Analisis Del Narrador de El Biombo Del I PDF
Analisis Del Narrador de El Biombo Del I PDF
Analisis Del Narrador de El Biombo Del I PDF
2012
3
Índice
Introducción 6
2. Discusiones y diferencias que Akutagawa tuvo con sus contemporáneos 27
II. Un marco teórico para la mejor lectura de “El biombo del infierno” 38
4
III. Análisis de “El biombo del infierno” de Akutagawa Ryūnosuke 48
1.1. Comparación entre el texto original y el de Akutagawa 49
Conclusiones
73
Anexo
1:
“Ryoshū,
pintor
de
imágenes
budistas,
se
alegra
al
ver
su
casa
en
llamas”
76
Anexo 2: Selección de imágenes de rollos del infierno 77
Bibliografía
83
5
Introducción
La presente tesis es un estudio del cuento “El biombo del infierno” 「地獄変」 (1918)
precisamente por ser quien cuenta la historia, el narrador selecciona qué información
le llega al lector, así como cuándo y cómo, realizo un análisis literario a partir de la
siguiente pregunta: ¿Hacia dónde y con qué objetivos encamina el narrador la forma
de presentar personajes y acontecimientos? Parto de la hipótesis de que la narración
está construida de tal forma que, ante los ojos del lector, Yoshihide [良秀], el
adquiriendo características humanas hasta tomar su papel como persona. Para ello
me valgo principalmente de la teoría narrativa de Luz Aurora Pimentel.
“El biombo del infierno” es uno de los cuentos más celebrados de Akutagawa;
fue uno de los varios éxitos de su juventud. Una de las razones por las que ésta es una
de las obras importantes de su época es porque les dio motivos a sus contemporáneos
para voltear la mirada a las historias contenidas en los clásicos que muchos
literatura importada de otros continentes. En los albores del siglo XX, mientras gran
parte de la sociedad japonesa seguía con mucha atención lo que ocurría en Europa y
en los Estados Unidos, y hacía lo posible por asemejarse a aquellas culturas, poca
語』, sobre las que ahondaré un poco en el primer capítulo.
6
traducciones que de él se han realizado), desde poco tiempo después de su aparición
* * *
japonés siguen la usanza de aquel país: primero se enuncia el apellido paterno, luego
el nombre propio; la excepción la constituye Kazuya Sakai (quien nació en Argentina y
están en el sistema Hepburn. Para agilizar la lectura del presente trabajo presento las
citas y referencias en español; las respectivas traducciones del inglés, del japonés y del
alemán son mías, a menos que se indique lo contrario. La versión de “El biombo del
infierno” que cito en español es la traducción que realizó Kazuya Sakai de algunos
infierno y otros cuentos publicada por La Mandrágora, en Buenos Aires, en 1959.
* * *
7
El primer capítulo funge como un acercamiento a la vida, tiempo y obra del escritor
japonés. Para un mejor análisis del cuento resulta fundamental tanto ubicar a
nacionales e internacionales que lo determinaron como persona y como escritor. Una
parte de sus obras están ubicadas en un Japón antiguo (como es el caso del cuento que
nos atañe), pero la forma de tratar los temas en ellas presentes es indisoluble del
momento histórico en el que fueron escritas; no pudo haber sido así en otro momento:
la suya es una estética de la pérdida, surgida de la sensación de desvinculación con el
familiarizado con ideas e imágenes asociadas al infierno budista. El segundo capítulo
presentando al lector hispanohablante datos que le ayuden a tener una comprensión
brevemente sobre los orígenes del cuento. Como mencioné líneas más arriba, en él
analizo la forma que tiene el narrador de presentar a los personajes y los hechos en
los que participan, así como la peculiar metamorfosis que sufren el protagonista y el
mono que lleva su mismo nombre, donde tiene lugar un interesante caso de
Doppelgänger.
8
Al final de esta tesis, en el anexo 1, incluyo una traducción al español del texto
que inspiró a Akutagawa a escribir “El biombo del infierno”. Apuntando en esta misma
dirección, con el objetivo de poner sobre la mesa todos los elementos relevantes para
presentar mi propuesta de análisis, me parece pertinente incluir un resumen.
ninguna fecha a lo largo del cuento, hay elementos suficientes para deducir que ocurre
las grandes virtudes del Señor Horikawa [堀川大殿], así como algunas de las
desagradables características del pintor Yoshihide [良秀], el protagonista del cuento.
Dice que debido a las características físicas y al modo de caminar de Yoshihide, todos
anécdota en la que presenta al álter ego del protagonista: un mono. Nos relata que
muchos de los cortesanos le hacen la vida imposible al animal y lo nombran Yoshihide.
soportaba que lo castigaran porque le parecía que castigaban a su padre (puesto que
llevaba el nombre de Yoshihide)–, la chica llamó la atención del Señor Horikawa. En
este respecto cabe mencionar que en repetidas ocasiones nos enteramos de que
1
Saru
significa
“mono”
en
japonés,
por
lo
que
equivaldría
a
llamarlo
“Monohide”
en
español.
9
mucha gente opinaba que el Señor Horikawa estaba enamorado de la chica, pero el
Poco después el soberano decidió llamar la hija del pintor para que sirviera en
los círculos interiores del palacio, lo que condujo al paulatino deterioro de la relación
tenso, éste decidió encargarle a aquél pintar un biombo de tres paneles con motivos
del infierno budista. El artista se dedicó afanosamente a elaborar el biombo durante
Durante este periodo ocurrieron varias cosas dignas de mención. Yoshihide le
pidió un día a un asistente que estuviera presente mientras dormía. Dormido, el pintor
balbuceó incoherencias que apuntan al terrible desenlace del cuento; parecía que
algún demonio lo llamaba desde el infierno. Más tétricas aún fueron un par de
ocasiones en las que sometió a dos de sus asistentes a diversos suplicios para que él
Entre tanto, la hija de Yoshihide se había vuelto más melancólica; según relata
el narrador, se le veía triste todo el tiempo. Su cambio de ánimo coincidía con rumores
acerca
de
un
creciente
interés
del
Señor
Horikawa
por
la
chica.
Pero
más
importante
2
En
una
interpretación
interesante
y
poco
ortodoxa
del
texto,
Yamanaka
afirma
que,
contrario
a
lo
que
comúnmente
se
piensa,
no
fue
el
Señor
Horikawa
quien
había
tratado
de
forzar
a
la
chica
en
el
capítulo
13º
(pp.
55-‐56
de
la
traducción
de
Sakai),
sino
el
mismo
Yoshihide.
A
mí
no
me
parece
factible.
Yamanaka,
Masaki;
“‘Jigokuhen’
shiron — —
katari
no
sajutsu
/
katarite
no
uragiri — — ”
en
Ōkagakuendaigaku
Jinbungakubu
Kenkyūkiyō,
número
8,
Nagoya,
20
de
marzo
de
2006,
p
336.
[山中正
樹「地獄変」私論——〈語り〉の詐術/〈語り手〉の裏切り——
『桜花学園大学人文学部研究紀要』
(2006・3・20)].
10
aún, coincidió también con un encuentro casual que el narrador tuvo con Mono
Yoshihide, a media noche. El animal lo condujo a una habitación donde estaba la hija
de Yoshihide con alguien; todo apunta a que ella se encontraba en ese lugar en contra
Poco tiempo después Yoshihide pidió una audiencia con el Señor Horikawa, en
la que le comunicó que la obra del biombo del infierno estaba casi concluida, con
excepción del motivo central. El artista le hizo saber al monarca que sólo era capaz de
pintar lo que había visto con anterioridad. Le dijo que tenía la intención de
representar en el centro de la pintura, en primer plano, un carruaje que desciende a
los infiernos envuelto en llamas, en cuyo interior arde una joven dama. Por ello le
solicitó al soberano que hiciera quemar un carruaje con una doncella dentro de él,
para poder completar la obra con el realismo que ameritaba; como ése sería el motivo
principal del panel central, era indispensable para terminar satisfactoriamente la obra
que le había encargado. El Señor Horikawa aceptó con un entusiasmo que rayaba en la
locura. Citó al pintor y a varios miembros de la corte en un palacio abandonado, en las
afueras de la ciudad. En el patio había un carruaje con las cortinas corridas; luego de
un discurso del monarca se abrieron un instante para revelar que la dama que sería
quemada viva en su interior no era otra sino la hija de Yoshihide.3 Cuando los guardias
le prendieron fuego al carruaje, Mono Yoshihide apareció para hacerle compañía a la
3
Por
lo
aquí
expuesto
me
atrevo
a
afirmar
que
“El
biombo
del
infierno”
sigue
la
estructura
clásica
del
cuento,
que
culmina
con
un
final
sorpresivo
luego
de
haberse
acumulado
suspenso
a
lo
largo
de
la
trama.
El
mecanismo
de
sorpresa
del
argumento
corresponde
al
que
Alberto
Paredes
cataloga
como
el
cumplimiento
de
la
sorpresa,
cuando
el
“cuento
sorprende
por
el
cumplimiento
inexorable
de
aquello
que
el
lector
o
el
personaje
suponían
o
hasta
temían
que
sucediese.”
Paredes,
Alberto;
Las
voces
del
relato,
Universidad
Veracruzana,
Xalapa,
1987,
pp.
16-‐17.
11
conocida como su obra maestra. Era de una calidad tan impresionante que incluso sus
enemigos la admiraban y elogiaban sin reservas. Al volver a su casa se colgó de una de
forma sobre el resto de los personajes y sobre los acontecimientos en los que todos
ellos participan, es el sirviente anónimo del palacio que funge como narrador. Como
veremos en el tercer capítulo, él tiene propósitos muy definidos al contar la historia de
la forma en que lo hace. No obstante su peso en la percepción del cuento, él mismo no
es más que un personaje secundario que aparece como testigo de algunos eventos (y
como mero transmisor de otros, que le fueron relatados). Él participa activamente en
una sola escena, en la que interactúa con la hija de Yoshihide y con el mono.
El protagonista del cuento es el pintor Yoshihide [良秀], quien –de acuerdo con
el narrador– no gozaba de las simpatías de ningún miembro de la corte o del clero, a
ningún respeto por los usos y costumbres de la sociedad, ni por ningún espacio o
12
símbolo religioso.4 La antipatía que generaba su persona era compartida por todas las
clases sociales sin distinción, según nos refiere el narrador. Yoshihide encarna al
Heian (794-‐1185). Aunque el lector perspicaz puede fácilmente darse cuenta de que la
realidad es muy diferente, el narrador nos cuenta que el Señor Horikawa era un
hombre extraordinario, colmado de virtudes; que su interés en la hija de Yoshihide no
tenía ningún tinte sexual, que sólo se preocupaba por su bienestar y porvenir, que por
eso es que la había hecho ir a servir al palacio, y no por las razones que aducían las
personas mal intencionadas. La terrible muerte a la que sometió a la muchacha habría
venganza porque ella lo hubiera rechazado. Como mencioné arriba, ahondaré en los
contaba con quince años de edad. De acuerdo con la presentación que de ella hace el
narrador, la chica era todo lo opuesto a su padre: agradable, de buen trato y muy
hermosa. Sin que ella hiciera nada por iniciarlo, fue el centro del conflicto entre el
monarca y el artista: tanto el Señor Horikawa como Yoshihide la querían cerca de sí,
salvó de ser severamente castigado, trabó gran amistad con un pequeño mono al que
4
En
cualquier
sociedad
resulta
difícil
aceptar
a
un
individuo
que
rechaza
toda
norma
social.
Si
en
el
moderno
e
internacional
Japón
del
siglo
XXI
es
difícil
ser
distinto
al
resto
en
actitud,
pensamiento
o
aspecto
(recordemos
aquel
proverbio
tan
usual
aún
en
nuestros
días
que
dice
“el
palo
que
sobresalga
será
aplastado”
[deru
kui
ha
utareru
「出る杭は打たれる」],
cuánto
más
lo
habría
sido
siglos
atrás.
Yoshihide
habría
sido
un
transgresor,
y
como
tal
lo
habrían
marginado
sus
coetáneos.
13
se le apodaba “Yoshihide” en la corte; entre ambos surgió una relación muy estrecha.
Ella y el mono murieron quemados en el carruaje que dispuso el Señor Horikawa para
cumplir el deseo de Yoshihide de ver arder a una dama frente a sus ojos.
mono le dieran el nombre del artista, Mono Yoshihide fue adquiriendo características
narrador tiene una posición relativamente neutral frente a Mono Yoshihide y a la hija
de Yoshihide.
* * *
Akutagawa Ryūnosuke escribió sólo textos breves: cuentos y poemas. Es un maestro
cuentos. En “La nariz” [Hana: 鼻] un monje que posee una nariz monstruosa trata los
métodos más inverosímiles y brutales para reducirla de tamaño. En “Rashōmon” [羅生
門] un sirviente desempleado que se refugia de la lluvia bajo la puerta sur de la ciudad
de Kioto se debate entre robarles las pertenencias a los muchos cadáveres putrefactos
Debido a su brevedad, el cuento es el género que se confirma una y otra vez, en
diferentes lugares y épocas, como el idóneo para las historias con elementos
macabros: sólo un texto de corta duración puede llevar al lector a la cima más sublime
14
infiernos. Antes, o al mismo tiempo que Akutagawa, lo usaron E.T.A. Hoffmann, Edgar
consiguieron secuestrar la imaginación de sus lectores, adueñándose de sus temores.
Es precisamente esta veta oscura y algo tétrica de la literatura de Akutagawa la
que me fascinó desde que tuve contacto con sus cuentos. “El biombo del infierno” es
principal de su estética personal: el artista debe estar dispuesto a sacrificarlo todo por
necesario para entender a Akutagawa porque, como muchos autores lo han señalado,
hay un paralelismo innegable entre Yoshihide y Akutagawa: ambos son artistas que
familiares; ambos artistas desentonaban con su época y las costumbres de la misma; y
5
Acerca
del
cuento,
Poe
escribió:
“Opino
que
en
el
dominio
de
la
mera
prosa,
el
cuento
propiamente
dicho
ofrece
el
mejor
campo
para
el
ejercicio
del
más
alto
talento.
[…]
el
punto
de
mayor
importancia
es
la
unidad
o
efecto
de
impresión.
Esta
unidad
no
puede
preservarse
adecuadamente
en
producciones
cuya
lectura
no
alcanza
a
hacerse
de
una
sola
vez.
[…]
El
cuento
breve
permite
al
autor
desarrollar
plenamente
su
propósito,
sea
cual
fuere.
