Mentiras Que Los Hombres Creen - Y La Verdad Que Los Hace Libres (Robert Wolgemuth) PDF
Mentiras Que Los Hombres Creen - Y La Verdad Que Los Hace Libres (Robert Wolgemuth) PDF
Mentiras Que Los Hombres Creen - Y La Verdad Que Los Hace Libres (Robert Wolgemuth) PDF
CREEN
Y LA V E R D A D Q U E LO S H A C E L IB R E S
ROBERT
WOLGEMUTH
(P
E D I T O R I A L
PORTAVOZ
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1 2 3 4 5 edición /año 28 27 26 25 24 23 22 21 20 19
Impreso en los Estados Unidos de América
Printed in the United States o fAmerica
A DAVID SW ANSON
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
11. Lo que otros piensen im porta más que lo que realmente soy.
12. Si tengo buenas intenciones, eso basta.
13. Mi pecado no es realmente tan malo.
14. Dios no me perdonará por lo que he hecho.
15. Puedo ocultar mi pecado secreto, ya que soy el único
perjudicado.
16. La santidad es aburrida.
EPÍLOGO
RECONOCIMIENTOS
NOTAS
G UÍA DE DIÁLOGO
PRÓLOGO
C
uando Robert Wolgemuth me pidió que escribiera el prólogo para
Mentiras que los hombres creen, mi respuesta fue un rotundo «sí».
Hace algunas décadas, la editorial de Robert (en ese entonces)
me echó una mano cuando yo nunca había escrito un libro. Se aventu
raron a publicar El hom bre fren te a l espejo, que hasta la fecha ha vendido
cuatro millones de ejemplares. Estaré eternamente agradecido por la
confianza que Robert depositó en mí. De no ser por él, yo estaría aún
desarrollando proyectos de bienes raíces y construyendo edificios para
lo cual, siendo sincero, ¡nadie quiere pagar el valor ju sto del mercado!
Así que, desde finales de la década de los ochenta, Robert y yo hemos
sido amigos. Hemos tenido el gozo de vernos crecer y madurar en nuestro
amor por Cristo. Él es un hombre de total integridad, completa hum il
dad, y tanta inteligencia em ocional y social como ningún hombre que
he conocido. Es auténtico. Si yo fuera tú, el lector de este libro, querría
saber esto sobre el autor.
Pero después de revisar el m anuscrito, hay otra razón mucho más
im portante y relevante para ti. Se trata de una lectura realmente buena.
Si alguna vez hubo algo así como un «atajo» hacia la sabiduría délas
edades, es este libro. Aquí se encuentra la clase de sabiduría que solo puede
obtenerse durante una vida de prueba y error, prueba y error, y finalmente
prueba y éxito. Dudo que haya diez hombres en el planeta que puedan
haber escrito un libro así.
Por tanto, no solo tengo el honor de respaldar con entusiasmo este
libro, sino también de responder por Robert. Se necesitaría más espacio del
que aquí se me permite, pero basta con decir que tengo un enorme respeto
por este hombre. Él ha sido para mí, consejero, anim ador, compañero de
oración, colega y m entor durante más de treinta años.
MENTIRAS Q JJE L O S HOM&RIS C R E E N
D octor P a t r ic k M o rley
Orlando, Florida
Septiembre, 2018
INTRODUCCIÓN
D
sario.
vecindario o en la escuela. Los niños se burlaban m utuam ente
en el patio de recreo, tratando de provocar lágrimas en el adver
Aunque su libro fue pensado para mujeres, esta afirm ación no es espe
cífica de género. Es cierta para todos y es la razón por la que acepté escribir
este libro como secuela del de Nancy. Este
es para hombres. Para mí. Para ti.
¿De veras?¿En serio? ¿No es interesante M e n tir en to da form a,
la frecuencia con que oímos o pronuncia co n d ició n y m a g n itu d
mos estas palabras? Q uizá después que trae consecuencias.
alguien dice algo estram bótico o dudoso. Y este co n ce p to no
Pero estas palabras serían comple es nuevo. Ha e xistid o
tam ente innecesarias si todos dijéramos p o r m ucho tiem po.
solamente la verdad. Cada vez. Todo el
tiempo.
Las mentiras vienen en muchas form as y dimensiones. Las «menti-
ritas» incluirían la manera en que contestam os al policía que acaba de
pararnos por supuesto exceso de velocidad. «No, señor, no tenía idea de
que iba más rápido que el lím ite de velocidad».
O podrían ser embustes como m entir respecto a una aventura.
Pero mentir en toda forma, condición y magnitud trae consecuencias.
Y este concepto no es nuevo. Ha existido por mucho tiempo.
Tal vez no te sorprenda que la columna vertebral y el fundamento de
este libro sea la Biblia. Encontrarás aspectos y relatos bíblicos incluidos de
principio a fin. La Biblia nos habla de mentiras que los hombres creyeron
hace mucho tiempo... y que aún creen hoy día. Haremos nuestro mejor
esfuerzo por identificar algunas de esas mentiras, enfrentarlas y eliminarlas.
De las m entiras que hablan las Santas Escrituras, ¿cuáles son las más
atroces? ¿Las más dañinas para quienes las creen?
MENTIRAS QUE L O S HOM&RIS C R E E N
No m oriréis; sino que sabe Dios que el día que com áis de él,
serán a b ie rto s vuestros ojos, y seréis com o Dios (Gn. 3:4-5).
¿CUÁL ES LA VERDAD?
Septiembre, 2018
FU N D A M EN TO S
C A P I T U L O UNO
CRUZA EL PUENTE C U AN D O
LLEGUES A ÉL
En el 2001, Nancy escribió su exitoso libro Mentiras que las mujeres creen.1
Ahora, a petición suya y mi «sí» entusiasta, estoy asumiendo la respon
sabilidad de crear un libro similar, explorando algunas de las mentiras
que los hombres tendemos a creer. Ya que tanto hombres como mujeres
somos humanos, hay varias coincidencias en las mentiras. Sin embargo,
debido a que los hombres y las mujeres no son iguales, hay algunas dife
rencias en las mentiras que nos atraen. Más importante aún es que hay
una diferencia en cómo y por qué creemos tales mentiras. Como hombres,
parece que somos menos propensos a ser
engañados ciegamente y más proclives a
A dán no fue engañado.
aceptar mentiras con nuestros ojos bien
N o tu vo ta l excusa.
abiertos.
É l sabía lo que hacía. Tal como hice cuando enfrenté las
Cuando co m ió d e l preguntas de Nancy sobre cómo sería la
fru to , tenía los ojos vida matrimonial para nosotros, algunas
b ie n abiertos. veces, frente a la incertidumbre, tú y yo
simplemente avanzamos confiadamente,
Cruza el puente cuando llegues a él
que pedirle a Adán que recogiera los calcetines (ah, espera... aún estaban
desnudos). No había vergüenza, enfermedad, muerte o malestar, porque
no había pecado. Sí, hubo un tiempo en la historia hum ana en que no
existía miseria, no se conocía la culpa, no moría nada ni nadie, y reinaba
la paz.
Sí, en el mundo todo era perfecto.
Entonces vino Satanás.
Muchos eruditos bíblicos creen que Adán estuvo presente durante
toda la conversación entre su esposa y la serpiente. Si ese fuera el caso,
como parece ser, Adán no hizo frente
a Satanás ni se adhirió al llamado
Me p re g u n to s i A dán
de proteger a su esposa. Permaneció
d e c id ió que p re fe riría v iv ir
allí sin hacer nada hasta que ella le
con la a p ro b a ció n de su
ofreció el fruto. Y, tal como había
esposa b a jo la m a ld ició n
hecho Eva, Adán comió. A lo largo
de Dios, que e star sin Ia
de los siglos los teólogos han especu
a firm a c ió n de ella b a jo la
lado sobre los motivos de Adán. Al
b e n d ic ió n de Dios.
mirar este encuentro desde mi punto
de vista en cierto modo romántico,
me pregunto si Adán decidió que preferiría vivir con la aprobación de su
esposa bajo la maldición de Dios, que estar sin la afirmación de ella bajo
la bendición de Dios.
Desde luego, no podemos estar seguros de qué motivó a Adán, pero
sí sabemos que dio paso al fatídico suceso con los ojos abiertos. No hubo
ningún truco de magia. Ni engaño. Él no fue embaucado. Adán tomó el
fruto con la conciencia plena de que eso era algo malo.
La diferencia entre Adán y Eva en ese momento crucial de la historia
hum ana puede darnos algunas ideas de las diferencias entre hombres
y mujeres: cómo pensamos y cómo tomamos decisiones. Y qué tipos de
mentiras estamos inclinados a creer.
Haré algunas generalizaciones en este libro mientras identifico algu
nas de las mentiras que solemos creer. Al hacerlo no estoy sugiriendo que
todos los hombres, o todas las mujeres, sean iguales. Simplemente hablo
Cruza el puente cuando llegues a él
PENSAR Y SENTIR
Todos los seres humanos, al igual que el Creador cuya imagen poseemos,
pensamos y sentimos.
Supone que proceder según lo que piensa resultará en actuar en una forma
correcta.
Y, aunque sepamos lo que debe hacerse, con frecuencia optamos de
todos modos por hacer lo incorrecto, ya sea por interés, conveniencia
o simplemente pereza. Lo que sigue es la locura de la racionalización.
Comprometemos nuestras mentes a inventar excusas de porqué hicimos
lo incorrecto.
Al luchar con este mismo problema, el apóstol Pablo describió su
frustración con saber lo que era correcto, pero hacer lo incorrecto.
Q u ie ro h a c e r lo q u e es b u e n o , p e ro no lo h a g o . No q u ie ro h a ce r
lo q u e e stá m al, p e ro ig u a l lo h a g o (R o. 7:19, ntv ).
Aunque sabía lo que debía hacer y quería hacerlo, Pablo se veía impo
tente para hacer lo correcto. Se encontraba indefenso, aparte del poder
del evangelio y del Espíritu habilitante de Cristo. Igual estamos tú y yo.
U N A V ID A DE O R TO P R A X IA
E nséñam e, oh Je h o vá , tu c a m in o ; c a m in a ré yo en tu v e rd a d ;
a firm a m i c o ra z ó n p a ra que te m a tu n o m b re (S al. 86:11).
SEGUNDA PARTE
M E N T I R A S QUE LOS
HOMBRES CREEN
C A P I T U L O DOS
R
oy acababa de terminar dos días completos de trabajo en nuestro
sistema de riego. Esto incluía aspectos sencillos como reempla
zar algunos rociadores rotos, y aspectos más complicados como
cavar dos agujeros grandes en nuestro patio para reemplazar válvulas
solenoides rotas. Trabajó a solas.
Lo saludé cuando empezó a trabajar y le pregunté su nombre. Algu
nas veces, durante los dos días de trabajo, me acerqué a él para darle una
botella de agua o preguntarle cómo le iba. Constantemente en su teléfono
celular sonaba música country y en sus labios colgaba un cigarrillo. En
realidad, no hablamos nada hasta que Roy estuvo a punto de irse.
Estábamos de pie en la entrada mientras él revisaba todo el trabajo
que había realizado. Yo le agradecía.
Tal como a veces hago en situaciones como esta, le pregunté a Roy
sobre su familia. Al principio pareció no querer hablar, pero pronto estaba
hablándome de su divorcio, de los retos de su segundo matrimonio y su
familia mixta. Reconoció algunas luchas que estaba teniendo con un
MENTI RAS QJJE L OS HOM&RÍS C R E E N
Entonces vin o uno y le d ijo : M aestro bueno, ¿qué bien haré para
te n e r la vid a eterna? (M t. 19:16).
Sim ón, h ijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? (Jn. 21:15).
difíciles que nos acosan. Alguien o algo que nos traiga plenitud y alegría.
Y, cuando vemos nuestro propio reflejo (tratando de satisfacer nuestros
anhelos con lo que somos capaces de juntar por nuestra cuenta), nos
percatamos de que, por más que inten
temos, nuestra propia imagen débil no
Ei p ro fe ta , aunque
satisface. Es más, la incesante autocon-
dotado de dones
templación nos produce náuseas.
naturales y a cargo de
Hace muchos siglos, un profeta
una responsabilidad
de Israel entró al templo de Jerusalén.
po co común , quedó
Con anterioridad se le había encargado
embelesado y sin
declarar juicio sobre los hijos escogidos
habla en presencia de
y pecadores de Dios. Sin duda alguna,
la prístina santidad. un gran encargo, que incluso en el más
sobrio de los hombres podría despertar
una sensación de autoestima inflada. Pero no en este hombre. No esta vez.
En lugar de eso, cuando el profeta se acercaba al altar, de la nave
del templo surgió un sonido, un sonido tal que nunca antes se había
escuchado. La emocionante entrada del hombre llegó a su fin. En ese
momento, el profeta Isaías vio al Señor Dios, alto y erguido. El cuerpo
de Isaías quedó paralizado, y sintió el temblor del templo. Fuertes voces
de criaturas no terrenales penetraron el aire apacible.
EN LA PRESENCIA DIVINA
Cuando mis hijas eran pequeñas, mi finada esposa Bobbie y yo anali
zamos la mejor manera de moldearles la conducta. ¿Qué podíamos hacer
para estimularlas a obedecer, y capacitarlas a reconocer su propia peca-
minosidad, y que esto las quebrantara? ¿Cómo podíamos enseñarles los
caminos de Dios a fin de que pudieran adoptarlos como propios? ¿Y cómo
generarles una sensación de respeto por nosotros, sus padres?
Las respuestas a estas apremiantes preguntas vinieron con el poder
de la historia de Isaías en el templo.
Preguntamos en voz alta: «¿Cómo sería estar en la presencia de un
Dios santo y totalmente justo? ¿Y cómo sería llevar a nuestras hijas con
nosotros? ¿Cómo moldearía esta experiencia su modo de pensar y su
comportamiento? ¿Y cómo nos moldearía esto a nosotros como adultos,
llamados a amar a Dios y seguirlo, y guiar a estas chiquillas?».
He aquí un ejemplo: Algo que para Bobbie y yo era importante es que
nuestras niñas aprendieran buenos modales en la mesa. Pero no queríamos
que pensaran en esto como algún tipo de disciplina desagradable en régi
men de internado. Así que lo convertimos en un juego. De vez en cuando
anunciábamos: «Esta noche vamos a utilizar modales de la Casa Blanca».
Aunque comiéramos en la mesa de la cocina, todos ayudábamos a
ponerle un mantel, junto con nuestra mejor vajilla, nuestros mejores cris
tales y nuestros cubiertos de plata. Incluso hermosas servilletas de lino
dobladas cuidadosamente junto a los platos.
Luego fingíamos que esa era una cena de estado. Desde luego, digna
tarios mundiales estaban presentes. Nuestros modales eran impecables.
Incluso nuestra conversación era formal... de una manera divertida. A
veces hasta usábamos nuestros mejores acentos británicos. A través del
portal de nuestra imaginación, estábamos en la presencia de la belleza y
grandeza, y esto influía en el modo en que actuábamos.
M E N T I R A S QJJE LOS HOM&RZS CREEN
Y ÉL ES PEQUEÑO
La Biblia se mueve rápidamente a través de los poderosos relatos de los
patriarcas: Adán y la creación, Noé y el diluvio, Abraham hasta la aplas
tante victoria del éxodo y la conquista de la tierra prometida. Pero luego
la Biblia nos cuenta tiernamente la historia de una sencilla mujer piadosa,
Rut, y del hombre que la redimió y la convirtió en su esposa.
Rut había sido una viuda golpeada por la pobreza, que sobrevivió por
la caridad de un hombre rico llamado Booz. El relato bíblico de la historia
de Rut empieza con estas palabras:
Hay mucho que aprender de la historia de Rut y Booz, pero algo que
no debemos pasar por alto es el principio que se encuentra en el dicho
que expresa:
mismo Jesús al dar una advertencia en su Sermón del Monte: «Os digo
que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no
entraréis en el reino de los cielos» (Mt. 5:20). Luego el Evangelio de Juan
nos habla de un fariseo llamado Nicodemo, quien vino a ver a Jesús, cara
a cara. La conversación comenzó bastante bien: «Rabí, sabemos que has
venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que
tú haces, si no está Dios con él» (Jn. 3:2). Sin embargo, Jesús no simple
mente recibió el cumplido y le pagó con la misma moneda a Nicodemo;
más bien, como hacía muy a menudo, se enfocó directamente en el cora
zón del asunto.
53
M E N T I R A S QJU E LOS HOM&RIS CREEN
Toma a hombres pecadores como tú y yo, y por su gracia los recibe como
sus hijos. Sus hermanos. Perdonados. Nuevos. íntegros.
Y asistir a la iglesia debe ser más que mirar vidrieras. Una simple y
casual visita semanal no sirve más que ir a un restaurante para no sentarse
a disfrutar el lujo de una gran cena.
Casi todas las semanas escucharás de oportunidades de servir y par
ticipar. Se te dará una oportunidad de invertir en la obra del reino de
Dios. No hacer estas cosas te mantiene en las gra
das como un espectador, y no en el campo como
A bandonar un actor hecho y derecho.
la Iglesia es Esto me recuerda mi primera visita al canó
renunciar a dromo en algún lugar de Florida cuando tenía
Él. Aferrarse poco más de veinte años. Vi los galgos correr a
a la Iglesia es velocidades vertiginosas persiguiendo un palo con
aferrarse a Él. un trapo llamado «Rusty». Eso fue interesante. Y
luego fui a la ventanilla y aposté veinte dólares a
uno de los perros. Decir que ver la carrera siguiente
con «dinero invertido» fue una experiencia totalmente distinta sería la
subestimación del día.
Cuando inviertes tu tiempo y tesoro en una iglesia local, te acabas de
alistar, has puesto tu dinero donde te importa y estás en el juego. Esto
es algo bueno.
Algo más: tú y yo hemos oído decir a personas: «¿Quién necesita la Igle
sia? Solo necesito a Cristo». Parece muy piadoso, ¿verdad? Pero es como decir:
«Amo a Cristo, pero no me importa su novia». La iglesia es un lugar para
aquellos por quienes Jesús dio su vida. Es para los que son amados por el
Padre. La iglesia está formada por quienes están llenos del Espíritu Santo.
No es solamente la novia de Cristo, sino el cuerpo de Cristo. Es aquel lugar
donde podemos ver ajesús formándose y reflejándose en las vidas de su gente.
Abandonar la Iglesia es renunciar a Él. Aferrarse a la Iglesia es aferrarse a Él.
Hace muchos años, mi finada esposa Bobbie y yo conocimos una
nueva familia que se había mudado a nuestro vecindario en Florida...
mamá, papá, hija pequeña y bebé. Bobbie yjudy se apartaron para hablar.
Hubo química encantadora. Me di cuenta inmediatamente. Me acerqué a
Rick y alargué la mano para estrechar la suya. Me cayó bien de inmediato.
Confiado, pero no escandaloso. Cálido, pero no enclenque.
Mentiras que los hombres creen acerca de Dios
A medida que pasaban los años hice todo lo posible por ser su amigo.
