ANEXO Material para Las Alumnas y Los Alumnos LA GRAN INMIGRACIÓN PDF

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LA GRAN INMIGRACIÓN

Material para las alumnas y los alumnos


Anexo Documento N° 08/2020
Video y Conversatorio Leer para aprender Ciencias Sociales

1
La Gran Inmigración
Entre 1860 y 1930 arribaron a la Argentina alrededor de seis millones de europeos. La
mitad de ellos se establecieron de forma definitiva en el país. Como fueron tantos los
migrantes que llegaron durante esos años, algunos historiadores utilizan la expresión
“la gran inmigración” para referirse a esta etapa y diferenciarla de otros movimientos
migratorios. Esta llegada masiva de inmigrantes se produjo en una etapa en que la
Argentina se estaba organizando como país, después de la sanción de la Constitución
Nacional de 1853.
Los grupos dirigentes de la época pensaban que era necesario impulsar la inmigración
europea porque la Argentina estaba poco poblada. Además, como despreciaban la
forma de vida y la cultura de los pueblos originarios, consideraban como un “desierto”
a los territorios habitados por estos pueblos –Chaco, gran parte de la provincia de
Buenos Aires, la Patagonia. Los dirigentes pensaban que la llegada de inmigrantes
europeos era la mejor alternativa para poblar el país y conseguir trabajadores que,
además de su fuerza de trabajo, traerían una cultura que –según ellos- era superior.
El proyecto inmigratorio de estos dirigentes quedó plasmado en el preámbulo de la
Constitución Nacional:
“Nos, los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General
Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen […] con el objeto de
constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa
común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros,
para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el
suelo argentino: invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia: ordenamos,
decretamos y establecemos esta Constitución, para la Nación Argentina.”

En el texto “Los que vinieron en los barcos”, el historiador Luciano de Privitellio aporta
información interesante para comenzar a estudiar la gran inmigración: ¿Por qué tantos
europeos dejaron su país? ¿Qué esperaban encontrar en Argentina? ¿Cómo fueron sus
experiencias?

Afiche publicitario de una empresa naviera: Navegazione Generale Italiana


2
Los que vinieron en los barcos
Las historias de los inmigrantes fueron muchas, tantas como las personas que llegaron al
puerto de Buenos Aires. Sin embargo, es posible identificar algunos rasgos comunes en la
experiencia de los miles y miles de inmigrantes que llegaron a la Argentina. Diferentes
personas, distintas nacionalidades, unieron sus historias en un itinerario común. La mayoría
eran varones. Podía tratarse de un hombre joven de alguna aldea o pequeño pueblo de
España o Italia que, por los cambios económicos que vivía Europa en esos años, tenía muy
pocas posibilidades de trabajar en su región. O, tal vez, se trataba de un joven judío del
Imperio Ruso o de un muchacho sirio-libanés del Imperio Turco, cansados de las
persecuciones a las que los sometían sus gobiernos.

Fatigados de enfrentar los problemas económicos o las persecuciones, estos jóvenes


tomaban la decisión de buscar un futuro mejor viajando a América. La publicidad de las
empresas navieras les mostraba las bondades de la Argentina, una nación ubicada al sur de
Sudamérica, de la que, tal vez, nunca antes habían oído hablar. Los empresarios les vendían
a los migrantes pasajes baratos en la tercera clase de los barcos de vapor que cruzaban con
increíble rapidez el océano Atlántico (apenas tres semanas). Entonces, los jóvenes iniciaban
su viaje con la ilusión de hacerse ricos pronto o, como se decía en esa época, con el deseo de
“hacer la América”.

Al término de su viaje, que generalmente se hacía en malas condiciones, llegaban al puerto


de Buenos Aires. Aunque no faltó alguno que, confundido, bajara en Montevideo pensando
que había llegado a la Argentina.