Durante
la
hora
de
lectura,
el
alma
del
lector
está
sometida
a
la
voluntad
de
aquél.
Y
no
actúan
influencias
externas
o
intrínsecas,
resultantes
del
cansancio
o
la
interrupción.”
Poe,
Edgar
Allan;
“El
objetivo
y
la
técnica
del
cuento”,
en
Zavala,
Lauro
(comp.);
Teorías
del
cuento
I.
Teorías
de
los
cuentistas,
Universidad
Nacional
Autónoma
de
México
/
Universidad
Autónoma
Metropolitana,
México,
1993,
pp.
15-‐17.
6
Por
su
parte,
Quiroga
escribió:
“’No
cansar.’
Tal
es,
a
mi
modo
de
ver,
el
apotegma
inicial
del
perfecto
cuentista.
El
tiempo
es
demasiado
breve
en
esta
miserable
vida
para
perderlo
de
modo
más
miserable
aún.”
Quiroga,
Horacio;
“Manual
del
perfecto
cuentista”,
en
Zavala,
Lauro,
op.
cit.,
p.
34.
15
I.
Akutagawa
Ryūnosuke
[芥川龍之介]
Akutagawa Ryūnosuke (1892-‐1927) es uno de los escritores japoneses más conocidos
en el extranjero; sus obras famosas han sido traducidas una y otra vez principalmente
al inglés, pero también a otras varias lenguas, pues “fue el primer escritor japonés
desde temprana edad se dio a conocer, se hizo de una reputación sólida, y aunque
cambió su estilo en varias ocasiones, permaneció en el corazón de sus lectores hasta
que decidió dejar este mundo. Hay teóricos que han afirmado que Akutagawa es el
por lo que son leídas en las escuelas y reimpresos con frecuencia.”9
7
Keene,
Donald;
“Akutagawa
Ryūnosuke”
en
Dawn
to
the
West,
Holt,
Rinehart
and
Winston,
Nueva
York,
1984,
p.
556.
Cfr.
Kinya,
Tsuruta;
“Akutagawa
Ryunosuke
and
I-‐Novelists”
en
Monumenta
Nipponica,
Vol.
25,
No.
1/2
,1970,
Sophia
University,
Tokio,
p.
1.
8
Hibbet,
Howard;
“Akutagawa
Ryūnosuke”
en
Modern
Japanese
Writers,
Jay
Rubin
(ed.)
Charles
y
el
pasado.
“El
biombo
del
infierno”
es
también
un
puente
que
une
personajes
y
acontecimientos
lejanos
con
una
narrativa
moderna.
El
mismo
Akutagawa
es
un
puente
al
interior,
entre
dos
Japones
y
sus
respectivas
literaturas,
y
al
exterior,
entre
Japón
y
la
literatura
que
en
ese
entonces
llegaba
desde
Europa,
como
veremos
más
adelante.
16
movimientos criticaban la falta de participación popular en el gobierno parlamentario,
éstos y aquéllas compartían las críticas contra la oligarquía y la burocracia elitista. 13
marxistas a la sociedad japonesa;14 además, el primero de ellos tradujo El manifiesto
comunista, junto con Sakai Toshihiko [境利彦].15 Kawakami Hajime [川上肇] conjuntó
teorías budistas del amor desprendido [無我愛] con marxismo para ayudar a combatir
la pobreza; estaba convencido de que el error de la modernidad era creer que la ética
11
Katō,
Shuichi;
A
History
of
Japanese
Literature.
The
modern
Years,
vol.
3,
Kodansha,
Tokio,
1979,
p.
237.
12
Najita,
Tetsuo;
Japan.
The
intellectual
Foundations
of
Modern
Japanese
Politics,
University
of
Chicago
The
Cambridge
History
of
Japan:
The
Twentieth
Century,
vol.
6,
Cambridge
University
Press,
Cambridge,
1988,
p.
660.
14
A
diferencia
de
sus
colegas
europeos,
los
socialistas
japoneses
no
veían
las
contradicciones
entre
la
sociedad
burguesa
como
el
motor
de
la
historia
social,
sino
“como
paradojas
deplorables
como
el
origen
de
la
injusticia
social.”
Ibid.,
p.
661.
Más
aún,
los
socialistas
japoneses
identificaban
a
la
burguesía
como
la
clase
media,
y
Kōtoku
llegó
a
afirmar
que
“el
propósito
del
socialismo
es
simplemente
el
de
hacer
una
clase
media
de
toda
la
sociedad.”
Ibid.,
p.
662.
15
Idem.
17
principio cósmico. 16 Él tradujo al japonés El Capital en 1919.
estas corrientes de pensamiento fueron siempre vistas con recelo y desconfianza por
Luxemburgo, entre otros, gracias a las cuales Japón seguía muy de cerca y con gran
antagónicas, hizo del Japón de las primeras décadas del siglo pasado un campo fértil
inglés la literatura europea y, como se verá más adelante, fue gracias a esta
sobreexposición a las influencias culturales externas que dedicó una parte importante
de su pensamiento y de su talento artístico a buscar las raíces de lo japonés, ocultas en
los clásicos que él interpretó y reescribió, como en el caso de “El biombo del infierno”.
16
Kawakami,
Hajime;
“A
letter
from
prision”
en
Theodore
de
Bary,
Carol
Gluck,
et.al.
(eds.),
Sources
of
Japanese
Tradition:
1600
to
2000,
2ª
ed.,
Columbia
University
Press,
Nueva
York,
2005,
pp.
923-‐926.
17
Desde
principios
de
1907,
luego
de
apoyar
con
éxito
algunas
protestas
populares,
el
Partido
Socialista
Japonés
fue
abolido
por
la
Dieta
debido
a
su
potencial
subversivo;
también
fueron
prohibidos
los
grupos
socialistas,
así
como
publicaciones
y
asambleas
con
este
carácter.
En
1911,
Kōtoku
Shūsui
fue
ejecutado
junto
con
otros
once
correligionarios
bajo
el
cargo
de
conspirar
para
asesinar
al
emperador,
aunque
nunca
se
probó
cabalmente
que
tuviera
esa
intención.
Fue
hasta
después
de
la
Revolución
Rusa
que
revivió
el
socialismo
en
Japón,
apoyado
entonces
por
intelectuales
formados
en
Europa,
con
bases
teóricas
mucho
más
sólidas.
Duus,
Peter
(ed.);
The
Cambridge
History
of
Japan:
The
Twentieth
Century,
vol.
6,
Cambridge
University
Press,
Cambridge,
1988,
pp.
670-‐673,
687-‐690.
18
Ibid.,
p.
708.
18
en Tokio, donde su padre, llamado Niihara Toshizō [新原敏三] (1850-‐1919), tenía un
negocio de productos lácteos. Fuku [フク] (1860-‐1902), su madre, perdió la cordura
cuando Ryūnosuke contaba con apenas unos meses de edad, por lo que el bebé fue
llevado a la casa de su tío Akutagawa Dōshō [芥川道章] (1849-‐1928) y de su esposa
Tomo [トモ] (1857-‐1937), con ellos vivía también la hermana de Dōshō y Fuku,
Akutagawa Fuki [芥川フキ] (1856-‐1938); ésta fue la familia con la que creció y vivió
durante su infancia.20 Tuvo dos hermanas mayores, Hatsu [ハツ] (1885-‐1895) y Hisa
Akutagawa era descendiente de samuráis de bajo rango, y aunque no tenían muchos
recursos económicos, en la casa se vivía en contacto con las artes tradicionales de la
funciones de teatro kabuki. La familia poseía también una nutrida biblioteca de textos
19
Los
datos
de
la
siguiente
sección
están
tomados
de
estas
fuentes:
-‐
Hibbet,
Howard;
“Akutagawa
Ryūosuke”,
en
Rubin,
Jay;
Modern
Japanese
Writers,
Charles
Scribner’s
Sons,
Nueva
York,
2001,
pp.
19-‐30.
-‐
Rubin,
Jay;
“Chronology”,
en
Akutagawa,
Ryūosuke;
Rashōmon
and
Seventeen
other
Stories,
trad.
y
sel.
de
Jay
Rubin,
Penguin
Books,
Londres,
2006,
pp.
xii-‐xvi.
-‐
Katō,
Shuichi;
A
History
of
Japanese
Literature.
The
modern
Years,
vol.
3,
Kodansha,
Tokio,
1979,
p.
237-‐241.
20
No
deja
de
ser
curioso
que
el
padre
biológico,
con
quien
no
creció,
se
dedicara
a
un
negocio
muy
nuevo,
producto
de
los
cambios
de
los
tiempos
y
del
espíritu
de
la
época:
entonces
aún
eran
muy
pocos
los
productores
/
comercializadores
/
compradores
de
leche.
Su
padre
adoptivo,
por
el
contrario,
era
un
eslabón
con
el
Japón
de
antaño,
el
que
estaba
en
proceso
de
extinción.
Pareciera
que
este
evento
de
su
infancia
hubiese
sido
una
suerte
de
oráculo
de
la
vida
posterior
de
Ryūnosuke,
quien
atrapado
entre
dos
mundos
distintos
y
en
ocasiones
excluyentes
entre
sí,
se
decidió
por
la
opción
que
apuntaba
a
un
pasado
misterioso
que,
aunque
no
conoció
de
primera
mano,
había
hecho
suyo
a
través
de
la
exposición
reiterada
a
sus
productos
culturales.
19
historias de espíritus y fantasmas, que abundaban en su barrio y que le contaban su
tía Fuki y una de las nodrizas. Gracias a estas experiencias, en aquella temprana edad
quedaron sembradas las semillas de las que años más tarde germinarían sus cuentos
con la idea básica de la trama de “El biombo del infierno”.22
mismo tiempo comenzó a tomar clases particulares de inglés, chino y caligrafía. Antes
de ingresar a la universidad ya había leído a muchos autores europeos, como Guy de
Maupassant, Iván Turguénev o Anatole France a través de traducciones al inglés, que
en aquel entonces importaban las grandes casas comercializadoras de libros de Tokio.
A lo largo de su vida llegó a conocer bien las obras de Voltaire, Johann Wolfgang von
Goethe, Edgar Allan Poe, Fiódor Dostoyevski, Charles Baudelaire, León Tolstói,
Ambrose Bierce y Máximo Gorki,23 pero sin duda los escritores extranjeros que más
influyeron en su forma de leer y de escribir fueron Anatole France, Prosper Mérimée y
21
La
primera
ha
sido
traducida
parcialmente
al
inglés
como
Ages
Ago
(trad.
S.
W.
Jones,
Universidad
de
Harvard,
1959)
y
Tales
of
times
now
past
(trad.
Marian
Ury,
Center
for
Japanese
Studies,
Universidad
de
Michigan,
1993).
En
su
versión
original
consiste
en
una
recopilación
en
31
volúmenes
(actualmente
sobreviven
28)
de
cerca
de
mil
historias
que
giran
en
torno
a
enseñanzas
budistas,
con
abundantes
elementos
fantásticos
y
una
fuerte
carga
moralizante.
Está
dividida
en
tres
partes:
historias
de
la
India,
de
China
y
de
Japón;
fue
compuesta
entre
los
siglos
XI
y
XII
de
nuestra
era.
La
segunda
fue
traducida
al
inglés,
también
de
forma
parcial,
como
A
collection
of
tales
from
Uji
(trad.
D.
E.
Mills,
Universidad
de
Cambridge,
1970);
son
casi
doscientas
historias
en
15
volúmenes
que
datan
del
siglo
XIII
n.
e.,
también
dividida
en
historias
de
la
India,
de
China
y
de
Japón.
22
Traduje
este
cuento
al
español
como
“Ryoshū,
pintor
de
imágenes
budistas,
se
alegra
al
ver
su
casa
en
20
Gogh, Paul Gauguin, Paul Cézanne, Pierre-‐Auguste Renoir, Henri Matisse y Pablo
Imperial de Tokio, del que se graduó en 1916 con una tesis sobre William Morris.
Durante sus estudios, Ryūnosuke, junto con un grupo de compañeros, editó la tercera
que publicó traducciones de Anatole France y de William B. Yeats,26 y algunos cuentos,
[Hana: 「鼻」] en 1916. Éste último recibió muy buenas críticas del ya consagrado
24
Morimoto,
Osamu;
“Akutagawa
Ryūnosuke
ni
okeru
Sutorindobery”,
en
Akutagawa
Ryūnosuke
II,
Nihonbungaku
Kenkyūshiryōsōsho,
Yūseidō,
Tokio,
1990,
pp.
187-‐188.
[森本修「芥川龍之介における
ストリンドベリィ」『芥川龍之介 II』日本文学研究資料叢書、有精堂(1990)].
25
Wada,
Shigejirō;
“Akutagawa
Ryūnosuke
ni
okeru
Seiō
no
ega”,
en
Akutagawa
Ryūnosuke,
tradujo
y
publicó
en
el
mismo
volumen
del
cuento
que
nos
concierne,
en
Akutagawa,
Ryūnosuke;
El
biombo
del
infierno
y
otros
cuentos,
trad.
e
introd.
de
Kazuya
Sakai,
La
Mandrágora,
Buenos
Aires,
1959,
XXII
pp.,
64
pp.
Recientemente,
Gustavo
Pita
Céspedes
publicó
una
nueva
traducción
en
Estudios
de
Asia
y
África,
México,
núm.
132
(vol.
42,
núm.
1),
enero-‐abril
de
2007,
pp.
195-‐206.
28
La
inspiración
para
esta
historia
se
encuentra
tanto
en
el
Konjaku
Monogatarishū『今昔物語集』,
21
impartir clases de inglés en la Escuela de Ingeniería Naval de Yokosuka.
de un oficial naval que había muerto en la Guerra Ruso-‐Japonesa, en 1918. En marzo
de ese año comenzó la publicación seriada del cuento que analizo en la presente tesis,
聞』.30 En noviembre del mismo año contrajo la gripe española; en 1919 recayó en
renunció a su trabajo como profesor de inglés para dedicarse de lleno a la escritura,
simposios e intercambiar ideas con colegas escritores. En 1920 nació su primogénito,
Hiroshi.31
reportar sobre la nueva situación cultural de aquel país; por una parte, conoció a
29
La
base
de
la
trama
se
encuentra
en
el
Konjaku
Monogatarishū『今昔物語集』,
Silvia
Novelo
tradujo
y
publicó
el
cuento
en
la
revista
Estudios
de
Asia
y
África,
México,
núm.
59
(vol.
19,
núm.
1),
enero-‐
marzo
de
1984,
pp.
