La Apariencia Celebrada - Martín Kohan

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La apariencia cckhrada

Martín Kohan

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distingue por su mezcla ;:iarticular de
disposición y reparo. Esta vecina acce-
de a contestar pero no sale de su casa,
habla con el grupo de filmación (y con
la propia Albe11ina Cani, sobre todo)
guarecida detrás de una doble barrera:
la reja que da a la calle y la estrecha
vcnlana entreabierta por la qué ella se
asoma (los otros, los que la interrogan,
los que la filman, tampoco se franque-
an: no le dicen la verdad sobre la pe-
lícula que cst.in haciendo, fraguan una
excusa sobre un ejercicio para una es-
cueb de cine). Esta vecina no quiere
negarse a hablar, y de hecho habla; pe-
ro en más de un momento parece est.1r
queriendo que la entrevista termine de
una vez para poder callar.
En el borde de la imagen. mien-
tras tanto, junto a la pue!1a de entrada.
• consta el cartel que indica la direc-
- ___J ción de la casa: "Húsares 473". Y jus-
to al lado, una aclaración somera: "ex
] la cámara {u.na compruicra de cautive- 375", que alude al pasado, a las cosas
rio de la maóre se niega a ser filmada que han cambiado con el paso del
El primero de los testimonios que apa- y compara la cámara oon una picana; tiempo, agregando a la djrección ac-
recen en Los rubios está tiznado de la Paula Carri, la hermana mayor de Al- tual _la dirección que fue. para una ca-
más pura reticencia. Se trata de una bertina, habla pem JlO para Ia película sa que es la misma, para una vecina
vecina del barrio donde los padres de OJrOs compañeros de militancia, por el que es la misma (una vecina que per-
Albertina Carri fueron secuestrados en contrario, se extienden con deialle, ge- maneció en el barrio de siempre; allí
1977; ella los conoció, conoció a sus nerosos en la evocación; y otros veci- <le donde Albertina Carri se fue y
hijas y conoció los hechos. Hasia ese nos del barrio, por su parte, invitan a adonde ahora regresa. allí donde los
momento, en la película, no hemos visto pasar, dedican su tiempo, se explayan padres de Albertina C:mi fu::ron se-
mucho: unas imágenes del c:impo, unos por demás, se ven entusiasmados por cuestrados y desaparecieron) ..
Playmobil, una escena de lectura he- la sola presencia de la cámara, por la El mal disimulado n:taceo que per-
cha en voz alta. En adelante, los testi- inciena pero no neDesariamente módi- cibimos en este testirr.onio recubre, :in-
monios probables o efectivos transit:i- c:i fama que promete toda filmación). te todo, dos cuestiones fund:imenta-
rán dos varian1es bien resueltas: o se Ese primer testimonio, en cambio, les: una, en clave de presente, es que
niegan del todo o acceden del todo a cl .que da ,co:nienzo .:i la .serie de entre- esta mujer finge no haber reconocido
decir lo que tienen para decir frente a vistas que tendremos en Los rubios, se a Albertina C:mi; la otra, en clave de

