Pateman Carole - Hacer Un Contrato - El Contrato Sexual PDF

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__J FILOSOFfA POLfTICA 5-x" Carole Pateman

PENSAMIENTO CRITICO/PENSAMIENTO UTOPICO


EL CONTRATO
87 SEXUAL

FLACSO . Biblioteca
Introduccion de

Maria-Xose Agra Romero

Traduccion de M. a Luisa Femenias,

revisada por Maria-Xose Agra Romero

La presente obra Ita sido editada


mediante ayuda del Instituto de la Mujer

~ ~~!RD~~~~R~
J.'\\ UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA UNlOAD IZTAPALAPA

l,

INTRODUCCION

EI contra to sexual I Carole Paternan : intmducci6n dc Marfa-Xose Agra


Romero; traduccion de M." Luisa Fernenfas, revisada pol' Marfa-Xose Agra
Romero. - Barcelona: Anthropos ; Mexico: Universidad Autonoma
Metropolitana - Iztnpalapa, 1995
XVI p. 3 I 9 p. ; 20 cm. - (Pcnsarniento Critico I Pensamiento Ut6pico ;
87. Scrie Filosoffn Politica)
Tit orig.: The Sexual contract, Cambridge: Polity Press; Oxford: Basil Blackwell
ISBN 84-7658-462-8
I, Contrato social- Critica feminista 2. Estado - Teortas - Critica feminist"
3, Mujeres - Condiciones sociales I. Agra Romero, M." Xose, into y rev. II. Fernenlas,
M." Luisa, trad. III. Universidad Autonorna Metropolitana - Iztapalapa (Mexico)
IV. Titulo V. Colcccion
321.0 I:396

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fLACso . Biblioteca
r:UT. ~~\)-t No pasa inadvertido que en la actualidacl buena parte del
debate teorico-polftico acadernico gira en torno a los limites y
;,lri l !Q 1 C.c.A · FLf\CSO concepciones del liberalismo. En este contexto de discusion
I .._ -----'_..,--- . ~ .."'. . "'. <..--.~-
,
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cobra especial interes la aportacion teorico-crftica Ierninista,
en la medida en que se plantea la necesiclad de la plena y
Titulo original: The Sexual Contract (Polity PI'CSS / Basil Blackwell, efectiva incorporacion de las mujeres al espacio publico-pollti­
Cambridge/Oxford, 1988) co de la ciudadanfa y de la democracia. Ahora bien, segun el
diagn6stico de las causas 0 razones de la no inclusion de las
Primera edici6n en Editorial Anthropos: 1995
mujeres 0 de su exclusion del ambito publico, la teoria liberal
© Carole Pateman, 1988
aparecera como un aliado teorico y practice 0, por el contra­
© Editorial Anthropos, 1995
rio, como el oponente principal. Dicho de otro modo, la teoria
Edita: Editorial Anthropos, S. Coop. Ltda,
ferninista somete a revision los conceptos centrales de las If­
Via Augusta, 64. 08006 Barcelona
En coedici6n con la Univcrsidad Aut6noma Metropolitana, neas principales de la filosoffa social y polftica, entre las que
Iztapalapa, Mexico
destaca el liberalismo. La cuesti6n es si feminismo y liberalis­
ISBN; 84-7658-462-8
mo son compatibles. La respuesta clependera, en gran parte,
Dep6sito legal: B. 2.042-1995
de la compresi6n de la especificiclad de la perspectiva Ieminis­
Fotocomposici6n: Seted, S.C.L. Sant Cugat del Valles

ta y del balance final de In revision de las tesis y conceptos


Impresi6n: Edim, S.C.C.L. Badajoz, 147. Barcelona

basicos de la teorfa liberal. Este libra de Carole Pateman que


Imprcso en Espana - Printed in Spain aparece ahora en versi6n castellana representa, justamente, un
magnifico ejernplo de la contcstaci6n teorica que desde la crf­
Todos los dercchos reservados. Esta publicacion no pucde scr rcproducidn. ni en todo ni
en parte. ni rcgistrada en, 0 rransrninda POl', un sistema de rccupcracion de informacion. en tica Ierninista se dirigc a la teorla liberal. Nos encontramos
ningunn Iorrna ni pol' ningun media, sea rnccanico, [otoquimico, electronico, magnetico, ante una aproximacion a los problemas de la ciudadania y la
clectrooptico, por forocopia, 0 cualquier otro, sin eI perruiso previo por escrito de la editorial.

VII
fui durante 1986-1987 como miernbro de la School of Social
Science en el Institute for Advanced Studies en Princeton. En
1
el Instituto tuve un entorno intelectual rnuy diferente pero ex­ ~
cepcionalmente tranquilo a la vez que estimulante. Se escribio HACER UN CONTRATO
la totalidad del presente texto con la ayuda privada del Institu­
te for Advanced Studies, COil la excepcion del capitulo final
que fue completado COil la colaboracion publica de la Univer­
siclad de Sydney.
Estoy especial mente agradecida a Joan Scott por leer y co­
mental' los capitulos 1 a 4, a Itsie Hull pOl' sus detallados co­
mentarios al capitulo 5 y a ambas junto con Giovannn Procac­
ci por nuestras discusiones sobre mi trabajo a la hora del al­
muerzo, Debo dade las gracias tarnbien a Sandy Levison por
su ayuda en cuestiones legales. Debo un agradecimiento dife­
rente a Marfa Vigilante por eximirme de realizar muchas de
las tareas tediosas asociadas a la elaboracion de un libro y por
su entusiasmo critico, y a Peg Clarke y a Lucille Allsen sin
quienes, en este caso, el libro nunca hubiera podido ser escri­
to. Sus habilidades, actos de supererogaci6n y entusiasmo ante Contar historias de todo tipo es el mejor modo que los se­
confusas, manuscritas 0 mal mecanografiadas paginas me res­ res humanos han tenido para entenderse y para entender su
cataron a 1111 y al libro de las heridas de un estilo recurrente y mundo social. La historia polftica mas Iarnosa e influyente de
repetitive. Mi esposo transfirio el capitulo 8 y este prefacio al los tiempos modernos se encuentra en los escritos de los teori­
ordenador y, una vez mas, respaldo mi trabajo academico cos del contrato social. La historia 0 la historia conjeturada,
siendo un crftico agudo. Me gustarfa iambien dar las gracias a cuenta como se creo una nueva sociedad civil y una nueva
David Held pOl' su aliento y su ejernplar eficiencia editorial. forma de derecho politico a partir de un contrato original. En­
contrarnos una explicacion de la relacion de la autoridad del
Estado y de la ley civil, y de la legitimidad del gobierno civil
moderno, al tratar nuestra sociedad como si hu biera ten ido
origen en un contrato. El interes en la idea de un contrato
originario y en la teorfa del contrato en general, teoria que
afirma que las relaciones sociales libres t ienen una forma con­
tractual, es probablemente mayor ahora que en ningun ot ro
tiempo descle los siglos xvn y XVIII cuando los escriiores clasi­
cos relataron sus historias. Pero hoy, se cuenta de modo inva­
riable, solarnente la mitad de Ia historia. Mucho se oye acerca
del contrato social, pero se mantiene u n silencio profundo
acerca del contrato sexual.
EJ-E0ntrato originario es un pacta sexual-social, pero la his­
toria del contrato sexual ha sido reprimida. Las versiones
l~suales de la teorfa del contrato social no discuten ln historia

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cornpleta y los te6ricos conternporaneos del contrato no hacen
libertad y la dorninacion, La libertad de los varones y la suje­
indicacion alguna de que desaparece la mitad del acuerdo. La
cion de las mujeres se crea a traves del contrato original, y el
historia del contrato sexual es tambien una historia de la gene­
caracter de la libertad civil no se puecle en tender sin la mitad
sis del derecho politico y explica por que es legftimo el ejerci­
despreciada de la historia la cual revela c6mo el derecho pa­
do'-dd'derecho -pero esta historia es una historia sobre el
triarcal de los hombres sobre las mujeres se establece a partir
derecho politico como derecho patriarcal 0 derecho sexual, el
del contrato. La libertad civil no es universal. La libertad civil
poder que los varones ejercen sobre las mujeres. La desapare­
es un atributo masculino y depende del derecho patriarcal.
cida mitad de la historia sefiala c6mo se establece una forma
Los hijos destronan al padre, no s610 para ganar su libertad
especificarnente moderna de patriarcado. La nueva sociedad
sino para asegurarse las mujeres para ellos mismos. Su exito
civil creada a traves de un contrato originario es un orden
en esta empresa se relata. en la historia del contrato sexual. El
social patriarcal. pacto originario es tanto un pacto sexual como un contrato
Convencionalmente se presenta a la teoria del contrato so­
social, es sexual en el senticlo de que es patriarcal -es decir, el
cial como una historia sobre la libertad. Una interpretacion del
contrato establece el derecho politico de los varones sobre las
contrato originario dice que los habitantes del estado de natu­
mujeres- y tam bien es sexual en el senticlo de que establece
raleza cambian las inseguridades de la libertad natural por un orden de acceso cle los varones al cuerpo cle las mujeres, EI
una libertad civil, igual; que es protegida por el Estado. En la contrato original crea 10 que denominare, siguienclo a Adrien­
sociedad civil la libertad es universal; todos los adultos disfru­ ne Rich, «la ley del derecho sexual masculine». \ El contrato :
tan de la misma situacion civil y pueden ejercer su libertad, esta lejos de oponerse al patriarcado: el contrato es el medio a }
digamos, al replicar el contrato originario cuando, por ejem­ traves del cual el patriarcaclo moderno se c o n s t i t u y e . '
plo, hacen un contrato de empleo 0 un contrato matrimonial. Una razon por la que los te6ricos polfticos rara vez se dan
. Otra interpretacion, que tiene en consideraci6n historias conje­ cuenta de que Ialta la mitad de la historia clel contrato origi­
turales acerca del estado de naturaleza en los textos clasicos, nal, 0 de que la sociedad civil es patriarcal, es porque eI «pa­
mantiene que los hijos ganan su libertad cortando su sujecion triarcado» se interpreta generalmente como la ley clel padre
natural al padre y reernplazando la ley del padre POt" un go­ (en el sentido literal clel termino), Asi, pOI' ejemplo, en las in­
bierno civil. Asf el derecho politico, como derecho paterno, es terpretaciones habituales de la disputa teorica clel siglo XVII
inconsistente con una sociedad civil moderna. En esta version entre patriarcalistas y coruractualistas, se supone que el pa­
de la historia se crea la sociedad civil por medio de un contra­ triarcado se refiere s610 al derecho paternal. Sir Robert Filmer
to originario una vez que la ley paterna 0 patriarcal es derro­ sostenfa que el pocler politico era poder paterno y que el pocler
cada. Por 10 tanto, el nuevo orden civil, aparece como anti-pa­ procreative del padre era el origen clel clerecho politico. Locke
triarcalista, 0 post-patriarcalista, La sociedad civil se crea por y sus seguiclores en la teorfa contractual insisten en que eI
medio del contrato de modo que contrato y patriarcado apare­ poder paternal y el politico no son 10 mismo, .y que el contrato
cen como irrevocablemente contrapuestos. es la genesis del derecho polftico. Los teoricos del conuato
Estas familia res lecturas de las historias clasicas evitan salieron victoriosos en este punto; la interpretacion habitual
mencionar que esta en juego mucho mas que la libertad. La tiene una base Iirme, hasta ahora. Una vez mas, una parte
dominaci6n de los varones sobre las mujeres y el derecho de crucial de la historia se pasa por alto y el verclaclero origcn del
los varones a disfrutar de un igual acceso sexual a las mujeres derecho politico se pierde. En esta interpretacion, no se cuenta
es uno de los puntos en la firma del pacto original. EI contrato
social es una historia de libertad, el contrato sexual es una
historia de sujeci6n. El contrato original constituye, a la vez, la I. A. Rich •• Compulsory l letcruscxuulitv and Lcshi.ut Existence", SlgIIS, 5, 4
(1980). p. 645.

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~'

ninguna historia sobre su genesis (intento remediar la omision civil. EI contrato laboral y el (que denorninare) contrato de
en el cap. 4). EI derecho politico se origina en el derecho se­ prostitucion, ambos forman parte del mercado capitalista pLI­
xual 0 derecho conyugal. EI derecho paterno es solo una di­ blico y sostienen eI derecho de los varones tan Iirmementc
mension, y no la originaria, del poder patriarcal. EI poder de como el contrato matrimonlal. Las dos esferas de la sociedacl
un hombre en tanto padre deviene luego de que haya ejercido civil son, a la vez, separadas e inseparables. EI ambito publico
el derecho patriarcal como hombre (esposo) sobre una mujer no puede ser comprendido por completo en ausencia de lu
(esposa), Los teoricos del contrato no tuvieron intenci6n de esfera privada, y de modo similar, el significado del contrato
cuestionar el derecho pntriarcal original en su ataque al dere­ original semalinterpretasinambasmitadesdelahistol.ia.mu­
cho paterno. En lugar de ello, incorporaron eI c1erecho conyu­ tuamente interdependientes. La libertad civil depende del clere­
gal en sus teorias y, al hacerlo, translormaron la ley del dere­ cho patriarcal,
cho sexual del varon en su forma contractual moclerna. EI pa­ Mi interes en el contrato sexual no esta, primariamente, en
triarcado hace mucho que ha dejado de ser paternal. La socie­ la interpretaci6n de los textos, aunque los trnbajos clasicos
dad civil moderna no esta estructurada segun el parentesco y acerca de la teorfa del contrato seran extensamente discutidos.
el poder de los padres; en el mundo moderno, las mujeres es­ Estoy resucitando la historia para llevar luz a la estructura de
tan subordinadas a los hombres en tanto que varones, 0 a los las, hoy en dia. principales instituciones sociales en Gran Bre­
varones en tanto que Iraternidad. EI contra to original tiene tafia, Australia y los Estados Unidos -sociedades que, cliga­
lugar despues de la derrota polft ica del padre y crea el patriar­ mos, pueden verse como si tuvieran origen en un contrato so­
cado [ratental moderno. cial-. EI modo en que estas sociedades son patriarcales se
Otra razon de la omision de la historia del contrato sexual elucida a traves de la historia com pIeta del contrato originario:
es que las aproxirnaciones convencionales a los textos clasicos, tienen adernas historica y culturamente suficientes puntos en
sean aquellas de los teoricos polfticos prevalecientes 0 la de cornun como para permitir que se cuente eI mismo relate (y
sus entices socialist as, presentan un cuadro equfvoco de un muchos de mis argumentos seran relevantes tarnbien para
aspecto distintivo de Ia sociedad civil creada a partir del pacta otros parses desarrollados de Occidente). EI modo en que la
original. La sociedad civil patriarcal se divide en dos esferas, dominaci6n patriarcal difiere de otras Iorrnas de dominacion
pero la arencion se dirige solo a una. La historia del contrato en las postrimerfas del siglo XX se aclara una vez que el con­
social es consiclerada como una explicacion de la creacion de trato sexual ha side rescatado de su olvido. La conexion entre
la eslera publica de la libertad civil. La otra, la privada, no es patriarcado y contrato ha sido poco explorada. incluso por las
vista como politicamente relevante. EI matrimonio y el contra­ ferninistas, a pesar de que en la sociedad civil moderna irnpor­
to matrimonial son, por 10 tanto, considerados tarnbien politi­ tantes instituciones estrin constituidas y sustentadas mediante
camente irrelevantes. Ignorar el contrato matrimonial es igno­ contrato.
I'm' la mitad del contrato originario. En los textos clasicos, La relaci6n entre patron y trabajador es contractual y para
como mostrare con algun detalle, el contrato sexual es despla­ muchos de los te6ricos del contrato, ese es el contrato modelo.
zado por el contrato matrimonial. EI desplazamiento crea difi­ EI matrimonio comienza tambien con un contrato. Las femi­
cuItades para recuperal' y relatar la historia perdida. Con de­ nistas han estado interesadas en el contrato matlimonial, pera
masiada facilidad da Ia impresion de que el contrato sexual y sus escritos y actividades han sido, mayoritariamente, ignora­
el social son dos contratos separados, si bien relacionados, y dos, incluso pOl' muchos socialistas cnticos de la teorfa del
que el contrato sexual concierne a Ia esfera privada. EI patliar­ contrato de empleo de quienes podna esperarse que estuvieran
cado, entonces, parece no tener relevancia en la esfera pllblica. interesados en los argumentos feministas. (Excepto cuando 10
POl' el contrario, el derecho patriarcal se extiende a la sociedad especifique, utilizare «socialistas» en un sentido muy amplio

12 13

I
que incluye marxistas, social-dernocratas, anarquistas, etc.) que tales habitantes estaban sexualmcntc diferenciados y, en
Adernas del contrato matrimonial y del de empleo, exarninare los autores clasicos (con la excepci6n de Hobbes), se sigue una
tarnbien el contrato que se establece entre la prostitute y su dilerencia en la racionalidad debido a la diferencia sexual na­
cliente y dire algo tambien del contrato de esclavitud (0, mas tural. Los comcntarios sabre estes textos pasan por alto cl he­
precisamente, como discutire en el cap. 3, a 10 que deberia cho de que los teoricos clasicos coustruyen una explicacion
llarnarse contrato de esclavitud civil). AI finalizar el cap. 7, patriarcal de la masculinidad y de la Icminidacl, es decir de 10
examinare algun desarrollo reciente del contrato, tal como el que es ser hombre y mujer. S610 los seres masculines estan
clenorninado de madre subrogada. Estos contratos estrin regu­ dotados de los atribu tos y de las capucidacles necesarias para
lades 0 prohibidos poria ley par 10 que abordare la situacion realiznr un contrato, el mas irnportante de los cuales es la po­
legal de las partes contratantes en diversos puntos de mi dis­ sesi6n de la propia persona, s610 de los varones cabe decir que
cusion. De toclos modes. no estoy escribiendo sobre la ley con­ son «individuos»,
tractual./Mi interes en el contra to es en tanto principio de aso­ En la condici6n natural, «todos los hombres nacen libres»
ciacion ~ocial como uno de los medios mas importantes para y son iguales a cuulquier ouo. "son indivicluos». Este presu­
el establecimiento de relaciones sociales tales como la que se puesto de la doctrina del contrato genera un prolundo proble­
da entre el esposo y la esposa 0 el capitalista y el trabajador. ma: (c6mo, en tales condiciones, el gobierno de un hombre
Tarnpoco mi argumentaci6n se centra en la propiedad, al me­ sobre otros puede ser Icgftimo?, (c6mo puedc existir el derc­
nos en el sentido en que se entiencle habitual mente «propie­ cho politico? S610 una respuesta es posible sin negar el presu­
dad» en las cliscusiones acerca de la teoria del contra to. Defen­ puesto inicial de libcrtad y de igualdad. La relacion debe sur­
sores y cnticos de la teoria del contrato tienden a ccntrarse gil' del acuerdo y, 1'01' las razones que explorare en cl cap. 3, el
sobre la propiednd, sea como bienes matcriales, tierras a capi­ contrato se considera como cl pnradigrna del Iibre acuerdo,
tal, sea como interes (la propiedad) que se dice que tienen los Pero las mujeres no han nacido libres, las mujeres no tienen
individuos en la libertad civil. EI aspecto que me interesa en libertad natural. EI cuadro clasico del est ado de naturaleza in­
todos los contratos, es el de una clase especial de propiedad, cluye tarnbien un ~rd~~~de sujeci6n entre hombres y rnujeres.
la propiedad que tienen los individuos sabre sus propias per­ Can la "excepci6n de Hobbes, los teoricos clasicos sostiencn
sonas. que la mujer carece naturalmente de los atributos y de las
Alguna referencia a la historia del contrato sexual ayudara capacidades de los «inclividuos». L" dilercncia sexual es una
a cxplicar por que surgen problemas singulares en los contra­ dilerencia politica, lu dilcrcucia sexual cs Ia dilcrcncia entre
tos en los que una de las pal1es es mujer, La mayoria de las libertad y sujeci6n. Las mujcres no son parte del contrato ori­
discusiones de los textos clasicos nunca menciona estos pro­ gin~~i~ a 'traves del CULl! los hombres transforlllan su libel-tad
blemas. Tampoco 10 hacen los te6ricos contemporaneos del con­ natural en la segul-idad de la libcrtad civil. Las Illujen:s son cl
tl'ato. Las feministas han sei'i.alado las pcculiaridades del contrato objeto del contrato. EI contralo (sexual) es el vchfculo median­
matrimonial desde hace, par 10 menos, siglo y medio, pem sin te el cuallos hombres transforman su derccho natural sobre Ia
ex ito. Los comentarios con-ientes de las historias clasicas clel mujer en la seguridad del dcrecho civil patriarcal. Pcro si las
contrato originado, generalmente, no mencionan que las mu­ lTIujeres no toman parle cn el contralo original, si no pucden
jeres estan e:rc!lIidas clel pacto originario. Los hombres reali­ tOlmlr partc, (pOl' que los te6ricos clasicos del contrato (nueva­
zan el contrato original;o. EI recurso clel estado de naturaleza mente con la excepci6n de Hobbes) hacen del lllat."illlOnio y
se u tiliza para explicar pOl' que, cladas las caracterfsticas de los del contrato matrimonial parle de la condici6n natural?
habitantes en la conclici6n natural, llevan a cabo un contrato (C6mo puede suponerse, sin embargo, que seres que carccen
original que es un acto I'acional. Se amite el punta crucial de de capacidad para realizar conlralos sicmpre lIewn a cabo

14 IS
este contrato? Mas aun, cpor que todos los teoricos clasicos en la cual los individuos pueden hacer contratos seguros a sa­
(incluyendo a Hobbes) insisten en que las mujeres no solo biendas de que sus acciones estan reguladas por la ley civil y
pueden sino que deben entrar en el contrato matrimonial en la que, si es necesario, eI Estado hara valer sus acuerdos. Los
sociedad civil? contratos reales parecen asf ejemplificar la libertad que los in­
La construccion de Ia diferencia entre los sexos como una dividuos ejercen cuando hacen el pacta originario. Segun los
diferencia entre libertad y sujecion no solo es central para est a te6ricos contemponlneos del contrato, las condiciones sociales
Iamosa historia polltica. La estructura de nuestra sociedad y son tales que es siempre razonable para los individuos ejercer
nuestra vida cotidiana han incorporado la concepcion patriar­ su libertad y hacer contratos martimoniales 0 contratos de
cal de la dilerencia sexual. Mostrare como la exclusion de las empIeo 0, incluso de acuerdo con algunos de los escritores
mujeres de la categoria central de «individuo» ha lenido expre­ clasicos y conternporaneos, contratos de escIavitud (civil). Otro
sian legal y social y como su exclusion ha estructurado los modo de leer la historia (como 10 vio Rousseau) es que eI con­
contratos que me interesan. A pesar de las muchas reforrnas trato social perrnite a los individuos someterse voluntariamen­
legales recientes y de los arnplios cam bios en la posicion social te al Estado y a la ley civil; la libertad deviene obediencia y, a
de las mujeres, aun no tenemos los mismos parametres civiles cambio, se le brinda protecci6n. Segun esta lectura, los contra­
que los varones, mas aun. este punta central en nuestras socie­ tos reales de todos los dias reflejan eI contrato original, pero
dades ha side introduciclo pocas veces en las discusiones con­ ahora suponen un intercambio de obediencia por proteccion:
temporaneas sobre la teoria y la practica del contrato. Los es­ crean 10 que llarnare dominacion civil y subordinacion civil.
posos ya no disfruian del amplio derecho sobre sus esposas Una de las razones de por que la dominaci6n patriarcal y
que posefan a mediados del siglo XIX, cuando las esposas te­ la subordinaci6n no han recibido la atencion que merecen es
nfan el caracter legal de propiedad. Pero en los afios ochenta que la subordinaci6n, con demasiada frecuencia, ha sido un
este aspecto de la sujecion conyugal deambula por jurisdiccio­ tema secundario entre los criticos del contrato. Se ha prestado
nes legales como las que aun rechazan limitaciones de cual­ mucha atenci6n a las condiciones en las que se realizan los
quier tipo respecto del acceso del marido al cuerpo de su espo­ contratos y a la cuesti6n de la explotacion una vez que el con­
sa y, en consecuencia, niegan que la violacion sea posible en el trato ha side sellado. Los defensores de la doctrina del contra­
matrimonio. Un respuesta muy comun a esta cuestion es con­ to sostienen que los contratos en la vida cotidiana concuerdan
siderarla irrelevarue para los teoricos politicos y la actividad suficientemente con eI modelo de contrato original en el que
politico, La posibiliclad de que la situacion de la mujer en el partes iguales acuerdan Iibremente los terrninos: los contratos
matrimonio pueda reflejar problemas mucho mas profundos reales proporcionan, asf, ejemplos de libertad individual. Sus
acerca de las mujeres y del contrato 0 de que la estructura del crfticos, sean socialistas preocupados por eI contrato de em­
contrato matrimonial pueda ser muy semejante a la de otros pleo, sean feministas preocupadas por el contrato matrimonial
contratos, es, del mismo modo, dejada Iuera de consideracion. o de prostituci6n, han contrarrestado esta afirmacion al desta­
I EI rechazo a adrnitir que la dominaci6n marital es polltica­ car la situaci6n, con frecuencia, arnpliamente desigual de las
, mente significativa evita la necesidad de considerar si existe 0 partes relevantes, y las desventajas economicas y de otro tipo
no alguna conexion entre el contrato matrimonial y otros con­ que han de afrontar los obreros, las esposas y mujeres en ge­
tratos que involucren a las mujeres. neral. Pero concentrarse en la entrada coercitiva en los con­
Sorprendentemente, se ha prestado poca atencion a la co­ tratos, aunque sea importante, puede oscurecer una cuestion
nexion entre el contrato original -generalmente se conviene relevante. Si es verdaderamente voluntario, sin coercion, eel
en que es una ficcion politica- y los contratos actuales, EI contrato inmediatamente es atractivo para feministas y socia­
contrato social, tal como cuenta la historia, crea una sociedad listas?

16 17
Las crlticas tambien han sido dirigidas a la explotacion, No obstante, el pun to de Cole es que los entices del capitalis­
tanto en el sentido tecnico marxista de la extraccion de la mo -y del contrato- se centran sobrc la explotacion (desi­
plusvalfa cuanto en el sentido mas popular de que a los traba­ gualdad) y de este modo desestiman la subordinacion, 0 la
jadores no se les paga un salado justo por su labor y sobrelle­ medida en que las instituciones declarau estar constituidas por
van su trabajo en condiciones inadecuadas, 0 que las esposas relaciones libres y rellejan las del amo y del esclavo. Rousseau
no reciben salado por toda su tarea en el hogar, 0 que las critica a los teoricos contractualistas anteriores por propugnar
prostitutas son ultrajadas y objeto de violencia Iisica, Nueva­ un acuerclo originario que era, en cierta medicla, un contrato
mente, la explotacion es importante, pero la historia conjetural de esclavitud, (Examine este problema de la alienacion del po­
de los origenes del patriarcado contenida en la teoria clasica del' politico en los representantes y el Estado, un tema central
del contrato dirige tarnbien la atencion a la creacion de rela­ del contrato social en The problem o] Political Obligatioii.)
ciones de dominacion y subordinacion. Desde el siglo XVII, las Rousseau es el unico ieorico clasico del contrato que, de pla­
Icministas han tenido clara conciencia de que las esposas es­ no, rechaza la esclavitud y cualquier contrato -exceplo cl se­
tan subordinadas a sus maridos, pero su critica de la domina­ xual- que tenga algun parecido de familia con cl contrato de
cion (conyugal) es mucho menos conocida que los argumentos esclavitud. Unicamente desde Iucra de los llmites de la linea
socialistas que subsumen la subordinacion en la explotacion. fundamental de la teoria politica devienen menos importantes
Sin embargo la explotacion es posible precisarnente porque, las diferencias entre los escritores politicos, que su subscrip­
como mostrare, los contratos sobre la propiedad de la persona cion colectiva al patriarcado. La subordinacion patriarcal es
ponen el derecho al mando en manos de una de las partes central en las teorias de todos los escritores clasicos pcro ha
contratantes. Los capitalistas pueden explotar a los trabajaclo­ sido descuidada por complete por los teoricos y activisms pelf­
res y los esposos a las esposas porque los trabajadores y las ticos radicales (sean liberales 0 socialistas como G.D.I-I. Cole);
esposas se constituyen en subordinados a traves del contrato de las voces de las Ieministas continuan despreciadas,
empleo y del de matrimonio. EI genio de los teoricos del con­ EI resurgimiento del movimiento Ieminista organizado a fi­
trato ha sido presentar ambos, el contrato original y los contra­ nales de los anos sesenta ha puesto nucvamente en boga el
los reales como ejemplificando y asegurando la libertad del termino «patriarcado». No hay consenso acerca de su signifi­
individuo. Pero, en la teoria del contrato, la libertad universal cado y exaininare las discusiones Ierninistas mas usuales en el
es siempre una hipotesis, una his toria, una Iiccion politica. EI proximo capitulo. Los debates sobre cl parriarcado estrin vicia­
contrato siempre genera el derecho politico en forma de rela­ dos por interpretaciones patriarcales, entre las mas importan­
dones de dominacion y de subordinacion. tes y duraderas hay dos cuyos argumcntos esl{\l1 relacionados:
En 1919, G.D.H. Cole, afirmo que se da, con frecuencia, que «p<1triarcado» debe scr inlerpretado lileralmenle, y que el
una respuesla erronea cuando se inlenla responder a la cues­ patriarcado es una reliquia del viejo munclo del estalus, 0 de
lion de que csla mal en la organizacion capitalista de la pro­ un orden natural de sujeci6n; en pocas palabras, un remanen­
duccion; «contestaran pobreza (desigualdad) cuando debieran te del viejo l11undo del clerccho palemal que precedi6 al nuevo
contoslar esclavitud».2 Cole exagero con fines polemicos. mundo civil del contrato. Es decil", paldal'caclo, es vislo como
Cuando los individuos son juridicamente libres y civicamente sin6nimo de «eslalus» en ]a famosa caraclcrizaci6n de 1<1
iguales, el problema no es lileralmenle dc esclavitud; nadie transformaci6~1'(]el viejo munclo cn el nuevo como «l1lovimicl1­
puede ser al mismo tiempo propiedad humana y ciudadano. to del est(/tlls al contrato» de Sir I-Icl1l)' Maine. 3 EI contrato,

2. G.D.11. Cole. Sd(GO\'CI1I111Cllr ill Illdl/soy. Londles. G. Bell '" Sons, 19\ 9, p. 34. 3. Sill!. Maine, /1l1cicur Lall'. Lonclres, J.M. Denl '" SOilS, I'll? (1861), p. lOO.

