de trabajos del suelo, con unos requerimientos
de potencia importantes, habrá que tener en cuenta todos los aspectos relacionados con
la adherencia de los neumáticos al suelo, de forma que se reduzcan al máximo las
pérdidas por resbalamiento, la doble tracción será un factor prácticamente
imprescindible para el total aprovechamiento de la potencia disponible. Un aspecto que
no debe pasar por alto es el de la interpretación de las denominadas curvas
características del motor. La evolución del consumo específico de combustible, la
potencia y el par en función del régimen de revoluciones del motor ofrece información
básica. En este caso deberemos buscar motores con un par elevado, a ser posible algo
alejado del régimen de potencia máxima (60% aproximadamente), con una reserva de
par importante (no inferior al 18-20%) y un consumo específico a los regímenes de
potencia máxima y par máximo no demasiado elevado. En cuanto a la transmisión, si
bien es difícil en la mayoría de los casos elegir la relación adecuada en cajas de cambio
con más de 40 posibilidades, lo que debemos garantizar es un adecuado escalonamiento
dentro del intervalo de velocidades más usual para el tipo de labor (3 – 8 km/h). Si el
tractor se va a dedicar principalmente a labores de accionamiento de aperos a través de
la toma de fuerza, será importante que la potencia disponible al régimen nominal de giro
de la tdf sea elevada, que disponga de una elevada reserva de par con un intervalo de
utilización estrecho - lo que le permitirá una rapidez de respuesta adecuada-, y que esté
equipado con tomas de fuerza de distintos regímenes de funcionamiento (540, 750 y
1000 rpm).

En definitiva, desde el punto de vista técnico, las opciones elegidas deberán garantizar
la realización de las labores agronómicamente adecuadas a las necesidades de los
cultivos, en un tiempo siempre inferior a las disponibilidades y de una forma precisa y
correcta.

Criterios económicos

El cumplimiento de todo lo anteriormente expuesto puede decirse que es necesario pero


no suficiente. Si bien la adecuación de las características técnicas de los equipos debe
ser acorde con las operaciones a realizar de forma que se garantice el cumplimiento de
los requerimientos técnicos y temporales de cada una de las actividades, no es menos
cierto que el coste económico de las mismas debe mantenerse dentro de unos intervalos
aceptables ya que, de otro modo, el objetivo final de la explotación agraria como tal
empresa, la obtención de beneficios económicos, resultará enormemente afectado. Es
por tanto imprescindible la estimación o predicción de los costes generados por la
utilización de los equipos como paso previo a su adquisición. Acabamos de mencionar
la palabra clave: PREDICCION. Es evidente que si lo que queremos es tomar la
decisión adecuada debemos conocer, o cuando menos estimar de la forma más ajustada
posible, el coste de utilización de las máquinas. Y debemos saberlo antes de realizar la
actividad. De poco o de nada sirve comprar un determinado tractor o un gran equipo de
tratamientos y darse cuenta, una vez iniciada la actividad, que las horas de utilización de
los mismos no permiten de ninguna manera su amortización, con lo que el coste horario
o el coste por unidad de superficie resulta insostenible.

Para estimar los costes de utilización de cualquier equipamiento agrícola debemos partir
de dos datos fundamentales, el valor de adquisición y la previsión de las horas de
utilización anuales. El primero de ellos es relativamente fácil de obtener, si bien no es
una referencia absolutamente válida las listas de precios normalmente publicadas por los
fabricantes o vendedores. A la hora de estimar el valor de adquisición éste debe ser el
valor real que el agricultor deberá pagar por el equipo, una vez aplicados famosos
descuentos y/o condiciones específicas que el vendedor aplique.

La estimación de las horas de utilización anuales debe realizarse teniendo en cuenta la


superficie de la explotación, la distribución de esta entre los diferentes cultivos, el tipo y
número de operaciones a realizar y, como hemos visto anteriormente, la capacidad
teórica y operativa de la máquina que permita la realización de la labor dentro de los
límites técnica y agronómicamente recomendables. Deberá tenerse en cuenta además la
posibilidad de realizar trabajos fuera de la explotación, con lo que se incrementará la
superficie trabajada por la máquina.

A partir de estos datos, y utilizando cualquiera de las metodologías propuestas, es


posible llegar a la determinación de un valor más o menos aproximado del coste de
utilización de los equipos, tanto en coste por unidad de tiempo (PTA/h) como en coste
por unidad de producción (PTA/ha; PTA/kg; PTA/km;...). Esta información económica
junto con la información técnica previamente determinada son las dos herramientas
fundamentales que dispone el agricultor como elementos de ayuda a la toma de
decisiones.

