Asertividad, Genuinidad, Manipulacion

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Essays

Las dificultades para ser real


y dejar vivir a los demás:
Cinismo, Hipocresía, Asertividad,
Genuinidad, Culpa, Manipulación
... en la Cultura Chilena.
– conceptualización y dinámicas –

 Cinismo vs. Hipocresía . 2


 Miedo, Culpa y Asertividad . 3
 Manipulación . 5
 Genuinidad . 6

APÉNDICE 1: Asertividad. 7
APÉNDICE 1I: Envidia . 9
APÉNDICE III : La Envidia ... en la comunidad española 12

Éste es un desordenado ensayo que busca integrar varios procesos emotivos ligados con el
desarrollo de la asertividad, ligándolo someramente con el estilo chileno de crianza.
Hay trabajos afines, que profundizan u operacionalizan algunos de los conceptos tocados aquí,
para quienes estén interesados en ahondar la discusión. Parte de dos de éstos van como apéndices,
más un ensayo actual español... mal de muchos ... ;)
Sería feliz si éste motiva una reflexión, especialmente a favor de vivir y dejar vivir !

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Cinismo vs. Hipocresía .


Voy a partir con la definición de estos dos términos, que habitualmente son mal usados en el
léxico chileno: periodistas y gente común usan "cinismo" para referir características hipócritas,
mientras que el término "hipocresía" prácticamente no es utilizado.
Cinismo 1 2 viene de la escuela filosófica homónima, de la época socrática y que, para asociarlo
con el significado más contemporáneo, consistía en vivir simplemente, dejando de lado la
sofisticación y acercándose a lo natural. 3 En su significado más contemporáneo, podría ser
sinónimo cercano de descarado, fresco o desvergonzado. En una acepción más actual, refiere a
quienes son descreídos, ateos, y que se burlan de las asunciones culturales más típicas, como del
protocolo y de ciertas normas morales y religiosas –y, por tanto, viven de acuerdo a sus propios
principios. –Es claro que, por donde se le busque, cinismo no tiene parentezco alguno con
hipocresía.
Hipocresía, en cambio, viene de "actor" y en su acepción más actual significa aparentar ser mejor
(especialmente, en lo moral / ético) de lo que la propia persona conoce de sí y de lo que su
comportamiento antecedente muestra.
Sospecho que este mal uso viene de un afán eufemista, propio del estilo de habla chilena, donde
decir derechamente "hipócrita" (que, en el fondo, todos entendemos bien lo que significa) suena
muy fuerte, muy duro (versus "cínico", que nadie parece conocer bien).
Pero, en el contexto de este ensayo, la hipocresía estaría lejana a la asertividad, mientras que el
cinismo sería como una exacerbación de ella.
Asertividad, en simple y respetando su etimología, es la capacidad / habilidad de hacer asertos.
Un aserto es una proposición, una afirmación, una declamación de lo que el hablante piensa y
quiere.
En Psicoterapia, la actitud asertiva es algo más profundo, que tiene que ver con la confianza
/seguridad en sí mismo, con la solvencia y, al final, con la estima de sí –es decir, con el aprecio
que me tengo a mí mismo, con el valor que le doy a mis necesidades y puntos de vista.
En este marco, cuando decimos que la chilena es una cultura hipócrita, estamos asumiendo que la
gente no es capaz de ser asertiva, que tiene miedo de mostrarse y que, en el fondo, fue criada de
una manera tal que los hizo inseguros, creer que valen poco y, peor, no fueron queridos, por lo que
no sienten un aprecio profundo por sí mismos.
Es fácil entender que, en ese ambiente y con esa actitud resultante, la gente va a tender a mentir, a
manipular, a ser evitativa, condescendiente, traicionera y resentida. Por supuesto, con una infancia
y pubertad así, difícilmente van a tener un carácter alegre y extrovertido, mientras que van a tender
a refugiarse en la depresión y en el vandalismo, haciendo las cosas a escondidas.

1
https://www.philosophybasics.com/movements_cynicism.html
2
https://en.wikipedia.org/wiki/Cynicism_(philosophy)
3
Curiosamente, muchos de los preceptos del Cinismo fueron adoptados por los Estoicos.

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Miedo, Culpa y Asertividad .