Ocasionales visitas a una cafetería local y vasos de Coca-Cola en la mesa
entre nosotros me dieron una oportunidad de desentrañar el corazón de
este adolescente atribulado.
. . , . . Perdí el rastro de Jonathan desde que se
«cA cuantos de 1
PIEDRAS VIVAS
O tro ejemplo de que esta «autoim agen es u n regalo» viene del relato del
Nuevo Testam ento del discípulo llam ado Simón, u n pescador im petuoso
a quien Jesús invitó a unirse a su grupo. Como a m itad de su m inisterio
de tres años, Jesús llevó a sus discípulos a u n a región llam ad a Cesárea de
Filipo en el n o rte de Palestina. Fue en esta pequeña reunión que Jesús le
dio a Sim ón un nuevo nom bre, u n a nueva identidad.
Podrías ser dem asiado joven para recordar al com ediante Flip Wil-
son, quien presentaba su propio p ro g ram a de televisión a principio de la
década de los setenta. U na de las frases m ás fam osas de W ilson, u n a vez
que lo sorprendieron haciendo algo malo, fue: «El diablo me hizo hacerlo».
Esta frase siempre provocaba risas en la audiencia. Puede que sea
cóm ica p ara algunos, pero no es verdad.
El viejo Flip estaba diciendo lo que m uchos hom bres creen acerca
MENTIRAS QJJE L OS HOM&RSS C R E E N
NUESTRA NATURALEZA
Im agina que la ciencia progresara h asta el pu n to en que pudiera identifi
car en ciertas personas un «gen roba bancos». Supongam os que tienes tal
gen. Para em peorar las cosas, lo heredaste de
tu padre y del padre de él, am bos fueron ladro
De este modo
nes profesionales de bancos. Te educaron en
excusamos nuestra
robo a bancos; la com ida en tu mesa durante
desobediencia,
tu crecim iento venía del robo.
declarándonos
Supongam os ah o ra que seguiste los
«inocentes»
pasos de tu padre al llegar a la edad a d u lta y
debido a nuestro
realizaste un enorm e robo a u n banco. E nton
ADN rebelde.
ces te cap tu ran . ¿Le dirías al juez que debería
dejarte libre porque tienes el gen roba bancos,
ya que tu s padres fueron ladrones de banco antes que tú? Por supuesto
que no.
A dquirim os de form a n a tu ra l nuestras habilidades de escurrir el
bulto. Fue A dán, nuestro prim er padre, quien inició esto. G racias papá.
En n u estra época sofisticada ta n to den tro como fuera de la Iglesia
m uchos se m u estran reacios a declarar un A dán real e histórico. Así que
suplim os excusas que parecen m ás científicas, culpando a n u estra gené
tica o a n u estra crianza. A n u estra n atu raleza interior. De este m odo
excusam os n u estra desobediencia, declarándonos «inocentes» debido a
nuestro ADN rebelde.
NUESTRO ENTORNO
Por tan to , tam bién debem os cu lp ar a nuestro entorno.
C onsidera a Adán. Solo m om entos antes de su caída había sido per
fecto, lim pio de todo pecado. Agarró el fru to de m anos de su esposa,
lo m ordió, y de repente todo cambió. Dios entró al h uerto del Edén y
Mentiras que los hombres creen acerca de sí mismos
Oh ho m b re, ¿quién eres tú, para que a lte rq u e s con Dios? ¿Dirá
el vaso de b a rro al que lo fo rm ó : ¿Por qué me has hecho así?
(Ro. 9:20).
Lo más a b su rd o de lo ab su rd o , ¡to d o es un ab su rd o ! ( n v i ).
¿No es ésta la gran B a b ilo n ia que yo e d ifiq u é para casa real con
la fu erza de mi poder, y para g lo ria de mi m ajestad? (Dn. 4:3 0 ).
Mentiras que los hombres creen acerca de sí mismos
el pecado contra Él. Tam bién hay varios salm os davídicos que expresan
lam ento y dolor. Con pasión y tern u ra, David vertía sus tem ores, sus
an g u stias y sus lágrim as.
En Salm os 42 vemos su dependencia en la m isericordiosa presencia
de Dios.
Este no fue u n hom bre que controlaba sus emociones. No era tím ido,
reticente ni reservado, sino abierto delante de Dios, expresando la p ro
fu n d id a d de sus tristezas.
Y no fue solo por u n breve m om ento que se le n u b laro n los ojos a
David. No fue solo u n a lágrim a solitaria la
, , que escapó de sus sonrojadas mejillas. No, sus
La realidad es que
lágrim as tueron su «pan de día y de noche».
a menudo es una
Lloró, gim ió y derram ó su corazón delante de
demostración de .
Dios, y al com poner su salm o perm itió que
nuestra debilidad
innum erables generaciones de peregrinos se
ia que ahoga .
le u n ieran en su viaje.
nuestras lágrimas. - . , ,
Como hom bres, en ocasiones tu y yo cree
m os que se supone que debem os su p rim ir
nuestras emociones, disculparnos por ellas, u o cultarlas de aquellos en
nuestros propios hogares a quienes estam os llam ados a proteger. Pensa
mos que tal sensibilidad deja ver debilidad. No es así. La realidad es que a
m enudo es u n a dem ostración de n u estra debilidad la que ahoga nuestras
lágrim as. David, u n verdadero hom bre, no tenía ese problem a.
Tam bién he oído decir: «No estás atascado en el tráfico; eres el tráfico.
¡Eres el o tro au to que m olesta a quienes van en los suyos!».
A veces vam os por la vida u san d o anteojeras, olvidando cómo debe
ser para o tra persona hacer frente a la vida con nosotros. Por eso es tan
im p o rta n te obtener la perspectiva de otros. Sin saberlo, nuestros a n te
cedentes y prejuicios colorean la form a en que vemos la realidad. Como
u n espejo, los verdaderos am igos pueden ayudarse m u tu am en te a ver de
m odo objetivo lo que tal vez no pued an ver por sí m ism os.
HERIDAS Y BESOS
¿Por qué, entonces, estam os ten tad o s a veces a preferir aislarnos, a vivir
separados del verdadero com pañerism o? ¿Se tra ta de orgullo, creyendo
que podem os cu id arn o s solos? ¿Es m iedo a rendir cuentas?
Un am igo es alguien que está dispuesto a decirnos la verdad, aunque
duela. O tro proverbio explica esto con u n a poderosa descripción gráfica:
arterial alta. Nos advierte respecto a nuestros malos hábitos. Y nos inyecta,
y si es necesario nos opera, para que estem os bien.
Así sucede con u n verdadero amigo. Sus heridas producen sanidad.
Un verdadero am igo es com o u n herm ano, alguien que nos am a lo sufi
ciente como para hablarnos con precisión quirúrgica y verdad. Un hom bre
de quien incluso estam os dispuestos a escuchar sus preocupaciones por
nosotros. El proverbio no es sim plem ente decir: «Rodéate de personas
que te m enosprecian. Te h ará bien». Al contrario, es decirnos que alguien
que nos am a expresa verdades d u ras y b rin d a sabiduría. En respuesta,
escucham os y agradecem os a nuestro am igo por am arn o s ta n bien.
Los hom bres no solo necesitamos amigos casuales, sino am igos fieles,
hom bres que están más unidos que un herm ano... un buen herm ano. Los
amigos varones tienen mejor com prensión de las debilidades de otros hom
bres, de nuestros patrones de justificación. Y pueden expresar la clase de
palabras que nos an im arán más. Los hom bres necesitamos amigos varones
que vengan equipados con valor y sabiduría, y un com prom iso com ún de
seguir obedientem ente en la senda de nuestro am igo más grande, Jesús.
N ecesita m o s a m ig o s varones p ia d o so s
(h erm a n o s fieles) que n o s am en lo su ficien te
LA
com o para d ecirn o s la verdad, h om bres
VERDAD cuyas vid as ta m b ién estén abiertas de m od o
que p o d a m o s decirles la verdad.
PECADO
S de jugar una broma. «Una vez envié a una docena de mis amigos un
telegrama que decía: “Huye de inmediato, todo se ha descubierto”.
Todos salieron inmediatamente de la ciudad».1
Además de ser un escritor famoso, Twain también era conocido como
bromista. Humorista. Pero esto no es divertido. ¿Cuántos de nosotros, al
recibir tal mensaje, temeríamos que se hubiera descubierto algún secreto
vergonzoso? Para muchos hombres, la culpa se cierne sobre sus cabezas
como una nube oscura en un día primaveral.
La verdad es que ya no hablamos mucho de culpa, vergüenza o pecado.
Pero esto no cam bia el hecho de que nos sentimos culpables y a veces las
cosas que hacemos son vergonzosas. Entonces, sea que hablemos o no al
respecto, tú y yo seguimos pecando. Y nuestro pecado es grave.
LO QUE ÉL NO SABE
Cuando mis hermanos y yo éramos niños y visitábamos a nuestros
abuelos, recuerdo haber pensado que no solo eran viejos sino también
M entiras que los hom bres creen acerca d el p ecad o
COMPRENSIÓN DE LA GRACIA
Esto en sus mentes demostraba claramente la opinión que tenían de la
gracia. Como una tarjeta para «salir gratis de la cárcel» sacada «al azar»
o del «arca comunal» en el juego Monopolio, se imaginaron que la gracia
excusaría siempre cualquier pecado que cometieran.
Tal como abuelos cariñosos e indiferentes que pasan por alto las acti
vidades caprichosas de sus nietos, estas personas aceptaban ciegamente
su propia conducta indisciplinada y también el pecado de otras a su
M E N T I R A S QUE LOS HOM&RES CREEN
Ananías tenía miedo, y según parece tal vez creyó que el Dios todo
poderoso se había olvidado de algún modo quién era este hombre ciego y
lo que había hecho. Ananías se avergonzó de la gracia de Dios y no creyó
que esta fuera suficiente para un sanguinario como Pablo.
Por supuesto, comprendemos el dilema. Así como Jonás fue renuente
a predicar a una ciudad tan malvada como Nínive, difícilmente podemos
creer que la gracia de Dios pueda perdonar realmente a personas malas.
Pero la tentación para los hombres que no han experimentado vergüenza
declarada es olvidar que estamos de pie
solo por la gracia de Dios. Nunca seremos
Algunos de los
suficientemente buenos. Somos culpables
fariseos creían que
ante un Dios santo. Erróneamente supo
eran demasiado
nemos que debido a que somos buenos
buenos para i a gracia
tipos «merecemos» la gracia de Dios. Lo
de Dios. Algunos de
triste es que esto niega que la gracia esté
los publícanos creían
disponible para todos.
Una de las grandes quejas de los fari
que eran demasiado
seos con relación a Jesús fue que era amigo
malos para la gracia
de pecadores. Sí, Jesús se acercó y estuvo
de Dios. Ambos
en com pañía de publícanos y prostitu estaban equivocados.
tas. Pero lo que estos «hombres santos»
pasaron por alto es que también tenían tanta necesidad de arrepentirse
como aquellos cuyo pecado era más flagrante. Estos individuos «justos»
veían sus propios pecados como algo insignificante y poco digno de ser
considerado. Se equivocaron.
Algunos de los fariseos creían que eran demasiado buenos para la
gracia de Dios. Algunos de los publícanos creían que eran demasiado
malos para la gracia de Dios. Ambos estaban equivocados.
Por tanto, la línea divisoria entre quienes reciben y quienes no reciben
M E N T I R A S QUE LOS HOM&RES CREEN
SE CIERRA LA BRECHA
De modo que tanto nuestra justicia propia (el lado agradable) como
nuestra injusticia (el lado feo) se consideran pecado.
Ya que la confesión es buena para el alma, y que tú y yo confesamos
que tenemos estas dos personas (el ángel exterior y el demonio interior),
tengo una pregunta: ¿Por cuál de estos tipos murió Jesús?
¿Fue a la cruz el Cordero de Dios para salvar al tipo que parece bueno
o al que está siendo golpeado?
Tienes razón.
Jesús murió por ambos. ¿Por qué? Porque estos dos individuos son peca
dores impotentes con necesidad de un Salvador. Son dos caras de la misma
moneda... Y, cuando la moneda se pierde, ambos lados están perdidos.
Tú y yo lidiamos constantemente con ser auténticos: ser quienes creen
los demás que somos o ser quienes somos realmente. Recordé esto una
vez cuando un elegante presentador de noticias por televisión local se vio
vergonzosamente expuesto por su «leal» equipo de producción.
El hombre acababa de terminar su transmisión diaria y pensó que
las cámaras ya no estaban filmando. De la cintura para arriba, detrás
del escritorio, el sujeto parecía modelo de revista de moda masculina.
Pero cuando salió de detrás de su mesa de transmisión llevaba puestos
pantalones cortos de baloncesto desgastados y holgados, y chancletas.
M E N T I R A S QJJE LOS HOM&RES CREEN
r
12
■
«Si tengo buenas intenciones, eso basta».
L 1
Cuando mi hija Julie era pequeña descubrió lo que creyó que era una
frase general para cada vez que era sorprendida en una infracción fam i
liar. Pronunciaba estas palabras con la cabeza inclinada y una mirada
que pretendía derretir el corazón de su papá. A veces lo conseguía. Pol
lo general, no.
«Pero no era mi intención».
Para ti y para mí, dada nuestra inclinación natural a «solucionar esto
más tarde», nuestro incum plim iento es a menudo: «Lo siento, pero mi
intención era buena».
Has escuchado la expresión: «El camino al infierno está pavimentado
con buenas intenciones». Esto es tan popular porque «mi intención era
buena» es nuestra racionalización usada más a menudo por nuestros
pecados. En ocasiones nos volvemos más audaces con la tonta expresión:
«Dios conoce mi corazón». Por supuesto que así es. Mejor que nosotros. Y
conoce todo lo malo que contiene. Lamentablemente, no estoy en menos,
sino en más peligro porque Él conozca mi corazón.
M entiras que los hom bres creen acerca del p ecad o
a contar hasta tres, y es mejor que hayan corregido esto para cuando haya
terminado de contar». Tampoco expresó: «No me im porta qué clase de
fuego traigan delante de mí. Lo único que me im porta es que sus inten
ciones sean buenas». No, los mató al instante.
_ , ¿Por qué? Los eruditos bíblicos han
En una dramática 1
. . . . ., reflexionado en esta pregunta durante siglos.
exhibición r
Se han propuesto diversas teorías. Algunos
pirotécnica, Dios
han sugerido que los hermanos usaron el
los derribo. Los 5 .
fuego equivocado por algún motivo nefasto.
«tostó» en el acto. ° , 1 6
Otros han especulado que, sin saberlo, consi
guieron m aterial explosivo que se les escapó.
Sin embargo, no hay necesidad de descifrar por qué Dios hizo esto. El texto
nos lo dice. Es probable que Aarón, el padre, aturdido y quizá enojado
por el mal genio de Dios, acudiera a Moisés para preguntarle: ¿Por qué?
Hay una respuesta clara. Dios trata sus reglas conforme a quién es
Él: santo. El versículo term ina con la apropiada respuesta de Aarón a este
mensaje del Señor. «Aarón calló».
Dios determina su ley. Determ ina cuán im portante es. Él juzgará lo
que juzgará. Y no somos libres para convertirnos en sus jueces. Tú y yo
no tenemos derecho a indicar que Dios es demasiado exigente o que trata
como algo im portante lo que carece de importancia.
No obstante, esto no significa que nuestro Dios sea cascarrabias o
caprichoso, dado a perder los estribos. La ley de Dios es clara. Es vin
culante para todos. Y Él requiere obediencia, no solo por su causa, sino
también por la nuestra. La ley de Dios siempre está diseñada para ayu
darnos y bendecirnos. No suele imponernos obligaciones onerosas. Sus
reglas son una invitación al gozo. Desobedecemos bajo nuestro propio
riesgo, no solo porque lo ofendemos sino porque su ley refleja lo mejor
de cómo nos hizo.
Si me perdonas una ilustración de un perro, las reglas de Dios son
M entiras que los hom bres creen acerca del p ecad o
algo como pequeñas jaulas que compramos para nuestros cachorros. Por
supuesto, esas estructuras les impiden correr libres en nuestras casas o
que entren al tráfico. Pero también proporcionan un, lugar seguro, libre
del peligro exterior. Así sucede con las leyes de Dios.
A veces la imagen del vaquero estadounidense se ve como el último
icono de la libertad. Bueno, solo en caso de que te ganes la vida como
vaquero, permíteme decir rápidamente que algunos de mis amigos más
cercanos son vaqueros. Pero cuando se trata de nuestras almas, el campo
abierto y vivir sin restricciones ni cuestionam ientos es realmente escla
vitud. La verdadera felicidad en nuestros corazones se encuentra en la
obediencia. Al final, esto resulta en pura alegría.
Jesús, el Hijo perfecto de Dios, se sometió a las reglas de su Padre.
Y como nuestro abogado, nuestro ejemplo perfecto, Jesús estableció la
norma elevada de obediencia perfecta; el camino al cielo está pavimentado
con su cum plim iento voluntario a la ley de Dios. Y su sufrim iento fue
en lugar nuestro debido a nuestro fracaso en obedecer. El fuego de Dios
elim inó a su Hijo en lugar de elim inarnos a nosotros.
r
13■
«M i pecado no es realmente tan malo».
L A
Fue mi primer auto. Mi regalo de grado de la universidad. Nunca
olvidaré la sensación que tuve al alejarme del concesionario en Arlington
Heights, Illinois. Los preparadores del auto nuevo habían lavado y pulido
todas las superficies y limpiado toda hendedura. El Chevelle Malibu 1969
M E N T I R A S QUE LOS HOM&RIS C R E E N
¿Te resulta difícil admitir tus pecados ante los demás? ¿Es a veces incluso
difícil admitirlos ante ti mismo? Tú y yo podemos idear formas ingeniosas
de ocultar de nosotros y de otros la fealdad del pecado, justificando, dando
excusas e incluso olvidando las cosas malas que hemos hecho. Pero la historia
de Acán nos advierte que Dios no se deja engañar con semejantes tonterías.6
Hace muchos años una amiga de mi esposa me pidió que visitara
su casa. Fue una noche que nunca olvidaré. Al marido de la mujer lo
habían sorprendido en una aventura amorosa ilícita y había decidido
que su amante era más deseable que la fiel madre de sus hijos. Ahora él
inform aría a sus dos hijos que se iba de casa.
Después que patéticamente trató de explicar sus razones para esta
trágica decisión, y luego que prometiera «estar en contacto con ellos», el
menor de los chicos comenzó a llorar suavemente.
«¿Qué pasa, Kyle?», preguntó el padre sin más emoción de la que
habría mostrado si le hubiera preguntado a su hijo por qué tenía puesta
una cam isa azul y no una verde.
El labio del chico tembló ligeramente al contestar: «Estoy muy triste».
Claramente escondiendo sus propias emociones, el padre respondió
con una mirada dura. No dijo nada.