Criterios socio-económicos

La estimación de los costes de utilización y la determinación de las características


técnicas más adecuadas a los condicionantes específicos no son los únicos elementos a
tener en cuenta. Supongamos el caso siguiente: un agricultor decide poner en marcha en
su explotación la técnica del no laboreo en cereales de invierno para lo que necesita,
imprescindiblemente, la utilización de una sembradora de siembra directa. Una vez
determinada la superficie dedicada a esta técnica, y en función de las condiciones
climáticas y edafológicas particulares, se establecen las características técnicas que debe
cumplir el equipo (fundamentalmente anchura de trabajo) y a partir de ahí se estiman las
horas de utilización anuales. Conocida esta información el paso siguiente es la
obtención de información acerca de las diferentes opciones en cuanto a marca, modelo,
posibles distribuidores y precio de compra. Con estos datos, y aplicando una
metodología simple de predicción de costes de utilización, el agricultor llega a la
conclusión de que el coste horario de utilización de la sembradora de siembra directa es
superior al precio que normalmente vienen aplicando distintas empresas de servicios
para la realización de la actividad. Lógicamente la opción en este caso sería la de no
comprar la sembradora y contratar el servicio cuando fuera necesario. Ahora bien, antes
de tomar esta decisión debemos garantizarnos que dicho servicio realmente existe en
nuestra zona, que tendremos una garantía mínima de respuesta en el tiempo adecuado y
que la calidad de la labor realizada cumple los requerimientos agronómicos del cultivo.
Puede darse el caso de que, por diversos motivos, no exista en la zona ninguna empresa
que garantice la actividad por lo que, en tal caso, y a pesar de que el coste de
adquisición es superior a un hipotético coste de alquiler, la compra es la única
alternativa posible. En este caso aparece un nuevo factor determinante. Si bien es
importante el desembolso inicial que conlleva la adquisición de una máquina, no lo es
menos la garantía de servicio que la marca ofrece en la zona. De todos es conocido que
la sembradora se rompe siempre cuando se esta sembrando. Y lo que no es admisible es
que, por problemas de suministro o de inadecuada respuesta por parte del vendedor, la
pieza en cuestión tarde en llegar, o se tenga que pedir a miles de kilómetros de
distancia, con lo cual cuando esta llega se ha terminado el periodo óptimo para la
siembra, con el consiguiente incremento de los costes indirectos del cultivo, propios de
la realización de las labores fuera del plazo adecuado.

Otros aspectos socio-económicos a tener en cuenta son la facilidad de utilización y


regulación de las máquinas, la fiabilidad y estabilidad en el tiempo, el prestigio de la
marca sobre todo en cuanto al servicio post-venta, etc.

Como predecir los costes de utilización

Diversas metodologías se han propuesto por diferentes autores con el fin de predecir, de
la forma más aproximada posible, el coste de utilización de los equipos agrícolas. En
todas ellas se tienen en cuenta aspectos como la amortización del capital invertido, los
intereses, el coste de reparaciones y mantenimiento y, en su caso, el coste de
combustible. En todos los casos la determinación del coste final en pesetas por unidad
de tiempo o en pesetas por unidad de producción, pasa por la determinación de dos
grandes grupos de costes: los denominados costes fijos y que, por definición, son
independientes del grado de utilización de la máquina, y los costes variables, aquellos
que varían en función de la intensidad de uso.

De todos los componentes que intervienen en el cálculo del coste final, debemos
destacar dos, tanto por el orden de magnitud como por las diferencias de criterios
adoptados a la hora de su predicción: nos referimos al coste de amortización y al coste
de reparaciones y mantenimiento. El primero de ellos, el coste de amortización, tiene
como objetivo la recuperación, como mínimo, del capital invertido en el equipo, de
forma que se garantice la sustitución del mismo al final de la vida útil. De las diferentes
metodologías de cálculo propuestas destacamos la desarrollada por la Asociación
Americana de Ingenieros Agrónomos (ASAE) que propone una amortización fija o
variable en función de las horas de utilización del equipo, y la propuesta por el CEMAG
(Centre d’Étude de la Mécanisation en Agriculture) vinculada al Ministerio de
Agricultura de Bélgica, basada en un tipo de amortización mixta, teniendo en cuenta los
años de vida y las horas totales de uso. En cuanto a la predicción de los costes debidos a
reparaciones y mantenimiento, probablemente los de más difícil evaluación dados los
condicionantes externos que intervienen (condiciones de manejo y utilización,
características particulares de la explotación,...). ASAE propone la determinación de un
coste total de reparaciones a lo largo de toda la vida útil de la máquina como porcentaje
del valor de adquisición de la misma. Para la determinación de este porcentaje se
utilizan datos estadísticos de frecuencia y coste de las reparaciones de los diferentes
equipos en las condiciones de la agricultura americana. El método propuesto por el
CEMAG establece un coste horario de reparaciones en función de datos estadísticos de
los diferentes equipos y condiciones de utilización, a partir de datos de explotaciones
agrícolas centroeuropeas.

