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5.

En las noches claras (Gloria Fuentes)


En las noches claras,

resuelvo el problema de la soledad del ser.

Invito a la luna y con mi sombra somos tres.

6. Deletreos de armonía (Antonio Machado)


Deletreos de armonía

que ensaya inexperta mano.

Hastío. Cacofonía

del sempiterno piano

que yo de niño escuchaba

soñando... no sé con qué,

con algo que no llegaba,

todo lo que ya se fue.

7. Despedida (Alejandra Pizarnik)


Mata su luz un fuego abandonado.

Sube su canto un pájaro enamorado.

Tantas criaturas ávidas en mi silencio

y esta pequeña lluvia que me acompaña.


8. Desvelada (Gabriela Mistral)
Como soy reina y fui mendiga, ahora

vivo en puro temblor de que me dejes,

y te pregunto, pálida, a cada hora:

«¿Estás conmigo aún? ¡Ay, no te alejes!»

Quisiera hacer las marchas sonriendo

y confiando ahora que has venido;

pero hasta en el dormir estoy temiendo

y pregunto entre sueños: «¿No te has ido?»

9. Rima LX (Gustavo Adolfo Bécquer)


Mi vida es un erial,

flor que toco se deshoja;

que en mi camino fatal

alguien va sembrando el mal

para que yo lo recoja.

10. Recuerdo que dejo (Nezahualcoyotl)


¿Con qué he de irme?

¿Nada dejaré en pos de mi sobre la tierra?

¿Cómo ha de actuar mi corazón?

¿Acaso en vano venimos a vivir,


a brotar sobre la tierra?

Dejemos al menos flores

Dejemos al menos cantos

11. Tus ojos son lucero (Anónimo)


Tus ojos son luceros,

tus labios, de terciopelo,

y un amor como el que siento,

es imposible esconderlo.

12. La montaña rusa (Nicanor Parra)


Durante medio siglo

La poesía fue

El paraíso del tonto solemne.

Hasta que vine yo

Y me instalé con mi montaña rusa.

Suban, si les parece.

Claro que yo no respondo si bajan

Echando sangre por boca y narices.

13. Cuando el mar sea redondo (Anónimo)


Cuando el mar sea redondo
y el sol deje de brillar,

ese será el día

en que te pueda olvidar.

14. América, no invoco tu nombre en vano (Pablo


Neruda)
AMÉRICA,

no invoco tu nombre en vano.

Cuando sujeto al corazón la espada,

cuando aguanto en el alma la gotera,

cuando por las ventanas

un nuevo día tuyo me penetra,

soy y estoy en la luz que me produce,

vivo en la sombra que me determina,

duermo y despierto en tu esencial aurora:

dulce como las uvas, y terrible,

conductor del azúcar y el castigo,

empapado en esperma de tu especie,

amamantado en sangre de tu herencia.

• Quizás te interese: "23 poemas de Pablo Neruda que te fascinarán"

15. Las seis cuerdas (Federico García Lorca)


La guitarra

hace llorar a los sueños.

El sollozo de las almas

perdidas

se escapa por su boca

redonda.

Y como la tarántula,

teje una gran estrella

para cazar suspiros,

que flotan en su negro

aljibe de madera.

16. Mi árbol pequeño (Antonio García Teijeiro)


Mi árbol tenía

sus ramas de oro.

Un viento envidioso

robó mi tesoro.

Hoy no tiene ramas

Hoy no tiene sueños

mi árbol callado

mi árbol pequeño.

17. Crisis (Francisco Gálvez)


Tu voz parece de otro tiempo,

ya no tiene aquel tono cálido

de antes, ni la complicidad

de siempre, sólo son palabras

y su afecto es ahora discreto:

en tus mensajes ya no hay mensaje.

18. Yo no soy yo (Juan Ramón Jiménez)


Yo no soy yo.

Soy este

que va a mi lado sin yo verlo,

que, a veces, voy a ver,

y que, a veces olvido.

El que calla, sereno, cuando hablo,

el que perdona, dulce, cuando odio,

el que pasea por donde no estoy,

el que quedará en pie cuando yo muera…

19. Menos tu vientre (Miguel Hernández)


Menos tu vientre,

todo es confuso.

