Guía de Práctica Clínica para La Rehabilitación Del Paciente en Estado Crítico
Guía de Práctica Clínica para La Rehabilitación Del Paciente en Estado Crítico
Guía de Práctica Clínica para La Rehabilitación Del Paciente en Estado Crítico
Rehabilitación: Es una especialidad que tiene por papel coordinar y asegurar la puesta en
marcha y aplicación de todas las medidas encaminadas a prevenir o a reducir al mínimo
las consecuencias funcionales, físicas, psíquicas, sociales y económicas de las
deficiencias o de las discapacidades, utilizando para ello diversos métodos de evaluación
funcional, proponiéndose objetivos terapéuticos específicos para cada caso, diseñando
pautas de tratamiento personalizadas y estableciendo el pronóstico rehabilitador a cada
individuo, según la magnitud de su discapacidad. También incluye no sólo el entrenar a
personas discapacitadas y sus familiares a adaptarse a su entorno, sino también el
intervenir en su entorno inmediato y en la sociedad para facilitar su integración social.
Rehabilitación intensiva: Se refiere al incremento de las sesiones de tratamiento
aplicadas al paciente, de las veces que este recibe atención en cada jornada (casi siempre
más de dos veces), sin que esto signifique aumento del número de procedimientos
previamente indicados para cada sesión. Los pacientes graves no son buenos candidatos
a tratamientos intensivos de rehabilitación (cualquier procedimiento basado en el ejercicio
físico, e incluso, los cambios posturales, requieren gasto cardíaco, respiratorio e
incremento de las funciones metabólicas en general), por lo que estos se reservan para
aquellos que ya se encuentran en la etapa subaguda o crónica de su enfermedad.
Rehabilitación del paciente grave: Se basa en una valoración más integral y
multidisciplinaria, capaz de prever con tiempo suficiente todas las posibles secuelas
acarreadas por la enfermedad o lesión y que en el futuro se constituirán en limitantes
físicas o mentales (discapacidades) de no ser diagnosticadas y tratadas a tiempo, muchas
de ellas perfectamente previsibles y abordables. Se trata de procedimientos precoces
(primeras horas) poco invasivos, gentiles, tolerables y adecuados al estado de cada
paciente (individualizados), generalmente encaminados a conservar la indemnidad de las
estructuras y funciones que no han sido involucradas en el proceso patológico, así como al
rescate de patrones funcionales comprometidos, teniendo en cuenta que la cronicidad
implica la disminución de las posibilidades recuperatorias; por ello, cuanto antes se inicie,
mayores y de mejor calidad serán los resultados. Deben tenerse en cuenta otras
enfermedades de base o asociadas a la actual.
Teniendo en cuenta las disímiles enfermedades que se atienden, las múltiples y variadas
secuelas, así como el alto riesgo a que está sometido el paciente, esta atención deberá
llevarse a cabo por personal de alta calificación y competencia, con probada experiencia y
cientificidad.
Es necesario esclarecer que la detección precoz de las secuelas no siempre es posible
cuando se trabaja con pacientes en estado crítico, debido a que para obtener datos
confiables de un examen físico o cualquier otra exploración, muchas veces se hace
indispensable la cooperación del paciente, la cual no puede esperarse cuando se
encuentra comprometida la conciencia o se está bajo los efectos de la sedación, necesaria
para la aplicación de muchos procedimientos en las unidades de cuidados intensivos.
Tampoco es posible realizar una perfecta evaluación de la fuerza muscular que conlleva
someter al paciente a grandes gastos cardíacos o respiratorios, ni explorar la movilidad
articular en las zonas que han sufrido traumatismos con ruptura ósea, de partes blandas o
edemas agudos. La mejor herramienta en estos casos resulta ser la pericia, habilidad,
experiencia y conocimientos del profesional.
Establecer:
Coordinar:
Establecer relaciones con otros servicios por donde pudiera transitar el paciente al
ser transferido de la UCI, explicándole todos los detalles concernientes a la
rehabilitación al especialista correspondiente, garantizando así su continuidad.
Convocar a los miembros del equipo multidisciplinario siempre que sea necesario
para una nueva evaluación integral u otra situación específica.
Extender los vínculos con el área de salud comunitaria (servicio de rehabilitación
integral) a donde finalmente egresará el paciente al salir de la institución.
