Comentario Exegetico Salmo 140

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«Que les caigan brasas de fuego»


(Sal 140,11).
Comentario exegético del salmo 140
Wilton Gerardo Sánchez Castelblanco*

Resumen

El artículo pretende iluminar la realidad de la violencia nacio-


nal y mundial desde la perspectiva del Salmo 140. Se desarrolla en
cuatro partes: en la primera se exponen y analizan las principales
dificultades filológicas y textuales del salmo 140 y se propone una
solución con base en los argumentos allí expuestos. En la segunda
parte se presenta la estructura del salmo y los elementos en los que
se funda. La tercera parte contiene la exégesis del texto, de acuerdo,
especialmente, al método sincrónico de análisis literario y narrativo.
La cuarta parte consiste en la conclusión que presenta la síntesis
de los principales elementos teológicos que emergen del análisis
exegético.

* Sacerdote de la diócesis de Chiquinquirá desde 1997. Doctorem in Sacra Theologia cum speciali-
zatione in Theologia Biblica (Pontificia Universidad Gregoriana: 2009), Licenciatus in Re Biblica
(Pontificio Instituto Bíblico de Roma:2004), Licenciatus in Theologia (Pontificia Universidad Javeria-
na de Bogotá:1997), Especialista en Educación Sexual (Fundación Universitaria Juan de Castella-
nos: 1997) Licenciado en Ciencias Religiosas y Ética (Fundación Universitaria Juan de Castellanos:
1995), Baccalaureum in Theologia (Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá:1995). Profesor de
Sagrada Escritura en la Universidad de San Buenaventura, Universidad Javeriana y director del
Instituto Bíblico Pastoral Latinoamericano de la Corporación Universitaria Minuto de Dios. Pertene-
ce al grupo de investigación Teología Biblia y Religión de la Universidad de San Buenaventura que
financia el proyecto en el que se inscribe este artículo: “Lectura bíblica del pluralismo religioso”,
iniciado el 1.º de febrero de 2010 y culminado el 31 de enero de 2012. Contacto: [email protected].
300 Wilton Gerardo Sánchez Castelblanco

Palabras clave

Venganza, salmo 140, violencia, oración.

«Let burning flames come down on them»


(Ps 140,11).
Exegetical commentary of Psalm 140

Abstract

The article seeks to illuminate the reality of domestic violence


and global perspective of Psalm 140. It is developed in four parts:
The first section presents and analyzes the main philological and tex-
tual difficulties of Psalm 140 and a solution based on the arguments
presented there is proposed. In the second part the structure of the
psalm is presented as well as the elements on which it is based. The
third part contains the exegesis of the text according to, especially,
the synchronous method of literary and narrative analysis. The fourth
part is the conclusion where the synthesis of the main points emerging
from the analysis theological exegesis is presented.

Keywords

Revenge, Psalm 140, violence, prayer.

Este artículo se escribe desde Colombia, país que ha visto en-


marcada su historia por la violencia. Ha sido derramada mucha
sangre por combatientes e inocentes desde la conquista española,
pasando por la guerra de independencia, las guerras civiles del
siglo xix y, últimamente, el conflicto interno en todas sus formas1.

1 Para una descripción de la situación de violencia en Colombia a la que se alude, cf. Saúl Franco
Agudelo, “Momento y contexto de la violencia en Colombia”, Revista Cubana de Salud Pública 29
(2003): 18-36, http://bvs.sld.cu/revistas/spu/.

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Sin embargo, la violencia tampoco es ajena al panorama interna-


cional que ha sido fuertemente marcado por el acontecimiento que
ahora se conoce como el «11 de septiembre»2. A partir de entonces
muchos comprendieron que la violencia no es un evento relegado
a ciertas culturas y países tercermundistas, sino que impregna al
mundo entero.
Inevitablemente la violencia deja víctimas que ven en la ven-
ganza una opción legítima para responder a una agresión sufrida
por parte de quienes se identifican y actúan como enemigos3. Ese
contexto hostil actual muestra la pertinencia del análisis del salmo
140 porque refleja algunos aspectos de la situación moderna, y pone
de manifiesto las dificultades que presentan los salmos que, como
este, piden a Dios su intervención en contra del enemigo: «Que les
caigan brasas de fuego» (Sal 140,11).

1. El texto

Antes de proceder con la exégesis del salmo se mencionan algu-


nas de las principales dificultades filológicas y textuales del mismo.
La primera dificultad filológica se encuentra en la expresión presente
en los versículos 2 y 5: ~ysim'x] vyaime, pues normalmente el adjetivo
calificativo coincide en género y número con el sustantivo4; sin em-
bargo, en este caso conviene entender vyai en sentido colectivo5 para
explicar el uso de sm'x' en plural. Esta misma connotación plural está
presente en la palabra ~d"a'6, que a este propósito se puede entender
como “gente”.

2 Existe literatura abundante de lo que ocurrió ese día, cf. Mary Englar, September 11. We The People.
(Minneapolis: Compass Point Books, 2007), 4-33; Robert Reeg, “The Twin Towers Fall”, American
History 39, 4 (2004): 38-39, 78-81.
3 En efecto, los atentados del 11 de septiembre parecen abrir el debate acerca de la legitimación de
la violencia desde el discurso religioso. Cf. Denis Pelletier, “Religion et violence”, Vingtième Siècle.
Revue d’histoire 76 (2002): 25-29.
4 Cf. Paul Joüon y Takamitsu Muraoka, Gramática del hebreo bíblico (Estella: Verbo Divino, 2007),
583 §148 a.
5 Cf. Johannes Kühlewein, “vyai ´îš Hombre”, en Diccionario Teológico manual del Antiguo Testamento.
I. ed. Ernst Jenni y Claus Westermann (Madrid: Cristiandad, 1978), 215.
6 Cf. Hermann Gunkel, Die Psalmen (Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 1965), 594.

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En el versículo 3 el texto masorético presenta la palabra WrWgy" como


imperfecto del verbo rwg, sin embargo, algunos testigos del texto,
entre los cuales se encuentra Qumrán (11QPsa)7, suponen la forma
Wrg"y> del verbo hrg que con su significado de “contender” se adaptaría
mejor al contexto, de manera que esta transformación obedecería a
un cambio deliberado para dar mayor legibilidad a la palabra. Así
pues, la lectura del texto masorético es preferible y aunque puede
representar un problema de orden filológico, hay que tener en cuen-
ta que en este caso la raíz rwg se puede entender también como una
forma secundaria de hrg8.
El salmo presenta algunas particularidades que realmente no
constituyen una dificultad filológica pero que atraen la atención
del lector. Así pues, en el segundo y quinto versículo la ! inicial del
imperfecto del verbo rcn no cae, como suele ocurrir con los verbos
!˝p9, sino que aparece dentro de la forma más larga e inusual ynIrEc.n>Ti;
en esa misma línea el versículo cuarto presenta AmK.. que es la forma
larga de la preposición K. y que suele ser usual en poesía10.
De mayor relevancia para la exégesis y la interpretación del salmo
es el problema de la palabra WmWry" del versículo 9. En efecto, ante la
dificultad de interpretar la función del imperfecto, se suele vocalizar
~wr en hifil, haciéndolo depender de la; y suprimiendo hl's, para ver
varo como objeto del verbo11. Sin embargo, este intento de solución
comporta demasiadas correcciones al texto masorético. También se
puede entender WmWry" no como un verbo sino como el vocativo de la raíz
~ry12, que haría de WmWry" un epíteto de hw"hy>13. De todas maneras es más
razonable interpretar este imperfecto como lo hacen los LXX:

7 Cf. James Sanders, The Psalms Scroll of Qumrân Cave 11, DJD, IV (Oxford: Clarendon Press, 1965), 48.
8 Cf. Dieter Kellermann, “rWG gûr”, en Grande Lessico dell’Antico Testamento, I, ed. Johannes Botter-
weck y Helmer Ringgren (Brescia: Paideia, 1988), 2001.
9 Cf. Paul Joüon y Takamitsu Muraoka, op. cit., 193 §71 b.
10 Cf. Ibíd., 354 §103 g.
11 Cf. Luis Alonso Schökel y Cecilia Carniti, Salmos II (Estella: Verbo Divino, 1996), 1602.
12 Cf. Mitchell Dahood, Psalms III (Garden City: Doubleday, 1970), 303.
13 Cf. Mitchel Dahood, “The compositive Name in Psalms 89,16-17 and 140,9”, Biblica 61 (1980): 278.

