La Ilustración Ibérica (Barcelona. 1883) - 12-11-1892
La Ilustración Ibérica (Barcelona. 1883) - 12-11-1892
La Ilustración Ibérica (Barcelona. 1883) - 12-11-1892
2kéPiea
SEMANARIO CIENTÍFICO, LITERARIO Y ARTÍSTICO
LLEGADA A TIEMPO
722 LA ILUSTRACIÓN IBÉRICA
SUMARIO eos valles y de sus blancos caseríos tantas ve- zontes de nuestra vida, la de la iglesia donde
ces descritos por la pluma dulcísima de True- nos bautizaron y las que protegen las tumbas
TEXTO: Madrid, por Kasabal.—Estreno de ''Luisa Paran- ba; los montañeses han creído ver su querida de nuestros mayores.
i/uet", por A. Sánchez Pérez.—Be/las Artes: Exposi- tierruca tal como se destaca de los libros ad-
ción intei-nacional de JS92, por R. Blanco Asenjo.—A mirables de Pereda, al escuchar los cantos
Víctor Balaguer (soneto), por Francisco de Iracheta y
•*•
Mascort. —Nuestros grabados, — Pequeneces (poesía),
con que bailan los mozos y las mozas debajo
por Fernando M. Torner.—-Últimos besos, por Carmen de los nogales y de las cagigas y que animan Un sentimiento, parecido al que se experi-
Beceiro de Pato.—En Susa, por Mme. Jane Dieulafoy las populares romerías en que van á pedir con- menta oyendo las dulces canciones del tecto
(continuación),—La hermosa Graaiana, por Antón Ju- suelo y esperanza á la V^irgen de la Aparecida; nativo, inunda al alma cuando se penetra en
lio Barrili (continn«ci6n,) y los gallegos, que sienten siempre la nostal- las salas del nuevo Palacio de Museos y Bi-
A c t o III, c a a d r o I.—GARITO
GRABADOS: Llegada á tiempo.—Teatro Principal de Bar- gia de la tierra ausente, han hallado consuelo bliotecas, donde se han instalado las Exposicio-
celona: Decoraciones del Don Alvaro ó la Fuerza del á su incurable morriña escuchando las dulces nes Históricas Europea y Americana. La una
Sino.—Tipos irlandeses: Confesonario rural, en Irlan- alboradas y las tiernas canciones que resuenan despliega en vistoso y variado panorama la
da.—Salón del Comité de Lectura de la Comedia Fran-
cesa: Alejandro Dumas leyendo una comedia.—Las por sus playas, por sus valles y por sus mon- vida y las costumbres de los pueblos de la en-
espigadoras.—Turismundo proclamado rey después de tañas. No olvidará nunca el hombre, mientras cantadora región que sacaron de la oscuridad
la batalla de los Campos Cataláunicos.—Campesino tenga corazón y no se halle embotada su alma, nuestros insignes navegantes y nuestros intré-
italiano.—Cabeza de estudio.—El hijo del marinero.— las canciones con que le arrullaba su madre en pidos conquistadores. Allí están los productos
Partida de caza. la cuna, las que entonaba de mozo para expre de su riquísimo suelo, los trajes que vestían
sar sus amores, y van unidas á los recuerdos los que poblaban sus bosques y corrían por
más gratos de su vida. De aquí nace la popu- sus llanuras, las armas con que se defendían,
MADRID laridad de los orfeones, de esas masas corales los utensilios que usaban en sus primitivos ho-
que comenzó á foreiar en Cataluña el espíritu gares y las imágenes de los ídolos, á los que
Iios orfeones eu Madrid.—I>as dos Exposiciones.—1.a artístico y el sentimiento patriótico de Ansel- rendían culto antes de que la cruz se alzase al
Histórico - Americana. — lia Histórico - Europea. — mo Clavé, y que después se han ido extendien- mismo tiempo que el pendón de Castilla en
Consuelos. do por todas las comarcas de España, reco- aquellas regiones. Es la América, la hermosa
giendo dulcísimas melodías y contribuyendo y virgen América, la que resucita espléndida
T .os orfeones que han venido de provincias á poderosamente á la educación artística del en esa Exposición Histórica, organizada con
^ tomar parte en el Concurso abierto en Ma- pueblo. tanto cariño como celo é inteligencia por los
drid con motivo de las riestas del IV.° Cente- El primer premio del Concurso madrileño lo dignos representantes de las naciones ameri-
nario del descubrimiento de América han sido ha obtenido el orfeón de Bilbao; pero todos canas, y nos sentimos, al recorrer sus salas,
recibidos en la capital con grande entusiasmo, han luchado como buenos y todos tienen en su como inundados por la luz del Nuevo Mundo
y durante algunos días han animado las calles seno esos artistas notables que se crían, como y nos parece aspirar el penetrante perfume de
las viejas boinas de los de Bilbao y los distinti- se crió Gayarre, en medio del pueblo, entre el sus plantas y escuchar el murmullo majestuo-
vos de los de Santander y la Coruña. ruido del taller ó de la fábrica, y que nacen so de sus grandes ríos. No se habían visto nun-
Los provincianos que por las necesidades de dotados por la Naturaleza de cualidades admi- ca reunidos tantos objetos que relaten la histo-
la vida vienen á establecerse en la corte, don- rables que el estudio y el trabajo perfeccio- ria de América, y difícilmente Tolverán á re-*
de se afanan y trabajan, no olvidan nunca el nan. unirse cuando las puertas de esta Exposición
suelo querido en que nacieron, y, aunque fijan Aplausos entusiastas merecen todos los que se cierren, sus instalaciones se deshagan y
aquí su hogar y van dilatando su familia, con- han venido á traer á la vieja corte de Castilla vuelvan á cruzar los mares para volver á las
servan religiosamente las tradiciones de la las auras puras y melodiosas délas provincias, regiones de donde han venido.
tierra donde ellos nacieron y duermen el sue- que si el regionalismo exagerado es un grave Hay, pues, que aprovechar estos días para
ño eterno sus padres. La colonia vascongada mal que puede herir en su corazón á la madre hacer, sin salir de Madrid, ni siquiera del re-
ha sentido palpitar con entusiasmo su corazón, patria, á la que todos debemos veneración y cinto del nuevo Palacio de Bibliotecas y Mu-
al escuchar los cantos que se han inspirado á cariño, será siempre santo y laudable el amor seos, un viaje instructivo y curioso por todas
la sombra venerable del árbol de Guernica y á la región donde se ha nacido y se alzan las las naciones de América, y especialmente de
que les han traído el recuerdo de sus pintores- cruces que se destacan luminosas en los hori- esa América latina que habla nuestro idioma
LA ILUSTRACIÓN IBÉRICA 723
y tiene en su cuerpo sangre de nuestras venas Archivos del Vaticano y Museos de la corte belleza de la Madre de Dios; las estatuas ya-
y en su inteligencia destellos de nuestro pen- de Austria y de Portugal, catedrales, parro- centes de venerables sepulcros; las esculturas
samiento. quias y conventos de Tay, Vich, Gerona, Bar- de varones preclaros; las maravillas del cincel
1 Qué curioso es estudiar la edad de piedra celona, Sigüenza, Valladolid, Santiago, Cór- de los Benvenuto Cellini, de los Berruguetes
en las puntas de lanza, hachas, mazas, flechas, doba, Sevilla,Badajoz,Zaragoza,León, Lugo, y de sus discípulos aventajados. Allí hay ma-
morteros primitivos y fragmentos de cerámi- Cuenca, Málaga, Barbastro. Osma, Tarazona, nuscritos de nuestras glorias literarias, cartas
ca que presenta la república del Uruguay, y Burgos, Segovia, Avila, Zamora, Valencia, de Santa Teresa, comedias de Calderón, de
ver luego otras edades más cultas y adelanta- Ciudad-Real y otras; establecimientos oficia- Lope y de Moreto; allí pregonan nuestras glo-
das en los monumentos de Méjico y en los ob- les como el Museo Arqueológico, la Biblio- rias el estandarte insigne de Lepanto y las
jetos de oro y de hierro que presentan Colom- teca Nacional, la Academia de la Historia y banderas victoriosas de las Navas. Cada vi-
bia y Costa Rica! particulares entre los que descuellan: los du- trina es un tesoro, cada objeto un encanto; en
¿Cómo no sentir emoción profunda delante ques de Osuna y Sexto, los marqueses de Cas- conjunto, aquello inspira asombro; en detalles,
de la primera tosca cruz que se alzó en el sitio trillo, de Castro-Serra, de Viana de Falos, de maravilla, y por mucho que se diga no se
donde hoy se levanta gallarda y hermosa la Mondéjar de Heredia, Cubas y Flores Dávila, exagerará el elogio.
