Baile de Medio Eclipse

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Dedicatoria

"Los verdaderos amigos y el arte son la forma más genuina y amable


de mantener el alma viva"

Quiero dedicar cada una de las ilustraciones que acompañan este cuento a
la gente que me inspira, mis amigos. Gracias por creer en mí, y por
ayudarme a ganar la batalla más importante de mi vida, la que he tenido
conmigo misma durante los últimos meses. Cuando finalicé la última
ilustración supe que pese a todo lo malo, yo había ganado. El arte es todo
lo que necesitamos cuando las cosas parecen ir en sentido contrario. -
Jessie Ruiz.

He pensado mucho que vendría alguien a salvarme, de las injusticas de


la vida, escribiendo todo el tiempo, sobre mis lecciones y mis errores, ahí
fue cuando descubrí que la escritura y el arte eran mis salvadores, gracias
por permitirme ir a lugares increíbles, al alcance de mis manos, siempre
nos han dicho que los libros son ventanas a otros mundos, pero estoy
convencido que yo puedo crear mi propio mundo, gracias arte por darme
alas, para todos los que ven la luna y le cuentan sus problemas, porque
ella siempre da los mejores concejos. – Briams Gómez.

Para: Laird Koenig, Robert Fisher, C. S. Lewis, Taylor swift, Paulo Coelho,
Stephen Chbosky, J. K. Rowling, Chris pueyo y Dios.
Índice

Prologo

Capítulo 1: no todas las coronas brillan

Capítulo 2: reina solitaria.

Capítulo 3: una nueva luna se asoma.

Capítulo 4: La odisea de sagitario.

Capítulo 5: solo la voluntad decidirá su destino.

Capítulo 6: hijas de la luna.

La odisea de sagitario parte 2.

Epilogo

Personajes

Créditos
Prólogo

Hola, me parece justo saludarte antes de adentrarnos a esta


historia, debes entender una cosa, todo lo que te diga a
continuación, tiene que ser estrictamente confidencial.

Prométeme que no se lo contaras a nadie, o tu vida puede


peligrar, antes de sumergirnos de lleno, debes entender unos
conceptos básicos del universo, pero claro, el mundo está
plagado de reglas absurdas, así que debes olvidarte de todo lo
que conoces hasta ahora, porque todo es mentira, la gravedad ni
siquiera existe, si quieres volar solo debes creerlo con fuerza.

Déjame hablarte de los aspectos: son la representación física de


alguna entidad cósmica o planeta.
Las constelaciones: son formaciones estelares, que forman la
silueta de algún aspecto o zodiaco en el cosmos, que cuida la
preservación del mismo.
Y por último, las cosas que no conoces: se te mencionaran
cosas que escapan de nuestra comprensión, son meramente
provenientes del cosmos. Así como en el océano, el multiverso
está lleno de criaturas increíbles, desde hadas, hasta criaturas
horripilantes, que morirías solo de verlas. Es mejor mantenerse
alejadas de ellas, leí que por cada vez que ayudas a alguien,
ayudas al universo a equilibrar la balanza, entre ellas y nosotros,
así que no esperes mucho para ir a ayudar a alguien.
Pd: bailaremos mucho, así que busca la ropa más cómoda que
tengas.
A menudo se asombraba de las mentiras que
decían los adultos. Mentiras tontas, fáciles de
descubrir. ¿Es que no se acordaban de lo difícil que es
engañas a un niño? ¿Se habían olvidado los adultos de
que, en lo referente a mentiras, a los niños no se les
puede enseñar nada? – la niña de las tinieblas, Laird
Koenig.
Capítulo 1: no todas las coronas brillan.

Hay cierta melodía en el cosmos, que suena como canto de ballena, una
musiquita que inicio como un silbido a lo lejos, que se fue haciendo grande, una
vibración sonora retumbando las dimensiones, viajando a través del tiempo y el
espacio.

Un silbido que se transforma en canto y un canto que se transformó en baile,


una luz que se transforma en día y un brillo que se trasformó en noche, estrellas
que nacieron y otras que murieron, polvo de hadas, regándose en el cosmos
buscando su camino.

Estrellas que titilan en el universo, como focos que se prenden y se apagan,


porque ellas también bailan, se saludan, ríen, cantan y descansan, un sol que
brilla y se peina, su largo pelo que ilumina todo a su alrededor.

El sol también es una estrella, su reina, impoluta y firme, luz única entre tanta
inmensidad, energía pura sin filtros, ni restricciones, que respira, siente, vive y se
divierte, porque ella es regia pero alegre, la reina de las estrellas, la reina de las
reinas, clara y de frente, fuego que dice lo que piensa y lo que siente, nunca se
quedó en las sombras, porque ella nació para gobernar.

Imagina ser una estrella, ponte en su lugar, todo el peso que debe sentir, una
corona no está hecha de oro ni diamantes, está hecha de poder, porque eso es lo
que necesitas para llevar ese peso, y no cualquier peso, no es como decir “seré la
reina de la promoción” no, hablamos del tipo de poder que necesita contenerse,
para no explotar, el tipo de poder que puede arrasar todo a su paso, porque con
un mal día o un mal pensamiento puede quemarlo todo.

Ese día en particular estaba feliz por su compañera la tierra, no era el planeta
que tendría más cerca ni mucho menos, pero ella tenía algo particular, algo que
ponía de buen humor al sol, aquello que la hacía tan particular, planeta inmenso
pero no muy grande, ni muy pequeño, ni muy ordinario, ella la tierra, era muy
versátil, fue bendecida por el polvo de hadas, llenándola de vida, nunca sola,
nunca oscura, nunca quieta, inexperta y curiosa, algo mezquina algunos días,
como una niña traviesa y molesta, explorando y explorándose, si se sentía triste
lloraba y surgían océanos, si se sentía alegre reía y su risa se expandía con
enormes vientos cálidos y avasallantes.

Pero la tierra se sentía muy sola, pero no soledad de tristeza, tenía al sol, tenía
a la luna y la estrellas que la admiraban, porque era popular eso sí, pero en
verdad sentía que nació para sentirse sola, para luego no estarlo, no la
entenderíamos, es algo que solo ella sentirá, algo que solo una madre entendería,
porque ella quería ser poblada, ser amada y admirada… era ególatra. Tomo de su
polvo de hadas y soplo al mar, deseando dar a luz, hijos de sal y agua.

A los días ¿o fueron meses o segundos, tal vez años o siglos? No estoy
seguro. Salieron criaturas misteriosas, emergiendo del océano a la tierra, está la
había preparado con bosques, ríos, frutas, flores y un ambiente perfecto para
estas particulares y fantásticas criaturas, le parecía curioso lo semejante que eran,
dos piernas para andar, con aletas entre sus dedos para nadar, ojos grandes para
ver, con pupilas verticales, manos grandes y escamas recubriendo su cuerpo
anfibio.

El sol estaba maravillado con esto, la tierra de repente se había convertido en


reina, con habitantes dentro de ella misma, el sol pensó si sería posible que
tuviera mini estrellas en ella misma, pero se dio cuenta que esto era imposible, sin
embargo le causo gracia la idea, en la distancia giraba para bailar con su eterno
amor a la luna, que hoy se veía más brillante que nunca, más misteriosa, más
seductora, como un libro sin portada, blanco en absoluto ¿qué tendría adentro?

Perdón por no hablarte de la luna pero… es delicado, no puedes hablar de ella


tan a ligera, si se entera que mentí, me perseguiría todas las noches para no
dejarme dormir, así que espero tu comprensión.

¿Te acuerdas de todo lo que te dije del sol? Piensa lo que te dije sobre ser una
reina, pero sin poder acercarse a tu pueblo, gobernando desde lejos, cálida y
hermosa, pero muy sola, la reina solitaria… solitaria hasta que apareció la luna,
porque ella es misteriosa, siempre llegando por la espalda, una compañía
inesperada, ella no necesitaba toda esa luz para hacerse notar, porque ella no
quería hacerse notar, solo vio al sol tan solitaria que le dio mucha pena y se dio la
vuelta, porque deja y te explico: la luna tiene dos caras, y una está sumida en la
oscuridad.

Me hace pensar que también es difícil para ella, tener esa parte opaca y
misteriosa, como si fuera la muerte ¿Qué hay del otro lado? solo la luna lo sabe,
solo ella sabe realmente la dualidad de su presencia.

El silbido que te mencione antes, a veces toca el piano y a veces la guitarra, un


día cantos de ballenas y otros baladas silenciosas, a la luna le gusta bailar,
seductora, gélida y glamurosa.

Mira su cabello plateado en la inmensidad y sus ojos tan hermosos, ¿quién no


quisiera bailar con ella? El sol jamás se negaría ante tan enigmática presencia,
que le hizo compañía entre tanta soledad.
Hoy no puede dejar de bailar, porque hoy las estrellas corean una canción de
amor que susurro el espacio, es sol se hizo un vestido hermoso, tenía unos
hermosos detalles dorados y la luna vistió de plata su cuerpo, era poético, el sol y
la luna bailando, nada podía salir mal ese día, la tierra era madre y sus eternos
acompañantes la acortejaban en el espacio.

No puedo culpar a la tierra por lo que haría, porque no está mal sentir algo de
envidia, así que hizo que sus nuevos habitantes le hicieran una ofrenda al sol, y
sus habitantes despojados de bienes materiales, dibujaron un sol gigante, con
paja y flores, las más hermosas que encontraron.