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, es decir como una cláusula subordinada a la cláusula pre-


14

cedente con un matiz de finalidad: “para que ellos no se exalten”15.


En el versículo 10 se encuentra una incoherencia entre el sufijo
de tercera persona masculino plural del verbo hsK y la palabra varo a
la cual hace alusión. Es probable, como lo sugiere la Biblia Hebraica
Stuttgartensia16, que se deba leer ~v'aro y que la desaparición de la ~
final se explique por haplografía17. De todas maneras, aunque la pa-
labra esperada sería ~h,yvear", hay que tener en cuenta, que con relativa
frecuencia el sufijo de la tercera persona plural, toma la forma del
singular18. Así mismo, la forma esperada para el verbo hsK es el plural
que se lee en el qeré: AmSek;y>, sin embargo, como la crítica externa no
es suficiente para avalar esta lectura, es preferible entender lm;[] en
sentido colectivo como el conjunto de las acciones malvadas de los
enemigos19 y leer el plural presente en el Ketib AmWSky.
La primera palabra del versículo 11 Wjymy crea cierta dificultad,
pues se puede vocalizar de acuerdo al qeré WjAMyI, como un nifal del
verbo jwm que significa temblar; se puede corregir en rjem.y: siguiendo
la sugerencia de la BHS, e incluso se llega a sugerir otra división
de las palabras del final del versículo 10 y el comienzo del versículo
> . En este caso es conveniente resaltar que el verbo jwm
11: WjyI ~y" Am WSk;y20
en hifil, como se entiende del ketib, significa “verter”21, y que dicha
acepción se lleva bien con el contexto del versículo, que iniciaría con
el yusivo: “viertan”. Allí mismo es extraña la expresión vaeB' ~ylix'G< en
vez de vae-ylex]g: que es más común (Lv 16,12; 2Sm 22,13; Sal 18,13. 14;

14 Cf. Alfred Rahlfs, Septuaginta II (Stuttgart: Deutsche Bibelgesellschaft, 1979), 154.


15 Cf. Dharmakkan Dhanaraj, Theological significance of the motif of enemies in selected Psalms of
individual lament (Glückstadt: Harrassowitz Verlag, 1992), 209.
16 Cf. Karl Elliger y Willhelm Rudolph, Biblia Hebraica Stuttgartensia (Stuttgart: Amer Bible Society,
1990), 1219.
17 Cf. Stephen Pisano, Introduzione alla critica testuale dell’Antico e del Nuovo Testamento (Roma: Pontifi-
cio Istituto Biblico, 2002), 28.
18 Cf. Thomas Lambdin, Introducción al Hebreo Bíblico (Estella: Verbo Divino, 2001), 88 § 85.
19 Cf. Siegfried Schwertner, “lm'[' `ämäl Fatiga”, en Diccionario Teológico manual del Antiguo Testamen-
to II, ed. Ernst Jenni y Claus Westermann (Madrid: Cristiandad, 1978), 426.
20 Cf. Mitchell Dahood, “A Sea of Troubles. Notes on Psalms 55, 3-4 and 140,10-11”, Catholic Biblical
Quarterly 41 (1979): 605.
21 Cf. Luis Alonso Schökel, Diccionario bíblico hebreo-español (Madrid: Trotta, 1999), 409.

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Ez 1,13; 10,2); ahora bien, dado que la preposición b. puede tener un


matiz de causalidad22: “brasas a causa del fuego”, sin necesidad de
corregir el texto se puede traducir: “brasas de fuego”.
El hapax tpoxde m> l; . del versículo 12 es tan difícil de interpretar que la
BHS sugiere cancelarlo. Ante esta dificultad conviene tener presente
dos circunstancias particulares: en primer lugar, la acepción cazar
del verbo dwc que antecede a tpoxed>m;l. y el tipo de cacería que prevé la
persecución de las presas hacia un lugar cerrado mediante una es-
pecie de emboscada23. Con base en estos elementos y entendiendo la
preposición l. con un matiz de dirección24, se puede entender “hacia
el corral”, entendido este último como un tipo de trampa usado en
cacería.
La última dificultad textual es la forma del ketib t[dy (v. 13), que
al corresponder a la segunda persona, no concuerda con el contexto
que pediría la forma de la primera persona yTi[.d;y" (qeré). Al encontrar
esta segunda forma en numerosos manuscritos y versiones, se corrige
el texto para vocalizarlo de acuerdo a ella.
El texto que se analiza tiene en cuenta las observaciones ante-
riores y se presenta en la tercera parte del artículo acompañado de
la traducción.

2. Estructura

El primer elemento del salmo 140 es el título (v.1) que identifica


el inicio del texto y que está presente tal cual en otros nueve salmos:
(Sal 13,1; 19,1; 20,1; 21,1; 31,1; 41,1; 51,1; 64,1; 65,1). Sin embargo,
no siempre existe un título explícito en todos los salmos (p.e. 1; 2;
10; 91; 93-97; 99; 104; 105-107; 111- 119; 135-137; 146-150), por
eso la presencia del título enfatiza el comienzo del nuevo salmo y lo
diferencia incontestablemente del salmo precedente.

22 Cf. Paul Joüon y Takamitsu Muraoka, op. cit., 514 §132 e.


23 Cf. Moshe Greenberg, “Two new hunting terms in Psalm 140, 12”, Hebrew Annual Review 1 (1977): 151.
24 Cf. Paul Joüon y Takamitsu Muraoka, op. cit., 519 §133 d.

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Acerca de los otros elementos del salmo, el segundo versículo


es una petición de auxilio enmarcada entre dos verbos, el primero
en imperativo (ynIceL.x;) y el segundo en imperfecto con valor de impe-
rativo (ynIrEc.n>T)i . Algunas características importantes de este versículo
son: la palabra hw"hy> con valor de vocativo, la expresión ~ysim'x] vyaime. y su
construcción en quiasmo, que se puede esquematizar así:

hw"hy> ynIceLx. ; A
[r" ~d"a'me B
~ysim'x] vyaime B’
ynIrEc.n>Ti A’
En los versículos 3 y 4 se encuentra la exposición de las accio-
nes de [r" ~d"a'me y ~ysim'x] vyaime. Esta unidad está delimitada al inicio por
la partícula rv,a] que introduce la descripción25, y al final por el hl's,,
que indica una pausa. De acuerdo a la terminología tradicional esta
descripción recibe el nombre de “lamento”26.
La estructura de la súplica del segundo versículo se repite en 5a.
La novedad está en el verbo y en el primer elemento del quiasmo
que conservan la misma disposición. El fuerte paralelismo entre el
v. 2 y el v. 5a se aprecia a simple vista27:

[r" ~d"a'me ynIceL.x; v.2


ynIrEc.n>Ti ~ysim'x] vyaime hw"hy>
[v'r" ydeymi ynIrEm.v' v.5a
Los versículos 5b y 6 ofrecen la descripción de los personajes
descritos en 5a; su correspondencia con los vv. 3-4 es evidente, no
solo por el tema sino también por la forma, ya que estos versículos
también se encuentran circunscritos entre el rv,a] del inicio y el hl's,
del final, además comienzan con el mismo verbo Wbv.x'. Sin embargo,

25 Cf. Pierre Auffret, Merveilles à Nos Yeux (Berlin: Walter de Gruyter, 1995), 210.
26 Cf. Hermann Gunkel, Introducción a los Salmos (Valencia: Edicep, 1983), 229-232.
27 Para una profundización acerca del paralelismo semántico en los salmos, cf. Mark A. Futato, Inter-
preting the Psalms. An Exegetical Handbook (Grand Rapids: Kregel Publications, 2007), 36-37.