En el puerto de Buenos Aires, los recién llegados pasaban unos días en el Hotel de
Inmigrantes, donde hacían los trámites de ingreso al país e intentaban conseguir trabajo y
alojamiento. O eran recogidos en el puerto por algún paisano o conocido suyo, que había
migrado antes y los ayudaba a instalarse.

Luego de los primeros días, los destinos posibles de los inmigrantes eran múltiples. Podían ir
al campo en la zona del litoral mesopotámico o en la llanura pampeana para trabajar como
peones en las cosechas o para arrendar una parcela de tierra. También podían conseguir
trabajo en las ciudades que crecían al ritmo veloz del desarrollo económico.

Volver o quedarse
Los inmigrantes tenían objetivos bien distintos. Unos llegaban para trabajar un tiempo, juntar
dinero gracias a los sueldos altos que se pagaban en comparación con los de Europa y, luego,
regresar a su país. Otros llegaban con la intención de radicarse definitivamente e iniciar una
nueva vida. Estos últimos trabajaban hasta ahorrar lo suficiente para pagar el pasaje de su
familia. Además, las cartas que ellos mandaban a sus parientes y amigos en Europa solían
convencer a muchos otros de iniciar también la aventura de migrar.

Los primeros años de los inmigrantes eran siempre muy duros. Sólo con el tiempo, algunos
pudieron disponer de un modesto capital para instalar su propio taller, su comercio o su
pequeña explotación rural. Otros trabajaron toda su vida sin lograr grandes mejoras en su
posición. Muchos menos fueron los que amasaron grandes fortunas.

3
Selección de fragmentos y adaptación del capítulo: “Hacer la América”, del libro La Argentina
optimista, de Luciano de Privitellio, Editorial Altea, Colección Los caminos de la Historia, 2002.

LA LLEGADA DE LOS INMIGRANTES

Los gobiernos argentinos promovieron de diversas maneras la llegada de europeos.


Además de los derechos que la Constitución Nacional reconoció a los extranjeros,
durante el gobierno de Nicolás Avellaneda se sancionó la Ley Nacional de Inmigración y
Colonización en el año 1876. Entre otras cosas, esta ley establecía que los recién llegados
tenían derecho a ser alojados y mantenidos por el Estado argentino por un plazo de
cinco días desde su llegada en el Hotel de Inmigrantes, cercano al puerto de Buenos
Aires. Además, el Estado cubría los gastos del traslado de los inmigrantes a los lugares
donde encontraran trabajo y decidieran establecerse.

Hubo varios edificios destinados al alojamiento de los inmigrantes y dos hoteles que se
construyeron especialmente: el primero, conocido como “La Rotonda”, que funcionó
entre 1888 y 1910, y el “Hotel de Inmigrantes” inaugurado en 1911. Este Hotel mantuvo
su actividad hasta la década de 1950. Allí funciona hoy el Museo de la Inmigración.

En esta galería de imágenes del Museo de la Inmigración hay fotografías de la llegada de


inmigrantes y de ambos hoteles.

Arriba: “La Rotonda”, viejo hotel de


inmigrantes (1888-1910). A la derecha,
llegada de un vapor al puerto de Buenos
Aires.

4
Inmigrantes en el comedor del viejo hotel, conocido como La Rotonda.

El Hotel de Inmigrantes (1911-1954) era parte de un gran complejo compuesto por: un desembarcadero -
donde los migrantes hacían los trámites de ingreso al país-, un hospital, una oficina de colocación para la
búsqueda de trabajo, una oficina de traductores y de correo, una sucursal del Banco Nación para que los recién
llegados pudieran cambiar dinero, un depósito de equipaje, un espacio para usos múltiples y una plaza central.

