Como en Botica PDF
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BOTICA
COMO EN BOTICA
BOTICA
INTRODUCCIÓN
Como una buena parte de los seres humanos que disfruta del
derecho a la enseñanza, amo la lectura. Con los libros hago lo
que practicaba Carlos Marx, los convierto en mis esclavos: están
llenos de marcas, llamados, algunos no tienen todas las hojas,
otros, incluso han perdido parte de la cubierta, pero son tan parte
de mí que difícilmente me desprendo de alguno, especialmente
de aquellos que, ubicados en mi cuarto, no son prestados a nadie
nunca, por el temor a perderlos.
Algunos de ellos son del género periodístico que más disfruto:
la entrevista, que a mi juicio, tiene como principal objetivo dar a
conocer al lector (o al oyente o televidente) la esencialidad del
entrevistado y no por su descripción externa sino por las pregun-
tas que intenten desnudarlo o desnudarla.
En esa conversación personal que se difunde a miles de re-
ceptores, el entrevistador es solo vehículo o puente. En aparien-
cias, lo que él opine no importa, ni tampoco cómo lo diría, lo ver-
daderamente importante es el retrato del pensar, el sentir y el
modo de trasmitirlo del entrevistado o de la entrevistada.
No hay nada que dañe más una entrevista en cualquier medio
de difusión que el periodista muestre su criterio, describa y en fin,
asuma un rol casi tan protagónico como el entrevistado. ¿Para
qué entonces preguntarle a otra persona?
Por supuesto, la opinión del entrevistador atraviesa la charla:
está en lo que se pregunta y en cómo lo hace. Un buen cuestio-
nario debe ser portador del interés por conocer respuestas a di-
versos asuntos, pero también puede llevar una carga de ironía o
la pregunta ser una afirmación para que el otro asiente o niegue.
Si es en radio, los matices de la voz del entrevistador y del rostro si
es en televisión, acentúan la carga que este concede a cada pre-
gunta. En la prensa escrita, también, con una construcción gra-
matical adecuada, se puede ofrecer la intencionalidad no expedi-
ta de quien pregunta.
Existe la entrevista indirecta en la que la voz del periodista puede
oírse más, pero siempre introduciendo los criterios del otro, por-
8 Paquita Armas Fonseca
PRAXIS Y FILOSOFÍA
* Natalia Padilla, almeriense, esposa actual y futura madre del tercer hijo de Alexis.
Como en botica 29
en las estaciones sin poder dormir. Todo eso hizo que Varietés fuera
una de las mejores películas de Bardem. En realidad, él se definió
como cineasta en Cómicos luego hizo otras de su estilo, su manera
de pensar, como él veía la sociedad, me parece muy bien. Ahora sí,
la escena más bella de cama, como decimos en Europa, de sexo
como decís vosotros, es la de Juan Antonio cuando los protagonis-
tas hacen el amor desnudos, la censura nos dejó hacerlo. Estába-
mos en el año 1972, Franco estaba a punto de morirse y la censu-
ra no era tan fuerte como en otras épocas. Antes hice una película
con el director Mario Camus: Esa mujer y yo me busqué al mejor
escritor de aquel momento que todavía no había escrito nada, pero
que era amigo mío. Me leyó unos versos que no había publicado
todavía. Nadie lo conocía, nadie en el sentido intelectual. Y le dije:
«Mira Antonio, tú me tienes que hacer una historia para mí porque
tú escribes maravillosamente bien». Era Antonio Gala que no exis-
tía como Antonio Gala, existía como persona. Entonces yo, mo-
destamente, descubrí a este señor.
¿Con qué director hubiera querido trabajar?
Es una pregunta que me han hecho. En realidad cuando llegas
a un éxito tan grande como tuve, por suerte, en El último cuplé,
quedan pocos deseos insatisfechos. El último cuplé lo hice con un
director muy bueno, Juan de Orduña, que dio películas muy bue-
nas al cine español como Locura de amor, un éxito en los años 40.
Es más, han hecho una versión de Juana la Loca ahora y no ha
llegado a tener el éxito de la nuestra. El público no es nada tonto,
es muy inteligente y es el que sabe elegir. Cuando hay colas y miles
de gente van a ver una película, ¡algo tendrá! No se les pone una
pistola en el pecho para que vayan ¿Me preguntabas de directores
con los que hubiera querido trabajar? Con un amigo, un loco de
primerísima como yo, Fellini, con ese sí. Le dije: «Mira que me voy a
quedar con ganas de hacer cine contigo porque los dos somos tan
locos que tú puedes hacer una cosa buena contigo y tu una buena
conmigo».
¿P or qué no filmaron nada?