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aparece una novedad en cuanto al objeto de las acciones de los


malvados que en 3-4 no se menciona, en cambio en 5b-6 se propone
mediante el sufijo de la primera persona singular: ym'['P., yli (2veces).
El v. 7 comienza una nueva unidad cuyo inicio se enfatiza me-
diante el hl's, que lo separa de la sección anterior, así como por el
cambio de persona gramatical, pues ahora se trata de la primera per-
sona. El versículo 7a es una afirmación de confianza28, sobre la cual
se justifica la súplica de 7b. Dado que también el v.8a está constituido
por una afirmación de confianza que viene ampliada en 8b, los vv. 7
y 8 pueden ser considerados como una unidad al interno del salmo.
El v. 9, por su parte, pasa del perfecto (v. 8) al imperfecto con valor
de imperativo; está compuesto por dos súplicas negativas en relación
de paralelismo cuyos verbos abren y cierran el versículo coronado,
además, por un tercer verbo en imperfecto que sirve de conclusión
del versículo cuyo final está marcado con la presencia del hl's,.
Los vv. 10-12 contienen en práctica el modo concreto como el
orante pide a Yahvé que su súplica sea escuchada. Estos versículos
se caracterizan por el uso del imperfecto con valor de imperativo29,
que recalca su unidad. Dentro de esta unidad se puede distinguir
muy bien el versículo 11 que se enmarca dentro de dos verbos que
con su posición inicial y final acentúan su distinción formal del resto
de la unidad. El mismo versículo 11 posee, como el versículo 9 que
sirve de introducción a toda la unidad, una estructura de quiasmo que
culmina con una conclusión. Esta última particularidad, que resalta
el paralelismo existente entre el versículo 9 y 11, permite descartar
cualquier hipótesis que coloque la palabra WmWry" del v. 9 al interno del
v. 10, como lo hacen algunos autores30.
El versículo 12 continúa la propuesta concreta del orante contra
los malvados que vienen citados con la expresión sm'x'-vyai usada en

28 Cf. Dharmakkan Dhanaraj, op. cit., 211.


29 Cf. Ibíd., 219.
30 Cf. Pierre Auffret, op. cit., 208.

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las peticiones de auxilio del inicio del salmo; así mismo la locución
!Avl' vyai evoca la descripción de las acciones de los hombres malvados
mencionados en el versículo 4: ~n"Avl. Wnn]v.'
El versículo 13 es una fuerte afirmación de confianza en Yahvé,
que se relaciona con el v. 8 pero, a diferencia de este, aquí no se
describe únicamente la acción salvífica de Dios en auxilio del orante,
sino que se amplía en favor del oprimido y del pobre.
El razonamiento del versículo 13 da como resultado la esperanza
del versículo 14; la relación entre estas dos partes se evidencia por
medio de la partícula %a; que indica cómo se precisa una circunstan-
cia31. Se puede ver una relación entre 7 y 14, pues mientras que allí
es el orante el que ha reconocido a Yahvé como su Dios, aquí son los
justos los que lo reconocerán mediante la alabanza de su nombre.
Ahora bien, mientras que con base en 7a, 7b constituía una súplica
a Yahvé, en 14 b el nivel de esperanza y de confianza se aumenta:
“los rectos morarán en tu presencia”.
Con base en las anotaciones hechas hasta el momento la estruc-
tura del salmo se puede delinear de acuerdo al siguiente esquema:

Título (140,1)
A Primera petición de auxilio (140,2)
B Primera descripción de los malvados (140,3-4)
A’ Segunda petición de auxilio (140,5a)
B’ Segunda descripción de los malvados (140,5b-6)
C Primera afirmación de confianza (140,7-8)
A’’ Tercera petición de auxilio (140,9-12)
C’ Segunda afirmación de confianza (140,13-14)

Esta visión de conjunto del salmo deja ver que después del título
hay tres partes que se distinguen con claridad. Tanto la primera como
la segunda parte del salmo comienzan por una petición de auxilio (A

31 Cf. Luis Alonso Schökel, op. cit., 59.

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y A’) y culminan con una descripción de la violencia de los malvados


(B y B’). La petición de auxilio de la tercera parte (A’’) se introduce
y se concluye con una afirmación de confianza (C y C’).
Haciendo un análisis de los distintos elementos del salmo este
contiene los elementos propios del género literario “lamentación
individual”32, de manera que esta clasificación permite ponerlo en
relación con otros salmos que poseen el mismo género literario y así
poder entender mejor el salmo mediante el estudio de otros que le son
afines y a la vez comprender mejor este género literario propiamente
mediante el estudio de este salmo.

3. Exégesis

3.1 Título
140,1 dwId"l. rAmz>mi x;Cen:m.l;
Al director: Salmo de David.
La presencia del título al inicio del salmo merece una atención
adecuada. El término x;Cen:m.l;, que aparece al inicio de 56 salmos,
proviene de la raíz xcn que en piel significa dirigir (Esd 3,8.9); sin
embargo, la utilización del participio en Ha 3,19 junto a la palabra
hn"ygIn>, que significa música o instrumento musical, permite concebir
en ese participio una interpretación musical33 y, más estrictamente,
un tipo de director musical. La preposición l. que antecede a x;Cen:m.
indica a quién va dirigido especialmente el salmo34, mientras que la
misma preposición acompañando a dwId" puede entenderse sea como
una lamed auctoris35, de manera que el salmo mismo se atribuye a
David, sea como la indicación de la pertenencia del salmo a una
colección, en este caso la colección de David36.

32 Cf. Hermann Gunkel, op. cit., 227-254.


33 Cf. Ibíd., 477.
34 Angelo Lancellotti, I Salmi (Roma: Paoline, 1984), 16.
35 Cf. Paul Joüon y Takamitsu Muraoka, op. cit., 503 §130 b.
36 Angelo Lancellotti, op. cit., 16.

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3.2 La violencia verbal de los malvados


3.2.1 Primera petición de auxilio (A)
140,2 ynIrEc.n>Ti ~ysim'x] vyaime [r" ~d"a'me hw"hy> ynIceL.x;
Líbrame Yahvé del hombre malvado, de la gente violenta salvaguárdame.
El énfasis del texto se encuentra en la súplica misma y en hw"hy>,
a quien se dirigen los imperativos que abren y cierran el versículo.
La parte central está construida en forma de quiasmo y amplía el
contexto de la súplica.
El verbo #lx en los salmos significa, con la única excepción de
7,5, apartar de una situación negativa. De manera que su utiliza-
ción sobreentiende ya un contexto nocivo del cual alguien, en este
caso el orante, viene liberado. Aunque usando el imperativo no hay
necesidad estricta de mencionar el sujeto del mismo, en este caso
aparece para destacar que es justamente hw"hy>, a quien se dirige la
súplica.
La preposición !mi que introduce el complemento del verbo #lx,
indica la circunstancia perjudicial desde la cual se pide auxilio a
Yahvé y que acompaña ambos elementos del quiasmo. El primer ele-
mento del quiasmo muestra la palabra ~d"a' que aunque se encuentra
en singular posee una connotación colectiva y que designa al ser
humano en cuanto criatura diferente y dependiente de Dios37. Este
término evoca la caducidad del ser humano en cuanto éste fue hecho
del polvo de la tierra (Gn 2,7) y en su condición mortal volverá a ella
(Gn 3,19; Job 10,9; 34,15; Sal 90,3; Qo 12,7).
El ~d"a' del cual el orante pide ser liberado tiene una cualidad
específica, es un [r" ~d"a'. Con este término se designa la desgracia y
la maldad que sale del corazón del hombre (Gn 6,5; 8,21), contraria
a Dios (Sal 5,5) y practicada por los malvados ~y[iv'r> (Sal 7,5). En sí
mismo este adjetivo es bastante amplio, puede calificar desde las

