Resumen1°p SEMIOLOGIA UBA XX1

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TEXTO 1: VERZERO, Lorena

¿Qué es un discurso? Sintéticamente, un discurso es un texto en contexto. Es decir, un texto


producido en una coyuntura social e histórica dada.
Los sentidos construidos son siempre sociales. No hay interpretaciones individuales. Yo pue-
do otorgar una significación a un texto, pero ese sentido estará determinado por el contexto
social y cultural en el que estoy inserto. No es que no hay lugar para la subjetividad, sino que
lo subjetivo y lo colectivo están imbricados de una manera en la que es imposible discernirlos.

TEXTO 2: zeccheto, victorino (p1)


La semiótica como ciencia depende de la “realidad de la comunicación”, primero se vive y
practica la comunicación y después se reflexiona sobre su sentido, estructura y funciona-
miento.

Discusión sobre los términos


El estatuto científico de una disciplina de los signos se plantea en el siglo XX cuando se pu-
blicaron los estudios sistemáticos de Saussure y Peirce.
Dos tradiciones etimológicas: Saussure y el término “semiología”, Peirce y término “semióti-
ca”. Esta diferencia terminológica conlleva concepciones distintas:
Saussure consderaba a la semiología relacionada con la psicología social y asociada a los
procesos que de ella se derivan, pero siempre dentro de los límites de la lingüística.
Peirce introduce el término semiotics para indicar el estudio de los signos. Concibe la semió-
tica como un campo científico articulado en torno a reflexiones de carácter lógico-filosófico
que tuviera como objeto específico de su investigación la “semiosis”, es decir, el proceso de
significación donde participan “un signo, su objeto y su interpretante”.
En 1969, tras un largo debate, la Asociación Internacional de Estudios Semióticos convino en
unificar las posiciones y se adoptó el término “semótica”1. Sin embargo, existen estudiosos
actuales que siguen distinguiendo entre “semiología” y “semiótica”.

Motivo y finalidad de la mirada semiótica


a. Una primera descripción
La semiótica:
- Es la teoría de los signos y su propósito es estudiar los conceptos básicos y gene-
rales que atañen a la problemática sígnica;
- le corresponde verificar la estructura de los signos y la validez que pueden tener en
las percepciones culturales;
- debe procurar enfrentarse con explicaciones teóricas que den razones coherentes
de esos fenómenos que involucran la comunicación humana;
- está relacionada con el problema del conocimiento y con el modo por el cual pode-
mos llegar a él a través del vehículo de los signos;
- la semiótica se presenta como un punto de vista sobre la realidad, una mirada acer-
ca del modo en que las cosas se convierten en signos y son portadoras de significado;
- su radio de acción incluye, también, a la semiosis (dinámica concreta de los signos
en un contexto sociocultural dado). Esta es un fenómeno operativo contextualizado, en el
cual los diversos sistemas de significaciones transmiten sentidos, desde el lenguaje verbal
al no verbal, pasando por los lenguajes audiovisuales, hasta las más modernas comunica-
ciones virtuales.

1 La cátedra toma esta postura.


b. Lenguaje común y lenguaje científico
Como toda ciencia, la semiótica está sujeta a reglas de verificación (o de falsedad si quere-
mos estirar hasta acá la posición de Popper), y sus hipótesis deben sostenerse en certezas
proporcionadas por argumentos de realidad, aunque no siempre es fácil demarcar tajante-
mente los límites entre las posibles evidencias o pruebas plausibles.

c. El punto de vista semiótico


La semiótica presta atención a la multitud de objetos, seres y de hechos que llenan nuestra
realidad (especialmente los de la cultura humana). Pero lo propio de ella es considerar los
fenómenos y lo hechos de cultura desde el punto de vista de la comunicación.
Es ajeno a su interés analizar la cultura con ciencias que barajan explicaciones y métodos
etnográficos, biológicos, etc., y que no tienen un conexión lógica interna con la semiótica
(que analiza específicamente la red de signos y de hechos de semiosis que se tejen en las
culturas, con sus dimensiones de significados comunicados).
Además, la semiótica tiene como característica que basa su conocimiento en la construc-
ción de modelos para que sirvan de marco de referencia en la tarea de análisis y estudio de
los fenómenos de comunicación. Mediante ese instrumento teórico, se confronta y se evalúa
la validez de la investigación.
Un modelo semiótico es como una categoría a priori, de carácter más bien hipotético y con
posibilidad de circunscribirlo a un determinado objeto de estudio.
La semiótica se entiende como “ciencia de los signos” y “ciencia de las significaciones”,
ambos aspectos van unidos y no pueden separarse (la semiótica permanece como la cien-
cia de los signos que circulan y producen sentido en el ámbito de las culturas y sociedades
humanas, tomando en cuenta sus lenguajes, lo que ellos revelan, lo que dicen y como dicen
las cosas que la gente hace).

Las generaciones de la semiótica


Los recorridos teóricos que se desarrollaron a lo largo de la (corta) historia de la semiótica
se suelen clasificar en tres etapas.

a.Semiótica de primera generación


- Inicio de los estudios de la semiología: década del 50.
o Enfoques iniciales: lingüísticos, línea saussuriana.
o Importancia de la “arquitectura de un texto”: acercamiento a los problemas
de la comunicación, consistía en hallar y descomponer los elementos constitutivos de cada
texto o discurso. Una vez encontrada su estructura fundamental y los elementos que la con-
forman, el problema semiótico se consideraba resuelto.
- Semiótica estructural: década del 60.
o Postulado: todo lector es un decodificador, el mensaje, una obra.
o Barthes: toda obra es un fragmento de una sustancia que tiene un cuerpo y
ocupa un espacio, lleva en sí misma un significado y es fruto de una tarea de producción.
o Todo texto se organiza en torno al concepto central de estructura.
o Estructuralismo: método de análisis que permite introducir un orden expli-
cativo en un conjunto o serie de fenómenos aparentemente desconectados entre sí. Objeto
de estudio: análisis de las relaciones que surgen entre sus elementos.
+ Se puede entender estructura de dos maneras: 1. Como un sistema
de relaciones; 2. la estructura como la interdependencia de elementos de un conjunto de
dinámicas, que interactúan recíprocamente.
+ El estructuralismo resultó funcional para indagar una variedad de
fenómenos propios de diferentes disciplinas porque fue posible buscar la estructura de cual-
quier fenómeno (análisis estructural).

b.Las semióticas de segunda generación


- Semiótica postestructuralista: años 70.
o Se imponen hipótesis más pluralistas que contribuyen a cambiar los enfo-
ques de estudio.
o En semiótica se revisan las formas en que se relacionaban los signos, indi-
viduos o actores y redes sociales: entre estos ya no existía aquella unidad que aparentemen-
te se pretendía.
o Se empiezan a indagar otros hechos extralingüísticos y otros procesos co-
municativos.
o Tendencias principales de esta semiótica:
+ Deconstruccionismo – Derrida: al estudiar un determinado texto es
necesario descentralizarlo, apartarse de sus símbolos centrales y reconstruirlo en torno a
otros temas que han sido marginados.
+ Hermenéutica – Gadamer, Ricoeur: esta corriente analizó los fac-
tores que intervienen en la interpretación de los lenguajes y de los mensajes. Se trata, por
tanto, de interpretar al mismo ser humano.
+ Las teorías del lector implícito – Lotman, Iser, Chatman, etc.: afirman
la hipótesis de que el verdadero lector de un texto no es el individuo correcto, sino una ins-
tancia simbólica que se activa al interior del texto (entendido no solo como escritos literarios
sino también cualquier producción audiovisual y mediática).
El problema que estas semióticas enfrentaban era el funcionamiento del texto. Asimismo,
tenían pendientes los interrogantes conceptuales no resueltos por las semióticas de la pri-
mera generación: noción de estructura –insuficiente y demasiado estática-. Así, las teo-
rías semióticas de segunda generación reelaboraron su base conceptual: la figura del lector
como un interlocutor, y el mensaje es considerado un texto. Surge, también, la noción de
contrato: pacto enunciativo que interviene como lazo de unión simbólica entre el autor y el
lector del texto.
Con todo esto, las teorías semióticas de la segunda generación presentan los siguientes
rasgos:
- Se indaga el proceso generativo del texto y se considera el relato como el lugar de
intercambio y de contrato (Genette, Verón, etc.).
- Hay un acercamiento interpretativo al texto, considerado como objeto de fruición y
lugar de interacción (U. Eco, Bettitini, etc.).
Básicamente, en estas teorías aparece claro el interés por decir no sólo qué es un texto, sino
también cómo comunica.

c.Las semióticas de tercera generación


- Mediados del 80.
- Las semióticas anteriores habían aportado el interés por los “actores” que desarro-
llaban roles sociales. Ahora se plantean dos nuevos problemas:
o Plano empírico: la manera en la que un texto interactúa con su contexto de
recepción
o Plano textual: se trataba de diseñar el perfil y el rol del interlocutor, a partir
de los límites que el mismo texto sugiere, pero yendo más allá.
- De manera general, se puede afirmar que se instaló un nuevo paradigma pero con
un enfoque plural: el interaccionismo, caracterizado por la descripción de la comunicación
en sus múltiples aspectos, de las formas discursivas y el análisis de los enunciados ubica-
dos en sus contextos empíricos.
- El postulado epistemológico de base consistió en aceptar que los textos y discur-
sos son construcciones sociales realizadas por múltiples actores.
- En adelante, para la semiótica el lector es considerado como un interlocutor que
el texto halla delante de sí; el texto a su vez, construye a su lector o espectador dándole un
espacio activo y guiándolo por cierto recorrido.
- En lo metodológico emergió la figura teórica del contexto y sus circunstancias
enunciativas. Con esto se sale de las ambigüedades de los enunciados abstractos y se to-
maba en cuenta la interacción pragmática de la comunicación. Así, se pone de relieve las
implicaciones particulares que se crean en las situaciones concretas de la comunicación
lingüística, donde los enunciados asumen determinadas significaciones, que desbordan los
códigos estrictamente semánticos.
-La semiótica social o sociosemiótica le concede un nuevo espacio al estudio de los
contextos, mostrando que en la producción social de sentido, no sólo actúan como agentes
los emisores de los mensajes, ni tampoco sólo las audiencias, sino que ambos tejen una red,
de modo que los medios y el público preceptor se interrelacionan activamente en la cons-
trucción de signos y discursos de donde emergen los sentidos de la vida cotidiana al circular
en las estructuras de la sociedad.
Resumiendo, estas semióticas de tercera generación, además de preocuparse por indicar
cómo se comunica un texto, prestan atención a la manera en la que los actores mediáticos
interactúan en los más diversos contextos.

La división de la semiótica en tres ramas


División propuesta por Morris, distingue tres ramas: la Semántica, la Pragmática y la Sin-
táctica. Cada una posee objetivos y métodos específicos. El criterio para establecer esta
división es la relación diádica que establecen los signos.

a.La Semántica
-Pueden estudiarse las relaciones de los signos con los objetos a los que son aplica-
bles.
- El conocimiento de los significados de los signos supone prestar atención a los
objetos, a los hechos y a los fenómenos que los signos señalan.
- Hay una doble perspectiva en la práctica semántica:
o una “intencional” por cuanto todo signo/enunciado designan alguna índole
propia de los objetos;
o otra perspectiva es “extensional” porque señala al conjunto de cosas/obje-
tos a los cuales se aplican las propiedades indicadas en los signos/enunciados.
- Semántica =/= Semiótica: la cátedra sostiene que la semántica es una disciplina
descriptiva y técnica de los significados de un determinado lenguaje (aplicable a textos ver-
bales, audiovisuales) mientras que la semiótica adopta una perspectiva más global y teórica
del conjunto de los lenguajes. Así, la semántica se subordina a la semiótica.

b.La Pragmática
- Se puede estudiar la relación de los signos con los intérpretes, con las personas que
utilizan los signos de modo concreto.
- Disciplina que analiza las formas y las estrategias concretas que asumen las ex-
presiones comunicativas, con el fin de descubrir las leyes que las rigen y establecer sus
características generales.
- Interés: estudio de los diálogos conversacionales, la etnolingüística, los enunciados
de los medios masivos en sus diversos contextos, etc.
c.La Sintáctica
- Se puede considerar la relación formal de los signos entre sí.
- La sintaxis se interesa por los sistemas formales (llamados “gramáticas”) diseña-
dos para analizar los lenguajes.
-Es muy difícil imaginar la existencia de un lenguaje en base a signos aislados ya que
los emisores y destinatarios de los mensajes solo logran interpretar un signo cuando lo ven
puesto en combinación estructural con otros.

