Taller El Realismo
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802
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Una pareja huye. Alicia había aceptado la invitación de su amante: Arturo Cova y
esperanzada por la posibilidad de un real amor, se dejó llevar por sus palabras y
decisiones. Pernoctan en un lugar conocido como Cáqueza. Su destino es Casanare. Cova
reflexiona sobre su pasado y la manera como ha tratado a las mujeres. Algo le remuerde
mientras Alicia duerme. Presiente que pronto, extrañará su libertad. Llevan mucho
vagando de pueblo en pueblo. Más Cova no ignora los sucesos de Bogotá. Un peón le
informa que las circunstancias de su huida son de todos sabidas, y que los periódicos han
alimentado la historia con todo tipo de exageraciones. La pareja maldita levanta
sospechas a su paso. Cova le sugiere a Alicia regresar. Ésta le reclama su radical cambio de
parecer y le confiesa saber de su infidelidad. Cova se avergüenza. La riña termina cuando
un hombre se cruza por su camino. El Pipa, cuyo verdadero nombre es Pepe Morillo,
confunde a la joven pareja y se presenta como comisario. Sin embargo, y luego de haber
pasado la noche con ellos, se va sin despedirse con un caballo de más en sus pertenencias.
Al llegar a un lugar conocido como Villavicencio, un general que conocía a Alicia trato de
sentarla en sus piernas. Cova lo golpea con un tacón. Al poco rato, la pareja se interna por
las llanuras con un nuevo acompañante: don Rafo.
De más de sesenta años, don Rafo, había sido compañero de vida del padre de Cova y
acudió de inmediato a ayudar a Cova y a su acompañante. Amable, les prepara café por
las mañanas, y los guía hasta Casanare Es el desierto, pero nadie se siente sólo les explica.
En el camino, confirma que el Pipa es un bandolero, como caminaban de noche, la salida
del sol los impresiona al iluminar la selva. Afortunadamente, don Rafo conocía los
terrenos y la posibilidad de perderse era nula. Al octavo día, llegan a una fundación
llamada la Maporita. Son recibidos por varios perros y por la niña Griselda: una hembra
morena y fornida. La mujer los recibe bien y saluda a Rafael cual viejo conocido. Todos
conversan; la niña Griselda y Alicia se hacen amigas. Se menciona a Barrera y que había
venido a llevarse caucheros para el rumbo del Vichada y que además importa mercancía
que vende a buen precio.
Esa noche llega Franco; el dueño de la casa según Cova. La niña Griselda los presenta y
Franco y don Rafo se saludan con gusto. Todos platican de los recientes sucesos y las
acciones de los hombres de Barrera. Con Franco llega Antonio Correa quien simpatiza con
Cova.
A la mañana siguiente, Barrera hace su aparición del brazo de la niña Griselda y de Alicia.
Luego de exageradas adulaciones hacia Cova, Barrera le cuenta su indignación por la
noticia de que hombres a su servicio venían haciendo desmanes y se excusa con regalos
para las damas. Hablan de la región que comprende el Casanare y su importancia para el
comercio. Su ambición, es evidente. Al despedirse Barrera, Cova estrella el perfume de
Alicia en el suelo.
El narrador cuenta la vida cotidiana del hato. Alicia enferma lo cual aprovecha Cova para
enamorar a la niña Griselda. Alicia descubre el engaño. Don Rafo interrumpe el encuentro
para hablar de negocios. Cova supone tener un buen negocio y piensa en llegar a Bogotá
con Alicia y tener un hijo. Franco –el dueño del hato- participa también en el negocio.
Todo aparenta estar bien salvo que la niña Griselda no soporta que Cova tuteé a Franco,
además el mismo Cova le prohibe a Alicia que siga viendo a la niña Griselda pues se está
“vulgarizando”.
Los encuentros clandestinos entre la niña Griselda y Cova se acentúan luego de una
ausencia de Franco. Sin embargo, Cova pelea y cela constantemente a Alicia con Barrera.
En cierta ocasión, Cova llega borracho con Alicia y, presa de los celos y el delirio, comienza
a maltratarla por lo que es necesaria la intervención de la niña Griselda.
Los celos de Cova son implacables así como su descontrol. Va en busca de su adversario
precisamente en sus terrenos. Llega bravucón a querer jugar a los dados. Zubieta –con
quien se hiciera el negocio junto con Franco- lo invita a su mesa. Luego de pelearse con un
viejo conocido, Barrera hace por fin aparición.
Luego de regañar al atrevido que molesto al honorable señor Cova, Barrera invita los
tragos y acepta el juego. Cova tiene suerte y gana varias partidas. La fortuna se acumula,
entonces Cova descubre que un fraude se aproxima. Acusa a Barrera de usar dados
cargados y sucede una pelea. Barrera acusa a Cova de ladrón con intenciones de matarlo.