¿Por
Por los contratos. Vittorio de Sica me escribió un guión, La bella
de Cádiz, y mis productores no me la dejaron hacer. A mí me te-
Como en botica 39
vez que quedé embarazada hasta los cuatro meses. Fue de 1978
a 1979. Me llamaron desde Brasil porque me tenían un niño para
mí, porque yo donde iba dejaba mi cestita de huevos, que llama-
mos en España. Dejaba cómo localizarme. Estaba en San Juan de
Puerto Rico, embarazada, con cincuenta y un años. Soy de una
familia muy rara: tengo una prima que su madre la tuvo con se-
senta y dos años, otro primo nació cuando su madre tenía cin-
cuenta y nueve, otra con sesenta y uno, hermanas de mi madre.
No es nada raro entonces que yo a los cincuenta y un años, por-
que tenía hombre y menstruación, quedara embarazada. Es lo
normal, digo yo, aunque tal vez estoy equivocada, pero no lo creo.
Entonces fui por mi hija. El momento más feliz de mi vida fue cuan-
do la recibí, le cortaron el cordón, la bañé y le di el primer biberón.
Se lo he hecho todo, menos echarla por ahí. Mi hijo no, lo tuve a
los dos días de nacer, cuando la madre lo rechazó, me lo llevaron a
Palma de Mallorca. Mis hijos han sido y son mi vida, porque por
mis hijos bailo la conga de cogote. Comprendo que yo soy una
mujer viva, que me he podido enamorar. En marzo del año pasa-
do, el día de mi cumpleaños, conocí a Tony y creo que sea el último
compañero, ¡porque ya la verdad... ya me paso!
¿Existe alguna posibilidad de que trabaje en Cuba?
Llevo muy poquitos días aquí. La prensa ya me ha casado en La
Catedral de La Habana. Me han llamado mis amigas para repro-
charme que me hubiera casado sin avisarles. En toda América y
España han dicho que me casé. ¡Pienso casarme pero no lo he
hecho! ¿Mis planes? Te explico. Hago mucho teatro, conciertos,
con treinta y tantos profesores, con cuatro chicas que me hacen
los coros. Me presento bien. Los contratos los firmo de un año
para otro. Ya tienen contratados los teatros principales en Barcelo-
na, en Sevilla, en Cádiz, este año más el que viene. Espero que en
dos años esto se resuelva porque no voy a estar así: que Tony vaya
a verme y yo venir por tres días, a nivel de llamadas telefónicas.
Nos casaremos y vendré un poquito más aquí. Entonces puede ser
que quedemos de acuerdo, que me presente con mi orquesta, con
mi maestro, todo bien preparado, puede ser que sí. Porque sí, ten-
42 Paquita Armas Fonseca
preparó para saber que Suite Habana es una película que plantea
retos al espectador. Pero siento que gran parte de lo que quise
decir está ahí y también está la emoción que sentí cuando conocí a
los personajes reales que con tanta libertad y confianza me entre-
garon sus historias.
Mar.-abr., 2003
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ALLÁ VA ESO
para los cuales yo quería ser libre si los necesitaba en mis búsque-
das. Hoy, después de trece años, con mi compañía en permanente
e intensa investigación este nombre de Danza Combinatoria ha
pasado a ser un estilo propio, una identidad de Escuela.
Tienes un sistema propio para la enseñanza y la coreo-
grafía, ¿podrías explicarlo?
Explicar un sistema es bien complejo, siempre me queda la sen-
sación de que no se comprende, a menos que por parte de alguien
haya un interés específico en profundizar en él. No obstante, de
una manera sintética y general, puedo decirte que está estructura-
do en dos diagramas geométricos centrales que al superponerse
movilizan todo el contenido y redondean el sistema. En el espacio
interior del triángulo se encuentran los elementos componentes del
movimiento, todo lo relacionado con el cuerpo, desde un punto de
vista holístico, para desarrollar su formación y lenguaje. Es por donde
corre la técnica. En los ángulos de ese triángulo se encuentran el
análisis combinatorio, los conceptos apropiados del sistema poéti-
co de Lezama Lima y el movimiento cotidiano. Se suman a los án-
gulos del cuadrado las configuraciones socio-culturales y el trata-
miento de las raíces afrocubanas con un punto abierto de entrada
a lo nuevo y enriquecedor. Por otra parte está el modelo espacial
plasmado en círculos concéntricos como ruedas en constante
movimiento, que comprende desde un espacio base, eleático, difu-
so y otros hasta un espacio potencial incluyendo el espacio gnóstico
y el imago. En general queda incluido mi punto de vista sobre el
tratamiento dramatúrgico y mucho más. Sobre esta manera de
crear y hacer he edificado mis métodos para la enseñanza de la
técnica contemporánea de movimiento y la composición
coreográfica.
¿Cómo ha sido recibido este método?
