Manresa: Vol. 90 - #354
Manresa: Vol. 90 - #354
Manresa: Vol. 90 - #354
R E V I S TA D E E S P I R I T U A L I D A D I G N A C I A N A
Vol. 90 - Nº 354
Enero - Marzo 2018
El discernimiento
en común
Vol. 90 - Nº 354
Sumario
Estudios
John DARDIS, S.J.: Discernimiento en común: Una novedad
basada en una tradición antigua ........................................... 5
Francisco José RUIZ PÉREZ, S.J.: La Congregación General 36 y
su invitación al discernimiento en común .......................... 17
Cristóbal JIMÉNEZ, S.J.: El discernimiento apostólico en común.
Entrevista a José A. García ................................................ 27
Hermann RODRÍGUEZ OSORIO, S.J.: Discernimiento
Espiritual Comunitario: Novedades y tradiciones .......... 39
Toni CATALÁ, S.J. e Ignacio BONÉ, S.J.: Disposiciones
personales ante el discernimiento comunitario ............... 49
Franck JANIN, S.J. y José DE PABLO, S.J.: Ejercicios
Espirituales adaptados al discernimiento en común ...... 63
Semblanzas
Manolo PLAZA, S.J.: Gilles Cusson, S.J.: un hombre del
camino, la verdad y la vida. Canadá (1927-2003) ...... 81
Colaboraciones
Joana BARBADO, A.C.I.: El acompañamiento espiritual en
la elección desde los Directorios ignacianos .............. 85
Recensiones ........................................................................................... 95
Director: Antonio T. Guillén, S.I.
Consejo de Redacción: Pablo Alonso, S.I.; Ignacio Boné, S.I.; Mª del Mar Carles, RJM;
Manuel García Bonasa, S.I.; Luis Mª García Domínguez, S.I.;
Mª Luz de la Hormaza, ACI; Carles Marcet, S.I.; Diego Molina, S.I.
Te m a s p a r a 2 0 1 8
Presentación
L
a complejidad actual de los problemas en el orden apostólico y
social, tanto por la variedad de culturas y situaciones consideradas,
como por la diversidad de puntos de vista presentes en cualquier
grupo humano, nos desconcierta con razón a los agentes apostólicos y obli-
ga a buscar otros planteamientos y soluciones distintas del “ordeno y
mando” del que tiene la autoridad sobre el grupo. En instituciones mera-
mente seculares, sociales o políticas, la respuesta aceptada ha sido el viejo
método de la ‘discusión’ y la simple mayoría de votos al término de la
misma. Pero no tiene sentido pretender hacerlo así en instituciones religio-
sas que, por definición, no desean decidir los asuntos por opiniones propias,
sino estar sobre todo a la escucha de lo que el Espíritu les dicte. 3
Desde sus orígenes, el discernimiento ha sido reconocido elemento
esencial de decisión en la espiritualidad ignaciana. ‘Escuchar’ la voz del
Señor, después de haberse hecho ‘indiferente’ a cualquiera de las respues-
tas posibles, ha sido, y es, motor personal de muchas decisiones tomadas
normalmente por jesuitas, religiosas y laicos de espiritualidad ignaciana.
Nadie ha negado que, para muchas realidades y problemas, es suficiente
este discernimiento personal.
Sin embargo, en la reciente Congregación General 36 de la Compañía
de Jesús se pudo tomar conciencia de la necesidad, en muchos casos, de
otro discernimiento más completo y plural. Del “baúl de los recuerdos” en
nuestra historia se recuperó una forma de ‘discernimiento en común’ que,
ahora, varios siglos después, se revela con nitidez muy conveniente y nece-
saria para abordar las situaciones apostólicas complejas de hoy. El Papa
Francisco estimuló a los jesuitas congregados a avanzar firmes en esa
dirección.
A ese método –antiguo y moderno a la vez– del ‘discernimiento en
común’, ha querido dedicar MANRESA este número. Ha podido hacerlo en
la estela de la reciente carta del 27 de septiembre, que el P. General, Arturo
Sosa, ha enviado sobre el tema. Y ha intentado hacerlo además recordando
las motivaciones y los términos de un método bastante desconocido en la
práctica hoy, incluso dentro de la misma Compañía.
Como podrá comprobar el lector, todavía no hay uniformidad entre los
especialistas sobre el término, pero sí lo hay sobre el contenido.
‘Discernimiento comunitario’ o ‘discernimiento en común’ son títulos que
no ofrecen más diferencia que el colectivo imaginado en actitud de discer-
nimiento. La comunidad de jesuitas o religiosos, en el primer caso. El
grupo completo de religiosos y laicos que participan en una misma obra y
misión –“los compañeros y compañeras en la misión”, como dice el P.
General–, en el segundo. La realidad creciente de nuestra “misión compar-
tida” quizá impondrá definitivamente este último título.
Este número de la revista se inicia con un artículo del irlandés P. John
Dardis, Consejero del P. General para el Discernimiento y Planificación
Apostólica. El cargo es nuevo en la Compañía y fruto concreto de lo tratado en
la CG 36. Sobre esa experiencia de la Congregación General y lo vivido en ella
al respecto, escribe con solvencia y conocimiento directo el P. Paco Pepe Ruiz.
Los matices, límites y condiciones requeridas para el discernimiento en
común nos ha parecido que no podían quedar mejor expuestos que con una
entrevista abierta y directa con Toño García, especialista reconocido en el
tema. Cristóbal Jiménez fue el encargado de hacérsela con éxito.
Desde la CPAL –Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina–
4
aporta su reflexión el colombiano Hermann Rodríguez Osorio, derivada de su
tesis doctoral sobre el discernimiento comunitario. También era necesario
completar el tratamiento del discernimiento comunitario con una exposición
justificada de las disposiciones personales requeridas para hacerlo de verdad.
A ello responde el artículo siguiente, amplio y sugerente, de Toni Catalá y
Nacho Boné, que ha sido además el coordinador de todo el número.
Por último, como el discernimiento es bien sabido que nace de la expe-
riencia espiritual de los Ejercicios, la relación entre aquel y estos había de
ser explicitada, a ser posible con experiencias concretas. Lo hacen el belga
Franck Janin, Presidente de la JECP –Conferencia Europea de Provinciales
Jesuitas–, y su Socio, José de Pablo, ambos miembros además del Equipo
ESDAC, facilitador del discernimiento en común.
MANRESA continúa además en este número con su sección “Ayudas para
dar Ejercicios”, con la pluma ahora de otros autores. En esta ocasión, Manolo
García Bonasa y Luis Mª García Domínguez, ambos del Consejo de redacción
de la revista. La Sección “Semblanzas” recoge en este número la que hace
Manolo Plaza del canadiense Gilles Cusson, especialista en Ejercicios, a quien
tanto debe la modalidad actual de los Ejercicios en la Vida Diaria.
El número termina con un estudio de la portuguesa Joana Barbado,
Esclava del Sagrado Corazón, sobre lo dispuesto en los primeros
Directorios respecto a la elección y su acompañamiento en Ejercicios.
ESTUDIOS
L
a mayoría de nosotros hemos tenido buenas experiencias de dis-
cernimiento en nuestra vida personal a lo largo de los últimos 20
o 30 años. Ha habido un aumento de la dirección espiritual; los
retiros se acompañan más personalmente y, en general, los jesuitas y
aquellos que trabajan con nosotros son ayudados y se ayudan unos a otros
a llevar a cabo discernimientos sobre temas importantes como el de las
vocaciones, el de la misión futura o respecto a problemas y retos de la
vida cotidiana.
No se trata de lo mismo, con todo, en lo que se refiere al discernimien- 5
to en común (“discernment in common”). Durante más de 40 años hemos
venido debatiendo a este respecto, desde aquella carta del P. Pedro Arrupe
de 19712. Arrupe sitúa la cuestión en la tradición de la Compañía de Jesús
citando de San Ignacio y de Polanco:
“San Ignacio dejó sabiamente escrito en una ocasión que los superiores, antes
de decidir algo ‘tengan personas deputadas para consejo’ [Co 810]. Y la afirma-
ción del P. Polanco confirmaba este punto: ‘Cuanto más se vea ser difícil una mate-
ria, tanto más se ha de buscar consejo, quizás de todos los que viven en la misma
casa’”.
1
Traducido por Ignacio Ramos.
2
PEDRO ARRUPE, Carta de 25 de diciembre de 1971, Acta Romana Societatis Jesu, 15 (1967-
72), 767-773.
John Dardis
3
PETER-HANS KOLVENBACH, Carta de 5 de noviembre de 1986, Acta Romana Societatis Jesu,
19 (1984-87), 677-695.
4
ADOLFO NICOLÁS, Common Apostolic Discernment, Review of Ignatian Spirituality - XL,
3/2009, 14.
Discernimiento en común: Una novedad basada en una tradición antigua
“La convicción de que Dios actúa en la historia y se comunica con los seres
humanos es el supuesto en el que se basan los esfuerzos de discernir en común.
Para ello se deben buscar las condiciones que permiten escuchar al Espíritu Santo
y para dejarse guiar por Él en la vida-misión. Tal disposición personal y grupal de
acoger y seguir al Espíritu que se comunica, evita los falsos discernimientos en
común que sólo buscan revestir de lenguaje ignacianamente correcto decisiones
tomadas previamente con criterios del propio grupo.”5
5
ARTURO SOSA, Carta de 27de septiembre de 2017, 27/11, 2.
6
Ibid.
7
PAPA FRANCISCO, Evangelii Gaudium, 50.
John Dardis
blanco sobre negro. No! En la vida prevalecen las sombras del gris. Ahora es el
tiempo de enseñar a discernir en este gris”.8
8
PAPA FRANCISCO, “Oggi la Chiesa ha bisogno di crescere nel discernimento. Un incontro pri-
vate con alcuni gesuiti polacchi”, La Civiltà Cattolica, 3989, 349, 2016.
9
PAPA FRANCISCO,“Diálogo del Papa Francisco con los jesuitas reunidos en la CG XXXVI” en
Congregación General 36 de la Compañía de Jesús, Bilbao 2017,173-174.
10
PAPA FRANCISCO, “Discurso del Santo Padre Francisco a los miembros de la 36ª CG de la
SJ” en CG 36, 153.
11
Ibid, 160.
12
PAPA FRANCISCO, “Diálogo…”, 174.
13
PAPA FRANCISCO, Conversación con los superiores generales, 25 de noviembre de 2016. Edi-
tado por Antonio Spadaro y titulado “El Evangelio hay que tomarlo sin calmantes”, http://fmgb-
prov.it/es/2017/02/18/el-evangelio-hay-que-tomarlo-sin-calmantes/#page/4
Discernimiento en común: Una novedad basada en una tradición antigua
14
Puede encontrarse un acercamiento a la conversación espiritual en el manual ESDAC, dis-
ponible en www.esdac.net
Discernimiento en común: Una novedad basada en una tradición antigua
Una actitud de fe
15
ARTURO SOSA, Carta de 3 de octubre de 2017, 2017/13.
16
El consejo ampliado del Padre General se compone de los consejeros del General, los secre-
tarios de los sectores o dimensiones apostólicas de la Curia general, y los presidentes de las con-
ferencias de superiores mayores. Se reúne tres veces al año para proporcionar un espacio de dis-
cernimiento y consulta al Padre General.
