Gramatica Lengua Latina
Gramatica Lengua Latina
• ÍNDICE GENERAL •
Hecho en Colombia
gramática
de la
lengua latina
para el uso de los que
hablan castellano
bogotá
2019
HISTORIA DE LA GRAMÁTICA
1
La impresión quedó terminada en diciembre de 1867, pero había comenzado en los primeros meses
del año. Los pliegos impresos circulaban a medida que salían de la imprenta y eran empleados por Cuervo en su
clase de latín. Esto lo sabemos por algunas cartas de Samuel Bond dirigidas a Caro, de las que hablaremos más
adelante, y por una de Cuervo a Luis María Lleras, del 13 de abril de 1868, de la que extractamos el siguiente
párrafo: “Le agradezco sobremanera el parabién que me da por el privilegio para la publicación de la Gramática
Latina […]; en cuanto al trabajo de redacción ya está hace mucho concluído, pero nos falta el rabo por deshollar:
la publicación; la corrección de pruebas es lo más atroz, pero con todo ya también se le va dando fin. Tenemos
siete pliegos o entregas publicadas, y desde que salió el primero están estudiando los muchachos por esa gramá-
tica”. Cfr. Jorge Páramo Pomareda, Una carta inédita de Cuervo y el origen de las “Apuntaciones”, en BICC,
XXV, pág. 225.
2
Cfr. Víctor E. Caro, La juventud de don Miguel Antonio Caro, en A la sombra del alero, Bogotá,
1964, pág. 103. En Miguel Antonio Caro, Obras, t. I, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1962, págs. 279-
293, están publicados los programas de filosofía elemental que Caro desarrollaba en el Colegio del Rosario en
1867 y 1868.
3
José Manuel Rivas Sacconi, El latín en Colombia, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1949, págs.
347-418. Fernando Antonio Martínez, Estudio preliminar, en Rufino José Cuervo, Obras, t. I, Bogotá,
Instituto Caro y Cuervo, 1954.
4
Cfr. Prólogo a la primera edición, pág. 7.
Origen
El punto de partida de la Gramática de Caro y Cuervo debe buscarse en la obra de
Burnouf, de cuya traducción española hecha en Caracas poseía Caro un ejemplar que
estudió y anotó con bastante cuidado6. No es difícil suponer que nuestros jóvenes lati-
nistas, ante la necesidad de redactar un texto de latín para la enseñanza en el Colegio del
Rosario, decidieran rehacer el de Burnouf, que por su claridad y brevedad cumplía las
condiciones básicas de un buen método de lengua latina, y, además, era empleado, al pa-
recer con éxito, en la vecina república de Venezuela. No se piense, sin embargo, que se
limitaron a hacer una mera adaptación o refundición de la obra francesa. El libro de
Burnouf fue verdaderamente reelaborado desde un punto de vista nuevo: la doctri-
na gramatical de Bello y la constante comparación de estructuras lingüísticas latinas
y españolas7. A partir de aquí nuestros autores consiguieron realizar una Gramática
más exacta en su descripción del latín, más coherente y correcta en sus explicaciones
y más moderna que la del autor francés, en cuanto que supieron aprovechar, hasta
cierto punto, los resultados de la ciencia lingüística de su tiempo.
Pero en el fondo la obra mantiene la estructura fundamental de la de Burnouf
y los materiales básicos son los que aparecen recogidos en la gramática francesa, es-
pecialmente los aprovechados en la morfología8. En esta, llamada ‘analogía’ según el
5
Sobre J. L. Burnouf véase la nota siguiente. El libro de T. Hewitt Key es A Latin Grammar. With new
corrections and additions. London, Bell & Daldy. Varias ediciones. Hemos podido consultar solamente la de 1871.
6
Método para estudiar la lengua latina, por J. L. Burnouf, Miembro del Instituto, Profesor de Elocuencia
Latina en el Colegio Real de Francia, Inspector General Honorario de Estudios. Traducido por Manuel
Antonio Carreño y Manuel Urbaneja. Obra adoptada por la Universidad de Caracas y por la Dirección
General de Instrucción Pública. Caracas, 1849. El ejemplar que posee la Biblioteca del Instituto Caro y Cuervo
fue propiedad de Miguel Antonio Caro y su firma aparece en varios lugares del ejemplar; en la página 371, acom-
pañada por la fecha 1858. Hay correcciones y notas manuscritas de Caro en las págs. 7, 10, 11, 32, 35, 186, 200,
316 y 353.
7
Este principio se basa, a su vez, en una profunda y acertada idea de Bello, que Caro y Cuervo impri-
mieron en la portada de su libro: “dada una lengua, no debe ser una misma su gramática para los extranjeros de
diversas naciones”. (En las obras gramaticales de Bello, esta idea no aparece formulada en el modo citado, pero
corresponde a lo que dice el maestro caraqueño en el segundo párrafo del Prólogo a su Gramática de la lengua
castellana. De esto colegimos que Caro y Cuervo resumieron la idea de Bello y la acuñaron en la forma epigrá-
fica en que la citan.) Quizás también el punto de partida de la comparación del latín con el castellano haya que
verlo en la gramática de Burnouf, donde leemos (trad. venezolana, pág. 165): “En una y otra parte [de la sinta-
xis] las reglas serán deducidas de los ejemplos, haciendo de manera que una comparación continua de los dos
idiomas presente el medio de traducir alternativamente del latín al castellano y del castellano al latín”.
8
No faltan, aunque tampoco abundan, las explicaciones tomadas de Burnouf casi a la letra. Véase un
caso. El párrafo 24 de Burnouf dice: “El adjetivo calificativo es una palabra que añade al sustantivo la idea de una
cualidad o un modo de ser. Si se dice: Bonus pater, bona mater, bonum exemplum, boni patris, bonae matris, boni
uso de la época, se incluye el estudio de las formas de las partes de la oración, en este
orden: sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, preposición, conjunción e interjección.
Este orden es el mismo de Burnouf, pero aquí no hay todavía nada que demuestre
específicamente la conservación de la estructura burnoufiana. Esta aparece, en cam-
bio, en el tratamiento de los pronombres, cuya ausencia del conjunto de las partes de
la oración, como clase en sí, es significativa. Caro y Cuervo los consideran adjetivos
y, en consecuencia, los colocan dentro del capítulo dedicado al adjetivo. Es cierto
que se trata de los demostrativos, indefinidos, interrogativos y posesivos, cuya fun-
ción primaria de modificadores del sustantivo los iguala a los adjetivos llamados ca-
lificativos. Pero se incluyen también aquí los relativos y los personales, y este hecho
no puede explicarse sino por el seguimiento de la ordenación y concepción especial
de estos elementos que aparece en la gramática de Burnouf. Para este, en efecto, el
relativo es, en primer lugar, un “adjetivo conjuntivo” que sirve para unir, en una ora-
ción compleja, dos conceptos, el segundo de los cuales se da como calificación del
primero, que está expresado por medio de un sustantivo. En segundo lugar, un “pro-
nombre”, pues representa al sustantivo que le sirve de antecedente. Su explicación es,
textualmente, la siguiente: “Esta frase: ‘Dios, que ha creado el mundo, es todopode-
roso’, expresa dos pensamientos: 1.º Dios es todopoderoso; 2.º y este Dios ha creado
el mundo. Como la palabra que sirve para reunirlos, se llama adjetivo conjuntivo; y
como se refiere al sustantivo Dios y lo representa, se llama también pronombre re-
lativo”9. La explicación de Caro y Cuervo, que citamos a continuación, arranca evi-
dentemente de aquí, pero se desvía en el sentido de la correspondiente de Bello: “El
adjetivo relativo o conjuntivo es un demostrativo que tiene la propiedad de enlazar
una frase con otra. ‘La instrucción es un tesoro; este aprovecha siempre’; ‘la instruc-
ción es un tesoro que aprovecha siempre’. Aquí vemos dos modos de decir una mis-
ma cosa, si bien la palabra que presenta mejor enlazadas las ideas que la palabra este.
Tanto la una como la otra aparecen sustantivadamente en el ejemplo propuesto, por
cuanto representan al sustantivo tesoro. Por ser así como se usa comúnmente el re-
lativo, se le llama también pronombre relativo”10. De todo ello resulta una notoria
exempli, se observará que los sustantivos pater, mater, exemplum, están acompañados de una palabra que los ca-
lifica y que cambia de terminación acomodándose al género y al caso de cada sustantivo. Esta palabra es un adje-
tivo calificativo”. Y el parágrafo 26 de Caro y Cuervo dice: “El adjetivo calificativo denota las cualidades físicas
o morales de las personas y de las cosas. Cuando se dice: bonus pater, bona mater, bonum exemplum, boni patris,
bonae matris, boni exempli, los sustantivos pater, mater, exemplum van acompañados de una palabra que los ca-
lifica y que cambia de terminación según el género y el caso de cada uno de ellos: ése es el adjetivo calificativo”.
9
Op. cit., § 32.
10
Gramática de la lengua latina, § 38. La explicación de Bello, que juzgamos útil tener a la vista, dice así:
“Analizando el ejemplo siguiente: ‘Las estrellas son otros tantos soles; estos brillan con luz propia’; se ve que se
compone de dos proposiciones: las estrellas es el sujeto y son otros tantos soles el atributo de la primera; estos (ad-
jetivo sustantivado) es el sujeto y brillan con luz propia el atributo de la segunda. Estos reproduce el sustantivo
soles precedente, y enlaza en cierto modo la segunda proposición con la primera; pero este enlace es flojo y débil
[…] Las enlazaremos mejor sustituyendo a estos la palabra que: ‘Las estrellas son otros tantos soles que brillan
con luz propia’. Que tiene el mismo significado que estos; es un verdadero demostrativo, pero se diferencia de
los demostrativos comunes en que la lengua lo emplea con el especial objeto de ligar una proposición con otra”.
Gramática de la lengua castellana, Caracas, 1951, § 303.
11
Aquí, como en otros casos, la explicación de nuestra gramática sigue muy de cerca la de Burnouf.
Compárense los parágrafos 42 de Caro y Cuervo y 35 de Burnouf.
12
La concepción de Bello de los pronombres personales es diferente y mucho más justa: “llamamos pro-
nombres los nombres que significan primera, segunda o tercera personas, ya expresen esta sola idea, ya la asocien
con otra. Hay pronombres de varias especies, y la primera es la de los estrictamente personales, que significan la
idea de persona por sí sola”. Gramática castellana, §§ 229-230.
uno a uno los principios establecidos en la general, y los aplica a las diferentes cons-
trucciones de la frase latina”13. Y en el Prólogo a la primera edición de la Gramática
de Caro y Cuervo se lee: “Siguiendo una práctica autorizada, dividimos la sintaxis
en general, o llámese de construcción, y particular, o sea de régimen; aquella explica, en
comprensivas generalizaciones, el mecanismo de las proposiciones; la segunda desa-
rrolla los mismos principios y analiza giros excepcionales. El alumno que se halle en
disposición de ejercitar la memoria más bien que el raciocinio, circunscriba su estu-
dio de sintaxis general a la parte sustancial de los capítulos i, iv, vii, viii y x y pase
inmediatamente al de la particular”14. Los capítulos señalados por Caro y Cuervo
como más apropiados para los principiantes contienen justamente la materia básica
de la sintaxis general de Burnouf.
Otra característica de la Gramática de la lengua latina, consistente en la división
de la materia en dos cursos paralelos, distinguidos por distintos tipos de imprenta,
parece también derivar de Burnouf. Solo que en el libro francés el segundo curso,
para alumnos más adelantados, está recogido en un Suplemento, colocado al final
de la morfología. Pero, en esencia, mucho de lo incluído por Caro y Cuervo en su
curso en tipo menor proviene de Burnouf15.
No es posible en este trabajo citar todos los casos que confirman nuestra aseve-
ración de que la Gramática de Caro y Cuervo es una reelaboración del Método de
Burnouf. Ni pretendemos tampoco señalar con todo detalle cuáles párrafos de nues-
tra obra son calcos de la francesa, cuáles son simples correcciones y cuáles verdaderas
reelaboraciones16. Los casos aducidos nos parecen suficientes, principalmente porque
nuestro fin no es mostrar cuánto deben Caro y Cuervo a Burnouf, sino, al contrario,
cuánto resultó mejorado Burnouf en la Gramática de los bogotanos. Ante todo, la
sintaxis, tanto la general como la particular, pero en especial la primera, es un tratado
casi completamente nuevo, caracterizado por una gran precisión en la descripción
lingüística y una profundidad y un acierto realmente notables en la explicación de
los fenómenos. Más adelante haremos un juicio amplio de la obra, por lo cual bastará
citar aquí como ejemplo de las cualidades que anotamos los capítulos sobre la pro-
posición en general (i), sobre el predicado (ii), sobre la proposición infinitiva (vii)
y sobre las partículas (xv). También, si es cierto que buen número de los ejemplos
latinos está tomado de Burnouf, la mayoría provienen de las propias lecturas de los
13
Cfr. el Prólogo del autor, pág. xxvii de la traducción venezolana.
14
Págs. 7 y 8. Este párrafo se mantiene igual, salvo unas pocas adiciones, en la Introducción a la cuarta edi-
ción (1886), redactada enteramente por Caro.
15
Cfr. el Prólogo a la primera edición (pág. 7): “Ha sido nuestro designio que no carezca [el libro]… de
doctrinas más vastas y recónditas. Con esta mira se ha dividido la obra en dos cursos que adelantan paralela-
mente: elemental el uno, suplementario el otro. Para mayor claridad, se ha hecho que la diferencia entre los dos
salte, por decirlo así, a la vista, compareciendo el último en tipo más pequeño”.
16
He aquí algunos ejemplos de parágrafo o partes de parágrafo tomados de Burnouf sin mayor reelabo-
ración: 6, 7, 8, 9, 18, 20, 21, 23, 24, 26, 32, 35, 36, 38, 42, 45, 50, 57, 59, 75-79, 267, 269, 297, 310.
autores, o de otras fuentes17. Y sobre todo, pese a la deuda con Burnouf y, natural-
mente, con otros gramáticos18, por todas partes se percibe un aliento personal, un
carácter propio y una intención original: el acierto en las explicaciones gramaticales
y el constante y cuidadoso cotejo del giro latino con el castellano.
Autoría
Cabe plantearse ahora un problema que suscita la Gramática de Caro y Cuervo
desde su misma portada: el problema que podría llamarse de su autoría. ¿Cuáles par-
tes de la obra son de Caro y cuáles son de Cuervo? La cuestión, no desprovista de
importancia, ha sido tratada ya por tres estudiosos. Sin embargo, creemos necesario
considerarla de nuevo a la luz de datos que no fueron conocidos por quienes antes
de nosotros encararon el tema. Fue Víctor E. Caro, hijo de don Miguel Antonio, el
primero en referirse a la autoría de la Gramática de la lengua latina. Y lo hizo de dos
maneras: publicando como obra de su padre solamente la Sintaxis de la Gramática19
y explicando su proceder en una nota en la que afirma: “el señor Cuervo es autor de
la Analogía y el señor Caro de la Sintaxis”20. Este juicio, por provenir de fuente tan
autorizada, ha de ser fundamentalmente correcto, pero debe matizarse un poco. Así
lo consideraba ya José Manuel Rivas Sacconi21, quien, con razón, dice que la atribu-
ción de Víctor E. Caro “no puede tomarse en sentido absoluto, pues es imposible tra-
zar una clara línea divisoria entre los aportes de Caro y de Cuervo a la Gramática. Es
admisible que entre los autores hubiera una división del trabajo correspondiente, en
líneas generales, a las dos grandes secciones de la obra. Pero ello no excluye que am-
bos aportaran materiales a todo el libro y lo revisaran y concordaran en todas sus par-
tes”. Aduce Rivas Sacconi, en prueba de su aserto, las notas manuscritas que Cuervo
puso a su ejemplar de cada una de las tres primeras ediciones de la obra, notas que se
17
En esta cuestión de los ejemplos latinos, que más adelante veremos de cerca, es notoria también la in-
fluencia de Burnouf. No tanto por el número de textos tomados del Método cuanto por el sistema de citar: el
ejemplo, más o menos modificado según las necesidades didácticas de la obra, seguido apenas por el nombre de
su autor latino. Este procedimiento, incómodo para quien desee cotejar el texto latino (cuya referencia precisa
se le niega), es el mismo de Burnouf, quien al respecto se explica así: “me he limitado las más veces a nombrar
el autor, porque una indicación exacta del libro y el capítulo habría abultado considerablemente el volumen y
embarazado el texto de las reglas”.
18
Fuera de Burnouf y Key aparecen citados en nuestra Gramática, a partir de la segunda edición (1869),
los siguientes autores: Adam, Anthon, Arnold, Bopp, El Brocense, Curtius, Diez, Döderlein, Dutrey, Fabretti,
Flórez, Freund, Garcés, Gesenius, Goold Brown, Grimm, Günther, Krüger, Liddel & Scott, Max Müller, Noel
& Chapsal, Pseudo-Nebrija, Pott, Regnier, Roby, Seemann, Tursellini y Zumpft.
19
En la edición oficial de las Obras completas de don Miguel Antonio Caro, dirigida por Víctor E. Caro
y Antonio Gómez Restrepo, t. IV, Bogotá, 1923.
20
Op. cit., pág. 267. Esta afirmación aparece también en el discurso del mismo autor: La juventud de don
Miguel Antonio Caro, en A la sombra del alero, Bogotá, 1964, pág. 104.
21
Op. cit., pág. 327, nota 40.
capítulo a que se refiere son de Caro. Pero el capítulo citado no puede considerarse
aislado de otros, que forman un conjunto con él, a saber: el i (De la proposición), el iii
(De la concordancia), el iv (De las proposiciones regulares) y el vii (De la proposición
infinitiva). Por consiguiente, estos cuatro capítulos forzosamente han de ser también
de Caro. A su vez, estos capítulos son el núcleo de la Sintaxis general, cuya doctrina
toda emana de los principios sentados aquí. Luego toda la Sintaxis general debe ser
obra de Miguel Antonio Caro. Este razonamiento, empero, puede no ser completa-
mente válido. Pero, aun así, el estilo, muy uniforme, de esta parte de la obra, el potente
modo de razonar que campea en ella y el tono polémico de algunas de sus partes nos
conducen a afirmar la unidad de autor y a identificar a ese autor con Caro.
Por otra parte, en la Sintaxis particular del Método de Burnouf se halla la mayo-
ría de las anotaciones de Caro a que nos hemos referido antes, y como varias de ellas
entraron en la reelaboración de la obra, es de creerse que por lo menos algunos capí-
tulos de esta parte de la Gramática hayan sido redactados también por Caro, o con
directa intervención suya. A nuestro parecer, los que menos duda ofrecen al respecto
son los capítulos dedicados a los casos en particular: viii (Nominativo y vocativo),
ix (Genitivo), x (Ablativo), xi (Acusativo), xii (Dativo) y el consagrado a los com-
plementos de espacio y tiempo (cap. xiii).
Las Notas e ilustraciones publicadas al final de la Gramática probablemente son
también de Caro. En cuanto a la que trata del predicado, no hay ninguna duda; ya
lo hemos dicho. Tampoco parecen dudosas la dedicada a la voz pasiva26 y la concer-
niente a los equivalentes de apud 2 7 . En esta Nota, a propósito del empleo preposi-
cional de donde en el español de Colombia, se sienta una doctrina que en el fondo
difiere de la que Cuervo sustenta en la primera edición de sus Apuntaciones críticas
sobre el lenguaje bogotano. Como esta obra es contemporánea de la Gramática, no es
pensable que la nota a que nos referimos sea de Cuervo28.
A los datos aducidos no queda por añadir sino uno: el de las observaciones
que comunica a Caro su amigo y antiguo profesor Samuel Bond desde Rionegro
26
Cfr. la nota 15 de la pág. 350-351, en la cual se exhiben ideas sustentadas por Caro en sus escritos filo-
sóficos, especialmente en su Estudio sobre el utilitarismo, Bogotá, 1869, que, además, aparece citado allí a partir
de la segunda edición de la Gramática (1869).
27
Cfr. págs. 538-541.
28
Cuervo, op. cit., § 349, dice: “a pesar de las razones que pueden alegarse en favor de este uso preposi-
cional de donde (véase Caro y Cuervo, Gram. lat., pág. 281), es constante que los clásicos no presentan ejemplos
de él, y por tanto debe evitarse como impropio del lenguaje culto”. Por el contrario, la Gramática de la lengua
latina sostiene que “aquella construcción no es antigramatical; antes bien, es una simple aplicación de un pro-
cedimiento genial del habla humana […] Lo que realmente la desautoriza es no pertenecer al lenguaje culto,
puesto que no aparece en los clásicos de la lengua”. Nótese que la diferencia de criterios se resuelve en la conci-
liatoria apelación al uso culto, procedimiento muy propio de Caro, sobre el cual tratamos en la pág. xxviii de
este Estudio preliminar.
29
Se conservan en el archivo de Miguel Antonio Caro que custodia el Instituto Caro y Cuervo.
Desafortunadamente las cartas de Caro a Bond están hoy perdidas.
30
Paralelamente, y sin que tampoco produzca dudas, Luis Lleras se dirige a Cuervo en una carta del 7 de
marzo de 1868 (cfr. Epistolario de Rufino José Cuervo con Luis María Lleras y otros amigos y familiares. Edición,
introducción y notas de Guillermo Hernández de Alba. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1969, pág. 24)
y le dice, sin mencionar a Caro: “Recibí su Gramática. ¡Quién entendiera latín para poder leerla!”.
31
§ 47, III, A, b’. Observación (pág. 76-77), especialmente la frase quum legeram epistulam, exivi.
32
Es sorprendente que ni Víctor E. Caro, ni Rivas Sacconi, ni Fernando Antonio Martínez hayan afirma-
do la clara pertenencia a Caro de esta Introducción de 1886, redactada en ausencia de Cuervo, quien se hallaba
radicado en París desde 1882 y no participó en la preparación de la cuarta edición de la Gramática, según consta
por sus cartas a Caro. Cfr. Epistolario de don Miguel Antonio Caro. Correspondencia con don Rufino J. Cuervo y
don Marcelino Menéndez y Pelayo. Introducción y notas por Víctor E. Caro. Bogotá, Academia Colombiana,
1941.
33
Se trata de una prueba de imprenta corregida por Caro para la sexta edición (1905) de la Gramática,
que se conserva en el archivo de Caro. “En esta nota –dice el autor– solo podremos considerar ciertas nociones
generales y añadir algunas observaciones brevísimas, relativas a la genuina pronunciación del latín en relación
con la fonética peculiar de la lengua española”.
34
En la parte del Método de Burnouf dedicada a las preposiciones hay una anotación de Caro, y otra en
la referente a las negaciones, pero solo la primera parece haber sido tenida en cuenta para la elaboración de la
obra y su existencia no alcanza a constituir argumento en contra de la posible autoría de Cuervo en esta parte
del libro.
salga de las prensas. Esta 3.ª edición está aumentada con unos ejercicios trabajados por
el Sr. Cuervo, a imitación de aquellos de Arnold y Harkness que recomendé a Ud.”35.
En verdad, con los datos de que se dispone hoy, no es posible alcanzar mayor pre-
cisión acerca de cuáles partes de la Gramática hayan sido escritas por Caro y cuáles
por Cuervo. En líneas generales, nuestros intentos de definición de la autoría vienen
a coincidir, grosso modo, con la afirmación de Víctor E. Caro, que, en lo fundamen-
tal, no es desmentible: Miguel Antonio Caro es el autor de la Sintaxis y Rufino José
Cuervo el de la Analogía, o Morfología. Pero deben tenerse muy en cuenta las jui-
ciosas observaciones de Rivas Sacconi. En efecto, el gran número de notas manus-
critas de Cuervo a sus ejemplares de las tres primeras ediciones de la Gramática, que
en parte fueron incorporadas luego a su texto, son prueba suficiente de que Cuervo
contribuyó a todas las partes de la obra con observaciones, ejemplos y citas bibliográ-
ficas, y de que consideraba el libro como cosa también suya. Por otra parte, aunque
en menor medida, Caro intervino en la redacción de algunas partes de la morfolo-
gía, como, según se ha visto, puede afirmarse respecto de la parte preliminar del ca-
pítulo sobre el verbo y, al igual que Cuervo, revisó también como suya toda la obra36.
Podríamos ahora formularnos la pregunta, no carente de interés, de cuál de los
dos autores tuvo la iniciativa en la elaboración de la Gramática de la lengua latina.
Desafortunadamente, al respecto no sabemos que se conserve ningún dato que per-
mita responder tajantemente a la cuestión; pero ciertas circunstancias permiten ade-
lantar la hipótesis siguiente. Cuervo, por entonces, enseñaba latín en el Seminario de
Bogotá y, según afirmación de fray Pedro Fabo37, lo hacía por el Método de Burnouf,
traducido en Venezuela, de que ya hemos hablado. Caro, por su parte, había estu-
diado el libro de Burnouf y desde 1858 venía poniéndole anotaciones manuscritas.
Es muy posible que Cuervo, ante la necesidad de un texto mejor para sus clases, haya
concebido el proyecto de reelaborar el Método de Burnouf y, consultada la idea con
Caro, su inseparable amigo y colega, este la acogiera con beneplácito y se ofreciera a
colaborar en la obra, aprovechando los materiales que ya tenía preparados. Después
35
Carta del 27 de junio de 1876. Se conserva inédita en el archivo de Caro. La obra utilizada por Cuervo
es Arnold’s First Latin Book. Remodelled and rewritten, and adapted to the Ollendorff method of instruction
by Albert Harkness. New York, D. Appleton and Company, 1867.
36
Que Caro revisó toda la Gramática (y naturalmente sus observaciones debieron de ser tenidas en cuenta)
se desprende indirectamente de las siguientes palabras de Cuervo, dirigidas a su amigo desde París con ocasión
de la preparación de la cuarta edición: “Para la Gramática latina, ojalá me envíe un ejemplar con todas sus no-
tas, y si yo tuviera algo que no venga ya anotado, lo agregaré […] No deje Ud. de ver con cuidado los ejercicios,
que Ud. no alcanzó a revisar, por estar en esa época atareadísimo”. Carta del 5 de agosto de 1883, publicada en
Epistolario, ed. cit., pág. 67. Véase también la carta del 4 de diciembre de 1882 (op. cit., pág. 53), donde ya Cuervo
pedía a Caro que le remitiera sus notas a la Gramática.
37
Rufino José Cuervo y la lengua castellana. Tomo I. Bogotá, 1912, pág. 90. Este mismo autor asienta que “no
podría saber el curioso la parte de gloria que a cada cual toca, si en tono de confidencia no hubiera manifestado
uno de ellos que la analogía fue compuesta por Cuervo y la sintaxis por Caro”. El de la confidencia seguramente
es Caro, y Fabo debió tomar la anécdota de Víctor E. Caro.
se repartirían el trabajo en la forma que hemos dicho, y así, tras mutua consulta y revi-
sión de todas las partes, emprenden en 1867 la publicación de la Gramática de la len-
gua latina 38 , que desde entonces emplea Cuervo como texto en su cátedra de latín39.
Ediciones
La segunda edición de la Gramática apareció en 186940. Respecto de la primera,
esta nueva edición presenta numerosas y notables mejoras. Un prólogo más amplio
la precede, en el cual se dan indicaciones para el estudio de la lengua latina. La ma-
teria de la gramática está enriquecida considerablemente con nuevos párrafos y algu-
nas explicaciones aparecen redactadas con mayor amplitud. Se añaden ejemplos de
los autores latinos y se incorpora al texto, o a las notas de la obra, buen número de las
adiciones y anotaciones que puso Cuervo a su ejemplar de la primera edición. Como
en las ediciones siguientes el cuerpo de la obra y su texto ya no cambiaron, podemos
decir que, en cuanto al texto propiamente dicho, solamente tenemos dos ediciones
diferentes de nuestra Gramática: la primera y la segunda. Por parecernos de utilidad,
publicamos en apéndice a este Estudio preliminar la tabla de correspondencias entre
los parágrafos de la primera edición y los de la segunda.
Otra novedad de esta segunda edición es el tratado de prosodia latina que la
acompaña41. Es una traducción, adaptada a los hablantes del español, del tratadito
38
Lleva la siguiente portada: Gramática de la lengua latina para el uso de los que hablan castellano, por
M. A. Caro y R. J. Cuervo. Obra adoptada como texto en el Seminario Conciliar y en el Colegio Mayor de
Nuestra Señora del Rosario de Bogotá. “Dada una lengua, no debe ser una misma su gramática para los extran-
jeros de diversas naciones”. Bello. Bogotá, impreso por Foción Mantilla, 1867. II-247 págs. más una de Erratas
y descuidos. A la vuelta de la portada aparece un Privilegio de autor otorgado por “T. C. de Mosquera, Gran
General, Presidente de los Estados Unidos de Colombia”, que dejó de imprimirse a partir de la tercera edición
y que reproducimos en la nuestra.
39
Evocando las clases de latín de Cuervo, dice Rafael Torres Mariño, Don Rufino José Cuervo y don
Ángel Cuervo, en Registro Municipal, Bogotá, 1944, pág. 567: “El texto era la Gramática latina que él mismo ha-
bía compuesto en asocio de don Miguel Antonio Caro. Nos llevaba, además, ejercicios escritos en forma de pre-
guntas y respuestas que debíamos copiar y aprender de memoria”. Compárese lo citado con lo que narra Víctor
E. Caro de su padre, Miguel Antonio: “Por las tardes hacía algunas clases de latín a mis hermanos menores y a
algunos amiguitos de estos, muy niños, y es lo curioso que no enseñaba esa lengua por su Gramática, sino por
un pequeño texto inglés”. A la sombra del alero, ed. cit., pág. 123.
40
Lleva la siguiente portada: Gramática de la lengua latina para el uso de los que hablan castellano, por M.
A. Caro y R. J. Cuervo. Obra recibida como texto de enseñanza en la Universidad y el Seminario de Bogotá.
Segunda edición, corregida, considerablemente aumentada y adicionada con un tratado de prosodia. “Dada una
lengua, no debe ser una misma su gramática para los extranjeros de diversas naciones”.–Bello. Bogotá, Imprenta
de Echeverría Hermanos, 1869.
41
Prosodia latina por L. Quicherat. Obra autorizada por el Consejo de Instrucción Pública en Francia.
Traducción acomodada al uso de los que hablan castellano y destinada a servir de suplemento a la Gramática
Latina de Caro y Cuervo.–Aparece publicada al final del libro, entre las páginas 287 y 346. Nosotros la repro-
ducimos en nuestra edición.
trata de este asunto no hay ningún indicio de desinterés por parte de Cuervo, quien
sigue considerando el libro como obra de ambos; obra sobre la cual ambos tienen
derecho de hacer correcciones y enmiendas, que tanto el uno como el otro aceptan
con beneplácito. Con todo, llama la atención el hecho de que en la correspondencia
posterior de los autores no vuelva a haber ni una línea referente a la Gramática ya pu-
blicada en su cuarta edición. Como lo indicamos, esta edición trae una Introducción
enteramente nueva, redactada por Caro, sobre la que trataremos adelante.
La quinta edición, de 1893, es apenas una reproducción de la cuarta. La sexta,
de 1905, no presenta otra novedad sino que los ejercicios se publicaron con pagi-
nación y portada propias. Sin embargo, parece que Caro quiso entonces hacer una
edición nueva, para la cual redactó otra vez el comienzo de la primera de las Notas e
ilustraciones, dándole a la materia un tratamiento más amplio y más moderno. Esto
consta por una prueba de imprenta que encontramos en el archivo de Caro y que
lleva correcciones manuscritas suyas53. ¿Por qué no se publicó esta nueva redacción
de Caro? Hasta el momento no hemos encontrado ningún dato que permita res-
ponder a la cuestión. Las ediciones posteriores, hechas después de la muerte de Caro
(1909), y de Cuervo (1911), son reproducciones de la sexta54. De esta manera, el
texto definitivo de la obra es el de la cuarta edición, 1886, y la última edición hecha
por Caro, la sexta, de 1905.
El latín en Colombia
Por la época en que apareció la Gramática latina, 1867, y durante los años si-
guientes, el estado de los estudios de latín en Colombia no podía ser más lamenta-
ble55. Las distintas reformas de la enseñanza que se sucedieron en el país desde 1812
tuvieron como consecuencia la decadencia de los estudios en general y, en particular,
la abolición casi completa del latín en los colegios. En 1826 se hizo una reorganización
total de la educación. “El latín perdió definitivamente el carácter de lenguaje univer-
sitario; su empleo en cátedras y exámenes subsistió solo, y por excepción, en algunas
facultades. El propio latín ya no se explicaría en latín sino en castellano y en textos
escritos en castellano. Todos los textos escolares serían asimismo en romance, con
excepción de los de jurisprudencia, sagradas escrituras y teología […] Los estudios
de humanidades quedaron incluídos en la llamada clase de literatura y bellas letras
que comprendía, fuera del latín y del castellano, la enseñanza del francés, del inglés,
del griego y de un idioma indígena. La duración de los estudios de gramática latina,
de 1884, op. cit., pág. 100.
53
Como hemos dicho, la publicamos como Suplemento I de nuestra edición.
54
La séptima es de 1915, la octava de 1929 y la novena también de 1929.
55
Consúltese J. M. Rivas Sacconi, op. cit., cap. X, El ochocientos, págs. 299-346, de donde hemos ex-
traído la mayoría de los datos que ofreceremos aquí.
que había de explicarse combinada con la castellana, fue fijada en dos años: el prime-
ro de rudimentos, es decir, de morfología, con prácticas de uso del diccionario y de
traducción; el segundo de sintaxis y prosodia, con amplia lectura de autores, traduc-
ciones escritas y ejercicios de composición”56. La novedad de esta reforma consistió
principalmente en sustituir la antigua escuela de gramática y retórica por los cursos
de latín mencionados. Con esto se redujo el tiempo dedicado a las humanidades y
esta disminución, junto con la introducción de un mayor número de materias en los
programas, fue causa del derrumbamiento de los estudios clásicos en nuestro medio.
A la subsiguiente desorganización de la enseñanza quiso remediar el plan de 1842,
que echó las bases de una verdadera enseñanza media y universitaria. La primera, lla-
mada facultad de literatura y filosofía, tenía una duración de siete años, y en ella la
enseñanza del latín, independiente de la del castellano, se hacía únicamente en los tres
primeros cursos de la facultad. Este plan fue refundido, dos años más tarde, en uno
más extenso que, si bien reducía la duración de la facultad a seis años, dejaba el latín
en los tres primeros. Pero este reglamento pronto fue tachado de riguroso y encontró
tanta resistencia que, en 1847, fue nuevamente redactado y el estudio del latín que-
dó otra vez reducido a dos años. “En 1848 fue proclamada la libertad de enseñan-
za, en todos sus ramos, y confirmado provisionalmente el plan del año anterior. En
1849 se dio autorización a todos los colegios, sujetos o no al régimen universitario,
para conferir grados académicos lo mismo que en las universidades, y fue eliminado
el título de bachiller en la facultad de literatura y filosofía. En 1850 se declaró que
no serían ya necesarios los grados para el ejercicio de las profesiones y fueron supri-
midas las universidades, reemplazadas por Colegios Nacionales. En estos había una
escuela de literatura y filosofía, con cátedra de latín. Pero en 1853 se dispuso que en
la escuela de literatura y filosofía no se enseñara latín ni filosofía”57.
Viene luego el régimen político federal que entrega a los estados de la unión el
cuidado de la enseñanza. El Código de Instrucción Pública de Cundinamarca, san-
cionado en 1858, da al latín el quinto lugar entre las materias de la llamada escuela
de filología, después del castellano, el inglés, el francés y el italiano. Para el estableci-
miento de las respectivas cátedras en cada colegio debía seguirse el orden prefijado,
según los recursos de que se dispusiera. Añádase a todo esto el desorden produci-
do en la vida nacional por las guerras civiles y se tendrá casi completo el desastroso
cuadro de la educación y de los estudios en la época en que nuestros jóvenes auto-
res publican su Gramática. Con todo, el cultivo de las humanidades no murió por
completo, porque, si bien fueron proscritas de los establecimientos oficiales, fueron
acogidas en los colegios privados y en los seminarios.
En cuanto a textos para el estudio del latín, venían usándose, al lado de los anti-
guos de Nebrija, La Cerda y Álvarez, algunos de autores colombianos, recomendados
Ibid., págs. 304-307.
56
por los programas vigentes, o adaptados a ellos. Entre otros, la Gramática latina faci-
litada para uso de principiantes de Manuel de Pombo, publicada por primera vez en
Madrid en 1821 y reimpresa en Bogotá en 1825 y en Popayán en 1872; los Elementos
de la gramática latina redactados para la juventud que se educa en el Colegio Mayor de
Nuestra Señora del Rosario de Bogotá por Juan Fernández de Sotomayor y Picón, Bogotá,
1830; los Principios generales para construir las oraciones del idioma latino, obra escrita
por fray Francisco Antonio Medina, reformada y adicionada por fray Hilario María
Pinilla, Bogotá, 1858; la Explicación de las oraciones latinas, de Eustaquio Palacios,
2.ª edición, Cali, 1867, y otros libros similares58.
En 1868, cuando ya no existía ni la tradición de cómo hacer estudios profesio-
nales en el país, se fundó la Universidad Nacional, con lo que se dio el primer paso
hacia la reconstrucción59. Es significativo el hecho de que Miguel Antonio Caro haya
sido nombrado catedrático de latín en la Universidad y que su nombre aparezca en
1870 entre los candidatos al cargo de Secretario de la institución60. La cátedra de
latín constaba de dos cursos: uno llamado “inferior” y otro llamado “superior”, am-
bos a cargo del mismo catedrático, y fue desempeñada por Caro durante el trienio
1868-187061. El texto empleado era la Gramática de Caro y Cuervo. El programa
del curso inferior, redactado por Caro, coincide con la división de la obra en su pri-
mera parte, la Analogía62. Para los ejercicios se servía del First Latin Book de Arnold
y de las Vidas de Lhomond.
Resonancia de la Gramática
La Gramática de la lengua latina de Caro y Cuervo, con sus grandes cualidades
intrínsecas, se destacaba, en forma notable, dentro del ambiente cultural que hemos
descrito. El valor de la obra fue reconocido de inmediato por los entendidos. Fue
adoptada como texto para la enseñanza del latín por la Universidad, por el Colegio
del Rosario y el Seminario Conciliar de Bogotá. En dos años se agotó la primera edi-
ción y en algo menos de cinco la segunda. Aunque no se escribió ningún comentario
a fondo sobre la Gramática cuando apareció –no había nadie capacitado para hacer-
lo–, se conservan algunos testimonios de la resonancia que tuvo.
58
Ibid., págs. 319-325.
59
Ibid., págs. 317-318.
60
Cfr. Anales de la Universidad de los Estados Unidos de Colombia, ts. I-V (1868-1870).
61
En 1870 fueron nombrados también, por la Universidad, catedrático de griego y suplente de la misma
asignatura Samuel Bond, el maestro de Caro, y Rufino José Cuervo, respectivamente. Cfr. Anales de la Universidad,
t. III (1870), pág. 180.
62
Está publicado en Anales de la Universidad, t. I (1868), págs. 288-290. El programa del curso superior
no se publicó.
Como lo indicamos en párrafos anteriores, fue Samuel Bond, residente por en-
tonces en Rionegro (Antioquia) el primero en referirse a la Gramática en sus cartas
de 1867 a Miguel Antonio Caro. El 21 de enero del año citado le escribe: “Celebro
infinito todo lo que me dice del libro. ¿Es que hay un renacimiento en Bogotá?
¿Vuelven a las vías únicas y antiguas de estudio? ¿al antiguo uso de edificar comen-
zando por los cimientos?”. Se ofrece a ser agente de ventas del libro en Antioquia y
se alegra de que muy pronto sea desterrada del país “la infamia de Nebrija, Arango,
etc.”. Un mes más tarde, Bond propone a Caro que publique “un libro de ejercicios
como complemento de su gramática”. En marzo recibe los primeros pliegos impre-
sos de la obra y le dice: “Tuve el gusto de recibir los tres pliegos de la Gramática y
me apresuro a decirle que me gusta muchísimo; es excelentísima”. Le hace en seguida
algunas observaciones sobre la definición del verbo63 y el empleo del subjuntivo64, y
vuelve sobre el tema del subjuntivo en abril y julio. En enero de 1868 acusa recibo
del último pliego de la Gramática.
Otros testimonios del aprecio con que fue saludada la obra son las siguientes
palabras de Luis María Lleras, dirigidas a Cuervo en carta del 7 de marzo de 186865:
“Recibí su gramática: ¡Quién entendiera latín para poder leerla! Aunque no pueda
tener ese placer, la conservaré tanto por su mérito intrínseco como por venir de sus
manos. Mucho me complazco al verlo entrar a Ud. triunfante en el gremio de los
literatos”; la carta de Mons. Vicente Arbeláez, que publicamos en nota66, y la poesía
63
La definición de Caro es: “Verbo es la parte de la oración que declara el ejercicio de una facultad o capa-
cidad”. A esto comenta Bond: “¿Está Ud. satisfecho con su definición de un verbo? El hecho es que es muy difí-
cil definir un verbo bien. ‘Un verbo es una palabra que expresa Existencia o alguna Modificación de Existencia’.
Quién sabe si es mejor que la suya”. La idea de Bond implica la aceptación de la teoría del verbo único (todo ver-
bo distinto de ser se descompone en una forma de ser y un atributo), a la cual Caro se opuso siempre con razón;
de aquí que no modificara su definición en el sentido pedido por Bond. Cfr. pág. 73.
64
La crítica de Bond se refiere al siguiente pasaje de la Gramática (pág. 76): “Cuando hube leído la carta,
salí = luego que leí la carta, salí (quum legeram epistulam, exivi) = (ubi o simul legi epistulam, exivi)”. Y comenta
Bond: “El trozito de latín doméstico Quum legeram epistulam, exivi – Es puro Suburrano esto? Lo dudo. Debe
ser, tal vez, quum epistulam legisse, exivi. ¿No es esta la ley? Cuando los escritores latinos quieren expresar que
una cosa sucedió bajo ciertas circunstancias, introducen estas circunstancias con cum o quum y el subjuntivo”, y
cita textos de Fedro, Cicerón y César. Desconocemos la respuesta de Caro a Bond, por lo cual no sabemos qué
razones le aducía aquel para no cambiar su párrafo. Sin embargo, la Gramática nos ofrece la explicación (pág.
230): “Proposición ocasional. Los adverbios que la introducen son: a) Quum, con subjuntivo, si el hecho se con-
sidera en algún modo relacionado con el principal: ‘Pyrrhus, quum Argos oppugnaret, lapide ictus est’, Nepote
(como Pirro asaltase a Argos, fue herido de una pedrada)… b) Quum, con indicativo, si solo se trata de fijar la
relación temporal entre el hecho principal y el secundario: ‘Pyrrhus ictus est, quum Argos oppugnabat” (la heri-
da de Pirro fue cuando asaltaba a Argos)”. Pero quién tiene la razón: ¿Caro o Bond? Ambos, en nuestro parecer;
sino que cada uno tiene en mientes una sola de las construcciones. Caro piensa en una relación exclusivamen-
te temporal (‘cuando hube leído la carta, salí’), mientras Bond se representa una circunstancia no esencialmente
temporal (‘como leyese la carta, salí’).
65
Cfr. Epistolario de Rufino José Cuervo con Luis María Lleras y otros amigos y familiares, ed. cit., pág. 24.
66
Apareció en La República (Bogotá), año I (1868), núm. 30.
Bogotá, 26 de dic. de 1867.
Señores M. A. Caro y R. J. Cuervo.
de Celta (pseudónimo de José Caicedo Rojas), Un libro nuevo67. Años más tarde,
cuando ya había aparecido la segunda edición de la Gramática, Antonio María de
Arrázola la incluyó en su Memorandum bibliográfico de gramática española 68 , con este
comentario: “No podemos cerrar este cuadro sin hacer mención de la Gramática de
la lengua latina para el uso de los que hablan castellano, por los mencionados seño-
res Caro y Cuervo, porque esta obra, aunque hecha para la enseñanza del latín puro,
sirve, como de paso, con mucho bueno, para la del español, y porque son tantas las
citas que de ella se hacen a cada instante en las dos obras que acabamos de mencio-
nar [Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano y Tratado del participio], que las
tres deben estar siempre juntas como producciones de dos filólogos de ideas seme-
jantes, académicos de merecida fama, no solo americana sino también europea. La
Gramática lleva dos ediciones desde 1867, año del Privilegio, hasta 1869. La última
está ‘corregida y adicionada con un tratado de Prosodia’. En esta profunda obra fi-
guran las doctrinas de la Academia Española y las de Bello”.
En todo el mundo hispánico, por lo menos durante el tiempo comprendido entre
la fecha de la primera edición (1867) y la de la cuarta (1886), la Gramática de Caro
y Cuervo no tiene igual. Es mejor que todas las obras de su género publicadas por
españoles y americanos en ese período, o que estaban en uso por entonces. En Chile
circulaba la Gramática de la lengua latina de Francisco Bello69, elaborada, como la
bogotana, a base del Método de Burnouf. Pero, a pesar de sus indiscutibles cualidades,
el trabajo de Bello resulta inferior al de Caro y Cuervo como tratado lingüístico y
como texto de enseñanza. A la Gramática de Bello le faltan, en efecto, la hondura de
análisis, la modernidad y el criterio comparativo entre latín y español que campean
en la de nuestros autores; además, carece de los ejercicios que, como libro de enseñan-
za, enriquecen la de Caro y Cuervo. En España, por el mismo tiempo, se escribieron
He recibido con sumo gusto la Gramática latina que ustedes se sirvieron remitirme. Me ha sido altamente
satisfactorio ver que entre nosotros hay todavía jóvenes que se dedican al estudio de la hermosa lengua latina; y
más aún, que no se limitan a eso, sino que trabajan por facilitar su estudio, poniéndolo al alcance de la juventud.
La obra que ustedes han publicado es de grande importancia, y su necesidad se hacía sentir. Ya que uste-
des han sabido comprender y satisfacer esa necesidad, sírvanse aceptar mis felicitaciones por una labor que tan-
to les honra.
Con sentimientos de consideración y aprecio soy de ustedes obsecuente servidor,
Vicente, Obispo de Maximópolis.
Coadjutor del Metropolitano.
67
Publicada en La República (Bogotá), año I (1868), núm. 33; la reproducimos en el Apéndice II de este
Estudio.
68
La primera entrega fue publicada en Bogotá en 1879. Debo este dato al doctor Günther Schütz, pro-
fesor del Seminario Andrés Bello.
69
Primera edición, Santiago, 1838. Muerto aún joven el autor, su padre, D. Andrés Bello, reeditó la obra
con numerosas adiciones y correcciones suyas, en 1846-1847. Tercera edición, revisada y corregida por Vendel-
Heyl, Santiago, 1854. Cuarta edición, aumentada y corregida por Justo Florián Lobeck, Santiago, 1863. Cfr.
Andrés Bello, Gramática latina y escritos complementarios. Prólogo y notas de Aurelio Espinosa Pólit, S. I.,
Caracas, Ministerio de Educación, 1958. Caro y Cuervo, al parecer, no tuvieron conocimiento de esta obra.
varias gramáticas del latín, entre ellas la de Francisco Jiménez Lomas, elogiada por
Menéndez y Pelayo en un informe presentado a la Real Academia Española70. El in-
signe polígrafo español relieva los méritos de la obra de Jiménez Lomas y termina su
informe así: “Quizá hubiera sido muy útil que el autor consultase de vez en cuando
la muy excelente [gramática] de nuestros doctos académicos correspondientes D.
Miguel Antonio Caro y D. Rufino José Cuervo, impresa años hace en Bogotá; obra
magistral y la mejor de su género en nuestro idioma”.
Y esto es cierto porque la Gramática de los autores bogotanos está a la altura de
los mejores textos de latín usados entonces en Europa. Uno de estos era el Método
de Burnouf que Caro y Cuervo reelaboraron, como ya dijimos, consiguiendo rea-
lizar una obra superior. Esta superioridad sobre el libro francés reposa en un plan-
teamiento más acertado y moderno de las cuestiones gramaticales, un análisis más
completo y hondo de la estructura lingüística latina, y en el aprovechamiento –un
poco tímido, es cierto– de los adelantos conseguidos por la lingüística científica del
siglo xix. Basta leer las Notas e ilustraciones sobre la pronunciación del latín clásico,
sobre la voz pasiva, sobre los comparativos, y dar un vistazo a la bibliografía cientí-
fica utilizada71, para convencerse no solo de que Caro y Cuervo estaban bien infor-
mados de los mejores trabajos filológicos y científicos de su tiempo, sino de que los
utilizaron frecuente y acertadamente en su Gramática.
70
Cfr. pág.22. El informe de Menéndez y Pelayo no se refiere a la Gramática de Jiménez Lomas como a
obra publicada, y no hemos podido comprobar si se imprimió o no.
71
La bibliografía científica que aparece utilizada en la Gramática es la siguiente:
Adam, Alejandro, Antigüedades romanas. Trad. esp. de José Garriga, Valencia, 1834. – Anthon, Ch.,
A Grammar of the Greek Language, New York, 1855. – Arnold, T. K., A Practical Introduction to Latin Prose
Composition, New York, 1868. – Arnold’s First Latin Book. Remod- elled and rewritten, and adapted to the
Ollendorff method of instruction by Albert Harkness, New York, 1867. – Ballesteros, M., Gramática de
Bello, Madrid, 1853. – Baralt, Diccionario de galicismos, Madrid, 1885. – Bello, Andrés, Gramática de la len-
gua castellana, numerosas ediciones. – Bopp, Fr., Grammaire comparée des langues indoeuropéennes. Trad. Michel
Bréal, Paris, 1866-1872. – Burnouf, J. L., Méthode pour étudier la langue latine, Paris, 1864 (numerosas edicio-
nes). – Curtius, G., Grundzüge der griegischen Etymologie, Leipzig, 1873. – Diez, F., Grammatik der romanischen
Sprachen, Bonn, 1870. – Döderlein, Lateinische Synonymie und Etymologie, Leipzig, 1826. – Dutrey, Nouvelle
grammaire de la langue latine, Paris, numerosas ediciones. – Fabretti, Glosarium italicum, Aug. Taurinorum, 1867.
– Flórez, José S., Gramática filosófica, Paris, 1856. – Freund, Wörterbuch der lateinischen Sprache, Leipzig, 1834-
1840. – Garcés, G., Del vigor y elegancia de la lengua castellana, Madrid, 1852-1858. – Gesenius, A Hebrew and
English Lexicon of the Old Testament including the Biblical Chaldee, Boston, 1850. – Gesenius, Hebrew Grammar.
Trad. T. J. Conant, New York, 1846. – Goold Brown, The Grammar of English Grammars, New York, 1865. –
Grimm, J., Deutsche Grammatik, Berlin, 1870. – Heineccius, Antiquitatum Romanorum iurisprudentiam illus-
tratium syntagma, Francofurti ad Moneum, 1822. – Key, T. H., A Latin Grammar, London, 1871. – Krüger,
Grammatik der lateinischen Sprache, Hannover, 1842. – Liddel & Scott, A Greek-English Lexicon, Oxford, 1855.
– Müller, Max, Lectures on the Science of Language, New York, 1870. – Noël & Chapsal, Nouvelle grammai-
re française, Paris, 1862. – Pott, Etymologische Forschungen, 1861. – Real Academia Española, Gramática de
la lengua castellana. Nueva edición, Madrid, 1880. – Regnier, De synthesi in lingua sanscrita cum graeco sermone
praesertium comparata, Paris, 1886. – Roby, A Latin Grammar, London, 1871. – Salvá, Vicente, Gramática de
la lengua castellana, Paris, 1840. – Seemann, J., Die Aussprache des Lateins, Heilbroun, 1885. – Tursellini, De
particulis latinis commentarii, Lipsiae, 1829-1832. – Zumpft, K., Lateinische Grammatik, Berlin, 1826.
CONSIDERACIONES CRÍTICAS
SOBRE LA GRAMÁTICA DE CARO Y CUERVO
Esta presenta al crítico dos aspectos que conviene distinguir claramente. Por
una parte, es un libro destinado a la enseñanza, consistente en un cuerpo gramatical
distribuído en dos cursos cíclicos paralelos, seguidos de dos series correspondien-
tes de ejercicios. Por otra, es una gramática descriptiva y, en cierto modo, normati-
va del latín, fundada en algunos postulados lingüísticos explícitos y en un conjunto
de definiciones, también explícitas. Sobre este segundo aspecto de la obra vamos a
detenernos ahora, para explicarlo y para juzgarlo, en relación con la gramática de
nuestro tiempo1.
Definición de gramática
Reuniendo las ideas expuestas en el primer párrafo de la Introducción2 con otras
que aparecen en diversos lugares del libro, obtenemos el concepto de gramática que
lo rige. Tal concepto es, en su fundamento, el concepto tradicional de gramática,
pero conlleva consideraciones que le dan originalidad y lo acercan notablemente a
nuestras actuales concepciones. “Oyendo y repitiendo lo que oye de boca de la ma-
dre o la nodriza –dice la Introducción, pág. 12– aprende el niño a hablar y entender
su lengua nativa; y este método natural basta para adquirir la versación necesaria a
los usos comunes de la vida. La gramática es [subrayamos nosotros] la exposición
ordenada y reflexiva del mecanismo de una lengua, conjunto de reglas generales sobre
sus diversos recursos y modos de expresión, fundadas en el uso de la sociedad culta y de
los escritores atildados; y enseña a hablar y a escribir con corrección y propiedad. La fi-
lología, amplia y progresiva en sus investigaciones, considera el habla humana en sí
misma como un organismo, indaga sus orígenes, estudia sus afinidades y procura
no tanto establecer reglas, cuanto descubrir las leyes que rigen el desenvolvimiento
1
En este estudio nos referiremos principalmente al texto de la cuarta edición (1886), que es el definitivo
y el que reproducimos nosotros. Haremos las citas de acuerdo con la paginación de la presente edición.
2
Esta Introducción, donde se expone claramente una definición de gramática, fue redactada exclusivamen-
te por Caro y concuerda con ideas generales sobre la lengua y la gramática expresadas por él en otros escritos.
del lenguaje”. He aquí, por cierto muy bien dichas, algunas ideas fundamentales que
procederemos a analizar.
En primer término la gramática es definida como “la exposición ordenada y re-
flexiva del mecanismo de una lengua”. Con la precisión “de una lengua”, referida a
“mecanismo”, se señala el límite del campo a que la gramática ha de referirse. La gra-
mática debe ser la de “una lengua”, y, naturalmente, la de la lengua en cuestión. Se
descartan así dos vías peligrosas de la investigación gramatical: la que lleva a aplicar
a una lengua el molde gramatical de otra3 y la que conduce a una ‘gramática general’,
entendida según las concepciones de los ideólogos franceses del siglo xvii4. No quie-
re decir esto, sin embargo, que se niegue la legitimidad de la gramática general como
generalización de hechos particulares observados en la lengua, pues justamente la
gramática es también “un conjunto de reglas generales” fundadas en el uso lingüísti-
co, y un cuerpo de definiciones que conciernen a la forma de las palabras5. Además,
se trata del “mecanismo” de una lengua, vale decir de su sistema funcional, y tal me-
canismo no puede ser adecuadamente expuesto sino en definiciones y reglas genera-
les. Efectivamente, si el gramático se limitara a consignar los hechos individuales del
habla, el resultado de su trabajo no sería una gramática; sería un inventario. Pero, si
fuere una gramática, esta será la “exposición ordenada y reflexiva”, es decir científica,
de un sistema funcional lingüístico, realizada mediante los conceptos generales que,
como ciencia, le son propios6.
Por otra parte, en el parágrafo 3 del libro se nos advierte que toda palabra –po-
dríamos decir, sin inconveniente, todo signo lingüístico– puede considerarse por dos
aspectos: el de su significado y el de su forma, o estructura, y que las definiciones en
gramática conciernen especialmente a la forma de las palabras, aunque no por esto
deba entenderse excluída la significación7. Compete, pues, a la gramática el plano
3
Cfr. Andrés Bello, Gramática castellana. Prólogo: “No debemos aplicar indistintamente a un idio-
ma, los principios, los términos, las analogías en que se resumen bien o mal las prácticas de otros”.
4
“Los ideólogos franceses soñaron teorías que apartaron la gramática de los hechos históricos y de su
instituto práctico. Guardémonos de imitar sus vanas especulaciones”, pág. 12. Cfr. Andrés Bello, op. cit.,
Prólogo: “Una cosa es la gramática general, y otra la gramática de un idioma dado; una cosa es comparar entre
sí dos idiomas, y otra considerar un idioma como es en sí mismo”.
5
Esta idea aparece en el último párrafo de la pág. 30 y está justificada implícitamente por la práctica de
incluir definiciones generales en la Gramática.
6
En el Prólogo de la primera edición (1867), los autores declaran que ha sido propósito suyo el incluir
en el libro “enseñanzas gramaticales preliminares a la de latinidad propiamente dicha”. Tales enseñanzas, que se
mantienen en todas las ediciones posteriores, son, en realidad, gramática general, en cuanto son definiciones
gramaticales presumiblemente aplicables a cualquier lengua.
7
“Considerada una palabra cualquiera en su parte material, en su estructura, se llama forma […] Toda
forma, todo accidente, puede considerarse por dos aspectos, el de su significado, o aspecto ideológico, y el de
su carácter material, o aspecto gramatical. Las definiciones en gramática conciernen especialmente a la forma
de las palabras; pero no por esto se debe entender excluída la significación, el destino especial de aquello que se
define”, pág. 30. Viene luego el ejemplo de nominativo, que “es simplemente la forma nominativa”, aunque, por
extensión, se da en la escuela el nombre de nominativo al caso y al sujeto. En el parágrafo 30, pág. 55, hay otro
El uso lingüístico
Es forzoso traer a cuento, en este lugar, las ideas sustentadas por Caro en su dis-
curso Del uso en sus relaciones con el lenguaje9, pues son la corroboración y explica-
ción de la imagen jurídica a que nos hemos referido. En efecto, en este trabajo, Caro
se enfrenta a la cuestión del uso lingüístico y la dilucida de la manera siguiente.
ejemplo claro: “Lo que gramaticalmente constituye los grados de comparación es la desinencia; así que en cas-
tellano no tenemos sino superlativo: elocuentísimo; y en latín no hay más comparativo que el de la superioridad:
eloquentior”.
8
Dados dos elementos gramaticales de una ‘lengua’, estos se unirán en el ‘habla’ según ciertos requisitos,
de manera que si varía la forma de uno de los términos unidos, variará correlativamente la del otro. Este fenó-
meno, que se ha denominado régimen, puede expresarse como función entre una variable libre y otra condicio-
nada, y la gramática que incluya esta clase de relaciones será una gramática funcional.
9
Discurso leído ante la Academia Colombiana, en la junta inaugural del 6 de agosto de 1881, publicado
en Obras completas de don Miguel Antonio Caro, t. V, Bogotá, 1928, págs. 234-275.
Por uso lingüístico se entiende comúnmente “la forma que toma una lengua y el
curso que lleva en boca de las gentes que la hablan, entregada al instinto natural y a imi-
tación irreflexiva, y libre de la influencia de los libros”10. Y el uso es bueno o es malo,
pues de lo contrario “sería la historia del lenguaje una mera sucesión de usos igual-
mente buenos o, mejor dicho, ni buenos, ni malos; no cabría en el lenguaje perfeccio-
namiento alguno, ni tampoco decadencia; no habría principio filosófico por donde
pudiese el crítico […] señalar sus altibajos, sus épocas de mayor pureza, o de corrup-
ción; sus pérdidas y ganancias; ni serían tampoco poderosos los escritores, estudian-
do las leyes y contextura del idioma, a proponer su desenvolvimiento progresivo”11.
El uso es bueno cuando señala un cambio hacia la civilización, y es malo cuando lo
señala hacia la barbarie. Es bueno el uso “cuando acrecienta la lengua sin alterarla,
cuando se asimila lo ajeno sin pérdida de lo propio, cuando se ostenta abundante,
armonioso, fecundo; y es malo cuando arruina lo que es de casa y roba, no adquiere,
lo de fuera; cuando padece pobreza en medio de tesoros que nadie sabe aprovechar
y descoyunta la lengua en la servil imitación de tipos exóticos; cuando no acierta a
renovar lo antiguo ni a eufonizar lo nuevo; cuando de un lado es desuso, por lo que
olvida, y de otro abuso, por lo que altera; cuando en todos sus movimientos lleva in-
equívocos signos de decadencia”12.
Pero, además de malo y bueno, el uso admite, para Caro, otra clasificación.
Siguiendo a algunos autores13, distingue en la historia de una lengua tres períodos
principales: uno bárbaro, o anteclásico; otro literario, o clásico, y un tercero crítico,
o posclásico. Pero en una misma época “pueden contemplarse como coexistentes y
disputándose el predominio de la lengua, estas tres formas de ella misma, en dife-
rentes clases sociales: la continuación o, si se quiere, vida póstuma del uso bárbaro,
en la gente mísera y ruda que no pisa colegios ni abre libros; el esplendor literario, en
los escritores que se forman, como en un taller, en el estudio de los mejores modelos;
la exactitud crítica, en las escuelas de erudición y filología”14. Clasificado así el uso
10
Ibid., pág. 248. Caro, en todo el discurso, tiende a identificar el ‘uso’ con el ‘uso del vulgo’. Cfr. pág. 239:
“‘la lengua, sobre quien tiene poder el vulgo y el uso’ [Cervantes]. Claro paréceme aquí, que por vulgo entendía
Cervantes lo que hoy de ordinario llamamos uso, y por uso una cosa harto distinta, y aun contraria al uso pro-
piamente dicho”.
11
Ibid., pág. 236. Este párrafo, como todo el pensamiento lingüístico de Caro, está dictado por la con-
cepción positivista y naturalista del lenguaje, propia de su tiempo. Pero, además, hay en Caro una neta subordi-
nación de todo concepto lingüístico, literario y científico a los conceptos de bueno o de malo, de moral y de ley,
que lo induce a plantear las cuestiones en términos de ‘deber ser’, de norma y de derecho, aun en casos en que tal
planteamiento no se justifica, por inadecuado o inconducente.
12
Ibid., págs. 252-253.
13
Cardenal Newman, Lectures on University Subjects, III, 4 (cfr. op. cit., págs. 257-258); Ellis (cfr.
Gramática, págs. 26-27).
14
Del uso…, op. cit., pág. 253. Resultan elocuentes y muy acordes con la personalidad de Caro esta con-
sideración ‘social’ de la lengua y los supuestos lógicos en que descansa: la partición del mundo sociocultural
en compartimientos estancos, sin relación dinámica entre sí, de los cuales debe erigirse en modelo, si se hace
Gramática normativa
Concebida así la gramática, como un conjunto de normas que deben regular el
uso, se la instituye, lógicamente, en un instrumento de formación lingüística, diri-
gido a los hablantes de una comunidad. Como corolario, entonces, de la definición
que hemos estado considerando se desprende que la gramática “es arte, más que
necesario sentar una norma, el que mejor presente rasgos de ‘aristocracia’. En cuestiones de lengua, aristocracia
es academicismo. Cfr. lo que dice a propósito de Horacio en la pág. 245: “en tales materias [las del uso lingüís-
tico y literario] era eminentemente aristocrático –lo que hoy llamaríamos académico”.
15
Ibid., pág. 256.
16
Ibid., págs. 257-265.
17
Ibid., págs. 266 y sigs.
18
Ibid., pág. 268.
19
Ibid., págs. 270-271. Las razones gramaticales de precisión, perspicuidad y regularidad, no se entiende
bien en qué consisten, y Caro no es aquí suficientemente explícito. Mas por los ejemplos que aduce y tacha de
incorrectos (pág. 271): reiteración de un subordinante (“Suplico a V. M. que, porque no encarguemos nuestra
conciencia con una cosa por nosotros jamás vista y oída, que V. M. sea servido de mostrarnos algún retrato de
esa señora”, Cervantes) y sustitución de un relativo variable (el cual ) por uno invariable (que) (“Estatua vestida
que el aire le mueve la ropa”, Cervantes), se echa de ver que la precisión, la perspicuidad y la regularidad son, en
últimas, requisitos de la lógica y del gusto más que propiedades gramaticales del sistema lingüístico. No es en-
tonces de extrañar que los casos citados por Caro con ingenuo regocijo como definitivamente desterrados por
la norma gramatical académica continúen vivos en la lengua ochenta años después. “En vano –dice nuestro au-
tor– el uso general de anteriores siglos, sancionado además por los grandes escritores clásicos, pidió gracia para
semejantes incorrecciones; los gramáticos con justa razón las desaprobaron, condenólas la Academia, y feliz-
mente han sido desterradas” (pág. 271).
Principio de comparación
Pero hay en la Introducción de Caro otra idea notable: “Si el estudio de un idio-
ma, cuando se hace aisladamente, viene a ser estéril por falta de ambiente y horizon-
tes, ninguna comparación es, al contrario, tan fecunda como la de la lengua nativa con
la lengua madre”25. Este principio, implícito en el título de la obra, Gramática de la
lengua latina para el uso de los que hablan castellano, y enunciado desde el prólogo a
la primera edición26, es la idea fundamental de la Gramática. Como postulado de la
teoría gramatical y como idea rectora de la didáctica del latín, tal principio responde
a la concepción misma del libro y es causa de sus más notorias cualidades. Expuesto
en un comienzo en forma simple, este pensamiento tomó en su redacción defini-
conciliar uno y otro carácter, sin inclinarse demasiado a lo filosófico ni a lo científico, ni excluírlos tampoco por
completo”, pág. 12-13. “Conviene que se depure de resabios de rutina y al fin se enriquezca la gramática con los
descubrimientos filológicos, pero sin abandonar su tecnicismo tradicional. El método gramatical, basado en las
teorías establecidas por los gramáticos griegos y latinos, podría acaso ser más perfecto; pero en materia de clasi-
ficaciones no es mejor lo más exacto, sino lo más claro y lo más útil […] En suma, la gramática, como todo arte,
posee sus medios e instrumentos propios que debe conservar; pero, consultando las ciencias que la auxilian o
la ilustran, de ellas se aprovecha y, salvo la nomenclatura que le es peculiar, no ha de mantener ninguna afirma-
ción que por ellas haya sido desmentida”, pág. 13. En 1881, en carta que dirige a Juan I. de Armas, publicada
en Cuestión incidental (Obras completas, t. V, pág. 209), ya Caro se planteaba la cuestión y decía: “La gramática
se ha enseñado siempre, en lo esencial, con arreglo a los principios que sentaron los cultivadores de este arte en
Grecia y en Roma antigua. Deben respetarse esas categorías tradicionales […] porque es un lenguaje facultativo
universalmente adoptado; pero ha de ser con las reservas, innovaciones y mejoras exigidas por los nuevos datos
de la filología. Hay que conciliar el tecnicismo tradicional con la exactitud científica, y esa condición es difícil”.
24
Véanse algunos ejemplos: pág. 74, observación 2.ª sobre el uso intransitivo y transitivo de algunos ver-
bos; pág. 94, observación 1.ª sobre las terminaciones del futuro perfecto -erĭmus, -erĭtis y las del pretérito de
subjuntivo -erīmus, -erītis; pág. 194, excepciones generales a las reglas de la concordancia; pág. 232, observación
3.ª sobre el uso de ut; pág. 233-234, observación 1.ª sobre la resolución de proposiciones circunstanciales por
participio; pág. 236, observación 2.ª sobre algunos relativos.
25
Introducción a la cuarta edición, pág. 19-20. El subrayado es nuestro.
26
“Especial esmero hemos puesto en el cotejo del giro latino con el castellano; a ello nos obliga el título
de la obra”, pág. 8.
tiva, la de la cuarta edición, una forma más amplia y razonada. Está basado en una
profunda y acertada idea de Andrés Bello: “dada una lengua, no debe ser una misma
su gramática para los extranjeros de diversas naciones”27, y lo que determina el que
la gramática de una lengua dada –en nuestro caso, el latín– deba variar de acuerdo
con otra lengua es que entre ambas ha de establecerse una comparación que arroje
luz sobre la estructura de la primera y ayude, además, al conocimiento de la segun-
da. En nuestro caso el conocimiento de la gramática latina será indispensable para
quien estudie el castellano, por dos razones: porque el estudio comparado de dos
lenguas es el verdaderamente fecundo, y porque el castellano es lengua hija del latín28.
La idea de comparar el giro latino con el castellano, nacida de las necesidades
prácticas de la enseñanza, cobra así un fundamento científico válido, que conduce, en
último extremo, nuevamente a la gramática histórica. Pero esta vez no a la propia del
latín, sino a la del castellano, cuyos fenómenos se explican a la luz de las estructuras
latinas que los precedieron. Evidentemente no se trata de gramática histórica en sen-
tido estricto, es decir del registro de los pasos sucesivos que conducen desde el latín
hasta el español, como conjunto evolutivo de hechos de lengua, visto en función de
una cronología. Se trata solo de comparar, cada vez que es útil, el estado lingüístico
representado por el latín clásico con el que representa el español. De donde se sigue,
sin embargo, una doble ventaja: iluminar el latín como prehistoria del castellano y
este como posthistoria de aquel. Por otra parte, el enfoque bajo el cual se establecen
tales comparaciones es estilístico o literario, más bien que lingüístico, pues el inte-
rés principal está en mostrar la diferencia de recursos, especialmente sintácticos, del
latín y el español; vale decir, la diferencia formal de ambos sistemas29.
La importancia de este postulado, que podríamos llamar “principio de compa-
ración”, es grande y a él se debe, sobre todo, la originalidad de la Gramática latina.
Además, está tan juiciosamente aplicado que en ninguna forma se convierte en detri-
mento de la descripción gramatical del latín. Por el contrario, contribuye a su mayor
exactitud y establece un puente racional entre la gramática como exposición de los
hechos lingüísticos latinos y la misma gramática como instrumento para aprender
27
Cfr. nota 7 de la primera parte de este Estudio.
28
“La [lengua] castellana, como todas las romances, es legítima hija del latín […]. De la descomposición
[de este] surgieron, como nuevos organismos, las lenguas romances; o de otro modo, para no desconocer el aspec-
to progresivo de los hechos, el latín, con la descomposición de la sociedad antigua, se transformó en las diversas
lenguas que se hablan en el mediodía de Europa y en la América española, las que, a pesar de nuevas modifica-
ciones, conservan el sello original y señales claras de inmediato e innegable parentesco; por manera que quien
quiera estudiar bien el castellano, necesita empezar por el principio, que es el latín” (págs. 19-20).
29
A esto se debe el que muchas partes de la sintaxis estén expuestas a partir de las construcciones castella-
nas, v. gr. §§ 113, 114, 159, 218, 236, 238, 241, etc. Fernando Antonio Martínez, en su Estudio preliminar
a las Obras de Rufino José Cuervo, op. cit., págs. cxviii-cxxii, destaca, como el objeto de la comparación a
que nos estamos refiriendo, “el de mostrar la unidad (y en no pocos casos la pureza) de la lengua castellana por
un medio indirecto: presentando lo que aquí es castizo como históricamente fundado”.
el latín, y da pie a los autores para corregir puntos de sintaxis impropiamente trata-
dos en las gramáticas castellanas de la época.
Definiciones
Además de las ideas que acabamos de presentar, expuestas sobre todo en la
Introducción a la cuarta edición, la Gramática de Caro y Cuervo contiene un cuerpo
de definiciones explícitas que son parte del fundamento teórico de la obra y pueden
clasificarse así.
A. Categorías fonológicas. I. “Son vocales las [letras] que pueden pronunciarse
por sí solas clara y distintamente” (§ 1); II. “Las demás letras son consonantes y se lla-
man así porque no pueden sonar sin el auxilio de las vocales” (§ 1); III. “Dos vocales
juntas que se profieren en un solo golpe de voz forman diptongo” (§ 1); IV. “Una o
más letras pronunciadas en un solo golpe de voz forman sílaba” (§ 2); V. “Cuantidad
es el valor que tienen las sílabas, según la legítima duración de su sonido” (§ 2); VI.
“En latín cada palabra tiene solo un acento, es decir una sílaba que se profiere con
más fuerza” (§ 2).
B. Categorías léxicas. I. “El sustantivo es la parte de la oración que representa y
nombra las personas y las cosas” (§ 4); II. “El adjetivo es la parte de la oración que sir-
ve para modificar el significado del sustantivo” (§ 25); III. “El adjetivo calificativo de-
nota las cualidades físicas o morales de las personas y de las cosas” (§ 26); IV. “Adjetivo
determinativo es el que modifica el significado del sustantivo sin expresar cualidad” (§
34); V. “Los adjetivos numerales determinan los objetos mediante la idea de número
fijo” (§ 35); VI. “Los adjetivos demostrativos determinan mediante la idea de situación
relativa” (§ 36); VII. “El adjetivo relativo o conjuntivo es un demostrativo que tiene la
propiedad de enlazar una frase con otra” (§ 38); VIII. “Los sustantivos que por sí so-
los representan determinadamente las personas y las cosas como que desempeñan en
el discurso el oficio de primera, segunda o tercera persona se llaman pronombres perso-
nales” (§ 42); IX. “Verbo es la parte de la oración que declara el ejercicio de una facul-
tad o capacidad” (§ 46); X. “Es verbo transitivo el que declara una acción que puede
ser recibida directamente por algún objeto” (§ 46); XI. “Intransitivo es [el verbo] que
declara un mero hecho” (§ 46); XII. “Adverbio es la parte de la oración que sirve para
modificar el significado del verbo y del adjetivo” (§ 82); XIII. “La preposición es la par-
te de la oración que sirve para determinar con precisión ciertas relaciones vagamente
significadas por el acusativo y el ablativo” (§ 92); XIV. “Conjunción es la parte de la
oración que sirve para coordinar palabras o grupos de palabras” (§ 98).
C. Categorías morfemáticas. I. “Llámase caso la forma que toma el nombre según
el oficio que desempeña en la oración” (§ 4); II. “El nominativo denota la persona o
cosa que ejerce la acción expresada por el verbo” (§ 4); III. “El genitivo denota la per-
sona o cosa cuyo es aquello de que se habla” (§ 4); IV. “El dativo denota la persona
o cosa en cuyo daño o provecho redunda la acción” (§ 4); V. “El acusativo denota la
persona o cosa que padece la acción” (§ 4); VI. “El ablativo denota el lugar de donde
uno se aparta, el instrumento, la causa, el modo y otras varias relaciones” (§ 4); VII.
“El vocativo sirve para nombrar la persona a quien dirigimos la palabra” (§ 4); VIII.
“Género es el carácter que tiene el sustantivo en virtud de representar el sexo real o
ficticio del ser que nombra” (§ 4); IX. “Número es la forma que toma el nombre se-
gún que se hable de un solo objeto o de más de uno” (§ 4); X. “Llámase voz la serie
especial de formas que adopta regularmente el verbo transitivo según que el objeto
se considere como agente o como paciente” (§ 47); XI. “Modo es la forma que toma
el verbo según la manera como se declara la acción” (§ 47); XII. “Tiempo es la for-
ma que toma el verbo para denotar la época en que sucede lo que se declara” (§ 47).
D. Categorías sintácticas. I. “Proposición es la enunciación de un pensamiento
con palabras” (§ 100); II. “El sujeto es un sustantivo en nominativo que representa
la persona o cosa que desempeña la acción del verbo” (§ 100); III. “Los complemen-
tos son los sustantivos en casos indirectos que sirven para completar la enunciación
del pensamiento y representan generalmente las personas o cosas con que aparece
relacionado el sujeto mediante la acción del verbo” (§ 100); IV. “Proposición regular
es la que tiene sujeto expreso o tácito; irregular la que carece de sujeto” (§ 127); V.
“Proposición transitiva es la que lleva complemento directo; intransitiva la que no lo
lleva” (§ 128); VI. “Proposición coordinada es la que se pone al lado de otra mediante
una conjunción propiamente dicha” (§ 143); VII. “Proposición subordinada es la que
sirve para completar o adicionar a otra proposición” (§ 143); VIII. “La proposición
subordinada es completiva si hace veces de sujeto o complemento directo” (§ 145); IX.
“La proposición subordinada es accesoria si ocupa el lugar de un modificativo o un
complemento circunstancial” (§ 145); X. “Llámase frase verbal la combinación del
verbo con sus modificativos” (§ 106); XI. “Predicado es un nombre que hace parte
de la frase verbal refiriéndose al sujeto o al complemento directo de la proposición”
(§ 113); XII. “Entendemos por oración la reunión de dos o más proposiciones en
una” (§ 148); XIII. “Llámase concordancia la armonía que guardan entre sí dos o más
sustantivos apósitos, el sustantivo con el adjetivo y el verbo con su sujeto” (§ 118).
E. Reglas de transformación. I. “Toda proposición regular transitiva es converti-
ble en una intransitiva equivalente” (§ 129). II. La proposición completiva infinitiva
puede sustituirse por un predicado (resolución de la oración infinitiva) (§ 159). III.
La proposición de relativo adjetiva puede sustituirse por un participio (resolución
de la proposición accesoria) (§ 189).
Como puede observarse, las definiciones transcritas son fundamentalmente se-
mánticas y, salvo el caso de la concordancia y de las tres reglas de transformación,
definiciones de signos. Esto sitúa la Gramática de Caro y Cuervo en el tipo corriente
de la gramática de su tiempo, es decir la gramática tradicional, cuyas limitaciones más
importantes son la identificación del signo con su significado y el desconocimiento
de las relaciones entre signos en sí mismas. Pero para llegar a un concepto no semán-
tico, sino gramatical, del signo y al reconocimiento de las relaciones entre signos
como ley de composición interna en la gramática fue necesario que transcurrieran
los años que nos separan de los autores bogotanos y que la lingüística general se des-
prendiera de la tradición gramatical y echara a andar por las vías de un análisis más
riguroso de los fenómenos lingüísticos. No obstante, dentro del tipo de la gramáti-
ca tradicional, la Gramática de la lengua latina se distingue por la precisión de sus
definiciones, por un sentido casi moderno de lo formal y por el reconocimiento de
algunas reglas de transformación.
Originalidad de la Gramática
El cuidadoso cotejo del giro latino con el castellano es no solamente un princi-
pio teórico –como ya lo hemos expuesto– de la Gramática, fundado en un postu-
lado de Bello, sino también una práctica sistemática que siguen nuestros autores en
muchas de sus explicaciones y que incluso extienden a la traducción española que
acompaña regularmente a los ejemplos latinos. Y en esto vemos la verdadera origi-
nalidad de la obra de Caro y Cuervo y su más alto mérito. La teoría que subyace en
la práctica a que nos hemos referido es la siguiente: los signos de una lengua no son
iguales a los de otra, pero pueden ser formalmente equivalentes. Es entonces tarea de
una gramática latina para el uso de los que hablan castellano mostrar cómo se dice
en aquella lengua lo que en esta se dice de manera distinta, sin que se altere el signi-
ficado común a las dos expresiones. En otras palabras, cómo puede mantenerse la
igualdad de significado empleando formas equivalentes en una y otra lengua. En el
fondo de todo esto es fácil percibir los hechos que han dado base hoy a la gramática
transformacional (una expresión latina, v. gr., y su correspondiente castellana pue-
den considerarse como elementos de dos grupos de transformaciones equivalentes,
operadas en un mismo sistema gramatical) y a nuestra consiguiente concepción de
las lenguas como subsistemas isomorfos de signos, en la que se basa la modernísima
gramática contrastiva (contrastive grammar).
El extenso capítulo segundo de la Sintaxis general, dedicado al predicado, es
un buen ejemplo de lo que acabamos de decir. Parten Caro y Cuervo, en este caso,
de un texto de Horacio: iratus Chremes delitigat (Ar. poet., 94), y se detienen a con-
siderar el iratus que aperece allí. Si la frase se traduce “el irascible Cremes regaña”,
iratus aparece tomado como un adjetivo modificativo del sustantivo Cremes. Pero
si se traduce “Cremes regaña enojado”, entonces iratus se habrá tomado como un
predicado, es decir “un nombre que hace parte de la frase verbal refiriéndose al su-
jeto o al complemento directo”. Sirve de ejemplo, para este último caso, la frase de
Cicerón Mesopotamiam fertilem efficiet Euphrates (De nat. deor. ii, lii, 130), que
Caro y Cuervo traducen: “el Éufrates hace fértil a la Masopotamia”. Luego de consi-
derar otros ejemplos de adjetivos predicados en latín, entre ellos el muy importante
de las formas verbales compuestas de la voz pasiva, dedican los autores buena parte
del capítulo al estudio de las diferencias idiomáticas entre el latín y el español en lo
que concierne al predicado.
Ante todo, afirman los autores que las diferencias en el empleo del predicado,
entre el latín y el español, son notables respecto al uso y valor, y deben tenerse muy
en cuenta para emplearlo atinadamente cuando se escriba en latín o para interpre-
tarlo con acierto cuando se traduzca del latín al castellano. Y luego observan que,
por regla general, el uso del predicado es mucho más lato en latín que en castellano
y que en esta lengua lo introducen las partículas de, por, como y algunas otras. Estas
partículas –dicen Caro y Cuervo, y esta es una observación importante– no son sino
anunciativos del predicado, aunque, a veces, aparecen con cierta significación, resul-
tando de ahí giros a que corresponden otros latinos muy diferentes, por causa de que
en latín la preposición no acompaña sino a sustantivos en el caso determinado por el
uso. Y dan como ejemplo los textos: ne uno ignavia immortalis factus, Salustio, Iug.,
lxxv, 49 (“Nadie se ha hecho inmortal por cobarde”); vix sum compos animi; ita ar-
deo!, Terencio, Andr., 310 (“apenas puedo contenerme de irritado! ) , y spemque me-
tumque inter, Virgilio, Aen., i, 218 (“entre esperanzado y temeroso”).
Ocurren en latín –siguen exponiendo Caro y Cuervo– predicados que no pue-
den traducirse exactamente en castellano, ya por no existir en esta lengua palabras
equivalentes (v. gr. respecto de los participios futuros del latín), ya porque el giro re-
sultaría demasiado atrevido en nuestra lengua, como suele suceder cuando el predi-
cado latino está en nominativo y el verbo con que se construye lleva complemento
directo. En tales casos al predicado latino corresponde en castellano un adverbio, un
este abuso uno de los rasgos característicos de su manera: v. gr. “A Doris llega, que
con llanto pío / yermo le saludó, le aclamó río”, Polifemo (fin).
Es de notar, además, que hay casos en que un mismo predicado es no solo ad-
misible sino natural, refiriéndose a un pronombre, y no solo violento sino aun into-
lerable (siendo sustantivo) si, en vez del pronombre, se pone un nombre cualquiera
mediando, por lo demás, las mismas circunstancias. Así, por ejemplo, sería dura la
frase: “hemos visto flor a esa fruta”; pero si en vez del nombre fruta introducimos el
pronombre reproductivo la (“la vimos”), la construcción, de ingrata, se hace suave
y elegante.
La segunda diferencia consiste en que el español usa delante del predicado ciertas
partículas que sirven, ya para modificarlo (primera desviación del valor preposicio-
nal), ya simplemente para anunciarlo o, lo que es lo mismo, para suavizar su inter-
vención. Modificativos son de y por en casos como: “de muy grueso no pudo herir”;
“murió por cobarde”. Anunciativos lo son en casos como: “por general de todo que-
dó Agripa” (Mariana); “enviaron a Tideo de embajador” (Hermosilla).
De es preposición que significa de suyo procedencia, alejamiento. De aquí el ser-
vir para expresar la transición de un estado a otro, como en este ejemplo: “rojas vol-
vió sus flores de amarillas” (Valbuena). Este valor es netamente preposicional; es el
del ex latino en ex nitido fit rusticus (Horacio, Ep., i, vii, 83). Por una modificación
natural, de pasó de ahí a significar, solo o acompañado del adjetivo adverbializado
puro, la transición de un estado a otro, y no de cualquier modo, sino por llegar el
primero a perfección o exceso, v. gr.: “de fatigados y beodos quedaban sin sentido”
(Quintana). Esto es: la fatiga y la beodez rayaban en postración. Que este ha sido
el camino por donde la preposición de ha llegado a desempeñar el oficio de modi-
ficativo de predicados se colige naturalmente y lo patentizan ejemplos como: “me
paso a loco de ciego” (Moreto) y “atiende cuando en flor el almendrera / se vista por
el campo, y de florida / los ramos encorvare” (fray Luis de León, traducción de las
Geórgicas de Virgilio).
Fácilmente podrían exponerse otros pasajes en que la comparación del giro lati-
no con el castellano está hecha con esmero clarividente y profundo. Baste, por aho-
ra, con el que hemos presentado y con remitir a los capítulos viii, ix, x y xi de la
Sintaxis general y a algunos de la Sintaxis particular, como el i (De los adjetivos), el
ii (De los comparativos), el iii (De los superlativos) y el v (De los relativos).
eficacia están convencidos Caro y Cuervo, pues no vacilan en afirmar: “si el estudio
de un idioma, cuando se hace aisladamente, viene a ser estéril por falta de ambiente
y horizontes, ninguna comparación es, al contrario, tan fecunda como la de la len-
gua nativa con la lengua madre”30. Y, en consecuencia, ofrecen al estudiante un cons-
tante cotejo de las estructuras gramaticales latinas y españolas y, además, dos cursos
de ejercicios que comprenden tanto textos latinos para traducir al español (versión)
como textos españoles que han de trasladarse al latín (retroversión). Como ya lo ad-
vertimos, estos ejercicios son obra de Cuervo, quien los compuso basándose en los
de Arnold y Harkness. Están divididos en dos cursos: el primero, elemental, corres-
ponde sobre todo a la Analogía (morfología); el segundo, más adelantado, abarca
exclusivamente temas de sintaxis.
En su propósito didáctico los autores de la Gramática latina no se limitan, sin
embargo, a esto. Añaden, desde el Prólogo a la primera edición, indicaciones útiles
para el uso del libro. Pero es principalmente en la Introducción a la cuarta edición
donde se encuentran expuestos consejos muy valiosos para el aprendizaje y la ense-
ñanza del latín y de la gramática latina. El principiante habrá de limitarse a estudiar
el primer curso, que corre paralelo al segundo pero está distinguido de este con tipos
mayores. Cuando haya asimilado bien ese material, pasará al segundo curso, en tipo
menor, pudiendo dejar para más tarde el estudio de los párrafos señalados con un as-
terisco, que contienen “observaciones de escasa aplicación o simplemente curiosas”.
Todo alumno deberá aprender de memoria los ejemplos de autores latinos explica-
dos en la obra y “descomponerlos, reformarlos y completarlos, por vía de ejercicio,
para penetrar su sentido y enterarse de su estructura gramatical”31.
El aprendizaje de la sintaxis puede hacerse siguiendo el orden en que la materia
está presentada en la obra; pero, si esto resulta demasiado difícil para algunos estu-
diantes –más dispuestos a ejercitar la memoria que el entendimiento–, pueden estos
circunscribir su estudio a lo esencial de la Sintaxis general (los capítulos i, De la pro-
posición; ii, De las proposiciones regulares; vii, De la proposición infinitiva; viii, De
la proposición subjuntiva, y xi, De las proposiciones accesorias) y pasar de inmediato
al estudio de la Sintaxis particular. La sintaxis, sea la general o la particular, se com-
prende mejor si se hace previamente algún ejercicio en la traducción de temas fáciles.
Este ejercicio, anterior al de ‘composición’, deberá adelantar con incremento gradua-
do de las dificultades: podrá comenzarse con las Selectas sagradas de Lhomond, por
ejemplo, y de ahí pasar al De viris illustribus del mismo y, por último, a las Selectas
profanas de Heuzet.
30
Cfr. Introducción a la cuarta edición, pág. 19-20.
31
Ibid., pág. 15. Nótese cuán cerca están estos conceptos de Caro de la gramática transformacional de hoy.
desterró los librejos en uso y vinculó los estudios gramaticales a la corriente científi-
ca moderna, sin sacarlos, no obstante, de la corriente de la mejor tradición34. Ejerció
notable influencia en algunos autores nacionales de gramáticas latinas como José
Dolores Monsalve35, Juan Floro Bret36 y Luis Enrique Forero37, y en los más desta-
cados gramáticos colombianos de la segunda mitad del siglo xx: Emiliano Isaza38 y
Marco Fidel Suárez39.
Oscurecida progresivamente, en el transcurso de la primera mitad del siglo xx,
la tradición gramatical en Colombia40 y proscrito nuevamente el estudio del latín
en los establecimientos de enseñanza secundaria, nuestra edición de la Gramática
latina de Caro y Cuervo tiene ante sí un triple objetivo en el ámbito de los estudios
humanísticos y gramaticales. En primer lugar, sacar del olvido una obra que por su
valor científico merece ser incorporada a la historia de la lingüística hispanoameri-
cana y estudiada en sus supuestos teóricos, su método y su eficacia descriptiva. En
segundo lugar, recordar a algunos, y hacerles ver a muchos, que en nuestro país exis-
tió una enseñanza del latín y que para realizarla se disponía de un texto por muchos
aspectos excelente, compuesto por colombianos. Por último, suscitar alguna inquie-
tud por el estudio del latín y de la gramática latina, poniendo al alcance de quienes
lo deseen, en edición crítica, una obra que estaba agotada hace muchos años y que
puede ser utilizada en los colegios que voluntariamente quieran establecer la ense-
ñanza del latín, en las universidades y en los seminarios, no solo de Colombia sino
de los demás países de habla castellana.
Qué es nuestra edición de la Gramática latina y cómo la hemos realizado serán
materia del capítulo siguiente.
34
Cfr. José Manuel Rivas Sacconi, op. cit., pág. 329.
35
Prontuario de la gramática latina, Chiquinquirá, 1889; 2.ª ed., Bogotá, 1907. Es un breve resumen de
la Gramática de Caro y Cuervo, destinado a servir de introducción al estudio de esta obra.
36
Curso completo de gramática latina, 2.ª ed., Bogotá, 1924. La primera edición, Cali, s.a., llevaba el títu-
lo de Elementos de gramática latina para el uso de los seminarios. Sigue muy de cerca la de Caro y Cuervo, cuyas
definiciones y teorías hace propias el autor, debido a su “precisión y claridad incomparables” (pág. 3).
37
Alma latina: manual de latinidad, Bogotá, 1926. Reimpresión modificada, Bogotá, 1940. Lo más meri-
torio de esta obrita de Forero es que, a partir de la gramática española, establece una gramática general que luego
proyecta en la gramática latina, estableciendo, si bien no explícita ni rigurosamente, un sistema de transforma-
ciones que permite captar las estructuras gramaticales del latín y compararlas con las del español. La influencia
de Caro y Cuervo en Forero es innegable.
38
Gramática práctica de la lengua castellana, Bogotá, 1880. Según lo advierte el propio autor (pág. xii), la
analogía y la sintaxis “están tomadas especialmente de la Gramática de la lengua latina de los señores D. Miguel
Antonio Caro y D. Rufino José Cuervo”.
39
En sus Estudios gramaticales, Madrid, 1885, remite frecuentemente a la gramática del latín y compara
la oración hipotética española con algunos casos de la latina, porque, así lo manifiesta (pág. 231), “esta correla-
ción ayuda en mucho la comprensión de la materia”.
40
Con la creación del Instituto Caro y Cuervo en 1942 y, más tarde, con la renovación de las actividades
de la Academia Colombiana, nuestra tradición gramatical y, en general, lingüística y filológica ha comenzado a
revivir.
La presente edición de la Gramática de la lengua latina para el uso de los que ha-
blan castellano ha sido realizada como tomo segundo de las Obras de Caro que pu-
blicó el Instituto Caro y Cuervo [1972]. En un comienzo (véase la Presentación del
tomo I, pág. xi)1 se había pensado publicar la Gramática y los otros estudios grama-
ticales de Caro en un solo volumen. Pero, considerando que aquella es obra comple-
ta en sí misma y de extensión considerable, aumentada ahora por varios apéndices,
suplementos e índices, se ha resuelto publicarla en un tomo propio y reservar para
otro los demás estudios gramaticales. Este proceder tiene también la ventaja de dejar
independiente de otros trabajos de Caro una obra que es tanto suya como de Cuervo
y debe, por tanto, aparecer separada de trabajos que son fruto exclusivo de uno cual-
quiera de los dos ilustres bogotanos.
Teniendo en cuenta el carácter y los fines de la edición, la hemos dotado, hasta
donde ha sido posible, de las características consideradas pertinentes. Hemos hecho,
por tanto, una edición crítica que ofrece un texto ajustado al original, aunque tipo-
gráficamente mejorado, y reúne materiales que, o fueron publicados en solo una de
las ediciones antiguas, o habían permanecido inéditos no obstante estar destinados
a perfeccionar y enriquecer la obra. Hemos renunciado, en cambio, a hacer una edi-
ción anotada y puesta al día en materia de gramática y enseñanza del latín, pues, si
bien tuvimos en un principio esta idea y comenzamos a redactar las notas necesarias,
nos convencimos de que por ese camino nos apartábamos demasiado del propósito
fundamental de la edición.
Texto básico
Hemos tomado como base de la nuestra la cuarta edición, de 1886, que debe con-
siderarse como la definitiva y la más cuidada tipográficamente, y que contiene una
Introducción de Caro, a la que siguen un Dictamen de la Real Academia Española sobre
la Gramática latina de Francisco Jiménez Lomas, en cuyo final se juzga elogiosamente
1
Miguel Antonio Caro, Obras. Tomo I, Filosofía, Religión, Pedagogía. Estudio preliminar por
Carlos Valderrama Andrade. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1962 (Clásicos Colombianos, IV).
Adiciones de Cuervo
En los ejemplares de las tres primeras ediciones de la Gramática que pertenecie-
ron a Cuervo existen interesantes anotaciones marginales de su puño y letra. Muy
abundantes en el ejemplar de la primera edición, estas anotaciones van disminuyen-
do en los de las tres siguientes: en el de la segunda edición hay menos que en el de la
primera, muy pocas en el de la tercera y en el de la cuarta ya no hay ninguna. Muchas
de estas notas, aunque no todas, fueron incorporadas a las sucesivas ediciones, he-
cho, por demás, probatorio, como ya lo indicamos, de la participación de Cuervo
en la elaboración de todo el libro. Nos ha parecido conveniente publicar ahora estas
adiciones como Suplemento III de nuestra edición, por tratarse de un material en
parte inédito de Cuervo, cuyo lugar adecuado de publicación parece ser este, y por
tratarse de anotaciones útiles, que enriquecen la obra con nuevos ejemplos, latinos
y españoles, y nuevas referencias a gramáticos y lexicógrafos de su tiempo.
Las publicamos textualmente, en el orden en que aparecen en los ejemplares se-
ñalados. Para otros detalles, véase la nota que acompaña a este Suplemento.
Manuel Rivas Sacconi, miembros del Instituto Caro y Cuervo. Miguel Marciales,
profesor de la Universidad de Mérida (Venezuela), compatriota nuestro y hombre
de formidable memoria e inquebrantable voluntad de servicio; Marisa Vismara, de
la Universidad Católica de Milán, gentilísima dama y experta latinista, y el P. Manuel
Briceño S. I., Doctor en Filología Clásica por la Universidad de Oxford, gran cono-
cedor de la literatura latina y amable colaborador. A todos los nombrados deseamos
dar aquí público reconocimiento de nuestra gratitud. Sin su paciente ayuda no ha-
bría sido posible identificar los setecientos ejemplos latinos, más o menos, que estu-
dia la Gramática de Caro y Cuervo.
TABLA DE CORRESPONDENCIAS
2.a 1.a 2.a 1.a 2.a 1.a 2.a 1.a 2.a 1.a
1 1 27 17 53 43 79 68 104 93
2 2 28 18 54 44 80 69 105 94
3 3 29 19 55 45 81 70 106 94
4 4 30 20 56 46 82 71 107 95
5 5 31 21 57 47 72 108 96
6 6 32 22 58 48 83 73 109 97
7 6,4 33 23 59 49 84 74 110 98
8 7 34 24 60 50 85 75 111 99
9 7,3 35 25 61 51 86 76 112 100
10 8 36 26 62 52 87 77 113 101
11 37 27 63 53 88 78 114 102
12 38 28 64 54 89 79 115 103
13 39 29 65 55 90 80 116 104
14 40 30 66 56 91 81 117 105
15 8,II 41 31 67 92 82 118 106
16 8,II B 42 32 68 57 93 83 119 107
17 9 43 33 69 58 94 84 120 108
18 10 44 34 70 59 95 85 121 109
19 45 35 71 60 96 86 122 110
20 10,2 46 36 72 61 97 87 123 111
21 11 47 37 73 62 98 88 124 111,2
22 12 48 38 74 63 99 89 125 111,3
23 13 49 39 75 64 100 90 126 112
24 14 50 40 76 65 101 91 127 113
25 15 51 41 77 66 102 91,4 128 114
26 16 52 42 78 67 103 92 129 115
2.a 1.a 2.a 1.a 2.a 1.a 2.a 1.a 2.a 1.a
130 116 171 157 212 198 253 238 294 279
131 117 172 158 213 199 254 239 295 280
132 118 173 159 214 200 255 240 296 281
133 119 174 160 215 201 256 241 297 282
134 120 175 161 216 202 257 242 298 283
135 121 176 162 217 203 258 243 299 284
136 122 177 163 218 204 259 244 300 285
137 123 178 164 219 205 260 245 301 286
138 124 179 165 220 206 261 246 302 287
139 125 180 166 221 207 262 247 303 288
140 126 181 167 222 208 263 248 304 289
141 127 182 168 223 209 264 249 305 290
142 128 183 169 224 210 265 250 306 291
143 129 184 170 225 211 266 251 307 292
144 130 185 171 226 212 267 252 308 293
145 131 186 172 227 213 268 253 309 294
146 132 187 173 228 214 269 254 310 295
147 133 188 174 229 215 270 255 311 296
148 134 189 175 230 216 271 256 312 297
149 135 190 176 231 217 272 257 313 298
150 136 191 177 232 218 273 258 314 299
151 137 192 178 233 219 274 259 315 300
152 138 193 179 234 220 275 260 316 301
153 139 194 180 235 221 276 261 317 302
154 140 195 181 236 222 277 262 318 303
155 141 196 182 237 223 278 263 319 304
156 142 197 183 238 224 279 264 320 305
157 143 198 184 239 225 280 265 321 306
158 144 199 185 240 226 281 266 322 307
159 145 200 186 241 227 282 267 323 308
160 146 201 187 242 228 283 268 324 309
161 147 202 188 243 229 284 269 325 310
162 148 203 189 244 230 285 270 326 311
163 149 204 190 245 231 286 271 327 312
164 150 205 191 246 232 287 272 328 313
165 151 206 192 247 233 288 273 329 314
166 152 207 193 248 234 289 274 330 315
167 153 208 194 249 235 290 275 331 316
168 154 209 195 250 236 291 276 317
169 155 210 196 251 236 292 277 332 318
170 156 211 197 252 237 293 278 333 319
2.a 1.a
334 320
335
336
337
338 321
339 322
340 323
341 324
342 325
343 326
344 327
345 328
346 329
347 330
348
349 331
350 332
351 333
352 334
353 335
354 336
355 337
356 338
357 339
358 340
359 341
360 342
361 343
362 344
363 345
364 346
365
Publicamos aquí, completa, la poesía de Caicedo Rojas a que nos referimos en la pág.
xliv del Estudio preliminar.
UN LIBRO NUEVO
La Gramática latina de Caro y Cuervo fue publicada por primera vez en 1867, con la
siguiente portada: Gramática de la lengua latina para el uso de los que hablan castellano, por
M. A. Caro y R. J. Cuervo. Obra adoptada como texto en el Seminario Conciliar y en el
Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario de Bogotá. “Dada una lengua, no debe ser una
misma su gramática para los extranjeros de diversas naciones”, Bello. Bogotá, impreso por
Foción Mantilla, 1867. ii-243 págs. más una de Erratas y descuidos. – A la vuelta de portada
aparece un Privilegio de autor otorgado por “T. C. de Mosquera, Gran General, Presidente
de los Estados Unidos de Colombia”, que no se incluyó a partir de la tercera edición y que
reproducimos en la nuestra.
Luego siguieron:
Segunda edición: – Obra recibida como texto de enseñanza en la Universidad y el
Seminario de Bogotá […] Corregida, considerablemente aumentada y adicionada con un
tratado de prosodia […], Bogotá, Imprenta de Echeverría Hermanos, 1869. – El tratado de
prosodia es el de L. Quicherat, publicado únicamente en esta segunda edición, entre las pági-
nas 287 y 346, con la siguiente portadilla: Prosodia latina por L. Quicherat. Obra autorizada
por el Consejo de Instrucción Pública en Francia. Traducción acomodada al uso de los que
hablan castellano y destinada a servir de suplemento a la Gramática latina de Caro y Cuervo.
Tercera edición: – Obra recibida como texto de enseñanza en el Seminario Conciliar de
Bogotá […], corregida, considerablemente aumentada y adicionada con dos cursos de ejer-
cicios […], Bogotá, Imprenta de Echeverría Hermanos, 1876. – Desde la sexta edición estos
ejercicios fueron publicados con paginación independiente en números romanos y titulados:
Ejercicios de composición latina de la gramática latina por don M. A. Caro y don R. J. Cuervo.
Cuarta edición: – Texto aumentado con dos cursos de ejercicios, adoptado para la en-
señanza en el Seminario Conciliar de Bogotá y en el Colegio de Nuestra Señora del Rosario
[…], Bogotá, Echeverría Hermanos Editores, 1886.
Quinta edición: – Bogotá, Imprenta de Echeverría Hermanos, 1893.
Sexta edición: – Bogotá, Librería Americana, 1905.
Las ediciones posteriores son reproducción de la sexta, y la última es la novena, Bogotá,
Librería Americana, 1929.
En la presente edición reproducimos el texto de la sexta, que probablemente fue la úl-
tima que corrigió el señor Caro, según puede colegirse por unas pruebas de imprenta que se
conservan en su archivo. Pero hemos tenido en cuenta las ediciones anteriores, especialmente
la tercera y la cuarta, a partir de la cual la obra no recibió modificaciones importantes, para
resolver algunas dificultades que en la selección de tipos para los títulos de capítulos y pará-
grafos se nos presentaron y que la descuidada presentación de las más recientes impresiones
no permite resolver adecuadamente. Por considerarlos de interés para el conocimiento de
la elaboración de la Gramática, publicamos, además de la Introducción a su cuarta edición,
4 nota bibliográfica
reproducida en todas las reimpresiones posteriores, los Prólogos a las ediciones primera y
tercera. El de la segunda solo difiere del de la tercera en la falta de dos párrafos que le fueron
añadidos en la última mencionada, razón por la cual no lo reproducimos aquí.
Para facilitar la consulta de la obra preparamos, y publicamos aquí, un índice de los pa-
sajes de autores latinos citados en el libro que pudimos identificar y un índice general de
materias que, extrañamente, falta en todas las ediciones con excepción de la segunda y la ter-
cera. Y añadimos, por parecernos interesante y útil, una lista de las anotaciones marginales
que Cuervo consignó de su puño y letra en sus ejemplares de las tres primeras ediciones de
la Gramática y una bibliografía de las obras científicas –gramáticas y textos de lingüística–
que los autores citan en las notas de pie de página.
En el texto de la gramática y de los ejercicios hemos substituído las tildes que los auto-
res pusieron en las palabras latinas con los signos de cantidad de la penúltima vocal, reali-
zando así un deseo expreso de Caro y de Cuervo, quienes, en nota al parágrafo 2 de su libro,
se lamentan de no poder marcar la cantidad, útil para la correcta acentuación del latín, por
“falta de caracteres tipográficos correspondientes”, y hemos modernizado la ortografía su-
primiendo mayúsculas y tildes innecesarias hoy en la escritura del español. Fuera de esto,
nuestra reproducción de la famosa obra es fiel al texto que sus autores publicaron y reim-
primieron muchas veces.
GRAMÁTICA
DE LA
LENGUA LATINA
PARA EL USO
DE LOS
QUE HABLAN CASTELLANO
POR
M. A. CARO Y R. J. CUERVO
hago saber:
Que los señores Miguel Antonio Caro y Rufino J. Cuervo han solicitado privilegio ex-
clusivo para publicar y vender una obra de su propiedad cuyo título, que han depositado en
la Presidencia del Estado Soberano de Cundinamarca, prestando el juramento requerido por la
ley, es como sigue: “Gramática de la lengua latina para el uso de los que hablan castellano”. Por
tanto, en uso de la atribución 13.ª que me confiere el artículo 66 de la Constitución, pongo
por las presentes a los expresados señores Caro y Cuervo en posesión del privilegio por quince
años, cuyo derecho les concede la ley 1.ª, parte I, tratado III, de la Recopilación Granadina,
que asegura la propiedad de las producciones literarias y algunas otras por cierto tiempo.
T. C. de Mosquera.
[L. S.]
Alejo Morales.
1
En Inglaterra y Alemania salen a luz todos los días excelentes selecciones para el uso de las escuelas.
Nosotros, escribiendo especialmente para los americanos, nos vemos obligados a citar entre lo conocido en es-
tos países. En cuanto a las Selectas profanas, debemos recomendarlas como un buen libro de traducción y como
una bella floresta moral.
8 prólogo de la primera edición
serio, demanda no poca aplicación y no puede ajustarse sino inutilizándose a los mé-
todos puramente prácticos que suelen aplicarse a la enseñanza de los idiomas vivos.
No pocas observaciones originales contiene esta gramática: los más de los ejem-
plos justificativos que la acompañan se han sacado directamente de la mina de los
clásicos; y cuestiones hay que tratamos de una manera nueva y con mayor amplitud
de lo que acostumbra el común de los gramáticos. Esto manifestamos porque no se
confunda lo propio con lo ajeno en una obra como la presente, en cuya formación
es permitido en general, ni debe escrupulizarse, en ciertos departamentos, recibir los
materiales de segunda mano.
Especial esmero hemos puesto en el cotejo del giro latino con el castellano; a
ello nos obliga el título mismo de la obra. Consagramos principalmente a este ob-
jeto el segundo curso y las notas que aparecen al pie de las páginas. Cualquiera con-
cepto que haya de formarse sobre el éxito de esta parte de nuestra tarea merece la
indulgencia debida a los primeros ensayos: en efecto, no conocemos predecesor en
el desempeño de tan importante comparación.
Para mayor abundamiento, cuidamos de acotar constantemente, por vía de notas,
lugares de obras que ofrecen en cada caso dado oportunas ampliaciones. En las refe-
rencias hechas con ocasión de construcciones castellanas, citamos preferentemente
la Gramática de Bello; esto en atención a su elevado mérito, como también a la cir-
cunstancia de que la opinión ilustrada la va introduciendo con creciente aceptación
en los colegios de Hispano-América. Así, nuestra gramática puede decirse que con-
tiene un índice razonado de esa obra clásica.
En las Notas e Ilustraciones se hallan ya el desarrollo, ya el fundamento de prin-
cipios establecidos en el texto.
Por último, cumplimos gustosos un deber dando públicamente las gracias al
Ilustrísimo Señor Herrán, Arzobispo de Santafé; a los presbíteros doctor Piñeros,
vicerrector del Seminario Conciliar de esta ciudad, y doctor Isaza, rector del colegio
de La Ceja del Tambo (estado de Antioquia), y al caballero inglés Samuel Bond, di-
rector de una casa de educación en Rionegro, por la benévola acogida que han dis-
pensado a este libro.
1
El primer curso es tomado del First Latin Book de Arnold, acomodado por A. Harkness al método de
Ollendorff; el segundo, reducido al mismo método, tiene por base parte del mismo libro del mencionado Arnold
que lleva por título A Practical Introduction to Latin Prose Composition.
dificultad, y con auxilio de las reglas que, a fin de facilitarle este trabajo, damos en el
capítulo I de la sintaxis general.
Pero en lo que se ha puesto especial esmero es en el cotejo del giro latino con
el castellano; a ello nos obligaba el título mismo de la obra. Dedicamos principal-
mente a este objeto el segundo curso y las notas que aparecen al pie de las páginas.
Cualquiera concepto que haya de formarse sobre esta parte de nuestra tarea merece
la indulgencia debida a los primeros ensayos; pues, en efecto, no conocemos prede-
cesor en el desempeño de tan importante comparación.
Para mayor abundamiento cuidamos de acotar continuamente, por vía de notas,
lugares de obras que ofrecen en cada caso dado oportunas ampliaciones. En las refe-
rencias hechas con ocasión de construcciones castellanas, citamos preferentemen-
te la Gramática de Bello; esto en atención a su elevado mérito, como también a la
circunstancia de que la opinión ilustrada la va introduciendo con creciente acepta-
ción en los colegios de Hispano-América. Así, nuestra gramática puede decirse que
contiene un índice razonado de esa obra clásica. Y como la citamos por párrafos,
división que no existe en todas las ediciones, debe advertirse que nos referimos a la
última publicada por el autor, según se ha reproducido en Bogotá, 1874. Sucede lo
contrario con la Gramática de la Academia; la indicación numérica de los párrafos
ha desaparecido en las ediciones modernas; citamos, pues, por partes y capítulos la
matritense de 1874.
En las Notas e ilustraciones se halla el fundamento o el desarrollo de principios
establecidos en el texto.
Ya en la primera edición de esta obra dábamos las gracias a aquellas personas que
aprobaron y fomentaron la idea de su publicación: hoy debemos extender la mani-
festación de nuestro cordial agradecimiento al público colombiano en general, que
con una benévola acogida se ha dignado premiar nuestros no interrumpidos trabajos.
I. Aprender una lengua es frase que envuelve diversos sentidos, según lo que se
entienda por saber un idioma, y según el fin con que se estudie. Oyendo y repitien-
do lo que oye de boca de la madre o la nodriza aprende el niño a hablar y a entender
su lengua nativa, y este método natural basta para adquirir la versación necesaria a
los usos comunes de la vida. La gramática es la exposición ordenada y reflexiva del
mecanismo de una lengua, conjunto de reglas generales sobre sus diversos recursos
y modos de expresión, fundadas en el uso de la sociedad culta y de los escritores atil-
dados, y enseña a hablar y a escribir con corrección y propiedad. La filología, amplia
y progresiva en sus investigaciones, considera el habla humana en sí misma como un
organismo, indaga sus orígenes, estudia sus afinidades y procura no tanto establecer
reglas cuanto descubrir las leyes que rigen el desenvolvimiento del lenguaje.
La gramática complementa el aprendizaje práctico de una lengua; es arte, más
que ciencia, y se ordena al fin práctico de manejar correctamente un idioma, sin que
de aquí se siga que, faltando el auxilio de dotes naturales estéticas y de buena escuela
práctica constante, baste ella sola a alcanzar su objeto; bien al contrario, importa no
olvidar que el estudio aislado y exclusivo de la gramática ocasiona un desequilibrio
de las facultades mentales, más propio para esterilizar el entendimiento que para fe-
cundar y desenvolver las ideas.