91-‐94.
30
En
el
mes
de
junio
de
ese
año
apareció
la
primera
reseña
del
cuento,
en
la
que
recibió
bastantes
22
muchos de los intelectuales, artistas y escritores chinos durante sus cuatro meses de
(pleuritis e insomnio, entre otras).32 Con muchos esfuerzos, Ryūnosuke pudo concluir
los reportajes que le habían encargado luego de su vuelta a Japón; también colaboró
en los números especiales de año nuevo de varias revistas literarias, para las que
Daishinsai: 関東大震災], tuvo una magnitud de 7.8 grados en la escala de Richter, duró
entre cuatro y diez minutos, destruyó dos tercios de las ciudades de Tokio y
Yokohama y, en menor grado, parte de las prefecturas de Chiba, Kanagawa y Shizuoka.
Las víctimas mortales estimadas oscilan entre las cien mil y las ciento cuarenta mil;
debido a que ocurrió a medio día, cuando se preparaban los alimentos, hubo un gran
número de incendios, algunos de los cuales aún ardían tres días después.35 Si bien ni la
32
Me
llama
la
atención
el
curioso
paralelismo
que
hay
entre
este
viaje
y
su
vida
/
obra.
Akutagawa
fue
un
gran
admirador
de
la
cultura
y
literatura
chinas
–como
escribí
en
páginas
anteriores–
desde
temprana
edad.
Pudo
realizar
el
viaje
de
su
vida
y
tratar
directamente
con
la
comunidad
artística
de
aquel
país;
no
obstante,
más
que
vivir
el
viaje,
lo
padeció.
Así
pareciera
ser
la
vida
de
nuestro
escritor.
Gracias
a
su
talento
pudo
escribir
grandes
obras
y
ser
apreciado
por
muchos,
sin
embargo
padeció
su
vida
más
que
vivirla.
Y
a
riesgo
de
mucho
forzar
las
interpretaciones,
me
parece
que
Yoshihide
no
está
muy
lejos:
A
pesar
de
su
inigualable
genio
creador
no
pudo
vivir
el
éxito
de
su
obra
maestra,
la
padeció
por
todo
lo
que
significó
concluirla.
¿Será
acaso
que
(en
algunos
casos)
el
talento
se
sufre?
33
La
inspiración
de
éste
también
se
encuentra
en
el
Konjaku
Monogatarishū『今昔物語集』,
Kazuya
Sakai
lo
tradujo
y
publicó
en
el
mencionado
libro
Akutagawa,
Ryūnosuke;
El
biombo
del
infierno
y
otros
cuentos,
trad.
e
introd.
de
Kazuya
Sakai,
La
Mandrágora,
Buenos
Aires,
1959,
XXII
pp.,
64
pp.
34
Akutagawa
Takashi
[芥川多加志]
fue
reclutado
y
llevado
a
Birmania
durante
la
Segunda
Guerra
23
su medio hermano se quemaron. La ayuda que les proporcionó significó para él una
virulenta; se corrió el rumor de que, aprovechando la situación de caos, la población
coreana estaba cometiendo robos, incendios e incluso envenenando fuentes de agua.
okinawenses e incluso japoneses. Por si esto fuera poco, las autoridades utilizaron la
confusión general para eliminar a personajes incómodos, como el socialista Hirasawa
Keishichi [平沢計七], o como los anarquistas Ōsugi Sakae [大杉栄] e Itō Noe [伊藤野
Ryūnosuke escribió una historia sobre la viuda de un campesino que lucha para
preservar la tierra que será herencia de su hijo, llamada “Un pedazo de tierra” [Ikkai
para editar literatura japonesa e inglesa contemporánea, en el que continuó laborando
durante 1924 y 1925; no tuvo la acogida que esperaba, entre la comunidad literaria
incluso tuvo problemas relacionados con derechos de autor y con regalías mínimas
para los autores. En esos años la salud de Akutagawa continuó decayendo, padecía
insomnio crónico. Nació su tercer hijo, Yasushi.36 Para ese entonces, además de ser
36
Akutagawa
Yasushi
[芥川也寸志],
compositor,
murió
en
1989.
24
cuñado tuberculoso.
A principios de 1926, Ryūnosuke pasó dos meses en un balneario en Yugawara
[湯河原],37 convaleciente. En abril fue a vivir con su esposa y su hijo menor al pueblo
de Kugenuma [鵠沼], para revitalizar su matrimonio. No obstante, su salud empeoró;
su temor de haber heredado la locura de la madre iba en aumento, tema acerca del
verano ya había resuelto quitarse la vida, por lo que empezó a poner en orden todos
sus asuntos.
1927, último año de la vida de Akutagawa, comenzó con el incendio de la casa
de su hermana; como el esposo fuera sospechoso de haberlo iniciado, se arrojó a las
vías del tren, por lo que, no obstante su precaria condición física y mental, Ryūnosuke
tuvo que hacerse cargo del asunto. De enero a marzo escribió “Kappa”39 「河童」, de
37
Pueblo
en
la
prefectura
de
Kanagawa,
al
suroeste
de
Tokio,
famoso
por
sus
aguas
termales.
Es
el
lugar
que
le
sirvió
de
inspiración
unos
años
antes,
en
1922,
para
escribir
el
cuento
“Furgón”
[Torokko:
「ト
ロッコ」].
38
En
español
está
publicado
en
Akutagawa,
Ryūnosuke;
Vida
de
un
idiota
y
otras
confesiones,
trad.
de
Yumika
Matsumoto
y
Jordi
Tordera,
Satori,
Gijón,
2011,
pp.
87-‐98
(Maestros
de
la
Literatura
Japonesa,
5).
39
Kasuya
Sakai
tradujo
y
publicó
esta
obra
en
Akutagawa,
Ryūnosuke;
Kappa.
Los
engranajes,
pról.
de
Jorge
Luis
Borges,
trad.
y
notas
de
Kazuya
Sakai,
Mundonuevo,
Buenos
Aires,
1959,
121
pp.
Este
relato
ha
sido
objeto
de
múltiples
análisis
e
interpretaciones.
No
es
mi
objetivo
realizar
una
más
en
este
espacio,
pero
sí
cabe
una
comparación.
Es
de
conocimiento
popular
que
en
los
personajes
del
poeta
Tock
y
del
filósofo
Mag
Akutagawa
hizo
una
parodia
de
sí
mismo:
las
reflexiones
sobre
la
vida
en
sociedad,
sobre
las
relaciones
familiares,
sobre
el
valor
del
arte
y
el
papel
del
artista
son
las
que
el
mismo
autor
expresara
en
diversos
momentos
a
través
de
diferentes
medios.
Tock,
incapaz
de
lidiar
con
una
sociedad
con
la
que
no
compagina,
decidió
darse
un
tiro
en
la
cabeza.
Akutagawa
decidió
envenenarse
cuatro
meses
después.
Y
Yoshihide
decidió
colgarse.
Los
tres,
grandes
artistas
en
sus
tiempos
y
lugares.
Los
tres,
agobiados
ante
sociedades
que
no
sentían
como
propias,
y
cuyos
valores
no
comprendían
y
por
lo
tanto
no
compartían.
Tock
y
Yoshihide,
más
que
facetas
de
Akutagawa,
son
desdoblamientos
del
autor:
los
tres
son,
en
sus
puntos
de
convergencia,
Akutagawa.
25
trama en una obra de ficción. En abril visitó a viejas amistades, a manera de despedida
sobredosis de Veronal,40 Fumi lo descubrió a las seis de la mañana. A su lado, junto a
su cabeza, dejó varios manuscritos y testamentos, el más famoso de ellos, la “Nota a
* * *
literatura en particular, así como de la lengua y el lenguaje, entre otros temas. 43
40
Un
barbitúrico
muy
popular
en
la
primera
mitad
del
siglo
XX.
41
En
ella
explica
las
razones
que
lo
llevaron
a
tomar
la
decisión
de
suicidarse.
Hay
una
reciente
traducción
al
español
intitulada
“Nota
enviada
a
un
viejo
amigo”,
en
Akutagawa,
Ryūnosuke;
Vida
de
un
idiota
y
otras
confesiones,
trad.
de
Yumika
Matsumoto
y
Jordi
Tordera,
Satori,
Gijón,
2011,
pp.
179-‐187
(Maestros
de
la
Literatura
Japonesa,
5).
42
Además
de
los
consabidos
japonés
y
chino
clásicos
e
inglés,
también
leía,
aunque
en
menor
medida,
coetáneos
se
expresaban
era
el
reflejo
de
una
literatura
moribunda;
la
lengua
japonesa
habría
perdido
la
capacidad
de
albergar
su
memoria
cultural.
Akutagawa
se
quejaba
de
que
los
escritores
de
su
época
no
creaban
obras,
sino
que
las
producían;
el
lenguaje
habría
perdido
la
poesía,
se
encontraría
corrompido
porque
sus
colegas
escribían
más
como
periodistas
que
como
artistas.
Como
única
solución
al
problema
Akutagawa
proponía
una
literatura
en
la
que
la
poesía
habitara
en
la
prosa;
para
ello
había
que
voltear
a
ver
al
pasado
y
a
sus
técnicas
narrativas,
que
incluían
la
larga
tradición
de
copiar
modelos
antiguos
para
darle
forma
a
textos
recientes.
Sólo
así
podría
dejarse
de
lado
la
pretensión
modernista
de
inventar
cosas
nuevas
y
entrar
en
una
etapa
de
imaginación
moderna
de
la
tradición
nativa.
26
diversas corrientes literarias de la época. Entre ellas cabe destacar las diferencias que
tuvo con los naturalistas,44 con los proletaristas45 y con Tanizaki Jun’ichirō [谷崎
潤一郎]. Ahondaré un poco en las que tuvo con los primeros pues, como explicaré más
adelante, me parece que si bien sus ideologías y postulados básicos parten de puntos
realmente no son tan diferentes de los textos creados por los naturalistas; entre éstos
se encuentra “El biombo del infierno”. Mencionaré también las discusiones que
sostuvo con los proletaristas y con Tanizaki, ya que si bien se alejan un poco del tema
Akutagawa.
2.
Discusiones
y
diferencias
que
Akutagawa
tuvo
con
sus
contemporáneos
El primer punto importante por aclarar cuando hablamos de naturalismo japonés es
que no se desprende del naturalismo europeo. La palabra japonesa shizenshugi [自然
主義] no es la traducción del francés naturalisme, aunque leyéndola desde el español
Tansman,
Alan;
The
aesthetics
of
Japanese
fascism,
University
of
California
Press,
Berkeley,
2009,
pp.
7-‐8
y
13-‐14.
44
Como
explico
en
el
punto
siguiente,
el
naturalismo
japonés
no
es
la
versión
insular
del
naturalismo
europeo.
45
Me
permito
aquí
acuñar
un
término,
pues
me
parece
que
escribir
sobre
autores
o
escritores
proletarios,
como
comúnmente
se
les
denomina,
daría
la
falsa
idea
de
que
son
obreros
o
campesinos
quienes
están
ejerciendo
el
oficio
de
escribir.
Autores
o
escritores
proletaristas
quiere
decir,
en
cambio,
que
están
identificados
con
el
movimiento
y
simpatizan
con
él,
sin
que
necesariamente
sean
proletarios.
27
(o desde el inglés, francés o alemán) así lo pareciera. Según nos explica Katō,46 en el
caso del término francés, naturalismo se refiere a la naturaleza vista a través de los
ojos de la ciencia, mientras que en el del japonés hace referencia a la naturaleza como
lo opuesto al artificio, algo distinto a lo urbano, a lo cultivado. “Nada más lejos, en fin,
naturalismo europeo (aquél carecía de los cimientos sociales, científicos y filosóficos
fue creada por jóvenes varones, hijos de familias con ascendencia samurái de bajo y
mediano rango, que emigraban a Tokio para cursar estudios universitarios. Los temas
tratados por ellos giraban entonces en torno a la vida en la gran capital, lejos de sus
familias: pobreza, enfermedad, amoríos; los sentimientos de los protagonistas estaban
prácticamente fuera de la narración.49 Estos escritos fueron el producto de participar
en las dinámicas de dos sociedades aparentemente incompatibles: la liberal, moderna,
46
Katō,
Shuichi,
op.
cit.,
p.
164.
47
Rubio,
Carlos;
“Introducción”,
en
Shimazaki,
Tōson;
El
precepto
roto,
trad.
de
Montse
Watkins,
Satori,
Gijón,
2011,
p.
20
(Maestros
de
la
Literatura
Japonesa,
6).
48
Yu,
Beongcheon;
Akutagawa:
An
Introduction,
Wayne
State
University
Press,
Detroit,
1972,
pp.
4-‐6.
49
Katō,
Shuichi,
op.
cit.,
p.
162.
28
nutrieron de los novelistas del realismo europeo y de la teoría literaria de Tsubouchi
[Shōsetsu Shinzui: 『小説神髄』] afirmó que “la novela debe evitar el didacticismo y
describir sin omisión alguna los recovecos interiores del corazón y exponer los
un férreo opositor al naturalismo imperante en su época.51 Una de las características
producto, al parecer, de la búsqueda de una identidad personal a comienzos de la era
Taishō,52 y cuya máxima expresión literaria fue el invento de la watakushi-‐shōsetsu o
50
Ibid.
pp.
116
y
160.
51
Cfr.
Katō,
Shuichi;
op.
cit.
p.
238
y
Keene,
Donald;
op.
cit.
p.
568.
52
“El
movimiento
naturalista
en
la
literatura,
que
surgió
durante
la
época
de
la
guerra
ruso-‐japonesa,
es
el
que
normalmente
se
lleva
el
crédito
de
haber
introducido
en
Japón
el
concepto
moderno
de
la
esfera
privada
de
la
individualidad,
separada
de
las
demandas
del
Estado.”
Hamilton,
Sharon
Nolte;
“Individualism
in
Taishō
Japan”
en
The
Journal
of
Asian
Studies,
Vol.
43,
No.
4,
ago
1984,
Association
for
Asian
Studies,
p.
672.
En
este
proceso
tuvo
una
influencia
decisiva
el
cristianismo,
que
recientemente
había
sido
reintroducido
en
Japón
y
a
cuya
propagación
se
abocaban
gran
cantidad
de
misioneros
llegados
desde
Estados
Unidos.
Los
jóvenes
escritores
se
acercaban
a
las
iglesias
para
poder
aprender
inglés
y
tener
un
contacto
más
directo
con
obras
escritas
en
aquella
lengua
(o
traducidas
a
ella).
