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EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO

DE VALLADOLID.
NUEVOS DATOS PARA SU HISTORIA
por

MARÍA ANTONIA FERNÁNDEZ DEL HOYO

INTRODUCCIÓN.

Nunca se insistirá suficientemente en resaltar las lamentables conse-


cuencias que para el patrimonio artístico y para la reconstrucción de nuestro
pasado cultural tuvo la Desamortización de los bienes eclesiásticos realiza-
da en el siglo xix, singularmente durante el ministerio de Mendizábal 1 . Gra-
cias a la labor de Academias y Comisiones de Monumentos locales se pudie-
ron rescatar y reunir en los incipientes museos esculturas y pinturas, y es
cierto que muchos edificios se han conservado hasta nuestros días aunque
ajenos a su antigua dedicación, pero lo que no se pudo evitar fue la desapari-
ción de conjuntos conventuales y monasteriales en los que arquitectura, es-
cultura y pintura se aunaban en un todo vivo, armónico y único. Tal fue el
caso del convento vallisoletano de San Francisco, cabeza de la Provincia
franciscana de la Inmaculada Concepción y uno de los tres grandes conjun-
tos monasteriales de la ciudad 2 en compañía de los dedicados a San Pablo y
San Benito, cuya demolición total se inició el 1. 0 de febrero de 1837.
Erigido en la segunda mitad del siglo XIII en el corazón de Valladolid
—antigua plaza del mercado, hoy Plaza Mayor— llegó a ocupar un extensísi-
mo solar en el que se incluían la iglesia, los edificios conventuales, varios
claustros y patios, la hospedería exterior, jardines y una huerta, amén de al-
gunas casas particulares cedidas o vendidas, un hospital e incluso, durante
algún tiempo, las propias dependencias concejiles de la ciudad 3 . Su história,
densa en acontecimientos religiosos y rica en personalidades de toda índole,
I J. j. MARTIN GONZÁLEZ, "Problemática de la Desamortización en el Arte Español", II Congreso ES-
pañol de Historia del Arte, Valladolid, 1978, t. II, p. 15-29.
2 Sobremonte dice que en 1660 eran casi 100, en 1626 fueron 112 y en 1619 y siguientes "tantos
que no cabían en el coro". En 1675 contaba con 87 conventuales, 140 en 1752,85 en 1768 y 87 en 1806.
Cfr. T. EGIDO, "La religiosidad colectiva de los vallisoletanos", en Valladolid en el siglo XVIII. Historia de
Valladolid, V, Valladolid, 1984, p. 167, cuadro II.
3 El perímetro que ocupaba estaba delimitado por la actual Plaza Mayor (antes Acera de San Fran-
cisco) y calles de Duque de la Victoria (011eros), Montero Calvo (del Verdugo) y Santiago; tenía dos sali-
das: una principal a la Plaza Mayor y otra a la calle de Santiago.
412 MARIA ANTONIA FE,RNANDEZ DEL HOYO

ejerció una notable incidencia en la vida social de la ciudad; su desaparición


supuso una pérdida cultural irreparable aunque su demolición propiciara
una importante transformación urbanística en la zona. Algunas de las obras
maestras que atesoraba se pudieron salvar y forman parte de las colecciones
del Museo Nacional de Escultura pero la mayoría de sus fondos se encuen-
tran hoy en paradero desconocido o quizás irremediablemente perdidas pa-
ra siempre.
Afortunadamente podemos evocar lo que fue el convento y las grandes
riquezas artísticas que atesoró gracias a una Historia que escribió, en 1660, el
"Indigno Fraile Menor" Fray Matías de Sobremonte en cuyo manuscrito
una mano anónima realizó acotaciones posteriores'. El conocimiento de las
fuentes documentales permite sospechar que la arquitectura del convento
no fue tan importante —a su fábrica gótica se añadieron en el transcurso de
los siglos capillas, claustros y otras dependencias acordes con el gusto artísti-
co de cada momento— como la riqueza escultórica y pictórica que atesoró
en su interior gracias a la generosidad de conventuales, bienhechores y pa-
tronos. Las numerosas capillas —33 en total sumando las que se abrían a la
iglesia, claustro y dependencias próximas— revelan la importancia del patro-
nazgo que se ejerció sobre este convento. No obstante, la falta casi absoluta
de documentación gráfica —tan sólo conocemos un plano de todo el con-
junto levantado en 1830 por el arquitecto don Francisco Benavides 5 , que,
por estar realizado a la altura de cubiertas no permite diferenciar la planta de
la iglesia, sus capillas, sacristía y demás dependencias que aparecen anexas
tras la capilla mayor y en torno al claustro— y la relativa escasez de docu-
mentos escritos' impiden, por ahora, efectuar una reconstrucción del con-
junto absolutamente fidedigna, lo que, por otra parte, excede a los propósi-
tos de este artículo. Aquí solamente pretendemos aportar nuevas noticias

4 Noticias Chronographicasy Topographicas del Realy Relliosissimo convento de los Frailes Menores Ob-
servantes de S. Francisco de Valladolid, cabeza de la Provincia de la Inmaculada Concepción de N. Señora. El ma-
nuscrito original se quemó en 1939 pero se conserva una copia en B. N., Ms. 19.351. Además del manus-
crito de Sobremonte, son importantes para el conocimiento del convento, entre otros: J. ANTOLINEZ DE
BURGOS, Historia de Valladolid, Ed. Valladolid, 1887, p. 246-271; Fray F. CALDERÓN, Primera Parte de/a
Crónica de la Santa Provincia de la Purísima Concepción, Ms. en Archivo de PP. Franciscanos de Valladolid,
escrito en 1679; M. CANESI ACEVEDO, Historia Seculary eclesiástica de la ciudad de Valladolid, Lib. 2, Capítu-
los 10 a 17, Ms. en la Biblioteca de la Diputación de Vizcaya; 1. BOSARTE, Viaje artístico a varios pueblos de
España. Madrid, 1804; M. SANGRADOR VÍTORES, Historia de Valladolid, t. II, Valladolid, 1854, p. 231-240; J.
MARTÍ Y MONSÓ, Estudio Histórico-Artísticos relativos principalmente a Valladolid, Valladolid, 1898-1901 y
"Nuevas noticias de arte extraidas y comentadas de un libro hasta hace poco inédito", Boletín de la Socie-
dad Castellana de Excursiones, II, 1905-6, p. 1-11; C. GONZÁLEZ GARCÍA-VALLADOLID, Valladolid, Recuerdosy
grandezas, t. III, p. 225-250; A. DE NICOLÁS, "Un manuscrito curioso", Bol. Soc. Cas. Ex., I, 1903-4, p. 323-
330, glosando, al igual que Martí, el manuscrito de Sobremonte; J. AGAPITO Y REVILLA, "Las casas consis-
toriales de Valladolid", Bol. Soc. Cast. Ex., IV, 1909-10, p. 115-124; F. ANTÓN, "Obras de Arte que atesora-
ba el Monasterio de S. Francisco de Valladolid", B. S. A. A., IV, 1935-36, p. 19-49, elaborado igualmente
a partir de Sobremonte.
5 El plano se conserva en el Museo Arqueológico vallisoletano y fue reproducido por J. MARTÍ Y
MONSÓ, Estudios..., p. 356.
6 La documentación recogida hasta ahora, fruto en su mayoría de la investigación de Martí y Mon-
só y García Chico, se consigna en el lugar oportuno.
EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE VALLADOLID 413

documentales que puedan ser de utilidad para el estudio histórico-artístico


detallado que el convento de San Francisco de Valladolid se merece. Sin
embargo, para situar el tema y antes de exponer nuestras aportaciones pare-
ce imprescindible esbozar, siguiendo las fuentes, las líneas generales de la ar-
quitectura del convento'.
La iglesia, construida a partir de 1265 pero según Sobremonte "refor-
mada tanto en diversos tiempos que se puede decir nuebo edificio", era de
una sola nave "mui clara, dilatada y capaz... cercada de capillas todas mui
decentes y adornadas". Desde el "comienzo del presbiterio hasta el muro de
los pies" medía 140 x 45 pies (aproximadamente 39,20 x 12,60 m.) y se cu-
bría con "7 bóvedas de enlazados de crucería divididos con arcos de piedra a
punto subido". Efectivamente desde el siglo xvi se efectuaron importantes
reformas, sobre todo en el último cuarto de esta centuria y entre 1617-22,
siendo Presidente in capite Fray Diego de Sicilia. En un principio el templo
se cubría de madera, excepto la capilla mayor, pero con anterioridad a 1575
se abovedó el cuerpo de la iglesia superando su cerramiento la altura del
presbiterio 8 . La capilla mayor, inicialmente bajo patronazgo real, fue cedida
posteriormente a la familia de los Gómez Manrique de Mendoza, condes de
Castro, más en calidad de bienhechores que de auténticos patrones 9 . En su
ámbito, al que se accedía por gran arco apuntado, se situaba, en el lado del
Evangelio, la capilla llamada de los Rivera, una de las varias que estuvieron
dedicadas a la Inmaculada Concepción; además, las Sacristías Vieja y Nue-
va, la capilla de San Bernardino o Resacristía y varias dependencias de dificil
ubicación. El presbiterio se encontraba elevado sobre una bóveda de más de
4 m. hasta que se decidió suprimir este piso —recuérdese Sto. Tomás de Avi-
la— por los arios de 1619-22, cuando Fray Diego de Sicilia "dio a la capilla
mucha más luz y hizo otras muchas preciosas obras en ella", como "lucir h
capilla y cuerpo de la iglesia" y colocar un nuevo retablo mayor que subsis-
tió hasta 1674 en que fue sustituido por otro costeado por la casa de los
Mendoza y cuyo dorado se hizo en 1685 10 . Desde 1622 hasta la Desamorti-
7 Las citas proceden de Sobremonte, Calderón y Canesi, anotándose únicamente los datos halla-
dos en nuestra investigación.
8 Así aparece en un importante cuadro que representa una Fiesta de Cañas en la Plaza mayor de Valla-
dolid, en la primera mitad del siglo xvi, conservado en el castillo de La Folie en Ecaussines d'Enghien
(Bélgica), (cfr. Catálogo de la Exposición de Juan de Juni, Madrid, 1977), una de las escasísimas representa-
ciones gráficas que existen del convento.
9 Desde comienzos del siglo xvi pretendían los condes la posesión de la capilla pero hubo fuerte
oposición por parte de la comunidad hasta llegar a diversos acuerdos. En 1613 don Carlos Manrique de
Mendoza, conde de Castro trajo desde Castrojeriz (Burgos) y enterró en la capilla mayor los huesos de
sus padres. Archivo Histórico Provincial de Valladolid, Leg. 1.410. Debemos este documento, así como
otros que hemos utilizado a la generosa amistad del Dr. Urrea.
1 ° Canesi leyó la fecha en una tarjeta colocada en el lado del Evangelio. Efectivamente en abril de
ese año Miguel Jerónimo de Mondragón, hijo del desaparecido dorador Pedro de Mondragón, se com-
prometió a realizar el dorado para el día de la Inmaculada, pagándosele 26.000 Rs. (A.H.P.V., Leg. 2.807,
fol. 667. Agradezco el dato a D. Anastasio Rojo Vega). El primer retablo de que se tiene noticia fue man-
dado tasar en 1578 por los condes de Castro para adquirirlo del convento (cfr. J. MARTt Y MONSÓ, Estu-
dios..., p. 356). Existían entonces dos retablos colaterales dedicados, el del Evangelio a Ntra. Sra. de la Pe-
414 MARÍA ANTONIA FERNANDEZ DEL HOYO