Discernimiento en común: Una novedad basada en una tradición antigua
Llamados a discernir
La Congregación General 36 y su
invitación al discernimiento en común
Francisco José Ruiz Pérez
1. Introducción
V
ista con la lejanía de más de un año desde su terminación, la Congrega-
ción General 36 (CG 36) revela mejor su entidad como acontecimiento
para toda la Compañía de Jesús. Posiblemente esa entidad se perfilará
todavía más en aniversarios sucesivos. Mi propuesta en este artículo es destacar
uno de los aportes importantes de la CG 36 desde que se iniciaran los trabajos
previos el 8 de diciembre de 2014 y, ya en Roma, durante las sesiones en el aula
a partir del 1 de octubre de 2016 hasta su culminación el 12 de noviembre. Se
trata del impulso que la CG 36 imprime al discernimiento en común. 17
Promover ese discernir no constituye una invitación más entre otras
nacidas en la CG 36. Es transversal a ellas, está en la base del conjunto de
las contribuciones que pacientemente fueron componiendo los congrega-
dos. La vida religiosa apostólica que la CG 36 imagina para la Compañía
hoy pasa por la práctica del discernimiento en común, no sin ella1.
Esa convicción de que los jesuitas deberíamos discernir más resuelta-
mente en común se hizo palpable mientras la Congregación realizaba su
propio discernimiento… Por esa razón, a continuación voy a fijar tres
momentos de ese camino que es también resultado, de ese discernimiento
protagonizado por los congregados que termina en consigna para la Com-
pañía2. Este artículo casi es narración de esa experiencia y de las etapas por
1
Con Cruzado se puede decir que la CG 36 barrunta un papel distinto para el jesuita en la
misión, “menos director y más animador, capaz de formar equipos y trabajar con otros, formado
en la interculturalidad y la colaboración, acompañante de procesos de discernimiento personal y
colectivo” (M. CRUZADO, “Decreto 2. Un gobierno renovado para una misión renovada. Presen-
tación”, en Congregación General 36 de la Compañía de Jesús. Documentos, Provincia de Espa-
ña, Madrid 2017, 88).
2
Tomaré la CG 36 como un todo. Las fases ad electionem y ad negotia, aunque son discerni-
mientos distintos, están aquí contempladas conjuntamente. La Congregación fue un ejercicio de
discernimiento comunitario, cuyo fruto no es otra cosa que un único impulso de vida y misión
para la Compañía, primero, a través de personas que reciben responsabilidades decisivas para el
cuerpo apostólico y, segundo, por medio de directrices para la orden. Los liderazgos elegidos son
explicables por lo que y como se creyó que era preciso liderar.
Francisco José Ruiz Pérez
a) Agitación de espíritus
3
Signos de ese análisis de la realidad se encuentran en D. 1, nn. 1, 2, 3, 13, 21, 25-30; y en
D. 2., n. 3. La CG 36 tuvo muy presente la dramática imagen, convertida en ordinaria en muchos
lugares del mundo, de los desplazamientos forzados de migrantes. Son ellos quienes ejemplifican
la fragmentación que campa por sus respetos en tantos planos –el personal, el comunitario y el
universal/ecológico–. Los congregados, además, tomaron la iniciativa de redactar una carta a los
jesuitas en zonas de guerra y conflicto, “Testigos de amistad y reconciliación. Mensaje orante
para aquellos jesuitas que trabajan en zonas de guerra y conflicto” (Congregación General 36 de
la Compañía de Jesús. Documentos, o. c., 117-127).
La Congregación General 36 y su invitación al discernimiento en común
gregados trajeron noticias de que así era en muchos lugares del mundo. No
19
disminuye la eclosión de los fundamentalismos en medio de una fuerte
secularización ambiental. “Dios”, en su polisemia, es hoy también cuestión
de barricadas.
b) Liderazgo nuevo
3. El discernimiento propio de la CG 36
4
D. 1, n. 37.
5
Cf. D. 2, nn. 5 y 23.
La Congregación General 36 y su invitación al discernimiento en común
6
Cf. P.-H. KOLVENBACH, S. I., “Souhaits de Noël et de Nouvel An : Nos préférences aposto-
liques” (1 de enero de 2003), AR 23,1 (2003) 31-36.
7
Discurso del Santo Padre Francisco a los participantes en la 36 Congregación General de
la Compañía de Jesús. Curia General de la Compañía de Jesús (Roma, 24.10.2016), en Congre-
gación General 36 de la Compañía de Jesús. Documentos, o. c., 152.
8
Id. (la cursiva es mía).
9
D. 1, n. 38. Esta solicitud se convierte en la primera recomendación que formula el decreto
sobre gobierno (cf. D. 2, n. 14).
10
D. 1, n. 3 (la cursiva es mía).
Francisco José Ruiz Pérez
porque resalta el estilo de vida apostólica que fraguó entre ellos, incluso
cuando estaba suspendido el objetivo de la marcha a Tierra Santa. Los
cohesionaba “compartir una vida en común como amigos en el Señor; estar
muy cercanos a los pobres; predicar con gozo el Evangelio”11. Les era evi-
dente que “vida y misión, radicadas en una comunidad de discernimiento,
estaban profundamente interrelacionadas”12. Los congregados ven que la
Compañía actual puede sacar luz de ello. Sin duda, los jesuitas de hoy
“experimentamos la íntima unidad que existe entre vida, misión y comuni-
dad de discernimiento”13. La etapa veneciana de nuestros fundadores
recuerda que “nos entregamos a formas de apostolado variadas, que con
frecuencia exigen especialización y consumen mucha energía, pero si olvi-
damos que somos un cuerpo, unidos en y con Cristo, perdemos nuestra
identidad como jesuitas y la capacidad de dar testimonio del Evangelio.
Más que nuestras competencias y habilidades, lo que da testimonio de la
Buena Noticia es la unión entre nosotros y con Cristo”14. Las conclusiones
a que lleva lo anterior abundan en la dirección de ahondar en nuestros
cómos: “Esta Congregación está seriamente convencida de que Dios está
llamando a la Compañía en su conjunto a una renovación espiritual”15; y,
por eso, “hace una llamada a toda la Compañía a renovar nuestra vida apos-
22
tólica tomando como base la esperanza. Necesitamos, más que nunca, ser
portadores de un mensaje de esperanza que nazca de la consolación de
habernos encontrado con el Señor Resucitado. Esta renovación centrada en
la esperanza se refiere a todos nuestros apostolados”16.
El decreto segundo –“Un gobierno renovado para una misión renova-
da”– opta por prologar las catorce recomendaciones que prosperaron con
una larga consideración, inusual para el estilo de un decreto como este,
sobre los “modos de proceder apropiados para nuestro tiempo”17. En el
momento en que el decreto está recibiendo su redacción final, la Congre-
gación lleva consigo bastante recorrido y es más fácil leer las mociones de
fondo que la dinamizan. Eso ayudó y animó a la comisión redactora a pro-
poner que podía ser iluminador explicitar los cómos de gobierno para el
momento presente de Compañía. Desde ellos se podía entender mejor la
11
D. 1, n. 4.
12
D. 1, n. 5.
13
Id. (la cursiva es mía).
14
D. 1, n. 7 (la cursiva es mía).
15
D. 1, n. 18 (la cursiva es mía).
16
D. 1, n. 32 (la cursiva es mía). Es sintomático de esta conciencia del cómo apostólico que la
CG 36 optara por incluir, como un asunto confiado al P. General, una declaración expresa sobre
“una cultura coherente de protección y seguridad de los menores” (cf. Congregación General 36
de la Compañía de Jesús. Documentos, o. c., 137).
17
Cf. D. 2, nn. 3-9 (la cursiva es mía).
La Congregación General 36 y su invitación al discernimiento en común
18
D. 2, n. 3 (la cursiva es mía). A ello se añade el ejercicio de evaluación, que se decidió incluir
en el decreto, respecto a los pasos dados por el gobierno del P. Adolfo Nicolás según las directri-
ces del D. 5 de la CG 35 (cf. D. 2., nn. 10-12, con el apéndice: “Recomendaciones y resultados
clave del Decreto 5 de la CG 35”).
19
D. 1, n. 37 (la cursiva es mía). La expresión recuerda a la que empleó el Papa Francisco en
el aula: “Es también propio de la Compañía el servicio del discernimiento del modo como hace-
mos las cosas” (Discurso del Santo Padre Francisco, o. c., 158).
20
D. 1, n. 10.
21
D. 1, n. 17.
Francisco José Ruiz Pérez
22
D. 1, n. 21.
23
D. 2, n. 5.
24
D. 2, n. 12. En esa línea van las recomendaciones de los nn. 14, 20 d, 22, 25 y 26. La con-
vicción cala enseguida en el nuevo gobierno general, hasta el punto de que el P. Arturo Sosa quie-
re cundir con el ejemplo al dotarse de un consejero general para el discernimiento y la planifica-
ción apostólica.
25
D. 2, n. 4.
26
Cf. [Ej 170-174].
27
[Ej 189].
La Congregación General 36 y su invitación al discernimiento en común
28
[Ej 171].
29
2017/11 (27.9.2017). Los aportes valiosos de esta carta están en continuidad con los que
hacía el P. Peter-Hans Kolvenbach en su carta “Sobre el discernimiento apostólico en común”
(5.11.1986).
30
En concreto: escoger bien la materia; saber quiénes y por qué participan; libertad interior;
unión de ánimos; conocimiento de cómo se discierne; poner en común la oración; la conversa-
ción espiritual; la práctica sistemática del examen; establecer cómo se toma la decisión final.
31
[Ej 6, 32].
32
[Ej 313].
Francisco José Ruiz Pérez
b) Crítica de la emotividad
5. Conclusión
J
osé Antonio García Rodríguez –Toño– habla con ilusión y pasión
del Discernimiento Apostólico en Común (DAC). Toño es jesuita
y un sabio y maestro en temas de espiritualidad ignaciana. Fue
director de esta revista MANRESA e instructor de Tercera Probación.
Su teología, de enorme creatividad, la sigue desplegando hoy en los
Ejercicios en la vida diaria y en el acompañamiento espiritual. Asegura
que una inflación en el lenguaje del DAC y su mal uso quemaron una
herramienta que se está intentando recuperar ahora, en un tiempo de
toma de decisiones importantes y complejas. ¿Qué temas pueden ser
objeto de un discernimiento así? ¿Cómo se aplica? ¿Qué hacer cuando 27
la decisión no es la que uno esperaba? Estas son algunas de las cuestio-
nes que le planteamos en una entrevista realizada por Cristóbal Jiménez
el 1 de noviembre.
ante esta práctica. A esa persona no puedes hacerla pasar por las horcas cau-
dinas de algo que le supera. Forzar a una persona así suena a injusto; es tra-
tar de llevarla donde ya no puede ir. Dicho esto, hay que añadir otra cosa.
Al tiempo que se practica el discernimiento apostólico en los casos que sea
posible, todos los jesuitas y laicos de inspiración
ignaciana estamos llamados a crecer en las condi-
Si queremos discernir ciones personales que hagan posible un sujeto de
juntos es necesario que discernimiento. Con ello el número de personas con
pongamos a distancia, subjecto para poder hacerlo tenderá a crecer, no a
disminuir. Esas condiciones son tanto de tipo espi-
afectiva e ritual, bíblico e ignaciano, como de tipo humano,
intelectualmente, tanto psicológico, conversacional, etc. y todos –o casi
el sí como el no. todos– podemos crecer en ellas. Aparece aquí un
tema importante, tal vez el más importante: ¿qué es
lo que hace posible un sujeto que pueda entrar en un
discernimiento en común?