Como
escribe
Rubio,
“en
oposición
a
la
mentalidad
tradicional
japonesa,
según
la
cual
la
naturaleza,
los
seres
humanos
y
las
deidades
existen
como
parte
de
un
todo,
el
cristianismo
inculcó
en
muchos
jóvenes
japoneses
una
nueva
conciencia
del
yo
y
del
individuo
como
una
realidad
distinta
de
la
naturaleza
y
de
lo
divino,
es
decir,
un
insólito
respeto
por
la
individualidad.”
Rubio,
Carlos;
“Introducción”,
en
Shimazaki,
Tōson;
El
precepto
roto,
trad.
de
Montse
Watkins,
Satori,
Gijón,
2011,
p.
14
(Maestros
de
la
Literatura
Japonesa,
6).
53
“La
shi-‐shōsetsu
o
‘novela-‐yo’
se
centra
en
la
vida
privada
de
un
autor,
con
eventos
y
estados
de
ánimo
registrados
de
forma
libre
pero
íntima.
Con
Futon
[布団]
de
Tayama
Katai
[田山花袋]
como
su
primer
ejemplo,
la
shi-‐shōsetsu
se
volvió
con
rapidez
la
forma
predominante
del
naturalismo
japonés
después
de
1910
y
la
forma
prevaleciente
de
novela
japonesa.”
Yu,
Beongcheon;
op.
cit.,
p.
5.
29
estilo poco complejo.”55 Dicho en otras palabras, con el advenimiento del naturalismo
en Japón, bastaba con que alguien escribiera pasajes de su vida, lo más apegado
posible a la realidad, en lenguaje común y corriente; como cualquiera puede escribir
tal como habla, cualquiera podía ser escritor. Akutagawa, educado en la tradición
clásica, obsesionado con la belleza del lenguaje y con el papel del artista, rechazaba
No obstante lo anterior, hay motivos para desmentir a los teóricos y al mismo
Akutagawa. En sus últimos años escribió algunas piezas que podrían insertarse en la
「歯車」]. No sólo están narradas en primera persona, sino que tratan de aspectos
personales, muy concretos de la vida y del pensamiento del autor. A éstas podríamos
sumarle “La vida de un tonto” [Aru ahō no isshō: 「或阿呆の一生」], puesto que
pensamientos del autor. La watakushi-‐shōsetsu es más un género confesional que un
autorretratarse bajo las más desfavorables luces, como disipados, disolutos, incapaces
54
Tipton,
Elise
K.;
“Intellectual
Life,
Culture
and
the
Challenge
of
Modernity”,
en
A
Companion
to
Japanese
History,
William
M.
Tsutsui
(ed.),
Blackwell,
Oxford,
2008,
p.
197.
55
Katō,
Shuichi;
op.
cit.
p.
161.
56
Kinya,
Tsuruta;
op.
cit.,
p.
22.
y
Kikuchi,
Hiroshi;
“Shishōsetsu”,
en
Miyoshi,
Yukio;
Akutagawa
30
de escribir;”57 y mucho hay de esto en las dos obras mencionadas arriba. Podría
encontraba hacia el final de su vida, abandonó sus propios principios, o que cedió ante
el espíritu de la época, con un inevitable deterioro en la calidad de sus cuentos, pues
sus últimos escritos tienen una calidad literaria inferior a la que había alcanzado en
andaba mal hacia el final de su vida es precisamente el hecho de que haya adoptado
Pero los rasgos autobiográficos no sólo están presentes en sus escritos tardíos.
La obra que nos ocupa en la presente tesis, “El biombo del infierno” [Jigokuhen: 「地
獄変」], escrita en 1919, obra de su juventud en la que plasma algunos de sus ideales
como artista, puede leerse también como una suerte de auto presentación. Me parece
(como se verá en las conclusiones también) que Akutagawa querría verse como su
desprecia toda norma social, legal y filial. Si esto es así, en cierto sentido se trata de
una aproximación a la confesión personal, al desnudarse al que sus contemporáneos lo
57
Keene,
Donald;
op.
cit.,
pp.
506,
512.
58
Son
muchos
los
críticos
que
opinan
que,
comparando
las
obras
de
su
juventud
con
las
tardías,
se
observa
una
enorme
distancia
cualitativa.
Pareciera
que
la
calidad
hubiera
ido
decreciendo
con
la
edad
del
autor.
59
Keene
afirma
que
Akutagawa
tenía
la
convicción
de
que
el
artista
debe
experimentar
directamente
lo
que describe, aunque para ello tenga que padecer indecibles sacrificios. Keene, Donald; op. cit., p. 566.
31
personalismo tendió a un liberalismo de amplios matices que no es posible encontrar
exclusión de los otros.”60 El personalismo no está muy alejado del individualismo. Si
partimos de que el naturalismo tuvo su origen en el individualismo (como mencioné al
2.2.
Su
postura
frente
al
proletarismo
japonés
(1921-‐1935) produjo obras de poco valor literario;62 no obstante, tuvo un enorme
peso en su época. Bajo el mismo rubro se agrupaban los escritores de ideas radicales,
Al igual que en el punto precedente, en el que abordé la relación de Akutagawa
con el naturalismo, la forma tradicional de mirar las relaciones entre los escritores
60
Sakai,
Kazuya;
Japón:
Hacia
una
nueva
literatura,
El
Colegio
de
México,
México,
1968,
p.
77.
61
Otro
autor
que
me
da
la
razón
es
Carlos
Rubio,
a
cuyo
texto
tuve
acceso
durante
las
últimas
etapas
del
proceso
de
revisión
y
corrección
de
esta
tesis.
Cuando
escribe
sobre
las
características
de
la
literatura
de
Akutagawa
posterior
a
1922,
afirma
que
“va
a
concentrarse
en
su
vida
interior.
El
tono
autobiográfico
que
había
criticado
a
los
naturalistas
se
convierte
en
la
característica
más
sobresaliente
de
la
mayoría
de
los
relatos
que
va
a
escribir
desde
entonces.”
Rubio,
Carlos;
“Introducción”,
en
Akutagawa,
Ryūnosuke;
Vida
de
un
idiota
y
otras
confesiones,
trad.
de
Yumika
Matsumoto
y
Jordi
Tordera,
Satori,
Gijón,
2011,
p.
28
(Maestros
de
la
Literatura
Japonesa,
5).
62
Powell,
Irena;
Writers
and
Society
in
Modern
Japan,
Kodansha
International,
San
Francisco,
1983,
p.
103.
63
Ibid.,
p.
115.
32
como una de las causas del suicidio del autor: Iwamoto propone que el vertiginoso
tiempo que las propuestas de los proletaristas de crear una nueva literatura, haciendo
de lado todo lo viejo, lo habrían hecho dudar de sus propias facultades como artista.64
Para Powell, “[el proletarismo], que había realizado ataques fuertes a la imagen
elitista del artista, finalmente destruyó su fe en las cualidades redentoras del arte y en
significado del arte en la vida.”65 Si la ruta trazada por estas interpretaciones es
correcta, la única salida posible era, efectivamente, el suicidio. Abundo un poco más al
atribuyen al temor que tenía él de perder la cordura, de haber heredado la locura de
su madre. Por otro lado, el mismo Akutagawa podría no haber estado muy seguro de
lo que lo impulsaba a dar el paso final: según su famosa nota de despedida, su decisión
64
“Académicos
y
críticos
han
ofrecido
incontables
explicaciones
a
los
orígenes
y
la
naturaleza
de
la
inquietud
que
le
causó
la
muerte
[…]
De
entre
las
hipótesis
más
convincentes,
hay
una
que
vincula
el
comportamiento
de
Akutagawa
con
su
posición
en
el
mundo
literario
del
Japón
del
Taishō
tardío,
que
parece
más
relevante
para
nuestros
propósitos.
Parecería
que,
a
pesar
de
sus
enormes
talentos
y
de
la
alta
estima
de
sus
pares,
Akutagawa
estaba
asediado
por
dudas
acerca
de
su
valor
como
escritor
y
de
su
estatus
en
la
arena
literaria.
Esta
falta
de
confianza
en
sí
mismo
se
agravó
e
intensificó
por
los
movimientos
frescos
que
aclamaban
la
necesidad
de
cambios
revolucionarios
en
la
literatura
japonesa.
Los
abogados
de
estos
cambios
simplemente
tiraron
sin
mayor
ceremonia
las
obras
de
Akutagawa
en
un
saco
etiquetado
como
‘literatura
establecida’
[…]
él
era
visto
como
zapato
viejo
por
la
vanguardia
joven
y
fue
relegado
ignominiosamente
al
pasado.”
Iwamoto,
Yoshio;
“Aspects
of
the
Proletarian
Literary
Movement
in
Japan”
en
Silberman,
Bernard
y
Harry
D.
Harootunian
(eds.);
Japan
in
Crisis.
Essays
on
Taishō
Democracy,
Princeton
University,
Princeton,
1974,
p.
156.
65
Powell,
op.
cit.,
pp.
100-‐101.
33
resulta innegable es que tuvo intercambios de ideas con ellos, que no le simpatizaban
mucho y que lo hacían sentir inseguro: “[el movimiento proletarista] adquirió tal
responder a sus anunciados principios. […] Pero es obvio desde su tono general que
proletarista, Akutagawa sentía el preludio de su propia derrota, indica Sakai.67
hubiera apoyado al movimiento proletario. Algunos de sus últimos cuentos, como “Un
pedazo de tierra” [Ikkai no tsuchi: 「一塊の土」] o “Kappa” 「河童」 son mordaces y
críticos ante la situación social, económica y política de entonces; el primero de ellos
proletarismo.69 Si bien Akutagawa era un entusiasta de las ideas y corrientes que
llegaban a Japón desde Europa o Estados Unidos, veía con recelo las tendencias
individualistas que las acompañaban, punto en el que, nuevamente, coincidía con los
proletaristas. Es innegable que Akutagawa simpatizaba con algunas características de
66
Keene,
Donald;
op.
cit.,
p.
576.
67
Sakai,
Kazuya;
op.
cit.,
p.
83.
68
Hibbett,
Howard;
op.
cit.,
p.
26.
69
Keene,
Donald;
op.
cit.,
p.
576.
34
haber escrito en La moral de mañana que “[la moral] debe ser lo contrario de la moral
individualista de hoy, es decir, una moral colectiva que tenga como objeto la
comunidad integrada por la masa mayoritaria del pueblo.” 70 Al final de su vida
2.3.
Polémica
con
Tanizaki
Jun’ichirō72
Uno de los parte aguas en la literatura japonesa del siglo XX fue la famosa disputa
entre Akutagawa y Tanizaki Jun’ichirō (1927). Ésta surgió de las dudas del primero
sobre el valor estético de la trama en una obra de ficción, así como de sus
claramente delineada. Tanizaki opinaba que una trama o argumento bien planeado
resultaba fundamental para que un texto tuviera valor estético, decía que “lo más
mientras que Akutagawa afirmaba que la trama no era el punto esencial, que “la
ficción japonesa necesitaba más de su cualidad poética tradicional [que de la trama]
para reflejar las sensibilidades del ojo observador y del corazón sensible.”74 Se trataba
70
Sakai,
Kazuya;
“Introducción”
en
Akutagawa,
Ryūnosuke;
El
biombo
del
infierno
y
otros
cuentos,
trad.
e
introd.
de
Kazuya
Sakai,
La
Mandrágora,
Buenos
Aires,
1959,
p.
XIX.
71
Hibbett,
Howard;
Ibid.
72
Tanizaki
Jun’ichirō
[谷崎潤一郎]
(1886-‐1965)
fue
uno
de
los
escritores
japoneses
más
importantes
del
siglo
XX.
Gran
conocedor
de
la
literatura
y
la
cultura
europeas
y
norteamericanas,
en
muchas
de
sus
obras
presenta
confrontaciones
entre
los
estilos
de
vida,
tradiciones
y
formas
de
pensar
de
las
sociedades
japonesa
y
europea
/
norteamericana.
73
Hibbett,
Howard;
op.
cit.,
p.
28.
74
Idem.
35
entonces, de una discusión sobre estética, sobre apreciación artística, entre dos
Se suele considerar como ganador de la discusión a Tanizaki, en primer lugar,
Akutagawa se refería por trama era distinto a lo que se refería Tanizaki por el mismo
Tanizaki, y viceversa.”77 Continuando con esta línea de pensamiento, podría seguirse
75
Resulta
interesante
comparar
las
opiniones
que
otros
autores,
en
otros
tiempos
y
lugares,
han
expresado
al
respecto.
Una
ligera
ojeada
nos
revela
que
hay
tantas
ideas
como
escritores.
Guy
de
Maupassant
no
le
hubiera
dado
la
razón
ni
a
Tanizaki
ni
a
Akutagawa,
pues
para
él
“la
meta
(del
escritor
serio)
no
es
contarnos
una
historia,
ni
conmovernos
o
divertirnos,
sino
hacernos
pensar
y
llevarnos
a
entender
el
sentido
oculto
y
profundo
de
los
hechos.”
Maupassant,
Guy
de;
“El
objetivo
del
escritor”,
en
Zavala,
Lauro
(comp.);
Teorías
del
cuento
I.
Teorías
de
los
cuentistas,
Universidad
Nacional
Autónoma
de
México
/
Universidad
Autónoma
Metropolitana,
México,
1993,
p.
69.
Por
su
parte,
Bioy
Casares
habría
pasado
de
ser
–al
igual
que
Tanizaki–
un
escritor
convencido
de
la
importancia
de
la
trama
(“Para
mí,
un
cuento
es
un
relato
en
el
cual
lo
más
importante
es
la
historia”),
a
uno
como
Akutagawa:
“Por
reacción
a
los
fáciles,
pero
pretensiosos
cuentos
sin
argumento,
o
a
los
igualmente
fáciles
y
pretensiosos
cuentos
con
argumento
disparatado
(superrealistas),
hemos
escrito
cuentos
en
que
el
argumento
tenía
primordial
importancia;
nos
hemos
dedicado
a
esa
agradable
relojería
y
hemos
tramado
leyendas
que
dejan
satisfactorios
dibujos
en
la
mente
del
lector
y
que
se
recomiendan
también
porque
dan
brillo
al
diálogo.
Ahora
advierto
que
ese
tipo
de
cuentos
no
es
el
único;
que
los
otros
producen
un
placer,
o
una
impresión,
más
esencial;
que
éstos
son,
para
quienes
han
aprendido
a
salvar
sus
dificultades,
relativamente
fáciles,
porque
ofrecen
un
criterio
más
seguro;
los
otros
pertenecen
a
una
ignorada
y
repugnante
y
ambiciosa
geografía.”