18 19
asf, obtiene su significado de libertad en contraste con y en los movimientos de Maine y de Atiyah se ubican en contextos
oposici6n al orden de sujeci6n del estatus 0 patriarcado. Con hist6ricos diferentes. «Estatus» en los alios ochenta dista mu­
frecuencia el nombre de Sir Henry Maine y su famoso aforis­ cho de significar 10 que para Maine. Volvere sobre el significa­
mo son mas evocados en las discusiones sobre eI contrato que do de «estatus» en diversos puntos de mi argumentaci6n, en
cuidadosamente examinados. La argumentaci6n de Maine se relaci6n con el patriarcado y con el contrato.
interesa por la sustituci6n del estatus en el sentido de jurisdic­ La percepci6n de la sociedad civil como un orden social
ci6n paterna absoluta en la familia patriarcal, por relaciones postpatriarcal depende-iafi15"ili1deTa- inherente ambiguedad
contractualss, y el reemplazo de la familia por el individuo del termino «sociedad civil». Desde una perspectiva, la socie­
como unidad fundamental de la sociedad, «Estatus» en el sen­ dad civil es el orden contractual que sigue al orden premoder­
tido de Maine, se superpone con uno de los dos sentidos en no del estatus, 0 el orden civil de un gobierno limitado consti­
que hoy con frecuencia se utiliza el termino. tucional que reernplaza al absolutismo polftico, Desde otra
«Estatus» se utiliza algunas veces, en general, para referirse perspectiva, la sociedad civil reernplaza al estado de naturale­
a adscripci6n, los seres humanos nacen en ciertas posiciones za, y asf, de nuevo, «civil» se refiere a una de las esferas, la
sociales en virtud de caracterfsticas adscritas tales como sexo, publica, la de la «sociedad civil». Muchos defensores y opo­
color, edad, etc. La crftica de John Stuart Mill en La sujeci6n nentes a la teorfa del contrato se benefician con la ambigue­
de la Mujer sobre la insuficiencia contractual del contrato ma­ dad de «civil». La «sociedad civil» se distingue de otras Iorrnas
trimonial en cuanto que presupone que una parte, la esposa, de orden social por la separaci6n de la esfera privada de la
nace en ciertas condiciones, descansa en un implfcito contras­ publica, la sociedad civil se divide en dos reinos opuestos,
te entre contrato y estatus en su sentido amplio. Los legalistas cada uno con un modo de asociacion distintivo y contrastante.
contemporaneos tarnbien utilizan «estatus» perc en un sentido Asf, se canaliza la atenci6n en una de las esferas, que es consi­
bastante diferente. Para los legalistas «contrato» refiere a un derada como el unico reino de interes politico. Pocas veces se
orden econ6mico de laissez-faire, un orden de «libertad de con­ hacen preguntas sobre el significado politico de la existencia
trato», en el que son irrelevantes las caracterfsticas sustantivas de las dos esferas, 0 sobre c6mo surgieron ambas. EI origen de
del individuo y del objeto especffico de un acuerdo. Contrato, la esfera publica no es un misterio. El contrato social genera
en este sentido, se opone a «estatus» como una regulacion (es­ al mundo publico de la ley civil, la libertad civil, la igualdad, eI
tado) legal. La regulaci6n demarca el acuerdo del contrato con contrato y el individuo. (Cual es la historia (conjetural) del
condiciones especiales y lfmites que toman en consideraci6n origen de la esfera privada?
precisamente quien esta haciendo el contrato, acerca de que y Para comprender el cuadro que hace cualquier te6rico cla­
bajo que circunstancias. El desarrollo de un vasto sistema de sico, tanto de la condici6n natural como del estado civil, am­
tales regulaciones ha permitido a Patrick Atiyah afirmar en bas deben ser consideradas juntas. «Natural» y «civil» son a la
The Rise and Fall of Freedom of Contract, que se ha «converti­ vez opuestas y mutuarnente dependientes. Los dos terrninos
do en un lugar comun decir que ha habido una reversi6n des­ adquieren su significado en la interrelacion de uno con el otro:
de el "contrato" al "estatus" como movimiento contrario a 10 «natural» excluye 10 civil y vice versa. Llarnar la atenci6n
aquel percibido y descrito por Maine en 1861 ».4 No obstante, sobre la dependencia mutua del estado natural/sociedad civil
no explica pOl' que, despues del pacta original, el termino «ci­
vil» se modifica y se utiliza en referencia no ya a la totalidad
4. P.S. Atiyah, The Rise and Fall of Freedom of Contract, Oxford, Claredon Press,
1979, p. 716. Atiyah y otros escritores legalistas tam bien discuten la cuesti6n de si la
prornesa cs paradigma de obligaci6n y contraro. He examinado algunas de estas estudio: cfr. mi The Problem of Political Obligation, Cambridge, Polity Press I Berkeley
cuestiones en otro trabajo y no inclulre esre aspecto del contrato en el presente - Los Angeles, University of California Press, 1985 (2." ed.).

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20 21

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de la «sociedad civil» sino a una de sus partes. Para explicar el ciona, y quiza haya una buena razon para que el nombre de
carnbio, debe tenerse en cuenta una doble oposicion y depen­ Freud este ausente. Las historias de Freud hacen explicito que
dencia entre «natural» y «civil». Una vez que se ha efectuado no solo la libertad esta en juego sino tarnbien el poder sobre
el contrato originario, la dicotomfa relevante se establece entre las mujeres antes de que se lleve a cabo el contrato original,
la esfera privada y la esfera publica civil -una dicotomfa que tarnbien deja claro que los dos reinos se crean mediante el
refleja el orden de la diferencia sexual en la condicion natural, pacta originario. En los textos clasicos (excepto en los de Hob­
que es tarnbien una diferencia polftica. Las mujeres no toman bes) Iacilmente se puede vel' a simple vista que no hay necesi­
parte en el contra to originario, pero no perrnanecen en el esta­ dad de crear la esfera privada dado que las relaciones sexuales
do de naturaleza -jesto Irustraria el proposito del contrato entre hombres y mujeres, el matrimonio y Ia familia ya existcn
sexual! Las mujeres son incorporadas a una esfera que es y no en el estado de naturaleza. Pero el contrato original da lugar a
es parte de la sociedad civil. La esfera privada es parte de la la «sociedad civil» y debe explicitarse la historia del contraio
sociedad civil pero esta separada de la esfera «civil». La anti­ sexual a fin de elucidar como se establece (yes mantenido) el
nomia privado/pu blico es otra expresion de natural/civil y de reino privado y pOI' que es necesaria su separacion de la esfera
imujeres/varones. La esfera (natural) privada y de las mujeres y publica,
la eslera (civil) publica y masculina se oponen pero adquieren Es preciso enfatizar que el contrato sexual no est,'! solo aso­
su significado una de la otra, y el significado de la libertad ciado a la esfera privada. EI patriarcaclo no es mcrarnente fa­
civil de la vida publica se pone de relieve cuando se 10 contra­ miliar ni csta localizado en la esfera privada. EI contrato origi­
pone a la sujecion natural que caracteriza al reino privado, nal crea la" totaliclad de ln sociedad moderna como civil y pa­
(Locke se equivoca al presentar el contraste, en terrninos pa­ triarcal. Los hombres traspasan la eslera privada y la publica y
triarcales, entre poder paternal y poder polltico.) Lo que signi­ el mandate de 101 ley del derecho sexual masculine abarca am­
fica ser un «individuo», un hacedor de contratos y cfvicamente bos reinos. La sociedad civil se bifurca pero la unidad del 01'­
libre, queda de manifiesto por medic de la sujecion de la mu­ den social se mantiene, en gran parte, a traves de la estructura
jer en la esfera privada, de las rclaciones patriarcules. En los capftulos 5 y 7 exarninare
La esfera privada tfpicamente se presupone como un fun­ algunos aspectos de la Iaz publica del pauinrcado y explora­
damento natural y necesario para la esfera civil, i.e. la vida re algunas de las conexiones de la dominacion patriarcal en
publica, pero es considerada in'e\evante en r'elacion con los las dos esferas. La dicotomfa privado/publico como natural/ci­
teol'icos polfticos y con los activistas polfticos. Desde, al mcnos vil adquierc una doblc forma que sistcmaticamente oscurece
1792, cuando apUl'ecio Vil1dicaci611 de los Derechos de III Mlljer sus relaciones.
dc Mar')' Vvollstonecraft, las feministas han seilalado insistente­ La contmversia mas actual entrc liberalcs y socialist as sobre
mentc la compleja interdependencia entr'e las dos esfems pcm, 10 pllblico y 10 privado no se ocupa dc la division 7Jolriorclil
casi dos siglos mas tar'de, la sociedad «civil» es todavfa consi­ entre natural/civil. La esfcra privada es «olviclada» dc modo que
demda como un reino que subsiste indepcndientementc. EI 10 «pr'ivado» se clesliza dentm dcl munclo civil y dc la division
origcn de la esfera pl'ivada, permanece asf, sumergido en el de c1ascs cntre privado y pllblico. La division, cntonces, se efec­
misterio. EI misterio se ahonda pOl'que Iasdiscusiones sobl'e la tLta en cl reino «civil» mismo, cntr'e 10 privado, la cconomfa
teorfa del contrato social casi sicmpl'e pasan dil'cctamente del capitalista 0 la empr'csa privada y 10 pLlblico 0 Estado polftico y
siglo XVII! a nuestros dias con 101 reformulacion contempora­ los debates tan familiares que conllcvan. EI pllblico cn general
nea de Ia historia del contmto (social) en la version de John reconoce incluso el ten11ino «contmto social» pOl'quc 10 ha uti­
Rowls. Sigmund Frcud (re)escribio, tam bien, mas de una ver­ lizado para J·efcrirsc a las relacioncs quc sc cstablccen cntrc el
sion de Ia historia dcl contrato originario. Rara vez se 10 men, gobierno, el trabajo y el capital cn cl rcino «civil». En los anos

22 23
setenta, en Gran Bretana, los gobiernos laboristas Ilevaron a todos los individuos son propietarios, cada uno posee la pro­
cabo muchos contratos sociales con el movimiento de la Union piedad en terminos de sus capacidades y atributos.
de Trabajadores y el Acuerdo entre el Estado, el capital y los La idea de que los individuos poseen propiedad en sus per­
trabajadores en Australia, forjado en 1983, con frecuencia es sonas ha side el punta central de la lucha contra el dominic
denominado contrato social. En los aries ochenta los Iibros so­ de c1ases y patriarcal, Marx no podrfa haber escrito el Capital
bre la administracion Reagan y su polftica economica han apa­ y formular sus conceptos centrales sobre la fuerza de trabajo
recido tambien bajo el tftulo de «contrato socialv.> Asf la defen­ sin ella; pero, tampoco podria haber sostenido la abolicion del
sa liberal y la critica socialista de esta variante de la antinomia salario y del capitalismo, 0 de 10 que, en terrninos del viejo
publico/privado defienden 0 atacan la dominacion de clase y el lexico socialista, se denornina Ia esclavitud asalariacla si no hu­
contrato de empleo. La dominacion patriarcal permanece .fuera biera rechazado tambien esta concepcion de los individuos y el
del marco de referencia, junto con las cuestiones sobre la rela­ corolario de que la libertad es contralo y posesion, Que Marx,
cion entre el contrato matrimonial y el contrato de trabajo: y necesariamente, tuvo que utilizar las nociones de propiedad y
con cualquier alusion a que el contrato de trabajo sea tarnbien posesion de la persona para poder rechazar tanto esta concep­
parte de la estructura del patriarcado. cion como la del orden social a la que ella contribufa, esta en
Durante la decada pasada, los terminos Iamiliares del de­ estos momentos en peligro de ser olvidado en la version popu­
bate entre socialistas y liberales, y entre los socialistas entre sf, lar y corriente del socialismo de mercado y, en los cfrculos
han sido mas y mas problernaticos. Su inadecuacion se ha acadernicos, por Ia eleccion racional 0 el Marxismo analftico.
puesto de manifiesto a la luz del alcance de los desarrollos De modo similar, la afirmacion de que las mujeres son propie­
politicos, economicos e intelectuales, uno solo de los cuales t~rias de sus personas ha animado muchas carnpafias Ieminis­
me interesa tratar aquf. Las ferninistas han mostrado como los tas del pasado y del presente, desde los intentos de reformar la
contrincantes de estos prolongados debates, con frecuencia en­ ley de matrimonio y obtener la ciudadarua hasta las demand as
frentandose agriamente unos a los otros, tienen sin embargo sobre el derecho al aborto, Es facil verla ventaja de esta idea
algunos supuestos en cornun. El presupuesio fundamental es para las feministas cuando la doctrina comun de la ley de ca­
que la separacion patriarcal de Ia esfera privada/natural del samiento establece que las esposas son propiedad de sus mari­
reino publico/civil es irrelevante para la vida polftica, EI terre­ dos y los varones aun presionan energicamente en pro del
no comun, empero, se extiende aim mas alia. La compleja re­ cumplimiento de la ley del derecho sexual del varon y dernan­
lacion entre patriarcado, contrato, socialismo y feminismo ha dan que los cuerpos de las mujeres, en carne y representacion,
side relativamente poco explorada. Un examen de esta area a les sean publicarnente accesibles, Lograr el reconocimiento de
traves de la historia del contrato sexual muestra como ciertas que las mujeres son propietarias de sus personas, parece de
lfneas comunes al socialismo y al ferninismo se entrelazan con este modo, asestar un golpe decisive contra el patriarcado,
las versiones mas radicales de la Ieorfa del contrato. La inter­ pero, historicarnente, mientras que el movimiento Ierninista
seccion se encuentra en la lfnea de la famosa formula de Loc­ hizo girar sus campafias en tome a puntos que podfan ser
ke «cada hombre tiene una propiedad en su propia personawf facilmente reformulados en el lenguaje de la propiedad de sus
personas, el argumento feminista predominante fue que las
mujeres exigfan libertad civil como mujeres, y no como un pa­
5. POl' ejemplo, M. Carnoy, D. Shearer y R. Rumberger, A New Social COl/tract:
The Economy <I:> GOVCnll1lCl/t a/icr Rca/;all. Nueva York. BatTler & Row. 1983; D.L. lido reflejo de los hombres. El argumento descanso, asi, en el
Hawley (eel). 11/C Social COl/tract Revisitcd. B~,himOl·e. The Urban Institute Pn~ss. rechazo implfcito de la constmcci6n patriarcal del individuo
1984.
6. J. Locke. Two Treatiscs or Govenfll/Cl/t (cd. de P. Lastelt). Cambridge. Camblid. como propietario masculino.
ge University Press. 1967 (2." cd.). JI § 27. Hoy en dia, no obstante, muchas feministas parecen perci­

24 25
bir s610 las ventajas del clima politico actual de convertir las y relaciones contractuales; aun la forma ultima de subordina­
dernandas feministas a terminos contractuales, y no reconocen cion civil, el contrato de esclavitud, es Iegftirno. Un contrato
que el «individuo» como propietario esel pivote -sobre e( cual civil de esclavitud no es significativamente diferente de cual­
gira eI patriarcado, Esto es particularmente asf en
los Estados quier otro contra to. Que la libel-tad individual, mediante el
contrato, puede ejemplificarse con el de esclavitud, haria cal­
Unidos, donde actualmente los argumentos socialistas se oyen
poco y donde la forma mas radical de la doctrina del contrato mar a socialistas y Ieministas cuando hacen uso de la idea del
es inlluyente. Me referire a esta ultima, la cual tiene su expre­ contra to y del individuo como propietario.
si6n clasica en la ieona de Hobbes como teoria contractualista Conocidos argumentos de la Izquierda contra eI contrato 0
o contractualisiuo (en EEUU general mente se 10 denornina li­ de Hegel, el mas importante crftico ieorico del contrato, ad­
bertarianismo, pero en Europa y Australia «libertario» se refie­ quieren una luz diferente una vez que se recobra la historia del
re al ala anarquista del movimiento socialista: dado que mi dis­ contrato sexual. Ironicamente, los criticos tarnbien operan den­
cusion esta en deuda con esta fuente, utilizare un sentido no­ tro de los parametres establecidos por eI contrato patriarcal
estadounidense). EI «individuo» es la piedra angular a partir de originario y de este modo, sus crfticas son siempre parciales.
la cual se construye la doctrina contractualista, y en la medida POl' ejemplo, la sujecion marital 0 se suscribe 0 se ignora, la
en que eI socialismo y el feminismo tornan ahora en cuenta al construccion patriarcal del «trabajador» nunca se reconoce y
«individuo» se han unido a los contractualistas. Cuando los so­ nunca se desarrollan las implicaciones del contrato de esclavi­
cialistas se olvidan de que tanto la aceptacion como el rechazo tud civil. Esto no significa decir que un examen del patriarcado
del individuo como propietario son necesarios para sus argu­ desde la perspectiva del contrato sexual es una tarea directa y
mentos, la subordinacion (esclavitud asalariada) desaparece y sencilla; facilmente pueden surgir malas interpretaciones. Por
s610 la explotacion es visible. Cuando las Ierninistas olvidan que ejemplo, algunas Iemiulstas, justificadamente, se han concen­
la acepci6n de «individuo» pueda ser politicamente necesaria, trado en eI retrato, ampliamente difundido, de mujeres como
pero que tambien 10 es su rechazo, acceden a la construcci6n meros objetos del poder de los varones, como victimas pasivas,
patriarcal de la Mujer (Woma11hood). y centrarse en la subordinacion patriarcal podria aparecer
Para los contrnctunlistas contemporaneos 0, siguiendo a como una manera de reforzar ese retrato, No obstante, cnfati­
Hegel desde 10 que denorninare el «punto de partida del con­ zar que la subordinacion patriarcal tiene su origen en el contra­
trato»,? la vida social y las relaciones no s610 se originan a to no conlleva la suposici6n de que las mujeres hayan simple­
partir de un contrato sino que propiamente, se las ve como men te aceptado tal posici6n. POI" eI contrario, la comprension
una serie discreta e infinita de contratos. Las implicaciones de del modo en que se presenta eI contrato, como libertad y como
este punto de vista pueden verse si se considera un viejo t6pi­ forma antipatriarcal, mientras que sea un mecanisme impor­
co Iilosofico. Una antigua creencia dice que el universo des­ tante mediante el cual se renueva y mantiene el derecho sexual,
cansa sobre un elefante, el que a su vez descansa sobre el ca­ solo es posible porque las mujeres (y algunos hombres) han
paraz6n de una tortuga, pero, c:que sostiene a la tortuga? Una resislido y crilicado las relacioncs patl'ial'cales desde el siglo
respuesta sin cOl11promiso es que hay una sucesi6n de tortugas XVII. Este estudio se basa en su resistencia y me referire a algu­
en direccion descendente. Desde el punto de vista del contrato, nas de sus crfticas al contrato CJue han sido descuidadas.
en Ia vida social, tambien hay contratos en direccion descen­ Preslar atenci6n a la subordinaci6n consliluida por el con­
dente. Mas a (111, no se pueden establecer Iil11ites entre conlrato trato original"io, y del contrato en general, es en sf misma, otm
posible [uente de malentendidos. Los inOuyentes estudios de
Michel Foucault pueden sugedr que Ia hisloria del contralo se­
7. G.W.F. lIegel, Philosophy or Ri);hl (tmd. de T.M. Knox), Oxford, Clarendon
xual generanl una vision del podel' y ]a dominaci6n que perma­
Press, 1952, § 163.

27
26
nece anclada en la vieja fOimulaci6n jurfdica «centrada en que mujeres refuerzan la apelaci6n patriarcal a la naturaleza.
nada mas que la enunciaci6n de la ley y en el funcionamiento La respuesta feminista adecuada, entonces, parece ser trabajar
de los tabueso.f Por cierto, ley y contrato y obediencia y contra­ en favor de la eliminaci6n de toda referencia a la diferencia
to van de la mano, pero no se sigue que el contrato concierna entre varones y mujeres en la vida politica: es decir, por ejern­
s610 a Ia ley y no, asimismo en la tem1inologfa de Foucault, a la plo, que todas las leyes y polfticas debieran ser «genericamente
disciplina, la normalizaci6n y el control. En Ia Historia de la neutrales», Dire algo acerca de la, por ahora ubicua, termino­
Sexualidad, Foucault subraya que «a comienzos del siglo XVIII logfa del «genera» en el capitulo final. Tal respuesta supone
(nuevos mecanismos de poder) se hicieron cargo de Ia existen­ que los «individuos» pueden ser separados de cuerpos sexual­
cia de los hombres en tanto cuerpos vivos».? Pero que comen­ mente diferenciados. La doctrina del contrato se basa en la
zaron en el siglo XVII cuando las histories del contrato origina­ misma presunci6n para sostener que los ejemplos de contrato
rio Iueron narradas por primera vez, un nuevo mecanismo de que implican la propiedad de la persona establecen relaciones
subordinaci6n y disciplina Ie permitio a los hombres hacerse libres. EI problema es que el presupuesto descansa en una fie­
cargo de los cuerpos y de las vidas de las mujeres. EI contrato ci6n polftica (presentare con algun detaIIe un argumento al
originario (se dice que ha) dado existencia a la forma moderna respecto, en los caps. 5 y 7).
de ley y que los contratos reales incorporaron a la forma de Cuando el feminismo, acrfticamente, ocupa el mismo terre­
vida cotidiana un metodo especfficamente moclemo para crear no que el contrato una respuesta al patriarcado que parece
relaciones locales de poder en Ia sexualidad, eI matrimonio y el hacer frente a la sujeci6n de la mujer, tambien sirve para con­
empleo. EI estado civil, la ley y la disciplina (patriarcal) no son solidar la forma peculiar moderna del derecho patriarcal. Sos­
dos formas de poder sino dimensiones de la compleja y multi­ tener que se hace frente mejor al patriarcado esforzandose en
facetica estructnra de dominic del patriarcado moderno. hacer que la diferencia sexual sea polfticamente irrelevante es
Narrar la historia del contrato sexual es mostrar c6mo la
aceptar la posici6n de que el reino civil (publico) y el «indivi­
diferencia sexual, que es ser «hombre» 0 «rnujer», y la cons­
duo» estan libres de la contaminaci6n de la subordinaci6n pa­
truccion de la diferencia sexual como diferencia politica, es un
triarcal. EI patriarcado es, entonces, visto como un problema
punta central para la sociedad civil. EI feminismo ha estado
familiar, privado, que puede superarse si las leyes publicas y
siempre vitalmente interesado en la diferencia sexual y las fe­
las polfticas tratan a las mujeres como si fueran exactamente
ministas se enfrentan, ahora, a un problema complejo. En el

iguales que los hombres. Sin embargo, el patriarcado moderno


patriarcado moderno, la diferencia entre los sex os se presenta

no esta sustentado en primer termino y sin mas en la sujeci6n


como In quintaesencia de la diferencia natural. EI derecho pa­

familiar de las mujeres. Las mujeres se comprometen en rela­


triarcal de los varones sobre las mujeres se presenta como el

ciones sexuales con los varones y son esposas antes de con­


reflejo del propio orden de la naturaleza. iC6mo, entonces, de­

vertirse en madres de familia. La historia del contrato sexual


ben abordar las feministas la diferencia sexual? EI problema

se centra en relaciones (hetero)sexuales y en las mujeres en


radica en que en un perfodo en el que el contrato concita am­

cuanto que seres sexuados encarnados. La historia ayuda a


plias simpatfas, la insistencia patriarcal en que la diferencia
comprender los mecanismos mediante los cuales los hombres
sexual es relevante politicamente sugiere demasiado facilmen­
afirman el derecho de acceso sexual a los cuerpos de las muje­
te que los argumentos que se refieren a las mujeres en tanto
res y reclaman el derecho de mando sobre el uso de los cuer­
pos de las mujeres. Mas aun, las relaciones heterosexuales no
8. M. Foucault, 'l11C History ofSexuality, Nueva York, Vintage Books, 1980, vol. I:
estan confinadas a la vida privada. EI ejemplo mas dramatico
AnIntroduction, p. 85. del aspecto publico del derecho patriarcal es la demanda de
9. Ibid.. p. 89.
los varones de que los cuerpos de las mujeres se vendan como

28
29
"

mercancias en el mercado capitalista: la prostituci6n es una


gran industria capitalista.
Algunas Ierninistas ternen que las referencias a «varones» y
«rnujeres» sirnplemente refuercen la dernanda patriarcal de
que la «Mujer» es una categoria natural y atemporal, definida
por ciertas caracterlsticas biologicas innatas, Pero hablar de la
Mujer, no obstante, no es, en absolute. 10 mismo que hablar
acerca de las mujeres, «La Mujer Eterna» es una invenci6n de
la imaginacion patriarcal, Las construcciones de los teoricos \

clasicos del contrato, sin duda, estrin influenciados por esta 1


Figura de la Mujer y mucho han dicho sobre sus capacidades 1
naturales. De todos modos, desarrollaron una construccion so­
cial y politica bien que patriarcal sobre 10 que significa 10 mas­
culino y 10 femenino en la sociedad civil moderna. Describir el
i

modo en que el significado de «varon» y de «rnujer» han con­


iribuido a estructurar las instituciones sociales mas importan­
tes no siempre es recurrir a categorias purarnente naturales.
Tarnpoco es negar que hay muchas e importantes diferencias
entre las mujeres y que, pOl' ejemplo, la vida de una joven
aborigen del interior de Sydney sera rnarcadarnente dilerente
de la vida de la esposa de un banquero blanco de Princeton.
En muchos puntos de mi discusi6n hare referencia especifica
a, digamos, las mujeres trabajadoras, pero, en uri examen del
contra to y del derecho patriarcal, el hecho de que las mujeres
sean inujeres es mas relevante que las diferencias que haya
entre ellas, POl' ejemplo, el significado social y legal de 10 que
es ser «esposas» atraviesa todas las clases y dilerencias racia­
les. POl' supuesto, no todas las parejas casadas se cornportan
de la misma manera como «esposas» 0 «maridos», perc la his­
toria del contrato sexual arroja luz sobre la instill/cion del 111a­
trimonio: por mucho que una pareja intente evitar respuestas
en terminos patriarcales en las relaciones maritales, ninguno
de nosotros puede escapar por completo a las consecuericias
legales y sociales de haber suscrito el contrato matrimonial.
POl' ultimo, perrnftaseme dejar en claro que aunque tendre
que (re)contar las historias conjeturales de los origenes del de­
recho polftico y reparar algunas omisiones en tales historias,
no estoy proponiendo que deban reemplazarse los relatos pa­
uiarcales por historias ferninistas de los origenes.

30
2

CONFUSIONES PATRIARCALES

La historia del contrato originario suministra una historia


conjetural de los ortgenes del patriarcado modemo. Antes cle que
pueda recuperarse la historia perdida del contrato sexual debe
decirse algo ace rca del «patriarcado», EI termino es muy contro­
vertido y su significado es una cuesti6n incomoda. «Patriarcado»
se refiere a una forma de pocler politico, pero si bien los te6/lCOS
polfticos emplean mucho tiempo discutiendo la legitimidad y la
justificacion de las Iormas del poder politico, la forma patriarcal
ha sido, completamente ignorada, en el siglo xx. La interpreta­
ci6n corriente de la historia del pensamiento politico moderno es
que la teorfa patriarcal y el derecho patriarcal Iueron muertos y
enterrados hace unos trescientos anos, Desde fines del siglo XVII,
las feministas han advertido que casi todos los te6ricos politicos,
de hecho, han sostenido explfcita 0 tacitamente el derecho pa­
triarca!' Las Ieministas tambien han emprendiclo descle hace mu­
cho tiempo y con Irecuencia muy arnargas carnpafias polfticns
contra la subordinaci6n patriarcal. No obstante nuda de esto ha
sido suficiente para convencer, salvo a una pequefia minorfa de
los te6ricos 0 activistas politicos varones, de que el derecho pa­
triarcal existe todavfa, de que edge un minucioso analisis te6rico
y de que es un contrincante tan digno de consideraci6n como la
aristocracia, las clases u otras Iormas de poder.