La simple obediencia a la Palabra de Dios y el poder sustentador de la
gracia divina son la mejor defensa contra el pecado. Pero saber que otros
a quienes amamos resultarán afectados (a menudo profundamente) por
lo que decidimos hacer, debería ser un elemento disuasivo adicional.
sación porque lo único que podía ver era esa plataform a nueva. «Robert
el carpintero centrado» se hizo cargo del asunto.
Un año después estábamos casados y la plataforma se convirtió en
una obsesión. De hecho, ampliar esa estructura de cuarenta y seis metros y
medio a noventa y tres, que incluía perforar dieciséis hoyos para postes en el
patio trasero, preparar decenas de maderos de cinco centímetros por veinte
y de cinco por veinticinco, e instalar tablas de madera completamente nue
vas en toda la plataforma me llevó tres semanas... mientras me afanaba de
tiempo completo en un trabajo que no tenía nada que ver con construcción.
Entonces, ¿cómo lo hice? No comía. Apenas dormía. Cuando estoy
construyendo algo con mis propias manos, me obsesiono tanto que con
sidero que comer y dormir es una total pérdida de tiempo. Hasta que
termino, soy un constructor. Comer y dormir vendrá después.
Esto puede funcionar a nuestro favor. Pero
también puede ser una gran responsabilidad. ,, ,
r . Hasta que
Ya que comercio con descripciones vividas, me
n r termino, soy
ha gustado el título de un libro publicado en el
un constructor.
2007: Los hombres son como waffles, las mujeres como
. 7r , ..i Comer y
espaguetis/ Estoy seguro de que es un libro exce-
r M dorm ir vendrá
lente, pero no lo he leído. No necesito hacerlo. El
después.
título es suficientemente bueno por ahora.
¿Puedes verlo? Tú y yo tendemos a tener
pequeños com partim ientos a fin de organizar las cosas: trabajo, crianza,
iglesia, obligaciones de esposo, pasatiempos, etc. Nuestras esposas tien
den a ser conectadoras: relaciones, emociones, conocimiento, experiencias
pasadas. ¿Captas la idea?
Cuando mi amigo en la historia anterior estaba rompiendo sus votos
m atrim oniales que en últim a instancia destruyeron su fam ilia, pensaba
en waffles. No en espaguetis. Vivía en un pequeño com partim iento de
su propia creación, pero eso estaba mal. Sus acciones se encontraban
inseparablemente entrelazadas con su familia.
Aunque él había puesto su aventurita amorosa en un espacio confi
nado, esperando que no se extendiera sobre algo más, no se dio cuenta de
lo realmente conectado que estaba todo. Espaguetis, no cajas ni waffles.
M E N T I R A S QJJE LOS HOM&RZS CREEN
r 1
16 • «La santidad es aburrida».
L J
Desde niño recuerdo haber escuchado la palabra «santidad» usada
como adjetivo. Por ejemplo, modificaba el vocablo «campamento», como
M entiras que los hom bres creen acerca del p ecad o
En sus últimos años, el apóstol Pedro escribió una carta en que con
maravillosa sinceridad y persuasión retaba a sus amigos.
SEXUALIDAD
A c o n te c ió al año sig u ie n te , en el tie m p o que salen los reyes a la
guerra, que D avid en vió a Joab, y con él a sus siervos y a to d o
Israel, y d e s tru y e ro n a los am onitas, y s itia ro n a Rabá; pero
D avid se q u e d ó en Jerusalén (2 S. 11:1).
Al igual que Adán y David, te metiste en esto con los ojos abiertos.
Racionalizaste. Iniciaste un caso. Te rendiste. Sufriste. Algo murió.
Incluso hombres que no tienen ninguna conexión bíblica experi
mentan este dolor. Un artículo en la Internet cita a hombres casados
explicando cómo es tener una aventura amorosa. Un abogado de treinta
y dos años reflexionó con franqueza sobre sus remordimientos:
«¿Por qué hacer que ella empiece con el azúcar?». Ruth nunca supo lo que
se estaba perdiendo. Hasta que una buena dam a en la iglesia (donde papá
era el pastor) le dio un dulce.
La pequeña Ruthie llevaba el caramelo en su diminuto puño como si
fuera un juguete. Pero quedó muy pegajosa y se lamió la mano.
La mirada en la cara de Ruth debió haber sido de asombro. Y alegría.
Imagínate que no estaba ni un poco molesta con sus padres por haberle
ocultado el deleite de los dulces. Mis hermanos y yo reímos cuando mamá
nos contó esta historia.
Mi primer vistazo a la pornografía
Y co m o m i herm ana y r
, sucedió a unas puertas de mi dormitorio
e l dulce, una p ru e b a
en la universidad. Varios hombres estaban
nunca basta. Nunca. .
apiñados alrededor de una revista, viendo
S iem pre lleva hacia
fotografías de mujeres desnudas. Una de
un a p e tito p o r más. , . .
esas revistas presentaba incluso a una
Siem pre. .
pareja en un acto sexual.
Esto fue en 1965, hace más de medio
siglo, y aún puedo «ver» esas imágenes.
Tal vez tengas una historia sobre tu «primera vez». Ese sabor inolvi
dable.
Y como mi hermana y el dulce, una prueba nunca basta. Nunca. Siem
pre lleva hacia un apetito por más. Siempre.
Y gracias a la Internet, mi historia de indagar unas pocas puertas más
allá para ver pornografía ha cambiado. Considera estos hechos:
GRATIFICACIÓN PROPIA
Volvamos al huerto del Edén, cuando Adán dio un mordisco al fruto
prohibido sabía exactamente lo que estaba haciendo. Es probable que su
justificación hubiera sido que resolvería eso más tarde. Algún día aumen
taría su dominio propio y superaría el incidente. Algún día.
Trágicamente, tú y yo aún vivimos con esta fantasía vacía de algún
día. «Algún día» nunca llega.
Antes de mudarme a Michigan en el 2015, viví en Orlando durante
casi dieciséis años. En ese tiempo, mi finada esposa y yo visitamos muchas
veces Walt Disney World y Universal Studios. Estos parques temáticos
populares prometen experiencias de deleite y asombro. Y, para la mayoría
de los millones que los visitan cada año, las promesas se mantienen, y por
tanto son clientes habituales.
En esos años hubo algo que nunca vi. Ni una vez. Nunca vi a alguien
(joven o viejo) visitando solo uno de esos parques, o los cientos de otras
«atracciones» extraordinarias que presenta Florida central. Nadie, al
menos que yo haya presenciado, va a esos lugares solo. Yo tampoco iba
solo. ¿Por qué es cierto eso? Tú sabes la respuesta. ¿Verdad? El éxtasis que
experimentas a solas realmente no tiene nada de divertido.
Por ejemplo, la euforia intensa que los hombres experimentan durante
M E N T I R A S QJJE LOS HOM&RBS CREEN
r 181
•
«Lo que mi esposa no sabe no la perjudica».
L J
«¿Podemos almorzar juntos? —pidió mi amigo, quien acababa de lla
mar sin previo aviso—. Ha pasado mucho tiempo».
Unos días después nos reunimos en nuestro restaurante mexicano
favorito. Almorzar con este amigo siempre fue divertido. Pero lamenta
blemente, esta vez no.
«Patrick» tenía un negocio muy exitoso de programas de computado
ras. Y recientemente había abierto en nuestra ciudad un almacén de ropa
masculina («por puro entusiasmo»). Yo estaba ansioso por saber cómo
estaba yéndole, especialmente en su nueva aventura comercial.
Pero Patrick no quería hablar de trajes, corbatas y camisas de vestir.
Era evidente que algo le pesaba en la mente.
«No quiero hablar de ropa» —declaró.
Y después de unos momentos de silencio fue al grano.
«Estoy teniendo una aventura amorosa» —reveló con ojos vidriosos
por las lágrimas.
—¿Lo sabe Sandra? —pregunté.
—Ella no tiene ni idea —contestó.
Lentamente, Patrick confesó la historia. La mujer era una colega en
el trabajo. Brillante, elocuente, hermosa y en un matrimonio infeliz. Pero
Patrick aún amaba a su esposa y sus hijos. Y en su corazón deseaba real
mente hacer lo correcto.
Patrick sabía que no tenía más remedio que contárselo a su esposa.
Lo animé en esta decisión de confesar la aventura a Sandra. Y le ofrecí ir
con él. Estuvo de acuerdo.
CUIDEMOS EL CORAZÓN
El tema central aquí respecto a la tentación sexual es la condición de
nuestros corazones.
Un padre preocupado le advierte a su hijo adulto joven: «Sobre todas
las cosas cuida tu corazón, porque este determina el rumbo de tu vida»
(Pr. 4:23, ntv ).
Mentiras que los hombres creen acerca de la sexualidad
Hace muchos años tuve un amigo cercano que tomó una mala deci
sión de pasar un rato en el bar de un hotel y quedarse allí hasta altas horas
de la noche. Este hombre nunca había sido infiel a su esposa. Pero después
de unos tragos extra comenzó a conversar con una mujer y continuó hasta
las primeras horas de la m añana siguiente.
Antes de ir a sus habitaciones separadas, intercambiaron números de
celular. Cuando regresó a casa de su viaje, mi amigo me habló de la mujer.
«Nada malo sucedió —afirmó, defendiéndose
con cautela, y añadió—. Pero sí intercambia- . ,
«C uida tu corazón
mos números telefónicos».
—te s u p liq u e —.
Recuerdo esta conversación como si
. . . ., . , w . Cuida tu corazón».
hubiera ocurrido la semana pasada. Mi
amigo y yo nos hallábamos en su oficina.
Estaba detrás de su escritorio, y yo frente a él. Le hablé del modo más
amoroso y directo que pude.
«Cuida tu corazón —le supliqué—. Cuida tu corazón».
sexo, afirmando que esta posición está de acuerdo con la Palabra de Dios,
y en el «lado correcto de la historia».
Este cambio lo motivan dos afirmaciones confusas. Primera, que la
sexualidad es fluida, cambiante, amorfa, y segunda, que es férrea, inmuta
ble e innata. Algunos insisten: «Puedo ser lo que deseo ser», mientras que
otros insisten: «Tengo que ser lo que soy». En ambos casos, la conclusión
es: «No tengo nada de qué sentirme culpable».
Y estos no solo son problemas teóricos o hipotéticos con que otros
tienen que tratar. Casi con seguridad conoces individuos dentro de tu
círculo de familia y amigos que se identifican como homosexuales o les
bianas, quizá con audacia y descaro, o a la inversa, sintiéndose atrapados
y demasiado avergonzados como para pedir ayuda. Tal vez conozcas a
otros que sinceramente aman a Cristo pero que luchan con la atracción
hacia personas del mismo sexo pese a que
deciden la abstinencia sexual.
A lg u n o s insisten:
O tú mismo podrías ser uno de estos
«Puedo se r lo que
individuos. Puede que estés en una rela
deseo ser», m ie n tra s
ción con alguien del mismo sexo; o que
que o tro s insisten:
te sientas atrapado e indefenso y profun
«Tengo que se r lo que
damente avergonzado por decisiones que
soy». En a m b o s casos,
has tomado que dentro de ti sabes que
la co n clu sió n es: «No
están mal; o puede que estés luchando
te n g o nada de qué
por vivir una moralidad bíblica que no
s e n tirm e culpable».
sientes natural o posible.
A pesar de todo, en una u otra
manera todo hombre enfrenta preguntas y confusiones que abundan en
este campo. Con certeza, el enemigo ha triunfado en engañar a muchos
en nuestra generación sobre la naturaleza de las pasiones entre el mismo
sexo, las relaciones sexuales y el matrimonio. Ha vendido la mentira de
que nuestra práctica sexual es cuestión de elección personal u orientación
innata y congènita sobre la cual no tenemos alternativa.
No entra en el ámbito de este libro abordar o desentrañar los muchos
temas diferentes y asuntos relacionados con esta materia.
No obstante, como punto de partida en la vehemencia y el espiral del
Mentiras que los hombres creen acerca de la sexualidad
r 1
:20 «Tengo necesidades sexuales que mi esposa no
L 1 puede satisfacer».
SEXUALIDAD MADURA
Puedes estar casado o soltero. Puede que tengas hijos o no. Pero ya que
soy casado y tengo hijas y nietos, voy a utilizar un ejemplo de mi propia
vida como ilustración de algo importante sobre nuestros deseos sexuales.
Cuando mis hijas nacieron, mi finada esposa Bobbie y yo com
prendimos al instante que esas pequeñas criaturas eran excesivamente
egoístas. No les importaba el hecho de que sus padres estuvieran agotados
M E N T I R A S QJJE LOS HOM&RES C R E E N
Puede que no seas bueno con las palabras, pero cuando lees estas escri
tas por el rey Salomón, quien debió haber sido alguna clase de amante,
te recuerdan toda la noción de que la intimidad física es una aventura
encantadora y placentera, no simplemente un momento en el tiempo.
MATRIMONIO Y
LA FAMILIA
uede que estés casado. Puede que no. Si no lo estás, quizá tengas pla
P nes. Tal vez no. En todo caso, mi esperanza es que este capítulo sea
útil para ti o para otros hombres que conozcas que estén casados.
CÓMO SUCEDE...
El chico ve a la chica. La chica conoce al chico. Los dos empiezan a salir,
se enamoran, y hacen planes para la boda. Captas la idea. Si estás casado,
tienes tu propia historia.
Sin embargo, esta secuencia es una construcción moderna. De vuelta
a los tiempos bíblicos, los matrimonios eran principalmente concertados.
Los padres de los chicos se reunían con los padres de las chicas. Se hacían
acuerdos. El novio conoce a la novia. Nada de caminatas tranquilas en el
parque o besos a altas horas de la noche en las sombras.
Adultos que sabían más sobre sus hijos de lo que los hijos sabían
sobre sí mismos hacían los planes. Los chicos y las chicas se enamoraban
después de la boda. A veces.
M E N T I R A S QJJE LOS HOM&RZS C R E E N
LA NUEVA MODA
Me he casado dos veces. La primera en el 1970. La segunda en el 2015.
Ambas bodas fueron acontecimientos especiales que honraron a Dios.
En cada caso me casé con una mujer que amaba al Señor. Y a mí.
Mi primer matrimonio fue con Bobbie Gardner, quien creció en la zona
de Washington, D.C., en un hogar en que el club campestre local era el san
tuario elegido de fin de semana. Pero debido al fiel testimonio de un vecino
cristiano llamado Libby, Bobbie y su familia llegaron a la fe en Jesucristo.
Desde que era niña, Bobbie soñaba con casarse. Siendo joven parti
cipó como solista (tenía una hermosa voz para cantar) o como dam a de
honor (o ambas cosas) en muchas bodas. Cada una de estas confirmaba
su deseo de algún día usar el vestido blanco. Estaba llam ada a casarse
y lo sabía.
Mi segundo matrimonio fue con Nancy Leigh DeMoss, quien creció en
una familia donde se honraba a Dios y su Palabra. Sus padres tenían pasión
por el ministerio y, mediante varias actividades evangelísticas que realiza
ron en su casa, literalmente miles de personas llegaron a la fe en Cristo.
Nancy desarrolló el mismo amor por Cristo que Bobbie tuvo, y de niña
sintió un fuerte llamado a servirlo vocacionalmente. De adulta joven sen
tía cada vez más que iba a ser una mujer soltera, sin las distracciones del
matrimonio y la familia. No es que ella no fuera atractiva o que careciera
de capacidades relaciónales o de oportunidades de casarse. Para nada.
Nancy simplemente quería servir al Señor, su Novio, con «su atención...
no dividida» (ver 1 Co. 7:34-35).
¿Cuáles son las m entiras en este capítulo acerca del m atrim o n io y la fam i
lia? Me alegra que lo preguntes. ¿Estás listo?
Las m entiras acerca del m atrim o n io y la fam ilia tienen que ver con el
cum plim iento de tu s sueños m ás alocados de conquista y logro. Tu esposa
y tu fam ilia (si estás casado y tienes hijos) se h an incluido en tu vida como
u n espejo de cuerpo entero. E stán ahí p ara m o strarte y convencerte de
que sin u n Salvador redentor eres u n desastre, y que tu m atrim o n io está
condenado a la m ediocridad en el mejor de los casos, y al fracaso en el
peor. Y que tu s hijos recibirán u n a sentencia de por vida de crecer para
ser como su padre.
No o b stan te, si te atreves a com prenderlo, la sorprendente verdad es
que has sido llam ado a esta relación. Igual que Jesús fue llam ado a la clase
de h u m ild a d que no podem os entender a fin de servir a su novia, nosotros
no podem os hacer menos.
De m odo que, si esto parece u n a car
Tu esposa y tu familia
n ad a, lo es. Exactam ente. Lo que creim os
(si estás casado y
que iba a ser u n a vida de cenas ín tim as
tienes hijos) se han
y vueltas co n tin u as en las sábanas se ha
convertido en la clase de trabajo que no
incluido en tu vida
habíam os em prendido antes. como un espejo de
O tra m anera de decir esto es que el cuerpo entero.
m atrim o n io no es u n proyecto de cons
trucción tipo «hazlo tú mismo». Ya que me encuentro en u n m odo de
confesión to tal, ad m itiré que siem pre me h an atraíd o los peligros y ries
gos de hacer cosas por m i cuenta. He rem odelado todo u n sótano, con
u n baño com pleto, oficina y sala de estar, u san d o solo u n a hoja de papel
cu ad ricu lad o com o m i plano. M ás de u n a vez.
He co n stru id o u n a p latafo rm a curva de casi cien m etros cu ad rad o s
con u n valor de veinte m il dólares en m adera tra ta d a a presión y m ate
riales com puestos, sin n in g ú n plan escrito. Tal vez tengas tu s propias
h isto rias de valor puro.
Sin em bargo, hacer frente a u n m atrim o n io sin saber hacia dónde
M E N T I R A S QUE LOS HOM&RZS CREEN
r 1
;21 «El amor no requiere palabras habladas».
L 1
Por razones que no expondré aquí, papá, quien m urió en el 2002,
ten ía dificultad en expresar verbalm ente su am or por mí. O sea, decirlo
en voz alta.
No hace m ucho encontram os alg u n as tarjetas postales (en otro
m om ento explicaré lo que son) que me había enviado desde alg ú n lugar
del m undo en que, curiosam ente, incluía palabras cariñosas. A unque
no puedo tocarlas en este m om ento, puedo visualizar su letra: «Te amo,
querido Bobby».
Mi corazón se acelera incluso al escribir esto m uchos años después.
Pero rara vez escuché que papá me expresara objetivam ente estas palabras.
¿Fue esta cautela por expresar afecto algo que heredó de sus padres?
Por supuesto. ¿Me am aba? Sí. ¿Q uería lo mejor p ara m is herm anos y para
mí? Desde luego. ¿Hizo papá m uchas cosas llenas de b o n d ad y servicio
que dem o strab an ese amor? N uevam ente sí.
No obstante, cuando recuerdo mi relación con mi padre, descubro que
desearía haber escuchado esas palabras m ás a m enudo. Audiblem ente.