Si la gramática, como arte, es complemento del aprendizaje práctico del lenguaje
oral y escrito, por otra parte, en cuanto examina relaciones entre la palabra y la idea,
se da la mano con la lógica e ideología y, en cuanto fija las leyes del idioma, va liga-
da con las investigaciones filológicas. La gramática debe conciliar uno y otro carác-
ter, sin inclinarse demasiado a lo filosófico ni a lo científico, ni excluírlos tampoco
por completo. Los ideólogos franceses soñaron teorías que apartaron la gramática
de los hechos históricos y de su instituto práctico. Guardémonos de imitar sus va-
nas especulaciones. Mas no por eso hemos de prescindir del criterio filosófico. De la
gramática deben descartarse las sutilezas, pero sin renunciar a los rectos principios
ideológicos ni reñir con la escolástica.
Los gramáticos alemanes, propensos siempre a la análisis científica, especie de
fisiología del lenguaje, descuidan por su parte aquellos secretos de bellezas idio-
máticas que nacen de la espontaneidad y gracia de los movimientos. Huyendo de
esa extrema rigidez científica que quita al lenguaje la frescura y encantos de la vida,
conviene, sin embargo, que se depure de resabios de rutina y al fin se enriquezca la
gramática con los descubrimientos filológicos, pero sin abandonar, por otro lado,
gramáticos. Y es la razón que estos ejemplos se copian para ser aprendidos de me-
moria, y, dado el respeto que a lo auténtico se debe, no convendría que el estudiante
recuerde como de cual o tal autor frases y conceptos adulterados; antes al contra-
rio, bueno es desde un principio irse acostumbrando al modo de concebir ideas y de
expresarlas de los escritores clásicos, lo cual vale acostumbrarse al gusto más puro,
al genio mismo de la lengua que ellos familiarmente manejaron. Pero estos mismos
ejemplos, que para conservados en la memoria o para citados no sufren alteración,
puede y debe el estudiante descomponerlos, reformarlos y completarlos por vía de
ejercicio para penetrar su sentido y enterarse de su estructura gramatical, lo que hará
bajo la dirección del maestro, o por sí mismo, mediante un examen atento y con el
auxilio de las reglas que a fin de facilitarle este trabajo se consignan en el capítulo I
de la sintaxis general.
III. El estudio de la sintaxis pide como preparación algún ejercicio en la traduc-
ción de temas fáciles a fin de que, pudiendo aplicarse las reglas en materia ya cono-
cida, vayan grabándose dócilmente en el entendimiento. Este ejercicio, anterior al
de composición, puede principiar terminado el estudio de las conjugaciones y debe
adelantar, como el otro, con incremento gradual de dificultades; así, de las Selectas
sagradas de Lhomond, por ejemplo, puede pasarse a De viris illustribus del mismo,
y de ahí a las Selectas profanas de Heuzet. En Inglaterra y Alemania salen a luz todos
los días excelentes selecciones para uso de las escuelas; pero, como escribimos espe-
cialmente para los americanos, nos vemos obligados a citar entre lo conocido en es-
tas regiones. Por lo que hace a las Selectas profanas, no excusaremos recomendarlas
como un buen libro de traducción y como una bellísima floresta moral.
Cuando los fundadores de la Academia francesa emprendieron la composición
del diccionario nacional, tuvieron por excusado citar autores, porque consideraron
que, siendo el francés lengua viva, ellos eran los más autorizados representantes del
buen uso. En las lenguas muertas la autoridad de los escritores clásicos es inapelable;
en ellos quedó la lengua en forma definitiva y como estereotipada, y son dechados
únicos y medios obligados de rectificación. Fuera de su mérito intrínseco, aquellos
escritores inmortales despiertan la curiosidad y merecen la atención con que se visi-
tan y examinan los monumentos históricos irreemplazables.
De la circunstancia de ser muerta una lengua resulta la necesidad de publicar los
textos de sus autores con notas y comentarios. Si las glosas recargadas de erudición
indigesta e impertinente son dédalo en que el entendimiento pierde el tino y la vo-
luntad la paciencia, nada hay, por el contrario, que tanto enseñe y sugiera como el
estudio de un autor comentado con erudición sobria, claridad y precisión. Curiosa
inconsecuencia ofrecen en esta materia las gentes letradas protestantes, de regiones
septentrionales, porque al paso que publican sin notas los oscuros libros orientales
de la Sagrada Escritura, fundándose en el principio del libre examen, reconocen prác-
ticamente en lo profano la falsedad de semejante teoría con el laudable empeño que
2
El Anacreonte de Castillo y Ayensa y el Horacio de Burgos son, como traducciones poéticas comenta-
das, obras de gran mérito; y la segunda todavía mejor como comentario que como imitación. Pero ni ellas ni las
más recientes versiones poéticas hechas por Bendicho, por el Illmo. Montes de Oca y por otros humanistas del
mundo español son libros destinados a las escuelas, únicos a que en esta Introducción nos referimos.
Sin desconocer el altísimo mérito de Horacio (autor, entre los latinos, predilec-
to de los ingleses) ni la conveniencia de estudiarle en las escuelas, siempre que se lea
debidamente expurgado, como ya desde su tiempo lo advertía Quintiliano, creemos
que el poeta más digno de cautivar el cariño juvenil es Virgilio3. Él formó en todo
tiempo las delicias de las naciones latinas; y en las escuelas septentrionales, en que
cesó de obtener la preeminencia cuando la díscola crítica moderna se enfadó de oír-
le llamar príncipe y se empeñó en destronarle, va ganando día a día aún mayor esti-
mación que antes tuvo, cumpliéndose así el pronóstico del sabio y discreto Felipe
Wagner. Entre los mejores comentadores virgilianos modernos –el mismo Wagner,
Ladewig, Gosrau, Forbiger, Kennedy, Benoist– debemos hacer especialísima men-
ción de Conington. El comentario virgiliano extenso de este insigne humanista in-
glés es un trabajo de discriminación finísima que no solo ilustra el sentido de cada
pasaje sino que descubre el sistema conceptual del poeta e inicia a quien atentamen-
te le siga en toda especie de primores y reconditeces de la sintaxis y poesía latinas.
IV. Sometido el latín a la ley común de las cosas humanas, desde que empezó
a cultivarse como lengua literaria hizo progresos, llegó a su mayor altura, y decayó
luego. No ha de perderse de vista, al estudiar los autores, la edad en que escribieron,
porque la distinción de los tiempos explica muchas diferencias fonéticas e idiomáti-
cas. Cabe distinguir escritores anteclásicos, clásicos –o sea del siglo de Augusto4– y
posclásicos, con arreglo a esta más o menos exacta clasificación trazada por Mr. Ellis
como norma para señalar las diferencias de pronunciación del latín:
Anteclásicos: Plauto, a. c. 254-1845, Ennio, 239-169, Catón Cens., 234-
149, Terencio (liberto africano), 195-159, Cayo Graco, 154-122, Lucilio, 148-103.
Clásicos puros: Cicerón, 106-43, Julio César, 100-44, Lucrecio, 95-52,
Catulo, 87-47, Salustio, 86-34, Virgilio, 70-20, Horacio, 65-8, Augusto, 63 - a. d. 14,
Fedro (liberto suyo, de incierto año), Livio, 59 - a. d. 17, Tibulo, 54-18, Propercio,
51?, Ovidio, 43 - a. d. 18.
Posclásicos: Plinio el viejo, a. d. 23-79, Silio Itálico, 25-100, Lucano, 39-
65, Quintiliano, 40-118?, Tácito, 60-118, Estacio, 61-96, Plinio el mozo, 61-105,
Juvenal y Suetonio (fines del siglo primero).
3
Baste citar el elocuente testimonio de San Agustín: “Vergilium pueri legant, ut, poeta magnus, omnium-
que praeclarissimus atque optimus, teneris imbibitus annis, non facile oblivione possit aboleri” [Es precisamente
a Virgilio, como el principal y más brillante de todos los poetas, a quien leen desde niños para que sus espíritus,
todavía tiernos, se empapen en él y no pueda caer en el olvido fácilmente] (De civit. Dei, I, 3).
4
Época preaugustea, augustea y postaugustea dicen con más exactitud los ingleses. Todavía dentro de la
edad clásica hay diferencias notables: del lenguaje semirrudimentario de Lucrecio a la exquisita perfección de
Virgilio parece mediar inmensa distancia. Entre Virgilio y Ovidio no hay gran diferencia de lenguaje pero sí
de estilo: en los Metamorfoseos no encontró Macaulay, después de curioso escrutinio, sino cuatro versos de sabor
puro virgiliano.
5
Las fechas que llevan antepuestas las letras a. c. (ante christum) o que van escuetas indican años
antes de Cristo; a. d. significa anno domini, o sea año de la era cristiana. Vid., al fin de los ejercicios, el apén-
dice sobre cronología romana.
únicamente en los verbos, sus tiempos y modos; otra, examinando el valor de los ca-
sos o el de un caso especial en los nombres que ocurran; otra, la ordenación de los
términos y sentencias; otra, el uso de varias partículas; otra, el empleo de diversas
clases de palabras y el papel que desempeñan en la frase o sentencia. Podrá volver a
examinar el mismo trozo fijándose en la parte fonética o en la formación de las vo-
ces y sus sufijos. Podrá investigar exclusivamente hasta qué punto ciertas palabras
notables conservan su significación primitiva o por qué manera y hasta qué punto
se desvían de ella. Y adelantando más podrá, por medio de la comparación de aquel
autor con otros escritores, confrontar el giro de la prosa con el del verso, y la prosa
de un orador, como el que nos representan las oraciones de Cicerón o las imagina-
rias arengas que en su narración interpola Tito Livio, con la de una persona de bue-
na sociedad, cual aparece en las cartas de Cicerón, o con la propia del trato común
y corriente que nos ofrece Plauto, o con la de un historiador como Livio o Tácito; o
bien, notar los puntos en que el siglo de Cicerón difiere del que le precedió, o de la
época de los contemporáneos de Augusto, o de la edad subsiguiente. Mas tal lectura
y apuntamientos no han de hacerse a la ligera y por encima; de un modo o de otro,
el estudiante debe copiar los ejemplos que ilustran la parte de la gramática que ocupe
por el momento su atención y anotarlos cuidadosamente en el ejemplar que maneja.
Además, no basta una sola gramática; aprovecha leer varias –dice con ingenua
modestia, desconfiando de la suya propia no obstante ser muy completa, el docto
filólogo arriba mencionado–. Cualquiera que sea, a nuestro juicio, el mejor modo
de disponer y ordenar las materias gramaticales, siempre es cierto que el examen de
otro sistema diferente, como esté fundado en principios inteligibles, suministrará
nuevos ejemplos y observaciones y permitirá contemplar algunos puntos bajo nue-
vos aspectos o con mejor luz.
Como complemento de estas juiciosas indicaciones vendría bien citar algunas de
las mejores gramáticas latinas; sin agraviar a nadie, a Madvig corresponde el primer
lugar que todos de buen grado le conceden entre los gramáticos latinos modernos;
entre otras merece justa recomendación la gramática de Key, sin negar por eso que
hay muchas que no le ceden ventaja.
Las gramáticas explican la forma y requieren el auxilio de los diccionarios, que
ordenan la materia. Y los que aspiren a mayor perfeccionamiento en este estudio,
que, como todos los conocimientos, no tiene meta conocida, deben consultar las
obras especiales, léxicas o expositivas, ya sobre determinados departamentos grama-
ticales, como lo es, entre las de primera clase, el diccionario de particulis del jesuita
Tursellino, ampliado y refundido por Hand; o ya las monográficas sobre el lenguaje
y estilo del autor que merezca la predilección de cada cual.
VI. El epígrafe tomado de Bello y estampado en la portada de este libro anun-
cia que los autores han puesto especial esmero en el cotejo del giro latino con el cas-
tellano. Si el estudio de un idioma, cuando se hace aisladamente, viene a ser estéril
por falta de ambiente y horizonte, ninguna comparación es, al contrario, tan fe-
cunda como la de la lengua nativa con la lengua madre. La castellana, como todas
las romances, es legítima hija del latín: verdad comprobadísima que sirve de funda-
mento a estudios comparativos como los de Diez y otras modernas lumbreras de
la filología. De la descomposición del latín surgieron como nuevos organismos las
lenguas romances; o, de otro modo, para no desconocer el aspecto progresivo de los
hechos, el latín, con la descomposición de la sociedad antigua, se transformó en las
diversas lenguas que se hablan en el mediodía de Europa y en la América española,
las que, a pesar de nuevas modificaciones, conservan el sello original y señales claras
de inmediato e innegable parentesco; por manera que quien quiera estudiar bien el
castellano necesita empezar por el principio, que es el latín. En esta comparación
entre la lengua patria y sus inmediatos orígenes, tan interesante cuanto descuidada
por los propios, no hemos excusado extendernos ya en observaciones adicionales o
ya en notas, mayormente en algunos puntos de sintaxis erróneamente tratados en
las gramáticas castellanas.
VII. La presente obra, destinada primero a un reducido número de alumnos,
vio la luz pública en 1867; hízose segunda edición, aumentada con una prosodia,
en 1869; en 1876 se reimprimió adicionada con los ejercicios, que ahora se repi-
ten en esta cuarta edición. De los numerosos testimonios de benevolencia y aprecio
que ha merecido, ninguno tan solemne y valioso, aunque no directo, como el que se
contiene en el dictamen de la Real Academia Española que a continuación de estas
líneas se reproduce. A pesar de todo, los autores de este libro saben bien cuánto dista
de la perfección relativa que ha alcanzado en otras naciones esta clase de enseñanza.
Ausente uno de ellos años ha, y ocupados ambos en premiosas y arduas tareas, sien-
ten no haber podido presentar al público esta nueva edición de la gramática latina
destinada al uso de los hispanos con todas las reformas y aumentos que pedía. La
reimpresión era solicitada con empeño por varios institutores; y, ya que no perfec-
cionada, la presente edición sale revisada, en algunos puntos mejorada y en su parte
material muy superior a las anteriores; con lo cual, ya que no el aplauso, de esperar
es que logre la indulgencia de los amantes de las letras latinas.
nota
Como colecciones de autores clásicos anotados por profesores eminentes mencionare-
mos: Bibliotheca Classica, edited by George Long (London, Whitaker & C.º); – Bibliotheca
Scriptorum Romanorum Teubneriana (Lipsiae, Teubner); – Römische Classiker (Lipsiae,
Tauchnitz). Como colección de textos para escuelas, Clarendon Press Series of School Classics
(Oxford, Clarendon Press).
Los comentarios de las colecciones inglesas están escritos en inglés; los de las alema-
nas, en latín.
La obra fundamental de la lexicografía latina es el Totius Latinitatis Lexicon, de Forcellini.
Recomendable por extremo en la edición moderna dirigida y ampliada por De Vit, Patri
(Italia).
SIGNOS Y ABREVIATURAS
EXAMEN DE MÉTODOS
de la lengua, como si las lenguas se formasen por broma y al acaso; no se le presentarán las
irregularidades como fenómenos monstruosos, ni el complicado tejido de la prosodia como
invención galana de los poetas, sino que se le hará entender que toda irregularidad es aparen-
te y que en el fondo de todas esas formas exóticas yace un principio de orden y regularidad
superior, que unas veces conocemos, que otras podemos rastrear o conjeturar, y que siem-
pre es lícito y noble ejercicio de la mente inquirir. Entonces se le hará entender que toda esa
prosodia de tan temeroso aspecto, con su balumba de incrementos y excepciones, descansa
en un corto número de leyes fonéticas que siempre y rigurosamente se cumplen.
”No se le dirá (cosa absurda e imposible en cualquiera lengua) que un verbo como fero
tiene el pretérito tuli y el supino latum, sino que se le hará entender que lo que están conju-
gando son tres verbos defectivos que tuvieron completa su respectiva conjugación en algún
tiempo y de los cuales solo restan en los clásicos algunas formas, a la manera que quedan en
la naturaleza las reliquias de una forma perdida. Jamás verá contraerse dos vocales ni resol-
verse un diptongo sin que se le dé la razón de ello. Fijos los ojos en la raíz, verá germinar en
ellas una tras otra y por ley cuasi fatal las desinencias y cubrirse de hojas y de flores el árbol
opulento de la conjugación clásica. Y así será la gramática, además de obra racional, obra
artística, y llegará a encariñarse con ella el discípulo más ternezuelo cuando le parezca que
asiste a la elaboración de la lengua o que él la va construyendo y sacando de su propio fondo.
”Y no se nos replique que con esas gramáticas antiguas, congeries [lat. ‘montón’] infor-
me de paradigmas amontonados y de versos bárbaros, se educaron grandes generaciones de
humanistas y que ese es el método tradicional y venerando en España, porque a eso puede
y debe responderse:
”1.º Que es tal la pujanza y el esfuerzo de los grandes entendimientos y de las volun-
tades viriles, que a pesar de los métodos más detestables llegan a enseñorearse de la ciencia,
aunque todos los errores humanos, tradicionalmente recibidos, se empeñen de llenarles de
estorbos y de malezas el camino. Y así como nos pasman los esfuerzos de gimnasia de santo
Tomás de Aquino para dar sentido racional a ciertos lugares de Aristóteles que hoy leemos
clarísimamente y que él solo tenía a mano corrompidos e ilegibles, así nos llena de respetuoso
asombro el ver hoy aquellas gramáticas por las cuales aprendieron hebreo Santes, Paguino y
Arias Montano, las cuales gramáticas son tales en punto a confusión, incoherencia y embro-
llo que ni el mismo enemigo del linaje humano las hubiera fabricado más ásperas y difíciles
si para sus dañados intentos se hubiera propuesto cerrar las puertas de la lengua santa. ¿En
qué universidad de Europa se enseña hoy el griego por los métodos con que le enseñaban
Budeo y Francisco de Vergara? Solo en España dura el antiguo sistema de enseñar la lengua
latina como tormento y cruz del estudiante, contribuyendo más que otra cosa alguna a la
vergonzosa decadencia a que hemos llegado en estos estudios.
”Que la enseñanza del latín está por los suelos en España es verdad sabida de todo el
mundo, aunque no todos convienen en las causas. Achácanlo unos al poco tiempo que se
invierte en la enseñanza, y tienen razón. Achácanlo otros a los métodos, y aciertan también.
Ya que los autores no pueden reformar los planes de enseñanza ni aumentar las horas de cla-
se, vayan reformando a lo menos los métodos, y el mal será menor.
”2.º En España no ha habido un solo método de enseñar la lengua latina, sino muchos
y contradictorios, unos buenos y otros malos. La rutina absurda y degenerada de principios
de este siglo nada tenía que ver con la ciencia admirable de Nebrija, del Brocense, de Simón
Abril y del padre Manuel Álvarez. Todos estos claros varones tuvieron que luchar en su
tiempo con absurdos y rutinas muy semejantes a las que hoy importa destruír a todo trance.
Nebrija tuvo que expulsar de las escuelas a los Ebrardos, Galteros y Pastranas. El Brocense
escribió su obra maestra contra los que negaban que en la gramática hubiera que preguntar
por las razones de las cosas. Simón Abril llegó a acudir a Felipe II y a las Cortes de Castilla
convocadas, quejándose del enorme absurdo de enseñar en latín la misma lengua latina que
se ignoraba. El espíritu y las lecciones de esos hombres es lo único tradicional y respetable
que en esta materia hay en España. Para ellos la gramática era ciencia racional y filosófica,
ciencia de causas, de causis linguae latinae, no arte empírico. Si hoy vivieran, la considera-
rían además como ciencia histórica y estarían, de fijo, al lado de los Pott, de los Benfey, de
los Curtius, de los Bopp y de los Diez. ¿Por qué no interpretar nosotros ampliamente su es-
píritu e insistir en sus huellas?
”Perdone la Academia si me he alejado, aunque solo en apariencia, del libro del señor
Lomas. Este libro tiene para mí un defecto no leve, el de ser ecléctico en demasía, empeñán-
dose el autor, quizá por no venir tan de frente con la costumbre reinante, en conciliar dos
métodos a toda luz antagónicos, y muchas veces ni siquiera los concilia: se limita a poner el
uno al lado del otro, como para que el discípulo elija…
”Aparte de este que yo tengo por lunar de la obra, aunque puedan alegarse circunstan-
cias atenuantes, la Gramática del señor Lomas me parece un buen resumen de las mejores
y más recientes que en Francia y en Italia han visto la luz pública. Quizá hubiera sido muy
útil que el autor consultase la muy excelente de nuestros doctos académicos correspondientes
D. Miguel Antonio Caro y D. Rufino José Cuervo, impresa años hace en Bogotá; obra ma-
gistral y la mejor de su género en nuestro idioma.
”Resumiendo, la Gramática del señor Lomas me parece muy digna de la protección
del Gobierno”.
Y habiendo hecho suyo la Academia el preinserto dictamen, tengo la honra de comu-
nicarlo a V. E., cuya vida guarde Dios muchos años.
El Secretario,
Manuel Tamayo y Baus
ALFABETO Y PRONUNCIACIÓN
§ 1. Las letras del alfabeto latino son veintiuna: a, b, c, d, e, f, g, h, i, k, l, m, n,
o, p, q, r, s, t, v, x, que se nombran así:
a, be, ce, de, e, ef, gue, ha, i, ca, el, em, en, o, pe, cu, er, es, te, u, ix.
La zeta, z, y la ypsilón, y, se usan en voces tomadas del griego, como zephy̆rus,
céfiro.
Las letras se dividen en vocales y consonantes.
VOCALES Y DIPTONGOS
Son vocales las que pueden pronunciarse por sí solas clara y distintamente: a, e,
i, o, u. La y es también vocal y tiene el mismo valor que la i.
Dos vocales juntas que se profieren de un solo golpe de voz forman diptongo.
Los más comunes en latín son cuatro: ae, oe, au, eu; los dos primeros se escriben ge-
neralmente æ, œ, y se pronuncian siempre como e sola*. Ejemplos: aetas, edad; poe-
6
CONSONANTES
Las demás letras son consonantes, y se llaman así porque, para sonar bien o me-
jor, requieren el auxilio de las vocales.
C. G. Los romanos pronunciaban estas letras delante de e, i, del mismo modo que
delante de las otras vocales, de suerte que donde estaba escrito ce, ci, ge, gi, leían: que,
qui, gue, gui. Pero el uso general hoy entre españoles es pronunciar como en castellano.
H. Es muda lo mismo que en nuestra lengua. – Ph se pronuncia como f; así
philosophĭa se lee filosofia. Ch suena como k: chorus, coro, chirurgĭa, cirugía, se leen
corus, quirurgia. Th y rh valen t y r. Estas letras compuestas solo aparecen en voces
tomadas del griego.
I. Con este signo se representaba así la vocal i como la consonante y de nuestra
lengua; sin embargo, el uso común ha apropiado a esta última el signo j; de modo
que se escribe major, Troja, y se pronuncia máyor, Troya*. 7*
*
[En la presente edición los escribimos ae, oe. N. del E.]
*
[En la presente edición empleamos la i en lugar de la j. N. del E.]
DE LA CANTIDAD Y EL ACENTO
§ 2. Una o más letras pronunciadas en un solo golpe de voz forman sílaba. Las palabras,
según el número de sílabas de que se componen, se llaman monosílabas (de una sílaba), di-
sílabas (de dos), trisílabas (de tres), polisílabas (de muchas).
Cuantidad es el valor que tienen las sílabas según la legítima duración de su sonido. Los
romanos las dividían en largas y breves: una larga era igual a dos breves. Sílaba común o in-
diferente es la que puede pronunciarse larga o breve.
La cuantidad se indica con estos signos colocados sobre las vocales: ( ˉ ) sílaba larga,
( ˘ ) sílaba breve, ( -˘ ) o ( ˇ ) sílaba indiferente.
La cuantidad no es lo mismo que el acento, aunque entre ambos hay ciertas relaciones
que explica la prosodia. Toda sílaba tiene cuantidad, pero no toda sílaba es acentuada: así
en latín como en castellano, cada palabra tiene solo un acento1, es decir una sílaba que se
profiere con más fuerza, ora sea larga, ora breve.
Reglas generales. 1.ª En latín no hay palabras sobreesdrújulas ni agudas: toda palabra
polisílaba lleva el acento o en la antepenúltima o en la penúltima sílaba. 2.ª Si la penúltima
es larga, en ella se carga el acento; si breve, en la antepenúltima. Así, amāre, en que la penúl-
tima es larga, se pronuncia amáre, y legĕre, en que es breve, légere. 3.ª En latín no se señala el
acento en lo escrito, pero en los diccionarios y libros de estudio se señala la cuantidad de la
penúltima sílaba en los vocablos de dudosa acentuación2.
DE LAS PALABRAS
§ 3. Todas las palabras de la lengua latina, atendida la diversidad de cosas que
representan y la manera especial de representarlas, se reducen a siete clases, denomi-
nadas partes de la oración, a saber: sustantivo, adjetivo, verbo, adverbio, preposición,
conjunción e interjección.
Estas se dividen en declinables e indeclinables: son declinables o, lo que es lo mis-
mo, admiten variedad de flexiones o terminaciones el sustantivo, el adjetivo y el ver-
bo; son indeclinables, es decir no admiten variedad de terminaciones, el adverbio, la
preposición, la conjunción y la interjección.
En latín no hay artículo: homo significa igualmente ‘hombre’, ‘el hombre’ o ‘un
hombre’.
* Observación. Propiamente hablando, el artículo no puede considerarse por sí solo parte de
la oración: es una especie de adjetivo: así, nuestros artículos un y el no son más que los adjetivos lati-
nos unus, ille, modificada la forma y atenuada notablemente su natural fuerza determinativa.
1
De neutrum ‘ni uno ni otro’.
En algunos nombres hay un sexto caso llamado vocativo: sirve para nombrar a
la persona a quien dirigimos la palabra. En las declinaciones que no tienen vocativo
se suple con el nominativo.
En algunas lenguas se distingue también el caso locativo, que señala el lugar donde pasa
la acción. En latín este caso no tiene forma especial: se suple con el ablativo y algunas veces
con el genitivo y el dativo.
Véanse las construcciones que en castellano corresponden a los casos latinos, y
sirva de ejemplo el sustantivo Roma.
Nom. Roma dominó el mundo.
[Voc. Oh Roma! 2 tus glorias se oscurecieron.]
Gen. Las armas de Roma avasallaron muchas naciones.
Dat. Bruto dio a Roma la libertad.
Acus. Rómulo fundó a Roma3.
Abl. Cicerón hizo salir de Roma a Catilina.
DECLINACIÓN
§ 5. Declinar es formar los casos de un nombre, así en singular como en plural.
Hay en latín cinco declinaciones, que se distinguen por la terminación del ge-
nitivo de singular: la 1.ª hace el genitivo en -ae, la 2.ª en -i, la 3.ª en -is, la 4.ª en -us,
la 5.ª en -ei.
Quitada esta terminación, queda la raíz del nombre.
Los sustantivos se designan con el nominativo seguido del genitivo, así:
Silva, silvae; domĭnus, domĭni; labor, labōris; fructus, fructus; dies, diēi.
Los nombres neutros tienen tres casos iguales: nominativo, vocativo y acusativo,
los cuales en el plural terminan siempre en a.
El dativo y el ablativo del plural son siempre idénticos.
primera declinación
§ 6. La primera declinación tiene el nominativo singular en -a y el genitivo en
-ae. Comprende nombres femeninos, y algunos masculinos apelativos de hombre.
singular plural
N. V. silv-ă, la selva silv-ae, las selvas
G. silv-ae, de la selva silv-ārum, de las selvas
2
La interjección oh no es indispensable en el vocativo, pero se le junta para mejor caracterizarlo.
3
Cuando el nombre es apelativo de cosa no se usa en castellano la preposición a en la equivalencia del
acusativo. V. la Acad. Gr., parte ii, cap. iii; Bello, Gr., cap. xxxii.
segunda declinación
§ 8. La segunda declinación tiene el genitivo de singular en -i.
I. Comprende nombres masculinos en -us y neutros en -um. Hay también al-
gunos femeninos en -us, especialmente nombres de árboles.
Declínense como domĭnus: Masc. ventus, viento; servus, esclavo; fluvĭus, río; ocŭlus,
ojo; hortus, huerto; anŭlus, anillo; popŭlus, pueblo. Fem. ulmus, olmo; fraxĭnus, fresno; pi-
rus, peral; malus, manzano; alvus, vientre; vannus, harnero.
Como templum: Neut. regnum, reino; horrĕum, granero; ingenĭum, ingenio; officĭum,
deber; arātrum, arado; iugum, yugo; antrum, cueva; bellum, guerra; beneficĭum, beneficio;
proelĭum, combate.
El vocativo de los nombres en -ŭs es en -ĕ, como domĭne, salvo los propios en
-ĭus, como Vergilĭus (o Virgilĭus), Caĭus y los dos apelativos filĭus, hijo; genĭus, ge-
nio, que lo hacen en -ī, perdiendo la ĕ: Vergĭlī, Caī, filī, genī. Los demás nombres en
-ĭus siguen la regla general, v. g. socĭe, de socĭus, compañero; Delĭe, de Delĭus (epí-
teto de Apolo)4.
Deus, Dios; agnus, cordero, y chorus, coro, hacen el vocativo igual al nominati-
vo. Deus en el plural se declina así: N. V. Diī, Dī, y a veces Deī; G. Deōrum; D. Abl.
Diīs, Dīs, y a veces Deīs; Ac. Deōs.
* Observación. En ocasiones (sobre todo en los poetas) presentan el vocativo igual al
nominativo nombres en -us distintos de los anteriores, v. g. Audi tu popŭlus Albānus (Tit.
Liv. i. 24) y fluvĭus (Virg. Aen. 8. 77) por fluvĭe, etc.
II. Muchos nombres masculinos en -er, como puer, niño, y además vir, varón,
con sus compuestos, se declinan en todo como domĭnus, solo que hacen el vocativo
igual al nominativo. Muchos de los en -er pierden la e en el genitivo y casos siguien-
tes, v. g. liber, libro; G. libri por libĕri.
4
En Tito Livio (I. 10) ocurre Iupiter Feretrī, a pesar de no ser este más que un calificativo y en manera
alguna nombre propio.
Declínense como barbĭtos: Delos, Lemnos, Rhodos (nombres de islas), lotos, loto. Como
Ilĭon: Pelĭon (montaña de Tesalia).
Los propios en -ĕus como Orphĕus, Tydĕus, se declinan o por la segunda declinación
latina o por la tercera griega (§ 20); pero, de cualquier modo que sea, hacen siempre el vo-
cativo en -ĕu y el ablativo en -ĕo:
2.ª N. Tydĕus 3.ª Tydĕus
V. Tydĕu Tydĕu
G. Tydĕī Tydĕos
D. Tydĕō Tydĕī
Ac. Tydĕŭm Tydĕa
Abl. Tydĕō Tydĕō
Declinense así: Idomenĕus, Thesĕus, Pelĕus, Cephĕus, Promethĕus.
* Algunos nombres en -os hacen el genitivo y acusativo singular en -o, v. g. Athos, G. D.
Atho, Ac. Athon o Atho (y también Athōnem); lo mismo Androgĕos, más en el G. hace tam-
bién Androgĕi y en el Ac. es Androgĕo o, a la manera de la 3.ª declinación griega, Androgeōna.
* En títulos de libros suele usarse el genitivo plural en -on: Bucolĭcon, Georgĭcon,
Paralipomĕnon.
tercera declinación
§ 10. La tercera declinación hace el genitivo del singular en -is. En el nominati-
vo hay variedad de sufijos: -e, -o, -c, -l, -n, -r, -t, -s (y -x, que vale cs o gs)5. Comprende
nombres de todos los géneros.
De los nombres de esta declinación unos tienen en el genitivo singular una sí-
laba más que en el nominativo y se llaman imparisílabos; otros tienen igual número
de sílabas en ambos casos y se llaman parisílabos.
I – Imparisílabos
II – Parisílabos
A) Los parisílabos masculinos y femeninos en el nominativo singular finalizan
en -is, -es; su genitivo de plural es en -ĭum.
PORMENORES
Ejemplos: Masc. leo, leōnis, león; pavo, pavōnis, pavo real; ligo, ligōnis, legón (azada);
latro, latrōnis, salteador. – Fem. oratĭo, oratiōnis, oración; visĭo, visiōnis, visión; natĭo, natiō-
nis, nación; legĭo, legiōnis, legión. – Grando, grandĭnis, granizo; dulcēdo, dulcedĭnis, dulzura;
virgo, virgĭnis, virgen; orīgo, origĭnis, origen.
Masculinos que hacen en -ĭnis: homo, homĭnis, hombre; cardo, cardĭnis, quicio; turbo,
turbĭnis, torbellino; ordo, ordĭnis, orden; nemo, nemĭnis, nadie (sin pl.); margo, margĭnis
(m. o f.), margen, y el nombre propio Apollo, Apollĭnis.
Caro, carne, hace carnis; Anĭo, el río Teverone, Aniēnis; Nerĭo, esposa de Marte, Niriēnis.
En los nombres acabados en s, unas veces se cambia esta en r para el genitivo y
casos siguientes, otras desaparece totalmente; si lo primero, se considera como par-
te integrante de la raíz; si lo segundo, como un mero sufijo propio del nominativo.
Cámbiase la s en r, sin otra alteración, en los nombres siguientes: Masc. mas, maris,
macho; glis, gliris, lirón; flos, floris, flor; honos, honōris, honor; lepos, lepōris, gracejo; mos, mo-
ris, costumbre; ros, roris, rocío; mus, muris, ratón. – Fem. Tellus, tellūris, la tierra. – Neut.
Aes, aeris, bronce; os, oris, boca; crus, cruris, pierna; ius, iuris, derecho; pus, puris, pus; rus,
ruris, campo; tus, turis (o thus, thuris), incienso. Además en el nombre propio Ceres, Cerĕris,
diosa de la agricultura.
Los neutros en -us de más de una sílaba hacen el genitivo en -ŏris o en -ĕris.
Hacen en -ŏris: corpus, corpŏris, cuerpo; decus, decŏris, honra; dedĕcus, dedecŏris, des-
honra; facĭnus, facinŏris, hazaña, crimen; fenus, fenŏris, usura; frigus, frigŏris, frío; litus, li-
tŏris, ribera; nemus, nemŏris, bosque; pectus, pectŏris, pecho; pecus, pecŏris, ganado; pignus,
pignŏris, prenda; stercus, stercŏris, estiércol; tempus, tempŏris, tiempo; tergus, tergŏris, piel.
– Además el masculino lepus, lepŏris, liebre.
Hacen en -ĕris: acus, acĕris, granza; foedus, foedĕris, alianza; funus, funĕris, funeral;
genus, genĕris, género; glomus, glomĕris, ovillo; latus, latĕris, lado; munus, munĕris, don,
empleo; olus, olĕris, hortaliza; onus, onĕris, carga; opus, opĕris, obra; pondus, pondĕris, peso;
rudus, rudĕris, ripio; scelus, scelĕris, crimen; sidus, sidĕris, astro; ulcus, ulcĕris, llaga; vellus,
vellĕris, vellón; viscus, viscĕris, entraña6; vulnus, vulnĕris, herida. – Además el femenino
Venus, Venĕris, Venus.
Los cuatro masculinos cinis, ceniza; cucŭmis, cohombro; pulvis, polvo; vomis,
reja de arado, hacen, cambiando la i en ĕ, cinĕris, cucumĕris, pulvĕris, vomĕris7.
La s solo se conserva en vas, vasis, vaso, que en el plural se declina por la segun-
da declinación: vasa, vasōrum. – As, as (moneda romana), y os, hueso, duplican la
s: assis, ossis.
La s final es sufijo característico del nominativo cuando la precede consonante:
desaparece en el genitivo y casos siguientes: así, los en -bs, -ps hacen en -bis y -pis;
verbigracia:
Así viscus como ‘entraña’ se usan más comúnmente en plural.
6
Fem. urbs, urbis, ciudad; stirps, stirpis, cepa, raíz; trabs, trabis, viga; (daps), dapis, ban-
quete; (ops), opis, ayuda (y, en plural, riquezas). Y lo mismo hiems, hiĕmis, invierno. – Masc.
arabs, arăbis, árabe; chalybs, chalybis, acero.
Los en -x (que vale cs o gs) hacen generalmente en -cis; verbigracia:
Masc. dux, ducis, jefe; fornix, fornĭcis, bóveda; vervex, vervēcis, castrón; filix, filĭcis,
helecho; calix, calĭcis, copa. – Fem. pax, pacis, paz; radix, radīcis, raíz; vox, vocis, voz; lux,
lucis, luz; arx, arcis, ciudadela; lanx, lancis, plato; calx, calcis, cal, calcañar; merx, mercis,
mercancía; falx, falcis, hoz.
Hacen en -gis: Masc. aquĭlex, aquilĕgis, fontanero; coniux, coniŭgis, cónyuge; grex,
gregis, rebaño; rex, regis, rey. – Fem. lex, legis, ley; strix, strigis, estría y cierta ave nocturna.
– Nox, noche, hace noctis; nix, nieve, nivis.
En muchos nombres terminados en s se ha suprimido la d o la t en que acaba la
raíz, y al formarse el genitivo reaparecen estas letras y se pierde la s; verbigracia: cus-
tos, guardián, hace el genitivo custōdis, y mons, monte, montis; el nominativo debía
ser custods, monts. En este caso están los en -tas y en -tus, que hacen en -tātis y en -tū-
tis, y los en -ns, -rs, que generalmente hacen -tis; verbigracia:
Fem. libertas, libertātis, libertad; piētas, pietātis, piedad; aetas, aetātis, edad; aestas, aes-
tātis, estío; virtus, virtūtis, virtud; iuventus, iuventūtis, juventud; senectus, senectūtis, vejez;
servĭtus, servitūtis, servidumbre; gens, gentis, nación; mens, mentis, mente; frons, frontis, fren-
te; lens, lentis, lenteja (distintos estos dos últimos de frons, frondis, hoja, rama, y lens, len-
dis, liendre). – Masc. cliens, clientis, cliente; dens, dentis, diente; fons, fontis, fuente; mons,
montis, monte; pons, pontis, puente.
Y además los siguientes: vas, vadis, fiador; pes, pedis, pie; haeres, haerēdis, heredero; praes,
praedis, fiador8; merces, mercēdis, merced; cassis, cassĭdis (f.), yelmo; cuspis, cuspĭdis, punta;
lapis, lapĭdis (m.), piedra; incus, incūdis (f.), yunque; palus, palūdis, laguna; pecus, pecŭdis,
res; glans, glandis, bellota; fraus, fraudis (f.), fraude; laus, laudis, alabanza.
Anas, anătis (f.), ánade; abĭes, abiĕtis, abeto; arĭes, ariĕtis, carnero; parĭes, pariĕtis (m.),
pared; interpres, interprĕtis, intérprete; seges, segĕtis, cosecha; teges, tegĕtis, estera; quies, quiē-
tis, y requĭes, requiētis9, descanso; cos, cotis, amoladera; dos, dotis, dote; nepos, nepōtis, nieto;
sacerdos, sacerdōtis, sacerdote; salus, salūtis, salud (sin pl.); puls, pultis, puches.
Muchos nombres hay que, además de perder la s, cambian la e última del nomi-
nativo en ĭ, verbigracia:
Forceps, forcĭpis (m. o f.), tenazas; munĭceps, municĭpis, compatriota; princeps, princĭpis,
príncipe; apex, apĭcis, ápice; cimex, cimĭcis (m.), chinche; culex, culĭcis, mosquito; frutex, fru-
tĭcis, arbusto; index, indĭcis, índice; iudex, iudĭcis, juez; latex, latĭcis, licor; murex, murĭcis,
púrpura; pollex, pollĭcis, el dedo pulgar; silex, silĭcis, pedernal; vertex, vertĭcis, coronilla; remex,
Vas es propiamente fiador en juicio público, y praes, en civil. – Heineccio, Ant. Rom., lib. 3, tít. 21. 3.
8
remĭgis, remero; comes, comĭtis, compañero; eques, equĭtis, caballero; hospes, hospĭtis, huésped;
miles, milĭtis, soldado; pedes, pedĭtis, peón; satelles, satellĭtis, soldado de guardia; cespes, ces-
pĭtis, césped; fomes, fomĭtis, fomento; gurges, gurgĭtis, abismo; limes, limĭtis, sendero, límite.
No hay en latín más nombres acabados en -t que el neutro caput, cabeza, y sus
compuestos occĭput, colodrillo, y sincĭput, la mitad de la cabeza, que tienen en el ge-
nitivo capĭtis, occipĭtis, sincipĭtis.
En -c no hay más que el neutro lac, lactis (sin pl.), leche, y alec, alēcis (raro), es-
pecie de salsa.
Ablativo de singular
* § 12. En los poetas, y especialmente en los más antiguos, ocurren ejemplos del ablativo
de singular en -ī, mas no son de imitarse; verbigracia, occipĭtī (Persio), sortī (Virg., Plaut.),
mellī (Plaut.).
Genitivo de plural
§ 13. Hacen el genitivo de plural en -ĭum los nombres cuya raíz termina en dos conso-
nantes, verbigracia: stirps, stirp-is, G. stirp-ĭum; pars, part-is, G. part-ĭum; iuglans, iugland-
is, G. iugland-ĭum; caro, carn-is, G. carn-ĭum; os, oss-is, G. oss-ĭum.
Y además: compes (raro), compĕdis, cadena; fauces10, faucĭum (pl. fauces), gargüero; glis,
gliris, lirón; linter, lintris, canoa; lis, litis, pleito; mas, maris, macho; mus, muris, ratón; nix,
nivis, nieve; strix, strigis, estría y cierta ave nocturna; trabs, trabis, viga; uter, utris, odre;
venter, ventris, vientre.
* Observación 1. Esta regla no comprende las voces griegas, que hacen en -um; ver-
bigracia: gigas, gigantis, G. pl. gigantum; lynx, lyncis, G. pl. lyncum.
* 2. Algunos nombres en -as admiten el genitivo de plural en -ĭum: civītas, civitatĭum
(Cés., Tit. Liv.). Otros tienen casi indiferentemente -um e -ĭum, verbigracia: larum o la-
rium; palus, palūdum o paludĭum; fraus, fraudum o fraudĭum.
Muchas veces los genitivos en -ĭum pierden la i contrayéndose en -um, como adolescen-
tum en vez de adolescentĭum, de adolescens, adolecente, mozo.
Acusativo de plural
§ 14. Primitivamente el acusativo de plural en los masculinos y femeninos terminaba
en -eis o -is y esta forma se suele usar principalmente en nombres cuyo genitivo de plural es en
-ĭum, como genteis, gentis por gentes. Lo propio sucede en los adjetivos.
10
El nominativo de singular sería faux.
Pa ri s í la b o s – Genitivo de plural
§ 15. Hacen en -um: canis, perro; iuvĕnis, joven; senex, G. senis, anciano; vates,
adivino, poeta; strues, hacina; proles, descendencia; volucrĭs, ave. Apis, abeja, hace
apum o apĭum. Grus, G. gruis, grulla, y sus, G. suis, cerdo, fueron primitivamente
parisílabos (Nom. gruis, suis), y hacen gruum, suum. – Suis suele hacer el dativo y
ablativo de plural subus.
Observación. Los poetas contraen a veces la terminación -ĭum en -um, como men-
sum por mensĭum (Ovid.), cladum, caedum por cladĭum, caedĭum (Sil. Itál.). No debe imi-
tarse esta licencia.
Pa ri s í l a b o s n e utro s
§ 17. Todos los neutros en -e, -al, -ar se declinan como los modelos, excepto far, farris,
escanda; baccar, baccăris, bácara; iubar, iubăris, resplandor; nectar, nectăris, néctar, que hacen
el ablativo en -e: todos carecen de plural, si no es far, que tiene farra.
* Los propios en -e, como Bibracte, Autún, y Praeneste, Palestrina, hacen -e en el ablativo.
* En los poetas suelen ocurrir con ablativo en -e nombres distintos de los precitados:
mare (Lucr., Ovid.), laqueāre (Virg.).
No m b re s i rre g u l a re s
§ 18. 1. N. V. Iupĭter, Júpiter, G. Iovis, D. Iovi, Ac. Iovem, Abl. Iove.
2. Sing. N. V. Ac. Iter, camino, G. itinĕris, D. itinĕri, Abl. itinĕri; Plur. itinĕra, itinĕrum,
itinerĭbus.
3. Supellex (f.), menaje, G. supellectĭl-is, -i, -em, -e o -i (sin plural).
4. Sing. Vis (f.), fuerza, Ac. vim, Abl. vi, G. y D. inusitados. Plur. vires, virĭum, virĭbus.
5. Sing. Bos, buey o vaca, G. bovis, D. bovi, Ac. bovem, Abl. bove. Plur. N. V. Ac. boves,
G. boum, D. Abl. bobus y a veces bubus.
Desinencias especiales
§ 20. Los nombres tomados del griego se adaptan generalmente a la declinación latina,
y los parisílabos en -is hacen el acusativo singular en -im y el ablativo en -i, como basis, base,
G. basis, D. Abl. basi, Ac. basim; lo mismo poēsis, poesía; paraphrăsis, paráfrasis, etc.
Además de las formas latinas, suelen admitir las siguientes griegas:
a) Imparisílabos. G. -os, Ac. sing. -a. Ac. pl. -as.
b) Parisílabos. G. -eos, Ac. -in.
Ejemplos:
a) G. Arcădos de Arcas; Pallădos de Pallas; Panos de Pan; Sphingos de Sphinx; Tethy̆os de
Tethys. – Ac. sing. Arcăda, Pana; lampăda de lampas; Aeneĭda de Aenēis; aĕra de aer, aire;
aethĕra de aether, éter, cielo. – Ac. plur. Panas, Arcădas, lampădas, Pleiădas de Pleiădes, las
Cabrillas; Hyădas de Hyădes, las Híades.
b) G. Ac. haeresĕos, haerĕsin, de haerĕsis, secta; poesĕos, poēsin, de poēsis, poesía; phrasĕos,
phrasin, de phrasis, frase, etc.
Observaciones. Estas inflexiones se usan principalmente en verso, pero no siempre
concurren todas en un mismo nombre, como se deja ver por los ejemplos anteriores.
* Los parisílabos en -es admiten con frecuencia un genitivo en -i, como si fuesen de la
segunda declinación: Achilles, G. Achill-is o -i; Ulixes, G. Ulix-is o -i.
* Los propios femeninos en -o hacen el G. en -us y los demás casos en -o: N. V. Sappho,
G. Sapphus, D. Ac. Abl. Sappho. Lo mismo Clio, Calypso, Ino, Dido, etc. Este también tie-
ne Didōnis.
* Los propios masculinos en -is, G. -ĭdis o -ĭdos, tienen el Ac. sing. en -im, -in o -iden,
como Paris, Parĭdis, Ac. Par-im, -in o -ĭden; los femeninos, en -idem, -ida y rara vez en -im
o -in, como Thetis, Thetĭdos, Ac. Thetĭdem, Thetĭda y a veces Thet-im o -in. Esta variedad de
formas depende de que, según arriba se apuntó, estos nombres suelen usarse promiscuamen-
te como parisílabos e imparisílabos.
* Los propios acabados en -s la pierden generalmente en el vocativo, como Calchas,
Achilles, Typhys, Orphĕus; V. Calcha, Achille, Typhy, Orphĕu.
* El gen. plur. es a veces en -on, como metamorphosĕon, de metamorphōsis.
* Los en -a hacen el dativo y ablativo plural en -ătis más bien que en -atĭbus, como de
poēma, D. Abl. poematĭbus y preferible poemătis.
* Es rara y puramente poética la desinencia -si o -sin en el dat. plur., como Troăsin por
Troadĭbus (Ovid. Her. 13, 137); Hamadryăsin y Tryniăsin (Prop. i. 20. 32 y 34).
cuarta declinación
§ 21. La cuarta declinación tiene el genitivo de singular en -ūs. Comprende
nombres masculinos y femeninos en -us y neutros en -u.
11
Siendo esta forma en -us la preferida por los escritores de los mejores tiempos, no hemos dudado adop-
tarla, contra la costumbre de los gramáticos que suponen indeclinables en el singular los neutros de la 4.ª decli-
nación. Freund (Wörterbuch der lateinischen Sprache, Anhang zur Vorrede, 3) cita cuarenta ejemplos de cornus,
dos de gelus y dos de genus; del genitivo en -u solo hay cuatro de cornu, tomados de Vegecio y Sereno Sarmónico.
Declínense así: Masc. fluctus, ola; currus, carro; cursus, carrera; quaestus, ganancia;
questus, queja; motus, movimiento; sinus, seno; vultus, rostro; ictus, golpe; exercĭtus, ejér-
cito; senātus, senado. – Fem. anus, vieja; nurus, nuera; manus, mano; portĭcus, pórtico. –
Neut. genu, rodilla.
* El genitivo fue primeramente en -ŭis, como fructŭis (Varr. R. R. 1. 2. 19), y a veces en
-ī, como fructī (Ter. Andr. 5. 4. 16).
* El dativo singular suele ocurrir en -ū en vez de -ŭī, como metū por metŭī; equitātū por
equitātŭī, de metus, miedo; equitātus, caballería.
Hacen el D. y Abl. plur. en -ŭbus: acus, aguja; arcus, arco; artus, coyuntura; lacus, lago;
partus, parto; specus, cueva; tribus, tribu, y pecu, ganado. Portus, puerto, y veru, asador, ha-
cen en -ŭbus o en -ĭbus.
El nombre de N. S. Jesucristo se declina: N. Iesus, V. Iesu, G. Iesu, D. Iesu, Ac. Iesum,
Abl. Iesu.
El femenino domus, casa, se declina por la segunda y cuarta declinación:
singular plural
N. domus domus
G. domus o domi domum o domōrum
D. domŭi o domo domĭbus
Ac. domum domus o domos
Abl. domo domĭbus
Observaciones. El genitivo domus significa ‘de la casa’, como cuando decimos ianŭa
domus, la puerta de la casa; domi solo significa ‘en casa’, ya se tome esta expresión en el sen-
tido recto, ya en el extensivo12.
quinta declinación
§ 22. La quinta declinación lleva el genitivo de singular en -ēi; el nominativo
termina siempre en -es. Todos los nombres que a ella pertenecen son femeninos, ex-
cepto dies, día, que es masculino o femenino en singular, y masculino en plural, y
meridĭes (sin plural), medio día, que es masculino.
12
Domi propiamente es un antiguo locativo, como se verá en la sintaxis.
De los nombres de esta declinación solo dies y res tienen el plural completo; sal-
vo unos pocos que se usan en el nominativo, vocativo y acusativo, todos los demás
carecen de este número.
Declínense con los casos en -es del plural: acĭes, fila, ejército; effigĭes, imagen; facĭes, cara;
serĭes, serie; specĭes, apariencia; spes, esperanza. Sin plural: fides, fidēī, fe.
Observaciones. Algunos nombres, además de no tener plural, no ocurren en el G. y
D. sing., como barbarĭes, barbarie; luxurĭes, lujo; materĭes, materia; segnitĭes, pereza; carĭes,
podredumbre. Los cuatro primeros tienen las formas completas barbarĭa, luxurĭa, materĭa,
segnitĭa, por la primera declinación.
* Ocurren ejemplos del genitivo singular en -ē, como diē (Virg. Georg. 1. 208), fidē
(Ovid. Met. 3. 341); en -īī, como acīī, specīī (A. Gell. 9. 14), y en -ēs, como rabĭēs (Lucr. 4.
1070). La primera de estas formas es más común que las dos últimas.
* Hállase alguna vez el dativo singular en -ē, como fidē (Hor. Sat. 1. 3. 95).
IRREGULARIDADES EN LA DECLINACIÓN
§ 24. A] Nombres indeclinables son los que tienen una sola terminación para todos los
casos, a saber: 1.º pondo, libra, y semis, mitad; 2.º algunos griegos en -i, como gummi, goma,
y sināpi, mostaza; 3.º los nombres de las letras; 4.º la mayor parte de las voces hebreas, como
manna, maná; Bethlehem, Belén; 5.º los dos plurales griegos cete, ballenas; Tempe, el valle
de Tempe.
B] 1. Nombres defectivos son, en primer lugar, los que carecen de alguno de los dos nú-
meros. No tienen plural: 1.º los nombres propios; 2.º los que representan ideas abstractas,
como pueritĭa, sapientĭa; 3.º los más de los nombres de líquidos, metales y granos, como
olĕum, aceite; aurum, oro; tritĭcum, trigo; 4.º muchos de los colectivos, como vulgus; 5.º hu-
mus, tierra; lethum, muerte; venĭa, perdón; specĭmen, modelo, y otros. Los nombres propios
y abstractos suelen usarse en plural en los mismos casos que en castellano13. Carecen de sin-
gular: 1.º los nombres de fiestas públicas, como Bacchanalĭa, -ĭum; 2.º algunos de pueblos,
ciudades y montes, como Aborigĕnes, Athēnae, Alpes, y 3.º divitĭae, divitiārum, riquezas;
13
Véase Bello, Gr., §§ 71, 72. – Adviértase que los apellidos (cognomĭna) propiamente hablando son nom-
bres comunes: admiten plural naturalmente: Fabii trecenti sex.
tenĕbrae, tinieblas; nuptĭae, bodas; cunae, cuna; arma, armōrum, armas; castra, castrōrum,
campamento; littĕrae, carta (el singular littĕra significa ‘letra del alfabeto’), y otros muchos.
2. En segundo lugar, los que carecen de uno o más casos; por ejemplo: 1.º no tienen
N. sing. ditiōnis (ditĭo, f.), dominio; frugis ( f rux, f.), fruto; opis (ops, f.), auxilio; sordis (sor-
des, f.), suciedad; 2.º carecen de G. plur. muchos monosílabos, como cos, cotis, amoladera;
vas, vadis, fiador; sal, salis, sal; fax, facis, antorcha; 3.º fas, cosa lícita; nefas, cosa ilícita; ni-
hil, nada (neutros), solo tienen los casos semejantes del singular; mel, fel, far, aes, ius, pus,
rus, tus, hiĕms, nex (muerte violenta), solo tienen en el plur. N. y Ac., lo mismo que grates,
gracias, el cual no tiene singular; 4.º algunos solo tienen en el sing. el Abl. y en el plur. son
completos, como ambāge, rodeo; prece, súplica; fauce, gargüero; 5.º otros solo se usan en
determinadas locuciones, como dicis causa (por la forma); infitĭas ire (recurrir a subterfu-
gios, negar); sponte mea14 (de grado, espontáneamente); natu maior o minor (mayor o menor
de edad); instar con un genitivo (en lugar o a modo de)15; 6.º algunos nombres derivados de
verbos y pertenecientes a la cuarta declinación se usan solo en el ablativo singular, como ro-
gātu, a o por petición; mandātu y iussu, por orden, y van generalmente con un genitivo o
con un adjetivo posesivo.
* Los siguientes solo tienen los casos que se expresan: 1.º Sing. N. astus, astucia, Abl. astu;
plur. N. Ac. astus. 2.º Sing. N. Ac. chaos, el caos, Abl. chao. 3.º Sing. N. fors, suerte, Abl. forte.
4.º Sing. Abl. impĕte, ímpetu; el G. impĕtis (Lucr.) es raro. 5.º Sing. N. lues, peste, contagio,
Ac. luem, Abl. lue. 6.º Sing. N. Ac. Abl. mane, mañana. 7.º Sing. G. tabi, podre, Abl. tabo.
8.º Sing. G. vicis, vez, turno, Ac. vicem, Abl. vice; plur. vices, vicĭbus.
C] Nombres redundantes son los que, con un mismo significado, tienen formas dife-
rentes: 1.º unos son redundantes en todos los casos, ya según diversas declinaciones, como
iuventus, iuventūtis, que puede declinarse también iuventa, -ae; senectus, senectūtis, o senecta,
-ae; mendum, -i, o menda, -ae, errata; paupertas, paupertātis, o pauperĭes, -ei, pobreza, etc.;
ya siguiendo una misma declinación, como tigris, -is o -idis (f.), tigre; 2.º otros son redun-
dantes solo en algunos casos, como iugĕrum, -i, yugada, por la segunda declinación, que ad-
mite los ablativos iugĕre, iugerĭbus, y el G. plural iugĕrum por la tercera; ciertos nombres de
árboles, que van por la segunda declinación, toman algunos casos de la cuarta, como laurus,
-i, laurel, que puede hacer el ablativo singular lauru y el G. singular, N. y Ac. plural laurus; lo
mismo cornus, cornejo; cupressus, ciprés; fagus, haya; ficus, higo; myrtus, mirto; pinus, pino,
y además colus (f.), rueca.
D] Nombres heterogéneos son los que cambian de género al cambiar de número: 1.º son
masculinos en singular y neutros en plural algunos nombres propios redundantes, como
Tartărus, Tartăra; Avernus, Averna; 2.º masculinos en singular y masculinos o neutros en
plural, iocus, ioci o ioca, chiste, chanza; sibĭlus, sibĭli o sibĭla, silbo; locus, loci o loca, lugar;
baltĕus, baltĕi o baltĕa, tahalí; 3.º femenino en singular y neutro en plural carbăsus, carbăsa,
lino fino; 4.º neutro en singular y masculino en plural caelum, caeli, cielo; 5.º neutros en sin-
gular y masculinos o neutros en plural frenum, freni o frena, freno; rastrum, rastri o rastra,
rastrillo; 6.º neutro en singular y femenino en plural epŭlum, epŭlae, banquete.
Instar parece compuesto de in- y de un antiguo nombre indeclinable de la misma raíz de sto; úsase a
15
manera de preposición.
I
A] En razón del significado, además de los nombres de varón o de animal macho, son
masculinos los nombres de pueblos, ríos, meses y vientos, como Scythae, los Escitas; Baetis,
el Guadalquivir; aprīlis, abril; aquĭlo, el aquilón o cierzo. Exceptúanse algunos nombres de
ríos de la primera declinación, como Albŭla (nombre antiguo del Tíber); Sequăna, el Sena;
Allĭa, el Alia.
B] Además de los nombres de mujer y animal hembra son femeninos los nombres de
países, provincias, ciudades, islas y árboles o arbustos, como Aegyptus, Egipto; Lacedaemon,
Lacedemonia o Esparta; Cyprus, la isla de Chipre; ulmus, el olmo; abĭes, el abeto; myrtus,
el mirto o arrayán.
Excepciones. – 1. De los nombres de países, provincias y ciudades son masculinos los en -o,
-ōnis; algunos en -us, y los plurales en -i, como Sulmo, Sulmona; Pontus, el Ponto; Canōpus,
Abukir; Delphi, Delfos, hoy Kastri. Son neutros los en -um, o en -a si son plurales; otros
de terminaciones neutras y los indeclinables, como Latĭum, el Lacio; Bactra, -ōrum, capi-
tal de la Bactriana, hoy Balk; Nepet, indeclinable, Nepi; Tibur, Tívoli; Praeneste, Palestrina.
2. De los nombres de árboles y plantas son neutros robur, roble, y los en -er de la ter-
cera declinación, como suber, alcornoque; son masculinos styrax, estoraque; oleaster, -tri,
acebuche; pinaster, -tri, pino silvestre; dumus, cambrón; rubus, zarza, y otros nombres de
plantas pequeñas.
C] Son neutros: 1.º los nombres indeclinables que no significan persona; 2.º los infini-
tivos usados como sustantivos, verbigracia: scire tuum, tu saber; 3.º las palabras y frases que
se toman materialmente y no como signos de ideas, verbigracia: “liber” est masculinum16;
4.º las proposiciones que hacen el oficio de sustantivos.
Entre los nombres de seres vivientes hay algunos que tienen formas distintas, derivadas
de una misma raíz, para denotar los dos sexos; los más comunes son los en -us, que cambian
esta terminación en -a para el femenino, como servus, serva; lupus, lupa. He aquí ejemplos
de inflexiones menos comunes: rex, regīna; gallus, gallīna; heros, heroīna o herōis (-īdes); –
fidĭcen, fidicĭna; tibīcen, tibicĭna; poēta, poetrĭa; psaltes, citarista, psaltrĭa; – leo, leaena o lea;
Laco, espartano, Lacaena; flamen, flaminĭca. Otras veces la distinción de sexo se expresa con
vocablos de diferente raíz, como arĭes, ovis; taurus, vacca; verres, scrofa17.
Hay nombres de seres vivientes que, sin variar de forma, son masculinos o femeninos
según el sexo del individuo a que se aplican, y se llaman comunes: así coniux, cónyuge, es mas-
culino cuando denota el marido y femenino cuando denota la mujer.
He aquí algunos de los nombres que en latín son comunes, a tiempo que sus correspon-
dientes castellanos tienen formas propias para cada género: auctor, autor, -a; augur, agorero,
16
Algunos en estos casos, para marcar el carácter con que se emplea el vocablo, suelen anteponer el artí-
culo griego neutro tÒ.
17
Estos cuatro últimos se usan especialmente hablando de animales destinados a la cría y propagación;
no siendo así, suele decirse bos, sus.
-a; bos, buey, vaca; canis, perro, -a; civis, ciudadano, -a; comes, compañero, -a; custos, guar-
dián, -a; dux, jefe, -a; haeres, heredero, -a; hostis, enemigo, -a; index, delator, -a; parens, pa-
dre, madre; patruēlis, primo, -a; sacerdos, sacerdote, -isa; sus, marrano, -a; vates, adivino, -a;
vindex, vengador, -a.
Los nombres de animales que con una misma terminación y un solo género gramatical
abrazan constantemente los dos sexos se llaman epicenos; así, anser, ganso; camēlus, camello,
son siempre masculinos aunque se hable de las hembras; anas, ánade; rana, rana; feles, gato,
son femeninos aunque se hable de los machos. Si se quiere denotar especialmente el macho
o la hembra se añaden las palabras mas o femĭna, así: anser mas, ganso; anser femĭna, gansa.
El género de los epicenos se conoce por la terminación.
Hay epicenos que tienen dos formas, masculina la una y femenina la otra, y se usan
promiscuamente sin distinción de sexo, como lacertus, lacerta, lagarto; luscinĭus, luscinĭa,
ruiseñor; simĭus, simĭa, mono. Otros con una misma forma son de uno y otro género, indis-
tintamente, como anguis, serpiente; dama, gamo; talpa, topo; tigris, tigre.
Llámanse ambiguos los nombres que designando siempre un mismo objeto pueden usar-
se indistintamente en dos géneros, como finis (m. o f.), vulgus (m. o n.).
II
Observaciones. En los vacíos que dejan las reglas anteriores, que miran al significado,
deciden las siguientes, que miran a la terminación. Esto siempre que el nombre cuyo géne-
ro trata de determinarse vaya por la 1.ª, 2.ª, 4.ª o 5.ª declinación. No es fácil este recurso, ni
es siempre suficiente en la 3.ª declinación, por la variedad de terminaciones de los nombres
que comprende y las muchas excepciones a que consiguientemente se hallan sujetas las re-
glas que suelen darse a este intento. Para obviar en lo posible este inconveniente no ofrece-
mos respecto de ella sino ciertas reglas generales que completaremos con una regla especial,
destinada solo al uso de los que hablan castellano, fundada en la observación de las analogías
(relativas al género) de los nombres que se corresponden en ambas lenguas.
Primera declinación. Los en -a y en -e (de consiguiente los nombres plurales en
-ae) son femeninos; los en -as y en -es son masculinos. Hadrĭa, el mar Adriático, es mascu-
lino. Se dice planētes y planēta, comētes y comēta, siempre masculinos.
Segunda declinación. Los en -er y -us (o griegos en -os) son masculinos; los en -um
(o griegos en -on) son neutros. Alvus, colus, humus (tierra), vannus, son femeninos; lo son
asimismo muchos griegos, verbigracia: atŏmus, carbăsus, dialectus, diamĕtrus, methŏdus,
periŏdus, synŏdus. – Pelăgus, mar, y virus, veneno, son neutros; vulgus, vulgo, es ambiguo.
Tercera declinación. Son neutros los en -c, -e, -l, -t, -ar, -ur, -us, -men, y también
los griegos en -a, -i, -y; además gluten (cola), inguen (ingle) y unguen (unto); ador (flor de
harina), aequor, cor y marmor; aes, vas, os (oris) y os (ossis); cadāver, iter, tuber (hinchazón),
uber, ver y verber (azote).
Excepciones. Sal, sol, furfur (salvado), vultur, turtur (tórtola), lepus y mus son masculi-
nos; tellus y los en -us de genitivo en -udis o -ūtis, como laus, salus, son femeninos.
Regla especial. Todos los demás nombres de esta declinación tienen, en la mayor parte
de los casos, el mismo género de sus naturales equivalentes castellanos. Cuando ocurren va-
rios equivalentes de un mismo nombre, debe aplicarse la regla tomando como tal el que le
corresponde literal, aunque no ideológicamente. Los neutros en latín toman naturalmente
en castellano el género masculino.
Excepciones notables. Son masculinos en latín y femeninos en castellano: carcer, cassis
(-is, red), caulis (col), cimex, cinis, ensis, flos, fons, fornix, hidrops (hidropesía), lapis, mos, pa-
pilĭo (mariposa), parĭes, postis, pulex (pulga), sanguis, unguis, vectis y vomis.
Son femeninos en latín y masculinos en castellano: aēdon (ruiseñor), aestas, anas, arbor,
cassis (-ĭdis, yelmo), daps, echo (eco), filix, grando, hiems, lis, orīgo, quies, requĭes, sedes, vallis.
Cuarta declinación. Los nombres en -us son masculinos, excepto acus, domus,
manus, portĭcus, tribus y el plural idus (los idus del mes), que son femeninos. Los en -u son
neutros.
Quinta declinación. Todos son femeninos menos dies y meridĭes: dies se usa también
frecuentemente como femenino y en especial cuando significa extensivamente un espacio de
tiempo (longa dies, Plaut. y Tib.) o el término fijado para algún asunto (praestitūta dies, Cic.).
ADJETIVOS CALIFICATIVOS
§ 26. El adjetivo calificativo denota las cualidades físicas o morales de las perso-
nas y de las cosas. Cuando se dice:
plural
N. misĕr-ī misĕr-ae misĕr-ă
G. misĕr-ōrum misĕr-ārum misĕr-ōrum
D. misĕr-īs misĕr-īs misĕr-īs
Ac. misĕr-ōs misĕr-ās misĕr-ă
Abl. misĕr-īs misĕr-īs misĕr-īs
Declínense como bonus: mal-us, -a, -um, malo; pi-us, -a, -um, piadoso; magn-us, -a,
-um, grande; parv-us, -a, -um, pequeño; doct-us, -a, -um, docto; nov-us, -a, -um, nuevo; alt-
us, -a, -um, alto; lat-us, -a, -um, ancho; angust-us, -a, -um, angosto; sanct-us, -a, -um, santo.
Como miser: liber, -a, -um, libre; tener, -a, -um, tierno; asper, -a, -um, áspero; prosper,
-a, -um, próspero; frugĭfer, -a, -um, fructuoso; satur, -a, -um, harto.
Entre los adjetivos en -er hay muchos que pierden la e en todos los casos, por
ejemplo: ruber, rubra, rubrum, rojo.
Declínense como ruber: creber, -bra, -brum, frecuente; sacer, -cra, -crum, sagrado; ma-
cer, -cra, -crum, flaco; pulcher, -chra, -chrum, bello; aeger, -gra, -grum, enfermo; niger, -gra,
-grum, negro; teter, -tra, -trum, horrible; sinister, -tra, -trum, izquierdo, siniestro.
I – Pa ri s í l a b o s
II – Imp a ri s í l a b o s
1
En los poetas ocurre el gen. plur. alituum (Lucr., Virg.).
4.ª Hacen el abl. sing. en -i y el gen. plur. en -um: anceps, ancipĭtis, de dos cabezas;
praeceps, praecipĭtis, precipitado; memor, memŏris, que se acuerda; inmĕmor, -ŏris, que no
se acuerda.
5.ª Los adjetivos en -er, -es, -or, -os, -fex y algunos otros no se usan en los casos en -a
del plural neutro.
grados de comparación
§ 30. Cuando se dice: “Cicerón fue elocuente; Cicerón fue más elocuente que
César; Cicerón fue elocuentísimo o el más elocuente de los romanos”, el adjetivo elo-
cuente se ha usado de tres maneras diferentes, que se llaman grados de comparación: en
el primer caso expresa la cualidad sencillamente, y se dice que está en el grado positi-
vo: elocuente, elŏquens; en el segundo caso atribuye la cualidad a un objeto en grado
superior al en que otro la posee, y se dice que está en el grado comparativo: más elo-
cuente, eloquentĭor; en el tercer caso atribuye la cualidad como de suyo eminente, o
en grado superior al en que otros la poseen, y se dice que está en el grado superlativo:
elocuentísimo o el más elocuente, eloquentissĭmus. El positivo es el adjetivo mismo;
el comparativo y el superlativo son en latín adjetivos formados del positivo por me-
dio de ciertas terminaciones.
Lo que gramaticalmente constituye los grados de comparación es la desinencia; así que
en castellano no tenemos sino superlativo: elocuentísimo; y en latín no hay más comparativo
que el de superioridad: eloquentĭor. La relación de inferioridad se indica con minus… quam,
verbigracia: “minus miserĭcors sum quam vos”, Cic. (soy menos compasivo que ustedes); y
la de igualdad con tam… quam, verbigracia: “tam sum miserĭcors quam vos”, Cic. (soy tan
compasivo como ustedes).
i – comparativo
El comparativo se forma del positivo cambiando la terminación -i o -is del geni-
tivo singular en -ĭor para el masculino y el femenino, y en -ĭus para el neutro:
ii – superlativo
El superlativo se forma del positivo cambiando la terminación -i o -is del geni-
tivo singular en -issĭmus, -issĭma, -issĭmum, y se declina como bonus, bona, bonum;
ejemplos: sanctissĭmus, fortissĭmus, audacissĭmus.
Excepciones. 1.ª Los positivos en -er forman su superlativo con la desinencia -rĭ-
mus añadida al nominativo singular masculino, verbigracia: miser, miserrĭmus; pul-
cher, pulcherrĭmus.
2.ª Los adjetivos facĭlis, fácil; difficĭlis, difícil; simĭlis, semejante; dissimĭlis, dife-
rente; humĭlis, humilde; gracĭlis, delgado, forman el superlativo cambiando la termi-
nación -is en -lĭmus: facillĭmus, difficillĭmus, simillĭmus, dissimillĭmus, humillĭmus,
gracillĭmus.
Nota. – Los demás adjetivos en -ĭlis que tienen superlativo lo hacen en -issĭmus,
como utĭlis, utilissĭmus.
2
Esta irregularidad se ha conservado en algunos superlativos castellanos, como de benévolo benevolentísi-
mo, de benéfico beneficentísimo, de munífico munificentísimo, etc. Muchos que ignoran esto forman los positivos
benevolente, beneficente, munificente, etc., que nunca han existido en nuestra lengua. Véase Bello, Gr., § 108.
comparativo superlativo
bonus, bueno melĭor, mejor optĭmus, bonísimo
malus, malo peior, peor pessĭmus, malísimo o pésimo
magnus, grande maior, mayor o más grande maxĭmus, grandísimo
parvus, pequeño minor, menor o más pequeño minĭmus, pequeñísimo
multi, -ae, -a, muchos plures, -a (g. pl. -ium), más plurĭmi, -ae, -a, muchísimos
nequam, malo nequĭor nequissĭmus
iuvĕnis, joven iunĭor (sin superlativo)
dexter, que está a la derecha
dexterĭor dextĭmus
sinister, izquierdo sinisterĭor (sinistĭmus)3
vetus, viejo veterĭor (poco usado) veterrĭmus
C] Los siguientes tienen dos superlativos, ambos irregulares: exter, extraño, exterĭor,
extĭmus o extrēmus; infĕrus, bajo, inferĭor, infĭmus o imus; supĕrus, alto, superĭor, suprēmus o
summus; postĕrus, siguiente, posterĭor, postŭmus o postrēmus.
Matūrus, maduro, hace maturissĭmus o maturrĭmus; imbecillus o imbecillis, débil, im-
becillissĭmus o imbecillĭmus.
Las preposiciones per y prae antepuestas inmediatamente a algunos adjetivos les dan
fuerza de superlativos, verbigracia: permagnus, muy grande; praepotens, prepotente, muy
poderoso.
citĭmus; (ultra, allende) ulterĭor, ultĭmus; (intra, dentro) interĭor, intĭmus; (prope, cerca) pro-
prĭor, proxĭmus. Otros no tienen positivo alguno, propio ni suplente, a qué referirse, como
deterĭor, peor; deterrĭmus, pésimo; ocĭor, más veloz; ocissĭmus, velocísimo; prĭor, el primero
(entre dos); primus, el primero (entre varios).
diminutivos
§ 33. Los aumentativos y diminutivos son nombres que, formados por medio de cier-
tas terminaciones, aumentan y disminuyen respectivamente la significación de aquel de que
se derivan.
En latín no hay, propiamente hablando, aumentativos, excepto los superlativos que pue-
den considerarse como tales4.
Los diminutivos expresan propiamente pequeñez pero también se usan para manifestar
unas veces cariño, otras desprecio, etc., etc.
Los nombres de la primera y segunda declinación hacen sus diminutivos en -ŭla, -ŭlus,
-ŭlum, como herba, hierba, herbŭla, hierbecita; servus, esclavo, servŭlus, esclavillo; pratum,
prado, pratŭlum, pradito; pero si tienen e o i antes de la terminación, hacen en -ŏlus, como
filĭus, filiŏlus, hijito; lintĕum, lienzo, linteŏlum, lenzuelo; si tienen l, n, r, se produce una
contracción de que resultan formas en -lla, -llus, -llum, como de ocŭlus, ocellus, ojuelo; de
vinum, villum, vinillo; de culter, cultellus, cuchillito.
Observaciones. Cuando dichas l, n, r van precedidas de consonante, para que pue-
da verificarse la contracción se requiere la inserción de una vocal, como lo muestran estos
ejemplos: tignum, madero, tigillum, vigueta; capra, cabra, capella, cabrilla.
A las demás declinaciones corresponden diminutivos en -cŭlus, -cŭla, -cŭlum, como de
frater, fratercŭlus, hermanito; de virgo, doncella, virguncŭla, doncellita; de flos, floscŭlum,
florecilla; de opus, opuscŭlum, opúsculo, obrita; de anus, anicŭla, viejecita; de spes, specŭla,
esperancita; pero si la raíz acaba en c, g, d o t, el diminutivo es en -ŭlus: así, de cornix, corne-
ja, cornicŭla, cornejilla; de rex, regŭlus, reyezuelo; de merces, salario, mercedŭla, corto sala-
rio; de caput, capitŭlum, cabecita. De lapis sale lapillus, pedrezuela.
También ocurren diminutivos en -cĭo, como homuncĭo, hombrecillo.
Hay diminutivos de diminutivos, como de cista, cesta, cistŭla, cistella, cistellŭla.
Los adjetivos forman sus diminutivos ajustándose a las mismas reglas que los sustanti-
vos; así, de parvus sale parvŭlus, párvulo, pequeño; de tener, tenellus, ternezuelo, y de aquí
tenellŭlus; de pauper, paupercŭlus, pobrecito; de tristis, tristicŭlus, tristecito.
También se forman diminutivos de los comparativos, como de maior, maiuscŭlus, un
poquito mayor; de minor, minuscŭlus, un poquito menor.
La preposición sub inmediatamente antepuesta a ciertos adjetivos les comunica fuerza
de diminutivos; así, subtristis equivale poco más o menos a tristicŭlus.
4
Hay asimismo uno que otro cuasiaumentativo por el tenor de fronto, -ōnis, Cic. frentón, hombre de frente
ancha (metaf. ‘descarado’); capĭto, -ōnis, Cic. cabezudo (en las tres primeras acepciones que le da la Academia);
labeo, -ōnis, Plin. bezudo; naso, -ōnis (sobrenombre de Ovidio y su familia), narigón, narigudo.
ADJETIVOS DETERMINATIVOS
i – numerales
§ 35. Los adjetivos numerales determinan los objetos mediante la idea de núme-
ro fijo. Divídense en cardinales, ordinales y distributivos.
a] El numeral cardinal5 determina los objetos fijando el número que componen
y responde a la pregunta quot? (indecl.), ¿cuántos? Son cardinales unus, uno; duo,
dos; tres, tres, etc.
b] El numeral ordinal determina los objetos señalando el lugar que ocupan consi-
derados en serie u orden numérico y responde a la pregunta quotus, -a, -um?, ¿cuál en
la serie? Son ordinales primus, el primero; secundus, el segundo; tertĭus, el tercero, etc.
c] El numeral distributivo responde a la pregunta quotēni, -ae, -a?, ¿cuántos cada vez
o a cada uno? (según de lo que se trate). Son distributivos singŭli, todos y cada uno, uno
a uno; bini, dos a un tiempo, de dos en dos; terni, tres a un tiempo, de tres en tres, etc.
A] De los cardinales los tres primeros se declinan así: uno:
singular plural
N. unus, una, unum uni, unae, una
G. unīus (m., f. y n.) unōrum, unārum, unōrum
D. uni (m., f. y n.) unis (m., f. y n.)
Ac. unum, unam, unum unos, unos, una
Abl. uno, una, uno unis (m., f. y n.)
Observaciones. 1.ª Corresponde en ocasiones a nuestro artículo indefinido: “loquor
sicut unus paterfamilĭas”, Cic. (hablo como un padre de familia).
2.ª Júntase en plural a los nombres que solo se usan en este número, determinando que
se habla de uno solo y no de muchos, verbigracia: “unae nuptiae”, Ter. (unas bodas).
5
De cardo, el quicio de la puerta, por ser la base y como el eje de los demás numerales.
Dos Tres
N. duo, duae, duo tres (m.y f.), tria (n.)
G. duōrum, duārum, duōrum trium
D. duōbus, duābus, duōbus tribus
Ac. duos o duo, duas, duo tres (m.y f.), tria (n.)
Abl. duōbus, duābus, duōbus tribus
Lo mismo que duo se declina ambo, ambae, ambo, ambos.
Los demás cardinales, desde quattŭor hasta centum inclusive, son indeclinables; las cen-
tenas, desde centum hasta mille, se declinan como el plural de bonus, bona, bonum. Mille
es adjetivo y sustantivo; como adjetivo es indeclinable: mille equĭtes (mil caballeros); como
sustantivo hace en el plural millĭa, millĭum, millĭbus, y el nombre de los objetos contados se
pone en genitivo de plural: mille homĭnum, mil hombres (literalmente: un millar de hom-
bres); duo millĭa hispanōrum, dos mil españoles (literalmente: dos millares de españoles).
B] Los ordinales se declinan como bonus, bona, bonum.
C] Los distributivos se declinan como el plural del mismo.
Entre dos no se dice “primus et secundus” sino “unus et alter” (el uno y el otro).
6
7
Esto es, dos-de-veinte = veinte menos dos. Lo mismo duodetriginta = 28, undecentum = 99, etc.
poniendo antes de la I tantas C cuantas hay después: CIɔ = 1.000; CCIɔɔ = 10.000;
CCCIɔɔɔ = 100.000.
ii – demostrativos
§ 36. Los adjetivos demostrativos determinan mediante la idea de situación re-
lativa: sirven para señalar los objetos cuando están presentes y para traerlos a la me-
moria cuando ya se ha hablado de ellos; así, en este libro, ese hombre, aquella casa,
las palabras este, ese, aquella son adjetivos demostrativos. Cuando se refieren a obje-
tos ya nombrados o conocidos, campean solos en la frase y se les llama pronombres
demostrativos.
A] Hic señala los objetos inmediatos a la persona que habla y equivale al caste-
llano este.
singular plural
N. hic, haec, hoc hi, hae, haec
G. huĭus (m., f. y n.) horum, harum, horum
D. huic (m., f. y n.) his (m., f. y n.)
Ac. hunc, hanc, hoc hos, has, haec
Abl. hoc, hac, hoc his (m., f. y n.)
Observaciones. 1.ª A hic, haec, hoc suele añadirse, especialmente en los casos en -s, la
partícula determinativa -ce para darle mayor fuerza: hicce, haecce, hocce, huiusce, etc.
* 2.ª Combinándose con la particula interrogativa -ne resultan las formas siguientes:
N. hiccĭne, haeccĭne, hoccĭne; Ac. hunccĭne, hanccĭne, hoccĭne; Abl. hoccĭne, haccĭne, hoccĭne;
Plur. Neut. haeccĭne.
singular plural
N. ille, illa, illud illi, illae, illa
G. illīus (m., f. y n.) illōrum, illārum, illōrum
D. illi (m., f. y n.) illis (m., f. y n.)
Ac. illum, illam, illud illos, illas, illa
Abl. illo, illa, illo illis (m., f. y n.)
* Observaciones. 1.ª Iste e ille, combinados con la partícula -ce, dan las siguientes
formas usadas por los autores antiguos:
singular plural
N. is, ea, id ii, eae, ea
G. eius (m., f. y n.) eōrum, eārum, eōrum
D. ei (m., f. y n.) iis o eis (m., f. y n.)
Ac. eum, eam, id eos, eas, ea
Abl. eo, ea, eo iis o eis (m., f. y n.)
E] Idem, compuesto de is, se declina del mismo modo; significa ‘el mismo’, ‘uno
mismo’, expresando identidad:
singular plural
N. idem, eădem, idem iidem, eaedem, eădem
G. eiusdem (m., f. y n.) eorumdem, earumdem, eorumdem
D. eīdem (m., f. y n.) iisdem o eisdem (m., f. y n.)
Ac. eumdem, eamdem, idem eosdem, easdem, eădem
Abl. eōdem, eādem, eōdem iisdem o eisdem (m., f. y n.)
F] Ipse9 significa ‘mismo’, ‘él mismo’, y sirve para llamar la atención sobre el ob-
jeto que determina.
9
De ipse transformado probablemente en isse, como ipsus en issus, se deriva nuestro demostrativo ese, que
en lo antiguo se escribió esse. Ipse es originariamente compuesto de is, así es que en tiempo de Plauto se declinaba
todavía la primera parte únicamente: eampse anum.
singular plural
N. ipse, ipsa, ipsum ipsi, ipsae, ipsa
G. ipsīus (m., f. y n.) ipsōrum, ipsārum, ipsōrum
D. ipsi (m., f. y n.) ipsis (m., f. y n.)
Ac. ipsum, ipsam, ipsum ipsos, ipsas, ipsa
Abl. ipso, ipsa, ipso ipsis (m., f. y n.)
Observaciones. 1.ª La diferencia entre idem e ipse consiste en que el primero sirve
para reproducir una idea consabida de la persona a quien hablamos; así, “idem liber” (el
mismo libro) quiere decir el libro de que se ha tratado o de que se tiene previo conocimien-
to; ipse se refiere directamente al objeto singularizándolo; así cuando decimos “ipse Moses”
(Moisés mismo) no queremos significar cuál es el Moisés de que tratamos, supuesto que solo
uno conocemos; es sí un modo enfático de singularizarle. Ipse no es propiamente demostra-
tivo, sino un determinativo común. Esta diferencia explica por qué lo mismo, la misma cosa
corresponde siempre a idem, y él mismo (él pronombre), ella misma a ipse, ipsa10.
* En Plauto y Terencio es común ipsus en lugar de ipse. En el estilo familiar se usó el su-
perlativo ipsissĭmus (Plaut. Trin. 4. 2. 146), a la manera que nosotros decimos mismísimo.
“¡Vive el cielo que esta es mi mismísima ropilla!” (el P. Isla).
ADJETIVO RELATIVO
§ 38. El adjetivo relativo o conjuntivo es un demostrativo que tiene la propie-
dad de enlazar una frase con otra. “La instrución es un tesoro; este aprovecha siem-
pre”; “la instrucción es un tesoro que aprovecha siempre”: aquí vemos dos modos de
decir una misma cosa; si bien la palabra que presenta mejor enlazadas las ideas que
la palabra este. Tanto la una como la otra aparecen sustantivadamente en el ejemplo
propuesto, por cuanto representan al sustantivo tesoro. Por ser así como se usa co-
múnmente el relativo, se le llama también pronombre relativo.
En latín el pronombre relativo es qui, al que corresponden en castellano que, el
cual, quien.
singular plural
N. qui, quae, quod qui, quae, quae
G. cuius (m., f. y n.) quorum, quarum, quorum
D. cui (m., f. y n.) quibus o queis (m., f. y n.)
Ac. quem, quam, quod quos, quas, quae
Abl. quo, qua, quo quibus o queis (m., f. y n.)
Observaciones. 1.ª De las dos formas quibus y queis (o quis) la primera es la más usual.
2.ª Nuestro cuyo corresponde al genitivo de qui. En latín también se dijo alguna vez
cuius, -a, -um, en el mismo sentido del castellano cuyo.
3.ª Ocurren ejemplos del ablativo invariable qui, pero comúnmente se le considera
como adverbio: “multa qui coniectūram hanc facio”, Ter. (muchas cosas por las cuales hago
esta conjetura).
ADJETIVO INTERROGATIVO
§ 39. El adjetivo relativo sirve asimismo de interrogativo, y como tal le pertenecen
sobre las ordinarias la forma quis para el masculino en el nominativo y quid para el
neutro en el nominativo y acusativo. A quis corresponde en castellano qué, cuál, quién.
*
[La terminación -cumque también se escribe -cunque, pero en esta edición la hemos
unificado con m.]
2.ª Después de los advervios si, ne, num y algunas otras palabras, pierde alĭquis la pri-
mera parte ali-, y se dice si quis, si qua, si quid, si quod; plural neutro si qua (si alguno). Lo
mismo ne quis (no sea que alguno), num quis? (¿por ventura alguno?).
11.º N. Unusquisque, unaquaeque, unumquidque y unumquodque, cada uno;
G. uniuscuiusque, D. unicuīque, etc. Unus y quisque se declinan a un mismo tiempo
como si estuviesen separados.
12.º Quisquis, cualquiera que, solo tiene los siguientes casos:
singular plural
N. quisquis… quidquid N. quiqui…
Ac. quemquem… quidquid D. y Abl. quibusquibŭs
Abl. quoquo, quaqua, quoquo
compuestos de uter
1.º Neuter, neutra, neutrum, ni uno ni otro; G. neutrīus, D. neutri, etc.
2.º Alterŭter, alterŭtra, alterŭtrum, el uno o el otro; G. alterutrīus (o alteriusu-
trīus), D. alterŭtri, etc.
3.º Uterque, utrăque, utrumque, uno y otro; G. utriusque, D. utrīque, etc.
4.º Utervis, utrăvis, utrumvis, cualquiera de los dos; G. utriusvis, D. utrīvis, etc.
5.º Uterlĭbet, utralĭbet, utrumlĭbet, cualquiera de los dos; G. utriuslĭbet, D. utri-
lĭbet, etc.
6.º Utercumque, utracumque, utrumcumque, cualquiera de los dos; G. utrius-
cumque, D. utricumque, etc.
relativos mixtos
§ 41. Los adjetivos siguientes pueden llamarse relativos mixtos por tener la pro-
piedad de enlazar una frase con otra indicando además calidad, magnitud o núme-
ro; cada uno de ellos tiene su respectivo demostrativo con que suele corresponderse,
según se ve a continuación:
Demostrativos Relativos
Talis, -e, tal (en calidad) Qualis, -e, cual
Tantus, -a, -um, tanto, tamaño Quantus, -a, -um, (cuanto,
o tan grande (en magnitud) cuamaño, ant.), cuan grande
Tot, tantos (en número) Quot, cuantos
Observaciones. 1.ª Estos adjetivos se declinan regularmente, excepto tot y
quot, que son indeclinables.
2.ª Los relativos pueden servir de interrogativos y admirativos, verbigracia: Quot sunt?
Plaut. (¿cuántos son?), Qualis erat! Virg. (¡cómo estaba!). Los demostrativos entran también
en frases admirativas: Tantae molis erat! Virg. (¡de tanto peso era aquello!).
3.ª Combinándoselos con algunas de las partículas con que hemos visto combinados
a qui y quis se obtienen estos compuestos: qualiscumque, cualquiera (en calidad) que, cual;
quantuscumque, quantusvis, quantuslĭbet, cuán 12 grande; quotcumque, cuan numerosos; ali-
13
y aliquantŭlus.
7.ª Tantus y quantus denotan no solo la magnitud corpórea o volumen sino también la
grandeza moral. “Tanta familĭa”, Ter. Ad. 3. 1 (una familia tan distinguida) 14. 15
8.ª Tantus determina mediante la idea de magnitud en general y significa así ‘tan gran-
de’ como ‘tan pequeño’: el primer uso es el que ha prevalecido, pero del segundo se hallan
ejemplos en Cicerón y en César 15. 16
APÉNDICE
pronombres personales
§ 42. En el discurso no pueden intervenir más de tres personas, a saber: la que
habla, o primera persona; aquella a quien se habla, o segunda persona; aquella de quien
se habla, o tercera persona.
Los sustantivos que por sí solos representan determinadamente las personas y
las cosas como que desempeñan en el discurso el oficio de primera, segunda o terce-
ra persona se llaman pronombres personales.
12
Para comprender bien la fuerza de estas equivalencias y el carácter de cuan, v. Bello, Gr., cap. 40, f.
13
Correspondiente a nuestro tantico usado sustantivada y adverbialmente.
14
Tanto y cuanto en el plural equivalen siempre a tot y quot: en el singular se usan algunas veces en el mismo
sentido, v. g.: “¡cuánta familia!”, “lauro tanto”, Bello (por “¡cuántas familias”, “lauros tantos”); y menos frecuen-
temente como equivalentes de tantus y quantus, y eso solo con nombres abstractos, como “¡cuánta bondad!”. V.
Bello, Gr., cap. 17.
15
V. Cic., Pro leg. Manil., vi; Cés., B. G., vi, 34.
sentido reflejo
§ 43. Prescindiendo del vocativo, el cual campea independientemente donde-
quiera que se encuentre, los casos considerados por el aspecto de sus mutuas relacio-
nes en la frase se dividen en caso recto o nominativo y casos indirectos (los restantes).
El primero es la base sobre que reposan los segundos.
16
Son anticuadas y apenas permitidas en verso las formas puramente latinas nos, vos por nosotros, vosotros.
Nos del brazo y la mano
escudados salvamos la cabeza.
Villanueva
Dejad de vos al mundo eterna historia,
Vuestra sujeta patria libertando.
Ercilla
Hoy día solo se usan estas formas abreviadas en lugar de yo la primera y de tú la segunda: aquella en señal de
autoridad; esta, de respeto y cortesía. V. la Academis, Gr., parte II, cap. II; Bello, Gr., §§ 112 y 114.
17
Alguna vez se dijo te por tibi.
El caso indirecto es reflejo si significa la misma persona o cosa que el recto a que
corresponde, como en “Lucretĭa se occīdit” (Lucrecia se mató), y oblicuo si representa
una persona o cosa distinta, como en “Brutus Cesărem occīdit” (Bruto mató a César).
Según esto, el caso reflejo no hace sino repetir, bajo una forma y relación dife-
rente, el significado de una palabra anterior. Para evitar la repetición de la palabra
misma, nos servimos del pronombre, y así, en lugar de “Lucretĭa Lucretĭam occīdit”,
decimos “Lucretĭa se occīdit”. Usamos igualmente el pronombre personal cuando el
sustantivo cuyo significado reproduce es otro pronombre, verbigracia: “Ego de me
loquor” (yo hablo de mí).
Se deduce de aquí que solo los pronombres personales tienen casos indirectos
y reflejos.
Los pronombres de primera y segunda persona tienen unas mismas formas para
los casos indirectos oblicuos y para los reflejos, pero en la tercera persona, así en
castellano como en latín, hay formas propias para estos últimos; son las siguientes:
singular y plural
De los genitivos nostrum, vestrum y nostri, vestri, los primeros solo se usan en
frases como estas: “¿quién de nosotros?; uno de nosotros; cada uno de ustedes; el
más prudente de ustedess”; los segundos entran en frases de un carácter distinto.
El dativo mihi suele contraerse en mī, especialmente en verso.
Para dar mayor fuerza a los pronombres se combinan con ipse –ipse ego– o se les añade
la sílaba -met: egŏmet, tibĭmet, semet, que es como si se dijera yo mismo, a ti mismo, etc., y
aun es frecuente hallarlos con la modificación y en la combinación dichas, verbigracia: egŏ-
met ipse, semet ipsum. No admiten la modificación los genitivos plurales; el nominativo tu
no la admite sino en esta forma: tute, tutĕmet o tutĕmet ipse.
Se dice también tete, meme, sese por te, me, se. La última reduplicación es muy usual.
ADJETIVOS POSESIVOS
§ 45. De la raíz de los genitivos mei, tui, sui y de los plurales nostrum y vestrum
se derivan los siguientes adjetivos, llamados posesivos porque determinan los objetos
indicando la persona a que pertenece:
O mi, tu, su cuando preceden al sustantivo con que se construyen; así, a “liber meus”, “libri mei” corres-
20
ponden en castellano “el libro mío” o “mi libro”, “los libros míos” o “mis libros”.
21
V. Bello, Gr., § 174.
PRELIMINARES
§ 46. Verbo es la parte de la oración que declara el ejercicio de una facultad o
capacidad.
Puede decirse, en otros términos, que el verbo declara una acción o un hecho.
* El análisis etimológico reduce a dos clases los elementos de las lenguas indo-germá-
nicas, a que pertenece el latín: raíces pronominales, de donde nacen pronombre y muchos
adverbios, preposiciones y conjunciones, y raíces atributivas, vulgarmente llamadas verbales,
de donde, mediante la aglutinación de las primeras, provienen verbos, adjetivos y sustanti-
vos. Dux = duc-s se compone de los mismos elementos que duc-i-t, a saber la raíz atributiva
duc- y las pronominales -sa, -ta, él. ¿De qué proviene, pues, la diferencia entre el nombre y
el verbo? El nombre parece una inflexión petrificada que, circunscrita a una sola clase de ob-
jetos, vino a representar sus propiedades y, por medio de estas, su sustancia1. El verbo, por el
contrario, conserva su movilidad gramatical aplicándose a objetos distintos y en diferentes
conceptos y, por tanto, no los nombra sino tan solo nos representa sus facultades o capaci-
dades en ejercicio. De aquí viene la fuerza atributiva y afirmativa que caracteriza igualmen-
te a sustantivos, adjetivos y verbos y que hace creer que, si bien lógicamente fueron siempre
distintos, acaso gramaticalmente no pudieron en un principio separarse en diferentes cate-
gorías; de aquí mismo la dificultad de definir con precisión el verbo.
* El significado propio y genuino de todo verbo incluye la idea de movimiento, pero
este unas veces se representa como ejecutándose y otras como ya ejecutado. Así, el verbo ia-
cĭo, que declara la acción de echar o arrojar, se transformó en iacĕo, que declara el hecho de
estar echado o yacer, resultado de aquella acción. Otras veces pasa el verbo a declarar, no ya
el resultado de la acción que expresó en su origen, sino algún hecho abstracto mediante una
metáfora tomada de un significado primitivo de acción material2.
Llámase sujeto la persona o cosa que ejercita la actividad o capacidad denotada por
el verbo, y también el sustantivo en nominativo que representa a dicha persona o cosa.
1
Aclara esta idea el modo como los niños suelen denotar los animales: el huahuau, como si dijeran el
ladra; el be = el bala.
2
Aun en el verbo sum, ser, descubren los lingüistas esta significación primitiva de movimiento. Ni pu-
diera suponerse que una significación tan metafísica como la que hoy tiene fuera la originaria. V. Max Müller,
Lectures on the Science of Language, II, VIII; Curtius, Grundzüge der griechischen Etymologie, pág. 378 (Leipzig,
1873); Gessenius, Lexic. Hebr., en el verbo haiah, nota.
Antes habíamos dicho que el nominativo representa la persona o cosa que ejerce o pa-
rece ejercer una acción (§ 4, III). En efecto, cuando el sujeto es nombre de cosa, es porque la
consideramos personificada3. Cuando el verbo significa un hecho, tampoco puede decirse
que el sujeto ejerza una acción, pero sí que parece ejercerla, supuesto el color de acción que
todo verbo conserva de su acepción primitiva.
El verbo se divide en transitivo e intransitivo. Es verbo transitivo el que declara
una acción que puede ser recibida directamente por algún objeto, el cual se llama
persona paciente y se representa con un nombre en acusativo; así, amar, aprender son
verbos transitivos porque a la acción que declaran puede suponérsele persona pa-
ciente, v. g.: “el niño bueno ama a su maestro y aprende su lección”. Intransitivo es el
que declara un mero hecho, como estar, morir, o bien una acción que no puede ser
directamente recibida por objeto alguno, como juguetear, salir.
Observaciones. 1.ª Los verbos transitivos se conocen también, aunque con
menos propiedad, bajo el nombre de activos, y los intransitivos bajo el de neutros.
2.ª No está perfectamente demarcada la línea divisoria de los verbos transitivos y los
intransitivos, que frecuentemente permutan oficios. Entre los que, como queda dicho, han
pasado de la declaración de una acción a la de un hecho, muchos hay que recobran su signi-
ficación primitiva o que, por una nueva transformación, van tomando significación y color
distintos. No basta, pues, conocer el significado recto de un verbo para saber si es transitivo
o intransitivo: es menester consultar el uso de los buenos autores, investigando el carácter
en que estos le hayan fijado4.
§ 47. En el verbo hay que considerar la voz, el modo, el tiempo, el número y la
persona.
I – Llámase voz la serie especial de formas que adopta regularmente el verbo tran-
sitivo según que el sujeto se considere como agente o como paciente; en el primer
caso el verbo está en la voz activa, por ejemplo: “Deus amat homĭnem” (Dios ama
al hombre); en el segundo caso está en la voz pasiva, por ejemplo: “Homo amātur a
Deo” (el hombre es amado por Dios).
Observaciones. 1.ª El verbo transitivo en la voz pasiva es intransitivo, supuesto
que pasa a significar el mero hecho de recibir una acción.
2.ª Los verbos intransitivos adoptan regularmente la serie de formas correspon-
dientes a la voz activa, y por el hecho de adoptarla se les considera como activos, es
decir como que están en la voz activa, aunque no siempre el sujeto pueda conside-
rarse como agente, supuesto que muchos de ellos no significan acción.
3.ª Hay verbos que adoptan en sentido activo la serie de inflexiones correspon-
dientes a la voz pasiva. De ellos se hablará luego.
4.ª En castellano no hay formas simples para la voz pasiva. Se suplen con el ver-
bo ser y el participio pasivo: “el hombre es amado”.
Se suple también en las terceras personas con la construcción refleja, v. g.: “la sabiduría se
alaba por todos”; “las paces se firmaron por los plenipotenciarios” (ejemplos de la Academia
en su Gramática). Solo sí es de advertir que, cuando el complemento acusativo en la cons-
trucción activa es nombre de persona, queda lo mismo en la pasiva el verbo con se en la 3.ª
persona de singular, y no puede añadirse el complemento (formado de un sustantivo y la
preposición por) en que se convierte el sujeto de la activa. Según esto, “virtus amātur ab om-
nĭbus” puede traducirse “la virtud es amada por todos” o “la virtud se ama por todos”; pero
si a virtus se sustituyera Deus, no podría traducirse sino “Dios es amado por todos”, pues si
se dijera “se ama a Dios”, no tendría cabida el complemento “por todos”.
II – Modo es la forma que toma el verbo según la manera como se declara la ac-
ción o el hecho. Los modos en latín son cuatro: indicativo, imperativo, subjuntivo,
infinitivo.
a] El indicativo declara sencillamente la acción o el hecho, v. g.: “Deus est” (Dios
existe).
b] El imperativo declara la acción o el hecho en forma de mandato, consejo o
súplica, v. g.: “Nosce te ipsum” (conócete a ti mismo).
c] El subjuntivo declara la acción o el hecho como dependiente de algo que se
expresa o se supone, v. g.: “Oro ut venĭas” (ruégote que vengas).
d] El infinitivo declara la acción o el hecho de una manera indeterminada, v. g.:
legĕre, leer; legisse, haber leído. La primera de estas formas aparece frecuentemente
con el carácter de sustantivo, v. g.: “utĭle est legĕre” (el leer es útil).
III – Tiempo es la forma que toma el verbo para denotar la época en que sucede
lo que se declara.
Nada podemos imaginarnos sino como que sucede actualmente, como que sucedió antes
de ahora o como que sucederá después; según esto, la duración está dividida en tres partes:
presente, pasado y venidero. El verbo debe tener, y en efecto tiene, tres tiempos correspon-
dientes a estos tres periodos. Pero una acción o hecho puede ser presente, pasada o venidera
no solo con respecto al momento en que se habla sino relativamente a una época dada: el
verbo tiene también formas especiales correspondientes a algunas de estas relaciones secun-
darias o puntos intermedios de la duración.
A] Hay en latín seis tiempos que se dividen en imperfectos y perfectos. Son im-
perfectos, es decir presentan una acción como no terminada o incompleta, el pre-
sente, el pretérito imperfecto y el futuro imperfecto. Son perfectos, es decir presentan
la acción como ya terminada o completa, el pretérito perfecto, el pretérito pluscuam-
perfecto5 y el futuro perfecto.
5
Esto es, más-que-perfecto.
6
Las formas subjuntivas e infinitivas se subordinan siempre al verbo principal de la oración y no tienen
una significación fija respecto al acto de la palabra.
7
Véase la Academia, Gr., parte 1.ª, capítulo V; Bello, Gr., § 321, a, c; Anal. Ideol., § 179, 3.ª.
8
He leído y había leído se corresponden perfectamente. Leí y hube leído, significando ambos un hecho ais-
lado, discrepan en que el primero lo significa próximo o remoto, el último próximo siempre. Este se usaba en lo
antiguo como simple pretérito:
Que solo a Golias él lo ovo vencido.
Marqués de Santillana
9
Bello, Gr., § 292.
* [También se escribe cum.]
c’] El futuro perfecto significa que la acción o hecho se habrá terminado para cier-
ta época futura, v. g.: “Cuando vuelvas, ya habré leído el libro”.
Observación. El futuro imperfecto se iguala en latín al perfecto por medio de las
mismas partículas que igualan el pretérito perfecto al pluscuamperfecto. Así, “quum venĕro”
equivale a “ubi venĭam”10.
B] Los tiempos se dividen también en simples y compuestos: los primeros son
formas del verbo, v. g.: amo; los segundos constan de una forma del verbo y de otro
verbo, que toma el nombre de auxiliar, v. g.: amātus sum (yo fui amado).
IV – Número en el verbo es la forma que toma según que el sujeto sea singular
o plural. Así pues, si decimos: “arbor crescit” (el árbol crece), el verbo cresco está en
singular, y en plural si decimos: “arbŏres crescunt” (los árboles crecen).
V – Persona en el verbo es la forma que toma según la persona del sujeto. Así,
cuando decimos: “yo leo”, “tú lees”, “Pedro lee”, el verbo leer está sucesivamente en
primera, segunda y tercera persona.
VERBALES
§ 48. Hay en el verbo algunas inflexiones que expresan el significado de él bajo
la forma y con el carácter ya del sustantivo, ya del adjetivo: estas son el gerundio, el
supino y el participio.
I – El infinitivo suele hacer el oficio de sustantivo, y en tal virtud solo se usa
como nominativo y acusativo; los casos que le faltan se suplen con el gerundio, así:
N. amāre, amar, G. amandi, de amar, D. amando, para amar, Ac. amāre, amandum11,
amar, Abl. amando, por amar, amando. De modo que el gerundio es una inflexión
verbal que se declina como los neutros de la segunda declinación y suple los casos
que le faltan al infinitivo-sustantivo.
II – El supino es un sustantivo verbal que va por la cuarta declinación y no tiene
sino acusativo, que pertenece a la voz activa, y ablativo, que pertenece a la pasiva;
tiene el mismo significado que el infinitivo y se usa en frases como estas: “vamos a
leer”, “difícil de leerse”.
III – El participio es un verbal que participa de la naturaleza del verbo y la del
adjetivo: como verbo puede denotar diversos tiempos y se junta con los mismos ca-
sos que él; como adjetivo tiene terminaciones que se adaptan al género, número y
caso del sustantivo a que se refiere.
10
“Ubi voles”, Ter., Andr., 5, 2. “Ubi venero” es un pleonasmo autorizado por el uso: Ter., Eun., 1, 1; Andr.,
3, 3.
11
Este último cuando haya de ir precedido de preposición, v. g.: ad amandum (a amar).
§ 49. No todos los tiempos12 existen en todos los modos: solo el indicativo tiene
los seis; el imperativo tiene dos, presente y futuro, aunque en la conjugación suelen
presentarse ambas formas como en un solo tiempo, presente; el subjuntivo tiene cua-
tro, presente, pretérito imperfecto, perfecto y pluscuamperfecto; el infinitivo tiene
cuatro, presente (o pretérito imperfecto), pretérito perfecto (o pluscuamperfecto),
futuro imperfecto y futuro perfecto; el participio tiene en la voz activa presente y fu-
turo, y en la pasiva pretérito, perfecto y futuro.
Observación. El infinitivo y los participios no denotan tiempo relativamente al mo-
mento de la palabra sino a la época señalada por otro verbo inmediato y dominante en la frase.
Cada tiempo tiene los dos números y cada número las tres personas, excepto el
infinitivo, que en sus tiempos no tiene ni los unos ni las otras, por lo cual se le lla-
ma modo impersonal, y el imperativo, que carece de primera persona así de singu-
lar como de plural, aunque esta última se suple con la correspondiente del presente
de subjuntivo.
Los participios en -us, -a, -um se declinan como los adjetivos de la primera clase
y los en -ns como los imparisílabos de la segunda.
En los tiempos compuestos con un participio, este toma el género, el número y
el caso del sujeto.
RAÍCES Y CONJUGACIONES
§ 50. En las formas del verbo la raíz o parte invariable da el significado abstracto
del verbo, y la terminación o parte variable indica las diferencias de persona, núme-
ro, tiempo y modo; en leg-o, por ejemplo, la primera parte leg- nombra la acción de
que se trata, y la segunda -o indica que esa acción se atribuye a la primera persona en
el tiempo presente, número singular y modo indicativo.
La raíz no es una misma en todos los tiempos y verbales; tiene tres formas que
aparecen en el presente de indicativo de activa, en el pretérito perfecto del mismo
modo y voz, y en el supino.
a] De la raíz del presente se derivan todos los tiempos imperfectos (pretérito im-
perfecto y futuro imperfecto de indicativo, el imperativo, presente y pretérito imper-
fecto de subjuntivo y presente de infinitivo), y además el gerundio y los participios
de presente activo y de futuro pasivo.
b] De la raíz del pretérito perfecto se derivan todos los tiempos perfectos de la
voz activa (pretérito pluscuamperfecto y futuro perfecto de indicativo, pretérito per-
fecto y pluscuamperfecto de subjuntivo, y pretérito perfecto de infinitivo).
Es decir, inflexiones especiales para cada tiempo.
12
signos de la conjugación
1.ª raíz 2.ª raíz 3.ª raíz
am-o am-ās am-āre amā-vī amāt-um
mon-ĕo mon-ēs mon-ēre monu-ī monĭt-um
leg-o leg-ĭs leg-ĕre leg-ī lect-um
aud-io aud-īs aud-īre audīv-ī audīt-um
Nota. – Para abreviar, en vez de enunciar todas las formas principales puede de-
signarse el verbo con la primera persona singular del presente de indicativo, o bien,
como en castellano, con el presente de infinitivo; así, en vez de amo, amās, amāre,
amāvī, amātum suele decirse “el verbo amo” o bien “el verbo amāre”. Estas dos formas
tienen, pues, el carácter secundario de nombres o signos del verbo a que pertenecen.
13
Cuando se dice de una palabra o de una terminación polisílaba, v. g.: -ere, que es larga o breve, se debe
entender de la penúltima sílaba, y que la voz es esdrújula o llana, respectivamente.
indicativo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito futuro
imperfecto imperfecto
( yo soy)14 ( yo era) ( yo seré)
Sing.
sum Sing. eram Sing. ero
es eras eris
est erat erit
Plur.
sumus Plur.
erāmus Plur.
erĭmus
estis erātis erĭtis
sunt erant erunt
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito pretérito futuro
perfecto pluscuamperfecto perfecto
( yo fui o he sido) ( yo había sido) ( yo habré sido
Sing. fui Sing. fuĕram Sing. fuĕro
fuisti fuĕras fuĕris
fuit fuĕrat fuĕrit
Plur. fuĭmus Plur. fuerāmus Plur. fuerĭmus
fuistis fuerātis fuerĭtis
fuērunt o fuēre fuĕrant fuĕrint
imperativo
(sé tú)
Sing. 2.ª p. es o esto Plur.
2.ª p. este o estōte
3.ª p. esto 3.ª p. sunto
14
O simplemente soy.
subjuntivo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito imperfecto
( yo sea) (yo fuese, fuera o sería)
Sing.
sim Sing. essem
sis esses
sit esset
Plur.
simus Plur.
essēmus
sitis essētis
sint essent
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito perfecto pretérito pluscuamperfecto
( yo haya sido) ( yo hubiese, hubiera o habría sido)
Sing.
fuĕrim Sing. fuissem
fuĕris fuisses
fuĕrit fuisset
Plur.
fuerīmus Plur.
fuissēmus
fuerītis fuissētis
fuĕrint fuissent
infinitivo
presente pretérito perfecto
esse, ser fuisse, haber sido
futuro imperfecto futuro perfecto
fore, o futūrum, futūram, futūrum, futūram, futūrum
futūrum esse, haber de ser fuisse, haber de haber sido
VERBALES
15
En el sentido y construcción que explica Bello, Gr., § 343.
Prisciano cita de César, y Quintiliano censura a Sergio Flavio, el participio ens, que después se ha usado
16
sustantivadamente en el lenguaje filosófico. Este mismo vocablo, con corta diferencia, ocurre en abens, praesens
y potens, los cuales son meros adjetivos.
§ 52 – PRIMERA CONJUGACIÓN
VOZ ACTIVA
indicativo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito futuro
imperfecto imperfecto
( yo amo) ( yo amaba) ( yo amaré)
Sing. am-o Sing. am-ābam Sing. am-ābo
am-ās am-ābas am-ābis
am-ăt am-ābat am-ābit
Plur. am-āmus Plur. am-abāmus Plur. am-ābĭmus
am-ātis am-abātis am-ābĭtis
am-ant am-ābant am-ābunt
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito pretérito futuro
perfecto pluscuamperfecto perfecto
( yo amé o he amado) ( yo había amado) ( yo habré amado)
Sing. amāv-ī Sing. amav-ĕram Sing. amav-ĕro
amav-isti amav-ĕras amav-ĕris
amāv-it amav-ĕrat amav-ĕrit
Plur. amav-ĭmus Plur. amav-erāmus Plur. amav-erĭmus
amav-istis amav-erātis amav-erĭtis
amav-ērunt o -ēre amav-ĕrant amav-ĕrint
imperativo
(ama tú )
Sing. 2.ª p. am-a o am-āto Plur.