Culpa.
Claramente, la culpa es uno de los frenos principales a la actitud asertiva.
Pero, aun antes que la culpa, es el simple temor a actuar, a expresarse. Qué produjo ese temor,
crónico, habitual ? Por qué el niño titubea a la hora de participar en clases ? Por qué el
adolescente se avergüenza de acercarse a una potencial pareja ? Por qué un trabajador no opina y
no hace ver los errores de administración o técnicos ?
-Preguntas de no muy difícil respuesta. Sin embargo, cómo superar esas limitaciones ? De dónde
surgen esas actitudes castratorias de los criadores –padres/madres, profesores, compañeros de
curso, supervisores ?
La culpa es vivida más nítidamente en la interacción con los hijos, especialmente si uno está
separado de ellos; pero, por supuesto, no queda restringida a ese ámbito.
La sensación de culpa deriva de las experiencias tempranas de castigo: es, de hecho, una
anticipación del castigo internalizado. P.e., si el niño es castigado por hacer algo, va a sentirse
culpable si después piensa, intenta o ejecuta dicha acción; naturalmente, una actitud también es
configurada con una creencia (v.g., 'éso no está bien'), una tendencia a la acción (normalmente,
un drive ambivalente: un grado de compulsión a hacer lo prohibido/castigado y un afán por evitar
el castigo) y un sentimiento (atracción hacia lo prohibido, mezclado con miedo a ser pillado en
falta).
La culpa está corrientemente subyaciendo a los sentimientos depresivos: por ello, atacarlos a
través de ejercicios de desarrollo de la asertividad resulta efectivo para ambas dishabilidades.
La culpa probablemente también está en el complejo que configura la actitud cancerosa, donde sí,
adicionalmente, es necesaria una dosis importante de negación de los propios sentimientos
depresivos: de cansancio, de derrota, de culpa, de inferioridad. Pero el no atreverse a asumir –el
no permitirse- los sentimientos depresivos, probablemente tienen culpa detrás. No es rara la
descalificación de las expresiones de desánimo, comúnmente llamadas "flojera", "derrotismo",
"falta de fuerza de voluntad" y similares. El descalificativo importado de moda, "loser"
(perdedor), no va tanto a que la víctima haya perdido muchas veces, sino a castigar su actitud
depresiva.

Hay otra forma de culpa, más neurótica (más compleja, en cuanto al mecanismo), que deriva de las
fantasías agresivas, más evidentes en las madres aprensivas: imaginan enfermedades, accidentes,
incidentes, a veces con detalles que resultan escalofriantes. La aprensividad, en este sentido,
surge de la ambivalencia (en chileno: sentimientos encontrados / contrapuestos o contradictorios),
donde la carga agresiva evidentemente supera a la amorosa o genuinamente protectiva. Por
supuesto, la madre niega estos sentimientos e impulsos destructivos y, entonces, emergen como
fantasías vívidas, que generan un natural temor.

