La Apariencia Celebrada - Martín Kohan
La Apariencia Celebrada - Martín Kohan
La Apariencia Celebrada - Martín Kohan
La apariencia cckhrada
Martín Kohan
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distingue por su mezcla ;:iarticular de
disposición y reparo. Esta vecina acce-
de a contestar pero no sale de su casa,
habla con el grupo de filmación (y con
la propia Albe11ina Cani, sobre todo)
guarecida detrás de una doble barrera:
la reja que da a la calle y la estrecha
vcnlana entreabierta por la qué ella se
asoma (los otros, los que la interrogan,
los que la filman, tampoco se franque-
an: no le dicen la verdad sobre la pe-
lícula que cst.in haciendo, fraguan una
excusa sobre un ejercicio para una es-
cueb de cine). Esta vecina no quiere
negarse a hablar, y de hecho habla; pe-
ro en más de un momento parece est.1r
queriendo que la entrevista termine de
una vez para poder callar.
En el borde de la imagen. mien-
tras tanto, junto a la pue!1a de entrada.
• consta el cartel que indica la direc-
- ___J ción de la casa: "Húsares 473". Y jus-
to al lado, una aclaración somera: "ex
] la cámara {u.na compruicra de cautive- 375", que alude al pasado, a las cosas
rio de la maóre se niega a ser filmada que han cambiado con el paso del
El primero de los testimonios que apa- y compara la cámara oon una picana; tiempo, agregando a la djrección ac-
recen en Los rubios está tiznado de la Paula Carri, la hermana mayor de Al- tual _la dirección que fue. para una ca-
más pura reticencia. Se trata de una bertina, habla pem JlO para Ia película sa que es la misma, para una vecina
vecina del barrio donde los padres de OJrOs compañeros de militancia, por el que es la misma (una vecina que per-
Albertina Carri fueron secuestrados en contrario, se extienden con deialle, ge- maneció en el barrio de siempre; allí
1977; ella los conoció, conoció a sus nerosos en la evocación; y otros veci- <le donde Albertina Carri se fue y
hijas y conoció los hechos. Hasia ese nos del barrio, por su parte, invitan a adonde ahora regresa. allí donde los
momento, en la película, no hemos visto pasar, dedican su tiempo, se explayan padres de Albertina C:mi fu::ron se-
mucho: unas imágenes del c:impo, unos por demás, se ven entusiasmados por cuestrados y desaparecieron) ..
Playmobil, una escena de lectura he- la sola presencia de la cámara, por la El mal disimulado n:taceo que per-
cha en voz alta. En adelante, los testi- inciena pero no neDesariamente módi- cibimos en este testirr.onio recubre, :in-
monios probables o efectivos transit:i- c:i fama que promete toda filmación). te todo, dos cuestiones fund:imenta-
rán dos varian1es bien resueltas: o se Ese primer testimonio, en cambio, les: una, en clave de presente, es que
niegan del todo o acceden del todo a cl .que da ,co:nienzo .:i la .serie de entre- esta mujer finge no haber reconocido
decir lo que tienen para decir frente a vistas que tendremos en Los rubios, se a Albertina C:mi; la otra, en clave de
'
!;O en ninpín mcim('ntO. Te n·connd,~ sit¡11ir:r.1 ·11 ese caso, decir "yo". mftS que 1111 desdoblamiento) permite
pero dC"~pués h:ibló en primcr.t pc~o- /.os mbios no asume en ninrún que, en rn:ís de un momento, poda-
na" (di,e primera. queriendo dccir ter- sentirlo un propósito semejante al de mos ver a C:irri por dos, permite ade-
ccrn; y el t'rror nl) es h3):idí). En efec- Cah·eiro al pasar de la primera pcrso- m(L~. y sobre todo, que Carri pueda
to, est:i mujer de ~0nrisa equí\'oca n:i a la lcrccra. Tal vez porque, par:i mir.irse y vcrs~ a sí misma. En la di-
\¡,son nervios? ¿es hipocresía? ¿es ci- ser del tocio precisos, es necesario de- rectorn que film,, a sr1 actriz (siendo,
nismo?) primero ha dicho: "Ahor3 me cir que lo que se hJcc en la película es a su vez, film:ida) vemos a Carri mi-
:icucrdo de ,·os", y después lo ha ne- algo más que poner a Analía Coucey- rándose y viéndose (además le h.ibla:
gado, ciisimul:indo el hecho de haber ro haciendo de Albertina Carri. Y esto la película entonces no está en prime-
reconocido a Albcnina Carri." Decirle porque la actriz aparece declat:indo ra o en tercera, está en segunda perso-
relegar así esa segunda persona y que es una actriz y que va a efectuar na). De no mediar la impronta brcch-
adoptar la distancia de una tercera, pa- una representación, de mmer.i que, :m- ti:m.1, podría pens.u-se en un mero ejer-
ra habbr de l:i niña a la que supo cui- tes de representar a Carri (como prime- cicio de narcisismo; pero no es así,
'!