Podemos hablar, para empezar, de condiciones de tipo espiritual. La
primera, sin duda, es la convicción ignaciana de que Dios se comunica,
inmediata o mediadamente según los casos, con la criatura. Sin esa con-
30
vicción se destruye la posibilidad del discernimiento. Si un grupo se
reúne para ver qué es lo mejor que podemos hacer según Dios en un caso
concreto, es que cree de corazón que Dios puede comunicarse con la
criatura y que, en esa comunicación amorosa, el ser humano, cada uno
de los que participan en esa búsqueda “espiritual”, puede intuir, conocer,
sospechar lo que Dios quiere. En este sentido, son muy iluminadoras las
palabras que Rahner le hace decir a San Ignacio en aquella obrita suya
titulada Carta de San Ignacio a un jesuita de hoy. Vosotros, los jesuitas
modernos –viene a decirnos Ignacio por boca de Rahner– predicáis, dais
Ejercicios, habláis sobre esta comunicación divina, pero en el fondo no
la acabáis de creer, sois unos “secretos y reprimidos ateos”. Es para pen-
sarlo porque no cabe duda de que nos hallamos ante el núcleo más esen-
cial de la espiritualidad ignaciana.
Hay otras condiciones, por así decirlo, “de marca ignaciana”. Una
esencial: la indiferencia. Si queremos discernir juntos si cerramos, por
ejemplo, una institución o abrimos una nueva, es necesario que pongamos
a distancia, afectiva e intelectualmente, tanto el sí como el no. De lo con-
trario, no estaremos capacitados para el discernimiento porque nuestra
posición final será la que ya tenemos desde el comienzo. Lo único que ha
de llenar nuestro corazón es dar justamente con lo que Dios quiere y solo
mediante ese distanciamiento previo dejamos que Dios pueda inspirar o
El discernimiento apostólico en común. Entrevista a José A. García
Tienes razón, ¿quién podrá? Es toda una espiritualidad la que hay deba-
jo y también una sabiduría y capacitación humanas. Pretender tenerla al
completo es de ingenuos, pero no es de ingenuos caminar hacia ella. Mi
experiencia, tanto en discernimientos reales como en talleres para aprender
a discernir en común, es que, cuando la práctica está bien hecha, es precio-
sa e invita a entrar más y más en ella. Mi impresión es también que cuan-
do el P. Arrupe desempolvó esta herramienta apostólica tan antigua en la
32
Compañía, nos llenó de un entusiasmo un tanto ingenuo; que hablamos
mucho sobre ella sin caer en la cuenta de los costos espirituales que supo-
nía ni someternos a su método; y que esa inflación de palabras sin prácti-
cas bien hechas estuvo a punto de acabar con esa herramienta. Más tarde el
padre Kolvenbach volvió sobre el tema con su profundidad característica,
pero muchos seguían dudando de su viabilidad. La reciente carta del actual
P. General, Arturo Sosa, por mandato de la última Congregación general,
vuelve a poner el tema sobre el tapete. Es quizá el documento que más sis-
tematiza las condiciones espirituales del DAC al igual que su forma de lle-
varlo a cabo.
No me cansaría de insistir en que, si realmente se trata de un discerni-
miento “espiritual”, y no meramente de una planificación funcional, la
comunión con ese Espíritu de Jesús y el deseo de ser configurados por él,
ha de estar trasversalmente presente en todo el proceso del DAC, desde el
comienzo al final. La oración personal –y en algunos momentos del proce-
so también la grupal, en la que cada uno exprese cómo le va en la búsque-
da– es bueno que estén presentes.
Una vez que se ha decidido, pueden pasar dos cosas: que sea lo que
yo pensaba o lo contrario. ¿Qué hacer, entonces?
Los orígenes
L
os seres humanos buscamos en común los caminos de Dios en
medio de las claridades y ambigüedades de la vida. Eso supone
escribir con otros, y de la mano de Dios, la historia de la salvación 39
y de la humanidad, en una sola tablilla. Esta forma de proceder ha estado
presente en la Iglesia desde sus orígenes. Es un ejercicio particularmente
necesario en tiempos de cambio o de encuentro de culturas. Hoy vivimos
esta interacción dinámica entre culturas, y enfrentamos cambios que se
suceden a una velocidad vertiginosa. Frente a esta realidad es necesario
plantearnos la pregunta por la posibilidad de buscar juntos la voluntad de
Dios, como ejercicio cotidiano.
El Concilio Vaticano II hizo un llamado a las familias religiosas a vol-
ver a las fuentes2. Esta invitación desencadenó en la Compañía de Jesús un
proceso múltiple de adaptación del espíritu fundacional a las condiciones
del mundo actual, cuyo punto de partida fue la Congregación General 31ª
(1965/6). Dentro de este proceso, las Congregaciones Generales siguientes
(1974, 1983, 1995, 2008 y 2016) han renovado la invitación a toda la Com-
pañía, a redescubrir la experiencia del discernimiento espiritual, tanto per-
sonal como comunitario.
Por su parte, los PP. Arrupe, Kolvenbach, Nicolás y Sosa, Superiores
Generales durante este período, también han invitado a jesuitas y colabora-
1
Recomendamos la lectura del artículo, H. RODRÍGUEZ, Discernimiento Comunitario. Algunas
precisiones terminológicas, Miscelánea Comillas 58 (2000), 487-510.
2
CONCILIO VATICANO II, Perfectae Caritatis, Decreto sobre la adecuada renovación de la vida
religiosa, 2.
Hermann Rodríguez Osorio
3
Luis González Hernández (1916-1992), después de haber sido Provincial de Toledo, fue lla-
mado por el P. Pedro Arrupe, para fundar un centro dedicado a la promoción y difusión de la espi-
ritualidad ignaciana. El P. González dirigió el CIS, con sede en Roma, desde 1969 hasta 1980.
4
LUIS GONZÁLEZ, La deliberación de los primeros compañeros. A los 450 años de la deter-
minación de fundar la Compañía de Jesús (1539-1989), Manresa 61 (1989), 246.
Discernimiento Espiritual Comunitario: Novedad y tradición
Esta página de los Hechos de los Apóstoles es muy apropiada para nosotros,
que hemos venido aquí para una reunión eclesial. Nos habla del sentido del discer-
nimiento comunitario en torno a los grandes problemas que la Iglesia encuentra a lo
largo de su camino y que son aclarados por los “Apóstoles” y por los “ancianos” con
la luz del Espíritu Santo, el cual, como nos narra el evangelio de hoy, recuerda la
enseñanza de Jesucristo (cf. Jn 14, 26) y así ayuda a la comunidad cristiana a cami-
nar en la caridad hacia la verdad plena (cf. Jn 16, 13). Los jefes de la Iglesia dis-
cuten y se confrontan, pero siempre con una actitud de religiosa escucha de la pala-
bra de Cristo en el Espíritu Santo. Por eso, al final pueden afirmar: “Hemos decidi-
do el Espíritu Santo y nosotros...” (Hch 15, 28). Este es el “método” con que actua-
mos en la Iglesia, tanto en las pequeñas asambleas como en las grandes. No es sólo
Hermann Rodríguez Osorio
Acto o actitud
Mucho se ha escrito sobre el discernimiento a lo largo de los últimos
años. Vale la pena recordar aquí la definición que el P. Arrupe utilizó en uno
de sus discursos durante la Congregación General 32ª, en 1974:
No olvidemos que la verdadera discreción consiste, como dice el «Ordo Paeni-
tentiae»: ‘en el conocimiento íntimo de la acción de Dios en los corazones de los
hombres, obra del Espíritu Santo, fruto de la caridad’ (Ordo Paen. n. 10). La verda-
dera discreción es un cierto dinamismo, que procede de la caridad y crece poco a
poco mientras va descubriendo continuamente la voluntad de Dios; el discerni-
miento tiene un sentido escatológico, al mismo tiempo, que informa nuestra vida y
todos nuestros actos7.
5
V CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL CARIBE, Documento con-
clusivo, Homilía de su Santidad Benedicto XVI, 13 de mayo de 2007. (http://www.celam.org/apa-
recida/Espanol.pdf). Las negritas son nuestras.
6
A. SOSA, Sobre el discernimiento en común, Carta del 27 de septiembre de 2017.
7
AA.VV., Siguiendo el Camino de la Congregación General XXXII. Papeles inéditos de la
Congregación General: artículos, experiencias y bibliografía (Subsidia ad Constitutiones 15),
CIS, Roma s.f., 7. La frase completa del Ritual de la Penitencia dice así: “El discernimiento del
espíritu es, ciertamente, un conocimiento íntimo de la acción de Dios en el corazón de los hom-
bres, un don del Espíritu Santo y un fruto de la caridad [Nota 41: Cf. Phil 1,9-10]”: COMISIÓN EPIS-
COPAL ESPAÑOLA DE LITURGIA, Ritual de la Penitencia, Nº 10. Ritual confirmado por la Sagrada
Congregación para el Culto Divino por decreto del 25 de enero de 1975.
Discernimiento Espiritual Comunitario: Novedad y tradición
Discreción o elección
8
Cfr. M. RUIZ JURADO, El Discernimiento Espiritual. Teología. Historia. Práctica, BAC,
Madrid 1994,18-20.
9
J. OSUNA, “El Discernimiento: espiritualidad de seguimiento de Jesús, conducidos por el
espíritu, para mayor gloria de Dios”, Reflexiones CIRE, 12 (1986), 86-87.
10
Cfr. J. MAGAÑA, “La voluntad verdadera del Dios verdadero. Pistas para discernir el discer-
nimiento”, Manresa 54 (1982), 113.
Hermann Rodríguez Osorio
11
Cfr. T. DUNNE, “Models of Discernment”, The Way Supplement 23 (1974), 18-26.
Discernimiento Espiritual Comunitario: Novedad y tradición
Diego Laínez, uno de los compañeros de viaje, añadiría más tarde que
el Cristo pobre, humillado y cargado con la cruz, le decía a Ignacio: “Quie-
ro que nos sirvas”. Esta experiencia constituyó para Ignacio la confirma-
ción, por parte de Dios, del camino que hasta entonces había seguido; un
camino de servicio y de docilidad a la acción de Dios en él. Desde esta
perspectiva, es fácil entender que el hombre es invitado por Dios a servir
con su vida a la misión del Hijo.
En los Ejercicios Espirituales, la mayoría de las contemplaciones pro-
puestas, están orientadas a descubrir al Señor actuando; la invitación que el
ejercitante siente, es a unirse a Jesús en su acción salvífica en el mundo, de 45
modo que ponga el amor “más en las obras que en las palabras” [Ej 230].
De esta manera, se puede comprender el discernimiento espiritual como un
proceso a través del cual, la persona va entendiendo, progresivamente, la
forma concreta de colaborar, amorosamente, con la acción creadora de Dios
en la historia.
Se trata, propiamente, de una continua toma de conciencia de la acción
de Dios en la propia interioridad, que se va traduciendo en toma de deci-
siones y en acción transformadora de la realidad personal, comunitaria y
social. Esta toma de conciencia progresiva, se va haciendo efectiva a través
de la práctica del examen cotidiano, y permite que el discernimiento espi-
ritual se desarrolle desde una perspectiva personal, pero sin perder de vista
su dimensión comunitaria, como hemos venido señalando. La definición
que ofrece Jesús Corella en uno de sus artículos va en esta dirección:
12
J. CORELLA, “El «qué» y el «porqué» del discernimiento”, Confer 28 (1989), 383.
Hermann Rodríguez Osorio
El discernimiento espiritual, tal como hemos visto que lo presenta san Ignacio,
ocurre al interior de una conciencia sumamente comunicada, espiritualmente paten-
te y en frecuente diálogo y expresión con quien le da los ejercicios y le platica las
reglas de discernimiento. Es importante comprender que, aunque no esté dicho así,
pero esa cualificada relación interpersonal entra también constitutivamente en el
discernimiento. En una conciencia incomunicada, el discernimiento está falseado de
antemano13.