El sol paro el baile en seco, y miles de estrellas, jadearon ante aquel acto, el
sol jamás había parado un baile con la luna, este le mostro con gran entusiasmo a
la dama de plata, lo que las criaturas de la tierra habían hecho para el ¿sean
honestos, también hubiesen sentido celos? Porque eso fue lo que sintió la luna.
Era su música, su momento su baile y su sol, aquel que hacia brillar su plateada y
hechizante presencia.

Con una sonrisa a penas visible la luna dijo estar muy cansada, así que se
despido del sol con un beso en la mejilla, ella lo sabía… no podía dejar que su
lado oscuro le ganara, en verdad no quería, meto las manos en el fuego por ella,
que en el fondo no quería hacer lo que estaba a punto de hacer, pero tú y yo
sabremos que lo hizo.

Algo bueno de ser dual, es que tienes ese lado donde nadie sabe lo que pasa o
pasara, así que con exactitud no puedo decirte lo que paso aquella vez, en el lado
oscuro de la luna… dicen las estrellas que vieron algo raro en sagitario, porque
ese día desapareció, pero ¿qué paso realmente?

Las estrellas que guardan y dibujan su constelación dicen que se fue, pero
nadie vio en donde estuvo todo ese tiempo. Cuando volvió, se veía feliz, llena de
vida. Mi madre siempre lo decía, que el que se ríe es porque de su picardía se
acuerda.

La tierra por su parte, le pregunto al sol si le gusto su regalo, y esta le dijo que
le encanto, pero que no había necesidad, que use toda esa energía y se concentre
en gobernar, no es solo ser madre, se trata de gobernar, ser reina. Si un rey no es
capaz de mantener su reino, entonces será el rey de las cenizas.

A veces es mejor no tener una corona, porque no todas las coronas brillan, tu
luz no brillara más fuerte por apagar la de al lado, y si la tierra quería gobernar,
debía escuchar con sabiduría, la sabiduría de millones de años manifestada en el
sol invictus.
Capítulo 2: reina solitaria.

Un nuevo día para empezar, la tierra como siempre bañada en luz solar y
alumbrada por la noche, energía fluyente como ying y yang. El tiempo de los
aspectos es diferente al de nosotros, no podemos saber cuánto tiempo paso,
¿Cuánto es un día para ellos? Pueden ser segundos, minutos, años o siglos, es
como cuando vas a la primera hora de clases, el tiempo pasa volando, pero
cuando haces sentadillas en educación física, va súper lento.

En esta ocasión la tierra se aburría, así que viajo lejos, le gustaba crear
castillos de arenas y bosques encantados, hacia pirámides gigantes en el medio
del desierto sin ningún fin, artista incomprendida pero floja y dispersa, le gusta
dibujar en el cielo nubes con formas extrañas. imagínatela, tomando un pincel y
dibujando, a veces un conejo y a veces una flor que se transforma en tormenta…
cuidado con que se le pasen las horas volando, porque nada la enfurece más, que
no terminar uno de sus retratos en el cielo, por eso crea tormentas, para
alumbrarse ante la basta oscuridad.

Mira desde tu ventana, ve hacia el cielo y dime que vez (tranquilo no se lo diré
a nadie) ¿acaso no es precioso? Si algo debo admitir de la tierra, es que todos sus
cielos son preciosos, inclusive el más oscuro y vacío, no hay lienzo que no sea
hermoso, porque solo el artista sabe la voluntad en su corazón, como sus hijos de
sal y agua… oh espera, creo que algo no anda bien con ellos ¿Qué habrá
pasado?

Escamas en el suelo, piel por pelo y sangre por deseo. Eso pasó, eso fue lo
que paso, cuando descuidas bestias a la intemperie no puedes pedir que se
controlen, las estrellas no dejan de hablar de lo que paso, pero la tierra ni se
enteraba, porque seguía pintando encerrada en su propia realidad, luego de un
rato se acordó de un detalle… sus hijos. Fue a verlos y aquello que vio, fue como
una escena renacentista, daba miedo, tanta ferocidad junta.

No se explica que paso con sus hermosas criaturas, ahora se devoraban unas
a otras. Con alas para volar, cuellos largos para mirar, cuernos para atacar y
filosos dientes para matar, ya no era su especie invertebrada con conocimiento,
porque se deshicieron de él, se sometieron a la locura y al placer, carne fresca
para comer o habilidades para defenderse.

Todas ante nuevas jerarquías, pirámides alimenticias de su propia carne,


titanes gigantes, tomando lo que quieran con fuego y diente, débiles pagando el
precio con sangre y muerte, que cosa tan fea.
La tierra convalecida por lo que había pasado, fue ante la reina solitaria a pedir
sus consejos, aprovechando la sabiduría del sol, fue hasta su reino de oro ardiente
– sol, tan bella y sabia me temo que he venido en una situación penosa, en busca
de tu sabiduría – dijo la tierra, que apenas se había recogido su cabello tan
desordenada como siempre.

¿En qué puedo ayudarte esta vez? he escuchado rumores de mis estrellas,
pero no he querido mirar por mi cuenta, he querido saber por tu propia voz si
aquello que se dice es verdad – dijo el sol con una voz que exclamaba decepción,
en cualquier tono que hubiese empleado.

La tierra se arrodillo ante el sol, sentado en su trono para confesar su error –


así es, es cierto… me lo advertiste, pero no imagine que fuera real, ni en mi peor
pesadilla. Mis hijos despreciaron el cuerpo que les di, hecho de conocimiento,
polvo de hadas y mi propia sal, es terrible – exclamo con agonía – ahora no sé
qué hacer con estas bestias que tengo, se volvieron hijos rebeldes y salvajes, sin
raciocinio alguno, más allá de su sed de hambre y lujuria – prosiguió la tierra
desde el suelo ardiente.

La reina solitaria le tendió la mano a la tierra, la invito a salir de su palacio para


contemplar a las estrellas – ¡mira! este es mi reino, un reino en el espacio,
estrellas que iluminan la inmensa oscuridad, que me ayudan a mantener la paz
ante los planetas, que giran alrededor de mí, planetas a los que no me puedo
acercar, o los destruiría en cenizas, solo con mi mirar, un pueblo al que no puedo
abrazar, y me preguntaras ¿Cómo hago para mantener un reino ante tanta
soledad? – El brillo en los ojos de la tierra era vivaz, producido ante tanta
admiración, pudiera decirse que es por el sol, pero no, son de admiración ante
tanta majestuosidad – eso te iba a preguntar ¿Cómo lo haces? – pregunto por fin
la tierra.

- Con poder. Ellas me conocen y saben que puedo quemarlo todo, así que me
respetan… ¿por qué no lo hago? No, no por su respeto, ni por piedad, ni
misericordia, lo hago por amor, estrellas que alumbran mi amada noche y que
estrellan el cielo que te rodea – confeso el sol ante la tierra.

- Mi consejo para ti, es que le demuestres de que estas hecha, un poco de


hostilidad y de castigo divino, enséñale que estas lista para gobernar, ojala fuera
como tú, sentir a mis hijos de esa manera. Pero tú fuiste bendecida de ese modo,
lucha por ello – finalizo el sol mientras despedía a la tierra.
Ante la sabiduría del sol la tierra lo tenía claro, pero quería consultar también
con la luna, dos grandes cabezas (en este caso planetas) piensan mejor que una.

La tierra con su cabello aún más despeinado y su vestimenta aún más


desaliñada, se dirigían hacia la luna, esta al ver como se acercaba, sintió que
ardía por dentro ante su llegada, la luna sabía que iría por ella “que se puede
esperar ante una mediocre desorganizada” pensó.

- Te has tardado mucho en venir, era obvio que no sabes qué hacer ante tan
negligente acto narciso ¿hijos de agua y sal? Que estupidez – la tierra no pudo ni
saludar ni presentarse ante tan desmotivadoras palabras de la luna – pero mírate
ese cabello, ven aquí niña déjame peinártelo bien – la luna se acercó y saco de su
tocador un hermoso peine hecho con diamante lunar, seguro nunca has oído
hablar de él, porque claro nunca has ido a la luna, pero en la luna lo que hace
especial su brillo son las partículas de diamante, que esparce sobre su tierra
blanca, por eso es tan hermosa, quien no se vería hermosa cubierta de diamantes.

Mientras la luna desenredaba el cabello de la tierra, esta se sintió protegida –


mi niña tienes que hacer algo para detenerlo, no puedes dejar que sigan haciendo
una masacre, ya todos están hablando de ello ¿te imaginas que las estrellas se
rebelaran contra el sol? - la luna peinaba tan delicadamente el sedoso y largo
pelo de la tierra, que parecía inclusive una conversación casual de un lunes por la
mañana – pues supongo que nos tendría a nosotras, ya no sería la reina solitaria –
respondió la tierra sin tomar muy enserio la pregunta.

La luna no podía creer tan inmadura respuesta ¿nos tendría a nosotras? Y


desde cuando somos un “nosotras” la luna luchaba para contener su
temperamento, pero volvía a hacerlo eco en su cabeza “nosotras”.