Bioy
Casares,
Adolfo;
“Acerca
del
cuento
y
la
novela”,
en
Zavala,
Lauro
(comp.);
Teorías
del
cuento
I.
Teorías
de
los
cuentistas,
Universidad
Nacional
Autónoma
de
México
/
Universidad
Autónoma
Metropolitana,
México,
1993,
pp.
41-‐42.
76
Katarani,
Kōjin;
Origins
of
Modern
Japanese
Literature,
trad.
de
Brett
de
Bary,
Duke
University
Press,
36
análisis, los argumentos de Akutagawa parecen haber sobrevivido mejor el paso del
tiempo que los de su interlocutor. “Tenemos aquí una extraña ironía de la historia de
ganador.”78
*
*
*
En
las
páginas
anteriores
presenté
los
datos
más
relevantes
de
la
vida
y
obra
de
Akutagawa Ryūnosuke, así como las relaciones de este autor con otros escritores
Akutagawa y de aportar algunos elementos biográficos e históricos que fueran útiles
para el estudio de “El biombo del infierno”. Ha quedado claro, por ejemplo, que la
convergencia de elementos necesarios para que Akutagawa compusiera el relato que
nos concierne podía solamente darse en el periodo que le tocó vivir. Para continuar
con esta línea, en el siguiente capítulo expondré brevemente el concepto del infierno
78
Saeki,
Shōichi;
en
Katarani,
Kōjin;
Origins
of
Modern
Japanese
Literature,
trad.
de
Brett
de
Bary,
Duke
37
II. Un marco teórico para la mejor lectura de “El biombo del infierno”
Akutagawa y que, de una u otra forma, determinaron la gestación del cuento “El
biombo del infierno”. En este segundo capítulo mostraré ciertas características del
infierno budista, seguidas de algunas interpretaciones del infierno en el texto y de su
simbolismo.
El evento que desencadena los trágicos acontecimientos ocurridos en el cuento
es el encargo que recibe el protagonista, Yoshihide [良秀], de su antagonista, el Señor
Horikawa [堀川大殿]: un biombo que contenga imágenes del infierno.79 Para el lector
ninguna explicación.80 No obstante, para el lector ajeno a esta tradición hace falta una
* * *
79
“Repentinamente
mandó
llamar
al
pintor
a
palacio,
y
le
encomendó
la
ejecución
de
un
biombo
que
representase
al
Infierno.”
Capítulo
5
de
“El
biombo
del
infierno”
en
Akutagawa,
Ryūnosuke;
op.
cit.,
p.
46.
80
El
mismo
narrador
quiere
convencer
a
su
audiencia
de
que,
aunque
está
contando
sobre
algo
tan
común
como
una
imagen
del
infierno,
en
este
caso
se
trata
de
una
obra
extraordinaria.
“Aun
tratándose
del
mismo
motivo,
el
haber
sido
pintado
por
Yoshihide
ya
indica
un
trabajo
totalmente
distinto
al
de
cualquier
otro
pintor.”
Capítulo
6,
Idem.
pp.
46-‐47.
38
infierno, [jigoku 地獄], significa literalmente prisión de tierra.81 Éste fue uno de los
muchos términos importados al archipiélago a través de la introducción del budismo
aparentemente la única idea que existía en Japón sobre una morada para los muertos
era el concepto sintoísta de yomi no kuni [黄泉の国].83 El yomi no kuni es un lugar
bestias, que está unido a nuestro mundo por un pasaje que bloqueó el dios Izanaki al
salir huyendo de él. Quizás la diferencia más notable con otras tradiciones religiosas
es que en el yomi no kuni no hay ningún tipo de juicio de las almas de los muertos, por
lo que la noción de un lugar de castigo –o uno de recompensa– para la vida después de
Dhammapada, en los que se registran las palabras del mismo Siddhārtha Gautama
(563-‐483
a.
n.
e.),
ya
hacen
referencias
al
infierno,
si
bien
el
Buda
nunca
predicó
sobre
81
Halpern,
Jack
(ed.);
New
Japanese-‐English
Character
Dictionary,
Kenkyūsha,
Tokio,
1990,
p.
353.
82
De
acuerdo
con
las
fuentes
oficiales,
este
evento
ocurrió
en
538
o
en
552,
por
iniciativa
del
rey
39
él.85 De manera semejante a como ocurrió con el arribo del budismo a Japón, cuando
algunos siglos antes entró en China se mezcló con creencias locales; adoptó en la
forma el término sánscrito naraka como dìyù,86 [地獄] y lo aderezó con un elemento
del mismo, muchos de los temas de interés de los estudiosos de estos dos países
fueron heredados por los de aquél. Uno de ellos fue el relativo al infierno.88 En un
principio, la nueva religión, colmada de simbolismos que requerían un vasto cúmulo
de conocimientos literarios y académicos, fue una creencia casi exclusiva de las élites;
sintoísta. En la Era Heian [平安時代] (794-‐1185 a. n. e.) el budismo alcanzó su mayor
arquitectónicas de todo tipo de motivos religiosos. Es precisamente en esta época en
la que está situada la trama de “El biombo del infierno” –biombo que sería, en
continuidad
con
la
línea
anterior,
una
más
de
las
numerosas
obras
de
arte
budista
de
85
Umehara,
Takeshi;
Jigoku
no
shisō,
Chūkōshinsho,
Tokio,
1967,
pp.
6
y
7.
[梅原猛『地獄の思想』中公
新書(1967)].
86
O
ti-‐yü,
en
el
sistema
Wade-‐Giles.
87
Teiser,
Stephen
F.;
The
Scriptre
on
the
Ten
Kings
and
the
Making
of
Purgatory
in
Medieval
Chinese
Buddhism,
University
of
Hawaii
Press,
Honolulú,
1994,
p.
1
(Studies
in
East
Asian
Buddhism,
9).
88
“La
atención
de
muchos
budistas
chinos
en
el
medioevo
temprano
estaba
focalizada
en
las
tres
partes
más
bajas,
particularmente
aquellas
del
infierno.
En
la
mayoría
de
los
análisis,
el
infierno
está
localizado
bajo
la
tierra
y
consiste
de
ocho
niveles
distintos
[…]”
Ibid.,
p.
5.
40
Yoshihide –según lo veremos en el tercer y último capítulo– es una intriga cortesana
más. El nombre del antagonista del cuento, el Señor Horikawa, también es una
1086 a 1107 a. n. e.), así como algunos ministros y señores feudales en aquel periodo
Volvamos al tema del budismo. Una vez que la nueva religión ya tenía adeptos
entre todos los círculos sociales japoneses, algunos monjes se dedicaron a diseminar
entre la gente común versiones sencillas de cómo alcanzar la salvación.89 Entre los
más importantes predicadores se encuentra Genshin (942-‐1017 a. n. e.), quien con su
obra Ōjōyōshū 『往生要集』 (Lo esencial para renacer en la tierra pura) de 984,90
difundió la idea de que con la sola repetición del nombre de Amida Buda se podía
obtener la salvación,91 además de hacer muy populares las descripciones visuales del
89
Entre
las
simplificaciones
más
destacadas
está
el
sustituir
la
memorización
de
los
largos
y
complicados
sutras
por
los
nenbutsu,
o
repetición
de
un
nombre
o
palabra.
Uno
de
los
pioneros
fue
Kūya
(o
Kōya).
Grapard,
Allan;
“Religious
Practices”
en
The
Cambrige
History
of
Japan,
Cambridge
University
Press,
Nueva
York,
1993,
vol.
2,
pp.
573-‐575.
90
Ésta
es
la
traducción
al
español
del
título
『往生要集』
tanto
en
Renonseau,
Gaston
y
Bernard
Frank,
op.
cit.,
p.
414,
como
en
Rotermund,
Hartmut;
“La
tierra
pura
y
la
nenbutsu”,
en
Diccionario
de
las
mitologías.
Las
mitologías
de
Asia,
op.
cit.
p.
541.
Por
el
otro
lado,
Grapard,
Allan,
op.
cit.,
p.
574
traduce
el
nombre
al
inglés
como
Anthology
on
Rebirth
in
Pure
Land.
91
Cfr.
Grapard,
Allan,
op.
cit.,
pp.
573-‐575
y
Rotermund,
Hartmut;
op
cit.,
pp.
540-‐541.
92
Véase
el
anexo
2
a
la
presente
tesis,
en
el
que
están
reproducidas
algunas
imágenes
de
los
rollos
del
41
Es precisamente una representación pictóricas del infierno de este tipo la que
Akutagawa Ryūnosuke.93
“Lugar donde los condenados sufren, después de la muerte, castigo eterno.”94 Ésta
alguna de las religiones semíticas), por lo que en la tercera entrada complementa: “En
diversas mitologías y religiones no cristianas, lugar que habitan los espíritus de los
prestigio y circulación en Japón: “Uno de los seis mundos. Lugar donde pagan su
karma las personas que obraron mal en esta vida. Se dice que está debajo de la tierra,
que es gobernado por Yema, que varias clases de demonios torturan ahí a los
criminales”.96 De los seis mundos o reinos donde se perpetúa el ciclo de samsāra, es la
más baja de las seis posibilidades para renacer, es por lo tanto (al igual que las otras
cinco) un lugar de paso. En él los habitantes se purifican del karma acumulado en su
93
Sakai,
Kazuya;
nota
introductoria
a
“El
biombo
del
infierno”
en
Akutagawa,
Ryūnosuke;
op.
cit.,
p.
40.
94
Diccionario
de
la
Lengua
Española;
Real
Academia
Española,
22ª
ed,
Espasa
Calpe,
Madrid,
2001,
p.
1273.
95
Idem.
96「六道の一つ。現世に悪業をなした者がその報いとして死後に苦果を受ける所。瞻部州の地下に
42
vida anterior a través de los castigos que les son infligidos, para poder renacer en un
nivel superior.97
se usa como metáfora para designar una situación, lugar o momento difícil,
viceversa.
Dentro del cuento “El biombo del infierno”, Yoshihide –según clamaba el artista
mismo– requería ver algo antes de poder plasmarlo en su obra: “En general me es
difícil pintar lo que no veo. Y aunque llegase a pintarlo, nunca resultaría bueno, lo cual
equivale a decir que no lo puedo pintar.”99 Para la representación visual del infierno,
Yoshihide necesitaba entonces recrear el infierno. Bajo esta premisa sometió a sus
propio taller a costa de sus alumnos, aún faltaba el motivo central, pues aquéllas eran
97
Teiser,
Stephen
F.;
op.
cit,
p.
5.
98
Al
respecto,
Salvador
Elizondo
es
muy
elocuente:
“La
noción
de
infierno
sintetiza
el
carácter
siniestro
del
mundo
que
nos
rodea;
es
privativo
de
cosas
como
la
carne
y
la
tortura.
Cuando
nos
recreamos
imaginativamente
en
el
horror,
decimos
que
estamos
imaginando
infiernos.
Pensamos
también,
aunque
no
tan
frecuentemente
como
sería
de
suponerse,
en
infiernos
trascendentales
que
es
posible
que
nos
esperen
como
consecuencia
de
actos
específicos
que
hayamos
cometido
en
la
vida.
Opera
en
ese
momento
la
noción
ética
de
castigo
de
la
misma
manera
que
opera
cuando
imaginamos
los
infiernos
en
los
que
habrán
de
caer
nuestros
enemigos
o
nuestros
rivales
y
sentimos
una
placentera
sensación
al
imaginar
o
constatar
que
aunque
fuera
parte
de
esa
acción
infernal,
que
hemos
decretado
en
la
imaginación
sobre
ellos,
ya
ha
comenzado
a
manifestarse
o
a
surtir
efecto.”
Elizondo,
Salvador;
Teoría
del
infierno,
2a.
ed.,
FCE,
México,
2000,
p.
13
(Letras
mexicanas,
132).
99
Akutagawa,
Ryūnosuke;
op.
cit.,
capítulo
14,
p.
57.
43
envuelto en llamas. Yoshihide había tenido éxito hasta entonces en producir infiernos
particulares, momentáneos, y hasta cierto punto no tan terribles, para cada uno de sus
uno mismo sufre, no cuando son los otros los atormentados; solamente al
capaz de aprehenderlo en su totalidad. Siguiendo la premisa de Yoshihide mencionada
anteriormente, según la cual sólo podía representar lo que veía, nuestro protagonista
imaginarlo siquiera, Yoshihide allanó así el camino para que ocurrieran los
muerte, es acaso por ello mismo que éste aceptó montar el perverso espectáculo para
aquél. El Señor Horikawa tendría por objetivo crear el infierno para Yoshihide
haciéndolo ver morir a su propia hija en el esquema trazado por el mismo Yoshihide.
Durante unos instantes, el padre compartió el infierno que inmolaba a su hija: “Con
ojos despavoridos escrutó la carroza en llamas […] Los ojos desorbitados, los labios
miedo, su infinita angustia […] ni el asesino cuando comparece ante los Reyes del
Infierno mostraría tanto horror y padecimiento.”101 Para Akutagawa ésta debe haber
sido la consumación de su estética. Si atendemos a las ideas que Akutagawa tenía del
arte y del artista, me parece que en ese momento, junto con la amada joven, murió el
100
O’Brien,
James;
Akutagawa
and
Dazai.
Instances
of
Literary
Adaptation,
Arizona
State
University,
44
alienación: “El mismo que momentos antes viéramos sufrir como arrojado en el
mismo Infierno, daba ahora muestras de un júbilo incontenible.”102 Más aún, liberado
de sus ataduras humanas, Yoshihide completó su pintura con sublime realismo, y de
asegura su triunfo, mientras que el señor sufre una derrota completa. Una vez dentro
de este círculo de divina locura, el artista, mucho más allá de los límites del poder
secular, está de pie en el elevado cenit del arte, donde es inmune e invulnerable.”103
Clifford Geertz define la religión como “un sistema de símbolos que actúa para
formulando concepciones de un orden general de existencia […].”104 Me parece que el
símbolo de poder por medio del cual los postulados religiosos se hacen obedecer, que
tiene
muy
claro
lo
que
ocurre
en
el
infierno,
así
como
lo
que
debe
hacer
o
evitar
hacer
102
Ibid,
capítulo
19,
p.
63.
103
Yu,
Beongcheon;
op.
cit.,
p.
41.