31
EI resurgimiento del movimiento feminista organizaclo a significado. En las discusiones Ierninistas, todavia, se ticndc a
partir de los aiios sesenta ha vuelto a poner al «patriarcado» permanecer dentro de los confines del patriarcado en los deba­
entre 10 temas populares y acadernicos corrientes. Ha habido tes acerca del mismo. Se necesita urgentemenie una version
un amplio debate entre las ferninistas acerca del significado feminista del conceplo de potriarcado, Abundonar el conccpto
del termino «patriarcado» y preguntas tales como si en nues­ significarta perder la historia politica que aun persiste, Pode­
tra propia sociedad el termino deberfa usarse en su sentido mos referirnos al uso que Virginia Woolf hace de «patriarca­
literal de gobiemo de los padres, si el patriarcado es un rasgo do» en Tres Guineas y del que Weber se ha hecho ceo," perc
universal de la sociedad 0 si varia hist6rica y culturalmente, si las discusiones feministas, ram vez, penni len entrever la ex­
cI matriarcado 0 la igualdad sexual han existiclo alguna vez, y tensi6n y complejiclad de las controversias modernas accrca
si ella hubiera side asf, por que tuvo lugar «la derrota hist6rica del patriarcado, Aproximadarnente, durante la decada pasada
y mundial del sexo Iemenino» (para utilizar la dramatica for­ las Ieministas, con Irecuencia, recapitularon algunos de los pun­
mulacion de Engels), 1 si las relaciones patriarcales se encuen­ tos centrales de las conlroversias mas importantes de los pasados
tran primariarnente en la familia 0 si la vida social como un trescientos alios, aparentemente de manera informal. Ha habi­
todo esta estructurada por el poder patriarcal, y por ultimo do tres grandes perfodos de debate sobre el patriarcado, EI
que relacion existe entre el patriarcado 0 dominaci6n sexual y primero en el siglo XVJI cuyo resultado Iue el desarrollo de una
el capitalismo 0 dominaci6n de cIase. No hay consenso en nin­ teorfa especfficarnente moderna del patriarcado, El segundo
guna de estas cuestiones y las feministas conternporaneas utili­ debate tuvo lugar a partir de 1861 y se prolong6 hasta el siglo
zan «patriarcado» en diversos sentidos. Algunas han sostenido xx; Rosalind Coward recientemente ha brindado valiosos da­
que los problemas con el concepto son tan grandes que debe­ tos acerca de las participantes y de los temas debatidos en
ria abandonarselo. Seguir tal sugerencia significaria que, se­ Patriarchal Precedents. EI tercer debate comenzo con eI resur­
gem mi entender, la teoria politica feminista quedarfa sin el gimiento reciente del movimiento Ieminista organizado y aun
unico concepto que se refiere especfficamente a la sujeci6n de se esta desarrollando.
las mujeres y que singulariza la forma del derecho politico que Ouiza el aspecto mas significative de la discusi6n Ieminista
todos los varones ejercen en virtud de ser varones. Si eI pro­ actual sea que pocas de sus participantes hayan mencionado
blema no tiene nornbre, el patriarcado, con demasiada Iacili­ la gran batalla teorica entre patriarcalistas y le6ricos del con­
dad, se deslizara en la oscuridad que subyace a las categorias trato social y sus ali ados politicos llevnda a cabo en el siglo
convencionales del analisis politico. XVll. La aceptacion reciente de que hubo «una rripida declina­
POl' supuesto, siempre puede inveruarse otro termino que ci6n a partir de 1690 del patriarcalismo como icleologia polfti­
cumpla el mismo prop6sito que cumple el terrnino «patriarca­ ca viable» ,3 da la medida de la arnpli tud del logro de los teori­
do» y hay, pOl' cierto, varios candidatos disponibles tales como cos del contrato social. S610 unas pocas teoricas polfticas Iemi­
Ialocracia y terminos relacionados, androcentrismo y generici­ nistas han discutido recienternente los debates de Locke y Sir _"
dad. De todos modos, adernas de Ia dificultacl que presentan Robert Filmer, pero sus discusiones estan mas en deuda can la s;:
los neologismos no hay ninguna buena raz6n para abandonar C':I
en
«patriarcado», «patriarcal» 0 «patriarcalismo». Gran parte de o
la confusion surge porque la noci6n de «patriarcado. no ha 2. v. Bccchery, «On Patriarchy». Feminist //"""'11' (1'179), p. 66. Ot m cont ruvcrxiu
sosticne que cl «analisis contcmporanco» 5C rctrotrac a Wollstouccralt. De Sadc y ~
sido deslindada aun de las interpretaciones patriarcales de su Mill; R.W. Connell, «Which way is up?», ell Essays 011 Sex, Class <1/ Cult u re. Sydney, ~
G. Allen & Unwin. 1983. p. 51. ~
3. G.J. Schochct, Patriarcaiism ill Political Tliougl«: Autlioritariau Faniilv tV I'olili- ~
Dr
I. F. Engels, Tfle On'gil1 Ihe Family. Pn'vale Properly alld Ihe Siale. Nueva York, cal Speculation & Attitudes Especially ('II S""('III('clh.CeIlIIllY Ellglal/ll. Oxford, Basil ~
Intellmtiollal Publishers. 1942, p. 50. Bluckwell. 1975, p. 273.

32 33
teorfa politica (Y, por 10 tanto con la teorfa patriarcal), que con da como postpatriarcal y asf yen al patriarcado como prerno­
el Ieminismo. La exclusi6n de la mujer de la participaci6n en derno y/o una forma social familiar. De ese modo, el pntriarca­
el acto que crea la sociedad civil no alcanza en tales discusio­ do puede verse reducido a las relaciones Iarniliares ternpranas
nes suficiente extensi6n. Melissa Butler se pregunta por que y desplazado del reino politico. Asf Jean Elshtain establece que
Locke no dice nada acerca de cual es la parte de las mujeres denominar a la sociedad moderna «patriarcal» es «confundir y
en el contrato social originario, pero su examen es un ejemplo distorsionar la realidad... el patriarcado como forma social no
casi perfecto de interpretacion liberal acrftica de Locke y nos se sostiene mas, al menos, no en las sociedades industriales
dice mas acerca de la represion de la historia del contrato se­ avanzadas». EI patriarcado, ademas, es el sfrnbolo, la metafo­
xual que acerca del modo en que Locke y Filmer trataron la ra, 0 el lenguaje, en «nuestro vocabulario politico resuenan
cuesti6n de las relaciones sexuales. Butler sugiere que el silen­ terrnirios cuyo significado se arrastra de nuestras mas ternpra­
cio de Locke acerca de las mujeres en el contrato social se nas relaciones sociales en las Iamilias»." Esto puede muy bien
debi6 a que no quiso correr el riesgo de perder audiencia ser verdad, pero retirar este aspecto de nuestro lenguaje polfti­
(masculina). Tambien sugiere que el anal isis de Locke deja co refuerza las interpretaciones patriarcales de la socieclad de
abierta la posibilidad de que las mujeres hubieran tornado par­ fines del siglo xx. La continua dominacion del varon adulto
te en el contrato social: «La posici6n de Locke respecto de las sobre la mujer adulta desaparece de la vista cuando el patriar­
mujeres -segtm Butler- ejemplifica su individualismo»." En cado queda reducido al lenguaje y a los sfmbolos del poder
cierto modo esto es correcto pero no como supone Butler, por­ paternal (0 quizas parental) sobre infantes y nifios,
que su individualismo es genuinamente universal y capaz de Zillah Eisenstein presenta un ram desaffo a la versi6n pa­
incorporar a las mujeres, sino porque, como mostrare en el triarcal del debate entre Locke y Filmer. Excepcionalmente, Ei­
capitulo proximo, el «individuo» de Locke es masculine. senstein no da como valida la derrota del poder paternal y la
Recienternente, se ha sostenido tarnbien que la posici6n de separacion del poder politico del poder paternal y pOI' ello ve en
Locke esta «menos relacionada con su preocupacion especffica Locke «un antipatriarcalista patriarcal». Argumenta que aun­
poria mujer y mas relacionada con la naturaleza de su articu­ que «el modele de padre y de hijo ha sido desplazado por el
lacion de la separaci6n de 10 politico y 10 familiap>.5 De todos modelo de la igualdad liberal»? no pOI' eso se acuerda un mis­
modos, estos dos aspectos del argurnento de Locke no pueden mo estatus de igualdad a hombres y mujeres. Eisenstein seriala
separarse, no es posible apreciar el caracter del patriarcado que Locke pone el acento en el hecho de que el quinto manda­
moderno 0 la clave de la contribucion teorica de Locke a su miento (honraras a tu padre y a tu madre), involucra la autori­
construccion sin apreciar tambien que la separacion de la fa­ dad parental sobre los hijos y no meramente la paterna, perc
milia de la vida politica esta estrechamente relacionada con su esto no significa que se cuestione el poder del varon como rna­
concepci6n de las mujeres, EI significado de la separacion en­ rido. Locke -sostiene ella- «utiliza la igualdad entre varon y
tre la familia y la politica, 10 privado y 10 publico (civil) se rnujer respecto de la paternidad, tmicamente para poner en su
torna claro s610 cuando se pone en el contexto del contrato sitio la naturaleza desp6tica y absolutista del pode r paterno en­
sexual. Cuando las feministas siguen las lectums corrientes de tre marido y esposa». EI esposo todavfa ejerce sobre su esposa
Locke y de Filmer, la sociedad moderna puede ser caracteriza­ un poder pero este es menor que el absoluto. No obstante, Ei­

4. M.A. Butler. «Early Libcral Roots of Feminism: John Locke and the allack on 6. J.B. Elshtain, Pllblic Mal1, Private Womal1: WOl1lal1 il1 Social alld Political
Patriarchy», Americol1 Political Sciellce Reviell'. 72, 1 (1978), p. 149. Thought, Princeton, Princeton University Press, 1981, pp. 215, 128.
5. L.J. Nicholson, Gel1deral1d History: l1JC Limits or Social l1teory il1 the Age orthe 7. Z.R. Eisenstein, The Radical Flllllre or Liberal Fel1lil1ism, Nueva York, Long-
Family, Nucva York, Columbia Univcrsity Prcss, 1986, p. 161. man, 1981, pp. 41, 49.

34
35

L~,,~~-- .- _ __
senstein esta equivocada cuando al referirse a la categorfa de
taciones paternales y familiares del patriarcado estan inOuyen­
«poder paternal» de Locke la considera «poder paternal entre
do. Si el patriarcado es universal, debe preceder al capitalis­
esposo y esposa». EI poder conyugal no es paternal, sino parte
mo; el patriarcado puede entonces aparecer como una reliquia
del derecho sexual masculine, es decir, el poder que los varones
feudal 0 un remanente del viejo orclen del mundo del estatus
ejercen como varones y no como padres.
que establece la esfera privada familiar, paternal, natural, se­
Para comprender mejor el significado politico del estatus
parada del mundo publico, civil, convencional del contrato y
concedido a las mujeres en la formulaci6n de una concepci6n del capitalismo.
moderna del patriarcado, el termino «patriarcado» debe deslin­
Para terrninar con algunos embrollos en los debates y acla­
clarse de varios significados subyacentes que refuerzan mutua­
rar ciertas confusiones, es util distinguir tres formas del argu­
mente presupuestos e interpretaciones patriarcales, algunos de
mento patriarcaI que no son mutuamente excluyentes. Deno­
los cuales pueden verse en funcionarniento en las discusiones
minare a Ia primera pensamiento patriarcal tradicional. Du­
de Locke y Filmer a las que me he referido. EI supuesto mas
rante siglos, Ia familia, con la autoriclad del padre a la cabeza,
poderoso es que el «patriarcado» debe entenderse en su signifi­
brindo el modelo y la metafora de las relaciones de poder y
cado literal como r~gla del padre oderecho ~~I pad~~: Las difi­ autoriclad de todo tipo. EI argumento patriarcal tradicional
cultades y los malentendidos a los que conduce este presupues­ asimila todas las relaciones de pocler a la regia del padre. En
to se mezclan cuando casi todo el mundo, en el debate actual
el siglo XVII, en Inglaterra, la obedicncia cle los sujetos al Esta­
acerca del patriarcado, asume que el padre debe verse simple­ do era enseriada clesde el pulpito utilizando esta analogfa. En
mente a la manera en que el sentido cornun 10 muestra como el catequisrno, el Quinto Mandamiento fue interpretado segun
uno de los dos progenitores. Rara vez se ha prestado atencion una influyente afirmaci6n significando que el «Padre Civil es
al significado politico de la paternidad patriarca!. La interpreta­ aquel a quien Dios ha estableciclo como Magistrado Supre­
cion literal esta relacionada a la vez que alienta otro presupues­ mo... Este es el padre cornun a todos aquellos que estrin bajo
to habitual: que las relaciones patriarcales son relaciones fami­ su autoridad-.f EI pensamiento patriarcal tradicional esta tam­
liares. La vision familiar del patriarcado esta ligada tambien al bien Ileno de relatos 0 historias conjeturales acerca del modo
argumento ampliamente extendido, de que el patriarcado es en que Ia sociedad polftica emergio a partir de Ia familia pa­
una caratetistica universal de la sociedad humana. En los tres triarcal 0 cle Ia reunion cle muchas Iamilias, muchos te6ricos
petiodos de debate sobre el patriarcado muchos de los argu­ clasicos del contrato relatan historias similares, En su invalo­
mentos pertinentes derivaron en diferentes historias conjetura­ rable (aunque patriarcal) explicacion de las controversias del
les acerca de sus ongenes sociales y politicos. La genesis de la siglo XVII Gordon Schochet en Patriarchalisni ill Political
familia (patriarcal) se ve con frecuencia como sinonima del ori­ Thought, subraya que los argumentos politicos que giran en
gen de la vida social misma y el origen del patriarcado y el torno a los origenes (que denomina argumentos geneticos) de­
origen de la sociedad son considerados un mismo proceso. jaron de existir a fines del siglo XVII, «despues de 1690 Ia justi­
La historia del contrato originario que crea la sociedad civil ficaci6n genetica y Ia identificaci6n entre peeler familiar y poll­
esta tambien ligada a las controversias acerca de los origenes tico se convirtieron en ternas muertos».? La concepci6n de que
del liberalismo y del capitalismo. En el siglo xx, las historias el poder familiar y fundamentalmente el conyugal, eran un po­
conjeturales acerca de los orfgenes polfticos forman parte de der politico desaparecio despues de la derrota de Sir Robert
los argumentos sobre las relaciones entre el capitalismo y el Filmer a manos de Locke, pero esto no quiere clecir que Ia
patriarcado aunque, curiosamente, rara vez se hace referencia
a los debates del feminismo-socialista actual respecto de la his­
8. Ciiado 1'01' Schochct, en UJl. cit .. p. RO.
toria del contrato original. Tambien en este punto las interpre­ 9. IM/.• p. 276.

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37
justificacion genetica desapareciera tam bien. La controversia ricos del contrato en una tercera forma, la del patriarcado II/(}­
sabre el patriarcado que comenz6 en 1860 se referia al proble­ demo. El patriarcado moderno es f1'aten~"UCcontractual y es­
ma de si el derecho del padre a el de la madre era la forma tnlCtllra la sociedad civil capitalista.
social «originaria». Muchos ecos del argumento patriarcal tra­ Una de las mayores fuentes de confusion en los debates
dicional resuenan en esos debates y pueden olrse todavia en sabre el patriarcado es que las historias conjeturales sobre eI
las historias Ierninistas recientes acerca del fin del matriarcado desarrollo de ln familia patriarcal a de la sociedad civil, inclu­
y los origenes del patriarcado. Mas aun, aunque Schochet en­ yendo la de los te6ricos clasicos del contra to, se presentan
Iatice que la teorfa del contrato clasico es un argumento gene­ como historias del origen de la sociedad humana a la civiliza­
tico, tarnbien 10 es la teorfa conternporanea del contrato. Para ci6n. Freud, par ejemplo, escribe su relata del pacta original
los teoricos del contrato, las relaciones contractuales son legfti­ como (historias) sabre la genesis de la civilizacion y, en una
mas precisarnente par el modo en que tienen origen. muy influyente interpretacion Ieminista de Freud, Juliet Mi­
Schochet enfatiza que Sir Robert Filmer rompio can el ar­ chell toma este argumento al pie de la letra. Pero «civiliza­
gumento patriarcal tradicional al sostener que el poder pa­ cion» no es sinonimo de sociedad humana. EI termino «civili­
triarcal y el poder politico no eran solamente analogos, sino zacion» adquiere un usa general hacia fines del siglo XVIII, pre­
idcnticos. Filmer justificaba la monarquia absoluta can el ar­ cedido par «civilidad» y expresando un «estadio particular de
gumento de que los reyes eran padres y que los padres eran la historia de Europa, algunas veces el estadlo final a ulti­
reyes, y en 1680 y 1690 «la posici6n filmeriana esiaba muy mo».'? La idea de civilizacion «alabo el sentido de moderni­
proxima a ser la ideologfa oficial del Estadov.'" Denorninare al dad, asociado a una condici6n de refinamiento y de orden»;':'
argumento de Filmer P0trinrcaIismo cldsico. La teorta clasica, En sintesis, «civilizacion» se refiere a una forma de vida social
la segunda de las tres Cannas del al:gi.ll~(;1tO patriarcal, fue historica y cultural mente especffica, y el concepto esta estre­
una teoria plena mente desarrollada en la teorfa del derecho y chamente ligado al surgimiento de la idea de «socieclad civil"
de la obediencia polftica, y Iue la prirnera de su tipo -«no (la sociedad creada a partir de un contrato originario). Enlati­
hubo teo ria patriarcal de la obligacion anterior a 1603,,_11 ce en el cap. 1 que el significado de «sociedad civil" es arnbi­
pero tuvo muy corta vida. La teoria patriarcal que desapareci6 guo y se obtiene a partir de una serie de contrastes y oposicio­
a fines del siglo XVII Iue la Iorma clasica de Filmer. Filmer nes respecto de otras Iormas sociales, Uno de estos contrastes
escribio, como 10 ha mostrado Schochet, en respuesta al desa­ es el que se da entre sociedad civil y estaclo de naturaleza,
Ito de los teoricos del contrato que afirmaban que todos los pero describir el est ado de naturaleza como pre-social a a-so­
hombres eran naturalmente libres. EI argurnento clasico del cial es afirmar que la sociedad civil representa la vida social
patriarcado era que los hijos naclan bajo la sujecion de sus -la civilizaci6n- misma, Para agregar mas confusion aun,
padres y, par 10 tanto, bajo sujecion polftica. EI derecho polfti­ otros te6ricos del contra to describen a la familia patdarcal
co el'a natural no convencional, ninglm consentimiento a con­ como la forma social natural y odginaria y la sociedad polftica
trato estaba involucrado, el poder polftico era paternal y tenfa a civil se desaITolla, entonces en el estilo tradicional patdarcal,
Sll odgen en el poder procreativo del padre. Revisare el argu­
a partir de la familia a de las familias.
menta de Sir Robert Filmer y la disputa entre el patriarcalis­
mo clasieo y la teoria del contrato social en el cap. 4, y mos­
trare como la teoria clasica se transfo1'1n6 a manos de los teo­
12. S. Rothblall, Traditioll alld Challge in English Liberal Education, Londl'cs, Fa­
ber & Faber. 1976, p. 18.
13. R. Williams. Keywords: A Vocabulary or Culture and Society, Nueva York. ox­
10. IMd., r. 193. ford University Press, 1985 (cd. rev.), r. 58. Estoy agradecida a Ross Poolc rO!' lIamar
II. IbM.. r, 16. mi atenci6n sobre «civilizaci6n. y cstas referencias,

38

I
39

c
La segunda ola de controversias sobre el patriarcado y que
comenzo en 1861 con la publicacion de Ancient Law de Sir antcriores aunque mantiene alguna semejanza con el punto de
Henry Maine y Mother Right de Johann Bachofen se centro en vista de Hobbes sobre la familia. EI padre patriarcal de Filmer
el relato de los origenes de la familia patriarcal 0 de la civiliza­ goza del poder absoluto del patria potcstas quien, bajo la ley
cion. Pero, (.como deben interpretarse estos debates de fines rornana tenia poder de vida y de muerte sobre sus hijos. Los
del siglo XIX y comienzos del xx? La primera batalla en torno padres, polfticamente vencidos de los teoricos del contrato so­
al patriarcado, como he sefialado, es corrientemente conside­ cial, han sido despojados del antiguo poder, son padres mo­
rada en terrninos de disputa de poder paternal como derecho demos en Iarnilias privadas modernas. Mas aun, la mayorfa de
del padre y no de derecho patriarcal como derecho sexual. los ieoricos clasicos del contrato, en el estilo del argurnento
Rosalind Coward presenta una perspectiva similar de la segun­ patriarcal tradicional, sostuvieron que la familia era una insti­
da disputa, Sostiene que desde 1860 «las relaciones sexuales tucion natural y que el poder del padre sobre Ia familia surgio
en cI sentido en que se las cuestiona desde el Ieminismo con­ naturalmente de las capacidades y cuidados paternos,' aun
ternporaneo, no eran el objeto real de los debates. EI tema real cuando su poder pudiera estar basado tam bien en el conscnli­
era el de Ia naturaleza de las alianzas politicas y sociales», Los miento. Hobbes, en cambio, sostiene que la familia es una ins­
debates giraban en tOiTIO a la relacion «entre las formas Iami­ titucion «artificial» y que el clerecho del padre es puramente
liares y la organizacion polftica de la sociedad-.!" Pero de que convencional 0 contraclual, 10 que en terminos de Hobbes sig­
los historiadores legales, los antropologos y los teoricos del nifica basado en la Iuerza. Sit" Henry Maine tarnbien sosticne
psicoanalisis argurnenten respecto de la familia patriarcal y la que la familia patriarcal -Ia forma social original"ia- es con­
civilizacion no se sigue que el «objeto real» de sus discusiones vencional y no natural. Maine enfatiza que «la historia de las
no Iuera tainbien el de las relaciones sexuales y conyugales. ideas politicas... comienza con el presupucsto de que eI paron­
Coward analiza la historia conjetural de Freud acerca del ori­ tesco de sangre es el iinico fundamcnto posible de las Iuncio­
gen de la «civilizacion» pero (como Juliet Michell algunos nes polnicas de comunidae!».lf> Este supuesto es falso. La fami- •
afios antes) lee las versiones Ireuclianas a traves de la lente lia patriarcal no esta basada en lazos naturales de sangre sino \
patriarcal de Levi-Strauss y Lacan, POI" 10 que interpreta que en 10 que Maine denomina la «Ficciori Legal». Las primeras '
su objetivo son las clasificaciones sociales, el parentesco, la Iamilias y sociedades (que Iueron asociaciones de Iarnilias) ab- '
exogamia y el tabu del incesto y no la dominacion sexual. sorbieron a muchos extrafios, pero la Iiccion se mantuvo con­
Coward establece en el primer capitulo de Patriarchal Pre­ siderando a todos los desccndienlcs 0 pertenecientes a una
cedents que Maine en su Ancient Law «sintetiza las ideas sobre misma lfnea sanguinca a partir de un mismo ancestro (el pa­
la familia patriarcal que habian dorninado la teoria politica dre). La Iiccion fue tan poderosa que no se trazo distincion
durante los siglo XVII y XVITI pero representa tarnbien una entre «la Iiccion de la adopcion» y la «realidad del parcnles­
aproximacion teorica y metodologica que en definitiva echarfa CO».17 Estas Iarnilias se manluvieron juntas mediante la obe­
abajo las (Jltimas estribaciones de esta teoria politica» .15 La diencia a la cabcza pall"iarcal. EI derecho politico palerno
afirmacion de Coward es elTonea en dos puntos. Primero, la consliluyo a la antigua familia. La !Hl!ria potestas podrfa consi­
discusion de Maine sobre la familia patriarcal y el poder del dcrarse como origin ada a pal"lil" del poder natural de Ia pater­
padre, la patria poteslas es muy diferente de la de los autores nidad, pcro eI argumcnto de Mainc de que eI derecho palemo
ab so/uto estaba basado cn una ficcion, no en Ia naluraleza,
significa que su explicacion de Ia familia patriarcal es muy
14. R. Coward, Patriarchal Prcccdcl/s: Sexuality alld Social Rclatiol/s, Londres,
Routledge & Kegan Paul, 1983, pp. 12,26.
15. Ibid., p. 18. 16. Sir I L Maine, up. cit., p. 76.
17. Ibid., p. 71L

40
41
diferente de la que encontramos en muchos otros escritos pa­ neas que han revivido la idea de un matriarcado originario, el
triarcales tradicionales, clasicos 0 modernos. argumento sobre el patriarcado gira en torno del poder (fami­
EI segundo punto es que eI libro de Maine no subvierte la liar) de madres y padres, oscureciendo de este modo la cues­
leoria polftica anterior, como sugiere Coward; mas bien, Mai­ tion social mas amplia sobre el caracter de las relaciones entre
ne esta Iirmemente escribiendo. denrro de los parametres esta­ varones y mujeres y sobre el alcance del derecho sexual mas­
blecidos por los teoricos clasicos del contrato. Bachofen sostu­ culino. Coward remite al comentario de Malinowsky sobre cl
vo que eI derecho de la madre 0 matriarcado Iue la forma canto del cisne de los ejemplos anteriores basados en la hipo­
social originaria abriendo un largo debate acerca de los onge­ tesis del derecho materna que Robert Briffault expone en The
nes, pero Maine en Ancient Law preserua los origenes de ma­ Mothers, obra publicada en ) 927. 19 Pero el movirniento con­
nera diferente. Ciertarnente, insiste en que la familia antigun u ternporaneo de mujeres ha dado lugar a una proliferacion cle
originaria es patriarcal, pero el punto central de Maine no es historias conjeturales sobre los origenes del patriarcado y cle
el «cornienzo» en el sentido del principio de la vida social 0 de los eventos que condujeron en el mundo a la derrota historica
la civilizacion, sino el «cornienzo» de la sociedad civil moder­ del sexo Iernenino, utilizando una mezcla de antropologfa, his­
na. Le interesa 10 que viene tlespucs de la familia patriarcal toria, religi6n y mito, como hace mas 0 menos un siglo.
- 0 mundo tradicional del estatus- y no si el matriarcado fue Existe, no obstante una interesante dilerencia entre las dos
anterior al derecho paterno. En las «sociedades progresistas» vertientes especulativas sobre los origenes. «En el cornienzo»,
esto es, aquellas sobre las que escribieron los teoricos del con­ los primeros relates hablan de que la vida social estaba gober­
trato social, la familia patriarcal estaba dejando de ser la uni­ nada pOl' el derecho rnaterno, la descendencia em matrilineal
dad a partir de la cual se constituia la sociedad. En carnbio, eI y la prorniscuidad sexual impedia la comprensi6n de la pater­
individuo se torna primario y las relaciones entre individuos se nidad. Los relates dan diferentes razones cle por que fue des­
constituyen mediante libre acuerdo: «e] vinculo entre un hom­ tronado el derecho materno, pero el proceso depencli6 de cier­
bre y otro que reernplaza gradualmente esas forrnas de reci­ to conocimiento de la paternidacl. (Cual Iue el significado del
procidad en rerrninos de derechos y obligaciones que tiene su triunfo del derecho paterno? Coward sefiala que «la imagine­
origen en la familia ... es el Contrato»." No obstante, Maine ria socialism del periodo estaba repleta de cornunisrno demo­
subraya tambien que aunque las Iormas antiguas de tutelaje cratico "materno" en oposici6n al individualista capitalisrno
casi habian desaparecido, la esposa permanecfa aun bajo eI patriarcalv.l? No obstante, la mayorfa de las historias conjetu­
tutelaje del esposo. rales identificaban la victoria del padre con el origen de Ia
La interpretacion patriarcal del «patriarcado» como dere­ civilizaci6n. EI patriarcado rue asi un triunfo social y cultural,
cho paterno ha tenido la paradojica consecuencia de oscurecer EI reconocimiento de la paterniclad fue intellJretado como el
eI origen de la familia en las relaciones entre el marido y la ejercicio de la razon, un avance necesal'io pam sentar las bases
esposa. Suele olvidarse cI hecho de que vaI'on y mujer PaI1ici­ del surgimiento de la civilizacion -todo 10 cual rue tarca de
pan del contrato matrimonial -un contl'ato «originario» que los hombres. En breve l'etomal'e este punta. Cowal'd tam bien
constituye al matrimonio y a la familia- y de que son esposos sefiala que muchos de los pm1icipantes en Ia controvel'sia so­
y esposas olltes de ser padres y madres. EI derecho conyugal bre el derecho materna encontraron casi imposible cI'eel' en el
queda, en consecuencia, subsumido bajo el derecho del padre matriarcado como contrapartida del patrim'cado «virtual mente
y, como ilustran las historias de las feministas contempora­ nadie siguio Ia perspectiva de Bachofen sabre mujeres todopo­