catedral de Santo Domingo? ¡Qué interesante la condesa de Santiago y los condes de Valen- El pobre y triste Madrid está ahora de en-
todo lo que presenta la República que ha con- cia de D. Juan, de Esteban Collantes, de Su- horabuena. iQué importan las desidias de su
servado fielmente el nombre del preclaro des- perunda y del Asalto, el vizconde de Palazue- Ayuntamiento, las torpezas de su alcalde, las
cubridor 1 los, el deirueste, los Sres. Estruch, Noungés y desdichas de su política? Todo se olvida en
Los monolitos de Méjico, los modelos rela- otros, han contribuido á formar esa magnifica las Exposiciones Históricas, y el presente con
tivos á la ciudad de Zempoala y á la pirámide Exposición sin rival, entre todas las de su cla- sus miserias desaparece para dejar paso al
de Papaulta, la cabeza de indio de la raza de se que hasta ahora se han cultivado y que no pasado con sus grandezas, abriendo, al mismo
los gibaros que poblaron las riberas del Ama- es fácil que vuelva á celebrarse. tiempo, caminos consoladores á la esperanza.
zonas, la colección del Museo Nacional de Mé- El ánimo se sorprende y maravilla ante Porque es imposible que una nación que fué
jico, del Michoacano, del Instituto Campecha- aquellos suntuosos tapices, que bastan por sí tan grande y tan rica, que tuvo artistas tan
no, la colección de cerámica de Guatemala, solos para dar idea de la grandeza de una insignes, hombres tan eminentes y talleres de
todo cuanto la Exposición Histórico-America- época; la imaginación se encanta reconstru- donde salieron todas esas maravillas, se resig-
na encierra, hace volver la vista á aquellas yendo las historias caballerescas y novelescas ne á vivir en perpetua decadencia.
encantadoras regiones y permite reconstruir que van unidas á aquellas armas primorosa- En los momentos en que trazo estas líneas,
la vida de los pueblos que las habitaron. mente cinceladas y que tan dispuestas estaban reciente el motín que estalló en las calles de
á emplearse en el combate cuando Dios, la Madrid, como protesta enérgica de la opinión
*** patria ó la dama de los pensamientos lo exi- contra las torpezas que han presidido á la desdi-
gían, y la vista se maravilla y se deleita ante los chada organización de los pobres festejos ma-
Pero si este espectáculo es curioso, instruc- colores de las preciosas miniaturas de los có- drileños, estalla otro motín que derriba por el
tivo é interesante, el que se admira al salir á dices y ante las filigranas de las alhajas desti- suelo los arcos y banderas levantados en la
las salas del piso principal, donde se ha insta- nadas al culto. [ Qué maravillas en esas, ricas hermosa ciudad déla Alhambra; pero cuando
lado la Exposición Histórico-Europea.se impo- telas bordadas, destinadas á las pomposas ves- se penetra en el palacio donde está la Exposi-
ne por lo grandioso. tiduras con que se celebra el culto católico! ción Histórico-Europea todo se olvida; lo gran-
Es el mundo rico, artístico y espléndido del La luz de los altares ha hecho brillar mil de absorbe y domina á lo pequeño.
Renacimiento; el que se presenta á los ojos veces el oro y la plata de aquellas labores, y Esto sucederá siempre que busquemos las
asombrados del espectador es la España po- el incienso quemado en honor del Dios Todo- regiones puras y sublimes del arte. En ellas,
derosa y floreciente de la época en que era poderoso se ha impregnado en aquellos deli- como en la religión, encuentra el alma ma-
mayor nuestro poderío, la que surge de las cados tejidos de seda. Allí están las custodias nantial inagotable de consuelo.
tristezas del presente para consolarnos de las que resplandecen el día del Corpus; los esmal- KASABAL
desdichas que sufrimos con los recuerdos de lo tes en que labró el arte lo que crea la fe; las -¡i^
que fuimos en otras épocas. vírgenes en que excelsos pintores fijaron la
CONFESONARIO RURAL, EN IRLANDA ícuadro de H. Helmick)
^•BWi;f^'^p""íTr™«'~^
"...,.,."JsS*^: V-"
SALÓN DEL COMITÉ DE LECTURA DE LA COMEDIA FRANCESA: ALEJANDRO DUMAS LEYENDO UNA COMEDIA (cuadro de Laissement)
926 LA ILUSTRACIÓN IBÉRICA
razón j de mucho entendimiento. Valles, Sán- ENTREACTO PRIMERO vamente candorosa. A los diez y ocho años no
chez de León, Solé, Julia, Consuelo Badillo hay muchacha que diga lo que esa chica dice.
lograron en muchas ocasiones conmover al —¡Fuertecito es esto! ¡Caracoles! —¡Calle V., hombre! ¡No ha de haber!
público y ser aplaudidos cpn justicia. —Sí, es fuertecito; pero muy interesante. —Sí habrá, Pero tengo para mí que los
La traducción, á juicio de los inteligentes, —¡Vaya si es interesante! autores de esa obra saben mucho más de re-
está muy bien hecha. —¡ Valiente sin vergüenza es la tal Luisita! sortes teatrales que de secretos del corazón
De todo esto, y de algo más relativo á la —Pues á mí me parece esto una inmorali- humano.
obra, tienen ya conocimiento seguramente dad: estas obscuridades no deben traerse al (La campanilla. Cada mochuelo á su olivo,
los lectores de L A ILUSTRACIÓN IBÉRICA. De lo teatro. Ya es inadmisible lo de ese hijo natural cada espectador á su asiento.)
que tal vez no lo tengan, y por eso voy á dár- y lo de esas vengadoras sin pudor. Pero mire
selo, es de lo que en el vestíbulo del teatro V. que sobre esto, lo otro... pasa ya de casta- ENTREACTO TERCERO
(algunos lo nombran foyer) decían durante los ño oscuro.
entíeactos, mientras fumaban sendos cigarri- —No sea V. ñoño. Aquí no hay nadie que se —¡Magnífico!
llos, varios espectadores. Entre esos especta- asuste por esas cosas. —¡Grandioso!
dores habíalos de varias clases y condiciones: —Ya. Pero las niñas, los muchachos... —Eso es teatro.
la de crítica inductiva. Esto no obstante, no —Bah, b a h : déjese V. de niñerías. Ya se —Eso es un drama. No los que aquí nos dan
haré clasificación de sus juicios, y allá irán re- sabe que el teatro no es un templo, ni el esce- nuestros dramaturgos.
vueltas y confundidas opiniones de inteligentes nario el pulpito. Aquí se viene á ver la vida — ¡Y qué recurso tan ingenuo el del pica-
y de profanos, de periodistas y de banqueros, tal cual es: la verdad desnuda. El que no quie- pleitos, que se pasa al campo contrario!
de partidarios de otros corrales y de amigos ra verla que se esté en casa. —¡Y qué...!
de la casa. —Pero ¿no encuentra V. un poco raro que —Muy bien todo. Veremos en qué para eso.
ese capitán que tantos quebraderos de cabeza
, ANTES DEL PRÓLOGO tiene se entretenga en dar en su casa ^un bai- Á LA SALIDA 1
le á sus amigos y á las queridas de sus ami-
—¿ De quién es esto ? gos? —¡Qué final!