En 1992 se publicó la edición original del éxito de ventas del do cto r Gary
C hapm an, Los 5 lenguajes del amor.2 Tal vez sepas de este libro. Las ventas
h a sta el m om ento h a n sido de once m illones de ejemplares, por lo que es
probable que estés al ta n to de esta obra.
Mentiras que los hombres creen acerca del matrimonio y la familia
MOSTRAR Y HABLAR
Así que mi padre, de alg u n a m anera introvertido, tal vez no era extraño.
Su form a de expresar afecto era hacer cosas am orosas, no necesariam ente
verbalizar. Com o hom bres, supongo que n u estra tendencia es «m ostrar»
prim ero y «hablar» después.
«¿Que si te amo? —p odrías p re g u n ta r retóricam ente—. ¿Hablas en
serio?». Entonces recitarías u n a letan ía de buenas acciones que realizas
p ara esta dam a: ard u a labor diaria, provisión económ ica, protección.
D ada la alternativa (pereza, pobreza, negligencia) estas acciones son u n a
b u en a opción.
«Pero ¿me amas?», quiere saber tu esposa (sin tener que preguntar).
Déjame recom endarte que tal vez debas h ab lar más. H abla m ás de lo que
crees que deberías. Si tienes u n pensam iento am able, dilo.
Qué mujer tan amable y fiel tengo. P ronuncia las palabras.
Vaya, mi esposa luce encantadora hoy. P ronuncia las palabras.
Mentiras que los hombres creen acerca del matrimonio y la familia
Estuve casado con Bobbie d u ran te casi cuaren ta y cinco años, enviudé
después que ella perdió su valiente batalla contra el cáncer ovárico. E nton
ces, en noviembre de 2015, me casé con N ancy Leigh DeMoss, quien tenía
cincuenta y siete años de edad.
Este m atrim o n io era el prim ero p ara Nancy.
C uando nos conocíam os, descubrí algo acerca de esta m ujer que
encontré p ro fu n d am en te atractivo. D u ran te casi seis décadas, N ancy
había sido soltera; pero, en lugar de pasar esos años esperando y a n h e
lando que llegara alguien y la «com pletara», adoptó la soltería como u n
regalo del Señor, u n llam ado a servirle y servir a otros.
U na de m is prim eras claves sobre lo que le im p o rtab a a esta m ujer se
presentó la prim era vez que entré a su casa. Allí,
al lado de la m esa de la cocina, había u n a silla
No llegué para alta. ¡Una silla alta! Y cu an d o bajé las escaleras
traerle alegría. hacia el só tan o alfom brado descubrí un cu arto
Ella ya la tenía de huéspedes y u n a sala de estar, así como un
a plenitud. salón de recreación con m uchos asientos cóm o
dos y todo tipo de juegos y juguetes para jóvenes
y viejos... juegos divertidos como billar y m esas
de Ping-Pong, futbolín, y u n o de esos aros dobles de baloncesto de feria
con redes a cada lado. Uno que ten ía u n m arcador electrónico, ¡comple
tam ente ilum inado!
Y después que conocí a sus am igos me contaron historias del hogar
de esta m ujer soltera, u n a casa que estaba p erp etu am en te abierta ta n to
a am igos como a extraños. Una pareja me contó que había vivido con
N ancy d u ra n te m ás de tres años. O tra d u ran te casi dos años. Aun otros
d u ra n te algunos meses.
C uando N ancy y yo hablam os de estas personas, y observé cómo les
había servido con desinterés, me di cuenta de que ella no estaba buscando
u n esposo que le trajera felicidad, propósito o realización.
No llegué p ara traerle alegría. Ella ya la ten ía a plenitud.
Mentiras que los hombres creen acerca del matrimonio y la familia
C uando Dios creó la expansión del universo, los anim ales y A dán, evaluó
su trabajo. Y a u n antes que el pecado alzara su horrible cabeza, Dios dijo:
«No es bueno que el hom bre esté solo» (Gn. 2:18).
Por tan to , aquí surge u n a p re g u n ta obvia: ¿Por qué no es bueno estar
solo? ¿No era buena la vida de N ancy sin esposo? Sí, era b u en a porque,
au n q u e no ten ía m arido, no estaba sola. In ten cio n alm en te llenaba su
vida, su casa y su corazón con o tro s a quienes a m a r y cuidar. Esto era
muy bueno.
En las prim eras sem anas de conocernos me di cuenta de que Nancy era
u n a m ujer que d iariam en te en co n trab a p ro fu n d a satisfacción en el am or
co n stan te del Señor. El era su am igo. Su com pañía. Su Señor. Su esposo.
Así que p ro n to supe que N ancy no me b u scaría p ara que la hiciera
feliz. No estaba buscando su o tra m itad. En C risto ya era com pleta. Supe
que si se en am o rab a de m í sería u n a esposa m aravillosa, ya que no estaba
desesperada porque llegara alguien a llenarle la vida. Ya la ten ía llena.
Si eres soltero y no buscas u n a esposa, el apóstol Pablo te aplaude:
r 'i
;23 ] «No tengo lo que se necesita para dirigir mi
L J hogar. Puedo dejarle ese papel a mi esposa».
Hace unos años preparé u n a p ro p u esta de u n nuevo libro que estaba
p lan ean d o escribir p ara enviar a los editores. Se titu lab a: Como el Buen
Pastor: Lidera tu matrimonio con amor y gracia.
Puesto que he estado en la in d u stria editorial du ran te m ás de cuarenta
años, m uchos de m is am igos m ás cercanos están en el negocio. Uno de
ellos me llam ó después que su em presa recibiera la propuesta. Al in stan te
me di cu en ta de que no iba a d arm e buenas noticias. El tono titu b e a n te
de su voz fue m i indicio.
Su com ité de publicaciones se había reunido. Les gustó mi propuesta.
Esa es la b u en a noticia.
Sin em bargo, la m ala noticia era que les g u sta ría cam b iar la prim era
p alab ra del su b títu lo . Mi am igo no me dio u n a p alab ra alternativa, pero
me dijo que «lidera» no iba a funcionar. Al m enos, no con su equipo.
En m uchos niveles, entiendo la preocupación. De veras. Es más, cuando
estaba escribiendo el m anuscrito leí otro libro que pudo haber sido u n a de
las razones p ara la preocupación del comité. Este libro, publicado por u n
destacado ed ito r cristiano, era el relato en prim era persona de u n a m ujer
que fue severa y reiteradam ente m a ltratad a
(verbal, em ocional y físicam ente) por u n
. , . . La idea general del
esposo (un pastor) que gritaba: «Esposas,
., , liderazgo bíblico
som étanse a sus m aridos» m ientras la ata-
i rr j i ~ j j es muy diferente
caba. H an pasado alg u n o s anos desde que
, ... , de lo que muchas
se publico el libro, y no he sabido que el ex
.i , i! i j , personas entienden.
m a n d o de esta m ujer la haya d em an d ad o ^
por difam ación. Mi suposición es que la
h isto ria es cierta.
Al final encontré u n ed ito r p ara m i libro que aceptó m i perspectiva,
la cual, co n trariam en te al horrible relato que acabo de co n tarte, an im a
a los esposos a «liderar com o u n pastor».
Y creo que «lidera» es la p alab ra correcta que debe usarse.
M E N T I R A S QUE LOS HOM&RES CREEN
¿Por qué? Porque la idea general del liderazgo bíblico es muy diferente
de lo que m uchas personas entienden.
LA TOALLA Y EL LEBRILLO
Si conoces la h isto ria de Jesús y sus discípulos la noche en que fue traicio
nado, recordarás que el Mesías, el C reador y Señor del universo, nos dio
u n a figura inolvidable de lo que se supone que es este liderazgo.
DE VUELTA A LA MENTIRA
Lo interesante sobre esta m entira («No tengo lo que se necesita para dirigir
m i hogar. Puedo dejarle ese papel a mi esposa») es que la prim era parte, en
realidad, no es m entira. Es la verdad. No tenem os lo que se necesita p ara
pro p o rcio n ar en nuestros hogares u n liderazgo con espíritu de servicio
sem ejante al de Cristo.
A unque he escrito u n libro sobre el tem a y he hecho todo lo posible
p ara ser esta clase de líder, la verdad es que no tengo lo que se necesita
p ara ser el líder esp iritu al en m i casa. R ealm ente no lo tengo.
Y solo entre nosotros, es probable que tú tam poco lo tengas.
Déjame decirte que el tipo de liderazgo al que creo que la Biblia nos
llam a supone tiern a h u m ild ad . U na clase de gracia que honra, protege,
afirm a, defiende y am a a nuestras esposas.
La realidad es que por n atu raleza tú y yo somos dem asiado orgullosos,
egoístas, perezosos y exigentes p ara ser la clase de p asto r que n u estras
esposas y nuestros hijos an h elan y necesitan. En realidad, no tenem os lo
que se necesita p ara hacer esto bien... día tras d ía tras día.
Está bien. No tenem os lo que se necesita... Pero au n así debemos hacer
lo que se nos h a encargado hacer.
En esta situación, n u estra m ejor prom esa de referencia es esta. Tú
y yo no podem os. Dios puede. Y lo hará, cu an d o reconocem os n u estra
incapacidad y le pedim os que nos llene de Él m ismo.
Tal vez el apóstol Pablo estaba sintiendo algo de esta clase de in ep titu d
cu an d o escribió:
¿DIRECTOR?
La segunda p arte de la m en tira es que sim plem ente podem os entregar ese
papel a nuestras esposas, renunciando a nuestra responsabilidad. P odría
m os pensar: Después de todo, ella es mejor en esto de lo que yo sería.
En algunos casos, nuestras esposas pueden estar mejor y n atu ralm en te
m ás d o tad as en dirigir que nosotros. Pero aú n tenem os la responsabilidad
d a d a por Dios de p ro p o rcio n ar liderazgo en nuestros hogares m ientras
tam bién h o n ram o s los dones de nuestras esposas y las ayudam os a des
tacarse, com o h aría u n buen en tren ad o r con u n a atleta estrella.
Ahora, aquí hay algo im portante que recordar. Ya que es probable que tu
esposa sea ayudadora, si no asumes la labor de dirigir en tu casa, ella tenderá
a creer que debe asu m ir ese papel de liderazgo. Tal vez no quiera hacerlo,
pero tu negligencia creará u n vacío y tu esposa será atraíd a a llenarlo.
Poco después que se publicara Como el Buen Pastor; almorcé cuatro jueves
consecutivos con cerca de treinta esposos que leían ju n to s el libro. M ientras
hablábam os, expliqué a mis am igos que muy poco de este tipo de liderazgo
viene «naturalm ente». Les recordé la prom esa de la Palabra de Dios:
A veces los hom bres no son buenos en idear cosas creativas que hacer
cu an d o se tra ta de c o n stru ir relaciones. Por tan to , n u estro g ru p o ideó
alg u n as tareas prácticas para llevar a cabo. He aquí alg u n as de ellas:
lo físico es falsa. Pablo tam bién nos ordena que luchem os por la m adurez
en n u estras vidas físicas, y que nos m an ten g am o s lejos de individuos que
se niegan a m adurar.
trabajo y g an arte la vida. Esto resu ltará en u n nivel de respeto propio que
n in g ú n videojuego proporcionará alg u n a vez.
A casi todos los hom bres les g u sta n las m otocicletas. Incluso si la
«m arcada preferencia» de la esposa es que no tenga u n a, es casi imposible
p ara él no echarle u n segundo vistazo a u n a m oto en el estacionam iento,
especialm ente si es u n a Harley enorm e y brillante. O la m ayoría de h o m
bres giran la cabeza cuando ven u n a de ellas retu m b an d o por la carretera.
Mentiras que los hombres creen acerca del matrimonio y la familia
Desde que son bebés, estas c ria tu rita s egoístas tienen v o lu n tad propia.
Las llevas del hospital (o de la agencia de adopción) a casa y las envuelves
com o m om ias, pero p ro n to in te n ta n a su m ir el control. La m irad a en los
rostros privados de sueño de los padres de recién nacidos dice todo lo que
debes saber acerca de esta aventura.
En todo caso, como u n claustrofóbico desesperado, sufro cu an d o veo
u n pequeño envuelto com o u n b u rrito y me alegro de que ese no sea yo.
Pero para los padres, esto ayuda a evitar que los bebés realm ente hagan
lo que quieran... al m enos por u n tiem po.
M E N T I R A S QUE LOS HOM&RIS C R E E N
Sin embargo, u n a vez que los bebés tienen suficiente edad para no ter
m in a r envueltos, los padres deben com enzar a soltarlos. Y ahí es cuando
esas pequeñas voluntades em piezan a ser evidentes. Puesto que ya no
son p o rtátiles ni están atados con u n a pequeña m a n ta de algodón, pue
den hacer lo que quieran. Pueden obedecerte o seguir su propio cam ino.
(Piensa en padres persiguiendo a sus hijos en el superm ercado).
Así que volvamos a la m entira acerca de que tu s hijos se rebelan si
los disciplinas.
No sorprende que la Biblia tenga algo que decir sobre criar bien a
nuestros hijos. Estas advertencias dejan en claro que u n a de las m aneras
en que nuestro Padre celestial (el m odelo perfecto) expresa su am or por
nosotros es disciplinándonos.
N uestra tarea como papás es ser tiernos y am orosos con nuestros hijos
al m ism o ritm o que los disciplinam os fielmente.
¿Y cóm o es la «disciplina»? A unque aquí no hay espacio para explicar
esto com pletam ente, m i consejo sería que tu s acciones con tu s hijos sean
m em orables y apropiadas a la edad.
Q uitarle las llaves del au to al n iñ o de tres años y d a r nalgadas al hijo
de dieciocho no fu n cio n aría en n in g ú n caso. Pero en co n trar m aneras de
eq u ip arar el castigo con la infracción es im p o rtan te.
Y recuerda que d iscip lin ar a tu s hijos no tiene que ver con tu m anera
de aju star cu en tas con ellos por el inconveniente que su m al co m p o rta
m iento causó. Es m ás efectivo cu an d o les ayudas realm ente a aprender
u n a lección de que lo que h an hecho p u d o haberles hecho daño, y que
resuelvan no volver a hacerlo.
SOLTARLOS
su fam ilia y cam in ar fielm ente con el Señor, ella pudo haber dicho algo
respecto al fantástico papá que fui. Pero no lo hizo. Qué decepción. En
cam bio, atribuyó su corazón por el Señor a la instrucción y el aliento
que recibió de Bobbie y de mí, y «al poder restrictivo del E spíritu Santo».
Le recordé cuán a m enudo su m adre y yo orábam os por ella. Estas ora
ciones se intensificaron a m edida que se hacía mayor y más independiente.
«No podem os hacer n ad a respecto al corazón de Julie —orábam os—. Pero
tú puedes. Por favor, visítala por m edio de tu E spíritu Santo. Háblale
en térm inos que entienda. A yúdala a enam orarse de ti y a que decida
obedecer tu voz».
TRABAJO Y
LA RIQUEZA
S letras. N o im portaba.
también se fueron, sin querer tener nada que ver con su padre desespe
radamente chillón. Estoy seguro de que esto le destrozó el corazón, pero
pronto C. J. se encontró en el siguiente proyecto descabellado, empezando
otra empresa ya que la últim a se hizo pública, añadiendo más ceros a su
ya creciente valor neto.
La última vez que oí hablar de C. J., estaba viviendo solo en su palacio.
Esta es una triste historia.
La mentira más grande sobre el trabajo y la riqueza es que un trabajo
prestigioso y mucho dinero hacen a un hombre. Seguramente la prueba
de que esto es una mentira puede venir de hombres que tú y yo conocemos
(o de los que sabemos). Hombres con hojas de vida impresionantes con
quienes no querríamos pasar treinta segundos; hombres fabulosamente
ricos cuyas vidas son pura tragedia.
Las fiestas vecinales son una realidad de vida. Casas abarrotadas con
individuos que apenas se conocen, parados allí, conversando mientras
revisan la sala en busca de personas más importantes con quienes rela
cionarse. Con los años he asistido a muchas de esas reuniones. Incluso
he realizado un sinnúmero de ellas. Y después que los hombres leen el
nombre en la identificación del otro, así es
como casi toda conversación sigue: &
,. . . . . .
Un in d iv id u o que
«¿Qué haces?». A, ,
esta cla ra m e n te
«Bien, ¿cuál es tu casa?». en c o n ta c to con su
Si el interrogador es alguien que observa, la d o sensible p u e d e
podría añadir: «¿Es tuyo ese Tahoe negro que
he visto en el. vecindario?
, . . . _ TT
Hermoso auto». Incluso p re g u n ta r
p o r la fa m ilia de
Un individuo que está claramente en
o tro hom bre.
contacto con su lado sensible puede incluso
preguntar por la familia de otro hombre.
Este tipo lo complacerá sacando el teléfono celular y mostrándole fotos
recientes de su esposa y sus hijos. Quien comenzó la conversación observará
ese teléfono y actuará interesado.
M E N T I R A S QUE LOS HOM&RES CREEN
Luego está el hombre en esas fiestas que tiene poco tiempo o interés
en alguien que no sea él mismo. No hace preguntas porque en realidad no
le importa. Se mueve de persona en persona, asegurándose de que cada
una sepa lo fabuloso, importante o rico que es.
Desde la primera vez que oí hablar de Nabal he pensado que debió
haber sido esta clase de individuo. Su historia está en 1 Samuel en el
Antiguo Testamento.
En Maón había un h o m b re que tenía su hacienda en C arm el, el
cual era m uy rico, y tenía tres m il ovejas y m il cabras. Y a c o n te
ció que estaba e sq u ila n d o sus ovejas en C arm el. Y aquel varón
se llam aba Nabal (25:2-3).
¿En serio? Con todo lo que tenía, resulta que Nabal era un canalla
egoísta y malhumorado. Y a medida que la historia se desarrolla des
cubrimos que también era ingrato. David (quien había sido ungido por
Dios como el próximo rey de Israel, pero que huía de Saúl, el actual
monarca en el trono, que intentaba matarlo) había protegido la tierra de
Nabal, y este se había negado a preparar una comida para los soldados
israelitas.
Después de haber sido el blanco de ataques anteriores de ira, cuando
David recibió esta noticia ordenó a cuatrocientos de sus hombres que se
Mentiras que los hombres creen acerca del trabajo y la riqueza
PRUEBA A
¿Te has preguntado por qué el texto de la Biblia incluye historias como la
de Nabal, un individuo prominente y acaudalado con una bella esposa,
que cae muerto con una resaca y una actitud realmente mala? ¿Podría ser
que Dios quiere que sepamos que un buen trabajo, un cuantioso saldo en
nuestra cuenta bancaria y una esposa atractiva no son suficientes?
Jesús lo resumió cuando declaró:
¿Qué a p ro ve ch a rá al h o m b re si ganare to d o el m undo, y p e r
d ie re su alma? (Mr. 8:36).