zación la caja central de los sucesivos retablos mayores estuvo ocupada por
la escultura de la Inmaculada —titular del convento— realizada por Gregorio
Fernández, que había estado desde 1617 en la capilla de los condes de Ca-
bra.
El cuerpo de la iglesia estaba separado de la capilla mayor por una reja.
Originalmente el coro estuvo situado en el centro de la nave —como sucedía
en el convento de San Pablo— pero en 1509 se instaló en alto a los pies de la
iglesia, ocupando dos tramos de bóveda". Entonces se colocaría la sillería
de 84 sitiales entre altos y bajos, "obra de dos religiosos entalladores", de
que habla Sobremonte y que fue sustituida en 1735 por la interesantísima si-
llería rococó ensamblada por Fray Jacinto de Sierra y tallada por su hermano
Pedro'.
Cinco capillas, de variada dimensión y profundidad según se deduce
del plano, se situaban en el lado del Evangelio. Comenzando su enumera-
ción por el 'presbiterio y exceptuando la ya citada de los Rivera, comprendi-
da dentro de la capilla mayor y que luego se transformaría en capilla de Co-
pacabana, eran las siguientes: la dedicada a San Antonio, propiedad de los
Mancebos Sastres, conocida también por San Antonio el Rico, antes llama-
da de la Concepción; la de San Mancio, fundada por Ruy Pérez de Agraz y
que recayó en el Hospital de Esgueva, pequeña y oscura, situada entre dos
rejas de madera; la de San Carlos Borromeo, que en lo antiguo se llamó de los
Hermosilla; la de Santa Catalina, que junto a la anterior era propiedad de la
familia Venero y la de San Antonio, llamada de los Cañedos o de San Anto-
ña de Francia y el de la Epístola a San Bernardino, que fueron sustituidos en fecha imprecisa por "dos re-
tablicos poco lucidos" dedicados respectivamente a S. Francisco, con una imagen de bulto "que se lleva
en la procesión del corpus" ya Ntra. Sra. de la Peña de Francia, vestida. El segundo retablo mayor, colo-
cado hacia 1622, se desmontó alrededor de 1674 y fue vendido en 5.000 reales a la parroquia de Laguna
de Duero (Valladolid), donde lo asienta en 1679 el ensamblador Blas Martínez de Obregón (cfr. J. J.
MARTÍN GONZÁLEZ, Catálogo Monumental del PartidoJudicial de Valladolid, Valladolid, 1973, p. 61-62 y 66-
67). En 1675 se encargaron a Francisco Díez de Tudanca dos retablos colaterales para colocarlos "dentro
de la capilla mayor al pie de las gradas de piedra por donde se sube al altar mayor" (cfr. E. GARCÍA CHICO,
Documentos para el estudio del arte en Castilla. Escultores, Valladolid, 1941, p. 306). En enero de 1696 "se hi-
zo el camarín de nra sra de la Concepción, y se retocó el havito, excepto manos y cara, y también se hizo
la escalera y las puertas, y se abrió la ventana que ai a la calle de 011eros". R. FLORANES, Memorias para los
Anales de Valladolid desde 1600 basta 1783, B. N., Ms. 11.282, fol. 66.
Según Canesi el suelo del coro "que era de ladrillo y azulejos" fue costeado por Gonzalo Fernán-
dez de Córdoba, el Gran Capitán", que se hallaba en Valladolid, aposentado en el Convento". Las bóve-
das del coro se hundieron en 1567 siendo reparadas gracias a la generosidad de doña María de Mendoza,
viuda de Francisco de los Cobos. "En nuestros días —dice Sobremonte— hizo vicio (el coro) y se aseguró
en 1622 con dos pilares de sillería". Efectivamente, en el testamento de Pedro de Vega, maestro de cante-
ría, otorgado en 1622, manifestaba que el convento le debía dineros "de resto de los pilares del coro". E.
GARCÍA CHICO, Documentos... Arquitectos, Valladolid, 1940, p. 164. En 1612 Diego Valentín Díaz pintaba
un lienzo "para poner entre las dos puertas del coro". E. GARCÍA CHICO, Documentos... Pintores, II, .
Valladolid, 1946, p. 29.
12 Ventura PÉREZ, Diario de Valladolid, Valladolid, Ed. 1885, p. 133. El autor participó en su ensam-
blaje. La sillería, que, como es sabido, se conserva en el Museo Nacional de Escultura, ha sido abundan-
temente estudiada y elogiada. Se describe en un sermón impreso en Valladolid en 1741, donde se habla
también de otros aspectos del convento. B. MAESTRO, Sermonesy Descripción Histórica del Capítulo General
que la Religión Seráfica celebró en Valladolid en 4 de Junio de 1740, Valladolid, 1741. Cfr. M. P. DÁVILA FER-
NÁNDEZ, Los Sermones y el Arte, Valladolid, 1980, p. 254.
EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE VALLADOLID 415

nio el Pobre, situada debajo del coro, cuyo espacio anteriormente lo habían
ocupado las capillas de la Trinidad y de San Antonio; se renovó hacia 1623 y
en el siglo XVIII se consideraba como una de las mejores de la iglesia.
Entre las capillas de Santa Catalina y de San Antonio de los Cariedos se
abría la puerta principal de la iglesia, que primitivamente había estado a los
pies. Se hallaba precedida de un pórtico de sillería, abovedado y adornado,
situado en el amplio patio al que se accedía desde la entrada principal del
convento, en. la Plaza Mayor".
En el lado de la Epístola y en el espacio comprendido desde la reja de la
capilla mayor hasta el muro de los pies del templo se abrían otras cinco capi-
llas: la de San Diego, patronazgo del alcalde Escudero, con acceso al claustro
y al púlpito, en la que estuvo la escultura de San Diego de Alcalá, obra de
Gregorio Fernández, hoy en el museo de la Pasión"; la de la Encarnación,
.anteriormente llamada de Santiago; la de la Soledad, cuya primera advoca-
ción fue de San Bernardino, que perteneció a la familia Sevilla-Vega y en el
siglo XVII a don Francisco de Cárdenas, en ella estuvo el espléndido retablo
de la Piedad, asimismo obra de Fernández, que hoy se conserva en la parro-
quia de San Martín "; la del Santo Cristo, antes de San Andrés, propiedad del
Dr. Santamaría, situada enfrente de la puerta principal de la iglesia, y que te-
nía un interesante tríptico flamenco, en nogal, hoy en el museo de San Gre-
gorio; y otra llamada también de la Encarnación, antes de San Pedro, propie-
dad del convento, oscura a causa de estar debajo del coro y no tener posibili-
dades de iluminación. "Todas —dice Sobremonte— son de arcos de medio
punto y bóvedas fageadas y no tan capaces como las de enfrente porque co-
mo caen al lado del claustro principal no se les puede dar más fondo del
grueso del muro de la iglesia, pero sí bastante para el altar; algunas son mo-
dernas".
En el muro de los pies se abría una puerta que daba acceso a la llamada
nave de Santa Juana, construida perpendicularmente a la nave principal,
ocupando todo el ancho de ésta incluidas las capillas colaterales. Tenía a su
vez altar principal y ocho capillas, cuatro al lado del Evangelio: San Diego,

13 Sobre la portada del convento cfr. todas las fuentes citadas, especialmente J. AGAPITO Y REVILLA.
ob. cit., y además J. J. MARTÍN GONZÁLEZ, "Dibujos de monumentos antiguos vallisoletanos", B. S. A. A.,
XIX, p. 33 y J. URREA, Breve historia de la Plaza Mayor de Valladolid, Valladolid, 1981. En junio de 1592 Fe
lipe-de la Cajiga y Juan de Nates se obligaron a hacer las columnas de los soportales del "patio primero
Como entra en el Monesterio", encargándose el alarife Pedro de Mazuecos de toda la carpintería de la
obra. E. GARCÍA CHICO, Arquitectos, p. 96. Existió además una entrada secundaria al convento desde la ca-
lle de Santiago, la llamada Puerta de las Carretas, para cuyo adorno se hizo una portada en 1599, con ar-
co, cornisa y frontispicio con un nicho que albergaba una escultura de San Francisco trabajada en piedra
y alabastro. Ibidem,. p. 37.
14 Cfr. J. J. MARTÍN GONZÁLEZ, El escultor Gregorio Fernández, Valladolid, 1980, p. 251.
13 En 1589 el pintor vallisoletano Gregorio Martínez concertó con la familia Sevilla-Vega la reali-
zación de un retablo de escultura y pintura para la capilla, encargándose además de la decoración de sus
muros y bóvedas y del dorado de la reja. J. M. PARRADO DEL OLmo,."Nuevos datos sobre Gregorio Martí-
nez", B. S. A. A., XL-XLI, p. 689.
416 MARÍA ANTONIA FERNÁNDEZ DEL HOYO

San Miguel" b", Santa Ana —estas dos últimas daban también al cuerpo de la
iglesia— y del Sto. Cristo y otras tantas en el muro de la Epístola: San Cosme y
San Damián,Xtra. Sra. la Blanca, San Juan Bautista y otra también llamada
de Ntra. Señora. Esta nave de Santa Juana tenía acceso directo desde el claus-
tro y servía de "tránsito a la portería principal que sale a la plaza maior".
Al claustro principal, adosado al muro de la Epístola, se abrieron primi-
tivamente, además de otras dependencias, siete capillas pero en el siglo xvii,
después de las reformas, sólo tres tenían acceso a él. En el primer paño del
claustro: la de Santa Cruz, llamada de los Santistébanes, conceptuada como
la más antigua del convento; la de los Mirandas, llamada de San Antonio y
antes de San Pedro, "muy capaz y suntuosa""; y al segundo daba la del teso-
rero don Luis de Vitoria, que tenía por advocación la Porciúncula.
En el espacio comprendido "entre la sacristía nueva, la capilla mayor y
el claustro" se situaban cuatro capillas: la de los Condes de Cabra, que tuvo
diversas advocaciones según veremos; la famosa capilla del obispo de Mon-
doriedo, llamada del Sepulcro; la de los Leones, sin advocación precisa y que
no podía llamarse realmente capilla ya que su altar se retiró en 1576 cuando
"se fabricó la Sacristía Nueva, para dar tránsito al claustro y la iglesia" y la
llamada del Cristo de Burgos, cuyo mérito consistía en dar cobijo a una escul-
tura de San Antonio, obra de Juan de Juni, conocida como "San Antonio el
oscuro", actualmente en el museo de San Gregorio.

CAPILLA DE LOS RIVERA17.

Situada al lado del Evangelio pero dentro de la capilla mayor tenía por
titular la Inmaculada Concepción". Según Sobremonte era "muy espaciosa
15 La capilla perteneció a Alonso de Vitoria, mayordomo del cabildo de la catedral, y a Ana Ló-
pez de Corcuera, su mujer, quienes en octubre de 1594 adquirieron para su entierro "un arco de los que
están nuevamente hechos.., en la obra nueva.., que es el segundo saliendo de la puerta de los pies de la
yglesia para el claustro", pagando por ello 2100 Rs, según tasación de Diego Praves y Juan de Nates, y con
derecho a poner sepulturas, retablo y una reja que se abriera solamente hacia la nave de San Diego (luego
de Santa Juana). (A.H.P.V., Leg. 653, fols. 2161,2174 y 2377). Pero al año siguiente obtuvo asimismo la
posibilidad de comunicar también la capilla con la iglesia principal y colocar otra reja, a cambio de una
limosna de 1100 Rs. (Ibidem, Leg. 654, fol. 877). En enero de 1595 el rejero García Ruiz se obligó a hacer
dos rejas de yerro, de dos órdenes, con pilares cuyo grosor debía asimilarse a los de la capilla de Juan de
Sevilla (de la Soledad) y el limado semejante a la del doctor Santamaría (del Sto. Cristo), con dos medias
puertas erf cada una (Ibidem, fol. 12). Al tiempo se encargó al entallador Juan de Vila un retablo que ha-
bía de ser "grande, del ancho y largo que conviniere para la capilla.., y de la manera que Ju.° de Nates di-
xere... y las colunas e todo lo demás.., entorchado conforme a un retablo quel dho Ju.° de Vila hizo ques-
ta en el m.° de sr san Quirce... a la pte de la epístola ques el altar de sr santiago... y en la caja principal a de
poner y hacer de bulto e de media talla.., la imagen de señor san miguel", pagándose 600 Rs. (Ibidem,
fol. 43).
16 En 1583 los escultores Francisco de la Maza y Manuel Alvarez concertaron el retablo de la capi-
lla (E. GARCÍA CHICO, Escultores, p. 85) a la vez que Marcos de Estrada, maestro de hierro y Juan de Villa-
Ión, rejero se encargaron de la reja. E. GARCÍA CHICO, Rejeros, Valladolid, 1966, p. 8.
17 Para exponer ordenadamente la nueva documentación comenzaremos por el presbiterio, ocu-
pándonos después de la reja, capillas del evangelio y de la epístola, claustro y capillas próximas a él y ca-
pilla de la V. O. T.
18 El especial empeño que la Orden Franciscana puso en la defensa del misterio de la Inmaculada
EL CONVENTO DE SAN ,FRANCISCO DE VALLADOLID 417

y alta, toda de bóveda de crucería". Se abría a la capilla mayor mediante "un


arco grande" mientlas que "al que antiguamente fue jardín y oy es erial de la
Sacristía cae una vidriera muy grande por donde recibe luz de Poniente y
Norte". Se conocía como de los Riveras porque fue fundada en 1567 por
don Andrés de Rivera, alcaide de la ciudad de Burgos. En 1628, pertenecien-
do a su descendiente don García Francisco Suárez Carvajal y Rivera,
Caballero de Santiago y Mayordomo del infante D. Carlos, se restauró a su
costa. La capilla se encontraba "muy maltratada ansy en los texados como
de las bobedas de manera que se estaba hundiendo por lo qual y ser en parte
tan peligrosa y tan usual urgía su restauración". El convento, no sin dificul-
tades, obtuvo del patrono 600 ducados para emprender las obras. Se
gastaron 3.990 reales en "reparos y aderezos en qto a texados, bobedas y
bidrieras" y del dinero sobrante se pudieron aún distraer otros 1.610 reales
para "dorar el retablo y pintar sus figuras y letras y armas", que entonces es-
taba "echo y labrado de madera e no está dorado'''.
Debía ser este el "retablo decente" que menciona Sobremonte cuya
imagen principal era una Inmaculada, obra de Francisco Rincón, y que se
encargó de dorar, en junio de 1628, el pintor y estofador Pedro Nevado".
Ese mismo ario se colocó en la capilla un altar dedicado a San Francisco de la
Parrilla, también llamado San Francisco de San Miguel, hijo del monasterio
que padeció martirio en japón, concediendo permiso para ello don García
de Carvajal'. En esta capilla permaneció la escultura hasta 1647 en que fue
trasladada a la llamada nave de Santa Juana. De ser realmente, como afirma
Sobremonte, obra de G. Fernández, su pérdida es muy lamentable por la no-
vedad iconográfica dentro de la producción del maestro. Los sucesores de
los Riveras debieron descuidar el mantenimiento de la capilla y tuvo que ser
reparada por el convento. A partir de 1675 la capilla sufrió una total trans-
formación convirtiéndose en capilla de Copacabana.

CAPILLA DE COPACABANA.