Menos tu vientre,
todo es futuro

fugaz, pasado

baldío, turbio.

Menos tu vientre,

todo es oculto.

Menos tu vientre,

todo inseguro,

todo postrero,

polvo sin mundo.

Menos tu vientre,

todo es oscuro.

Menos tu vientre

claro y profundo.

20. Fe mía (Pedro Salinas)


No me fío de la rosa

de papel,

tantas veces que la hice

yo con mis manos.

Ni me fío de la otra

rosa verdadera,

hija del sol y sazón,


la prometida del viento.

De ti que nunca te hice,

de ti que nunca te hicieron,

de ti me fío, redondo

seguro azar.

21. El poeta es un fingidor (Fernando Pessoa)


El poeta es un fingidor.

Finge tan completamente

que hasta finge que es dolor

el dolor que en verdad siente,

Y, en el dolor que han leído,

a leer sus lectores vienen,

no los dos que él ha tenido,

sino sólo el que no tienen.

Y así en la vida se mete,

distrayendo a la razón,

y gira, el tren de juguete

que se llama corazón.

22. Al oído de una muchacha (Federico García Lorca)


No quise.
No quise decirte nada.

Vi en tus ojos

dos arbolitos locos.

De brisa, de risa y de oro.

Se meneaban.

No quise.

No quise decirte nada.

23. Amo, amas… (Rubén Darío)


Amar, amar, amar, amar siempre, con todo

el ser y con la tierra y con el cielo,

con lo claro del sol y lo oscuro del lodo:

amar por toda ciencia y amar por todo anhelo.

Y cuando la montaña de la vida

nos sea dura y larga y alta y llena de abismos,

amar la inmensidad que es de amor encendida

¡y arder en la fusión de nuestros pechos mismos!

24. Mademoiselle Isabel (Blas de Otero)


Mademoiselle Isabel, rubia y francesa,

con un mirlo debajo de la piel,

no sé si aquél o ésta, oh mademoiselle


Isabel, canta en él o si él en ésa.

Princesa de mi infancia; tú, princesa

promesa, con dos senos de clavel;

yo, le livre, le crayon, le...le..., oh Isabel,

Isabel..., tu jardín tiembla en la mesa.

De noche, te alisabas los cabellos,

yo me dormía, meditando en ellos

y en tu cuerpo de rosa: mariposa

rosa y blanca, velada con un velo.

Volada para siempre de mi rosa

-mademoiselle Isabel- y de mi cielo.

25. Cuchillos en abril (Pere Gimferrer)


Odio a los adolescentes.

Es fácil tenerles piedad.

Hay un clavel que se hiela en sus dientes

y cómo nos miran al llorar.

Pero yo voy mucho más lejos.

En su mirada un jardín distingo.

La luz escupe en los azulejos

el arpa rota del instinto.

Violentamente me acorrala
esta pasión de soledad

que los cuerpos jóvenes tala

y quema luego en un solo haz.

¿Habré de ser, pues, como éstos?

(La vida se detiene aquí)

Llamea un sauce en el silencio.

Valía la pena ser feliz.

26. Amor (Salvador Novo)


Amar es este tímido silencio

cerca de ti, sin que lo sepas,

y recordar tu voz cuando te marchas

y sentir el calor de tu saludo.

Amar es aguardarte

como si fueras parte del ocaso,

ni antes ni después, para que estemos solos

entre los juegos y los cuentos

sobre la tierra seca.

Amar es percibir, cuando te ausentas,

tu perfume en el aire que respiro,

y contemplar la estrella en que te alejas

cuando cierro la puerta de la noche.


27. Pasa y olvida (Rubén Darío)
Peregrino que vas buscando en vano

un camino mejor que tu camino,

¿cómo quieres que yo te dé la mano,

si mi signo es tu signo, Peregrino?

No llegarás jamás a tu destino;

llevas la muerte en ti como el gusano

que te roe lo que tienes de humano...

¡lo que tienes de humano y de divino!

Sigue tranquilamente, ¡oh, caminante!

Todavía te queda muy distante

ese país incógnito que sueñas...

Y soñar es un mal. Pasa y olvida,

pues si te empeñas en soñar, te empeñas

en aventar la llama de tu vida.


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