A D O R A C IÓ N A COSAS RIDICULAS
Entonces, ¿por qué la Palabra de Dios nos advierte con tanta frecuencia y
seriedad sobre los peligros asociados con la búsqueda de posición m un
dana y ganancia financiera? ¿Qué hay de malo con esas cosas?
En realidad, nada; en sí, no hay nada malo con eso. Pero cuando se
obtienen riqueza y prestigio, aveces nuestros corazones también son atra
pados. No es sobre el dinero que la Biblia nos advierte, el problema es el
amoral dinero. Cuando esto sucede, hemos
_ . , .
Cuando se o b tie n e n
convertido algo&
bueno en un ídolo.
. .
riq u e za y p re s tig io ,
Cuando los israelitas migraron de
a veces n u estro s
Egipto a la tierra prometida, un viaje de
cuatrocientos kilómetros que tardaron
corazones ta m b ié n . .
cuarenta años en realizar, Dios los instruyó
son atrapados.
respecto a lo que significaba amarlo y obe
decerle de todo corazón. En cierta ocasión,
Moisés fue a la cima del monte Sinaí para hablar con Dios. Se fue durante
cuarenta días y cuarenta noches.
Los israelitas se impacientaron y quejaron, haciéndole una petición a
Aarón, hermano de Moisés. «Levántate, haznos dioses que vayan delante
de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de
Egipto, no sabemos qué le haya acontecido» (Éx. 32:1).
Por tanto, Aarón pidió al pueblo que recolectaran el oro de ellos y se
lo llevaran. Si fuera en la actualidad, podría haberles dicho que le llevaran
Mentiras que los hombres creen acerca del trabajo y la riqueza
EL V E R D A D E R O PROBLEMA
Tal vez el apóstol Pablo sabía algo sobre mis tentaciones con esto, o
quizá tenía en mente un amigo como C. J. cuando escribió:
El a m o r al d in e ro es la raíz de to d a clase de mal; y algunas p e r
sonas, en su inte nso deseo p o r el din e ro , se han d e svia d o de la
fe ve rd a d e ra y se han causado m uchas heridas d o lo ro sa s (1 Ti.
6 :1 0 , n t v ).
Aquí está. Las mentiras que vamos a considerar tienen que ver con
nuestro trabajo y nuestra riqueza. Tú y yo no somos inmunes a caer presa
de estas mentiras. Por tanto, como el espadachín le dice a su oponente en
la contienda, este es un buen momento para estar «en guardia».
años.
Sin embargo, al igual que Rockefeller, no es suficiente. La pobreza que
sentimos no es la brecha entre lo que tenemos y lo que necesitamos, sino
la brecha entre lo que tenemos y lo que queremos. Mediante esta norma
absurda, hasta Rockefeller era pobre.
El caso es que las cosas no son el problema. Es fácil creer que un
auto mejor, una casa más bonita, un televisor más grande y de mayor
definición alim entarán el hambre interior. Pero no lo harán ni pueden
hacerlo. Tú y yo podemos encontrar satisfacción solo en el Dador de
bendiciones. En el siglo iv, el obispo norafricano Agustín expresó esta
verdad en una manera que ha demostrado ser eterna:
Nos has hecho para ti, y n u e stro corazó n no halla sosiego hasta
que e n cu e n tra la paz en t i. 2
LO U N IC O Q UE REALMENTE
NECESITO ES MÁS GRATITUD
Que no nos p e rte n e c e m o s a n o s o tro s m ism os, sino que som os,
en c u e rp o y alm a, en la vida y en la m u e rte , de D ios y de n u e stro
S a lv a d o r J e s u c ris to .5
A D M IN IS T R A D O R E S DEL T IE M P O
El salmista pudo haber escrito: «Mis horas, todas las 168 de la semana,
están en tus manos, oh Señor. Estas horas son un regalo tuyo. Y la manera
en que gasto cada una es mi regalo para ti».
Algunos podrían razonar que quizá la respuesta rápida y obvia de
que el tiempo le pertenece a Dios serían las diez horas que pasamos en la
iglesia y los devocionales personales. Eso es bueno; pero no es la respuesta
completa.
Cada una de nuestras actividades y tareas es una administración que
viene de nuestro Creador. O como el apóstol Pablo resumió en su primera
carta a la iglesia en Corinto: «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa,
hacedlo todo para la gloria de Dios» (10:31).
Durante muchos años las personas usaron pequeñas pulseras elásti
cas con las letras «QHJ» impresas en ellas: «¿Qué haríajesús?». En cuanto
a cómo pasamos nuestro tiempo, incluso nuestro tiempo «libre», mi pre
gunta sería parecida, QHJ: «¿Qué hizo Jesús?». ¿Cómo pasó sus 168 horas?
Mientras escapaba de la ciudad de Jerusalén, donde sus enemigos
M E N T I R A S QJJE LOS HOM&RIS C R E E N
Jesús estaba diciendo «Cuando el sol brilla y hay trabajo por hacer,
trabaja».
También estaba diciendo que, pase lo que pase, el ocaso está en
camino. El día terminará. Ahí es cuando lo que hacemos en la luz del sol
habrá terminado. No habrá más oportunidades de hacer alguna otra cosa.
Había que atender a un ciego, y Jesús lo curó. Pero después de este
milagro y de un terrible encuentro con dirigentes religiosos en el templo,
la Biblia nos dice lo que Jesús hizo a continuación con su tiempo libre:
Se fu e de nuevo al o tro lado del Jo rd á n , al lu g a r d o n d e p rim e ro
había e sta d o b a u tiz a n d o Juan; y se q u e d ó allí (Jn. 10:40).
r :281]
¡,
«No soy responsable de proveer para mi
L 1 esposa y mi familia».
Puede que hayas sido tan afortunado de tener un papá que proveía para
tu familia, un hombre que apreciaba a tu madre y era un buen ejemplo
para ti, y cuya disciplina era justa y coherente. Esta es una bendición espe
cial, ya que tienes un buen ejemplo a seguir. También es la mejor manera
de aprender. Sabes lo que significa ser buen
Su p ro fu n d o c o n o
esposo y padre.
c im ie n to de los
Y quieres ser como él.
P ro ve rb io s le d io
Pero tal vez tu papá fue un «irrespon
las h e rra m ie n ta s
sable». Proveía poco o nada a manera de
necesarias p a ra se r
ejemplo. Era cualquier cosa menos pro
un p ro v e e d o r más
veedor para las necesidades de tu familia.
Nunca has dicho que quieres ser como él.
que capaz en ios
(Quizá tu padre estuvo totalmente ausente
n e g o c io s y e l hogar.
de tu vida). Esta es una manera difícil de
aprender.
Te dices: «No quiero ser como papá». Tu reto mayor es ser un «inte
rruptor de ciclo».
Tuve el privilegio de contar con un papá que constantemente mode
laba lo que era ser un proveedor fiel, asegurándose de que las necesidades
de su familia fueran satisfechas. Muchas veces, a lo largo de mis años,
Mentiras que los hombres creen acerca del trabajo y la riqueza
UN REPARTIDO R DE P IZ Z A ME MOSTRÓ C Ó M O
HACE UN SIGLO
que creo que todavía es cierta: cada miembro de tu familia debería tener la
oportunidad de trabajar en casa, de contribuir al bienestar de la familia.
Sí, tienes la responsabilidad de pro
veer para tu familia. Pero puedes difundir N uestros hogares
alrededor y entre tus hijos la alegría de «ser p u e d e n s e r un ensayo
dueños». Esto puede requerir algo de crea g e n e ra l en p re p a ra r
tividad y esfuerzo extra, pero les enseñará a n u e stro s h ijo s para
lecciones valiosas sobre la importancia del
triu n fa r en e l fu tu ro .
trabajo, y los preparará para ser adultos
responsables y trabajadores que también
les guste servir a sus familias. Nuestros hogares pueden ser un ensayo
general en preparar a nuestros hijos para triunfar en el futuro.
r
:29 «Mi fe y mi trabajo no se relacionan».
L 1
A veces las canciones que entonábamos de niños en la iglesia confi
naban constantemente a hombres bíblicos como caricaturas. Como esta
melodía:
Z a q u e o era un h o m b re c ito a sí
P e q u e ñ ito en v e rd a d
E ntonces é l a un s ic o m o ro s u b ió ,
Para p o d e r ver a Jesús.
que la
.
manera de ,
pensar de Zaqueo regre
, _ fa lta b a p re s tig io .
luego, esto fue antes de la caída, por lo que su trabajo no era arduo, sino
un medio para glorificar al Creador.
Después que Adán y Eva pecaron, Dios les impuso consecuencias
específicas de género. Para la mujer fue en el ámbito de su responsabili
dad como madre y cuidadora: habría dolor asociado con la maternidad
(Gn. 3:16).
La consecuencia para el hombre fue en el ámbito de su responsabili
dad de proveer: habría dolor, espinas, cardos y labor ardua asociada con
sus esfuerzos por trabajar la tierra (Gn. 3:17-19).
En otras palabras, el pecado de Adán
transformó su vocación de artista floral en
Pero sea co m o sea... campesino. Su trabajo principal no con
flo ris ta o e x p e rto en sistiría simplemente en cortar flores para
negocios, n u e stro la mesa del comedor, sino en luchar por la
tra b a jo es b e n d ito . comida desde ese suelo obstinado para esa
Es bueno. misma mesa.
Pero sea como sea... florista o experto
en negocios, nuestro trabajo es bendito. Es bueno. Y es para el placer de
nuestro Dios, quien está redimiendo este mundo quebrantado y reno
vando todas las cosas.
Es más, hay una cualidad redentora en nuestro trabajo. Durante el
verano «redimimos» nuestro descuidado césped cortándolo y recortán
dolo. «Redimimos» nuestros rebeldes setos para que vuelvan a estar en
forma. Sacamos las malezas de nuestros jardines.11
Arreglamos objetos rotos. Construimos nuevas cosas. Cambiamos el
aceite de nuestro auto. Hacemos entregas. Vemos pacientes. Manejamos
subalternos. Creamos planes de mercadeo para convertir plataformas
rodantes de productos en ingresos para que nuestra familia pueda sobre
vivir.
Nuestro trabajo es bueno. Importa. Y cómo trabajamos también
importa. No podemos dejar nuestra fe en la puerta del almacén o en
el ascensor de la oficina. Si pudiéramos poner en «cuarentena» nuestra
relación con Dios en lo que hacemos cada día de 9 a 5, esta sería una
Mentiras que los hombres creen acerca del trabajo y la riqueza
C O N D U C T O R AG RE S IVO A R R E P E N T ID O
Hubo uno de tales hombres «ricos» que nunca olvidaré. Yo era adoles
cente y viajaba con mi padre, quien trabajaba en un ministerio de jóvenes
y pasaba tiempo en la carretera visitando «amigos del ministerio». Donan
tes. Estas eran personas que ponían a disposición sus recursos para «la
obra del Señor».
Habíamos viajado al oeste de Michigan para conocer a un extraordi
nario tipo italiano de segunda generación llamado Billy Zeoli. Recuerdo
cómo este hombre me trató... yo solo era un callado adolescente en su
mundo de hombres importantes.
Para Billy, yo no pude haber sido más emocionante que un fondo de
pantalla. Pero me habló como si yo fuera su igual. Nunca olvidaré lo bien
que me hizo sentir.
No obstante, por maravilloso que esto fuera, no resultó ser lo que más
me gustó de este extraordinario hombre en particular. Recuerdo que me
impresionó lo rico que Billy era. Desde luego, no tuve acceso a su balance
general personal, pero mi corazonada se confirmó cuando llegamos al
aeropuerto de Grand Rapids.
Nuestro vehículo se detuvo frente a la zona de entrega de equipajes y
Billy se bajó para ayudar al empleado con el equipaje. Tras meter la mano
en el bolsillo, Billy le entregó un billete de cinco dólares, una enorme
propina en esa época, especialmente debido a que Billy también estuvo
avudándole a sacar las maletas del maletero. Nunca olvidaré la mirada
J
CIRCUNSTANCIAS
A
l haber pasado la mayor parte de mi infancia en la región de
Chicago, he sido fanático de todos los equipos profesionales
provenientes de la Ciudad de los Vientos. La mayor parte de
esto ha sido un estudio en paciencia y resignación, aunque ha habid
excepciones... como los Osos a mediados de la década de los ochenta, l
Toros en la década de los noventa, los Halcones Negros en el 2010 y el
2015, y por supuesto, los Cachorros en el 2016.
De pequeño, mi vida personal de oración creció a pasos agigantados
cada vez que uno de estos equipos mencionados jugaba un partido deci
sivo contra un rival importante. No era suficientemente maduro para
orar para que Dios fuera glorificado o para que nadie saliera gravemente
lesionado. No. Le pedía a Dios que se encargara de que ganara mi equipo.
Entonces algo empezó a abrirse paso en mí. ¿Y si hubiera un niño
pequeño, igual que yo, que amara a los adversarios del modo en que yo
amaba a mi equipo? ¿Y si él estuviera pidiendo a Dios lo mismo que yo
pedía? ¿Cómo resolvería Dios eso?
Mi confusión mejoró cuando recordé una parte obvia de la ecuación
M E N T I R A S QJJE LOS HOM&RES CREEN
U N A C O N T IE N D A MÁS SERIA
Cada vez que leo este relato, me sonrojo. ¿Te imaginas al Dios soberano
del universo atacándote así? Tampoco yo.
El recordatorio de quién es Dios movió a Job a profunda humildad y
sincero arrepentimiento. Se dio cuenta de que cuestionar al Poderoso era
insensato y juró no volver a hacerlo. Al final de la historia, Dios restaura a
Job lo que se le había quitado, y se nos informa: «Bendijo Jehová el postrer
estado de Job más que el primero» (42:12).
El relato de este antiguo creyente nos recuerda que la bondad de Dios para
con nosotros no debería medirse o evaluarse por las circunstancias en que
nos encontramos en algún momento dado. Y nuestra alegría no tiene que
fluir y refluir en base a tales circunstancias, por difíciles que puedan ser.
Los sufrimientos de Job fueron históricos, tan grandes que su nom
bre mismo se ha convertido en sinónimo de sufrimiento. Si decimos que
M E N T I R A S QJJE LOS HOM&RES CREEN
alguien está «sufriendo como Job», casi todo el mundo sabe exactamente
de qué estamos hablando. Sin embargo, por difícil que fuera el camino
que Job enfrentó y por piadoso que él era, hubo un hombre que fue mucho
más piadoso, quien padeció mucho más.
La b o n d a d de D ios con
Ese sería Jesús.
n o s o tro s no debería
Jesús fue perfecto, totalmente sin
m e d irse o evaluarse p o r
pecado. Fue el Cordero sin mancha de
las circunstancias en
Dios, a quien señalaban todos aquellos
que nos e n co n tra m o s en
corderos sacrificiales del Antiguo Tes
alg ú n m o m e n to dado.
tamento. Desde su nacimiento hasta
su muerte, su resurrección y su ascen
sión, Jesús nunca pecó. Ni siquiera un
poco. Ni siquiera en privado. Y, no obstante, lo que sufrió fue más severo
de lo que alguien en la tierra haya padecido alguna vez.
Es común que los predicadores resalten la agonía física de la crucifi
xión de Jesús. Esa forma bárbara de ejecución usada en la época romana
sin duda era horrible. Pero el sufrimiento físico de Jesús estuvo lejos de
ser lo peor de lo que soportó por nosotros. No solo padeció flagelación
por parte del gobierno romano (como padecieron decenas de miles más,
incluso los ladrones crucificados a cada lado de Él), sino que toda la ira
del Padre, que justamente debió haber caído sobre los pecadores, recayó
sobre Él. Todo el sufrimiento que tú y yo habríamos recibido sin Cristo en
el infierno, Él lo llevó por nosotros. Esas son dificultades, circunstancias
con las que nada puede compararse.
Todo e l s u frim ie n to
La cruz, que pareció ser una derrota
que tú y y o habríam os
monumental para Dios, fue en reali
re c ib id o sin C risto en
dad el momento más grandioso en la
historia, la victoria del segundo Adán,
e¡ in fie rn o , É l lo lle vó
nuestro momento de rescate, el triunfo
p o r nosotros.
de Dios sobre el diablo. Al igual que Job,
los discípulos lloraron cuando Jesús fue
crucificado; todas sus esperanzas se hicieron añicos. El diablo pudo haber
bailado mientras corchos de champaña saltaban en todo su principado.
Jesús había sido ejecutado. Pero al final, Satanás averiguó que todo estaba
Mentiras que los hombres creen acerca de las circunstancias
¿SOMOS FRAUDES?
Igual que esta mujer, los hombres podemos ser criaturas sensibles. El
respeto nos im porta mucho. Así es como debe ser. Pero el problema es
que a veces podemos ser hipersensibles a lo que percibimos como afren
tas a nuestra dignidad. Andamos como si fuéramos millonarios y nos
enfadamos cuando no toman en serio nuestro dinero ficticio. A veces
son personas las que no nos tratan como esperamos; se equivocan, nos
m altratan u ofenden. En ocasiones son las circunstancias. Alguien nos
bloquea en el tráfico, el lavaplatos se niega a funcionar, nos golpeamos
la rodilla con el extremo de la mesa y nos molestamos y enfadamos, o
incluso nos enfurecemos.
Nuestra indignación tiende a fluir de un sentido inflado y fraudulento
M E N T I R A S QUE LOS HOM&RZS CREEN
b.
32 «El dolor y el sufrimiento siempre son malos».
No podemos medir qué tan lejos tenemos que llegar para ser seme
jantes a Cristo midiendo cuánto sufrimiento estamos atravesando. No
podemos deducir que los que parecen patinar por la vida sin ser afectados
por profundas dificultades son personas especialmente santas que no
necesitan disciplina. Tampoco debemos concluir que quienes padecen en
gran manera deben tener más pecado con el cual tratar, y que por tanto
necesitan disciplina más dura por parte de Dios.
Esa es la equivocación que cometieron los amigos de Job. Al presenciar
todo lo que él pasaba, estaban seguros de que Job ocultaba algún gran
pecado, que su piedad solo era una máscara. Pero el libro que lleva su
nombre empieza con una descripción de
Job como un hombre justo que recha
No d e b e m o s co n fia rn o s
zaba el mal. No era perfecto, pero era un
dem asiado en nuestra
hombre piadoso. Y, según parece, más
h a b ilid a d de in te rp re ta r
piadoso que sus amigos que estaban tan
la p ro v id e n c ia de Dios.
seguros de que Job debía ser un gran
É i sabe exa cta m e n te
pecador.
lo que está h a cie n d o
No debemos confiarnos demasiado
c o n tig o y conm igo.
en nuestra habilidad de interpretar la
providencia de Dios. Él sabe exacta
mente lo que está haciendo contigo y conmigo. Con dolor o sin dolor, Él
no nos debe explicaciones. Nuestra tarea es respirar hondo y descansar
en la gran aventura de vivir por fe.