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* El papel del psicoterapeuta/facilitador es lograr la confianza del paciente, como para que logre
sentir, reconocer, y expresar, los sentimientos aversivos hacia sus cercanos –muchas veces
partiendo desde admitir una leve molestia, hasta llegar a reconocer que desearía que el otro
estuviera lejos y no la atosigara.
Envidia.
Aquí hay otro aspecto de la falta de asertividad: la persona aprensiva no se atreve a vivir su vida
–entonces, envidia la libertad de quienes la rodean.. y busca cohartársela. El "no se atreve" puede
venir desde simple timidez e indecisión, hasta principios morales fanáticos.
Es frecuente confundir el fenómeno de la envidia con el simple deseo o aspiración de querer lo
que el otro tiene. La envidia comúnmente aparece con el nacimiento de la hermana menor y el
intenso deseo de destronarla del puesto de máxima atención de los papás (por supuesto, hay
también otras circunstancias, pero ésta sirve para ilustrar): así, el impulso subyacente primordial,
compulsivo, no es 'tener lo que la otra tiene', sino desposeerla o desbancarla.
La típica envidia inquisitoria es desear intensamente que el otro no haga algo, frecuentemente
justificado por algún precepto moralista; a veces, ni siquiera que no-haga: es que no disfrute con
algo –frecuentemente cito el caso de la prohibición de reírse a las niñitas, porque las carcajadas 'no
eran de señoritas'.
Así, la envidia responde a un propósito negativo –quitar, desbancar, terminar con el disfrute del
envidiado- más que a uno positivo –apropiarse de lo que el envidiado tiene. De hecho, en muchos
casos, quien envidia va a seguir sin permitirse vivir aquéllo de lo que privó al envidiado, puesto
que el resentimiento crónico no da esa posibilidad. También aquí puede ser utilizado el ejemplo
del hermano chico: el hermano mayor no acepta las atenciones que los papás quieran darle,
cuando se dan cuenta de que lo han dejado de lado, y busca enrostrarles su mala actitud. La
satisfacción vindicativa pasa a ser la victoria, más que el recuperar el puesto. La ambivalencia que
le produce el tener que compartir privilegios hace insufrible aceptar esa condición.
La envidia está mucho más presente de lo que el lego percibe: en cada impulso a criticar, en el
afán por romper ilusiones, en prevenir al ingenuo, en la falta de empatía (cuando buscamos
imponerle al otro los sentimientos que nos parecen apropiados o correctos), en los sermones y, por
supuestos, en las amenazas.
Cada vez que queremos impedir (corregir es una forma de hacerlo) que el otro viva, sienta, haga a
su manera, estamos actuando la envidia.
Fenomenológicamente, la envidia es una emoción, pariente de los celos, que surge sobre la base de
un impulso de sacar de ahí al envidiado (de no permitirle). Por supuesto, uno de sus componentes
es la rabia, muchas veces vivida como indignación.
* Aquí, el papel de Facilitador es ayudar al envidioso a superar el resentimiento crónico, la
ambivalencia, y permitirse vías de realización y disfrute personales,

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Manipulación .

La actitud manipuladora no es tan simple, en su dinámica, como parece, si entendemos que


debajo está todo este complejo de negaciones y sentimientos ambivalentes: quien busca manipular
(pensando en alguien que lo hace con propósitos en la esfera emotiva –no en la de los psicópatas,
que buscan ganancias concretas o ejercer sadismo) está tratando de que el otro cambie sus
sentimientos, para no develar los propios, porque ésos pueden haber sido evocados por las
emociones e impulsos que el manipulador está intentando mantener ocultos.
Las formas más light de manipulación –p.e., forzar que alguien deje de llorar o intentar animar a
quien está deprimido- surgen de la incapacidad de responder empáticamente, muchas veces por el
temor al propio desborde; pero también por la envidia de ver cómo alguien puede vivir emociones
que el manipulador no se permite.
Sin embargo, hay formas más heavy de manipulación, como las que refieren los chistes de las
madres-judías (jewish mom) y que en AntuTalleres llamamos "viejas lechuzonas". Estas maneras
son complejas de describir y exceden las pretenciones de este trabajo: quienes estén interesados
pueden googlear publicaciones de Gregory Bateson & asociados, acerca de la etiología de la
esquizofrenia. 4
Sin embargo, al final, en los manipuladores, pesados y livianos, encontramos una profunda
incapacidad de asumir –vivir y expresar- los propios sentimientos y necesidades. Por ende,
trasuntan una terrible debilidad en su amor propio. 5
El manipulador suele tener la infame facilidad de empatía parcial, unidireccional : es capaz de
percibir qué está sintiendo el otro pero, en vez de permitirse ser contagiado por esa emoción, la
rechaza (con envidia y resentimiento, amén de los propósitos instrumentales) e intenta
aprovecharla o modificarla.
* En este contexto, una de las tareas clásicas del Facilitador / psicoterapeuta es enseñar a vivir las
propias emociones, así como abrirse a la empatía, permitiéndose el contagio emocional.

4
Hay también algunos digests en Biblio AntuTalleres.
5
Por supuesto, también hay manipuladores profesionales, como los espías y los estafadores, donde no es tan
obvia esta relación; aunque la elección de ese oficio hace sospechar motivos profundos similares.

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Genuinidad .

Ahora, qué es la genuinidad ?


