Nutricion de Niños Wayuu

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Título: Desnutrición infantil en niños wayyu de edades entre los 0 – 5

años en la Guajira Colombia para el año 2015.

Tema: problema de desnutrición infantil en los niños wayyu de la


Guajira de edades entre 0 – 5 años en Colombia para el año 2015

Elsy Yaneth Fonseca Castro

Margarita Rosa Montoya Hernández

Magister

Universidad del Magdalena

Facultad de ciencias de la salud

Programa de enfermería

Santa Marta

2018-2
Introducción

La desnutrición es el resultado del consumo insuficiente de alimentos y de la


aparición repetida de enfermedades infecciosas. La desnutrición puede ser
crónica, aguda y desnutrición según peso para la edad.

La desnutrición implica tener un peso corporal menor a lo normal para la edad,


tener una estatura inferior a la que corresponde a la edad (retraso en el
crecimiento), estar peligrosamente delgada o presentar carencia de vitaminas y/o
minerales (malnutrición por carencia de micronutrientes o mejor conocida como
hambre oculta). A pesar de la intervención del Gobierno en La Guajira, los niños
indígenas de este departamento se siguen muriendo por desnutrición. En el 2014,
el Instituto Nacional de Salud reportó 48 menores de edad muertos por esta
causa; el año pasado fueron 37, y en el 2016 ya van 69.

La desnutrición se ha venido presentando en forma progresiva tal es el caso que


por situaciones de desempleo y de violencia las familias han tenido que migrar del
campo hacia la ciudad donde no tienen ninguna oportunidad donde su calidad de
vida sea mejor; esto se presenta con mayor raíz en las partes periféricas del
Departamento de la Guajira, donde a duras penas sobreviven y donde la
integridad de la familia se pierde.

Es así como la población objetivo son niños menores de cinco años en extrema
pobreza de la etnia wayyu, son los más afectados, las cuales conviven
en condiciones infrahumanas de los sectores, en muchas de las comunidades en
el Departamento de la Guajira.

Más allá de la coyuntura política, económica o social, La Guajira es una región con
condiciones geográficas que dificultan la prestación de servicios y bienes públicos
a su población. Además de presentar una alta dispersión geográfica, la economía
guajira ha estado históricamente desconectada de los circuitos económicos del
país. Estos elementos comprometen la seguridad alimentaria de la población rural,
especialmente de las comunidades wayuu. En este sentido, el conocimiento de la
coyuntura requiere el estudio de los factores que han llevado a la crisis actual, ya
que de esta forma se podrán discutir y formular soluciones de largo plazo .

Se requiere que las propuestas de solución traten los diversos factores con una
visión de largo plazo. Una solución integral debe ir más allá de los programas
asistenciales y debe dirigir acciones que garanticen la seguridad alimentaria y el
acceso al agua potable de la población. Históricamente ha habido poca presencia
del Estado colombiano en el territorio, lo cual ha evitado la construcción de
instituciones sólidas con capacidad de ejercer su autoridad bajo el régimen unitario
republicano.
Esta investigación se basa en la Desnutrición de los niños Wayuu del
Departamento de la Guajira en Colombia y sus zonas afluentes como son sus
comunidades, la cual este flagelo está acabando con muchos niños. Se busca
contribuir de manera efectiva a la disminución de la inseguridad alimentaria de su
población.

Se requiere construir una institucionalidad que ayude a superar el rezago social


que ha caracterizado al departamento. Estas instituciones deberían ser capaces
de proponer soluciones adaptadas a su territorio. Por ejemplo, la implementación
de una política de salud preventiva que busque mitigar la alta tasa de mortalidad
infantil que se observa en La Guajira.

Esto a futuro no sólo evitará que se presenten muertes por desnutrición, sino
además la prevención de enfermedades y problemas de salud en la edad adulta.
De igual forma, unas mejores condiciones de nutrición, favorecerán de manera
positiva las posibilidades de aprendizaje y de socialización de los niños y jóvenes,
que sin duda alguna repercute en el mejoramiento de la productividad laboral y por
consiguiente en el aumento de oportunidades laborales.

Planteamiento

Según la FAO, alrededor de 795 millones de personas en el mundo no tienen


suficientes alimentos para llevar una vida saludable y activa. Eso es casi uno de
cada nueve personas en la tierra. El estudio 'Índice Global de Hambre 2016'
informó que la República Centroafricana (46.1%), Chad (44.3%), Zambia (39%),
Haití (36.9%), Madagascar (35.4%), Yemen (35%) y Sierra Leona (35%) son las
naciones que padecen de esta problemática, cuyos niveles fueron calificados de
‘alarmantes’. Otros 43 países, con elevada población como India, Nigeria e
Indonesia, tienen niveles ‘graves’. El informe muestra también tendencias positivas
para los países en desarrollo, ya que el hambre se ha reducido en un 29% desde
el año 2000. Países como Ruanda, Camboya y Birmania han logrado disminuir
este fenómeno en más de un 50%. "Por segundo año consecutivo, ningún país en
desarrollo que tenga datos disponibles está en la categoría de “extremadamente
alarmante”

En Latinoamérica. A pesar que América Latina tiene el menor nivel regional del
índice de hambre entre los países en vías de desarrollo, Haití se encuentra en un
nivel "alarmante". "Si el hambre se reduce al mismo nivel que observa este
informe que ha tenido desde 1992, más de 45 países, incluidos India, Pakistán,
Haití, Yemen y Afganistán, todavía tendrá niveles de hambre que van de
moderados a alarmantes para el año 2030, bastante alejados del objetivo de poner
fin al hambre para ese año"

En Colombia, el 13,2% de los niños y niñas menores de cinco años en el país


presenta desnutrición crónica de acuerdo con la encuesta nacional de seguridad
alimentaria y nutricional. Esta situación genera un retraso en la talla acorde a la
edad y otros problemas en materia de salud.