—El cartel dice que es de Dumas (hijo) y de —Hombre, á mí no me parece raro. Si yo —¡Qué escena la de Luisa Paranquet y su
Durantin. tuviera casa y tuviera amigos y además tuvie- hijo!
—A Dumas le conozco: es el autor de El ra dinero (aunque con esto último tendría lo —¡Qué...!
Conde de Montecristo y de El Judio Errante y otro), daría bailes de ésos. —Pero el público ha quedado algo frío.
Los Misterios de Londres. (Nuevos campanillazos, nuevas palmadas, —Porque el público no sabe ni mirar esas
—No, hombre, no: de Los Mosqueteros. nueva dispersión.) cosas tan grandes.
LA ILUSTRACIÓN IBÉRICA m
—Está acostumbrado á nuestras obrillas en tórico, religioso, paisaje, de costumbres, etcé- dros de historia que al presente certamen in-
un acto, con tanguitos y peteneras. tera, etc. ternacional se presentan. Los hay que ofrecen
—El público lo acepta todo, lo alegre y lo Ha sido el cuadro de historia, durante mu- primores estimables de ejecución, bellezas in-
triste, lo romántico y lo clásico, lo real y lo chos años, casi exclusiva expresión de exce- discutibles de factura, felices interpretaciones
ideal... sabe que para aceptarlo necesita que lencias y aciertos para nuestros artistas más de detalle ó efectos bien estudiados de con-
le conmuevan ó le diviertan, que le hagan reir eximios. Decaído el espíritu religioso, dedicá- junto; pero un pensamiento profundo que haga
ó le hagan llorar; y en esta ocasión los seño- banse los menos á meditar y componer asun- meditar, una idea poderosa y ardiente que
res Durantin y Dumas (ó viceversa) no han tos sagrados. La reproducción de la Naturale- arrebate al espíritu y le entusiasme, no se ha
acertado: esta es la verdad. za, en cualquiera otra de sus manifestaciones, logrado expresar en ninguno de los lienzos de
Y no hay para qué buscar motivos extrava- solía tenerse en poco en unos tiempos en que composición histórica.
gantes á la frialdad del público. Esa Luisa que las grandes luchas de la política y la evolu Cisneros, fundador del hospital santuario
se convierte en buena madre á los diez y siete ción filosófica estimulaba á la persecución de de la Caridad de Jllescas, de Alejandro Fe-
años de ser madre desnaturalizada, no es ver- levantados ideales. De tal manera llegó á ser rrant, es un cuadro que atrae por la brillantez
dad, ni en el mundo, ni en el teatro. Acaso el cuadro histórico, considerado como aspira- de su luz, la diafanidad de su ambiente y la
Dumas, cuya mano de maestro se echa de ver ción suprema entre nosotros, que con el nom- sabia y bien entendida disposición de sus tér-
en toda la obra, se encontró con un pie forza- bre genérico de pintor de historia se honraba minos. Es un paisaje hermosísimo de propor-
ciones inmensas. La proyección de la
estrecha calle del villorrio que se pro-
longa á lo lejos, dibujando entre cela-
jes la torre parroquial, que se funde
en la bruma, es de una verdad admi-
rable. El escenario es bello, y los ac-
tores que aparecen sobre él están
agrupados con gusto y ejecutados de
mano maestra; pero interesa poco la
acción. Sea que el asunto no es capi-
tal de por sí, sea que los personajes
carecen de personalidad, y sobre todo
de carácter de época, del gran con-
quistador de Oran, del enérgico re-
gente de Castilla, y de un siglo glorio-
so y turbulento, no hay en el cuadro
más que el sayo franciscano y la púr-
pura cardenalicia. En la cabeza de
Cisneros, el artista se ha ceñido á la
exactitud del retrato más auténtico:
por eso tiene más propiedad que vida
y expresión. En este cuadro la indu-
mentaria se ha descuidado con exce-
so. Suprimido el cardenal y los alabar-
deros, no se adivinaría en los demás
personajes la época.
La Notificación de la petición fiscal
de Mariana Pineda tiene poca nove-
dad de asunto, muy traído y llevado
otras veces, y es, además, pobre de
ejecución y descuidado de dibujo, so-
bre todo en las cabezas y extremos.
Su autor, D. José Ponce, ha sido más
feliz en algunos detalles accesorios.
LAS ESPIGADORAS (acuarela de Birket Forster) El triunfo de la Santa Crus, de
Marcelino Santa María, es un lienzo
que revela atrevimientos y energías
do para su desenlace; pie forzado que es, sin todo el que empleaba colores en tarea supe- que no se tienen sin grandes vuelos de imagi-
duda, de M. Durantin. rior al embadurnamiento de muebles y facha- nación y aspiraciones entusiastas. En este con-
Como Dumas no sentía esa escena, como él das. Tendencia fué que exageraron, como cepto merece aplauso su joven autor, que no
no la comprendía así, no supo hacerla, y, en siempre, las medianías, pues se llegó á mirar ha podido, sin embargo, triunfar de las difi-
efecto, no la hizo, ó la hizo mal, y le resulta con menosprecio injusto todo otro asunto por cultades enormes que parece haber desafiado
floja, fría y falsa. primorosamente que se tratara. adrede. Los desnudos de los africanos que
—Puede ser que tenga V, razón. Aplauso merece, sin embargo, el idealista guardan encadenados la entrada del campa-
—Pues basta de matemáticas. Buenas ro- entusiasmo que entonces coincidió en la pin- mento de Miramamolin en las Navas de Tolo-
ches. tura con el que también influía en las letras, sa, ofrecen aciertos de dibujo que faltan al ca-
A . SÁNCHEZ P É R E Z gloriosamente restauradas por el movimiento ballo del guerrero que valeroso atropella la
-SIR. romántico. Las frialdades académicas que ha- línea. El color desigual, es duro y poco jugoso
bía introducido la imitación servil del gusto á trechos.