26 dar de muy pequeña: habla como si ra persona ficcion:ú) se es!á represen- porque Brecht de hecho ha sido invo-
ella no fuese ella, sino otra (a pesar de tando a sí misma como actriz (una ter- cado: Couccyro existe, y existe dicién-
1 que al cabo de más de veinte años la cera persona respecto de esa primera). dose actriz, explicitando la teatralidad,
tiene delante de sí otra vez, o justa- La actriz que se designa corno ac- explicitando lo representacional, para
mente por eso). triz. la representación que se designa asegurar en los rnbios un efecto de
La lej:inía que adopta por medio como representación, la película que distanciamiento -sólo que dirigido, no
de esta treta pronominal (y que con- (ante los espectadores, aunque no an- al espectador, sino a Albenina CJ.!Ti.
firma la lejanía que adopta al atender te sus entrevistados) se designa como Carri quiere conseguir, por medio de
a l:is preguntas sin salir de su casa) película: todo esto pone a los nibios Couceyro, lo que la vecina del princi-
acaba de justificar el cuestionamiento en la esfera evidente de las técnicas pio consiguió por medio del recelo:
que esta vecina recibe en la película del distanciamiento brechtürno.8 Cla- verse y ya no reconocerse, tal como
por medio de la réplica grupal en au- ro que dichas técnicas, a las que por ella la vio y ya no la reconoció.
sencia de parte de aquellos que antes cierto se hace referencia en los apun- Supongamos que el presunto ca-
la han filmado. Correr a Albertina Ca- tes ocasionales que Los rubios deja rácter ficcionaJ de la memoria se:1 lo
rri de la segunda persona a la tercera ver, procuran, como se sabe, suprimir que justifica la decisión de Carri de
y hablar de ella como si ella no fuese todo efecto de identificación en los es- aparecer actuada por otra: si la me-
ella, resulta, sin embargo, un recurso pectadores y, en consecuencia, la ali- moria es una ficción, habría que ad-
para nada disímil del que la propia viadora descarga catártica. En los ru- mitir que uno bien puede recordar por
directora determina parn dar fonna a bios, sin embargo, antes que alguna otro, tener los recuerdos de otro. De
los rubios: que la actriz Analía Cou- clase de identificación, lo que se pone hecho, ros tramos que corresponden a
ceyro haga de Albertina Carri en el en jueg9 es una detenninada identi- Couceyro son designados como "fic-
film. La primera persona de. un even- dad: la de Albertina Carri. Y antes que ción" en las tablas de indicaciones de
rnal testimonio se corre así a una ter- quebrar la eventual identificación de la filmación. Sólo que, junto con esta
cera, por lo que veremos a Albertina un eventual espectador, es al espesor detenninación, Los "'bios responde a
Carri en la película como si ella no de esa identidad a lo que parece apun- otra: la de filmar la filmación. Y en
fuese ella sino otra. Quedamos, como tarse; no necesariamente con un sen- esta zona de autorreferencialidad ci-
espectadores, casi en el Jugar de esta tido de anti catarsis, y muy probable- nematográfica, la ficción de la memo-
vecina a la que, al mismo tiempo, y mente en un sentido opuesto al de la ria encuentra su verdad (porque, si la
con toda razón, la película nos invita anti catarsis. ficción de la memoria no tuviera su
convincentemente a repudiar. Cuando Couceyro anuncia que ella verdad, ¿desde qué lugar cabria obje-
Cuando una operación discursiva va a hacer de Albcrtina Carri en los tarle a la vecina fingidora su crasa fic-
análoga es efectuada por Pilar Calvei- n1bios, da a pensar que cntouces la ción de olvido?). En la ficción de la
ro en su libro Poder y desaparición,1 propia Albertina .Carri, que dirige la
7. Pil:ir Calveiro. Podu y desaparir:ión. LJJs
donde analiza la lógica imperante en película, no va a aparecer en ella. Y
campos de r:onr:entraciJn ert :\rgentina. Bue-
los centros clandestinos de detención sin embargo no es así: Carri ¡¡parece, nos Aires. Cotihue, ~00 l.
durante la dictadura y sus lazos de con- y proíusamcnrc, a la par incluso qut: 8. Vale agregar que. en l3 escena de lectura en
tinuidad con la sociedad argentina de la actriz; Analía Couceyro entonces no voz alta donde: Analia Coucc:yro rcciu un tr.i-
tanto aparece en lugar de Albertína mo del libro Isidro Ve/6.zqun. de Robe110 Carri.
entonces, se comprende lo que busc-.i: puede distinguirse. sobre el fondo de p:iiSJje
re]eoar las tonalidades emotivas o tes- Carri (lo que se ajustaría a la- noción urbano, un c:lllel que dice: "TeJtro". Antes. en
º estricta de lo que es la representación) l:is escen:is de campo. vemos un ca11el que Lli-
timoniales de la subjetividad, p~a ~--
reponer el ri·gor crítico del análisis ob- ~orno además d~ ella: duplicándola_ c::: "Eí campito".
