Insuficiencia Cardiaca en El Adulto Mayor
Insuficiencia Cardiaca en El Adulto Mayor
Insuficiencia Cardiaca en El Adulto Mayor
Introducción
La etiología de la insuficiencia cardíaca (IC) en el adulto mayor es variable. El espectro de posibilidades va
desde la cardiopatía coronaria hasta la hipertensión arterial, que suelen conformar el síndrome clásico que
se enseña a los alumnos de medicina, pero también pueden manifestarse por características clínicas
atípicas, como alteraciones en la función digestiva o cognitiva, derivadas, específicamente, de la deficiencia
cardíaca. Otra característica clínica importante de la IC en el adulto mayor es la frecuente presencia de
comorbilidades, que hay que considerar en el momento de decidir las medidas farmacológicas y no
farmacológicas que se adoptarán.
especificidad).
Epidemiología
En el estudio Epica, realizado en el Hospital Clínico de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se estudió
a 171 pacientes con deficiencia cardíaca hospitalizados, con capacidad funcional entre III y IV. La edad
promedio de estos pacientes fue de 65 años en los hombres y 70 años en las mujeres. La fracción de
acortamiento, medida por ecocardiograma, que normalmente es mayor de 29%, fue de 20% en hombres y
mujeres, cuyos corazones dilatados tenían una presión diastólica elevada. Amplió este estudio, más
adelante, el grupo ICARO (Insuficiencia Cardíaca: Registro y Organización) de la Sociedad de Cardiología. Los
datos de nuestro centro se han repetido en el medio nacional.
causas
Las principales causas de IC en este grupo etario, con una edad promedio de 65 años, son:
3. la miocardiopatía dilatada, en tercer lugar, grupo que comprende a los pacientes con deficiencia
cardíaca valvular de resorte quirúrgico;
4. la enfermedad reumática que, por esta razón, aparece en cuarto lugar. Son pacientes reumáticos
que no fueron operados a tiempo o que después de la cirugía quedaron con deficiencia sistólica. En
la mujer todavía es una causa importante de IC.
síntomas
Dificultades respiratorias.
Fatiga, debilidad y cansancio muscular.
Retención de líquidos.
Tos seca.
En cuanto a la evolución, 52% de los pacientes fallecieron en un seguimiento de 5 años. La mayoría fueron
muertes no cardíacas y sólo 19,9% de todos los pacientes fallecieron por causa cardíaca. Los pacientes con
deficiencia sistólica hospitalizados una vez, tuvieron una sobrevida media de 34 meses, es decir, la mitad de
los pacientes fallecieron a los 3 años, cifra que se repite en todo el mundo y que es similar a la mayoría de
los cánceres.
La edad es otro aspecto importante. En el estudio Epica, el promedio de edad de los pacientes con muerte
cardíaca fue de 74 años; eran por lo menos 10 años mayores que los pacientes que sobrevivieron y también
eran mayores que los pacientes que murieron de causa no cardíaca, en este estudio.
Primero se sintetiza el propéptido natriurético, que es transformado por enzimas, tanto a PNB como a pro
BNP; ambos circulan en el plasma y se pueden medir. El péptido B se elimina principalmente a través del
riñón, por medio de un receptor específico, pero también es metabolizado por la endopeptidasa neutra; en
cambio, el pro BNP sólo es metabolizado y eliminado por los riñones. Por tanto, cuando el miocardio está
estimulado por neurohormonas o estirado, es posible medir en el plasma BNP o NT pro BNP.
En la actualidad hay bastante información disponible sobre la utilidad de esta determinación plasmática. En
un estudio en el que se reunieron 100 pacientes de 84 años de edad en promedio, residentes de un hogar
de adultos mayores, donde eran asistidos por enfermeras, la mayoría de ellos en fase preclínica, con
capacidad promedio bastante buena, se encontró que los que tenían disfunción ventricular asintomática
tenían niveles bastante bajos de este péptido, y que en los portadores de deficiencia cardíaca los niveles
eran bastante más elevados. O sea, el BNP permite diferenciar a los pacientes muy insuficientes
clínicamente de los pacientes con pocos síntomas de IC. Los niveles de NT pro BNP y BNP eran similares a
los de los pacientes con deficiencia aguda, por lo que serían muy útiles en pacientes con disnea de causa no
específica. De hecho, en este momento constituyen una ayuda en el diagnóstico diferencial de una disnea
aguda en el paciente ambulatorio.
En un estudio reciente, en el que se reunió a 153 adultos mayores que acudieron al servicio de urgencia con
signos de IC aguda, se observó que en todos los pacientes (con fracción de eyección alta o baja) estos
péptidos estaban elevados, pero que el incremento era mayor cuando la fracción de eyección estaba
disminuida. Además, los niveles de los dos péptidos eran similares, con la única diferencia de que uno tenía
una tasa mayor de falsos positivos, (9% versus 20%) en los pacientes que se presentaron con IC aguda y
tenían función ventricular adecuada, de modo que, en la práctica, es posible utilizar cualquiera de los dos.
Como predictor de la función sistólica, tiene un valor predictivo bastante alto. Cuando el PNB es normal, la
probabilidad de disfunción sistólica es mínima, ya que tiene un valor predictivo negativo de 99%; hay pocos
exámenes con esos valores predictivos negativos. Sin embargo, el valor predictivo positivo es menor,
especialmente con valores altos de fracción de eyección.