Conceptos similares o afines son espontaneidad, honestidad, expresividad, transparencia.
En AntuTalleres es utilizado el concepto de Carl R. Rogers para Congruencia, que ocurre en el
cruce entre sentimientos, expresión de éstos, los pensamientos, y su verbalización:
Así, incongruencia entre pensamiento y dichos = mentira;
Entre sentimientos y su expresión = incongruencia propiamente dicha o hipocresía;
Entre sentimientos y pensamientos = neurosis (conflicto consigo mismo).
* Una de las vías más efectivas que he encontrado para el facilitar desarrollo de la genuinidad es a
través del Focusing (el método de Eugene Gendlin).

La Genuinidad, si bien claramente es una virtud, debiera movernos más hacia el agradecimiento
que hacia la vanidad: literalmente, es un gift (regalo / don) y la verdad es que probablemente no
tengamos idea de cómo hemos podido llegar al nivel de genuinidad en que estamos (en el grado
que lo seamos –nadie es 100% en todo momento), aun cuando estemos convencidos de que es un
atributo 'voluntario' (como si una parte de nosotros pudiera gobernar a la otra y decidir por la
opción de ser real –en vez de hipócrita). La falta de genuinidad es una desgracia, más que un
pecado, y debería evocar compasión más que condena: quien no se atreve a ser genuino
normalmente tiene miedo de mostrarse, porque ha sufrido rechazo y castigos, y no encuentra la
manera de ser más espontáneo.
La genuinidad es la cualidad más cercana a la realización personal, en la concepción Humanista
del término: realizarse es ser más uno mismo, es sentirse profundamente coherente, pensando,
sintiendo y haciendo en concordancia con el propio fuero interno.
Asertividad y genuinidad van juntos. La asertividad es la cualidad más visible y, a través de su
ejercitación, es posible avanzar hacia la genuinidad.

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APÉNDICE 1:
Asertividad.

Asertividad deriva del verbo latino assero, que significa declarar, manifestar, reivindicar. Se
refiere a la capacidad de autoafirmarse, expresando directamente lo que opinamos, sentimos,
deseamos. Hacer valer los derechos propios que sentimos legítimos.
La asertividad suele ser combinada con el tino y la consideración. Nada más lejos de su
significado más propio. No solamente lo hace un problema semántico, sino también complica su
entrenamiento: es complejo, para el aprendiz principiante, comenzar su práctica de asertividad
con "peros". Estos peros son del tipo "di lo que sientes pero considera el momento oportuno"
(oportunidad, tino) o "pide, pero sin atropellar" (consideración).
Nadie discute que comportamientos puramente asertivos podrían colisionar con los derechos de los
demás o con las legítimas aspiraciones de convivencia pacífica. Sin embargo, es conveniente
distinguir, de modo tal que el entrenamiento asertivo tenga los efectos deseados.
Sin embargo, cuando miramos más profundo la cualidad asertiva, encontramos la templanza: esta
mezcla de serenidad y firmeza, al estilo del pensador Mario Rodríguez Cobo (Silo): "paz es
fuerza".
El ejemplo más real de esta realidad profunda lo pude observar –y experienciar- en los grupos
macrobióticos. Tal parece que la adecuada alimentación (en mi opinión, más que cualquiera de las
otras prácticas de la Escuela Macrobiótica) reduce a tal punto la ansiedad, que la aprensividad
desaparece y es posible manifestarse sin dificultad: preguntar, decir sí, no; pedir tiempo para
pensarlo; discutir. La actitud macrobiótica, en este sentido, es una sin culpa, sin remordimiento;
es un decir diáfano, al estilo del niñito que pregunta "y por qué el rey va desnudo ?"
Aun más, la actitud corporal macrobiótica es naturalmente erguida, con la espalda relajada y el
pecho abierto –casi una caricatura de asertividad !
La expresión del rostro es más bien plácida, aunque firme; lo que a algún observador podría
parecerle dura o inflexible; a un romántico, poco expresiva, poco emocional.
Por supuesto, no es el propósito de este paper ensalzar a la Macrobiótica, sino ilustrar el concepto
de asertividad en sus aspectos más profundos.
Una persona serena va a naturalmente considerar al otro; sin embargo, no al punto de una
hipersensibilidad o aprensividad respecto a sus reacciones emocionales. Pero sí es claro que no es
compatible la serenidad –ni la templanza- con la agresividad, ni –menos- con los arrebatos
histéricos exigentes, demandantes o dependientes.