Con un peinado impecable la tierra pidió un consejo a la luna ¿Qué debía hacer
ante criaturas gigantes con un albedrio horripilante? Y la luna le respondió en su
tono más firme y decidido “quien te haga sentir mal no merece tus lágrimas” ve y
deshazte de ellos, no puedes hacerte cargo de ti, mucho menos de ellos, criaturas
salvajes, que se volvieron primates ante un mundo confeccionado a medias, tu
crece, tu prepárate, y cuando estés lista estoy segura que serás una reina
ejemplar.

La tierra quedo fría al solo imaginarse eso ¿exterminarlos? ¿No era como
mucho? Aunque en el fondo sabía que la luna tenía algo de razón. Terca como
ella ninguna, porque si algo tiene la tierra es que no se da vencida tan fácil. En las
palabras de la luna encontró coraje “quien no te ama no merece tus lágrimas” fue
más decidida que nunca, reprendería a sus habitantes con fuego para que a
través del dolor resurgieran en amor.
“escúchenme hijos míos de sal y agua, soy su madre, soy su reina

Y no dejare que sigan destruyéndose”

La tierra había llegado envuelta en firmeza, humo y truenos, de su boca


salieron tornados y rayos, de sus manos fuego y magma volcánica, extendiéndose
ante el suelo, de sus pies emergía un tsunami que ahogo a los rebeldes, que se
rehusaban a calmar su ira, pero olvido que el fuego con fuego solo genera más
fuego, la tierra se volvió hostil pero sus habitantes también, selvas sumidas en
llamas, las criaturas con alas perdiendo su destino antes los vientos adversos,
¿todavía habrá algo de alma y conocimiento en ellos, o la habrán perdido por
completo? Del espacio se escuchó una melodía que tocaba el violín y cada sonata
de sus cuerdas era el grito de cada bestia, que caía ante la ira de la tierra, todas
gritaban de rabia pero sin comprender que pasaba, ni una lagrima fue soltada
porque carecían de raciocinio y alma.

Vidas vacías de vida, titanes salvajes cayendo, como cual casa de naipes
sobre la mesa, un sol desde lo alto expectante y una luna que no dejaba de
pensar “decepcionante”

Caos, ira, dolor, festival de bestias cayendo ante la culpa de su propia decisión,
despojadas de alma y de entendimiento, con un subconsciente que quiere volver a
pensar, pero reducido hasta el punto de solo cazar, sobrevivir o escapar.

Un planeta tierra que se autodestruye, para castigar sin un resultado alguno


más que lamentar y gritar. Llorando por su propia culpa, culpa de no ser capaz,
culpa de no poderlo remediar, si bien ser distraída no es un delito, si lo es ser
incapaz, ser imparcial y de no dar mucho más.

Ante semejante espectáculo, las estrellas se apagaron esa noche, en


condolencia por cual castigo ejemplar, preguntándose si su solitaria reina sería
capaz de ser tan voraz, y una luna que se lamenta que la tierra no tuvo las agallas
de ponerle fin a su canibalismo andante, para iniciar un reinado de paz.

Aquella noche ese no sería el único hecho impactante en el cosmos “la


ferocidad de la tierra” así bautizaron aquel día, pero en la oscuridad y
específicamente en el lado oscuro de la luna, ocurría algo y claro que ocurría ¿no
te acuerdas que hace unas páginas había ocurrido algo entre ella y sagitario?
Creo que ahora estás listo para saber la verdad y la verdad es…
Capítulo 3: una nueva luna se asoma.

Sagitario, el noveno signo del zodiaco, con flechas tan afiladas que estoy seguro
que podrían romper nuestro corazón en dos, pero no tanto como su belleza, esa
belleza que envidias, el arquero y el noble corcel juntos, que aparece entre
noviembre y enero.

En el universo existen las estrellas y existen las constelaciones, que estas


parten de un grupo de estrellas que al unirse, como si fueran fragmentos de un
corazón múltiple, forman la silueta de una deidad con poder estelar, fuerza divida
del cosmos que nos guía y nos rige y nos orienta.

La luna siempre fue reservada, nunca tímida, solo fría y cautelosa, se negaba
ante la idea de servir en un sistema regido por el sol ¿Quién decidió eso? Siempre
rebelde, corazón solitario, que se rehúsa a seguir el orden de la naturaleza,
revelándose ante el infinito universo, cubierta de diamantes, como no evitar mirarla
tan imponente, deslumbrante y hechizante, ahí sagitario quedo flechada, pero esta
vez por el arco del amor, hipnotizada es poco de describir, para la admiración
inigualable hacia la luna.

Era un secreto a voces: ¿sabías que a sagitario le gusta la luna? – virgo

Me parece que sagitario sobrevalora a la luna – leo

Ósea, si es bien bonita la luna pero me parece que sagitario exagera – géminis

¿Sagitario? Antes me caía bien, pero ahora se obsesiono con la luna, igual
cada quien hace con su vida lo que quiera – Aries

Y a sagitario honestamente le importaba nada lo que opinaron las demás


constelaciones, porque a ella solo le importaba una sola cosa: saber qué opinaba
la luna sobre ella. Por su parte, la luna odiaba todo lo relacionado con el sistema
como se conocía, le parecía súper vanidoso la teoría de que todo giraba alrededor
del sol, pero la amaba como nadie ha amado a alguien en este mundo, si le
preguntaras sobre sagitario, no le daría más que conmoción al no serle
correspondida.

¿Recuerdas aquella noche? La noche en la que la luna dejo de bailar y en


celos se fue a su aposento, ahora estás listo para saber lo que paso esa vez.
Sagitario ha intentado por todos los medios llegar a la luna, con su arco y su
puntería perfecta, ataba cartas en la punta de sus flechas y se las disparaba a la
luna:

“belleza amenazante, lejana y titilante, reflejo que me enseña que tu vista, ciega
y quema, arco que me estira y la flecha que me guía, bosque sin salida, lejana
avenida, parece tu corazón tan difícil de llegar, porque puedo ver un mar profundo
de nadar, para que apareces, así tan de repente, has hecho que me tire de frente,
a una gravedad difícil e insurgente” – sagitario.

“bien honrada sagitario, admiro tus poemas y tu fascinante lírica, quisiera


encontrar palabras tan extraordinarias y escribir sobre lo mucho que valoro el
cosmos mismo, pero por favor, deberíamos encontrar una manera profesional
para tratarnos, encuentro inspirador la manera en la que defiendes nuestro
universos con tus flechas mortíferas y letales, antes los horrores de Eldritch y
criaturas devoradora de mundos. Con mucho respeto” – la luna.

Pese a la clara y directa manera de la luna ante la poética romántica de


sagitario, esta no paro, cada que podía flechaba sus cartas para la luna, esto
mientras no flechaba a alguna criatura, horror o bestia vagante por el mundo,
porque así como hay polvo de hadas, estrellas lejanas y amores que engañan,
existen también criaturas horrorosas provenientes del abismo mismo, pero no te
preocupes, porque ahora ya sabes que tenemos guerreros cósmicos luchando por
nosotros, nada que temer.

Aquel día rabiada en celos, la luna cito a sagitario a su hermosa morada, pero
con una condición: solo sería en el lado oscuro de ella, el único lugar en el mundo
donde solo ella sabe lo que ahí ocurre, deberían ver la cara de sagitario, ante tan
esperada invitación, era vivaz y explosiva, la sonrisa que tenía era cuando mucho
un poco maquiavélica, pero porque estaba sumamente enamorada.

Con sus alas fue volando hasta un mar de inmensa oscuridad, solo ella el
aspecto de la luna brillaba ante los misterios de su lado ocaso, sagitario decencia
de lo alto, como cual ángel fuera, ignorando la basta e inmensa oscuridad que le
rodeaba.

- Por fin has llegado, estoy ansiosa por ver que poemas nuevos tienes para mí
– dijo la luna.

- Pues desde tu última carta dude un poco de ello, estoy tan feliz de poder estar
contigo – sagitario antes de ir, había perfumado su cabello con olor a galaxia rosa,
una galaxia con un olor divino, y esta no dejaba de aireárselo al hablar, para
presumir su fragancia.

- Supongo que es el riesgo de las cartas, realmente no puedes ver la emoción


detrás de ella, te tengo un regalo para mi más dulce poeta, ten – la luna extendió
una pluma hecha de diamante lunar, con su nombre bordado, la cara de sagitario
fue estática, conteniendo por dentro sus ganas de abrazarla.

- ¡Oh! muchas gracias, lo atesorare por siempre, aunque mi vida dependa de


ello, no puedes haber alegrado más mi día – sagitario veía la pluma aunque
extasiada por el acontecimiento prosiguió – ¿cómo mi día? ¡No! Quise decir MI
VIDA – aunque sagitario lo intento no pudo evitarlo, se abalanzo sobre la luna y le
dio un fuerte abrazo ante tan briosa adulación.

- Oye tranquila no es para tanto, disculpa que te haya citado ante tan escasa
claridad, pero aquí es donde puedo ser yo misma, una yo más auténtica ¿si lo
entiendes no? – la luna acobijo a sagitario en un abrazo, mientras en las sombras
se proyectaban los pensamientos de la luna, una sagitario en una nube de humo,
bailando con la luna, se escarchaba en su cielo oscuro.

