Trabajo Tema 4 La Constitucion Como Fuente Del Derecho Administrativo

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TRABAJO TEMA 4 LA CONSTITUCION COMO FUENTE DEL DERECHO ADMINISTRATIVO

Introducción

En el presente trabajo de investigación se desarrolló con el propósito de aclarar dudas, asi como
brindar la información necesaria acerca del rol fundamental que cumple las fuentes del derecho
administrativo en su aspecto conceptual. Cabe destacar que la misma son diferentes medias
maneras o procedimiento por los cuales se elaboran las reglas del derecho positivo, el derecho es
el sistema de norma jurídica que informa y regula efectivamente la vida de un pueblo de un
determinado momento histórico

En este aspecto se pueden encontrar diversas fuentes con su clasificación, la fuente formal, la cual
está constituida por los procesos de creación de las normas jurídicas, la fuente real real, la cual
representa los factores y elementos que determinan el contenido de tales normas y a su vez se
analizaran su conceptos, su clasificación, los diferentes aportes de cada una de ella para el estudio
y aplicación del derecho asi como la importancia que tienen los mismos en correcto
desenvolvimiento de la sociedad .
El valor normativo de la constitución de la constitución

Uno de los signos mas característicos del derecho administrativo en el mundo


contemporáneo,
es el de su progresiva constitucionalización y, a la vez, del derecho constitucional,
el que las Constituciones hayan superado su tradicional contenido orgánico/
dogmático relativo a la organización básica del Estado y al régimen de los derechos y
garantías constitucionales, y cada vez con mayor frecuencia hayan incorporado a su
normativa,
los principios básicos de la organización y funcionamiento de la Administración Pública
y de la actividad administrativa del Estado.
Por ello, con razón, en el derecho público contemporáneo se puede hablar de la existencia
de un marco constitucional del derecho administrativo, el cual, por ejemplo, en el
derecho venezolano se conforma por los siguientes principios fundamentales insertos en la
Constitución de 19991: en primer lugar, el principio de la legalidad, que en particular, se
fundamenta en la supremacía constitucional, y los principios de la formación del derecho
por grados y la sumisión de la Administración Pública al ordenamiento jurídico; en
segundo
lugar, los principios relativos a la organización del Estado, a la distribución vertical del
Poder Público y los que rigen las personas jurídicas estatales; en tercer lugar, los principios
de la separación orgánica (horizontal) del Poder Público y el carácter ínter-orgánico de la
Administración Pública; en cuarto lugar, los principios relativos a las funciones del Estado,
a su ejercicio inter-orgánico y a la función administrativa; en quinto lugar, los principios
relativos al carácter inter-funcional de los actos estatales, y a los actos administrativos;
y en sexto lugar, el principio del control de la Administración Pública y la responsabilidad
administrativa.

El principio de interpretación conforme a la constitución del ordenamiento jurídico


administrativo

El derecho administrativo está montado sobre el principio de legalidad, de manera


que puede hablarse de tal derecho administrativo cuando los órganos del Estado que
conforman
la Administración Pública están sometidos al derecho, y particularmente al derecho
desarrollado para normar sus actuaciones.
El principio de legalidad es, por tanto, el primero de los principios del derecho
administrativo
que han sido constitucionalizados, como consecuencia de la concepción del Estado
como Estado de derecho (Art. 2), que implica la necesaria sumisión de sus órganos al
ordenamiento jurídico. Este, compuesto por la propia Constitución, que tiene aplicación
directa como norma, por las leyes y además, por el conjunto de reglamentos y normas
dictados
por las autoridades competentes2.
El primer elemento del principio de la legalidad, por tanto, es el de la supremacía
constitucional, que la Constitución regular en forma expresa, en el artículo 7, al disponer
que “La Constitución es la norma suprema y el fundamento el ordenamiento jurídico”, a la
cual quedan sujetos “todas las personas y los órganos que ejercen el Poder Público”3;
constituyendo
uno de los deberes constitucionales de los ciudadanos y funcionarios, el “cumplir
y acatar” la Constitución (art. 131). Todos los órganos del Estado, por tanto, están
sometidos
a la Administración, y dentro de ellos, por supuesto, los que conforman la Administración
Pública, a cuyo efecto, el artículo 137 de la propia Constitución dispone que “la
Constitución
y las leyes definen las atribuciones de los órganos que ejercen el Poder Público, a
las cuales deben sujetarse las actividades que realicen”; y el artículo 141, al precisar los
principios que rigen la Administración Pública, dispone que esta debe actuar “con
sometimiento
pleno a la ley y al derecho”.
Por tanto, conforme a este principio de sumisión del Estado a la ley y al derecho, es
decir, el principio de legalidad, todas las actividades de los órganos del Estado, y de sus
autoridades y funcionarios, deben realizarse conforme a la Constitución y la ley, y dentro
de los límites establecidos por las mismas. Ahora bien, en relación con el principio de
legalidad,
en el ordenamiento jurídico se distinguen siempre por una parte, las normas que integran
la Constitución en sí misma, como derecho positivo superior; y por la otra, las normas