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l.
p:isat!o, es que finge no recordarla olvido (en esa raíz donde se tocan, eti- por lo demá.~ tan dt.eidido, cuando ,e 1<.
(dc~pués de haberle dicho: ",\hora me mológicamente, la amnistía y la am- considera en rela::i6n con el testimonio
acuerdo de vos"). Eludiendo estas dos nesia)1 derivó en la certeza de que to- inicial de la vecina renuente? Porque c.~a
cc,1e1,as, la del reconocimiento y la da memoria implicarla, por definición vecina desliz.a sus aportes desde un más
del recuerdo, está obturando, o por lo y por necesidad, una forma de resis- franco "Ahora me acuerdo de vos", en
menos torciendo, dos de los andarive- tencia, la garantía de que el olvido po- un principio, hacia el más cauteloso y
les que es dable esperar de una pelí- día y debía contrarrestarse por medio avaro "Yo la verdad no me acuerdo de
cula como Los rubios: el de la identi- de su cJtacto antagonista. El enfoque nada", del que ya ninguna persuasión
dad y el de la memoria. Un documen- propuesto por Hugo Ve1.1,etti para ana- habrá de moverla. Posteriormente, el
tal relacionado con dos desaparecidos lizar las representaciones sociales de los grupo replica en ausencia: "No quiere
de la. dictadura militar, realizado por años de ia represión aj ll~tó precisamente contamos lo que se acuerda". Y este
una de sus hijas, supone casi inexora- este aspecto, porque, partiendo de la reproche Oa réplica grupal en ausencia
blemente que se pongan en juego la base de que "no hay ni memoria plena es un recurso que vuelve a aparecer en
cuestión de la identidad y la cuestión ni olvido logrado, sino más bien diver- la película) implica admitir que no siem-
de la memoria. Y si bien Los rubios sas formaciones que suponen un com- pre ni necesariamente las omisiones son
no deja de plantear estas dos cuestio- promiso ele la memoria y el olvido",4 un engranaje del "mecanismo de la me-
nes. lo hace por medio de una infle- consiguió evidenciar que no era una moria", a menudo son tan sólo un esca- ·
xión auspiciosa, con una legítima am- lucha entre la memoria y el olvido lo maleo; que el olvido, aun para entrela- 25
bición de originalidad, distinta de la que tenía que encararse, sino una lucha zarse dialécticamente con la memoria,
secuencia que anudaría, linealmente, -más difícil, más lúcida, más crucial- debe ser entendido :mies que nada co-
el testimonio, la memoria. la verdad y entre memorias diversas. mo su negación; y que a la memoria.
la identidad. Los rubios aspira a una Entre las frases que Albertina Cmi por más que se le apliquen las nociones
concepción más compleja de lo que recoge y da a leer a lo largo de su de la ficción, no se le deja de pedir, o de
es la memoria, y elige un recorrido película, hay una que toca concret..:lmen- eJl.ígir, que entregue una verdad.
más complicado para llegar hasta ese le este problema, el de los mecanismos El testimonio que fos rubios ofre-
punto cierto en el que alguien (para el de la memoria. Dice: "Exponer a la me- ce en primer lugar (y si hay algo que
caso, Albertina Carri) puede tomar la moria en su propio mecanismo. Al omi- se cuida en la película es cómo se nd-
palabra y decir "yo". tir, recuerda" (Analía Couceyro, copro- ministran los testimonios: el lugar que
La mera oposición entre la memo- tagonisl.a de Los rubios, anora esta fra- se les da. el lugar que les quita) cons-
ria y el olvido hoy por hoy tan sólo se desoyendo - vale decir, omitiendo-- tituye, no por voluntad de la testimo-
· perdura en el fervor de las consignas uno de los testimonios grabados que niante desde luego, una adver1encia,
(consignas del tipo: "Por la memoria, mientras Unto sigue siendo proferido que no necesariamente la película
con·tra_el olvido"), ya que por serlo, y por una compañera de militancia de los :!tiende, acerca de la coartada de una
para serlo. las consignas precisan jus- padres de Cani, desde la p:mtal la de memoria que, definida, en nombre de
tamente.de esa clase de simplificacio- un televisor al que Couceyro ha prefe- la ficción, por la omisión y por el ol-
nes. Toda consideración más detenida rido dar la espalda). "Al omitir, recuer- vido, tenga menos de memoria que de
sobre este mismo asunto no dejará, en da", anotan Couceyro y Carri (Coucey- omisión y olvido.
cambio, de subrayar hasta qué punto ro en una ficha d:: tr.ibajo, Carri en la
la memoria, antes que oponerse al ol- película), con un criterio que bien pue- II
vido, se entrelaza. con él. Así, por de ponerse en correspondencia con
ejemplo, entre las prevenciones que aquella "dialéctica del olvido" que al- No acaban en eso las objeciones que
Tz.vet.1n Todorov maní fiesta respecto guna vez. ·Toeodor Adorno definió a con razón se le dirigen, en las conver-
de los "abusos de la memoria", figura . propósito de los textos autobiográficos
la advertencia de que "la memoria no de \Valter Benjamin.5
l. Tzvc:2..1 Todorov, Los ab:uor dt la ""''mo-
se opone en absoluto al olvido";1 así Esta sería entonces, o desearla ser, ría. Bit.~..elon~ ?aid6s. 2000, p~g.15.
como, entre las prevenciones que An- la memoria de Los rubios: una memoria 2. An:!r:a.s H::ysse:i, En b:,m: t!e/ fut:,ro per-
dre:is lluyssen manifiesta respecto de entreverada con el olvido, o en relación dito, ~l!xi:o, Far.do ,:!e Cult~:. Ecor.6rr.ic3,
un _"eJtceso de memoria", figura la de dialéctica con él, que funciona por sus wn. pig.23.
l P~:-:i ::~a revisión crí!i::1 d: !a 3sociación en-
que "Freud ya nos ha enseñado que la omisiones tanto como por sus afirma- t.~ a.-:1,is:fa y a..-:1~e<;i;i. ,er ~ icole Lcr.lux, ··De
memoria y el olvido estln indisolu- ciones. A esu memoria la opuso úrri, !a :."T-iis:fa y ru ccm:::i:io", en VV.AA .. U:os
blemente ligados uno a otro, que la en decbra..;ones p.!Jiodísric:?S, a una des- t!tl o/vi6, Bce~os Aires, 1'iuev3 Visión, 1?98
memoria no es sino otra forma del ol- merecida "memoria de supe:m~o";6 4. Hugo Veu.eii. Pc.sat!o y prtur.r,. Gutrra.
t!icr~:: y ,oc,,c!::.1 t~ la Ár¡¡tr.1ir.a. Burno1
vido y que el olvido es una fonm de a csu memoria por o:ra p:?..-te la ha con- Ai:--..s. Siglo X.VJ. :'.002. p5g.33.
:nemoria oculta".~ En lo que h2ce es- cebido, rer-ticbs veces, como un:i "fü:- 5. Ver Th:ocor W. Accmo y W:,ller nr~¡~mm.
~íficmien!e a la última dict2dur:i mi- ción~, por la irr.pos1cilid:ld r:uiid que Cor?"tS?or.:fou:i.:J (1 9:3-1 ~0), '.'.hJnd. Tro111.
lit!.'" argentina (y a su p:ehis:oria :n- ~¿-fa p:ir.l repcr.::-r unl venbd o ¡i:ir:i 1993, ~~¡;.J07.
!i. Ve:- '"Esa r~bio dd iitidld"". ¡x' r '.'.l:11:0 '.',I"'..-.
::-ierli3ta). la idea d:.- que se querfa im- repar..r ur::1 :1usen::i:!. ¿Qué es lo que :io, e~ el :u~le:n-:n!o "Rad:11ºº Jd Ji,n., PJ¡,,,-1
plementar u::J lisa y llaM polític:i d:.- ::!COnte'"..e. sin emb:?r¡;o, CO:l est:: cril!no, 1: ,:!d ~=:n¡;o 19 de tlCIUh°C Je ;l\1.\ .