19. R. Cowmd, op. cit., pp. 47-48.


18. IMd., p. 99. 20. Ibrd.. p. 73.

42 43

l~

derosas, sus Amazonas, luchando para defender su derecho Hablar de un «paraguas patriarcal» universal (Occidental)
materno». En el mejor de los casos se aceptaba que la socie­ tiene sentido unicarnente en que, en palabras de Lerner, «no
dad primitiva era matrilineal (es decir, que su descendencia se hay una sola sociedad conocida donde las mujeres en -tan­
trazaba a partir de la madre)." Se postula un matriarcado ori­ to- grupo hayan tom ado las decisiones de poder sabre los
ginal como opuesto al patriarcado, las madres, y no los pa­ hombres 0 donde hayan definido las norrnas de la conducta
dres, ejerclan el derecho politico. En este punto muchas conje­ sexual 0 del control de los intercarnbios matrimoniales-.P Esto
turns feministas conternporaneas difieren. Se considera que las no significa decir, de todos modes, admite Lerner, que la posi­
mujeres Iueron incapaces de gobernar sobre los hombres. cion de las mujeres haya sido siempre la misma --como han
Tales historias inmediatarnente sugieren la pregunia de si afirmado algunas ferninistas que las mujeres permanecen nl
las conjeturas acerca de I~s origenes remotos tienen aun algu­ margen de la historia-c--" 0 que las mujeres nunca hayan ejcr­
na relevancia para las instituciones sociales y polfticas en los cido ningun tipo de auto-determinacion 0 poder social. La po­
afios ochenta. La historia conjetural feminista mas reciente es sici6n social y economica de la mujer y el ambito de sus acti­
de Gerda Lerner, The creation or Patriarchy, un ejemplo alta­ vidades han variado enormemente en dilerentes culturas y en
mente sofisticado en su genero. Lerner cuidadosamente toma diferentes epocas historicas. Si el «patriarcado» intenta, en
distancia de los argumentos que postulan una (mica causa del verdad, negar la existencia de tal variedad, entonces debcrfa­
patriarcado y de los mitos de origen del matriarcado: tanto las mos desestimar el termino sin mayores consecuencias. Mu­
mujeres como los varones, acentua, participaron en la crea­ chas feministas que quisieron que se abandonase el «patriarca­
ci6n del patriarcado. Lerner sostiene que el patriarcado surgi6 do» defienden esta Iinea porque consicleran que el concepto es
en Occidente, en la antigun Mesopotamia entre el 6000 y el atemporal y ahist6rico. Michele Barrett declara que el patriar­
3000 a.C, Presenta unas Iascinarues especulaciones acerca de cado «es responsable de una opresion universal y trans-his tori­
los mecanismos involucrados. incluyendo varias alternativas ca»25 y Sheila Rowbothan sostiene que «irnplica una forma de
que podrfan dar cuenta del «intercarnbio de mujeres» (una opresi6n universal y a-historica que nos rctorna a 10 biol6gico
idea derivada de Claude Levi-Strauss sobre la cual hare algu­ [...J implica una estructura Iija [... J y sugiere una sumision fa­
nos cornentarios en el cap. 4) y que, sugiere, tuvo un desarro­ talista».26
llo crucial, Lerner sostiene que rastreo «el desarrollo de las Tales interpretaciones son diffciles de evitar cuando el «pa­
principales ideas, sfmbolos y metaforas mediante las que las triarcado» se vincula a historias conjeturules sobrc los ortgcnes
relaciones patriarcales de genero se incorporaron a la civiliza­ que relatan el comienzo de la historia, dc la vida social 0 de la
ci6n Occidentalv.V La mejor comprension de este desarrollo, civilizacion. Cuando «patriarcado» se utiliza en ese sentido la
pennite a las mujeres mayor conciencia de sf mismas y de su distintividad historica del orden civil modcrno desaparece y las
posici6n. Pero (cual es la utilidad de remontarse a los origenes form as pre-rnoclernas parecen haber sido mantenidas hasta el
en In Mesopotamia cuando hay relates disponibles que situan presenle. Por ejernplo, siguiendo la prescntacion de Freud del
el origen mucho mas proximo a nosotros? Ademas, este «co­
mienzo» mas reciente del patriarcado coincide con el surgi­ 23. Ibid., p. 30.
miento del orden de Ja sociedad civil moderna en Ja que Min 24. POI' cjcmplo Simone de I3l'"uvoir ~rin]](J que ,,!a l1lujer no liene P;\S,I"O, no
liene hislOlia ni l'eligi6n plOpia», citado pOI' Lemel'. UI'. "il., p. 221. M.h rccientelllcn,
vivimos. Ie, Andrc~ Dworkin h~ dicho que .l~ siluacion de l~ l1lujer es o,\sic~l11ellle ahislori,
ca.; E. Wilson, .lnlelvicw with Andre" Dworkin», FCll/il/isl RCFiclI', II (1982), p. 27.
25. M. B~Il'CI, WOlllel/'s OPIJI'essiol/ Tuday: 1'lOblell1.' iI/ Mar.\'isl Feli/illIsf IIII(/I\'sis,
21. IM/.. p. 53. Londl'Cs, Verso I3ooks, 19t1O, p. 14.
22. G. Lcmcl', The Crc{lliOlI a( I'alriarclly, Nue\'~ YOl'k, Oxfol'd University Press, 26. S. Rowootham, «The trouhle with "P~lrhllrh'y"'" Nell' Sialesil/(/I/, 21, ~ (c1i,
19t16, p. 10. demore 1979), p. 970.

44 45
~ .

pacta originario como relata de la creacion de la civilizacion a I do, puede considerarse tanto un Ienomeno universal como dis­
de la vida social misma, Juliet Michell no solo sostiene en tintivo del mundo moderno que se ha alejado del patriarcado
Psychoanalysis and Feminism que el patriarcado es Ia «ley del (desplazamiento «del estatus al contrato»). La teorla clasica del
padre» sino que la ubicacion social de las mujeres depende de contrato marca un cambia decisivo en eluso de esta idea como
la estructura de pareniesco. Sostiene adernas que la estructura argurnento polftico. EI contrato originario (segun cuenta el I'C­
de parcntesco se ha tornado «arcaica», de modo que, POI' pri­ lata de la creacion) da lugar a un nuevo orden social constitui­
mera vez, existe la posibilidad de clestronar al patriarcado.t? EI do par los lazes convencionales del contrato. EI contrato como
relata del contrato originario, incluyendo las versiones que se base general de un orden social es muy diferente de los ejem­
encuentran en los escritos de Freud, confirman que el «paren­ plos contractuales de la antiguedad. The Creation of Patriarchy
tesco» hace tiempo que se ha tornado arcaico, La victoria de incluye una Iascinante discusion sabre el convenio entre Yahve
la teorfa del contrato sabre el patriarcalismo clasico sefialarfa y Abraham, segun aparece en el relata del Genesis. Yahve exige
el fin de un ordcn social estructuraclo POI' el parentesco y par un sfmbolo espectacular del poder patriarcal como sella del
la ley del padre. La sociedacl modern a se estructura en base a pacta: a saber, la piel circuncisa del pene. Lerner pone de rna­
vfnculos de contrato convencionales, y uuiversales, no median­ nifiesto el poco interes que se ha dispensado a la eleccion del
te los vfnculos particulares adscritos, del parentesco. En el sella (aunque reconoce que Calvina considero que «debernos
mundo moderno el «parentesco» se transforma en «familia» y investigar si la analogfa entre el signa visible y la cosa significa­
tiene sus propios principios de asociacion y su propia ubica­ da es aparente») y agudamente se pregunta par que si era nece­
cion social en la esfera privada, separacla de la sociedad «civil» saria una marca Ifsica para distinguir a su Pueblo Elegido, se
publica. eligio precisarnente esta. 30 Obviamente, las mujeres carecen de
Otras Ieministas, a sabiendas de que el orden tradicional 10 requerido para participar del pacta can Abraham; pero en
del parcntesco y el derecho del padre no consiituye un orden los textos clasicos de la teorfa del contrato social su exclusion
moderno, aun interpretan «pntriarcado» literalmente, y sostie­ del contrato original se ve asegurada de una manera patriarcal
nen que tal concepto no tiene aplicacion en nuestra sociedad. mucho menos obvia. EI rasgo distintivo del contrato originario
Gayle Rubin afirma que «patriarcado» deberfa ser confinado a es, precisarnente, que parece universal, que incluye a todos los
las sociedades del tipo pastoral nomad a del Antigua Testarnen­ que habran de ser incorporados al nuevo orden civil.
10. 28 De modo similar, aunque alga menos drasticarnente, Mi­ Lerner tambien se refiere a otro «contrato no-escriio. que
chele Barrett sostiene que «patriarcaclo» es util en «contextos forma parte del «paraguas del patriarcado». Sostiene que par
donde la dominacion masculina se expresa a traves del poder casi cuatrocientos afios el paraguas ha cubierto el «dominic
del padre sabre las mujeres y sabre los varones jovenes. Clara­ paternalista», una forma mitigada de dominio regida par clere­
mente algunas socieclades se han organizaclo en torno a este chos y obligaciones mutuas. «EI intercambio de dominic. sumi­
principia aunque no las capilalistas».29 Las sociedades capita­ si6n par proteccion, trabajo no-pagado par manlenimiento...
listas, de este modo, aparecen como sociedades conlractuales, Las bases del patemalismo estan constituidas POI' este contralo
post-patrial"Cales. no escrito de intercambio: el varon suministra el soporle econo­
Para aumenlar la confusion el contrato, como el patriarca­ mica y ]a proteccion a cambia de la subordinacion de la mujer
en tadas los aspectos, y de su servicio sexual y domestico gra­
27. J. Mitchcll. l'syclroalisis alld {elllillislIl. ITanllondswOlth. Pcnguin Books,
tuitos.»31 En vistas de esto, la dominacion paternalista se ase­
1975. p. 409.
28. G. Rubin. «Thc Tmffic in \Volllcnn, cn T(}\\'(/rd all AlllhropoloKY of \\'Olllel/
(cd. dc R. Reitcr). Nucva York, Monthly Rcview Prcss. 1975, p. 168. 30. G. Lemer, op. cit .. pp. 191-192.
29. M. Ba...·ct. op. cit.. p. 250. 31. IbM., pp. 217-218.

46 47

I
llL_

meja al contrato moderno en que, sostendre, torna la forma referf en el cap. 1, Gdeberfa usarse la ley para limitar y regular
tipica del intercarnbio de obediencia por proteccion. Pero la la libertad de contrato y de tal modo entrelazar el contrato con
similitud existe solo si el contrato se extrae de su contexto his­ estatus? Arnbas controversias se solapan nuevamente en la ba­
iorico. EI lenguaje de Lerner sobre el paternalisrno adquiere talla polltica sobre el Estado de Bienestar que se lleva a cabo
una forma muy equfvoca para hablar del patriarcado contrac­ entre los socialistas y el New Rigth, en los ultimos afios, En
tual moderno. «Paternalismo» puede muy bien ser el termino verdad, en el transcurso de los afios cuarenta, en un famoso
apropiado que describe ejemplos de contratos en el mundo pre­ ensayo sobre la ciudadania y el Estado de Bienestar, T.H.
moderno, donde las relaciones sociales estaban estructuradas Marshall escribio que «los derechos sociales (biencstar) en la
por el parentesco 0 el estatus de Sir Henry Maine. Pero, el con­ forma moderna implican una invasion del estatus en el contra­
trato, podrfa ser vis to tarnbien a la luz del modelo familiar 0 to».33 EI uso del «paternalismo» en referenda a estos puntos
paternal de relaciones sociales y de jerarqula social, y, enton­ no deja de tener interes para toda consideracion del patriarca­
ces, es asimilado al estatus, que conlleva sus propios deberes do moderno, GPor que este terrnino?
que incumbe al individuo prescindiendo del acuerdo. De este La respuesta mas directa es que la relacion del arnante pa­
modo, Gordon Schochet subraya que en la Inglaterra del siglo dre con su hijo brinda el moclelo de la relacion del ciudadano
XVII, la gente cornun conocla una «tradicion contractual» pero con el estado. Tal como el padre prohibe a su hijo actuar de
esta Iorrnaba parte de la «explicacion patriarcal del rango so­ cierta rnanera porque sabe que poclrfa lnstimarse, y es su de­
cial». EI contrato no se entendfa del mismo modo en que 10 ber protegerlo, del mismo modo el Estado protege a los ciuda­
entendemos hoy; «el contrato parece haber sido utilizado, mas danos a traves del patemalismo legal. Los contractualistas son
como explicacion formal de como la gente entraba en relacion los oponentes mas consistentcs al paternalismo y la historia
que como una definicion de la naturaleza y el contenido de del contra to social muestra por que. EI lenguaje del paternalis­
csos estadios-.J? En el misrno siglo, no obstante, de la mano de rno refuerza el modelo tradicional patriarcal de orden politico;
los teoricos del contrato social, el contrato se translormo en su todos los gobernantes son como padres -pero es este modelo
forma moderna como doctrina anti-paternalista. el que destruyo la teoria del contralo. En la historia del con­
Resulta bastante extrano que, aunque la interpretacion pa­ trato social el padre es (metaloricamentc) ascsinado por sus
ternal y familiar del patriarcado sea tan popular, los argumen­ hijos quienes transforman (la dimension paterna del) derecho
tos Ieminisias sobre el patriarcado poco 0 nada hayan dicho patriarcal del padre en gobierno civil. Los hijos alienan este
sobrc el paternalismo y sus relaciones con el patriarcado. Aho­ aspecto del poder politico a manos de su rcprescntnnto: cl Es­
ra bien, entre los Iilosofos, incluyendo a los contractualistas, se tado, (Rousseau cuenta una historia diferente.) Cuando cl
llevo a cabo, durante cierto tiernpo, un debate sobre el pater­ Estado ejerce restricciones incleseadas a la libertad de contra­
nalismo. La discusion giro en ramo al problema de si ciertas to, el termino «paternalismo» ilustra como la libertad del ciu­
actividades, incluyendo el hacer contratos, pueden, legitima­ dadano (la del hijo) se ve compromctida. EI Estado csl{t ac­
mente, scr prohibidas 0 controladas por la ley para prevenir el tuando como un padre y trata a los individuos como hijos que
dafio a los individuos, aLl11 cuando tales actividades sean lleva­ no pueden alll1 actuar en vistas a su propio bien. EI anti-pater­
elas a cabo voluntaIiamente. Los debates de los filosofos sobre nalismo parece scr cl (Htimo cncucntro en la batalla del con­
el paternalismo se solapan con las discusiones entre los estu­ trato contra cI patriarcado.
diosos legalistas sobre el contrato y el estatus, a las que me

33. T.II. Marshall, "Citizenship alld Suci,d Class», reilllpreso ell: Stlltl'S alld So.
cieties (cd. de D. Held et al.), NUL'"a Yor!v'Lomh'cs, New York University I'ress, J98.~,
32. G.]. SdlOchet, op. cit., pp. 81·82. p.258.

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~.
~'

Tal concepcion de la rclacion entre pa ternnlismo, contrato, respuesta es que el patriarcado se sostiene a traves del hecho
prnriarcado y estruus, una vez mas depende de la interpreta­ (universal) de que la crianza de los hijos queda en manos, casi
ci6n patriru-cnl del pntriarcado como peeler parcrno, como un exclusivas, de las mujeres. En su muy influyente The Reproduc­
aspecto del viejo mundo del estntus cnu'omet iendose y clistor­ tion of Mothering, Nancy Chodorow sostiene que «ciertas asi­
sionnndo el nuevo munclo del contrato. Esta posicion depende metrfas sexuales ampliarnente universalizadas en la organiza­
tambicn de la continua reprcsion de In historia del contrruo ci6n social del genero / son / generadas por la mnternidad de In
sexual. La apropiacion simultrinea de los hijos de autbas eli­ mujer».34 Con mayor enfasis, Isaac Balbus ha sostenido que «el
mensiones del derccho polft ico del padre clepucsto y de su cle­ monopolio maternal del cuidado de los nifios» es «la base psi­
rccho sexual, tanto como su derccho paternal, no suele men­ cologica de la dominaci6n masculina» y que el poder pre-edlpi­
cionarse. El anti-patemalismo de los contractualistas puede co de la madre es la base del patriarcado: «es la experiencia de
parccer, por 10 tanto, como un antiparriarcnlisrno. Mas atm. la autoridad maternal, mas que de la paternal. la Iuente ultima
considcrar al pntrinrcarlo como patcrnalismo (0 vel' al Estado de adquisicion y soporte de la politica autOlitariall. 35
como un padre), significa ta mbien pasar par alto la ntticla eli­ Ambos estudiosos sugieren que «la paternidad compartida»
Icrcncia que existe entre las relaciones paclre-hijo y las relacio­ es la soluci6n para el patriarcado, Haciendose eco de hisiorias
ncs pnt rinrcnlcs entre varones y rnujcres aclultos. En el proxi­ sobre el derrocamiento del rnatriarcado -s610 que esta vez
mo capitulo me cxtendcre algo mas sobre esta diferencia, aqui, con la paradojica vertiente de que el patriarcado debe llegar a
el punto pcn inentc es que el paternnlismo es controvertido su fin- la «madre patriarcal» debe ser destronada en Iavor de
precisarnente porque Ia prohibicion legal 0 los actos controla­ 10 que podrfa llamarse el «derecho parental». Llamar a esta
clos se clan entre «ndultos que consienten». EI rotulo de «pater­ sugerencia absurda no significa que los padres no deban cui­
nalismo» clirigc la atcncion a las rclaciones [amiliarcs y ayuda dar a sus hijos; 10 absurdo descansa en el significado cle que el
a garantizar que las prcguruas crIticas sobre las rclaciones derecho patriarcal sea derivado de la posici6n de las mujeres
contractuales entre varoncs y mujeres sean clesviadas. como madres. EI significado y valor acordado a la maternidad
No hay que prcocnparso POI' eI significado del patemalismo en la sociedad civil es, mas bien, una consecuencia de la cons­
o Jeer relatos sobre los ortgencs de la sociedad para asocial' a la truccion patriarcal de la diferencia sexual como dilerencia po­
familia con el patriarcndo. Arin se elevan voces que proclaman litica. El argumento de que el pocler matriarcal es central para
que cl lugnr social propio de la mujer cs el mundo privado de el patriarcado puede sostenerse s610 porque se ha prestado
In familia y una multitud de sanciones legales y sociales se han muy poca atenci6n al significado polftico y social del padre
aplicado para mantenernos allf, cuidanclo de concentl'aI' Ia patriarcal y al poder de su paternidad. Esta es, quiza, la omi­
mente en las relaciones familial"es. Identificar patrial'Caclo con si6n mas sorprendente de los argumentos feministas sobl'e el
familia puede tener consecuencias inesperadas, una cle las cua­
les es la cle que Ia madre y no cI padre haya sido recientemente
indiviclualizacla como el pmgenitor mas poderoso. Si el ejerci­ 34. N. ChodorDw, The Reprodllclioll or Motherill~: Psychoallalisis allf! Ihe Socia­
cio del c1erecho patemo ha seguido, c1esde hace mucho, su cur­ logy or Gender. Berkeley, University of Califomia PI'CSS, 1978. pp. 9,10.
35. I. Balbus, MarxisllI alld DOlllillalioll: 1\ Neo-llege/iall, Fell/inist, l'sychoalla/ylic
so -y los poderes sancionndos legal y social mente de los pa­ Theory or Sexual. Political alld Techllologica/ Liberatioll. Pl"inceton, PJincclon Univcr­
dres en sus familias son, ahol"a, una sombl"a cle 10 que una vez sity Press. 1982, pp. 311-312. 324. Tal intcllJrctaci6n uc la tcolia psicoanalitica accn·
fueron- (que sostiene al patl'iarcado? La respuesta ofrecida tua el peliodo pre·edipico dc la infancia. la madre aparcce touopouerosa, devomdom
y satisfactora (cfr. tam bien Hanna Pitkin y su nueva interprctacion de Maquiavclo cn
POI' algunas escritoras feministas influenciadas par una teorla FortI/lie is a 1I'011lall). Las nalTaciones conjeturales sobrc los origencs que se enclIcn­
psicoanalftica sociologizada y muy popular en los EEUU, es trun en la teolia psicoanalitica pl'Ovienen de una teOlia quc pone eI accnto cn cl
complejo de Edipo mismo. como la Icolia del conlrato social. cllentan la (el desco de
que se sostiene gracias a Jas madres 0, de modo mas general, Ia la) muel1e del padre a manos de los hijos.

50
51
patriarcado. EI supuesto implicito que se hace es, generalmen­ la alicnacion e1el varori de su semen durante cl coila y cI alum­
te, que «padre» significa que el hombre tiene una relacion na­ bramicnto del nino 10 ha llcvaclo a crcar Ia tcorfa y la organi­
tural y Iisiologica con el hijo. EI supuesto es que hay una rela­ zacion poliiicas: «cl varon procrcaclor en virtucl de Sll nccesi­
cion directa y definitiva entre relacion sexual y paternidad de c1Z1d e1e mccliatizar la alicnacion de su procrcacion. cs cscncial­
modo que Ia «paternidad es ... el equivalente semantico a la mente el varon crcnclor. lIa crcuclo las Iormas institucioualcs
mnternidada.J" Un padre (patriarcal) es simplemte uno de los de las relacioncs socialcs e1e rcproduccion-.V Para que los va­
dos padres. roncs como padres se apropicn e1e sus nifios cs precise clabo­
El hecho de que la relacion padre-hijo sea mas diffcil de rar los mccauismos institucionalcs, incluycndo cl matrimonio
establecer que la relacion madre-hijo, por supuesto, no ha pa­ y la separaciou entre 1'1 cslcra privada y ln publica. No obstan­
sado inadvertida. La paternidad casi nunca escapa a la incerti­ te, para vcr cl poclcr de Ia pa tcru iclad como 1(/ Iucrza politica
dumbre, A cierto nivel, puede plantearse la pregunta de si un creat iva no hay ncccsidad e1e rccurrir ~1 argurucntos onlo16gi­
hombre es sin cludas el padre de un nifio determinado. Las cos sabre cl SCI' rcproductor masculine (y, como scnnl.uc en el
dudas sobre quien es cl padre de una criatura pueden resultar cap, 7, cl contrato de 1'1 llruuadn matcruiclnd subrogada des­
politicamente irnportantes cuando esta en juego la propiedad, causa en eJ heche de que el espcmla del hombre cs lilcrnlmcn­
y los varones han siclo muy diligentes al disefiar medios que te alienable y, de cstc 1110do, dificrc de cualquier otra propie­
les aseguren que las mujeres no los enganan a este respecto, dad en In persona). EI argurncnto de O'Brien Sl1POl1C que los
Rousseau, por ejemplo declaraba que una esposa infiel «disol­ hombres han tratado de haccr socialrncnte cquivalcntc cl sig­
via Ia familia y rornpia todos los lazos naturales. Dando a un nificado de la patcrnidad y de la matcrnidad, clirninando la
hombre hijos que no eran suyos, ella los traiciona a ambos, inccrtidurnbrc. POl' su parte, el poclcr ell' la patcrniclad patriar­
uniendo a la infidelidad, la perficlia. Me resulta diffcil ver que cal sicrnprc 11<1 clcpcndiclo de que la patcrnidacl y la matcrni­
desorclenes y crfrnenes pueden no seguirse de este hecho».37 dad tcngan dilcrcntes significados socialcs.
Cuestiones importantes sc han planteado sobre el reconoci­ DlIrZ1I1te los afios sescnta y sctcnra, los nrnropologos. una
miento mismo de la paternidacl. Ninguna incertidumbre existe vez mris, sc cmbarcnron en la clisputa sobrc cl conocimicnto o
respecto cle la materniclad. Una mujer que da a luz es una la ignorancia de los hcchos naturales de lu p.ucruidad en cicr­
madre y no puede evitar saber que ha dado a luz; la materni­ tos pueblos elel Pacifico. Cnrol Delancy, rccicntcmcnte ha se­
clad es un hecho natural y social. Pero un tiempo considerable fialado que los argumcntos de los antropologos se basan en cl
sepam al coito del alumbramiento del hijo; (cual es, entonces, olviclo clel signil'ic;ldo saci,ll ell' Ia palernicbel. Reblos que apa­
la conexion entre el papel clel hombre en la relacion sexual y el rcntemenle mllesll',ln igI10r,1I1Ci,1 de los hcchos nalurales ele 1'1
alumbramiento? La paterniclad tiene que ser clescubierta 0 in­ insell1inZlci6n y clel embarazo renejan, con precisi6n, la eons­
ventacla. De modo di(erente a la materniclad, la paternidad es lrucci6n social de b p~1ternidad. Los "cehos fisiol6gicos de b
meramente un hecho social, un invento humano. maternicbd y de b palcrnicbd IlllnG1 I'lleroll SOCi~11lllcnlc \'is­
Mary O'Brien ha sosteniclo que la vicla polftica patriarcal es tos de Ia miSI1l,l m,lIlerZ1, "b m~1tcrnilbd l1a signil'ic;ldo ciaI' <l
el resultado cle la necesidad del hombre de sobI'ellevaI' la incer­ luz y dar cuidados. La palcrnicbd 11,1 significaclo cngcnd"ar. VI
tidumbre que I'odea a la paterniclacl. La discontinuiclad entre j!alenlirltlrl I{({ si,l',lIiji'ctlrlo cI 1'01 jJlilllol'io, ('sellcitll y ('/I'II/il'O»."")
SociaJmcnlc, par,l lIlili7.zlI· el lcrmillO de Dcbney, Ia procrca­
36. C. Delancy, «The mcaning of Palemity and thc Virgin Birth dcbale», ,"lelll, 21,
3 (1986), p. 495. (ESloy agraeleciela a AlbeIt Hircshman pOI'lIamar mi alcnci6n sobre
cI argumento de Delancy.) 3H. 1\11. O'HriL'n, 1'1,(, l'u!illt'S uj"Uq)j"OdIlUi()Il, 1.011L!1\· ..., Rill Illl.'dgl' ~\lld "'l'g~lIl r~lld,
37. J.-J. Rousscau, Emile or Oil Educatioll (Imel. de A. IlIoom), Nueva York, Basic 1981, p. 56.
Books, 1979, p. 361. 39. C. DL'iCIncy, ", t. cit., p. -195 (L'i 0111'".';' cs IIlio); ell" l,lIlIhiell pp. 500·502.

52 53
cion ha sido vista de una manera «rnonogenetica» como una Pero exactamente, (c6mo deberfa enrenderse el orden so­
consecuencia de la fuerza creativa del semen del padre. EI cial generado por la capacidad creativn de los varones? (La
punto de vista monogenetico ha sido central en el patriarcalis­ sociedad civil como un todo es postpatrinrcal? John Stuart
mo clasico, como Sir Robert Filmer revel a en sus escritos, y es Mill, escribi6 una vez, que «la familia feudal, la ultima Iorma
aun hoy corriente. Mientras estaba escribiendo este capitulo, historica de vida patriarcal, ha desapareciclo hace mucho, y la
se inform6 de que el Prirnado de Holanda habra afirmado que uniclad social no es ahora la familia 0 el clan ... sino el inclivi­
la mujer espera eI espenna del varon como «el vector masculi­ cluo; 0 a 10 sumo, un par de individuos y sus hijos no cmanci­
no, dinamico y activo de la nueva vida».40 pados»."! De modo similar, si la sociedad moderna no Ilene
Mi interes se centra en las implicaciones polfticas de la ca­ padre, entonces todas las viejas Iormas c1eben haber quedaclo
pacidad mascuIina creativa que, en su forma modema, no es atras: «La peculiar dominacion en esta epoca se expresa como
patemal. La pretension patriarcal es que los hombres no s610 la transformacion cle todas las relaciones y actividacles en [or­
son los primeros motores en la genesis de la nueva vida Ifsica mas despersonalizadas, instrumentales y objetivasv.f Las rela­
sino, como O'Brien ha serialado, S0I1 tambien procreadores de la ciones contractuales impersonales han rcemplazado la vicja
vida politica y social. O'Brien sostiene que carecemos de una sujecion personal del estatus 0 patriarcado. Planteando la
filosofta del nacimiento. En un sentido esto es asf, pero en otro, cuestion en forma un poco diferente, el pntrinrcado es reem­
esta lejos de ser asf. La teoria polftica esta plagada de historias plazado por las relaciones contractuales civiles del capitalismo:
de hombres que dan a luz, politicamente, nuevas Iormas de las relaciones econornicas capitalistas y las relaciones patriar­
vida polftica 0 la vida polftica misma. EI descubrimiento de la cales son por su forma mutuamente excluyentcs. Precisarnen­
paternidad se considera el punto crucial en la historia conjetu­ te, Keith Tribe ha interpretado el argumento de Hobbes y Loc­
ral de Bachofen sobre el desplazamiento del matriarcado y la ke de este modo. Sost iene que en el «discurso» del siglo X'VlJ,
creacion de la civilizacion. EI poder de las mujeres tuvo que ser los varones, como agentes economicos y politicos, y no los in­
derrotado para que emergiera la civilizacion, el descubrirniento clivicluos libres clel discurso capitalism eran los cabezas de fa­
de la paternidnd es el adelanto vital e intelectual y la Iuerza milia patriarcal. La «demostracion discursiva» cle las relacio­
creadora que permite al varon alcanzar esta trascendental ha­ ncs capitalistas no es posible dentro del marco en el que Hob­
zafia. En eI punto decisivo entre el viejo mundo del estatus y el bes y Locke escribieron, EI hogar patriarcnl inclufa sirvientes y
modemo mundo del contrato se narra otra historia del alum­ esclavos (no era la "familia» Iormacla por marido, esposa e
bramiento polftico masculino, La historia del contrato original hijos) y el jefe de familia no clirigta como un capitalism direc­
es, quiza, la narracion mas importante de la creacion de los tamente las actividades de sus sirvientes. Tampoco las relacio­
varones de una nueva vida politica. Pero esta vez, las mujeres nes entre los amos en tanto agentes economicos revestfan la
ya habfan sido derrotadas y declaradas pocreativa y politica­ forma capitalista."
mente irrelevantes. Ahora se ataca al padre. EI contrato original De toclos modos el argumento de Tribe dcscuidn el signifi­
muestra como su monopolio del poder polftico creativo es cado del contrato originario y Ia diferencia entre el pntriarcado
aprehendido y compartido por igual entre los varones. En la modemo y el c1asico. EI jere de Ia familia no es un capilaIisla,
sociedad civil, todos los varones, no solo los padres, pueden
generar vida y derecho polftico. La creatividad polftica pertene­
41. J.S. Mill, ,P,'incip]es of Political Economy-, en Collc'Cled Works (cd. de J.M.
ce no a la patemidad sin€> a la masculinidad. Robson), Toronto, University of Toronto Press, 1965, 1'01. II, 2, cap. II, § 3.
42. J. Benjamin, .Autorily and the family Rel'ised; or a World of fathel'?", Nell-'
Gerl1ltll/ Criliqlle, 4, 3 (1978), p. 35.
43. K. Tribe, Lnwl, Lnbollr ami Ecollol1lic Discllrse, Londres, Routledge & Kcgan
40. Rcportaje en The Nell' York Times (15 marzo 1987). Paul, 1978, cap. 3.