Ha tenido una exitosa acogida en el I y II Congreso de la Nueva
Danza Latinoamericana, Venezuela; en el Sistema Nacional de En-
señanza para Profesionales de la Danza en México, D.F.; en el Ins-
tituto Nacional de Danza y en la Escuela de la Compañía Danzahoy
de Caracas; en el Australian International Workshop Festival y en
66 Paquita Armas Fonseca
había que ser colegiado. En esos salones había jóvenes con mucha
calidad, pero desconocidos. Yo quería sacar un suplemento humo-
rístico y cuando triunfó la Revolución se lo dije a Carlos Franqui y su
respuesta fue métele mano. Llamé a Sergio Ruiz, a Posada, a Chago,
a Fresquito y saqué «El Pitirre», como suplemento del periódico La
Calle. «El Pitirre» tenía un humor distinto al de Zig-Zag y al de Palante.
Para cada número yo le daba un tema a cada dibujante, pero esta-
ba el artista que quería hacer su obra. Prefería un humor de más
calidad e intenté que «El Pitirre» fuera eso. Lo que «El Pitirre» pudo o
pueda significar para el humor gráfico cubano no lo sé. Palante fue
un semanario humorístico. Fue el sucesor de Zig-Zag que había des-
aparecido entonces. «El Pitirre» siempre fue un suplemento de un
diario. Los factores que determinaron la desaparición de «El Pitirre»
no los sé. Creo que hayan sido los mismos que determinaron la
supresión de las tiras del «Sabino» mío y el «Salomón» de Chago
años después en el periódico Revolución. Siempre que hay un cam-
bio, una innovación viene esta acompañada de cierta incertidumbre
para el receptor. Algunas tiras tal vez no fueron comprendidas y esto
hizo suponer a alguien que si él no lo comprendía, era porque está-
bamos tratando de decir algo que en aquellos años no se podía
decir en Cuba. Lisandro Otero se sonreía cuando veía a Sabino y a
Salomón en un suplemento infantil.
¿Qué hizo entonces?
En mi vida, lo que he creado, siempre ha respondido a algo
funcional. A José Dolores lo hice mientras salió publicado en «La
Revista Rosa», del periódico Avance, «El Pitirre» lo dirigí con pasión
mientras fue publicado. A mi tira «Sabino» también. Cuando no
tuve el vehículo para expresarme, me limité a hacer los trabajos
que me aseguraran el sustento, y por lo demás, a asumir una acti-
tud contemplativa.
¿Y no volvió a hacer ningún Sabino?
Sí, para mí.
¿Se los dejaría ver a los lectores de El Caimán
Caimán??
Está bien, escoge algunos.
Jul.-ago., 2003
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que se había frustrado hace más de veinte años, y que ahora vuel-
ve en circunstancias muy distintas. El sueño parece ser trasladar a
la formación de la percepción y el pensamiento estéticos de la
sociedad los métodos que son propios de la pedagogía profesio-
nal del arte y de la llamada educación general o universal del hom-
bre. Si su costado positivo coincide con la necesidad de fundar un
ambiente y una personalidad cultural integral, e igualmente darle
forma a lo que Martí definía como una «hermosa vida nacional»,
veremos que se suma a un trabajo de gestión popular cultural que
tuvo aisladas manifestaciones en nuestra República y creció
inusitadamente durante la Revolución: me refiero a centros cul-
turales de base, divulgación artística masiva, casas de cultura
(en 1963 figuré entre los fundadores, en Manzanillo, de la primera
de su tipo en Cuba) y expresiones auténticas e inducidas de la co-
munidad, etc. Para concluir mi respuesta, podría decirte que tengo
fe en una elevación de las capacidades y sentimientos culturales de
la población cubana, que será el complemento imprescindible de
la mantenida riqueza en nuestra práctica artística, que en las ma-
nifestaciones plásticas no ha dejado de generar creadores de im-
portancia y expresiones genuinas. Todo cuanto se ha hecho de bueno
en la enseñanza del arte y en la preparación de aquellos que lo ex-
tenderán socialmente, habrá de valorarse como una de las razones
esenciales en ese ascenso espiritual de mañana.
Como crítico (nunca dejarás de serlo) y pintor
pintor,, ¿es este
el mejor momento de la pintura cubana, han existido otros?