Por su parte, 42.7% de la población en Colombia vive en condiciones de


inseguridad alimentaria, lo cual indica que casi la mitad de la población no vive con
las condiciones mínimas necesarias para tener una alimentación saludable. Según
cifras del Instituto Nacional de Salud, 260 niños menores de cinco años murieron
durante el año 2.015 por diferentes patologías, incluyendo desnutrición dentro de
sus diagnósticos. En lo que va corrido del año 2016, murieron 11 menores de
cinco años por la misma causa.

El estudio de la mortalidad en edades tempranas de la población suele hacerse


para dos rangos distintos: menores de un año y menores de cinco años. Su
disminución es un indicador de desarrollo social, razón por la cual fue establecida
como la cuarta meta de desarrollo del milenio de las Naciones Unidas para el
20153. En Colombia hay dos fuentes de información que permiten observarla
desagregada por regiones. La primera son las estadísticas vitales del
Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), quienes producen
estimaciones indirectas de mortalidad para menores de un año por departamentos
y municipios del país. Estas estimaciones tienen la ventaja de estar disponibles
por año. La segunda es la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS),
realizada cada cinco años por Profamilia y el Ministerio de Salud. Permite estudiar
mortalidades en menores de uno y cinco años por departamento y se encuentra
disponible para los años 2005, 2010 y 2015. Las ENDS de años anteriores se
presentan usando cinco agregados regionales, por lo que no permiten separar a
La Guajira.

En el municipio de Uribia fue donde más se encontraron menores padeciendo este


mal, ya que fueron 234, le sigue el municipio de Riohacha con 174, en Maicao
fueron 162 y en Manaure 138. El año pasado según el diario El Heraldo, eran 789
los niños encontrados con desnutrición y las muertes llegaron a 56 en el mismo
período. Sin embargo, según cifras del Instituto Nacional de Salud, los niños que
padecían desnutrición eran 983 a esta fecha y los fallecimientos fueron 43.

Este año la mortalidad perinatal se situó en 173 casos, los niños menores de cinco
años muertos por Enfermedad Diarreica Aguda han sido 12 y por Infección
Respiratoria Aguda fueron 22 hasta la fecha.
Hasta la fecha en La Guajira han sido atendidos 20.201 niños menores de 5 años
por Enfermedad Diarreica Aguda y 35.254 mayores de 5 años. Por Infección
Respiratoria Aguda han sido atendidos 50.810 menores de 5 años y mayores de
esta edad fueron 59.053.

Las muertes maternas este año en La Guajira han sido 19, mientras que el año
pasado fueron 20 en total.

Las cifras indican que a pesar de todas las estrategias y programas que se han
llevado a cabo y de la intervención del servicio de Salud en La Guajira, el grave
problema de la desnutrición persiste y aunque hay una disminución en las cifras
de mortalidad, todavía es alarmante el número de menores que fallecen por esta
causa.

La mayor parte de los niños que mueren no alcanzan a llegar a los centros de
salud para ser atendidos debido a que deben caminar enormes distancias por el
desierto por carecer de mejores medios de transporte.

¿Qué circunstancias causan la desnutrición Infantil en los niños wayuu de


edades entre los 0 – 5 años?

Son circunstancias inmediatas de la Desnutrición el inadecuado e insuficiente


consumo de alimentos y las enfermedades infecciosas continuas. En la Población
indígena en la Guajira, el acceso a los alimentos nutritivos, junto con los
conocimientos y prácticas inadecuadas sobre la alimentación y la higiene, la falta
de agua segura y saneamiento básico, y los limitados servicios de salud de calidad
son los factores principales de la desnutrición.

También están las causas estructurales, vinculadas a las deficientes condiciones


económicas de la familia y el bajo nivel educativo, sobretodo de la madre.
Finalmente, están las causas sistémicas, es decir aquellas vinculadas a la
conducción de las políticas y acciones de los gobiernos, relacionadas con la
insuficiente inversión social, la priorización poco acentuada en los grupos más
vulnerables, y el uso poco eficiente de los recursos del Estado para revertir las
causas estructurales.

Justificación

Serán notablemente más bajitos y las mujeres, al dar a luz, tendrán más
probabilidades de sufrir problemas graves durante el parto, incluso la muerte del
bebé, debido a su menor tamaño corporal. Su sistema inmune debilitado no podrá
defenderles de muchas enfermedades. Y su menor capacidad cognitiva les
dificultará entender las lecciones en el colegio, lo que hará que lo abandonen
prematuramente o tarden más años de lo normal en completar un ciclo. De
adultos, les pasará lo mismo en su trabajo, si es que consiguen uno; debido a sus
mermadas competencias, cobrarán menos. Este es el futuro que le espera a los
159 millones de niños que actualmente sufren desnutrición crónica en el mundo.
Invisible y silenciosamente, la falta de nutrientes suficientes durante sus primeros
mil días —desde la concepción hasta los dos años: hipotecará el resto de sus
vidas que ya nunca serán lo que podrían haber sido.

La alimentación desde el embarazo es crucial. Tanto, que una dieta pobre durante
la gestación, debida normalmente a la situación de malnutrición de la madre, ya
condiciona el nacimiento con bajo peso y posterior propensión a padecer
desnutrición crónica. No obstante, en ese momento todavía hay margen para
“remontar” los retrasos del crecimiento intrauterino que hayan podido producirse.
Siempre y cuando el bebé empiece la lactancia materna con normalidad, exclusiva
durante los primeros seis meses, sea vacunado y tenga acceso a agua potable,
así como a un sistema de salud en el que le puedan tratar si cae enfermo.