- Si, si te entiendo, y me alaga que quieras bailar conmigo, no sabía que se te


ocurrieran esos pensamientos, bien es sabido que tu pareja de baile siempre ha
sido el sol, radiante y justa, reina de mis estrellas – sagitario detono una mirada
nerviosa, era enamorada pero no tonta, tal vez los ojos de su amor se cegaron
ante la idea de que el amor de la luna despertó sobre ella – pero si quieres bailar
conmigo, pudiera ser aquí, ¿solo nosotras lo sabríamos no? – prosiguió sagitario
dejándose llevar ante tan casi irreal propuesta.

- Me temo que sí, es verdad, el sol es mi compañera de baile y probablemente


se ofendería muchísimo del solo hecho de que tú estés aquí, tratando de robarle
su dúo, ambas sabemos lo que pasaría si el sol se molestara mucho, pero creo –
la luna se aseguró de dejar una pausa, para observar los ojos esperanzadores de
sagitario, que alumbraban aquel umbral de oscuridad – pero creo, que pudiera
hacer una excepción, solo si pudieras hacerme un favor, por pequeño y tonto que
fuese – prosiguió la luna, mientras la miraba en unos ojos enternecedores.

- Cualquier cosa, solo dime ¿que pudiera hacer por ti? – Tomando de ambas
manos a la luna, sagitario estaba dispuesta a hacer cualquier cosa que le pidiera –
bueno siempre he querido saber que se siente disparar algo con tu arco ¿me lo
prestarías algún día? – la mirada de la luna era tan enternecedora, pero las
sombras a lo lejos dibujaban el apocalipsis, y antes de que sagitario pudiera si
quiera darse cuenta de ello, acepto, ignorando los poderes de su arco.
- Sus manos se tomaron y las miradas se cruzaron, una estrella susurraba a lo
lejos una armónica alegre, las sombras a su alrededor, la rodeaban, baile de
sombras, baile sentido, no dejaron de bailar por un largo tiempo, las sombras se
perfumaban ante la fragancia de la galaxia rosa que emanaba sagitario, el
diamante escarchado que soltaba al girar la luna se mezclaba entre las sombras y
el humo, creando un hermoso baile encantado, me pregunto si sabrían ambas lo
que estaba a punto de suceder, ante una estrella que se dormía cantando, el baile
estaba terminando.

Adiós luna, recordare este día como el más hermoso de mi vida – llenándose de
valor, sagitario le dio un beso en la mejilla a la luna – adiós sagitario, espero algún
día concederte otra pieza de baile, tal vez el sol no se ponga molesta después de
todo, me la he pasado genial – pese a las oscuras intenciones que guardaba la
luna, lo que dijo fue real, y aunque pensaba que sagitario era muy influenciable, en
verdad disfruto aquel baile de humo y diamantes.

La luna se dio la vuelta para retornar a su lado brillante, recobrando fuerzas,


extasiada como nunca, porque su plan iba saliendo a la perfección, una nueva
luna se asoma a lo lejos.

Sagitario antes de irse, luego de que la luna se marchara, saco de su traje, una
pequeña bolsita oscura, al abrirla esta extrajo dos piedras preciosas de color
morado, estas alumbraban ante la oscuridad, sagitario un poco nerviosa se armó
de valor y las enterró en el suelo oscuro. Para abrir sus alas y marcharse ante la
incertidumbre de lo que habría hecho.
Capítulo 4: La odisea de sagitario.

Sus alas revolotean el basto universo, unas risas macabras se escuchaban a lo


lejos y a lo cerca, sagitario no tiene miedo, fue entrenada para esto, alas de acero
puro le cubrían su espalda, arco con cuerda tan filosa que pudiera rajar a la mitad
hasta la más fiera de las bestias - ¿Quién está ahí? – pregunto sagitario. Mientras
a lo lejos y a lo cerca solo se escuchaba “Sagittarius, Schütze, Sagittaire,

Saighdoir, Sagittarius, Schütze, Sagittaire, Saighdeoir”


A pesar de que ella entendía el lenguaje de estas bestias, lenguaje sin nombre,
no sabía de dónde venían. – Si no os reveláis ahora mismo, juro que no tendré
piedad alguna cuando os encuentre – sacando una flecha de su aljaba,
demostraba autoridad ante las voces desconocidas, pero las respuestas fueron in
crechendo “Sagittarius, Schütze, Sagittaire, Saighdeoir, sagitario, sagitario
SAGITARIO”
Ante el susurro infernal las estrellas se apagaron, para así no tener pesadillas
de lo que verían, solo estaba sagitario ante el cosmos y sus horrores – mira hacia
abajo sagitario, aquí estamos – hablaron voces abismales en un mismo son,
finalizando con un risa irritante. – pero, ¿pero que son ustedes? – Al bajar su
mirada sagitario contemplo un par de duendes que no le llegaban ni a los talones
–soy Lucy y él es fer – dijo una de las vocecitas, vestida completa en dorado con
unos ojos traviesos, mientras fer vestía de plateado, con un cabello pelirrojo como
el mismo sol – ¿de dónde son o que son? Y espero una respuesta válida para no
atravesarlos con una flecha – los duendecillos, flotaron hasta la cara de sagitario
para responderle decentemente.

– no sabemos que somos exactamente, un día todo hizo ¡kawaboom! – dijo fer
– si y luego había un señor – si un señor muy grande y adorable – interrumpió fer
a Lucy – pero ponía muchas reglas, siempre decía “lucy no hagas eso, no te
sientes en mi silla, no le hagas bromas a los otros” – mientras lucy trataba de
explicar que paso, sagitario interrumpió – ¿los otros? – pregunto muy confundida.

– si otros ya sabes, seres parecidos a ti, con alas ya sabes – respondió lucy –
y un día se molestó mucho el señor grande y regañón, porque yo quería hacer una
fiesta, pero a él no le gustaban las fiestas y bueno me echo a mí, desde entonces
estoy vagando y escapando de el – prosiguió Lucy – y fer ¿por qué lo echaron a
el? – sagitario aun no entendía nada, pero quedo anonadada cuando menciono
que habían más seres alados, ella solo conocía a virgo – bueno, me sentía tan
sola y aburrida, que cogí la espada que traía conmigo, y me corte a la mitad para
no sentirme tan sola y de ahí salió fer – Lucy conto todo con una calma, que
ignoraba la cara de pánico de sagitario.

– Así es, de ahí vengo yo, pero algo nos perseguía y nos volvimos súper
pequeños – fer revelo el porque eran tan diminutos - así que ¿dónde queda este
sitio? - La pregunta de sagitario, más que para ser modesta, era para corroborar la
información

– créeme no quieres ir a ese lugar, es súper aburrido. El otro día hablando con
una estrella, nos dijo que estabas ligeramente enamorada de la luna y nosotros
somos fans de las historias de amor – respondió lucy evadiendo de cierta manera
su pregunta – si, somos muy fan de las historias de amor, y pues nosotros
podemos ayudarte a conquistar la luna, si nos hacer un pequeño favo-or – le dijo
fer, como cual comerciante habilidoso se aferrara a un cliente ligeramente
interesado – sí, solo queremos que nos ayudes a regresar a la normalidad- dijo
lucy.

– y ¿cómo pudiera yo ayudar con ello, y como sé que me ayudaran luego a


conquistar a la más hermosa del mundo, la luna? – Aunque desconfiada por la
historia poco creíble de este par de duendecillos irritables, tenía que intentar
conquistar de una vez por todas el corazón de la luna – bueno es muy sencillo,
nosotros en realidad estamos encogidos por voluntad propia, ¿ves aquella estrella
a la derecha, a dos millones de años luz? Pregunto lucy mientras señalaba la
dirección – si la veo ¿qué pasa con ella? – bueno eso no es una estrella, se llama
miguel, pero le decimos miguelon *risa irritante* bueno, queremos que elimines a
miguel de una flecha, y te daremos una pieza para que la luna caiga a tus pies –
fer respondió esta vez, mientras posaba en el hombro de la arquera valiente.

– bueno está bien, pero si me fallan le próxima flecha ira directa a sus cabezas
- Sagitario tomo una postura correcta, brazo derecho estirado, cogiendo el mango
del arco, rodilla derecha inclinada, ojo perfecto apuntando y calculando. Porque
eso sí, sagitario no falla ninguna de sus flechas, nunca. Sacando la flecha de su
aljaba con una precisión exacta, sagitario hace una cuenta regresiva hasta tres,
pensando si está bien lo que está a punto de hacer… 3, 2, 2,5, 2/4, 2… 1.
Sagitario ha disparado y una luz a dos millones de años luz se ha apagado.

Genial sabía que podíamos confiar en ti – lucy abrazo a fer, mientras bailaban
un ruido horroroso que sonó a lo lejos, cantado por una estrella afónica *risa
irritable* los dos duendecillos de repente desaparecieron a los ojos de sagitario, y
cuando estaba a punto de sentirse estafada, alguien la cogió por el hombro – bien
hecho sagitario, mi nombre completo es lucifer, ten, deja esto en el lado oscuro de
la luna, es roca bañada en polvo de hadas engañadas, si le das a luna la
bendición de la vida, esta caerá a tus pies – sagitario impactada, no podía evitar
pensar en la belleza de esta ser “lucifer” la criatura más bella que ha podido ver
después de la luna, lucifer le dejo la bolsa con las rocas a sagitario, para luego
desaparecer en la oscuridad, y luego de que lucy y fer cumplieran su palabra,
sagitario se sintió mal al solo herir superficialmente a miguel, sagitario nunca
mataría a nadie solo por suposiciones, ahora tendría que averiguar la otra cara de
la moneda, no sin antes, aceptar una invitación al lado oscuro de la luna, pero tú y
yo. ya sabemos lo que paso ahí.
Capítulo 5: solo la voluntad decidirá su destino.