BELLAS ARTES neo-clásico, en la pintura desaparecieron feliz- El derecho de asilo, de Francisco Amérigo,
mente, anunciando una tendencia nacional la es un cuadro de grandes proporciones que
EXPOSICIÓN INTERNACIONAL DE 1892 elección de asuntos en la historia patria, que ofrece trozos pintados con la maestría que
hubo de llevar como por la mano á los pinto- distinguió á su otro lienzo, laureado en 1887,
res al estudio de Velázquez y Goya, abando- Saqueo de Roma. La figura del reo que huye
nado por los amaneramientos ultrapirenaicos del verdugo y se ampara de los monjes es en
LA PINTURA HISTÓRICA Y LA PINTURA de David. Así, la restauración que en la segun- demasía gigantesca. La composición está bien
RELIGIOSA da mitad del siglo que corre se inició en nues- meditada y ofrece todo el carácter rudo de
Pasan de mil seiscientos los números que tra pintura volviendo á inspirarse en sus pro- las costumbres evales que representa. Aten-
registra el catálogo de la recién inaugurada pias fuentes y nacionales orígenes, la hizo el diendo á los grandes espacios del fondo, pudo
Exposición; cierto que hay que compartir tan cuadro de historia, que llegó á su florecimien- haber estudiado el paisaje algo más á con-
excesivo número entre los expositores con to máximo con Rosales, el primero que acer- ciencia.
temporáneos nacionales, la sección de Arte tadamente anuda el roto hilo de la buena tra- La Exposición del cadáver de D. Miguel de
Retrospectivo y los cuadros enviados por pin- dición, haciendo reaparecer en el arte pictó- Manara en la ciudad de Sevilla, lienzo origi-
tores extranjeros; pero así todo, resulta la rico el castizo y vigoroso carácter que le nal de José Arpa, señala más condiciones de
Exposición actual la más copiosa de cuantas hubieron de imprimir los grandes maestros colorista qac de dibujante. Debería, sin em-
en Madrid se han visto. ¿Es, además, la mejor del siglo XVII. bargo, cuidar más del conjunto, para evitar
ó cuando menos una de las mejores? Sería an Después, por causas, prolijo de enumerar, crudezas de color que algunos .suelen confun-
ticipar un juicio que más oportuna cabida ten- pero que son las mismas que llevan al arte dir con las entonaciones vigorosas y las va-
drá al ñnal de estos trabajos dar cumplida hacia corrientes más y más, naturalistas en lentías.
contestación á tal pregunta. Por ahora limité- todos los países, la pintura de historia ha de- La jornada de Pavía, por Andrés Parladé,
monos á examinar por grupos, pues análisis caído entre nosotros. En las últimas Exposi está mejor estudiada en los grupos accidenta-
más detallado no cabe dentro de las dimensio- ciones ya se vino observando este hecho, que les que en el principal. Carecen de expresión
nes que este semanario ilustrado permite, las en la actual se mira del todo comprobado. Po- la figura de Francisco I y las damas que le ro-
obras más salientes en los varios géneros his- cos de no muy señalada notoriedad son los cua- dean. La muía, derribada en el primer térmi-
TURISMUNDO PROCLAMADO REY DESPUÉS DE LA BATM DE LOS CAMPOS CATALÁUNICOS (cuadro de Ziek)
I
730 LA ILUSTRACIÓN IBÉRICA
no, está dibujada con esmero. La composición, tada y movida, y hay detalles pintados con es- de Colón, de Muñoz Degrain, ofrece el conjun-
para hallarse á luz abierta, tiene poca brillan- mero y primor. to de grandes facultades y lamentables erro-
tez, abusándose en general de los tonos viola Un cuadro de inmensas dimensiones presenta res que distinguen las composiciones de figura
ceos. Juan Luna Novicio. Su asunto: Violación de los de tan insigne como justamente reputado
Garnelo, el joven y laureado autor de La sepulcros de los reyes de Francia. Las turbas maestro. Los detalles de este cuadro superan
muerte de Lucano y el Duelo interrumpido, de harapientos patriotas invaden el templo de á lo principal.
presenta en la actual Exposición dos cuadros San Dionisio y se entregan con furor á la ta- Lorenzo Valles presenta una bellísima
de historia: Primeros homenajes á Colón, mo- rea de demoler sarcófagos y esparcir hacina- composición que titula: Representación dra-
tivo para desarrollar un hermoso paisaje tro- damente los restos que guardan. La composi- mática de la rendición de Granada. Pudieron
pical bañado en sol, y La madre de los Gracos. ción es original y demasiado atrevida. La acaso con más fundamento incluirse entre los
Sobresale en este último el desnudo de los manera de estar ejecutada corresponde tam- cuadros vulgarmente designados con el califi
dos muchachos, los paños de la matrona, el bién á su idea. La pintura se extiende en gran- cativo de género, pues no representa determi-
nada situación histórica; pero tan adecuada y
exacta resulta en él la pintura de época, que
no hemos vacilado en incluirle entre los de
historia. Las figuras dibujadas correctamen-
te se agrupan con gusto. El fondo que repre-
senta el escenario cortado por murallas alme-
nadas no se razona tan bien: debiera acusarse
mejor la artimaña de bambalinas y bastidores.
En la numerosísima Exposición Internacio-
nal presente, á éstos se reducen los cuadros
que representan á la pintura histórica. Por la
reseña, podrá venirse en conocimiento de
cuanto se halla decaída. En ninguna ocasión
podría estudiarse mejor la diferencia que va
de lo que hoy se pinta con este género á lo
que se pintaba no hace tantos años. Cerca de
los salones en que se exhiben los cuadros enu-
merados se halla el de Arte Retrospectivo, en
el que entre otros lienzos se admiran Carlos V
en Yuste, de Rosales, y La rendición de Gra-
nada, de Pradilla.
Pues la pintura religiosa no aparece tam-
poco en este certamen más lucida. Lo más
notable en el género es el San Francisco de
Asís, de José Benlliure. Como sentimiento
místico, nada hay que le aventaje. El cadáver
del bienaventurado yace tendido y cubierto
de flores. Su dibujo es correcto y su colo-
ración bien entendida. La profusa nimiedad
con que la lluvia de rosas está tratada no des-
dice del asunto. Es un cuadro más de capilla
que de museo.
El milagro de Santa Casilda, de José No-
gales, es un lienzo muy bien pintado que no
tiene otro misticismo que el que se desprende
de ese título y del nombre luminoso que cir-
cunda la cabeza de la hermosa santa sorpren-
dida por el rey moro su padre al llevar pan á
los cautivos cristianos. Es un lienzo acertado
en dibujo y color, muy brillante y simpático.
Flevit super illam, de Enrique Simonet, es
un cuadro que por su asunto parece inspirado
en el famoso Munkacsi, aunque por su con-
cepción y factura difiere notablemente del
maestro húngaro. Este lienzo ofrece una pá-
&i^ gina evangélica llena de poesía é idealismo.
Es la misteriosa hora del crepúsculo. Sobre
la cima de una montaña que domina á Jeru-
salén están Jesús y algunos de sus discípulos.
¡El divino maestro señala á la ciudad y profetiza
'la destrucción del templo. El paisaje melancó-
lico y brumoso aparece iluminado por la luz
del esplendente plenilunio que encuadra el
CAMPESINO ITALIANO (acuarela de C. Haag) horizonte, y de la estrella vespertina que co-
rresponde en el cénit á la cabeza del Mesías.