Observa que no nos dice que demos gracias «por» todo... más bien
«en» todo. Hay algo importante para la experiencia de dolor y sufrimiento
en el contexto más grande de la voluntad de Dios. No festejé el diagnós
tico de cáncer de Bobbie. No nos alegramos por la noticia. Pero junto con
nuestras hijas sabíamos que Dios era sabio y bueno, y confiamos en que
sacaría lo mejor de esta tragedia humana.
El viaje que atravesamos como fam ilia nos destrozó, pero nos
formó y nos moldeó más cerca de la imagen de Cristo. Muchos amigos,
profesionales médicos y otros que conocimos a lo largo del camino se
toparon cara a cara con el evangelio. Y así, en medio de estas dolorosas
Mentiras que los hombres creen acerca de las circunstancias
Según nos dice la mitología griega, Sísifo, rey de Éfira, era un hombre
orgulloso que provocó la ira de los dioses por su astucia egoísta y falsedad.
Por tanto, según la historia fue declarado culpable de sus delitos y con
denado a cadena perpetua. Pero no pasó el resto de sus días en trabajos
forzados o en la celda de una cárcel. Su castigo fue simple. Y horrible. Fue
obligado a subir rodando una gran roca por una colina. Una vez que la
roca llegaba a la cima, debía soltarla, permitiendo que la piedra volviera a
bajar. Entonces tenía que seguirle el rastro, volver a llevarla hasta la cima
de la colina, y dejarla rodar nuevamente. Por siempre.
¿Te imaginas?
Sísifo no era un buen hombre, pero aun así, dada su cadena perpetua
siento algo de pena por él. Por supuesto, esta es mitología griega. No hubo
realmente un tipo llamado Sísifo. No importa.
Sin embargo, ¿cuán a menudo tú y yo nos sentimos como este hombre
mítico? Planificamos nuestro trabajo, ponemos en acción nuestro plan,
MENTIRAS QUE L OS HOM&RZS C R E E N
llegamos a nuestro pináculo, solo para ver cómo todo se derrumba. Volve
mos a arrimar el hombro al plan y lo intentamos de nuevo. Es frustrante.
Enloquecedor. Suficiente para tentarnos a pensar que todo el mundo
se ha ensañado contra nosotros. Nos
... _ esforzamos. Empujamos fuerte. Pero
Planificamos nuestro r J
, . pronto el problema reaparece y repe-
trabajo, ponemos en r r r 1 r
, timos el proceso. No podemos ganar.
acción nuestro plan, r r &
,, Trasnochamos preparando una
llegamos a nuestro
. , , presentación para el día siguiente. En
pináculo, solo para ver
la m añana nos quedamos dormidos;
como todo se derrumba. .
en nuestra prisa nos cortamos al afei
tarnos y nos golpeamos la cabeza en
la puerta de la ducha; la cafetera decide que ayer hizo su última taza;
y nuestro auto no arranca. Ahora estamos absolutamente convencidos
de que el mundo está inclinado en la dirección equivocada. Está contra
nosotros.
Al igual que con la mayoría de las mentiras, esta lleva una pizca de
verdad. Después que Adán y Eva comieran del fruto prohibido, Dios
confrontó a Adán con las consecuencias agobiantes y perdurables de la
decisión que tomó:
esto porque le im portaran los pobres, sino porque era lad rón » [12:6, dhh])
provee u n a descripción sin am bages del hombre.
La verdadera inclinación de Judas se reveló aún más cuando se esca
bulló para hacer un trato con el sumo sacerdote que le prometió treinta
monedas de plata por traicionar a su amigo Jesús (Mt. 26:15). Al saber
lo que Judas sabía, aquí es cuando la historia registra el momento más
atroz de su vida en que no se detuvo a pensar.
Al final, como tan a menudo hacemos, Judas lamentó profundamente
lo que había hecho. En su caso, se quitó la vida como intento de penitencia.
El apóstol Pedro padecía el mismo trastorno de «no pensar en el
momento». Leemos del salto que dio una vez desde su barca de pesca para
imitar la habilidad de Jesús de caminar sobre la superficie del agua (Mt.
14:29), y otra vez para ser el primero en
_ , . , , sentarse en la playa con el Salvador resu-
D e b id o a su p ro fu n d a
_ ., , citado (Jn. 21:15-19).
co n fesión, P edro
También vemos a Pedro jurando
entrego su vida,
que no conocía a Jesús en una respuesta
p a d e c ie n d o fin a i-
cobarde a la pregunta de una mucha
mente la c ru c ifix ió n . , , , .
cha mientras un tribunal desautorizado
de un m ártir. . T , . ^ ^
intentaba juzgar a Jesús (Mt. 26:69-/0).
Tanto Judas como Pedro creyeron esta
mentira. No podían controlarse (ni lo hicieron) en el momento. Debido
a su profundo remordimiento, Judas se quitó la vida. Pero debido a su
profunda confesión, Pedro entregó su vida, padeciendo finalmente la cru
cifixión de un mártir.
¿Te identificas?
¿Qué es aquello que deseas hacer, pero que te encuentras impotente
para llevarlo a cabo? ¿Tiempo constante en la Palabra de Dios y en la
oración? ¿Atención y amabilidad hacia tu esposa y tus hijos?
¿Qué no quieres hacer, pero te sientes impotente para resistir? ¿Explo
siones de ira con aquellos que se supone que más amas? ¿Miradas furtivas
a pornografía en tu computadora? ¿La tentación de ser poco honesto en
la declaración fiscal?
Tal vez te haces eco de los sentimientos de Pablo:
Así que, q u e rie n d o yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal
está en mí. P orque según el h o m b re in te rio r, me d e le ito en la ley
de Dios; p e ro veo o tra ley en mis m ie m b ro s, que se rebela c o n
tra la ley de mi m ente, y que me lleva c a u tiv o a la ley del pecad o
que está en mis m ie m b ro s (7:21-23).
r ■
35
<
«Puedo escaparme de Dios».
L J
Mi hermano tenía tres años. Algo había sucedido entre él y su her
mana gemela, y desde su perspectiva infantil, la única manera de lidiar
con eso era no lidiar con eso.
Grace Wolgemuth estaba parada junto al fregadero de la cocina,
mirando por la ventana nuestro patio trasero, no muy lejos de una con
currida calle de cuatro carriles: Roosevelt Road.
Entonces vio un pequeño con hombros caídos, alejándose lentamente
de la casa. Por el modo de andar deliberado e inseguro del niño, ella se
MENTIRAS QJJ E L O S HOMARES C R E E N
dio cuenta de que algo iba realmente mal. La dirección del chiquillo era
inconfundible; estaba yéndose de casa.
Saliendo de prisa por la puerta trasera, mi madre corrió al encuentro
del muchachito. Pronto lo alcanzó y pronunció su nombre.
El pequeño Danny dejó de caminar. Grace se inclinó hasta ponerse
cara a cara con él. Esto era algo que mis hermanos y yo le vimos hacer con
nosotros, con nuestros hijos y nietos. Muchísimas veces.
«¿A dónde vas?», preguntó ella.
A excepción de un rostro abatido, no hubo respuesta a la pregunta.
«¿A dónde vas?», repitió mamá.
De nuevo, no hubo respuesta.
«¿Estás huyendo?».
El niño asintió lentamente.
«Bueno, no has empacado una maleta —declaró ella suavemente—.
¿Cómo puedes huir si no te has llevado ninguna de tus cosas?».
Aún no hubo respuesta del pequeño. Después de un momento en
silencio, ella continuó.
«Tengo una idea. Volvamos a la casa y te ayudaré a empacar —dijo, y
luego agregó—: Y si quieres que vaya contigo, lo haré».
Sin embargo, Danny no es la única persona que ha intentado huir.
relaciones sexuales con una chica menor de edad. Durante muchos años
la mujer permaneció en silencio, pero luego hizo declaraciones públicas,
y se volvió contra su ex líder juvenil.
Aunque Aarón negó inicialmente la acusación, finalmente cedió ante
la presión y confesó al juez lo que había hecho. El resultado fue ocho años
en una cárcel federal en California.
Durante esos años, Aarón y yo tuvimos correspondencia a menudo.
Vi cómo su corazón se ablandó. Su ira y rebelión se calmaron. Finalmente
aceptó su situación como un «vientre de pez» redentor. Muchas veces
Aarón me contó lo agradecido que estaba por la presencia del Señor con
él en prisión. Pronto encontró verdadero gozo cuando organizó un coro
de reclusos y dirigió estudios bíblicos con sus compañeros. El «Sabueso»
había ganado la carrera.
Tú y yo podemos optar por desviarnos en un sendero que sabemos
que es locura total. Podemos intentar huir de Dios. Pero nuestro Padre
sabe dónde estamos, a dónde creemos ir y cómo traernos a casa. De una
u otra manera.
MUNDO
reposan sobre una mesa al lado de mi silla. (El sonido que hace el envolto
rio al abrirlo tan temprano me molesta). Agarro la Biblia y el bolígrafo y
retomo mi lectura donde la dejé el día anterior. Subrayando mientras leo,
busco pasajes que me conmueven de forma especial. Mensajes de mi Padre.
A continuación, recojo mi teléfono celular.
«Ajá —podrías estar diciendo—. Te atrapé revisando tu correo electró
nico, las noticias o el marcador del último partido de la noche anterior».
En realidad, no.
Utilizo mi teléfono para enviar por mensaje de texto a Nancy los
versículos que acabo de subrayar, para que cuando despierte encuentre
la misma inspiración que hallé en la Palabra de Dios.
Luego me pongo de rodillas y oro. Le agradezco a Dios por sus
bendiciones. Llevo a mi familia ante el trono de la gracia. Oro por las
necesidades de mis amigos y pido sabiduría para el día por delante.
Ya que esta es una confesión, permíteme reconsiderar lo que acabo
de decir acerca de no revisar el correo electrónico, las noticias o los mar
cadores en mi teléfono.
He aprendido que tan pronto como mi cerebro se interesa por lo que
sucede en el mundo, prácticamente he dejado la soledad de mi tiempo
a solas con el Señor... para no volver. Adicto
a la política desde que era joven, sé que mi
r . . Al menos para mi,
cerebro se ocupará de los últimos aconteci-
r el mundo (y todo
mientos en Washington, y mi corazón habrá
, .. lo que allí sucede)
dejado la dulzura de esta tranquila conver-
1 puede ser una gran
sación con el Señor.
distracción.
Al menos para mí, el mundo (y todo lo
que allí sucede) puede ser una gran distrac
ción. A menudo siento la tentación de abrir una aplicación en mi teléfono
y ponerme rápidamente al día en las noticias más destacadas o en los
marcadores. Pero no lo hago.
Por tanto, cuando paso las oscuras horas de la mañana en la tranquila
presencia de Dios, evito hacer cualquier otra cosa que pueda abrirse paso
en mi autoimpuesta cuarentena.
Pero tan pronto como he pasado ese tiempo con el Señor, me sumerjo.
MENTIRAS QJU E L O S HOM&RIS C R E E N
No ru e g o que los q u ite s del m undo, sino que los guardes del
mal. No son del m undo, co m o ta m p o c o yo soy del m undo.
S an tifícalo s en tu ve rd a d ; tu palabra es verda d. C om o tú me
enviaste al m undo, así yo los he e n via d o al m u n d o (Jn. 17:15-18).
creyentes en Jesucristo podríamos ir tan lejos como para decir que tanto
nuestro tiempo a solas como el tiempo en el gimnasio son sagrados.
Apartados. Actos de adoración.
Tú y yo no necesitamos construir un
Tú y yo no necesi
muro entre la práctica y el rendimiento. La
tamos construir
preparación y la vida real. Ambos aspectos son
un muro entre
necesarios e importantes.
i a práctica y el
¿No te agrada esto? El muro que algu
rendimiento. La
nos erigirían entre prepararse y luego hacer
preparación y la
realmente «cosas importantes» ya no está
vida real.
. Tanto los ensayos como la batalla
son sagrados.
Dios puso a Adán en el huerto y le dio su descripción de trabajo: «Que
lo cultivara y lo cuidara» (Gn. 2:15). Debía glorificar a su Creador mediante
la adoración y el trabajo. Su preparación y su trabajo eran sagrados.
Para ser sincero, cuando mi finada esposa Bobbie y yo nos casamos con
poco más de veinte años, no habíamos pensado mucho en la perspectiva
divina de tener hijos. Hasta donde recuerdo, decidimos esperar algunos
años después de casados y tener la oportunidad de instalarnos.
¡ZAS!
Caí inesperadamente en la paternidad. Sé cómo sucedió; solo que no
estaba preparado.
Era febrero de 1971, justo once meses después de nuestra boda. Bobbie
y yo viajábamos hacia Minneapolis desde nuestro hogar en Chicago para
asistir a una convención de negocios.
Luché con fuertes vientos y carreteras resbaladizas. Esto fue mucho
antes de las leyes obligatorias sobre el cinturón de seguridad, y Bobbie
pasó la mayor parte del viaje acostada en el asiento trasero, y solo oca
sionalmente despierta para asegurarse de que yo estaba bien. Busqué
metódicamente en el dial de la radio, intentando sin éxito encontrar algo
más interesante que el negocio de cerdos.
Escuchaba la respiración irregular de Bobbie. Noté que era algo más
que cansancio extra. Mi esposa no estaba sintiéndose bien.
Espero que no sea gripe, me preocupé.
Al día siguiente de nuestra llegada a las Ciudades Gemelas, aún
MENTIRAS QJJE L OS HOM&RZS CREEN
EMBARAZADA A PROPÓSITO
La mayoría de nuestros amigos eran parejas casadas tres o cuatro años
mayores que nosotros.
Parecía que todos ellos habían decidido que iban a esperar hasta que
pudieran «darse el lujo» de tener hijos. Creo que allí es donde nos diri
gíamos también.
Sospechamos que estos amigos, una vez que supieran que esperába
mos un bebé, se sorprenderían. «¿Estás embarazada? ¿Qué sucedió? ¡Sin
duda esta debe ser una gran sorpresa!».
Mentiras que los hombres creen acerca del mundo
Por eso, antes que alguno de esos comentarios llegara, Bobbie y yo nos
sentamos y hablamos al respecto.
Recuerdo que le dije: «¿Sabes? Aun
Más sorprendente
que esto es realmente una sorpresa,
que el embarazo
digamos a todo el mundo que este
mismo fue nuestra
embarazo fue planeado. No podemos
respuesta confiada.
imaginar cómo van a resultar las cosas,
Aún puedo verlos
pero es obvio que Dios nos ha bendecido
meneando la cabeza
con este bebé, así que entre tú y yo, sim
con incredulidad.
plemente descansemos en la realidad
de que fu e el plan divino. Que fue exacta
mente lo que queríamos».
Bobbie estuvo de acuerdo. ¿Qué más podríamos decir acerca del plan
soberano de Dios? Así que eso es lo que decidimos hacer.
Y efectivamente, los amigos preguntaron. Algunos fueron diplomáti
cos. Sutiles. «Um, qué momento tan interesante en sus vidas para iniciar
una familia». Otros fueron realmente directos: «¿Que estás qué?».
Más sorprendente que el embarazo mismo fue nuestra respuesta con
fiada. Aún puedo verlos meneando la cabeza con incredulidad.3
Así es. No solamente los hijos no son una carga, sino que son una
bendición.
MENTIRAS QJJE L OS HOM&RZS C R E E N
REFLEXI ONA: Jesús amó a los niños. Los recibió (Mt. 19:13-15;
Mr. 10:13-16). ¿Cómo tratas a los niños, sean tuyos o ajenos?
Esto puede ser una ventana ai interior de tu alma.
MENTIRAS CLUE L OS HOM&RES CREEN
No hay c o m p e te n c ia p o r tu lu g a r en la v o lu n ta d de Dios.
vez sobre el peligro de com pararse y competir), sino que tam bién les mostró
la verdad. E sta respuesta fue algo que ellos pudieron ver.
¡AGRADABLE PASEO!
El hecho de que he sido u n «aficionado a los autos» desde pequeño no es
algo que me avergüence ni trate de ocultar. Con mi padre antes que yo (quien
poseía cuatro tiendas de repuestos automotores) y su padre antes que él, cuyo
Chevy negro nunca (quiero decir nunca) estaba sucio, llegué a esto en serio.
C uando viajo por carretera es im posible no ver otros autos allí. Y a
veces com paro el m ío con esos autos. A simple vista veo quién gana, basado
en la calidad (o excelencia) de los vehículos.4 Esto es especialm ente cierto
en el su r de C alifornia cu an d o la b alan za por lo general se inclina hacia
cualquier au to alq u ilad o que yo conduzca. Si has conducido en u n a de
esas au to p istas (o si vives allí) sabes a qué me refiero... m uchos costosos
autos extranjeros im p o rtad o s, y siem pre impecables.
A veces el individuo que m aneja el au to que estoy m iran d o , especial
m ente cu an d o m iro fijam ente u n g ran autom óvil, hace contacto visual.
MENTIRAS QJ J E L OS HOM&RES C R E E N
r ■
Excepto por lim piar después de u n a com ida (y soy m uy bueno en eso)
no soy de m ucho valor en la cocina.
En realidad, hago u n trabajo aceptable como ayudante de cocina. C ortar
verduras, lavar y pelar fru ta, o revolver u n a olla en la estu fa están d en tro
del co n ju n to de m is habilidades.
Por o tra parte, m is hijas son genios en la cocina. Servir a u n ejército de
invitados u h o rn ear decenas de galletas es ru tin a p ara am bas. Lo to m an
to d o con calm a.
Así que volvamos a lo de ayudante de cocina... y a h ab lar de galletas.
Sí, hagám oslo. C uando me lo pide u n a p an ad era legítim a com o u n a de
m is hijas, puedo ser m uy ú til m ezclando d istin to s ingredientes en un
g ran recipiente y, con la ayuda de u n a g ran cu ch ara de m adera, convertir
huevos, leche, avena, h a rin a , m an teq u illa, uvas pasas, levadura y azú car
(blanca y m orena) en u n a mezcla perfecta de m asa, lista p ara la bandeja
de galletas... y p ara el horno.
Tom a u n m om ento y considera ese recipiente para m ezclar y los ingre
dientes que hem os puesto allí. Un poco de esto y aquello. Lo que exige
MENTIRAS QJJE L OS HOM&RIS C R E E N
LA TIERRA EN MEDIO
La G uerra de Corea empezó el 25 de junio de 1950. ¿Cuándo term inó? La
Mentiras que los hombres creen acerca del mundo
verdad es que, al m om ento de escribir esto, todos estos años después, técnica
m ente aú n no ha term inado. En julio de 1953 se acordó el alto al fuego, pero
no hubo tratad o de paz. Las negociaciones por el alto al fuego crearon u n a
«zona desm ilitarizada», o ZDM. Esta franja de tierra es de casi doscientos
sesenta kilómetros a través de la península coreana y tiene aproxim adam ente
cuatro kilómetros de ancho. La ironía es que no hay n ad a «desmilitarizado»
respecto a la ZDM. Es uno de los lugares m ás fuertem ente arm ados en el
planeta. Tanto Corea del N orte como del Sur tienen tropas concentradas
en sus propios lados de la ZDM, totalm ente
equipadas para la guerra.
