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Historia y Técnica del Óleo

La pintura al óleo consiste en mezclar pigmentos con aceites vegetales como aglutinante. Se desarrolló en los siglos XV y XVI, permitiendo correcciones y un secado más lento. Los principales soportes son lienzo, tabla y muro. La técnica ofrece ventajas como la posibilidad de trabajar lentamente y retocar, y fue usada por maestros como Da Vinci, Tiziano y Velázquez.

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Historia y Técnica del Óleo

La pintura al óleo consiste en mezclar pigmentos con aceites vegetales como aglutinante. Se desarrolló en los siglos XV y XVI, permitiendo correcciones y un secado más lento. Los principales soportes son lienzo, tabla y muro. La técnica ofrece ventajas como la posibilidad de trabajar lentamente y retocar, y fue usada por maestros como Da Vinci, Tiziano y Velázquez.

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Pintura al óleo

El óleo, palabra proveniente del latín oleum («aceite»),1 es una técnica de pintura. Consiste en
mezclar los pigmentos con un aglutinante a base de aceites, normalmente de origen vegetal.
Por extensión, se denomina óleo a la obra pictórica ejecutada mediante esta técnica, que
admite soportes de muy variada naturaleza: metal, madera, piedra, marfil, aunque lo más
habitual es que sea aplicado sobre lienzo o tabla.

El óleo permanece húmedo mucho tiempo, lo que favorece la mezcla de colores. Su secado
puede comprometerse dependiendo de los aditamentos que se le pongan durante el proceso,
como el secativo de cobalto, que puede ¨crackelar¨ el óleo al secarse.

Historia

El uso del óleo se conoce desde la antigüedad y estaba ya extendido entre los artistas de la
Edad Media, aunque de modo minoritario ya que en esa época predominaba la pintura al
temple o al fresco. A fines del siglo XIV y durante el siglo XV, se comenzó a generalizar el uso
del óleo en detrimento de otras técnicas, ya que permitía un secado más lento de la pintura,
correcciones en la ejecución de la misma y una excelente estabilidad y conservación del color.
Fueron los pintores de Flandes los primeros en usar el óleo de forma habitual, y se atribuye su
invención al pintor Jan van Eyck sin ser esto totalmente cierto.

El aceite que más se empleaba era el de linaza, pero no era el único y cada artista tenía su
propia fórmula que se solía guardar en secreto. Normalmente se emplea la esencia de
trementina como disolvente, para conseguir una pincelada más fluida o más empastada, según
el caso. Muchos siguieron los consejos y experiencias escritos en el Tratado del monje Teófilo
que ya se conoce y se menciona en el año 1100. Cennino Cennini, en su Libro del arte, también
menciona y describe la técnica.

La preparación del soporte para recibir la pintura varía según la naturaleza del mismo.
Normalmente se suelen aplicar una serie de capas de cola animal y yeso, que consiguen que la
superficie quede lisa y uniforme; esto se denomina imprimación. Si bien en un primer
momento la mayoría de los óleos eran sobre soporte de madera, a partir del siglo XVII con el
arte Barroco los pintores eligieron como soporte favorito de sus pinturas el lienzo, siendo este
más práctico para la elaboración de grandes composiciones por su posibilidad de enrollarse,
además de sufrir menos las variaciones térmicas y el ataque de insectos xilófagos.