Se edificó entre 1676-79 en el mismo sitio que había ocupado la capilla


anterior'. Fue patrocinada y costeada por el P. Fray Hernando de la Rúa, hi-
Concepción —la Provincia recibía el nombre de la Concepción— explica la proliferación de imágenes de
este tema y la existencia de varias capillas con esta advocación dentro del convento vallisoletano, lo que
dificulta en ocasiones la investigación.
19 Archivo de PP. Franciscanos de Valladolid, Carpeta 6, n.° 10. Agradecemos la noticia de los da-
tos tomados de este archivo a doña Raquel García González, y al P. Uribe; archivero, su amabilidad para
facilitarnos la consulta.
E. GARCIA CHICO, Pintores, II, p. 194.
21 A. H. P. V., Leg. 1.575, fol. 2.346.
22 Siendo su edificación posterior al manuscrito de Sobremonte, la fuente más detallada es Cane-
si, quien afirma en una ocasión que se tomó también para hacerla la siguiente capilla, de San Antonio,
pero al contradecirse poco después nos inclinamos a pensar que la capilla de San Antonio subsistió.
418 MARÍA ANTONIA FERNÁNDEZ DEL HOYO

jo del convento y Vicario Provincial de la Provincia de la Concepción, que


había sido Comisario General de las Provincias de Nueva España donde de-
sarrolló una fructífera labor fundacional. El mismo fue quien trajo de Amé-
rica la imagen titular de la capilla que se entronizó solemnemente en su ca-
marín en el año 167923.
La obra representó una profunda remodelación de la cabecera, en su la-
do del Evangelio, al crearse una capilla de dimensiones muy considerables
según se aprecia en el plano de la iglesia.
El 20 de abril de 1676 el maestro de cantería Juan Mazo concertó con el
Síndico del convento traer de las canteras de Campaspero (Valladolid), la-
brar y asentar toda la piedra necesaria para la obra de la capilla "qe en dho
convento se a de azer". La escritura especifica las medidas que habían de te-
ner las diversas piezas de piedra necesarias para poner los zócalos y basas pa-
ra los machones del presbiterio y cuerpo de la capilla. Esta tendría también
su propio coro y hasta cinco retablos, el mayor y cuatro colaterales, lo cual
demuestra sus considerables dimensiones. Existía una traza previa, de la que
no se menciona autor, pero sabemos que la obra debía de hacerse a satisfac-
ción del maestro de obras Antonio de Bustamante'.
A comienzos de 1678 su fábrica estaba muy adelantada procediéndose
entonces a decorar su espacioso recinto. Canesi habla de que poseía un reta-
blo principal dedicado a la Virgen y "en la capacidad de su circunferencia re-
partió quatro altares muy pulidos de San Buenaventura, San Joseph, Santa
Teresa de Jesús y San Pedro Regalado". El ensamblador Blas Martínez de
Obregón se comprometió a hacer un retablo "donde se a de poner a nuestra
ss a de copacabana", según su propia traza. Disponía de pedestal con pilastras
y dos cuerpos de columnas salomónicas. Entre las columnas del primer
cuerpo, "de cuatro bueltas" con capiteles corintios, se situaba la caja o
"transparente donde a de estar nuestra sra" que se había "de executar confor-
me la traza y dexando seys dedos desbiado de la pared para que los belos
queden ocultos". No se especifica más sobre esculturas o pinturas. El artista
debía sujetarse en todo a la opinión del comitente sin introducir mejoras
que alteraran las cantidad de 16.000 reales en que se había ajustado. Pese a
ello, Obregón decidió voluntariamente hacer una custodia ajustada al reta-
blo, cuyo pago, de ser aceptada, se concretaría a posteriori".

23 La advocación de Copacabána gozó de gran devoción en la América española. Se identifica en


realidad con la Virgen de la Candelaria. El santuario de Copacabana, en la actual Bolivia fue durante
mucho tiempo el más importante de Sudamérica.
24 Cada pie de piedra labrado y asentado se pagaba a 14 reales; la obra debía estar acabada el día de
San Miguel (A. H. P. V., Leg. 2.421, fol. 159). Pocos días más tarde Mazo contrató el acarreo de las pie-
dras, actuando como testigo el citado Antonio de Bustamante (Ibidem, fol. 200). En 1677 se contratan
100.000 ladrillos benitos que debían entregarse entre abril y octubre, Ibidem, Leg. 2.422, fols. 108 y 114.
25 El plazo para realizar la obra era de un año. Como fiadores presenta a sus compañeros de oficio
Juan Guerrero y Diego Bernardo, actuando como testigos los también ensambladores Francisco Guantes
y Antonio Hurtado. Ibidem, Leg. 2.423, fol. 149.
EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE VALLADOLID 419

En diciembre de aquel mismo ario el propio Obregón concertó la obra


de los "quattro retablos menores qe el principal que se a echo en la forma de
colunas y talla que el prinzipal y lo demás a de yr de concha y xaspes". Tam-
bién debía hacer "la puerta principal que sale de dh'a capilla a la capilla
mayor de la yglesia del dho convento y ottras quattro puertas menores para
poner en las que oy están abiertas en dha capilla de Copacabana en el cuer-
po de la yglesia y sacristía con los espexos caratusados (sic) y los tableros de
nogal muy bien dispuestos de toda buena labor y las tres puertas an de ser de
dos azes y las otras dos lo que pidiere cada una"".
Nada hemos encontrado sobre el dorado de los retablos. Canesi descri-
be el de la Virgen "precioso matizado de varios colores y debajo del camarín
desta celestial Reyna un quadro de ladrillos azulejos con las armas de Alcau-
dete", por la Sra. D. Ana Mónica Pimentel y Cardona, condesa de Alcaude-
te, que fue primera camarera de la Virgen".

CAPILLA DE SAN BERNARDINO.

Sobremonte la denomina "Resacristía" debido a que desempeñaba esta


función respecto a la nueva Sacristía erigida en 1576. Situada dentro de la
capilla mayor, "su puerta a la Yglesia guando el altar maior estaba en alto era
por la boveda que sustentaba el Presbiterio y oy tiene una ventana rasgada
con reja de hierro que sale a él... es de bobeda"". En noviembre de 1614 el
convento concedió a Isabel de Villacis, viuda de Diego Manojo, familiar del
Santo Oficio, "para su memoria y entierro y del dho su marido.., la capilla
nueva de Señor san bernardino questá devaxo del altar mayor... e por razón
26 Ibidem, fol. 575. Todo debería terminarse para septiembre de 1679, pagándosele de manos y
materiales 14.000. Como ya queda dicho, ese mismo año Obregón se encargó de asentar, en Laguna de
Duero, a antiguo retablo mayor de San Francisco (ver nota 10). A los datos conocidos sobre este ensam-
blador (cfr. J. MARTÍ r MONEÓ, Estudios, p. 498; E. GARCÍA CHICO, Escultores, p. 338, 359-362 y 377; J.
URREA, Catálogo Monumental de Valonia la Buena, Valladolid, 1974, p. 53,56 y 57; J. J. MARTÍN GONZÁLEZ
y J. URREA, Monumentos Religiosos de la Ciudad de Valladolid, Valladolid, 1985, p. 74, 78, 104, 219, 220 y
267) podemos añadir los siguientes. En enero de 1686 pleiteó con Damián López del Aguila quien le re-
clamaba el pago de los 30 ducados del alquiler de una casa en la calle del Campo (A. H. P. V., Leg. 2.428,
fol. 398). El 27 de febrero de 1689, junto con el también ensamblador, Antonio Alvarez de Velasco, se
encargó de hacer el túmulo que se levantó en la Catedral vallisoletana para las honras fúnebres de la rei-
na M. Luisa de Orleans. En abril dieron carta de pago por los 5.800 rs. de la obra. (A. H. P. V., Leg. 2.525,
fol. 687). En julio de 1696, titulándose maestro de arquitectura, contrató la realización de un retablo co-
lateral para la cofradía de Ntra. Sra. de la Piedad, sita en la iglesia parroquial de Villamayor de Campos
(Zamora). Había de tener dos cuerpos, organizados a base de "estípites calados y adornados de talla con
sus molduras y perfil", estipulándose su precio en 1.500 reales. Como fiador actuó el maestro escultorJo-
sé de Rozas (Ibidem, Leg. 2.163, s. f.). Murió el 31-111-1716. No hizo testamento 'por ser pobre (A. G. D.
San Miguel. Difuntos).
27 La última noticia sobre la capilla • se refiere a las vidrieras que corrieron por cuenta de Andrés Al-
varez, vidriero, quien en noviembre de 1679 se comprometió a hacer, en diferentes plazos, 26 vidrieras.
Las 8 primeras deberían entregarse en Navidad, las del camarín de la Virgen el 31 de enero de 1680 y las
restantes cuando se acabara de blanquear la capilla. El diseño de las vidrieras se sometía a la orientación
del P. La Rua. Ibidem, Leg. 2.826, fol. 30.
28 SOBREMONTE (017. cit., fol. 178) proporciona la fecha de la compra de la capilla.
426 MARÍA ANTONIA FERNÁNDEZ DEL HOYO

della e de fabricar edificios e retablo de más adorno que al presente tiene


ofrece dar 12.000 reales"... y poner "en un ario retablo y ornamentos" 29 . La
muerte apenas permitió a la fundadora colocar "un retablo decente" con es-
cultura del titular. En marzo de 1619 su testamentario, Diego de Villalobos,
pagaba al pintor Tomás de Prado las últimas cantidades por el dorado de la
reja, retablo y bulto de San Bernardino » . De la documentación se deduce
claramente que el autor de la escultura fue Pedro de la Cuadra, que figura co-
mo testigo de la escritura y había recibido con anterioridad diversos pagos.
Pese a todo, el patronazgo de la capilla recayó en 1618 en la cofradía de
los Mercaderes".

REJA DEL CUERPO DE LA IGLESIA.

El espacio interior de la iglesia estuvo dividido, probablemente desde


fecha temprana, por una reja que creaba dos ámbitos: por un lado la capilla
mayor y por otro el cuerpo de la iglesia propiamente dicho. Al menos dos re-
jas ejercieron sucesivamente esta función de división espacial. De la primera
sólo sabemos que "era muy débil y deslucida" y estaba "más afuera del arco
del cuerpo de la iglesia hasta donde llegan los escudos de armas de los con-
des de Castro". En 1551 se decidió mudarla de sitio, acercándola al presbite-
rio, con lo cual "el cuerpo de la iglesia quedó de mexor proporción pero la
capilla mayor corta para comunidad tan numerosa'.
La única noticia que se tenía sobre la segunda reja data del ario 1619
cuando, entre las obras planeadas por el activo P. Sicilia, se decidió "asentar
la reja que así en tosco aunque con segundo cuerpo y con disposición para
mucho adorno dejó labrada Fr. Pedro Villate"". Esta afirmación parecía
conceder su autoría a este fraile lego "cerrajero de oficio y primorosísimo en
su arte", que tenía su taller en el propio convento, donde murió en 1609 y
del que no se posee más noticias". Sin embargo la documentación que
aportamos demuestra que Villate jugó un papel mucho más modesto". En

29 A. H. P. V., Leg. 686, fol. 1.409. El convento especificaba que "si el altar lo baxáramos nosotros
o nuestros sucesores se le a de dar entrada.., por la capilla de la Comunión para poder entrar e salir a la di-
cha capilla de San Bernardino libremente".
30 E. GARCIA CHICO, Pintores, II, p. 177.
31 En la ermita de la Vera Cruz, de La Cistérniga (Valladolid) existe un retablo, adornado con el
cordón franciscano, que perteneció "a la cofradía de Señor San Francisco, de los mercaderes de esta ciu-
dad» . No se conserva el San Francisco titular. Cfr. J. J. MARTIN GONZÁLEZ, Catálogo..., Valladolid, 1973,
p. 53.
32 SOBREMONTE, fol. 197. Con el cambio la dimensión del cuerpo de la iglesia "que era de 18 lechos
se alargó a 20°. Parece deducirse que se reinstaló la misma reja pero su modestia rio debía satisfacer a la
comunidad, que unos arios más tarde pensó en su sustitución.
" Ibidem. Canesi añade que ésta era "alhaja primorosa y de mucho valor". .
34 J. MARTI Y MONSO, »Nuevas noticias... » , p. 8 y A. GALLEGO DE MIGUEL, Rejería Castellana. Valla-
dolid, Valladolid, 1982, p. 156.
35 El documento, existente en Archivo de PP. Franciscanos de Valladolid, Carpeta 6, n.°9, lleva en
EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE VALLADOLID 421