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\.,ri,-..ne~ f'O\lt'rinn-.~ que m:mtirnc d jctirn. l'or c~o rl lil m climin:1 In pri- C:uri no incluye unJ actriz que la re-
!'.niro de film:iri,~n t'n la J'C'lícul:t, a l., mcr:i pcr~on:i y di¡:c la terrera, h;rq:i presente p.1ra dejar de estar en /.ns ru-
,·t•rina que h:ihh\ en primCT ténnin,,. d punto ele t¡II<' C;1l\'riro llcg:i :i poner /,ios, lo hace para C\t:ir <los veces. Y
:\lguiC'n dirc- t:imhién: "No se hi7o car- 11 nombre entre utrns 110111hrr:~ sin, ni c.~t:i d11plic.1ci6n (es una duplicación,

'
!;O en ninpín mcim('ntO. Te n·connd,~ sit¡11ir:r.1 ·11 ese caso, decir "yo". mftS que 1111 desdoblamiento) permite
pero dC"~pués h:ibló en primcr.t pc~o- /.os mbios no asume en ninrún que, en rn:ís de un momento, poda-
na" (di,e primera. queriendo dccir ter- sentirlo un propósito semejante al de mos ver a C:irri por dos, permite ade-
ccrn; y el t'rror nl) es h3):idí). En efec- Cah·eiro al pasar de la primera pcrso- m(L~. y sobre todo, que Carri pueda
to, est:i mujer de ~0nrisa equí\'oca n:i a la lcrccra. Tal vez porque, par:i mir.irse y vcrs~ a sí misma. En la di-
\¡,son nervios? ¿es hipocresía? ¿es ci- ser del tocio precisos, es necesario de- rectorn que film,, a sr1 actriz (siendo,
nismo?) primero ha dicho: "Ahor3 me cir que lo que se hJcc en la película es a su vez, film:ida) vemos a Carri mi-
:icucrdo de ,·os", y después lo ha ne- algo más que poner a Analía Coucey- rándose y viéndose (además le h.ibla:
gado, ciisimul:indo el hecho de haber ro haciendo de Albertina Carri. Y esto la película entonces no está en prime-
reconocido a Albcnina Carri." Decirle porque la actriz aparece declat:indo ra o en tercera, está en segunda perso-
relegar así esa segunda persona y que es una actriz y que va a efectuar na). De no mediar la impronta brcch-
adoptar la distancia de una tercera, pa- una representación, de mmer.i que, :m- ti:m.1, podría pens.u-se en un mero ejer-
ra habbr de l:i niña a la que supo cui- tes de representar a Carri (como prime- cicio de narcisismo; pero no es así,
'!
26 dar de muy pequeña: habla como si ra persona ficcion:ú) se es!á represen- porque Brecht de hecho ha sido invo-
ella no fuese ella, sino otra (a pesar de tando a sí misma como actriz (una ter- cado: Couccyro existe, y existe dicién-

1 que al cabo de más de veinte años la cera persona respecto de esa primera). dose actriz, explicitando la teatralidad,
tiene delante de sí otra vez, o justa- La actriz que se designa corno ac- explicitando lo representacional, para
mente por eso). triz. la representación que se designa asegurar en los rnbios un efecto de
La lej:inía que adopta por medio como representación, la película que distanciamiento -sólo que dirigido, no
de esta treta pronominal (y que con- (ante los espectadores, aunque no an- al espectador, sino a Albenina CJ.!Ti.
firma la lejanía que adopta al atender te sus entrevistados) se designa como Carri quiere conseguir, por medio de
a l:is preguntas sin salir de su casa) película: todo esto pone a los nibios Couceyro, lo que la vecina del princi-
acaba de justificar el cuestionamiento en la esfera evidente de las técnicas pio consiguió por medio del recelo:
que esta vecina recibe en la película del distanciamiento brechtürno.8 Cla- verse y ya no reconocerse, tal como
por medio de la réplica grupal en au- ro que dichas técnicas, a las que por ella la vio y ya no la reconoció.
sencia de parte de aquellos que antes cierto se hace referencia en los apun- Supongamos que el presunto ca-
la han filmado. Correr a Albertina Ca- tes ocasionales que Los rubios deja rácter ficcionaJ de la memoria se:1 lo
rri de la segunda persona a la tercera ver, procuran, como se sabe, suprimir que justifica la decisión de Carri de
y hablar de ella como si ella no fuese todo efecto de identificación en los es- aparecer actuada por otra: si la me-
ella, resulta, sin embargo, un recurso pectadores y, en consecuencia, la ali- moria es una ficción, habría que ad-
para nada disímil del que la propia viadora descarga catártica. En los ru- mitir que uno bien puede recordar por
directora determina parn dar fonna a bios, sin embargo, antes que alguna otro, tener los recuerdos de otro. De
los rubios: que la actriz Analía Cou- clase de identificación, lo que se pone hecho, ros tramos que corresponden a
ceyro haga de Albertina Carri en el en jueg9 es una detenninada identi- Couceyro son designados como "fic-
film. La primera persona de. un even- dad: la de Albertina Carri. Y antes que ción" en las tablas de indicaciones de
rnal testimonio se corre así a una ter- quebrar la eventual identificación de la filmación. Sólo que, junto con esta
cera, por lo que veremos a Albertina un eventual espectador, es al espesor detenninación, Los "'bios responde a
Carri en la película como si ella no de esa identidad a lo que parece apun- otra: la de filmar la filmación. Y en
fuese ella sino otra. Quedamos, como tarse; no necesariamente con un sen- esta zona de autorreferencialidad ci-
espectadores, casi en el Jugar de esta tido de anti catarsis, y muy probable- nematográfica, la ficción de la memo-
vecina a la que, al mismo tiempo, y mente en un sentido opuesto al de la ria encuentra su verdad (porque, si la
con toda razón, la película nos invita anti catarsis. ficción de la memoria no tuviera su
convincentemente a repudiar. Cuando Couceyro anuncia que ella verdad, ¿desde qué lugar cabria obje-
Cuando una operación discursiva va a hacer de Albcrtina Carri en los tarle a la vecina fingidora su crasa fic-
análoga es efectuada por Pilar Calvei- n1bios, da a pensar que cntouces la ción de olvido?). En la ficción de la
ro en su libro Poder y desaparición,1 propia Albertina .Carri, que dirige la
7. Pil:ir Calveiro. Podu y desaparir:ión. LJJs
donde analiza la lógica imperante en película, no va a aparecer en ella. Y
campos de r:onr:entraciJn ert :\rgentina. Bue-
los centros clandestinos de detención sin embargo no es así: Carri ¡¡parece, nos Aires. Cotihue, ~00 l.
durante la dictadura y sus lazos de con- y proíusamcnrc, a la par incluso qut: 8. Vale agregar que. en l3 escena de lectura en
tinuidad con la sociedad argentina de la actriz; Analía Couceyro entonces no voz alta donde: Analia Coucc:yro rcciu un tr.i-
tanto aparece en lugar de Albertína mo del libro Isidro Ve/6.zqun. de Robe110 Carri.
entonces, se comprende lo que busc-.i: puede distinguirse. sobre el fondo de p:iiSJje
re]eoar las tonalidades emotivas o tes- Carri (lo que se ajustaría a la- noción urbano, un c:lllel que dice: "TeJtro". Antes. en
º estricta de lo que es la representación) l:is escen:is de campo. vemos un ca11el que Lli-
timoniales de la subjetividad, p~a ~--
reponer el ri·gor crítico del análisis ob- ~orno además d~ ella: duplicándola_ c::: "Eí campito".

