ENSAYO Por Qué La Necesidad de Un Código de Ética Del Abogado
ENSAYO Por Qué La Necesidad de Un Código de Ética Del Abogado
ENSAYO Por Qué La Necesidad de Un Código de Ética Del Abogado
CARRERA: Derecho
INTEGRANTES:
Ruiz Sánchez, Viviana
Zapata Chavesta, Miguel
2019
INTRODUCCIÓN
Este concepto, aplicable para algunos profesionales del Derecho, es una de las
tantas razones, por las cuales el Código de ética, se podría considerar obligatorio,
debido a que, si se practicaría de la manera adecuada, cambiaríamos la mala
imagen que la sociedad tiene de los abogados, demostrando que son seres que
luchan por justicia y ejercen el derecho de manera correcta.
Volviendo a nuestra pregunta planteada, en la Sección Primera – Disposiciones
Generales, el Código de Ética, claramente indica en su artículo 1°, que: las
disposiciones contenidas en este Código son obligatorias para los abogados
inscritos en los Colegios de Abogados de la República, miembros de la Junta de
Decanos de los Colegios de Abogados del Perú; indicación que no se menciona
en Código Voluntario de Buenas Prácticas del Abogado.
El abogado, siempre va a ser un profesional con mayor ventaja que las demás
profesiones en la sociedad, ellos tienen los conocimientos técnicos jurídicos que, a
diferencia de las demás profesiones, aportan mucho para una convivencia de paz.
Son estos conocimientos, los cuales también pueden ser utilizados para que dicha
convivencia deseada no se realice; es aquí donde ingresa el papel del Código de
Ética y el Código Voluntario de buenas prácticas, los cuales permiten que las
acciones de los abogados se regulen y a su vez sean controladas, para que no
caigan en excesos, considerando el gran poder que tienen.
Ante esta aseveración, con mucha verdad, por cierto, podemos darnos cuenta que
nadie puede obligarte a ser “buena persona” si no lo quieres ser, y en el caso de
los profesionales de Derecho, pueden tener infinidad de conocimientos, actitud y
personalidad para ejercer la profesión, pero si ellos no son éticos, todo lo
intelectual que puedan tener, nunca van a aplicarlo de manera adecuada, porque
simplemente tienen un pensamiento errado, viendo su profesión solo como el
medio para conseguir dinero a toda costa; y es en este grupo en el que están esos
abogados corruptos, los que, pueden ser muy inteligentes, prestigiosos, oradores
a más no poder, pero que no tienen esa capacidad de analizar si lo que están
haciendo es bueno o malo, ayuda a la sociedad, lo ayuda a él a crecer como
persona, en fin; y todo por estar cegado con sus propios intereses, en su mayoría
económicos.
Resulta irónico pensar que, solo obligando a alguien a actuar de tal o cual forma,
se puede crear una convivencia armónica y de paz, que el aplicar sanciones tenga
que ser el medio para obtener algo. Pero eso es algo normal en la sociedad, las
sanciones se aplican para crear una especie de respeto hacia algo y que no
puedan vulnerar su naturaleza. En el presente caso, la profesión de abogado,
como se mencionó líneas arriba, conlleva mucha responsabilidad, el conocer
sobre nuestro ordenamiento jurídico de manera más profunda, a diferencia de un
ciudadano normal, crea un tipo de poder que, si no es bien utilizado, puede
generar daños irreparables a nuestra sociedad. Es por ello que, todos los Colegios
de Abogados del Perú habrán observado la necesidad de elaborar un Código de
Ética que no solo obligue al abogado a que cuide su comportamiento, sino que
también le señale que, en caso incumpla podrá perder “el poder” que en algún
momento se le asignó; debido a que según el artículo 102° de este cuerpo
normativo, señala que una de las sanciones al determinarse la responsabilidad
disciplinaria sería la expulsión definitiva del Colegio Profesional.
Y es aquí donde surgiría otra pregunta, ¿Si soy un abogado no agremiado a algún
Colegio de Abogados del Perú, no podré ejercer mi profesión? Nuestra pregunta
se basa en que con esta disposición se estaría violando el derecho al libre
ejercicio de la profesión para la cual nos hemos formado; pero existe una muy
fuerte razón por la cual se estableció ello, la cual me parece importante
compartirla, y la respuesta es que: la única razón que justifica que se condicionen
tales derechos a la colegiación obedece al objetivo de garantizar un control ético
en la abogacía. Existen una razón de interés público para ello: la sociedad confía
en los abogados el uso de conocimientos técnicos sobre el ordenamiento jurídico
en un contexto en el que el resto de ciudadanos, como regla general, lo
desconoce. (Legis.pe, 2018)
Una frase que nos pareció interesante analizar, es respecto a garantizar el control
ético, y como mencionábamos, ¿por qué tendría que obligarse a una persona a
que sea ética?, ¿por qué controlar que actúe de manera ética?, si eso debería ser
algo natural en un profesional que ha sido formado también con esos principios,
¿por qué obligarla a ser “buena”; y es aquí donde juegan un papel importantísimo
las casas de estudio, las universidades, las cuales forman a estos “profesionales”,
pero que lamentablemente hasta la actualidad únicamente se centran en
inyectarles conocimientos, los cuales no decimos que esté mal, profesional que no
tiene conocimientos en su carrera no podría llamarse “profesional”; pero nos
referimos a que paralelamente se le debería dar también una formación basada en
valores, en conciencia del papel que deben desempeñar al salir a la “cancha”,
como se dice coloquialmente. Se les debe enseñar no solo el respeto, sino el amor
por su profesión, porque una persona que ama lo que hace, no la daña y peor aún,
no la ejerce de manera errada.
En las universidades se debe de promover que cursos como filosofía, ética, entre
otros relacionados a la formación ética de sus profesionales, sean impartidos
desde los primeros ciclos de la carrera, a la par con sus cursos básicos de
conocimientos. Ello con el único fin que, desde los inicios de su formación, los
profesionales no sean ajenos a este tema, que lo practiquen desde antes de
graduarse o como actualmente pasa, solo llevar un par de cursos en los últimos
dos ciclos de la carrera.
Pero nuestra realidad es otra, aún queda mucho por trabajar no solo en la
profesión de abogado, sino en diversas profesiones, como por ejemplo la de
médico, contador, entre otras.
Para terminar, este Código de Ética del Abogado, que aún no tiene ni diez años de
aprobado; debe ser el inicio para un cambio real de esta profesión, un cambio que
empiece desde la formación de estos profesionales, y perdure en el ejercicio de
esta. La ética nunca va dejar de ser un tema importante para el desarrollo de una
sociedad, y más aún si los profesionales que la conducen no la practican. Es
necesario que existe un replanteamiento del sistema educativo en las
universidades peruanas y por qué no decirlo, en los colegios también, cursos
como personal social, cívica, ética, filosofía, entre otros, son cursos que ayudan a
la formación del hombre como persona que vive en sociedad.
BIBLIOGRAFÍA