13
D. GIL, Discernimiento según San Ignacio, CIS, Roma 1980, 388.
Discernimiento Espiritual Comunitario: Novedad y tradición
Conclusión
14
“También en el grupo se producen consolaciones y desolaciones, y su experiencia, repetida
y contrastada a lo largo del tiempo, puede conducir al grupo a comprender lo que es voluntad de
Dios para él. (...)”: J. CORELLA, “Discernimiento Comunitario”: Confer 28 (1989), 470.
Hermann Rodríguez Osorio
15
AA.VV., “La vida de comunidad a la luz de los documentos ignacianos”, en AA.VV., Dos-
sier “Deliberatio” A, CIS, Roma 1972, 64.
16
J. M. ROVIRA BELLOSO, “¿Quién es Capaz de Discernir?”, Concilium 139 (1978), 606-607.
Vol. 90 (2018) MANRESA pp. 49-62
D
esde hace ya un tiempo el discernimiento en común se percibe
como urgencia para la iglesia y para las instituciones religiosas.
Recientemente el papa Francisco ha insistido en la necesidad del
discernimiento para toda la Iglesia y nos ha encomendado a los jesuitas –y 49
podemos decir a la familia ignaciana– contribuir a difundir el discerni-
miento en la vida eclesial.1 Parece que hay problemas que se resisten a ser
enfocados sólo con una disciplina vertical y que tampoco se resuelven sólo
con discusiones…
Las recientes Congregaciones Generales de la Compañía de Jesús y las
cartas de sus generales muestran una conciencia creciente de la importan-
cia del discernimiento en común. El P. Arrupe en 1971 ya animaba explíci-
tamente iniciativas en este sentido, quince años después, el P. Kolvenbach
(1986) recogió información de superiores de todas las provincias sobre este
tema y lo sintetizó en una interesante carta, el P. Nicolás también impulsó
en 2009 un encuentro sobre discernimiento en común. Ahora el P. Sosa ha
recogido el encargo de la CG 36 y ha escrito una carta a toda la Compañía
(27/9/2017) animándonos a ahondar en el discernimiento en común como
algo inseparable de la planificación apostólica. Parece que los últimos cin-
cuenta años muestran este deseo de encontrar caminos y que, aunque hay
obstáculos y dificultades serias, se insiste porque se sigue viendo como
1
“Sobre todo, denles lo que han recibido de los Ejercicios: la sabiduría del discernimiento. La
Iglesia hoy necesita crecer en la habilidad del discernimiento espiritual”. PAPA FRANCISCO, Colo-
quio privado con jesuitas en Polonia, julio 2016, disponible en:
https://loiolaxxi.wordpress.com/2016/08/26/coloquio-del-papa-con-los-jesuitas-polacos/
Toni Catalá e Ignacio Boné
algo crucial.2 Llevamos medio siglo viéndolo como algo “urgente”, parece
pues que no resulta fácil y que sigue siendo necesario profundizar en nues-
tras resistencias.
Kolvenbach recogía ya en su escrito de 1986 muchas de las dificultades
teóricas y prácticas con las que el discernimiento en común se choca… En
la memoria de algunos queda su constatación de las limitaciones persona-
les que hacen que, en muchos casos, no se den los mínimos ignacianos para
una búsqueda en común de la voluntad de Dios. Se recuerda su pregunta:
“¿No se debe reconocer… que basta una personalidad excéntrica, agresiva
o cínica en una comunidad para echar por tierra la posibilidad de un dis-
cernimiento en común?” Reconociendo esta verdad, vamos a intentar refor-
mular la reflexión sobre estas disposiciones personales en un modo positi-
vo y que abra caminos pedagógicos. Vamos a volver a algunas fuentes igna-
cianas que iluminan cómo cultivar cierta disposición personal que haga
posible el discernimiento en común.
2
ARRUPE, P., “Sobre el discernimiento espiritual comunitario (25.12.71)”, La identidad del
jesuita en nuestros tiempos, Sal Terrae, Santander 1981, 247-261; KOLVENBACH, P.-H., “Sobre el
discernimiento apostólico en común”, ARSI, 19, Roma, (1987), 700-720; NICOLAS, A., “Discer-
nimiento apostólico en común”, CIS XL (2009), 9-21.
Disposiciones personales ante el discernimiento comunitario
3
PAPA FRANCISCO, “Exhortación apostólica Evangelii gaudium”, en AAS 105 (2013), 1019-
1137.
4
Ver: PAPA FRANCISCO, Discurso a los participantes en la 36 Congregación General de la Com-
pañía de Jesús (24/10/2016), disponible en: http://w2.vatican.va/content/francesco/es/spee-
ches/2016/october/documents/papa-francesco_20161024_visita-compagnia-gesu.html
Disposiciones personales ante el discernimiento comunitario
ellas. El intérprete de estas palabras sólo puede ser Jesucristo porque si las
interpretamos nosotros, convertimos el evangelio en una mala noticia.
Desde lo acontecido en Jesús, abnegarse es descentrarse para que las cria-
turas tengan vida. La mortificación de Jesús fue un morir a un mesianismo
centrado en el yo para vivir para los perdidos de la
casa de Israel. Cuando nos colocamos
Cuando en tiempo oscuro examinamos y ora- en la realidad de otra
mos descubrimos la necesidad de hacer algo, de
servir, de aliviar, de implicarse en algo que subsane
manera, entonces vemos
la desolación ambiental... esto es penitencia. Se otras cosas y al verlas
descubre que en este mundo desolado hay mucha actuamos de otra
tarea por hacer y la desolación se va “lanzando”.
Instalados en el “no merece la pena”, “no sirve para
manera, y al actuar de
nada”, “total para qué si a nadie le interesa, si segu- otra manera la realidad
ro que no funciona”… no hay apertura al Espíritu. sí que cambia.
Pelear contra esta instalación es el objetivo de la
“penitencia” en la desolación.
En la vida cotidiana es fácil alimentar la desolación. Por ejemplo, en el
mundo educativo es más fácil la queja continua y victimista de cómo están
55
los alumnos, que la “penitencia” de pararse a pensar y plantearse la inade-
cuación de los recursos educativos que se les ofrecen. En la desolación pas-
toral, es más fácil el lamento y la queja de cómo están las familias que plan-
tearse abnegadamente la necesidad de salir de un modelo envejecido de
evangelización o de acceder a ellas de otro modo.
Es bastante evidente que cuando se tiene en cuenta este criterio de dis-
cernimiento la “realidad” no cambia, pero empieza a vencerse la desolación
porque nos colocamos en la realidad de otra manera y entonces vemos otras
cosas y al verlas actuamos de otra manera y al actuar de otra manera la rea-
lidad sí que cambia.
Hace falta ser adultos –tener sujeto dice S. Ignacio– y tener coraje
para discernir. Lo más cómodo es dejarse llevar por los tópicos al uso,
temer al qué dirán de mí mismo o de mi grupo, o temer pérdidas de ima-
gen, porque todo grupo –por muy cristiano que sea– establece sus pro-
pias pautas de funcionamiento que siempre están
Discernir es un talante, amenazadas de convertirse en “ley”.Se puede
no es un automatismo, vivir en régimen de ley o en régimen de gracia y
no es sólo una técnica, de libertad, no se da nunca un régimen u otro,
estamos en ambos, pero es claro que el discerni-
es un proceso que dura miento nos lleva hacia el régimen de gracia. Dis-
toda la vida, es cernir es un talante, no es un automatismo, no es
desentrañar la mentira sólo una técnica, es un proceso que dura toda la
vida, es desentrañar la mentira en la que podamos
en la que podemos estar caer creyendo que vivimos desde la Buena Noti-
viviendo. cia.
Condición de contexto: ¿El lenguaje de Dios es paz o estridencia?
que “tiene que ser porque siempre ha sido así”, “no merece la pena”, “para
qué si estamos tranquilos”... Si huele a paz de cementerio o de pacto con la
decadencia, es entonces cuando el “profeta” que inquieta, cuestiona, criti-
ca y pleitea actúa desde “el buen ángel”. No hay ley, se trata de estimativa,
de olfato, de sensibilidad.
Conclusión
dos a servir. Dicho con palabras del actual General, los participantes en
cualquier discernimiento en común “deben cultivar su libertad interior”.
Esa libertad es entendida como un mayor desapego de lo propio para abrir-
se a un bien común mayor en la perspectiva del Evangelio. ¿Cómo se rea-
liza ese cultivo? Aquí hemos propuesto el examen
Discernir es poner en ignaciano como llave a la gratuidad necesaria y el
crisis y pleitear con discernimiento personal como liberador de la liber-
tad evangélica para elegir y para reformar la vida
nosotros mismos, no propia y la común. Hemos presentado las reglas de
para paralizarnos, sino discernimiento como ayuda para salir de la desola-
para abrir camino al ción y para discernir también la consolación sin
dejarnos engañar por sutilezas, falsas razones ni
Espíritu, a la novedad falacias.
de Dios. Sin ciertas disposiciones de discernimiento per-
sonal no hablemos de discernimiento apostólico o
comunitario, nos podemos meter en callejones sin salida o gastar energías
para nada. No se trata de purismo sino que, a medida que intentemos el dis-
cernimiento apostólico, no tendremos más remedio que caer en la cuenta
vitalmente de la necesidad urgente de esas disposiciones personales.El dis-
62
cernimiento comunitario desenmascara excentricidades y cinismos. Para
avanzar se necesita crecer en libertad interior, en desapego y en una bús-
queda limpia del Evangelio.
Conviene recordar que el discernimiento es don del Espíritu a la Iglesia.
Discernir es un acto de profunda eclesialidad, no es patrimonio de una espi-
ritualidad concreta. Ignacio fue un hombre de discernimiento y un buen sis-
tematizador que ofreció y expuso su experiencia a todos. Como familia
ignaciana tenemos nuestro aporte en estos tiempos que invitan tanto a la
comunión. Entre todos nos tenemos que ayudar a vivir un seguimiento
esponjado, libre, que transparente que lo acontecido en Jesús es Buena
Boticia… El discernimiento personal y el común nos convierten –como
bien sugiere el Papa Francisco– a la alegría del Evangelio.
Vol. 90 (2018) MANRESA pp. 63-72
T
oda adaptación de los Ejercicios Espirituales a la práctica del
discernimiento en común tiene en su raíz dos supuestos básicos.
Primero, de la misma manera que Dios guía a una persona,
puede guiar un grupo de personas. Y la segunda, el Espíritu Santo se da
a todos y actúa en los corazones de todos. La propuesta metodológica
desarrollada desde los años setenta por el equipo ESDAC (Exercices
Spirituels pour un Discernement Apostolique en Commun) coincide en
estos presupuestos para grupos que específicamente tienen en común un
proyecto, un propósito, un objetivo para los que buscan hallar la volun-
tad de Dios. Después de un proceso de maduración de casi cincuenta 63
años de experiencia, la propuesta de ESDAC se entiende a sí misma
como una más entre otras posibles. Veremos aquí un poco de su histo-
ria y las dos claves de su pedagogía para el discernimiento desde los
Ejercicios Espirituales: la conversación espiritual y los modos de elec-
ción.