Seamos justos. El orgullo de los hombres tiende a valorar sus
realizaciones y signos ambitales por encima de los precedentes. Es
algo explicable, sobre todo cuando se reconoce avance en el plano
histórico, y cuando se trata de actos y resultados en los cuales se
han invertido sueños, esfuerzos y realidades. Pues cada tiempo
genera lo que puede, lo que le toca o aquello que responde mejor
a crisis, saltos e interrelaciones de la dialéctica entre lo nacional y
lo universal, lo individual y el contexto. Así, los distintos períodos
de vida de la pintura cubana –como del resto de las artes visua-
les–, han producido sus aportes posibles. Sucedió con el acumu-
lado académico del siglo XIX, con la renovación nacionalista de
82 Paquita Armas Fonseca
CARLOS NINE
tan entre las más célebres las de Sátira Política (Italia, 1983), Pri-
mer Encuentro de Humoristas Gráficos Latinoamericanos en Es-
paña (1984) y la Sexta Muestra de la Historieta en Nápoles (Ita-
lia, 1984). Ha recibido variedad de premios: en la Quinta y Sexta
Bienales de Humor Gráfico e Historietas de Córdoba (Argentina,
1984 y 1986), Mejor Dibujante Extranjero en el Salón Internacional
del Cómic en Barcelona (España, 1988), Primer Premio Adquisi-
ción en el Concurso Internacional Gianduja (Turín, Italia, 1988),
Primer Premio Adquisición en el Concurso Internacional organiza-
do por la Escuela Panamericana de Artes (Buenos Aires, 1989), el
Premio Pleyade (otorgado por la Asociación Argentina de Editores
de Revistas, 1990), Silver Clio, ilustración (International Clio Awards,
Nueva York, EE.UU., 1993), Caran D’Ache al mejor ilustrador
(Roma, Italia, 1995).
»Galerías y salas de Argentina han mostrado exposiciones indi-
viduales suyas y en Europa, las galerías Nuages, Milano y Lizard,
Roma, las dos de Italia, la Sans Titre, de Bruselas, Bélgica y las
Ecole Superieur de L’Image de Poitiers y de Angouleme, ambas en
Francia se han prestigiado con muestras de este singular autor.
»Sus ilustraciones para público infantil fueron seleccionadas y
expuestas en cuatro ocasiones (durante los años 90, 94, 96, 2000)
en la Feria de Ilustración Infantil de Bologna, Italia.
»Algunos de sus libros son: Meurtres et Chatiments (Albin Michel,
París 1991), Fantagas (Delcourt, Paris 1995), Keko el Mago (Colihue,
Buenos Aires 1996), Saubon, le canard qui aimait les poules (Albin
Michel, París, 2000), Gesta Dei (Amok, París, 2001), Oh merde,
le lapins! (Les Reveurs des Rhunes, París, 2002).
»También ha ilustrado gran cantidad de libros infantiles, entre
ellos Much Ado About Nothing (Grimm Press, Taiwan), Swan Lake
(Grimm Press, Taiwan), El Topo Amable (Aike, Argentina), ¡Qué
Animales! (Sudamericana, Argentina), El Príncipe Feliz, Wilde-Borges
(Emecé, Argentina), Three Bears ( Harcourt Brace & Co., USA).
»Desarrolló cursos o seminarios en institutos, escuelas y universi-
dades de su país y también en Francia (Angouleme). Ha colaborado
en diarios y revistas, entre los que cabe destacar Sur, El Periodista,
Clarín, La Nación, Noticias, de Argentina; Le Monde (Francia),
La Modificación (España); The New Yorker (Estados Unidos).
86 Paquita Armas Fonseca
Oesterheld
Si no fuera por él estaríamos todavía relatando idioteces. Perte-
nezco a la generación de pibes que iban al secundario y compra-
ban Hora Cero para leer «El Eternauta». Después de esa lectura yo
no podía pegar un ojo. Se había acabado la joda. El Eternauta
peleaba atrincherado en la cancha de Ríver y avanzaba por la ave-
nida Libertador llena de nieve mortal. De repente, la historieta era
un drama al alcance de la imaginación. No era algo tan lejano.
Además, fue él, un historietista, y no un escritor venido de las letras
consagradas, el que anticipó un producto histórico típicamente
argentino, un personaje que iba a reciclarse años más tarde: el
traidor. El mérito principal de «El Eternauta» es la configuración del
traidor. Alguien tiene el aspecto de tu amigo, pero detrás del cuello,
disimulada, ya tiene una válvula que le pusieron los invasores. Son
los Galimberti que vendrían. Él era un escritorazo, pero deambuló
por un barrio despreciado por los escritores, progres incluidos. Él
lo vio todo antes. Así le fue, así lo pagó.
Alberto Breccia
Era un gran artista, un capo-capo. Él vivía en Haedo, como mi
familia y yo, así que lo traté bastante. Tenía mucha consideración
por mis trabajos. No era un viejo amable, sino más bien ríspido,
una persona con un humor muy ácido, de esos que hablan todo el
tiempo puteando. Siempre me acuerdo de un chiste terrible que me
hizo hace años. Una noche de invierno me llamó por teléfono, me
notó raro y me preguntó qué tenía. Le dije que fiebre. ¿Y no te
duele el paladar?, me preguntó. No, ¿por qué?, le dije. Porque a
todos los pajeros les duele el paladar y después se les caen los
dientes, me contestó entre risotadas salvajes. Una vez fuimos a Río
Gallegos, a la escuela de Bellas Artes para dar una charla, y una
chica se levantó y le preguntó si en sus historietas no había mucha
elaboración plástica. «No, para nada. A mí me interesa un pito la
plástica». Enseguida se levantó otro chico y le dijo que estaba de
acuerdo con él, que no veía ningún elemento de la plástica en sus
trabajos, y que lo consideraba un verdadero historietista. «Pero, ¡ni
loco! Yo lo que quiero realmente es pintar». Era así. Inolvidable.
