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ARNOLD VAN GENNEP

LOS RITOS DE, PASO


Estudio sistemático de fas ceremonias de la puerta
y del umbral, de la hospitalidad, de la adopción,
del embarazo y del parto, del nacimiento, de la infancia,
de la pubertad, de la iniciación, de la ordenación,
de la coronación, del noviazgo y del matrimonio,
de los funerales, de las estaciones, etc.

Versión castellana
de
JUAN ARANZADI

8
COLECCION
IVAN BAIG.uli,fí.IA
taurus

l[
Título original: Les rites de passage
Editor: Librairie critique tMILE NouRRY, París, 1909
© 1969, MoUTON & Co. and MAISON DES
ScIENCES DE L 'HoMME

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A SUZANNE y ALFRED BÉTANT

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@ 1986, ALTEA, TAURUS, ALFAGUARA, S. A.


TAURUS EDICIONES
Príncipe de Vergara, 81,. l. 0 - 28006 MADRID
ISBN: 84-306-1266-1
Depósito Legal: M. 35.394-1986
PRINTED IN SPAIN
PRÓLOGO

Sé muy bien q e a este cuadro le faltan muchos


trazos, pero una primera edición no es nunca más Las descripciones detalladas y los tr?bajos monográficos re-
que un ensayo. -han
ferentes a los actos mágico-religiosos se acumulado durante
estos últimos años en cantidad lo bastante elevada como para
VOLTAIRE que pueda parecer oportuno intentar una clasificación de tales
actos, es decir de los ritos, en conformidad con los progresos de
la ciencia. Varias categorías de ritos son ya bien conocidas: me
ha parecido que un elevado número de otros ritos podían asi-
mismo ser ordenados en una categoría especial. Se hallan, como
se verá, en numerosas ceremonias. Pero no parece que se haya
captado hasta ahora su vínculo íntimo ni su razón de ser, ni
que se haya comprendido el motivo de sus semejanzas .. Y sobre
todo, no se había mostrado por qué se ejecutan siguiendo un
La edición que sirve de base esta traducción incluye al final determinado orden.
del texto un ADDENDUM con las c ,rrecciones realizadas por el pro- Ante un tema tan amplio, la dificultad consistía en no dejarse
pio Arnold van Gennep, a pluma ~ a lápiz, en su ejemplar personal ahogar por los materiales. Sólo he utilizado una mínima parte
de Los ritos de paso. La mayo~ parte de tales correcciones se
refieren a errores de imprenta, signos de puntuación, supresión o de los que he reunido, preferentemente tomados de las más re-
introducción de mayúsculas, cam~ios de tiempos verbales, sustitu- cientes y detalladas monografías, remitiendo lo más posible, para
ción de sinónimos, etc.; en ningui¡io de esos casos, así como tam- otros hechos y sobre todo para las referencias bibliográficas, a
poco cuando se trata de correcciorles de estilo cuyo valor se pierde las .grandes recopilaciones comparativas. De otro modo, cada
al pasar al castellano, parece su ~nterés lo bastante elevado como capítulo hubiera exigido un volumen. Creo, sin embargo, que
para justificar la tr~ducción completa del apéndice. Hemos optado mi demostración será suficiente, y ruego al lector que lo com-
en consecuencia por traducir el t xto con esas correcciones incor- pruebe aplicando el Esquema de los Ritos de Paso a los hechos
poradas, indicando los cambios en Notas del Traductor únicamente de su ámbito personal de estudio. .
cuando se trata de añadidos o s presiones de cierta importancia, Una parte de la sustancia del presente libro ha sido objeto
cuando tales cambios afectan en lgo al sentido o cuando aportan de comunicación, casi en forma de cuadro general, en el Con-
algún matiz interesante, por leve ue sea.
greso de Historia de las Religiones celebrado en Oxford el pa-

9
sado mes de septíe~bre; presentaron el trabajo los señores Sid- CAPITULO PRIMERO
ney Hartland, J.-G. Frazer y P. Alphandéry.
Estoy, asimismo, agradecido a mí editor y amigo, M. E. Nourry, CLASIFICACIÓN DE LOS RITOS
bien conocido -bajo seudónimo- por los folCÍoristas: se ha
interesado por el desarrollo de este volumeJI, me ha comunicado
documentos, y me ha dejado en libertad para remodelarlo a mi
antojo: De modo que el editor llª sufrido en carne propia tanto
al sabio como al amigo. Espero, sin embargo, que, al menos,
no sea también víctima deJ~-fector.-
.. :i5f.~:: ~ f~~ -
A. v. G.
Clamart, diciembre de~J.9~j_J:T:''

Cada sociedad general incluye varias i¡¡ociedades especiales,


que son tanto más autónomas y de contornos tanto más precisos
cuanto menor es el grado de civilización en que se halla la socie-
dad general. En nuestras modernas sociedades, sólo hay una sepa-
ración algo neta entre la sociedad laica y la sociedad religiosa,
entre lo profano y lo sagrado. Desde el Renacimiento, las rela-
ciones entre estas dos sociedades especiales han experimentado,
en el interior de las naciones y de los Estados, todo tipo de osci-
laciones. Pero esa división se registra en todos los Estados de
Europa, y es de tal género que las sociedades laicas, por una
parte, y las sociedades religiosas, por la otra, se mantienen sepa-
radas entre sí por sus bases esenciales. Asimismo, la nobleza,
las finanzas, la clase obrera, atraviesan las naciones y los Esta-
dos, sin preocuparse, teóricamente al menos, por las fronteras.
Cada µna de estas categorías contiene a su vez categorías de
menor amplitud: alta nobleza e hidalgos rurales, grandes y pe-
queños financieros, profesiones, oficios diversos. Para pasar de
una a otra, para que un campesino se convierta en obrero, e
incluso para que un peón se haga albañil, es preciso cumplir
determinadas condiciones que tienen, sin embargo, en común lo
siguiente: son únicamente de carácter económico o intelectual;
a diferencia de lo que ocurre cuando se pasa de laico a sacer-
dote, o a la inversa: en este caso, es preciso realizar ceremonias,
es decir actos de un tipo especial, que suponen una cierta incli-
10
11
ciones están separadas, este paso va acompañado de actos espe-
nación ¡je la sensibilidad y una cierta orientación mental. Entre ciales, que por ejemplo en el caso de nuestros oficios constituyen
el mundo profano y el mund sagrado hay incompatibilidad; el aprendizaje, y que entre los semicivilizados consisten en, ~ere­
hasta tal punto que la transicióh del uno al otro precisa de un monias, porque ningún acto es entre ellos absolutamente mde-
período intermediario. . · · pendiente de lo sagrado. Todo cambio en la situación de un
A medida que se desciende en la serie de las civilizaciones
'1
individuo comporta acciones y reacciones entre lo profano Y lo
-tomando esta palabra en su niás amplio sentido-, se constata sagrado, acciones y reacciones que deben ser reglamentadas Y
un mayor predominio del mundo sagrado sobre el mundo pro-. vigiladas a fin de que la sociedad general no experimente ~oles­
fano; en las sociedades menos· evolucionadas que conocemos, tia ni perjuicio. Es el hecho mismo de vivir el que necesit~ los
engloba casi todo: nacer, parir, cazar, etc., son en ellas activi- pasos sucesivos de una sociedad espec.ial ~ o:r~ y de un~ situa-
dades vinculadas a lo sagrado · or múltiples dimensiones. Asi- ción social a otra: de modo que la vida mdiVIdual consiste en
mismo, las sociedades esp~G.l@.~ están organizadas sobre bases una sucesión de etapas cuyo~, finales. y comienzos forman con-
mágico-religiosas, y el paso .,de un~. a otra adqui~re el aspecto juntos del mismo "orden: .nacimíento, pubertad social, triat:dmo-
del paso especial que entre· nQ otros se señala mediante ritos nio, paternidad, progresi_ón de clase, especialización ocupacio-
determinados: bautismo, ordenEI¡bión, etc. También aquí ciertas nal muerte. Y a cada uno de estos conjuntos se vinculan cere-
sociedades especiales atraviesan lyarias sociedades generales; así, ·mo~ias cuya finalidad es idéntica: hacer que el individuo pase
por ejemplo, un grupo totémico! constituye una misma unidad a de una situación determinada a otra situación igualmente deter-
través de las tribus de Australi~, y sus miembros se consideran minada. Al ser el mismo su objeto, es del todo necesario que
hermanos a idéntico título que¡ todos los sacerdotes católicos los medios para alcanzarlo sean, si no idénticos en los detalles,
cualquiera que sea el país en q¡~e vivan. El caso de las castas al menos análogos, modificándose, por lo demás, el indiyid':-o,
es ya más complejo, puesto que a la noción de parentesco se puesto que va dejando tras de sí varias etapas y franquea. varias
añade una especialidad profesit:al. Si, en nuestras sociedades, fronteras. De ahí la semejanza general de las ceremoruas del
la solidaridad sexual se halla r ducida a un mínimum teórico, nacimiento, de la infancia, de la pubertad social, de los espon-
entre los semicivilizados juega n papel considerable en virtud sales, del matrimonio, del embarazo, de la paternidad, de la
de la separación de los sexos eljl materia económica, política y iniciación a las sociedades religiosas y de los funerales. Por lo
sobre todo mágico-religiosa. La famiÍia, por su parte, constituye demás, ni el individuo ni la sociedad son independientes de la
también entre ellos una unidad. fundada sobre bases bien más naturaleza, del universo, que se haUa también sometido a ritmos
estrechas, bien más amplias qu~ entre nosotros, pero en cual- que ejercen su efecto reactivo sobre la vida hu~a~a. También
quier caso estrictamente delimi1adas. Cada tribu, forme o no en el universo hay etapas y momentos de trans1c10n, marchas
parte de una unidad más amp~a tendente a la nación, posee hacia adelante y estadios de detención relativa, de suspensión.
una individualidad cuya rigide recuerda la imperante en las También se deben relacionar con las ceremonias de paso huma-
ciudades griegas. En fin, a todo estos modos de agrupamiento nas las que se refieren a las transiciones cósmicas:. de un mes a
se añade otro, que carece de eqlivalente exacto entre nosotros: otro (ceremonias de la luna llena, por ejemplo), de una estación
el de las generaciones o clases le edad. · é otra (solsticios, équinoccios), de un año a otro (día de Año
Nuevo, etc.).
LAS ETAPAS DE LA VIDA INDIVIDUAL
EL ESTUDIO DE LOS RITOS
La vida individual, cualquie~a que sea el tipo .de ·sociedad, Me parece, por consiguiente, racional agrupar conjuntarµe:i~e
consiste en pasar sucesivamente• de una edad a otra y de una todas estas ceremonias, siguiendo un esquema cuya elaborac10n
ocupación a otra. Allí donde taib.to las edades como las ocupa-
13
1
detallada es, sin embargo, difícil todavía~ Si bien, en efecto, el rillier 7 , etc.· en Alemania por Liebrecht 8, R. Andree 9, Th.
estudio· de los ritos ha realizado grandes progresos estos últimos Koch 10, F. Schulze 11 , etc.; en Holanda por Tiele 12 , A. Wil-
años, estamos lejos de conocer en todos los casos sus razones de ken 13 , A. C. Kruijt 14, etc.; en Bélgica por E. Monseur 15 , A. de
ser y su mecanismo con la suficiente certidumbre como para Cock; en los Estados Unidos por Brinton 16 , etc. Es digno de
poder categorizarlos con seguridad. El primer punto obtenido destacar, sin embargo, que la escuela animista no haya elaborado
ha sido la distinción entre dos clases de ritos: 1, los ritos sim- una clasificación rigurosa de las creencias y de los ritos que ha
páticos 1; 2, los ritos de contagio. delimitado, y que las obras de los sabios de esta escuela_ sean en
menor medida ensayos de sistematización que recopilaciones de
~ paralelismos, considerados aisladamente de sus medios y .sin rela-
LA ESCUELA ANIMISTA Y LA ESCUELA DEL CONTAGIO ¡ ción con las secuencias rituales. Hay que ver en ello, sm duda,
1 la influencia de A. Bastian que, tras haber elaborado en su juven-
' tud la teoría de los Voelkergedanke, se atuvo a ella hasta el
Son ritos simpáticos los que se fundamentan en la creencia
en la. acción de lo semejante sobre lo semejante, de lo contrario final de su larga carrera. Esta influencia está en la. base misma
sobre lo contrario, del continente sobre el contenido y a la in- de la Civilización Primitiva de Tylor, obra que durante una
versa, de la parte sobre el todo y a la inversa, del simulacro treintena de ap.os ha servido de marco para todo tipo de inves-
sobre el objeto o el ser real y a la inversa, de la palabra sobre tigaciones complementarias.
el acto. Han sido delimitados por E. B. Tylor 2 y estudiados en Una orientacion diferente había surgido a la luz con Mann-
varias de sus formas por la escuela animista: A. Lang 3 , E. Clodd 4, hart 17 , que permaneció ignorado hasta que su continuador,
E. Sidney Hartland 5 , etc.; en Francia por A. Réville 6 , L; Ma- J.-G. Frazer 18, mostró el partido que se podía sacar de esta
1
Conservo a propósito el término simpático, por máS que Frazer,
7
L. MARILLIER, La survivance de !'time et l'idée de iustice, París,
H. Hubert, Haddon, etc., hayan admitido una magia simpática que se 1894; numerosos análisis en la Revue de l'Histoire des Religions, hasta
subdividiría en magia de contagio y magia homeopática. Ello les obliga 1906.
8
a crear una sección especial para la magia dinamista; y, por otra parte, a LIEBRECHT, Zur Volkskunde, 1879.
homeopática habría que agregar alopática, o enanteropátíca, etc. (cf. mi
9
R. ANDREE, Ethnographische Parallelen, dos series, Leipzig, 1878
recensión de las Lectures on the early history of the Kingship, de FRA- y 1889. . .
9
ZER, Rev. Hist. Rel. 1906, t. LIII, pp. 396-401). Asimismo, la clasifica- R. ANDREE, Ethnographische l'arallelen, dos series, Le1pzmg, 1878
ción de HUBERT y MAuss, Esquisse d'une théorie générale de la magie, den, 1900.
10
pp. 62 y ss.; 66 y ss., es demasiado artificial; terminan por hacer de las TH. KocH, Zum Animismus der Südamerikanischen Indianer, Ley-
«representaciones abstractas e impersonales de similaridad, · contigüidad den, 1900. .
11
y contrariedad, tres caras de una misma noción», la noción de lo sagra- F. SCHULZE, Der Fetischismus, Leipzig, 1871; Psychologie der
do, que coincide también con la noción de mana.• la cual a su vez «es NaturvOlker, Leipzig, 1900.
12
el género .del que lo sagrado es la especie». TIELE, Histoire des Religions, etc. .
2
E.-B. TYLOR, Primitive Culture, 2 vol., Londres, l." ed., 1871; trad. " J.-A. WILKEN, Het animisme bij den volken van den Indischen Ar-
fr. de la 2.• ed., París, 1876; 4.• ed., Londres, 1903. c;hipel, Indische Gids, 1885-1886, etc. . .
' A. LANG, Myth, Ritual and Religion, 2 vol., Londres, l.ª ed. 1891; 1• A. C. KRUIJT, Het animisme in den Indischen Archipel, La Haya,
trad. fr. 1 vol., París, 1898; The Making oj Religion, Londres, l.ª ed. 1907.
1899; 2." ed., 1900; Magic and Religion, 1901, etc.
15
E. MoNSEUR, «L'ame pupilline», Rev. Hist. Rel., t. XLI (1905),
• E. CLODD, Tom Tit Tot, Londres, 1898. · pp. 1-23, y «L'ame poucet», ibid., · pp. 361-375.
s E. SIDNEY HARTLAND, The science of fairy tales, Londres, 1891;
16
D. E. BRINTON, The Religion of primitiv.e peoples, Nueva York,
The Legend of Perseus, 3 vol., 1895-1896, algunos capítulos. 1897, etc. d
17
6
A. RÉVILLE, Prolégomenes de l'histoire des religions, París, 1881; MANNHARDT, Antike Wald -und Feldklte, t.a ed., 1877; 2.ª e .,
Les religions des peuples non-civilisés, París, 2 vol., 1883, etc., cuyos 1905; Mythologische Forschungen (póstuma), 1884.
18
puntos de vista siguen siendo todavía los de M. REvoN, Le shinntoisme, J.-G. FRAZER, The Golden Bough, l.ª ed., 2 vol., Londres, 1890;
París, 1905-1906. 2.ª ed., 3 vol., 1900; 3.ª ed., 1907 y ss.

14 15
dirección nueva. Mannhardt y jazer, a su vez, hicieron escuela, lizoísmo o polizoolatrismo 32) y fundaron la teoría dinamista, que
19
al tiempo que Robertson Smitr: venía a aportarles un filón fue luego desarollada por K. Th. Preuss, en Alemania 33 ; por
nuevo, el estudio de lo santo, e lo sagrado, de lo puro y lo L. R. Farnell 34, A .. C. Haddon 35 y Sidney Hartland 36 , en Ingla-
impuro. Esta escuela comprende entre otros sabios: Sidney Hart- terra; Hubert y Mauss 37 , A. van Gennep 38 , en Francia, etc., teo-
land 20 , E. Crawley 21 , A. B. Co©k 22, Miss E. Harrison 23, B. Je- ría que recluta cada vez más seguidores en la actualidad.
vons 24, en Inglaterra; A. Dieterif,h 25 , K. Th. Preuss 26, en Alema-
nia; Saloman Reinach 27 , Huberjt y Mauss 28 , en Francia; Hoff-
mann-Krayer 29 , en Suiza, etc. De hecho, las escuelas de Bas- CLASIFICACIÓN DE LOS RITOS: ANIMISTAS O DINAMISTAS,
tian y Tylor, por una parte, delMannhardt, Robertson Smith y SIMPÁTICOS O DE CONTAGIO, POSITIVOS O NEGATIVOS,
Frazer por otra, se relacionan strechamente entre sí. DIRECTOS O INDIRECTOS

Esta doble corriente ha permitido constatar que junto a ritos


LA ESCUELA DINAMISTA simpáticos y ritos con base animista, existen grupos de ritos de
base dinamista (impersonal) y ritos de contagio, fundándose es-

R. R. Marett 30 , en Inglaterra, y t·
Entretanto nacía una escue a nueva, la escuela dinamista;
N.B. Hewitt 31 , en los Estados
Unidos, adoptaron una posición etamente en contra de la teoría
tos últimos en la materialidad y la transmisibilidad, por contacto
o a distancia, de las cualidades naturales o adquiridas. Los ritos
simpáticos no son necesariamente animistas, ni los ritos de con-
animista, mostraron su insuficie cia ya entrevista por Tiele (po- tagio necesariamente dinamistas; se trata de cuatro categorías
19 Robertson SMITH, The Religibn o/ the Semites, Londres, t.• ed.,
independientes entre sí, pero que han sido agrupadas por pare-
1889; nueva ed., 1907; trad. al. po[ Stübe, Die Religion der Semiten, jas por dos escuelas que estudian los fenómenos mágico-religio-
F_riburgo de Brisgovia, 1899, traduc~ión que será la única que aquí se sos desde un punto de vista diferente.
cita. 1
Además, un rito puede actuar directa o indirectamente. Por
20
E. SIDNEY HARTLAND, «The Lengend of Perseus», algunos capítu- rito directo se entenderá aquel que posee una virtud eficiente
los, y numerosos análisis en Folk-Lo e, Londres.

¡¡
21
E. CRAWLEY, The Mystic Ros , Londres, 1903. inmediata, sin intervención de agente autónomo: la imprecación,
22
A.-B. CooK, «The European si y-god», Folk-Lore, 1905-1908, y ar- el hechizo, etc. Por el contrario, el rito indirecto es .una especie
tículos en The Classical Review. de choque inicial, que pone en movimiento una potencia autó-
23
E. HARRISON, Prolegomena to the study o/ greek religion, Oxford, noma o personificada, o toda una serie de potencias de ese oréleh,
1903.
24
JEVONS, Jntroduction to the h"story o/ religion, Londres, 1896. por ejemplo, un demonio o una clase de espíritus, o una divi-
25
A. DIETERICH, Bine Mithras 1iturgie, Leipzig, 1903; Mutter Erde, nidad, los cuales. intervienen ·en beneficio de aquel que ha rea-
Leipzig, 1905, etc. 1

26
K.-TH. PREuss, «Phallische Frr,chtb.arkeitsdiimonen als Trliger des 1i 32
C. P. TIELE, Religions (Encycl. Brit.) y passim en sus obras.
altmexikanischen Dramas», Ari:hiv ¡für Anthropologie, 1904. 33
K. TH. PREuss, «Der Ursprung der Religion und Kunst>>.,. Globus,
27
S. REINACH, Cultes; Mythes et Religions (recopilación de artícu- 24 nov. 1904 a 29 junio 1905, in-4, 54 p. ·· ·
los publicados desde 1892), 3 vol.iParís; 1905~1908. · ·
34
L. R. FARNELL; The evolution o/ religion, Londres, 1905.
. . .z•· H. HUBERT y M. MAuss, «Ess · sur la nature et 1a fonction du sa- 35
A. C. HADDON, Magic and Fetishism, Londres, 1906.
crifice», Année sociologique, t. II, 898. 36
S. HARTLAND, Address to the anthrop. sect. Brit. Ass. Adv. Se.,
·
29
HOFFMANN-KRAYER, Die Fruch barkeitsriten in der Schweiz, Archi- York, 1906, in-16, 14 p.
vos suizos de tradiciones populares, 1908. 37
H .. HuBERT y MAuss, «Esquisse d'une théorie générale de la ma-
30
R.-R. MARETT, «Preanimistic Religion», Folk-Lore, t. XI (1900), gie», Ann. Soc., t. VII (1904), pp. 1-146.
pp. 162-182; «From spell to prayer» ibid., t. XV (1904), pp. 132-165. 38
A. VAN GENNEP, Tabou et Totémisme a Madagascar, París, 1903-
31
J. N. B. HEWITT, «Orenda an a definition of religion», American 1904; Mythes et Légendes d'Australie, París, 1906; «Animisme et dyna-
Anthropologist, nueva serie, t. IV ( 902), pp. 33-46. misme», De Beweging, Amsterdam, 1907, pp. 394-396.

17
1
l
lizado el rito: voto, oración, cultos en el sentido habitual de la Ritos animistas
palabra, etc. El efecto del rito directo es automático· el del rito Ritos simpáticos Ritos de contagio
indirecto, por reacción. Los ritos indirectos no so~ ·necesaria- Ritos ·positivos Ritos negativos
me:ite animistas: al frotar una flecha contra cierta piedra, el Ritos directos . Ritos indirectos
nativo de Australia Central la carga con uná potencia mágica
llamada arungquiltha, y al lanzarla en dirección al enemigo, Ritos dinamistas
cuando la flecha cae, la arungquiltha sigue la tangente y golpea
al enemigo 39 : la fuerza se ha transmitido, por tanto, con ayuda Así, en el caso de una mujer encinta, no comer moras porque
de un vehículo, y el rito es dinamista, por contagio e indirecto. el niño quedaría marcado, es ejecutar un rito dinamista conta-
En fin, cabe aún distinguir ritos positivos, que son volicio- gionista directo negativo; para un marino que ha estado en peli-
nes traducidas en acto, y ritos negativos. Estos reciben habitual- gro de ·perecer, ofrecer como exvoto un barquito a Nuestra Se-
mente el nomhbre de tabúes. El tabú es una prohibición, una ñora de Iá Guardia, es ejecutar un rito animista simpático indi-
orden de «no hacer», de «no actuar». Psicológicamente, respon- recto positivo. Y así sucesivamente. Quizás se descubran aún
_de a la noluntad, como el rito positivo a la voluntad, es decir otras clases de rito. Pero éstas ya engloban un número conside-
traduce tam1!ién una manera de querer: es un acto y no la nega- rable. La dificultad consiste inicialmente en saber con exactitud,
ción de un acto. Pero así como vivir no consiste en un no-actuar en cada caso, cómo interpretar el rito, y ello tanto más
continuo, así mismo el tabú no puede constituir por sí solo un cuanto que si un mismo rito es susceptible de varias interpreta-
ritual, y menos aún una magia 40 • En este sentido el tabú no es ciones, también es frecuente que una misma interpretación valga
autónomo; no existe más que en cuanto contrapartida de los para varios ritos muy diferentes por su forma. La dificultad con-
ritos positivos. Dicho de otro modo, cada rito negativo posee siste sobre todo en distinguir si un rito determinado es esencial-
ciertamente su individualidad propia si se le considera aislada- mente animista o dinamista, si, por ejemplo, tal rito de traspaso
mente, pero el tabú en general no puede ser comprendido más de una enfermedad tiene por objeto el traspaso de la enfermedad
que en relación con los ritos «activos», con los que coexiste en en tanto que cualidad, o la expulsión del cuerpo del paciente
el ritual: el defecto de Jevons, de Crawley, de Saloman Rei- de una enfermedad personificada, de un demonio o espíritu de
nach, etc., es no haber captado esta relación de dependencia la enfermedad. Y más en concreto: el rito de pasar bajo o a
recíproca. . través de algo, que más adelante se discutirá, se presta a varias
Un mismo rito puede, por tanto, entrar en cuatro categorías. interpretaciones, animista e indirecta la una, dinamist¡;¡. y directa
al mismo tiempo, y hay por ende dieciséis posibilidades de cla- la otra. Hay que reconocer que, de cara a esta investigación, los
sificación para un rito dado, al eliminarse las cuatro contrarias, tratados generales, en los que casi siempre el autor se ha limi-
conforme al cuadro siguiente: · tado a presentar, de un rito, aquellos elementos que le eran
actualmente útiles, sólo con escasa frecuencia aportan alguna
3
• Cf. Mythes et Lég. Austr., p. LXXXVI. ayuda de cara a una sistematización aceptable; por lo demás,
40
Sobre el tabú como rito negativo, c. A. VAN GENNEP, Tabou et Tot. suelen clasificar los ritos con arreglo a sus semejanzas formales
Mad., 1904, pp. 26:27, 298, 319; HUBERT y MAuss, Esquisse, p. 129; y
sobre el tabú como magia negativa, J. G. FRAZER, Kingship, pp. 52, 54,
(cf. los trabajos de los folcloristas) +nás que según sus meca-
56, 59, así como mi recensión de ese libro, Rev. de l'Hist. des rel., 1906, nismos.
t. LIII, pp. 396-401; y MARETT, «Is taboo a negative magic?», Anthrop. Es- 1 En un mismo conjunto de ceremonias, la mayor parte de
says presented to E. B. Tylor, Oxford, 1907, pp. 219-234. Como es más .,¡ los ritos pormenorizados entran en una misma categoría~ Así, la
fácil enumerar lo que no se debe hacer que lo que se debe o puede mayor parte de los ritos de embarazo son dinamistas contagio-
hacer, los teóricos, al encontrar en todos los pueblos amplias series de 1 nistas directos y negativos; la mayor parte de los de parto son
tabúes, prohibiciones, impedimentos, etc., han sobreestimado su impor-
tancia. l1
animistas simpáticos indirectos positivos. Pero nunca se trata
'
18 19
más que de una proporción: ein el centro mismo de un ritual Por lo demás, en algunos casos el esquema se desdobla: tal
animista positivo se hallará, ello contrapartida, un grupo de es el caso cuando el margen se halla lo bastante desarrollado
ritos dinamistas positivos, o an istas contagionistas indirectos. como para constituir una etapa autónoma. De este modo, por
Limitaciones de espacio me ha impedido en cada caso indicar ejemplo, el noviazgo se configura como un. período ·marginal
la categoría en que se clasific cada rito pormenorizado; pero entre la adolescencia y el matrimonio; pero el paso de la ado-
recuérdese al menos que no int rpreto los numerosos ritos a los lescencia al noviazgo (los esponsales), comporta una serie espe-
que aquí se pasa revista en el Jentido de una explicación unila- cial de ritos de separación, de margen y de agregación al mar-
teral de los mecanismos. gen; y el paso de los esponsales (noviazgo) al matrimonio, una
serie de ritos de separación del margen, de margen secundario
EL ESQUEMA DE LOS RITOS DE J>ASO y de agregación al matrimonio *. Este encabalgamiento se cons-
tata también en el conjunto constituido por los ritos del emba-
Una vez establecida la. clal'ficación de los mecanismos, se razo, del pa:i;to y .del nacimiento. No por intentar; agrupar todos
vuelve relativamente .fácil cotnp ender las razones de las secuen- estos ritos con la mayor claridad posible se me otulta que, al
cias ceremoniales. Es de destac r que también en este caso, ape- tratarse de actividades, es imposible alcanzar en estas materias
nas han intentado los teóricos establecer una clasificación de una cliisificación tan rígida como pueda serlo la de los botánicos,
esas secuencias. Existen excelentes trabajos sobre este o aquel por ejemplo. .
elemento de una secuencia, pero pueden citarse muy pocos que Lejos de mí pretender que todos los ritos· del nacimiento,
persigan de principio a fin un~ secuencia entera, y menos aún de la iniciación, del matrimonio, etc., no son más que ritos de
que estudien esas secuencias :relacionándolas unas con otras paso. Pues además de su objeto general, que ·es asegurar un
(cf. el Cap. X). A un intento de ese género está consagrado el cambio de estado o ef paso de una sociedad mágico-religiosa o
presente volumen, en el que h~ intentado agrupar todas las se- profana a otra, cada una de estas ceremonias tiene su propio ob-
cuencias ceremoniales que aco ' pañan el paso de una situación jeto. Asimismo, las ceremonias del matrimonio comportan ritos
a otra y de un mundo (cósmico o social) a otro. Dada la impor- de fecundación; las del nacimiento, ritos de protección o de
tancia de estas transiciones, c' nsidero legítimo distinguir una predicción; las de los funerales, ritos de defensa; las de la ini-
categoría especial de ritos de ~aso, los cuales se descomponen, ciación, ritos de propiciación; las de la ordenación, ritos de
al analizarlos, en ritos de separhción; ritos de margen y ritos de apropiación por la divinidad, etc. Todos estos ritos, que tienen
agregación. Estas· tres categoría:;; secundarias no se hallan igual- un fin especial y actual, se yuxtaponen a los ritos de paso o se
mente desarrolladas en una m~sma población ni en un mismo combinan con ellos, a veces de manera tan íntima que no se
conjunto ceremonial. Los ritos de separación están más desarro: · sabe si tal rito pormenorizado es, por ejemplo, un rito de pr.o-
liados en las ceremonias de los~unerales; los ritos de ag:t;ega¡;;ión, tección o un rito de separación. Este· problema se plantea, entre
en las del matrimonio; en cuan o a los ritos de margen, pueden ~tros casos, a propósito de las diversas formas de los ritos lla-
constif;uir una sección importa te, por ejemplo en el embarazo,
l
! mados de purüicaóión, que pueden ser bien una siu:iple suspen-
el noviazgo, la iniciación, o reducirse a un mínimo en la adop~
ción, el segundo parto, el nue~o casamiento, el paso de la se-
gunda a la tercera clase de ed d, etc. Si el esquema completo * La palabra francesa fiangailles se utiliza para designar tanto el
noviazgo como los esponsales, es decir, tanto el acto de prometerse en
de los ritos de paso incluye, .or consiguiente, en teoría, ritos matrimonio, que establece e inaugura el noviazgo (acto habitualmente
preliminares (separación), 'limirares (margen) y postliminares acompañado de una ceremonia más o menos compleja), cuanto el período
(agregación), en la práctica dista mucho de haber una equiva- de noviazgo propiamente dicho que media entre dicha promesa y el
lencia de los tres grupos, bien • or su importancia, bien por su casamiento efectivo: según se trate de lo uno a lo otro hemos tradu-
cido jiangailles por esponsales o por noviazgo. Téngase esto en cuenta
grado de elaboración. a lo lárgo de todo el cap. VII. [N. del T.]

21
sión · de tabú, que se limita a suprimir la cualidad impura, bien. lugar de lo profano, o a la inversa. Tales cambios de estado no
ritos propiamente activos, que otorgan la cualidad de pureza. ocurren sin que se perturbe la vida social y la vida ~ndividual,
siendo precisamente el objetivo de un buen número de ritos de
LA NOCIÓN DE LO SAGRADO paso, el aminorar los efectos nocivos de esas perturbaciones.
Hasta qué punto se contempla ese cambio como real y grave,
Esto me lleva a hablar rápidamente de lo que puede llamar- lo demuestra la repetición, en todo tipo de ceremonias y en los
se la rotación o bivalencia * de la noción de sagrado. Esta repre- pueblos más diversos, de los ritos de muerte al mundo anterior
sentación (y los ritos que le corresponden) se caracteriza por el y de resurrección al mundo nuevo de que se habla en el capí-
hecho de que es alternativa. Lo sagrado no es, de hecho, un tulo IX, ritos que constituyen la forma más dramática de los
valor absoluto, sino un valor que indica situaciones respectivas. ritos de paso.
Un hombre que vive en su casa, en su clan, vive en lo profano;·
vive en lo sagrado desde el momento en que parte· de viaje y
RELIGIÓN. Y MAGIA
se halla, en calidad de extranjero, en las proximidades de un
campamento de desconocidos. Toda mujer-, al ser congénitamen- Me queda por precisar brevemente el sentido de las palabras
te impura, es sagrada en relación a todos lo~ hombres adultos; empleadas. Por dinamismo se entenderá la teoría impersonalista
si queda encinta, se convierte además en sagrada para las demás del mana; por animismo, la teoría personalista, bien sea la Pº:
mujeres del clan, a excepción de sus parientes próximas; y son tencia personificada un alma única o múltiple, una potencia
estas otras mujeres las que pasan entonces a constituir frente a animal o vegetal (tótem), antropomórfica o amorfa (Dios): Estas
ella un mundo profano que incluye t~mbién en ese momento a teorías constituyen la religión, cuya técnica (ceremonias, ritos,
los niños y a los hombres adultos. Tqdo brahmán vive en el culto) llamo magia. Como esta práctica y esta teoría son indiso-
mundo sagrado por su nacimiento; pero existe una jerarquía lubles --convirtiéndose en metafísica la teoría sin la práctica,
entre las familias de brahmanes, que convierte en sagradas unas y en ciencia la práctica fundada en otra teoría- emplearé siem-
en relación a otras. En fin, al cumplir los ritos llamados de pre el adjetivo mágico-religioso.
purificación, la mujer que acaba de parir se incorpora a la socie- Se obtiene así el siguiente cuadro:
dad general. pero sólo en secciones especiales: su sexo, su fami-
lia, etc.; pen;nanece en lo sagrado por lo que se refiere a los l.º TEOR1A (Religión)
hombres iniciados y a los actores de las ceremonias mágico-
religiosas. De tal forma que se registra alternativamente un des- dinamismo animismo
plazamiento de los «círculos .mágicos» en función del lugar que (monista; impersonalista) (dualista, etc.; personalista)
se ocupe en el marco de la sociedad general. Quien pase por
estas alternativas a lo largo de su vida sentirá, en un momento totemismo ·,espiritismo polidemonismo teísmo
(con los estadios intermedios)
dado, en virtud del juego mismo de las concepciones y clasifi-
caciones, que gira 41 sobre sí mismo y contempla lo sagrado en 2.º TÉCNICA (Magia)
(Ritos}
* En el Addendum a que nos referimos en la primera N. del T.,
al comienzo del texto (cf. p. 8), se nos informa que en el .margen
de la primera línea de esta página, como probable alternativa a la pa- simpáticos directos positivos
labra pivotement (rotación), aunque sin explicita remisión al texto, de contagio indirectos negativos
A. van Genep había. anotado la palabra bivalence (bivalencia). [N. (tabú)
del T.]
•! Este giro ya lo había captado bien Robertson SMITH, Die Religion do a lo profano, y viceversa, entre los tarahumara y los huichol de
der Semíten, pp. 327-328, e índice s. v. tabú. Cf. los pasos de lo sagra- México (LUMHOLTZ, Unknow Mexico, Londres, 1900, 2 vol., passim).

22 23
CAP1TULO II habitantes y sus vecinos conocen muy bien los límites territo-
riales a que se extienden sus derechos y prerrogativas. Pero ocu-
EL PASO MATERIAL rre a veces que el límite natural es una roca o un· árbol, un río
o un lago sagrados, que está prohibido franquear o rebasar bajo
pena de sanciones sobrenaturales. Este caso parece, sin embargo,
bastante raro. Con frecuencia el líinite está marcado por un
objeto, poste, pórtico, piedra en pie (mojón, término, etc.}, que
han sido situados en ese lugar con acompañamiento de ritos de
consagración. La protección de la prohibición puede ser inme-
diata o mediata (divinidades de las fronteras, representadas,
por ejemplo, sobre lps 1,<.udurru babilónicos; Hermes, Príapo 1, et-
cétera:, divinidades de ios límites, etc.). Mediante la colocación
o la fijación ceremoniales de los mojones o de los límites (carro,
piel de animal cortada en tiras, foso, etc.), una agrupación de-
FRONTERAS Y LÍMITES
terminada se apropia de un determinado espacio del suelo, de
tal manera que:-p_enetrar, siendo extranjero, en ese espacio reser-
A fin de fijar las ideas, hablaré en primer lugar del paso
vado, es cometer un sacrilegio a idéntico título que penetrar,
material. En nuestros días, y falvo para lo~ escasos países. que
han conservado el pasaporte, ese paso es hbre en las regiones siendo profano, en un bosque sagrado, un templo, etc. Se ha
civilizadas. La frontera, línea ~· eal trazada entre mojones y pos- confundido a veces esta santidad del territorio así delimitado,
tes, no es visible más que en los mapas, exageradamente. Pero con la creencia en la santidad de la tierra entera, en tanto que ·
no quedan muy lejos los tiem os en que el paso de un país a Tierra-Madre 2 • En China, según los documentos más antiguos,
otro y, en el interior de cada país, de una provincia a otra, no era la Tierra la que era una divinidad 3 : pero cada parcela
incluso antiguamente de un d~minio señorial a otro, iba acom-
pañado de formalidades divetsas. Estas formalidades eran de ' Sin prejuicio de ulterior demostración, ésta es mi interpretación de
orden político, jurídico y econ~mico; pero eran también de tipo la__ asociación casi universal de los límites con el falo: se da: 1.º, asi-
mágico-religioso; por ejemplo,! las prohibiciones para los cris- milación entre la estaca o la piedra en pie y el pene en erección; 2.º,
idea de unión, por asociación con el acto sexual que tiene un valor de
tianos, los musulmanes, los budistas, de entrar y residir en la coadyuvante mágico; 3.º, idea de protección, en virtud del poder de las
parte del globo no sometida 4 su fe. cosas puntiagudas (cuernos, dedos, etc.) para «reventar» la influencia
Es· este elemento mágico-religioso el que aquí nos importa, maléfica, el genio maligno, etc.; 4.º, muy raramente idea de fecundación
y para verlo actuando en toda fu plenitud, es preciso remontarse del territorio y ·de sus habitantes. El elemento fálico de los postes, her-
a tipos de civilización en donde lo mágico-religioso usurpa, o mas, etc., no tiene, pot tanto, casi nada de sexu.al propiamente dicho.
2
Más adelante, a propósito del nacimiento y de la infancia, podrá
usurpaba, :un terreno que en l Ia actualidad es ya únicamente verse la discusión de varias interpretaciones, falsas en mi opinión, de
dominio laico. ' A. DIETERICH, Mutter Erde, Leipzig, 1905.
3
«Había un dios del suelo [en la antigua religión china] en cada
cantón [sin duda para 25 familias]; el rey tenía un dios del suelo para
TABÚES DE PASO su pueblo y uno para su uso personal; lo mismo ocurría con cada señor
feudal, con cada grupo de familias, más tarde con cada dínastía impe-
4

rial; estos dioses presidían la guerra concebida como castigo; se les re-
Aunque por regla general territorio ocupado por una tribu presentaba por una pieza de madera y estaban asociados a las divina-
semicivilizada esté definido sro por accidentes naturales, sus dades de las cosechas. Todo parece indicar que la diosa-tierra es pos-

.24 25

J
de suelo era un bien sagrado para sus habitantes y sus poseedo- toscasª, procedimientos diversos que no es del caso describir
res. Al igual que Loango, al parecer, y lo mismo ocurría .i aquí en detalle 9 •
con el territorio de las ciudades griegas, de Roma 5, etc.
La prohibición de penetrar en tal territorio tiene por tanto LAS ZONAS SAGRADAS
el carácter de un interdicto propiamente mágico-religioso, inter-
dicto que se expresa en el mundo clásico con ayuda de mojones, Entre nosotros, actualmente, un país toca con otro; no ocu-
de muros, de estatuas, y con ayuda de medios más simples entre rría lo mismo en otros tiempos, cuando el suelo cristiano no
los semicivilizados. Obviamente estos signos no se colocan a lo constituía aún más que una parte de Europa; en torno a ese
largo de toda la línea fronteriza como entre nosotros los postes, suelo existía toda una banda neutra, dividida en la práctica en
sino sólo en los lugares de paso, sobre los caminos o en las encru- secciones, las marcas. Éstas fueron poco a poco reculando, hasta
cijadas. El medio más simple consiste en colocar en medio, o a desaparecer, pero el término literal de marca conservó el sentido
través del camino, un paquete de hierbas, un trozo de madera, literal de paso de un territorio a otro a través de la zona neutra.
una estaca provista de un haz 6 , etc. Las zonas de este género jugaron un importante papel en la anti-
Más complicada resulta ya la erección de un pórtico, acom- güedad clásica, sobre todo en Grecia; eran el lugar de mercado,
pañado o no de objetos naturales 7 o de estatuas más o menos o el lugar de combate 10 • Entre los semicivilizados, se halla esta
misma institución de la zona; pero sus límites son menos pre-
terior, resultante de varios sincretismos.» Cf. Ed. CHAVANNES, «Le dieu cisos, porque los territorios ya apropiados son poco numerosos
du sol dans l'ancienne religion chinoise», Rev. de l'Hist. des Rel., 1901, Y. están a la vez poco habitados. Estas zonas son, por lo general,
t. XLIII, pp. 124-127, 140-144. un desierto, un pantano y sobre todo la selva virgen, donde cada
4
Compárese E. DENNETT, At the back of the black man's mind,
Londres, 1906, y PECHUEL-LOESCHE, Volkskunde von Loango, Stuttgart. ª Cf. entre otros para Surinam, K. MARTlN en Biidr. Taal-Land-
1907. Valkelkunde Ned. Indie, t. XXXV (1886), pp. 28-29, y fig. 2, con una
3
Véase la interesante discusión de W. Warde FoWLER sobre la lus- estatua de doble rostro que yo he comparado con el «Janus bifrons»,
tratio pagi, en Anthropology and the Classics, Oxford, 1908, pp. 174- Rev. Trad. pop., 1907, pp. 97-98, lo que confirma la teoría de J.-G.
178; los lectores del presente volumen admitirán más bien, así lo es- FRAZER, Kingship, Londres, 1906, p. 289.
pero, que la lustratio no es otra cosa que un rito de separación territo- 9 A veces se coloca una empalizada atravesando el camino (Du
rial, cósmica o humana (regreso de la gúerra, etc.). CHAILLU, loe. cit., p. 133) para impedir a las enfermedades que entren
• A las referencias dadas por H. GRIERSON, ThliY silent trade, Edim- en el territorio de las aldeas, coom en Loango; BüTTIKOFER, loe. cit.,
burgo, 1903 pp. 12-14, nota 4 (en donde desafortunadamente se con- p. 304: barrera de esteras para impedir el acceso al bosque sagrado donde
funden los ritos de apropiación y los tabúes de paso), hay que añadir: se realizan los ritos de iniciación; tal es quizá el sentido de la barrera
DENNETT, loe. cit., pp. 90, 153, nota, 192; PECHUEL-LOESCHE, loe. cit., de ramajes o de esteras que se levanta, en el mismo lugar, en Austra-
pp. 223-4, 456, 472, etc.; BÜTTIKOFER, Reisebilder aus Liberia, Leyden, lia, en Nueva Guinea, y no sólo, como suele creerse, para esconder a
1890, t. II, p. 304; A. VAN GENNEP, Tabou, Tot. Mad., París, 1904, los profanos ·lo que allí ocurre.
pp. 183-186 (tabúes de paso); J.-M.-M. VAN DER BuRGT, L'Urundi..., Bar- 10 Sobre estas zonas sagradas y bandas de territorio neutro, cf. H.

le-Duc, 1904, s. v. Iviheko, etc. La costumbre de hincar en tierra una GIERSON, loe. cit., pp. 29, 56-59, y sobre las fronteras y marcas de fron-
estaca coronada por una gavilla de paja, para prohibir el paso por un · teras sagradas en Palestina y Asirio-Babilonia, H. GRESSMANN, «Mythi-
sendero o la entrada a un campo, se halla muy difundida en Europa. sche Reste ·in der Paradieserzahlung», Arch. für Religionswissenschaft,
1
Du CHAILLU, L'Afrique sauvage, París, 1868, p. 38: pórtico con t. X (1907), pp. 361-3, nota. Sobre la fiesta de las Terminalia en Roma,
plantas sagradas, cráneo de chimpacé, etc. (Congo); pórticos formados Warde FoWLER, The Roman Festivals, Londres, 1899, pp. 352-327; pa-
por dos estacas clavadas en tierra sosteniendo una vara transversal de rece probable que el monte Capitalino haya 'sido originariamente uno
la que cuelgan cráneos, huevos, etc., son frecuentes en la Costa de de esos terrenos neutros de que hablo (cf. ibidem, p. 317), haciendo de
Marfil como tabúes de paso y protección contra los espíritus (comuni- frontera entre la ciudad del Palatino y la del Quirinal; cf. también Ros-
cación oral de Maurice Delafosse); PECHtJEL-LOESCHE, Volkskunde von i::her's Lexikon, s. v. Juppiter, col. 668, y W. FoWLER. en Anthropology
Loango, Stuttgart, 1907, fig. de la págs. 224 y 472; etc. and the Clasics, Oxforc;l., ·· 1908, pp. 181 y ss., sobre el pomerium.

26 27
LA PUERTA, EL UMBRAL, EL PÓRTICO.
cual puede viajar y cazar con ¡pleno derecho .. Dada la rotación
de la noción de sagrado, los dos territorios apropiados son sagi;a-
Los procedimientos de que hemos venido hablando se apli-
dos para quien se halla en la zona, mientras que la zona es sa-
can, no sólo cuando se trata de un país o de un territorio, sino
grada para los habitantes de lo~ dos territorios. Quienquiera que
también de un pueblo, de una ciudad, del barrio de una ciudad
pase de uno a otro se halla a~' materialmente y mágico-religio- ·
samente, durante un tiempo ' ás o menos prolongado, en una de un templo, de una casa. Pero entonces la zona neutra se estre~
situación especial: flota entre os mundos:-', Es_ esta situación la cha progresivamente, hasta reducirse (salvo para el pronaos, el
que designo con el nombre de !margen, y uno .de los objetos del nartex, el vestibulum, etc.) a una simple piedra, a una viga, a
presente libro es demostrar que este margen, ideal y material a un umbral 15 • El pórtico-tabú-de-paso se convierte aquí en la po-
la vez, se halla presente, de fprma más o menos pronunciada, terna de las murallas, en la puerta de los muros de barrio, en
en todas las ceremonias que accpmpañan al paso de una situación la puerta de la ?asa. Tan;ibién puede ocurrir que el carácter
mágico-religiosa o social a otrr· . sagrado no· se localice únicaniénte en· él umbral, sino que .sean
Dicho esto, veamos algunas descripciones de ceremonias de asimismo sagrados los dinteles y el arquitrabe 16 • Toda la arma-
paso material. Cuando un rey ~e Esparta partía ·hacia la guerra dura de ·la puerta forma un conjunto, y si los ritos especiales
ofrecía un sacrificio a Zeus; YI si los hados eran favorables, un difieren es por motivos técnicos inmediatos: se rocía el umbral
portafuego tomaba fuego del •altar y lo llevaba al frente del con sangre, con agua lustral; se embadurnan los montantes con
ejército hasta la frontera; allí,¡ el rey sacrificaba de nuevo, y si sangre, con perfumes; se cuelgan o se clavan sacra en ellos, al
los hados eran de nuevo favod.bles, pasaba la frontera y el por- igual que en el arquitrabe. Por no haber comprendido esto, Clay
tafuego seguía precediendo al ¡ejército 11 • Se ve aquí claramente Trumbull, en la monografía que ha consagrado a «la alianza por
en acción el rito de separacióh del territorio propio en el mo- el umbral», ha pasado justo al lado de la interpretación natural,
mento de entrar en el territorib neutro. Varios ritos de paso de aunque haya escrito, a propósito del umbral de bronce en Gre-
fronteras han sido estudiados por Clay Trumbull 12 , que cita el cia: «se trata de un sinónimo arcaico del límite exterior d~l
siguiente: cuando el general G[ant llegó a Assiout, lugar fronte- dominio espiritual». Precisamente: la puerta es el límite entre
rizo, para desembarcar, se sacdficó un buey cuya cabeza y cuer- el mundo exterior y el mundo doméstico cuando se trata de una
po se colocaron a uno. y otro iado de la pasarela, de tal forma
que Grant tuvo que pasar entre ambos, a horcajadas sobre la mente . conocidos como ritos de «purificacióm~ implican la idea del paso
sangre derramada 13 • Este rito de pasar entre un objeto cortado de lo impuro a lo puro .. Todas estas nociones, y como consecuencia los
en dos, o entre dos ramas, o b~o_ alguna cosµ, es un rito que hay ritos que les corresponden, se amalgaman casi siempre en un mismo
que interpretar, en cierto núm ro de casos, como un rito directo complejo ceremonial.
15
de paso, alusivo a que se sal así de un mundo anterior para Para los detalles de los ritos de paso del umbral, remito al libro
de Trumbull: es frecuente prosternarse ante el umbral, besarlo, tocarlo
entrar en un mundo nuevo 14 • con la mano, pisar sobre él, o bien, por el contrario, quitar;¡e el calzado,
.o salvarlo de una zancada, o ser transportado por encima, etc. Cf. tam·
11 Cf. J.-G. FRAZER, The Golde* Bough, 2." ed., Lóndres, 1900, t. I,
bién w. CROOKE, «The lifting of the bride», Folk-Lore, t. xnl (1902),
pp. 238-242. Todos estos ritos varían de un pueblo a otro y se complican
p. 305. .
cuando el umbral es la sede del genio de la casa o de la familia o de
12
H. Clay TRUMBULL, The tht~shold covenant, Nueva York, 1896, un dios del umbral, etc. '
pp. 184-196. Este libro, muy difílíl de encontrar, me lo ha prestado 16
Cf. una lista detallada de las prácticas chinas relativas a las puer-
Saloman Reinach, a quien quiero quí hacer público mi agradecimiento. tas en DooLITTLE, Social life of the Chinese (Fou-Tchou), Nueva York,
u La tesis de Trumbull es que la sangre derramada es un símbolo, 1867, t. l, pp. 121-122, y t. II, pp. 310-312; W. GRUBE, Pekinger Volks-
si no un agente de alianza. kunde, Berlín; 1902, pp. 93-97; para las ornamentaciones mágicas sobre
14
Una compilación de estos ri os se ha· publicado en Melusina; al- todo el armazón de la puerta, cf. TRUMBULL, loe. cit., pp. 69-74 y' 323.
gunos implican la transferencia de una enfermedad, pero los común-
¡
29
~8
habitación común; entre el mundo profano y el mundo sagrado aquí el sacrificio a Júpiter Capitalino y a las divinidades protec-
cuando se trata de un templo 17 • Así, «pasar el umbral» signi- toras de la ciudad 19 •
fica agregarse a un mundo nuevo. Constituye también un acto
importante en las ceremonias del matrimonio, de la adopción, LAS DIVINIDADES DEL PASO
de la ordenación y de los funerales. ·
No insisto más aquí en los ritos de paso de la puerta porque Hasta aquí el pórtico ritual ha actuado directamente. Pero,
varios de ellos aparecerán descritos en los capítulos siguientes. en otros casos, es la sede de divinidades especiales. Estos «guar-
Obsérvese que los ritos realizados en el umbral mismo son ritos dianes del umbral», desde el momento en que adquieren, como
de margen: Como ritos de separación del medio anterior, hay en Egipto, en Asirio-Babilonia (dragones alados, esfinges, mons-
ritos de «purificación» (lavarse, limpiarse, etc.), seguidos de ritos truos de todo tipo) 20 , en China (estatuas), ~unas proporciones mo-
de agregación (presentación de la sal, comida en común, etc.). numentales, desplazan la puerta· y el umbral a la categoría de
Lós ritos del umbral no son, por consiguiente, ritos «de alianza» telón de fondo; las oraciones y los sacrificios se dirigen en ade-
propiamente hablando, sino ritos de preparación para la alianza, lante sólo a ellos: el rito de paso material se ha convertido en
precedidos a su vez por ritos de preparación al margen. . í un rito de }Jaso espiritual. Ya no es el acto éle pasar lo que
'"Propongo en consecuencia llamar ritos preliminares a los constituye el tránsito, es una potencia individualizada la que
ritos de separación del mundo anterior, ritos liminares a los ritos asegura ese paso inmaterialment.<f. 21 •
ejecutados durante el estadio de margen, y ritos postliminares a Ahora bien, es raro que estas dos formas se presenten ais-
los ritos de agregación al mundo nuevo.' ladamente: en la inmensa mayoría de los casos se combinan.
El pórtico rudimen~ario de África. esmuy probablemente la Y se puede asistir, en efecto, en las diversas ceremonias, a la
forma inicial de los pórticos aislados, que han alcanzado tan gran alianza del rito directo con el rito indirecto, del rito dinamista
desarrollo en Extremo-Oriente 18 , donde no sólo se han convertido con el rito animista, bien sea para suprimir los obstáculos que
en monumentos independientes, de un valor arquitectónico pro- puedan oponerse al paso, bien sea para efectuar tal paso.
pio (pórticos de divinidades, de emperadores, de viudas, et.e.),
sino que, además, al menos en el sintoísmo y en el taoísmo, son Los RITOS DE ENTRADA
utilizados como instrumentos ceremoniales (véase en los ritos
de .la infancia). Esta misma evolución, del pórtico mágico al '\ Entre los ritos de paso material conviene aún citar los del
monumento, parece haber sido la del arco de triunfo romano: paso de los puertos de montaña,. que incluyen el depósito de
el triunfador tenía primero que separarse del mundo enemigo,
" Para la secuencia de los ritos del triunfo, véase MoNTFAUCON,
mediante una serie de ritos, para poder entrar -por su paso A.ntiquités expliquées, París, 1719, fol., t. IV, pp. 152-161.
bajo el arco- en el mundo romano; el rito de agregación era 2
ª Sobre estas divinidades y los ritos relacionados con ellas, véase
E. LEFEBVRE, Rites Egyptiens; construction et protection des édifices.
Publ. Ec. Lettres d'Alger, París, 1890; para los toros alados asirios, cf.
17
No hay por qué interpretar, con TRUMBULL, el umbral como el· p. 62.
21
altar primitivo y el altar como el umbral trasplantado, ni por qué atri- Sobre las divinidades del umbral, cf. además de TRUMBULL, op. cit.,
buir a la sangre, en los ritos relativos al umbral, una importancia ma- pp. 94 y ss.; FARNELL, Anthropological Essays presented to E. B: Tylor,
yor• que al agua o al simple contacto como rito de agregación o de Oxford, 1907, p. 82; J.-G. FRAZER, ib., p. ·167; China: por lo general,
alianza. Shen-Shu y /ii-Lü (cf. DE GROOT-CHAVANNES, Les fetes annuellement cé-
1
ª En China: GISBERT COMBAZ, Sépultures impériales de la Chine, lébrées a Emouy, París, 1886, pp. 597 y SS.), pero en Pekín también Ch'in-
Bruselas, 1907, pp. 27-33; DOOLITTLE, loe. cit., t. II, pp. 299-300; en Ch'iung y Yü-chih-kung (cf. GRUBE, Pek. Volksk... pp. 93-94); Japón: Is.
Japón: W.-E. GRIFFIS, ap. TRUMBULL, loe. cit., apéndice, pp. 320-324; BIRD, Unbeaten Tracks in fapan, Londres, t. I, pp. 117, 273; Michel
B.-H. CHAMBERLAIN, Things /apanese, Tokio y Londres, 1890, p. 356, REVON, «Le Shinntoiisme», Rev. de l'Histoire des Rel., 1905, t. LI, pp. 389
s. v. torii; R. MuNRO, Primitive Culture in /apan, Tokio, 1905, p. 144. Y 390; MUNRO, Primitive culture in /apan, Yokohama, 1906, p. 114; etc.

30 31
diversos objetos (piedras, tra os, pelos, etc.), ofrendas, invoca- montar en coche o en palanquín, de montar a caballo para salir
ciones al genió del lugar, et .: Marruecos (kerkur), Mongolia, de viaje o de bajarse de él, etc., van frecuentemente acompa-
Tíbet (obo), Assam, Andes, lpes (capillas), etc. El paso de un ñados por ritos de separación al partir, de agregación al volver.
río va acompañado con frecu ncia de ceremonias 22, y como rito
negativo correspondiente se alla la prohibición, para el rey o
el sacerdote, de atravesar es:J o aquel río, o los cursos de agua Los SACRIFICIOS DE FUNDACIÓN
en general. Asimismo, el e lbarque y desembarco, el acto de
En fin, en algunos casos; ·1os sacrificios llamados de funda-
22
Véanse, entre otros, H. GArnpz, Le dieu gaulois du soleil, París, 1886, ción y de construcción entran en la categoría de los ritos de pasci.
p. 65; son de destacar las cerem~nias de construcción y de primera uti- Llama la atención que se los haya estudiado aisladamente, cuan-
lización de los puentes (cf. pontifex). En cuanto a los ritos consistentes do forman parte. de un conj.unto ceremonial homogéneo, la cere-
en pasar entre o por debajo de alguna cosa, han sido recopilados en monia del .cambio de residencia 23 • Toda casa nueva permanece
Mé!usine--y·yor cas.i todos los. f.o~cloris. tas .. No estaría fue,ra de lugar dis-
cutirlos todos de nuevo, pero- nq .puedo. emprender aqu1 esa tarea. Me tabú hasta que, mediante ritos apropiados, se la convierte en
limitaré por tanto a citar lo situfonte, tomado de KRASCHENINNIKOV, noa 24• Este levantamiento de tabú es, por sus formas y su meca-
Histoire et description du Kamt!chatka, Amsterdam, M. M. Rey, 1760, nismo, el mismo que cuando se trata, por ejemplo, de un terri-
t. I, pp. 130-131, y cf. p. 136: . torio o de una mujer, etc., sagrados: hay lavado, o lustración,
«Poco después se trajeron a ~a yurta (cabaña lapona) ramas de abe-
dul, con arreglo al número de fkmilias. Cada kamtchadal cogió una de
o comensalidad. Otras prácticas tienen por objeto hacer que la
esas ramas para su familia, y tr~s haberla doblado en círculo, hizo que casa se mantenga entera, no se derrumbe, etc. Y se equivocan
pasaran a" través de ella por dos veces su mujer y sus hijos, los cuales quienes han querido ver en muchas de ellas supervivend.as y de-
al salir de dicho círculo se pu.si ron a dar vueltas en torno. Entre ellos formaciones de un antiguo sacrificio. humano. A los ritos de su-
se. ll~ma a esto purifica:se . de su faltas.» Pues bien, las detalladas des- presión de tabú, de fijación de un genio protector, de transfe-
cr1pc1ones de Kraschemnmkov evelan que el abedul es un árbol sa-
grado para los kamtchadales y q~e es utilizado ritualmente en la mayor rencia de la primera muerte, de seguridad futura de todo orden,
parte de las ceremonias; la interpretación, por tanto, puede ser: l.º, ha suceden ritos de agregación: libaciones, visita ceremonial, con-
habido santificación directa porl influjo del abedul, que es puro; 2.º, sagración de las diversas partes, reparto del pan, de la sal, de
ha habido transferencia de la irrtpureza de las gentes al abedul, lo que una bebida, comida en común (en Francia: «pendre la crémail-
concordaría con la continuació de la ceremonia: «Cuando todos se
hubieron purificado, los kamt les salieron de la yurta con esas pe-
lere» *). Estos ritos son propiamente ritos de identificación de
queñas ramas por la jupana o el primer hueco, siendo seguidos por
todos sus parientes de ambos s. Una vez que estuvieron fuera de la
13
Sobre los sacrificios de construcción, véase P. SARTORI, «Deber das
yurta, pasaron por segunda vez ~ través del círculo de abedul, después Bauopfer», Zeitschrift für Ethnologie, 1898, pp. 1-54, que no se ha dado
de lo cual clavaron en la nieve t¡sas varas o pequeñas ramas, inclinando cuenta de que algunos son ritos de apropiación. Para los ritos franceses,
la punta hacia Oriente. Los kamJchadales, tras haber tirado en ese lugar cf. P. SÉBILLOT, Le Folk-Lore de France, París, 1907, t. IV, pp. 96-98, y
todo su tonchitche y haber sacudido sus vestidos, entraron en la yurta para diversas teorías, TRUMBULL, loe. cit., pp. 45-47; WESTERMARCK,
por su verdadera boca y no por la jupana,}> Dicho de otro modo se The origin and development of moral ideas, Londres, t., I, 1906, pp. 461
quitan de encima: las impureza.si materiales sagradas acumuladas en' los y ss. Estos ritos entran en una categoría más .amplia a la que denomino
vestidos; i;:I objeto· ritual más. ir?portante, el to.nchitche, que. constituye ritos de la primera vez (cf. capítufo IX). El hechizo 43, 3-15 del Kausika
con «la hierba dulce»' etc., la crtegoría de los sacra; y las ramas con- Sutra (W. CALAND, Altindisches Zauberritual, La Haya, 1900, pp. 147-
vertidas en rec~pientes de lo sagyado. · · · 148) se refiere no sólo a la construcción y a 1a entrada, sino que hace
El paso ba10 los arcos sagrados hace desaparecer automáticamente asimismo mención al cambio de residencia de personas y animales.
24
en quienes los atraviesan el cará~ter sagrado que habían adquirido al eje- Cf. para una ceremonia típica, HILDBURGH, «Notes on sinhalese ma-
cutar las complicadas ceremonias cuyo final marca este rito, y esos arcos gic», ]ourn. Anthrop. Inst., t. XXXVIII (1908), p. 190.
son el pórtico que separa el ml!lndo sagrado del mundo profano; tras * La locución francesa «pF,1dre la crémaillere» tiene hoy el sentido
su regreso a lo profano, los act4_res de la ceremonia pueden utilizar de genérico de «festejar el estreno de una casa»; su significado literal, «col-
nuevo la gran puerta de la cabana. gar las llares» (cadena de hierro pendiente en el cañón de la chimenea,

1 32 33

\
los habitantes futuros con su nueva residencia. Cuando son los más que por la puerta secundaria, la de hacer que el cadáver
propios habitantes, por ejemplo, un novio o un joven esposo del animal sagrado sólo penetre por la ventana o por úna bre-
ayudado por su familia o su mujer, etc., los que han construido cha, etc. Estos ritos tienen por objeto no polucionar un paso que
la casa, los ritos se inician al comienzo mismo de la construc- debe permanecer libre una vez que ha sido consagrado como
ción. tal por ritos especiales; asimismo, en él no se debe ni escupir,
ni correr, etc.
A veces, el valor sagrado del umbral se repite en todos los
Los RITOS DE SALIDA umbrales de la casa: en .Rusia he visto casas én las que sobre
el umbral de cada habitación estaba clavada una de esas peque-
A los ritos de entrada en la casa, ef templo, etc., correspon- ñas herraduras que protegen el tacón de las botas: en esas ca-
den ritos de salida, que son ya idénticos, ya inversos. En la épo- sas, cada habitación tenía su icono.
ca de Mahoma, los árabes, al entrar o al salir, acariciaban con En todo caso, para comprender los ritos relativos al umbral,
la mano al dios doméstico el mismo gesto era, por tanto, se- conviene recordar que el umbral no es más que un elemento de
gún el momento, un rito de agregación o un rito de separación. la puerta y que la mayor parte de estos ritos deben tomarse en
Asimismo, todo judío piadoso, cada vez que atraviesa la puerta el sentido directo y material de ritos de entrada, de espera para
principal de su casa, toca con el dedo:· de su mano derecha la la agregación o de salida*, es decir, de ritos de paso.
mazuza, cofrecillo fijado al montante de la puerta, en el que hay
un papel, una tira de tela, etc., que tiene escrito o bordado el
sagrado nombre de Dios (Shaddai'.); a continuación se besa un
dedo y dice: «iEl Señor preserva tu salida y tu entrada a partir
de este momento y para siempre jamás!» 26, añadiéndose aquí el
rito verbal al rito manual. Es de señalar que, por lo general,
sólo la puerta principal, bien consagrada por un rito especial,
bien en virtud de su orientación en una dirección favorable, es
la sede de ritos de entrada y de salida, careciendo el resto de
las aberturas de ese mismo carácter de margen entre el mundo
familiar y el mundo exterior.
De ahí la preferencia de los ladrones (me refiero a las ci-
vilizaciones distintas a la. nuestra) por entrar a través de sitios ·
distintos a la puerta n; de ahí la costumbre de hacer que el ca-
dáver salga por la puerta de atrás o por la ventana, la de no
dejar entrar y salir a la mujer durante su embarazo o sus reglas
con un gancho inferior para colgar la calderá), remite sin duda al acto
culinario que precedía a la comida en común con que se festejaba la
inauguración de un hogar.
Digamos también que en el Addendum a que nos referimos al comien- * Donde el original dice «ritos de entrada, de espera y de salida»,
zo figura la siguiente indicación: «Frase a :suprimir: Estos ritos ... nue- el Addendum corrige: «ritos de entrada, de espera para la agregación o de
va residencia». [N. del T.] salida», al tiempo que nos informa de una duda o vacilación del autor
25
Robertson SMI'l;H, Die Religion der Semiten, p. 187. (Van Gennep) en la corrección: «La palabra :sortíe (salida) --dice el
26
Clay TRUMBULL, Thre:shold Covenant, pp. 69-70 {Siria). Addendum- había sido sustituida por séjour (estancia) y posteriormen-
:ri HELBIG (nota añadida en el Addendum). te restablecida». [N. -del T.]