5
Comedor del Hotel, turno de varones.

Cocinas del Hotel de Inmigrantes. Además, el Hotel Dormitorios para 250 personas. Eran cuatro
contaba con carnicería y panadería para producir dormitorios por piso con lugar para 1.000
los alimentos que se servían en el salón comedor de personas, 3.000 en total. En el primer piso
la planta baja. Los inmigrantes comían por turnos: dormían mujeres y niños. En el segundo y
mujeres y niños, por un lado, hombres, por el otro. tercero, los hombres -que eran mayoría.
En el espacio de usos
múltiples, decorado con
escudos y banderas
argentinas, mujeres y
niños pasan el día
mientras los hombres
buscan trabajo.
En este espacio se
realizaban proyecciones
de películas que
mostraban paisajes de la
Argentina y
capacitaciones en el
manejo de herramientas
para las tareas agrícolas y
domésticas.

6
Los protagonistas de la Gran Inmigración
Abandonar el país propio e irse a vivir a otro no es una decisión fácil. Los millones de
personas que decidieron emigrar hacia América en busca de mejores oportunidades
para ellos y sus familias tuvieron sus razones. Esas razones están relacionadas con lo que
pasaba en los países de origen de los migrantes europeos, por ejemplo, con las
posibilidades de conseguir trabajo o de progresar económicamente. También con lo que
pasaba en los lugares de destino, como la Argentina que ofrecía muchas oportunidades
laborales e impulsaba la llegada de europeos.
Sin embargo, saber lo que pasaba en los países de origen y de destino no es suficiente
para entender por qué migran las personas. Para esto es necesario acercarse al punto
de vista de las personas que migraron: cuáles fueron sus motivos para dejar su país y
para elegir un nuevo lugar donde vivir, cómo tomaron esa decisión, qué ayudas
recibieron, cómo vivieron su experiencia. El punto de vista de los migrantes quedó
registrado en las cartas que intercambiaban con los parientes y amigos que se habían
quedado en el país de origen; en los periódicos que publicaban las comunidades de
inmigrantes en los lugares de destino; en fotografías, objetos y relatos que fueron
pasando de padres a hijos.
Los investigadores utilizan estos registros de las experiencias de los migrantes como
fuentes de información para estudiar las migraciones. También producen nuevas
fuentes de información, como cuando entrevistan a personas que migraron para
conocer sus experiencias y registran sus testimonios. Durante mucho tiempo los
investigadores no prestaron atención a la perspectiva de los migrantes. Cuando
comenzaron a hacerlo, cambió el modo de entender los movimientos migratorios.

La historia de vida de Marco y el testimonio de Mario son fuentes de información que


nos acercan a la perspectiva de los migrantes. Al leerlas, ustedes podrán conocer
aspectos de la experiencia de migrar en la voz de algunos protagonistas.
¿Dónde vivían Marco, Mario y su tío Pedro antes de emigrar a la Argentina? ¿Cómo eran
sus vidas en su país y por qué cada uno de ellos decidió partir? ¿Cómo tomaron la
decisión de migrar y cómo fue la partida? ¿Quiénes los ayudaron? ¿Por qué eligieron la
Argentina y cómo les fue allí?

7
Tomado de: Alonso, M. y Gurevich, R. (coord.) (2001): Ciencias Sociales 6. CABA: Aique, Serie Puntos
Cardinales.

8
Mario, su tío Pedro y su papá, inmigrantes italianos

IM 10. Mario, imagen tomada del testimonio producido por el Museo de la Inmigración.