2.ª p. am-āte o am-atōte
3.ª p. am-āto 3.ª p. am-anto
subjuntivo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito imperfecto
( yo ame) ( yo amase, amara o amaría)
Sing.
am-em Sing. am-ārem
am-es am-āres
am-et am-āret
Plur.
am-ēmus Plur am-arēmus
am-ētis am-arētis
am-ent am-ārent
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito perfecto pretérito pluscuamperfecto
( yo haya amado) ( yo hubiese, hubiera o habría amado)
Sing. amav-ĕrim Sing. amav-issem
amav-ĕris amav-isses
amav-ĕrit amav-isset
Plur. amav-erīmus Plur.
amav-issēmus
amav-erītis amav-issētis
amav-ĕrint amav-issent
infinitivo
presente pretérito perfecto
am-āre, amar amav-isse, haber amado
futuro imperfecto futuro perfecto
amat-ūrum, amat-ūram, amat-ūrum amat-ūrum, amat-ūram, amat-ūrum
esse, haber de amar fuisse, haber de haber amado
verbales
§ 53 – SEGUNDA CONJUGACIÓN
V O Z AC T I VA
indicativo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito futuro
imperfecto imperfecto
( yo amonesto) ( yo amonestaba) ( yo amonestaré)
Sing. mon-ĕo Sing. mon-ēbam Sing. mon-ēbo
mon-ēs mon-ēbas mon-ēbis
mon-et mon-ēbat mon-ēbit
Plur. mon-ēmus Plur. mon-ebāmus Plur. mon-ēbĭmus
mon-ētis mon-ebātis mon-ēbĭtis
mon-ent mon-ēbant mon-ēbunt
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito pretérito futuro
perfecto pluscuamperfecto perfecto
( yo amonesté o he amonestado) ( yo había amonestado) ( yo habré amonestado)
Sing. monŭ-ī Sing. monu-ĕram Sing. monu-ĕro
monu-isti monu-ĕras monu-ĕris
monŭ-it monu-ĕrat monu-ĕrit
Plur. monu-ĭmus Plur. monu-erāmus Plur. monu-erĭmus
monu-istis monu-erātis monu-erĭtis
monu-ērunt o monu-ĕrant monu-ĕrint
monu-ēre
imperativo
(amonesta tú)
Sing. 2.ª p. mon-e o mon-ēto Plur. 2.ª p. mon-ēte o mon-etōte
3.ª p. mon-ēto 3.ª p. mon-ento
subjuntivo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito imperfecto
( yo amoneste) ( yo amonestase, amonestara o amonestaría)
Sing. mon-ĕam Sing. mon-ērem
mon-ĕas mon-ēres
mon-ĕat mon-ēret
Plur. mon-eāmus Plur. mon-erēmus
mon-eātis mon-erētis
mon-ĕant mon-ērent
TIEMPOS PERFECTOS
presente pretérito pluscuamperfecto
( yo haya amonestado) ( yo hubiese, hubiera o habría amonestado)
Sing. monu-ĕrim Sing. monu-issem
monu-ĕris monu-isses
monu-ĕrit monu-isset
Plur. monu-erīmus monu-issēmus
monu-erītis monu-issētis
monu-ĕrint monu-issent
infinitivo
presente pretérito perfecto
mon-ēre, amonestar monu-isse, haber amonestado
futuro imperfecto futuro perfecto
monit-ūrum, monit-ūram, monit-ūrum monit-ūrum, monit-ūram,
esse, haber de amonestar monit-ūrum fuisse, haber de
haber amonestado
verbales
§ 54 – TERCERA CONJUGACIÓN
VOZ ACTIVA
indicativo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito futuro
imperfecto imperfecto
( yo leo) ( yo leía) ( yo leeré )
Sing. leg-o Sing. leg-ēbam Sing. leg-am
leg-is leg-ēbas leg-es
leg-it leg-ēbat leg-et
Plur. leg-ĭmus Plur. leg-ebāmus Plur. leg-ēmus
leg-ĭtis leg-ebātis leg-ētis
leg-unt leg-ēbant leg-ent
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito pretérito futuro perfecto
perfecto pluscuamperfecto
( yo leí o he leído) ( yo había leído) ( yo habré leído)
Sing. leg-ī Sing. leg-ĕram Sing. leg-ĕro
leg-isti leg-ĕras leg-ĕris
leg-it leg-ĕrat leg-ĕrit
Plur. leg-ĭmus Plur. leg-erāmus Plur. leg-erĭmus
leg-istis leg-erātis leg-erĭtis
leg-ērunt o leg-ēre leg-ĕrant leg-ĕrint
imperativo
(lee tù)
Sing. 2.ª p. leg-e o leg-ĭto Plur.
2.ª p. leg-ĭte o leg-itōte
3.ª p. leg-ĭto 3.ª p. leg-unto
subjuntivo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito imperfecto
( yo lea) ( yo leyese, leyera o leería)
Sing.
leg-am Sing. leg-ĕrem
leg-as leg-ĕres
leg-at leg-ĕret
Plur.
leg-āmus Plur.
leg-erēmus
leg-ātis leg-erētis
leg-ant leg-ĕrent
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito perfecto pretérito pluscuamperfecto
( yo haya leído) ( yo hubiese, hubiera o habría leído)
Sing.
leg-ĕrim Sing. leg-issem
leg-ĕris leg-isses
leg-ĕrit leg-isset
Plur.
leg-erīmus Plur.
leg-issēmus
leg-erītis leg-issētis
leg-ĕrint leg-issent
infinitivo
presente pretérito perfecto
leg-ĕre, leer leg-isse, haber leído
futuro imperfecto futuro perfecto
lect-ūrum, lect-ūram, lect-ūrum lect-ūrum, lect-ūram, lect-ūrum
esse, haber de leer fuisse, haber de haber leído
verbales
Gerundio: G. leg-endi, de leer; D. leg-endo, para leer; Ac. leg-endum, leer; Abl.
leg-endo, por leer, leyendo.
Supino: lect-um, a leer.
Participios: – Presente: leg-ens, leg-entis, que lee. – Futuro: lect-ūrus, -a, -um,
que leerá o ha de leer.
§ 55 – CUARTA CONJUGACIÓN
VOZ ACTIVA
indicativo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito futuro
imperfecto imperfecto
( yo oigo) ( yo oía) ( yo oiré )
Sing. aud-ĭo Sing. aud-iēbam Sing. aud-ĭam
aud-īs aud-iēbas aud-ĭes
aud-it aud-iēbat aud-ĭet
Plur. aud-īmus Plur. aud-iebāmus Plur. aud-iēmus
aud-ītis aud-iebātis aud-iētis
aud-iunt aud-iēbant aud-ĭent
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito pretérito futuro perfecto
perfecto pluscuamperfecto
( yo oí) ( yo había oído) ( yo habré oído)
Sing. audīv-i Sing. audiv-ĕram Sing. audiv-ĕro
audiv-isti audiv-ĕras audiv-ĕris
audīv-it audiv-ĕrat audiv-ĕrit
Plur. audiv-ĭmus Plur. audiv-erāmus Plur. audiv-erĭmus
audiv-istis audiv-erātis audiv-erĭtis
audiv-ērunt o audiv-ĕrant audiv-ĕrint
audiv-ēre
imperativo
(oye tú)
Sing. 2.ª p. aud-i o aud-īto Plur.
2.ª p. aud-īte o aud-itōte
3.ª p. aud-īto 3.ª p. aud-iunto
subjuntivo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito imperfecto
( yo oiga) ( yo oyese, oyera u oiría)
Sing.
aud-ĭam Sing. aud-īrem
aud-ĭas aud-īres
aud-ĭat aud-īret
Plur.
aud-iāmus Plur.
aud-irēmus
aud-iātis aud-irētis
aud-iant aud-īrent
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito perfecto pretérito pluscuamperfecto
( yo haya oído) ( yo hubiese, hubiera o habría oído)
Sing.
audiv-ĕrim Sing. audiv-issem
audiv-ĕris audiv-isses
audiv-ĕrit audiv-isset
Plur.
audiv-erīmus Plur.
audiv-issēmus
audiv-erītis audiv-issētis
audiv-ĕrint audiv-issent
infinitivo
presente pretérito perfecto
aud-īre, oír audiv-isse, haber oído
verbales
Gerundio: G. aud-iendi, de oír; D. aud-iendo, para oír; Ac. aud-iendum, oír; Abl.
aud-iendo, por oír, oyendo.
Supino: audīt-um, a oír.
Participios: – Presente: aud-iens, aud-ientis, que oye. – Futuro: audit-ūrus, -a,
-um que oirá o ha de oír.
§ 56. Hay algunos verbos en -ĭo que, a pesar de su semejanza parcial con audĭo,
pertenecen a la tercera conjugación, como lo manifiesta el tener la segunda persona
del singular del presente de indicativo en -ĭs breve y el presente de infinitivo en -ĕre
también breve. Estos verbos pierden la i radical tanto en el infinitivo como en todo
el presente de indicativo, excepto la primera persona de singular y la tercera de plu-
ral; en el imperativo, excepto la tercera persona del plural, y en todo el pretérito im-
perfecto de subjuntivo.
VOZ ACTIVA
indicativo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito imperfecto
( yo tomo) ( yo tomaba)
capĭ-o capi-ēbam, etc.
Sing.
cap-is
cap-it futuro imperfecto
Plur.
cap-ĭmus
cap-ĭtis ( yo tomaré)
capĭ-unt capĭ-am, etc.
TIEMPOS PERFECTOS
imperativo
(toma tù)
Sing. 2.ª p. cap-e o cap-īto Plur.
2.ª p. cap-ĭte o cap-itōte
3.ª p. cap-ĭto 3.ª p. capi-unto
subjuntivo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito imperfecto
( yo tome) ( yo tomase, tomara o tomaría)
cap-ĭam, etc. cap-ĕrem, etc.
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito perfecto pretérito pluscuamperfecto
( yo haya tomado) ( yo hubiese, hubiera o habría tomado)
cep-ĕrim, etc. cep-issem, etc.
infinitivo
presente pretérito perfecto
cap-ĕre, tomar cep-isse, haber tomado
verbales
Gerundio: G. capi-endi, de tomar, etc.
Supino: capt-um, a tomar.
Participios: – Presente: capĭ-ens, capi-entis, que toma. – Futuro: capt-ūrus, -a,
-um, que tomará o ha de tomar.
observaciones
sobre las formas de la voz activa
Tiempos imperfectos
§ 57. El pretérito imperfecto de indicativo se forma del presente cambiando
en la primera conjugación -o en -ābam, en la segunda -eo en -ēbam, y en la tercera y
cuarta -o en -ēbam.
El futuro imperfecto de indicativo, cambiando en la primera -o en -ābo, en la se-
gunda -ĕo en -ĕbo, y en la tercera y cuarta -o en -am. En las dos últimas se muda la a
en e para la segunda persona y siguientes: legam, audĭam – leges, audĭes, etc.
El presente de subjuntivo, cambiando en la primera -o en -em, y en la segunda,
tercera y cuarta -o en -am. En estas la a subsiste en todas las personas.
El pretérito imperfecto de subjuntivo puede formarse del presente de infiniti-
vo añadiéndole la letra -m: amāre-m, monēre-m, legĕre-m, audīre-m. – Del mismo
modo puede formarse el imperativo quitando la sílaba -re: amā(re), monē(re), le-
gĕ(re), audĭ(re).
Los cuatro verbos dico, decir; duco, guiar; facĭo, hacer, y fero, llevar, hacen en la segunda
persona del imperativo singular dic, duc, far, fer, sin -e final; lo mismo sucede en los com-
puestos (praedic, adduc, confer, calĕfac), excepto los de facĭo que han mudado la -a- en -i-,
como de conficĭo (por confacĭo), terminar, confice17.
El participio de presente se forma cambiando en la primera conjugación la -o
del presente en -ans, en la segunda -eo en -ens, en la tercera y cuarta -o en -ens. – El
gerundio puede formarse de este participio cambiando la -s en -di: aman-s, aman-
di; monen-s, monen-di; legen-s, legen-di; audien-s, audien-di.
El participio de futuro se forma del supino cambiando -um en -ūrus.
17
Ocurren ejemplos de las formas regulares dice, duce, face, y lo mismo en los compuestos, v. g.: abdūce,
edīce, calfăce.
Tiempos perfectos
§ 58. Los tiempos perfectos se forman de un mismo modo en todas las conju-
gaciones, cambiando la terminación -i del pretérito perfecto en las que a continua-
ción se expresan:
el pretérito pluscuamperfecto, en -ĕram.
el futuro perfecto, en -ĕro.
el pretérito perfecto de subjuntivo, en -ĕrim.
el pretérito pluscuamperfecto del mismo, en -issem.
el pretérito perfecto de infinitivo, en -isse.
Observaciones. 1.ª Las terminaciones de los tiempos perfectos no son otra cosa que
los tiempos imperfectos del verbo sum; aparecen íntegros en el pretérito pluscuamperfecto
y en el futuro perfecto: amav-ĕram, amav-ĕro; y con alguna variación en el pretérito per-
fecto y pluscuamperfecto de subjuntivo y en el pretérito perfecto de infinitivo: amav-ĕrim,
amav-issem, amav-isse; en el primero se ha cambiado la -s- en -r- por hallarse en medio de
dos vocales, lo mismo que en rus, ruris19. Este origen explica por qué es breve la i en la pe-
núltima sílaba de la primera y segunda persona de plural del futuro perfecto de indicativo,
amaverĭmus, amaverĭtis; y larga en las mismas del pretérito perfecto de subjuntivo, amaverī-
mus, amaverītis. Debe tenerse presente, sin embargo, que, aunque esta diferencia se funda
en la etimología, no siempre se encuentra observada en la práctica por los poetas, quienes
confunden frecuentemente la cuantidad de aquellas sílabas en dichas formas.
2.ª Los tiempos perfectos admiten las contracciones siguientes:
18
Bello llama a este tiempo pospretérito de indicativo (Gr., §§ 288, 315). Acerca de los elementos cons-
titutivos de estas dos formas, v. Bello, Gr., § 240, nota.
19
V. Bopp, Vergl. Gr., §§ 644, 710, 856. Este autor divide así: amave-ram, amave-ro, amave-rim, amavi-s-
sem, y aunque acaso esta es la más exacta, hemos adoptado la otra división para mayor claridad.
participio
del verbo que indicativo subjuntivo
se conjuga
Imperf. Perf. Imperf. Perf.
PRIMERA CONJUGACIÓN
indicativo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito futuro
imperfecto imperfecto
( yo soy amado) ( yo era amado) ( yo seré amado)
Sing. am-or Sing. am-ābar Sing. am-ābor
am-āris o am-abāris o am-abĕris o
am-āre am-abāre am-abĕre
am-ātur am-abātur am-abĭtur
Plur. am-āmur Plur. am-abāmur Plur. am-abĭmur
am-āmĭni am-abāmĭni am-abimĭni
am-antur am-abantur am-abintur
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito pretérito futuro
perfecto pluscuamperfecto
perfecto
( yo fui o he sido amado) ( yo había sido amado) ( yo habré sido amado)
Sing. amāt-us, -a, -um amāt-us, -a, -um amāt-us, -a, -um
sum o fui eram o fuĕram ero o fuĕro
amāt-us, -a, -um amāt-us, -a, -um amāt-us, -a, -um
es o fuisti eras o fuĕras eris o fuĕris
amāt-us, -a, -um amāt-us, -a, -um amāt-us, -a, -um
est o fuit erat o fuĕrat erit o fuĕrit
Plur. amat-i, -ae, -a amat-i, -ae, -a amat-i, -ae, -a
sumus o fuĭmus erāmus o fuerāmus erĭmus o fuerĭmus
amat-i, -ae, -a amat-i, -ae, -a amat-i, -ae, -a
estis o fuistis erātis o fuerātis erĭtis o fuerĭtis
amat-i, -ae, -a amat-i, -ae, -a amat-i, -ae, -a
sunt o fuērunt o fuēre erant o fuĕrant erunt o fuĕrint
imperativo
(sé tú amado)
Sing. 2.ª p. am-āre o am-ātor Plur. 2.ª p. am-amĭni
3.ª p. am-ātor 3.ª p. am-antor
subjuntivo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito imperfecto
( yo sea amado) ( yo fuese, fuera o sería amado)
Sing. am-er Sing. am-ārer
am-ēris o am-ēre am-arēris o am-arēre
am-ētur am-arētur
Plur. am-ēmur Plur. am-arēmur
am-emĭni am-aremĭni
am-entur am-arentur
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito perfecto pretérito pluscuamperfecto
( yo haya sido amado) ( yo hubiese, hubiera o habría sido amado)
Sing. amāt-us, -a, -um Sing. amāt-us, -a, -um
sim o fuĕrim essem o fuissem
amāt-us, -a, -um amāt-us, -a, -um
sis o fuĕris esses o fuisses
amāt-us, -a, -um amāt-us, -a, -um
sit o fuĕrit esset o fuisset
Plur. amāt-i, -ae, -a Plur. amāt-i, -ae, -a
simus o fuerĭmus essēmus o fuissēmus
amāt-i, -ae, -a amāt-i, -ae, -a
sitis o fuerĭtis essētis o fuissētis
amāt-i, -ae, -a amāt-i, -ae, -a
sint o fuĕrint essent o fuissent
infinitivo
presente pretérito perfecto
am-āri, ser amado amāt-um, -am, -um esse o fuisse,
haber sido amado
futuro imperfecto
amāt-um iri, haber de ser amado
verbales
Supino: amāt-u, de ser amado23.
Participios: – Futuro: am-andus, -a, -um, que ha de ser amado. – Pretérito: amat-
us, -a, -um, amado.
SEGUNDA CONJUGACIÓN
indicativo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito futuro
imperfecto imperfecto
( yo soy amonestado) ( yo era amonestado) ( yo seré amonestado)
Sing. mon-ĕor Sing. mon-ēbar Sing. mon-ēbor
mon-ēris o mon-ebāris o mon-ebĕris o
mon-ēre mon-ebāre mon-ebĕre
mon-ētur mon-ebātur mon-ebĭtur
Plur. mon-ēmur Plur. mon-ebāmur Plur. mon-ebĭmur
mon-emĭni mon-ebamĭni mon-ebimĭni
mon-entur mon-ebantur mon-ebuntur
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito pretérito futuro
perfecto pluscuamperfecto perfecto
( yo fui o he sido amonestado) ( yo había sido amonestado) ( yo habré sido amonestado)
Sing. mon-ĭtus, -a, -um mon-ĭtus, -a, -um mon-ĭtus, -a, -um
sum o fui eram o fuĕram ero o fuĕro
mon-ĭtus, -a, -um mon-ĭtus, -a, -um mon-ĭtus, -a, -um
es o fuisti eras o fuĕras eris o fuĕris
mon-ĭtus, -a, -um mon-ĭtus, -a, -um mon-ĭtus, -a, -um
est o fuit erat o fuĕrat erit o fuĕrit
23
O de amarse si se suple la voz pasiva con la construcción refleja. Pero es de advertir que el -se suele callarse
con el infinitivo pasivo, y así se dice promiscuamente: “es digno de ver” y “de verse” (videri, visu en latín). Bello,
Gr., c. 44 h.
imperativo
(sé tú amonestado)
Sing. 2.ª p. mon-ēre o mon-ētor Plur.
2.ª p. mon-emĭni
3.ª p. mon-ētor 3.ª p. mon-entor
subjuntivo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito imperfecto
( yo sea amonestado) ( yo fuese, fuera o sería amonestado)
Sing. mon-ĕar Sing. mon-ērer
mon-eāris o mon-eāre mon-erēris o mon-erēre
mon-eātur mon-erētur
Plur. mon-eāmur Plur. mon-erēmur
mon-eamĭni mon-eremĭni
mon-eantur mon-erentur
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito perfecto pretérito pluscuamperfecto
( yo haya sido amonestado) ( yo hubiese, hubiera o habría sido amonestado)
Sing. monĭt-us, -a, -um Sing. monĭt-us, -a, -um
sim o fuĕrim essem o fuissem
monĭt-us, -a, -um monĭt-us, -a, -um
sis o fuĕris esses o fuisses
monĭt-us, -a, -um monĭt-us, -a, -um
sint o fuĕrint esset o fuisset
Plur. monĭt-i, -ae, -a Plur. monĭt-i, -ae, -a
simus o fuerĭmus essēmus o fuissēmus
monĭt-i, -ae, -a monĭt-i, -ae, -a
sitis o fuerĭtis essētis o fuissētis
monĭt-i, -ae, -a monĭt-i, -ae, -a
sint o fuĕrint essent o fuissent
infinitivo
presente pretérito perfecto
mon-ēri, ser amonestado mon-ĭtum, -am, -um esse o
fuisse, haber sido amonestado
futuro imperfecto
monĭt-um iri, haber de ser amonestado
verbales
Supino: monĭt-u, de ser amonestado.
Participios: – Futuro: mon-endus, -a, -um, que ha de ser amonestado. – Pretérito:
monĭt-us, -a, -um, amonestado.
TERCERA CONJUGACIÓN
indicativo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito futuro
imperfecto imperfecto
( yo soy leído) ( yo era leído) ( yo seré leído)
Sing. leg-or Sing. leg-ēbar Sing. leg-ar
leg-ĕris o leg-ebāris o leg-ēris o
leg-ĕre leg-ebāre leg-ēre
leg-ĭtur leg-ebātur leg-ētur
Plur. leg-ĭmur Plur. leg-ebāmur Plur. leg-ēmur
leg-imĭni leg-ebamĭni leg-emĭni
leg-untur leg-ebantur leg-entur
TIEMPOS PERFECTOS
imperativo
(sé tú leído)
Sing. 2.ª p. leg-ĕre o leg-ĭtor Plur.
2.ª p. leg-imĭni
3.ª p. leg-ĭtor 3.ª p. leg-untor
subjuntivo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito imperfecto
( yo sea leído) ( yo fuese, fuera o sería leído)
Sing.
leg-ar Sing. leg-er
leg-āris o leg-āre leg-erēris o leg-erēre
leg-ātur leg-erētur
Plur.
leg-āmur Plur. leg-erēmur
leg-amĭni leg-eremĭni
leg-antur leg-erentur
TIEMPOS PERFECTOS
infinitivo
presente pretérito perfecto
leg-i, ser leído lectum, -am, -um esse o fuisse, haber sido leido
futuro imperfecto
lect-um iri, haber de ser leído
verbales
Supino: lect-u, de ser leído.
Participios: – Futuro, leg-endus, -a, -um, que ha de ser leído. – Pretérito: lect-us, -a, -um, leído.
CUARTA CONJUGACIÓN
indicativo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito futuro
imperfecto imperfecto
( yo soy oído) ( yo era oído) ( yo seré oído)
Sing. aud-ĭor Sing. aud-iēbar Sing. aud-iar
aud-īris o aud-iebāris o aud-iēris o
aud-īre aud-iebāre aud-iēre
aud-ītur aud-iebātur aud-iētur
Plur. aud-īmur Plur. aud-iebāmur Plur. aud-iēmur
aud-imĭni aud-iebamĭni aud-iemĭni
aud-iuntur aud-iebantur aud-ientur
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito perfecto pretérito futuro
pluscuamperfecto perfecto
( yo fui o he sido leído) ( yo había sido leído) ( yo habré sido leído)
Sing. audīt-us, -a, -um audīt-us, -a, -um audīt-us, -a, -um
sum o fui eram o fuĕram ero o fuĕro
audīt-us, -a, -um audīt-us, -a, -um audīt-us, -a, -um
es o fuisti eras o fuĕras eris o fuĕris
audīt-us, -a, -um audīt-us, -a, -um audīt-us, -a, -um
est o fuit erat o fuĕrat erit o fuĕrit
Plur. audīt-i, -ae, -a audīt-i, -ae, -a audīt-i, -ae, -a
sumus o fuĭmus erāmus o fuerāmus erĭmus o fuerĭmus
audīt-i, -ae, -a audīt-i, -ae, -a audīt-i, -ae, -a
estis o fuistis erātis o fuerātis erĭtis o fuerĭtis
audīt-i, -ae, -a audīt-i, -ae, -a audīt-i, -ae, -a
sunt o fuērunt o fuēre erant o fuĕrant erunt o fuĕrint
imperativo
(sé tú oído)
Sing. 2.ª p. aud-īre o aud-ītor Plur.
2.ª p. aud-imĭni
3.ª p. aud-ītor 3.ª p. aud-iuntor
subjuntivo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito imperfecto
( yo sea oído) ( yo fuese, fuera o sería oído)
Sing.
aud-ĭar Sing. aud-īrer
aud-iāris o aud-iāre aud-irēris o aud-irēre
aud-iātur aud-irētur
Plur.
aud-iāmur Plur. aud-irēmur
aud-iamĭni aud-iremĭni
aud-iantur aud-irentur
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito perfecto pretérito pluscuamperfecto
( yo haya sido oído) ( yo hubiese, hubiera o habría sido oído)
Sing. audīt-us, -a, -um Sing. audīt-us, -a, -um
sim o fuĕrim essem o fuissem
audīt-us, -a, -um audīt-us, -a, -um
sis o fuĕris esses o fuisses
audīt-us, -a, -um audīt-us, -a, -um
sit o fuĕrit esset o fuisset
Plur. audīt-i, -ae, -a audīt-i, -ae, -a
simus o fuerĭmus essēmus o fuissēmus
audīt-i, -ae, -a audīt-i, -ae, -a
sitis o fuerĭtis essētis o fuissētis
audīt-i, -ae, -a audīt-i, -ae, -a
sint o fuĕrint essent o fuissent
infinitivo
presente pretérito perfecto
aud-īri, ser oído audīt-um, -am, -um esse o fuisse,
haber sido oído
futuro imperfecto
aud-ītum iri, haber de ser oído
verbales
indicativo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito imperfecto
( yo soy tomado) ( yo era tomado)
Sing. capĭ-or Sing. capi-ēbar, etc.
cap-ĕris o cap-ĕre
cap-ĭtur futuro imperfecto
Plur. cap-ĭmur ( yo seré tomado)
cap-imĭni
capi-untur Sing. capĭ-ar, etc.
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito perfecto pretérito pluscuamperfecto
( yo fui o he sido tomado) ( yo había sido tomado)
Sing. capt-us, -a, -um sum o fui, etc. Sing. capt-us, -a, -um eram o
fuĕram, etc.
futuro perfecto
( yo habré sido tomado)
Sing. capt-us, -a, -um ero o fuĕro, etc.
imperativo
(sé tú tomado)
Sing. 2.ª p. cap-ĕre o cap-ĭtor Plur.
2.ª p. cap-imĭni
3.ª p. cap-ĭtor 3.ª p. capi-untor
subjuntivo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito imperfecto
( yo sea tomado) ( yo fuera, fuese o sería tomado)
Sing. capĭ-ar, etc. Sing.
cap-ĕrer, etc.
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito perfecto pretérito pluscuamperfecto
( yo haya sido tomado) ( yo hubiera, hubiese o habría sido
tomado)
Sing. capt-us, -a, -um sim o fuĕrim, etc. Sing. capt-us, -a, -um essem o
fuissem, etc.
infinitivo
presente pretérito perfecto
cap-i, ser tomado capt-um, -am, -um esse o fuisse,
haber sido tomado
futuro imperfecto
capt-um iri, haber de ser tomado
verbales
Supino: capt-u, de ser tomado.
Participios: – Futuro: cap-iendus, -a, -um, que ha de ser tomado. – Pretérito:
capt-us, -a, -um, tomado.
observaciones
sobre las formas de la voz pasiva
Tiempos imperfectos
§ 65. Los tiempos imperfectos de la voz pasiva se forman directamente de los
activos mediante el cambio de las terminaciones.
Las primeras personas del singular se forman añadiendo la -r a la -o, o cambian-
do la -m en -r, como, de am-o, am-or; de amāba-m, amāba-r. Las primeras de plural,
cambiando la -s en -r, como, de amāmu-s, amāmu-r.
Las segundas personas de singular se forman cambiando la -s en -ris o -re, como,
de ama-s, amā-ris, amā-re. Pero en el presente de indicativo de la tercera conjuga-
ción y en el futuro imperfecto de las dos primeras se cambia la -i- que precede en
-e-: leg-is, leg-ĕris; amāb-is, amab-ĕris. Las segundas de plural cambian -tis en -mĭni:
amā-tis, ama-mĭni.
El imperativo toma del presente de indicativo sus dos segundas personas de sin-
gular y plural: amāre, ama-mĭni.
Las terceras personas de ambos números se forman de la activa añadiendo -ur:
amat, amāt-ur; legunt, legunt-ur.
El imperativo añade -r a la -o: amāto, amāto-r; audiunto, audiunto-r.
* El imperativo tuvo en lo antiguo, para la segunda y tercera persona de singular, una
forma en -mĭno24.
El presente de infinitivo se forma del activo cambiando, en la primera, segunda
y cuarta conjugación, la -e final en -i: amāri, monēri, audīri; y en la tercera -ĕre en
-i: leg-ĕre, leg-i.
La voz pasiva no tiene gerundio ni participio de presente.
El participio de futuro, o gerundivo, se forma del gerundio activo así: de amand-i,
amand-us; de monend-i, monend-us.
24
Ejemplos de ella en las ediciones vulgares son: famino de fari, citado por Festo; praefamino de praefa-
re, en Catón, R. R. 141, 2; profitemino de profiteri, en la tabla de Heraclea; fruimino de frui, en una inscripción
de la colección de Grutero, pág. 204, y algún otro. Comúnmente dan las gramáticas la forma en -minor a la se-
gunda persona de plural; ejemplos de ella en las ediciones vulgares son: “Si quo hic spectavit, eo tu spectato si-
mul; Si quo hic gradietur, pariter progrediminor” (Plaut. Pseudolus, 3, 2, 70); “Facto opere, arbitraminor” (id.
Epidicus, 5, 2). “Si vis vocatione fuat antestaminor: ni it aurem capito antestati” (Ley de las XII Tablas según la
enmendación de Justo Lipsio, Epistolic. Quaest. 4, 26). Pero en todos estos pasajes el sentido pide el singular; y
además se ha puesto en claro, merced a Madvig, que dicha forma se apoya en lecciones falsas, pues los mejores
manuscritos traen progredimino, arbitramino, testamino a. V. Bopp, Vergleichende Grammatik des Sanskrit, Send,
Armenischen, Griechischen, Lateinischen, Litauischen, Altslavischen, Gothischen und Deutschen, § 479. Key, Latin
Grammar, § 1, 165, nota †.
a
El texto admitido es: “Si in ius vocat, ito; ni it, testamino; igitur em capito” (Fabretti, Glossarium itali-
cum, s. v. em).
El futuro imperfecto de infinitivo se compone del supino activo del verbo que
se conjuga y del infinitivo pasivo del verbo ire 25 (ir). Déjase comprender que el su-
pino permanece invariable.
* El presente de infinitivo pasivo terminó originariamente en -er, como amarĭer, iun-
guĭer, dicĭer.
* El participio de futuro y el gerundio activo tienen una forma arcaica en -undus, -undum,
en los verbos de la tercera y de la cuarta conjugación, como dicundus, faciundus, experiundus.
Tiempos perfectos
§ 66. Queda explicada la formación de los tiempos perfectos de la voz pasiva.
El participio de pretérito se forma del supino activo cambiando -um en -us; así,
de amātum, amātus, -a, -um.
Observaciones. 1.ª Aunque en los paradigmas o tablas de la conjugación pa-
siva se han puesto las formas íntegras así: “amātus, -a, -um sum o fui, es o fuisti, est
o fuĭt; amāti, -ae, -a sumus o fuĭmus, estis o fuistis, sunt o fuĕrunt”, la recitación que
hacen de memoria los alumnos debe abreviarse así: “amātus sum, es, est; amāti sumus,
esti, sunt”, siendo entendido que el participio masculino amātus, como todo adjeti-
vo, cambia de terminación según el género del nombre a que se refiere, y que en vez
de sum, eram, etc. (imperfectos de sum) pueden usarse como equivalentes, aunque
no siempre, los correlativos fui, fuĕram, etc. (perfectos del mismo verbo auxiliar).
2.ª En castellano todos los tiempos de pasiva son compuestos; en latín solo los perfec-
tos. De aquí resulta que amor se traduce ‘soy amado’, y amātus sum (o fui), ‘fui amado’; y
el alumno no acierta a comprender cómo “amatus sum” se traduce ‘fui amado’ y nunca ‘soy
amado’26. Obsérvese que en latín, como en otros idiomas, no hay más que un verbo auxiliar,
sum, y en castellano dos, según el caso: ser y estar. Este último verbo, empleado con propie-
dad, o ad hoc, por vía de explicación, aclara el punto. “Hic liber lectus est” no cuadra con
‘este libro es leído’ o ‘se lee’ pero sí con ‘este libro está leído’. “Porta clausa est”, ‘la puerta se ha
cerrado’, ‘la puerta está cerrada’.
3.ª Por lo visto, la conjugación pasiva de los tiempos perfectos en latín es perifrástica y
doble, “sum o fui”, “eram o fuĕram”, etc., pero no siempre son equivalentes las dos formas
—sum o fui, etc.— que se presentan como tales en los paradigmas.
Las diferencias y equivalencias entre sum y fui, eram y fuĕram se explican, respectiva-
mente, por el valor peculiar de los tiempos imperfectos y perfectos del auxiliar y por el doble
valor del mismo verbo, según que signifique esencia o acción o bien estado, como en caste-
llano ser y estar. Hay gramáticos que resumen así este punto:
25
Los gramáticos antiguos traen el activo análogo amatum ire, que no ocurre en los clásicos sino rara vez.
No es el latín la única lengua en que el verbo ir sirve de signo auxiliar de futuro; en castellano, por ejemplo, so-
lemos decir: “no vayas a salir”, “voy a estarme quieto”.
26
Comp. con la formación de la voz pasiva en alemán con los auxiliares sein y werden.
Regularmente sum se opone a fui (“Omnĭa fere quae sunt conclūsa nunc artĭbus, disper-
sa et dissipāta quondam fuērunt”, Cic. De Orat. 1. 42);
Eram difiere de fuĕram; essem de fuissem; ero de fuĕro. Pero en algunos casos fuĕrim =
sim, fuĕram = eram, etc. Fuisse difiere siempre de esse en el infinitivo27.
4.ª En latín, lo mismo que en castellano28, hay algunos verbos cuyo participio de preté-
rito tiene significado activo; en latín son estos:
de coenāre, coenātus, cenado, que ha cenado
prandēre, pransus, comido, que ha comido
potāre, potus, bebido, que ha bebido
iurāre, iurātus, que ha jurado
coniurāre, coniurātus, conjurado, que se ha conjurado.
Como monĕo:
deb-ĕo deb-es deb-ēre debŭ-i debĭt-um, deber
prae-bĕo prae-bes praeb-ēre prae-bŭi praebĭt-um, suministrar
terr-ĕo terr-es terr-ēre terrŭ-i terrĭt-um, espantar
hab-ĕo hab-es hab-ēre habŭ-i habĭt-um, tener.
Como lego:
indŭ-o indŭ-is indu-ĕre indŭ-i indŭt-um, vestir
col-o col-is col-ĕre colŭ-i cult-um, cultivar
reg-o reg-is reg-ĕre rex-i rect-um, gobernar
claud-o claud-is claud-ĕre claus-i claus-um, cerrar
mitt-o mitt-is mitt-ĕre mis-i miss-um, enviar
tang-o tang-is tang-ĕre tetĭg-i tact-um, tocar.
Puede verse una explicación ejemplificada de estas diferencias naturales y equivalencias accidentales en
27
Como audĭo:
len-ĭo len-is len-īre lenīv-i lenīt-um, ablandar
cond-ĭo cond-is cond-īre condīv-i condīt-um, sazonar
erud-ĭo erŭd-is erud-īre erudīv-i erudīt-um, instruí
custod-ĭo custōd-is custod-īre custodīv-i custodīt-um, guardar.
Como capĭo:
fugĭ-o fug-is fug-ĕre fug-i fugĭt-um, huir
iacĭ-o iac-is iac-ĕre iec-i iact-um, arrojar
aspicĭ-o aspĭc-is aspic-ĕre aspex-i aspect-um, mirar.
29
O sean antepresentes según Bello. Este autor explica las sustituciones de que hablamos en su Gr., §§ 219,
301 y siguientes.
30
“Le respondió que él la aceptaría y guardaría [la convención] si don Jaime la admitiese”, Quintana. V.
Bello, Gr., § 306.
Infinitivo. Pres. pugnāri, pelearse. Fut. pugnātum iri, haberse de pelear. Pret.
perf. pugnātum esse, haberse peleado.
Observaciones. No dejan de ocurrir, especialmente en los poetas, algunas otras for-
mas pasivas de verbos generalmente usados como intransitivos, entre las cuales se señalan:
a] algunos participios de futuro, verbigracia invidendus, envidiable (de invidĕo); eru-
bescendus, vergonzoso, de que uno debe avergonzarse (de erubusco); gloriandus, de que uno
debe jactarse (de glorĭor).
b] algunos participios de pretérito, verbigracia errātus, en que se ha vagado (de erro);
regnātus, dominado por un rey (de regno); triumphātus, de que se ha triunfado (de trium-
pho); vigilātus, pasado en vela (de vigĭlo).
VERBOS DEPONENTES
§ 69. Llámanse deponentes los verbos que tienen las terminaciones y no el sig-
nificado de la voz pasiva, ya sean transitivos, ya intransitivos. Tienen, sin embargo,
de la activa los participios de presente y de futuro, supino y gerundio. El participio de
futuro pasivo conserva su natural significado; no así el de pretérito: secūtus, por ejem-
plo, no significa ‘seguido’ sino ‘que siguió o ha seguido’, ‘habiendo seguido’.
Hay verbos deponentes de todas las conjugaciones.
Nota. – Como para conjugar los verbos deponentes no hay sino que ajustarse a
los modelos de la voz pasiva, se pone aquí solo un ejemplo, indicándose únicamente
la primera persona de cada tiempo.
indicativo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito futuro
imperfecto imperfecto
imĭtor, -āris, etc., yo imito imitābar, yo imitaba imitābor, yo imitaré
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito pretérito futuro
perfecto pluscuamperfecto perfecto
imitātus, -a, -um sum imitātus, -a, -um eram imitātus, -a, -um ero
o fui, yo imité o fuĕram, yo había o fuĕro, yo habré
o he imitado imitado imitado
imperativo
2.ª persona, imitāre o imitātor, imita tú
subjuntivo
TIEMPOS IMPERFECTOS
presente pretérito imperfecto
imĭter, yo imite imitārer, yo imitase, etc.
TIEMPOS PERFECTOS
pretérito perfecto pretérito pluscuamperfecto
imitātus, -a, -um sim o fuĕrim, imitātus, -a, -um essem o fuissem,
yo haya imitado yo hubiese, etc. imitado
infinitivo
presente pretérito perfecto
imitāri, imitar imitātum, -am, -um esse o fuisse,
haber imitado
futuro imperfecto futuro perfecto
Act. imitatūrum, -am, -um esse imitatūrum, -am, -um fuisse,
haber de imitar haber de haber imitado
Pas. imitātum iri, haber de ser imitado
verbales
Gerundio: G. imitandi, de imitar, etc.
Supinos: Act. imitātum, a imitar. Pas. imitātu, de ser imitado.
Participios: Pres. imĭtans, -antis, que imita. Pret. imitātus, -a, -um, que imitó o ha
imitado. Fut. act. imitatūrus, -a, -um, que imitará o ha de imitar. Fut. pas. imitandus,
-a, -um, que ha de ser imitado.
Por monĕor:
ver-ĕor ver-ēris verĭtus sum ver-ēri, respetar
pollic-ĕor pollic-ēris pollicĭtus sum pollic-ēri, prometer
mer-ĕor mer-ēris merĭtus sum mer-ēri, merecer.
Por legor:
sequ-or sequ-ĕris secūtus sum sequ-i, seguir
loqu-or loqu-ĕris locūtus sum loqu-i, hablar
oblivisc-or oblivisc-ĕris oblītus sum oblivis-ci, olvidar
ulcisc-or ulcisc-ĕris ultus sum ulcis-ci, vengar.
Por audĭor:
larg-ĭor larg-īris largītus sum larg-īri, prodigar
ment-ĭor ment-īris mentītus sum ment-īri, mentir
mol-ĭor mol-īris molītus sum mol-īri, maquinar.
Observaciones. 1.ª De los deponentes, los transitivos son los que regular-
mente tienen participio de futuro en -dus. Los intransitivos carecen naturalmente
de infinitivo y supino pasivo.
2.ª Hay algunos deponentes que ocurren con significación pasiva, lo que depende a me-
nudo de haber sido activos en su origen. En algunos se usan a un mismo tiempo ambas for-
mas, verbigracia: comĭtor o comĭto, acompañar; fabrĭcor o fabrĭco, fabricar; dignor o digno,
estimar digno (a alguno); popŭlor o popŭlo, talar. La forma en que la significación pasiva es
más frecuente es el participio de pretérito, señaladamente los que siguen:
abominātus excecrado de abomīnor
adeptus obtenido adipiscor
comitātus acompañado comĭtor
confessus confesado34 confitĕor
detestātus detestado detestor
dimensus medido dimetĭor
expertus experimentado34 experĭor
interpretātus interpretado interprĕtor
meditātus meditado medĭtor
partītus repartido partĭor
stipulātus estipulado stipŭlor
testātus confirmado testor.
3.ª Algunos verbos deponentes significan reciprocidad, verbigracia: amplectĭmur, nos
abrazamos unos a otros; solantur, se consuelan mutuamente, etc.
En sentido pasivo, pues también lo tienen activo como en “moriré confesado” (Garcilaso).
34
verbos semideponentes
§ 70. Los cuatro verbos siguientes se conjugan por la voz activa en los tiempos
imperfectos y por la pasiva en los perfectos; es decir, son medio deponentes:
aud-ĕo aud-es aud-ēre ausus sum, osar
gaud-ĕo gaud-es gaud-ēre gavīsus sum, gozarse
sol-ĕo sol-es sol-ēre solĭtus sum, acostumbrar
fid-o fid-is fid-ĕre fisus sum, confiar.
Observaciones. 1.ª Como fido se conjugan sus compuestos confīdo, confiar,
y diffīdo, desconfiar.
* En Tito Livio se halla confidērunt, pero no es de imitarse.
2.ª Audĕo puede usarse como transitivo, y entonces admite la pasiva en los tiem-
pos imperfectos. Los tres restantes son intransitivos siempre.
3.ª Audĕo tiene, además de las regulares, las formas ausim, ausis, etc., para el pre-
sente y pretérito perfecto de subjuntivo35.
CONJUGACIÓN PERIFRÁSTICA
§ 71. Llámase conjugación perifrástica de un verbo la que resulta de combinar
sus participios de futuro con el auxiliar sum. Ordénanse estas formas compuestas
por voces, modos y tiempos según la del participio y los del auxiliar; lectūrus eram, por
ejemplo, se considera imperfecto de indicativo (eram) de la voz activa (lectūrus) de la
conjugación perifrástica de lego36.
En virtud del significado de los participios componentes, que son de futuro, es-
tos tiempos compuestos denotan que la cosa sucederá después del tiempo que se-
ñalan, y se traducen generalmente por nuestro auxiliar haber de 37 (que representa a
sum) y el infinitivo del verbo principal (el cual da el significado del participio). He
aquí, por ejemplo, la
37
De aquí la denominación vulgar “tiempos con de”, inexacta por cuanto no es este el único modo de tra-
ducir los tiempos perifrásticos. V. Observación 1.ª.
Pret. imp. lectūrus eram, etc., yo había de leer. Fut. imp. lectūrus ero, yo habré de leer.
Pret. perf. lectūrus fui, yo hube de leer. Pret. plusc. lectūrus fuĕram, yo había de haber
leído. Fut. perf. lectūrus fuĕro38, yo habré de haber leído.
Subjuntivo. Pres. lectūrus sim, yo haya de leer. Pret. imp. lectūrus essem, yo
hubiese, etc. de leer. Pret. perf. lectūrus fuĕrim, yo haya de haber leído. Pret. plusc. lec-
tūrus fuissem, yo hubiese, etc. de haber leído.
Infinitivo. Pres. lectūrum, -am, -um esse, haber de leer. Pret. perf. lectūrum
fuisse, haber de haber leído39. Fut. lectūrum fore, haber de haber de leer 39.
voz pasiva
Indicativo. Pres. legendus, etc. sum, etc., yo he de ser leído, etc. Pret. imp. le-
gendus eram, yo había de ser leído. Fut. imp. legendus ero, yo habré de ser leído. Pret.
perf. legendus fui, yo hube de ser leído. Pret. plusc. legendus fuĕram, yo había de haber
sido leído. Fut. perf. legendus fuĕro, yo habré de haber sido leído.
Subjuntivo. Pres. legendus sim, yo haya de ser leído. Pret. imp. legendus essem,
yo hubiese, etc. de ser leído. Pret. perf. legendus fuĕrim, yo haya de haber sido leído.
Pret. plusc. legendus fuissem, yo hubiese, etc. de haber sido leído.
Infinitivo. Pres. legendum, -am, -um esse, haber de ser leído. Pret. perf. legen-
dum fuisse, haber de haber sido leído40. Fut. legendum fore, haber de haber de ser leído.
Observaciones. 1.ª Como, además de la significación de tiempo futuro, el par-
ticipio en -rus sirve para denotar voluntad, designio, y el en -dus necesidad y también
merecimiento41, los tiempos perifrásticos, además de la traducción vulgar haber de…,
admiten otras más o menos adecuadas según el contexto. Así, lectūrus sum puede
significar ‘he de leer’, ‘voy a leer’, ‘estoy determinado a leer’, etc., y legendus sum, ‘he
de ser leído’, ‘debo ser leído’, ‘merezco ser leído’, etc.42.
2.ª Lectūrus sim y lectūrus fuĕrim sirven para suplir los futuros imperfecto y
perfecto de que carece el subjuntivo, y lectūrum esse y lectūrum fuisse para suplir los
propios tiempos en el infinitivo. Estos dos, como se ha visto en los cuadros de las
conjugaciones, son considerados como formas propias de dichos tiempos, aunque
38
Según Zunt, no hay ejemplos de esta combinación.
39
Estas combinaciones no se usan en castellano, pero como dan el significado genuino de las latinas y si-
guen la norma de las otras, se disculpará su empleo aquí. El futuro de infinitivo, que no es de uso frecuente, tie-
ne casi el mismo valor que el presente.
40
V. nota 39.
41
Estas acepciones secundarias han sido consecuencia natural de las primarias, porque a la idea de “haber
de hacer algo” está natural e íntimamente enlazada la de intervención de la voluntad o libre albedrío, y a la de
“haber de sufrir o recibir algo”, la de no intervención de la voluntad, que, interpretada positivamente, quiere de-
cir, bien necesidad, bien merecimiento.
42
Véase la Academia, Gr., Pte. i, cap. v, Del verbo Haber.
no son sino prestadas43. Adviértase que si las formas de presente y pretérito de la con-
jugación perifrástica suplen las de futuro, esto consiste en la propiedad que tienen,
según se dijo antes, de denotar que la cosa sucederá después del tiempo que señalan.
Así, por ejemplo, lectūrus sum significa mi intención presente y el hecho futuro de leer.
* En confirmación de la significación natural de tiempo presente y pretérito perfecto (o
más bien pluscuamperfecto) de las formas compuestas lectūrum esse y lectūrum fuisse debe
observarse que la traducción exacta de la primera en “Scio te lectūrum esse” no es ‘sé que
leerás’44 sino ‘sé que has de leer o vas a leer’, has y vas presentes. Asimismo lectūrum fuisse se
traduce siempre por un pluscuamperfecto, verbigracia: “Scio, ni venissem, te non lectūrum
fuisse” (sé que, a no haber venido yo, tú no habías, hubieras o habrías leído).
3.ª Es claro que solo los verbos transitivos (activos y deponentes) tienen comple-
ta la conjugación perifrástica. Los intransitivos no tienen de ella sino la voz activa,
verbigracia: moritūrus sum (yo he de morir), y las terceras personas del singular de la
pasiva tomadas en sentido impersonal, verbigracia: moriendum est (hay que morir).
* 4.ª Cuando el verbo auxiliar deber no significa sino probabilidad, verbigracia
“esto debe de ser cierto”, no le corresponde en latín la combinación perifrástica45.
VERBOS IRREGULARES
§ 72. Llámanse irregulares los verbos que se apartan en algunas de sus termina-
ciones de la regla común que se manifiesta en los modelos antes presentados. Ningún
verbo es irregular en los tiempos perfectos porque, aun cuando tengan una raíz ab-
solutamente distinta de la de los imperfectos, una vez conocida, se forman de ella
regularmente.
Los verbos irregulares son los siguientes:
43
Lo mismo puede decirse de todo tiempo compuesto cuyos elementos no han llegado a confundirse en
una palabra inseparable.
44
Esta forma, como se dijo arriba, es originalmente compuesta, leer-has, pero, confundidos sus elementos,
ha venido a significar una relación temporal distinta de la significada por los mismos tomados separadamente;
así su carácter, primeramente usurpado, de futuro de indicativo está legitimado por el uso. Procedimientos se-
mejantes siguen los verbos en todas las lenguas. En la terminación de ‘amaba’, amabam, por ejemplo, no deja de
traslucirse desfigurado el mismo auxiliar habeo que, una vez castellanizado, entró en leerás, leerías, etc., bien que
otros miran estas terminaciones como derivadas de la raíz de fui, fuam, fore, etc.; pero, comoquiera que sea, es-
tos tiempos fueron en su origen compuestos. V. Key, Latin Grammar, § 466, nota †, y Bopp, Vergl. Gramm.,
§ 526.
45
Salvá, Gr., pág. 248.
Conocida su conjugación, no falta sino dar la de los dos compuestos que de ella
se apartan, a saber: possum y prosum.
A] Possum, potes, posse, potŭi (poder) se compone del adjetivo potis 47 , capaz (que
aparece bajo la forma pos- delante de s y pot- delante de vocal), y del verbo sum. En
los tiempos perfectos desaparece la f de fui: potŭi, potuĕram por potfŭi, potfuĕram.
Indicativo. Pres. sing. possum, potes, potest; plur. possŭmus, potestis, posunt. Pret.
imperf. sing. potĕram, potĕras, potĕrat; plur. poterāmus, poterātis, potĕrant. Fut. imp. sing.
potĕro, potĕris, potĕrit; plur. poterĭmus, poterĭtis, potĕrunt. Pret. perf. sing. potŭi, potuisti,
potŭit; plur. putuĭmus, potuistis, potuērunt o -ēre. Pret. plusc. sing. potuĕram, potuĕras, po-
tuĕrat; plur. potuerāmus, potuerātis, potuĕrant. Fut. perf. sing. potuĕro, potuĕris, potuĕrit;
plur. potuerĭmus, potuerĭtis, potuĕrint.
Subjuntivo. Pres. possim, possis, etc. Pret. imp. possem, posses, etc. Pret. perf. potuĕrim,
potuĕris, etc. Pret. plusc. potuissem, potuisses, etc.
Infinitivo. Pres. posse. Pret. perf. potuisse.
Observaciones. 1.ª Possum carece como sum de gerundio, supino y participio
de presente, y además de imperativo y de participio de futuro y por consiguiente de
futuros de infinitivo.
2.ª Possum no tiene voz pasiva, pero en los autores antiguos ocurren formas como po-
testur, se puede (Lucr.).
B] Prosum, prodes, prodesse, profŭi (ser útil, aprovechar) se compone de la partí-
cula pro, por, y de sum. Pro subsiste invariable delante de f o s y admite una d delante
de vocal. Tiene los mismos tiempos que sum.
Indicativo. Pres. sing. prosum, prodes, prodest; plur. prosŭmus, prodestis, prosunt.
Pret. imp. prodĕram, etc. Fut. imp. prodĕro, etc. Pret. perf. profŭi, etc. Pret. plusc. profuĕram,
etc. Fut. perf. profuĕro, etc.
Imperativo. Sing. 2.ª p. prodes o prodesto; 3.ª p. prodesto. Plur. 2.ª p. prodeste o pro-
destōte; 3.ª p. prosunto (modo inusitado).
Subjuntivo. Pres. prosim, etc. Pret. imp. prodessem, etc. Pret. perf. profuĕrim, etc. Pret.
plusc. profuissem, etc.
Infinitivo. Pres. prodesse. Pret. perf. profuisse. Fut. imp. profŏre o profutūrum, -am,
-um esse. Fut. perf. profutūrum, -am, -um fuisse.
Participio. Fut. profutūrus, -a, -um.
46
En lo antiguo, esum, esumus, esunt, etc., de la raíz es, en sánscrito as, que significa primitivamente ‘soplar’,
‘respirar’.
47
En Plauto ocurren las formas potissum por possum, potessunt por possunt, potessim por possim y potesse
(también ocurre en Lucr.) por posse. Ni es raro hallar los dos elementos separados: potis est (Cat.).
voz activa
Indicativo. Pres. sing. fero, fers, fert; plur. ferĭmus, fertis, ferunt. Pret. imp. ferēbam,
ferēbas, etc. Fut. imp. feram, feres, etc. Pret. perf. sing. tuli, tulisti, tulit; plur. tulĭmus, tulistis,
tulērunt o -ēre48. Pret. plusc. tulĕram, etc. Fut. perf. tulĕro, etc.
Imperativo. Sing. 2.ª p. fer o ferto; 3.ª p. ferto. Plur. 2.ª p. ferte o fertōte; 3.ª p. ferunto.
Subjuntivo. Pres. feram, feras, etc. Pret. imp. ferrem, ferres, etc. Pret. perf. tulĕrim, etc.
Pret. plusc. tulissem, etc.
Infinitivo. Pres. ferre. Pret. perf. tulisse. Fut. imp. latūrum, -am, -um esse. Fut. perf.
latūrum, -am, -um fuisse.
Gerundio. G. ferendi, etc. Supino. latum. Participios. Pres. ferens, -entis. Fut. la-
tūrus, -a, -um.
voz pasiva
Indicativo. Pres. sing. feror, ferris o ferre, fertur; plur. ferĭmur, ferimĭni, feruntur. Pret.
imp. ferēbar, ferebāris o -āre, etc. Fut. imp. ferar, ferēris o -ēre, etc. Pret. perf. latus, -a, -um
sum o fui, etc. Pret. plusc. latus, -a, -um eram o fuĕram, etc. Fut. perf. latus, -a, -um ero o fuĕro.
Imperativo. Sing. ferre o fertor; plur. ferimĭni, feruntur.
Subjuntivo. Pres. ferar, ferāris o -āre, etc. Pret. imp. ferrer, ferrēris o -ēre, etc. Pret. perf.
latus, -a, -um sim o fuĕrim, etc. Pret. plusc. latus, -a, -um essem o fuissem, etc.
Infinitivo. Pres. ferri. Pret. perf. latum, -am, -um esse o fuisse, etc. Fut. imp. latum iri.
Supino. latu. Participios. Fut. ferendus, -a, -um. Pret. latus, -a, -um.
Observaciones. 1.ª Este verbo, como se ve, pertenece a la tercera conjugación.
Su irregularidad consiste en que pierde la i de la terminación delante de -s y -t: fer-s,
fer-t, y la e (cuando es breve) delante de r: fer-re, fer-ris, y en la 2.ª persona singular
del imperativo: fer.
* 2.ª El pretérito en lo antiguo fue tetŭli (Plaut.) y el supino (t)latum es de la misma raíz.
Lo mismo que fero se conjugan sus compuestos, verbigracia:
affĕr-o affer-s afer-re attŭli allātum, trae
aufĕr-o aufer-s aufer-re abstŭli ablātum, quitar
confĕr-o confer-s confer-re contŭli collātum, comparar
offĕr-o offer-s offer-re obtŭli oblātum, ofrecer.
48
Los poetas suelen abreviar la penúltima sílaba de la 3.ª persona plural del pretérito perfecto de algunos
verbos, que es naturalmente larga, diciendo por ejemplo: tulĕrunt, dedĕrunt, stetĕrunt en vez de tulērunt, de-
dērunt, stetērum.
Indicativo. Pres. sing. eo, is, it; plur. imus, itis, eunt. Pret. imp. ibam, ibas, etc. Fut. imp.
ibo, ibis, etc. Pret. perf. ivi, ivisti, etc. Pret. plusc. ivĕram, etc. Fut. perf. ivĕro, etc.
Imperativo. Sing. i o ito; plur. ite o itōte, eunto.
Subjuntivo. Pres. eam, eas, etc. Pret. imp. irem, etc. Pret. perf. ivĕrim, etc. Pret. plusc.
ivissem, etc.
Infinitivo. Pres. ire. Pret. perf. ivisse. Fut. imp. itūrum, -am, -um esse. Fut. perf. itūrum,
-am, -um fuisse.
Gerundio. G. eundi, etc. Supino: itum. Participios. Pres. iens, euntis. Fut. itūrus,
-a, -um.
Observaciones. 1.ª El verbo eo va en su mayor parte por la cuarta conjuga-
ción, siendo de notar que la raíz i (i-tum) se cambia en e delante de las vocales a, o,
u: eam, eo, eunt 4 9 .
2.ª El verbo eo admite en los tiempos perfectos las contracciones de que se trató en el
§ 58, verbigracia ii por ivi, iĕrant por ivĕrant, issem por ivissem.
3.ª Los compuestos de eo se conjugan como él, pero hacen el pretérito perfecto
en ii más bien que en ivi, verbigracia:
ab-ĕo ab-is ab-īre ab-īvi o -ii ab-ĭtum, irse
ex-ĕo ex-is ex-īre ex-īvi o -ii ex-ĭtum, salir
in-ĕo in-is in-īre in-īvi o -ii in-ĭtum, entrar en.
En algunos se usa exclusivamente el pretérito en -ii, como en perĕo, perecer; pro-
dĕo, adelantarse; redĕo, volver; interĕo, morir.
4.ª El verbo ambĭo, ambis, ambīre, ambīvi o -ii, ambītum, rodear, ambicionar,
aunque compuesto de eo, es regular y se conjuga por la cuarta conjugación.
5.ª El verbo eo, como intransitivo que es, no se usa en la pasiva sino impersonal-
mente: itur, se va; ibātur, se iba, etc.; pero algunos de los compuestos son transitivos
y admiten por lo mismo toda la voz pasiva, verbigracia: “transītur Rhodănus”, Cés.
(el Ródano se pasa o es pasado).
6.ª Lo mismo que eo se conjugan los verbos siguientes, salvo que carecen de im-
perativo, gerundio y participio de futuro; el de presente es muy raro.
qu-eo qu-is qu-īre qu-īvi qu-itum, poder
nequ-ĕo nequ-is nequ-īre nequ-īvi nequ-ĭtum, no poder.
49
En cuanto a las formas ibam, ibo, v. § 57.
Indicativo. Pres. sing. volo, vis, vult; plur. volŭmus, vultis, volunt. Pret. imp. volē-
bam, etc. Fut. imp. volam, voles, etc. Pret. perf. volŭi, voluisti, etc. Pret. plusc. voluĕram, etc.
Fut. perf. voluĕro, etc.
Subjuntivo. Pres. sing. velim, velis, velit; plur. velīmus, velītis, velint. Pret. imp. vellem,
velles, etc. Pret. perf. voluĕrim, etc. Pret. plusc. voluissem, etc.
Infinitivo. Pres. velle. Pret. perf. voluisse.
Gerundio. G. volendi, etc. Participio. Pres. volens, -entis.
Observación. El verbo volo carece de imperativo y de supino, y por lo mismo
de participio de futuro y futuros de infinitivo. El gerundio es poco usado.
Volo tiene dos compuestos, a saber:
A] Nolo, non vis, nolle, nolŭi (no querer) se compone de la partícula negativa non
(o ne) y de volo50. En la 2.ª y 3.ª persona de singular y en la 2.ª de plural del presente
de indicativo, las dos partes componentes suelen escribirse separadas. Se aparta del
simple en que tiene imperativo.
Indicativo. Pres. sing. nolo, non vis, non vult; plur. nolŭmus, non vultis, nolunt. Pret.
imp. nolēbam, etc. Fut. imp. (nolam51) noles, etc. Pret. perf. nolŭi, etc. Pret. plusc. noluĕram,
etc. Fut. perf. noluĕro, etc.
Imperativo. Sing. noli o nolīto, nolīto; plur. nolīte o nolitōte, nolunto.
Subjuntivo. Pres. nolim, etc. Pret. imp. nollem, etc. Pret. perf. noluĕrim, etc. Pret.
plusc. noluissem, etc.
Infinitivo. Pres. nolle. Pret. perf. noluisse.
Gerundio. G. nolendi, etc. Participio. Pres. nolens, -entis.
B] Malo, mavis, malle, malŭi (querer más bien, preferir) se compone de la par-
ticula comparativa magis y de volo. Carece de imperativo y participios.
Indicativo. Pres. sing. malo, mavis, mavult; plur. malŭmus, mavultis, malunt. Pret.
imp. malēbam, etc. Fut. imp. (malam51) males, etc. Pret. perf. malŭi, etc. Pret. plusc. maluĕram,
etc. Fut. perf. maluĕro, etc.
Subjuntivo. Pres. malim, etc. Pret. imp. mallem, etc. Pret. perf. maluĕrim, etc. Pret.
plusc. maluissem, etc.
Infinitivo. Pres. malle. Pret. perf. maluisse.
* Observaciones. 1.ª Son formas arcaicas volt, voltis, non volt, non voltis por vult, etc.
* 2.ª Plauto suministra ejemplos de nevis y nevult por non vis y non vult, y de mavŏlo,
mavŏlet, mavĕlim, mavellem, mavelle por malo, malet, malim, mallem, malle.
Semejantemente, en inglés, de to will, querer, se ha sacado to nill, no querer: will he, nill he = velit, nolit.
50
Nolam y malam son formas inusitadas; las personas subsiguientes son muy raras.
51
52
Horacio.
53
Plauto.
54
Y alguna vez en los poetas fiērem, fiēri.
indicativo presente
imperativo
subjuntivo imperfecto
infinitivo
edĕre = esse
En la pasiva tiene las formas abreviadas estur por edĭtur y essētur (rara) por ederētur.
Como edo se conjugan comĕdo, comĕdis o comes, comedĕre o comesse, comēdi, comē-
sum. No faltan ejemplos del participio comestus en vez de comēsus, que es el más usado.
VERBOS DEFECTIVOS
§ 73. Llámanse defectivos ciertos verbos que carecen de algunos tiempos y
personas.
I – Preteri ti vos
Suelen denominarse preteritivos aquellos defectivos que lo son por usarse sola-
mente en los tiempos perfectos; son los siguientes:
A] Coepi, coepisse (haber comenzado)
Indicativo. Pret. perf. coepi, coepisti, etc. ( yo comencé). Pret. plusc. coepĕram, etc.
Fut. perf. coepĕro, etc.
Subjuntivo. Pret. perf. coepĕrim, etc. Pret. plusc. coepissem, etc.
Infinitivo. Pret. perf. coepisse. Fut. imp. coeptūrum esse. Fut. perf. coeptūrum fuisse.
Participio. Fut. coeptūrus, -a, -um.
Observaciones. 1.ª Tiene además el participio pasivo coeptus, verbigracia:
“coeptum iter” (el camino comenzado); se usa frecuentemente combinado con el
verbo sum y un infinitivo pasivo, verbigracia: “pecunĭa coepta est debēri”, Cic. (el
dinero empezó a deberse o ser debido).
2.ª Para los tiempos imperfectos se echa mano de incipĭo, verbo completo.
3.ª Coepi es pretérito perfecto del verbo coepĭo, coepis, coepĕre, que no se encuentra sino
en autores anteclásicos.
B] Odi, odisse (odiar). Este verbo tiene la particularidad de que comúnmente sus
tiempos son perfectos solo en la forma, equivaliendo en significación a los corres-
pondientes imperfectos castellanos.
Indicativo. Pret. perf. odi, odisti, etc., yo odio. Pret. plusc. odĕram, etc., yo odiaba. Fut.
perf. odĕro, etc., yo odiaré.
Subjuntivo. Pret. perf. odĕrim, etc., yo odie. Pret. plusc. odissem, etc., yo odiase.
Infinitivo. Pret. perf. odisse, odiar. Fut. imp. osūrum esse, haber de odiar. Fut. perf.
osūrum fuisse, haber de haber odiado.
Participio. Fut. osūrus, -a, -um, que ha de odiar.
* Observaciones. 1.ª Este verbo tuvo en lo antiguo un pretérito perfecto deponente
osus sum (Plauto).
* 2.ª El participio osus tiene los compuestos exōsus, perōsus, activos como él.
C] Memĭni, meminisse (recordar). Tiene la misma particularidad que el anterior
en cuanto a la significación de sus tiempos.
Indicativo. Pret. perf. memĭni, etc. Pret. plusc. meminĕram, etc. Fut. perf. meminĕro, etc.
Imperativo. Sing. 2.ª p. memento; plur. 2.ª p. mementōte.
Subjuntivo. Pret. perf. meminĕrim, etc. Pret. plusc. meminissem, etc.
Infinitivo. Pret. perf. meminisse.
Observaciones. Memento es en latín el único imperativo que se deriva de la
raíz del pretérito perfecto.
Los dos pretéritos novi, de nosco, conocer, y consuēvi, de consuesco, acostumbrar,
suelen usarse, a la manera de odi y memĭni, con significación de presentes.
II – Un ip er sona le s
Llámanse unipersonales los verbos que, por no usarse nunca con sujetos de 1.ª y
2.ª persona, solo tienen las terceras de singular, como oportet (es menester, conviene).
Indicativo. Pres. oportet, conviene. Pret. imp. oportēbat, convenía. Fut. imp. opor-
tēbit, convendrá. Pret. perf. oportŭit, convino. Pret. plusc. oportuĕrat, había convenido. Fut.
perf. oportuĕrit, habrá convenido.
Subjuntivo. Pres. oportĕat, convenga. Pret. imp. oportĕret, conviniese. Pret. perf. opor-
tuĕrit, haya convenido. Pret. plusc. oportuisset, hubiera convenido.
Infinitivo. Pres. oportēre, convenir. Pret. perf. oportuisse, haber convenido.
55
Este verbo es compuesto de res y fero, por lo cual tiene larga la e, a diferencia de refĕro, refers, referre, re-
tŭli, relātum, verbo completo que, por componerse de la preposición inseparable re, la tiene breve.
Observación. Estos verbos suelen ocurrir con sujeto, verbigracia: “Caelum tonat”,
Virg. (el cielo truena).
B] Hay cinco verbos que se usan impersonalmente lo mismo que los anteriores,
con la particularidad de que, no obstante esta impersonalidad, admiten, como tran-
sitivos que son, acusativo de persona paciente, verbigracia: “me poenĭtet” (me pesa),
“puĕrum poenĭtet” (al niño le pesa). Generalmente, al traducir frases semejantes en
castellano, el acusativo pasa a sujeto: “me taedet” = yo me fastidio; “eum misĕret” =
él tiene compasión. – Estos cinco verbos son los siguientes:
1.º Poenĭtet, poenitēre, poenitŭit, arrepentirse
Indicativo. Pres. me, te, eum, nos, vos eos poenĭtet, yo me arrepiento, etc. Pret. imp.
me poenitēbat, etc., yo me arrepentía. Fut. imp. me poenitēbit, etc., yo me arrepentiré. Pret.
perf. me poenitŭit, etc., yo me arrepentí. Pret. plusc. me poenituĕrat, etc., yo me había arre-
pentido. Fut. perf. me poenituĕrit, etc., yo me habré arrepentido.
Subjuntivo. Pres. me poenitĕat, etc., yo me arrepienta. Pret. imp. me poenitēret, etc.,
yo me arrepintiese. Pret. perf. me poenituĕrit, etc., yo me haya arrepentido. Pret. plusc. me
poenituisset, etc., yo me hubiera arrepentido.
Infinitivo. Pres. poenitēre, arrepentirse. Pret. perf. poenituisse, haberse arrepentido.
Gerundio. G. poenitendi, etc., de arrepentirse. Participio. Pres. poenĭtens, arrepen-
tido56. Fut. de pasiva, poenitendus, de que haya que arrepentirse.
2.º Pudet, pudēre, pudit (alguna vez pudĭtum est, Plaut.), avergonzarse.
3.º Piget, pigēre, piguit (alguna vez, pigĭtum est, Sil. Itál.), enfadarse, tener repug-
nancia. Carece de participio de presente.
4.º Taedet, taedēre, taestum est, fastidiarse; con su compuesto pertaedet. Carece
de participio, si no es pertaesus, fastidiado.
5.º Misĕret, miserēre, misertum o miserĭtum est, compadecerse.
IV – D ef e cti vo s su e ltos
Los siguientes verbos defectivos solo se usan en los tiempos y personas que se
expresan, a saber:
A] Aio, decir, afirmar.
Indicativo. Pres. sing. aio, ais, ait; plur. aiunt. Pret. imp. sing. aiēbam, aiēbas, aiēbat;
plur. aiebāmus, aiebātis, aiēbant.
Imperativo. Sing. 2.ª p. ai (raro).
Subjuntivo. Pres. sing. ais, ait; plur. aiant.
Participio. Pres. aiens, -entis.
56
En nuestra lengua son mucho más numerosos estos verbos. Véase Bello, Gr., § 380.
57
Inquam, por su terminación, parece futuro; no obstante, comparándolo con el sánscrito khyâmi, se
echa de ver que en este verbo, así como en sum, la m es la característica de la primera persona del presente en la
familia indo-germánica y que ellos son las únicas reliquias que el latín ha conservado de esta formación.
* I] A los defectivos que preceden pueden añadirse las siguientes formas contractas
familiares:
a] Sing. sis por si vis: “mane sis”, Plaut. (aguárdate si gustas). Plur. sultis por si vultis: “as-
servatōte hoc sultis”, Plaut. (guardad esto si os place).
b] Sodes por si audes58: “tace sodes”, Ter. (cállate, hazme el favor).
VERBOS DERIVATIVOS
§ 74. Entre los verbos derivados merecen atención los siguientes:
1.º Frecuentativos. Son los que denotan repetición sucesiva del acto significa-
do por la raíz. Se forman del supino cambiando la terminación -ātum en -ĭto en los
verbos de la 1.ª conjugación, verbigracia: de clamo, clamātum, gritar, clamĭto, gri-
tar a menudo, vocear; en los de las otras cambiando -um en -o, verbigracia: de iacĭo,
iactum, arrojar, iacto, arrojar a menudo, menear; de curro, cursum, correr, curso, co-
rretear; de eo, itum, ir, ito, ir a menudo. Hay frecuentativos de frecuentativos, como
de iacto, iactĭto; de curso, cursĭto. Todos estos verbos siguen la primera conjugación.
Observación. Los frecuentativos se usan muchas veces como intensivos, o sea formas
enfáticas de los primitivos.
2.º Inceptivos o incoativos. Son los que denotan el principio de una acción o de
un estado; terminan en -sco, -scĕre y se forman añadiendo generalmente -co, -cĕre a
la segunda persona de singular del presente; así de labo, labas, vacilar, sale labasco,
labascĕre, comenzar a vacilar; de ardĕo, ardes, arder, ardesco, ardescĕre, inflamarse; de
tremo, tremis, temblar, tremisco, tremiscĕre, comenzar a temblar; de obdormĭo, obdor-
mis, dormir, obdormisco, obdormiscĕre, adormecerse.
Hay verbos inceptivos que se derivan no ya de verbos sino de nombres, verbi-
gracia: lapidesco, petrificarse, de lapis, piedra; veterasco, envejecerse, de vetus, viejo.
Todos estos verbos son intransitivos y van por la tercera conjugación.
3.º Desiderativos o meditativos son los que significan deseo de ejercer una acción.
Se forman del supino cambiando -um en -urĭo; así, de caeno, caenātum, cenar, cae-
naturĭo, tener gana de cenar; de edo, esum, comer, esurĭo, tener hambre. Van todos
por la cuarta conjugación.
4.º Hay también algunos verbos diminutivos análogos a los nombres de esta clase, verbi-
gracia: cantillo, cantalear, de canto, cantar; sorbillo, beber a sorbitos, beborrotear, de sorbĕo,
sorber; ustŭlo, chamuscar, de uro, quemar. La preposición sub, inmediatamente antepuesta
a un verbo, le da fuerza diminutiva, como de timĕo, temer, subtimĕo, temer un poco.
PRINCIPIOS GENERALES
§ 75. Cuando un verbo carece de alguna de las raíces, carece también de los
tiempos o inflexiones que de ella se derivan.
Los verbos compuestos forman el pretérito y el supino lo mismo que su simple;
así, redămo, reamar, se conjuga como amo, y admonĕo, advertir, lo mismo que monĕo.
Las excepciones se indicarán oportunamente; la más notable consiste en lo siguiente:
Cuando el verbo simple duplica la raíz en el pretérito perfecto, el compuesto
pierde la duplicación; así, repello, rechazar, hace el pretérito perfecto repŭli, mien-
tras que el simple pello, empujar, echar, hace pepŭli. La conservan sí los compuestos
de do, dar; sto, estar en pie, subsistir; disco, aprender; posco, pedir, y algunos de los de
curro, correr.
PRIMERA CONJUGACIÓN
§ 76. En los verbos de esta conjugación que se apartan de las formas típicas, la
anomalía principal consiste en que toman las de la segunda: pretérito en -ŭi, supino
en -ĭtum. Algunos de estos pierden la i del supino.
a] crepo crepas crepāre crepŭi crepĭtum1, hacer ruido
cubo cubas cubāre cubŭi cubĭtum2, recostarse
domo domas domāre domŭi domĭtum, domar
sono sonas sonāre sonŭi sonĭtum3, sonar
(tono) tonas tonāre tonŭi (tonĭtum)4, tronar
veto vetas vetāre vetŭi vetĭtum, prohibir
mico micas micāre micŭi ——5, palpitar,relucir.
b] frico fricas fricāre fricŭi frictum6, frotar, refregar
seco secas secāre secŭi sectum7, cortar
c] plico plicas plicāre (plicŭi) plicĭtum, plegar
(plicāvi) plicātum8,
es monosílabo, pasa el verbo a la 3.ª conjugación (§ 78, iii, b). – 12 Los compuestos de sto y
una palabra de dos sílabas hacen el pretérito perfecto como el simple: circumsto, circumstĕ-
ti, cercar; si aquella es monosílaba, se cambia la e en ĭ: resto, restĭti, quedar. Todos carecen
generalmente de supino, pero están autorizados los participios constatūrus, exstatūrus, ins-
tatūrus, obstatūrus, perstatūrus, praestatūrus (a veces praestitūrus), y por esto se les supone
-stātum en el supino. – 13 Lavo fue primeramente de la 3.ª conjugación: lavo, lavis, lavĕre, y
a esto se deben el pretérito perfecto lavi y el supino lautum o lotum.
* Observación. Los dos verbos labo, vacilar, y necto, enlazar, no tienen pretérito per-
fecto ni supino.
SEGUNDA CONJUGACIÓN
§ 77. Los verbos de esta conjugación que ofrecen alguna dificultad es porque o
carecen de una o dos de las raíces60 o porque se acomodan a las formas de la tercera
conjugación.
60
Según el cómputo de J. Seemann, de los 144 verbos (simples) que pertenecen a esta conjugación la
mayor parte no significa acción sino “un estado de reposo sin movimiento alguno”; solo la sexta parte es de ver-
bos transitivos, y cerca de 90 carecen de supino (De conjugationibus lat. comm.). V. Pott, Et. Forsch., 2. Th., s. 706.
Excepciones. Sácanse los verbos calĕo, estar caliente; carĕo, estar falto o privado de;
dolĕo, doler, dolerse; iacĕo, yacer; licĕo, ser avaluado; nocĕo, dañar; parĕo, obedecer; placĕo,
agradar; valĕo, gozar de salud, los cuales tienen el supino regular.
Tampoco tienen supino los transitivos arcĕo, apartar; sorbĕo, sorber; timĕo, temer.
* Observaciones. Los compuestos de arcĕo sí tienen supino: exercĕo, exercŭi, exercĭ-
tum, ejercer; coercĕo, coercŭi, coercĭtum, contener. – De absorbĕo, absorber, ocurren el preté-
rito perfecto absorbŭi, absorpsi y el supino absortum, pero los dos últimos son raros.
v – raíz duplicada
mordĕo mordes mordēre momordi morsum, morder
pendĕo pendes pendēre pependi (pensum)1, estar suspenso
spondĕo spondes spondēre spopondi sponsum, prometer, dar
caución
tondĕo tondes tondēre totondi tonsum, trasquilar.
* 1 El supino pensum pertenece propiamente a pendo, pensar. Impendĕo, colgar sobre,
amenazar, carece de pretérito perfecto y supino.
61
Muchos de estos verbos intransitivos que damos traducidos por medio de la construcción refleja decla-
rativa de un acto (sentarse) no significan a menudo sino el resultado de tal acto, debiendo entonces traducirse
por otro verbo u otro giro (verbigracia, en el presente caso, yacer, estar sentado).
62
En san Jerónimo se lee friguit.
TERCERA CONJUGACIÓN
§ 78. Ya se ha visto que en la tercera conjugación la final típica del pretérito per-
fecto es -i y la del supino -tum; es de notar que aun en gran parte de los verbos que
las toman se producen algunas alteraciones en las letras de la raíz. Muchos verbos,
en lugar de aquellas formativas, toman -si, -sum, y otros se allegan a las de la prime-
ra, de la segunda o de la cuarta declinación.
Partiendo de las formas típicas y exponiendo las otras según el orden que indica
su mayor o menor desviación de aquellas, dividiremos los verbos de la tercera con-
jugación en las clases siguientes:
faltar; relinquo, relīqui, relictum, dejar. – 8 El pretérito perfecto y el supino que propiamen-
te corresponden a tollo son tuli, (t)latum; pero, como el uso adjudicó estos a fero, hubo de
echarse mano de los del compuesto suffĕro.
pretérito ni supino; excello, aventajarse, tiene excellui 64 (raro). Celsus, excelsus, praecelsus
(elevado) son adjetivos.
En los Principios generales se dijo que los compuestos de disco y posco conservan la du-
plicación del pretérito perfecto, verbigracia: dedisco, dedidĭci, desaprender; deposco, depo-
posci, exigir; y lo mismo algunos de los de curro; en cuanto a estos, todos, menos intercurro,
recurro, succurro, pueden conservar la duplicación, pero más comúnmente la pierden; en
praecurro, no obstante, es más común praecucurri.
b] Los compuestos de do conservan la duplicación, como se ve en los siguientes:
addo addis addĕre addĭdi addĭtum, añadir
condo condis condĕre condĭdi condĭtum, fundar,guardar
credo credis credĕre credĭdi credĭtum, creer 6 5
perdo perdis perdĕre perdĭdi perdĭtum, perder
reddo reddis reddĕre reddĭdi reddĭtum, devolver
trado tradis tradĕre tradĭdi tradĭtum, entregar
vendo vendis vendĕre vendĭdi vendĭtum, vender.
Observaciones. Los compuestos de estos verbos conservan también la duplicación:
recondo, recondĭdi, recondĭtum, guardar; disperdo, disperdĭdi, disperdĭtum, perder entera-
mente. Sin embargo, abscondo, esconder, hace más comúnmente abscondi que abscondĭdi.
– Vendo es compuesto de venum, venta.
c] Análogo a los anteriores en cuanto a la forma del pretérito perfecto es el
siguiente:
sisto sistis sistĕre stiti statum, detener.
* Sus compuestos cambian la a del supino en i, y en el pretérito perfecto se confunden
con los de sto: adsisto, adstĭti, adstĭtum, estar cerca, asistir; consisto, constĭti, constĭtum, de-
tenerse, consistir, etc.
asentir (moviendo la cabeza); renŭo desechar (ídem); de abnŭo dijo Salustio abnuitūrus. – 2
65
En la primera parte de credo se ha pretendido reconocer el sustantivos sánscrito çrat, fides (‘fe, confianza’).
67
D. Tomás de Iriarte, en el Prólogo a su traducción de parte de la Eneida (Obras, t. 3, p. 11), hace notar
como muestra de la riqueza del latín la variedad de significados de los compuestos de spicio.
* 1 Los compuestos cambian au en ū: conclūdo, -si, -sum, cerrar, concluír. – 2 Los com-
puestos cambian ae en ī: allīdo, -si, -sum. – 3 Lo mismo se conjugan los compuestos, los cua-
les, excepto applaudo, aplaudir, cambian au en ō: complōdo, -si, -sum, palmotear; explōdo,
-si, -sum, desechar, desaprobar. – 4 Lo mismo se conjugan evādo, salirse; pervādo, penetrar,
compuestos todos de vado, -is, -ĕre (sin pretérito perfecto ni supino), ir, adelantarse. – 5 Lo
mismo se conjugan discutĭo, hender, rajar; percutĭo, herir, etc., compuestos todos de quatĭo,
quatis, quatĕre (sin pretérito perfecto), quassum, sacudir. – 6 Los compuestos cambian la
a en e: aspergo, -si, -sum, rociar. – 7 Los compuestos cambian la a en ĭ: opprĭmo, oppressi,
oppressum, oprimir. – 8 Ocurre el participio pectĭtus (Columela). Así de este verbo como
de plecto citan los gramáticos los pretéritos perfectos en -ŭi: perxŭi, plexŭi. Plecto, entrete-
jer, no debe confundirse con plecto, -is, -ĕre (sin pretérito perfecto ni supino), herir, castigar.
ix – verbos inceptivos
Los verbos inceptivos nunca toman las formativas del pretérito perfecto y del
supino después de la terminación -sco: los que vienen de otro verbo toman de él fre-
cuentemente el pretérito perfecto y algunas veces el supino; los demás carecen ge-
neralmente de dichas raíces.
a] convalesco (valĕo) convalŭi ——, cobrar fuerzas
senesco (senĕo) senŭi ——, envejecer
extimesco (timĕo) extimŭi ——, atemorizarse
inveterasco (invetĕro) inveterāvi ——, inveterarse
expavesco (pavĕo) expāvi ——, espantarse.
CUARTA CONJUGACIÓN
§ 79. La principal anomalía en los verbos de la cuarta conjugación consiste en
que toman las formativas de la tercera.
comperĭo compĕris comperīre compĕri compertum, descubrir
reperĭo repĕris reperīre repĕri repertum, hallar
venĭo venis venīre veni ventum, venir
farcĭo farcis farcīre farsi fartum1, rellenar, hartar
fulcĭo fulcis fulcīre fulsi fultum, apoyar
sarcĭo sarcis sarcīre sarsi sartum, zurcir
saepĭo68 saepis saepīre saepsi saeptum, cercar
sancĭo sancis sancīre sanxi sanctum, establecer
sancītum2,
vincĭo vincis vincīre vinxi vinctum, atar
haurĭo hauris haurīre hausi haustum3, sacar
sentĭo sentis sentīre sensi sensum, sentir
amicĭo amīcis amicīre amixi, amictum, envolver, vestir
amicŭi
aperĭo apĕris aperīre aperŭi apertum, abrir
operĭo opĕris operīre operŭi opertum, cubrir
salĭo salis salīre salŭi saltum4, saltar
sepelĭo sepĕlis sepelīre sepelīvi sepultum, sepultar.
* 1 Los compuestos cambian la a en e: refercĭo, -si, -ertum, colmar, atestar. – 2 Tuvo el pre-
térito perfecto arcaico sancīvi o sancii. – 3 En Virgilio se halla hausūrus. – 4 Los compuestos
Se escribe también sepio.
68
VERBOS DEPONENTES
§ 80. Los verbos deponentes siguen de ordinario en la formación del supino la
norma de los activos. En la primera conjugación no hay ninguno irregular; los que
lo son en las restantes aparecen en seguida.
i – segunda conjugación
fatĕor fatēris fassus sum fatēri1, confesar
miserĕor miserēris miserĭtus o misertus sum miserēri, apiadarse
reor rerisratus sum reri, pensar.
* 1 Los compuestos de fatĕor cambian la a en i: confitĕor, confessus; diffitĕor, negar, no
tiene pretérito perfecto.
* Observaciones. De tuĕor, mirar, proteger, aunque regular (tuĭtus sum), se halla tu-
tus sum (Sal.), y así en él como en sus compuestos ocurren formas por la tercera conjuga-
ción (tuor, Catulo; tuĭmur, Lucr.; contuĭmur, íd.; intŭor, Plaut.). – Medĕor, curar, carece de
pretérito perfecto.
ii – tercera conjugación
a] fruor fruĕris fruĭtus sum frui1, gozar, disfrutar
loquor loquĕris locūtus sum loqui, hablar
sequor sequĕris secūtus sum sequi, seguir
fungor fungĕris functus sum fungi, desempeñar
morĭor morĕris mortuus sum mori2, morir
queror querĕris questus sum queri, quejarse
labor labĕris lapsus sum labi, caer, resbalar
amplector amplectĕris amplexus sum amplecti3, abrazar.
observaciones ortográficas
§ 81. Los vocablos latinos al castellanizarse mudan frecuentemente la p en b, la t en c,
la s líquida en es, y conservan la preposición componente ex, la r, etc.
Esta observación tiene una aplicación especial en los nombres derivados de verbos, y
principalmente los en -ción y -sión que salen del supino69; así:
69
Cuando este es en -tum o -sum, unas veces prevalece la s, otras la c en dichos derivados.
70
E inmediatamente del frecuentativo posclásico recapto, que aparece, modificado de otra manera y en
acepción algo desviada, en recaudar.
1
Ubi está por cubi (si-cubi, ali-cubi), dativo a la manera de tibi, sibi; unde por cunde (si-cunde, ali-cunde),
genitivo-ablativo a la manera del griego ™mšqen, oÙranÒqen, y ut, uti por cuti. Véase Bopp, Vergl. Gram., §§ 420,
425. Ceu sale de qui (gen. cuius, dat. cui), como seu, neu de si, ne mediante la partícula -ve. V. Pott, Et. Forsch.,
t. I, pág. 145. Si parece de la raíz demostrativa del pronombre reflejo sui. V. Bopp, l. c., § 992. Dum, donec son
también de origen demostrativo. V. el mismo autor, ib., §§ 352, 424.
i – adverbios de lugar
§ 83. A] Entre los adverbios de lugar hay cuatro relativos e interrogativos: ubi,
donde; unde 2 , de donde; quo, a donde; qua, por donde. A estos corresponden como
demostrativos: hic, aquí; istic, ahí; ibi, illic, allí; hinc, de aquí; istinc, de ahí; inde, illinc,
de allí; huc, acá (a donde yo estoy); istuc, a donde tú estás; eo, illuc, allá (a donde él
está); hac, por aquí; istac, por ahí; ea, illac, por allí.
Ejemplos: “Ubi tyrannus est, ibi nulla est respublĭca”, Cic. (donde hay un tirano, allí no
hay república). “Postŭlat ut eo restituātor unde deiēctus est”, Cic. (pide que se le restituya al
lugar de donde fue echado). “Redŭcam te ubi fuisti”, Plaut. (te volveré a llevar a donde estu-
viste). – “Ubi sunt?” (¿dónde están?). – “Quo ruĭtis?”, Hor. (¿a dónde os lanzáis?).
B] Adverbios de lugar comunes: ubīque, dondequiera; ibīdem, allí mismo; alĭ-
bi, en otra parte; alicŭbi, usquam, en alguna parte; nusquam, en ninguna parte; un-
dĭque, de dondequiera; indĭdem, de allí mismo; aliunde, de otra parte; alicunde, de
alguna parte; quovis, quolĭbet, a dondequiera; eōdem, a allí mismo; alĭo, a otra par-
te; alĭquo, a alguna parte; adĕo, hasta este punto; qualĭbet, por dondequiera; eādem,
por allí mismo; alĭqua, por alguna parte. – Procul, lejos; intus, adentro; foris, fuera;
comĭnus, de cerca; emĭnus, de lejos; intro, hacia dentro; porro, hacia adelante; retro,
hacia atrás; foras, hacia fuera; obvĭam, al encuentro; obĭter, de paso.
Todos estos adverbios responden a una de las preguntas – ubi? ¿dónde? – unde?
¿de dónde? – quo? ¿a dónde? – qua? ¿por dónde?
A la pregunta unde? responden además muchos adverbios en -tus que denotan la pro-
cedencia o punto de partida, verbigracia: caelĭtus, del cielo; fundĭtus, desde el fundamento;
radicĭtus, de raíz, etc.
Hay otros adverbios que corresponden especialmente a la pregunta quorsum? o quor-
sus?, ¿hacia dónde?, cuales son: horsum, hacia acá; istorsum, hacia allá; sursum, hacia arriba;
deorsum, hacia abajo; retrorsum, hacia atrás, etc. Todos son formados por medio de la pre-
posición versus o versum, hacia.
ii – adverbios de tiempo
§ 84. A] Son relativos e interrogativos: quando, cuando, que tiene por demos-
trativo antecedente a tum o tunc, entonces, y quamdĭu, cuanto (tiempo), al cual co-
rresponde tamdĭu, por tanto tiempo.
2
Unde se conservó en el castellano antiguo onde (“el linaje onde venían”, Partida 2.ª); pero, habiendo perdido
su fuerza ablativa y convertídose en mero locativo (“el lugar onde la vid ponen”, Herrera, Agric. Gen.), se le añadió
d para restituírle su fuerza primitiva (“no hay pueblo ninguno donde no salgan comidos y bebidos”, Cervantes),
y, por un cambio igual al ocurrido en el primitivo, tomó donde el significado que hoy tiene. – Sobre las equiva-
lencias de los relativos y demostrativos, v. Bello, Gr., §§ 190, 192.
Ejemplos: “Tum, quando legātos Tyrum misīmus”, Cic. (entonces, cuando enviamos co-
misionados a Tiro). – “Tamdĭu discendum est, quamdĭu vivas”, Sén. (debemos estar apren-
diendo toda la vida: “por tanto tiempo cuanto vivas”). – “Tacŭit, quamdĭu potŭit”, Cés.
(calló cuanto tiempo pudo).
Quando se usa más comúnmente como interrogativo; como relativo le reempla-
za de ordinario quum, el cual nunca es interrogativo.
Ejemplos: “O rus! quando ego te aspicĭam?”, Hor. (¡oh campo! ¿cuándo volveré a ver-
te?). “Laus populāris tum est pulcherrĭma, quum sequĭtur, non quum arcessĭtur”, Quint. (la
popularidad es honrosísima [entonces] cuando viene de por sí, no cuando se busca). “Prope
adest quum aliēno more vivendum est mihi”, Ter. (próximo está el día en que he de vivir
como los demás).
Son también adverbios relativos de tiempo dum y donec, mientras que, hasta que;
nunca se usan como interrogativos, y generalmente llevan envuelto su antecedente.
Ejemplos: “Tamdĭu, dum tu ades, sunt oblītae sui”, Cic. (mientras tú estás ahí se han
olvidado de sí). “Numquam* destĭtit instāre usque adĕo donec 3 perpŭlit”, Ter. (nunca dejó
de instarme hasta que me determinó).
B] Adverbios de tiempo comunes: hodĭe, hoy; heri, ayer; nudĭus tertĭus, anteayer4;
cras, mañana; perendĭe, trasmañana; pridĭe, la víspera; postridĭe, el día siguiente; mane,
por la mañana; vespĕre, vespĕri, por la tarde; interdĭu, de día; noctu, de noche; nunc,
ahora; iam, ya; mox, luego; nondum, todavía no; nuper, recientemente; quondam, en
otro tiempo; olim, algún día (pasado o futuro); saepe, frecuentemente; numquam,
nunca; aliquando, nonumquam*, algunas veces; adhuc, aún; simul, al mismo tiem-
po; quotidĭe, todos los días; quotannis, todos los años; deinde, dein, después; antĕa,
antes; postĕa, en lo sucesivo; interĕa, mientras tanto; intĕrim, entretanto; diu, por
largo tiempo; aliquamdĭu, por algún tiempo; semper, siempre; paulisper, parumper,
por poco tiempo, un rato, un momento.
Observaciones. Los adverbios de lugar pasan en ocasiones a denotar tiempo:
entonces hic significa ‘a este tiempo’; ibi, ‘a ese tiempo, entonces’; ubi, conservando
su valor relativo, significa ‘cuando’ y puede tener por antecedente a tum: tum… ubi,
entonces… cuando (Ter.)5.
*
[También se escribe nunquam.]
3
La fuerza relativa de donec se hace patente si se compara el pasaje del texto con el siguiente: “surculum
artito usque adeo, quo praeacueris”, Catón (encaja la púa hasta donde la hayas aguzado). Véase otro ejemplo se-
mejante al del texto en Cic., Nat. Deor., ii, 49.
4
Nudius equivale a nunc dies, y así se dice, continuando la serie, nudius quartus, anteanteayer; nudius
quintus, ahora cuatro días, etc.
* [También se escribe nonunquam.]
5
Esto mismo suele acaecer en castellano, verbigracia: “De unos días acá lo he visto”, S. Teresa. “Dejemos
esto aparte por agora, que tiempo habrá donde lo ponderemos”, Cerv. Este uso de donde es anticuado. V. Bello,
Gram., § 190, b.
6
Lo propio sucede en castellano, pues así como se usa como equivalente de como, verbigracia: “Así como
el oro pasa sin detrimento por el fuego y se refina en el crisol, así el verdadero siervo de Dios se apura y perfec-
ciona en las contradicciones y adversidades”, Rivadeneira.
7
Por una transición semejante se halla usado nuestro adverbio relativo como en lugar del anunciativo que,
verbigracia: “Le quiero probar evidentemente cómo no va encantado”, Cerv. “Avisó al cirujano cómo hablaba mu-
cho”, el mismo. Úsase de igual manera en portugués (Camõens, Lus., Canto I, oct. 78). Otro tanto sucede en sá-
nscrito con el adverbio relativo análogo yathá (Bopp, Vergl. Gram., §§ 425, 993) y en griego con æj (v. Liddel &
Scott, Greek & English Lexicon, s. v.). En inglés se usa vulgarmente how en el mismo sentido (v. Goold Brown,
Grammar of English Grammars, pág. 667).
* [También se escribe tanquam.]
8
La terminación -mente de estos adverbios castellanos no es otra cosa que un ablativo latino usado en
combinaciones análogas alguna vez al fin de la edad clásica ( forti, recta, placida mente, Ovid.) y a menudo en la
posclásica y la bárbara. Sabido es que cuando ocurren dos o más se expresa -mente solo con el último. Villaviciosa,
al contrario, llegó a ponerle al principio, elipsis que confirma su valor primitivo:
Estando el sacro Júpiter comiendo
Muy opíparamente, alegre y lauta.
Mosquea, c. 11, oct. 67
Esta práctica no fue desconocida en provenzal: cruelmen et amara (Diez, Gramm. der Romanischen Sprachen,
tom. ii, pág. 463).
9
Quia es propiamente acusativo plural neutro de qui, así como quod es el singular del mismo caso. Del
primero salió aquel ca tan frecuente en Granada y Mariana con el oficio de conjunción causal (v. Bello, Gram.,
§ 368, c, nota); con el adverbio relativo ocurre una que otra vez en escritos más antiguos, verbigracia: “Los
itálicos prefiero yo a los franceses solamente ca las sus obras se muestran de más altos ingenios”, el Marqués de
Santillana. – “Él non me despreciará ni fallecerá ca es mi atreguado e mi apazguado”, D. Alonso el Sabio.
quod a cultu provincĭae longissĭmi absunt”, Cés. (los más valientes son los belgas por lo muy
distantes que están de la cultura de la provincia).
D] Alléganse igualmente a esta clase los que implican condición, y son todos
relativos: si, si; sin, pero si, o si; si modo, dum modo o sencillamente modo, dum, con
tal que. Si tiene además los compuestos nisi o, por contracción, ni, si no, a no ser
que, y sive o seu, ya sea que.
Observaciones. Si parece haber sido primeramente adverbio de tiempo, lo
mismo que dum; así es que se le suele tomar como equivalente de quum, correspon-
diendo por tanto a tum, verbigracia: “Tum magis assentiēre si ad maiōra venĕro”, Cic.
(asentirás más cuando llegare a mayores cosas)10.
E] También pueden contarse en esta clase los concesivos o que implican se da
por concedida alguna cosa; de ellos son relativos quamquam, quamvis, etsi, etiamsi,
aunque, que suelen tener por antecedente a tamen, con todo, sin embargo.
Ejemplos: “Quamquam abest a culpa, a suspiciōne tamen non caret”, Cic. (aunque está
ajeno de culpa, no está, sin embargo, libre de sospecha). – “Etsi abest maturĭtas aetātis, iam
tamen personāre aures eius huiusmŏdi vocĭbus, non est inutĭle”, Cic. (aunque le falta la ma-
durez de la edad, no es inútil, sin embargo, que suenen ya en sus oídos voces de esta clase).
Observaciones. 1.ª En tametsi se han combinado el antecedente y el relativo en una
sola palabra, verbigracia: “metŭit hic nos, tametsi sedŭlo dissimŭlat”, Ter. (este nos teme
aunque se empeña en disimularlo). Ha llegado a usarse como simple equivalente de etsi.
2.ª Licet (verbo unipersonal) toma el carácter de adverbio relativo equivalente a quam-
vis. Poéticamente se toma en este sentido no solo el presente, que es lo usual, sino también
el futuro: “Omnĭa pro veris credam, sin ficta licēbit”, Ovid.
iv – adverbios de cantidad
§ 86. A] Entre estos hay tres relativos e interrogativos: quantum, quanto, quam:
a) Quantum, cuanto, simple adverbio de cantidad, tiene por antecedente a tan-
tum, tanto.
Ejemplo: “Tantum quantum potest, quisque nitātur”, Cic. (esfuércese cada cual tanto
cuanto pueda).
b) Quanto, cuanto, tiene por antecedente a tanto, tanto. Úsanse especialmente
en combinación con los comparativos.
Ejemplo: “Quanto erat gravĭor oppugnatĭo, tanto crebriōres littĕrae mittebantur ad
Caesărem”, Cés. (cuanto más fuerte era el asedio, tanto más frecuentes eran las cartas que
se enviaban a César).
10
Es de observar que, por un procedimiento análogo, el alemán wenn, si, es radicalmente la misma pala-
bra que wann, cuando.
v – adverbios de afirmación
§ 87. En latín no hay una palabra destinada exclusivamente a expresar la afir-
mación a la manera de nuestro sí 1 1 , pero suplen por ella ciertos adverbios de modo
confirmativos, verbigracia: etĭam, aún; sic, así; ita, de este modo: “Aut etĭam aut non
respondĕre”, Cic. (responder sí o no).
Son también afirmativos: nae, sane, profecto, ciertamente, por cierto; quidem,
equĭdem, en verdad; utĭque, en todo caso, verdaderamente; praesertim, praecipŭe,
principalmente, sobre todo; nimīrum, nempe, scilĭcet, videlĭcet, sin duda, a saber, y
el adjetivo neutro adverbializado factum, cabal, es un hecho.
A estos se allegan en, ecce, he aquí, he ahí, y ciertas fórmulas en que se tomaba a
los dioses por testigos: hercle, hercŭle, mehercle, mehercŭle, hercŭles, mehercŭles, medĭus
fidĭus12 (¡por Hércules!); ecastor, mecastor 1 3 (¡por Cástor!); pol, edĕpol (¡por Pólux!).
Observación. En hercŭle, etc., se suple iuvante; en hercŭles, medĭus fidĭus, etc., iuvet.
vi – adverbios de negación
§ 88. Son los siguientes: non, no; haud, no (niega con más fuerza que non);
ne, no (para prohibir); ne… quidem, ni aun; nequāquam, haudquāquam, absoluta-
mente no; neutĭquam, de ninguna manera; minĭme, nada menos, de ningún modo.
Allégase a estos immo o imo, antes bien, al contrario. Sirve para negar una cosa
afirmando la contraria, verbigracia: “fatētur? – immo pernĕgat”, Plaut. (¿confiesa?
– al contrario, niega más).
11
Los romanos para responder afirmativamente repetían en la forma correspondiente el verbo u otra pa-
labra de la pregunta, verbigracia: “nostin? vidistin? – vidi, novi”, Ter. (¿le conoces? ¿le has visto? – sí), agregando
tal vez un adverbio confirmativo, verbigracia sic; de aquí nuestro sí afirmativo.
12
Juramento de hombre.
13
De mujer.
1
La preposición, pues, debe considerarse en cierto modo adherida al caso, supuesto que es análoga, por
su fuerza, a las desinencias. En confirmación de lo dicho debe tenerse presente: 1.º Que en las lenguas que care-
cen de declinación se expresa con la preposición lo que en las otras con la terminación; así, matr-is = de la ma-
dre; matr-i = para la madre, etc. 2.º Que relaciones que en latín, por ejemplo, se precisan con una preposición,
en otras lenguas más flexibles se representan con un caso especial, así: a “cum amicis”, “sine pondere” correspon-
den en finlandés el caso comitativo o sociativo y el caritivo, respectivamente. 3.º Que muchas veces una misma
relación se puede expresar con un caso, con preposición o sin ella; así, verbigracia, se dice “iacere lecto” (Ovid.)
y “iacere in lecto” (Cic.); “discedere ab loco” (Cés.), “discedere e Gallia” (Cic.) y “discedere templo” (Ovid.). Estos
tres ejemplos ponen de manifiesto el oficio de la preposición: el ablativo expresa en todos el punto de partida,
pero en el primero, gracias a ab, se indica que el apartamiento es de cerca del lugar; en el segundo, gracias a ex,
desde dentro de Galia; en el último no se sabe si el que se aparta está dentro o fuera del templo. – Debe notarse
además que, en los primeros tiempos de las lenguas que tienen declinación, “los sufijos son generalmente más
expresivos, y se allegan más por su significación al estado en que se hallaban cuando, según la teoría de la agluti-
nación, eran verdaderas palabras”: entonces no necesitaban de auxiliares para denotar las varias relaciones, como
sucedió cuando perdieron parte de su fuerza; de aquí el que muchas relaciones hayan venido a representarse por
el sufijo, bien solo, o bien reforzado por la preposición. Esto está de acuerdo con lo que Regnier observa respecto
al lenguaje védico y al sánscrito clásico, y Günther respecto al uso de los casos en Homero.
§ 93. Las preposiciones que se juntan con acusativo son las siguientes:
1. Ad, a, hacia
Veni ad urbem, vine a la ciudad. – Manēre ad meridĭem, aguardar hasta medio día. –
Ad focum sedēre, sentarse junto al fuego.
2. Adversus o adversum, enfrente a, contra
Adversus Italĭam, enfrente a Italia. – Adversus hostes, contra los enemigos.
3. Ante, delante de, antes de
Ante tribūnal, ante el tribunal. – Ante noctem, antes de la noche.
4. Apud, cerca de, en casa de
Apud oppĭdum, cerca de la ciudad. – Apud patrem, en casa del padre. – Apud Cicerōnem,
en las obras de Cicerón.
5. Circum, circa, alrededor, cerca de
Circum axem, alrededor del eje. – Templa circa forum, los templos de cerca al foro. –
Circa eamdem horam, cerca de la misma hora.
6. Circĭter, cerca de
Circĭter meridĭem, cerca de medio día.
7. Cis, citra, del lado de acá de
Cis Rhenum, aquende el Rin. – Citra Padum, aquende el Po.
8. Contra, contra, enfrente a
Contra leges, contra las leyes. – Contra Gallĭam, enfrente a Francia.
9. Erga, para con
Bonĭtas erga homĭnes, bondad para con los hombres.
10. Extra, fuera de
Extra muros, fuera de los muros. – Extra iocum, fuera de chanza. – Extra ducem, fue-
ra del jefe.
11. Infra, debajo de
Infra caelum, debajo del cielo.
12. Inter, entre
Inter urbem ac Tibĕrim, entre la ciudad y el Tíber. – Inter noctem, durante la noche. –
Inter agendum, al llevar.
13. Intra, dentro de
Intra muros, dentro de los muros. – Intra paucos dies, dentro de pocos días.
§ 95. Las siguientes son las que se juntan con acusativo y con ablativo: con el
primero implican generalmente movimiento o tendencia; con el segundo, reposo.
1. In, con acusativo a, con ablativo en
In urbem venīre, venir a la ciudad. – In urbe esse, estar en la ciudad.
2. Sub, con acusativo hacia debajo de, con ablativo debajo de
Sub umbram venīre, venir hacia debajo de la sombra. – Sub umbra esse, estar bajo la
sombra.
3. Super, sobre
Super vallum praecipitantur, son precipitados sobre el vallado. – Super fronde requies-
cĕre, descansar sobre las hojas.
4. Subter, bajo
Subter tectum ducĕre, guiar hacia debajo del techo. – Subter testudĭne, bajo la testudo.
Observaciones. 1.ª A, ab y abs se diferencian en que a se usa delante de vo-
ces que empiezan por consonante; ab, de las que empiezan por vocal o alguna de las
consonantes c, i, l, m, n, p, r, s, t 2 ; abs, delante de q, t.
2.ª E se usa solo delante de las consonantes y ex delante de vocales y consonantes.
3.ª Las preposiciones se anteponen generalmente al caso que acompañan, de don-
de les ha venido el nombre; con todo eso, no es raro hallarlas pospuestas, verbigracia:
“viam propter”, Tác. (cerca del camino), “vitĭis nemo sine nascĭtur”, Hor. (nadie nace
sin defectos). Esto sucede siempre con versus y tenus. Cum se pospone siempre a los
pronombres personales formando una sola palabra con ellos: mecum, tecum, secum,
nobiscum, vobiscum3, y a veces al relativo: quocum (quicum) quacum, quibuscum.
* 4.ª Debe tenerse presente que, si muchas de las preposiciones que acompañan al acu-
sativo no determinan una relación de movimiento actual hacia cierto punto, es porque han
perdido algo de su fuerza originaria y pasado a explicar más el efecto del movimiento que
el movimiento mismo: así, “sedēre ad focum” significa el resultado de “accessisse ad focum”.
5.ª Muchas de las preposiciones enumeradas se hallan usadas como adverbios,
y este es en realidad el carácter ordinario de algunas, como prope, circĭter, clam, etc.
Esta transición del carácter de adverbio al de preposición ha sido bien explicada
por Bernhardi: “La preposición —dice— es un adverbio de lugar usado con mayor
2
Comprendidas en la frase memorial Iulii Caesaris mens imperatoria.
3
De mecum, tecum, secum, mediante la adición tautológica de la preposición con, salieron conmigo, con-
tigo, consigo, y de nobiscum, vobiscum se formaron, en los primeros tiempos de la lengua, connusco, convusco:
“Haredes conmigo lo que yo no puedo hacer convusco” (carta del rey don Sancho a Guzmán el Bueno);
Si viéredes yentes venir por connusco ir,
Abbat, decildes, que prendan el rastro e piensen de andar.
Poema del Cid
PREPOSICIONES COMPONENTES
§ 96. Algunas preposiciones se combinan con otras palabras para formar com-
puestos y principalmente con los verbos para formar nuevos verbos. Estos conservan
el significado radical del primitivo, pero modificado por el de la preposición; así, de
duco, guiar, salen dedūco, guiar de arriba abajo, hacer bajar, deducir; edūco, conducir
hacia fuera, hacer salir; indūco, conducir hacia adentro, hacer entrar, etc.
Las preposiciones al entrar en composición sufren muchas veces alteraciones,
de las cuales la principal consiste en asimilarse la última letra de la preposición a la
primera del otro componente, de que resulta una duplicación.
Están sujetas a la asimilación: ad delante de todas las consonantes, menos i, m,
b, v, como en accipĭo (ad-capĭo), recibir; affĕro (ad-fero), traer; aggredĭor (ad-gradĭor);
ex delante de f, como en effero (ex-fero), sacar; ob y sub delante de c, g, p, f, como en
occĭdo (ob-cado), caer; suggĕro (sub-gero), llevar hacia abajo, sugerir; oppōno (ob-po-
no), poner delante, oponer; sufficĭo (sub-facĭo), hacer o poner debajo, bastar; in delan-
te de l, r, como en illīdo (in-laedo), herir contra; irrumpo (in-rumpo), romper hacia
adentro, penetrar; inter y per delante de l en pellucĕo (per-lucĕo), traslucirse; pellicĭo
(per-lacĭo), seducir; intellĭgo (inter-lego), entender.
Cum cambia siempre la u en o como en commiscĕo, mezclar juntamente; se pier-
de la m delante de vocal como en coĕmo, comprar juntamente (menos en comĕdo); se
asimila a la l y la r, como en collŏco (cum-loco), colocar; corrĭgo (cum-rego), corregir,
y se cambia en n delante de las otras consonantes, menos b, p, m.
Las demás alteraciones las enseñará el manejo de buenos diccionarios.
PARTÍCULAS INSEPARABLES
§ 97. Las siguientes partículas sirven igualmente para formar nuevas palabras,
pero se diferencian de las anteriores en que nunca se usan fuera de composición, y
de aquí el nombre de partículas o preposiciones inseparables.
Amb-, am-, an- significa ‘alrededor’, como en amplector, abrazar; anquīro, bus-
car alrededor, averiguar.
Dis-, di- indica separación, distinción, como en disiungo, desunir; divello, des-
pedazar; dispōno, disponer, arreglar.
Red-, re- significa ‘vuelta’ o ‘movimiento hacia atrás’, como en redĕo, ir hacia atrás,
volver; repello, empujar hacia atrás, rechazar.
(para mí, el que vive temblando no puede llamarse libre); d) por último, el genitivo
forma también complementos circunstanciales, si bien las más veces no les corres-
ponde propiamente este nombre.
Observación. Hay dos clases de complementos circunstanciales que equivalen a una
proposición entera: 1.º el de ablativo absoluto (véase adelante capítulo x); 2.º el formado
por un sustantivo acompañado de un participio pasivo: así el ablativo “appropinquante
[También se escribe unquam.]
*
2.ª Rigen respecto de los elementos independientes las mismas reglas de aposi-
ción, concordancia y régimen que respecto del sujeto y complementos.
§ 103. El sujeto y el complemento son simples o compuestos: simple es el que señala
un solo objeto, verbigracia: “ego valĕo” (yo estoy bien); compuesto, el que, constando
de más de un sustantivo, con conjunción tácita o expresa, señala objetos distintos,
verbigracia: “ego et Cicĕro valēmus”, Cic. (Cicerón y yo estamos bien).