37 Cf. Fritz Maass, “~d"a' ´ädäm”, en Grande Lessico dell’Antico Testamento, op. cit., 161, 182.

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imperfecciones físicas (Dt 17,1) hasta aquellas morales, es decir al


hombre malo38 (Qo 4,3; Dt 1,35; 17,5; Ne 13,17), como ocurre en este
caso. El mal está estrechamente ligado al pecado de manera que el
malvado es, por eso mismo, pecador (2Sm 24,17; Qo 8,12).
El segundo elemento del quiasmo ~ysim'x] vyaime se encuentra en
paralelismo con el primero, tanto así que en este caso vyai designa al
ser humano en general sin una determinación concreta39. La carac-
terística de ese tipo de gente es la violencia, que normalmente se
relaciona con los enemigos. Ellos son los que practican sm'x', ya sea
con la boca (Pr 10,11) o con las manos (Job 16,17)40. El que practica
la violencia, así como el que hace el mal, suele ser llamado [v'r" (Pr
10,6; Sal 140,5). Así, aunque abstracta, la acción nociva de los mal-
vados se centra en el campo de la violencia. El tema de Yahvé que
salva de ella es coherente con el título que da un tinte davídico al
salmo, pues precisamente en 2Sm 22,49 David da gracias a Yahvé
que lo ha librado de la gente violenta.
El verbo rcn (salvaguardar) está como conclusión de la primera y
de la segunda petición de auxilio (vv. 2.5a) e identifica la situación
general en la que se encuentra el orante41. El hombre por su parte
está llamado a salvaguardar la alianza con Yahvé (Dt 33,9; Sal 25,10),
mientras que Este salvaguarda la vida (Sal 64,2) y el bienestar del
hombre justo que se encuentra en grave peligro y le pide auxilio
porque confía en Él (Sal 12,6-8; 32,7; 64,2; Is 26,3). En general,
pues, rcn junto a rmv expresa el cuidado de Dios por su pueblo y por
el individuo42. El orante acude a ese Dios porque él no es capaz de
liberarse de la situación de maldad y de violencia en la que está y
por eso le grita para que lo salve de sus enemigos43.

38 Cf. Hans Stoebe, “[[r r`` Ser malo”, en Diccionario Teológico manual del Antiguo Testamento, op. cit.,
1007.
39 Cf. Nikolaus Bratsiotis, “vyai hIv'ai ´îš, ´iššâ”, en Grande Lessico dell’Antico Testamento, op. cit., 473.
40 Cf. Herbert Haag, “sm'x' Hämäs”, en Grande Lessico dell’Antico Testamento II, op. cit., 1116.
41 Cf. James Luther Mays, Psalms (Louisville: Westminster John Knox Press, 2011), 430.
42 Cf. Georg Sauer, “rcn ncr Vigilar”, en Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento, op. cit., 139.
43 Cf. Howard N. Wallace, Psalms (Sheffield: Sheffield Phoenix Press, 2009), 188.

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«Que les caigan brasas de fuego» (Sal 140,11)... 311

3.2.2 Primera descripción de los malvados (B)


140,3 tAmx'l.mi WrWgy" ~Ay-lK' bleB. tA[r" Wbv.x' rv.a]
Que maquinan maldad en el corazón, todo el día traman batallas.
El pronombre relativo pone en relación las acciones descritas
en los versículos 3‑4 con los personajes enunciados en el versículo
anterior. Así pues, el ~d"a' del versículo 2 es [r" precisamente porque
maquina tA[r" en el corazón. En efecto, el verbo bvx expresa siempre
un acto del pensamiento que sucede en el corazón (Is 10,7; 32,6;
Pr 16,9)44. La mención del corazón enfatiza que la maldad que maqui-
na el malvado no es un mero accidente sino que proviene de lo más
profundo de su ser, pues el corazón es la sede de los pensamientos
(Gn 6,5; Dt 15,9; 1Sm 1,13; 1Cr 28,9; Sal 64,6; Jr 4,14; 17,10) y de
los sentimientos del hombre (Sal 105,25; Jr 11,20)45.
Ahora bien, la violencia formulada en el versículo anterior viene
descrita en una acción un poco más concreta, que no se limita al
campo del pensamiento o del corazón sino que se manifiesta en un
acto violento concreto, indicado por el lenguaje militar del tramar
batallas (Dt 2,9. 24; Dn 11,25). Además con el uso adverbial de la
expresión ~Ay-lK' el orante manifiesta que la violencia a la cual se
encuentra sometido no es esporádica y circunstancial sino perenne
y duradera46.
140,4 `hl's Amytep'f. tx;T; bWvk.[; tm;x] vx'n"-AmK. ~n"Avl. Wnn]v'
Afilan sus lenguas como la serpiente. Veneno de víbora hay bajo
sus labios.
El orante describe mejor las asechanzas de sus enemigos me-
diante el lenguaje militar en el que se enmarca !nv, que alude a la
preparación de las armas para la batalla, en concreto a su afilamiento
(Dt 32,41; Is 5,28). Pero los violentos no afilan sus espadas sino sus

44 Cf. Willy Schottroff, “bvx HšB Pensar”, en Diccionario Teológico manual del Antiguo Testamento, op. cit., 890.
45 Cf. Maurice Cocagnac, I Simboli Biblici. Lessico Teologico e Spirituale (Bologna: EDB, 1993), 477.
46 Cf. Ernst Jenni, “~Ay yöm Día”, en Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento, op. cit., 986-987.

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312 Wilton Gerardo Sánchez Castelblanco

lenguas47. Con esta acción se indica el insulto (Sal 64,4), el engaño y


la mentira (Sal 120,3-4; Pr 25,18), además de lo solapado del ataque
al orante48, que se sugiere por la mención de la serpiente, que en el
mundo bíblico se destaca por su astucia para engañar49.
La metáfora de la serpiente continúa con la mención del veneno
de víbora, que hace referencia especialmente al estado psicológico
de los violentos. En efecto, el término hm'xe que en este contexto sig-
nifica veneno, hace referencia a la ira cruel y despiadada (Pr 27,4) de
alguien en contra de otro (Gn 27,44; 2Re 5,12), en este caso a causa
de la envidia (Pr 6,34)50. La ira de los violentos reside debajo de sus
labios o sea que es una manifestación exterior de lo que maquinan y
traman en el corazón. En efecto, mientras que el corazón designa la
interioridad del ser humano, con hp'f' se hace alusión sobre todo a la
facultad humana de hablar por medio de la cual los sentimientos del
corazón salen hacia el exterior (Job 33,3). En esta primera descrip-
ción de los malvados se constata que su violencia proviene desde lo
más profundo del corazón y trasciende abrupta y cruelmente hacia
el exterior en contra del orante, a quien atacan con sus palabras51.
3.3 La violencia física de los malvados
3.3.1 Segunda petición de auxilio (A’)
140,5a ynIrEc.n>Ti ~ysim'x] vyaime [v'r" ydeymi hw"hy> ynIrEm.v.'
Guárdame Yahvé de la mano del malvado, de la gente violenta
salvaguárdame.
El grito de auxilio se repite casi como al inicio, esta vez con el
verbo rmv que subraya la asistencia que Dios presta a los hombres
(Sal 16,1; 17,8)52. En esta parte del salmo [v'r" es un sinónimo de

47 En efecto, el salmista denuncia abiertamente el ataque que sus enemigos le hacen mediante sus
palabras falaces. Cf. Steussy Marti J., Psalms (Danvers: Chalice Press, 2004), 198.
48 Cf. Gianfranco Ravasi, Il libro del Salmi. Commento e Attualizzazione III (Bologna: ed. Dehoniane, 1985), 838.
49 Cf. Maurice Cocagnac, op.cit., 404.
50 Cf. Klaus-Dietrich Schunck, “hm'xe Hëmâ”, en Grande Lessico dell’Antico Testamento, op. cit., 1094.
51 Cf. Marti J. Steussy, op. cit., 198.
52 Cf. Georg Sauer, “rmv šmr Custodiar”, en Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento, op.
cit., 1235.