La composición está muy bien sentida, impre-
rico fondo pompeyano y los demás accesorios. des planos llenos de contrastes singularísimos sionando dulce y tiernamente. Las figuras di-
La madre tiene aspecto demasiadamente ju- de luz y entonación, producidos por los refle- bujadas con corrección y el paisaje muy bien
venil: hubiérale cuadrado mejor algo de la jos cárdenos y azulados de las vidrieras de entonado. Simonet, el autor de la Decapitación
severa majestad romana que, siquiera sea con- colores. Está interpretado el delirio de aquel de San Pablo, ha atinado en esta última obra
vencionalmente, atribuye la leyenda á las mu- pueblo, con vigor que raya en la licencia y con la nota más poética é idealista que presen-
jeres del Lacio. El lienzo es estimable por su originalidad que pudiera confundirse con la ta la actual Exposición.
entonación. extravagancia. Es un cuadro menos hecho que Una Santa Ana, de Alejandro Ferrant, pin-
En La venganza de Fulvia, Cebrián y Mez- sentido que pudiera pasar por un boceto ca- tada con mucho brío, facilidad y frescura, y
quita ha estado menos feliz que en sus cuadros prichoso de extraordinarias proporciones. una Santa Genoveva, de Alcázar, con hermoso
anteriores San Francisco y Ausias March, que La Comunión d los condenados d las fieras, fondo de campiña, merecen igualmente singu-
obtuvieron premios. La figura de Fulvia le ha de Tirado, es de buen empaque y casta de co lar mención entre las obras de asunto religioso.
resultado hinchada y caricaturesca, sin duda lor, aunque se observa algo de cansancio y De otras Vírgenes, Cristos y Sagrados Co-
por exceso de expresión, con los hombros le- monotonía en la pincelada que no ofrece con- razones que hay en el palacio del Hipódromo,
vantados, enarcadas las cejas y los ojos des- traste en la manera. Es decir, que su ejecu- si no más acertado, por lo menos es más cari-
mesuradamente abiertos. Mejor que la figura ción es menos grande que estudiada. tativo callar.
y los ropajes están tocados los mármoles y los María Estuardo, por Gabriel Maureta es un R. BLANCO ASEN JO
demás pormenores de la estancia. lienzo de impresión simpática, que si no acusa —'s**—
Trafalgar, de Eugenio Alvarez Dumont, es grandes vuelos determina delicadeza de gusto
un lienzo que representa la cubierta del San y distinción. La figura de la desventurada A VÍCTOR BALAGUER
Juan Nepomuceno en el instante de caer reina está muy sentida, como la del caballero
herido por una bala de cañón en la pierna el que lleva en sus manos la cruz. ¡Insigne trovador, vate profundo,
inmortal Churruca. La composición es acer- Isabel la Católica orando por la empresa cuyo espléndido genio soberano
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hace sentir al corazón humano: verdadero impresionista, en el sentido serio de la pala- mejillas en que puedan ser besadas,
salud á ti, salud, genio fecundo! bra, y autor que se distingue lo mismo que los demás por labios para besar.
El más torpe cantor de todo el mundo, su sincero amor á la realidad, por la calculada elección
del asunto y por su poético sentido de la Naturaleza, mos-
con su lira de ardiente americano, trándose por todos estos conceptos influido por el culto
hoy te corona con palmar cubano al gran W. Turner, verdadero creador de la acuarela Llorar te vi en la tumba de tu madre
y rayos de su Febo rubicundo. inglesa. lágrimas de dolor,
Tú eres de Cataluña inmensa gloria; y mi llanto, corriendo silencioso,
á Montserrat cantaste entusiasmado: BEL1.A.S ARTES al tuyo acompañó.
por eso mismo en catalana historia Desde entonces se unieron nuestras almas
TtJRISMUNDO PROCLAMADO REY DESPUÉS DE LA BATALLA
serás eternamente venerado. DE LOS CAMPOS CATALÁUNICOS
y nació nuestro amor,
Yo, mientras viva, vivirás honrado imas habla nacido entre cadáveres...
Cuadro de Tick y al instante murió!
en el pobre rincón de mi memoria.
La escena está representada con verdadera grandiosi-
FRA^'CISco DE I R A C H E T A Y M A S C O R T dad y comprensión del asunto. Todos saben lo que fué la FERNANDO M . TORNER
¿cómo molestarles lo que casi les servía de —I Agua! [Agua 1—se oye pedir con desfa-
ÚLTIMOS BESOS arrullo? Esperezándose y algo entontecidos, llecida voz.
ocupó cada uno el lugar que le correspondía, Unos segundos de silencio.
La profusión de luz artificial permitía ver disponiéndose á desempeñar su cargo del me- A la vacilante luz percíbese una joven en-
de lleno la magnificencia de un soberbio edifi- jor modo posible. Aparecían los primeros vis- ferma, un esqueleto humano, que lentamente
cio, destinado á que se ejerza en sus amplios lumbres del alba cuando se dio por terminada camina, dirigiendo sus pasos hacia la pobre
departamentos la misión santísima de la cari- la faena, en vista de que en unos enfermos ce- viajera que, próxima á sucumbir, ingresara en
dad. El silencio que se notaba en el exterior sara el peligro, de que otros eran ya cadáve- aquel hospital la pasada tarde, y se hallaba
de aquella mole de granito hacía creer que sus res y los más consiguieran alivio en sus pade- entonces sobre el duro pavimento.
moradores disfrutaban de entera calma; mas cimientos. Retínense las dos. La joven pretende conse-
no era así. En las primeras horas de la tarde Harto molestados, dirigióse cada cual á su guir el apagar la sed que devora á la anciana;
P A R T I D A D E C A Z A (acuarela de TayXer;
habían llevado al benéfico asilo una camilla, respectivo dormitorio, quedando nada más que mas, en el instante aquel, rueda la copa, óyen-
sirviendo de lecho á infeliz anciana y casi mo- los que hacían guardia en las salas, y éstos, se dos gritos de dolorosa sorpresa y amor in-
ribunda viajera. Esta, en unión de otros varios trascurridos breves instantes, dormían profun- descriptible.
enfermos, á quienes se les recrudecieran sus damente. — ¡Madre!
dolores, daba origen á un sordo ruido formado Reinó el sosiego. Tenue rumor percibíase —j Hija querida I
de lastimeros ayes, entrecortadas frases, ex- tan sólo. Y al rumor de dos besos se escaparon dos
presiones y acentos de mal reprimido enojo. Las salientes columnas proyectaban sombra; almas.
El enfermero, al ser dispertado bruscamente, la luz en las habitaciones veíase aquí convul- CARMEN BECEIRO DE PATO
maldecía su destino; el practicante renegaba sa, allá débil, más lejos agonizante; las ascuas <%5,
del cielo y de la tierra, prometiéndose abando- deun calentador chisporroteaban, lucían, amor
nar vendajes y lancetas, médicos y hospitales, tiguábanse, y de nuevo volvían á encenderse;
á causa de la pérdida de su mejor sueño, en el la hermana enfermera, que se aproxima ca- EN SUSA
que veía realizadas sus más grandes aspira- minando con sigilo y cerca ya del lecho del POR MME. J A N E DIEULAFOY
ciones. El discípulo de Hipócrates levantábase dolor, recórrelo con su vista de águila, des-
perezosamente del lecho, aun cuando fuera cansándola en el rostro del casi moribundo ser
llamado repetidas veces, i Hasta la hermana (CONTINUACIÓN) ^
que allí se encuentra, á la vez que, con el mo
de la caridad, destinada á endulzar la agonía, vimiento de sus labios, parece decir: —Toda- La lluvia me había proporcionado ocios.
siendo al lado del enfermo el ángel de la mi- vía no es hora.—El tictac, tictac del reloj, la Atravesé el Chur, hecho vadeable, y me
sericordia, mostraba en su rostro señales del mariposa de oscuras alas posada en la blanca dirigí hacía el santuario. Me acerqué. El país
disgusto que le producía el desvelo 1 [ Qué di- pared, el murciélago revoloteando sobre la estaba desierto: ni un rebaño en la llanura, ni
ferencia de noches 1 En la presente, trabajo mortecina lámpara, todo, todo reviste de un un aullido de perro.