Cova huye herido del lugar luego de la trifulca.
“El socio de Franco” que puede comprar mil toros de contado, es atendido por un brujo y
una joven de nombre Clarita, quien es ultrajada por Barrera y que pronto, simpatiza con
Cova.
Barrera se pone en contacto con Cova mediante una carta. En ella, le pide perdón por
haberlo ofendido echándole la culpa al alcohol. También le ofrece unos toros que fueron a
su vez, pagos de Zubieta y se despide como su desgraciado admirador. Cova desconfía y
corre al mensajero. Clarita lo anima pues Barrera es un estafador con pinta de cauchero.
Clarita a su vez, es el medio por el cual, Cova se entera que Zubieta nada le debe y que
junto con Franco, hizo un simulacro de negocio frente a Barrera por un lío de ganado. Esa
noche, Cova y Clarita dejan escapar deliberadamente el ganado destinado a Barrera.
Varios toros murieron; algunos peones supusieron que algunas animas provocaron el
incidente. Más tarde y luego de una pelea de gallos, Franco hace su aparición. Zubieta no
se impresiona. Franco saluda con un abrazo a Cova, después, se ofrece para recoger el
ganado esparcido. Zubieta no acepta la ayuda. Franco reclama el ganado que le fue
vendido. Zubieta se intimida.
Al ver Franco la herida sufrida de Cova, rápidamente se ofrece a vengarlo. Cova siente
remordimientos, y confiesa que desde hace 7 días abandonó a Alicia y a la niña Griselda
con quien tuvo amoríos. También le pide que lo mate sin embargo, nada sucede y se
separan sin despedirse.
A la mañana siguiente, y luego de ver a Clarita con Barrera, Cova recibe a un enviado de la
niña Griselda que anticipa su llegada. Cova sin embargo, decide alejarse del hato en
compañía de un mulato. Desconfía de Barrera y ahora también de Clarita cuando el
mulato le platica que ella le propuso matar a Zubieta y buscar el oro escondido. En el
camino topan con un doctor y un escribiente que buscan al bandolero Cova y al prófugo
Franco. Más adelante se encuentran con unos indios y al día siguiente con unos vaqueros.
De regreso, Cova recibe la noticia del asesinato de Zubieta y que Barrera lo había
incriminado. Cova pregunta por Alicia y es informado que se la llevó la niña Griselda.
Entristecido, sale a buscarla en vano. De nuevo en la Maporita, observa como Franco le
prende fuego a su casa y a su hato. Cova y Franco salen en búsqueda de las prófugas.
La selva comienza a causar estragos en Cova quien junto con Franco, el mulato y el Pipa se
mantenían aislados de la sociedad. Posteriormente, la tribu guahiba los recibe a condición
de que dejaran en paz a las pollonas.
Planean ir a la Vichada para lo cual necesitan resistencia física y siete días. El Pipa y
algunos indígenas serán los guías. Durante el viaje, Cova se ensimisma en sus recuerdos y
pensamientos. Su monólogo interno abarca su desesperación, Alicia y su odisea por la
selva. La idea del suicidio se presenta en Cova quien se impresiona por la inmensidad, el
silencio y la permanente selva que parece no acabar. En el camino se enteran que Barrera
secuestra caucheros que a su vez vende en Brasil; La niña Griselda y Alicia están con ellos.
Cova se pregunta por la suerte de Alicia.
La fiebre produce alucinaciones en Cova, Franco lo tiene que calmar. La desconfianza
entre los hombres mantiene una tensa calma. Unos indios tratan de robar aconsejados,
según ellos, por el Pipa. El castigo para que pueda seguir con ellos es la flagelación.
Entre otras informaciones, Cova se entera por medio de Silva que una mujer apodada la
Madona no sólo era una especie de terrateniente sino que muchos bandoleros –y gente
de ambigua reputación como Barrera- mantenían trato directo con ella. Cova le pide a
Silva que los guíe en dirección de la Madona.
Durante el camino, Silva les platica las costumbres de la zona y los diferentes medios de
explotación que existen por esos lares. También les platica su historia y el origen de su
tesoro: un cajoncito lleno de huesos.
La historia de don Clemente sería, básicamente, la siguiente: su hija dio su brazo a torcer
con el novio en turno. El hermano, avergonzado por aquellos actos impíos acudió a hablar
con el Padre. Don Clemente defendió a su hija y provoca la huida de su hijo Lucianito.
Cuando se enteró de que su vástago decía la verdad era demasiado tarde. La hija se había
fugado y la esposa pronto murió por la ausencia de sus descendientes. Don Clemente le
jura al cadáver, traer a su hijo a la tumba. Entonces, don Clemente les narra a Cova, al
mulato y a Franco las extensas regiones que cruzó en busca de su hijo escapado de 12
años.