Palabras claves para recordar:


- Semiótica/Semiología: es la ciencia o el conjunto de conocimientos que analizan y explican
los signos y los fenómenos comunicativos, los sentidos y las significaciones que se producen en la
sociedad a través de la actividad de la semiosis.
- Semiosis: es la actividad misma de la comunicación. Es el proceso de interacción comunicati-
va que se produce entre las personas, los grupos sociales y las instituciones.
- Semántica (del griego “semantikos”: lo que tiene sentido): es el estudio del significado de los
signos, de los enunciados y de cualquier texto o discurso mediático, dentro del proceso que asigna tales
significados.

TEXTO 3: zeccheto, victorino (p2)


Los signos son un fenómeno social y por ello sirven como instrumento de la comunicación. Ofre-
cen datos sobre la realidad representada.
El signo es un conjunto de elementos que están en lugar de otra cosa y que la designan. Es una
interpretación de la realidad representada. Es siempre una hermenéutica: la interpretación de algún
sentido que tiene la realidad conocida (cada vez que pensamos o imaginamos alguna realidad, ha-
cemos una reproducción mental de la misma, pero bajo el aspecto o la forma en que nuestra mente
la percibe, y por tanto interpretamos las informaciones recibidas).
Los pensamientos y las ideas son signos, pero también una foto, la señal vial, un gesto para salu-
dar... todos objetos construidos con el propósito de estar en el lugar de otras cosas.
Definición clásica del signo: “algo que está en el lugar de otra cosa”. Dimensión relacional: un obje-
to presente se relaciona con otro que está ausente. Esta relación requiere de alguien que percibe la
línea de conexión entre los dos objetos -alguien que actualice la realidad del signo-.

Todo signo tiene -semióticamente- las siguientes características:


- Una forma física por la cual se hace perceptible a los sentidos
- Debe referirse a algo diferente a sí mismo
- Alguien debe reconocerlo como tal, o sea, como signo

Modos de conceptualizar los elementos que componen la estructura del signo.

Dos enfoques sobre los signos


a. La postura lingüística de Ferdinand de Saussure
Signo= unidad lingüística de dos caras: SIGNIFICADO -siempre material: acústica o visual- y SIG-
NIFICANTE -inmaterial: idea o concepto evocado en nuestra mente-.
Realidad referencial: objeto, cosa o fenómeno al cual se alude mediante el signo (Saussure no la
considera parte de la estructura del signo).
La relación entre el STE y el SDO es arbitraria, entiéndase inmotivada. Esta relación está fundada en
el consenso social por el cual los grupos humanos deciden asumir esa asociación.
Un signo no tiene valor por sí solo, se debe juzgar dentro de un sistema/estructura que es la lengua.
Allí entra en relación con otros signos y se vincula con los demás elementos de todo el sistema
lingüístico.
HJELMSEV también estudió el signo como fenómeno binario. Dos aspectos: forma de la expresión
y forma del contenido.

b. Modelo triádico de Charles S. Peirce


El ser humano se mueve en su entorno guiado por creencias de tipo existencial y pragmático. El
rol del pensamiento es organizar y transformar el campo de la experiencia, para coordinar las ac-
ciones. Se trata de un pensamiento pragmático, destinado a captar los efectos y los signficados
prácticos que puede tener un conocimiento en el obrar del individuo. Para este autor, el significado
está en el pensamiento, pero no en forma pasiva sino activamente: como una acción por la cual
organizamos y transformamos los campos de la experiencia en vistas de intervenir en el mundo.
Para Peirce, a diferencia de Saussure, el signo es algo que representa alguna cosa para alguien.
Esto significa que el signo posee una composición triádica. Sin embargo, no es un ente aislado,
sino que dicha composición sígnica se inserta en el conjunto de las ideas semióticas del autor: en
su filosofía, el soporte teórico consiste en una clasificación de toda la realidad en tres categorías
fundamentales:
- La primeridad es la categoría que da cuenta de lo indefinido de las cosas, es el sentimien-
to o la primera impresión (Ej.: “la rojidad”).
- La secundidad es la categoría de la relación con la primeridad, o de un fenómeno de pri-
meridad relacionado real o analógicamente con otro (Ej.: “el rojo” de un objeto concreto).
- La terceridad es la categoría que regula la unión y la síntesis de la primeridad con la se-
cundidad. Es la ley, la convención que conecta dos fenómenos entre sí (Ej.: las palabras para decir
“este papel es rojo”).

El signo está compuesto por tres elementos:


- El representamen es lo que funciona como signo para que alguien lo perciba, el mismo
signo como tal. Está siempre en el lugar de otra cosa.
- El interpretante es la idea del representamen en la mente del que percibe el signo.
o Interpretante inmediato: simplemente el significado del signo.
o Interpretante dinámico: constituido por el sentido captado por un sujeto particular.
o Interpretante en sí: formadpor la/s interpretación/es que le otorga al signo el su-
jeto singular, los nuevos signos de carácter lógico que él va engendrando.
- El objeto es aquello a lo que alude el representamen. Puede ser una cosa, idea, relaciones, etc.
o Objeto dinámico: objeto exterior al signo.
o Objeto inmediato: objeto captado al interior del mismo signo.

Para Peirce, el signo es una categoría mental, una idea mediante la cual evocamos un objeto con
la finalidad de conocer y comprender la realidad o para comunicarnos. El proceso de aprehensión
del signo se llama semiosis y se desarrolla en forma de espiral que va integrando nuevos procesos
semiósicos, formándose la denominada semiosis infinita.

c. Esquema complementario
Según Zecchetto:
Un SIGNO es todo lo que está en lugar de otra cosa y la significa. Es la marca sensible de una in-
tención de comunicar un sentido. Se origina de la presencia del signo y la ausencia del objeto que
denota. Fuera de una sociedad los signos no existen.
El SIGNO tiene una composición ternaria. Si bien los elementos han sido denominados de diferen-
tes formas según el autor, los siguientes términos suelen utilizarse con más frecuencia:
1. El objeto (Peirce), Denotatum (Morris) o Referente (Ogden-Richards): La cosa o fenómeno que
denota el signo.
2. Interpretante/imagen mental (Peirce), Significado/idea/concepto (Saussure), Significatum (Mo-
rris) o Contenido (Hjelmlev): Lo que expresa el signo.
3. Representamen (Peirce), Significante (Saussure), Símbolo (Ogden-Richards) o Vehículo sígnico
(Morris): El signo propiamente tal.

Lo cubierto y lo manifesto de los signos


a. Los signos disimulan
El signo funciona sobre el binomio “presencia-ausencia”, su función consiste en hacer refe-
rencia a algo no presente.
La condición del signo es existir como ente diferente de lo que significa. El signo existe sin
ser percibido pero se hace perceptible apenas se establece una semiosis concreta.
No puede haber significados sin alguna materia significante, como tampoco lo contrario. No
puede haber ninguna comunicación sin alguna simulación, es decir, sin alguna sustitución
de un objeto por otro.

b. Entidades culturales
La producción de signos es una estimulación programada por un grupo social, destinada a
manifestar y a expresar aspectos de su vida.
El significado de un signo es una unidad cultural definida en un campo semántico dado por
oposición a otras unidades culturales.
Los signos, como fenómenos culturales cambiantes, experimentan continuos procesos de
evolución. Así, los referentes (unidades culturales de experiencias) van transformándose por
la estrecha interacción que existe entre campos semánticos dados y los procesos sociocul-
turales en continua formación.

Las funciones de los signos


a. Las funciones según Jakobson
Seis funciones de los signos/lenguajes:
- Conativa: sirve para establecer contacto entre el emisor y el destinatario. Son cona-
tivos todos aquellos mensajes destinados a mover al sujeto a actuar.
- Fática: es la función centrada en el canal con el fin de asegurar el contacto y la
relación con los demás. Los saludos, por ejemplo, cumplen un rol fático. Esta función tiene
escaso contenido informativo y posee una alta redundancia, porque lo que interesa es la
comunicación misma.
- Referencial: sirve para designar objetos, personas, hechos, noticias, fenómenos,
etc. Los mensajes referenciales tienen que ver con los referentes del signo, sus contextos o
circunstancias. Su rol es referir y denotar.
- Estética: está centrada en la forma del lenguaje y desarrolla la dimensión poética/
artística de los mensajes, abiertos a interpretaciones múltiples por el modo con que son
construidos. La función estética suele tener un alto contenido simbólico y por lo tanto apto
para diversas connotaciones.
- Emotiva: es una función que desea provocar la reacción emotiva de los destinata-
rios. Se trata de mensajes subjetivos aptos para emocionar o tocar los sentimientos.
- Metalingüística: su función es explicar otros códigos y signos, con el fin de acla-
rarlos o explicarlos, es decir, tiene como referente el lenguaje mismo. Esta función es la que
habla de semiótica.
Generalmente, estas funciones están presentes simultáneamente pero siempre hay una o
dos que son preponderantes.
b. La postura de Bühler
Tres funciones del lenguaje:
- REPRESENTAR las cosas y los fenómenos, es decir, transmitir mensajes y conteni-
dos sobre algo que se relata, estudia y/o analiza.
- EXPRESAR nuestras percepciones de las cosas y de la vida o para reflexionar sobre
ellas en forma subjetiva.
- COMUNICAR con los demás y mantener nuestros contactos como interlocutores.
Es una función con abundantes elementos apelativos.
Nuevamente, las funciones de los signos se entrecruzan y mezclan unas con otras. Coxisten
aunque alguna de ellas tenga un perfil más destacado.

Clasificación de los signos


a. No hay signos naturales
Existe una división muy difundida que distingue signos naturales y signos artificiales. Los
signos son fruto de una actividad humana socializada por la cual se crean objetos o se
asumen cosas/fenómenos/hechos con el fin expreso de designar otras cosas ausentes. En
consecuencia, no existen signos naturales (desde el momento que un humano decide uti-
lizar el humo para emitir mensajes, este deja de ser un producto de la combustión y pasa a
convertirse en un fenómeno cultural y sígnico compartido, para desarrollar una actividad de
semiosis).

b. Signos verbales y no verbales


- Signos verbales: son los más utilizados y numerosos en todas las sociedades hu-
manas. Prácticamente, no hay actividad humana sin la palabra y casi todas las formas de
semiosis la incluyen.
- Signos no verbales: incluyen todos los demás signos que se generan en las so-
ciedades humanas (imágenes de cualquier tipo y género, símbolos figurativos, musicales,
señales fónicas, logos, señales de tránsito, gestos o movimientos convencionales, etc. Los
gestos y las posturas corporales -comunicación paraverbal- también son considerados sig-
nos no verbales).

c. Creación y movilidad de los signos


Todos los signos, verbales o no, son fruto de la actividad humana. Son creados por institu-
ciones, por mujeres y hombres que necesitan comunicarse, organizar la sociedad en la que
viven, manifestar sus pensamientos, expresar lo que sienten, dar a conocer sus visiones del
mundo y sus proyectos.
Los signos tienen un ritmo de vida dinámico y cambiante. Los hay que, por su rol operativo
y universal, tienen una larga duración; otros, en cambio, son efímeros y desaparecen al poco
tiempo de haber nacido.

