Encabezado: LUNAS DE HIEL: ANÁLISIS DESDE LA PERVERSIÓN 1
Lunas de Hiel:
Análisis desde una lectura de la perversión.
Peñafiel Yangua Diego Xavier
Facultad de Psicología, Pontifica Universidad Católica del Ecuador, Av. 12 de Octubre
1076 y Roca, Quito
Clínica de la Perversión
Lunas de Hiel: análisis desde una lectura de la perversión
¨Es mejor desatar la tormenta en la nada que desatarla en un todo¨
Anónimo.
La particularidad que el sujeto obtiene de los propios beneficios de su subjetividad le
llevan por caminos que parecen intransitables, nadie está determinado a entender su accionar
reprimido a la vez que se resigna a vivir de esa manera, sucede a menudo cuando el
individuo cree experimentar las formas de belleza más etéreas, dicho de otra manera cuando
algo nos gusta y lo exacerbamos, a menudo sucede que el gusto lleve de la mano a la
obsesión de tal manera que se impone inclusos borrándose y asumiendo su propia condición
por lo que ese gusto puede dejar de ser eso que de inicio se colmaba de sentido y felicidad.
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De principio la norma general del enamoramiento es fijar al otro como objeto de su
deseo, previamente hay que sobrellevar un proceso que de inicio es imperceptible a las
conductas rutinarias a la vez que estereotipadas, sin embargo, la intensidad de las emociones
necesariamente debe tramitarse en un juego de mudanza hacia lo sentimental, dotar de
aquello que de principio es intenso y excitante para luego convertirse en algo diezmado de
lo primero con la finalidad de volverse seguro y duradero. Hay un irrestricto descuido del yo
propiamente dicho al mantener la atención hacia el objeto mismo de deseo, en la etapa del
enamoramiento convergen estas contingencias, mismas que pasan desapercibidas. ¨En la
cima del enamoramiento amenazan desvanecerse los límites entre el yo y el objeto¨ (Freud,
1927-1931), es de entender que el sujeto deja de ser uno mismo para conjuntamente con el
otro formar un solo sujeto. Esto traza una línea inicial en lo referente a las perturbaciones, su
inicio dará cuenta de la forma desmedida en que se expresa, un efecto real de eso es la
dependencia emocional que comienza a configurarse al inicio de la relación, en este punto el
protagonista se ve referenciado en lo común que puede parecer un sujeto, probablemente la
falta de ese deseo de realización como escritor al negarse abandonar Francia supuso su
propio estancamiento profesional, más aún cuando de estar enamorado se trata es así que
(…) ¨la diferencia entre una investidura erótica de objeto ordinaria y el estado de un
enamoramiento consiste en que en este último caso se traspasa hacia el objeto una
investidura incomparablemente mayor¨ (Freud, 1927-1931). De principio es imperceptible el
fenómeno de la investidura, con el tiempo esta perderá parte esencial de su efecto erótico.
El fetiche es inducido a partir de la escena en que la protagonista prueba la sangre, escena
trascendental ya que a partir de ahí la noción de fetiche comienza a tomar varias formas de
expresión y descubrimiento, sólo es posible una elucubración que anticipe el
comportamiento sexual de los protagonistas, de inicio puede existir la hipótesis de que la
protagonista de cierta manera deja de sofocar una estructuración sádica, la práctica de
diversa formas de experiencia sexual obligadas a encajar en el fetiche terminaron se res una
práctica novedosa en la vida sexual de pareja, a menudo pueden ser entretenidas estas
formas libidinales de placer sexual, sin embargo toda pérdida de individualidad que deje de
trascender supondrá una dificultad en la vida anímica del sujeto, de cierto modo hay una
expresión marcada en la dependencia emocional ya determinada que puede ser evidenciada
en esa práctica del querer irse con la finalidad de separarse pero que sin embargo se vuelve
significante de la condición dependiente.
Ya en este punto existe una transgresión que va desde la conversión del objeto de amor
en el objeto como tal de la práctica perversa, por lo general el sujeto desentraña sus bajos
instintos puestos de manifiesto en una posibilidad del ejercicio perverso, una configuración
acorde con el super yo normalmente limitaría este ejercicio, en otras palabras prevalece el
juicio moral cuando tenemos a alguien que por su propia cuenta vive para uno mismo como
en el caso de la protagonista quien llegó a ese estatuto.
Así describe Freud la perversión respecto de su normalidad de inicio (…) ¨clasificación
de las perversiones a la vida sexual: a) transgresiones anatómicas respecto de las zonas del
cuerpo destinadas a la unión sexual, b) demoras en las relaciones intermedias con el objeto
sexual¨ (1901-1905), en este sentido la vida amorosa en el hombre desempeña un papel
importante dentro de la puesta en escena, el objeto del deseo que de principio parecía tener
esa condición de superlativo ahora no requería ya la misma atención, nunca se trató de un
objeto de amor (respecto de la protagonista) siempre se configuró un objeto de deseo, al
tener la característica de insaciable este prematuramente se inscribió en la desmentida.
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Lo que hace síntoma son las transgresiones a la norma que se configura en los
planteamientos de Freud respecto de la normalidad de inicio de las perversiones, resulta
novedoso a la vez que instructivo el traspaso de dominio en lo que se pone en juego en las
relaciones sentimentales, lo indecible que puede ser sostenerse en una emoción y lo
complejo de sobrellevar un sentimiento dan sentido a las particularidades de la vida anímica
del sujeto, de cierta manera la normalidad está inscrita en la represión de ciertas
perversiones. Toda particularidad en las relaciones caracterizadas en un fetiche debería
solamente bordear la perversión ya que este será el límite y su transgresión supondrá un
desequilibrio mental que como se puede evidenciar en el filme no siempre acaba bien para
quienes lo experimentan.
Referencias:
Freud, S. (1901-1905). Obras Completas volmen VII: Fragmento de un análisis de un caso de
histeria (Dora) Tres ensayos de teoría sexual y otras obras . Buenos Aires :
Amorrortu. editores.
Freud, S. (1927-1931). Obras Completas Volumen XXI: El porvenir de una ilusión El
malestar en la cultura y otras obras. Buenos Aires : Amorrortu. editores.