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A propósito de fantasmas, de imágenes de pseudo-asertividad que nos coharten, también es


necesario distinguir la asertividad de la manía, de la euforia desmedida y egocéntrica, donde la
persona sólo es capaz de hacer contacto con afanes manipulativos. Aquí, el maníaco se siente
desbordantemente seguro de sí mismo, especialmente de lo que cree, de lo que piensa, de lo que
percibe. El maníaco suele ser atropellador, aunque a veces su capacidad de convencimiento es tal,
que puede ser seguido sin coacción ni manipulación.
Los psicoterapeutas deberían dejar de temerle a la Asertividad pura, y destinar más energía a
fomentarla: en Chile, éso no sólo nos ayudaría contra la hipocresía (corriente-mente mal llamada
"cinismo"), sino también con la depresión y el colon-irritable –todos males endémicos en nuestra
cultura, donde cuesta tanto ser asertivo.
Ser asertivo también va con ser cercano, afectuoso, solidario. Suelo mirar a nuestros vecinos,
argentinos, admirando su forma de crianza, donde a los niños se les da espacio para ser y actuar.
La "pachorra" no es otra cosa que asertividad.
La timidez –ya sea por indecisión, por vergüenza o por temor- va surgiendo en niños y jóvenes en
la medida en que actuamos con soluciones de Procusto: como si nuestros niños fueran un arbusto
al que hay que podar... o como un bonsai !
Somos buenos para decir no al niño –y lo criticamos y hacemos dudar, porque estamos
proyectando, transfiriendo, la propia castración que nos tocó sufrir.
* Bueno, la buena noticia es que la tecnología para el desarrollo tardío de la asertividad existe ya
desde hace décadas; también la necesaria para que los padres y profesores aprendan a
criar/educar. –La mala, es que hacemos caso omiso de ella.
He visto una tendencia creciente a "ir al psicólogo" o a tener terapeuta (léase psicoterapeuta) en
formato individual; así como la agonía de los grupos de crecimiento personal, para dar paso a
gimnasios, a los spa-turísticos con paquetes rígidamente establecidos y adecuadamente asépticos,
y a las prácticas de disciplinas atontadoras, como el Tai-Chi practicado como monito-mayor o el
Hatha-Yoga en sus distintas variantes, que buscan –como señalaba antes- la poda, el auto-bonsai.
Siento nostalgia de los encuentros al estilo Esalen (del Esalen Institute) multi-dimensionales, con
un grado excitante de impredictibilidad, aunque ciertamente seguros. Echo de menos la cultura
hippie...

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APÉNDICE 1I:
Envidia .

La conceptualización del fenómeno de la envidia ha tenido un alto valor como herramienta de


Facilitación, en su desarrollo dentro de los Programas de Formación de Facilitadores y, también,
trascendiéndolos, hacia el Desarrollo de Equipos, para entender los fenómenos del bullying y al
campo de la Psicoterapia en general.
El esfuerzo inicial partió motivado por la necesidad de explicar a los Participantes porqué el
suscrito (7) consideraba que algúnos Participantes estaban envidiosos –a su vez, el incidente era
producido por el ataque que iniciaban ellos contra otro; frente a lo cual yo reaccionaba en su
defensa, calificando el ataque como envidioso.
Esta conceptualización tiene básicamente dos fuentes: la de Gurdieff y la Psicoanalítica. 8
El proceso es iniciado con la "identificación" (Gurdieff) del sujeto envidioso con el objeto de la
envidia: hay aspectos del objeto o víctima que evocan una intensa ambivalencia en el envidioso,
en términos de que tiene características –como persona o por lo que está haciendo- que no quiere
reconocer en sí mismo, que las niega: por tanto, rechaza a esa persona, eventualmente negando
que su reacción es hacia la persona y enfatizando que su reprobación es hacia la acciones.
La envidia podría ser ilustrada con algunas frases, tales como por qué él, si Yo no me lo permito ?
-éso Yo ya lo tengo superado - es inadmisible - así no vale / está descalificado.
En general, podemos afirmar que cualquier acción, actitud o reacción que nos llama la atención,
para rechazarla, corresponde a una veta envidiosa: corresponde a aspectos de nuestro ego que no
tenemos aun integrados/madurados. Ésto es, que en parte hemos decidido que éso no debe ser,
para nosotros mismos, mientras que –en el fondo- aun lo deseamos: hay un conflicto sin resolver.
Celos y envidia.
Los celos son algo muy parecido, aunque distinguible: en esos casos, también quiero sacar de su
posición al envidiado; eventualmente para ocupar su puesto. En la medida que yo no voy a
ocupar su lugar, pasa a ser envidia.
Por supuesto, también hay que considerar que los celos han de tener un componente sexual, de
atracción erótica, para hablar en propiedad.
Cuando un padre cela a su hija –o cuando un hijo cela a su madre, recientemente divorciada-
estamos en presencia de algo más perverso, donde son conjugados ambos sentimiento: hay celos y
envidia.

