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TORRES, Protosinaítico

Este documento resume la historia y el descubrimiento de la escritura proto-sinaítica, considerada el primer alfabeto documentado. Se originó en el Sinaí egipcio entre los siglos XIX-XVI a.C. y fue descubierta por primera vez en 1904 en las inscripciones del templo de Serabit el-Khadim. La escritura evolucionó a partir de los jeroglíficos egipcios y fue utilizada por los trabajadores semitas de las minas. Una pequeña esfinge bilingüe descubierta en
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TORRES, Protosinaítico

Este documento resume la historia y el descubrimiento de la escritura proto-sinaítica, considerada el primer alfabeto documentado. Se originó en el Sinaí egipcio entre los siglos XIX-XVI a.C. y fue descubierta por primera vez en 1904 en las inscripciones del templo de Serabit el-Khadim. La escritura evolucionó a partir de los jeroglíficos egipcios y fue utilizada por los trabajadores semitas de las minas. Una pequeña esfinge bilingüe descubierta en
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PROTO-SINAÍTICO

ALFABETO Y ESCRITURA

RAFAEL AGUSTÍ TORRES

EGIPTÓLOGO

EX PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE EGIPTOLOGÍA

MIEMBRO DE LA AMERICAN ASSOCIATION OF ANCIENT HISTORIANS


La escritura proto-sinaítica se considera el primer alfabeto documentado,
extendiéndose su uso desde el siglo XIX hasta el siglo XVI a.C. sus primeros testimonios
fueron hallados por Sir W. M. F. Petrie (en realidad fue su esposa Hilda quien llamó la
atención de su esposo acerca de unas inscripciones que no parecían jeroglíficos
egipcios) durante el invierno de 1904-1905 en la península del Sinaí, un catálogo de la
exposición de las inscripciones se publicó en 1905 y un informe de la expedición en
1906. A estos hallazgos se le puede añadir una serie de inscripciones cortas proto-
cananeas (derivadas directamente del proto-sinaítico) encontradas en Canaán y
fechadas entre los siglos XVII y XV a.C., y más recientemente (1999) el descubrimiento
efectuado por John y Barbara Darnell en Wadi el-Hol y que sugieren fuertemente una
fecha de desarrollo de la escritura proto-sinaítica entre mediados del siglo XIX a.C. y el
siglo XVIII a.C. (Reino Medio, Edad del Bronce Medio), este último descubrimiento se
puede fechar (mediante la paleografía) con mayor certeza que los del Sinaí y ofrecen
pruebas convincentes de que la fecha más temprana de aparición de la escritura proto-
sinaítica (h. 1850 a.C.) es la más probable. Este ha sido uno de los debates principales
acerca de la aparición de la escritura proto-sinaítica ¿cuándo y donde apareció por
primera vez? Se han propuesto para la primera cuestión las fechas de 1850 a.C. (más
temprana) y 1550 a.C. (más tardía) y los emplazamientos de Serabit el-Khadim y Wadi
el-Hol para la segunda cuestión. A día de hoy el consenso mayoritario es que la
escritura proto-sinaítica apareció en Serabit el-Khadim (Sinaí) en torno al siglo XIX a.C.

Inscripción proto-sinaítica

Las inscripciones del Sinaí aparecen en forma de grafiti y textos votivos en una zona
montañosa conocida como Serabit el-Khadim (lugar situado a 40 km. al este de Abu
Zenima) donde se halla un templo dedicado principalmente a la diosa Hathor (hwt-
hor). Este templo está situado a 850 mts. sobre el nivel del mar siendo el templo
minero más grande que se conserva del Antiguo Egipto. Desde el principio el templo
tenía un doble propósito, tanto en honor de la diosa Hathor, que actuó como guía para
los “Cancilleres de Dios” durante sus expediciones llevadas a cabo con el fin de
explotar las minas de turquesa como también para alabar a los reyes que habían
patrocinado dichas expediciones. El Sinaí era importante para Egipto debido a los
recursos minerales que allí se encontraban (sólo durante el reinado de Amenemhat III
se realizaron 28 expediciones a las minas de Serabit), minas de turquesa, de malaquita
y de cobre (en el sur de la península y en el sur del Wadi Araba) además de constituir
frontera oriental. Aunque el templo está dedicado conjuntamente a dos deidades,
Hathor sigue siendo la deidad principal. El otro dios, Sopdu (Sopedu) desempeña un
papel secundario, pero no insignificante: dios guerrero asociado al Este y al desierto,
protegía la frontera oriental de Egipto y también a los hombres de los peligros
inherentes a zonas inhóspitas, además de estas dos divinidades principales, se
constata la presencia de un dios cananeo originario del Delta del Nilo (los trabajadores
semitas de Serabit el-Khadim procedían muy probablemente del Delta oriental en
donde estaban asentados desde las dinastías XII y XIII) y del dios Ptah de Menfis.