54 55
pero no todas las Iormas de subordinacion civil ternan la for­ ism. Esta aurora presenta la relacion entre el patriarcado y el
ma capitalista, ni tampoco es una forma capitalista de subor­ capitalismo como de «camaraderfa». «el patriarcado como sis­
dinacion postpatriarcal. Como examinare en detalle, el «dis­ tema de relaciones entre hombres y mujeres existe en el capi­
curso» de Hobbes y el de Locke necesariamente dan lugar tan­ talismo» y la «acumulacion del capital tanto se acomoda a la
to al patriarcado como al capitalismo: los «individuos» que in­ estructura social del patriarcado como ayuda a perpetuarloe.r'>
gresan en la economia capitalista eran los cabezas de familia EI supuesto, sefialado por sus crfticos, es que se dispone de
(que mas tarde se convirtieron en «Iamilias» como las conoce­ una explicacion mas 0 men os adecuada del capitalisrno y de la
mos en los arios ochenta), Para comprender el patriarcado dominacion de clase y el Ieminismo es simplernente 1111 com­
moderno, con inclusion de las relaciones econornicas capitalis­ plemento de tal explicacion.t"
las, es necesario tener presente un contrato entre amo y siervo La dificultad de romper con estos enloques puede verse en
o entre arno y esclavo, las conexiones entre el contrato «perso­ el examen de Zillah Eisenstein, que de modo poco usual, sos­
nalizado» en la esfera domestica y el contrato «impersonal» en tiene que el «capitalisrno es aun patriarcal» y que «en la t ran­
el mundo capitalista publico, Desafortunadamente, pocas dis­ sicion del feudalismo al capitalismo, el pa triarcado se modi fica
cusiones Ierninistas han reconocido las estrechas relaciones en virtud de estos cam bios economicos, pero tambien estable­
entre patriarcado y capitalismo. ce los lfrnites y la estructura de este carnbio». Aun asi, esta­
Un argumento Ierninista reciente sostiene que Ia forma an­ blece que debemos rcconocer «dos sistemas, uno econ6mico y
tigua de familia patriarcal ha dado lugar ahora a una forma otro sexual, que son relativamentc autonomos uno del otro»,
publica.v' pero deja abierta la pregunta sobre del caracter de pero -agrega- «estrin cornpletamente interrelacionados»."? Si
las relaciones extrafamiliares antes de que el patriarcado se el capitalismo es patriarcal, es diffcil vel' que sc gana insistien­
transformara. ~Quedaba el ambito civil, esto es, publico, Iuera do en que hay dos sistemas. Una de las ventnjas de abordar la
del patriarcado hasta esta reciente transformacion? En los exa­ cuestion del patriarcado a partir de la historia del contrato
menes Ieministas del capitalismo y del patriarcado los supues­ sexual es que revela que la sociedad civil, incluyendo la econo­
tos tipicos son que el patriarcado es universal y/o patcrno y mfa capitalista, tiene una estructura patriarcal, Las capacida­
familiar. EI patriarcado, entonces, parece anterior al capitalis­ des que permiten a los varones y no a las mujeres SCI' «trabaja­
mo y ahora, existe, de alguna manera, a la par, dentro 0 con­ dores» son las mismas capacidades masculinas que se requie­
juntamente con las relaciones capitalistas. Las explicaciones ren para ser un «individuo», un marido y el cabeza de familia.
Ieministas mas inOuyentes sobre la conexion entre estas dos La historia del contrato sexual comicnza, de este modo, con la
formas sociales descansan en 10 que se ha dado en lIamar ar­ construccion del individuo. Se debe pues con tar la historia de
gumentacion de sistemas duales; pall-iarcado y capitalismo se modo que ilumine las relaciones capitalistas en el patriarcado
ven como dos sistemas autonomos. Algunas veces el patJ'iarca­ moderno, ha de considerarse, asimismo, la ruta teorica a lra­
do es vis to como una estructura ideologica y psicologica, otras ves de la cLlal la esclavitud (civil) se convini6 en el ejemplo de
como un conjunto de relaciones sociales materiales que estan la Iiberlad.
separadas de las relaciones sociales del capitalismo. EI tlltimo
de los argumentos 10 ilustra muy bien Heidi Hartman en su
tan· discutido The Ullh([ppy Marriage o{ Marxism ([I/(l felHill­
45. II. llal'tllWlln, «The unhappy M'lIliage or M'1JxiSIl1 and Femillism: Towards a
more Pl'Ogressivc Unioll», ell L. Sargent, up. cit., pp. 19, 3.
46. crr. especiall1lellle, I. Ym1Jlg, «13ehond !he unhappy 1\\;\1 riage: " critique or
44. POI" cjcmplo, C. Brown, «Mothcl"s, Fathers and Childl"en; From Pl'j\'ate to Pu,
blic Patl"iarchy», cn \\'OIlICII (Iud RCI'ollllioll: /\ disclIssiOIlor or
Iii" lIlIli(JfJfJ.I' Marria/;c "I'.
the Dual System Theory .., ell L. Sargc'nl, ci/.
47. Z.R. Eisenstein, "I'. Ci/., p. 20.
!l1arxislII alld FC/1/illislII (eel. de L. Sargent), !3oston, South end Pl"ess, 1981.

56 57
nio a conclusiones contractualistas. Una estudiosa feminista de
6
las leyes ha sostenido, por ejemplo, que el matrimonio deberfa
moldearse sobre los contratos econ6micos y que deberia haber
I,
FEMINISMO Y CONTRATO MATRIMONIAL un desplazamiento desde «la politica marital publica a la ley de
i
'I·'
I, contrato privado»," No obstante, no todas las criticas feministas
ii'
al contrato de matrimonio concluyen que el matrimonio debe­
It
,i~ ria convertirse en mera relaci6n contractual.
111 EI matrimonio, de acuerdo con la entrada «contra to» del
:1

'11

'jl
Diccionario de i71gleS de Oxford, ha sido visto como una relaci6n
contractual desde por 10 menos el siglo XIV y Blackstone esta­
blece que «nuestra ley considera al matrimonio bajo la luz del
contrato civil»." No es diffcil ver la atracci6n que el contra to
matrimonial ejerce para las feministas. La crftica Ieminista
toma al «contrato» como un acuerdo entre dos partes iguales
que negocian hasta que llegan a terminos de ventaja mutua. Si
el matrimonio fuera propiamente un contrato, las mujeres de­
bertan ser consideradas dentro de la vida civil exactamente del
Por los menos desde 1825 cuando William Thompson publi­
mismo modo que sus esposos. Muchas feministas, especial­
c6 su ataque al matrimonio como «codigo de esclavitud blan­
mente en los Estados Unidos, defienden ahora 10 que denomi­
ca», las feministas persistenternente han criticado al matrimo­
nan «contratos Intirnos» 0 «matrimonio contractual» en vez de
nio sobre la base de que no es propiamente un contrato. En
contrato de rnatrirnonio.> La negociaci6n de un acuerdo clara­
1860, por ejemplo, Elizabeth Cady Staton afirmo en un discur­
mente establecido que incluya previsiones incluso respecto a su
so en la American Anti-Slavery Society que «hay una clase de
posible disoluci6n tiene ventajas obvias sobre el contra to de
matrimonio que aun no se ha intentado, la del contrato entre
matrimonio. Los crfticos del matrimonio contractual han sefia­
!; partes iguales que lleve a una vida de igualdad, con iguales
lado que dado que pocas mujeres pueden ganar tanto dinero
restricciones y privilegios para ambas partes».' El matrimonio
como sus maridos, s610 unas pocas profesionales de clase me­
es denominado contrato, pero las feministas han sostenido que
dia estrin probablernente en posici6n de negociar un contrato
una institucion en la cual s610 una parte, el marido, ha ejercido
Intimo. Pero los problemas concemientes a una divisi6n pura­
el poder de un esclavista sobre su esposa, y hoy en dfa aun
mente contractual del matrimonio son mucho mas profundos.
quedan remanentes de tal poder, esta lejos de una relacion con­
Las escritoras feministas han subrayado las deficiencias de
tractual. Algunos debates recientes sobre el matrimonio supo­
un contrato en el que las partes no pueden establecer por sf
nen que las re!aciones conyugales son puramente contractuales
-«los esposos y las esposas adquieren contractualmente eluso
exclusivo de la propiedad sexual de su compafieros-s-J las femi­
3. M.M. Shultz. «Contractual Ordering of Marriage: A New Model for Stace Po­
nistas, algunas veces, llevan la critica del contrato de rnatrimo-
licy», Caliiornia Law Review, 70.2 (1982). p, 311. (Estoy agradecida a Hcrma Hill Kay
pOI' llarnar mi atencion sobre este artfculo.)
4. Sir W. Blackstone. Commentaries all the WII'S or England, J. DeWitt Andrews
I. Cirado POI' E. GIiffith. /11 her 011'11 Right: TI,e Lire or Elizabeth Cady Stanton, (ed.), Chicago, Callaghan & Co.. 1899 (4." ed.), vol. I, Iibro I, cap. xv, p. 433.
Nueva York. OX[OI'd University Press, 1984, p. 104. 5. Los terminos «contrato Intimo» y «contra to de mntrimonio» son usados par
2. M. McMurllY, «Monogamy: A Critique», en R. Baker y F. Elliston. Philosophy L.J. Weitzman respectivamente, The Marriage Contract: Spouses, Lovers <I[ the Law,
and Sex, Biifalo, Prometeus Books, 1975, p. 173. Nueva York. Free Press, 1981; y Shultz, art, cit.

214 215
- Ii'

mismas los terminos [del contrato]. Tarnbien se han serialado matrimonial»," Blackstone, como los teoricos clasicos del con­
los aspectos en los que el contrato de matrimonio difiere de trato, supone que las mujeres son capaces y no 10 son de ser
los contratos econornicos, pero sus criticas ofrecen escasa luz parte de contratos. Si un var6n y una mujer llegan a un acuer­
sobre par que este contrato es tan curioso. Tampoco han expli­ do respecto de los terminos de su contrato cuando se casen el
cado por que las autoridades legales, a pesar de las afirrnacio­ contrato quedara vacio. Una mujer casada carece de existencia
nes de Blackstone, han expresado dudas similares sobre eI ca­ civil de modo que no podria llevar a cabo un contrato con su
racter contractual del matrimonio. POl' ejemplo, en A Treatise esposo. No hace Ialta plantearse que quedan aun problemas
011 the Law or the Domestic Relations, de Schouler, leernos «de­ en torno del caracter contractual del matrimonio. Concentrar­
bernos, pues, considerar el matrimonio no como un contrato nos en los defectos del contrato de matrimonio como contrato
segun la acepcion ordinaria del termino, sino como un contra­ distrae la atencion de los problemas que rodean a la participa­
to sui generis, si es, en todo caso, un contrato, en terminos de ci6n de la mujer en este acuerdo. En particular la entusiasta
un acuerdo para entrar en una solernne relaci6n en la que se adhesion al contractualismo de algunos criticos contempora­
imponen los propios terminos»." Unos pocos alios despues, en neos, presupone que el contrato no rcviste problemas para el
1888, un juez de los Estados Unidos, afirmaba: feminismo. La soluci6n al problema del contrato de matrimo­
nio suele presentarse como un modo de cornpletar las refer­
[...] cuando las partes contractantes han pasado a Iormar mas que han erosionado la cobertura, las esposas pueden to­
parte del cstado de casados, no han establecido tanto un con­ mar su lugar como «individuos» y el contrato aparece una vez
trato cuanto un nuevo tipo de relacion... Es contractual que la mas como el enemigo del viejo mundo de las jerarqufas y del
rclacion se estableciera, pero habiendose establecido, el poder patriarcado, Todas estas anomalias y contradicciones que ro­
de las partes respecto de su extension y duracion es hasta el dean a la mujer y al contrato, que la historia del contrato se­
final. Sus dcrcchos estrin determinados poria voluntad del so­
xual trae a la luz, permanecen reprimidas,
berano y se evidencian por la ley.?
William Thompson en su Appeal /0 the One Halj' oj' the
Human Race, W0111en against the Pretensions oithc Other [Jal/;
Mas recientementc, en una referencia al matrimonio en la
Men to Retain the III ill Political and The/Ice ill Civil and Domes­
parte final de The rise and Fall oj' Freedom oj' Contract, Atiyah
tic Slavery estableci6 las bases para la subsiguiente crttica Ie­
subraya que «no estarnos aqui tratando cuestiones convencio­
minista al matrimonio como relacion contractual. La vehe­
nalmente clasilicadas como contrato»." Pero los especialistas
mencia de su polemica rara vez ha sido igualada, pero
en leyes son muy reticentes a explicar por que eI contrato de
Thompson da poco lugar a un contrato en sentido propio
matrimonio es diferente de los ouos contratos.
como soluci6n a los problemas de las relaciones conyugales,
Blackstome explic6 la singular situacion de la mujer casada
Respecto de esto, Sl1 argumento difiere no s610 del de muchas
como sigue: bajo cobertura, para un varon contratar con su
Ieministas contemporaneas, sino tam bien del de John Stuart
esposa «seria s610 pactar can el mismo, y esto es generalmente
Mill en La sujecioll de la IImjer, mucho mas conocido. De
asf, pues todos los acuerdos realizados entre esposo y esposa
acuerdo can Thompson, los derechos politicos de la mujer y el
cuando son solteros, se vadan de contenido en la convivencia
fin del sistema econ6mico de compelencia individual (capita­
lismo) son los dos cambios mas importantes que es necesario
realizar. S610 los derechos politicos pueden ciaI' fin al silcl1cio
6. J. Shoulder. II Trcatisc or thc Lilli' of DOIllcstic lie/atiolls, noston, Little Browll
& Co., 1874 (2." cd.), Partc n, cap. 1. p. 23.
7. Citado POI' Shultz, alt. cit., p. 226, n. 45.
8. P. Atiyah, The Rise (/J/{! Fall of FrccdlllOl71 or COli tract, Oxford, Clal'endon Prcss,
J 979, p. 759. 9. Blackstone, up. dr., LiblO I, cap. 15, p. 442.
I:I!

216 217
;,Jj

de la injuria domestica 10 y las relaciones libres entre los sexos igual y separada. Los intereses individuales de las esposas y las
sen'in posibles dentro de un orden social basado en Ia «labor hijas no podfan subsumirse bajo los del jefe de la familia, tam­
de cooperaci6n mutua» 0 socialisrno cooperative, poco podia ser asumida la benevolencia como suficiente para
Thompson construy6 una vivienda modelo para sus traba­ asegurar que protegfan sus intereses. Thompson sugiere que
jadores en el Estado de Cork y estableci6 Institutos de mecan], debe hacerse un exarnen detallado de la «conexion tan miste­
ca; sostenfa que las mujeres debfan ser admitidas en los insti­ riosa que opera en el matrimonio» y del «rnilagro moral de la
tutos, las bibliotecas y otros establecimientos educacionales. Iilosoffa de la utilidad del siglo XIX de reducir dos iclentidades
Elabor6 un detailado esquema para un socialismo comunal en una».'? El contrato de matrimonio Iue el medio a traves del
cooperativo pero murio antes de que su plan pudiera ser con­ cual el «rnilagro moral» se llev6 a cabo, pero no es, en absolu­
cluido. Los socialistas cooperativos 0 ut6picos incluyeron el to, un contrato. Thompson advierte que es una «audaz false­
trabajo domestico comunitario en sus proyectos para las nue­ dad» referirse al matrimonio como contrato:
vas comunidades y en Appeal, Thompson enfatiz6 que el cui­
dado de los nifios, por ejemplo, era una responsabilidad cornu­ [Un contratol c:D6nde estan cualquiera de los atributos del
nal. Cuando las mujeres contribuyeran a todos los trabajos de contra to, de los contratos justos e iguales, que puedan encon­
In comunidad junto can los hombres y pudieran usu[ructuar trarse en esta transacci6n? Un contrato implica el asentimicnto
voluntario de ambos contratantes. C:Pueden ambas partes, varon
de igual modo de los recursos de la comunidad en pleno dere­
y mujer, por acuerdo cornun alterar terminos tales como la il1­
cho, las bases para el dominio sexual habrfan sido minadas.
disolubilidad y la desigualdad de este pretendido contrato? No.
Cuando el varon «no tenga mas riquezas que la mujer, ni mas C:Puede cualquier hombre individual renuciar a sf mismo, si se
infIuencia sobre la propiedad general, y su fuerza fisica supe­ siente inclinado a hacerlo, a su poder de control desp6tico? No
rior (sea) considerada en su justo nivel de utilidad, no podra puede, c:Se ha consultado a la mujeres acerca de los terminos
procurarse satisfacci6n sexual sino gracias al afecto voluntario de este pretendido contratoz!'
de una mujer».11 Una vez que las mujeres hayan asegurado sus
derechos polfticos y civiles y sean econ6micamente inde­ Las mujeres fueron forzadas a formar parte de este supues­
pendientes en el nuevo mundo de la cooperaci6n voluntaria, to contrato. Las costumbres sociales y las leyes privaron a las
no tendran razones para estar sornetidas a los varones a cam­ mujeres de la oportunidad de ganar su propio salario de modo
bio de subsistencia y los varones no tendran modo de conver­ que el matrimonio era su (mica esperanza de vida decente. El
tirse en amos sexuales de las mujeres.
«contrato» de matrimonio era precisamente como el contrato
EI argumento del padre de John Stuart Mill, James Mill, de
que los esclavistas de la West India imponfan a sus esclavos; el
que las mujeres no necesitaban votar porque sus intereses es­
matrimonio no era nada mas que la ley del mas Iuerte, refor­
taban subsumidos en los de sus padres 0 sus esposos dio ori­
zada por los varones y sin consideraci6n de los intereses de las
gen al Appeal. A diferencia de sus compafieros utilitaristas oca­
mujeres mas debiles,
sionales y de los economistas que incorporaron a los miem­
Thompson sefiala un punta importante: ningun esposo puede
bros de la familia en la funci6n de Bienestar, Thompson exten­
desprenderse del poder que Ie confiere el matrimonio. He vista
di6 su individualismo a la rnujer. Sostenfa que los intereses de
que la confusion entomo a esto surge con facilidad porque todos
cada miembro individual de la familia debra contar en forma
sabemos de matrimonios donde el esposo no ejerce tal poder ni
sofiarfa en ejercerlo, y asf la crftica feminista parece (hoy dia, par

10. W. Thompson. Appeal


1970. p. 172.
at the One Hal].... Nueva York. Source Book Press.
12. Ihid., p. 60.
11. Ibid.• p. 20 I. 13. Ibrd.. pp. 55-56.

218 219
10 menos) sin Iundamento, Pero esto es confundir ejemplos parti­ cados» porque sus acciones siernpre son contingentes, depen­
culares de ciertas parejas casadas con la institucion del matrimo­ diendo del permiso del marido.!" Thompson sostiene que en
nio. Thompson cuidadosarnente traza la distincion entre las ac­ estos casos las esposas se encuentran en peores condiciones
ciones de un esposo cualquiera y eI poder que se le adjudica en la que las esclavas de la West India y que los esposos tienen una
estructura misma de la relacion «esposo» y «esposa», Ser «espo­ jurisdiccion mas arnplia que un esclavista.
so» es atenerse al derecho patriarcal respecto de la «esposa» Su EI contrato de matrimonio difiere en un aspecto del de es­
derecho hoy ha disminuido notablemente en relacion al amplio c1avitud y del de trabajo extendido como esclavitud civil. La
poder que disfrutaba en 1825, pero aun si un varon no se aviene esclavitud se origina y se mantiene por coercion Ifsica. En el
a la ley masculina del derecho sexual, su posicion como esposo contrato de esclavitud civil, como en el de empleo, el servicio
relleja la institucionalizacion de tal ley dentro del matrimonio. EI (la fuerza de trabajo) se cambia por salaries 0 subsistencia. La
poder todavia esta ahi, aun cuando en algun casu individual no esclavitud civil no puede mantenerse a traves del tiempo a me­
se uti lice. Cluistine Delphy sefiala 10 mismo: «el individuo varon nos que el trabajador (esclavo) obedezca las ordenes del em­
particular [puede] no jugal' un papel en est a opresion general, pleader: la obediencia es constitutiva del contrato. Como enfa­
que tiene lugar desde antes que el aparezca en escena, pero reef­ tiza Thompson, en eI contrato de matrimonio una esposa ex­
procamente, ninguna iniciativa personal de su parte puede supe­ plfticamente acuerda obedecer a su esposo. EI contrato de ma­
rar 0 mitigar 10 que existe desde antes y desde Iuera de su entra­ trimonio se distingue por reservar a las esposas «Ia graciosa
da». 14 Thompson agrega la siguiente observacion de importancia, degradacion de jural' ser esclavas». Thompson se pregunta por
incluso si un esposo renunciara a su poder, la libertad de su que los varones no encuentran «suficiente eI simple placer de
csposa sena siernpre contingente respecto de su deseo de perse­ mandar, sin la gratificacion del poder adicional de derrotar a
verar en su renuncia, la vfctima con su pretendida entrega voluutaria de control so­
Algunos esposos pueden, como 10 senala Thompson, per­ bre sus propias acciones-.!" EI voto de obediencia no siempre
mitir a sus esposas igual placer que eI propio. No obstante, eI se incluye en nuestros dfas en la ceremonia de matrimonio
placer de la esposa depende enteramente de la benevolencia pero no ha desaparecido por completo, retornare mas adelante
del esposo y de 10 que 61 haga 0 no, de 10 que le perniita hacer este aspecto del contrato de matrimonio.
o no. EI esposo puede hacer que el hogar marital sea una pri­ Asf como los placeres sociales de las esposas dependen de la
sian y aislar «a su esposa-esclava de todo carifio salvo eI de sf benevolencia de sus esposos, del mismo modo -sostiene
mismo, los hijos, los gatos u otros animales dornesticos». Una Thompson- sucede con eI placer sexual. En su breve y conje­
esposa puede SCI' excluida del intercarnbio social e intelectual, tural historia sobre los origenes del matrimonio Thompson es­
de los placeres, y se le puede prevenir de que haga nuevos pecula que el deseo sexual del varon 10 lIeva a construir «esta­
arnigos propios: «(existe una esposa que se atreva a tener sus blecimientos aislados de satisfaccion denominados "vida de ca­
propias arnistades varones y mujeres, sin el perrniso directo 0 sados?» en lugar de utilizar a las mujeres sirnplemente como
indirecto de su esposo., 0 mantenerlas una vez hechas?».15 Si trabajadoras.P Con eI establecimiento del matrimonio y eI pre­
un esposo elige no ejercer todos sus poderes legales, su esposa texto de LIn contrato la dominacion del varon queda oculta bajo
a(m tiene «solamente los placeres del esclavo aunque modifi­ la afinnacion de que el matt'imonio permite a ambos esposos
un clisfmte sexual consensual e igual. Los esposos, se dice, de­
14. C. Delphy. Closc to Homc: II Materiah~~t Illlalysis oFWomel1:' OJipressiOlI (trac!.
de D. Leonard), Amherst, University of Massachussetts Press, 1984, p. 116.
15. Thompson. Gp. cit" pp. 78, 84. Comparar can una de las objeciones de Clalis­ 16. Thompson, op. cit .• p. 89.
sa al matrimonio. S, Richardson, Clarissa, IlamlOnds\VOlth, Penguin Books, 1985 17. IbM., pp. 65-66.
r1747,1748]. Cal'la 32, p. 149. 18. IbM., pp. 104-105.