1595 la comunidad emprendió la tarea de renovar buena parte de la rejería


del conjunto monasterial, encargando los trámites a Fray Baltasar Luis que
actuaba con poder del Comisario General Fray Mateo de Burgos » . En octu-
bre de aquel ario el fraile contrató con el maestro rejero Domingo de Ubi-
dea, vecino dé Durango (Vizacaya) "todos los pilares y lo demás necesario
que... le fuere pedido para la rreja que se hace para el cuerpo de la yglesia de
señor st francisco de vallid", y en enero de 1596 ambas partes redactaron un
nuevo documento debido a que el rejero "se temía que toda la dha obra no
la podía acabar... para el tiempo que se obligó", aceptando que el convento
podría encargar "donde viere que le conbenga y donde más quisiere 48 pilas-
tras de las mayores de a 14 pies". Ubidea mantuvo su compromiso de hacer
"50 pilares medianos, todas las plataformas que fuere menester... y las 6 co-
lunas grandes con sus cimalos y 4 colunas pequeñas asimismo con sus cima-
los y 2 pilares de los grandes que tiene comencados y las chapas para los
troncos de las colunas que son 30 así mayores como pequeños y 4 basas para
las colunas grandes y 97 pilaricos de a media vara"37.
Para completar lo que Ubidea no podía hacer, Fray Baltasar efectiva-
mente concertó en Bilbao con Juan de Fullaondo (él firma Fulaondo) "48
balaustres de fierro, los 24 dellos de una suerte y los otros 24 de otra diferen-
te conforme a un modelo y una firmada de los dos... todos de 14 pies de lar-
go... redondos trojados... sacados de la fragua con filetes y molduras sin des-
baste de sinzel y lima"».
La entrega de los balaustres, que debía efectuarse en Miranda de Ebro
(Burgos) en torno al día de San Andrés (30-XI) de 1596, presentó dificulta-
des y sufrió gran retraso debido al invierno que retuvo el hierro, "hecho y la-
vado" por Fullaondo, en el valle de Orozco (Vizcaya) hasta el verano de
1597. La llegada a su destino no significó por, otra parte, la conclusión y
asentamiento de la reja. Se conserva, escrita en-Valladolid pero sin fecha,
una "memoria de lo que falta de yerro para la reja". Además de algunas plan-
tas, planchas, etc., restaba todavía "costear la cerradura, sacar los filetes a los
balaustres de la orden primera.., la coronación y otras cosas que se an de ha-
cer de madera... el dorarla y dar de negro", todo lo cual se presupuestaba en

portada el siguiente texto: "Papeles de la reja de hierro de la capilla mayor, obligaciones, pago y conoci-
mientos con Juan de Fullaondo para la capilla mayor y paño del claustro de la enfermería. Escritura de
Pedro Ortiz para llevar la reja a Miranda. Escritura y cartas de pago con Domingo de de Ubidea para ha-
cer una reja para el cuerpo de la Yglesia de Valladolid. Otros papeles referentes a la reja de hierro".
36 Fray Baltasar recibió también poder para comprar hierro.(20-XI-1596) "para quanto...,se a de
acer una rreja a la capilla de santo fray diego ya otras capillas qué son del convento ansí las una como la
otra y tanvién al claustro principal para todo lo qual es menester gran cantidad de hierro y ser mayor co-
modidad.yrlo-a comprar a bizcaya donde se puede deregar y librar mejor".
37 Aunque la escritura, hecha en Vitoria, no especifica la cantidad que se le pagaría, el 15 de di-
ciembre se .dicipor pagado de 6.961 rs. recibidos por 10.750 libras de "de fierro labrado.., que tengo entre-
gado".
38 Los 48 pilares pesaron 9.826 libras que a razón de 23 mrs. la libra daban un total de 6.647 rs. y
23 mrs.
422 MARÍA ANTONIA FERNANDEZ DEL HOYO

40.140 rs. Más interesante es otro documento, desafortunadamente sin data


ni firma, que refleja las respuestas de un anónimo rejero al que se consultó
para dictaminar sobre la calidad y estado de la reja y el posible coste de su
conclusión. Gracias a él sabemos que la reja estaba "como se trajo de Viz-
caya" y que para su terminación no bastarían 6.000 ducados. Al rejero se le
pidió que diera el nombre del artífice más capaz para concluirla, sin embar-
go en su declaración se lee esta enigmática respuesta: "Ay en Valladolid un
muy gran official de hacer rejas que se llama (...) y de los demás no hay que
hacer caso mas el dho es tan bueno que en Madrid no hay tal"".
Parece claro que el convento, probablemente por razones económicas,
eligió a Villate para concluir y asentar la reja, trabajo que tampoco llegó a
cumplir y los hierros se almacenaron en el taller del lego para su posterior
utilización. Se ha supuesto que un rejero llamado Rodríguez de San Pedro,
que trabajaba en la reja hacia 1620 la finalizaría'', sin embargo en 1634 toda-
vía no había sido asentada. El 2 de julio de ese ario Diego de San Pedro, reje-
ro, tomó por su cuenta "la Reja de la capilla mayor del dho conbento el lim-
piarla y hazer plantas y asentarla y si tuviere alguna diformidad limarla y po-
nerla en la última perfición"".
Queda por confirmar si la reja se asentó definitivamente en aquella
ocasión. En todo caso parece seguro que no debió tener nunca, pese a la ala-
banza de Canesi, la magnificencia que cabía esperar de su traza original. Par-
te de sus barrotes se utilizaron probablemente en otras rejas del convento".

CAPILLA DE SAN ANTONIO DE PADUA.

La primera capilla del cuerpo de la iglesia, fuera de la reja, en el lado del


Evangelio se llamó primero de la Concepción, luego de Santa Ana y final-
mente de San Antonio de Padua. Fundada por Luis de Morales, tesorero de
Juan II, recayó posteriormente en la familia Ulloa. En 1646, pese a que la ca-
pilla "más era para conservada que para vendida por ser alhaja tan preciosa",
don Antonio de Ulloa y Manrique la vendió "toda ella de alto avaxo con su
bobeda, puertas, rexa, entradas y salidas" a la Hermandad de Mancebos Sas-
tres, sita en el convento, por 400 ducados", los cuales la adornaron con reja,
39 Ver Documento n.° 1, que describe la reja.
40 A. GALLEGO DE MIGUEL, Ob. cit., p. 156.
4 1 Se le pagarían por ello 800 reales en tres plazos y todo debería estar hecho el último día de agos-
to. El convento le entregaba la reja y él pondría "yerro, manos y trabajo". Precisamente ese mismo año fa-
bricaba Diego de San Pedro la reja de la capilla de los Maldonadó, en la vallisoletana parroquia de San
Andrés. Cfr. J. URREA, La iglesia parroquial de San Andrés, Valladolid, 1974, p. 7 y A. GALLEGO DE MIGUEL,
ob. cit., p. 175.
42 Hacia 1620 algunos de sus balaustres se habían colocado en el patio de la iglesia sustituyendo a
otros de madera. Quizá fue este el trabajo encomendado a Rodríguez de San Pedro.
43 A. H. P. V., Leg. 2.283, fol. 210. Según el documento la capilla "es la de santta Ana que antigua-
mente se intitulava de la concepción". Ninguna fuente menciona este segundo título. Desde entonces se
EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE VALLADOLID 423

vidrieras y un retablo "muy bien puesto y acabado" según Sobremonte.


El retablo fue contratado en 5.900 rs. por el ensamblador José de Casti-
lla en 1650 44 . Cumplió Castilla-el encargo asentando el retablo, probable-
mente pocos meses antes de morir", pero no quedó conforme la Cofradía
dejándole a deber parte de su importe porque aseguraba que el ensamblador
no se había ajustado a las trazas y condiciones. En agosto de 1654 la viuda
del artista entabló pleito con la Cofradía por las diferencias existentes entre
ambhs partes, gracias al cual podemos reconstruir parcialmente el retablo.
Asentado sobre un pedestal de fábrica, tenía dos puertas que hubieran debi-
do ser "entrepariadas y con una repisa" y se hicieron "llanas" y sin ella. El ni-
cho principal, que debía haberse empotrado en la pared, quedó sobresalien-
do de ésta, según la viuda porque los religiosos se habían negado a romper el
riluro para empotrar la caja "por el riesgo grande que tenía de hundirse la pa-
red". En el "frontispicio y remate" Castilla se había obligado a hacer una fi-
gura de Dios Padre pero realizó un Espíritu Santo porque se le había pedido
así ya que bajo el remate se colocó una pintura del Padre Eterno. Para "tasar
y ajustar" las diferencias entre ambas partes la Cofradía nombró al ensam-
blador Pablo de Freira y al arquitecto Juan de Répide, defendiendo los
intereses de los herederos de Castilla el ensamblador Cristóbal Ruiz de An-
dino y el maestro de obras Nicolás Bueno. Al no llegar a un acuerdo se de-
signaron como árbitros a Alonso de Villota y al alarife Tomás García. Final-
mente el pleito fue ganado por la Cofradía".
Sobremonte dejó escrito que en la caja principal del retablo estaba co-
locada una escultura "buenísima" de San Antonio que trajo de Florencia el
genovés Jácome Espínola y donó a la cofradía de los Mancebos Sastres; el re-
tablo tenía además pinturas alusivas a los milagrps del santo. La capilla se
iluminaba con varias lámparas de plata donadas por devotos. La escultura
era conocida como "San Antonio el Rico" para distinguirla del titular de la
última capilla del mismo lado del Evangelio que se conocía como "San An-
tonio el Pobre'''.
llamó de San Antonio de Padua, titular de la Cofiladía-Hermandad de los Mancebos. Apenas hay datos
sobre la arquitectura de la capilla salvo la aseveración de que cuando se hundió el coro se resintió mu-
cho, cayendo parte de sus bóvedas que hubieron de ser reparadas.
44 Publicó GARCÍA CHICO (Escultores, p. 311) la documentación sobre el retablo, mezclando docu-
mentos y escrituras procedentes de los legajos 2.055 y 2.351.
45 El 2 de julio de 1653 José de Castilla, enfermo de gravedad, otorgó poder para testar a su mujer
(A. H. P. V., Leg. 2.351). Murió el día 13 del mismo mes (A. G. D. San Miguel. Difuntos). El 5 de octubre,
Pedro de Carvajal, vecino de Alaejos, se obligó a pagar a su viuda 400 reales del resto de un retablo de Ntra.
Sra. del Carmen que había contratado un año antes para la iglesia de Santa María, de Alaejos (Valladolid)
(A. H. P. V., Legs. 2.509, fol. 206 y 13.817, fol. 109). Hasta el 27 de octubre del mismo año no otorgó la
viuda el testamento. Ese mismo día delegó en su hermano para cobrar el resto de los 200 duca-
dos en que su marido había concertado un retablo para la Virgen de la Soterraña, en la villa de Olmedo
(Valladolid). Entre los testigos figura el ensamblador Pedro de Cea (Ibidem, Leg. 2.351).
46 Ibidem, Leg. 2.055, fol. 516.
47 Probablemente la pintura del retablo fue obra de Felipe Gil de Mena quien en su primer testa-
mento, otorgado en 1651, confesaba tener concertados con la cofradía de los mancebos de San Antonio
tres lienzos, que aún no había comenzado. (Cfr. J. MARTÍ Y MONSÓ, Estudios..., p. 641). Sobre la posible
424 MARÍA ANTONIA FERNANDEZ DEL HOYO

CAPILLAS DE SAN CARLOS BORROMEO Y DE SANTA CATALINA.

Don Carlos de Venero y Leyva, capellán del Rey Felipe III y canónigo
de la Catedral de Toledo, ostentó el patronazgo de estas dos capillas situa-
das en el lado del Evangelio. La primera de ellas, de San Carlos-Borromeo,
no tenía acceso directo a la nave de la iglesia sino al patio. "Estaba situada —
dice Sobremonte— más adentro de la capilla de San Mancio y de un tránsito
que va desde la de Sta. Catalina a la de San Antonio... era como recapilla de
la de Sta. Catalina.., en el libro antiguo del convento era llamada de los Her-
mosilla... la reedificó D. Carlos Venero en 1624" adornándola tanto en ar-
quitectura como en escultura y pmtura48.
Por el contrario, la capilla de Santa Catalina era, al decir de Sobremon-
te, "la más moderna y la más elegante, majestuosa y aseada de la iglesia". De
dimensiones superiores a las demás, tenía dos arcos abiertos a la nave. A las
noticias que dan los historiadores del convento podemos añadir las que pro-
porcionan las escrituras que para la concesión del patronazgo de la capilla se
otorgaron entre don Carlos Venero y el convento en los arios de 1602 y
1603.
Ambas parte litigaron por su propiedad. En ella había lechos sepulcra-
les de algunos de los linajes más ilustres de la ciudad: Leones, Mudarras, On-
degardos, Navas, Zárates, Veneros y Leyvas. Para- apoyar su pretensión don
Carlos aducía que entre ellos estaban sus antepasados "desde 200 años" y
enumeraba además las obras costeadas en la capilla por sus parientes y las
que él mismo financiaba entonces.
La capilla —se dice— "está la primera como entramos por la puerta prin-
cipal a la izquierda y tiene tres puertas, la una antes de entrar a la yglesia y la
otra sale al cuerpo de la yglesia y la tercera q ba a las capillas de la dha
yglesia... y la primera puerta está junto a la pila del agua". En 1590, por man-
dato de doña María Ondegardo se invirtió dinero en "renovar rejas de ma-
dera y lucir la dicha capilla y acer la boveda y carnero", suprimiendo "un re-
tablo y altar que estaba junto a la pila del agua bendita encajado en la misma
puerta", y renovando armas, letras y altar.
El 28 de marzo de 1602, don Carlos Venero, además de efectuar la do-
tación de misas y memorias, se comprometió a costear: "un chapado de pie-

desaparición de la capilia para hacer la de Copacabana remitimos a la nota 22. Dice Canesi que "en 1722
la cofradía de los Mancebos Sastres celebró solemnes festividades y con las limosnas "dió de blanco la ca-
pilla y la hermoseó con varias pinturas de sus maravillas", lo que parece confirmar la perviviencia de la
capilla.
48 En su testamento, otorgado en Toledo el 30 de septiembre del mismo 1624, don Carlos cedía a
los colegiales y familiares del Colegio de Santa Cruz de Valladolid, de donde él mismo había sido cole-
gial, la posibilidad de enterrarse en ella. Archivo del Colegio de Santa Cruz. Debemos este dato a nuestra
amiga M.' Angeles Sobaler.
48 A. H. P. V., Leg. 668, fols. 703 y ss. y 670, fols. 256 y ss.
EL CONVENTO 'DE SAN FRANCISCO DE VALLADOLID 425