La elección de una u otra metodología debe tener en cuenta aspectos como la facilidad
de aplicación, la fiabilidad de los resultados finales y la adecuación a los condicionantes
específicos de cada zona. El hecho de que ASAE utilice datos estadísticos del mercado
americano de maquinaria agrícola hace pensar, a priori, que las condiciones de tamaño
de las explotaciones, máquinas, capacidades de trabajo, etc. no son tan semejantes a lo
que pueden ser las características tenidas en cuenta en el método propuesto por el
CEMAG.

Costes de utilización
Tractor 4RM 145 CV (10.400.000 PTA)
7000
CF ASAE CV ASAE
6000 CF CEMAG CV CEMAG
Coste total (PTA/h)

5000

4000
3000

2000

1000

0
400 400 1200 1200 20002000
Horas/año

Fig. 1: Análisis comparativo del coste medio de utilización en función de la metodología


empleada. En el caso de la predicción de los costes horarios de un tractor, los métodos
propuestos por ASAE y por el CEMAG no presentan diferencias importantes en el
resultado final, si bien se aprecian diferencias en la distribución entre costes fijos y costes
variables.
Para comprobar numéricamente esto se ha realizado un trabajo en el que se han
comparado los resultados finales obtenidos con los dos métodos mencionados,
calculando los costes de utilización de un número representativo de máquinas y
tractores, modificando parámetros como la intensidad de utilización y el valor de
adquisición. La conclusión final a la que se ha llegado es que, si bien existen notables
diferencias en los valores obtenidos para los diferentes componentes de los costes, la
cifra final de coste horario (lo que realmente necesita saber el usuario) es muy similar
cuando en el caso del cálculo del coste de utilización de tractores (Fig. 1). Sin embargo,
se aprecian mayores diferencias cuando se trata de calcular el coste de utilización del
resto de la maquinaria agrícola. Estas diferencias son especialmente importantes para
los casos de baja intensidad de utilización anual (Fig. 2).

Costes de utilización
Sem bradora a chorrillo (550.000 PTA)
3000
2500 CF ASAE CV ASAE
Coste total (PTA/h)

2000 CF CEMAG CV CEMAG


1500
1000
500
0

30306060120120
Horas/año

Fig. 2: Análisis comparativo del coste medio de utilización en función de la metodología


empleada. Los métodos propuestos por ASAE y por el CEMAG presentan algunas diferencias
cuando se trata de máquinas agrícolas, especialmente para casos de baja intensidad de uso
anual. Son asimismo importantes las diferencias en la distribución de costes (fijos y
variables).

En consecuencia, podemos decir que no es tan importante la elección de uno u otro


método de estimación de los costes de utilización, como la realización de estos cálculos
previos. Por muy desajustado que pueda parecer un método, siempre tendremos una
información adicional que puede resultar imprescindible a la hora de tomar decisiones.
En este sentido, y como una herramienta más de ayuda, el Departamento de Ingeniería
Agraria de la Escola Superior d’Agricultura de Barcelona ha desarrollado un programa
simple para el cálculo del coste de utilización del equipamiento agrícola basado en la
metodología propuesta por ASAE (Fig. 3).

Apero: Tractor:

Elija el apero/máquina
Pulverizaciones
Elija el tractor
Introduzca las características del apero Tractor 4 Ruedas Motrices

APERO Introduzca las características del tractor


Precio (Pts) 1,500,000
Potencia (CV) - TRACTOR
Consumo específico (g/KW.h) - Precio (Pts) 4,000,000
Precio gasoil (Pts) 12 Potencia (CV) 95
Horas de trabajo anuales 200 Consumo específico (g/KW.h) 250
Precio mano de obra (Pts/h) Precio gasoil (Pts) 34
Tipo de interés (%) 7 Horas de trabajo anuales 1,400
Velocidad de avance (Km/h) 4 Precio mano de obra (Pts/h) 900
Anchura de trabajo (m) 3.0 Tipo de interés (%) 10

sólo en caso de máquinas automotrices.


deben coincidir con las horas que aparecen en la celda de ayuda.Si esta casilla no se cumplimenta, el programa utilizará por defecto las horas de la ayuda.
Precio apero alquiler:Celda de ayuda:

Precio de alquiler (Pta/ha) 2,000 Horas de trabajo anuales* 149


Precio de alquiler (Pta/hora) 500
* según las hectareas trabajadas, la velocidad y anchura
de la máquina seleccionada.

