Mediación y Mediatización Sonora. Fonografía, Escucha Fonográfica y Música Grabada
Mediación y Mediatización Sonora. Fonografía, Escucha Fonográfica y Música Grabada
Mediación y Mediatización Sonora. Fonografía, Escucha Fonográfica y Música Grabada
Lisa Di Cione
Dicha performace, no sólo supone eventos novedosos como el hecho de reunir a los
músicos especialmente para la ocasión de una sesión de grabación en el estudio, sino
también la creación de ejecuciones ideales a partir del montaje de diversas tomas y
grabaciones. Esta novedosa situación de ejecución y construcción musical y lo que
considera “la fetichización de la grabación” conduce a lo que este sociólogo denomina
“relativismo interpretativo”:
Cualquiera puede oír que la lectura de las partituras cambia, que la ‘performance
ideal’ es variable (las grabaciones antiguas son extrañas, incompletas o simplemente
‘erroneas’ de la misma manera que lo es una lectura antigua del arte o la literatura.
Nuestro sentido de la ‘intemporalidad’ de la gran música se ha transformado en la
creencia (alimentada por la avidez de la industria musical) de que debe ser
continuamente actualizada (Frith 2014: 426).
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i
Eliseo Verón (2004) diferencia a su vez dos grandes momentos históricos que definen a estas sociedades
como “mediáticas” y “mediatizadas”. Las primeras habrían hecho su aparición durante el siglo XIX con el
auge de la prensa gráfica de masas y luego con el advenimiento de la radiofonía y la televisión. Son aquellas
sociedades industriales en las cuales se instalan progresivamente los medios de masas. Las segundas, se
constituyen a mediados del siglo XX a partir de la transformación que sufren las prácticas institucionales
de las sociedades mediatizadas debido a la importancia de los medios en ellas. Esto último estaría
estrechamente vinculado a la toma de conciencia de la importancia que adquieren en la actualidad las
tecnologías de comunicación o bien, la importancia que adquieren los medios de masas como agentes
mediadores insoslayables de la gestión de lo social. (Verón 2004: 224). En un artículo posterior propone
una perspectiva histórica de la mediatización mucho más extensa y no exclusiva de las sociedades
industriales donde identifica como “fenómeno mediático” a todos los productos de la capacidad semiótica
de nuestra especie (Veron 2015: 174). Este concepto, no obstante, se diferencia del de “mediatización”, al
cual no invalida.
ii
Gilbert Simondon fue uno de los pensadores más influyentes del pensamiento francés del siglo XX, quien
dejó huella en Roland Barthes, Gilles Deleuze, Jaques Derrida, Michel Foucault y Jean-François Lyotard,
entre otros posteriores como Bruno Latour, cuyo ensayo de “antropología simétrica” es deudor de
afirmaciones como la siguiente: “… el hombre tiene como función ser el coordinador e inventor permanente
de las máquinas que están alrededor de él. Está entre las máquinas que operan con él” (Simondon, 2008:
34).
iii
Simondon establece una diferencia entre “objeto técnico abstracto” y “objeto técnico concreto” para
explicar las condiciones de la evolución técnica y los “orígenes absolutos de un linaje técnico”. Plantea que
sólo podemos definir la individualidad y especificidad de un objeto técnico a partir del criterio de “génesis”
y no a partir de su uso, porque ninguna estructura fija posee usos permanentes definidos. El objeto técnico
es unidad de su devenir:
…el ser técnico evoluciona por convergencia y adaptación a sí mismo, se unifica
interiormente según un principio de resonancia […] el objeto técnico existe entonces como
tipo específico obtenido al término de una serie convergente. Esta serie va del modo abstracto
al modo concreto: tiende hacia un estado que haría del ser técnico un sistema enteramente
coherente consigo mismo, enteramente unificado (Simondon 2008: 41-45).
Más adelante, el autor señala que la concretización da al objeto técnico un lugar intermedio entre el objeto
natural y la representación científica puesto que en el proceso el objeto (abstracto) primitivamente artificial
se convierte cada vez más semejante al objeto natural debido al aumento de su coherencia interna y la
organización cada vez más cerrada de su sistema de funcionamiento:
el modo de existencia del objeto técnico concretizado es análogo al de los objetos naturales
espontáneamente producidos, se los puede someter a un estudio inductivo. Ya no son
solamente aplicaciones de ciertos principios científicos anteriores. En tanto que existen,
prueban la viabilidad y la estabilidad de una cierta estructura que tiene el mismo estatuto que
una estructura natural (Simondon 2008: 68).
iv
Las primeras observaciones en torno al fenómeno del magnetismo se remontan a la antigüedad griega,
pero los principios de la grabación magnética fueron desarrollados por Oberlin Smith en 1878. Veinte años
más tarde, Valdemar Poulsen patentó el primer dispositivo de grabación magnética llamado “Telegráfono”
a partir del cual se realizaron adaptaciones posteriores. El primer registro fonográfico en soporte magnético
se atribuye a una iniciativa de la empresa alemana BASF y el registro de la Sinfonía Nº 39 de Mozart,
grabada por la Orquesta Filarmónica de Londres, conducida por Sr. Tomas Beecham en el salón de la
compañía en Ludwingshaven, Alemania, el 19 de noviembre de 1936. Actualmente se conserva una versión
recreada y digitalizada del original.