Otro artista al que admiré mucho por su sutileza, era Oski.
Como en botica 91
Escritores
Hay dos que tuvieron una influencia decisiva en lo que terminó
siendo mi escritura. Son bastante distintos entre sí, pero yo los junté
para mis necesidades. Uno es Boris Vian, del cual me interesa el
factor sorpresivo, la función engañosa que tiene un texto que finge
llevarte por un determinado lugar y de pronto te hace saltar hacia
otro. El segundo es Roberto Arlt. De él me interesa sobre todo la
locura y la construcción de arquetipos. En Francia, una cosa que
me preguntaron algunos es con qué me drogaba. ¡A mí, que nun-
ca me drogué y que el último cigarrillo, Particulares, me lo fumé
en 1982, cuando decidí dejar el vicio para siempre! Se ve que aso-
cian la imaginación con algún estímulo externo...
Pintores
Claro, Goya, Velázquez. Y también Hieronymus Bosch. A este
también le podrían haber preguntado con qué droga se daba. Y
por ahí era un ascético que solo tomaba sopa. En El Prado está la
mayor colección de este pintor. Y uno se da cuenta de que es cohe-
rente, porque el único lugar donde se podía creer en semejante
locura era en la corte española, que estaba poblada de enanos y
seres deformes.
Como su admirado Alberto Breccia, en su casa de Olivos, Car-
los Nine todos los viernes recibe a los chicos que vienen con sus
carpetas. Son jóvenes que recién empiezan, que van a mostrar lo
suyo, a buscar una opinión, a pedir consejos. «En Fierro lo hacía-
mos todos los miércoles», recuerda. «Algunos de los chicos que
vienen son buenísimos. Y uno no tiene mucho que decirles, porque
desde que cerró Fierro acá no hay dónde publicar. Pero no deja de
sorprenderme que, con toda la maquinaria que hay para que te
desalientes y no hagas nada, los chicos van y dibujan igual. Seguro
que no escuchaste hablar nunca de Vladimiro Moreno, pero un
día lo va a conocer todo el mundo», dice.
Además de insistir con la historieta durante los años 90, incluso
cuando no había ninguna revista local donde publicar sus traba-
jos, Nine no dejó nunca de hacer ilustraciones para diarios y revis-
tas, así como algunos trabajos para publicidad.
92 Paquita Armas Fonseca
dos como para abandonar este país con una historia tan maravi-
llosa. Me han tratado de comprar varias veces, pero yo no me
vendo. Soy muy caro.
Tiene novelas, obras de teatro, cuentos publicados, y
ahora un guión de cine camina con pies propios, ¿es un
retorno a un viejo amor?
A un amor al que he seguido queriendo. Hace dieciséis años
hice un guión de cine de la obra Aire frío, de Virgilio Piñera, con
Enrique Pineda Barnet, un gran cineasta. Ya ve, no he estado ocio-
so. Esa película se hará el próximo año. Actualmente, como usted
dice, un guión de cine camina con pies propios, Puro teatro, y se
filmará próximamente. También voy a trabajar en otro guión que
me fascina, sobre un aspecto de la vida de la Avellaneda. Sí, vuelvo
al cine siempre que puedo.
¿P or qué ahora no se le menciona casi nada en el
¿Por
mundo del teatro?
Una buena pregunta. Ya dije de mi amor y dedicación al teatro.
Desde el año 1957 comencé a trabajar como un profesional del
teatro en Nueva York, donde dirigí tres obras en inglés y dos en
español en teatros off-Broadway. Aquí he dirigido muchas obras
(cincuenta o sesenta, no sé), he sido profesor de actuación, de
dramaturgia, de dirección. Fui director de los grupos: Teatro Musi-
cal de La Habana, Conjunto Dramático de Matanzas, y Teatro Líri-
co Nacional. Como cualquier persona he logrado éxitos y sumado
fracasos. Eso a la larga no importa. Pero ante la mala memoria de
algunos, la ignorancia de otros, o la mala fe de unos cuantos, hay
que hacer un recordatorio como este. Pudiera decir más cosas pero
creo que con esto basta. La justicia tarda pero llega, dice un viejo
refrán popular.
