Cristianismo Primitivo
Cristianismo Primitivo
Cristianismo Primitivo
Cristian Gómez M.
Introducción
De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban
reunidos. Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de
ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les
concedía expresarse.
...los que recibieron su mensaje fueron bautizados, y aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas. Se
mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración. Todos
estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los apóstoles. Todos los creyentes estaban juntos
y tenían todo en común: vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus bienes entre sí según la necesidad de
cada uno. No dejaban de reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida
con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor
añadía al grupo los que iban siendo salvos.2
Esta cita está tomada del documento más antiguo y fidedigno sobre la historia de cómo
surgió la comunidad de discípulos de Jesús, tras la fe en su resurrección.
El Nuevo Testamento se constituye en un reto y un modelo a seguir para los cristianos
del siglo XXI, quienes están obligados a decidir si las narraciones ahí contenidas son
meramente ideales, ficticias o exclusivas para una época pasada, o bien si constituyen el
núcleo de lo que debe ser creído y vivido por quien desea ser un discípulo de Jesús de
Nazareth.
Comparar el cristianismo inmediato posterior a Jesús y las actuales instituciones
eclesiásticas nos permite ver el abismo que las separa en espíritu, doctrina y gobierno.
“En el terreno del pensamiento el siglo II no es solamente el siglo de la teología, es también
el siglo de la herejía. Jamás el cristianismo se ha visto en semejante peligro de caer en el
sincretismo, esa mezcla de filosofías y de religiones orientales, ese falso universalismo que,
para integrar al cristianismo en una vasta síntesis, sacrifica la esencia misma del evangelio.”3
En la Iglesia católica la atención solicitada por nociones de importancia secundaria:
“distrae excesivamente del contenido principal de la enseñanza evangélica. Esto es lo que, al parecer, sucedió cuando se
confirió un valor excesivo a las indulgencias, cuando María ocupó un lugar demasiado independiente o demasiado
amplio en la devoción popular, cuando la fe en la presencia física eucarística oscureció la presencia de Dios en todas
partes, cuando la obligación grave atribuida a los mandamientos de la Iglesia distorsionó en muchos creyentes el sentido
1
Ponencia presentada en el Seminario teologías de las Religiones, mesa sobre “orígenes del cristianismo”
2
Hechos 2: 2-4, 41-47
3
Cullmann, Oscar, La fe el culto en la iglesia primitiva, Studium, ed., Madrid, 1971, p. 122
1
del pecado a expensas de la justicia y de la caridad, cuando la absolución de los pecados lograda con tanta rapidez en la
confesión más bien debilitó que acentuó en muchos católicos la urgencia de una verdadera conversión interior.4
Debido a la infalibilidad, la Iglesia docente ha pasado a ser como un gran cuerpo muerto al que hay que mover desde
fuera por la presión de la opinión pública, no como un cuerpo vivo que se mueve por el propio impulso interior.5
Para la Iglesia, el mayor peligro de error estriba en que sobrepase el testimonio apostólico de las Escrituras y confíe en
tradiciones dudosas, humanas.”6
Las Iglesias evangélicas se mueven entre dos extremos: El de los que dicen que ya no
existen los apóstoles ni los milagros, influidos por el liberalismo, el historicismo y las
teologías de la liberación y, por otro lado, aquellos que desean enseñorearse de las iglesias
pretextando el título de “apóstol”, movimientos emocionalistas y de prosperidad utilitarista,
que bajo el pretexto del avivamiento inventan doctrinas ajenas al Evangelio y más cercanas a
la New Age.
“Pero ambos partidos yerran en que entienden a la Ecclesia del Nuevo Testamento
como la iglesia histórica. Esta última es más bien algo que ha surgido en el curso de una
historia larga y complicada, a través de un proceso de desarrollo, transformación y
retrovisión, de la Ecclesia.” 7
Por ello en este ensayo hemos de enunciar las características de aquella primera
asamblea, como base de una deontología para las comunidades contemporáneas.
Una teología de los orígenes del cristianismo nos muestra que como vivencia individual
tiene su esencia en la vida de Jesús fluyendo desde el interior de quien le ha reconocido
como Señor, y en su dimensión gregaria es la la comunión de los creyentes con su Señor y
entre sí mismos.
Todos los aspectos exteriores, institucionales, organizacionales, rituales y dogmáticos
son en el mejor de los casos no esenciales, y en el peor, una distorsión de la primitiva fe y
comunidad o un sincretismo realizado en los siglos posteriores.
“Los gnósticos, como se les llama, intentaron fundar una especie de síntesis universal de la sabiduría y de la religión.
Era querer aliar el evangelio y la cultura pagana en su totalidad, comprendidas las pretensiones religiosas. Era
abandonar la posición cristiana fundamental, sin la cual el cristianismo deja de ser cristiano. Con un instinto seguro, la
mayoría de los cristianos, ya desde los dos primeros siglos, reconoció el peligro. El triunfo de aquel movimiento hubiera
significado el fin del cristianismo.”8
4 Simons, Francis, Infalibilidad y evidencia, Libros del Nopal, Barcelona, 1970, p. 137. (Obispo católico holandés, doctorado en la Universidad Gregoriana, que
participó en los debates del Concilio Vaticano II .
)
5 Simons, p. 139
6 Simons, p. 171
7
Brunner, Emile, El malentendido de la iglesia, Ed. Transformación, México, 1993, p. 15
8
Cullmann, 138
2
Pero si el cristianismo es vida, uno no puede entrar en esta revelación de Dios
“simplemente por creer en un dogma, sino sólo en la medida en que uno tiene comunión
con Él por medio del Hijo, y por lo tanto cesa de ser un individuo aislado. En la medida que
uno aprende a conocer a Dios quien se da a sí mismo por nosotros y desea habitar con
nosotros, es la medida en que uno aprende a conocerle de tal manera que conocerle y
habitar con él son una y la misma cosa.”9
El concepto de Jesús
Si leemos el texto de Lucas cuando narra que tras la muerte de Jesús los discípulos
perdieron la esperanza en el como Mesías, tendremos un punto de partida para apreciar
cómo la revelación sobre quién es Jesús va in crescendo en la medida en que sus seguidores le
conocen en la experiencia espiritual y las Escrituras.
En una primera etapa, “Jesús mismo, para definir su vocación, hubo de recurrir al
concepto de Mesías. E incluso nada impide... que la meditación de Isaías le hubiese inclinado
a concebir su mesianismo, no como glorioso, sino como doloroso, o más convenientemente,
como glorioso porque doloroso. En esta etapa, Jesús es Mesías en el sentido de las
profecías”.10
Aun así, su mesianidad está acompañada de las pruebas milagrosas. “Es verdad que la
esencia del mensaje de Jesús es el amor y la misericordia de Dios, y esto puede suscitar
nuestra creencia independientemente de sus milagros. Comparada con esta verdad central, la
cuestión de los milagros como meros hechos históricos sería perfectamente secundaria si
éstos carecieran de toda relación con el mensaje. Pero tampoco Cristo sería singularmente
importante si sólo hubiera proclamado el amor de Dios”.11
2.- En una segunda etapa, desde la Resurrección, la creencia mesiánica de los apóstoles
se ilumina: “Por tanto, sépalo bien todo Israel que a este Jesús, a quien ustedes crucificaron,
Dios lo ha hecho Señor y Mesías”,12 dirá Pedro en su discurso del Shavuoth. El que murió
como criminal, es Kyrios, dueño y gobernante de las vidas de los hombres.
3.- La plegaria al Señor Jesús (Hech. 7, 59) atestigua “que el Mesías es directamente
objeto de devoción. La piedad se hace cristocéntrica. El mesianismo de Jesús va a provocar
9
Brunner, 14
10
Dumery p. 52
11
Simons, p. 48, 49
12
Hechos 2:36
3
esta vuelta completa: el que anunciaba el reino se convierte en el objeto de ese anuncio; él
designaba a Dios y Dios es descubierto en él por nosotros”.13
4.- En la cuarta etapa, apenas unos cinco años después, se encuentra con el resucitado el
rabino Saúl de Tarso:
La tipología cristológica desempeñó en Pablo de Tarso el papel de una ejemplaridad a la vez histórica y supra-histórica;
histórica porque ha sido la cruz del Gólgota lo que ha hecho participar de la sangre (Ef 2, 16). Supra-histórica porque
la actitud de oblación, el sacrificio voluntario de Cristo, su obediencia hasta la muerte, y muerte de cruz (suplicio
infamante), conservan sentido e influencia más allá del acontecimiento (Filip 2, 8-11). Es eternamente verdadero y
eternamente eficaz que la inmolación del justo salva a los pecadores (Ef 5, 2; Rom 5, 6-8), y que sólo ella puede
salvarlos. Dumery
En una de sus cartas plasma un himno de la comuniad primitiva: “Una de las primeras
confesiones de fe compuestas para el culto... (Fil, 2, 6-11) se ha calificado, con razón, de
salmo cristiano. Pablo no es su autor, sino que lo ha tomado de la comunidad. Es un himno,
una confesión de Cristo en forma rimada, cuyo original verosímilmente era arameo.”14 Y lo
retorma porque entiende que:
“Cristo es ‘la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación ... Todo ha
sido creado por Él y para Él. Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas subsisten por Él’
(Col 1, 15-17). Más aún: Cristo es un ser divino que preexiste a su manifestación, que
incluso ha debido, para manifestarse en forma humana, renunciar a su condición divina.15
Es al mismo tiempo el Cordero sacrificado en sustitución de quien estaba alejado de Dios.
“Las leyes cúlticas y ceremoniales de Israel ya no son válidas para la Ecclesia. Esto significaba
un rompimiento con el culto del templo debido al reconocimiento de que Jesucristo mismo
había ofrecido el único sacrificio perfecto.”16
“Consecuentemente Él es el único verdadero Sumo Sacerdote, y éste su sacrificio ha sido
ofrecido e una vez por todas. Con este reconocimiento, la idea de una distinción entre
sacerdocio y laicidad ha dejado de ser válida para siempre.
5.- Juan pone a Jesús a la altura de la Divinidad. ”No es que San Juan confunda a Dios
y a su enviado, al Padre y al Hijo; antes al contrario, lo mismo que San Pablo, los distingue
siempre. Pero a la vez que los distingue, hace valer, de conformidad con el proceso de la
13
Dumery p. 54
14
Cullmann, 81
15
Dumery p. 56, 58
16
Brunner, 22
4
revelación, que quien ve al Hijo ve al Padre. De suerte que el Hijo es la expresión, la
manifestación del Padre, sin ser el Padre. Es su verbo, su Palabra”.17
Es el Verbo eterno, pero es completamente humano, a despecho de los docetistas, y más en
concordia con la enseñanza judía de una creación buena en tanto que acto de Dios.
Plenamente humano porque ha de redimir la materia creada.
“En ello insiste –una confesión temprana- en todo lo que, a su entender, puede probar la
realidad del cuerpo carnal de Cristo «... Jesucristo, de la estirpe de David, fue realmente dado
a luz, comió y bebió y sufrió realmente bajo Poncio Pilato, fue verdaderamente crucificado
y murió en presencia de los seres celestes, terrestres e infernales. Resucitó realmente de entre
los muertos.«” 18
6.- Pero Kyrios y Soter evocaban también los cultos imperiales practicados en las
monarquías helenísticas. “Al aplicar a Jesús estos títulos que ya se habían hecho tradicionales
–Señor, Salvador- se consigue un doble impacto: se designa unos atributos bíblicos y se usa
de apelaciones culturales, conocidas por el paganismo. Esto hizo ciertamente más fácil la
difusión de la cristología. Se pudo hablar a los gentiles en el lenguaje que ellos comprendían,
sin dejar de apoyarse en el vocabulario de la Escritura”.19
“Una de las más antiguas confesiones de fe cristianas está expresada en estas tres
palabras: Kyrios Jesús Cristos –Jesucristo es el Señor. Para los primeros cristianos la fórmula
significa que Jesucristo no es solamente el verdadero soberano de los hombres, título que
reivindica el emperador romano, sino el soberano de toda la creación, visible e invisible.”20
La fe en esta condición divina del Hijo les crea conflictos con el Imperio romano y su
religión pagana y politeísta: “En las persecuciones era ésa la afirmación decisiva...: “Jesucristo
es Señor”. Estaba particularmente indicada porque el Estado romano reclamaba de sus
súbditos cristianos la confesión cívica, que se formulaba en dos palabra Kyrios kaisar. Es
posible que la fórmula Kyrios Christos no se forjara hasta la persecución en oposición al
Kyrios Kaisar; pero ya hemos encontrado esa fórmula en época muy remota en la liturgia: al
fin del himno de Fil 2, 6-11, y más tarde en las confesiones utilizadas para los exorcismos.”21
7.- La terminología teológica posterior hace explícito el contenido de la Escritura:
Cargado de tantas significaciones, provisto de tantos valores místicos, el “tipo” mesiánico no recibió su promoción
última, sino por una actividad metafísica. Ésta consistió en aplicarle un tratamiento filosófico para extraer de él una
17
Dumery p. 59
18
Cullmann, 89
19
Idem
20
Cullmann, p. 14
21
Cullmann, 86
5
definición dogmática... En un principio esta definición no se parece apenas, en su lenguaje técnico, a la intuición inicial.
Sin embargo, es su resultado, su coronamiento. El concilio de Calcedonia (451), y el segundo concilio de
Constantinopla (553), decretan que Cristo es Dios y hombre, verdadero Dios y verdadero hombre.22
“Con todo, no se ha de ceder a la tentación de creer que cada etapa suplanta a la
precedente... ya desde los tiempos primitivos, se encuentran atestiguadas simultáneamente
fórmulas en un artículo, en dos artículos y, a partir de un momento dado, en tres artículos
¨[trinitarios].“23
“Asimismo, las diferentes fórmulas que Ignacio de Antioquia cita del todo o
parcialmente, hablan primero de la filiación divina de Cristo, explicada no solamente por su
origen davídico, como en Rom 1, 3, sino también por su nacimiento virginal y por su
procesión del Espíritu Santo, luego enumeran igualmente los hechos decisivos del drama
cristológico, que culmina en la resurrección.”24
Así, “la filiación divina de Jesucristo y su elevación a la dignidad de Kyrios, después de
su muerte y su resurrección, son los dos elementos esenciales en la mayoría de las
confesiones del Siglo I.“25
“Hay que saber, desde luego, que el punto de arranque histórico y el centro dogmático
de la fe cristiana es la fe en Jesucristo; pero hay que saber asimismo que esa fe, lejos de
excluir la fe en Dios Padre, le procura, por el contrario, su fundamento cristiano; y lo mismo
respecto al Espíritu Santo.”26
El concepto de Iglesia
La Iglesia es el conjunto de todos los que en el mundo confiesan a Jesús como su
27
Señor, sin que importe su denominación, nacionalidad, raza, etcétera. “Hay Iglesia aun en
medio de instituciones que se tienen por tal, sin ser ellas con todo la verdadera expresión de
la Ecclesia. En múltiples casos a pesar de la institución, que ya no es más que organización
humana y terrena, la Iglesia de Cristo hace acto de presencia por medio de quienes, acaso,
han sido condenados, y aun perseguidos por esa misma institución”.28 Y las iglesias son las
comunidades de creyentes29 que hay en cada ciudad, colonia o pueblo. La Biblia menciona la
22
Dumery p. 60
23
Cullmann, 94
24
Idem, 114
25
Idem, 115
26
Idem, 121
27
1Cor. 1: 2
28
Javier Gozaga Concilios tomo I, p.12
29
Los nombres de las epístolas paulinas nos ilustran esto perfectamente
6
Iglesia como todo el cuerpo en el mundo y las iglesias como la manifestación en cada
localidad (Mt. 16:18 y 18:17)
El cristianismo visto desde fuera, nace como una secta judía. El grupo formado por
Jesús y sus discípulos estaba impregnado desde el principio por una mentalidad profética; “se
presenta como una comunidad mesiánica entre otras. Lejos de ser una excepción en el seno
del judaísmo contemporáneo, se asemeja a todas las sectas que hacen revivir la gran
inspiración profética y que hallan en el mesianismo un verdadero programa espiritual”.30
Pero supera al judaísmo contemporáneo en tanto que lleva a su plenitud la fe de
Abraham. “Porque esta comunidad se conoce a sí misma, no solamente como involucrada
en la historia salvadora del pasado, arraigada en ella y viviéndola, sino también mirando
esencialmente hacia delante a una salvación que está en el porvenir. La Ecclesia como la
comunidad del Mesías es, a la vez, mesiánica: su existencia sólo puede describir usando las
categorías de la escatología, o la expectación de una consumación trascendente. Esta
consumación ha amanecido con Jesús.”31
“Así pues, esta historia de la salvación se despliega en dos movimientos: uno va de la
multitud al único; es la Antigua Alianza; el otro va del único a la multitud; es la nueva
alianza. Entre ambos, justo es el centro, el hecho decisivo de la muerte de Cristo.”32
Aunque comenzó reuniéndose en el templo de Jerusalem sus cualidades espirituales son
“un hecho ininteligible desde un punto de vista puramente sociológico (D.L.Schmidt).
Porque en sí es inteligible sólo desde el punto de vista de Cristo que habita dentro de ella y
determina su vida. Y porque es en sí el “templo del Espíritu Santo” por su misma esencia es
la esfera de lo santo y no necesita templo.33
“Fluyendo de la revelación del Espíritu Santo, se manifestaba aquel misterioso poder
que formaba la comunidad de fe, constituida de muchos individuos, en una unidad, un solo
cuerpo’”.34
No es identificable con una institución u organización, cualquiera sea el nombre que
sus integrantes le hayan puesto: “La Ecclesia como koinonia Cristou y koinonia pneumatos, como
30
Dumery, Henry, Fenomenología y religión. Estructura de la institución cristiana. Nova Terra, Barcelona,
1968.p. 46
31
Brunner 71
32
Cullmann, 48
33
Brunner, 11
34
Brunner 61
7
el Cuerpo de Cristo, es una comunión pura de personas enteramente sin carácter
institucional.”35
Aunque está en el mundo, no forma una teocracia física. A diferencia de Israel, está
formada por miembros de muchos estados, gobiernos a los cuales reconoce como
perentoriamente pertenecientes al reino de Cristo, “desde el punto de vista de la ley
constitucional romana, la Ecclesia está bajo la dirección del emperador romano y la
jurisprudencia romana, y este orden pagano recibió el completo reconocimiento de que
había sido prescrito divinamente.”36 Porque todo es de Él y para Él.
“La Iglesia de Cristo representa el lugar de la tierra, estrictamente limitado, en el que
reina Cristo; Cristo, el jefe de toda la creación, la ha escogido para que sea su cuerpo
terrestre.”37
“Se puede afirmar, entonces, que la Ecclesia rehúsa admitir la distinción o más bien
contraste, que es normativo en todas las demás religiones, entre lo sangrado y lo profano,
sino, al contrario, lo anula precisamente en la característica central de su adoración cúltica.
Toda la vida del cristiano es adoración a Dios y en toda la extensión de su existencia él tiene
que comprobar ser miembro del cuerpo de Cristo.38
“Este culto, en consecuencia, no sabe nada de la distinción entre sacerdotes y laicos; sus
miembros eran conscientes de que juntos formaban un sacerdocio y que este sacerdocio
santo se forma de cada uno y de todos.”39
Hemos dicho que la comunidad de los creyentes sufrió la cautividad de las instituciones
sincréticas, ello es posible aunque la Iglesia, como cuerpo del mismo Cristo, sea el mayor de
los dones de Dios, porque “participa de toda la ambigüedad que caracteriza al período
comprendido entre la resurrección y la vuelta de Cristo; el pecado y la muerte subsisten en
ella porque está integrada por hombre pecadores, aunque salvados por la fe.“40
Pero en todo Jesús es la cabeza. Así como mis dos manos no tiene que ponerse de
acuerdo entre sí, sino con mi cabeza, los creyentes en el mundo no requieren una
coordinación centralizada, sino depender de la guía del Espíritu, ahí radica su unidad.
En la iglesia primitiva no existían las denominaciones. Todos los creyentes de una
localidad pertenecían a la única iglesia del lugar. La restauración del ministerio apostólico es
35
Brunner, 18
36
Brunner, 23
37
Cullmann, 44
38
Idem 80
39
Brunner 79
40
Cullmann, 53
8
la posibilidad bíblica de volver a la unidad de la iglesia; por ello es contradictorio que un
apóstol o un grupo de ellos pretenda formar una denominación como si no fueran ya
suficientes las divisiones que existen en el cristianismo.
El método exclusivo del Nuevo Testamento para la división es la localidad (1a. Co.
10:32 y 1a. Tes. 2:14) Los límites de la localidad son el pueblo o la ciudad en cuestión (Hch.
14:23 y Tito 1:5). Una iglesia mayor o menor que la localidad no es bíblica (1a. Co. 1:2 y
1a. Co. 1:12 y 3:4), sólo así conserva su carácter, pero tampoco debe permitir que en una
localidad haya divisiones carnales (1a. Co. 1:13; 3:3-4).
Cada iglesia local debe ser autónoma, aunque procura mantener la. unidad de doctrina
y vida (1a. Co. 4:17; 17 :17; 16 1a Tes. 2:14) La autonomía es benéfica porque cada
presbiterio puede guardarse de falsos profetas y de herejías y de organizaciones babilónicas
(Tito 3:10-11 y 1a. Tim. 6:3-4)
No existe en el Nuevo Testamento una autoridad oficial, jerárquica, ni basada en el
poder (política): “antes el que quiera ser el primero sea vuestro servidor”; mucho menos
existe una cabeza humana para la Iglesia ni para las iglesias, porque la autoridad espiritual es
aquel reconocimiento que el Espíritu pone en el corazón de los creyentes hacia los ministros
que andan espiritualmente. Esa autoridad no se exige ni se impone, se reconoce
espontáneamente; y si se desobedece es Dios quien reprende sobrenaturalmente (no hay
represión social meramente humana), ni obligatoriedad en el sentido coercitivo del
Derecho.41
La autoridad es diferente del señorío. Aquella es la manifestación de un amor protector.
Este --el señorío-- es la señal del deseo de reconocimiento y poder, de soberbia.
41
1Ped. 5: 2-3; Tito 2: 7
42
Cullmann, 122
9
Reconociendo la irrupción de Dios en la historia, “el cristianismo es una religión
histórica: afirma que Dios mismo se reveló a la humanidad en Jesucristo, la evidencia que
tuvieron de semejante revelación los que vieron y oyeron a Cristo nos ha sido conservada en
unos escritos reunidos en los libros del Nuevo Testamento.“43
Jesús hablo de un segundo nacimiento, procedente de la Palabra y del Espíritu. Es
necesario un conocimiento del mensaje porque, dice Isaías, “como creerán si no han oído”:
“Los teólogos admiten que nuestro conocimiento del hecho de la revelación se basa en una
evidencia y una certeza meramente históricas, las cuales son suficientes como preámbulo de
la fe, y hacen posible y razonable nuestra fe religiosa o sobrenatural.”44
La naturaleza del registro de la Revelación es más que la letra: “Dios no ha revelado la
verdad o verdades abstractas neutrales, sea un dogma o dogmas, supuestamente destinado al
malentendido de la iglesia como el depositum fidei, como algo que esta última credendum
proponit. Dios se ha revelado a sí mismo y lo que ha revelado son por lo tanto una y la misma
cosa: o sea, la verdad de que su misma naturaleza consiste en el hecho de comunicarse a sí
mismo en amor, en la donación de sí mismo a favor del hombre, en su ágape.45
“Los Hechos y las epístolas confirman lo que los Evangelios nos enseñan acerca de Jesús, sin
que al parecer le añadan nada de sustancial. Vemos en ellos a los apóstoles llevando a cabo su
misión y aplicando las enseñanzas de Jesús a las situaciones concretas de la vida.46
El mensaje y los milagros de la vida de Jesús fueron transmitidos primero sólo
oralmente; cuando el evangelio se había difundido mucho y algunos de los doce apóstoles
murieron, se vio la necesidad de poner por escrito, como dice Lucas, «las cosas que entre
nosotros han sido ciertísimas». Por ejemplo, Pablo nos muestra una dicho de Jesús que
recibió por tradición oral y que no se encuentra en los Evangelios: «más bienaventurado es
dar que recibir». Hch. 20:35
El primer libro del Nuevo Testamento que se escribió, hacia el año 50 dC fue la
primera carta de Pablo a los Tesalonicenses, luego el areopagita escribe más cartas hasta
ocupar casi la cuarta parte del Nuevo Testamento.
El primer evangelio, Marcos, se escribe hacia el año 69, Luego Mateo, escrito en
arameo, ty luego Lucas, que formaba un solo libro con Hechos, y así hasta llegar al año 96
en que se escribe el último libro: el Apocalipsis.
43
Simons, p. 15
44
Simons, p. 37
45
Brunner, 13
46
Simons, p. 92
10
Las copias de los escritos del Nuevo Testamento comenzaron a circular primero en
folios sueltos, no todas las iglesias tenían todas las cartas de Pablo o todos los evangelios, a
veces ni siquiera una copia completa del Antiguo Testamento porque pagar el precio del
cuero con que se hacían los pergaminos y pagar el trabajo de un copista era un gasto que
salía de las posibilidades de muchas iglesias.
Luego empezaron a formarse colecciones de algunos libros del Nuevo Testamento.
Hacia fines del siglo II, los cristianos adoptaron la forma de códice u hojas encuadernadas a
manera de nuestros actuales libros, sustituyendo así a los rollos y permitiendo un manejo más
fácil; pero sobre todo, esta forma de recopilación ayudó a decidir cuáles de entre todos los
escritos que circulaban debían considerarse escrituras divinas.
Circulaban muchos otros escritos cristianos que hoy no forman parte del canon, y
algunos que estuvieron a punto de formar parte de él: por ejemplo el Pastor de Hermas, la
Didajé de los apóstoles, Carta a los Corintios de Clemente de Roma, Carta a Laodicea de
Pablo. Muchos de ellos apócrifos y otros francamente espúreos: evangelio de Tomás, de los
Egipcios, de los Hebreos, de la infancia de Jesús, de María, de José; otros libros de Hechos
como los de Pilatos, de Pablo, de Andrés, de Pedro, Martirio de Pedro, de Pablo, de
Bartolomé, Apocalipsis de Pablo, de la Virgen, de Santiago, Tercera de Corintios, y muchos
otros.
Fue Orígenes quien viajó por muchos lugares investigando qué libros recocían las
iglesias como inspirados. Sin embargo, durante el siglo tercero las iglesias orientales
discutieron la canonicidad del Apocalipsis y aceptaron en cambio el Pastor de Hermas.
Durante la persecución de Diocleciano y la quema de escritos cristianos, las iglesias se vieron
obligadas a hacer más copias y a fijar definitivamente la lista de libros inspirados.47
Frente al escepticismo de quienes subestiman los relatos evangélicos, denuncia el obispo
Simons: “Decir que la memoria de todos los evangelistas habiase vuelto vaga e incierta con
respecto a sus experiencias más notorias después de menos de cincuenta años, es absurdo;
semejante teoría sólo se explica en razón de la falsedad del prejuicio inicial de sus autores,
puesto que contradice abiertamente un hecho muy común y fácilmente demostrable de la
experiencia humana.”48
En la actual crítica a los Evangelios se pasa por alto su naturaleza y propósito. “La
mayor parte de tales relatos debieron escribirse, pues, para satisfacer las necesidades de los
47
Baez-Camargo, Gonzalo, Breve Historia del Texto Bíblico, CUPSA, México, 1992.
48
Simons, p. 65
11
predicadores y de los fieles que no tenían acceso a los testigos originales. (En la Apología de
san Justino Mártir, escrita hacia el año 150 d.C., tenemos el primer testimonio de lo
arraigada que ya entonces se hallaba la costumbre de leer los evangelios en las asambleas
cristianas. Pero esta costumbre debió iniciarse mucho antes).”49
“Por esta razón, los evangelios no nos ofrecen, excepto en las narraciones de la Pasión,
una secuencia histórica, cronológicamente ordenada, de la vida pública de Jesús, sino unos
episodios sueltos artificialmente reunidos juntos.”50
“La totalidad de la vida de Jesús sólo tuvo una finalidad: ser una revelación de Dios.
Predicando y explicando exactamente lo ocurrido, los discípulos transmitieron el mensaje
esencial implicado en aquellos acontecimientos.”51
“Durante muchos siglos, existió entre los cristianos una unanimidad así de parecerse
acerca del contenido principal de los evangelios y demás libros del Nuevo Testamento. Y
para llegar a semejante acuerdo, no fue preciso apelar a la infalibilidad, sino que el acuerdo la
precedió.”52
La Iglesia cristiana ha de buscar en la Escritura la norma máxima de su fe a partir de dos
manifestaciones del símbolo:
“1. El símbolo determinado de una vez para siempre y redactado en la lengua misma
del Nuevo Testamento... compuesto por los apóstoles, como resumen auténtico de la
Escritura.
2. El símbolo condicionado por las contingencias y que traduce el mensaje bíblico en la
lengua y en los conceptos propios de cada época. Toma posiciones, basándose en el Nuevo
Testamento, frente a los problemas nuevos y a las herejías ignoradas en la época
apostólica.”53
La vida en el Espíritu
“El derramamiento del Espíritu Santo, que significa el surgimiento de la Ecclesia, es
uno, y de hecho, el último de los grandes milagros salvíficos en el proceso de la revelación.
El derramamiento del Espíritu Santo y la existencia de la Ecclesia están tan íntimamente
49
Simons, p. 67
50 Simons, p.68
51 Simons, p. 69
52
Simons, p. 75
53
Cullmann, 69
12
interrelacionados que realmente pueden ser identificados como un solo evento. Donde está
el Espíritu Santo, ahí está la comunión cristiana.”54
“Creemos que esta es una idea apoyada por el Nuevo Testamento. La comunidad de
Jesús vive bajo la inspiración del Espíritu santo. Este es el secreto de su vida, de su comunión
y de su poder.”55
Pero no se trataba de una religión exterior, limitada a la liturgia o la magia de los
elementos cúlticos, tal como Isaías había denunciado, se trataba de una entrega interior y
permanente: “Los primeros cristianos estaban conscientes de su participación en la Ecclesia
aun cuando no estuvieran reunidos para el culto. Comprendieron que su vida era un acto
continuo de adoración, en que cada individuo en su vida particular, en su participación
diaria en el mundo.”56
La entrega es el acto de fe. “Por acto de fe entendemos aquí el asentimiento voluntario
a la verdad revelada, un acto religioso de pronta sumisión de la voluntad y la mente al Dios
que se nos revela, específicamente distinto del acto de confianza, aunque a menudo forma
con él un solo acto psicológico completo de entrega a Dios.”57
El bautismo del Espíritu conllevaba la maduración de un fruto descrito por Pablo como:
amor, gozo, paz, benignidad, fe, mansedumbre, templanza, como pleno cumplimiento de la
Ley, obrado por el poder de la resurrección y por tanto, como esencia del mensaje y la vida
de Jesús.
Pero también el Espíritu trae consigo dones o carismas sobrenaturales como profecía,
lenguas, sanidades, milagros, sabiduría y conocimiento. Esos regalos capacitan a los creyentes
maduros para edificar a los demás por medio de tareas como el apostolado, el ministerio
profético o el de enseñanza.
Tal como leímos en la cita del principio, los apóstoles hacían señales prodigiosas.
“Donde existe ese poder, suceden cosas -cosas que se describen como misteriosas, quizás
“ocultas”-, las cuales parecen extrañas para una generación que por su excesivo racionalismo
las desecha calificándolas con palabras burlescas como ‘mágicas’”.58
54
Brunner, p. 10
55
Brunner 58
56
Brunner 76
57
Simons, p. 41
58
Brunner 59
13
Pero la actitud escéptica frente al poder de Dios, es decir “...negarse a priori a
considerar la posibilidad de los milagros demuestra la existencia de un prejuicio
pseudofilosófico o pseudocientífico.”59
“Como sucesos observables, los milagros son y pueden ser objeto de la historia, puesto
que la misión de ésta consiste en examinar todos los relatos de sucesos memorables, incluso
de aquellos que han ocurrido una sola vez y no pueden ser duplicados, imitados o
explicados.”60
“Rechazar los milagros considerándolos imposibles y postular con todo una revelación,
es una tremenda inconsecuencia. Puesto que una revelación verdadera sería un acto de
intervención divina tan especial como cualquier milagro.”61
“La palabra de Dios está verdadera y efectivamente presente en la Iglesia como la
palabra del Espíritu Santo, implicando, por lo tanto, una unidad de “logros” y de energía
dinámica que está más allá de toda comprensión. De esta unidad, que más tarde dejó de
existir o de ser comprendida, mana la vida oculta de la comunidad primitiva.”62
“Cuando nosotros que estamos tan acostumbrados a la organización jurídica de la
iglesia preguntamos ¿cómo es posible semejante orden “pneumático”?, la respuesta tiene que
ser: Ya no es una posibilidad sencilla, pero era posible gracias a la realidad de aquel cuyo
poder dinámico podemos apenas concebir como pensamiento indefinido –la realidad del
Espíritu Santo. Desde este punto de vista sería necesario afirmar: la organización de la iglesia
y en particular su administración legal es una medida compensatoria, hecha necesaria su
adopción en los tiempos y lugares donde falta la plenitud del Espíritu. El derecho canónico
es un sustituto del Espíritu.”63
Junto a las fórmulas litúrgicas establecidas, cuyo uso litúrgico provenía del judaísmo,
había sitio también para las manifestaciones absolutamente libre e imprevistas del Espíritu.
Símbolos de la fe
Los primeros creyentes usaron sobre todo de dos símbolos: la inmersión en agua y el
partimiento del pan.
59
Simons, p. 45
60
Simons, p. 46
61 Simons, p. 43
62
Brunner 66
63
Brunner 64
14
En el momento en que un judío o un gentil decidían creer, hacerse discípulos, lo
manifestaban de inmediato, al mismo tiempo de su conversión, bautizándose 8recuérdese el
carcelero de Filipos bautizándose “en aquella misma hora de la noche”.
Esa inmersión era la iniciación del seguimiento y señal de incorporación en la comu-
nidad de discípulos, puesto que es una identificación con Jesús en su muerte y resurrección,
para lo cual no había ni más ni menos que un requisito: la fe.
Respecto al partimiento del pan, llamado santa cena o eucaristía: “Lo que sucede a la
Ecclesia en todo el transcurso de su adoración cúltica, es decir, la edificación de la
comunidad, sucede... en la santa cena en forma intensiva. Es un acto posible solamente como
evento comunal en el cual el individuo, siempre renovado, está incorporado en el cuerpo
apropiándose los beneficios salvíficos de la muerte de Cristo.”64
La cena es también una participación concreta –por la manducación del pan- de ese cuerpo espiritual de la Iglesia: «¿El
pan que partimos no es la comunión del cuerpo de Cristo? Porque el pan es uno, somos muchos un solo cuerpo« (1 Cor
10, 16). Porque el cuerpo de Cristo se encarna aquí en la comunidad de la Iglesia, nadie ha de comer para sí solo en la
cena (1 Cor 11, 20 ss.), y porque se trata además del cuerpo espiritual de Cristo resucitado es algo grave tomar la cena
indignamente, lo cual constituye un juicio contra el que <no discierne el cuerpo del Señor> (1 Cor 11, 27 ss). Pablo
llega incluso a decir que si hay tantos débiles y enfermos, y hasta u número tan grande de muertos en la iglesia de
Corinto (1 Cor 11, 30), es porque los corintios han tomado indignamente la cena –es decir, el cuerpo de cristo
resucitado, tal como se encarna en la Iglesia.65
“El hecho de las primeras apariciones tuvieran lugar precisamente en el momento de una
comida pone de manifiesto algo muchas veces descuidado: que los primeros banquetes
eucarísticos de la comunidad dicen referencia a estas comidas con el resucitado, en las cuales
se veía una especie de anticipación del banquete mesiánico prometido por Jesús en su última
cena antes de su muerte.”66
“Maranatha, “Ven Señor”, es una expresión conservada en arameo, debido a que es la
oración litúrgica más antigua de la Iglesia... la venida de Cristo en medio de su Iglesia
reunida para la cena es una anticipación de su vuelta para el banquete mesiánico y una
‘repristinación’ de sus comidas con los discípulos en los días de Pascua. Por eso el
Apocalipsis, que confunde en su visión el culto actual y su realización en el último día, le
hace decir a Cristo: “Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno escucha mi voz y abre la
64
Brunner 89
65
Cullmann, 43
66
Cullmann, 156
15
puerta. Yo entraré a él y cenaré con él y El conmigo” (3, 20). Así, pues, la antigua oración
eucarística Maranatha es ya escuchada en la cena de la Iglesia. “67
La tarea apostólica
Jesucristo es el apóstol por excelencia (Hebreos 13:1) y en la carta que dirige a la
comunidad de Efeso68 alaba a aquellos que examinan a los apóstoles, ya sea para sujetarse a
ellos o para reputarlos como falsos. Es una responsabilidad de las iglesias juzgar a los
apóstoles.
Apóstol, en griego, quiere decir enviado; es una persona cuyo ministerio consiste en
dar testimonio de la resurrección de Cristo,69 fundar iglesias locales,70 repartir dones y
ministerios,71,72 y --muy importante – en conjunto con los demás apóstoles, cuidar la
doctrina y ser de edificación para toda la Iglesia.73
El Señor Jesús escogió doce para que estuvieran con El;74 y no hay un solo pasaje en
las Sagradas Escrituras que nos insinúe que los ministerios habrían de cesar en la vida de la
Iglesia.
“El Evangelio depende del informe de los testigos oculares, de la predicación de
aquellos que estuvieron con él. ‘Me seréis testigos’, ésta es la comisión fundamental del
Señor resucitado a sus embajadores, sus apóstoles. Este oficio de dar testimonio de primera
mano es, por lo tanto, lo que constituye el apostolado.”75 Sólo hubo doce apóstoles testigos
de la resurrección y fueron instituidos antes de la ascensión (Lucas 6:13).
El Nuevo Testamento menciona muchas otras personas con el nombre de apóstoles,
que no pertenecían a los doce. Después que Jesús envió a los doce, también envió (apóstoles)
otros setenta con las mismas prerrogativas que los primeros.76 Pablo y Bernabé son el más
67
Cullmann, 157
68
Apocalipsis 2: 2
69
Hch. 4: 33
70
Hch. 13 y 14
71
Hch. 14: 21 y 22
72
Rom. 1: 11; Tito 1.6; “Tim. 1: 6
73
Hch. 15
74
Lucas 6: 13
75
Brunner, 30
76
Lucas 9:1 y 2; 10;1
16
conocido ejemplo de apóstoles que no fueron de los doce,77 Jacobo, el hermano del Señor,78
Jesús apareció después a todos los apóstoles79, Andrónico y Junias.80
Hay escritores del Nuevo Testamento que no pertenecieron a los doce, y según Efesios
2:20 la iglesia está fundamentada sobre Jesucristo y sobre el fundamento de apóstoles y
profetas. Pero, ¿dónde está el fundamento de los apóstoles y profetas, en qué consiste?: dicho
fundamento son las Sagradas Escrituras, los profetas echaron el fundamento con las Escrituras
Hebreas (el Antiguo Testamento) y los apóstoles con las Escrituras Griegas (el Nuevo
Testamento); por ende los escritores del Nuevo Testamento son apóstoles y entre ellos
Lucas, Marcos, Silas, Sóstenes y Timoteo. El Espíritu Santo está constituyendo el sin número
de apóstoles hasta el día de hoy (Efesios 4: 8-11), como los dones dados después de la
Ascensión.
“Después de la muerte de los apóstoles, el oficio apostólico retiene su valor sólo en una
forma: para proveer la norma de la tradición fundamental que había sido escrita, la del
Nuevo Testamento... Pero la Escritura es la norma de todo dogma porque cristaliza la forma
primaria de la tradición y por lo tanto se convierte en reguladora para la enseñanza de la
iglesia.”81
El único motivo para enviar apóstoles debe ser la indicación del Espíritu Santo; y el
ambiente propicio para que El pueda hablar se da en un presbiterio que se dedica a la
oración y al ayuno. Luego entonces, ninguna persona puede autoenviarse como apóstol, sino
que debe ser enviado con imposición de las manos por el consistorio de una iglesia local,
junto con otro u otros enviados.
Una vez que los apóstoles salieron de su localidad ya no representaban a su iglesia
(denominaciones no existían), sino que dependieron exclusivamente del Espíritu Santo para
su itinerario82 (un enviado, por definición, no puede ser enviado a su propia iglesia local).
Llegaban a un lugar: y si no había iglesia local, entonces predicaban y formaban una,
la atendían durante un tiempo,83 le establecían pastores y se iban.84 Si ya había una iglesia en
esa ciudad, no formaban otra, sino que confirmaban la que ya existía,85 repartiendo dones86 y
77
Hch. 14: 14
78
Gal. 1: 19
79
1Cor. 15: 5-7
80
Rom. 16.7
81
Brunner 41
82
Hch. 13: 4; 16: 6-10
83
Hch. 13: 3, 44 y 49
84
Hch. 14: 21-23
85
1Cor. 3: 6-10
17
dando palabra profética87 y doctrina.88 Eventualmente el Espíritu les impedía regresar a las
iglesias fundadas.89
Cuando un periodo de viaje había terminado, los apóstoles volvían al seno de su
localidad para informar y permanecer una corta temporada, integrándose a los ancianos de su
presbiterio como uno más.90
Los apóstoles gobiernan la iglesia espiritualmente, no administrativamente, y lo hacen
estableciendo ancianos en las asambleas locales y reprendiendo a los que persisten en pecar o
se apartan de la sana doctrina.91
Las localidades no son propiedad de ningún apóstol en particular. “El viento sopla de
92
donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de donde viene ni a dónde va”. Depende de
la guía del Espíritu que un apóstol vuelva o no a una iglesia, o que nuevos apóstoles visiten
una comunidad.93 Ninguna iglesia puede decir: “éste es mi apóstol” y ningún apóstol puede
decir “ésta es mi iglesia”. ¡No hay tal ejemplo en la Biblia! Cierto que Pablo era reconocido
como padre por las iglesias que él había fundado; pero eso no excluyó a los demás apóstoles
de poder ministrar en esas localidades ni dio a Pablo el derecho de hacer su “directorio” de
iglesias que le pertenecían. Está fuera de la Biblia la idea de las jerarquías y coberturas, pues
ellas suponen que cierto número de congregaciones se somete a un apóstol.
La manifestación de la unidad espiritual de la iglesia universal es la tarea de los apóstoles.
Los ancianos tienen la responsabilidad administrativa de las iglesias locales. El apóstol puede
aportar sugerencias para cambios en la iglesia local, mas no puede exigir que se hagan. Los
ancianos son los responsables de la iglesia local.
En las denominaciones hay una autoridad oficial, pero el apóstol auténtico no puede
imponerse a los ancianos de la localidad, pues no representa a la localidad sino al cuerpo: no
a la organización sino al cuerpo, y sólo por ello es posible la cooperación (1a. Co. 3:22-23).
Los movimientos de los enviados son libres, pues sólo dependen del Espíritu Santo,
así como sus métodos (Hch. 13:4). Una de sus características es el movimiento constante de
una iglesia a otra y de una región a otra (Hch. 13:14), aunque es bueno que regresen
periódicamente a la iglesia que los envió y den informes (Hch. 14: 26-28).
86
Rom 1: 11
87
Hch. 8: 14-15; 15: 30-32
88
Hch. 16: 4-5
89
Hch. 20: 25
90
Hch. 14: 26-28
91
Tito 1: 5; 3: 10; 2 Tim. 4: 2
92
Juan 3: 8
93
Rom. 1: 10
18
Para tratar sobre el gobierno de los apóstoles hemos de recordar que en el Concilio
de Jerusalem (50 d.C.), ni Pedro ni otro de los apóstoles ejercieron funciones episcopales; el
error romanista y de algunos protestantes es confundir episcopado con apostolado. Los
obispos o ancianos de cada localidad ejercen la máxima autoridad y administran en su
localidad, no son itinerantes; incluso los apóstoles se sujetan a ellos.94 Recordemos que Pablo
y Bernabé no decidieron las cuestiones doctrinales en Antioquia, ni siquiera Pedro en
Jerusalem –lo que hubiera facilitado todo--. Las decisiones fueron tomadas a nombre del
Espíritu Santo, los apóstoles, los ancianos y los hermanos, pero la base de las decisiones fue la
Sagrada Escritura.95
Los apóstoles deciden asuntos doctrinales y problemas en el área espiritual referentes a
las iglesias sólo en colegio o reunión apostólica, quiero decir en acuerdo con otros apóstoles,
--el número varió en el Nuevo Testamento de acuerdo con la gravedad del problema-; pero
los ancianos toman las decisiones de la localidad.96
La doctrina no puede ser decidida por un solo hombre97, ha de ser decidida (léase
interpretada de las Sagradas Escrituras)98 por el conjunto de apóstoles y ancianos, pues como
el judaísmo, el cristianismo es una religión histórica. En este punto se limita a recuperar, a
integrar la lección de la Biblia.99
Cuando el Nuevo Testamento habla de ancianos y de apóstoles siempre lo hace en
plural. Pablo escribió sus cartas junto con otros apóstoles (Sóstenes, Silas, Timoteo). El Señor
los envió siempre de dos en dos para que se complementaran, se protegieran y uno solo no
se considerara “el apóstol”. Las columnas apostólicas a los judíos eran Pedro, Jacobo y Juan;
y a los gentiles Pablo y Bernabé.100
Si no reconocemos la importancia de que la autoridad apostólica para la doctrina y el
gobierno descansa en la pluralidad de apóstoles y en su trabajo conjunto, desinteresado y
adenominacional, terminaremos con una cabeza humana que sustituirá al Espíritu Santo.
Ejercer una autoridad oficial al estilo jurídico del derecho romano es una contaminación
babilónica que se infiltró en la Iglesia después del reinado de Constantino.
94
Fil. 1: 1; Hch. 20: 28
95
2Cor. 8: 8; Hch. 15: 28
96
Hch. 15: 23
97
Gal. 1: 12; 2 Ped 1:19-21
98
Hch. 15: 15-18
99
Dumery, p. 47
100
Gal. 2: 9-10
19
Los sínodos o concilios de los siglos II y III siguieron el modelo del de Jerusalem. Si
una iglesia local o iglesias de una región tenían que enfrentar problemas doctrinales o
disciplinarios, convocaban a la reunión de apóstoles y ancianos. Pero “aún los concilios no
eran órganos de poder sobre las iglesias, sino la representación de estas mismas iglesias y la
expresión de su unidad e identidad en la misma fe y comunión que proclamaban
juntamente. Prueba de ello es que la validez y la posterior eficacia de un concilio, le venían,
no por su convocatoria formal sino por el reconocimiento y confirmación del mismo por
parte de toda la oikumene (el mundo habitado), o sea: todas las iglesias, aun la confirmación
de *aquellas que, por dificultades de viaje u otra índole, no habían podido enviar delegados
como ocurrió en la mayoría de los concilios ecuménicos del primer milenio, eminentemente
orientales”.101
Es decir, los concilios nunca fueron un poder jerárquico oficial para las iglesias locales
ni tenían autoridad solamente por causa de las personas que en ellos se reunían --los
ministros de todas las iglesias, o al menos un número representativo de ellos--; sino que una
vez que un concilio tomaba decisiones y expresaba conclusiones, éstas eran reconocidas por
las iglesias según el Espíritu y la Palabra les iban dando testimonio (en forma análoga al
reconocimiento del canon de las Sagradas Escrituras, el cual no fue establecido por las iglesias
sino simplemente reconocido por ellas).
“...la autoridad última de las decisiones doctrinales de los concilios no arranca de su carácter
ecuménico, ni del hecho de que los convocara o sancionara un papa, ni de una especial
preservación del error debida a la asistencia del Espíritu Santo, sino de la validez de la
evidencia en que se basaban tales decisiones.“102
“Cuando Orígenes afirma que los apóstoles nos han transmitido con gran claridad
(manifestissime tradiderunt) lo que es necesario a todos para la salvación, y cuando Ireneo
escribe. “Lo que (los apóstoles) primero predicaron y luego, según la voluntad de Dios,
consignaron por escrito, eso había de ser el fundamento y el sostén de nuestra fe”.103
Nunca, pues, obraron así. Cuando hablaban del Espíritu Santo, era para mencionar el
hecho de su asistencia, pero nunca directamente para apelar a él como prueba de que la
enseñanza suya era verdadera.104
101
Gonzaga Opus cit p. 51
102
Simons, p.77
103
Simons, p. 92
104
Simons, p.110
20
El apóstol no trabaja por sus iglesias, sino por el Cuerpo, debe importarle que Dios sea
glorificado y que las ovejas sean alimentadas; no importa si le dan ofrenda, o si esa iglesia lo
reconoce o no; no debe buscar que las iglesias se le sujeten, eso lo hará Dios si Él lo quiere.
No debe ministrar para construir su pequeño reino o feudo persona ni deben informar para
tener publicidad o financiamiento (2a. Co. 2:1-10).
Las señales para reconocer a un verdadero apóstol son: Que haya sido enviado por el
presbiterio de una iglesia local.105 Que Dios haga milagros a través de él.106 Que tenga fruto
de iglesias.107 Que tenga carácter y madurez (mansedumbre y capacidad de soportar el
sufrimiento) apostólicas.108 Que tenga, por supuesto, buena doctrina.
Respecto al trabajo en las localidades, los apóstoles establecen o reconocen ancianos,
término que nos recuerda la forma de gobierno de las ciudades de Israel. Los ancianos eran
los mayores espiritualmente, independientemente de la edad, presbíteros en griego significa
viejo. Se establecen por imposición de manos de los apóstoles o del presbiterio. (2a. Tim
5:22), pues los primeros deben discipularlos y establecer ancianos en un tiempo breve
indicado por el Espíritu (Hch. 14:23).
Los obispos o supervisores, que así se les llama también, antes de que esta palabra
significara un jerarca deben cumplir con los requisitos mencionados en la I Carta a Timoteo
cap. 3 y la Carta a Tito cap. 1. Su tarea es ser pastores. Los ancianos en el orden espiritual
pueden ser Profetas, Evangelistas o Maestros. (Hch. 20:17-28), pero deben ser de la localidad
(1a. Tim. 3:7).
Su trabajo es mover a la iglesia a trabajar y crecer (Ef. 4:11-13). Ellos, como colegio,
son la máxima autoridad en la iglesia local. (Presbiterio o Consistorio), sujetándose unos a
otros según su área y su madurez y son el Gobierno Administrativo Local. (Heb. 13:17 t 1a.
Tim. 5:17). Siempre deben ser más de uno y en esa pluralidad los miembros del consistorio
gozan de igualdad (Hch. 14:23; Tito 1:5; 1a. Pedro 5:1-4; Hch. 20:17 y 28).
La unidad de los cristianos, por la cual Jesús pidió “para que el mundo crea” implica
recibir a todo el que Cristo ha recibido (Ro. 15:7 Ef. 4:3), así la iglesia local se compondrá
de todos los creyentes en un lugar 1a. Co. 1:1-2 Ro. 8:9): Un cuerpo, un espíritu, una
esperanza, un Señor, una fe, un bautismo, un Dios.
105
Hch. 13: 1-3
106
2Cor. 12: 12
107
2Cor. 3: 1-2
108
2Cor. 4: 15; 6: 4, 10, 11; 11: 27-30
21
Es carnal dividirse por hombres a los que seguimos (1a. Co. 1:12), por diferencias
doctrinales secundarias (Ro. 14), por diferencias raciales, sociales o nacionales.109
Conclusión
Así, la vuelta al modelo del Nuevo Testamento, la vivencia de una conversión
auténtica, una rendición al gobierno de Jesús por medio de su Espíritu, la experiencia de una
dimensión trascendente y sobrenatural, la comunión y unidad de todos los creyentes, es el
reto que todo aquél que se precie de ser cristiano tiene frente a sí.
Kierkegaard se opone a la cristiandad o cristianismo oficial. “La desesperación es la
enfermedad –no el remedio–; el remedio es el cristianismo, no la cristiandad”. Se opone a
todos los predicadores que suavizan, oscurecen o callan lo que el cristianismo representa de
más decisivo, incómodo, todo eso que haría difícil nuestra vida, el hecho de tener que morir
a uno mismo, la renuncia voluntaria, sufrir por la doctrina, testimoniar la verdad desde un
estado de pobreza y de humillación, ser aborrecido, despreciado y escarnecido o aun
martirizado.
La fe de Abraham se ejercía en cosas de esta vida, en la tierra que se le prometió, con el
hijo que se le dio. Si la fe no es más que lo grandioso, entonces aquella nunca ha existido y
Abraham no será más que un asesino o un loco; pero si la fe es aceptar una relación personal
absoluta con lo Absoluto, una renuncia a los niveles del goce de las sensaciones y un
desespero frente al intento de hacernos dignos por medio de la ley, entonces la angustia que
se vive al tomar las decisiones cotidianas en aras de esa fe, nos llevará al monte del sacrificio,
donde recibiremos de vuelta aquello a lo cual renunciamos, pero valorado en su justa
dimensión y podrá ser nuestra fe también una fe para la otra vida.
“La fe es la más alta pasión del hombre... porque me juego en ello el sentido de la
existencia”.110
Bibliografía
1. Baez-Camargo, Gonzalo, Breve Historia del Texto Bíblico, CUPSA, México, 1992.
2. Brunner, Emile, El malentendido de la iglesia, Ed. Transformación, México, 1993.
3. Cullmann, Oscar, La fe el culto en la iglesia primitiva, Studium, ed., Madrid, 1971.
4. Dumery, Henry, Fenomenología y religión. Estructura de la institución cristiana. Nova
Terra, Barcelona, 1968.
109
Nee, Watchman, La Iglesia Normal, Vers. Española Alfonso Moya, CLIE, Barcelona,1987.
110
Kierkegaard, Soren, Temor y temblor, Trad. Vicente Simon, 4a ed., Fontamara, México, 1999.
22
5. Javier Gonzaga, Concilios, tomo I,
6. Kierkegaard, Soren, Temor y temblor, Trad. Vicente Simon, 4a ed., Fontamara, México,
1999.
7. Nee, Watchman, La Iglesia Normal, Vers. Española Alfonso Moya, CLIE, Barcelona,1987.
8. Simons, Francis, Infalibilidad y evidencia, Libros del Nopal, Barcelona, 1970, (Obispo
católico holandés, doctorado en la Universidad Gregoriana, que participó en los debates del
Concilio Vaticano II).
23
**
Archiovos para insertar
CONCILIO CRISTIANO
RESTAURACIÓN DE LA ECLESIOLOGIA
24
Un apóstol no tiene autoridad personal en la iglesia local pero si tiene una adutoridad
a nivel universal para exhortar, enseñar.
En las denominacioens hay una autoridad oficial.
El apóstol no puede imponerse a los ancianos de la localidad
*NOTA: a discución.
2a Ponencia: La Separación y los Movimientos de los Apóstoles.
Alejandro Carreón F.
1.- El Espíritu Santo debe tomar la iniciativa (Hch. 13:2)
2.- Debe de in cuando menos de dos en dos (Lc. 10:1)
3.- El Espíritu Santo hablará a los posibles apóstoles (Hch. 13:1)
4.- Confirmará a los ancianos cuando ellos ministren al Señor (Hch. 13:1)
5.- No representan a la localidad sino al cuerpo: no a la organización sino al cuerpo y
por ello es posible la cooperación (1a. Co. 3:22-23)
6.- Sus movimientos son libres pues sólo dependen del Espíritu Santo, así como sus
métodos (Hch. 13:4)
7.- El apóstol debe tener como una de sus características el movimiento constante de
una iglesia a otra, y de región a otra (Hch. 13:14)
8.- Es bueno que regrese periódicamente a la iglesia que los envió y den informes
(Hch. 14: 26-28)
9.- No deben informar para tener publicidad o financiamiento (2a. Co. 2:1-10)
3a. Ponencia: Los Ancianos nombrados por los Apóstoles Ubaldo G.
1.- Anciano es aquel quien es mayor espiritualmente, independientemente de la
edad. - Presbiterio en griego significa VIEJO.
2.- Se establecen por imposición de manos de los apóstoles o del Presbiterio . (2a.
Tim 5:22)
3.- Los apóstoles deben discipular y establecer ancianos en un tiempo breve indicado
por el Espíritu Santo. (Hch. 14:23)
4.- Debe complir con los requisitos de Primera carta a Timoteo cap. 3 y la carta a
Tito cap. 1.
5.- Ancianos es obispo = Presbitero. Los ancianos en el orden espiritual pueden ser
Profetas Evangelistas o Maestros. (Hch. 20:17-28)
6.- Los ancianos deben ser de la localidad (1a. Tim. 3:7)
7.- Su trabajo es mover a la iglesia a trabajar y crecer (Ef. 4:11-13)
25
8.- Ellos son la máxima autoridad en la iglesia local. (Presbiterio o Consistorio),
sujetándose unos a otros segun su área y su maduréz y son el Gobierno Administrativo Local.
(Heb. 13:17 t 1a. Tim. 5:17)
9.- Pluralidad e igualdad (Hch. 14:23; Tito 1:5; 1a. Pedro 5:1-4; Hch. 20:17 y 28)
4a. Ponencia: Las Iglesias Fundadas por los Apóstoles J: M: Perez
1.- La Biblia menciona la Iglesia como todo el cuerpo en el mundo y las iglesias
como la manifestación en cada localidad (Mt. 16:18 y 18:17)
2.- El método esclusivo del nuevo testamento para la división de la localidad (1a. Co.
10:32 y 1a. Tes. 2:14)
3.- Los límites de la localidad son el pueblo o la ciudad en cuestión (Hch. 14:23 y
Tito 1:5)
4.- Una iglesia menor que la localidad no es bíblica (1a. Co. 1:2 y 1a. Co. 1:12 y 3:4)
5.- Una iglesia mayor que la localidad no es bíblica (Hch. 9:31; 15:41; 1a. Co. 16:19
y Gal. 1:2, 22)
6.- Cada iglesia local debe ser autónoma. La distancia de las siete iglesias de
Apocalípsis 2 y 3
7.- Hay Unidad de doctrina y vida (1a. Co. 4:17; 17 :17; 16 1a Tes. 2:14)
8.- Debemos conservar el carácter de las iglesias no permitiendo que en una localidad
haya divisiones carnales (1a. Co. 1:13; 3:3-4)
9.- La autonomía es benéfica porque cada presbiterio puede guardarse de falso profeta
y de herejías y de organizaciones babilónicas análogas a Roma (Tito 3:10-11 y 1a. Tim. 6:3-
4)
5a. Ponencia: Las bases de Unión y División Jorge Pérez
1.- Debemos recibir a todo el que Cristo ha recibido (Ro. 15:7 Ef. 4:3)2.- La iglesia
local se compone de todos los salvos en ese lugar 1a. Co. 1:1-2 Ro. 8:9)
3.- Sabemos que una persona pertenece a la iglesia si tiene las cualidades que el
Espíritu Santo ennumera en Ef. 4:4-6). Estos puntos no enfatizan la doctrina, sino la vida.
4.- Un CUERPO, La IGLESIA. Es nuestro hermano todo el que ha nacido de
nuevo, sin importar su denominación
5.- Un ESPÏRITU: El sello del Espíritu Santo.
6.- Una ESPERANZA: La vida Eterna
7.- Un SEÑOR: CRISTO
8.- Una FE: En el Sacrificio y Resurrección de JESUCRISTO
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9.- Un BAUTISMO: Ser inmerso en la mente y la vida de JESUS
10.- Un DIOS y PADRE: El DIOS personal y OMNIPOTENTE de la Biblia.
11.- Es carnal dividirse por otra cosa que no sean los puntos mencionados o la
localidad.
12.-No debemos dividirnos por hombres a los que seguimos (1a. Co. 1:12)
13.- Instrumentos de Salvación.
14.- No Sectarismo.
15.- Diferencias Doctrinales secundarias (Ro. 14)
16.- Diferencias raciales (1a. Co. 12:13)
17.- Diferencias nacionales
18.- Distinciones sociales
19.- En vez de dividirnos de la iglesia local debemos de ser vencedores (Apoc. 2 y 3)
6a. Ponencia: La Obra y las Iglesias Cristian Gómez
1.- Primero Apóstol, luego Iglesia (Hch. 1 y 13)
2.- El trabajo apostólico ó la obra, deben de ser independientes de las iglesias locales.
3.- Cuando un apóstol llega a una localidad, sino hay iglesia local, la debe establecer
(Ro. 1 y 1a. Co. 1) . Si llega a una localidad donde ya hay iglesia debe visitarla y ministrar
dones espirituales
4.- No debe convertirse en pastor de la localidad
5.- Debe sujetarse a los pastores de la localidad.
6.- El apóstol puede llegar al lugar porque lo lleva el Espíritu Santo o porque los
mueven.
7.- Los resultados de la obra deben ser (integrados a la iglesia de la localidad).
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