DIAGNÓSTICO
El diagnóstico en rehabilitación, también llamado diagnóstico fisiátrico, no discrepa en
ningún momento con el diagnóstico clínico o quirúrgico que pudiera plantearse en un
momento dado, solo que el primero se enfoca más a la detección y tratamiento de aquellas
limitaciones del validismo o disminución de las capacidades funcionales que se derivan o
pudieran relacionarse con determinado proceso patológico (congénito o adquirido),
tratamiento quirúrgico, accidente, e incluso, deterioro del estado mental. Es decir, en
Fisiatría, el diagnóstico se expresa en términos referentes al movimiento corporal
(cinética), a las capacidades de desplazamiento (cinemática), a la funcionabilidad articular
(artrocinemática), a la fuerza del músculo y su inervación, a la relación armónica existente
entre el Sistema Nervioso Central y las funciones propias de la especie. Además, abarca la
comunicación humana, la interrelación hombre-familia-comunidad, su interacción y disfrute
social. Este diagnóstico se establece sin pasar por alto jamás una afección primaria y
teniendo siempre en cuenta las enfermedades asociadas o sobreañadidas en cualquier
caso.
PRONÓSTICO
Para establecer un pronóstico fisiátrico, es sumamente importante el conocimiento
etiológico, la ubicación anátomotopográfica y la fisiopatología de la afección, así como la
evaluación de la magnitud y severidad de la secuela, permitiendo adecuar los objetivos de
tratamiento a las posibilidades reales y expectativas de recuperación. Se tendrá en cuenta
otro grupo de factores de riesgos (modificables y no modificables), tales como: edad, sexo,
raza, herencia, hábitos y estilos de vida, nivel cultural, medio social, entorno familiar,
medios económicos, apoyo comunitario y estado psicológico o mental del paciente que le
permitan optimismo y cooperación ante el tratamiento.
La ausencia de factores de riesgo, las edades jóvenes, el ambiente social y familiar
adecuados y un óptimo estado mental, favorecen en gran medida la recuperación,
mientras que los numerosos padecimientos, la edad avanzada, los ambientes
desfavorables y el deterioro mental, constituyen grandes limitantes en el proceso
rehabilitador. Independientemente de todo esto, resulta imprescindible la evaluación de las
capacidades residuales del individuo, o sea, aquellas estructuras y funciones que
quedaron indemnes y útiles; cuando estas resultan escasas, el pronóstico se ensombrece
considerablemente.
De manera global puede decirse que:
Tratamiento postural:
Si las condiciones del paciente lo toleran, se realizará diariamente, durante las 24 horas
del día y se mantendrá mientras el paciente guarde decúbitos prolongados, es decir,
siempre que permanezca más de ocho horas en cama diariamente. Incluye la higiene
corporal, del vestuario y el lecho donde guarda reposo el paciente. El logro de la
sedestación precoz resulta un gran paso de avance.
Objetivos:
1. Prevenir y/o tratar las úlceras de la piel, causadas por la presión mantenida sobre un
mismo punto de apoyo y la presencia de arrugas en el vestuario corporal y del lecho,
afectando principalmente las prominencias óseas.
2. Evitar deformidades, anquilosis articulares y retracciones de partes blandas,
ocasionadas por la adopción y el mantenimiento de posturas antifuncionales.
3. Garantizar una higiene adecuada que impida la instauración y desarrollo de afecciones
dermatológicas u otros procesos sépticos.
Pautas:
1. Cambios de decúbito cada dos horas. El uso de las diferentes posturas (supino, prono,
lateral, sedestado, en fowler, semifowler o bípedo), estará en correspondencia con el
estado del paciente y la opinión del intensivista o especialista a cargo del caso.
2. Protección de las zonas de apoyo y prominencias óseas mediante el empleo de calzos,
almohadillas, rodillos, bolsas de gel, etc. Puede aplicarse la suspensión del segmento en
riesgo, de ser necesario y siempre que sea permisible.
3. Uso de colchón antiescaras (de aire, agua, gel, etc.).
4. Empleo de la masoterapia con cremas hidratantes, haciendo énfasis en aquellas
maniobras del masaje clásico que más favorezcan la tonificación y estimulación.
5. Colocar, de ser necesario, correcciones ortésicas o bandajes; sobre todo para aquellos
segmentos con parálisis flácidas, disminución considerable del tono y la fuerza muscular,
así como regiones con fracturas óseas que requieren estabilidad e inmovilidad. Los más
empleados son: corrector de varo-equino, teswter desrotador, férula dinámica para
extensión mano-dedos, cabestrillos, minervas, collarines, corsé de Taylor, de Milwaukee,
etc.
Fisioterapia respiratoria:
Según el estado del paciente, pueden aplicarse de dos a cuatro sesiones en veinticuatro
horas, espaciadas cada cuatro horas una de otra, y con una duración de 20 a 30 minutos.