220 221
pender del consentimiento voh.mrnrio de sus esposas pam al­
canzar el placer. Thompson declara que esto es una «falsedad [ecion de la niujer como en el Appeal, La cont roversia sobre b
insultante», un esposo es Ifsicarnenre 10 sufieientemente luerte contribucion de Harriet Taylor en los trabajos de Mill ha con­
y cuenta con el apoyo de la opinion publica y de la ley para tinuado pOI' afios y presenta una Iascinante vision del bastion
obltgar a su esposa a someterse sea voluntaria 0 involuntaria­ patriarcal de la filosofta polftica, con Irecuencia c1efendiclo Ic­
mente. Ella, POl' su pal'te, no tiene derecho alguno al placer, rozrnente pOI' mujeres: Diana Trilling, POI' ejernplo, pregono
puede rogar como un nino 0 un esclavo, pero aun asf ello es que Harriet Taylor no tenia «ni un toque de verdadera Iemini­
diffcil para las mujeres que se supone no tienen deseos sexua­ dad», ni substancia intelectual y que era «un monurnent o de­
les. Thompson concluvs que «el deseo sexual incrementa diez testable al egofsmo, carente de encanto y grandeza», es clara­
veces mas la Iacilidad de ejercer y de continuai- de por vida, el mente inoportuno asociarla can un teorico varon admitido ell
despotismo de los varones en el matrimonio».19 EI argumento el Panteon de los Grandes Filosolos Oceidentales. Gert ruck
de Thompson implica gue para concluir con la audaz Ialsedad Himrnelfarb culpa a Taylor de influenciar impropiamcntc y
del contrato de matrimonio no s610 es necesario barrel' con alejar a Mill del sendero de la moderacion y mas notablementc
aspectos polfticos y economicos sino tambien se necesita de un en su Ieminisrno. Los Iilosofos. claramente, deben elegir sus
cambio radical sobre que significa un ser sexuado masculino 0 esposas con cuidado 0 In subversion polft ica natural de las
femenino; el contrato original debe ser declarado vacio y nulo. mujeres socabara eI trabajo de su menie.U Como amiga ell' un
Cuarro decadas mas tarde, John Stuart Mill extrajo conclu­ escritor ignorado pOI' 10 teoricos politicos y minimizado por
siones de mayor alcance en su ataque al contrato de matrimo­ los marxistas como un ut6pico, Anna Wheeler ha sufrido 5610
nio en tanto contrato. Esto es sorprendenn- en algunos senti­ de olvido. En la Introductory Letter to Mrs. Wheeler can la que
dos dado que hay algunas semejanzas notorias entre los argu­ Thompson abre el Appeal, afirma que esperaba que continuase
memos de Mill en La sujecirn; de la muier y el Appeal de el trabajo iniciado par Mary Wolstonecraft, «pero se necesiia­
Thompson. Pero hay tarnbien algunas cliferencias de impor­ rfa tiernpo y resolucion para enfrentar la tarea». Solo unas
tancia. Recientemente se ha sugerido que Mill «inconsciente­ pocas paginas Iueron escritas por Anna Wheeler misrna: (do
mente» habfa tornado los argumentos de Thompson «casi pa­ que queda es propiedad nuestra en conjunto, me he convert ido
labra por palabra».20 Sea como Iuere, es curioso que Mill no en tu interprete y en el escriba de ius sentimientos-.P
meneione a Thompson a quien conoei6 en 1825, ario de la John Stuart Mill fue uno cle los pocos hombres que no s610
publicacion del Appeal. Mill tenia sirnpatfas pOI' el socialismo respaldaron eI movimiento ferninista sino que inteniaron po­
cooperativo y alrededOl' de 1820 y de 1830 asisti6 a las reunio­ neI' sus simpalfas en pn1ctica. Su crftica al contrato de matri­
nes en South Place Chapel en Londres, un centro de encuentro monio se sintetiza en un enuneiado que elabOl'o dos meses
radical c10nde algunas veces disertaba Anna Wheler. La contri­ antes de que el y Harriet Taylor se casaran en 1851. Mill re­
buci6n de Anna Wheeler al Appeal, que nos ha lIegado con eI chazo pOI' completo los poderes legales que hubiera adquirielo
nombl'e de William Thompson en la tapa, es quiza mas claro como esposo y aunque su rechazo no tuviera caracter legal
que eI de Harriet Taylor en La sujecioll de la l11ujer, publicado formula «una solemne promesa de que nunca y en ningLIll
con el nombre de John StuaJ't Mill. caso 0 bajo ningua circunstancia haria usa de ellos». Deja sell­
Las mujeres tuvieron una palte importante tanto en La su­ taclo que el y I-Ian;et Taylor desaprobaban pOI' completo las

21. TIilling est:.\. cilado pOl' Alice Rossi cn su «Intmduccion» " 1.S. Mill Y II.
19. Ibid., p. 62. T"ylor Mill, Essays OIL Sex Equality, Chicago, Univcrsity of Chic"go Pms" 1970, p. 35:
20. T. Ball, .Utilitatism, Fcminism "nd thc Franchisc: l"mcs Mill and his Cli­ y G. IIimmelfarb, 01/ Liberty a17d Liberalisl11, Nueva York, Alfrcd A. Knopf, 1974,
rics»,lIistOlyorPolitical Thollght, 1.1 (1980), p. liS.
caps. 9 y 10. FLAC . .
22. Thompson, op. cit., p. VII. SO . BlblJoteca
222
223
11

leyes cle matrimonio existentes porque «conferfan sobre una el contrato de matrimonio se acerque a la lfnea de los dernas
cle las partes clel contrato pocler legal y control sobre la perso­ contra los. Haciendose eco de las palabras de Pufendorf, sefiala ~ I,
\"
na, propieclacl y libertad de acci6n de la otra parte, inde­ que «el caso mas frecuente de asociacion voluruaria. proxima
pendientemente de sus propios deseos y de su voluntad». Mill al matrimonio, es la asociacion por negocios», pero la cornpa­ I::,
concluy6 su declaraci6n afirmando que Harriet Taylor «retiene raci6n del matrimonio con los negocios es poco feliz. Nadie Ii
I'l
t.
en todos sus aspectos absolutamente la misrna libertad de ac­ puede pensar que un socio de negocios es el gobernante abso­
ci6n y libertad de disponer de sf misma y de que todo 10 que Ii
luto, <.quien se asociarla para los negocios bajo tal presupucs­
haga 0 pueda hacer en cualquier momento le pertenece como Iii
to? Aun asf, si eI poder se ubicara en las manos de un s610 !I
si el matrimonio no hubiera tenido lugar, y Yo absolutamente hombre, cI arreglo serfa menos peligroso que en el matrimo­ 'i

declino y repudio toda pretension de haber adquirido tales de­ nio ya que el socio subordinado puede siempre dar pOI' acaba­

rechos sea cuales fueran en virtud de dicho matrimonioa.P do el contrato, pero tal recurso no esta abierto a una esposa

Mill esta de acuerdo con Thompson en varios aspectos. (Mill es muy cauto en publico respecto de la altamente riesgo­

Sostiene, por ejemplo, que las mujeres no tienen altemativa, sa cuestion del divorcio, anade que si bien una esposa puede

estan compelidas a casarse. Ser «esposa» es la unica posici6n retirarse del matrimonio, debe hacerlo solo como ultimo re­

que su crianza, Ialta de educacion y entrenamiento, la presi6n curso). En los negocios, la teoria y la experiencia conlirman

social y legal dejan en verdad abierta para elias. Mill tam bien que un arreglo apropiado sobre las condiciones de la asocia­

distingue entre el comportamiento de los esposos individuales cion se negocia en los artfculos del acuerdo. De modo similar,

y In estructura de la institucion del matrimonio. Sostiene que Mill sostiene, que en el matrimonio el «arreglo natural» es una

los defesores de la existente ley de matrimonio cuentan con el division de poderes entre el esposo y la esposa «siendo cada

ejemplo de esposos que se absticnen de utilizar sus poderes uno de ellos absolute en la rama ejecutiva de su propio depar­

legales, aun asf el matrimonio esta diseriado para todos los tamento y siguiendose e consenso de ambos para cualquier

hombres y no meramente para unos pocos benevolentes y ella carnbio en el sistema y principios».

perrnite a los varones que maltratan a sus esposas hacerlo con <.C6mo se realiza la division? Mill sugiere, por un lado que
impunidad. Nuevamente, como Thompson. Mill sostiene que el arreglo debera realizarse segun las capaciclades de los so­
convertirse en esposa es tanto como convertirse en esclavo, y cios: ellos podran «pre-establecerlo en el contrato de matrimo­
en algunos aspectos es peor; una esposa es la «verdadera sir­ nio, como son, con Irecuencia, preestablecidos los acuerdos
viente atada a su esposo, no en menor grado tal como la obli­ monetarios». POI- otra parte, como han senalado recienterncnte
gaci6n legal sefiala que los cornunmente denominados escla­ las criticas Ieministas, Mill es, en ultima instancia inconsisten­
VOS».24 Mill es mucho mas reticente que Thompson sobre la
te en sus argumentos. Se retrotrae a funclamentos en la cos­
sujeci6n sexual de la esposa aunque, como ya he sefialado, tumbre y la naturaleza que habia rechazado en Lin estadio mas
llama la atencion sobre el derecho del esposo a obligar a su temprano de su argurnentacion en La suieciou de la inuicr.
mujer a garantizar sus «derechos conyugalcs», Mill al igual que los teoricos clasicos del contrato social, pre­
Mill se separa de la compafifa de Thompson en que niega supone que necesariarnente la diferencia sexual conlleva la eli­
que haya conexi6n entre la dominaci6n conyugal y la posicion vision del trabajo, una divisi6n que sostiene cl derecho patriar­
de la esposa como ama de casa, economicarnente depenclien­ cal del var6n. Subraya que, como eI marido es, pOl' 10 general,
Ie. Mill reclama la reforma de la ley de matrimonio para que
mayor que su esposa, tiene mas autoridacl en la toma de deci­
siones «al menos hasta que los dos Began 'lese tiempo en la
23. Cilndo por Rossi en Mill y TnylOt, Mill, op. cit., pp. 45-46. vida en que los afios ya no tienen imporancia». No obstanle,
24. J.S. Mill, .The Subjection o[Women», en Essays all Sex Equality, p. 158. no dice pOl' que el esposo estarfa dispueslo a renunciar a su

224 225
poder, 0 como puede reconocese el tiempo apropiado de la dores, fundamentalmente, por la oferta y la dernanda, seni
vida. Nuevamente, Mill sefiala que el esposo (y sin ingenuidad siempre, 0 la menos por mucho tiempo, la regla que regule el
alguna escribe «cualesquiera que fuese») que provea el mayor mundo-.t"
soporte tendra mas voz, pero su propio argumento asegura
que la voz de la mujer perrnanecera subordinada.P La mayorfa de las reformas a la ley de matrimonio exigiclas
Mill afirma que cuando la familia depende de los ingresos por las ferninistas en el siglo XIX, actualmente ya han sido IIc­
pam sus sustento «el arreglo cornun, por el cual el varon gana vadas a cabo. De todos modos, las ferninistas conternporaneas
un salado y su esposa supervisa los gastos domesticos, me pa­ enfatizan aun que el contrato matrimonial diverge significati­
rece, en general la mas conveniente divisi6n del trabajo entre varnente y en varios aspectos de los ot1'OS contratos. Algunos
las dos personas», Mill supone que cuando las mujeres tienen de estos argumentos se parecen a los de Thompson y Mill,
igual oportunidad de eclucaci6n y asf «el poder de ganar cline­ otros iluminan otras peculiaridades del matrimonio como con­
1'0» y el matrimonio se haya reformado de modo que los espo­ trato. 28 Por ejemplo, las Ieministas contemporaneas senalan
sos no tengan ya la posibiliclacl legal de ser amos de esclavas, que el contrato cle matrimonio, a diferencia de cualquier otro
una mujer, en virtud cle convertirse en esposa, elegira perma­ contrato valido requiere que una sola parte renuncie a Sll clere­
necer en el hogar, protegida por su esposo. Explicitamente cho de auto-proteccion e integridacl Iisica. Tarnbien han seria­
equipara la elecci6n de la mujer del matrimonio con la elec­ lado que el contrato de matrimonio no existe en tanto c1ocu­
ci6n del varon de una carrera. Cuando una mujer se casa y mento escrito que sea letdo y luego firmado pOl' las partes
tienen su hogar y una familia que atender, renunciara a toda contratantes, Por 10 general, un contrato es valido s610 si las
otra ocupaci6n «que no sea consistente con los requerimientos partes han lefdo y entendido sus terminos antes de acogerse al
de aquellas.-" Aun si el matrimonio se convirtiera en un con­ mismo. Si cantidades irnportantes de bienes se ven involucra­
trato librernente negociable, Mill espera que las mujeres acep­ clos hoy en un matrimonio, se suscribe, algunas veces, un con­
taran que deben prestar servicio domestico, grato se asemeja en mucho a los antiguos documentos, muy
Harriet Taylor estuvo mucho mas cerca de William cornunes cuando el matrimonio era una cuesti6n de los padres
Thompson en este tema. En 1851 en The Enjranchisemente or cle las familias y no una libre elecci6n de dos individuos. E1
Women responcli6 a la objeci6n cle que abrienclo todas las ocu­ hecho de que la mayorfa cle los matrimonios carezcan de tal
paciones a ambos sexos segun el merito llevarfa a muchos a documento, ilustra uno de los mas sorprendentes aspectos del
cornpetir y, consecuentemente bajarlan los salarios, Taylor contrato cle matrimonio. No existe un documento tal encabc­
sostuvo que, en el peor de los casos, tal argumento de la opor­ zaclo pOl' «Contrato de Matrimonio» que pueda ser Iirmado.
tunidad para las mujeres significarfa que la pareja casada no En cambio, el contrato de matrimonio, no escrito, al cual va­
ganarfa, enlonces, mas de 10 que el var6n ganaba por sf solo. r6n y mujer quedan ligados cuando se convierten en esposo y
EI gran cambio serfa que la esposa «se elevaria de la posicion
de sirvienta a socia», En la medida en que la vida econornica
27. H. Taylor Mill, «The Enfrachisemcnt of Women», en Essays 0/1 Sex Equalitv,
esta gobernada por la competencia, la exclusi6n de la mitad cle pp. 104-105.
los competidores no esta justificada. Agrega que no cree que 28. Para ejemplos del argumento feminista, adem as de Weitzman, Marria!;e CO/l­
«la divisi6n de la humanidad en capitalistas y trabajadores tract y Shultz, «Contractual Ordering of Marriage», vel' S.A. Ketchum. «Liberalism
and Maniage Law», en Feminism and Philosophy, Vetteding-Braggin, FA Elliston y
asalariados, y la regulaci6n de la recompensa a los trabaja­ J. English (cds.), Totowa, NJ, Littlefield, Adams, 1977; y D.L. Barker, «The rcgubtion
of Maniage: Repl'esive Benevolence», en Power & Ihe Siale, G. Littlejohn, 13. Smart, J.
Wake ford y N. Yuval-Davis (eds.), Londl'es, Groom Helm, 1978. Para una discusion
25. Ibid., pp. 168-170. sobl'e la e\idencia empflica de los efectos peljudiciales del matrimonio sohre la mll­
26. Ibid., pp. 178-179. jel', dr. J. BemaI'd, The Fwure o(Maniage, Nueva York, Rantam Books, 1974.

226 227
esposa, esta codificado por la ley que rige al matrimonio y a la mujeres casadas obtuvieron primero algun poder para Iirmar
vida familiar. 29
contratos por sf mismas despues del acta de Married Women's
Hay tambien otra razon por Ia cual no hay documento es­ Property en el siglo pasado, en Gran Bretafia la posibilidad de
crito. Un varon y una mujer no se convierten en marido y que las mujeres casadas firrnaban contratos no Iue reconocida
mujer por poner su firma en un contrato. El matrimonio se por el Parlamento basta 1935, pero --como Leonor Weitzman
constituye a traves de dos actos diferentes. Primero, tiene lu­ ha sefialado-s- a pesar de importantes reformas a partir de esa
gar la ceremonia prescripta y en su curso la pareja lleva a fecha, dos restricciones legales se han mantenido en los con­
cabo un acto de habla. El varon y la mujer dicen «Sf, quiero». tratos entre esposo y esposa: «Primero, ningun contrato puede
Estos son «enunciados performativos»: es decir, por virtud de alterar los elementos esenciales de la relacion marital y, segun­
la ernision de tales palabras la situacion del varon y de la mu­ do, ningun contrato puede realizarse contemplando la posibili­
jer se transforma. En el acto de decir «Sf, quiero» un varon se dad del divorcio». Una pareja casada no puede pactar respecto
convierte en esposo y una mujer en esposa. Los solteros y las de los componentes «esenciales» del matrimonio, que son vis­
solteras se convierten en parejas casadas solo por Ia emision tos como «el deber del varon a dar manutencion a su esposa y
de ciertas palabras, pero el matrimonio puede invalidarse a el de la esposa de servir a su maridov.U La relacion de protec­
menos que se realice otro acto. Segundo, el matrimonio debe cion y obediencia no puede ser alterada legal mente de modo
ser tambien «consumado» a traves del acto sexual. Kant fue que, pOl' ejemplo, una pareja casada no puede pactar que la
enfatico a este respecto: esposa que realiza la tarea de arna de casa reciba una paga de
su esposo. Las parejas tienen algun espacio para llevar a cabo
EI contralo de matrimonio se completa s610 con la cohabita­
sus propios arreglos, pero es importante sefialar que William
ci6n conyugal. Un contrato de dos personas de diferente sexo,
con el secreto acuerdo de abstenerse de cohabitaci6n conyugal, Thompson ya habfa puntualizado que el permiso del esposo
il!!
o con conciencia de cada parte de la incapacidad para hacerlo continua siendo relevante, las variaciones individuales se ha­
es un Contrato simulado: no constituye matrimonio.'? cen en torno a «la relacion de dependencia personal. La pareja
resuelve junta 10 que quiere el esposo que [la esposa] haga
La historia del contrato sexual explica por que una firma, 0 dentro de ciertos parametros generales-.P Los parametres ge­
aun un acto de habla es insuficiente para dar validez al matri­ nerales se establecen a partir de la ley que rige el matrimonio, II
monio. El acto que se requiere para sellar el contrato (signifi­ y las juristas ferninistas, con Irecuencia, siguen a otras autori­
cativarnente) se denomina cl acto sexual. No es sino basta que dades en la materia al sostener que, en consecuencia, el matri­
el esposo ha ejercido su derecho conyugal que el contrato de monio es menos un contra to que una cuestion de estatus.
matrimonio se ha completado. Pero, Gestatus en que sentido? Algunas discusiones sugie­
Las feministas conternporaneas tambien han enfatizado el ren que el viejo mundo del estatus se ha colado en el mundo
becho de que una pareja casada no puede determinar los ter­ moderno. Ast, en La sujeciou de la inujer, Jobn Stuart Mill
minos de su contrato matrimonial y adecuarlas a sus propias sostiene que «la ley de servidumbre en el matrimonio es una
circunstancias. No hay siquiera eleccion posible entre varias monstruosa contradiccion con todos los principios del mundo
Iormas de contrato, hay solo el contrato de matrimonio. Las moderno. y que la subordinacion de la mujer es «el unico
vestigia de un viejo mundo de pensamiento y de costurnbres
que se ha desplomado en los dernas aspectos». «El caracter
29. Ver Weitzman, Marriage Contract, p. XVII.
30. 1. Kant, Philosophy of La,,' (trad. de W. Hastie), Eclimburgo, T. y T. Clark, 31. Weitzman,op. cit., p. 338.
1887, cap. 2, § 27, p. 113. 32. Barker, «Regulation of Marriage», p. 242.

228
229
peculiar del mundo moclerno... [es] que los seres humanos ya
no nacen para ocupar un lugar determinado en la vida ... sino otro tipo de contratos, pero una vez que han decidido casarse
que son libres pam ernplear sus Iacultades y aprovechar las «la analogta del contrato cesa porque los terminos y condicio­
circunstancias Iavorables que se les ofrezcan, para labrarse la nes de la relacion los dicta el Estado. EI resultaclo es que los
suerte que les parezca mas deseable.e f En el presente, este socios maritales han perdido sus tradicionales privilegios del
principio se aplica solo a los varones, nacer mujer aun conlle­ estatus y, al mismo tiempo, se ven privados de la libertad que
va que su lugar en la vida esta prescrito. EI matrimonio, sos­ el contrato proporcionav.-" Majorie Shultz reconoce que ha ha­
tiene Mill, debe ingresar en el mundo rnoderno, las reliquias bide un desplazarniento desde el usa que Majorie Shultz reco­
del esiatus deben eliminarse del matrimonio que tiene que noce que ha habido un desplazamiento desde el uso que Maine
desplazarse desde el estatus al contrato. En el viejo mundo del hace del estatus hacia «condiciones legales impuestas a cada
estatus, varones y mujeres no lienen eleccion sobre las posicio­ individuo porIa ley publica, con Irecuencia no como resultado
nes sociales que ocupan como esposos y esposas. Mary Shan­ de las caracterfsticas del nacimiento, sino a traves de su elec­
ley ha subrayado que en el matrimonio del siglo XVII, «el ele­ ci6n y consentirniento». De todos modos, se refiere tambien a
mento "contractual" [era] simplernente eI consentiiniento de un movimiento que va desde el contrato otra vez hacia el esta­
cada parte a casarse con la otra... Hacer un contrato de matri­ tus. AI casarse «los esposos pueden pactar respecto de un "pa­
monio era dar consentimiento a una situacion cuya esencia quete" de estatus con poco control sobre sus terminos sustanti­
era jerarquica e inalterablea.I" Las crtticas Ieministas al con­ vos», Sostiene que el movimiento desde el contrato debe rever­
trato de matrimonio con frecuencia hacen una observacion si­ tirse, el matrimonio debe ser un asunto purarnente contractual
milar con respecto al matrimonio conternporaneo: por ejern­ ya que el contrato «ofrece una tradicion rica y desarrollnda
plo, el contrato de matrimonio «no es, pOl' cierto, un contrato cuya fuerza principal es precisamente su acornodacion a diver­
entre los esposos, sino, mas bien, un acuerdo de aceptar jun­ sas formas de relacionv.F Exactamente, la tradicion contractual
tos cierta (y extremadamente definida) situad6n».35 puede incluso acomodarse a la relacion de amo y esclavo.
El enfasis en el estatus como posicion definida externamen­ Respaldar la asimilacion del matrimonio al modelo del
te se superpone con «situacion» tal como la utilizan los juristas contrato econ6mico en el apogeo de la libertad de contrato (si
para referirse a la regulacion y a la restriccion de la libertad de tal perfodo existi6 alguna vez), es suponer que los mundos pu­
contrato por el Estado. El estatus, sostienen, esta incorporado blico y privado pueden asirnilarse e ignorar la construcci6n de
al contrato. Las juristas ferninistas tam bien presentan al matri­ la oposici6n del mundo del contrato y su «fundamento natu­
monio 0 bien como una excepcion al desplazamiento del esta­ ral» en la sociedad civil. El contrato aparece como la solucion
tus al contrato, 0 bien como parte del regreso nuevamente al a los problemas del derecho (estatus) patriarcal porque eI con­
,I estatus, POl' ejemplo, Weitzman sostiene que el matrimonio no trato es vis to como una categoria universal que puede incluir a
Ii es aun un contrato en el que las partes puedan negociar libre­ las mujeres. El contrato en el mundo publico es un intercarn­
I! mente los terminos del mismo, perc se ha desplazado «del esta­ bio entre iguales (entre «individuos») 0, al menos, asf 10 pare­
i' tus a la de estatus-contrato». Hombres y mujeres pueden elegir ce, si el contrato se extiende a la esfera privada, las desigual­
I si se casan 0 no, del mismo modo en que eligen si firman 0 no dades del estatus entre el var6n y la mujer en el matrimonio
I' deberan desaparecer. El esposo ejerce su derecho politico 50­
r. bre su esposa, y 5610 los varones pueden ser «esposos». EI es­
33. Mill, «The Subjection of Women», pp. 217,146,142-143. tatus alm en otro sentido debe reemplazarse pOl' el contrato.
34. M.L. Shanley, «Maniage Contract and Social Contract in Seventeeth,Centuly
English Political Thought», en Wester Political QI/arterly, 32.1 (1979), p. 79.
35. Barker, «Regulation of Maniage», p. 254. 36. Weitzman. op. cit., p. XIX.
37. Shultz••Contractual Ordeling of Maniage», pp. 303,304, 248, n. 373.

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231
La crnica Ierninista contemporanea ha sefialado que a dife­ que las mujeres se convirtieran en esposas: ellos objetaron con
rencia de otros contratos, el contrato de matrimonio no se pue­ fuerza 10 que ser esposa conllevaba. Los ataques del feminismo
de firmar mas que por dos adultos sanos, queda pues restringi­ temprano a la indisolubilidad del contrato de matrimonio y la
do a dos partes, una de las cuales debe ser un varon y la otra no negociabilidad de sus terminos estaban dirigidos al derecho
una mujer (los que no pueden estar relacionados de ciertos mo­ conyugal del esposo, no a la construccion sexualmente adscrip­
dos prescritos), No s610 un «esposo» 10 desee 0 no obtiene un tiva de «esposa» y de «esposo». Los ataques conternporaneos a
cierto poder sobre su esposa sino que el contrato de matrimo­ la diferencia sexual, aparentemente mucho mas radicales que
nio es sexual mente adscriptivo. Un varon siernpre es un «espo­ los viejos argumentos, sufren de un problema insuperable: «in­
so» y una mujer es siernpre una «esposa». Pero i-que se sigue dividuo» es una categona patriarcal. EI contrato puede ser ene­
de esta crftica? EI argumento de que el matrimonio debe con­ migo del estatus pero es tam bien el punto principal de apoyo
vertirse propiamente en una relaci6n contractual implica que la del patriarcado, EI matrimonio como relacion puramente con­
diferencia sexual es tambien un aspecto del estatus. Los juristas tractual queda atrapado en la contradicci6n de que la sujeci6n
sostienen que ha habido un movimiento regresivo del contrato de las esposas esta tanto rechazada como presupuesta, un pun­
al estatus porque las caracteristicas sociales sustantivas de las to que queda ilustrado con la discusi6n de Kant y Hegel acerca
partes que contratan son tratadas como aspectos relevantes en del contrato matrimonial.
las decisiones acerca de si ciertos contratos deben ser permiti­
dos 0 regulndos. La libertad de contrato (el contrato propia­ La concepci6n contractual del matrimonio presupone la
mente dicho) exige que no se tomen en cuenta los atributos idea del individuo como propietario, EI contrato de matrimo­
sustantivos tales como el sexo. Si el matrimonio ha de ser real­ nio establece acceso legitime a la propicdad sexual de la otra
mente contractual, la diferencia sexual debe tornarse irrelevan­ persona. Kant Iue el te6rico del contra to que mas se acerco a
te en el contrato matrimonial: «esposo» y «esposa» no deberian una posici6n del matrimonio como nada mas que un contrato
estar deterrninados sexualrnente, Es mas, desde el punta de vis­ de usa sexual. EI matrimonio para Kant es «[a union de dos
ta del contrato, «varon» y «rnujer» deberian desaparecer, personas de dilerente sexo para posesi6n reciproca de sus fa­
EI cumplimiento del movimiento que va desde el estatus al cultades sexuales durante toda la vida».3~ Locke subrayo que la
contrato conlleva que el estatus de diferencia sexual debe desa­ sociedad marital establecida a traves del contrato de matrimo­
parecer junto con el estatus en sus otros sentidos. No debe ha­ nio «consiste principal mente en los esposos... [en] la cornu­
bcr limites predeterrninados para un contrato, entonces tarnpo­ ni6n y el derecho al cuerpo del otro».39 Pero como revel a la
co puede imponerse la especificacion del sexo de las partes. En historia del contra to sexual originario, el derecho no 10 es al
un contrato el hecho de ser varon 0 mujer es irrelevante. En un cuerpo del otro, el derecho es s610 del sexo musculi no, Kant
contrato de matrimonio propiarnente dicho dos «individuos» suscribe al contrato sexual, pero, paruclojicamente, tam bien re­
deberian convenir sobre cualesquiera terminos que resulten chaza la idea de que el inclividuo es el poseeclor de sf mismo
ventajosos a ambos. Las partes de tal contrato no serian «va­ (propieclad en su persona) y tiene que llegar hasta lfruites un
ron» y «rnujer» sino dos poseedores de la propiedad de sus tanto sorprendentes para sostener una posici6n contractual
personas que llegan a un acuerdo acerca de tal propiedad para auto-conscicnte del matrimonio,
ventaja mutua. Hasta hace poco, no habfa sugerencias respecto La posici6n de Kant respecto del matrimonio oii-ecc un ejel1l­
de que el estatus en el sentido de la diferencia sexual tambien plo par'ticulal111ente claro de afirmaci6n y negacion simult,1neas
cederia ante el contrato. Pem eliminar los (litimos remanentes
del estatus en el matlimonio puede tener consecuencias que ni
38. Kalil, f'lriJoso/Jhy o(LtIIl', § 24, p. 110.
Thompson ni Mill previemn pOl'que no objetamn el hecho de 39. J. Locke, TII'o Treatises.... II, § 78.

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233
de que las mujeres son «individuos» 0, en la terminologfa de
Kant, «personas». POI' otro Iado, su Iilosoffa descansa en el su­ dor «permite a otro hacer uso de el». Kant, casi desesperada­
pueslo de que, en virtud de ser un ser humane, cada uno tiene mente, agrega que es diffcil definir un criterio para el auto-go­
razon, y asf posee la capacidad de actuar de acuerdo a leyes bierno.V 0, -POl' 10 menos, es diffcil en el caso de los varcntes,
morales universales y de participar en la vida civil. Por olro lado, pOl'que los varones tienen potencialmente la capacidad del au­
la capacidad humana esta difel'enciada sexualmerue. Las mujeres togobierno, meros accidentes de fortuna 0 de circunstancia
carecen de razon cfvica 0 polftica. Las observaciones algo banales hacen que algunos varones sean sirvientes, usados por otros y
de Kant respecto de las caractertsricas de los sex os se debe a asf quedan descalificados como personas civiles 0 individuos.
Rousseau. Dice que las mujeres son criaturas de sentirnientos y \'1 caso de las mujeres parece no presentar dificultades.
no de razon de modo que es imitil intentar acrecentar la moral Kant afirma que «las mujeres en general.; no lienen perso­
de las mujeres a fin de que cornprendan las normas universales. nalidad civil, y su existencia es, cabe decir, puramente inhe­
Las mujeres s610 acuian si la accion les parece placentera. Son rente-'! Deben, POI' 10 tanto, mantenerse alejadas del Estado,
incapaces de comprencler los principios asf, para las mujeres, el deben estar sometidas a sus mariclos -sus amos- en el ma­
bien debe ser hecho con placer, Las mujeres no saben «nada del trimonio. Kant sostiene que el nacimiento no da lugr a la desi­
deber, nada del teller que, nada de la obligaci61l».40 La tenacidad gualdad legal porque el nacimiento no es uri acto del sujeto
con que los Iilosofos varones hacen hincapie en el contrato sexual que nace, Afirrna que la igualdad de los sujetos legales no puc­
es ilustrada por comentarios recientes «sea cual Iuere la conclu­ de alienarse mediante contrato: «ninguna transaccion legal de
sion de Kant sobre el papel de la mujer, su analisis de tal condi­ su propia parte 0 de parte ajena, puede sustraerlo de ser due­
cion es aun merecedora de su gran renombre»."!" flo de sf misrno-.v' Kant evita mencionar que el contrato de
Los varones estrin gobernados por la razon y son sus pro­ matrimonio es una excepcion a su argumento. ALll1 si las mu­
pios amos. EI auto-dominio se demuestra en el modo en que jeres Iueran un igual civil del varon, prescindirta de su posi­
un varon se gana la vida «no permitiendo que hagan otros cion al aceptar el contrato de matrimonio. Pero todas las mu­
usos de el, porque en el verdadero sentido del iermino no debe jeres carecen de personalidad civil y asf el contrato de matri­
servir a nadie sino a la Republica». Si las circunslancias socia­ monio merarnente confirrna su desigualdad sexual natural de
les requieren que un varon sea sirviente de otro 0 Iirrne un nacimiento. AI mismo tiempo, la posici6n contractual de Kant
conlralo de empleo y trabaje a instancias de otro, carece de respecto del matrimonio presupone que su propia afirmacion
criterio para la posesi6n de una «pel'sonalidad civil» y de ese explicita sobre la carencia il1herellte de la mujer de posicion
modo se 10 excluye de la ciudadanfa. Kanl intenla distinguir civil sea invalida. Si la igualdad civil entl'e los sexos no existe.
entre los varones que sirven a otros lales como un bal'bel'o 0 si las mujeres no son poseedoras de bienes ni son duel''ias de sf
un lrabajador, de un fabricante de pelucas 0 un comercianle mismas, Kant no puede sustentar su cUI'iosa calegoda de «de­
que son amos independientes. Un comel'cianle, pOl' ejemplo, recho persona!» y su explicacion del contrato de matrimonio.
«inlercambia su propiedad con otro» mienlras que el ll'abaja­ Kant escribe que el derecho personal lees el del'echo a la

42. I. Kilnl, Political IVlitillgs, II. Rciss (cd.), Cnmbt'idge, Cnmbl1d;!e Uni\'ersily
40. I. Knnt, "ObSClvnliol1s on Ihe Feeling of Ihe Bealiful and Sublime», en
Press, 1970, p. 78. Esw edicion de los escl;los dc Knnt es muy utilizada y cl !ibm
\\'OIlICII ill Wcslcnl TIIOII);II/, M.L. Osbome (cd.), Nueva York, Random 1J0use, 1979,
pmporcionn linn inlel'csnnte COnfilTI1acion de qllc cl derccho conyug:ll cs vista nun
p.157. C0l110 «fuera» de los nsuntos pllblicos disclliidos con pmpicdnd pOl' los te6ricos poli­
41. I I. Willi,lIns, Kalll:~ l'oli/icall'lll'losoplly, Oxford, Basil B1ilck\\'ell, 1983, p. 121. ticos. Lns sccciones que tralan del .del'ccho pl'ivndo .., incluyendo cl 1I1:11111110nio, 51'
* Pilsnje de difkil It'nduccion ya que en espnnol cnrecemos de los le1'1l1inos que omilen cn los eslractos de The Metaphysics or Morals (The Philosophy or ILlIP), mien­
lraduzcnn con prccision cl 011);11/ 10, cl I1I/1St Y d dlle que connOlnn lodos difercnlcs lras que I"s secciones sobl'e ..del'ccho pllbIico» se inclu)'cn.
nivcles 0 grildos dc obligaci6n 0 deber. (N. de la T.) 43. Ibid., p. 139.
44. Ibid., p. 76.

