Hematologia Clinica. Deivy Varela
Hematologia Clinica. Deivy Varela
Hematologia Clinica. Deivy Varela
Maestra:
María Mazara
Trabajo:
Sustentante:
Dary Deivy Varela Arache.
Matrícula:
2017-2522.
Semestre: Sept-Diciembre
INTRODUCCION
La supervivencia de las células de nuestro organismo depende de ciertos factores como
su oxigenación, nutrición, metabolismo y depuración de sus desechos, todo esto,
mencionado a la vez es proporcionado por el tejido conectivo líquido por excelencia, la
sangre, el cuál conduce, transporta esos factores.
HISTORIA
La primera evidencia de la existencia de células madre hematopoyéticas en el humano surgió
en 1945, cuando se comprobó que algunos individuos que habían sido expuestos a dosis
letales de radiación podían ser rescatados mediante un trasplante de médula ósea de un
donador sano, el cual permitía la regeneración del tejido sanguíneo.
En 1960, McCulloch y Till notaron que ratones radiados letalmente, a los que se habían
inyectado células extraídas de la médula ósea de ratones no radiados, podían sobrevivir y
comenzaron a analizar los tejidos hematopoyéticos de estos animales con la finalidad de
encontrar los componentes causales de la regeneración sanguínea. Así, hallaron masas
tumorales en el bazo de los ratones que, una vez examinadas, resultaron ser colonias de
hematopoyesis, capaces de generar las tres estirpes celulares, de donde nació el concepto y
definición de la célula madre como aquella capaz de autorrenovarse, diferenciarse y proliferar
extensamente. Las células madre hematopoyéticas circulan en la sangre fetal y en la del
adulto.
El término “célula madre” se utilizó por primera vez en hematología en 1896, cuando
Pappenheim propuso la existencia de una célula precursora capaz de dar origen a las estirpes
celulares de la sangre.
UBICACIÓN
La médula ósea es el sitio donde se producen las células sanguíneas. A partir de esta célula
multipotencial —llamada célula madre hematopoyética o progenitora— se originan todas las
células sanguíneas: eritrocitos, leucocitos (que incluyen los distintos linfocitos) y plaquetas.
Las células madre se encuentran en todos los organismos multicelulares y se distinguen por
dos propiedades: se autorrenuevan —es decir, se multiplican infinitamente conservándose
indiferenciadas— y, al mismo tiempo, se diferencian, siendo capaces de originar uno o varios
tipos de células diferenciadas, como las células de piel, hígado, músculo, neuronas, etcétera.
Los primeros estudios formales y publicados acerca de la función de las CMH fueron
realizados a inicios de la segunda mitad del siglo pasado, siendo James Till y Ernest
McCulloch en 1961 los primeros investigadores en reportar en un elegante diseño
experimental que tras la irradiación no letal (30 rads) de ratones que posteriormente
recibieron un trasplante autologo por vía intravenosa de CMHs de un ratón sano, los ratones
irradiados eran capaces de formar células hematopoyéticas en el bazo y torrente sanguíneo.
Por otra parte, otros investigadores iniciaron el estudio de las CMHs “in vitro” en la década
de los 70´s del siglo pasado, mostrando que estas células podían ser crecidas en un cultivo
celular (19). En este sentido, las células del estroma forman una capa alimentadora en la cual
tanto las CMHs como las células progenitoras proliferan o se diferencian por largos periodos
que pueden alcanzar varias semanas e incluso meses en ausencia de factores exógenos (20).
Hoy en día se sabe que menos del 0.1% de las CMH de la médula ósea tienen la capacidad
de proliferar por periodos largos.
IMPORTANCIA CLINICA: Célula capaz de generar a otras celulas que son vitales para
la oxigenacion tisular y su metabolismo (Hematíes)
ERITROPOYESIS
Las células sanguíneas comienzan sus vidas en la médula ósea a partir de un solo tipo de
célula llamado célula precursora hematopoyética pluripotencial, de la cual derivan todas
las células de la sangre. A medida que se reproducen estas células, una pequeña parte de ellas
permanece exactamente igual que las células pluripotenciales originales y se queda en la
médula ósea para mantener el aporte, aunque su número disminuye con la edad. Pero la
mayoría de las células reproducidas se diferencia hasta formar los otros tipos celulares. Las
células en un estadio intermedio son muy parecidas a las células precursoras pluripotenciales,
aunque ya estén comprometidas en una línea celular en particular y reciben el nombre de
células precursoras comprometidas.
Se han descrito cuatro inductores principales del crecimiento, cada uno con características
diferentes.