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de la historia, para recuperar y privi- pleno campo, en un barrido de la mi-
y de C!-e vacío. Si se la ricnsa. rn r:mi-
legiar una dimensión más lieada con r.ida que una y otra ve1. parece dejarla
bio. desJe un punto de Yist:i diferente,
como el rrsuhado de una pr:ktica del lo humano, con lo cotidiano, con lo atrás para después volver a encontrar-
dist:i.nciamiento. y no de 1:i aproxim:i- más personal de la historia de Rober- la); pero a los materiales que port:in
ción. ya no puede decirse que alc:ince to Carri y Ana María Caruso. De ser de por sí su propia densid.id de tiem-
o deje de :ilcanz.:i.r su objeto: lo que así, sin embargo, Los rubios no esta- po pasado, se los sofoca con la pres-
hace es apartarlo. Apartarlo: ponerlo ría, en todo caso, yendo más allá del te1.a de los actos reflejos. 13
lejos, hacerlo a un lado; no excluirlo, discutible lugar común, hoy especial- Esta operación se aplica, a un mis-
porque el apart:uniento es distinto que mente divulgado, según el cual los hé- mo tiempo, con buen sentido de la am-
la exclusión, sino correrlo. Si lo ex- roes de la historia deben ser recobra- plitud y con buen sentido de la minu-
cluyera y lo dejase fuera del film, no dos en el perfil humano más ordinario ciosidad: desde el nivel más pleno don-
lo veríamos; como lo aparta, como lo de su cotidianeidad. Y aun así, no obs- de el pasado ingresa con la intensidad
desplai..a, vemos la manera en que ese tante, es notorio que, en Los rubios, de las vivencias de época (otra vez en
corrimiento se aplica. los momentos en los que los testimo- los relegados testimonios de los com-
Concretamente: si los testimonios nios de los compañeros de militancia pañeros de militancia) hasta el nivel
de los compañeros de militancia que roz.an o transitan el registro de la "sem- ya casi microscópico donde el pasado
Albenina Carri recogió para su pelí- blanza humana", no resultan much~ se aloja, como una huella, en los de-
2S cula la hubiesen dejado insatisfecha, menos desconsiderados que el resto de talles en apariencia más nimios: el
podría haberlos suprimido (y limitar- lo que dicen (la mueca incierta que frente de la casa que habitaron los Ca-
se a dar las graci:i.s a los que colabo- hace Couceyro en uno de esos tramos rri, por ejemplo, exhibe, al igual que
raron con ella). Lejos de eso, los in- de evocación más personal, ¿qué es: el de la vecina del comienzo, su doble
cluye, les da un cierto espacio, les 1ia una sonrisa? Y si es una sonrisa, ¿qué numeración: la actual y la que fue; lo
su tiempo; y a la vez que los exhibe expresa? Emoción, seguramente no. que alcanzamos a ver esta vez, sin em-
los somete, a través de las actitudes Tal vez. escepticismo, tal vez cansan- bargo, es el nombre de la calle ("Hú-
sares"), el número actual ("38.7") y la