La búsqueda rebasó algunos años y numerosos sucesos; termina con la localización del
cuerpo inerte, muerto y clavado a un árbol.
Cova duda cada vez más de sus capacidades intelectuales. Se pregunta sí la locura se ha
instalado en su interior. La selva, extendida infinita, abraza el horizonte ocultando la
esperanza.
Cova siente rivalidad hacía el anciano Silva llegando incluso a retarlo. Silva le ignora pues
sabe que su contrincante está poseído por la selva.
La desesperación se apodera del grupo al darse cuenta perdidos. La locura se instala luego
de dos muertes. Todos corren en sentidos contrarios. Un pequeño grupo se reencuentra.
Clemente Silva teme ser asesinado. Finalmente reconocen una zona y llegan por fin a los
territorios de la Madona. Son recibido por militares corruptos y fingen haber perdido su
cosecha en un naufragio. El convincente discurso de Cova, provoca curiosidad en la
Madona quien deja ver su bella y escultural figura. Luego de asomarse, sucede una
discusión sobre el precio del caucho entre el militar y la iracunda cacique de la zona.
Las platicas sobre los negocios: terrenos, la venta del caucho etc. Pronto sale a relucir.
Cova intenta seducirla en vano.
Don Clemente Silva es el elegido para llevar el pliego petitorio a las autoridades. Éste
acepta gustoso y decide marchar con la caja de huesos de su hijo. Sin embargo regresa
llorando pues los huesos fueron echados al río y culpa directamente a la Madona.
Franco también se enemista con la Madona pero contiene su reclamo a instancias de Cova
quien arregla asuntos pendientes con la bella mujer.
La niña Griselda reaparece y Cova se entera que Alicia fue regalada por Barrera como
depósito a un pago y que se encuentra encinta.
Cova escribe los detalles de su odisea y la desafortunada manera como se resuelven las
negociaciones. La muerte de un cacique y la posterior huida de un grupo de apestados.
Cova pelea con Barrera sumergiéndolo en agua y presenciando como su enemigo se volvía
banquete de feroces pirañas que en segundos, lo devoraron. Se reencuentra con Alicia
quien no oculta los síntomas del parto.
Sin embargo el viejo Silva nunca los encuentra pues la selva, finalmente, se los había
comido.
JOSE Eustasio Rivera Salas
José Eustasio Rivera Salas nació en el seno de una familia modesta, como uno de los once
hijos de Eustasio Rivera y de Catalina Salas.1
Estudió en los colegios Santa Librada de Neiva y San Luis Gonzaga de Elías (Huila), y
después gracias a una beca en la Escuela Normal Central de Bogotá. En 1909 se trasladó a
vivir a Ibagué y trabajó como inspector escolar. En 1912 Rivera ingresó a la Facultad de
Derecho de la Universidad Nacional de Colombia, alcanzando el grado de doctor en
Derecho y Ciencias Políticas el 3 de marzo de 1917. Simultáneamente trabajó como
empleado del Ministerio de Gobierno.1
Cova reflexiona sobre su pasado y la manera como ha tratado a las mujeres. Algo le
remuerde mientras Alicia duerme. Más Cova no ignora los sucesos de Bogotá. Cova le
sugiere a Alicia regresar.
Se menciona a Barrera y que había venido a llevarse caucheros para el rumbo del Vichada y
que además importa mercancía que vende a buen precio. Don Rafo pretendía vender en el
mercado, sin embargo, además de la desleal competencia, es amenazado por dos hombres
mandados por Barrera. Cova defiende a don Rafo en vano pues los maleantes no se
impresionan. La niña Griselda los presenta y Franco y don Rafo se saludan con gusto.
Todos platican de los recientes sucesos y las acciones de los hombres de Barrera. Con
Franco llega Antonio Correa quien simpatiza con Cova. A la mañana siguiente, Barrera
hace su aparición del brazo de la niña Griselda y de Alicia. Luego de exageradas
adulaciones hacia Cova, Barrera le cuenta su indignación por la noticia de que hombres a su
servicio venían haciendo desmanes y se excusa con regalos para las damas.
Franco –el dueño del hato- participa también en el negocio. Todo aparenta estar bien salvo
que la niña Griselda no soporta que Cova tuteé a Franco, además el mismo Cova le prohibe
a Alicia que siga viendo a la niña Griselda pues se está «vulgarizando». Los encuentros
clandestinos entre la niña Griselda y Cova se acentúan luego de una ausencia de Franco.
Sin embargo, Cova pelea y cela constantemente a Alicia con Barrera.