excesivo, sobresalto continuado: en la pasada, vago misterio salas y corredores. La tumba, rodeada de pilas de tierra, hálla-
tranquilidad suma. Es verdad que en ella se En una de éstas sonó un golpe como de un se á la sombra de un inmenso konar. A guisa
oían golpes de tos más ó menos fuerte; pero cuerpo que cae al suelo. de frutos, el árbol sostiene esos aradillos que
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los nómadas pasean por la tierra después de Una diferencia, sin embargo, enteramente J2 de febrero.—Hé ahí en sustancia la res-
haber arrojado la simiente: las pilas están en honor de los nómadas: los templos cristia- puesta de Mozafferel Molk á la carta de Mar-
llenas de trigo ó de cebada. nos eran guardados de día, estaban cerrados celo: "Los objetos descubiertos en Susa deben
Obligados á seguir á sus rebaños, los ára- de noche: aqui son inútiles puertas y cerrojos. quedarse allí: tales son las órdenes de Tehe-
bes depositan sus provisiones de granos bajo El recuerdo de un hombre virtuoso y el res- rán; tal es el motivo de la prohibición hecha á
la égida de un santo, y confian á un árbol los peto que inspira su memoria bastan para los acemileros y á los nómadas de alquilar
instrumentos aratorios de la tribu, inútiles defender la fortuna del árabe contra los bri- bestias de carga á los cristianos."
después de la sementera. Muy parecida es esta gantes audaces, que no se prevalen como nos- Marcelo ha respondido á vuelta de correo:
costumbre á la que hacía de nuestras cátedra- otros de teorías ideales sobre la propiedad y "El gobierno francés es legítimo posesor de
es un inviolable depósito. el robo. la mitad de los objetos extraídos de los túmu-
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los. Pido el reparto inmediato, y haré perso- más persistentes, pacen, como nuestros carne- homenajes prematuros y arreglar, además, las
nalmente responsable al gobernador, si por ros, malvas ó cardos tiernos, y conservan la dificultades pendientes.
su culpa los trasportes no están acabados en esperanza de meterse aún en los talleres. Pasaron los días, sobrevinieron las lluvias,
el momento de la peregrinación." Yo, que palidecía á la idea de verse agotar y empezábamos á dudar del kan y de su pro-
El jefe de la misión advertía igualmente al el precioso filón de los Inmortales, casi estoy mesa, cuando una mañana llegan los ferrachs
Hakem que pronto enviaría por el Ahwaz sie por alegrarme de que se haya acabado. Jamás encargados de plantar las tiendas de Su Exce-
te cajas de piedras. hubiera podido arrancarme de la excavación, lencia.
Es desesperante pensar que los desvanes del y, sin embargo, se hacía imposible continuar Entretanto, las carretas se habían movido á
Chah va á llenarse de tesoros arqueológicos las excavaciones. petición del seide tcharvadar, deseosísimo de
únicos en el mundo. Ayer me dio una neural- Esta cruel alternativa nos es evitada. Bajo cobrar la segunda parte de los gastos de tras-
gia facial extrañamente dolorosa; hoy Marcelo los Inmortales han aparecido aún animales porte. El 28 de febrero se acabó, Dios sabe á
es presa de una fiebre violenta, consecuen- apocalípticos, inscripciones susianas, y des- costa de qué esfuerzos, de dar la vuelta al tú-
cia de su estado moral. Accesos palúdicos, do- pués greda, nada más que greda. mulo. El L° de marzo, el convoy recorrió 1 ki-
lores de cabeza, esplín horrible: tal es el Desde ahora el desmonte de la fortificación, lómetro; el 2 hizo una legua, bajo la única di-
balance de estos últimos días. el embalaje de los toros, la expedición de las rección de M. Houssay, promovido á carretero
15 de febrero.—Murcelo ha debido, grave cajas absorberán todos nuestros esfuerzos. bachy en reemplazo de M. Babín, afligido de
una tremenda fluxión.
Todas las mañanas abandonábamos el
campamento para ayudar á M. Houssay á
franquear las primeras etapas. Al regre-
so de una de esas carreras me vi rodeado
por los operarios.
Se ve en el horizonte al kan, escoltado
por el ordü.—¡Kanum, por nuestros ojos,
guardad esta harina y estos vestidos: en-
cerradlos en vuestra casa! i Están ahí la
escolta y los criados del hakim! | Van á
apoderarse de nuestra hacienda! Encar-
gaos también de nuestras mujeres: las de-
fenderéis. Si se quedan en el Gabr nos las
quitarán y nos pegarán. ¡Piedad! ¡Piedad!
La escena era desgarradora. Los peta-
tes fueron encerrados en el almacén; pero
me negué á hacer guardia alrededor de la
virtud de esas señoras, que, por otra par-
te, no curaban gran cosa de mi protección.
Marcelo envió á cumplimentar al kan
así que llegó y le hizo anunciar su visita.
La entrevista, fijada para puesta de sol,
fué bastante fría. Al día siguiente, á eso
de las siete, Mozaffer-el-Molk subía al
campamento, acompañado del subgober-
nador, del hakim bachy y del coronel del
futuro telégrafo, personajes muy impor-
tantes. He recibido á esos señores en la
casa. En seguida hemos conducido á nues-
tro huésped ante los cofres hechos de lis-
tones separados entre sí que encierran los
fragmentos del toro bicéfalo. Ha recorri-
do el palacio, contado diez veces tantas
piedras como nos podremos llevar, y se
ha detenido ante las doscientas cajas, ce-
rradas éstas, en que duermen el friso de
los arqueros y el de los leones. Marcelo
propuso hacerlas abrir; pero Mozaffer-
ORILLAS D E L KARU.V el-Molk rehusó y bajó al Gabr, después de
habernos dicho que almorzáramos.
Púsose el cubierto en las alturas de la
determinación, sacrificar el porvenir al pre- 22 de febrero.—Del 16 al 20, la lluvia no ha ciudadela.
sente. Mirza Taguy volvió sin que se le hubiese cesado de caer. El tiempo abonanzó el 21, y el El sol, convidado al banquete, había reves-
rogado mucho, plantó su tienda frente á la sol, ya ardiente, secó rápidamente el suelo: tido sus más ricos atavíos. Un concurso de tiro
casa y declaró que Mozaffer-elMolk le había tratábase de desatascar el furgón cargado con terminó la fiesta. Figuramos en ella armados
confiado el cargo de velar por los intereses tres cajas. Los mulos se encabritaron, hirieron de nuestras carabinas, en frente del kan,
de S. M. á los hombres, rompieron los arneses; cuaren- provisto de una espingarda de 2 metros de lar-
El remordimiento de haber puesto cara de ta obreros empujaron las ruedas, y la carreta go, i Es un polvorín ese dije de bolsillo! Por
perro á un amigo fiel atormentaba nuestros no recorrió ni siquiera diez metros. Las llan- más que está apoyado sobre un caballete, re-
corazones compasivos. Nunca es tarde para re- tas, demasiado delgadas, se hundían en profun- trocede de tal manera que derriba invariable-
parar las faltas. Taguy, desde ahora, á sueldo dos baches, como el arado en el surco. Quitó- mente de espaldas al tirador.
nuestro, tomará la dirección de los trasportes se una piedra, después dos, y así aligerado, el Recapitulando por la noche los incidentes
que no están reservados para el seide tchar- vehículo fué á caer en una de estas inevitables del día, hemos debido convenir en que el
vadar. El nuevo pensionado cobró ayer su tumbas abiertas cerca del cenotafio de Daniel. kan, muy amable, había dispensado una aco-
paga, y montado sobre un hermoso caballo con- Puede juzgarse de la emoción de los tcharva- gida de las más lisonjeras á los rábanos y le-
fiscado á un árabe partió para la ciudad, pro- dars. Las cabezas se acaloraban; Marcelo de- chugas de la hueste, pero que nuestros es-
metiendo traer camellos y mulos. La compra bió hacer acto de vigor y pegar violentamente fuerzos no habían adelantado mucho.
de Mirza Taguy; el alquiler de Seid Ali y de al hermano del seide tcharvadar. Nos fué dirigida una última invitación: el
sus catorce auxiliares; los salarios de los za- La verdadera partida fué aplazada para el gobernador iba á partir. Marcelo cogió el toro
pateros, herreros, carpinteros; la escuela de día siguiente. Hoy llueve á torrentes, el agua por los cuernos.
los mulos; la necesidad de reservar los fondos chorrea de los túmulos v anega los senderos —La misión, como ya sabéis. Excelencia,
indispensables para los trasportes, nos ha de- vecinos al pantano, donde podrán meterse las debe abandonar á Susa el 1.° de abril, ¿Cómo
jado tan mal de krans que ha sido preciso dis- carretas. Los carruajes de madera se portan haré honor á las promesas del gobierno fran-
minuir los gastos diarios y despedir cien obre- mejor que el furgón. Las ruedas, de quince cen- cés si no encuentro ni camellos ni mulos para
ros. tímetros de espesor, rechinan, bailan, pero alquilar?