Tengo 82 años. Hace 63 que vivo en este bendito país, que lo quiero tanto como al otro.
Llegué acá el 22 de mayo de 1950. La historia empieza así, ¿por qué estamos acá?
En el año 1924 vino a la Argentina un grupo de paisanos del mismo pueblito de Italia.
Eran como quince, Entre estos quince paisanos había un tío mío de 20 años, Pedro, que
vendría a ser el segundo hermano de mi papá.
En Argentina en aquella época había pocas industrias y los paisanos fueron a trabajar en
el campo, pero como eran semianalfabetos… Porque en el sur de Italia –hay que decir la
verdad- muy atrasados… la gente muy laboriosa, muy buena, con mucha sabiduría en
cuanto a trabajar la tierra, por ejemplo, o cualquier oficio. Enseguida aprendían a
trabajar porque venían con ganas de progresar…
Encontraron trabajo en la cosecha del maíz. ¿Cómo se cosechaba el maíz? No es como
ahora, que se hace con máquinas. En aquella época, se ponían quince o veinte hombres
en un maizal, generalmente en invierno porque el maíz maduraba, después se ponía
seco y entonces era más fácil sacarle el espigón de la espiga del maíz, ¿no es cierto? ¿Vio
que el maíz está forrado? (Hace gestos con las manos) Ellos se ponían una bolsa de
arpillera atada a la cintura y con una cuchilla acá o una herramienta abrían el forro de la
espiga del maíz y sacaban, rompían y ponían… (hace gesto de guardar el maíz en la
bolsa). Cuando se llenaba la bolsa, ¡llegaba a 40 kilos! Después tenían que cerrar la bolsa
con una aguja grande que tenían. Dejaban las bolsas y venían dos gauchos con un carro
y llevaban el maíz a la chacra. Ellos trabajaban de esto. Fueron a la provincia de Santa
Fe, fueron a todos lados.
Hasta que un día se encontraron con otro paisano que les dijo: “hay un lugar muy lindo
donde hay un trabajo mejor que éste.” Era el trabajo en la esparraguera, en Tandil. ¿Vio
los espárragos que todavía vienen de allá? “Es muy parecido a Calabria, las sierras, todo
muy lindo…”, dijo el paisano. “Ah, bueno -respondieron ellos- vamos para allá”. Y se
fueron a Tandil.

9
Mi tío Pedro fue muy ahorrativo… Después conoció a una galleguita que era cocinera de
un gran estanciero. Y él también se fue a trabajar a la estancia. Ahorraron una platita y
se compraron un campito, quince hectáreas de tierra, cerca de la Piedra Movediza, en
Tandil. Ahí se hizo una casita… y se puso a producir papa y huevos. Tenía como dos mil
gallinas sueltas, a la tarde juntaban los huevos que estaban debajo de la maleza.
Juntaban dos mil, cuatro mil huevos, qué sé yo… Y todos los fines de semana iban con
un carrito a llevarlo a Tandil, porque estaban a cuatro o cinco kilómetros de la ciudad de
Tandil. Y después sembraba papa, producía papa. Vendía papa y huevos. Con eso se
compró dos casas en la ciudad de Tandil. Bueno, pasó el tiempo…
Mientras tanto, en Italia, vivíamos bastante… apretados. Era una época mala y nosotros
éramos siete hijos. Vivíamos de la tierra, éramos agricultores, “contadino” se dice allá,
acá es campesino el que produce, el que trabaja la tierra. Bueno, vivíamos de eso,
vivíamos de la huerta, del chanchito, de una cabrita, de la aceituna, de las higueras…
vivíamos de eso. Teníamos una pequeña propiedad pero no alcanzaba. A mi papá le
preocupaba el porvenir… Pensaba “Tengo hijos varones, ¿qué hago con estos hijos?” Yo
era el cuarto hijo. “Bueno -dijo- voy a escribir…” Y le escribió al hermano que vivía en
Tandil, mi tío Pedro. En esa época Argentina era… el atractivo número uno. Había mucho
trabajo. Entonces le escribió al hermano de Tandil y el hermano le hizo el acto de
llamada (hace gesto de escribir), como se decía en esa época, porque tenías que tener
un pariente que se hiciera responsable. Lo llamó, lo trajo a la Argentina y se lo llevó a
Tandil.