34 35
i

CAPITULO III
0 adoptando contra él medidas d~fensivas de carácter mágico-
LOS INDIVID10S Y LOS GRUPOS religioso.
La consideración del extranjero, por parte de un elevado nú-
mero de pueblos, como un ser sagradp, dotado de potencialidad
mágico-religiosa, sobrenaturalmente benéfico o maléfico, ha sido
puesta de relieve en numerosas ocasiones, especialmente por
J .·G. Frazer 2 y E. Crawley 3 ; ambos explican,, en base al terror
mágico-religioso experimentado ante la preseneia del extranjero,
los ritos a que se le somete, cuyo fin no sería otro. que conver-
tirle, bien en neutro, bien en benéfico, «desencantarle» en suma.
H. Grierson admite ese mismo punto de vista, pero interesándo-
se además por la situación económica y jurí<;l.ica del e~ti:anje­
ro 4 ; sus referencias eran ya numerosas. Las de Westerrriarck 5
LA SITUACIÓN Y EL CARÁCTl DEL EXTRANJERO
lo son más aún; enumera además otros motivos adicionales que
pueden condicionar la conducta para con el extranjero (sensibi-
Se puede considerar cada sociedad general como una espe- lidad, interés positivo o sobrenatural, etc.) y rechaza la teoría
cie de casa dividida en habÍtaciones y pasillos de paredes tan- :·· del contagio postulada por Crawley (que no veía en los ritos
1
t o menos espesas y con pue)jtas de comumcac1
. .6n tanto mas am- >
relativos al extranjero más que un medio de levantar el «tabú
plias y menos cerradas cuanto más cerca se halle esa sociedad del aislamiento individual»), proponiendo en su lugar otra aún
de las nuestras en cuanto ª!¡la forma de su civilización. Entre más limitada: tales ritos tendrían por objeto destruir el mal de
los semicivilizados, por el ontrario, estos compartimentos se ojo y la «imprecación condicional» que todo extranjero posee
hallan cuidadosamente aisla os los unos de los otros, y para a priori 6 • Por otro lado, Jevons había r~stringido el sentido de
transitar entre ellos se preci. an formalidades y ceremonias que estos ritos, viéndolos como ritos de purificación concernientes
presentan una estrechísima nalogía con los ritos de paso roa... únicamente a los vestidos y bienes del extranjero, pero no al ex-
terial a los que acabamos de¡ referirnos. tranjero mismo 7 •
Todo individuo o agrupación que no posea, n:i por su na-
cimiento ni por especiales .cJalidades adquiridas, µn derecho in- rídico, pero no afecta más que en escasa medida a lo mágico-religioso.
mediato a entrar en una det~rminada casa de ese tipo y a insta- A veces, sin embargo, como en Fiji, el derecho de naufragio parece te-
ner por objeto impedir la entrada de extranjeros mágicamente peligrosos
larse en una de esas subdivisiones, se halla en virtud de ello en el territorio ge la tribu.
en un estado de aislamiento f:anifiesto de dos maneras, que pue- 2
J.-G. FRAZER, The Golden Bough, 2.ª ed., t. I, pp. 297-304; TRUM-
den darse en forma separada o combinada. En la medida en que BULL, loe. cit., pp. 4-5 y passim, no considera más que los ritos de en-
se hallan fuera de esa socie ·ad especial o general, son débiles; trada en relación con la sangre y. el umbral.
son fuertes en cuanto perten~cientes al mundo sagrado, al cons-
3
E. CRAWLEY, The Mystic Rose, pp. 141, 239, 250 y ss.
• H. GRIERSON, The Silent Trade, pp. 30-36 y 70-83.
tituir dicha sociedad, para s4s miembr<?s, el mundo profano. De 5
E. WESTERMARCK, The origin and development of moral ideas, t. I,
ahí la variable conducta de Ras poblaciones: mientras unas ma- Londres, 1906, pp. 570-596.
tan, saquean, maltratan al ~xtranjero sin mayores diligencias 1, i; Cf. especialmente pp. 586-592 y las conclusiones verdaderamente
otras le temen, le miman, -~tilizándole como un ser poderoso simplistas de la p. 390.
1
F. B. JEVONS, Introduction to the ·history of religion, Londres, 1896,
' Eri los ·casos de bandidaje !organizado, por ejemplo, de caravanas, p. 71. No se comprende cómo pueden ser impuros, peligrosos, tabuados,
o de derecho de naufragio, el fenómeno es sobre todo económico y ju- vestidos y bienes diversos sin que lo sea asimismo su poseedor, que los
tiene consigo o los lleva puestos.
36
37
_Ja ceremonia termina con los ritos de agregación: entrada solem-
RITOS DE AGREGACIÓN DEL EXTRANJERO
ne, comida en común, intercambio de apretones de mano, etc.
Cada uno de los anteriores puntos de vista vale para una Cada una de estas etapas de aproximación entre extranjeros
serie más o menos amplia de hechos concretos: pero sería im- e indígenas varía, según los pueblos, en duración y complica-
posible comprender de ese modo el sentido del mecanismo de ción 9• Pero tanto si se trata de colectividades como de indivi-
los ritos relativos al extranjero, ni la razón de ser del orden en duos, el mecanismo es siempre el mismo: detención, espera,
que se suceden, ni el motivo en fin de las analogías entre esas paso, entrada, agregación. En sus detalles concretos, los ritos pue-
secuencias rituales y las secuencias de los ritos de la infancia, de den consistir en un contacto propiamente dicho (palmada, apre-
la adolescencia, del noviazgo, del matrimonio, etc. tón de manos, etc.); en intercambios de regalos alimenticios,
Si se consultan los documentos que describen en detalle el preciosos, etc.; en comer, beber o fumar («pipa india») juntos;
ceremonial a que son sometidos extranjeros aislados o grupos en sacrificios de animales; en aspersione.s de agua, de sangre, etc.,
de extranjeros (caravanas, expediciones científicas, etc.), se des- o en unciones; en atarse, cubrirse juntos, sentarse en el mismo
cubre tras la variedad de las formas una notable unidad de las asiento, etc. El contacto indirecto se realiza a través del «porta-
secuencias. La llegada de extranjeros en grupo genera como re- voz», o bien tocando simultánea o sucesivamente un objeto sa-
acción actos de reforzamiento de la cohesión social local: los grado, una estatua de divinidad local, un «poste fetiche», etc.
h~bitantes desertan en masa del pueblo y se refugian en lugares
Esta enumeración se podría incrementar a voluntaq, y aquí no
dispongo de espacio para examinar con cierto detalle más que
bien defendidos, colinas, bosques; o bien cierran las puertas, to- '•
man las armas, hacen señales de agrupamiento (fuego, toque algunos de estos ritos.
de trompas, tambores, etc.); o bien el jefe se presenta, solo o
con sus guerreros, ante los extranjeros, en calidad de represen-
LA COMENSALIDAD
tante de la sociedad y en virtud de una mejor inmunización que
los demás contra el contacto con ellos. En otros lugares se en-
vían intermediarios especiales o delegados elegidos. Por otra p~r­ La comensalidad, o rito de comer y beber juntos, del que se
te (salvo excepciones de orden político, por ejemplo), los extran- volverá a hablar con frecuencia en este volumen, es claramente
jeros no pueden penetrar de inmediato en el territorio de la tri- un rito de agregación, de unión propiamente material 10 , lo que
bu o en el pueblo; deben probar desde lejos sus intenciones se ha llamado un «sacramento de comunión» 11 • La· unión así
Y soportar un período de prueba cuya forma conocida es la fas- constituida puede ser·· definitiva. Pero lo más frecuente es que
tidi~sa «palabre» africana *. Es el estadio preliminar, que dura
sólo dure el tiempo de la digestión, hecho éste constatado por
un tiempo más o menos prolongado. A continuación viene e'i pe- el capitán Lyon entre los esquimales: todos y cada uno le con-
ríodo de margen: intercambio de regalos, oferta de vituallas por sideraban su huésped únicamente durante veinticuatro horas 12 •
los habitantes, puesta a punto del alojamiento ' !, etc. Finalmente, Con frecuencia la comensalidad es alternativa: hay entonces in-
9 Cf. descripciones comparadas en mi. Tabou, Tot. Mad., pp. 40-47.
* El signific~do más concreto y estricto del término francés palabre Cabe incluir en esta categoría el protocolo de las recepciones de misio-
parece ser precisamente, según el diccionario Hachette, el de «entrevis-. nes de embajadores, etc., que hacen resaitar el contacto entre dos colec-
ta _<con un reyez17:lo n~gro)», alcanzando después -por extensión peyo- tividades. Señalo en particular el ritual relativo a la «bienvenida» de los
r~tiv~- la. acepc10n i:ias general de «palabrería» o «cháchara» («discu-
australianos centrales; cf. SPENCER y GILLEN, The northern Tribes of
s1ói; mtermmable y oc1?sa», en glosa del diccionario Robert). [N. del T.] Central Australia, Londres, 1905, pp. 568-579.
. Que puede ser, bien la «casa pomunab> de los j~venes o guerreros, 1
º Cf. CRAWLEY, Mystic Rose, pp. 157 y ss., 214, 456 y ss.
bien un local especial perteneciente al jefe o a un noble, bien incluso H Rob. SMITH, Die Religion der Semiten, pp. 206-210; SlDNEY HART-
un caravanserrallo, etc., bien finalmente un apartamento en una casa LAND, The Legend of Perseus, passim en los 3 vol.
hab!~ada por una .familia local, en cuyo caso es frecuente que se dé agre- 12
The private journal of capt. G.-F. Lyon, Londres, 1824, p. 350. ·
gac1on del extranjero a esa famil.ia y, a su través, a la sociedad general.
39
38
1
¡:
J
íl
tercambio de víveres, lo que constituye un vínculo reforzado. o de plata 25 , ramos de flores 26, coronas 27, pipas 28 , anillos 29 , be-
A veces el intercambio de vtveres se realiza sin comensalidad, sos 30, s~ngre 31 , sacra cristianos 32 (cruz, cirio, icono); besar los
y entra entonces en la vasta <l:ategoría de los intercambios de re- mismo sacra 33 (icono, cruz, evangelio); pronunciar un juramen-
galos 13 • · to 34 • Ahora bien, si nos remitimos a la monografía de Ciszewski
constataremos que en todas y cada una de las ceremonias espe-
ciales se da siempre una combinación de varios de estos proce-
Los INTERCAMBIOS COMO RITO
1
dimientos de unión, y que en todos hay un rito de intercambio,
DE AGREGACIÓN cuando. no varios. Por consiguiente, es éste el que ocupa el lu-
gar central, de modo análogo a como ocurre -ya lo veremos-
Estos intercambios posee. una eficacia directa, ·un poder en los ritos del matrimonio. Se· trata en este caso de un pro-
constrictivo: aceptar un reg lo de alguien es quedar vinculado cedimiento de mutua transferencia de la personalidad, cuyo me-
a él.· Es lo. que en parte sup · ver Crawley 14 y no llegó .a com- canismo es tan simple como el consistente en atarse juntos, en
prender Ciszewski en su mo. ografía sobre la confraternización cubrirse con un mismo manto o velo, etc. Por lo demás, el in-
entre los pueblos eslavos de los Balcanes, de Rusia 15 , etc:Inter- tercambio de sangre, aunque más tosco o cruel, no es más pri-
preta los ritos de agregació.q como «simbólicos», reconoCiendo mitivo que el intercambio de una parte del vestido, d.e un anillo
cuatro principales: la comen~alidad (beber y comer), el acto de o de un beso 35 •
atarse juntos, el de darse uni beso y el, «símbolo de la naturae A los intercambios· citados hay que añadir el de :hijos (en
imitatio» 16 • Dejo de lado este último (parto simulado, etc.), que China, por ejemplo), hermanas y mujeres (Australia, etc.); de
es de tipo simpático, para señalar que los ritos descritos a lo la vestimenta completa, de divinidades, de sacra de todo tipo
largo de su investigación por Ciszewski se clasifican del siguien- como los cordones umbilicales 36 • Entre algunos amerindios sep-
te modo: comensalidad indiv dual o colectiva 17 ; comunión cris-
tiana simultánea 18 ; estar ata os con una misma cuerda o cin- 2S /bid., pp. 43-45.

to 19 ; cogerse de la mano 20 ; odearse mutuamente con los bra- ,. !bid., pp. 43-46.
27
!bid., p. 41.
zos 21 (abrazarse); ingresar a la vez en el ámbito del hogar 28
!bid., p. 57.
intercambiar regalos 23 (telas, estidos), armas 24, monedas de oro 29
!bid., p. 42.
JO !bid., pp. 27, 33, 37, 38, 41-43, 45.
31
!bid., pp. 27, 45, 60-69.
13
Para refer. bibl., véase H. dRIERSON, loe. cit., pp. 20-22 y 71; WEs- 32
!bid., pp. 37, 56-57.
TERMARCK, Oríg. of moral ideas,. t. I, pp. 539-594. 33
!bid., pp. 34, 37, 39, 55, 56.
14
Mystic Rose, p. 237; interpreta, sin razón alguna, las anulaciones 34
!bid., p. 41~ etc. P. 33, CrszEWSKI cita un caso interesante de fra-
de tabú y los ritos de unión desqe un punto de vista únicamente indivi- ternización por etapas (en tres estadios: pequeña, media y gran frater-
dualista, pp. 237-257. ! nización), que recuerda las etapas de la iniciación y de la agregación a
15
Sta11. C1szEWSKI, Künstliche Verwandschaft bei den Südslaven, las clases de edad.
Leipzig, 1897. · · 35
Sobre lá fraternización, véase también el informe de la Revue des
16
Iliíd., p. 141. Traditior;.s Populaires y de Mélusine; G. TAMASSIA, L'Atfratellamento,
17
!bid., pp. 2, 33, 35', 39, 43 5, 54, 57. Turín, 1886; Rob. SMITH, Religion der Semiten, pp. 239-248; J. Ro-
,. !bid., pp. 34, 63. BINSOHN, Psychologie der NaturvOlker, Leipzig, 1896, pp. 20-26. Según
19
!bid., pp. 3, 38, 40. el propio testimonio de CrszEWSKI, p. 94, la fraternización (social) crea
:ro !bid., p. 35. un parentesco más poderoso que la consanguinidad natural.
21
!bid., pp. 46, 54, 55. 36
TAPLIN, The Narrinyeri, 2.• ed., Adelaida, 1878, pp. 32-34. Este in-
22
/bid., pp. 45, 47. tercambio crea la relación llamada ngia ngiampe, sobre la que CRAWLEY,
23
!bid., pp. 27, 33, 34, 45, 46 55. loe. cit., ha edificado su teoría de la «inoculación mutua entre indivi- ·
,. !bid., pp. 32, 57, 69. duos», sin ver q~e todas las formas de intercambio están exactamente

40 41
tentrionales (salish, etc.), este intercambio ha adquirido la for- misma. ceremonia con la hendidura superior. Terminada. la ope-
ma de una institución: el potlatch, que se realiza periódicamente ración, se cortó la tira en dos, dejando cada mitad en nuestros
y por sucesión alternante 37, del mismo modo que una de las dedos respectivos; en adelante el sultán de Chira es el hermano
obligaciones de la realeza, entre los semicivilizados, consiste en del viajero blanco 38 .» Entre los wazaromo, wazegura, wasaga-
redistribuir a los súbditos los «regalos» ofrecidos obligátoriamen- ra, etc., se da el intercambio de sangre: los dos individuos se
te. En fin, este «toma y daca», este tráfago de objetos entre gen- mantienen sentados uno· frente a otro con sus piernas entrecru-
tes que constituyen un grupo delimitado, crea la continuidad del zadas, mientras un tercero blande un sable sobre ellos, pronun-
vínculo social entre los individuos a idéntico título que la «co- ciando una imprecación contra aquel que rompa el vínculo de
munión». fraternidad 39 ; aquí es el contacto lo que une al mismo tiempo
que el intercambio de sangre, viniendo lueg~ un intercambio de
regalos «i. Si he citado este documento ha sido sobre todo para
LA CONFRATERNIZACIÓN mostrar que es una equivocación aislar arbitrariamente en las
ceremonias de agregación los ritos en que se da utilización de
Como rito de unión del mismo orden que la confraterniza- sangre, pues en realidad estos ritos especiales muy pocas veces
ción, citaré también la realización conjunta de un misrp.o acto constituyen por sí solos la ceremonia completa. En la inmensa
ceremonial (padrinazgo, peregrinaje, etc.), unión que sólo puede mayoría de los casos, el proceso comporta al mismo tiempo :ri-
romperse mediante un rito de separación especial: · tos de contacto, de comunión alimenticia, de intercambio, de
El mecanismo directo y simple del rito de agrégat:ión del ex- unión (atadura, etc.), de «lustración», etc.
tranjero aparece muy claro en la ceremonia a que se sometió La combinación de estos distintos ritos de agregación por
Thomson en el momento de entrar en el territorio de los massai: contacto directo aparece con toda claridad, por ejemplo, en las
«Al día siguiente, un desertor suaheli vino a ofrecerme paz y fra- siguientes costumbres de una tribu árabe, los shammar. «Entre
ternidad de parte del jefe del distrito; traen una cabra, la cojo los shammar -dice Layard-, si un hombre puede coger el
por una oreja, y tras haber declarado ante todos los presentes cabo de una cuerda o de un hilo que su enemigo tiene agarrado
la finalidad de mi viaje, proclamo que no le deseo mal alguno por la otra extremidad! se convierte al instante en su protegido
a nadie y que no soy en absoluto experto en u-chaui (magia ne- (dakhil). Si toca la tela de la tienda o si puede lanzar contra
gra). El embajador del sultán se apodera de la segunda oreja y ella su bastón, se convierte en protegido del habitante. Si puede
promete, en nombre de su amo, que no nos hará ningún, mal escupir sobre un hombre o tocar con sus dientes cualquier ob-
y que nos suministrará víveres; en caso de robo, los objetos arre- . jeto que le pertenezca, se convierte en su dakhil, excepto en
batados nos serán devueltos. A continuación se sacrifica al ani- caso de robo, .. Los shammar no saquean nunca una caravana que
mal; se le arranca de la frente una tira de piel en la que se se encuentre a la vista de su campamento, pues en la medida
practican dos incisiones. Tomándola entre sus manos, el m'sua- en que un extranjero pueda ver sus tiendas le consideran como
heli hizo entrar cinco veces uno de mis dedos en la hendidura su dakhil 41 »; hasta la visión es en este caso un contacto. Los ri·
inferior, empujándola finalmente hasta la base de la falange, tos de este tipo juegan un importante papel en el ceremonial
donde la conservé, al tiempo que hacía repetir al mensajero la
38 J. TH oM:soN, Au pays des Massa'í, París, 1886, pp. 101-102.
en un mismo plano. Sobre la acción social de la fraternización, cf. C1s- 39 R. BURTON, The Lake Regions of Central Africa, Londres, 1860,
ZEWSKI, loe. cit., passim, sobre todo p. 29. La fraternización puede. ser t. 1, p. 114.
definitiva o temporal; en este caso, cabe renovarla; cf. CISZEWSKI, loe. 40
Ibídem, p. 115.
cit., pp. 7, 45, 49, etc. 41 LAYARD Diseoveries in the ruins of Nineveh and Babylon, Lon-
37
Cf. C. HILL·TOUT, Journal oj the Anthropologieal Institute, dres, pp. 31J y ss. Sobre el dakhil, cf. también Rob. SMITH, Kinship
t. XXXVII (1907), pp. 311-312, entre otras obras. and marriage in early Arabia, nueva ed., Londres, 1907, pp. 48-49, nota.

42 43
acto religioso 44 • Las mismas secuencias rituales se vuelven a ha-
del derecho de asilo 42 • Asimismo, el solo hecho de pronunciar llar en el intercambio de visitas, que tiene también esencialmen-
una palabra o una fórmula, mo el salam para los musulmanes, te el valor de un vínculo, en cuanto intercambio, intercambio
tiene por efecto crear una un ' cuando menos temporal: ésa es que, por ejemplo, es una auténtica costumbre intertribal entre
la razón de que los musu nes busquen todo tipo de rodeos los australianos.
para no dar el saHim a un c ·stiano 43 •

RITOS SEXUALES DE AGREGACIÓN


Los RITOS DE SALUTACIÓN .\
En la categoría de los ritos de agregación contagionistas <l;i-
Las distintas formas de s udo pertenecen asimismo a la ca- rectos conviene incluir un cierto número de ritos sexuales, como
tegoría de los ritos de agre ación; varían en función d_e que el intercambio de mujeres. Cuando el rito es unilateral, nos ha-
quien llega sea más o menbs extraño a los habitantes de la llamos ante el préstamo de mujei:~s (esposa, hija, hermana, pa-
45
casa o a quienes encuentra. Los distintos saludos de los cristia- riente, mujer del anfitrión, o de la misma clase o tribu que él ).
nos, algunas de cuyas formas .arcaicas siguen vigentes en los paí- Aunque en algunos casos el objetivo de este préstamo sea ob-
ses eslavos, renovaban a cadal paso el vínculo místico creado por tener niños a los que se cree mejor dotados y más poderosos
la pertenencia a una misma religión, al modo como lo hace el {a consecuencia del mana inherente a todo extranjero) 46 , por lo
salam entre los musulmanes. •Leyendo algunas descripciones ·de- general, sin embargo, el rito tiene claramente el sentido de un
talladas puede observarse que entre los semicivilizados estos sa- rito de agregación al grupo, más o menos restringido, del que
ludos tienen por efecto: 1.º, duando se trata de parientes, de ve- forma parte la mujer prestada. De hecho, es un equivalente de
cinos, de miembros de la , la renovación y reforzamiento la comensalidad. Entre los nativos de Australia Central se envía
de la pertenencia a una mi sociedad más o menos restringi- como mensajeros un hombre y una mujer, o dos hombres y dos
da; 2.º, cuando se trata de u extranjero, su introducción en una mujeres, que llevan como signo de su misión paquetes de plumas
sociedad restringida en prime lugar, seguida, si tal es su deseo, de cacatúa y huesos de nariz (que se ponen en el septum per-
de la introducción a otras s ciedades restringidas y al mismo forado). Tras una discusión de negocios entre los mensajeros Y
tiempo a la sociedad general. También aquí se da el apretón de
manos o el frotamiento de n rices; la separación del mundo ex- 44 Véase el detalle de los ritos en J. BATCHELOR, The Ainu and their

terior, quitándose los zapatos, el manto o el sombrero; la agre- folk-lore, Londres, 1891, pp. 188-197. Cf. CHAMBERLAIN, Things ]apa-
nese, 1890, pp. 333-339 (Tea ceremonies); HUTTER, Kamerun, pp. 135-
gación, comiendo o bebienddi juntos, ejecutando ante las divi- 136 y 417-418, y, en general, los siguientes epígrafes temáticos en las
nidades domésticas los ritos prescritos, etc. En suma, se proce- monografías etnográficas: urbanidad, etiqueta, saludo, hospitalidad.
de de una u otra manera a ub acto de identificación ante aque- 45 Cf. para las teorías y las referencias: WEsTERMARCK, The ~rigin of

llos a los que se encuentra, iaunque sea por un momento. En- human marriage, Londres, 1891;· pp. 73-75; CRAWLEY, Mystic Rose,
tre los aínas, por ejemplo_, sa~udarse es propiamente realizar un pp. 248, 280, 285, 479; Marco Poto, ed. Yuye y Cordier, Londres, 1905,
t. I, p. 214; t. II, p. 48, n. 4; pp. 53-54; PoTTER, Sohráb and Rustem,
Londres, 1902, pp. 145-152. DouTTÉ, Merrakech, t. I, París, 1905,
42
Sobre el derecho de asilo,• véase TRUMBULL, loe. cit., pp. · 58-59; pp. 149-150; en Marruecos, como entre los kabylas de Arg71ia, el prés-
HELLWIG, Das Asylrecht der Na~urvolker, Berlín, 1903, no ha visto el tamo de las hijas sólo tiene lugar con los «huéspedes de la tienda», pero
lado mágico-religioso, ni sobre tbdo la ligazón que con el tabú y los no con los «huéspedes del común».
ritos de agregación tiene el der de asilo entr.e los semicivilizados, 46 Este caso se incluye en la categoría general de los ritos de mul-

parcialmente estudiado ya des e punto de vista por Rob. SMIT H, tiplicación, p. ej., el préstamo de mujeres referido por MARCO POLO,
Rel. der Semiten, pp. 53-57 y 208, y CISZEWSKI, loe. cit., pp. 71-86, loe. cit., II, 53, tiene por objeto asegurar buenas cosechas y, en general,
etcétera. «Un gran aumento de prosperidad material».
" DouTTÉ, Merrákech, t. I, pp. 35-38.
45
44
los hombres del -campamento, los primeros se llevan a las dos nes» o de «casa de hombres adultos» o de «casa de guerreros» 50 •
mujeres a cierta distancia de éste y se van. Si los hombres del --En virtud de ello se ve agregado, no a la sociedad general, en
grupo visitado aceptan la negociación, mantienen todos ellos re- efecto, sino a la sociedad especial que mejor responde a su pro-
laciones sexuales con las mujeres; en caso contrario, no van a pio carácter de hombre activo y poderoso. Esta hospitalidad con-
buscarlas. Asimismo, cuando una partida de guerreros en ex- cede al extranjero cierto número de derechos militares, sexua-
pedición de vendetta se halla cerca del campamento en el que les, políticos. Esta costumbre se halla difundida sobre todo etÍ
Indonesia, en Polinesia, en ciertas regiones de África, mientras
tienen intención de matar a alguno . de sus habjtantes, se les
,-que en otras es el jefe o el rey, personaje santo, quien asigna al
ofrecen mujeres; si tienen relaciones sexuales con ellas la que-
extranjero su domicilio. El karavanserai de Oriente comporta
rella se termina, pues tamaña aceptación es un signo de amis- el siguiente estadio, y al ántiguo rito de agregación le sustituyen
tad; aceptar las mujeres y continuar la vendetta sería una grave tributos de diversa naturaleza; se inicia así el estadio puramen-
falta a las costumbres intertribales 47 • El coito es claramente, en te económico.
ambos casos, un acto de unión y de identificación, lo cual con- . Hasta ahora sólo hemos considerado al extranjero en cuanto
cuerda con otros hechos, que en otro lugar 48 he citado, y que tal, desde el punto de vista de aquellos individuos o grupos con
prueban que entre nativos de Australia Central el acto sexual es los que entra en contacto. Pero todo extranjero tiene también,
un coadyuvante mágico, pero no un rito de multiplicación. Así por regla general, su «hogar» o «patria», de donde sería ex-
se explican también, como ritos de agregación a una agrupación traño que hubiera podido partir sin pasar por ceremonias de
unida por un vínculo religioso, buen número de casos de pros- sentido inverso a las ceremonias de agregación a que nos hemos
titución sagrada, en los que precisamente estas prostitutas están venido refiriendo. Por otra parte, siempre que un extranjero ha·
reservadas, por expresa estipulación, a los extranjeros, palabra sido agregado a un grupo, debe teóricamente someterse a ritos
que en este caso se entiende de una manera más laxa como equi- de separación al abandonar ese grupo. Y, efectivamente, en la
valente sin duda a «no-iniciados» o «no-adoradores especiales de práctica se constata un perfecto balanceo. A los ritos de llegada
la divinidad a la que se hallan vinculadas las prostitutas» 49 • corresponden los ritos de despedida: visitas, último intercambio
de regalos, comida en común, «tomar 1~ espuela», deseos y vo-
tos, acompañamiento durante un «trecho del camino», a veces
EL DOMICILIO DEL EXTRANJERO hasta sacrificios. Se hallarán hechos de este tipo en la mayor
parte de los relatos de exploradores. En todo caso he aquí al-
El protocolo de recepción del extranjero se combina con fre- gunos: «La religión contiene, entre los musulmanes en particu-
cuencia siguiendo reglas que sería interesante destacar.-Ei ex- lar, numerosos preceptos relativos a los viajes. Los libros de ha-
tranjero, por ejemplo, recibe con frecuencia como alojamiento diths, los libros de adabs consagran todo un capítulo a los via-
una «casa comunal», como el lapa en Madagascar, que tiene, jeros ... En África del Norte se arroja agua a los pies del que
más o menos, según los pueblos, el carácter de «casa de jóve- va a partir. Cuando en 1902 abandonamos Mogador para hacer
una gira por el interior, un miembro de la familia de uno de
47 mis compañeros musulmanes salió de su casa en el momento de
SPENCER y GILLEN, Native Tribes of Central Australia, Londres,
1899, p. 98. partir y lanzó un cubo de agua a los pies de su caballo» 51 • Es
48
Mythes et légendes d~Australie, París, 1906, pp. LVI-LVII; sobre posible que se trate de un rito «de purificación», o de un rito
el préstamo ~e mujeres en Australia, cf. Nat. Tr., pp. 74, 106, 108, 267;
50 Cf. H. ScHURTZ, Altersklassen und Miinnerbünde, Berlín, 1902,
Northern Trtbes, Londres, 1904, pp. 133-139.
49
Cf. para los hechos SIDNEY HARTLAND, At the temple of Mylitta, pp. 203-213, sobre todo para las diversas formas de casa comunal y su
Anthrop. Essays pres. por E.-B. TYLOR, pp. 189-202; también los libros evolución.
de DULAURE, FRAZBR, etc. 51
DoUTTÉ, Merrákech, pp. 31, 91.

46 47
..
«destinado a destruir los 'aleficios futuros o pasados», como sociedad a la que se había agregado en el transcurso de su ruta.
cree Doutté siguiendo las nterpretaciones de Frazer 5:: en mi De ahí la existencia, .durante su ausencia,. de reglas de conducta
opinión, se ·trata más bien e un rito de separación; el viajero para la familia, consistentes en la prohibición de todo acto que,
«franquea un Rubicón» art icial. Estos ritos de separación, en- pudiera dañar por simpatía o directamente (por telepatía) al au-
tre otros, se hallan muy el borados en China para el cambio sente de ahí también la costumbre de proveer al viajero, en
de provincia de los mandar es, el salir de viaje 53 , etc. Me pa- cada partida, de un signo de reconocimiento (bastón, tésera, car-
rece que todos los ritos de salir de viaje, de expedición, etc., tie- ta, etc.) que le agrega automáticamente a otras sociedades es-
nen como finalidad hacer ~ue la escisión no sea brusca, sino peciales. Así es como entre los votiak, en caso de enfermedad,
progresiva, del mismo mod que la agregación sólo se realiza de epizootia, etc., se recurre a un usto-tuno (variedad de cha-
por lo general gradualment , por etapas. mán): «Se le hace venir de lejos con objeto de que no conozca
a nadie. Se le lleva de un pueblo a otro con arreglo a las:. p.ece-
EL ·VIAJERO: RITOS DE PAR IDA Y DE RETORNO sidades. Cuando se va de su casa, exige una ''fianza" al püeblo
que le reclama. Esta fianza consiste en un trozo de madera en
En cuanto a los ritos d 1 retorno del viajero, comportan ri- el que todos los cabezas de familia han inscrito su tamga (mar-
tos de limpieza de las imp ezas contraídas en el viaje (separa- ca de clan y de propiedad). El usto-tuno deja este trozo de ma-
ción) y ritos de agrega progresiva; así ocurre con ciertós dera en su hogar, a fin de que su mujer pueda exigir que se
ritos de bestialidad y ci ordalías en Madagascar 54 • Estos le devuelva su marido. Y esta formalidad se repite en cada tras-
ritos son visibles sobre cuando las ausencias, del marido lado del usto-tuno a otro pueblo, quedando siempre el trozo de
por ejemplo, son periódicas. madera con los tamga del pueblo siguiente en manos del ama
El viajero, sin embargo, no se halla, por el hecho de su de casa de la mansrnn., que e1 uso-tuno ab an d ona» 56 . A. '
s1m1smo,
partida, totalmente separado ni de su sociedad esencial ni de la los pasos de los mensajeros australianos a través de los clanes
52
FRAZER, Goldon Bough, ~· I, p. 303; cf. también H. GRIERSON,
o las tribus están claramente ritualizados 57 , y se conocen las
Silent Trade, pp. 33-34, 72-74; WEsTERMARCK, Moral Ideas, t. I, pp. 589, prácticas de la Edad Media europea y oriental que regulaban
~~ . las llegadas y partidas de los mercaderes.
53
«Desde el momento en qtie -el mandarín se dispone a partir, todos
1
los habitantes acuden a los ca~·nos reales; se alinean sin dejar huecos
desde la puerta de la ciudad p r donde debe pasar hasta dos o tres le- LA ADOPCIÓN
guas más allá: por todas part s se ven mesas bellamente barnizadas,
envueltas en raso y cubiertas or dulces, licores y té. Muy a su pesar, Se vuelve a encontrar la misma secuencia en el ritual de
todo el mundo. le para cuando ! pasa, obligándole a sentarse, a comer y adopción. En Roma comprendía: 1.º, la detestatio sacrorum, con-
a beber ... Lo más curioso es qu' todo el mundo quiere hacerse con algo
de su propiedad. Unos le quita sus botas, otros su gorro, otros su ga- junto de ritos de separación de la clase patricia, de la gens, del
bán, pero al mismo tiempo s entrega otro, de tal forma que antes de
ss Lo mismo ocurre con motivo de la ausencia de los pescadores, de
llegar a verse libre de esa m umbre, ocurre a veces que calza treinta
los cazadores, de los guerreros. Cf. FRAZER, Golden Bough, t. I, pp. 27-
pares de botas diferentes.» Le . LE COMTE, Nouv. Mém. de la Chine,
35; Tabou, Tot. Mad., pp. 171-172, con referencias a Flacourt, Catat, a
París, 1700, t. II, pp. 53-54. Paifa más detalles modernos, cf. DooLITTLE,
las que hay que añadir ELLIS, Hist. of Mad., t. I, p. 167; en Borneo, Fl.
Social Life of the Chinese (Fou-Tchou), t. II, pp. 235-236 y 302-303.
54 E. HEWITT, Sorne Sea-Dayak tabus, Man, 1908, pp. 186-187.
Tabou, Tot. Mad., pp. 249¡251 y 169-170; sobre los ritos de retomo 56
I. VASILIEV, Obozrienie iazytcheskikh obriadov, suevierii u viero-
en general, véase FRAZER, Golden Bough, t. I, pp. 306-307; para los gue-
vanii Votíakov Kazanskoi i Viatskoi gubernii, Kazan, 1906, p. 14. Cf. a
rreros, LAFITAU, Moeurs des S~uvages Amériquains, París, 1724, t. II,
este respecto las publicaciones sobre las varas de mensajero, etc.
pp. 194-195, 260; sobre los rito del viaje en la India antigua, CALAND, 57 Cf. SPENCER y GILLEN, Native Tribes, pp. 97, 159, .274; Northern
Altindisches Zauberritual, La H ya, Ac. Neerl. de Ciencias, 1908, pp. 46,
63-64; etc. Tribes, 'pp. 139, 551; A.-W. HOWITT, The Native Tribes of South East
Australia, Londres, 1904, pp. 678-691.
48 49
.., ,_ -,
~.V

~-
antiguo culto doméstico, - de la antigua familia estrecha; 2.º, la un hijo a su señor no sólo modifica con ello su posición social,~
transitio in sacra, conjunto de ritos de agregación a los nuevos sino que además tal modificación va acompañada por ritos de ~d"
medios 58 • El ritual chino comporta también un abandono del agregación que, en algunos casos, recuerdan las ceremonias del S.-.y. _u ~
clan y del culto domésticos antiguos a favor de los nuevos. Los matrimonio. Los ritos de agregación se relacionan en este caso '
ritos pormenorizados de la adopción son idénticos a los que ya con los ritos del derecho de asilo. Como rito de agregación ci-
se han señalado: intercambios (de sangre, de regalos, etc.); ata· taré el violento bastonazo que el esclavo de Loango propina al
dura, velo, asiento comunes; lactancia real o simulada; nacimien- nuevo señor escogido por él 61 , y la ceremonia llamada tombika
to simulado, etc. Los ritos de separación se han observado me- (o shimbika) de los kimbunda 62 • Recordaré a continuación las
nos; apunto por mi parte que entre los eslavos del sur hay ceremonias del cambio de clan, de casta, dé"Íribu, las de la na-
ritos que separan individuos a los que se considera emparen- turalización, etc., cuyo mecanismo comporta asimismo ritos de
tados a causa de haber nacido el mismo mes. Entre los cham- separación, de margen y de agregación, y algunos de cuyos ca-
mar de la India, en los casos de adopción, todos los miembros sos concretos se estudiarán más adelante.
del clan se reúnen, y los padres del muchacho dicen: «Tú eras
mi hijo por una mala acción (pap); ahora eres el hijo de fulano GUERRA, «VENDETTA», PAZ
por una acción santa (dharm)»; los miembros del clan rocían al
niño con arroz, y quien lo ha prohijado ofrece una comida ce- Idéntico mecanismo se registra también cuando se trata no
remonial a todos los asistentes 59 • Finalmente, entre ciertos ame- ya de individuos, sino de grupos: los ritos de separación inclu-
rindios, el ritual de la adopción se halla relacionado con las yen aquí la ·declaración de guerra, sea tribal, sea familiar. Los
ideas sobre el mana (orenda, manitu, etc.) y sobre la reencarna- ritos de la vendetta europea y semítica han sido bien estudia-
ción; la recepción del nombre juega aquí un importante papel, dos; citaré en consecuencia las detalladas descripciones de la
porque es con arreglo al nombre como el individuo se catego- vendetta australiana 63 , en las que se verá cómo el partido en-
riza en secciones dánicas y matrimoniales diferentes; por otra cargado de la operación se separa al principio de la sociedad
parte, se atribuye al adoptado una edad ficticia, y ello aun cuan· general para adquirir una individuafülad propia, y sólo se in-
do se trate de un grupo (adopción de los tuscorara como «hi- corpora a aquélla de nuevo tras la ejecución de ritos que le
jos» por los oneida; adopción de los delaware como «cocineros» privan de esa individualidad temporal y le reintegran a la so-
por la Liga de las Cinco Naciones; de ahí su ttaje especial -fe- ciedad general. La vendetta, así como también en ciertos casos
menino-- y su cambio de actividad económica) 60 • la adopción, tiene por objeto la regeneración de una unidad so-
cial que se ha visto destruida en alguno de sus puntos. De ahí la
EL CAMBIO DE SEÑOR
semejanza de varios de sus elementos con las ceremonias de
paso. La· detención de la vendetta, al igual que la de la guerra
Los ritos de cambio de señor, en el caso de un cliente o un (ritos de paz) 64 acaba con ritos idénticos a los de confraterni-
esclavo, se explican de la misma manera: cuando un esclavo da zación 65 y adopción de grupos inicialmente extranjeros.
58
Ver DAREMBERG y SAGLIO, Dictionn. des Antiq. grecques et ro· 61
PECHUEL·LOESCHE, Volkskunde von Loango, Stuttgart, 1907, pá-
maines, s. v., adoptio, cansecratio, detestatio, etc.; sobre la adopción en- ginas 245-246.
tre los semicivilízados, cf. S. HARTLAND, The Legend oj Perseus, t. U, •
2
Referencias en PosT, Afrik. furisprudenz, Leipzig, 1887, t. I, pá-
pp. 417 y ss.; FRAZER, Golden Bough, t. I, pp. 21 y ss.; entre los eslavos, ginas 102-105.
CISZEWSKI, loe. cit., pp. 103-109. 63
C(f. SPENCER y GILLEN, Northern Tribes, pp. 556-568.
59
W. CROOKE, en Census of India 1901. Ethnographical Appendices, 64
Véase sobre· éstos ritos: S. HARTLAND, loe. cit., pp. 250-251; CRAW-
Calcuta, 1903, p. 171. LEY, Mystic Rose, pp. 377, 239-246; HUTTER, Kamerun, pp. 435-438.
65
60
Véase HEWITT, en «Handbook of American Indians», Bull. Bur. Y a los de reconciliación individual: En Borneo, «si dos enemigos
Am. Ethnol., núm. 30, t. I, 1907, s. v. Adoption, pp. 15-16. mortales se encuentran en una casa, se niegan a mirarse hasta que se

50 51
Conviene finalmente reco,Jar en este capítulo los ritos de CAPÍTULO IV
alianza con un dios o con un grupo de divinidades. La Pascua
judía 66 {la palabra misma sigtiifica paso) es una de esas cere- EL EMBARAZO Y EL PARTO
monias de agregación que, po~ un proceso de convergencia, se
ha ido vinculando por una p~rte con las ceremonias del paso
de una estación a otra, y por otra con la salida de Egipto, el
paso por Babilonia y el retorn a Jerusalén: de suerte que el ri-
tual de esta fiesta presenta co binados varios tipos de ritos de
paso estudiados en este volum n.

Las ceremonias del embarazo y del parto constituyen, por lo


general, un todo, de tal forma configurado que con frecuencia·
se realizan en primer lugar ritos de separación que excluyen a la
mujer encinta de la sociedad general, de la sociedad familiar ·
y, a veces, incluso de la sociedad sexual. Luego vienen los ritos
del embarazo propiamente dicho, que es un período de ma.rgen.
Finalmente, los ritos del parto tienen por ·objeto reintegrar a la
mujer a las sociedades a que anteriormente pertenecía, o ase-
gurarle en la sociedad general una situación nueva, en tanto que
madre, sobre todo si se trata de un primer alumbramiento y ha
sido niño.

LA RECLUSIÓN, LOS TABÚES, LOS RITOS


PROFILÁCTICOS Y SIMPÁTICOS
haya matado un pollo, con cuya s~ngre se les rocía; cuando dos tribus
hacen la paz, tras la conclusión d~ compromisos solemnes, se mata un
cerdo cuya sangre cimenta el lazq de amistad». Spencer SAINT JoHN, Los mejor estudiados de todos estos ritos son los de sepa-
Lije .in the jorest of the Far-east, f-ondres, 1862, t. 1, p ..64. La palabra ración durante el embarazo y el parto: J.-G. Frazer y E. Craw-
cimentar debe entenderse en sentidf:' material y no en· sentido simbólico, ley 1 han llamado la atención sobre algunos de ellos, en espe.:
como habitualmente se hace. Este rito no tiene nada en común con el cial sobre 'la reclusión en· cabañas especiales, o en un lugar es-
umbral, como creía TRUMBULL, loe. cit., p. 21.
66
Desconozco si esta interpreta ión, tan simple, ha sido ya propues- pecial de la mansión habitual; también sobre los tabúes, sobre
ta: explica la secuencia ritual de la Pascua judía, así como la integración todo alimenticios, suntuarios y sexuales; y en fin sobre los ritos
en la Pascua cristiana de la idea de muerte y renacimiento, sin necesi- llamados «de purificación», que deben .ser entendidos bien como
da9. de un préstamo de los ritos de Adonis, etc. Siendo desde el prin-
cipio un ceremonial de paso, esta lfiesta ha ido poco a poco atrayendo 1
J.-G. FRAZER, The Golden Bough, t. I, pp. 326-327, y t. II, p. 462;
hacia sí y absorbiendo todo tipo d~ elementos que en otros pueblos son E. CRAWLEY, The Mystic Rose, pp. 213, 414416, 432; Ploss-Bartels, en
aún independientes. · los pasajes citados más adelante.

53
ritos de supresión de tabúes, bien como ritos de reintegración · roonia de salida de la cabaña: la mujer bebe leche sagrada;
efectiva. Se ha podido así establecer que en ese momento la 6.º, vuelve a vivir a su domicilio hasta el séptimo mes; 7.º, el
mujer se halla situada en un estado de aislamiento, ya en cuan- séptimo mes, «ceremonia del arco y la flecha» que asegura al
to impura y peligrosa, ya porque en virtud del hecho mismo de futuro hijo un padre social, ya que los toda practican la polian-
estar encinta se halla en un estado psicológico y social tempo- dria; 8.º, la mujer vuelve a su casa. Estas dos ceremonias sólo
ralmente anormal: nada más natural, por tanto, que· hacerla ob- tienen lugar durante el primer embarazo, o si la mujer ha des-
jeto de un tratamiento análogo al que se dispensa al enfermo, posado un nuevo marido, o si quiere para sus futuros hijos otro
al extranjero, etc. padre que el anteriormente escogido; 9.º, la mujer pare en su
Los ritos del embarazo, como los del parto, comprenden, por casa, en presencia de cualquiera y sin ceremonias especiales;
lo demás, un elevado número de ritos simpáticos o de contagio, 10.'º, dos o tres días después, la madre y el hijo se van a vivir
tanto directos como indirectos, tamo animistas como dinamistas, a una cabaña especial, repitiéndose los ritos de partida de la
que tienen por objeto facilitar el parto y proteger a la madre casa, partida de la cabaña y retorno a la casa referidos en las
Y al hijo (también muchas veces al padre o los padres, a toda dos ceremonias anteriores; .11.º, llegados a la cabaña, la impu-
la familia o al clan entero) contra las malas influencias, imper- reza llamada ichchil mancilla a la mujer, al marido y al hijo;
sonales o personificadas. Estos ritos han sido estudiados en nu- 12.º, las demás ceremonias protegen contra el espíritu maligno
merosas ocasiones, sin duda porque son a la vez los más nume- keirt; el retorno a la vida corriente se ·realiza bebiendo leche
rosos y los más visibles 2 • No me voy a ocupar de ellos aquí, y sagrada. La lectura de la detallada descripción de estos ritos por
sólo los cito para dejar apuntado que no hago entrar en bloque Rivers nos permite ver que su objeto no· es otro que separar a la
todos estos ritos en la categoría de los ritos de paso. Con fre- mujer de su medio, mantenerla en un margen más o menos pro-
c:iencia es difícil distinguir con nitidez, en cada caso particular, · longado por tres veces y no reintegrarla al medio habitual sino
s1 se trata de un rito de paso o de un rito de protección o, en por etapas, viviendo, por ejemplo, en dos casas intermediarias
fin, de un rito simpático (antojos, por ejemplo). desde la cabaña tabuada hasta la vivienda habitual.
La secuencia de los ritos del embarazo y del parto entre los
toda de la India es 1.a siguiente 3 : 1.º, una mujer encinta no debe
entrar en los pueblos ni en los lugares sagrados; 2.º, el quinto EL EMBARAZO COMO PERfoDO DE MARGEN
mes, ceremonia conocida como «abandono del pueblo»: la mu-
jer debe vivir en una cabaña especial, y es ritualmente separada Para los detalles de otros procedimientos de separación du-
de la lechería, industria sagrada que es el pilar de la vida soci11l rante el embarazo (reclusión, prohibiciones sexuales y alimenti-
de los toda; 3.º, la mujer invoca a dos divinidades, Pirn y Piri; cias, paralización de la actividad económica, etc.), remito a Ploss-
4.º, se quema ambas manos én dos lugares distintos; 5.º, cere- Bartels 4 : allí se verá que el embarazo es claramente un período
2
4
PLOSS-BARTELS, Das Weíb, s.· edic., Leipzig, 1905, t. I, pp. 843-846
E.-B. TYLOR, Primitive Culture, 4.• ed., Londres, 1903, t. II, p. 305; y 858-877 ..Cf. también mi Tabou et Totemisme a Mad., París, 1904, pá-
E. S. HARTLAND, The Legend of Perseus, t: I, Londres, 1894, pp. 147-181; ginas 20, 165-168 y 343; los ritos malgaches de separación, de margen
V. HENRY, La magie dans l'Inde antique, París, 1904, pp. 138-144; W.- y de reintegración son muy claros; los antimérina (hova) miraban in-
W. SKEAT, Malay Magic, Londres, 1900, pp. 320-352; DOUTTÉ, Magie et cluso a la mujer encinta como si estuviera muerta y después del parto
Religion dans l'Afrique du Nord, Argel, 1908, p. 233;- P. SÉBILLOT, Le la felicitaban por haber resucitado (ibid., p. 165); cf. ·a este respecto el
paganisme contemporain chez les peuples celto-latins, París, 1908, pp. 16- capítulo IX del presente volumen. (Según informa el Addendum, VAN
-33; A._!l~ÉDJKO, Netchista'ia silav sudjbakh shenchtchiny-materi, Etnograf. GENNEP, en sus correcciones, había añadido lo siguiente: «Al parecer,
Obozr1eme, 1899, lib. 1-2, pp. 54-131, compilación considerable de he- ciertos textos [dos cuadros del Mammisi de Edfu] se refieren a una
chos, sobre todo rusos, siberianos y caucasianos, que he resumido en concepción del antiguo Egipto, según la cual se consideraba a la mujer
la Rev. de l'Hist. des Rel., 1900, ·t. XLII, pp. 453464. como muerta durante el período de reclusión en los pequeños templos
3
H. RIVERS, The Toda, Londres, 1906, pp. 313-333. [cabañas] llamados mammisi y se entendía que resucitaba cuando paría,

54 55
marginal dividido en etapas,¡que se corresponden con ciertos me- recupera su ritmo normal en la casa, para la madre, el niño, la
ses considerados más o mehos importantes, por lo general los familia y el pueblo. La secuencia es, por tanto, como sigue:
meses tercero, quinto, séptitb.o, octavo y noveno 5 • El retorno a !.º,.separación; 2.º, período de margen con supresión progresiva
la vida corriente no suele hkcerse de modo brusco, sino que se de las barreras; 3.º, reintegración en la vida habitual. En las
dan también etapas que requerdan los grados de la iniciación. ceremonias de los musquakie (utagami o zorros) se asiste a la
De tal forma que el parto nb es el momento terminal del perío- intervención de la sociedad sexual: se separa a la mujer encinta
do de margen, que se prol~nga aún para la madre durante un de las otras mujeres y se le reintegra a su medfo, tras el parto,
tiempo más o menos prolon ado, según los pueblos. Sobre esta mediante un rito especial, en el que una determinada mujer,
última etapa viene a injert rse el primer período marginal de que desempeña un importante papel en las otras ceremonias, ac-
la infancia, que será aborda¡do en el capítulo siguiente. túa como intermediaria 7 •
He aquí, sobre este puntb, dos documentos norte-amerindios. Con mucha frecuencia se registra un encabalgamiento de los
'/ ¡
Entre los oraibi de Arizona ,6 el parto es un «momento sagrado ritos de paso con los ritos de protección, que explica muy bien
para la mujer». Por regla general, su madre le ayuda en el tra- por qué no se ha concedido a los primeros la importancia que
bajo, para cuya real.iz~ción /la mujer ?ermanec~ en casa; pero merecen. La mayor parte de los ritos búlgaros, por ejemplo, tie-
la madre no debe as1st1r al Jflarto propiamente dicho, como tam- nen por objeto poner a la madre y' al feto, después al niño, al
poco el marido, los hijos rii otro cualquiera. Cuando el niño abrigo de las potencias maléficas, asegurarles una buena salud,
ha nacido, acude la madre,i saca la placenta y va a enterrarla etcétera. Ocurre lo mismo, por lo demás, entre todos los eslavos
junto con la manta, la arena, etc., ensangrentadas, en un lugar y en la mayor parte de los pueblos europeos. Sin embargo, la
sagrado, «la colina de las p1·
centas». Durante veinte días, la jo- detallada descripción de las ceremonias búlgaras ofrecida por
ven madre se ve sometida tabúes alimenticios, y cuando se Strauss 8 permite discernir ritos de separación, de margen y de
trata de su primer embaraz . no debe salir de su casa, cosa que agregación. Tal es el caso de los siguientes ritos, que enumero,
puede hacer a partir del qu,into día si ha tenido ya hijos. Los no obstante, sin la pretensión de tener razón en todos y cada
días quinto, décimo y deci:m'oquinto se procede a un lavado ri- uno de los casos sin excepción, y sin suponer que otros, que
tual de cuerpo y de cabeza;¡ el vigésimo día, esta ceremonia se he omitido, no sean ritos de paso. Desde el día de San Ignacio
realiza con la mujer, el niño, la madre, el marido y los parien- hasta la fiesta de las Calendas (Kolieda), la futura in.adre no
tes. Ese día, las mujeres ddi clan ponen nombres al niño, al debe lavarse la cabeza, ni limpiar su ropa, ni peinarse tras caer
que se presenta entonces al Sol. A continuación, toda la familia la noche; no debe salir de su casa durante el noveno mes; no
Y las mujeres que han pues~o nombre al niño toman parte en debe quitarse en toda la semana las ropas que llevaba puestas
una comida, a la que se invita a todos los habitantes del pue- el día del parto; se conserva encendido el fuego hasta el bau-
blo mediante un pregonero ¡especial. A partir de ese día, todo tismo; y se rodea el lecho con una cuerda; a continuación se
preparan unos pasteles, cuyo primer trozo debe comer la re-
o n;ás bie1: cuando abandonaba ~icha cabaña para reintegrarse a la vida cién parida, repartiéndolo con los parientes y cuidando de que
social habitual. En cualquier caso, estos ritos de reclusión y alumbra-
miento son muy similares a los ri~os funerarios de deportación y de "aper- niriguna migaja salga de la casa; los parientes hacen regalos y
tura ,:le la tumba"». Cf. L. CHÁSSINAT, «A propos de deux tableaux du cada uno de ellos ensaliva tanto a la madre como al hijo (ritos
Mammisi d'Edfou», separata del Bull. l. fr. Arch. Or., t. X, pp. 28-30.
Consultar
5
su edic. crítica del M~mmisi de Edfu.) 7
Miss OWEN, Folk-Lore of the Musquakie Indians, Publ. Folk-Lore
Cf. entre otras las descripci nes de los ritos hindúes y musulmanes Soc. t. LI, Londres, 1904, pp. 63-65. Para buenas descripciones de los ri-
en el Pendjab ofrecidas por H. . RosE, fourn, of the Anthrop. Inst. tos del parto en África del Sur, ver entre otros JUNOD, Les Ba-Ronga,
t. XXXV (1905), pp .. 271-282. .· . Neuchatel, 1898, pp. 15-19, e IRLE, Die Herero, Gütersloh, 1906, pp. 93-
• H.~R. VOTH, Oraibi natal i.:ustoms, Field Columbian Museum, Chi- 99.
cago, Anthr. ser., t. VI, fase. 2 (1905), pp. 47-50. · ··- ª STRAUSS, Die Bulgaren, Leipzig, 1898, pp. 291-300.
56 57
de agregación evidentes); acuden a verla durante toda la pri- tesco social distinto del parentesco físico 10 , un matrimonio (so-
mera semana. El octavo día tiene lugar el bautismo. El día de- cial) distinto de la unión (sexual) o, como veremos, una puber-
cimoquinto, la joven madre prepara pasteles e invita a comerlos a tad social que no . coincide con la pubertad física.
las vecinas y mujeres conocidas; cada invitado aporta su porción Este retorno social del parto tiende a coincidir en nuestras
de harina. La joven madre no puede abandonar su casa ni su sociedades con el retorno físico del parto 11 , tendencia que se
"patio, ni tener relaciones sexuales con su marido durante cua- observa también en las demás instituciones enumeradas, y que
renta días. Terminado ese plazo, coge las monedas de plata o las está en relación directa con el progreso de los conocimientos so-
nueces consagradas en el primer baño del niño y va a la iglesia bre la naturaleza y sus leyes. La ceremonia recibe entre nosotros
con su hijo, su marido y su madre, o bien con una mujer ancia- el nombre de «purificación», y aunque tenga un carácter más
na o la comadrona; allí, el sacerdote los bendice; a la vuelta, mundano que mágico-religioso, deja aún traslucir lo que era en
la comadrona, la madre y el niño entran en tres casas, donde re- la Edad Media 12 : una reintegración de la mujer a su familia,
ciben regalos y se rocía al niño con harina. Al día siguiente, to- a su sexo y a su sociedad general. '·.,
dos los parientes acuden a visitar a la joven madre, que as- En fin, todos · estos ritos de paso se complican en caso de ,
perja con agua sagrada todos los lugares de la casa y del patio anomalía, especialmente si la madre ha dado a luz gemelos: entre
en que ha permanecido durante cuarenta días, y la vida normal los ishogo 13 (Congo), la madre queda confinada en su cabaña
vuelve a su curso habitual.
hasta que los dos niños sean mayores; no puede hablar más que
a los miembros de su familia; sólo su padre y su madre tienen 1
derecho a entrar en su cábaña; todo extraño que penetre en ella
Los RITOS DE REINTEGRACIÓN y EL RETORNO es vendido como esclavo; debe vivir absolutamente casta; los
SOCIAL DEL PARTO
gemelos son asimismo aislados de los demás niños; la vajilla y
todos los utensilios que utilizan están tabuados. La casa está se-
A los ritos de reintegración en la familia y la sociedad se- ñalada con dos postes, plantados a cada lado de la puerta, .coro-
xual, se añaden en este caso ritos de reintegración en la sociedad nados por un trozo de tela; el umbral aparece adornado por una
restringida formada entre los eslavos por la «vecindad» (sosiedst- multitud de pequeñas clavijas fijadas al suelo y pintadas de
wo), sociedad que merecería una monografía.
blanco. Tales son los ritos de separación. El período de margen
Las etapas de la reintegración son aún más visibles entre los dura hasta que los niños pasen de los seis años. He aquí el ritual
kota de los nilghiri: inmediatamente después del parto, la mu- de reintegración: «Durante todo el día dos mujeres, con el rostro
jer es trasladada a una cabaña especial, muy alejada, en la que y las piernas pintados de blanco, permanecieron de pie ante la
permanece durante treinta días; el mes siguiente lo pasa en otra puerta de la casa. Una era la madre (de los gemelos), la otra una
cabaña especial; el tercero, en otra más; luego, reside durante doctora. La fiesta se inició con un paseo de las dos mujeres a
algún tiempo en la casa de un pariente, mientras el marido «pu- lo largo de la calle, una de ellas tocando el tambor a ritmo lento
rifica» la residencia familiar con aspersiones de agua y de estiér- y la otra armonizando su canto a ese acompañamiento. A conti-
col9. La duración de esta separación, más o menos absoluta
varía según los pueblos entre dos, cuarenta, cincuenta, o com~ 10 Mythes et Lég. d'Austr., p. LXIII; N.-W. THOMAS, Kinship and ma-

e?- .este caso, cien días. De donde se deduce que el aspecto fisio- rriage in Australia, 1906, pp. 6-8; RIVERS, The Toda, p. 547.
11
Para un rito de retorno fisiológico de parto, cf. H.-A. RosE, loe.
log1co del retorno del parto no se toma aquí en consideración cit., p. 271.
sino que hay un retorno social del parto; igual que hay un paren: 12
Véase a este respecto, PLoss-BARTELS, loe. cit., t. II, pp. 402-435,
donde se hallará una descripción de los signos de la prohibición de en-
9 trar en la habitación, etc., del mismo tipo que los tabúes del paso mate·
PLoss-BARTELs, loe. cit., t. II, p. 403; para otros hechos, véase ibid., rial más arriba citados.
pp. 414-418. 13
Du CHAILLU, L'Afrique sauvage, París, 1868, pp. 226-227.

58 59
• J i
nuac1on empezaron las danzas, los cantos y la orgía, que duraron de ser una simple mujer a cony~.r.l:_g'.§~L~n :ma.t.rq~ª' d~__ es<:;I.ava_o
toda la noche. Una vez acaHada la ceremonia, los gemelos que- éoncii6ma -a-müjer-iguaCa los . :q,~mbres. libres o ... !i;:gít_~mos. ·En
daron en libertad para ir yl venir como los demás niños.» El éstecaSO,-·éñ''iñüclias·pablaélones poligínicas, musulmanas o no,
paseo ritual por el territorio de la sociedad general y la comen-
1

hay ritos de paso del primer estado al nuevo. Asimismo, en po-


salidad son ritos de agregactón de tipo conocido, cuyo alcance blaciones en que el divorcio es fácil, está, sin embargo, prohibido
social es evidente. 1
o resulta difícil de obtener cuando la mujer ha tenido uno o
varios hijos. De todo ello resulta que es preciso ver en los ritos
EL CARÁCTER SOCIAL DE L~ RITOS DEL PARTO del embarazo y del parto ritos de amplio alcance individual y
social, y que, por ejemplo, los ritos de preservación o de facili-
En sus detalles concretos los ritos del embarazo y del parto
tación del parto (ejecutados con frecuencia por el padre) y de
presentan, por lo demás, nu •erosas analogías con los que hemos
transposición de personas (cavada o seudocovada) hay que in-
visto en .los. capítulos preced~ntes, así como con los que veremos
elulirlos, sin ningún género. de duda., en. una categoría secundaria
en los s1gu1entes: pasar por ¡encima o a través de algo, sacrifi-
de ritos de paso, puesto que aseguran precisamente al padre y
cios Y plegarias en común, etc. Hay que destacar el papel de los
a la madre futuros el ingreso en un compartimento especial de
j.ntermediarios, que, tanto aquí como en las demás ceremonias,
la sociedad, el más importante de todos y algo así como su nú-
no sólo tienen por objeto neutralizar la impureza, o atraer sobre
cleo permanente.
ellos los maleficios, sino también servir realmente de puente, de
Señalo finalmente el hecho siguiente: entre los ngente, clan
cadena, de vínculo, en definiriva facilitar que los cambios de es-
de los lushei hills, en el Assam, hay cada otoño una fiesta de
tado se realicen sin sacudidas sociales violentas ni detenciones
tres días en honor de todos los niños nacidos durante el año;
bruscas ~e la vida in~ividua~ y .colectiva. . . .
las dos primeras noches, todos los adultos se sientan a comer
El primer parto tiene ur¡.a unportanc1a social considerabl;:¡
y beber; el tercer día, hombres disfrazados de mujer o de poi
que se manifiesta de distintas maneras en los diferentes pueblos.¡
(clan vecino) van de casa en casa visitando a todas las madres
En ocasiones, como entre Ids bontoc-igorrot ,de las Filipinas y
del año, que les dan de beber y les hacen pequeños presentes,
en otros lugares, una chica-lno puede casarse si no ha tenido
a cambio de los cuales bailan 15 • Tenemos aquí un paralelo exacto
reproductor. i·
antes un hijo, probando de ese modo que podrá servir de animal

En las poblaciones para · as que el matrimonio sólo se con-\


_, con las fiestas anuales de los muertos, y un ejemplo interesante
de caso en que la fecundidad no es ritualmente festejada por
un grupo restringido (familia) únicamente, sino por una agru-
valida definitivamente tras . nacimiento de un niño, los ritos \ pación general.
del embarazo y del parto ccmstituyen los últimos actos de las
ceremonias del matrimonio (fal es el caso entre los toda), y el 1
período de margen se extienqe para la mujer desde el comienzo f societies, Nueva York, 1907, p. 90, etc., que no han captado la vincula-
. ción de la tecnonimia con los demás elementos arriba enumerados, re-
del noviazgo hasta el nacimiento del primer hijo. El hecho de j lación que es, por ejemplo, muy clara entre los wabemba del Con?o:
co~:ertirse en .madre eleva tu posicí.ón moral y sociaI14_;, pasa «Hasta el nacimiento del primer hijo, la mujer .nunca llama al: marido
por su nombre; se dirige. a él únicamente con los nombres cpmunes de
En muchos pueblos ocurre •lo mismo con el padre, y ello se ma- bwana (señor) o mwenzangu (compañero). A partir del momento en que el
nifiesta entre otros indicios por !la tecnonimia: pierde su nombre y se padre reconoce a su retoño, la mujer llama a su n:arido po.r el nombre
le llama Padre-de-un-tal o Padre-1e-una-tal. El cambio de nombre es uno del niño precedido de si (padre de ... ) y ella misma recibe el nom-
de los ritos del bautismo, de la i. iciación, del matrimonio, de la entroni- bre del recién nacido precedido de na (madre de ... ); Ch. DELHAISE,
zación; es también, por tanto, cÓmo un. rito de paso, de categorización «Ethnographie congolaise; chez les Wabemha», Bull. Soc. Beige de géogr.,
en un nuevo grupo especial, cofno conviene interpretar la tecnonimia. 1908, pp. 189-190.
Sobre la tecnonimia, cf. entre otrbs: CRAWLEY, The Mistic Rose, pp. 428- 15
DRAKE-BROCKMAN, en Census of India 1901, t. I, Ethnographical
435; MERKER, Die Masai, Berlín,¡ 1904, p. 59; WEBSTER, Primitive secret Appendices, Calcuta, 1903, p. 228.