234
235
pOSeSlOIl de un objeto exterior como una cosa y de usarla tar, la felicidad y en general sabre tocIas las circunstancias
como una persol1a».45 EI contrato de matrimonio adquiere una de la personav.??
forma diferente a la de otros contratos, En el contrato de ma­ EI rechazo de Kant de la idea de propiedad en parte de Ia
trimonio un individuo adquiere el derecho sabre otra persona persona es muy extrafia. Si el matrimonio es, como ella define,
0, mas exactamente, como afirma Kant, « el varon adquiere nada mas que un contrato de mutua usa sexual, usa mutua de
una esposa»,46 quien se convierte en res, cosa, un bien a pieza la propiedad sexual (Iacultades) de la persona, en lances no hay
de su propiedad, Pero porque arnbas partes se convierten en la mas minima necesidad cIe que argumente en terminos cIe
casas y cada uno es la posesion del otro, ambos, segun Kant, usa de las personas, y menos de sostener que las personas se
obtienen nueva mente su caracter de « personalidades raciona­ usan como casas. Tener derecho sabre una persona como una
les». Hacen usa uno del otro ya no como una propiedad sino cosa, como una parcela de propiedad, es tener el poder del amo
como una persona. EI examen de Kant a la nocion de dere­ sabre el esclavo, pero el esposo de Kant no tiene tal peeler.
cho personal y su argumento sabre como y par que una pare­ Kant sostiene que si all/bas partes del contrato adquieren el
ja casada deben ser casas y personas es tortuoso y contradic­ misrno derecho, cada uno se da y se reobtiene nuevamente,
torio. Son simultaneamente poseedor y poseido. Se convierten nueva­
Afirrna que existe siempre el peligro de que la sexualidad mente en personas unificadas en una sola voluntad. La razon
relrotraiga a los seres hurnanos al nivel de la animalidad. La de todas estas maniobras tan poco convincentes se hacen claras
cuestion, de acuerdo can Kant, es «en que medida [un va­ una vez que se relata la historia del contrato sexual.
ron] puede hacer usa propiamente de [este deseo de la natu­ Kant hace 10 que puede para arnasar su pastel Iilosofico y
raleza] sin perjudicar su humanicIad... Gpueden [los sexos] cornerselo. Si mantiene su afirmacion acerca de que todos los
venderse a sf mismos a alquilarse por algun tipo de contrato seres humanos tienen capacidad racional de actuar de acuerdo
que perrnita que se haga usa de sus Iacultades sexuales?»."? a los principios morales universales, entonces las dos partes
Kant contesta que tal usa no puede permitirse. La razon que del contrato de matrimonio deben tener la misma posicion.
da es que la propiedad en una persona no puede separarse Mas aun, si su posicion ha de mantenerse, deben intercarubiar
del individuo como propietario. Adquirir « parte del organis­ de igual modo la propiedad, a un igual intercambio cIe sf mis­
mo humano», tamar posesion solo de Ia propiedad sexual de mas como propiedad, Par 10 tanto Kant supone que las muje­
otro individuo, y adquirir al indivicIuos como una propiedad, res como los varones son individuos a personas. Si eslo es asf,
una cosa, dado que el organismo humano es una uniclad.:" Kant no tiene necesidacI de insistir en que en Ia pareja casada
Par cierto, Kant sostiene que es imposible usar solo parte de son propiedad uno del otro. Si la persona es una unicIacI, si las
una persona «sin tener, al mismo tiernpo, derecho a disponer facultades sexuales son iseparables del sujeto, en lances GPOl'
de la persona en su totalidad, porque cada parte de la perso­ que la esposa y el esposo no permaneccn como personas uno
na esta Iigada fntegramente al todo». Kant coneluye que «Ia para el otro? La razon no es diltcil de discernir, Kant excluye a
unica condicion sabre la que descansa nuestro cIerecho a ha­ las mujeres de la categoria de personas a de individuos, Las
cer libre usa de nuestro deseo sexual cIepende del derecho a mujeres solo pueden ser propiedad. EI derecho personal existe
disponer de nuestra persona como un tocIo, sobre el bienes­ solo en la esiera privada del matrimonio y de las relaciones
dornesticas. En el reino publico, los incIivicIuos interactuan
45. Kant, Philosophy O(LaIV. cap. 2.", seccion 3.", § 22, p. 108.
como iguales civiles, y aun un varon cuyas circunstancias 10
46. lbid., § 23, p. 109.
47. 1. Kant, Lectures OIl Ethics (trad, de L. Infield), Nueva York. H~lIper and Row.
1963, p. 164.
48. Kant, Philosophy O(LllIl', § 25, p. 111. 49. Kant, !rcfllres 011 Efhics. pp. 166-167.

236 237
Y no hay dudas de que el es el amo, La unidad de volunta­
ponen en situacion de sirviente no se convierte en una propie­
des se representa en la voluntad del esposo. Kant sostiene que
dad. EI contrato social, que crea la Iibertad civil y la igualdad,
«entre el esposo y la esposa existe una relacion de igualdad
depende del contrato sexual que crea el derecho (personal) pa­
como mutua posesion de sus personas tanto como en sus bie­
triarcal, la igualdad civil depende del derecho personal. Lo que
nes». Rechaza la sospecha -sospecha anunciada en voz baja
significa ser duerio de sf mismo en la vida civil, se torna claro
pOI' diversos sectores hacia 1790, cuando aparecio la Philosophy
en contraste con el dominic de los varones sobre las mujeres
of Law- de que habia algo contradictorio respecto de postular
en el matrimonio. La penetrante influencia de Kant en la teo­
tanto la igualdad como el reconocimiento legal del esposo
rta polftica contemporanea no es sorprendente en vistas a la
como amo. Afirma que el poder del esposo sobre la esposa:
maniobra que oculta el contrato sexual y toma al contrato ma­
trimonial como un contrato de uso sexual mutuo.
[...J no puede pensarse que este en conllicto con la igualdad
EI milagro moral (como William Thompson 10 denomina­ natural de una pareja human y si a la base de csta dominacion
ria) convierte la sujecion natural de la mujer en igualdad mari­ se encuentra s610 la superioridad natural de [a capacidad del
tal. La naturaleza nos ha dado el deseo sexual para procrear, var6n sobre la mujer a la hora de llevar a cabo cI intcrcs comun
pero este no es el unico fin por el que alguien se casa: «el goce de la casa y del derecho a mandar, fundado en el1a.5~i'
en el uso reciproco de los atributos sexuales es uno de los
fines del matrimonio» y es legttimo casarse con miras a este Aunque Kant establece que, si alguno de los esposos abando­
fin. 50 Pero si varones y mujeres desean usar su propiedad se­ na el hogar «el otro esta Iacultado para, en todo tiernpo y de
xual deben casarse, "EI matrimonio es la (mica condicion en modo incontestable, hacer que regrese a la relacion anterior
la que puec1en hacer uso de la sexualidad. Si alguien dedica su como si tal persona Iuera una cosa». Esta claro que tal derecho
pel'sona a otra, dedica no solo su sexo sino su persona toda: solo puede ser ejercido, problablemente, por el jefe de la familia.
ambas no pueden separarse.s '! Kant no solo declara que el EI amo, dice Kant, tarnbien tiene el mismo derecho de hacer
uso sexual mutuo Iuera del matrimonio deshumaniza al varon regresar a los sirvientes que desertan «a(111 antes de que las razo­
y a la mujer (permanecen en estado de mera propiedad del nes que puedan haberlo hecho huir... se hayan investigado judi­
otro) sino que el uso esta «en principio, aunque no siempre cialmente-P" Al ampliar su nocion de derecho personal. Kant uti­
en sus efectos, en el nivel del canibalisrno». Consumir un cuer­ liza el revelador ejemplo de la diferencia entre sefialar a alguien
po con los dientes y Ia boca y no con un 6rgano sexual simple­ y decir «este es mi padre», que significa solo que yo tengo un
mente proporciona un goce diferente. Solo el contrato de ma­ padre y aquf esta, y sefialar a alguien y decir «esta es mi esposa».
trimonio puec1e convertir el uso de la propiedad sexual, en el Serialar a una persona es referirse a «una relacion jurfdica espc­
que "uno es realmente una res [ungibilis para el otro» en el cial de un poseedor respecto de un objeto que se ve como una
uso de una persona.V Pero es el esposo quien tiene el uso de cosa, aunque en este caso sea una persona».55 Kant apunta que el
una persona, y no la esposa. EI contrato matrimonial de Kant derecho personal es distinto de la posesion de un varon que ha
establece el derecho patliarcal del esposo, if posee el cuerpo perdido su personalidad civil, como un esclavo, pero poseer una
de su esposa, 10 que quiere decir de su persona, como una esposa es poseer a alguien que, naturalmente, no tiene personali­
cosa, pero ella no tiene el derecho con·espondiente. «EI dere­ dad civil, aunque no se la denomina esclava.
cho personal» es el derecho del esposo como amo civil.

53. Ibid., § 26, pp. 111-112 .


• Metal/sica de las costll/lIbres (trad. de Adela Cortina). p. 100. (N. de la T.)
50. Kant, Philosophy o( LllIv. § 24, p. 110.
54. Kant, philosophy O(LaIV, § 25, pp. 111.
51. Kant, [cctures 0/1 Ethics, p. 167. 55. Ibid., «Explicaciones sLlplementmias a los PIincipios del Derecho». p. 238. n. 1.
52. Kant, Philosoplly O(LllIV, p. 239.

239
238
Hegel ataco el contra to de matrimonio de Kant declarando social, no es ni puede ser el todo.V Vel' al matrimonio como un
quer era «lamentable» ver al matrimonio «degradado al nivel contrato al que se accede como propietarios de una propiedad se­
de contra to para uso recfprocov.t'' Hegel tarnbien rechaz6 la xual en sus personas, 0 vel' a los esposos como una propicdad,
doctrina del contra to social. Neg6 que eI Estado pudiera ser significa malentender por complete al matrimonio y su lugar en
cornprendido como si hubiera tenido lugar 0 hubiera podido In vida civil modema. Como puro contrato, el matrimonio est}
tenerlo, a partir del contrato original. Los comentadores de la abierto a In contingencia, al antojo y al capricho de la inclinacion
teorfa de Hegel, invariablemente concluyen que Hegel se opo­ sexual. La cerernonia del matrirnonio es simplemente el medic
ne a la teorfa del contrato. Ante la ausencia de la historia com­ para evitar cI uso desautorizado de los cuerpos (0 canibalismo
pleta del origen del contra to tal conclusi6n parece por comple­ sexual). Por el contrario, para Hegel eI matrimonio es una forma
to razonable y puede olvidarse que a pesar de su critica del distinta de vida etica, parte del universal lamilia/sociedad civil/Es­
contrato matrimonial de Kant, Hegel sostiene que el matrimo­ tado constituidos por un principio de asociacion que no puede
nio se origina en un contrato. La extensa area en cornun que ser desplazado por el contrato.
comparte con la doctrina del contrato, a saber, la construccion EI contrato de matrimonio, scgun Hegel, no podrfa ser mas
de la sociedad civil patriarcal, masculinidad y Ieminidad, suele diferente de los demas contratos, el contrato de matrimonio «es
entonces tarnbien ser pasada por alto. precisamente un contrato que trasciencle el punto de part ida
Hegel rechaza la piedra angular de la teorfa del contrato: la del contrato».5!1 Desde el punto de partida del contra to, dos in­
idea del individuo como propietario. Tarnbien rechaza eI ideal dividuos que convicnen en un contrato se reconocen como pro­
contractualista de la vida social como nada mas que una serie pietarios y mutuamente con formes en utilizar la propiedad del
descendente de contratos. Sobre estas cuestiones es el critico mas otro, EI propietario se relaciona externarncnte con su propie­
prolundo de la teorfa del contrato. No obstante, los argumentos dad y, asi, cabe decir, permanece Iucra del contrato y no se
de Hegel estan Iatalmente comprometidos por su aceptacion del modificn a partir de cl. De modo similar, el yo de la persona­
contrato sexual. En vistas a incorporar a las mujeres a la socie­ cosa de Kant se ve afectado POI' su curiosa situacion, La unidad
dad civil a la par que excluyendolas, Hegel reactualiza las contra­ de la voluntad de las dos partes es mera coincidcncin. En con­
dicciones de la teona de Kant. Ataca la afirmacion de Kant de traste, el contrato de matrimonio de Hegel cambia la concien­
que los individuos devienen una propiedad en el matrimonio, cia y el punta de partida del varon y de Ia mujer que se casan y
pero su propio contrato de matrimonio, como el de Kant, supone la cercmonia autorizada oportunamentc y publica es, asf, csen­
que las mujeres no son, y no puede ser, pero aun son, individuos. cial para el matrimonio. Un esposo y una esposa dejan de SCI'
Hegel rechaza el contrato de matrimonio como uso mutuo 0 in­ individuos «autosuficientes». Se conviertcn en miembros de
tercarnbio de propiedad, pero aun asf aboga por un contrato que una pequena asociacion que esta tan cstrcchamentc unificada
constituye a una esposa en objeto para su esposo. que son una «unica persona». Hegel sosticne que, al casarsc,
Hegel considera lamentable substituir el contrato unilateral de los csposos «consientcn en convcrtirsc en una (mica persona y
un individuo como propietario 0 persona-cosa, por la compleji­ renuncian a su personalidad individual y natural pm'a aleam.ar
dad de la persona humana y de la vida etica. El individuo como esta unidad de uno con el otro. Desde cstc punto de vista su
propietario y contractuante es 10 que Hegel denomina «una per­ uni6n cs una autorrestricci6n, peru en venlad es su libcraci6n
sona de autosubsistencia inmediata», y aunque este es un e1e­ pOl'que en clio logran su auto-conciencia sustantiva»,59 EI espo­
mento 0 «momento» en la personalidad del inclividuo y en la vida

57. 1M/., § 75.


56. G,W.F. Hegel, Philosophy or RighI (lmd. de T.M. Knox), Oxford. Cl:m.;ndom 58. IbM.. § 163.
Press, 1952, § 75 Y el apcndice al § 161. 59. Ibid.. § 162,

240 241
so y la esposa estrin atados por lazos racionales y eticos que los to, pero si la propiedad es exhaust iva de la personalidad huma­
unen internamente en tal asociacion y no externamente como na, entonces ironicamente. la condicion social necesaria para e\
meres propietarios, EI fin del matrimonio no es el mutuo uso contrato queda eliminada. Cualquier ejernplo de contrato pre­
sexual, la pasion sexual es meramente un «memento» del ma­ supone que los contratos deben mantenerse, es decir, se presu­
trimonio. un memento que desaparece al satislacerse. EI con­ pone la confianza y la mutua Iidelidad. Los inclividuos com­
trato de matrimonio crea una relacion sustantiva constituida prenden que significa «hacer un contrato» solo porque cual­
por «el arnor, la confianza y el corupartir en comun su existen­ quier contrato singular es parte de una practica mas amplia de
cia cntera como individuoso.r" hacer contratos, y la practice se constituye a partir de la com­
Un esposo y una esposa no estrin unidos ni POI" contrato ni prension de que los contratos son obligatorios. La concepcion
por inclinacion sexual ni, incluso, POI" «amor» tal como general­ del individuo como propietario de su persona, especial mente en
mente se 10 entiende, al menos. Estrin incorporaclos a] «amor su forma mas extrema de conlractualismo, inevitablcmente ge­
etico-legal» que trasciencle al fl'agil arnor romantico cornu n."' nera el problema de mantener la confianza y «actual' el segun­
Hegel sostiene que eI amor es «la mas tremenda de las contra­ do». Se han hecho intentos para resolver este problema de la
diccionesv.v? La contradiccion surge porque eI primer impulso teorfa clasica del contrato mediante estratagemas tales como la
de los amantes es destruir su propia inclividualidad en la total espada del Leviatan, mediante el postulado de Kant de una
unilicacion con el amado. De todos modos, en oposicion a este idea necesaria del contrato original que incorpore una ley de
deseo, pueden descubrir que su sentido de sf mismos como que los contratos deben ser sellados, 0 mediante la construe­
seres autonomos se Iortalece a traves de la relacion con el ama­ cion del fundamento no-contractual indispensable en el estado
do. El abismo entre la destruccion y la fusion de sf mismo pue­ de naturaleza. La discusion de Hegel muestra por que la idea
de superarse a part it, del rnutuo reconocimiento de dos aman­ del individuo como propietario cercena todas las estratagemas.
tes, a traves del cual cada uno obtiene e1 mas prolundo sentido El «individuo» niega y presupone a la vez la comprension
de unidad con el 011'0 y un mas profundo sentido de autonomfa intersubjetiva de 10 que significa tomar parte de un contrato. EI
de sf. El amor (en el sentido hegeliano) tanto unifica como dife­ contrato no puede proporcionar una base universal para la vida
rencia. Asf el matrimonio ofrece una mirada a la dilerenciacion social. El contrato debe [orrnar parte de institucioncs sociales
y particularidad de la socieclad civil (economical y a la unidad no-contractuales mas amplias. El contrato puede subscdbirse
y universalidad necesarias para ser miembro del Estado. precisamente porque la conciencia se desaITolla y se conforma
La crltica de Hegel al contmlo de matrimonio va mas aHa en un ten"eno no contractual. Si los inclividuos fueran meros
de la reduccion de las relaciones conyugales a un contrato de propietmios ellos no podrfan suscribir, en absoluto, contratos;
uso muluo. Si eI matl'imonio fuera meramente contractual, la estlictamente «contrato» cal"ecerfa de sentido pam ellos. Hegel,
sociedacl civil queclarfa socavada, carecerfa dc la base privada como Durkheim algo mas tarde, sostuvo que «un contrato pre­
necesaria pam la vida pllblica. 0, pam exponel' la cuestion de supone algo mas que el mismo».~l EI contrato cuenta con un
un modo que puecle parecer incongl1.1ente en el contexto de la lugar apropiado en la vida civil y en la esfera economica, la
teorla hegeliana, el contrato social (la vida civil) depende del esfera que Hegel c1enomina «sociedacl civil», pero si el contn\to
contrato sexual (que queda desplazado en el contrato de matri­ se extiende mas alla de su propio rei no, el orden esta amenaza­
monio). La idea de «individuo» es fundamental para el contra­ do. El contrato en sf mismo es una base incoherente para la
vida social. Hegel, repitiendo a Kant, sostiene que el matl'imo­

00. Ibid., § 163.


61. IbId.. apendice al § 161. 63. E. Durkheim. The DiI'isiOIl or LlIbor ill Society. Nuel'a York, Free Press. 1964.
62. Ibid.. apcndice :,1 § 158.
p.381.

242 243
nio es un deber etico: «el matrimonio... es uno de los principios
crean a sf mismos a la vida publica y estan dotados de la capa­
absolutos de los que depende la vida etica de la cornunidads.e­
cidad rnasculina para hacerlo. Las mujeres deben permanecer
La vida etica depende del matrimonio porque eI matrimonio es
en la eslera privada natural de la familia. La familia esta re­
el origen de la familia. En la familia, los nines aprenden y los
presentada en el espacio publico POl' el esposo, la «unica per­
adultos estan continuamente recordando que significa ser
sona» creacla mediante el contrato de matrimonio. La diferen­
miembro de una pequeiia asociacion basada en el amor y la
cia sexual tambien conlleva una division patriarcal del trabajo.
confianza, en In dimension privada de In vida etica tiene la ex­
EI esposo tiene la «prerrogativa de salir a trabajar para ganar­
periencia de una asociacion no contractual y de ese modo se
se la vida [para la familia], atender a sus necesidades, contro­
preparan, 0 mas bien los varones se preparan, para participar
lar y adrninistrar su capital".67 Como Rousseau, Hegel ve a las
en In eslera publica universal de la sociedad civil y del Estaclo.
mujeres como natural y politicamente subversivas. Las muje­
En La Filosojta del Derecho Hegel critica la teorfa del con­
trato social de Rousseau del mismo modo que el contrato de res traen consigo el desmoronarniento del antiguo mundo. En
la Fenomenologia escribe que Ia comunidad antigua creo:
matrimonio de Kant, pero sigue estrechamente a Rousseau en
la cornprension patriarcal de la masculinidad y de la femini­
[ ...] 10 que oprirne y 10 que cs al misrno ticmpo esencial para
dad y, en consecuencia, de 10 publico y 10 privado, Hegel 50S­
ella, Sll enemigo intcmo, cs la fcminidad en general. La femini­
tiene que «la diferencia de las caractertsticas Ifsicas de los dos dad --esa eterna ironfa [de la vida] de la comunidad-a- altcra
sexes tiene una base raciorial y consecuentemente adquiere un por medio de la intriga el fin universal del gobicmo en un fin
significado etico e intelectual».»> La diferencia sexual tarnbien privado, transforma Sll actlvidad universal en una ohm de al­
tiene significado politico patriarcal (expresion racional) en la gun individuo particular e inviertc la propiedad universal del
teorfa de Hegel. La mujer, dice Hegel, «tiene su destino sus­ Estado hacienda de ella ol patrimonio y oropel de la Iamilia.s"
tantivo en la familia, y estar imbuida de piedad familiar es el
marco etico de su mente». Hegel continua senalando que en En el munclo moderno, si «las mujeres sostuviesen el timon
AIl/ff!.01W In piedad familiar, la ley de la mujer se opone a la ley del gobierno, el Estado correrfa peligro-.f"
publica y cementa «esta es la oposicion etica suprema» y po­ Pero no solo el Estado esta en peligro si las mujeres ternan
drfarnos agregar nosotras, de la pohtica. Las mujeres no pue­ las riendas del gobierno. Las mujeres juegan una parte sustanti­
den entrar en la vida civil publica porque carecen naturalmen­ va en el argumento de Hegel. Para Hegel, como para los teori­
te de la capacidaci de some terse a «las dernanclas del univer­ cos del contrato social clasico, el matrimonio y In familia pro­
sal». Las mujeres, dice Hegel, «se educan -c:quien sabe porcionan el fundarnento natural para la vida civil, pero Hegel
como?- respirando ideas, viviendo, en lugal" de aclquirir cono­ va mucho mas lejos. Tambien presupone que, a traves de su
cimiento», Un varon, en cambio, tiene «una vida sustanti­ amor, esposos y esposas desan'oIIan (en la manera adecuada a
va real en el Estado». Un varon adquiere su condicion de la esfera etica <<inmediata») la dialectica del reconocimiento
mutuo que caracteIiza las relaciones entre [os hombres como f
hombre solo a traves de la lucha consigo mismo y de Ia Iucha
en el mundo civil, a traves del aprendizaje y «mucho esfuerzo hacedores de contratos en la sociedad civil y como ciudadanos
tccnico».66 en el Estado. En el contra to, los varones se reconocen l1l10S a
Las mujeres son 10 que son pOl' naturaleza; los varones se otros como poseeclores de propiedad, disfrutando de una posi­

64. liege!. Philosophy u(Wghr, § 167. 67 Ibrd.§171.