Las dinámicas combinatorias de los signos


Saussure utiliza el modelo binario significante-significado, pero también observa otros ele-
mentos combinatorios: sintagma y paradigma, diacronía y sincronía.

a. El despliegue temporal del signo: su sincronía y diacronía


Sincronía significa contemporaneidad. Se asume como criterio para el estudio sistemático
de los signos/hechos lingüísticos y asumirlos como un sistema organizado actual en un
espacio dado.
Diacronía significa sucesión. Los lingüistas que antes estudiaban el origen de las lenguas,
usaban el método diacrónico para analizar la evolución de las palabras. Sin embargo, la
diacronía en sí misma no es decisiva para la comprensión sincrónica (actual) del lenguaje.
La SINCRONÍA alude a sistema, a sintagma, a relación con una estructura en el espacio;
mientra que la DIACRONÍA se refiere a la historia, a las relaciones en el tiempo.
La relación entre sincronía y diacronía es una asimétrica pero complementaria en cualquier
estudio semiótico.

b. Las coordenadas del sintagma y el paradigma


La identidad de los signos lingüísticos reside en su valor establecido mediante un sistema de
relaciones y/u oposiciones. Por tanto, el funcionamiento de una estructura de signos depen-
de de las relaciones que estos establezcan entre sí y no de su identidad autónoma.
El sistema de oposiciones binarias se hace operativo en el uso de dos formas de lectura y
cada una genera valores propios, estos son el sintagma y el paradigma.
Llamamos SINTAGMA a la combinación de signos en una misma cadena lineal, constituye el
eje horizontal de una estructura y cada uno de estos sintagmas constituye una parte integral
de su sentido en un determinado momento.
Muchas veces, variar la combinación sintagmática no trae consecuencias para el significa-
do estructural, pero otras puede perturbar radicalmente la estructura. Por eso, este eje debe
ponerse en relación con el otro eje de oposición binaria: el paradigma.
Se habla de PARADIGMA cuando hay referencia a un modelo o estructura teórica que explica
a un conjunto de elementos que tienen entre sí algo en común, que constituye un modelo
referencial que conecta en profundidad a grupos de signos o de fenómenos diversos -cultu-
rales, comunicativos, sociales, etc.
En la cadena de sintagmas que ordenan una determinada estructura, el paradigma emerge
como el eje vertical que orienta uno o más sentidos de dicho conjunto.
Las relaciones entre los ejes sintagmáticos y paradigmáticos son estrechas, cada aspecto
es dependiente del otro y constantemente interactúan entre sí.
Jakobson sostuvo que determinada estructura de signos se configura sobre los ejes de “se-
lección y combinación”: la selección se realiza sobre el campo de paradigmas y se concreti-
za mediante combinaciones sintagmáticas.

Palabras claves para recordar:


- Signo: es todo aquello que está en lugar de otra cosa con el fin de significarla.
- Díada de Saussure: el signo está compuesto de dos elementos, SIGNIFICANTE (parte sensible y percep-
tible) y SIGNIFICADO (contenido o idea).
- Tríada de Peirce: el signo está compuesto de tres elementos, REPRESENTAMEN (el signo mismo), IN-
TERPRETANTE (la idea del representamen en la mente del sujeto que percibe el signo) y el OBJETO (aque-
llo a lo que alude el representamen).
- Funciones del signo: operación que realiza el signo de acuerdo a su ubicación y finalidad en una estruc-
tura comunicativa. Jakobson analiza SEIS funciones: conativa, fática, referencia, estética, metalingüís-
tica y emotiva.

TEXTO 4: saussure, ferdinand de


El lenguaje es una capacidad humana universal para expresar pensamientos y sentimientos a
través de los signos. El lenguaje se entiende como un objeto binario, compuesto por la len-
gua (aspecto social) y el habla (aspecto individual). Es multiforme y heteróclito.

Circuito de la palabra
Saussure propone el circuito de la palabra para hallar el lugar de la lengua en los hechos del
lenguaje.
En el cerebro de A, un concepto dado desencadena en el cerebro la imagen acústica que
le corresponde, esto es un FENÓMENO PSÍQUICO. Le sigue un PROCESO FISIOLÓGICO, en
el que el cerebro de A transmite a los órganos de la fonación un impulso correlativo a la
imagen. Las ondas sonoras se propagan de la boca de A al oído de B, el otro individuo, esto
es un PROCESO FÍSICO. El circuito sigue en B de manera inversa: del oído al cerebro de B,
en este se produce una asociación PSÍQUICA de la imagen acústica con el concepto que
corresponde y así...

Este circuito puede dividirse:


A. Una parte EXTERNA (vibración de los sonidos que van de la boca al oído) y una
parte INTERNA (que comprende todo lo demás.
B. Una parte NO PSÍQUICA (hechos fisiológicos y los físicos, externos al individuo) y
otra PSÍQUICA (localizada en el cerebro. Se llama EJECUTIVO a todo lo activo –del concepto
a la imagen acústica- y RECEPTIVO a todo lo pasivo –de la imagen acústica al concepto).
C. Una parte ACTIVA (todo lo que va del centro de asociación de uno de los sujetos al
oído de otro) y otra PASIVA (todo lo que va del oído del sujeto a su centro de asociación).

A esto, es necesario añadir una facultad de asociación y de coordinación, que desempeña el


primer papel en la organización de la lengua como sistema. Para comprender este papel hay
que salirse del acto individual y encarar el hecho social: entre todos los individuos unidos
por un lenguaje, se establecerá una especie de promedio: todos reproducirán (aproximada-
mente) los mismos signos unidos a los mismos conceptos y lo que hace que se formen en
los sujetos hablantes impresiones que llegan a ser idénticas en todos es el funcionamiento
de las facultades receptiva y coordinativa.
Al separar la lengua del habla (langue et parole), se separa: 1- lo que es social de lo indivi-
dual, 2- lo que es esencial de lo que es accesorio y más o menos accidental.

Entonces:
La lengua es una parte esencial del lenguaje. No es una función del sujeto hablante, es el
producto que el individuo registra pasivamente. Es a la vez un producto social de la facultad
del lenguaje y un conjunto de convenciones que permiten el ejercicio de esa facultad en los
individuos.
Características:
- Es un objeto bien definido en el conjunto heteróclito de los hechos del lenguaje.
- Es la parte social del lenguaje, exterior al individuo que no puede ni crearla ni modi-
ficarla por sí solo.
- Es un objeto que se puede estudiar separadamente.
- De naturaleza homogénea: es un sistema de signos en el que solo es esencial la
unión del sentido y la imagen acústica, las dos partes psíquicas.
- Es un objeto de naturaleza concreta, los signos de la lengua son “tangibles”, ya que
se pueden plasmar a través de la escritura.

El habla, por su parte, es un acto individual de voluntad e inteligencia. Es la lengua puesta en


acto, es decir, pone en práctica los códigos que constituyen la lengua.

¿Por qué es la lengua y no el lenguaje el objeto de estudio de la lingüística?


A Saussure le interesa recortar una parte del lenguaje para estudiarla de manera sistemati-
zada. Se dedica, así, a estudiar la lengua y no el habla, porque la primera es plausible de ser
sistematizada (por su carácter homogéneo) mientras que la segunda es demasiado caótica
para el autor. No niega la posibilidad de una lingüística del habla, simplemente decide no
enfocarse en ella.

Signo lingüístico: es la unión entre un concepto y una imagen acústica (ambos de carácter
psíquico). Saussure reemplaza la palabra “concepto” por “significado” e “imagen acústica”
por “significante”.
Características del signo:
- ARBITRARIEDAD: el signo lingüístico es arbitrario porque la unión entre significado
y significante es inmotivada, no existe motivo o razón natural por el cual exista una relación
entre estos dos elementos.
- LINEALIDAD: el signo es lineal porque el significante se desenvuelve sucesivamente
en el tiempo, es decir, no puede ser pronunciado simultáneamente a otro sino en unidades
sucesivas que se producen linealmente en el tiempo.

De la ARBITRARIEDAD, se desprenden dos características más:


- MUTABILIDAD: el signo lingüístico puede cambiar o alterarse porque se continúa
en el tiempo, lo cual conduce a un desplazamiento de la relación entre el SDO y el STE. Es
natural en la evolución histórica de la lengua.
- INMUTABILIDAD: debido a que un STE mantiene una relación arbitraria con su SDO,
representa una imposición social con relación a la comunidad lingüística que lo usa, que no
podrá cambiarlo a su gusto.
Esta última característica también se debe a la multitud de signos necesarios para construir
cualquier lengua (sería demasiado engorroso que se pueda cambiar los signos así porque
sí), al carácter complejo del sistema, a la resistencia colectiva de toda innovación lingüística
(la lengua es tarea de todo el mundo y precisamente porque el signo es arbitrario no conoce
otra ley que la de la tradición y la herencia).

Valor lingüístico
La lengua consiste en una serie de oposiciones de sonidos combinados con una serie de
oposiciones de ideas, lo que genera un sistema de valores.
El pensamiento, al igual que los sonidos, antes de la segmentación de la lengua, es una masa
carente de toda forma y organización. Las subdivisiones realizadas por la lengua dan forma,
crean un sistema. La forma está constituida por unidades que tienen sentido dentro del sis-
tema al que pertenecen y no aisladamente. De esta segmentación se desprende la noción
de valor.
Básicamente, el valor de un signo surge por su relación con los otros signos del sistema. Un
signo adquiere valor cuando significa lo que otro no significa (esto supone que el valor de
un término se define negativa y diferencialmente por su relación con los otros términos del
sistema: ser lo que otros no son).

En su aspecto conceptual, el valor se relaciona con la significación.


El funcionamiento de la lengua es un juego de identidades y diferencias: todos los términos
son solidarios y el valor de uno resulta de la presencia simultánea de otros. Todos los valores
están constituidos por una cosa desemejante susceptible de cambiarse por aquella cuyo
valor está en cuestión; y a la vez, por cosas semejantes que se pueden comparar con aquella
cuyo valor está en cuestión: estos dos factores son necesarios para la existencia de un valor.
Por ejemplo: “hacer” y “realizar” son dos verbos de igual significación, ambos tienen diferen-
te valor, más allá del matiz más formal del segundo en ciertos contextos de uso: “hacer un
torta” es gramatical pero “realizar una torta” no lo es.

En su aspecto material, el valor se relaciona con el significante.


Lo que importa son las diferencias fónicas que permiten distinguir una unidad de otra. Los
fonemas son unidades opositivas y diferenciales en tanto que lo que importa es que no sean
confundidos unos con otros. Un mismo fonema puede ser emitido de diferentes maneras
según la región geográfica, pero lo que importa es su valor opositivo en la lengua.
Por ejemplo: en el español rioplatense “casa” y “caza” son homófonos (es decir, se pronun-
cian igual) pero no lo son en el español peninsular. Por lo tanto, la mera emisión de la palabra
vincula con un significado diferente, lo que no sucede en nuestra región.

