La Libertad Religiosa
La Libertad Religiosa
La Libertad Religiosa
UNIVERSIDAD
CATÓLICA
DEL ESTE
(UCADE)
CARRERA DE
LICENCIATURA EN
DERECHO
Este concepto va más allá de la simple tolerancia religiosa que permite, como
una concesión graciable, el ejercicio de religiones distintas a la impuesta
oficialmente, en situaciones de confesionalidad del Estado propias del Antiguo
Régimen. En las democracias modernas generalmente el Estado garantiza la
libertad religiosa a todos sus ciudadanos, pero en la práctica la elección del
credo está dada generalmente por costumbres familiares y sociales,
asociándose frecuentemente ciertas sociedades a ciertas religiones. Además las
situaciones de discriminación religiosa o intolerancia religiosa siguen siendo
muy frecuentes en distintas partes del mundo, registrándose casos de
intolerancia, preferencia de una religión sobre otras y persecución a ciertos
credos o a quienes no siguen ninguno.
Además, los actos religiosos con que los hombres, partiendo de su íntima
convicción, se relacionan privada y públicamente con Dios, trascienden por su
naturaleza el orden terrestre y temporal. Por consiguiente, la autoridad civil,
cuyo fin propio es velar por el bien común temporal, debe reconocer y
favorecer la vida religiosa de los ciudadanos; pero excede su competencia si
pretende dirigir o impedir los actos religiosos.
LA PERSPECTIVA DE DIGNITATIS
HUMANAE ENTONCES Y AHORA
El significado que dieron los Padres conciliares a la libertad religiosa como derecho
inalienable de toda persona. Veremos brevemente la percepción que tenía la Iglesia
antes Concilio Vaticano II y su recepción en el Magisterio reciente.
- Para san Pablo VI el derecho a la libertad religiosa es una cuestión que está
ligada a la verdad de la persona humana. Dotado de entendimiento y voluntad,
el hombre tiene una dimensión espiritual que lo convierte en un ser de
apertura, de relación y de trascendencia. La verdad del hombre revela que
busca atravesar los límites de la temporalidad, hasta llegar al reconocimiento de
su ser criatura de Dios y, en cuanto creyente, alcanzar la conciencia de estar
llamado a participar en la Vida divina. Esta dimensión religiosa está enraizada
en su conciencia y su dignidad consiste, precisamente, en corresponder a la
verdad de los compromisos morales y en dialogar con otros. En el contexto
actual el diálogo incluye también a las religiones, que deben tener una actitud
de apertura las unas hacia las otras, sin condenas previas y evitando polémicas
que puedan ofender sin razón a los otros creyentes.
- San Juan Pablo II afirma que la libertad religiosa, fundamento de todas las
demás libertades, es una exigencia irrenunciable de la dignidad de todo
hombre. No es un derecho entre otros, sino que constituye «la garantía de
todas las libertades que aseguran el bien común de las personas y de los
pueblos». Se trata de «una piedra angular del edificio de los derechos
humanos» como aspiración y tensión hacia una esperanza más alta, como
espacio de libertad y de responsabilidad. Por lo tanto, la libertad del hombre en
la búsqueda de la verdad y en la profesión de las convicciones religiosas debe
encontrar una clara garantía en el ordenamiento jurídico de la sociedad, es
decir, debe ser reconocida y sancionada por el derecho civil. Es necesario que
los Estados se comprometan, a través de documentos normativos, a reconocer
el derecho de los ciudadanos a la libertad religiosa, que es la base de la
coexistencia civil pacífica y un elemento esencial de una verdadera democracia,
garantía necesaria para la vida, la justicia, la verdad, la paz y la misión de los
cristianos y de sus comunidades.