Un grupo como un solo cuerpo, es decir, como una persona corpora-
tiva, puede entenderse como un sujeto de oración y discernimiento al
igual que cualquier ejercitante que se pone en juego buscando con indi-
ferencia las luces que iluminan el camino por el que Dios le quiere lle-
var. Podemos extender este primer presupuesto recordando que también
el grupo es criado para alabar hacer reverencia y servir a Dios nuestro
Señor [Ej 23]. Como persona corporativa también pasa por experiencias
de gracia y de pecado. En su vida como grupo tiene momentos de con-
solación y desolación, recibe llamadas y hace elecciones. En conjunto,
puede reconocer períodos de vida, muerte y resurrección. En su proceso
de discernimiento el grupo es una persona corporativa, cuerpo de Cristo
(1 Cor 12,27).
Decir que la presencia del Espíritu Santo se ha dado a todos por igual
puede parecer una obviedad, pero muy a menudo sentimos que se ha
dado más a unos que a otros. Incluso, en primera persona, que a mí se
me ha dado más que a otros. Sin embargo en la propuesta de ESDAC no
Franck Janin y José de Pablo
La conversación espiritual
1
ISECP GROUP (James Borbely SJ, Marita Carew, John English SJ, John Haley, Judith Roe-
mer, George Schemel SJ), Focusing Group Energies. Common Ground for Leadership, Organi-
zation, Spirituality, University of Scranton, Scranton, Pennsylvania 1987.
2
M. BACQ, J. CHARLIER, ET LE EQUIPE ESDAC. Pratique de discernement en commun. Manuel
des accompagnateurs. Fidélité, Bruselas 1994.
Franck Janin y José de Pablo
vir para ver las necesidades del grupo o sus prioridades conforme a un
periodo concreto.
Otro ejercicio que acompaña todo el proceso de discernimiento es el
ciclo de vida-muerte-resurrección. En su base está el deseo de alcanzar
conocimiento interno de las dinámicas de vida, de muerte y de resurrec-
ción que se dan en el funcionamiento de un grupo. En una explicación
demasiado escueta, para lo que esta dinámica da de sí, se trata de reco-
nocer las etapas por las que transcurre un grupo desde sus deseos funda-
cionales, sus mitos y aspiraciones primigenias, hasta su situación actual
de discernimiento, para vislumbrar la etapa venidera. Más que un círculo
cerrado, la gráfica de este ejercicio debería mostrar un movimiento ondu-
latorio en el que se asciende mediante la puesta en marcha de los deseos
iniciales pasando por distintas etapas de tramar sus objetivos, institucio-
nalización, programación y gestión, entre otras. Y los movimientos des-
cendentes que vienen por la evaluación y la duda aplicada a los procedi-
mientos, las ideologías, o a la ética del grupo. Se trata así de hacer cons-
ciente el momento en el que encuentra el grupo, no sólo desde su historia
(línea temporal) sino desde su vitalidad en un ciclo de vida, muerte y
resurrección.
69
La segunda semana tiene como centro la llamada del Rey Eternal.
Aquí toma fuerza la dimensión apostólica de la vida del grupo, la lla-
mada original y los deseos de seguir al Señor. En ella se vuelve a los
ejercicios anteriormente descritos para ver qué está vivo en el grupo,
qué está muerto y qué necesita resucitar. En este momento el grupo se
ejercita como grupo en las meditaciones propias de segunda semana:
encarnación, dos banderas, tres binarios (o tres tipos de grupos) y las
contemplaciones de la vida de Cristo. Al tiempo que aprende a formu-
lar y compartir las consolaciones y desolaciones que ocurren en el
grupo. Lo mismo sucederá en la tercera y cuarta semanas, pero cen-
trándose respectivamente en las vivencias de muerte y resurrección den-
tro del grupo.
Tiempos de elección
3
G.J. SCHEMEL, J.A. ROEMER, “Communal Discernment”, Review for Religious (nov/dic
1981) vol. 40 n. 6. Revisado en julio 1992.
Ejercicios Espirituales adaptados al discernimiento en común
4
Para saber más de ESDAC ver www.esdac.net
AYUDAS PARA DAR EJERCICIOS
Principio y fundamento
Manolo García Bonasa
“¿P
or dónde comenzar? Es imprescindible comenzar por
algo”1, de este modo inicia su propuesta de Ejercicios
Espirituales uno de los más significativo y relevante
comentarista de los mismos al introducir el Principio y Fundamento. San
Ignacio apuesta fuerte en el comienzo de los Ejercicios al proponer el Prin-
cipio y Fundamento [23] como inicio de los mismos. Su propuesta prime-
ra es mucho más que una mera introducción, o un simple comienzo, en ella
se anticipan ya cuestiones centrales y relevantes de los Ejercicios.
Conviene señalar que estas líneas están destinadas a proporcionar mate-
rial, instrumentos de apoyo, una “ayuda” para aquellos que acompañan
Ejercicios Espirituales en sus diversas modalidades, y no tanto a ofrecer
una reflexión sistemática y teórica sobre el número 23 de los Ejercicios. 73
Ignacio presenta el PyF en un contexto relacional y no como una defi-
nición esencialista o teórica. “Son concretamente los aspectos relacionales
entre el hombre y Dios, primeramente y entre el hombre y las criaturas, en
segundo lugar, los que acaparan el punto fuerte de esta visión inicial de
Ejercicios”2.
Preguntas como: ¿Quién es Dios para mí? ¿Cuál es la orientación fun-
damental de mi vida? ¿Cómo situarme ante las cosas? ¿De qué modo vivir
y asumir la libertad interior necesaria para ser indiferente?, deberían estar
de uno u otro modo presente. Partiendo de este marco de comprensión es
desde donde ofrecemos la presente propuesta.
El Principio y Fundamento es la entrada de la experiencia de iniciación,
introducción en la realidad asombrosa y desbordante de Dios. Reconoce-
mos que no somos el origen de nosotros mismos, que el ser nos viene dado
por Dios, que hay algo principal y fundamento del que recibimos todo, no
nos pertenecemos, y en este no pertenecernos está nuestra esperanza de
vida para siempre, de salvación.
1
J. LAPLACE SJ, Diez días de Ejercicios. Guía para una experiencia de vida en el Espíritu, Sal
Terrae, Santander 1987, 33.
2
F. J. RUIZ PÉREZ SJ, Teología del camino. Una aproximación antropológico-teológica a
Ignacio de Loyola, Colección Manresa núm. 22, Mensajero-Sal Terrae, Bilbao-Santander 2000, 45.
Manolo García Bonasa
do y amado por Dios, más allá de que me agrade o no. Se nos invita a vivir
una básica experiencia de reconciliación con lo que verdaderamente soy,
experimentando un amor incondicional y sanador del Creador.
● Es un primer momento donde se nos invita a ver la importancia de los
que sostener la máxima confianza en que Dios no sólo me da, sino que se me da.
● Si somos criaturas de Dios, hijos e hijas suyos el horizonte de nuestra
creado a cada uno originales, irrepetibles. Por lo que todos, tenemos una voca-
ción personal, propia, cuyo origen y meta es la misma realidad de Dios.
para, buscar, hallar y cumplir la voluntad de Dios, servir más, etc.; que una
libertad de, de los condicionamientos, normas, ley… Una libertad que está
llamada a expresarse en situaciones límites o radicales de la vida: salud y
enfermedad, pobreza y riqueza…
● Es la actitud básica de una libertad que acepta la existencia y la reali-
pecto a las cosas, pero tampoco con respecto a todos mis deseos, miedos,
relaciones, situaciones de mi existencia… Hay que experimentar un cierto
aprendizaje de desprendimiento, de ordenarnos cuando se trata de hacer
elecciones que afectan a lo radical de nuestra existencia de criaturas.
● “Es menester hacernos indiferentes”, es decir reconociendo que siem-
tad de espíritu, es amor que está dispuesto a todo, el amor vivido como
absoluto. Vivir “indiferentes” es existir en la verdad de lo que estamos lla-
mados a ser: responsables y servidores del proyecto de Dios Padre.
● Se ha de ordenar la propia vida como manifestación de que entendemos
L
a revista Manresa ya ha tratado distintas veces «ayudas» para dar la
Primera semana [Ej 24-90]1, que continuamos aquí al ofrecer algu-
na orientación para orar la difícil realidad del pecado personal, con-
siderando sobre todo los dos primeros ejercicios de dicha semana.
Los previos
El pecado y su vivencia
1
A. T. GUILLÉN, «Directorio breve sobre la Primera Semana»: Manresa 87/343 (2015) 169-
173; P. ALONSO, «Textos bíblicos para la Primera Semana»: Manresa 87/343 (2015) 175-178; A.
T. GUILLÉN, «Instrucciones y reglas de la Primera Semana»: Manresa 87/350 (2016) 89-92; D.
MOLLÁ, «Adiciones y complementos de la Primera Semana»: Manresa 88/350 (2016) 93-96.
Temas de la Primera Semana se han tratado, directa e indirectamente, en numerosos números de
la revista Manresa.
Luis Mª García Domínguez
Modo y orden
El fruto
Los frutos que busca Ignacio en las dos primeras meditaciones están indi-
cados en las peticiones y los coloquios [Ej 48, 53, 55 y 61]; estos ejercicios
buscan suscitar una vivencia afectiva ante el pecado personal, aportar un
conocimiento nuevo del mismo y movilizar la acción del ejercitante. El afec-
79
to toma forma de «vergüenza» (ante el mundo, ante los condenados por
menos pecados que yo, ante los ángeles y los santos interpelantes por mí) y
pasa poco a poco a ser «dolor y lágrimas» ante mí mismo y ante Dios. Se
alcanza un nuevo conocimiento del pecado con cierta «confusión» mental
frente a la falsa seguridad que otorgaba anteriormente. Y se moviliza la
acción agradecida porque el ejercitante se plantea «qué debe hacer» por Cris-
to, su salvador; una apertura al cambio todavía genérica, aunque el ejercitan-
te pudiera intuir alguna suerte de «reparación» por el daño causado.
En la segunda meditación [Ej 55-61] se pasa de la vergüenza por la sal-
vación recibida inmerecidamente a la revisión de la propia vida. No se trata
de un examen exhaustivo, pero sí de un examen en profundidad, pasando de
los hechos a los sentimientos, y de estos al sentido profundo que han tenido.
El segundo ejercicio recuerda y pondera la «fealdad y la malicia» del propio
pecado y el ejercitante se conmociona de nuevo ante la misericordia recibida
de Dios y de las criaturas, que «me han dejado en vida» a pesar de mi mise-
rable condición y conducta («corrupción y fealdad… llaga y postema»).
No es siempre fácil verificar estos frutos en el ejercitante, pues se trata de un
«conocimiento interno» que toque en profundidad al ejercitante y que capte la
«malicia» que todo pecado «tiene en sí». Pero cierto cambio en estas tres facul-
tades (afecto, comprensión y acción) parece necesario para seguir adelante. Algu-
nos directorios proponen ya al final de la Primera sacar algunos buenos propósi-
Luis Mª García Domínguez
Otras ayudas
E
n septiembre de 1976 tuve el regalo de encontrarme con el P.
Gilles Cusson sj en Roma. Era profesor en la Universidad Gre-
goriana. Iba a formarme con él. Había hablado por teléfono, pero
no le conocía personalmente. Unos días antes de la primera entrevista
personal con él había oído diversos comentarios y “criticas” y estuve a
punto de renunciar a dicho trabajo. Pero me dije: “No pierdo nada por
conocerle, ya que estoy en Roma”. A los dos minutos de estar con él, se
me quitaron las dudas. Me encontraba frente a un hombre de una gran
acogida, simpatía, normalidad y saber estar. En marzo de 1977 me fui 81
con él al Centre de Spiritualité Manrèse de Quebèc, que él acababa de
fundar. Se me abría un mundo nuevo y genial de la espiritualidad igna-
ciana: los Ejercicios en la vida corriente. Un modo nuevo de trabajar en
la misión.