Representación de Khebeded, capataz semita de Serabit el-Khadim

Construido sobre una meseta rocosa que domina todo el lugar, el templo posee dos
hemispeos: un doble eje con una sucesión de salas en paralelo a otras dos de culto,
excavadas en parte de la montaña. El templo original se orienta a lo largo de un eje
sudeste-nordeste, pero debido a la falta de espacio, los reyes del Reino Nuevo no
pudieron agrandarlo en la dirección precisa, la noroeste, por lo que hace una ligera
curva.

El santuario, construido durante el Reino Medio en el reinado de Senwseret I (XII


dinastía) y ampliado durante los reinados de Amenemhat III (1884-1802 a.C.) y
Amenemhat IV (1802-1793 a.C.) y posteriormente durante el Reino Nuevo (pero sólo
en el eje dedicado a Hathor) se mantuvo como lugar de culto hasta el reinado de
Ramsés VI para luego ser abandonado. En la entrada principal se puede observar los
restos de lo que pudo ser un pilono de acceso, esta entrada data del tiempo de
reinado de Senwseret I (1971-1928 a.C.) y Amenemhat II, en el patio se pueden
observar los cimientos de diez capillas, estas habitaciones contienen una amplia
variedad de estelas, fragmentos de estatuas e inscripciones, la mayoría pertenecientes
al Reino Nuevo. Este templo cuenta además con dos “Capillas de los Reyes” una
dedicada a Amenemhat II (1930-1895 a.C.) y otra dedicada a Amenemhat III.
Templo de Serabit el-Khadim

Reconstrucción del templo de Serabit el-Khadim

En Serabit el-Khadim se han encontrado la mayor parte de las 40 inscripciones en


escritura proto-sinaítica que se conocen (Simon, 2011, p. 16), concretamente 30
inscripciones, las cuales han sido datadas entre los siglos XIX al XVI a.C., esto ha hecho
creer a la arqueóloga Orly Goldwasser que “el alfabeto fue inventado en esta forma
por los cananeos en Serabit el-Khadim en la Edad del Bronce Medio, a mediados del
siglo XIX a.C., probablemente durante el reinado de Amenemhat III, de la XII dinastía”
(Goldwasser 2010). Cuatro inscripciones han sido halladas en el templo, en dos
pequeñas estatuas humanas y a ambos lados de una pequeña esfinge de piedra. Esta
esfinge ha sido un hallazgo fundamental en el estudio de la escritura proto-sinaítica y
algunos autores la han calificado como una “pequeña Piedra de Rosetta” de la
escritura proto-sinaítica. Está hecha de arenisca roja y fechada alrededor del año 1800
a.C., fue descubierta por Flinders Petrie entre 1904 y 1905 en las ruinas del templo de
Serabit y parece tratarse de un exvoto dedicado a la diosa Hathor, sus dos
inscripciones están hechas tanto en escritura jeroglífica como en escritura proto-
sinaítica, de ahí su gran valor. El texto jeroglífico dice: “amado de Hathor señora de la
turquesa” (eg. antiguo “mry hwt-hr nbt mfkt”) y en la inscripción proto-sinaítica se
puede leer: “amado de la señora” (semita antiguo m´hb b´lt” o “b´alat” que es la forma
femenina de Baal dado a las deidades semíticas) este era un título aplicado a la diosa
Hathor, la Señora de la Turquesa.