El video con el testimonio de Mario termina allí. Como cuenta al principio, él también vino a la
Argentina en 1950, unos años después que su papá. Aunque no lo sabemos, por lo que cuenta
en su relato es probable que hayan venido también otros miembros de su familia.
Testimonio transcripto y adaptado de un video producido por el Museo de la Inmigración, 2013:
https://youtu.be/p6WwONQcvI4?list=PLgnw7LV1fkYBjrz2kkVo5i5SMeeh7IX1O

Como cuentan Marco, Mario y la mayoría de los migrantes, tener familiares o conocidos
en el lugar de destino fue muy importante para emprender la difícil experiencia de
migrar.
Cuando los investigadores se fueron acercando a conocer la perspectiva de los
migrantes, comenzaron a prestar cada vez más atención a estos vínculos. Los
especialistas llaman “cadenas migratorias” a esta red de relaciones que los migrantes
construyen y que resultan fundamentales para obtener la información y las ayudas que

10
necesitan para tomar la decisión de migrar y para resolver los problemas que se les
presentan a los recién llegados en el lugar de destino.
En el siguiente texto, el historiador Raúl Fradkin habla de la importancia de estos
vínculos entre los migrantes.

La decisión de migrar
La decisión de migrar no era sencilla e involucraba a toda la familia, ya que suponía elegir el
momento y decidir el lugar de destino. Para ello, el manejo de la información era fundamental.

El arribo a la Argentina fue muy difícil para los primeros migrantes, los “pioneros”, porque tenían
muy poca información y pocos contactos que los pudieran ayudar. Las situaciones por las que
podían pasar eran difíciles: se alojaban en el Hotel de Inmigrantes entre miles de personas que
hablaban idiomas diferentes, debían recurrir a los reclutadores de mano de obra para encontrar
trabajo o salir a buscarlo por sus propios medios en una ciudad totalmente desconocida.

En cambio, para los que tenían parientes o paisanos que habían migrado antes el panorama era
mucho menos incierto: al llegar al puerto de Buenos Aires había alguien que los esperaba y que
les prestaba ayuda y asistencia hasta conseguir trabajo y un lugar donde vivir.

Adaptado de Raúl Fradkin, del libro Historia de la Argentina, Polimodal. CABA: Estrada (2000)

¿Cómo funcionaban estas “cadenas migratorias”?


La carta fue el principal modo de intercambiar información y de pedir o de ofrecer ayuda
entre parientes y paisanos que estaban en Europa y en América, de un lado y del otro
del océano Atlántico. Las cartas iban y venían en los vapores que cruzaban el océano a
través de conocidos que viajaban o del correo postal, un sistema que se organizó en esta
época para que la enorme cantidad de cartas que intercambiaban los migrantes y sus
familiares o allegados llegaran a sus destinatarios en cualquier parte del mundo.
Las cartas que incluimos a continuación las intercambiaron dos amigos: Lorenzo, que escribe
desde Italia, y Genaro, que responde desde Buenos Aires -donde se había instalado unos años
antes.

¿Qué dicen estos amigos en sus cartas? ¿Qué quiere saber Lorenzo? ¿Qué responde
Genaro? ¿Cómo intenta ayudar a Lorenzo?
Chieti, enero 28 de 1886

Querido amigo:

Gracias a Dios que después de tantos años he podido averiguar tu paradero y


tener noticias tuyas. Hace pocas semanas fui a Nápoles y tropecé con tu tío.
[…]

Sé que estás bien, que hiciste dinero en el comercio y que te has casado con una
hija de ese país. ¿Te costó mucho trabajo hacer ese dinero? […] ¿Es la América

11
como la pintan? ¿Es verdad que por allí corren los miles como por aquí las
centenas, que hay tantas riquezas inexplotadas que aprovechar, tantos
negocios lucrosos que emprender, tantos medios de hacer fortuna en un dos
por tres?

Háblame claro sobre esto […] ¿Qué hacen, de qué viven, a qué se dedican tantos
italianos como hay en ese país? ¿Qué piensan los argentinos de los italianos?
¿Hay periódicos italianos? ¿Son buenos o malos?

La verdad que es cosa que pica mi curiosidad saber cómo pueden entenderse,
combinarse, armonizarse gentes de tantas nacionalidades y tan diversas en
lenguas, orígenes, costumbres, manera de vivir y pensar. Debe ser un
espectáculo grandioso ver cómo allí hay lugar para todos y muchos más,
mientras por aquí todos sobramos y nos comemos unos a otros […]
Lorenzo Scatola

Seleccionado y adaptado del libro “Tipos y costumbres bonaerenses”, de Aníbal Latino, Buenos Aires,
Hyspamérica, 1943 (Págs. 233-240)

Buenos Aires, febrero 26 de 1886

Estimado Lorenzo:

[…] ¿Dices cuál es la vida de tantos italianos como hay aquí y vienen continuamente?
Hacen de todo, se dedican a todo y viven como pueden.