La tierra era un caos, estaba sumida en bochorno y desgracia, criaturas gigantes


cayeron al suelo, estremeciendo todo a su paso, bestias ahogadas en su propia
agua, alas gigantes que ya no volaban, la tierra lo sabía y la verdad duele. Libre
albedrío… ¿sería aquello que permitió a sus hijos de agua y sal, cambiar su
morfología, a una tan atroz y bestial? Nunca lo sabremos, no puedes dejar nunca
una responsabilidad tan grande, sin un gramo de conciencia. Porque ellos
cambiaran su naturaleza, a una hostil y voraz, así es ella, la naturaleza. Frenesí al
azar que va y viene, transformando y cambiando sin cesar.

El sol expectante ante la tragedia de su protegida la tierra, le acobijaba con una


manta solar para arropar sus penas, aunque en su cabeza no dejaba de pensar en
la luna, ¿fue prudente no terminar aquel vals? Más que nunca la extrañaba,
desearía bailar con ella toda una vida, si bien es cierto que su admiración a la
tierra es real, no se compara al amor eterno que le juro en su corazón, a la mujer
de plata, luna vestida en diamante y oscuridad.

La tierra ha llorado un rio, un rio enorme, pálida y angustiada hubiese tomado


el consejo lunar, pero a veces está bien sentirse mal y llorar ¿Qué pasa cuando te
sientes mal contigo mismo? No puedes no llorar por ti, llora porque tu futuro fue
robado o porque tu pasado fue un caos, llora porque aquel plan que soñaste no se
logró, y llora, porque llorando se sana el alma y el corazón.

Lagrimas que llenaron un gran vacío, y un grito de dolor que sacudió el mundo
hasta agrietarlo un poco, la tierra estaba rabiosa consigo misma, es lo que pasa
cuando vives en una burbuja, cuando explota, la realidad te arrastra salvajemente,
hasta los confines de aquello que tanto te aterraba, para volverse realidad.

Y ¿la luna? Pues… algo pasaba dentro de ella y lo sabía, de su oscuridad


emergía algo similar a la vida, y en su cabeza no había palabras algunas para
describir sus sentimientos.

Pasar por todo y a la vez por nada, ahogándose en su propio vaso de agua, la
luna convergiendo siempre en su dualidad, sintiéndose traicionada por su amor
eterno el sol, extasiada por su encuentro con sagitario solo la volvió más decidida,
sus sentimientos hacia la tierra fueron sinceros, le dolió ver su dolor y escuchar su
grito en el universo le partió el corazón, pero en su cabeza su conciencia estaba
tranquila al saber que ella bien la aconsejo.
De la oscuridad de su cuerpo se escucharon susurros, que se transformaron en
quejas, y luego en palabras muy claras y audibles – hola, ¿hay alguien ahí? – ante
el silencio que siempre la rodeaba, una simple pregunta parecía un grito voraz,
incomodando su tranquilidad en la penumbra de su soledad.

¿Qué me está pasando? Se preguntó la luna, para luego modificar su pregunta


en un ¿Qué está pasando? Pero con una interrogante mucho más perturbadora.

No estaba en ella ir con gracia, hacia las voces que seguían preguntando por
ella, en búsqueda de una presencia, era como una escena fantasmal, voces en su
oscuridad, voces en su soledad, voces que despertaban su intranquilidad, su
asombro, y en parte, su lado más humilde y espectador.

La luna pregunto cruzando el velo entre la luz y la oscuridad – estoy yo, la luna
¿Quién se encuentra del otro lado? – en la espera de formar un dialogo cuando
mucho interesante, solo hubo silencio por un par de segundos.

– estamos mi hermana y yo – respondió a lo lejos una voz dulce como la miel


recién cosechada, la luna ordeno a sus sombras guiarla hasta ellas, para
encontrarse con dos niñas sumamente tiernas y extremadamente bellas como ella,
ojos particularmente amenazantes, piel pálida y congelante, cubiertas en tela
adiamantada – hola, pequeñas ¿Cómo han llegado aquí? – ambas niñas
maravilladas ante la luna, y su pregunta.

Lejos de quedarse muda le respondieron con total franqueza, porque si algo


tenían ambas, era energía pura emanante de verdad afilada – no lo sabemos,
pero tú debes ser nuestra madre ¿verdad? – respondió una de las niñas con el
cabello pálido.

Perpleja e impactada, a la luna le pareció imposible aquella posibilidad, no


había sido bendecida con polvo de hadas, y sus sombras solo espantaban – ¿por
qué creen que soy su madre? me parece remoto pensar si quiera como han
podido llegar hasta aquí – aunque en su cabeza intentaba atar cabos, todo era
sumamente improbable, habían muchas reglas en el cosmos que aún no estaban
escritas, pero la verdad era que nadie estaba preparado para algo así.

Las niñas tomadas ambas de la mano sin comprender la pregunta de la luna,


procedieron a acostarse en una cama, que ellas mismas hicieron de polvo y
sombra, y así como lo escuchas, las niñas tenían el poder de las sombras, poder
que solo podía dominar la luna, ella sorprendida por este hallazgo, hizo una cuna
en su cama y las llevo lo más cerca de la claridad para estar junto a ellas ¿serian
estas mis hijas? Pensó la luna un poco pavorida por tan agitador cambio en su
vida.
En el otro lado del mundo lo que empezó como una pregunta en la inquietante
cabeza del sol, se volvió martirio y luego culpa, luego tristeza, para finalizar en
llanto ¿fue prudente no terminar aquel vals? Se seguía preguntando y a la vez
torturando, el sol que siempre alumbraba el universo, esta vez brillo sin fuerzas y
sin ganas, era terriblemente trágico su estado de ánimo, rodeada en desgracia,
deseando bailar en reversa para retroceder el tiempo y dar un consejo más sabio
a la tierra o terminar aquel vals que no debió pausar.

Mientras el rio que había llorado la tierra, ayudo a sanar sus heridas, pudo
dejar de pensar en ella y ver realmente que el universo es más grande que sus
problemas y sus penas, su tristeza por su incompetencia fue real, así como lo es
el aire que respiramos, viendo a su alrededor noto la ausencia de la luna y la
tristeza del sol, entre su picardía y lo jovial que fueron sus acciones, la tierra
quería redimirse.

Fue nadando hasta el fondo de sus océanos, para suplicarle al universo que
por favor escuchara los deseos de su corazón, si bien la tragedia que ella misma
se buscó no tiene remedio, si lo tiene la luna y el sol, así que inclinada en el
inmenso océano, esperaba una respuesta, que estruendosa se hizo notar – tierra
no llores más, hay mejores posibilidades, o peores, pero eso no lo sabes, porque
el futuro es pragmático e impreciso, de ahí su belleza y su respeto – la voz que
respondió su plegaria venia de arriba, iluminante y resplandeciente, envuelto en
alas y en un halo de luz – ¿y tú quién eres? – Pregunto la tierra – no pido por mí,
pido por ellas, mis amigas – prosiguió la tierra ante el desconocido, que no le dio
ni tiempo de responder su pregunta.

– Veré que puedo hacer por ellas, pero si algo tengo claro, es que solo su
voluntad decidirá su destino – la voz del ser alado se escuchaba más lejos,
parecía irse gradualmente – no me respondiste tu nombre, ¿Qué pasa si el destino
es más fuerte que la voluntad? – la tierra un poco ahogada, fue nadando hasta la
superficie, para no dejar de escuchar a aquel sujeto, que mientras más clara era el
agua, más brillante era el también.

– Me llamo Gabriel, solo puedo decir que al único que conozco, que fue más
fuerte que el destino, pago con fuego su voluntad – Gabriel, con una herida en su
ala derecha se fue volando, con mucha dificultad, la tierra al verlo solo pudo
despedirse con un beso desde la orilla, soplando hacia el cielo para ayudarlo a
volar, aunque había notado como si otro sujeto estuviera con él, no diviso muy
bien aquella silueta.
El tiempo había pasado, pero paso como pasa una mariposa delante de tus
ojos, y como se pasa un año de aislamiento, el tiempo paso justo cuando tenía
que pasar, un año aquí, no es igual que cien años allá, porque el tiempo, al igual
que el amor no es cuantificable.

La luna había experimentado en su tiempo, una conexión increíble con aquellas


dos niñas, que fueron creciendo a una velocidad increíble, siempre desde las
sombras, aprendieron de todo, a la luna, que llamaban su madre, les enseño toda
su sabiduría, dándoles su poder y su trono, pero ambas sin nombre, sin darse a
conocer, sin ver el mundo, encerradas en la oscuridad por el respeto a su madre,
porque ellas al nacer de su tierra, diamante, sombra y polvo, pudieron entenderla y
conectarse directo a sus sentimientos y a su corazón.

La oscuridad que la sumía, poco a poco se fue curando, con sus dos “hijas”
porque aunque nunca las había llamado de esa manera, así se sentía para con
ellas.