1.•
que 13. actriz asume mientras transcu- cio). No puede decirse, por lo tanto.
rren. a un régimen de descortesía cier- que Carri relegue el género del testi- palabra "ex"; pero no el número co-
tamente significativo. La actuación de monio político para inclinarse en fa- rrespondiente al pasado de la familia
Couceyro es en estos casos el desplie- vor del género del retrato personal; su en ese lugar, porque en esta toma un
gue de un vasto muestrario de modos gesto de apartamiento es tan decidido barrote de la reja lo tapa y lo elimina
de la desconsideración: da la espalda que, haciendo a un costado a uno, (AnaJía Couceyro mientras tanto ac-
a la imagen grabada de quienes ha- arrastra al otro a un mismo rincón de túa el monólogo donde se cuenta el
blan. desoye, des:itiende, ensaya ges- los descartes. secuestro de los padres de A]bertina.
tos o se pone a hacer otra cosa: 1 Toda r~presentac ión del pasado También aquí vemos, intercalada, la
Toda esta zona de los testimonios histórico !~cha contra sus propias im- filmación de la filmación: Analía Cou-
de militancia es incluida en Los ru- posibilidades, pero Albenina Carri se ceyro se sobresalta con una indicación
bios, pero se diría que tan sólo para da por vencida con sospechosa pron- y suelta una carcajada).
que ve.amos de qué manera se los apar- titud (la bandera blanca de su rendi- Algo menos nimio, pero semejan-
ta. Las posibles razones que habna pa- ción lleva inscripta esta frase: "una pe- te, ocurre con los ejemplares de Isidro
ra proceder de esta forma aparecen en lícula sobre· la ausencia, sobre la fic- Velázquez, el libro de Roberto Carri.
la película, a veces con la fórmula de ción de la memoria"). 11 Entendiendo En la película aparecen dos ediciones
la réplica grupal en ausencia, a veces que en Los rubios el pasado, antes aun distintas: una, la original. la del pasa-
dichas por Carri: los compañeros de de resultar más o menos alcanzable o
los padres, se argumenta, entregan una inalcanzable, es puesto aparte, se ad- 11. La vemos hacer otras cos.as mientras, cerca
de ella, la video sigue reproduciendo los testi-
visión demasiado política de las cosas vierte por qué razones, e!_l 1.~.P.~licula,
monios con doci!idJd, o vemos imágenes de
("arman todo políticamente"); el testi- la ausencia queda como ausencia, y la ella haciendo otr:i.s cosas en otros Jug:i.rcs, mien-
monio donde se admite que en aquel memoria como ficción. Porque la me- tras en la película la voz (ahora doblemente en
tiempo lo político lo invadía todo sí moria, lo mismo que la representación ofi) de quien da testimonio continúa, como pa-
tiene cabida. pero se lo admite como de lo que pasó, lo mismo que la per- ra que el desirato no recaiga exclusiva!':iente en
la actuación, sino tambifo en la decisión de
quien admite la confesión de una cul- sislencia de una identidad, requieren editar tJles imágenes con 1.3les sonidos.
pa. La sensación de una demasía po- cierro volverse del presente sobre el 12. Definición que da C.irri en la cn:revis!a q•~e
lítiC.'.i, que es claramente un signo de pasado; sólo que Los mbios procede Je hacen N:iurcno Breg;i.. Ag'.!Stin Campero y
estos tiempos, podría llevar a suponer Javier Poru Fouz en El amcr.:t, afio 12, n• t3S,
de otro modo: si se vale del presente
octubre de 2003.
que Los rubios -3 esta altura, vale in- es pJ.ra mitigar el pasado. Produce oca- 13. P= una puesta en rellc1ón del dtja .,, con
sistir: la película que una hija de dos sionalmente, a lo sumo, su propio ar- b experie:icia del tiempo históri~o. ver la pn-
milit:rnres políticos desaparecidos ha- tificio de pasado, fabricando algún me:-:i pane de Paolo Vimo. El rt: ~udc dtl prt-
ce a plrlir de lo que ha pasado con efecto circunstancial de ilusorio déja u ,, tt. Buenos Aires, P~idós, ::003; donde se
sus padres- prefiere postergar la di- afüm¡¡: "El est.:1do de inimo asociado al dij (J vu
m (así, por ejemplo, al presentar a es el tl;iico de q:.tien s: prep~rl pa.":l mir.l."~c
mensión más cspecíficamenre política Analía Couce)TO, parada de perfil en vi\'ir" (pig.16).

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memoria, que ex.iste porque C:mi de- Se trata de un monólogo, tal vez el personales como un parlamento que
cide no filmar nn simple documental segmento más emotivo Lle toda la pe- alguien dijera en una lengua que no
que dé cuenta de sus padres. Coucey- lícula, sobre el pedido de los tres de- comprende).
ro es Carri; en la verdad de esa fic• seos en el momento de soplar las ve- Couccyro, actriz de Lns mbios,
1 ción, que existe porque Carri decide litas en los cumpleaños; un pedido que consigue decir este monólogo como si
filmar su filmación, Couceyro es Cou- triplica, para refon.arlo, un mismo de- fuera propio; Carri, guionista y direc-
\ ccyro y Carri es Carri. seo siempre: la :iparición con vida, la tora de Los mbios, consigue decirlo
1 Si estos dos planos se combinan vuelta de los padres. Analía Couceyro corno si fuera de otro. Y con ese mis-
!
en Los nibios, no se debe a que la pronuncia este monólogo en nombre mo talante, el de la total indolencia, lo
°
ficción y la verdad no puedan distin- de Albenina Carri; 1 Carri. mientras registra y lo escucha: como .~i fuera
1 guirse, porque la ficción y la verdad tanto, filma la escena, y entre las dis- de otro. Después de haber visto a Cou-
1
sí pueden distinguirse; se debe a que tintas tomas le dirige algunas indica- ceyro haciendo de Carri, \'emos a Ca-
es el procedimiento que habilita la du- ciones a su actriz (una de ellas es cru- rri: está sonriendo, más que satisfe-
\ plicación de Carri.9 Tiene que haber cial para las disposiciones pronomi- cha, porque la escena por fin ha que-
1 dos Carri en la película, para que una nales de la película: le sugiere que no dado bien. Sonríe mientras Couccyro
mirar a la otra; y tiene que ha- diga tantas veces "yo"). En este punto habla; y sonríe cuando termina, hasta
\ pueda
1 ber una película sobre la película. den- decisivo. l:i duplicación funciona ya que dice feliz: "Buenísimo... corte".
Lo consiguió: distancia absoluta. 27
1 tro de la película. para que los espec- como bifurcación: el tex.to•dicho por
tadores podamos verla mirar. La pre- Couceyro es intenso, logra de veras Ya no hay nada más remolo de estas
ceptiva brechtiana del distanciamiento, conmover en una película como ésta, palabras que Albcrtina Carri.
convenientemente adaptada, preside que quiere escasamente conmover; pe-
todo este mecanismo, hasta conseguir ro ese mismo texto, dicho por Curi
lo que en verdad se busca: que la iden- bajo la forma mecánica y expeditiva m
tidad se conviertn en desidentificación. de las indicaciones de filmación. se
Este intento late o se manifiesta a lo neutraliza hasta volverse inquietante- Concebida en términos de un intento
largo de Los rubios. hasta que por fin mente impersonal (los deseos que se de aproximación. Lns mbios funcio-
naría como un ejercicio de la imposi-
se c.onsuma como logro pleno en una piden al soplar las velitas de cumple-
escena paradigmática. que tiene a Cou- años son. no solamente personales, si- bilidad: ese algo a lo que querría acer-
carse (el pasado. la verdad de los he-
. ceyro actuando y a Carri filmándola. no secretos; aquí llegan a ser tan im-
chos, la historia política de los padres
desaparecidos. la historia personal de
los padres ausentes) resultaría inalcan-
zable o irreparable, y este intento no
haría sino evidenciar los límites inhe·
rentes a los instrumentos de aproxi-
mación de que puede valerse: los lí-
mites de l:i memoria, de la representn·
ción, de los testimonios, de los
documentos, de los documentales.
Concebida, entonces, como intento de
aproximación, Lns rubios se detendría
en la mostración de es.a imposibilidad