dra sobrelos arcos q cain en la capilla.., de mucha utilidad porq es defensa


para los estrivos de la portada de la iglesia los quales se ivan roinando por ra-
con de estarhundido el tejado... adereÇar la portada de-la capilla.., pintar los
escudos de armas .y molduras de la capilla y dorar lo que pareciere... renovar
la.dha capilla poniendo en ella escudos de armas y letreros e piedras de sus
antepasados... poner escudos por de fuera... un cielo para la dha capilla q a
de-servir de suelo altrascoro el qual es de boveda... el qual a de ser al peso del
coro y de. llano, se vaya a él'sin escalón ninguno.., quitar la reja de madera
que sale a la yglesia... y poner una reja de hierro bien labrada la qual a de to-
mar los dos arcos y a de pasar por delante del pilastrón y a de estar asentada
en -una basa de piedra con su cartón y buelo en la forma y manera q lo están
las dos rejas fronteras de las capillas de la soledad y del xrto... y un rretablo
para la dha capilla de la suerte y manera q el dho don carlos quisiere y orde-
nare". A cambio la comunidad le otorgaba la propiedad y patronazgo con
todos los. derechoslabituales.
Unos meses más tarde (10-11-1603) ambas partes anularon la anterior
escritura, estableciendo un nuevo acuerdo por el que el convento reconocía
que don Carlos "a reedificado la dicha capilla desde los fundamentos y gas-
tado en la obra 26.829 rreales"", ofreciendo también "ciertos ornamentos
que tasados valen 535 ducados para el ornato de la sacristía y altares" 51 . Por
todo ello, además de su posesión se le concedía "un pedazo de sacristía que
está en pasando la puerta pequeña que va a las capillas desde la dha capilla
de sta Cathalina y está este pedazo de sacristía enfrente de la capilla que lla-
man de Esgueva —San Mancio— por las espaldas y llega hasta la capilla de la
Concepción y por la otra parte es la pared maestra de la yglesia que sale al
jardín de fuera-... para que sea sacristía de la dicha capilla".
También pensaba don Carlos costear "un retablo de señora santa
Cathalina que queste 600 ducados" lo cual cumplió pues Sobremonte cita
en esta capilla un -retablo -deesta advocación "que era un ascua de oro".
Con todo lb hecho la capilla —dice el convento— quedó "en suma per-
fection y hermosura... y la dicha obra ha sido mui firme util nezesaria y pro-
vechossa a las paredes maestras de nuestra yglesia y del pórtico della". En
50. El convento repite lo hecho por don Carlós Venero: "reedificar a su costa la capilla.., haciendo
de nuevo de cal y canto la pared y chapado que cae al jardín de afuera sobre lo qual estriba y carga lo alto
• de la yglésia... hacer de ladrillo'el techo alto y bóveda de la dha capa que viene a ser suelo del trascoro que
antes estava de maderos y tablas mui feo y viejo.., hacer de ladrillo nuevo el arco de entrada que sale a la
puerta de la yglesia y de hacer nuevos los dos arcos que salen a la yglesia con el pilar de en medio que los
sustenta y de hazer nuevas y de yerro todas las rejas... que hasta aora las tenía de palo". Estaba entonces
"ensolándola y blanqueándola y dejándola a su costa en la perfeción que en el día de oy tiene". Toda la
obra estaba acavada "a su costa.., que consta por cartas de pago, conciertos y obligaciones de los oficiales
y maestros que an hecho la dha capilla".
Si Entre los ornamentos: "10 goteras de terciopelo verde bordados de oro y seda; varios corporales;
10 paños de altar; 24 purificadores; 6 amitos; 4 albas; 6 cíngulos; 1 frontalera de tela de plata blanca mati-
zada y retocada de •oro y sedas; una alfombra de alcaraz verde e colorada; 2 sábanas de altar; otra frontale-
ra de terciopelo morado; 1 casulla y 2 almáticas (sic) con estolas y manípulos e faldones todo de brocatel
verde y. dorado.
426 MARÍA ANTONIA FERNÁNDEZ DEL HOYO

ella estiyvieron colocados los bultos funerarios de la familia Venero, hoy en


la Catedral vallisoletana, que por entonces serían encargados al escultor
Francisco Rincón'.

CAPILLA DE LA ENCARNACIÓN (ANTES DE SANTIAGO).

Segunda capilla del lado de la Epístola a partir del presbiterio, había si-
do antiguamente de Alvaro de Medina quien la compró al escribano Her-
nán Sánchez. En las primeras décadas del siglo XVII perteneció a doña Afra
Cuon (o Con) que la legó a don Clemente Formento, Regidor perpetuo de
Valladolid. Dice Sobremonte: "La tienen los Formento muy decorosa y de-
centemente adornada con media rexa de yerro y retablo muy ayroso en la ca-
pacidad que allí ay". Efectivamente, Clemente Formento acometió en 1622
la reforma y reconstrucción de la capilla que entonces llevaba todavía la ad-
vocación de Santiago. A través de la documentación publicada por García
Chico y de la que ahora aportamos se puede reconstruir con bastante exacti-
tud su aspecto".
El 9 de marzo de 1622 el maestro de cantería Pedro de la Vega y los alba-
ñiles Antonio Morales y Domingo del Rey obtuvieron el contrato para reali-
zar la obra de esta capilla conforme a trazas y condiciones de los dos prime-
ros. Tenían que construir el arco de acceso a la capilla, de ladrillo, y entregar-
lo terminado en dos meses. Ignoramos por qué causa se retrasó la obra más
de un ario, pero en junio de 1623 el patrono decidió, de acuerdo con la co-
munidad, variar el proyecto empleando cantería en lugar de ladrillo, sirvién-
dose de la asesoría de los arquitectos Francisco de Praves y Rodrigo de la
Cantera, autores también de las nuevas trazas. Se pretendía que el arco tu-
viese "mayor firmeza y seguridad.., para que la ygla. no tenga peligro". En
julio Pedro de Vega y Domingo del Rey (Antonio de Morales había muerto
ya) se obligaron a hacer la obra "conforme a la trala dada por rrodrigo de la
Cantera'''. En la planta se señala también la reja que fue colocada inmedia-
tamente. El altar ocupaba el muro de la izquierda, siguiendo por tanto el eje
mayor de la iglesia, al igual que el resto de las capillas; en el muro del fondo
se abría la puerta al claustro.
La reja se encargó, el 31 de octubre del mismo 1623, a Matías Ruiz.
Constaba de "32 balaustres de yerro macilo labado y limado de alto y grues-
52 Cfr. J. J. MARTIN GONZÁLEZ y J. URREA, Monumentos..., p. 15.
53 Publicó GARCÍA CHICO los diseños del arco -cle entrada a la capilla (Arquitectos, p. 152 y láms.
XVII y XVIII). La documentación está muy extractada, sintetizando varios documentos de distintas fe-
chas. Cfr. A. H. P. V., Legs. 1.609, 1.659 y 1.660. Ver además J. URREA, Planos, Dibujosy Maquetas de Valla-
dolid, Valladolid, 1984.
54 Había de seguirse además "un borrador hecho por Francisco de Praves" que debe de ser el refle-
jado en la lám. XVIII, con anotaciones autógrafas del arquitecto. La planta y alzado de la lám. XVII serían
quizá de Cantera.
EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE VALLADOLID 427

so conforme a un modelo de madera que para esto se me a entregado"55.


Había de hacer también dos medias puertas "con la guarnición y molduras
que tiene la de Luis de Vitoria tesorero de las rentas reales desta ciud questá
en el claustro de el dho monesterio"".
La capilla se titulaba ya de la Encarnación en junio de 1625 cuando se
habla del retablo, de cuyo ensamblaje nada sabemos. Muy probablemente
constaba de un solo cuerpo y ático, ocupado el primero por un cuadro de
grandes dimensiones representando la Anunciación, obra de Diego Va-
lentín Díaz". Del dorado del retablo y reja se encargó Tomás de Prado,
quien récibió 875 reales por ambos". Además del retablo, la capilla se ador-
naba con un escudo de la familia Formento. En diciembre de 1626 Formen-
to regaló diversos ornamentos".

CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA LA BLANCA


(EN LA NAVE DE SANTA JUANA).

La segunda capilla de la nave de Santa Juana en su lado de la Epístola


era llamada por Sobremonte "de Ntra. Sra." y Canesi añade "intitulada la
Blanca". En ella se veneraba una escultura sedente de la Virgen, de terracota
vidriada en varios colores que Diego Valentín Díaz afirmaba que procedía
de Pisa. La capilla había pertenecido a Diego Pérez, especiero, posterior-
mente fue propiedad.de una familia apellidada Torquemada y por último
pasó a Lucas de Bárcena Carasa y Matienzo, familiar del Santo Oficio y a
Isabel Romera, su mujer.
Se cubría con bóveda de crucería y tenía una excelente reja de hierro fe-
chada en 1602 60 , que sin duda es la que contrató el 30 de mayo de 1600 el re-
jero Joan del Barco para doña Isabel Romera, viuda de Lucas de Bárcena
Carasa, dándola acabada y asentada el día de San Juan de 1601 "en la capilla
en que está enterrado el dho Sr. lucas de barcena... q se dice y advoca de Ntra
s a 'de la asupon". La reja debía ajustarse a la traza firmada por ambas partes
pero se tenía que añadir un remate formado por una cruz con crucifijo de
bronce, flanqueada con dos escudos laterales; tenía que conformarse al alto

SS A. H. P. V., Leg. 1.660. Es probable que el modelo fuera obra del propio Praves. 28 de los balaus-
tres medían 7 pies y medio y2 dedos de alto y el grueso conforme al modelo; los otros 4-2 para las esqui-
nas y 2 junto a las puertas— algo más gruesos, tallados con hojas en las mazorcas. La reja llevaba plantas
de hierro y cornisa de madera y asentaba sobre pedestal de piedra.
56 Esta noticia nos obliga a pensar en Matías Ruiz como autor de una de las rejas de la capilla de los
Vitoria. A. GALLEGO DE MIGUEL, ob. cit., p. 184 apunta ya esta posibilidad.
S7 E. GARCÍA CHICO, Pintores, II, p. 33. Sobremonte dice del cuadro que era "harto bueno".
58 A. H. P. V., Leg. 1.661, s. f., 23 junio 1625.
59 3 casullas, 3 frontales, 3 manteles y otros efectos: un guardapolvo, 2 candelabros de aljófar, una
campanilla de metal y un rodapié de madera pintado de azul. Ibidem, 30 diciembre 1626.
60 F. ANTÓN, ob. cit., p. 42.
428 MARÍA ANTONIA FERNÁNDEZ DEL HOYO

y ancho de la capilla "y antes a de subir lo ques la coronación del alto arriba
el cristo con su cruz y ansimismo a de llevar cuatro pirámides con sus piedes-
traves" (sic)".

CLAUSTRO PRINCIPAL. PINTURAS.

Dentro del conjunto conventual parece ser que hubo cuatro claustros:
el principal o procesional, otro mediano, dos pequeños y "dos medios claus-
tros que unen los dormitorios y habitaciones de los religiosós"", a los que
hay que añadir el patio o jardín situado entre la portada principal y la iglesia,
y otros tres jardines.
Desconocemos la fecha de lá primera fábrica del claustro principal, si-
tuado, como es habitual, al lado de la epístola de la iglesia. Sobremonte dice
que uno de los paños altos fue costeado por Frájr Alonso de Burgos, obispo
de Palencia, el fundador del vallisoletano Colegio de San Gregorio, lo que
nos daría una cronología en los arios finales del siglo xv. Es indudable, por el
contrario, que el claustro se rehizo en los arios finales del siglo xvi. En octu-
bre de 1595 Diego de Praves se comprometió a hacer "la cantería del claus-
tro principal" según sus propias trazas y condiciones'. Durante el siglo XVII
el claustro se fue enriqueciendo con azulejos, pinturas y una fuente". En
1608 se empedró "de cintas de piedra y quadros de labores de guijarros
menudos" y en arios sucesivos se decoraron pilastras y lunetos con pinturas
murales de prelados e hijos ilustres del convento, colocándose entre ellos
grandes lienzos con historias de la vida de San Francisco.
Se conocía la intervención del pintor Felipe Gil de Mena en la realiza-
ción de esta serie de cuadros pero el documento que aportamos confirma y
amplía su trabajo al tiempo que da a conocer la contribución pictórica de
otro artista vallisoletano: Jacinto Rodríguez.
El 13 de junio de 1640 Rodríguez otorgó carta de pago por "12 ducados