La Biblia llama a esto
A ctuam os com o si hubiera u n a zona
una lucha constante
n eu tral entre el reino de Dios y el reino
entre nuestra carne y
del hom bre, donde am bos lados pueden
el Espíritu.
vivir en seguridad, u n o con el otro. Sin
em bargo, igual que con la ZDM , siempre
está gestándose u n a lucha, ya sea visible o bajo la superficie. Y en m ás
veces de las que nos g u staría, estalla la guerra.
La Biblia llam a a esto u n a lucha co n stan te entre n u estra carne y el
E spíritu (Gá. 5:17, ntv). Un lado de la ZDM nos pide que vivamos por
n u estras pasiones egoístas, el o tro lado nos in sta a hacer lo que agrada
y h o n ra a Cristo.
A braham Kuyper vio a través de esta m en tira de vivir con «éxito» esta
vida de duplicidad. De ser alguien en u n lugar y alguien m ás en otro lugar.
Kuyper era u n hom bre ex trao rd in ario . En su H o lan d a n a ta l creó y
publicó dos periódicos. F undó la U niversidad Libre de Á m sterdam . T am
bién logró en co n trar tiem po p ara servir como prim er m in istro de su país.
Fue un verdadero hom bre del Renacim iento, dotado con u n a am plia varie
d ad de talentos. Y recorrió el m u n d o enseñando a otros acerca de Jesús.
Por lo que m ás se le recuerda es p o r u n breve aforism o p ro n u n ciad o en
la fu n d ació n de la U niversidad Libre:
k
39 «Se supone que ser cristiano es estupendo».
-
Al ser m iem bro de A m azon Prim e, con reg u larid ad recibo « o p o rtu
nidades» de com prar cosas que no tengo y, en la m ayoría de casos, no
necesito. O quiero. Com o hoy día.
Esta m a ñ a n a suscitó mi interés u n precio especial de «insectos cubier
tos de chocolate». No estoy brom eando. Y tam poco estoy interesado.
B añados o no en chocolate, com er u n insecto sería, bueno, com er u n
insecto. No, gracias.
Si me perdonas por u sar esto com o u n a m etáfora, por m ucho que
algunos acaram elen el evangelio, n u n ca será aceptable p ara quienes no
les resulta apetitoso.
DOS REINOS
Al parecer fue u n a conversación privada hace dos m il años, pero hoy día
sus consecuencias siguen sintiéndose.
La m a ñ a n a después del falso juicio a Jesús que d u ró to d a la noche,
el Hijo de Dios, to talm en te agotado por la prueba, fue llevado a los a p o
sentos personales de Pilato, el go b ern ad o r de la región. Los ocupantes
rom anos habían dado a Pilato jurisdicción sobre Judea. D ada la incóm oda
relación entre R om a y Judea, y su tem or de perder su posición, a Pilato
no le h ab ría en can tad o escuchar que u n ag itad o r reclam aba el derecho
de go b ern ar a los judíos.
MENTIRAS QJJE L OS H0 M&R£S C R E E N
¿Te im aginas cómo debió haberle zum bado la cabeza a Pilato? ¿Tu
reino? No eres más que un humilde profeta. Y fracasado en eso. ¿De qué estás
hablando?
ESTO ES AMOR
Ese soy yo. Ese p o d ría ser el tipo de la calle. Ese es el individuo que nos trae
los paquetes a la puerta de la casa o la d am a de la oficina de tránsito.
El evangelio puede ser repulsivo y ofensivo (insectos envueltos en
chocolate) p ara quienes no conocen a Dios. Pueden o d iarn o s por lo que
creemos, pero n u estra m isión es vivir com o quienes pertenecen a Dios
(como beneficiarios indignos y agradecidos de su gracia) y am orosam ente
señ alar a los pecadores el Salvador que los am a, o ran d o p ara que sus
corazones sean atraídos hacia Él.
Y DESPUÉS DE ESTO...
Es m ás, la Palabra de Dios dice dos cosas irrebatibles. La prim era, suce
derá. M orirás. Moriré.
Mentiras que los hombres creen acerca del mundo
Después que nuestros p árp ad o s se cierren por ú ltim a vez, los fam i
liares y am igos «se despedirán». A lgunos llorarán. O tros co n tarán entre
sí recuerdos de la am istad que tuvieron con nosotros. A lgunos p o d ría n
describir su experiencia al lado de n u estro cuerpo gris y frío, y cóm o fue
n u estro final.
Sin em bargo, ese no será el final para nosotros. Al igual que los com er
ciales en la televisión n o c tu rn a o en n u estras com p u tad o ras, «eso no es
todo. Hay más».
El escritor del libro de Hebreos en la Biblia in serta estas cu atro p ala
bras: «Y después de esto».
¿Qué es exactam ente «y después de esto»? ¿Qué nos sucederá?
En u n a palabra, juicio.
N uestra audiencia delante de ese Juez p o d ría ser algo así: su dedo
derecho revisará la lista h a sta en co n trar tu nom bre. Si has confesado
tu pecado, si Jesús es tu Señor y Salvador, en contrará un asterisco. Una
n o ta al pie. La referencia tiene a su lado u n sím bolo conocido. U na cruz.
Debido a que has recibido el perdón que Jesús proporcionó por m edio
de su m uerte y resurrección, tu «y después de esto» será acceso al cielo.
He aquí lo que Él prom etió en cu an to a nuestro «y después de esto»:
A N D A R EN
LA V E R D A D
C A P I T U L O D I E Z
CONTRARRESTAR LAS
MENTIRAS CON
LA VERDAD
papá. Creo que debía haber estado leyendo o preparando sermones. Pero
siempre contó con nuestra madre, Grace.
Nos reuníamos después de nuestros baños nocturnos, usando nues
tros pijamas enteros de franela, en una de las camas de la planta alta y
escuchábamos leer a mamá. «Chippie», nuestro pomerano de color negro
también estaba allí.
Así que Ruth, Sam, Ken y Robert nos acurrucábam os mientras nues
tra madre nos leía. Eso fue hace muchos años, pero en mi memoria solo
hay un libro, además de la Biblia, que puedo recordar que Grace nos leía.
AVAN ZAN DO
EL EVANGELIO
Liberarnos de las m entiras requiere que tom em os en cu en ta el evangelio.
Desde el huerto, el pecado ha dejado u n a fea m arca en tu corazón y el mío.
N uestra tendencia n a tu ra l y pecam inosa es responder con ira y am arg u ra
a la herida, y desviar la culpa a to d a costa. Pero, debido al evangelio, las
buenas nuevas de Jesús, nos vemos obligados a responder en form a distinta.
No podía provocar perdón ni expresarme en u n a respuesta san ta a esta
herida, pero podía q u ita r la m irad a de mi propio «sufrim iento» y ponerla
en Aquel que «cargó con nuestras enferm edades y so p o rtó nuestros
MENTIRAS QUE L OS HOMARES C R E E N
Estad, pues, firm e s en la lib e rta d con que C risto nos hizo libres,
y no estéis o tra vez sujetos al y u g o de e s c la v itu d (Gá. 5:1).
En los días que siguieron, creo que el Señor me habló. No con voz
audible, sino ta n claram ente com o si lo hubiera hecho. T em prano u n a
m a ñ a n a yo estaba sentado en la silla roja de Bobbie. Saqué su Biblia en un
año y busqué la lectu ra de esa fecha. M ientras leía el texto ju n to con las
n o tas al m argen de Bobbie, el E spíritu S anto me dio u n codazo. Repito,
no con voz que yo p u d iera oír, sino m uy claram ente:
Y ME RENDIRÉ
Una vez que conocemos la verdad y andam os según la verdad que conoce
mos, Dios quiere hacernos in stru m en to s para atraer a otros a la verdad.
La carga que dio origen a este libro fue la m ism a que llevó a m i esposa
N ancy a escribir hace m uchos años Mentiras que las mujeres creen. Pero m i
anhelo era ver hom bres, no solo mujeres, libres p o r m edio de la verdad.
Esa visión se expresa en los ú ltim o s versículos del libro de Santiago.
LIBRES
P
or años he tenido el privilegio de enseñar la P alabra de Dios en la
iglesia. La m ayor p arte de esto ha sido en el contexto de clases de
la escuela dom inical p ara adultos. El ú ltim o recuento m u estra u n
registro de cerca de seiscientas cin cu en ta lecciones.
Lo que me en can ta de enseñar es m irar los rostros de los presentes
y obtener u n a respuesta in m ed iata. Eso no tiene ningún sentido, p o d rían
estar diciendo sin expresarlo verbalm ente. Por eso, cu an d o veo ese rostro,
retrocedo y doy o tro giro a lo que acabo de decir, tra ta n d o de enseñarlo
m ás claram ente.
Entonces, por supuesto, a to d o m aestro le g u sta n las sonrisas que
expresan: ¡Bingo! Necesitaba eso. Mi esposa N ancy los llam a «rostros sí».
Podrías estar pensando: «Eso está bien, Robert. Pero ¿qué tal si me dices
algo práctico?». Es com o si tu au to se descom pone en la au to p ista, llam as
a la co m p añ ía de seguros y haces que te envíen u n predicador en lugar
de u n mecánico.
Pero esta verdad es fu n d a m e n ta l p ara to d o lo dem ás. Es com o la q u i
lla en el fondo de tu velero. El horm igón en tu cim iento. Sin esta verdad,
som os n u estro propio Dios... Y eso no es precisam ente algo agradable.
En esta era de reu n ir y acu m u lar cosas que no necesitam os, esta verdad
va en co n tra de la sabiduría convencional como pocas más.
El 8 de enero de 1956 se supo la noticia de que cinco m isioneros esta
dounidenses fueron asesinados en Ecuador, América del Sur. La noticia
recorrió rápidam ente el m undo. Aún recuerdo a mi m adre sen tad a a la
m esa de la cocina, llorando. ¿Una trágica pérdida de vidas hum anas?
Q uizá. Tal vez no.
No hace m ucho sostuve en las m anos la m ism a lan za que asesinó a
Jim Elliot. Y estando en la casa de la viuda de Jim Elliot, me sorprendió
de u n a m anera nueva y gráfica el poder de esta historia.
Jim Elliot no perdió la vida ese día; obtuvo la eternidad con Cristo.
Su m uerte no fue el fin, sino el principio de u n a obra de Dios en esa aldea
rem ota. M uchos llegaron a conocer a Cristo y confiar en Él como su Salva
dor debido al fiel testim onio de su joven viuda, Elisabeth, y su hija huérfana
Valerie, quienes hicieron caso om iso al peligro y regresaron a Sudam érica.
r 10i
■
Necesitamos amigos varones piadosos (hermanos
L 1 fieles) que nos amen lo suficiente como para decirnos
la verdad, hombres cuyas vidas también estén
abiertas de modo que podamos decirles la verdad.
(Pr. 13:20; 18:24; 27:6, 17; 1 Ts. 5:11)
r 11 i
La gracia de Dios es necesaria tanto para el tipo
L J falso que todo el mundo ve como para el canalla
interior que conocemos muy bien. (Sal. 51:10; Mt.
7:21-23; Ro. 3:23-24; Stg. 4:6)
Pero qué fuerte metáfora para ti y para mí cuando somos liberados del
pecado o nos castigan las presiones de la vida.
Nuestro Padre amoroso quiere tener acceso directo a nosotros cuando
estamos tendidos en el suelo. Él lo ve todo. Y nos ama. Exponer ante Dios
tu verdadero yo, para que proporcione aire, es realmente buena idea.
r 1
13 No podemos mirar a otros hombres más malvados
J
■
Tarde o tem prano, esos hábitos, esas actividades, esas decisiones insen
satas o pecadoras que tú y yo creemos que nadie conoce saldrán a la luz,
si no en esta vida, en el juicio final.
A menos que vivamos solos en una cabaña rem ota en los bosques más
profundos, todo lo que hacemos influye en otros. Acán aprendió esto del
modo difícil. Su pecado costó su propia vida y la de su familia. H asta sus
anim ales tuvieron que morir.
¿Es cierto esto? Sí. ¿Grave? Seguro que sí. ¿Cuál es la lección? La sabe
mos, ¿verdad?
Esto puede ser difícil de vender en una cultura contem poránea que
celebra una conducta sin norm as y el placer inm ediato. Pero, debido a
que Dios ha puesto en nuestras mentes una conciencia y el «regalo» de las
noches de insom nio cuando nos salimos del camino, la santidad puede
ser algo maravilloso.
r " i
17
■
La pornografía es mortal. Para un hombre casado
L J es adulterio virtual. La intimidad con Cristo y la
expresión sexual en el contexto del matrimonio
monógamo ofrecen una satisfacción mucho mayor.
(Sal. 119:37; Mt. 5:28; l j n . 2:16)
r 1
18
■
Una relación sincera, franca y transparente con
L J nuestras esposas sera tierna... digna de cualquier
cosa para conseguirla. (Col. 3:12-14; Stg. 5:16)
r 1
:20s ] Puesto que amamos a nuestras esposas, su satis
L 1 facción sexual debería ser más importante que la
nuestra, Y cuando esto es realmente bueno para
ellas, será realmente bueno para nosotros. (Pr. 5:15-19;
1 Co. 7:3-4)
Lo sé, para algunos hombres, esto parece cursi. Y tal vez tu esposa
crea esto. Pero apuesto a favor de usarlos.
r 1
;23 Dios nos ha llamado a proporcionar liderazgo piadoso
L 1 a nuestra familia. No tenemos lo que se necesita para
hacer eso; pero cuando le pedimos, El nos da todo lo que
necesitamos para hacerlo bien. (Jer. 33:3; l Co. 11:3; Stg. 1:5)
No tenemos ninguna otra verdad como esta, porque la m entira que está
relacionada no es realmente una mentira. Es verdad. No tenemos lo que
se necesita para ser el director de nuestra familia. Pero hay una im por
tante posdata para esta mentira. Dios nos otorga sabiduría y fortaleza
para dirigir en casa.1
He aquí una analogía. Tú y yo no tenemos que memorizar millones de
números telefónicos. Solo necesitamos saber cómo acceder a ellos en nues
tros teléfonos celulares. No tenemos la capacidad de dirigir, pero el Espíritu
Santo sí la tiene. Pídele esa capacidad. ¡Él está en marcación rápida!
r 1
:24; ] Dios nos llama a convertirnos en hombres que
i J aman, sirven, protegen y proveen para nosotros
mismos y para nuestras familias, por su gracia y
para SU gloria. (Le. 2:52; 1 Co. 16:13; 1 Ti. 5:8)
La verdad que nos hace libres
Nunca usaría una expresión que incluya la frase: «¡Madura de una vez!»,
pero si lo hiciera, aquí es donde la pondría.
Por tanto, si estás abierto a una am onestación fuerte y anim adora de
un amigo y eres uno de los millones de hombres adultos que aún viven en
casa sin nin g u n a razón legítima, o si jugar videojuegos te está tom ando
más tiempo del que deberías... contrólate, por favor. Es hora de crecer.
r
:2 7
Si le pertenecemos a Dios, todas nuestras horas,
L J incluidas aquellas en que no hemos planeado nada,
le pertenecen a ÉL (Sal. 90:12; Ef. 5:15-17)
r: 2 8 i
1
Nuestro trabajo dado por Dios es servir como
L J proveedores a nuestras fam ilias. Por medio de
nuestro ejemplo podemos mostrarles que tienen
un Padre celestial en quien se puede confiar para
satisfacer SUS necesidades. (Sal. 107:9; 145:15-16; l Ti. 5:8)
estas son las características que nuestro Amo nos llama a llevar a nuestras
labores. Son el fruto de su obra en nosotros; son su obra a través de nosotros.
M artín Lutero dijo que un zapatero cristiano no es quien grava peque
ñas cruces en zapatos, sino uno que fabrica excelentes zapatos y trata
con honestidad a sus clientes. Lutero entendió que es im portante todo
lo relacionado con nuestro trabajo, si es legítimo. Santo. Un servicio a
Dios. Un plomero es tan siervo en la economía de Dios como un pastor.
r 1
:501 1 No podemos darnos el lujo de no ser generosos con
L A otras personas. Esto las bendice. Y nos bendice.
(Pr. 11:24-25; Le. 6:38; Hch. 20:35; 1 Co. 9:6-8)
r
:31 A quienes se nos ha perdonado mucho debemos
L 1 perdonar mucho. Esta verdad debe influir en
el modo en que respondemos cuando nos hemos
equivocado. (Le. 7:47; Ef. 4:31-32; Col. 3:13)
Dios no ha hecho por nosotros menos de lo que nos debe; más bien, «cada
día nos colma de beneficios» (Sal. 68:19). Su gracia hacia nosotros es
abundante. Jesús pagó por completo la deuda que teníam os por nuestro
pecado, y cada día vivimos bajo el aluvión de su gracia.
Esto nos exige ser agradecidos, no enojados, resentidos o vengativos,
y extender gracia y perdón a los demás.
MENTIRAS Q JJE L O S HOM&RES C R E E N
Tú y yo podemos tom ar una juerga sin descanso en una senda que sabe
mos que es insensatez pura. Pero nuestro Padre sabe dónde estamos,
a dónde creemos que vamos y cómo volver a atraernos a casa. De una
m anera u otra.
Al ser hombres pecadores, claram ente somos parte del problema con el
mundo. Pero nosotros y nuestros hijos podemos ser parte de la solución.
En M alaquías, el profeta reprende al pueblo de Dios porque no hon
raron a sus esposas. «¿No hizo él uno, habiendo en él abundancia de
MENTIRAS QUE L OS HOM&RZS C R E E N
espíritu? ¿Y por qué uno? Porque buscaba una descendencia para Dios»
(2:15). Dios está buscando una descendencia piadosa. La disposición de
aceptar el regalo de los hijos es u n a oportunidad de ser bendecidos y
bendecir a nuestro mundo.
r
:38 Dios ve cada fragmento, parte e ingrediente de
L J nuestras vidas y declara: «¡Me pertenece!».
Nuestra sincera y alegre respuesta debería ser:
«¡Te pertenezco !» . (Sal. 40:8; Jn. 17:6, 10; Ro. 14:8)
L A P R Á C T IC A L L E V A A L A P E R F E C C IÓ N ...
B U E N O , EN C IE R T O M O D O
U N A L A B O R EN M A R C H A
M ientras escribía este libro, por si acaso creas erróneamente que vivo en
una torre de marfil, hubo ocasiones en que me descubrí creyendo y siendo
tentado por las mismas m entiras a las que me refería.
Robert
www.robertwolgemuth.com
RECONOCIMIENTOS
E libro sin antes agradecer al Señor sería insensatez. Así que es aquí
donde empiezo. Cuando Jesús declaró: «Yo soy... la verdad» (Jn. 14:6),
estaba dándonos a ti y a mí una nueva m anera de contrarrestar las m en
tiras que creemos. La respuesta fue: Él mismo. Él es la verdad. ¿Dónde
estaría yo sin su am or y provisión? Su gracia ha sido placentera y más
que suficiente.