7
–Víctor H.I. Kuschel, como Docente, en los Programas de Formación de Facilitadores.
8
S. Freud : Psicopatología de la vida cotidiana.
Gurdieff : (by Outspensky) Hacia una Psicología de la Posible Evolución del Hombre (sobre
Identificación).

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La envidia contiene en sí misma un dispositivo que hace que el envidioso actúe contenidamente,
dado que su propósito no es hacerse del objeto que generó la envidia, sino sólo quitárselo al
envidiado. Esta forzosa contención es lo que la hace más peligrosa, más venenosa, dado que –por
definición- es parcialmente encubierta y va a ser negada por el protagonista.
En este sentido, cuando los celos son, a la vez, envidiosos, el afectado va a resistir intensamente
reconocer que está celoso. Cuando los celos son más puros, el protagonista justifica su actitud en
virtud de la situación, acusando de traición, desvergüenza o símiles.

Etiopatología Biográfica.
Claramente, la envidia surge entre hermanos, especialmente desde el mayor hacia el recién
llegado: podríamos decir que el hijo ya existente declara, para sus adentros, qué derecho tiene
éste de quitarme lo que era legítimamente mío ?!
El impulso que subyace es el de chaquetear, de sacar del puesto. 9
10
Aplicaciones Macro-Sociales.
El indicador principal de la envidia, en el marco de la Psicología Macrosocial, es el moralismo: la
actitud de reprobar, con indignación, conductas –y, aún, sentimientos, inclusive intenciones.
La envidia no consiste en un impulso hacia arrebatar para sí lo que otro tiene: consiste en
arrebatar para que el otro no lo tenga.
Ésto surge desde la actitud o asunción del envidioso, de que él mismo no puede tener aquéllo,
como una decisión moral –por tanto, forzada. Es más, puede que él ya tenga el objeto envidiado,
pero a costa de esfuerzo o sacrificio: por tanto, el otro no puede tenerlo porque no ha incurrido en
los mismos costes (ésto incluye el esfuerzo o sacrificio moral/emocional: es decir, que duela
desprenderse de los activos que fue necesario dejar para hacerse de ese objeto).
Cuando a un niño pequeño dejan de amamantarlo, él puede llegar a asumirlo; pero la pronta
llegada del siguiente hermano, menor, que sí puede acceder a la teta materna, va a despertar una
intensa, si no furiosa, envidia en contra de su pobre hermano menor. Le va a costar mucho superar
los accesos de furia e intentos de arrancar de su posición al hermanito y, finalmente, seguro va a
conservar, latente, esa furia –para aplicarla después en situaciones análogas (transferencia, en
Psicoanálisis). Probablemente va a buscar puestos en donde pueda ejercer actitudes inquisitorias;
instituciones benefactoras o culturalistas –que son las más representativas de la envidia latente-
que dan licencia para actuarla impunemente (bullying).

9
Pilar Sordo (conferencista/comediante y psicóloga chilena) hace una sátira genial respecto a cómo hay gente
que se esfuerza por matar las ilusiones y el entusiasmo de sus víctimas.
https://www.youtube.com/watch?v=L8Co81ZW8Gw
10
Aunque W. Reich no habla tan explícitamente de "envidia", hay mucho de ella cuando describe la Plaga
Emocional (emotional plague) y la Irracionalidad en la Psicología de las Masas.