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«Que les caigan brasas de fuego» (Sal 140,11)... 313

[r" ~d"a'. Así pues, esta palabra identifica al hombre que puede hacer
cualquier tipo de mal. El sentido metafórico de dy" evoca un fuerte
matiz de potencia (1Cr 18,3; 1Sm 23,7)53, en este caso señala que
el orante se encuentra en poder de los malvados, y por eso exige la
liberación de parte de Yahvé. Con el término dy" se puede ver también
la evolución creciente de la maldad, que nace en el corazón, sale por
la boca (labios) y se realiza con las manos54. Finalmente la repetición
de la segunda parte del quiasmo resalta una vez más el contexto
violento del cual el orante pide ser liberado.
3.3.2 Segunda descripción de los malvados (B’)
140,5b ym'['P. tAxd>li Wbv.x' rva]
Que maquinan para enredar mis pies.
Como en la sección anterior, el final de este versículo describe
los planes malévolos de los violentos, que empeñan su pensamiento
en enredar los pies del orante. El sustantivo ~[;P; cuando se usa como
sinónimo de lg<r,< posee una connotación metafórica que hace alusión a
la firmeza para permanecer en los caminos de Yahvé (Sal 17,5). A este
propósito se puede entender que el proyecto de los enemigos es hacer
alejar al orante de Yahvé, es decir, hacerlo caer (Sal 57,7) mediante
todo tipo de artimañas entre las que se encuentra el engaño (Pr 29,5).
140,6 hl's, yli-Wtv' ~yviq.mo lG"[.m;-dy:l. tv,r, Wfr>P' ~ylib'x]w: yli xP; ~yaigE-Wnm.j'(
Los orgullosos esconden un lazo y cuerdas contra mí,
han extendido una red al lado del sendero, han puesto trampas
contra mí.
Ahora los que acosan al orante vienen llamados ~yaiGE, en efecto
es frecuente encontrar que los pobres son perseguidos por los or-
gullosos y los soberbios55, que a su vez se encuentran en estrecha
relación con los malvados (Job 40,12), pues el orgullo es una de las

53 Cf. Adam Simon van der Woude, “dy" yäd Mano”, en Diccionario teológico manual del Antiguo Testa-
mento, op. cit., 925.
54 Cf. Luis Alonso Schökel y Cecilia Carniti, op. cit., 1604.
55 Cf. Dieter Kellermann, «ha'G" gä´â en Grande Lessico dell’Antico Testamento, op. cit., 1801.

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314 Wilton Gerardo Sánchez Castelblanco

características de los ~y[ir" (Job 35,12). Estos orgullosos no se limitan a


tramar planes, sino que los ponen en práctica. En efecto es la primera
vez que se describe abiertamente la acción de los malvados que se
evoca mediante una triple imagen que alude a la caza. La primera
imagen se asocia con 5c pues los lazos que los malvados esconden
(Sal 119,110) se ponen contra los pies (Jr 18,22)56. Junto a xP; el uso
de lb,x, refuerza la naturaleza falaz de la obra de los orgullosos, pues
indica sea una cuerda cualquiera, sea, sobre todo en los salmos, la
cuerda de una trampa (Sal 18,5.6). También el objetivo de extender
una trampa es aprisionar por el pié (Sal 9,16) y ante esa desgracia
sólo Yahvé puede salvar (Sal 25,1.5); esta segunda imagen ilustra el
lugar donde se pone una trampa: al lado del sendero (Sal 142,4). La
interpretación de estas palabras es igualmente metafórica, porque
lG"[.m; indica no sólo el camino en sentido literal, sino, como en este
caso, la vida y especialmente un modo de vivir practicando la justi-
cia, la equidad y la rectitud (Pr 2,9; Is 26,7). La última mención de
la trampa en ese versículo parece tener una connotación más fuerte
porque su uso suele estar en estrecha relación con la muerte (Sal
18,5; Pr 13,14; 14,27).
Finalmente la preposición l. para indicar el objeto del múltiple
engaño que aparece al inicio y al final del versículo recalca que to-
das las acciones embaucadoras que se tienden en contra del orante,
que con base en 2Sm 22,6 se puede identificar con el rey David. En
efecto, el título del salmo que lo califica como davídico no es gratuito,
ya que hasta aquí en la persecución que describe el salmo se puede
entrever la persecución soportada por ese Rey y el autor, si no es él
mismo, por lo menos tuvo como telón de fondo no una persecución al
azar sino esa persecución, la persecución de David por parte de Saúl.
Así pues, las noticias que el salmo ofrece, acerca de la acción
malvada de los orgullosos, se encuentran en creciente desarrollo;
van desde la ambigüedad o generalización hasta su concretización

56 Para una aproximación al llamado de venganza en las denuncias de Jeremías, cf. Michael Avioz, “The
call for revenge in Jeremiah’s complaints (Jer xi-xx)”, Vetus Testamentum 55, 4 (2005): 430-437.

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«Que les caigan brasas de fuego» (Sal 140,11)... 315

en un tipo de maldad que se expresa violentamente y que compro-


mete embusteramente los sentimientos, las palabras y las acciones,
la última de las cuales es la muerte.
3.4 Sabotaje del plan de los violentos
3.4.1 Primera Afirmación de Confianza (C)
140,7 `yn"Wnx]T; lAq hw"hy> hn"yzIa]h; hT'a' yliae hw"hyl; yTir>m;a'
Yo digo a Yahvé: «Mi Dios eres Tú; escucha, Yahvé, la voz de mis súplicas.

El uso del perfecto yTir>m;a' en la esfera del presenta hace de esa


primera afirmación una verdadera y propia declaración57. El verbo
rma en sí mismo presupone la escucha, la comprensión y la respuesta
o reacción por parte del oyente58, de manera que cuando el orante
habla a Yahvé espera una respuesta de Él. Ahora bien, el conteni-
do del mensaje se articula en dos partes: en primer lugar el acto
mismo de confianza «hT'a' yliae» que posee una connotación de consa-
gración (Sal 22,11) en la que lae el no se entiende como un epíteto
de hwhy sino como un nombre común59. Con esta fórmula se declara
la pertenencia a un Dios (Sal 118,28) que puede ser pronunciada
con motivo de una alabanza o en una situación de peligro, pues es
deber de un Dios es salvar a sus devotos (Is 44,17). Así las cosas la
primera parte del versículo prepara a la segunda y el nuevo impe-
rativo sirve de transición entre las primeras peticiones de auxilio
y la petición de 9-12. El orante habla a Yahvé y le pide escuchar
su voz, que no es un mero grito desordenado sino la expresión
concreta de sus súplicas60, cuyo contexto es la angustia y el peligro
(2Cr 6,21; Sal 28,6). El contenido de la súplica son los ruegos ya
expresados y los que están por expresarse como consecuencia de
tener a Yahvé como Dios.

57 Cf. Paul Joüon y Takamitsu Muraoka, op. cit., 377 §112 f.


58 Cf. Siegfried Wagner, “rm;a' ´ämar”, en Grande Lessico dell’Antico Testamento, op. cit., 714.
59 Cf. Frank Moore Cross, “lae ´ël”, en Grande Lessico dell’Antico Testamento, op. cit., 548-549.
60 Cf. Casper J. Labuschagne, “«lAq qöl”, en Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento, op. cit., 795.