Por otro lado, dado el carácter sistémico de la lengua, para determinar su valor hay que es-
tudiar el signo en todas las relaciones posibles que pueda establecer con otros signos. Es la
relación con la totalidad lo que da el valor. En una frase, los signos lingüísticos se encadenan
linealmente, en una secuencia compuesta de dos elementos consecutivos, como mínimos,
y que se rigen necesariamente por un orden interno del sistema. Esto refiere a las relaciones
sintagmáticas. Por ejemplo: “Los turistas extranjeros recorrieron la ciudad” = las relaciones
sintagmáticas se dan entre las diferentes segmentaciones que pueden hacerse en la ora-
ción: entre sujeto (“los turistas extranjeros”) y predicado (“recorrieron la ciudad”); al interior
del sintagma nominal sujeto: “los” (determinante) + “turistas” (núcleo) + “extranjeros” (mo-
dificador); etc.
Independientemente de la relación en la secuencia efectiva del mensaje, los signos se aso-
cian en la mente en una serie mnemónica virtual, estableciéndose así las llamadas relaciones
asociativas (o paradigmáticas) por semejanza de algún tipo entre los signos: ya sea de sig-
nificante (“ciudad” puede establecer relaciones asociativas con “beldad”, “soñad”, “mitad”),
de significado (“ciudad” puede establecer relaciones asociativas con “pueblo”, “metrópoli”,
“capital”, “campo”), de significante y significado a la vez (“ciudad” se vincula con “ciudada-
no”, “ciudadanía”, “citadino”) y relaciones libres, de carácter personal (“ciudad” puede remitir
a “diversión”, “ruido”, “Buenos Aires”).
El mecanismo de la lengua operará simultáneamente sobre estos dos ejes de relación.

¿Por qué la lengua es forma y no sustancia para Saussure? La lengua sería una sustancia si sus
elementos tuvieran una identidad propia y autónoma respecto de los otros elementos que
la integran. La lengua es forma porque “da forma”, organiza, crea un sistema en aquello
que estaba amorfo, desorganizado. Y, fundamentalmente, la lengua es una forma porque las
unidades que deslinda no pueden ser consideradas en sí mismas como elementos aislados
sino dentro del sistema que ella organiza.

Lingüística sincrónica y diacrónica


Sincrónica: estudio del lenguaje en un momento determinado de la historia. Es la ciencia de
los estados de la lengua, refiere al aspecto estático de la lengua.
Diacrónica: estudio del lenguaje a través del tiempo. Todo lo que es diacrónico en la lengua
lo es por el habla, allí es donde se dan los cambios en el uso de la lengua -empiezan siendo
individuales y se generalizan, provocando de este modo un cambio en la lengua. Es evolutiva
porque estudia las relaciones que unen términos no percibidos por la masa colectiva, que no
forman un sistema sino que se reemplazan entre sí.

TEXTO 5: vitale, alejandra


Peirce busó construir una teoría de los signos como marco para una teoría del conocimien-
to. La semiótica de este autor tiene una perspectiva filosófica y plantea que el único pen-
samiento que puede conocerse es pensamiento en los signos, si no puede conocerse, no
existe. Básicamente, no podemos pensar sin signos.
La semiótica tiene como objeto de estudio la semiosis que es el instrumento de conocimien-
to de la realidad. La semiosis se define como el proceso triádico de inferencia mediante el
cual a un signo –REPRESENTAMEN- se le atribuye un OBJETO a partir de otro signo –INTER-
PRETANTE- que remite al mismo objeto.

1. El SIGNO en Peirce recibe el nombre de REPRESENTAMEN. Este es una cualidad material


(secuencias de sonidos, letras, etc.) que está en el lugar de otra cosa, su OBJETO, de modo
que despierta en la mente de alguien un signo equivalente o más desarrollado al que se
denomina INTERPRETANTE, que aclara lo que significa el representamen y que a su vez re-
presenta el mismo objeto.

Existen tres condiciones para que algo sea un signo:


1) Primera condición necesaria pero no suficiente: el signo debe tener cualidades que sirvan
para distinguirlo pero esto no basta.
2) Segunda condición necesaria pero tampoco suficiente: el signo debe tener un objeto, aun-
que la relación del representamencon el objeto no basta para hacer de uno el signo de otro.
Para ello es necesario un interpretante.
3) Tercera condición necesaria y suficiente: la relación semiótica debe ser triádica, compor-
tar un representamen que debe ser reconocido como el signo de un objeto a través de un
interpretante.

a. El interpretante es otro signo, o sea otra representación, que se refiere al mismo objeto que
el representamen y que puede asumir diversas formas:
- Un signo equivalente de otro sistema semiótico (palabra “perro” = dibujo de un perro)
- El dedo índice que apunte a un objeto
- Una definición ingenua o científica formulada en el mismo sistema de comunicación, en la
misma lengua en la que es contruido el representamen (sal = cloruro de sodio)
- La traducción del término a otra lengua (perro = dog)
- La traducción del término a otro de la misma lengua mediante un sinónimo (remedio =
medicamento)
- Una asociación emotiva con un valor fijo (perro = fidelidad)

Se distinguen tres interpretantes de un signo [estas tres instancias en la interpretación fun-


cionan simultáneamente en un acto de semiosis]:
1) Interpretante INMEDIATO: se trata de una abstracción, una poisbilidad. Es el inter-
pretante pensado como el concepto/significado que comporta todo signo independiente-
mente de su contexto y circunstancias de enunciación.
Ejemplo: el interpretante inmediato de la palabra “fuego” es la parte del significado que está
más allá de que la palabra sea gritada en un incendio o para pedir prender un cigarrillo.

2) Interpretante DINÁMICO: se trata de un acontemiento singular y real. Es el efecto


particular que un signo provoca en la mente de un intérprete en una situación concreta de
enunciación, en un contexto determinado.
Ejemplo: gritar “fuego” en un incendio.

3) Interpretante FINAL (también llamado normal): Presupone los otros dos tipos de
interpretantes. Es pensado como un hábito que hace posible la interpretación recurrente y
estable de un signo. Permite que ante un signo, “cualquier mente” llegue a un “único resulta-
do interpretativo”.
Ejemplo: la luz roja del semáforo que indica la detención del auto.
Principio de pragmatismo: consiste en considerar que el significado lógico de los conceptos se
encarna en los hábitos generales de conducta. Por ejemplo: el concepto de “estufa” como
objeto que calienta un ambiente desarrolla el hábito de conducta que consiste en prender
una estufa cuando hace frío.

b. El objeto es “esa otra cosa” que el signo debe representar para que sea considerado signo.
Peirce aclara que un signo puede tener más de un objeto (el denominado “objeto complejo”).
El objeto tiene la naturaleza de un signo, dado que pensamiento y signo son equivalentes.
El autor distingue dos tipos de objetos:
1) Objeto INMEDIATO: es interior a la semiosis. Es el objeto tal como es representado
por el signo mismo y cuyo ser es dependiente de la representación de él en el signo.
Ejemplo: Perón como objeto inmediato negativo (“el tirano prófugo”) o como objeto inmedia-
to positivo (“el primer trabajador”).
2) Objeto DINÁMICO: es exterior a la semiosis. Es la realidad que, por algún medio,
arbitra la forma de determinar el signo a su representación.
Ejemplo: Perón.

El fundamento: Es uno o varios rasgos de un objeto que permiten identificarlo, es decir, rasgos
distintivos que lo diferencian de otros objetos.

Semiosis1 infinita: el signo no está aislado sino que integra una cadena de semiosis: cada sig-
no es a la vez intepretante del que lo antecede e interpretado por el que sigue. Como todos
los pensamientos son signos también se remiten unos a otros. A su vez, como todo conoci-
miento es una relación entre signos, Peirce postula que todo conocimiento está determinado
por otros conocimientos. Ya que un interpretante es, en general, un signo más desarrollado
que el representamen, la cadena de semiosis infinita determina un paulatino aumento del
conocimiento sobre un objeto.
La semiosis es virtualmente infinita, por eso se distingue entre semiosis infinita y semiosis en
acto, que le pone un término provisional a la cadena cuando un interpretante final designa el
objeto de un representamen en un acto semiótico particular.

2. Las ramas de la semiótica


El hecho de que cada representamen se conecte con tres cosas -fundamento, objeto, inter-
pretante- hace que la ciencia semiótica tenga tres ramas:
1- La gramática pura: busca responder a la pregunta “¿cómo debe ser el representa-
men para poder encarnar al significado?“
2- La lógica propiamente dicha: buscar responder a la pregunta “¿en qué sentido es
verdadero que un representamen esté en lugar de un objeto?“
3- La retórica pura: tiene como finalidad determinar las leyes mediante las cuales un
signo da nacimiento a otro y, especialmente, un pensamiento da nacimiento a otro pensa-
miento.

3. Las categorías
Existen tres modos (o categorías) de ser del fanerón (o idea):
- La PRIMERIDAD: implica considerar a algo tal como es sin referencia a ninguna otra
cosa. Se vincula con las ideas de libertad, posibilidad, indeterminación, comienzo, novedad.
En el signo, el representamen (cualidad) se corresponde con la categoría de primeridad.
- La SEGUNDIDAD: implica considerar a algo tal como es pero en relación con otra
cosa, es decir, establecer una relación diádica que no involucre a una tercera cosa. Se vincula
1 Los componentes formales de la semiosis son: el representamen, el objeto y el interpretante.
con la idea de existencia y de hecho en bruto. En el signo, el objeto se corresponde con la
categoría de segundidad.
- La TERCERIDAD: es la que hace posible la ley y la regularidad. En el signo, el inter-
pretante se corresponde con la categoría de terceridad, pues constituye una ley que pone en
relación a un primero (representamen) con un segundo (objeto) con el que él mismo está en
relación.

Los tres constituyentes de la semiosis son a su vez tricotomizados por Peirce sobre la base
de las tres categorías faneroscópicas, a partir de lo que se obtienen nueve tipos de signos:

PRIMERIDAD SEGUNDIDAD TERCERIDAD


REPRESENTAMEN Cualisigno Sinsigno Legisigno
OBJETO Ícono Índice Símbolo
INTERPRETANTE Rema Dicente Argumento

4. Tipos de signos
Signos clasificados conforme a la propia naturaleza material del representamen:
- Cualisigno: es una cualidad -color, forma, textura, etc.- que en sí misma es una
mera posibilidad hasta que se manifiesta en un sinsigno.
- Sinsigno: es cualquier cosa existente que es un signo, es la materialización del cua-
lisigno y cobra significado gracias a un legisigno.
-Legisigno: es una ley que es un signo entendido como un tipo general integrado en
un sistema organizado. El legisigno vuelve significante a los sinsignos.
Peirce vuelve a referirse a las divisiones de los signos según la naturaleza del representamen
y denomina al cualisigno TONO, al sinsigno SEÑAL y al legisigno TIPO.

Mediante la división farenoscópica del interpretante se obtienen:


- Rema: es todo signo considerado aisladamente (sin relación a alguna otra cosa),
que en sí mismo no es ni verdadero ni falso, como casi todas las palabras, con excepción de
“sí” y de “no”.
- Dicente: también llamado desisigno, es un signo que, para su interpretante, es un
signo de existencia real; se puede definir como un signo representado por su interpretante
significado como si estuviera en una relación real con su objeto.
- Argumento: se corresponde con lo denominado comúnmente como razonamiento.
Tiene la función de inducir al intérprete a cambiar su pensamiento. Debe involucrar a signos
dicentes, o premisas, sobre la conclusión de un argumento.