Esfinge de Serabit el-Khadim

Esta traducción de la inscripción proto-sinaítica fue llevada a cabo por Sir Alan
Gardiner en 1916 quien identificó la lengua de esta inscripción como semita, Flinders
Petrie, su descubridor, había llegado a la conclusión de que las inscripciones eran
alfabéticas pero no hizo ningún intento de identificar los paralelos relacionados. Por su
parte, Gardiner, llegó a la conclusión de que los signos del Sinaí fueron creados por la
reforma de signos jeroglíficos egipcios en base a su valor acrofónico, este
razonamiento se tiene como correcto y su obra sigue siendo la base sobre la cual el
progreso de estudio continúa hasta el presente. Las inscripciones así descifradas
tempranamente son denominadas “inscripciones b´alat (B´lat)”. Estas inscripciones
fueron hechas de una manera más bien tosca por lo que parece posible que quienes
las hicieron tuvieran un bajo nivel de alfabetización.

Sólo unas pocas inscripciones han sido encontradas en la propia Canaán y datan del
siglo XVII a.C. Estas inscripciones son muy cortas constando mayoritariamente de un
pequeño conjunto de signos y pudieron ser escritas por caravaneros o por soldados
egipcios conocedores del nuevo sistema de escritura. Estas inscripciones reciben a
veces el nombre de proto-cananeas (Woodard, 2008) aunque el término proto-
cananeo (alfabeto creado en torno a los siglos XV-XIV a. C.) también se aplica a las
primeras formas del alfabeto fenicio (creado en torno a los siglos XI-X a.C.) o a las
formas más antiguas del alfabeto hebreo. La evolución del proto-sinaítico y las diversas
inscripciones proto-cananeas durante la Edad del Bronce se basa en una evidencia
epigráfica bastante escasa. Es sólo con el colapso de la Edad del Bronce (siglo XII a.C.) y
el surgimiento de nuevos reinos semitas en el Levante que el ancestro directo del
alfabeto fenicio de la Edad del Hierro, también conocido como proto-cananeo, está
claramente atestiguado (silabario de Biblos).

El silabario de Biblos, también conocido como sistema pseudo-jeroglífico o proto-


bíblico, es un sistema de escritura todavía no descifrado y conocido por diez
inscripciones encontradas en la antigua ciudad de Biblos (actual Líbano). Las
inscripciones están grabadas sobre placas de bronce y espátulas, además de esculpidas
en roca. Fueron descubiertas por Maurice Dunand durante las excavaciones que
realizó entre los años 1928 y 1932, y fueron publicadas en la monografía Byblia
Grammata en 1945. Estas inscripciones han sido fechadas como pertenecientes al II
milenio a.C., concretamente entre los siglos XVIII y XV a.C. Ejemplos de este sistema de
escritura han sido hallados en Egipto, Italia y Megiddo (Israel) siendo el sentido de la
escritura de derecha a izquierda utilizando raramente separadores entre palabras.