60 61
CAPITULO V Ahora bien, del mismo modo que el extranjero;d niño debe
en primer lugar separarse de su medí? a.nterio! ._- Este ~e~io
EL NACIMIENTO Y LA INFANCIA puede ser simplemente la madre:. de ahí,, pienso yo, la. prach_ca
de confiar el niño durante los primeros dias a otra mu!er, prac-
tica que carece de toda relación con el tiempo de ~ub1da ~e la
leche.· La principal separación de este tipo se indica mediante
el corte ceremonial del cordón umbilical (con ayuda de un cu-
chillo de piedra o de madera, etc.) y por los ritos relativos al
trozo de cordón que, una vez seco, cae por sí mismo al cabo
de un número variable de días 2 • ·

EL CORTE DEL CORDÓN UMBILICAL

Algunos de los ritos a los que hemos pasado revista en el Hay que señalar que a veces los instrumentos utilizados en
capítulo precedente se relacionaban no sólo con la madre, sino la ceremonia de corte del cordón umbilical pertenecen a la cate~
también con el niño. En las poblaciones donde la mujer encinta goría de útiles propios de la actividad especial de cad~ sexo. Si
es considerada impura, esta impureza se transmite normalmente la criatura es un chico, se corta el cordón con un cuchill~ o con
a su hijo que, en virtud de ello, se ve sometido a un cierto nú- el ;aneo de un hombre de la fatnilia ~ª. entrad~ en anos, ei:
mero de tabúes, y cuyo primer período de margen coincide con Pendjab, sobre una flecha, entre los or~1b1 .del Arizona, etc.; s1
el último período liminar -hasta el retorno social del parto- es una niña, con un huso, en el Pend1ab: ~~bre un palo J?ara
de la recién parida. Asimismo, los diversos ritos de preservación, apretar grano en las tinajas, entre los ora1b1 , etc., com?_ s1 se
contra el mal de ojo, los contagios, las enfermedades, los demo- tratara entonces de fijar definitivamente el sexo del nmo; }º
nios de todo tipo, etc., valen al mismo tiempo para la madre y tnismo ocurre en Samoa 4 • En muchos casos el corte del cor~?n
para el niño; o bien, en el caso de que estén destinados especial- va acompañado de cotnidas comunitarias, de fiestas de. fannha,
mente a este último, su mecanismo no presenta nada de particu- siendo en tal caso claramente un rito de alcance colectivo Y no
lar en relación a las demás prácticas del .mismo género. ya sólo individual. L~ que se hace con el ~ordón varía: a veces
Aquí también volvemos a encontrar la secuencia de los ritos es el propio niño el que lo conserva, de 1gu.al modo ~ue con-
serva sus cabellos o sus uñas cortadas, con ob1eto de evitar cual-
de · separación, de margen y de agrega,ció~t:. Así, Doutté ha
quier disminución de su personalidad o para que nadie se apo-
encontrado en Marruecos, entre los reha~a, una opinión que
dere de ella. Pero, en otras ocasiones, es un pariente el que se
podría estar más extendida de lo que en.1)',rincipio parece, y que
hace cargo del cordón, ya sea con objeto de proteger así la per-
ofrecería una explicación satisfactoria,.,.-tle cierto 'llúmero de prác- sonalidad del niño (es la teoría del alma exterior), ya sea con
ticas: el recién nacido no sólo ~scfonsiíferado «sagrado», sino
que «no puede nacer más qu~/Íras haQer obtenido el favor de 2
El Kalduke de los Narrinyeri, etc.
todos los asistentes» 1• Hay ag'Úí, como"puede verse, una actitud 1 3
H-A RosE Hindu birth observances in the Punjab, Journ. Anthrop.
Inst., t~ XxxVIÍ, 1907, p. 224; H.-R. VoTH, Oraibi natal customs and
de de!ensa del mismo tipo que la que adopta la c9lectividad
ante el extranjero. , <I ceremonjes, Col. Mus. Chicago, t. VI, núm. 2, 1905, p. 48. Sobre el
janeo, o hilo sagrado, cf. Ind. Antiqua!Y, 1902, p. 216, y W. CRooKE,
Things Indian, Londres, 1906, pp. 471-473.
1 f\ • TURNER, Samoa a hundred years ago and long before, Londres,
DoUTTÉ, Merrlikech, t. I, pp. 343, 354.
1885, p. 79.
62
63
objeto d~ .mantener vivo~·1 vínculo de parentesco entre el niño sino en el sentido material, del mismo modo que es la morada
Y su farniI1a, representada or el depositario del cordón E

r
de los muertos. De ahí las semejanzas de.. detalle entre ciertos
casos es enterrado lejos, , abrigo de todos o bien b ·. n Iotros
10 · ritos del nacimiento y ciertos ritos funerarios. Si un niño muer-
bral o en la habitación; también en est~s últim ª e um- to antes del rito de agregación al mundo de los vivos era ente-
s!ento inclinado a ver ritos directos «de em arenta ~s casos :ne
t1cos tratainientos, con vanaciones
· · P rrado y no incinerado, era, en mi opinión, para devolverlo a su
según los blnnento».. Iden- lugar de origen. Dieterich ha citado creencias alemanas (las hay
placenta y el prepucio tras' la circu .. , pue os, reciben la
operaciones tienen en comJn el h ~1s~n; en efecto, todas estas idénticas en Australia, en Africa, etc.), según las cuales las al-
que debe ser compensada tem ec o e marcar una separación mas por nacer (tomando la palabra alma en el más amplio· sen-
de precaución. Las escueÍas :~ralment~ al menos, por medidas tido) viven bajo tierra, o entre peñas. También se ·cree en distin-
que algunos de estos ritos Ion gd esa }'._ a emana han demostrado tos pueblos que viven en árboles, matorrales, flores o legumbres,
.- S e caracter simp, r en el bosque, etc. 8 • Muy extendida asimismo se halla la idea
a 1 runo para una mejor utili:bación d . a ico y preparan
de su habilidad. Pero ot i le sus miembro::¡, d.e su fuerza de que los niños por nacer viven primero en manantiales, fuen-
. ' ros son c ar t . · . . ·· · ' .. tes, fagos, aguas corrientes 9 •
del .mundo asexuado o ddI d amen. e ritos de.· ·separación
mana, y ritos de a r~ aciórl mun o .anterior a la sociedad hu- · . Siendo esto así, interpreto como ritos de paso todos aquellos
estrecha o amplia !1 ~an o¡ aª1 lat ~~c1edad ~exual y a la fainilia que tienen por objeto hacer que el niño entre en el período limi-
de cabeza, el rito' de frotar t.1 ~- n u. El primer baño, el lavado nar, que dura, según los pueblos, de dos a cuarenta días, e in-
dimensión hi . , . runo, etc., aun cuando tengan una cluso más.
. giemca, parece entrar al · ·
ritos de purificación* en !1
~e la madre; y lo mi;mo
sistente en pasar al niño dJ
J:e::
t
1
, nnsmo .tiempo, en cuanto
~:~: ª de n:os de separación
. irse de ritos como el con- Los RITOS DE SEPARACIÓN y DE AGREGACIÓN
alguna cosa, o el deposita~ '~ e1:~1ma, a través o por debajo de
Dieterich haya entendido estf ,~~no ~n el suelo,. por más .que A. Allí donde existe la creencia en la transmigración y en la
a la Tierra-Madre. f
u tmo como un rito de agregación reencarnación, los ritos que tienen por objeto la separación del
recién nacido del mundo de los muertos y su agregación a la
LA MORADA DE - 1
sociedad de los vivos, general o especial, están mejor sistema-
LOS NINOS 'JNTES DEL NACIMIENTO tizados. Tal es el caso entre los arunta, los kaitish, los warra-
No obstante, algunos de ~os rito - 1d mung~, etc., de Australia Central 10 • Entre los tchwi del golfo
refieren efectivamente a la 11· ~ sena a os por Dieterich se de Guinea, cuando un niño nace se le muestran diferentes obje-
de ser ritos de separación ~sma, mas no por ello dejan
6¡1e;Jª tos que han pertenecido a miembros muertos de la familia, y
literalmente esta expresión. ia
;.uro rophos: hay que entender aquel que el niño escoja le identifica con uno u otro de sus
antes de su naciiniento 7 ~o ibe:rl~ es la morada de los niños
·1 . antepasados 11, rito éste que basta para crear la agregación a la
' srm o icamente, en cuanto madre, familia. Por lo demás, esta creencia en la reencarnación coexiste
. . * Según el Addendum, Van Genne h b, - .
. modo de divisa del cap V· S h : d P a ia anad1do lo siguiente a «ert. ca~o de falso parto ~ cuando el riifio nace muerto, dicen: "ha regre·
·
e~ne unhekannte Welt und « cG ~n
• ·die hurter Anbri.ck d es ..T·acles
· weist ·ihn auf
' sado", es decir: a su morada en la tierra».
eme Botschaft aus der dem selh R . ~utet ihn (den Menschen) an wie • Cf. mis Mythes et Légendes d'Australie, pp. XXXI, XLIV-LXVII;
Iag~n, I, 465. [N. del T.] e i ezc e>>, H. St. Chamberlain, Grund· almas de los aino en la mimbrera, BATCHELOR, The Ainu and their
A. DIETERICH, Mutter Erde: L . . .. Folk-Lore, Londres, 1901, p. 235 .
.• Cf. para los detalles ib"d '/ e1pz1g, 1905, pp. 1-21. • DIETERICH, loe. cit., p. 18; Dan M'KENZIE, «Children and Wells»,
7 Ibidem, pp. 57 Y ss 'cf iBem, pp. 31 Y ss., 39. Folk-Lore, t. XVIII (1907), pp. 253-282.
ca, Londres, 1860, t. I ~ Ús·URl~N, the Lake Regions of Centrat'Afri- 10
Cf. entre otros, SPENCER y GILLEN, Northern Tribes, pp. 606-608.
, • ' en,. re os wazaromo del África Oriental: " M.-H. KIMGSLEY, Travels in West-Africa, Londres, 1897, p. 493.
64
l
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65

l
la mayor parte de las veces con muchas· otras teorías. Tal es el a las negras tinieblas; queda salvado; ve hacia la luz de los
caso entre los aino, que alegan lo siguiente como razón de ser vivos ante ti 15 , etc.» Este rito se realiza el décimo día, el último
d'el período liminar en que viven la madre, el padre y el niño de la reclusión de la madre; se le dan entonces dos nombres
durante los primeros días posteriores al nacimiento: admiten al niño, uno ordinario que le agrega a los vivos en general, y
que es la madre la que da al niño su cuerpo, mientras que el otro que sólo debe conocer su familia. El tercer día de la tercera
padre le da el alma; pero esto sólo ocurre de forma progresiva, lunación clara (creciente), el padre presenta el niño a la luna,
':~ ' durante el embarazo por lo que se refiere al cuerpo, y en cuanto rito que yo interpreto como una agregación cósmica. La primera
al alma, primero en los seis días consecutivos al nacimiento salida (cuarto mes) y la primera alimentación sólida (sexto mes)
-durante los cuales el padre se va a vivir a la choza de un van acompañadas asimismo de ceremonias. El tercer año tiene
amigo- y luego en los seis días consecutivos, al regreso a su lugar la ceremonia del primer corte de pelo: ei hecho de que
choza; únicamente al cabo de doce días el niño es un individuo cada familia tenga su peinado particular· por el- que se la reco-
completo y autónomo 12 • Puede que ésta sea una explicación noce, y que se impone al niño, hace que aquí este rito, que en
ª' post~riori de un conjunto de ritos; pero también es posible, sí mismo es un rito de separación 16, sea además un rito de agre-
Y yo pienso que probable, que esta idea de que se precisan va- gación a la sociedad familiar. Luego, la infancia se prolonga
rios días de vida real para que el niño se individualice se halle hasta el importante rito de «la entrada a la escuela» (a los ocho,
en la base de un buen número de ritos de reclusión y de protec- diez o doce años), que marca el comienzo de la adolescencia.
ción del recién nacido.
En el Pendjab moderno, el período de margen (de impureza)
Los ritos de separación comprenden en general todos aque- para la madre y para el niño es de diez días para los brahma-
llos en los que se corta algo; especialmente el primer corte de nes, de doce para los khatris, de quince días para los vaisyas y
pelo, el afeitado de la cabeza; luego, el rito de vestir al niño por de treinta para los sudras; en sentido inverso, por tanto, a la
vez primera. Isos ritos de agregación, que tienen por efecto, se- «pureza» de la casta. Pero la reclusión en la casa dura cua-
gún la expresión de los wayao del África_Oriental 13 , «introducir renta días, durante los cuales la mujer y el niño pasan por una
al niño en el mundo» o, como dicen los dajak de Ba15;:arang, serie de ceremonias cuyo rito principal es el baño y que tienen
«.arrojar el niño al mundo», como un barco al- agua 14 , ·son los claramente por objeto reintegrar progresivamente a la madre
ntos de la denominación, de la lactancia ritual, del primer dien- a la sociedad familiar, sexual y general. El niño es agregado a
te, del bautismo, .etc.
la familia por el rito de la recepción del nombre, la horadación
IS Para los hechos, véase H. OLDENBERG, La religian du Véda, París,
INDIA, CH INA 1903, pp. 363 y 397-398; V. HENRY, La magie dans l'Inde antique, París,
1904, pp. 82-83; W. CALAND, Altindisches · Zauberritual, La Haya, 1900,
p. 107.
Como rito de paso citaré, en la India védica, el recitado del 16
M. OLDENBERG, loe. cit., pp. 361-366, ha observado que el corte del
h~mno a cuyo final se le ata al niño un talismán de pútudru pelo, de las uñas, et~., es un elemento frecuente en numerosas ceremo-
(especie de madera resinosa): «Toma posesión de este sortilegio nias, y hace de él ante todo un «rito de purificación, una lustración».
de inmortalidad ... Yo te concedo el aliento y la vida; no vayas Lo cual es exacto cuando se trata del sacrificio, que comporta un paso
de lo profano a lo sagrado; pero estos términos son excesivamente es-
12 trechos cuando se trata de transiciones en el ámbito de lo profano, como
. BATCHELOR, The Ainu, p. 240, y para los ritos del parto de la
denominación, etc., pp. 235-237. ' las de una edad a otra, o de una situación social a otra, casos en los
13 que la ablación de una parte cualquiera del cuerpo, o un baño, o ui:
A. WERNER, The Natives of British Central Africa, Londres, 1906, cambio de atuendo, QO implican idea alguna de impureza a rechazar m
pp. 102-103.
14 de pureza a adquirir. Así mismo ver también CALAND, «Een indoger-
H. LING ROTH, The Natives of Sarawak and British Nort Borneo,
Londres, 1896, t. I, p. 102. maansch Lustratie gebruik», Vorsl. Med. Ak. Wet. Amst., 1898, pp. 277
y ss., en su interpretación de la triple circunvalación.

66
67
de las orejas, el primer corte de pelo (entre un año y tres pie-
ses y cuatro años); el rito de a a¡figa ha sufrido entre los mu- y se hacen diversos actos en acción de gracias a la «Madre». Al
sulmanes del Pendjab influen ias hinduistas 17, pero parece ser final del mes, la madre y el niño salen de la habitación por
más bien, como en general en el Islam, un rito de agregación a primera vez, y un barbero, o alguien de la familia, afeita por
'¡' la comunidad de los fieles. primera vez la cabeza del niño delante de la «Madre» o de las
.j.

Veamos ahora el esquema de las ceremonias de la infancia


1 tablillas ancestrales.
en Fu-Tcheu 18 • Conviene ante todo recordar que los niños chi- Todos los parientes y amigos son invitados a la fiesta; 3:_Por-
tan regalos (alimento, etc., sobre todo 20 huevos de pato pm~a­
1

nos de los dos sexos ~ienen c~mo protectora, hasta los dieciséis
años, una ·divinidad llamada• «Madre», y que las ceremonias dos y pasteles dulces, con pinturas que representan flores,_ o_bJe-
son idénticas para chicos y 'cas, por más que estas últimas ] tos, etc., de buen augurio; las pinturas blancas están proh1b1das
sean menos estimadas socia te que aquéllos. .•· ~ al ser el blanco color de luto). La abuela materna juega un papel
El tercer día después del. acimiento se lava al niño por vez
primera; sacrificios a la «Mad~e», envío ~e vituall~s, regalos~ ~t­
J
;.i
importante. Los meses segundo y tercero, los padres ofre~ei: a
los parientes y amigos regalos a cambio de los que han .recibido
cétera,. por los parientes y atn~gos. Despues del ~ano, ceremoll_;la durante el parto y al final del primer mes (galletas redondas).
de «la atadura de las muñecas» con un cordelillo de algodon En el cuarto mes se rinde acción de gracias a la «Madre>>, ofre-
rojo que sostiene monedas an,guas, juguetes de plata en minia-. ciéndole regalos que aporta o envía la abuela materna; comida
tura; el cordel tiene una longitud de dos pies, y las muñecas en común de la familia y de los invitados; luego se instala cere-
pueden apartarse entre sí alred,edor de un pie (33 cm); todo ello monialmente por primera vez al niño en una silla, Y se le da
se retira el decimocuarto día, sustituyéndolo por dos pulseras por primera vez alimento animal. Al cabo del año, ofrenda a
de cordelillo rojo que se llevan durante varios meses o un año: t la «Madre» con presentes enviados por la abuela materna que,
en teoría, c~rre con todos los gastos de la fiesta; comida de fa-
1
1
la explicación china es que el tito vuelve tranquilos y obedientes
a los niños. El tercer día se uelga, asimismo, de la puerta de
[a habitación el signo que ind"ca la prohibición de entrar (véa-
·.
·1'
milia· se colocan delante del niño varios juguetes que represen-
tan herramientas de distintos oficios, y aquel que coja ·primero
indica su futuro carácter, profesión, condición social, etc. En
se Cap. II), consistente en un rollo que contiene pelos de perro
y de gato «para impedir que os perros y gatos de la vecindad todos los ritos realizados ante la «Madre» o las tablillas ances-
hagan ruido y asusten al niñ¡o», carbón «para hacer que sea 1 trales se le hace. participar al niño activamente, haciéndole mo-
espiritual e inteligente», médula de cierta planta «para que sea f
¡ ver las manos, etc. En cada aniversario, hasta los dieciséis años,
feliz y rico». Se cuelga del l~cho un calzón del padre con un ¡ a menos que se haya realizado la ceremonia de «abandonar la
papel escrito cuyos caracteres ordenan «a todas las influencias
!
t
!
infancia» se ofrecen a la «Madre» y a las tablillas accio:q.es de
desfavorables que entren en e~ pantalón en lugar de hacerlo en gracias de las que no volveré a hablar más. Cuando el niñ?
el niño». El decimocuarto dí1se quita el paquete y el calzón empieza a andar, un miembro de la familia toma un gran cuchi-
llo de cocina, se acerca a él por detrás y simula que le corta
Para los detalles, remito a ~ s artículos de H.-A. RosE, «Hindu
17
algo entre las piernas: es la ceremonia de «cortar las cuerdas
(and) Muhammedan Birth observances in the Punjah», /oum. Anthr.
18
Cf. DooLITTLE, Social Lije1
Inst., t. XXXVII (1907), pp. 220-~60. .
the Chinese, Nueva York, 1867, t. I,
pp. 120-140; sobre las ceremonias e la infancia en Pekín, cf. W. GRUBE,
de los pies», que tiené como finalidad facilitar el aprendizaje de
la marcha.
Según las familias, cada año, cada dos años (primero, terce-
ro, etc.) o cada tres años (tercero, sexto, etc.) y hasta la cere.,
Zur Pekinger Volkskunde, Berlín, '901, pp. 3-10; cf., entre otras, pp. 8-
9, las ceremonias de cesión de crianza a una nodriza, que comportan la monia de «salida de la infancia» --en caso de enfermadad, va-
secuencia de paso y son análogas 4 rito de adopción (mamar era, por lo rias veces al año, e incluso una o dos veces al mes- se proc~de
demás, uno de los procedimientos de emparentar): las dos familias se
consideran en adelante como pén-qhia (miembros de un mismo clan). al «paso por la puerta». Se hace venir por la mañ~na a var~os
sacerdotes taoístas que constrl_lyen el altar superporuendo varias
68
69
Evidentemente, cabe interpretar toda esta ceremonia como
mesas en- las que colocan platos con manjares variados, cande- rito de transferencia del mal, rito que se halla muy difundido
labros, imágenes de los dioses, etc. Con la música y las invoca- ubn. la forma de «pasar debajo o a través de algo». Por lo
ciones apropiadas, invitan a las divinidades a que acudan a a]O • 1 1t ,
demás, el rito es parcialmente anim1sta, como o es. e ao:smo
probar las ofrendas, sobre todo a la «Madre» y a las diosas casi por entero. Sin embargo, el hecho de q_ue el ob1eto ~ªJ? el
protectoras de los niños. En la parte anterior de la habitación, que se pasa sea un pórtico, unido a la santidad, d~ los p~rticos
denominada «ante los cielos», colocan una mesa con platos, et- en todo el Extremo Oriente, así como de los port1cos af.ncano.s
cétera, y siete montones de arroz que representan la Osa Mayor; a que nos hemos referido más atrás, debe tener un sen~1do, di-
encienden las luces y llevan a cabo «la adoración de la Medi- recto en mi opinión: los niños pasan de un mundo peligroso a
da», siguiendo el rito ordinario. Hacia la caída de la noche se un mundo favorable o neutro cuya entrada es la puerta;. ~,lo
construye la puerta en el centro de la habitación. Está hecha de hacen progresivamente, con la ayuda de la séxtuple repet1c10n,
bambúes recubiertos de papel rojo y blanco, y tiene 7 pies de cuyo sentido no es otro que convertir la habitación c?mpleta en
alto y 2,5 6 3 de ancho. Los muebles de la habitación están un medio sano para los niños, mediante el desplazamiento de la
situados de tal forma que permitan las evoluciones sin que sea puerta desde el centro a las cuatro esquinas y de nuevo. al cen-
preciso volver sobre los propios pasos. tro. y esta interpretación de una parte de la cer~r:i?ma como
Uno de los sacerdotes coge con una mano una campanilla o un rito de paso la confirma lo siguiente: su repetic10n, de ma-
un sable adornado con campanillas y con la otra un cuerno, y nera aún más solemne, en el momento de la «madurez» de !?s
recita sortilegios. Personifica a la «Madre» apartando de los hijos, a la edad de dieciséis años. Por ~l contrario: «la adorac10n
niños las influencias perniciosas. El padre de familia reúne a de la Medida», es decir de constelaciones relacionada~ con la
todos los hijos. Toma en sus brazos al que no anda aún o al vida y la muerte, se realiza para los enfermos cualquiera que
que está enfermo, mientras todos los demás niños se hacen con sea su edad 19 •
un cirio encendido. El sacerdote, soplando el cuerno, pasa len- Dejo de lado las fiestas escolares (de entrada a la e~cuela;
tamente bajo la puerta, seguido del pater familias y de los hijos, en honor de Confucio; para la buena marcha de los estud1?s, et-
uno tras otro. Los demás sacerdotes tocan el tambor sagrado, et- cétera) para detenerme en la ceremonia de «salida de la mfan-
cétera. El sacerdote que dirige la procesión blande su sable o cia» 20. «Recuerda mucho a la ceremonia del paso por la pu:rta,
un látigo y hace como que golpea algo invisible. Luego, se tras- salvo en que es más impresionante y más te::itral.». La teoria es
lada la puerta sucesivamente a las cuatro esquinas de la habita- que a los dieciséis años el chico abandona la mfancia para e:itrar
ción, y la procesión se repite en ellas de la misma manera, antes en la adolescencia y la chica se hace mujer 21 • Una vez reaI:zada
de hacerlo de nuevo, finalmente, en el centro. A continuación, la la ceremonia, la divinidad de los niños, la «Madre~>, de1a de
puerta es demolida, quemándose los despojos en el patio de· tener a éstos bajo su custodia y el individuo cae ba10 la auto-
la casa o en la calle. Por cada ejecución de esta ceremonia se ridad de los dioses en general. Por eso la ceremonia recibe con
confecciona una pequeña estatua de madera, que representa al frecuencia el nombre de «Agradecimiento a la Madre».
niño en cuyo favor tiene lugar la ceremonia; esta estatuilla se Doolittle insiste a continuación en el hecho de que es
conserva hasta la edad de dieciséis años, y se la coloca por lo la edad de los dieciséis años la que señala el comienzo de «la
general al lado de la representación de la «Madre», en el dor- edad de la madurez»; por lo demás, la ceremonia puede adelan-
mitorio, Si el niño muere antes de los dieciséis años, se entierra tarse si el niño debe casarse pronto, o retrasarse por pobreza, et-
la estatuilla con él; si está muy enfermo, es a la estatuilla a la
que se le hace pasar bajo la puerta. Bajo esta puerta deben pasar
" Cf. DooLITTLE, ibid., pp. 134-136.
no sólo el hijo o los hijos enfermos, sino todos los niños de la :ro DooLITTLE, loe. cit., pp. 137-138. .
casa, incluidos los sobrinos, sobrinas, etc., que estén allí en ese 21 Cf. más adelante lo que se dice de la «pubertad social».
momento.
71
70
cétera. El rito esencial sigud siendo pasar bajo la puerta artifi- al nmo con estos pertrechos, se acerca a la puerta de la habi-
cial: y cabe aquí, o bien s~poner que la infancia, considerada tación y le balancea siete veces por encima de la «mdjiria» o
como una cualidad positiva ( orno la enfermedad), ha sido trans- conducto de descarga. Hace otro tanto en cada puerta, particu-
ferida a la puerta y destruí a, o bien - y ésta es la interpreta- larmente en la puerta de los retretes, que con frecuencia· están
ción que prefiero- que la buerta es el límite entre dos perío- en el vesttoulo, y finalmente en la puerta de la calle, pero en
dos de la existencia, de tal i modo que pasar bajo ella es salir el interior. Se llama también a este séptimo día el día de la
del mundo de la infancia para entrar en el de la adolescencia. salida del niño (ioum khroud el mezioud). ¿No resulta evidente
La destrucción del objeto qJe ha servido para el rito puede ex- que esta ceremonia, en el momento en que el niño va a salir
plicarse por el hecho, cons4tado en Australia 22 y América del de la habitación materna, tiene por finalidad presentarlo a los
23
Sur entre otros lugares, del que los sacra no deben servir más espíritus de la casa y hacérselos propicios, particularmente los
que una sola vez: una vez •. terminada una fase ceremonial es que presiden las entradas y salidas?»
preciso destruirlos (es la idea central del sacrificio) o dejarlos He citado con bastante. detalle.los ritos ·c:hinos porque permi-
de lado, en cuanto vaciados cl:le su poder; y para cada fase nueva
se necesitan nuevos sacra, y~ se trate de una ornamentación cor-
ten comprender la secuencia de los
ritos que. conducen gradual-
mente al individuo del nacimiento a la edad adulta en las socie-
poral, de un atuendo o de Htos verbales nuevos 24 • En fin, re- dades que carecen de clases de edad propiamente dichas. El
cuerdo que en China, cada !aniversario de nacimiento, y sobre período comprendido entre el nacimiento y la entrada en la
todo cada etapa de diez aqos a partir de los cincuenta 25 , da adolescencia, iniciación, etc., se descompone en etapas más o
lugar a ceremonias, a ritos ~· ue marcan también el paso de un menos largas y numerosas según los pueblos. Así, por ejemplo,
período a otro. entre los bantúes meridionales 27, el período que va de la primera
Veamos ahora el rito de las puertas en Blida 26 • «El séptimo a la segunda dentición comprende: l.º, los ritos anteriores a la
día después del nacimiento, . ras haber aseado al niño, la coma- aparición del primer diente; 2.º, un margen de la primera a la
drona lo toma y lo extiende. en sus brazos. Sobre el pecho del segunda dentición; 3.º, cuando ésta comienza, se supone que el
bebé fajado se coloca de pl~no un espejo redondo. Este espejo niño «se ha adueñado de su sueño»; ésa es la razón de que la
sostiene el huso de hilar de ja casa, una muñeca llena de índigo, madre vaya a la selva a quemar secretamente la estera que le
en fin, una pizca de sal, ob~etos todos de uso frecuente en las servía de lecho; 4.º, a continuación empieza el período de ins-
operaciones mágicas. La comadrona, sosteniendo en sus brazos trucción: se enseña al chico a no sentarse ya más con las muje-
1

:u Cf. Mythes et Lég. d'Austrj, pp. 134-135, nota 3.


res, se le impide que aprenda su lenguaje secreto; ya no vive
23
KocH-GRÜNBER, carta particular. más que con los chicos de su edad o mayores y debe incluso
24
Del mismo modo, los ojifuway (como muchos otros semiciviliza- salir de la cabaña cuando entra en ella su padre. Durante el
dos) construían cabañas especiales, de formas diferentes para cada ac- período entre la primera y la segunda dentición no se ha infor-
tividad especializada .Y en. :ada ¡ocasión· nueva, ca~aña que sólo servía mado al niño sobre los fenómenos sexuales; a partir del mo-
una vez Y que a contmuacmn se abandonaba: conse10 de guerra, consejo
de paz,. co~ida de fi~st.a, curacfón de un enfermo, cabaña .para aislar
mento en que ésta comienza se le instruye sistemáticaplente
a un chaman, a un ad1v1no, a una· mujer encinta, a un niño por iniciar, acerca de ellos. En ese momento dejan de. realizarse diversas
etcétera. Cf. KoHL, Kitschi-GarJi, Bremen, 1859, t. I, p. 60. - operaciones mágicas, de carácter protector, y sólo entonces está
Cf. DOOLITTLE, loe. cit., tl U, pp. 217-228. TRUMBULL, Thresho/d
25
permitido hacerle trabajar los campos. Así, entre los bantúes
Covenant, p. 176, recuerda la cbstumbre (¿inglesa?) consistente en gol- meridionales, la aparición de la segunda dentición - y «ésta
p_ear a un niño, cada aniversarid, tantas veces como años ha cumplido;
rito que cabe entender como ud rito de separación de los años ya gas- es una regla absoluta en ciertas tribus», no tanto en otras- mar-
tados. , ca un cambio completo de existencia para el niño. Se le extrae
16
DESPARMET, «La MauresqJ.e et les maladies de l'enfance», Rev.
des Et. Ethnogr. et Social., 1908 p. 488. '-
1
Dudley Kmn, Savage Childhood, Londres, 1906, pp. 81-89.

72 73
de la sociedad femenina e infantil propiamente dicha, pero sólo ·· do a continuación un nombre personal secreto, ._más tarde un
c1 , . d 29
penetrará en la sociedad de los adolescentes mediante las cere• nombre de familia, de clan, de soc1eda secreta ;'. etc.
monias de iniciación, y en la de la edad madura mediante las -No creo que haya necesidad de demostrar proh1amente que
ceremonias del matrimonio. Para otras secuencias rituales, re- el rito de la recepción del nombre por el niño es un rito de
mito a las numerosas monografías citadas a lo largo de este agregación:.~ los documentos anteriormente :itados l_? prueban
volumen. por sí solos. Veamos otro todavía:. en Gabc:n, antano, ~u~ndo
Un esquema sumario comprendería los ritos siguientes: cor- nacía un niño, «un pregonero público anunciaba su nac1m~ento
te del cordón; aspersiones y baños; caída del resto del·.cordón; y reclamaba para el niño un nombre y un lugar entre los vivos.
recepción del nombre; primer corte de pelo; primera comida en Alguien, al otro lado de la aldea, respondía que se daba por
familia; primera dentición; prim~ros pasos; primera salida; cir- enterado del hecho y prometía, en nombre. del pueblo, que el
cuncisión; primer atuendo sexual, etc. Hablaré de la circuncisión recién nacido sería recibido en la cotnunidad y tendría todos los
en el capítulo siguiente. Por el momento, conviene decir algunas derechos y ventajas de que gozaba el resto del pueblo. La pobla-
palabras de la recepción del nombre y del bautismo. ción se reunía entonces en la calle, se llevaba allí al recién na-
cído y se le exponía a la vista de todos. Se lleva?~ una cu~eta
llena de agua, y el jefe de la aldea o de la fam1ha le rociaba
LA RECEPCIÓN DEL NOMBRE con agua, le ponía un nombre y pronunciaba una invocación a
fin de que tuviera buena salud, creciera hasta la edad de ~om­
Los ritos de la denominación merecerían por sí mismos una bre o de mujer, tuviera numerosa progenie, numerosas rique-
monografía especial. Han sido estudiados en numerosas ocasio- zas 30 , etc.»
nes 28 , pero en mi opinión nunca han sido considerados detalla-
damente ni en su verdadera dimensión.', Mediante la recepción
del nombre, el niño: 1.º, es individualizado; 2.º, es agregado a EL BAUTISMO
la sociedad, bien a la sociedad general (en cuyo caso la fiesta
Se observará que con el rito de la denominación coexistía
es pública, todo el pueblo participa en ella, especialmente si se
en Gabón un rito que presenta una sorprendente analogía con
t~ata de un varón, y más aún si ese varón es un hijo de jefe),
bien a una sociedad restringida (familia que incluye las dos el bautismo. Casi siempre se ha visto este último como una lus-
líneas de ascendientes, o familia paterna únicamente o familia tración, un rito de purificación o catártico 31 , es decir, en defi-
materna únicamente). ~Las variaciones de detalle son' innumera- 29 Señalo desde ahora que el nombre del adulto también puede variar
bles .. Ora se le da ·al úiño un nombre genérico, que sólo indica a lo largo de su vida, bien con motivo de actos ocasionales (hazañas,
si es chico o chica, o que es el tercero o el séptimo hijo. O bien torpezas); cf. E. BEST, «Maorí nomenclatur7», l<¡lfrn· An.th'._. Inst.,
se le da el nombre de uno de sus antepasados,· sea en una línea, t. XXXII (1902), pp. 194-196, bien de modo s1stematico (na~1m;ento de
hijos, paso de una clase de edad o de un ~ado «Secreto» al s1gu1ente, et-
sea e:i otra. O incluso se le deja escoger su nombre .. O, en fin, cétera); cf. un caso interesante de cambio de nombre en cada «e.tapa
cambia de nombre tantas veces como cambia de · categoría de de vida ascendente» entre los pawni, Alice FLETCHER, «A pawnee ritual
ed~d en la infancia: de tal modo que, con frecuencia, recíbe used when changing a roan's naroe)>, Am. Anthrop., New. Ser., t. 1
primero la denominación vaga, luego un nombre personal cono- (1899), pp. 85-97. . . . .
30 WiLSON, Western Africa, citado por H. NASSAU, Fetishism m W~st

Africa, Londres, 1904, pp. 212-213. Se podrían comparar entre sí las m-


28
Cf. TYLOR, Pr~mitive Culture, 4." ed., Londres, 1903, t. II, pp. 430, formaciones del doctor LASNET en Une mission au Sénégal, París, 1900,
4~7, 441, etc. Para ntos de denominación, cf. también VOTH, Oraibi, loe. pp. 24 (moros), 50 (peuls), 64 (laobé), 76 (tucolores), 88 (mandingas),
cit., PP· 55, 57; SKEAT-BLAGDEN, Wild Tribes of Malay Península, Lon- 127 {uolofs), 145 (sereras).
dres, 1.905, t. II, pp. 3 y ss.; DouTTÉ, Merrákech, passim, etc. 31 Cf. E.-B. TYLOR, loe. cit., t. II, pp. 430 y ss., que incurrió en la

74 75
al grupo totémico antropo-animal o antropo-vegetal o antropo-
nitiva, como un rito de se1· ración respecto al mundo ··anterior, planetario, son la exacta contrapartida de los ritos de ~?regac~ón
bien profano en general, bi n impuro. Sin embargo, no se debe a la familia, a la que parece, sin· embargo, que el rec1en nac1~0
pasar por alto que este mis o rito puede tener también un sen- debería pertenecer también automáticamente, por el hecho rms-
tido de rito de agregación, tomo ocurre cuando se utiliza agua mo de haber nacido de cierta madre y quizá de cierto padre.
consagrada en lugar de agua ordinaria. Pues en este caso el bau-
1

Pero esto nos lleva de nuevo a considerar los ritos de agregación


tizado no sólo pierde una ~ualidad, sino que además adquiere

f
a sociedades especiales determinadas.
otra. Lo cual nos lleva a extinar una nueva categoría de ritos,
los llamados habitualmente tos de iniciación.

LA PRESENTACIÓN Y LA EXP0SICIÓN AL SOL Y A LA LUNA


i

Antes, sin embargo, co~viene recordar que cabría interpre-


tar como ritos de paso cier os ritos de exposición al sol, a la
luna, a la tierra, cuyo senti o exacto no han comprendido, en
mi opinión, J.-G. Frazer y I . Dieterich. En efecto, allí donde,
como entre los bantúes y los ame:rindios --sobre todo los pue-
blos y los amerindios centra~es- se concibe la vida social y la
vida cósmica en íntima viiichración, es normal que exist~n ritos
de agregación del recién na~iido al mundo cósmico o, lo. que 'es
lo mismo, a sus principales e ementos. De ahí los rito.s de presen-
tación a la luna y al sol, e contacto con la tierra:~, etc. De
igual manera, si el ·totemis o es en definitiva utf sistema de
finalidad económica, es non::O.al también que, en uno u otro mo-
mento, ef niño sea agregado i a su tótem, aunque ya se halle em-
parentado con él por su nacimiento. Estos ritos de agregación
confusión señalada en el texto. Sobre el bautismo como rito de inicia-
ción, véase R. FARNELL, The Evo ution of Religion, Londres, 1905, pp. 56-
57 y 156-158..
32
El sentido de la presentación al sol como rito de agregación está
muy claro entre los tarahumar~ (LUMHOLTZ, Unknown Mexico, Lon-
dres, 1903, t. I, p. 273), los <braibi (cf. más arriba, p. 62), los zuni

f
(M.-C. STEVENSON, ·«The Zuni», ¡XXIII, Ann. Rep. Bur. · Aum. Ethnol.,
s. v. Birth), etc. Para casos de resentación a la luna, véase J.-G. FRA-
ZER, Adonis, Atis, Osiris,"2.• ed, Londres, 1907, pp. 373 y ss. La ma-
yoría de los ritos que cita son efectivamente simpáticos, en base a la
idea de que el crecimiento de 1 luna favorece el crecimiento del niño.
Recuérdese, en fin, que la luna el sol, etc., son a veces totems y que
en ese caso, como entre ciertcjs amerindios, la presentación al astro
es un rito de agregación al grup~ totémico; a veces es un rito de agrega-
ción a la divinidad, considerándose en adelante al recién nacido como
«el hijo del sol». ·
77
76
CAPlTULO VI cialmente diferentes y que sólo en raras ocasiones convergen.
A continuación, se examinarán las ceremonias de iniciación de
LOS RITOS DE INICIA:CióN todo tipo, es decir, no sólo aquellas que dan acceso a las clases
! l'
de edad y a las sociedades secretas, sino también las que acom-
pañan a la ordenación del sacerdote y del mago, a la entroni-
zación del rey, a la consagración de los monjes y las monjas,
de las prostitutas sagradas, etc .
.-En el caso de las chicas, la pubertad física se manifiesta por
el hinchamiento de los senos, el ensanchamiento de la pelvis, la
aparición de pelo en el pubis, y sobre todo por el primer flujo
menstrual. Parecería sencillo, por tanto, fechar en ese momento
el paso de la infancia a la adolescencia. En realidad, las cosas
discurren de modo muy distinto en la vida social, lo cual se
explica en primer lugar por hechos que son también de tipo fi-
Las clases de edad y las sociedades secretas han sido objeto siológico: l.º, el goce sexual no depende de la pubertad, sino que
recientemente ~e dos monografías, una de H. Schurtz 1 , otra de se experimenta, según los individuos, bien antes, bien después;
Webster 2, en· las que, sin embargo, no se ha concedido sufi- el espasmo puede producirse incluso varios años antes; de tal
ciente atención al estudio de las ceremonias que aseguran el forma que la pubertad sólo tiene importancia por lo que se re-
acceso a las mismas. Aunque H. Webster ha consagrado además fiere a la capacidad de concebir; 2.º, la primera sangre no apa-
un capítulo a los ritos, sólo los ha estudiado aisladamente, y no rece a la misma edad en las distintas razas ni en los diferentes
deja de ser curioso que no se le haya ocurrido compararlos de·s- individuos dentro de una misma raza. Estas variaciones son ex-
de el punto de vista de sus secuencias. Por añadidura, estos dos tremadamente considerables 3 , hasta tal punto que resulta incon-
autores, imbuidos de la idea de que la iniciación coincidía con
3 PLOSS-BARTELS, Das Weib, s.· ed., Leipzig, 1905, t. I, pp. 394420,
la pubertad y de que todas estas ceremonias tienen como punto
han reunido una considerable cantidad de documentos sobre la primera
de partida ese fenómeno fisiológico, se han dejado llevar a teo- aparición, tanto normal corno anormal (a partir de dos meses, etc.) de
rías generales inadmisibles. Schurtz remite todo al «instinto de .¡. las reglas en los diversos pueblos. La fecha de las primeras reglas de·
sociabilidad», a lo que podríamos llamar el instinto gregario, pende a la vez: del clima, del alimento, de la profesión y de la herencia.
pero sin conseguir hacernos comprender ni las variaciones de A los observadores, médicos en su mayoría, les cuesta tanto ponerse de
las instituciones consideradas, ni la naturaleza de las institucio- acuerdo acerca de la edad media de las primeras reglas, en una pobla-
ción un poco considerable, tornada en bloque (Francia, Rusia, etc.), o in-
nes correspondientes. Webster construye a priori un tipo primi- cluso en una región limitada (gran ciudad, p. ej.), que supondría convertir
tivo de clase de edad y de sociedad secreta y casi no ve otra en excelentes estadísticos a los negros, pobladores de Oceanía, etc., el
cosa por todas partes que desviaciones y degeneraciones de ese suponerles capaces de haber podido descubrir la media para sus propias
tipo hipotético. tribus, antes de toda investigación metódica sobre la influencia del cli·
ma y de la nutrición. El cuadro para 584 mujeres de Tokio es el si-
guiente:
LA PUBERTAD FISIOLÓGICA Y LA PUBERTAD SOCIAL A los once años, 2; a los doce años, 2; a los trece años, 26; a los ca-
torce años, 78; a los quince años, 224; a los dieciséis años, 228; a los
En el presente capítulo se empezará por demostrar que la diecisiete años, 68; a los dieciocho años, 44; a los diecinueve años, 10;
pubertad fisiológica y la «pubertad social» son dos cosas esen- . a los veinte años, 2.
1
Las medias para Africa son las siguientes:
H. SCHURTZ, Altersklassen und Mannerbünde, Leipzig, 1902. Wolofs, once a doce años; Egipto, diez a trece años (Pruner-Bey), o
2
H. WEBSTER, Primitive secret societies, Nueva York, 1908. nueve a diez años (Rigler); bagos, dieciséis años; suaheli, doce a trece

78 79
cebible que pueda fundars una institución sobre un elemento dad esta que atraviesa todas las demás sociedades generales o es-
tan poco determinable y ta , poco constante como la pubertad. peciales. Esto es válido sobre todo a propósito de las chicas 6 , al
:.,·
~< Incluso en Europa, estas v riaciones no responden a las pres- ser la actividad social de la mujer mucho más simple que la del
cripciones legales. En Rom , las chicas son legalmente núbiles hombre.
a los doce años, pero sólo la duodécima parte de las jóvenes La cuestión es más complicada en el caso de los varones:
romanas tiene sus reglas a sa edad; la inmensa mayoría no las aquí la variabilidad es aún más considerable, dado que la pri-
tiene hasta los catorce o qui ce años, y algunas, excepcionalmen- mera emisión de esperma puede verse precedida por emisiones
te, desde los nueve años. n París, la edad legal para casarse de ·mucus, dado que con frecuencia pasa inadvertida para el su-
es de quince (?) años y seis eses; pero la media de la pubertad jeto y que, en fin, suele producirse en la mayor parte de los
es de catorce años y cuatr meses, según Brierre de Boismont, individuos por influencia de un choque exterior cuya fecha de-
y de quince años y cuatro meses, según Aran, siendo anterior pende de circunstancias imposibles de prever ni de dirigir. De
para 1~s clases ricas que p ra· las clases obreras. Así, pues, en ello se sigue que la pubertad de los chicos la cifra la opinión
Romá la pubertad social es anterior, y en París posterior, a la general en el crecimiento de la barba, de los pelos del pubis, etc.
pubertad fisiológica. 1 Pero también en eso las variaciones étnicas e -individuales son -
Más valdría, por tanto, flejar de llamar ritos de la pubertad considerables.
a los ritos de iniciación. Nada más lejos de mí, sin embargo, que Así pues, tanto para uno como para otro sexo la pubertad
la intención de negar la exibtencia de ritos de la pubertad fisio- física es un momento muy difícil de fechar, y esta dificultad ex-
lógica, ritos que en alguno$ casos excepcionales coinciden con plica que sean pocos los etnógrafos y exploradores que han he-
ritos de iniciación. En tales casos se aísla a las chicas incluso e cho investigaciones sobre ella. Lo cual hace aún más imperdo-
a veces se las considera primero muertas, luego resucitadas 4 ; nable el haber aceptado la expresión «ritos de pubertad» para
en cambio, otros pueblos 5 ~arecen de cualquier tipo de rito en designar al conjunto de ritos, ceremonias y prácticas de todo
ese momento, por más que posean ritos de iniciación social. tipo que marcan en los diversos pueblos el paso de la infancia
Todo induce a pensar 4J.ue la mayoría de estos ritos, cuyo a la adolescencia. Conviene, por consiguiente, distinguir la pu-
carácter propiamente sexual no cabe negar, y de los que se dice bertad social de la pubertad física, det' mismo modo que se dis-
o
que convierten en hombre en mujer --o que conceden la ap- tingue entre un parentesco físico (consanguinidad) y un parentes-
titud para serlo--, pertene4n a la misma categoría que ciertos co social, entre una madurez física y una madurez social (mayo-
ritos del corte del cordón ubibilical, de la infancia o de la ado- ría de edad), etc.
lescencia; _son ritos de sepa~ación del mundo asexuado, seguidos Merece la pena destacar que incluso observadores prudentes,
de ritos de agregación al mP.ndo sexual, a la sociedad restringi- y que han publicado, cuando menos, elementos precisos de apre-
da constituida por los indi~iduos de uno o de otro sexo, socie- ciación, no han sabido ver que se trataba de dos fenómenos dis-
tintos y se han servido, por tanto, de 'la palabra pubertad en uno
años; wanjam.;,...,esi, doce a trece años; beréberes de Egipto, quince a die-
1

u otro sentido alternativamente. Veamos algunos ejemplos de esta


ciséis; Somalía, dieciséis años; iLoango, catorce ·a quince, raramente do-
ce; árabes de Argel; nueve a diez; ·Fezzan, diez a quince años.
4
• Numerosos datos han si4o reunidos por J.-G. FRAZER, Goldon 6
Llegaríamos a resultados idénticos comparando la edad a que se
Bough, t. Iíl, pp. 204-233; cf. también HUTTER, Nord-Hinterland von realiza la desfloración artificial (perforación del himen) con la de la
Kamerun, Brunswick, 1902, p. 4:27; STEVENSON, «The Zuni», XXIII Ann. pubertad: salvo raras excepciones, una y otra no se hallan en relación
Rep. · Bur. Etnol, pp. 303-304, e~c.; C.-G. Du Bms, The religion of the en un mismo pueblo; además, la perforación del himen no es única·
Luisenio. Indians of Southern California, Univ. Cal. Publ., t. VIII, nú- mente una preparación para el coito, sea nupcial, sea anterior al matri-
mero 3, 1908, pp. 93-96. · monio, o para los esponsales. Sobre este rito, cf., entre otros, H. SIDNEY
s JENKS, The Bontoc Igorrot, Philippines Dep. Int. Ethnol. Survey HARTLAND, «At the temple of Mylitta», en Anthrop. Essays presentados
Publ., t. I, 1904, pp. 66 y ss. \
1, por E.-B. TYLOR, Oxford, 1907, pp. 195-198.

80 81
confusión: tras haber descrito cuidadosamente las «ceremonias tercera no parece llegar sino mucho tiempo después, puesto que
de la pubertad» de las muchachas entre los indios thomson, cere- hace del niño un guerrero propiamente dicho, libre para casar-
monias que se realizan lejos del pueblo, en una choza especial, se 13 • En definitiva, a la cuestión que plantea Leo Frobenius 14
y que comportan tabúes, lavados, ritos simpáticos 7 , etc. Teit aña- sin intentar siquiera responderla con precisión -«¿coincide el
de: «con frecuencia se prometía a las muchachas siendo aún ni- momento del noviciado en cierta medida con la madurez se-
ñas con hombres veinte años mayores que ellas, pero sólo se las xual?»-, contesto claramente: no; y lo hago con tanto más én-
consideraba hábiles para casarse cuando habían termi'nado todas fasis por cuanto que las ceremonias de la primera menstrua-
las ceremonias concernientes a la llegada a la pubertad, es de- ción 15 o bien existen en pueblos que carecen de ritos de inicia-
cir, alrededor de los diecisiete o dieciocho años, y a veces a los ción, o bien * poseen un carácter más acusado sólo porque se
veintitrés 8 ». Se concederá que la pubertad física difícilmente trata en efecto de la primera aparición 16 de un fenómeno, que
puede ser la causa principal de ceremonias tan largas y que com- posteriormente irá siempre acompañado de ritos especiales debi-
prenden en sus detalles varias etapas. En el caso de los varones, dos a la cualidad impura tanto de la mujer como tal cuanto de
se dice claramente 9 que el tipo de ceremonias a realizar depen- su sangre menstrual.
de de la profesión (cazador, guerrero, etc.) que se propongan La distinción entr~ la pubertad física y la pubertad social se
abrazar, y que cada adolescente las inicia a partir del día en que aprecia aún con mayor claridad en ciertas ceremonias de los
ha soñado por vez primera con una flecha, una canoa o una
toda 17, que practican la poliandria y se prometen en matrimo-
mujer, lo cual, por lo general, ocurre entre los doce y los dieci-
nio desde los tres años. Poco tiempo antes de la pubertad fisio-
séis años. Asimismo, en las «ceremonias de la pubertad» entre
los lillooet de la Columbia Británica 10 nada indica que se trate lógica, un hombre de sección diferente a la sección del prome-
de pubertad física, sino que todo, por el contrario, y en especial tido de la muchacha acude de día al pueblo de ésta y extiende
el hecho de que para los jóvenes aspirantes a convertirse en cha- su capa de manera que les cubra a los dos; permanecen así al-
manes el período dure muchísimo tiempo, prueba que se trata, gunos Ininutos y luego el hombre se va. Quince días después,
como entre los chinos 11 , de la «pubertad social». Tampoco en- un hombre bien conformado y fuerte, sin que importe la sección
tre nosotros coincide la edad en que se permite a los jóvenes ca- y clan a que pertenéce, viene a pasar la noche en compañía de
sarse con el momento de su pubertad fisiológica: si un día lle- la muchacha y la desvirga. «Esto debe ocurrir antes de ta pu-
gan a coincidir estos dos momentos, uno social, el otro físico, bertad, y pocas cosas desacreditan tanto a la mujer como no eje-
será como consecuencia del progreso científico. cutar esta ceremonia; puede hasta impedirle casarse.» Y las ce-
Entre los hotentotes, los varones permanecían en la sociedad remonias del matrimonio propiamente dicho no empiezan has-
femenina e infantil hasta los dieciocho años 12 ; en cambio, entre ta los quince o dieciséis años, o sea, algunos años después de
los elema del golfo Papú, la primera ceremonia se realiza cuan- la pubertad.
do el niño tiene cinco años; la segunda, cuando tiene diez, y la
13 J. HoLMES, «lnitiation ceremonies of the natives of the Papuan

1
J. TEIT, The Thomson Indians of British Columbia, Jes. N. Pacif. Gulf», /ourn. Anthr. Inst., t. XXXII (1902), pp. 418-425.
14 L. FROBENIUS, «Die Masken und. Geheimbünde Afrikas», Nova
Exped., t. I (Nueva York, 1898-1900), pp. 311-321.
• Ibídem, p. 321. Acta Leopoldina, etc. Halle, 1898, p. 217.
• Ibidem, pp. 317-318.
15
Cf., entre otros, J.-G. FRAZER, Golden Bough, 2.ª ed., t. I, p. 326.
1
º J. TEIT, The Lillooet Indians, Jesup. N. Pac. Exp., t. II, Leiden y * Según figura en el Addendum, Van Gennep suprimió en su ejem-
Nueva York, 1906, pp. 236-267. plar personal desde «O bien existen ... » hasta « ... , o bien», ambos inclu-
11
Cf. más arriba, pp. 79, 85. sive. [N. del T.]
16
12
P. KoLBEN, The pr.esent state of the Cape of Good Hope, t. I, Cf. más adelante, cap. IX.
11
p. 121, citado por WEBSTER, loe. cit., pág. 23. H. RIVERS, The Toda, Londres, 1905, pp. 502-503.

82 83
.

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LA CIRCUNCISIÓN
marca bien la entrada en la infancia, bien la entrada en la ado-
l
Las variaciones en la edad que se practica la circuncisión
1

hubieran debido hacer comprerider por sí solas que se trata de


lescencia, pero sin que tenga nada· que ver con la pubertad fí-
sica.
Hay pocas prácticas sobre las que se haya disertado tanto 1
. un acto de carácter social y no fisiológico 18 • En un elevado nú-
1

y tan alegremente. De todos los trabajos que conozco sobre_ la I'


mero de pueblos la operación ¡se realiza. a intervalos bastante circuncisión, el de Richard Andree sigue siendo el que me1or
alejados, por ejemplo, cada do~, tres, cuatro o cinco años, de da cuenta de la complejidad del problema. Sin embargo, no ha
suerte que se circuncida al mismo tiempo a niños de desarrollo puesto de relieve el importante hecho de que no se puede c_om-
físico-sexual diferente. Además,¡ en una misma reg1on, habitada prender la circuncisión si se la examina aisladamente; conviene
por poblaciones del mismo tipo ¡somático (raza), se observan no- situarla dentro de la categoría de prácticas del mism:o género, es
tables variaciones. Así, por ejemplo, en las regiones de Marrue- decir, en. la categoría de aquellas prácticas que, por ablación,
cos exploradas por Doutté n~s encontramos con que la cir-
19
seccionamiento o mutilación de cu~quier parte del cuerpo~ mo-
cuncisión se realiza: entre los dt.Ikkála, de siete a ocho días des- difican de forma visible para todos la personalidad de un in-
pués de nacer o a los doce o trhce años; entre los rehamma, de dividuo. Con toda razón ha asimilado Dputté 23 la circuncisión
los dos a los cinco años; en F~· , entre los dos y los diez años; al primer corte de pelo y a las ceremonias de la primera denti-
en Tánger, a los ocho años; e tre los jbala, de los cinco a los · ción, o Lasch 24 y Westermarck 25 a otras mutilaciones corpor~­
diez años; en los alrededores d Mogador, de los dos a los cua- les; pero Lasch se equivocó al entenderlas como ritos de p:1ri-
tro años; en Argelia, entre los musulmanes ortodoxos, a los siete ficación, y Westermarck, al interpretar toda la serie de mutila-
u ocho años, cuando no a los 'siete días justos de nacer, o al ciones como prácticas destinadas a atraer al sexo femenino. Cor-
menos lo más pronto posible 20 • Se podría trazar un cuadro se- tar el prepucio equivale exactamente a sacar un diente (Austra-
mejante con ayuda de los matefiales reunidos por R. Andree 21 , lia, etc.), a cortar la última falange del dedo meñique (África
por el doctor Lasnet en Senegal 22, etc. Así pues, un mismo rito del Sur), a cortar el lóbulo de la oreja, a perforar el lóbulo, el
!

septum, el himen o a practicar tatuajes o sacrificios, a cortar el


'ª Véase a qué extraños resultad~! s se ha visto llevado. WEBSTER, loe.
cit., caps. II y III, y pp. 36, 200-20 , 205-206.
pelo de cierta manera: se saca al individuo mutilado de la hu-
manidad común mediante un rito de separación (idea· de corte,
" DOUTTÉ, Merriikech, París', 19 4, pp. 262-263, 351-3!l2, etc. de perforación, etc.), que automáticamente le agrega a un grupo
'º Que la extirpación del clítoris¡ también es independiente de la pu- determinado; y de tal manera que, al·dejar la op~!ación hue1las ·
bertad fisiológica, pero determina 18i pubertad social (aquí, el derecho a
casarse), se desprende del cuadro siguiente, que elaboro a partir de PLoss indelebles, la agregación sea definitiva. La circüncisión judía·~o
y BARTELS, Das Weib, 8.ª ed., 190 , t. I, pp. 248-249: ofrece nada de particular: se presenta· claramente como «Un sig-
Arabia, algunas semanas desp del nacimiento; Somalía, ·tres a no de alianza» con una determinada divinidad y como la señal
cuatro años; Egipto meridional, n a diez años; Nubia, primera in· de pertenencia a una misma comunidad de fieles 26 •
fancia; Abisinia, hada los oc;ho o el 80.º día despuéS del . nací·
mientó; Delfa o Níger, durante la · fancia, sin edad.fija; malinkés, bam- circuncisiones se realizan a intervalos más o menos alejados, según el
baras, doce a quince años; malayo , etc., en el momento de comenzar m1mero'. de hijos.
la segunda dentición; javaneses,· se s a siete años; makassares, tres a 23
DouTTÉ, Merrákech, t. I, p. 353.
siete años; gorontalos, nueve, doce quince años; etc. 2
21 • R. LASCH, Mitteilungen dfil la Soc. Anth. de Viena, 1901, pp. 21
R. ANDREE, «Beschneidung», eh Ethnographische Parallelen, 2." se- y SS.
rie, Leipzig, 1889, pp. 166-212. • 25
42 WESTERMARCK, Moral ideas, t. I, p. 205.
En: Une mission au Sénégal, darís, 1900, p. 14 (moros, siete años), 2
La teoría de J.-G. FRAZER (The Independant Review, 1904, pp. 204

108 (khassonké, a partir de la infa;dia y tanto más tarde, hasta los quin- y ss.), para quien se sacrifica una parte del individuo con objeto de sal-
ce años, cuanto más rica sea la fanirua); la edad habitual (peuls; p. 64; var el resto del mismo, no da cuenta más que de algunos hechos; la
malinké, p. 88; sereres, p. 145, etc.~ es de diez a quince años, pero las de CRAWLEY (The Mystic Rose, pp. 396, 397), para quien la circuncisión

t 85
En definitiva, si se tiene en cuenta también la extirpación nerse al coito, al disminuir el deseo como consecuencil:!- de la me-
del clítoris y de los labios mayores 27 , la perforación del himen nor sensibilidad del glande. Asimismo, la extirpación del clítoris
y la sección del perineo, así como la subincisión, se constata que (es decir, la ablación de un centro erógeno), la sección del pe-
el cuerpo humano ha sido tratado como un simple trozo de ma- rineo y la subincisión del pene disminuyen también la excitación
dera que cada cual ha tallado. y arreglado a su modo: se ha sexual. En el fondo, los semicivilizados no han querido llegar ·
. cortado lo que sobresalía, se han agujereado las paredes, se han tan lejos: han tallado órganos que, del mismo modo que la na-
labrado las superficies planas, y a veces ·con auténticos derro- riz o la oreja, atraen la mirada porque sobresalen, y que pue-
ches de imaginación, por ejemplo en Australia. Entre todas es- den, a consecuencia de su constitución histológica, sufrir todo
tas prácticas, la circuncisión es aún una de las más simples y de tipo de tratamiento sin daño alguno para la vida ni para la ac-
las menos graves; de cara a su interpretación normal, es verda- tividad individual 29 •
deramente lamentable que la hayan practicado los judíos, pues
a consecuencia de ello los innumerables comentaristas de la Bi-
LAS MUTILACIONES CORPORALES
blia le han asignado un lugar aparte, al que no tiene ·ningún
derecho. Si los judíos se hubieran vinculado a Jahvé perforán- Desde la perspectiva del presente libro, carece por completo
dose el septum, ¡cuántos errores se habría ahorrado la literatura de interés lá· cuestión de si cada tipo .de mutilación se ha in-
etnográfica!
ventado una sola vez, transmitiéndose a continuación en présta-
Hay varias razones para no concebir la circuncisión como mo de pueblo en pueblo, o si se ha inventado varias veces de
algo relacionado con la procreación: 1.", porque la edad en que
• El prepucio cortado se tira o se conserva, etc. Las ::ianeras de_ ~c­
2
se la practica varía entre el séptimo día y los veinte años (o más
tarde en caso de adopción, de conversión al judaísmo, al Islam, tuar varían infinitamente a este respecto, corno ya se di10 a propos1to
del cordón umbilical, de los cabellos, etc., cf. más artrás, p. 63. Téngase
etcétera); 2.", porque la practican, junto a otras mutilaciones de presente que la longitud del prepucio varía según las razas y que, rela-
los órganos sexuales, poblaciones que ignoran el mecanismo fi- tivamente corto entre los pueblos rubios de Europa, alcanza entre los
siológico de la procreación 28 ; 3.ª, porque parece más bien opo- negros y los árabes longitudes desproporcionadas. Este es otro de los
puntos sobre el que serían muy útiles encuestas de cierta amplitud. La
Y la •perf?r~ción del himen tienen como finalidad «remediar el peligro vieja teoría de la significación sexual la sostiene aún el P. LAGRANGE
J:ylo-1deahst1co que resulta de un cierre aparente», es un tanto fantás- (Etudes sur les religions sémitiques, pp. 242 y ss.): «Es como una con-
tic; la de Ad. REINACH {«La lutte de Jacob et de Moise avec Jahvé et sagración, por un sacrificio sangriento, de la vida sexual en la que en
l'?rigine de la circoncisiom>, Rev. des Et. Ethnogr. et Sociol., 1908, pá- adelante se admite al joven», y por el P. ScHMIDT (en Anthropos,
ginas 36?, 362), para quien la circuncisión es una especie de bloodco- 1908, pp. 602-603, nota): «Parece cada vez más manifiesto que en los
venant, introduce un elemento inútil, el de la sangre (pues habría que pueblos semicivilizados la circuncisión debía, según sus ingenuas y erró-
demostrar que la_ sangré ?e la herida, y suele producirse bien poca, se neas suposiciones, facilitar el acto de la generación, practicándose, en
r~cogía Y era. ob1e~o de ritos ulteriores); aun cuando valga para los ju- la mayoría de los casos, durante esas misteriosas fiestas de la pubertad,
d10s, no explica m la circuncisión ni la extirpación entre los semicivi- cuando se alcanza la edad viril.» Sería imposible acumular en menos
liza~os. También R. ANDREE, loe. cit., pp. 206-207, se adhiere en últi- palabras tantos errores teóricos como los expuestos por estos eruditos.
ma mstancia a la explicación por la santidad de la sangre derramada En cuanto a PREuss, en Globus, t. LXXXVI, p. 362, piensa que la cir-
. TT La longitud del clítoris varía con los individuos y las razas .. En cuncisión facilita «el soplo generador» mediante el cual el padre trans-
alguni;s 7asos, Pll:,ede ser que la extirpación tenga por objeto suprimir mite su alma al niño; del mismo modo, SCHURTZ cree que la circun-
el apend1ce en Yirtud del cual la mujer se asemeja al hombre {lo cual cisión tiene por objeto facilitar la generación (loe. cit., pp. 96-97). Todo
es exact;:i desde. el pu17to. ?e vista anatómico) y que no se trate más que esto estaría muy bien si los semicivilizados supieran, tan bien como nues-
de ~1;, rito ~ie d1ferenc1ac10n sexual del mismo género que la primera im- tros médicos y mejor que nuestros campesinos, a qué atenerse sobre el
pos1c1on (ntual) del vestido, de los instrumentos y útiles, etc., especia- mecanismo de la concepción. Aconsejo vivamente a quienes estén inte-
les de cada sexo. ·
28 resados por estas cuestiones que lean los E:tudes de Psychologie sexuelle,
Cf. mis Mythes et Légendes d'Australie cap. V y Man 1901 y de Havelock ELLIS, Das Weíb de PLoss y BARTELS, y, en general, tra-
1908. ' ' '
tados detallados de fisiología y de psicología sexuales.