Cada una de ellas hace que un tipo de célula precursora comprometida se diferencie uno o
más pasos hacia la célula sanguínea adulta final. La formación de inductores del crecimiento
y de inductores de la diferenciación está controlada por factores externos a la médula ósea.
Por ejemplo, en el caso de los eritrocitos (hematíes), la exposición de la sangre a poco
oxígeno durante un período largo provoca el crecimiento, la diferenciación y la producción
de un número mucho mayor de eritrocitos. En el caso de algunos leucocitos, las infecciones
provocan el crecimiento, diferenciación y formación final de tipos específicos de leucocitos
que son necesarios para combatir cada infección.
La célula en este estadio se llama reticulocito porque todavía contiene una pequeña cantidad
de material basófilo, que corresponde a restos de aparato de Golgi, mitocondrias y algunos
orgánulos citoplasmáticos. Durante el estadio de reticulocito, la célula pasa de la médula ósea
a los capilares sanguíneos mediante diapédesis (se exprimen a través de los poros de la
membrana capilar). El material basófilo restante en el reticulocito desaparece normalmente
en 1-2 días, y la célula es después un eritrocito maduro. Debido a la corta vida de los
reticulocitos, su concentración entre los eritrocitos sanguíneos es normalmente algo menor
del 1%.
2) las células no se hacen tan numerosas como para impedir el flujo sanguíneo.
En altitudes muy altas, donde la cantidad de oxígeno en el aire está muy reducida, se
transporta una cantidad insuficiente de oxígeno a los tejidos, y la producción de eritrocitos
se ve muy aumentada. En este caso, no es la concentración de eritrocitos en la sangre la que
controla su producción, sino la cantidad de oxígeno transportado a los tejidos en relación con
la demanda tisular de oxígeno.
Varias enfermedades de la circulación que reducen el flujo sanguíneo tisular, y en particular
las que impiden la absorción de oxígeno por la sangre a su paso por los pulmones, pueden
aumentar la producción de eritrocitos. Esto se ve especialmente en la insuficiencia cardíaca
prolongada y en muchas enfermedades pulmonares, porque la hipoxia tisular debida a estos
trastornos aumenta la producción de eritrocitos, con un incremento resultante del hematocrito
y habitualmente también del volumen sanguíneo.
Normalmente, alrededor del 90% de toda la eritropoyetina se forma en los riñones; el resto
se forma sobre todo en el hígado. No se sabe exactamente dónde se forma la eritropoyetina
en los riñones. Algunos estudios sugieren que la eritropoyetina es secretada principalmente
por células intersticiales de tipo fibroblasto que rodean a los túbulos en la corteza y la
médula exterior, donde tiene lugar buena parte del consumo de oxígeno en los riñones. Es
probable que otras células, entre ellas las células epiteliales renales en sí, secreten también la
eritropoyetina como respuesta a hipoxia.
La hipoxia del tejido renal conduce a niveles tisulares superiores de factor 1 inducible por
hipoxia (HIF-1), que actúa como un factor de transcripción para un gran número de genes
inducibles por hipoxia, entre ellos el gen de la eritropoyetina. HIF-1 se une a un elemento de
respuesta a hipoxia que reside en el gen de la eritropoyetina, con lo que induce la
transcripción de ARNm y, en última instancia, el aumento de la síntesis de eritropoyetina.
A veces, la hipoxia en otras partes del cuerpo, pero no en los riñones, estimula la secreción
renal de eritropoyetina, lo que indica que pueda haber algún sensor extrarrenal que envíe
una señal adicional a los riñones para producir esta hormona. En particular, la noradrenalina
y la adrenalina y varias prostaglandinas estimulan la producción de eritropoyetina.
Cuando se extirpan los dos riñones en una persona o cuando una nefropatía los destruye, la
persona siempre se hace muy anémica porque el 10% de la eritropoyetina normal formada
en otros tejidos (sobre todo en el hígado) sólo consigue formar entre una tercera parte y la
mitad de los eritrocitos necesarios para el organismo.
REGULACIÓN DE LA PRODUCCIÓN DE GLOBULOS ROJOS
Cuando a un animal o a una persona se le coloca en una atmósfera con poco oxígeno,
comienza a formarse eritropoyetina en minutos a horas, y la producción máxima tiene lugar
en menos de 24 h. Pero todavía no aparecen eritrocitos nuevos en la sangre circulante hasta
unos 5 días después.
2. Anemia
3. Hemoglobina baja
5. Enfermedades pulmonares
A partir de este hecho, así como de otros estudios, se ha determinado que el efecto importante
de la eritropoyetina es estimular la producción de proeritroblastos a partir de las células
precursoras hematopoyéticas en la médula ósea. Además, una vez que se forman los
proeritoblastos, la eritropoyetina hace que estas células pasen con mayor rapidez de lo normal
a través de los diferentes estadios eritroblásticos, lo que acelera la producción de nuevos
eritrocitos.