Los que llegan, como yo, sin oficio, padecen y acaban por volver a Europa más pobres
que cuando vinieron o por adaptarse a faenas que nunca hubieran soñado, y
entonces, utilizando su poca o mucha inteligencia e instrucción, llegan a hacer
alguna cosa.

Como por fortuna la mayor parte de los que vienen son trabajadores del campo,
endurecidos sobre el arado y embrutecidos por la miseria y las privaciones,
repentinamente transportados, a impulsos de una vaga esperanza, de ideas
confusas, de consejos o llamamientos de parientes o amigos, a un país lleno de vida
y movimiento; como son, decía, campesinos u obreros cansados de buscar trabajo
en todos los talleres, de pedir pan a todas las fábricas, de sufrir hambre y
estrecheces, están generalmente contentos en este país, porque encuentran
fácilmente ocupaciones bien remuneradas. Muchos de esos trabajadores y obreros
llegan a labrarse una posición desahogada, adquieren propiedades, se arraigan en
el país…

Como los demás extranjeros, los italianos, viven en buena armonía con los nativos;
haciéndose justicia a sus aptitudes múltiples, a su laboriosidad, a su robustez, a su
resistencia y a sus hábitos de ahorro […].

12
Dispuesto a complacerte en cuanto pueda, no dejes de escribirme y preguntarme
cuanto se te ocurra, y mientras tanto vaya un abrazo de tu afectísimo.
Genaro Dellapesca

Seleccionado y adaptado del libro “Tipos y costumbres bonaerenses”, de Aníbal Latino, Buenos Aires,
Hyspamérica, 1943 (Págs. 269-287)

Cartas, Museo de la Inmigración. A la derecha, una “carta de llamada” (Atto di chiamata) como la que
menciona Mario en su testimonio.

La Gran Inmigración en los censos nacionales de población


Los censos nacionales de población son fuentes de información fundamentales para
estudiar los movimientos migratorios. En la Argentina el primer censo se realizó durante
la presidencia de Sarmiento, en el año 1869. Desde entonces se realizaron 9 censos
nacionales más.
Los censos dan información confiable sobre la población y sus características. Por la
información que registran, permiten conocer no solo la cantidad de habitantes que
había en el momento de cada censo en el territorio argentino, sino también algunos
aspectos de cómo estaba compuesta la población.
Para estudiar la gran inmigración vamos a tomar en cuenta los primeros cuatro censos
nacionales: 1869, 1895, 1914 y 1947. Podemos considerar el censo de 1869 como
representativo de la situación anterior a la gran inmigración. Los censos de 1895 y 1914
13
aportan información sobre la llegada de extranjeros, y el censo de 1947 caracteriza a la
población en un momento posterior, cuando llegan pocos inmigrantes europeos.
¿Qué información exacta aportan los censos sobre la gran inmigración? ¿Cuántos fueron
los inmigrantes? ¿De qué países vino la mayoría? ¿Qué proporción de la población
argentina representaron los inmigrantes? ¿Es verdad que llegaron más inmigrantes
varones que mujeres?
Analizar los datos censales que se presentan a continuación permitirá contestar estas
preguntas.
CUADRO 1: Población de la Argentina. Nativos y extranjeros 1869 a 1947
Año del censo 1869 1895 1914 1947

Nacionalidad

Nativos argentinos 1.526.000 2.947.000 5.543.000 13.457.000

Total de extranjeros 210.000 1.006.000 2.341.000 2.435.000

- Italianos 71.000 492.000 942.000 786.000

- Españoles 34.000 198.000 841.000 749.000

- Latinoamericanos 41.000 116.000 207,000 316.000

- Resto 63.000 63.000 399.000 584.000

Población total 1.737.000 3.954.000 7.885.000 15.893.000


Fuente: Susana Torrado (2003) y Roberto Benencia, R. (2016) a partir de datos de los Censos Nacionales de
Población.