86. 87
modo independiente. Señalo úficamente que, al ser cada tipo lento --0 que al menos- lo parece- se le .separa definitivamente
de mutilación un procedimient de diferenciación colectiva, el de su madre, que con frecuencia estalla en llanto. Como dice
~résta~~ no puede realizarse e tre tri~us limítrofes, siendo po- Howitt de los kurnai: «La intención de todos los actos de esta
sible umcamente en el caso de que dicha forma, aún descono- ceremonia es acarrear un cambio momentáneo en la vida del
cida, pueda servir para difereneiar más a un grupo dado de sus novicio; el pasado debe ser separado de él (cut off) por un in-
vecinos. ~ tervalo que nunca podrá ser nuevamente salvado. El parentesco
-Las mutilaciones son un m dio de diferenciación definitivo; con su madre en calidad de niño es bruscamente roto y, a partir
hay otros, como el llevar un tuendo especial o una máscara, de ahí, queda adscrito a los hombres. Debe abandonar todos los
o también las pinturas corporÁles (con tierras de color, sobre juegos y todos los deportes de su infancia, al mismo tiempo que
todo) que marcan una diferenr·ación temporal. Yeremos cómo se rompen los antiguos vínculos domésticos entre él y su madre
éstos desempeñan un papel co siderable en los ritos de paso, o sus hermanas. Se convierte ahora en un hombre, instruido y
pues se repiten con modificacio es a cada cambio en la vida de] conscien.te de los deberes .que le incumben en su calidad de
individuo. miembro de. la: -comunidad murring ~-.» Lo que Howitt dfoe de
las ceremonias de los kurnai vale para las de las demás tribus
del Sur, del Sureste, de la Australia central, etc.
CLANES TOTÉMICOS En algunas de éstas se considera al novicio como muerto, y
permanece muerto mientras dura el noviciado. :Bste se prolonga
Dicho esto, conviene exami r en detalle algunas secuencias. por un tiempo más o menos largo y consiste en un debilitamien-
Empiezo por la iniciación a las ciedades totémicas. to corporal y mental del novició, destinado sin duda a hacerle
Gracias sobre todo a Spen y Gillen 30, a W. E. Roth 31 , perder toda memoria de su vida infantil. A continuación viene
32
a A. W. Howitt y a R. H. Ma hews 33 , se conocen hasta en sus una parte positiva: enseñanza del código consuetudinario, edu-
más mínimos detalles las cere nías de iniciación al grupo toté- cación progresiva por ejecución ante el novicio de las ceremo-
mico en varias tribus australiatias. Transcurren entre el décimo nias totémicas, recitado de mitos, etc. El acto final es una cere-
y el trigésimo año. El primer acto consiste en una separación del monia religiosa (allí donde existe la creencia en Daramulun, etc.)
-medio anterior, mundo de las inujeres y de los niños; como en y, sobre todo, una mutilación especial, que varía con las fribus
el caso de la mujer encinta, ha~ reclusión del novicio en la sel- (se extrae un diente, se practica una incisión en el pene, etc.)
va, en un lugar especial, en. u~a cabaña especial, -etc., acompa- y que hace al ·novicio idéntico por siempre a los miembros adul-
ñada de tabúes de todo tipo, sÓbre todo alimenticios. La vincu- tos del clan. A veces la iniciación se realiza de una sola vez;
lación del novicio a su madre dura aún algún tiempo; pero otras veces, por etapas. Allí donde se considera al novicio como
siempre llega up. momento en •que, por un procedimiento vio- muerto, se le resucita y se le enseña a vivir, pero de modo dis-
tinto a como lo ha hecho durante la infancia. Cualesquiera que
30- SPJ?NCER. y GILLEN, rh.'e Nati~e tribes of Central Australia, Lon- sean las variaciones de detalle, se llega siempre a-.distinguir una
d~eS, 1899, pp. 212-386; The North~rn tribes of Central Australia, Lon-
secuencia conforme al esquema ·general de. los .r~tos de paso 35•
dres, 1904, pp. 328-379.. ·
31
W.-E. ROTH, Ethnological
i .

St1
·

dies among the North-West-Central


Queensland Aborígenes, Brisbane, 1 97, y North Queensland Ethnography 34
HoWITT, S.-E. Tr., p. 532.
Bulletins, años 1901 y ss. 35
Por lo general, se atribuye una importancia exagerada al destino
32
A.-W. HowITT, The Native tr bes of South and Sou.th-East Austra- del trozo de prepucio cortado; como ya he dicho, este pedazo del indi-
lia, Londres, 1904, pp. 509-677. · · viduo participa sin duda de su antiguo portador, pero no más que los
33
R.-H. MATTHEWs, numerosos, artículos en las Revistas de las So- cabellos cortados, los recortes de uñas, la saliva, la orina, etc., o que
ciedades de Antropología de París( V.lena, Londres, Washington y las los dientes extraídos, también como rito de iniciación. En las tribus aus-
sociedades científicas de Australia. • tralianas que ejecutan este rito, el diente es recogido y conservado con

88 89
FRATERNIDADES MÁGICO-RELIGIOSAS y pierde todo carácter específico. J. H. Kohl ha descrito _con de-
talle 37 las ceremonias de admisión a «la orden de los m1dé» en-
Las «fraternidades» mágico-religiosas están fundadas esen- tre los ojibwe. La secuencia es la siguiente: construcción de una
cialmente en la organización de clan, es decir, de individuos so- cabaña sagrada 38 ; se ata el niño a una tabla y se comporta du-
cialmente emparentados; pero son, sin embargo, otra cosa. Al rante toda la ceremonia como si hubiera perdido toda perso-
menos, aun cuando en la Columbia Británica el clan totémico nalidad; se viste, pinta, etc., a los participantes; procesión gene-
subsista aún idéntico a la fraternidad, existe aparte y junto a ral en el interior de la cabaña; los jefes-sacerdotes-magos matan
ella. en las llanuras, y ha desaparecido entre los indios pueblo, a todos los asistentes; a continuación resucitan uno tras otro;
donde la fraternidad es de base territorial (cf. los tusayan, los la procesión, la masacre y la resurrección se llevan a cabo tras
hopi, etc.). Para las ceremonias de iniciación de los kwakiutl, re- cada escena importante de la ceremonia; el padre, acompañado
mito a la memoria de Boas 36• Entre los australianos, el derecho por los padrinos y madrinas, presenta s:: hijo a _los jefes Y a c~n­
a formar parte del clan totémico se transmite hereditariamente; tinuación baila con los que le acampanan. As1 hasta el medio-
entre los kwakiutl, se adquiere además por el matrimonio; pero día; por la tarde se exponen los sacra, ramajes cubiertos por
de todas maneras, el individuo sólo se incorpora a él gracias una tela en el centro de la choza, marchando en procesión a su
a las ceremonias de paso, que le sep;:tran de su medio anterior alrededor una vez, cinco veces., etc., hasta que la tela queda
para agregarle al nuevo medio restringido. Si entre los australia- cubierta por un montón de conchas coloreadas que cada cual
nos se separa al niño de su madre, de las mujeres y de los ni- ha ido dejando caer de su boca; luego la procesión vuelve a e~~­
ños, entre los kwakiutl el mundo anterior lo personifica un «es- pezar, recogiendo al pasar una concha cada uno, que se utih-
píritu» que se trata de exorcizar, punto de vista -idéntico al de zará como poderosa «medicina» al haberse vuelto sagrada. Des-
los cristianos que exorcizan a Satán durante el bautismo. La idea pués, y por turno, todos los asistentes, fumando si son hombres
de muerte y de resurrección también la volvemos a encontrar (acto ritual), se acercan a tocar el tambor sagrado y a cantar una
aquí. En fin, la agregación a la sociedad consiste en la adqui- especie de oración. Hacia el anochecer, recepción por los jefes
sición del «espíritu» protector colectivo del clan, equivalente del y sacerdotes de los regalos ofrecidos por el padre, a quien dan
tótem australiano. a cambio «medicinas», amuletos, etc.; discurso del gran-sacerdo-
El animismo es más pronunciado entre los omaha, ojibwe, te solicitando «la bendición divina de Kitschimanitu»; comida
etcétera, donde el protector a adquirir está más individualizado en común, de maíz cocido en agua, en la que los niños reciben
su parte; durante la ceremonia el niño recibe un nombre. .
esmero (HOWITT, S.-E. Tr., pp. 542, 562, 565, 569, etc.; SPENCER y GIL- Entre los zuni de Arizona, cada niño varón debe ser reci-
LEN, North. Tr., p. 594), o bien pulverizado, mezclado con carne e in- bido en el Ko'tikili (fraternidad mitológica), asociándole a uno
gurgitado por la madre o la abuela del iniciado, según sea éste hembra
o varón, o bien finalmente enterrado (North. Tr., pp. 593, 594); este
de los kiwitsiwe (casa de ceremonias sagradas, especie de tem-
diente es siempre un objeto en alguna medida sagrado (ibid., pp. 594, plo), que tiene que ser el del marido, o bien el del hijo prir;io-
595); sin embargo, entre los kaitish se deja el diente en tierra, donde génito o hermano primogénito de la comadrona que ha traido
haya caído, y no se cree que pueda ser utilizado para operaciones de el niño al mundo; ese mismo hombre sirve al niño de padrino
magia (ibid., p. 589). Por consiguiente, si sólo nos basamos en los ritos, durante la iniciación, sea ésta involuntaria (a temprana edad) o
no veo en virtud de qué el prepucio habría de ser la sede de la fuerza
vital en mayor medida que el pelo, los dientes, las uñas, la orina, la voluntaria (hacia los doce o trece años 39). Cada individuo, hom-
sangre, o las defecaciones; seguramente no es ni la sede de la fuerza de
reproducción ni una especie de embrión animado e independiente. 37 J.-H. KoHL, Kitschi-Gami, Bremen, 1859, t. I, pp. 59-76.
36
BoAs, en Report Un. St. Nat. Mus. for 1895, Washington, 1897, ~· Ibid., t. II, p. 71.
memoria analizada detalladamente por Schurt (salvo para los ritos) y "" M.-C. STEVENSON, «The Zuni Indians, their mythology, esoteric fra-
por Webster; cf. también Handbook of the American Indians, t. I, Wash- ternites and ceremonies», XXIII, Ann. Rep. Bur. Am. Ethnol., Washing-
ington, 1907, s. v. Kwakiutl. ton, 1904, p. 65.

90 91
bre o mujer, forma parte adtmás de varias «fraternidades», de y éstas únicamente suelen darse en la iniciación de las mujeres,
la lluvia, etc., o mágico-religiosas, etc., para cada una de las a las que se toca por otra parte con sacra especiales (espiga con
cuales difieren los ritos de itflciación 40 • El esquema de los ritos cuatro granos muy apretados, todo ello fijado a cuatro ramas
de entrada durante la iniciacÍón voluntaria al Ko'tikili es el si- de yuca). Se toca con estos sacra y se rocía con harina sucesi-
guiente: 1 vamente la planta de los pies, las palmas y los antebrazos, la
parte superior del pecho y las clavículas, los omóplatos, los dos
.t.", el padrino introduce 11
novicio en el kiwitsiwe; 2.º, dos vértices de la cabeza. Obsérvese la analogía de estos ritos con
mujeres colocan sobre las e~paldas del novicio cuatro tapices los del bautismo cristiano: son ritos de agregación a la comu-
plegados en cuatro; 3.º, el p~·drino envuelve la cabeza del no- nidad. Debo añadir que no hay edad fija para la iniciación y
vicio con una tela, de mane a que no pueda ver nada· 4.º el que ésta se debe repetir cuatro veces con la misma secuencia
novicio recibe de cada una e las cuatro divinidades s~yathlia para que el individuo pueda asistir a todas las ceremonias sin
(hombres que llevan máscara~) golpes de ramas de yuca en la excepción y llevar máscaras sagradas. Los últimos actos son:
espalda por cuatro veces; s.r, cada mujer recibe de cada sa- l.º, revestirse de la máscara; 2.º, la aspersión de la máscara por
yathlia un golpe de yuca en f.a espalda, y se retiran los cuatro el novicio con el polvo sagrado; 3.º, la inhalación por el can-
t~pi:es; 0 6.º, el ~oven :ecibe de nu~vo cuatro golpes de cada didato de humo sagrado. Al principio se había volcado un re-
dios, 7. , el padrmo qmta la tela y ÍIJa una pluma de águila, or- cipiente para que sirviera de tambor; ahora se le vuelve boca
namento sagrado, a la cabelle a del novicio; 8.", los cuatro dio- arriba y la ceremonia se termina. Antes de examinar otras se-
ses se quitan su máscara y e~ novicio reconoce que se trata de cuencias, insisto en destacar que el acto central, tanto en Amé-
hombres; 9.º, cuatro novicios son conducidos ante los cuatro rica del Norte como en Australia, consiste en desvelar a los no-
say!1thlia Y r~~iben de ellos a máscara y una rama de yuca; vicios que los Ogros de su infancia son simples sacra, rombo en
10., los nov1c10s golpean a sayathlia con esa rama en los Australia 44 , máscara en América; por lo demás, es privilegio del
brazos derecho e izquierdo y en los tobillos derecho e izquierdo· iniciado poder manipular sin peligro sobrenatural los sacra si-
11"1 .. d evue1ven su. máscara a cada sayathlia; 12.º, és-
· , os nov1c10s 1 '

guiendo reglas precisas, y esos dos elementos constituían tam-


tos vuelven a ponerse su máspara y golpe;an a cada padrino en bién los puntos culminantes de la iniciación a los misterios asiá-
los brazos Y los tobillos, terminándose así la iniciación 41 Ob- ticos, griegos, etc.
sérvese que en toda esta cer~monia la flagelación tiene ~lata­ Sumamente interesante es el ritual de los bautismos repeti-
mente el sentido de un rito ~e separación al -principio, de un dos a que se someten los sabeos, cuya religión, sedicentemente
rito de agregación más tarde. · Se registra una aplicación idénti- fundada por San Juan Bautista, es una amalgama de mazdeísmo,
ca de la flag~lación 4~ en l~s rlitos de iniciación de los navajo 43 , judaísmo, cristianismo, islamismo, etc. Hay tres categorías de
cuya secuencia es casi la rms~a que la precedente, variando úni- bautismo: l.", el del niño (con un año); 2.º, como purificación
camente el número de actores! divinos, de golpes recibidos, etc. de manchas diversas; 3.", el bautismo colectivo, durante los cin-
Por lo demás, los novicios soij. objeto de aspersiones de harina, 1 co días de la fiesta anual Pancho. Se es . sabeo de nacimiento;
ningún extranjero puede ser admitido a l~ religión de los suba:
40
Cf. ibidem, sobre todo pp. lo-su, 522-527, 532-549, 550-564, 570- no hay, por tanto, ritos de separación 45 • Esto asigna a la" socie-
572~1 57~ Y ss.; en segundo lugar, "[413, 415, 421, 426, etc. dad· sabea un lugar especial.
lbtden:z,. pp. 103-104; para la: iniciación de los niños en edad tem-
prana, cf. tbid., pp. 94-101. ¡

•i Sobre la flagelación como rito de iniciación, cf. datos interesan- 44


Cf. sobre estos Ogros divinos, mis Mythes et Légendes d'Australie,
tes ~n LAFITAU, Moeurs des SauvagJs Amériquains, París, 1724, t. I, p. 273. cap. VII, Les deux doctrines religieuses et le rhombe sacré.
Wash. MATTHEWs, «The Níght Chant, a Navaho ceremony», Mem. " Para los detalles, véase N. SIOUFFI, Etudes sur la religíon des Soub-
Am. Mus. Nat. Hist., Nueva Yor~, t. VI (1902), pp. 116-120. bas ou Sabéens, leurs dogmes, leurs moeurs, París, 1880, pp. 76-82.
192
93

1
·socIEDADES SECRETAS
·ti·
SIV
os • La secuencia de I:os

ritos es. , la siguiente: se49 separa al
Las «sociedades secretas», tanto de Oceanía (excepto Aus- novicio de su medio anterior (reclus10n en el bosque , tr~s con-
tralia) como·africanas, no tienen por objeto, como los clanes to- ducirle a él; lustración; flagelación; intoxicación por el vmo de
témicos y las fraternidades, un control de la naturaleza, sino que, alma con efectos anestésicos 50), en relación con el cual ha
p ' . 1 ,
aun presentando un carácter mágico-religioso, poseen más bien «muerto» y se le agrega al nuevo medio. Luego viene e pena-
una finalidad política y económica, en el sentido humano de la do de m~rgen: mutilaciones corporales (circuncisión, que ~ ve-
palabra. Por su aspecto general, e incluso a veces en los detalles, ces se practica en edad temprana, sin conexión con la soc1:d.ad
los ritos de iniciación son, con todo, semejantes a los que aca- secreta), pinturas corporales (en blanco 51 , en rojo); los nov1c1os
bamos de estudiar. El paralelismo es especialmente llamativo en van desnudos durante toda la práctica de las pruebas: es que,
el caso de los ritos del Congo, detalladamente descritos por al estar muertos, no deben salir de su retiro ni mostrarse a la
46
M. de Jonghe , que desafortunadamente los consideró «ritos de te de fuera· introducción por el nganga (sacerdote-mago);
gen ' . . ) A f
la pubertad», por más que la edad de los novicios oscilara entre lengua especial; alimento especial (tabúes alimea:1c10s . . con 1-
siete y veinte años, siendo la edad más común de diez a quin- nuación vienen los ritos de reintegración al medio anterior, ele-
47
ce ; pero se ignora la edad exacta de la pubertad fisiológica mento que no tiene razón de existir para los iniciados al clan
entre los negros del Congo. Por otra parte, no todos los miem- totémico o a la fraternidad: los iniciados simula:i, que ~o saben
bros de las tribus del Bajo Congo están obligados a afiliarse al andar, ni comer, etc., en suma, actúan como recten nac:dos (r~­
nkimba o al niembo, lo cual no sólo muestra que se trata sin sucitados) y aprenden de nuevo todos los gestos de la vida ~rd1-
lugar a dudas de sociedades especiales restringidas, a las que se- naria; precisan para elló de varios meses. Antes se ~ª:1. banado
guiré llamando «secretas» 48 , sino también, y sobre todo, que la en un río, se ha quemado la cabaña secreta. En defm1t.1va, ha!
pubertad, la generación y el derecho a casarse no intervienen un doble escenario: ritos de separación del medio habitual,. :1-
para nada en las ceremonias que dan acceso a aquéllas. Estas so- tos de agregación al medio sagrado; margen; .r!tos de se~arac10:1
ciedades secretas, tanto en el Congo como en el golfo de Gui- del medio sagrado local; ritos de reintegrac1on al med10 habi-
nea, atraviesan las tribus (unidades geográficas). Casi no se ad- tual. Pero de este paso a través del mundo sagrado le queda al
mite en ellas más que a los hijos más inteligentes de hombres iniciado una cualidad. especial, mágico-religiosa. A este esque-
libres o de esclavos ricos. La duración de las ceremonias oscila ma responden asimismo las ceremonias de iniciación de los yaun-
entre dos meses y seis años, según la tribu y los observadores.
~stas comprenden ritos negativos (tabúes) de todo tipo y ritos po- 4• Dado que el primer acto de la mayoría de las i::eremonias exami-
adas en este libro es una reclusión más o menos estricta Y prolongada,
46
;arece inútil discutir las extrañas interpre~aciones. de M. de JoNGHE,
Ed. DE JoNGHE, Les sociétés secretes au Bas-Congo, Bruselas, 1907; loct. cit., p. 30, y de Leo FROBENIUS, loct. cit., passim. . . .
50
sólo con extremada prudencia cabe consultar a Leo FROBENIUs, Die Mas- La anestesia del novicio es un elemento impor.tante ?e I_o_s ritos de m1-
ken und Geheimbünde Afrikas, Halle, 1898; completar De Jonghe con ciación; en América se consigue mediante la mgui:g¡.tac10n d~ t~baco,
H. NASSAU, Fetishisrn in West Africa, Londres, 1904, pp. 250 y ss., 263, de toloache, de peyotl; y en otros sitios, por ?1e~10 de fur¡:ngac1ones,
y con PECHUEL-LOESCHE, Volkskunde von Loango, Stuttgart, 1907, flagelaciones, malos tratos, suplicios, etc. La fmalidad es «h~cer que
p. 452. muera» el novicio, hacerle perder el recuerdo de su personahdad pri-
47

48
Cf. su discusión, loe. cit., pp. 21-23. mera y del mundo anterior.
Este término es inexacto, porque todos los miembros corrientes s1 Cf. a este respecto, J.-G. FRAZER, Golden Bough, t. III, p. 430,
de la tribu saben muy bien quién forma o no forma parte de Ja so- nota, y ~na nota de WEBSTER, Secret societies, p. 44, en la que muestra
ciedad, a diferencia de lo que ocurre entre nosotros, donde se ignora, que con frecuencia se. considera el ~l~nco . co~o ;I color. que toman lo~
al menos en teoría, quién es o no francmasón, por ejemplo. muertos; por consiguiente, esta practica md1caria también que el no
vicio está «.muerto».
94
95

. '
'
1

dé del Camerún meridional 52 ~, en general, de los pueblos del


golfo de Guinea (sociedades puha, egbo, oro, mumo-jumbo, etc.).
Para las sociedades secretas/ en Melanesia, remito al excelente
T Lo mismo ocurre con las ceremonias fijianas, en las que el
novicio debe, entre otras cosas, pasar en medio de dos supues-
tos cadáveres, pintados de negro de los pies a la cabeza y con
libro de Codrington 53 , en el <]¡Ue se hallarán descritas las cere- las entrañas fuera (que pertenecen a cerdos sacrificados) 58 •
m~ni~s de iniciaci~n en Fiji, er:· las islas Bank y en las Nuevas
Hebr1das. N'? es ~ierto ~ue estas sociedades estén relacionadas
~on el tc:tem1smo . Rec1entem. nte, R. Parkinson 55 ha aportado SOCIEDADES POLÍTICAS Y GUERRERAS
mformac1ones nuevas sobre las sociedades secretas llamadas Duk-
1

duk en el archipiélago Bismar~k y en las islas Salomón. Ésta es ., La sociedad política, guerrera y saqueadora de los areoi, en
la secuencia de los ritos, cuya tariación, de una localidad a otra Tahití ·y en otros lugares de Polinesia, comprendía siete clases,
e~ :nuy pequeña incluso en los1 detalles 56 : l.º, se cond,uce ~1 n; grados o escalones, cuyos miembros se distinguían mediante ta-
v1c10 al lugar sagrado; 2.º, allí ¡recibe azotes de vara, más o me- tuajes progresivam~nte complicados y numerásos según se as-
nos fu~r~es según la edad, as~stados por el tubuan, especie de cendía en la jerarquía 59 • Se reclutaba en todas las clases de la
ogro d1vmo;. 3.º, a los alaridos¡ del novicio responden a lo lejos sociedad general. Quienquiera que quisiera convertirse en miem-
las l~men:ac1?nes de su madr~· y de sus otros parientes; 4.º, el bro se exhibía vestido y adornado de forma inhabitual, simulan-
pad~1:1~ d1~tnbuye regalos a 1 ·s asistentes y se da de comer al do por sus maneras estar perturbado de espíritu. Tras lo cual,
nov1c10, 5. , el tubuan se des .uda por completo y los novicios si le consideraban útil, los areoi le adoptaban como servidor.
reconocen que se trata de un hombre; 6.º, las vestimentas del
1

Así, pues, el primer acto consistía en mostrar que se difería del


tubuan se 1:1"ª1:tienen en pie gntcias a su armadura, lo cual prue- vulgo, y yo veo en esta ceremonia un rito de separación volun-
b~ que esta~ impregnadas de !Poder (mana melanesio); 7.º, los taria. Al cabo de cierto tiempo, era agregado el novicio: l.º, se
asistentes bailan y enseñan a lds novicios su danza, así como los le cambiaba el nombre; 2.º, debía matar a sus hijos; 3.º, debía
secretos ~e la sociedad; 8.º, toµos los asistentes toman parte en aprender cierta postura necesaria para cantar cierto canto sa-
una .com.1d~ en común; 9.º, ca~a novicio recibe una ropa cere- grado; 4.º, se apoderaba del vestido. de la mujer del jefe y en-
momal s1 tiene alrededor de d?ce años; si es aún pequeño, tie- traba así en la séptima clase. El paso de un grado al siguiente
ne que esperar cierto número 9e años. El don de vestirse, con el se hacía así: 1.º, la reunión de todos los areoi en atuendo cere-
que termina la iniciación, tie1e lugar otro día y siguiendo un monial; 2.º, invocación al cerdo sagrado en los templos naciona-
ceremonial especial. Por tanto~ hay claramente de nuevo ritos les y enumeración de los nombres de los candidatos con el gra-
de separación, un período de margen y ritos de agregación 'S7. do a que aspiraban; 3.º, entrada procesional al templo y ofren-

FROBENI~s,
da al dios, por el candidato, de un cerdo sagrado; que se ma-

52
.cf. para los detalles, loe. cit., pp. 67-74, según ZENKER., taba y comía en común o al que se dejaba en libertad tras mu-
Mitteil. aus den Deutsch. Schutzge1;1., t. VIII {1895) . tilarlo a modo de señal; 4.º, gran comida en común, con supre-
• : Rev. H. CooR:NGTON, The ·tt·elanesians, Oxford, 1891, pp. 69-100. sión de los tabúes sexuales y alimenticios a que estaba obligado
. ~~b~e el tot.em1smo .melanes1 ·, · ver la. discusión de A. LANG, So- cada grado en época ordinaria; parece deducirse del texto de
cial Origms, Londres, 1903, pp. 17. -207.
55
· R. PARKINSON, Dreissig /ahriJ in der Südsee Stuttgart 1907 pá-
Ellis 60 que no sólo había desenfreno heterosexual, sino también
ginas 567-612. i. ' ' '
56
Ibidem, pp. 582~586. M. PARKINSON, pp. 598 y ss., me parece que entra más bien en la misma
categoría que ciertas fraternidades mágico-médicas de los zuni.
!il Los jóvenes de la península . e la Gacela se afilian a la sociedad 58
Cf. una descripción detallada, que completa las de Fison y Joske,
llamada Marawot o Ingiet desde 1)a infancia, mediante un don en mo- · en Basil THOMSON, The Fijians, Londres, 1908, pp. 148-157.
ned? .local a la. sociedad secreta pÓr parte del padre o del tío; pero su 59
W. ELLIS, Polynesian Researches, Londres, 1829, in-8.º, t. I, pá-
n~v1c1ado, consistente en hacerles rprender danzas especiales muy com- ginas 319-324.
plicadas, dura mucho tiempo. Esta sociedad, por lo que de ella dice .. Cf. ELLIS, ibidem, p. 325.

97

1
sodomía; 5.º, música, danza, representaciones dramáticas; 6.º, ta- tir del momento en que son lo bastante fuertes, es decir, entre
tuaje del candidato según su nuevo grado. doce y diedséis años», a veces antes, si los padres son· ricos,
Las ceremonias de entrada y de paso de un grado a otro en pero más tarde si son pobres, cuando pueden disponer de me-
61
Melanesia son más simples. Los elementos centrales son: un dios para pagar los gastos de la ceremoniá: prueba de que tam-
intercambio ceremonial de monedas (Mota, islas de Banks) o de bién aquí la pubertad social difiere de la pubertad física. La
esteras (isla de los Leprosos); la donación de cerdos a los miem- circuncisión· tiene lugar cada cuatro o cinco años, y todos los
bros de la sociedad (llamada suque, huque, etc.) y comidas cere- que son circuncidados al mismo tiempo forman una clase de
moniales en común, kole 62, que recuerdan los potlatch de la Co- edad conocida por un nombre especial escogido por el jefe 67•
lumbia británica. Aunque el suqe sólo tenga una importancia Entre los masai ingleses, un chico o una chica no pueden ser.
social y económica, el elemento mágico-religioso queda en él circu:n,cidados más que si su padre se ha· sometido a una ce-
patente por cuanto el grado de riqueza, que condiciona el paso remonia llamada «pa~o del seto», en virtud de la cual acepta
de un grado a otro (en las islas Banks hay 18), depende del convertirse en «un anciano» y llamarse en adelante el-padre-de
mana del individuo y, además, cuanto más elevado es el rango (su hijo), cambiando, por tanto, de categoría social 68 ; fa secuen-
de ese individuo en el suqe, tanto más se le considera como cia de las ceremonias es entre ellos la siguiente: 1.ª, todos los
poseedor de mana 63 , resultando así que cada grado de suqe candidatos se reúnen, sin armas; 2.0 , se embadurnan de arcilla
posee una cantidad de mana más o menos elevada, al modo blanca y durante dos o tres meses corren de kraal en kraal;
como las fraternidades amerindias poseen manitu, orenda, naual, 3.º, se les rasura la cabeza, a continuación se mata un buey o
etcétera.
un carnero; 4.º, ,al día siguiente van a cortar cada uno un ár-
bol (asparagus, sp.) que las muchachas plantan ante la choza de
cada candidato; 5.º, al día siguiente se exponen al aire frío y se
CLASES DE EDAD
lavan con agua fría (para insensibilizarse, Merker); 6.º, el e~­
cargado de la operación corta el prepucio, colocando sobre. el
Por lo que concierne a la iniciación a las clases de edad, aquí lecho de cada joven la piel de buey que contiene la sangre de-.
sólo examinaré detalladamente las ceremonias de edad entre los rramada; 7 .º, permanecen encerrados cuatro días; .8.º, luego
masa!; .en.el caso de varias tribus australianas, el hecho de que salen e incordian a las chicas, y se visten con frecuencia de
los ritos se repartan a lo largo de un período más o menos am- mujeres; se retocan el rostro con arcilla blanca; 9.ª, se ciñen
plio ha hecho que Schurtz 64 y Webster 65 tomen los ritos de la cabeza con pajarillós y plumas de avestruz; una vez curados,
iniciación al grupo totémico por ritos de paso a las sucesivas se les afeita y a partir del momento en que el pelo les vuelve a
clases de edad. crecer lo bastante largo como para poder trenzarlo, reciben el
Entre los masa'í «la pubertad se produce hacia los doce apelativo de U-muran, guerreros. En cuanto a las chicas: 1.º, se
66
años» ; la circuncisión de los muchachos tiene lugar «a par- mata un buey o un carnero; 2.º, la operación se realiza en la
·~
61
CODRINGTON, The Melan.esians, pp. 101-115. casa; 3.º, se ciñen la cabeza con hojas de palmera dum o con
62
Cf. ibidem, pp. 110-112, un pasaje muy interesante para el valor hierbas; 4.0 , una vez curadas, se les hace contraer matrimonio 69 •
mágico-religioso de las comidas ceremoniales en común.
63
Entre los masa! alemanes la secuencia es la misma, salvo que:
• Ibídem, p. 103.
64 1.º, después de la operación hay un gran banquete, en el que
H. SCHURTZ, loe. cit., pp. 141-151; introdujo. además en su discu- participan los padres de los circuncisos y todos los hombres de
sión otra categoría, la de los grupos matrimoniales o· fratrías.
óS WEBSTER, loe. cit., pp. 84-85. '
ó6 M. MERKER, Die Masai, Berlín, 1904, p. 55; se trata sin duda de 67
MERKER, ibidem, pp. 60-61.
la pubertad fisiológica, pero no se dice si es la de los chicos o la de •• A. HOLLIS, The Masai, Oxford, 1.905, pp. 294-295.
las chicas.
•• Ibidem, pp. 296-299.

98 99
la vecindad; 2.º, los jóvenes gu~rreros (solteros) bailan y se di- y de los ritos de etapas y márgenes sucesivps del tipo ·de los.
vierten con sus jóvenes amante$; 3.º, la reclusión de los opera- hallados, por ejemplo, entre los toda de la India. El unyago de
dos dura siete días; 4.º, el de la primera salida matan un las muchachas wayao se divide en cuatro etapas: 1.", chiputu;
macho cabrío blanco, reparti J ose luego su carne y arrojando de la edad de siete, ocho o nueve años hasta la primera mens-
sus huesos al fqego. En cuant a las chicas: 1.º, son circunci- truación; reclusión, instrucción de tipo sexual, deformación sis-
dadas varias a la vez; 2.º, se 1 afeita la cabeza; 3.º, permane- temática de los labios vaginales de las pequeñas hasta siete cen-
cen en su casa hasta que la he ida haya cicatrizado; 4.º, se ci- tímetros de longitud e incluso más, danzas eróticas, etc.; se casa
ñen la cabeza con hierbas, ent~ las que clavan una pluma de a la niña; 2.", matengusi; fiesta de la primera menstruación; du-
avestruz, y .se embadu.rnan el : .stro con arcilla blan.ca.; 5.º, to- rante el chiputu, la muchacha ha contraído matrimonio, pero a
das las mu1eres del kraal partl pan en una comida en común; partir de las primeras reglas abandona a su marido; reclusión;
6.º, inmediatamente después, el novio paga lo que. aún adeuda se le enseñaq. los tabíies relativos al período de las reglas; 3.ª. chi-
de· 1a dote y 'el matrimonio tieD¡~ lugar en seguida 70 ; De donde tuumbu; conjunto de ritos del primer embar~zo; el quinto mes
se deduce. que las ceremonias erl cuestión, aunque sean indepen- se le afeita el pelo; el sexto, reclusión; instrucción en las cosas
dientes de la pubertad, tienen al menos un·.carácter sexual, pues- de la maternidad y en los tabúes de las muejeres encintan; 4.ª,
to que mediante su matrimonio se agregan los circuncisos a la wamwana: primer parto; el derecho a reanudar las relaciones
sociedad sexual adulta. Obsérve e que cuando además la opera- sexuales sólo le es concedido al marido, tras pedírselo al jefe del
ción tiene como fin el matrimon o, ello ocurre en la medida que poblado, cuando el niño puede sentarse o cuando tiene seis o sie-
éste es una institución social, ero no como unión de sexos. te meses. En todas estas ceremonias, la solidaridad sexual se
Pues antes de la circuncisión, y a partir de una edad que Mer- expresa muy claramente 73 • Se puede apreciar la extensión que
1

ker no indica, las jovencitas viveh en el kraal de los jóvenes gue- alcanzan entre los wayao los «ritos de iniciación».
rreros (primera clase de edad), téniendo cada una su o sus aman- Entre algunos amerindios (arapaho 74, etc.). el paso de una
tes, con la condición absolutamente estricta de no quedar em- clase a otra comporta un ritual de aspecto más mágico-religioso,
barazadas 71 • . pero en la mayoría de los pueblos en que existén clases de edad
· La siguiente clase de edad ~ara las chicas ~s la de las mu- son las proezas en la guerra o en razzias, o también d<?nes de
jeres casadas; el pelo gris y l~ menopausia marcan la última todo tipo y el ofrecimiento de festines, lo que determina el pro-
clase de edad. Los varones han ~ido primero mozos (aijoni), lue- greso, sin que la edad entre nunca en juego de modo muy es-
go candidatos (siboli); durante dos años, como guerreros, son
1
triCto.
novicios o aprendices (barnoti), convirtiéndose tras este período
en guerreros propiamente dichos (moráni). Siguen siéndolo has- MISTERIOS ANTIGUOS
ta los veintiocho o treinta años; luego se casan y se hacen adul-
tos (moruo) 12 , Como se ve, las ceremonias del matrimonio tie-
1 Paso a continuación a los ritos de entrada en el cristianis.mo,
nen aquí, come;> en otros muchok pueblos~ el carácter de fui rito el Islam y los misterios antiguos, por más que estos últimos per-
de paso de una clase de edad al.otra. tenezcan a la misma categoría que las fraternidades mágico-reli-
No puedo dejar de referirmJ también a los ritos de los wa- giosas de los indios pueblo. Pero el cristiano ha recibido tan-
yao, porque participan a la ve1 de los ritos de clases de edad tos préstamos de los misterios ·egipcios, sirios, asiáticos y griegos
76 73 K. WEULE, Wissenschaftliche Ergebnisse mein~r ethnographischen
MERKER,loe. cit., pp. 60..66.
71
Ibidem, p. 83. Forschungsreise in den Südosten Ostafrikas, Berlín, 1908, Mitteil. Deutsch.
72
Ibidem, pp. 66-67; remito al ibro de Merker para los detalles: Schutzgeb. Ergii.nz.-Heft, núm. 1, 4.ª, pp. 31-34.
74 Cf. A.-L. KROEBER, «The Arapaho», Bull. Am. Mus. Nat. Hfst.,
casarse, entre los masa!, supone e mbiar de arriba abajo la manera
de vivir, de modo muy distinto a e mo ocurre entre nosotros. Nueva York, t. XVIII (1904), pp. 156-158.

1 o 101
haya experimentado una cierta purif~cación». Yo entiendo por
que resulta difícil comprender aquél sin tener en cuenta éstos. «misterios»: el coniunto de ceremonias que, al hacer pasar al
La finalidad económica, bien especialmente agraria, bien eco- 'fito del mundo profano al mundo sagrado, le ponen en comu-
nómica general (multiplicación de todos los medios de subsis- º -z·
nicación directa, continua y definitiva con este u tim~. L a ex.h.1-
ne
tencia y de vida, animales, vegetales, fecundidad de la tierra, bición de los sacra, tanto en Eleusis como en Aus:ralia (churm-
irrigación, etc., curso regular de los astros divinos que condi- ga, rombo sagrado) o en América (máscaras, esp1g~s sagradas~
ciona la vida· general), de los misterios antiguos (Osiris, Isis, katcinas, etc.) es el rito culminante, per~ no constt:uye po~ ~1
Adonis y Diosa siria, Atis, Dionisos, e incluso orfismo, etc.), sola los «misterios». He aquí la secuencia de los ritos de. m1-
ha quedado establecida por· las investigaciones de Mannhardt 75 , ciación en Eleusis 83 : l.º, se reúne a los candidatos, y el hiero-
J. G. Frazer 76, S. Reinach n; miss Harrison 78 , Góblet d'Alvie- fante, mediante una prohibición (tabú), coloca aparte ~ .todo.s
lla 79, Fr. Cumont 80 , etc. Pero los ritos que constituyen estas cere- los que tienen impuras las i::ianos y h~~lan d~ n~.anera mmteh-
monias sólo han sido bien estudiados en tanto ·que ritos simpá- gible 84; esta elección se registra tamb1en en Afr1ca, durante la
ticos de multiplicación o de fecundación y de coerción sobre el iniciación a las sociedades secretas, estando encargado de ella
mecanismo cósmico y terrestre. un sacerdote mago; 2.º, se introducía a estos neófitos en el. Ele_u-
Sus secuencias, en cambio, apenas han sido examinadas 81 , sinion y se sacralizaban, al penetrar en el recinto, con un .1arron
cuando el estudio de ciertos rituales modernos conocidos con de agua sagrada situado junto a la puerta (cf. nue~tras pilas de
todo detalle (Australia, indios pueblo), así como el de los docu- agua bendita); 3.º, ¡Alade mysthai!: se lleva (¿corriendo?) a los
mentos ritológicos antiguos (Egipto, India), prµeba que el orden neófitos al borde del mar; esta carrera recibe el nombre .d:
en que los ritos se suceden y deben .ejecutarse es ya por sí mis- elasis, expulsión o destierro, sentido que vuelve a h~llarse qu1za
mo (en sus líneas principales siempre, y a veces hasta eri los en pompe ss; hasta ahora se ha interpretado este nto .como un
menores detalles) un elemento mágico-religioso de esencial im- «alejamiento de las malas influencias, o ~~ los demomos, o del
portancia. El objeto principa1 de este libro es precisamente reac- mal»; yo lo considero un rito de separac10n ~el .profano de ~u 0
cionar contra el procedimiento «folclorista» o «antropológico», vida anterior, rito preliminar reforzado por el siguiente; 4. , bano
consistente en extraer de una secuencia diversos ritos, bien sean
positivos o negativos, y considerarlos aisladamente, privándoles u Para los misterios de Eleusis he utilizado el ya, ci:a~o libro de
así de su principal razón de ser y de su situación lógica en el míss Harrison· también: P. FoucART, Recherches sur l origme. et la na-
mecanismo de conjunto. ture des myst~res d'Eleusis: I, «Le culte de Dionyssos en Att1que»,, Pa-
Miss Harrison 82 entiende por «misterio»: «Un rito en el que , 1895 y n «Les grands mysteres d'Eleusis», París, 1900; GoBLET D AL-
se exhiben ciertos sacra que sólo puede ver aquel adorador que ~~LLA :<De ~uelques problemes · relatifs aux mysteres d'Eleusis», Rev.
de l'hi~t. des Rel., 1902, t. XLVI, pp. 173-203 y 339-362; 1903, t. XLV:~I,
. 1-33 y 141-173; dejo de lado, en cuanto care:ntes de toda relac:on
15
W. MANNHARDT, Wald und Feldkutte, 2.• ed., Berlín, 1904. ~~n la iniciación propiamente dicha, las ceremonias de. los 13 (partida
76
J.-G. FRAZER, The Golden Bough y Adonis, Atis, Osiris, 2.• ed., de los efebos hacia Eleusis) y 14 (porte de los sacra -~zera- a ~ten:1,s)
Londres, 1907. Boédromion. Como se sabe, el conocimiento de los ntos, la direcc10n
71
S. REINACH, Cultes, mythes et relígions, 3 vol., 1906-1908; cf. so- de las ceremoniás, la protección de los sacra, etc., estaban rese~vados
bre todo t. I, pp. 85-122. a ciertas familias (Eumolpidas, etc.); del mismo modo, en Austral~a, en-
78
Miss HARRISON, Pralegamena ta the study aj greek religian, Cam- tre los pueblo, etc., los que «poseen los misterios» son determmados
bridge, 1903. clanes (totémicos 0 no). Sobre los instructores (místagogos) cf. FoUCART,
79
GOBLET o'ALVIELLA, Revue de l'hist. des religians, 1902 y 1903. loe. cit., pp. 93-95. G
'" Fr. CUMONT, Les religions orientales dans le paganisme romain, 84 Cf. FoucART, loe. cit., l, pp. 31-33, y II, PP· 110-11 1; OBLET
París, 1907. o'ALVIELLA, loe. cit., pp. 354-355. . 347
" Miss HARRISON, loe. cit., p. 155, escribe incluso: «jel orden exacto 35 HARRISON, loe. cit., p. 152, y S. R.EINACH, loe. cit., t. II, PP· -
de los diversos ritos de iniciación es ciertamente de poca importancia!» 362.
82
Loe. cit., p. 151.
103
102
en el mar; éste es tln rito de lrificación; lo que se somete a recorren el Hades y renacen después, pero al mundo sagrado 911; •I

lavado es la cualidad de profano! e impuro del neófito; cada neó- 8.º, luego venían ritos de todo tipo, cánticos, danzas, procesio- ~.
91
fito llevaba un cerdo al que b~- aba al mismo tiempo que a sí nes sobre los que no se tienen informaciones precisas • l
mismo, rito que recuerda un gr n número de ritos melanesios 86; 'Como se ve, la iniciación a los misterios de Eleusis respon- l\i'
5.º, retorno al Eleusinion y sa rificio, ceremonia que clausura den a grandes rasgos, en cuanto a la secuencia de los ritos, a [1·
,,
el primer acto. Los mystos que l¡iabían tomado parte en las cere- ceremonias de la misma categoría que las ya examinadas. Esta
monias de los 15 y 16 Boédromion y recibido la instrucción en misma secuencia la hallamos de nuevo igualmente, junto a la
\\: 1
los pequeños misterios, los neófltos, no aparecían ya en público dramatización de la muerte y renacimiento del novicio, en la :1
tras la carrera al mar y el sa~rificio, sino que esperaban en iniciación al orfismo, a las sociedades religiosas tracias, de Dio-
retiro (tabúes alimenticios, etci) la partida para Eleusis; 6.º, nisos, de Mitra 92 (iniciación por etapas), de Atis, de Adonis, de
19-20 Boédromion, procesión de¡ Atenas a Eleusis (20 km), trans- Isis, etc. La iniciación a la «fraternidad isíaca» es bastante cono-
portando sacra y a Yaco hasta ~1 Eleusinion, con numerosas es- cida, y «el paso por los elementos» de que habla Apuleyo ex-
taciones a lo largo del camino: 1 en el barrio de la Higuera sa- presa, mejor aún que el viaje por el Hades 9\ la idea de muerte
grada, en el palacio de Crocon (azafrán), en los dominios de del neófito, puesto que se admitía incluso, al parecer, que .se
descomponía para a continuación recomponerse y formar un in-
1

Raria (suelo sagrado), en el potzo Callichoros, en la piedra de


Deméter, etc., estaciones todas e~las que tienen un carácter agra- dividuo nuevo.
rio 87 ; 7.º, entrada al interior d~ recinto, cuyos elevados muros La misma idea late también en los ritos de iniciación al culto
tenían por objeto, como en At~nas, ocultar a los profanos lo de Atis. Recordemos en primer lugar que Atis, Adonis Y las
que ocurría en el mundo sagrad&; la prohibición de entrar afec- . divinidades de la vegetación en general mueren en otoño y rena-
r
taba al temenos completo y tení1 por sanción la muerte, al me- cen en primavera, y que las ceremonias de su culto comportan:
nos los días de misterios. En <manto a lo que venía después,
carecemos de información sobrd los detalles de las ceremonias. 90 Por eso decía Plutarco: «iniciarse es morir»; en cambio, la inicia-

Se sabe al menos que la iniciabión comportaba 88 : a) un viaje ción a los misterios órficos era «Un matrimonio sagrado» o un «naci-
a través de una sala dividida en~· compartimentos sombríos, cada miento sagrado». -.... . . .
91 Por supuesto, la teoría de M. Foucar~ .sobre. el origen eg~pc10 d~
uno de los cuales representaba una región de los infiernos; la los misterios de Eleusis no me parece adm1s1ble m para el con1unto .n1
ascensión de una escalera; la ll. gada a regiones vivamente ilu- para los detalles: lo que condiciona las semejanzas que M. Foucar; in-
minadas y la entrada en el me~aron con exhibición de los sa- terpreta como préstamos no es sino la necesidad , de expr~sar mediante
cra 89 ; b) una representación de¡t rapto de Coré, con elementos actos las ideas de paso de un estado a otro; ¿y como explicar la exacta
similitud de los ritos griegos, egipcios o asiáticos con los de los austra-
desconocidos por los profanos y no incluidos en la leyenda difun- lianos, los negros bantúes o guineanos y los indios de América del
dida entre el vúlgo. Esta parte r~sponde exactamente a las repre- Norte? . · d 1
sentaciones de los actos de los antepasados del Alcheringa en
1
•2 Cf. sobre la iniciación a los siete grados y el paso sucesivo .e
ciertas ceremonias australianas. I La primera parte es asimismo alma del neófito a través de las siete esferas planetarias, las referencias
y la discúsióµ de CuMoNT, loe. cit.; pp. 299-300 y 310. . ·~
casi universal: los novicios, murtas ya para el mundo profano, 93 Sobre estos viajes al país- de los muertos, cf. L. DE FÉLICE, L Autre
monde, mythes et légendes, le purgatoire de saint Patrice, París, 1906,
•• Cf. los trabajos citado de W. Ellis, Codrington, etc., y para De- que no ha visto, sin embargo, que estos mitos y le~endas P~~d~n •. ,en
. meter-Cerda, GOBLET o'ALVIELLE, loe. cit., pp. 189-190.
1

algunos casos, no ser sino los residuos oraii::s de i;t:is. d_e, 1mciac1on;
" Cf. sobre estas dos primeras 1 estaciones, S. REINAC H, loe. cit., pues no hay que olvidar que, en las ceremomas de m1c1ac1on sobre to-
t. III, pp. 102-104. do, los ancianos, instructores, jefes de ceremonias, etc., relat8:11 lo que
" Cf. FoucART, loe. cit., L pp. 44-74, y II, pp. 137-139. otros miembros de la «sociedad» ejecutan; cf., entre otros, mIS Mythes
89
Sobre estos sacra y su carácterr véase HARRISON, loe. cit., pp. 158- et Légendes d'Australie, cap. IX, «Mythe et Rite». Para la teoría general,
161. • véase el cap. VIII del presente volumen.

1~4 105
l.º, la representación dramática de esa muerte, con tabúes fune- repartió poco a poco en clases ~~~respondien~es a los grados de
rarios (luto, etc.), lamentaciones; 2.<', el período de margen, con los misterios 97 ; los ritos de adm1s1on se complicaron poco a poc?
paralización de la vida ordinaria; 3.º, la resurrección, o más y fueron sistematizados en el ardo baptismi (comienzos del si-
bien el renacimiento. Así lo han establecido del modo más mi- glo x1) y en el manual sacramental de ~elasio. Gracias a la rápida
nucioso Mannhardt, Frazer 94 y sus discípulos, pero no han visto difusión del cristianismo, pronto llego el momento en que no
que estos conjuntos ceremoniales son conjuntos de ritos de paso hubo más que niños para bautizar; pero el ritual conservó du-
simultáneamente cósmico, religioso y económico, que no consti- rante mucho tiempo numerosos rasgos que sólo convienen a un
tuyen más que una fracción de una categoría mucho más amplia, bautismo de adultos. Es éste, por tanto, el que aquí examinaré ..
cuya delimitación tiene por objeto el presente libro. Así lo paten~ El primer grado era el de los catecúmenos; la entrada ª. este
tiza el hecho de que la muerte, el margen y la resurrección sean grado incluía: l.º, la exsuflación, con una fórmula ~e. exor~:smo;
también elementos de las ceremonias del embarazo, del parto, 2.º, el signo de la cruz sobre la frente; 3.º, la admm1strac10n de
de la iniciación a sociedades sin finalidad agraria, de los espon- sal exorcizada. Como se ve, estos ritos no son ya directos como
sales, del matrimonio y de los funerales. 95 • Dado que Atis múere entre algunos semicivilizados, sino animistas 98 , como entre :~er­
y luego renace, se concibe que los ritos de iniciación hagan tam- tos negros y amerindios; el primer rito es un rito de separac1on;
bién morir y renacer a su futuro ado~ador: l.º, ayuna, es decir el segundo separa y agrega a la vez y equivale al marcado
99
hace que la impureza profana salga de su cuerpo; 2.º, come y (aq>pa..yi¡) de los misterios griegos y del cristianismo primitivo ;
bebe en los sacra (tambor y címbalo); 3.º, tras descender a una el tercer rito es un rito de agregación, en virtud sobre todo de
fosa, recibe sobre todo su cuerpo la sangre de un toro sacri- la oración que le acompaña 100 • Luego viene el período de mar-
ficado encima de él 96 y sale luego de la fosa, rojo de pies a gen: el catecúmeno, del mismo modo que el inici~d~ a los. pe-
cabeza; 4.º, durante varios días se le alimenta sólo con leche, queños misterios, puede asistir a las asambleas. rehg10sas, tiene
como a un recién nacido. Me parece por consiguiente que el rito un lugar especial en la iglesia, pero debe retirarse antes ~el
sangriento, en el que se ve por lo general un bautismo en el comienzo de los verdaderos misterios (misa). Se le sometía perió-
sentido cristiano de la palabra, en cuanto rito de remisión de dicamente a exorcismos con objeto de separarle cada vez más
los pecados (prestando crédito a informadores, después de todo del mundo no cristiano; se le instruía progresivamente, se le
bastante recientes, como Clemente de Alejandría, Firmicus Ma- «abrían los oídos». Después de un último exorcismo venía el
ternus, etc.) tenía originariamente un sentido directo y material: effeta: el sacerdote, tras humedecer su dedo con saliva, }ocaba
el neófito salía ensangrentado de la fosa como el recién nacido la parte alta del labio superior y las orejas de cada catecumeno;
sale ensangrentado del cuerpo materno. los ..candidatos se desnudaban, se les ungía la espalda Y el pecho
con aceite consagrado 101 , renunciaban a Satán, juraban su com-
promiso con Cristo y recitaban el Credo. Acaba con ello el pe-
RELIGIONES UNIVERSALISTAS: EL BAUTISMO
97 Véanse los trabajos citados de Goblet d'Alviella, S. Reinach Y Cu-

Bajo el influjo de cultos tanto asiáticos como griegos y egip-. mont; también E. HATCH, The influence of greek ideas and usages upan
cios, la comunidad de los cristianos, inicialmente uniforme, se the Christian Church (Hibbert Lectures, 1888), Londres, 1904, Y DucHE-
NE Les origines du culte chrérien, 3.• ed., 1902. .
' 98 Cf. sobre los orígenes de estos ritos animistas, HATc H, loe: ~1t.,
94
FRAZER, Adonis, Atis, Osiris, 2 ..ª ed., pp .. 229-230: p. 20, nota 1, y S. REINACH, loe. cit., t. II, pp. 359-361 (abrenuntiatio).
95
Véase más adelante, en el capítulo IX. 99 Véase HATCH, loe. cit., p. 295 y nota.
•• Carezco de espácio para discutir el tauróbolo y ef crióbolo; pero '"" DucHENE, loct. cit., pp. 296-297. .
me parece que no se puede admitir ninguna de las interpretaciones pro- '°' Cf. el rito pueblo, citado más arriba, pp. 92-93, y la secue~cia en }ª
puestas hasta ahora, dados ciertos paralelos semicivilizados y lo que aquí extremaunción, que es un rito de paso del mundo de los vivos cris-
se dice de los ritos de paso. tianos al de los muertos cristianos.

· 106 107
· ríodo de ma<g~. comprend~
que a la vez ritos de separación y
ntos prepar~tc:nos para la a~regapión; la duración de este período
Tal es el escenario del ritual romano; las mismas ideas y la
misma secuencia las volvemos a hallar en el ritual galicano. No
no estaba limitada; se pod1a permanecer en él hasta la víspera hay que olvidar, sin embargo, que toda esta sistematización del
d~ la muerte. Luego venían los htos de agregación propiamente ritual del bautismo es relativamente reciente y que en los prime-
dichos. Se bendecía el agua 102 , se rociaba con ella al catecúmeno ros siglos los ritos eran menos numerosos ·y menos complicados.
Y éste era así regeneratus, recon}ebido, según los propios térmi- Ha habido una poderosa influencia del gnosticismo, que poseía
nos de la oración pronunciada µurante el rito siguiente 103. Los también grados y ritos de iniciaciones sucesivas que entran en
bautizados se quitaban sus vest~"dos para ponerse otros blancos nuestro esquema de los ritos de paso 106 • El bautismo cristiano
con ayuda de sus padrinos y m drinas 104 • Se agrupaban ante el primitivo comprendía: l.º, un ayuno; 2.º, una inmersión o una
obispo, que los «marcaba» con l signo de la cruz, rito evidente aspersión de agua consagrada. Por lo demás, según los lugares
de apropiación por la divinidad 105 y de agregación a la comu- y las épocas, se han ido añadiendo a la secuencia fundamental
nidad de los fieles. Sólo entonces se admitía a los neófitos a la todo tipo de _ritos de detalle (de purificación, de exorcización, et-
comunión. Tras 16 cual se les· ha4ía •beber una bebida coh~a:~rada cétera) bajo el influjo de creencias y prácticas. locales .
unos momentos antes, hecha de ¡miel, agua y leche, que Usener .Tampoco sería nada difícil mostrar cómo el ritual de la misa
ha relacionado --equivocadamente según Duchene- con los está cqnstituido por una secuencia de ritos de separación, de
misterios de Dionisos, y a propó~ito de la cual hay que destacar margen y de agregación; lo único que distingue teóricamente la
sobre todo lo siguiente: era y es aún en muchas zonas rurales iniciación y la misa es que ésta es una iniciación periódicamente
de Europa la bebida que se da a los recién nacidos, sin duda
1
renovada, como lo es también el sacrificio del soma en la India
antes de la subida de la leche :materna. El «renacimiento» lo védica y en general los sacrificios que tienen por objeto asegurar
marcaba finalmente una procesión de los bautizados, llevando el curso normal de las cosas a la vez cósmicas y humanas.
ci~ios en~en~idos; la Gran Luzf recordaba la de los misterios Co~o es sabido, la admisión al Islam se realiza mediante la
griegos e md1caba en todo caso que los «muertos» habían nacido circuncisión y el recitado de la fatiha; sin embargo, un estudio
a la luz del «Verdadero día». • detallado, tanto de relatos de notoria conversión como de las va-
!Ol Véase DUCHENE, loe. cit., pp} 311, 321, y DIETERICH, Mutter riaciones del ritual de la circuncisión en los diversos pueblos
Erde, PP: 1!4-115, cuya int~rpretaciqn sexual directa debe completarse musulmanes, haría ver que allí donde se registra tendencia a
con lo s1gu1ente: los catecumenos, ~gual que el niño brahmán, están un desarrollo ritual, por ejemplo en Asia Menor, en el Cáucaso,
mu~rtos ! d"'.ben s.er. concebidos ~e ln.uevo. Obsérvese que en las más en Asia Central, en la India, se distingue igualmente el esquema
antiguas 1gles1as cnstranas, el bapt1steno se hallaba en el exterior de la
igl~~ia, de .suerte que hasta la Edad IMedia los catecúmenos, penitentes, tripartito aquí destacado.
r~c~en nacidos y nue_vos bautizados idebían permanecer en una región Volvemos a hallar también la misma secuencia en el m..9-
h~mar. Por. lo demas: los templos de todos los pueblos tienen tam-
1 mento del paso de una religión a otra, consistiendo entonces el
b1en un patio, un vest1bulo, una pu¡rta giratoria, que impiden el paso rito de separación en la abjuración 107 • En el ritual cristiano de
brusco de lo profano a lo sagrado.
t03 El
verb o regenerare debe tomapse
.
en sentido literal. la penitencia, por ejemplo, se cQnsideraba al penitente en el mo-
1
"' En las pregilntas hechas· al paqrino y a la madrina, y en sus res- mento de volver a la religión primitiva com.o un ·cristiano que
puestas, es donde mejor se índica el destino primario de todo este ritual· había perdido, por una u otra razón, su iniciación y se esforzaba
compárese, desde este punto de vist~, el ritual ortodoxo y las práctica~ por recuperarla; la instrucción religiosa y los exámenes eran
de los eslavos. modernos. Carezco dy espacio para un estudio del pa- sustituidos .por «ejercicios ascéticos»: no casarse, romper un ma-
rentesco especial creado por el pa1inazgo en los ritos de iniciación
tanto semicivilizados como cristianos '
10•Cf., entre otros, GoBLET n'ALVIELLA, loe. cit., pp. 145-146.
'º' Cf. sobre el paso de la condic ón humana a la condición divina, '°1
Sobre el ritual de la abjuración del Islam, véase MoNTET, en la
F;'RNELL, Evolution of Relígion, Lon res, 1905, p. 49; S. REINACH, loe. Rev. de l'Hist. des Rel., 1906, t. LIII, pp. 145-163, y EBERSOLD, ibid.,
cit., t. I. p. 127.
t. LIV, pp. 230-231.
1

108 109
i
trimonio ya concertado, dimitir de sus funciones, austeridad ali- La iniciación a las cofradías musulmanas recibe en Marrue-
menticia y suntuaria; en resumen, se «separaba» mucho más cos el nombre de ouird -descenso al abrevadero, acto de apagar
del mundo profano al penitente que al catecúmeno; la penitencia la sed- y el acto de beber o ingurgitar un líquido, o de reci-
terminaba con una imposición de manos del obispo, con una birlo en la boca, es en efecto el rito de agregación principal: para
confesión pública del penitente que, a continuación, debía po- afiliarse a la orden de los aissaua, el neófito abre mucho la boca,
nerse de luto o retirarse a un convento, y con la ceremonia de y por tres veces el jefe de ceremonias le escupe en la garganta;
reagregación a la comunidad de los fieles, que incluía una amo- a este rito central se añaden otros 112•
nestación, una plegaria de «reconciliación» y, en España, la ce- El ahd, o rito de iniciación, es, según Lane, aproximadamente
remonia de la indulgentia 1oa. el mismo para las diversas cofradías de El Cairo: el novicio se
sienta en tierra frente al she'íkh y se dan la mano derecha, levan-
tando los pulgares y apretándolos uno contra otro bajo la manga
COFRADÍAS RELIGIOSAS
del sheikh; que recubre sus manos, Jnientras el novicio repite tras
el sheikh ciertas fórmulas sagradas un número determinado de
Paso a continuación a los ritos de iniciación a las cofradías veces. Luego, el nuevo iniciado besa la mano del shelh. Estos
religiosas. Dejaré de lado las ceremonias de entrada a las cofra- ritos son idénticos a los del contrato de matrimonio, salvo en
días budistas, sobre las que los documentos son fácilmente ac- que las manos del novio y del representante de la novia están
109
cesibles , y citará la de la entrada a la secta de los sikh uo: se cubiertas por un pañuelo, las fórmulas son jurídicM y el novio
consagra, con oraciones, agua azucarada que se remueve con un sólo besa las manos de los asistentes si es de condición social
pequeño puñal; se arroja ese agua a la cabeza y los ojos del inferior 113 •
neófito, que bebe lo que puede; luego come, con los consagra- En las ceremonias católicas de afiliación a una orden reli-
dores, una clase especial de «paté»; «esto regenera al neófito» giosa, hay siempre una parte que permanece fija de una vez por
qu~, en respuesta a las cuestiones planteadas, debe decir, cual- todas conforme al ritual, sea romano, sea galicano, etc., y una
quiera que sea su nacionalidad, que ha nacido en Patna, que parte que varía con la orden religiosa. Así, por ejemplo, la en-
v~ve ei: Aliwalia, lugar de nacimiento y domicilio del gurú Go- trada a los carmelitas comporta ritos funerarios seguidos de ritos
vmd Smgh, y que es el hijo de Govind Singh, el último de los de resurrección.
Diez gurúes de los sikh. En las ceremonias de iniciación a la
secta chamar del Sinnarayani, hay un noviciado de cinco días·
luego el neófito lava el dedo gordo del pie del gurú, se beb; VÍRGENES Y PROSTITUTAS SAGRADAS
el agua Y reparte pasteles entre los miembros de la cofradía·
además se quema alcanfor 111, etc. ' Las vírgenes y prostitutas sagradas, para acceder a su nueva
situación, se someten también a ceremonias construidas siguiendo
'"' DUCHÉNE, Les origines du culte chrétien, 3.• ed. 434445.
' Cf., e;itre ~tros, ÜLDENBERG, Le Bouddah, sa vie, sa doctrine, sa
09 el esquema de los ritos de paso. Ésta es, para empezar, la se-
communaute, Pans, 2.• ed., 1902; sobre los ritos de iniciación a la secta nz Cf. MONTET, «Les confrérles religieuses de l'Islam marocain»,
budista china, llamada Lung-hwa, cf. DE GROOT, Sectaria.nism and re- Rev. de l'Hist. des Rel., 1902, t. XLV, p. 11; cf. también DouTTÉ, Me-
ligious persecution in China, t. I, Amsterdam, 1903, pp. 204-220.
11 rrákech, p. 103, nota 3. Sobre la saliva como rito de agregación, S. HART-
º J. -C . .ÜMAN, Cults, customs, superstitions of India, Londres, 1908, LAND, Légend of Perseus, t. II, pp. 258-276; pero escupir sobre alguien
p. 95.
es a veces también un rito de separación, NASSAU, Fetishism in West
mCensus of India 1901, Ethnographical appendices, Calcuta, 1903, Africa, Londres, 1904, p. 213, y de expulsión de la comunidad: gitanos,
P?· 1.73-174. Un gurú es una especie de sacerdote, de director de con- /ourn. Gypsy-lore Soc., n. ser., t. II (1908), p. 185.
c1e_nc1a Y. de moral, de confesor; recuérdese que no hay clero organizado 113
E. W. LANE, Manners and customs of the modern Egyptians, ed. de
y 1erarqmzado en la India.
1895, 8.º, pp. 252-253 y 174-175.