Posteriormente, como fruto de mi experiencia en el Centre de Spiritua-
lité Manrèse, donde conocí al P. Michel Boisvert sj. Nos hicimos muy ami-
gos, y después de largas conversaciones, vimos la “necesidad de replante-
arnos la experiencia de los Ejercicios y la metodología necesaria para el
mundo de hoy”. Y nos lanzamos a publicar conjuntamente: “LOS EJER-
CICIOS PERSONALIZADOS EN LA VIDA CORRIENTE. Orientaciones
pedagógicas y fichas de trabajo”. Ed. Sal Terrae 1981. Michel lo haría en
edición canadiense.
Personalmente este encuentro con Gilles Cusson me marcó el modo de
entender, vivir y transmitir los Ejercicios en la Vida Corriente.
Gilles era un hombre de estatura física pequeña, pero de una gran cate-
goría humana; sencillez hasta desconcertarnos, y una gran capacidad de
reflexión, pensamiento y visión de futuro. Eso hacía que fuese una persona
que caía bien a grandes y pequeños.
Es verdad que gran parte de su trabajo lo dedicó, además del estudio, al
acompañamiento de sacerdotes y de la vida religiosa, pero no dejó de lado
Manolo Plaza
El acompañamiento espiritual en la
elección desde los Directorios ignacianos
Joana Barbado
L
os Directorios son orientaciones ignacianas que reflejan una pro-
funda finura espiritual y contienen una riqueza que sigue siendo
muy actual. En ellos encontramos elementos para ayudarnos a
acompañar personas en su proceso espiritual de elección. Son además fuen-
tes en las que podemos beber el auténtico espíritu ignaciano1.
Dada la amplitud del tema, nos centraremos en los Directorios que están
más próximos al origen y han sido considerados, por eso, textos de enorme 85
valor ignaciano: los Directorios de Ignacio, Polanco, Miró y Acquaviva
(Directorio oficial).
Sin duda que el autor inicial de Directorios es San Ignacio, puesto que el
libro de los Ejercicios Espirituales con sus anotaciones, adiciones, notas y
reglas, ya es en sí mismo un primer Directorio. Sin embargo, también nos han
llegado escritos posteriores con normas y consejos que, de modo directo o
indirecto, proceden del santo de Loyola y serán objeto de nuestro estudio: D.
1, 2, 3, 4 (dictado al P. Vitoria), D. 5 (cartas), D. 6 (memorial del P. Cámara).
El P. Mercuriano, cuarto P. General de la Compañía, encargó a los PP.
Miró y Polanco que hicieran unos Directorios. Por esta razón, Miró, tras el
esquema del D. 15, elaboró el D. 22, que tuvo gran difusión en su tiempo.
Polanco, por su parte, elaboró el D. 20.
Posteriormente, el P. Acquaviva, quinto P. General de la Compañía de
Jesús, entregó todos los escritos que estaban en los archivos para revisión y
elaboración de un Directorio oficial. De este trabajo nacieron los siguientes
Directorios: 1) D. 33 (de diversos autores), es un mosaico de fragmentos de
1
Para este artículo utilizamos como fuente principal: LOP SEBASTIÀ, M. Los directorios de los
Ejercicios. Colección Manresa. Mensajero - Sal Terrae. Bilbao (2000). También de enorme cono-
cimiento en este tema es la obra de SAMPAIO, A. Los tiempos de elección en los directorios de los
Ejercicios. Colección Manresa, Mensajero - Sal Terrae. Bilbao (2004).
2
Op. cit., LOP SEBASTIÀ, M., 15-17.
Joana Barbado
3
“No hay lugar más difícil en todos los ejercicios o que requiera más destreza y discreción
espiritual que el de la elección; porque este tiempo está expuesto a diversos movimientos del alma
y muchas veces aun a errores, ya que el hombre no solo es vencido por el mal, sino la mayor parte
de las veces es engañado por la apariencia de lo recto y bueno”. D. 33-34-43, 162
4
Javier Melloni afirma que se pueden percibir tres estadios progresivos en la “disposición”.
MELLONI, J. La elección, el nombre ignaciano de la unión. Manresa 83 (2011), 124-125.
5
A este respecto véase: GARCÍA DOMÍNGUEZ, L. Elección y unión con Dios en el texto de los
Ejercicios. Manresa 83 (2011), 110.
6
Efectos del apartamiento. Está en juego la delicada atención al proceso de pensamientos y
deseos “poniendo todo [el cuidado] en una sola cosa y buscar con diligencia lo que tanto desea;
la soledad favorece la experiencia de Dios y la intimidad con Él”. GARCÍA DE CASTRO, J. “Ejer-
citante”, en Diccionario de espiritualidad ignaciana, Mensajero – Sal Terrae, Bilbao – Santander
(2007), 718.
El acompañamiento espiritual en la elección desde los Directorios ignacianos
voluntad y para ello solo debe tener en cuenta las razones del cielo (D.
20, 79; D. 33-34-43, 173)7.
Los Directorios marcan todavía más la importancia del recogimiento al
entrar en los tres tiempos de elección: el ejercitante debería recogerse más
de lo común de modo que no viera ni sintiera el que elige nada más que lo
celeste o divino (D. 22, 84). Además, se debe disponer a desear más los
consejos que los preceptos (D. 1, 9).
Con el fin de disponerse para entrar en este proceso se aconsejan: a)
ánimo generoso, para desear grandes dones con recta intención de agradar
a Dios; b) poner los medios convenientes y ordenados por la divina provi-
dencia; y c) cooperar con la divina gracia (D. 20, 5).
c) Metodología
7
Óptima disposición es la que trata de adaptar su voluntad a lo que es más perfecto (D. 33-
34-43, 172).
8
“En este sentido es indispensable que el que elige salga del propio amor para unirse con
Quien le constituye”. Op. cit. MELLONI, J.,127.
Joana Barbado
9
El Directorio oficial va en la misma línea.
10
Op. cit. GARCÍA DOMÍNGUEZ, L. Elección y unión con Dios…, 112.
El acompañamiento espiritual en la elección desde los Directorios ignacianos
deben ser explicadas antes del preámbulo para hacer elección de modo
claro (D. 22, 79).
11
A este respecto: hacemos referencia a la comparación que usa Ignacio. “Hay también otra
manera para esto, que N. P. Ignacio expone con aquella comparación de quien presenta a su
príncipe un manjar para averiguar si le agrada. Así el alma, con humildad profunda, con amor
ferviente y con deseo de corresponder a Dios, ofrézcale en diversos tiempos, ahora una cosa,
luego otra, observando cuál de ellas la acoge y admite más Dios, diciendo siempre: ‘Señor ¿qué
quieres que haga?’. Y esto no solamente lo ha de decir con la boca o con ligero afecto de la
mente, sino que lo ha de decir y sentir con todo el corazón y con muchos corazones, si tantos
tuviera.” D. 33-34-43, 195.
12
No hay unanimidad en los autores respecto a algunos de los temas tratados en este aparta-
do. Alfredo Sampaio en su trabajo de investigación lo trata con profundidad: Op. cit. SAMPAIO, A.
El acompañamiento espiritual en la elección desde los Directorios ignacianos
13
D. 1, 10, 18; D. 20, 81; D. 22, 85; D. 33-34-43, 192.
14
D. 1, 12, 18; D. 20, 81; D. 22, 85; D. 33-34-43, 193.
15
Notamos que el Directorio oficial cita prácticamente de modo integral al Directorio de
Polanco, no solo en mismo orden sino también prácticamente las mismas palabras, mientras que
el Directorio de Miró cita al Directorio autógrafo de Ignacio. Sin embargo, aunque con algunos
elementos distintos, el orden se mantiene en todos los Directorios.
16
Es notorio el cuidado y el rigor a la hora de emplear los verbos que expresan el papel del
instructor. Le cabe fomentar la disposición, ayudar a discernir, declarar, visitar, pedir cuenta,
observar, usar (de las reglas de discernimiento), dirigir, alentar, exhortar, confirmar, advertir,
sostener, estar atento para guiar al ejercitante si no se trata de una elección.
17
“Guárdese el instructor de inclinar, según el afecto de su ánimo al que elige. (…) su oficio
consiste en disponer a la creatura a ser enseñada por su Creador” (D. 20, 84); “Solamente sea
diligente en confortar y dirigir a quien el Señor ha encomendado a su cuidado y protección” (D.
33-3-43, 175).
Joana Barbado
18
Ignacio aprendió también que no todos podemos realizar los “ejercicios espirituales” de la
misma manera, y comprobó que unos tienen un ritmo, otros otro [Ej 4], unos asimilan antes, otros
después, debido a su naturaleza psicológica, a sus condiciones antropológicas o a su experien-
cia (D. 18, 102; D. 21, 2).Op. cit. GARCÍA DE CASTRO, J.,716.
El acompañamiento espiritual en la elección desde los Directorios ignacianos
3. Consideraciones finales
19
GARCÍA DOMÍNGUEZ, L. El libro del discípulo. El acompañamiento espiritual. Sal Terrae.
Bilbao (2011), 82-84.
Joana Barbado
20
Ibíd., 82-84.
21
BONÉ, I. Acompañamiento, elección y unión: apuntes culturales y psicológicos. Manresa 83
(2011), 137-138.
22
GARCÍA DOMÍNGUEZ, L. Discernir la llamada. San Pablo-Universidad de Comillas. Madrid
(2008), 32.
23
Además, una de las dificultades a la hora de acompañar puede ser la necesidad de buscar siem-
pre una confirmación. Los autores se dividen en la necesidad de esta búsqueda. También la relación
entre los tiempos, su excelencia y autonomía es otro aspecto muy debatido. Op. cit. SAMPAIO, A.
24
Discernimos para conocernos mejor a nosotros mismos y lo que Dios quiere de nosotros;
pero también discernimos para actuar, pues tanto la vida natural como la espiritualidad cristia-
na nos piden continuamente tomar pequeñas y grandes decisiones. Op. cit. GARCÍA DOMÍNGUEZ,
L. El libro del discípulo, 174.
25
CEBOLLADA, P. “Ejercitador”, en GARCÍA DE CASTRO, J. (Ed.), Diccionario de espiritualidad
ignaciana. Mensajero – Sal Terrae, Bilbao – Santander (2207), 712.