Categorías farenoscópicas de primeridad, segundidad y terceridad aplicadas al objeto:


- Ícono: signo que entabla una relación de semejanza, de analogía, con su objeto, se
trata de “un signo puramente por similitud con cualquier cosa a la cual sea parecido”. Los
íconos son clasificados según el modo de primeridad que comparten con su objeto. Consi-
deramos los siguientes tipos:
+ Imágenes: son los íconos que comparten cualidades simples del objeto,
como su color, su forma, su tamaño, etc.
+ Diagramas: son los íconos que comparten relaciones de las partes de su
objeto por medio de relaciones análogas entre sus propias partes, es decir, existe en el ícono
una analogía entre las relaciones de las partes del representamen y las del objeto.
+ Metáforas: íconos que guardan un paralelismo con su objeto.
Un signo sigue siendo un ícono aun cuando el objeto al que representa no existe. Peirce
acentúa el hecho de que el ícono no tiene una conexión dinámica con el objeto al que repre-
senta, característica que le atribuye a los índices.
- Índice: es un signo que entabla con el objeto una relación existencial, de modo que
participan los dos de una misma experiencia. Por ejemplo: una nube negra como índice de
que va a llover. Los índices se distinguen de los íconos y de los símbolos por tres rasgos
característicos:
+ Carecen de todos parecido significativo con su objeto (=/= íconos)
+ Se refieren a entes individuales, unidades individuales, conjuntos unitarios
de unidades o continuidades individuales (=/= símbolos)
+ Dirigen la atención a sus objetos por una compulsión ciega
Desde el punto de vista psicológico, la acción de los índices depende de asociaciones por
contigüidad, y no de asociaciones por parecido (como los íconos) o de operaciones intelec-
tuales (como en los símbolos). Sin embargo, es difícil encontrar un signo que sea solo índice.
- Símbolo: es un representamen que se refiere a su objeto dinámico por convención,
hábito o ley. Todos los signos que integran un sistema convencional, que responden a una
ley que les asigna un interpretante y los relaciona con un objeto, son símbolos: los signos de
la escritura, los sistemas de señalización, etc.
Los símbolos se caracterizan porque denotan clases de objetos, a diferencia de los índices
que se refieren a un existente particular. Por esto, sin el uso de índices es imposible designar
aquello de lo que se está hablando. En síntesis, cuando usamos el lenguaje nos valemos de
símbolos en tanto que las palabras se relacionan con el objeto mediante una convención,
hábito o ley, pero también utilizamos índices que son los que nos permiten conectar nuestro
enunciado con los objetos del mundo al que nos referimos, y, finalmente, también intervienen
íconos, en tanto íconos mentales con los que asociamos las palabras.

5. Conocimientos de la realidad y tipos de inferencia


Para Peirce, la semiosis infinita no es una propiedad exclusiva del conocer, sino además y al
mismo tiempo una propiedad de lo real.
El autor distingue entre el conocimiento verdadero, cuyo objeto es real, y el falso, cuyo objeto
es irreal. Lo real para Peirce es el acuerdo, el consenso de una comunidad sobre lo que es
considerado públicamente verdadero y que determina hábitos de conducta.
En cuanto al modo como conocemos, Peirce rechaza la postura según la cual existen cono-
cimientos surgidos mediante la intuición, afirmando que todo conocimiento surge de un pro-
ceso de inferencia. El autor postula tres tipos lógicos de inferencia que hace corresponder
con las categorías de primeridad, segundidad y terceridad.
- Abducción: consiste en elaborar una conjetura, en plantear una hipótesis explicati-
va como base de un razonamiento. La abducción se corresponde con la categoría de prime-
ridad y con la iconicidad.
- Inducción: presupone que es verdad de todo un conjunto lo que es verdad de un
número de casos del mismo, tomados aleatoriamente. Se corresponde con la segundidad y
la indicialidad.
- Deducción: el punto de partida es una ley general. Se corresponde con la terceridad
y el símbolo. Constituye un silogismo.

Para Peirce, todas las ideas novedosas de la ciencia nacen gracias a la abducción, cuyo
fruto es la postulación de una ley. Todo conocimiento constituye un proceso hipotético-de-
ductivo-experimental compuesto de tres momentos a los que les corresponde un tipo de
inferencia: a) abducción, que plantea una hipótesis sin fuerza probatoria; b) deducción, que
extrae de la hipótesis diversas consecuencias; c) inducción, que pone a prueba dichas con-
secuencias, con lo que se verifica o no la hipótesis.
TEXTO 6: BAJTÍN, MIJAÍL
¿Qué es un género discursivo?
Es un tipo relativamente estable de enunciado que usamos en diferentes ámbitos de la co-
municación y facilita la tarea de comunicarnos. No hace falta información teórica para usar
los géneros discursivos, naturalmente los reconocemos. Es imposible clasificarlos debido a
su cantidad.

¿De dónde surgen los diferentes tipos de géneros?


La variedad de los GD se determina por: la situación discursiva, posición social, relaciones
entre participantes de la comunicación (cada uno con sus tonos expresivos y formas eleva-
das, familiares o íntimas).

¿Qué elementos definen un GD?


El tema, el estilo y la estructura son los elementos que se mantienen estables dentro de un
GD.
- Tema: algunos GD se conforman a partir de enunciados que comparten un mismo
tema. Esto se debe a que los géneros discursivos habitualmente están vinculados a una
esfera de la actividad humana y se vinculan con ciertas prácticas sociales (como realizar un
trámite, escribir una novela, hacer la lista de compras o actuar en una obra de teatro).
Ejemplo: las recetas médicas son un género discursivo porque poseen una estructura simi-
lar, también están vinculadas con una misma esfera de la actividad humana, la medicina, y
por eso se vinculan todas ellas con temas médicos (mencionan enfermedades, tratamientos,
medicamentos y usan palabras específicas del ámbito de la salud).

- Estilo: se manifiesta en la manera personal en que cada hablante crea sus textos,
es el factor más personal del discurso. Sin embargo, aunque el estilo tiene un alto grado de
subjetividad (es decir que varía de acuerdo a cada persona), también suele ser relativamente
estable porque está muy vinculado al tema.
Ejemplo: cuando visitamos a un médico esperamos que en sus explicaciones sobre nues-
tra salud utilice ciertas palabras o expresiones que son “propias de los médicos”, también
esperamos que nos trate con cierta formalidad y distancia. Todos esos factores que se ob-
servan en lo que el médico nos “dice” tienen que ver con el estilo, y ese estilo no es sólo de
un médico, habitualmente es similar en todos los médicos. Por esa razón, el estilo es otro de
los factores que comparten los enunciados que se agrupan en un mismo género discursivo.

- Estructura: Ciertos tipos de enunciados tienen estructuras estables, esto quiere de-
cir que la organización de la información que contienen se hace casi siempre de la misma
manera.
Ejemplo: currículum vitae.

¿Cómo se diferencian los GD primarios de los secundarios?


- Géneros primarios (simples): Géneros de la comunicación discursiva inmediata,
más simples, ligados a la oralidad; al ser absorbidos por géneros secundarios, mantienen su
forma e importancia cotidiana solo como parte del contenido del género secundario (pierden
su relación inmediata con la realidad ej. una carta dentro de una novela es importante solo
como hecho artístico dentro del género secundario “novela”). Ejemplo : una carta, un dialogo
cotidiano.
- Géneros secundarios (complejos): Surgen en condiciones de comunicación cultural
desarrollada, organizada, generalmente escrita (comunicación artística, científica); absor-
ben y reelaboran géneros primarios. Se denominan “ideológicos “por la capacidad de estos
géneros de mostrar una determinada mirada sobre el mundo (por su complejidad, su ela-
boración, etc.). Simplemente son géneros más elaborados y complejos que nos permiten
comunicar nuestras ideas y pensamientos de una manera más efectiva. Ejemplo: novelas,
dramas, investigaciones científicas, géneros periodísticos, etc.

Enunciado como unidad real de la comunicación (unidad mínima de los géneros discursivos)
El discurso puede existir en la realidad tan sólo en forma de enunciados concretos pertene-
cientes a los hablantes o sujetos del discurso. Todos los enunciados poseen unos rasgos
estructurales comunes y tienen fronteras bien definidas. En síntesis: para Bajtín un enun-
ciado es una unidad de la comunicación discursiva, no es una unidad convencional, sino
real, determinada por el cambio de los sujetos discursivos. este tiene un sentido complejo,
entonación determinada, contexto, y es limitado por el cambio de sujetos.
Características:
- Su contexto es una situación comunicativa concreta, la realidad
- Se relaciona con los enunciados anteriores y posteriores
- Puede ser respondido porque se comprende su intención discursiva
- Sus límites se determinan por el cambio de sujeto hablante
- Es la unidad de la comunicación discursiva
- Pertenece a un hablante concreto
- Posee expresividad

Las fronteras de cada enunciado se determinan por el cambio de los sujetos discursivos, es decir,
por la alternación de los hablantes. Todo enunciado posee un principio absoluto y un final
absoluto. El cambio de los sujetos discursivos que enmarca al enunciado y que crea su masa
firme y estrictamente determinada en relación con otros enunciados vinculados a él es el
primer rasgo constitutivo del enunciado como unidad de la comunicación discursiva que lo dis-
tingue de las unidades de la lengua. Esto lo diferencia de la oración porque sus límites jamás
se determinan por el cambio de los sujetos discursivos.

Oración: para Bajtín es una unidad de la lengua que sirve para formar un enunciado, tiene una
naturaleza gramatical, límites gramaticales, conclusividad y unidades gramaticales.
- Los límites de la oración no se determinan por el cambio de sujeto como en el dis-
curso; la oración es una idea relativamente concluida que se relaciona de manera inmediata
con otras ideas del mismo hablante dentro de la totalidad de su enunciado (al concluir una
oración, el hablante hace una pausa y sigue con otra oración que continúe, complete, funda-
mente, etc. su idea anterior).
- Las oraciones y sus relaciones son preestablecidas por el género elegido.
- La oración no se relaciona de manera inmediata con el contexto externo extra verbal
(ej. situación, ambiente, prehistoria), lo hace a través del enunciado que integra.
- La oración no se relaciona de manera directa con los enunciados ajenos ni provoca
una respuesta.
- La oración como expresión de la lengua es inexpresiva y neutra (a diferencia del
enunciado sí es expresivo y no es neutro)
- Las oraciones y las palabras son impersonales (no orientada no pertenecen a nadie
ni se dirigen a nadie.
- La oración no puede determinar directa y activamente la posición responsiva del
hablante, lo logra al convertirse en enunciado completo.
¿Por qué el concepto de enunciado cuestiona la idea de un “hablante” y un “oyente” como partes estancas
de un diálogo?
En la lingüística persisten ficciones como el “oyente” y “el que comprende”, se ofrece un
esquema de los procesos activos del discurso en cuanto al hablante y de los procesos pa-
sivos de recepción y comprensión cuanto al oyente. Pero no siempre es así, el oyente al
percibir y comprender el significado del discurso, simultáneamente toma una activa postura
de respuesta, es decir el oyente se vuelve el hablante. Además, no siempre tiene lugar una
respuesta inmediata en voz alta, la comprensión del oyente puede traducirse en una acción
inmediata (cumplir una orden) o quedar por un tiempo como una comprensión silenciosa
(ejemplo la comprensión de los géneros liricos).
En síntesis: toda comprensión real tiene un carácter de respuesta activa y no es sino una
fase inicial y preparativa de la respuesta, mismo el hablante, no espera una comprensión
pasiva, que solo reproduzca su idea en la cabeza ajena, si no que quiere una contestación.
Todo hablante es de por si un contestatario, todo enunciado es un eslabón en la cadena de
otros enunciados.

¿Cómo reconocemos dónde termina un enunciado y dónde comienza otro?


Las fronteras de cada enunciado como unidad de la comunicación discursiva se determinan
por el cambio de los sujetos discursivos, por la alteración de los hablantes, todo anunciado
posee un principio y un final. Antes del comienzo están los enunciados de otros, después
del final están los enunciados respuestas de otros. Un hablante termina su enunciado para
ceder la palabra al otro o para dar lugar a su comprensión.

