Historia de La Danza Del Mundo
Historia de La Danza Del Mundo
Historia de La Danza Del Mundo
La historia de la danza es el relato cronológico de la danza y el baile como arte y como rito social.
Desde la prehistoria el ser humano ha tenido la necesidad
de comunicarse corporalmente, con movimientos que
expresan sentimientos y estados de ánimo. Estos p rimeros
movimientos rítmicos sirvieron igualmente para ritualizar
acontecimientos importantes (nacimientos, defunciones,
bodas). En principio, la danza tenía un componente ritual,
celebrada en ceremonias de fecundidad, caza o guerra, o
de diversa índole religiosa, donde la propia respiración y
los latidos del corazón sirvieron para otorgar una primera
cadencia a la danza.1
Los orígenes de la danza se pierden en el tiempo, ya que en su vertiente ritual y social ha sido un
acto de expresión inherente al ser humano, al igual que otras formas de comunicación como las
artes escénicas, o incluso las artes plásticas, como se demuestra
por las pinturas rupestres. El baile y la danza han sido un acto de
socialización en todas las culturas, realizado con múltiples vías
de expresión. Por su carácter efímero resulta prácticamente
imposible situar su origen en el espacio y en el tiempo, ya que
solo es conocido por testimonios escritos o artísticos (pintura y
escultura), los cuales comienzan con las civilizaciones clásicas
(Egipto, Grecia, Roma). Por otro lado, desde tiempos antiguos ha
existido una dicotomía entre danza como expresión folclórica y
popular y la danza como arte y espectáculo, integrado en un
conjunto formado por la propia danza, la música.
Mitología
Entre los romanos se usaba una especie de danza que mejor debería llamarse pantomima en los
entierros o funerales. Un hombre tomaba el vestido del
difunto y, cubierta su cara con una máscara, iba delante
de la pompa lúgubre remedando las costumbres y
modales más conocidos del sujeto que representaba,
de modo que venía a ser un orador fúnebre sin hablar
una palabra, de todas las costumbres del muerto.El
baile o danza de los salios fue instituido por Numa
Pompilio, segundo rey de Roma, en honor de Marte, el
que ejecutaban doce sacerdotes llamados salios
escogidos de las más ilustres familias de Roma.
Edad Media
Renacimiento
La danza barroca siguió desarrollándose nuevamente en Francia (ballet de cour), donde hizo
evolucionar la música instrumental, de melodía única pero con una rítmica adaptada a la danza.
Fue patrocinada especialmente por Luis XIV, que convirtió la danza en grandes espectáculos (Ballet
de la Nuit, 1653, donde intervino el rey caracterizado de sol), creando en 1661 la Academia real de
Danza. Como coreógrafo destacó Pierre Beauchamp,
creador de la danse d'école, el primer sistema
pedagógico de la danza. Las principales tipologías fueron:
minuet, bourrée, polonaise, rigaudon, allemande,
zarabande, passepied, gigue, gavotte, etc. En España
también se dieron diversas modalidades de danza:
seguidilla, zapateado, chacona, fandango, jota, etc.6
Romanticismo
La danza romántica recuperó el gusto por los bailes populares, las danzas folklóricas, muchas de
las cuales sacó del olvido. Surgió el clásico vestuario de ballet (el tutú), aparecido por primera vez
en el Ballet de las Monjas de Robert le Diable (1831), de Giacomo Meyerbeer. Se empezó a
componer música puramente para ballet, destacando Coppélia (1870), de Léo Delibes. En el
aspecto teórico, destacó la figura del coreógrafo Carlo
Blasis, principal creador del ballet moderno en cuanto
codificó todos los aspectos técnicos concernientes a la
danza: en El código de Terpsícore (1820) relacionó la
danza con las otras artes, efectuando estudios de
anatomía y movimientos corporales, ampliando el
vocabulario relativo a la danza, y distinguiendo varios
tipos de bailarines según su físico. También introdujo el
baile sobre las puntas de los pies, en el que destacaron
Marie Taglioni y Fanny Elssler. En bailes populares,
continuó la moda del vals, y aparecieron la mazurca y la polca.9
Danza contemporánea
La danza contemporánea se inició nuevamente con el liderazgo del ballet ruso adquirido a finales
del siglo XIX: Mijaíl Fokin dio más importancia a la expresión sobre la técnica; su obra Chopiniana
(1907) inauguraría el «ballet atmosférico» –solo danza, sin hilo argumental–. Serguéi Diáguilev fue
el artífice del gran triunfo de los Ballets Rusos en París, introduciendo la danza en las corrientes de
vanguardia: su primer gran éxito lo obtuvo con las Danzas
polovtsianas de El príncipe Ígor de Aleksandr Borodín (1909),
al que siguieron El pájaro de fuego (1910), Petrushka (1911) y
La consagración de la primavera (1913), de Ígor Stravinski; por
último, Parade (1917) fue un hito dentro de la vanguardia, con
música de Erik Satie, coreografía de Léonide Massine, libreto
de Jean Cocteau y decorados de Pablo Picasso. En el grupo de
Diáguilev destacaron los bailarines Vaslav Nijinsky, Anna
Pávlova y Tamara Karsávina