Unos golpes rechinantes se escucharon en la oscuridad, filosos sables


chocando brutalmente, descargaban chispas por la fricción que se generaban la
una a la otra, - ¡ahh! - jadeo una de las duelistas, para embestir a la otra, espadas
hechas de diamante y plata lunar, la otra duelista avergonzada por fallar su
estocada, se levantó de la tierra y atravesó el cuello de la otra, en un veloz
movimiento cortante, decapito su cabeza, pero lejos de matar a alguien, solo se
escuchó una risa en el fondo.

Es que a una de las hermanas, le encanta transformarse todo el tiempo, y esta


no era más que una sombra, ahora sin cabeza en el suelo, en sus tiempos libres
ambas niñas practicaban el kenjutsu, entre otras artes en su reino encantado, pero
lo verdaderamente encantador ahí era su presencia.

Con un poco más de tiempo ya no eran tan niñas, se convirtieron en unas


jóvenes adultas, brillantes y letales, dejando su belleza a un lado, se sentían un
poco molestas con su madre, por tanto poder sin explotar, ambas sin nombre
alguno, podían sentir aquella herida en su madre, aquel deseo de hacer justicia
por el bien de su corazón astillado, y ellas como buenas hijas, ayudarían en todo
para sanar aquel corazón herido, aquella que las peino con diamantes, que las
entreno con sable y les enseño las maravillas que se pueden hacer desde la
oscuridad, en ellas también había una onda de luz salvaje, queriendo ser
descubierta.

Como lo prometió Gabriel, ayudaría a que el destino volviera a juntar a la luna y


el sol, con un ala que iba sanando en el cosmos y las estrellas, en busca de su
némesis que era un experto ocultista y engañoso como ninguno, Gabriel tomo un
arpa, hecha de oro y mana celestial, aquella energía que era tan ajena y tan
cercana al cosmos.

Las estrellas no cantaron esta vez, y la melodía que se extendió en el principio


del universo, se volvía a tocar, retumbando en el corazón de todos los planetas,
estrellas, galaxias y universos, todas las estrellas se pusieron su mejor vestido
para corear con fuerza, mientras los planetas buscaban a sus parejas para bailar
con ellas.

El sol sintió un aire esperanzador en cada nota que sonaba, sabía que era su
momento para reparar aquel error, y la luna sabía que el momento había llegado,
sanar esa herida que fue superficial en su momento, pero con una energía oscura
que le carcomió el corazón hasta llenarla de oscuridad, por un mal entendido
quizás.

La tierra viendo a través de sus ojos en perfecta heterochromia iridum,


entendió que el momento había llegado, y aunque ella estuviera hecha un caos,
no le importaba, de hecho dejaron de importarle muchas cosas, porque
aprendiendo la lección, o no… ¿Quién sabe? ella prefirió seguir creando, hasta
obtener la obra perfecta, ignorando inclusive aquella melodía que la vio nacer,
aquella que sonaba en el fondo de sus corazones.

Gabriel tocaba con vigor, acelerando el curso del tiempo, la luna y el sol se
acercaban unas a otras – esta vez hare las cosas bien – pensó el sol en voz alta,
con su radiante cabello y su mirada cálida, buscando con firmeza cruzarse con los
ojos de su acompañante la luna, está por su parte, iba firme y decidida, sin tardar
muchos ambas estaban cara a cara, eclipsando a la tierra, transformando el aura
del mundo.

El sol corrió con firmeza hasta la luna, y ella cuando la vio con tanta prisa
acercarse, decidió también acercarse hacia el sol, la sonata de Gabriel tocaba
más firme, audaz, rápida y tensa, cuando por fin estaban sus aspectos cara a
cara y piel con piel, el brillo del sol iluminaba por completo el rostro pálido de la
luna, y mientras su boca se acercaba para darle un beso de bienvenida, y así
calentarla antes de bailar, la pieza que sonaba al ritmo de sus agitados corazones,
un milímetro antes de cruzar sus labios, los ojos de la luna se tornaron oscuros
como la brea, el sol se dio cuenta que algo no andaba bien, una katana salió
detrás el vestido de la luna, estocando a su amada.
Capítulo 6: hijas de la luna.

Aquellos días antes del ataque de la luna, fueron increíbles para las hijas de la
ella, eran buenas en el arte de la espada, una era habilidosa con la pintura y la
otra con la escritura, ambas se complementaban, risueñas y mortíferas, desde la
oscuridad sentían unas ganas voraces de conocer todo el cosmos, nacidas de la
luna, criadas por ella, pero sin conocimiento alguno de su origen, observando
desde la oscuridad a la tierra y su lamento, al sol y su pena, a su madre y su
queja, eran copas de cristal, pudiendo sentir las vibraciones que le rodeaban,
naturaleza intelectual, ellas las jinetes de las sombras, princesas sin título,
poderosas y pacientes.

Su poder lunar las volvía únicas, pero sabían que tenían algo más, tenían a
menudo visiones de seres alados en rebelión, una de ellas podía convertirse en
criaturas nunca vistas, con alas, colas, escamas y ramas. Desde lo lejos
observaban a la tierra, con criaturas bestiales incapaz de ser domesticadas, sin
conciencia o reverencia alguna hacia la vida, sintió la queja de la tierra,
preguntándose si fue por el libre albedrio lo que los volvió así, pero no, no fue eso,
ellas tenían las respuestas. Fue el ambiente:

No puedes sanar en el mismo lugar en el que enfermaste, algo que parecía obvio
para ellas, para otros no tanto, críate con asesinos y serás uno, críate con músicos
y serás músico, críate con reyes y serás príncipe, ecuaciones simples pero con un
enorme riesgo de error, porque para ellas crecer en oscuridad, fue igual a querer
ser claridad, y lo conseguirían a cual costo, con fuego, si fuese necesario.

Mientras la luna ataco al sol, con su espada tan filosa como su mirada, lejos de
herirla, la armadura solar bloqueo perfectamente el ataque, dejándola un poco
adolorida, el sol reunión energía estelar y neutralizo a la luna, en una llamarada
abrasiva y mortal, haciéndola caer y arrojar su espada, sus ojos oscurecidos como
la brea, lloraron humo negro, para retomar su color normal – ¿por qué has hecho
esto? – el sol, sorprendida, en su postura más dominante, no podía creer lo que
había pasado, dio en su cabeza gracias por contener su ira, para no consumir todo
el mundo – es hora de que conozcas mi lado oscuro – la luna se levantó,
despojándose de la llamarada solar, en una fuerza nunca antes vista, con su tono
de voz oscuro y frio como si fuera un muerto viviente.
La luna se alzó hacia arriba, poseída en su determinación y sus ganas de
terminar aquello que se había propuesto, mostrando su lado salvaje, mientras su
cuerpo se alzaba con fuerza, en contra de los gritos del sol, que se ensordecían
con su mente agitada en el momento, cualquier palabra que viniese en ese
entonces, no sería más que un zumbido molesto a lo lejos, nada podía detenerla,
sus hijas en simultaneo clavaron sus katanas en el suelo oscuro, con un rápido
movimiento trazaron un circulo, para alzarse con un enorme trozo de materia
oscura. Como su madre, en el aire y con la mirada brillante y hechizante.

– es hora de equilibrar todas nuestras elegías hermana – grito una de las hijas
lunares – ¡el mundo entero sabrá quiénes somos! - exclamo la otra hermana, con
una fuerza tan grande, que se te estremecería la piel solo de escucharla, lo
volveré a escribir porque quiero que lo revivas “EL MUNDO SABRA QUIENES
SOMOS” no era un grito por ayudar a su madre, era un poderío, un grito de guerra
que las poseía, y más que nunca, cambiarían la historia.

Entre la sombras del lado oscuro, se divisó un arco recurvado, y no podía ser
otro más que el de sagitario, si algo a lo que no podían negarse las
constelaciones, eran a las promesas cósmicas, sagradas e inquebrantables,
sagitario ajena al asunto se encontraba en una misión secreta, súper importante
(te hablare de ella más adelante) noto su arco desaparecer de su alijaba, porque
ahora estaba pagando su promesa, las hijas de luna hicieron una flecha
adiamantada con materia oscura, del tamaño de un edificio, (el más grande del
mundo) y en un abrir y cerrar de ojos, la flecha salió disparada. La luna misma
contemplo como atravesó al sol, para que la flecha ardiera en fuego solar – NOOO
– grito la reina de fuego, la dama dorada, las estrellas no podían creer lo que
presenciaban.

La flecha, ahora ardiente en fuego solar, se dirigía con velocidad y sosiego a la


tierra, era ese su verdadero objetivo, las hijas de la luna estaban en la punta,
surfeando el espacio, acercándose al planeta que vieron sumida en miseria y
caos, y en un parpadear, ya se encontraba en su estratosfera. La tierra, no
entendía nada de lo que pasaba, en cuanto vio la flecha acercarse, cerca de las
nubes que había creado con tanta pasión, se escondió como pudo en el centro de
la tierra.

La explosión fue inminente, arraso con fuego, furia y ferocidad, el mundo que
se había agrietado en dolor, hace poco tiempo, ahora había explotado, las grietas
se separaron creando lo que conocemos hoy en día como continentes, se partió
tal como se parte un galleta al caer suelo, se partió como cuando te dan aquella
noticia en la sala de un hospital, se quebró, así como se le quebraba el corazón a
la luna y el sol al ver lo que ocurría.
La explosión fue incontenible, las criaturas que habían fueron consumidas,
calcinadas y extinguidas, como la cerilla de un fosforo al rozar con fuerza contra el
papel rugoso, se enciende y se consume, te invito a que prendas una cerilla (con
mucho cuidado por favor) para que veas con qué rapidez y con qué fuerza salvaje
fue consumida el mundo en aquel entonces.