Conclusividad: el cambio de sujeto discursivo se da porque el hablante dijo o escribió todo lo


que en un momento dado y en condiciones determinadas quiso comunicar; este enunciado
concluido da la posibilidad de ser contestado. Esto se da porque:
- El sentido del objeto del enunciado se agota
- El enunciado se determina por la voluntad discursiva del hablante (que elige un gé-
nero discursivo determinado)
- El enunciado tiene formas típicas genéricas y estructurales de conclusión (según el
género discursivo elegido)

Intertextualidad
Todo enunciado viene a ser un eslabón en la cadena de la comunicación discursiva en una
esfera determinada. Está lleno de ecos y reflejos de otros enunciados con los cuales se re-
laciona: debe ser analizado como respuesta a los enunciados anteriores de dicha esfera. En
un enunciado se pueden descubrir todo tipo de discursos ajenos, implícitos, un enunciado
siempre contesta. El hablante nunca es el primero que aborda un objeto de discurso, este ya
se encuentra hablado, discutido, vislumbrado, valorado.
Además de contestar a discursos precedentes, el enunciado no solo se dirige a su objeto
sino también a discursos ajenos acerca de este último. El enunciado se construye desde el
principio tomando en cuenta las posibles reacciones de respuesta para las cuales se cons-
truye el enunciado
Por eso, el enunciado es un eslabón en la cadena de la comunicación discursiva y no puede
ser separado de los eslabones anteriores que lo determinan por dentro y por fuera, generan-
do en él reacciones de respuesta y ecos dialógicos.

¿Cuál es la relación entre contexto y sentido?


Bajtín dice que todo enunciado tiene una carga semántica, pero el verdadero sentido se ter-
mina de dar en relación con el contexto. Hay que ver dónde, cuándo y con qué entonación se
emite un enunciado para conocer su verdadero sentido, el contexto es de vital importancia a
la hora de entender el sentido de un enunciado.

¿Qué crítica le realiza a Saussure? Bajtín le critica a Saussure que deja de lado el “habla”, ya que
ignora la función comunicativa del lenguaje, solo les interesa la función expresiva. Así, se
crea una ficción científica en donde el hablante es el sujeto activo y el oyente es pasivo. A
diferencia de Saussure, Bajtín plantea que el oyente se prepara para una acción, completa
el discurso, y la respuesta de este siempre está en formación a lo largo de todo el proceso
de audición y comprensión, todo entendimiento del discurso tiene un carácter de respuesta.

TEXTO 7: Benveniste, émile


¿En qué consiste el acto de “enunciación?
La enunciación es poner a funcionar la lengua por un acto individual de utilización. Es el acto
mismo de producir un enunciado, este acto se debe al locutor que moviliza la lengua por su
cuenta. Antes de la enunciación, la lengua no es más que la posibilidad de la lengua, des-
pués de la enunciación, la lengua se efectúa en una instancia de discurso. En relación con la
lengua es un proceso de “apropiación” el locutor se apropia del aparato formal de la lengua
y enuncia su posición de locutor, e implanta al otro delante de él (alocutario).

¿Por qué habla de un “aparato formal” que la constituye?


Habla de “aparato formal” porque lo que está describiendo es como una suerte de estructura
de funcionamiento, un conjunto de reglas constantes a las que responden cualquier inte-
racción posible dentro del lenguaje. Se trata del medio por el que nos incorporamos como
sujetos dentro del lenguaje.

¿Cuáles son las tres maneras de estudiar el proceso de enunciación?


Este proceso se estudia de tres modos distintos:
- La realización vocal de la lengua: vendrían a ser los sonidos emitidos y percibidos.
- La conversión individual de la lengua al discurso: sería “el sentido”; es decir el sen-
tido que uno mismo le da a lo que uno piensa, que luego se transforma en palabras.
- La enunciación en el marco formal: la lengua se emplea en la expresión de cierta
relación con el mundo. antes de la enunciación, la lengua no es mas que la posibilidad de
la lengua en si. pero, después de la enunciación la lengua se efectúa como discurso que es
emanado por un locutor, que espera una auditor y promueve una enunciación a cambio.

¿A qué se refiere el autor con introducir “al que habla en su habla”?


Se refiere a la referencia que el locutor establece consigo mismo en cada instancia del dis-
curso; lo pone en relación con su enunciación constantemente. Las formas son 3:
- Índices de persona: el término yo denota al individuo responsable de la enunciación,
el término tú al individuo que está presente en ella como alocutario.
- Índices de ostensión (este, aquí, etc.): términos que implican un gesto que designa
al objeto al mismo que se pronuncia la instancia del término.
- El paradigma de las formas temporales: formas temporales que se determinan res-
pecto del ego, centro de la enunciación.

¿Cuáles son las funciones propias de la enunciación?


- La interrogación: el locutor plantea un problema para generar una respuesta.
- La intimación: órdenes, llamados, utilizar un modo imperativo.
- La aserción: cuando el locutor enuncia una certidumbre, certeza.
TEXTO 8: kerbrat-orecchioni, catherine
Esquema de Jakobson

Destinador-(contexto-mensaje-contacto-código)-Destinatario

Destinador (emisor): envía un mensaje


Destinatario (receptor): recibe el mensaje
Contexto: lugar al que el mensaje remite para ser efectivo
Código: el mensaje requiere un código común entre destinador y destinatario
Canal: canal físico y conexión psicológica que mantiene la comunicación entre el destinador,
el destinatario y el mensaje que se envía

Crítica a Jakobson
HOMOGENEIDAD DEL CÓDIGO: es imposible que el destinador y el destinatario hablen exacta-
mente la misma lengua, es decir, un código común; no es posible que el mensaje pase de de
destinador a destinatario sin sufrir modificaciones, cambia al ser decodificado.
EXTERIORIDAD DEL CÓDIGO: es inexacto decir que el emisor, al confeccionar su mensaje, elige
libremente entre los ítems léxicos, sintácticos, etc., de sus aptitudes lingüísticas y dice lo que
quiere. Tiene limitaciones que restringen sus posibilidades de elección:
- Restricciones del universo discursivo: situación en que están el emisor y el receptor,
determinados por las restricciones propias del género elegido; el emisor elige determinadas
palabras para realizar su discurso teniendo en cuenta a su receptor (y su saber sobre el
tema, léxico, etc).
- Competencias ideológicas y culturales: saberes propios del sujeto sobre el mundo.
- Determinaciones PSI: psicología de los sujetos.
- Competencias lingüísticas y paralingüísticas: adquisición y desarrollo del lenguaje
- Modelos de producción e interpretación: reglas comunes a todos los hablantes para
producir y decodificar mensajes. No se emite un mensaje a un destinatario real, sino a lo que
el destinador cree saber del destinatario, y el destinatario decodifica el mensaje en función
de lo que cree saber del destinador.

Reformulación del esquema de Jakobson


Es imposible pensar la competencia lingüística separada de la paralingüística y los compor-
tamientos paraverbales, especialmente en el ámbito oral, donde la comunicación es “multi-
canal”.

Propiedades específicas de la comunicación verbal


- Reflexibilidad: el emisor es su primer receptor.
- Simetría: el mensaje pide, generalmente, una respuesta. Todo receptor funciona al mismo
tiempo como emisor en potencia. La simetría implica que la respuesta se efectúe con la
ayuda del mismo código.
- Transitividad: si un emisor transmite a un receptor una información, el receptor tiene la
posibilidad de transmitir a su vez esa información a otro, sin haber experimentado él mismo
la validez de esa información.
- En la fase de emisión muchos niveles de enunciación pueden superponerse en una especie
de cadena de emisores (ej. en una obra de teatro, el emisor oiriginal que es el autor, es reem-
plazado por emisores interpretantes como director, decorador, actores, etc.).

Tipos de destinatario
- Destinatario directo (alocutario): es expresamente considerado por el emisor como su
compañero en la relación de alocucación (ej.: dirigiéndose a él con la mirada o con un pro-
nombre en segunda persona). Pueden estar físicamente presentes en la comunicación.
- Destinatario indirecto: no están integrados en la relación de alocución, son testigos (ej.: al
defender una tesis). Pueden estar físicamente presentes en la comunicación.
- Destinatario adicional: destinatario aleatorio que el emisor no puede prever, ni controlar
cómo interpretará el mensaje (ej.: una carta que cae en otras manos).

Clasificación de destinatarios
- Presente + locuente (intercambio oral)
- Presente + no locuente (conferencia magistral)
- Ausente + locuente (comunicación telefónica)
- Ausente + no locuente (la mayor parte de las comunicaciones escritas)

Enunciado: puesta en funcionamiento de la lengua por un acto individual de utilización, ac-


tividad lingüística ejercida por el que habla en el momento que habla y por el que escucha
en el momento que escucha. Es el conjunto de fenómenos observables cuando se pone en
movimiento, durante un acto de comunicación, el conjunto de los elementos antes esque-
matizados.

Enunciación en sentido amplio: La lingüística de la enunciación estudia las relaciones entre los
participantes, el enunciado, y el contexto en que se emite.

Enunciación en sentido restringido: La lingüística de la enunciación estudia las huellas de subje-


tividad del emisor en su enunciado.

TEXTO 9: FILINICH, MARÍA ISABEL


El sujeto de la enunciación no es un individuo particular, tampoco intenta recuperar la ex-
periencia singular de un hablante empírico. El sujeto de la enunciación es una instancia
compuesta por la articulación entre sujeto enunciador y sujeto enunciatario, de ahí que es
preferible hablar de instancia de la enunciación para dar cuenta de los dos polos constituti-
vos de la enunciación.
Hablar de la instancia de la enunciación acentúa el hecho de que lo que interesa desde una
perspectiva semiótica es la dimensión discursiva, o bien, la cristalización del discurso de
una presencia -una voz, una mirada- que es a la vez causa y efecto del enunciado. Enun-
ciador y enunciatario son dos papeles que se constituyen de manera recíproca en el interior
del enunciado (el autor o sujeto empírico de un enunciado no tiene cabida en el análisis de
la enunciación).
Además de la diferencia entre emisor o empírico (nuevamente, que no es de interés para
este análisis) y sujeto enunciador, se debe distinguir entre el enunciatario y el receptor real
del enunciado: el enunciatario es, como el enunciador, un sujeto discursivo, previsto en el
interior del enunciado, es la imagen del destinatario que el enunciador necesita formarse
para construir todo enunciado mientras que los receptores reales pueden estar alejados de
esa imagen que el enunciador se hace del destinatario real. Lo que interesa para el análisis
es esta imagen de destinatario explicitada en la enunciación, no los receptores empíricos
cuyas características no podrían aportar rasgos relevantes para comprender la significación
del texto.
Así, enunciador y enunciatario son dos papeles configurados por el enunciado, dado que no
tienen existencia fuera de él.
En síntesis, se puede afirmar que el sujeto de la enunciación es una instancia lingüística,
presupuesta por la lengua -en la medida en que ella ofrece las formas necesarias para la
expresión de la subjetividad- y presente en el discurso, en toda actualización de la lengua,
de manera implícita, como una representación -subyacente a todo enunciado- de la relación
dialógica entre un yo y un tú.
Las marcas del enunciador y el enunciatario
En los casos más transparentes, las referencias o marcas al enunciador y al enunciatario
aparecerían como el yo responsable del decir y el tú previsto por el enunciador: las personas
(1° y 2°) y otros índices, expuestos por Benveniste; los deícticos (pronombres personales, de-
mostrativos, localizadores temporales y espaciales, etc.) y subjetivemas (sustantivos axio-
lógicos, adjetivos, verbos y adverbios subjetivos) expuestos por Kerbrat-Orecchioni. Pero es
necesario considerar que el enunciador no solo se constituye a sí mismo sino que construye
una imagen del enunciatario. Las huellas de su presencia son múltiples.
En síntesis, la instancia de la enunciación se constituye como una estructura dialógica que
es causa y efecto del enunciado, independiente de todo soporte empírico preexistente, y que
es pasible de ser reconstruida mediante una actividad de interpretación que saque a la luz
los rasgos que la caracterizan.
Ambigüedad y polifonía enunciativa
Se retoma la polifonía de la narración de Bajtín, que explica la posibilidad de hacer circular
otras voces en el interior de un discurso propio. El propósito de este autor fue mostrar el
hecho de que la lengua no es monolítica sino que conviven en su interior jergas, dialectos,
lenguajes particulares, y que tal heteroglosia se pone de manifiesto particularmente en el
terreno de la novela, mediante el trabajo de estilización de diversos lenguajes. Esto conva-
lida la concepción de que el sujeto hablante no es fuente ni dueño de su discurso sino que
su habla hace circular ideologías, creencias, valores, que lo desbordan (su habla es más un
mosaico de citas en conflicto que un supuesto discurso homogéneo).
Ducrot retoma este concepto de polifonía para trabajarlo en el interior mismo del enunciado.
En oposición a la premisa de la unicidad del sujeto hablante, el autor plantea que incluso en
un solo enunciado es posible reconocer la presencia de más de un enunciador a través de
procedimientos como la ironía2, la cita y la negación3. Estos desplazamientos permiten ad-
vertir que los deícticos de persona no simplemente remiten al lugar de donde proviene la voz,
2 Consiste en hacer oír la voz de otro capaz de realizar una afirmación absurda de la cual el enunciador básico no se hace responsable.
3 Pone en escena, al menos, a dos enunciadores: al que es responsable de la afirmación que vehicula el enunciado negativo y al que
asume la negación explicitada.
sino que construyen una figura enunciante compleja con diversas significaciones.