104
Geertz,
Clifford;
“Religion
as
a
Cultural
System”
en
Banton,
Michael
(ed.);
Anthropological
Approaches to the Study of Religion, Tavistock, Londres, 1963, p. 4 (A.S.A. Monographs, 3).
45
para ser o no ser merecedor a las penas infernales. En el nivel interno están, pues, las
representaciones mentales de cada individuo. Este nivel depende del segundo.
2. Externo: Ésta es la fuente del nivel anterior. Son los soportes que tiene la jerarquía
cuáles no lo son, así como lo que ocurre en el infierno. Entre los soportes se
encuentran la literatura, la arquitectura, la escultura y la pintura. Para volver al tema
infierno, con sus terribles tormentos y sus condenados pertenece a esta última
carceleros con cabezas de toro o de caballo [que] huyen en desorden en medio de las
Las terribles imágenes de las que está colmado el biombo del infierno no tienen
otro objetivo que el de infundir miedo. Después de todo, para que un infierno sea tal,
miedo a romper la norma. Freud hace la diferencia entre el miedo real y el miedo
neurótico: “El peligro real es el peligro que conocemos; el miedo real es el miedo
frente a un peligro conocido. El miedo neurótico es el miedo frente a un peligro que no
conocemos.”106 El tema que nos ocupa entra, a mi parecer, en ambos tipos de miedos.
105
Akutagawa,
Ryūnosuke;
op.
cit.,
capítulo
6,
p.
47.
106
“Realgefahr
ist
eine
Gefahr,
die
wir
kennen,
Ralangst
ist
die
Angst
vor
einer
solchen
bekannten
Gefahr.
Die
neurotische
Angst
ist
Angst
vor
einer
Gefahr,
die
wir
nicht
kennen.”
Freud,
Sigmund;
“Hemmung,
Symptom
und
Angst”
en
Werke
aus
den
Jahren
1925-‐1931,
Fischer,
Fráncfort
del
Meno,
1999,
p.
190
(Gesammelte
Werke,
XIV).
46
Para el creyente, el infierno es algo real, que se conoce a través de prédicas, imágenes
peligro conocido, aunque nadie haya pasado (aún) directamente por ahí. Y por la
misma razón, resulta ser un peligro desconocido a la vez: nadie ha pasado (aún) por
ahí. Esta última parecería ser la postura de Yoshihide frente al infierno. No lo conoce y
por lo tanto precisa de modelos para pintarlo. Como no lo conoce, tampoco le teme, a
diferencia de toda la sociedad que lo rodea. Bajo esta interpretación tenemos por un
lado la sociedad neurótica, y por el otro, al verdadero artista (o artista real, para
irreconciliables. El único momento en el que Yoshihide cruza la línea que los separa es
mencioné arriba. Pero dura poco. Casi inmediatamente vuelve a su mundo, donde la
* * *
Luego de haber puesto sobre la mesa todos los elementos que, a mi juicio, son
necesarios para una lectura profunda del cuento “El biombo del infierno” en los dos
capítulos precedentes, me permito entrar de lleno en el análisis literario del texto en
el tercero y último.
47
III. Análisis de “El biombo del infierno” de Akutagawa Ryūnosuke
sus cuentos. El tema central de “El biombo del infierno” lo tomó de la antigua
sexta historia del tercer volumen, intitulada “Ryoshū, pintor de imágenes budistas, se
Pimentel, la forma que tiene el narrador de “El biombo del infierno” de presentar al
Horikawa [堀川大殿], así como los acontecimientos del mencionado cuento. Yoshihide
no sólo tiene un antagonista, también tiene un álter ego: un pequeño mono que, por
mofa, lleva el mismo nombre: Yoshihide. Como se verá más adelante, a través de la
evolucionan hasta que cada uno toma el lugar del otro.
Todas las citas en español de “El biombo del infierno” están tomadas de
107
Véase
el
anexo
1
a
la
presente
tesis,
que
es
mi
traducción
al
español
del
relato
mencionado.
48
1. El argumento
Para un resumen de la trama del cuento que nos ocupa remito al amable lector al
segundo punto de la introducción a la presente tesis, en las páginas 9 a 12.
Además de la línea principal de la historia, en la que se presentan la rivalidad
entre Yoshihide y el Señor Horikawa y el proceso de elaboración del biombo, hay otras
dos historias paralelas: la relación entre Mono Yoshihide y la hija de Yoshihide por un
lado, y la relación entre el Señor Horikawa y la hija de Yoshihide, por el otro. Como se
verá más adelante, la primera es una suerte de relación filial, mientras que la segunda
es la que da origen a la tragedia. Mención aparte requiere la relación entre Yoshihide y
Mono Yoshihide, que analizaré en el último punto de este capítulo.
Como se puede apreciar en el anexo 1 a la presente tesis, el relato del Uji Shūi
ocupa una cuartilla apenas, a diferencia del cuento “El biombo del infierno”, que se
caracteres con los que se escriben ambos nombres son los mismos: 良秀. Ambos
49
imágenes budistas, sus obras a las que se hace alusión en el cuento son siempre de
trascendencia del tema del nombre en el protagonista, llevo a cabo un análisis de él en
el siguiente punto.
Ryoshū tiene esposa e hijos, Yoshihide sólo tiene una hija. Aunque las
circunstancias que originan la desgracia son muy distintas, en ambos casos la familia
tétrico espectáculo. El sacrificio resulta pues en provecho para los dos pintores: a
gracias a la inmolación producen la que será su obra maestra.
significa algo así como “bondad suprema” o “excelencia superlativa”. Si nos atenemos
a la primera y más inmediata traducción del nombre, nos quedamos con una evidente
ironía de Akutagawa al haber bautizado así a su personaje. Pero si excavamos un poco
Yoshihide encarna al artista ideal, aquél que –según las concepciones estéticas de
Akutagawa– es capaz de hacer cualquier cosa por engrandecer su arte, por llevar su
creación a las más elevadas esferas, más allá de donde llegaría cualquier ser humano,
aunque eso significara sacrificar a su propia hija. Esta última interpretación del
50
semántico con motivación semántico-‐narrativa, motivación en la cual “el nombre en sí
premonición (nomen atque omen).”108 En efecto, la “excelencia superlativa” del arte de
Yoshihide es punto de partida, eje conductor y punto de llegada del argumento de “El
como Yoshihide, pero también como Ryoshū; la primera de las lecturas corresponde al
nombre del personaje del cuento de Akutagawa, mientras que la segunda pertenece al
del personaje del texto clásico “Ryoshū, pintor de imágenes budistas, se alegra al ver
nombre del protagonista del cuento que nos llegó del siglo XIII 110 se lee con la
pronunciación china de los caracteres, llamada onyomi [音読み], mientras que el del
relato moderno se lee con la pronunciación japonesa de los mismos, llamada kunyomi
[訓読み]. 111 Si partimos del hecho de que la mayoría de los antiguos textos japoneses
están escritos en chino clásico, y de que con el paso de los siglos los sonidos del
japonés se fueron adaptando poco a poco a la escritura de origen chino, la diferencia
durante
los
siglos
III
y
VI
n.e.,
durante
las
introducciones
del
confucianismo
y
del
budismo,
respectivamente.
Torres
I
Graell,
Albert;
Kanji.
La
escritura
japonesa;
6ª.
ed.,
Hiperión,
Madrid,
1995,
p.
15
(Libros
Hiperión,
72).
51
reflejo de la distancia histórica que hay entre ambos relatos. Debido a que el nombre
del personaje Ryoshū [良秀] existe desde antaño, el nombre del moderno personaje
Yoshihide [良秀] resulta ser lo que Pimentel llama un nombre referencial,112 por lo que
saber, los que relacionan a Yoshihide con Mono Yoshihide, pero por el momento
quedarán pendientes. Los retomaré en el punto número cinco del presente capítulo.
3. El narrador
Antes del comienzo del cuento, inmediatamente después del título, Kazuya Sakai
escribió: “Este relato está hecho en primera persona por una doncella que sirvió en el
palacio del señor de Horikawa, y de ahí el tono afectuoso con que lo trata. (N. del
género del narrador.114 Más aún, a pesar de que la intención de Akutagawa pudo
haber sido el dejar su género a la interpretación del lector, en japonés hay algunas
112
“Los
nombres
referenciales,
desde
el
inicio,
son
síntesis
de
una
‘historia’
ya
leída,
que
el
relato
modifica
al
tiempo
que
la
despliega.”
Pimentel,
Luz
Aurora;
op.
cit.,
p.
66.
113
Akutagawa,
Ryūnosuke;
op.
cit.,
p.
37.
114
Cfr.
Miyamoto,
Nobutarō
(ed.),
Nihon
no
Bunka
29
Akutagawa
Ryūnosuke,
Chūōkōronsha,
Tokio,
52
pistas que sugieren que se trata de un varón.115 Es indispensable tenerlo presente
porque, como quedó asentado unas líneas atrás, utilizo la traducción de Sakai a lo
“Comprenderéis que soy de esas personas que nada comprenden fuera de lo que
como alguien que había servido al Señor Horikawa por más de veinte años al
momento en que ocurrieron los acontecimientos descritos en el cuento,118 con lo que
se auto-‐concedería autoridad para presentar la historia y, lo que es más importante,
pretendería conocimiento de causa para hacer pasar sus juicios sobre el resto de los
comenzar con el análisis que propongo, pues parto de la premisa de que “[…] mucho
de la significación [de un relato] depende de la calidad de la información; es decir, de
115
En
el
capítulo
doce,
el
narrador
utiliza
la
expresión
「目にものを見せ」,
propia
de
un
samurái.
En
el
trece
comenta
que
viste un suikan [水干], vestimenta propia de varones de la corte.
116
Akutagawa,
Ryūnosuke;
op.
cit.,
p.
56.
117
Sakai,
por
su
parte,
utiliza
la
persona
vosotros
en
su
traducción
cuando
el
narrador
se
dirige
a
su
público,
logrando
un
efecto
interesante
en
el
lector
latinoamericano,
que
en
general
asocia
la
segunda
persona
del
plural
con
textos
antiguos.
118
Akutagawa,
Ryūnosuke;
op.
cit.,
p.
40.
119
“En
una
palabra,
importa
no
sólo
qué
tanto
se
narre
sino
desde
qué
punto
de
vista.”
Pimentel,
Luz
Aurora;
El
relato
en
perspectiva.
Estudio
de
teoría
narrativa,
Siglo
XXI,
México,
1998,
p.
95.
120
“Los
teóricos
hablan
de
narración
autoconsciente
cuando
los
narradores
discuten
el
hecho
de
que
están contando una historia, dudan acerca de cómo hacerlo o incluso se jactan del hecho de que pueden
53
Amén de los objetivos personales que tenga el narrador para contar las partes
de la historia que mejor le convengan, con los matices y tonos que acomoden a sus
intereses, es un personaje secundario, por lo que presenta todos los hechos del mundo
en el que habita121 a través de su visión de actor externo: “el narrador no comprende
todo y a esto se suma la transformación de los hechos inherentes a su interpretación.
[A lo anterior] se añade […] un desconocimiento parcial de la historia; estas lagunas
reordenaciones.”122
De los párrafos anteriores se desprenden los dos tipos de filtros que permean
“El biombo del infierno” está, pues, narrado en primera persona por un testigo
presencial. Este testigo tiene un objetivo para contar la historia; con él en mente es
que decide qué contar y cómo hacerlo, es el punto de partida. Como veremos más
contar los hechos varios años después de que ocurrieron, resulta ser un narrador
estático con ubicación temporal al final de la historia.123 El narrador tiene entonces una
determinar
cómo
ha
de
desarrollarse.”
Culler,
Jonathan;
Literary
Theory.
A
Very
Short
Introduction,
Oxford
University
Press,
Oxford,
1997,
p.
88.
121
“Es
por
la
mediación
de
un
narrador
que
el
relato
proyecta
un
mundo
de
acción
humana.”
Pimentel,
largo
del
texto.
Se
encuentra
[…]
al
final,
si
el
narrador
hace
el
relato
después
de
que
sucedió
todo
y
emprende
la
minuciosa
evocación
con
una
opinión
definitiva
que
se
erige
como
inalterable,
54
relación temporal distante con el acontecimiento narrado;124 más aún, lo que cuenta
narrador resulta también importante saber a quién le cuenta la historia, puesto que
ésta tiene destinatarios específicos: se la dirige a contemporáneos suyos, algunos de
los cuales también habrían conocido a Yoshihide, puesto que antes de comenzar con la
relato, por lo que se hace necesario definir el concepto. Para ello me permito citar la
definición de Pimentel: “La focalización es un filtro, una especie de tamiz de conciencia
por el que se hace pasar la información narrativa transmitida por medio del discurso
narrativo. […] Lo que se focaliza es el relato; mientras que el único agente capaz de
independientemente
de
lo
que
muestre
el
relato
de
los
acontecimientos
en
su
particularización.”
Paredes,
Alberto;
op.
cit.,
p.
54.
124
“La
situación
de
enunciación
del
modo
narrativo
implica,
necesariamente,
una
relación
temporal
y
55
Para entrar en este tema quisiera retomar las dos preguntas básicas sobre
confundan ambos actores en los relatos en primera persona, debido a que la respuesta
parecería ser que la persona que habla es la misma que mira. Y aunque en efecto
existen relatos en los que coinciden, también hay relatos en los que no. “El biombo del
infierno” es uno de estos últimos, debido a que, si bien la narración está focalizada en
presente; lo que equivale a tener dos personas distintas: el testigo presencial del
pasado y el narrador del presente. Como bien dice Culler, “la elección de focalización
temporal provoca una diferencia enorme en los efectos de una narrativa.” 128
primera persona no tiene acceso a otra conciencia que no sea la suya; 129 no obstante
narrador tiene una función diegética en la historia, 131 el narrador tiene una función
vocal.
128
Culler,
Jonathan;
op.
cit.,
pp.
88-‐89.
129
Pimentel,
Luz
Aurora;
op.
cit.,
p.
106.
130
Ibid.,
p.
109.
131
Es
decir,
que
es
parte
del
universo
de
la
historia.
56
De acuerdo con la clasificación que hace Pimentel, “El biombo del infierno”
resulta ser una narración testimonial con focalización interna fija132 consonante,133
Profundizaré ahora en los tipos de filtros que permean la narración. Como mencioné
primeros son los que afectan la narración sin que el narrador se lo haya propuesto;
narrativa.135 Los filtros voluntarios son los que el narrador antepone con la intención
principio de selección cuantitativo de la narración, en sus aspectos espacial, temporal y
actorial.136
132
“En
la
focalización
interna
el
foyer
del
relato
coincide
con
una
mente
figural;
es
decir,
el
narrador
restringe
su
libertad
con
objeto
de
seleccionar
únicamente
la
información
narrativa
que
dejan
entrever
las
limitaciones
cognoscitivas
perceptuales
y
espaciotemporales
de
esa
mente
figural.”