Pero esos son lujos inalcanzables para uno de cada cuatro niños del planeta, la
mayoría en Asia (57%), África subsahariana (37%) y América Latina. Y cuando
alguna organización internacional se instale en su país, su región, su aldea, y les
mida en el colegio y compruebe que son bastante más bajitos, quizá 10 o 15
centímetros menos de lo que deberían medir a su edad según el baremo de la
Organización Mundial de la Salud, ya será tarde para ellos. Las secuelas físicas,
talla más baja y cognitivas dificultades para el aprendizaje y comprensión son
irreversibles.

La desnutrición crónica, también llamada stunting (retraso en el crecimiento, en


inglés) por ser ese el resultado del déficit de nutrientes esenciales como la
proteína, el hierro, el ácido fólico, la vitamina A o el yodo durante la primera
infancia, no solo tiene que ver con la carencia de alimentos y que estos sean
variados y de calidad, sino que también está causada por otros factores. La falta
de agua potable es uno de ellos. “Las diarreas, muchas veces causadas por beber
agua contaminada, causan, perpetúan y agravan la desnutrición crónica

Quizá, con su intervención, la ONG haya evitado unos cientos o miles de futuros
truncados. Como este, otros programas se suman a la lucha. La gravedad de la
situación apremia a que las sabidas soluciones, se apliquen. El mundo tiene un
mandato. El Objetivo 2 de la Agenda de Desarrollo Sostenible ratificada por todos
los países de las Naciones Unidas, es bien claro: "Para 2030, poner fin al hambre
y asegurar el acceso de todas las personas, en particular los pobres y las que
están en situaciones vulnerables, incluidos los lactantes, a una alimentación sana,
nutritiva y suficiente durante todo el año". Y su apartado dos especifica: "Para
2030, poner fin a todas las formas de malnutrición, incluido el logro, a más tardar
en 2025, de las metas convenidas internacionalmente sobre el retraso del
crecimiento y la emaciación de los niños menores de cinco años [reducir 40% el
retraso en el crecimiento (talla baja para la edad)], y abordar las necesidades de
nutrición de las adolescentes, las mujeres embarazadas y lactantes y las personas
de edad.

Cada uno de estos efectos positivos, hacen parte del reflejo que tiene la seguridad
alimentaria sobre el desarrollo social de una comunidad, pues en ella confluyen
factores de tipo económico, político, social, educativo y biológico que al ser
considerados de manera sistémica pueden reflejar las condiciones de vida de un
grupo poblacional específico.

Antecedentes

Se estima que 8.500 niños mueren al día a causa de la desnutrición severa y


que 160 millones de niños sufren raquitismo. Pero la otra cara de la moneda de la
malnutrición la encontramos en los 42 millones que tienen sobrepeso. Ninguno de
ellos crece de forma saludable. Son los datos que recoge el segundo Informe
Mundial de Nutrición que han presentado las organizaciones Acción Contra el
Hambre y Save the Children. La desnutrición severa mata al año a unos tres
millones de niños en el mundo (8.500 al día), y otros tantos mueren de
enfermedades relacionadas con una mala nutrición, como diarreas, que son
fácilmente prevenibles.

"De los 652 millones de niños menores de cinco años que hay en el mundo, 161
padecen desnutrición crónica" que da lugar a problemas como el retraso en el
crecimiento (raquíticos) o un peso insuficiente (emaciados), sobre todo en aquellos
que viven en el África subsahariana. Estos problemas no afectan sólo a los
sistemas de ayuda y de salud de los países, sino que frenan su desarrollo. En los
países desarrollados el problema es de signo contrario, la malnutrición por exceso.
"Hay conciencia de preocupación por la seguridad en los niños, por ejemplo que
los bordes de las mesas en las guarderías estén redondeados, pero no tanto por
su nutrición. Los problemas de obesidad son uno de los retos que tienen los
países desarrollados".

La situación nutricional en nuestra región es un indicador más de las


desigualdades sociales; asimismo, es causa y a su vez consecuencia de la
pobreza. Mientras la producción de bienes e insumos alimentarios triplica los
requerimientos energéticos de la población, 53 millones de personas tienen un
acceso insuficiente a los alimentos. La región es en extremo heterogénea, con una
gran diversidad de situaciones entre países y dentro de ellos. Estas diferencias se
expresan tanto en la intensidad en que se presentan los distintos factores de
vulnerabilidad alimentaria, como en las distintas etapas de las transiciones
demográficas y epidemiológicas en que se encuentran.

Para analizar la situación nutricional de la infancia es imprescindible considerar la


desnutrición crónica (déficit de talla para la edad) como indicador adicional al de
desnutrición global (déficit de peso para la edad) incluido en los objetivos de
desarrollo del Milenio. En la región, la desnutrición crónica afecta a 8,8 millones de
niños menores de 5 años (16%) y refleja la acumulación de consecuencias de la
falta de una alimentación y nutrición adecuada durante los años más críticos del
desarrollo de los niños -desde la etapa intrauterina hasta los 3 primeros años. Sus
efectos son, en gran medida, irreversibles y se relacionan estrechamente con la
extrema pobreza. La situación es particularmente grave en los países
centroamericanos y andinos. Guatemala presenta la cifra más alta de la región,
que supera los promedios de Asia y África. En cambio, los países del Caribe
anglófono no registran diferencias significativas entre la desnutrición global y
crónica. Estudios nutricionales de las últimas dos décadas permiten estimar que
en la región se observa un importante avance hacia el cumplimiento de la meta de
reducción de la desnutrición global (55%). Sin embargo, la situación es
heterogénea entre los países. Mientras algunos alcanzaron la meta, otros han
avanzado muy poco o, incluso, registran retrocesos (Argentina, Costa Rica,
Ecuador y Paraguay). Por su parte, durante la década de 1990, el avance en la
disminución de la desnutrición crónica ha sido más lento (19,1% a 15,8%). Es
necesario subrayar que en los promedios nacionales no se reflejan las grandes
disparidades existentes dentro de los países. Por ejemplo, la probabilidad de que
un niño que vive en una zona rural sufra de desnutrición global es entre 1,5 y 3,7
veces más alta que en un niño que vive en zona urbana, y al menos 4 veces
mayor entre niños indígenas. Los países andinos y centroamericanos son claros
ejemplos de esta situación.