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316 Wilton Gerardo Sánchez Castelblanco

140,8 qvn" ~AyB. yviarol. ht'Kos; yti['Wvy> z[o yn"doa] hw"hoy>


Yahvé, Señor mío, fuerza de mi salvación, recubriste mi cabeza
en el día de las armas.
En el versículo anterior Yahvé era llamado lae, ahora, con el yn"doa]
que indica un dominio supremo y universal61, el orante se le somete
completamente. Reconocer a Yahvé como Señor, implica reconocerse
como su siervo (Gn 18,3; Ex 4,10). Esta admisión es tan fuerte que
en algunos casos yn"doa] se convierte, no en atributo de Yahvé, como en
este caso, sino en su epíteto (Sal 22,31; 86,4; 89,51). La expresión
yti['Wvy> z[o reúne en una única locución dos sustantivos atribuidos nor-
malmente a Yahvé. La palabra z[o recalca su fuerza, su poder62 y su
capacidad para proteger de los enemigos (Sal 61, 4). Como nomen
rectum del nomen regens z[o, se encuentra el sustantivo h['Wvy> que im-
plica la liberación del peligro y el cese de las hostilidades por parte
de los enemigos (Ex 14,13) que conlleva una alegría sublime por el
nuevo bienestar (Sal 9,14). Con la cadena constructa “fuerza de mi
salvación” se indica que Yahvé es fuerte porque usa su fuerza para
salvar (Sal 21,2; 28,8) y el orante que se encuentra en grave peligro
espera su respuesta e intervención salvífica63.
Las afirmaciones del orante no son gratuitas. Por eso enseguida
enuncia un hecho que identifica a Yahvé como Sujeto de una acción
salvífica en favor del orante. El contexto militar deja entrever graves
amenazas para la vida. El verbo %ks da la idea de cubrir para proteger
reverencialmente (Ex 40,3) y/o para conservar o dar vida (Job 10,11),
mientras que varo metonímicamente en este caso significa la totalidad
de la persona64. Entonces, afirmar que Yahvé ha recubierto la cabeza
del orante significa que lo ha protegido. La palabra qv,n" hace referencia

61 Cf. Otto Wilhelm Hermann Eissfeldt, “!Ada' yn"doa] ´äDôn, ´áDönäj”, en Grande Lessico dell’Antico Testa-
mento, op. cit., 133-134.
62 Cf. Adam Simon van der Woude, “zz[ `zz Ser fuerte”, en Diccionario teológico manual del Antiguo
Testamento, op. cit., 330.
63 Cf. Fritz Stolz, “[vy yš` ayudar”, en Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento, op. cit., 1080.
64 Cf. Hans –Peter Müller, «varo röš Cabeza», en Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento,
op. cit., 887.

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«Que les caigan brasas de fuego» (Sal 140,11)... 317

a las armas en general (1Re 10,25) en tanto que ~AyB. posee un matiz
más bien adverbial, de manera que qv,n" ~AyB. evoca un tiempo pasado
en el que se usaron las armas, es decir, un tiempo de violencia, de
guerra y de batallas durante el cual Yahvé preservó al orante del
peligro grave en el que se encontraba y que habiendo tenido esa
experiencia salvífica en el pasado robustece su confianza presente65.
3.4.2 Tercera petición de auxilio (A’’)
140,9 hl's< WmWry" qpeT'-la; Amm'z> [v'r" yYEw:a]m; hw"hy> !TeTi-la;.
No concedas Yahvé los deseos del malvado, su plan no realices,
para que no se exalten.
Esta es la última alusión directa que el salmo hace a las acciones
del [v'r". Este término evoca las faenas perjudiciales descritas en los
versículos anteriores. En efecto, los deseos (yw:a]m;) del malvado esen-
cialmente son el [r: (Pr 21,10)66. El sufijo pronominal que acompaña
la palabra ~m'z" atribuye al malvado el propósito malévolo que se pide
a Yahvé de hacer fracasar. De otra parte la raíz ~mz posee casi siempre
una connotación negativa que describe las maquinaciones y acciones
del malvado en contra del justo (Sal 37,12). Si, por una parte, el deseo
del malvado es actuar en contra del justo para hacerlo caer (5c-6), de
manera que su caída se convierta en el éxito o la exaltación arrogante
del malvado67, por otra parte, el deseo del justo es que el malvado no
se exalte (WmWry") y que el primero no caiga (Sal 21,3).
140,10 AmWSk;y> Amytep'f. lm;[] yB'sim. varo
La perfidia de sus labios cubra la cabeza de los que me rodean.
Hasta ahora el salmo había enfatizado en el plan de los malvados,
cuyo fracaso se espera por parte del perseguido, como consecuencia
de la intervención de Yahvé. A partir de este versículo el orante es
más concreto acerca de sus propios anhelos en contra de los que lo

65 Cf. Luis Alonso Schökel y Cecilia Carniti, op. cit., 1605.


66 Cf. Rudolf Mayer, “hw"a' ´äwâ”, en Grande Lessico dell’Antico Testamento, op. cit., 292.
67 Cf. Hans –Peter Stähli, “~wr rûm Ser alto”, en Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento,
op. cit., 952.

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318 Wilton Gerardo Sánchez Castelblanco

persiguen, descritos con el participio del verbo bbs que indica el acoso
que estos provocan (Sal 17,11; 109,3; 118,10-12). Si una vez el pro-
ducto de los labios de los malvados estaba en contra del orante (v. 4)
ahora este último pretende que esa lm'[' en cuanto actuación malvada,
embustera y violenta68, se vuelva en contra de ellos. Mientras que
Yahvé recubre/protege (%ks) al orante, la adversidad de los labios de
los malvados cubre (hsk) su propia cabeza. Es decir, cubre la totalidad
de su persona, pues el verbo hsk hace referencia al cubrimiento de
un objeto causando su ocultación o anulación completa (Gn 9,23;
Ex 8,6). Muchas veces el sujeto de esta acción son las aguas (Sal 78,53)
o las tinieblas (Job 23,17) como metonimia de la muerte (Sal 44,20). Se
espera, pues, que la adversidad que anida en la boca de los malvados
y que aumenta continuamente, les sea adversa para que en vez de ser
un peligro para el orante, sea, irónicamente, causa de su salvación.
140,11 WmWqy"-lB; tArmoh]m;B. ~lePiy: vaeB' ~ylix'G< ~hyle[] Wjymiy"
Que les caigan brasas de fuego, los tumben en abismos para que
no se levanten.
Aquí aparece una nueva imagen, en la cual también se aprecia
que la esperanza del perseguido es que la maldad (lm'[') del malvado
se vuelva en su contra (Sal 7,17). Así pues la palabra hm'xe, que según
el versículo 4 anida bajo los labios de los malvados, pone en relación
los conceptos veneno (Sal 58,4), e ira (Gn 27,44) que se suele expre-
sar con la metonimia del fuego que arde y consume (Est 1,12; Lm
4,11). Pues bien, esa furia vehemente tan peligrosa como el veneno
de una serpiente se plasma ahora en la figura de las brasas de fuego
cuya imagen originaria, con una connotación del poder destructor de
Yahvé, se remonta al relato de la destrucción de Sodoma y Gomorra
(Gn 19,24)69. La radicalidad del castigo, en el versículo anterior se
enfatizaba mediante la mención de la cabeza, aquí dicha mención se
recuerda mediante la preposición ~h,yle[;] en efecto, la parte superior

68 Cf. Siegfried Schwertner, “lm'[' `ämäl Fatiga”, en Diccionario teológico manual del Antiguo Testamen-
to, op. cit., 426.
69 Cf. Hans Ferdinand Fuhs, “lxg GHl”, en Grande Lessico dell’Antico Testamento, op. cit., 2057.