La pintura obtenida con la mezcla de aceites ofrecía muchas ventajas al pintor, entre otras, el
poder realizar su obra lentamente y sin prisas (lo contrario a lo que ocurría en la pintura al
temple, o al fresco), el poder retocar la obra, variar la composición, los colores, etc.
Precisamente por estas cualidades fue la técnica favorita de pintores como Leonardo da Vinci,
Tiziano o Velázquez, quienes valoraban una ejecución meditada y sujeta a correcciones
continuas. Leonardo experimentó diversas variaciones de la técnica, como su aplicación sobre
muros a modo de fresco, o la invención de barnices y texturas oleosas de diversa consistencia,
que se saldaron con rotundos fracasos. Pero, como contrapartida, logró llevar la técnica a
nuevas cimas, con la invención del sfumato o gradación suave de la luz, conseguida a base de
sucesivas capas de pintura muy ligeras (veladura).
Van Eyck, como los demás pintores flamencos, utilizaba el óleo a modo de miniaturista,
procurando captar los detalles y dando como resultado una pintura esmaltada; la escuela
pictórica veneciana (Tiziano) aportará como novedad las posibilidades de textura de las
pinceladas, experiencias que recogerán posteriormente, entre otros, el flamenco Rubens y el
neerlandés Rembrandt; este último ensayó técnicas nuevas como el raspado. Todas estas
formas de pintar fueron el método académico hasta el siglo XIX. A partir del Impresionismo, los
pintores usan los colores prácticamente sin mezclar ni diluir, y en muchas ocasiones sin boceto
ni diseño previo.

Una paleta de madera tradicional, utiliza para mantener y mezclar pequeñas cantidades de
pintura mientras se trabaja.

El equipo que usan los pintores se compone normalmente de pinceles (cerdas de animales,
especialmente marta; también de pelo sintético), de diferentes tamaños y formas, espátula,
caballete y paleta. Se puede trabajar sobre un boceto previo, o bien sin él.

Óleo sobre muro

Artículo principal: Pintura mural

En primer lugar, el artista se disponía a preparar la pared para recibir la pintura (imprimación).
La técnica está descrita por Giorgio Vasari (1511-1574), arquitecto y pintor teórico del arte
italiano en su obra Le Vite.

Primero se satura la superficie del enlucido con varias capas de aceite cocido, hasta llegar al
punto en que la pared ya no absorba más. Cuando está la superficie seca se aplica una capa de
blanco de plomo, de aceite, de amarillo de plomo y de arcilla refractaria. Se dan las últimas
capas con polvo de mármol muy fino y cal, más una aplicación de aceite de lino. Para terminar,
se extiende una mano de pez griega.

La utilización del óleo sobre el muro ha sido minoritaria en la historia del arte, ya que otras
técnicas como el fresco son mucho más estables y duraderas. Sin embargo, algunas obras
señeras, como La Última cena de Leonardo Da Vinci o las Pinturas negras de Francisco de Goya
emplearon esta técnica.

Óleo sobre tabla

Artículo principal: Tabla (pintura)

Esta técnica fue la utilizada preferentemente por los artistas de la pintura flamenca. Sin
embargo, gran número de pinturas italianas de la primera época renacentista estaban pintadas
sobre tabla. Se preparaba la tabla con una capa de carbonato de cal terroso (creta) blanco y
cola animal (gesso). De esa manera la madera resultaba compacta y lisa, a la espera de la
pintura.

Óleo sobre lienzo

Artículo principal: Lienzo

Lienzo estriado.

Ha sido el soporte favorito desde el Renacimiento hasta nuestros días, por su facilidad para el
transporte y almacenaje y óptima conservación. La tela evita las molestas y antiestéticas
grietas que a menudo afloran en la madera debido a oscilaciones térmicas o de humedad, y
permite la realización de pinturas de mayores dimensiones. Además, muchos artistas
aprovechan la trama del tejido para crear efectos expresivos particulares. Los lienzos suelen
exhibir un aspecto más mate que la pintura sobre tabla, aunque muchas veces esto se mitiga
con la aplicación de barnices como acabado final. Las telas más utilizadas para pintar son el
lino, la arpillera y el algodón.

Los artistas venecianos de final del siglo XV fueron los primeros que utilizaron el lienzo libre
montado sobre un armazón. La tela alcanzó su máximo esplendor como soporte en el siglo XIX
con los impresionistas, cuando se comenzó a extender la pintura al aire libre y se hicieron
necesarios soportes más ligeros y fáciles de transportar.