TEXTO 10: escandell vidal, MARÍA victoria (p1)


Se entiende por pragmática al estudio de los principios que regulan el uso del lenguaje en la
comunicación, es decir, las condiciones que determinan el empleo de enunciados concretos
emitidos por hablantes concretos en situaciones comunicativas concretas y su interpreta-
ción por parte de los destinatarios.
Es una disciplina que toma en cuenta los factores extralingüísticos que determinan el uso
del lenguaje, precisamente a todos aquellos a los que no puede hacer referencia un estudio
puramente gramatical: nociones como emisor, destinatario, intención comunicativa, contex-
to verbal, situación o conocimiento del mundo son de gran importancia.
Lo que separa los distintos enfoques es la decisión que cada uno de ellos toma acerca de
cómo debe interpretarse este objetivo:
- para unos, la pragmática ha de centrarse en la relación del significado gramatical
con el hablante y con los hechos y objetos del mundo que intenta describir;
- para otros, debe tratar de analizar la relación entre la forma de las expresiones y las
actitudes de los usuarios.

Tres problemas de la pragmática


El problema del significado no convencional
Se suele dar por sentado que las lenguas naturales funcionan como códigos y que cuando
las personas se comunican, lo único que hacen es simplemente codificar información. Pese
a la popularidad y difusión de estas ideas, la realidad es que representan un esquema muy
simplificado de la comunicación.
La idea de que la lengua en la comunicación funciona como un código no es adecuada. No
hay una correspondencia biunívoca constante entre representaciones fonológicas e inter-
pretaciones. Y, sin embargo, esto no constituye necesariamente un obstáculo para la comu-
nicación. De hecho, se cuenta siempre con la posibilidad de que haya una cierta separación
entre lo que se dice -entre los significados literales de las palabras que se pronuncian- y lo
que se quiere decir -la intención comunicativa subyacente... por eso se habla de leer entre
líneas (recuperar lo que el interlocutor quiere decir a partir de lo que realmente dijo).

Sintaxis y contexto
Existen lenguas que tienen un orden de palabras en la frase relativamente libre mientras que
otras lenguas lo tienen más bien fijo. No es plausible pensar que en las lenguas cuyo orden
de palabras no viene fijado de manera estricta por la sintaxis, todas las variantes posibles
son absolutamente equivalentes. en todos los contextos y situaciones.
Resulta evidente que incluso algunos aspectos típicamente gramaticales como el orden de
palabras, están determinados por factores de tipo contextual o situacional. La cuestión no
puede plantearse en términos de corrección gramatical sino también de adecuación discur-
siva.

Referencia y deixis
Desde el punto de vista de la comunicación, comprender una frase no consiste simplemente
en recuperar significados, sino también en identificar referentes. No basta con entender las
palabras; hay que saber a qué objetos, hechos o situaciones se refieren.
Una parte importante de la interpretación de un gran número de enunciados depende deci-
sivamente de los factores extralingüísticos que configuran el acto comunicativo: conocer
la identidad del emisor o del destinatario y conocer las circunstancias de lugar y tiempo de
emisión se ha convertido en un requisito imprescindible para conseguir una interpretación
plena. También resulta evidente que solo desde una perspectiva pragmática se podrá tener
acceso al tipo de información necesaria para lograr este objetivo.

La necesidad de la pragmática: la distancia que existe entre lo que literalmente se dice y lo que
realmente se quiere decir, la adecuación de las secuencias gramaticales al contexto y a la
situación, o la asignación correcta de referente como paso previo para la comprensión total
de los enunciados, son tres tipos de fenómenos que escapan a una caracterización precisa
en términos estrictamente gramaticales.
Dos cosas son claras: hay una parte del significado que logramos comunicar que no se
puede reducir al modelo de un código que empareja convencionalmente significantes y sig-
nificados, y que para caracterizar dicho significado adecuadamente hay que tomar en consi-
deración los factores que configuran la situación en que las frases son emitidas.
Las explicaciones que ofrecen tanto la gramática como la pragmática deben entenderse
siempre como complementarias.

TEXTO 11: escandell vidal, MARÍA victoria (p2)


El modelo de análisis pragmático que propone la autora está constituido por dos clases de ele-
mentos:
1) de naturaleza material, “física”, en cuanto que son entidades objetivas, descriptibles externa-
mente;
2) de naturaleza inmaterial, ya que se trata de los diferentes tipos de relaciones que se establecen
entre los primeros.

1) Los componentes materiales [emisor, destinatario, enunciado, entorno]


El emisor: con este nombre se designa a la persona que produce intencionalmente una expresión
lingüística en un momento dado, ya sea oralmente o escrito. Se refiere a un sujeto real, con sus
conocimientos, creencias y actitudes, capaz de establecer toda una red de diferentes relaciones
con su entorno. Hablante (sujeto que posee el conocimiento de una determinada lengua) no es lo
mismo que emisor (hablante que está haciendo uso de la palabra en un determinado momento y lo
es solo cuando emite su mensaje).

El destintario: con este nombre se designa a la persona a la que el emisor dirige su enunciado y con
la que normalmente suele intercambiar su papel en la comunicación de tipo dialogante. Destinata-
rio (sujeto al que se ha dirigido un mensaje) no es lo mismo que receptor (mecanismo de decodifi-
cación) ni es lo mismo que oyente (todo aquel que tiene la capacidad abstracta de comprender un
determinado código lingüístico). No puede considerarse destinatario a un receptor cualquiera o a
un oyente ocasional, este es siempre el receptor elegido por el emisor, el mensaje está construido
específicamente para él.

El enunciado: es la expresión lingüística que produce el emisor. Desde el punto de vista físico el
enunciado no es más que una modificación del entorno, sea el entorno auditivo (como en la co-
municación oral), sea el entorno visual (como en la escrita). Mensaje (designa cualquier tipo de
información transmitida por cualquier tipo de código) no es lo mismo que enunciado (se usa es-
pecíficamente para hacer referencia a un mensaje construido según un código lingüístico). Este
último tampoco es lo mismo que oración (unidad abstracta, estructural, definida según criterios
formales y perteneciente al sistema de la gramática).

El entorno: es el soporte físico en el que se realiza la enunciación, también denominado contexto o


situación espaciotemporal.

2) Los componentes relacionales [información pragmática, intención y distancia social]


Información pragmática: conjunto de conocimientos, creencias, supuestos, opiniones y sentimien-
tos de un individuo en un momento cualquiera de la interacción verbal. Emisor y destinatario, en
cuanto sujetos, poseen una serie de experiencias anteriores relativas al mundo, a los demás, a lo
que les rodea... Hay una interiorización de la realidad objetiva. Pero no se trata solo de conocimien-
tos, la información pragmática comprende todo lo que constituye nuestro universo mental, desde
lo más objetivo a las manías más personales. Es de naturaleza claramente subjetiva.
Este conjunto de conocimientos y creencias de los interlocutores desempeña un papel fundamen-
tal ya que hace posible la comunicación. Se dice que es un principio regulador de la conducta
porque tanto la propia información pragmática como las teorías sobre el otro determinan y condi-
cionan el contenido y la forma del enunciado.

Intención: se trata de la relación entre el emisor y su información pragmática, de un lado, y el des-


tinatario y el entorno, del otro. Se manifiesta siempre como una relación dinámica, de voluntad de
cambio.
Se habla mucho de relaciones entre intención y acción. Otros ven dicha relación en términos de
casusa/efecto: la intención se explica a partir del hecho de que todo discurso es un tipo de acción;
dicho de otro modo, de las marcas y resultados de la acción se deduce la intención.
Efectivamente, toda actividad humana consciente y voluntaria se concibe siempre como reflejo de
una determinada actitud de un sujeto ante su entorno.
Tanto la intención del emisor como la del destinatario colaboran a la correcta interpretación de los
enunciados.

Distancia social: es la relación que existe entre los interlocutores por el mero hecho de pertenecer
a una sociedad (es decir, a una organización humana con estructura social). Esta relación es la que
recibe el nombre de distancia social. Su papel en la comunicación es fundamental porque el emisor
construye su enunciada la medida del destinatario. Uno de los factores que debe tener en cuenta
es el grado de relación social entre ambos.

Significado e interpretación: el significado -o contenido semántico- es la información codificada en la


expresión lingüística. Se trata, por tanto, de un significado determinado por las reglas internas del
propio sistema lingüístico. La interpretación, en cambio, pone ya en juego los mecanismos prag-
máticos. Puede definirse como una función entre el significado codificado en la expresión lingüís-
tica utilizada, de un lado, y la información pragmática con que cuenta el destinatario (con todos sus
conocimientos, creencias, hipótesis sobre su interlocutor, etc.), del otro.

Semántica y pragmática: la pragmática se ocupará del estudio de los principios que regulan el uso
del lenguaje en la comunicación, entendido como el estudio de todos aquellos aspectos del signi-
ficado que, por depender de factores situacionales, quedan fuera del ámbito de la teoría semántica
(es decir, de los significados convencionales). Así, puede proponerse provisionalmente la siguiente
ecuación:
pragmática = significado - semántica

TEXTO 12: zechetto, victorino


Morris distingue tres campos abarcativos de la semiótica:
- La Semántica: “Pueden estudiarse las relaciones de los signos con los objetos a los que
son aplicables”.
- La Pragmática: “...el objeto de estudio puede ser también la relación de los signos con los
intérpretes“.
- La Sintáctica: “Una importante relación de los signos... (es) la relación formal de los sig-
nos entre sí“.

La pragmática tiene su teoría y posee algunas nociones básicas que constituyen su andamio teó-
rico y que le dan base y coherencia a sus prácticas científicas. Fundamentalmente, la Pragmática
del lenguaje humano admite dos postulados epistemológicos:

1. La comunicación humana es y se desarrolla como una construcción social


Las diversas formas de lenguaje, empezando del más importante que es el lenguaje verbal, son
sistemas colectivos de comunicación creados por las sociedades humanas, y su finalidad apunta
a poner en relación a las personas, fomentar sus vínculos y su interacción. Las formas, los giros
y las evoluciones de la lengua no se pueden desligar de la vida de la gente, de hecho, las fuerzas
sociales y la vida ciudadana rigen y gobiernan, en gran parte, el uso de los sistemas lingüísticos, la
práctica de los idiomas y de los signos en general.
2. La comunicación humana es dinámica y abierta, no una estructura estática
El tradicional esquema “emisor-mensaje-receptor” no sirve para dar cuenta de la dinamicidad de la
comunicación, de las formas simultáneas de las conversaciones diarias, de las potencialidades de
la interacción dialógica donde el lenguaje es activo y creativo, evoluciona y se enriquece.