Pimentel,
Luz
Aurora;
op.
cit.,
p.
99.
La
focalización
interna
es
además
fija
porque
el
relato
está
“focalizado
sistemáticamente
en
un
personaje.”
Idem.
133
“El
narrador
se
pliega
totalmente
a
la
conciencia
focal:
narra
y
describe
desde
las
limitaciones
espaciales,
temporales,
cognitivas,
perceptuales,
estilísticas
e
ideológicas”
del
narrador,
quien
fuera
sirviente
de
Horikawa.
Ibid.,
p.
105.
134
“El
narrador
está
involucrado
en
el
mundo
narrado”,
es
decir,
está
en
primera
persona.
Ibid.,
p.
136.
135
“La
perspectiva
es
una
especie
de
filtro
por
el
que
se
hace
pasar
toda
la
información
narrativa;
incluso
los
actores
que
pueblan
ese
mundo
narrado”;
el
aspecto
temporal
son
“las
estructuras
temporales
utilizadas
en
la
presentación
de
los
acontecimientos”
y
el
aspecto
actorial
son
“las
distintas
formas
de
presentación
de
los
personajes
y
de
su
discurso,
así
como
de
las
relaciones
que
establecen
entre
sí
y
las
funciones
narrativas
que
cumplen.”
Idem.
57
limitaciones que cualquier persona para aprehender el mundo en que habita. Así, para
través de sus sentidos– y un universo desconocido (que lógicamente abarca todo lo que
tanto en el presente, es decir, en el momento en que nos cuenta la historia; como en el
memoria, lo que nos puede contar del pasado está por fuerza circunscrito a lo que
pudo o no percibir en aquel momento; está limitado a narrarnos algo de su universo
conocido.
en extremo difícil, o acaso sea imposible. Con todo y las inmensas limitaciones que
como lectores tenemos para deducir los filtros involuntarios, resulta indispensable
tener presente en todo momento que mucho de lo que nos cuenta o no el narrador
depende de lo que él mismo puede o no saber. Como ejemplo valga el siguiente. En la
escena descrita en los capítulos 12 y 13137 Mono Yoshihide le ruega al narrador con
chillidos y gestos que ayude a la hija de Yoshihide, quien está sufriendo un abuso
sexual; sin proponérselo, tan sólo por el proceder agresivo del mono, el narrador
137
Akutagawa,
Ryūnosuke;
op.
cit.,
p.
54-‐56.
58
después ve salir a la joven, temerosa y consternada; al mismo tiempo escucha salir a
alguien más de la habitación, nos dice que no tiene la menor idea de quién pueda
haber sido y que la chica no le pudo o quiso contar nada de lo sucedido. Suponiendo
(sin conceder) que el narrador recuerda con toda claridad los acontecimientos
ocurridos aquella noche, y que además los cuenta con toda veracidad, la imposibilidad
Las relaciones entre los universos conocidos y desconocidos del presente y del
pasado, así como la que éstos tienen con el universo narrado, están esquematizadas en
Ahora bien, el narrador no nos relata absolutamente todo lo que está presente
en su universo conocido. Con intención de ocultar información o sin ella, hay cosas
que sí conoce y, no obstante, deja fuera del universo narrado. Pero estas disertaciones
el punto a continuación.
138
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por
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Cisneros
Castro,
a
partir
de
las
ilustraciones
de
las
páginas
493-‐500
de
Miner,
Earl,
et.
al.;
The
Princeton
Companion
to
Classical
Japanese
Literature,
Princeton
University
Press,
Princeton,
1985.
59
60
Como quedó asentado en páginas precedentes, el narrador tiene objetivos muy claros
para contar la historia, por lo que la orienta hacia donde mejor le conviene para
alcanzarlos, convirtiéndola así en lo que Culler llama una narración poco confiable, la
cual tiene lugar “cuando nos damos cuenta de que la conciencia a través de la cual
eventos de la forma como lo haría un lector competente.” 139 Veamos ahora con
inicio y a lo largo de toda la historia. Cuando el narrador presenta a Yoshihide al lector
lo describe como “un hombre bajo, delgado, con toda la apariencia de un ser perverso.
[…] Todo su aspecto despedía cierto aire de bajeza, y los labios rosados y húmedos, en
sobre Yoshihide.141 Para respaldar sus juicios negativos acerca del artista el narrador
se apoya en lo que nos presenta como la opinión general; de acuerdo con su relato,
casi todo mundo pensaba lo mismo de Yoshihide: “El sōzu Yokawa lo detestaba con
139
Culler,
Jonathan;
op.
cit.,
p.
90.
140
Akutagawa,
Ryūnosuke;
op.
cit.,
p.
40.
141
“Era
desvergonzado,
haragán,
avaro
y
codicioso,
pero
lo
que
más
irritaba
en
él
eran
su
prepotencia
y
ese
enfermizo
orgullo
de
considerarse
el
mejor
pintor
del
Japón,
convicción
que
él
pregonaba
como
si
llevase
un
cartel
colgado
de
la
nariz.
[…]
Era
un
hombre
soberbio
en
extremo,
que
vivía
convencido
de
ser
el
más
genial
pintor
del
universo.”
Ibid.,
pp.
43-‐44.
61
tratase del mismo demonio. […] La antipatía que inspiraba Yoshihide era compartida
Al Señor Horikawa, por el contrario, nos lo presenta como la máxima suma de
virtudes humanas, casi como si se tratase de una divinidad:
Las
descripciones
arriba
consignadas
hacen
que
el
lector
suspicaz
dude
de
la
objetividad con la que el narrador presenta los hechos e incluso ponga en tela de juicio
distintos grados de nitidez para ofrecernos una ‘personalidad’ y, por ende, una
subjetividad que colorea y deforma la información que sobre ese mundo nos
proporciona.”144 A través de aquellas líneas entrevemos las intenciones del narrador:
hacer recordar a sus lectores acontecimientos que ocurrieron algunos años atrás para
142
Ibid.,
p.
43.
143
Ibid.,
p.
39.
144
Pimentel,
Luz
Aurora;
op.
cit.,
p.
139-‐140.
62
proceder al análisis de las relaciones existentes entre el protagonista, Yoshihide, y su
narrador presenta el hecho así: “El señor de Horikawa comenzó a sentir una viva
simpatía por la muchacha, […] nunca por motivos inconfesables, como murmuraba la
gente.”145 Y un poco más adelante: “Nadie niega que el señor sintiera simpatía por esa
por su parte, amaba desmedidamente a su hija: “Yoshihide sentía un cariño entrañable
por su única hija, […] pero este cariño […] excedía los límites normales.”147 El suyo
pudo haber sido un amor obsesivo, patológico, que incluso ha dado pie a que se le
interprete como un amor incestuoso.148 Sea cual fuere el tipo de amor que Yoshihide
propia residencia, a la chica: “cuando [la muchacha] fue requerida por el señor de
[…] no podía disimular su disgusto.”149 Debido a que la hija había sido solicitada por el
145
Akutagawa,
Ryūnosuke;
op.
cit.,
p.
42.
146
Ibid.,
p.
46.
147
Ibid.,
p.
45.
148
Yamanaka,
Masaki;
op.
cit.,
p.
336.
149
Akutagawa,
Ryūnosuke;
op.
cit.,
p.
45.
63
pedir su devolución cuando el Señor Horikawa, fascinado por la calidad de una obra
que le entregara el pintor, le ofreció cualquier cosa en compensación:
comenta que “a partir de entonces el señor comenzó a mirar a Yoshihide con creciente
frecuencia, hasta llegar a la inmolación de la hija de Yoshihide.
La simbología del infierno se repite a lo largo del presente cuento con diversos
relación entre ambos está ya muy deteriorada, es una suerte de proyección del fuero
interno de ambos personajes: “el señor se encontraba muy disgustado con Yoshihide.
Repentinamente mandó llamar al pintor a palacio, y le encomendó la ejecución de un
150
Ibid.,
pp.
45-‐46.
151
Ibid.,
p.
46.
152
Idem.
64
tener a la chica consigo, sin compartirla con el rival. La joven está en el centro de la
confrontación: lo que equivale a decir que está en el centro del remolino infernal del
entre ambos, teniendo a la corte y a los cortesanos como fondo: “Nobles de la corte
con sus kimonos de ceremonia, atrayentes cortesanas con sus itsutsu-‐ginu, sacerdotes
orando con sus rosarios budistas, samurais [sic.], estudiantes en alta geta, doncellas
[…]
el
cuadro
más
impresionante
y
terrible
era
el
que
representaba
un
carruaje
tirado
por
bueyes
que
caía
del
cielo,
atravesando
un
extraño
árbol
cuyas
ramas
semejaban
espadas,
y
en
cuya
copa
se
amontonaban
los
espíritus
condenados,
todos
con
el
cuerpo
atravesado.
La
cortina
de
la
carroza
era
agitada
por
el
viento
infernal,
y
en
su
interior
se
veía
a
una
cortesana
ataviada
con
un
lujo
propio
de
las
nyōgo
o
de
las
kōi,
debatiéndose
desesperadamente,
con
sus
negros
cabellos
revueltos
y
un
cuello
de
impresionante
blancura
entre
el
rojo
de
las
llamas.153
Como
mencioné
en
el
capítulo
anterior,
el
infierno
sólo
lo
es
cuando
uno
mismo
sufre, no cuando son los otros los atormentados.154 Así, tanto la representación gráfica
resultaron ser el infierno para la chica y para el protagonista, pero también para su
antagonista. El encargo de una imagen del infierno obedecería al deseo del Señor
Horikawa de ver reflejado el sufrimiento que ocurría en su interior por los rechazos
de la chica ante sus pretensiones, y quedó fascinado ante la idea de poder vengarse de
la muchacha de hecho, gracias a la petición del padre: “De pronto estalló en una
carcajada, y sin dejar de reír, respondió: ‘Seréis complacido en todos vuestros deseos.
153
Ibid.,
pp.
47-‐48.
154
Véase
la
p.
44
de
la
presente
tesis.
65
[…] Pondré fuego a la carroza; tendréis también a la bella dama vestida lujosamente
también el propio, forjando su propia derrota; luego de presenciar la terrible escena,
por la boca, apretaba fuertemente las rodillas bajo el vestido violeta, jadeaba como
una bestia sedienta.”156 Para resumir, tenemos entonces tres infiernos distintos: el del
Por último quiero abordar la metamorfosis que sufren a lo largo de la historia
con el nombre de Saruhide, por su parecido con este animal”,157 y el mono a quien “el
hijo del señor, que estaba en la edad de las travesuras, lo llamó Yoshihide”,158 apunta a
contrapartes.
humano que como un animal: es visto como un mono, y por lo tanto es llamado
155
Akutagawa,
Ryūnosuke;
op.
cit.,
pp.
58-‐59.
156
Ibid.,
p.
63.
157
Ibid.,
p.
40.
158
Ibid.,
p.
41.
66
mansión del Señor Horikawa llaman al pequeño mono Yoshihide, usando el verdadero
nombre del hombre, y tienen al pobre animal como el blanco de las antipatías y odios
que profesan al hombre Yoshihide, “no contentos con burlarse, inventaban cargos
contra él, acusándolo, por ejemplo, de haber subido al pino del jardín, o de haber
ensuciado el piso de la habitación de las doncellas, y se divertían maltratándolo.”159 El
jugar con el nombre de alguien tiene por objetivo denigrarlo, insultarlo;160 ambos,
hombre y animal, llegan a ser identificados entonces como un solo ente deleznable a
partir del nombre. ¿Y qué implica que dos personajes compartan el mismo nombre?
La respuesta es complicada. Para responderla parto de la definición del nombre de un
personaje de Pimentel, quien reformula el postulado de Barthes161 y escribe que:
Punto
de
partida
para
la
individuación
y
la
permanencia
de
un
personaje
a
lo
largo
del
relato
es
el
nombre.
El
nombre
es
el
centro
de
imantación
semántica
de
todos
sus
atributos,
el
referente
de
todos
sus
actos,
y
el
principio
de
identidad
que
permite
reconocerlo
a
través
de
todas
sus
transformaciones.162
En el caso que nos ocupa tenemos un nombre compartido por dos personajes,
por lo que aquel centro de imantación semántica que menciona Pimentel, en torno al
cual orbitan atributos, actos e identidad, también lo comparten ambos personajes. Es
por esto mismo que se puede suscitar el proceso de intercambio que describo en los
159
Idem.
160
“Cuando
es
intencional,
la
tergiversación
de
nombres
implica
una
afrenta.”
[“Das
Verdrehen
von
Namen
entspricht
einer
Schmähung,
wenn
es
absichtlich
geschieht.”]
Freud,
Sigmund;
“Das
Versprechen”
en
Zur
Psychopathologie
des
Alltagslebens,
Fischer,
Fráncfort
del
Meno,
1999,
p.
93
(Gesammelte
Werke,
IV).
161
“Cuando
semas
idénticos
atraviesan
repetidamente
el
mismo
Nombre
propio
y
parecen
fijarse
en
él,
surge
un
personaje.”
Barthes,
Roland;
S/Z,
Seuil,
París,
1979,
p.
74;
a
través
de
Pimentel,
Luz
Aurora;
op.
cit.,
p.
60.
162
Pimentel,
Luz
Aurora;
op.
cit.,
p.
63.