The first public recording using the AEG Magnetophon was Nov. 19, 1936, with the London
Philharmonic orchestra conducted by Sir Thomas Beecham at BASF's own concert hall in
Ludwigshaven. […] BASF recreated the concert in the rebuilt Feierabendhaus to make a
complete digital recording.
“Magnetic Recording History Pictures” http://history.sandiego.edu/gen/recording/tape.html (consultada
el 14/02/2019)]
v
La industria discográfica se consolida e inicia una larga fase de expansión sólo cuando, la emergencia
del gramófono hizo posible la producción múltiples copias de un mismo fonograma a partir de una única
matriz.
vi
Entre sus antecedentes se encuentra el Fonoautógrafo (1857) de Eduard Leon Scott de Martinville.
dispositivo técnico que permitía reproducir una huella gráfica, no audible, de la voz humana. Este aparato
proporcionó las bases mecánicas para la posterior invención del Fonógrafo de Edison.
vii
“La voz acusmática no es más que una voz cuya fuente no se ve, una cuyo origen no se puede identificar,
una voz imposible de ubicar. Es una voz en busca de un cuerpo, pero aun cuando encuentra su cuerpo,
resulta que no funciona bien, que la voz no se pega al cuerpo, es una excrecencia que no combina con el
cuerpo” (Dolar 2007: 77).
viii
Mladen Dólar retoma el concepto lacaniano de “objeto a” que no es coincidente con alguna cosa
existente y remite al objeto del deseo inalcanzable. También presupone el concepto freudiano de “pulsión”
como aquello que, a diferencia del instinto, es derivado de las tensiones somáticas y carece de un objeto
predeterminado. Para entender su mecanismo debemos diferenciar entre “objetivo” y “meta” y aceptar que
la pulsión alcanza su objetivo sin alcanzar su meta. El autor señala que “con el propósito de concebir la voz
como objeto de la pulsión, debemos divorciarla de las voces empíricas que pueden oírse […] no es que la
voz esté en otra parte, sino que no coincide con las voces que se oyen” (Dolar 2007: 90).
ix
En este artículo el nombre “dispositivo” se utiliza del mismo modo que lo hace Pierre Schaeffer para
referir de manera general y algo imprecisa al aparato capaz de registrar y reproducir sonidos de mecánica
o eléctrica. No debemos confundir esta utilización del término con el concepto teórico desarrollado por
Oscar Traversa quien lo enmarca en una teoría general de la enunciación y lo define como aquello que
vuelca la enunciación sobre el enunciado, o bien lo que permitiría “la disolución del enunciado frente a la
enunciación” (Traversa 2001: 238).
x
Claudio Eiriz señala que Pierre Schaeffer nunca deja del todo claro qué cosa significa el “objeto sonoro”
y tampoco cuál es la diferencia entre éste y el “objeto musical”. No obstante, reconoce su definición como
constructo teórico que reúne aspectos físico-acústicos y psicoacústicos:
Es imposible hablar de los objetos sonoros que –en tanto tales– constituyen aquello que
ponemos por delante, sin tener la presencia, aunque menos sea como trasfondo, del sujeto
que los pone delante y los ordena a través de unas operaciones. Del mismo modo es imposible
hablar de las percepciones con independencia del objeto que esa escucha y sus operaciones
prefiguran. El sujeto en esta investigación a la que hacemos referencia, como ya se ha dicho,
no constituye un recipiente, una conciencia subjetiva que se diferencia claramente de “un
mundo exterior objetivo”. El sujeto en este marco es visto como el centro desde donde se
ejerce la acción de mediación. La pregunta acerca de los mecanismos de la escucha sonora y
musical se constituye en lo voy a denominar teoría de las posiciones de escucha, y cuyo
procedimiento es “escucharse escuchar” como diría Schaeffer. (Eiriz 2012: 65).
xi
José Luis Fernández (2014) propone un modelo de análisis del surgimiento de fenómenos mediáticos, en
el cual distingue tres “series” asociadas a la novedad: la “serie de los dispositivos”, la “serie de los géneros
y estilos discursivos” y la “serie de las prácticas de intercambios discursivos”.
xii
Entre ellos, destaco especialmente el reconocido manifiesto de Brian Eno (2006).
xiii
Además de la distinción mencionada entre “huella fonográfica” y “sonido fonográfico”, conviene
diferenciar claramente los conceptos de “señal” (acústica) y “sonido” (psicoacústica): el objeto de estudio
de la física acústica es la señal sonora. No se ocupa del sonido sino de “los fenómenos vibratorios, de los
movimientos de partículas materiales en medio elástico al margen de cualquier oído”. (Schaeffer 1996: 82).