110 111
r.·r'
F .

!
cuencia en la consagración de !las vírgenes católicas, según el y el cubrirse con un velo; la agregación al mundo divino median- l
¡
. 1 R amano 114 : l.º, las :vírgenes acuden revestidas con
Pontifica
te un matrimonio con Jesucristo (el anillo y la corona son tam-
e1 hábi~o del novici~~o, «sin v~os, ni mantos, ni capuchones»;
0 bién los objetos rituales del matrimonio secular). Es de .señalar
2. , encienden sus cirios y se ar¡rodillan de dos en dos; 3.º, por que aquí los ritos de separación finalizan el período de margen
tres veces el pontífice les dice: Venid, y ellas se acercan a él en

j
(noviciado), que está marcado por una semireclusión; la reclu- 1
tres etapas; 4.º, se ponen de rlie en círculo y a continuación sión completa sigue a la consagración, y tanto el noviciado como
van de una en una a prometerle ]a consagración de su virginidad; la consagración están señalados también por una separación ma-
5.º, él les pregunta si aceptan «s~r bendecidas, consagradas y uni- terial (convento, reja, etc.) del mundo profano.
das como esposas de N. S. Jes~cristo»: «Lo deseamos»; 6.º, el Estamos mal informados sobre el ritual de consagración de
obispo canta el Veni Creator spiritus y bendice los futuros há- las prostitutas sagradas de la antigüedad 116• Citaré en consecuen-
bit~s de las vírgenes; 7 .º, se quitan sus vestidos habituales y se cia algunos ritos hindúes. En la casta de los kaikOlan músicos,
: reVIst~n con los otros; 8.º, el o~ispo bendice los velos 115, luego de Coimbatore, al menos una chica de cada familia d~b.e ser
9f,
,-_ !

los amllos, luego las coronas; las vírgenes cantan: ·«He des- consagrada ai servicio del templo corrio bailarina, música y pros-
pr~ciado el reino del mundo y tfdo el ornamento del siglo [ ... ] tituta. La primera serie de ceremoni;:is equivale a los esponsales,
mi corazón ya .no se contiene, es al rey a quien me he consa- y la segunda serie ál matrimonio: un brahmán le ata el táli (equi-
grado. A _:f:l, a quien he visto»; 1p. el pontífice reza, luego recita
0
,
valente de nuestro anillo) alrededor del cuello como en los espon-
el vere dzgnum .. .; vuelve a ponerse su mitra y dice: «Ven, alma sales y el matrimonio; el tío materno le ciñe la frente con una
querida, tú serás mi trono; el I!y ha buscado tu unióm>; 11.º, cinta de oro y la expone ante la gente sobre una tabla. Du-
ellas se adelantan de dos en do , se arrodillan, y «el pontífice rante el primer coito, se coloca inicialmente un sable entre las
coloca el velo sobre la cabeza : e cada una lo hace descender dos personas durante algunos minutos, rito nupcial muy difun-
sobre los hombros y sobre el pebho y lo adeÍanta hasta los ojos, dido en la India. En resumen, las ceremonias de consagración
diciend?: «Recibid el velo sagr~do como prueba de que habéis a la divinidad no difieren más que en pequeños detalles de las
despreciado el mundo y de que [ ... ] os habéis [ ... ] constituido ceremonias nupciales ordinarias; lo mismo ocurre entre los kai-
como la esposa de Jesucristo»; lt2. estando todas tapadas por
0
kólan tejedores 117 • Mejor aún, en las ceremonias de consagración
J
,
1
sus velos, él las _llama: «Venid celebrar vuestras bodas, etc.», de las basavi (prostitutas sagradas) del distrito de Bellary, se
Y les pone el anillo en el anula . de su mano derecha diciendo: pone al lado de la novicia sentada una espada que representa
«Yo os uno, etc.»; 13.º, idéntica! ceremonia con la corona; 14.º, al novio ausente y que aquélla empuña con la mano derecha;
cantos litúrgicos, oraciones, alel*ya, comunión, bendición, y en tras diversos ritos, se levanta y va a depositar la espada en el
el caso de los conventos en quie las monjas tienen derecho a santuario del dios; si se trata de una bailarina sagrada, el novio
comenzar las horas canónicas y a leer el oficio en la iglesia, en- es sustituido por un tambor ante el que aquélla se inclina. Las
trega ritual del breviario; 15.º, f~almente, entrega de las vírge- basavi llevan atado el tiili y tienen tatuados el tchakra (disco
nes consagradas a la abadesa 7 L~s ideas traducidas a la práctica ahuecado en el centro) y una. concha. (turbinellr:z. rapa) 118 •
son: la separación del mundo p11ofano por el cambio de hábito

Enc~clopédie théologiq~e, t. XVII; BOISSONNET: Diction-


11
• Aquí no me ocupo de la prostitución sagrada temporal (Mylitta,
• u• MIGN;,, Heliópolis, Analtis); cf. H.-S. HARTLAND, At the temple of Mylitta, An-
naire des ceremomes et des rites sacres (t. III), col. 539-563. thropological Essays, présented to E.-B. Tylor, Oxford, 1907, pp. 189-
_No hay d~scripción antigua de' estos ritos; ·en cualquier caso, este
115

902.
velanuento no tiene nada que ver con el velo, sustituto de fa piel de 117
E. THURSTON, Ethnographic notes in Southem India, Madrás,
camero romana, con que se cubría [a los esposos durante . el matrimo- 1906, pp. 29-30.
nio cristiano primitivo. : 11
• Ibidem, p. 40; cf. también p. 41.
i

113
CLASES, CASTAS Y PROFESIONES exteriores son aquí los blasones, a los que corresponden la repre-
sentación del tótem en el caso de las clases totémicas, y las esca-
Por más que la pertenencia a esta o aquella casta o clase rificaciones, tatuajes, etc., en el caso de las clases de edad y
social sea hereditaria, como lo es la pertenencia a los diversos sociedades secretas. La imposición del blasón es claramente,
grupos totémicos, mágico-religiosos, etc., es raro que se considere como la de la marca totémica, etc., un rito de agregación del
al niño como un miembro propiamente dicho, «completo», des- mismo tipo que la «marca» de los misterios: sólo las formas va-
de su nacimiento. A una edad variable según los pueblos, le es rían según los pueblos y el género de grupo restricto 120 •
preciso agregarse mediante ceremonias que se distinguen de las La pertenencia a la casta es, por definición, hereditaria; ade-
anteriormente estudiadas en que el elemento mágico-religioso más, cada casta está especializada profesionalmente y tiene su.
es en ellas menor, siendo por el contrario de mayor importancia lugar asignado en una jerarquía precisa 121 • Así pues, la agrega~,
el elemento político-jurídico y social general. Entre los lekugnen, ción a la casta sólo se presenta en condiciones definidas: 1.º,
de la Columbia británica 119, hay cuatro clases: clase de los jefes agregación del niño; estas ceremonias pertenecen a la categoría
(hereditaria), de los nobles (hereditaria), de los plebeyos y de los de las ceremonias de la infancia estudiadas en el capítulo V. Por
esclavos; hay endogamia de clase y un rígido protocolo en la supuesto, la utilización ritual de los instrumentos especiales de
vida cotidiana (lugar en la mesa, etc.). La pertenencia a esta la profesión adquiere aquí un lugar importante; no es ya, como
o aquella clase viene indicada por el nombre; de ahí la ~eremo­ en los pueblos sin castas, un rito simpático ordinario, sino un
nia de la denominación, posterior siempre a las ceremonias de verdadero rito de agregación del individuo a una colectividad
la pubertad. El padre organiza un gran festín; una vez reunidos delimitada; 2.º, no se puede pasar de una casta inferior a una
todos los invitados, lleva a su hijo, acompañado por los padrinos, superior, sino solamente ir de arriba abajo. De donde se sigue
al tejado de la casa (cuyo interior está excavado en el suelo); que los ritos de agregación, o bien se simplifican, o incluso giran:
luego canta y baila uno de los cánticos y danzas de la familia. pues es a la casta inferior a la que se honra, no a los recién
Después viene una distribución de regalos en nombre de los llegados. Por otra parte, ciertas castas, en algunas regiones de
antepasados. El padre solicita a una cuarentena de miembros de la India, son primariamente tribus; en este caso, los ritos de
la alta nobleza que sirvan de testigos. Dos jefes de edad avan- agregación parecen hacer abstracción de la valoración basada
zada se adelantan, dejando que el joven se sitúe entre ambos, y en la casta, para conservar únicamente los caracteres de las cere-
el más viejo proclama en voz alta el nombre y los títulos del monias realizadas en lugares distintos a la India para la agre-
antepasado escogido por el padre para su hijo; por lo general, gación de un extranjero al clan o a la tribu 122 ; en fin, los ritos
son los del abuelo. El consentimiento de los asistentes se expresa de separación desempeñan aquí un importante papel, por más
mediante aplausos y gritos. Nueva distribución de regalos a los
asistentes, y si el padre es rico, a los plebeyos llegados a curio- 120
Desarrollaré este punto en mis «Débuts du Blason», en prepa-
sear. A continuación viene la comida en común y en adelante ración; cf. mientras tanto mi «Héraldisation de la marque de propriété»,
sólo se conocerá al joven por el nombre y el título así adquiridos. París, Revue Héraldique, 1906.
111
Se trata, como puede verse, de una forma semicivilizada de cere- Sobre la teoría de las castas, consúltese: C. BouGLÉ, Essais sur
le régime des castes, París, 1908.
monias minuciosamente elaboradas en otros muchos lugares, 122
Para casos de este tipo (comida en común, rito de agregación
como en la Europa de la Edad Media (cf. su semejanza con la alimentaria especial), cf. RISLEY, The tribes and castes oj Bengal, Cal-
vigilia de armas y el noviciado), en el Japón, etc. Las señales cuta, 1896, t. II, pp. 41, 49, etc. Recuérdese que la agregación a la casta
puede hacerse también mediante el matrimonio. En las tribus de los
119
Nilghiri Hills, las jóvenes cambian de casta en ·virtud del matrimonio;
C. HILL-TouT, «Report on the Ethnology of the South-Eastern de ahí la ceremonia llamada «el Tajo tribal»: las mujeres de la tribu pre-
Tribes of Vancouver-Island, British Columbia», /ourn. Anthrop. Inst., paran una comida a la que invitan a la novia, apartándola así de su
t. XXXVII (1907), pp. 308-310. casta primitiva y admitiéndola en la suya.

114 115
~emás
que el elemento consciente y ) !untarlo pueda estar ausente; de éstos 124 (paleta, etc.). Como ha demostrado C. Cornélissen 125 , ·
cada casta está separada de las por tabúes, y basta tocar· esta distinción no depend~ de aptitudes personales (fuerza, des-
a un individuo de una casta inferior, comer con él, o acostarse treza, etc.), sino más bien de una especie de presión tradicional
en su cama, o entrar en su casa, para ser automáticamente expul- que obliga al individuo a progresar únicamente en el marco de
sado de la propia casta sin qu~ ello implique, por otra parte, la estrecha sección en que ha debutado; se es aprendiz de peón-
1
la agregación a la casta del indifiduo al que se ha tocado. Ocu- albañil o aprendiz-albañil: y toda la vida ulterior depende de
rre ~on frecuencia en este caso, por ejemplo en Bengala 123 , que este primer paso. Pero en el interior de los ayudantes y de los
el sm-casta se haga musulmán, 1 no admitir el Islam, al menos obreros o artesanos, se pasa con bastante facilidad de una cate-
en teoría y en algunas regiones de la India, la jerarquía de las goría amplia a otra: de peón-albañil a ayudante de cantero; de
castas. Asimismo, en las cofradías religiosas budistas verdaderas carpintero de armar a carpintero de muebles o ebanista. Por
o en las «s~ctas;> resultantes del p~mpromiso, en grados diversos, otra parte, si se examinan todos los niveles salariales teniendo
entre el hmdmsmo, .el brahmah1smo, el budismo y el Islam en cuenta todos sus factores, se constata que oscilan entre dos
-como el aryasamadj, el sinarar.·ani, etc.-, pueden entrar indi- extremos, mínimum y máximum, y que también aquí existe un
viduos de todas las castas. margen que se trata de. franquear antes que el individuo alcance
En fin, la entrada en las pro esiones comportaba entre noso- la plena satisfacción de sus necesidades en un país, época y
tros ceremoni~s. especiales, inclu endo algunos ritos al menos de oficio dados 126 •
naturaleza rehg10sa, sobre todo cuando las corporaciones coin- La clase de los brahmanes, de los «dos-veces-nacidos», marca
cidían con cofradías religiosas de carácter especial. El aprendi- la transición entre la casta y la profesión mágico-sacerdotal. Este
zaje, antaño, si no implicaba unk separación del medio anterior, término de «dos-veces-nacido» indica claramente el verdadero

t
terminaba con ritos de agregación (comida en común, etc.). Como
es sabido, el reclutamiento de las corporaciones estaba estric-
1

tamente reglamentado. No obsta te, no hay por qué pensar que


papel de los ritos de paso, en el sentido de que el brahmán, que
pertenece a su casta por nacimiento y es agregado a ella por
los ritos de la infancia, se ve después sometido a ceremonias de
hoy en día han desaparecido t' das las barreras en el interior iniciación en las que muere al mundo anterior y renace al mun-
de las mismas profesiones u ofi{ios, o entre los diversos oficios do nuevo, ceremonias que le otorgan el poder de entregarse a la
y profesiones. Los obstáculos opuestos al paso de uno a otro no actividad mágico-religiosa en que consiste su especialidad profe-
tienen sin duda nada de ritual, p~ro conviene, sin embargo, decir sional. Al ser el brahmán un sacerdote-innato, no cabe en modo
aquí algunas palabras, porque sta forma nueva corresponde a
1

alguno hablar de una ordenación del brahmán, en el sentido cató-


tendencias que se expresan t ién en ritos de paso, aunque lico del término 127 ; pero, piense lo que piense C. Bouglé 128 , el
sobre otras bases. Así, por eje lo, el ayudante (tanto el pin- noviciado y la iniciación son necesarios, sobre. todo a causa de
che de herrero como el peón ~ ·carpintero, etc.) tiende a se- la importancia de las fórmulas y de su «pronunciación correcta»
guir siendo ayudante toda su vi· a, sin que pueda pasar, cuales- en el ritual brahmánico. Se nace brahmán, pero es preciso apren-
quiera que sean sus aptitudes pe sonales y salvo ocasiones excep- der para actuar como brahmán. Dicho de otro modo, en el inte-
cionales (a veces por matrimonio), a la sección adyacente (herre-
ro, carpintero, etc.). La forma ¡aguda de esta tendencia se ha 124
Bull. Bur. of Labor, nov. 1906, Was., pp. 746-747.
manifestado frecuentemente en los Estados Unidos, en forma 125
C. CoRNÉLISSEN, Théorie du salaire et du travail salarié, París,
por ejemi:lo_, de luch~, entre los .~eones de a~bañil y los albañiles: 1908, pp. 173-201.
126
que proh1bian a aquellos sern re de los mstrumentos propios Ibídem, p. 658.
127
Cf. BURNOUF, Essai sur le Véda, pp. 283-285, y J)ouGLÉ, Régime
des castes, pp. 73-76.
m Cf. A. VAN GENNEP, «Pourquof on se fait musulman au Bengale», 1211
Ibidem, p. 77. Mi interpretación concilia los puntos de vista de
Revue des Idées del 15 de diciembr~ de 1908, pp. 549 y ss. Burnouf y de Oldenberg.

d6 117
rior del mundo sagrado en que vive el brahmán·· desde su naci-
miento, hay tres compartimentos: uno preliminar, hasta el upa-
nayama (introducción ante el preceptor); otro, liminar (novicia-
l agregac1on, pero sistematizada, siguiendo direcciones' propias 131 •
La «tonsura», que es a la vez un rito de separación y de agre-
gación (al igual que cubrirse con un velo), es el rito principal,
do); el último, postliminar (sacerdocio). La sucesión de estos pe- dado que constituye una señal permanente. Una vez ordenado,
ríodos es para el brahmán idéntica a la que vive un hijo de rey aún debe el sacerdote decir su primera misa y este acto ritual
semicivilizado: ambos evolucionan siempre en el interior del adquiere también, en: algunos casos, la forma de un matrimonio.
mundo sagrado, mientras que un no-brahmán o un negro cual- Frecuentemente se combina con ritos nupciales locales, como
quiera no evolucionan, salvo durante períodos especiales (inicia- en algunas comunas del Tirol 132 : en ellos, una jovencita, her-
ción, sacrificio, etc.), más que en el interior del mundo profano. mana o parienta próxima del cura, de edad comprendida entre
Las ceremonias comprenden 129 : la tonsura, el baño, el cam- los ocho y los doce años, personifica a la Iglesia. De igual modo
bio de vestido, la toma de posesión del corazón, el cambio de que si se tratara de una novia ordinaria, se pugna por «robarla»,
nombre, el apretón de manos: el niño está muerto. Ya novicio es decir por llevarla a un mes6n distinto de aquel en que se
(brahmácárin), se le somete a tabúes de todo tipo; se le instruye ha preparado la comida nupcial que sigue a la primera misa;
en la literatura sagrada, aprende las fórmulas y los gestos. La se disparan tiros de fusil, se hacen explotar petardos, se cantan
unión del niño y del preceptor se identifica a un matrimonio; canciones nupciales, incluso eróticas, aunque durante la comida,
luego, el preceptor «concibe» en el momento en que coloca la la presencia de los sacerdotes amigos del cura y la de sus ayu-
mano sobre el hombro del niño; al tercer día, cuando se recita dantes o padrinos consiga calmar el entusiasmo ritual. Las auto-
el savitri, el niño renace; según otros textos, el nacimiento del ridades eclesiásticas han conseguido, por lo demás, hacer que
brahmán tiene lugar <<en el momento en que el sacrificio se incli- desaparezcan estas costumbres en algunas diócesis, pero en otras
na hacia él». Así, contrariamente a lo que se ha constatado en el --como la de Salzburgo, por ejemplo-- se siguen manteniendo.
caso de las ceremonias de iniciación australianas, congoleñas, et- En mi opinión, hay actualmente pocos grupos que posean un
. cétera, la muerte del novicio no dura todo el tiempo del novi- ritual tan preciso de lo puro y de lo impuro como los subba o
ciado. El del brahmán se prolonga hasta un momento cuya época sabeos. de los alrededores de Bagdad. En el momento del paso
no precisan los textos. Lúego viene la ceremonia del «retorno» de uno de los grados eclesiásticos a otro, el bautismo juega un
(samávartana) : el novicio se despoja de las insignias del novi- importante papel, al igual que en toda la vida de los novicios,
ciado (cinturón, bastón, piel de antílope) y las arroja al agua; se diáconos, sacerdotes y obispos. El novicio debe ser hijo legítimo
baña y se reviste con nuevas ropas 130 • Helo ya reintegrado en la de sacerdote o de obispo y carecer de todo defecto corporal; si
sociedad sagrada general, por separación del margen, también tras un examen se le juzga digno,. recibe un bautismo especial,
él sagrado. · estudia de siete a diecinueve años y luego es ordenado diácono.
Al cabo de seis meses o un año, si el pueblo reunido lo quiere,
se le ordena sacerdote. Se le encierra en una cabaña de cañas;
LA ORDENACIÓN DEL SACERDOTE Y DEL MAGO no debe ensuciarse ni dormir durante siete días y siete noches;
cambia cada día de vestido y debe dar limosnas. «El octavo día,
No insistiré en el noviciado y las ceremonias de ordenación se celebran funerales en su honor, puesto que se le considera
de los sacerdotes católicos y ortodoxos. Puede reconocerse en
ellas la misma secuencia de ritos de separación, de margen y de m Véase, entre otros, BoISSONNET, loe. cit., cols. 985-1032 y cols. 1032-
1043, las «ordenaciones generales» que corresponden a las circuncisio-
nes, ·matrimonios, etc., múltiples sincronismos. Para los grados y el ri-
129
Cf.. OLDENBERG, La religion du Véda, París, 1903, pp. 399-402. tual antiguos (romano, galicano y oriental), véase DucHtNE, loe. cit.,
130
Cf. ÜLDENBERG, loe. cit., p. 350. Para otros detalles, véase V. HEN- pp. 344-378.
RY, La magie dans l'Inde antique, París, 1904, pp. 84-85, etc. 132
Fr. KoHL, Die Tiroler Bauernhochzeit, Viena, 1908, pp. 275-281.

118 119

muerto; después de lo cual,.se d~rige al río en compañía de cua- sas, a un entrenamiento psicológico y neuropático1 4.º, diversos 1

tro sacerdotes, que le administra~ el bautismo.» Durante los se- espíritus, antropomórficos o animales, enemigos o protectores,
1

senta días siguientes, se baña tf,es veces al día; si tiene una aislados o numerosos, se le aparecen cada vez con más frecuen- ../,,.·
polución nocturna, debe reanuda de nuevo su jornada; los días cia y le enseñan las cosas del oficio, etc.; 5.º, o bien el chamán ('"
en que su madre o su mujer men trúan tampoco le cuentan, etc.; muere y su alma se traslada al país de los espíritus, de los dio7
de tal forma que para llegar a los sesenta días libres de toda ses, de los muertos, para aprender su topografía y asimilar los
mancha necesita a veces cuatro di cinco meses. Tabúes alimenti- . conocimientos necesarios para domeñar los malos espíritus y
cios; limosnas. El acto especial ~el sacerdote es administrar el atraerse la ayuda de los buenos; 6.º, el chamán vuelve a la vida,
baustismo. El del obispo es administrar el matrimonio. El obis- renace; luego vuelve a su casa o va de pueblo en pueblo, etc. En
po es elegido por los sacerdotes;¡ separación sexual durante dos fin, hecho importante, aunque no distintivo del chamanismo: la
meses; bautismo; explicación en público de los libros sagrados; «chamanización», o conjunto de actos del chamán durante una
asistencia (rito obligatorio) a la imuerte de un «buen soubba» ceremonia, comprende la misma secuencia: trances, muerte, via-
que se encarga de transmitir un rhensaje a la divinidad Avather; jes del alma al otro mundo, retorno, aplicación al caso especial
tres días después, plegaria por eJe muerto; bendición (rito obli- (enfermedad, etc.) de los conocimientos adquiridos en el mundo
gatorio también) del matrimonio de un sacerdote; un bautismo
1
sagra,do: es, por tanto, un equivalente exacto del sacrificio de
de todos los sacerdotes es el ritr' final 133 • tipo clásico.
Con la iniciación del mago, entramos en una categoría de Veamos ahora la iniciación de un piaye caribe: 1.º, se va a
hechos de carácter híbrido. En efecto, los magos no están some- vivir con un «anciano», a veces durante diez años; hasta los
tidos a ritos de unión a un gru~o humano determinado, salvo veinticinco o treinta años se somete a pruebas, a un ayuno pro-
cuando, como en la América. Nproccidental, forman una espe- longado, etc.; 2.º, los ancianos piayes se reúnen, se encierran en
cie de clase o incluso de casta. P~ro tienen que agregarse al mun- una cabaña, azotan al novicio con un látigo y le hacen bailar
do sagrado, lo cual no puede hacrrse más que poniendo en prác- hasta que cae desvanecido; 3.º, se le somete a un «váciado de
tica el esquema de los ritos de Il'aso. sangre» por hormigas negras, se le hace «ir arriba y abajo» mien-
Para los australianos, remitq a las fuentes citadas en una tras se le fuerza a tragar ·jugo de tabaco; 4.º, se le somete a un
monografía de Mauss 134 ; en ella se verá que el mago australiano ayuno de tres años, progresivamente menos riguroso, y absorbe,
cambia de personalidad, a vece~ hasta el punto de morir para de cuando en cuando, jugo de tabaco 136 • El sentido interno de
a continuación resucitar (extracctón de órganos; viaje en sueños esta secuencia ritual lo ponen de relieve estas descripciones de'
al otro mundo, etc.). El chamán y.ralo-altaico 135 : l.º, es nervioso Von den Steinen: l.", se extenúa y se hiperestesia al novicio;
e irritable desde su juventud; 2.1' es «poseído» varias veces por 2.º, éste se duerme y muere; 3.º, su alma sube al cielo y luego
137
espíritus {alucinaciones, fobias, <:¡pilepsia, trances, catalepsia, et- vuelve a bajar; 4.º, se despierta y resucita convertido en piaye •
138
cétera); de ahí la idea de muertes temporales; 3.º, se retira al Entre los warundi, del Africa Oriental alemana , se llega a ser
bosque, la soledad, la tundra~ etcl; se somete a privaciones diver- kiranga {sacerdote-mago-brujo): 1.º, por herencia y ordenación:
el padre o la madre entrega la lanza sagrada al hijo o la hija
m N. SIOUFFI, Etudes sur la reli~iim des Soubbas, pp. 66-72.
primogénitos antes de morir; 2.º, por haber sido herido por un
134
M. MAuss, L'origine des pouv~irs magiques dans les societés aus-
136 LAFITAU, Moeurs des Sauvages Amériquains, París, 1724, t. I, pá-
traliennes, París, 1904. •
m Este esquema es la sustancia! de varios capítulos de un libro, ginas 330-334; cf. p. sig., otras descripciones (Moxas, etc.).
137 K. VON DEN STEINEN, Unter den Naturvi:Jlkern Zentral Brasilíens,
desde hace tiempo en preparación, s bre Le Shamanisme chez les popu-
lations de l'Europe et de l'Asie trionales, basado sobre todo en los 2.ª ed., Berlín, 1897, pp. 297-298, 300-301 (Bakairi, AuetO, etc.) ..
138 J.-M.-M. VAN DER BuRGT, L'Urundi et les Warundi (extracto del
documentos rusos, finlandeses y hú aros. Por supuesto, las variaciones
de detalle entre los diversos pueblo son considerables. Dictionnaire Kirundi), Bois-le-Duc, 1904, p. 107.

12b 121
rayo; 3.º, por una vocación súbita: «Durante una de las "cere- en la iniciación y la ordenación, entrega y apropiación de los
monias de la lanza», un joven o una joven se levanta bruscamen- sacra, aquí llamados regalía: tambores, cetro, corona, «reliquias
te, se sitúa frente al kiranga oficiante, o más bien frente ~ la de los antepasados» 142, asiento especial, que son a la vez signo
lanza sagrada, se inclina hacia él o ella, le mira fijamente con y receptáculo del poder real-mágico-religioso.
toda la energía de su ser hasta que él (o ella) empieza a temblar El período de margen lo volvemos a hallar también aquí, en
Y cae finalmente desvanecido, como muerto ... se acuesta a la forma de preparación y retiro, con tabúes. de todo tipo e ins-
persona desvanecida sobre una estera, se la lleva con precaución trucción especial, a veces desde la infancia; es el equivalente
a su casa, donde duerme de tres a cuatro días. Cuando vuelve del noviciado. Otro período de margen es el que transcurre entre
en sí es ya en adelante persona sagrada, sacerdote o sacerdotisa- la muerte del predecesor y el acceso al trono del sucesor (sede
esposa del dios. Se llama a los vecinos y vecinas; se realiza la vacante). Se manifiesta en la vida general por una suspensión
"ceren:onia de la lanza" y el nuevo kiranga preside y oficia por de la vida social del mismo género que la de los novicios de
vez primera.» Por consiguiente, hipnosis, muerte, margen y re- que más adelante hablaremos.
surrección. «Esta idea de una muerte momentánea es un tema La referencia a descripciones detalladas nos hará ver fácil-
general tanto de la iniciación mágica como de la iniciación reli- mente que el esquema propuesto es válido también aquí 143 ; sólo
gios~», señalan con razón Hubert y Mauss 139, que citan hechos citaré dos casos, el de la entronización del faraón en el antiguo
esquimales, chames, griegos, indonesios, melanesios y norteame- Egipto y el del hogon de los habbé, en la cuenca del Níger. En
rindios del mismo tipo. Lo que aquí nos importa es la consta- esta misma categoría entran las ceremonias de la investidura, de
t~ción, en los detalles de estas ceremonias, de una secuencia idén- la entrega temporal de poderes, etc. El mecanismo está aquí tam-
tica a las de muchos otros pasos de un estado a otro. bién condicionado por la separación del medio anterior y la agre-
gación progresiva o inmediata a un medio nuevo, originariamente
el medio sagrado.
LA EN'I'RONIZACIÓN DEL JEFE Y DEL REY
Ésta es la secuencia ritual durante la entronización del fa- ¡
;
\

raón, según la excelente monografía de A. Moret 144 • El futuro


Todo lo que acabamos de decir de los sacerdotes y los magos faraón nacía dios 145; sin embargo, entre su nacimiento y el mo-
se aplica igualmente al jefe y al rey, cuyo carácter sagrado, y a mento de su entronización, debía haber perdido su carácter sa-
veces divino, ha sido sobradamente puesto de relieve por J.-G. grado absoluto, puesto que el primer rito le «purificaba», es
140
Frazer. • También las ceremonias de entronización 141 o de coro- decir le reagregaba al mundo sagrado y le volvía a identificar con
nación presentan la mayor semejanza en sus detalles esenciales los dioses al ser amamantado 146 por una diosa, entre otros pro-
Y en sus secuencias con las ceremonias de la ordenación. Se pue- cedimientos. Luego, el monarca reinante le presentaba al pue-
den considerar dos casos: o bien el sucesor es entronizado en
vida de su predecesor, o bien lo es tras la muerte de éste. A 142
Cf. mi Tabou, Tot. Madag., pp. 115·117, y sobre los regalía en ge·
veces incluso, la sucesión se abre con un rito especial en el que neral como receptáculo del poder real, FRAZER, Kingship, pp. 120·124.
el sucesor da muerte a su predecesor. En ambos casos hay, como 143
Cf. para una buena descripción secuencial, PATTAS, Le sacre et
couronnement de Louis XVI, précédé de recherches sur le sacre des
139 Rois de France depuis Clovis, etc., París, 1775.
H. HUBERT y M. MAUSS, «Esquisse d'une théorie générale de la •« A. MoRET, Du caractere religieux de la royauté pharaonique, Pa·
magie», Année sociologique, t. VII (1904), pp. 37-39. rís, 1903, pp. 75-113; idénticas secuencias y ritos de detalle para la
1
•• J.-G. FRAZER, The Golden Bough y Lectures on the early history
of the kingship, Londres, 1905. inauguración del templo; cf. A. MoRET, Rituel du culte divin journalier,
141 París, 1902, pp. 10-15; cf. también ibídem, pp. 25-26, nota 1, 101, 29-32
.Prefiero este término al de coronación, pues con mucha más fre- y la pl. I, en 4 cuadros que responden a las 4 fases de la secuencia.
cuencia que una cinta o una corona, la insignia de la realeza suele ser 145
Sobre la teogamia, cf. Royauté pharaonique, pp. 49-52 y 59-73.
un asiento especial. 146
Sobre la lactancia divina, ibídem, pp. 63-65 y 222.

122 123 .
) .
blo, le tomaba en sus brazos y ~·acía sobre él los pases que·con- signias y la conducción al templo que le servirá en adelante de
ceden el fluido vital. El rito si uiente consistía en otorgar los residencia. Tras la defunción de un gran-hogon, hay tres años
nombres y título del nuevo fa 1 aón, dispersándose luego entre de interregno durante los que se oculta su muerte al pueblo;· A
grandes gritos y saltos (¿rituales?), mientras se levantaba acta de continuación se anuncia dicha muerte, se solicita su opinión a la
los nombres y títulos a fin de qµe nadie los ignorara .. Luego, el divinidad, hay grandes fiestas y bailes públicos, el Consejo pro-
rey proclamado «recibía las cor<j>nas de los jefes de las moradas cede a la elección y se le entregan al nuevo hogon sus insignias.
divinas», es decir de los dioses, coronas sostenidas por una cinta ·«Acompañado por la muchedumbre de dignatarios y de jóvenes
sa~ada;_ ~I mismo tiempo, se le ~ntregaban los otros regalia (col- bailando, el nuevo hogon se dirige entonces al templo de la
millo, lat1go, cetro); luego vení~ la «reunión de las dos regio- divinidad, cabaña muy adornada que en adelante será su habita-
nes» (Egipto del sur y del norte) por sus diosas, que las transmi- ción sagrada. Este paseo es considerado como el cortejo fune-
tían al nuevo faraón, el cual tbmaba poses1on de las mismas rario del hogon; pues desde su entrada en la casa hogonal, tras
meqiante 1.1.Pfi circunvalación, «la vuelta al muro», del mismo haber tomado posesión de los "signos de alianza", el servidor
modo que el muerto convertidolen dios «tomaba posesión» de gran-sacerdote de· 1a divinidad es considerado como muerto por
las moradas de Horus y de Sit El rey se dirigía luego proce- su familia» 147 •
sionalmente al santuario del di. s y éste último «le abrazaba,
dándole así el fluido vital» y quedando consolidada la diadema LA EXCOMUNIÓN Y LA EXCLUSIÓN
sobre la cabeza. Era la consagratión definitiva, equivalente a la
tr~nscripción de. l:;is nombres y !títulos. E.stos ritos datan de la La contrapartida de los ritos de m1ciac10n son los ritos de
mas remota antlguedad y se hah mantemdo hasta la época de destierro, de expulsión y de excomunión, que son por esencia
los tolomeos y parcialmente en Etiopía. Había finalmente pere- ritos de separación y de desacralización. Los de la Iglesia cató-
grinajes a diversos santuarios, fbstejos públicos sufragados por lica son bastante conocidos. Es interesante señalar que, como
el rey, dotaciones religiosas, reparaciones en los templos, etc. Ve- ha visto bien Rob. Smith 148 , el principio de la excomunión y de
mos, por tanto, que la ceremonia. se inicia con un rito de separa- la consagración es el mismo: poner aparte un objeto o un ser
ción de lo profano, continúa c±n ritos de agregación a lo sa- determinados; de ahí la identidad de cierto número de ritos de
grado, ritos de toma de posesió del mundo divino y terrestre, detallé.
Y que todo ello se realiza por e 1apas; por lo demás, carecemos El orden en que he clasificado las diversas sociedades espe-
de informes sobre los períodos de margen". ciales para examinar sus ritos de admisión no está basado en el
Los habbé de la Meseta nigdriana están gobernados por ho- azar, sino en la distinción precisa de los elementos que caracte-
gon.es, que tienen un carácter a la~ivez político, jurídico y religioso rizan a cada una de ellas. Lo cual implica que no admito la
y son tanto grandes-sacerdotes c mo reyes elegidos. Los regalia clasificación ni las teorías de Schurtz, como tampoco las de
son,, al mismo tiempo, los sacra el templo en que habita: collar Webster. Este último, sobre todo, ve degeneraciones donde yo
con un ópalo, brazalete de hierro en la pierna· derecha, anillo de . 149 ' .
tiendo a ver formas inaugurales. En cuanto a Seh urtz . , im-
cobre en la oreja derecha y an~llo de plata en el dedo medio
de la mano izquierda, señales evidentes de la agregación a la divi- 147 L. DESPLAGNES, Le Platéau Central· Nigérien, París, 1907; pp. 321·

nidad; luego, una caña especial, ¡vestidos especiales, etc. No se 328· en una tribu de la llanura del Barasana, los Udio de Uol, las cere-
le debe tocar, y su nombre anterior a la entronización no debe mo~ias son un poco diferentes e incluyen, entre otros, un rito de recha·
zo sobre el que puede verse mi Religions, Moeurs et Légendes, pp. 137-
ya ~er pronunciado; sólo se le habla en el viejo dialecto sara- 154. También aquí se considera al hogon como muerto para su medio
kole; tiene derecho a las primiclias y está sometido a régimen

hogon; el primero es entroniza :1


alimenticio especial. Hay un hogpn por tribu o clan y un gran-

1
mediante la entrega de las in-
anterior.
1•• Rob. SMITH, Die Religion der Semiten, pp. 118-119.
1•• H. ScHURTZ, Altersklassen und Miinnerbünde, p. 392.

125
presionado por la sorprendente semejanza que presentan entre que tengan además plantaciones especiales que les ~uministran
sí los ritos de iniciación a las sociedádes totémicas, a las frater- los alimentos necesarios 151 • De igual manera, en el archipiélago
nidades, a las sociedades secretas y a las clases de edad, ha deri- Bismarck, los miembros del Duk-duk y del Ingiet pueden, du-
vado• de tal semejanza la identidad de las instituciones enume- rante las ceremonias de iniciación, robar y saquear cuanto quie-
1 radas'. Se podría llegar lejos por este camino, pero no puede ex-
ran en las casas y plantaciones, pero cuidándose de dejar intactos
152
trañar que la teoría de Schurtz me parezca inadmisible 150 dado los bienes de los otros miembros de la sociedad secreta • Allí,
que el objeto del presente volumen es precisamente mostr~r que como en toda Melanesia, estas exacciones han adoptado la forma
se trata más bien, en esos casos como en muchos otros, de una de entregas forzadas en moneda local.
cat~goría perfectamente caracterizada de ritos, cuya semejanza
denva de que tienen un mismo objeto.
A lo largo de toda la duración del noviciado, los vínculos EL PERÍODO DE MARGEN
ordinarios, tanto económicos como jurídicos, se modifican, a ve-
ces incluso se rompen por completo. Los novicios están fuera de El carácter casi general del hecho en cuestión es por lo demás
la sociedad, y la sociedad carece de todo poder sobre ellos, tanto suficientemente conocido 153 , pero para comprender su mecanismo
más cuanto que son propiamente sagrados y santos, y, en conse- en el caso indicado, conviene recordar que una licencia general,
cuencia, intangibles y peligrosos como lo serían los dioses. De una suspensión de la vida social, marcan igualmente los interreg-
s;ierte que si, por una parte, los tabúes, en tanto que ritos nega- nos y el período de margen entre los funerales provisionales Y
tivos, levantan una barrera entre los novicios y la sociedad gene- los funerales definitivos. Así podría quizá explicarse también,
ral, por otra, ésta carece de defensa contra las empresas de los al menos en parte, la licencia sexual que en cierto número de
novicios. Así se explica, con la mayor simplicidad del mundo, pueblos impera entre el comienzo de los esponsales y la termi-
un hecho que ha sido destacado en numerosos pueblos y que nación del matrimonio mediante apropiación de la mujer por
ha permanecido incomprensible para los observadores. Me re- un hombre determinado (Australia, etc.). Si la suspensión de las
fiero a que durante el noviciado los jóvenes pueden robar y sa- reglas ordinarias de vida no conduce siempre a tales excesos, no
quear a su antojo, o alimentarse y engalanarse a expensas de la por ello constituye menos un elemento esencial de los períodos
comunidad. Dos ejemplos bastarán por el momento. En Liberia, de margen.
mientras que por una parte se instruye a los jóvenes va1 en las
costumbres jurídicas y políticas de su pueblo, por otra «no pa-
rece que, por lo que se refiere a los novicios en cuanto tales, se
considere el robo como un delito, pues se entregan, bajo la direc-
ción de sus profesores, a ataques nocturnos contra los pueblos
de la vecindad, y roban, con artimañas o a la fuerza, todo lo que
pueda servir para algo (arroz, plátanos, gallinas y otros medios 151 J. BüTTIKOFER, Reisebilder aus Liberia, Leiden, 1890, t. II, pp. 305-
de subsistencia), llevándoselo luego al bosque sagrado», por más 306.
152 Cf. R. PARKINSON, Dreissig /ahre in der Südsee, Stuttgart, 1907,

15llInaceptable, por demasiado estrecha, es la teoría de FRAZER, The . pp. 609-610. . . . .,


153 En el Africa Occidental Francesa, la marca . de m1c1ac10n es la
Golden Bough, t. I, pp. 344 y SS., retomada por HUBERT y MAUSS, «Essai
sur la nature et la fonction du sacrifice, Année sociologique, t. II, p. 90 circuncisión, y el derecho ~1 robo para los novicios dura desde el co-
mienzo de la cicatrización-de la verga hasta su cicatrización completa,
d;: la separata, de que los ritos de iniciación tienen por objeto introdu-
cir un alma en un cuerpo; si así fuera, se encontraría toda una serie de o sea alrededor de tres semanas. LASNET, Mission au Sénégal, París,
ritos precisos del cambio de alma, análogos a los de algunas ceremo-. 1900, 'p. 50 (peul), 65 (laollé), 77 (toucouleurs), 89 (malinké), 101 (so-
nias médicas. ninké), 127 (khassonké), 145 (séreres), etc.

126 127
CAPíT~LO VII portancia considerable. Este período es lo que se c6noce común-
1 mente por noviazgo 1• En gran número de pueblos, los esponsales
LOS ESPONSALES Y EL MATRIMONIO,,, constituyen una sección especial, autónoma, dentro de las cere-
monias del matrimonio. Incluyen ritos de separación y ritos de
margen, culminando con ritos, bien de agregación preliminar al
nuevo medio, bien de separación del margen considerado como
medio autónomo. Luego vienen los ritos del matrimonio, que
comprenden sobre todo ritos de agregación definitiva al nuevo
medio y con frecuencia, aunque menos de lo que en principio
cabría esperar, ritos de unión individua9 Así pues, el esquema
de los ritos de paso es aquí más complicado que en las ceremo-
nias ya estudiadas.

Por lo que se refiere al tem~ del presente capítulo, abundan


los .d.ocumentos detallados, fal~an las monografías explicativas CATEGORÍAS DE RITOS QUE CONSTITUYEN LAS CEREMONIAS

Y. ~if1eren extremadamente las jinterpretaciones ofrecidas. Tam- DE LOS ESPONSALES Y DEL MATRIMONIO

b1en aquí se descubre el esque~a de los ritos de paso, y se cae


en la cuenta de la necesidad de las secuencias rituales. La razón En las descripciones siguientes, cuyos paralelismos serán sub-
de que los teóricos se hayan p~rdido en interpretaciones estre- rayados, se verán las secuencias en acción; se insistirá asimismo
chas~ aunque con frecuencia cbmplicadas, estriba en que han en un hecho que vuelve inútil toda discusión de la teoría indi-
c?ns1derado los ritos aisladamente, en lugar de comparar entre vidualista y contagionista de Crawley 2 : el matrimonio es un
s1 _!as ceremonias completas. ' acto propiamente social.
.i'_ Hemos visto la admisión de~ niño a la adolescencia por me- lf\lgunos ritos se clasifican tal y como se dijo en el capítulo
dio de la pu~ertad social. El stadio siguiente es la edad ma- primero y a propósito del embarazo, el nacimiento, etc.: lo cual
dura, cuya mas clara señal es 1 fundación de una familia. Este quiere decir que las ceremonias del matrimonio comprenden tam-
cambio de categoría social es el~'más importante, porque acarrea bién ritos de protección y de fecundación, que pueden ser sim-
para uno de los dos cónyuges 1 menos un cambio de familia páticos o contagionistas, animistas o dinamistas, directos o indi-
de clan,. d~ pueblo, de tribu; a eces incluso, los nuevos esposo~ rectos, positivos o negativos (tabúes):'\ Precisamente ésta es la
..-
YªD:. a v1v1r a una casa nueva. Este cambio de domicilio queda
md!-::ado en las. ceremonias, de Jtal forma que los ritos de sepa- ' El mejor estudio que conozco sobre los esponsales estudiados al
rac1on se relacionan siempre esencialmente con este paso ma- mismo tiempo desde el punto de vista ritual y jurídico es .el de R. CoR-
t eria· I \, so, «Gli spO:nsali popolari», .Rev. des Et." Ethnqgr. et Sociol., 1908, nov.-
:J 1
: dic.: no se puede, sin embargo, admffir con el autor que los ritos (beso,
regalo, velamiento, ramo, cinturón, unión de manos, anillo, zapato, be-

EL NOVIAZGO COMO PERÍODO ~E MARGEN


so, intercambio de pan, de frutos, de vino, etc.; acostarse uno al lado del
otro, etc.) tienen sólo un valor simbólico: ligan materialmente.
Cf. CRAWLEY, Mystic Rose, pp. 321, 350, etc. S. Hartland ha
r , visto bien el carácter colectivo de los ritos de agregación; la mayoría
l Por otra parte, dado el núID¡ero e importancia de los grupos de los demás teóricos de la familia han dejado de lado el estudio deta-
afectados por esta unión socializada de dos de sus miembros es llado y sistemático de las ceremonias, ,sobre todo de las de los espon-
natural que el período de marg~n haya adquirido aquí una 'im- sales.
i

T
129
categoría de ritos que ha sido más estudiada hasta ahora 3 , y La complejidad de los ritos, y de los seres .y objetos a ellos
hasta tal punto ha atraído la atención, que se ha llegado al ex- sometidas, puede variar según el tipo de familia a constituir 4 .:
tremo de no ver en los ritos del matrimonio más que ritos pro- pero de todas maneras, salvo en el «matrimonio libre», colecti-
filácticos, catárticos y fecundadores. Conviene reaccionar contra vidades más o menos amplias están interesadas en el acto de
esta simplificación, cuya estrechez se constata con sólo leer cui- unión de dos individuos. Las colectividades en cuestión son:
1.º, las dos sociedades sexuales, representadas a veces por los
dadosamente descripciones detalladas de las ceremonias del ma-
mozos y damas de honor o por los parientes masculinos de una
trimonio en una población cualquiera de Europa o de África, de
parte y femeninos de la otra; 2.º, los grupos de los ascendientes,
Asia o de Oceanía, antigua o viva, civilizada o semicivilizada. bien por línea paterna, bien por línea materna; 3. 0 , los grupos
Dado que estos ritos han sido bien estudiados, los dejaré-, de de los ascendientes, según las dos líneas a la vez, es decir, las fa-
lado en las discusiones que siguen, en el sobrentendido de que milias en el sentido ordinario de la palabra, y a veces las familias
si en este estudio pongo en primer plano los ritos de separación en el sentido amplio, incluyendo a todos. los parientes; 4.º, las
y de agregación como tales, y en sus secuencias, no es porque sociedades especiales (clan totémico, fraternidad, clase de edad,
quiera reducir a estos ritos únicamente todos los elementos de comunidad de fieles, corporación profesional, casta) a las que
las ceremonias del matrimonio. Haré destacar, por otra parte, pertenecen uno u otro de los jóvenes, o ambos, o sus respectivos
que los ritos de proteccion y de fecundación parecen intercalarse padre y madre, o todos sus parientes; S.º, el grupo local (aldea,
entre los ritos de paso propiamente dichos como al tuntún. Al pueblo, barrio de ciudad, gran hacienda, etc.).
comparar descripciones de las ceremonias del matrimonio rea-
lizadas por varios observadores en un mismo pueblo, se aprecia
cómo la secuencia de los ritos de paso se presenta con una cons- CARÁCTER SOCIAL Y ECONÓMICO DEL MATR,IMONIO
tancia perfecta, y cómo el desacuerdo surge únicamente sobre
la fecha, el lugar y los detalles de los ritos de protección y de Hay que recordar además que un matrimonio tiene siempre
fecundación. Es más, nunca se está muy seguro de qué interpre- una dimensión económica, que puede ser más o meno¡;¡ amplia,
tación dar a cada rito pormenórizado, lo cual hace que las dos y que los actos de tipo económico (fijación, pago, reversión de
enumeraciones ofrecidas más adelante deban considerarse muy la dote, bien de la joven, bien del joven, precio de compra de la
incompletas. Se verá que para varios ritos he rechazado las joven, arriendo de los servicios del novio, etc.) se encabalgan
con los ritos propiamente dichos. Ahora bien, los grupos enume-
interpretaciones más aceptadas, indudablemente no de modo ab-
rados más arriba están todos ellos más o menos interesados en
soluto para cada caso particular en que dicho rito se realiza,
las negociaciones y en los arreglos de tipo económico. Si la
sino cuando menos de una manera general. Presentar en cada
familia, el pueblo, el clan deben perder una fuerza viva de pro-
ocasión las pruebas reunidas hubiera convertido este capítulo
en un volumen. · 4
La clasificación de N.-W. TMOMAS, Kingship and marriage in Aus-
tralia, Cambridge, 1906, pp. 104-109, es la siguiente: A. Promiscuidad;
1), no reglamentada: a) primaria, b) secundaria; II), reglamentada: a)
3
La actitud general de los teóricos la indica bien la frase siguiente primaria, b) secundaria; B. Matrimonio: III), Poligamia, primaria o secun-
de W. CROOKE, The Natives of Northern India, Londres, 1907, p. 206: daria, simple o a?Jlfíca, unilateral o bilateral; IV), Poliandria; V), Po-
«el matrimonio implica que las partes se hallan bajo la influencia del liginia, idénticas drvisiones, pero siempre unilaterales; VI), Monogamia;
tabú y los ritos tienen por objeto contrarrestar sus peligros, especialmen- las tres formas del matrimonio pueden ser matrilocales, de retorno, y pa-
te los que impiden que la unión sea fecunda». Debo destacar que, en trilocales; VII), la Unión libre, y VIII), el Lío (con sanción social); todas
virtud de lo que hemos dicho en el capítulo I del presente volumen, estas formas pueden ser temporales o permanentes. No parece que la for-
el «tabú» no puede «ser un peligro», sino que es, en cierto número de ma de la familia influya sobre la secuencia de los ritos de los esponsa-
casos, un medio de preservación del peligro. les y del matrimonio.

130 131
.,
d ucc1on, h h , .: 1
mue ac a ._o Varon, ¡que haya al menos alguna com- mostrarse ante su suegra; 2.ª, no debía ver el rostro de su novia;
pensación! De ahí .las distribuc~~mes de víveres, de vestidos, de por eso acudía de noche. El hijo nacido durante este período
joyas, y sobre todo los numerosps ritos en que se «rescata» algo, de margen era confiado a los cuidados. de la madre de la joven.
en especial el pasó libre hacia fo. nueva residencia. Estos «resca- «En resumen, las ·relaciones entre los dos jóvenes son propia-
tes» coinciden siempre con rit9s de· separación, y ello hasta tal mente maritales y sólo la muerte puede romperlas»; en esta
punto que cabe considerarlos ep sí mismos como ritos de sepa-· última circunstancia se daba el levirato, tanto en uno como en
ración propiamente dichos, al menos parcialmente. En todo caso, otro caso.
el elemento económico, por eje~plo el kalym de los turco-mon- y a este respecto, destacaré que el levirato está fundado no
goles, es tan importante que el tito que concluye definitivamente sólo en razones de tipo económico, sino también en razones ritua-
el matrimonio no se lleva a cabo hasta que el kalym completo les; al haber sido agregado un nuevo miembro a la familia, serían
. ha sido abonado,, lo cual supon~ a veces e.s~erar varios años. En necesarias ceremonias especiales para hacerle salir de ella; ahora
este caso, el periodo -de margem aumenta sm qué se: vean afec- bieO:·;: el. nuevo lazo ha villculado rio sólo a ..do¡; individuós; ..sino
tadas, no obstante, las relacione1 sexuales entre los cónyuges.
anté ·todo a dos colectividades, que ahora tieneh que cons~rvar
Así se explica que entre Ioh bashkir 5 los matrimonios pue- su cohesió_p. 7 • Esto se pone de relieve también en los ritos de
dan decidirse cuando los futurJs consortes son aún muy niños; divorcio.
los que llevan las negociacion~s económicas son unos interme- Volviendo a los bashkir: cuando el kalym ha sido abonado
diarios (que corresponden a los svaty de los eslavos): cuantía,
íntegramente, cosa que a veces no ocurre sino al cabo de varios
fecha de pago, etc., del kalym ~ «precio de compra» de la mu~
años, el padre de la chica organiza, a expensas del joven, :1~ª
chacha, que legalmente le pertrnece a ésta 6 • El acuerdo sobre comida a la que invita a todos los miembros de las dos fam1has
el kalym queda sellado con un~ comida comunitaria, seguida de
y al mulÍah (sacerdote musulmán); los cón~uges comen ei: una
visitas recíprocas de las dos fam¡ilias, con intercambios de re.galos
habitación aparte, en la que no entran mas que los parientes
ofrecidos por los parientes, su~ amigos y sus vecinos. Durante próximos. Al llegar la noche, las amigas de la chica se la llevan
estas visitas se registra un reparto de sexos en dos habitaciones
y la esconden en el patio o en el pueblo; el joven la busca, a
separadas. Una vez tenninado el intercambio de regalos, el no-
veces durante toda la noche. Cuando la encuentra, se la entrega
vio puede ir libremente a ver la la novia a su casa, e incluso a las muchachas y vuelve a la habitación especial, en la que
vivir en ella cuando aquélla rbside en otro pueblo; para ello se han reunido todos los invitados. Pero antes de entrar en ella, ·
debía antaño cumplir las siguibntes condiciones: 1.ª, no debía debe romper con el pie un hilo rojo que dos mujeres sostienen
atravesando la puerta; si no ve el hilo y cae, todo el mundo se
5
P. NAZAROV, «K. etnografia Balhklr», Etnografitcheskoe obozrienie, burla de él. Luego se sienta, y los huéspedes se van unos tras
fase. IV (1890), pp. 186-189. • . · . otro; cuando se queda solo, las amigas le llevan a la novia Y se
6
Si se estudia con detalle el imkorte dél kalym entre los uralo-altai-
cos, Y se compara con el precio de :compra de las bestias, si a continua-
van. :Ésta le quita sus botas y él quiere abrazarla; .ella le rechaza;
ción se hace· el descuento de los r s y gastos de bodas, que corren él le da una moneda de plata y es ella la que le abraza. Al día
por cuenta de -los padres de la ch a, y finalmente se observa a quién siguiente, la chica, en compañía de sus amigas, va a des_ped~s.e
pertenece legalmente el kalyn, bien! en su totalidad bien en parte, se de cada miembro de su familia; sube a una telega y se va a v1v1r
constata que los términos de «precio¡ de compra» y de «dote» son inexac- con la familia del marido; no debe enseñar su rostro a su suegro
:os;: ha?'. ahí tod.o un sist~ma de <~· ompensacion.es» que constituye una
mst1tuc1on especial y equivale, par un economista, al sistema del pot- durante más de un año. La ruptura del hilo es un rito de paso;
latch de los amerindios, a las gra . des fiestas" dadas por los jefes ne~ esconder y encontrar a la novia, un rito de separación del grupo
gros, etc. Hay una centralización y una descentralización alternativas de
las riquezas, organizadas con vistas
tido de Marx).

.
evitar la concentración (en el sen- 1
D. K. ZELENIN, O leviratie i niekotorykh obytchdiev Bashkír
Skat. ouiesda. Etn. oh., 1908, liv. 78, pp. 78 y ss.