La Encuesta Nacional de Situación Nutricional (ENSIN) es el indicador que permite


observar los avances y logros en temas de primera infancia en los últimos 5 años.
En cifras del ENSIN, para el año 2010, en Colombia 1 de cada 8 niños hasta los 5
años de edad padece de desnutrición crónica. El 3,4% de los niños menores de 5
años de edad tiene desnutrición global (deficiencia de peso para la edad), la cual
conlleva el riesgo de convertirse en crónica si no se trata a tiempo, y la tasa de
desnutrición crónica (deficiencia de altura para la edad) de los niños alcanza un
13,2 %. La situación es peor para los indígenas, quienes en los mismos
indicadores registraron tasas de 7,5% y 29,5%, respectivamente, muy por encima
de los objetivos de desarrollo del milenio, fijados en 2,6% y 8%, respectivamente.
Llama la atención la desnutrición crónica motivada por la falta de una alimentación
adecuada durante los primeros 1000 días de vida, que afecta el desarrollo físico e
intelectual del niño que la padece, lo cual puede subsanarse con programas
destinados a promover prácticas apropiadas de alimentación de los lactantes y
niños de corta edad (Estrategia de 0-1000 días).

Representantes de la comunidad Wayúu afirman que existe una “crisis


humanitaria” por la falta de acceso de alimentos, agua y servicios de salud: el
cambio climático, desempleo, abigeato (hurto de ganado), Estado-dependencia de
los wayuu, cierre de frontera, y agrega un nuevo factor: el gobierno colombiano
decidió llevarse las regalías por concepto de carbón, debido a que la zona es rica
en este mineral. A consecuencia de esto, la situación se ha agudizado, debido a
que "anteriormente esas regalías se destinaban a salud, educación y saneamiento
básico, al llevarse esos recursos debilitaron esas áreas de atención”. Asimismo, el
problema de la corrupción ha influido en el agravamiento del problema.

El Gobierno colombiano no ha puesto en marcha de forma eficiente un plan que


contribuya a mejorar los servicios médicos y de alimentación en la región. Ante la
crisis y la falta de atención del gobierno colombiano así como las miles de
denuncias de Organizaciones de Derechos Humanos, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) en diciembre de 2015 otorgó medidas cautelares para
esta comunidad con el objetivo de apresurar las acciones en el acceso al agua
potable y a los alimentos para esta comunidad.

Entre las acciones que posteriormente planteó el gobierno, se encontraba la


construcción de un sistema de tratamiento de agua potable así como la apertura
de 64.639 cupos para la atención de la primera infancia, 12 unidades móviles del
ICBF y 17.600 cupos para programas de recuperación nutricional.

Igualmente, prometió la entrega de 255.213 litros de leche y 36.000 bolsas de


bienestarina a 9.100 familias seleccionadas. Por esta razón, la Corte Suprema de
Justicia de Colombia ordenó al presidente Juan Manuel Santos atender
urgentemente mediante el diseño y ejecución de un plan que finalmente
dé soluciones efectivas a la desnutrición y a la falta de acceso al agua que
padecen los niños indígenas wayúu que viven en el departamento de La Guajira,
asi como en los municipios los municipios Uribia, Manaure, Riohacha y Maicao.

De igual forma, la Corte ordena que se deba entregar un informe mensual, a fin de
conocer si se está logrando los objetivos.

OBJETIVOS
Objetivo general

Identificar e implementar estrategias que permitan identificar las principales


causas de Desnutrición en los niños Wayuu entre 0 a 12 años del Municipio de
Riohacha, logrando con esto el buen desarrollo y crecimiento integral de la primera
infancia.

Objetivos específicos

• Desarrollar alternativas comunitarias de complementación alimentaria


dentro del plan de seguridad alimentaria y nutricional.

• Promover el mejoramiento del acceso y el incremento de la oferta de los


servicios, detección temprana, protección específica y atención en salud
infantil de los menores de 5 años en alto riesgo y sus familias.

• Implementar un sistema de vigilancia nutricional de la población, incluyendo


los componentes de la seguridad alimentaria: estado nutricional,
producción, disponibilidad y acceso local de alimentos.

• Trabajar el componente educativo de una manera global, que se integre en


los diferentes programas a ejecutar con el fin de promover la salud y
prevenir enfermedades.

• Proponer, desarrollar, aplicar y evaluar metodologías de promoción y


prevención en el campo de la alimentación y nutrición y estilos de vida
saludable en donde participen toda la población en general sin importar la
edad y género, y líderes comunitarios como los comités de salud, madres
comunitarias.

Marco teórico
La Desnutrición como enfermedad de origen social es la expresión última de la
situación de inseguridad alimentaria y nutricional de una población y afecta
principalmente a los niños y a las niñas. Se caracteriza por deterioro de la
composición corporal y alteración sistémica de las funciones orgánicas y
psicosociales. Dichas alteraciones implica, tanto tener un peso corporal menor a
lo normal para la edad, como tener una estatura inferior a la que corresponde a la
misma, como consecuencia de un retraso en el crecimiento.

Por otra parte, para poder establecer cuando un niño se encuentra desnutrido, es
necesario saber cuánto pesa y cuanto mide.