El sujeto o complemento simple es complejo cuando comprende dos o más sus-
tantivos significativos ambos del objeto que señala, verbigracia: “Andros insŭla” (la
isla de Andros). Andros e insŭla son dos nombres, propio aquel, apelativo este, que
designan una misma cosa. Los sustantivos así usados se dice que están en aposición.
El sujeto o complemeto simple es incomplejo cuando designa el objeto con solo
un nombre.
§ 104. El sustantivo, sea sujeto o complemento, puede ser modificado:
1.º Por un adjetivo, el cual puede serlo a su vez por un adverbio, verbigracia:
“homo valde sapĭens”, Cic. (hombre muy sabio). El adjetivo sapĭens, modificado por
el adverbio valde, modifica al sustantivo homo.
2.º Por un complemento circunstancial, verbigracia: “spes libertātis”, Virg. (es-
peranza de libertad); “via in caelum”, Cic. (camino para el cielo); “sine 2 nomĭne cor- 3
3
Esta denominación es tanto más exacta, que en lugar de dichos complementos suelen usarse adjetivos:
así “vox patris” = “vox paterna”. Lenguas hay, como la gitanesca y otras índicas, que subsanan con adjetivos así
usados la falta del genitivo, que es el caso adjetivo por excelencia. Véase Max Müller, Lectures on the Science of
Language, I, iii, sub fine.
4
Alguna vez se agrega el adverbio al sustantivo con fuerza de preposición componente: semper lenitas, Ter.,
Andr. 1, 2, 4 (la bondad de siempre); ante malorum, Virg., Aen., I, 198 (de las desgracias de antes). Es helenismo.
(el avaro, es decir el hombre avaro, siempre está necesitado). “In mare pervenĭunt
5
Adverbios sustantivados: no quiere decir que tomen fuerza sustantiva, pues de suyo la tienen, sino que
pierden el valor casual o preposicional y pueden, de consiguiente, hacer veces de sujeto y complemento directo,
y aun alguna vez de complemento circunstancial, mediante una preposición que les devuelva la fuerza de tales:
“cum parto illorum”, Cato apud Gell. 10, 13.
partim”, Ovid. (parte –es decir, algunos– llegan al mar). “Iam satis nivis misit Pater”,
Hor. (harta nieve –literalmente, bastante de nieve– arrojó el Omnipotente).
2.º Una proposición entera, según se explicará adelante.
CONSTRUCCIÓN DE LA PROPOSICIÓN
§ 110. El orden lógico de los miembros de la proposición en su forma más
completa es este: 1.º sujeto, 2.º verbo, 3.º complemento directo, 4.º indirecto, 5.º
circunstanciales.
El sujeto y los complementos se ordenan así: 1.º sustantivo, 2.º adjetivo con sus
modificativos, 3.º complemento adjetivo con los suyos.
La frase verbal se ordena así: 1.º verbo, 2.º adverbio con sus modificativos, 3.º
complemento adverbial con los suyos.
El predicado, si bien concierta con el sujeto o complemento, también entra en la frase
verbal: ocupa el lugar del adverbio.
Pero rara vez se observa este orden: bien al contrario, el hipérbaton, o trastorno
del orden lógico, y la elipsis, u omisión de palabras que deben suplirse mentalmente,
son figuras geniales del latín y frecuentes en castellano.
hipérbaton
§ 111. En la colocación de las palabras atendían los romanos a dar rotundidad
al periodo y buen lugar a los términos enfáticos. He aquí unas pocas indicaciones
sobre la materia:
1.º En la proposición los lugares preeminentes son el primero para llamar la aten-
ción y el último para dejar cierta impresión en el ánimo.
2.º Por regla general el sujeto se coloca al principio, después el complemento, y
el verbo al fin: “Deus mundum aedificāvit”.
3.º Las palabras subordinadas se agrupan delante del miembro que modifican,
en beneficio de la claridad.
4.º Conjunciones, palabras interrogativas y pronombres suelen ir al principio.
Pero enim, vero, autem, quoque, quidem, además de los enclíticos como que, ve, re-
gularmente ocupan el segundo lugar, nunca el primero.
5.º Un vocablo oportunamente dislocado se hace enfático; ejemplo: “neque ego
umquam fuisse tale monstrum in terris ullum puto”, Cic., Contra Catil. (monstruo
igual no creo que haya habido jamás ninguno en el mundo).
6.º Los comparativos y superlativos y los participios de futuro y en general vo-
cablos polisílabos suelen ocupar, por eufonía, el último lugar.
Suele también rematar el periodo en inflexiones monosílabas del verbo sum.
fuerza o elegancia, como en “nox incŭbat atra”; “frigus captābis opācum” (Virg.).
8.º Las palabras que hacen contraste deben aparecer juntas para que este resalte, verbi-
gracia: “Qui fragĭlem truci commīsit pelăgo ratem”, Hor. (el que confió al mar sañudo frágil
tabla). “Empedŏcles ardentem frigĭdus Aetnam insilŭit”, íd. (Empédocles, helado y todo, se
arrojó al Etna ardiente). Si se contrapone una frase a otra, es elegante la inversión en el giro:
“Ratĭo nostra consentit, pugnat oratĭo”, Cic. (nuestros principios están de acuerdo, no lo está
nuestro lenguaje): la elegancia consiste aquí en que a sujeto antes de verbo se opone verbo
antes de sujeto. “Delphīnum in silvis appingit, fluctĭbus aprum”, Hor. (un delfín pinta en los
bosques, y en las olas un jabalí): aquí se ha trocado el orden de los complementos. “Graeci se
in Gallĭam immisērunt, in Graecĭam Galli”, Sén. (los griegos se introdujeron en la Galia, y
en Grecia los galos): Graeci in Gallĭam hace juego con in Graecĭam Galli.
elipsis
§ 112. Enumeraremos aquí las elipsis más notables en latín.
1.º Regla general. Omítense frecuentemente palabras poco antes o después de
expresadas, aunque repetidas hubieran de aparecer bajo distintos accidentes, esto es
en distinto caso, número, persona, etc., verbigracia: “Rure ego viventem, tu dices in
urbe beātum”, Hor. (yo llamo feliz al que vive en el campo, tú al que en la ciudad);
esto es, “ego dico beātum”, etc.
2.º Sujeto. Es frecuente la omisión de los pronombres personales.
Y es así precisamente como se permiten la inversión nuestros poetas: el sustantivo no puede ir al fin
6
dejando atrás al adjetivo a menos que este sea un predicado, como se ve en el primero de los siguientes versos; el
último muestra la manera de invertir permitida como muy elegante en verso castellano:
Ante quien muda se postró la tierra
Que ve del sol la cuna, y la que baña
El mar, también vencido, gaditano.
R. Caro
He aquí por qué disuena a oídos castellanos, sin ser de suyo tan violenta, aquella transposición con que
Lope pretende desacreditarlas:
En una de fregar cayó caldera.
Observaciones. 1.ª Suelen expresarse: a) delante del imperativo: “Vos plaudĭte” (aplau-
did); b) cuando son enfáticos o se contraponen por antítesis: “Ego ut mentĭar?” (¿mentir
yo?). “Ille discessit, ego somno solūtus sum”, Cic. (él desapareció, yo desperté). “Natūra tu illi
pater es, consīliis ego”, Ter. (tú eres su padre por la sangre, yo por la educación).
2.ª La omisión del pronombre depende de que las formas verbales por su terminación7 8
para yo verla).
5.º Predicados. Los reproductivos se callan como los anteriores: “volo et esse gratus et
vidēri” (quiero ser agradecido y parecerlo).
7
Que no es otra cosa que el pronombre personal adherido y algo alterado, lo mismo que en griego y de-
más lenguas indo-germánicas. Así, la característica originaria de la 1.ª persona, -m-, como en su-m, amaba-m,
amaba-m-us, representa la raíz de los casos indirectos de ego, la cual en algunas lenguas sirve para el nominativo
como se ve en el céltico mé y en el francés moi. La característica de la 2.ª persona, -t-, como en fuis-t-i, ama-t-is,
que por una alteración natural se vuelve para el singular en s, representa la raíz del pronombre tu, que en griego
es tÚ o sÚ. La característica de la 3.ª persona singular, -t, como en ama-t, fui-t, representa la raíz ta, que en sá-
nscrito significa ‘él’, ‘este’, ‘aquel’, y en otras lenguas aparece también ya como pronombre, ya como artículo; y la
del plural, -nt, como en su-nt, ama-nt, representa, según Pott, las dos raíces nominales ana y ti, y no ha faltado
quien vea en ella el pronombre céltico (Welsh) hwynt, ellos, si bien otros la consideran como tomada del parti-
cipio presente, siguiendo la analogía de amamini. Tienen este sistema de inflexión, con las indo-germánicas, las
lenguas semíticas. V. Bopp, Vergl. Gr., § 434 y sig. Gesenius, Gram. Heb., trad. ing. de Conant, § 44. Wiseman,
Twelve Lect. on Sc. and Rev. Relig., ed. London, 1853, vol. I, págs. 55-56.
8
La expresión completa es “quid rei mihi tecum est?”. Este giro elíptico ha pasado al castellano, no obs-
tante no poderse suplir el verbo ser:
¿Qué a ti, silvestre Ninfa, con las pompas
De dorados alcázares reales?
Bello
Esto es: ¿qué te va a ti? V. Garcés, Del Vig. y Eleg., Madrid, 1791, t. 1.º, pág. 3.
9
Diminutivo griego.
DEL PREDICADO
NOCIONES GENERALES
1
“Aliud est iracundum esse, aliud iratum”, observa Cicerón.
propiamente hablando no forman con el verbo una sola idea, ya por referirse a complemen-
tos no directos. Pero, como por otra parte aparecen en cierto modo independientes del sus-
tantivo, que es lo esencial en el predicado, no dudamos calificarlos de tales; son, si se quiere
especificarlos, predicados explicativos 2 .
PREDICADO COMPONENTE
§ 114. Todos los tiempos compuestos que aparecen en los cuadros de las conju-
gaciones, verbigracia “amātus, amandus, amatūrus sum”, no son sino combinaciones
del verbo sum con un participio predicado.
Observaciones. 1.ª Estas combinaciones, que son formas prestadas, han veni-
do a considerarse como si lo fuesen propias de los tiempos a que sirven, perdiendo
el verbo sum su fuerza atributiva y convirtiéndose en mero auxiliar. “Salutātus sum”,
por ejemplo, en su valor actual, es considerado ni más ni menos como si fuera una
forma del verbo salūto y admite por lo tanto un predicado fuera del que envuelve: se
dice, pues, con igual corrección “poēta salūtor”, Hor. (soy apellidado poeta) y “poēta
salutātus sum” (fui apellidado poeta); “qui nascĭtur dives” (el que nace rico) y “qui
natus est infēlix”, Fed. (el que nació desgraciado).
* 2.ª La lengua castellana procede de la misma manera que queda dicho en la formación
de los tiempos de la voz pasiva y algunos de la activa; verbigracia, soy amado (= amor); son
idos (= profecti sunt);
La grandeza del trono es acabada
Para la hija del varón caldeo.
Carvajal
* 3.ª Aunque el verbo sum es el preferido y autorizado por el uso en la formación de tiem-
pos compuestos, hay otros también que, perdiendo de su valor originario, pueden conside-
rarse como auxiliares: “Si satis firmus stetĕris”, T. Liv.; “andaba la casa alborotada”, Cerv.; así
como no solo los participios de pretérito y futuro sino también el de presente, y aun nom-
bres comunes aparecen alguna vez como predicados en combinaciones, con fuerza de sim-
ples formas verbales, verbigracia: “fui te carens”, Plaut. “Di mihi sunt testes non degenerasse
propinquos”, Prop. – Esta observación es importante en cuanto pone en claro lo que real-
mente son los elementos de los tiempos compuestos en latín.
§ 115. El verbo habĕo con un participio pasivo de pretérito, usado como pre-
dicado acusativo, forma combinaciones que pueden considerarse como tiempos de
2
No deben confundirse con cierta especie de calificativos llamados epítetos e impropiamente sobrenom-
brados por Bello (Gr., § 29) predicados, verbigracia manso en “las mansas ovejas”; aunque este adjetivo no cir-
cunscriba aquí el significado del sustantivo como sucede en “los animales mansos”, gramaticalmente hablando
no presenta diferencia apreciable, pues depende inmediatamente del sustantivo; sería predicado si haciéndolo
independiente dijésemos: “estos animales se muestran mansos”.
la voz activa3 del verbo a que el participio pertenece: “Clodi anĭmum perspectum
habĕo”, Cic. (tengo bien conocida la naturaleza de Clodio). Se dice especialmente:
“habēre alĭquid constitūtum, commendātum; – cognĭtum, expertum, explorātum;
– persuāsum”.
* Observaciones. 1.ª Las lenguas romances han adoptado esta combinación para for-
mar los tiempos perfectos de la activa (yo he amado, hube amado, etc.)4; y tan estrecho es
el vínculo que han venido a contraer los elementos, que, dejando el predicado de concordar
con el sustantivo a que se refiere, no lo ha menester y se ha hecho invariable5. Antiguamente
se decía “yo he leída la carta”6, así como hoy decimos “tengo, llevo escritas tres cartas”, com-
binaciones, como se ve, menos compactas que aquella en su actual estado (he leído).
2.ª No faltan ejemplos de habĕo combinado con el participio pasivo de futuro: “Ipsam
iram corrigendam habet”, Sén. (ha de moderar aquella misma indignación). “De spatĭis or-
dĭnum praecipiendum habēmus”, Col. (tengo que advertir sobre los intervalos entre los liños),
etc., combinación equivalente y tal vez análoga a las nuestras haber de…, tener de o que…,
que suelen considerarse como tiempos compuestos7.
* 3.ª En nuestros tiempos perfectos de pasiva entran como componentes uno y otro pre-
dicado (la carta había sido leída).
§ 116. Según lo dicho, la combinación de ciertos verbos que en ella pierden de
su valor natural (especialmente ser y haber) con predicados (participios especialmen-
te) es el medio frecuente de enriquecer la conjugación con tiempos compuestos que
pueden llegar a tomar a la larga el carácter de simples8.
Sirven al mismo intento el auxiliar eo, ir, verbigracia: “ereptum eunt”, Sal. (= eripĭunt),
y otros elementos menos importantes que no es de este lugar examinar.
3
¿Imperfectos o perfectos? Quizás forman una serie intermedia y mixta, supuesto que cognitum Clodium
habebam no significa ‘yo conocía a Clodio’ (tiempo imperfecto) ni ‘yo le había conocido’ (perfecto correspon-
diente) sino una y otra cosa: ‘yo le tenía conocido’, que es la equivalencia exacta. Aquí se descubre la razón de la
diferencia entre amé y he amado.
4
Que son los que llama Bello ante-presente, ante-pretérito, etc.
5
Y por esto lo llama Bello sustantivado (Gr., §§ 209, 211). – Meléndez no hizo sino sustantivar (mejor
dicho, hizo invariable), al tenor de aquel predicado acusativo, el nominativo, o sea el referente al sujeto, en aquel
pasaje de su Batilo que Salvá (Gr., pág. 107) explica desacertadamente como construcción elíptica y que Iriarte
(Obras, t. 8, pág. 49) tacha como concordancia viciosa:
– no a mí sea dado
Riquezas enojosas;
licencia atrevida no desconocida en otras épocas del castellano: “Con serle anexo a este género de vida la miseria
y estrecheza, mostraba Carriazo ser un príncipe en sus obras”, Cerv.
Libertad e soltura non por oro comprado.
Arcipreste de Hita
6
“Non tiene en cuenta los moros que ha matados”, Poema del Cid, v. 1.805.
7
V. al fin de la obra la ilustración sobre Tiempos perifrásticos.
8
Por ejemplo, amaré, j’aimerai (en lo antiguo amar he, aimer vos ai), etc.
DIFERENCIAS IDIOMÁTICAS
§ 117. Hay entre el latín y el castellano notables diferencias respecto al uso y los
valores del predicado, que deben tenerse muy presentes, ya para introducirlo a tiem-
po si se escribe en aquella lengua, ya para interpretarlo con acierto si se traduce a la
nuestra. He aquí algunas observaciones sobre la materia.
1.ª Por regla general, el uso del predicado es mucho más lato en latín que en
castellano.
2.ª En castellano suelen usarse, como meros anunciativos de un predicado, las
partículas9 de, por y como, que no tienen equivalentes en latín, según se ve por estos
ejemplos:
a) Predicado nominativo. “Cato clarus atque magnus habētur”, Sal. (Catón es
tenido por ilustre y magnánimo). “Vera incessu patŭit Dea”, Virg. (ella al andar apa-
reció como verdadera diosa). “Cella penarĭa reipublĭcae Sicilĭa nominabātur”10 (se
reputaba la Sicilia por el granero de la república, Azara).
b) Predicado acusativo. “Cato Vallerĭum Flaccum in consulātu habŭit collēgam”,
Nep. (Catón tuvo de colega en su consulado a Valerio Flaco). “Antonĭus Cleopatram
duxit uxōrem”, Eutr. (Antonio tomo por esposa a Cleopatra).
Sin embargo de lo dicho, debe expresarse ut, velut o tamquam (como) cuando
la claridad lo exija, verbigracia: “Mors exspectātur ut finis miseriārum” (se espera la
muerte como término de males). “Exspecto tamquam portum alĭquem istam quam
tu times solitudĭnem”, Cic.
Debe asimismo observarse que el predicado acusativo que acompaña al verbo
habĕo u otro semejante puede convertirse, sustantivándose y acompañándose de la
preposición pro, en un complemento circunstancial, siempre que el caso sea análogo
a estos ejemplos: “Incerta pro certis ducĕre/sumĕre” (tomar lo incierto por lo cierto;
literalmente, en el lugar11 de las cosas ciertas). “Habēre alĭquid pro nihĭlo” (tener en
poco una cosa). “Pro occīso relictus est”, Cic. (fue dejado por muerto).
Los dos giros que acabamos de explicar (1.º ut finis, 2.º pro certis) manifiestan el origen
del actual valor de nuestros anunciativos como y por; aquellas dos partículas latinas aparecen
9
Bajo este nombre, autorizado por el uso, se comprenden adverbios, preposiciones y conjunciones; como
estos términos, propiamente hablando, no señalan sino los puntos principales de la escala que aquellas palabras
recorren, se hace necesaria en ciertos casos una denominación general.
10
La frase original de Cicerón es: “Ille M. Cato Sapiens cellam penariam reipublicae nostrae, nutricem
plebis romanae Siciliam nominavit”.
11
Aunque algo desvirtuado, tal es el significado de pro en estos pasajes. La misma degradación se observa
en las expresiones análogas instar, in loco, in numero. El mismo valor secundario se dio alguna vez en castellano
a la frase en número:
Un accidente menos que liviano
Redujo mi salud a tal dolencia,
Que no me cuento en número de sano.
D. Luis de Ulloa, Epist.
12
Los primeros pasos de la transición de por del valor preposicional al de anunciativo de predicados se
alcanzan a descubrir en estos ejemplos: “Entraron al Alhambra donde pusieron por alcaide y capitán general a
don Íñigo López de Mendoza”, Hurtado de Mendoza. “Puso por centinelas a Gonzalo de Carrasco y Alonso de
Hurtado”, López de Gómara.
13
O bien: “diole a conducir una legión”: a conducir, complemento adjetivado equivalente a ducendam.
(entre las hojas que copiosamente andan esparcidas en rededor). “Invĭtus, Regīna,
cessi”, Cat., Virg. (me alejé a mi pesar, oh Reina)14.
5.ª Las formas infinitivas pueden construírse como predicados con verbos pasi-
vos significativos de juicios y percepciones, como credor, dicor, vidĕor; y así lo mismo
que se dice “vidētur insānus” (parece loco) puede también decirse “vidētur insanīre”
(parece loquear). Estas construcciones son casi completamente desconocidas en cas-
tellano; en lugar del predicado usamos una proposición entera que sirve de sujeto
al verbo, diciendo por ejemplo: “Se cuenta que él venció” (que él venció, sujeto de se
cuenta) en vez de “él es contado haber vencido”, que es el giro latino: “Fertut vicisse”.
“Caesar adventāre nuntiabātur”, Cés. (anunciábase que César se acercaba). “Luna solis
lumĭne collustrāri putātur”, Cic. (traducción literal: la luna es juzgada ser iluminada
de la luz del sol). “Ut putentur sapĕre, caelum vitupĕrant”, Fedr. (para ser reputados
por sabios, ni al cielo respetan).
Algunos de los verbos castellanos correspondientes a los expresados, y especial-
mente parecer y semejar, que corresponden a vidĕor (literalmente, ‘ser visto’), aparecen
tal vez construídos a la latina con un infinitivo predicado, como se ve en el ejem-
plo de arriba: “parece loquear”15, mas esta construcción es las más veces inaceptable
con un sujeto de la primera persona. No decimos, pues: “me parezco andar por los
bosques” (mihi per lucos vidĕor ire, Virg.) sino “me parece andar” o “me parece que
ando”: andar, que ando, sujetos de parece. Según esto, “vidēre vidĕor”, Cic., significa
‘me parece ver / que veo’.
El infinitivo predicado puede llevar un acusativo como complemento adjetivo, según
lo dicho en el § 108, verbigracia: “Solem e mundo tollĕre videntur qui amicitĭam e vita to-
llunt”, Cic.
6.ª En las proposiciones reflejas el predicado es ya nominativo, ya acusativo16, y a veces
se halla usado de ambas maneras indistintamente; así Virgilio dice en una parte: “Sese tullit
obvĭa”, y en otra: “addit se socĭam”.
7.ª En latín el predicado puede referirse a un verbo precedente modificado por una ne-
gación, al paso que en castellano, así colocado17, se refiere al verbo no modificado. Se dice
14
No menos osada que la latina es a este respecto la lengua griega: cqizÕj œbh (Hom., Il., I, 424); panhmšrioi
ƒl£skonto (íd., íb., 472); eØdon pannÚcioi (id., ib., II, 2). – Anthon’s New Greek Grammar, chap. iv, r. xxvi.
15
“Siempre se ven estar con un ánimo muy alegre”, Rivadeneira.
Como cuando se ve el airado cielo
De espesas nubes lóbregas cerrado
Querer hundir y arrüinar el suelo.
Ercilla, Ar., canto xxxviii
16
U otro caso indirecto, verbigracia: “Heu! quid volui misero mihi?”, Virg.
17
O bien entre el adverbio negativo y el verbo, como se ve en:
No justiciero cerréis
A mis voces los oídos.
Calderón
en latín: “Nec tacŭi demens”, Virg., que equivale a “locūtus sum demens”: “no callé impru-
dente” significa naturalmente en castellano todo lo contrario a menos que se haga una pausa
notable que convierte al predicado en un elemento independiente18 o en una proposición
distinta: “ni callé, imprudente yo”19.
18
Como se ve en este pasaje de Castillejo, que no debe imitarse:
No creía (loco) no
Ya lo que se publicaba,
Porque el amor me quitaba
La sospecha que me dio.
El editor (nos referimos a la edición de Fernández, 1792) tuvo por conveniente poner loco dentro de un
paréntesis para evitar la ambigüedad del sentido. Esto sería superfluo en latín: la construcción, atendido el ge-
nio de esa lengua, no admite sino la interpretación que hemos dicho.
19
Debe observarse que el predicado es la única palabra de la frase verbal que puede sustraerse a la influen-
cia de la negación antepuesta; pruébalo este ejemplo: “bona pars non ungues ponere curat”, Hor. Las tres últi-
mas palabras pueden considerarse entre paréntesis, formando una sola idea afectada por non.
DE LA CONCORDANCIA
§ 118. Llámase concordancia la armonía que guardan entre sí dos o más sustan-
tivos apósitos, el adjetivo con su sustantivo y el verbo con su sujeto.
Para los efectos de la concordancia, el predicado, aunque haga parte de un tiem-
po compuesto, se considera como dependiente del sustantivo a que se refiere.
SUSTANTIVOS APÓSITOS
§ 119. Los sustantivos apósitos (o sea los que, significando un mismo objeto,
concurren a formar un sujeto o complemento complejo) concuerdan en caso,
verbigracia: “Raucae, tua cura, palumbes”, Virg. (las palomas arrulladoras, objeto
de tu cariño). “Penthĕu, rector Thebārum”, Hor. (oh Penteo, rey de Tebas). “Urbem
Romam condidēre Troiāni”, Sal. (los troyanos fundaron la ciudad de Roma). “Alĭa ser-
pillumque herbas contundit olentes”, Virg. (machaca ajos y serpol, hierbas olorosas).
Observaciones. 1.ª A veces entre dos nombres que forman un sujeto o com-
plemento complejo, y aun entre sustantivo y adjetivo, aparece en castellano la par-
tícula de, que no tiene equivalente latino, verbigracia: “Urbs Roma” (la ciudad de
Roma). “O ego laevus!”, Hor. (necio de mí).
2.ª Es muy raro que aparezca en genitivo un nombre que naturalmente debiera
estar en aposición, verbigracia: “haec vox voluptātis”, Cic., por voluptas (esta palabra:
‘placer’). “In oppĭdo Antiochĭae”, íd. (en la ciudad de Antioquía).
3.ª Viceversa, nombres que pudieran usarse como complementos adjetivos apa-
recen ya como apósitos, concurriendo a formar un sujeto o complemento complejo,
verbigracia: “inter densas, umbrōsa cacumĭna, fagos”, Virg., por “inter fagos densas
umbrōsis cacuminĭbus”; ya enlazados por una copulativa, concurriendo a formar un
sujeto o complemento compuesto, verbigracia: “Molem et montes insŭper altos im-
posŭit”, íd., por “molem montĭum altōrum”, Virg. “Sanguĭne placastis ventos et vir-
gĭne caesa”, íd., por “sanguĭne virgĭnis caesae”1.
1
Estos giros son elegantes y socorridos en la poesía latina. Véanse otros ejemplos del mismo poeta: “Voltu
quo caelum tempestatesque serenat”; “Ignavum fucos pecus a praesepibus arcent”.
SUSTANTIVO Y ADJETIVO
§ 120. El adjetivo concuerda con el sustantivo a que modifica en género, número
y caso, verbigracia: “Deus sanctus” (un Dios santo, o: Dios es santo).
§ 121. Dos o más sustantivos que forman un sujeto o complemento compues-
to se consideran como uno solo en plural, verbigracia: “Asĭnus et leo venantes” (el
asno y el león cazando). Si son de distinto género, se prefiere para la concordancia
el género masculino al femenino y este al neutro: “Viri et femĭni capti”, Liv. (hom-
bres y mujeres cautivos). “Femĭnae et mancipĭa captae” (mujeres y esclavos cautivos).
Mas siendo nombres de cosas inanimadas, lo regular es poner el adjetivo en la
terminación neutra de plural o referirlo al sustantivo próximo, verbigracia: “Pax et
concordĭa victis utilĭa, victorĭbus pulchra”, Tác. (la paz y la concordia son prove-
chosas para el vencido y honrosas al vencedor); pudo haberse dicho utĭlis, pulchra.
Observación. No es enteramente inusitado en verso que el adjetivo aparez-
ca sustantivado en la terminación neutra de singular, verbigracia: “Dulce lenta salix
pecŏri”, Virg. (el flexible sauce es cosa grata al ganado). “Varĭum et mutabĭle semper
femĭna”, Virg. (la mujer, naturaleza inconstante y ligera)2.
SUJETO Y VERBO
§ 122. El verbo concuerda con el sustantivo sujeto en número y persona, ver-
bigracia: “Grammatĭci certant”, Hor. (los gramáticos disputan). “Credĭte, Pisōnes”,
íd. (creed, oh Pisones). – En este último ejemplo el verbo concuerda con el sujeto
tácito vos.
§ 123. Dos o más sustantivos que forman un sujeto compuesto se consideran
como un sustantivo en plural: “Ad rivum eundem lupus et agnus venērant”, Fed. (a
un mismo arroyo habían venido un lobo y un cordero). Y si representan distintas per-
sonas, prevalece para la concordancia la 1.ª sobre las demás y la 2.ª sobre la tercera, lo
mismo que en castellano, verbigracia: “Ego3 et vos scimus”, Hor. (Ustedes y yo sabe-
mos). “Sitis felīcis et tu simul et domus ipsa”, Cat. (Así sean4 dichosos tú y tu familia).
2
Construcción griega análoga a la que en casos semejantes se usa en alemán, verbigracia: “der Wahn ist
kurz , die Reu’ ist lang”, Schiller; a algunas nuestras familiares, por el tenor de la que aparece en aquel verso del
Batilo de Meléndez:
Mejor son que las galas nuestras flores;
y a los pasajes de este msmo autor, de Cervantes y del Arcipreste de Hita copiados en otro lugar.
3
En latín la primera persona va siempre primero, lo que hoy en nuestra lengua no permitiría la urbanidad.
4
En estilo familiar saldría a veces muy forzada en castellano esta concordancia. En una carta de Moratín
(escritor de los más correctos y castizos) se lee esta frase, que debieran tomar en cuenta los gramáticos: “Tú y
cualquiera se expondrán mucho si tratan de escribir la historia como debe escribirse”.
5
Mas no siempre esta aposición, yo el maestro, es permitida, como lo observará quien pruebe a traducir
literalmente aquel pasaje final de las Geórgicas:
Illo Vergilium me tempore dulcis alebat
Parthenope.
6
Este pasaje (Aen., 9, 486) es muy controvertido. La lección propuesta por Donato y adoptada por
Anthon es: “nec te in tua funera”.
EXCEPCIONES GENERALES
§ 126. Suelen quebrantarse los preceptos expuestos a virtud de ciertas libertades; las au-
torizadas por el uso de escritores clásicos pueden resumirse en los dos principios siguientes:
1.º Atracción. Llámase así la influencia que ejerce a veces sobre los accidentes de una
palabra la aproximación de otra, especialmente si es enfática. Esta figura se comete particu-
larmente en frases en que entran adjetivos demostrativos y relativos, verbigracia: “Anĭmal
quem vocāmus homĭnem”, Cic. (este animal que llamamos hombre). Quem concuerda por
atracción con homĭnem 8 .
2.º Silepsis. Se comete esta figura cuando se atiende en la concordancia más bien a las
ideas que las palabras sugieren que a las palabras mismas, verbigracia: “Partim timĭdi sunt”,
Cic.; la forma timĭdi proviene de la idea alĭqui (algunos) que partim envuelve9.
7
Menos escrupulosos y más latinos que nosotros eran en esta materia nuestros abuelos; así en lo antiguo
gente (como aún hoy parte) solía concordar con un verbo en plural, verbigracia: “salieron a recibirme casi toda
la gente principal del reino”, Cervantes.
8
Como si dijésemos: “animal a quien”. V. Bello, Gr., cap. 29, ap. 2. c.; cap. 36, c., § 348 f.
9
V. la Acad., Gr., pte. II, cap. VI; Bello, Gr., § 348, a, c. He aquí algunos ejemplos de silepsis en castella-
no que no deben imitarse:
¿Cómo será posible que tus gentes
Puedan vivir en tu servicio gordos?
Villaviciosa
Él fue el primero que a la humana gente
Les enseñó para coger el fruto…
El modo y lugar propio y conveniente.
Id.
1
V. atrás, § 43.
2
Gr., § 331.
3
E impropiamente recíprocos. V. ib., § 333.
intransitivas en la forma; sucede esto con las inflexiones de la voz pasiva; así, “sol
condĭtur” es lo mismo que “sol se condit”4. “Quum te ferres ad Amaryllĭda” (como
te dirigieses a Amarilis), dice Virgilio en una parte, y en otra: “Fertur moritūrus in
hostes” (se arroja a morir en medio de los enemigos).
Observación. Esta construcción, que podemos llamar cuasipasiva, es poco usa-
da siendo el sujeto nombre de persona, a menos que no se quiera atribuír la acción
de todo en todo a la propia voluntad: así se dice “fertur moritūrus” de un hombre
desesperado, “fertur exul in altum” de quien se ve obligado a partir, “ducĭtur infĕlix
aevo confectus” de un viejo que apenas puede andar; “Maeris se condit silvis”, “se fert
ad Amaryllĭda”, diremos más bien que condĭtur, fertur, para significar acciones eje-
cutadas de propósito deliberado5.
§ 135. En vez de la construcción refleja o la cuasipasiva aparece alguna vez el
verbo en forma de intransitivo: así Virgilio, en vez de “prora se avertit” o “avertĭtur”
(la proa se vuelve), dijo simplemente “prora avertit”.
Hállanse así usados en los poetas agglomĕro, movĕo, varĭo, praecipĭto, etc. Lo mismo suce-
de en castellano con alzar, enderezar, asomar y otros. “Y mis ojos pasmaron”, Fr. L. de León.
4
“Sol se condet in undas”, Virg., G., I, 438. “Orion condĭtur undis”, Aen., 7, 719. Ambas construcciones
se reúnen bajo un solo sujeto de cosa en “Frangitur inque sinus scindit sese unda reductos”, íd., ib., 1, 161.
5
Esta observación no debe tomarse como una regla sin excepción. V. al fin el apéndice sobre Voz pasiva.
1
En griego, Ð qeÕj Ûei, n…fei, ‘Dios llueve, nieva’.
2
V. § 68.
3
Salvo los reflejos. V. Bello, Gr., § 345, a.
4
Que leer es una frase adjetiva (qui, quae, quod legatur) equivalente a legendus, -a, -um y sustantivada en
“hay que leer” como este participio en “est legendum”. Se confirma y se extiende esta doctrina en el apéndice so-
bre Tiempos perifrásticos. Acerca del carácter impersonal de haber, v. Bello, Gr., § 343.
5
Construcción frecuente en griego ( fobhtšon t¦j poin£j;). Lucr. De R. N., 1, 112. V. ib., 1, 139 y 2, 492.
Plaut., Trin., 2, 2. 27. Varr., De R. R., 2, 7, etc. Cic., De Sen., 2, 6. Sobre el giro “rem sperant praesidio futurum”,
v. el Arte de Antonio de Nebrija, lib. 4, cap. 8.
6
Lo mismo sucede con los verbos unipersonales fit, evenit, etc.
7
Tal es al menos el modo más llano e inteligible de considerar este complemento. Parece en efecto ser
acusativo, entre otras cosas por la analogía de esa construcción con el helenismo “poenas timendum est”. Bello
lo considera dativo por motivos no despreciables (Gr., § 345,d).
8
V. Bello, Gr., § 345, c.
9
Los escritores anteclásicos extienden esta licencia a queo, nequeo, especialmente en los tiempos imper-
fectos (Plaut., Rud., 4, 4, 20); en Lucrecio se lee una vez “expleri potestur” (lib. 3, v. 1.023).
La construcción “se debe amparar a los niños” parece impersonal; puede también con-
siderarse cuasirrefleja10.
§ 142. Llamamos construcciones cuasiimpersonales a las proposiciones que, sin
embargo de ser regulares por llevar sujeto expreso o tácito, se toman en sentido im-
personal y suplen por las irregulares. Forman proposiciones cuasiimpersonales:
1.º La segunda persona de singular en construcciones como esta: “Quid est li-
bertas? potestas vivendi ut velis”, Cic. (¿qué es la libertad? la facultad de vivir como
uno guste). Se dice en el mismo sentido credas o credĕrers (pudiera creerse o haberse
creído), dicas o dicĕres (pudiera decirse o haberse dicho).
Otro ejemplo: “Adĕo homĭnem immutarĭer ut non cognoscas eundem esse!”, Ter. – Este
uso es muchísimo más frecuente en latín que en castellano11; tanto, que aún pueden mez-
clarse formas cuasiimpersonales de segunda persona con otras tomadas en sentido recto, de
que pueden verse ejemplos en las Epístolas de Horacio.
2.º La primera persona del plural en frases como estas: “Nulla fere nox est qua
non somniēmus”, Cic. (casi no hay noche en que no se sueñe uno algo).
3.º La tercera persona de plural, subentendiéndose algo como homĭnes, verbigra-
cia: “Quam bene Saturno vivēvant rege!”, Tib. (¡qué bien se vivía allá en el reinado
de Saturno!). Úsanse así muy comúnmente los verbos declarativos de juicios y opi-
niones, verbigracia credunt, creen; dicunt, aiunt, ferunt, dicen, refieren.
4.º Los sujetos de tercera persona uno, persona (raro), hombre (anticuado), forman en
castellano proposiciones cuasiimpersonales12.
10
Así Bello, Gr., § 348, g.
11
Ejemplos castellanos: Hermosilla, Iliad., lib. 5, v. 154 (85 del original); Ercilla, cant. 27, oct. 1.
12
V. la Acad., Gr., pte. I, cap. V, al fin; Bello, Gr., cap. 31, c, d.
DE LA PROPOSICIÓN INFINITIVA
§ 149. A una proposición completiva castellana introducida por que correspon-
de en latín ya una proposición infinitiva, ya una subjuntiva, ya una u otra construc-
ción indistintamente.
Observación. En castellano suele usarse también el infinitivo en proposicio-
nes completivas, y así decimos promiscuamente: “supe que mi amigo había muerto”
y “supe haber muerto mi amigo”.
Una y otra construcción admite algunas veces el artículo antepuesto1.
VERBOS SUBORDINANTES
§ 150. Los verbos que admiten como sujeto o complemento la proposición
infinitiva son principalmente los que aquí se enumeran:
1.º Los declarativos o de entendimiento. Son los que significan un juicio, una per-
cepción, un anuncio, sea afirmativo, sea negativo, verbigracia credo, creer; sentĭo, opi-
nar; confīdo, creer confiadamente; vidĕo, ver; affirmo, aseverar; nego, decir que no:
“Tradĭtum est Homērum caecum fuisse”, Cic. (se ha dicho que Homero fue ciego).
“Philippum quidem Macedŏnum regem, rebus gestis et glorĭa superātum a filĭo, fa-
cilitāte et humanitāte vidĕo superiōrem fuisse”, íd. (veo que Filipo, rey de Macedonia,
fue excedido por su hijo en lo que es hazañas y gloria, mas le aventajó en clemencia
y humanidad).
Otros verbos que rigen proposición infinitiva: vidĕo, audĭo, animadverto (advertir),
scio, nescĭo; intellĭgo, perspicĭo (ver claramente), comperĭo (descubrir), suspĭcor (sospechar);
disco, docĕo, persuădeo (hacer creer); memĭni, recordor; arbĭtror, puto; iudĭco, censĕo, duco
(pensar); spero, despēro, collĭgo, conclūdo (inferir); dico, fatĕor, narro, trado, scribo, nuntĭo,
ostendo (mostrar), demonstro, significo, pollicĕor, promitto, minor, simŭlo, dissimŭlo, etc., etc.
2.º Una multitud de verbos unipersonales y frases verbales, algunos de los cuales
se asimilan por su significación a los anteriores, verbigracia constat, es sabido; fama
est, es fama; rumor est, anda la voz; venīre alicŭi in opiniōnem, ponérsele a uno en
la cabeza, etc. “Te abundāre oportet praeceptis philosophĭae”, Cic. (natural es que
1
V. Bello, Gr., §§ 162, b; 167, a.
verbo subordinante
§ 152. Si el verbo subordinante fuere de los declarativos y transitivo y no hu-
biere sujeto que darle en la voz activa, puede construírse de tres maneras, a saber:
1.ª Cuasiimpersonalmente en la tercera persona de plural de activa (§ 142, 3.º),
sirviéndole de sujeto la proposición infinitiva, verbigracia: “Tradunt Homērum cae-
cum fuisse”.
2.ª En la tercera persona de singular de pasiva, sirviéndole de sujeto la proposi-
ción infinitiva, verbigracia: “Tradĭtur Homērum caecum fuisse”.
2
“Te laudo quod” significa propiamente ‘te alabo porque…’; “te laudo” y un infinitivo = ‘te alabo / alabo
en ti el que…”.
44
V. §§ 114, 118. – En los cuadros de las conjugaciones el participio que forma parte de los tiempos com-
3
puestos de infinitivo se ha puesto en acusativo, por ser esto lo más frecuente; en la proposición semiinfinitiva,
como se ve, es nominativo: lecturus esse, lectus esse.
4
V. § 126, 1.º. – He aquí un ejemplo en el que el predicado va realmente con el verbo subordinante: “Non
potuit animus haec in corpore inclusus agnoscere”, Cic., esto es: “inclusus animus non potuit”, etc.
5
Los prosadores prefieren el primer giro: “gratum se videri studet” (Cic., Off., 2, 20. Ib., 3, 4. Sal., Cat., 1).
En aquel pasaje de Virgilio:
6
7
“Quid hic sensisse ait?”, Ter., Andr., 3, 2. Es helenismo. Ocurre alguna vez en Cicerón.
8
Lección introducida en algunas ediciones (Ep., 1, 7, 22) e injustamente tachada de bárbara por Bently.
V. Pseudo-Nebrija, Gr., lib. 4, nota 32.
9
“Licet mihi” vale “ego habeo facultatem” o “possum”, así como “spes erat mihi = ego sperabam”.
10
Esta misma diferencia desaparece, atendido lo dicho en la nota que precede: esse otiosum puede con-
siderarse, pues, como complemento acusativo de licet mihi.
a] Por ser un pronombre reproductivo 5.º En este 5.º y último caso, el predica-
de un sustantivo cercano. do va precisamente en acusativo: “Ridentem
Las construcciones “cupĭo esse clemens”, dicĕre verum quid vetat?”, Hor. (nada impi-
“ait esse parātus” y “licet esse otiōsum”11, en de que uno diga la verdad burlando). “Vel
que el sujeto de ambos verbos es uno mismo, pace vel bello clarum fiĕri licet”, Sal. (así en
vienen a ser un caso especial del principio paz como en guerra puede un hombre ha-
sentado. He aquí un ejemplo en que el suje- cerse famoso)12.
to tácito no reproduce el del verbo principal: Observaciones. 1.ª No solamente
“Amissos longo socĭos sermōne requīrunt, un predicado sino también el adjetivo po-
Spemque metumque inter dubĭi; seu vi- sesivo puede referirse al sujeto cuasiimper-
vĕre credant, sonal13, verbigracia: “Contentum suis rebus
Sive extrēma pati nec iam exaudīre vo- esse, maxĭmae divitĭae”, Cic. (la mejor ri-
cātos” (Virg., Aen., 1, 217-219). queza consiste en estar uno contento con
b] Por ser un sujeto cuasiimpersonal, es sus bienes).
decir un nombre de tercera persona tomado 2.ª Estas construcciones no deben consi-
en sentido indefinido, como uno en castella- derarse como semiinfinitivas, pues, por vago
no, verbigracia quemquam, quempiam, alĭ- e indefinido que sea, tienen sujeto tácito,
quem, homĭnem, homĭnes. como lo prueba la aparición de predicados
Observación. El sujeto en estas cons- y posesivos que a algo deben necesariamen-
trucciones es, más bien que un nombre, una te referirse14.
idea que, por lo vaga e indefinida que es, no
se expresa.
115126137148
11
Según lo dicho en las dos notas que anteceden.
12
“Ardeat, et quid sit, discat, amare senex”, dice C. Galo en la elegía Ad Lycoridem, contra la práctica ge-
neral y acaso para evitar una anfibología, pues el acusativo senem podría tomarse como sujeto de la proposición
infinitiva, no debiendo aparecer allí sino como predicado. En castellano tenemos anunciativos para distinguir
el nombre predicado del no predicado: cualquiera percibe la diferencia entre “amar de viejo” y “amar un viejo”.
– El reparo no es aplicable si se construye senex con discat.
13
No sucede esto último en castellano: v. Bello, Gr., § 345, h.
14
Esto deja ver que en latín el infinitivo, aunque ocupe el lugar del sustantivo, conserva fuerza de verbo
(§ 108), presuponiendo cierta idea, por vaga que sea, relativa al lugar de donde proviene la acción. V. Marino
Ballesteros, Gr. de Bello, Madrid, 1853, págs. 276 y sig
atenienses no habrían padecido tal desastre”; romancéese: “no haber de haber padeci-
do” (no haber de padecer significaría solamente que no lo habrían de padecer, no que
no lo habrían padecido): “Nemĭni erat his temporĭbus dubĭum, si Conon adfuisse,
illam Athenienses calamitātem aceptūros non fuisse”, Nep. Se descubre en estos dos
últimos ejemplos la diferencia entre los dos tiempos infinitivos lectūrum esse y lec-
tūrum fuisse: el primero se usa como mero futuro; el segundo sirve para denotar lo
que pudo suceder en caso de haberse verificado otro hecho que se supone.
Observaciones. 1.ª El tiempo que denota el infinitivo no es relativo al momen-
to en que se habla sino a la época señalada por otro verbo dominante en la oración;
así pues, irá en presente, pretérito o futuro según que lo que expresa sea coexistente,
anterior o posterior relativamente a aquella época; en “dijo que vendría”, por ejemplo,
vendría debe considerarse como futuro por serlo respecto del subordinante dijo, aun-
que no lo sea respecto del momento actual: “dixit se ventūrum esse”. He aquí la razón
por qué verbos como promitto, spero, minor piden en latín futuro de infinitivo aunque
en castellano solo se usa el presente: “promittit se ventūrum esse” (promete venir).
2.ª Si el verbo subordinante puede construírse también con subjuntivo, y espe-
cialmente si es volitivo, se emplea el presente de infinitivo en vez del futuro15, verbi- 9
gracia: “aperte vis me loqui?”, Ter. (¿quieres que hable sin rodeos?). Substitúyase a vis
un verbo declarativo, y el infinitivo habrá de ir a futuro: “aperte credis me locutūrum
esse?” (¿crees que he de hablar sin rodeos?).
Uno que otro verbo de los que no se construyen con subjuntivo admite el infinitivo pre-
sente en vez del futuro por dar de sí la idea de futuridad, verbigracia iuro, promitto.
3.ª Los tiempos de memĭni, aunque imperfectos en su significado, son perfectos no so-
lamente por su forma sino también en cuanto suelen construírse con el infinitivo presente
en proposiciones como esta: “Longos cantando memĭni me condĕre soles”, Virg. (recuerdo
haber pasado días enteros cantando).
4.ª En lugar del infinitivo presente, y aun del futuro perfecto, aparece a veces, especial-
mente en verso, el pretérito perfecto, verbigracia: “Ergo velōcem potŭit domuisse puellam”,
Prop. (pudo en fin vencer a la ágil cazadora).
RESUMEN
§ 156. Para ejercitarse en la construcción y análisis de la oración de infinitivo
conviene formar un cuadro en que cada uno de los elementos principales tenga su
hueco respectivo, de modo que salten a la vista la influencia del verbo subordinante
y el carácter de la proposición completiva. He aquí, siguiendo esta idea, reunidas y
formuladas las reglas que preceden:
15
Así como en la proposición subjuntiva equivalente se emplea el presente o imperfecto en vez de un tiem-
po futuro: “Vis me loqui” (= ut loquar); “volebas me loqui” (= ut loquerer). V. § 161.
OBSERVACIONES VARIAS
circunloquio de futuro
§ 157. En lugar de las combinaciones adoptadas como futuros de infinitivo pue-
de emplearse la circunlocución fore o futūrum esse con ut y subjuntivo en seguida,
como “Credo fore ut legam” en lugar de “Credo me lectūrum esse”. Este circunloquio,
que consiste en la combinación de una proposición infinitiva cuyo verbo es sum y
una subjuntiva que sirva a dicho verbo de sujeto, es muy usado en vez del futuro im-
perfecto de pasiva (lectum iri), siendo indispensable:
1.º para suplir el futuro perfecto de que carece la misma voz (credo futūrum
fuisse ut liber legerētur);
2.º para suplir los futuros de infinitivo de que carecen los verbos que, por falta
de supino, no tienen participio (credo fore ut studĕat).
Ejemplo: “Noli desperāre fore ut libros tuos facĕre possim meos”.
giro anfibológico
§ 158. La concurrencia en la proposición infinitiva de un acusativo sujeto y otro
complemento directo del verbo en infinitivo puede dar margen a equivocaciones,
por lo cual no debe imitarse esta frase de Terencio: “illam me credo haud nosse”, que
aislada pudiera interpretarse ‘creo que ella no me conoce’ y ‘creo que yo no la co-
nozco’10. Conviene, para evitar inteligencias erradas, poner en pasiva el infinitivo,
verbigracia: “Tibi persuadĕas te a me fraterne amāri”, Cic. (persuádete que te amo
como a hermano).
§ 159. 1.º En vez de “Creo que eres inocente” solemos decir “te creo inocente”,
convertida la proposición completiva que eres inocente en un mero predicado: inocente.
Lo mismo sucede en latín, pero con más frecuencia que en castellano, y así, en lugar de
los tiempos compuestos de infinitivo, suele aparecer solo el participio y, en general, un
predicado en vez de una proposición infinitiva. “Me regem esse confitĕor” (confieso
que soy rey), dice Cicerón en una parte, y en otra: “Ei me profitĕor inimīcum” (me
declaro enemigo). “Calămos non passus inertes”, Virg. (no dejó que las cañas fuesen
inútiles; literalmente: no las sufrió inertes). “Dixit se Callĭae nuptūram”, Nep. (dijo
que se casaría con Calias; más ajustadamente: se ofreció casadera)11. “Se filĭam ne-
gat datūrum”, Ter. (dice que no dará la hija). “Si quidquam me invenĭes mentītum,
occidĭto”, íd. (si en algo ves que he mentido, mátame).
Es de observarse el valor de estas locuciones en que el predicado es un partici-
pio pasivo: “Te monĭtum velim”, Cic. (quisiera advertirte; literalmente: te quisiera
advertido). “Nollem factum”, Ter. (no quisiera que hubiera sucedido = mal haya).
“Inventum curābo Pamphĭlum”, Ter. (cuidaré de dar con Pánfilo). “Muros reficien-
dos curat”, Nep. (él cuida de repasar los muros). – Rigen esta clase de predicados los
verbos volo y curo especialmente.
16
“Indignum est Italos Troiam circundare flammis” (Virg., Aen., X, 74). El contexto da el sentido.
17
Estos adjetivos en -ero (hacedero, venidero) pueden dar cierta idea de lo que son los participios de futuro.
Observación. Los gramáticos explican las más de estas construcciones por la elipsis
de esse. Semejante explicación, si no se circunscribe a ciertos y determinados casos, da una
idea falsa de la índole de la lengua: ¿por qué se ha de suponer la elipsis de esse en “credo te
victūrum” si no se supone en “credo te victōrem”? ¿Porque la primera construcción no ad-
mite traducción literal? Pero esto es querer ajustar el latín a la norma de una lengua menos
rica en participios y menos atrevida en el uso del predicado. Más bien deben buscarse en esta
giros que den una idea aproximada de los latinos12. Por otra parte, aquella explicación, aun
tomada en toda su latitud, deja por fuera construcciones como “Nec plura querentem passa
Venus”, Virg. (por queri); “Me promīsi ultōrem”, íd. (por ultum ire)13.
2.º En lugar de “créeme que nada hay más hermoso que la virtud” solemos de-
cir: “créeme, nada hay” o “nada hay más hermoso, créemelo”14, convertido el verbo
subordinante en una proposición independiente; lo mismo sucede algunas veces en
latín, especialmente con fatĕor y opīnor: “nihil est, mihi crede20, virtūte formosĭus,
nihil pulchrĭus, nihil amabilĭus”, Cic.
Del mismo modo suelen a veces hacerse independientes del verbo subordinante las otras
proposiciones completivas.
18
Así, “te dicunt venturum” debe asimilarse a “te llaman honrado” y a aquella traducción ramplona pero
luminosa de que nos valimos enantes: “se ofreció casadera”.
19
V. el apéndice sobre la Proposición infinitiva.
20
Ese lo no tiene correspondencia en la frase latina, v. § 112, 4.º, c.
DE LA PROPOSICIÓN SUBJUNTIVA
§ 160. Los verbos con que construye como sujeto o complemento directo la pro-
posición subjuntiva son principalmente los que aquí se expresan:
1.º Los verbos volitivos, o sea los que significan un deseo, un ruego o mandato,
una intención o esfuerzo en cualquier sentido, como volo, rogo, impĕro, curo, subor-
dinan la proposición subjuntiva con ut y, si fuere necesario, con ne (= ut non): “Cura
ut valĕas”, Cic. (cuida de estar bien). “Cave ne quid temĕre dicas”, íd. (cuida de no
decir nada inconsideradamente).
a] Ut a veces está tácito1: “Velim resistas”, Cic. Sin embargo, cuando cavĕo se
construye sin anunciativo, no se suple ut sino ne. “Cave te esse tristem sentĭat”, Ter.
(cuidado no vaya a echar de ver que estás afligido).
b] Ne parece en parte anunciativo de la proposición subordinada y en parte adverbio
negativo modificativo del verbo subordinado; aquello, sin embargo, no ha dependido sino
de la omisión del relativo ut, que es el verdadero anunciativo y que a veces se halla expreso:
“Iustitĭae primum munus est, ut ne cui quis nocĕat”, Cic. Con efecto, los adverbios relativos
son los únicos que pueden tomar el carácter anunciativo.
c] Algunos verbos volitivos se hallan a veces construídos con infinitivo, especial-
mente en poesía: construcción preferible siempre con iubĕo y veto.
d] Todo verbo declarativo que tome accidentalmente sentido volitivo se cons-
truye como tal: “Dic ad coenam venĭat”, Hor. (dímele que venga a comer conmigo).
Dic envuelve aquí un mandato o súplica.
2.º Los verbos efectivos, o sea los que denotan un suceso, absoluto o relativo, como
contingĕre, suceder (por fortuna)2; accidĕre, suceder (por desgracia)2; fiĕri, resultar;
sequi, seguirse, deducirse; esse en el sentido de suceder, como se ve en el circunlo-
quio de futuro3, anuncian con ut (y ut non) la proposición subjuntiva, verbigracia:
1
V. Bello, Gr., § 367, a.
2
Esto es ordinariamente en lo que se distingue contingit de accidit.
3
V. § 157. Ser se construye del mismo modo en frases interrogativas y negativas como aquellas, cuándo
será que, nunca será que, tan socorridas de Quintana:
¿Cuándo será que pueda
Libre de esta prisión volar al cielo?
Fr. L. de León
DE LA PROPOSICIÓN INTERROGATIVA
§ 164. Cúmplenos explicar en este capítulo la proposición completiva interrogativa; trata-
remos conjuntamente de la interrogativa independiente para mayor claridad y abundamiento.
§ 165. Dan los gramáticos el nombre de interrogación directa a la proposición
interrogativa independiente, verbigracia: “Legisti?” (¿leíste?), y el de indirecta a la
completiva, verbigracia: “Legerisne quaeritur” (se pregunta si has leído), donde le-
gerisne es sujeto de quaeritur 1 .
Obsérvese que la directa lleva en lo escrito el signo ortográfico correspondiente
(?), el cual no acompaña a la indirecta.
§ 166. La proposición interrogativa (directa o indirecta) es de dos maneras: in-
dagativa y dubitativa. Es indagativa si se pregunta sobre lo que se ignora o se aparenta
ignorar, verbigracia: “Quis est intus? – Simo” (¿quién está ahí? – Simón); es dubi-
tativa si se pregunta lo que se duda o se finge dudar, verbigracia: “Est Simo intus? –
Est”, Ter. (¿está ahí Simón? – sí). A la primera, pues, se responde descubriendo algo:
Simo; a la segunda, afirmando o negando lo mismo que ella expresa: est.
La palabra que caracteriza las interrogaciones indagativas es un relativo usado con én-
fasis interrogativa o admirativa. La interrogación dubitativa se descubre por la entonación
y también a veces por la ocurrencia de adverbios meramente interrogativos (§ 89).
Observaciones. 1.ª La proposición admirativa o exclamatoria es la misma
interrogativa con distinta entonación, y así lo que de esta se diga debe entenderse
también de aquella.
2.ª En castellano la fuerza interrogativa o admirativa (que gramaticalmente, como he-
mos dicho, son una misma) de las palabras relativas se pinta en lo escrito con el acento; así
viene este a ser señal distintiva de la interrogación indagativa.
INTERROGACIÓN DIRECTA
§ 167. Indagativa. Presupone a veces respuesta negativa, para lo cual sirve especialmen-
te el interrogativo ecquis: así, “quis est qui…?”, “ecquis…?”, suele equivaler a “non est qui…”,
“nemo”. “Quis neget?”, Cic. (¿quién hay que niegue?). “Quid enim immortāle manus mor-
tāles fecĕrint?”, Sén. (pues ¿qué cosa inmortal han podido hacer manos mortales?).
1
Sujeto gramatical; virtualmente es complemento objetivo. V., por lo demás, Bello, Gr., §§ 163-164.
Por lo mismo “quis non…?” (= nemo non) equivale a omnis; “ubi non…?” (= nusquam
non) a ubicumque, etc. Conviene advertir que estas frases con fuerza de admirativas son de
muy poco o ningún uso en latín; así, a “Cuán grande no fue aquel hombre”2 no correspon-
de en latín “quantus vir ille non fuit” sino “quantus vir ille fuit”, Sén.
§ 168. Dubitativa. 1.º Cuando no consta de más de un miembro, se usan estos
giros:
a] Scripsisti? scripsistene? (¿escribiste?): no se presupone la respuesta.
b] Nonne scripsiste? (¿no escribiste?): se supone una respuesta afirmativa.
c] Num scripsisti? (¿escribiste acaso?): se supone una respuesta negativa.
2.º Si fuere bimembre la interrogación, al primero puede anteponerse utrum o
agregarse el enclítico ne; el segundo se enlaza con la conjunción an: “Scripsisti, an
non?”. “Eloquar an sileam?”, Virg. (¿hablaré o callaré?). “Utrum ea vestra, an nostra
culpa est?”, Cic. (¿es culpa vuestra o nuestra?). “Servus esne, an liber?”, Plaut. (¿eres
libre o esclavo?).
3.º Si hubiere más de dos miembros, el primero va como en el caso anterior y los
demás con an, verbigracia: “Romamne venĭo, an hic manĕo, an Arpīnum fugĭam?”,
Cic. (¿voy a Roma, me quedo aquí, o habré de huír a Arpino?).
§ 169. El verbo de la interrogación directa va en indicativo a menos que se ex-
prese indecisión, vacilación, como en el ejemplo de Virgilio antes citado: Elŏquar?
También suele usarse el subjuntivo en interrogaciones de negación indirecta; v. ejem-
plo: § 167.
§ 170. En cuanto al modo de responder, deben tenerse presentes las siguientes
indicaciones:
1.ª Pregunta indagativa. La palabra o palabras con que se responde depende de un verbo
tácito, el mismo que está expreso en la interrogación; a esto debe atenderse para construír-
las; ejemplos: “P. Quo tendis? R. in urbem” (esto es, in urbem tendo). – “P. Cuius intĕrest?
R. mea” (esto es, mea3 intĕrest).
2.ª Pregunta dubitativa. a] Para responder afirmativamente basta repetir con entonación
afirmativa el verbo de la pregunta: “P. Scripsistine? R. scripsi”; o la palabra más enfática de
la interrogación: “P. Ăbiit solus? R. solus”. En uno y otro caso puede agregarse un adverbio
confirmativo, como ita, sic 4 , verum, sane, etc., que a veces se usa solo (como en castellano
sí 4, ciertamente, etc.) sobrentendiéndose esotras palabras. b] Para responder negativamente
se usa un adverbio negativo como non, minĭme, expresándose o sobrentendiéndose el ver-
bo de la pregunta, verbigracia: “P. Estne frater intus? R. non est”, Ter., o simplemente non.
2
Aunque la negación implícita es secuela de la interrogación, si se atiende a la degeneración que ha ex-
perimentado este giro, el signo ortográfico que corresponde no es precisamente el interrogativo como quiere
Bello, Gr., § 392, o. Hoy lo más corriente es usar en la mayor parte de estos casos el signo de admiración.
3
V. Sint. part., cap. ix, Regis intĕrest.
4
V. Bello, Gr., § 190, d y sig. Comp. con el francés si.
INTERROGACIÓN INDIRECTA
§ 171. Indagativa. En castellano es frecuente despojarla del carácter de tal con-
virtiendo la palabra modificada por el adjetivo o adverbio interrogativo en com-
plemento directo del verbo subordinante y el resto de la oración en proposición
relativa. Así, en lugar de “pregunta cuán rico soy”, “no sabes a qué hombre insultas”,
“mira qué aprisa vuela”, solemos decir “pregunta lo rico que soy”, “no sabes el hombre
a quien insultas”, “mira lo aprisa que vuela”; en latín esta resolución es inadmisible,
y así se dice: “inspĭce quam sim dives”, “nescis cui maledīcas viro”, “en quam cito vo-
let”. “Accipe queis merser fortūnae fluctĭbus”, Cat. (oye el mar de aflicción en que me
anego). “Quam dulcis sit libertas brevĭter prolŏquar”, Fed. (diré en pocas palabras lo
dulce que es la libertad).
Observaciones. 1.ª Aun faltando el requisito de que haya una palabra modificada
por el interrogativo (como sucede cuando este se toma sustantivamente), puede a veces re-
solverse la proposición interrogativa; se dice, por ejemplo, “sé lo mucho que se ha esforzado” en
vez de “sé cuánto”, puesto que cuánto vale cuán mucho; “examinemos lo que es el destierro” en vez
de “qué es”, pues qué vale qué cosa: “Videāmus quid sit exilĭum”, Sén.
2.ª Es susceptible de idéntica transformación la interrogación directa de carácter
admirativo, verbigracia: “¡lo rico que soy!” (quam sum dives!), “¡lo aprisa que vue-
la!” (quam cito volat!)5.
3.ª Cuando la palabra modificada por el interrogativo forma con él y una preposición un
complemento, en vez de hacerse complemento directo del verbo subordinante puede tam-
bién conservarla, puesto el artículo en vez del interrogativo, formando el resto de la oración
una proposición relativa pero ya sin la preposición; así se dice: “no sabes el hombre a quien
insultas” y “no sabes al hombre que insultas” (en vez de “no sabes a qué hombre insultas”),
construcción aún más irregular, pero autorizada por el uso6.
§ 172. Dubitativa. a] Si no tuviera más que un miembro, se dirá (pongamos que
sea quaerĭtur el verbo subordinante): “Quaerĭtur scripserisne” (se pregunta si has es-
crito) o “Quaerĭtur num scripsĕris” (se pregunta si acaso has escrito), o finalmente
“Quaerĭtur nonne scripsĕris” (se pregunta si no es cierto que has escrito).
b] Si la interrogación consta de dos miembros, el primero se construye como
queda dicho, o bien con utrum, o bien sin adverbio alguno; el segundo miembro se
enlaza por medio de an antepuesto o ne enclítico; y si se reduce a un adverbio nega-
tivo, se dirá necne. “Delibĕra utrum collŏqui malis, an per littĕras agĕre quae cogĭtas”,
Nep. (ve si quieres hablarle a viva voz o por escrito). “Natūra fiĕret laudabĭli carmen,
an arte, / quaesītum est”, Hor. (se ha presentado la cuestión de si las excelencias de
5
V. Bello, Gr., § 392, r.
6
V. Bello, Gr., § 392, nota.
Luzán tiene un soneto en que juega con la expresión nescio quid, que puede verse en la Colección de
8
Mendíbil y Silvela, tomo 4.º, pág. 21. En el mismo sentido se dice en francés je ne sais quoi; y, tanto en latín
como en castellano, dicha expresión se usa también en tono de desdén o menosprecio, de que presentan ejemplo
Ovidio, Met., 1, 461 (palabras en boca de Apolo), y Reinoso, Inoc. perd., oct. 8 (palabras en boca de Luzbel).
En castellano hay alguna otra frase verbal subordinante que pierde su carácter de tal haciéndose modificativa,
verbigracia dizque (por dicen que):
– tengo en la faltriquera
Pienso que una resma entera.
Lope
Corrió conmigo la primera lanza.
Y derribole en medio la carrera
Sospecho que su loca confïanza.
Tirso de Molina
Así por ejemplo la oración “me preguntará dónde he estado” se traduce en latín: “ro-
gābit me ubi fuĕrim”9, Ter.
Mas del uso de los tiempos imperfectos, que en la proposición subjuntiva, según queda
dicho, sirven para denotar tanto coexistencia como posterioridad con respecto a la época
señalada por el verbo subordinante, resultaría a menudo en la interrogativa notoria ambi-
güedad, pudiendo tomarse como significativa de la una o de la otra relación.
Cuando es la relación de posterioridad la que se ha de expresar, se echa mano de
los correspondientes tiempos imperfectos de la conjugación perifrástica: así, “nescĭo
quid dicas” significa ‘no sé qué dices’ y “nescĭo quid dictūrus sis”, ‘no sé qué dirás’. “Nunc
scio quid sit amor”, Virg. (ahora sé lo que es amor). “Anĭmus accendĭtur quum con-
sidĕro quae conditĭo vitae futūra sit”, Sal. (se me enardece el corazón cuando consi-
dero cuál vendrá a ser nuestra condición). “Est boni consŭlis vidēre non solum quid
agātur, verum etĭam providēre quid futūrum sit”, Cic. (es propio de un buen cónsul
no solo ver lo que se hace sino mirar lo que ha de suceder)10.
Empléase, sin embargo, el tiempo simple y no el perifrástico cuando la relación
de posterioridad no es perfecta, es decir cuando el hecho significado por el verbo
subordinado, aunque haya de ser posterior a la época del verbo subordinante, no se
considera por ese aspecto sino más bien como objeto de vacilación, de indecisión
por parte de la persona agente: “Neque scio quid dicam aut quid coniectem”, Ter. (ni
sé qué decir ni qué sospechar).
* Observación. En este caso los tiempos imperfectos de subjuntivo pueden conside-
rarse como potenciales, supuesto que dicam vale possim o debĕam dicĕre; dicĕrem, possem o
debērem dicĕre; según esto, la relación es en rigor de coexistencia.
OBSERVACIONES VARIAS
§ 175. Algunas veces la conjunción an aparece como anunciativo de la proposición
interrogativa indirecta, verbigracia: “Rogāvit esset an dulcis liquor”, Fed. (le preguntó si
aquella agua era dulce), por “rogāvit essetne”. Pero este uso es tanto menos frecuente en los
escritores clásicos que, si a veces an anuncia una proposición interrogativa, suele ser solo
en apariencia, por no estar expreso un pensamiento que formaría, al expresarse, el primer
miembro de la interrogación. Lo mismo sucede en castellano con “¿O es que…?”, sin que
esta locución conjuntiva pierda por eso su verdadero carácter. “Quo te, Moeri, pedes? an in
urbem?”, Virg. (¿hacia dónde caminas, Meris? ¿o es que vas a la ciudad?). “Principiando por
una palabra que regularmente supone otras anteriores (dice muy acertadamente Bello, Gr.,
c. 50, r, 3), se hace entrever confusamente un conjunto de ideas sobre las cuales salta el que
habla para fijarse en la más importante.”
9
Este es uno de los casos en que el pretérito perfecto de subjuntivo suple por el futuro perfecto.
10
He aquí el caso en que lecturus sim hace veces de futuro de subjuntivo de lego, según se anunció en el
§ 71, Obs. 2.ª.
11
Hay que insistir en este punto por lo mismo que muchos escritores latinos modernos, y aun de los más
atildados del Renacimiento, incurrieron en el error de usar an en el primer término de interrogación directa.
De tal uso impropio ocurren numerosos ejemplos en la interpretación latina en prosa de poetas clásicos en las
ediciones ad usum Delphini.
12
O, lo que es lo mismo, si el verbo subordinado, por significarse indecisión, no puede ser un tiempo pe-
rifrástico: “nescio an ponam”.
13
En otras palabras, si el verbo subordinado, por no significarse indecisión, puede ser un tiempo perifrás-
tico: “dubitabam litteras essesne accepturus”, Cic.
14
Rarísimos ejemplos pudieran citarse en contrario.
15
V. Terencio, Andr., 3, 2, 23; 3, 3, 15. Eun., 1, 2, 80; 3, 6, 18; 4, 3, 15-16. Ph., 5, 7, 93 & al. “Nosti
Marcellum quam tardus et parum efficax sit”, Cic., Fam., 8, 10. Por este estilo es también aquel pasaje de Jorge
Manrique:
No curemos de saber
Lo de aquel siglo pasado
Qué fue dello.
De una manera semejante dice Moore:
Behold the Sun, how bright
From yonder East he springs.
Sacred Songs
16
Tomamos de Burnouf este ejemplo y el anterior, modificando la explicación. Supone él (Meth. Lat.,
472, Rem. 1) que el llevar su verbo en subjuntivo distingue suficientemente la oración interrogativa, olvidándo-
se o desentendiéndose de las relativas indefinidas que pasamos a explicar.
2.º Oraciones relativas hay cuyo verbo, a diferencia de la que acabamos de exa-
minar, va en subjuntivo en los mismos tiempos, con la misma significación temporal
y susceptible de la misma resolución que el de las interrogativas que indican inde-
cisión (§ 174). A las unas y a las otras daremos el nombre de indefinidas: algunas
veces (especialmente con el subordinante habĕo) se asimilan en términos de usarse
promiscuamente sin deponer por eso su carácter respectivo. Así, “Quod scribam non
habĕo”, Cic. (no tengo que escribir), es una oración relativa: el antecedente está tácito
y pudiera expresarse: “nihil habĕo quod scribam”. “Quid agam non habĕo”, Cic. (no
tengo qué hacer), es una oración interrogativa: al introducir un antecedente habría
que convertirla en relativa: “nihil habĕo quod agam”, Hor.17.
* Observaciones. 1.ª Vimos enantes cómo el subordinante scio modifica su signifi-
cación conforme cambia de carácter la oración: lo mismo –parece– sucede con habĕo; en
la oración relativa conserva su natural significado, possidĕo; en la interrogativa se allega al
de scio, vidĕo18, el cual se aviene perfectamente con el valor interrogativo de la proposición
que subordina.
* 2.ª Nuestro verbo tener admite la misma doble construcción que habĕo; y así decimos:
“no tengo que leer” (que inacentuado, relativo) y “no tengo qué responder” (qué acentuado,
interrogativo), giros que suelen usarse indistintamente uno por otro.
§ 181. En las proposiciones indefinidas, sean interrogativas (directas e indirec-
tas), sean relativas, no admite el latín el infinitivo elíptico19 que se usa en castellano;
ejemplos:
a] Interrogación directa. 1.º “Quid facĭam?” (¿qué hacer, qué puedo hacer?); 2.º
“Quid facĕrem?” (¿qué hacer, qué podía hacer?).
b] Interrogación indirecta. 1.º “Nescĭo quid facĭam” (no sé qué hacer); 2.º
“Nesciēbam quid facĕrem” (no sabía qué hacer).
c] Proposición relativa indefinida. 1.º “Nihil habĕo quod facĭam” (nada tengo que
hacer); 2.º “Nihil habēbam quod facĕrem” (nada tenía que hacer).
Observación. En castellano antiguo no se usaba este infinitivo sino el subjuntivo,
como en latín:
17
Desconociendo estos principios, y contra la fe de los manuscritos, han propuesto algunos comentado-
res de Virgilio “nec quod speraret habebat” en vez de quid, Buc., 2, 2: more ciceroniano añaden, como si Cicerón
no hubiera empleado también el giro interrogativo (v. ejem. en Freund, s. v., habeo, ii, A, 2).
18
V. Cic., Ad fam., 16, 4, 4, y § 196, Obs. 1.ª. Asimismo dare significa ‘decir’; accipere equivale a ‘oír’, etc.
19
V. Bello, Gr., § 377.
20
Todavía en épocas posteriores suele ocurrir el subjuntivo: “Recogió allí cuantos buenos bocados (espi-
rituales) hallaba con que él despertase su devoción”, Gran. Poco después empezó a usarse el infinitivo: “Hicieron
unas sillas blandas en que se asentar”, Rivadeneira. Cervantes parece que construía de ambas maneras indistin-
tamente: “Mirando a todas partes por ver si descubría algún castillo o alguna majada de pastores donde recoger-
se”, Quij., p. 1.ª, cap. 2. “Les tomó la noche en mitad del camino sin tener ni descubrir dónde aquella noche se
recogiesen”, ib., cap. 19.
1
V. Bello, Gr., § 155.
2
V. Sint. part., cap. v, Quos ego.
3
§ 85, D, Obs.
§ 187. Proposición causal. Se introduce con quo, quod, porque; quĭa, por cuanto;
quum, quonĭam, supuesto que; quando, quandoquĭdem, ya que. “Dicĭte, quandoquĭ-
dem in tenĕra consedĭmus herba”, Virg. (cantad, ya que descansamos sobre la blanda
hierba). Con el indicativo el motivo se declara sencillamente o como una opinión
propia; con subjuntivo se le supone dependiente de alguna circunstancia o como opi-
nión ajena4, verbigracia: “Aristīdes nonne ob eam causam expulsus est a patrĭa, quod
praeter modum iustus esset?”, Cic. (¿Aristides no fue desterrado de la patria porque
dizque era justo en demasía?). A decir “iustus erat”, el escritor se haría responsable de
la acusación que indirectamente vitupera.
Asimílanse a las causales las que denotan una causa en contra, o llámense ad-
versativas, introducidas por quamvis, licet, quum, quamquam (los dos primeros
regularmente con subjuntivo y el último con indicativo; quum precisamente con
subjuntivo), etsi, etiamsi.
Observaciones. 1.ª La proposición adversativa introducida por quum es la misma
proposición ocasional que modifica accidentalmente su carácter: “Fuit Phocĭo perpetŭo
pauper, quum ditissĭmus esse posset”, Nep. Por una modificación análoga puede decirse en
castellano: ‘Foción siempre fue pobre, cuando pudo ser riquísimo’.
2.ª Estas proposiciones toman a veces, perdida la fuerza relativa del adverbio, el carácter
de coordinadas, según lo que advierte Bello, Gr., § 368, d. V. un ejemplo adelante, § 208, f.
§ 188. Proposición final. Le corresponden los relativos que sirven de anunciati-
vos a la proposición subjuntiva: ut, quo, para que; ne (por ut ne), para que no5; quin,
que no, sin que; quonĭmus, para que no, y lleva su verbo en el mismo modo y tiem-
po (pres. e imp.)6 que la subjuntiva, según la regla del § 161. “Hoc sustinēte, maius
ne venĭat malum”, Fed. (sufrid esto, no sea que sobrevenga mayor mal). Si sustinĕo
estuviera en pretérito, pediría venīret.
A las finales se reducen las que, introducidas por ut con antecedentes como sic,
ita, adĕo; tantus, talis, etc., expresan un resultado o consecuencias: “Nemo adĕo ferus
est ut non mitescĕre possit, / dummŏdo cultūrae patientem commŏdet aurem”, Hor.
(nadie hay tan feroz que no pueda amansarse como preste oído dócil a la corrección).
El no poder amansarse se presenta como consecuencia de una ferocidad extrema.
4
O propia en otra época: “Cum a me quoque id responsum tulisses, me nullo modo… quod iisdem moe-
nibus contineremur”, Cic., Cat., 1, 8.
5
En castellano se usa también no en vez de para que no:
Las cortinas llevará
Tendidas el coche, prima,
No sepan que vas en él.
Ruiz de Alarcón
6
Rara vez perf. Ter., Eun., 5, 4, 20.
razón se llamaría feliz al que posee mucho). “O passi graviōra!”, Virg. (¡oh los que
habéis pasado mayores fatigas!). “Quid opus est saecŭlis duratūra componĕre?”, Sén.
(¿qué necesidad hay de componer cosas que duren siglos?).
§ 190. Para que una proposición accesoria circunstancial pueda resolverse por
participio, es preciso ante todo que se asimile en alguna manera a la adjetiva, que
pueda considerarse como modificativa de algún sustantivo, sujeto o complemento
de la proposición principal de que depende, para lo cual es menester que lo repro-
duzca o lo envuelva con el mismo o con otro oficio; así, en el ejemplo antes citado:
“Pyrrhus, quum Argos oppugnāret, lapĭde ictus est”, el sustantivo sujeto Pyrrhus se
subentiende con el mismo oficio en la proposición accesoria: “quum Pyrrhus oppug-
nāret”. En “Spurĭo Carvilĭo, quum gravĭter claudicāret, mater dixit”, Cic. (a Espurio
Carvilio, como cojease notablemente, su madre le dijo, etc.), el sustantivo com-
plemento Carvilĭo se subentiende con distinto oficio en la proposición accesoria:
“quum Carvilĭus claudicāret”; en uno y otro caso tiene cabida el participio: “Pyrrhus
oppugnans ictus est”, “Sp. Carvilĭo claudicanti mater dixit”. No sucede lo mismo en:
“Regŭli quum valuisset auctorĭtas, captīvi retenti sunt”, Cic. (como la opinión de
Régulo prevaleciese, los cautivos fueron retenidos); aquí la proposición accesoria
no envuelve sustantivo alguno de la principal, y por consiguiente no tiene lugar la
sustitución del participio.
§ 191. Las proposiciones que, llenado este requisito, pueden resolverse por par-
ticipio son las ocasionales (inclusa la condicional) y las causales (inclusas las ad-
versativas), como se manifiesta en estos ejemplos: Ocasional: “Aranti L. Quintĭo
Cincinnāto nuntiātum est eum dictatōrem esse factum”, Cic. (estando arando L.
Quincio Cincinato, se le anunció haber sido creado dictador). Condicional: “Multa
sudet frustrāque labōret / ausus idem”, Hor. (sude mucho y se afane en vano si hace el
ensayo). Causal: “Tum M. Tullĭus consul, sive praesentĭam eius timens, sive ira com-
mōtus, oratiōnem habŭit luculentam”, Sal. (entonces el cónsul Marco Tulio, sea que
se sobresaltase con la presencia de Catilina, o que lo moviera la ira, hizo un discurso
espléndido)9. Adversativa: “Nec tamen, hoc tribŭens, dedĕrim quoque caetĕra”, Hor.
(si bien le concedo esto, otras cosas no puedo concederle).
Observaciones. 1.ª Propiamente hablando, de las proposiciones circunstanciales la
ocasional es la única que debiera resolverse por participio, pues este, como ella, apenas in-
dica la coexistencia del hecho que expresa con el expresado por la proposición principal; si
se sustituye a proposiciones condicionales, causales y adversativas, no es porque él de sí dé
la idea de condición, causa u oposición sino porque el contexto permite se sobrentienda10.
9
V. otro ejemplo: “Me hercule, navigationem valde timebam, recordans superioris tuae transmissionis”,
Cic., Ad Att., 4, 17.
10
Lo mismo sucede con la proposición ocasional. V. § 187, Obs. 1.ª.
Véanse otros ejemplos. Proposición ocasional: “Nonnulli equĭtes Romāni, quum egre-
derētur e Senātu, Caesări gladĭo minitāti sunt”. Por participio: “Nonnulli equĭtes Romāni,
egredienti ex Senātu, Caesări gladĭo minitāti sunt”. No podría decirse por cláusula absoluta:
“Nonnulli equĭtes Romāni, egrediente ex Senatu, Caesări gladĭo minitāti sunt”. – Otra pro-
posición ocasional también: “Demetrĭum Phalerērum, quum Athēnis expulsus esset, rex be-
nigne excēpit”. Puede sustituirse el participio: expulsum, mas no el ablativo absoluto: expulso.
§ 193. La proposición final suele equivaler:
1.º a un participio de futuro usado como predicado, verbigracia: “Alexander ad
Iovem Amnōnem pergit consultūrus de origĭne sua”, Q. Curc. (Alejandro se dirige
a Júpiter Amnón a consultarle sobre su origen). Consultūrus = ut consŭlat. “Dedit
mihi epistŏlam legendam”, Cic. (me dio a leer la carta). Legendam = ut legerētur.
2.º a complementos circunstanciales formados por medio de gerundios y par-
ticipios: “Spectandi ludos gratĭa, magna multitūdo convĕnit”, Val. Max. (concurre
una gran muchedumbre a fin de ver los juegos). “Retinendi illīus causa”, Ter. (con el
objeto de retenerle). “Ad intelligendum”, Cic. (para comprender). “Ad colendam vir-
tūtem”, íd. (para cultivar la virtud)11.
3.º a un complemento circunstancial formado con el supino activo, pero esto
solo con verbos subordinantes de movimiento, como eo, pergo: “Lusum it Maecēnas,
dormītum ego Virgiliusque”, Hor. (Mecenas se va a jugar, Virgilio y yo a dormir).
4.º a un complemento circunstancial formado por medio del infinitivo –construcción
atrevida, poco usada en prosa–, verbigracia: “Ibat vidēre feras”.
§ 194. Pasando ahora a lo que sucede en castellano, es de advertir que algunas
proposiciones accesorias son susceptibles de la misma transformación que las
completivas interrogativas, y así suele decirse “alaba al Africano por lo desprendi-
do que fue”, “admira a Catón por lo resignadamente que sobrellevaba la vejez”, en lu-
gar de: “porque fue desprendido”, “porque sobrellevaba resignadamente”: “laudat
Africānum quod fuĕrit abstĭnens”, “Catōnem mirātur quod tam facĭle senectūtem
ferret”. Asimismo, a “la edad pasada, por larga que haya sido” corresponde en latín:
“praeterĭta aetas, quamvis longa”, Cic.
* Observaciones. 1.ª No hay en latín ejemplar de construcciones análogas si no es
que se antepone a un sustantivo (especialmente id ) la preposición que en castellano pode-
mos anteponer a adjetivos y adverbios mediante el neutro lo: por lo desprendido, por lo resig-
nadamente12. Puede, pues, decirse en latín con ciertos verbos subordinados: “ex eo quod…”
(por lo que), o simplemente, en otros casos, eo quod: “eo quod fuĕrit abstĭnens” (por lo que
fue desprendido).
11
V. § 200.
12
V. § 117, 3.
* 2.ª Y aquí se echa de ver cómo pasa el relativo a hacerse anunciativo; la construcción
“se queja por lo que sufre” equivale originalmente a “se queja por aquello, aquellas cosas que
sufre”, donde que es un mero relativo, complemento objetivo de sufre; mas este oficio se ha
ido desvirtuando hasta poder omitirse el antecedente (lo) y formar el relativo con la prepo-
sición una sola palabra: porque, cuyo elemento -que es simplemente anunciativo de lo que
sigue, como lo es independiente de la preposición delante de una proposición completiva:
“dice que sufre”. La pérdida del oficio relativo permite las locuciones “ex eo quĭa”13, “prop-
terĕa quod”, que rigurosamente pecan contra la concordancia.
CONCLUSIÓN
§ 195. Hay ciertas proposiciones accesorias que toman accidentalmente el ca-
rácter de completivas: tales son las acarreadas por dum, donec, si, con subordinan-
tes como exspecto, miror, verbigracia: “Exspectas dum dicat”, Cic. (aguardas a que
hable). “Non miror si qui comĕdunt bonam”, Hor. (no extraño que algunos consu-
man su patrimonio).
Observaciones. 1.ª Lo mismo sucede en castellano: en “avísame si viene”, por ejem-
plo, si viene aparece como complemento acusativo de avisa.
2.ª Esta transformación accidental manifiesta cómo ciertos adverbios relativos deponen
este carácter hasta convertirse del todo en anunciativos.
§ 196. Es elegante anteponer a la proposición completiva un demostrativo
neutro sustantivado, en aposición con ella, que se adelante, por decirlo así, a llamar
la atención sobre su contenido1, como se ve en estos ejemplos:
a] Proposición infinitiva. “Illud est manifestum, nihil eōdem loco mansisse quo
genĭtum est”, Sén. (es notorio que nada ha subsistido allí mismo donde se produjo).
b] Proposición subjuntiva. “Non iam illud quaero, ut me dilĭgat”, Cat. (ya no
pido que me quiera).
c] Proposición indicativa. Hemos dicho ya que esta es precisamente su forma más
frecuente (§ 163, 2.º).
d] Proposición interrogativa. “Illud quaero peregrīnum cur me esse dixĕrit”, Cic.
(quiero saber por qué me ha llamado extranjero). “Illud addubĭtat Dinon, utrum
Teribazo sciente an imprudente sit factum”, Nep. (duda Dinón si sucedió aquello
sabiéndolo o no Teribazo).
e] Proposición completiva por accidente. “Illud quoque te non minĭmum adiuvĕrit,
si cogitavĕris nihil profutūrum dolōrem tuum”, Sén. (ni te animará poco considerar
que a nada conduce tu aflicción).
Observaciones. 1.ª Adverbios demostrativos como ita, sic pueden ocupar el
lugar de hoc, illud… “Scio plerosque ita scripsisse, Themistŏclem, Xerxe regnante,
1
Así en inglés it, that; en alemán es, dass; en francés ce que; en castellano el que, lo que, lo de que: expre-
siones idénticas por la forma, mas no siempre por su valor, que se explican según lo dicho anteriormente (§ 194,
Obs. 2.ª). “Ello es así que el ánimo desordenado sea tormento de sí mismo”, dice Granada, ajustándose al giro
latino así en el uso de esa especie de aposición como en el empleo del subjuntivo en vez de indicativo: sea; cf.
§ 160, 2.º.
in Asĭam transiisse”, Nep. (sé que muchos han escrito que Temístocles pasó al Asia
reinando Jerjes). “Sic habĕas, nihil te mihi nec carĭus esse nec suavĭus”, Cic. (sabe que
nada hay para mí más dulce y amable que tú).
2.ª Este giro es notablemente enfático y equivale al nuestro: “ya lo que pido no
es que me quiera”, “lo que sí duda Dinón es si sucedió”, etc.
3.ª También suele colocarse la proposición completiva en aposición con sustan-
tivos como opinĭo, dubĭum, cogitatĭo.
§ 197. La proposición completiva tiene de común con los infinitivos y los
pronombres neutros (hoc, illud, v. § 131) el poder servir de complemento directo a
verbos y frases verbales usadas ordinariamente como intransitivos, verbigracia: “Stupet
lucescĕre solem”, Virg. (se admira de que resplandezca el sol). “Vive memor 2 quam
sis aevi brevis”, Hor. (no olvides lo efímero que eres). “Mihi sum conscĭus numquam
me nimis vitae cupĭdum fuisse”, Cic. (tengo conciencia de no haber nunca amado
demasiadamente la vida).
Observaciones. 1.ª Esto se verifica señaladamente con la proposición
interrogativa.
* 2.ª Los actos del orden intelectual no tienen por objeto directo, como los del orden
sensitivo, las cosas visibles, que se expresan con nombres, sino fenómenos, hechos, que se
representan por medio de un infinitivo o una proposición entera. He aquí por qué hay ver-
bos que no admiten sino esta clase de complementos objetivos.
§ 198. La proposición completiva aparece alguna vez en el lugar del genitivo,
verbigracia: “Tempus est hinc abīre me”, Cic. (tiempo es de que yo me vaya de aquí),
en vez de “tempus abeundi”; mas esta libertad está circunscrita a ciertas frases.
Observaciones. 1.ª Lo mismo se verifica con el infinitivo sustantivo y los pronombres
neutros. La construcción pudiera explicarse según lo dicho en el § anterior, diciendo que la
frase verbal se ha hecho transitiva delante de semejantes complementos.
2.ª Otro tanto sucede en castellano cuando, en vez de “me hizo señas de o para que vi-
niese”, decimos, omitida la preposición: “me hizo señas que viniese”, licencia autorizada por
buenos escritores:
Dará ocasión que el mar de peñas lleno
Alce el canto en tu gloria.
F. de Herrera
– Pues dadme
Palabra que no seréis
Ingrato.
Calderón
3
Esta proposición completiva parece subjuntiva, pero no habría dificultad en tomarla como interrogati-
va (ut duceret). Esto confirma y evidencia lo dicho en la página 154, salvo que puede también tomarse la inter-
rogativa como posterior a la subjuntiva; pero, de un modo u otro, lo cierto es que el valor original de ut es como
el de quod, esto es de relativo, y de aquí le ha resultado el que tiene en proposiciones completivas.
4
Ejemplos castellanos:
Y visto cuán poca cosa
Valen las buenas razones.
Castillejo
Visto los senadores cómo Dido
Por el camino de razón llevada
En el armado lazo había caído,
Le dicen, etc.
Ercilla, Arauc., c. 13
Este último ejemplo, en que el participio (visto) parece referirse directamente al sujeto (senadores), pue-
de explicarse por la omisión de habiendo, lo mismo que sucede en este pasaje del Maestro Ávila: “No os entre-
metáis en temporales congojas, y cumplido con el trabajo de vuestras manos, tomad cuanto tiempo pudiéredes
para os encerrar en vuestro oratorio”. Esto es: habiendo cumplido. Comp. Bello, Gr., § 397, a, y § 380, e, y nota.
* § 200. Casos hay en que el subterfugio que acabamos de explicar se hace imposible o
resulta inelegante, y por otra parte no se halla entre las proposiciones accesorias una bastan-
te adecuada al pensamiento que se trata de expresar; entonces es menester recurrir a partici-
pios, u otros adjetivos, formando con su ayuda complementos circunstanciales equivalentes
a proposiciones subordinadas. ‘La libertad de formar y enlazar palabras’ pudiera expresar-
se en latín, según lo dicho arriba (§ 198), así: “licentĭa facĕre et iungĕre verba”; pero, siendo
este giro atrevido y no pudiendo evitarse ni por medio de un ablativo ni de una proposi-
ción accesoria, se hace preciso apelar al participio y decir con Cicerón: “libertas faciendōrum
iungendorumque verbōrum”. Se dirá asimismo: “ad diligendos homĭnes”, Cic. (a amar a los
hombres). “In amīcis comparandis”, íd. (al elegir amigos). “Anĭmis natum poēma iuvandis”,
Hor. (la poesía creada para solazar el ánimo). “Suspectĭo oppressi Cicerōnis” (la sospecha de
haber sido asesinado Cicerón).
In scaenam missus magno cum pondĕre versus
Aut opĕrae nimĭum celĕris curāque carentis
Aut ignorātae premit artis crimĭne turpi.
Hor.
(el verso lanzado a la escena con demasiado recargo de sílabas largas confunde al escritor
con la vergonzosa acusación de haber sido trabajada la obra a la ligera y sin cuidado, o de no
tener él propio conocimiento del arte).
Observaciones. 1.ª Este giro, aun en casos en que no es indispensable, se usa por lo
elegante y conciso.
2.ª En castellano tiene cabida a veces esta construcción con el participio pasivo, verbi-
gracia: “después de tomada Troya” (post Troĭam captam)5.
3.ª En vez de “anĭmis iuvandis” pudiera decirse “anĭmos iuvando” (dativo del gerun-
dio); en vez de “causa relinquendae patrĭae”, “causa relinquendi patrĭam”, Sén. (genitivo del
gerundio); pero la primera construcción es la más usada6.
§ 201. A veces ocurren proposiciones completivas, dependientes de cierta idea
que se presupone, en vez de verbo subordinante: “Adeōn’ homĭnem esse invenus-
tum!”, Ter. (¡que haya un hombre tan malaventurado así!). “Tu ut umquam te corrĭ-
gas?”, Cic. (¿tú corregirte alguna vez?). “Syrus: Quid agĭtur? Demĕa: Quid agātur?”,
Ter. (Siro: ¿Qué hay? Demea: ¿Que7 qué hay?). “Quod honestum sit, hoc solum bo-
num esse”8, Cic. (que solo es bueno lo que es honesto). “Quomŏdo scribendum sit”8
(sobre cómo se debe escribir).
7
El que anunciativo no es menester delante de la proposición interrogativa (Bello, Gr., §§ 392, g; 367, c),
mas en este lugar sirve para advertir, como en latín la desinencia subjetiva (agatur), la existencia de un subordi-
nante tácito.
8
Títulos de capítulos (Cic., Parad., 1. Quin., Inst., 10, 3).
Observación. Cuando estas oraciones son admirativas suelen llevar la partícula ne,
que pertenece propiamente al subordinante tácito, como se ve en el primero de los ejemplos
de Terencio arriba citados, y en los siguientes: “Adeōn’ homĭnes immutarĭer!”, Ter. (¡que se
cambien así los hombres!), esto es: “Credibĭle estne”, etc. “Hanccĭne ego ut contumelĭam
tam insignem in me accipĭam!”, Ter. (¡sufrir yo tan horroroso ultraje!), esto es: “Potestne
fiĕri ut”, etc.
§ 202. Cuando en castellano se colocan una a continuación de otra proposiciones
independientes separadas en lo escrito por dos puntos y en lo hablado por una pausa
correspondiente, lo común en latín es enlazarlas en una sola oración, apareciendo
la segunda como completiva: “Hoc tibi dictum tolle memor: certis medĭum et
tolerabĭle rebus concēdi”, Hor. (ten bien presente esto: solo en ciertas cosas es tole-
rable la medianía).
§ 203. Una o más proposiciones completivas así enlazadas forman lo que llaman
los gramáticos estilo indirecto (obliqua oratĭo).
§ 204. Cuando se habla de lo que otra persona, o uno mismo en cierta ocasión,
ha dicho u opinado, o bien se citan textualmente las palabras en estilo directo, o
bien se encadenan en el indirecto. En este caso el subordinante es dico, loquor u otro
semejante, expreso o –lo que sucede a menudo– envuelto en el contexto; de ambos
estilos presenta ejemplo Horacio en este pasaje:
– Chlamy̆des Lucullus, ut aiunt,
Si posset centum scenae praebēre rogātus,
“Qui possum tot?” ait: “tamen et quaeram et quot habēbo
Mittam”. Post paulo scripsit9 sibi millĭa quinque
Esse domi chlamy̆dum; partem vel tollĕret omnes.
(habiéndose pedido a Luculo se sirviera prestar cien mantos para el teatro, “¿de dónde sacaré
tantos?” respondió: “sin embargo, buscaré y enviaré lo que hubiere”. Poco después avisó por
escrito que tenía en casa cinco mil y que dispusiesen de parte o de todos).
Lo que va entre comillas está en estilo directo, y lo que aparece en letra cursiva,
en estilo indirecto. El verbo subordinante scripsit pudiera muy bien suprimirse, solo
que así no se determinaría que el aviso de Luculo fue por escrito; por lo demás, la
construcción sería igualmente correcta.
§ 205. Respecto de las oraciones de estilo indirecto debe tenerse en cuenta lo
siguiente:
9
Scribit es como se lee en Horacio, Ep., 1, 6, 43. Para no complicar la explicación en el texto, advirtien-
do que aquel presente solo por serlo histórico, es decir por hallarse en vez del pretérito, admite tolleret en lugar
de tollat (Cic., De Sen., 10), ha parecido conveniente sustituír scripsit.
e] quum iam posset referre gratĭam neutris, proposición accesoria acarreada por
el adverbio relativo quum.
f] quamquam miror, proposición coordinada mediante la conjunción quamquam
y cuyo verbo miror es subordinante de
g] si potuit habēre quemquam, proposición accesoria empleada en este lugar
como completiva.
h] illa superbĭa et importunitāte, complemento circunstancial que, no obstan-
te no llevar participio, tiene fuerza de cláusula absoluta, equivalente a “quum tanta
esset superbĭa…”.
Observación. El encadenar así las proposiciones es requisito indispensable
para obtener el número oratorio de la prosa ciceroniana: cómo debe ser este enca-
denamiento, lo enseña la retórica. Si bien es verdad que la asidua lectura es la mejor
maestra y un oído bien educado el mejor juez en lo tocante a la formación y combi-
nación de los periodos.
DE LOS ADJETIVOS
En latín es muy frecuente el uso del adjetivo en casos en que el genio del ha-
bla castellana prefiere o exige un complemento adjetivo1, verbigracia: “Hannĭbal
Carthaginiensis”, Nep. (Aníbal de Cartago). “Tumulto Cinnāno”, íd. (en los alboro-
tos de Cina). “Socratĭcae chartae”, Hor. (las obras de Sócrates). “Coniux Hectorĕa”,
Virg. (la mujer de Héctor).
En esta clase de adjetivos se cuentan algunos que se usan en la terminación neu-
tra, denotando pertenencia moral o incumbencia: “De se ipso dicĕre, senīle est”, Cic.
(es cosa de viejos hablar uno de sí mismo). “Et facĕre et pati fortĭa, romānum est”,
Liv. (hacer y sufrir grandes cosas es de romanos). Así aliēnum, humānum, regīum,
iuvenīle, paternum, muliebre, etc. Pueden sustituírseles complementos adjetivos,
como se verá adelante.
* Observación. No debe confundirse esta construcción con la esxcepcional de
que se habló en el § 121, Obs. (dulce salix). Senīle, romānum están en la terminación
neutra concordando con infinitivos, que son sustantivos neutros. La construcción
sería irregular como aquella otra si se dijese, verbigracia: “Garrulĭtas senīle est”, lo
cual es enteramente inusitado.
el que haya reunido lo útil y lo dulce). “Tegat commissa”, íd. (guarde las cosas confia-
das)2. Multa (muchas cosas, mucho), plura (más cosas, más), etc.
Observaciones. 1.ª A estas reglas se sujetan los participios y frases adjetivas
(§ 189, Obs. 4.ª).
2.ª El adjetivo sustantivado se construye como sustantivo, admitiendo sus co-
rrespondientes regímenes: “Publĭcum malum”, Sal. (la pública calamidad). “Tantum
molestĭae”, Cic. (tanta molestia)3. “Ex noto”, Hor. (de lo conocido). “In occulto”, Cic.
(en lo oculto). “Ex composĭto”, Virg. (según lo acordado).
Los participios sustantivados conservan de la naturaleza del verbo el poder acompa-
ñarse de adverbios, verbigracia: “Praemĭa recte factōrum”, Cic. (la recompensa de las buenas
acciones). “Multa facēte dicta”, íd. (muchos dichos chistosos).
3.ª No deben tomarse sustantivadamente las terminaciones comunes al género
masculino y al neutro, cuales son el genitivo y el ablativo de plural, a menos que el
contexto remueva la ambigüedad del sentido; así, “de muchas cosas” no se dirá mul-
tōrum sino multārum rerum.
4.ª Hay sustantivos y aun adverbios que no son propiamente sino adjetivos sus-
tantivados en tal o cual terminación, según el género y caso del nombre con que acos-
tumbraron acompañarse antes de deponer su carácter, por ejemplo: natālis (dies),
arithmetĭca (ars), altum (mare); hac, illac, etc. (via).
§ 211. Summus mons
Conforme a estos principios, puede decirse summum montis, Sal. (lo más alto, el
tope del monte). Sin embargo, la construcción trillada es summus mons (Cic., Cés.),
la cual tiene lugar con adjetivos de dimensión, especialmente superlativos, como
summus, medĭus, intĭmus; primus, extrēmus, infĭmus o imus, relĭquus. “Prima luce”,
Cés. (a la punta del día). “Tantum bellum Cn. Pompeius extrēma hiēme apparāvit,
ineunte vere suscēpit, medĭa aestāte confēcit”, Cic. (Pompeyo hizo los preparativos de
aquella gran guerra a fines del invierno, la emprendió con la primavera y la concluyó
a mitad del verano). “Relĭquum oppĭdum”, Nep. (el resto de la ciudad).
2
Es de notar la tendencia que hay en castellano a sustantivar la terminación femenina de los pronombres
en vez de la neutra en frases como esta: “pifiarla”, “habérselas con”; “la echan de liberales”, Mora (v. Garcés, Del
V. y El., tom. 1, p. 5 & sg. Salvá, Gr., p. 142). En lo antiguo se decía: “Sabiendo que lo habían con gente arreba-
tada”, Illescas. “¡Sancho! ¡Sancho! mejor te lo hagan tus hijos que tú contra mí lo has hecho” (exclamación que
Vargas y Ponce pone en boca del rey D. Alonso).
Allá se lo haya con su amarga suerte.
Valbuena
3
“¡Ay, cuánto de fatiga”, León. V. adelante, cap. ix, Pars milĭtum.
4
De no ser usual la aposición con los pronombres, como se dijo en otro lugar, se ha originado el ser ellos
en castellano casi los únicos sustantivos que admiten sin ambigüedad predicados acusativos como los que apa-
recen en estos ejemplos:
Concédete generoso.
Fr. de Rojas
Esta noche le he soñado
Celoso de otro galán.
Ruiz de Alarcón
Si te reñí enamorada.
Lope
Si se dijese: “reñí a la niña enamorada”, ya este adjetivo no sonaría como predicado sino como simple
modificativo.
5
Imitó esta construcción Jerónimo Vida en aquel pasaje de su Cristíada que dice:
Cedo igitur victus, tandemque uxorius illam
Accedo, et lacrymans lacrymantem ad limina duco.
6
Tua = tui. V. cap. v, Gloria qui est fructus.
DE LOS COMPARATIVOS
Los comparativos, así adjetivos como adverbios, se construyen con una proposi-
ción accesoria introducida por el adverbio relativo quam, verbigracia: “Sol amplĭor
est quam terra”, Cic. (el sol es más grande que la tierra). “Illum plus, quam me, amas”,
Ter. (le amas más que a mí). “Ita1 sentĭo, latīnam linguam locupletiōrem esse quam
graecam”, Cic. (creo sí que el latín es más abundante que el griego).
El verbo de la proposición accesoria no se expresa por ser el mismo de la princi-
pal o subordinante, pero, aunque tácito, es el que determina el caso de los sustantivos
que en aquella ocurren; así, a expresarlo en los ejemplos antecedentes, tendríamos:
“quam terra ampla est”2, “quam me amas”; “quam graecam linguam locuplētem esse
sentĭo”, oración de infinitivo esta última a la que le faltaban así el verbo subordinan-
te como el subordinado.
Observaciones. 1.ª Como se ve, en la proposición accesoria se omiten algu-
nas palabras fuera del verbo. En castellano decimos: “escribo con menos frecuencia
que solía”3 o “de lo4 que solía”; “los campos fértiles dan más que reciben” o “de lo que
reciben”; en latín: “Rarĭus scribo quam solēbam”; “agri fertĭles multo plus effĕrunt
quam accepērunt”.
En casos como este lo que se subentiende en la proposición accesoria latina es un sustan-
tivo con su correspondiente relativo, expresos en el segundo giro de la castellana: “más de lo
que recibieron”. Con todo esto, el relativo se expresa (tácito por lo regular el antecedente):
a] cuando no se subentiende naturalmente: “nihil est admirabilĭus quam quomŏdo
Fabĭus mortem filĭi tulit”, Cic. (nada más digno de admiración que el modo como sobrellevó
Fabio la muerte de su hijo);
b] en las frases enfáticas, su verbo en subjuntivo, que se explican adelante, § 219.
1
V. § 196, Obs. 1.ª.
2
Hállase alguna vez expreso innecesariamente: “Thais quam ego sum, maiuscula est”, Ter.
3
“Me he dilatado más que pensaba y acaso más que debía”, Iriarte. “Aquella diligencia más ayudó a la
confusión del Conde de lo que pudo socorrérsela”, Melo. V. Bello, Gr., § 374.
4
En vez de que, por eufonía. Bello, ib.
2.ª Puede decirse en castellano, aunque en modismo inelegante5: “tu condición es me-
jor que no la nuestra”; en latín no tiene cabida la negación: “Melĭor est tua quam nostra
conditĭo”, Cic.
5
Es notable el siguiente lugar de Rivadeneira, en que la claridad exige el no: “Ha juzgado el Señor que era
mejor sacar bien de los males, que no no permitir los mismos males”.
6
Y eso, antepuesto siempre el reproductivo lo: “que lo fue su mocedad”. Son arcaicas estas frases: “No
tiene otro mejor ministro para ejecutar lo que desea que es la ocasión”, Cerv.
– Dios entre la gente
Criatura más excelente
Que yo soy, no la ha criado.
Castillejo
7
Sin duda por la confusión que ocasionaría la identidad entre el relativo adjetivo (que = qui ) y el adver-
bio (que = quam). De dicha anteposición apenas si se halla ejemplo en autores muy antiguos: “Virgen que el sol
más pura”, L. de León. Puede sí trasponerse el adjetivo quedando atrás el adverbio comparativo: “Virgen más
que el sol pura” en vez de “más pura que el sol”.
8
Inclusos los pronombres.
9
Sobre qui = ‘aquel’, v. adelante cap. v, Quos ego.
10
V. Bello, Gr., § 374, a.
11
V. al fin nota sobre el Comparativo.
12
“La más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes, ni verán los venideros”, Cerv. Este ni
corresponde al no de que se habló arriba, § 213, 2.ª, y así no tiene equivalente en latín sino en la parte conjuntiva
que encierra (ni = y no): et, aut.
Malo, que envuelve a magis (magis volo) se construye con quam, siendo ordina-
riamente dos infinitivos, o proposiciones infinitivas, los extremos de la comparación:
“Verĕor ne metŭi a civĭbus tuis quam dilĭgi malis”, Cic. (recelo que prefieras ser te-
mido a ser amado de tus paisanos). “Bellum quam pacem malēbant”, Sal. (querían
más bien la guerra que la paz).
Lo mismo que malo se construye praestat (estar primero, ser mejor).
Observación. Malo se halla a veces con ablativo, como también con subjuntivo en
vez de infinitivo (§ 150, 3.º). Ocurre alguna vez (lo mismo que tal cual adjetivo comparati-
vo) combinado con un adverbio comparativo pleonástico, verbigracia: magis malo, potĭus
malo (= ‘prefiero más bien’).
13
Al traducir este pasaje conserva Fr. Luis de Granada el giro latino, pero es uso muy raro en castellano:
“Mayor soy y para mayores cosas nacido, que para ser esclavo de mi carne”.
14
Potius, según el mismo autor: esta omisión es rara en la época clásica.
2.ª A veces se usa el comparativo solo, pudiendo subentenderse algo como aequo,
solĭto, verbigracia: “Nulla res maior sine eo gerebātur”, Nep. (ningún asunto algo gra-
ve se trataba sin él), esto es “maior solĭto”.
* 3.ª La amplitud de significación de los sustantivos dichos no es desconocida en cas-
tellano, como lo acreditan la tradución del primer ejemplo y este verso de don L. Moratín:
Excediendo el suceso a la esperanza.
amigo no se quiere a sí mismo más que al amigo” (verus amīcus nihilo plus seipsum quam
amīcum dilĭgit, Cic.).
17
Construcción atrevida, imitada del griego.
18
‘Que’ o ‘sino’: v. Baralt, Dicc. de gal., p. 545. Bello, Gr., § 369, b.
3.ª Idem se construye también con el adjetivo relativo y a veces con el adverbio de la mis-
ma naturaleza ut, siendo de advertir que en el primer caso, si es un complemento circunstan-
cial el que se reproduce, se acostumbra así en latín como en castellano19 callar la preposición
en la frase accesoria, verbigracia: “Incīdit in eamdem invidĭam quam pater”, Nep. (cayó en
la misma desgracia que su padre), en vez de in quam (sc. incidĕrat). “In eadem opiniōne fui
qua relĭqui”, Cic. (fui de la misma opinión que los demás), en vez de in qua (sc. fuērunt).
19
“En la misma pobreza que antes estaba”, Cerv. V. Bello, Gr., cap. 36, a., § 369.
DE LOS SUPERLATIVOS
§ 227. En castellano tenemos dos especies de superlativos: absoluto y relativo.
Aquel pondera la cualidad de un objeto mirado en sí: “ciudad muy bella o bellísima”;
este supone una comparación del objeto que se expresa con otros de la misma clase:
“la ciudad más bella de América”. En latín no hay más que una forma en ambos ca-
sos: pulcherrĭma significa ‘muy bella, bellísima’ y también ‘la más bella’.
En castellano el superlativo relativo es una frase formada por medio del artículo defi-
nido y el comparativo más, la cual puede también tomarse en sentido absoluto si estos con
el adjetivo van pospuestos al sustantivo, verbigracia: “hombre el más astuto”, “reconvencio-
nes las más serias”.
Esta es una aplicación del principio sentado en el § 126, 1.º. Véase un pasaje análogo sin superlativo:
2
“Universus hic mundus, una civitas communis deorum hominum existimanda est”, Cic.
3
V. Bello, Gr., § 375, a, 3.
V. § 142, 1.º.
4
DE LOS NUMERALES
Ordinales
§ 233. En latín no puede sustituírse el número cardinal al ordinal ni aun en los
casos en que esta sustitución es permitida en castellano1. “Annus millesĭmus non-
gentesĭmus quintus” (año mil novecientos cinco).
Distributivos
I – Singŭli
§ 234. Singŭli, -ae, -a es un verdadero distributivo que equivale a ‘todos y cada
uno’, ‘cada uno’: “Res opportūnae singŭlae rebus singŭlis”, Cic. (objetos adecuados
cada uno para cada cosa o cada uno para su respectivo destino).
Singŭli suele corresponder a nuestro sendos (v. Bello, Gr., § 100). Nótese el valor de sin-
gŭli en este pasaje de T. Livio: “Iam aequāto Marte singŭli superĕrant” (ya, equiparada la
suerte, quedaban los dos solos, uno de cada lado).
II – Bini, terni…
§ 235. a] Los adjetivos bini, terni, etc., son propiamente colectivos; es decir, se
juntan por su naturaleza con nombres de cosas que aparecen regularmente de dos
en dos, de tres en tres, etc., verbigracia: “binae aures” (las dos orejas). Corresponden,
pues, a ambos o los dos, los tres, etc.
b] En virtud de este carácter se usan en vez de los cardinales para señalar la uni-
dad múltipla convencional en cualquier distribución, correspondiendo a nuestros
colectivos par, decena, etc.; se dirá, pues, “describēbat binos (y no duos) censōres in
singŭlas civitātes”, Liv. (señalaba dos censores para cada ciudad).
c] Los adjetivos bini, terni, etc., asumen la fuerza distributiva, haciendo innece-
saria la expresión del distributivo singŭli a que naturalmente se contraponen. Según
esto puede decirse: “Quis tolerāre potest illos aut binas aut amplĭus domos conti-
nuāre?”, Sal. (¿quién puede sufrir que se dilaten en una, dos o más casas cada cual?),
en lugar de singŭlos binas.
1
V. Bello, Gr., §§ 97, 98, 99.
* Es de observar que este valor final de bini, terni, etc., corresponde exactamente al que
tuvieron en lo antiguo las expresiones distributivas cada dos, cada tres, etc., tal cual aparece
en este ejemplo de Cervantes: “Mi padre nos abrazó a todos… y dando a cada uno su parte,
que a lo que se me acuerda fueron cada tres mil ducados, en dineros… nos despedimos”, etc.
(Quij., p. 1.ª, cap. 39)2.
Observaciones. 1.ª Gemĭnus y duplex pueden usarse en vez de bini cuando
se habla de dos cosas que suelen andar juntas: “Gemĭno ab ovo”, Hor. (desde los dos
huevos de Leda). “Duplĭces tendens ad sidĕra palmas”, Virg. (extendiendo hacia el
cielo ambas manos).
2.ª Uni, bini (o gemĭni), trini (no terni), etc., se juntan con nombres que en el
número plural significan un solo objeto, verbigracia: unae litterae (una carta), binae
litterae (dos cartas); gemĭnae nuptiae, Ter. (dos casamientos).