Ello implica que en el análisis global del ordenamiento jurídico, se puede establecer
una distinción entre aquéllos actos de Estado que se dictan en ejecución directa e inmediata
de la Constitución, es decir, que son dictados directamente en ejercicio de poderes
constitucionales,
y aquéllos cuya ejecución no está directamente relacionada con la Constitución y
que se dictan en ejercicio directo de poderes establecidos en normas de derecho inferiores a
la Constitución. Estos son actos de ejecución directa e inmediata de la legislación y de
ejecución
indirecta y mediata de la Constitución5.
Los primeros, es decir, los actos realizadas en ejecución directa e inmediata de la
Constitución, precisamente por ello, sólo están y pueden estar sometidas a lo que dispone el
texto fundamental, no teniendo competencia el Legislador para regularlas mediante leyes;
los segundos, en cambio, son actos realizados en ejecución directa e inmediata de la
legislación
e indirecta y mediata de la Constitución, las cuales, precisamente por ello, además de
estar sometidas al texto fundamental (como toda actividad estatal), están sometidas a las
regulaciones establecidas, además de en la Constitución, en las leyes y en las otras fuentes
del derecho.
Los primeros por otra parte, dada la ejecución directa e inmediata de la Constitución,
sólo están sometidos al control de constitucionalidad a cargo de la Jurisdicción
Constitucional
que corresponde a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo (Arts. 334, 336,2 y
4); los segundos, en cambio, están sometidos al control de constitucionalidad y de legalidad
que corresponden a las otras Jurisdicciones del Poder Judicial, tanto a las ordinarias, como
sucede con las apelaciones y la Casación en lo que concierne a la actividad judicial; como a
la Jurisdicción Contencioso-Administrativa y a la Jurisdicción Contencioso-Electoral (Arts.
259, 297) cuando se trata de actividades administrativas.
Las actividades administrativas, por tanto y por esencia, constituyen actividades estatales
que se realizan siempre en ejecución directa e inmediata de la legislación y por tanto,
en ejecución indirecta y mediata de la Constitución; y precisamente por ello se dice que
esencialmente son de carácter sublegal, pues están sometidos no sólo a la Constitución sino
a la ley, y por eso es que su control corresponde a la Jurisdicción contencioso
administrativa
y en su caso, a la Jurisdicción contencioso electoral.
De lo anterior resulta, que toda actividad administrativa es, ante todo, desde el punto
de vista formal, una actividad que siempre es de carácter sublegal, es decir, de ejecución
directa e inmediata de la legislación (así las leyes reglamentarias correspondientes no se
hayan dictado) y de ejecución indirecta y mediata de la Constitución. Por supuesto, también
las actividades judiciales son siempre de carácter sublegal, siendo la diferencia entre una y
otra de carácter orgánico, en el sentido que las actividades judiciales siempre las realizan
órganos autónomos e independientes en ejecución de la función jurisdiccional, como lo son
los órganos que ejercen el Poder Judicial.
En cuanto a los actos de gobierno, son dictados por el Presidente de la República en
ejercicio sólo de atribuciones constitucionales6, razón por la cual no pueden estar regulados
o limitados por la Asamblea Nacional mediante leyes. Tienen el mismo rango que la ley, y
por ello, el control judicial sobre ellos es un control de constitucionalidad.
De lo anterior resulta, por tanto, que lo que constituyen las normas de derecho en relación
con cada órgano del Estado, varía y tiene un ámbito diferente dependiendo de la posición
que tiene cada norma o acto del Estado en el sistema jurídico jerarquizado. Por ello,
para el Legislador, legalidad quiere decir constitucionalidad o sumisión a la Constitución,
igual que para el Jefe de Estado con respecto a los actos de gobierno. En ambos casos,
dichos
actos se adoptan en ejecución directa e inmediata de la Constitución, sin la interferencia
de actos del Parlamento, en forma tal que sólo están subordinados a la Constitución y no
puede en general haber ley alguna que los condicione, dando origen al control judicial de la
constitucionalidad de los actos estatales (Jurisdicción constitucional).
Además de los actos dictados en ejecución directa e inmediata de la Constitución, en
los sistemas legales graduados que han dado origen a los sistemas de control judicial o
jurisdiccional
de la constitucionalidad, es evidente que el principio de legalidad, por su ámbito,
desempeña un papel mucho más importante en el segundo nivel de ejecución del
ordenamiento
jurídico, es decir, en aquellos actos del Estado dictados en ejecución directa e
inmediata de la legislación, o en ejecución indirecta y mediata de la Constitución. Aquí, el
principio de legalidad se ha desarrollado en el pleno sentido de la palabra, particularmente
con referencia a la Administración Pública, dando origen al control judicial o jurisdiccional
de la legalidad de los actos administrativos (Jurisdicción contencioso administrativa)8, y por
consiguiente, al derecho administrativo.
En consecuencia, en un Estado de derecho, el grado de sumisión de la Administración
Pública al principio de la legalidad, es de mayor ámbito que el de la sumisión a las normas
de derecho por parte de los órganos constitucionales del Estado. La Asamblea o el
Parlamento
están sometidos a la Constitución e, incluso, el Jefe de Estado o de Gobierno, cuando
dicta actos de gobierno sólo está sometido en general, a la Constitución; mientras que los
órganos y las autoridades administrativas están envueltos en un área de legalidad de mayor
ámbito puesto que están sometidos a la "legislación", la cual ejecutan. Esta es la razón por
la cual, en este campo, el principio de legalidad tomó el significado que normalmente tiene
en relación a la actividad administrativa del Estado contemporáneo.
Conclusión

Es importante el estudio tanto de las fuentes del derecho administrativo, si se tiene en


cuenta que es en la practica, en donde se enfrentan las garantías constitucionales y la
responsabilidad jurídica social. A este respecto las fuentes del derechos son los distintos
elementos que surgen de las profundidades de la vida social para aparecer en la vida del
derecho y darle su verdadero sentido. Es necesario dar un conocientos sobre el tema de las
fuentes del derecho administrativo permite un tratamiento relevante sobre la jerarquía de las
normas escritas y la transcendencia que tiene las fuentes no escritas y, en conjunto el papel
totalizante de todos esas fuentes para conformar esa globalidad de la cual nace el derecho
administrativo .

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