Infografía 9 Titulo8 CE OrganizaciónTerritorial Gurú
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administración
Dividiéndose a su vez en tres capítulos: el capítulo primero que incluye los principios generales, el segundo que trata sobre la Administración
local y el tercero regula las comunidades autónomas.
Art.137
Para garantizar que el Estado autonómico no diese lugar a un sistema desequilibrado que produjera
diferencias entre los ciudadanos, la Constitución estableció como contrapeso del principio de
autonomía, el de solidaridad entre los territorios.
Art.139
Recoge que todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier parte del territorio
del Estado y que ninguna autoridad puede adoptar medidas que directa o indirectamente obstaculicen
la libertad de circulación y establecimiento de las personas y la libre circulación de bienes en todo el
territorio español.
Art.140
La Constitución garantiza la autonomía de los municipios y les otorga personalidad jurídica plena.
Su gobierno y administración corresponde a sus respectivos ayuntamientos, que están integrados
por los alcaldes y los concejales. El alcalde es elegido por los concejales o los vecinos y los concejales
son elegidos por los vecinos del municipio al que pertenecen mediante sufragio universal, igual, libre,
directo y secreto.
En cuanto al concejo abierto, además de las normas que puedan establecer las comunidades
autónomas sobre la materia, se encuentra recogido en la ley de bases de régimen local.
Art.141
Regula la provincia y la define como una entidad local con personalidad jurídica propia, determinada por la agrupación de
municipios y la división territorial para el cumplimiento de las actividades del Estado. Cualquier alteración de los límites
provinciales debe de ser aprobada por las Cortes Generales mediante una ley orgánica.
Art.142
Señala que las Haciendas locales deben tener los medios suficientes para desempeñar las funciones
que la ley atribuye a las Corporaciones respectivas y se nutren fundamentalmente de tributos propios y
de participación en los del Estado y de las comunidades autónomas.
Art.143
Expresa los caracteres generales que un territorio debe tener para iniciar un proceso autonómico. En
este sentido, señala que las provincias limítrofes con características históricas, culturales y económicas
comunes, los territorios insulares y las provincias con entidad regional histórica pueden acceder a su
autogobierno y constituirse en comunidades autónomas.
En general, debe decirse que la organización territorial autonómica guarda una estrecha relación con las
formas en que los territorios se han organizado en el pasado, de forma que la distribución autonómica
sigue, con ciertos matices, los modelos de reparto territorial de principios del siglo XIX.
Para evitar que se produjeran situaciones de bloqueo o en las que quedasen aislados territorios, por no haber alcanzado
las mayorías necesarias que exige la Constitución, la norma fundamental establece como solución que las Cortes Generales
resuelvan mediante ley orgánica por motivos de interés nacional.
Art.145
Prohíbe la federación de comunidades autónomas y además, recoge que los Estatutos pueden prever los
supuestos, requisitos y términos en que las comunidades autónomas pueden celebrar convenios entre sí
para la gestión y prestación de servicios propios de las mismas, así como el carácter y efectos de la correspondiente
comunicación a las Cortes Generales. En los demás supuestos, los acuerdos de cooperación entre las
comunidades autónomas necesitarán la autorización de las Cortes Generales.
Art.146 y 147
El artículo 146 señala que el proyecto de estatuto debe ser elaborado por una asamblea que esté compuesta por los miembros
de la Diputación u órgano interinsular de las provincias que estén afectadas y por los Diputados y Senadores elegidos en ellas y
finalmente, será elevado a las Cortes Generales para su tramitación como ley.
El artículo 147 define el Estatuto como la norma institucional básica de cada comunidad autónoma y prevé
que sea el Estado quien lo reconozca y ampare como parte integrante de su ordenamiento jurídico. Asimismo,
se requiere que contenga: la denominación de la Comunidad que mejor corresponda a su identidad histórica,
la delimitación de su territorio, la denominación, organización y sede de las instituciones autónomas propias,
las competencias asumidas y las bases para el traspaso de los servicios correspondientes a las mismas.
En cuanto a su reforma, debe ser ajustada al procedimiento que ellos mismos establezcan y en todo caso
se requiere que las Cortes Generales lo aprueben mediante ley orgánica.
Nuestra Constitución se basa en un sistema de listas para distribuir las competencias del Estado y de las comunidades autónomas.
Así, en el art. 148 se encuentran las competencias que las comunidades autónomas podrán asumir en exclusiva y, en el art. 149
se establecen las competencias que son exclusivas del Estado. No obstante, en las referidas listas se pueden encontrar un buen
número de materias que se encuentran en ambos ámbitos, tanto en el Estado como en las comunidades autónomas,
puesto que es lógico que ambas entidades territoriales compartan competencias sobre una determinada materia.
El Estado posee lo que se denomina poder residual, es decir, que asumirá la competencia sobre las materias que, no estando expresamente
recogidas en el art. 149 como exclusivas del Estado, no hayan sido asumidas por las comunidades, a través de sus Estatutos.
Además, en caso de conflicto, prevalecen las competencias del Estado sobre las de las comunidades autónomas en todo lo que no les esté
atribuido. Por último, el artículo 149 señala que el derecho estatal es supletorio del derecho de las comunidades autónomas, es
decir, que en defecto de norma autonómica debe acudirse al derecho estatal.
Art.150
Asimismo, el Estado podrá transferir o delegar en las comunidades autónomas, mediante ley orgánica, facultades
correspondientes a materia de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia
o delegación. La ley preverá en cada caso la correspondiente transferencia de medios financieros, así
como las formas de control que se reserve el Estado.