Al respecto, Claudio Eiriz señala:
La altura, la intensidad, el timbre y la duración son nociones psico - sociológicas. Son recortes
que se hacen de la “realidad sonora”. La misma existencia de una percepción como la de la
altura, que en apariencia constituye un dato inmediato, es el producto de una construcción
histórica que ha llegado a naturalizarse. Un sonido tiene una altura determinada en el contexto
de un sistema. Ese sistema ha sido construido históricamente por la praxis humana. No es un
dato que existe allí desde siempre […] Es en la historia de cultura donde hay que ir a buscar
la historia de la percepción de altura. (Eiriz 2012: 64).
xiv
Traducción y paráfrasis personal del original: Celui-ci retient plus particulièrement quelques moments
nodaux de l’histoire technique et culturelle du disque, qui dessinent l’invention progressive et conjointe
d’un objet et d’une écoute, d’un dispositif technique et d’une disposition culturelle dans laquelle le corps
est central. Maisonneuve 2007: 47)
xv
Maisonneuve (2007) señala que en un primer momento el dispositivo técnico se impone en todas las
dimensiones de su opacidad en tanto objeto, luego, más tarde, el concepto de fidelidad se construye en
función de la comparación entre el registro sonoro y la sala de conciertos, finalmente, el proceso de ajuste
entre dispositivos técnicos y disposiciones sensibles es tal que el concepto de fidelidad, deja de tener
referencia en el mundo exterior para construirse a partir de una escucha de acusmática, específicamente
fonográfica, donde lo representado no guarda necesariamente relación de analogía con un evento de
referencia exterior al fonograma.
xvi
Sterne relativiza la importancia otorgada historiográficamente a la emergencia del fonógrafo en 1877 y
señala que la abstracción y objetivación del sonido fueron condición previa para la posterior construcción
de tecnologías de reproducción sonora.
xvii
Se refiere principalmente a la perspectiva de Pierre Schaeffer expuesta en Traité des Objets Musicaux.
sobre acousmatique, a mediados de la década de 1960, así como la de Barry Truax y Murray Schafer,
quienes acuñaron el término schizophonia y ejercieron su influencia en diversas disciplinas.
xviii
Traducción personal del original: Acousmatic of Schizophonic definitions of sound reproduction carry
with them a questionable set of prior assumptions about the fundamental nature of sound, communication,
and experience. Most important, they hold human experience and the human body to be categories outside
history (Sterne 2003: 20).
xix
Deberíamos agregar que, ligadas a las estéticas, se encuentran las decisiones ideológicas, considerando
la relación dialéctica del par ideología-estética y que ambas ideas son deudoras de la misma conciencia
resultante de la modernidad y la ilustración, aunque actualmente algunos al consideren superada o al menos
agotada.
xx
Roman Jakobson (1960) señala que la poética es una parte de la lingüística y que la “función poética”
trasciende el campo de los estudios sobre poesía y literatura, puesto que muchos rasgos poéticos no
pertenecen únicamente al dominio del lenguaje, sino a la teoría general de los signos, lo cual autoriza su
aplicación al caso de la fonografía.
xxi
Utilizo la terminología propuesta por Eliseo Verón cuando sostiene que
Un ‘sistema productivo’ está constituido por una articulación entre producción, circulación
y consumo […] En relación con un conjunto textual dado, y para un nivel determinado de
pertinencia, siempre existen dos lecturas posibles: las del proceso de producción (de
generación) del discurso y las del consumo, de recepción de ese mismo discurso. Tomando
prestada una fórmula de la lingüística, podemos decir que el funcionamiento de todo discurso
depende no de una, sino de dos tipos de ‘gramáticas’: de producción y de reconocimiento.
Estos dos tipos de gramáticas jamás son idénticos (Verón 1993: 19-20).
xxii
En coincidencia con Jonatan Sterne (2003) considero que la clave de tal ruptura no se encuentra en la
emergencia del fonógrafo sino en el uso de transductores que convierten el sonido en alguna otra cosa y
luego, esa otra cosa otra vez en sonido.
xxiii
Eliseo Verón señala que “Un aspecto fundamental de los cambios que produjeron el registro y la
consiguiente reproducción de las obras musicales es que, por primera vez en la historia, los músicos
pudieron escucharse a sí mismos en la posición del público, y no en el lugar del propio ejecutante.” (Verón
2013: 251). Por otra parte, menciona que progresivamente la tecnología de la grabación se volvió más
compleja y “la creciente exactitud de los procedimientos de edición llevó a un fenómeno inimaginable antes
de la mediatización de la música: el flujo sonoro final que recibe el oyente es un objeto musical que, en
cuanto tal, nadie ha ejecutado, en tiempo real, de esa manera” (Verón 2013: 253).