Silabario de Biblos
William Albright en las décadas de 1950 y 1960 interpretó las inscripciones proto-
sinaíticas como la clave para mostrar la derivación del alfabeto cananeo a partir de la
escritura hierática egipcia (Albright, 1966) dando lugar a la opinión común de que la
lengua de las inscripciones era semita y que los signos seguían un prototipo hierático.
La publicación de Albright fue un gran paso hacia adelante en el que se incluyen
transcripciones y traducciones de todas las inscripciones proto-sinaíticas identificadas
hasta la fecha de esta publicación (1966). Después del Reino Medio el proto-sinaítico
se extiende por toda el área semítica cananea derivando de él alfabeto proto-cananeo
del que se conocen 22 inscripciones, este alfabeto será utilizado de forma muy
esporádica fundamentalmente para escribir nombres de divinidades y de personas
siendo el ejemplo más antiguo la denominada “Daga de Lakish” y que se fecha en
torno a los años 1700-1600 a.C. (esta daga fue encontrada en la antigua ciudad de
Lakish, en Israel, en una tumba del Bronce Medio II denominada “tumba 1502”, en
esta pieza se pueden apreciar los signos T,R,N,S todos con correspondencia de signos
jeroglíficos originales. Por otra parte, también en Lakish, fue encontrado en el estrato
VI de alrededor de 1200 a.C. o incluso de fecha anterior, un fragmento de cuenco con
una inscripción proto-cananea donde pueden apreciarse los signos B,H,L,R,S todos con
correspondencia directa de signos jeroglíficos originales), por lo tanto la hipótesis de la
aparición del proto-sinaítico en torno al año 1550 a.C. quedaría totalmente descartada.
Las inscripciones proto-sinaíticas, junto a los paralelos contemporáneos encontrados
en Canaán y Wadi el-Hol, plantearon por tanto la hipótesis de mostrar un paso
intermedio entre los jeroglíficos egipcios y el alfabeto fenicio. Brian Colles (2014)
señala que 18 de las 22 letras del alfabeto fenicio tienen análogos en el silabario de
Biblos, y parece que el proto-alfabeto evolucionó como una simplificación del silabario,
pasando de un sistema silábico a uno consonántico en el estilo de la escritura egipcia,
esta posición va en contra de la hipótesis defendida por Goldwasser (2010) de que el
alfabeto original fue inventado por los trabajadores semitas casi iletrados que
laboraban en las minas del Sinaí.

De acuerdo con la “teoría del alfabeto” el primitivo proto-alfabeto semítico reflejado


en las inscripciones proto-sinaíticas, habría influenciado en los escritos del sur de la
Península Arábiga y en los escritos proto-cananeos durante el periodo del colapso de la
Edad del Bronce (Hubert Grimme defendió casi en solitario, con un modesto apoyo de
Van den Branden, la existencia de un alfabeto pre-tamúdico y rechazó la idea de que la
secuencia de signos tamúdicos evolucionaran a partir de la secuencia de signos del sur
de Arabia). El núcleo de la teoría de Albright es que sólo la forma gráfica de los signos
proto-sinaíticos derivan de las escrituras egipcias, y que se les dio el valor fonético de
la primera consonante en la traducción semítica del jeroglífico ( esto es llamado
principio de acrofonía por el que cada signo anota el primer sonido de la palabra en
lengua semita que designa lo que el propio signo representa), por ejemplo el jeroglífico
de “pr” (casa), un rectángulo parcialmente abierto a lo largo de un lado (S1 en la lista
de Gardiner), se utilizaría para escribir el sonido semítico /b/ correspondiente al primer
sonido de “baytu” la palabra semítica para “casa”. De acuerdo con la hipótesis del
alfabeto, la forma de las letras habría evolucionado a partir de las formas proto-
sinaíticas en formas fenicias, pero la mayoría de los nombres de las letras habría
seguido siendo la misma.

Alfabeto Proto-Sinaítico

En 1927 una expedición de la Universidad de Harvard en el Sinaí retiró algunas de las


inscripciones dejadas por Petrie en Serabit el-Khadim para entregarlas al Museo
Egipcio de El Cairo. También se triplicó el corpus de inscripciones proto-sinaíticas
(Lake, Blake y Butin, 1928). Este trabajo fue el comienzo de un plan mucho más
ambicioso bajo la tutela de la Universidad de Harvard. Entre 1930 y 1935 la
Universidad de Harvard y la Catholic University of America trabajaron en Serabit el-
Khadim y descubrieron diez nuevas inscripciones en el área (Butin, New, Lake y Barrois,
1932; Butin y Starr, 1936).