Sus últimas obras, incluso el libro con piezas de teatro
que terminó ahora, las ha hecho a pesar de que conoce
que tiene una anomalía seria de próstata. ¿Cómo ha po-
dido triunfar en una lid en donde muchos perecen?
He tenido buena asistencia médica y también de la madre natu-
raleza, que cura muchos males; y la constante y amorosa presen-
100 Paquita Armas Fonseca
ojalá viva aún para que siga siéndolo) una buena persona, un re-
volucionario honrado a quien en su juventud le había gustado esa
biografía; luego se dejó convencer no solo de sus deficiencias (que
las tiene), sino de que debía ser ignorada porque era satánica, más
o menos; y, por último, una editorial del país, con fondos de la
nación, la ponía a circular dentro de un notable proyecto de publi-
caciones para jóvenes. Y él se sentía en el deber de ser vigilante. En
fecha cercana a aquella edición de Martí, el Apóstol con mi prólogo,
Bohemia publicó un artículo, mío también, en el que, a propósito
del poema de Versos Sencillos conocido como «La rosa blanca», yo
hablaba de la caballerosidad y la generosidad de Martí. Pues bien,
aquel compañero le escribió una carta a la dirección de Bohemia
preguntando cómo era posible hablar de la caballerosidad y la
generosidad de Martí cuando procedía fundar los destacamentos
de respuesta rápida. Lo que yo me pregunto es cómo se puede
pensar que esas virtudes del extraordinario ser humano que escri-
bió La Edad de Oro y organizó una Guerra Necesaria pueden ex-
cluirse de una medida verdaderamente revolucionaria, cualquiera
que ella sea. Tú podrás decirme que he puesto ejemplos extremos,
y tendrías razón; pero ojalá esos casos hayan sido los únicos que
alguien pudiera citar entre nosotros. Las cosas han cambiado, a
veces muchísimo; pero no creas que siempre para bien. Podemos
hallar enfoques fundamentalmente ponderados, como el libro de
Duanel Díaz acerca de Mañach; pero es posible que este último no
solo no se valore ya como un diablo –lo que realmente no fue–, sino
como un ángel, y no lo fue tampoco. Eso es el «síndrome de los
bandazos», y no significa necesariamente que el «del silencio» haya
desaparecido.
La conversación con el compañero de los muchos méritos la
motivó una discusión que, apenas afloró, fue interrumpida: por-
que «no era oportuna». Yo, que mantengo mis criterios mientras no
se me pruebe o entienda que estoy errado, la seguí por mis propios
medios, aunque ya no era igual. Sí agradezco uno de los estímulos
recibidos por mi posición: los insultos que me dicen que me prodi-
gó cierta prensa de «Mafiami» (no digo Miami, porque incluso allí
viven y trabajan y publican personas decentes, hasta me atrevo a
suponer que en cifra mayor que la mafia grosera y dominante). Lo
108 Paquita Armas Fonseca
CONFESIONES DE EL DUENDE
Ortodoxia
A los dieciocho años, en la universidad, me hice ortodoxo como
la mayoría de los jóvenes cubanos de la época. Fidel Castro tam-
bién era uno de los nuestros. ¿Que otra alternativa en la política de
la época? ¿ Batistiano? Eso sería traicionar a Guiteras. ¿Comunis-
ta?, tampoco. Me consideraba de izquierda y socialista. Leía libros
marxistas, pero aunque respetaba a Lenin, entre Stalin y Trosky pre-
fería al segundo. Por entonces estaba en boga entre los estudian-
tes con inclinaciones de izquierda Harold Laski, que por cierto fue
Chibás el que primero me habló de ese inglés teórico del laborismo
británico. ¿Por qué no comunista? Por que el Partido Socialista
Popular había cometido el error de pactar con Batista por conve-
niencias políticas coyunturales y eso le restaba al PSP capacidad
de convocatoria hacia la nueva generación. De ahí que tanto la
gran masa de los estudiantes universitarios como los de los institu-
tos de Segunda Enseñanza se sintieran más atraídos por el discur-
so moralista de Eddy Chibás. Ahí estaba yo y también lo estaba
Fidel Castro. Una cosa era cierta, en el contexto de una democra-
cia política constitucional no había condiciones objetivas ni subjeti-
vas para un proceso radical. La revolución tendría que esperar.
Por entonces la batalla era en la tribuna pública con Chibás al
frente del movimiento ortodoxo. En la universidad se libraba la ba-
talla contra el gangsterismo imperante que contaba con el apoyo
del gobierno de Prío Socarrás. Se fundó en la FEU el «Comité 30 de
Septiembre» compuesto por estudiantes universitarios, entre ellos
ortodoxos y comunistas. Recuerdo a Alfredo Guevara, Baudilio
Castellanos, Mario García Incháustegui, Leonel Soto, Fidel Castro
y yo, entre otros jóvenes. Fidel fue quien a nombre del Comité de-
nunció a todos los gansters por sus nombres y apellidos. Lo que-
rían matar. Desde esos tiempos para acá muchos son los que han
querido dar muerte a Fidel, pero una estrella le acompaña.