Óleo sobre otros soportes

La utilización de otros soportes diferentes a la tabla o lienzo fue muy minoritaria, aunque no
escasa, ya que desde el Barroco se impuso la moda de los objetos lujosos y de apariencia
extraña o novedosa, por lo que conocemos pinturas al óleo sobre piedras preciosas, metales,
vidrio, e incluso marfil, que se puso muy de moda en la época romántica. Estos soportes
presentan muchas veces problemas de conservación, ya que la adherencia del óleo a estas
superficies no porosas es menor. En cuanto a piedras, fue usual la pintura sobre ágata y sobre
mármol, siendo más extraños otros soportes como la aventurina.7 Tales soportes, por su
exotismo y belleza, aumentaban el valor de las pinturas.

En cuanto a los metales, sin duda el más utilizado fue el cobre. Fue un soporte muy popular a
partir de fines del siglo XVIII, en obras generalmente de pequeño tamaño. Las ventajas que
ofrece son su estabilidad y durabilidad, y la superficie uniforme del metal, que permite un
acabado liso y brillante.

Óleo por veladuras

El óleo trabajado a base de veladuras es la técnica de pintar que más se utilizó en el


Renacimiento. También fue frecuentemente utilizada por artistas posteriores. Rembrandt, por
ejemplo, finalizaba sus cuadros con numerosas veladuras de color transparente sobre la base
seca. La veladura consiste en capas muy delgadas de pintura diluida en barniz o trementina, de
forma que se transparente la capa inferior, así el color que veremos es el resultado de la
mezcla del color inferior más el de la veladura. Comúnmente se utiliza la barniceta alemana,
hecho de 1/3 de aceite de linaza, 1/3 de trementina y 1/3 de barniz Damar.

Pigmentos

Artículo principal: Pigmento

Pigmento azul ultramar sintético (PB 29).

Tradicionalmente el artista preparaba sus propios colores, mezclando pigmentos con aceite de
lino y resina. A finales del s. XIX comenzaron a comercializarse tubos con colores al óleo ya
preparados.8Cada maestro tenía sus propias recetas y existen muchas curiosidades asociadas
a la fabricación de los colores, como el marrón de momia obtenido del polvo de momia
comercializado para usos medicinales en el siglo XII9 o el amarillo indio muy apreciado por los
pintores flamencos de los siglos XVII y XVIII, producido a partir de orina de ganado alimentado
únicamente con hojas de mango.10
Linaza (semillas de lino).

Actualmente muchos pigmentos naturales han sido reemplazados por pigmentos sintéticos,
más económicos y menos tóxicos, aunque han conservado sus nombres históricos, por
ejemplo:

Azul ultramar: en su origen el pigmento se obtenía de una piedra semipreciosa, el lapislázuli.


Era el color utilizado en la pintura de los mantos de la Virgen, y era frecuente que su cantidad,
uso y extensión fuera objeto de especificaciones muy precisas en los contratos realizados entre
los comitentes y el artista, así como el uso del pan de oro. Uno de los pigmentos más costosos
de su época porque se traía desde Afganistán.

Amarillo de cromo: elaborado originalmente a base de cromato de plomo, un pigmento de


color intenso con variaciones desde tonos claros hasta casi naranja. Fue empleado hasta
mediados del siglo XIX, y uno de los colores preferidos por Vincent van Gogh. La alta toxicidad
del cromo, así como su poca estabilidad ante la luz, lo fueron dejando en desuso.

Carmín: tradicionalmente producido con cochinillas Kermes vermilio, y, a partir del s. XVI, con
cochinilla americana, resultaba un pigmento de un rojo intenso aunque poco estable a la luz en
su utilización al óleo.

Cardenillo: la pintura al óleo preparada con este pigmento obtenido de la pátina verdosa del
cobre, también conocido como verdigris, se presentaba inicialmente de un color verde-azulado
y demoraba aproximadamente un mes para alcanzar su tonalidad verde estable, además de
ser sumamente tóxico.

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