Objetivos:
1. Relajar los músculos propios de la mecánica respiratoria.
2. Eliminar las formas incoordinadas e ineficaces de actividad muscular respiratoria,
logrando respirar suavemente, de forma relajada y rítmica, disminuyendo el trabajo
agotador de los músculos respiratorios.
3. Aumentar la capacidad pulmonar y torácica.
4. Disminuir la frecuencia respiratoria.
5. Mejorar la saturación de O2.
6. Eliminar o reducir al mínimo las necesidades de ventilación mecánica.
7. Fluidificar y eliminar las secreciones.
8. Mejorar el transporte cilial
9. Mantener una vía aérea permeable para evitar la hipoxemia y la acidosis.
10. Facilitar la tos y expectoración.
11. Mejorar la función pulmonar.
Pautas:
1. Succión endotraqueal.
2. Posicionamiento en cama.
3. Humidificación adecuada.
4. Percusión (si hay presencia de secreciones en vías aéreas medias y altas)
5. Utilización de suspiros.
6. Mínimo nivel de presión positiva al final de la espiración(5 cm H20).
7. Hiperinsulación manual.
Paciente extubado:
6. Re-expansión pulmonar.
7. Incentivo respiratorio.
8. Presión positiva en la variante presión positiva al final de la espiración (PEEP) o presión
positiva continua en la vía aérea (CPAP): 5 cm H20).
9. Tos asistida a bajos volúmenes (iniciada en la capacidad residual funcional, si el
paciente es colaborador).
10. Aerosolterapia.
Kinesioterapia o cinesiterapia:
Este procedimiento, fundamentado en los principios de la biomecánica humana, es
imprescindible, pues enmarca leyes dialécticas relacionadas con la evolución de la
especie; el movimiento es la base del aprendizaje motor, la capacidad motora unida al
lenguaje, nos distingue de las especies inferiores y, la posibilidad de movernos y
comunicarnos nos permite participar de la sociedad en que vivimos. Las movilizaciones
deben aplicarse siempre, ya sean pasivas o activas, en dependencia del nivel de
conciencia y participación del paciente; excepcionalmente se contraindican en regiones
corporales donde existen focos de fracturas, cirugías recientes de una articulación,
procesos sépticos articulares o compromisos vasculares severos, pero aún así, se
recomienda movilizar gentilmente las articulaciones vecinas a aquellas en las cuales
queda totalmente prohibido el movimiento. La inmovilidad es sinónimo de deterioro, atrofia,
anquilosis y daño irreversible.
Masoterapia:
Resulta una manera de contacto cuerpo a cuerpo entre paciente y terapeuta que, aunque
considerado por los desconocedores como un procedimiento inocuo, puede causar
muchos efectos adversos si se emplea inadecuadamente. En la actualidad han surgido
muchas variantes manuales "mal incluidas" dentro de la masoterapia, por lo que no deben
ser aplicadas dentro de procedimientos serios y científicos. La ciencia médica reconoce
hasta el momento al "masaje clásico", que cuenta con sus siete maniobras muy bien
definidas: roce, fricción, amasamiento, percusión, vibración, deslizamiento de la piel y
sacudimiento; cada una de ellas con sus efectos fisiológicos propios, donde la sumatoria
de ellos, resulta en los efectos fisiológicos generales del masaje. Los efectos más
deseados en los pacientes que se encuentran en estado crítico o que sufren parálisis, son
aquellos que favorezcan la tonificación y estimulación muscular, la vasodilatación y activen
los receptores. Debe aplicarse masoterapia al menos una vez por día. En los pacientes
encamados, con edemas acentuados, parálisis y trastornos de la sensibilidad, no se
sugiere el empleo de cremas o pomadas analgésicas cuyos componentes resulten
irritativos, debiendo aplicarse aceites aromáticos, naturales o cremas hidratantes de la piel.
Queda totalmente contraindicado sobre regiones con focos de fractura, procesos sépticos,
heridas suturadas o sin cicatrizar y extremidades con trombosis venosa profunda.
Objetivos:
1. Preparar la zona que será manipulada.
2. Lograr vasodilatación sanguínea.
3. Eliminar la concentración de ácido láctico.
4. Regular el tono muscular.
5. Eliminar las contracturas.
6. Favorecer la nutrición celular.
7. Eliminar desechos del metabolismo.
8. Estimular la aparición de reflejos afectados.
9. Ejercer acción analgésica.
10. Evacuar los edemas.
Pauta:
Masaje manual con crema hidratante, previo a la movilización, sobre los grandes grupos
musculares y zonas de apoyo corporal, haciendo énfasis en la tonificación y estimulación.
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