61 A. H. P. V., Leg. 805, fol. 52 v.°.


62 CALDERÓN. Sobremonte habla de un Claustro principal y otros tres menores—entiéndase en ran-
go—: el de Mondoñedo, el de la Portería y otro más cercano a la calle de Santiago. ANTÓN (ob. cit., p. 21)
interpretando a Sobremonte diferencia hasta 5 claustros pero treemos que se equivoca pues el que men-
ciona como "claustro bajo" no es más que el cuerpo bajo del principal. En el plano de Ventura Seco
(1738) se distinguen 3, uno de ellos más grande que el principal. Finalmente, en el plano de don Francis-
co Benavides se señalan hasta 9 llamados "patios de luces". La identificación de cada uno de ellos, si-
guiendo las fuentes, es todavía problemática.
63 E. GARCÍA CHICO, Arquitectos, p. 118. Se especifica que se había de "desacer toda la cantería bieja
de arriba abajo asta la superficie de la tierra y como fuere desaciendo lo yrá bolviendo a edificar". La re-
forma debió reducir el tamaño del claustro de creer a Canesi quien dice que antes "se dilataba por toda
aquella-parte que hoy coge el sitio oscuro y tránsito que va a la sacristía.., y el nuevo con su jardín ha bo-
rrado las obras antiguas".
64 Existe una carta de pago, sin fecha pero datable alrededor de 1640, en la que Juan de Espada dice
haber recibido 5.572 reales "de una hobra de azulejos quecho para dicho convento". Archivo PP. Fran-
ciscanos, Carpeta 10, n.° 5.
EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE VALLADOLID 429

de una luneta alta que es la de San Luis obispo y 14 ducados de 4 Reyes que
pinté". En la misma fecha Felipe Gil decía haber recibido "de la pintura que
he hecho para el claustro lo siguiente: de 4 lunetos grandes a 12 ducados, 48;
de 21 lunetos pequeños a 4 ducados, 84 ducados; de los dos quadros de la
entrada en Assis y sepulcro de s. frco. con el dorar de sus marcos, 54 duca-
dos; de los quadros de la limosna y la enfermedad de s. frco. y la cárcel y sus
marcos, 48 ducados; de los quatro de las esquinas de la cantería, 76 ducados,
que todo hacen 310 ducados'. Según Canesi algunas de estas pinturas fue-
ron "enmendadas y puestas en limpio" a comienzos del siglo xvm por el le-
go del convento Fr. Diego de Frutos que asimismo pintó en el claustro alto
la vida y milagros de San Pedro Regalado, hoy conservada en los almacenes
del Museo Nacional de Escultura al igual que varios de los cuadros de Felipe
Gil, a excepción del cuadro llamado de "la limosna", actualmente en el Mu-
seo Arqueológico y el cuadro del Milagro del Refectorio, en el Museo de la
Pasión.
El pintor Blas de Cerbera se encargó, en junio de 1641, de realizar la
pintura decorativa del claustro bajo, según sus propios diseños. Todas las
bovedillas y sus arcos se recubrieron con profusión de oro y labores policro-
mas de grutescos y florones. Los colores debían de ser "de lo mejor y más
perffeto y como lo que está en san pablo y la merced desta ciud"".

CAPILLA DE LOS VITORIA.

La capilla de la familia Vitoria tenía por advocación la Porciúncula y


Sobremonte la sitúa en el 2.° paño del claustro principal. La compró el teso-
rero de las rentas reales de Valladolid, don Luis de Vitoria el 8 de junio de
1620. Por ser devoto de San Francisco había pedido "muchas veces... para su
entierro y de Catalina de berdesoto su mujer... la capilla húltima de la sala
grande que aora nuevamente se a echo que arrima a la pared del de profun-
dis... con los dos arcos húltimos de la dha sala ansi el arrimado a la puerta de-
lla como el que está vezino a la pared de la dha sala de pared a pared que son
28 pies de ancho y largo en quadrado para en ella abrir puertas para entrar en
la dha capilla por el claustro principal con su arco poniéndole su rexa y en el
que a de dividir la capilla de la dha sala dos rexas de yerro labradas del tama-
ño y labor y forma quel dho luis de vitoria quisiere". El convento le otorgó
efectivamente "el sitio y capilla y arcos y bóveda de ladrillo como al preste
está" para que pusiera retablo y adornos y sus letreros y armas en paredes y
rejas".
65 Ibidem, Carpeta 6, n.° 14.
Cerbera, que había "de asistir a los oficiales y .travajar con ellos", recibiría un total de 10.000
reales en pagas de 300 conforme avanzase su trabajo; cada paño del claustro se haría en tres meses y todo
debería estar acabado para la festividad del Corpus Christi de 1642. A. H. P. V., Leg. 2.089, fol. 570.
67 A. H. P. V., Leg. 1.558, fol. 1.415.
430 MARIA ANTONIA FERNANDEZ DEL HOYO

CAPILLA DE LOS CONDES DE CABRA.

La capilla, que albergó durante breves arios (1617-22) la famosa escul-


tura de la Inmaculada, obra de Gregorio Fernández, cabeza de serie de las
creadas por el maestro, hoy en paradero desconocido y sin duda una de las
más preciadas joyas del convento, se encontraba en el entorno del claustro
principal. Sobremonte dice que se llamó "el Capítulo bajo", situándola en
el primer paño de aquél, pero Canesi señala que estaba "en el tránsito oscu-
ro que está al salir de la capilla mayor a mano derecha". Sabemos con certeza
que en 1617 la capilla tenía "puerta que sale al claustro", pero es posible que
en reformas posteriores perdiese el acceso directo a él. Era ' "cuadradada,
grande y cubierta de madera". Sucesivamente se denominó de San Antonio,
de la Concepción, de las Maravillas y otra vez de la Concepción, siendo
también conocida como "el Relicario" y capilla "del Comulgatorio".
Las fuentes son poco explícitas respecto a sus patronos. El convento
concedió el patronazgo a don Luis de la Cerda, señor de Villora ya su esposa
Francisca de Castañeda (t 1503), cuya nieta doña Francisca de la Cerda Zú-
ñiga y Castañeda casó con don Diego Fernández de Córdoba, III Conde de
Cabra, cuyo título dio nombre a la capilla. Pero el patronazgo había reverti-
do al convento cuando, en 1617, se colocó en ella la Inmaculada de Fernán-
dez.
Efectivamente, en noviembre de aquel ario, la comunidad franciscana
se obligó a entregar "a la cofradía y cofrades de nuestra señora de la pura y
linpia conceción sita y fundada nuevamente en este dho convento y mones-
terio para el husso de sus fiestas la capilla que solía ser del capítulo donde
hestava un crucifijo grande que agora se llama la capilla de la conceción sita
en el claustro con la ymagen que nuevamte hestá echa de la pura y linpia
conceción de la Virgen nuestra señora para que en la dha capilla... tengan
sus fiestas, novenas, misas, comunión y devociones... la qual este dho con-
vento tendrá siempre bien adornada y compuesta... y ansimismo daremos
para la dha capilla e ymagen della una lanpara de plata...". Insistía la comu-
nidad en mantener la propiedad de la escultura y de los demás objetos que
adornaban la capilla "porque todo lo que se diere y adquiriere después de la
fundación de la dha cofradía se da y ofrece a la ymagen de nuestra señora y
no a la cofradía", excluyendo "lo que la cofradía y cofrades huvieren puesto
de su hacienda". Al ario siguiente, julio de 1618, la cofradía hizo por su
cuenta un retablo para que la Inmaculada "esté con la decencia que se re-
quiere", y en octubre los alcaldes, mayordomos, fundadores y cofrades de
ella ratificaron los acuerdos suscritos con el convento; entre ellos figura el
propio escultor". Estos datos contribuyen a esclarecer las circunstancias en
68 Ibidem, Leg. 1.048, fols. 93 y ss. Los documentos —tres escrituras— aclaran otros muchos pun-
tos. En la capilla debían celebrarse las fiestas de la Inmaculada y de los Difuntos. El convento concedía
EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE VALLADOLID 431

que se hizo la más célebre de las Inmaculadas de G. Fernández. Sabemos


ahora que ya estaba hecha en noviembre de 1617 y que el maestro la ideó,
probablemente con todo cariño, para que fuera titular de la cofradía de que
era miembro, lo que explica la calidad que debió tener la pieza.
El único documento que conocemos sobre la capilla corresponde al
dorado del retablo, que efectuó el pintor Tomás de Prado y le fue encargado
directamente por el convento. Martí y Monsó publicó una ampliación de
este contrato, hecha en agosto de 1621 69 , pero la primera escritura, con las
condiciones, se firmó el 16 de junio de 1619. En ella se especifica que el reta-
blo "hase de dorar todo él echo un ascua de oro y el nicho y la caja detrás de
la ymagen a de ser todo dorado... quel aparejo sea delgado de suerte que no
tape los miembros e la arquitetura". Tomás de Prado se obligó a "dorarle y
darle acabado con toda brevedad posible para lo qual se me a de dar 2.400
reales" ".
En la primavera de 1683 se rehizo la capilla "sumptuosamente... con
una vistosa fábrica a la moderna", dice Canesi, dándola una forma ochava-
da, cubierta de cimborrio y linterna y adornándola con tres retablos salomó-
nicos dorados. En el principal se colocó la Inmaculada de Rincón que había
estado en la capilla de los Rivera, recobrando así su advocación de la Con-
cepción, y en los colaterales a San Francisco y Santa Clara. Ya en el xvm el
convento cedió la capilla a don Lope de Quevedo, en reconocimiento de
muchos favores.

CAPILLA DEL SEPULCRO (DEL OBISPO DE MONDOÑEDO).

Probablemente la obra de arte más estudiada y valorada de cuantas cus-


todiaba el convento sea el grupo escultórico del Entierro de Cristo que reali-

además a la cofradía "para hacer sus cavildos }r juntas la sala que está encima de la puerta principal... quel
valcón sale a la placa". A cambio de todo ello la cofradía debía pagar una limosna anual de 200 reales,
obligándose además a enterrar a todos los religiosos del convento acompañandoles con velas y blando-
nes. Posteriormente las cláusulas de la primera escritura se modificaron conformándose los cofrades
con "la sala donde se lehe teoloxia... donde hasta agora an echo y hazen sus juntas y cavildos", perdiendo
a cambio la obligación de enterrar a los religiosos. Se especifica también que la cofradía no podría aban-
donar el convento y que en caso de hacerlo, de acuerdo con éste, no podría llevarse la imagen ni lo demás
excepto el retablo. Igualmente, "guando y en qualquier tiempo que la ymaxen... se mudare a otra pte o
capilla deste dho monesterio la dha cofradía y cofrades ayan de passar y passen... el dho retablo". Parece
que en el ánimo de la comunidad estaba ya la idea de llevar la Inmaculada a la capilla mayor. Sobre la In-
maculada de G. Fernández, además de las fuentes citadas, cfr. J. J. MARTIN GONZÁLEZ, El escultor._ p. 233;
J. URREA, "Gregorio Fernández" en Vallisoletanos, t. III, Valladolid, 1984, p. 94.
69 J. MARTI Y MONSO, Estudios..., p. 358 y "Nuevas...", p. 2.
Archivo de PP. Franciscanos, Carpeta 6, n.° 10. Entre los testigos figura el pintor Bartolome de
Cárdenas. La ampliación del retablo que publica Martí y Monsó (ver nota anterior) pudo muy bien de-
berse a la necesidad de transformarlo al desaparecer la Inmaculada que, como ya se ha dicho, se instaló
en el altar mayor de la iglesia en 1622. En diciembre de 1621 Tomás de Prado otorga carta de poder para
cobrar "resto de la pintura del Retablo de Ntra. Sra. de la Concepción del convento de S. Fco.". Cfr. A.
H. P. V., Leg. 1.450.
432 MARIA ANTONIA FERNÁNDEZ DEL HOYO

zó Juan de Juni entre 1541-44 por encargo de Fray Antoriio de Guevara,


obispo de Mondotledo". Este franciscano, famoso escritor y cronista del
emperador Carlos, construyó su capilla funeraria, precedida de un pequeño
claustrillo "en el tránsito oscuro entre eLclaustro y . la sacristía", cerca de la
capilla mayor y de la del conde de Cabra.
La capilla y su claustro no fue la única aportación de Fray Antonio ala
arquitectura del convento. Sobremonte le atribuye la realización de al me-
nos parte de otros dos claustros. Martí y Monsó publicó un extracto de la
documentación referida a una obra que el obispo hacía en el convento a co-
mienzos de 1537. Sin duda se refiere a la construcción de un claustro uno de
cuyos paños arrimaba a la pared del Refectorio, aludiénáose . a otro claustro
anteriormente costeado también por Guevara, pero ninguno de-ellos.parece
ser el que precedía a la capilla del Obispo. Sobremonte lamentaba no saber
en qué ario se hizo'.
La concepción de todo el conjunto de la capilla, de planta Cuadrada,
cuyo testero se adornaba con retablo de yesería que albergaba el grupoescul-
tórico, fue obra del propio Juni, siendo admitida la participación en las yese-
rías de Jerónimo del Corral, tal como sucede en la capilla , de los .Benavente
en Medina de Rioseco 73 . En la descripción de Sobremonte no se detallan-las
labores de yesería que la adornaban salvo los guardias pretorianos,de los in-
tercolumnios del primer cuerpo del retablo. Tan sólo Talomino'habla de
dos esculturas de San Francisco y San Bernardino situadas en,los interco-
lumnios (debe referirse a los del segundo cuerpo) 74 . Cuando escribe Sobre-
monte los yesos de la capilla todavía conservaban su policromía originál, es-
tando todo "estofado con gran perfección", pero el-paso del tiempo con el
consiguiente deterioro de la pintura obligó, sin duda, a efectuar una-restau-
ración. Bosarte señaló que la fecha de 1686 que figuraba en la capilla corres-
71 Además de las fuentes reiteradamente citadas, sobre el grupo escultórico de Juni cfr. J.J. MARTÍN
GONZÁLEZ y). CRUZ SOLIS, El entierro de Cristo de Juan de Juni. Historiay Restauración,Válladolid, 1983.
72 Estudios..., p. 354. Las dos escrituras que extracta Martí más una tercera se encuentra en.A. H. P.
V., Leg. 115, s. f. El 23 de febrero de 1537, Pedro de Salamanca, carpintero, se obliga "alazer 4 paños de
claostra que son los tres paños y por el , quarto de acia el rrefitorio tengo de hazer,una rroga en la pared del
refitorict para que quepa el alto de la solera.., e más tengo dé hazer un gaguán entrando la porteríaklel dho
monesterio que tenga 14 o 15 pies... más tengo de hazer todos los texados que fueren menester en este
claostro y zaguán... e dar hechas tres puertas de marco con sus molduras romanas... las quales asentaré a
do su señoría señalare e de asentar una reja con un marco para que no entrenlas bestia's en el patio como
está hecha la otra reja que está en la caostra nueva". El 13 de marzo el albañil Pedro Moreno debía hacer
"20 arcos de claostro... conformes a unos questán en casa del comendador Rodriga Enríquez en los co-
rredores bajos o como los altos los que tuviere más gracia... canteados por de fuera y por de-dentro con-
forme a lo canteado que tiene los arcos bajos de Juan Ortega....y un entablami° alto de un tejaroz... 3
puertas...". Ese mismo día Rodrigo de la Riba, cantero, se obligó a abrir cimientos-Y hacer tapias.
Sabemos que el escultor Esteban Jamete, en fechas cercanas a las que manejamos, "trabajó en el mo-
nesterio de San Francisco e puso unos escudos en la claustra para el obispokle Modoñedo".J. DOMÍNGUEZ
BORDONA, Proceso Inquisitorial contra el escultor Esteban Jamete, Madrid, 1933, p. 25.
73 E. GARCÍA CHICO, Escultores, p. 18; J. J. MARTÍN GONZÁLEZ, El entierro..., p. 10. Describe SOBRE-
MONTE la capilla (ob. cit., fol. 186 v.°) con bastante detalle pero más interés tiene la'descripción de BOSAR-
TE, ob. cit., p. 181 y SS.
74 A. A. PALOMINO DE CASTRO r VELASCO, El Museo 'Pictórico, Ed. Madrid, 1947, p. 830.
EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE VALLADOLID 433

