PODOSCOPIO
PODOSCOPIO
PODOSCOPIO
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PODOSCOPIO
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colocado generalmente en ángulo de 45º con respecto al anterior. Además,
suele disponer de un goniómetro deslizable con puntero indicador.
2.- TIPOS
2.1 Podoscopio de Untereiner
A lo largo de estos últimos años se han diseñado distintas variedades
respecto al original, que fue el podoscopio de Untereiner (fig. 2).
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2.3 Podoscopio de metacrilato
Los podoscopios fabricados en metacrilato (fig. 4) son muy robustos e
incorporan una luz fluorescente. Presentan un aspecto más moderno y
de mucho diseño. Entre sus ventajas se cuentan la gran definición de la
huella plantar gracias a la luz fluorescente, que ocupa poco espacio y
que tiene una altura baja, con lo que se evitan desequilibrios en los
pacientes con inestabilidad.
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2.5 Cajón de marcha
Además de los tipos reseñados en los párrafos anteriores, hay otro
modelo, el llamado cajón de marcha (fig. 6), que es un aparato que
permite complementar el estudio de las huellas plantares con el análisis
de la marcha a fin de detectar marchas patológicas en el paciente. Con
frecuencia dispone de fluorescente y está fabricado en acero cromado
o en aluminio blanco.
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presiones en un zapato con suela irregular y tacón no se corresponde
exactamente con el plano del cristal del podoscopio, aunque es evidente
que la imagen del podoscopio nos proporciona mucha información que hay
que tener en cuenta.
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Fig. 9. Pies plano-valgos infantiles.
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Fig. 11. Estudio de la abducción o adducción de los pies.
Una vez realizado el estudio de todos los ejes y huella plantar se diseñan
las ortesis plantares y para ello, si es necesario, se colocan en el
podoscopio distintas cuñas graduadas debajo del talón y del antepié, para
ver hasta qué punto y en qué medida puede conseguirse la corrección en
niños o el alivio del dolor y la amortiguación en adultos (fig. 13).
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Fig. 13. Estudio del efecto de las cuñas o plantillas en el podoscopio. Pie
derecho corregido el valgo por la acción de la cuña y pie izquierdo en
valgo.
Es importante saber que la toma de una impresión con pedígrafo es casi
siempre falsa, ya que se trata de un examen exclusivamente estático e
instantáneo. El podoscopio, en cambio, permite realizar el estudio estático
y dinámico en diversas posiciones y hace posible evaluar asimismo la
marcha del paciente en el podoscopio de marcha o cajón de marcha.
Los podogramas son las imágenes de las huellas que se obtienen haciendo
apoyar el pie sobre especiales cartas adhesivas revestidas por una capa de
papel carbónico. Todavía mas precisas y definidas son las imágenes de los
fotopodogramas, efectuadas mediante el humedecido con líquido detector
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sobre una hoja radiográfica. Los podogramas tienen la ventaja de una
medición mas precisa y de poder y eventualmente comparados en tempo
sucesivo de evaluación de la evolución.
No obstante, estos instrumentos mas sofisticados son útiles sobretodo para
una evaluación de segundo nivel o para estudio. El podoscopio, por lo
tanto, permanece un instrumento para un screening de base y para una
evaluación pediátrica de primer nivel.
Los dedos del pie, son las cinco pequeñas huellas que están por delante
del talón anterior; el quinto dedo puede no dejar la huella, mientras que la
huella del primer dedo se continúa fisiológicamente con el talón anterior. Si
esto no se verifica hay una presencia de una actitud en “garra” que se
evidencia bien durante la inspección clínica.
El talón anterior, con forma oval alargada, con eje transversal
ligeramente oblicuo, se extiende desde los dedos al istmo, delimita
anteriormente el arco plantar y representa la zona de apoyo de las
cabezas de los metatarsos.
El istmo, es la parte central, mas angosta, que une el talón anterior al
con el talón posterior, delimita lateralmente el arco plantar y
corresponde al apoyo del quinto metatarso.
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El talón posterior, es la parte del apoyo de forma oval que se continua
posteriormente al istmo, delimita posteriormente al arco y representa el
apoyo del calcáneo.
El arco plantar es la zona “vacía” constituida por las partes del pie que
no tocan el suelo y es delimitada por las anteriores estructuras.
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maduración de los mecanismos antigravitatorios (hipotonia muscular,
laxitud de los ligamentos, etc.) y por la abundante adiposidad del arco
plantar. Entre los 3 y los 6 años el 50% de los niños tiene todavía un pie
plano, y un descenso del arco platar es presente normalmente en el 15%
de los adultos (3). Las formas parafisiológicas son asintomáticas y tienden
a la mejora espontanea, son generalmente asociadas a un calcáneo valgo
y son descriptas en literatura en una cantidad sorprendente de términos
diferentes (pie plano laxo, estático, flexible, fisiológico, funcional,
ideopático, síndrome pronatoria, etc.), que aunque con matices diferentes
de significado reagrupan a groso modo estas afecciones no dependientes a
una causa especifica.
Estas llamadas epidemiológicas ponen dos cuestiones fundamentales en
pediatría: cuando efectuar el examen al podoscopio y que asociar al
examen del podoscopio.
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edad anagrafica, mientras puede ser efectuado más adelante en los sujetos
que han caminado tarde y en aquellos con desarrollo físico y motor mas
lento.
De todos modos, una evaluación debe ser realizada antes de los 11-12
años, ya que después de tal edad no son mas utilizables eficazmente las
actuales técnicas de artrosis (que consisten en el limitar la excesiva
flexibilidad del pie a través de la inserción de una pequeña endortesis
reabsorbible en el seno del tarso).
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CONCLUSIONES
Por otra parte las evidencias basadas puede eliminar otras certezas decretando
la ausencia de pruebas de eficacia de los plantares en el tratamiento del pie
plano laxo, por lo menos en las formas asintomáticas. Durante la práctica
clínica, la evidencia se combina con otros componentes del proceso decisional
clínico, entre las cuales resaltan la competencia clínica y profesional individual
y las preferencias del paciente.
Es, por lo tanto, con la práctica clínica y los conocimientos de estas nociones
de base que el pediatra podrá aprender a moverse en este campo y el
podoscopio puede permitir de adquirir los datos objetivos principales para
iniciar el proceso terapéutico.
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BIBLIOGRAFÍA
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