Existen diferentes grados de desnutrición y mal nutrición de los niños, estos


grados estarán determinados por el límite inferior del indicador 5 de tablas de
medición de peso y talla, como las NCHS. La desnutrición se clasifica en:
Desnutrición leve o de primer grado. En este grado de desnutrición el organismo
consume las reservas energéticas, pero el funcionamiento celular se mantiene en
un adecuado estado. En la desnutrición moderada o de segundo grado los niños
tienen agotadas las reservas de nutrientes, por lo que, en un intento de obtener los
nutrientes y la energía necesaria, se produce daño orgánico.

Por último, en la desnutrición severa, las funciones celulares y orgánicas de los


niños se encuentran extremadamente deterioradas, por lo que, presentan un alto
riesgo de morir.

Los casos de desnutrición aguda o III, se presentan con mayor frecuencia en


poblaciones afectadas por la pobreza, bajo acceso a servicios básicos de salud,
agua y saneamiento básico. Situaciones que aumentan el riesgo de muerte por
desnutrición, especialmente en los niños y niñas más pequeños. El tipo y la
severidad de la desnutrición en niños y niñas menores de 5 años se clasifican a
través de indicadores antropométricos y signos clínicos.

Las consecuencias de la desnutrición se manifiestan a través de los diferentes


sistemas: A nivel digestivo. Disminuye la absorción de nutrientes lo que agrava el
problema. A nivel de la sangre. Como consecuencia de la falta de nutrientes
puede haber anemia. A nivel inmune. El organismo se vuelve más vulnerable a las
infecciones. A nivel intelectual. Puede haber trastornos del aprendizaje y de la
memoria. A nivel muscular. Se pierde masa muscular. Este fenómeno que se da
en todos los músculos del cuerpo, a nivel del corazón puede conducir a la
insuficiencia cardíaca y a la muerte.

Además se deben tener en cuenta los hallazgos clínicos y el análisis de las causas
de la desnutrición. El marco conceptual para el análisis de la desnutrición
propuesto por UNICEF, indica cómo las causas están relacionadas entre sí.
En algunas ciudades de Colombia se pusieron en marcha programas efectivos, y
gracias a ellos la prevalencia de las formas graves de malnutrición han disminuido
notablemente, salvo en zonas de más conflicto. En nuestro país existe mal
nutrición, el 12 por ciento de los niños menores de 5 años presentaron
desnutrición por baja estatura para la edad, también conocida como desnutrición
crónica; ésta se distribuyó en 10 por ciento de moderada y 2 por ciento severa.

Las madres de niños desnutridos han recibido pocos años de instrucción formal.
En 2005, la región Atlántica desplazó a la región Pacífica como el lugar geográfico
con mayor presencia de desnutrición infantil; especialmente preocupante es la
situación de niños residentes en la Guajira en términos de baja estatura para la
edad y bajo peso para la edad, mientras que la delgadez (bajo peso para la
estatura) es más prevalente en Guainía, Putumayo y Vaupés. un 10% a
Desnutrición en niños entre 5 y 9 años es menos prevalente que en niños menores
de 5 años. Un 13% se presenta retraso en el crecimiento, 5 % bajo peso para su
edad y 1% bajo peso para su estatura. Pesé a la pobreza del Departamento, a
pesar de tantos recursos naturales que brinda, y lastimosamente por las malas
administraciones públicas de sus gobernantes, cada día el Departamento se
encuentra en una pobreza extrema.