3.ª Bini, terni, etc., suelen combinarse con adverbios multiplicativos, verbigracia:
bis (dos veces), ter (tres veces), para denotar un número dado, en vez del cardinal3,
verbigracia: “Aspĭce bis senos cycnos”, Virg. (mira doce cisnes).
4.ª Finalmente, los distributivos son usados por los poetas en vez de los cardinales aun
en casos en que no asiste razón alguna para la sustitución4.
2
D. A. García Arrieta, en su edición de las Obras escogidas de Cervantes, pone aquí una nota corrigiendo
el pasaje, viciado en su concepto, lo que no prueba sino que el editor ignoraba el valor antiguo de cada. V. Bello,
Gr., § 101, a.
3
Como en castellano cuando arbitrariamente se cuenta por pares, docenas, etc.
4
Y en la baja latinidad se usaron a cada paso como ordinales, de donde procedieron los nuestros en -eno,
como onceno, veinteno, centeno.
DE LOS RELATIVOS
Relativo puro
2.ª Todavía es más notable este giro elíptico usado por Virgilio: “Oro per siqua est fides”
(ruego en nombre de la buena fe). La frase íntegra sería de esta manera: “Oro per fidem, si-
qua fides est”.
1
En lo antiguo se imitaba la costumbre latina: así el Marqués de Santillana remata la carta remisoria de
sus poesías a doña Violante de Pradas con esta frase sin antecedente inmediato a que pueda referirse: “Cuya
magnífica persona N. S. haya en su protección e guarda”.
2
V. § 111, 5.º.
3
“Muchos vocablos y modos de decir son diferentes de lo que fueron hasta el siglo xvi; desde cuyo tiem-
po es muy poca la novedad que han tenido”, la Academia, Pról. de la Ortog.
4
No se nos oculta la aversión con que mira Bello esta acepción “notarial” de cuyo (Gr., cap. 39, b), y es
la verdad que hoy la desecha todo escritor atildado. Pero tampoco puede negarse: 1.º que escritores de anterio-
res edades, tan eximios en el manejo de la lengua como todo un Solís, la autorizan, y 2.º que los giros “Cumas,
ciudad que…”, “siglo xvi, desde el cual tiempo…” tienen algo de forzado que disuena especialmente en el estilo
templado y familiar.
I – Atracción
Los casos más notables de atracción son los que manifiestan estos ejemplos:
a] “Glorĭa qui est fructus virtūtis”, Cic. (la gloria, que es el fruto de la virtud):
qui en vez de quae. “Anĭmal hoc quem vocāmus homĭnem”, íd. (este animal que ape-
llidamos ‘hombre’). Atracción ejercida sobre el relativo por un predicado (nomina-
tivo en el primer ejemplo, acusativo en el segundo).
b] “Illum quem quaeris ego sum”, Pl. (el que buscas soy yo): illum por ille.
Atracción ejercida por el relativo sobre su antecedente.
La frase íntegra sería: “Ille homo quem homĭnem (no quem illum) quaeris, ego sum”. La
construcción no es, pues, exactamente igual a la de aquel pasaje de Virgilio: “Urbem quam
statŭo vestra est”, que puede explicarse por la elipsis del antecedente (illa urbs): “quam ur-
bem statŭo vestra est”, según lo arriba explicado (§ 237).
7
A esta clase de construcciones pertenece un pasaje de Cicerón, citado en el § 124, Neque tu, etc., y son
ellas tal vez las únicas de relativo en que cabe aplicar lo que allí se observa. Respecto de las otras, poco usadas en
latín, a causa de la simplificación explicada, es de observarse que en castellano admiten el verbo, bien en la terce-
ra persona según lo expuesto en el citado §, bien en la que representa el sustantivo a que el relativo se refiere (v.
la Acad., Gr., pet. ii, al fin; Bello, Gr., § 349, a, 21.ª):
Soy al fin el que se precia Que yo aquella noche fui
De ser vuestro, y soy quien hoy Quien vuestro pecho ablandó.
Comienzo a ser, porque soy –Calla, necio, que fui yo
El esclavo de Lucrecia. El que tanto merecí.
Alarcón Tirso de Molina
II – Silepsis
“Tum uno ore omnes laudāre8 fortūnas meas qui natum habērem tali ingenĭo
praedĭtum”, Ter. (entonces todos a una voz empezaron a alabarme la fortuna de tener
un hijo adornado de tan buenas partes). “Nostra qui remansissēmus caede”, Cic. (con
la muerte del que había quedado, que era yo). Qui hace relación al pronombre de 1.ª
persona que está en cierto modo envuelto en los posesivos meas, nostra. “Vestra con-
silĭa accusantur, qui mihi summum honōrem et maxĭmum negotĭum imposuistis”,
Sal. (se censura la resolución vuestra por la cual me habéis hecho el más alto honor
y el más importante encargo)9.
Relativos compuestos
§ 244. Los adjetivos y adverbios compuestos de un relativo y de la terminación
invariable -cumque (-cunque), como quicumque, quomodocumque (cualquiera que…,
de cualquier modo que…)10, y las formas de un relativo repetido, como quisquis, qua-
qua (quienquiera que…, por dondequiera que…), son también relativos que suelen
llevar envuelto su antecedente, se construyen regularmente con indicativo y equi-
valen a los nuestros en -quier o -quiera seguidos de que: “Quisquis est”, Cic. (quien-
quiera que sea). “Ubicumque erĭmus” (dondequiera que estemos).
Observaciones. 1.ª Estos adjetivos no solo señalan la cantidad, la calidad y el
número sino que sirven también para ponderar. Así, “quotquot sunt” puede significar
‘tantos cuantos son, ni más ni menos’ y ‘cuantos sean, si muchos, si pocos’. El indi-
cativo envuelve ambos sentidos; el segundo se halla algunas veces determinado por
el subjuntivo: “quotquot sint”.
2.ª Estos relativos deponen a veces su carácter, compareciendo como meros determina-
tivos11: “Quacumque ratiōne”, Cic. (por cualquier medio). “Rem patris oblimāre malum est
ubicumque”12, Hor. (dilapidar el patrimonio es malo siempre).
3.ª La terminación -cumque (-cunque) puede trasponerse: “Quo me cumque rapit tem-
pestas”, Hor. (a dondequiera que me empuje el viento). “Quod erit cumque visum, ages”, Cic.
(harás lo que te parezca).
Relativos mixtos
§ 245. Para establecer la relación de igualdad en una comparación se emplean en latín
los adverbios correlativos tam… quam modificando a un adjetivo o a otro adverbio. Ahora
bien: los relativos mixtos encuelven a quam, sus correspondientes demostrativos a tam, y
unos y otros la idea de calidad, magnitud o número. Así pues:
Si se trata de equiparar dos objetos, o fases de un mismo objeto, en calidad, can-
tidad o número, no hay sino apelar a los relativos mixtos callando o expresando los
respectivos antecedentes, verbigracia: “Non despĕro fore alĭquem aliquando qui
exsistat talis orātor qualem quaerĭmus”, Cic. (no pierdo la esperanza de que haya al-
guien alguna vez que resulte tan buen orador como lo deseamos). “Tanto anĭmo tu-
lit illam calamitātem quanto debŭit”, Sén. (soportó aquella calamidad con toda la
grandeza de alma que debía). “Quot homĭnes, tot sententĭae”, Ter. (hay tantas opi-
niones como individuos).
Observaciones. 1.ª Son de poco uso en castellano los adjetivos o frases adjetivas co-
rrespondientes a los relativos mixtos, por ejemplo cual 13 , cuan grande, cuan numeroso, etc.,
y se usan en su lugar adverbios relativos, ya solos, verbigracia como, cual, ya haciendo juego
con sus respectivos antecedentes, verbigracia tal como o cual (cual invariable, adverbializado),
11
Lo mismo sucede a los nuestros equivalentes cualquiera, comoquiera, etc., perdiendo entonces el que
pospuesto. Doquiera, relativo, por doquiera que, es una construcción a la latina modernamente introducida en
verso y tachada de dura por Bello, no sabemos con qué fundamento, en la Bibl. Amer., tom. i, pág. 39. Sobre
otras particularidades de estos relativos habla el propio Bello en el cap. 41 de su Gramática.
12
V. § 84, B. Obs.
13
Usado adjetivamente, verbigracia:
Cuales son nuestros servicios
Tales son los beneficios.
Fernán Pérez de Guzmán
V. Bello, Gr., § 180, § 194, a, nota, y cap. 40.
así como, tanto como, etc.14. En latín se usan también adverbios para comparar, verbigracia
velŭti, qualĭter, sicut, etc., pero el adjetivo, cuando tiene lugar, es preferible al adverbio.
* En Juvenal se lee: “Talis erat ut est hodĭe” (era como es ahora): ut en vez de qualis. En
comparaciones de más de un miembro alternan tal vez el adjetivo y el adverbio, como se ve
en aquel bello pasaje de Catulo:
Qualis in aerii pellucens vertĭce montis
Rivus muscōso prosĭlit e lapĭde,
Qui quum de prona praeceps est valle volūtus,
Per medĭum densi transit iter popŭli,
Dulce viatōri lasso in sudōre levāmen
Quum gravis exustos aestus hiulcat agros;
Ac velŭti nigro iactātis turbĭne nautis,
Lenĭus adspirans aura secunda venit…
Tale fuit nobĭs Manlĭus auxilĭum.
* 2.ª No sucede en latín, como en castellano, que expresiones de la relación de igualdad
pasen a serlo de la de identidad. Así decimos: “Tan graves males como padecimos” (Mariana)
en el sentido de “los males tan graves que padecimos”. “Tantos años como ha duermo en el
silencio del olvido” (Cervantes) en vez de “los muchos años que ha duermo”, etc.
14
“Describiéndolos como ellos fueron”, Cerv. “El poeta no hace más que pintarlo (al Cid) tal como fue”,
Bello.
PRONOMBRES VARIOS
Comprendemos aquí bajo la denominación de pronombres así los personales como los
demostrativos. Habiendo tratado en el capítulo anterior del relativo, trataremos en el pre-
sente de los restantes, dividiéndolos, para mayor claridad, en personales, reproductivos, inte-
rrogativos e indefinidos.
Personales
§ 246. Respecto de pronombres personales, nos quedan por añadir a lo ya ex-
puesto (§§ 44, 112) las observaciones siguientes:
1.ª Ipse suele usarse enfáticamente como pronombre de primera y segunda per-
sona, verbigracia: “Ipse vidi”, Virg. (yo lo vi). “Ipse venĭto”, íd. (ven tú).
2.ª En vez de ego, meus, suele decirse nos, noster, ya por modestia, ya sin motivo
especial, y aun se hallan entremezcladas estas formas y las otras: “Non ego perfĭdum
/ dixi sacramentum; / ibĭmus, ibĭmus1, utcumque praecēdes”, Hor. (no he jurado en
vano: iré, iré a dondequiera que te adelantes).
3.ª Respecto de la diferencia entre los genitivos nostrum, nostri; vestrum, vestri, v. cap.
ix, §§ 263, 265.
Reproductivos
§ 247. El adjetivo demostrativo señala directamente los objetos según la posición
real que ocupan respecto de la persona que habla, verbigracia: “ille mons” (el monte
que está allí), o los señalan inmediatamente, reproduciendo un concepto anterior,
atendido el lugar que ocupan en el discurso, verbigracia: “ille mons” (el monte de
que hablé arriba). En el segundo caso, el demostrativo toma el carácter y el nombre
de reproductivo.
§ 248. Respecto de los reproductivos debe tenerse presente lo que sigue:
1.º Son menos usados que en las lenguas modernas (§ 112, 4.º).
2.º Is es el demostrativo más usado para reproducir el concepto dominante en
oraciones antecedentes y corresponde a nuestro él, ella. Se usa con el mismo valor
1
Se subentiende nos envuelto en ibimus.
ipse. En cuanto a ille, sirve para hacer resaltar un concepto no dominante en lo que
precede, equivaliendo poco más o menos al castellano aquel.
Observación. Obsérvese que los llamados pronombres de 3.ª persona no son sino de-
mostrativos reproductivos. Cuando decimos “él vino”, no señalamos directamente la persona
sino aludiendo a un nombre ya mencionado o consabido.
3.º Si se reproducen dos conceptos, el más remoto se aduce con ille o primus y
el próximo con hic o alter. “Hoc docenti et discenti debet esse proposĭtum; ut ille
prodesse velit, hic proficĕre”, Sén. (el que enseña y el que aprende deben procurar, el
primero ser útil, el segundo aprovechar). Si no importa que sea en el mismo orden
la reproducción, en lugar de ille… hic puede decirse alter… alter (el uno… el otro)
o unus… alter: “Hercŭles duas cernēbat vias; unam voluptātis, altĕram virtūtis”
(Hércules veía dos caminos: el uno el del placer, el otro el de la virtud).
* Observación. “Melĭor est certa pax quam sperāta victorĭa: haec in tua, illa in deōrum
manu est”, Liv. (vale más una paz segura que un triunfo que se espera: la una la tiene uno en
las manos; el otro depende de la voluntad divina). En este ejemplo los demostrativos haec,
illa no son reproductivos, pues señalan directamente los objetos que el escritor, por una fic-
ción mental, supone tener delante: próximo el uno (haec pax), lejano el otro (illa victorĭa).
A usarlos como reproductivos se habría invertido el orden: illa… haec.
4.º No se dice alter… alter sino alĭus… alĭus cuando no hay oposición entre dos
conceptos, o, de otro modo, cuando en castellano preferimos unos… otros, sin artí-
culo, a los unos… los otros 2 : “Officĭa non eădem disparĭbus aetatĭbus tribuuntur: alĭa-
que sunt iuvĕnum, alĭa seniōrum”, Cic. (no corresponden unos3 mismos deberes a
edades diferentes: cuáles cumplen a la mocedad, cuáles a la vejez).
5.º Alter y alĭus, repetidos dentro de una misma cláusula o contrapuestos a pala-
bras afines, forman frases elípticas al tenor de las siguientes: “Alĭus alĭo modo viven-
tes”, Sal. (viviendo unos de un modo, otros de otro, o cada uno a su modo). “Alĭter
cum alĭo agendum est”, Sén. (a unos hay que tratarlos de un modo, a otros de otro, o a
cada cual a su modo). “Alterīus altĕra poscit opem res”, Hor. (de estas dos cosas la una
requiere el apoyo de la otra, y esta el de aquella, o bien se necesitan recíprocamente).
Observación. Se combina del mismo modo el interrogativo uter: “Uter utri insidĭas
fecit?”, Cic. (¿cuál de los dos armó lazo al otro?).
* 6.º En las construcciones explicadas, los demostrativos parecen a veces no referirse a
conceptos anteriores, de donde pudiera negárseles el nombre de reproductivos. En rigor lo
son siempre, subentendiéndose mentalmente los antecedentes; así, no puede decirse: “al-
tĕram ille amat sorōrem, ego altĕram”, Plaut. (él ama a la una hermana, yo a la otra) si no se
presupone que se habla de dos.
Interrogativos
§ 249. Hemos dicho, y conviene recordar aquí, que los adjetivos y adverbios interroga-
tivos no son sino relativos enfáticos.
§ 250. Insinuamos también (§ 39, Obs. 1.ª) haber alguna vez diferencia entre las dos
formas masculinas del pronombre relativo quis y qui.
Quis se refiere a las cualidades accidentales o exteriores, qui a las naturales o in-
ternas. Dirase, pues, quis y no qui en frases como estas: “Quis me volt?”, Ter. (¿quién
me busca?), “Quis vidĕor?”, íd. (¿qué tal parezco?); y qui en estas otras: “Tandem
cognosti qui siem”, íd. (al fin has venido a conocer lo que valgo), “Neque te quisquam
novit, neque scit qui sies”, íd. (nadie te conoce ni sabe qué casta de hombre eres).
§ 251. En las interrogaciones indirectas, si el interrogativo se usa adjetivamente,
es decir en combinación con un sustantivo, se prefiere qui a quis, verbigracia: “Disco
ventus in Italĭam qui bene vela ferat”, Prop. (indago cuál es el viento que dirige favo-
rablemente los bajeles a las costas de Italia)4.
§ 252. Tanto quis como los otros interrogativos, qualis, quantus, suelen usarse como
predicados, correspondiéndoles un adverbio castellano, con arreglo a lo dicho, § 117, 4.º,
verbigracia: “O quam te memŏrem, virgo?”, Virg. (oh, ¿cómo te llamaré?)5. “Hei mihi! qua-
lis erat!”, íd. (¡ay de mí! ¡cómo estaba!).
Indefinidos
§ 253. Ya hemos visto (pág. 67) que después de partículas como si, num, ne se
dice quis más bien que alĭquis, formándose de las dos palabras una sola en lo ha-
blado: siquis, nequis. Fuera de eso, con solo ir pospuesto puede quis, lo mismo que
quispĭam, usarse en sentido indefinido en vez de alĭquis, verbigracia: “Negat quis?
nego”, Ter. (¿dice alguno que no? yo diré lo mismo). “Quaeret quispĭam”, Cic. (pre-
guntará alguno).
4
Item Lucr., De R. N., 3, 1.033. Virg., Buc., 3, 103, usa la forma quis, pero es con el verbo nescio, que dán-
dole un valor especial la pone fuera de la regla: “Nescio quis teneros oculus mihi fascinat agnos”. Debe construí-
rse: “Oculus, nescio quis, fascinat” (cf. lo dicho, § 173, 2.º). Hay ediciones en que se lee: “Nescio quis teneros
oculis”, etc. Adoptada esta lección, el quis es enteramente sustantivo y nada deja que observar.
5
Es adjetivo predicado más bien que adverbio el cual de este pasaje de Pablo de Céspedes, como que lo
calcó atrevidamente sobre el de Virgilio que aducimos:
¡Oh más que mortal hombre, ángel divino!
¿O cuál te nombraré? No humano cierto
Es tu ser, que del cerco empíreo vino.
DE LOS PRONOMBRES
DE TERCERA PERSONA
1
Este se no es propiamente reflejo sino recíproco (Bello, Gr., § 330). Para distinguirse de aquel se acom-
paña algunas veces del adverbio invicem, verbigracia: “Qui se invicem dilexerunt”, Quint. (que se amaron mutua-
mente). Con verbos transitivos, a se invicem se prefiere inter se (por se inter se), verbigracia: “Inter se aspiciebant”,
Cic. (se miraban unos a otros).
2
El uso de suus, tal como aparece en este ejemplo, merece especial atención por lo elegante y significativo.
3
Hay esta excepción: en combinación con otro reproductivo, el dativo oblicuo no es le, la, sino se:
Antes que aquesta mies inútil siegue
De la severa muerte dura mano
Y a la común materia se la entregue.
Fernández de Andrada
En lo antiguo, en casos análogos, se decía ge:
Pidieron Rey a don Júpiter, mucho gelo rogaban.
Arc. de Hita
Pero este ge no era exclusivamente oblicuo, como asienta Bello (Gr., § 357, nota); se usaba también como re-
flejo en lugar de se.
4
V. Bello, Gr., cap. 35, f.
Mejor que eis, pues el concepto que se reproduce (sorores) está distante (§ 248, 2.º). V. el pasaje íntegro:
5
Carm., 3, 11.
6
Que en rigor son uno mismo. Bello, Gr., §§ 135, 136.
… El ceibo anciano
………………………………
Estalla al fin y rinde la ancha copa.
Huye la fiera; deja el caro nido
El ave y otro bosque, no sabido
De los humanos, va a buscar doliente.
Bello
El uso perpetuo del posesivo en casos como estos (su copa, su nido) es vicio moderno
que debe evitarse.
DEL GENITIVO
§ 262. El genitivo denota regularmente pertenencia, verbigracia: “liber Caii”
(el libro de Cayo). Úsase naturalmente como complemento adjetivo, es decir en com-
binación con un nombre; úsase también (aunque este es oficio secundario) como
complemento circunstancial, es decir en combinación con un verbo.
* Observación. La desinencia genitiva significó primitivamente lugar de proceden-
cia, verbigracia “calor solis” = “calor a sole” (el calor del sol, esto es que viene del sol); de ahí
pasó a significar pertenencia. Por una transición análoga, nuestra preposición de, de la signi-
ficación que trajo del latín (y que aún no ha perdido) derivó la de pertenencia, equivaliendo
así al sufijo del genitivo latino1.
Genitivo adjetivo
Genitivo circunstancial
§ 267. Omnĭa hostĭum erant. Fortis est non perturbāri
El verbo sum puede construírse con genitivo de posesión, verbigracia: “Omnĭa
hostĭum erant”, Liv. (todo era ya de los enemigos). Pero este genitivo se emplea prin-
cipalmente para significar pertenencia moral, incumbencia, verbigracia: “Fortis
est non perturbāri in rebus aspĕris”, Cic. (es de varón animoso no abatirse en los
contratiempos).
* Observaciones. 1.ª Este genitivo no es, propiamente hablando, circunstancial sino
adjetivo, ya se subentienda un sustantivo (res hostĭum, mos fortis), ya se le considere a modo
de adjetivo predicado. Y como tal aparece refiriéndose no solo a un sujeto regular sino tam-
bién al de una proposición infinitiva, verbigracia: “Amphŏra, curre; trium dicĕris esse pe-
dum”, Anth. Lat.
2.ª El genitivo de pertenencia moral puede reemplazarse por un adjetivo si lo hu-
biere equivalente (§ 209). El adjetivo es indispensable si el genitivo hubiere de ser el
de algún pronombre personal; se dirá, pues: “Tuum (y no tui) est vidēre”, Cic. (a ti te
toca verlo). “O Di! si vestrum est miserēri”, Cat. (¡oh dioses! si sabéis compadeceros).
3.ª Suum, sin embargo, no puede sustituírse a un genitivo reproductivo (verbigracia
eius, eōrum) si las reglas arriba dadas lo prohíben, es decir si no se refiere al sujeto de la mis-
ma proposición (§ 255).
5
V. Salvá, Gr., Prep. de, 17.º, pág. 246.
* 4.ª En castellano tenemos construcciones análogas, solo que el adjetivo posesivo está
circunscrito al lenguaje poético: “Es muy de caballeros andantes el dormir en los páramos y
los desiertos lo más del año”, Cerv.
Que no fue tuyo con servil lisonja
Al prócer orgulloso
Loores tributar6.
Gil y Zárate
“Nonne te misĕret mei?”, Ter. (¿no te compadeces de mí?). “O miserēre mei, miserēre
meōrum!”, Ovid. (¡oh! ¡compadécete de mí y de los míos!).
7
El Brocense, apoyado en la autoridad de Escalígero, pretende que estas formas son acusativas de plural
del adjetivo posesivo (Min. 3. 5. 3). Tiene en contra el hecho decisivo de aparecer larga en los poetas la -a final,
por lo cual Burnouf (Méth. Lat., § 379) y otros las reputan ablativos: mea re-fert, mea (re) intĕrest. Key cree que
mea refert, mea intĕrest es corrupción de meam rem-fert, meam inter-rem-est.
8
De igual modo se construyen sustantivos como nihili, flocci, pili, que valen ‘muy poco’; úsanse familiar-
mente y por donaire, como cuando decimos en castellano “dársele a uno dos higos”, “no valer un comino”.
DEL ABLATIVO
§ 274. La significación natural del ablativo es la de lugar de procedencia, y su ofi-
cio propio el de formar, con preposición o sin ella, complementos circunstanciales.
* El ablativo suele juntarse con adjetivos y participios, semejando complemento adjeti-
vo: depende eso de la fuerza verbal que aquellos envuelven; así, “urbs nuda o nudāta prae-
sidĭo” = “urbs quae-nudāta-est praesidĭo”. Se junta también inmediatamente con algunos
sustantivos por subentenderse un verbo (cf. § 104, 3.º).
Ablativo de origen
§ 275. El lugar de donde algo procede o se aparta, sea material o moralmente
hablando, se expresa con ablativo, o, de otro modo, el ablativo se construye con
verbos que de alguna manera denotan separación, extracción; por ejemplo, los que
significan ‘pedir’, ‘recibir’, ‘preguntar’ (que viene a ser pedir un conocimiento), ‘oír’
(que equivale a recibirlo), etc., verbigracia: “Audīvit a Curiōne”, Cic. (le oyó decir a
Curión). “Hoc audīvi de patre”, íd. (esto lo he oído de boca de mi padre). “Ex Sicca
potĕris cognoscĕre”, íd. (podrás informarte por Sica).
Observación. Con nombres de persona suele preferirse la preposición ab; ex
y de con los de cosa.
En esta materia, para evitar impropiedades, conviene consultar el buen uso de los
diccionarios.
Ablativo de causa
§ 276. a] La idea del lugar de procedencia se identifica fácilmente con la idea de
causa, a la cual sirve por lo mismo el ablativo. De aquí el ir en este caso el nombre
del agente en las proposiciones de pasiva (§ 129), verbigracia: “A Deo omnĭa facta
sunt”, Cic. (todo ha sido hecho por Dios).
Observación. Es de notar que en latín es frecuente expresar la idea de proceden-
cia en casos en que se prefiere en castellano la de medio o instrumento: así, en latín se
dice: “nil reliquērunt unde efferrentur”, Nep. (no dejaron nada de donde enterrarlos),
y en castellano: “nada con qué enterrarlos”. En virtud de esta tendencia de las prepo-
siciones por y de, de las cuales la primera significa medio y la segunda procedencia,
1
V. Salvá, Gr., pág. 242.
2
Pudiera sustituírse un adjetivo: “marmoreum”, Cic. (§ 209). Se dice también con genitivo: “montes
auri”, Ter. La diferencia es que en de marmore se percibe la idea de separación; se ve, digámoslo así, la mano del
hombre que trae el mármol para la fábrica; en “montes auri” los dos elementos monte y aurum son coetáneos:
no vemos ahí sino el significado de la creación.
taurus petit”, Hor. (el lobo acomete a dentelladas, el toro a cornadas); 3.º modo:
“Magno cum murmŭre”, Virg. (con gran ruido); 4.º cualidad, cantidad y número:
“Vir summo ingenĭo”, Cic. (hombre de gran talento; v. § 264); 5.º parte: “Prehende
me auricŭlis”, Pl. (cógeme de las orejas). “Narĭbus acres canes”, Ovid. (perros sagaces
de olfato); 6.º tiempo, lugar, distancia (v. cap. xiii); 7.º precio y estimación (v. § 272).
En una palabra, toda circunstancia cuya representación no corresponda claramente
a otro caso se significa con el ablativo.
Observación. El ablativo absoluto es cláusula más o menos independiente que
suele connotar procedencia: “Aris relictis, excessēre di”, Virg. (los dioses se alejan de
los altares que abandonan); modo: “Phalanx instructis navĭbus ibat”, íd. (marchaba
la flota con las naves en buen orden), y algunas otras relaciones. Cf. § 192.
a] Verbos
§ 278. Entre los verbos con los cuales se construye el ablativo en algunas de las
acepciones indicadas se cuentan: 1.º sum, verbigracia: “Agesilāus statūra fuit humĭli”
(Agesilao fue de estatura humilde) (cf. § 264, Obs. 3.ª); 2.º los que denotan abundan-
cia o escasez, verbigracia abundo, carĕo; 3.º los afectivos, verbigracia gaudĕo, laetor,
glorĭor; 4.º los deponentes utor, hacer uso; vescor, alimentarse; fungor, desempeñar
(un oficio o cargo); potĭor, apoderarse; frŭor, gozar; dignor, estimar digno; 5.º la frase
“opus est” (es menester), verbigracia: “Auctoritāte tua nobis opus est”, Cic. (para no-
sotros hay necesidad de tu autoridad = tenemos necesidad de tu autoridad). Cf. § 289.
Observaciones. 1.ª Cuando la cosa de que hay necesidad se expresa en cas-
tellano con un infinitivo, en latín se expresa con un participio pasivo de pretérito,
verbigracia: “Maturātu opus est”, Liv. (es menester apresurar), o bien, aunque con
menos frecuencia, con un supino: “Scitu opus est”, Cic. (es menester saber).
2.ª El nombre de lo que es menester puede ir también en nominativo, a que opus
se refiere entonces como predicado: “Multi opus sunt boves”, Varr. (son menester
muchos bueyes).
6.º Facĭo, en el sentido de sacrificar u ofrendar, demanda en ablativo el nombre de lo
que se inmola u ofrenda: “Cum facĭam vitŭla”, Virg. (cuando haga el sacrificio de una terne-
ra). “Ter fit mero”, Tib. (tres veces se hace la oblación del vino). También se construyen con
ablativo en el sentido que manifiestan estos ejemplos: “Quid Tulliŏla mea fiet?”, Cic. (¿qué
será de mi pobrecita Tulia?). “Nescit quid facĭat auro”, Plaut. (no sabe qué hacer del oro).
b] Adjetivos
Piden ablativo los adjetivos siguientes: 1.º Los de significación análoga a los
verbos expresados, como dignus, indignus (dignor), laetus (laetor), etc., verbigracia:
“dignus laude vir”, Hor. (hombre digno de alabanza); “laetus sua sorte”, íd. (contento
con su suerte). 2.º Fretus, aliēnus, praedĭtus, contentus, assuētus, natus piden en abla-
tivo aquello en que uno se apoya, de que carece, está adornado, contento, a que está
acostumbrado, de donde proviene, etc., respectivamente, verbigracia: “labōre assuē-
tus”, Cic. (acostumbrado al trabajo). 3.º Los comparativos (§ 215).
Aliēnus pide a veces ablativo con la preposición ab.
DEL ACUSATIVO
§ 279. El oficio primordial del acusativo es señalar el objeto que padece la ac-
ción del verbo.
* Observación. Aun las veces en que el acusativo no es complemento directo, indica
un objeto adonde la acción se encamina en cierto modo, aunque no sea recayendo sobre él
directamente. Así pues, el ablativo y el acusativo, en su valor fundamental, indican relacio-
nes opuestas: aquel, origen; este, fin.
Complemento directo
§ 280. Los verbos transitivos, con los cuales se construye el acusativo, pueden,
por lo que mira a esta construcción, clasificarse así:
1.º los de reconocido carácter transitivo (advertido siempre en los diccionarios)1,
verbigracia: “Vipĕra limam momordit”, Fed. (una serpiente mordió una lima).
2.º los verbos impersonales cuya conjugación se dio en el § 73, iii, B, y cuya cons-
trucción se explicó en el § 270, y con ellos el igualmente impersonal pluit 2 : “Pluit
lapĭdes” (llovió piedras).
3.º los unipersonales praetĕrit, fugit, latet 3 , fallit (ocultársele a uno, escapárse-
le); iuvat, agradar; decet, sentar bien; dedĕcet, sentar mal; oportet, convenir, los cuales
suelen llevar por sujeto un pronombre neutro como hoc, illud, o bien una proposi-
ción infinitiva (§ 150, 2.º).
§ 281. El acusativo sirve también de complemento a verbos intransitivos usados
accidentalmente como transitivos, a saber:
1.º Los que significan ‘llorar’, ‘gemir’, ‘reír’ (y además horrĕo, y aversor, tremo,
erubesco, mirar con horror, temor, vergüenza) suelen tomar en latín, y algunas veces
en castellano, cuando se desvían de su acepción recta, un acusativo, generalmente
de cosa, verbigracia: “Fata gemit”, Cat. (llora su suerte).
1
Regularmente con el calificativo activo en el sentido de transitivo.
2
Se halla también con ablativo, verbigracia “lapidibus”, Liv. Respecto de la construcción de su equivalen-
te castellano, ‘llover’, v. Bello, Gr., § 338, b.
3
Justino, Plin. Aparece en la 3.ª de plural: “nec latuere doli fratrem”, Virg. [ni al hermano se ocultaron
los engaños].
Complemento circunstancial
§ 282. El acusativo sirve de complemento circunstancial rara vez sin preposición,
frecuentemente con ella.
1.º Sin preposición. Hay algunos verbos que se construyen con dos acusativos, uno
significativo de persona o cosa personalizada y es el complemento directo, el otro sig-
nificativo de cosa y es el circunstancial; según esto, al volver la proposición por pasiva,
el primero pasa a nominativo y el segundo queda intacto. Estos verbos son:
V. Cerv., Quij., part. 1.ª, cap. 47.
4
Complemento adjetivo
§ 283. El acusativo sin preposición, como ya se dijo (§ 108), no se construye
como complemento adjetivo si no es con los verbales de verbos transitivos: infini-
tivo, gerundio, supino y participios de activa. Algunas veces, sin embargo, aparece
como tal con nombres que se asimilan a dichos verbales, a saber:
1.º Asimilan los poetas al participio de pretérito deponente transitivo el de pre-
térito pasivo y aun simples adjetivos, y en tal virtud los construyen con acusativo6,
verbigracia: “Exuvĭas indūtus Achillis”, Virg. (vestido con los despojos de Aquiles).
“Nuda pedes”, Ovid. (ella con los pies desnudos). Este acusativo significa general-
mente, o bien la cosa que padece la acción envuelta en el participio: vestido… ¿qué
es la cosa vestida? los despojos; o bien la parte en que se localiza la acción o hecho:
¿desnuda en qué parte? en los pies; y puede traducirse por una cláusula absoluta:
‘Héctor, vestidos los despojos de Aquiles…’; ‘ella, desnudos los pies…’. En el segundo
caso, el complemento se llama determinativo.
6
Son estos participios y adjetivos en cierto modo deponentes, puesto que deponen su natural sentido
pasivo o neutro para tomarlo activo con fuerza transitiva. Cf. Bello, Gr., § 380. Por el mismo camino, adjetivos
como felix han venido a usarse en sentido activo, aunque sin fuerza transitiva: Virg., Buc., v, 65; Aen., i, 330;
Mart., i, 102, 2. Por lo que hace a los ejemplos castellanos que siguen, no hay que equivocar la construcción que
incluyen: “caballero vestido”, en que el participio concuerda con el sujeto, con aquella otra citada en la pág.239,
nota: “visto los Senadores”, en que el participio no concuerda, el cual, por lo mismo, no es transitivo sino forma
abreviada.
Complemento adverbial
§ 284. Algunos nombres han llegado a usarse adverbialmente en el acusativo:
1.º varios sustantivos y adjetivos neutros (pronombres especialmente), verbi-
gracia: “Nihil mea carmĭna curas”, Virg. (no atiendes mis cantos). “Quid lacrĭmas?”,
Prop. (¿por qué lloras?). “Magnum loqui”, Hor. (declamar con grandilocuencia).
“Dulce ridēre”, íd. (sonreír dulcemente). Los dos últimos giros pertenecen a la poesía.
También decimos en castellano: “esto me parece nada bueno”. Cf. Bello, Gr., § 361, b.
“Qué tardas? ¿por qué ingrata te detienes?”, F. de Herrera.
2.º id genus, de esa especie; id aetātis o tempŏris, de esa época; magnam partem, en gran
parte; summum, a lo sumo; cetĕra, por lo demás; suam vicem, en lo que le concierne, y algún
otro, verbigracia: “Cetĕra laetus”, Hor. (por lo demás estoy satisfecho). “Hodĭe postrēmum
me vides”, Ter. (hoy me ves por última vez).
7
Ocurre en Plauto; verbigracia, Truc., 2, 7, 72; Paen., 5, 5, 29; Aul., 3, 2, 9 y 4, 10, 18; Cas., 2, 6, 54 y 56;
Curc., 5, 2, 27; Amph., 1, 3, 21; Most., 1, 1, 33.
8
Por conservar la fuerza prepositiva de prope.
9
“Émulo a las edades”, dice de Merlín Cervantes, y Ruiz de Alarcón en Verd. sosp.:
Y el bayo, que ser procura
Émulo al dueño que lleva.
DEL DATIVO
§ 285. El dativo señala el término de una acción realizada, ya se halle esta repre-
sentada por un verbo transitivo con su complemento directo, ya por un verbo in-
transitivo solo.
Observación. En los verbos intransitivos que piden dativo, el objeto directo de la ac-
ción (como observa Burnouf ) está envuelto en el mismo verbo y representado por la raíz;
así “opitulāri alicŭi” no es otra cosa que “opem-ferre alicŭi”.
1
La acentuación natural es dedērunt; aquí es esdrújulo por licencia poética.
3.º Los compuestos de sum, excepto absum 2 (que pide ablativo) y possum (que
forma proposiciones semiinfinitivas: § 153, 2.º), verbigracia: “Nostro sermōni in-
terfŭit”, Cic. (presenció nuestra conversación).
Dativo terminal
§ 288. El dativo señala no solo el término próximo de la acción del verbo, como
en “Di tibi divitĭas dedĕrunt”, sino también el mediato, ora provenga el serlo de la
naturaleza misma de las cosas, verbigracia: “Timēre alicŭi”, Ter. (temer por alguno,
temer que le resulte algún mal), ora de un acto de la voluntad, verbigracia: “Petĕre
gratĭam alicŭi” (pedir gracia en favor de alguno). Este dativo se llama terminal.
Observación. Obsérvese la diferencia entre el dativo y el ablativo en “Eius vi-
tae timĕo”, Ter. (temo por su vida; esto es, que le avenga a él algún mal), y “Metŭi a
Chrysĭde” (temía de Críside; esto es, que me viniera de ella algún mal).
Asimilamos este dativo al de adquisición por ser perfectamente análogos los dos giros: “Mobilis mens
3
Por ejemplo, cuando el verbo es ser, la preposición de suele volverlo con exactitud:
4
5
Esta lección propone Bentley.
6
Se prefiere solamente, sin ser siempre indispensable, cuando el sustantivo no es un pronombre personal:
Más precia el ruiseñor su pobre nido…
Que agradar lisonjero las orejas
De algún príncipe insigne…
dice Fernández de Andrada en vez de “agradar(le) las orejas a algún príncipe” (interviniendo en el segundo caso
un reproductivo pleonástico usual en castellano: cf. Bello, Gr., § 352, m). Y, sin embargo, solo este giro es acep-
table en el ejemplo de arriba: “atravesársele a un lobo un hueso en la garganta”.
7
En este caso (siendo el sustantivo un pronombre) se usan en castellano, por regla general, el comple-
mento dativo y el artículo definido en vez del adjetivo posesivo que es de forzoso uso en francés: “se me erizaron
los cabellos”; “mes chevaux se dressèrent”. Este artículo no es sino un demostrativo (= ille) que se refiere a la pri-
mera persona representada por el dativo antepuesto: me (cf. Bello, Gr., §§ 135, 136; 360, a). Sin embargo, hay
razones de claridad, eufonía y aun de elevación de estilo que hacen en ciertos casos preferible el adjetivo posesi-
vo; por ejemplo, en este pasaje de Carvajal (Jerem., cap. 5):
Pecamos ¡ay! y en duros vaivenes
La corona cayó de nuestras sienes.
“Se nos cayó la corona de las sienes” sería un giro prosaico y significaría un accidente fortuito. “Nuestra co-
rona cayó de nuestras sienes” sería una construcción intolerable en castellano.
8
Tal es la afinidad entre estos dos complementos que, así como la preposición de ha suplido por el ge-
nitivo, a (= ad ) suple por el dativo, quedando para como equivalente de ad, según se ve en la traducción del
ejemplo de Fedro que copiamos en la Obs. Sin embargo, es de notarse que estos complementos formados con la
preposición a no han llegado a adquirir en su plenitud la fuerza dativa que traen de su origen las formas prono-
minales le, les, la, las; esta es la razón de cierta diferencia que observa Bello, Gr., § 356, b. Cf. § 291, 1.º, Obs. 1.ª.
9
Análogo a este es el giro castellano que aparece en este ejemplo:
¡Oh! vive a la virtud, niño inocente.
Moratín
V. Salvá, Gr., p. 237.
§ 296. In aethēre
El nombre del sitio o región en que sucede lo de que se habla va en ablativo con
la preposición in, verbigracia: “In aethēre”, Virg. (en el aire). “In agris”, íd. (en los
campos). “In Britannĭa”, Cic. (en Inglaterra).
Observación. La preposición suele callarse si el sustantivo va acompañado de
un adjetivo, omisión forzosa si este fuere totus: “Aliēno loco proelĭum committunt”,
Cés. (traban combate en lugar desventajoso). “Delectum habŭit tota provincĭa”, íd.
(hizo leva de gente en toda la provincia).
También se calla: 1.º en la locución terra marīque o terra et mari; 2.º por licen-
cia poética: “Stant littŏre puppes”, Virg.1.
Tácito suele omitir la preposición, verbigracia: “campo aut littore iacentes”, An., 4, 74.
1
2
La relación que denotan aquí estas inflexiones domi, Romae, ruri, etc., es notablemente distinta de las
apropiadas al genitivo y dativo. Pero no se debe perder de vista que el genitivo latino de la 1.ª y 2.ª declinación
corresponde exactamente en la forma al locativo sánscrito y zendo, y así no hace aquí sino recobrar este valor
que debió de tener originariamente (cf. Bopp, Vergl. Gram., § 200). La característica de aquel caso es en singular
-i; ahora bien: el genitivo de la 1.ª declinación latina fue primero en -ai; esto supuesto, domi, Romae, ruri son
formas afines, reliquias sin duda de un antiguo locativo que caería en desuso, reemplazado por el ablativo, caso
destinado en el lenguaje común, ora vaya solo, ora reforzado de preposición, a responder a la pregunta ubi?
Varios antiguos gramáticos hablan del locativo como de un adverbio, acaso en cuanto el relativo que a di-
cho caso se refiere no ha de ser adjetivo sino adverbial, verbigracia: “Mortuus Cumis, quo se post fractas opes
Latinorum contulerat”, Liv. No podría decirse in quas (y sí solo in quam urbem, trayendo el relativo su sustantivo
al lado, sin referirse a otros anteriores). Krüger, Lat. Gram., cit. por Roby.
Muchos gramáticos modernos llaman locativos a las formas en -ae y en -i de raíces en -a y en -o (1.ª y 2.ª decl.).
3
Ruri y rure suelen usarse promiscuamente como locativos, pero la primera forma es la legítima, como
se advierte en la nota precedente; rure se usa acompañado de adjetivos.
4
La expresión en casa va perdiendo esta significación extensiva que aún conserva el adjetivo doméstico.
Sirva de ejemplo este pasaje en que el P. Isla, hablando de la utilidad de la emulación entre traductores, alude al
gremio de la Compañía de Jesús y a escritores de la misma: “Pero no salgamos de casa y vayan solo tres ejempla-
res domésticos por no molestar”.
5
Matáfora propia de un pueblo acostumbrado a victorias forasteras.
II – Apartamiento
§ 300. Ex theatro
El nombre que denota lugar de procedencia va en ablativo con ab (de cerca de) o
con ex o de (de dentro de). “Ab eo loco”, Cés. (de aquellas inmediaciones). “Exeāmus
e theatro”, Cic. (salgamos del teatro).
Observaciones. 1.ª La preposición se calla algunas veces: “Caelo demittĭtur alto”,
Virg. “Se movēre loco” es locución autorizada por Cicerón y César.
2.ª La especie de verbo que se emplea influye también en la elección de una de las pre-
posiciones ab, ex, de. Los compuestos de la preposición ab la prefieren en el régimen; los
compuestos de ex admiten cualquiera de las tres; con los compuestos de de es poco usada ex.
§ 302. Ab nobis
Si se señala el lugar aludiendo a persona, se usa la preposición ab: “Ab nobis”,
Plaut. (de casa).
Observación. Es permitida la combinación “ab nobis domo”, Plaut. (de mi casa).
§ 303. In forum
El nombre del lugar a donde uno se dirige va en acusativo con ad (hacia cerca
de) o con in (hacia dentro de). “Ad forum ire”, Ter. (ir hacia la plaza). “In forum”,
Cic. (a la plaza).
Observación. Los poetas callan a veces la preposición: “Tumŭlum venīmus”, Virg.
§ 306. Devortit ad se
Si se determina el lugar aludiendo a alguna persona, se emplea la preposición ad:
“Devortit Clodĭus ad se”, Cic. (Clodio se volvió para su casa). “Legātos ad Caesarem
mittunt”, Cés. (envían legados a César).
Observación. Para referirse con mayor claridad al domicilio puede decirse “domum
ad se”, “domum ad Cicerōnem”.
IV – Tránsito
V – Extensión
ad minōra perduxit”, Cés. (mandó hacer dos fosos de doce pies desde los reales ma-
yores hasta los menores)6.
VI – Distancia
Complementos de tiempo
Las circunstancias de tiempo se asimilan a las de espacio y se expresan por los
mismos casos que aquellas.
I – Época
6
“Areas latas pedum denum facito”, Colum. Item Plin., xxxvi, 19, 4.
7
Aparece algunas veces in: “Tempore in illo”, Luc.
II – Transcurso de tiempo
III – Aplazamiento
IV – Duración
Cf. § 200.
9
años). “Augustus gerĕre magistrātum minorĭbus annis triginta permīsit”, Plin. men.
(Augusto permitió ejercer la magistratura a los menores de treinta años). En ocasio-
nes se emplea el ordinal: “vigesĭmo aetātis anno” (a los veinte años).
§ 316. Observación
En castellano, a imitación del latín, es frecuente la ausencia de preposición en los com-
plementos de época, distancia, duración y dimensión, verbigracia: “Las primeras buenas
nuevas que tuvo el mundo las dieron los ángeles la noche que fue nuestro día”, Cerv.
– enjambres voladores
De moscas en espeso remolino
Las mañanas de abril vagan errantes.
Hermosilla10
10
Apenas se concibe cómo Baralt (Dicc. gal., pág. 545) se atreve a calificar de galicismo esta omisión, de
que pudieran citarse infinitos ejemplos de autores clásicos. Él sostiene que, en vez de “aquel día que llovió tan-
to” debe decirse “aquel día en que” sin advertir que al proponer esta corrección incurre en un olvido, casi en una
contradicción, pues, al completar la frase, el primer miembro aquel día es natural que resultase también com-
plemento (como se ve en este pasaje de Solís: “El día que se ejecutó la sentencia se fue Cortés a Zempoala”), y
en ese caso habría que juntarle también la preposición, como consecuencia lógica de la misma regla; pero ¿qué
cosa más desapacible que frases como esta: “En aquel día en que”? Cf. Bello, Gr., §§ 150, 313, b.; cap. xxxvi, a, b.
MODOS Y TIEMPOS
Indicativo
Subjuntivo
§ 319. El modo subjuntivo se usa:
1.º en proposiciones subjuntivas (§ 160).
2.º en interrogaciones indirectas (§ 173).
3.º en las directas algunas veces (§§ 169, 181).
4.º en proposiciones relativas que se asimilan a las interrogativas, o llámense in-
definidas (§ 180, 2.º).
1
Tiempo realmente perifrástico (pág. 118, nota 44).
2
Esse rara vez se expresa. Cf. § 159, Obs.
3
Para mejor inteligencia, léanse íntegros los pasajes. Cic., Pro Lig., vi. Horat., Sat., i, x, 64, 65. Cf. Bello,
Anál. ideol., § 108, sq.
4
No lo advierten los gramáticos que hemos consultado, pero los ejemplos son decisivos. El valor del per-
fecto en esta sustitución es metafórico.
Armonía temporal
§ 321. La armonía temporal consiste, ya en emplear el tiempo correspondiente a
la época del hecho de que se habla, ya en que, cuando se habla de presente o futuro,
no se introduzca intempestivamente un pretérito o, si de pasado, un presente. Esta
es una regla general que tiene algunas excepciones:
1.º a) Presente histórico. Se usa el presente (llamado en este caso histórico) para
narrar con viveza, poniendo los hecho, por decirlo así, a la vista:
Muli gravāti sarcĭnis ibant duo;
Subĭto latrōnes ex insidĭis advŏlant.
Fed.
(iban dos acémilas cargadas, cuando de repente desemboscan unos salteadores)5.
b) Presente en vez de futuro. Se emplea para denotar, bien certeza de lo que se
afirma, bien precipitación en lo que se expresa: “Quam prendĭmus arcem?”, Virg. (¿a
qué punto iremos a hacernos fuertes?).
c) Imperfecto epistolar. Los romanos, al escribir una carta, se trasladaban men-
talmente al momento de recibirla y leerla el corresponsal, y así, en vez de hablarle
de presente, le hablaban de pretérito: “Hae tibi dictābam post fanum”, Hor. (esto te
escribo a espaldas de un templo).
Esta costumbre empezó a desaparecer en la época posclásica.
2.º a) Después de dum se usa generalmente el presente en vez del pretérito: “Haec
dum gerentur, Artaxerxes nuntĭum misit”, Nep. (mientras esto sucedía, Artajerjes
despachó un legado).
b) Después de ubi (y adverbios de igual significación) suele usarse el pretérito
en vez del presente: “Haec ubi audīvit, arma sumit”, Nep. (luego que oye aquello,
echa mano a las armas).
3.º El tratarse de un hecho cuya duración no se circunscribe propiamente a cierta
y determinada época permite en castellano6, mas no en latín, el uso del presente en
vez del tiempo que armonice con el contexto: “Illum natūra edĭdit ut ostendĕret quid
5
Cf. Bello, Gr., § 313.
6
Y exige en francés (Noel & Chapsal, Gr. fr., § 550, 2.º). Cf. Bello, Anál. ideol., § 36. “Decía un filósofo
que las raíces de las ciencias eran amargas pero dulces sus frutos”. “Los sabios más respetables de la antigüedad
se imaginaban que era lícito enseñar una cosa y pensar otra”, Torres Amat. – Es singular la combinación de am-
bos usos como se ve en esta estrofa de Pastor Díaz en La sirena del norte:
Que ya entonces el hado le enseñaba
Al hombre sin ventura
Que también el placer la muerte daba,
Que también es un monstruo la hermosura.
summa vitĭa in summa fortūna possent”, Sén. (la naturaleza produjo aquel hombre
para enseñar lo que pueden los mayores vicios exaltados al mayor poder).
Otros ejemplos: “Philosophĭa nos docŭit ut nosmet ipsos noscerēmus”, Cic. “Quaesisti a
me, Lucīli, quid ita, si Providentĭa mundus regerētur, multa bonis viris accidĕrent mala”, Sén.
4.º Ya para dar gracia y colorido al estilo, ya caprichosamente, se permiten a ve-
ces los escritores latinos el uso del presente en vez del pretérito imperfecto y del per-
fecto en vez del pluscuamperfecto en frases subjuntivas.
En este pasaje de Virgilio, Ecl., vi, 31 sq., ocurren a la vez las formas que el régimen de-
manda naturalmente y otras empleadas según la sustitución expresada:
Namque canēbat uti magnum per inane coācta
Semĭna terrarumque, animaeque, marisque fuissent…
Tum durāre solum et discludĕre Nerĕa ponto
Coepĕrit, et rerum paulātim sumĕre formas;
Iamque novum terrae stupĕant lucescĕre solem,
Altĭus atque cadant submotis nubĭbus imbres;
Incipĭant silvae cum primum surgĕre, cumque
Rara per ignāros errent animalĭa montes.
His adiungit, Hylan nautae quo fonte relictum
Clamassent, ut littus, ‘Hyla! Hyla!’ omne sonāret.
Verbos subordinantes: 1.º canēbat, 2.º adiungit (presente histórico). Formas subordina-
das empleadas naturalmente: fuissent, clamassent, sonāret 7 . Formas subordinadas empleadas
por licencia: coepĕrit, stupĕant, cadant, incipĭant, errent; “tempus praesens pro praeterĭto,
sed valet hoc ad vividiōrem oratiōnem”, advierte aquí Heyne.
Concurso de tiempos
§ 322. Regla general. En latín suele adoptarse la relación de anterioridad cuando
en castellano se prefiere la de coexistencia; o, de otro modo, los tiempos perfectos la-
tinos suelen equivaler a los respectivos imperfectos castellanos, verbigracia: legĕram
a ‘leía’, legĕro a ‘leeré’8, legisse a ‘leer’9, etc. En lo que sigue se verán algunas aplicacio-
nes de este principio.
7
Téngase presente que, cuando el verbo subordinante está en presente en vez de pretérito por figura o
licencia, se considera como si estuviera en pretérito para el efecto del régimen. Adiungit está por adiunxit, y por
esto decimos que sonaret, clamassent son formas empleadas naturalmente; v. la regla, §§ 161, 174. Cf. pág. 241,
nota 9.
8
“Ah, si pergis, abiero”, Ter. “Ego istaec recte ut fiant, videro”, íd. “Invenerit aliquam causam”, íd. “Tu vi-
deris”, alibi “videbis”, Cic.
9
V. atrás, § 155, Obs. 4.ª.
§ 323. Para significar relación de tiempo entre dos hechos se emplean dos pro-
posiciones: la una accesoria, acarreada por un adverbio de tiempo, llamada prótasis;
la otra principal (o completiva10), llamada apódosis11. La prótasis toma el nombre de
hipótesis cuando el adverbio que la introduce es si con subjuntivo. En este caso toda
la oración recibe el nombre de condicional. Veamos algunas combinaciones.
Indicativo
§ 324. 1.º Dos presentes pueden oponerse, lo mismo que en castellano, para de-
notar dos hechos sucesivos actuales12 (introduciendo la prótasis un adverbio deno-
tativo de anterioridad, verbigracia ubi, simul, ac). “Ubi lucet, magistrātus unguentur”,
Varr. (luego que amanece, los magistrados se ungen). Pero al presente de la próta-
sis es preferible (Regla gen., § 322) un pretérito perfecto, sustitución poco usada en
castellano13: “Simul alba nautis Stella refulsit, / concĭdunt venti, fugiuntque nubes”,
Hor. (siempre que aquel astro benigno sonríe a los navegantes, los vientos se aman-
san y huyen las nubes).
2.º Dos pretéritos perfectos se oponen, lo mismo que en castellano, para denotar
dos hechos sucesivos pasados, verbigracia: “Paullum ubi vidi, vim lacrimārum pro-
fūdi”, Cic. (luego que vi a Paulo derramé un torrente de lágrimas).
Observación. En vez del pretérito de la prótasis (vi) suele usarse en castellano la forma hube
visto. En latín ocurre alguna vez en este mismo caso la forma del pluscuamperfecto legĕram,
verbigracia: “Littĕras scripsi, statim ut tuas legĕram”, Cic. (escribí mi carta luego que hube leí-
do la tuya). “Quum intellexĕras id consilĭi capĕre, cur non dixti extemplo Pamphĭlo?” 1 4 , Ter.
10
Circunstancia importante, como veremos luego (§ 328).
11
El orden lógico pide primero la apódosis y después la prótasis, pero la inversión es más usual (§ 184; §
240, b).
12
O de tiempo indeterminado (pág. 44-45, A, a).
13
Es de muy raro uso la forma simple amé (y solo admisible en poesía; véase un ejemplo en Quintana, A
la invención de la imprenta, verso 187), mas la compuesta he amado es elegante a veces. “Después que aquella
luz celestial ha tocado y esclarecido nuestros ojos, luego nace otra diversa y nueva faz a todas las cosas”, Fr. Luis de
Granada.
Luego que en torno el español la arena
Ha paseado, manda ya que rompa
La esperada señal el aire, y suena
Marcial clarín y retadora trompa.
Bello
14
Cic., Ep. ad Att., 2, 12. Ter., Andr., 3, 3, 37. Plin., Epist., 2, 3. Este uso es raro, salvo cuando la inmedia-
ta sucesión entre los dos hechos se expresa con las partículas correlativas vix… quum…, la primera de las cuales
pide pluscuamperfecto, de que pueden verse bastantes ejemplos en Freund, s. v. Vix, ii. En castellano se usa al-
gunas veces en este caso la forma había leído en vez de hube leído; así traduce Hernández de Velasco el v. 857 y
siguientes del libro V de la Eneida:
No bien el repentino sueño había
Comenzado a trabar los lasos miembros,
Subjuntivo
§ 325. 1.º Dos presentes se oponen para denotar coexistencia o sucesión entre
dos hechos hipotéticos que se suponen actuales o de época futura indeterminada,
verbigracia: “Tu si hic sis, alĭter sentĭas”, Ter. (tú, si estuvieses o estuvieras en esta situa-
ción, sentirías o sintieras de otra manera). “Humano capĭti cervīcem pictor equīnam
/ iungĕre si velit, risum teneātis?”, Hor. (si a un pintor se le antojase o antojara unir
a una cabeza humana un cerviz de caballo, ¿contendrían o contuvieran ustedes la
risa, amigos?).
2.º Dos imperfectos se oponen en el mismo sentido de la anterior combinación:
“Tu si hic esses, alĭter sentīres”; suelen indicar, sin embargo, hechos menos probables,
más hipotéticos.
Observación. Al imperfecto de la apódosis puede sustituírse algunas veces el
mismo tiempo de indicativo: “Respublĭca potĕrat (en vez de posset) esse perpetŭa si
patrĭis viverētur institūtis ac morĭbus”, Cic. Y en castellano: “La república podía (en
vez de pudiera o podría) consolidarse si nos atuviésemos a las leyes y costumbres de
nuestros padres”.
Como se ve en esta redondilla de Tirso de Molina:
Si quien eres ignorara,
Ascanio, ocasión tenía
De juzgar a cobardía
La lealtad que en ti es tan clara.
3.º Dos pluscuamperfectos se oponen para denotar coexistencia o sucesión entre
dos hechos hipotéticos que se conciben pretéritos: “Si id scissem, numquam huc te-
tulissem pedem”, Ter. (si yo lo hubiese o hubiera sabido, no hubiera o habría venido
aquí)17.
Fuera de este hay otros cuatro pasajes iguales en el Siglo de oro (págs. 10, 25, 67, 151 de la edic. de la Acad.).
Ejemplos semejantes pudiéramos presentar de escritores modernos, especialmente catalanes, como Balmes
y el obispo Torres Amat. De desear es se restablezca universalmente este uso para aquellos casos en que la próta-
sis, lejos de ser hipotética, expresa un hecho, aunque futuro, indefectible, una creencia, una convicción profun-
da, como en los pasajes de Rivadeneira y el Maestro León.
17
O, como se decía siempre en lo antiguo: “Si supiera, no viniera”. “Si como vencieron los catalanes a
sus enemigos vencieran su ambición y codicia… dilataran sus armas hasta los últimos fines del Oriente, y viera
Jerusalén segunda vez las banderas cruzadas”, Moncada. Cf. Bello, Gr., § 315, Reg. 3.ª.
Observaciones
§ 326. Oraciones incompletas. En las oraciones que acabamos de explicar (llama-
das comúnmente condicionales), la prótasis, que hemos dicho ser una proposición
accesoria, puede también estar representada de otra manera; verbigracia, por una
cláusula absoluta (§ 192, Obs. 1.ª), por un participio, por una proposición concesi-
va, etc.; otras veces se subentiende. En todo caso el verbo de la apódosis sigue las re-
glas sentadas. Ejemplos: “O ego laevus qui purgo bilem! / non alĭus facĕret meliōra
poemătatatttta”, Hor. (¡necio de mí, que me purgo de la bilis! si no, nadie haría tan
buenos versos como yo). La prótasis (hipótesis en este caso) está envuelta al princi-
pio: si non purgārem. “Hanc mecum potĕras requiescĕre noctem”, Virg. (podías pasar
esta noche en casa). Potĕras por posses (§ 325, Obs. 2.ª); la hipótesis subentendida: si
velles. Lo mismo pueden explicarse aquellas expresiones usuales destinadas ordina-
riamente a expresar moderada y cortésmente alguna opinión19: “Velim” (querría yo);
esto es, “velim, si possim”. “Quis credat?” (¿quién creyera?); esto es, “quis credat, si
vidĕat?”. “Credĕres” (te figurarías); esto es, “credĕres, si vidĕres”.
Observación. En estas apódosis sueltas parece poderse usar a veces el pretérito per-
fecto de subjuntivo en vez del imperfecto, verbigracia: credidĕris por credĕres. Tales frases,
sin embargo, no son, en los más de los casos, apódosis sueltas sino proposiciones optativas
(§ 320, Obs.).
Al contrario, se usa sola la hipótesis, callada la apódosis, para expresar sentida-
mente un deseo, verbigracia: “Si nunc se ostendat!”, Virg. (¡si ahora apareciese!).
La apódosis ut laeter! u otra semejante está, digámoslo así, oculta en el fondo del
pensamiento20.
Ejemplo castellano de uno y otro caso:
¡Marte, Marte enemigo de los hombres!
¡Si quisieras, entrando en la batalla,
18
Cf. Bello, ubi supra, y, al fin de esta obra, nota sobre las Oraciones condicionales.
19
Cf. Bello, Anál. ideol., § 170.
20
Cf. Bello, Anál. ideol., ib., §§ 165-167; Gr., § 315, fin.
§ 328. Oración trimembre. Hasta aquí hemos considerado la apódosis como una propo-
sición independiente; puede, sin embargo, serlo completiva, y en este caso la oración ínte-
gra consta de tres proposiciones o miembros, como se ve en el análisis de la siguiente: “Plus
habitūrum me auctoritātis non dubitābam si prior ipse consurrexissem”, Sén.
1.º Proposición principal: “Non dubitābam”.
2.º Proposición completiva (apódosis): “Me habitūrum22 plus auctoritatis”. (En este caso
es infinitiva y sigue la regla del § 155; puede ser subjuntiva, § 161; interrogativa, § 174.)
3.º Proposición accesoria (hipótesis): “Si prior ipse consurrexissem”. (Sigue la regla del
§ 207.)
Tal es la forma de la más complicada combinación de proposiciones.
Tiempos perifrásticos
§ 329. Comprendemos bajo este nombre toda locución compuesta de que se
echa mano por carecer el verbo de una forma simple a propósito. He aquí algunas
observaciones dignas de atención a este respecto:
1.ª Los tiempos perifrásticos de activa, lectūrus sum, fui, etc., dan alguna vez la
idea de necesidad, que es propia de los pasivos legendus sum, fui, etc. “Effugĕre nemo
id potest quod futūrum est”, Cic. (nadie puede evitar lo que tiene que suceder).
2.ª El tiempo perifrástico castellano he de leer, usado con la énfasis que mani-
fiestan los siguientes ejemplos, se traduce en latín por el simple futuro legam, ver-
bigracia: “Te plura in hac re peccāre ostendam”, Ter. (he de probar que haces muy
mal en esto). “Quid autem Caecilĭo Plautōque dabit Romānus ademptum Virgilĭo
Variōque?”, Hor. (¿y por qué había el pueblo romano de otorgar a Cecilio y Plauto
cierta libertad negándola a Virgilio y Vario?).
21
Carm., 1, 11, 7. Alii fugerit.
22
Súplase esse.
Imperativo
§ 330. Observaciones acerca de este modo:
1.ª De las dos formas que en los cuadros de las conjugaciones se dan como sinó-
nimas, lege y legĭto, la 1.ª mira a lo presente, la 2.ª a lo futuro: “Dic mihi, Damoeta,
cuium pecus?”, Virg. (vamos, di, Dameta: ¿cúyo es este ganado?). “Tum te, quum
patrĭae quod debes solvĕris, satis diu vixisse dicĭto”, Cic. (cuando hayas cumplido tus
obligaciones para con la patria, entonces puedes decir que has vivido lo bastante)24.
Esta diferencia no siempre se halla observada en los clásicos. Cf. El Brocense, Min., i, 13, 8.
2.ª La forma en -tōte pertenece casi exclusivamente al lenguaje del foro.
3.ª Con valor imperativo suele usarse en latín (como en castellano)25 el futuro de
indicativo, verbigracia: “Nec sic incipĭes”, Hor. (y cuidado con empezar así).
4.ª Suele emplearse el presente de subjuntivo en vez del imperativo, especialmen-
te para suavizar la expresión, verbigracia: “Quiescas”, Ter. (descansa).
Frecuente es en el castellano antiguo este uso del subjuntivo; en los romances, sobre
todo, ocurren ejemplos como el siguiente:
Si te place, caballero,
Llévesme en tu compañía.
5.ª Los imperativos fac y cura con ut y subjuntivo forman tiempos perifrásticos
imperativos que carecen, como el subjuntivo, de aquella aspereza genial de las for-
mas netamente imperativas: “Fac venĭas” (ven, procura venir).
23
Quibus está por quod nobis, cf. § 239.
24
Solveris y dicito se corresponden como feceris y habebo, § 324, Obs. 4.ª. En castellano suele usarse en
este caso el futuro de indicativo: “Y cuando ella habrá también terminado (pág. 175-176, nota).
25
Cf. Bello, Gr., § 311.
6.ª Para mandar prohibiendo puede emplearse: 1.º Ne con imperativo; pero esta
construcción está circunscrita al lenguaje poético, verbigracia: “Ne nega”, Ter. “Ne
time”, íd. 2.º Ne (y a veces nec) con subjuntivo: presente para lo presente, “Ne transĕas”
(no pases); perfecto para lo futuro, “Ne transiĕris Ibērum”26, Liv. (no has de pasar el
Ebro). “Nec transiĕris”, Virg. “Quod tu tibi nolis, altĕri ne fecĕris” (no hagas a otro
lo que no quieras para ti). 3.º Non o nec con indicativo futuro (v. atrás, 3.ª). 4.º Noli
con un infinitivo: “Noli admirāri”, Cat. (no te admires).
Infinitivo
Infinitivo latino
§ 331. El infinitivo tiene unas veces carácter de sustantivo y otras de verbo. Como
sustantivo, y sustantivo neutro, hace veces de sujeto, predicado y complemento di-
recto, rara vez circunstancial (§§ 107, 131, 336). Como verbo entra en proposicio-
nes infinitivas (Sint. gen., cap. vii).
Los casos indirectos en el infinitivo se suplen con el gerundio.
§ 332. En el § 157 se dijo el arbitrio que se adopta en caso de faltar los futuros de infi-
nitivo. Si la proposición en que estos deben entrar sirve de apódosis en la oración (§ 328,
2.º), pueden suplirse de otra manera, a saber:
1.º El futuro imperfecto por medio del presente: “Vidit Homērus probāri fabŭlam non
posse, si cantincŭlis tantus vir irretītus tenerētur” 2 7 , Cic. (Homero comprendió bien que su
fábula no merecería la aprobación si un varón tan grande se dejaba seducir por meras canti-
nelas). Con probo (en vez de possum probāre) no se hubiera dicho probāri sino probātum iri.
2.º El futuro perfecto por medio del pretérito perfecto: “Puto multus potuisse ad sapien-
tĭam pervenīre nisi putassent se pervenisse”, Sén. (yo creo que muchos hubieran llegado a
ser sabios si no hubiesen creído serlo ya). Con pervenĭo (en vez de possum pervenīre) no se
diría pervenisse sino perventūros fuisse.
Es de notarse, sin embargo, que estas sustituciones casi no se practican en otro verbo
que en possum, de manera que posse legĕre, potuisse legĕre pueden considerarse como circun-
loquios o tiempos perifrásticos de infinitivo, equivalente el primero a lectūrum esse y el se-
gundo a lectūrum fuisse en oraciones condicionales.
Infinitivo castellano
§ 333. Al paso que en latín es raro el uso del infinitivo como complemento cir-
cunstancial y reducido el número de proposiciones a que puede juntarse el gerun-
dio para suplirlo en el acusativo y el ablativo, es frecuente en castellano la aparición
de complementos formados de un infinitivo y una preposición cualquiera. Resulta de
26
Otro caso en que el pretérito perfecto de subjuntivo se usa con valor de futuro.
27
No es la forma propia (§ 206, Obs. 2.ª).
Infinitivo histórico
§ 334. Para animar la narración o para denotar precipitación e impremeditación
en los sucesos suele emplearse en latín el infinitivo, en cuyo lugar usamos en castellano
el presente histórico (§ 321, 1.º)28. Así Virgilio, hablando de la súbita y maravillosa
aparición de una llama sobre la cabeza del niño Ascanio, se expresa en estos términos:
Nos pavĭdi trepidāre metu, crinemque flagrantem
Excutĕre, et sanctos restinguĕre fontĭbus ignes.
(llenos de asombro corremos a sacudir los cabellos encendidos y a apagar con agua
aquella llama milagrosa).
Observaciones. 1.ª El sujeto del infinitivo histórico va en nominativo.
28
Hurtado de Mendoza, imitando afectadamente a Salustio, trató de introducir en castellano el uso del
infinitivo histórico, pero nadie, que sepamos, ha seguido su ejemplo.
2.ª Algunos explican este infinitivo como complemento directo de un verbo tá-
cito, verbigracia: “Coepīmus trepidāre, excutĕre”29.
Gerundio y participios
§ 335. Frases en que ha de entrar un gerundio transitivo con acusativo, verbigra-
cia: “studiōsus videndi urbem”, se prefiere construírlas sustituyendo al gerundio el
participio pasivo concertado en el caso correspondiente con el sustantivo que había
de ir en acusativo, verbigracia: “studiōsus urbis videndae”.
Observaciones. 1.ª Nótese que el gerundio no es sino la terminación neutra sustan-
tivada del participio en -dus, la cual llega a tomar fuerza transitiva (cf. § 138, a), y por esta
razón algunos gramáticos prefieren llamar gerundivo a dicho participio.
2.ª Para que esta sustitución pueda hacerse sin peligro de impropiedad o violencia es
preciso que la idea del gerundio y la del sustantivo que de él depende puedan concebirse
conjuntamente como objeto del pensamiento; esto sucede en el ejemplo propuesto, donde
ciudad y ver son conjuntamente el objeto de studiōsus; es decir, constituyen la cosa deseada.
a] Genitivo. “Cupidĭtas veri videndi”, Cic. (deseo de conocer la verdad): por
verum videndi. “Cupĭdi bellōrum gerendōrum”, íd. (deseosos de hacer la guerra):
por gerendi bella.
Observaciones. 1.ª En vez de gerendōrum bellōrum o gerendi bella se hallan
ejemplos de la construcción irregular gerendi bellōrum, verbigracia: “Exemplōrum
eligendi potestas”, Cic. Es así como se construyen los genitivos nostri, vestri, sui, ver-
bigracia: “Stoici sui irridendis facultātem dedērunt”, Cic. (los estoicos han dado mo-
tivo de burlarse de ellos).
2.ª Adviértase que no ha de emplearse un adjetivo neutro plural sustantivado en
genitivo. Se dirá, pues, “ars vera et falsa diiudicandi” y no “verōrum diiudicandōrum”.
b] Dativo. “Galli locum oppĭdo condendo cepērunt”, Liv. (los galos eligieron sitio
para fundar una ciudad): en vez de condendo oppĭdum.
Observación. Se construyen el genitivo y el dativo con el verbo sum en sen-
tido de tendencia, mira, propósito, verbigracia: Gen. “Imperĭum regĭum conservan-
dae libertātis fuĕrat”, Sal. (el poder real había sido un medio de asegurar la libertad):
por conservandi libertātem. Dat. “Sapĭens vires suas novit; scit se esse onĕri ferendo”,
Sén. (el sabio conoce sus fuerzas; sabe que alcanza a llevar la carga): por ferendo onus.
c] Acusativo. Con las preposiciones ad, ob, inter; rara vez in, circa, ante. “Natūra
propensi sumus ad diligendos homĭnes”, Cic. (por naturaleza somos inclinados a amar
a los hombres): por ad diligendum homĭnes.
29
En el uso corriente de la lengua ha asumido ya este infinitivo la misma fuerza de las formas personales,
y en lo general no se puede suponer verbo alguno subordinante; véase, por ejemplo, César, B. G., 1, 16, 32, etc.
d] Ablativo. Con in, ad, de, ex; rara vez pro. “Honestas in voluptāte contemnenda
consistit”, Cic. (la honestidad consiste en despreciar el placer): por in contemnendo
voluptātem.
Úsase sin preposición con fuerza de cláusula absoluta, verbigracia: “Superstitiōne
tollenda, relligĭo non tollĭtur”, Cic. (extirpándose la superstición, no por eso se ex-
tirpa la religión).
§ 336. Ya se ha visto que en lugar del gerundio suele, por licencia, emplearse el
infinitivo (§ 198), verbigracia: “Tempus est maiōra conāri”, Liv. (es tiempo de em-
prender mayores cosas). “Avĭdi committĕre pugnam”, Ovid. (ansiosos de trabar la lid).
§ 337. Lo mismo que el participio pasivo de futuro suelen emplearse el de
pretérito de la misma voz y aun simples adjetivos, con una significación más extensa
que la de sus equivalentes castellanos. Hay a veces que traducirlos por un rodeo.
Ejemplo: “Post natos homĭnes”, Cic. (desde la creación del hombre). “Ab condĭta urbe
ad liberātam”, Liv. (desde la fundación hasta la libertad de la ciudad). “Scipĭo prop-
ter Afrĭcam domĭtam Africānus appellabātur”, Eutr. (Escipión se llamó Africano por
haber conquistado el África). “Ereptae virgĭnis ira”, Virg. (con rabia de que hubiera
sido arrebatada la joven). “Colŭber… posĭtis novus exuvĭis”, íd. (serpiente remozada
por haber mudado la piel).
Ya se habló de este modismo en el § 200, y allí pueden verse otros ejemplos.
DE LAS PARTÍCULAS
§ 338. Bajo esta denominación, autorizada por el uso, comprendemos los adver-
bios, preposiciones y conjunciones; y como a los diccionarios y tratados especiales
sobre la materia cumple dar minuciosa noticia de sus varias acepciones y combinacio-
nes, solo nos proponemos en el presente capítulo explicar aquellas que puedan ofrecer
dificultades por su desviación del significado y uso que se les ha señalado en el curso
de la obra o que tengan alguna influencia en la construcción de las proposiciones1.
ADVERBIOS
I. De tiempo
§ 339. Quum. a] Llevando por antecedente un nombre de tiempo sirve para de-
notar un espacio que se extiende hasta el presente mismo, verbigracia: “Multi anni
sunt, quum ille in aere meo est”, Cic. (hace muchos años que es mi deudor).
b] Con subjuntivo forma proposiciones accesorias causales o adversativas, ver-
bigracia: “Quum sint in nobis consilĭum, ratĭo, prudentĭa, necesse est deos haec ha-
bēre maiōra”, Cic. (puesto que nosotros tenemos seso, razón y prudencia, menester
es que los dioses tengan estas cosas en más alto grado). “Druentĭa, quum aquae vim
vehat ingentem, non tamen navĭum patĭens est”, Liv. (el Durance no es navegable
aunque lleva gran copia de agua).
c] Son notables los usos de la combinación quum… tum: 1.º Sirve para llamar
enfáticamente la atención sobre la concurrencia de varias circunstancias en un ob-
jeto, verbigracia: “Pax, quum iucunda, tum salutāris est”, Cic. (la paz, a más de ser
provechosa, es dulce = la paz es tan dulce como provechosa). 2.º Enlaza dos frases
en la primera de las cuales se sienta alguna cosa general, común o antigua, y en la
segunda se le opone otra especial, rara o nueva, verbigracia: “Lucullus, quum omni
litterārum genĕri, tum philosophĭae dedĭtus fuit”, Cic. (Luculo fue dado a todo gé-
nero de estudios, pero en especial a la filosofía).
Observación. En el último caso, para hacer resaltar más la oposición suele
acompañarse tum de maxĭme, vero, etĭam, imprīmis.
1
Para la redacción de este capítulo hemos tenido a la vista especialmente a Key, Latin Grammar; Burnouf,
Méth. lat.; Freund, Lat. W. B., y Tursellino, De part.
§ 340. Tum, iam, nunc suelen usarse repetidos para denotar la sucesión o la alter-
nación de varios hechos, verbigracia: “Stellārum motus tum incitantur, tum retardan-
tur”, Cic. (los movimientos de los planetas, ora se apresuran, ora se retardan). Iamque
hos cursu, iam praetĕrit illos”, Virg. (y aventaja en su carrera ya a estos, ya a aquellos).
Observación. De igual manera usamos en castellano ahora (y su contracción ora) y
ya, pero a entonces no damos nunca este valor; a la inversa, empleamos distributivamente
cuándo, lo cual en latín jamás sucede con quum ni quando 2 .
§ 341. Dum. a] Significa propiamente ‘mientras que’ y se construye ordinaria-
mente con indicativo, verbigracia: “Divīna res dum conficiebātur”, Nep. (mientras
que se celebraba la ceremonia religiosa).
Observación. Cuando se refiere a tiempo futuro se emplea igualmente en latín
el indicativo, aunque en castellano se use el subjuntivo3, verbigracia: “Dum homĭnum
genus erit, qui accūset eos non deĕrit”, Cic. (mientras dure o durare el linaje huma-
no, no faltará quien los acuse).
b] Suele introducir proposiciones que se asimilan a las causales, verbigracia:
“Totum corpus reipublĭcae curent, ne, dum partem alĭquam tuentur, relĭquas
desĕrant”, Cic. (atiendan al conjunto de la república no sea que, por acudir a una
parte, descuiden las demás).
c] Significa también ‘hasta que’, y en este caso, si la proposición que introduce
denota un fin, pide siempre subjuntivo, verbigracia: “Virginĭus, dum collēgam con-
sulĕret, morātus est”, Liv. (Virginio se detuvo para consultar con su colega).
Observación. Es digno de atención el presente de indicativo que en esta oca-
sión suele usarse en latín como en castellano en lugar del futuro, que sería el tiempo
propio4, verbigracia: “Dum redĕo, pasce capellas”, Virg. (mientras vuelvo apacienta
las cabras)5.
Donec significa propiamente ‘hasta que’, pero se usa frecuentemente como sinó-
nimo de dum, y se le aplican las mismas reglas.
§ 342. Antĕquam y priusquam (antes que) se usan con indicativo y subjuntivo:
con el primero regularmente cuando en la proposición que introducen se expresa
un hecho que realmente se verificó o ha de verificarse, verbigracia: “Priusquam hanc
uxōrem duxi”, Ter. (antes de casarme con esta mujer); y con subjuntivo cuando se
2
V. Bello, Gr., § 396. “Salieron diversas veces por la tierra a robar, y pelearon con los españoles, cuándo
próspera, cuándo adversamente”, Mariana.
3
Como nueva prueba de lo dicho (pág. 316, nota 16) véase el siguiente ejemplo, relativo al caso presen-
te: “Esté cuanto le placerá sin verme”, Tragicomedia de Calixto y Melibea.
4
“Quae maneant, dum me fata perire volent”, Prop.
5
La traducción de fray Luis de León dice:
En cuanto vuelvo prestamente
Las cabras apacienta.
(así huyan tus abejas de los tejos de Córcega; así tus vacas alimentadas con cítiso en-
sanchen sus ubres: que comiences a cantar)6.
Observación. En latín se comienza de ordinario por el deseo; en castellano se puede
principiar por la súplica expresándose esta con un imperativo, o bien por el deseo, y en este
caso aquella se expresa con el subjuntivo precedido de que, verbigracia7:
Sosiégate, así los cielos
Lo que buscas te deparen.
Tirso de Molina
Así alargue Dios tu vida,
Que el plazo dilates más.
El mismo
Sic e ita se usan también en frases optativas en que se hace un voto, en fe de lo
que va a aseverarse, verbigracia: “Ita mihi salva republĭca vobiscum perfrŭi licĕat, ut
non ego atrocitāte anĭmi movĕor”, Cic. (no goce yo con vosotros de la salvación de
la república si me mueve sentimiento alguno de crueldad)8.
§ 346. Tamquam se emplea a menudo como equivalente de quasi, como si, y
ambos suelen ir con presente o pretérito perfecto de subjuntivo, cuando en castella-
no usamos respectivamente el pretérito imperfecto o el pluscuamperfecto del mis-
mo modo, verbigracia: “Sic vive cum hominĭbus, tamquam Deus vidĕat”, Sén. (vive
entre los hombres como si Dios te estuviera viendo). “Tamquam Hortensĭo acerbi-
tātis alĭquid accidĕrit, angĭmur”, Cic. (nos afligimos como si a Hortensio le hubiera
sobrevenido alguna desgracia).
Lo mismo puede decirse de tamquam si, perinde ac si y también de velut y ceu
cuando llegan a usarse en este sentido.
Observación. A veces ocurren en latín el pretérito imperfecto y el pluscuam-
perfecto, y son indispensables cuando el verbo de la proposición principal se refiere
a tiempo pretérito, verbigracia: “Quam maxĭmas potuērunt, pecunĭas mutuāti sunt,
perinde ac fraudāta restituĕre vellent”, Cés. (tomaron prestada una gran cantidad de
dinero, como si quisiesen restituír lo que habían robado).
6
Véanse otros ejemplos: Virg., Ecl., x, 4-6. Ovid., Met., viii, 857-858; Her., iii, 135-137. Hor., Carm.,
i, 3, 1-2. Tib., iii, 6, 1-2. Prop., iii, 6, 1-2.
7
V. Bello, Gr., § 368, k. Fr. Luis de León, traduciendo precisamente el pasaje de Virgilio citado en el tex-
to, contraviene a la práctica general empezando por así… y empleando en seguida el imperativo.
8
“Así me cumpla Dios mis buenos deseos y nos libre a todos de poder de justicia, que no he tocado la
canasta”, Cerv.
Cuando non se combina con alguna de las palabras nemo, nullus, nihil, num-
quam, nusquam, debe atenderse mucho a su colocación, porque hay gran diferencia
en el sentido según que vaya antes o después: antepuesto destruye simplemente la
negación y pospuesto produce una afirmación en sentido universal11, así:
non nemo = alĭquis, alguno nemo non = omnis, todo hombre
non nullus = alĭquis, alguno nullus non = omnes, todos
non nihil = alĭquid, algo nihil non = omnĭa, todas las cosas
non numquam = aliquando, algunas veces numquam non = semper, siempre
non nusquam = alicŭbi, en algunas partes nusquam non = ubĭque, dondequiera
Ejemplos: “Non nulla pars milĭtum discēdit”, Cés. (alguna parte de los soldados
se retiran a sus casas). “Circumspĭce omnĭum animantĭum corpŏra: nulli non et color
proprĭus est, et sua figūra”, Sén. (pasa la vista por los cuerpos de todos los animales:
todos tienen su color propio y su figura). “Non numquam interdĭu, saepĭus noctu”,
Cés. (unas veces de día, más frecuentemente de noche). “Probi mores numquam non
plurĭmum prosunt”, Quint. (las buenas costumbres siempre aprovechan mucho).
Observaciones. 1.ª Cuando non va separado de la otra negación, cada cual
conserva su valor, verbigracia: “Nihil agĕre anĭmus non potest”, Cic. (el alma no pue-
de estar sin hacer algo).
2.ª Dos negaciones pueden también ocurrir sin destruirse: 1.º cuando se trata
de dar énfasis a una palabra o frase colocándola entre ne y quidem, y 2.º cuando una
frase negativa tiene dos o más miembros cada uno de ellos con su negación respectiva.
Ejemplos: “Maris tranquillĭtas intelligĭtur, nulla ne minĭma quidem aura fluctus
commovente”, Cic. (entiéndese por tranquilidad del mar cuando ninguno, ni12 aun
el menor vientecillo, levanta olas). “Non possum relĭqua nec cogitāre nec scribĕre”,
Cic. (no puedo ni pensar ni escribir lo demás).
3.ª Hay en latín frases nagativas cuya versión literal en castellano daría un senti-
do o ambiguo u opuesto al sentido original, las cuales, por lo mismo, deben tradu-
cirse cambiando o invirtiendo el giro. Ejemplos: “Non tulit hanc specĭem, furiāta
mente, Coroebus”, Virg. (enfurecido el ánimo, no pudo sufrir Corebo este espectá-
culo). ‘No llevó este espectáculo con ánimo enfurecido Corebo’ sería una traducción
infiel (cf. § 117, 7.º). “Hic murus ahēneus esto: / nil conscīre sibi, nulla pallescĕre
culpa”, Hor. (sírvanos de antemural de bronce el no tener nada que nos remuerda
la conciencia ni culpa alguna que nos haga perder el color). ‘No perder el color por
11
A explicarlo en lenguaje escolástico, diríamos que no antepuesto da una combinación contradictoria y
pospuesto contraria respecto de la idea o palabra con que se ha combinado.
12
O simplemente: “ni el menor”, etc.; ni por ni siquiera, ni aun, como alguna vez en latín nec solo, en vez
de: nec… quidem (= ne… quidem).
ninguna culpa’ podría significar que faltaba más bien el sentimiento de la vergüenza
que motivos de tenerla13.
PREPOSICIONES
§ 349. En el capítulo v de la Analogía se enumeraron todas las palabras que en los usos
comunes de la lengua aparecen como preposiciones; se especificaron los casos con que se
juntan y sus significados más generales; se insinuó igualmente que la preposición es en su
origen un adverbio de lugar que, sirviendo para reforzar y particularizar la significación ge-
nérica de un sufijo casual, pasó luego a exigir ella misma o, como vulgarmente se dice, a re-
gir cierto y determinado caso.
Hay preposiciones que han perdido totalmente su valor adverbial; son: a, ab,
apud, cis, cum, de, erga, ex, ob, penes, per, pro, tenus, trans.
Otras, en que ha prevalecido el valor preposicional pero que algunas veces re-
cuperan su valor propio usándose como adverbios, son: ad, adversus, ante, circum,
inter, post, prae, praeter, secundum, super y subter.
Las restantes son legítimos adverbios que ocasionalmente se usan como
preposiciones14.
Observación. Procul, lejos, a pesar de construírse frecuentemente con abla-
tivo (procul castris), no se ha comprendido entre estas porque aquel caso se explica
por la idea de alejamiento o separación que dicho adverbio entraña.
En el lenguaje poético castellano es muy común la conversión de adverbios y comple-
mentos de lugar en preposiciones, verbigracia: “delante el pecho”, “dentro su corazón”, “en-
cima la columna”, “en medio los banquetes”, etc.15.
13
D. Javier de Burgos traduce:
Culpa no haber que avergonzarnos pueda.
Epist., i, 1, 61
Las perífrasis como estas, a que es preciso apelar para dar el verdadero sentido de lo que se traduce, son
análogas, gramaticalmente hablando, a las superfluas que se explicaron en el § 241. Tienen de común y de ca-
racterístico la intervención del relativo. Ya expresivos como acá, ya ociosos como allá, parece por lo demás que
el uso de esta clase de rodeos procede de la baja latinidad. He aquí un ejemplo que tomamos de la Anthologia
latina (Burmann, ii, 209, vel Meyer, Epigr., 1558):
Euripides.
Siste! Quid ipse velim, rogitas? Cognosce, viator:
Euripides, tragico carmine clarus homo,
Hic iaceo. Istud erat quod te novisse volebam.
Ergo diu felix, care viator, abi.
14
Entre las preposiciones no hemos comprendido a uls, sinónimo de ultra, ni a secus, sinónimo de secun-
dum (“secus fluvios”, a lo largo de los ríos), por ser sumamente raras.
15
Ejemplos tomados de la traducción de la Ilíada por Hermosilla.
No es genial del castellano el interpolar un complemento entre la preposición y el término (como este
17
no sea un infinitivo: v. Bello, Gr., § 378, d ); por esta razón disuenan las construcciones siguientes:
Mejor es darle ahora sepultura
Entre de aquestos ramos la espesura.
Calderón
Y desde el margen del etiope Nilo
Hasta de Tule el límite remoto.
Villaviciosa
preposiciones (ab, ex, ad, in), verbigracia: “Usque a Dianĭo ad Sinōpen navigavērunt”,
Cic. (recorrieron navegando desde Denia, en España, hasta Sinub, en el Asia Menor).
“Magnificentissĭma dona usque ad Numantĭam misit ex Asĭa”, Cic. (envió riquísimos
presentes desde Asia hasta Numancia).
De su frecuente uso en la combinación que muestra el último ejemplo vino a
usarse de por sí en la significación de ‘hasta’, en la época clásica solo delante de nom-
bres propios y posteriormente delante también de apelativos.
§ 358. Versus fue también adverbio usado para reforzar las preposiciones ad e
in, verbigracia: “Catilīna ad Urbem modo, modo in Gallĭam versus castra movēre”,
Sal. (Catilina movía sus reales ora hacia Roma, ora hacia Galia). Suprimida la pre-
posición, asumió fuerza de tal.
Ya se ha visto que las preposiciones in, sub, subter y super se juntan ya con acusa-
tivo, ya con ablativo; he aquí algunos pormenores sobre esta diferencia:
§ 359. In. Va con acusativo denotando: 1.º movimiento para entrar a alguna
parte, verbigracia: “in urbem venīre”; 2.º objeto o destino, verbigracia: “Rhegĭum
quondam in praesidĭum missa legĭo”, Liv.; 3.º inclinación favorable o desfavorable,
verbigracia: “amor in patrĭam”, Cic.; “neglĭgens in amīcos”, íd.; 4.º época futura o pla-
zo, verbigracia: “transferre in annum proxĭmum”, Cic.; 5.º distribución o partición,
verbigracia: “Gallĭa omnis divīsa est in partes tres”, Cés.; “in capĭta” (por cabeza);
y 6.º en ciertas locuciones, como “mirum in modum” (por admirable manera), “in
dies” (de día en día). En todo otro caso va con ablativo, expresando siempre reposo.
Observación. Con los verbos ponĕre, collocāre puede usarse el ablativo o el
acusativo, pero se prefiere el primero.
§ 360. Sub. Cuando se refiere a lugar, se junta con acusativo si hay movimiento y
con ablativo en el supuesto contrario; aplicado al tiempo, va con el primero para de-
notar sucesión inmediata, verbigracia: “Sub galli cantum”, Hor. (al cantar el gallo), y
con el segundo para denotar coexistencia, verbigracia: “Sub adventu Romanōrum”,
Liv. (a tiempo que llegaron los romanos).
§ 361. Subter es menos usado que sub y suele aparecer con acusativo aun sin ha-
ber movimiento.
§ 362. Super suele ir también con acusativo, aunque no se denote movimien-
to, verbigracia: “Super telum subiectum pedĭbus stans”, Liv. (pisando un dardo).
Significando ‘acerca de’, ‘sobre’, va indispensablemente con ablativo, verbigracia:
“Multa super Priămo rogĭtans, super Hectŏre multa”, Virg. (preguntando mil cosas
acerca de Príamo y acerca de Héctor).
CONJUNCIONES
Copulativas
§ 363. Et, -que, atque o ac son sinónimas; no obstante, la primera es de uso más
frecuente que las segundas y preferible a ellas cuando se trata de enlazar frases largas;
-que se usa de ordinario para unir íntimamente dos ideas que han de ofrecerse al en-
tendimiento colectivamente y, por decirlo así, de un golpe, verbigracia: “Caedes, in-
cendĭa, interitusque reipublĭcae”, Cic. (matanzas, incendios y la ruina de la república).
Es en latín muy frecuente multiplicar las copulativas para estrechar más la unión
entre varias frases o miembros de frase; si aquellos son dos, se puede combinar así:
et… et, verbigracia: “Virtus amicitĭam et gignit, et contĭnet”, Cic. (la virtud crea la
amistad y al propio tiempo la conserva); -que… -que, verbigracia: “Quique Romae,
quique in exercĭtu erant”, Liv. (así los que estaban en Roma como los que estaban en
el ejército), y menos frecuentemente… -que… et, et… -que y atque… atque18.
Si los miembros que han de ligarse estrechamente son más de dos, se usa et de-
lante de todos o de los dos últimos, o… -que con los dos últimos19.
18
No se crea inútil la colocación de la conjunción delante de todos los miembros: es enfática y sirve para
establecer cierto paralelismo entre ellos, impidiendo que el primero aparezca como preponderante. En Homero
dice Agamenón a Aquiles:
A„eˆ g£r toi œrij te f…lh, pÒlemo… te m£cai te.
Il., 1, 177
En francés es muy frecuente este uso; recuérdese el comienzo de la Henríada:
Je chante ce héros qui régna sur la France
Et par droit de conquête et par droit de naissance.
En el Tasso dice Godofredo a los jefes de sus tropas:
Preparatevi dunque ed al viaggio,
Ed alla pugna e alla vittoria ancora.
Ger., canto i, 66
Así como hace falta en castellano; y sería de desear se restableciese, supuesto que se conoció en lo antiguo,
según afirma el autor de las Enmiendas y anotaciones a las obr. poet. del Mtro. León en la que pone a la traducción
del cap. 7 de Job, y confirma su aserto con ejemplos de Mena, Garcilaso y el propio fray Luis. Algunos pudieran
agregarse a estos, de escritores modernos; he aquí uno de Carvajal, Isaías, 40:
Mas del Señor Dios Nuestro duraderos
Serán y la palabra y los honores
Más allá de los siglos venideros.
Renovar este uso es simplemente devolver a la conjunción y la natural libertad que aún conserva la o:
O le compro con mi vida,
O con mi acero le compro.
Calderón
19
En los poetas suele juntarse a todos los miembros, incluso el 1.º, verbigracia:
Tota domus laeta est, materque, paterque
Nataque.
Ovidio
Así como unas veces se acumulan, otras se omiten estas conjunciones a fin de
dar animación y viveza al periodo, verbigracia: “Adĕrant unguenta, corōnae”, Cic.
(había allí perfumes, coronas). “Veni, vidi, vici” (llegué, vi, vencí)20.
Se suprimen también en las antítesis, verbigracia: “Tu rides, ego fleo” (tú ríes y
yo lloro).
Observaciones. 1.ª Se usa adverbialmente et significando ‘también’ en las combina-
ciones sed et, simul et, sic et, nam et y otras; suele además significar ‘aun’, ‘aunque’, verbigracia:
“Timĕo Danăos et dona ferentes”, Virg. (temo a los griegos aun trayendo ellos presentes).
2.ª Ac no se usa delante de voces que comiencen por vocal y -que no se combina con
pronombres ni adverbios terminados en c.
3.ª Es frecuente en los poetas apegar la enclítica -que (y lo mismo -ve) no al segundo
de los miembros que se unen sino a otra palabra, verbigracia: “Messālam terra dum sequi-
turque mari”, Tib. (mientras sigue a Mesala por mar y tierra). Otras ocasiones, yendo con la
palabra a que debe acompañar, esta no ocupa, sin embargo, el primer lugar de la frase a que
pertenece, verbigracia:
Nondum cerulĕas pinus contempsĕrat undas,
Effusum ventis praebueratque sinum.
Tibulo
(todavía no habían desafiado las naves a las azuladas ondas, ni dado al viento las velas
desplegadas).
Disyuntivas
§ 364. Aut, vel. Ambas se traducen igualmente por ‘o’, pero la primera suele usar-
se para denotar una alternativa o exclusión recíproca entre ideas objetivamente dis-
tintas, verbigracia: “Iam non possum oblivisci, mihi aut cum his vivendum, aut pro
his esse moriendum”, Cic. (ya no puedo olvidar que o he de salvarme junto con ellos
o morir en su defensa), en tanto que la segunda denota una distinción no esencial o
que se considera como de poca importancia para el fin de que se trata; así es que se
emplea para presentar varias cosas como objetos de elección o para aclarar o corregir
la idea con nuevas palabras21, verbigracia: “Vel tu me vende, vel face quod tibi lubet”,
Plaut. (véndeme o haz lo que quieras, poco me importa). “Post obĭtum vel potĭus ex-
cessum Romŭli”, Cic. (después de la muerte o, más bien, de la partida de Rómulo).
20
Palabras con que César comunicó a Roma su victoria sobre Farnaces.
21
Vel viene de volo, lo que explica bien su valor en estas frases. Se halla usada en castellano antiguo la voz
quier, no perfecto equivalente de vel, pero sí derivado de querer por un procedimiento análogo. “Quier haya
otros fijos de mujer legítima, quier non”, Partida 4.ª. “Envió a Ferrer de Lanuza, por embajador a su hermano
el rey de Aragón para suplicalle se determinase de volver a España, quier para ayudalle en aquella guerra, quier
para componer y asentar todos aquellos debates”, Mariana.
Vel, adverbialmente usado, significa ‘aun’, ‘hasta’, verbigracia: “Pro te vel rapĭdas
ausim maris ire per undas”, Tib. (yo por ti me atrevería hasta a atravesar las sober-
bias ondas del mar).
Se combina igualmente con los superlativos para reforzar enfáticamente su sig-
nificado, verbigracia: “Vel maxĭmum bellum popŭlum Romānum cum Antiŏcho
gessisse vidĕo”, Cic. (veo que el pueblo romano sostuvo la guerra más grande posi-
ble contra Antíoco).
INTERJECCIONES
§ 365. Algunas interjecciones se juntan, por un capricho de la lengua, a ciertos
y determinados casos con que forman frases puramente interjectivas; así, por ejem-
plo, o se junta con nominativo, vocativo y acusativo; proh con vocativo y acusativo;
vae y hei con dativo22.
Ejemplos: “O Regīna!”, Virg. (¡oh reina!). “O me misĕrum!”, Cic. (¡triste de mí!).
“O ego laevus!”, Hor. (¡necio yo!). “Proh sancte Iupĭter!”, Pl. (¡por Júpiter santísimo!).
“Proh Deum hominumque fidem!”, Cic. (¡válganme los dioses y los hombres!). “Vae
victis!”, Liv. (¡ay de los vencidos!). “Hei mihi!”, Cic. (¡ay de mí!).
Los adverbios en y ecce 23 suelen usarse interjectivamente combinándose con
nominativo o acusativo, verbigracia: “En Priămus!”, Virg. (he aquí a Príamo). “Ecce
misĕrum homĭnem”, Cic. (he aquí un desgraciado). “Ecce eum, eam”, “en illum, illam”
se contraen familiarmente en eccum, eccam, ellum, ellam.
22
En castellano ¡ay! es la única interjección que, a estilo latino, se junta con un caso indirecto, mediante,
sin embargo, la partícula de: ¡ay de mí! En lo antiguo se decía también ¡ay me!
¡Ay me! que mi destierro
Se alarga cada punto, y yo cativo,
Atado al duro hierro,
Estoy muriendo vivo
Entre los de Cedar, linaje esquivo.
P. P. Malón de Chaide
23
Ecce es probablemente imperativo de algún antiguo verbo de la misma raíz de oculus (acaso el sánscri-
to îksh, ver, cf. Pott, Et. Forsch., i. Th., s. 417; Döderlein, Lat. Syn. und Etym., vi, 112); otros, acaso con menos
acierto, dicen se compone de en y ce. En cuanto a en, parece derivarse de una raíz demostrativa. V. Gesenius, Lex.
Hebr., s. v. hen.
ALFABETO Y PRONUNCIACIÓN
Bopp, Vergl. Gramm., § 86, i. Curtius, Grundzüge der Griechischen Etymologie, pág. 474.
1
en castellano omitimos la u en casos en que nadie lo haría en latín, como en escama (squa-
ma), nunca (numquam), cantidad (quantitas).
En favor de la pronunciación de la u después de la q está también el modo como los grie-
gos representaban en su lengua los vocablos latinos en que ocurre esa combinación: Quintus
se decía KoÄntoj (Polibio, Plutarco); Quirites, Kuir‹tai (Dion Casio), y más comúnmente
Kur‹tai; inquilīnus, „gkouil‹noj (Apiano, Bell. civ., ii, 104).
II
PREDICADO
predicado latino
La teoría que presentamos relativa al predicado se basa en un principio más exacto y
más fecundo que el vulgarmente adoptado.
Los gramáticos aferrados a la hipótesis filosófica que divide la proposición en sujeto,
cópula y predicado suponen que no hay en rigor sino un solo verbo, el verbo ser, no con-
ceptuando a los demás, que llaman atributivos, sino como combinaciones de ser y un pre-
dicado o atributo.
Esta hipótesis, conocida generalmente con el nombre de sistema del verbo único, es el
fundamento de la confusa y mezquina explicación que suelen ofrecer los gramáticos respec-
to de la naturaleza y usos del predicado.
Concedemos que todos los verbos envuelven cierta fuerza afirmativa, pero es inacep-
table que esta fuerza afirmativa sea el verbo ser, que también la envuelve; ni atinamos a qué
conduce, si no es a embrollarlo y confundirlo todo, esa análisis extraña, esa distinción de
elementos que, dado que concurran allá en el fondo del pensamiento, aparecen siempre en
íntima e indisoluble asociación.
No alcanzamos la razón ni el objeto de semejante sistema.
Prescindiendo, para abreviar, de la faz ideológica, consideraremos especialmente la gra-
matical. Lo característico en el predicado aceptado por los gramáticos, es decir el predicado
compañero de ser, es su íntima relación con el verbo, refiriéndose, no obstante, al sujeto de la
proposición por lo que mira a la concordancia. Pero esta misma circunstancia característica
se produce, esta misma regla de concordancia se aplica en construcciones con otros verbos.
Es más frecuente este uso con los intransitivos que con los transitivos, pero puede decirse
que apenas hay en latín verbos que repugnen la anexión de un predicado. He aquí ejemplos
de verbos transitivos así construídos:
– sed aer
Scilicet ut debet, qui semper mobilis exstat,
Per patefacta venit, penetratque foramina largus.
Lucr., De R. N., iv, 890-892
3
Nouvelle grammaire de la langue latine, par M. Dutrey, Recteur de l’Académie de Bordeaux, Paris,
Hachette. Citamos la gramática latina más afamada tal vez entre las últimamente escritas en Francia, obra apro-
bada por el Consejo de Instrucción Pública. La misma deficiencia se nota en Burnouf y los demás.
sustantivo que modifican, denotan una cualidad inherente y distintiva. Y no solo son di-
ferentes entre sí el predicado y el epíteto sino que desempeñan oficios esencialmente con-
trarios. El epíteto, íntimamente enlazado con el sustantivo, denota una circunstancia que
subsiste independientemente y aun quizá a pesar de la acción que el verbo expresa, verbigra-
cia: “Hasta el manso cordero resiste”. El predicado, por el contrario, íntimamente enlazado
con el verbo, denota una condición cuya duración coincide con la acción que este expresa,
independientemente y aun quizá a pesar de la naturaleza del objeto representado por el sus-
tantivo, verbigracia: “Hasta el león se mostró manso”. Si, al revés de lo que sucede con los
otros verbos, el predicado que acompaña a ser significa algo permanente, es por la significa-
ción excepcional de este verbo.
predicado castellano
En castellano es mucho menos frecuente que en latín el uso del predicado: tal es la pri-
mera diferencia que se nota entre las dos lenguas a este respecto.
Los antiguos escritores castellanos no escrupulizaban el uso del predicado. Hoy la len-
gua es menos atrevida y ese uso se ha hecho raro. Con todo, empleado oportunamente, el
predicado da energía y elegancia a la frase, como se ve en este pasaje de Rioja:
El mismo cerco alado
Que estoy viendo rïente,
Ya temo amortiguado.
Giro atrevido, además, por la omisión a la latina de un reproductivo que en prosa sería
indispensable: Ya lo temo…
Góngora dio en emplear predicados a la latina sin reserva ni oportunidad muchas ve-
ces; y es precisamente este abuso, a nuestro ver, uno de los rasgos característicos de la mane-
ra culterana; ejemplo de este vicio:
A Doris llega que con llanto pío
Yerno le saludó, le aclamó río.
Polifemo (fin)
Es de notar: hay casos en que un mismo predicado es no solo admisible sino natural
refiriéndose a un pronombre, y no solo violento sino aun quizá intolerable (siendo sustan-
tivo) si en vez del pronombre se pone un nombre cualquiera, mediando por lo demás las
mismas circunstancias. En otro lugar hicimos alguna observación conexa con este hecho4.
Así, por ejemplo, sería dura la frase: “Hemos visto flor a esa fruta”5; pero, si en vez del nom-
bre fruta introducimos el pronombre reproductivo la (la vimos), la construcción, de ingra-
ta, se hace suave y elegante:
Pág. 249, nota 4.
4
5
Así furioso el hijo de Tideo
A ambos guerreros desde el alto carro
Precipitó cadáveres.
Hermosilla, Il., v, 285
6
Del uso preposicional de cuando le ha venido el usarse como anunciativo de predicados: “Así lo oí cuan-
do muchacho”, Antonio Pérez. Es lo mismo que si se dijera de muchacho.
Que este ha sido el camino por donde la preposición de ha llegado a desempeñar el oficio
de modificativo de predicados se colige naturalmente, y lo patentiza este lugar de Moreto:
Me paso a loco de ciego.
Y este modificativo suele ser muy expresivo y elegante, como en aquel pasaje de la tra-
ducción de las Geórgicas por el Maestro León:
Atiende cuando en flor el almendrera
Se vista por el campo, y de florida
Los ramos encorvare.
III
TIEMPOS PERIFRÁSTICOS
Pero el sustantivo que, combinado con una preposición, forma complementos adjeti-
vos puede en castellano ser un infinitivo (§ 333), sin que los que este forma se diferencien
de los formados por un sustantivo propiamente dicho sino en lo que un participio se dife-
rencia de un adjetivo común, así que, al usarse como adjetivos invariables, vienen a ser par-
ticipios invariables.
Estos participios invariables son generalmente de pasiva, lo cual proviene de que en cas-
tellano un infinitivo regido de preposición tiene significación pasiva; así “vidrios fáciles de
mover” (Iriarte) vale “fáciles de moverse o ser movidos”.
Las aves esso mesmo menudas e granadas
Andarán dando gritos todas mal espantadas;
Assí farán las bestias por domar e domadas.
Berceo
Estaba una cabaña mal formada
De troncos por labrar.
Lope, Jerus., xvi
Ahora: empléense estos cuasiparticipios como predicados; combínense con verbos que
puedan considerarse como auxiliares, y resultarán tiempos perifrásticos.
He aquí ejemplos del cuasiparticipio castellano usado como predicado nominativo en
un tiempo compuesto:
Fácenos tener miedo lo que es non de temer.
Arcip. de Hita
Las riquezas son de amar.
Marqués de Santillana
Hele ahora como predicado acusativo:
– abran
Vistosas carrilleras que9 los frenos
Ornen de los caballos; y aunque muchos
Jinetes las codicien, en sus casas
Las tienen sin vender.
Hermosilla
Aquel verso de Horacio:
Nil intentatum nostri liquere poetae
pudiera muy bien traducirse: ‘Nada dejaron por ensayar o sin ensayar nuestros poetas”;
por ensayar o sin ensayar (esto es, sin ser ensayado) equivale exactamente al participio lati-
no intentatum usado como predicado acusativo10: “El arte nada había dejado por intentar”,
Quintana.
9
Este que con subjuntivo es construcción que dejamos explicada en el § 239.
10
En otras lenguas se observan procederes semejantes: en francés, por ejemplo, es común un infinitivo
con à:
Et cet heureux phénix est encore à trouver,
IV
VOZ PASIVA
Respecto de lo primero, nos basta copiar lo que sobre el particular trae Bopp en su
Gramática comparativa (§ 476), obra la más acabada de cuantas se conocen en su ramo.
Dice, pues, así:
“En cuanto al latín, fue en los Anales de Literatura Oriental (Londres, 1820) donde pri-
mero se insinuó que la r de la forma pasiva podía tener su origen en el reflejo14. Yo prefiero
esta explicación a la que se funda en la intervención del verbo sustantivo, y la admito con
tanta más certidumbre que después de aquella época he hallado en lituanio y esclavón, len-
guas que entonces no había reducido aún al campo de mis investigaciones sobre lingüística
comparativa, un procedimiento semejante y generalmente reconocido que no es, sin embar-
go, el primitivo que hubo de prevalecer en la antiquísima generación de las formas medias
comunes al griego con las lenguas asiáticas de la misma familia. Soy, pues, de sentir que la
aplicación del pronombre reflejo de tercera persona a la primera y a la segunda fue uso que
se introdujo gradualmente sustituyéndose al de formas más antiguas adecuadas a precisar la
persona objeto de la acción. En antiguo esclavón se coloca el acusativo del pronombre re-
flejo a continuación del verbo transitivo para darle significación refleja o pasiva, verbigracia
chitun san, honoror, segunda persona chitesi san, tercera persona chiteti san. En bohemio
el se puede preceder o seguir al verbo, pero solo la tercera persona admite el sentido pasivo.
En lituanio tales formas verbales están circunscritas al sentido reflejo, mas presentan cierta
homogeneidad gramatical, asimilándose a la pasiva latina en cuanto llevan anexo al verbo
no un caso firme del pronombre reflejo sino la consonante inicial de este, ocasionándose de
ahí una modificación en las más de las vocales finales, lo cual conspira sin duda a reforzar-
las a fin de que pueda mantener mejor el pronombre adjunto: u se convierte en ú; i y e en e
larga; a, en las terminaciones del dual wa, ta, en o larga; la tercera persona no varía. Véase el
presente wadinús (yo me llamo) contrapuesto al simple transitivo.
sing. dual plur.
1. wadinu, wadinús wadinawa, wadinawos wadiname, wadinames
2. wadini, wadinés wadinata, wadinatos wadinate, wadinates
3. wadina, wadinas (como el singular) (como el singular)”.
Tal es el origen de la voz pasiva latina, la cual, como hemos advertido en el texto (§ 134),
suele recobrar su valor primitivo reflejo. Añadiremos que el apropiar a la voz pasiva las in-
flexiones de la refleja o media es procedimiento que se observa también en sánscrito, en
griego, en hebreo y en varias otras lenguas. Ya hemos hecho notar que en castellano mismo
la construcción refleja reúne en las terceras personas uno y otro significado. Veamos otros
puntos de contacto entre el castellano y el latín a este respecto.
Tenemos en castellano muchos verbos transitivos de que nos valemos para manifestar
ciertos fenómenos internos, verbos usados frecuentemente como reflejos en unión de un
complemento denotativo del origen o causa del fenómeno. Esta construcción parece prove-
nir de una ficción mental en la cual se presenta el que recibe de fuera una impresión como
si tomase a su cargo el producirla sobre sí propio, apareciendo el objeto que la produce
14
El cambio de s en r, y viceversa, es frecuente en latín: rus, genitivo ruris; amavi-sim = amaverim, arbor
= arbos, honos = honor; sanctior, neutro sanctius, etc.
realmente como lugar de donde ella procede15. Así, en vez de “tú me ofendes” podemos decir
“yo me ofendo de ti”, frase resoluble en esta: “yo ejerzo sobre mí la ofensa que proviene de ti”.
Igualmente, a “tu venida me alegra” puede sustituírse “yo me alegro de tu venida”. Verdad es
que entre uno y otro modo de decir hay cierta diferencia, quizá más fácil de sentirse que de
explicarse, diferencia ocasionada sin duda de que, constituído el paciente en agente, figura
en primer término, y resalta más por consiguiente el resultado que no el origen de la acción.
Ahora, pues: si “yo me ofendo de ti” equivale a “tú me ofendes”, viene a equivaler a “yo soy
ofendido por ti”, construcción pasiva. La construcción refleja, en este caso, admite en todas
las personas el significado pasivo.
El número de estos verbos no es muy crecido en latín y casi todos ellos son inusitados
en la voz activa. Ejemplos: delector, deleitarse; laetor, alegrarse; recordor, acordarse; misere-
or, compadecerse; stomachor, enfadarse; glorior, gloriarse16.
Fueron probablemente verbos de esta clase en los que la voz refleja empezó a tomarse en
sentido pasivo, práctica que, extendiéndose después a otros verbos, ha llegado a admitirse a
virtud de otra ficción mental, la personificación, en proposiciones en que el sujeto represen-
ta un ser inanimado, inhábil por consiguiente para ejercer acción alguna.