Los sacrificados me dan piedad. Desde hace apoyan sobre el suelo sin hundirse. —No debéis llevaros nada sin haber antes
tres días vagan alrededor de las trincheras, y 4 de mar so.—Tal como el gato juega con el dividido equitativamente el producto de las
con lágrimas en los ojos piden se les dé ocu- ratón, tal Mozaffer-el-Molk prolongó nuestra excavaciones con S. M. Siento que hayáis ex-
pación. Se contentarían con el salario más agonía. ¡Demos gracias á Dios! No nos ha co- pedido ya tres cajas. Si no temiese perjudicar
módico. Hemos debido resistir á las súplicas i mido. á un santo varón de seide, haría detener vues-
de esos desgraciados que se han quedado sin ! En respuesta á las comunicaciones de Mar- tro convoy.
pan. La mayor parte han emprendido de nue- j celo, el kan había hablado de adelantarla pe- —¿Creéis que el rey pagaría millares de
vo el camino de su tribu. Diez de entre ellos. i regrinación, á fin de presentar á Daniel sus tomanes por el porte de piedras quebradas
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y os daría las gracias, además? ¿Qué hará ga avenida. Entramos graves, con mucho em- pausa, con la voz trémula por la humillación
vuestro amo de esa tierra colorida, rota, apel- paque. Veo pasar, corriendo, al hakim bachy sufrida.—Recuerdo que habéis venido conmi-
mazada? La echará delante de la puerta del del gobernador. —El kan está de caza,—nos go: debo, por lo menos, acompañaros para
palacio un día de mucho fango. dice; pero volverá esta noche. Instalaos en mis volver.
—Tengo orden de repartir hasta el último habitaciones. Al punto estoy con vosotros. —¡Idos!—replicó Graziana, trémula de des-
tiesto de alfarería, hasta un puñado de tierra. Sírvese el te, y diez minutos después entra dén.—Vale más encontrar un asesino y que
—Muy bien. Hay ahí cerca de doscientas muy satisfecho el Esculapio de palacio. me mate, que evitarlo acompañada de vos.
cincuenta cajas. Quedaos con la mitad y me TradDceiói de Pero ¿ao queréis marcharos?—gritó exaspera-
reintegraréis el precio del embalaje. rSe continuara) MARTA MALLIÉ da.—¿Deberé romper una de estas ramas y
—No lo entiendo así. Se abrirán vuestros hacerme un palo para echaros?
bultos y se harán dos lotes de los pedazos Ascanio no respondió ya. Veíalo todo de co-
amarillos, azules y verdes. Y después echare- AGUA DEL CONGO PARA EL TOCADOR lor de sangre, en la noche. Tuvo miedo de sí.
mos suertes. Refresca la cara y pone la piel Dio un aullido, ocultóse las manos en los
—Después de almorzar vos y yo procedere- más perfumada y fina que un clavel; cabellos para desahogar en algo su loco furor
mos á esa elección. Recuso á vuestra gente: y si nada & abandonarla os mueve y huyó desesperado hacia el castillo.
adquiriréis la blancura de la nieve.
sospecharíais de su fidelidad.
—"En seguida; sobre la marcha." Hé ahí un Víctor Vaissier, inventor del jabón del Conyo. XIX
singular vocabulario. [Repartirse doscientas
cajas después de almorzar! Vamos, quizá nos Pocos días después de su regreso á Roma,
podríamos entender. Soy hasta cierto punto de LA HERMOSA GRAZIANA la Sra. Elisa Montalenti recibía una visita
vuestra opinión. S. M. se verá muy embara- NOVELA POR inesperada: la del conde Celso Venafra. Ines-
zado con esos escombros. Por otra parte, ten- ANTÓN JULIO BARRILl perada, porque nunca había ido á casa Monta-
go motivos para creer que S. A . Imperial lenti; pero no extraña, ni fuera de las costum-
Zellé Sultán desea cierta distinción que el go- bres, porque si había conocido á Donna Elisa
(CONTINUACIÓN)
bierno francés tarda mucho en concederle. El en casa de los Amaducci, más íntimamente la
Chah Zade, como no ignoráis, es hombre ci- —¡Ahí ¿No?—repitió con voz estridente.— había conocido hacía poco en el castillo de San
vilizado, un fotógrafo distinguido, amigo de ¿Nunca? ¿Ni aun... con él? Fermín, y bien podía presentarse para dejar
los europeos. Prometedme que quedarán sa- — ¡Con éll—exclamó ella asombrada.— una tarjeta. Pero, además de su nombre, hacia
tisfechos los deseos del príncipe, y renuncio, ¿Quién es él? llegar á Donna Elisa el ruego de ser recibido
en nombre de mi amo, á un reparto difícil y —Venafra. ¿De quién otro puedo hablar? por urgentes motivos.
fastidioso. —¡Ascanio I—gritó ella aterrada. —Señora,—dijo á Donna Elisa después de
—No puedo aceptar semejante compromiso; —¡Ascanio! iAscanio!—repitió él con voz los acostumbrados cumplidos,—me ha escrito
pero haré conocer la noble conducta de Zellé sofocada por la ira.—¿Por qué no pronunciar V. hace diez días, rogándome que enviase
Sultán y no tratará con ingratos. otro nombre? ¡Aquí lo habéis proferido! ¡Celso! cierta carta al Sr. Ascanio Marini.
—Sois hombre de palabra, y todos están —¡Ascanio!—repuso ella, no pudiendocreer —Sí,—respondió Donna Elisa,—se lo roga-
contestes aquí en afirmarlo. Cuento con vos y lo que oía, pensando, en su tormento, esperan- ba también en nombre de la marquesa deMez-
voy á dar orden de romper las trabas que os do aún haber comprendido mal.—¿Qué es lo zaterra, á quien un criado había referido las
retienen. que decís? palabras cruzadas entre V. y el Sr. Marini,
Llenos de alegría componemos nuestros ros- —Es mi tormento,—respondió Ascanio, tré- antes que saliese V. del castillo. ¿No escribió
tros. Mozaffer ha caído en el garlito. Condu mulo de cólera.—Tengo el infierno dentro del V. dicha carta, como me anunció V. hace cin-
cen un magnífico caballo padre ante la tienda, alma. Aquí habéis venido con él. Negadlo, si co días?
mientras el kan saca de una maleta un enor- podéis. —La escribí, cediendo á las buenas razones
me brillante montado en una sortija. —¡Ascanio!—gritó ella aún, aterrorizada, que me exponía V. con tan buen sentido y tan-
—Este caballo os pertenece. Cuando os ha- recogiendo en aquel grito el extremo de sus ta gentileza. Pero no ha bastado. El Sr. Mari-
lléis de regreso en vuestro país, os recordará fuerzas.—¡Pero no!—repuso, con un hilo de ni volvió á Roma ayer noche ó esta mañana,
á un amigo fiel. Permitidme ofrecer este dia- voz, oprimiéndose convulsivamente el corazón no lo sé de cierto, y ha estado en casa furi-
mante á Madame. y disparándose con todo el vigor del alma ofen- bundo, alborotado, á mover un escándalo.