133
.-...·.•.·:.
....,.'¡.:-
~':

año después del nyen, se celebra la ceremonia changthoong: a).


sexual local. Como se ve, los esponsales incluyen la unión se'- un mago determina el día más favorable para que la novia deje
:i:ual.' pero el m~trimonio como acto social no concluye sino tras la casa de sus padres; b) se organiza una gran fiesta, a la que son
hqmdar las estipulaciones económicas. invitados lamas; e) dos hombres, apodados en ese momento «la-
!
. t
¡

drones», entran por la fuerza en la casa con objeto, según dicen,


de raptar a la novia; se libra un combate simulado; los «ladro-
EL MARGEN ENTRE LOS KALMYK {POLIGÍNICOS),
nes» son apaleados y se les mete en la boca carne a medio cocer;
LOS TODA Y LOS B H OTTIE (POLIÁNDRICOS)
escapan a ese trato dando dinero a los guardianes de la novia.
Dos. días después se rinden honores a los «ladrones», llamán-
Se llega a idénticas conclusiones al estudiar las ceremonias doseles ahora «los-estrategas-felices»; d) los invitados entre-
de una población no ya poligínica, sino poliándrica. Las «etapas» gan presentes a la novia· y a sus padres; e) cortejo de partida
quedan marcadas con nitidez en las ceremonias toda, detallada- con festejos; f) el padre y la madre del chico acuden al encuen-
mente descritas por H. Rivers 8 ; pero para entenderlas sería con- tro del cortejo y lo conducen a su casa; fiestas durante dos o
veniente er:trar en prolijos detalles sobre el sistema de paren- tres días; g) la joven y sus parierites vuelven a su casa: 7 .º De
tesco Y el sistema de clanes entre los toda. Recordaré únicamente nuevo un año después, ceremonia llamada palokh; los padres
que estas ceremonias empiezan antes de la pubertad y se pro- de la chica le entregan su dote (el doble de lo que se ha pagado
longan hasta después del embarazo 9 • Por lo tanto, citaré la por ella o más). y ésta es conducida en grupo a casa del novio,
secuencia de estas ceremonias entre los bothia del Tíbet meri- donde esta vez se queda definitivamente 1º. Las ceremonias de
dional Y del Sikkim: 1.0 Unos magos determinan si el matrimo- los esponsales y del matrimonio duran por consiguiente entre los
ni~ proyect~do será favorable. 2.º Los tíos de la chica y los del
bhotia por lo menos tres años, y son también independientes del
chic? se reunen en la casa de éste; luego se dirigen a la de acto sexual, sociales por tanto.
aquella Y la piden en matrimonio. 3.º Si los presentes que han
aporta~o son aceptados (ceremonia de nangchang), el asunto ha
conclmdo; se determina. el importe de la dote. 4.º Se ofrece a
Los RITOS DE SEPARACIÓN: LOS RITOS
los intermediarios una comida ritual acompañada de oraciones
LLAMADOS DE ROBO O DE RAPTO
(ceremonia llamada khelen). Tras estas dos ceremonias, que
como. se ve son ritos de agregación preliminar de las dos fami- Tratando de los ritos de separación, no puedo dejar de ha-
lias, los dos jóvenes pueden verse con toda libertad. 5.º Un año blar, en primer lugar, de toda una clase de ritos, muy semejantes
después viene la ceremonia nyen: es una comida (con cuyos entr.e sí, considerados por lo general como «supervivencias del
gas:os corren los padres del novio) a la que asisten todos los matrimonio por rapto o por robo» 11 • Semejante procedimiento
panentes de ambas ramas; se paga el precio de la chica. 6.º Un
'° A. EARLE, Note on polyandry in Sikkim and Tibet, Census of In-
: H.-H. RIVERS, The Toda, Londres, 1906, pp. 502-539. dia, 1901, t. VI, part. I, Appendice V, pp. XXVIII-XXIX.
Para otro caso de ritos de matrimonio formando un todo orgánico 11 PosT, Afrikanische Jurisprudenz, Oldenburgo y Leipzig, 1887, t. I,
con los ritos de la iniciaci6n y los ritos del embarazo, véase Ch. DEL- p. 324, distingue: A), el rapto contra. la voluntad de la muchacha: 1.º,
H ~ISE, «Ethnographie Congolaise: chez les Wabemba», Bull. Soc. Beige por la guerra; 2.ª, por un joven y sus amigos, sea en o fuera de su tri·
Geogr., 1908, pp. 185-207. Las secuencias responden al esquema gene- bu; B), tras convenio entre los interesados: l.ª, tras estipulación de la
ral. En cuanto a los casos de «encabalgamiento», son mucho más nu- que resultará el matrimonio; 2.ª, tras convenio entre las dos familias;
merosos Y sistemati~ados de lo que inicialmente había pensado, hasta tal C), como «juego de matrimonio». Parece evidente que los tres últimos
punto ~ue merecena.:i una monografía especial, tanto -más cuanto que casos son simplemente ritos, que los dos primeros son individuales y
ese fenomeno, muy importante para la inteligencia del funcionamiento esporádicos y que, en fin, el primero suministra esclavas, pero no mu-
de las sociedades. semicivilizadas, me parece que no ha sido estudiado jeres que gocen de los derechos tribales. WEsTERMARCK, Origin of hu-
hasta ahora.
135
134
de unión social permanente sólo muy pocas veces se ha encontra-
1

compensan en cierta medida el debilitamiento de medios con los


do ei:: f?;ma de institución, y ha~ que aceptar sin objeción alguna que se hallan vinculados por lazos de consanguinidad, de con-
la op1mon de E. Grosse de que ~e trata de una forma individual, nacionalidad o de reciprocidad, bien actuales, bien en potencia.
esporádica y anormal. Además, las mujeres obtenidas de ese Lo que se expresa con los ritos llamados de rapto o de robo es
modo por grupos enteros, por ejemplo por medio de razzias, se la resistencia que oponen los medios afectados; según el valor
quedan luego como esclavas o ¡concubinas, que serán siempre, que se conceda al miembro que se va, la resistencia será más o
por regla general, inferiores a la~ mujeres del mismo clan o tribu menos viva, así corno también según la riqueza comparada de
que los raptores y a las que éstps se unen mediante ceremonias las partes. Las compensaciones adquirirán la forma de dote, de
especiales, que _no tienen lugar~ cuando se trata de mujeres de regalos, de festines, de festejos públicos, de moneda entregada
otras tribus o de otros clanes, cpnseguidas a la fuerza. como rescate por este o aquel obstáculo interpuesto inicialmente
Por otra parte, si dos enamcprados quieren unirse definitiva- por los interesados. En fin, también tienen cabida sentimientos
mente contra la voluntad de sus familias, o violando reglas so- que, .si bien sólo entre nosotros han hallado expresión en la lite-
ciales que les parecen más o ine~os inútiles o absurdas, habitual- ratura y las fórmulas populáres; existen igualmente entre los se-
mente hay conciliación; o bien se transige ante el hecho consu- micivilizados. Cuando una joven abandona a su madre, se vier-
mado, o bien se realiza sólo un~ parte de las ceremonias; pero ten lágrimas que, no por ser con frecuencia rituales, responden
el conjunto de estas ceremonias¡ no por ello deja de existir en menos a un real sentimiento de aflicción; las compañeras y cama-
forma estable para todos cuantos concluyen un matrimonio con- radas de los futuros esposos pueden también sentirse .. apenados
forme a las costumbres habitual~s de la tribu. De tal modo que y manifestarlo por caminos a veces muy diferentes de Ios nues-
la pretendida institución del ma~··monio por rapto se fundamen- tros.
ta, no en los hechos directame te observados, sino en la inter- Dicho esto, resumo una de las descripciones que se han citado
pretación de toda una categoría de ritos especiales que de otro con más frecuencia como prueba de la teoría de un antiguo «ma-
modo no se sabría cómo explicar. trimonio por rapto». Se trata de la descripción de las ceremo-
Basta leer sin prejuicios desdripciones pormenorizadas, com- nias del matrimonio entre los árabes del Sinaí ofrecida por Burc-
parando los ritos «de rapto» c~n análogos ritos de iniciación, khardt 12 : 1.º, el joven y otros dos compañeros· se apoderan de
para comprender que se trata dectivamente de un rapto, pero la chica en el monte y se la llevan a la tienda de su propio pa-
no en el sentido generalmente ac+ptado de una supervivencia ins- dre; 2.º, cuanto más Sff defiende ésta, «más le aplauden sus com-
titucional. No hay en este asunto supervivencia alguna, sino un pañeras»; 3.º, los jóvenes la trasladan a la fuerza al cuarto de
hecho actual, que se repite en ~·da iniciación y en cada matri- las mujeres; 4.º, un pariente de su futuro esposo la cubre con
monio, como en cada muerte: e cambio de medio y de estado una tela y grita: «Ningún otro que (y nombra al futuro) te cu-
de individuos determinados. Cas se es pasar de la sociedad in- brirá»; 5.º, la madre de la joven y sus parientes la visten cere-
fantil o adolescente a la sociedad. madura; de cierto clan a otro; monialmente; 6.", se le instala sobre un camello, pero ella con-
de una familia a otra; con frecuJncia, de un pueblo a otro. Esta tinúa debatiéndose mientras los amigos del novio la sujetan;
escisión: de un individuo respe.ctb a ciertos .medios debilita estos. 7. º, se le hace dar así tres :vueltas· a su· tiendá, y sus comp¡:¡fteras
medios, pero refuerza otros; ~1 4ebilitamiento es a la vez numé- se lamentan; 8.º, luego. es conducida al cuarto de las mujeres
rico (por tanto, dinámico), econ(!)mico y sentimental. De ahí las de la tienda del navío; 9.º, si dicha tienda se halla lejos, llora
prácticas por medio de las cuale:s los que se hacen más fuertes durante todo el camino. Es patente que se trata aquí de una
separación de la joven respecto al grupo formado por las mu-
man marriage, 1891, no ha añadido 1ada a los puntos de vista de Post, chachas de su lugar de origen, y que para que hubiera supervi-
así como tampoco lo han hecho los . demás historiadores de la familía;
para documentos sobre los ritos d matrimonio en África, cf. POST
ibídem, pp. 326-398. . ' 12 BuRcKHARDT, Voyage en Arabie, t. III, pp. 190 Y ss.
1

137
vencia de rapto haría falta que toda la familia y toda la tribu cada a la sociedad sexual ni «primariamente» ni secundaria-
de la chica se resistieran a los propósitos de la tribu, de la fami- mente: puesto que no cambia de sexo. Pero sí que abandona
lia y de los compañeros del joven. En lugar de esto, encontra- una cierta sociedad sexual restringida, tanto familiar como local.
mo~ qlfe sólo dos clases de edad están representadas en la lucha. Esto aparece claramente indicado en el siguiente rito de los sa-
moyedos 17 • Los samoyedos «buscaban una ch~ca en u:ia . familia
distinta a la suya» (exogamia del clan); un mtermediarto lleva l
RITOS DE SOLIDARIDAD SEXUAL RESTRINGIDA las negociaciones del kalym, que pertenece mitad por .mitad al
padre y a los demás parientes de la contrayente; comida a ex-
!:l
l'

Con frecuencia ocurre así; pero muchas veces también, las pensas del suegro y del joven; el padre prepara el «pr:_sente de 1
i
'~
que prestan ayuda a la chica son no sólo las jóvenes, sino todas la tornaboda». El día fijado, «el pretendiente, acampanado por
las mujeres, jóvenes o viejas, casadas o viudas, de su parentela varias mujeres ajenas a la familia de la chica, va a buscar a su
o de su tribu. En ese caso, que es el de los khond, como más mujer; se visita a todos los ·parientes que han tenido parte en el
adelante se verá, no se trata ya de una solidaridad de clase de kalym; éstos entregan un peq1:1eño presente a lo~ esposos; las
edad, sino de una solidaridad sexual restringida. No conozco mujeres que ha llevado el mando cogen a la novia, la suben a
ningún caso en que la solidaridad sea general, es decir, en que la fuerza a un trineo, la atan a él y se van»; se cargan en los
las chicas y mujeres de la familia, del clan y de la tribu del joven trineos los presentes recibidos; el novio va en el último; llegados
se opongan por su parte a la incorporación de la novia. Y esto . ·'!
a la yurta (cabaña l~pona) del esposo, la joven prepara la cama
basta para echar por los suelos la teoría de Crawley, que ha
para ella y su marido; se acuestan en el mismo lecho, pero las
visto bien 13 -·-después de Fison, W estermarck 14 y E. Grosse 15-
que «la supervivencia del matrimonio por rapto» es una fantasía, relaciones sexuales ,_sólo tienen lugar al cabo de un mes; el ma-
pero ha pretendido que «la joven es arrancada primariamente rido hace un presente a su suegra, si su mujer era virgen; luego,
al sexo, pero no a la tribu ni a la familia» 16 • No puede ser arran- periódicamente, la joven va a ver a su padre y éste debe, en cada
ocasión, hacerle muchos presentes (compensaciones al kalym);
13
E. CRAWLEY, The Mystic Rose, pp. 333, 354 y ss., 367 y ss., etc. en caso de muerte de la mujer o de separación, el suegro de-
14
Tiende a adoptar la teoría de Spencer, para quien la resistencia de vuelve el kalym.
la novia es una expresión del pudor que se ha convertido en tradicio- Se aprecia que no sólo el «precio de compra» (kalym) de
nal; esto vale para casos individuales, pero no explica por qué las par-
tes en lucha no son siempre las mismas, ni que esta lucha no sea una la novia es ampliamente compensado por los regalos que se le
institución tan universal como el propio matrimonio. hacen obligatoriamente, sino también que son las representantes
15
E. GROSSE, Die Formen der Familie und die Formen der Witschaft, de la nueva sociedad sexual restringida las que, por la fuerza,
Friburgo de Brisgovia, 1896, pp. 107-108, quiere ver en esta ceremonia una
supervivencia deformada del verdadero rapto por la guerra entre pue- arrancan a la chica de la sociedad de su adolescencia. Entre los
blos ql;le se han vuelto pacíficos, ¡pero consideran honroso conservar
un renombre de bravura! bere des Beni..Snous, t. I, París, 1907, pp. 287-291, donde enc~mtramos
1
• CRAWLEY, loe. cit., pp. 351-352, 370, etc. Los ritos de solidaridad que el novio, para entrar en la habitación donde le espera la Joven, es
sexual están particularmente desarrollados en el Islam, donde por lo obligado a saltar por encima de la madre de ésta, acosta:Ia sobre el m.i:-
demás la separación sexual vale para toda la vida social. Compárese bral (p. 289); en todas estas ceremonias, con. fr?c:uenc1a muy ~ompli­
para África del Norte las descripciones ofrecidas por GAUDEFROY-DE- cadas volvemos a hallar siempre, bajo la multipbc1dad de los ntos de
MOMBRYNES, Les cérémonies du mariage chez les indigenes de l'Algerie, prese~ación y de fecunda~ión, la trama· constitui~a por los ritos de
París, 1901, y «Coutumes de mariage en Algerie», Extr. Rev. Trad. Pop., paso. Y como en las . demás ceremonias norteafncanas, hay por do-
1907; DouTTÉ, Merrakech, passim (bibliografía detallada para África del quier combinación de elementos bereberes indígenas y de elementos
Norte, p. 334); los Archives Marocaines y la Revue Ajricaine, passim; musulmanes o estrictamente árabes.
K. NARBESHUBER, Aus dem Leben der Arabischen Bevéilkerung in Sfax, 17 PALLAS, Voyages dans. plusieurs provinces de l'Empire de Russie

Leipzig, 1907, pp. 11-16 y notas; E. DESTAING, Etude sur le dialecte ber- et dans l'Asie septentrionale, nueva ed., París, año II, pp. 171-174.

138 139
·c···.·. 1·.········i.·I· ·¡.·

khon~ de la India meridional j el partido de la joven incluye


18

no solo a sus «compañeras», si~o también a las «mujeres jóve-


nes del pueblo». Cuando todo ha quedado convenido entre las
¡ 1
la chica se ataba a la pierna; ambos jóvenes concertaban citas de
día y de noche y mantenían relaciones sexuales; el chico prestaba
pequeños servicios al padre y a la madre de la chica, que simu-
fam~lias, se viste a 1.a chica con fna tela ~oja y es conducida por laban no enterarse; pero los hermanos emprendían con el ena-
su t10 materno hacia el pueblo¡ del novio, en compañía de las 1 morado una lucha simulada, hiriéndole únicamente en la pierna
mujeres jóve~es de su pueblo; ~l cortejo lleva los regalos desti- y, finalmente, en la. cabeza, de un mazazo. Inmediatamente, un
nados al novio. :Éste, acompaña o por los jóvenes de su pueblo, . hermano de la chica la cogía de la mano y la entregaba al joven.
armados todos ellos con varas e bambú, se ha apostado en el Éste acumulaba entoncvs todo tipo de riquezas y las amontona-
camino; las mujeres ·atacan a lo jóvenes a bastonazos, a pedra-:
1
ba un día fijado sobre una estera, colocada en un lugar público,
das, a terronazos, contra los quej éstos se defienden con sus bam- a cuyo alrededor se sentaban en cuclillas todos los parientes de
búes. Poco a poco se van aproª'mando al pueblo, y en seguida la chica. Tras ser vestida y pintada ceremonialmente, ésta era
cesa la lucha; el tío del novio c ge a la novia y se la lleva a la acompañada por las mujeres de dos de sus hermanos JJU1yores,
casa de este último. «El combat. no es un juego,·y con frecuen- que tomaban los presentes y se los daban para que ella fos distri-
cia ~os hombres resultan grave ente heridos.» Luego viene una
1
buyera a sus hermanos. Luego, había una comida en común y
comida en común a costa del ntvio. Este rito se repite en todas el matrimonio quedaba concluido 20 • Como puede verse, el acto
las tribus khond, con variacion s de detalle. Lo cito porque sexual es independiente de la unión social; primero hay ritos .
19
Thurston ha visto en él «un , xcelente ejemplo de la antigua de agregación individual, un período de margen, un rito de sepa-
c?stumbre del :natrimonio por r~pto». Ahora bien: l.º, es el par- ración y un rito de agregación sociales, y, finalmente, una com-
tido de la novia el que hace recplar al del novio; 2.º, hay lucha pensación por la pérdida sufrida por el grupo familiar 21 , fun-
entre dos grupos de sexo y de fo>calidad diferentes. Esa es la ra- dado en el sistema totémico y clasificatorio; sin embargo, la mu-
zón de que yo lo vea como unl rito de separación de la chica
jer no se convertía en miembro del clan de su marido y este úl-
de su grupo sexual anterior, a la vez grupo de edad, de familia
y de pueblo. timo era su propietario absoluto «tras haberla pagado» 22•
Entre los ostiaks del Irtysch 23 , a partir del momento en que el
cortejo nupcial se pone en marcha para ir al pueblo del joven,
RITOS DE SOLIDARIDAD CON BASE EN EL PARENTESCO
los mozos del pueblo de la novia detienen su trineo con una
cuerda, que sólo sueltan a cambio de un obsequio en dinero
En fin, en el caso que sigul desaparece el elemento .sexual que les arroja la novia; pero de nuevo vuelven a atraparla, re-
Y la lucha se libra entre el preteLdiente y los colaterales sociales ciben otra vez dinero, repiten nuevamente y sólo tras el tercer
de la chica; la palabra «hermano» debe entenderse aquí en el rescate dejan partir al trineo; debo recordar que hay un núme-
sentido que tiene en el sistemaf'clasificatorio, representand. sin º. ro insuficiente de mujeres entre los citados ostiaks, muchos de
duda los ;hermanos al clan toté ico: en Mabuiag (islas clel es- los cuales viven en unión libre con mujeres rusas.
trecho de Torres) era la chica 1 que proponía el matrimonio al
chico; fabricaba una pulsera de ~ierbas que la hermana del chico 10
A.-C. HADDON, Cambridge anthropological expedition to Torres
le ataba a la muñeca; y a cambro él enviaba un makamak, que Straits, t. V (1904), pp. 223-224; cf. también pp. 224-229, y t. VI (1907),
pp. 112-119.
1
ª E. THURSTON, Ethnographic notes in Southern India, Madrás, 21
Cf. esta idea expresada ibidem, p. 225.
1906, pp. 8-13. En este libro puede !leerse, en las páginas 1 a 131, una 22
Para las «compensaciones» de orden económico, c. ibid., pp. 230-
e:i::celente ~onografía detallada de l~s ceremonias del matrimonio en las 232.
23
diversas tribus de la India meridio¡al. S. PATKANOV, Die Irtysch-Ostiaken, t. l., San Petersburgo, 1897,
19
Ibídem, p. 8. p. 141.
. .

140 141

1
·.;~
f.,¡
...•:, .~·.···'·

RITOS DE SOLIDARIDAD LOCAL vida de la infancia o de los solteros; deshacer el peinado, cor-
tar, afeitar los '.cabellos, la barba; cerrar los ojos; quitarse las
Con frecuencia, y éste es un hecho sobre el que quiero lla- joyas; dedicar a una divinidad los propios juguetes (muñecas,
mar la atención, se consideran tan poderosos los lazos del jo- etcétera),;joyas, vestido de niño; perforación del himen y todas
ven o de la joven con sus anteriores medios (de edad, de sexo, las demás mutilaciones; romper la cadenilla llamada de la vir-
de tribu) que se hace preciso insistir varias veces para rom- ginidad; desatarse \:I cinturón; cambios de menú y tabúes ali-
perlos; de ahí las huidas y persecuciones múltiples en el bos- menticios temporales; repartir entre los amigos de infancia los
que o la montaña, las entregas a plazos de dote o de rescates, propios juguetes, joyas, o distribuir «recuerdos» entre ellos;
las repeticiones de ritos. De igual manera, a veces la agregación golpear, injuriar a los compañeros de infancia o ser golpeado,
a los nuevos medios (familia, clase social de las mujeres o de injuriado por ellos; lavarse los pies o hacérselos lavar; bañarse,
los hombres casados, o de los individuos que han perdido su ungirse, etc.; estropear, destruir, transportar el hogar, las divi-
virginidad, clan, tribu, etc.) no se consuma al primer envite; nidades, los sacra de la familia primitiva; cerrar las manos;
durante un tiempo más o menos prolongado, el recién llegado cruzar los brazos, etc.; cubrirse con un velo, encerrarse en una
es un intruso, sobre todo por lo que se refiere a la familia res- litera, un palanquín, un coche, etc.; ser empujado, maltratado;
tringida. En mi opinión, es esto lo que explicaba los tabúes de vomitar, etc.; cambiar de nombre, de personalidad; someterse
suegro y de suegra para yerno y nuera, las fluctuaciones del a tábúes, temporales o definitivos, de trabajo, sexuales, etc.
estatuto de la mujer hasta el embarazo o hasta el nacimiento Incluyo además en esta categoría dos ritos más complejos.
de un hijo. A veces es preciso cimentar el acercamiento de las El rito con~istente en hacer que pase todo el cortejo, o los no-
dos familias, ya establecido por las ceremonias anteriores a la vios, o sólo uno de ellos, por encima de alguna cosa, puede in-
unión sexual de los cónyuges, mediante nuevos regalos, festines
terpretarse sin duda de distintas maneras, o al menos lo que se
en común; en suma, por una serie de ceremonias posteriores al
deduce de las descripciones es que un acto a primera vista idén-
matrimonio y que duran, por ejemplo, siete días en Africa del
Norte. De las descripciones ofrecidas por Gaudefroy-Demom- tico no es concebido como tal por los participantes. Se puede
bynes N para T 1emcen, se deduce que los hombres de. las dos montar a horcajadas sobre el obstáculo, y en tal caso, cuando
familias, por uria parte (después, todos los hombres), y las mu- es la chica la que lo hace, puede tratarse de un rito de fecun-
jeres de las dos familias, por otra (después, todas las mujeres), dación; a veces se salta, y en ese caso puede que sea para saltar
agregan al nuevo hombre y a la nueva mujer a su sociedad es- de un mundo a otro, de una familia a otra; se toca o no se toca
pecial; en Constantina, parece que esta agregación sólo vale para el obstáculo, según se trate de un rito de paso, de fecunda?ión
los hombres y mujeres de las dos familias. Se crea así un nuevo o de sacralización (preservación); otras veces, se es alzado, tra-
estado de equilibrio de los grupos sexuales. tándose entonces de un rito de paso, lo mismo que cuando se
rompe un obstáculo (hilo atravesando una puerta, barrera sobre
RITOS DE SEPARACIÓN
el umbral, etc.) o se derriba una puerta, o se la hace abrir me-
diante gestos coercitivos o súplicas. En suma, un estudio de este
Además de los ritos de «rapto» de que acabamos de hablar, rito sólo puede hacerse reproduciendo detalladamente los docu-
citaré como ritos de separación los siguientes: los cambios de mentos 25•
vestido; vaciar uñ:a jarra de leche y hacer explotar tres bayas 25
Para documentos, referencias y teorías diferentes de la mía, véase:
(galla); cortar, romper, arrojar alguna cosa en relación con la S. HARTLAND, Legend of Perseus, t. I, pp. 173 y ss.; E. CRAWLEY, Mys-
24 tic Rose, p. 337; W. CROOKE, «The lifting of .the bride», Folk-Lore,
GAUDEFROY~DEMOMBYNES, Les cérémo.nies du mariage chez les in- t. XXII (1902), pp. 226-244; TttuMBULL, The threshold covenant, pá-
digenes de l'Algérie, París, 1901, pp. 71-76. ginas 140-143.

142 143
Asimismo, el rito de sustit c10n de la novia o de los no- otra manera 29 ; utilizar los objetos que pertenecen al otro (leche,
vios 26 puede tener por objeto 'en algunos casos, como cree Craw- betel, tabaco, utensilios profesionales 1 etc.); ofrecer al. otro al-
ley, desplazar el peligro de «l inoculación», pero con arreglo guna cosa de beber o de comer; comer juntos (comunión, con-
a las descripciones detalladas rp creo que casi siempre el rito farreatio); envolverse en un mismo vestido, velo, etc.; sentarse
tiene como finalidad evitar el debilitamiento de los grupos in- en el mismo asiento; beber el uno_ la sangre del otro; comer un
teresados (clase de edad sexual, familia, etc.), procurando entre- mismo manjar o en un mismo plato; beber un mismo líquido
gar o unir individuos de men ,r valor social general, y sobre o en un mismo recipiente, etc.; darse masaje., frotarse, ungirse
todo económico (niñita o vieja, crío, etc.); su más claro indicio (sangre, arcilla), lavarse mutuamente, entrar en la nueva casa, etc.
son las burlas dirigidas a los s stitutos y las furiosas reclama- Éstos son propiamente ritos de unión; los ritos de agregación
ciones de los amigos y parient s del novio y de la novia 27 • tienen una dimensión colectiva, -bien sea que vinculen entre sí
individuos o grupos nuevos, bien sea que una_n dos o varios
grupos. Entran en esta categoría: los intercambios de regalos 30 ,
RITOS DE AGREGACIÓN los intercambios de hermanas (Australia; bassa-komo, de1 Áfri-
ca Occidental, etc.), la participación en ceremonias colectivas,
Vamos ya con los ritos de a regación. Con bastante frecuen- como las danzas rituales, las comidas de esponsales y de bodas;
cia, en las descripciones detall das que diversos observadores los intercambios de visitas; los recorridos de visitas; revestirse
nos ofrecen de las ceremonias del matrimonio, se toman buen con el traje de las mujeres y de los hombres casados o adultos;
cuidado en señalar cuál es el to de mayor importancia y que para la mujer, estar encinta o parir. Algunos ritos son .a la vez
culmina definitivamente el con unto de las negociaciones. Por individuales y colectivos: así, por· ejemplo, la aceptación de un
lo general, tal rito es la comida en común, consecutiva a la úl- regalo tiene un poder constrictivo no sólo para el individuo que
tima entrega del kalym o de la dote; o bien es una comida en lo acepta, sino también para los grupos a que pertenece; este
común sin conexión con las es ipulaciones económicas; o tam- rito es con frecuencia el prim~ro de los esponsales.
bién puede ser la participación colectiva en-Una ceremonia pro- Como rito de agregación especial señalaré el ·«matrimonio
piamente religiosa. Cabe distin ui:r, entre los ritos de agrega- con el árbol», que ha intrigado con frecuencia a lo.S teóricos;
ción, aquellos que tienen una trascendencia individual y que es fácilmente inteligible si se recuerda q"!le el matrimonio es, en
unen entre sí a los dos jóvenes don o intercambio de cinturo- algunos casos, entre los kol de Bengala, por ejemplo 31 , una ce-
nes, de pulseras, de aniJlos 28 , d los vestidos que se llevan pues- remonia de iniciación, en tanto que agregación al clan totémico.
tos; atarse uno a otro con un ismo lazo; anudar entre sí par- En nuestros días, el matrimonio se ·celebra entre los dieciséis Y
tes de los respectivos vestidos; ocarse recíprocamente _de -una u los dieciocho años, para los chicos, y entre los ~ataree y los dieci-
26 Cf. para los hechos, entre otro , H. HEPDING, «Dies falsche Braut», séis años, para las chicas, pero antaño sé realiiaba a una· edad
Hessische Bléitter für Volkskunde, t. (1906), pp. 161-164; E. THURSTON, mucho más avanzada. Los hechos sobre los que deseo llamar
Ethnogr. Notes in South. India, Ma rás; 1906, pp. 3, 29; obsérvese que la atención son éstos: .las almas de los muertos· van a una re-
aquí es el .casado el que se va a vi ir a casa de su mujer; asimismo, es
a él a quien se sustituye.
21
A título indicativo, citaré los· abúes de suegra a yerno, de suegro 29
Más detalladamente: junta~ las manos, entrelazar los dedos, besar- i
a nuera, etc., en los que TYLOR qu ría ver un cutting, un rito de sepa- se, abrazarse, apretar las cabezas una contra otra, sentarse uno sobre otro .1
1
ración (Journ. Anthrop. Inst., t. X III (1887), pp. 246 y ss.), pero que o uno junto a otro, echarse uno al lado de otro, etc.
son clasificados por CRAWLEY, loe. it., p. 406, en la categoría más am- 'º Rechazar el regalo es signo de no-aceptación de la unión propues-
plia de los tabúes de solidaridad s xual. · ta; y en el caso de esponse.les anteriores al nacimiento o en edad tem-
28
Sobre el poder coactivo del a illo nupcial, como tema de leyenda, prana, la devolución del regalo es el signo de la ruptura del acuerdo.
. cf. P. SAINTYVES, Les saints success urs des dieux, París, 1907, pp. 255- 31
F. HAHN, Einführung in das Gebiet der Kolsmission, Gütersloh, "----·:.,
. 257. 1907, pp. 74-82, 87-88. Los kol son una sección de los munda .

4 145
··-~

.t

gion especial; pero los niños no pueden ir a ella, dado que no especie de bautismo. De modo similar, en la isla de Skarpanto
tienen alma; tampoco pueden convertirse en demonios; hasta el se rompe un bastón atravesado en la puerta. M. Chavannes me
matrimonio, el niño no se halla sometido a los tabúes alimenti- indica un rito chino interesante en el que eJ paso material no
cios de su clan, y puede tener. relaciones sexuales sin preocupar- se realiza de una sola vez, sino que tiene lugar por etapas 35 :
se de la regla exogámica; es el matrimonio el que le concede en una tribu del grupo étnico de los ho-mi (Yunan meridional),
un alma, al agregarle al clan; los clanes kol son totemistas; los cuando el futuro yerno va a buscar a su mujer a la casa de su ·
totems principales son el mango y el mahua (bazzia latifolia); futuro suegro, «el suegro acompaña al yerno, haciéndole pasar
uno de lds ritos del matrimonio kol consiste en casar. primero, por la segunda y la tercera sala y atravesar el pabellón de los
mediante un abrazo, al chico con el mango y a la chica con el libros para introducirle en el pabellón de aseo. En cada puerta,
mahua. Este conjunto de hechos me incita a pensar que en el un ayudante anuncia en voz alta el rito que hay que realizar
matrimonio «ficticio» hay que ver no una transferencia de per- y (el yerno) se prosterna dos veces. Es lo que se llama la «pros-
s<>nalidad. para «asegurar el éxito de la verdadera ceremonia» 32, ternación en las puertas» (pai men). La raf!:Ón de que (el sue-
sino .un rito de iniciación al clan totémico, entrelazado con las gro) conceda bnportancia a las puertas y ponga dificultades al
ceremonias del matrimonio, las cuales .son en bloque, .entre los yerno es que va a dejarle ver a su hija 36 •
kol, .ceremonias de entrada al clan. Un · individuo excluido del Entre los tcheremisos 37 , el conejo que va a buscar a la no-
~lan por una u otra razón puede reb¡corporarse a él reuniendo via es detenido a las puertas del patio de la hacienda habitada
a representantes de los diversos pueblos y haciendo sacrificar por sus padres; el sabus (director de ceremonias) entra en el
por el sacerdote del suyo una cabra o un buey blancos; luego isba, donde el señor le da de comer y de beber; el sabus soli-
bebe un poce de su sangre, o bien rocía con ella el techo de su cita para el cortejo el derecho a entrar; el padre pregunta si no
casa invocando. al Dios-Sol; finalmente, todos los representantes se ha perdido nada; sí, dice el sabus, un fulano (el novio) ha
del clan comen la carne del anbnal 33 • · perdido una de las mangas de su chaqueta y venimos a ver si
Todos estos ritos de agregación deben tomarse no en un sen- está en vuestra casa; el padre dice que no, el sabus se va, lue-
tido sbnbólico, sino en el sentido material más estricto: la cuer- go vuelve, y hasta la tercera vez no dice el padre que sí, que se
da que ata, el anillo, la pulsera, la corona que ciñen, etc., tie- abran las puertas y que los ritos de agregación empiecen.
nen una acción real, coercitiva. Sumamente interesantes, desde
este punto de vist~, son los ritos relativos al umbral 34 y a: las LA AMPLITUD Y SIGNIFICACIÓN DE;;L._PERÍODO
· puertas; se traspasan violentamente o con el consentimiento de DE MARGEN·
los habitantes del mundo en que se penetra. A~í, por ejemplo,
en Palestina, la joven se acerca, con una jarra llena de agua· en El período de margen puede o no tener una significación
la cabeza, a la casa de su futuro esposo, que hace caer la jarra sexual. En algunos pueblos, el novio se acuesta con su nóvia,
en el momento en que la joven traspone el umbral; e~ modo al- y los niños concebidos o nacidos ·durante este período se consi-
guno se trata de una libación·, como cree Trumbull, sino de una deran legítimos (cf. los casos citados más arriba). En otros si-
separación del antiguo medio y una agregación _al nuevo por una tios, la separación de los dos jóvenes es absoluta y el niño que
naciera de una desobediéncia a esta regla vería cómo se le de-
32
CRAWLEY, The Mystic Rose, pp. 340-341. El rito ·del matrimonio niega un lugar regular en la familia o la sociedad. Así, por ejem-
con el árbol, descrito por DALTON, Ethnology of Bengal, p. 194, según
H.-H. RISLEY, Census of India, 1901, t. l, Ethnographic Appendices, 35 T'oung-Pao, dic. 1905, pp. 602-603.
36
habría caído en desuso; sin embargo, Hahn. parece hablár como testigo En nota, el traductor ve en este rito, erróneamente por supuesto,
ocular; cf. también THURSTON, loe: cit., pp. 44-47. una supervivencia del matrimonio por rapto.
31
33
HAHN, loe. •cit., p. 159. . G. lAKOVLEV, Religiosnyie obriady Tsheremis (ceremonias religio-
34
Clay TRUMBULL, The threshold covenantr pp. 26-29. sas de los cheremisos), Kazán, 1-887, pp. 55-56.

146 147
l. ·-
plo, «los lapones no permiten ~unca que los novios se acuesten
·1
les la joven no debe ha~er absolutamente nada, quedando todo
juntos antes del día de sus bodas, y si tal cosa ocurriera, el niño el trabajo para su madre o su suegra, que le instruyen en la ma-
sería considerado bastardo, poi¡ más que .se probara que había nera de llevar una casa; de igual modo el joven es instruido
sido concebido después de los ~spo{lsales y una vez realizada la por su padre y su suegro; 10.º, este período de aprendiZaje se
í'
promesa. Sea varón o hembra, 1 ese' niño será siempre el último termina con la fiesta llamada uali, «imprescindible para que el
entre sus hermanos y herman~s, 'el más despreciable; si llega matrimonio sea válido»; todo niño nacido con anterioridad. es ·
a crecer, y se observa que lo renos mejoran mucho con sus considerado ilegítimo. Esta fiesta tiene lugar entre los dos Y cin-
cuidados, se le expulsa con fre encia de la casa» 38 • Este último co meses después del comienzo de la vida eri común, según. la
detalle es interesante por cuan o muestra que el niño conserva época de la cosecha de la eleusina. Se invita a la fiesta, consis-
las cualidades y las imperfecci nes contraídas por el hecho de tente sobre todo en absorción de wari (bebida fermentada), en
haber sido concebido durante período impuro (tabuado). bailes, cantos, etc., a todos los parientes, vecinos y amigos. Los
Esta actitud·la comparten lo wadschagga del África Oriental cantos son en su mayoría eróticos. El joven entrega a su mujer
alemana, cuyas ceremonias ma rimortiales se dividen en etapas un pesado anillo de cobre, que ésta se pone ea-el brazo izquier-
muy claras: l.º, el muchacho ( ,ieciséis años), que ha puesto sus do. Si está ya encinta, sólo. se invita a los ancianos. El tercer día
ojos en una joven (doce años), ~e pide su opinión; 2.º, si ést.a es se matan unas cabras para comerlas en común; una vez ter-
favorable, el padre del joven fa a ver al jefe de la familia y, minada la fiesta, la mujer debe trabajar 39 • Queda claro que has-
para que autorice los esponsalds, le entrega una cabra y cuatro ta la fiesta uali, el matrimonio ha sido un acto que sólo inte-
jarras de bebida fermentada; 3rº, luego va a ver al padre de la resa a individuos y grupos restringidos (sexual y familiar), y ·que
joven y' les pide a ambos su cofnsentimiento; 4.º, el chico le en- la fiesta uali otorga a este acto su trascendencia social Y ge-
trega a la chica perlas y una p~lsera; la madre del joven invita neral.
a la muchacha a comer y la etiene durante una noche en la Entre los siéna «que han permanecido fieles a sus -costum-
cabaña; estas invitaciones se enuevan con frecuencia; 5.º, la bres nacionales, el joven que desea casarse· con una chica se
joven pasa los dos últimos me es de noviazgo en la cabaña de cuida mucho de hacer partícipe de sus proyectos a esta última
su suegra; 6. 0 , el noviazgo dur varios años, durante los cuales o a su familia. Pero, al acecho de las idas y· venidas de los
el novio pága poco a poco el « recio de compra» a sus suegros padres de la joven, si descubre a la madre de ésta dirigiéndose
y parientes siguiendo un protoc lo fijado; 7.º, el último acto con- a la selva para recoger leña seca, la espera .a su vuelta en el
siste en la matanza de un buey, cuyos cuartos traseros y un sendero y se apresura amablemente a descargarla de su peso,
omóplato corresponden al padr~ de la chica, a quien se ofrenda poniéndoselo sobre su cabeza. En otra ocasión, ayuda asim~smo
una cabra que el novio trae a• la cabaña del suegro atada con al padre de la joven a transportar a su casa trozos de term~ter?
hojas de dracena. Esta cabra !traída a la cabaña del suegro destinados a las gallinas. A los pocos días, el pretendiente va
constituye . la pieza central del i festín de bodas, al que asisten él mismo a recoger una carga de leña y la lleva a la casa de
todos los parientes de los dos •novios; 8.º, después de lo cual su amada. Luego, habiendo conseguido algunas nueces de kola,
se dirigen todos a la cabaña del joven, marchando la chica de- va a ofrecérselas al padre de ésta; no tarda en regalarle un
trás de él. con las manos sobr~ us hombros. Los parientes de la pollo y después algunos cauríes. El padre de la chica reúne en-
joven se deshacen en lamentad nes, para indicar que la familia tonces a su familia y convoca a la reunión a un notable del
ha perdido una hija, una herm na, etc. En esto_ consiste el rito pueblo; expone ·que un fulano se .muestra muy atento co~, él
de separación; 9.0 , luego, transe· rren tres meses, durante los cua- y que le encantaría recompensarle por sus atenciones conced1en-
38
J. ScHEFFER, Histoire de la faponie, trad. por el P. Aug. Lubin, 39 M. MERKER, «Rechtsverhaltnisse und Sitten der Wadschagga», Pe-
París, 1678, p. 395, como complemento a la p. 275. tern. Mitteil. Suppl., núm. 138, 1902, pp. 4-6.
. ' 1

148 149
mera menstruación o hasta más tarde; como a los chicos en el
dole a su hija en matrimonio. La asamblea aprueba, y el nota-
belly 41 , s~ les considera como muertas mientras están allí, lo
ble va a· anunciar al pretendiente que puede considerarse acep-
mismo que a las anci.~as. que acuden a visitarles; se les ins-
tado. Pero los esfuerzos del futuro marido no han términado:
truye en los actos domésticos y sexuales; la fiesta de salida, anual,
cuando se acerca la estación de la siembra, debe reunir a sus her-
es un renacimiento. Ahora bien, es frecuente que los padres
manos y amigos y acudir con ellos a labrar el campo de su futuro
prometan a una hija en matrimonio mientras está en el sandy, .
suegro; una vez realizada la siembra, va a escardar las malas hier-
en cuyo caso ésta no lo abandona durante la fiesta ~nual, sino
bas; luego, compra cerveza de mijo e invita a beber a toda la 42
que debe permanecer en él hasta su primera menstruación •
famili~ ~.e la novia. Sólo entonces se procede a las capitulacio-
Inmediatamente después de este acontecimiento se informa a los
nes oficiales. Con mucha frecuencia, la joven dista mucho de
padres de la chica; éstos advierten al novio, el cual envía sus
ser nú~i~ en ese momento. Permanece en casa de su padre hasta
regalos al sandy; se frota a la chica con aceite perfumado, etc.;
su nub1hdad y durante ese período de espera el novio debe se-
se le ponen sus joyas, etc., y sus padres van a buscarla a la en-
guir ayudando a la familia de su novia con su trabajo y sus re-
trada del bosque sagrado. Tras una comida ceremonial, la ma-
cursos. Cuando la joven. es núbil, el. padre la entrega al novio,
dre de la chica la conduce a la cabaña del novio; el coito se
que hace un regalo de cinéo a diez francos de cauríes al padre
consuma durante una comida a la que asisten las dos familias
y otro del mismo valor a la madre. Cuando los jóvenes esposos
y sus amigos; tenninado el acto, el marido sale de la caba-
llevan un mes cohabitando, el padre se lleva a su hija de nuevo
ña y toma parte en la comida. El ceremonial es el mismo si los
a su casa durante .dos o tres meses, para devolvérsela después 43
esponsales se han realizado después de la salida del sandy •
al marido a cambio de diez francos de cauríes. Este segundo
Así pues, entre los va'i, el período de noviazgo se entrelaza con
período de cohabitación dura asimismo un mes, al cabo del cual,
el período de iniciación, y la primera menstruación sólo adquie-
el padre recupera otra vez a su hija durante dos o tres meses,
re importancia de cara a la salida de1 sandy cuando la chica
para entregársela definitivamente a su marido a cambio de una
está ya prometida; la pubertad fisiológica es por lo demás una
nueva suma de diez francos. Si la mujer queda emba~azada du-
condición legal del matrimonio entre los va'i, al igual .que en
rante. este período preparatorio, su padre debe ofrecer al ma-
muchos otros pueblos. Además, la separación sexual entre los
rido un taparrabos en el momento que nazca el niño. Esta cos-
novios está en este caso garantizada por el carácter sagrado del
tumbre, dicen los ancianos, tiene como finalidad conceder a los
f1:1turos . esp.o~os todo , el tiempo preciso para conocerse y apre- sandy.
Lo que se deduce con toda evidencia de estas descripciones
ciarse, 1mp1d1endo as1 las uniones desacertadas 4º».
es que las .. etapas del matrimonio, y especialmente la principal,
, En el s~guiente caso vemos eslabonarse de tal manera el pe-
los "esponsales, tienen una dimensión económica entre otras. Ade-
riodo marginal de· los esponsales con el período marginal de la
más, todo matrimonio, preeisamente porque no son sólo _dos in-
m1c1ac10n, que desde el comienzo de ésta hasta la culminación
dividuos los que están en juego, sino varios medios más o me-
de la unión sexual socializada, no hay más que . un único pe-
nos amplios, es una perturbación social. Un matrimonio con-
ríodo.
ileva el desplazamiento de cierto número de elementos, los unos
Entre los val de Liberia, la separación sexuál ·se halla en
en relación con los otros, y este desplazamiento, obrando gradual-
algunos casos reforzada por el hecho de que la muchacha no
mente, determina una ruptura del equilibrio. Este fenómeno es
sale del sandy más que para casarse. El sandy es un lugar sa-
grado, en el bosque, al que son conducidas todas las chicas ha- •1 Bü"J:TIKOFER, Reisebilder aus Liberia, Leiden, 1890, t. U, pp. 304-
cia los diez años o antes, y en el que permanécen hasta su pri- 308.
42 Prueba de que tampoco en este caso la ceremonia de la inicia-

•• M. DELAFOSSE, «Le peuple. Siéna ou · Sénoufo», Rev. des Et. ción tiene nada que ver con la pubertad.
41 BÜTTIKOFER, loe. cit., pp. 308-313.
Ethnogr. et Social., 1908,. p. 457.
151
150
i

poco perceptible en nuestras gr ndes ciudades, pero ya destaca En suma, al tener todos estos actos una importancia .goeial ge-
más en algunos remotos rincones de nuestro campo. En ellos, con neral, el sistema en cuestión no es sino l~ for~a extrema me-
ocasión de las bodas, se paraliza la producción, se gastan lbs aho- diante la cual se señala este carácter social general. En lugar
rros, se sobreexcita la sensibili ad, habitualmente apática, etc. de ceremonias en las que sólo participan grupos restringidos
Más notorio resulta en las tribu turco-mongolas o árabes, en los (familia, clan, etc.) se han instituido ceremonias en las que
oasis, y más aún finalmente ent e los semicivilizados, que viven participan todos los grupos constitutivos de la sociedad ge- ·
siempre en grupos poco numerotos y muy coherentes. Este efec- neral. Así se patentiza, por ejemplo, en las curiosas ceremo-
to reactivo del matrimonio sob e la vida general explicaría, en nias del matrimonio en Uargla, descritos cuidadosamente por
mi opinión, tan aceptablemente amo la teoría biológica de W es- M. Biarnay 45 •
termarck y .de Havelock Ellis, íºr qué los matrimonios tienen A veces, por el contrario, el pei:~odo de ;margen y los ritos
lugar en primavera, en inviern y en otoño, es decir, en mala de los esponsales se reducen a poca cosa. Así, por ejemplo, en-
estación y no en época de trab jo ·en· los campos. No es mi in- tre los.herero 46 , el joven entrega a la chica una perla de hierro,
tención negar la persistencia d1. antiguas épocas de celo, o la que ésta adhiere a su delantal; luego él se va y nó -debe verla
influencia de los ciclos cósmicps patente en las renovaciones hasta la ceremonia del matrimonio ni entrar en su kraal. Los
de la vegetación y en la excitfción sexual animal y humana. elementos típicos de esta ceremonia son: una comida claramen-
Per~ esto apenas explica la m¡ultiplicidad de matrimonios en te sagrada, en la que se señala la solidaridad ®;Ja .chica con sus
atona; contra lo que frecuentelente se dice, esta época se es- compañeras y con su clan; ni el joven ni sus ami._gos asisten
coge de buena gana porque en onces los trabajos agrícolas es- a esta comida. Una vez terminada la comida, van a buscarla y la
tán terminados, los graneros y as arcas están llenos y es una llevan a su kraal. Luego vienen los ritos de agregación de la
buena ocasión para que los sol eros se arreglen una casa para muchacha al nuevo culto doméstico y a la nueva sociedad tri-
el invierno. De abí que no pue a aceptar la tan difundida in- bal. Después de la comida, la madre había puesto a su hija el
terpretación de que el matrim io simultáneo de parejas más «sombrero» y las ropas de las mujeres casadas, antes, por tanto,
o menos numerosas es una sup rvivencia, bien del período de de la unión sexual, que t_iene lugar en el kraal del marido; éste
celo, bien de un antiguo matr· onio de grupo, no siendo la devuelve ceremonialmente a la madre el «delantal de doncella»
«promiscuidad primitiva» otra c sa que una fantasía. de la nueva esposa. Los herero tienen el kalym y están organi-
zados en clanes totémicos.
Los MATRIMONIOS MÚLTIPLES INCRÓNICOS

Me parece además que losf,atrimonios múltiples sincróni-


cos, sea en uno, dos o más m entos del año, deben ser asi- 45
René Basset ha tenido la amabilidad de poner a mi disposi-
milados a los demás sincronism s ceremoniales: fiesta de todos ción las pruebas del libro de M. :B!arnay sobre Uargla. Allí los matrimo-
los nmos nacidos un mismo dí , o el mismo día que un hijo nios tienen lugar todos los años en primavera; la serie de rítos sigue
de rey o de príncipe, o el mismo mes, o en el mismo año; fiesta una secuencia muy clara; inicialmente sólÓ toman parte en ellos los
anual en honor de las mujeres q e han dado a luz el mismo año individuos interesados y las dos sociedades sexuales; después los ritos
se socializan cada vez más; participan en ellos las familias,. foego las
(Lushei); fiestas periódicas de la repetición, o del aniversario de secciones del oasis y finalmente el oasis entero. Lamento no poder ofre-
la iniciación, y sobre todo inici ciones de cierto número de ni- cer siquiera una descripción resumida de estos ritos, que M. Biarnay ha
ños al mismo tiempo, bien cada año, bien cada dos o tres años, recogido con el mayor detalle, teniendo en cueñta todas las variacio-
etcétera; conmemoraciones y gra fiesta anual de los muertos 44 • nes de personas, de localidad, de mecanismo mágico-religioso, etc. Cf.

~edicación,
BIARNAY, Étude sur le dialecte de Ouargla, París, 1909; cf. Ap. pp. 379-
44
· anualmente renovaila, de las iglesias entre los subba de 492.
la :reg10n de Bagdad; N. SIOUFFI, lo . cit., 120. 46
J. IRLE, Die Herero, Gütersloh, 1906, pp. 105-109.
, . .
15 153
SEMEJANZAS ENTRE LAS CEREMONIAS de que si las· ceremonias del divorcio son tan simples,. según la
DEL MATRIMONIO Y LAS DE LA ADOPCIÓN, literatura etnográfica, es porque los observadores o bien no se
LA ENTRONIZACIÓN, LA INICIACIÓN han interesado por ellas, o bien no han comprendido el sentido
dé ciertos actos y, sobre todo, no han visto en la separación cor-
0
:A quien recuerde que mediante el matrimonio se trata en poral y el divorcio más que un acto jurídico y económico. Es
definitiva de agregar a un grupo un extraño, no podrá sorpren- normal, sin embargo, que un vínculo a la vez individual Y c~­
derle que las ceremonias matrimoniales presenten analogías, y lectivo, que ha sido establecido con tantos cuidados Y cc:m!ll1-
con frecuencia hasta identidades de detalle, con las de la adop- caciones, no pueda romperse un buen día por un gesto umco.
ción. Así, por ejemplo, entre los aino, indistintamente es el ma- Se sabe, por ejemplo, que en la Iglesia católica el divorcio no
rido el que se va a vivir con la familia de su mujer o la mujer es ni siquiera admisible y que se necesita una anulación del ma-
la que se va a vivir con la del marido, habiendo participación trimonio que sólo se obtiene tras una investigación, sin que haya
de ambos en el culto doméstico: pues bien, esta incorporación en todo ello, sin embargo, nada propiamente mágico-religioso.
a una .familia inicialmente extraña se identifica claramente con Por el contrario, los judíos han elaborado un ceremonial del di-
una adopción 47 • De igual manera, las ceremonias del matrimo- vorcio muy complicado, hasta tal punto que es en sí mismo un
nio presentan con frecuencia semejanzas de detalle· con las .de obstáculo a los deseos de numerosos individuos. La carta diri-
la entronización: velo tendido por encima del rey o de los es- gida a la mujer está ritualizada, en el sentido de que debe es.tar
posos; 'Corona; objetos sagrados distintivos de los novios, al modo escrita con tanta perfección como un escrito sagrado; el rabmo
de los regalia dél futuro rey. Las semejanzas son marcadas sobre arroja esta carta al aire y uno de los testigos de la mujer debe
todo allí donde, como en África del Norte, ciertas regiones de atr~parla al vuelo; en caso contrario, todo debe volver a empe:
la India, el ritual del matrimonio cristiano, etc., el novio es rey, zar; éste es el rito definitivo de separación 48 • Entre los habbe
sultán o príncipe y la joven es reina, sultana o princesa, o don- de la me·seta nigeriana, si el matrimonio ha sido consagrado por
de, como en China, el novio es «mandarín». Si raros son los una ceremonia del culto doméstico, es necesario, como en la an-
casos en que se mira el matrimonio como un renacimiento, no tigüedad clásica, un sacrificio para romper el vínculo con las
. lo son tanto aquellos en que es visto como una iniciación o una divinidades familiares del cónyuge que se marcha 49 • Entre los
ordenación. Todas estas semejanza$ e identificaciones quedan esquimales, el marido mira a su mujer, luego .s~le de la ~hoza
marcadas mediante ritos de paso que se basan siempre en una sin decir palabra. Entre los chuvaches, un marido que este des-
misma idea, la materialidad del cambio de situación social. contento de su mujer y quiera separarse de ella, se apodera de
Se hace necesario decir ahora algunas palabras sobre las ce- su velo y lo desgarra; este rito se encuentra también entre los
remonias que constituyen la contrapartida a las del matrimonio: cheremissos los mordvinos, los votiaks y los vogulos 50 ; en Java,
las ceremonias del divorcio y la viudez. el sacerdot~ corta la «Cuerda de matrimonio» 51 • Entre los galla
meridionales, si una mujer es maltratada por su marido, su her- ·
Los RITOS DEL DIVORCIO mano puede ir a buscarla, pero no tiene derecho a entrar en la
cabaña ni en el pueblo si el· marido se lo impide; debe esperar
Los ritos del divorcio parecen reducidos, en la mayoría de que salga su hermana a por agua, por. ejemplo, y entonces se la
los pueblos, a su más simple expresión. Por lo general es sufi-
ciente que la mujer se vaya del domicilio conyugal y vuelva a la •• Cfr., entre otros, JUNGENDRES, Jüdisches Zeremaniell ader Beschreib-
casa de sus padres, o bien que el marido expulse materialmente ung, etc., Nurernberg, 1726; Jewish,Encyclopedia, etc.
•. a. la· mujer:"de la casa común. Sin embargo, tengo la impresión 49 DESPLAGNES Le Plateau central nigérien, París, 1903, p. 222 .
so J.-G. GEOR~I, Russland, Beschreibung aller Nationen. des Russis-
47
Cf. BATCHELOR, The Ainu and their folk-lore, Londres, 1901, pá- chen Reiches, etc., Leipzíg, 1783, in-4.º menor, t. I, p. 42.
ginas 224-225. 51
CRAWLEY, The .Mystic Ro:s_e, p. 323.

154 155
lleva consigo; una mujer divorciada de esta manera no puede runos, hasta el punto de que en muchos pueblos no se permite
ya volver a casarse y su marido• no tiene derecho a reclamarla el divorcio en ese caso. En suma:, sin tener la pretensión de
pero las dos colectividades inte~esadas se reconcilian mediant~ que el esquema y el sistema de interpretaciones propuestas sean
un pago en carneros o en cabra 52• Entre los wazaromo el ma- de una absoluta rigidez y universalidad, me parece que la ausen-
rido _hace sabe_r a su mujer que 'uiere romper con ella, dándole cia de rituales elaborados del divorcio no puede servir de obje-
un tipo especial de caña, y en el unyoro, el marido corta en ción en su contra.
dos un trozo de cuero, una de 1· yas mitades se guarda y .envía Es de destacar, además, que este lazo que el divorcio rompe
l~, otra al padre de su mujer 53 • · n el Islam, el rito de separa- i tan fácilmente, la muerte lo relaja apenas, o incluso no lo toca
c10n ,es ".'erba~: basta que el .mar do diga tres veces a su mujer:

en absoluto (suicidio de las viudas). No se me oculta que el luto
«Estas. d1vorc.iada» o «Me d1vor io de ti», y ella debe irse con comprende un gran número de ritos que son -simplemente pro-
los ob1etos qu.e le pertenezcan, d volviendo el marido por lo ge- filácticos o protectores; no obstante, las ceremonias funerarias
n?ral ::in tercio de la dote; perc!i si es la mujer la que quiere en que participan los viudos inc1t1yen también otras cosas ade-
~ivorc1ars~, es preciso un juicitj del · cadí, cuya función y ju- más del luto, y de tales características que es forzoso reconocer-
risprudencia son, como se sabe, iie orden fundamentalmente re- les, en teoría general, un sentido social 55 • Así se aprecia, entre
li!Sioso. Or~gi.na.ria~ente, est~ ,tri~le repetición era una verdadera otros, en el rito· hupa~ según el cual la viuda, para liberarse, tie-
formula magica. Tiene tamb1en e:ste carácter en la India y entre ne que pasar entre las piernas de su marido antes de que éste
los s:iaheli ~. A _veces se reúne ~l consejo de la tribu, que pro- sea sacado de casa; de no hacerlo, permanecería ligada a él
nuncia el divorcio en beneficio dconómico de una u otra de las para el resto de su vida, y cualquier infidelidad al muerto le aca-
partes. ~ero ~1 ?rocedimie?to m~s difundido con mucho no es rrearía desgracias 56 •
cer~momal m ntual: consISte e:ri el despido o la partida pura Los nuevos casamientos, de viudos o de divorciados, son mu-
y simple de uno u otro de los co~' yuges. cho más simples desde el punto de vista ceremonial, por razones
~sto, sin emba7go, no aporta nada en contra del esquema de expuestas más adelante.
los ntos de paso m de la e:xp~ica i_ón sociológ~~a propuesta, pues No parece que haya ritps de )a menopausia o del· encaneci-
una vez consumado el. matr1momo, ambos Jovenes .quedan in- miento del cabello, que son, sin embargo, las señales de la en-
corporados a la categoría de las ¡mujeres y hombres socialmente trada en· una nueva fase de la vida muy importante entre los
adultos, Y nada podría hacerles retroceder, ni divorcio ni viu- semicivilizados. En efecto, las ancianas, o bien son asimiladas
dez. Asimismo, el vínculo creadó entre las familias no se rom- a hombres y participan entonces en sus ceremonias, en su ac-
pe por el hecho de que. los dos tónyuges se separen, pues toda ción política, etc., o bien adquieren en la sociedad sexual una
am~na::a de ruptura queda precikamente descartada por las ne- situación especial, de directoras de ceremonias principalmente;
gociaciones para determinar la situación futura de los separados en cuanto a los ancianos; son los individuos que gozan de ma-
o di;orciados. Todo ello, salvo e~cepciones individuales de tipo ¡
yor consideración social.
sentimental. El vínculo colecfivo ,subsiste sobre todo cuando hay í.
55
! El rito judío siguiente entra igualmente en la categoría de los ritos
52
E.-S. WAKEFIELD, «Marriage cust' ms of the Southern Gallas» Folk- de paso: una viuda que no quiere convertirse en la mujer del herma-
Lore, t. XVIII (1907), pp. 323-324. . ' no de su marido muerto (levirato) se quita su sandalia, escupe en tie-
53
PosT, Afrikanische /urispruden , t. I, p. 452. . rra y recita una fórmula determinada (fewish Encyclopedia, pp. 170 y ·ss.,
¡J
"' W. CROOKE, «The Folk-Lore in the Legends of the Panjab», Folk- s. v. Halizat; cf. p. 174, para las interpretaciones, la mayoría inadmisi- ¡ J
1
'J '1
Lo;e, t. X (1899), P!'· 409-410. Para las fórmulas entre los suaheli (no bles); se trata claramente en este caso de un rito de separación de Já
'i 1
quiero ten~r nada mas que ".er con tui desnudez, etc.), cf. VELTEN, Sitten familia del marido, rito destinado a asegurar el paso a la categoría bien
1

und Gebrauche der Suahelc, Gotinga, 1903, pp. 237-238. La carta de de viudas libres, bien de mujeres casadas de nuevo. ·
ruptur~ es asimismo habitual en el Is!. m, en Marruecos, en Palestina, en
5
• P. E. GODDARD, Life and culture of the Hupa, Calif. Univ. Pu-

Turqu1a, entre los suaheli, etc. blic., t. I, fase. l, Berkeley, 1903, p. 70.
'
15' . 157

1
CAPITULO VIII tos, y para más complicación se entiende que, una vez acaecida
la muerte, no es idéntico el destino de los diversos elementos
LOS FUNERALES con que se considera que el hombre está formado: cuerpo, fuer-
za vitál, alma-soplo, alma-sombra, alma-pulgar, alma-animal, al-
ma-sangre~ alma-cabeza, étc. Algunas de estas almas sobreviven,
para siempre o por algún tiempo; otras mueren, etc. En lo que
sigue, haré abstracción de todas estas variaciones, teniendo en
cuenta que sólo tienen influencia sobre la complejidad formal de
los ritos de paso,. pero no sobre su estructura interná.

EL LUTO: RITOS DE SEPARACIÓN Y RITOS


DE MARGEN

IMPORTANCIA RELATIVA DE, LOS RITOS El luto, en el que al principio 1 sólo había visto un conjunto
DE SEI!ARACIÓN, DE MARGEN Y DE AGREGACIÓN de tabúes y de prácticas negativas indicadoras del aislamiento res-
EN LAS CEREMONIAS FUNERARIAS pecto a la sociedad general de aquellos a quienes la muerte, con-
siderada como cualidad real, material, había puesto en un es-
. A primera vista podría parecer que en las ceremonias fune- tado sagrado, impuro, se me aparece ahora como un fenómeno
rarias ~l lugar más importante debiera estar siempre reservado más complejo. En realidad, se trata de un estado de margen para
a-los r~~s de separación, mientras que los ritos de margen y de los supervivientes, en el que entran mediante ritos de separa-
a~regac1on se hallaban poco desarrollados. No obstante, el estu- ción y del que salen mediante ritos de reintegración a la socie-
dto de los he~os reve!a que en modo alguno ocurre así, y que, dad general {ritos de supresión del luto). En algunos casos este
por el. contrario, los ri.tos de separación son poco numerosos y período marginal de los vivos es la contrapartida del período
muy si::iples, que los ritos de margen tienen.,tma tal duración y marginal del muerto, coincidiendo a veces 2 el cese del primero
compleJ1~ad, que obligan a veces a reconocerles una especie de con el cese del segundo, es decir, con la agregación del muerto
autonom1a Y. que, en suma, los ritos de agregación del muerto al mundo de los muertos. Así, por ejemplo, entre los habbé de
al _mundo de los muertos son, entre todos los ritos funerarios, los la me.seta nigeriana, «el período de viudez corresponde, según
mas _elaborados y aquellos a los que se atribuye la mayor impor- se dice, a la duración del viaje del alma errante del difunto has-
tancia. · ta el momento de su regreso al conjunto de los espíritus divinos
. _Aquí u-~~ vez más tendré que contentarme con algunas indi- ancestrales o de su reencarnación» 3 •
·c~c10nes raptdas: todo el mundo sabe que nada varía tanto, se- Durante el luto, los parientes del muerto constituyen una so-
gun sea el pueblo, edád, sexo y posición social del individuo ciedad especial, situada entre el mundo de los vivos, por. una
con:o los :it~s. funerarios. No obstante, dentro de la extraordi~
' Tabou et Tot. a Mad., pp. 40, 58-77, 88, 100-103, 338-339, 342.
nana m:iltiphc1dad de variaciones de detalle,· cabe descubrir cier- 2
Es lo que ya había visto Wilken para Indonesia (Ueber das Haarop-
:as donunantes, algunas de las cuales categorizaremos aquí con- fer, ec. Revue coloniale intemationale, 1886, t. II, y 1887, t. I; cf. p. 254),
juntamente. ~demás, los ritos funerarios se complican, por cuan- seguido por R. HERTZ, que generaliza, loe. cit., pp. 82-83, 101, 105, 120,
to que un J}llSmo pueblo posee por lo general acerca del mun- etc. En realidad, la duración del luto depende casi siempre, como se
dice más abajo, de otros dos factores.
do de ultratumba varias concepciones contradictorias· o diferen- 3
DESPLAGNES, Le Plateau central nigérien, París, 1907, p. 221; sobre
tes que se enmarañan, lo cual tient'. su repercusión sobre los ri- las creencias relativas al otro mundo, cf. ibid., pp. 262-268.

158 159
parte, y el mundo de los muert 1,,
por otra, y de la que los pa- «En la mayoría de las naciones salvajes, los cuerpos muer-
rientes salen antes o después selún sea el grado de cercanía de tos están sólo a modo de depósito en la sepultura donde se les
su parentesco con el muerto. También las estipulaciones del luto ha dt?jado inicialmente. Tras un cierto tiempo, se les hacen
dependen del grado de parentespo y ·se sistematizan con arreglo nuevas exequias y se acaban saldando· las obligaciones .con ellos
a la modalidad especial de cada pueblo de contar dicho paren- mediante nuevos deberes funerarios» 4 • Describe a continuación
tesco (paternal, maternal, de gri•po, etc.). Como es natural, son los ritos de los caribes: «están convencidos (de que 1los muer-.
el viudo o la viuda los que p tenecen durante más tiempo a tos) sólo van al país de las almas cuando se quedan sin carne».
este mundo especial, del que s' o salen mediante ritos apropia- · La existencia de este período de margen había interesado tam-
dos y en un momento tal que i siquiera pueda ya sospecharse bién a Mikhailowski 5 • El rito principal consiste, bien en privar-
su pertenencia física (por embatazo, por ejemplo). Los ritos de les de las carnes, bien en esperar que éstas caigan por sí mis-
suspensión de todas las prohibiciones y de todas las reglas (ropa mas; en esta idea se basan, por ejemplo, las ceremonias de los
especial, etc.) d~Lluto hay que considerarlos, por consiguiente,
! betsileo de Madagascar, que tienen una primera serie de ritos
como ritos de. reintegración a lal•ida social, b. ien rest. ringida, bien (de espera), hasta que el cadáver se haya descompuesto en su
general, del mismo género que l s ritos de reintegración del no- vivienda (se activa la putrefacción con la ayuda de un gran fue-
vicio. Durante el luto, la vida s cial queda suspendida para to- go), seguida de otra serie de ritos de sepultura del esqueleto 6 •
dos los afectados, y durante ta to más tiempo: l.º, cuanto más Además, esta etapa se descompone a veces en otras varias,
estrecho sea el vínculo natural c: n el muerto (viudos, parientes); y en el período posliminar est~ fenómeno se sistematiza en for-
2.º, cuanto más elevada sea la Jilosición social del muerto. Si el ma de conmemoraciones (ocho días, quince días, un mes, cua-
1
renta días, un año, etc.) del mismo género que los ritos de la re-
muerto era un jefe, dicha suspensión afecta a la sociedad en-
petición de bodas, de la repetición del nacimiento, a veces de la.
tera. De ahí los «períodos de li~encia» consecutivos a la muerte repetición de la iniciación.
de ciertos reyezuelos africanos, as ceremonias públicas de due-
Estudiadas ya con atención las etapas de los funerales en In-
lo, los días de asueto, etc. Reci ntemente hemos visto eómo, en. donesia 7 , citaré casos recogidos en otras regiones. Las ceremo-
China, nuevas necesidades polí icas, económicas y administra- nias de los toda tienen el mismo car~eE: cremación, conserva-
tivas tienden a suprimir los co •siderables efectos colectivos de ción de las reliquias y ritos de margen muy elaborados; poste-
la muerte del Emperador y de l¡a Emperatriz-regente; antaño, la rior incineración de las reliquias y entierro de las cenizas con
vida social quedaba en China absolutamente suspendida en estas plantación de un círculo de piedras en pie; todo ello dura va-
ocasiones, hasta en sus formastdomésticas, y ello durante lar- rios meses; los muertos van al Amnodr, país subterráneo, lla-
gos meses, suspensión que en nu stros días supondría pura y sim- mándose allí los amatol; el camino para dirigirse allí es distinto
plemente un cataclismo. para cada clan; tal camino está atestado de obstáculos; los «mal-

• LAFITAU, Moeurs des Sauvages amériquains comparées aux mÓeurs


Los FUNERALES EN DOS ETAPAS i
des premiers temps, París, 1724, t. II, p. 444.
5
N.-M. MIKHAILOWSKI, Shamanstvo, fase. I, Moscú, 1892, p. 13.
• Véanse las referencias en mi Tabou et Totémisme a Madagascar,
El período de margen en lo!•ritos funerarios lo señala mate- cap. VI y pp. 277-278.
rialmente, en primer término, la stancia más o menos prolongada 7
Cf. HERTZ, «Contribution a l'étude d'une représentation collective
del cadáver o del féretro en la lcoba mortuoria (velatorio), en de la mort», Année sociologique, t. X (1907), pp. 50-66; puede hallarse
una recopilación de descripciones detalladas del mundo de ultrat:Umba,
el vestíbulo de la casa, etc. Per se trata sólo de una forma ate- de los viajes para dirigirse a él, etc., en A.-C. KRUIJT, Het Animisme in
nuada de toda una serie de ri os cuya importancia y univer- den Indischen Archipel, La Haya, 1906, pp. 323-385, obra basada, por
salidad había apuntado ya Lafitau. lo demás, en las teorías y puntos de vista de Tylor, Wilken y Letoumeau .