9. En pocos tr.imo1 de ll película e~:.l inst2r.cia


es tan r,OIOril COrntl en el ephoéio c!e ~ extr.lC•
ci6n de Slngre pm el e~~me:i ge~ttico. en el
c-en1ro de an:ropología fo~Me: ese pi:ich:iz.o en
b yem1 de un dedo. e.se mor:i:r.10 de vera:! Y
de ider.lidld que les perte::\ece al C'.!er,x> Y " 11
~~gre, 1610 le cabe a Albertina Carri. es = de
~as ccs:is que no ad:'!'liten cna represenurJe,
que no pce-.!e hlc:r 1.~ o po: o::u. Pero _vemo\
es~ es::er.a dos ,ec: s: prim= con la ac:nz Ana-
líi Co1.:; c-vro h1c:e::éo de Alxrt:,i3 (:?.'TÍ (en
color). de;;:,ués con Albertin1 C.-..-n !-..::cierr.!o ce
elb r..is:::a (en bb:1co Y ne;ro).
10. L:l ficción de l:t r.-.emonl ha~ que u.-,o ?Ue•
dl re::or:!:ir e:1 le;:!! de otro. ll !icci6n dd cv.e
l'.:ce qce uno ;,u~ d:ir n:1i;re en lugu de otro;
¿qut cllse de ficción h:1::e que ur.o •u<d;i ,:,u -
ar ~ \u~:r é~ otro?

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d(,, Je pot1:ufa 10ja y \os ~ipins pro- cuc,1ro, sin emh~rí:<,, rn I m mb:m,
pi0s del ajetreo y del urn. ~e ve fuga1.- luces, cualq11icr vc~li¡~io de "mu~o de con lo~ l'lílymobil, no e, cc,r.r;ido a., í.
mc:nte en 1:i pantalla, !C'macla a\ pa~:ir l:is larva~". Del "país de los juguetes", sino muy de otr;i mancrJ; de nuevo es
en una m:mo o en una mesa de traba- ~in embargo, ~e colocó t:in cerca, que de noche, de nuevo hay un auto desca-
jo; l:i otra, la f1amante, la reciente, la lo ha llc\'ado a cabo poco me11os que potado, armas ahora no ~.e ven; de re-
reedición de Colihuc del aiío WOl, es en tfoninos Je una aplicación directa y pente, d::sck el cielo, tic la nJdJ, baja
la elegida en 13 escena de lect11ra de literal. La idea de representar el secues- un OVNI. Y el 0Th1 es qui en se lleva
:\nalía Couceyro en un balcón de la tro de sus propios padres empicando al hombre y a la mujer, a los dos Play-
ciudad. El momento sin dudas dc~ta- p:ira eso escenas de animación con mu- mobil que venían en el auto. El grupo
cado en el film respecto del libro, pe- ñecos de Playmohil fue sin dudas, de que irrumpía con agresividad en la no-
ro también respecto del propio Rober- parte de Albertina Cani, una apuesta che, y el arma que le vimos. han sido
to Carri, transcurre así con el libro del arriesgada: pero que no tendría por qué eliminados, y suplidos por esta versión
presente: la hija va a leer en voz alta parecer fallida o cuestionable de por sí. que remite más bien a una escena em-
un fragmento del libro que su padre, Carri sabe el potencial que tienen las blemática de Encuentros cerca,ws del
hoy des:iparecido, ha publicado hace representaciones con muñecos de ju- tercer tipo. Lo que iba a ser o pudo ser
más de treinta años. En esta escena, guete, pues ha filmado una variación causa política, ahora pertenece al más
que como ya fue dicho incluye un car- de película pornográfica empleando pa- allá.
tel donde se lec "Teatro", hay así dos ra ello muñecas Barbie. Es cierto que Los ojos de este "niño" despoliti- 29
corrimientos: uno, ,que la hija es re- la neutralidad insulsa de las Barbics re- zan el secuestro, y no por inocencia
presentada por una actriz; el otro, que sulta notoriamente afín a la estética con- (porque con plena inocencia no habría
se posterga la edición original del li- vencional del género pornográfico, en habido nunca un arma en el relato) ni
bro para destacar su reedieión actual. tanto que el recur.;o de los Playmobil por el hecho en sí de haberse valido
Hay algo más, sin embargo, un tercer ha hecho, por empezar, que en el relato de los Playmobil: sino por lo que ha
corrimiento, que ya más que un corri- del secuestro las víctimas y los victi- hecho y dejado de hacer con los Play-
miento es un desvío: el texto que lee marios resulten imposibles de distin- mobil. Suprimió una realidad, la de la
Analía Couccyro no es ce Roberto Ca- guir; pero de cualquier forma nada im- violencia política, no sólo en su jue-