Como el primitivo agente no viene a considerarse sino como lugar de procedencia, se
lo expresa en latín por medio del ablativo, caso destinado a denotar esa circunstancia (laetor
tua fortuna; roditur rubigine ferrum). Semejantemente suele representárselo en castellano
por un complemento formado con la preposición de (cf. § 276), como se ve en los ejemplos
arriba puestos y en el siguiente:
15
Llamamos en general ficción a este procedimiento intelectual para no complicar la exposición. Hay
ficción ciertamente en muchos casos, tratándose, por ejemplo, de simples sensaciones, las cuales son producidas
por causas externas sin concurso del que las experimenta. Pero esa misma ficción deja de serlo tratándose de ac-
tos voluntarios, pues, como observa el Dr. Reid para probar el libre albedrío, los motivos que intervienen en las
deliberaciones de la conciencia a nada podrían obligarnos si nosotros mismos no los aceptásemos y habilitáse-
mos. Por tanto, el motivo no es causa eficiente sino simplemente causa ocasional; el verdadero agente es el alma.
De aquí se sigue que en estos casos la construcción refleja representa no una ficción sino la conciencia que tene-
mos de nuestra libertad. Hay ficción en cierto modo, y en cierto modo verdad, tratándose de afecciones morales
que, siendo efecto de causas objetivas, pueden sin embargo ser alteradas por la acción del sujeto (cf. Degerando,
Du perfect. mor., Paris, 1826, tom. i, pág. 308). V. M. A. Caro, Estudio sobre el utilitarismo, cap. xix, nota 3.ª.
La análisis ideológica del verbo ilustra en muchos casos algunas cuestiones psicológicas.
16
Laeto, recorso y misereo son anteclásicos. Los dos últimos no llevan el complemento de origen en ablativo
sino en genitivo, pero, como ya hemos visto, el significado radical de este caso es el de procedencia (§§ 92, 262).
En el siguiente ejemplo de Tirso de Molina aparece acordar primero como transitivo y luego como reflejo:
Aquí los pajarillos,
Amorosas canciones repitiendo
Por juncos y tomillos,
De vos me acuerdan, y yo estoy diciendo:
“Si esta gloria da el suelo,
¿Qué gloria será aquella que da el cielo?”
Aquí estos arroyuelos,
Jirones de cristal en campo verde,
Me quitan mis desvelos,
Y causa son a que de vos me acuerde.
– Deinde comantem
Androgei galeam, clipeique insigne decorum
Induitur 1 7 .
Íd., ib., 391-393
En vista de ejemplos como estos en que el caso reflejo que acompaña al verbo es un da-
tivo, puede inferirse que en los castellanos irse, morirse, nacerse18, séase lo que se fuere, el se
es dativo más bien que acusativo como supone Bello (Gr., § 334). En apoyo de lo cual pu-
diera alegarse: 1.º que no es de creerse que a verbos de carácter intransitivo perfectamen-
te determinado se les hubiera de adherir un acusativo; 2.º que por el dativo se explican las
ideas de espontaneidad de acción y aceptación exclusiva del resultado por parte del agente
connotadas por el reflejo. Si se tratase de buscar razones de analogía, podría observarse que
en hebreo es el dativo el caso que se junta con los verbos de movimiento, precisamente en
el mismo sentido que se descubre en castellano, verbigracia nas lo, él se huyó (Isaías, xxxi,
8); lo mismo sucede en siriaco, pero se extiende este empleo del dativo a mith, morir, y aun
a hevo, ser (Gesenius, Gram. hebr., § 151, 3 e; Uhlemann, Gram. syr., § 55, B, 1). En la baja
latinidad se halla igualmente usado, verbigracia: “Vadat sibi ubi voluerit” (Código lombardo,
cit. por Cantú, Hist. univ., lib. xi, nota adicional sobre los Orígenes de la lengua italiana).
Diez agrega estos ejemplos: “Ego mihi ambulabam” (Form. Sirm., 30); “Perrexit sibi” (Esp.
Sagr., xxxvi, p. xxiii), y nota que en alemán antiguo son comunes expresiones que en la
lengua actual sonarían du bist dir, ich stand mir, ich schlief mir, etc.19.
PROPOSICIÓN INFINITIVA
17
Milton imita elegantemente este giro en una de sus elegías latinas así:
Induiturque brevem Tellus reparata iuventam.
18
En nacerse, morirse el reflejo parece hacer un oficio diferente del que desempeña la terminación pasiva
de nascor, morior, pues estos debieron de ser desde un principio pasivos, el primero (originariamente gnascor,
como se ve en cognatio, etc.) de la raíz del griego genn£w, engendrar, y análogo por tanto al inglés to be born y al
alemán geboren werden, y el segundo, lo mismo que en sánscrito, de la raíz mar, matar, así que significa propia-
mente ‘yo soy matado’; adviértase que en castellano muerto se usa como equivalente de matado.
19
Grammatik der romanischen Sprachen, iii, 193.
hemos considerado como infinitivas propiamente dichas quedan por lo mismo asimiladas
a las semiinfinitivas, no siendo aquel acusativo sujeto sino complemento objetivo a que se
refiere como predicado el infinitivo: insanire es un predicado acusativo en “te video insani-
re” como lo es nominativo en “videris insanire” (§ 117, 5.º; § 154, 2.º).
Sujeto acusativo es un nombre que envuelve contradicción y que solo puede admitir-
se convencionalmente, atendidas las apariencias, así como en el lenguaje ordinario solemos
decir que el sol gira alrededor de la tierra.
En suma: lo que se llama proposición infinitiva no es en rigor sino un infinitivo usado
como predicado, ya nominativo, ya acusativo.
VI
COMPARATIVO
VII
EQUIVALENTES DE APUD
22
Conde, que suele afectar arcaísmo, usa algunas veces esta locución:
Serás feliz en cas del poderoso,
Que abraza tantos pueblos y naciones
Y los ampara como fuerte muro.
Dominac. de los Ar., part. iii, cap. 41
23
Sobre el valor etimológico de donde v. pág. 152, nota 2.
24
Edición de Madrid, 1853, pág. 118-119.
25
Gram., edición y lugar anteriormente citados.
26
Equivalente, en este caso, al auprès francés.
VIII
TIEMPOS IMPERFECTOS
1. Pugnem 2. Pugnarem
Copresente28: Fit ut pugnes. Copretérito: Fiebat ut pugnares.
Pospresente: Opto ut pugnes. Pospretérito: Optabam ut pugnares
TIEMPOS PERFECTOS
3. Pugnaverim 4. Pugnavissem
Antepresente: Nescio an pugnaveris. Antepretérito: Nesciebam an puganavisses29.
Antepospresente: Credo te, si pugnaveris, Antepospretérito: Credebam te, si pugnavisses,
victurum. victurum.
A estos valores pueden añadirse los siguientes, que son menos frecuentes:
Pugnem Pugnarem
Copospresente: Spero te, si pugnetur, Copospretérito: Sperabam te, si pugnaretur,
gavisurum. gavisurum.
El pelear se presenta como coexistente con el alegrarse, que es posterior a esperar.
En castellano el antepospresente y el copospresente se representan con una sola forma, la del
presente (ya indicativo, ya subjuntivo): “creo que si luchas, creo que cuando luches, vencerás”;
27
Obsérvese bien que en estas combinaciones las partículas ante-, co-, pos(t)- determinan el valor tempo-
ral relativo del verbo subordinado, y las palabras presente (o futuro), pretérito, el valor temporal absoluto (esto es,
relativo simplemente al acto de la palabra) de otro verbo dominante en la oración. Así, en “deseo que triunfes”,
triunfes es pospresente, esto es posterior al presente deseo; en “tú triunfarás” no hay sino un simple futuro, pues no
se hace relación al tiempo sino al acto de la palabra. La nomenclatura que adoptamos no es, pues, exactamente
igual a la de Bello, el cual llama antepresente a he amado aun cuando no dependa de un presente. Los nombres
que proponemos, aplicables especialmente a los tiempos subjuntivos (por ser todos ellos relativos), tienen la
ventaja de ofrecer a la mente, de una vez compendiados, los valores de aquellas formas.
28
Donde se dice presente debe entenderse también futuro.
29
Suele usarse el antepresente (pugnaverim) en vez del antepretérito (pugnavissem).
IX
ORACIONES CONDICIONALES
3.º Las dos formas de la apódosis son ambas indicativas, siendo usada también en su re-
emplazo la forma subjuntiva en -se 31 . En latín, al contrario, el uso de formas indicativas en
la apódosis es excepcional, siendo las subjuntivas las adoptadas.
En la fórmula presentada, la apódosis es una proposición independiente. Puede serlo
subordinada, tomado ya carácter indicativo, ya subjuntivo, según la naturaleza del verbo
subordinante. En el primer caso, conserva la forma en -ría (a veces la en -ra); en el segundo
caso recibe la forma en -se, que es aquí la propia, atendido su carácter subjuntivo. Ejemplos:
Primer caso. “Los historiadores más juiciosos se muestran persuadidos de que si Catilina
hubiera obtenido la menor ventaja en la primera batalla, la Italia se habría declarado a su fa-
vor” (D. Nic. de Azara). “En aquel tiempo se creía que si alguno llegase a descubrir aquellos
tremendos misterios, perdería instantáneamente la vista” (el mismo). En el primer ejemplo
no disonaría hubiera en vez de habría declarado32.
Segundo caso. “Le mandó que allí le aguardase tres días, y que si al cabo de ellos no hu-
biera vuelto, tuviera por cierto que Dios había determinado que en aquella peligrosa aven-
tura se acabase su vida”, Cervantes.
Por regla general, rigen indicativo los subordinantes que denotan actos del entendi-
miento (se muestran persuadidos, se creía) y subjuntivo los que significan actos de la volun-
tad (le mandó…).
Si la lengua hubiera de uniformar definitivamente en esta materia sus procedimientos,
elegiría, entre las varias formas empleadas promiscuamente en uno y otro miembro de la
oración condicional, la más propia según el origen y antiguos usos, y se seguiría esta regla:
1.º En la hipótesis usar exclusivamente la forma subjuntiva en -se.
2.º En la apódosis, una de las dos formas indicativas en -ra, -ría 33 si fuere proposición
independiente, la indicativa en -ría si fuere proposición subordinada indicativa y la subjun-
tiva en -se si fuere proposición subordinada subjuntiva.
Diríamos entonces:
31
“En varias provincias de Hispano-América –dice Bello (Gr., cap. xxviii, Apénd. e)– se hace un uso
impropio de la forma en -se en la apódosis de las oraciones condicionales que llevan negación implícita. Se dice,
por ejemplo: ‘Yo te hubiese escrito si hubiera tenido ocasión’ en vez de ‘Yo te habría o hubiera escrito’. Esta cor-
rupción es comunísima en las repúblicas australes, y debe cuidadosamente evitarse”.
Agreguemos que hemos hallado ejemplos de este, más bien que corrupción, latinismo en autores antiguos,
y entre los modernos escritores españoles de tal manera se ha generalizado que constituye ya regla lo que antes
era excepción. De D. Vicente de la Fuente, notable escritor contemporáneo, tomamos este ejemplo: “Miguel
Servet era un médico español que hubiese hecho grandes beneficios a la humanidad si contentándose con escribir
de medicina, de lo que sabía mucho, no se hubiera metido a teólogo, por ese afán que aqueja a algunos grandes
hombres, de meterse a delirar sobre lo que no entienden”.
32
Quiere decir, pues, que nuestra forma en -ra es admisible si le corresponde en latín el futuro perfecto
de infinitivo e inadmisible si hubiere de corresponderle el futuro imperfecto.
33
La diferencia que en este caso se observa entre las dos formas indicativas se explica también por la eti-
mología. La forma en -ría, ya lo hemos repetido, es contracción de un tiempo perifrástico y, como tal, lleva fuer-
za de futuro; la otra es alteración del pluscuamperfecto latino y, como tal, sirve para denotar lo que pudo haber
sucedido. Así, “Si yo fuese rico, me iría a la ciudad” vale: “Si yo llegase a ser rico, me iría entonces a la ciudad”, al
paso que: “Si yo fuese rico, no viviera en el campo” vale: “Si fuese cierto que soy rico, no hubiera estado en todo
este tiempo viviendo en el campo”.
34
D. José Segundo Flórez (Gram. filosóf., París, 1856, pág. 382) opina que la forma propia en este lugar
es amara y llama “subrogación arbitraria” el uso de amase. Al sentar esta doctrina hubo de olvidarse el Sr. Flórez
del valor característico de las formas y de los antiguos usos de la lengua.
35
Figura es esta que se comete a menudo en lo hablado y que en lo escrito se evita como una incorrección.
En Cervantes leemos: “Todas las aventuras hasta aquí sucedidas son contingibles y verisímiles; pero ésta de esta
cueva no le hallo entrada alguna para tenerla por verdadera”. La segunda parte empezó a construírse al tenor de
la primera; pero luego cambió el giro, de manera que parece faltar la preposición a delante de esta; Clemencín
propone se introduzca en el texto, pero es claro, atendida la natural familiaridad con que Cervantes dejaba cor-
rer la pluma, que su omisión ahí no es error sino un caso de anacoluto, manifestación de la manera de hablar del
escritor (comp. Bello, Gr., cap. xxxiii, m, 5.ª). La misma cosa exactamente se observa en este lugar de la sagra-
da Biblia: “Et quicumque non receperit vos, neque audierit sermones vestros, exeuntes foras de domo vel civita-
te excutite pulverem de pedibus vestris” (Vulg. Lat., Matth. 10, 14; Marc. 6, 11): ‘Y todo el que no os recibiere
ni oyere vuestras palabras, al salir fuera de la casa o de la ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies’ (Scio). Esta
construcción viene del texto griego. Repetimos que esta figura en lo escrito se considera en castellano como una
incorrección, y así el ilustrísimo Amat, traductor más elegante pero menos fiel que el ilustrísimo Scio, la evita
en la versión del pasaje citado. No sucede lo mismo en francés: hay en esta lengua giros en que aquella figura
está muy bien recibida; tal se ve en este pasaje de Boileau, escritor a quien todos reconocen como un dechado
de corrección gramatical:
Or, cette égalité dont se forme le sage,
Qui jamais moins que l’homme en a connu l’usage?
Satir., viii
Ejemplos análogos pudieran citarse en otras lenguas.
existieron en los primeros tiempos de la lengua, como que proceden del valor etimológico
de las formas. Renovándolas, se simplificaría notablemente la sintaxis del verbo y se daría
más claridad y precisión al lenguaje.
I. El año
Los romanos solían citar un año por medio de la frase … siendo Cónsules Tal y Cual,
o bien diciendo tantos años antes de… alguna guerra célebre. Pero, así como las naciones
cristianas cuentan hoy los años desde el nacimiento de N. S. Jesucristo, la era adoptada ge-
neralmente por los romanos fue la fundación de la ciudad (Roma), hecho que se suponía
verificado en el año que para nosotros es a. C. (antes de Cristo) el 753. Así, el año 751 a.
C. corresponde al que ellos designaban como annus urbis conditae tertius, a. u. c. iii (año
tercero de la fundación de Roma). Obsérvese que los romanos incluían en la cuenta el año,
mes o día desde el cual empezaban a contar; así es que consideraban como año 3.º después
del 753 el que nosotros designaríamos como 2.º.
Para sacar el año a. C. de una fecha romana, réstese el número dado de 754 (o sea, 753
+ 1 para rectificar el modo romano de contar). Por igual método, de una fecha a. C. podrá
deducirse el correspondiente a. u. c.; por ejemplo:
a. u. c. 710 = 754 – 710 a. C. = 44 a. C.
44 a. C. = a. u. c. 754 – 44 = a. u. c. 710.
El lustro era un periodo bien de cuatro o bien de cinco años.
les seguía podía indicarse con la voz correspondiente postridie, seguidas una y otra de acu-
sativo o bien de genitivo (“pridie/postridie eius diei” ), verbigracia:
4 de enero: pridie Nonas Ianuarias
12 de íd.: pridie Idus Ianuarias
31 de íd.: pridie Kalendas Febrarias.
Los demás días se señalaban contando hacia atrás; o, más claro, cada uno de los días se
indicaba con el número que le correspondía contando los que le faltaban para llegar a las
próximas Nonas o Idus del mismo mes o a las Kalendas del mes siguiente. Así, el día ante-
rior al pridie Nonas o al pridie Idus o al pridie Kalendas era el tertius ante Nonas o ante Idus
o ante Kalendas, porque los romanos, como se ha dicho, incluían siempre en la cuenta los
dos términos de ella, aquel desde el cual y aquel hasta el cual se contaba (el terminus a quo
y el terminus ad quem). El día precedente al tertius ante Nonas era el quartus ante Nonas, y
así sucesivamente.
El 3 de enero debiera propiamente traducirse por die tertio ante Nonas Ianuarias, pero
se decía ante diem tertium Nonas Ianuarias o se escribía abreviadamente a. d. iii Non. Ian.
Lo mismo, 29 de enero, ante diem quartum Kalendas Februarias o, en abreviatura, a. d. iv
Kal. Febr.; y así cualesquiera otros.
Las fechas solían escribirse abreviadamente, como se ve en los ejemplos propuestos y en
el cuadro que se pone a continuación.
La fecha íntegra (ante diem, etc.) era una expresión invariable, pudiendo ir precedida
de preposiciones, verbigracia: “Dixi ego idem in Senatu, caedem te optimatum contulisse in
ante diem v Kl. Novembres”, Cic. “Supplicatio indicta est ex ante diem v Idus Octobres”, Liv.
III. El día
El día civil principiaba con la media noche y tenía 24 horas. El día natural se contaba
desde la salida hasta la puesta del sol, o sea, aproximadamente, de seis de la mañana a seis
de la tarde, dividido en doce horas iguales, pero no de igual duración en todas las estacio-
nes, por la desigualdad de los días, y así las horas podían ser, según la época del años, de tres
cuartos de hora hasta hora y cuarto.
Las seis de la mañana era la hora prima; las nueve, hora tercia, etc. Pero la hora séptima
se principiaba precisamente a medio día, fuera el día largo o breve, y las seis de la tarde era
la hora duodécima.
La noche empezaba a las seis de la tarde, y para el servicio militar se dividía en cuatro
vigilias iguales, cada una de tres horas.
ENERO FEBRERO
(De un modo análogo,
agosto y diciembre)
1 Kal. Ian. Kal. Feb.
2 a. d. iv Non. Ian. a. d. iv Non. Feb.
3 a. d. iii Non. Ian. a. d. iii Non. Feb.
4 Prid. Non. Ian. Prid. Non. Feb.
5 Non. Ian. Non. Feb.
6 a. d. viii Id. Ian. a. d. viii Id. Feb.
7 a. d. vii Id. Ian. a. d. vii Id. Feb.
8 a. d. vi Id. Ian. a. d. vi Id. Feb.
9 a. d. v Id. Ian. a. d. v Id. Feb.
10 a. d. iv Id. Ian. a. d. iv Id. Feb.
11 a. d. iii Id. Ian. a. d. iii Id. Feb.
12 Prid. Id. Ian. Prid. Id. Feb.
13 Id. Ian. Id. Feb.
14 a. d. xix Kal. Feb. a. d. xvi Kal. Mart.
15 a. d. xviii Kal. Feb. a. d. xv Kal. Mart.
16 a. d. xvii Kal. Feb. a. d. xiv Kal. Mart.
17 a. d. xvi Kal. Feb. a. d. xiii Kal. Mart.
18 a. d. xv Kal. Feb. a. d. xii Kal. Mart.
19 a. d. xiv Kal. Feb. a. d. xi Kal. Mart.
20 a. d. xiii Kal. Feb. a. d. x Kal. Mart.
21 a. d. xii Kal. Feb. a. d. ix Kal. Mart.
22 a. d. xi Kal. Feb. a. d. viii Kal. Mart.
23 a. d. x Kal. Feb. a. d. vii Kal. Mart.
24 a. d. ix Kal. Feb. a. d. vi Kal. Mart.
25 a. d. viii Kal. Feb. a. d. v Kal. Mart.
26 a. d. vii Kal. Feb. a. d. iv Kal. Mart.
27 a. d. vi Kal. Feb. a. d. iii Kal. Mart.
28 a. d. v Kal. Feb. Prid. Kal. Mart.
29 a. d. iv Kal. Feb.
30 a. d. iii Kal. Feb.
31 Prid. Kal. Feb.
MARZO ABRIL
(Con mayo, julio y octubre) (Con junio, septiembre y noviembre)
1 Kal. Mart. Kal. Apr.
2 a. d. vi Non. Mart. a. d. iv Non. Apr.
3 a. d. v Non. Mart. a. d. iii Non. Apr.
4 a. d. iv Non. Mart. Prid. Non. Apr.
5 a. d. iii Non. Mart. Non. Apr.
6 Prid. Non. Mart. a. d. viii Id. Apr.
7 Non. Mart. a. d. vii Id. Apr.
8 a. d. viii Id. Mart. a. d. vi Id. Apr.
9 a. d. vii Id. Mart. a. d. v Id. Apr.
10 a. d. vi Id. Mart. a. d. iv Id. Apr.
11 a. d. v Id. Mart. a. d. iii Id. Apr.
12 a. d. iv Id. Mart. Prid. Id. Apr.
13 a. d. iii Id. Mart. Id. Apr.
14 Prid. Id. Mart. a. d. xviii Kal. Mai.
15 Id. Mart. a. d. xvii Kal. Mai.
16 a. d. xvii Kal. Apr. a. d. xvi Kal. Mai.
17 a. d. xvi Kal. Apr. a. d. xv Kal. Mai.
18 a. d. xv Kal. Apr. a. d. xiv Kal. Mai.
19 a. d. xiv Kal. Apr. a. d. xiii Kal. Mai.
20 a. d. xiii Kal. Apr. a. d. xii Kal. Mai.
21 a. d. xii Kal. Apr. a. d. xi Kal. Mai.
22 a. d. xi Kal. Apr. a. d. x Kal. Mai.
23 a. d. x Kal. Apr. a. d. ix Kal. Mai.
24 a. d. ix Kal. Apr. a. d. viii Kal. Mai.
25 a. d. viii Kal. Apr. a. d. vii Kal. Mai.
26 a. d. vii Kal. Apr. a. d. vi Kal. Mai.
27 a. d. vi Kal. Apr. a. d. v Kal. Mai.
28 a. d. v Kal. Apr. a. d. iv Kal. Mai.
29 a. d. iv Kal. Apr. a. d. iii Kal. Mai.
30 a. d. iii Kal. Apr. Prid. Kal. Mai.
31 Prid. Kal. Apr.
COMPOSICIÓN LATINA
I
Terminaciones de la tercera persona de singular en los tiempos imperfectos de indica-
tivo, en la primera conjugación (amā-re):
Pres. -at; pret. imperf. -ābat; fut. imperf. -ābit.
Modelo: am-at, ama; am-ābat, amaba; am-ābit, amará.
Vocabulario. – Amāre, amar. Arāre, arar. Cantāre, cantar. Laborāre, trabajar. Vigilāre,
velar. Ambulāre, andar. Iurāre, jurar. Pugnāre, pelear. Saltāre, bailar. Sperāre, esperar. Vocāre,
llamar.
A. (Tradúzcase al castellano). Labōrat. Cantat. Arat. Arābat. Amābat. Vigilābat.
Cantābit. Laborābit. Vigĭlat. Laborābat. Amābit. Amat. Cantābat. Arābit. Saltat.
Ambŭlat. Ambulābat. Iurābat. Vocābat. Sperābat. Sperābit. Ambulābit. Saltābit.
Iurat. Cantābat. Vocat. Pugnābat. Iurābit.
B. (Tradúzcase al latín). Llama. Ara. Espera. Jura. Trabaja. Trabajaba. Andaba.
Bailaba. Cantaba. Araba. Arará. Llamará. Jurará. Esperará. Trabajará. Anda. Esperaba.
Andará. Baila. Peleaba. Cantará.
II
Terminaciones de la tercera persona de singular en los tiempos imperfectos de indica-
tivo, en la segunda conjugación (mon-ēre):
Pres. -et; pret. imperf. -ēbat; fut. imperf. -ēbit.
Modelo: mon-et, amonesta; mon-ēbat, amonestaba; mon-ēbit, amonestará.
Vocabulario. – Docēre, enseñar. Dolēre, doler. Flere, llorar. Manēre, permanecer. Movēre,
mover. Nere, hilar. Respondēre, responder. Ridēre, reír, reírse de. Timēre, temer.
A. Ridet. Docet. Respondet. Dolet. Dolēbat. Nebat. Flebat. Manēbat. Movēbit.
Dolēbit. Docēbit. Respondēbit. Ridēbit. Movet. Docēbat. Flet. Ridēbat. Nebit.
a. Pugnat. Manet. Pugnābat. Manēbat. Pugnābit. Manēbit. Cantat. Timet.
Saltābat. Docēbat. Vocābit. Dolēbit.
B. Permanece. Mueve. Llora. Hila. Hilaba. Reía. Enseñaba. Dolía. Respondía.
Responderá. Llorará. Permanecerá. Hilará. Ríe. Lloraba. Enseñará. Enseña. Movía.
Reirá.
b. Baila. Ríe. Llamaba. Lloraba. Anda. Responde. Araba. Reía. Cantará. Moverá.
III
Terminaciones de la tercera persona del singular en los tiempos imperfectos de indica-
tivo, en la tercera conjugación (leg-ĕre):
Pres. -it; pret. imperf. -ēbat; fut. imperf. -et.
Modelo: leg-it, lee; leg-ēbat, leía; leg-et, leerá.
Vocabulario. – Bibĕre, beber. Cadĕre, caer. Currĕre, correr. Discĕre, aprender. Legĕre,
leer. Ludĕre, jugar. Regĕre, gobernar. Scribĕre, escribir.
A. Ludit. Currit. Discit. Discēbat. Scribēbat. Bibēbat. Bibet. Cadet. Leget. Legit.
Currēbat. Scribet. Scribit. Ludēbat. Discet.
a. Labōrat. Movet. Cadit. Vocābat. Ridēbat. Legēbat. Sperat. Dolet. Bibit.
Iurābat. Flebat. Cadēbat. Arābit. Respondēbit. Ludet.
B. Escribe. Bebe. Cae. Caía. Leía. Jugaba. Jugará. Correrá. Aprenderá. Aprende.
Escribía. Leerá. Juega. Corría. Caerá.
b. Pelea. Teme. Lee. Cantaba. Hilaba. Aprendía. Trabajará. Permanecerá.
Escribirá.
IV
Terminaciones de la tercera persona de singular en los tiempos imperfectos de indica-
tivo, en la cuarta conjugación (aud-īre):
Pres. -it; pret. imperf. -iēbat; fut. imperf. -iet.
Modelo: aud-it, oye; aud-iēbat, oía; aud-ĭet, oirá.
Vocabulario. – Audīre, oír. Custodīre, guardar. Dormīre, dormir. Erudīre, instruír. Scire,
saber. Sitīre, tener sed. Venīre, venir.
A. Custōdit. Erŭdit. Sitit. Sitiēbat. Veniēbat. Sciēbat. Sciet. Audĭet. Dormĭet.
Dormit. Erudiēbat. Custodĭet. Venit. Audiēbat. Erudĭet.
a. Ambŭlat. Docet. Currit. Audit. Cantābat. Ridēbat. Ludēbat. Dormiēbat.
Saltābit. Nebit. Discet. Venĭet.
B. Tiene sed. Sabe. Guarda. Guardaba. Instruía. Venía. Vendrá. Oirá. Tendrá
sed. Sabrá. Oye. Tenía sed. Instruirá. Duerme. Oía. Guardará.
b. Anda. Hila. Corre. Viene. Bailaba. Enseñaba. Escribía. Dormía. Cantará.
Reirá. Jugará. Instruirá. Trabaja. Lloraba. Aprenderá. Dormirá.
V
Terminaciones de la tercera persona de plural en los tiempos imperfectos de indicativo,
en la cuatro conjugaciones.
1.ª CONJUGACIÓN
Pres. -ant pret. imperf. -ābant fut. imperf. -ābunt
(am-ant, aman) (am-ābant, amaban) (am-ābunt, amarán)
2.ª CONJUGACIÓN
Pres. -ent pret. imperf. -ēbant fut. imperf. -ēbunt
(doc-ent, enseñan) (doc-ēbant, enseñaban) (docēbunt, enseñarán)
3.ª CONJUGACIÓN
Pres. -unt pret. imperf. -ēbant fut. imperf. -ent
(leg-unt, leen) (leg-ēbant, leían) (leg-ent, leerán)
4.ª CONJUGACIÓN
Pres. -ĭunt pret. imperf. -iēbant fut. imperf. -ĭent
(aud-ĭunt, oyen) (aud-iēbant, oían) (aud-ĭent, oirán)
A. Saltat. Saltant. Ambulābat. Ambulābant. Arābit. Arābunt. Docet. Docent.
Timēbat. Timēbant. Ridēbit. Ridēbunt. Ludit. Ludunt. Scribēbat. Curret. Current.
Dormit. Dormĭunt. Veniēbat. Veniēbant. Custodĭet. Custodĭent. Vocant. Dolent.
Discunt. Sciunt. Saltābunt. Movēbant. Legēbant. Erudiēbant. Iurābunt. Manēbunt.
Cadent. Sitĭent.
B. Canta. Cantan. Juraba. Juraban. Trabajará. Trabajarán. Ríe. Ríen. Hilaba.
Hilaban. Permanecerá. Permanecerán. Corre. Corren. Jugaba. Jugaban. Beberá.
Beberán. Sabe. Saben. Guardaba. Guardaban. Oirá. Oirán. Andan. Responden.
Escriben. Duermen. Araban. Enseñaban. Aprendían. Instruían. Cantarán. Llorarán.
Leerán. Vendrán.
VI
El sujeto de la frase va en nominativo (§ 4, iii; § 46).
Modelo: Puer ludit (el niño juega).
Vocabulario. – Aqua, -ae, -agua. Aquĭla, -ae, águila. Avis, -is, ave. Caesar, -is, César
(célebre general romano). Canis, -is, perro. Equus, -i, caballo. Filĭa, -ae, hija. Filĭus, -i, hijo.
Fluĕre, fluir, correr. Hostis, -is, enemigo. Imperāre, mandar. Magister, -tri, maestro. Mater,
-tris, madre. Mors, -tis, muerte. Nubes, -is, nube. Pater, -tris, padre. Puella, -ae, niña. Puer,
-i, niño. Rex, -gis, rey. Servus, -i, esclavo. Vincĕre, vencer. Volāre, volar.
A. Pater docet. Puer ludit. Filĭus discēbat. Caesar vincēbat. Puer venĭet. Puella
cantābat. Pater scribēbat. Mors venĭet. Aquĭla volat. Hostis veniēbat. Nubes movet.
Aqua fluit. Canis ludēbat. Equus curret. Magister erudiēbat. Rex imperābat.
a. Avis volat. Volant. Servus pugnāvit. Pugnābant. Puer timēbat. Timēbant.
Puella discēbat. Discēbant. Filĭa dormiēbat. Dormiēbant.
B. La niña aprenderá. El padre vencerá. El niño baila. El hijo aprendía. El padre
araba. El niño jugaba. La niña cantará. César venía. El ave volará. El águila volaba.
El rey vendrá. La madre enseñará. La hija aprenderá. El perro correrá. El esclavo ju-
rará. César venía. El esclavo ara.
b. Araban. El rey vencerá. Vencían. El perro vendrá. Venían. La niña llora.
Llorarán. El niño canta. Reirán.
VII
El nombre de la persona a quien se dirige la palabra va en vocativo.
Modelo: Pater, puer cadet (padre, el niño se caerá).
Vocabulario. – Agricŏla, -ae, labrador. Balbus, -i, Balbo (nombre de varón). Caius, -i,
Cayo. Discipŭlus, -i, discípulo. Mordēre, morder. O, oh (interjección). Peccāre, pecar. Regīna,
-ae, reina. Soror, -is, hermana.
A. Puer iurat. O mater, puer iurat. Puer ludēbat. Puer ludēbat, magister. Rex sal-
tābat. O regīna, rex saltābat. Mater dolēbit. Soror, mater dolēbit. Canis mordēbit.
O puer, canis mordēbit.
a. Mors venĭet. Balbus iurābat. Iurābunt. Agricŏla arābit. Arant. Servus peccat.
Peccābant. Magister erudĭet. Hostis vincet. Vincēbant. Scient. Discēbant. Puella le-
gēbat. Rex imperābat. Nubes movet. Pugnābant. Vincunt.
B. El rey vencerá. Oh reina, el rey vencerá. El esclavo lloraba. Padre, el esclavo
lloraba. El niño jura. Maestro, el niño jura. El perro morderá. Hermano, el perro
morderá. Bailarán. Madre, bailarán. El maestro oirá. Hermana, el maestro oirá. El
caballo correrá. Hija, el caballo correrá. La muerte vendrá. La muerte vendrá, oh rey.
b. Cayo ara. Ararán. Balbo peleaba. Peleaban. La niña escribía. Aprenderán. El
discípulo aprenderá. El maestro enseña. La reina llora. Llorarán. Leían. El águila vo-
laba. El rey mandará. La madre enseñará. El rey vence. El padre vendrá.
VIII
Dos sustantivos seguidos que señalan un mismo objeto están en aposición (§§ 103, 119)
y van en un mismo caso.
Modelo: Numa rex regnābat (el rey Numa reinaba).
n. b. – Los dos sustantivos ordinariamente se colocan en latín en orden inverso del
castellano.
Vocabulario. – Aurum, -i, oro. Crescĕre, crecer. Faustŭlus, -i, Fáustulo (pastor romano).
Latīnus, -i, Latino (rey del Lacio). Lavinĭa, -ae, Lavinia (hija de Latino). Luna, -ae, luna.
Micāre, brillar. Miles, -ĭtis, soldado. Numa, -ae, Numa (2.º rey de Roma). Pastor, -is, pastor.
Regnāre, reinar. Tullĭa, -ae, Tulia (reina de Roma).
A. Balbus dormiēbat. Balbus servus dormit. Latīnus regnābat. Latīnus rex vin-
cēbat. Tullĭa cantābat. Tullĭa regīna saltābit. Caius pastor cantābit.
a. Luna crescit. Aurum micat. Lavinĭa regīna regnābat. Currēbant. Current.
Pastor ridēbit. Ridēbant. Canis mordēbit. Mordēbunt. Puella nebit. Nebunt.
B. Latino reinaba. El rey Latino reinaba. El pastor Fáustulo cantaba. La reina
Tulia reinaba.
b. El niño araba. Jugaban. Escribirán. La reina lloraba. Lloran. El soldado pelea-
rá. La niña aprenderá. La hija hila. Hilarán. El niño peleará. Pelearán.
IX
La persona o cosa cuyo es aquello de que se trata va en genitivo (§ 4, iii; § 262).
Modelo: Regis filĭus regnābit (el hijo del rey reinará).
n. b. – El nombre en genitivo generalmente precede a aquel al cual modifica (§ 111, 3.º).
Vocabulario. – Amīcus, -i, amigo. Frater, -tris, hermano.
A. Servus dormit. Balbus servus dormĭet. Filĭus ludit. Regis filĭus ludēbat. Regīnae
pater docēbat. Filĭa ridēbat. Filĭa regīnae ridēbat. Amīcus regis cadet.
a. Balbus servus veniēbat. Balbi servus dormit. Pastor cantābit. Canis pastōris
mordēbit. Mordēbunt. Filĭa pastōris nebit. Regis amīcus timēbit. Caius, regis amī-
cus, timēbit. Tullĭa, regis filĭa, cantābat.
B. El hermano vencerá. El rey vencerá. El hermano del rey vencerá. La hija del
rey canta. La reina leerá. La hija de la reina leerá. El padre de Balbo reía.
b. El perro del pastor morderá. El perro del niño morderá. El perro del labrador
jugará. El soldado peleará. El hijo del soldado peleará. El rey Latino vencía. La hija
del pastor hila.
X
La persona o cosa que recibe directamente la acción del verbo se representa con el acu-
sativo (§ 4, iii; § 101, 1.º).
Modelo: Servĭus imperĭum administrat (Servio administra el gobierno).
n. b. – El acusativo se coloca entre el nominativo y el verbo (§ 111. 2.º).
Vocabulario. – Aedificāre, edificar. Dies, -ēi, día. Domĭnus, -i, señor. Epistŏla, -ae, carta.
Laudāre, alabar. Monstrāre, mostrar. Murus, -i, muralla. Occidĕre, matar. Senātus, -us, Senado.
Sperāre, esperar. Terrēre, espantar. Timēre, temer. Via, -ae, camino. Vidēre, ver. Vitāre, evitar.
A. Caius puellam laudat. Puer murum aedificābat. Rex puĕrum ridet. Puer mor-
tem vitat. Puella diem sperābat. Puella viam monstrābit. Servus domĭnum occīdit.
a. Puella puĕrum laudat. Rex senātum timet. Puer canem timēbit. Epistŏlam scri-
bit. Puer canem occidēbat. Mortem vitant. Mortem timent. Balbus servus domĭnum
timēbit. Balbum servum docent. Balbi filĭus puĕrum laudābat.
B. El niño mostrará el camino. Balbo edifica un muro. Cayo alababa al niño. El
esclavo muestra el camino. El rey espera el día. La niña evitará al perro.
b. El perro morderá a la niña. El padre escribe una carta. El padre alabará a la hija.
Edifican una muralla. Matan al esclavo. El hijo del rey jugará. El rey teme la muerte.
La muerte del padre espantará al hijo.
XI
n. b. – Los adverbios preceden ordinariamente al verbo (§ 111, 3.º).
Modelo: Miles fortĭter pugnat (el soldado pelea valerosamente).
Vocabulario. – Anguis, -is, serpiente. Christiānus, -i, cristiano. Fortĭter, valerosamen-
te. Lex, -gis, ley. Negligĕre, descuidar, menospreciar. Non, no. Pecunĭa, -ae, dinero. Servĭus,
Servio (nombre de hombre). Vindicāre, vengar. Vox, -cis, voz.
A. Servĭus pugnat. Servĭus fortĭter pugnat. Mors christiānum non terret. Agricŏla
anguem timēbit. Agricŏla anguem non timēbit. Pater filĭam audiēbat. Pater filĭi vo-
cem audiēbat. Mater vocem neglĭget. Mater vocem filĭae non neglĭget.
a. Caius legem negligēbat. Christiānus pecunĭam neglĭget. Pecunĭam neglĭgent.
Puĕrum docent. Christiānus mortem non timet.
B. El labrador peleará. El labrador no peleará. Servio teme la muerte. Servio no
teme la muerte. El esclavo oye la voz del señor. El niño mataba al perro. El niño ma-
taba al perro del pastor. El perro no morderá. Servio vengará la muerte del rey.
XII
La persona o cosa en cuyo daño o provecho redunda la acción del verbo se pone en da-
tivo (§ 4, iii; § 101, 2.º).
Modelo: Balbus puĕro viam monstrat (Balbo muestra el camino al niño).
n. b. – El dativo ordinariamente se coloca antes del acusativo.
Vocabulario: Accusāre, acusar. Bellum, -i, guerra. Claudĕre, cerrar. Condĕre, fundar.
Dare, dar. Domus, - (§ 21), casa. Evertĕre, destruír. Indicĕre, declarar (como la guerra). Leo,
-nis, león. Porta, -ae, puerta. Reperīre, hallar. Romŭlus, -i, Rómulo (fundador de Roma).
Sceptrum, -i, cetro. Urbs, -bis, ciudad.
A. Pastor viam monstrat. Pastor puĕro viam monstrat. Puer viam monstrābit.
Puer pastōri viam monstrābit. Servus portam claudet. Servus regi portam claudet.
a. Romŭlus urbem condēbat. Agricŏla anguem repĕrit. Miles agricŏlae domum
evertet. Regis sceptrum vidēbant. Milĭti viam monstrant. Leōnem timēbant.
XIII
El tiempo en que algo sucede va en ablativo; con el mismo caso se expresa el lugar, pero
se le antepone la preposición in, en.
Modelos: Hiĕme ursus dormit (en invierno el oso duerme). Ursus in antro dormit (el
oso duerme en una cueva).
n. b. – El ablativo de tiempo ocupa el primer lugar de la frase.
Vocabulario. – Aestas, -tis, verano. Ager, -gri, campo. Antrum, -i, cueva. Asĭnus, -i, asno.
Dilaniāre, despedazar. Hiĕms, -is, invierno. Hortus, -i, jardín. In, en (preposición con abla-
tivo). Lucus, -i, bosque. Mons, -tis, monte. Pratum, -ti, prado. Ursus, -i, oso.
A. Ursus dormit. Ursus in antro dormit. Canis currit. Canis in horto currit. Puer
ludēbat. Puer in agro ludēbat. Hiĕme ursus in antro dormĭet. Romŭlus urbem con-
dēbat. Romŭlus urbem in monte condēbat. Hiĕme ursus in antro dormit.
a. Servus regem occīdet. Leo asĭnum dilanĭat. Rex regīnam accusābat. Regīna
filĭam docēbit. In luco ludunt. Leo equum dilaniābit.
B. El niño juega. El niño juega en el jardín. El perro corre. El perro corre en el
prado. El ave no cantará. El ave no cantará en invierno. La hija cantaba en el bosque.
Andarán en el campo. Jugarán en verano.
b. Balbo temerá a Cayo. Temerán a la reina. Edificaba una muralla. La reina anda
en el campo. La madre de la reina estaba llorando (lloraba, § 329, 4.º). El esclavo
muestra el camino al niño. El esclavo cerraba la puerta. El niño cerraba la puerta.
XIV
B. La niña estaba escribiendo (escribía) una carta. Las niñas escriben cartas. La
reina llamará a (su, § 259, b) hija. La reina llama a sus hijas. Tulia dará una corona
a su hija.
b. Darán coronas a sus hijas (§ 6, al fin). Está leyendo (lee) la carta de la reina.
Leen las cartas de las niñas. Mostrarán el camino a la reina. El labrador cerrará la
puerta. Las palomas volarán. Los ruiseñores cantan. El niño oye la voz de (su, § 259,
b) padre. El niño abre las cartas. El esclavo abrirá las cartas de su señor.
XV
XVI
XVII
El adjetivo va en el mismo género, número y caso que el sustantivo a que se refiere.
Modelo: Mater bonam filĭam laudat (la madre alaba a la buena hija).
n. b. – Los posesivos (§ 45) ordinariamente se colocan después del sustantivo.
Vocabulario. – Benignus, -a, -um, bondadoso. Bonus, -a, -um, bueno. Magnus, -a, -um,
grande. Meus, -a, -um, mío. Pulcher, -chra, -chrum, bello. Sepelīre, sepultar, enterrar. Studiōsus,
-a, -um, estudioso. Suus, -a, -um, suyo. Tuus, -a, -um, tuyo.
A. Regīna puĕros laudābat. Regīna puĕros bonos laudābat. Pater filĭum suum
docēbat. Mater filĭas suas amābit. Bona mater filĭas suas amābit.
a. Magister puĕros docēbit. Bonus magister studiōsos puĕros docēbit. Agricŏlae
anguem non timēbunt. Caius bonam legem non neglĭget. Christiāni legem bonam
non neglĭgunt. Pater meus in prato ambŭlat.
B. El padre sepultaba a su hijo. Entierran a sus hijos. Mi amigo no oye mi voz.
Las hijas aman a su bondadosa madre. La madre instruirá a sus bellas hijas.
b. Cayo descuida la ley. Descuidan las buenas leyes. Los niños matan el perro de
usted (§ 45, Obs. 1.ª). Los niños buenos no matarán perros. El perro de usted mata-
rá un lobo. Los perros matarán grandes lobos.
XVIII
El adjetivo puede usarse como sustantivo (§ 109).
Modelo: Avārus pecunĭam amat (el avaro, esto es el hombre avaro, ama el dinero).
n. b. – Entre el adjetivo y el sustantivo pueden mediar otras palabras, especialmente
nombres en genitivo (§ 111, 7.º).
Modelos: Magna regis corōna (la gran corona del rey). Magna boni regis corōna (la gran
corona del buen rey).
Vocabulario. – Aurĕus, -a, -um, de oro. Avaritĭa, -ae, avaricia. Avārus, -a, -um, avaro.
Impĭus, -a, -um, impío. Indoctus, -a, -um, ignorante. Labor, -is, trabajo. Poēta, -ae, poeta.
Sapientĭa, -ae, sabiduría. Tenēre, tener, asir.
A. Aurĕam regis corōnam vidēbant. Servi magnam regis corōnam vidēbant. Balbi
domum evertent. Impĭi domum evertēbant. Indoctus sapientĭam laudābat.
a. Magnum boni regis sceptrum timēbant. Amīci sapientĭam tuam laudant.
Christiāni avaritĭam vitābunt. Mater bonas filĭas laudābat.
B. Menosprecia el trabajo de su esclavo. Menosprecia el gran trabajo de su escla-
vo. Las bellas hijas de la reina bailarán. El poeta tenía la bella corona. El poeta tenía
XIX
El precio o estimación se expresa ordinariamente por el ablativo de los sustantivos y el
genitivo de los adjetivos (§ 272).
Modelos: Avārus patrĭam auro vendet (el avaro venderá su patria por oro). Avārus pe-
cunĭam magni aestīmat (el avaro estima en mucho el dinero).
Vocabulario. – Aestimāre, estimar. Aurum, -i, oro. Magni, en mucho. Parvi, en poco.
Patrĭa, -ae, patria. Prodĭtor, -ōris, traidor. Vendĕre, vender. Verus, -a, -um, verdadero. Virtus,
-utis, virtud.
A. Impĭus patrĭam auro vendēbat. Prodĭtor patrĭam parvi aestimābit. Caius amī-
ci sui labōrem parvi aestīmat. Boni virtūtem magni aestīmant.
a. Rex servum magni aestimābit. Regīna aurĕam corōnam magni aestīmat.
Magnam urbis portam claudent. Domĭnus servi tui espistŏlas aperĭet. Servus puĕros
vocābit.
B. El traidor venderá su patria por oro. Cayo estima en mucho la verdadera vir-
tud. El señor estima en poco el trabajo de su esclavo.
b. El poeta sentirá verdadero dolor. Un padre no descuidará el dolor de su hijo.
El hombre avaro estimará en poco la verdadera virtud. Los avaros estiman en mucho
el dinero. Los cristianos estiman en poco el dinero.
XX
Tercera declinación
Vocabulario. – Brutus, -i, Bruto (cónsul de Roma). Caecus, -a, -um, ciego. Consul, -is,
cónsul (magistrado romano). Finīre, acabar. Frater, -tris, hermano. Lucēre, lucir. Mulĭer,
-is, mujer. Senātor, -is, senador. Siren, -ēnis, sirena. Sol, -is, sol. Soror, -is, hermana.
A. Agricŏla labōrem finiēbat. Mulĭer sorōres accusābit. Brutum consŭlem occi-
dēbat. Senatōres Caesărem occidēbant.
a. Bonus puer caput aperĭet. Servi capĭta aperiēbant. Sirēnes cantābant. Sol lu-
cēbat. Caeci solem non vident. Pastōres aurum magni aestīmant.
B. El niño acusa a su hermano. Acusarán a sus hermanos. Los cónsules hacían la
guerra. Los senadores temen al cónsul. Los cónsules temen a los senadores. El pastor
estima en mucho su perro. Acabarán su trabajo.
b. Temen a las sirenas. Los buenos niños se descubren las cabezas. El niño no ve
el sol. Los ciegos no verán el sol. La buena mujer ama a sus bellas hijas. Las buenas
hijas aman a sus madres. Las buenas madres instruyen a sus hijas.
XXI
Tercera declinación
Vocabulario. – Accipĭter, -tris, gavilán. Homo, -ĭnis, hombre. Optĭo, -ōnis, elección. Oratĭo,
-ōnis, oración. Orātor, -is, orador. Pavo, -ōnis, pavo real. Poēma, -ătis (n.), poema. Timĭdus,
-a, -um, tímido. Virgo, -ĭnis, virgen.
A. Pater tuus poemăta legēbat. Poēta oratiōnem tuam laudābit. Timĭdae puellae
pavōnem timent. Virgĭnes homĭni viam monstrābunt.
a. Bonus puer fratri optiōnem dabit. Puĕri homĭnes timent. Indocti sapientĭam
parvi aestimābunt. Puellae sorōres suas amant.
B. Mi hermano está leyendo (lee) la oración de usted. Los niños matarán el pavo
real. Matarán los bellos pavos reales. La madre de usted lee el poema. Las niñas leen
poemas. Las palomas temen al gavilán. El gavilán matará tu paloma.
b. Los gavilanes matarán las bellas palomas. Las madres sienten verdadero dolor.
Los indoctos se reirán del orador (reirán al). El poeta oirá la oración. El orador esti-
ma en mucho la sabiduría. Los avaros estiman en poco la sabiduría.
XXII
Tercera declinación
Vocabulario. – Arx, -cis, ciudadela. Civis, -is, ciudadano. Frutex, -ĭcis, arbusto. Grex,
-gis, rebaño. Hostis, -is, enemigo. Iudex, -ĭcis, juez. Pax, -cis, paz. Reus, -i, criminal. Servāre,
guardar. Violāre, violar.
A. Caius leges violābit. Regīna urbem condēbat. Puĕri magnam urbis portam
claudunt. Pastōres arcem condent. Reus iudĭcis vocem timet.
a. Cives regem accusābant. Consŭles hostes vincēbant. Pastor gregem magni
aestīmat. Boni cives pacem magni aestīmant. Filĭi patrem vidicābunt. Servus frutĭ-
cem in horto reperiēbat. Impĭi patrĭam auro vendunt. Rei iudĭcis vocem timēbunt.
Prodĭtor patrĭam parvi aestīmat. Proditōres patrĭam parvi aestimābunt. Agricŏla
labōrem finiēbat.
B. Los niños no guardarán la ley. Los buenos ciudadanos guardan las leyes.
Custodiarán la ciudadela. Los soldados custodiarán las ciudadelas. Acusarán al juez.
Los criminales acusarán a sus jueces. El rey viola la ley.
b. Los esclavos temen a sus señores. Los esclavos temen las voces de sus señores.
El rey vencerá a los enemigos. El pastor custodiará su rebaño. Los pastores custodian
sus rebaños. El poeta alabará al juez. Alaban a los jueces. Los cristianos guardarán las
leyes de la ciudad. No guarda las leyes de la ciudad. Los buenos ciudadanos no vio-
larán las leyes. El niño acusa a su hermana. Acusan a sus padres. Los traidores ven-
derán su patria por oro. Estimarán en poco la virtud. Estiman en mucho el dinero.
XXIII
Algunas voces significativas de cantidad, entre ellas adjetivos neutros sustantivados, se
juntan con genitivo (§ 210, Obs. 2.ª; § 265, Obs. 3.ª).
Modelos: Alĭquid tempŏris (algo de tiempo, algún tiempo). Multum boni (mucho de
bueno, mucho bueno). Quantum voluptātis (cuánto de placer, cuánto placer). Nihil stabi-
litātis (nada de estabilidad).
Vocabulario. – Alĭquid, algo (§ 40). Amittĕre, perder, dejar de tener. Avaritĭa, -ae, avari-
cia. Civĭtas, -ātis, ciudad, estado. Corpus, -ŏris (n.), cuerpo. Elĕphas, -antis, elefante. Figūra,
-ae, figura. Habēre, tener. Imprŏbus, -a, -um, malvado. Multus, -a, -um, mucho. Nihil, nada.
Perdĕre, perder, dañar. Quantus, -a, -um, cuanto. Sacerdos, -ōtis, sacerdote. Stabilĭtas, -ātis,
estabilidad. Tempus, -ŏris (n.), tiempo. Voluptas, -ātis, placer.
A. Avaritĭa nihil habet voluptātis. Multum tempŏris perdēbat. Figūra nihil ha-
bet stabilitātis. Imprŏbi leges civitātis violābunt. Servus elephantis corpus puĕro
monstrābat.
a. Imprŏbi virtūtem parvi aestīmant. Milĭtes urbem custodĭent. Bonam legem
non violābunt. Discipŭli multum tempŏris perdunt. Indocti multum voluptātis
amittunt.
B. El niño perderá mucho tiempo. Perderán mucho placer. El Estado guardará sus
leyes. Los soldados están violando las leyes del Estado. El rey castigará a los soldados.
b. Los sacerdotes alaban a la reina. La buena reina alabará a los sacerdotes. Los
soldados temerán al enemigo. Los buenos estiman en mucho la sabiduría. Se reirá
del ignorante. Pierde mucho tiempo. Los ignorantes perderán mucho placer.
XXIV
Tercera declinación
Vocabulario. – Amīcus, -i, amigo. Anĭmus, -i, ánimo, alma. Carpĕre, coger. Flos, -ris (m.),
flor. Ignāvus, -a, -um, indolente, cobarde. Magnitūdo, -ĭnis, grandeza.
A. Veram anĭmi magnitudĭnem laudābunt. Christiāni leges bonas non violābunt.
Puĕri multum tempŏris perdunt. Puer caput aperĭet.
a. Servus urbis portas claudit. Servi domĭnum suum vindicābunt. Puer patris
vocem audit. Puĕri patrum voces audĭent. Lupus haedum dilaniābat. Haedi lupos
timent.
B. Los niños están cogiendo (cogen) flores. Cogerá la hermosa flor. El perro te-
merá al león. Los perros temen a los leones. La niña perderá mucho tiempo. El padre
de usted perderá mucho tiempo. Los indolentes pierden mucho placer. Los sacer-
dotes alaban al rey.
b. La reina no violará las leyes. El hijo del rey violaba las leyes de la ciudad. Mi ami-
go no descuidará mi dolor. Los amigos de ustedes no descuidarán el dolor de ustedes.
XXV
La palabra que denota el medio o instrumento empleado para una acción va en abla-
tivo (§ 277).
Modelo: Iram meam dono placābit (aplacará mi enojo con un regalo).
Vocabulario. – Altus, -a, -um, alto. Catēna, -ae, cadena. Cingĕre, ceñir, rodear. Complēre,
llenar. Cunctus, -a, -um, todo junto. Donum, -i, regalo. Flumen, -ĭnis (n.), río. Gladĭus, -i, es-
pada. Illustrāre, alumbrar. Ira, -ae, ira, enojo. Lux, -cis, luz. Mulĭer, -is, mujer. Placāre, aplacar.
A. Miles regem gladĭo occidēbat. Regem catēna vinciēbat. Sol urbem magnam
sua luce illustrat. Iram dono placant. Cives regis iram donis placābunt. Flumen ur-
bem cingit.
a. Mulĭer bona epistŏlas scribit. Agricŏla urbis portas claudet. Poetārum filĭae
cantant. Pulchrae pastōrum filĭae saltābunt. Caii anĭmum donis placābunt.
B. Los soldados atarán al rey con cadenas. El río rodeará la bella ciudad. El niño
se (§ 292) ciñe la cabeza con una corona. Ceñirá la cabeza de su hermana con co-
ronas. Dará una bella corona a su hermana. Darán bellas coronas a sus hermanas.
b. Edificaban un muro. Rodearán la ciudad con un alto muro. El sol alumbra
todas las cosas (§ 210, 2.º). El sol llena todas las cosas con su luz. Los ciegos no ven
el sol. Los ciegos no ven la luz del sol.
XXVI
a. Sapĭens leges acres non violābit. Christiāni virtūtem laudant. Boni virtūtem
magni aestimābant. Pausanĭas gloriam turpi morte maculābat.
B. El soldado valeroso peleará. El rey valeroso vencerá a los enemigos. Los vale-
rosos vencerán a los cobardes. Los sabios no mancharán su gloria con una muerte
vergonzosa.
b. Los buenos estiman en muchísimo las leyes del Estado. Los señores bondado-
sos no castigan a los esclavos fieles. El prudente no violará las leyes de su patria. Los
prudentes no violarán las leyes fuertes.
XXVII
Cuarta declinación
Vocabulario. – Currus, -us, carro. Dux, -cis, jefe, guía. Et, y. Excruciāre, atormen-
tar. Exercĭtus, -us, ejército. Innŏcens, -tis, inocente. Luctus, -us, aflicción. Manus, -us,
mano. Metus, -us, miedo. Sinus, -us, seno, pecho. Sulla, -ae, Sula (nombre de hombre).
A. Sulla metum non habet. Luctus anĭmum excrucĭat. Rex hostĭum currus vi-
det. Hostes regis currum audĭent. Duces exercitŭi viam monstrābunt. Puella epis-
tŏlam sua manu scribit.
a. Caius epistŏlas sua manu scribēbat. Servi Sullae domum evertēbant. Servus
domĭni mortem vindicābit. Pastōris filĭus mortem non timet. Luctus et metus anĭ-
mum excrucĭant.
B. El miedo no atormenta al inocente. El miedo no atormenta el seno del ino-
cente. La madre del niño no escribirá la carta con su (propia) mano. El padre es-
cribía cartas con su (propia) mano. El esclavo mostrará a su señor el bello carro. El
padre vengará la muerte de su hijo. El miedo atormenta a los cobardes. El miedo no
atormentará a los valientes. Los cobardes temen la muerte. Los soldados valientes
no temen a los enemigos.
XXVIII
Quinta declinación
Vocabulario. – Acĭes, -ēi, fila, ejército. Acĭem instruĕre, ordenar en batalla el ejército.
Copĭae, -ārum, fuerzas. Dies, -ēi, día. Educĕre, sacar. Emĕre, comprar. Equitātus, -us (m.),
caballería. Fides, -ēi, fe, palabra empeñada, fidelidad. Instruĕre, ordenar. Omnis, -e, todo,
cada uno. Proxĭmus, -a, -um, próximo, siguiente. Reducĕre, hacer volver. Servāre, guardar,
cumplir. Spes, -ēi, esperanza.
A. Christiānus fidem suam servat. Boni fidem suam non viōlant. Dies venĭet.
Proxĭmo die Caesar copĭas suas reducēbat. Proxĭmo die Caesar acĭem instruēbat.
XXIX
XXX
Vocabulario. – Arbor, -is (f.), árbol. Beātus, -a, -um, feliz. Candĭdus, -a, -um, blanco.
Contentus, -a, -um, contento. Culpa, -ae, culpa. Dignus, -a, -um, digno. Facĕre (§ 56), hacer.
Florēre, florecer. Fretus, -a, -um, confiado. Indignus, -a, -um, indigno. Laus, -dis, alabanza.
Liber, -a, -um, libre. Nemo (-ĭnis)1, nadie. Nix, -vis, nieve. Numquam, nunca. Parvus, -a,
-um, pequeño; parvum, poco. Praedītus, -a, -um, dotado. Quam, cuán. Quam multi, cuán-
tos. Semper, siempre. Vires, -ĭum (plur. de vis, § 18), fuerzas. Vita, -ae, vida.
A. Nix est candĭda. Bonus est beātus. Boni sunt beāti. Sapientes parvo conten-
ti sunt. Servus laude dignus est. Patris mei servus laude indignus est. Virtus parvo
contenta est.
a. Caius patrĭam auro vendēbat. Caius, homo vita indignus, patrĭam auro ven-
det. Quam multi indigni luce sunt! Arbor florēbat. Balbus multa laude florēbat.
B. Nadie es siempre feliz. Los avaros nunca estarán contentos. Los avaros no es-
tán contentos. Cayo no está libre de culpa. Cayo es indigno de alabanza.
b. Balbo alaba mi fidelidad. Balbo, hombre dotado de gran virtud, alababa mi
fidelidad. Cayo es indigno de la vida. Cayo, hombre indigno de la vida, nada de bue-
no hace. Cayo, confiado en sus fuerzas, no teme al león. Los esclavos no están libres
de culpa. Los cristianos se contentan con poco.
XXXI
El infinitivo puede servir de sujeto (§ 107) y es neutro (§ 25, i, C).
Modelo: Difficĭle est iudicāre (juzgar es difícil).
El verbo esse puede ir acompañado de un genitivo de posesión o pertenencia y entonces
puede traducirse: ‘ser propio’, ‘incumbir’, ‘tocar’, etc. (§ 267).
Modelo: Christiāni est nemĭnem violāre (es propio del cristiano no hacer daño a nadie).
Vocabulario. – Difficĭlis, -e, difícil. Errāre, errar. Facĭlis, -e, fácil. Fidem violāre, quebran-
tar la palabra. Humānus, -a, -um, humano, propio del hombre. Magnum est, gran cosa es.
Peccāre, pecar, obrar mal. Turpis, -e, vergonzoso, vil. Violāre, hacer mal, quebrantar.
A. Humānum est peccāre. Humānum est errāre. Turpe est fidem suam violāre.
Patris est filĭum suum docēre. Regis est regnāre.
a. Matris est filĭas suas docēre. Servi est viam monstrāre. Turpe est poētae do-
mum evertĕre. Matres filĭas laudant. Boni est fidem servāre. Impĭi est fidem violāre.
B. Gran cosa es no temer la muerte. Fácil es errar. Es propio de un cristiano guar-
dar su palabra. Es de un sabio guardar las leyes.
b. Es vergonzoso no enseñar (uno) a sus hijos. Es propio del hombre estimar en
muchísimo el dinero. Es propio de un indocto estimar en poco la sabiduría. Toca al
esclavo cerrar las puertas de la ciudad. Es difícil cerrar las puertas de la ciudad. Un
buen ciudadano observará las leyes de su patria. Es propio de un buen ciudadano
guardar las leyes de su patria.
El genitivo y el ablativo no se reputan por bien castizos.
1
XXXII
Tiempos perfectos
Formas regulares en la 1.ª, 2.ª y 4.ª conjugación (pág. 129-130). Modelos:
amāvit amavĕrat amavĕrit
(amó) (había amado) (habrá amado)
monŭit monuĕrat monuĕrit
(amonestó) (había amonestado) (habrá amonestado)
audīvit audivĕrat audivĕrit
(oyó) (había oído) (habrá oído)
amavērunt monuĕrant audivĕrint
(amaron) (habían amonestado) (habrán oído)
A. Puer iuravĕrat. Puĕri iuravērunt. Agricŏla aravĕrit. Servi aravĕrint. Vulpes
puĕros terrŭit. Vulpes puĕros terruērunt. Poētae sapientĭam parvi aestimāvit.
a. Veram virtūtem magni aestimavĕrat. Christiānus pecunĭam parvi aestimāvit.
Christiāni est pecunĭam parvi aestimāre. Magnam poētae sapientĭam parvi aestima-
vĕrant. Pater filĭum sepelīvit. Puĕri patrem sepelivĕrant.
B. El niño ha oído una voz. Los niños oyeron la voz de su padre. El esclavo había
mostrado el camino al pastor. Habrán mostrado la casa a su señor.
b. Cayo había alabado a su hijo. Alabó a sus esclavos. El león ha despedazado al
caballo. La zorra había aterrado al niño. Habían estimado en poco la sabiduría. Es
fácil guardar (uno) su palabra. Es difícil aplacar la cólera. Había aplacado la cólera
del niño con un regalo.
XXXIII
Vocabulario. – Aedificĭum, -i, edificio. Annuĕre (§ 78, iv), asentir. Concilĭum, -i, reunión.
Conditĭo, -ōnis, condición. Constituĕre (§ 78, i, a), arreglar, fijar. Defendĕre (§ 78, ii, a), de-
fender. Incendĕre (§ 78, ii, a), incendiar. Legĭo, -ōnis, legión (cuerpo de infantería). Per, por,
a través de (preposición de acusativo). Praelĭum, -i, combate. Privātus, -a, -um, particular
(opuesto a público). Relĭquus, -a, -um, restante. Respuĕre (§ 78, i, A, a), desechar. Romānus,
-a, -um, romano. Suĕre (§ 78, i, A, a), coser. Vestis, -is (f.), vestido.
A. Privātum aedificĭum incendit. Relĭqua privāta edificĭa incendĕrant. Puellae
vestem suērunt. Patres annuĕrant. Milĭtes urbem defendĕrant. Romāni urbem
defendērunt.
a. Relĭquas legiōnes in acĭe constitŭit. Ursi in antro dormivērunt. Agricŏla per ur-
bem ambulāvit. Non respŭit conditiōnem Caesar. Diem concilĭo constituērunt. Diem
XXXIV
Vocabulario. – Carpĕre (§ 78, v, b), coger, recoger. Lana, -ae, lana. Malus, -a, -um, malo.
Mulgĕre (§ 77, vii), ordeñar. Ovis, -is, oveja. Scribĕre (§ 78, v, a), escribir. Uva, -ae, uva.
A. Caius epistŏlas sua manu scripsit. Puella epistŏlam sua manu scripsĕrat. Puĕri
lanam carpsērunt. Malus pastor non mulsĕrat oves.
a. Facĭle est lanam carpĕre. Pater meus fidem servavĕrat. Turpe est fidem suam
non servāre. Sapientis est virtūtem magni aestimāre. Virtūtem magni aestimavĕrint.
B. El niño ha escrito una carta con su propia mano. Las niñas habían escrito car-
tas con su propia mano. Escribieron cartas. La niña cogió una flor. La hija del pastor
había cogido flores con su propia mano.
b. El niño cogerá la uva. Es fácil coger la uva. Las niñas estaban cogiendo (cogían)
flores. Habían cogido flores. Es fácil coger flores. Es propio del lobo despedazar las
ovejas. En invierno el oso dormirá en la cueva. En verano las niñas jugarán en el jardín.
XXXV
Vocabulario. – Cibus, -i, alimento. Cingĕre (§ 78, v, e), ceñir, rodear. Complēre (§ 77,
iii), llenar. Coquĕre (§ 78, v, f ), cocer. Dicĕre (§ 78, v, d ), decir. Habēre, tener. Mendacĭum,
-i, mentira. Multus, -a, -um, mucho. Pallĭum, -i, capa. Prudentĭa, -ae, prudencia. Simulatĭo,
-ōnis, fingimiento, apariencia. Stultitĭa, -ae, necedad. Summus, -a, -um, altísimo, muy gran-
de, el mayor. Tegĕre (§ 78, v, e), cubrir.
A. Puer dixit. Caius, homo vita indignus, dixĕrat. Puellae dixērunt. Flumen ur-
bem cinxit. Flumĭna urbes cinxērunt. Amīcus amīci corpus suo pallĭo texit.
a. Prudentĭam simulatiōne stultitĭae texĕrat. Summam prudentĭam simulatiōne
stultitĭae texērunt. Christiāni non est mendacĭo culpam tegĕre. Turpe est peccāre.
Turpe est mendacĭo culpam tegĕre. Sol cuncta sua luce illustravĕrat. Caius leges ci-
vitātis violavĕrit.
B. La mujer se (§ 292, Obs. 2.ª) ha ceñido la cabeza con una corona. El esclavo
se había ceñido la cabeza con una corona. Se habrán ceñido las cabezas con coronas.
El niño nada había dicho. La niña coció el alimento. Habían cocido el alimento.
b. El rey había ceñido la ciudad con un muro. Rodearán la ciudad con un muro.
Cubrieron la culpa con una mentira. Es vergonzoso cubrir la culpa con una menti-
ra. El esclavo había cubierto el cuerpo de su señor con la capa. El esclavo había dicho
mucho (muchas cosas, § 210, 2.º). El sol lo llena todo (todas las cosas) con su luz.
Toca al esclavo (es del esclavo) cocer el alimento para su señor. Nunca es útil perder
tiempo. Perderá mucho placer. ¿Cuánto placer perderá? (xxiii).
XXXVI
El complemento con de que significa una cualidad característica se expresa en latín por
un nombre en genitivo o ablativo, pero siempre acompañado de un adjetivo (§ 264).
Modelo: Puer eximĭae pulchritudĭnis o Puer eximĭa pulchritudĭne (niño de singular
belleza).
Verbos que significan ‘acusar’, ‘absolver’, ‘condenar’ rigen en genitivo el cargo o crimen
y en genitivo o ablativo la pena.
Modelo: Caium proditiōnis accusant (acusan a Cayo de traición).
Vocabulario. – Ambĭtus, -us, cohecho. Ammitĕre (§ 78, vi, a), perder. Caput, -ĭtis (n.),
cabeza, pena de muerte. Damnāre, condenar. Facĭes, -ēi, cara. Furtum, -i, hurto. Ingenĭum,
-i, ingenio. Ludĕre (§ 78, vi, a), jugar. Numquam, nunca. Proditĭo, -ōnis, traición. Vir, -i,
hombre, varón.
A. Portas urbis clausĕrant. Caius multum tempŏris amīsit. Caius, vir summo
ingenĭo, multum tempŏris amīsit. Balbum ambĭtus accusavĕrant. Puĕri in prato
lusērunt.
a. Balbum capĭtis damnābunt. Christiāni est avaritĭam damnāre. Caium accusāvit.
Caium, summo ingenĭo virum, proditiōnis accusavĕrat. Facĭle est saltāre. Difficĭle est
iram placāre. Facĭle est puĕri anĭmum dono placāre. Ursus in antro dormīvit. Hiĕme
ursi in antris dormĭunt. Numquam utĭle est peccāre.
B. El esclavo ha cerrado las puertas de la ciudad. Acusarán de traición al esclavo.
Cayo había acusado de hurto a los esclavos. Habrá perdido mucho tiempo. Balbo,
varón de suma virtud, ha alabado la fidelidad del esclavo. Balbo, varón dotado de
suma virtud, ha acusado de robo al niño.
b. Habían acusado a Balbo de cohecho. Habían acusado de cohecho a Balbo,
varón de suma virtud. El sol lo había alumbrado todo con su luz. El sol habrá llena-
do el mundo con su luz. Habrán escrito cartas con su propia mano. La reina había
escrito una carta con su propia mano. Se cubrió la cara con la capa (§ 292, Obs. 2.ª).
Se cubrieron las caras con las capas.
XXXVII
Vocabulario. – Brachĭum, -i, brazo. Capĕre (§ 56), tomar, recibir. Emĕre (§ 78, i, B, a),
comprar. Exercĭtus, -us, ejército. Foedus, -ĕris, alianza, tratado. Frangĕre (§ 78, i, B, c), que-
brar, romper. Gallus, galo (habitante de Galia). Lavāre (§ 76, d ), lavar. Mel, -lis (n.), miel.
Quia, porque. Rumpĕre (§ 78, i, B, c), romper, violar. Semper, siempre. Utĭlis, -e, útil. Venīre
(§ 79), venir. Vidēre (§ 77, vi), ver. Vincŭlum, -i, atadura, prisión.
A. Balbus manus lavit. Puĕri manus lavĕrant. Agricŏla exercĭtum vidit. Milĭtes
venērunt. Caius brachĭum suum fregĕrat. Quantum voluptātis cepērunt!
a. Numquam utĭle est foedus rumpĕre. Numquam utĭle est fidem violāre, quia
semper est turpe. Facĭle est puerōrum anĭmos donis placāre. Turpe est foedĕra ne-
gligĕre. Galli negligēbant foedĕra. Nemo semper labōrat. Culpas suas simulatiōne
virtūtis texit. Multum voluptātis cepĕrant. Multum voluptātis amisĕrant. Quantum
cibi amisērunt!
B. Cayo se ha roto un brazo. Se habían roto los brazos. El rey había roto el trata-
do. Los galos habían roto el tratado. César había visto el ejército. Las niñas habían
visto a la reina. César venció a los galos. Los galos no vencieron a César.
b. Es deshonroso romper un tratado. Es difícil vencer a los galos. No es fácil ven-
cer a los enemigos. Habían aplacado a Balbo. Romperán sus prisiones. Habían roto
sus prisiones. Es fácil romperse un brazo. Están perdiendo (pierden) mucho dine-
ro. Habían perdido mucho dinero. Perdían mucho placer. Condenarán a muerte a
Balbo. Había vencido a los enemigos.
XXXVIII
XXXIX
El tiempo que dura alguna cosa va generalmente en acusativo. El nombre de una ciudad
en que algo sucede se pone en genitivo si es singular y de la primera o segunda declinación;
sin este requisito va en ablativo.
Modelos: Caius annum unum Cortōnae vixit (Cayo vivió un año en Cortona). Caius
annum unum Tibŭre vixit (Cayo vivió un año en Tívoli).
Vocabulario. – Annus, -i, año. Aperīre (§ 79), abrir, descubrir. Biennĭum, -i, espacio de
dos años. Castigāre, castigar. Invītus, -a, -um, forzado, contra su gusto. Lugēre (§ 77, ix),
llorar. Manēre (§ 77, vii), permanecer. Matrōna, -ae, matrona. Roma, -ae, Roma. Tibur, -is,
Tívoli (ciudad de Italia). Totus, -a, -um, todo entero.
A. Balbus multos annos Romae mansĕrat. Biennĭum Carthagĭne mansĕrant.
Mater luxĕrit. Matrōnae luxērunt. Brutum romānae matrōnae luxērunt. Pastōres
agricŏlas risērunt. Puĕri capĭta aperuērunt.
a. Domĭnus servi sui epistŏlam aperĭet. Domĭnus servi sui epistŏlas aperuĕrat.
Alĭquid tempŏris invītus amittet. Christiāni est nemĭnem violāre. Nemĭnem violā-
vit. Biennĭum Romae manēbit. Biennĭum Carthagĭne manēbunt.
B. Permanecieron muchos años en Tívoli. Cayo permaneció en Cartago dos años.
Ha abierto la carta de su padre. Habían abierto las cartas en Cartago.
b. Mi padre permanecerá en Roma todo en invierno. Escribió las cartas en Roma.
Lloran a su hijo. Llevaron duelo por su hijo (lo lloraron) dos años. Las niñas lloraron
a su madre. Mi padre estima en muchísimo la industria. Balbo ha acusado de robo
al hijo del pastor. Han acusado de cohecho a Cayo.
XL
A. Violābas legem. Violavisti leges. Balbum vocāvi. Hesterno die Balbum voca-
vĭmus. Urbem servāvi. Cives incolŭmes servavĭmus. Caium, summo ingenĭo virum,
ambĭtus accusaverātis. Balbum capĭtis damnabĭtis.
a. Legātos ad Caesărem mittunt. Prima luce omnem equitātum praemīsit.
Christiānus nemĭnem violābit. Nemĭnem violavisti. Multos annos regnābis. Balbus
parvo contentus est. Servus multa laude dignus est.
B. Usted ha guardado su palabra (§ 44). No quebrantaré mi palabra. Ustedes
han violado las leyes de la ciudad. Vosotros estimáis en muchísimo el dinero.
Condenaremos la avaricia. Nunca he acusado a la reina. Acusaremos de traición al
sacerdote.
b. Aplacaron la ira de César. Aplacaremos vuestra cólera. César estimaba en mu-
chísimo su ejército. Enviaremos embajadores al (ad ) rey. Es deber de un cristiano
guardar su palabra. Es propio de un sabio estimar en poco el dinero.
XLI
XLII
XLIII
XLIV
XLV
XLVI
Verbo sum
Vocabulario. – Absolvĕre (§ 78, i, A, a), absolver. Admiratĭo, -ōnis, admiración. Athēnae,
-ārum, Atenas. Brevis, -e, breve. Ferrum, -i, hierro. Habitāre, habitar. Honor, -is, honor.
Incertus, -a, -um, incierto. Indignus, -a, -um, indigno. Mens, -tis, mente, alma. Opus, -ĕris
(n.), obra. Tranquillus, -a, -um, tranquilo, sereno. Utĭlis, -e, útil.
A. Mens sapientis semper erit tranquilla. Est tuum iter facĕre (§ 267, Obs. 2.ª).
Puer in horto fuĕrat. Puer in horto fuĕrat. His honorĭbus digni estis. Caius vita in-
dignus est. Ferrum et aurum sunt utilĭa. Haec opĕra sunt admiratiōne digna. Vita
est brevis et incerta. Improbōrum est malos laudāre. Semper erĭmus parvo contenti.
Multos annos Romae habitaverātis. Qui cives incolŭmes servavērunt, sunt admira-
tiōne digni.
B. Los buenos serán felices. Sean felices. Nosotros hubiéramos sido felices. Toca
a mí (§ 267, Obs. 2.ª) guardar las leyes de mi patria. Sea él siempre digno de este ho-
nor. Él hubiera sido indigno de su padre.
b. Había sido rey muchos años. Nunca alabaremos a los malos. Nos condenarán
a muerte. Nunca acusaremos a los buenos. Se había roto un brazo en Atenas. La vir-
tud es la mayor sabiduría. Te absolveremos del cohecho.
XLVII
XLVIII
Vocabulario. – Colloquĭum, -i, conferencia, conversación. Conspicĕre (§ 78, v, d), ver,
divisar. Decernĕre (§ 78, viii, c), decretar. Intĕrim, entretanto. Lenis, -e, blando, indulgente.
Littĕrae, -ārum (pl.), carta. Parāre, preparar. Quintus, -a, -um, quinto. Secundus, -a, -um,
segundo. Decĭmus, -a, -um, décimo. Supplicatĭo, -ōnis, acción de gracias. Viginti, veinte.
A. Supplicatĭo decrēta est. Mors omnĭbus parāta est. Dies colloquĭo dictus erat
ex eo die quintus. Multa ab Caesăre dicta sunt. Mittuntur ad Caesărem a Balbo li-
ttĕrae. Intĕrim milĭtes legiōnum duārum ab hostĭbus conspiciebantur. Milĭtes le-
giōnum duārum conspecti sunt.
B. Se había decretado una acción de gracias a César. Veinte soldados de la dé-
cima legión habían sido muertos en la segunda batalla. Siempre se ha estimado en
muchísimo el dinero (§ 133). El dinero ha sido estimado en poco por los sabios. En
Atenas se quebrantaban las leyes. En aquel tiempo no se quebrantaban las leyes en
Roma. Señalaremos (diremos) el décimo día para la conferencia. Se habían enviado
mensajeros al (ad ) rey. Un soldado fue enviado al rey.
XLIX
Vocabulario. – Bene, bien. Carthaginiensis, -is, cartaginés. Clipĕus, -i, escudo. Donāre,
dar, obsequiar. Excitāre, excitar, animar. Graecus, -a, -um, griego. Hasta, -ae, lanza. Mensis,
-is, mes. Mutāre, cambiar. November, -bris (§ 16, al fin), noviembre. Superāre, aventajar,
vencer. Ubi, donde.
A. Tempŏra mutantur et nos mutāmur in illis (§ 134). Finītur labor agricŏlae
mense novembri (§ 119, Obs. 1.ª). Vos laudamĭni, puĕri qui bene didicistis. Donābor
clipĕo et hasta, si bene pro patrĭa pugnavĕro (§ 67, 1.ª). Graeci a Romanis superāti
sunt. Eōdem anno Carthaginienses et Graeci a Romānis superāti sunt. Proditiōnis
accusāti estis. Ambĭtus accusāti sumus.
B. Serás castigado. ¿Quién ha sido castigado? ¿Qué reina fue condenada a muer-
te? Nadie ha sido condenado a muerte. ¿Quiénes serán acusados de traición? Seremos
obsequiados con dos bellos libros. ¿Por quién fuiste obsequiado con un bello perro?
¿Dónde fueron los griegos vencidos por los romanos? ¿Por quién fueron vencidos
los romanos? Seremos vencidos por el enemigo.
Imperativo
‘No’ prohibitivo se expresa por ne, el cual puede juntarse con el imperativo y con el sub-
juntivo (§ 330, 6.ª).
Vocabulario. – Ac (§ 363, Obs. 2.ª), y. Americānus, -a, -um, americano. Cogitāre, pen-
sar. Compescĕre (§ 78, vii), reprimir. Coniux, -gis, marido o mujer (pág. 20). Conservāre,
conservar. Consilĭum, -i, consejo. Corrumpĕre (§ 78, i, B, c), corromper. Defendĕre (§ 78, ii,
a), defender. Exorāre, suplicar, vencer a ruegos. Libĕri, -ōrum (pl.), hijos. Nomen, -ĭnis (n.),
nombre. Pernicĭes, -ēi, destrucción. Popŭlus, -i, pueblo. -que (conjunción enclítica, § 98,
Obs. 2.ª), y. Religĭo, -ōnis, religión. Ruĕre (§ 78, i, A, b), lanzarse. Salus, -tis, salud, seguridad.
A. Caium ne accūsa. Balbum ne accusāte. Tonde oves: ne dilanĭa. Tondēte oves:
ne dilaniāte (§ 112, 4.º). Audi, puer, consilĭa sapientĭum. Audīte, puĕri, consilĭa sa-
pientĭum, neque in pernicĭem ruātis. Exorāre, mi pater, compesce iram. Nemo in
urbe sepelĭtor. Lex erat his verbis scripta: “Nemo in urbe sepelĭtor”. Audi, mi fili, ab
imprŏbis ne corrumpĭtor. De vobis ac de libĕris vestris cogitāte. Conservāte vos, co-
niŭges, libĕros, fortunasque vestras. Popŭli Romāni nomen salutemque defendĭte.
B. No me acuses de robo. Esquile él sus ovejas. Nadie quebrante las leyes. Sean
guardadas las leyes. No castiguéis al esclavo. No sean castigados los esclavos. Sea
él sepultado en la ciudad. Defended el nombre y la seguridad del pueblo america-
no. Defended la religión de vuestros padres. Sea defendida por todos la religión de
vuestros padres. Niños, oíd los consejos de vuestros padres. No quebrantéis vuestra
palabra.
LI
Modelos: Et ego et Balbus sustulĭmus manus (tanto Balbo como yo levantamos las ma-
nos). Amīci veterrĭmi optĭmi (los amigos más viejos son los mejores) (§ 112, 3.º, a).
Vocabulario. – Tanto… como, et… et. Hambre, fames, -is. Condimento, salsa, condi-
mentum, -i. Muchos, multi, -ae, -a. Muchísimos, permulti, -ae, -a (§ 31, al fin). Levantar,
tollĕre (§ 78, i, C). Estar bien, con salud, valēre (§ 77, ii). Hacer, llevar (como la guerra),
gerĕre (§ 78, v, g).
A. Et ego et pater meus virtūtem colĭmus. Tu fraterque furti a Caio accusabamĭ-
ni. Vita homĭnis peregrinatĭo. Et puer et puellae hostĭum exercĭtum conspexērunt.
Et vos et magister aurĕis donabimĭni corōnis. Sapientes ne accusētis. Nos amicīque
nostri fidem servavĭmus. Caesar conditiōnem respuĕrat.
B. Si tú y el ejército gozáis de salud, bien está. Tanto usted como Balbo levanta-
ron las manos. Tanto usted como yo hemos hecho muchas guerras. Tanto usted como
Balbo hicieron muchísimas guerras. La mejor salsa es el hambre. Los galos fueron
vencidos por César. Fueron levantadas las manos tanto por usted como por Balbo.
LII
LIII
2
Ultro polliceor; promitto (saepe) rogatus:
Nec mala polliceor; mala sed promittere possum.
LIV
LV
de la tierra, fruges, -um (pl. f.). Fruto, fructus, -us. Campo, ager, -gri. En vano, nequidquam,
frustra. Mies, cosecha, messis, -is. Alabanza, laus, -dis. Fácilmente, facĭle. Todavía no, non-
dum. Recto, rectus, -a, -um. Labrar, cultivar, colĕre (§ 78, vii). Llevar, producir, ferre (§ 61,
ii). Merecer, merēri (pág. 115). Merecer bien de, merēri de o bene merēri de. Creer, credĕre
(§ 78, iii, b), con dat. Engañar, decipĕre (§ 78, B, b). Ver, mirar, aspicĕre (§ 78, v, d ). Mismo,
yo mismo, tú mismo, ipse.
A. Qui amat me, amat et canem meum. Quae animalĭa sanguĭnem habent, sine
corde esse non possunt. Sapientes, quorum virtūtem laudātis, ex civitāte pelluntur.
Quam arbŏrem hesterno die sevisti, eius baccam aspicĭes ipse numquam. Dignus est
laude, qui cives incolŭmes servat. Simŭlas te multa ignorāre. Age quod agis. Frustra
sperat ignāvus diu se victūrum. Caio, homĭni vita indigno, credit nemo. Quem cre-
dis ventūrum? Quem mihi librum dedisti, nondum legi.
B. Ningunos animales que tengan (tienen) sangre pueden dejar de tener (estar
sin) corazón. No todo campo que se siembra lleva frutos. Quien fácilmente cree, fá-
cilmente es engañado. Se alaba (§ 133) lo que es justo. Se alaban las cosas que son
justas. Tanto tú como yo hemos sido engañados. Alabad lo que merece alabanza.
Quien no cultiva su campo, en vano espera cosecha. Dice que no ha sido engañado.
No creeré fácilmente a Balbo. Balbo ha merecido bien de mí. El negocio que usted
se comprometió a terminar todavía no está terminado. He sembrado un árbol cuyo
fruto yo mismo no veré nunca. Finge haber terminado el negocio satisfactoriamente.
LVI
3
Homo es ‘ser humano’; vir, ‘varón’, opuesto a mujer; aquel suele ser despreciativo, este indica respeto,
como varón.
4
Nulla fallentis culpa saepissime fallor;
At quum decipiar, culpam deceptor habebit.
A. Prima luce Caesar, id quod Galli non cognovērunt, castra movit. Quis credet
me mentīri? Vidērunt eum locum ab hostĭbus tenēri. Alĭud est promittĕre, alĭud fi-
dem praestāre. Impĭi, id quod omnes intelligĭmus, multa mentiuntur. Balbus negat
fidem fallĕre contra officĭum esse. Boni sapientesque sperant se beātos futūros. Mihi
credĭte amīcos veterrĭmos optĭmos esse. Respondisti te omnĭa tua tecum portāre.
Iucundum est omnĭa sua secum portāre. Facĭle est virtūtem colĕre.
B. Es agradable ser alabado. Es indebido no guardar las promesas. Es indebido
alabar las cosas que son vergonzosas. Digo que usted guarda sus promesas, lo cual
hacen todos los buenos. Digo que usted cumplirá su palabra. Es vergonzoso faltar
uno a su palabra (§ 154, 5.º, Obs.). Una cosa es insultar, otra acusar. Es cierto que
Balbo ha merecido bien de mí. Es indebido mentir. Tanto usted como Balbo han
dicho muchas mentiras. Es vergonzoso desterrar a los buenos y a los sabios. Es fácil
llevar todos mis bienes conmigo. Es indebido que un hombre injurie a los hombres
(§ 150, 2.º). Yo lo he alabado a usted, no lo he vituperado.
LVII
Relativo
‘Que’ después de ‘el mismo’ generalmente se dice qui, quae, quod (§ 226, Obs. 3.ª). A
‘como’ corresponden qualis, quantus, quot después de ‘tal’, ‘tanto’, ‘tantos’ (talis, tantus, tot),
respectivamente.
‘Que no’ después de ‘nadie’, ‘nada’ (nemo, nullus, nihil ) suele traducirse por quin cuan-
do ‘que’ es nominativo o acusativo.
Modelos: Talis est qualis semper fuit (es tal como siempre ha sido). Idem est qui sem-
per fuit (es el mismo que siempre fue). Nemo est quin te dementem putet (nadie hay que
no te juzgue loco).
Vocabulario. – El mismo, idem (§ 36, E, F, Obs. 1.ª). Regla, regŭla, -ae. Utilidad, con-
veniencia, utilĭtas, -atis. Útil, utĭlis, -e. Honor, honradez, honestas, -tis. Hoy, hodĭe. Pensar,
juzgar, putāre. Casi, fere. Otro, alĭus, -a, -ud. Antes, antĕa. Poder, possum (§ 72, i, A). Ola,
fluctus, -us. Hay quienes juzguen, sunt qui putent (§ 241, 2.º).
A. Romae nemo vivit, quin me vidĕat. Romae nemo vivēbat, quin me vidēret.
Puĕri isti sunt iidem quos antĕa demonstravĭmus. Erant qui amīcos meos accusārent.
Tot vidĭmus in prato flores, quot in luco aves. Sunt qui dicant patrem meum talem
esse hodĭe, qualis semper fuit. Nemo est, quin sciat famem optĭmum esse condimen-
tum. Quae animalĭa tu vidisti, et ego vidi. Sentiēbam hoc non esse idem quod illud.
Promittit se Gallos victūrum. Tanto dolōre excruciātur puellae anĭmus, quantum
numquam vidĭmus.
B. Esto es lo mismo que aquello. La regla de la utilidad no es la misma que la del
honor. Esto es casi lo mismo que otra cosa. Usted es tal como siempre lo he juzgado.
Nadie hay que no sepa que los galos fueron vencidos por César. Nadie hay que no
entienda que usted está fingiendo (§ 329, 4). No hay quien no sepa que estas cosas
son contrarias entre sí. Tanto usted como yo somos los mismos que siempre hemos
sido. Las olas eran tan grandes (tantus) como nunca había visto yo antes. Hay quie-
nes juzguen que usted está loco. Había quienes me vituperasen.
LVIII
5
La atracción es la regla general; la concordancia con el antecedente, la excepción.
6
Literalmente, ‘estar derramado en torno’; tanto del mar como de una isla se dice circumfundi.
7
A la idea de nombrar agrega voco la de llamar; appellāre, la de apelar, invocar, y nomināre, la de nombrar
o elegir.
8
Oppidum es menos que urbs, pero con el tiempo todas las ciudades se llamaron oppida, menos Roma.
LIX
LX
LXI
En lugar de ut se usa quo cuando en la proposición hay un comparativo (§ 188, Obs. 3.ª).
‘Que’, después de ‘tanto’, ‘tan’, ‘tal’, se traduce por ut con subjuntivo (§ 188).
‘No’ en frases prohibitivas es ne (§ 330, 6).
Modelos: Medĭco censĕo alĭquid dandum esse, quo sit studiosĭor (creo que debe darse
algo al médico para que sea más diligente). Tanta vis probibātis est, ut eam vel in hoste di-
ligāmus (tanta es la fuerza de la honradez, que la amamos aún en un enemigo). Ne multa
discas, sed multum (no aprendas muchas cosas, sino mucho).
Vocabulario. – Diariamente, quotidĭe; de día en día, in dies. Resignación, aequus anĭ-
mus. Joven, iuvĕnis, comp. iunĭor. Edad, aetas, -atis. Acerca de, de (abl.). Negocios del cam-
po, res rustĭcae. De tal naturaleza, eiusmŏdi. Viento, ventus, -i. Estación, época, tempestas,
-ātis. Multitud, multitūdo, -ĭnis. Meditar, meditāri. Dejar, relinquĕre (§ 78, i, B, c). Parecer,
vidēri (§ 117, 5.º). Gobernar, dirigir, moderāri. Contar, numerāre.
A. Ne credas praeterĭta posse mutāri. Puĕros pater punīvit, quo prudentiōres es-
sent. Erant qui mihi subvenīrent, ne in pernicĭem ruĕrem. Tanta erat humanitāte, ut
ab omnĭbus diligerētur. Nemo quod sciam, tam fortis erat, ut hostĭum multitudĭnem
non timēret. Talis est virtus, ut parvo sit contenta. Quo sapientĭor viderētur, pauca
loquebātur. Honeste vixit, quo aequiōre anĭmo morerētur. Sunt qui anĭmo aequo
mori non possint. Voluptāti ne parĕas.
B. Medita diariamente esto para que puedas dejar la vida con ánimo tranquilo.
Mentía mucho acerca de su edad para parecer más joven. No aprendas muchas co-
sas sino cosas útiles. Hablaba mucho para que se lo juzgara sabio. Los negocios del
campo son de tal naturaleza, que los vientos y las estaciones los gobiernan. Sé que
mi padre no aprende muchas cosas sino mucho. Viviré virtuosamente para morir
más valerosamente (§ 91). La multitud de las estrellas es tan grande, que no pueden
contarse. Ninguna ciudad había que no (lvii) obedeciera a César. Había quienes
prometiesen ayudarme.
LXII
Iubere implica la justicia de lo mandado o el derecho con que se manda; imperare, el poder del que
10
manda.
11
Ad vestitum redire, ‘dejar el luto’.
LXIII
‘Para que nadie…’ se dice ne quis; ‘para que nada…’, ne quid; ‘para que ninguno…’, ne
ullus; ‘para que nunca…’, ne umquam. Lo mismo se observa con ‘que nadie’, ‘que nada’ en la
proposición subjuntiva.
Después de tantus, talis, etc., sí se dice ut nemo, ut nihil, etc.
Modelos: Alexander edixit, ne quis ipsum alĭus, quam Apelles pingĕret (Alejandro or-
denó por edicto que ninguno otro que Apeles le retratase). Cimon fuit tanta liberalitāte,
ut numquam hortis suis custōdem imposuĕrit (Cimón fue de tanta liberalidad, que nunca
puso guardianes a sus huertos).
Vocabulario. – Resta, falta, restat, relĭquum est (§ 160, 2.º). Se sigue, sequĭtur (ib.).
Abandonar, deserĕre (§ 78, vii). Hacerte esta súplica, illud te rogāre. Salir, retirarse, excedĕre
(§ 78, vi, a), abl. solo o con ex. Primero (adv.), primum. Al principio, primo. Por causa de,
causā; por mi causa, meā causā. Temor, timor, -ōris. Alegre, laetus, -a, -um.
A. Senātus decernet, ne quod oppĭdum per vim expugnētur. Illud me rogāvit,
ne umquam patrem suum deserĕrem. Ne cui de te plus quam tibi credas. Primus me
hortātus est, ne quos libros auro vendĕrem. Relĭquum est, ut Balbo per littĕras man-
des, ne quem oppĭdo excedĕre patiātur. Invītus negotĭum me confectūrum promisi.
Quis primus mare, qui Oceănus appellātur, navigāvit? Hoc quotidĭe meditāre, ne
umquam decipiāris.
B. La religión nos amonesta a no quebrantar nunca nuestra palabra. El niño se
esfuerza en no aprender nada. Primero te hago esta súplica: que nada hagas contra
tu voluntad (forzado) por mi causa. Los cónsules ordenaron por bando que nadie
saliera de la ciudad. Tan grande fue el temor de todos, que ninguno salió de la ciu-
dad. El Senado decretó que los cónsules hiciesen leva de tropas. Falta que yo ayude
a Balbo. No había quien no gritase que el ejército se había acabado. Habían ayuda-
do alegres a Balbo. Había quienes ayudasen a Balbo. Había quienes negasen que la
virtud y el vicio son contrarios entre sí. Se sigue que usted niega que la virtud y el
vicio son contrarios entre sí.
LXIV
quin
‘Que no…’ después de ‘tan’, ‘tanto’, con negación, se traduce ordinariamente por quin.
Después de frases negativas en que van los verbos dudar, negar y sus semejantes, se usa
quin con subjuntivo.
Modelos: Cleanthes negat ullum esse cibum tam gravem, quin is die et nocte concoquā-
tur (Cleantes dice que ningún alimento es tan pesado que no pueda digerirse en un día y
una noche). Negāri non potest, quin turpĭus sit fallĕre quam falli (no puede negarse que más
deshonroso es engañar que ser engañado). Numquam aspexit, quin fratricīdam compellāret
(jamás lo vio que no lo llamase fratricida). Vix inhibēri potŭit, quin saxa iacĕret (apenas pudo
impedírsele que tirara piedras o contenerlo para que no tirara piedras).
Vocabulario. – (palabras que rigen quin) No dudar, non dubitāre. No hay duda, non est
dubĭum. No puede ser que no, fiĕri non potest quin. No puedo abstenerme de, temperāre mihi
non possum quin. No puede negarse, negāri non potest. No omitir nada para, nihil praetermi-
ttĕre quin. No ignoro, non ignōro (mejor con inf.). Mundo, mundus, -i. Designio, propósito,
consilĭum, -i. En ocasiones, interdum.
A. Nemo dubĭtat, quin tu multos annos Romae vixĕris. Nihil praetermittam,
quin ad te scribam. Non est dubĭum, quin Balbus, quo sapientĭor putarētur, multa
locūtus sit. Homĭnes sibi temperāre non possunt, quin hos perpetŭos ignes, quae
sidĕra dicĭmus, admirentur. Fiĕri non potŭit, quin Trebonĭo per littĕras mandāret,
ne Massilĭam per vim expugnāri paterētur. Quis ignōrat, quin fames optĭmum sit
condimentum? Magister puĕro suādet ne honestātis regŭlam eamdem quae utilitātis
esse credat. Plinĭus dicēbat nullum esse librum tam malum, quin alĭquid nos docēret.
B. ¿Quién duda que la virtud y el vicio son contrarios entre sí? No puede negar-
se que es vergonzoso mentir. ¿Quién duda que el mundo fue hecho de propósito?
No dudo que tanto usted como Balbo hayan levantado las manos. Nunca ve a César
que no grite haberse acabado el ejército. Nada omití para terminar el negocio. No
puedo menos de ayudar a Balbo. No puede negarse que Cayo ha tenido un próspe-
ro viaje. No pueden abstenerse de salir de la ciudad. Nadie es tan bueno que en oca-
siones no peque. Había quienes saliesen de la ciudad. ¿Quién ignora que Cayo ha
perdido la oportunidad?
LXV
q u i n (continuación)
Modelos: Non possŭmus, quin alĭi a nobis dissentĭant, recusāre (no podemos excusar o
rehusar que otros disientan de nosotros). Minĭmum abfŭit, Octaviānus quin perīret (muy
poco faltó para que Octaviano pereciese).
Vocabulario. – (palabras y frases seguidas de quin) No rehusar, no oponerse, non recusāre.
Faltar muy poco, estar a punto de, minĭmum abesse (como unipersonal). No estar muy le-
jos de, haud multum abesse o haud procul abesse (unipersonal). No poder menos, non posse
quin. De hierro, endurecido, ferrĕus, -a, -um. Hijos, libĕri, -ōrum (pl.). Carta, littĕrae, -ārum
(pl.). Verdaderamente, vere. Alma, corazón, anĭmus, -i 12 . Mente, inteligencia, mens, -tis.
A. Quis potest recusāre, quin ab imprŏbis ex civitāte pellātur? Nemĭni fuit du-
bĭum, quin ignāvi actum esse de exercĭtu clamārent. Negāri non potest, quin milĭtes
invīti oppĭdo excessĕrint. Minĭmum abfŭit, quin Cicerōnem interficĕrent. Credĭmus
12
Anima es el principio vital común a hombres y animales; animus, el alma, como asiento de las pasiones,
emociones, apetitos, etc.; mens, la facultad racional.
sapientes, ut honeste vivant, enīti, quo aequiōre anĭmo vitam relinquĕre possint.
Negat se culpas simulatiōne virtūtis tegĕre. Pater meus sperat te, qua es humanitāte,
sibi res urbānas prescriptūrum. Non est dubĭum, quin hi primi quum gladĭis impĕ-
tum fecĕrint. Mens anĭmo imperāre debet.
B. Estuvo a punto de ser muerto. No puede negarse que es vergonzoso quebran-
tar uno (§ 154, 5.º) su palabra. No puede negarse que el deber nos manda guardar
las promesas. Muy poco falta para que yo sea desgraciadísimo. Nadie es tan de hie-
rro que no ame a sus hijos. No puedo menos de enviarte una carta diariamente. Para
que puedas aprender mucho, no aprendas muchas cosas. El hombre verdaderamente
sabio no dudará nunca que el alma es inmortal. No me opondré a que me destierren
ustedes. No me opondré a que todos ustedes salgan de la ciudad. No puede negarse
que la inteligencia debe mandar al corazón. No puede ser que el alma no sea inmortal.
LXVI
la guerra por mar y tierra? ¿Qué le impide a usted llevar consigo todos sus bienes? No
finjan estar locos. No puede negarse que el vicio se aumenta de día en día. A Cayo se
debió que no hiciéramos la guerra por mar y tierra.
LXVII
LXVIII
LXIX
15
Sempiternus es perpetuo, perdurable, pero no sugiere como aeternus la carencia de principio y fin. El
primero es aquí el término propio.
hay en que la muerte sea un sueño sempiterno o el principio de otra vida. Si los ro-
manos vencieron o no, es cosa incierta.
LXX
‘ p o d e r’
‘Poder’, significando tener la fuerza o capacidad necesaria para un acto, se traduce por
possum; significando tener facultad o permisión, por licet, ‘ser lícito’; significando contin-
gencia o riesgo, por fiĕre potest ut, ‘puede suceder que’.
Modelos: Legĕre non possum, quia littĕras nescĭo (no puedo leer porque no sé las le-
tras). Mihi fidem fallĕre non licet (no puedo faltar a mi palabra). Fiĕri potest ut fallar (pue-
do estar engañado).
Vocabulario. – Ser esclavo de, servīre (dat.). Llevar (como la vida), agĕre (§ 78, i, B, b).
Virtuoso, honrado, honestus, -a, -um. Casto, castus, -a, -um. Moral, santo, sanctus, -a, -um.
Derramar (como la sangre), profundĕre (§ 78, ii, b). Por, en defensa de, pro (abl.). Arrebatar,
eripĕre (§ 78, vii). Deber, debēre, oportet (con infinitivo o subjuntivo, § 150, 2.º).
A. Non possum omnĭa mea mecum portāre. Num potest impĭus vitam anĭmo
aequo relinquĕre? Nemĭni licēre vitam civĭbus eripĕre putāmus. Quis dicĕre potest,
quot stellae sint? Oportet credas sapientem nihil deterrĕre posse, quonĭmus virtūtis
legĭbus parĕat. Fiĕri potest, ut hostes impĕtum facĭant. Sperāmus nemĭnem tam fe-
rrĕum fore, quin pro patrĭa sanguĭnem profundat. Puĕros, ut discant, enīti oportet.
Fiĕri potĕrat, ut me vidērent.
B. ¿Puede el hombre ser esclavo de la gloria? (No). ¿No debimos obedecer a las
leyes de la patria? ¿Qué debí yo hacer? Le pregunté qué debí yo hacer. Nadie puede
quitar a otro la vida. No puede negarse que ha llevado una vida muy santa. No hay
duda que llevó una vida muy vergonzosa. ¿Debemos ser esclavos de la gloria? ¿No
debimos obedecer a las leyes de la virtud? A usted se debió el que no me fuera quitada
la vida por Cayo.
LXXI
Aposición – Predicado
Si urbs u oppĭdum van en aposición con un nombre de ciudad, la concordancia se hace
con aquellas voces.
Si el nombre que va en aposición tiene forma masculina y femenina, ha de usarse la que
case con el género del otro nombre.
De, por y como anunciativos de predicados no se traducen (§ 117, 2.º).
Modelos: Volsinĭi, oppĭdum Tuscōrum opulentissĭmum, totum concremātum est ful-
mĭne (Volsinios, la más rica ciudad de los tuscos, fue toda quemada por un rayo). Usus,
magister egregĭus (la experiencia, admirable maestra). Philosophĭa, magistra morum (la fi-
losofía, maestra de moral).
Vocabulario. – Tomar, capĕre. Filosofía, philosophĭa, -ae. Inventor, -a, inventor, -trix.
Maestro, -a, magister, -tra. Moral, carácter, mores, -um (m.). Disciplina, disciplīna, -ae.
Frugalidad, frugalĭtas, -atis. Padre, madre, genĭtor, -trix. Atenas, Athēnae, -ārum. Ramo del
saber, doctrīna, -ae. Hacedor, productor, -a, efector, -trix. Anciano, senex, -is. Querer, desear,
velle (§ 72, iv). Borrar, destruír, delēre (§ 77, iii). Tratado, pacto, foedus, -ĕris (n.). Renovar,
renovāre.
A. Vesontĭo, oppĭdum maxĭmum Sequanōrum, a Caesăre occupātum est.
Christiānus pecunĭam effectrīcem multārum et magnārum voluptātum parvi aestī-
mat. Quis dubĭtat quin Athēnae omnĭum doctrinārum fuĕrint inventrīces? Scisne
quis Aegyptum omnĭum vitiōrum genitrīcem esse dixĕrit? Quibus rebus iuvĕnis ser-
vīvi, eas ridĕo senex. Nihil obstābat quomĭnus foedus inter Romam Lavinumque ur-
bes renovarētur. Eōdem anno, quod templum se consul aedificatūrum promisĕrat,
censor (censor, ‘magistrado romano’) faciēndum curāvit (§ 159, 1.º).
B. Apiolas (Apiolae), ciudad de los latinos, fue tomada por el rey Tarquinio. La
filosofía fue la inventora de las leyes, la moral y la disciplina. La frugalidad es la ma-
dre de las virtudes. No puede negarse que la filosofía fue la inventora de las leyes.
Cayo llamaba a Atenas inventora de todos los ramos del saber. No puede negarse que
la sabiduría se llama con propiedad (recte) hacedora de una vida feliz. No quiero de
viejo las mismas cosas que quería de niño. Nada he omitido para terminar el negocio
a satisfacción de usted. A usted se debió que la ciudad de Roma no fuera destruída
por el fuego. El tratado entre las ciudades de Roma y Lavinio se ha renovado. ¿No se
ha renovado el tratado entre las ciudades de Roma y Lavinio? ¿No debió renovarse
el tratado entre las ciudades de Roma y Lavinio?
LXXII
desinĕre (§ 78, viii, c). Tímido, timĭdus, -a, -um. Seguir, continuar, pergĕre (§ 78, v, e). Por
casualidad, casū.
A. Nonne vides eum se esse sapientem simulāre? Non possum quin dicam te
esse misĕrum. Cura ne quem impĭum credas esse beātum. Indocti non possunt ora-
tōres evadĕre. Nemo vult se beātum habēri. Multi malunt vidēri quam esse sapientes.
Omnes sciunt Cicerōnem consŭlem esse creātum. Enitimĭni ut sapientes esse inci-
piātis. Desĭne mihi esse molesta. Ne dicas te mihi esse molestum. Sunt qui credant
se misĕros natos esse.
B. Prefiero estar con salud a ser rico. Comienzo a ser molesto a usted. Dejen us-
tedes de ser tímidos. No hay duda que el niño resultará orador. No continúen uste-
des siendo (infinitivo) molestos a Cayo. No puede negarse que Balbo parece sabio a
muchos. Nadie nace rico. Nadie se hace bueno por casualidad. Numa Pompilio fue
hecho rey. A usted se debió el que yo no fuera hecho rey. Promete terminar el ne-
gocio. Nadie puede ser feliz sin virtud. Prefiero ser bueno a parecerlo (§ 112, 5.º).
Muchos no pueden salir oradores. El poeta nace, no se hace. ¿Fue hecho el mundo
de propósito o por casualidad?
LXXIII
puede negarse que pocos tienen tiempo de ser voluptuosos. No hay duda que a todos
aprovecha llevar una vida virtuosa. No hay duda que un sabio prefiere ser bueno a ser
rico. No hay duda que nadie se hace bueno por casualidad. ¿Prefieres ser rico a gozar
de salud? Le pregunté si prefería gozar de salud a ser sabio. No debiste ser neutral.
LXXIV
Genitivo
a) Varios complementos castellanos se traducen por el genitivo objetivo (§ 263).
b) En lugar del genitivo suelen usarse adjetivos (§ 209).
c) Genitivo partitivo (véase atrás xxiii).
Modelos: a) Agradecimiento por un beneficio, gratĭa beneficĭi; los ultrajes hechos a las
sabinas, muliĕrum sabinārum iniurĭae; la pena por su hijo, luctus filĭi; confianza en sus pro-
pios negocios, suārum rerum fiducĭa; la guerra con el rey Pirro, Pyrrhi regis bellum.
b) Res aliēnae, negocios ajenos, de otro; causa regĭa, la causa del rey; timor externus,
temor de enemigos exteriores.
c) Nimĭum tempŏris, demasiado tiempo; multum boni, mucho bien; plus boni, más bien;
quid novi?, ¿qué novedad? Id aetātis o tempŏris, de ese tiempo o edad.
Vocabulario. – Gratitud, gratĭa, -ae. Peso, carga, onus, -ĕris (n.). Pesado, gravis, -e. Ligero,
levis, -e. Huída, escape, fuga, -ae. Remedio, remedĭum, -i. Dominar (un sentimiento), fran-
gĕre (§ 78, i, B, c). Cuidado, cura, -ae. Ajeno, aliēnus, -a, -um. Negocio, asunto, res, rei. Plata,
argentum, -i. Oro, aurum, -i. La naturaleza, rerum natūra. De Abdera (ciudad), Abderītes.
Ventaja, provecho, emolumentum, -i. Sacar provecho, emolumentum capĕre. Responde, dice,
inquit (§ 73, iv, B). Compasión, misericordĭa, -ae. Pobre, pauper, -is. Qué, quid (§ 39, 2.ª).
Demasiado, nimĭum. Más, plus. Ningún tiempo, nihil tempŏris.
A. Nemĭni est dubĭum, quam difficĭlis sit rerum alienārum cura. Ex me quaesiĕras,
quid emolumenti ex vita honesta capĕrem. Boni misericordĭa paupĕrum saepe fran-
guntur. Nescĭo an alĭquod sit remedĭum irae. Minĭmum abest, quin Caius gratĭam
beneficĭi onus esse grave dicat. Timet, ut, quantum amittant voluptātis, intellĭgant.
Timor hostĭum milĭtes, quomĭnus oppĭdo excedĕrent, deterrŭit. Utrum plus auri an
argenti habes? Oratōres id aetātis sapientissĭmi habentur.
B. ¿Es la gratitud de un beneficio carga pesada? (No). ¿No es la muerte una huí-
da de los trabajos? ¿No hay muchos remedios contra la ira? No dudo que los bue-
nos sean a menudo dominados por la compasión a los pobres. Difícil es el cuidado
de negocios ajenos. Todos perdemos demasiado tiempo. ¿Hay en la naturaleza más
oro o plata? A usted se debió que yo no guardase mis promesas. Somos ahora de tal
edad que debemos llevarlo todo valerosamente. No puede negarse que Pitágoras
(Pythagŏras) de Abdera fue un gran filósofo. Se preguntó a Antístenes (Antisthĕnes)
qué provecho había sacado de la filosofía; el poder (ut possim), dijo, hablar conmigo
mismo. ¿Cuánto tiempo no perdemos todos? (§ 167). No puede negarse que todos
perdemos mucho tiempo. Había quienes perdiesen mucho tiempo.
LXXV
17
Properare indica una enérgica y laudable celeridad para la consecución de un fin; festinare, una prisa
impaciente y casi precipitada.
¿No es la costumbre una segunda (alter) naturaleza? Verres decía que necesitaba mu-
chas cosas. Nada omití para apartar a Pompeyo de sus relaciones con César. ¿Cuántos
son ustedes? Preguntaré cuántos son ellos.
LXXVI
Summus mons, la cima del monte; medĭa via, la mitad del camino; relĭquum opus, el res-
to de la obra; ima quercus, el pie de la encina; extrēmus liber, el fin del libro (§ 211).
Vocabulario. – Los Alpes, Alpes, -ĭum (f.). Frío, frigus, -ŏris (n.). Nieve, nix, nivis.