En esa universidad convulsa de tiempos violentos era yo estu-
diante en la escuela de Derecho. Quería ser abogado más que
para ganarme la vida, quería ser como muchos de mi generación,
un abogado de las causas populares. En eso también andaba Fidel.
Mi inclinación por el periodismo tiene esa misma razón. Defender
118 Paquita Armas Fonseca
mis ideas y mis principios con la pluma como nos enseñó Martí. Y
con las armas cuando se hizo necesario. Escribí para la revista
Bohemia y para varios diarios de aquellos años como una especie
de vocero de mi generación. La generación del Centenario, que es
como se le conoce en la historia, y de la cual Fidel Castro fue su
más descollante líder en el escenario cubano con trascendencia
mundial.
F idel
A Fidel Castro lo conocí precisamente cuando todavía su nom-
bre no había trascendido más allá de la escalinata universitaria.
Eso fue a fines de 1947. Yo sabía que Fidel era ortodoxo como yo
y eso sirvió de punto de contacto para nuestras luchas universita-
rias. Por entonces luchábamos contra el aumento en el precio del
pasaje del transporte público, el alza de las tarifas eléctricas, la
subida en el costo de la carne y otros alimentos básicos, en fin era
el estudiantado en las calles como vanguardia del pueblo cubano.
En esas batallas a favor siempre del pueblo estamos los estudian-
tes. Y Fidel estaba en primera fila. Así fue que lo conocí, un día en
la Plaza Cadenas cuando dimos una «tángana» en protesta por-
que tres marinos norteamericanos se encaramaron en estatua de
Martí en el parque Central. Nos fuimos a la embajada norteameri-
cana que por entonces estaba en la Plaza de Armas en La Habana
Vieja –allí ahora hay una biblioteca– y le rompimos los cristales al
edificio en señal de protesta. En la trifulca la policía golpeó a Bilito
Castellanos que estaba al lado de Fidel. De eso hasta hay una
fotografía publicada en los periódicos de la época. Después, tanto
en el partido ortodoxo como en la universidad la colaboración y la
amistad entre Fidel y yo fue muy estrecha.
Las elecciones generales de 1952 estaban cerca. Chibás se
suicida con motivo de una ácida polémica con el Ministro de Edu-
cación Aureliano Sánchez Arango. Una polémica que a la luz de
los años la vemos como totalmente absurda. Tanto como el propio
suicidio de Chibás cuya muerte cambió muchas cosas. Entre ellas,
que dejó un vacío que Batista llenó con su Golpe de Estado del 10
de marzo de 1952. En esas elecciones Fidel aspiraba a Represen-
tante a la Cámara por la provincia de La Habana. Yo ya era el jefe
Como en botica 119
El triunfo
Al triunfo de la Revolución vuelvo al periodismo dirigiendo un
programa de radial diario en la emisora Cadena Oriental de Ra-
dio. También en esa emisora la Juventud del Partido Socialista Po-
pular tiene un espacio doctrinal. Surgen desavenencias y ya para
fines de 1960 las contradicciones se hacen más evidentes. Yo por
entonces consideraba que la Revolución, aunque tuviera un rumbo
y objetivos socialistas, debía hacerse sin contar con Washington ni
con Moscú. Mi posición era honrada, pero ingenua. Ya por aquel
entonces Washington había decidido aplastar la Revolución cuba-
na. Fidel con más sapiencia tuvo la visión de buscar un aliado a
cinco mil millas, la Unión Soviética. Y gracias a ello sobrevivió la
Revolución. Pero hubo que pagar un precio, el del «sectarismo y la
micro fracción». Yo entonces creí que había tenido parte de razón
cuando decidí irme de Cuba y convertirme en un exilado de mi
propia revolución. Claro que nunca pacté con los batistianos ni me
puse al servicio de la CIA.
Exilio
Vine para los Estados Unidos y me internaron en un campa-
mento de inmigración en Texas. Estuve allí varios meses porque mis
antecedentes revolucionarios tenían connotaciones muy a la izquier-
da. Hasta que me pusieron en libertad y llegué a Miami a media-
dos del año 1961. Entonces volví al periodismo. Primero a la radio
y después a la prensa escrita. Empecé con un periódico tabloide
semanal llamado Réplica y más adelante, una revista también se-
manal del mismo nombre.