Por último, el Estado podrá dictar leyes que establezcan los principios necesarios para armonizar las disposiciones
normativas de las Comunidades Autónomas, aun en el caso de materias atribuidas a la competencia de
estas, cuando así lo exija el interés general. Corresponde a las Cortes Generales, por mayoría absoluta de
cada Cámara, la apreciación de esta necesidad.
Art.151
Se regula una forma especial de tramitar la autonomía, a través del cual se podía obtener, inicialmente, un mayor
nivel de autogobierno, cumpliendo con unos requisitos más gravosos que los establecidos en el procedimiento
común, regulado en el art. 143. No obstante, este procedimiento solo fue aplicado por Andalucía.
Este precepto daba lugar a una mayor asunción de competencias cuando la iniciativa autonómica
fuera acordada además de por las Diputaciones o los órganos interinsulares, por las tres cuartas
partes de los municipios de cada provincia que representaran, también, la mayoría del censo electoral
de cada una de ellas. Para acceder a la autonomía por esta vía especial era necesario que tal iniciativa
autonómica fuera ratificada mediante referéndum por el voto afirmativo de la mayoría absoluta de
los electores de cada provincia.
El proyecto de Estatuto debía ser elaborado y elevado a las Cortes Generales por una Asamblea compuesta solo
por los Diputados y Senadores elegidos en las provincias correspondientes. Una vez aprobado el proyecto de
Estatuto por la Asamblea de Parlamentarios, debía remitirse a la Comisión Constitucional del Congreso, la cual,
dentro del plazo de dos meses, debía examinarlo con el concurso y asistencia de una delegación de la Asamblea
proponente para determinar de común acuerdo su formulación definitiva.
En cuanto a su aprobación, por un lado, se necesita referéndum, con mayoría simple; y por otro, la
ratificación final en el Congreso y en el Senado con una votación final sobre el conjunto del proyecto.
No obstante, la no aprobación del proyecto no impide la constitución entre las restantes de la comunidad
autónoma proyectada.
Art.152
Recoge la organización institucional autonómica de los Estatutos que han sido aprobados por el procedimiento del artículo 151 y señala los
siguientes órganos: una Asamblea Legislativa, elegida por sufragio universal, con arreglo a un sistema de representación proporcional. Un Consejo
de Gobierno con funciones ejecutivas y administrativas.
Un Presidente, elegido por la Asamblea, de entre sus miembros, y nombrado por el Rey y un Tribunal Superior de Justicia, que sin perjuicio de
la jurisdicción que corresponde al Tribunal Supremo, culminará la organización judicial en el ámbito territorial de la comunidad autónoma.
Existen dos tipos de control que el Estado puede ejercer sobre las comunidades, el control ordinario regulado en el artículo 153 y el extraordinario
recogido en el artículo 155.
Art.153
El control de la actividad de los órganos de las comunidades autónomas se ejercerá: por el Tribunal Constitucional, el relativo a la constitucionalidad
de sus disposiciones normativas con fuerza de ley. Por el Gobierno, previo dictamen del Consejo de Estado. Por la Jurisdicción Contencioso-Administrativa,
sobre la administración autonómica y sus normas reglamentarias o por el Tribunal de Cuentas, cuando se trate del ámbito económico y presupuestario.
Art.155
Establece que si una comunidad autónoma no cumple las obligaciones que la Constitución u
otras leyes le impongan, o actúa de forma que atente gravemente al interés general de España,
el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la comunidad autónoma y, en el caso de no
ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, puede adoptar las medidas
necesarias para obligar a aquella al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección
del mencionado interés general. Para su ejecución, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas
las autoridades de las comunidades autónomas.
Art.154
Se regula la figura del Delegado del Gobierno que es quien dirige la Administración del Estado en el territorio
de la comunidad autónoma y además debe coordinarla con la administración propia de la comunidad.
Art.156
Las comunidades autónomas tienen, con arreglo a los principios de coordinación con la Hacienda
estatal y de solidaridad entre todos los españoles, autonomía financiera para el desarrollo y ejecución
de sus competencias. Para ello, las comunidades pueden actuar como delegados o colaboradores del
Estado para recaudar, gestionar y liquidar los recursos tributarios de aquel, de acuerdo con las leyes
y los Estatutos.
Art.157
Señala que los recursos de las CCAA se constituyen por: Impuestos cedidos total o parcialmente por el
Estado; recargos sobre impuestos estatales y otras participaciones en los ingresos del Estado. También
por sus propios impuestos, tasas y contribuciones especiales. Por transferencias de un Fondo de Compensación
interterritorial y otras asignaciones con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. Además de rendimientos
procedentes de su patrimonio e ingresos de derecho privado y del producto de las operaciones de crédito.
Art.158
Asimismo, las comunidades autónomas pueden obtener recursos conforme a lo establecido en el artículo 158. Así, en los Presupuestos
Generales del Estado podrá establecerse una asignación a las comunidades autónomas en función del volumen de los servicios y actividades
estatales que hayan asumido, y de la garantía de un nivel mínimo en la prestación de los servicios públicos fundamentales en todo el
territorio español.
Tanto el ejercicio de las competencias financieras de las comunidades autónomas, así como las formas de colaboración y resolución de conflictos
financieros entre el Estado y las comunidades debe regularse por Ley Orgánica. Actualmente, se encuentra en vigor la Ley Orgánica 8/1980, de 22
de septiembre de Financiación de las Comunidades Autónomas.