Derretirse, liquescĕre (§ 78, ix, a). Contar, numerāre. De entre, ex (ablativo). Mil, mille
(§ 35, A). Sobrevivir, superesse (§ 51). Trescientos, trecenti, -ae, -a. El más bajo, infĭmus,
-a, -um. Planeta, planētes o -ta, -ae. Amo, erus, -i. Negro, niger, -gra, -grum. Blanco, albus, -a,
-um. Unos… otros, alĭi… alĭi. Solo, único, solus, -a, -um (§ 37). Camaleón, chamaelĕon, -ōnis
u -ōntis. Alimentar, alĕre (§ 78, vii). Ni, nec o neque.
A. Dic mihi cui pecunĭam dedĕris. Nemĭni negligenti esse licet. In summis mon-
tĭbus nix numquam liquescit. Duo vestrum ignorātis quis ego sim. Tu solus nihil
praetermisisti quin rempublĭcam defendĕres. Cicĕro Romanōrum habētur praes-
tantissĭmus oratōrum. Cupĭo Alexandrēam reliquamque Aegyptum visĕre (visitar).
Ad nos scripsit puerōrum alĭos, ut discant, alĭos, ne quid discant, enīti.
B. En la cima de los Alpes es tan grande el frío, que la nieve nunca se derrite
allí. Cuente cuántos son ustedes. De tantos miles de griegos pocos sobrevivimos.
Trescientos de nosotros hemos jurado. La cima del monte estaba ocupada por T.
(Titus) Labieno. La luna era considerada como el más bajo de los planetas. No puede
negarse que la costumbre es una segunda naturaleza. Los esclavos son de las mismas
costumbres que sus amos. ¿Quién hay que no entienda que la costumbre es una se-
gunda naturaleza? Cayo promete terminar el resto de la obra. De las lanas, unas son
blancas, otras negras. El camaleón es el único animal que no se alimenta con comida
ni bebida ( potus, -us)18. El Indo es el más grande de todos los ríos.
LXXVII
Potio es la acción de beber y lo mismo bebido, una poción; potus es el beber sin referencia a la acción.
18
c) Audax ingenĭi (atrevido de ingenio); insolĭtus servitĭi (no hecho a la esclavitud); in-
suētus labōris (no acostumbrado al trabajo).
Vocabulario. – Odiar, odisse (§ 73, i, B). Valor, virtus, -ūtis. Disputa, contentĭo, -ōnis.
Verdad, verĭtas, -ātis. Filósofo, philosŏphus, -i. Glorioso, gloriōsus, -a, -um. Chanza, iocus, -i.
Vacilar, dubitāre (§ 160, 3.º, Obs.). Emprender, suscipĕre (§ 78, i, B, b). De tal manera, ita.
Ni aun, ne… quidem; ni aun por chanza, ne ioco quidem. Tomar en buena parte, boni con-
sulĕre (§ 78, vii), in bonam partem accipĕre. – (adjetivos que rigen genitivo) Que se acuer-
da, memor, -ŏris. Que no se acuerda, immēmor, -ŏris. Omiso, descuidado, neglĭgens, -ntis.
Ansioso, avĭdus, -a, -um. Apasionado, celoso, studiōsus, -a, -um. Deseoso, cupĭdus, -a, -um.
Perito, hábil, perītus, -a, -um. Ignorante, rudis, -e. Compañero, consors, -ortis19. Amante, adic-
to, amans/dilĭgens, -ntis 20 . Producidor, efficĭens, -ntis. Tan amante, adĕo amans o dilĭgens.
A. Alĭi sapientĭae, alĭi contentiōnis sunt studiōsi. Nemo adĕo est officĭi neglĭgens,
quin filĭos suos cupĭat esse honestos. Illud amīcos rogābat, ut labōrem nostrum boni
consulĕrent. Vidēmus multos impĭos omnĭum rerum rudes esse. Licĕat mihi tanti
labōris esse consorti. Ita litterārum studiōsi esse debēmus, ut nihil alĭud nisi sapien-
tĭam quaerĕre videāmur. Ex amīcis quaesīvit nonne virtus voluptātis esset efficĭens.
Sunt qui immemŏrem beneficĭi odĕrint. Nos respublĭca hortātur, ne pro se sanguĭ-
nem profundĕre dubitēmus. Non possŭmus, quin paupĕrum misericordĭa frangāmur.
B. Todos odian al que olvida el beneficio. El valor es ansioso del peligro. Muchos
son más apasionados de la disputa que de la sabiduría. Pitágoras llama filósofos a los
apasionados de la sabiduría. Todos deben ser memoriosos de los beneficios. Cicerón
ha perdido a Hortensio, compañero de su glorioso trabajo. Este (iste), el más vil (tur-
pis) de todos los hombres, es el mismo que siempre fue. Epaminondas era tan adicto
a la verdad, que nunca mintió ni aun por chanza. Todos debemos ser tan amantes
de la patria, que no vacilemos en derramar la sangre por ella. Amonestaré al niño a
que no se haga omiso en su deber. Dijo que no era omiso en su deber. No puede ne-
garse que todos debemos ser amantes de la patria. Me ruega que tome esto en buena
parte. Dicen que la virtud no es producidora de placer. Empréndase de tal manera
la guerra que parezca que con ella no se busca sino la paz.
LXXVIII
Genitivo (continuación)
Modelos: Alĭquem rei capitālis reum facĕre (acusar a alguno de un delito capital).
Alĭquem de ambĭtu reum facĕre (acusar de cohecho a alguno). Alĭquem de morĭbus reum
19
Consortes fortuna eadem, socios labor idem;
Sed caros faciunt schola, ludus, mensa sodales;
Vir comis multos com-ites sibi iungit eundo.
20
Amare denota el afecto o pasión del amor; diligere, la preferencia deliberada y pura de un objeto.
facĕre (acusar a alguno de inmoralidad). Certiōrem me sui consilĭi fecit (me hizo sabedor
de su proyecto).
Vocabulario. – Tenaz, tenax, -ācis. Capaz, capax, -ācis. Sin, expers, -ertis. Reo, reus, -a,
-um. Ausente, estando ausente, absens, -entis. Peculado, res o pecunĭae repetundae, o solo repe-
tundae, -ārum. Violencia, vis (§ 18). Impiedad, impiĕtas, -ātis. Acusar, reum facĕre. Informar,
certiōrem facĕre. Designio, consilĭum, -i. Lleno, plenus, -a, -um. Peligro, pericŭlum, -i.
A. Multa flumĭna navĭum non sunt capacĭa. Oportet homĭnes amicitiārum esse
tenāces. Vos certiōres mei consilĭi facĭam. Quid egĕrim, te certiōrem facĭam. Fratrem
tuum absentem repetundārum reum fecērunt. Quid obstat nobis, quomĭnus istum
homĭnum turpissĭmum impietātis reum faciāmus. Cicĕro scripsit Gallĭam civĭum
romanōrum esse plenam. Vobis non licet patrem de morĭbus reum facĕre. Timet, ut
suum labōrem in bonam partem accipĭant. Verebātur, ne se de ambĭtu reum facĕrent.
B. Somos muy tenaces en aquellas cosas que aprendimos de niños. La isla de Faros
(Pharos) no es capaz de contener una gran ciudad. Han venido a acusar a Cayo de
inmoralidad. Han acusado a Cayo de violencia. Han acusado de impiedad a Cayo,
estando ausente. Nada omití para informar a César de mi designio. Temo que no me
informe de su designio. Es vergonzoso estar sin (expers) instrucción alguna (omnis)
(§§ 153; 154, 5.º). Temo que no cumpla su palabra. Prometió que nada omitiría para
apartar a Pompeyo de sus relaciones con César. No hay quien no crea que usted es-
tará sin peligro alguno. Él nos amonesta que todas las cosas están (infinitivo) llenas
de peligros. Hay quienes nieguen que la virtud es producidora de placer.
LXXIX
Genitivo (continuación)
El genitivo de pertenencia moral (xxxi) se usa para traducir muchas expresiones como
se requiere, se necesita, es prueba, arguye, etc.
Verbos que significan memoria u olvido (§ 268); acusar, condenar (§ 269).
Modelos: Imbecilli anĭmi est superstitĭo (la superstición es señal de un alma débil); in-
genĭi magni est (se necesita grande capacidad para); extrēmae est dementĭae (arguye la mayor
locura). Meminisse praeteritōrum (acordarse de lo pasado); meminisse beneficĭa (recordar
los beneficios); officĭi sui alĭquem commonēre (recordarle a alguno su deber). Dissensiōnum
oblivisci (olvidarse de las disensiones). Si id me accūsas (si me acusas de eso).
Vocabulario. – Acusar falsamente, insimulāre. Procesar, postulāre. Absolver, absolvēre.
Recordar (tener en la memoria), meminisse, recordāri; recordar (traer a la memoria), reminisci.
Olvidar, oblivisci (§ 80, ii, c). Recordar, hacer recordar, admonēre, commonēre. Compadecer,
miserēri 2 1 (§ 80, i), miserescĕre (ambos con genitivo, § 270). Ateniense, Atheniensis, -is.
Sócrates, Socrătes, -is. Bárbaro, barbărus, -i. Tomar el tiempo como viene, in diem vivĕre.
Consta, es sabido, constat. Superstición, superstitĭo, -ōnis. Débil, imbecillus, -a, -um. Perturbar,
Misereri expresa la compasión como acto de la voluntad; miseret me como sentimiento irresistible.
21
inquietar, perturbāre. Constancia, fortaleza, constantĭa, -ae. Persistir, perseverāre. Error, error,
-ōris. Sedición, seditĭo, -ōnis. Injuria, iniurĭa, -ae. Adversidad, res adversae.
A. Numquam pericŭla mea recordabātur, quin fleret. Qui miserēri mei debent,
non desĭnunt accusāre. Cura, ne quid mea causa praetermittas, quin negotĭum con-
ficĭas. Extrēmae dementĭae est Deum esse negāre. Quis tam caecus est, quin vidĕat
omnĭa nos mortis admonēre? Magnae virtūtis est iniuriārum oblivisci. Summae per-
severantĭae est caecum docēre. Tuae sapientĭae non est id pollicēri. Sperāmus amīcum
nostrum capĭtis absolūtum iri. Num potŭi amicitĭae nostrae oblivisci?
B. Los atenienses acusaron (falsamente) de impiedad a Sócrates y lo condenaron
a muerte. Es propio de bárbaros tomar el tiempo como viene. Consta que la supers-
tición es prueba de un alma débil. Gran constancia se requiere para no inquietarse
en la adversidad. Es característico de un necio el persistir en el error. A vosotros toca
obedecer las leyes de la patria. No cualquiera puede dejar la vida con ánimo tran-
quilo. A usted se debió el que Balbo no fuera acusado de traición. Promete procesar
a Dolabela (Dolabella) por peculado. Fue condenado a muerte por Augusto. Cayo
fue absuelto (del crimen) de sedición por Augusto. Es deber de un cristiano compa-
decerse de los pobres. No puede negarse que es deber de un cristiano compadecer-
se de los pobres. Temo que no olvide fácilmente la injuria. ¿No me recordaste eso?
La adversidad nos recuerda la religión. No puede negarse que ha sido absuelto de la
pena capital.
LXXX
Genitivo (continuación)
Intĕrest, refert (§ 271), misĕret, piget, pudet, taedet, poenĭtet (§ 73, iii, B; § 270).
Modelos: Intellĭgo quanti (§ 272) reipublĭcae intĕrsit omnes copĭas convenīre (com-
prendo cuánto importa a la república que todas nuestras fuerzas se reúnan). Intĕrest om-
nĭum recte facĕre (a todos nos interesa obrar bien). Quid nostra refert? (¿qué nos importa?).
Magni intĕrest ad laudem civitātis (interesa mucho al crédito del Estado). Illud mea magni
intĕrest, te ut vidĕam (me importa mucho verte). Ignāvum poenitēbit aliquando ignavĭae (al
perezoso le pesará algún día su pereza). Me non solum piget stultitĭae meae, sed etĭam pudet
(no solo me enfada mi necedad, sino que me avergüenza). Taedet me vitae (estoy cansado
de la vida). Taedet eădem audīre milĭtes (los soldados se cansan de oír una misma cosa). Tui
me misĕret (me compadezco de ti).
Vocabulario. – Importa, interesa, intĕrest, refert. ¿Qué importa?, quid refert? Nada im-
porta, nihil refert. Me enfado, piget me. Me arrepiento, estoy disgustado, poenĭtet me. Me
avergüenzo, pudet me. Me compadezco, misĕret me. Estoy cansado, taedet me. Igual, tan
bueno, tan grande como, instar (§ 24, B, 2, 5.º). A causa de, ergo (después de un genitivo).
A. Tua et mea magni intĕrest, te valēre. Sunt homĭnes, quos infamĭae suae neque
pudĕat neque taedĕat. Quid mea refert hae Athēnis natae an Thebis sint? Nescĭo cur
illum adĕo negligentem officĭi esse non pudĕat. Constat milĭtem virtūtis ergo hasta
et clipĕo donātum esse. Non ignōro nobis iam sapientĭa tua opus esse. Illud quaero,
cur miserĕat te aliōrum, tui te nec miserĕat nec pudĕat. Graeci instar montis equum
aedificavērunt. Num licet tibi officĭi esse negligentem?
B. ¿Qué le importa a Cayo beber él vino o agua? Mucho me importa por qué
haya él hecho esto. Mucho nos importa que (utrum) la muerte sea un sueño perpe-
tuo o el principio de otra vida. Me esforzaré para que nadie quede disgustado de la
paz. Me interesa mucho que Cayo sea informado de mi designio. Me esforzaré para
que le interese a usted terminar el negocio. A usted le toca esforzarse para que nadie
quede disgustado de la paz. Nos compadecemos de aquellos que estando ausentes
han sido acusados de traición. Me esforzaré para que nadie recuerde mi error. Estoy
avergonzado y enfadado de mi pereza. A ustedes les interesa que no me condenen
a muerte. A todos interesa que los buenos y los sabios no sean desterrados. Para mí,
Platón (Plato) es igual a todos. Aquel día solo (unus) fue para mí igual a una inmor-
talidad. Fue obsequiado con una corona de oro a causa de su valor.
LXXXI
22
Ille tui similis, mores qui servat eosdem;
Ille tibi similis, faciem qui servat eamdem.
23
Hostis era en su origen ‘extranjero’, y de ahí ‘enemigo público, de la patria’; inimicus, enemigo personal.
dignitātis nostrae, quam libīdo. Parentes semper cupĭunt, ut sui sibi libĕri sint su-
perstĭtes. Omnĭa mihi tecum sunt communĭa. Haud scio an haec lex vobis accomo-
dāta atque utĭlis sit.
B. a. No puede negarse que los hombres hemos nacido para la virtud. No puede
negarse que mentir es muy ajeno a tu carácter. Para el inocente es fácil hallar pala-
bras. Temo que usted no halle palabras. No puede negarse que la muerte es común
a todas las edades. Su padre lo amonestó que se creyera nacido para la gloria. Temo
que estas cosas no sean útiles para este propósito (res). ¿No comprendéis a cuántos
peligros estamos expuestos? Temo que estas cosas no sean agradables a los ricos. Todos
amamos a los (que son) semejantes a nosotros (nostri ). Creo que nuestros peligros
están más cercanos a nosotros que los de otros. Dice que no es acusable de esta culpa.
No puede negarse que él era muy ajeno a la impiedad. No hay quien no piense que
es muy ajeno al carácter de usted guardar su palabra. Deseo ser semejante a Balbo.
Usted, con la templanza que lo caracteriza, es enemigo de todas las liviandades. Me
esforzaré en descubrir qué es útil a toda la Grecia. Temo que estos argumentos no
sean acomodados a los tiempos. ¿Está usted expuesto a estos o mayores peligros?
b. ¿No están los peligros de ustedes más cercanos a ustedes que los de otros? No
puede negarse que es de carácter muy afable. Muchos dicen que sus propios peligros
están más cercanos a ellos que los de otros. Dicen que no son inclinados a la supersti-
ción. ¿No pudo llevar una vida más honrada? A usted se debió el que no se me quitara
la vida. ¿Es la filosofía la mejor maestra de la moral y la disciplina? (No). Solía decir
que Atenas había sido inventora de todos los ramos del saber. A usted se debió que
yo no saliera orador. Quiero más bien ser semejante a Catón que a Pompeyo. Ni aun
Balbo es ajeno a la ambición. No puede negarse que necesitamos un alma ajena a la
superstición. ¿Hemos hecho más bien o mal? Esto es común a mí con usted. No hay
quien no entienda que estas cosas son comunes al rico con el pobre. No puedo me-
nos de tomar esto en buena parte. Me esforzaré para que nadie me compadezca. ¿Es
la sabiduría propia de usted? (No). Temo que el niño no sobreviva (sea sobrevivien-
te) a su padre. No hay duda que hemos venido a un lugar muy ameno (amoenus).
LXXXII
los dos). Libris me delecto (me deleito con los libros). Offendit nemĭnem (a nadie ofende).
Moderāri anĭmo (moderar los propios sentimientos). Temperāre sibi (refrenarse).
Vocabulario. – (verbos que rigen dativo) Aconsejar, suadēre. Creer, confiar, credĕre
(la cosa confiada en acusativo). Mandar, imperāre. Agradar, placēre. Desagradar, displicēre.
Envidiar, invidēre (lo envidiado puede ir también en acusativo). Ayudar, auxiliar, auxiliāri,
subvenīre, succurrĕre, opitulāri 2 4 . Curar, medēri 2 5 (§ 890, i). Dañar, nocēre. Ser indulgente,
ceder, indulgĕre. Favorecer, favēre. Casarse, nubĕre (§ 78, v, a). Obedecer, parēre (por hábi-
to), obedīre (en cierto caso). Oponerse, repugnāre. Perdonar, disculpar, ignoscĕre. Perdonar,
no ofender, parcĕre. Persuadir, persuadēre. Resistir, resistĕre. Amenazar, mināri (la cosa con
que se amenaza en acusativo). Comparar, comparāre, conferre. Airarse, enojarse, irasci, suc-
censĕre (de un profundo resentimiento).
A. Illud nos rogat, ne amīcis irascāmur. Ex eo quaere, in quo ego eum offendĕrim.
Num licet nobis irae indulgēre? Nonne intellĭgis senatorĭbus consulto opus esse?
Constat hostes ne mulierĭbus, ne infantĭbus quidem pepercisse. Contra officĭum est
paupĕres divitĭbus invidēre. Quaerĭtur nonne simulatĭo amicitĭae maxĭme repugnet.
Audĭo eum tibi multa mināri. Quis brachĭo meo medebĭtur? Quid obstat quomĭnus
Lavinĭa, Latīni regis filĭa, Aenēae nubat? Oportet sapientem irae moderāri. Eōrum
me misĕret, qui anĭmo moderāri nescĭant.
B. No dañes a otro. No cualquiera puede refrenar su ánimo. ¿Es fácil refrenar
el ánimo? Es deber de un cristiano no omitir nada para aprender a dominar su
ánimo. ¿No debes obedecer las leyes? Debemos enojarnos con los vicios, no con los
hombres. Prometió que se abstendría de injuriar. Venus se casó con Vulcano. Es deber
de un cristiano socorrer a los desgraciados. Prometieron abstenerse de injuriar. Le
preguntaré si puede curarme la cabeza (§ 292, Obs. 2.ª). Nada omití para curarme la
cabeza. Es extraño (mirum) que me hayas favorecido. ¿Me envidian ustedes a mí o a
Balbo? Recelo haberme opuesto en vano a la naturaleza. Arguye un alma grande per-
donar a los vencidos. Amonesté a mi hijo para que a nadie envidiase. Compara esta
paz con aquella guerra. He ofendido a Cayo contra mi voluntad. Diariamente me
amenaza con la muerte. No me envidies mi gloria. Hay quienes me envidien mi gloria.
24
Adiuvare, auxiliari no presuponen que la persona auxiliada necesite auxilio; no así los otros: opitulari,
‘ayudar con el propio crédito o recursos a quien por sí no puede valerse’; succurrere da a entender un peligro más
premioso que subvenire.
25
Mederi se refiere más bien a la persona enferma o a la operación del médico; sanare, a la enfermedad, o
a la operación de la medicina.
LXXXIII
LXXXIV
26
Exspectare es aguardar en general; opperiri, aguardar para lo que pueda acontecer; praestolari, para pres-
tar un servicio.
LXXXV
LXXXVI
Dativo (continuación)
‘Tener’ puede traducirse por el verbo sum con dativo (§ 289). ‘Redundar’, ‘causar’, ‘pro-
ducir’ suelen corresponder a sum con dos dativos (§ 290).
Modelos: Fuēre Lydĭis multi ante Croesum reges (los lidios tuvieron muchos reyes an-
tes de Creso). C. Marcĭus, cui cognomen postĕa Coriolāno fui (Cayo Marcio, que tuvo des-
pués por sobrenombre Coriolano). Fonti nomen Arethūsa est (la fuente tiene por nombre
Aretusa). Magno malo est hominĭbus avaritĭa (la avaricia causa un gran mal a los hombres).
Perĭcles agros suos dono reipublĭcae dedit (Pericles dio en regalo sus campos a la república).
Vocabulario. – (verbos que a menudo van con dativos) a) Con auxilĭo, subsidĭo, venir,
venīre; enviar, mittĕre; marchar, proficisci (§ 80, ii, c). – b) Con culpae, vitĭo 27 , crimĭni: im-
putar a falta, culpae dare (acusativo de cosa); convertir en defecto, vitĭo vertĕre (íd.). – c) Dar
en regalo, dono munĕri dare (íd.); ser obstáculo, impedimento esse; ser oprobio u oprobioso,
opprobrĭo esse; ser odioso, odĭo esse; ser en detrimento, detrimento esse; redundar en honor,
honōri esse; ser de grande utilidad, magnae utilitāti esse; querer decir, mihi, tibi, sibi velle. –
Echarse a los pies de alguno, se ad alicuius pedes, o alicŭi ad pedes proiicĕre.
A. Titus Labiēnus decĭmam legiōnem subsidĭo nostris misit. Omnes Titum
Labiēnum auxilĭo sibi profectūrum sperābant. Numquam tanto odĭo civitāti Antonĭus
fuit, quanto est Lepĭdus. Summam meam laudem mihi vitĭo vertĕrant. Non intellexi
quid sibi lex, aut quid verba ista vellent. Galli sese omnes Caesări ad pedes proie-
cērunt. Magni anĭmi est amīcis in rebus adversis adesse. Per te stetit quomĭnus Balbus
27
Vitium es lo que ocasiona una imperfección en las cosas, las acciones y las personas; culpa es una falta,
cualquier cosa vituperable. Scelus supone siempre malvada intención.
capĭtis absolverētur. Vestra intĕrest nobis auxilĭo venīre. Nobis timeāmus oportet.
Multi sunt tibi servi.
B. Promete venir en auxilio de los helvecios (Helvetĭi ). Timoteo (Timothĕus)
marchó en auxilio de Ariobarzanes. A usted se debió que yo no me echara a los pies
de César. Es propio del sabio temer siempre por sí. No hay duda que consultará los
intereses de Cayo (§ 320, 1.º). Temo que esto no redunde en honor tuyo. No entien-
do qué quiere decir. Es sumamente honroso (a grandísimo honor) para usted haberse
hallado en tan grande batalla. No hay duda que la superstición es oprobiosa para el
hombre. Veo que mi mayor gloria se me convierte en una falta. Espero que los hom-
bres comprenderán cuán odiosa es a todos los hombres la crueldad. Amonestaré a
Cayo de cuánta utilidad es cumplir uno su palabra. Dice que no tiene muchos esclavos.
Les preguntaré qué quieren decir. No rehusaré que me imputen esto a falta. Prometió
darme la isla de Lemnos en regalo. ¿No pudo usted acusar a Cayo de inmoralidad?
LXXXVII
B. No puede negarse que has soñado un sueño maravilloso. Ordenó por bando
que nadie saliera de la ciudad. No rehusaré el que usted haga compañía conmigo
(§ 95, Obs. 3.ª). ¿Has hecho compañía con Balbo o con Cayo? Me ha comisionado
para ir a hablar con César. La miel (plural) huele a esa hierba. Toda la oración huele
a antigüedad. ¿No huele a Atenas la oración de Cayo? Es deber de un buen ciudada-
no arrostrar la muerte por la salud del Estado. ¿No debió él arrostrar la muerte por la
república? Marcelo (Marcellus) navegó de largo por las costas de Sicilia. Trescientos
de nosotros hemos adoptado esa determinación. Casi nadie hay que no haya adop-
tado esa determinación. Temo que no prefiera hacer compañía conmigo. Temo que
haga compañía con Cayo. ¿Puede un cristiano tener sed de honores? Se jacta de lo
mismo que Balbo. No puedo menos de dolerme de la muerte de Hortensio. Difícil
es despojarse de todo sentimiento de humanidad. Tanto tú como Balbo os habéis
excedido. Hay quienes se hayan excedido.
LXXXVIII
LXXXIX
XC
rempublĭcam flocci non facĕre (no estimar toda la república en una guedeja de lana = no
dársele a uno un bledo de la república).
Vocabulario. – Tener en poco, parvi pendĕre (§ 78, iii, a). Costar, stare, constāre (dativo
personal). Venderse, ser vendido, venīre (§ 72, v). Comprar, emĕre. Más caro, en más, pluris.
En menos, minōris. En tanto cuanto o como, tanti… quanti. Precisamente en tanto cuan-
to o como, tantĭdem… quanti. ¿En cuánto?, quanti? Demasiado caro, nimĭo. No estimar en
nada, nihĭli facĕre. No dársele a uno un bledo, flocci facĕre. Modio (medida como fanega),
modĭus, -i. Trigo, tritĭcum, -i. Cebada, hordĕum, -i. Sestercio (moneda, 3½ centavos), sester-
tĭus, -i. Mercader, mercātor, -ōris.
A. Timĕo ne haec victorĭa nobis multōrum virōrum fortĭum morte constitĕrit.
Quanti Cicerōnis libri venĕunt? Tanti nos eos, quanti vos, vendidĭmus. Mea mihi
conscientĭa pluris est, quam omnĭum sermo. Ad nos scribe, utrum pluris an minōris,
quam nos, domum emĕris. Quanti hordĕum venĭit? Affirmat hordĕi modĭum denis28
sestertĭis venisse. Istum, homĭnum omnĭum turpissĭmum, nihĭli facĭmus. Christiānus
omnem huius mundi glorĭam flocci facĭat, oportet. Fiĕri potest ut ager tuus parvo
venĕat, quem nimĭo emisti.
B. Esta victoria costó a los cartagineses (Poeni ) mucha sangre. No puede negarse
que esa victoria nos costó mucha sangre. Los mercaderes no venden por lo mismo
en que han comprado. Dice que no se le da un bledo de nuestra gloria. Le pregunta-
ré en cuánto compró estas cosas. Venderé mis cosas en tanto como Cayo. La fanega
de trigo se vendía a dos28 sestercios. ¿A cómo se vende el trigo? Epicuro no estima
en nada el dolor. Casi nadie hay que no tenga en poco sus cosas. Mi vida se estima
a dos ases por día (denis in diem assĭbus). ¿Arguye gran necedad tener uno en poco
sus cosas? Dice que he comprado estas cosas demasiado caras. Los mercaderes nunca
venden en menos de lo que han comprado. Le preguntaré a cómo se vende el trigo.
XCI
Jactarse, gloriāri (también con de, y con in significando ‘gloriarse en’). Jactarse de lo mismo,
idem gloriāri. Apoyarse, descansar, niti (también con in). Regocijarse, alegrarse, gaudēre
(§ 70). Medicina, medicīna, -ae 29 . Leche, lac, -tis (n.). Carne, caro, -nis. Queso, casĕus, -i.
Fiebre, febris (§ 16). Completamente, plane. Deuda, aes aliēnum (dinero ajeno: aes, -ris, ‘co-
bre’). Cuantiosa deuda, magnum aes aliēnum. Gravedad, gravĭtas, -ātis. Enfermedad, mor-
bus, -i. Perversamente, perverse.
A. Quibus rebus gloriamĭni in vobis, easdem in alĭis reprehendĭtis. Philosŏphus
quidam anĭmi morbis volŭit carēre sapientem. Regis est libidinĭbus non servīre, non
auri, non argenti, non ceterārum rerum indigēre. Parentes nos omnĭbus vitae officĭis
fungi docuērunt. Minĭmum abest, quin laudem virtūti anteponātis. Num anĭmus
carne vel lacte vescĭtur? Dicunt Democrĭtum ocŭlis se privasse. Quis dubĭtat quin
Cicĕro rempublĭcam magno pericŭlo liberavĕrit? Hoc te patrĭa obsĕcrat, ne se suis
filĭis orbes. Tanta Caĭus misericordĭa paupĕrum frangebātur, ut omnes aere aliēno
liberāret.
B. No prives a otro de su alabanza. Me alegro de que usted esté completamente
sin fiebre. El cuerpo, para estar con salud, necesita muchas cosas. La naturaleza mis-
ma nos amonesta diariamente cuán pocas cosas necesitamos. Prometió librarme de
mi deuda. ¿No lo he librado a usted de una cuantiosa deuda? Muchos usan perver-
samente de la razón. Se alimentan de leche, queso y carne. A usted se debió que no
fuera yo privado de mis hijos. Muy poco faltó para que Cayo fuera privado de sus
hijos. No cualquiera puede no tener en nada el dolor. Es vergonzoso jactarse uno de
sus vicios. ¿No puedo yo jactarme de lo mismo que Ciro (Cyrus)? Exhortaré a Cayo
a desempeñar todos los deberes de la vida. La salud de la república descansa solo en
usted (in te uno). ¿Se alimentan solo (tantum) de carne los hombres? La gravedad
de la enfermedad nos hace necesitar la medicina (gen.).
XCII
gravis, -e. Movimiento, motus, -us. Realidad, res, -ei. Nombre, nomen, -ĭnis (n.). Aplicar un
castigo, poena afficĕre (afligir con un castigo).
A. Puĕri contentiōnis studiōsi digni sunt, qui gravi poena afficiantur. Tu, quae
bonis sapientibusque maledīcis, indigna es quae ab illis laudēris. Quia pro patrĭa
sanguĭnem profundĕre non dubitavĭmus, laude sumus digni bonōrum. Tua hu-
manitāte freti, sperāmus te ex sententĭa negotĭum confectūrum. Quid obstat tibi,
quomĭnus homĭnem solum omnĭum animalĭum anĭmo immortāli credas esse prae-
dĭtum? Christiāni est se virum bonum non verbo sed re praestāre. Agesilaus altĕro
pede claudus fuit. Dolēmus tot viros bonos patrĭa, domo extorres esse.
B. ¿Merecen acaso alabanza los que han hecho estas cosas? Creo que este hom-
bre no solo es digno de reprensión sino también de castigo. Estas cosas son indignas
de nosotros. Me ha amenazado con un grave castigo (xxxvi). He dicho esto confia-
do en vuestra compasión. No hay duda que te aplicará un grave castigo. La natura-
leza se contenta con poco. Me preguntaban los niños si Agesilao era cojo de un pie.
¿Prefieres ser ciego a ser cojo de un pie? El alma está dotada de perpetuo movimien-
to. No puede dudarse que el alma está dotada de perpetuo movimiento. No puede
negarse que vendió su patria por oro. Es orador no en la realidad sino en el nombre.
Es niño por su edad. Merece ser alabado por todos. No cualquiera puede curar las
enfermedades del alma. No puede negarse que él está desterrado de su patria. Hay
quienes nieguen que estas cosas son indignas de nosotros.
XCIII
mino genérico). Matar (cruel y violentamente), necāre; (con lentitud), enecāre. Matar en
combate, occidĕre. Matar despedazando, trucidāre. Abdicar, renunciar, abdicāre magistrātum
o se magistrātu. Precisamente (de un número), ipse (concordando con el nombre). Efesio,
Ephesĭus, -a, -um. Templo, templum, -i. Quemarse, deflagrāre. Hacer una campaña, stipen-
dĭum merēre o merēri. Ejercer una magistratura, magistrātum gerĕre. Antes del consulado
de Cicerón, ante Cicerōnem consŭlem.
A. Ea, quae secūta est, hiĕme Germāni flumen transiērunt. Uno mense multas
gentes vicit. Constat Caium negotĭum inter decem dies confecisse. Nemo est tam se-
nex, qui se annum non putet posse vivĕre. Decessit Alexander mensem unum annos
tres et triginta natus. Edixit, ut vere primo copĭae convenīrent. Numa Pompilĭus annis
permultis ante fuit, quam Pythagŏras. Mithridātes annum iam tertĭum et vicessĭmum
regnat. Carthāgo annos sexcentos sexaginta septem stetit. Urbs nostra abhinc annis
trecentis sexaginta septem ab Hispānis condĭta est. Dicēbat filĭam suam nemĭni tri-
ginta annis minōri nuptūram. Clamat se consŭlem in annum proxĭmum esse creātum.
Crassus annis tribus ipsis minor est, quam Antonĭus. Ante te consŭlem natus sum.
B. Vengo a tus cartas, de las cuales he recibido seiscientas (quas sexcentas accēpi )
a un tiempo. Las golondrinas se van en los meses invernales. ¿No se van las golon-
drinas en los meses invernales? Mitridates despedazó muchos ciudadanos romanos
en un (unus) día. Mitridates, que en un día despedazó tantos ciudadanos romanos,
lleva ya más de veintidós años de reinar desde aquel (ab illo) tiempo. Soñamos no-
ches enteras (totus). Cayo abdicó la dictadura en diez días. Escipión murió un año
antes de mi consulado. Catón murió precisamente ochenta y tres años antes del con-
sulado de Cicerón. Los eclipses de sol están predichos para muchos años. Publicó
un edicto que ningún menor de veintinueve años mandase (praeesse) un ejército.
La misma noche que nació Alejandro se quemó el templo de Diana Efesia. Es cier-
to que Cayo hizo su primer campaña a los dieciocho años. Murió a los treinta y tres
años. El rey Arquelao (Archelaus) llevaba más de cuarenta y nueve años de estar en
posesión ( potĭor) de Capadocia (Cappadocĭa). A la edad de treinta años había he-
cho ya muchas guerras. ¿Puede un menor de veintidós años ejercer la magistratura?
Murió ahora tres años. Es deber de un buen ciudadano recibir heridas por su patria.
XCIV
heridas dirigidas a mí’; excipere vulnera, ‘exponerme a heridas que pueden tocarme’.
b) Pridĭe quam excessit e vita, el día antes de morir. Postridĭe quam a vobis discessi, al
día siguiente de haberme separado de ustedes. Postĕro anno quam, al año después de. Priōri
anno quam, el año antes de.
Vocabulario. – De día, interdĭu, die. De noche, noctu, nocte. De día y de noche, die ac
nocte; die noctūque; nocte et interdĭu. Por la tarde, vespĕre o vespĕri. A buen tiempo, tempŏre, in
tempŏre. En las fiestas o juegos latinos, ludis Latīnis. En la guerra, bello, in bello. En la batalla
de Canas, pugna Cannensi (o con in). Pocos días ha, paucis his diēbus. Pocos días hacía, pau-
cis illis diēbus. Sitiar, cercar, obsidēre (§ 77, vi). Atacar, asaltar, oppugnāre. España, Hispanĭa,
-ae. Cena o comida, coena, -ae. Veneno, venēnum. El acto de ahorcarse, suspendĭum, -i.
A. Adĕo sibi properāto opus esse arbitrabātur, ut die quadragesĭmo, postquam
opus coepisset, ex sententĭa conficĕret. Post annum quintum, quam expulsus erat
Aristīdes, in patrĭam revocātus est. Caesar quarto anno, quo Pompeium vicĕrat, inter-
fectus est. Haec epistŏla est pridĭe data, quam illa. Tyrus septĭmo mense quam oppug-
nāri coepĕrat, capta est. Utrum reum suspendĭo an fame interfĭci oportet? Pugna
Cannensi Romāni ab Hannibăle sunt victi. Recordor his paucis diēbus Caium ad me,
ut sibi subvenīrem, venisse. Respondit se paucis illis diēbus argentum ad me misisse.
B. La ciudad fue tomada a los tres años de haberse comenzado el cerco. Hamílcar
fue muerto diez años después de haber venido (pluscuamperfecto) a España. Cartago fue
destruída setecientos años después de haber sido fundada. Murió un año después de ha-
ber sido desterrado. ¿Por qué salió por la tarde? Le preguntaré por qué partió por la
tarde. Canio vino a la cena a buen tiempo. ¿Dicen que esto fue hecho de noche o de
día? Murió pocos años ha. Murió al día siguiente de haber estado a hablar conmigo.
Murió el año después que fue tomada Sagunto (Saguntum). ¿No fue muerto en la
batalla de Canas? Partió cuando los juegos latinos. La ciudad fue tomada a los cin-
co meses de haberse empezado a sitiarla. No creo que Cayo matara con veneno a su
esclavo. ¿Mató a su esclavo con veneno o de hambre? ¿No mató a su enemigo ahor-
cándolo? Temo que Balbo haya matado a su esclavo con veneno.
XCV
propĭus abesse. Acampar, considĕre (§ 78, iv). Apartarse un dedo, transversum digĭtum disce-
dĕre. Como dicen, ut aiunt. Cartago, Carthago, -ĭnis. Tebas, Thebae, -ārum.
A. Quis ignōrat Cicerōnem et Marĭum Arpīni (Arpino), Virgilĭum Andĭbus
(Andes), Ovidĭum Sulmōne (Sulmona), Horatĭum Venusĭae (Venosa) natos esse?
Sexto die Delum (Delos) Athēnis venĭmus. Negat se ex Graecĭa in Italĭam venis-
se. Dionysĭus tyrānus, Syracūsis expulsus, Corynthi puĕros docŭit. Cimon Athēnis
Lacedaemōnem profectus est. Insŭlae millĭa passŭum tria inter se distant. Edixit ut
ab urbe abesset millĭa passŭum ducenta. Nos in castra properāmus, quae absunt bidŭi.
Ager noster propĭus a Roma, quam a Tibŭre abest. Millĭbus passŭum sex a Caesăris
castris Gallos consedisse nuntĭant. Boni ne transversum quidem, ut aiunt, digĭtum
ab honestātis regŭla discēdunt.
B. Vivió muchos años en Veyos (Veii ). El niño murió en Cartago. Mi padre y mi
madre murieron en Tebas. ¿Por qué partió él para Roma por la tarde? Yo viví hartos
años ( plures) en Cartago. ¿No pudo él vivir en Roma? No sé si hubiera sido mejor
(satĭus) para el pueblo romano estar contento con Sicilia y África. Están edifican-
do un muro de doscientos pies (de) alto. La ciudad dista cinco millas de Cartago.
Acampó a cuatro millas de César. ¿Cayo está más cerca de César que Labieno? ¿No
está usted más cerca de mí que Labieno? He sido informado de que César está a dos
días de camino de nosotros. ¿No es digno de que se libre de su deuda? De esta regla
no me apartaré un dedo, como dicen.
XCVI
an domi menebĭmus? Frater tuus sperat te cum Caio in gratĭam reditūrum. Vespĕri
domum nostram venĭes. Animalĭa dormĭunt humi.
B. Tito Manlio pasó su juventud en el campo. Cuando Tulio (Tullĭus) volvie-
re del campo, se lo enviaré a usted. Quinto resolvió pasar su vida en el campo. Al
día siguiente de haber vuelto del campo, fue acusado de traición. En campaña es el
mismo que siempre ha sido en su casa. Respondió que Pomponia estaba comiendo
fuera. ¿No pudo haber pasado su vida en el campo? Guardaban ellos su palabra en
la casa y en campaña. Partió para el campo. No hay duda que partió para el campo
por la tarde. No hay duda que él tirará esto fuera. Diódoro vivió muchos años en mi
casa. Balbo vino a mi casa. ¿Quieres más bien estar en tu casa sin peligro que con
peligro en la ajena? No hay duda que era hombre de probadísima virtud en casa y en
campaña. No puede negarse que él resolvió devolverse a su casa. No hay duda que
hará servicio a César. Balbo se ha reconciliado ya con Balbo. Debemos socorrer a los
desgraciados. No hay duda que tiró esto en el suelo contra su voluntad. La juventud
romana era de probado valor en la guerra (bello).
XCVII
Voz pasiva
a) En lugar del ablativo que denota el agente, se puede usar el dativo (§ 291, 2.º).
b) Verbos intransitivos que rigen dativo se usan impersonalmente para expresar la pa-
siva (§ 138).
c) El circunloquio de futuro (§ 157), aunque el verbo admita las formas propias del fu-
turo de infinitivo activo y pasivo, se emplea para denotar una cosa que no está para suceder.
d ) El futuro de subjuntivo pasivo (§ 320) se expresa por futūrum sit/esset ut.
Modelos: a) Tria sunt videnda oratōri (tres cosas ha de tener presente el orador). b)
Glorĭae tuae invidētur (se tiene envidia a tu gloria). c) Dixit oppĭdum expugnātum iri (dijo
que la ciudad estaba para ser tomada). Dixit fore ut oppĭdum expugnarētur (dijo que la ciu-
dad sería tomada). Numquam putāvi fore ut supplex ad te venīrem (jamás pensé que llegaría
la ocasión de venir suplicante a ti). d ) Nescĭo, quando futūrum sit ut epistŏla scribātur (no
sé cuándo se escribirá la carta).
Vocabulario. – Ser azotado, vapulāre (§ 72, v). Convalecer, convalescĕre (§ 78, ix) (con
ex y ablativo). Sanar (una herida), consanescĕre (§ 78, ix, d ). Abrirse de nuevo, irritarse, re-
crudescĕre (ib.). Herida, vulnus, -ĕris. Sacerdote, -isa, sacerdos, -ōtis (pág. 49). Marido, vir,
-i. Estoy persuadido, persuāsum est mihi, persuāsum habĕo. Embustero, mendax, -ācis. Fe,
fidelidad, fides, -ēi. La mayor parte, plerīque, pleraeque, plerăque (sin genitivo). Hacer con
alguno, facĕre con dativo, con ablativo o con de y ablativo. Venir a ser, fiĕri con ablativo o
con de y ablativo.
A. Quid hoc homĭne facĭas? Quid Caio fiet? Nescit, quid facĭat auro. Putāmus
numquam, ut te pacis poenitĕat, fore. Sperābam fore ut Caius capĭti meo mederētur.
Boni reipublĭcae vulnĕra recrudescĕre dolent. Ex patre quaesīvit, num futūrum es-
set, ut reipublĭcae vulnĕra recrudescĕrunt. Censĕo, vicesĭmo saecŭlo fore ut multa,
quae nunc admirāmur, filĭi nostri ridĕant. Ad nos scribe, num futūrum sit, ut Caius
capĭtis absolvātur. Nemĭni parcĭtur. Timĕo, ut hostĭbus resistātur. Curāte, ne cui no-
ceātur. Nescĭo, cur imprŏbis faveātur.
B. Le preguntaré si ha sido azotado por su esclavo. ¿Qué vendrá a ser de mi Tulita
(diminutivo de Tullĭa, § 33). Espero que convalecerá. Esperaba que convalecería.
No dudo que seréis alabados por todos. Las heridas, que habían sanado, se abren de
nuevo. Temo que sus heridas se abran de nuevo. A estas sacerdotisas de Vesta no se
permite tomar marido (casarse con marido). Se envidia tu virtud. No se cree a los em-
busteros. A los que no quieren (invītus) no se les persuade nada fácilmente. No hay
duda que se envidiará tu gloria. Todos mis bienes han sido vendidos por un enemigo.
Preguntaré cuál de los dos es favorecido. Aquella edad no solo no es envidiada, sino
que se la favorece. Temo que estas heridas no sanen. ¿Qué vendrá a ser de mí? Hay
quienes crean que él ha sido azotado por su esclavo. Hay quienes envidien tu gloria.
XCVIII
Rayo, fulmen, -ĭnis (n.). Ser azotado con varas, virgis caedi. Muslo, femur, -ŏris (n.). Derecho
(opuesto a izquierdo), dexter, -a, -um.
A. Tu solus rogātus es sententĭam. Ictus hasta dextĕrum pedem, Balbus currĕre
desĭit. Nescĭo cur tacĕas, cur anĭmi pendĕas. Dicĭtur Caesar Vesontiōnem occupa-
visse. Oblĭti manus regis cruōre, Galli dicuntur laeti domum rediisse. Taciturnitātis
tuae iam me piget. De iniurĭis paupĕrum silētur. Arbŏres multae fulmĭne esse ictae
videbantur. Quis dubĭtat, quin inter arma silĕant leges? Caesar cum Gallis foedus
icisse dicĭtur. Nemo sperābat fore, ut consŭlum filĭi virgis caederentur. Vidēris anĭ-
mi discruciāri. Dic mihi, cur anĭmi discruciēris. Venītur Romam.
B. Catón fue el primero a quien se le preguntó su opinión. Usted, con la taci-
turnidad que lo distingue, nada dijo. Marco, teniendo la cara cubierta con su propia
sangre, salió de la ciudad. Las leyes no deben callar. Temo que las leyes callen acerca
de estas cosas. Aníbal (Hannĭbal ), agitado en su ánimo, callaba. Amonesté al niño
para que no encendiera la antorcha. ¿Por quién fue encendida la hoguera? Preguntaré
por quién fue encendida la hoguera. Balbo, herido por el rayo, murió (decessit ). Yo
predigo que usted será azotado con varas. Cayo fue herido por una saeta en el muslo
derecho. Se hizo una alianza entre las ciudades de Roma y Lavinio. No puede negarse
que la lámpara fue encendida por el niño. Bastante se ha andado. Vinieron [impers.]
a la ciudad. No puede ser que no tenga desgarrada el alma. Dicen que Cayo fue he-
rido con una piedra. ¿Fue encendida la hoguera por usted o por Balbo?
XCIX
C
Si el verbo no rige acusativo, el participio en -dus no concuerda con el nombre.
Sin embargo, a veces se construyen fruendus, frugendus, potiundus, utendus como si los
verbos fueran transitivos.
Modelos: Parcendum est inimīcis (hay que perdonar a los enemigos). Ea quae utenda
accepisti (lo que recibiste para usarlo). Utendum est cuique suo indicĭo (cada cual puede usar
de su propio juicio). Inter bibendum (mientras beben). Solvendo esse (poder pagar).
Vocabulario. – Ocuparse, aplicarse, dare opĕram (dat.). Conservar, conservāre. Estudiar,
dedicarse, studēre (dat.). Literatura, letras, littĕrae (pl.). Emplear el tiempo, tempus impen-
dĕre (dat.). Tratar primeramente, id agĕre ut (subj.). Defender una causa, agĕre causam. Estar
agradecido, gratĭam o gratĭas habēre. Dar gracias, gratĭas agĕre. Corresponder a un beneficio,
mostrar gratitud, gratĭam referre (dat.). Disculpar, excusar, purgāre.
A. Quis dubĭtat, quin civĭum virtus conservandae sit reipublĭcae? Sapientis est
tempus iuvenĭbus erudiendis impendĕre. Timet consul, ut civĭtas solvendo sit. Negat
mihi consulendum esse. In te consulendum erat. Sui purgandi causa ad nos venērunt.
Amīci nostri, ut onĕri essēmus ferendo, verebantur. Spero me tibi gratĭam relatūrum.
Per te stetit, quomĭnus opĕram philosophĭae darēmus. Virtūti studendum est. Nemo
fere est, quin impietātem evertendae esse reipublĭcae censĕat. Id boni cives agunt, ne
qua civitāti suae labes aspergātur.
B. Él opina que esto tiende a destruír la república. ¿Tienden estas cosas a la con-
servación o a la destrucción de la república? No hay duda que la ciudad no puede
pagar. Es propio de un cristiano emplear el tiempo en ayudar (sublevāre) a los desgra-
ciados. Consultemos los intereses de aquellos con quienes (§ 95, Obs. 3.ª) hemos de
vivir. Le preguntaré a Cayo si hay que consultar a Balbo. Tenemos que consultar los
intereses de Balbo. A usted se debió el que no se consultaran los intereses de Cayo.
Traté primeramente de conservar el territorio romano. No puedo corresponder a los
beneficios de usted. No hay duda que él va a dar a usted las gracias. Le preguntará a
Cayo cúya es la causa que defenderá (§ 38, Obs. 2.ª; § 45). Todo animal trata primera-
mente de conservarse. Tenemos que esforzarnos en vencer. ¿Debemos corresponder a
aquellos de quienes hemos recibido beneficios? Aconsejé a Cayo que se dedicara a las
letras. Han venido al campamento con el fin de disculparse. Fueron a hablar a Cayo
con el fin de disculparse. Había quienes consultasen los intereses de Cayo.
CI
Proposiciones accesorias, participios (§ 182 y sigs.)
Nuestro gerundio, como no forme parte de un tiempo compuesto (voy viendo, está ju-
gando), corresponde a los participios latinos así: ‘leyendo, estando leyendo’ = legens; ‘ha-
biendo de leer, estando para leer’ = lectūrus; ‘habiendo sido leído’ = lectus; ‘habiendo de ser
leído’ = legendus; en los verbos deponentes, ‘habiendo seguido’ = secūtus.
Frases relativas y encabezadas por adverbios relativos pueden también reducirse a par-
ticipios, así: vir, qui legēbat, quum legĕret, si legat, quod legēbat, quamvis legĕret = vir legens.
Según esto, nuestro gerundio puede también traducirse por las frases relativas equiva-
lentes a los participios, así: ‘leyendo yo’ = quum legĕrem, si legam, quamvis legam, según el
sentido.
Si el sustantivo a que acompaña el participio no figura en la proposición principal, am-
bos van en ablativo, el cual se llama entonces “ablativo absoluto”.
Modelos: Ego, qui hoc lego, non intellĕgo (yo, que leo esto, no lo entiendo) = ego, hoc
legens, non intellĭgo (leyendo yo esto, no lo entiendo). Quum ego hoc legĕrem, nihil inte-
llexi (como yo leyera esto, no entendí nada) = Hoc ego legens, nihil intellexi. – Quum ego
hoc legerem, nihil tu intellexisti = hoc me legente, nihil intellixisti (leyendo yo esto, tú nada
entendiste). – Quamvis hoc ego legĕrem, nihil tamen intellexi = hoc ego legens, nihil tamen
intellexi (leyendo yo esto, sin embargo no entendí nada). – Quamvis hoc ego legĕrem, nihil
tamen itellexisti = hoc me legente, nihil tamen intellexisti (leyendo yo esto, sin embargo
tú no lo entendiste).
Vocabulario. – Desde niño, a puĕro. Inmediatamente después del combate, confestim
a proelĭo 35 . De frente, por el frente, a fronte. Por el lado, de flanco, a latere. Por la retaguar-
dia, por la espalda, a tergo. A dos millas, a millĭbus passŭum duōbus. Tan cerca de casa, tam
prope a domo. Obrar en nuestro favor, a nobis facĕre. Estar de nuestro lado, a nobis stare. Ser
del partido de alguno, ab alĭquo sentīre. Amanuense, a manu servus. De nuevo, ab intĕgro.
Aun, etĭam.
A. Pater puĕrum flentem invēnit. Patrĭae prospicĭens, nobis omnĭbus consŭlis.
Cum Romae esses, Caesărem convenisti. Romae viventem Caesărem convenĭmus.
Quamvis sis felix, tamen non dignus es, quem laudēmus. Tertĭo mense urbe expugnā-
ta, in Italĭam redĭit. Tibi mihi maledicenti benefacĭam. Deo volente, cives incolŭmes
servabĭmus. Medĭa nocte silentĭo profectus Caesar, ad hostĭum castra pervēnit. Paucis
a nobis stantĭbus, non timebĭmus. Bonis sapientibusque ex civitāte pulsis, omnes,
ne victorĭa sine ullo vulnĕre hostes potirentur, timēbant. Caius sententĭam rogātus,
35
Pugna es término genérico que denota desde un combate singular hasta una batalla; proelium es ‘com-
bate de tropas’. Acies, en este sentido, se toma por ‘batalla’.
haec dixit. Urbem expugnātum delēvit. Te mihi favente, rebus meis non desperābo.
Prope a domo, nisi me fallit, interfectus est. Quum vidēret hostes adesse, filĭis suis
timŭit. Sibi timens, Athēnas profectus est. Morti venienti frustra repugnabĭmus.
B. Opongámonos a los males [p] que vienen36. ¿Debemos por ventura pardonar
aun a aquellos [p] que nos resisten? ¿Debemos perdonarlos [p] aunque nos resistan?
No debo desesperar [p] si unos pocos están de mi lado. Timoteo (Timothĕus) au-
mentó con sus muchas virtudes la gloria [p] que había recibido (había sido recibida)
de su padre. Cayo, [p] después de que fue desterrado, vivió muchos años en Atenas.
El padre, después de que su hijo fue desterrado, vivió muchos años en Cartago. A un
mentiroso no le creemos, [p] aunque diga la verdad. [p] Temiendo por su hijo, el pa-
dre se devolvió. Cayo, [p] que fue acusado de traición, fue absuelto de la pena capital.
¿Por qué se devolvió usted tan cerca de casa? Los galos atacaron por la retaguardia a
los romanos. Ariovisto acampó a dos millas. Tomó a Marsella, [p] después de haber
estado sitiada por dos años. Se hizo un tratado, [p] después de haber estado sitiada
la ciudad por dos años. ¿No obran en nuestro favor estas cosas? Escipión, inmediata-
mente después de la batalla, volvió al mar. Casi desde niño se ha dedicado a las letras.
CII
Participios. – Equivalencias de la proposición final (§ 193)
El participio en -dus se emplea especialmente con el verbo curāre y otros que significan
‘dar’, ‘recibir’, ‘enviar’, ‘emprender’.
Modelos: Venit me consultūrus (vino a consultarme). Muros reficiendos curat (cuida de
reparar los muros).
Vocabulario. – Mandar hacer, hacer algo, alĭquid faciendum curāre. Hacer contrato para
edificar, encargarse de edificar, alĭquid faciendum conducĕre. Mandar edificar por contrato,
alĭquid faciendum locāre. Sentencia, sententĭa, -ae. Corromper, corrumpĕre. Aprender de me-
moria, ediscĕre. Reparar, reficĕre. Destruír, arruinar, diruĕre. Puente, pons, pontis.
A. Quanti pontem faciendum locāvit? Nescĭmus quanti pontem faciendum
locavĕrit. Caius denis in diem assĭbus puĕrum docendum suscēpit. Athēnas pro-
fectus est Platōnem auditūrus. Caesar iis, qui legionĭbus praeerant, imperāvit, ut
hiĕme naves aedificandas veteresque reficiendas curārent. Maxĭmas virtūtes perīre
necesse est, voluptāte dominante. Timĕo, ne urbem eversūri venĭant. Murum urbi
circumdandum conduxit.
B. Conón cuida [p] de reparar las murallas [p] que habían sido arruinadas
por Lisandro (Lysander, -dri ). Tomó a su cargo [p] el corromper con dinero a
Epaminondas. ¿Por cuánto tomas a tu cargo [p] corromper a Balbo? Se encargó por
un contrato [p] de edificar un puente. Dio el niño a Harpagón para que lo matara.
36
La [p] antepuesta a una frase relativa indica que ha de verterse por participio; cuando no sea ablativo
absoluto, va en bastardilla el vocablo con que ha de concordar aquel.
Carvilio, cuando cónsul (lxxi), había mandado [p] hacer por contrato el templo
(aedis, -is)37 de la Fortuna. Damos a los niños sentencias [p] para que las aprendan de
memoria. Él ha partido para Roma [p] a fin de librar de deudas a su hijo. No puedo
menos de creerte corrompido por el oro. Olvidado de los beneficios que había reci-
bido de Cayo, tomó crueles medidas contra él. Dice que no es necesario andar aprisa.
CIII
por
L. QUICHERAT
obra autorizada
traducción acomodada
al uso de los que hablan castellano
y destinada a servir de suplemento
a la gramática latina
de
CARO Y CUERVO
1
“Syllaba est comprehensio litterarum consequens, sub uno accentu et uno spiritu prolata. Abusive ta-
men etiam singularium vocalium sonos syllabas nominamus” (Prisciano).
2
En los primeros tiempos de la lengua, la larga se consignaba en lo escrito por medio de dos breves; v. g.
maater en vez de mater; veenit en lugar de venit.
[Asimismo en castellano las dos ee concurrentes de vehemente, por ejemplo, pueden considerarse como
una e larga; tanto, que Moratín y otros han hecho de tres sílabas aquella palabra. Este ejemplo patentiza lo que
era la cuantidad entre los latinos. Adición del Trad.]
3
Véase, sobre esta materia, Bello, Ortología, parte 3.ª, § 1, y apéndice 6.º. N. del Trad.
4
O, más bien, atendido el acento según la cuantidad. La palabra griega prosJd…a, accentus, se refería es-
pecialmente al acento tónico. Pero, como no se habla del acento en las reglas de la versificación latina, se ha limi-
tado aquella palabra a significar la ciencia de la cuantidad.
La cuantidad breve suele suele señalarse con el signo ˘ colocado sobre la vocal;
la larga, con el signo ˉ; la indiferente, con ambos combinados o con este otro: ˇ 5 .
Cada verso en latín consta de cierto número de pies; pie es una reunión de sí-
labas breves o de sílabas largas, o de unas y otras. Hay seis clases principales de pies;
unos de dos, otros de tres sílabas.
5
Conviene que el maestro acostumbre a los alumnos a escribir cada sílaba con su correspondiente signo
de cuantidad. No se sigue este sistema en la presente traducción por falta de caracteres de imprenta. Puede su-
plirse ventajosamente esta falta consultando a menudo el Gradus ad Parnassum. – El Trad.
6
Hay también pies de cuatro sílabas. Véase el cuadro completo de ellos en el capítulo xxv.
7
Virgilio no escribió sino en hexámetros, que es el verso heroico. Comprender bien el mecanismo del
hexámetro y el pentámetro es comprender el genio de la métrica latina. Después de eso, bastan ligeras indica-
ciones para hacerse cargo de la estructura de otras clases de versos, menos importantes. – El Trad.
DEL HEXÁMETRO
El hexámetro1 consta de seis pies. Los cuatro primeros pueden ser indistinta
y promiscuamente dáctilos y espondeos; el quinto es forzosamente dáctilo y el sex-
to espondeo2. Ejemplo:
Mídase:
1 2 3 4 5 6
Mulce-|-bant zephy-|-ri na-|-tos sine| semine | flores.
Otros ejemplos:
1
Hexámetro, etimológicamente, vale ‘seis metros’. Este verso también es conocido con el nombre de
heroico (de héroe) porque servía para la epopeya.
2
Un verso hexámetro sin más espondeo que el último pie tiene diecisiete sílabas; uno sin más dáctilo que
el quinto tiene trece. Véase por aquí la diferencia entre el latín y el castellano en materia de versificación.
DEL PENTÁMETRO
El pentámetro1 se divide en dos hemistiquios o mitades de verso, constan-
te cada una de ellas de dos pies y una sílaba larga. Los dos pies del primer hemisti-
quio son (como los cuatro primeros del hexámetro) dáctilos o espondeos ambos, o,
lo que es más frecuente, dáctilo el uno y espondeo el otro. Los dos pies del segundo
hemistiquio son dáctilos. La sílaba final puede ser breve, lo mismo que en el hexá-
metro. Ejemplo:
Tempora si fuerint nubila, solus eris. Ovid.
Mídase:
Tempora | si fue-|-rint || nubila, | solus e-|-ris.
El verso pentámetro se usa siempre en combinación con un hexámetro que lo
precede. La combinación de los dos se llama dístico. Ejemplo:
Donec eris felix, multos numerabis amicos;
tempora si fuerint nubila, solus eris. Ovid.
1
Pentámetro, etimológicamente, vale ‘cinco pies’. Se le dio el nombre teniendo en cuenta las dos síla-
bas largas de que hablamos, como si formaran un nuevo pie; lo cual se verifica adoptando la antigua manera de
escandir el pentámetro, en esta forma:
1 2 3 4 5
Tempora | si fue-|-rint nu-|-bila, so-|-lus eris;
es decir: dáctilo y espondeo (según el caso), un espondeo y dos anapestos.
DE LA ELISIÓN
Cuando a una palabra terminada por vocal, por diptongo o por la consonan-
te m le sigue otra que empieza por vocal, la sílaba final de aquella se confunde en la
primera de esta y no se cuenta en la formación y medición del verso. Esta anulación
se llama, en términos del arte, elisión1. Ejemplos:
Fortiaque adversis opponite pectora rebus. Hor.
Aeneadae in ferrum pro libertate ruebant. Virg.
Heu! magnum alterius frustra spectabis acervum. Virg.
Mídase:
Fortia-|-qu’ adver-|-sis op-|-ponite | pectora | rebus.
Aenea-|-d’ in fer-|-rum pro | liber-|-tate ru-|-ebant.
Heu! ma-|-gn’ alteri-|-us fru-|-stra spe-|-ctabis a-|-cervum.
En estos versos se eliden las sílabas -que, -dae, -gnum 2 . En el siguiente hay dos
elisiones:
Effer aquam et molli cinge haec altaria vitta. Virg.
Effer a-|-qu’ et mol-|-li cin-|-g’ haec al-|-taria | vitta.
En el siguiente hay tres:
Illum etiam lauri, illum etiam flevēre myricae. Virg.
Ill’ et-|-iam lau-|-r’, ill’ eti-|-am fle-|-vere my-|-ricae.
Observaciones. 1.ª Por regla general, la elisión no se efectúa dentro de una pala-
bra sino de palabra a palabra.
2.ª En la elisión no desaparece sino la última sílaba de la palabra: las vocales an-
teriores que hubiere no quedan sujetas a la elisión3. Ejemplos:
1
Lo mismo sucede en castellano, excepto en lo que respecta a la m. V. Bello, Ortología, parte iii, § iv.
– El Trad.
2
Suelen distinguirse con sus respectivos nombres las dos clases de elisión: la de vocal se llama sinalefa,
y la de m, ectlipsis.
3
V. Bello, ob. cit., pág. 71, nota * (nos referimos a la edición Echeverría, Bogotá, 1862). – El Trad.
4
Salvo este caso, los poetas evitan la aparición de una vocal después del diptongo eu que ocurre en Orpheu,
Theseu, etc. Neu y seu cobran la forma íntegra neve, sive siguiendo vocal.
5
Algunas veces se comete elisión en circumeo, y en ese caso conviene escribir separadamente circum eo.
Los cómicos la cometen siempre en quamobrem, quemadmodum, tametsi.
DE LA CESURA
Se llama cesura una sílaba larga que es por un lado terminación de una palabra
y por otro principio de un pie1. Ejemplo:
Tityre, tu patu-lae recu-bans sub tegmine fagi,
silve-strem tenu-i mu-sam meditaris avena. Virg.
Aquí tenemos las cesuras -lae, -bans, -strem, -i, -sam.
Tres cesuras caben en el hexámetro: una después de cada uno de los tres prime-
ros pies. De ellas es indispensable, bien la 2.ª, bien la concurrencia de la 1.ª y la 3.ª 2 .
Ejemplos:
2.ª
Ludit in | huma-|-nis di-|-vina po-|-tentia | rebus. Ovid.
1.ª 3.ª
Ode-|-runt pec-|-care bo-|-ni vir-|-tutis a-|-more. Hor.
En este último caso, el tercer pie es ordinariamente un dáctilo: -care bo- 3 .
1
En esta acepción, la palabra cesura se ha desviado de su significación radical. Caesura vale ‘corte’ e indi-
ca por consiguiente, aplicada al verso, no la última sílaba de una palabra sino la separación entre dos. Así, en el
primer verso que copiamos, la cesura es después de las palabras patulae y recubans. Pero la acepción que adopta-
mos es la generalmente recibida, y facilita las explicaciones. Se dice, pues, que un verso no tiene cesura cuando
no presenta sílaba alguna que cumpla con los dos requisitos dichos, es a saber, ser fin de palabra y principio de
pie.
[No nos parece enteramente exacta la anterior observación. La acepción de cesura que el autor reputa im-
propia queda claramente justificada con esta definición, que es poco más o menos la que dan los gramáticos an-
tiguos: “Sílaba que se corta o separa de una dicción por sobrarle al pie que precede y ser parte del que sigue”. La
porción de verso hasta una cesura cualquiera inclusive toma también este nombre. Se aplica, por último, al repo-
so que toman la mente y el oído en cierto paraje del verso; y esta es la acepción en que lo usa Bello hablando de
la versificación castellana (Art. met., § iv). Esta pluralidad de acepciones ha dado lugar a confusión. – El Trad.]
2
Horacio falta una que otra vez a esta regla que Virgilio observa constantemente sin más que una restric-
ción que se anotará adelante. – El Trad.
3
Conviene observar asimismo que la palabra que forma cesura en seguida del 3.er pie es un yambo (∪ –):
boni. Los antiguos gramáticos señalan esta circunstancia al denominar aquella cesura secundum tertium trochaeum,
es decir ‘cerca del tercer troqueo’. Si no aparece en el 3.er pie y en fin de palabra dicho troqueo, el verso queda falto
de armonía, como se ve en el siguiente:
Docte Cati per amicitiam Divosque rogatus. Hor.
Si una sílaba que debía ser cesura se elide, no se cuenta como cesura:
Nunc age, luxuri-am et Nomentanum arripe mecum. Hor.
[Este troqueo se llama cesura trocaica. – Dos sílabas breves después de la tercera cesura toman el de
bucólica, por ser propia, aunque no privativa, de poemas pastorales, v. g.
Namque erit ille mihi semper Deus: illius aram. Virg.
Estas dos son cesuras impropiamente dichas. En cuanto a las tres principales, tienen sus nombres distin-
tivos: la 1.ª, el de trihemimeris o semiternaria; la 2.ª, el de penthemimeris o semiquinaria; la 3.ª, el de hepthemi-
meris o semiseptenaria. – El Trad.]
regla primera
Todo diptongo es largo, v. g. foedus, praetor, paulo, ei, huic, Maia, Harpyiae 1 .
Sicelides Musae, paulo maiora canamus. Virg.
O Meliboee, deus nobis haec otia facit. Virg.
Hei mihi! qualis erat! quantum mutatus ab illo. Virg.
Huic a stirpe pedes temo protentus in octo. Virg.
Et patrio insontes Harpyias pellere regno. Virg.
Excepciones. 1.ª Como las dos letras qu representan una sola articulación, la u
no forma diptongo con la vocal siguiente, de modo que esta puede ser breve: qua-
ter, queror.
2.ª En las palabras compuestas de prae-, si el otro componente empieza por vo-
cal, la preposición se abrevia, v. g. praeacutus, praeustus, praeest. Ejemplos:
Stipitibus duris agitur subibusque praeusti. Virg.
Nec tota tamen ille prior praeeunte2 carina. Virg.
Quos ubi viderunt, praeacutae cuspidis hastas
in caput Haemonii iuvenis torquere paratos. Ovid.
regla segunda
1.º Es larga toda vocal seguida de letra doble (x o z), de i o de dos consonantes
de las cuales no se liquide la segunda (l o r), v. g. dulcia, linquunt, axis, gaza, maior.
Ejemplos:
Exsilioque domos et dulcia limina linquunt. Virg.
Occidet et serpens et fallax herba veneni. Virg.
Haec fatus, duplicem ex humeris reiecit amictum. Virg.
At medias inter caedes exsultat Amazon. Virg.
1
Otros prosodistas no ven un diptongo en las combinaciones ai, yi, sino una vocal larga por estar segui-
da de la consonante doble j: aj, yj. V. la Regla 2.ª de este mismo capítulo. – El Trad.
2
Sin razón alargó Estacio la ae de praeiret. Ya Catulo la había elidido en praeoptarit. Ovidio y Séneca la
hacen breve en Maeotis.
dos consonantes. Así, aunque ager, spumat, myrtus, etc., tengan naturalmente breve
la última sílaba, en los versos siguientes se les ha convertido en larga:
Floret ager, spumat plenis vindemia labris. Virg.
Nec myrtus vincet corylos, nec laurea Phoebi. Virg.
Esta cuantidad procede de la posición. En bonus, la final no es breve sino condi-
cionalmente8; lo es absolutamente en bona.
Observación. Aunque la letra h se cuenta entre las consonantes, no influye para
nada en la cuantidad de las sílabas9. Ejemplos:
Proterit, aut raptas fugientibus ingerit hastas. Virg.
Clarescunt sonitus, armorumque ingruit horror. Virg.
Arbor habet frondes, pabula semper humus. Ovid.
5.º Con arreglo al principio general de que toda vocal seguida de dos consonan-
tes de las cuales la segunda no sea líquida es larga, conviene evitar cuidadosamente el
colocar después de una final breve una palabra que empiece por dos consonantes de
las cuales la segunda no sea líquida (v. g. scelestus, scribo, squama, sperno, statim) o por
letra doble. No debe, pues, nunca escribirse en verso: ille statim, moenia scandit, etc.10.
Pero si las consonantes iniciales son licuante y líquida, aquella colocación no
ofrece inconveniente alguno. Ejemplos:
Talia flammato secum dea corde volutans. Virg.
Di patrii, quorum semper sub numine Troia est. Virg.
La inicial puede ser también i, por no ser en rigor consonante doble:
Infandum, regina, iubes renovare dolorem. Virg.
Fas mihi Graiorum sacrata resolvere iura. Virg.
Con motivo de que los griegos contaban la m en el número de las líquidas, los
poetas latinos se tomaron algunas veces la libertad de usar la palabra smaragdus des-
pués de una final breve:
In solio Phoebus claris lucente smaragdis. Ovid.
Terga sedent crebro maculas distincta smaragdo. Luc.
8
De aquí aquello de “breve si sequatur” (es decir, si sigue vocal), locución común en prosodias antiguas.
9
Cf. pág. 341-342. – El Trad.
10
En los poetas clásicos, incluso Virgilio, se hallan ejemplos, aunque raros, en contradicción con esta re-
gla, v. g. Ponite spes, Virg. Praemia Scribae, Hor. Bellua stravit, Ovid. – El Trad.
regla tercera
Toda vocal seguida inmediatamente de otra vocal dentro de una misma palabra
es breve como en Danaus, meus, impius, Pirithous, tuus. Ejemplos:
Impiaque aeternam timuerunt saecula noctem. Virg.
Carduus, et spinis surgit paliurus acutis. Virg.
O Meliboee, deus nobis haec otia fecit. Virg.
La h no se tiene en cuenta para nada:
Vellera saepe eadem Tyrio medicantur aheno. Virg.
Vir bonus et prudens versus reprehendet inertes. Hor.
Excepciones. 1.ª La u que sigue inmediatamente a la q no se cuenta en la medi-
ción del verso: quare, quaero, queror, quibus, quotus, equus. Ejemplo:
Instar montis equum divina Palladis arte. Virg.
Después de g, el valor de la u es vario.
Se considera muda en lingua, langueo, languor, anguis, sanguis. Ejemplos:
Et volucrum linguas et proepetis omina pennae. Virg.
Sed laxos referunt humeris languentibus arcus. Virg.
Tiene valor en los adjetivos en -guus como riguus, exiguus, ambiguus; en arguo,
y en todos los perfectos en -gui como vigui, piguit 1 1 , langui. Ejemplos:
Pulveris exigui iactu compressa quiescent. Virg.
Imposito fratri moribunda relanguit ore. Ovid.
2.ª Se considera muda en algunas palabras que enseñará el uso, como suavis, sua-
deo, suetus y sus compuestos assuetus y consuetus. Ejemplos:
Tum casia atque aliis intexens suavibus herbis. Virg.
Assueti longo muros defendere bello. Virg.
3.ª La e es larga en el genitivo y dativo de singular de la quinta declinación si que-
da entre dos i, como diei. Ejemplo:
Nunc adeo melior quoniam pars acta diei. Virg.
Sin aquella circunstancia es breve: rei, fidei. Ejemplo:
Unum pectus habent fideique immobile vinclum. Manil.
4.ª I es larga en los tiempos del verbo fio en que no interviene r, breve en los de-
más. Ejemplo:
Omnia iam fient, fieri quae posse negabam. Ovid.
5.ª I es indiferente en los genitivos en -ius como illius, nullius, unius. Ejemplos:
Unius ob noxam et furias Aiacis Oilei. Virg.
Navibus, infandum! amissis unius ob iram. Virg.
Observación. I es siempre larga en el genitivo alius y breve en alterius.
6.ª Son también largas las vocales latinas correspondientes a las griegas eta y ome-
ga o al diptongo ei, como en Troes, heroes, Aeneas, Priameius, Theseus (‘de Teseo’),
Thalia12. Ejemplos:
Nostra nec erubuit silvas habitare Thalia. Virg.
Poculaque inventis Acheloia miscuit uvis. Virg.
O felix una ante alias Priameia virgo! Virg.
O mihi Thesea pectora iuncta fide! Ovid.
Observación. No hay que confundir los adjetivos en -eus (e larga) con los sustan-
tivos en -eus (diptongo), como Theseus, Orpheus.
7.ª Las vocales a, i, y seguidas de otra vocal subsisten largas en latín si lo son en
griego, como en aer, Lycaon, Achaia, Io, Amphion, dia, Enyo, Cyaneus. Ejemplos:
Nec circumfuso pendebat in aere tellus. Ovid.
Dictus et Amphion, Thebanae conditor arcis. Hor.
Erubuit Mavors; aversaque risit Enyo. Claud.
8.ª También es larga la a de los antiguos genitivos en -ai, como aulai, pictai y en
el nombre propio Caius 1 3 . Ejemplos:
Aulai in medio libabant pocula Bacchi. Virg.
Pervigil in pluma Caius ecce iacet. Mart.
9.ª I y o son indiferentes en Orion, Diana, Maria, ohe. Ejemplos:
Tergeminamque Hecaten, tria virginis ora Dianae. Virg.
Exercet Diana choros. Virg.
12
En griego, Trîej, ¼rwej, A„ne…aj, Priam»ioj, QhseÚj, Q£leia.
13
Se agrega ordinariamente la interjección eheu, pero es dudosa la cuantidad larga de la primera sílaba.
Yo creo, sobre la fe de los manuscritos y con la autoridad de los mejores críticos, que la verdadera lección es heu
heu o heuheu.
regla cuarta
Es larga toda vocal contracta, es decir formada de dos vocales que se han con-
fundido en una sola; toda sílaba en que se comete sinéresis, esto es en que, pronun-
ciándose rápidamente dos vocales, resulta un diptongo o síncopa, es decir supresión
de una sílaba; v. g. mi por mihi, dii (diptongo) o di por dii; periit (diptongo) o perit
por periit; nil por nihil; cogo por coago14; iunior por iuvenior; mobilis por movibilis.
Ejemplos:
Di, prohibete minas, di, talem avertite casum! Virg.
Nil oriturum alias, nil ortum tale fatentes. Hor.
Caucasiasque refert volucres furtumque Promethei. Virg.
Civis obit, inquit, multo maioribus impar. Luc.
Nec tantum Rhodope miratur et Ismarus Orphea. Virg.
Nec quo centimanum deiecerit igne Typhoea. Ovid.
REGLAS PARTICULARES
SOBRE LA CUANTIDAD
vocales finales
A final
1.º La a final es breve en el nominativo y el vocativo de singular de la primera
declinación: rosa, purpurea 1 , poeta, Scytha; en el nominativo y el acusativo de sin-
gular de la tercera: poema, Gorgona, Thesea, y en las formas neutras del plural: tem-
pla, corpora, cornua. Ejemplos:
Tempora dinumerans, nec me mea cura fefellit. Virg.
Sic animis natum inventumque poema iuvandis. Hor.
Gorgona desecto vertentem lumina collo. Virg.
Excitor, et summa Thesea voce voco. Ovid.
Es breve, además, en el vocativo de algunos nombres griegos de la primera decli-
nación cuyo nominativo finaliza en -es, v. g. Atrides, Atrida; Orestes, Oresta; en los
dos adverbios ita, quia, y en la interjección eia. Ejemplos:
Fecerunt furiae, tristis Oresta, tuae. Ovid.
Ut binae regum facies, ita corpora gentis. Virg.
Nam quia nec facto, merita nec morte peribat. Virg.
2.º A final es larga en el ablativo de singular de la primera declinación; en el vo-
cativo de algunos nombres griegos en -as, v. g. Aeneas, Aenea; Pallas (-antis), Palla;
en el imperativo de la primera conjugación; en las partículas a, circa, ultra, frustra,
interea 2 , etc. Ejemplos:
Qualis populea moerens Philomela sub umbra. Virg.
Quid miserum, Aenea, laceras? Iam parce sepulto. Virg.
Da propriam, Thymbrae, domum, da moenia fessis. Virg.
Sed fugit interea, fugit irreparabile tempus. Virg.
1
Todo lo que se diga de los sustantivos debe entenderse de los correspondientes adjetivos.
2
No deben exceptuarse de esta regla antea y postea, cuya final se ha abreviado a veces, pero indebidamente.
En ciertos nombres en a pura3, los griegos alargan la última. Los latinos mantie-
nen a veces esta cuantidad, v. g. Nemea, Argia, Electra, Rhea, Tegea:
Iam Nemea, iam Taenariis contermina lucis. Stat.
3.º A final es común, pero suele preferirse larga, en los nombres numerales: tri-
ginta 4 , sexaginta:
Triginta magnos volvendis mensibus orbes. Virg.
Triginta toto mala sunt epigrammata libro. Mart.
Sexaginta teras quum limina mane senator. Mart.
E final
1.º E final es breve por regla general, v. g. incipe, parve, cognoscere, cognoscite, se-
dile, carmine, ille, mille. Ejemplos:
Incipe, parve puer, risu cognoscere matrem. Virg.
Solvere quassatae parcite membra ratis. Ovid.
Es asimismo breve en los monosílabos que, ne interrogativo, ce, ve 5 ; en las pre-
posiciones sine, prope; en los adverbios bene, male, impune, pone, saepe, temere, rite,
facile 6 , here por heri (ayer), y en la interjección euge. Ejemplos:
Qui vita bene credat emi, quo tendis, honorem. Virg.
Spemque, gregemque simul, cunctamque ab origine gentem. Virg.
2.º E final es larga en el ablativo de la quinta declinación, die 7 ; en el nominativo,
vocativo y ablativo de singular de la primera: Penelope, Alcide, Laertiade; en el im-
perativo de los verbos de la segunda conjugación: mone; en los adverbios derivados
de adjetivos en -us, v. g. indigne, praecipue; en quare, y en los monosílabos e, me, te,
se, de, ne (no sea que). Ejemplos:
Te, veniente die, te, decedente canebat. Virg.
In mediis Hecube natorum inventa sepulcris. Ovid.
En la gramática griega, a pura es la que va precedida de vocal o r. – El Trad.
3
Los poetas del siglo de Augusto hacen siempre larga esta final; no empieza a aparecer indiferente sino
4
I final
1.º I final es larga, v. g. qui, fati, campi, virtuti, accepi, audi 1 0 , dici, uti (como),
heri (ayer). Ejemplos:
Spectatum admissi, risum teneatis, amici? Hor.
Nescia mens hominum fati, sortisque futurae! Virg.
Sic fatur lacrimans, classique immittit habenas. Virg.
Namque canebat uti magnum per inane coacta. Virg.
8
Tempe por Tempea; cete por cetea (de cetos). Ocurren en Lucrecio mele, ‘cantos’, y pelage, ‘mares’.
9
Es siempre breve la e en cave sis o cavesis, vide sis:
Auriculas? Vide sis ne maiorum tibi forte
limina frigescat. Pers.
También suelen abreviar los cómicos arbitrariamente la final de algunos imperativos disílabos, v. g. tace,
iube, mane, tene; y hacen breve siempre esta e en las formas compuestas manedum, iubedum.
10
Los cómicos abrevian a veces la i en los imperativos abi, redi, y perpetuamente en la forma compuesta
abidum.
11
Larga acomodándose a la analogía de la declinación latina; breve, atendida la costumbre griega.
12
Ocurre larga la final de estos dos vocablos en escritores anteclásicos y posclásicos:
Et devicta quasi cogatur ferre patique. Luc.
Conviene seguir el uso clásico.
13
Suele añadirse sicuti sobre la fe de ejemplos controvertidos sacados de escritores antevirgilianos.
14
No se crea que este es verso espondaico. He aquí un ejemplo de Marcial que no deja duda:
Sed norunt cui servant leones.
En esta clase de versos, el segundo pie es forzosamente dáctilo: runt-cui.
15
Apta silet cani’ forte feram si nare sagaci
sensit. Enn.
Quid dubitas quin omni’ sit hac rationi’ potestas? Luc.
At fixus nostris tu debi’ supplicium. Cat.
O final
1.º O final es larga en el dativo y el ablativo de sustantivos y adjetivos de la se-
gunda declinación: bello, longo; en los adverbios, v. g. continuo, merito, adeo; en los
monosílabos o, do, no, sto, pro, quo, y en la interjección io. Ejemplos:
Assueti longo muros defendere bello. Virg.
Nunc adeo melior quoniam pars acta diei. Virg.
Pro quo, si sceleris tanta est iniuria nostri. Virg.
Flumina amem silvasque inglorius. O ubi campi. Virg.
Ítem, los nombres que tienen omega en griego: Clio, Dido, Androgeo. Ejemplos:
Quis, tibi, tunc, Dido, cernenti talia, sensus? Virg.
In foribus letum Androgeo16. Virg.
O final es así mismo larga en el nominativo y el vocativo de los nombres de la ter-
cera declinación cuando la penúltima es larga, v. g. Virgo, temo17; en todas la formas
de verbo en que la penúltima es larga, v. g. canto, ibo, esto; siempre en el gerundio, v.
g. flendo, y en ergo, quando, imo18, octo, ambo, sero (adverbio). Ejemplos:
Huic a stirpe pedes temo protentus in octo. Virg.
Canto quae solitus, si quando armenta vocabat. Virg.
Fortunate senex! ergo tua rura manebunt. Virg.
Nox ruit, Aenea; nos flendo ducimus horas. Virg.
Instabilesque imo facit et dat posse moveri. Virg.
Observación. La cuantidad de las finales anteriores varió en tiempo de los Césares;
de Nerón en adelante aparecen más a menudo breves:
Ergo pari voto gessisti bella, iuventus! Luc.
Imperii fines, Tiberinum virgo natavit. Iuv.
Mas estos ejemplos y otros pocos que suministran los poetas del siglo de oro no
son suficiente autoridad para poder clasificar la o final de los casos que comprenden
como vocal indiferente.
16
Por Androgei, genitivo ático, ‘AndrÒgewj, ‘AndrÒgew.
17
Gozaban de exención los nombres propios. Catulo abrevia la o final en Virro, y Ovidio en Naso y Sulmo.
18
Regularmente en los poetas clásicos, en Virgilio siempre, aparece elidida la final de imo.
U final
1.º U final es larga en tu; en el ablativo de la cuarta declinación: luctu, manu,
genu; en el genitivo y el dativo24 de los neutros de la misma: genu, cornu; y en el su-
pino: visu 25 . Ejemplos:
Tu vatem, tu, diva, mone; dicam horrida bella. Virg.
Afflictus vitam in tenebris luctuque trahebam. Virg.
Et ductus cornu stabit sacer hircus ad aram. Virg.
Nec visu facilis, nec dictu afabilis ulli. Virg.
19
Pero aun en este caso los poetas clásicos suelen alargar la final. El ejemplo de spondeo es una excepción
solitaria en Virgilio; cuatro ejemplos presenta este poeta de cano, cuatro de leo, cuatro de ago, uno de draco y
otro de traho, siempre larga la o.
20
No prestan mérito los pocos ejemplos que pudieran producirse de ego, larga la o.
21
Con los versos en que la final de duo es larga sucede que o son de poetas desautorizados o la lección es
dudosa.
22
Fue primitivamente larga esta final, conforme a la regla; y con esa cuantidad ocurre en los cómicos.
23
Del griego œndon. Ennio trae:
Endo mari magno fluctus extollere certant.
24
V. pág. 44, nota 11. – El Trad.
25
Salvo tu, todas estas son formas contractas; así, luctu está por luctue; genu dativo por genui, genu abla-
tivo por genue; visu por visui.
Y final
Esta final no aparece sino en un reducido número de palabras derivadas del grie-
go. Conserva en latín la cuantidad nativa.
1.º Y final es breve en moly, Aepy; en Tiphys, Tiphy; chelys, chely. Ejemplos:
Moly vocant superi; nigra radice tenetur. Ovid.
Ars tua, Tiphy, iacet, si non sit in aequore fluctus. Ovid.
2.º Y final es larga en Tethy, de Tethys; Erinny, de Erinnys.
27
Indu manu validas potis est moderanter habenas. Lucr.
Nenu queunt rapidi contra constare leones. Lucr.
Omnes mortales victores cordibu’ vivis
laetantes, vino curatos, somnu’ repente
in campo passin mollissimu’ perculit acris. Enn.
Induperator o endoperator ocurre también en época muy posterior:
Romanus, Graiusque, ac barbarus induperator. Iuv.
C
1.º Las finales en c son largas, como sic, duc, hic (adverbio), illic 1 . Ejemplos:
Sic oculus, sic ille manus, sic ora ferebat. Virg.
Hic Hecuba et natae nequicquam altaria circum. Virg.
Duc, age, duc ad nos. Virg.
2.º Son breves en nec, donec, fac 2 .
Donec eris felix multos numerabis amicos. Ovid.
Nec possunt: fac enim minimis e partibus esse. Lucr.
3.º Hic, pronombre, es indiferente3.
Hic vir hic est, tibi quem promitti saepius audis. Virg.
Hic finis Priami fatorum, hic exitus illum
sorte tulit. Virg.
1
Las prosodias y diccionarios suelen comprender en esta regla la conjunción ac; mas no hay autoridad
en que apoyar esta aserción. Por lo demás, la averiguación de este punto es inoficiosa, supuesto que este vocablo
no ocurre nunca delante de vocal; en este caso se emplea la forma atque.
2
Aparece a menudo face delante de vocal.
3
Observan los gramáticos que esta final es breve por naturaleza. Cuando se alarga es señal de que hic no
es otra cosa que hicce apocopado (hicc’: hic).
D
Las finales en d son breves, como en ad, id, apud 4 . Ejemplo:
Quidquid id est, timeo Danaos et dona ferentes. Virg.
L
1.º Las finales en l son breves, como en procul, mel, semel, tribunal, vigil y la in-
terjección pol. Ejemplos:
Innocui veniant; procul hinc, procul impius esto. Ovid.
Quum semel in partem criminis ipsa venit. Ovid.
Quod faciat magnas turpe tribunal opes. Ovid.
2.º Conviene exceptuar los vocablos nil (por nihil ), sol 5 y los nombres hebreos
Daniel, Michael, Raphael 6 . Ejemplos:
Per duodena regit mundi sol aureus astra. Virg.
Te sine, nil altum mens inchoat. Virg.
M
Las finales en m son breves por naturaleza, mas dentro de verso no mantienen esta
cuantidad: si van delante de consonante, se hacen largas; si delante de vocal, se eliden.
N
1.º Las finales en n son largas, como en non, quin, en, Titan, Triton, Aenean,
Anchisen, Salamin. Ejemplos:
Vivitur ex rapto, non hospes ab hospite tutus. Ovid.
Non potuit mea mens, quin esset grata, teneri. Ovid.
Unde venit Titan et nox ubi sidera condit. Luc.
Ah! miseram Eurydicen anima fugiente vocabat. Virg.
4
Cuando hay para un mismo caso una regla general y otra particular, debe estarse a la primera. Así pues,
los diptongos seguidos de la letra d (como haud ) siguen siendo largos, no obstante la presente regla.
5
Sal aparece también largo en estos versos:
Sal, oleum, panis, mel, piper, herba; novem. Aus.
Non sal, oxyporumve, caseusve. Stat.
Críticos hay que dudan de la legitimidad de esta cuantidad; lo que pudiera alegarse en su favor es que, al
eliminar los latinos una letra de la palabra ¤lj, debieron dejarle su cuantidad.
6
Estas palabras toman h en griego, v. g. Dani»l.
Son también largas en los nombres en -en, que no hacen -inis en el genitivo,
como lien, ren, Siren, Hymen, y en los nombres griegos que tienen omega al fin como
Athon, Androgeon, Cimmerion 7 .
Son breves en los nombres en -en que hacen -inis en el genitivo, como carmen,
flumen, numen, tibicen, y en las palabras an, in 8 , tamen, forsan, forsitan, viden’, nos-
tin’ (por videsne, nostine). Ejemplos:
Nomen Arionum siculas impleverat urbes. Ovid.
Forsitan et Priami fuerint quae fata, requiras. Virg.
Educet. Viden’ ut gemini stant vertice cristae? Virg.
Se añaden las palabras griegas que tienen omicrón al fin, como Pelion, Ilion,
Dardanon, Cerberon; los acusativos de nombres en -is: Daphnin, Procrin, y algunos
acusativos femeninos en -an, como Maian, Aeginan. Ejemplos:
Pelion hinnitu fugiens implevit acuto. Virg.
Cerberon abstraxit; rabida qui percitus ira. Ovid.
Thyrsin et attribis Daphnin arundinibus. Prop.
Namque ferunt raptam patriis Aeginan ab undis. Stat.
R
1.º Las finales en r son breves, como en labor, vir, calcar, pater, vincitur, semper,
breviter. Ejemplos:
Hinc amor, hinc timor est: ipsum timor auget amorem. Ovid.
Iupiter ambrosia satur est, et nectare vivit. Mart.
Nil nocet admisso subdere calcar equo. Ovid.
Molle cor ad timidas sic habet ille preces. Ovid.
2.º Son largas en los monosílabos cur, fur, far, ver 9 , lar, nar, par y sus compues-
tos impar, dispar, y en las palabras que tenían eta en griego, como aer, crater, Iber.
Ejemplos:
Cur in amicorum vitiis tam cernis acutum? Hor.
Ludere par impar, equitare in arundine longa. Hor.
Ver adeo frondi nemorum, ver utile silvis. Virg.
Alta petunt aer atque aere purior ignis. Ovid.
7
En griego, ”Aqwn, ‘AndrÒgewn, Kimmer…wn.
8
Pero la final es larga en las crasis y sinéresis: sin, dein, proin.
9
La palabra ver se deriva del griego œar. La larga resulta de la contracción.
S final
-as
1.º -as final es largo, como en rosas, Aeneas, aestas, amas, fas, nostras (-atis).
Ejemplos:
Troianas ut opes, et lamentabile regnum. Virg.
Stabat nuda Aetas, et spicea serta gerebat. Ovid.
Summum crede nefas animam praeferre pudori. Iuv.
2.º -as final es breve en los nombres griegos que hacen el genitivo en -adis, como
Pallas (Palas, la diosa), lampas 10 ; en el acusativo plural Troas, Cycladas, heroas, y en
la voz latina anas. Ejemplos:
Bellica Pallas adest, et protegit aegide fratrem. Ovid.
Demoleos cursu palantes Troas agebat. Virg.
-es
1.º -es final es largo, como en vulpes, dies, patres, Anchises, Eurydices, vides, acci-
pies, putes, toties 1 1 . Ejemplos:
Astuta ingenuum vulpes imitata leonem. Mor.
Albanique patres atque altae moenia Romae. Virg.
Eurydices, oro, properata retexite fila. Ovid.
Seu pingebat acu, scires a Pallade doctam. Ovid.
2.º -es ocurre breve en los nombres que tienen la penúltima breve en el genitivo,
como seges (segetis), miles, hostes, dives, etc. Ejemplos:
Arebant herbae, et victum seges aegra negabat. Virg.
Ipse Deae custos, ipse satelles erat. Ovid.
Excepción. No obstante tener breve la penúltima en el genitivo, siguen la regla
general las palabras siguientes: Ceres, aries, abies, paries, pes y sus compuestos bipes,
quadrupes, sonipes 12 . Ejemplos:
Flava Ceres alto nequicquam spectat Olympo. Ovid.
Stat sonipes, et frena ferox spumantia mandit. Virg.
10
Los otros, como Pallas [Palante, nombre de hombre], Atlas, Gigas, Calcas, que hacen en -antis el geni-
tivo, tienen la final larga:
Hanc tamen immensam Calchas atollere molem. Virg.
11
Primitivamente se dijo totiens, quotiens; por esto ha permanecido larga la vocal.
12
Praepes abrevia la final.
-es también se cuenta breve en penes; en la segunda persona del presente de indi-
cativo del verbo sum y sus compuestos ades, potes, y últimamente en el nominativo
y el vocativo de plural de los nombres griegos, como Troes, thraces, heroes, delphi-
nes 13 . Ejemplos:
Quem penes arbitrium est, et ius, et norma loquendi. Hor.
Natus es e scopulis, nutritus lacte ferino. Ovid.
Huc ades, o Meliboee; caper tibi salvus et hoedi. Virg.
Et circum argento clari delphines in orbem. Virg.
Ítem, en algunos nombres singulares del género neutro, como cacoethes,
hippomanes:
Scribendi cacoethes et aegro in corde senescit. Iuv.
-is
1.º -is final es breve, como en is (eius), orbis, tristis, quis, accipis, amatis, bis, sa-
tis. Ejemplos:
Tantae molis erat Romanam condere gentem! Virg.
Dulcis inextertis cultura potentis amici. Hor.
Tum bis ad occasum, bis se convertit ad ortum. Ovid.
2.º -is es largo en el dativo y el ablativo de los sustantivos, adjetivos y pronombres,
como templis, subiectis, nobis 14 ; en los adverbios gratis 15 , foris; en los monosílabos
lis, vis (fuerza), dis (ditis), glis, y en algunos nominativos, como Simois 16 , Samnis,
Salamis, Eleusis, delphis (por Salamin, Eleusin, delphin). Ejemplos:
Parcere subiectis et debellare superbos. Virg.
Non ea vis animo, nec tanta superbia victis. Virg.
Grammatici certant, et adhuc sub iudice lis est. Hor.
Hac ibat Simois, illic Sigeia tellus. Ovid.
13
Se exceptúan: 1.º los nombres que debieron sufrir una contracción que exige cuantidad larga, como
Sardes o Sardis (S£rdeij); 2.º los nombres que, aunque griegos de origen, aparecen acomodados por el poeta a la
declinación latina:
Stantibus, oenophorum, tripodes, armaria, cistas. Iuv.
Tripodes está por tripodas.
14
Primitivamente, estas voces se escribieron templeis, subiecteis; de ahí hubo una contracción. Se alar-
ga asimismo la final de los acusativos de plural tris, civis, urbis por tres, cives, urbes, en que se verifica la misma
contracción.
15
Gratis está por gratiis, forma que ocurre en los antiguos poetas.
16
Simois, Pyrois tienen larga la última por estar en lugar de un diptongo griego: SimÒeij, PurÒeij.
-os
1.º -os final es generalmente largo, como en libros, illos, honos, nepos. Ejemplos:
Imperium terris, animos aequabit Olympo. Virg.
Gentis honos; haerent infixi pectore vultus. Virg.
Es asimismo largo en los monosílabos nos, vos, os (oris), mos, dos, ros, flos, bos.
Ejemplos:
Virginibus Tyriis mos est gestare pharetram. Virg.
Et ros in tenera pecori gratissimus herba est. Virg.
Os homini sublime dedit. Ovid.
Ítem, en los nombres griegos que en su origen llevan omega, como Athos,
Androgeos, Minos, heros 18 . Ejemplos:
Velificatus Athos, et quidquid Graecia mendax
audet in historia. Iuv.
Androgeos offert nobis, socia agmina credens. Virg.
-os es breve en compos, impos, os (ossis) y su compuesto exos. Ejemplos:
Insequere, et voti postmodo compos eris. Ovid.
Exos et exsanguis tumidos perfluctuat artus. Lucr.
17
Sis es contracción de sies.
18
”Aqwj, ‘AndrÒgewj, M…nwj, ¼rwj.
Además, en los nominativos griegos que llevan omicrón, como chaos, Samos,
Rhodos, scorpios, Sirios, barbitos; el neutro melos, y los genitivos como Pallados,
Tethyos, Theseos. Ejemplos:
Romae laudetur Samos et Chios et Rhodos absens. Hor.
Tethyos alternae flavas calcamus arenas. Claud.
Impia nec poena Pentheos umbra vacet. Ovid.
-us
1.º -us final es breve, como en unus, vultus, opus, vetus, montibus, illius, legimus,
cominus. Ejemplos:
Unus erat toto naturae vultus in orbe. Ovid.
Cominus ense ferit, iaculo cadit eminus ipse. Ovid.
2.º -us final es largo en el genitivo de singular y en los tres casos semejantes del
plural, en los nombres de la cuarta declinación19. Ejemplos:
Stat fortuna domus, et avi numerantur avorum. Virg.
Portus aequoreis sueta insignire trophaeis. Sil.
También es largo en plus; en los monosílabos ius, rus, tus, pus, mus y sus; en los
nombres cuyo genitivo tiene larga la penúltima, como virtus, palus, tellus, salus; en
tripus, Melampus 20 , y, por punto general, en los nombres que llevan en griego el dip-
tongo ou, ya sea en el nominativo, como Panthus, Amathus, Iesus; ya sea en el geni-
tivo, Mantus, Clius, de Manto, Clio 21 . Ejemplos:
Quem penes arbitrium est, et ius norma loquendi. Hor.
Virtus est vitium fugere, et sapientia prima. Hor.
Cocyti tardaque palus22 inamabilis unda. Virg.
Panthus Othryades, arcis Phaebique sacerdos. Virg.
Fatidicae Mantus, et Tusci filius amnis. Virg.
Observación. No deben confundirse las finales en -us con las finales en -eus, pro-
venientes de nombres griegos en -eÚj; estas forman siempre diptongo y son por con-
siguiente largas: Theseus, Orpheus, Peleus. Ejemplos:
19
Así en aquel como en estos hay contracción: manus, genitivo, está por manuis; manus, forma del plu-
ral, por manues. Lo mismo en griego: „cqÚej, „cqàj.
20
Y además Oedipus, -odis; pero esta voz abrevia asimismo la última, a causa de acomodarse también a la
2.ª declinación: Oedipus, -i.
21
En griego, PanqÒoj, Panqoàj, ‘Am£qouj, ‘Ihsoàj, M£ntouj, Kle…ouj.
22
Horacio abrevió indebidamente este final en aquel verso:
Regis opus; sterilisque diu palus, aptaque remis.
-ys
-ys final conserva en latín la cuantidad de la sílaba griega -uj.
1.º Es breve en Capys, Tiphys, chelys. Ejemplos:
At Capys, et quorum melior sententia menti. Virg.
Tiphys in Haemonia puppe magister erat. Ovid.
2.º Es largo en Tethys, Erinnys:
Teque sibi generum Tethys emat omnibus undis. Virg.
T
La fianl en t es breve. Ejemplos:
Annuit, et totum nutu tremefecit Olympum. Virg.
Dixit; at illa furens acrique accensa dolore. Virg.
At mihi iam videor patria procul esse tot annis. Ovid.
Observaciones. 1.ª Las reglas particulares se sujetan siempre a las generales. Si la t
final aparece precedida de un diptongo o de otra consonante, dicho se está que la sí-
laba es larga: aut, amant, est.
2.ª Hemos dicho23 que la final -it es larga cuando está por -iit, como en obit, pe-
rit, redit. Ejemplos:
Dardaniamque petit auctoris nomen habentem. Ovid.
Magnus civis obit et formidatus Othoni. Iuv.
DE LOS CREMENTOS
crementos del nombre
En los nombres imparisílabos, la sílaba que aparece de más en el genitivo y casos
siguientes se llama cremento1. El cremento no es la última sílaba sino la penúlti-
ma. Así, en virtuti hay un cremento que es -tu- 2 .
Los nombres de la tercera declinación suelen tener en el dativo y el ablativo de
plural dos crementos, que son la penúltima y antepenúltima sílabas. Lo son, en vir-
tutibus, -tu- y -ti-.
1
En latín, incrementum, ‘acrecimiento’, ‘aumento’.
2
Por punto general, los sustantivos no tienen más de un cremento de singular. Se exceptúan unos pocos
que tienen en el genitivo dos sílabas más que en nominativo, y son: iter, supellex, biceps, triceps, praeceps, anceps.
3
Lo tuvo bajo la antigua forma genitiva en -ai: aulai, pictai; la a era larga. V. atrás pág. 201. [V. ítem pág.
423-424. – Ad. del Trad.]
4
No lo aciertan las prosodias al exceptuar Iber y Celtiber, incurriendo en una confusión que conviene no
pasar inadvertida. En efecto, el genitivo singular y el nominativo plural Iberi vienen de Iberus; no hay allí, pues,
cremento alguno. La otra forma, Iber, Iberos, pertenece a la 3.ª declinación. Esta doble declinación no es más
que una traducción del griego: ”Ibhroj, Ib»rou, ”Ibhr, ”Ibhroj.
siguientes de genitivo en -aris: bacar, bacaris; iubar, iubaris; lar, laris; nectar, necta-
ris; par, paris y sus compuestos. Ejemplo:
Captivam moribundus humum diademate pulses. Stat.
Et sol flammigera lustrabat lampade terras. Virg.
Effigiem duco; numero deus impare gaudet. Virg.
También es breve en los nombres propios en -al, -ar, como Hannibal, Hannibalis;
Caesar, Caesaris 5 , y en los nombres anas, anatis; trabs, trabis; Arabs, Arabis; fax, fa-
cis; sal, salis. Ejemplos:
Hannibalis spolia, et victi monumenta Syphacis. Prop.
Vela damus, vastumque cava trabe currimus aequor. Virg.
3.º -e- cremento es breve como en seges, segetis; munus, muneris; nex, necis; la-
tus, lateris. Ejemplos:
Hic segetes, illic veniunt felicius uvae. Virg.
Et genus omne neci pecudum dedit, omne ferarum. Virg.
4.º -e- cremento es largo en heres, heredis; locuples, locupletis; merces, mercedis;
quies, quietis; rex, regis; lex, legis; verbex, verbecis; ver, veris 6 . Ejemplos:
Parcus ob heredis curam nimiumque severus. Hor.
Iam mediam nigra carpebat nocte quietem. Virg.
También es largo en lien, lienis; ren, renis; alec, alecis, y en un gran número de
sustantivos que en griego llevan eta, como Siren, Sirenis; crater, crateris; tapes, ta-
petis; magnes, magnetis. Añádanse los nombres hebreos como Abel, Abelis; Daniel,
Danielis. Ejemplos:
Quod latus aut renes morbo tentantur acuto. Hor.
Armaque, craterasque simul, pulcrosque tapetas. Virg.
5.º -i- e -y- crementos son breves como en homo, hominis; caput, capitis; silex, si-
licis; clamys, clamydis; martyr, martyris. Ejemplos:
Fas erat, idque omnes divique hominesque canebant. Virg.
Ac primum silici scintillam excudit Achates. Virg.
Anchisae sceptrum, clamydem pharetramque nepoti. Ovid.
5
Nar, Naris, es el único nombre propio en -ar que alarga el cremento.
6
Como se dijo antes, esta voz puede agregarse a las griegas de que vamos a hablar.
6.º -i- cremento es largo en Dis, Ditis; glis, gliris; lis, litis; vis, vires; delphis o del-
phin, delphinis; Salamis o Salamin, Salaminis; Quiris, Quiritis; Samnis, Samnitis;
vibex, vibicis. Ejemplos:
Noctes atque dies pater atri ianua Ditis. Virg.
Et circum argento clari delphines in orbem. Virg.
También es largo en los más de los nombres en -ix, como radix, radicis; felix, fe-
licis; ultrix, ultricis. Ejemplo:
Vivite felices, quibus est fortuna peracta. Virg.
7.º Se exceptúan calix, calicis; flix, flicis; fornix, fornicis; pix, picis; salix, salicis;
nix, nivis; vice y algunos otros casos del inusitado vix. Ejemplos:
Et filicem curvis invisam pascit aratris. Virg.
Excubat, exercetque vices, quod cuique tuendum est. Virg.
Observación. Los nombres que en el nominativo terminan en -yx vienen del grie-
go y mantienen en latín la cuantidad nativa. Suelen hacer breve el cremento: styx,
stygis; Eryx, Erycis; Fryx, Frigis. Es largo en bombyx, bombycis.
8.º -o- cremento es largo en los sustantivos masculinos y femeninos y en los ad-
jetivos como dolor, doloris; sermo, sermonis; maior, maioris. Ejemplos:
Infandum, Regina, iubes renovare dolorem. Virg.
I, decus, i, nostrum; melioribus utere fatis. Virg.
9.º -o- cremento es breve en los sustantivos neutros, v. g. ebur, eboris; pectus, pec-
toris; marmor, marmoris; en los nombres que en griego llevan omicrón en el geni-
tivo, v. g. Hector, Hectoris; Nestor, Nestoris, y en algunos nombres de pueblos, como
Saxones, Senones. Ejemplo:
Fortiaque adversis opponite pectora rebus. Hor.
Multa super Priamo rogitans, super Hectore multa. Virg.
Prospicerem dubiis venientem Saxona ventis. Claud.
Añádanse: arbor, arboris; bos, bovis; compos, compotis; inops, inopis; lepus, lepo-
ris; memor, memoris; praecox, praecocis; tripus, tripodis 7 . Ejemplos:
Mugitusque boum, mollesque sub arbore somni. Virg.
Curculio atque inopi metuens formica senectae. Virg.
10.º -u- cremento es breve: consul, consulis; dux, ducis; murmur, murmuris.
Ejemplos:
Lo mismo sucede con los otros compuestos de poÚj como Oedipodis, Melampodis.
7
crementos de plural
El cremento de singular reproducido en el plural conserva su cuantidad: virtu-
tis, virtutes; hominis, homines.
-a-, -e-, -o- crementos de plural son largos: flammarum, templorum, dierum; -i-,
-u-, breves: fornacibus, lacubus 10 . Ejemplos:
Vidimus undantem ruptis fornacibus Aetnam
flammarumque globos liquefactaque volvere saxa. Virg.
Praemia, de lacubus proxima musta tuis. Ovid.
11
Los crementos empiezan a contarse desde la sílaba que corresponde a la última de la 2.ª persona. Dicha
sílaba es el primer cremento; la siguiente, si no fuere final, el segundo, y así sucesivamente. Ejemplo:
a-|-mas
1
a-|-ma-|-bam
1 2
a-|-ma-|-ba-|-mus
1 2 3
a-|-ma-|-ba-|-mi-|-ni. (N. del Trad.)
3.º (-)e- es breve en eram, ero, fueram, formas del verbo sum, y en las formas de
otros verbos a cuya composición concurre12: legero, audierim, raptaveram. Ejemplos:
Ante focum si frigus erit; si messis, in umbra. Virg.
Ter circum Iliacos raptaverat Hectora muros. Virg.
También es breve en las segundas personas del futuro pasivo: beris, bere, y en el
primer cremento de la tercera conjugación: legere, legerem. Ejemplos:
Semper honore meo, semper celebrabere donis. Virg.
Iam legere, et quae sit, poteris cognoscere, virtus. Virg.
Observación. -e- segundo cremento verbal es largo: legeremur, preteretur. Ejemplo:
Troia per incertum peteretur classibus aequor. Virg.
4.º -i- cremento verbal es breve: amavimus, sequimini. Ejemplos:
Scinditur incertum studia in contraria vulgus. Virg.
Victuros agimus semper, nec vivimus unquam. Man.
5.º -i- primer cremento verbal es largo en la cuarta conjugación: audimus, au-
dirent. Ejemplos:
Scimus inurbanum lepido seponere dicto. Hor.
Ridet ager; vestitur humus, vestitur et arbos. Mart.
También es largo en el imperativo y el subjuntivo presente de los verbos volo,
nolo, malo, sum y sus compuestos: nolite, velimus, sitis. Ejemplos:
Si quibus in terris, qua simus in urbe, rogabit. Ovid.
Nolito, ad versus tibi factos, ducere plenum laetitiae. Hor.
6.º -i- cremento es común en las finales en -rimus, -ritis 13 . Ejemplos:
Videritis stellas illic ubi circulus axem
ultimus extremum, spatioque brevissimus, ambit. Ovid.
Accepisse simul vitam dederitis in unda. Ovid.
7.º -o- cremento verbal es largo: estote, facitote. Ejemplo:
Quumque loqui poterit, matrem facitote salutet. Ovid.
Se salva la forma irregular fore, forem. Ejemplo:
Hinc fore ductores revocato a sanguine Teucri. Virg.
Esta regla no se aplica al verbo sum, que abrevia siempre la última en erimus, eritis.
13
DE LOS PERFECTOS
Los pretéritos perfectos de dos sílabas tienen larga la primera: veni, feci, legi, emi,
vidi, visi, movi 1 . Ejemplos:
Venit summa dies, et ineluctabile tempus. Virg.
Aut quid in eversa vidi crudelius urbe? Virg.
Se salvan los seis perfectos siguientes: bibi, dedi, tuli, steti (de sto), fidi (de findo),
scidi (de scindo). Ejemplos:
Omne tulit punctum qui miscuit utile dulci. Hor.
Claudite iam rivos, pueri; sat prata biberunt. Virg.
Los perfectos que llevan en sí una duplicación la tienen breve: cado, cecidi; cae-
do, cecidi; cano, cecini; pario, peperi; fallo, fefelli; curro, cucurri; spondeo, spopondi;
tendo, tetendi. Ejemplos:
Tityre, te patulae cecini sub tegmine fagi. Virg.
Ducentem in Latium Teucros cecidisse iuvabit. Virg.
Silva frequens trabibus, quam nulla caciderat aetas. Ovid.
Nótese que la penúltima del perfecto suele llevar la cuantidad de la sílaba radical.
Con todo, tango y pello abrevian la penúltima: tetigi, pepuli 2 . Ejemplo:
Ut primum alatis tetigit magalia plantis. Virg.
Observación. Los demás verbos conservan en el perfecto la cuantidad del pre-
sente: habeo, habui; colo, colui. No siguen esta regla divido, divisi; pono (o larga), po-
sui (o breve).
1
La cuantidad del simple subsiste en el compuesto: deveni, confeci, invidi. Por lo mismo, el compuesto
entra en la excepción a que está sujeto su simple; así, ebibi, circumdedi, intuli, circumsteti, diffidi, perscidi abre-
vian la penúltima.
En cuanto a los perfectos de dos sílabas que llevan dos vocales seguidas, abrevian la primera conforme a
la regla general.
2
Tango es modificación del inusitado tago (a breve); de aquí el supino tactum.
1
Las reglas de los crementos bastan en muchos casos para fijar esta cuantidad.
2
Casi todos los supinos de dos sílabas son formas contractas: motum por movitum, votum por vovitum.
3
-utum final de supinos es contracción de -vitum, de que resulta la u larga: induo, (induitum) indutum;
tribuo, (tribuitum) tributum; suo, (suitum) sutum, etc.
4
Ya se indicó esta excepción cuendo se habló de los crementos de la 1.ª conjugación.