En las condiciones estructurales de desnutrición de la Guajira tenemos: La


baja seguridad alimentaria; en Colombia se define en el Conpes Social 113 de
2008 como “La disponibilidad suficiente y estable de alimentos, el acceso y el
consumo oportuno y permanente de los mismos en cantidad, calidad e inocuidad
por parte de todas las personas, bajo condiciones que permitan su adecuada
utilización biológica, para llevar una vida saludable y activa”. La ENSIN 2010
también estudia la seguridad alimentaria de los departamentos del país, donde se
observa que en La Guajira el 59,1% de los hogares presenta una situación de
inseguridad alimentaria, mientras que para Colombia es del 42,7%. Esto muestra
que dicho departamento presenta escasez de alimentos al compararse con el
agregado nacional. Sin embargo, la muestra de hogares utilizada en la sección
sobre seguridad alimentaria no incluyó a los hogares indígenas. Si asumimos que
dichas comunidades tienen mayores dificultades en la provisión de sus alimentos,
como es posible pensar que sucede en los territorios áridos de La Guajira y sobre
todo durante épocas de sequía, entonces su situación podría ser más grave que lo
revelado por la ENSIN. La baja vocación del suelo para la actividad agropecuaria
hace que la producción de alimentos sea más difícil que en otras regiones. La
Guajira es un departamento cuyos terrenos se encuentran en alto grado de
desertificación y salinización (Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios
Ambientales [IDEAM], 2012). La vocación agropecuaria del suelo se divide en
agrícola, ganadera, forestal de producción y agroforestal. De acuerdo con la
Unidad de Planificación Rural Agraria (UPRA) del Ministerio de Agricultura,
únicamente el 5% del suelo en La Guajira tiene vocación agrícola y el 2% pecuaria
(UPRA, 2016). Si se comparan estos valores con la vocación de todo el suelo
nacional, 19% y 13% respectivamente, se observa la dificultad que tienen los
habitantes en La Guajira, en especial las comunidades en las zonas rurales, para
asegurar su sostenibilidad alimentaria. Las cuatro categorías en La Guajira
agrupan en su conjunto sólo el 11% del territorio. El acceso a mercados; la
integración a los mercados puede contribuir a mejorar el acceso a los alimentos.
Hirvonen y Hoddinott (2016) argumentan que para el caso de Etiopía, las
intervenciones agrícolas que impulsan la integración al mercado de ciertas
comunidades probablemente sean más efectivas en la reducción de la
desnutrición que aquellas que promueven una mayor producción agropecuaria.
Por esta razón, es preocupante que La Guajira permanezca económicamente
aislada del resto del país. En términos de infraestructura vial, el Instituto Nacional
de Vías (INVIAS) identifica cuatro tramos de red vial no concesionada en La
Guajira, que totalizan 143 kilómetros (INVIAS, 2014). En cuanto a la red vial
concesionada, hay 348 kilómetros según el Ministerio de Transporte (2015). Esto
significa que, para los 21.000 km2 de extensión del departamento, hay
aproximadamente 2,4 kilómetros de red vial primaria por cada 100 Km2. El total
colombiano son 11.600 kilómetros no concesionados (INVIAS, 2014) y 10.389
concesionados (Ministerio de Transporte, 2015), por lo que en promedio en
Colombia hay 1,9 kilómetros primarios por cada 100 km2. La Guajira se encuentra
levemente por encima del agregado nacional, lo cual es preocupante debido a que
gran parte del territorio colombiano, que se encuentra conformado por la región de
los nuevos departamentos, tiene escasa infraestructura vial. Esto muestra la
necesidad de mejorar la red vial primaria en La Guajira. La debilidad
institucional; para mitigar las condiciones que viven las comunidades de La
Guajira, se han diseñado políticas públicas de tipo asistencial focalizadas sobre la
población vulnerable. Esto ha requerido la inversión de cuantiosos recursos. Por
ejemplo, entre 2013 y 2015 el ICBF ejecutó $33 mil millones de pesos en La
Guajira. A su vez, el departamento comprometió $19 mil millones durante el 2015
con el “Plan de Alimentación y Nutrición” (PAN), con el objetivo de buscar la
“Cobertura en seguridad alimentaria y nutricional especialmente en zonas rurales
dispersas en los 15 municipios del Departamento” (Gobernación de La Guajira).
Sin embargo, instituciones de control como la Contraloría General de la República
(2016), la Defensoría del Pueblo (2015), la Fiscalía General de la Nación (2016) y
la Procuraduría General de la Nación (2016), han manifestado su preocupación
por la pérdida de los recursos públicos en el departamento. Esto significa que
parte de las inversiones destinadas por entidades nacionales o locales en la región
pudieron ser empleadas con objetivos distintos al especificado por los programas
de nutrición. El mal uso de los recursos públicos debe ser investigado a
profundidad y sancionado por las autoridades competentes. También si hacen
parte de sistemas económicos de subsistencia, o que se encuentren muy ligados
al contrabando, tal como sucede con la población de la Alta y Media Guajira. Por
esta razón, es necesario hacer un esfuerzo para mejorar la gestión pública de La
Guajira. Un indicador que permite estudiar dicha gestión es el Índice de
Transparencia Departamental, elaborado por Transparencia por Colombia. La
medición se construye teniendo en cuenta tres factores: (a) visibilidad, (b)
institucionalidad y (c) control y sanción, cada una de ellas con sus respectivos
elementos. La Gobernación y Contraloría de La Guajira tuvieron unos resultados
para el año 2014 relativamente bajos. El componente institucional es el más
afectado en el gobierno departamental, mientras que el componente de visibilidad
es el que más pesa en el índice de la contraloría departamental (Transparencia
por Colombia, 2015), implementar una estrategia con acciones concretas que
busquen mejorar la gestión de estas instituciones debe ser una prioridad para las
autoridades locales. El crecimiento y la dispersión demográfica; la población
de La Guajira es rural y dispersa. Proyecciones de población del DANE para el
2016 muestran que el 45% de sus habitantes se encuentran por fuera de las
cabeceras municipales, mientras que el mismo cálculo para todo el país es del
23%. El Censo de 2005 permite ver geográficamente dicha dispersión. El Mapa 1
presenta el poblamiento de La Guajira por sector rural. En algunos sectores
rurales del departamento, sólo se identificaron poblaciones de aproximadamente
100 habitantes. Bajo este escenario, debe reconocerse la dificultad de
implementar políticas públicas en regiones con una población altamente dispersa.
Pero hay que resaltar que La Guajira no es el departamento con mayor población
rural del país. Antioquia, Cauca y Córdoba, entre otros, tienen más habitantes por
fuera de sus cabeceras municipales. Tampoco es el departamento con mayor
proporción de población rural. Guainía, Amazonas y Vaupés tienen más del 60%
de su población en áreas rurales. Pero La Guajira fue el departamento de mayor
crecimiento de su población rural. Entre los Censos de 1993 y 2005, su tasa de
crecimiento anual fue del 4,7%, mientras que la población rural de todo el país
entre ambos años se mantuvo en 11 millones de personas. Este mayor
crecimiento demográfico implica una mayor necesidad de alimentos, agua potable
y provisión de bienes públicos como carreteras, educación y servicios sanitarios
por parte del Estado. Dada la dificultad de proveer bienes públicos en las áreas
rurales, dicha expansión representa un reto para el gobierno local. Para La Guajira
esto es fundamental debido a que los municipios que más aportaron a la
expansión rural fueron aquellos con las condiciones geográficas y económicas
menos favorables. Uribia contribuyó con 30% del incremento, Manaure y Dibulla
con 15% cada uno y Maicao con 11%. Dibulla era un corregimiento de Riohacha
hasta 1995, cuando fue erigido municipio, por lo que en 1993 no presentaba datos
de población. Los otros tres municipios suman más de la mitad del incremento
departamental y se encuentran todos en la región norte de La Guajira, donde la
baja integración al mercado nacional y la escasez de agua y alimentos son
condiciones desfavorables a las que se debe enfrentar dicha población. Pero
además son municipios donde la mayoría de habitantes se encuentra en situación
de pobreza, según cifras de la Incidencia de Pobreza Multidimensional (IPM)
ajustada, calculada por el DANE con información del Censo Agropecuario 2014.
Una posible explicación de esta expansión demográfica es la elevada tasa de
fecundidad, que representa el número total de hijos que una mujer podría tener en
-5% 0% 5% 10% 15% 20% 25% 30% 35% Barrancas, Fonseca La Jagua del
Pilar, El Molino, San Juan del Cesar, Urumita, Villanueva, Hatonuevo, Riohacha,
Distracción, Albania, Maicao, Dibulla, Manaure, Uribia, el transcurso de su vida;
Este departamento presentó una fecundidad de 3,6, que es casi el doble del país
(2,0). Debido a las características de la encuesta, no es posible determinar si
dicha fecundidad es mayor en las áreas rurales o urbanas. Sin embargo, el Censo
de 2005 ofrece otros indicadores similares que permiten observar una mayor
fecundidad en las áreas rurales. Algunos autores argumentan que una mayor
educación genera una disminución en la fertilidad de la población (Breierova y
Duflo, 2004; Osili y Long, 2008; Duflo, Dupas y Kremer, 2015). La educación
brinda oportunidades laborales y por lo tanto mejora la perspectiva económica del
hogar. Agua potable y saneamiento básico deficiente; La Guajira es una región
que tiene un acceso deficiente a agua potable y saneamiento básico. Esta
diferencia es particularmente elevada para su población rural. Mientras que en
Colombia el 47,3% de las viviendas rurales en el 2005 tenían acueducto, en La
Guajira este porcentaje era del 14,3%. Algunos de sus municipios como Uribia,
Manaure y Maicao tenían coberturas rurales casi nulas, todos ellos ubicados en el
norte del departamento. La proporción de los hogares rurales en dicha región que
cocinan con agua de pozos o lluvia es mucho mayor que en sus respectivas
cabeceras. Algunas medidas de cobertura en agua potable y saneamiento básico
más recientes muestran que todavía hay rezago. Riohacha y Maicao, dos
municipios que tienen sistema de acueducto en el departamento, reportaron para
el 2014 coberturas del 80% y 85% de las viviendas y una continuidad en el
servicio de 10 y 20 horas diarias, respectivamente (Superintendencia de Servicios
Públicos, 2015). Estos dos municipios fueron los únicos de La Guajira reportados
en el documento. En contraste, el 96% de los predios rurales de Uribia, Manaure y
Maicao no tienen acceso a acueducto ni alcantarillado de acuerdo con el Censo
Agropecuario 2014. Es importante mencionar que actualmente se están realizando
obras de acueducto y alcantarillado para la mayoría de municipios de La Guajira,
con una inversión por parte del Gobierno Nacional cercana a los 137 mil millones
de pesos. Estas obras incluyen el diseño de esquemas diferenciales de acceso a
fuentes de agua potable, como la construcción de pozos profundos; la
optimización de los sistemas de acueducto urbanos en municipios como Riohacha
y Albania; la construcción de una planta potabilizadora en Uribia a base de luz
solar; y la construcción de una planta desalinizadora en Manaure.