(Aunque no lo escuchaste de mí, dicen por ahí que algunos hijos originales de
agua y sal, se escondieron en el centro junto con la madre tierra, dicen que son
seres cambia forma, que se codean en la elite de poder hoy en día)

El corazón del sol se encontraba dividido, por un lado no podía dejar de sentir
el dolor por el que atravesaba la luna, y la atrocidad genocida que atravesaba la
tierra, no justificaba en el los actos atroces de la luna, pero tampoco podía odiarla,
si “la ferocidad de la tierra” fue un día oscuro, a comparación a esta vez, era un
paseo en el jardín.

La luna, bajo de su posesión, la mitad clara de ella, se oscurecía lentamente,


sus diamantes brillantes se volvían humo, su presencia se marchitaba, el sol al
verla en ese estado, comprendió que solo el amor la salvaría, así que dejándose
absolutamente vulnerable y a merced del destino, fue a abrazar a la luna, ella
sintió que no merecía amor, después de lo que hizo sintió que solo recibiría odio y
desprecio a cambio, que no merecía ninguna piedad.

El amor del sol era más grande que toda la ira de la luna, y en un cálido abrazo
se sumieron todas sus penas y errores – perdóname – le suplico la luna, abrazada
a su misericordia – no debo perdonarte nada, pero hemos herido a alguien que no
lo merecía – dijo la hermosa sol, mientras una lagrima recorría su mejilla – tal vez
no sea muy tarde para arreglarlo – la luna recompuso su postura, y levantándose
con la mano del sol, una música que se había apagado ante la desgracia, volvió a
sonar, el eclipse estaba ya en la mitad, el sol y la luna si bailarían, un baile de
medio eclipse.

La corona del sol era suficiente para iluminar todo a su alrededor, pero el reflejo
de la luna resaltada por 1000 años su belleza inigualable, paso a paso, las
estrellas ante la tragedia cantaron más fuerte que nunca, todas juntas ayudarían a
sanar el mundo, verso a verso y prosa a prosa, la luna y el sol bailaban con amor,
el verdadero héroe de esta historia, los pasos fuertes y grandes de la luna la
acercaron a la tierra, y aunque su aspecto yacía escondida en sí misma, su
gravedad fue los suficientemente fuerte para elevar la marea, las aguas que
cubrían los océanos, se elevaron con poder lunar, el enorme rio que había llorado
la luna también se elevó, pese a las cenizas, el fuego y la destrucción.
Aquel baile de medio eclipse estaba recuperando parte del daño que se habían
hecho, las hijas de la luna aprovecharon la conexión con su madre, y con sus
espadas ayudaron a redirigir el agua para apagar las llamaradas que azotaban al
planeta, cada estocada emergió en tornados, que apagan aquellas llamas de amor
salvaje.

Ellas lo entendieron rápido, “el odio solo es la rebeldía del amor, cuando le
hieren” pero ellas no odiaban, ni amaban, solo se tenían la una a la otra, sin
embargo sintieron por primera vez, que estaban haciendo las cosas bien, pese a
que había algo en su naturaleza que evocaba en oscuridad, ellas nunca más
contribuirían a la destrucción del mundo, ni de nada, probaron el sabor del fuego y
la sangre para ser escuchadas y su sabor fue amargo, ahora trabajarían en ellas,
y por ellas, serian almas libres en la búsqueda de su origen.

El eclipse llegaba a su fin y con ello esta historia.

Bueno al menos esta parte, porque aún hay algo muy importante que no te he
contado, y en esta ocasión contaremos con la ayuda de la arquera más valiente de
todos los tiempos.
La odisea de sagitario parte 2:

¿Recuerdas que te conté sobre que sagitario estaba en una misión súper
importante? Luego de su encuentro con la luna, en la que dejo unas piedras de
hadas engañadas, se dedicó a buscar por todo el cosmos, a miguel, el ser alado,
pero no dio con él, los rastros que siguió la llevaron hasta la tierra, ahí se encontró
a un miguel herido, que salía del océano, sagitario sin hablar con él y sorprendida
por sus similitudes, lo tomo por el hombro, pero unos minutos después yacía
inconsciente, miguel estaba muy débil y herido, sagitario no podía sola con su
peso, pero con el soplido de la tierra, logro tomar impulso, necesitaba ayuda
urgente, así que le pidió el favor a la doncella virgo, para que le ayudara.

Virgo es muy callada la mayoría del tiempo, pero no puede resistirse a ayudar a
las personas que lo necesitan, y por supuesto que ayudo a sagitario, bajo mucha
confidencialidad, con las manos y las recetas mágicas de virgo, la doncella
regente de mercurio, con todos sus conocimientos sano al joven herido, en muy
poco tiempo, cabe resaltar.

Luego de que sagitario pagara su deuda con el universo, al salvar a aquel que
hirió, por fines egoístas, era hora de conocer la verdad (ellos hablaron de muchas
cosas, no puedo escribirlas todas, de hecho hablaron de cosas por las cuales me
cortarían la cabeza, si llegase a revelar alguna de ellas, a veces hay misterios, que
es mejor que sigan siendo misterios) entre todo lo que hablaron, puedo revelar
que le explico las fechorías de lucifer, el ángel más hermoso del mundo,
desterrado a vagar por el universo, buscando su propio reinado lejos de la ira de
dios (aquel señor regañón como lo describió) dijo que lucifer robo esas “rocas” de
algo llamado “Ignee fons animarum” que del latín significaría algo así como: fuente
de vida o fuente ardiente.

Aquellas rocas, fueron la clave para dar vida a las hijas de luna, nacidas mitad
ángel, mitad lunar, bajo el poder de lucifer, divididas entre luz y sombra, con un
destino que va más allá de su imaginación.

Gabriel se prepara para irse, debe tocar un vals, el que dio inicio al origen del
universo (aquel que ya sabemos) pero antes de ello, le pide un favor a sagitario, le
da dos semillas, similares a aquellas rocas que estaban bajo posesión de lucy y
fer, le pide que por favor las lleve a la tierra, para que luego que broten de ella, y
para que sanen aquel corazón que aprendió la lección, ahora le tocaba a la tierra
gobernar y esta vez lo haría desde el corazón.
Luego de los eventos que sacudieron al universo, sagitario se fue volando a
toda velocidad a la tierra, cuando vio a las hijas de la luna, en la cima de una
montaña, se presentó como una amiga de su madre, pero que esta vez debía
entregarle algo a la tierra – ¿cuál es su nombre? – pregunto sagitario a ambas
chicas, muy asombrada por el parentesco de las chicas con la luna – no tenemos
nombres, ¿crees que deberíamos tener algún nombre? – Pregunto una de ellas –
claro que sí, yo me llamo sagitario y soy arquera ¿qué nombres les gustaría? –
ambas chicas lo pensaron mucho pero por su conexión con su madre decidieron
llamarse “lilith” y “Ardat Lili” que significa “de la noche”

Sagitario busco con fervor a la tierra, con ayuda de lilith y ardat (aunque
prefería que la llamaran lil) pero su búsqueda fue en vano, se presume que la
tierra se escondió tan a lo profundo que se olvidó de salir, seguramente está
haciendo lo que más le gusta hacer que es crear y divertirse, lilith le pregunta a
sagitario como conoció a su madre, y si tenía algún conocimiento sobre su padre,
sagitario se vio obligada a decir la verdad, debía confesarse y redimir su error

– sí, provienen de algún lugar divino, yo fui quien las llevo al corazón de su
madre, sin su consentimiento, pensé que así podría quererme – con un par de
lágrimas en sus ojos sagitario prosiguió – pero me di cuenta que quien que te
quiera debe ser por ti, y no por obligación, me alegro que hayan crecido grandes y
hermosas como su madre, lilith y ardat lili – con un pañuelo que le ofreció lil
sagitario seco sus lágrimas, ambas jóvenes le dieron un abrazo, porque ahora
ellas sabían de donde vienen, y saben ya hacia donde van.

– Nos quedaremos en la tierra, puedes venir cuando quieras – dijo lilith – sí, es
un planeta muy diverso y no tenemos que escondernos nunca más – ambas
jóvenes, habían tomado la decisión, se quedarían en la tierra, para ayudar a sanar
sus heridas - ¡oh! – exclamo sagitario - En ese caso creo que pudieran hacer algo
por mí – saco unas semillas que guardaba en su alijaba – estas semillas me las
dio alguien, le debo un favor muy importante, me las envió para que poblaran este
mundo, pero por más que busque a la tierra, esta nunca apareció, me pregunto si
pudieran regalarlas y cuidarlas – un poco feliz porque sabía que ambas chicas
aceptarían, sagitario pensó que al fin algo bueno saldría de todo lo que había
ocurrido – claro que te ayudaremos – dijo lil, mientras examinaba las semillas –
vaya, esta se llama Eva – prosiguió lil – y esta se llama Adam, que peculiar –
acoto lilith.