Especialmente importantes para la maduración final de los eritrocitos son dos vitaminas, la
vitamina B12 y el ácido fólico. Ambas son esenciales para la síntesis de ADN, porque cada
una de ellas es necesaria de forma diferente para la formación de trifosfato de timidina, uno
de los bloques esenciales del ADN.
Luego se dice que la deficiencia de vitamina B12 o de ácido fólico provoca un fallo en la
maduración en el proceso de la eritropoyesis.
Una causa común de fallo en la maduración de los eritrocitos es que no se absorbe vitamina
B12 en el aparato digestivo. Esto ocurre a menudo en la enfermedad anemia perniciosa, cuya
anomalía básica es una mucosa gástrica atrófica que no produce secreciones gástricas
normales. Las células parietales de las glándulas gástricas secretan una glucoproteína llamada
factor intrínseco, que se combina con la vitamina B12 presente en el alimento y hace posible
su absorción por el intestino.
1) el factor intrínseco se une fuertemente a la vitamina B12 y, en este estado de unión, esta
está protegida de la digestión por las secreciones digestivas;
2) todavía en su estado de unión, el factor intrínseco se une a receptores específicos situados
en las membranas del borde en cepillo de las células mucosas en el íleon
3) después, la vitamina B12 es transportada al torrente sanguíneo durante las siguientes horas
por el proceso de la pinocitosis, que permite el paso del factor intrínseco y la vitamina juntos
a través de la membrana. Luego la falta de factor intrínseco disminuye la disponibilidad de
vitamina B12 por su absorción deficiente.
Una vez que se ha absorbido la vitamina B12 en el aparato digestivo, primero se almacena
en grandes cantidades en el hígado y después se libera lentamente a medida que la médula
ósea la necesita. La cantidad mínima de vitamina B12 necesaria cada día para mantener la
maduración normal de los eritrocitos es sólo de 1-3 |jug, y el almacén normal en el hígado y
otros tejidos del organismo es unas 1.000 veces esta cantidad.
Luego suelen ser necesarios 3-4 años de absorción defectuosa de la vitamina B12 para que
se produzca una anemia por fallo en la maduración. Fallo en la maduración causado por una
deficiencia de ácido fólico (ácido pteroilglutámico). El ácido fólico es un constituyente
normal de las verduras verdes, algunas frutas y las carnes (en especial del hígado). Sin
embargo, se destruye con facilidad durante el cocinado. Además, las personas con anomalías
en la absorción intestinal, como la enfermedad frecuente del intestino delgado llamada
esprúe, tienen a menudo dificultades graves para absorber ácido fólico y vitamina B12.
Luego, en muchos casos de fallo en la maduración, la causa es una deficiencia en la absorción
intestinal del ácido fólico y de la vitamina B12
ASOCIACIONES PATOLOGICAS
Anemia Megaloblástica.
Basándonos en los comentarios previos sobre la vitamina B12, el ácido fólico y el factor
intrínseco de la mucosa gástrica, podemos comprender con facilidad que la pérdida de
cualquiera de ellos puede reducir la reproducción de los eritroblastos en la médula ósea.
Como resultado, los eritrocitos crecen demasiado grandes, con formas extrañas, y se
denominan megaloblastos.
Anemia Perniciosa
Cuya anomalía básica es una mucosa gástrica atrófica que no produce secreciones gástricas
normales. Las células parietales de las glándulas gástricas secretan una glucoproteína llamada
factor intrínseco, que se combina con la vitamina B12 presente en el alimento y hace posible
su absorción por el intestino.
Además de aquellas personas que tienen policitemia fisiológica, otras tienen un trastorno
patológico conocido como policitemia vera, en el que el recuento de eritrocitos puede ser de
7-8 millones/ mm3 y el hematocrito del 60-70% en lugar del 40-45% normal. La policitemia
vera se debe a una aberración genética en las células hemocitoblásticas que producen
eritrocitos. Los blastos no dejan de producir eritrocitos cuando ya hay demasiadas células
presentes. Esto da lugar a una producción excesiva de eritrocitos de la misma forma que un
tumor de mama produce en exceso un tipo específico de célula mamaria. Esto suele provocar
también una producción excesiva de leucocitos y plaquetas. En la policitemia vera no sólo
aumenta el hematocrito, sino el volumen sanguíneo total, a veces al doble de lo normal
CONCLUSIONES.
Las células madre se encuentran en todos los organismos multicelulares y se distinguen por
dos propiedades: se autorrenuevan —es decir, se multiplican infinitamente conservándose
indiferenciada.
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