rri. El fragmento escogido correspon- pide, a priori, que el rígido ir y venir go, sino también en Los rubios, tal
de a un párrafo de la Historia de las de esas figuritas algo siniestras pueda como antes en la película se había su-
agitaciones campesinas andaluz.as de servir para representar un hecho que, primido el pasado, o el ejercicio de la
Juan Díaz del Moral, que Roberto Ca- en definitiva, es igualmente atroz. La memoria, o los posibles lazos de una
rri incluyó como epígrafe en su libro, frivolización es en esto un riesgo, pero posible identidad. Los rastros de lo su-
y no a un fragmento de su propia cs- no una fatalidad.1~ · primido quedaron, sin embargo, una
cri tura, de su propio texto. A fuerza Carri dice haberse propue.~to "con- ve2 más, como detalle, en algún lugar
de distancia y de apartamiento del pa- tar el secuestro desde los ojos de un de las imágenes del film.
sado, e~ la escena de lectur.i de la hija niño" con el empleo de los Playmo- Hay otra perspectiva infantil regis-
sobre el padre, falta nada menos que bil.16 Ese imaginario de infancia lleva- trada, indirectamente, en Los rubios.
la escritura del padre. ría a preguntarse, entonces, qué es lo Pertenece a una sobrina de seis aJios
que estos "ojos de niño" ven y dan a
ver: cuál es el juego que juega con sus 14. Ver Gior¡:io Ag3mbcn, "El p3ís c!c los ju-
guetes. Reflexiones sobre la his1ori~ y el jue-
IV parcos Playmobil de sonrisa incierta. ¡:o ... en /a/Ollcia t historia, B"enos Air--..5, Adri~-
Y el juego es el siguiente: cae la noche na Hidalgo, :OO l.
Giorgio Agamben manifestó, no me- en un lugar donde antes, cuando toda- 15. No es ~guro, d: todlS maneras, que Carri
nos que Todorov o que Huyssen, sus vía era de día, vimos gente bailando o quiera evitar a uhranz.a todo efecto de fri , olí-
dad. Sobre la inclusión de ur.1 ca.,:,ón d: Vi:,is
propias precauciones acerca de una practicando voley (una versión acaso en la película, por ejer:1plo, eiplicó: "Esa Cln·
"obsesión por el pasado". A esa obse- demasiado playera ele lo que fue un ció:i siempre me gus1ó mucho por su lono frí-
sión la llamó "museo de las larvas" y relato sobre la vida del grupo de mili- volo. Y me servía pan aflojar les mom:n1~ de
explicó de qué manera, en ese "mu- tantes en una quinta del Gran Buenos la película en tos qee el equi;xi d: roó;e ,-olv;a
<!e mamemos de tensión" ("Esa ec:-1~3 ir.r.cen-
sco", el juego de la historia se supri- Aires); llegan unos autos, la cosa se cia. Albccti~a Caro convocó l Duly G3."tll y
me, porque allí todo juego se convier- pone amenazante. La amenaza parece a Virus pm relatar u~! his:cri1 c~si im;xisible
te en rito: pura estructura. Pero las pre- deberse a la misma noche, o a la mú- de contar", sup!emer.10 " \'fl li bre" del fario
l.a Naci6r., viernes :!6 de di:iemb~ de : 1.)()3).
venciones de Agamben tienen dos sica que oímos; pero no, no es eso, no lllabrt que suponer que puso el tema en 11
caras, y si en una está el "musco de es principalmerue eso: en uno de esos película. IISÍ como lo pu.\o p= sus ccrr.pañeros
!Js larvas", en la otra está "el país de autos, que son descapotJdos, si mira- de ro,hje, para aflojar c-Jn I!!\ roque frivolo los
los juguetes": como allí hay juego sin mos con atención, vemos un anna lar- ~omentos de lensión' i.Y r.abr;I <¡uc pensar que
fue ésa l1 úr.icl inSllncia en la que decidió ope-
ri 10, vale decir acontecimientos sin es- ga. Esos que llegan brusc:uncnte, esos lir a un recuno il: lllt:clím~ pan hacer ~ue la
tructuras, la historia (que transcum: en- Playmobil. vienen armados. Se tr.lta de f:i,olid.id distendiera un poco?
tre el juego y el rito) también desapa- una escena de violencia armada: ahora t6. Ver b citaJa entrevista en El am~ntt nºDS.
rece inexorablemente.1' debería producirse el st:euestro. El se- nctubrc de : 003.