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«Que les caigan brasas de fuego» (Sal 140,11)... 319

de la persona es la cabeza que, como ya se precisó anteriormente, en


este salmo hace referencia a la totalidad de la persona. Sin embargo,
el manejo de la imagen de las brasas de fuego que se vierten sobre
la cabeza no tiene un significado solamente metafórico, sino que
también hace alusión a cierto ritual penitencial que se realizaba en
Egipto, y que se refleja incluso en el mundo bíblico (Pr 25,22)70. Esta
precisión es importante pues manifiesta cómo el principal anhelo del
perseguido no es la ruina del malvado en sí mismo sino como medio
para que este desista en su persecución; esto explica que el orante
ore por su conversión. Así pues, en la imagen de las brasas de fuego
se mezclan los contextos punitivo y conversivo del malvado. Ignorar
uno de estos dos matices sería empobrecer la riqueza del texto que
ilustra la oración del perseguido.
El orante mantiene su tono irónico, pues mientras que los mal-
vados le ponen trampas para hacerlo caer, este pide a Yahvé que
sean ellos los que caigan y si en la preparación de las trampas se
había visto una alusión a la muerte, esta también puede entreverse
en la mención los tArmoh]m; junto al verbo lpn que recuerda el hecho de
bajar al lAaV. (Ez 32,27). Además el contexto de caza que acompaña
este versículo permite considerar que los tArmoh]m; eran un tipo de fosa
usado como trampa contra los animales y usado aquí como símbolo
del lAaV.71 y de su irreversibilidad (Job 7,9), reforzada por las últimas
palabras del versículo: WmWqy"-lB;..
140,12 tpoxed>m;l. WNd,Wcy> [r" sm'x'-vyai #r,a'B' !AKyI-lB; !Avl' vyai.
El hombre de lengua no esté firme en la tierra,
al hombre violento el mal lo persiga hacia el corral.
Con la expresión !Avl' vyai el orante se refiere a aquellos de cuya
lengua ya había hablado en el versículo 4, allí se describía la actitud
hostil de los enemigos que afilaban sus lenguas; ahora el orante no
encuentra necesidad de repetir la cualidad negativa de la lengua de

70 Cf. Siegfried Morenz, «Feurige Kohlen auf dem Haupt», Theologische Literaturzeitung 3 (1953): 192.
71 Cf. Gianfranco Ravasi, op. cit., 841.

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320 Wilton Gerardo Sánchez Castelblanco

los malvados sino que le basta llamarlos !Avl' vyai. El verbo !wk en nifal
expresa la firmeza e inamovilidad de las cosas (Jue 16,26.29)72, con-
dición que suele tener un matiz de perpetuidad (Sal 89,38; Pr 29,1).
Por eso su ausencia indica, en este contexto, la fugacidad de la vida
y obras del malvado, que no puede servirse de su maldad y actitud
embaucadora para afianzarse en el mundo (Sal 101,7; Pr 12,3). La
ironía continúa, pues el orante pide que sea precisamente el mal,
que al inicio los enemigos disponen en su contra, el que ahora dé la
caza al sm'x-' vyai. No se pide un alivio temporal de la persecución sino su
desaparición total, sea por la conversión de los malvados como fruto
del castigo divino (v. 11a), sea mediante su destrucción mediante la
persecución que comporta que ellos caigan en las trampas (tArmohm] /; tpoxde m> );
preparadas por ellos mismos.
3.4.3 Segunda Afirmación de Confianza (C’)
140,13 ~ynIyOb.a jP;v.mi ynI[' !yDI hw"hy> hf[]y:-yKi yTi[.d;y"
Yo sé que Yahvé hace justicia al oprimido, juicio a los pobres.
Así como en la primera afirmación de confianza, el orante justi-
fica su súplica en la acción salvífica de Yahvé. En efecto Él no sólo
ha actuado en el pasado, sino que su acción también se realiza en el
presente haciendo justicia a pobres y oprimidos. La forma de profe-
sión de fe se subraya por la presencia de [dy que en el mundo bíblico
describe una acción que compromete la inteligencia, la voluntad, la
pasión y la acción73 y que, como en este caso, referido a Yahvé signi-
fica su reconocimiento positivo y el recto comportamiento para con
él74. La acción que se atribuye a Yahvé es la defensa del pobre y del
oprimido (Pr 31,9), que en este caso se expresa en forma de quiasmo
en la que ambos elementos se corresponden sinonímicamente75 ya
que hay una estrecha correspondencia sea entre !yDI y jP;v.mi, así como

72 Cf. Erhard Gerstenberger, “!wk kûn Estar firme”, en Diccionario teológico manual del Antiguo Testa-
mento, op. cit., 1115.
73 Cf. Gianfranco Ravasi, op. cit., 842.
74 Cf. Willy Schottroff, “[dy yd` Conocer”, en Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento, op.
cit., 959.
75 Cf. Vinzenz Hamp, “!yDI dîn”, en Grande Lessico dell’Antico Testamento, op. cit., 216.

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«Que les caigan brasas de fuego» (Sal 140,11)... 321

entre ynI[' y ~ynIyOb.a,. Con la mención de estas personas cuyos derechos


defiende Yahvé, el orante se identifica como un pobre y/o oprimi-
do, ampliando así el campo de dicha acción salvífica que ya no se
circunscribe al orante, como en el versículo 8, sino que llega a más
personas. En la Biblia el ynI[' carece de bienes materiales (Ex 22,24),
no posee una porción de tierra de la que pueda sacar su sustento
diario (Lv 19,10; 23,22) y por eso Yahvé se preocupa de su sustento
mediante las leyes que lo favorecen y le permiten vivir (Dt 24,12.14).
Esta preocupación es tan fuerte que una acción en contra de este tipo
de necesitados constituye pecado contra Yahvé (Dt 24,15) que es su
aliado incondicional (Sal 22,24) de frente al enemigo tradicional: el
malvado (Sal 10,2.9). La identificación del orante con un ynI[‘ se ve
también porque es característico de Yahvé escuchar su voz cuando
este le suplica (Sal 34,6; 140,7). En este caso no se puede pensar en
un significado diferente para ~ynIyOb.a,, que se encuentran muchas veces
junto al ynI[‘ (Dt 15,11; Job 24,4; Sal 12,6; Pr 30,14; Is 41,17). Lo mismo
se puede apreciar en los vocablos !yDI y jP;v.mi que indican el conjunto
de derechos de los pobres y oprimidos (Pr 31,9), pisoteados por los
malvados y defendidos por Yahvé (Jr 22,16).

Este versículo contiene, pues, un sublime acto de confianza en


Yahvé que con todo su poder está de la parte del pobre y del oprimido
y no del malvado y del violento. Esta fe tan fuerte es la que permite
la proclamación del último versículo.

140,14 ^yn<P'-ta< ~yrIv'y> Wbv.yE ^mv.li WdAy ~yqiyDIc; %a;

Entonces los justos alabarán tu nombre, los rectos morarán en tu


presencia.

El orante menciona otras palabras para identificarse a sí mismo


y a los que se encuentran en una situación como la suya. Los salmos
muestran a los ~yqiyDIc; en oposición a los [v'r" y a los sm'x' (Sal 11,5). Los
justos son los mismos que han sufrido calumnia y persecución por
parte de los malvados (Sal 37,12). Este nuevo nombre deja entrever
una nueva dimensión del orante; no es sólo el perseguido, sino el que

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en la opresión, pobreza y asechanza, posee una cualidad propia de


Yahvé: la justicia (Sal 11,7). Yahvé es qyDIc; precisamente porque salva
al justo del peligro (Sal 34,20; 129,4) y la respuesta de este último es
la alabanza76 (Sal 97,12; 142,8). La presencia del verbo hdy sugiere un
contexto cultual77 que designa la reacción espontánea (Sal 139,14)
y pública del orante (Sal 89,5) ante las maravillas de Yahvé (Sal 9,1)
que libera y salva78. Finalmente los justos alaban el nombre de Yahvé,
es decir a Yahvé mismo (2Sm 22,50; Sal 7,18; 18,50; 86,12)79.
En la segunda parte del versículo los ~yrIv'y>, en paralelismo con
los ~yqiyDIc;, son otro apelativo para los que se encuentran en la misma
situación del orante. En los salmos generalmente ~yrIv'y> se refiere
justamente a los rectos de corazón (Sal 125,4), especialmente me-
diante la expresión constructa (Sal 7,11; 32,11; 64,11; 94,15)80. El
verbo bvy sinónimo del verbo !kv, significa habitar y normalmente
está en relación con la posesión sempiterna de la tierra (Sal 37,29).
La esperanza radical como consecuencia de la proclamación de fe
del versículo anterior es, pues, que los rectos, perseguidos y acosa-
dos por los malvados, estén en la presencia definitiva de Yahvé. En
efecto, el rostro (hn<P') de Yahvé es perjudicial para los enemigos (Sal
9,4), pero motivo de alegría para los rectos de corazón (Sal 16,11), su
mera visión trae como consecuencia la plenitud de la felicidad y el
regocijo (Sal 17,15). Así como la persecución era intensa, también es
fuerte la esperanza en una situación completamente diferente en la
que los pobres, oprimidos, justos y rectos disfrutan de una situación
de felicidad perfecta y duradera en la presencia de Yahvé (Sal 23,6)
en contraste con la situación de los malvados que se espera sea en

76 Cf. Klaus Koch, “qdc cdq”, en Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento, op. cit., 658-659.
77 En efecto, el lugar de la alabanza por excelencia es el templo (Sal 138,2).
78 Cf. Claus Westermann, “hdy ydh Alabar”, en Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento,
op. cit., 938.
79 Cf. Adam Simon van der Woude, “~ve šëm Nombre”, en Diccionario teológico manual del Antiguo
Testamento, op. cit., 1194-1195.
80 Cf. Gerhard Liedke, “rvy yšr Ser derecho”, en Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento,
op. cit., 1087.