Características de la parcela:

Cuadrada Estándar Rectángulo (2:1) Rectángulo (4:1) Curva Irregular Obstáculos

Superficie (Ha)* 150


* hace referencia a la superficie de utilización del apero, incluidos los trabajos a terceros

FIN HOJA

Fig. 3: Ejemplo de una de las ventanas del programa CUMAQ (Coste de Utilización de
Maquinaria Agrícola) desarrollado por el Departamento de Ingeniería Agraria de la
Escola Superior d’Agricultura de Barcelona (Guimaraes y Farrán, 1998).

Evolución de los costes: como interpretarlos

En las líneas anteriores ha quedado claro un hecho fundamental: el grado de utilización


anual de los equipos resulta clave. De todos es conocido que el principal causante del
elevado coste de utilización de los tractores en nuestras explotaciones deriva de la
escasa utilización anual. Basta echar un vistazo a los análisis realizados por el
Ministerio de Agricultura para ver que la intensidad de utilización anual en tractores no
sobrepasa de media las 600 horas, cifra realmente escasa y que imposibilita una
adecuada amortización en la mayoría de los casos.

La evolución de los costes de utilización medios presenta una progresiva disminución a


medida que se incrementa el grado de utilización. La representación gráfica de la
evolución de los costes por unidad de superficie (PTA/ha) en función de la superficie
anual trabajada (ha) es ampliamente conocida. Ahora bien, analizándola detenidamente
es posible extraer información práctica de utilidad (Fig. 4).

10000
Curva de coste
Curva de coste en
en función del volumen
función del volumen de
de trabajo
trabajo
(CF/ha
(CF/ha ++ CV)
CV)

Límite superior
Límite superior de
de precio
precio
Coste (PTA/ha)

5000 C
C
Límite superficial
Límite superficial de
de empleo
empleo
B
B

Nivel de Nivel
utilización en la explotación
de utilización A
A
en la explotación

0
25 125 225
Superficie (ha/año)

Fig. 4: Representación gráfica de la evolución de los costes de utilización en función de la


intensidad de uso. Método de análisis e interpretación.

La primera información a destacar es el límite superficial de empleo o límite técnico de


utilización (punto A). La evolución de la curva indica que a medida que aumentan las
hectáreas trabajadas disminuye el coste por hectárea. Ahora bien, la superficie total de
trabajo al año está limitada y depende a su vez de la capacidad de trabajo de la máquina
(ha/h) y de la disponibilidad de tiempo para la realización de la actividad.

El punto B indica el coste de utilización actual para el nivel de uso de la explotación.


Indica el coste de la actividad para la intensidad de utilización de la explotación. El
punto C indica el límite superior de precio, o lo que es lo mismo, el coste de la
prestación equivalente efectuada según métodos alternativos (alquiler, empresa de
servicios,...).

Como se puede apreciar, el análisis detallado de la evolución de los costes de


utilización, si se parte de una adecuada predicción de los mismos permite, o cuando
menos ayuda enormemente a tomar la decisión técnica y económicamente más
adecuada.

Intensidad de us

Cultivos Clima Coste total

AAASSPPEECCTTOOOSS AAASSPPPEECCCTTOOSS
TTTÉÉCCNNIICICICCOOSSEEECCOOONNNÓÓMMICICICICOOSS
Coste medio

Superficie
Inversión
MMEECCAAANNNIZIIZAACCIÓIÓIÓIÓNNDDEE LLLAAEEXXXPPLLLOOOTTAACCCIIÓIÓIÓÓNN

Soluciones alternativas
AAASSPPPEECCTTOOSS Servicio post-venta
SSSOOOCCCIAIALLEESS

Fiabilidad

Fig. 5: Aspectos a tener en cuenta para la correcta elección de la maquinaria agrícola

Finalmente insistir en el hecho de que la correcta elección de un determinado equipo


debe tener en cuenta los aspectos técnicos y de manejo más importantes del mismo, de
forma que estos permitan la realización de la actividad de forma agronómicamente
adecuada, que el coste de dicha actividad sea asumible en el contexto de la explotación
y que, desde el punto de vista socio-económico su adquisición no represente un
problema a veces de difícil solución (Fig. 5).

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