Comunicado Caacupe - CEP 2020
Comunicado Caacupe - CEP 2020
Comunicado Caacupe - CEP 2020
El milagro que motivó al indio José a tallar la imagen que veneramos, fue que
la Virgen protegió su vida, guardándolo de sus enemigos. Como Iglesia hemos
acompañado cercanamente el desarrollo de la pandemia y de sus muchas
consecuencias para nuestro pueblo. Así como le pedimos a la Virgen de Caacupé que
siga protegiendo a nuestra patria, también nosotros debemos asumir nuestra
responsabilidad de proteger la salud y la vida.
“La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma” (Hechos
4, 32). Este es el sentir de la Iglesia todos los años en la fiesta de la Virgencita de
Caacupé. Este debe ser también nuestro sentir en esta oportunidad, pero de una forma
diferente sin un evento masivo. Con un solo sentir, los Obispos del Paraguay,
invitamos a celebrar la solemnidad del 8 de diciembre, la Inmaculada Concepción de
María, todos unidos, pero cada uno en su parroquia, en su comunidad.
Cada año decimos, que todo Paraguay peregrina a Caacupé. Este año queremos
decir que todo Paraguay es Caacupé, que celebra a su Madre Celestial en todas las
catedrales, templos parroquiales, santuarios locales y capillas, con las disposiciones
diocesanas y las medidas sanitarias. Las Diócesis no organizan ni promueven
peregrinaciones físicas a Caacupé u otros lugares. De esta forma ayudamos a proteger
a muchos del riesgo de una aglomeración y fortalecemos la comunión de cada Iglesia
particular.
Los Obispos, así como hemos dispensado del precepto dominical en razón de
la situación sanitaria, en esta oportunidad, dispensamos del cumplimiento de las
promesas en forma presencial, física. Los fieles podrán cumplir sus promesas,
rezando espiritualmente unidos en el novenario y en el día propio. Podrán hacer esto,
asistiendo a la santa misa más cercana a su residencia, acompañando las
celebraciones litúrgicas a través de los medios, rezando en sus hogares ante la imagen
de la Virgencita. Ella, como buena Madre, comprende nuestras circunstancias y nos
visita, llevándonos en todas partes del Paraguay su ternura. Ella además nos invita, a
que movidos por la fe, practiquemos la caridad en la comunión, ayudando a que todos
tengamos “un solo corazón y una sola alma”, y asistiendo con solidaridad a los más
necesitados.
A todos los peregrinantes de todas las edades, a los que tienen el propósito de
venir a cumplir su promesa, especialmente a los mayores de edad y aquellos con
condiciones de salud, que los hacen más vulnerables, les pedimos encarecidamente
que permanezcan en sus hogares. Todo el año próximo, en forma individual y
evitando multitudes, cada uno podrá acercarse, si se dan las condiciones.
Pastorear las peregrinaciones en condiciones normales es difícil. En pandemia
es una tarea casi imposible. Por eso pedimos comprensión y colaboración, porque
necesitamos seguir cuidando la salud de todos los fieles y de las personas que
colaboran en la pastoral, la seguridad, la atención sanitaria. Nuestro personal de salud
está concentrado en los centros hospitalarios y en este año, no pueden acompañarnos.
Pedimos especialmente a los medios que nos apoyen en la transmisión de las
celebraciones y les agradecemos su apoyo de siempre.
Estoy convencido que todo esto servirá para avivar la fe de todos nosotros, en
tiempos duros que nos toca vivir, y que nuestras comunidades recibirán con un
corazón filial este pedido, que yo como Obispo expreso, convencido que es el deseo
de nuestra Madre, Tupãsy Caacupé, y de nuestro Señor Jesucristo, el Buen Pastor que
sigue caminando con su Iglesia, para conducirla a los mejores pastos, a las mejores
aguas, a la vida plena y sana.
Recemos juntos, estas estrofas de la oración del Viernes de Dolores de este año,
dirigida a la Madre de Dios, la Virgen Serrana: