Ser y Saber - Gurdjieff-Ouspensky PDF

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DISERTACIONES DE GURDJIEFF: EL “SABER” Y EL “SER”

DE: “Fragmentos de una Enseñanza Desconocida”


Por: P. D. Ouspensky
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En casi todas sus exposiciones, Gurdjieff regresaba a un tema que evidentemente consideraba de suma
importancia, pero que era para muchos de nosotros difícil de asimilar.
El desarrollo del hombre, decía él, se opera a lo largo de dos líneas: «saber» y «ser». Para que la evolución se
realice correctamente, ambas líneas deben avanzar juntas, paralelas una a otra y sosteniéndose una a otra. Si
la línea del saber sobrepasa demasiado a la del ser, o si la línea del ser sobrepasa demasiado a la del saber, el
desarrollo del hombre no puede hacerse regularmente; tarde o temprano tiene que detenerse.
gurdjieff“La gente capta lo que debe entenderse por «saber». Reconocen la posibilidad de diferentes niveles
de saber: comprenden que el saber puede ser más o menos elevado, es decir, de más o menos buena calidad.
Pero esta comprensión no la aplican al ser. Para ellos, el ser designa simplemente «la existencia», que ellos
oponen a la «no existencia». No comprenden que el ser puede situarse a niveles muy diferentes, incluir varias
categorías. Tomen, por ejemplo, el ser de un mineral y el ser de una planta. Son dos seres diferentes. El ser de
una planta y el de un animal, son también dos seres diferentes. Igualmente lo son el ser de un animal y el ser
de un hombre. Pero dos hombres pueden diferir en su ser más aún que un mineral y un animal. Esto es
exactamente lo que la gente no capta. Ellos no comprenden que el saber depende del ser. Y no solamente no
lo comprenden, sino que no quieren comprenderlo. En la civilización occidental en particular, se admite que
un hombre pueda poseer un saber vasto, que pueda ser por ejemplo un sabio eminente, autor de grandes
descubrimientos, un hombre que hace progresar la ciencia, y que al mismo tiempo pueda ser, y tiene el derecho
de ser, un pobre hombre egoísta, discutidor, mezquino, envidioso, vanidoso, ingenuo y distraído. Parece que
aquí se considera que un profesor tiene que olvidar en todas partes su paraguas.
“Y sin embargo, tal es su ser. Pero en Occidente se estima que el saber de un hombre no depende de su ser.
La gente da mayor valor al saber, pero no sabe darle al ser un valor igual, y no tiene vergüenza del nivel
inferior de su propio ser. Ni siquiera comprende lo que esto quiere decir. Nadie comprende que el grado del
saber de un hombre es función del grado de su ser.
“Cuando el saber excede demasiado al ser, se vuelve teórico, abstracto, inaplicable a la vida, aun puede
tornarse nocivo, porque en lugar de servir a la vida y de ayudar a la gente en su lucha contra las dificultades
que la asaltan, tal saber comienza a complicarlo todo; desde luego, ya no puede aportar sino nuevas
dificultades, nuevos problemas y toda clase de calamidades que no existían antes.
“La razón de esto es que el saber que no está en armonía con el ser, nunca puede ser bastante grande o, mejor
dicho, no puede estar lo suficientemente calificado para las necesidades reales del hombre. Éste será el saber
de una cosa, ligado a la ignorancia de otra: será el saber del detalle, ligado a la ignorancia del todo: el saber
de la forma, ignorante de la esencia.
“Tal preponderancia del saber sobre el ser puede ser comprobada en la cultura actual. La idea del valor y de
la importancia del nivel del ser está completamente olvidada. Y se ha olvidado también que el nivel del saber
está determinado por el nivel del ser. De hecho, a cada nivel de ser corresponden ciertas posibilidades de saber
bien definidas. Dentro de los limites de un «ser» dado, la calidad del saber no se puede cambiar, y dentro de
estos límites, la única posibilidad de cambio reside en la acumulación de informaciones de una sola y misma
naturaleza. Un cambio en la naturaleza del saber es imposible sin un cambio en la naturaleza del ser.
“Tomado en sí, el ser de un hombre presenta múltiples aspectos. El del hombre moderno se caracteriza sobre
todo por la ausencia de unidad en si mismo y por la ausencia aun de la menor traza de aquellas propiedades
que le complace especialmente atribuirse, la «conciencia lúcida», la «libre voluntad», un «ego permanente» o
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«Yo», y la «capacidad de hacer». Sí, por asombroso que esto les parezca, les diré que el rasgo principal1 del
ser de un hombre moderno, que explica todo lo que le falta, es el sueño.
“El hombre moderno vive en el sueño. Nacido en el sueño, muere en el sueño. Del sueño, de su significado y
de su papel en la vida, hablaremos más tarde. Ahora, reflexionen solamente en esto: ¿qué puede saber un
hombre que duerme? Si ustedes piensan en ello, recordando al mismo tiempo que el sueño es el rasgo principal
de nuestro ser, no lardará en ser evidente para ustedes que Un hombre, si verdaderamente quiere saber, debe
reflexionar ante todo en las maneras de despertarse, es decir, de cambiar su ser.
“El ser exterior del hombre tiene muchos lados diferentes: actividad o pasividad; veracidad o mala fe;
sinceridad o falsedad; coraje o cobardía; control
de sí mismo o libertinaje; irritabilidad, egoísmo, disposición al sacrificio, orgullo, vanidad, presunción,
asiduidad, pereza, sentido moral, depravación; todos estos rasgos, y muchos más, componen el ser de un
hombre.
“Pero todo esto en el hombre es enteramente mecánico. Si miente, significa que no puede dejar de mentir. Si
dice la verdad, significa que no puede dejar de decir la verdad; y así es en todo. Todo sucede: un hombre no
puede hacer nada, ni interior ni exteriormente.
“Sin embargo, hay límites. Por regla general, el ser del hombre moderno es de una calidad muy inferior. A
veces de una calidad tan inferior que no hay posibilidad de cambio para él.
Nunca hay que olvidarlo. Aquellos cuyo ser puede aún cambiar se pueden considerar afortunados. ¡Hay tantos
que son definitivamente enfermos, máquinas rotas con las cuales no se puede hacer nada! Son la gran mayoría.
Pocos son los hombres que pueden recibir el verdadero saber; si ustedes reflexionan sobre esto, comprenderán
por qué no lo pueden los otros: su ser se opone a ello.
“En general, el equilibrio del ser y del saber es aún más importante que el desarrollo separado de uno o del
otro. Porque un desarrollo separado del ser o del saber no es deseable de ninguna manera, aunque este
desarrollo unilateral sea precisamente lo que parece atraer de manera especial a la gente.
“Cuando el saber predomina sobre el ser, el hombre sabe, pero no tiene el poder de hacer. Es un saber inútil.
Inversamente, cuando el ser predomina sobre el saber, el hombre tiene el poder de hacer, pero no sabe qué
hacer. Así el ser que él ha adquirido no le puede servir para nada, y todos sus esfuerzos han sido inútiles.
“En la historia de la humanidad, encontramos numerosos ejemplos de civilizaciones enteras que perecieron
ya sea porque su saber sobrepasaba a su ser, o porque su ser sobrepasaba a su saber.”
—¿A qué conduce un desarrollo unilateral del saber y un desarrollo unilateral del ser? – preguntó uno de los
asistentes.
—El desarrollo de la línea del saber sin un desarrollo correspondiente de la línea del ser, respondió G., produce
un Yogui débil, quiero decir un hombre que sabe mucho, pero que no puede hacer nada, un hombre que no
comprende (acentuó esta palabra) lo que sabe, un hombre que no aprecia, es decir: incapaz de evaluar las
diferencias entre uno y otro tipo de saber. Y el desarrollo de la línea del ser sin un correspondiente desarrollo
del saber produce un Santo estúpido. Es un hombre que puede hacer mucho pero que no sabe qué hacer, ni
con qué; y si hace algo, actúa esclavizado por sus sentimientos subjetivos que pueden desviarlo y hacerle
cometer graves errores, es decir, de facto, lo contrario de lo que quiere. Por consiguiente, en ambos casos,
tanto el Yogui débil como el Santo estúpido llegan a un punto muerto. Se han vuelto incapaces de todo
desarrollo ulterior.
“Para captar esta distinción y, de una manera general, la diferencia entre la naturaleza del saber y la del ser, y
su interdependencia, es indispensable comprender la relación que tienen con la comprensión el saber y el ser,

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tomados en conjunto. El saber es una cosa, la comprensión es otra. Pero la gente confunde a menudo estas dos
ideas, o bien no ve claramente donde está la diferencia.
“El saber por sí solo no da comprensión. Y la comprensión no se puede aumentar por el solo acrecentamiento
del saber. La comprensión depende de la relación entre el saber y el ser. La comprensión resulta de la
conjunción del saber y del ser. Por consecuencia, el ser y el saber no deben divergir demasiado, de otra manera
la comprensión se encontraría muy alejada de ambos. Como ya hemos dicho, la relación del saber con el ser
no cambia por el simple acrecentamiento del saber. Sólo cambia cuando el ser crece paralelamente al saber.
En otras palabras, la comprensión no crece sino en función del desarrollo del ser.
“Con el pensamiento ordinario, la gente no distingue entre saber y comprensión. Piensan que cuanto más
saben tanto mas deben comprender. Es por esto que acumulan el saber o lo que ellos así llaman, pero no saben
cómo se acumula la comprensión y no les importa saberlo.
“Por lo tanto, una persona ejercitada en la observación de sí, sabe con certidumbre que en diferentes períodos
de su vida ha comprendido una sola y misma idea, un solo y mismo pensamiento, de maneras totalmente
diferentes. A menudo le parece extraño que haya podido comprender tan mal lo que ahora comprende tan
bien, según cree. Sin embargo, se da cuenta que su saber sigue siendo el mismo; que hoy no sabe nada más
que ayer. ¿Qué es, entonces, lo que ha cambiado? Lo que ha cambiado es su ser. Tan luego cambia el ser, la
comprensión tiene también que cambiar. La diferencia entre el saber y la comprensión se aclara al darnos
cuenta que el saber puede ser la función de un solo centro. Por el contrario, la comprensión es la función de
tres centros. De modo que el aparato del pensar puede saber algo. Pero la comprensión aparece solamente
cuando un hombre tiene el sentimiento y la sensación de todo lo que está vinculado a su saber.
“Anteriormente hemos hablado de la mecanicidad. Un hombre no puede decir que comprende la idea de la
mecanicidad, cuando la sabe solamente con su cabeza. Tiene que sentirla con toda su masa, con su ser entero.
Sólo entonces la comprenderá.
“En el campo de las actividades prácticas, la gente sabe muy bien diferenciar entre el simple saber y la
comprensión. Se da cuenta que saber y saber hacer son dos cosas completamente distintas, y que saber hacer
no es fruto sólo del saber. Pero, fuera de este campo de actividad práctica, la gente deja de comprender lo que
significa «comprender».
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NOTA:
1) En el sistema de Gurdjieff se denomina “rasgo principal” al que aparece como la debilidad principal en la
“falsa personalidad” de un individuo.

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