En la conyutura de la Guajira, vemos que los factores que entran en juego son,
por mencionar, los siguientes: El fenómeno del niño 2015; generado por el
calentamiento del Océano Pacífico, se asocia con una disminución prolongada de
la lluvia. Dependiendo de su magnitud, la sequía que se genera puede durar
desde unos meses hasta varios años. Una sequía extensa, como la vivida durante
el fenómeno del Niño del 2015, reduce la disponibilidad de alimentos en un terreno
que de por sí presenta una baja vocación agropecuaria. En este sentido, podría
pensarse que la variabilidad climática genera un efecto sobre los indicadores de
desnutrición y mortalidad de la población. Analizar la presencia de ciclos en los
indicadores de desnutrición y mortalidad infantil podría ayudar a entender el efecto
del clima sobre las condiciones de vida en un territorio inhóspito como La Guajira.
La crisis económica de Venezuela; agravada por la caída del precio del petróleo
en 2014, ha generado un choque sobre la economía de La Guajira. De acuerdo
con el Banco Mundial (2016), Venezuela atraviesa una estanflación severa:
estancamiento más inflación. Esta crisis tiene una incidencia directa sobre las
condiciones socioeconómicas de la población wayuu, sobre todo de aquellas
comunidades que más dependen de la economía venezolana. Muchas de ellas se
encuentran actualmente habitando dicho país. Según el Censo 2011 de Venezuela
cerca de 400 mil indígenas wayuu residían en el estado de Zulia, que colinda con
el departamento de La Guajira. Desde un punto de vista histórico, la dependencia
económica entre ambos muestra que entre 1870 y 1930 la economía guajira
estaba basada principalmente en el comercio a través de la frontera. La actual
escasez de alimentos y productos básicos de Venezuela afecta a las familias en
ambos lados de la frontera, y por lo tanto empeora la seguridad alimentaria de la
población wayuu. Uno de los efectos más evidentes de la crisis venezolana sobre
la economía de La Guajira puede verse en las remesas provenientes de ese país.
De acuerdo con las cifras de balanza de pagos del Banco de la República, los
giros de Venezuela a Colombia cayeron sustancialmente entre 2014 y 2015.
Luego de alcanzar un punto máximo en 2013 con 492 millones de dólares, se
redujeron a 51,3 millones de dólares en 2014 y a 2,6 millones de dólares en 2015.
El manejo público de la desnutrición infantil; en este sentido, la OMS (2013)
establece algunas recomendaciones de política basadas en evidencia científica
disponible hasta el momento, que deben ser centrales para la política de salud
nacional. En general, la guía de la OMS trata ocho puntos específicos
relacionados al manejo de la desnutrición infantil: 1) la identificación de los niños
en desnutrición; 2) los criterios para remitir a los niños a un hospital, y cuándo
deben ser dados de alta; 3) el uso de antibióticos; 4) la suplementación con
vitamina A; 5) la alimentación terapéutica; 6) el manejo de líquidos; 7) la
desnutrición infantil y el virus de la inmunodeficiencia humana; y 8) la identificación
y el manejo de la desnutrición en menores de 6 meses. Es importante que las
autoridades en salud pública nacionales y regionales conozcan y sigan las pautas
establecidas por la OMS, quienes basan sus recomendaciones en los últimos
hallazgos científicos. En particular, hay que enfatizar la importancia que tienen las
campañas de prevención. La identificación temprana de la desnutrición es el
primer requisito necesario para reducir su prevalencia. Por ejemplo, dentro de los
criterios para la identificación de la desnutrición, la OMS (2013) señala que deben
tenerse en cuenta tres aspectos de los niños visitados: su retraso de peso para la
talla, la presencia de edema bilateral10 y la circunferencia del brazo del niño entre
6 y 59 meses. Esta última medida es recomendada debido a su facilidad en la
implementación y a la alta correlación que presenta este indicador en los estudios
científicos con el riesgo de muerte. Sin embargo, no siempre coincide con el
indicador de peso para la talla del niño, razón por la cual la OMS (2013)
recomienda tener en cuenta ambos para identificar los casos de desnutrición
infantil. También se ha concluido que la nutrición de las madres gestantes es un
determinante de la calidad de vida de los hijos. Black et al (2013) presentan una
revisión de los principales hallazgos científicos en materia de desnutrición
maternal e infantil en países de ingresos medios y bajos. Por ejemplo, señalan que
la deficiencia de hierro en madres gestantes se ha asociado científicamente con
bebés de bajo peso al nacer, mientras que las deficiencias en Vitamina A y Zinc
con un mayor riesgo de muerte en los niños. Una política de prevención que
identifique tempranamente a las madres gestantes y les haga un acompañamiento
nutricional durante su periodo de gestación puede contribuir a mejorar el estado
futuro de salud de los niños. Hay que resaltar que se han hecho esfuerzos
importantes en esta dirección. El Ministerio de Salud ha implementado una serie
de políticas con el objetivo de contrarrestar la desnutrición infantil en regiones
pobres como La Guajira, Chocó y Bolívar. Entre las intervenciones desarrolladas
se encuentran la implementación de un sistema de alertas tempranas en
desnutrición aguda, especialmente para zonas rurales; el programa de atención
integral en salud y nutrición con enfoque comunitario para la Alta Guajira; y el
Programa Nacional de Prevención y Reducción de la Anemia Nutricional en la
Primera Infancia (PNPRAN) (Ministerio de Salud, 2016). Para lograr que estas
políticas preventivas tengan éxito, se requieren campañas frecuentes en las zonas
más críticas, las cuales exigirán mayores esfuerzos de las autoridades locales en
el acompañamiento permanente a la población vulnerable. De igual manera, la
aplicación de los protocolos médicos recomendados por la OMS es fundamental
para superar la situación actual. Finalmente, el diálogo consensuado con las
comunidades wayuu es fundamental para que esta política logre sus frutos.
“CUIDADOS CULTURALES: TEORÍA DE LA DIVERSIDAD Y LA
UNIVERSALIDAD”