. 160 161

1
1
vades» caen, de un hilo que sirve de puente, a un río, en cuyas tanto ritos preliminares, un margen y funerales definitivos cuan-
orillas viven durante algún tiempo, mezclados con individuos do el muerto ha encontrado su definitivo domicilio. Los ostiak
pertenecientes a todo tipo de tribus; los búfalos se dirigen tam- septentrionales sitúan este país de los muertos más allá de la
bién al Amnodr; allí, los amatol andan mucho, y cuando sus desembocadura del Ob, en el océano Glacial 12 ; está iluminado
piernas se han ga~tado hasta las rodillas, vuelven a la tierra 8 • únicamente por la luz de la luna. No lejos de este mundo, tres
Entre los ostiak de Obdorsk 9 , se saca de la casa todo lo que hay caminos divergentes conducen a tres entradas, una para los ase-.
en elia, excepto los útiles del muerto; se le viste; se le pone en· sinados, los ahogados, los suicidas, etc., otra para los demás.·
una .canoa cortada; un chamán le pregunta por qué razón ha pecadores y la tercera para los que han vivido una vida normal.
muerto; ~e le lleva al lugar de sepultura de su clan; se deposita Para los ostiak del Irtish, el otro mundo estaba en el cielo;
la canoa sobre la tierra helada, con los pies hacia el Norte, y se se trata de un país delicioso al que se accede por escaleras de
dispone a su alrededor todo lo que necesitará en el otro mundo; 100 a 300 metros cada una, o trepando a lo largo de una ca-
se. celebra allí mismo una comida de adiós en la que se supone dena; por ellas a veces descienden de nuevo a la tierra los dio-
que el muerto participa, y se van. Las mujeres con emparenta- ses, los osos sagrados, totems quizá 13 , y los muertos: así Jo pro-
das hacen una muñeca a su imagen, a la que. se viste, lava y ali- claman antiguas leyendas épicas 14 • En definitiva, me parece que
menta todos los días durante dos años y medio si el muerto era debe existir una relación entre el tiempo de conservación de las
un hombre, dos años si era una mujer 10 , llevándola después a la muñecas y la duración que se atribuye al viaje al otro mundo.
tumba. Las ceremonias funerarias de los kol de la India 15 suminis-
tran un buen ejemplo de combinación de ritos profilácticos co-
nocidos y de ritos de paso. Su secuencia es la siguiente: 1.º, in-
EL VIAJE DE ESTE MUNDO AL OTRO mediatamente después de la muerte, se deposita el cadáver en
el suelo, «a fin de que el alma encuentre más fácilmente el cami-
Pero el luto por un hombre dura cinco meses y por una no de la mansión de los muer.tos», situado bajo tierra; 2.º se
mujer, cuatro meses. Los muertos se van, por un camino largo le lava y se le pinta de amarillo, a fin de ahuyentar a los demo-
. y.tortuoso, hacia el Norte, donde se halla el país de los muertos; nios que detendrían al alma en su viaje; 3.º, a idéntico fin se
allí hace frío y está oscuro 11 ; la duración del viaje parece coin- orientan los alaridos de lamentación que lanzan los padres y
cidir con la duración de la conservación de la muñeca; hay por vecinos reunidos; 4.º se coloca el cadáver sobre un andamiaje
de bambú, con los pies hacia delante para que el alma no en-
ª H. RIVERS, The Toda, Londres, 1906, pp. 336-404; para la descrip- cuentre el camino <le vuelta a Ja cabaña, y se sigue una ruta
ción de los 'ritos, cf. también E. THURSTON, Ethnograthic notes in Sou-
thern India, Madrás, 1906, pp. 145-146; 172-184. llena de desvíos y rodeos con idéntico objetivo; 5.º, en el cortejo
• Conservo este nombre, que les da el inform~dor, por más que estos no pueden figurar niños ni niñas; las mujeres gritan, los hombres
ostiak de Obdorsk sean una mezcla de verdaderos ostiak y de samoye- se callan; 6. 0 , cada uno de éstos lleva un trozo de leña seca
dos; cf. A. VAN GENNEP, Origine et fortune du nom de peuple «Ostiak»,
Keleti Szemle, 1902, pp. 13-22. 12
No comprendo por qué Gondatti, seguido por PATKANOV, loe. cit.,
10
GoNDATTI, Sliédy iazytchestvra u inorodtsev Sievero-Zapdno1 Si- p. 146, dice a continuación, de ese mundo, que es «subterráneo», cuando
birii (Huellas de paganismo entre los indígenas del Asia· noroccidental), es submarino; por lo demás, que ha habido una infiltración cristiana
Moscú, 1888, p. 43, habla de seis meses. Si el muerto era un hombre, (diablo, infierno, suplicios) en las creencias de los vogul y de los os-
la viuda la acuesta a su lado; entre los ostiak del Irtysch, según PATKA- tiak sobre este punto es algo fuera de duda;
NOV, Die lrtysch-Ostiaken, San Petersburgo, 1897, p. 146, la muñeca es l l Cf. mi resumen en la Rev. de l'Hist. des Rel., 1899, t. XL, de la
sustituida actualmente por la almohada y la ropa interior del difunto. memoria de N. KHAROUZINE sobre Le serrnent par l'ours et le culte de
" BARTENEV, Pogrebalnyia obytchai Obdorskikh Ostiakov (los ritos l'ours entre les Ostiak y les Vogul.
funerarios de los ostiak de Obdorsk), Shivaia Starina, t. V (1905), pp. 487- 14
PATKANOV, loe. cit., p. 146.
492; GONDATTI, loe. cit., p. 44. " Cf.- F. HAHN, Gebiet der Kolsrnission, pp. 82-88.

162 163
.. que arrojará a la hoguera; 7.º, s~deposita arroz o instrumentos,
1
¡
Los OBSTÁCULOS MATERIALES OPUESTOS ·11 :
según el sexo; en la boca del erto se han puesto panes de AL PASO DE LOS MUERTOS '¡
arróz y monedas de plata para s viaje, dado que el alma con-
serva una «sombra de cuérpo»;~.º, las mujeres se van, y se
1
Este no es el lugar para describir comparativamente los mun-
prende fuego a la hoguera 16 , que ando las parihuelas para im- 1
dos de ~ltratumba 19 • La idea más difundida es que ese mundo 1'
1 '
pedir el retorno del muerto; 9.º, s hombres recogen los huesos es análogo al nuestro, pero más agradable, y que en él la socie- ''1
calcinados, los ponen en una v sija que llevan a la casa del dad está organizada como aquí abajo. De tal modo que cada cual ·
muerto, donde se la cuelga de u}poste; 10.º, se siembran gra-
nos de arroz en el camino, y se ejan alimentos ante la puerta
vuelve a encontrarse allí categorizado en el clan, la clase de ¡~
edad, la profesión, etc., que tenía en la tierra. Es lógico por
para que el muerto, en caso de ue volvieta a pesar de todas consiguiente que los niños todavía no agregados a la sociedad
las precauciones, tenga qué come sin hacer daño a nadie; 11.", viva no puedan estar categorizados en el otro mundo. Así, por
se trasladan a un lugar lejano t dos los utensilios, que se han ejemplo, los niños muertos antes del bautismo católico perma-
vuelto impuros, y en previsión a ás de que el muerto se haya necen eternamente en su período marginal, el limbo; de igual
escondido en ellos; 12.º, se puri a la casa mediante una comi- modo, el cadáver de un pequeño semicivilizado, aún sin nombre
da consagrada; 13.º, al cabo de ierto tiempo víene la cerem0- o indrcunciso, etc., es enterrado sin las ceremonias habituales, ó
nia de los «esponsales» o de «la nión del muerto con los habi- arrojado por ahí, o quemado, sobre todo si el ·pueblo conside-
tantes del mundo inferior». Se caq.tan los cantos del matrimonio, rado piensa que no tenía aún alma.
se baila, y la mujer que lleva la vasija da saltos de alegría; 14.º, El viaje al otro mundo y la entrada en él comportan una
se va en cortejo ceremonial, cor¡. música, etc., hasta cerca del serie de ritos de paso cuyos detalles- dependen de la. distancia y
pueblo de donde son originarios! el muerto y sus antepasados; de la ~topografía de ese mundo. Señalaré en primer lugar las
15.º, se deposita la vasija en una !pequeño hoyo, sobre el que se Islas de los Muertos (Egipto 20 , Asiria-Babilonia 21 , Hades del
hinca uria piedra erguida; 16.º, ia la vuelta, todos los partici- canto XI de la Odisea, griegos de diversas épocas o regiones 22 ,
pantes deben bañarse. Pero todbs los mutilados, muertos por celtas 23 , polinesios 24, australianos 25 , etc.). De ahí proviene sin
ataque de un tigre o por acciden~e, etc., se convierten en malos duda la práctica de dar al muerto su canoa o una .canoa en
espíritus y no pueden ir al país lle los muertos. Este país es la
morada de .los antepasados; sólo! los individuos que han estado sólo tienen alma desde el día de su matrimonio) y no tiénen derecho a
casados 17 pueden dirigirse a él; d,e cuando en cuando vuelven a ir al país de los antepasados, siendo precisamente el objetivo de la cre-
ti
la tierra, y cuando lo desean, se encarnan en los primogénitos, mación abrir el acceso al mismo. Así se derrumba también otra teoría
especialmente los abuelos y los isabuelos 18 • de DIETERICH, loe. cit., pp. 21-25. '
19
Véase, entre otros, E.-B. TYLOR, Primitive Culture, cap. XIII.
2° Cf., sobre los campos e islas de Ialu, el juicio y el viaje del muerto,
16
Si llueve demasiado, se entierra el caráver siguiendo determinados G. MASPÉRO, Histoire ancienne des peuples de l'Orient classique, -t. l,
ritos, para desenterrarlo después de la cosecha y quemarlo; en ·este pp. 180 y ss., con la bibliografía. ·
caso, la ceremonia consta de tres et as. 21
MASPÉRO, ibidem, pp. 574. y ss, .
11
Cf. más arriba, p. 146. 22
Véanse, entre otros, E. RoHDE,.Psyché, 2.ª ed. Friburgo de B., 1898;
" He citado también este docuni nto porque suministra una prueba A. DIETERICH, Nekyia, Leípzig, 1893; Ad. J.-REINACH, «Víctor Bérard
de lo que se ha dicho más arriba, p. 64, a propósito del rito de depo- et l'Odyssée», Les E~~is, 1904, pp. 189-193. .
sitar en el suelo a los recién nacido (como lo hacen también los kol; 13
K. MEYER y A. NUTT, The voyage o/ Bran (Grimm Lfürary), Lon-
cf. HAHN, loe. cit., p. 72) y los cadáv res, rito del que DIETERICH, Mut- .dres, 1895. . ·
ter Erile, pp. 25-29, ha reunido paralel s que él explica como «un retorno
al seno de la Tierra-Madre»; es evi ente que, cuando menos en este
24
J. ZEMMRICH, «Toteninseln und verwandte geographische Mythem>, 1
Int. Archiv. fü.r Ethnogr., t. IV. ·
caso, esa teoría es inadmisible. Debo añadir que los kol entierran a los 25
Cf. STREHLOW-LEONHARDI, Die Aran.da und Luritja-Stiimme, Franc-
niños muertos, pero no los queman «porque no tienen alma» (los kol fort, 1907, t. I (1907), p. 15 y t. II (1908), p. 6. 1
16l 165 j

j
miniatura, y remos. Otros pueblos ven el otro mundo como una Entre los eslavos, el dinero est¡;¡ destinado a pagar los gastos
ciudadela rodeada de muros, al modo del Scheol 26 de los he- del viaje, pero entre los budistas japoneses es entregado a la
breos, provisto de puertas con cerrojos, o el Aralu de los babi- anciana que hace pasar el Sandzu; los badaga lo emplean para
lonios 'J:[, o bien como una región compartimentada (el Duat de el paso por encima del hilo de los muertos. Los musulmanes
los egipcios), o situada sobre una alta montaña (Dayaks, etc.), o no pueden pasar el puente, formado por un sable afilado, más
en el interior de una montaña (India védica, etc.). Lo que aquí que si son puros, o «buenos»; en el Avesta, el puente Cinvat es
nos importa .. es que, ante el viaje 28 que el muerto se ve obligado guardado por perros, al modo como en el Rig-Veda los perros.
a realizar, los supervivientes se preocupan de suministrarle todos de Yama, moteados, con cuatro ojos, guardan los caminos que
los objetos necesarios, tanto materiales (vestidos, alimentos, ar- conducen a una de las mansiones de ultratumba de los antiguos
mas, instrumentos), como mágico-religiosos (amuletos, signos y hindúes, especie de caverna «tapiada, cubierta y cerrada», a la
contraseñas, etc.), que le aseguren, como si de un viajero vivo que se accede por un sombrío subterráneo 32 •
se tratase, camino o travesía - y finalmente una acogida- A veq:s, potencias especiales (magos, demonios, divinidades)
favorables. Vemos también que algunos detalles permiten iden- están encargadas de mostrar a los muertos el camino, o de con-
tificar estos ritos con los ritos estudiados en el capítulo III de ducirles por grupos (psicopompos). Este papel de Isis y de Her-
este volumen. Así, por ejemplo, los lapones se -cuidaban -Oe matar mes Mercurio es bastante conocido. Entre los musquakie (zo-
un reno sobre la tumba, para que el muerto pudiera efectuar rros o utagamies), el guía del muerto hacia las praderas de ultra-
robre él, antes de alcanzar su morada definitiva, su penoso viaje, tumba se halla incluso representado, en el momento de levantar
que duraba tres semanas según unos, tres años según otros 29 • Se el luto, por un joven guerrero que adopta el nombre del muerto,
podría citar una gran cantidad de hechos análogos. El paso se galopa unas cuantas millas, da un rodeo y vuelve; conserva en
señala, entre otros, en el rito del «óbolo a Carente» 30 ; ha sido adelante ese nombre y se considera como el hijo adoptivo de los
encontrado en Francia, donde se entregaba al muerto la más parientes del muerto 33 •
grande de las monedas de plata poseídas, «a fin de ser mejor
recibido en el otro mundo» 31 ; subsiste en la Grecia moderna. TOPOGRAFÍA DEL MUNDO DE LOS MUERTOS

26
Cf. ScHWALLY, Das Leben nach dem Tode, etc., Giessen, 1892. En fin, los luisenio de California tienen una ceremonia dra-
11
MASPÉRO, loe. cit., t. I, pp. 693 y ss. · mática que, por una acción directa: 1.º, aleja de la tierra los
28
Sobre los mundos de los muertos, según las creencias sabeas, cf. ¡;.¡:. espíritus de los muertos; 2.º, los «ata», los fija, como por un
SIOUFFI, Etudes sur la religío.n des Soubbas, París, 1880, pp. 156-158;
sobre los caminos que conducen a ellos y los vinculan entre sí ibídem
lazo material, a las cuatro secciones del cielo y más especial-
pp. 126-129, y sobre los ritos funerarios correspondientes, ibid., 'pp. 120: mente a la Vía Láctea 34 •
121 nota, 124-126. El alma tarda setenta y cinco días en hacer el viaje,
pero el luto no dura más que sesenta días; la comida colectiva y las n Cf. ÜLDENBERG, La religion du Véda, trad. V. Henry, París, 1903,
cc;m.idas de conmemoración son absolutamente obligatorias; . el rito .O.el pp. 450-462; otra morada está en el cielo; Oldenberg tiene razón al
«ult1m:>, bocad?» provee al muerto en el otro mundo de «algo más que creer que estas dos concepciones son independientes y yuxtapuestas; pero
su rac1on habitual, que es por lo general insuficiente». no constituyen elementos de un sistema dualista. Esta coexistencia de
,. N. KHAROUZINE, Russkie Lopary, Moscú, 1890, pp. 157-158; para creencias diferentes en un mismo pueblo es un hecho frecuente, y cuan-
otr';' hechos del mismo género, cf. MrKHAILOWSKI, Shamanstvo, pp. 19-24. do se da la localización de ciertos muertos en uno de los mundos y
Cf. R. ANDREE, Totenmünze, Ethnogr. Parall., 2.ª ser., 1889, pp. 24- de otros en los otros, ello ocurre según .un principio no ya ético, sino
29; Mélusine, passim. social y mágico.religioso. '.
31
'J .-B. T H IERS, Traité dts superstitions, París, 1667; para otros para-
33
Miss OwEN, Folk-Lore of the Musquakie, · Londres (Folk-Lore So-
lelos franceses, véase P. SÉBILLOT, Le Folk-lare de France, t. 1, p. 419, ciety), 1902, pp. 83·86.
donde se hallarán informaciones sobre la travesía del mar interior para
34
C. GonDARD nu Bors, The Religion of the Luisenio Indians, Univ.
dirigirse al .Infierno. Cal. Fubl., t. VIII, núm. 3, Berkeley, 1908, pp. 83-87.

166 167
1

Trataré ahora con bastante ~etalle acerca de las ideas que


los haida se hacen del otro mun · o 35 , a ca.usa de la combinación
mismo clan. Durante diez días, la joven viuda se sirve de una
piedra a guisa de almohada y se baña cotidianamente, pero sin
que presentan de temas conocid s. La ruta que conduce a ese lavarse la cara, etc. Luego reúne a los niños del clan opuesto y
país alcanza las orillas de una especie de bahía, al otro lado de les ofrece una comida «para poder casarse» (los haida son exó-
la cual está el país de las almas¡ un alma envía al muerto una gamos); otro informador le dijo a Swanton que los ritos del luto
balsa que se mueve por sí misrtj.a. Al llegar a la otra orilla, el «se parecen mucho a los de las muchachas en el momento de ·
muerto se pone a buscar a su :mujer, lo cual le lleva mucho su pubertad». Estos ritos, en fin, al tener por objeto reunir el
tiempo, ya que los pueblos estáf muy desperdigados, como los cadáver con los de los miembros de su clan, y suministrarle
de los haida, y a cada muerto lj está asignada una sola mujer. todo lo necesario para el viaje y la estancia de ultratumba, son
Al morir, el hombre indica en ué pueblo quier~ vivir, y se le al mismo tiempo profilácticos animistas (la abertura en la pared
envían mensajeros que le guían en su viaje. Cada ofrenda al de la casa, el féretro, el panteó_n, etc., impiden el retorno) y pro~
muerto se multiplica para su us ; y los cantos funerarios hacen filácticos contagionistas (luto, baños, etc.).
que el muerto entre en su pueb o con la cabeza bien alta. Los
muertos envían riquezas a sus pkrientes pobres terrestres. En el
país de las almas se ejecutan danzas sagradas, se disfruta. Más EL RENACIMIENTO COTIDIANO DEL MUERTO
allá de ese país habita un jefe !llamado Gran Nube Moviente, EN EL ANTIGUO EGIPTO
de quien depende la abundanci~ de salmón. Al cab.o de algún
tiempo, el muerto equipa una c~noa, reúne sus bienes, y entre Los ritos funerarios del antiguo Egipto suministran un buen
las lamentaciones de sus compañ~ros, parte hacia el país llamado
1
ejemplo de un sistema de ritos de paso con vistas a una agre-
Xada; ésta es su segunda muert ; luego pasa por una tercera y gación al mundo de los muertos. No examinaré aquí más que el
una cuarta. A su quinta muerte; vuelve a la tierra como mosca ritual osiriano 37 • La idea fundamental es la identidad de Osiris
azul. Otros piensan que las cu tro muertes sólo tienen lugar y del muerto por una parte, del sol y del muerto por -otra; en
después de varios renacimientos manos. En fin, hay países dife- mi opinión, debió de haber inicialmente dos rituales distintos que
rentes para los ahogados, los fallecidos de muerte violenta, los se unieron en torno al tema de la muerte y el renacimiento. Como
chamanes, etc. Osiris, el muerto es desmembrado y luego reconstituido; está
Veamos ahora los ritos fun~rarios para un muerto ordina- muerto y renace al mundo de los muertos, de ahí una serie de
rio 36 • Se pinta el rostro del muedo, se le pone un tocado sagrado ritos de resurrección. Como Ra-Sol, el muerto muere todas las
en la cabeza, y se le sienta en el féretro; permanece así de cuatro tardes: al llegar al límite del Hades, su momia es arrojada a
a seis días. Se cantan cantos má~icos especiales. Los «cánticos» un rincón y abandonada; pero la serie de ritos por los que pasa,
los recitan en primer lugar los *liembros de su clan, luego los en la barca del sol, durante la noche, le resucitan y, poco a poco,
del clan opuesto. Se arroja a u «fuego de lamentación» todo por la mañana, helo ahí de nuevo vivo, presto a reemprender
tipo de víveres y de bebidas y ajas de tabaco que el muerto . su viaje cotidiano en la luz, por encima del mundo de los vivos.
se llevará al otro mundo multipli adas; los parientes adoptan los Estos renacimientos múltiples del ritual solar se han combinado
signos del luto (se afeitan la c y se manchan-.Ia cara con con la reconstitución única, en la primera llegada del muerto al
pez); se saca el féretro por un a ujero en la pared, para ponerlo Hades, del ritual osiriano, de suerte que esta reconstituciqp. ha
en la «casa funeraria», donde s~lo pueden depositarse los del 1
' G. MASPÉRO, «Les hypogées royaux de Thebes», Et. de myth. et
35
J.-R. SwANTON, Contributions tq the ethnology of the Haida, Jesup d'arch. ég., t. II (1893), pp. 1-187; G. JÉQUIER, Le livre de ce qu'il y
North Pacific Expedition, t. V, parte¡'I, Nueva York y Leiden, 1905, pá- a dans !'Hades, París, 1894; A. MoRET, Le rituel du culte divin journalier,
ginas 34-37. . París, 1902, y Du caractere relígieux de la royauté pharaonique, París,
36
V6ase para los ritos, ibídem, p . 52-54 y 34-35. 1903.

. 16
llegado a operarse cotidianamente. Este fenómeno de convergen- los de la cuarta y siguientes eran: «La que oculta corredores»;
cia respondía además a la idea genewl de que lo sagrado, lo «El pilar de los dioses»; «La guarnecida de espadas»; «La por-
divino, lo mágico, lo puro se pierden si no son renovados por tada de Osiris»; «La que se mantiene en pie, inmóvil (?)»; «La
ritos periódicos. guardiana de la inundación»; «La mayor entre los seres, la gene-
radora de formas»; «La que contiene los dioses del Hades». A
la salida había también un vestíbulo.
PLURALIDAD DE MUNDOS DE LOS MUERTOS A estas «aperturas de puertas» correspondía, en el ritual del
culto diario, la apertura de las puer~as del naos: l.º, se rompía
Veamos ahora el esquema sincretista según el Libro de lo la atadura; 2.º, se liberaba la tierra sigilar; 3.º, se hacían des-
que hay en el Hades y el Libro de las Puertas 38 • La representa- lizar los cerrojos 43 • Luego venía la desmembración y reconsti-
ción del Duat (Hades) varía según las épocas y lugares: a fuerza tución del dios, rito que formaba parte también de los ritos fu-
de soldaduras y combinaciones, los sacerdotes tebanos elabora- nerarios (apertura de la boca 44 , etc.). La segunda apertura del
ron un plano completo; es «como un inmenso templo~ muy largo, naos confirmaba la primera; se aseaba al dios con agua e in-
dividido en un cierto número de cámaras separadas por puertas cienso, se le vestía con vendas sagradas, se le ungía con maqui-
con un patio~Kterior en cada extremidad y un pilón que daba llaje y aceites perfumados. Finalmente, se volvía a colocar la
a la vez al mundo interior y al mundo exterior» 39 • A primeras estatua en el naos instalándola sobre la arena, al modo de la
horas de la noche, el sol ya muerto se hace abrir las puertas guar- momia y la estatua del muerto en el ritual funerario, y se cerraba
dadas por cinocéfalos y genios, tras haber acogido en su barca de nuevo ritualmente el naos, como rito principal de salida del
a las almas «puras», es decir amortajadas según los ritos y pro- santuario 45 • Pero la finalidad del culto divino era que resuci-
vistas de los talismanes necesarios; los demás muertos vegetarán tara diariamente el sol, Ra-Osiris, del mismo modo que los ritos
allí, en el vestíbulo, eternamente 40 • Según el Libro de las Puer- funerarios: l.º, resucitaban al muerto, deificándole mediante la
tas, éstas, idénticas a las de las fortalezas, están guardadas a la momificación y los diversos ritos; 2.º, impedían, por la recons-
entrada y a la salida por un dios momiforme, estándola las esqui- titución y el renacimiento nocturnos, la muerte verdadera y defi-
nas por dos ureus que lanzan llamas y por un grupo de nueve dio- nitiva 46 • De ahí el paralelismo 47 entre los ritos funerarios, el
ses-momias; se ·obtenía el paso con un conjuro 41 • A continuación culto diario, la inauguración del templo y el ritual de la entroni-
empezaba el viaje, conforme a la Guía del Viajero en el Otro zación. Este paralelismo es ciertamente el caso extremo y el más
Mundo 42 • Para los detalles, remito a los trabajos citados, y hago sistematizado, entre los que conozco, de la representación dra-
notar que cada compartimento estaba separado del precedente y
del siguiente por puertas que era necesario hacer abrir ritual- 43
MoRET, Rituel, pp. 35 y -ss.
mente; se ignora el nombre de las tres primeras y de la última; 44 Ibidern, pp. 73-83 y 87-89; cf. MASPÉRO, «Le rituel du sacrificie
funéraire», Études, etc., t. II, pp. 289-318.
38
Este Libro se compuso para conciliar la teoría solar con la teoría 45
Ibídem, pp. 102-212 y la pl. III.
osiriana, que en absoluto se tiene en cuenta en el Libro de lo que hay 46 MoRET, Rituel, p. 226; cf. ibidern, pp. 10-15 y aquí arriba.

en el Hades; véase el resumen que de ello ofrece G. MASPÉRO, Etudes 47 Los compartimentos del Hades pertenecen a dos sistemas primiti-

de myth. et d'arch. eg., t. II, pp. 163-179. vamente distintos cuando menos. El renacimiento definitivo se obtiene a
39
JÉOUIER, loe. cit., p. 19. la hora XII según el ritual tebano, mediante el paso de la barca divina
'º JÉOUIER, loe. cit., pp. 20, 39-41; MASPÉRO, Hypogées, pp. 43-44; a través, de cola a ca,beza, de la gigantesca serpiente «La Vida-de-los-
cf. el discurso del dios a los cinocéfalos para «la apertura de las puer- Dioses», imagen, dice M. JÉOUIER, de la renovación, en virtud de la
tas». facultad de la serpiente de cambiar de piel todos los años, loe. cit., pá-
1
• MAsPÉRO, loe. cit., pp. 166-168; sobre la puerta que se abre en el ginas 132-133. Pero esto no explica el sentido del paso a través de las
lugar del juicio, véase Libro de los Muertos, cap. CXXV, l. 52 y ss. dos cabezas de toro (MASPÉRO, loe. cit., t. II, pp. 169-171); sobre la
42
MAsPÉRO, Etudes, t. I, p. 384. hora XII, cf. ibídem, pp. 96-lOL

170 171
mática del tema de la muerte la resurrección, por la muerte y que no se ha dado nombre, o no iniciados, están destinados a
el renacimiento, simultáneame te, del Sol-Ra, de Osiris, de Ho- una existencia lamentable, sin poder jamás penetrar en -el mundo
rus, del rey, del sacerdote y e cada muerto «puro». Añadiré de los muertos, ni agregarse a la sociedad en él constituida. Son
i
finalmente que el nacimiento la vida terrestre era ya en sí los muertos más peligrosos: desearían reagregarse al mundo "
mismo un renacimiento 48 • de los vivos, y al no poder hacerlo, se comportan para con él como
extranjeros hostiles. Carecen de los medios de subsistencia que
los demás muertós encuentran en su mundo, y deben por consi-
.MUERTOS QUE NO PUEDEN AG EGARSE A LA SOCIEDAD guiente procurárselos a expensas de los vivos. Además, estos
GENERAL DE LOS MUERTOS muertos sin casa ni hogar experimentan con frecuencia un áspero
deseo de venganza. Así pues, los ritos de los funerales son al
Todos estos ritos impedían al muerto morir de nuevo cada mismo tiempo ritos utilitarios de largo alcance: ayudan a los
día, hecho que numerosos pu los miran como posible y que supervivientes a desembarazarse de enemigos eternos. La clase
se combina a veces con la i ea de que en cada ocasión el de muertos de que se trata se recluta de distinto modo en los
muerto pasa de una morada otra, como hemos visto en el diferentes pueblos: además de los individuos citarlos, se incluyen
c~so de los haida; del mismo modo, los tcheremisos creen, o los desprovistos de familia, los suicidas, los muertos Clunmte un
bien que el muerto puede mori , o bien (tcheremisos de Viatka) viaje, o por violación de un tabú, los fulminados por·-un rayo,
que el hombre puede morir siet veces, pasando de un mundo a etc. Dicho sea todo esto como teoría general: pues el mismo acto
otro, para transformarse a conti uación en pez 49 • Los ritos tche- no acarrea las mismas consecuencias en todos los pueblos, e
rem.iso~ consisten en alimentar l muerto con frecuencia primero, insisto de nuevo en que no pretende :quec·el esquema de los
penód1camente después, media te «conmemoraciones». Así es ritos de paso sea universal y absolutamente necesario.
coro? se explican todavía en p. rte los ritos alimenticios y surr- A este respecto citaré las variaciones de la suerte de los sui-
tuanos de los vogul y de los os~iak, algunos de los cuales creen cidas en ultratumba. R. Lasch 53 ha hallado cuatro categorías:
que el alma del muerto vive du~ante cierto tiempo en el mundo l.ª, se ,considera el sÚicidio como un acto normal y la suerte del
submarino o celeste so, disminu~endo luego poco .a poco hasta suicida es la misma que la de los muertos ordinario's; más aún,
reducirse a la talla de cierto pe~ueño insecto o transformarse en en caso de enfermedad grave, mutilación, etc., el suicidio es un
ese insecto, y desaparecer por ~ompleto después s1. La doctrina medio para que el alma se halle en buen estado, y no debilitada
de los mundos superpuestos e~taba muy difundida en ni mutilada; 2.ª, el suicidió es recompensado en el otro mundo
Asía Y existía en el mitraísmo (llos siete mundos planetarios con (suicidio del guerrero, de la viuda, etc.); 3."', el suicida no puede
iniciaciones sucesivas) 52 • ' agregarse a los otros muertos y debe errar entre el mundo de
Aquellos individuos para ~uienes no se han realizado los los muertos y el de los vivos; 4.\-el suicidio es castigado en el
ritos funerarios, lo mismo que los niños no bautizados, o a los otro mundo, y el suicida debe errar entre los dos mundos hasta
que se haya cumplido el tiempo que hubiera vivido normalmente;.
o bien no es admitido más que en una región inferior del mundo
" Cf., entre otros, MASPÉRO, loe. cit., t. I, pp. 23 y ss., 29. Obsérvese de los muertos, o en fin es castigado con suplicios, etc. (infier-
que la momificación tiene precisanie1-1te como finalidad permitir el rena-
cimiento, la vida de ultratumba. • no). Obviamente, según en cuál de estas cuatro categorías entre
49
SMIR.Nov-BoYER, Les populatiqns finnoises de la Volga et de la el suicida, los ritos funerarios son distintos, tanto los ritos profi-
Kama, t. I, París, 1898, p. 138. i lácticos y purificatorios como los ritos de paso.
5-0 Véase más atrás p. 163 y las
51
GONDATTI, p. 39.
t•entes citadas.
52
Cf. POWELL, XIXth Ann. Rep B. E., pp. LXXXI-LXXXII (nota " R. LASCH, Die Verbleibsorte der abgeschiedenen Seele der Selbst-
añadida por V. G. en el Addendu ). morder, Globus, 1900, t. LXXVII, pp. 110-115.

1 :2 173
RrTos· DE RENACIMIENTO y DE REENCARNACIÓN reencarnado 55 • Cuando el niño nace, se matan dos pollos; luego
la madre se lava y lava al niño. Los siete primeros días los pasa
Volvemos a toparnos de nuevo con estos últimos en los ritos el alma dél niño posada, como si fuera un pájaro, sobre las
de resurrección y de reencarnación. En efecto, aun cuando el ropas o el cuerpo de sus· padres; esa es la razón de que éstos
alma se haya separado de los vivos y haya sido agregada al se mantengan lo más posible sin moverse y se apacigüe al dios
mundo de los muertos, puede ir a continuación en sentido in- doméstico con sacrificios. Luego vienen ceremonias de todo tipo, .
verso .y reaparecer entre nosotros, sea por propia iniciativa, sea durante una de las cuales el pariente más próximo por vía ma-
por coacción de otros. El mecanismo es a veces muy simple: terna da un nombre al niño, es decir le reagrega de nuevo al
basta que el alma se reencarne en una mujer y reaparezca en clan.
forma de niño: tal es el caso, entre otros, en los arunta de Aus-
tralia, que piensan que las almas están emboscadas en piedras,
árboles, etc., y desde allí se arrojan sobre las mujeres jóvenes, RITOS CUANDO EL DOMICILIO DEL MUERTO ES SU CASA,
gruesas y apetitosas. Los ritos de reintegración al mundo de los SU TUMBA O EL CEMENTERIO
vivos son entonces los ya estudiados a propósito del nacimiento
y la denominación. Las ceremonias de los lushei del Asasm 54 Recordaré finalmente que, a veces, las almas de los muertos
ofrecen un buen ejemplo de este «retorno eterno». Se reviste al se reencarnan directamente en animales, vegetales, etc., especial-
muerto con sus mejores ropas y se le ata, en posición sentada, a mente en los totems. En este caso, hay rito de agregación del
un andamiaje de bambú; se colocan a su lado los utensilios y muerto a la especie totémica.
armas propias de su sexo; se mata un cerdo, una cabra y un No siempre existe un lugar de ultratumba destinado espe-
perro, cuya carne se reparten todos los parientes, amigos y veci- cialmente a los muertos: o al menos ocurre con frecuencia que
nos; se le da también de comer y de beber al muerto. Luego, al sus domicilios sean los alrededores de la casa, la tumba (llamada
caer la noche, se le coloca en una fosa excavada justo al lado la «Isba del Muerto» por los votiak), o el cementerio (llamado
de la casa; su pariente más próximo se despide de él y le pide
que lo prepare todo para los que irán a reunirse con él. En 1 el «Pueblo de lo.s Muertos» por los mandan). En este caso, el
verdadero rito de agregación al mundo general de los muertos
efectq, el alma, acompañada por las almas del cerdo, la cabra
y el perro, sin las cuales no hallaría su camino, se dirige vestida y l lo constituye el entierro. Esto es muy claro entre los cheremisos
que, por otra parte, creen también, quizá por la influencia mu-
equipada al país de Mi-thi-hua, donde la vida es dura y penosa. sulmana de los tatar, en otro mundo 56 , análogo al cielo de los
Pero si el muerto ha matado hombres o animales de caza, o si ostiak y al que se accede bien con una pértiga que sirve de
ha ofrecido fiestas al pueblo entero, va a un país agradable, al puente por encima de una caldera, bien por una escalera. Asi-
otro lado de un río, donde se entrega a una comilona continua: 1 mismo, los muertos mordvinos tienen por domicilio la tumba
las mujeres, al no poder combatir, ni cazar, ni dar fiestas, no o el cementerio 'S1. El vínculo con los vivos, y por tanto el perío-
pueden ir a ese bello país más que si las llevan sus maridos. do de margen, dura entonces más tiempo, renovando éstos pe-
Al cabo de cierto tiempo, el alma abandona estas regiones, tanto riódicamente tal vínculo, como ya se ha dicho, bien mediante
la una como la otra, y regresa a esta tierra en forma de avispón; comidas en común, o de visitas, bien alimentando al muerto (agu-
tras un nuevo período de tiempo, se transforma en agua, eva- jero en la tierra y el féretro, caña, vituallas depositadas en la
porándose luego en forma de rocío; y si una gota de rocío cae
55
sobre· un hombre, este hombre tendrá un hijo que será el muerto Es uno de los casos, muy raros, de reencarnación por el padre.
56
SMIRNOV (trad. P. Boyer), Les populations finnoises des bassins
de la Valga et de la Kama, t. I, Cheremisos y Mordvos, París, 1898,
s• El comandante SHAKESPEARE en Census of India, 1901, t. I, Ethno- pp. 133-144.
graphical Appendices, Calcuta, 1903, p. 225. 51
Ibidem, pp. 357-376.

174 175
·¡
¡
tumba, etc.). Pero siempre llega un momento en que este víncu- comidas que tienen por finalidad renovar entre todos los miem-
lo se r~mpe, tras haberse ido relai~ando poco a poco. En tal caso, bros de un grupo superviviente, y a veces también con el difunto, 1
es la ultima conmemoración, o' la última visita, etc., lo que
clausura los ritos de separación, ;respecto al muerto y de recon-
ciliación de la sociedad, restringi a o amplia, de lo; vivos.
la cadena que se ha visto rota por la desaparición de uno de sus
eslabones. Con frecuencia, una comida de este tipo tiene lugar l,¡:
también en el momento de levantar el luto. Cuando los fune- ::
rales se hacen en dos etapas (provisionales y definitivos), hay por ¡ '.
lo general al final del primero una comida de comunión entre .
, LISTA DE RITOS DE SEPARACIÓN DE AGREGACIÓN
los parientes, a la que se supone que asiste el muerto. En fin, si
Veamos ahora una lista de os ritos de paso considerados la tribu, el clan o el pueblo están en juego, el modo de convocar
aisladamente, lista que, como las demás presentadas en este vo- (tambor, pregonero, mensajero, etc.) refuerza más aún el carácter
lumen, no tiene ninguna pretensi in de ser completa. ritual colectivo de la comida a que se convoca a los miembros
Entre los ritos de separación, algunos de los cuales ya hemos de los grupos inter~~.fos.
examinado, es conveniente clasif~car: los diversos procedimien- En cuanto a los ritos de agregaeión al otro mundo, son el
tos de transportar al exterior e~ cadáver; el incendio de los .8 equivalente a !os ritos de hospitalid;a4_ fle:.,.;¡g+:~-~.;~~~.,de
útiles, de la casa, de las joyas! de las riquezas del muerto; adopción, etc. Con frecuencia se álude a 'ellos en las leyentfatn:1ne
el dar muerte a sus mujeres, sus Jsclavos, sus animales favoritos; tienen por tema centra1 un descenso a los infiernos o un vfaje
los lavados, unciones, y, en gene~al, ritos llamados de purifica- al país de los muertos, casi siempre en forma de tabúes: no hay
ción: zanja, féretro, cementerio, alla, colocación en los árboles, que comer con los muertos, ni comer o beber ·algo que se haya
montones de piedras, etc., los cu les se construyen o se utilizan producido en su país, ni dejarse tocar, o abrazar por ellos, ni
ritualmente, terminando con fre uencia el rito entero de una aceptar de ellos regalos, et.e. Par·'{)tra parte, beber con un muerto
manera particularmente solemne on el cierre del féretro o de agrega a la comunidad de los muertos, permitiendo por consi-
la tumba. Como ritos colectivos, stán las ceremonias periódicas guiente viajar entre ellos sin peligro, del mismo modo•;,;que abo-
de expulsión de las almas fuera e la casa, del pueblo, del terri- nar el peaje (moneda, etc.). Entre los ritos de detalle citaré el
torio de la tribu. Al «rapto» de 1 novia corresponden las luchas mazazo en· la cabeza que dan los muertos al reciénJlegado 60; la
por el cadáver, tan extendidas África, y cuyo verdadero sen- extremaunción cristiana; poner el muerto en tierra. En fin, -es
tido no parece haberse comprendi.do hasta ahora: únicaín~nte a en esta categoría quizá en la que hay que clasificar las «danzas
· 1a fuerza se resignan los vivos a perder a uno de sus miembros, de los muertos» ejecutadas por algunos amerindios, por los an-
pues ello supone una disminución del poder social; estas luchas yanja 61 de África, etc., por los miembros de las sociedades secre-
son tanto más violentas cuanto más elevada sea la posición del tas u otras sociedades mágico-religiosas especiales.
muerto en la sociedad 58 • En cu~to a la destrucción misma del
c~dáver (incineración, putrefacció rápida, etc.), tiene por objeto
disgregar los componentes, cuer, os y almas diversos; aunque
Hertz 59 no lo crea así, sólo muy~raramente constituyen los res-
tos (huesos, cenizas) el cuerpo nu vo del muerto en la otra vida.
Como ritos de agregación, cit ré en pririier lugar las corµidas
consecutivas a los funerales y las de las fiestas conmemorativas,
'º HADDON, Cambridge expedition to Torres Straits, t. V., 1906, pá-
gina 355; este mismo rito es uno de los del matrimonio;· cf. más arriba,
5
p . .:141.
Para referencias, véase HERTZ, loe. cit., p. 128, n. 2.
'
" Véase A. WERNER, The Natives of British East Africa, Londres,
59
Loe. cit., p. 78, modificando tj.na teoría demasiado absoluta de 1906, p. 229; R.-S. RATTRAY, Sorne folk-lore, stories and songs in Chi~
Kleinpaul. nyanja, Londres, 1907, p. 179.

176 177

!; ..
CAPITULO IX
1
¡ No ob?tante, en el caso de .algunos de los ritos que interpre-
to como ritos de paso, es preciso que ofrezca, aunque sea rápi-
OTROS GRUPOS DE RITOS DE PASO damente, mis razones:

1.º Cabellos.-Han sido objeto de una monografía de Wil-


ken 3 , cuyas opiniones han sido aceptadas y desarrolladas, entre
otros, por Robertson Smith 4, Sidney Hartland, etc. En reali- .
dad, lo que se llama «el sacrificio de los cabellos» comprende
dos operaciones distintas: a) cortar el pelo; b) dedicarlo, con-
sagrarlo o sacrificarlo. Pues bien, cortarse el pelo es separarse
del mundo anterior; dedicarlo es vincularse fil inundo sagrado
y más especialmente a una divinidad o a un demonio, con quien
de ese modo se emparenta. Pero ésta es sólo una de las formas de
utilización del pelo cortado, en el cual reside, co~o en el pre-
pucio o en las uñas cortadas, una parte de la personalidad.
SOBRE ALGUNOS RITOS DE PASO CONSIDERADOS
0 Con mucha frecuencia, esta idea no existe, y no se hace nada
AISLADAMENTE: 1.º, CABELLOS; 2.º, VELO; 3. , LENGUAS
0 en absoluto con los desperdicios. En otros lugares sí que exis-
ESPECIALES; 4. , RITOS SEXUALES; 5.º, GOLPES
te Y son enterrados, quemados, conservados en un saquito, con-
Y FLAGELACIÓN; 6.", LA PRIMERA VEZ
fiados a un pariente, etc. Asimismo, el rito de cortar el pelo
o una parte de la cabellera (tonsura) se utiliza en muchas cir-
Convendría ahora examinar cada rito de paso y demostrar
cunstancias diferentes: se afeita la cabeza del niño para indicar
que se trata en efecto de un rito de separación, de margen o de
que entra en otro estadio, la vida; se afeita la cabeza de la
,agregación. Pero hacerlo daría material para varios volúmenes,
muchacha en el momento de casarse, con objeto de cambiarla
üado que todos y cada uno de los ,rites determinados, o casi,
de clase de edad; de igual manera, las viudas se cortan el pelo
pueden ser interpretados de varias maner:as, según formen parte
para romper el lazo creado por el matrimonio, reforzándose el
Qe un sistema completo o se trate de un rito aislado, según se
rito con el depósito de la cabellera sobre la tumba; a veces es
ejecuten de una manera o de otra 1 • Se han presentado enume-
al muerto al que se le corta el pelo, siempre con la misma idea.
raciones en varias ocasiones 2 , y todos aquellos ritos que com-
Pues hay una razón de que el rito de separación afecte a los
portan el acto de cortar por una parte, y de atar por otra, ape-
cabellos: es que éstos son, por su forma, su color, su longitud
na¡¡¡ ofrecen materia de discusión. Así, por ejemplo, he expli-
el modo de disponerlos, un carácter distintivo fácilmente reco-
cado la circuncisión como un rito de separación, y hemos visto
nocible, tanto individual como colectivo. «Cuando son muy jó-
la extraordinaria difusión del uso del «lazo sagrado», de la
venes, las niñas de los rehamna (Marruecos) llevan la cabeza
«cuerda sagrada», del nudo, así como de sus análogos, el cintu-
afeitada, excepto los cabellos de delante y un mechón sobre el
rón, eLanillo, la pulsera y, también, sobre todo en los ritos del
vértex; cuando llegan a la pubertad, dejan crecer sus cabellos,
matrimonio y de la entronización, la corona, cuya forma primi-
conservando los que están sobre la frente y enrollando los de-
tiva era el pañuelo.
más sobre la cabeza; cuando se casan, se dividen los cabellos.
1 Compárense a este respeCto los ritos señalados por E. Monseur, «La

proscription religieuse de l'usage récent», Rev. de l'Hist. des Rel., t. LIII ' J.-A. WILKEN, «Das Haaropfen>, Revue coloniale Internationale,
(1906), pp. 290-305. t. III; cf. además FRAZER, Golden Bough, op. cit., t. I, pp. 368-369, para
' Véase más atrás, pp. 24-27, 38-42, 49-50, 60, 64, 66, 74, 142-143, 144- . una buena colección de hechos.
145, 146-147, 176-177. • Rob. SMITH, Die Religiori der Semiten, pp. 248-255.

178 179

l
en dos trenzas que quedan co~• ando por detrás; pero a partir modo, cuando los romanos «consagraban» a los dioses enten-
del momento en que son madr .s, se pasan esas dos trenzas de- dían que, cubriendo con un velo a las víctimas designadas, las
Iar;te del pec?o, por encima de los hombros» 5 • ,El peinado sirve separaban de este mundo para agregarlas al otro, divino y sa-
as1 a las mu1eres rehamna para marcar los periodos de su vida grado. El rito cristiano que hemos señalado existía en el mo-
y su pertenencia a esta ·o aqu lla categoría de la sociedad fe- mento de la iniciación a los misterios, y la explicación es la
menina. Sería fácil citar much s otros documentos del mismo misma en los dos casos.
género. Lo que quería indicar s que el tratamiento dispensado
a los cabellos entra con much frecuencia en la clase de los 3.º Lenguas especiales.-Durante la mayoría de las ceremo-
ritos de paso 6 •
nias de que hemos hablado, y sobre todo durante los períodos
2.º Velo.-«¿Por qué - s , preguntaba Plutarco- ponerse de margen, se emplea un lenguaje especial que, a veces, compor-
un velo sobre la cabeza para adorar a los dioses?» La respuesta es ta todo un vocabulario desconocido o inusitado en la sociedad
simple: para separarse de lo profano (ya que hasta la vista, como g~neral y, otras veces, sólo consiste en la _prohibición de emplear

se dijo a propósito de los sham;mar, es un contacto) y para no ciertas palabras de la lengua común. Hay así lenguas para las
vivi~ ?'~ más que ~n el mundo sagrado. En la adoración, en el
1
mujeres, para los iniciados, para los herreros, para los sacer-
sacrif1c10, en los ritos del matr!imonio, etc., el «velamiento» es dotes (lengua litúrgica), etc. No hay que ver en ello más que un
temporal. Pero en otros casos, la separación o la agregación, o fenómeno del mismo tipo que el cambio de ropa, las mutila-
ambas, son definitivas. Tal es el caso para las mujeres musul- ciones, la alimentación especial (tabúes alimenticios), etc., es
1
manas, las judías de Túnez, tc., que, al pertenecer por una decir, un procedimiento de diferenciaci~n perfectamente normal.
parte a la sociedad sexual, por la otra a una sociedad familiar No insisto en este punto, puesto que ya lo he discutida en otro
determinada, deben aislarse del resto del mundo resguardándose lugar más detalladamente ª-
con un velo. Del mismo modo, en el catolicismo, pasar del esta-
dio liminar (noviciado) al esta io de agregación definitiva a la 4.º Ritos sexuales.-La prohibición del acto sexual es un
comunidad, es «tomar el velo"· De igual manera, en fin, en elemento de la mayoría de los conjuntos ceremoniales y, al igual
ciertos pueblos una viuda se s para de su marido muerto, bien que las lenguas especiales, no debe ser clasificado aparte; En
únicamente durante su luto, bi n para siempre, o incluso de las los pueblos en que el coito no implica ni impureza ni peligro
demás mujeres casadas y de lo hombres, llevando un velo. Cu- mágico-religioso, el tabú en cuestión no se presenta: pero allí
briéndose con un velo tras ha 'er bebido la cicuta Sócrates se donde esta opinión existe, es natural que el individuo que desee
separaba del mundo de los viyos para agregarse ~l mundo de entrar en el mundo sagrado y, tras entrar en él, actuar, deba al-
los muertos y de los dioses; fero habiendo tenido que reco- canzar un estado de «pureza» y mantenerse en él. Pero, por otra
men~ar a Critón que sacrificar~ un gallo a Esculapio, es decir,
parte, y ésta es una de las formas de la rotación de la noción
queriendo de nuevo actuar co±no vivo, se descubrió el rostro, de sagrado a que nos hemos referido en el capítulo I, al tiem-
para volver a cubrírselo inme~iatamente después 7 • Del mismo po que es impuro, el coito. es «poderoso»; esa es la razón de que
hubiera manchado la luz celeste». Más adelante (p.· 309) ·entrevé una
5
E. DouTTÉ, Merrakech, t. I, · ís, 1905, pp. 314-315.
explicació1: del mismo género que la ofrecida por mí, ' pero sin llegar
• Rob. SMITH, loe. cit., pp. 2 252, ha acertado a ver que cortar
o trasquilar el pelo es un rito iniciación muy extendido, pero lo hast.a el, fmal del ·argumento; la «correlación entre la purificación, la
pemtenc1a y el luto», más tarde entre el matrimonio romano y cristiano,
identifica con una consagración; s más exacto decir que este mismo
rito existe a la vez en el ritual de paso y en el ritual de consagración. de u;i velo. común durante los. ritos del matrimonio .romano y cristiano,
habna podido mostrarle el sentido de rito de separación y de agregación
1
Contra lo que postula S. REIN CH, en su estudio sobre «el velo de
la oblación» (Cultes, Mythes et Re igions, t. I, pp. 299-311), no hay mo- a la vez de las prácticas en cuestión.
tivo para hacer intervenir aquí la · ea de que «la visión de un cadáver • A. VAN GENNEP, «Essai d'une théorie des langues spécfales», Revue
des P.tudes Ethnographiques et Sociologiques, · 1908, pp. 327-337. ·

181
lo encontremos empleado como un rito de una eficacia superior. se olvidan los derechos de propiedad personal y, en un modesto
Está claro que el coito con una prostituta consagrada a una di- pic-nic, todos comen de lo que cada cual ha aportado. De igual
vinidad no es más que uno de los medios, del mismo género que manera, todos se unen a todas, a fin de que la unión entre los
la comunión, para agregarse a la divinidad, o incluso identifi- miembros de la sociedad especial (totémica, herética, etc.) sea
carse con ella 9 • Pues conviene asignar al acto su sentido mate- profunda y completa. En cuanto a las mutilaciones que afectan
rial, de penetración. Otros ritos, como el de Mylitta (toda mu- a los órganos sexuales, e incluso en el caso de perforación del
chacha debía ofrecerse una vez a un extranjero y recibir de él himen por un coito preliminar al matrimonio, no tienen ningu-
una moneda), son más complejos. Su mejor imterpretación la ha na significación sexual propiamente dicha, como he expuesto
dado Westermarck: piensa que era un medio para asegurar la en numerosas ocasiones.
fecundidad de la muchacha, basado en el poder sagrado del ex- Todo lo que se acaba de decir sobre las prácticas hetero-
tranjero 10 • :Esta no era, propiamente hablando, una prostituta sa- sexuales vale exactamente igual para las prácticas homosexua-
grada; el acto se realizaba en terreno sagrado; es posible que su les. Pero como aquí las discusiones han sido más confusas y los
finalidad fuera al mismo tiempo agregar el extranjero a la di- documentos son menos detallados, conviene citar algunos ejem-
vinidad o a la ciudad. También interpreto como rito de agre- plos. Durante la iniciación en ciertas Ingiet (cf. más arriba, pá-
gacióµ el coito en cuanto acto terminal de las ceremonias de ini- ginas 96-97), un miembro entrado en años de la sociedad se des-
ciación: así, por ejemplo, en Australia el coito es un rito de este nuda y se embadurna de cal de los pies a la cabeza. Sujeta en
tipo para agregar un mensajero a una tribu 11 , mientras que en una mano la extremidad de una estera y da la otra a uno de
otros casos es un rito destinado a asegurar la buena marcha de los novicios; ambos tiran y luchan alternativamente hasta que
las ceremonias en curso 12 y en otros, todavía es un acto de con- el anciano cae sobre el novicio y se realiza el acto; todos los
fraternización (préstamo e intercambio de las mujeres, de las novicios deben, sucesivamente, someterse a idéntica operación;
hermanas, etc.). ahora bien, la pederastia no está .considerada como un vicio entre
En cuanto a la «licencia sexual», consecutiva a las ceremo- los melanesios, sino como un acto gracioso 13 • Por otra parte,
nias de iniciación, en virtud de la cual, al igual que en las ce- se sabe que el acto homosexual era un acto nórmal en las anti-
remonias de ciertas sectas rusas, los hombres y las mujeres se guas sociedades de efebos, como lo sigue siendo aún• .a título
unen a su antojo o al azar, lejos de ver en ella una supervi- de pacto de amistad, entre los albaneses y, para los habitantes de
. venda de la pretendida «promiscuidad primitiva», la veo como las «casas comunales», allí donde no se da vida en común entre
una expresión completa de esta misma idea de agregación: es chicos y chicas 14, de tal modo que en ese caso el primer acto
el equivalente exacto de la comida en común, en la que parti- pederasta es un rito de confraternización. No es necesario traer
cipan todos los miembros de un mismo grupo especial. ¿Con- aquí a colación, como hace Ad. J.-Reinach, la idea de una «trans-
sideraría alguien la ·existencia universal de comidas comunita- ferencia de la fuerza viril del poderoso guerrero al efebo, de
rias como un argumento a favor de la propiedad comunista pri- cuya educación militar y cívica se le ha encargado» 15 • A las
mitiva de las materias alimenticias? También en este momento 13
R. PARKINSON, Dreissig Jahre in der Südsee, Stuttgart, 1907, p. 611;
la sodomía es asimismo practicada como rito de iniciación en Nueva
9
Considero inútil discutir todas las teorías .anteriores de Crawley, Guinea: J. CHALMERS, «Notes on the Bugilai, British New-Guinea»,
Frazer, etc.; es difícil encontrar un procedimiento mejor para expresar Journ. Anthrop. Inst., t. XXXIV (1904), p. 109.
14
una agregación estrecha, íntima; la comensalidad misma aparece como Para hechos y referencias, véase Havelock ELLIS, E.tudes de Psycho-
complicada al lado del coito. logie sexuelle, t. II, la Inversión sexual, París, 1909; WESTERMARCK, Ori-
10
WESTERMARCK, The origin and developmen.t of moral ideas, t. II, gin and development of moral ideas, t. 11, 1908, pp. 456-489, y el perió-
Londres, 1908, pp. 445-446. dico de F.-S. KRAuss, Anthropophyteia, Leipzig, 5 volúmenes aparecidos.
11 15
Cf. más arriba, pp. 45-46. Ad. J.-REINACH, «La lutte de Jacob avec Jahveh», etc., Rev. des
12
Véanse mis Mythes et Lég. d'Austr., París, 1906, pp. LVI-LVII. E.tudes Ethnogr. et Social., 1908, p. 356, nota 5.

182 183
prostitutas sagradas, kedeshüth, qorrespondían entre los ju- Bastarán asimismo algunos ejemplos para mostrar que la bes-
díos los kedeshim, hombres dedicados a la ·divinidad y que se tialidad puede ser, en ciertos casos, un rito de agregación. Se.
sometían a la pederastia pasiva; ambién aquí el acto era un presenta en forma muy clara en Madagascar; entre los antai-
rito de agregación. No puedo oc me aquí de los hombres- moro, ·un hombre que vuelve de viaje, no puede tener relaciones
mujeres: es preciso, no obstante, rdar el rito de Cos: los sexuales con su mujer más que después de haberlas tenido con
sacerdotes de Hércules llevaban dµrante el mismo, vestidos de una novilla especialmente cuidada, a la que se engalana con flo-
mujer y el novio se vestía tambiéÓ de mujer para acoger a su res y guirnaldas: el apodo de los antaimoro es «novios de va-
novia 16 • Este· paralelismo se ap~ica fácilmente admitiendo: cas», y el rito podría estar en relación con el totemismo 20 • En
l.º, que los sacerdotes eran las «rujeres» de Hércules y, por algunas tribus de Nueva Guinea británica, la bestialidad es uno
tanto, la agregación a este dios corqportaba un acto homosexual; de los ritos de las ceremonias de iniciación 21 • La representación
2.º, el novio actuaba del mismo mddo que las parejas de chama- dramática de la bestialidad, si no el acto mismo, juega un im-
nes koryak, en las que el marido es la mujer y la mujer, el
1
portante papel en estas mismas ceremonias, al menos entre al-
marido 17, de suerte que el paralelismo en cuestión no es más gunos australianos y amerindios, y también entre los bosquimanos
que una coincidencia; a menos q~ supongamos que el rito del
1
del Kalahari, que ejecutan la danza del toro y de las vacas, o la
matrimonio ha influido en el rit del templo, y en ese caso, danza del pavo; o la danza del puerco-espín, simulando el coito
cualquiera que sea la razón de q e el novio se disfrace, puede de estos animales con la mayor exactitud 22 • En fin, la eficacia
que el rito del templo no sea una ez más sino un rito de agre-
1 mágico-religiosa del coito con animales, queda patente en las si-
gac1on a la divinidad 18 • La pededstia ritual se da también en- guientes descripciones, observadas en Dalmacia por el doctor
tre los indios pueblo, que afeminÁn expresamente a ciertos jó- AL Mitrovics. Para librarse de la consunción, hay que copular
venes (los mujeraclos), de los que se sirven durante diversas ce- con una gallina o un pato hembra; de la blenorragia, con una galli-
remonias 19 , con la misma finalidad~in duda que los arunta, cuan- na, a la que se corta el cuello dur.ante el acto; para hacerse maes-
do se sirven ritualmente de mujer s, siendo en ambos casos el tro en el arte diabólico, con una vaca; para tener suerte, con una
acto un «lubrificante mágico». gallina; para aprender el lenguaje de los animales, con una ser-
piente hembra; para que las vilas (hadas malignas) no causen
1
• J.-G. FRAZER, Adonis, Attis, Osiris, 2.ª ed., Londres, 1907, p. 433.
17
Cf. JocHELSON, The Koryak; re~igion and myth, Jesup North Pa- males a las bestias, con una yegua; para robar .sin- ser·-eog.ido,
cific Exp., t. VI, part. I, Nueva York y Leiden, 1905, pp. 52-54. con una gata; para que haya dicha en el hogar, hay que copu-
8
' Sin embargo, el atuendo femenij:o de los sacerdotes y magos es lar con una cabra, recoger el semen y frotar con él la puerta de
un hecho lo bastante extendido como para que se deba quizá buscar la casa 23 • Sin duda, la bestialidad anamita (gallinas, patos, et-
otra explicación; cf. la interesante nota de JocHELSON, The Koryak, p. 53;
J.-M.-M. VAN DER BuRGT, L'Urundi e les Warundi, Bar-le-Duc, 1905, cétera), tan extendida que un europeo no debe comer jamás uno
p. 107; J.-G. FRAZER, Adonis, Attis, Os1ris, 2." ed., Apéndice, pp. 428-435. de estos volátiles si no ha sido muerto en su presencia, remite a
La idea de este cambio de atuendo s9ría que el sacerdote se cree ani- opiniones del mismo tipo. ·
mado por un espíritu femenino o una diosa con la que quiere identi-
ficarse. FRAZER cita, p. 434, el mi$mo rito en tanto que ñto «le 5.º La flagelación es uno de los actos que, aun cuando no
matrimonio, y ere que tiene como fil'lalidad asegurar el nacimiento de
hijos varones. Esto es inadmisible: de ser así, ¡el novio. pariría niñas, o se ejecuten más que ritualmente, no dejan de poder ser inter-
no procrearía más que niñas! En mi opinión, se trata de un rito de pretados de varias maneras. Es sabida su importancia .en la psi-
agregación del muchacho a la familia e la chica, y de ésta a la familia
del novio, o mejor incluso, de un si . ple rito de unión entre los dos 'º Cf. mi Tabou, Tot. Mad., pp. 249-251, 280-281, 343.
individuos, idéntico al intercambio de i anillos, de alimentos, etc. 2
J. CHALMERS, loe. cit., p. 109.
'
19
F. KARSCH, «Uranismus oder Paderastie und Tribadie bei den Na- 22
PASSARGE, Die Buschmiinner der Kalahari, Berlín, 1907, pp. 101-104.
turvOlkern», Jahrbuch für sexuelle
ginas 141-145.
ZJ¡ ischenstufen, t. III (1901), pa- 23
Fr.-S. Krauss y R. Reiskel, trad. con complementos de DuLAURE Des
divinités génératrices, Leipzig, 1909, p. 181.