En 1869 vivían en total en Argentina 1.737.000 personas y en 1947 ya eran 15.893.000.


Los italianos fueron mayoría entre los extranjeros censados todos estos años.

A continuación se representa parte de la información del cuadro 1 a través de un gráfico,


por eso tienen el mismo título.

14
GRÁFICO 1: Población de la Argentina. Nativos y extranjeros 1869 a 1947 (en miles)

16000
14000 Población
total
Población (en miles)

12000
10000
8000 Población
nativa
6000
argentina
4000
2000 Población
0 extranjera
1869 1876 1883 1890 1895
1869 1914
1897 1904 1911 1947
1918 1925 1932 1939 1946
Años de los censos nacionales

Fuente: elaboración propia en base al cuadro 1.

La curva que representa la cantidad de extranjeros entre 1895 y 1914 sube rápido
porque corresponde a los años en que vinieron más extranjeros a la Argentina. Después
de 1914, la cantidad de extranjeros permanece estable porque a partir de ese año
llegaron pocos inmigrantes y otros, ya ancianos, fallecieron.
GRÁFICO 2: Población extranjera 1869 - 1947 (en miles)

3000

2500
Miles de extranjeros

2000

1500

1000

500

0
1869 1895 1914 1947
Años de los Censos Nacionales

italianos españoles latinoamericanos resto

Fuente: elaboración propia en base al cuadro 1.

15
En este gráfico se destaca mejor que, si bien el total de extranjeros en 1914 y en 1947
es similar, hay un cambio en sus países de origen: no solo disminuyeron los inmigrantes
europeos sino que aumentaron los que llegan de América latina.

LA LUPA PUESTA EN EL CENSO DE 1914


Presentamos a continuación una serie de gráficos construidos a partir de información
del censo de 1914 para analizar diversas cuestiones.
GRÁFICO 3: Población de la Argentina 1914. Nativa y extranjera (en %)

extranjeros
30%

argentinos
70%

Fuente: elaboración propia en base al cuadro 1.

En el Tercer Censo Nacional de Población (1914) gran parte de la población de


Argentina (30 %) era inmigrante.
GRÁFICO 4: Población extranjera en Argentina en 1914. Por nacionalidad (en %)

16
resto
17%

italianos
latinoamericanos 39%
9%

españoles
35%
Fuente: elaboración propia en base al cuadro 1.

En este gráfico puede observarse con claridad que la cantidad de inmigrantes italianos
y españoles eran similares en 1914.

GRÁFICO 5: Población nativa y extranjera de la Argentina por sexo (1914) (en miles)

6000

5000
Población (en miles)

4000

3000

2000

1000

0
Nativos Extranjeros
Nacionalidad

Mujeres Varones

Fuente: Tercer Censo de la Nación Argentina- 1914 (10 de junio de 1914).volumen 2, pág.202. Consultado en:
estadística.ec.gba.gov.ar/dp2/Estadística/censos/C1914-71pdf

La cantidad de varones y mujeres nacidos en Argentina es prácticamente pareja. En


cambio, entre los inmigrantes hay muchos más varones que mujeres.

17
El impacto de la Gran Inmigración en la Argentina
¿Cuál fue el impacto de la llegada de tantos europeos a la Argentina? ¿Qué cambios se
produjeron en la sociedad y en la vida de los inmigrantes?
Una sociedad diferente: el impacto de la Gran Inmigración
Como resultado de la inmigración masiva, la población de la Argentina creció rápidamente y la
sociedad registró grandes cambios. Entre los millones de personas que llegaron al país una gran
cantidad eran jóvenes y, en su mayoría, varones. Estos jóvenes encontraron trabajo en la
siembra y la cosecha de cereales, en la fabricación de bolsas y el transporte de estos productos
en tren entre el campo y la ciudad, en la carga de mercaderías en el puerto, en la construcción,
en oficios como afilador, carnicero, zapatero, panadero y en la venta ambulante o en pequeños
establecimientos.