65. 1btll.• § 165. 68. G.W.F. liege!. P!lClIOIIIClIOIogy o( S/Jirit (1I"ad. A.V. MiliCI'). OxrOl'd. Oxrord
66. Ibrd.. § 166 Y cl apcndice, University Press. 1977, § 475. p. 288.
69. Hegel. Philosophy o(Righr. apcndicc al § 166.
!
244
245
't
1
sella el pacto origmario Y se instaura la sociedad civil. En la
cion semajante, como ciudadanos -participantes en el contra­ fratemidad de ln sociedad civil cada varon puede a!canzar auto­
to social- tarnbien reconocen su igualdad civil mutua. La ex­ confirmaci6n y reconocimiento de su igualdad en la herman­
plicaci6n de Hegel del amor en el matrimonio sugiere que el dad. Pero este no es aun eI final de la historic.
mismo proceso tiene lugar entre marido y esposa, a traves de la El contrato original no es meramente un contrato social, es
dialectica de la autonornla y de la unidad. Pero una parte del un contrato sexual que constituye el derecho patriarcnl de los
contrato de matrimonio es una mujer, las relaciones conyuga­ varones sobre las mujeres. Las mujeres quedan Iuera de la lu­
les no pueden tener la rnisma forma que las relaciones civiles cha a muerte entre amo y esclavo en el advenimiento de la
entre los varones. La diferencia sexual es diferencia politica, la auto-conciencia, pero son parte de la sociedad civil moderna.
diferencia entre dominio y sornetimiento, de modo que r:c6mo La historic de Hegel del desarrollo de la liberiad universal re­
puede haber reconocirniento muto del esposo y de la esposa, al quiere que los varones se reconozcan entre sf como iguales, el
mismo tiempo, como seres particulares y universales? Y, si tal dia del arno y el esclavo queda atras. Pero la auto-conciencia
reconocimiento es imposible, r:c6mo pueden el matrimonio y la de los varones no es puramente la conciencia de los iguales
familia constituir un «memento» del todo social hegeliano fa­ civiles libres (la historia del contrato social), es tal11bien la
milia/sociedad civil/Estado? conciencia de los amos patriarcales (la historia del contrato
Algunas interpretaciones Ieministas de Hegel, en especial la sexual). £1 universalismo ostensible del mundo publico de He­
trazada por Simone de Beauvoir, han acudido a famosos pasa­ gel (precisamente como el de los te6dcos clasicos del contrato)
jes de la Fenornenologia, sobre la oposici6n del amo y del escla­ alcanza su significado cuando los varones vuelven la mirada
vo, como modelo de la relacion entre esposo y esposa. La com­ del mundo Pllblico a la esfera privada domestica y a la suje­
paracion de la dialectica de Hegel del amo y el esclavo con las ci6n de las esposas La familia (privada) y la sociedad civi1/Es­
relaciones conyugales implica dificultades semejantes a las de tado (pllblico) son separables e inseparables, la sociedad civil
la comparacion esposo-esposa con la de empresario-trabajador. responde a un orden patriarca!. Como espoSo. un varon no
EI amo y el esclavo, como el capitalista y el proletario, ambos puede recibir reconocimiento de su mujer como de un igual.
son varones, La utilizacion de los pasajes del amo y el esclavo Pero un esposo no esta comprometido en relaciones con otros
tambien plantea otra dificultad. La lucha entre estos dos anta­ varones, sus Iguales. sino que esta casado con una mujer, su
gonismos es parte de la historia de Hegel del desarrollo de la subordinada natural. Las esposas no estan, respeeto de sus es­
auto-conciencia. En efecto, el amo y el esclavo aparecen en la posos, precisamente como los escalvos respecto de los a1110S
genesis de la auto-conciencia. Hegel sostiene que la conciencia «el principio». Los esclavos no son naturalmente esclavos.
de sf presupone In conciencia de uno reflejada desde otro quien pero una esposa no puede ser «individuol> 0 ciudadano capaz
que a su vez tiene su propia conciencia confirmada pOl' uno. EI de participar en el mundo p(lblico. Si la familia, si111u1tanea­
reconocimiento mutuo y ]a COnfil111aci6n de sf, no obstante, es mente, ha de ser parte del Estado y estal' separada de el, cons­
posible solo si los dos yos se encuentran en situaci6n de igual­ titllida a partir de un (mico contra to, Y si el derecho patdarcal
dad. El amo no puede ver su independencia reflejada en el yo no ha de ser socavado, las mujeres no pueden reconocer a los
del esclavo, todo 10 que encuentra es su servilidad. La auto-con­ varones del mismo modo en que los varones reconocen a sus
ciencia debe recibir reconocimiento de otro yo de la misma companeros varones. Los varones dejan de ser amos Y escla­
clase, de modo que la relaci6n amo-esclavo debe ser trascendi­ vos, pero el orden social de Hegel exige una conciencia sexual·
da. EI arno y el esclavo pueden, digarnos, moverse a traves de mente diferenciada (a pesar de su discusi6n respecto del a1110r
los «momentos» de la gran historia de Hegel y eventualmente etico-Iegal). El reconocimiento que un esposo obtiene de su
encontrarse como iguales en la sociedad civil de la Filosojza del esposa es precisamente 10 que requiere el patriarcado moder­
Derecho. La historia de los varones se completa una vez que se
247
246
no: el reconocimiento como amo patriarcal que solo la mujer trato de matrimonio es que, aunque no tengan parte en el contra­
puede darle. to social, deben ser incorporadas a la sociedad civil. Los lazos
Hegel rechaza el contrato social, pero al aceptar el contrato institucionales mas importantes de la sociedad civil-ciudadania,
sexual, abraza las anomalfas y contradicciones que rodean a empleo y matrimonio-> se constituyen a traves del contrato. Para
las mujeres, al contrato y a 10 publico y 10 privado generadas que las relaciones libres caracterfsticas de la sociedad civil se ex­
por la teorfa clasica del contrato. Ironicamente, la crftica de tiendan a todas las esferas sociales, el matrimonio tambien debe
Hegel al matrimonio como un contrato de uso sexual implica tener origen en un contrato. Hegel rechaza In teorfa del contrato,
cl mismo conjunto cle problemas que el contrato cle matrimo­ pero retiene el contrato como un elemento esencial de la libertad
nio a manos de los teoricos clasicos del contra to 0 de Levi­ civil. La vida social como un todo no puede constituirse a traves
Strauss. EI argumento de Hegel da lugar a las mismas cuestio­ del contrato, pero el contrato es apropiado para la sociedad civil
nes que he planteado respecto de aquellos teoricos. Las muje­ (la economfn), Los varones interactuan en la sociedad civil a tra­
res son consideradas como los subordinados naturales caren­ ves de la «particularidad» que carncteriza a quienes hacen los
tes de las capacidades necesarias para Iormar parte de los con­ contratos y pueden hacerlo por que tarnbien intcractuan en el
tratos: ipor que, entonces, las mujeres siempre son capaces de Estado y la familia no-contractual. Las mujeres, como partes de
aceptar el contrato de matrimonio? uno de los contratos centrales de la sociedad civil, deben cornpar­
EI argumento de Hegel da lugar a una f0l111a particularmente tir el atributo de la «particularidad» 0, digamos, compatten los
aguda de la cuestion. i.POt- que un teorico que declara que es atributos de los «individuos», Las mujeres se incorporan a la so­
vergonzoso ver el matrimonio como algo meramcnte contractual ciedad civil a haves del contrato de matrimonio y se incorporan
insiste todavia en que el matrimonio se origina en un contrato? sobre las mismas bases que los varones, las partes contractuantes
Existcn otras Ionnas de acuerdo no contractual, a las que Hegel gozan de igual situacion, Solo si las mujeres tambien Iorman
podrfa haber recurrido 0, de modo mas logico, dada la construe­ parte del contrato, Hegel puede sostencr que la dialectica del
cion patriarcal de la masculinidad y de la Ierninidad que Hegel amor es un «rnomento» en la dialectica mas amplia de la Iarni­
comparte con los teoricos clasicos del contrato, la cercmonia del lia/sociedad civil/Estado, 0 como escriben los teoricos del contra­
matrimonio podrfa proporcionar una confirmacion mas que ade­ to, un intercambio mutuo de la propiedad de sus personas en el
cuada de la subordinacion natural de las mujeres cuando se con­ matrimonio. Solo si las mujeres forman parte del contrato puede
vierten en esposas. Por supuesto Hegel insiste en que su contrato Kant sostener que los esposos son ambos propiedad y personas
de matrimonio es el unico que trascicnde el punto de partida del uno para el otro,
contrato. Hegel tiene que hacer este movimiento para lograr la La sociedad civil moderna es un orden de libertad univer­
[0l111a requerida de conciencia dentro de la esfera privada. Desde sal y se opone de este modo al mundo del estatus. Todos los
el punto de partida del contrato, los esposos esta relacionados habitantes de In socidad civil disfrutan de la misma condicion
solo por la ventaja mutua de los poseedores de propiedad. Como cuando se instaura el matrimonio a traves del contrato, pode­
propietarios, sus yos son siempre externos a la relacion conyugal mos estar seguros de que es asf. EI contrato de matrimonio, de
y de ese modo la dialectica de la conciencia no liene lugar. Alm todos modos implica tarnbien una variante de la contradicci6n
cl vinculo de uso muto es ilusorio porque no puede exisLir mas de la esclavitud. La narraci6n de In historia del contrato social
alia del tiempo sin la confianza y la fe que el punto de pmtida del requiere de alguna indicacion clara de que las mujeres son
contralo elimina. EI especial contrato de mattimonio de Hegel parte de la sociedad civil y son capaces de panicipar en el
trasciende el punto de partida contractualista, pem no puede contrato (los esclavos han de ser vistas como pmte de la hu­
lrascender el contrato sexual. manidad). Las mujeres deben participar dcl contrato de matri­
La razon por la cuallas mujeres deben [ormat' pat'te del con­ monio. Pem el contrato sexual requiere que las mujeres se in­
:1

248 249
II

I
:,:1
corporen a la sociedad civil sobre una base diferente de Ia de
decer las directivas de los ernpleadores, pero en los coritratos
los varones. Los varones crean ]a sociedad civil patriarca] y el
referidos a la propiedad en la persona de los varones, se man­
nuevo orden social esta estmcturado en dos esferas. La esfera
tienen silencio respecto del tema de la obediencia. S610 en el
privada esta separada de la vida publica civil; Ia esfera privada
contrato de matrimonio ~I contrato en el que las mujeres
es y no es parte de In sociedad civil, y las mujeres Son y no son
deben tomar parte aunque carezcan de la condici6n de propie­
parte del orden civil. Las mujeres no son incorporadns como
tario- incluye In aceptacion explicita de la obediencia. Si la
«individuos» sino como mUjeres, 10 que en In historia del Con­
prornesa de libertad universal anunciada poria historia del
trato original significa que participan en tanto subordinados
contrato original no ha de aparecer desde su inicio como frau­
naturales (los esc1avos son propiedad). E] contrato original
dulenta, las mujeres deben tornar parte en el contrato del nue­
puede lIevarse a cabo y los varones pueden obtener reconoci­
vo orden civil. Si la situacion civil de los varones y de los amos
miento de Sll derecho patriarcal s610 si la sujeci6n de las muje­
res se asegura en la sociedad civil. patriarcales ha de mantenerse, el contrato del cual la mujer ha
de Iormar parte debe separarse de los demas contratos. Una
EI contrato de matrimonio de Hegel trasciende el Contra to
mujer accede a obedecer a su esposo al convertirse en su espo­
pero replica el contrato sexual tan precisamente como el con­
sa, i.que mejor modo de afirrnacion publica de que los varones
trato de matrimonio de la teona c1asica del contrato. Este uni­
son los amos sexuales y que ejercen Ia ley del derecho sexual
co Contrato es Ia genesis de la esfera privada que acude en
rnasculino en sus vidas privadas?
ayuda de Ia masculinidad -Ja fratemidad_, Ia libertad y la
igualdad del mundo p(lblico, Ia familia proporciona el ejemplo
Rara vez, las criticas a la teorfa del contrato tornan en cuen­
de la sujeci6n natural (de las mUjeres) de la que depende el
ta el contrato sexual. Hay, por 10 tanto, una fuerte tentaci6n en
significado de sociedad civi1lEstado como esfera de la libertad.
las feministas a rechazar la profunda comprensi6n de Hegel
Hege] tiene razon: el Contrato de matrimonio es rnuy diferente
sobre las deficiencias del contrato a la vez que su contrato pa­
de los contratos del reino civil. La diferencia, no obstante, no es
triarcal de matrimonio. La conclusi6n es, pues, demasiado Iaci]
la que el sostiene. E] contrato de matrimonio no puede ser se­
de extraer: aun no se ha intentado un matrimonio contractual
mejante, digamos, al contrato de trabajo porque las l11ujeres son
propiamente dicho, La critica de Hegel al contrato pone de re­
parte del Contra to de matrimonio. Las mujeres tienen que ser
lieve algunas de las dificultades que surgen cuando las feminis­
incorporadas a la sociedad civil a traves del contrato porque
tas aceptan la teorfa del contrato, especialmente en la forma
s610 el contrato crea reJaciones Jibl-es y presupone la igualdad
contractualista extrema. Por ejemplo, los teoricos clasicos del
de las partes, y al mismo tiempo POI-que las mujeres esta imp]i­
cadas, e1 Contrato confirma el derecho patriarca/. contrato no cuentan la historia de la escena primordial: sus
historias comienzan despues de la genesis fisica y del desarrollo
La diferencia entre eI contrato de matrimonio y olros con­
humano. «Los individuos» aparecen como varones adullos
tratos no siempre ha sido sllficientemente senalada. Las femi­
equipados con los atributos necesarios para hacer contratos. Al
nistas contempon'ineas han prestado relativamente poca aten­
mismo tiempo, la mayorfa de las descripciones del estado de
ci6n a] voto de obediencia (quiza porque ahora no siempre se
naturaleza contienen las condiciones no contractuales necesa­
]0 inc1uye en los acto de hab]a de la ceremonia de matrimo­
rias para que los nii'ios puedan desarrollarse y crecer: amor,
nio), y cuando ]n mitad de In historia de] contrato original se
confianza y vida familiar son asumidos como naturales. S610
repril11e, aun un compromiso explfcito de obediencia puede
para Hobbes, como para los contractualistas contemporaneos,
ser pasado por alto por otras crfticos de la teorfa del contra to.
todas las relaciones sedales se generan a partil' de un contrato,
EI contrato de empleo da al empleador el derecho de mando
sobre el trabajador y su trabnjo. Los trabajadores deben obe­ atm entre los padres y el nifio. Pera, i.puede un «individuo»
fOm1ar parte de un contrato para se padre? Un contrato de uso
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sexual mutua puede acomodarse a la genesis ffsica sin dificu1­
mania es tan importante como la entrada. Los defensores con­
tad. E1 problema surge can e1 compromiso a largo plaza en
ternporaneos del contrato de matrimonio acentuan que una de
tanto que se requiere un padre para e1 desarrollo humano. iDe­
las ventajas es que este puede ser par un plaza limitado, y que
berfa e1 contrato de matrimonio para usa sexual mutua exten­
podria ser, digarnos, de cinco aries cn prirnera instancia. No es
derse e inc1uir previsiones respecto del cuidado de los ninos?
accidental que la controversia mas corriente sabre contratos
En e1 cap. 3 sefiale que en Hobbes e1 auto-interes indivi­
de esclavitud .y paternalisrno pongan enfasis en la crucial irn­
dual de la hembra en e1 estado de natura1eza tiene poco a
portancia de la disolubilidad de los contratos. EI modo en el
ningun incentivo para hacer un contrato para «criar» a1 nifio.
que los libros mas populares de consejos matrimoniales y
Par supuesto, sin 1a guerra de tadas de Hobbes cua1quier des­
estimaci6n sena poca, ya que e1 nino no comprometeria su cuestiones sexuales presentan el divorcio ilustran la inlluencia
de la perspectiva contractualista del matrimonio; el divorcio es
seguridad personal. No obstante, desde e1 punta de partidc del
vista como alga que puede sel" «pre-considerado en terminos
contrato, ipuede un nino ser vista como alga mas que un im­
de movilidad personal asccndente, en enfasis... sabre 10 que
pedimenta? La cuestion es mas acuciante cuando e1 contrato
esta mas adelante y que puede ser incorporado en una mejor y
exige que en cuanto e1 nino sea 10 suficientemente grande
nueva imagen»." I Cuando el contrato se sella s610 para ventaja
como para hacer contratos par sf rnismo, la relacion padre­
y usa mutua, Ia verdadera cuestion es «anticipar y prepm"arse
hijo deba SCI' reubicada sabre bases estrictamente contractua­
para el divorcio»."
les. i C 6m o pueden los padres estar scguros de que sus desve­
Anticipar la Iinalizacion del contrato de matrimonio en el
los no se frustraran y de que e1 nino no hara un contrato mas
propio acto del contrato ha sido posib1e s610 recientemente.
ventajoso en otro sitio? Nuevamente, iquerria alguien hacer
En Inglaterra, par ejemplo, no hubo divorcio antes de 1700
un contra to can un nino, a los (micas contratos abiertos a un
(un divorcio a mensa et thoro podia obtenerse de la corte ecle­
contratante pequeno, re1ativamente sin recursos serfa un con­
siastica pero no permitfa un nuevo matrimonio) y hasta 1857
trato de esc1avitud? Me interesan las relaciones heterosexua1es
e1 divorcio solo se obtenia a traves de un Acta privada del
adult as y no las de padre-hijo, par ella me propongo suscitar
sin ir mas a11<:'1 en estas cuestiones. Parlamento.P Hasta 1969 cuando el fundamento clel divorcio
fue la ruptura in-eversible del matrimonio, los divorcios no se
Hay un punta estrechamente relacionado, de todos macias,

que es directamente re1evante para mi terna. Una de las obje­


obtentan de modo relativamente Iacil tanto para las esposas
ciones de Hegel al matrimonlo como contrato es que deja la
como para los esposos y para todas las clases sociales. S610
recientemente, tam bien, el divorcio y las personas divorciadas
relaci6n a merced de las arbitrmiedades y caprichos de Ia vo­

hall dcjado de ser un escandalo, Muchas de las Ieministas del


1untad de los contractuantes. De modo similar, Durkheim en­

latiza que los lazos que se crean mediante contrato son tan
siglo XIX que estaban a favor del divorcio, en particular como
e1 mejor media para que la esposa cscapara de un esposo bru­
externos como de corta duracion: ella lleva a «relaciones tran­

sitorias y asociaciones pasajeras».?o Un contra to de ventaja

mutua y usa recfproco solo durara tanto como parezca venta­


71. Ciiado par B. Ehrenreich y D. English. For her 011'11 Good: !50 Ye{/rs 0/ the
joso para cada parte. Un nuevo contrato can un companero
Expert's Advice to lVamen, Nueva York, Anchor Press, 1978, p. 276. Sobre los manun­
diferents puede siempre parecer una alternativa posib1e y se­
lcs de consejos vel', E. Ross, «The L'l\'e Cdsis': Couples Advice J300ks of Lale 1970's»,
Siglls, n, I (1980), pp. 109-122.
ductora. Esto quiere decir que 1a salidad del contra to de matn­ 72. B. Barber, Libemtillg Fell/il/islI/, NlIe"a YOlk, The Scabul)' Press, 1975, pp.
62-63.
73. Pal'a un esludio fascinanlc sobl'<" los di\'Clrcios ohtcnidos como Actos Privados
(los candiJalos, incluidos cl6igos, eran conspicllos cn! ..." adllltcm.s) vcr S. \Volfram,
70. Dlllkheim, Divisioll a/Labor, p. 204. .Di,·olce in England 1700- J 857 », G.,jim! .!()l/rJltl! oj' '",-'gil! Stl/dies, 5,2 (1985), pp. !I
155-186.

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I
I
if
:'Ii!'
tal, evitaron el tema por miedo a comprorneter sus otros obje­ el amor se entrometera en e\ camino ya ha sido anticipacla', e\
tivos: otras feministas se opusieron al divorcio, temiendo que amor ha sido reducido a otra relacion externa, a un aspeclo de
la consecuencia fuese permitir que los maridos abandonasen a la propiedad de las personas y deCinido. por ejemplo, como
sus esposas y nines con mayor facilidad. Generalmente se ve «un bien particular no-negociab\e del hogar)).75 Llamar \a aten­
al divorcio como 10 opuesto al matrimonio, pero Christine cion sobre tales argumentos no implica que el conlralO sea
Delphy sostiene que el divorcio es hoy dfa, mas bien, la trans­ invencible, sino que ilustra el canicter incongruenle de la
formaci6n del matrimonio, Sostiene que, dado que muchas es­ alianza entre feminismo Y contrato. La victoda del conlralo
posas divorciadas, casi siempre, continuan cuidando a los ni­ cuenta con la simpatia de las feminlstas. desecha la coberlura
nos del matrimonio. «el matrimonio y el divorcio pueden ser y los numeroso s medios socia1es y legales que aun se ulitizan
considerados como dos modos de obtener resultados similares: para negar a las mujeres la propiedad de sus personas. La
la atribucion colectiva a las mujeres del cuidado de los nines y conclusion es facil de extraer: negar la igllaldad civil de las
la cIispensa colectiva a los varones de tal responsabilidad-.?" l11ujeres significa que la aspiraci6n feminista debe ganar reco­
De todos modos esta lejos aun de quedar clare, descle el punto nocimiento para las mujeres en terminos de «indlviduo», Tal
de vista del contrato, si tal responsabilidad se mantendra. aspiraci6n nunca sera satisfecha. EI «individuo» es una cate­
La logica del contrato, y del matrimonio como nada mas goria patriarcal. EI individuo es masculino y su sexualidacl es
que lin contrato de uso sexual mutuo, es que «matrimonio» y entendida consecuenlemente (si, por cier1.O, «sexua\i.dad» es un
«divorcio» dcben ser eliminados. EI arreglo mas ventajoso para tem1ino que pueda utilizarse de un yo que se relaciona exter­
el individuo es una serie sin fin de contratos a corto plazo para namente con el cuerpo Y con la propiedad sexual), La cons­
usar el cuerpo de otro cuando se requiem. Otros servicios pre­ trucci6n patriarcal de la sexualidad, 10 que significa ser un ser
vistos hasta el presente en el matrimonio debetian contratarse sexuado, es poseer y tener acceso a la propiedad sexual. C6rno
tambien en el mercado, Un mercado universal de cuerpos y se obtiene el acceso y como se usa tal propiec1ad queda claro a
servicios reemplazana al matrimonio. La logica del contrato es partir de la nmTaci6n de la demanda de los hermanos de igual
que el matrimonio debe ser suplantado por contratos de acceso acceso a los cuerpos de las mujeres. En el palriarcado moder­
a la propiedad sexual. Tal matrimonio darla lugar a la prostitu­ no, la masculiniclad proporciona el paradigma de la sexuali­
cion universal. Mas todavfa, «individllOS)) y no «varones)) y dad, y mascu\i.nidad significa dominio sexual. El «individuo»
«mujeres)) realizarfan estos contratos. EI contrato habria gana­ es un var6n que hace uso del cuerpo de una mujer (propiedacl
do In victoria final sobre el estatus (diferencia sexual). Cuando sexual), la situacion inversa es mucho mas dificil de imaginal'.
las negociaciones sobre el uso de la propiedad sexual de la per­ La construccion patriarcal de In sexualidad se ilustnt en la
sona no plledan tener un resultaclo predeterminaclo y los inclivi­ «revoluci6n sexual» de hace dos decac1as mas 0 menos, Inicial­
duos puedan contractar como mejor consideren el uso de la mente el enfasis se puso sobre la ruplura de las ban-eras que
propiedad de otro, 1a diferencia sexual de la persona no puedan rodeaban «e1 acto sexual». La mayoria de las antiguas restric­
tener un resultado predeterminado y los individuos puedan ciones sociales que rodeaban la actividad sexual de la 11l1ljer
contl'actar como mejor consicleren el uso de la propiedad de f1.lera del matrimonio h.leron eliminac1as. S610 el individuo. de
olm, la diferencia sexual se toman1 insignificante. acuerdo con el argumento contractualista, puede decidir si
Los Beatles solfan can tar «Todo 10 que necesitas es amon,. hace usc Y como de su propiedad sexual. Ning{m limite previa
La objeci6n a que el contrato nunca saldra victorioso porque debe ponerse al contrato. EI argumento es para1elo a la clitica

75. G.S. Beckel'. "A thory of Maniage: Pal'! II». JOIln/al of political EcO/lOn/y,
74. Dclphy, Close to !JOIIIC, p. 102. 82,2, parte II (1974), p. 12.

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Icminista de que a las partes del contrato de matrimonio se Los «individuos» son intcrcarnbiables -las diferenias entre
les prohfbe decidir por sf misrnas que contenido dar a su con­ varones y mujeres desaparccen-s- 0 subsistiran las Iimitaciones
trato. Marjorie Shultz, par ejemplo, plantea el siguiente pro­ en la jurisdiccion que los individuos ejercen sabre la propicdad
blema: supongarnos que «Juan y Maria deciden que ella, en
de sus personas y sabre la clasc de coruratos en que partie]­
principio, estara de acuerdo en tener relaciones sexuales Gtal
pan. De este modo, los participantes pucclcn asumir cualquier
acuerdo Ie impide despues iniciar una dernanda par violacion
papel sado-masoquista dependiendo de su inclinacion particu­
contra Juan?», Shultz afirma que existe un Iuerte argumento lar en un memento particular.?" EI triunfo del contrato y del
par el que los contratos privados no deberian anular la justicia «individuo» sabre la difcrencia sexual Iue perfilado par cl Mar­
crirninal, pero, escribe «la idea de cumplimiento de acuerdos
ques de Sade a fines del siglo XVIII. Escribio: «sexo encanta­
privados relativos a la conducta sexual violenta es menos ofen­
dar... seras libre... eres tan libre como nosotros [varones] 10
siva que una declaracion estatal de que la conducta sexual vio­
seamos y la carrera de las batallas de Venus tan abierta a ti
lcnta es automaticarneme aceptable en el matrimonios.Z'' Tal como a nosotros» y las mujeres de Sade pclean las batallas
respuesta es una peticion de principios respecto de los limites junto con los varones y del misrno modo. Uno de sus persona­
y alternativas del contra to.
jes, Noirceuil, incorpora a otro, Juliette, pam actuar en un jue­
Mas recientemente, los argumentos del contrato se han uti­
go de fantasia. Juliette:
lizado para introducir en el ambito de la «revolucion sexual»
otras Iormas, hetero y homosexuales, de actividad sexual. [...J vcstida como una mujcr, debe casarsc con otra, vcstida
Cuando el contrato de esclavitud es defendido en terrninos de como un varon en la misma ccremonia en Ia que yo, vestido como
que solo el individuo puede decidir de que modo pacta su pro­ una mujcr, me convierto en esposa de un varon. Luego vcstido
piedad, en forma casi coincidente, la doctrina del contrato ha como un varon, ul tc casaras con otra mujcr vcstida dc mujcr al
sido utilizada recientemente en esos terminos para defender misrno tiernpo que yo voy al altar para SCI' unido en santo ma­
relaciones sado-masoquistas 0 10 que podria denorninarse la trimonio con lin sadomita dislrazaclo dc niI1a. 79
fantasia de un contra to de esclavitud. Algunas Ieministas de­
ficnden el sado-masoquismo sabre la base de que ((es una acti­ Las transmutaciones Sill fin de los personajes de Sade pro­
vidad consensual... La palabra clave para entender el S/M es porcionan una parodia Iautasmnl, y un vivido rctrato, de las
Fantasia. Los roles, el dirilogo, los fetichismos, los dish-aces y la consecuencias de la conquista absoluta del estatus como dife­
actividad sexual son parte de un drama 0 ritual... de relaciones rencia sexual mediante inclividuos de la imaginacion contrac­
generalmcnte igualitarias»."? Las feministas que objetan el tual. Desde el punta de vista del contrato, no hay nada sor­
sado-masoquismo han sido tildadas de moralistas e incapaces prendentc en la representacion de la libertad sexual a traves de
de apreciar los elementos de la parodia en los dish-aces [eli­ las figuras del amo y del esclavo, a del «guardian y del prisio­
chistas. Sea como [uere, el sado-masoquismo cs menos una nero, del policfa y del sospechoso, del nazi y del jlldfo, del
rebelion 0 fantasia revolucionaria que una dmmMica exhibi­ blanco y del negro, del hombre fntegra 0 cxtraiio, del padre y
cion de la logica del contrato y de las implicaciones plenas de del hijo, del presbftero y del pcnitente, del maestro y del disci­
la sexualidad del ((individuo» masculino patriarcal. pula, de ]a puta y del cliente, etc.».KO EI dominio civil requiere
del acuenlo del subordinado y se han hilv:tI1ado nllmerosas

76. Shultz, «Contl~\clual Ordedng of Malriage», p. 280.


78. Califia, "Fcminism and Sadomasochism", p. 32.
77. P. Califia, «Feminism and Sadomasochism», Heresies, 12 (1981). p. 31. P"l~\
pmfundizaI' en esta discllsi6n y para mayores n~fcrencias vcr: «roalln: The Fcminist
79. Pas"jcs citados POl' A. Cartcr, Tit" Sadie 11'011 iii II lIlId II,,· Ideology or 1'01110­

Scxllaliliy Dcbates», Siglls, 10.1 (1984), pp. 106-135. graphy, Nucva York, llalpcr & Row. 1980, pp. 119-1%.
80. Califia, «Fcminism and S"doma",chism". p. 32.

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na. La historia del contrato sexual dice como el contra to es el
historias en las que esclavos y mujeres can cadenas han pacta­
media a traves del cual se crea y se sustenta el derecho pa­
do y consentido su sometirniento, En la Iamosa historia por­
triarcal. Que el matrimonio se tome en mero contrato de usa
nografica The StOlY oj' 0, en la que 0, una mujer, cae prisione­
sexual -a, mas precisamente. que las relaciones sexuales to­
ra y es us ada sexual mente par sus raptores, siernpre se Ie pre­
men la forma de prostituci6n universal- indicaria la derrota
gunta antes de cada asalto sexual a violacion si consiente a
no." Los varones ejercen su capacidad masculina de creativi­ polttica de las mujeres como mujeres. Cuando el contrato y el
dad politica al generalizar las relaciones polfticas de subordi­ individuo enarbolen la bandera de las libertades cfvicas, las
naci6n a traves de un contra to, En un periodo en el que el mujeres no tendran mas alternativa que (intentar) ser replicas
contrato y la construccion patriarcal del indivieluo tienen tan de los varones. En la victoria del contrato, la construcci6n de
amplio atractivo no sabemos cuan adecuado sea proclarnar el la diferencia sexual como dominic y sujeci6n se mantiene in­
fin del movimiento desde el estatus al contrato en la defensa tacta, pero reprimida. S610 si la construcci6n queda intacta el
Ieminista de contratos de esclavitud de fantasia. «individuo» puede tener significado y prometer libertad tanto
Las Ierninistas contemporaneas (especialmente en los Esta­ pam las mujeres como pam los varones de modo que sepan a
dos Unidos) concluyen can Irecuencia que la (mica alternativa que deben aspirar. S610 si la construcci6n se reprime, las mu­
a la construcci6n patriarcal de la sexualidad es eliminar la di­ jeres pueden tener tal aspiracion. Las relaciones heterosexua­
Ierencia sexual y hacer de la masculinidad y de la Ierninidad les no taman inevitable mente la forma de dominic y sujecion,
alga pollticamente irrelevante. A primera vista, la eliminacion pero las relaciones libres son imposibles dentro de la oposi­
completa del estatus y su reemplazo par el contrato, parece la ci6n patriarcal del contrato y estatus, masculinidad y femini­
firma de la partida de defuncion del patriarcado y de la ley del dad. EI suefio ferninista se ve continuarnente subvertido me­
derecho sexual masculine. La realizacion de la promesa del diante las redes del contrato.
contrato como libertad parece estar a la vista, y la construe­
ci6n patriarcal del varon y de la mujer, de la masculinidad y
de la Ierninidad, parece quebrarse. Las Ierninistas han hecho
camparias para lograr y obtener las reformas legales que se
incluyen en 10 que ahora suelen denorninarse terminos de «ge­
nera neutro». Tales reforrnas pueden significar que los dere­
chos civiles de las mujeres se vean salvaguardados. perc este
acceso a la reforma puede tambien conducir a resultados cu­
riosos cuando, par ejemplo, se intenta incorporar el embarazo
a la legislaci6n que debe aplicarse indistintamente a varones y
mujeres. Extrafias situaciones comprometen a las mujeres
cuando se asume que la (mica alternativa a la construcci6n
patriarcal de la diferencia sexual es el ostensible «individual>
sexual mente neutro.
La victoria final del contrato sobre el estatus no significa el
fin del patriarcado, sino la consolidacion de su forma moder­

81. El pun to de vista es enfatizado por J. Benjamin, «The Bonds of Love: Ratio­
nnl Violence and Erotic Domination», Feminist Studies, 6.1 (1980), p. 157.

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