La pragmática es el estudio relacionado con la práctica y los contextos del lenguaje. Sus tareas
son:
- tratar de comprender el funcionamiento y la estructura de los procesos comunicativos de la len-
gua, y en consecuencia, tiene que ver con el análisis de las normas y principios que rigen la práctica
de las conversaciones, la forma interactiva del lenguaje que mantienen los actores humanos;
- lograr una descripción pertinente de los fenómenos de comunicación interpersonal y comunita-
ria, en sus múltiples aspectos y formas;
- investigar los hechos de la lengua en acción, los procesos comunicativos prácticos;
- ocuparse del idioma en movimiento, mientras se usa en forma viva, y los efectos que él produce
cuando funciona en los grupos, y las interpretaciones que le da la gente a los enunciados en deter-
minados contextos.

En el centro de toda la investigación pragmática, está la lengua oral o escrita, pero en sus formas
dialógicas y en un contexto de intercambio comunicativo ordinario y familiar para darle sentido a
lo que nos pasa.
Hay dos elementos que siempre están presentes en la pragmática del lenguaje y que la especifican
claramente:
- En primer lugar, el empleo del lenguaje tal como la sintáctica y la semántica lo proponen a
un grupo humano que comparte un idioma. Esto quiere decir que se asume el dato de la existencia
del sistema formalizado de una lengua.
- En segundo lugar, las referencias a contextos o informaciones extralingüísticas que con-
ducen a estudiar los sentidos conversacionales más allá de los límites estrictamente gramaticales
de la lengua.

Complementarias a estas dos características de la pragmática, se deben mencionar:


- Comunidad del habla: expresión que indica a un grupo o comunidad humana que com-
parten las mismas formas y reglas para hablar.
- La situación del habla: es aquel evento o situación donde no hay uso del habla (un desfile,
unas ceremonias, juegos, etc.).
- El suceso del habla: es la comunicación lingüística que se verifica en una situación dada,
y que constituye el marco general donde acontecen acciones concretas de habla, por ejemplo, una
clase, una reunión familiar, etc.

Teoría de John L. Austin


Planteo inicial: el autor se opone a una tradición lógica y filosófica que privilegiaba el lenguaje que
describía sucesos o estados de cosas del mundo, un enfoque en el que se atribuía a toda expresión
lingüística un carácter de “verdad o falsedad”. Esto, para el autor, es insuficiente para comprender
la dinámica del lenguaje: hay frases que no expresan ni verdad ni mentira y para Austin algo es
falso no porque no corresponda a un no-hecho, sino porque corresponde incorrectamente a ese
hecho, estas son las denominadas expresiones “inadecuadas” o infortunios.

Oración: de estructura gramatical, abstracta porque es una entidad formal no realizada.


Enunciados: emisión concreta de oraciones por parte de un hablante. Es la realización efectiva de
proposiciones en un contexto específico y determinado. Los enunciados pueden ser:
- Constatativos: aserciones descriptivas (“El perro está en el patio”).
- Performativos o Realizativos: enunciados no cognitivos que sirven para manifestar de-
seos o decisiones del sujeto que habla o destinados a influir sobre el oyente. Básicamente, repre-
sentan acciones, no solamente palabras (“¡Discúlpeme!”).
La distinción entre estos dos tipos de enunciados no es totalmente clara porque todos los enuncia-
dos, por su propia dinámica de acción, tienden a deslizarse al terreno de lo realizativo.
Así, está claro que el lenguaje no solo informa, describe o dice el estado de las cosas, sino que
también cumple otras funciones como, por ejemplo, realizar una acción.

Los actos de habla son enunciados pragmáticos que utilizamos en comunicaciones ordinarias, para
expresar nuestro modo de estar en el mundo y en la sociedad. El “acto de habla” es la unidad míni-
ma del lenguaje conversacional de la práctica verbal.
Hay tres aspectos en los Actos de Habla:
- El acto locutivo: la acción de hablar, la producción de “decir algo”.
- El acto ilocucionario: lo que realizamos al decir algo, por ejemplo, cantar, aconsejar, pedir,
interrogar, explicar, ordenar, amenazar.
- El acto perlocutivo: se refiere a los efectos de decir algo.
La distinción entre estos tres tipos es meramente teórica, en la práctica se mezclan simultánea-
mente.

Teoría de J. L. Searle
Reelabora la teoría de Austin relativa a los actos lingüísticos. El autor reconoce el lenguaje como
una acción, como una actividad humana. Mediante los “actos lingüísticos” la persona realiza acti-
vidades con el propósito de alcanzar ciertos objetivos. Searle considera, al igual que Austin, que las
oraciones son solo frases abstractas hasta tanto no se concretizan en actos de habla, que son las
verdaderas unidades de la comunicación humana.
Las normas que manejan y regulan la ejecución de todo acto de habla son:
- De contenido proposicional: restricciones al contenido de los enunciados.
- Preparatorias: delimitan la situación en la que los actos de habla tienen sentido.
- De sinceridad: relacionado con los sentimientos y creencias del hablante y su intención
de ejecutar lo que dicen el acto lingüístico.
- Esencial: corresponde a la definición esencial del enunciado y en la que se incluye la in-
tención ilocutiva.
Los actos de habla deben analizarse en términos de condiciones de éxito, y considerar el significa-
do de cada una de esas unidades analíticas compuestas de dos elementos:
- un indicador proposicional: es el contenido expresado en las proposiciones que se emiten;
- un indicador de fuerza ilocutiva: muestra la dirección en que debe interpretarse la oración, es de-
cir, señala el acto ilocutivo que se está realizando.

Searle llega a la conclusión de que la diferencia entre la semántica y la pragmática es bastante ar-
tificial y debería superarse o eliminarse, porque -en definitiva- cada acto de habla es convencional
y depende de las reglas lingüísticas.

TEXTO 13: austin, john l.


Oración realizativa: es un tipo de oración que no describe ni enuncia nada, sino que hace. No es ni
verdadera ni falsa. Al expresar la oración se realiza una acción que no consiste en decir algo.
Enunciado constatativo: describe un estado de cosas o un hecho. Puede ser evaluado como ver-
dadero o falso.
Austin explica que los enunciados realizativos no pueden ser considerados falsos sino que puede
considerarse un acto nulo o hecho de mala fe. El autor considera que es una falacia reducir ciertas
expresiones a las nociones de verdad o falsedad porque dependen de las circunstancias en las
cuales fueron dichas. Prefiere utilizar el término infortunio.

Actos:
- Locucionario: pose significado.
- Ilocucionario: posee fuerza al decir algo.
- Perlocucionario: logra ciertos efectos por el hecho de decir algo.

TEXTO 14: barthes, roland


Se ha comprobado hace algunos años que hubo un cambio en la idea que nos hacemos del len-
guaje y, por consecuencia, de la obra literaria. Estos cambios se deben a la intervención de dis-
ciplinas como la psicología, la antropología que se han modificado en el transcurso de los años,
provocando un cambio en otra: la lingüística.
Al provocarse un deslizamiento epistemológico, no un recorte, es aquí donde en literatura comien-
zan a relativizar las relaciones del escritor, el lector y el crítico frente a la obra (noción tradicional) ,
y se produce la exigencia de un nuevo objeto, denominado TEXTO.
El autor indica que no debe separarse la obra del texto, que es en vano creer que la obra es algo
clásico y el texto no, ante todo sabemos que una obra es un fragmento de sustancia que ocupa un
lugar en los libros, el texto es, por su parte, un campo metodológico.
La obra se muestra y el texto se demuestra; la obra se sostiene en la mano, el texto, en el lenguaje.
El texto es lo que se sitúa en el límite de las reglas de la enunciación (la racionalidad, la legibilidad,
etc.). El texto siempre es paradójico.
El texto está relacionado con el signo, en cambio la obra cierra sobre un significado.
El texto es plural: no solo tiene varios sentidos sino que también refiere a la pluralidad de la inter-
vención de varios textos en uno, independientemente de su carácter individual.
La obra se comprende en un proceso de filiación: el autor de una obra es padre y propietario de
dicha obra (derechos de autor). El texto se lee sin la inscripción del “padre”.
La obra es objeto de un consumo. El texto decanta a la obra de su consumo y la recoge como juego,
trabajo, producción, práctica.
Por último, el texto nos acerca al placer, diferente al placer de la obra (placer de consumo). El texto
está ligado al goce, al placer sin separación.
TEXTO 15: ducrot-todorov
El texto, considerado como una forma de funcionamiento del lenguaje, de uso comunicativo y des-
criptivo, está definido como productividad.
En el plano de la escritura textual es donde se desecha el valor descriptivo del lenguaje, de este
modo inicia un procedimiento que activa su poder generador siempre en el ámbito de la práctica.
Este poder generador puede ser en tres planos diferentes:
En el plano significante se produce el análisis y combinaciones anagramáticas.
En el plano gramatical ocurren la variaciones de persona y tiempo.
En el plano semántico se produce la polisemia.
Estos tres planos son la puesta en marcha de la relación existente entre emisor/destinatario y es-
critura/lectura.
El texto organiza nuestro mundo (perceptivo-gramatical y metafísico), de manera que ayuda a des-
cifrar un sentido previo al mundo suministrando un horizonte inseparable del signo.
De este modo se contrapone el idealismo (lo que se expresa en el texto) al materialismo (el juego
del significante que produce efectos de sentido). Por otro lado, encontramos que el estatismo está
limitado a lo que se copia, en contraposición con el juego infinito que se encuentra fragmentado en
lecturas.
En cuanto a la unidad de subjetividad sustancial trata de sostener el texto en su totalidad, pero
cuando la enunciación es vacía hablamos de la movilidad del enunciado.
El autor habla de trabajar la lengua, esta forma de trabajo se denomina significancia, y esto no es más
que la diferenciación, estratificación y confrontación que está dada entre el sujeto hablante con una
cadena significante estructurada, apropiaciones posibles en un campo dado de la lengua, siendo
este un sistema “plural” y diferenciado.
El texto (que por definición es la escritura por la cual se deposita la implicancia) en todos los niveles
se diferencia de la frase común y la duplica, a tal punto que pasa a llamarse translingüístico: a esto
el autor lo denomina infinitud dinámica, esto sucede en las categorías de la lengua en donde el texto
reemplaza al signo por un conjunto de significantes mínimo, para construirse destruye al signo,
este proceso se denomina diferencial significante.
¿Cómo actúa este proceso? Se aplican unos a otros pluralmente para formar un texto, se construye
sobre una matriz de modificación nominal, es una escena de la significación donde lo que se cum-
ple no existe sino que está por existir con leyes gramaticales (sintaxis-semántica), imponiendo una
red de conexiones en el contexto (múltiples y de jerarquía variable).
Para el autor todo texto es absorción y transformación de una multiplicidad de otros textos: inter-
textualidad.
A este nivel se encuentra el texto en una organización más bien tubular que no es más que la ela-
boración del leguaje textual, en donde cada elemento funciona como una marca dinámica que no
solo expresa un sentido sino que también lo hace.
Ahora bien, la lógica del texto tiene 2 grandes rasgos: por un lado aquel que permite la formaliza-
ción de funcionamiento de expansión de paragramas, y por el otro, transgredir las interdicciones
clásicas sin suprimirlas, la lógica del texto las desborda en una reunión sin síntesis.
Esto provoca una distinción en el texto: fenotexto, en donde la lengua comunicativa marca y mani-
fiesta la productividad significante. Esto mismo genera al genotexto, que es el tejido y las categorías
de la lengua hasta la instalación del sujeto para el discurso.
El trabajo del significante esta implícito en la definición del texto y la cadena significante.

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