Los niveles de estos péptidos no se alteran sólo en la disfunción sistólica, sino también en la disfunción
diastólica, que es muy prevalente en los adultos mayores debido a que tienen los ventrículos más rígidos y
una prevalencia muy alta de hipertensión arterial. En un estudio, en el que se evaluó la relación entre BNP y
disfunción diastólica, se observó que, cuando hay disfunción diastólica, el BNP está elevado, pero que este
efecto es más marcado cuando el cuadro se acompaña de hipertrofia ventricular. Cuando hay alteraciones
diastólicas que no necesariamente constituyen disfunción diastólica, la diferencia existe, pero las
magnitudes son menores.
En pacientes que residen en instituciones para la tercera edad, los valores de pro-BNP en el tercil superior
otorgan una predicción bastante alta, con un riesgo de 8 veces en relación, por ejemplo, con la edad, la
presencia o ausencia de disfunción sistólica, o alguna alteración del llene ventricular en el ecocardiograma,
de manera que es un índice muy predictivo de episodios. En un estudio que reunió a pacientes de alrededor
de 70 años, la sobrevida fue significativamente menor en los individuos con niveles bajos de pro-BNP.
Por último, la medición de este péptido también serviría para el manejo de la IC. En un estudio en el cual se
manejó a los pacientes clínicamente o con base en los valores de BNP, se observó que la tasa de muerte o
de episodios, durante un período corto (6 meses), fue mayor en los sujetos a quienes se manejó en forma
clínica.
Por tanto, se trata de un elemento muy útil en la práctica ambulatoria, tanto en el diagnóstico como en la
categorización e identificación de la disfunción sistólica y diastólica con hipertrofia ventricular, y,
probablemente, va a servir para el manejo de estos pacientes, sobre todo frente a la presencia de síntomas
inespecíficos. La validación en nuestro medio constituye un desafío importante, porque lo expuesto se ha
descrito en el extranjero y aquí todavía se está validando; además, son estudios relativamente pequeños.
Balance de líquidos, aspecto muy importante. Se debe indicar a los pacientes que compren una
balanza, se les debe enseñar a usarla (lo que está al alcance de la mayoría de las personas en el país) y se
deben pesar todos los días. Esta es una medida muy simple y de muy bajo costo, que está relacionada con la
relación del paciente con su enfermedad, con la autoeducación y el autocuidado. Además, se les debe
enseñar a no ingerir más de 2000 cc diarios, considerando todos los líquidos (té, sopas, postres, etc.).
Acondicionamiento físico, que se considera cada vez más importante. Los pacientes tienen disnea no
sólo porque el pulmón está congestivo por la IC, sino porque hay una atrofia muscular importante,
secundaria, muchas veces, a la indicación médica de reposo, de modo que el ejercicio diario es una medida
muy importante en la IC. La práctica del reposo viene de los tiempos antiguos, cuando no había buenos
diuréticos y la eliminación del edema o anasarca se lograba preferentemente gracias al reposo, pero en este
momento, el reposo está indicado sólo para pacientes con IC en capacidad funcional IV, que están muy
descompensados, y durante un tiempo corto.
La vacunación contra la influenza y el neumococo ya están incluidas en los programas de salud de Chile, por
lo cual es importante considerarla y que el médico tratante la indique a los pacientes.
La vigilancia ambulatoria estrecha es muy importante para evitar el deterioro del paciente.
Medidas farmacológicas
En cuanto al tratamiento farmacológico de la IC por falla sistólica, se ha visto que todos los fármacos
mejoran los síntomas. Entre los que se ha demostrado fehacientemente que mejoran la sobrevida (mejorías
de 30%, en promedio, durante un período de 10 años) están los siguientes:
espironolactona.
Con los bloqueadores beta sucede algo parecido, pero sólo hay evidencia para pacientes con
capacidad funcional I.
Los diuréticos se utilizan siempre que haya retención hídrica; habitualmente se administran
diuréticos de asa en capacidades funcionales II, III y IV y tiazidas en pacientes muy poco
sintomáticos y que tienen algún grado leve de retención hidrosalina.
La digoxina mejora los síntomas, pero no la sobrevida, y está reservada para pacientes en
capacidades funcionales III y IV.
Los diuréticos son necesarios, pero no suficientes, frente a cualquier estrategia. Se monitorizan con el peso
corporal diario, por eso es muy importante enseñarles a los pacientes a efectuar el pesaje y a llevar el
cuaderno de registros. En pacientes con retención hidrosalina mejoran mucho los síntomas, de modo que
siempre se deben indicar en esos casos y se les debe seguir utilizando si el paciente presenta una crisis de
congestión pulmonar o sistémica.
Los digitálicos mejoran los síntomas y se ha demostrado que con su uso se origina una mejoría en pacientes
con disfunción sistólica o fibrilación auricular rápida. Con diuréticos, siempre se debe utilizar inhibidores de
enzima convertidora y un beta bloqueador. En el estudio DIG (Digitalis Intervention Group Study), que
reunió a muchos pacientes y duró 3 años, se agregó digoxina a pacientes tratados con inhibidores de la
enzima convertidora de angiotensina y diuréticos, y se observó que en los pacientes en quienes se agregó
este fármaco no hubo cambios en la sobrevida, pero sí disminuyeron significativamente las
hospitalizaciones por IC.
Posteriormente, sobre la base de ese estudio y de otros, apareció el estudio RALES (Randomized
Aldosterone Evaluation Study), realizado en pacientes muy enfermos, con capacidad funcional III y IV. Hubo
que detener el estudio antes de lo proyectado, porque el impacto sobre la mortalidad y la sobrevida fueron
muy importantes, con una disminución de la mortalidad por causa cardíaca y de las tasas de hospitalización,
del orden de 30%. Por lo tanto, estos fármacos no sólo mejoran los síntomas, sino también la sobrevida.