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medio de los abismos81. La fe en Yahvé es tan grande que el orante


cuando suplica, ya espera la respuesta salvadora y abundante.
Así pues, este salmo, aunque parte de una invocación de auxi-
lio en la que se describe detalladamente el sufrimiento por el que
atraviesa el salmista, culmina con esta expresión de confianza que
se constituye en invocación de alabanza82.

4. Conclusión

Después de haber hecho un breve estudio de algunos aspectos


textuales, estructurales y exegéticos del salmo 140, es el momento
de hacer un breve comentario acerca de la actualidad del mismo y
su aporte a la oración y actitud del cristiano ante la violencia.
La actualidad del clamor del salmo en cuestión es evidente, pues
en el mundo de hoy muchas personas se enfrentan a situaciones
como las del protagonista del salmo que están circundados por indi-
viduos rencorosos y envidiosos que inventan en su contra toda clase
de maquinaciones soterradas mediante la calumnia y la violencia
que llega incluso a atentar contra la vida misma. Los situaciones de
violencia parecen ser cosa de nunca acabar, pues las insidias de los
victimarios, en vez de disminuir, crecen (Sal 140,6).
4.1 La oración como respuesta a la violencia
Para las víctimas de los diferentes conflictos la violencia se pre-
senta como una opción, pero cuando a la violencia se responde con la
violencia nacen las más atroces espirales de guerra y de muerte con
consecuencias cada vez más catastróficas. Sin embargo, a lo largo de
la historia han surgido diversos intentos para construir la paz perdida

81 Cf. Mitchell Dahood, Psalms III, op. cit., 306.


82 Esta situación se percibe también en otros salmos de lamentación de los que hace parte el salmo 22.
Dicho salmo «[habla] del sufrimiento como de un “estar desamparado por Dios”, y llega […] a las
cimas de la alabanza». Paul Ricoeur, “La lamentación como plegaria”, en Pensar la Biblia. Estudios
exegéticos y hermenéuticos, ed. André LaCoque y Paul Ricoeur (Barcelona: Herder, 2001).

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con la violencia83. El salmo 140 constituye una opción fuerte y clara


a no responder con violencia a la violencia sino a esperar confiada,
a confiar plena y profundamente en Dios. Por eso el salmista no
planea simplemente su venganza, sino que clama a Dios desde su
aflicción, le expone sus graves dificultades y le pide, finalmente, su
intervención salvífica.
El análisis del texto no justifica la aceptación resignada de la pro-
pia condición de víctima. Al contrario el salmo constituye una oración
que rechaza tajantemente cualquier expresión de la violencia (vv.
5-6), tanto física como verbal (vv.3-4). Para escapar de la violencia,
el orante no se vale de la violencia, sino que busca la intervención
de Dios. Ante Él denuncia el actuar de sus victimarios y su propia
condición de víctima. Mediante su oración el orante recurre a Dios
porque reconoce que él no considera la respuesta violenta como
opción, sino que su opción es la denuncia y la esperanza en Dios84.
4.2 Las víctimas se acercan a Dios
El salmista percibe que el propósito de sus agresores es hacerlo
alejar de Dios (Sal 140,5); sin embargo, cuando él rompe la lógica de
la violencia mediante la oración, en vez de alejarse, se acerca a Dios.
El creyente actual también está ante la posibilidad de aproximarse a
Dios desde su condición de víctima de la violencia verbal y/o física.
Aun cuando las secuelas de la violencia sean muy profundas y hayan
causado daños irreversibles, las víctimas que como el salmista tienen
una profunda experiencia de Dios, dejan de ver en sus victimarios a
los enemigos que hay que aniquilar. Y empiezan a reconocer en ellos
una dinámica nueva para acercarse y crecer en el conocimiento de sí
mismos y de Dios. Así comienzan a gestarse auténticos procesos de
“desintoxicación” de la violencia que conducen a la paz y acercan
auténticamente a Dios.

83 En Colombia se pueden identificar diversas experiencias de comunidades que, aunque se encuentran


en un contexto de conflicto, rechazan totalmente la violencia sin recurrir a ella. Cf. Clara Stella Juliao,
“Pensar y actuar la paz: giro epistemológico y giro praxeológico”, Polisemia 7/1 (2009): 128-133.
84 Cf. Wallace Howard N., op. cit., 188.

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Cuando las víctimas puedan dejar de considerar enemigos a


quienes los han agredido, la propia experiencia religiosa podrá en-
riquecerse y afianzarse, sin convertirse en cómplices de la violencia
sufrida. En este sentido la lectura del Salmo 140, que renuncia explí-
citamente a la violencia, vislumbra una paz que se aproxima y que
aunque se encuentre distante se manifiesta como posible.
Con frecuencia la persistencia de la violencia debilita la espe-
ranza de las víctimas. Pero el salmo 140 se constituye en una fuerte
voz de aliento que permite constatar que Dios no se encuentra de
parte del malvado y del violento, sino del pobre y oprimido, que
al confiar en el Señor se atribuye la cualidad de la justicia que es
propia de Él: “Yo sé que Yahvé hace justicia al oprimido, juicio a los
pobres. Entonces los justos alabarán tu nombre, los rectos morarán
en tu presencia” (Sal 140, 13-14; cf. Sal 11,7).
La visión de conjunto del salmo 140 permite establecer que sus
peticiones de auxilio requieren sobre todo la salvación para el orante y
la destrucción de los planes de los malvados. Se pide con vehemencia
la destrucción de los violentos porque son la fuente de la desgracia
de los justos. Pero también se enfatiza el bienestar absoluto del justo
y no la destrucción de los malvados. Esta última situación es muy
importante porque el acento se pone en la inexistencia de todo tipo
de peligro y en el goce tranquilo de la presencia de Dios (v. 14).
Hoy como ayer los justos que sufren opresión sueñan con una
situación en la cual no han de preocuparse por sus aflicciones coti-
dianas sino que podrán simplemente disfrutar de la paz absoluta y
duradera que proviene del reconocimiento de su condición humana
al entrar en profunda relación con Dios mediante la oración. En
efecto, el salmo se centra en Dios, sólo a Él corresponde intervenir
para castigar y restablecer el orden roto con el pecado85.
Si las víctimas de hoy pudiesen orar con el salmo 140 su pri-
mera acción no sería la agresión al enemigo que da lugar a nuevas

85 Cf. Bruna Costacurta, “L’aggressione contro Dio”, Biblica 64 (1983): 540.

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expresiones de violencia, sino su petición de auxilio a Dios, que no


sólo es el único que tiene el derecho sino también la potestad para
restablecer la verdadera paz que dura por siempre. El análisis del
salmo permite fundamentar un nuevo estilo para resolver los con-
flictos que se enfrentan a diario, pues cuando la violencia deje de
ser una opción en la resolución de los mismos, el camino a la paz y
a la justicia estará realmente cerca de cada ser humano que aun no
ha conocido posibilidades reales de ser plenamente feliz.

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Enviado: octubre de 2011
Aceptado: enero de 2012

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