La Inteligencia Social

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La inteligencia social

se define como la capacidad de una persona para comunicarse y relacionarse con otros en forma
empática y asertiva. Esta capacidad parte de conocerte a sí mismo y tener una buena gestión de
emociones, por esto podemos decir que está muy ligada a la inteligencia emocional, pero no son
exactamente la misma cosa.

La inteligencia emocional parte de la introspección y cubre aspectos como la conciencia emocional


y la aplicación de emociones en el proceso cognitivo para resolver problemas; tiene más que ver
con los procesos que lleva una persona por sí misma antes de entrar al momento de una
interacción.

Cuando ya se está en una interacción es cuando la inteligencia emocional une fuerzas con la
inteligencia social, que cubre tareas como la expresión, el diálogo, la escucha, la conciliación y el
aprendizaje consecuente de la comunicación con otros.

¿Qué habilidades incluye el desarrollo de la inteligencia social?


La inteligencia social contiene las habilidades necesarias para comunicarse efectivamente con base
en la empatía, el autoconocimiento, la escucha y la lectura de emociones en otras personas. Entre
estas se listan:

1. Capacidad verbal, no verbal y conversacional fluida


La parte más básica de la inteligencia social es simplemente expresión verbal. El habla y el dominio
del lenguaje no verbal es la plataforma principal por la cual un mensaje es transmitido. El usar las
palabras correctas, el tono idóneo y una intención certera es el primer paso de que una
comunicación efectiva.

2. Conocimiento sobre roles sociales y costumbres


Estar al tanto de las reglas sociales, costumbres e idiosincrasia de determinado grupo es parte de
las aptitudes manejadas por la inteligencia social. Facilita la interacción con personas de diferentes
edades, orígenes geográficos, religiones e identidades culturales.

3. Capacidad de escucha
El ejercicio de la escucha efectiva es fundamental para el desarrollo de la inteligencia emocional,
ayuda a conectar con los interlocutores, prevenir conflictos y obtener aprendizajes a través del
diálogo. Esto contribuye al crecimiento personal.

4. Entendimiento sobre cómo funciona la sensibilidad del otro


Entender lo que activa las emociones de las personas, ya sean negativas o positivas, es en sí el
ejercicio de la empatía, y facilita la comunicación con las demás personas, ya que incluye en
nuestro discurso las particularidades de los interlocutores.
5. Ejecución de rol y eficacia social
Esta habilidad permite adaptarse a diferentes entornos sociales, tener una idea clara de lo que
socialmente se espera de nosotros en un ambiente, ya sea familiar, laboral, amistoso, de soporte o
algún otro ayuda a reducir el estrés y asegura interacciones más constructivas.

6. Construcción y mantenimiento de una imagen externa


Consiste en la habilidad de presentarnos a otros en forma que conecte con las demás personas sin
alejarnos de lo que define la nuestra. El objetivo es manejarse en una forma sincera hacia la
persona que somos pero abierta a adoptar conductas que muestren empatía, consenso y
comprensión de las particularidades de los demás.

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