Madeleine Leininger se basó en la disciplina de la antropología y de la enfermería


definió la enfermería transcultural como un área principal de la enfermería que se
centra en el estudio comparativo y ene l análisis de las diferentes culturas y
subculturas del mundo con respecto a los valores sobre los cuidados, la expresión
y las creencias de la salud y la enfermedad, y el modelo de conducta, cuyo
propósito consiste en concebir un saber científico y humanístico para que
proporcioné una práctica de cuidados enfermeros específicos para la cultura y una
práctica de cuidados enfermeros universales de la cultura.

Leininger defiende que, así como la enfermería es significativa para los pacientes
y para las enfermeras de todo el mundo el saber de la enfermería transcultural y
sus competencias serán imprescindibles para orientar las decisiones y las
acciones de las enfermeras y así obtener resultados buenos y eficaces.

- ENFERMERIA TRANSCULTURAL: Se refiere a las enfermeras que están


formadas en enfermería transcultural y que tienen como labor desarrollar el saber
y la práctica de la enfermería transcultural.

- ENFERMERIA INTERCULTURAL: Se refiere a las enfermeras que usan


conceptos antropológicos médico o aplicados; la mayor parte de ellas no están
autorizadas a desarrollar la teoría de la enfermería transcultural ni a llevar a cabo
prácticas basadas en la investigación.

LA TEORIA ESTA ENFOCADA PARA QUE LAS ENFERMERAS DESCUBRAN Y


ADQUIERAN EL CONOCIMIENTOS ACERCA DEL MUNDO DEL PACIENTE Y
PARA QUE ESTAS HAGASN USO DE SUS PUNTOS DE VISTAS INTERNOS,
SUS CONOCIEMIENTOS Y PRACTICA, TODO CON LA ETICA ADECUADA.

METAPARADIGMAS:

✓ Salud: significa el estado de bienestar, que se define valora y practica


culturalmente. Además de reflejar la capacidad de los personas, de realizar
actividades diarias bajo modo de vida, culturalmente especifico, beneficioso
y estructurado
✓ Enfermería: es la profesión y disciplina humanística y científica que se
centra en los fenómenos y actividades de los cuidados para ayudar a
aportar, facilitar y capacitar a las personas o grupos que conserve su
bienestar
✓ Cultura: hace referencia a los valores, creencias y normas con modos de
vida aprendidos, compartidos y transmitidos en un grupo especifica de
personas
✓ Etnohistoria: hace referencia a los hechos momentos y experiencias
pasadas. Grupos o instituciones que se centran principalmente en las
personas y describe, explica eh interpreta los modos de vida humano en
contexto cultural.

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