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La supuesta envidia del desposeído, que desea lo que no tiene, es simplemente éso: deseo y
frustración. Está claro que, cuando la frustración es severa, puede generar montos de rabia que
pueden ser muy destructivos, que pueden hacer olvidar al agresor su propósito inicial, de hacerse
del objeto deseado o, incluso, pasar a destruírlo.
En este contexto, podríamos decir que es difícil envidiar lo que no ha sido propio: por ello, el
clásico discurso del agitador izquierdista busca evocar la envidia, induciendo a creer a los
inducidos que el objeto era, legítimamente, de ellos, y que el actual poseedor no tiene derecho a
poseer. Algo análogo aplica a los celos: el ansia por recuperar lo que es sentido como propio.

Envidia y la Inquisición actual:


La Dictadura de lo Políticamente Correcto.

Por qué la conducta de censurar es envidiosa ?


-Seguro, con las proposiciones previas, la respuesta a esta pregunta ya está respondida. Pero
redundemos un poco:
El sentimiento envidioso corresponde al impulso de "sacar de ahí", probablemente gestado en la
'envidia entre hermanos' –un objeto antiguo de estudio, no sólo en el Psicoanálisis, sino en general
en la Psicología Pediátrica. Desde la perspectiva Darwiniana, bajo ese sentimiento o emoción está
la necesidad de prevenir que 'nos quiten el puesto' –p.e., recuerdo la lucha de los perritos recién
nacidos por alcanzar un lugar, cuando la perra se disponía a amamantar: asegurar un lugar tenía
valor de sobrevivencia.
Habitualmente, censurar corresponde a la intención de amordazar a quien dice aquellas cosas que
nosotros no nos permitimos. Excluyo, en parte, las situaciones de debate, donde podría haber un
intento más real de combatir; sólo parcial, porque cuando uno tiene genuinas propuestas
diferentes, busca luchar exponiendo las propias, más que suprimiendo las ajenas.

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APÉNDICE III:
La Envidia
... en la comunidad española (2015)
Pedro Schwartz
11

Para muchos españoles, la envidia es el vicio nacional por excelencia, pero la verdad es que anida
en las raíces de la naturaleza humana y ha tenido mil manifestaciones en todos los tiempos y
lugares, desde los celos homicidas de Caín por parecerle que Jehovah prefería a Abel hasta el odio
al judío comerciante y banquero en la Alemania nazi.
Es tal la fuerza destructiva de la envidia que son muchos los que, poniéndose la venda antes de la
herida, imploran perdón o incluso sienten vergüenza por las ventajas que la vida les ha concedido,
cuando su buena fortuna no ha sido a costa del mal de nadie, sino que la han heredado
legítimamente o la han alcanzado por su ingenio, esfuerzo y suerte.
Incluso el alma más generosa puede sentir un leve puntazo de amargura a la vista de la fortuna
ajena.
Por ello, como bien ha dicho Helmut Schoeck, es necesaria continua vigilancia personal y comunal
para evitar la extensión de la envidia, disimulada bajo apelaciones moralizantes, como la «justicia
social», la «responsabilidad social de la empresa», la «redistribución de la renta y la riqueza», la
crítica del «consumismo», la condena del «lujo» o la denuncia del «obsceno tren de vida» de los
millonarios.
Muchos empresarios de éxito dicen que, consus donaciones a buenas obras, quieren «devolver a la
sociedad algo de lo que la sociedad les ha dado». –No tienen por qué devolver nada: lo que la
sociedad les entregó en forma de salarios o beneficios fue a cambio de los servicios que realizaron
y los productos que idearon. Ya pagaron sus impuestos.
Me parece muy elogiable que haya personas que, sea grande o pequeña su fortuna, quieran dotar
una fundación para acoger niños huérfanos, erradicar la malaria o defender la libertad económica.
Pero lo harán ex gratia cordis, pues no tienen obligación alguna de «devolver» lo que obtuvieron
justa y legalmente gracias a lo que su actividad empresarial aportó a la sociedad.

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abc.es/opinion
España, Julio 20, 2015
By Pedro Schwartz –Presidente de la Mont Pelerin Society.