En cierta ocasión, Cova llega borracho con Alicia y, presa de los celos y el delirio,
comienza a maltratarla por lo que es necesaria la intervención de la niña Griselda. Los celos
de Cova son implacables así como su descontrol. Zubieta –con quien se hiciera el negocio
junto con Franco- lo invita a su mesa. Luego de pelearse con un viejo conocido, Barrera
hace por fin aparición.
Luego de regañar al atrevido que molesto al honorable señor Cova, Barrera invita los tragos
y acepta el juego. Cova tiene suerte y gana varias partidas. La fortuna se acumula, entonces
Cova descubre que un fraude se aproxima. Acusa a Barrera de usar dados cargados y
sucede una pelea.
Barrera acusa a Cova de ladrón con intenciones de matarlo. Cova huye herido del lugar
luego de la trifulca. «El socio de Franco» que puede comprar mil toros de contado, es
atendido por un brujo y una joven de nombre Clarita, quien es ultrajada por Barrera y que
pronto, simpatiza con Cova. Barrera se pone en contacto con Cova mediante una carta.
Cova desconfía y corre al mensajero. Clarita lo anima pues Barrera es un estafador con
pinta de cauchero. Clarita a su vez, es el medio por el cual, Cova se entera que Zubieta nada
le debe y que junto con Franco, hizo un simulacro de negocio frente a Barrera por un lío de
ganado. Esa noche, Cova y Clarita dejan escapar deliberadamente el ganado destinado a
Barrera.
Más tarde y luego de una pelea de gallos, Franco hace su aparición. Franco saluda con un
abrazo a Cova, después, se ofrece para recoger el ganado esparcido. Franco reclama el
ganado que le fue vendido. Al ver Franco la herida sufrida de Cova, rápidamente se ofrece
a vengarlo.
Cova siente remordimientos, y confiesa que desde hace 7 días abandonó a Alicia y a la niña
Griselda con quien tuvo amoríos. Clarita le reclama a Cova el que no le haya platicado de
su mujer. Cova guarda esperanzas de una reconciliación con Alicia. Franco dice que Cova
no puede ir a la expedición a la selva por su herida.
A la mañana siguiente, y luego de ver a Clarita con Barrera, Cova recibe a un enviado de la
niña Griselda que anticipa su llegada. Cova sin embargo, decide alejarse del hato en
compañía de un mulato. Desconfía de Barrera y ahora también de Clarita cuando el mulato
le platica que ella le propuso matar a Zubieta y buscar el oro escondido. En el camino topan
con un doctor y un escribiente que buscan al bandolero Cova y al prófugo Franco.
De regreso, Cova recibe la noticia del asesinato de Zubieta y que Barrera lo había
incriminado. Cova pregunta por Alicia y es informado que se la llevó la niña Griselda. De
nuevo en la Maporita, observa como Franco le prende fuego a su casa y a su hato. Cova y
Franco salen en búsqueda de las prófugas.
La selva comienza a causar estragos en Cova quien junto con Franco, el mulato y el Pipa se
mantenían aislados de la sociedad. Durante el viaje, Cova se ensimisma en sus recuerdos y
pensamientos. Su monólogo interno abarca su desesperación, Alicia y su odisea por la
selva. La idea del suicidio se presenta en Cova quien se impresiona por la inmensidad, el
silencio y la permanente selva que parece no acabar.
Cova se pregunta por la suerte de Alicia. La fiebre produce alucinaciones en Cova, Franco
lo tiene que calmar. Un acompañante muere lo que provoca un enfrentamiento entre Cova y
Franco. Cova descubre que la niña Griselda tiene en su haber la muerte de un hombre y que
no está casada con Franco.
5.TEMA CENTRAL
La novela narra las peripecias del poeta Arturo Cova y su amante Alicia, historia de
pasión y venganza enmarcada en los llanos y la selva amazónica, a donde los dos amantes
huyen y que expone, a lo largo de su trama, las duras condiciones de vida de los colonos
e indígenas esclavizados durante la fiebre del caucho. Además el final es abierto, no se sabe
exactamente lo que pasó con los personajes.
Alicia
Pareciera obvio suponer que el personaje que sigue en protagonismo a Arturo Cova
es Alicia. En un principio se podría señalar efectivamente como la co-protagonista,
pero desde la estancia de la pareja en La Maporita otros personajes empiezan a
adquirir relieve. Cuando Cova abandona a Alicia en la fundación de Franco, la
muchacha prácticamente desaparece de escena hasta que su amante da nuevamente
con ella. Y cuando ocurre el reencuentro Alicia apenas vuelve a intervenir. En ese
momento incluso adquiere mayor importancia Griselda, con quien se da el primer
contacto.
8.¿Qué relación encuentra entre la obra con el
significado de la palabra vorágine?
la palabra habla de muchas cosa similares pero hay cosas que resaltan mas en muchos
aspectos como la manera en que se expresan y logran una gran prespectiva en ese momento
de la historia