Una importante actividad arqueológica y epigráfica fue llevada a cabo por la


denominada “Expedición Ofir” en la península del Sinaí. Desde 1971 A. Itzhaq Beit-
Arieh (investigador asociado y profesor del Instituto de Arqueología de la Universidad
de Tel-Aviv) fue su director, su trabajo en la mina L, en el área de Serabit el-Khadim,
fue de gran importancia para establecer que hacia el año 1500 a.C. (fecha del
derrumbe de la mina L) existía ya un alfabeto razonablemente establecido. Lo que
reforzaría la posibilidad de que el proto-sinaítico comenzara a surgir en torno al año
1700 a.C. (Beit-Arieh fijó esta fecha LBA en base a los hallazgos epigráficos y
cerámicos). Uno de los primeros hallazgos de esta expedición fue una inscripción que
llevaba el nombre de “EL” (Dios) y bien puede ser la inscripción semítica occidental
más antigua conteniendo el nombre divino. Por otra parte, Benjamin Sass (quien había
sido estudiante de Beit-Arieh y pasado un largo tiempo en el Sinaí como adjunto del
Departamento de Antigüedades de Israel) amplió el corpus de inscripciones proto-
sinaíticas y también verificó cuidadosamente varias inscripciones muy importantes. Su
principal conclusión fue que el origen de los signos fenicios está en la secuencia que
lleva al proto-cananeo desde el proto-sinaítico y este desde los signos jeroglíficos
egipcios sobre una base de acrofonía (ya defendida por Gardiner) 21 de los 22 signos
fonéticos del alfabeto fenicio/cananeo son claramente de origen arcaico; es decir
conservan una correspondencia clara en la relación proto-cananea – proto-sinaítica. En
otras palabras, el alfabeto fenicio procede del alfabeto proto-sinaítico y por tanto,
nuestro alfabeto occidental derivado del fenicio es, en origen, egipcio en su mayor
parte.

Un importante descubrimiento fue realizado en 1999 por John y Barbara Darnell en


Wadi el-Hol (ár. Barranco del Terror) un lugar que en la antigüedad había sido una ruta
comercial y militar que unía Tebas con Abidos, en este wadi, situado a la altura de la
ciudad de Qena, fueron encontradas, junto a varias docenas de inscripciones
jeroglíficas e hieráticas, dos inscripciones en alfabeto proto-sinaítico grabadas en la
roca. Estas inscripciones son gráficamente muy similares a las inscripciones de Serabit
el-Khadim, pero muestran una mayor influencia de los caracteres jeroglíficos. Entre
estos signos se encuentra una figura (h1) de celebración (A28 en la lista de Gardiner),
una segunda figura (h2) que es o bien la de un niño (A17 Gardiner) o una figura
danzando (A32 Gardiner). En este último caso h1 y h2, puede haber variantes gráficas
(por ejemplo, dos jeroglíficos utilizados en la palabra cananea “hillol” –júbilo-) en lugar
de consonantes diferentes.

Inscripciones de Wadi el-Hol


Algunos estudiosos (Darnell et al.) piensan que los signos “rb” al comienzo de la
inscripción 1 es probablemente la palabra “rebe” –jefe-; y que la “L” al final de la
inscripción 2 es probablemente la palabra “el” –dios-. Brian Colless ha publicado una
traducción del texto, en el que algunos de los signos son tratados como logogramas
(signos que representan una palabra completa, no sólo una consonante) o signos rebus
(imágenes alusivas que representan palabras o partes de palabras) Antiguo Oriente 8
(2010) 91 (V)

“Excelente (r (dE) de banquetes (mst) de la celebración (h (illul)

de Anat (´nt). El (´L) proporcionará (ygs) (h) montón (rb) de vino

(wn) y provisiones (mn) para la celebración (h (illul). Nos va a sa-

crificar (ngt) con ella (h) un buey (´) y (p) un (primer r (de) grasa (¿)

(mx)”.

Esta interpretación encaja en el patrón en algunas inscripciones egipcias de los


alrededores, con las celebraciones de la diosa Hathor que implicaban la embriaguez.

CONCLUSIÓN

El alfabeto proto-sinaítico es el primer sistema alfabético conocido (h. 1850 a.C.) y


originario del Sinaí (Serabit el-Khadim principalmente), fue creado por trabajadores
semitas de las minas de turquesa para expresar mediante signos tomados de la
escritura jeroglífica egipcia la lengua hablada por ellos siguiendo el principio de
acrofonía. De él derivan el alfabeto proto-cananeo y el alfabeto fenicio que, a su vez,
originó el alfabeto occidental utilizado hoy en día.
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