El Duende
Fue en el periódico Réplica donde surgió «El Duende». El nom-
bre y la idea viene de una sección periodística que aparecía en un
periódico local de Camajuaní, pueblo contiguo al de Vueltas, don-
de yo nací. El Duende contaba todos los chismes y rumores que se
corrían por Camajuaní, que como dice el refrán, «pueblo chiquito,
infierno grande». «El Duende» de Réplica hizo sensación. Se convir-
tió en la sección periodística más leída de Miami hasta que dejó de
circular el semanario Réplica. Y no dejó de circular porque no tu-
Como en botica 121
NATALIA BOLÍVAR:
LA PINTORA QUE REGRESA
ció muy lejana, y a los dos días vino nuevamente a casa y me plan-
teó hacer una serigrafía a cuatro manos. Trajo papel y lápiz espe-
cial y me pidió que en dos días, le hiciera una figura central. A
todas estas yo estaba súper nerviosa, porque jamás en la vida me
imaginé hacer serigrafía y más, sabiendo lo difícil y compleja de
esa técnica.
Bueno, por fin el 30 de septiembre fuimos al Taller René
Portocarrero y allí estaba Sosa el especialista, con el resto de los
muchachos que laborarían en la serigrafía, para comenzar la tira-
da. ¡Para qué contarte el trabajo que realizaron esos muchachos
del Taller! realmente son jóvenes muy profesionales, serios y
meticulosos con su trabajo. El 5 de octubre se realizó la firma de la
serigrafía que Moisés tituló Aparición. El dibujo que aparece en ella
está compuesto por una figura central de Santa Bárbara, quién
lleva en sus brazos al orisha Changó, después de haber sido traído
a América por los esclavos. A su alrededor, espíritus que alzan sus
manos en señal de alabanza por la aparición de este orisha, en el
follaje de los campos cubanos.
Para mí, ha sido una experiencia inigualable, he pasado mo-
mentos de mucha tensión, pero muy lindos y todo ello gracias al
maestro Moisés Finalé que me ha devuelto el ángel que siempre
lleva dentro un pintor y que yo había escondido hace cuarenta y
ocho años.
¿Se toma un descanso la investigadora de nuestro tron-
co africano?
No me tomo, ni me tomaré nunca un descanso con respecto a
los temas que han sido esenciales para mí en todas las etapas de
mi vida y además, como te dije antes, realmente me apasiona ver
cómo cada día aprendo algo nuevo de la cubanía, de la religiosi-
dad popular y de la africanía, por ello, cuando uno se percata que
aprende, vive y cuando se vive intensamente no se descansa.
A los setenta años, ¿qué le agradece Natalia Bolívar a
la vida?
Agradezco haber nacido en esta hermosa isla, poder ser parte
de sus raíces y seguir disfrutando intensamente de la vida.
Octubre, 2004
127
LA RADIO ES ARTE
miento martiano: «No hay proa que taje una nube de ideas. Una
idea enérgica flameada a tiempo ante el mundo, para, como la
bandera mística del juicio final, a un escuadrón de acorazados».
¿Qué necesita la radio en Cuba para ser lo que tú
sueñas?
En medio de los años más duros del Período Especial se inaugu-
raron 26 emisoras de radio gracias al esfuerzo del Partido y Go-
bierno de provincias y municipios, y por supuesto, de su dirección
central. O sea, cuando llegué a la dirección nacional de la radio
había 51 emisoras y diecinueve años después son 77, las que día
a día, son reflejos de la heroicidad de este pueblo.
Mi sueño es que en la medida de las posibilidades, todos los
municipios del país puedan contar con su emisora, como una más
de sus instituciones culturales básicas. Para mí la radio es arte,
pero ese arte no puede verse como la excepción y solo estar pre-
sente en una parte de lo que se transmite. Estoy segura que lo
lograremos, porque el concepto de una radio, despojada de todo
signo comercial y capitalista, nos exige que lo que se haga y se
transmita, a cada minuto y a cada hora, sean verdaderas obras de
arte por su contenido y realización artística.
Noviembre, 2004
139
Índice
Introducción/ 7
Praxis y filosofía/ 11
A caballo entre La Habana y Almería/ 22
Estoy metido en «candela»/ 32
Estoy en Cuba «por amor»/ 37
Suite Habana: La película anormal de Fernando Pérez/ 43
Allá va eso/ 54
Danzar: un acto de rebeldía/ 63
Sabino exige un editor (porque los lectores no son imbéciles)/ 69
Teatro y deseo en López Oliva/ 72
Carlos Nine/ 83
Soy muy caro/ 93
Martí: para llegar a nosotros mismos/ 101
Confesiones de El Duende/ 114
Natalia Bolívar: la pintora que regresa/ 123
Raquel Revuelta: ante el pincel de Lizette Vila/ 127
La llamada que Rolando espera/ 130
La radio es arte/ 135
Graciela Maglie: el guión manda/ 139
Manuela: una figura premonitoria/ 145
Daranas: Una cruzada frente a la banalidad/ 151