—Excelencia, si yo aceptase semejante pre- dida.—¡No! ¡Noruegos! ¡No lágrimas! ¡Señor Quería matarme y he tenido trabajos para de-
sente no podría cumplir la promesa que os he Marini: sois un villano! fenderme de aquella fiera. Acudió gente, sin
hecho. —¿Porque lo sé todo?—prorrumpió él, sin embargo, y le pudieron arrancar de allí. Pero
—¿Y esta sortija? ¿No es bonita acaso? ser dueño de sí. ahora quiere un duelo; lo quiere á toda costa.
—Prefiero los camellos y los mulos á todas —¡Sois un villano, os digo, un villano! ¡Ni —¿Y por qué?
las joyas del mundo,—he replicado riendo. una palabra más! ¡Idos! —¿Lo sé quizás? Dice que mi carta ofendía
—Tengo también cachemiras de Kirman. Ascanio estaba esclavizado, trastornado, el honor de una mujer. Dejo ahora que juzgue
Pero os contrario. No me queráis mal por eso: atontado por la violencia de su cólera. Vaciló, V. misma la ofensa que haya podido yo hacer;
las costumbres varían en cada país. estuvo por caerse bajo el latigazo de la injuria V., que me rogó escribiera aquella carta. Véa-
No hubiera sido indiscreto aceptar los rega- con que aquella mujer le cruzaba el rostro. la V. Me quedé con copia de ella por una pre-
los del kan. El brillante venía de Ispahan, el Intentó hallarse en su último destello de ra- caución razonable, cuya utilidad reconozco.
caballo acababa de ser requisicionado en casa zón. ¿Cómo había podido llegar á tanta auda- Donna Elisa quedó aturdida con aquel cú-
de Cheik Ali. Uno y otro podían ser asimila- cia, á tanta locura? Pero las palabras se ha mulo de noticias. Tomó el papel que 1e alar-
dos á esas tabaqueras regias ofrecidas en otro bían dicho y no se borraban ya. Enfin:¿no gaba Venafra y lo leyó sin entender á qué po-
tiempo á los negociadores de tratados delica- era aquella su sospecha, incubada en lo pro- día referirse Ascanio.
dos. Los hemos rehusado, primero porque es fundo del alma, que en vano quiso olvidar, en —Es una carta amistosa. Me parece que no
infinitamente molesto recibir con la mano de- vano sofocar? Y estaba allí el kiosco maldito, hay aquí nada para ofender á nadie. ¿Qué fra-
recha cuando no se tiene nada que devolver que le había descrito en una hora de loca con- ses le han persuadido de lo contrario?
con la mano izquierda, y también para con- fidencia Venafra. Sentía aún sus palabras, que —Estas,—respondió Venafra, indicándose-
servar nuestra libertad de acción y no vernos le amartillaban en el cerebro, claras, distin- las.—Ya ve V. qué extravagancia la suya. ¿No
atados por ningún lazo. El enemigo de ayer tas, precisas, como si el imprudente discursea- puedo recordar una amistad antigua y encon-
ha pasado á ser el amigo de hoy. ¿Se puede dor las profiriese en aquel instante: "Hay un trar en ella un motivo suficiente para desistir
saber lo que será mañana? kiosco; á la luz de la luna... se fué á dar un de pedir una reparación al marqués de Mezza-
S de tnarso.—Juan María había acompaña- paseo por el parque. Creí fuese el momento terra, que me ha ofendido? ¿Qué tienen que
do á M. Houssay hasta el Chur, el obstáculo oportuno para echarle mi sermón." "Amante ver en eso las mujeres? Que el Sr. Marini an-
de más cuenta que se presenta entre Susa y y apóstol," había notado Marini. "Pues, que- daba enamorado de la marquesa, no me cos-
Ahwaz. Helo ahí de vuelta. El vado ha sido rido mío,—replicaba Venafra.—¡Si del mal se tó gran trabajo comprenderlo; que sea celoso,
franqueado al cabo de tres días de terribles puede sacar el bien! Luego, que siempre he se puede admitir, tanto más en cuanto no tiene
esfuerzos. Tranquilo por esta parte, Marcelo visto que con las mujeres sólo predica bien un razón ni motivo alguno para estarlo. Pero no
ha querido devolver al gobernador una visita enamorado. Pero con ella es diferente. Os es- de mí, ¡perdincibacco!, no de su pasado, en que
cuyos resultados habían sido tan venturosos. cucha, y luego... y luego una risotada, tanto, no tengo nada que ver. La verdad es que está
No partimos sin alguna aprensión. Era la pri- que se escaparon espantados los pájaros, que loco, loco furioso: ¿no le parece á V.?
mera vez que dejábamos el campamento. se habían reunido para dormir en el olmo, ve- —Lo siento,—respondió Donna Elisa.—Sien-
Después de haber almorzado á orillas del cino al kiosco." ¡ Ah! ¡ El olmo! Allí estaba el to en lo más profundo del alma este furor del
Ab Dizful avanzamos solemnemente como olmo, y á sus gritos, en el silencio de la no- Sr. Marini. ¡Un joven tan serio, tan tranquilo,
conviene á personajes de hupa. Mirza Taguy, che, huía también ahora un enjambre de azo- tan gentil con todos! Parece imposible que se
Msaud, cuatro jinetes á las órdenes de Abbas, rados pájaros. ¡Como entonces, como entonces, haya dejado llevar así. Y ahora, señor conde,
hombre de confianza de Papi Khan, formaban al rumor de las carcajadas de la impenitente ¿qué cuenta V. hacer?
la escolta. marquesa! No, no había mentido Venafra, Y —No sé, -respondió Venafra.—He venido
mientras estaba loco de dolor, aquella mujer para que me aconseje V . Si V, consiguiese
Hé aquí las casas de la ciudad, hé aquí el estaba allí, erguida y soberbia, ante él, flage-
puerto sasánida y el castillo de Konch, donde calmarle, convencerle de su error, yo, que he
lándolo con candentes palabras. perdonado una vez, podría perdonar otra.
no había estado hace un año. Las tiendas,
plantadas delante del palacio, forman una lar- —Señora,—dijo después de un instante de Siempre se trata de lo mismo. (Se continuará)
736 LA ÍLUSTRACION IBüRlCA
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Obra ilustrada con magníficas cromolitografías y profusión de bellísimos grabados origi-
nales de reputados artistas españoles. Consta de cuatro tomos de regulares dimensiones, con-
tiene las hazañas de los héroes, la vida de los artistas y los sabios y los progresos de la civiliza-
ción de nuestro país, constituyendo u n a verdadera HISTORIA POPULAR DE ESPAÑA, inspira-
da en el más justo é imparcial criterio.—Se reparten cuadernos semanales de 2 y de 4 reales.
•C RESERVADOS LOS DERECHOS D E PROPIEDAD ARTÍSTICA Y LITERARIA -f INSÉRTESE Ó NO, NO SE DEVUELVE NINGÚN ORIGINAL S>-