5
Y sus compuestos consitum, adsitum.
6
Según esta regla, citum y sus compuestos son breves si vienen de cieo, ciere, y largos si salen de cio, cire:
Scuta sonant, pulsuque pedum tremit excita tellus. Virg.
Qui bello exciti reges; quae quemque secutae. Virg.
7
V. pág. 144. – El Trad.
3.º en el supino de los compuestos de ruo, como obrutum, dirutum, erutum, se-
mirutus 8 . Ejemplo:
Diruta sunt aliis: uni mihi Pergama restant. Ovid.
4.º en el supino de eo y sus compuestos: itum, exitum, praeteritum, y en quitum, de
queo, bien que estos verbos se ajustan por lo demás a la cuarta conjugación. Ejemplos:
Poscebatur humus; sed itum est in viscera terrae. Ovid.
O mihi praeteritos referat si Iupiter annos! Virg.
Observación. Ambitus, participio de ambio, es largo; pero es breve el sustantivo
afín ambitus. Ejemplos:
Iussit et ambitae circumdare littora terrae. Ovid.
Et properantis aquae per amoenos ambitus agros. Hor.
Participio en -rus. La cuantidad de la penúltima del supino subsiste en el par-
ticipio del futuro activo: amatum, amaturus; monitum, moniturus; auditum, audi-
turus. Algunos verbos no tienen supino, o lo forman irregularmente sincopándolo.
Perteneciendo estos verbos a la segunda y la tercera conjugación, el participio en -itu-
rus abrevia siempre la i, supuesto que, caso de tener supino regular, este sería en -itum
breve. Sucede esto con ruo, pario, morior, iaceo. Ejemplo:
Cingitur, ac densos fertur moriturus in hostes. Virg.
Sto, verbo intransitivo, que por su naturaleza carece de pasiva, hace el participio
de futuro staturus, a larga (supuesto el supino statum), y lo mismo los compuestos
constaturus, obstaturus. Ejemplo:
Damnavit multo staturum sanguine Martem. Mart.
Constatura fides superum; ferale per urbem iustitium. Luc.
El participio statum, breve, pertenece al verbo sisto. Conserva la misma cuanti-
dad en los compuestos: restiturus, constiturus.
PALABRAS COMPUESTAS
palabras compuestas de preposición
1.º Las palabras compuestas de preposición conservan la cuantidad de la pre-
posición y de la otra parte componente1: amitto, deduco, antefero, peruro. Ejemplos:
Et qualem infelix amisit Mantua campum. Virg.
Deducunt socii naves, et littora complent. Virg.
Non poterit ferrum nec edax abolere vetustas. Ovid.
Lo mismo sucede con las preposiciones y adverbios alterados di, se, tra, y con la
antigua partícula negativa ne: diduco, nefas. Ejemplos:
Quoque magis doleam, non nos mare separat ingens. Ovid.
Agricola incurvo terram dimovit aratro. Virg.
Observación. Si en el compuesto aparece alterada alguna vocal o diptongo del
primitivo, no por eso se altera la cuantidad: abigo, de ago; instituo, de statu; perhi-
beo, de habeo; eximo, de emo; allido, de laedo; occido, de caedo; iniquus, de aequus;
obedio, de audio; concutio, de quatio.
2.º Si la preposición termina por vocal y la otra parte componente empieza por
vocal también o por h, sucede o que la preposición se hace breve, como en dehisco,
praeustus 2 , o que se elide, como en deesse, antehac; al versificar suele seguirse uno u
otro sistema según convenga.
3.º La partícula re- es breve cuando el otro componente empieza por una sola
consonante: refero, repono, y lo mismo cuando se le junta una d eufónica, como en
redoleo, redimo. Ejemplos:
O mihi praeteritos referat si Iupiter annos. Virg.
Fervet opus, redolentque thymo fragantia mella. Virg.
1
Salvo el caso en que concurran dos consonantes a hacer larga, según la regla general, una vocal que sin
eso sería breve, como en abnego, perdo, circumfero, etc.
2
V. pág. 197.
3
Compuesto de fero y re, ablativo de res. Cf. págs. 126, nota 55; 287, nota 7. – El Trad.
4
Si esta voz se toma en el sentido recto de ‘mugrón de vid’, pro- es largo.
5
Sin un ejemplo autorizado a la vista, no debe abreviarse esta sílaba.
6
Algunos críticos, entre ellos el célebre Heyne (y es opinión generalmente aceptada en Alemania), pre-
tenden que la segunda de connubium es siempre larga y que se produce una sinéresis en combinaciones métricas
como esta:
Connu-|-bio iun-|-gam stabili, propriamque dicabo. Virg.
Se desvanece este error en vista de la analogía de los otros tres compuestos y de ejemplos irrefragables que
pueden consultarse en mi Thesaurus poeticus linguae Latinae.
Se añaden ordinariamente a las excepciones las dos voces deiero, peiero, que abrevian la penúltima no obs-
tante ser larga la u de iuro. Pero como los compuestos de iuro (adiuro, coniuro, deiuro, periuro) conservan la
cuantidad del simple, parece probable que aquellas dos voces se deriven de alguna otra forma del propio verbo.
otros compuestos
Los demás compuestos conservan igualmente la cuantidad de sus simples: qua-
propter, revera, quovis, quilibet, magnopere (de magno y opere), quinquevir, etc.
Excepciones. 1.º Ibi y ubi tienen común la última, que aparece larga en ubique,
ibidem, y breve siempre en ubivis, ubicumque.
2.º La final del primer componente se abrevia en siquidem, quandoquidem 7 ,
utrobique 8 . Ejemplo:
Hoc quoque tentemus, siquidem ieiuna remansit. Ovid.
3.º Vimos antes que la final se abrevia en quomodo 9.
4.º Los compuestos terminados en -dicus abrevian la penúltima no obstante
que dico (decir) es largo10, como causidicus, veridicus, fatidicus, maledicus. Ejemplo:
Gallia causidicos docuit facunda Britannos. Iuv.
5.º Es breve la primera en hodie (hoc die). Ejemplo:
Orabant hodie meminisses, Quinte, reverti. Hor.
6.º Notus lleva larga la primera; es breve la penúltima en los compuestos cogni-
tus, agnitus.
Observaciones. 1.ª -a- destinada a enlazar dos elementos de un compuesto es bre-
ve. Se halla introducida en algunos vocablos griegos, como hexameter, pentameter,
hexaphorum.
2.ª -e- es breve en trecenti, pedetentim.
Los verbos compuestos de facio precedidos de una e la tienen, ora breve (calefa-
cio), ora larga (expergefacio), ora indiferente (liquefacio). Ejemplos:
Sic mea perpetuis liquefiunt pectora curis. Ovid.
Tabe liquefactas tendens ad sidera palmas. Ovid.
En esta materia hay que atenerse al uso de los buenos versificadores.
7
La o permanece larga en quandoque, quandocumque.
8
Plauto abrevia igualmente la 2.ª en utrobidem.
9
V. cap. vi, pág. 465-466.
10
Esta anomalía lo es solo en apariencia. Existió en lo antiguo una forma dico, dicas, afín en el significa-
do, según los gramáticos, de la hoy usada dico, dicis; ahora bien, aquella forma tenía la 1.ª breve. Este verbo se ha
conservado en latín, pero con significación algo distinta. De ahí, pues, parecen derivarse los compuestos arriba
citados, lo mismo que el adjetivo dicax.
3.ª -i- es breve en los vocablos procedentes de otros de la tercera o la cuarta de-
clinación, como particula, omnipotens, homicida, pedisequus, terrifico, turicremus,
fluctivagus.
En los compuestos de voces de la primera y la segunda declinación, como agri-
cola, pontivagus, veridicus 11 , ludifico.
En omnimodis, multimodis.
En las partículas bi-, di-, ‘dos’; tri-, ‘tres’: dimeter, disyllabus, bivium, bifrons, tri-
ceps, tridens.
Son excepciones: cuticula, biduum, bini, bimus, triduum, trinus, trimus, trigesi-
mus o tricesimus, triceni, quadrimus, quotidie, postridie y meridies. Bigae, quadrigae,
tibicen tienen la i larga por envolver una contracción12.
4.ª -o- es breve al fin de vocablos tomados del griego que llevan omicrón, como
bibliopola, pharmacopola, astrologus.
5.ª -u- es breve, v. g. quadrupes, ducenti, Troiugena.
11
En verisimilis, la segunda subsiste larga a virtud de que los dos elementos se han ligado suficientemente
en términos de formar una sola palabra indivisible. Así es que suele escribirse veri similis. Lo mismo sucede en
lucri facio: lucri es ahí un verdadero genitivo más bien que un elemento componente.
12
En lugar de biiugae, quadriiugae, tibiicen.
DERIVADOS
Los derivados conservan, por lo regular, la cuantidad del primitivo:
animus, animare, animal, animosus (a-ni breves)
fari, fatum, fatalis, fatifer, fatidicus, profatio ( fa largo)
lego, legebam, legam, lege, legerem, legere, legens (le breve)
legi, legeram, legerim, legissen, legisse (le largo).
1
Estos derivados son de una época en que aún no se acostumbraba duplicar las consonantes y, así, se es-
cribía curus, tera, belua.
2
A„ne…aj, Zšfuroj, Diom»dhj, cšluj, màj, Swkr£thj, Ne£polij.
3
De ™gè, œrg J.
4
Nšstwr, “Ektwr; pat»r, m»thr.
5
Como en qe£, lÚra, Kastal…a. V. algunas raras excepciones, pág. 461.
6
Plate‹a, core…a. La voz chiragra o cheragra, breve la primera, debe de derivarse de cer£gra más bien que
de ceir£gra.
1
Y en todos los compuestos de ante-, como antehac, anteambulo (-onis), anteactus, etc.
2
En todos los compuestos de semi-, como semiustus, semihomo, etc. Cuando se escribe semanimis, semus-
tus, es porque estas formas se han sincopado.
3
Otros miden a-io, Ma-ia, Pompe-ius, lo que parece confirmar la costumbre ortográfica muy usada de
escribir ajo, Maja, Pompejus.
4
Para introducir en el verso heroico las palabras Terei, Orpheo, Promethei, alveo es menester apelar a la
sinéresis; pero en otros metros, en que no hay esta necesidad, suele presentarse la e con valor de sílaba breve.
5
Iesus ocurre ordinariamente como voz de tres sílabas, breve la primera. Ha habido quien la haga disílaba
mediante la sinéresis:
Respondere nihil trucibus dignatur Iesus. Iuvenc.
Scrutari, aeternum regem cognovimus Iesum. Prud.
Casos hay en que se ha apelado a la sinéresis por licencia, como medio de introducir en el hexámetro vo-
cablos que sin esto no cabrían, como se ve en los siguientes no inusitados en la época clásica, a saber: vindem[ j]
ator, Nasid[ j]enus, pit[v]ita, promontor[ j]um.
6
Hay otros casos de síncopa, pero muy raros.
7
Ocurren otros casos de diéresis, menos frecuentes, que no deben imitarse: por ejemplo, la antigua for-
ma genitiva aulai, pictai; dissolui, evolui por dissolvi, evolvi; suadet, suavis (tres sílabas), etc.
sustantivos
-abulum, -aculum (l-b-b1) – vocabulum, acetabulum 2 ; spectaculum, miraculum
-acia (l-b-b) – audacia, fallacia, pertinacia
-acrum (l-b) – lavacrum, ambulacrum, simulacrum
-ago (l-l) – virago, farrago, propago
-amen (l-b) – levamen, solamen, examen, certamen
-arius, -arium (l-b-b) – sicarius, sextarius; aviarium, viridarium
-ator (l-b) – orator, arator, laudator
-atrum (l-b) – aratrum, theatrum
-edo (l-l) – dulcedo, torpedo, teredo
-ela (l-b) – medela, suadela, querela
-etas, -itas (b-l) – ebrietas, pietas; celsitas, divinitas
-igo (l-l) – vertigo, fuligo, rubigo, porrigo (-inis)
-itia (b-b-b) – nequitia, avaritia, amicitia
-itudo (b-l-l) – necessitudo, fortitudo, altitudo, multitudo
-ola, -olus (b-b) – galeola, araneola, epistola, incola 3 ; gladiolus, hariolus
-ona (l-b) – corona, matrona, persona
-onia, -onium, -onius (l-b-b) – querimonia, alimonia, castimonia, ciconia; matri-
monium, testimonium, praeconium 4 ; Antonius
-orium (l-b-b) – portorium, tentorium, praetorium, tectorium
-ulus, -ula, -ulum (b-b) – populus, annulus, aemulus, angulus, catulus; particula,
regula, tabula; speculum, corculum, saeculum, epulum
-ura (l-b) – pictura, tritura, litura, iunctura
1
Esta serie de letras representa la de sílabas de cada terminación, denotando cada letra la cuantidad de cada
sílaba: b quiere decir ‘breve’; l, ‘larga’; c, ‘común’ o ‘indiferente’. Este mismo sistema sigue la Prosodia Bononiense.
– El Trad.
2
Menos stabulum, el cual abrevia la primera.
3
Se exceptúan las voces griegas que llevan omega en la penútima, como bibliopola, pharmacopola.
4
Nos referimos a la terminación latina. En cuanto a las voces griegas, las hay que abrevian la o, como
daemonium.
adjetivos
-alis (l-b) – fluvialis, hiemalis, brumalis, mortalis
-anus (l-b) – humanus, sanus, vanus, paganus, profanus, Romanus, Spartanus
-aris (l-b) – vulgaris, iocularis, salutaris, popularis 5
-arius (l-b-b) – nefarius, contrarius, vicarius
-bilis (b-b) – mirabilis, amabilis, placabilis, debilis, habilis
-idus (b-b) – candidus, rigidus, horridus, cupidus 6
-ifer, -iger (b-b) – pestifer, laurifer; belliger, corniger
-ilis – La penúltima es larga en aquellos adjetivos que se derivan de otro adjetivo
o de un sustantivo: anilis, civilis, puerilis, iuvenilis, senilis, servilis. Se exceptúan
parilis, fluviatilis. En los demás adjetivos es breve: facilis, agilis, docilis, rasilis. V.
-bilis y -tilis.
-imus (b-b) – intimus, finitimus, legitimus, maritimus, maximus, fortissimus y demás
superlativos, decimus, centesimus, millesimus y otros numerales7
-ineus (b-b-b) – ferrugineus, gramineus, arundineus, fraxineus, Apollineus
-olus (b-b) – lacteolus, luteolus, frivolus
-orius (b-b-b) – lusorius, praetorius, uxorius
-orus (l-b) – canorus, sonorus, odorus, decorus
-osus (l-b) – vinosus, formosus, animosus, dolosus
-tilis (b-b) – utilis, tortilis, coctilis, fertilis, fluviatilis
-ulus (b-b) – bellulus, querulus, ridiculus
-utus (l-b) – tutus, cornutus, versutus, argutus, astutus
verbos
-ino (b-c) – germino, inquino, semino, examino
-ito (b-c) – habito, agito, cogito, haesito, iactito, palpito y los deponentes, mini-
tor, excepto los frecuentativos de verbos de la cuarta conjugación, dormito, irri-
to, y además invito
-ulo (b-c) – pullulo, exulo, ustulo, ambulo, consulo
-urio (b-b-c) – esurio, parturio, lecturio, caenuturio, excepto ligurio, scaturio 8
adverbios
-iter, -itus (b-b) – fortiter, flebiliter, longiter; penitus, funditus, divinitus
5
Solo se trata aquí de adjetivos derivados. No está en este caso hilaris (todas breves).
6
Salvo infidus, largo.
7
V. cap. xi al fin, págs. 215-216.
8
También se escribe ligurrio, scaturrio.
de la elisión
Conviene no multiplicarlas a fin de no dar dureza al estilo. El hexámetro no to-
lera sino una o dos elisiones a lo sumo. La elisión de los enclíticos -que, -ne, -ve es la
menos ingrata.
Evítese la elisión de los monosílabos5. Es especialmente defectuosa al principio
de verso6.
V. Martínez de la Rosa, Anotac. a la Poética, canto ii, 13; Bello, Ortol. y metr., pág. 127. – El Trad.]
3
La combinación et quatit se asimila a una voz de tres sílabas (suscitat) siempre que ese et se pronuncie
enfáticamente, como probablemente se pronunciaban ciertos monosílabos en casos semejantes. – El Trad.
4
Non vult, siquis son bisílabos, atendido el modo como suelen pronunciar los buenos latinistas. – El Trad.
5
Los enclíticos no deben considerarse como monosílabos, pues forman una sola voz con aquella a que
se adhieren.
6
He aquí un ejemplo de Horacio:
Nam ut ferula feris meritum maiora subire.
No debe usarse tampoco sino con mucha sobriedad la elisión al fin del quinto
pie7. No es permitida en el sexto. Con todo, se hace excepción a favor de los enclí-
ticos. Ejemplo:
Incute vim ventis, submersasque obrue puppes. Virg.
Tum Cererem corruptam undis Cerealiaque arma expediunt. Virg.
No hay que introducir en el hexámetro voces que solo caben en él mediante una
elisión, como liberum, liberi, audiam, spectaculum. No es, pues, de imitarse el ejem-
plo siguiente:
Liberum et erectum praesens hortatur et aptat. Hor.
de la cesura
Hemos visto que el hexámetro puede tener una cesura después de cada uno de los
tres primeros pies. Es indispensable que tenga por lo menos, o una al fin del segundo
pie, o dos, la una después del primer pie y la otra después del tercero.
Un hexámetro sin ninguna cesura es ingrato al oído:
Nec ven-|-torum | flamina | flando |suda se-|-cundent. Lucil.
Una sola cesura, bien después del primer pie, bien después del tercero, es toda-
vía insuficiente:
Quae minimis stipata cohaerent partibus arcte. Lucr.
Immemorabile per spatium transcurrere posse. Lucr.
Es prohibida la cesura después del cuarto y del quinto pie. Téngase presente que
los enclíticos no forman cesura, y así puede muy bien terminarse un verso en esta
forma:
Siquis in adversum rapiat casusve deusve. Virg.
Observaciones. 1.ª No debe considerarse como cesura la parte final de una pala-
bra y principio del pie subsiguiente si no es una sílaba larga8. Ejemplo:
Carmen suave dedistis Olympiades, mihi, Musae. T. Maur.
7
Es viciosa la elisión en este verso:
Quî possum tot? ait: tamen et quaeram, et quot habebo mittam. Hor.
Es suave en los versos siguientes:
Exercete, viri, tauros; serite hordea campis. Virg.
Cocytique petit sedem, supera ardua linquens. Virg.
8
O larga y breve (cesura trocaica) en versos como este:
Coniugiumque domumque, patres, natosque videbit. Virg. – El Trad.
ejercicio
Vamos a hacer aplicaciones de las reglas que acabamos de dar para construir un
verso hexámetro. Haremos sentir lo indispensable que es en esa labor no perder de
vista un momento la regla de la elisión y la de la cesura.
Supongamos que se nos dan las palabras siguientes para reconstruir un verso
ordenándolas:
Si valuit obiectos caveae clathros frangere.
Tenemos antes que todo que buscar el dáctilo del quinto pie: lo será frangere.
Buscaremos en seguida el espondeo del sexto: clathros. Hecho esto, el trabajo se re-
duce a ordenar los cuatro primeros pies. Si ordenamos:
Si caveae valuit obiectos frangere clathros,
9
Nótese que el último verso tiene las cesuras requeridas, puesto caso que las sílabas que y et no ejercen
una influencia apreciable al intento de anular dichas cesuras. – El Trad.
no consta el verso, puesto que la final de valuit, siguiendo vocal (obiectos) aparece
breve donde debiera haber una sílaba larga, de suerte que el tercer pie no es espon-
deo sino yambo.
Si escribimos:
Si valuit caveae obiectos frangere clathros,
el verso también resulta falto: hay una sílaba de menos con motivo de la elisión
caveae obiectos.
Todo se allana fijando esta combinación:
Obiectos caveae valuit si frangere clathros. Hor.
Este verso no solo tiene las cesuras suficientes sino todas las posibles. Por lo que
hace a la colocación, aparentemente violenta, de la partícula si, no lo es en realidad
en el estilo poético.
SINÓNIMOS
Dos palabras son sinónimas cuando dan poco más o menos una misma idea. En
la construcción del verso, cuando una palabra no se acomoda bien a la medida, debe
buscarse un sinónimo adecuado. Así, en vez de cano, taurus, candidus nos valdremos
en su caso de canto, iuvencus, candens o albus.
Supongamos que, dadas como material para un verso aquellas palabras Si valuit,
etc., no acertamos a formarlo, desorientados por esta combinación:
Si cave-ae obie-ctos valu-it.
Podríamos redondear el verso ganando una sílaba para frangere mediante la adop-
ción de un sinónimo a fin de compensar así la pérdida de la última sílaba de caveae,
anulada por elisión. Diríamos, por ejemplo:
confringere
perfringere
Si caveae obiectos clathros
perrumpere
convellere
EQUIVALENTES
Hay casos en que para construir un verso basta una alteración sin necesidad de
una sustitución. Llamamos equivalentes dos formas de una misma voz o raíz.
Tenemos la frase siguiente:
Arma virumque cano qui primus a Troiae oris.
Si no se nos ocurre el cambio de a en ab, andaremos a ciegas buscando la verda-
dera combinación. Ensayaríamos esta, por ejemplo:
Arma virumque cano qui a Troiae littore primus,
verso inelegante y duro por la elisión qui a. Probaríamos a dar otro giro:
Arma virumque cano qui primum a littore Troiae,
pero primum no es lo mismo que primus. Pues bien: sin apelar a sinónimos, el
recurso de un equivalente nos saca a salvo:
Arma virumque cano Troiae qui primus ab oris. Virg.
Hay que decir según convenga meditaris o meditare, celebraberis o celebrabere,
conticuerunt o conticuere.
De voces como virorum, anaveram, petivissem, calefacit son equivalentes las for-
mas sincopadas virûm, amâram, petiissem o petîssem, câlfacit.
Tenemos arbor y arbos; honor y honos; loci, locos y loca. Impetus tiene el ablativo
poético impete, sinónimo de impetu.
Son equivalentes en muchos casos las formas imperativas y las subjuntivas: ades,
adsis, adesto. Hay asimismo complementos o regímenes equivalentes: obliviscor rem
o rei, similis patris o patri.
Últimamente, son equivalentes en muchos casos la forma singular y la plural de
un mismo nombre. Mediante este arbitrio, de esta frase:
1
El uso del singular por el plural y del plural por el singular es figura muy frecuente en la poesía latina.
Ejemplo:
Vicina invitet decedere ripa calori;
obviaque hospitiis teneat frondentibus arbos. Virg. – El Trad.
EPÍTETOS
Epíteto es un adjetivo que se junta al sustantivo calificándolo. Así, en el verso que
acaba de citarse hay dos epítetos, flava y viridi, calificativos de mella e ilice.
1.º Hay epítetos naturales y epítetos accidentales. En flava mella, flava es un epí-
teto natural. Es accidental el que aparece en este verso:
Ardet abire fuga, dulcesque relinquere terras. Virg.
Los epítetos de esta clase son los que deben buscarse para exornar el estilo.
2.º Por punto general, el epíteto va primero y el sustantivo después:
Limosoque palus obducat pascua iunco. Virg.
Quam dives pecoris, nivei quam lactis abundans. Virg.
Y si van separados, tanto mejor; conviene que así sea para evitar cacofonías re-
sultantes de semejanzas silábicas1. Ejemplos:
Secreti celant calles et myrtea circum silva tegit. Virg.
Teque datis linquo ventis, palmosa Salinus. Virg.
Empero, pueden ir seguidos el epíteto y el sustantivo cuando la semejanza silá-
bica consiste solo en que ambos terminen en a. Ejemplos:
Tantum inter densas umbrosa cacumina fagos. Virg.
Tempora dinumerans nec me mea cura fefellit. Virg.
3.º Cuando ocurren dos epítetos en un verso, es elegante aproximarlos. Ejemplos:
Flavaque de viridi stillabant ilice mella. Virg.
Dira per incautum serpant contagia vulgus. Virg.
1
Los romanos eran acaso menos escrupulosos de lo que supone nuestro autor en materia de cacofonías.
“Ni se detenía Virgilio a veces, dice Iriarte, en ciertas delicadezas, que aunque las conocía muy bien, creía jus-
to se sacrificasen a la energía de la expresión; tales son algunas cacofonías como Casus Casandra canebat; caeca
caligine; Oceano nox; siliqua quassante; Dorica castra; parere parabat”. Por lo demás, lo que nuestro autor llama
consonnance, y que hemos creído deber traducir por ‘semejanza silábica’ para que no se equivoque con la rima
consonante, es lo que con más precisión se denomina aliteración o aliteratura, la cual, en la poesía arti-
ficiosa de algunos pueblos septentrionales, no solo no es un defecto sino que se tiene como un requisito de la
buena versificación. Sobre este punto puede consultarse la Encyclopaedia Britannica, s. v. Alliteration. – El Trad.
2
Son estas, en muchos casos, combinaciones antitéticas. V. págs. 180-181.
3
V. § 212. He aquí otros ejemplos que tomamos de Virgilio:
Libertas, quae sera tamen respexit inertem
candidior postquam tondenti barba cadebat. B. I, 28.
–Haec dicens altaria ad ipsa trementem
traxit, et in multo lapsantem sanguini nati. Ae. II, 550.
–dant clara incendia lucem
erranti, passimque oculos per cuncta ferenti. Ae. II, 569.
Esto es, me Tityrum inertem, mihi tondenti; ipsum Priamum trementem, lapsantem; mihi, Aeneae erranti, fe-
renti. –El Trad.
ejercicio
Apliquemos estas observaciones a un ejemplo que dará lugar a varios ensayos.
Se me ha dado para formar un verso la frase siguiente:
Et matres presserunt filios ad pectora.
Veo desde luego que et y ad serán sílabas largas si las coloco definitivamente de-
lante de una palabra que empiece por consonante. Veo además que filios no cabe en
el verso. Puedo valerme de pectora para el quinto pie.
Contaré los pies que me dan las palabras de que dispongo, excepto filios, que,
siendo por su estructura incompatible con la medida del verso, lo descarto introdu-
ciendo en su lugar el sinónimo natos. Las demás son todas útiles1.
1
Puede suceder que, siendo útiles las palabras bajo el punto de vista métrico, no lo sean por adolecer de
prosaísmo. Conviene siempre buscar la voz más propia, el giro más elegante. Pero esto supone mucha práctica y
formado ya cierto gusto poético.
1 2 3 4 5 6
Et ma-|-tres pres-|-serunt| ad | pectora | natos.
Falta, como se ve, medio pie; yo podría completar el verso buscándole un sinó-
nimo a matres:
Et geni-|-trices | presse-|-runt ad | pectora | natos.
Pero este verso es muy defectuoso por faltarle las cesuras requeridas.
Vuelvo a tomar la frase primitiva y ensayo otro expediente para subsanar la falta
del medio pie. 1.º Puedo sustituír un sinónimo a et. 2.º Lo mismo a matres. 3.º Lo
mismo a filios. 4.º Puedo dar a estos nombres otro número. 5.º Añadirles un epíteto.
6.º Buscarle un sinónimo a presserunt. 7.º Cambiarlo por un equivalente mudando
bien la final, bien el tiempo, bien el modo: pressere, premunt, premere.
Como no le falta al verso sino medio pie, claro es que cualquier epíteto que se
agregase a matres o a natos me daría contra mi propósito más de una larga, pero po-
dría salvar este inconveniente mediante una elisión.
Sobre esta base escribo:
Et pres-|-serunt | matres | moestae ad | pectora | natos.
Hay los pies suficientes, pero las cesuras están mal. Ensayo otro giro:
Et ma-|-tres pres-|-serunt | moestae ad | pectora | natos.
El mismo defecto que antes. Lo evito diciendo:
Et trepi-|-dae ma-|-tres pres-|-serunt | pectora | natos.
Mas, obviado aquel inconveniente, se toca otro: falta la preposición ad, que es
indispensable. Pongo pressere en lugar de presserunt, lo que produce una elisión, y
con esto doy finalmente con la combinación virgiliana:
Et trepidae matres pressere ad pectora natos.
Ahora pues: es posible que esta sustitución, insignificante a primera vista, de
pressere en lugar de presserunt no se ocurra a la imaginación; y si se obstina uno en
conservar a todo trance aquella combinación que constituye casi un verso armonio-
so, a saber:
presserunt matres ad pectora natos,
es como intrincarse en un camino que no tiene salida. Conviene, por tanto, ensayar
diferentes giros, sin aferrarse a ninguna combinación determinada, mientras no se
obtenga a poca costa el verso completo.
Et tremebunda parens
Atque parens dulces natos ad pectora pressit.
Ac dulces genitrix
carissima pignora mater.
Pressit et ad pectus
genitrix conterrita natos.
PERÍFRASIS
La perífrasis es una especie de sinónimo complexo. Es una frase que desenvuelve
la significación de una palabra.
Por ejemplo, en lugar de ver puede decirse tempora veris, vernum tempus, veris
dies, pars anni melior, etc.
Navigare se resuelve en: mare/aequor/pelagus/pontum/fluctus arare/sulcare/fin-
dere/proscindere/secare/traiicere/tranare, etc.
De otro modo: per mare/aequor/undas ferri/vehi/currere/volare, etc.
En vez de aravit Virgilio dijo:
Agricola incurvo terram dimovit aratro.
El mismo poeta describe perifrásticamente el mar agitado:
Atque indignatur magnis stridoribus aequor.
Lo mismo que por medio de un epíteto, como antes se dijo, puede calificarse en
verso un sustantivo tácito por medio de una perífrasis. Ejemplo:
Proxima deinde tenent moesti loca, qui sibi lethum
insontes peperere manu, lucemque perosi
proiecere animas. Virg.
Cernis ut insultent Rutuli, Turnusque feratur
per medios insignis equis, tumidusque secundo
marte ruat. Virg.
También suelen emplearse elegantemente complementos perifrásticos:
Haec ubi dicta dedit, lacrimantem et multa volentem
dicere deseruit. Virg.
en vez de me deseruit.
Observación. Hay casos en que para formar un verso debe emplearse más bien
una sola palabra que una perífrasis. Sea la frase:
Aspera tum positis fient mitiora saecula bellis.
DE LA APOSICIÓN Y EL INCISO
Aposición. Hay aposición cuando se emplea un sustantivo para explicar otro. Este
mismo sustantivo explicativo puede a su vez ser modificado y explicado. Ejemplos:
Effodiuntur opes, irritamenta malorum. Ovid.
Et geminas, causam lacrimis, sacraverat aras. Virg.
Ite, meae, felix quodam pecus, ite capellae. Virg.
Usada con tino, la aposición enriquece el estilo poético.
Inciso. Se llama inciso o frase incidente un miembro de la proposición que, sin
ser indispensable, sirve para complementar el pensamiento. Ejemplos:
Fatale agressi sacrato avellere templo
Palladium, caesis summae custodibus arcis. Virg.
Pomaque degenerant, succos oblita priores. Virg.
Iamque rubescebat stellis Aurora fugatis. Virg.1
1
Se ve que las que el autor llama frases incidentes son las mismas frases de relativo y cláusulas absolutas
explicadas en los §§ 189 y sigs.
1
Por lo dicho atrás, pág. 456-457.
2
Todavía pudiera colocarse en medio del cuarto pie repetuntque, quedando así un troqueo para el quin-
to, pero esa sería ya una voz cuatrisílaba.
1 2 3 4 5 6
In- -exple- -tum
Amphitry- -onia- -des
Inde- -liba- -tas
metu- -entes
in- -exsatu- -rabilis
Laome- -dontia
cru- -entis
te- -pentibus
1 2 3
inde- -liba- -tasque vi- -debat.
1 2 3 4 5 6
3
En rigor, podría obtenerse una cesura después del primer pie:
Tum maerens et inexpletum…
Pero siempre ese inexpletum, colocado ahí, haría arrastrado el verso.
1 2 3 4 5 6
lace -ratque cru- -entis dentibus hostem,
1 2 3 4 5 6
for- -midine
niti- -dissima
for- -midine
niti- -dissima
Exspati- -ata
Inde- -fleta
exspati- -ata
inde- -fleta
in- -hospita
in- -hospita
a- -pertos a- -pertos
1 2 3 4 5 6
for- -midine debel- -laverat hostes.
1 2 3 4 5 6
inde- -fleta ca- -debat in urbe.
1 2 3 4 5 6
Et per in- -hospita saxa ru- -it.
Atque ru- -unt per a- -pertos turbida flumina campos.
1 2 3 4 5 6
Candida candida
candida
In- -defle- -to
in- -defle- -toque
Inde- -fleto o- -mnes
Cru- -enta cru- -enta
cru- -enta
Explicación. La razón es la misma que antes: dándoseles otros lugares a esas pa-
labras, resultan versos sin cesura. Basten dos ejemplos:
Et iam candida prata nivis velantur amictu.
Atque nivis iam candida prata teguntur amictu.
Por donde se ve que la voz candida no puede acomodarse en el segundo ni en
el tercer pie.
1 2 3 4 5 6
Et revo- -luta
revo- -luta
revo- -luta
revo- -luta
Et vari- -os
vari- -os
Exori- -tur4 vari- -osque
exori- -tur
exori- -tur
exori- -turque
En este caso, la palabra siguiente debe empezar por consonante; esto a fin de alargar la cesura -tur.
4
DE LA CONSTRUCCIÓN GRAMATICAL
Hay más libertad en verso que en prosa en lo tocante a la construcción grama-
tical. En aquel verso:
Obiectos caveae valuit si frangere clathros. Hor.
el adverbio si ocupa el cuarto lugar cuando en prosa debiera ocupar el primero.
Fuera de estas ventajas privativas de la poesía, que enseñará el uso, hay también
inversiones admisibles aun en prosa. Conviene ante todo posesionarse bien de la fra-
se o fragmento que trata de reducirse a verso, a fin de introducir las transposiciones
necesarias sin alterar ni oscurecer el sentido.
Así, la frase siguiente ofrecería gran dificultad para su transformación en un ver-
so si no se cayera en la cuenta de una dislocación bien sencilla:
• Tot nati cecidere deûm; quin mea progenies, Sarpedon occidit una.
Inviértanse los dos sustantivos apósitos:
Tot nati cecidere deûm; quin occidit una
Sarpedon, mea progenies. Virg.
Otros ejemplos:
• Aëriae fugere grues; aut bucula patulis naribus captavit auras, coelum suspiciens:
Aëriae fugere grues; aut bucula, coelum
suscipiens, patulis captavit naribus auras. Virg.
• In sicco ludunt fulicae, notasque paludes ardea deserit, atque supra altam nubem
volat:
In sicco ludunt fulicae, notasque paludes
deserit, atque altam supra volat ardea nubem. Virg.
El giro poético latino es muy distinto de la construcción prosaica. Nótese, por
ejemplo, que, al paso en que en prosa andan juntos el sustantivo y el adjetivo, en verso
se separan de ordinario. Leyendo con cuidado los grandes modelos se familiarizarán
los aficionados con los caprichos del estilo poético.
1
V. § 111. Longo es en el presente caso un epíteto expresivo; a pesar de eso, no es suficientemente elegan-
te para ir al fin. Solo la lectura de los poetas enseña estas diferencias. He aquí otro verso de Virgilio en que longo
bello se halla colocado como en el verso que va a citar el autor:
Saepe fugam Danai Troia cupiere relicta
moliri, et longo fessi discedere bello. – Aen., ii, 108-109.
Todos los poetas tienen sus frases y giros predilectos. Virgilio se repite a menudo. – El Trad.
2
Pudieran citarse infinitos ejemplos. He aquí algunos que se me ofrecen abriendo el libro por cualquier
parte:
Iamque iugus summae surgebat Lucifer Idae. Virg.
Qualis populea moerens philomela sub umbra. Virg.
Constitue et sacrum iugulis demite cruorem. Virg.
Atque Ixionii vento rota constitit orbis. Virg.
DE LA CONSTRUCCIÓN
DEL VERSO PENTÁMETRO
Hablamos en otro lugar de la estructura del pentámetro. Tiene dos hemistiquios
iguales, cada uno de dos pies y medio.
Debe terminar por una palabra de dos sílabas, como suis, voco, venit. Aunque la
última sílaba del verso es indiferente, aquellos bisílabos terminan menos frecuente-
mente en una vocal breve, como sua.
Para construír un pentámetro conviene fijar desde luego el segundo hemisti-
quio. Ejemplos:
territus ille fugit.
mater anhela fugit.
et tremefacta fugit.
exanimata fugit.
Suele terminar también el pentámetro por dos monosílabos, lo mismo que por
el verbo est, elidiéndose la sílaba anterior. Ejemplos:
Laus erit: in magnis et voluisse sat est. Prop.
Nutrit, et urticae proxima saepe rosa est. Ovid.
El pentámetro no debe montar sobre el hexámetro, es decir que debe hacerse un
descanso al fin de cada dístico, y no debe haber palabras sobrantes que acomodar en
el hexámetro siguiente1.
Pero se puede y aun se debe de vez en cuando completar el sentido del hexáme-
tro en el pentámetro próximo. Las palabras que con este objeto se descartan de aquel
para ingerirse en este son de ordinario, o bien un dáctilo (alguna vez un troqueo), o
bien pie y medio, o dos pies y medio.
1
Acerca de esta especie de pausas o cortes en castellano, v. Bello, Arte métrica, § 2.º.
Lo que dice nuestro autor respecto de no deber montarse el pentámetro sobre el hexámetro no es una re-
gla invariable. Es verdad que la observan Ovidio y Tibulo. Pero Catulo y Propercio, imitadores del giro griego,
suelen encadenar muchos hemistiquios seguidos. Este encadenamiento en ciertos casos es hasta elegante, como
se ve en aquel pasaje de Catulo citado en la pág. 271-272, en que la rapidez de las transiciones contribuye a ha-
cer pintoresco el estilo. – El Trad.
Observaciones. Hay palabras más adecuadas que otras para la construcción del
pentámetro, y las hay también que no pueden tener en él colocación.
1.ª Las palabras que no pueden entrar en el hexámetro tampoco pueden entrar
en el pentámetro. Tales son: magnitudo, sanitas, temeritas, etc.
2.ª Además, las compuestas de una larga o una breve y después un dáctilo, como
velamine, cacumine, tampoco pueden entrar en el pentámetro.
3.ª Las compuestas de cuatro largas o de una breve y después tres largas no tie-
nen cabida sino en el primer hemistiquio. Ejemplos:
Ter formidatas reppulit ille manus. Ovid.
Tracter inauratae consona fila lyrae. Ovid.
Las palabras compuestas de una breve, un dáctilo y una larga pueden emplearse
en ese mismo lugar. También suelen ocurrir al fin del segundo hemistiquio. Ejemplos:
Pone recompositas in statione comas. Ovid.
Lis est cum forma magna pudicitiae. Ovid.
4.ª Una palabra que forma un anapesto, como oculis, no tiene entrada sino en
el primer hemistiquio. Terminaría muy mal el verso por una palabra semejante2.
Ejemplos:
Dum loquitur, vernas efflat ab ore rosas. Ovid.
Quod praestat oculis omnia tuta suis. Ovid.
5.ª Una palabra dactílica no puede colocarse sino al principio de cualquiera de
los dos hemistiquios. Ejemplos:
Casibus insultas quos potes ipse pati. Ovid.
Invenies nitidum saepius isse diem. Ovid.
6.ª Las palabras constantes de tres sílabas largas, como contenti, entran en el pri-
mero y en el segundo pie. Ejemplos:
Contenti nostris, Di, precor, este malis. Ovid.
Victaque mutati frangitur ira maris. Ovid.
Lo mismo sucede con las palabras que constan de un dáctilo y después una lar-
ga. Ejemplos:
2
Tampoco es esto completamente exacto. Es cierto que los elegiacos más atildados evitan esa termina-
ción, pero los imitadores del giro griego la frecuentan, y hay casos en que es expresiva y enérgica. Ejemplo:
Tum mihi constantis deiecit lumina fastus,
et caput impositis pressit Amor pedibus. Prop. I. 1. 4. – El Trad.
3
El autor cita este verso como de Ovidio, siendo de Tibulo. Por lo demás, esta terminación no es tan
rara como el autor lo supone, sobre todo en Catulo y Propercio. En la primera elegía de este autor se halla cinco
veces (consilio, Iasidos, ingenuit, carminibus, auxilia).
Se reproduce en este Suplemento una prueba de imprenta corregida por Caro que se con-
serva en su archivo. Contiene el comienzo de una nueva redacción de la Nota sobre alfabe-
to y pronunciación destinada a la sexta edición de la Gramática latina, según consta por la
forma y distribución de los tipos en que está impresa. La nota correspondiente al numerillo
del título no está incluida en la prueba. Es de creerse que Caro justificaba en ella su nueva
redacción del artículo. Cfr. Estudio preliminar, págs. xxiv y xxv.
ALFABETO Y PRONUNCIACIÓN1
palabras sin que por eso pueda decirse que el artista cantó mal. Calderón en una de
sus comedias define bien esta sinonimia cuando dice que de lejos llegaban “las vo-
ces sin las palabras”.
Hay que distinguir dos caracteres en los efectos sensibles de las partes del ejer-
cicio del habla o de la elocución, como en el manejo de cualquier instrumento mu-
sical: el sonido y el ruido. La vibración regular y rítmica produce un sonido, voz
propiamente dicha en lo hablado; si la vibración es irregular y no rítmica en la suce-
sión de sus ondulaciones, el oído percibe un ruido, que llamamos voz baja, susurro
o cuchicheo en lo hablado.
Dividen los gramáticos los elementos de la palabra hablada en vocales y conso-
nantes, llamando vocal el sonido simple y puro y consonante el esfuerzo de prola-
ción que para hacerse sentir requiere el auxilio de una vocal. Forzoso es mantener
esta clasificación, pero como convencional, bien entendido que ella es defectuosa,
pues no es cierto que esas vibraciones llamadas consonantes requieran precisamen-
te el apoyo de una vocal para ser perceptibles. El ruido marcado por el signo (o le-
tra consonante) s o por st, repetido, sirve muchas veces para advertir que se guarde
silencio, y el sonido nasal que se marca con la letra consonante n suele servir para
indicar reprobación o precaución. Con las letras hum suele marcarse asimismo un
sonido nasal que no corresponde a ninguna de las vocales conocidas y que expresa,
tal vez, reprobación o precaución.
En realidad, los sonidos aislados de la palabra se forman de diversos elementos
que, combinándose entre sí, se funden en un todo representativo de una unidad apa-
rente que llamamos sonido articulado.
Científicamente, los elementos simples de la palabra son de tres especies, a saber:
1. el sonido (propiamente dicho, porque este término suele tomarse, en un sen-
tido más lato, por toda vibración perceptible por el oído)
2. el ruido
3. la resonancia.
Sonido y voz son términos que suelen emplearse promiscuamente, y voces son
los sonidos de los órganos de la palabra; y vocales llamamos a los sonidos más puros,
a aquellos que nacen en la laringe, pasando la corriente de aire que los inicia por la
cavidad bucal para salir fuera, sea que se emitan solamente por la boca o que se es-
capen invadiendo también las fosas nasales.
Mero ruido es verbigracia el de la actual s castellana (a diferencia de la s sonora
italiana y francesa) y el de f, p, t.
“Resonantes, según la denominación modernamente introducida por Brücke,
son –dice Meyer– ciertos sonidos que los gramáticos suelen confundir con las con-
sonantes, pero que por razón de sus elementos se acercan más a las vocales. Trátase
de las tres consonantes m, n y ng (alemán e inglés). El carácter propio de estos tres
sonidos y que los excluye de la lista de las consonantes consiste en que su emisión no
articulado. Ahora bien: el alfabeto romano de que se sirven no solamente las len-
guas romances —italiano, español, francés, etc.—, que son transformaciones del la-
tín, sino en general las del mundo occidental, Europa y América, no corresponden
exactamente, como serie de signos, a los sonidos de tales idiomas, muchísimo me-
nos a los de sus variaciones dialectales. Se trata por ejemplo del signo u: un francés
entiende que ha de pronunciarse disponiendo los labios como para proferir una u
nuestra y con intención de emitir una i. Esta es lo que nosotros llamamos u france-
sa; al contrario, ellos dirán j española refiriéndose al sonido gutural que ese signo
representa en nuestra lengua castellana. Y como el alfabeto romano es insuficiente,
se combinan con más o menos propiedad, más o menos caprichosamente, dos o más
letras para representar un sonido o ruido particular, y una misma combinación —
verbigracia ch— representa en castellano un ruido harto diferente del sonido a que
en otras lenguas responde.
Publicamos aquí los ejercicios latinos que aparecen escritos de mano de Caro en un cua-
derno que se conserva en su archivo. El cuaderno consta de 140 páginas enteras sin foliar
y los restos de otras 14 que le fueron cortadas. Los ejercicios ocupan las primeras 82 pági-
nas del cuaderno; las 24 últimas contienen apuntes sobre temas diversos, escritos también
por Caro. Los ejercicios consisten, en su mayoría, en frases latinas para verter al castellano
y frases castellanas que han de traducirse al latín. Al parecer son obra original de Caro. Cfr.
Estudio preliminar, págs. xviii-xix.
[EJERCICIOS LATINOS]
I
Primera declinación
1. Asia es muy grande. 2. Europa es península. 3. La tierra es redonda. 4. Las es-
trellas son luminosas. 5. La amistad es agradable. 6. La verdadera amistad es eterna.
7. La rosa es olorosa. 8. La hormiga es oficiosa. 9. La envidia es ciega. 10. La arro-
gancia es odiosa. 11. El agua es pura y profunda. 12. La uva madura es jugosa y sa-
brosa. 13. La vida honrada es dichosa. 14. Las selvas son frecuentemente umbrosas.
15. Las moscas son pequeñas y molestas. 16. La gallina es mansa. 17. La tierra está
por la mañana cubierta de rocío y húmeda. 18. Tus hijas son modestas. 19. Las mesas
son o cuadradas o redondas. 20. Las alondras son alegres y canoras. 21. Las riquezas
siempre son inciertas. 22. La gloria de los persas fue grande. 23. La lengua griega es
agradabilísima. 24. La industria de las hormigas es grande. 25. Las ranas son presa
de las cigüeñas. 26. La borrasca no es grata a los navegantes. 27. Helena era causa de
muchas contiendas. 28. La violeta me es grata. 29. Una conciencia recta es preciosa.
30. Lengua parlera es nociva. 31. Ninguna demora hay. 32. La vida rústica es maes-
tra de la parsimonia, de la diligencia, de la justicia. 33. Tu epístola me era grata. 34.
La ciencia de las letras y de las lenguas es grata y utilísima.
II
Segunda declinación
1. Tu amigo es fiel y sincero. 2. Los poetas buenos son raros. 3. El campo fructí-
fero es caro (querido) al labrador. 4. El cielo estaba agradable y sereno. 5. La tierra no
siempre estará fría. 6. Dios eterno es el arquitecto del mundo. 7. El alimento es nece-
sario. 8. Los niños son modestos, pero muchos son protervos (atrevidos); o: Hay ni-
ños modestos, pero hay muchos protervos. 9. El cocodrilo es monstruo acuático. 10.
El Nilo es río de Egipto. 11. El caballo era hermoso y soberbio; o: Había un caballo,
etc. 12. El peral es alto; la pera es exquisita. 13. Los libros buenos son preciosos. 14.
Con buen ánimo sé (mantente). 15. Una buena memoria es gran beneficio de Dios.
16. Hay lobos en las selvas densas y umbrosas. 17. La cebada es pasto de palomas y
de caballos. 18. Los hombres generosos son raros. 19. Los domésticos fieles son de
gran precio. 20. Muy frecuentemente los varones esforzados son (se muestran) ávidos
de peligros. 21. Los ingenios de los españoles son inquietos y ávidos de lo nuevo (de
cosas nuevas, de novedades – novorum gen. pl. neutro). 22. Pan es dios de Arcadia.
23. La ira es principio de insania. 24. De todos los males la necedad es causa. 25. La
justicia es señora y reina de todos los bienes (todo lo bueno). 26. Inmenso es el poder
del cielo. 27. Armas hizo Vulcano a los dioses. 28. Nada honesto hay sin justicia. 29.
Homero, el poeta, fue ciego. 30. Honesto descanso es premio de la diligencia. 31.
La conciencia de la ignorancia (nuestra ignorancia) es el principio de la sabiduría.
III
Tercera declinación
1. El arte es larga, mas la vida es breve. 2. Semíramis era reina de Babilonia. 3.
La ira es una locura momentánea (breve, de poca duración: diferencia entre cróni-
co y agudo). 4. La virtud es la mejor nobleza. 5. Todos somos esclavos de las leyes. 6.
Caudillo fui suyo (para ustedes). 7. La embriaguez es insania. 8. La necesidad es el
mejor maestro. 9. El hambre es el mejor cocinero. 10. Gran renta es la economía. 11.
La primera embarcación (nave) fue un álamo ahuecado. 12. Grande engendrado-
ra (madre) es la tierra. 13. Alguna vez polvo y sombra seremos. 14. Tesoro de todo
(de todas las cosas) es la memoria. 15. El pudor en el adolescente es buena señal. 16.
Fuimos los troyanos (hubo troyanos), fue Ilión y la gran gloria de los teucros. 17.
Rey nuestro (para nosotros) fue Eneas. 18. La inopia es la inventora de las artes. 19.
Tarquino el Soberbio fue el último rey de los romanos. 20. Nada hay en el hombre
tan frágil como la memoria. 21. Estén ustedes atentos, tranquilos, diligentes. 22.
Roma por (algún) tiempo fue cabeza (capital) del orbe de la tierra (del mundo).
23. El mayor animal de tierra (terrestre) es el elefante. 24. Las riquezas son incita-
tivos de lo malo (las cosas malas). 25. Neptuno es dios (o numen) de las aguas. 26.
Remedio de las injurias es el olvido. 27. Rómulo era fundador de la ciudad de Roma
(romana). 28. No (soy) morador del monte, no soy yo pastor. 29. El numen divino
es la fuente de la bondad. 30. La vida del hombre sin letras es (como) muerte. 31.
Nombres ilustres corresponden (son) a los grandes hombres. 32. Las playas del mar
muy a menudo son amenas. 33. Juno era (y) hermana y mujer de Júpiter. 34. Habrá
pastos (yerba) en (a) los campos. 35. La severidad es prenda de amor. 36. Un poema
largo y mediocre es molesto (pesado). 37. Un cuerpo hermoso es adorno sin mérito.
IV
Cuarta declinación
1. Las manos del hombre son utilísimas y artificiosas. 2. El ruiseñor es grato por
(su) canto suave. 3. El león es horrible a todos los animales (por) su rugido. 4. La
experiencia nos viene (es) de la práctica. 5. El éxito (o resultado) es el maestro de los
necios. 6. Los aplausos de los malos no son gloria. 7. Los truenos son terribles de
noche. 8. La ira y el amor de la gloria son afectos peligrosos. 9. La cabeza es el asien-
to de todos los sentidos. 10. Muy frecuentemente tumultos populares (del pueblo)
hubo en Roma. 11. El arco iris (arco celeste) tiene varios colores. 12. El miedo de las
mujeres fue grande, pues el enemigo estaba próximo. 13. Grande honor sea (dado)
a los magistrados de la república. 14. Los ciervos tienen (hay para los ciervos) cuer-
nos altos y ramosos. 15. Tu casa es alta y (bien) adornada.
V
Quinta declinación
1. Grande esperanza hay en la bondad de Dios. 2. Mayor belleza a menudo tiene
(es para) el ignorante que el sabio. 3. Distinguida fisonomía, grandes riquezas, fuerza
corporal (del cuerpo) (y) otras cosas de esta clase no son durables. 4. A medio día el
sol está muy alto. 5. Los días serenos son más gratos que los tristes y fríos. 6. La aguja
magnética es muy útil a los navegantes. 7. La virtud y la recta conciencia en las adver-
sidades (cosas adversas) son grandes consuelos. 8. Los días son muy largos en verano,
muy breves en invierno. 9. Las hojas de la encina son de forma hermosa y singular.
VI
Repetición
1. Alejandro fue rey grande y poderoso. 2. Aníbal Cartaginés fue ilustre general.
3. El mes (de) mayo es floridísimo. 4. Los libros de los antiguos escritores son útiles.
5. La duración de los días y de las noches es diversa en invierno y en verano. 6. La
fábula de la batalla de las ranas y de los ratones es conocida. 7. Grecia fue patria de
muchos varones ilustres: estos fueron en parte generales, en parte legisladores; luego
también oradores, hombres doctos, pintores y escultores. 8. La variedad de lenguas
entre los hombres es muy grande. 9. El silencio muy a menudo es más útil que la elo-
cuencia. 10. Serás víctima de la muerte. 11. Maestro del arte es el vientre. 12. Inmenso
es y no tiene fin el poder del cielo. 13. Al sabio ni la muerte ni la pobreza ni las pri-
siones lo espantan (le son horribles). 14. No era hermoso pero era elocuente Ulises.
15. El descanso no es venal (no está puesto a la venta) por piedras preciosas. 16. La
granja toda del labrador bueno y asiduo está bien provista. Tiene puercos, cabritos,
caballos, gallinas, leche, queso, miel. 17. ¡Cuán grande es la variedad de los seres ani-
mados! 18. El ánimo avaro con ninguna ganancia está contento. 19. Los (que están)
adornados de virtud (esos) solos son ricos. 20. La muerte es común a toda edad. 21.
Todas las cosas preclaras (de gran mérito) son raras. 22. ¿Qué (hay) más feo que la
avaricia? 23. Después de la cosecha la abundancia será mayor. 24. La muerte es cierta,
el tiempo incierto. 25. Ya es tierra sembrada donde fue Troya. 26. Ningún lugar para
nosotros es más dulce que la patria. 27. La fama es mentirosa y veloz. 28. Nada es tan
semejante a la muerte como el sueño. 29. El dolor del pecado es el mayor y eterno.
30. La muerte es la última meta de las cosas. 31. Cuantos hombres (hay) tantos pa-
receres. 32. Suave es la memoria de los trabajos pasados. 33. El tiempo consumidor
de las cosas. 34. Dulce (es) el suelo patrio. 35. Más vil que el oro es la plata, que las
virtudes el oro. 36. Hay cuatro elementos: fuego, aire, tierra, agua. 37. Cualquier cosa
muy buena es rarísima. 38. El hombre docto en sí (mismo) siempre tiene riquezas.
39. El mar ávido viene a ser causa de perdición para los navegantes. 40. Los apetitos
del ánimo son enfermedades. 41. La cosa más nociva de todas (las cosas) es la ca-
lumnia. 42. Compañero del respeto es el amor. 43. ¿Qué hora es? 44. El nombre de
la paz es dulce, y la cosa misma es saludable. 45. Nadie (siendo) malo (es) feliz. 46.
No basta que sean bellas las poesías: sean dulces. 47. Nada es más dulce que la ver-
dadera gloria. 48. La gloria de los antepasados es para los venideros como una luz.
49. Al enfermo mientras le queda vida (alma) le queda esperanza. 50. ¿Quién más
amigo que un hermano para su hermano? 51. La guerra civil es la más perniciosa.
52. Mientras fueres feliz tendrás muchos amigos. 53. La vida de algunos animales es
más larga que la vida de los hombres. 54. La prudencia de los viejos es mucho más
laudable que la fortaleza y fuerzas de los jóvenes. 55. Todo animal es mortal. 56. Los
ramos de las encinas son más espesos que muchos árboles. 57. La necesidad no tiene
leyes. 58. La virtud es su propia recompensa. 59. No sea yo alguna vez para mi madre
causa de justo dolor. 60. ¿Quién no tiene mil causas de dolor?
[Los anteriores están en otro cuaderno.]
EJERCICIO XXV
Quum milites urbem intrabant, omnes cives temoris pleni erant. 7. Hieme in urbe
habitamus, aestate autem in hortis habitabimus. 8. Probitate, non fraude amicos pa-
rabis. 9. Graeci partem praedae Diis dabant. 10. Multi homines aedificant domos,
in quibus non habitabunt.
1. Él edificaba una casa en la ciudad. 2. Alabaré siempre a los buenos; vituperaré
siempre a los malos. 3. Los romanos dieron los mayores honores a los buenos
ciudadanos. 4. Por la virtud de ellos adquieren para sí (sibi ) un nombre célebre. 5.
Mientras los soldados se recreaban, los enemigos velaban. 6. Nosotros (nos) edifica-
mos casas; otros habitarán en ellas. 7. El general dará el botín a los soldados. 8. Tú te
vituperas, yo no te vitupero. 9. Todos alaban la diligencia y la honradez. 10. Mientras
que los ciudadanos velaban, los soldados preparaban sus armas.
Modo imperativo
Nota. – ‘No’ en prohibiciones se dice ne.
C. – 1. Amato patrem et matrem! 2. Omnes homines ama! 3. Mores vestros mu-
tate, amici! 4. Diligenter cura, amice, valetudinem tuam! 5. Amate litteras, o pueri!
6. Discipulus amato praeceptores! 7. Laudatote probos homines, vituperatote im-
probos! 8. Omnes homines amanto Deum! 9. Ne nomen muta; muta mores.
EJERCICIO XXVI
No hay duda que las leyes de Solón fueron útiles a los atenienses. 10. ¿Quién duda
que la cólera ha perjudicado a muchísimos?
EJERCICIO XXVII
Tercera conjugación
perjudicado?
* Cuidaré de que yo dé. Cuando el infinitivo castellano expresa un propósito debe traducirse al latín por
ut y subjuntivo.
** Agri, pl.
*** Los verbos dico, duco y facio hacen el imperativo dic, duc y fac.
EJERCICIO XXVIII
temporis dolorem tuum mollitura sit. 8. Milites urbem custodire debent. 9. Nihil
scire turpe est. 10. Venio auditurus, quid pater scripserit.
1. No hay duda que la duración del tiempo suavizará (conj. perifr., part. en -rus
con el verbo ‘ser’ en subj.) vuestro dolor. 2. Es fácil ejercitar el cuerpo; es difícil instruír
la inteligencia. 3. ¿Quién duda que el padre instruyó cuidadosamente la inteligencia
de su hijo? 4. Cuidaré de suavizar (ut con subj.) el dolor de la herida. 5. No dudo que
(él) ha de instruir (conj. perifr.) al niño muy cuidadosamente. 6. Castigar no es ins-
truír. 7. Ató a los hombres con cadenas para que aprendieran a obedecer. 8. Es fácil
obedecer a los sentimientos (animus, en sing.). 9. No hay duda que la duración del
tiempo suaviza (juntamente) el dolor y la cólera (dolorem iramque). 10. Quien no
sabe obedecer no sabe mandar.
EJERCICIO XXIX
Nemo dubitabat, quin urbs ab hostibus expugnata esset. 9. Exercitus noster pugnat,
ut urbs servetur. 10. Exercitus noster pugnabat, ut urbs servaretur.
1. Cornelia cuidó de que sus hijos fueran bien educados. 2. ¿Quién duda que el
niño ha sido cuidadosamente educado? 3. Cuidaré de que la niña sea adornada de
virtudes. 4. No hay duda que la ciudad ha sido asaltada. 5. Ser derrotado (ser puesto
en fuga) no siempre es ser debelado (supĕro). 6. Prepárense (imp.) las armas; sean
reforzadas (imp.) las puertas de la ciudad. 7. El general cuida de que las puertas
sean reforzadas. 8. ¡No sean vituperados (imp.) los buenos; no sean alabados (lau-
do, imp.) los malos! 9. Fuimos puestos en fuga pero no vencidos. 10. No hay duda
que Pompeyo fue debelado (supĕro) por César.
EJERCICIO XXX
EJERCICIO XXXI
EJERCICIO XXXII
EJERCICIO XXXIII
1. Urbs capitur; fugiunt cives, rapiuntur omnia. 2. Curabit dux strenuus ne mi-
lites sui fugiant. 3. Scribebam ego versus, tu pingebas, et frater in horto fodiebat. 4.
Quis dubitat quin absurdum sit malos versus facere? 5. Poeta versus faciebat quum
hostes urbem intrabant. 6. Ne fugiant milites, saepe tutius est pugnare quam fugere.
7. Non omnes eadem cupimus. 8. Curavit ut oratio sua Ciceronem saperet. 9. Quis
dubitat quin milites bona nostra rapturi sint? 10. Ne facite absurda, cives! Sapite et
iram coercete.
1. Las aves hacen (sus) nidos en los árboles. 2. Un águila había hecho su nido en
un árbol alto. 3. Deseamos muchísimas cosas que no nos son necesarias. 4. Es fácil
hacer versos; no es fácil hacer buenos. 5. El enemigo huye, y el campo es tomado. 6.
¡No huyan, soldados! Es más seguro pelear que huir. 7. Cavaremos en la tierra para
hallar metales. 8. Los hombres no cavan en la tierra (humus, -i ) para hallar perlas. 9.
Un viento fuerte agitaba los árboles. 10. Esa oración toda tiene el sabor de los poe-
tas (ac.).
EJERCICIO XXXIV
EJERCICIO XXXV
Verbos deponentes de la segunda conjugación
Regla. – Los verbos que significan ‘recordar’, ‘olvidar’, ‘compadecerse’, general-
mente rigen genitivo.
1. Veremini, o pueri, senectutem! 2. Darius Alexandro magnam partem Asiae po-
llicitus est. 3. Plinius scribit: nunc pueri omnia sciunt, neminem verentur, imitantur
neminem. 4. Tuebimur miseros, quorum agros vastavistis. 5. Incolae hoc facinus fa-
tebuntur. 6. Comites, qui salutem regis tuiti erant, maximum praemium acceperunt.
7. Scelerum suorum recordabuntur. 8. Reus facinus confessus est. 9. Iucundum est
mare a terra intueri. 10. Semper miserorum hominum miserebimus.
1. Veneramos (pres.) el poder de Dios. 2. ¡Protejan al rey, soldados! 3. Confiesa
la verdad (lo verdadero), niño; es mejor ser castigado que engañar. 4. Consideren
ustedes estas cosas cuidadosamente. 5. El general ha prometido recompensas a los
soldados. Los generales han prometido recompensas a los soldados. 6. Ha confesado
el crimen, y será castigado. 7. Es agradable recordar peligros pasados. 8. Recordarán
estas cosas, ciudadanos, cuando yo haya sido lanzado de la ciudad. 9. ¡Compadezcan
al reo, jueces! 10. Él venera a los dioses.
EJERCICIO XXXVI
EJERCICIO XXXVII
EJERCICIO XXXVIII
1. Exercitus hostium ad portas urbis venit. 2. Multi homines contra naturam
vivunt. 3. Iudices secundum leges hunc hominem puniverunt. 4. Multae aves ante
hiemem in alias terras migrant. 5. Hac aestate extra urbem habitabimus. 6. Romani
trans Rhenum multa oppida vastaverunt. 7. Hoc bellum intra paucos dies finitum
erit. 8. Vir sapiens non propter metum legibus parebit. 9. Rhodanus primo occiden-
tem versus fluit. 10. Equitatum praeter fluminis ripas contra hostem ducit.
1. Aníbal llevó (su) ejército a las puertas de la ciudad. 2. ¿Quién duda que es
contrario a la virtud mentir? 3. Todas estas cosas están en poder de los cónsules. 4. El
general condujo su ejército hacia el río. 5. Muchísimos pájaros emigran a Bretaña en
verano. 6. El río Ródano corre a través del lago. 7. Un buen juez juzgará de acuerdo
con las leyes. 8. Nosotros (nos) habitaremos dentro de la ciudad, pero ustedes (vos)
emigrarán a los campos. 9. El campo de Aníbal estaba cerca de los muros de la ciu-
dad. 10. El ruiseñor emigra más allá del mar en invierno.
EJERCICIO XXXIX
1. Magna cum voluptate avium cantum audivimus. 2. A Cicerone liber de se-
nectute scriptus est. 3. Rhenus agrum Helvetium a Germanis dividit. 4. Romani ex
Gallia trans Rhenum veniunt. 5. Pro salute reipublicae et pro liberis pugnabimus. 6.
Magna gloria nemini venit sine virtute. 7. Coram parentibus dixi quae scripseram.
8. Incolae urbis de pace legatos ad Caesarem miserunt. 9. Cato in senectute prae ce-
teris floruit. 10. Alexander omnes terras Oceano tenus vicit.
1. Los cantos de los pájaros son oídos con placer por todos. 2. Cicerón escri-
bió un libro bellísimo sobre la vejez. 3. El océano separa a Bretaña de Galia. 4. Dijo
esto delante de todos los soldados. 5. El general condujo su ejército fuera de la ciu-
dad. 6. Ante todos Demóstenes y Cicerón son los más renombrados oradores. 7.
No hay verdadera gloria sin virtud. 8. Contigo (tecum * ) partiremos a otra tierra. 9.
5
Combatimos por nuestra patria, por nuestras mujeres, por nuestros hijos. 10. Él dijo
esto delante de su padre.
EJERCICIO XL
1. Multi homines in varias terras itinera faciunt. 2. In magno flumine magni ca-
piuntur pisces. 3. In hortum meum non venisti, in urbe autem fuisti. 4. Sub terra
est magna rerum utilium multitudo. 5. Equitatus hostium sub noctem in castra ve-
nit. 6. Plurimae aves sub hiemem in alias terras volant. 7. Pompeius in Aegypto sub
oculis uxoris et liberorum mortuus est. 8. Caesar super Indos proferet imperium. 9.
Super tabernaculum Darii imago solis fulgebat. 10. Etiam sub marmore et auro ha-
bitat servitus.
1. Nosotros veníamos a la ciudad; ustedes habitaban en ella. 2. El campamento
de Aníbal estaba bajo los muros de Roma. 3. Paseábamos en el jardín. 4. No place a
todos habitar en la ciudad. 5. Los grandes peces no se cogen en un río pequeño. 6.
El ruiseñor no permanece siempre en unas mismas regiones. 7. Mataron a Pompeyo
a los ojos mismos de su esposa. 8. Los romanos extenderán su imperio más allá de
los límites de Europa. 9. Bajo la tierra hay muchas cosas bellas. 10. Bajo el invierno
estos pájaros emigran a otras regiones.
*
Mecum, tecum, secum, nobiscum, vobiscum se usan en lugar de cum me, cum te, etc.
EJERCICIO XLI
A. – 1. Germani cum Romanis fortiter pugnaverunt. 2. Milites audacius resistere
ac fortius pugnare incipiunt. 3. Miles hostibus fortissime restitit. 4. Galli Italiam lon-
ge lateque vastaverunt. 5. Cicero Roscium audacissime defendit. 6. Iudicem ii timere
debent, qui male egerunt. 7. Deus mundum sapientissime regit. 8. Leones facilius
vincuntur quam tigres. 9. Numquam iucundius viximus quam nunc. 10. Orationes
Demosthenis ab Atheniensibus attentissime audiebantur.
1. ¡Lidien valerosamente, soldados! Ustedes lidian por su país. 2. Ahora vivire-
mos muy agradablemente. 3. Los alemanes pelearon muy valerosamente. 4. ¡Oigan
el discurso más atentamente, ciudadanos! 5. Los franceses devastaron los campos
(ager) de los romanos a lo largo y a lo ancho. 6. ¡Ustedes han obrado muy sabiamen-
te, ciudadanos! 7. ¿Quién duda que los soldados pelearon muy valerosamente? 8.
En esta materia (res) Cicerón obró muy prudentemente. 9. Los franceses no fueron
fácilmente conquistados. 10. ¿Quién duda que Dios rige el mundo muy sabiamente?
B. – 1. Non satis est vivere, debemus bene vivere. 2. Multum prodest iuventu-
ti libros veterum legere. 3. Eo tempore Cicero maxime omnius reipublicae profuit.
4. Quis reipublicae plus quam Cicero profuit? 5. Orator est magis quam poeta. 6.
Hannibal, dux Poenorum, proxime ad urbem accessit. 7. Primum Latinam linguam
discere incipiam. 8. Propius ad portas urbis accessit Hannibal quam Hasdrubal. 9.
Pesime omnium egisti! Bonos cives perdidisti, improbis bene fecisti. 10. Prius lin-
guam Latinam quam Graecam didicit.
1. Es fácil escribir; no es fácil escribir bien. 2. El que no lee atentamente lee mal.
3. Era difícil aproximarse cerca de las puertas. 4. Aníbal se aproximó muy cerca a (ad )
las puertas de Roma. 5. No hay duda que ustedes han obrado pésimamente. 6. Han
obrado ustedes peor que todos los demás. 7. No es una gran cosa escribir mucho, es
una cosa muy grande escribir bien. 8. Primero que todo, reverencien ustedes a los
dioses celestes. 9. Hemos vivido agradabilísimamente. 10. No hay duda que escribir
bien es extremadamente difícil.
EJERCICIO XLII
1. Ego possum legere, tu potes scribere, soror potest acu pingere. 2. Tyrannus
animum sapientis infringere non poterat. 3. Cur heri nobiscum ambulare non pote-
ras? 4. Iura, ut possis aequo animo vitam relinquere. 5. Nemo dubitat, quin milites
urbem defendere possint. 6. Mores tyranni ei amicos parare non potuerunt. 7. Non
dubitamus, quin urbs a civibus defendi potuerunt. 8. Vix Caesar milites e castris
educere potuerat, quum hostes impetum fecerunt. 9. Quid melius hominibus dari
potuit quam ratio? 10. Virtutis splendor numquam obscurari poterit.
EJERCICIO XLIII
A. – 1. Ego volo legere, tu vis scribere, frater vult pingere. 2. Ego domi sedere
nolo, tu ambulare non vis. 3. Tu ambulare mavis quam domi sedere. 4. Soror saltare
mavult quam ambulare. 5. Oro te, ut mecum ludere velis. 6. Dic, cur me comitari
nolis. 7. Orabam te, ut mecum ludere velles. 8. Nesciebam, cur me comitari nolles.
9. Si beati esse volumus, sorte nostra contenti esse debemus. 10. Si vis amari, ama!
1. No queremos pasear en los campos; preferimos permanecer en casa. 2. Nosotros
hemos deseado leer, ustedes han deseado escribir, nuestro hermano ha deseado pin-
tar. 3. Yo no sabía bailar; preferí escribir y leer. 4. Deseaba yo leer, pero mi hermana
deseaba cantar y bailar. 5. Si ustedes quieren ser felices, imiten los ejemplos de los
hombres buenos. 6. Alejandro deseaba extender su imperio más allá de los Indos. 7.
No todos obtenemos aquello (pl. neut.) que deseamos. 8. Prefiero pelear más bien
contra enemigos que contra la envidia. 9. Pompeyo no quería partir de la ciudad. 10.
Te ruego (ut) quieras acompañarme.
B. – 1. Ego tibi prodesse malo quam obesse. 2. Non dubito, quin mihi prodes-
se malis quam obesse. 3. Non dubitabam, quin prodesse mihi malles quam obesse.
4. Amicus maluit diligi quam metui. 5. Secundum naturam volent vivere. 6. Cato
esse quam videri bonus malebat. 7. Boni esse mavultis quam nobilis et divites. 8.
Pythagoras Apollini hostiam immolare noluit. 9. Nolite dolori nimis indulgere. 10.
Amici eadem velle debent.
I. A LA PRIMERA EDICIÓN
§ 6, obs. 2.ª [§ 6]
avarum p. arvarum. Plaut. Truc. 2. 8. 9.
§ 7, obs. 2.ª [§ 8, II]
virûm. Lucr. 1. 729. squamigerûm. 2. 343.
§ 8 exc. [§ 13, obs. 1.ª]
Gigas. Suet. Caes. 72. Civitatium.
§ 10 [§ 10, II, A]
vates. turris.
§ 12, obs. [§ 10, II, A]
[rabies] Lucr. IV. 1076.
§ 15, II [§ 10, II, A]
torquis.
§ 18, obs. 2.ª [§ 10, II, B]
Coelestium. Lucr. VI. 1272.
§ 19, obs. 1.ª [§ 28, II, obs. 1.ª]
fallacum, agrestum. Virg. G. I. 10.
§ 21 [§ 31, C]
pergrata perque jucunda. Cic. De or. I, 47.
§ 22, B [§ 32, B]
exiguus. V. Freund. Assiduus. Varr. Agr. 2. 9, fin.
§ 23 [§ 33, obs.]
tigillum, sigillum, cerebellum, flagellum, tegeticula, mercedula, gladula, vocula.
§ 30, II [§ 40, obs. 1.ª]
V. Freund.
§ 30, II, 8.ª [§ 40, 11.ª]
tmesis, Varr. Ag. 2. 9.
§ 30, obs. 7.ª [§ 40, obs. 8.ª]
V. Cic. Leg. Man. VI y Anthon ad L.
§ 32, n. [§ 42, n. 16]
Ercilla, Arauc. I, p. 6, oct. 12. Castillejo 2. 393.
§ 37, A, b [§ 47, n. 10]
Ter. Andr. 3. 3. Virg. Aen V. 857.
§ 38, B, n. [§ 48, A, n. 8]
Epist. 108.
§ 48, 3, b [§ 58, obs. 2.ª, b]
decerno. V. Freund. admorunt. Virg. Aen IV. 367.
§ 51, n. [§ 60, n. 23]
Es digna de adorar la portuguesa. Tirso, 7. 241. Granada I. 107.
§ 236 [§ 251, n. 4]
Virg. Ecl. 3. 103.
§ 238 [§ 254]
Num cubi labar observet. Varr. R. II. V.
§ 247, n. [§ 262, obs.]
Calor a sole. Cic. N. D. II. 52.
§ 251, b [§ 266, b]
Colum. VII. XII.
§ 252, obs. 4.ª [§ 267, obs. 4.ª]
Quij. I. 169. León pág. 3.
§ 262 [§ 277]
Ex corde et genibus tremit. Hor. Od. I. 23. Naribus acres canes. Ov. Met. VII. 806.
§ 263, n. [§ 278, b]
Jáuregui R. 41.
§ 265, 3.º [§ 280, 3.º]
V. Arnold pág. 96.
§ 267, b [§ 282, b]
Ov. Met. I. 138.
§ 268, 1.º [§ 283, 1.º]
percusae corda, Lucr. I. 13. Seissaeque capillos, Ov. M. 8. 56. boves victicornua
vittis, íd. ib. 7. 429. Caessariem effusae, Virg. Georg. III. 337.
§ 268, 4.º [§ 283, 4.º]
Y el yugo al cuello atados / los bueyes van rompiendo los sembrados. Luis de
León, pág. 25.
§ 272, 3.º [§ 278, 3.º]
V. Freund 6.
§ 276, obs. 1.ª [§ 291, 1.º]
[Cic.] Inv. 2. 4. Virg. Aen. IV. 579. Virg. VI. 141.
§ 279 [§ 294, obs. 1.ª]
Invia virtuti nulla est via. Ov. Met. XIV. 113.
§ 283, n. [§ 298]
Cic. Mur. 31. Castillejo, 1. 405.
§ 285 [§ 300, obs. 1.ª]
Se movere loco. Cés. B. G. 3. 15. Cic. Divin. 1. 350.
§ 292 [§ 307]
Tit. Liv. 25. 9. 4. Cic. Att. 5. 14. 1.
§ 293 [§ 308]
Cés. B. G. pág. 298.
§ 296 [§ 311]
[Cic.] Leg. Man. 3.
§ 299 [§ 314]
Virg. Aen. VI. 127.
§ 10, II, A
desgracia.
§ 15
juvenis.
§ 36, II, obs. 2.ª
Bréal 3. XXVII.
§ 43
Sobre el sentido originario del nombre caso recto, consúltese Max Müller, Lectures
on the Science of Language III (mihi pág. 112, tom. I).
§ 76, C, 1.º, n.
Max Müller 2. 366.
§ 82
Capm. 7. 3. 429.
§ 83, n.
Capm. 7. 3. 171. Berceo, Loores 132. Gram. 682.
§ 85, n.
P. Cid. 2926. Goold Brown 667. V. Diez, Gr. 2. 463.
§ 104, n.
V. Max Müller, Lect. on the Sc. of Lang. 1.ª ser. pág. 112 (mihi).
§ 111, 7
Esta del corazón profunda llaga. Cerv. Quij. I. 14 (2812).
§ 113
Garcés 2. 141.
§ 116, n.
Con serle anejo a este género de vida la miseria y estrecheza, mostraba Carriazo
ser un príncipe en sus obras. Cervantes 183.
§ 117, 2.º
Cuando. “Así lo oí cuando muchacho”. Antonio Pérez, Cartas II pte. CXII.
§ 117, 2.º, b
Cés. B. G. 1. 42.
§ 117, 4.º, n.
Tirso, pág. 7052.
§ 117, 5.º, n.
Carvaj. Salm. 199.
§ 172, b
Menos con num.
§ 179, n.
Behold the sun, how bright / From yonder East he springs. Moore, Sacred Songs.
§ 181, n.
Se volvió a abrochar, pidiendo que le diesen luego un aposento donde se reco
giese. Cerv. 199.
§ 188
Las cortinas llevará / tendidas el coche, prima: / no sepan que vas en él. Alarcón
2. 313.
§ 192, obs. 4.ª
Cláusula absoluta con verbo impersonal. V. Masanielo, 1. 202.
§ 196, n.
Capm. Teat. 3. 477.
§ 199, obs. 1.ª
Conde Dom. 233.
§ 199, obs. 3.ª, n.
Cer. 2022.
§ 212, n.
Alarcón 1. 26, 3. 143.
§ 214, obs. 1.ª, n.
Livio 3. 40.
§ 219, n.
Mariana 1. 48.
§ 241, 1.º, n.
Puesto que sois vos, señora, la que causa el desasosiego que en mí habéis sentido,
no sois vos la que podáis remedialle. Cerv. Nov. 9 (2012).
§ 242, II, n.
V. Wisseman, Lect. Cath. Ch. 2. 92.
§ 264, obs. 1.ª
Cic. Att. 1. 3.
§ 278, obs. 2.ª
Valb. Sigl. 71.
§ 283, 1
de la Encina. V. Mart. Rosa tom. I, 165.
§ 298, 2, n.
Cic. Fin. I. 3.
§ 324, 4.º
[Centón Epist. V ] y XXVII. León 2. 92. Valbuena, Siglo de oro 10. 25. 67. 151.
La famosa cántica que fizo Juan Rodríguez de Padrón cuando se fue meter
fraire a Jerusalem, en despedimiento de su señora, comienza:
Vive leda si podrás,
non esperes atendiendo;
que segunt peno partiendo,
non entiendo
que jamás
te veré nin me verás.
Canc. de Baena 2. 158.
Mayans, Orig. 23. 143.
§ 334
Sta. Ter. 1. 322.
§ 340, n.
Salieron diversas veces por la tierra a robar, y pelearon con los españoles, cuándo
próspera, cuándo adversamente. Mariana, Hist. Esp. lib. I, cap. XII. Mayans,
Orig. 24.
§341, n.
Valb. Sigl. 7.
§ 345
Óyeme tú, Celia; así / tus floridos años logres. Alarc. 2. 446. Cerv. 145.
§ 347, n.
Las riquezas y las comodidades, las honras y todos los bienes de la tierra, que
tanto manejan y codician los mortales, por eso los codician, porque no los co
nocen. Nieremberg Mística, 360.
§ 348, n.
Rom. de Durán 4. 60. Herr. 2. 144. 1-1.
§ 363
Virg. Egl. V. 23. G. 3. 223.
§ 363, obs. 2.ª
Lo mismo en italiano; Godofredo dice a los jefes de sus tropas: “preparatevi dun
que ed al viaggio, / ed a la pugna, e a la vittoria ancora” (Gerusalemme lib.
Canto I). Hojeda, Crist. libr. X.
Pág. 346
La gente se caía de sedienta. Malón Chaide, Mist. 4. 288.
Pág. 346, n.
Ochoa, Virg. pág. 539. Melo 355.
Pág. 347
Baralt 41. M. v. 1. 373. Capm. 2. 389. Shall & Will, pág. 59.
Pág. 348
Quint. Parn. 29.
Pág. 349-350
Alarcón 1. 13.
Pág. 351-352
Por elle o mar remoto navegamos, / que só dos feos focas se navega. Camões, Os
Lusiadas, Canto I, oct. LII.
Pág. 353-354
Hace estimable y durar la escritura el sujeto de que trata. Mariana Hist. Esp. Pról.
Pág. 356
Valbuena [Grand?] Mej. al lector 1. V. Silvestre de Say, Chrestomathie arabe III,
págs. 137-138 (ed. altera).
Pág. 361
Ma s’altrove che qui, così importuno / parlavi tu, parlavi il detto estremo. Tasso,
Gerus. Canto XVIII, pág. 7362. Si no hubieras cebado en algo tu ira, de segu
ro te mueres. Ochoa, Virg. 11.
§6
Corssen, Nachtr. 214.
§ 29
cfr. Corssen, Nachtr. 83.
§ 36, obs. 2.ª
R. 63. 3191.
§ 47, III, A, a, obs.
No. Cam. Perf. cap. X.
§ 85, B
Ov. Amor. III. 2. 10. Trist. II. 275. Met. XIII. 214. Amaren a la font, e saluda
ren, molt homilment e devota, la dona. R. Lull 1. 8.
§ 117, 4.º, n.
Selvas poblaré instantánea, / alamedas repentinas. Tirso Del aprov. pág. 189.
§ 123, n.
el verso es: mejor es ver el cielo / que no techos pintados; / mejor que las alfom
bras nuestras glorias (R. 63. 1761). De modo que se entiende mejor es ver. Un
pasaje más adecuado R. 63. 1772: mejor son favores / que la villa y sus tristes
/ cuidados y […].
§ 181, n.
toto homine qui calupnia habuerit a pectore a los fiadores et non habuerit unde
pectare. Fueros de Madrid, año 1202 (m. a. 71. 8. 32).
§ 238, n.
Era justo, de quien tenía todo lo que era y valía, por su servicio lo aventurase.
Mar. Hist. esp. 23. 19. (R. 31. 1791).
§ 239, obs. 2.ª
Quién te había de dar a tí ínsulas e gobierno? Cerv. Quij. 2. 54. (5191).
§ 245, obs. 1.ª
Así Ochoa, Rimas inéd. p. 294.
§ 270, obs., n.
Refert con genit. solo hay tres ejemplos, y eso dudosos, de Quintiliano y Plinio
el mozo. Interest mea oratoris es un barbarismo.
§ 232, 3.º
Cv. 4421.
§ 239
Druenza R. 17. 3071.
§ 348, n.
Pott Etym. Forsch. 1. 354.
Pág. 349
Advertid que yo a mi padre / por la ley de mi obediencia, / para cualquiera […]
el sí ah de ser mi respuesta. Mto. El […] D. Diego 2. 4. (R. 39. 3601).
Pág. 356
Schuch. 2. 273.
CATULO
117 Invitus regina, cessi. Carmina, LXVI, 39.
123 Sitis felices… Carmina, LXVIII, 155.
171 Accipe queis mercer… Carmina, LXVIII, 13.
196 Non iam illud quaero… Carmina, LXXVI, 23.
245 Qualis in aerei… Carmina, LXVIII, 57.
267 O Di, si vestrum est misereri… Carmina, LXXVI, 17.
281 Fata gemit. Carmina, LXV, 14.
281 Nox est perpetua… Carmina, V, 6.
292 Puellae flendo… Carmina, II, 17.
297 Romae vivimus… Carmina, LXVIII, 34.
330 Noli admirari. Carmina, LXIX, 1.
353 Homines ad lecticam. Carmina, X, 16.
p. 341-342 Chomoda dicebat. Carmina, LXXXIV.
CÉSAR
B. C. = De bello civili; B. G. = De bello Gallico.
CICERÓN
Ad Att. = Epistolarum ad Atticum libri XVI; Ad Brut. = Epistolarum ad Brutum libri II; Ad fam. =
Epistolarum ad familiares libri XVI; Ad Haer. = Rhetorica ad Haerennium; Br. = Brutus; De amic.
= Laelius sive de amicitia; De divin. = De divinatione libri II; De fin. = De finibus bonorum et ma-
lorum libri V; De imp. = De imperio Cn. Pompei ad Quirites oratio (De lege Manilia); De inv. =
Rhetorici libri II qui vocantur de inventione; De leg. = De legibus libri III; De nat. deor. = De natura
deorum ad M. Brutum libri III; De off. = De officis ad Marcum filium libri III; De orat. = De oratore
dialogus; De rep. = De republica libri VI; De senect. = Cato Maior sive de senectute; In Caec. = In Q.
Caecilium oratio quae divinatio dicitur; In Cat. = In Catilinam orationes; In Pis. = In L. Calpurnium
Pisonem oratio; In Verr. = In Verrem actiones; Lex agr. = De lege agraria; Parad. = Paradoxa stoi-
corum; Philipp. = In M. Antonium orationes philippicae; Pro Arch. = Pro Archia poeta oratio; Pro
Caecin. = Pro A. Caecina oratio; Pro Cl. = Pro A. Cluentio Habito ad iudices oratio; Pro Fl. = Pro L.
Flacco oratio; Pro Font. = Pro M. Fonteio oratio; Pro leg. Manil. = Pro lege Manilia; Pro Lig. = Pro
Q. Ligario oratio; Pro Marc. = Pro M. Marcello oratio; Pro Mil. = Pro T. Annio Milone oratio; Pro
Mur. = Pro L. Murena oratio; Pro Planc. = Pro Plancio oratio; Pro Quinct. = Pro P. Quinctio oratio;
Pro reg. = Pro rege Deodato ad C. Caesarem oratio; Pro Rosc. Am. = Pro Sex. Roscio Amerino ora-
tio; Pro Rosc. Com. = Pro Q. Roscio Comoedo oratio; Pro Sull. = Pro Sulla oratio; Pro Ses. = Pro P.
Sestio oratio; Quaest. acad. = Quaestiones academicae; Tusc. = Tusculanarum disputationum libri v.
COLUMELA
115 De spatiis ordinum… De re rustica. V, V, 3.
308 Areas latas pedum denum facito. De re rustica. II, 10.
CORNELIO GALO
154 Ardeat et quid discat. Ad Lycoridem.
ENIO
324 Si improbum Chresphontem existimaveras. [Apud Auct. ad Herenn. 2, 24, 38.]
EUTROPIO
Hist. Rom. = Breviarium historiae Romanae.
FEDRO
Fab. = Phaedri fabularum aesopiarum libri v.
HORACIO
Ars poet. = Ars poetica; Carm. = Carminum libri iv; Epist. = Epistularum libri ii; Epod. = Epodon
liber; Serm. = Sermonum libri ii (Satyrae).
JUVENAL
Sat. = Saturarum libri v.
TITO LIVIO
A. u. c. = Ab urbe condita libri.
LUCRECIO
De r. nat. = De rerum natura libri vi.
MARCIAL
C. NEPOTE
OVIDIO
Am. = Amores; Ars am. = Ars amatoria; Ex Pont. = Epistulae ex Ponto; Fast. = Fastorum libri vi;
Heroid. = Heroides; Met. = Metamorphoseon libri xv; Trist. = Tristia.
PERSIO
PLAUTO
Amph. = Amphitruo; Asin. = Asinaria; Aul. = Aulularia; Bacch. = Bacchides; Capt. = Captivi; Cist.
= Cistellaria; Curc. = Curculio; Edipic. = Edipicus; Merc. = Mercator; Most. = Mostellaria; Pers. =
Persa; Pseud. = Pseudolus; Rud. = Rudens; Truc. = Truculentum.
PLINIO
260 Salve, primus omnium pater… Nat. hist. VII, XXX, 17.
308 Muri Babylonis ducenos pedes alti… Nat. hist. VI, XXX, 121.
PLINIO MENOR
314 Augustus gerere magistratum… Epistulae X, 78.
PUBLIO SIRO
150 Necesse est multos timeat… Sententiae.
PROPERCIO
Eleg. = Elegiarum libri iv.
QUINTILIANO
Inst. orat. = Institutiones oratoriae libri xii.
QUINTO CURCIO
SALUSTIO
Cat. = De Catilinae coniuratione; Hist. = Historiarum fragmenta apud Priscianum; Iug. = Bellum
Iugurthinum.
SÉNECA
Ad Helv. = Ad Helviam matrem de consolatione; Ad Luc. = Ad Lucilium epistolarum moralium li-
bri; Ad Pol. = Ad Polybium de consolatione; De prov. = Ad Lucilium… de providentia; De tr. an. =
Ad Serenum de tranquilitate animi; Epist. = Epistolarum libri; Quaest. nat. = Quaestiones naturales.
SUETONIO
De vit. Caes. = De vita duodecim Caesarum libri viii.
TÁCITO
Agr. = Vita Agricolae; Ann. = Annalium libri xvi; Hist. = Historiarum libri v.
TERENCIO
Ad. = Adelphoe; Andr. = Andria; Eun. = Eunuchus; Heaut. = Heauton timorumenos; Hec. =
Hecyra; Phorm. = Phormio.
TIBULO
Carm. = Carminum libri iii.
VALERIO MÁXIMO
193 Spectandi ludos gratia… Facta et dicta memorab. VII, 3, 10.*
VARRÓN
De ling. Lat. = De lingua Latina; De re rust. = De re rustica.
VIRGILIO
Aen. = Aeneidos libri xii; Buc. = Bucolica; Georg. = Georgica.
Reunimos aquí los autores castellanos citados en la Gramática para ilustrar puntos de
gramática española. Los números remiten a las páginas de esta edición. Véanse otros detalles
en nuestro Estudio preliminar, págs. xxxii, xxxiii-xxxiv y xxxvii-xxxviii.
Mariana, Juan de, 143, 230, 410, 495, 513, Ulloa, Luis de, 275.
525, 540, 541.
Marqués de Santillana, 117, 231, 340, 400, Valbuena, Bernardo de, 372, 478, 525.
402, 528. Vargas y Ponce, José de, 372.
Meléndez Valdés, Juan, 283. Villanueva, 105.
Melo, Francisco Manuel de, 378. Villaviciosa, José de, 229, 287, 506, 533.
Mena, Juan de, 511. Villegas, Esteban Manuel de, 403.
Mendoza, Diego Hurtado de, 276, 489, 527,
540.
Molina, Tirso de, 258, 333, 405, 426, 428,
442, 480, 498, 533.
Moncada, Francisco de, 480.
Mora, José Joaquín de, 372.
Moratín, Leandro Fernández, 284, 385, 457.
Moreto, Agustín, 526, 527.
Nieremberg, Juan Eusebio, 500.
Padilla, Pedro de, 500.
Partidas, 224.
Pastor Díaz, Nicomedes, 473.
Pérez, Antonio, 525.
Pérez de Guzmán, Fernán, 410.
Poema del Cid, 142, 246, 273.
Quevedo, Francisco de, 404, 501.
Quintana, Manuel José, 164, 476, 501, 525,
528.
Reinoso, Félix José, 333.
Rioja, Francisco de, 523.
Rivadeneira, Pedro de, 228, 279, 340, 378,
479.
Rojas, Francisco de, 374, 529.
Romance del palmero, 477.
Romancero, 485.
Romancero del Cid, 142.
Saavedra, Ángel, 452, 541.
Sancho (rey), 246.
Scío, Felipe, 547.
Solís, Antonio de, 142, 468.
Teresa de Ávila (santa), 116, 227.
Torres Amat, Félix, 473, 478, 485, 526, 547.
Torres Naharro, Bartolomé, 501.
Recogemos en este índice todos los autores, distintos de los literarios latinos y castella-
nos, que se citan en las varias partes del presente libro: Estudio preliminar, Gramática lati-
na, Prosodia, Ejercicios y Suplementos. Los números remiten a las páginas de esta edición.
Curtius, Georg, xix, xlvii, 37, 519. Jiménez Lomas, Francisco, xxxiv, xlv,
Chapsal, Ch., xix, xlvii, 404, 473. xlvi, lxxxvii, 34, 37, 38.
De Vit, 33. Kennedy, 26.
Diez, Friedrich, xix, xlvii, 31, 37, 229. Key, Hewitt T., x, xi, xix, xxii, xlvii, 31,
Döderlein, Ludwig, xix, xlvii, 514. 174, 493.
Dutrey, Gabriel, xix, xlvii, 522. Krüger, xix, xlvii, 460.
Ellis, lv, 26. La Cerda, Juan Luis de, xxxix.
Encyclopaedia Britannica, 773. Ladewig, 26.
Escriche, Tomás, 24. Lhomond, Ch. F., xl, lxxx, 8, 12, 22.
Espinosa Pólit, Aurelio, xlv. Liddel, H. G., xix, xlvii, 228.
Lobeck, Florián, xlv.
Fabo, Pedro, xxviii. Lobo Serna, Ciro, xci.
Fabretti, Ariodante, xix, xlvii. Locke, John, 18.
Fernández de Sotomayor, Juan, xxxix. Long, George, 33.
Flaminio, J. A., 27. Lleras, Luis María, ix, xxv, xliii.
Flórez, José Segundo, xix, xlvii, 546.
Forbiger, 26. Macaulay, T. B., 26.
Forcellini, Egidio, 33. Madwig, J. N., 30.
Forero, Luis Enrique, lxxxiii. Manrique, Venancio G., xxi.
Freund, Wilhelm, xix, xxii, xlvii, 68, 191, Marciales, Miguel, xci.
476, 493. Martínez, Fernando Antonio, x, xxi, xxvi,
lxii, xci.
Garcés, G., xix, xlvii. Medina, Francisco Antonio, xxxix.
Garriga, José, xlvi, 34. Menéndez y Pelayo, Marcelino, xxvi,
Gesenius, xix, xlvii, 266, 514. xxxiv, xlv.
Goold Brown, xix, xlvii, 228, 407, 548. Meyer, 503, 802, 804.
Gómez Restrepo, Antonio, xx. Monsalve, José Dolores, lxxxiii.
Gosrau, 26. Montes de Oca, 24.
Grimaldo, Humberto, xci. Moratín, L. Fernández de, 690.
Grimm, Jakob, xix, xlvii, 520. Mosquera, Tomás Cipriano, xxix.
Guardia, José Miguel, 162. Müller, Max, xix, xlvii, 112, 258.
Günther, xix, 240. Mureto, Marco Antonio, 27.
Hand, 31. Nebrija, Antonio de, xxxix, xli, 37, 298.
Harkness, Albert, xxvii, xxxii, xlvi, Newman, J. H., lv.
lxxix, 13. Noël, F., xix, xlvii, 28, 404, 473, 797.
Heineccius (Heinecke), xlvii, 61.
Hernández de Alba, Guillermo, xxv. Obradors, Sebastián, 34.
Heuzet, lxxx, 8, 12, 22. Ollendorff, xxxii, 19.
Heyne, 747. Ollivet, 28.
Hjelmslev, Louis, lii. Oviedo, Rodrigo de, 24.
Iriarte, Tomás de, 212. Paguino, 36.
Isaza, Emiliano, lxxxiv. Palacios, Eustaquio, xl.
Pág.
ANALOGÍA
nociones preliminares
Alfabeto y pronunciación................................................................................................... 27
Vocales y diptongos....................................................................................................... 27
Consonantes.................................................................................................................. 27
De la cuantidad y el acento................................................................................................. 28
De las palabras..................................................................................................................... 29
Declinación.......................................................................................................................... 32
Primera declinación ...................................................................................................... 32
Nombres tomados del griego.................................................................................. 33
Segunda declinación..................................................................................................... 34
Nombres tomados del griego ................................................................................. 35
Tercera declinación ....................................................................................................... 36
Imparisílabos............................................................................................................ 36
Parisílabos ................................................................................................................ 37
Pormenores .............................................................................................................. 38
Imparisílabos. Investigación de la raíz ............................................................. 38
Ablativo de singular .......................................................................................... 41
Genitivo de plural.............................................................................................. 41
Acusativo de plural ............................................................................................ 41
Parisílabos. Genitivo de plural . ........................................................................ 42
Adjetivos calificativos.......................................................................................................... 51
Adjetivos de la primera clase ......................................................................................... 51
Adjetivos de la segunda clase......................................................................................... 52
Parisílabos................................................................................................................. 53
Imparisílabos ............................................................................................................ 54
Adjetivos indeclinables y defectivos............................................................................. 55
Grados de comparación................................................................................................. 55
Comparativo ............................................................................................................ 55
Superlativo................................................................................................................ 56
Irregularidades en los grados de comparación....................................................... 56
Defectos en los grados de comparación................................................................. 57
Diminutivos.................................................................................................................... 58
Adjetivos determinativos .................................................................................................... 59
Numerales....................................................................................................................... 59
Lista de los numerales.............................................................................................. 60
Demostrativos................................................................................................................ 62
Determinativos comunes .............................................................................................. 64
Adjetivo relativo................................................................................................................... 64
Adjetivo interrogativo......................................................................................................... 65
Compuestos de qui, quis y uter..................................................................................... 66
Compuestos del relativo e interrogativo qui, quis................................................. 66
Compuestos de uter ................................................................................................. 67
Relativos mixtos....................................................................................................... 67
Apéndice............................................................................................................................... 68
Pronombres personales.................................................................................................. 68
Pronombres de la primera persona.......................................................................... 69
Pronombres de la segunda persona......................................................................... 69
Pronombres de la tercera persona .......................................................................... 69
Sentido reflejo ................................................................................................................ 69
Observaciones sobre los pronombres........................................................................... 70
Adjetivos posesivos .............................................................................................................. 71
Indicativo........................................................................................................................ 87
Tiempos imperfectos: presente, pretérito imperfecto, futuro imperfecto.......... 87
Tiempos perfectos: pretérito perfecto, pretérito pluscuamperfecto................... 87
Imperativo....................................................................................................................... 88
Subjuntivo....................................................................................................................... 88
Tiempos imperfectos: presente, pretérito imperfecto.......................................... 88
Tiempos perfectos: pretérito perfecto, pretérito pluscuamperfecto................... 88
Infinitivo: presente, pretérito perfecto, futuro imperfecto........................................ 88
Verbales........................................................................................................................... 89
Cuarta conjugación............................................................................................................. 89
Voz activa........................................................................................................................ 89
Indicativo........................................................................................................................ 89
Tiempos imperfectos: presente, pretérito imperfecto, futuro imperfecto......... 89
Tiempos perfectos: pretérito perfecto, pretérito pluscuamperfecto, futuro
perfecto................................................................................................................ 89
Imperativo....................................................................................................................... 90
Subjuntivo....................................................................................................................... 90
Tiempos imperfectos: presente, pretérito imperfecto.......................................... 90
Tiempos perfectos: pretérito perfecto, pretérito pluscuamperfecto................... 90
Infinitivo: presente, pretérito perfecto, futuro imperfecto, futuro perfecto............ 90
Verbales........................................................................................................................... 91
Apéndice a la tercera conjugación...................................................................................... 91
Voz activa........................................................................................................................ 91
Indicativo........................................................................................................................ 91
Tiempos imperfectos: presente, pretérito imperfecto, futuro imperfecto ......... 91
Tiempos perfectos: pretérito perfecto, pretérito pluscuamperfecto, futuro
perfecto............................................................................................................... 92
Imperativo....................................................................................................................... 92
Subjuntivo....................................................................................................................... 92
Tiempos imperfectos: presente, pretérito imperfecto.......................................... 92
Tiempos perfectos: pretérito perfecto, pretérito pluscuamperfecto................... 92
Infinitivo: presente, pretérito perfecto, futuro imperfecto, futuro perfecto............ 92
Verbales........................................................................................................................... 93
Observaciones sobre las formas de la voz activa................................................................ 93
Tiempos imperfectos............................................................................................... 93
Tiempos perfectos.................................................................................................... 94
Conjugación de la voz pasiva.............................................................................................. 96
Primera conjugación............................................................................................................ 97
Indicativo ....................................................................................................................... 97
Tiempos imperfectos: presente, pretérito imperfecto, futuro imperfecto ......... 97
Tiempos perfectos: pretérito perfecto, pretérito pluscuamperfecto, futuro
perfecto .................................................................................................................... 97
Imperativo....................................................................................................................... 98
Subjuntivo....................................................................................................................... 98
Capítulo V – DE LA PREPOSICIÓN
Con acusativo....................................................................................................................... 162
Con ablativo......................................................................................................................... 164
Con acusativo y ablativo...................................................................................................... 165
Preposiciones componentes................................................................................................ 166
Partículas inseparables......................................................................................................... 166
Capítulo VI – DE LA CONJUNCIÓN
Conjunciones....................................................................................................................... 169
SINTAXIS GENERAL
Capítulo I – DE LA PROPOSICIÓN
Análisis de la proposición................................................................................................... 175
Construcción de la proposición......................................................................................... 179
Hipérbaton..................................................................................................................... 179
Elipsis ............................................................................................................................. 180
Capítulo XI – CONCLUSIÓN
SINTAXIS PARTICULAR
Ex theatro....................................................................................................................... 305
Athēnis cessit ................................................................................................................... 305
Ab nobis .......................................................................................................................... 305
Dirección o tendencia ........................................................................................................ 305
In forum.......................................................................................................................... 305
Se Rhodum contŭlit........................................................................................................ 306
Spectātum venĭunt ......................................................................................................... 306
Devortit ad se ................................................................................................................. 306
Tránsito................................................................................................................................ 306
Per agros. Via Appĭa....................................................................................................... 306
Extensión ............................................................................................................................. 306
Muri ducēnos pedes alti.................................................................................................. 306
Distancia.............................................................................................................................. 307
Decem millĭa o millĭbus passuum abesse ...................................................................... 307
Complementos de tiempo.................................................................................................. 307
Época .............................................................................................................................. 307
Vere florent arbŏres................................................................................................... 307
Transcurso del tiempo .................................................................................................. 308
Tertĭum annum regnat ............................................................................................ 308
Ante hos sex menses. Abhinc quattŭor annis ........................................................... 308
Aplazamiento ................................................................................................................ 308
Ad cenam in postĕrum diem .................................................................................... 308
Duración........................................................................................................................ 308
Tredĕcim annis. Triginta annos............................................................................... 308
Duodĕcim annis. Intra decem annos ....................................................................... 309
Observación ........................................................................................................................ 309
NOTAS E ILUSTRACIONES
Alfabeto y pronunciación (Analogía, Noc. Prel., págs. 27, y 28) ...................................... 341
Predicado (Sintaxis General, cap. II, pág. 183)................................................................. 343
Predicado latino ............................................................................................................. 343
Predicado castellano...................................................................................................... 345
Tiempos perifrásticos (Sintaxis General, cap. II, págs. 184-185) ................................... 347
Voz pasiva (Sintaxis General, cap. IV, págs. 195-197)...................................................... 349
Proposición infinitiva (Sintaxis General, cap. VII, págs. 212-214) ................................ 353
Comparativo (Sintaxis Particular, cap. II, pág. 316)........................................................ 354
Equivalentes de apud (Sintaxis Particular, cap. XIII, pág. 304) ..................................... 355
Valor de los tiempos subjuntivos (Sintaxis Particular, cap. XIV, pág. 311-312) ........... 357
Oraciones condicionales (Sintaxis Particular, cap. XIV, págs. 317-318)....................... 358
APÉNDICE
primer curso
I ............................................................................................................................................... 371
II ........................................................................................................................................... 371
III.......................................................................................................................................... 372
IV.......................................................................................................................................... 372
V ........................................................................................................................................... 372
VI.......................................................................................................................................... 373
VII ........................................................................................................................................ 374
VIII....................................................................................................................................... 374
IX.......................................................................................................................................... 375
X ........................................................................................................................................... 375
XI.......................................................................................................................................... 376
XII ........................................................................................................................................ 376
XIII....................................................................................................................................... 377
XVI Plural de la primera declinación................................................................................ 377
XV Plural de la segunda declinación................................................................................. 378
XVI Nombres en -er, -ir de la segunda.............................................................................. 378
XVII..................................................................................................................................... 379
XVIII ................................................................................................................................... 379
XIX ...................................................................................................................................... 380
XX Tercera declinación...................................................................................................... 380
XXI Tercera declinación .................................................................................................... 381
XXII Tercera declinación .................................................................................................... 381
XXIII ................................................................................................................................... 382
XXIV Tercera declinación ................................................................................................. 382
XXV..................................................................................................................................... 383
XXVI Adjetivos de la segunda clase ................................................................................. 383
XXVII Cuarta declinación ................................................................................................ 384
XXVIII Quinta declinación.............................................................................................. 384
XXIX Nombres griegos (§ 720)........................................................................................ 385
XXX Verbo esse ‘ser’............................................................................................................ 385
XXXI................................................................................................................................... 386
XXXII Tiempos perfectos................................................................................................. 387
XXXIII................................................................................................................................ 387
XXXIV ................................................................................................................................ 388
XXXV.................................................................................................................................. 388
XXXVI ................................................................................................................................ 389
XXXVII............................................................................................................................... 390
XXXVIII Raíz duplicada (§§ 76, d; 77, v; 78, iii).......................................................... 390
XXXIX ................................................................................................................................ 391
XL Personas restantes del modo indicativo...................................................................... 391
XLI Pronombres personales (§§ 42, 43, 44, 45, 112)....................................................... 392
XLII Pronombres demostrativos (§ 36)............................................................................ 393
XLIII Pronombres enfáticos (§ 44, al fin)......................................................................... 393
XLIV Pronombres relativo e interrogativo (§§ 38 y 39).................................................. 394
XLV Algunos determinativos (§§ 37 y 40) ....................................................................... 394
XLVI Verbo sum.................................................................................................................. 395
XLVII Voz pasiva (§ 129)................................................................................................... 395
XLVIII.................................................................................................................................. 396
XLIX .................................................................................................................................... 396
L Imperativo......................................................................................................................... 396
segundo curso
LI Concordancia del verbo con el sujeto (§§ 122, 123)................................................... 399
LII Proposición infinitiva (§§ 149 y sigs.)......................................................................... 399
LIII Proposición infinitiva (continuación) (§ 145, Obs. 1.ª)........................................... 400
LIV Concordancia del adjetivo con el sustantivo (§§ 120, 121, 210)............................ 401
LV Pronombre relativo (§§ 236, 237)................................................................................ 401
LVI Relativo referente a un infinitivo o a una proposición anterior (§ 25, I, C)........... 402
LVII Relativo........................................................................................................................ 403
LVIII Relativo, atracción (§ 242, 1, a)............................................................................... 404
LIX Relativo con un superlativo. El primero que.............................................................. 405
LX Proposición final (§ 188).............................................................................................. 405
LXI........................................................................................................................................ 406
LXII Proposición subjuntiva (§ 160, 1.º).......................................................................... 407
LXIII..................................................................................................................................... 408
LXIV Quin........................................................................................................................... 408
LXV Quin ............................................................................................................................ 409
LXVI Proposición subjuntiva (§ 160, 3.º, 4.ª).................................................................. 410
LXVII Interrogación directa (§ 167) ................................................................................ 411
LXVIII Interrogación indirecta (§§ 171, 172, 173)........................................................... 411
LXIX Interrogación bimembre (§§ 168, 2.º; 172)........................................................... 412
LXX Poder........................................................................................................................... 413
LXXI Aposición. Predicado............................................................................................... 413
LXXII Predicado en la proposición infinitiva (§§ 153 y 154, 1.º, 2.º, 3.º)..................... 414
LXXIII Predicado en la proposición infinitiva (§§ 153 y 154, 4.º)................................ 415
LXXIV Genitivo................................................................................................................. 416
LXXV Genitivo partitivo (§§ 228, 230, 265), de cualidad (§ 264), Opus est (§ 278,
5.º, Obs. 1.ª y 2.ª)..................................................................................................... 417
LXXVI.................................................................................................................................. 418
LXXVII Genitivos con los adjetivos (§ 266) ...................................................................... 418
LXXVIII Genitivo (continuación) ................................................................................... 419
LXXIX Genitivo (continuación) ...................................................................................... 420
LXXX Genitivo (continuación)........................................................................................ 421
PROSODIA
O final ....................................................................................................................... 465
U final........................................................................................................................ 466
Y final........................................................................................................................ 467
Capítulo VII – De las consonantes finales.................................................................... 468
B ...................................................................................................................................... 468
C ...................................................................................................................................... 468
D...................................................................................................................................... 469
L ...................................................................................................................................... 469
M ..................................................................................................................................... 469
N...................................................................................................................................... 469
R....................................................................................................................................... 470
AS.................................................................................................................................... 471
ES .................................................................................................................................... 471
IS...................................................................................................................................... 472
OS.................................................................................................................................... 473
US ................................................................................................................................... 474
YS .................................................................................................................................... 475
T ...................................................................................................................................... 475
Capítulo VIII – De los crementos................................................................................. 476
Crementos del nombre.................................................................................................. 476
Crementos de singular................................................................................................... 476
Crementos de plural ...................................................................................................... 479
Crementos del verbo...................................................................................................... 479
Capítulo IX – De los perfectos...................................................................................... 483
Capítulo X – De los supinos y participios.................................................................... 484
Capítulo XI – Palabras compuestas............................................................................... 486
Palabras compuestas de preposición ............................................................................ 486
Otros compuestos.......................................................................................................... 488
Capítulo XII – Derivados .............................................................................................. 490
Derivados del griego...................................................................................................... 490
Capítulo XIII – Sinéresis, síncopa, diéresis .................................................................. 492
Capítulo XIV – Cuantidad de algunas terminaciones................................................ 494
Sustantivos...................................................................................................................... 494
Adjetivos......................................................................................................................... 495
Verbos.............................................................................................................................. 495
Adverbios........................................................................................................................ 495
Capítulo XV – Construcción del verso hexámetro ..................................................... 496
Final del verso................................................................................................................. 496
Final de dos sílabas ................................................................................................... 497
Final de tres sílabas................................................................................................... 497
Final monosilábo...................................................................................................... 497
De la elisión .................................................................................................................... 497
De la cesura..................................................................................................................... 498
Ejercicio .......................................................................................................................... 499
SUPLEMENTOS
ÍNDICES
Fedro ............................................................................................................................. 575
Horacio ......................................................................................................................... 576
Juvenal........................................................................................................................... 579
Livio .............................................................................................................................. 579
Lucrecio ........................................................................................................................ 580
Marcial .......................................................................................................................... 581
Nepote .......................................................................................................................... 581
Ovidio........................................................................................................................... 582
Persio............................................................................................................................. 583
Plauto ............................................................................................................................ 583
Plinio............................................................................................................................. 584
Plinio Menor ................................................................................................................ 584
Publio Siro.................................................................................................................... 584
Propercio....................................................................................................................... 584
Quintiliano................................................................................................................... 584
Quinto Curcio.............................................................................................................. 585
Salustio.......................................................................................................................... 585
Séneca............................................................................................................................ 586
Suetonio........................................................................................................................ 587
Tácito............................................................................................................................. 587
Terencio......................................................................................................................... 587
Tibulo............................................................................................................................ 590
Valerio Máximo............................................................................................................ 590
Varrón ........................................................................................................................... 590
Virgilio .......................................................................................................................... 590