184 185
cología sexual; es un medio erotógeno de los más poderosos. 6.0 La primera vez.-«Sóio cuenta la primera vez», afir-
Pero hasta en este caso, como en los ritos, se puede hacer en- ma un dicho popular, y no carece de interés señalar que no sólo
trar la flagelación en una categoría más amplia, la de los golpes, esta idea es propiamente universal, sino que se manifiesta en
ya dados una sola vez, ya repetidos, y considerar todo ello con- todas partes, con más o menos fuerza, por medio de ritos espe-
juntamente como una de las formas del sadismo. Como rito la ciales. Hemos visto en varias ocasiones que los ritos de paso
flagelación y los golpes pueden actuar a veces sexualmente. Allí sólo se presentan en su forma completa, o se patentizan más (o
donde tal cosa no ocurre, conviene completar las interpretacio- incluso sólo entonces existen), en el momento del primer paso
nes admitidas hasta ahora, según las cuales no son más que de una categoría social o de una situación a otra. Para no sobre-
un rito de expulsión del demonio del mal, de la impureza, etc. cargar aún más un libro ya bastante farragoso, también aquí
Saloman Reinach 24 ha reunido los hechos antiguos de flagela- me contentaré con algunas indicaciones. Recordaré en primer
ción ritual y ha expuesto la teoría de Mannhardt, para quien, lugar que· en esta categoría entran todos los ritos de fundación
en las Lupercales, la fustigación tiene por efecto alejar los de- y de inauguración (casa, templo, pueblo, ciudad}; incluyen cere-
monios; Frazer quiere ver en ello un rito de purificación 25 ; monias de separación de lo común o de lo profano, y una apro-
Thomsen ve un medio para hacer que pase al cuerpo del pa- piación o una consagración; en los detalles, estas ceremonias com-
cient.e la fuerza y la vitalidad, bien del árbol (avellano), bien prenden ritos de profilaxia, de propiciación, etc., pero su arma-
del animal (macho cabrío o cabra), con cuyos fragmentos se dura real es el esquema de los ritos de paso, especialmente vi-
azota. S. Reinach adopta esta teoría y ve en la flagelación un sible en los ritos de la primera entrada. Igualmente, para el ex-
«rito de comunión», lo que yo llamo un rito de agregación. tranjero hay ritos' de la primera entrada, siendo luego libre de
Esta interpretación debe ser a:<fmitida tanto para las Lupercales volver a salir y de entrar de nuevo. El primer embarazo y el
como para la flagelación en el altar de Artemis Ortia. La flage- primer parto son ritualmente los más importantes, por más que
lación es un rito importante en numerosas ceremonias de inicia- aquí, motivos higiénicos y médicos, tiendan a hacer que dismi-
ción (lo vimos en el caso de los zuni) 26 y equivale al rito con- nuyan las diferencias entre la primera vez y las demás. El na-
sistente en Nueva Guinea en dar un mazazo en la cabeza para cimiento del primer hijo, y sobre todo del primer varón, son
acontecimientos más importantes, y el punto de vista en cues-
agregar al individuo al clan totémico, a la familia, al mundo de
tión se manifiesta jurídicamente en el derecho de mayorazgo o
los muertos 27 • Sin embargo, conviene señalar que la flagelación
primogenitura. El primer corte de pelo, el primer diente, la pri-
o los golpes sirven en algunos casos (Liberia, Congo) de rito
mera nutrición sólida, los primeros pasos, las primeras reglas:
material de separación respecto al mundo anterior; golpear equi- otras tantas ocasiones para ceremonias, variadas por sus formas,
vale .entonces también a cortar o a romper. Recordaré finalmen- idénticas en cuanto a su idea fundamental, paralelas por su es-
te que el rito de aporrear un objeto está bastante extendido, y quema central. Los primeros esponsales cuentan más que los
que entre los ritos de apropiación está el de «golpear el suelo» demás, y es conocido el descrédito en que cae una muchacha
o el de «golpear los límites» 28 • cuyo noviazgo se ha roto. El primer coito de la mujer tiene un
carácter ritual, de ahí toda la serie de ritos relativos a la pér-
24
S. REINACH, «La flagellation ritueHe», en Cultes, Mythes et Reli- dida de la virginidad. El primer matrimonio es el más impor-
gions, t. I, pp. 173-183. tante, no sólo a causa de la virginidad perdida, pues en numero-
25
J.-G. FRAZER, The Golden Bough, t. II, pp. 149 y ss. sas poblaciones, o bien ha habido un período preliminar de coi-
26
Cf. más arriba, pp. 92-93, y para otro caso típico, ·H. WEBSTER,
Primitive secret societies, p. 113. tos con los jóvenes (casa comunal de las Filipinas, etc.). o bien
27
· Cf. más arriba, p. 177. la muchacha sólo le es entregada al novio tras una desfloración
28
Cf. BRAND, Popular A.ntiquities, cap. XXXVI: Warde FowLER, previa. Vemos también cómo las ceremonias del matrimonio se
The roman Festivals, p. 319; etc. simplifican {o incluso se parodian: charivari} con ocasión de

186 187
las nuevas nupcias de una divorciada o una viuda. Tal es el a cerrar herméticamente. Del mismo modo, el primer sacrificio'
caso en Uargla, y cito las observa;ciones de M. Biarnay 29 porque del brahmán, la primera misa del sacerdote católico, ocupan un
tienen un valor general: 1'
lugar especial, lo cual se expresa por tqdo un conjunto de ritos
especiales. Los primeros funerales son más complicados que los i<
Hay que distinguir (en Uargla) cu tro categorías de matrimonio: segundos, y añadiré que los funerales del primer niño en morir
den~cté'una familia tienen a veces una complejidad o una sig- .
J.
1.0 • El matrimonio entre dos jóver:Ies que nunca han estado casados,
ni uno ni otro. Durante las fiestas y ceremonias que acompañan o pre- nificación especiales. En fin, las mejores ofrendas son las de los .
ceden al matrimonio, y cuyo conjunt • recibe el nombre de islan, al jo- primogénitos, de los primeros frutos (primicias), etc.
ven se le llama asli y a la joven, tasleto taselt;
2.º El matrimonio entre un hom re viudo, divorciado o ya casado Esta rápida enumeraci6n pone de relieve que una explica-
con una o varias mujeres, y una jo en virgen: es el matrimonio del ción de los «ritos de la primera vez» debe presentar un carácter
bumáud y de la taselt; de generalidad que estaba muy lejos de suponer H. Schurtz 33 ,
3. 0 El matrimonio de un joven que nunca ha estado casado (asli), que sólo se ocup6 de ellos a propósito de los ritos de iniciaci6n;
con una mujer viuda o divorcida (t met'out);
0
4. El matrimonio de dos person s que han estado ambas casadas.
en la simplificación progresiva de los ritos de iniciación veía
una consecuencia, primero, de ·que el secreto no sea ya nece-
Las diversiones y fiestas a que a lugar el matrimonio van dismi-
nuyendo en número e importancia de de los matrimonios de la primera sario a medida que se asciende de grado, y segundo, de que los
categoría, a los que se puede llamar matrimonios completos, hasta los miembros de Jos grados superiores «se mantengan tras los bas-
de la cuarta categoría, que no está ya considerados sino como una tidores», interpretaci6n evidentemente inadmisible para todos los
banal formalidad que sólo interesa a los futuros cónyuges. demás casos citados. Estos ritos son simplemente ritos de -entra-
da.de-un dominio o de una situación en otra, y es natural que
Añadiré que en los pueblos ioligínicos la mujer desposada habiendo entrado en un dominio o una situación nuevas, la repe-
en primer lugar tiene sobre Jas !?emás derec[!.m¡ definidos. La tición del primer acto s61o tenga ya una importancia decrecien-
primera paternidad regula, entre los toda poliándricos 30 , varias
te. Por lo demás, psicológicamente, el segundo acto .no ofrece ya
paternidades sucesivas, y un ma¡rido sakalava poligínico tiene
nada nuevo y marca el comienzo del automatismo.
buen cuidado de asegurarse, por ¡un rito especial, la paternidad
de su primer hijo, a fin de ser t~bién el padre los siguien-
31
tes • En .fin, con frecuencia los ritos del matrimonio s6lo ter-
!
CEREMONIAS ANUALES, ESTACIONALES, MENSUALES,
minan con el nacimiento del priilner hijo, que en algunos luga- COTIDIANAS
res, como el Camerún 32, categoriza a la joven esposa incorporán-
dola a la clase de las mujeres propiamente dichas. En la categoría de las ceremonias de paso entran también
Los ritos de iniciación son también, como lo indica el térmi- las que acompañan y, según los casos, aseguran el cambio de
no, los más importantes, por. cuahto aseguran la presencia o la año, de estaci6n y de mes: Estos 'ciclos han sido estudiados por
participación definitiva en las céremonias de las fraternidades diversos autores, Mannhardt y Frazer sobre todo, pero desde un
y de los misterios. Ver por vez p 1imera un objeto sagrado es un punto de vista especial y sin que~ -haya, puesto, al parecer, en
acto grave, esto universalmente; s rompe así por vez primera el relaci6n su sentido esencial con los demás ritos de paso.
círculo mágico, que para el mis· o individuo no podrá volverse Las ceremonias de fin de año y de Año Nue;vo son lo bastan-
29
BIARNAY, loe. cit. Apéndice. te conocidas como para que sea inútil insistir 34 • En Pekín 35 , el
30
H. RIVERS, The Toda, pp. 322, 517.
33
3
' A. WALEN, «The Sakalava», Anta anarivo Annual, fase. VIII (1884), H. SCHURTZ, Altersklassen und Miin.nerbünde, pp. 354-355.
34
pp. 53-54. ' Cf., entre otros, Warde FowLER, The roman festivals, pp. 35-43,
32
Las chicas y mujeres van desnu , as hasta el nacimiento del primer 48-50.
35
hijo; HuTTER, Nord-Hinterland von f< amerun, Brunswick, 1902, p. 421. W. GRUBE, Zur Pekinger Volkskunde, Berlín, 1901, pp. 93 y 97-98.

18 189
H
~'
~
último día del año, una comida reúne a todos los miembros de .1.~ en la aportación al pueblo del verano 39 ; en otros casos el in-
la familia, incluso a los habitualmente separados por desavenen- vierno muere y el verano, o la primavera, renace.
cias. El rito del «perdón» es secundario; es un rito preparatorio Ahora bien, las estaciones sólo tienen interés para los hom- i;
que tiene por objeto dar coherencia a todo el grupo. Luego «se .,:1 1.·
'I bres por su repercusión económica, tanto sobre la vida más bien j.
despide» el año que se va; kotú ante los antepasados por todos ¡¡ industrial del invierno como sobre la vida más bien agrícola y i'
los miembros de la familia, primero los de más edad, excepto pastoril de la primavera y el verano. En virtud de ello, los ritos
las chicas de la casa, ya que están destinadas a entrar en otra de paso propiamente estacionales tienen su exacto paralelo en
familia; visitas del hijo mayor a casa de las familias emparenta- los ritos destinados a asegurár el renacimiento de la vegetación,
d,,
das, etc. 1
tras el margen constituido por la disminución del ritmo vegetativo
El período de margen comprende aquí, según los pueblos, durante el invierno; se asegura la reactivación de la vida sexual
bien la noche entera, bien de medianoche a una de la maña- animal con vistas a un aumento de los rebaños. Todas estas ce-
na, bien algunos minutos, el tiempo justo para el cambio. Así, por remonias comprenden: 1.º, ritos de paso; 2.º, ritos simpáticos di-
ejemplo, en Pekín se cierra durante una ~media hora la puerta rectos o indirectos, positivos o negativos, de fecundación, de
entre los barrios tatar y chino; se pegan a las puertas de la casa, multiplicación y de crecimiento. Es de destacar que sólo estos
de los armarios, etc., pedazos de papel rojo, etc. Luego vienen I· últimos han atraído la atención de Mannhardt, de J.-G. Frazer
¡
los ritos de recepción del nuevo año; en Pekín: sacrificio a los l y de sus continuadores, como Hoffmann-Krayer 40 • Estos sabios
antepasados, a las divinidades, comida en común de los parien- '
Fl. han publicado con bastante detalle sus documentos, de tal modo
tes, etc .. El período de margen adopta aquí la forma de día, se- 1 que cualquiera puede darse cuenta de que, en efecto, el esquema
i
mana o mes de fiesta o de asueto: como el mes de paro adminis- de los ritos de paso coexiste en estas ceremonias con la segun-
trativo, que comienza en China con el «precinto de los sellos» r da categoría de que hemos hablado. El elemento más sobresa-
y que acaba con «la apertura del sello» 36 • El día de Año Nuevo liente del esquema, cuando la potencia estacional y económica
es en muchos pueblos un día de paralización de la vida gene- es individualizada (p. ej., Osiris, Adonis, etc.), es la dramatiza-
ral, hasta el punto de que en Indochina hasta los muertos sa- ción de la idea de muerte, de espera y de. renacimiento 41 • De
len de sus tumbas y acuden a tomarle gusto de nuevo a la vida suerte que se celebran por Adonis funer:iles solemnes, se lleva
terrestre 37 ; asimismo, el período de los Doce Días o de las Doce luto por él y toda la vida social queda en suspenso; renace, se
Noches es un margen cuyo estudio es muy instructivo desde el renueva el vínculo que le unía a la sociedad, y la vida social se
punto de vista de los ritos de paso. · reanuda. En fin, señalaré también el hecho, puesto de relieve '

Los . volvemos a hallar también, y siempre conforme al es- por Beuchat y Mauss 42, de que entre los esquimales la vida so- ''
quema habitual, en las ceremonias relativas a las estaciones, que
caen con frecuencia en el solsticio de verano y el solsticio de in- 39
Ibídem, t. 1, p. 208, y t. 11, pp. 91 y ss.
vierno (en Europa, estas ceremonias se combinan con las de fin 'º HoFFMAN-KRAYER, «Die Fruchtbarkeitsriten irn schweizerischen
de año), en el equinoccio de primavera y en el equinoccio de Volksbrauch», Archives suisses des Trad. Pop., t. XI (1907), pp. 238-286.
otoño. Observaré únicamente .que el rito de separación consiste 41
Cf. FRAZER, Golden Bough, casi todo el 2.º vol., y t. III, pp. 138-200;
en este caso en la expulsión del .invierno 38 y el de agregación, Adonis, Attis, Osiris, 2.ª ed., pp. 187-193; 219-230; 254-259; 299-345; Fr.
CUMONT, Les religions orientales dans le paganisme romain, París, 1907,
pp. 300, 310; S. REINACH, Cultes, Mythes et Religions, 3 vol. passim.
36 •• BEUCHAT y MAuss, «Essai sur les variations saisonniéres des so-
Cf. DooLITTLE, Social life of the Chinese, 1867, t. II, pp. 38-40,
cietés eskimos», Année sociologique, t. IX (1906), pp. 39-132. Los auto-
y GRUBE, loe. cit., pp. 98-99.
31 res no han consagrado un estudio especial a las prácticas en uso durante
Para los hechos, véase J.-G. FRAZER, Adonis, Attis, Osiris, 2.ª ed. el cambio de residencia, pero se las hallará descritas (mudanza, cortejo,
(1907), pp. 306 y SS.
propiciaciones diversas, etc.) en las fuentes citadas por ellos. Compá-
:1s FRAZER, Golden Bough, t. III, pp. 70 y ss. rense los ritos del paso de la vida en el valle a la vida en la montaña (tras-

190 191
No siendo la semana más que una diV'isión del mes, no hay
~ia~ se construye con ~~r,eglo ~iferentes
a bases en verano y en ritos de paso relativos a ella, excepto por 1o que se refiere -a·· su
mv1erno; que la trans1c1on de u~·a de estas formas a la otra se . relación con la celebración de los mercados {sobre todo en Áfri-
expresa por ritos de paso caract .rizados. ca). Pero se conocen ritos de este género relativos al día, por
Toda una categoría distinta d ritos ha sido interpretada com- ejemplo, en el Egipto antiguo 46 , y todas las ceremonias destina-
pletamente en falso por descono imiento del esquema de los ri- das a asegurar el curso cotidiano del sol comportan, entre otros
tos de paso: se trata de las cere onias relacionadas con las fa-
elementos, el esquema de los ritos de paso.
ses de la luna. T.-G. Frazer ha r~unido y descrito un gran nú- Todos estos ritos, que tienen por finalidad la multiplicación
mero de ellas 43 , pero sin ver otra cosa que uno solo de sus ele- de animales y vegetales, la periodicidad de las inundaciones fer-
mentos, los ritos simpáticos. Esta !correspondencia entre las fases tilizantes, la fecundación de la tierra, el crecimiento normal y la
de la luna Y la alternativa de ascenso y descenso de la vida ve- maduración de cereales y frutos, etc., no son sino medios para
getal, ~nimal Y humana es una di las más viejas creencias de la la obtención de una buena situación económica. Lo mismo ocu-
h_umamdad, Y responde en efect' a una correspondencia apro- rre con los ritos de pesca y caza, con las ceremonias de multipli-
x1:nada real, en el sentido de qué las fases de la luna son ellas cación del tótem (lntichiuma, en Australia Central, etc.), y, en
mt~mas un .elemento de los grandes ritmos cósmicos, a los que cierta medida, finalmente, con los ritos de guerra y las ceremo-
estan sometidos desde los cuerpo4 celestes a la circulación de la nias del matrimonio. No ha lugar aquí para estudiar este aspecto
san~~e 44 • Pero_ haré notar que cuimdo no hay luna, hay parali- económico de ciertos ciclos ceremoniales, ni para ocuparse de
zac1on d~ la v1da, no .sólo fí~ica, ~ino también social, ya general, las señales exteriores del paso de una situación a otra, sin im-
45
Y~ especial '. :s ~ec1r, peno.do ae margen, y que las ceremo-
plicaciones de elemento mágico-religioso alguno.
ma~ en cuest1on tienen prec1sa$·ente por objeto terminar este El fenómeno del margen puede constatarse en muchas otras '. ¡
periodo, asegurar el máximo vital esperado y, en el momento de actividades humanas y se repite en la actividad biológica gene-
descenso, _hac~: que éste no sea d finitivo, sino temporal. De ahí ral, en l.as aplicaciones de la energía física, en los ritmos cósmi-
la dramat1zac1on, en ~st~s cerem? i~s, de la idea de renovación, cos. Pues es una necesidad que dos movimientos en sentido con-
de muerte y de renacmnento pempd1cos, y el carácter de ritos de trario estén separados por un punto muerto, que se reduce al
separació~, de ritos de entrada,' de ritos de margen y de ri- rrúnimo en mecánica por la excéntrica y no existe ya más que
tos de sahda de_ las ceremonias ~elativas, bien a la luna en to- en potencia en el movimiento circular. Pero si un cuerpo puede
das sus fases, bien a la luna llena únicamente. moverse circularmente en el espacio con una velocidad .constan-
la,do estival del ganado en Saboya, en shiza, en el Tirol, en los Cárpatos et-
te, no ocurre ya lo mismo cuando se trata de actividades bioló-
ceter_a), ~n los que la partida y el reg;so comportan siempre comidas' en gicas o sociales, pues éstas se desgastan y deben re_generarse a
cor::iun, fiestas de pueb_lo, proces~ones bendiciones, etc. En esta categoría intervalos más o menos próximos. Es a esta necesidad funda-
se mcluyen !ºd?s los ritos del mismo f o del que se da en Rusia, una vez mental a la que responden en definitiva los ritos de paso, hasta
acabado el mv1erno, cuando el ganad sale por vez primera consistente el punto de adoptar a veces la forma de ritos de muerte y rena-
en hacerle pasar por encima de un~ barra colocada sobr~ el umbral
(TRUMBULL, Threshold covenant, p. 17),. con objeto evidentemente de cimiento.
s~pararlo . del . mundo doméstico cerr~do y reagregarlo al mundo exte-

• :f.
rior, al aire hbre.
41
'
FRAZER, Golden Bough, t. I,¡ pp. 156-160, y Adonis, Attis, Osi-
ris, 2. ed.'. P~· 369-377. Para Sin, ell dios-luna asirio-babilonio, cf. Et.
MUERTE Y RENACIMIENTO

Co~BE,, Histozre du culte de Sin, Paf's, 1908 .


Vease Havelock ELLIS, Études d psychologie sexuelle t I (1908)
Como hemos dicho algunas pagmas más arriba, uno de los
pp. 120-225. , . ,
elementos más sorprendentes de las ceremonias estacionales es
45
. Cf. la partida del bosque de los miembros del duk-duk durante el 46 Véase más atrás, p. 169, y más adelante, pp. 198-199.
cuarto menguante, WEBSTER, Primitiv . secret societies, p. 114.
19~ 193

l
.
1 ''
____ l ; 1 '
la representación dramática de la muerte y renacimiento de la en una suj?ervivencia individual o, además, en la reencarna-
luna, de la estación, del año, de la vegetación y de las divini- ción 56 , y quizá se la podría encontrar igualmente en el voto y en
dades que presiden esta última y la regulan. Pero este mismo ele- el peregrinaje. «La idea lógica» de estos paralelismos, algunos
mento se encuentra en muchos otros ciclos ceremoniales y, sin de los cuales habían sido observados por H. Schurtz -idea que
que sea: necesario, para explicarse este paralelismo, suponer prés- él no había podido encontrar y cuya existencia parece incluso
tamos o contaminaciones de uno de estos ciclos a otros. La idea negar es que pasar de un estado a otro es «desollar al hom-
en cuestión se halla, por tanto, bien indicada, bien dramatiza- bre viejo», «criat una nueva piel», literalmente. Es difícil, sin
da: en las ceremonias estacionales, en el momento del embarazo y embargo, decidir si la idea de muerte y resurrección es una cau-
del parto 47 , del nacimiento en los pueblos que admiten la reen- fiB. o una consecuencia. Parece ser consecuencia en las ceremo-
carnación 48 , de la adopción 49 , de la pubertad 50, de la inicia- nias de iniciación y de ordenación, las cuales comprenden, entre
ción 51 , del matrimonio 52 , de la entronización 53 , de la ordena- otros elemeJ;ltos, éxtasi:>:•... extetiorizaciones 58 o incluso, como en-
ción 54, del sácrificio 55 , de los funerales en los pueblos que creen tre muchos amerindios, un sueño o sólo el .sueño; así, por
ejemplo, entre los musquakíe (utagamios o zorros), la última no-
41
Así, por ejemplo, en Madagascar una mujer encinta está «muerta», che de la iniciación (que dura nueve años), los novicios se
y después del parto es felicitada por haber «resucitado»; cf. Tabou, Tot.
Mad., p. 165. acuestan en el suelo de la casa-de-danzas, se duermen y despier-
•• Cf. más atrás, p. 65. tan hombres 59 • También es consecuencia en las ceremonias es-
·
49
Cf. más atrás, p. 50. tacionales, cuando «la naturaleza se duerme» y «se despierta»;
3
° Cf. más atrás, pp. 79-80, y el caso muy claro citado por J.-G. FRAZER, pero es la causa de los rituales especiales, dramáticos, utilizados
Golden Bough, t. III, p. 210 (Borneo). en el culto de Osiris, de Adonis, de Atis, etc., y vive con vida ..
31
Véase más atrás, p. 105. En J.-G. FRAZER, The Golden Bough,
2." ed., 1900, t. III, pp. 422-446, puede hallarse una buena colección de propia en e1 cristianismo (muerte y resurrección del Salvador,
casos de muerte y de resurrección durante ceremonias de iniciación. Pero punto de partida de la interpretación simbólica de la muerte y
la explicación que da Frazer es inadmisible. Piensa que se trata de un renacimiento de los novicios, etc.). Por el hecho mismo de que
rito de exteriorización del alma en aras de una identificación con el
tótem. Ahora bien, no sólo esta teoría carecería de aplicación a los Ii1:os se la encuentra con independencia de los ritos de iniciación, se
idénticos puestos en práctica en las ceremonias que yo enumero, sino debe concluir que esta idea no es sólo una interpretación de las
que nada prueba que la unión o la identificación con el tótem tenga hipnosis, catalepsias, amnesias temporales y demás fenómenos
esencialmente una base animista; pueden realizarse directamente, ,por
ejemplo, comiéndolo ritualmente (comunión totémica de Rob. Smith),
psicopáticos. Se trata, en suma, de una idea simple y normal si
cual es el caso en la Australia central. Sobre la muerte y la resurrección se parte de la siguiente opinión: el paso de un estado a otro
durante los ritos de la iniciación, véase también: KULISCHER, Zeitschrift es un acto gr.ave, que no podría llevarse a cabo sin precaucio-
für Ethnologie, t. XV, pp. 194 y ss.; WEBSTER, Primitive secret socie- nes especiales 60 • En fin, la muerte y la resurrección rituales pue-
ties, pp. 38 y ss.; GOBLET n'ALVIELLA, Revue de l'Histoire des Religions,
1902, t. II, pp. 341-343 (misterios de Eleusis); J.-E. HARRISON, Prolego-
mena to the study of greek religion, p. 590 (orfísmo); FARNELL, The evo- fice», Année Sociologique, t. II (1898), pp. 48, 49, 71, 101, de la se-
lution of religion, Londres, 1905, p. 57 y nota; A. DIETERICH, Bine Mi- parata.
thrasliturgie, Leipzig, 1902, pp. 157-178; H. SCHURTZ, Altersklassen und 56 Cf. más arriba, passim y cf. HERTZ, «La représentation collective

Miinnerbünde, Leipzig, 1902, pp. 98, 99-108, para las generalidades y de la mort», Année Sociologique, t. X, 1907, p. 126. ·
passim para los detalles; Schurtz no ha sabido ver que los ritos que dra- 51
H. ScHURTZ, loe. cit., pp. 355-356.
matizan la muerte y la resurrección se hallan dispuestos entre los demás s• O. STOLL, Suggestion und Hypnotismus in der VOlkerpsychologie,
ritos de la iniciación, siguiendo una secuencia necesaria. Leipzig, 1904, pp. 289 y ss.
52
Véase más atrás, pp. 150, 154. 59 Miss OwEN, Folk-Lore of the Musquakie Indians, p, 69.
53 00 En algunos casos, la inhumación en posición de·· cuclillas puede
Véase más atrás, pp. 124-125.
34
Véase más atrás, pp. 120-122. ser una expresión de la idea de renacimiento en ultratumba: pero que
55
Cf. HUBERT y MAuss, «Essai sur la nature et la fonction. du sacri- este rito no tiene esa significación en todas partes, e incluso que tal

194 195
den, en algunos casos, provenir de una asimilación de las eta- miento-de-Piedras); luego, ritos .de separac10n del santuario y
pas de la vida humana a las fa es de la luna: es al menos un ritos de regreso a la vida social, general y familiar. Idéntico me-
hecho a revelar aquí que, en u gran número de pueblos 61 , el canismo se da en la devotio, considerada como un sacrificio de
origen o la introducción de la m erte se atribuye a la luna. sí mismo o como una forma especial de t>acrificio ordinario; la
devotio se relaciona además por su principio con los ritos de ini-
ciación 64 •
SACRIFICIO, PEREGRINAJE, VOT

. La serie tipo de los ritos de ·aso (separación, margen y agre- Los MÁRGENES
gación) suministra el esqueleto el sacrificio y ha sido sistema-
tizada en ese sentido hasta la inucia en los rituales hindúes Sin querer ser absolutamente exhaustivo en este primer en-
y judíos antiguos 62 , a· veces tam ién en la peregrinación y en la sayo sobre las diversas ocasiones en que el esquema de 1os ritos
devotio. Es conocido que para Iás peregrinaciones católicas exis- de paso entra más o menos en juego, es preciso que señale al-
te un cierto número de reglas d~ santificación previa que, antes gunos casos de margen que poseen una cierta autonomía en tan-
de su partida, hacen salir al petegrino del mundo profano y le to que sistema secundario intercalado en conjuntos ceremoniales.
agregan al mundo sagrado, lo qual se manifiesta exteriormente Así, por ejemplo, éntre las prácticas casi universales en las di-
en el porte de signos especiales (amuletos, rosario, concha, etc.), versas ceremonias por las que se pasa a lo largo ae la vida,
y en la conducta del peregrino, por tabúes alimenticios (vigi- se halla la de ser transportado; el sujeto de la ceremonia no
lia) y de otro tipo (sexuales, sun~uarios, ascetismo temporal). En- debe, durante un tiempo más o menos largo, tocar la ·tierra. Se
tre los musulmanes 63 , el peregrino que ha hecho voto de ir le lleva en brazos, en litera, se le sube a caballo, a lomos de
a La Meca se halla en un estado espeial, llamado ihrám, desde el buey, en coche; se le instala sobre un emparrillado móvil o fijo,
momento en que franquea los líp:iites del territorio sagrado (La sobre un andamiaje o en un asiento elevado, en un trono. Este
Meca y Medina); pero, según la antigua costumbre, el peregri- rito es esencialmente diferente al de montar· a horcajadas sobre
no se revestía de ese carácter sagrado, del ihrám, desde que aban- alguna cosa o al de ser transportado por encima de algo, por
donaba su domicilio. De suerte Óue todo peregrino estaba, desde más que a veces se combinen ambos. La idea estri,baen-que debe
la partida al retorno, fuera de l~ vida común, en un período de uno ser levantado o sobrealzado. No es que el rito, como suele
margen. Lo mismo ocurre en el !budismo. Obviamente, al partir admitirse, tenga por finalidad impedir la polución de la tierra
hay ritos de separación; al llega~ al santuario, ritos especiales de considerada como sagrada, o de la Tierra-Madre, por el contac-
peregrinación, incluyendo, entre¡ otros, ritos de agregación a lo to de un ser impuro. Dado que el rito vale: para el nacimiento,
divino (tocar la Piedra-Negra y ¡primitivamente quizá el Lanza- la pubertad, la iniciación, el matrimonio, la entronización, la or-
denación, los funerales, los desplazamientos de un personaje sa-
idea no es su base esencial, es algo s~bradamente demostrado por R. AN- grado (rey, sacerdote, etc.)., hay que encontrar aquí de nuevo
DREE, «Ethnologische Betrachtungen µber Hockerbestattung», Archiv für una explicación general, y lo más simple, en mi opinión, es
Anthropologie, N. F., t. IV (1907), pp. 282-307, contra A. Dieterich y
muchos otros teóricos. entender este rito como un rito de margen; para mostrar que en
61
Véase, entre otros, mis Mythes et Légendes d'Australie, pp. 183-184; ese momento el individuo no pertenece ni al mundo sagrado ni
HOLUS, The Masai, p. 271; etc. al mundo profano, o también que, perteneciendo a uno de los
62
H. HUBERT y Marcel MAUSS, «Essai sur la nature et la fonction du dos, no se quiere que se reagregue inoportunamente al otro, se
sacrifice», Année Sociologique, t. II •(1898).
3
• Véase, entre otros, Rob. SMITH, Religion der Semiten, pp. 255-259,
cuyas interpretaciones deben ser corqpletadas por la nuestra; C1sz¡:;wsKI, .. Cf. DAREMBERG y SAGLIO, Dict. des antiq. gr. et rom., s. v. devotio,
loe. cit., pp. 4 y ss., para los ortodoxqs. para las fuentes; HuvELIN, Les tables magiques et le droit romain.

197
le aísla, se le mantiene en una pos1c1on intermedia, se le sos- ríodos de la vida a otro, ·o de una situación social a otra, sino .
tiene entre cielo y tierra, de modo similar a como el muerto, so- también de varios sistemas autónomos que se utilizan para el
bre su .emparrillado o en su féretro provisional, etc., se halla bien de las sociedades generales en su totalidad, de las socieda-
suspendido entre la vida y la muerte verdadera. des especiales o del individuo. Se descubre así un paralelismo
Las ceremonias de la venganza comportan a veces un ritual entre todos estos sistemas ceremoniales, no sólo por lo que se re-
muy complicado y es un hecho general que un grupo que parte fiere a algunas de sus formas, sino en cuanto a sus estructuras.
en expedición de vendetta se vea sometido durante la persecu- Este paralelismo ha sido incluso conscientemente desarrollado por
ción y al regreso a ritos determinados en los que volvemos. a los egipcios, que le han aplicado su tendencia a la sistematiza-
encontrar una_ vez más el esquema de los ritos de paso. Hay ción. En el Egipto de la época tebana, en efecto, los mismos ele-
consagración, margen y desacralización. Estudiaré en otra oca- mentos rituales fundamentales valen: l.º, para la entronización
sión este conjunto de hechos, en sí mismos y en su relación con del faraón 66 ; 2.º, para el servicio di'vino ejecutado por el faraón
el derecho de asilo; me contento aquí con indicar que en Aus- en calidad de sacerdote 67; 3.º, para la agregación del muerto al
tralia y en Arabia el esquema se patentiza con nitidez. mundo de los muertos y de los dioses 68 • En todos los casos hay
Los diversos ritos de apropiación, que comportan imposicio- identificación con Horus, según una secuencia fija, lo mismo que
nes y suspensiones de tabúes, etc., y tienen por objeto extraer del en otro sistema ritual hay identificación con Osiris: Lº, en otro
dominio común para incorporar a un dominio especial, com- servicio divino 69 ; 2.", en otro procedimiento -de agregación al
prenden igualmente elementos del esquema. Señalaré que en Ara- mundo de los muertos 70 ; 3.º, en el ritual .de alcance cósmico, que
bia, a los ritos de apropiación sagrada (por una divinidad, etc.) obliga al sol a levantarse cada mañana para seguir sin eclipses su
de tierras nuevas sucedía un período de margen, cuya expira- vía normal y ponerse por Occidente, volviendo luego, por el país
ción era requisito imprescindible para que las tierras pudieran de los muertos, a Oriente 71 • Esta distinción de dos rituales esen-
ser puestas en explotación 65 , hecho que. sin duda se constataría cialmente diferentes 72 , no parece que la haya visto A. Morét, sin
también en Oceanía y en África. duda a causa de su combinación sobre la base del tema del «des-
El traslado de reiiquias comprende también un período de membramiento de Horus», sien4o el tema fum;:lamental del ritual
margen entre la partida del lugar en que se hallaban inicialmen- osiriano el «desm~mbramiento de Osiris» 73 • Ahora bien, tanto
te conservadas y el lugar en que serán depositadas definitivamen- en uno como en otro ritual se trata del paso de un estado a otro,
te; existe a este respecto en la Iglesia católica un ritual especial, y los ritos de detalle (santificación, lactancia, denominación, «as-
cuyo período marginal coloca a todos los participantes en el tras- censos a la cámara sagrada», paso de una cámara o región a otra,
lado en una situación sagrada especial. Lo mismo ocurre con adquisición de ropa e insignias especiales, comida de comunión,
motivo del desplazamiento de estatuas de dioses o de santos, o etcétera) son del tipo de los que hemos venido encontrando con-
de los viajes de un rey-sacerdote-dios, siendo en este caso el tinuamente a lo largo de nuestro estudio sobre los ritos de paso.
transporte uno de los ritos de margen.
66
Descrita más atrás, pp. 123-124.
.
• Cf. A. MoRET, Du caractere religieux de la royauté pharaanique,
1

PARALELISMO RITUAL SISTEMATIZADO París, 1903, pp. 209-233.


EN EL ANTIGUO EGIPTO •• A. MoRET, Rituel du culte divin journalier, París, 1902, pp. 95-100
y 228-229.
69
MoRET, Roy. phar., pp. 150-167; 176-183; 232-233.
El esquema de los ritos de paso vuelve a darse, por consi- m Cf. más arriba, pp. 169-172.
guiente, en la base no sólo de los conjuntos ceremoniales que 71
Véase, entre otros, MoRET, Culte divin, p. 91; Roy. phar., p. 98.
acompañan, facilitan o condicionan el paso de uno de los pe- 72
Ignoro si esta descripción ha sido propuesta ya por algún egiptó-
logo, y no sabría fechar el momento de la convergencia.
73
•• Cf. Rob. SMITH, Die Religion der Semiten, p. 124 y nota. El tercer ritual es el del sol (Ra}.

198 199
En fin, hay un caso en que ¡:rodemos ver realizada de segui-
do, y en un período de tiempo ljiastante corto, toda la serie de
CAPITULO X

CONCLUSIONES
l
[
¡
ritos de paso relativos a los divir~rsos períodos de la vida: así
ocurre cuando un hombre al qu se ha dado por muerto reapa- r:
rece en su casa y desea reintegr rse a su posición anterior. Es ¡;
preciso en tal caso que vuelva a pasar por todos los ritos delna-
cimiento, de la infancia, de la adolescencia, etc.; es preciso que
se haga iniciar de nuevo, que s~ vuelva a casar con su propia i 1
esposa, etc. (Grecia, India, etc. 74). Sería indispensable que. un • 1

etnógrafo pudiera asistir a tal su<l:esión, inmediata, de cierto nú-


mero de entre las ceremonias aqilií estudiadas y ;describiera con
el mayor cuidado sus diversas fases. Tendríamos entonces la
mejor prueba, y directa, . de que lla presente:: sistematización no
es pura construcción 16gica, sinJ que resp,onde a la vez a los
hechos, a. las tendencias subyacen~es y a las necesidades sociales. Tenemos ya terminado nuestro rápido examen de los ciclos
ceremoniales por los que pasa el hombre en todas las circuns-
tancias graves de su vida. Se trata apenas del esbozo de nn
amplio cuadro, cada uno de cuyos detalles tendría que ser cui-
dadosamente estudiado. ¡ ¡
Hemos visto al in@itíl'lD.:<:Categorizado en compartimentos
diversos, sincrónica o ~J26si;,~ente, y obligado, para pasar de
uno a otro a fin de poder agruparse con individuos cate.goriza-
dos en otros compartimentos, a someterse, desde el día de su
nacimiento al de su muerte, a ceremonias frecuentemente dis-
tintas en sus formas, semejantes en su mecanismo. Ora el indi-
viduo estaba solo frente a todos los grupos, ora como miembro
de un grupo determinado estaba separado de los demás. Las dos
grandes divisiones primarias eran: bien de base sexual, hom-

" ¿Po< qué aquello, a quien~ 1

> ha dado falumonte po< muertoo


en el extranjero y regresan después Jo son recibidos en la puerta, sino
bres por una parte, mujeres por otra; bien de base mágico-reli-
giosa, lo profano de un lado, lo sagrado tlel otro. Estas dos di-
visiones atraviesan todas las sociedades, de un extremo a otro
que suben al tejado para desde allí d~slizarse a la casa? (Cuestiones Ro- del mundo y de la historia. Luego están los grupos especiales que
manas, 5. Plutarco.) · sólo algunas sociedades generales comparten: sociedades religio-
Rep... Aristinus, que había comprendido bien el oráculo, se puso, sas, grupos totémicos, fratrías, castas, clases profesionales. En
como W1 recién nacido, en· manos dé !las mujeres para que éstas le lava-
el interior de cada sociedad aparecen a continuación la clase de
ran, _le. envolvieran én P?ñales y le 9frecieran s;is pechos. Este ejemplo
fue mutado, en lo sucesivo, por todos los <lemas, y se les llamaba los edad, la familia, la unidad político-administrativa y geográfica
Resucitados. id. 1 restringida (provincia, comuna). Al lado de este complejo mun-
... he had just arrived, and had go~e through the ceremony of making do de los vivos está el mundo anterior a la vida y el de después ·
his entrance over the roof, instead o· the door; for such is the custom de la muerte. Tales son los puntos de referencia constantes, a los
when a man who has been thought d ad retums home alive.
Morier, Hajji Baba (Persia), 1190 :{Nota añadida en el Addendum). que se han añadido los acontecimientos particulares y tempera-
:·~

200 201
1

. •.
les: embarazo, enfermedades, peligros, viajes, etc. Y siempre un Pero excepto Hertz, que se ha interesado por la secuencia
mismo fin ha condicionado una misma forma de actividad. ~~ de los ritos funerarios y ha hecho alusión a lo que llama «el es-
lgs grupos, como para los inqiyigu.qs, vivir es un incesant~ \ii~­ tado transitorio» · del período que va del matrimonio al mici-
gr~garse .y reconsti1:uirse' cámbiar de . estado . y de f arma, morir miento del primer hijo 10 , y que responde al «estado transitorio»
y·"renacer. Es actuar y luego detenerse, esperar y !1escansar, para de los muertos en Indonesia (sobre todo en Borneo), todos estos
más'farde empeiár 'cie'ilüevó.'á aduar, pero de citro modo. y siem- sabios, al igual que Crawley 11 , no han llegado a percibir más
pre_ha)i nuévos umbrales que fránquear, umbrales del verano que semejanzas de detalle. Así, por ejemplo, la comida en co-
o <léfiñvféfoo;·cre·-ía-esiación-o'-déi ana,~·d.el mes o. de fa noche;
mún (el sacrificio de comunión de Rob. Smith), fa alianza por
~;nbrard.el nacimiento, de la adolescencia o de la madurez; um- la sangre y otros muchos ritos de agregación han suministrado
bral de la vejez; umbral de la muerte, y umbral de la otra vida a Sidney Hartland material para varios capítulos interesantes. Del
-·-para· quienes éreen en ellE!. ·· · .·. ··
mismo modo, ciertos ritos de separación, como la reclusión tem-
-Ciertamente, no soy el primero al que han llamado la aten- poral, los tabúes alimenticios y sexuales, los han encontrado re-
ción las analogías, bien de conjunto, bien de detalle, que presen- petidos Frazer y Crawley en un gran número de ciclos ceremo-
tan entre sí varios elementos de las ceremonias aquí examinadas. niales. Diels, A. Dieterich y en general todos los que se han
Así, por ejemplo, Sidney Hartland 1 , Fustel de Coulanges y San- ocupado más especialmente de las religiones clásicas han demos-
ter han observado la semejanza existente entre ciertos ritos de trado la importancia en estas religiones de los ritos llamados de
iniciación y ciertos ritos del matrimonio; J.-G. Frazer 2 , la que purificación (unción, lustración, etc.). Era indefectible que al ais-
se da entre ciertos ritos de la pubertad y de los funerales; Cis-., lar un rito determinado, el intercambio de sangre, por ejemplo,
zewski 3 , entre ciertos ritos del bautismo, de la confraterniza- y al tratarlo monográficamente, salieran a la luz semejanzas más
ción, de la adopción y del matrimonio; Diels 4, seguido por amplías, puesto que se superponían los contextos.
A. Dieterich 5 y por R. Hertz 6 , entre ciertas ceremonias del na- Un verdadero ejército de etnógrafos y de folcloristas ha de-
cimiento, de la iniciación, del matrimonio y de los funerales, a mostrado que en la mayoría de los pueblos se hallan ritos ·idén-
las -que Hertz 1 añade las de la inauguración de una nueva casa ticos con vistas a un fin idéntico y en todo tipo de ceremonias.
(pero sin demostración) y del sacrificio; Goblet d'Alviella 8 , las Así se han echado abajo, gracias inicialmente a Bastian, luego
del bautismo y de la iniciación; H. Webster, entre los ritos de a Tylor, a A. Andree y a J.-G. Frazer, un gran número de teo-
iniciación a las sociedades secretas y los de la ordenación del rías unilaterales. El interés actual de esta orientación radica en
chamán 9 , etc.
que permitirá a la larga determinar ciclos culturales y áreas de
l SIDNEY HARTLAND, The Legend of Perseus, Londres, f895, t. 11, civilización.
pp. 335, 355, 398-399, etc. El objeto del presente libro es muy distinto. No son los ri-
2
J.-G. FRAZER, The Golden Bough, 2.ª ed., pp. 204-207, 209, 210 tos en su detalle lo que nos ha interesado, sino más bien su
y ss., 418, etc.
3
CISZEWSKI, Künstliehe V erwandschaft bei den Südslaven, Leipzig,
significación esencial y sus situaciones relativas en conjuntos ce-
1897, pp. 1-4, 31, 36, 53, 54, 107-111, 114, etc. remoniales, su secuencia. De ahí ciertas descripciones un poco
4
DIELS, Sybyllinisehe Blii.tter, p. 48. largas, a fin de mostrar cómo los ritos de separación, de margen
5
A. DIETERICH, Mutter Erde, Leipzig, 1905, pp. 56-57. y de agregación, tanto provisionales como definitivos, se sitúan
6
R. HERTZ, «Contribution a une étude sur la représentation collective los unos respecto a los otros con vistas a un fin determinado. Su
de la mort», Année Soeiologique, 1907, pp. 117, 126-127.
7
Loe. cit.,· p. 104.
• GoBLET n'ALVIELLA, «De quelques problemes relatifs aux Mysteres
·'º Loe. cit.,
p. 130, nota 5.
H E. CRAWLEY, The Mystie Rose, Londres, 1905, señala las semejan-
d'Eleusis», Rev. de l'Hist. des Religions, 1902, t. II, p. 340.
zas formales de los ritos del matrimonio y de los funerales, p. 369, y del
• H. WEBSTER, Primitive seeret soeieties, Nueva York, 1908, p. 176,
nota 2. matrimonio y la iniciación, p. 236; sobre este último_ punto, cf. también
S. REINACH, Cultes, Mythes et Religions, t. I (París, 1905), p. 309.

202 ~-
203
lugar varía según se trate del hacimiento o de la muerte, de la terminado 14 (en la guerra: gentes romanas, Grecia, nan-
iniciación o del matrimonio, 6tc., pero únicamente en los de- di, tuaregs, etc.). En suma, el cambio de categoría social impli-
talles. Su disposición tendencial es en todas partes la misma y, ca un cambio de domicilio, hecho que se expresa mediante los
bajo la multiplicidad de formasr se halla siempre, sea consciente- ritos de paso en sus diversas formas.
mente expresada, sea en potenc¡;ia, una secuencia tipo: el esque- Lejos de mí pretender; como ya he dicho en varias ocasio-
ma de los ritos de paso. 1
nes, que todos los ritos del nacimiento, de la iniciación, etc.,
El segundo hecho a señalaf, y cuyo carácter general no pa- no sean más que ritos de paso, ní que todos los pueblos hayan
rece haber percibido nadie, eS la existencia de los márgenes, elaborado para el nacimiento, la iniciación, etc., rituales de paso
que a veces adquieren una cie~ta autonomía: noviciado, noviaz- caracterizados. Así, por ejemplo, puede ocurrir que las ceremo-
go, embarazo, luto. Esta inter~retación permite orientarse fácil- nias funerarias especialmente, en virtud del tipo local de creen-
mente, por ejemplo, en la coro' licación de los ritos preliminares cias acerca del destino después de fa muerte, no presenten sino
al matrimonio y comprender 1 razón de ser de sus secuencias. unos pocos elementos del esquema-tipo y consistan más bien en
Un tercer punto, en fin, qu me parece importante es la iden- procedimientos de defensa contra el alma del muerto o en re-
tificación del paso a través d las diversas situaciones sociales glas de profilaxis ante la muerte-contagio. Pero aun así, con-
con el paso material, con la ent ada a un pueblo o a una casa, con viene desconfiar: ocurre muchas veces que el esquema no apa-
el paso de una habitación a 'tra, o a través ·de calles y pla- rece en una descripción, ya corta, ya resumida, de las ceremo-
zas. Ésa es la razón de que, c n tanta frecuencia, pasar de una nias funerarias en un pueblo dado, pero se distirtgue muy bien
edad, de una clase, etc., a otr s se exprese ritualmente median- cuando se estudia una descripción detallada. Asimismo, ocurre
te el paso bajo un pórtico 12 o mediante una «apertura de puer- con frecuencia que no se considere impura a la mujer durante su
tas». Sólo muy raramente se tr ta aquí de un «símbolo»; el paso embarazo, o que todo el mundo pueda asistir al parto, que no es
ideal es propiamente, para los emicivilizados, un paso material. entonces sino un acto ordinario, doloroso pero normal. Pero en
En efecto, entre los semiciviliz os, en el interior de la organiza- este caso se hallará el esquema traspuesto a los ritos de la. in-
ción social general, hay una ración material de los grupos fancia, o a veces incluido en las ceremonias del noviazgo y del
especiales. Los niños viven h una edad determinada con las matrimonio.
mujeres; los jóvenes de uno y <Otro sexo viven aparte de las per- En efecto, en algunos pueblos al menos, las distinciones no
sonas casadas, a veces en una qtsa especial, o en un barrio, o un se corresponden con las habituales entre nosotros, o en la ma-
· kraal especiales; en el momentb del matrimonio, uno u otro de yoría de los pueblos, y a las cuales responden los capítulos de .
los cónyuges, cuando no fos dos, cambia de residencia; los gue- este libro. Hemos dicho, por ejemplo, que entre los toda hay,
rreros no frecuentan a los hetjeros, y a veces cada clase profe- desde la adolescencia de los padres hasta el nacimiento del pri-
sional tiene asignada su reside~cia ( suks); en la Edad Media, mer hijo, un ciclo de ceremonias que forma un todo y en el que
los judíos estaban recluidos e* sus ghettos, al modo como los supondría un corte arbitrario la separación en ceremonias preli-
cristianos de los primeros siglqs vivían en barrios apartados; la minares a la pubertad, de la pubertad, del matrimonio, del em-
separación material de los clan~s es también muy precisa 13, y en barazo, del parto, del nacimiento y de la infancia. Este encabal-
caso de marcha, cada grupo atistraliano acampa en un lugar de- gamiento se halla en muchós otros grupos; pero,. en definitiva,
ello no afecta a este ensayo sistemático. Pues si bien el esquema
12
TRUMBULL ha señalado inclm;o, The Threshold covenant, pp. 252- de los ritos de paso se presenta en este caso bajo otro aspecto,
257, la identificación entre la mujelr y la puerta en los chinos, los grie- no por ello deja de existir, y elaborado con nitidez.
gos, los hebreos, etc. 1
13
Véase el reparto de los clanes len las aldeas pueblos; cf., entre otros,
C. MINDELEFF, «Localization of T sayan clans», XIXth Ann. Rep. Bur. •• Cf., entre otros, HowrTT, Native tribes of South East Australia,
Ethnol., t. II, Wash. 1900, pp. 63 -653. pp. 773-777 {Camping rules).

205

.J
1-- - .

Se impone ótra observación general. La observación prece-


dente obliga a caer en la cuenta de que la posición relativa de ÍNDICE ONOMÁSTICO
los comportamientos sociales varía, pero el espesor de sus sepa-
raciones varía también, yendo desde el de una simple línea ideal
hasta el de una amplia región neutra. De suerte que se podría
trazar para cada pueblo algo así como un diagrama en el que las
cimas superiores de la línea en zig-zag representarían los esta-
dios, y las 'Cimas inferiores, las etapas intermedias; estas cimas
serían bien puntos, bien rectas horizontales más o menos lar-
gas. Así, por ejemplo, en algunos pueblos no encontramos, por
así decirlo, ritos de esponsales, sino una comida en común en el _
momento de la conclusión del acuerdo preliminar, comenzando
las ceremonias del matrimonio inmediatamente después. En otros,
por el contrario, desde los esponsales a cor!a..--édad hasta el re-
torno a la vida común de los jóvenes esposos, hay toda una Alphandéry, P., 10 Burgt, J.-M.-M. van der, 26n,
serie de etapas, cada una de las cuales posee una autonomía Andree, R., 15, 84, 86n, 166n, 121n, 184n
relativa. 196n, 203 Burnouf, 117n
Cualquiera que sea la complicación del esquema, desde el Aran, 80 Buhton, R., 43n, 64n
nacimiento hasta la muerte, se trata de un esquema casi siem- Buttikofer, J., 26n, 27n, 127n,
pre rectilíneo. En algunos pueblos, sin embargo, como los lushei, 151n
Bartels, 55, 58n, 59n, 79n, 84n,
presenta una forma circular, de forma que todos los individuos
87n
pasan sin fin por una serie de estados y de pasos, de la vida Caland, W.,. 33n, 48n, 67n
Bar.tenev, l 62n
a la muerte y de la. IlllJ.lill:te a la vida. Esta forma extrema, cícli- Ciszewski, 40-42n, 44n, 50n,
Basset, René, 153n
ca, del esquema, ha adquirido en el budismo una dimensión éti- 196n, 202
Bastian, A., 15, 16 Clodd, E., 14
ca y filosófica, y en Nietzsche, en la teoría del Eterno Retorno, Batchelor, J., 45n, 65n, 66n,
una dimensión psicológica. Cock, A. de, 15
154n Codrington, H., 96n, 98n, 104n
En fin, la serie de los pasos o tránsitos humanos se relacio- · Best, E., 75n Combe, J::t., 192n
na también en algunos pueblos con la de los pasos o transicio- Beuchat, 191 Cook, A.-B., 16
nes cósmicas, con las revoluciones de los planetas, con las fases: Biarnay, M., 153, 188n Cornélissen, C., 117
de la Luna. Y es sin duda una idea grandiosa la de vincular las Bird, Is., 31n Corso, R., 129n
etapas de la vida humana a las de la vida animal y vegetal, re- Bladgen, 74n Crawley, E., 16, 18, 37, 39n-
lacionándolas luego, por una especie de adivinación precientí- Boas, 90 61n, 45n, 51n, 53, 60n, 85n,
fica, con los grandes ritmos del Universo. Bois, C.-G. du, 80n 129, 138, 143, 144, 146n, 155n,
Boissonnet, 112n, 119n 182n, 203
Bouglé, C., 115n, · 117 - Crooke, W., 29n, 50n, 63n,
Boyer, 172n 130n, 143n, 156n
Brand, 186n · ?!'"':.~;;_ · Cumont, Fr., 102, 105n, 107n,
Brierre de Boismomf: -Scí'!':' 191n
Brinton, 15 .· :;t ¡.
Brockman, 6 f n_ Chaillu, du, 26n, 27n, 59n 1

Burckhardt, Jakob, 137 Chalmers, J., 183n, 185n t


!.
206 207
Chamberlain, B.-H., 30n, 45n, Fletcher, Alice, 75n Hartland, Sidney, 10, 14, 16, 17, Kleinpaul, 176n
64n Fowler, W. Warde, 26n, 27n, 39n, 46n, 50n, 5ln, 54n, 81n, Koch, Th., 15, 72n
Chassinat, L., 56n 186n, 189n llln, 113n, 129n, 143n, 202, Kohl, J.-H., 72n, 91, 119n
Chavanner, Ed., 26n, 3ln, 147 Frazer, J.-G., 70, 14n-16, 18n, 203 Kolber, P., 82n
27n, 28n, 3ln, 37, 46n, 48- Hatch;:B., 107n Krascheninnikov, 32n
50n, 53, 76, 80n, 83n, 85n, Helbig, 34n Krauss, F.-S., 183n, 185n
95n, 102, 106n, 122, 123n, Hellwig, 44n Krayer, 16, 191
Dalton, 146n 126n, 179n, 182n, 184n, 186n, Henry, V., 54n, 67n, 118n Kroeber, A.-L.; lOln
Daremberg, 50n, 197n 190n-192, 194n, 202, 203 ., Hepding, H., 144n Kruíjt, A. C., 15, 161n
De Groot, 31n, 110n Frobenius, Leo, 83, 94n-96n Hertz, R., 159n, 16ln, 176n, 202, Kulischer, 194n
Delafosse, M., 150n Foucart, P., 103n, 104n, 105n 203
Delhaise, Ch., 61n, 134n Fustel de Coulanges, N.-D., 202 Hewitt, J. N. B., 16, 49n, 50n
Demombynes, 138n, 142 Hildburgh, 33n
Denneit, E., 26n Hill-Tout, C., 42n, 114n Lafitau, 48n, 92n, 121, 160,
Desparmet, "'72n Hoffmann, 16, 191 Uiln
Desplagnes, L., 125n, 155n, 159n Gaidoz, H., 32n Hollis, A.,.,,99n, 196n Lane, E. W., llln
Destaing, 138n Gaudefroy, 138n, 142 Holmes, J., 83n Lang, A., 14
Diels, 202, 203 Gennep, A. van, 17, 18n, 22n, Howitt, A.-W., 49n, 88-90n, 205n Lasch, R., 85, 173
Dieterich, A., 16, 25n, 64n, 65n, 26n, 55n, 64n, 116n, 162n, Hubert, H., 14n, 16-l8n.. .122, Lasnet, doctor, 75n, 84, 127n
76n, 198n, 164n, 165n, 194n, 181n 126n, 195n, 196n Layand, 43
196n, 202, 203 Hutter, 45n, 51n, 80n, 188n Le Comte, P., 48n
Georgi, J.-G., 155n
Doolittle, 29n, 48n, 68n, 71n, Gillen, 39n, 46n, 49n, 51n, ~65n, Huvelin.., 197n Lef'é'bvre, E.,, :un
72n, 190n ·se,~
Leonhar.di, 165n
Doutté, 44n, 45n, 47n, 48, ·Leto11rneau, · 10.ln
Gisbert Combaz, 30n
54n, 62n, 74n, 84, 85n, lln, Liebrecht, 15
Goblet d'Alviella, 102-104n,
138n, "180n lakovlev, G., 147n Loesche,. 26n, 5ln, 94n
107n, 109n, 194n, 202
Drake, 61n Irle, 57n, 153n Lumholtz, 23n, 76n
Duchéne, 107n, 108, 110n, 119n Goddard, P. E., 157n
Dulaure, 46n, 185n Goddard du Bois, C., 167n
Gondatti, 162n, 163n, 172n
Gressmann, H., 27n Jenks, 80n Mannhart, 15, 16, 191
Grierson, H., 26n, 27n, 37n, 40n, Jéquier, G., 169n, 170n, 171n Marco Pole;··45n
Earle, 135n 48n Jevons, B., 16, 18, 37 Marett, R. R., 16, 18n
Ebersold, 109n Griffis, W.-E., 30n f ochelson, 184n Marillier, L., 14, 15n
Ellis, Havelock, 49n, 87n, 152, Grosse, E., 136, 138 Jonghe, M. de, 94, 95n Martin, K., 27n
183n, 192n Grube, W., 29n, 31n, 68n, 189n Jungendres, l55n ··Masperu, ..G., 165n; 166n, 169n-
Ellés, W., 97n, 104n Grüber, 72n Junod, 57n 172n
Matthews, R. H., 88
Matthews, Wash., 92
Mauss, Marce!, 14n, 16-18n, 120,
Farnell, L. R., 17, 31n, 76n, Haddon, A. C., 14n, . 17, 14 ln, Karsch, F., 184n 122, 126n, 191, 195n, 196n
108n, 194n 177n - Kharouzine, N., 163n, 166n Merker, M., 60n, 98n-100n, 149n
Félice, L. de, 105n Hahn, F., 145n, 146n, 163n, 164n Kidd, Dudley, 73n Meyer, K., 165n
Fison, 138 1
Harrison, E., 16, 102-104n, 194n Kingsley, M.-H., 65n Migne, 112n

208 209
Strehlow, 165n Vasiliev, l., 49n
Mikhai'lowski, N.-M., 161, 166n Reinach, Saloman, 16, 18, 102-
Mindeleff, C., 204n 104n, l07n, 108n, 180n, 186, Swanton, J.-R., 168n Velten, -156n . .;: '""
Voltaire, Fr. M. Arouet de, 8
Mitrovics, Al., 185 191n, 203n Voth, H. R., 56n, 63n
Monseur, E., 15, 178 Reiskel, 185n
Montet, 109n, llln Réville, A., 14
Montfaucon, 3 ln Tamassia, G., 41n
Revon, Michel, 14n, 31n Wakefield, E.-S., 156n
Moret, A., 123, 169n, 171n, 199n Riédjko, A., 54n Teit, J., 82n
Tiele, 15, 16 Walen, A., 188n
Montfaucon, ... 3 ln Risley, 115n, 146n Webster, H., 60n, 78, 82n, 95n,
Rivers, H., 54n, 59n, 83n, 134, Thiers, J .-B., 166n
Thomas, N.-W., 59n, 131n 98, 186n, 192n, 194n, 202
162n, 188n Werner, A., 66n, 177n
Robinsohn, J., 4 ln Thomson, Basil, 97n
Westermarck, 33n, 37, 40n, 45n,
Narbeshuber, K., 138n Rohde, E., 165n Thomson, J., 43n 48n, 85, 135n, 138, 152, 182n,
Nassau, H., 74n, 94n, 1 i ln Rose, H.-A., 56n, 59n, 63n, Thurston, E., 113n, 140, 144n, 183n
Nazarov, P., 132n 68n 146n, 162n Weule, K., 101n
Nietzsche, Fr;, 206 Roth, H. Ling, 66n, 88 Todo, C. Hill., 42n Wilken, J.-A., 15, 159n, 161n,
Nourry, M. E., 10 Trumbull, H. Clay, 28, 29-31n, 179n
Nutt, A., 165n 33n, 34n, 44n, 52n, 72n, 143ri~. Wilson, 75n
146n, 192n, 204n
Saglio, 50n, 197n Turner, 63n
Saint John, Spencer, 52n Tylor, E. B., 14-16, 46n, 54n, Zelenin, D. K., 133n
Oldenberg, H., 67n, 1 lOn, 117n, Saintyves, P., 144n 74n, 76n, 81n, 113n, 144n, Zemmrich, J7, 165n
118n, 167n Santer, 202 161n, 165n, 203 Zenker, 96n
Oman, J.-C., 110n Sartori, P., 33n
Owen, miss, 57n, 167n, 195n Scheffer, J., 148n
Schulze, F., 15
Schurtz, 47n, 78, 87n, 98, 125,
189n, 194n, 195
Pallas, l39n Schwally, 166n
Parkinson, R., 96n, 97n, 127n, Schmidt, P., 87n
183n Sébillot, P., 33n, 54n, 166n
Passarge, 185n Shakespeare, William, 174n
Patkanov, S., 141n, 162n, 163n Siouffi, N., 93n, 120n, 152, 166n
Pattas, 123n Skeat, W., 54n, 74n
Pechuel, 26n, 5 ln, 94n Smirnov, 172n, 175n
Ploss, 55, 58n, 59n, 79n, 84n, Smith, Robertson, · 16, 22n, 34n,
87n .· 39n, 4 ln, 43n, 44n, 125n,
Plutarco, 105:0.' 179n, 194n, 196n, 198n, 203
Post, 5 ln, 135n, 136n, 156n Spencer,39n,46n,49n,51n,65n,
Potter, 45n 88, 90n, 138n
Powell, 172n Steinen, K. von den, 121n
Preuss, K. Th., 16, 17, 87n Stevenson, M.-C., 76n, 80n, 91n
Rattray, R.-S., 177n Stoll, O., 195n
Reinach, Ad.-J ., 86n, 165n, 183 Strauss, 57
211
210
INDICE GENERAL

PRÓLOGO ............................. . 9

Capítulo l. CLASIFICACIÓN DE LOS RITOS 11


El mundo profano y el mundo sagrado, 11.-Las etapas
de la vida individual, 12.-El estudio de los ritos, 13.-
La escuela animista y la escuela del contagio, 14.-La
escuela dinamista, 16.-Clasificación de los ritos: ani-
mistas o dinamistas, simpáticos o de contagio, positivos
o negativos, directos o indirectos, 17 .-El esquema de
los ritos de paso, 20.-La noción de sagrado, 22.-Re-
ligión y magia, 23.

Capítulo II. EL PASO MATERIAL ... ... ... ... ... ... ... ... 24
Fronteras y límites, 24.-Tabúes de paso, 24.-Las zonas
sagradas, 27.-La puerta, el umbral, el pórtico, 29.-Las
divinidades del paso, 31.-Los ritos de entrada, 31.-Los
sacrificios de fundación, 33.-Los ritos de salida, 34.

L Capítulo III. Los INDIVIDUOS y LOS GRUPOS . . . . . . . .. 36


La situación y el carácter de extranjero, 36.-Ritos de
agregación del extranjero, 35.-La comensalidad, 36.-
Los intercambios como ritos de agregación, 40.-La con-
fraterniZación, 42.-Lbs ritos de salutación, 44.-Ritos·
sexuales de agregación, 45.-El domicilio del extranje-
ro, 46.-El viajero: ritos de partida y de retomo, 48.-
La adopción, 49.-El cambio de señor, 50.-Guerra,
vendetta, paz, 5 l.

213

j;

Capítulo IV. EL EMBARAZO y EL PARTO .............. . 53 Capítulo VIII.. Los }'UNERALES . . . . . . . . . . . . . . . . .. 158
La reclusión, los tabúes, los .ritos profilácticos y simpáti- Importancia relativa de los ritos de separación, de mar-
cos, 53.-EI embarazo como período de margen, 55.- gen y de agregación en las ceremonias funerarias, 158.-
Los ritos de reintegración y el retorno social del par- El luto: ritos de separación y ritos de margen, 159.-
to, 58.-El carácter social de los ritos del parto, 60. Los funerales en dos etapas, 160.-El viaje de este mun-
do al otro, 162.-Los obstáculos materiales opuestos al
Capítulo V:':. EL NACIMIENTO y LA INFANCIA ........... . 62 paso de los muertos, 165.-Topografía del mundo de los
i muertos, 167.-El renacimiento cotidiano del muerto en
¡¡.
El corte del cordón umbilical,- 63.-La morada de los el antiguo Egipto, 169 .-Pluralidad de los mundos de los
niños antes del nacimiento, 64.-Los ritos de separación muertos, 170.-Muertos que no pueden agregarse a la
y de agregación, 65.-India, China, 66.-La recepción del sociedad general de los muertos, 172.-Ritos de renaci-
nombre, 74.-El bautismo, 75.-La presentación y la ex- miento y fa reencarnáeión, 174.-Ritos cuando el· domi-
posición al sol y a la luna, 76. cilio del muerto es su casa, ~u.. tumba o el cemente-
rio, 175 .-Lista de ritos de separación · y de agrega-
Capítulo VL Los RITOS DE INICIACIÓN 78 ción, 176.
La pubertad psicológica y la pubertad social, 78.-La cir-
cuncisión, 84.-Las mutilaciones corporales, .87.-Clanes Capítulo IX. ÜTROS GRUPOS DE RITOS DE PASO . . . . . . . .. 178
totémicos, 88.:__Fraternidades mágico-religiosas, (fJo.-So-
ciedades secretas, 94.-Sociedades políticas y guerre- Sobre algunos ritos de paso considerados aisladamente:
1.0 , cabellos; 2.0 , velo; 3.~, lenguas especiales; 4.0 , ritos
ras, 97 .-Clases de edad, 98.-Misterios antiguos, 101.-
Religiones universalistas: el bautismo, 106.-Cofradías re- sexuales; 5.0 , golpes y flagelación; 6.", la primera
ligiosas, 110.-Vírgenes y prostitutas sagradas, 111.-Cla- vez, 178.-Ceremonias anuales, estacionales, mensuales
cotidianas, 189.-Muerte y renacimiento, 193.-Sacrifi:
ses, castas y profesiones, 114.-La ordenación del sa-
cerdote y del mago, 118.-La entronización del jefe y del cío, peregrinaje, voto, 196.-Los márgenes, 197.-Parale-
rey, 122.-La excomunión y la exclusión, 125.-El período lismo ritual sistematizado en el antiguo Egipto, 198.
de margen, 127.
Capítulo X. CONCLUSIONES 201
Capítulo VIL Los ESPONSALES y EL MATRIMONIO . . . _...
El noviazgo como período de margen, 128.-Categorías de INDICE ONOMÁSTICO ... 207
ritos que constituyen las ceremonias de los esponsales
y del matrimonio, 129.-Carácter social y económico del
matrimonio, 131.-El margen entre los kalmyk {poligíni-
cos), los toda y los bhotia (poliándricos), 134.-Los ritos
de separación: los ritos llamados de robo y de rapto, 135.-
Ritos detsolidaridad sexual restringida, 138.-Ritos de so-
lidaridad en base al parentesco, 140.-Ritos de solida-
ridad local, 142.-Ritos de separación, 142.-Ritos de
agregación, 144.-La amplitud y la significación del pe-
ríodo de margen, 147.-Los matrimonios múltiples sin-
crónicos, 152.-Semejanzas entre las ceremonias del ma-
trimonio y las de la adopción, la entronización, la ini-
ciación, 154.-Los ritos del divorcio, 154.

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