El Hombre Como Ser Religioso

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EL HOMBRE COMO SER RELIGIOSO

1.1 La religión como manifestación de la naturaleza humana.

El hombre ha estado siempre a la búsqueda de lo misterioso, de lo trascendente. Los


etnólogos se han sorprendido al encontrar propuestas religiosas parecidas en diversos
lugares del planeta, a pesar de la diversidad de sociedades y culturas.

La teoría darwiniana o evolucionista de la religión, de igual modo que la subjetiva, afirma


que la religión realmente se da con el hombre mismo. En otras palabras, que la religión es
un proceso evolucionista de la misma cultura del ser humano, por lo que sus
manifestaciones y supuestos varían. De allí se pasa a un segundo término con aspectos
animistas. La fuerza impersonal se transforma en un espíritu personal.

Existen dos grupos de espíritus: el espíritu de naturaleza y el de los ancestrales, los


primeros habitan en los animales y los otros en los antepasados. Más adelante, surge el
politeísmo y después el henoteísmo, que es la adoración de varias deidades, pero con
distinta jerarquía. Sin embargo, las religiones se han desarrollado en forma inversa.

Por último, la postura del monoteísmo afirma que la religión se origina por revelación de
Dios. Es así como el monoteísmo se asume como la primera forma, y de ahí se ha desviado
en diferentes creencias. Las características básicas del monoteísmo son: un Dios personal,
un ser con conocimiento y poder, y que Dios ha creado el mundo.

Desde el punto de vista de la Antropología, el hombre se ha definido de manera clásica con


el término de “animal racional”, que se entiende como un ser capaz de pensar y de llevar a
cabo procesos biológicos no muy diversos.

Se cree que el ser humano tiene una relación directa con la divinidad, basada en su
racionalidad, es decir, el hombre tiene la capacidad de descubrir el designio de un ser
superior que se ha hecho presente.

Incluso los ateos también poseen la cualidad de la religiosidad, aun cuando se rehúsan a
creer en la existencia de un ser superior y de la vida después de la muerte. La diferencia
está en que los ateos se expresan de manera negativa. La religiosidad es un elemento más
que distingue la naturaleza del hombre y la de los animales.
1.2 Elementos básicos de la experiencia religiosa
Aunque cada culto sea distinto, en las religiones se pueden encontrar algunos ritos en
común o elementos que las hacen semejantes, de tal forma que algunos se consideran como
básicos en la experiencia religiosa.

 Signo: El signo es la expresión y materialización de los conceptos espirituales del


hombre. El hombre no sólo es espíritu sino también cuerpo, por lo que su
interioridad se ve plasmada en elementos externos que surgen del interior. Se puede
destinar en el culto un lugar especial como un altar simple, una casa o un templo. Se
usa para describir un elemento, fenómeno o acción material que, por
convención o naturaleza, sirve para representar o sustituir a otro. Un signo es
también aquello que da indicios o señales de una determinada cosa.

 Símbolos: La historia de las religiones nos describe la forma en que el ser humano
ha llegado al conocimiento de Dios por medio de signos, ésta es una manera sencilla
para relacionarlo con la vida terrenal. Un símbolo posee un significado entre un
significante y un denotado, en este caso entre Dios y el hombre. Sirve para
representar, de una manera, una idea que puede percibirse a partir de los
sentidos y que permite exteriorizar o reflejar un pensamiento o concepto a
partir de una convención (acuerdo) social que tiene carácter de autoridad.

 Sacro: Sagrado, que está consagrado o dedicado a una divinidad o a su culto o que
está relacionado con esta divinidad, con la religión o con sus misterios. "imágenes,
música, rito, etc."

 Profano: Es lo secular y ordinario. Significa lo corriente, lo común, lo usual. Lo


profano no es un orden de cosas ajeno a Dios, ni se identifica con lo pecaminoso,
sino que es una realidad orientada hacia Dios y que puede ser santa y santificada sin
que por ello desaparezca su diferenciación con lo sagrado. Lo profano es efímero,
puede dar como resultado desesperanza, fragilidad, insensatez, inestabilidad,
infidelidad, relatividad, decepción, finitud.

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