En segundo lugar, agradezco a mi esposa, Nancy DeMoss Wolgemuth.
Su amor, cariño y aliento durante el incesante proceso de redactar un
m anuscrito han sido permanentes. Por experiencia propia, Nancy conoce
el precio que un escritor paga para teclear las palabras en tal forma que
tengan sentido y comuniquen claramente. En este frente y todos los demás
que podría nombrar, Nancy es un precioso regalo de Dios para mí. Ella ha
sido una tierna fuente de bondad y gracia en las m adrugadas reservadas
para hacer esto. También es una fuente maravillosa de verbos geniales.
En el 2001, Nancy escribió Mentiras que las mujeres creen: Y la verdad que
las hace libres (el original en inglés). El libro ha vendido más de un millón
de ejemplares y se ha convertido en un clásico en todo el mundo. Casi
todos los días, Nancy oye de mujeres cuyas vidas han sido profundam ente
afectadas por esa obra. Entonces, en el 2008, ju n to con su amiga D annah
Gresh, Nancy publicó en inglés Mentiras que lasjóvenes creen. Nuevamente,
ese libro se abrió paso en la experiencia de vida de centenares de miles de
mujeres jóvenes, y continúa haciendo una profunda impresión en ellas.
La o p ortunidad de escribir un volumen complementario con la eti
queta «Mentiras» (esta para hombres) ha sido un privilegio singular.
Gracias, Nancy, por permitirme viajar en este tren. Y gracias por tu compa
ñía, tus sugerencias de contenido brillante y tus impecables correcciones
a lo largo del proceso.
Reconocimientos
INTRODUCCIÓN
1. Nancy DeMoss Wolgemuth, Mentiras que las mujeres creen: Y la verdad que
las hace libres (Grand Rapids: Portavoz, 2018), p. 38.
2. A excepción de la construcción en seco.
4. Levi Lusko, Swipe Right: The Life-and-Death Power of Sex and Romance (Nash
ville: Tomas Nelson, 2017), p. 96.
5. Nancy R. Pearcey, Love Thy Body: Answering Hard Questions about Life and
Sexuality (Grand Rapids: Baker, 2018), p. 11. Su fuente: Leonardo Blair,
«Nearly Two-Thirds of Christian Men Watch Pornography Monthly:
They are Watching at the Same Rate as Secular Men, Says Study», The
Christian Post, 27 agosto 2014.
6. Si no luchas con la pornografía, es casi seguro que hay un amigo en tu
vida que lo hace. Esta amonestación puede que no sea para ti, sino para
ese otro individuo.
7. Stephen Harding, «Take an Insane Plunge on the World’s Tallest Roller
Coaster in Virtual Reality», USA Today, 10 noviembre 2016, https://www
.usatoday.com/historia/news/nation-now/2016/ll/10/take-insane
-plungemundos-tallest-roller-coaster-virtual-reality/93587402/.
8. Trato con esto en gran detalle en mi libro, Como el Buen Pastor: Lidera tu
ynatrimonio con amory gracia. El capítulo 7 se titula «Un Pastor satisface a
sus ovejas». Te dará más información sobre cómo puedes ayudar a hacer
la experiencia sexual de tu esposa tan feliz como la tuya.
9. John Piper, «Husband, Lift Up Your Eyes», Desiring God, 10 julio 2017,
https://www.desiringgod.org/articles/husband-lift-up-your-eyes.
10. Christopher Yuan, Ya no vivoyo: La travesía de un hijo homosexual hacia Dios.
La búsqueda de esperanza de una madre quebrantada (Lake Mary, FL: Casa
Creación, 2015), p. 186.
11. Rosaria Champagne Butterfield, Openness Unhindered (Pittsburgh, PA:
Crown & Covenant Publications, 2015), pp. 26-27.
12. Leon F. Seltzer, «The Triggers of Sexual Desire: Men vs. Women», Psycho-
logy Today, 11 mayo 2012, https://www.psychologytoday.com/us/blog
/evolution-the-self/201205/the-triggers-sexual-desire-men-vs-women.
13. Robert Wolgemuth, Como el Buen Pastor: Lidera tu ynatrimonio con amory
gracia (Grand Rapids: Portavoz, 2017), pp. 47-48.
4. Karol Markowicz, «Por qué cancos hombres viven con sus padres», New
York Post, 30 mayo 2016, hrcps://nyposc.com/2016/05/30/vvhy-so-many
-men-are-living-wich-cheir-parencs/. Ese mismo año, Psychology Today
reporcó que en el escado de Nuevajersey, el 45% de los hombres enere 18 y
34 años viven ahora con sus padres (Hara Escroff Maraño, «The “Failure
co Launch” Epidemic», Psychology Today, 5 diciembre 2016, hccps://wvvw
.psychologycoday.com/us/blog/nacion-wimps/201612/che-failu-
re-launch-epidemic).
5. Roberc Wolgemuch, Prayersfrom a Dad’s Heart (Grand Rapids: Zondervan,
2003), pp. 12-13.
¡EM PEC EM O S!
La verdad es poderosa. Jesús dijo que literalmente puede hacernos «libres». Sin
embargo, seamos realistas... la mayoría de nosotros conocemos más verdad
espiritual de la que experimentamos.
Mentiros que los hombres creen está lleno de verdad para hombres como
tú y yo. La verdad que nos cambiará. La verdad que nos liberará y liberará a
nuestras familias. La verdad que plantará nuestros pies en terreno sólido y
fortalecerá nuestros músculos espirituales.
No obstante, el solo hecho de leer estas verdades tendrá poco efecto
si no hacemos modificaciones en el camino para alinear nuestra vida diaria
con lo que estamos aprendiendo. Por esto es que me uno a mi amigo Robert
Wolgemuth a fin de que todos juntos podamos recorrer la experiencia.
Si tu auto está desalineado, puedes sentirlo, pero aun así hacer caso omiso
del problema. El resultado será neumáticos gastados, poco kilometraje, mayor
tensión en la carretera, ¡y un recorrido muy accidentado! Un hombre sabio
llevará su auto a un profesional cuando sea necesaria una alineación.
El propósito de esta Guía de diálogo es ayudarte a alinear tu vida diaria
(práctica y personalmente) con la verdad. Mi esperanza es que hagas esto
ju n to con algunos amigos.
Robert y yo te animamos a «procesar» juntos estas verdades hasta que
se vuelvan parte natural de tu caminar con Cristo, fortaleciéndote para vivir
de acuerdo con la luz.
Si lo haces, las recompensas serán fantásticas: más paz, relaciones fo rta
lecidas, mayor confianza y el favor sobrenatural de Dios. Demostrarás a otros
que la verdad divina es realmente buena, agradable y perfecta (Ro. 12:2).
Así que, ¡vamos! Sea que estés estudiando esto con un grupo de diez hom
bres o solamente con otro amigo, sé sincero e intencional. No creas que tienes
que aprobar todas las preguntas, pero toma tiem po donde creas que Dios está
hablando. ¡Cuando lo hayas logrado, mi esperanza es que tu vida se haya for
talecido al aprender a reconocer y resistir las mentiras que los hombres creen!
Por una vida llena de verdad,
Bill Elliff
CA PÍTU LO 1
PREGUNTAS P A R A C O N S ID E R A R
Quizá hayas leído recientemente algo sobre un hombre que hizo algo muy ridí
culo. ¿Qué hizo ese individuo? ¿Porqué crees que hombres inteligentes cometen
ridiculeces a pesar de lo que saben que es verdad? ¿Por qué hacen esto?
1. Piensa por un mom ento en aspectos en que sabes lo que Dios requiere,
pero decides desobedecer. ¿Cuáles son los tres aspectos en tu vida en
que esto parece ser cierto? (Sé sincero, escríbelos y luego háblalos con el
grupo).
A. ___________________________________________________________
B . ___________________________________________________________
C . ___________________________________________________________
2. Todo hombre a veces es tentado a pecar por miedo al ser humano. ¿Cuándo
fue la última vez que tomaste una decisión errada, solo para no «causar
problemas» a otro? ¿Cuáles fueron las consecuencias de tal decisión?
Guia de diálogo
3. Habla de una ocasión en que tu mente te dijo que dieras un paso (o que no
lo dieras), pero tu corazón no estaba alineado y aun así seguiste adelante
sin una conciencia clara. ¿Qué sucedió?
2. 2.
3. 3.
Sé que he creído muchas falsedades en mi vida. Por favor, ábreme los ojos
para que pueda ver las mentiras que están afectándome y afectando a quie
nes me rodean. Concédeme la humildad para aceptar tu punto de vista de lo
que estoy creyendo y del modo en que vivo. Muéstrame los pasos que debo
dar, por medio de tu gracia y del poder del Espíritu, a fin de alinear mi vida
con tu verdad.
(Firma)
Esta semana mantén tus ojos abiertos ante las mentiras obvias que te rodean.
Apunta las que oigas en tu mente o de otros a tu alrededor, y prepárate para
hablar de ellas la próxima semana.
CA PÍTU LO 2
M E N T IR A #1: D IO S NO ES M U Y D IF E R E N T E A M Í.
1. Incluso si has llegado a conocer a Cristo por fe, ¿tienes dificultades en creer
que Dios te acepta y te perdona incondicionalmente? ¿Cuál crees que es
la opinión que Dios tiene de ti la mayor parte del tiempo?
* Si aún no has llegado a ver tu pecado y aceptar el perdón de Dios confiando en Él como
tu Salvador personal, entonces habla con alguien después que termine la reunión del
grupo. ¡Pídele que te ayude a dar este paso que es el más importante de tu vida!
Guia de diálogo
1. ¿Por qué crees que las personas creen la mentira de que hay muchos cami
nos hacia Dios? ¿Qué crees que motiva a los hombres a aferrarse a esta
creencia?
M E N T IR A # 5 : ¿IG LE S IA ? P U E D O T O M A R L A O D E J A R L A .
TU P R Ó X IM O PASO...
¿A qué hombre admiras, alguien que piensas que cree más correctamente
respecto a Dios? Si es posible, llámalo o ve a verlo esta semana y agradécele
por lo que has observado en él. Pregúntale cuál es la verdad más im portante
que cree acerca de Dios. Prepárate para hablar de esto con el grupo la próxima
semana.
CA PÍTU LO 3
M E N T IR A # 7 : EL PLAC ER Y L A D IV E R S IÓ N PUEDEN
S A TISFA C E R M E .
M E N T IR A # 8 : SOY EL A M O DE MI P R O P IO D E S TIN O .
1. ¿Qué cosas estás haciendo (o NO estás haciendo) ahora que te indican que
estás a cargo de tu vida?
M E N T IR A # 9 : LOS V E R D A D E R O S H O M BR ES NO L L O R A N .
TU PRÓXIMO PASO...
Para tener amigos debemos SER amigos. ¿Con quién puedes relacionarte en
esta etapa de tu vida?
Si tienes un buen amigo, programa un tiem po para tomar café o almorzar
con él esta semana. Agradécele por su amistad y cuéntale lo que aprendiste
esta semana en tu grupo que te hizo dar cuenta de lo valioso que es para ti.
Si no tienes un buen amigo, llama y haz una cita para almorzar o tomar
café con un hombre con quien te gustaría relacionarte. (Podría ser alguien en
este grupo). Ora por tu reunión antes de llegar al lugar de encuentro, y pídele
a Dios que empiece a desarrollar una relación perdurable y dadora de vida.
CAPÍTULO 4
PREGUNTA DE INICIO: ¿Qué pecado creiste alguna vez que no era tan malo,
pero ahora comprendes que tiene graves consecuencias? ¿Qué te hizo cambiar
de opinión y te ayudó a destruir ese engaño?
2. Después que los hayas escrito, dibuja una cruz sobre los pecados. ¿Cuántas
de estas faltas cubrió Cristo con su sangre en la cruz, y cómo puedes estar
seguro de que esto es verdad?
TU PRÓXIMO PASO...
Esta semana dedica treinta minutos o una hora para sumergirte profundamente
en arrepentimiento. Consigue una hoja de papel (o utiliza tu computadora)
y escribe en la parte superior las palabras «Hoja de pecado». Pon #1 en la pri
mera línea y hazle a Dios esta pregunta: «Señor, ¿hay algo en mi vida que no
te agrade y que esté perjudicándome y perjudicando a otros?». Escucha sus
sugerencias en tu corazón y escribe todo lo que Dios traiga a tu mente. No
racionalices ni inventes excusas.
Después que hayas tratado con todo lo que venga a tu mente, regresa y
pon un círculo a esos aspectos en que tu pecado es conocido por otros o está
Guía de diálogo
afectándolos. Quizá debas poner más atención cuando trates de tener «una
conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres» (Hch. 24:16). Quizá debas
acudir a alguien y simplemente decir: «Dios me ha mostrado que lo que hice
estuvo mal. ¿Me perdonas, por favor?».
Cuando hayas term inado con tu lista, marca cada línea, agradeciendo a
Dios por su perdón y pidiéndole que elimine esos asuntos de tu vida. Com
prométete a hacer un hábito regular de este autoexamen y esta confesión.
CAPÍTULO 5
2. ¿Por qué sería más beneficioso para una esposa enterarse de la inmoralidad
del esposo por boca de él mismo, con corazón humilde y contrito, ANTES
que sea descubierto?
3. (No tienes que responder esto en voz alta, pero ¿existe un paso de revela
ción y confesión que debas dar con tu esposa? Si es así, ¿por qué no hablas
con tu líder o un amigo piadoso confiable después de esta reunión?).
TU PRÓXIMO PASO...
Examina esta semana las maneras en que puedes expresar amor a tu esposa
en formas totalm ente desinteresadas. Sé creativo, pero ten cuidado, ¡a ella
podría darle un ataque cardíaco!
CAPÍTULO 6
2. ¿Por qué crees que es tan im portante expresar verbalmente tu amor a cada
miembro de tu familia?
MENTIRAS QJJE L OS HOM&RZS CREEN
2. ¿De qué maneras prácticas puedes ayudar a toda tu familia a entender que
el m atrim onio y la familia fueron concebidos como herramientas de Dios
a fin de hacernos más piadosos?
2. Disciplina con amor, combinada con oración por los hijos son las herramien
tas más poderosas para criarlos. ¿Cómo podrías hacer una mejor labor de
orar por tus hijos? Habla de ideas que han funcionado para ti en desarrollar
oración incesante por tu familia.
TU PROXIMO PASO...
Esta semana da al menos un paso visible en dirigir tu familia. Resiste las men
tiras de Satanás de que no puedes hacer esto o que no funcionará. Él no
quiere que dirijas. Habla con tu esposa sobre cómo puedes ser un siervo más
eficaz (un líder en tu casa). Ora acerca de esto antes, durante y después de tu
conversación con ella.
CAPÍTULO 7
2. Si tu casa estuviera incendiándose, ¿cuáles serían las cinco cosas más impor
tantes que tomarías antes de salir por la puerta?
1. ¿A qué hombre has visto que vive su fe en el trabajo? ¿Hay alguien cuyo
lugar de trabajo es tan espiritualmente sagrado y fructífero como su casa
o iglesia? Háblanos de esta persona.
Guia de diálogo
2. ¿Cómo crees que este individuo consiguió tal armonización? ¿Cómo pode
mos alcanzarla nosotros también?
2. ¿Qué pasos prácticos podemos dar para cultivar un estilo de vida de gene
rosidad?
TU PRÓXIMO PASO...
¿Cuáles son las diez cosas que deseas que Dios y otros digan acerca de cómo
manejas tu vida laboral? ¿Qué modificaciones debes hacer? Dedica treinta minu
tos esta semana a escribir tu «Manifiesto del lugar de trabajo» personal. Piensa
detenidamente en esto. Imprime tu escrito y colócalo en un sitio destacado en
tu lugar de trabajo donde puedas verlo a diario, quizá sobre tu escritorio.
CAPÍTULO 8
2. ¿De qué manera te cambió esta promesa, o puede cambiarte, para ser más
como Cristo? ¿Qué desarrolló en ti esta circunstancia, por la gracia de Dios?
2. ¿Por qué no toman un momento y oran unos por otros ahora mismo en
relación con estos aspectos?
TU PRÓXIMO PASO...
La amargura es una acidez en nuestra alma que resulta de nuestro fracaso
en aceptar o agradecer a Dios en medio de las personas y circunstancias que
ha puesto en nuestras vidas. ¿Te ha sucedido algo que no puedes aceptar o
agradecer? De ser así, esto te afectará y afectará a otros hasta que el problema
se resuelva. La Biblia dice que una raíz de amargura siempre brotará, siempre
causará problemas y siempre contaminará a muchos, a menudo a quienes
más amamos (He. 12:15).
Pasa algún tiem po trabajando en este asunto esta semana. Puede ser muy
útil encontrar un pastor o consejero piadoso que pueda ayudarte a resolver
la situación y encontrar liberación espiritual.
CAPÍTULO 9
PREGUNTA DE INICIO: ¿Qué nos dice la mayoría de los anuncios por televi
sión y redes sociales acerca del mundo en que vivimos?
2. Lean juntos Génesis 1:28. Esta orden la repite Dios varias veces en las Escri
turas. ¿Crees que Dios ha revocado alguna vez este mandato? ¿Por qué sí
o por qué no?
Guía de diálogo
TU PRÓXIMO PASO...
Dedica tiem po esta semana a pensar en el legado que estás dejando en este
mundo y en tu preparación para el próximo. Escribe cuatro o cinco cosas que
quisieras que se dijeran sobre ti después de tu muerte.
Finalmente, escribe lo que te gustaría escuchar de Dios después que
mueras.
CAPÍTULO 10
CONTRARRESTAR LAS
MENTIRAS CON LA VERDAD
Durante nueve semanas hemos observado atentamente las mentiras del
enemigo. En esta conversación final veremos el poder liberador de la verdad
cuando se conoce, cree y actúa en base a ella.
PREGUNTA DE INICIO: Habla de alguna vez en que viste algo fuera de lugar
en el espejo por la mañana, pero no hiciste nada al respecto, ¿y cuál fue el
resultado (p. ej., cabello despeinado, camisa mal abotonada, pantalones des
abrochados, etc.)?
3. ¿Hay algunas áreas en que has creído, e incluso vivido, una mentira im po
sible de erradicar? ¿Hay algunas mentiras que son inalterables en nuestras
vidas?
5. ¿Es posible CONOCER una verdad, pero no CREERLA? ¿Cuáles son los resul
tados?
MENTIRAS QJJE L OS HOM&RES C R E E N
6. ¿Es posible CREER una verdad, pero no OBEDECERLA? ¿Cuáles son los resul
tados?
7. ¿Es posible CONOCER, CREER YTRATAR de vivir mediante una verdad, pero
hacer todo esto de manera legalista? ¿Cuáles son los resultados?
TU PRÓXIMO PASO...
Pasa algún tiem po esta semana orando por las respuestas a las siguientes
preguntas y escribiéndolas:
2. ¿Hay alguna verdad que has creído a la que no te has rendido en obediencia
humilde? De ser así, ¡trata con eso hoy mismo!
CAPÍTULO 11