Vol. 90 (2018) MANRESA pp. 95-102
Recensiones
maestros del espíritu en temas de oración que equivalen a un promedio de 45. Aunque
(Baltasar Álvarez, Cordeses y Mercurián). también hay diferencias. Nadal es el más
Los textos de cada autor no se presentan por favorecido, con 66 páginas y 104 textos. El
orden cronológico, sino agrupados en los tercer grupo lo forman tres jesuitas, que se
tres grados del dinamismo espiritual: expe- reparten 70 páginas y 94 números.
riencia, doctrina y praxis. En la introduc- Sería interminable referir los sentimien-
ción se reconoce “que no siempre ni en tos o sugerencias de tantos textos. Ha sido
todos los textos es clara esta distinción” (p. un acierto incluir las deliberaciones de 1539
24). En cada apartado se mezclan a menudo entre los documentos de la primera Compa-
los tres elementos. Y en algunas biografías ñía. En cambio, resulta extraño que se haya
no aparecen los tres grados, o se enuncian preferido la fórmula del Instituto de 1550
dos en un mismo apartado. (bula de Julio III) a la de 1540 (bula funda-
Cada uno de los capítulos va precedido cional de Paulo III).
por una introducción temática o biográfica Los textos dedicados a San Ignacio son
en letra cursiva, seguida de una cuidada 203. La “experiencia” aparece clara en los
bibliografía dedicada a las fuentes (cuyas textos de la Autobiografía y del Diario. La
siglas aparecen en las abreviaturas de las “doctrina” se sustenta en los Ejercicios y
páginas 29-36), a las biografías y a los estu- Constituciones. Y la “praxis” fundamental-
dios. Estas bibliografías parciales explican mente en las cartas. Siempre resulta grato
la omisión de una bibliografía general, que recordar los textos claves del Fundador. En
es sustituida ventajosamente con un abun- la selección de las Constituciones aparecen
dante índice de materias (pp. 853-887). Los los textos medulares de la espiritualidad
textos son habitualmente breves, pues los ignaciana, tomados del Examen General,
96 más largos se suelen dividir en varios núme- que se formulaban en las antiguas reglas
ros. Al final de cada número se ofrecen las del sumario de las Constituciones (reglas
palabras claves que serán recogidas en el 1, 11, 12, 17, 31, 34, 45, 46, 51, por ejem-
índice global de materias. Hay dos iniciati- plo). Preciosos los textos tomados del
vas que favorecen el atractivo del libro. En Memorial de Fabro, en los que junta histo-
la primera página de cada autor espiritual ria y oración, y de sus cartas, tan devotas y
aparece, junto a su firma, el retrato del mis- cordiales. Lo mismo puede decirse de las
mo, recreado por Ignasi Flores con trazos cartas de Javier, en las que confiesa sus
que definen el carácter de las personas. consolaciones, su celo apostólico y el
Es lógico que la extensión de las pági- recuerdo entrañable de sus compañeros.
nas y números sea desigual, a tono con la Javier era conversador (el diálogo con el
importancia de los personajes. De las 887 brahmán, p. 272) y realista (al exigir cuali-
páginas del libro, la mayor parte (770) se dades para la misión, “más es para mance-
dedican a los 19 escritores. Los diez prime- bos que no para viejos”, p. 278). Laínez
ros compañeros llenan 430 páginas, aunque nos dejó datos importantísimos de los
de manera desigual, pues los tres primeros compañeros de París y Venecia. En la doc-
(los santos Ignacio, Fabro y Javier) ocupan trina decía cosas sustanciosas en breves
la mitad de ese espacio, mientras los otros palabras. También Salmerón guardaba
siete se reparten la otra mitad (Laínez, Sal- buen recuerdo de Ignacio, que “nos engen-
merón, Bobadilla, Rodríguez, Jayo, Broët y dró a todos en Cristo” (p. 360), aunque
Codure). Los tres últimos escribieron poco años después no ocultaba sus quejas ante
y murieron pronto, lo que explica el escaso algunas desconsideraciones, ni tenía repa-
espacio que ocupan en la antología. El ro en criticar un libro de Laínez. Bobadilla
segundo grupo lo forman seis figuras señe- es todo “experiencia y praxis” en su auto-
ras, a las que se han dedicado 270 páginas, biografía pintoresca y sincera. No le ponen
Recensiones
el apartado de “doctrina”, pues lo suyo era humildemente perdón por sus defectos (p.
ser apóstol ambulante e incansable. Rodrí- 740).
guez hizo también memoria de sus prime- El tercer grupo de autores espirituales
ros compañeros. Su fama de hombre dísco- enfoca sus escritos con preferencia al tema
lo no casa con la ternura y devoción de sus de la oración. Sus textos revelan la impor-
cartas y avisos espirituales. Jayo dejó tancia que se daba no sólo a la oración en
constancia de su labor en Alemania, Broët sí, sino al modo de hacerla. Álvarez y Cor-
de su difícil misión en Irlanda, y Codure, el deses recomendaban un modo de oración
primero que murió (1541), redactó la deli- de quietud y misticismo que, según Mercu-
beración de los diez primeros compañeros. rián, se apartaba del modo de orar de los
Borja nos proporciona datos históricos Ejercicios. Baltasar Álvarez fue maestro
muy interesantes (carta de despedida a Car- de oración y director espiritual (se transcri-
los V). Su diario espiritual es devoto y jugo- be la carta a Santa Teresa consolándola en
so. Expone la doctrina con buen estilo cas- la adversidad, p. 783). Cordeses fue un
tellano en el evangelio meditado y en su tra- buen comentarista de los Ejercicios, y pro-
tado sobre la oración. En la praxis insiste en puso en su Itinerario de la perfección sie-
que los súbditos deben ser tratados con cari- te jornadas de progreso espiritual desde la
dad, blandura y comprensión para los más penitencia hasta la oración intelectiva.
débiles. Nadal es el eco de Ignacio y su Frente al posible iluminismo de estos
mejor devoto. Los datos de su vocación métodos, el General Mercurián propugna-
contienen datos históricos interesantes. ba la oración apostólica propia de la Com-
Nadie como él supo captar, en sus adnota- pañía y el modo ignaciano “el cual es har-
tiones y pláticas, la doctrina del fundador y to llano” (p. 822). Su carta sobre el modo 97
el modo de proceder de la Compañía. de gobernar con caridad y sensatez ha
Polanco no se limitó a ser el fiel secretario merecido figurar entre las cartas selectas
de Ignacio. Fue un gran pastoralista, que de los Padres Generales.
consolaba a su madre cuando quedó viuda y Los textos de esta antología no dejarán
aconsejaba a la Duquesa de Florencia sobre indiferentes a los lectores. Hay algunos de
los peligros y remedios de su cargo. Propo- sobra conocidos, que serán recordados con
nía también soluciones para la reforma de la agrado. La mayor parte resultarán novedo-
Iglesia. El relato del P. Cámara sobre cómo sos para los no especialistas. Pero todos son
logró arrancar a Ignacio las confidencias de oportunos en su diversidad. Los primeros
su Autobiografía no tiene desperdicio. jesuitas han trazado verdaderos retratos
Ribadeneira fue el primer biógrafo oficial espirituales de sí mismos. Sus aventuras en
de Ignacio, al que se dirigió con oraciones la búsqueda de Dios se expresan de muchas
que serán recitadas por generaciones de maneras, en oraciones, decisiones o refle-
jesuitas. Por otra parte criticaba los defec- xiones de hondo calado espiritual. Los datos
tos, aunque no formó parte de los memoria- históricos aparecen aquí y allá, sembrados a
listas descontentos. No hubiera estado de voleo. Y junto a ellos, toda una gama de
más incluir algunos párrafos sobre los soluciones doctrinales o prácticas, desde las
defectos de la Compañía, y –como contras- recetas ascéticas hasta los fervores místicos.
te– la “summa et scopus nostrarum Consti- La antología será un instrumento útil para
tutionum”, que se le atribuye en la primera los dedicados a la teología espiritual y para
edición de las mismas. San Pedro Canisio los estudiosos de espiritualidad ignaciana.
cierra el apartado con textos de su autobio- Será también una herramienta preciosa para
grafía, diario espiritual y testamento espiri- los que practiquen Ejercicios Espirituales.
tual. Cuando tenía 75 años escribió a Aqua-
viva una carta conmovedora pidiéndole Manuel Revuelta González, S.J.
Recensiones
LAMBERT WILLI (Ed.), Von Ignatius inspi- apretadas descripciones –(si prescindimos
riert. Erfahrungen und Zeugnisse [Inspi- de “entrantes y salientes de la obra”, quedan
rado por Ignacio. Experiencias y testimo- 120 pgs. para 44 testimonios en total…)–
nios]. Ignatianische Impulse [Impulsos del impacto que los encuestados confiesan
ignacianos] (nº 50) Echter Verlag, Würz- haber recibido en los Ejercicios ignacianos;
burg 2011; 19x11 cm., 125 pp. de ahí el título («inspirados por Ignacio»),
EISENBACH FRANZISKUS, Eucharistie und de ahí el subtítulo («experiencias y testimo-
Exertitienweg. Das Leben feiern und ges- nios»).
talten [La Eucaristía y el camino de los Dada la calidad de las personas interro-
Ejercicios. Celebrar y configurar la vida] gadas y la libertad de tema, no es de extra-
Ignatianische Impulse (nº 69) Echter Ver- ñar que los editores acusen, por un lado,
lag, Würzburg 2015; 19x11 cm., 89 pp. lagunas y por otro, repeticiones en las res-
puestas. Lo que no obsta, sin embargo, para
Presentamos conjuntamente los dos que hayan podido agrupar en cinco grandes
libritos. bloques y, por encima de ellos, apretándo-
A los dos les une un común denomina- los, en una misma y única tesis, el fondo
dor externo: la colección en la que vienen convergente de las «experiencias y testimo-
publicados; ambos participan, consiguien- nios». A cualquier buen conocedor de los
temente, de un mismo horizonte de fondo: Ejercicios, los solos títulos de los cinco blo-
«IMPULSOS IGNACIANOS» es el mote de la ques le ponen fácilmente sobre la pista de la
serie, cuyo carnet de identidad, según sus orientación de las «experiencias y testimo-
dirigentes, es que, (a) «se basan en la espi- nios» de los encuestados: tras las huellas del
98 ritualidad de Ignacio de Loyola», (b) deseo, alabar y amar en libertad, conversión
«abordan cuestiones actuales y existencia- a la vida, en el camino del seguimiento, en
les así como temas discutidos, abiertos al todo amar y servir…
mundo y concretos, pegados a la vida y De más significativa me atrevería a cali-
con proyección de futuro, de fácil lectura ficar la tesis de fondo en la que los editores
y personalmente sugerentes (que) interpe- parecen intentar condensar la quintaesencia
lan a personas en búsqueda y les ayudan a de los ejercicios y que ellos mismos afirman
interpretar y configurar espiritualmente su ser «el punto culminante y centro neurálgi-
vida diaria» y (c) están dirigidos por co de la espiritualidad ignaciana»: «el peso
Jesuitas que eligen y agrupan sus temas en del alma es el amor…»
torno a los cuatro ejes que, tal como los Amor reverente (“Su Divina Majestad”
definió la Congregación General 34 que no le impide a Ignacio vivir la “familia-
(1995), constituyen el Proyecto apostólico ridad con Dios”). Amor comunicativo (“el
de la Compañía de Jesús para el siglo amor consiste en comunicación de las dos
XXI: «FE CRISTIANA - JUSTICIA SOCIAL - partes…”). Amor consagrado (de Dios al
DIÁLOGO INTERRELIGIOSO - CULTURA hombre y del hombre a Dios: “dadme vues-
MODERNA». tro amor…, esto me basta). Amor teocéntri-
La primera obra, «INSPIRADOS POR co (“a Dios en todas las cosas y…”). Dis-
IGNACIO. EXPERIENCIAS Y TESTIMONIOS» cernido (“discreta charitas). Amor libre.
trae un aire de pequeño jubileo: hace el Amor activo, en ejercicio. Amor crucifica-
número 50 de la serie y, a modo de celebra- do. Amor servicial (“en todo amar y ser-
ción, se complace en una mirada al trecho vir…). Amor real y realista (“más en obras
recorrido hasta aquí. Es una mini-semi- que en palabras”. Amor en dinámica cre-
encuesta, con muestra premeditadamente ciente (“magis…”).
heterogénea y abierta, sin cuestionario pre- ¡Espléndida síntesis de la dinámica de
vio e incluso sin tema definido. Se trata de una espiritualidad!, “en peregrinaje, en
Recensiones
camino”… Que es, como diría Rahner, «la II. Rito penitencial y alabanza / Proceso
mística de a diario». de purificación en los EE: Primera semana.