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de Albcrtina Cani. Dice la niiia (lo bío~··, dice haber dicho una; "eran tres timas más de l:i represión de la dicta-
cuenta Alhcr1ina) que quiere matar a chicas Jllbias", dice la otra. Esta iden- dura militar. Y significa -lo ha dicho
los que mataron a los papás de su ma• tificación es evidentemente falsa: Al- Albcrtina Carri- el fraca~o del pro-
má. La aulcnticidad de esta fantasía de bcrtina ya vemos que no es rubia, y yecto polítíco de sus padres, que qui-
infancia dialoga con la de otra niña de que nunca lo fue; su tía por otrl,.. 1,icron integrarse a la vida ele un ba-
es:i edad, que está fuera de la película: aclara -mientras vemos a Analía Cou- rrio humilde pero no pudieron impc·
"Yo tenía seis años, Mariano cinco, y ceyro poniéndose la peluca por pri• dir que los del barrio siguieran
Anita nos sac:iba a pasear. Mi herma- mera vez- que la hennana "nunca fue percibiéndolos como personas ajenas
no se expl:iyaba en las mil y una ma- flaca y nunca fue rubia". a su mundo social. Eso significa ser
neras de matar a Videla"Y La sobrina Falsas identificaciones que, no obs- rubios, por lo tanto. O mejor dicho,
hace (y es una niña) lo que la película tante, en esta película basada en la dé- eso significa ser llistos como rubios
de su tía casi nunca hace: tocar algo sidentificación y las apariencias falsas, (porque rubios no eran) para Roberto
que está más allá de ella misma. pueden hallar, eventualmente por ca- Carri y Ana María Caruso: su fracaso
minos tortuosos, algún inesperado pun- político y su perdición personal. Y si
to de encuentro con una verdad incon- es así, entonces, ¿qué significa ese fes-
V testable. Una de las vecinas que ahora tivo ponerse pelucas rubias por parte
da su testimonio para la cámara es la de Albertina y su grupo de amigos?
30 A la pericia para adoptar apariencias le que en su momento -ella misma lo re- ¿Qué clase de apariencia están adop-
debe Los rubios buen:i parte <le su efi- vela, se dina que sin advertirlo- delató tando? ¿Qué clase de identidad están
cacia: parece una búsqueda original de a los Carri a las fuen.as militares. Los eligiendo? Ninguna de estas dos veci-
13 identidad, parece un ejercicio origi- militares entraron de prepo a su casa nas, las que testimonian generosamen-
nal de la memoria, parece una evoca- (ella muestra ahora, con la misma im- te, las que hablan de "los rubios", pa•
ción original de la historia de los pa• prudente locuacidad que habrá tenido rece haber reconocido a Albertina Ca•
<lres, parece un testimonio original de aquel día de 1977, la pared por la que rri. Sí lo hizo, ~n cambio, lo sabemos
una hija de desaparecidos, parece un saltaron, la pileta donde cayeron) y la bien, y luego lo disimuló, aquella ve-
<locwnental original de lo que pasó en interrogaron acerca de personas sospe- cina del principio. EUa la vio y le di•
los ciios setenta (¿qué podría caberle, chosas en el barrio. Hasta que en un jo: "Ahora me acuerdo de vos". ¿Po-
con tanta originalidad, si no la incom- momento ella dijo de unos: "son todos dña reconocerla acaso, podría acordar-
prensión? Así se presenta Albcrtina Ca- rubios". Ahora cuenta, con escalofriante se de ella. si la viese volver como
rri: incomprendida por los amigos de soltura: "Cuando yo di ese dato, dije- ahora se va, luciendo su rubia cabeza,
los padres o por los integrantes de la ron: 'Uh, nos t:quivocamos'. Rajaron sus raros peinados nuevos?
comisión del INCAA que pretenden para allá". La falsa identificación de Las pell!cas rubias son, a la iden-
que haga la película que ella no quiere los Carri como rubios sirvió, sin em- tid:id, lo que ú;s rubios es a la memo-
hacer. Y así buscó, no sin éxito, la com- bargo, como identificación verd:idcra, ri:i, al pasado, a la historia: un juego
prensión del público. Esta figura, la de o por lo menos como identilic:ición de poses y un ensayo de levedad; don-
la artista a la que, por ser tal, los con- efectiva, para las fuerzas represiv:is que de las poses consiguen pasar por pos-
temporáneos no entienden, puede que- venían a buscarlos, y que así se los tura, y la levedad por gesto grave.
dar, sin embargo, peligrosamente cerca llevaron. En la falsa identifie:ición de .
de otra figura. menos prestigiosa: la de esl.'.l.s vecinas (nada reticentes por cier-
la adolescente a la que, por ser tal, no to) Jale entonces una verd:i<l: la más
entienden los mayores). Experta en apa• profunda verd:id de esta historia, la que Este artículo surgió en el marco de las
rieneias, la película debía, acaso inde- cosió el secuestro y la desaparición de discusiones sobre cine delgrupoqu: integran:
fectiblemente, culminar como celebra• Roberto Carri y Ana María Caruso. 18 Rafael Filippelli, Hcrn2n Hevia. R.iúl lllescas.
ción de las apariencias: los integrantes ¿Qué significa, entonces, en Los Alejo Moguillansky, Jorge Mycrs, David
Oubiña, Santiago Palavecino, Be.'.l!nZ Sarlo,
del equipo de filmación se van cami- rubios, la atribución de rubiedad? Un Silvia Schwarzbeck y Graciela Silvestri, a
nando juntos; todos llevan puestas ya error, tal vez, pero también un per,er- quienes agradezco el estímulo d: sus ideasen
sus respectivas pelucas rubias. Esas pe- so acierto. Significa aquello que ha he- 1:is sucesivas reuniones de trabajo, en especial
lucas que antes, desde un rato antes, cho <le los padres de Albertina dos víc- en la dedicada a Los Rubios.
vimos aparecer, ser probadas, ser Juci•
das, tcmünan convertidas en emblema 17. T~timonio r=gido en Ju:in G~!man y ~len los rubios. Ficha técni::a: dirección y guión:
y conclusión de Los rubios. L.,, P.fa.:!rid, Ni d flaco pmló11 dt Dw1. Hij:i1 Albertina Carri; producción: Barry
dw:¡x:rtcÍJÍDJ, Buenos Aires. Pl.11:eta. 1997,
A las pelucas rubias (y al ótulo dt p!g.198.
Ellswor-.h: asistc::tesde dirección: S:mtiago
"Los rubios") conducen, con sus tes- IS. Algo tiene:, cstOS v:cinos, o.:;i,,oo se eqcivoc:,,1 Gi:-alt y Ma.-celoZanelli; focografía: út..1lin.1
Fernández; cámara: Carmen Torres;
timonios, sin saberlo, otr.15 dos veci- con us i.1::-.:id:i=::s. El hijo de l.l veci."1.1 cn::-cpd(>,
mont;ij::: Alejandra Almirón ; m~sica:
nas dd b:u-rio: dos vecinas curiosa- n. u., t-.omln nervioso ~ que una c:i= umén Ryuichi Sabmoro, Charly G:u::fa y Virus;
m:nte teñidas de un negro imperioso. ncni= t= que b = ,11.':t que ~-= al ¡...,_ sonido: Jési::aSuám:; diseñoc!e prodi:::ci6n:
b!J:. s:: oq,.:ma ron cJ nombn: ce A!!x:rtin:i D.-:-i.
:\rn~:!.S identific:m así, por l:i rubie• ~ no C'l'>.'ttl!: un arnr Cl!Jlcr.:i:r.i: le dice ~Ro- Pao!a P:lzn:ajer. Jiseño de títulos: Nicolás
:!.u, a ll familia C:!lli: "son todos ru- bcr.i:~". ~ cr.:mtn con el p.l,!-e.. Kasakoff; ir.térprc~: Anallía Couceyro.

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