pondía a un repinte que, a su parecer, causó estragos en la obra: "un pintor


de mala mano acometió toda la obra de Juni pintarrajeándola de alto
abaxo"".
Conocemos ahora el contrato suscrito por el dorador Manuel Martí-
nez de Estrada, el 4 de mayo de 1686, para "pintar y dorar.y limpiar la capilla
del Santo Sepulcro questa en el dho conbentto de san franco como se ba a la
sacristía a mano derecha" en el plazo de 5 meses y por precio de 300
ducados". Leyendo sus condiciones se puede conocer mejor el aspecto que
tuvo la capilla. Se trataba en primer lugar de suprimir todo lo que estuviese
desprendido, consolidando lo deteriorado, sobre todo en el dorado, y pin-
tar, encarnar y estofar figuras y fondos. Además de las labores puramente
decorativas: cartelas, conchas, fiorones, guirnaldas de frutas y mascarones,
tenía también: ángeles, apóstoles, serafines, santos —quizá los franciscanos
que menciona Palomino— y otros bultos de medio y cuerpo entero. Se habla
también de encarnar las hechuras del Entierro, reparando algunas de sus ro-
pas, y, finalmente, de dorar la reja". El resultado, sumamente colorista qui-
zás, es comprensible que no fuese del agrado de los neoclásicos.

CAPILLA DE LA VENERABLE ORDEN TERCERA.

La capilla de la V. O. T. de San Francisco" constituía en realidad tem-


plo independiente integrado en el conjunto conventual. La Hermandad se
reunió en otras capillas del convento antes de adquirir de la comunidad di-
versos terrenos situados próximos a los pies de la iglesia "a la vuelta de la na-
ve de Sta. Juana", dice Canesi. En 1620 se vendió a los cofrades una sala
grande que había servido de Hospedería de seglares y un tránsito cerca de la
portería sobre los que edificaron su capilla, concluida en 1622. En 1626 con-
siguieron, a cambio de una limosna de 20 ducados, "un corral questa detrás
de la capilla que la terzera orden tiene... que la tapia da a la obra nueva que se
a echo en este m.°... y tiene 15 pies (4,20 m.) en quadrado para que en él pue-

75 I. BOSARTE, ob. cit., p. 184. Ponz había interpretado ka fecha como 1586 tomándola por la erec-
ción de la capilla. Opinión parecida a Bosarte manifiesta el historiador vallisoletano Matías Sangrador
respecto a la policromía de las esculturas del entierro: "una lamentable fatalidad hizo que el 1686 un pin-
tor poco entendido, con pretexto de limpiar estas figuras las retocase, causando en ellas grandes estra-
gos". M. SANGRADOR, ob. cit., p. 240.
76 A. H. P. V., Leg. 2.428, fol. 256. A las noticias sobre Manuel Martínez de Estrada (cfr. E. GARCÍA
CHICO, Pintores, II, p. 263-273 y J. J. MARTÍN GONZÁLEZ y J. URREA, Monumentos..., p. 293 y 303) podemos
añadir que en 1684 se obligó con la cofradía del Santísimo Cristo, sita en la iglesia parroquial de San Pe-
dro, de Valladolid, a dorar y estofar su retablo titular por precio de 11.000 rs. Fue testigo Francisco de Vi-
Ilota. A. H. P. V., Leg. 2.777, fol. 463.
77 Documento n.° 2.
78 La V. O. T., rama seglar del franciscanismo integrada por individuos de ambos sexos y diversa
condición social que, a modo de congregación piadosa, desarrollaban su vida espiritual bajo la dirección
de la 1." Orden, tuvo su ubicación en el convento vallisoletano a partir de 1609. Se contaron entre sus
hermanos personajes preeminentes que Canesi detalla.
434 MARÍA ANTONIA FERNÁNDEZ DEL HOYO,

da edificar sacristía a respeto de no la thene?". Finalmente, en 1654 toma-


ron "otro pedazo de sitio que estaba más adelante de la capilla hasta la salida
de nuestra casa para la puerta de Santiago". Fue entonces cuando se reedifi-
có la iglesia y se puso en ella la inscripción: "A honrra y gloria de Dios y de la
V. María N. S. concebida sin pecado original, y de N. P. S. Francisco se ree-
dificó y adornó esta Capilla; con la limosna que para ello dieron los
hermanos de la Tercera Horden de Penitencia, siendo Ministro de ella, el
hermano Andrés García, ario de 1655". Tenía —dice Sobremonte— "cuerpo
de iglesia con dos altares y púlpito, con órgano, sacristía y capilla mayor cu-
bierta de media naranja". Y Calderón la conceptúa "de las insignes y capaces
que ai en España desta Sagrada Orden, y podría ser Iglesia de qualquier me-
diano convento, consta de capilla maior en media naranja y forma de cruce-
ro mui bien executada, con su cuerpo de Iglesia y dos altares colaterales mui
adornados, coro, órgano, sacristía con ornamentos muy ricos y un jardín pe-
queño para su maior ornato"".
La definitiva ampliación y reforma de la iglesia se debió al arquitecto
Juan de Répide que trabajó en ella, según sus propias trazas y condiciones,
entre 1654-55. En septiembre de 1654 la V. O. T. manifestaba que su iglIsia
"donde azen sus juntas oraziones y sacrificios es pequeña y angosta... y rió•
tiene capacidad bastante para dhas xuntas ni media naranxa... y an determi-
nado alargar la dha yglesia y capilla aziéndola de nuevo según y de la forma y
manera de la traza que se a echo por el dho Juan de rrepide". La obra consis-
tió esencialmente en añadir al cuerpo de la primitiva iglesia —cuyos muros
laterales y de fondo se mantienen, derribándose en cambio el testero y las
cubiertas— una capilla mayor cuadrada que sobresalía en planta originando
un crucero. La capilla mayor, no perfectamente cuadrada, se organizaba me-
diante cuatro gruesos pilares sobre los que volteaban arcos torales de medio
punto, cubriéndose con cúpula sobre pechinas, de una altura de 35 pies
(9,80 . m. aproximadamente). El cuerpo de la iglesia, desde el arco triunfal
hasta el coro situado a los pies, se dividió, mediante pilastras, en tres tramos
cubiertos por bóvedas de ladrillo. Nave y capilla mayor, guarnecidas de yeso
y soladas de ladrillo, se recorrían por una cornisa adornada con filetes".

79 A. H. P. V., Leg. 1.571, fol. 2.427. Además- del corral se les daba luz, puerta y ventana.
88 SOBREMONTE, ob. cit, fol. 308 v. 0 ; CANESI, ob. cit., Lib. II, Cap. 15, fol. 140; CALDERÓN, ob. Cit.
81 Dos escrituras otorgadas en 1654 entre Répide y la V. O. T., en 14 y 26 de septiembre, fijaron las
condiciones. A ellas acompaña una traza de la planta de la capilla firmada de ambas partes. La traza pré-
senta una iglesia de 90 pies (aprox. 25,20 m.) de largo desde los pies al testero, por 28 pies (aprox. 7,84 m.)
de ancho en el cuerpo de ella y 35 pies (aprox. 9,80 m.) en su capilla mayor. Del pilar superior del lado del
evangelio parte otro muro que debe corresponder a la sacristía. El acceso a la capilla se efectuaba a través
del muro de la epístola, por debajo del estrecho coro. Las diferencias que existen entre las dos escrituras
no son sustanciales. Según la primera la capilla mayor y su media naranja debían estar concluidas para el
día de Todos los Santos del mismo 1654 y lo demás para fin de febrero de 1655. Por todo recibiría 8.000
rs.; el arquitecto renunciaba a pedir cualquier demasía por mejoras. La segunda escritura persigue: "azer
y añadir más obra en la dha capilla mayor e iglesia como azer el crucero della". Se refuerzan, en efecto,
los pilares del crucero ahondando sus cimientos y añadiéndoles medio pie de ancho en superficie, acen-
EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE VALLADOLID 435

Según Sobremonte la obra se realizó "en brevísimo tiempo" a pesar de


lo cual no estaba concluida en mayo de 1655 82 ; es muy posible que exista
otra escritura que afecte a la remodelación de la sacristía".
. La capilla de la V. O. T. se situó, dentro del conjunto general del con-
vento, en un lugar muy próximo a la portería de la calle de Santiago; su mu-
ro dé la epístola hacía pared medianera con el patio de acceso por la llamada
puerta de las carretas.
Terminada la obra, la V. O. T. se preocupó en decorar la capilla y ador-
narla con retablos y pinturas: Las pechinas, según Sobremonte, las pintó
Diego Valentín Díaz, hermano de la Orden, con anterioridad a 1660 fecha
de su muerte, y en 1675 Antonio de Noboa Osorio concertó eldorado y pin-
tura del resto de la capilla". Se trataba de un trabajo de envergadura ya que,
prácticamente, se recubrió con pinturas todo el cuerpo de la iglesia y capilla
mayor, mezclando las labores puramente ornamentales con pinturas de fi-
gura; bóvedas, lunetos, ventanas, paredes y arcos torales se enmascaran bajo
una profusión de flores, frutas, pájaros y ángeles, con utilización de oro bru-
ñido y brillantes colores. Del resultado da cuenta el P. Calderón: "Toda esta
capilla desde la cumbre al pavimento está pintada de primorosos países di-
bujados en las paredes, que cada cosa de por sí alegra la vista y todo junto ad-
mira la atención". Debió de ser, en efecto, uno de los conjuntos barrocos
más ricos de la ciudad.
Al mismo tiempo se encargó al ensamblador Antonio de Villota un re-
tablo salomónico, de dos cuerpos y tres calles, con su custodia, que debería
estar concluido en agosto de 1676" y que se destinaba al altar mayor. De su
tuando la forma de cruz. Por ello se estipulaba un añadido de 6.000 rs. y se alarga el plazo de conclusión
hasta el día de Ntra. Sra. (25 de marzo) de 1655. A. H. P. V., Leg. 2.032, fols. 611 y 647.
82 En ese momento Domingo López, trabajador del campo, se comprometió a sacar «toda la tierra
que sobrare después de estar acavada la obra que se está haciendo en la capilla de la tercer orden.., de ma-
nera que lo dexare barrida y limpia toda la capilla y sacristía.., y la entrada como se entra en el dho con-
vento por la puerta de la calle de Santiago asta llegar a la otra puerta para entrar en la dha Ibi-
dem, Leg. 1.804, fol. 31.
83 En 25 de enero de 1656, Répide dio poder a varios procuradores para un pleito "que trato con
francisco de hordas y alonso de hordas su yxo y andrés garcía y felipe alonso... terceros de la tercera orden
de san francisco... en rrazón de la obra qu yce de la capilla mayor ensanche y sacristía de la dha tergera or-
den... y sobre que me paguen 20.000 rreales de las mexoras que de horden y consentmiento de los susod-
hos tengo echas en la dha capilla ensanche y sacristía y otras cosas en dho pleito contenidas". Ibidem,
Leg. 2.034, fol. 132.
84 E. GARCÍA CHICO, Pintores, II, p. 251. La obra, que se concertó en julio, debía terminarse para la
festividad de la Inmaculada, recibiendo el pintor 10.000 rs. A. H. P. V., Leg. 2.420, fol. 385.
85 E. GARCÍA CHICO, Escultores, p. 309. De Antonio de Villota, miembro de una dinastía de ensam-
bladores que desarrollan una intensa actividad artística en Valladolid durante la segunda mitad del siglo
XVII, Se han ocupado: E. GARCÍA CHICO, Escultores, p. 307 y SS.; j. j. MARTÍN GONZÁLEZ, Escultura barroca
castellana, Madrid, 1983, p. 73. Podemos añadir ahora algunos datos personales y profesionales: En junio
de 1665 se obligó a hacer dos retablos para el colegio jesuita de San Ambrosio, de Valladolid. Uno, para
la capilla de la Anunciación, de columnas estriadas enmarcando el hueco del arco, debería terminarse
para el día de Todos los Santos. El otro, destinado a la capilla del Salvador se haría cuando el Colegio
quisiera. Testigo de la escritura fue Alonso de Villota, su padre (A. H. P. V., Leg. 2.364, s. f.). En diciem-
bre de 1674 se firman las capitulaciones matrimoniales de Bernarda, una de los tres hijos habidos dé su
matrimonio con Manuela de la Fuente (Ibidem, Leg. 2.777, fol. 84). En marzo de 1675 los entalladores
Tomás y Rafael de Medina se comprometieron a entregarle las diversas piezas: columnas salomónicas,
436 MARÍA ANTONIA FERNÁNDEZ DEL HOYO

dorado se encargó inmediatamente Bartolomé Duque Gómez". Sobre-


monte dice que ocupaba "todo el espacio del arco.y es de muy ayrosa traza y
labor y todo él un ascua de oro". Su nicho principal estaba ocupado por una
escultura de la Inmaculada".
En las fiestas del octavario de la Inmaculada de 1710, un incendio des-
truyó el retablo mayor y los colaterales, llegando "a derretirse el órgano y en-
negrecerse toda la capilla"". En breve 'tiempo, dice Canesi, hicieron nuevos
retablos cuyo dorado concertaron en 1715 Claudio y Cristóbal Martínez de
Estrada".