El segundo libro es temático: «EUCA- III. Liturgia de la palabra / Llamada y
RISTÍA Y MÉTODO DE LOS EJERCICIOS. CELE- respuesta al seguimiento de Cristo: Segunda
BRAR Y ORDENAR LA VIDA». Parte el autor de semana.
un presupuesto doctrinal: la Liturgia, y en IV. Preparación del ofertorio/ «Elec-
especial la celebración de la Eucaristía es ción» en los EE.
«la cumbre a la que tiende la acción de la V. Canon eucarístico/Unificación con el
Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de Cristo sufriente: unificación con Cristo cru-
donde mana toda su fuerza» (Vat. II/Sacr. cificado: Tercera Semana.
Concil. nº 10). Porque, en efecto, comenta VI. Comunión/Encuentro con el resuci-
el autor, «la celebración eucarística es la tado: Cuarta Semana.
actualización dinámica y dramática de la Fin: «Ite Missa est»: la Misa ha termi-
obra salvadora de Jesucristo mediante la nado, comienza la misión»/«Los EE han
Iglesia y en su centro» (Pg.10). Esta concluido: la vida comienza desde la fuerza
«actualización sacramental» remite a un de estos EE: «Dios en todas las cosas, todas
proceso espiritual personal de asimilación las cosas…» (Contemplación para alcanzar
de- y de asimilación a- Cristo, fuente y amor).
cumbre de la vida espiritual cristiana; y el Todo concluye con un objetivo: vivir
proceso personal exige una vía metódica. espiritualmente-vivir eucarísticamente.
En este horizonte, los Ejercicios de S. La celebración diaria de la Misa y la
Ignacio son un camino de espiritualidad repetición anual de los Ejercicios exponen a
personal cualificado. Sobre este presu- la Eucaristía y a los EE a la temida rutiniza- 99
puesto, el autor fija a su obra un objetivo ción del carisma. Tal vez la vivencia actua-
dual: intentar «ver la celebración eucarís- lizada de los EE y una metódica aplicación
tica a la luz de los Ejercicios Espirituales de los modos ignacianos de oración (repeti-
para mejor entenderla», por un lado, y por ción, resumen, aplicación de sentidos…) en
otro, inversamente, «iluminar e interpretar la celebración de la Misa puedan rebajar el
el camino de los Ejercicios Espirituales peligro de trivialización del misterio en la
desde la experiencia de la celebración de celebración de la Eucaristía y mantener viva
la Eucaristía». Esta es, sin duda. una pri- la experiencia de los EE en «la mística de a
mera originalidad: el juego conjunto y diario».
complementario de rito celebrado en la
Misa y de proceso espiritualmente vivido Melecio Agúndez S.J.
en el camino de los EE. Dicho más sintéti-
camente: vivir la Eucaristía a la luz de los
EE y vivir los EE a la luz de la Eucaristía. CARTS ESENCIALES. IGNACIO DE LOYOLA.
Abierto queda un ancho campo de aplica- INTRODUCCIÓN Y EDICIÓN DE MANUEL
ción a la espiritualidad personal. RUIZ JURADO S.J. Mensajero, Bilbao
La segunda originalidad es una conse- 2017, 237 pp.
cuencia: presentar en paralelo rito y méto-
do: lo que configura el grueso de la obra. Este libro contiene una selección de las
Basten unas pinceladas de esta presentación cartas más célebres de san Ignacio de Loyo-
paralela. la. Un conjunto de misivas escritas en su
Seis grandes bloques de la celebración – mayoría en original en castellano antiguo y
Seis grandes bloques de los Ejercicios: que muestran la diplomacia de Ignacio, pero
I. Preparación: apertura de la celebra- sobre todo su deseo más profundo de orien-
ción Eucarística / Principio y Fundamento. tar a sus respectivos destinatarios hacia
Recensiones
Dios. Cada texto muestra cómo es Ignacio acaba en él, sino que propone a los otros
en sus múltiples facetas. Es capaz de escri- releer su propia historia y la búsqueda cons-
bir a sus compañeros y amigos, a su familia, tante de Dios.
a la Compañía universal, a los reyes de su
época o al ejército destinado en el norte de Álvaro Lobo S.J.
África y siempre manteniendo un tono tan
firme como respetuoso y conciliador.
Manuel Ruiz Jurado S.J. introduce con THIBODEAUX, MARK, E. SI “Recrear el exa-
sencillez y claridad a través de su gran men ignaciano”. Nuevas formas de orar
experiencia cada uno de los textos, de desde la vida diaria. Mensajero. Bilbao,
manera que el lector comienza la lectura 2017. 133 pp.
con una buena precomprensión. Un libro
que presenta las cartas fundamentales de El examen ignaciano es una buena
Ignacio de un modo muy accesible a todo el herramienta para poder llegar a ser “con-
que quiera acercarse a la espiritualidad templativos en la acción”, es decir para
ignaciana. La selección comprende un aba- buscar y encontrar a Dios en todas las cosas,
nico suficiente para tener una visión del y acercarnos un poco más al ideal de “en
parecer de Ignacio de temas tan variados todo amar y servir”. No es un examen de
como los votos, la política, la espiritualidad, conciencia, ni se trata de ver únicamente
el ayuno o la salud entre otros muchos mis pecados, sino de revisarnos cada día
Esta edición de Ruiz Jurado S.J. puede con el Señor, para descubrir dónde y cómo
resultar interesante por varios motivos. Por se ha hecho presente, y cómo me invita a
100 un lado el valor histórico. Ignacio es uno de seguirle más y mejor en lo concreto de mi
los personajes más célebres de su tiempo. vida.Este ejercicio diario de autoevaluación
No es solo interesante por el lenguaje y y reflexión es uno de los principios funda-
vocabulario típicos, sino que a lo largo de mentales de la espiritualidad ignaciana
sus páginas queda reflejada la cosmovisión Mark Thibodeaux nos invita, en este
del mundo en el pleno siglo XVI. Se mues- libro, a explorar nuevas versiones del Exa-
tran algunos de los miedos, acontecimien- men, totalmente flexibles y modificables.
tos, intuiciones y acentos de una etapa de la En este cuarto de hora de oración diaria nos
historia de Europa apasionante. Una época ofrece la posibilidad de adaptarla a las nece-
que bebe en parte de la Edad Media pero sidades y situacionales personales para ir
que se ancla en una nueva arena política en mejorando nuestra respuesta al Señor en
medio de una tormenta religiosa. Por otro nuestra vida cotidiana.
lado, el lector podrá acercarse y estudiar la ¿Cambiaría hoy San Ignacio algo en la
espiritualidad ignaciana desde otra perspec- forma de hacer el Examen, teniendo en
tiva tan válida como sugerente como son las cuenta lo que ha cambiado la sociedad en
cartas. En ellas Ignacio aporta su visión la que vivimos y desde la mentalidad de la
práctica de los problemas de las personas y persona del siglo XXI? Tal vez esta es la
del mundo y sus prioridades. Por último, pregunta que se ha hecho el autor. Desde
este libro invita a la oración. Cada carta su misión de maestro de novicios, como
sugiere implícitamente poner en el centro profundo conocedor de la espiritualidad
de la vida a Dios y a partir de ahí situar el ignaciana, sobre todo en temas de oración
resto de aspectos. Anima a la lectura pausa- y discernimiento, y tratando de transmitir
da que transmite la experiencia de Dios en este precioso legado de su Fundador a
Ignacio. Es complicado para el lector no jóvenes de hoy, ha tratado de recrearlo sin
sentirse interpelado por ninguna de las pala- perder la esencia y la estructura del Exa-
bras de Ignacio. Una experiencia que no se men ignaciano.
Recensiones
Después de leer atentamente el libro se poder descubrir, a través del Examen, cuán-
descubre con claridad que su finalidad es la do y en qué momentos me he sentido más o
de acercar el Examen a diversas circunstan- menos libre.
cias que podemos experimentar en la coti- Al leer el libro, y sobre todo después de
dianidad de la vida. En esta variedad de poner en práctica algunos de los Exámenes
modos de hacer el Examen, que él presenta, que aquí se presentan, se constata como rea-
se muestra como un profundo conocedor de lidad lo que el autor dice en la Introducción:
la psicología humana y al mismo tiempo “el examen es la oración más sorprendente
ayuda, con estas diversas formas, a ir cono- de la que hayas oído hablar. Y también la
ciendo aspectos concretos de nuestro ser afirmación que el mismo Ignacio de Loyola
“en situación”: conocimiento personal, hacía, que el cuarto de hora del Examen dia-
mundo de relaciones con Dios y con los rio es el ejercicio de oración más importan-
demás, hábitos, miedos, apegos, deseos, te del día”.
actividades, heridas, estados de ánimo,
variaciones que se van dando en la vida de Mª del Carmen Simón FI
cada día, y un largo etc. Hasta 34 aspectos
en los que puedo fijarme para centrar un
Examen sobre mi vida de cada día. JOSÉ MARÍA GUIBERT S.J.., El liderazgo
Las preguntas que plantea en cada uno Ignaciano – Una senda de transforma-
de los Exámenes ayudan a tomar conciencia ción y sostenibilidad, Editorial Sal
de cómo estamos, a dar gracias o a suplicar Terrae, Santander 2017, 207 pp.
ayuda al Señor para cambiar de actitud.
En cada una de las modalidades que El momento actual bien puede descri- 101
presenta nos va ayudando a descubrir el birse como uno en el que la crisis de lide-
valor del discernimiento, que el Examen razgo es un punto más de turbación entre los
ignaciano proporciona, cuando se hace con muchos problemas con que nos planteamos.
sinceridad y constancia. Este libro propone un modelo de liderazgo
Al final del libro presenta un Breve desde las intuiciones ignacianas, en una
Glosario que ayuda a comprender mejor perspectiva que se basa y parte desde lo
algunos términos que emplea en los distin- espiritual, pero en un abordaje que permite
tos modos de Examen: al no creyente –e incluso al escéptico– acer-
Deseos: término importante para San carse y entender qué puente se puede tender
Ignacio porque los grandes deseos del cora- entre la visión empresarial y las buenas
zón movilizan a la persona hacia el bien y el prácticas de la sabiduría ignaciana.
amor y el Examen es un buen momento ¿Será posible que una institución con
para ser conscientes de ellos. quinientos años –como la Compañía de
Gracias: en el sentido de don o virtud Jesús– tenga algo a aportar en este tema?
espiritual, que el Examen ayuda a pedirlo o Es precisamente por ser una institución
a recibirlo. con quinientos años, que acumula sabidu-
Imaginación orante: usar la imagina- ría y buenas prácticas, que puede aportar
ción como medio valioso para que Dios lle- en temas como el liderazgo y las relaciones
gue a mí a través de ella y también usarla humanas. Basada en una espiritualidad que
para visualizar el próximo día en aspectos busca el vivir desde la interioridad, sus
concretos que quiero vivir. Esta imagina- buenas prácticas institucionales pretenden
ción orante me aporta sabiduría y pasión que la organización, más que un grupo de
para ponerlos por obra. gente que busca un mismo objetivo, sea un
Libertad espiritual y falta de libertad: cuerpo.
Señala unas cuantas notas de cada una para Un conjunto de buenas prácticas puede
Recensiones
www.espiritualidadignaciana.org
www.facebook.com/espiritualidadignaciana
[email protected]
Vol. 90 - Nº 354