1.•
que 13. actriz asume mientras transcu- cio). No puede decirse, por lo tanto.
rren. a un régimen de descortesía cier- que Carri relegue el género del testi- palabra "ex"; pero no el número co-
tamente significativo. La actuación de monio político para inclinarse en fa- rrespondiente al pasado de la familia
Couceyro es en estos casos el desplie- vor del género del retrato personal; su en ese lugar, porque en esta toma un
gue de un vasto muestrario de modos gesto de apartamiento es tan decidido barrote de la reja lo tapa y lo elimina
de la desconsideración: da la espalda que, haciendo a un costado a uno, (AnaJía Couceyro mientras tanto ac-
a la imagen grabada de quienes ha- arrastra al otro a un mismo rincón de túa el monólogo donde se cuenta el
blan. desoye, des:itiende, ensaya ges- los descartes. secuestro de los padres de A]bertina.
tos o se pone a hacer otra cosa: 1 Toda r~presentac ión del pasado También aquí vemos, intercalada, la
Toda esta zona de los testimonios histórico !~cha contra sus propias im- filmación de la filmación: Analía Cou-
de militancia es incluida en Los ru- posibilidades, pero Albenina Carri se ceyro se sobresalta con una indicación
bios, pero se diría que tan sólo para da por vencida con sospechosa pron- y suelta una carcajada).
que ve.amos de qué manera se los apar- titud (la bandera blanca de su rendi- Algo menos nimio, pero semejan-
ta. Las posibles razones que habna pa- ción lleva inscripta esta frase: "una pe- te, ocurre con los ejemplares de Isidro
ra proceder de esta forma aparecen en lícula sobre· la ausencia, sobre la fic- Velázquez, el libro de Roberto Carri.
la película, a veces con la fórmula de ción de la memoria"). 11 Entendiendo En la película aparecen dos ediciones
la réplica grupal en ausencia, a veces que en Los rubios el pasado, antes aun distintas: una, la original. la del pasa-
dichas por Carri: los compañeros de de resultar más o menos alcanzable o
los padres, se argumenta, entregan una inalcanzable, es puesto aparte, se ad- 11. La vemos hacer otras cos.as mientras, cerca
de ella, la video sigue reproduciendo los testi-
visión demasiado política de las cosas vierte por qué razones, e!_l 1.~.P.~licula,
monios con doci!idJd, o vemos imágenes de
("arman todo políticamente"); el testi- la ausencia queda como ausencia, y la ella haciendo otr:i.s cosas en otros Jug:i.rcs, mien-
monio donde se admite que en aquel memoria como ficción. Porque la me- tras en la película la voz (ahora doblemente en
tiempo lo político lo invadía todo sí moria, lo mismo que la representación ofi) de quien da testimonio continúa, como pa-
tiene cabida. pero se lo admite como de lo que pasó, lo mismo que la per- ra que el desirato no recaiga exclusiva!':iente en
la actuación, sino tambifo en la decisión de
quien admite la confesión de una cul- sislencia de una identidad, requieren editar tJles imágenes con 1.3les sonidos.
pa. La sensación de una demasía po- cierro volverse del presente sobre el 12. Definición que da C.irri en la cn:revis!a q•~e
lítiC.'.i, que es claramente un signo de pasado; sólo que Los mbios procede Je hacen N:iurcno Breg;i.. Ag'.!Stin Campero y
estos tiempos, podría llevar a suponer Javier Poru Fouz en El amcr.:t, afio 12, n• t3S,
de otro modo: si se vale del presente
octubre de 2003.
que Los rubios -3 esta altura, vale in- es pJ.ra mitigar el pasado. Produce oca- 13. P= una puesta en rellc1ón del dtja .,, con
sistir: la película que una hija de dos sionalmente, a lo sumo, su propio ar- b experie:icia del tiempo históri~o. ver la pn-
milit:rnres políticos desaparecidos ha- tificio de pasado, fabricando algún me:-:i pane de Paolo Vimo. El rt: ~udc dtl prt-
ce a plrlir de lo que ha pasado con efecto circunstancial de ilusorio déja u ,, tt. Buenos Aires, P~idós, ::003; donde se
sus padres- prefiere postergar la di- afüm¡¡: "El est.:1do de inimo asociado al dij (J vu
m (así, por ejemplo, al presentar a es el tl;iico de q:.tien s: prep~rl pa.":l mir.l."~c
mensión más cspecíficamenre política Analía Couce)TO, parada de perfil en vi\'ir" (pig.16).