– bueno chicas, les agradezco enormemente esto, debo ir a saldar una última
cuenta – con un beso y un abrazo sagitario se marchó, las hijas de la luna, fueron
al jardín más hermoso que encontraron, para sembrar ambas semillas, a la
expectativa que lo que sucedería.
Ella, luego de bailar el vals con la luna, fue cepillar aquel cabello que
alumbraba el espacio, su reino estaba en calma, aprendió y nos dejó como
enseñanza que del perdón y del amor nacen los milagros. En su reino de oro,
donde es única habitante, pero ahora jamás sola, nunca más seria la reina
solitaria, ahora estaría siempre en el corazón de la luna, inesperada recibió la
visita de sagitario

– ¡válgame! ¿qué haces aquí sagitario? ¿Algún problema con los horrores de
Eldritch? – pregunto el sol, ajena a toda su odisea con la luna – no reina eterna, he
venido a confesarte mi traición – luego de esas palabras tan fuertes, sagitario le
conto todo al sol, esta, su reina, bondadosa pero justa, le perdono y le dijo que
todos sus crimines quedaron absueltos, pero que a ella no era a la que tenía que
pedirle disculpas, así que como “reprenda” la envió directo a la luna, para que le
explíquese todo.

Con sus alas desplegadas, y su cabello con olor a galaxia rosa, sagitario se fue
sin pensarlo a la luna, era hora de redimir sus errores, al llegar vio a la luna. Tan
hermosa e icónica, que toda la seguridad con la que iba, se le fue al suelo, le
estaba tamboreando el corazón de lo fuerte que latía, no solo estaba de frente con
la más hermosa del universo, estaba de frente con aquella que ha estado
enamorada desde que la vio, a la que le faltó el respeto, dejando a sus hijas sin su
consentimiento.

La luna al ver que ya había pasado un par de minutos, desde que llego
sagitario y que esta no podía decir alguna palabra, empezó ella - ¿entonces fuiste
tú? La que dejo a ambas niñas aquí, digo – pregunto la luna, tan calmada que
amenazaba con que fuera solo postureo – ss, sí, he sido yo, amada luna - dijo
tartamudeando sagitario, mientras se ponía de rodillas – te suplico que me
perdones – ella estaba sumamente apenada, como cuando cometemos aquella
picardía, al cual quedamos expuesto – te perd –mientras la luna le respondía,
sagitario la interrumpió de repente – y antes de que prosigas, quiero decirte que
sea cual sea tu decisión, quiero decirte que he hablado con ellas y les he
explicado todo – tartamudeando tanto, que se escuchaba sumamente dulce,
sagitario puso fin a aquellas palabras, que le costaron tanto salir del nudo en su
garganta.

Sorprendida y alegre la luna le tendió la mano a sagitario, que aun yacía


arrodillada en el suelo – no tengo nada que perdonar, me has dado consuelo y
alegría en mi época más oscura, sin embargo mi corazón le pertenece al sol,
nacimos destinadas a estar juntas – las palabras de la luna reflejaron en sagitario
una mirada triste – pero sin embargo, me gustaría que bailaras con nosotras en el
próximo vals, el sol se está perdiendo de otra increíble bailarina, y ya me puedo
imaginar a las tres juntas – cuando la luna termino su oración unos ojos brillantes
en sagitario aparecieron, su tristeza se transformó en abrazos – gracias, gracias,
gracias – le respondió, mientras perfumaba el ambiente con su presencia.

El resto de la tarde, sagitario le compartió a la luna sus nuevos poemas,


describiéndose como era la arquera y la presa, flechada por una misma flecha, el
sol había sanado sus heridas, las hijas de la luna ahora tendrían un propósito
propio, y lo más importante, todas aprendieron que el único amor que se necesita
es el amor propio. Fin.
Epilogo
La tierra, estaba dormida, despertaba de vez en cuando, para esculpir bajo de la
tierra, este donde este, no puede dejar de crear, porque lo único que la salva es el
amor por el arte, ha pasado mucho desde que no sube a la superficie, de hecho,
creo que ni siquiera fue a protegerse, del impacto de la flecha lunar, solo decidió ir
a ver que había debajo de ella.

Cuando la flecha impacto y sacudió al mundo, la madre tierra se golpeó en la


cabeza y cayo inconsciente, cuando despertó, empezó a usar la arena que la
rodeaba para hacer obras, le asustaron lo realistas que eran, pero estaba
orgullosa de estar haciendo con pasión lo que tanto amaba, en uno de sus
sueños, vio a un ser hermoso, mirada azul como sus océanos, dijo que cuando
muriera, su siguiente reencarnación debía ser con ojos oceánicos como el de
aquel sujeto con el que soñó, un cabello rubio oscuro, y una sonrisa perfecta, ese
mismo día decidió esculpirlo, era la obra más bella que había esculpido, lo único
defectuoso que le hizo (tal cual como lo vio en el sueño) era en su espalda dos
cicatrices, como si le hubiesen arrancado dos partes de él, del resto era perfecto.

Esculpió sin parar todo ese día, ya le estaba dando los últimos detalles en las
cejas, era sumamente perfeccionista con ello, juró que la escultura le había
respirado, y sin darse cuenta la escultura cobro vida, esta le robo un beso.
Cualquier mujer en la actualidad seguro no lo hubiese pensado dos veces para
dejarse llevar por aquel beso robado, pero ella no estaba interesada en esas
cosas, sin pensarlo dos veces le abofeteo - ¡vaya! Sí que eres ruda – dijo aquel
sujeto mientras sobaba su mejilla – ¿y quién te crees tú para besarme sin mi
consentimiento? – Ella estaba muy enojada, nadie la había besado, para que
viniera alguien a hacerlo así como si nada. – disculpa bella dama, me llamo lucy,
otros me dicen fer, vi esos ojos tan particulares, que se me hizo irresistible no
poder besarla – dijo lucy, mientras se sacudía un poco de tierra del cabello – pues
ya veo, igual no me parece que andes besando a todo lo que se te parezca bonito
por ahí – cuando termino de expresar su enojo la tierra se puso roja como un
tomate – vale, vale, lo sien – lucy seguía procurando excusarse, pero cuando iba
a terminar de hablar la madre tierra le interrumpió – silencio, he sido muy
condescendiente, y aun sigues aquí excusándote – ella había aprendido la lección,
y sabía que debía ser implacable. Apunto su dedo hacia lucy y ¡PUM! Lo
transformo en serpiente.

Ella lo tenía muy claro, nadie jamás debe tocarte, decirte o insinuarte cosas sin tu
consentimiento, si alguien como lucy hace algo en lo que tú no estés de acuerdo,
por favor háblalo con alguien, no todos tenemos el poder de volver serpiente a las
personas.
Personajes

La tierra: creativa y con una facilidad enorme para meterse en problemas, muy
particular, le gusta hacer todo lo que sea arte, se distrae con facilidad, tiene
ambos ojos de diferente color, a este fenómeno se le conoce como: heterochromia
iridum, es muy inteligente pero muy irresponsable, seguro entrega los trabajos a
última hora.

El sol: muy imponente, su presencia irradia seguridad y respeto, ama el verano,


tiene muy buen autocontrol, sincera, trata de ser siempre políticamente correcta,
todxs la aman, tiene un cabello muy largo, piensa dos veces lo que dirá antes de
hablar.

La luna: reservada y callada, muy directa, algo acida, la más hermosa, tenacidad
para superar los problemas, tiene un lado oscuro, si la hacen enojar no hay quien
la frene, le gusta pasar días sola en las sombra, ama los gatos, su comida favorita
es La tarta de limón.

Sagitario: valiente y fuerte, enamoradiza, poeta, es una romántica empedernida, a


veces le gusta hablar como si estuviera en una película medieval, le gusta
conocer las dos caras de la moneda, hace deporte, no le tiene miedo a las
criaturas, algo ingenua y tímida, se aprovechan de ella.

Lucy y fer: bien antipático, le gusta usar las cosas a su favor, a todo le pone
sentido del humor, risa insoportable, casi tan lindo como la luna, fan del rock
alternativo, le gusta tomar cosas sin pedir permiso, se la pasa de fiesta en fiesta,
cree que todxs quieren con él.

Gabriel: la buena onda, da buenos consejos, le cae mal a lucy y fer, siempre paga
los platos rotos por otros, el mimado de dios, es músico, está en secreto
enamorado de sagitario, no le gusta billie eilish, no le gustan las indirectas.

Virgo: callada, casi no habla, es buena en lo que hace pero le cuesta confiar en los
demás, excelente guardando secretos, tiene el cabello rizado, no muy relevante
pero útil.
Créditos

Este libro fue escrito por Briams Gómez e ilustrado por jessie Ruiz.

Jessie Ruiz nació una noche de Halloween en 1995, Venezuela. Ama a los gatos, el ramen, y las
salidas con amigos, es una artista multifacética, tiene una página web donde periódicamente sube
su zine “bailando sin chanclas” que actualmente cuenta con dos volúmenes, en su misma web nos
muestra más de su arte, desde pinturas en óleo, ilustraciones digitales, hasta moldeados en arcilla.

Instagram: @milkandteahoney

Briams Gómez, nacido el septiembre 16 de 1997, en Venezuela, pese a que debería tener 23
años, este se rehúsa, afirmando que aún tiene 22, le encantan las canciones tristes en los días
felices, y cualquier comida agridulce. Es el autor de “la bestia que quería mis alas” y “el chico que
lloraba lágrimas de fuego” también le gusta ilustrar y pintar, suele subir sus trabajos en su
portafolio digital.

Instagram: @briams_gomez

© Briams Gómez, Jessie Ruiz 2020

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