APENDICE DOCUMENTAL

DOCUMENTO N.° 1.

Memoria de la reja que ay en S frco de Vallid y lo q se responde a lo q se pregunta... Tiene


la reja y toma de ancho 14 varas y con la coronación vendrá a tener otro tanto de alto apunta
más o menos. Tiene 4 hordenes de balaustres en el primer horden que asienta sobre el pedres-

capiteles, repisas, cogollos, festones, tarjetas, cornisas, cuadros principal y laterales, etc., de un retablo,
al precio de 1.800 rs. (Ibidem, fol. 108). En 1676 unos carreteros de San Leonardo, tierra de Soria, concer-
taban con él la entrega de 20 carros de vigas de madera "de pino alvar de veta derecha todas ellas de 22
pies de largo", lo que dice mucho sobre la actividad del taller (Ibidem, Leg. 2.505, s. f.). En febrero de
1678 se comprometía a terminar para la parroquial de Mucientes (Valladolid) un retablo que había con-
tratado Pedro de Cea, acomodándose a las trazas y condiciones dadas por éste que le entregaría todo lo ya
hecho. Entre los testigos figura el escultor Pedro Salvador. Finalmente, en agosto de 1685, junto con su
hijo Francisco, redactó las condiciones para el retablo mayor de la iglesia de San Felipe Neri, que quizá
empezara pero que desde luego no llegó a concluir (Ibidem, Leg. 2.774, fol. 203). Antonio de Villota
murió el 24 de marzo de 1687 (A. G. D. San Pedro. Difuntos). Al mes siguiente sus hijos Francisco, Luisa
y Bernarda dirimían asuntos de su herencia (Ibidem, Leg. 2.777, fol. 730).
86 E. GARCÍA CHICO, Pintores, II, p. 252.
87 Pensamos que puede referirse a este retablo la descripción que se hace en un sermón impreso en
Valladolid en 1693, aunque por fechas podría referirse mejor al altar mayor de la iglesia principal. El ser-
món se compuso con motivo de la inauguración de un retablo "que se estrena el día de la Inmaculada, y
es de la orden Tercera la que celebra la fiesta". El retablo nuevo "con su talla, columnas, frisos y cornisas,
con sus puertas, targetas, pedestales, y armas, assi las de nuestra Orden como las Reales de León y Casti-
lla" tenía en el hueco principal una Inmaculada, sobre ella un San Francisco de Asís y en las calles latera-
les San Antonio de Padua y San Francisco de San Miguel. Todas las esculturas eran nuevas "sola la ima-
gen de la concepción se ha de quedar la antigua". Cfr. M. P. DÁVILA FERNÁNDEZ, ob. cit., p. 203.
Esta escultura, que las fuentes no identifican, fue objeto de interés y particular devoción para los
Terceros. En 1677 Alonso de Ordás, exministro de la V. O. T. puso pleito a ésta "sobre la colocación de
una ymaxen de nuestra señora de la concepción al retablo nuebo que se a echo en dha capilla" (A.H.P.V.,
Leg. 2.427, fol. 72). En 1684 Paula del Yerro, hermana profesa de la V. O. T., manifestaba en su testa-
mento su deseo de costear "un camarín para nuestra s de la concepción questá en la capilla de dha terce-
ra Orden", dedicando para ello una manda de 200 ducados (Ibidem, fol. 289).
88 V. PÉREZ, ob. cit., p. 31. Canesi sitúa el hecho el 15 de diciembre de 1708 pero nos merece mayor
crédito el escrupuloso Ventura Pérez, tan ligado además al convento franciscano.
89 E. GARCÍA CHICO, Pintores, II, p. 279, da la fecha de 1717. Ignoramos la probable relación fami-
liar que unió a ambos con el también dorador Manuel Martínez de Estrada que pinta la capilla del Sepul-
cro (ver nota 76). Manuel murió sin descendencia el 17-IX-1716 (A. G. D. San Lorenzo. Difuntos). Las ca-
pitulaciones matrimoniales de Cristóbal Martínez de Estrada con Isabel Díaz de Aragón se firmaron en
enero de 1705, no otorgándose la carta de págb de dote hasta siete años después (A. H. P. V., Leg. 1.992,
fol. 314). Cristóbal murió el 1-XII-1735. Si, como suponemos, Claudio y Cristóbal fueron hermanos, el
primero habría ya muerto al testar su hermano. En el testamento se menciona como acreedor al escultor
Antonio de Gautúa. Cfr. A. H. P.' V., Leg. 3.420, fol. 125 de 1735, citado por .l. C. BRASAS EGIDO, "Noticias
documentales de artistas vallisoletanos de los siglos xvii y XVIII", B. S. A. A., L, p. 474.
EL CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE VALLADOLID 437

tal que se hiciere tiene 50 balaustres grandes ya trechos 6 cajas con sus columnas todo lo qual
toma de ancho las dichas 14 varas que tiene toda la reja y luego sobre este horden a de assentar
una cornisa de madera que se a de hacer muy buena y sobre ella asientan 50 valaustrillos de ye-
rro pequeños que tenían de alto la quarta parte que los dichos de la primera horden y sobre
_estos otra cornisa y sobre ella otra horden de balaustres de yerro medianos que serán de la mi-
tad de altura que los primeros con sus seis cajas y colunas a trechos y con unas jarras de yerro
que asientan con las mismas colunas que son admirables y muy costosas y una jarra destas
puedese hacer de madera de la misma echura porque no queste tanto y sobre esta tercera hor-
den se a de poner otra cornisa de madera y sobre ella otra horden de otros 50 balaustrillos del
tamaño de los pequeños de la segunda orden y sobre esta otra cornisa de madera y sobre ella la
coronación de la qual no ay echa cosa si se quiere hacer de madera se aorrara mucho y lucirá
como si fuera de yerro y está tra lado que se aga en medio un gran escudo y sobre él un cristo
crucificado y luego a los lados alguna pirámide y luego otro escudo más pequeño y luego un
santo de bulto y todo de madera y luego otro escudo y otra pirámide y otro santo que venga a
hacer remate y otro tanto a la otra parte.

Archivo de PP. Franciscanos de Valladolid. Carpeta 6, n.° 9.

DOCUMENTO N.° 2.

Escritura de la obra de la capilla del sepulcro de s frco.


En la ciudad de Valladolid a 4 de mayo de 1686... pareció de la una partte Angelo de Car-
bajal mercader becino desta ciud y síndico del conbentto de san franco della, y de la ottra Ma-
nuel Mrz de Esttrada pinttor y dorador becinos desta ciud y dixeron q por quanto ttienen trat-
tado de que el dho Manuel Mrz de Esttrada a de renobar pinttar y dorar y limpiar la capilla del
Santto Sepulcro questta en dho conbentto de san franco como se ba a la sacristía a mano dere-
cha cuia obra se a de azer en la forma y con las condiciones q se an echo y firmadas de ambas
partes son como se siguen:
Primeramente se a de sacudir y frotarlo con algo para lo que estubiere mobido se caiga en
el cerramiento de la capilla se aia de quedar todo el oro i se aia de resanar si tuviere alguna cosa
salteada y las conchas que tiene se ande dar de blanco unos ángeles que ai entre concha y con-
cha se aian de encarnar y los canpos se an de meter de un color que contraponga en las corni-
sas questan más abaxo que son donde descansan unas cartelas de dicho cerramiento unos se-
rafines questan sirviendo de rrepisa la talla que tiene se a de colorir y los rostros se ande encar-
nar y los canpos que junto a ellos ubiere se aia de meter de un color que contraponga con ellos
y el oro que estubiere maltratado se aiga de dorar en los plafones de la cornisa a donde están
unos florones y unas guirnaldas de frutas se aian de colorir conforme arte en los gruessos ques-
tán entre florón y florón questán unos costados de oro lo que falta se aia de dorar en corres-
pondencia de lo que está bueno y en quanto al color que se ayga de meter de nuevo y en los
florones se aia de dorar lo que está saltado las ocho repisas que tiene el cuerpo que se sigue se
an de encarnar y lo demás se aia de adornar de colores los apóstoles que están junto dichas re-
pisas se an de adornar con los colores que requería cada apóstol echándoles algunos adornos
de oro y los canpos se aigan de meter de colores y las molduras que las guarnecen se an de do-
rar y lo que está devaxo que son unos buecos questan sobre la cornisa devaxo del canpo de los
florones de dichos buecos se ande dar de acul para que aia de salir el oro y los florones chiqui-
tos entre los florones grandes los canpos se han de metter de color de coral y seguirá de oro los
mismos perfiles que tiene unos frisos que están adonde ay unos mascarones se aia de adornar
con alguna cossa de talla y di (chos) mascarones se an de encarnar la cornisa que se sigue ques
del cuerpo principal questá del lado de la ventana no se puede aprovechar nada del oro que
438 MARÍA ANTONIA FERNÁNDEZ DEL HOYO

tiene y las demás molduras questán blancas se an de metter de algunos colores el frisso de di-
cha cornissa que está donde están unas letras soi de parecer que finja un frisso de talla que será
de lucimiento y las letras se puedan acomodar en el zócalo del pedrestal primero las colunnas
questan entre santo y santo se an de jaspear y después se an de revestir unas ojas de talla unas
de oro y otras de colores con alguna bariadad y los pilares questán detrás de las colunas el oro
que tiene se a de aprovechar repasando lo maltratado que tubiere las echuras questán allí de
cuerpo entero se ande pintar de nuevo y encarnar y se ande adornar con orillas y algunas alca-
chofas de oro escurecidas y realcadas. Las armas questán en las esquinas se an de pintar de
nuevo y en el cielo de la ventana se a de fingir unos adornos de talla y mosqueado el canpo de
oro las armas Reales que cain sobre la concha se an de reparar de colores y los eslabones se an
de dorar dos echuras de medio cuerpo que tiene alado se ande adornar en correspondencia de
lo demás y el canpo se a de adornar de talla y el canpo se a de mosquear de oro el predestal que
le sigue se a de acomodar algunos colores el frisso de dicho pedrestal se a de aprovechar el oro
que tiene y la talla de reliebe se a de colorir con bariadad de colores el cocalo que se sigue es a
donde se an de acomodar las letras las repisas que ai dos ángeles en cada una se an de encarnar
y adornar y las figuras que están entre medias se an de adornar en la misma correspondencia
las alas de los ánjeles y adonde asientan aquel oro a de aprovechar y los despacios (sic) questán
entre repissa y repissa se a de adornar de talla en el arco que cai sobre la reza ay unos espacios
allisión (sic) de fingir unas enjutas de talla y por el arco los florones y faxas que tiene se a de
aprovechar y se a de bolver a renovar de colores la concha questa en el santo sepulcro todo el
oro que hai se a de aprovechar y unos ccnrtados que tiene se an de esqurecer y realgar y otros
tercios que tiene se a de azer un adorno de colores el frisso que se sigue en conformidad de lo
demás la prespetiva ques donde están los sayones se aia de retocar y barnigar las echuras que
tiene el santo sepulcro se aygan de encarnar y algunas ropas se aian de repasar de colores a los
lados dos figuras que (ai) de yesso se an de adornar de nuevo y colunas y pedrestal y pilastras
en correspondencia de demás. Es condición que los colores sean finos y de buena lei porque
sea permanente y todas las faltas que tubieren las echuras ansi en yesso como en madera y an-
damios puestos y quitados por mi quenta. Con estas condiciones me obligo azerlo a vista y sa-
tisfación de maestros en término de cinco mese desde principio de mayo deste dicho año de
86 en adelante=y ansimismo se a de adornar y dorar la reja de la capilla en correspondencia de
lo de adenttro y no se a de pedir mejoras aunque se agan y sean nezesarias en la misma obra y a
toda costa de manos y materiales se a de azer en precio de 300 ducados q se a de ir pagando co-
mo se fuere ttrabajando lo que faltare y se a de pagar a fin de la obra y lo firmamos en Vallado-
lid a 4 de maio de 1686.

Manuel Martínez de Estrada Angelo de Carbajal síndico de S Franco

Archivo Histórico Provincial de Valladolid. Leg. 2.428, fol. 256.

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