Documentos T.7
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Pues bien, ahora vamos a recabar todas las responsabilidades y a gobernar nosotros u
hombres civiles que representen nuestra moral y doctrina. Basta ya de rebeldías mansas,
que sin poner remedio a nada, dañan tanto y más a la disciplina que está recia y viril a la
que nos lanzamos por España y por el rey.
El gobierno, habiendo requerido con urgencia la venida del monarca a Madrid para
someterle el problema, aguarda, paciente, que se emprenda un viaje, de lentitud
inadecuada a la gravedad de las circunstancias, y a cuyo final está la opción entre el
respeto a la Constitución jurada o la adhesión, quizá complaciente, a los sublevados,
según se hayan desenvuelto los sucesos en el prolongadísimo y deliberado intervalo.
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DOCUMENTO 3: EL DIRECTORIO MILITAR
Solamente ha cambiado una cosa después del Directorio, y es que se puede pasear con
dinero en el bolsillo sin temor a un percance; que ya no hay huelgas, que nuestras
fábricas marchan y que los patronos no ven cada mañana a los obreros revólver en
mano presentándose ante ellos para asesinarlos o para imponerles su voluntad...El
general Primo nos ha hecho saltar por encima de la Constitución, y esto es grave,
¡evidentemente!...¿Hubiera podido conjurar las huelgas y regenerar el espíritu político
de España sin salirse de la Constitución? ¡La Constitución! Qué palabra más ligera ante
la seguridad y la calma que vuelven a serle restituidas al pueblo...Si volviese a abrir el
Parlamento, se vería cómo los viejos partidos, que llevaban el país a la ruina, volverían
a reanudar sus disputas y a continuar en sus charloteos desde el punto preciso en que
fueron interrumpidos por el general Primo...¿De qué se compone el parlamentarismo,
tan poco rico en fórmulas como en caracteres? Un ideal intangible para los privilegiados
que viven de él; eso es todo... Para complacer a seis mil personas, ¿íbamos a sacrificar a
veinte millones?
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DOCUMENTO 6: Alfonso XIII y el dictador Primo de Rivera
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DOCUMENTO 9: EL DIRECTORIO CIVIL
No se dice que el error sea de Berenguer, sino más bien al contrario: que Berenguer es
un error...Pero esta vez se ha equivocado. Se trataba de dar largas. Se contaba que con
pocos meses de gobierno emoliente bastarían para hacer olvidar a la amnesia celtíbera
los siete años de dictadura. Por otra parte, del anuncio de elecciones se esperaba mucho.
Entre las ideas sociológicas nada equivocadas que, sobre España posee el régimen
actual, está esa de que los españoles se compran con actas. Por eso ha usado siempre los
comicios...Desde Sagunto, la Monarquía no ha hecho más que especular sobre los vicios
españoles, y su política ha consistido en aprovecharlos para su exclusiva comodidad...
Pero esta vez se ha equivocado. Éste es el error Berenguer. Al cabo de diez meses, la
opinión pública está menos resuelta que nunca a olvidar lo que fue la Dictadura...
Pero esta vez se ha equivocado. Este es el error Berenguer, del que la Historia hablará.
Y como es irremediablemente un error, somos nosotros, y no el régimen mismo;
nosotros, gente de la calle, de tres al cuarto y nada revolucionarios, quienes tenemos
que decir a nuestros conciudadanos: ¿Españoles, vuestro Estado no existe!
¿Reconstruidlo! Delenda est monarchia.
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DOCUMENTO 12: MANIFIESTO DE ALFONSO XIII
Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor
de mi pueblo. Mi conciencia me dice que ese desvío no será definitivo...Un rey puede
equivocarse, y sin duda erré yo alguna vez, pero sé bien que nuestra Patria se mostró en
todo momento generosa ante las culpas sin malicia. Soy el Rey de todos los españoles, y
también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas,
en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de
cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil. No renuncio a
ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado de la Historia
de cuya custodia ha de pedirme algún día cuenta rigurosa.