Los dirigentes políticos y grandes terratenientes estaban satisfechos con la llegada en


abundancia de nuevos trabajadores que les permitían concretar sus planes económicos. Para los
trabajadores el panorama era diferente. El aumento acelerado de la población generó diferentes
problemas que afectaban tanto a los recién llegados como a los pobladores nativos, las viviendas
no alcanzaban y eran muy caras, los servicios urbanos eran insuficientes. Si bien los sueldos de
los trabajadores eran más altos que en Europa y los alimentos eran más baratos, en Argentina
había momentos difíciles en los que el trabajo escaseaba.

A comienzos del siglo XX los conflictos políticos y sociales se empezaron a expresar con mayor
intensidad. Los sectores populares organizaban huelgas y protestas para reclamar reformas y se
hacían escuchar cada vez más. Algunos problemas se solucionarían gracias al crecimiento
sostenido de la economía, aunque la riqueza no se distribuyó de manera equitativa: unos pocos
– los propietarios de grandes empresas y extensiones de tierras - se hicieron muy ricos mientras
la gran mayoría de la población sólo alcanzaba los medios indispensables para vivir.

También hubo otro tipo de problemas: en muchos lugares, los inmigrantes fueron recibidos con
recelo y desconfianza. La variedad de lenguas, costumbres y creencias alimentaba los prejuicios
y los conflictos entre unos y otros. Los “tanos”, “gallegos”, “rusos” y “turcos”, como los llamaban
los nativos en forma despectiva, sufrieron distintas formas de rechazo. Frente a cualquier
problema era más fácil culparlos a ellos que admitir que en la Argentina mucha gente era
explotada y vivía muy mal. Con el tiempo unos y otros aprendieron a convivir. Los hijos de los
inmigrantes asistieron a la escuela, que era gratuita y obligatoria desde 1884. Allí aprendieron
el español y a conocer el país que sus padres eligieron para vivir. Muchos de ellos les enseñaron
a sus parientes a hablar español y otras cosas que aprendían en la escuela.

Gran parte de los inmigrantes se instaló en las ciudades, donde había más oportunidades
laborales. La mayoría de ellos trabajaba por un sueldo, pero su deseo era trabajar por su cuenta
en un taller o en un negocio propio. También les interesaba dejar de pagar alquiler por una
vivienda y abandonar los “conventillos”. Casi todos trataron de comprar un terreno en cuotas e
ir construyendo de a poco la “casa propia” en los nuevos barrios más alejados del centro, a los
que se podía acceder gracias a la extensión del tranvía y otros transportes. Con gran esfuerzo y
perseverancia, muchos trabajadores lograron progresar, mejorar sus condiciones de vida y
formar parte de una nueva “clase media”. A veces fueron los hijos de los inmigrantes quienes
lograron este objetivo, sobre todo porque mediante el acceso a la educación muchos se
convirtieron en maestros, médicos, abogados. Poco a poco, se fue formando una sociedad más
moderna y compleja.
18
“Me gusta mucho la escuela. Ya puedo entender mucho el español. La clase de español va bien.”
Fragmento de una carta de un migrante, Museo de la Inmigración.

Para realizar este material, consultamos:


- Alonso, M. y Gurevich, R. (coord.) (2001): Ciencias Sociales 6. CABA: Aique, Serie Puntos
Cardinales.
- Benencia, R. (2016) La inmigración limítrofe y latinoamericana: de la invisibilización
histórica a la realidad actual. En: República Argentina; Ministerio de Relaciones Exteriores
y Culto - Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Los inmigrantes en la
construcción de la Argentina. Disponible en:
http://argentina.iom.int/co/sites/default/files/publicaciones/OIM-
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