67
[…]
la
cualidad
de
Doppelgänger
[das
Doppelgängertum]
en
todos
sus
matices
y
formas
[es]
la
actuación
de
personajes
que,
por
tener
la
misma
apariencia
son
tomados
por
idénticos;
[es]
la
complicación
de
esta
relación
a
través
saltos
de
fenómenos
psíquicos
de
uno
de
estos
personajes
al
otro
–lo
que
llamaríamos
telepatía–,
de
tal
forma
que
uno
posee
los
conocimientos,
sentimientos
y
vivencias
del
otro;
[es]
la
identificación
con
otro
personaje,
de
tal
forma
que
su
Yo
se
desoriente,
o
el
Yo
ajeno
se
trasplante
al
sitio
del
propio,
es
decir,
la
duplicación
del
Yo,
la
escisión
del
Yo,
la
dislocación
del
Yo.163
realidad, sí lo son en el imaginario de la gente: recordemos que, por una parte, muchas
de las mofas hacia Yoshihide tenían el efecto de compararlo con un mono, y por otra,
que el mono llevaba el nombre del hombre. Trataré de explicar esto con más detalle
ambos son las dos caras complementarias de un mismo ente. Esta fusión entre
Yoshihide y Mono Yoshihide se concreta cuando, perseguido por el joven hijo del
suplica en nombre del animal como si fuera su padre: “como lleva el nombre de
163
“[…]
das
Doppelgängertum
in
all
seinen
Abstufungen
und
Ausbildungen
[ist]
das
Auftreten
von
Personen,
die
wegen
ihrer
gleichen
Erscheinung
für
identisch
gehalten
werden
müssen,
die
Steigerung
dieses
Verhältnisses
durch
Überspringen
seelischer
Vorgänge
von
einer
dieser
Personen
auf
die
andere
–was
wir
Telepathie
heißen
würden,
–so
daß
der
eine
das
Wissen,
Fühlen
und
Erleben
des
anderen
mitbesitzt,
die
Identifizierung
mit
einer
anderen
Person,
so
daß
man
an
seinem
Ich
irre
wird
oder
das
fremde
Ich
an
die
Stelle
des
eigenen
versetzt,
also
Ich-‐Verdopplung,
Ich-‐Teilung,
Ich-‐Vertauschung.”
Freud,
Sigmund;
“Das
Unheimliche”
en
Werke
aus
den
Jahren
1917-‐1920,
Fischer,
Fráncfort
del
Meno,
1999,
p.
246
(Gesammelte
Werke,
XII).
68
chica: “Bien, ya que lo pedís en nombre de vuestro padre, lo perdono.”165 Finalmente
viene el conocimiento de este hecho por el Señor Horikawa, y con él, la aceptación
pública:
Luego del reconocimiento público tienen lugar los saltos de fenómenos psíquicos
que mencionaba Freud. Mono Yoshihide se vuelve la parte humana de Yoshihide; está
presente cuando y donde el padre debería haber estado para apoyar a su hija: “Una
vez que ella se resfrió y se vio obligada a guardar cama, el mono permaneció a su lado
aceptado ahora como un humano, posee una humanidad que jamás tuvo Yoshihide; ya
atrevió a maltratar al animal; por el contrario, todos empezaron a quererlo.”169
164
Akutagawa,
Ryūnosuke;
op.
cit.,
p.
41.
165
Ibid.,
p.
42.
166
Sakai
apuntó
en
una
nota
a
pie
de
página:
“Ropa
interior
que
llevaban
las
cortesanas,
muy
lujosa
y
69
Mientras tanto, el Yoshihide humano aún aparece como antipático ante todo
mundo y se le sigue viendo como a un animal: “Todos simpatizaban con el mono, mas
a Yoshihide, que era un ser humano, seguían despreciándolo, y no cesaban de burlarse
creador, se olvida de todo, incluso de su propia hija amada; se nos dice que “cuando
como la parte animal de este ente dual compuesto de hombre y mono, en el que el
Conforme la historia se acerca al clímax tenemos a Mono Yoshihide realizando
actos heroicos para salvar a su hija. Un día, se cruza con el narrador en la mansión
Horikawa y desesperado le pide ayuda: “Bajo la luz de la luna me asombró ver al mono
Luego de seguir al animal al lugar que indicaba, e incidentalmente haber interrumpido
por el narrador –en el que podríamos inferir al Señor Horikawa tratando de forzar a la
chica– Mono Yoshihide le agradece humildemente al narrador por haber impedido la
escena previa, y con ello haber salvado a la dama, “haciendo gestos como si fuera una
persona, inclinaba la cabeza repetidas veces haciendo sonar el cascabel de oro que
llevaba al cuello.”173 Acá estamos ya en la etapa final del fenómeno del Doppelgänger,
70
Yoshihide humano no puede (o no quiere) hacer: sufre voluntariamente con la joven
su terrible muerte. Yoshihide tuvo una respuesta refleja cuando se dio cuenta de que
era su propia hija la que habría de encarar el horrible destino de ser quemada viva,
paralizado, con las manos en alto.”174 Por el contrario, Mono Yoshihide no dudó ni un
instante:
174
Ibid.,
p.
62.
175
Ibid.,
pp.
62-‐63.
71
Yoshihide
bestia
Saruhide
Yoshihide
Mono
Yoshihide
Mono
humano
72
Conclusiones
Como ha quedado demostrado a partir de las páginas precedentes, el narrador de “El
biombo del infierno” tiene objetivos muy claros no sólo para contar lo que cuenta sino
para hacerlo como lo hace. No desaprovecha una sola oportunidad para envilecer a
frase positiva más allá de su arte; incluso el afecto que sentía por su hija era algo
perverso, según el narrador. Por otro lado, el segundo no recibe ni una sola crítica; el
narrador incluso encuentra una justificación razonable para haber quemado viva a la
hija de Yoshihide. Quedó también comprobado que como parte del programa del
narración, Mono Yoshihide toma el lugar de Yoshihide, mientras que el artista pierde
Este cuento –ponderado por Yu como “la mejor de las historias de Akutagawa
sobre artistas”–176 presenta algunas de las ideas fundamentales del autor con respecto
al arte y al artista. El arte era, para Akutagawa, una suerte de luz en la que de pronto
se veía envuelto el artista, algo como una corriente que fluye a través de la vida:177
arrastrado por esa corriente que olvida que la modelo que está siendo quemada viva
176
“La
más
grandiosa
de
todas
las
historias
de
artistas
de
Akutagawa,
y
de
hecho
la
más
grandiosa
de
todas
sus
historias
escritas
durante
su
periodo
temprano,
es
‘El
biombo
del
infierno’
(1918).”
Yu,
Beongcheon;
Akutagawa.
An
introduction,
Wayne
State
University
Press,
Detroit,
1972,
p.
39.
177
Ueda,
Makoto;
Modern
Japanese
Writers
and
the
Nature
of
Literature,
Stanford
University
Press,
73
frente a sus ojos es su amada hija.”178 El verdadero artista debe dejarlo todo por su
arte, no hay (no puede haber) ninguna otra prioridad. Como apunta Napier,179 en el
protagonista de este cuento, Akutagawa creó un personaje que transgrede todos los
completo. El precio que ha de pagar a cambio es, sin embargo, demasiado alto: toma
con su hija. Su relación con ella era el nexo que aún lo unía con el mundo de los
terrible destino de ser quemada viva, el Señor Horikawa pretendía no sólo vengarse
del rechazo del que fue objeto por parte de ella, quería además aplastar a su
embargo, el Señor Horikawa dio al pintor el impulso que necesitaba para consumarse
como el mejor artista de su tiempo. Yoshihide quedó libre de toda humanidad, pudo
En sus cavilaciones acerca del papel que juegan arte y el artista, Akutagawa
llega a equiparar el arte con la religión. Escribió en una carta a un amigo en 1914:
178
Idem.
179
Napier,
Susan
J.;
The
fantastic
in
modern
Japanese
literature.
The
subversion
of
modernity,
Routledge,
74
humana, en la concepción de Akutagawa del arte, esta misma condición humana llega
a entorpecer y obstaculizar al artista, pues los vínculos y ataduras que tiene con otros
seres humanos y con la sociedad no le permiten llegar a las cimas más altas de su
capacidad creadora. La vida para Akutagawa era “un trámite sórdido y despreciable
que solo podía tener cierto significado a través de la consecución de una belleza pulida
y trabajada por el arte.”181 El arte, por el contrario, era –debía ser– perfección; ésta es
su única razón de ser. Como bien apuntó Kazuya Sakai hace poco más de veinte años,
Akutagawa, al igual que su personaje, tenía en muy alta estima la labor del
establecidas. Para ambos, la belleza del arte es la única aspiración que debe tener el
verdadero artista. Resulta una amarga ironía que el paralelo entre ambos continúe
180
Ibid.,
p.
141.
181
Rubio,
Carlos;
“Introducción”,
en
Akutagawa,
Ryūnosuke;
Vida
de
un
idiota
y
otras
confesiones,
trad.
de
Yumika
Matsumoto
y
Jordi
Tordera,
Satori,
Gijón,
2011,
p.
24
(Maestros
de
la
Literatura
Japonesa,
5).
182
Akutagawa,
Ryūnosuke;
Kappa.
Los
engranajes,
pról.
de
Jorge
Luis
Borges,
trad.
y
notas
de
Kazuya
75
Anexo
1
Ryoshū,
pintor
de
imágenes
budistas,
se
alegra
al
ver
su
casa
en
llamas183
En
la
antigüedad
había
un
pintor
de
imágenes
budistas
llamado
Ryoshū.
Un
día
ocurrió
un
incendio
en
la
casa
vecina;
con
el
fuerte
soplar
del
viento
las
llamas
se
acercaban
a
su
casa,
por
lo
que
salió
huyendo
a
la
calle.
Dentro
de
la
casa
se
había
quedado
una
pintura
budista
que
alguien
le
había
encargado,
así
como
su
esposa
e
hijos,
que
estaban
sin
ropa.
Sin
importarle
nada,
se
alegró
de
haber
podido
huir;
estaba
de
pie
en
el
lado
opuesto
de
la
calle.
Vio
que
el
fuego
se
había
pasado
a
su
casa
y
las
llamas
y
el
humo
se
esparcían.
Observaba
esto
de
pie
en
el
lado
opuesto
de
la
calle.
La
gente
se
acercó
para
ver
cómo
estaba
él,
pero
él
no
había
perdido
la
calma
en
absoluto.
Le
preguntaban
“¿Qué
pasó?”;
él
asentía
con
la
cabeza
viendo
cómo
se
quemaba
su
casa,
y
de
vez
en
cuando
se
reía.
“¡Ah,
esto
sí
que
es
un
obsequio!
Hasta
ahora
lo
había
estado
pintando
totalmente
mal.”
Al
escucharlo
decir
esto
la
gente
se
quedó
pasmada:
“¿Por
qué
este
tipo
se
queda
ahí
parado?
¿Estará
poseído
por
un
espíritu
maligno?”
Al
escucharlos
decir
eso
contestó:
“¿Y
por
qué
habría
yo
de
estar
poseído?
Por
mucho
tiempo
pinté
mal
las
llamas
de
la
imagen
budista
de
Fudō
Myō
Ō.184
Ahora
que
lo
veo
me
doy
cuenta
de
cómo
es
que
arden
las
cosas.
¡Esto
sí
que
es
un
regalo!
Si
vivo
de
pintar
imágenes
budistas
y
puedo
pintar
a
los
budas
de
una
manera
magnífica,
una
casa
se
puede
construir
cuantas
veces
sea.
Lo
que
pasa
es
que
ustedes
no
tienen
ningún
talento,
por
eso
escatiman
las
cosas.”
Se
burló
así
de
ellos.
183
Tomado
de
la
sexta
historia
del
tercer
volumen
de
Uji
Shūi
Monogatari
[『宇治拾遺物語』]:
[絵仏師
良秀、家の焼くるを見て悦ぶ事],
anotado
por
Miki
Sumito
y
Asami
Kazuhito,
岩波書店,
Tokio,
6ª.
ed.,
2005,
pp.
82-‐83.
La
traducción
es
mía;
fue
realizada
bajo
la
supervisión
de
la
Mtra.
Virginia
Meza.
184
不動明王.
Deidad
budista
que
se
representa
con
rostro
severo,
portando
una
espada
y
rodeada
de
flamas.
76
Anexo 2
Arriba:
Algunos
de
los
diez
reyes
jueces
estudiando
los
casos
a
su
cargo,
con
los
sentenciados
presentes.
En
medio
y
abajo:
castigos
ejecutados
por
demonios.
Nakano,
Teruo
(ed.);
Enma,
Jūōzō,
Museo
Nacional
de
Tokio
/
Museo
Nacional
de
Kioto
/
Museo
Nacional
de
Nara
/
Shibundō,
Tokio,
Junio
de
1992,
p.
12
(Nihon
no
Bijutsu:
313).
[中野照男『閻魔・十王像』(日本の美術313号)東
京国立博物館/京都国立博物館/奈良国立博物館/至文堂(6月1992年)].
77
Arriba:
Los
diez
reyes
jueces
procesando
y
sentenciado
espíritus
de
difuntos.
Abajo:
Condenas
ejecutadas
por
demonios.
Nakano,
Teruo
(ed.);
Enma,
Jūōzō,
Museo
Nacional
de
Tokio
/
Museo
Nacional
de
Kioto
/
Museo
Nacional
de
Nara
/
Shibundō,
Tokio,
Junio
de
1992,
pp.
9
y
10
(Nihon
no
Bijutsu:
313).
年
].
月
6
堂
文
至
/
館
物
博
立
国
良
奈
/
館
物
博
立
国
都
京
/
館
物
博
立
国
京
東
号
3
1
3
術
美
の
本
日
像
王
十
・
魔
閻
2男
9照
9野
1中
78
Fuego
infernal
consumiendo
los
espíritus
de
malhechores,
atizados
por
demonios.
Ésta
es
una
de
las
imágenes
de
los
más
famosas;
es
parte
de
un
rollo
que
describe
con
gran
detalle
las
partes
del
infierno
y
cada
unos
de
los
castigos
que
hay
en
ellas.
Komatsu,
Shigemi
(ed.);
Gakizōshi,
Jigokuzōsi,
Yamainosōshi,
Kusōshiemaki,
Chūōkōronsha,
Tokio,
3ª.
ed.,
1993,
p.
46
(Nihon
no
emaki:
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公論社(1993年)].
79
80
Ōmura,
Tetsuo
(ed.);
Jigoku
to
Gokuraku
Imeeji
toshite
no
Takai,
Asahi
Shinbunsha,
Tokio,
Junio
de
2000,
p.
26
(Kokuhō
to
Rekishi
no
Tabi:
6).
年
0
0
0
2
月
6
社
聞
新
日
朝
号
6
旅
の
史
歴
と
宝
国
界
他
の
て
し
と
ジ
メ
イ
楽
極
と
獄
地
男
哲
村
大
]. [
81
Ōmura,
Tetsuo
(ed.);
Jigoku
to
Gokuraku
Imeeji
toshite
no
Takai,
Asahi
Shinbunsha,
Tokio,
Junio
de
2000,
p.
25
(Kokuhō
to
Rekishi
no
Tabi:
6).
年
0
0
0
2
月
6
社
聞
新
日
朝
号
6
旅
の
史
歴
と
宝
国
界
他
の
て
し
と
ジ
メ
イ
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哲
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