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La envidia es tanto más virulenta cuanto más cerca está el envidiado del envidioso, que así puede
ver los éxitos del otro como algo que estaba a su alcance, si la mala suerte o la malquerencia no se
lo hubieran birlado.
El envidioso a veces se contenta con alegrarse del mal ajeno, lo que los alemanes llaman
Schadenfreude. Otras veces va más lejos e intenta causar algún daño al triunfador, aunque solo
sea con la calumnia, como don Basilio en «el barbero de Sevilla». En casos extremos, estará
incluso dispuesto a infligirse daño a sí mismo, con tal de que el envidiado sufra un daño mayor.
Yago tomó ojeriza a Otelo porque había nombrado lugarteniente a Casio, cuando Yago pensaba
que esa promoción le era a él debida. Ese desvío se transforma en envidia destructora cuando ve
que no cesan los triunfos militares del moro, que Desdémona quiere apasionadamente a su marido
y que Casio goza con su nuevo mando. La conspiración de Yago acaba destruyendo al nuevo
lugarteniente, al general y su esposa –y a Yago mismo.
Hace siglos que las democracias vienen institucionalizando la envidia ciudadana.
Un dicasterio de Atenas condenó a Sócrates a beber cicuta. Unos fariseos azuzaron al pueblo hasta
forzar a Pilatos a refugiarse en la pregunta «¿qué es la verdad?».

Hoy día, la envidia es más utilitaria: algunos envidiosos proponen que el pueblo confisque el
patrimonio de «los ricos» para sufragar los gastos del Estado del bienestar.
Comprendo que el pueblo se indigne contra las fortunas obtenidas por el favor o corrupción.
Pero entiendo que se deja llevar por la envidia cuando, en nombre de la igualdad, denuncia el
legítimo premio a la excelencia, cuando no entiende muy bien en qué consiste ésta.
Qué función es ésa, de los banqueros, que se les premia con sueldos y bonus multimillonarios ?
Cómo justifican sus ganancias multimillonarias los dueños de los fondos-buitre ? Por qué no
limitar la remuneración de los directivos empresariales al equivalente de veinte salarios mínimos ?
–susurra Pablo Iglesias..
Nadie entiende qué hace un directivo, que no pueda hacer cualquiera: el común de la gente
comprende que Ronaldo o Nadal acumulen una fortuna, porque sus habilidades entran por los ojos
y en un campo de fútbol o una cancha de tenis se vería enseguida que no valemos lo que ellos.
Pero ... qué mérito es el de los ricos en general ?
Si ganan más, ¡pues que paguen más! (como si un impuesto proporcional a sus ingresos no
supusiera que pagan más).
Así va la democracia: toma para el Estado casi la mitad del producto nacional, emitiendo deuda
pública y cargándonos de impuestos confiscatorios, cuando debería ocuparse de limitar el poder
político, fuente principal de la corrupción.

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Essays

Me atrevo a preguntar a mis pacientes lectores si creen que Bill Gates ha servido mejor a la
Humanidad creando Microsoft con su amigo Paul Allen ? ... o financiando y dirigiendo la
Fundación Bill & Amanda Gates con su esposa. Es probable que me contesten que su gran obra es
la Fundación, sin recordar cuánto más nos han facilitado la vida sus aplicaciones informáticas –y
lo mismo podría decir de Steve Jobs.
Los economistas Clark y Lee han buscado explicar por qué la gente aprecia más la labor de una
Fundación que la de una empresa, distinguiendo entre la «moral magnánima» de las donaciones y
la «moral mundana» de los negocios. –La gente aprecia las acciones magnánimas porque quienes
las realizan lo hacen intencionadamente, se sacrifican personalmente y benefician a personas
identificables.
En cambio, los hombres de negocios no buscan directamente el bien social, sino el
enriquecimiento personal, y los bienes que producen van dirigidos a individuos anónimos y
dispersos que además han de pagar por ellos.
Todo ello hace que los grandes servicios de la empresa se tachen de «egoístas», aun cuando a
menudo sea mayor el bienestar social que producen que el de actividades «sin ánimo de lucro».
En sociedades igualitarias como son las nuestras hemos de cuidar especialmente el libre mercado,
que es la institución que principalmente trasforma el plomo de la envidia en el oro de una
cooperación, no menos preciosa por ser las más de las veces involuntaria.

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