Resumen Encuesta de Riesgos

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Fenómenos ambientales, ciberseguridad, situación geopolítica y económica, principales

preocupaciones en 2018

22 de enero de 2018

Por segundo año consecutivo, los riesgos ambientales dominan la Encuesta de Percepción de
Riesgo Global

A nivel económico, la perspectiva económica es positiva por lo que los expertos ven una buena
oportunidad para enfrentar las debilidades sistemáticas que afectan a las sociedades

Ciudad de México, a 23 de enero de 2018.- En el marco del Foro Económico Mundial se publicó el
Informe Global de Riesgos 2018, donde la Encuesta de Percepción de Riesgos Globales, aplicada a
casi 1,000 responsables de decisiones de todo el mundo, destacó que, por segundo año
consecutivo, los riesgos ambientales son el peligro que genera más preocupación entre los
expertos.

Los resultados resaltan que el medio ambiente, la ciberseguridad, la situación geopolítica y la


economía son los principales riesgos para 2018; que, por su naturaleza estructural e
interconectada, ponen en peligro el sistema mismo para las sociedades, las economías y las
relaciones internacionales. Este escenario negativo responde a que el 93% de los encuestados
espera para este año las peores confrontaciones políticas y económicas entre las principales
potencias y casi el 80% espera que los riesgos aumenten con guerras entre esos países.

En este contexto, por segundo año consecutivo, los riesgos ambientales juegan nuevamente un
papel fundamental. Sin duda alguna, 2017 se caracterizó por la presencia a nivel mundial de
huracanes de alto impacto, temperaturas extremas y, a nivel nacional, una serie de terremotos
que dejaron daños importantes en la infraestructura del país. Todos estos fenómenos ponen en
evidencia los términos de probabilidad e impacto para el panorama global de los próximos 10
años.

Con mayor presencia que en años anteriores, la ciberseguridad aparece como una de las grandes
preocupaciones de los líderes mundiales. Los ataques en contra de empresas prácticamente se
han duplicado en cinco años y comienzan a ser una realidad cada vez más constante que están
generando repercusiones financieras importantes para las empresas. Sin embargo, una tendencia
creciente en el uso de ciberataques es la que apunta hacia la infraestructura esencial y que puede
provocar en el peor de los caos el colapso de los sistemas que mantienen a sociedades enteras en
funcionamiento.
A nivel geopolítico, el mundo ha entrado en una nueva fase que inquieta a los expertos. Las
crecientes tensiones militares, las disrupciones económicas y comerciales, así como las
condiciones políticas internas que atraviesan los países enfrentan a las relaciones internacionales
con diversas y múltiples movidas que requieren una evaluación de riesgos que logre anticiparse a
posibles crisis y donde será necesaria la participación activa tanto del sector público como del
privado.

Por otro lado, el informe presenta una perspectiva económica positiva que incluso habla de un
crecimiento económico para este año que enfrenta las debilidades sistemáticas y afecta a las
sociedades, las economías, las relaciones internacionales y al medio ambiente. Los expertos
consideran esta situación como una oportunidad de oro única que debe ser aprovechada para
enfrentar los riesgos anteriormente descritos, sin embargo debe ser tratado con cautela pues aún
se cuentan con algunas preocupaciones que han estado presentes desde la crisis global que se
presentó hace una década.
Informe Global de Riesgos 2018 del Foro Económico Mundial

enero 22, 2018

Cada año, el Informe Global de Riesgos trabaja con expertos y líderes (tomadores de decisiones)
de todo el mundo para identificar y analizar los riesgos que son más probables que tengamos que
hacer frente durante el año. A medida que se acelera el ritmo del cambio y se profundizan las
interconexiones de riesgo, el informe de este año destaca la creciente presión que estamos
ejerciendo sobre muchos de los sistemas mundiales: "La naturaleza estructural e interconectada
de los riesgos en 2018 pone en peligro el sistema en el que se basan las sociedades, las economías
y las relaciones internacionales".

La Encuesta Global de Percepción de Riesgos consultó a 999 líderes empresariales, políticos y


académicos, de los cuales el 70 por ciento eran hombres, sobre 30 riesgos mundiales potenciales,
desde deflación y burbujas de activos hasta desastres naturales, ataques terroristas y crisis de
agua. Identificaron tendencias que podrían exacerbar esos riesgos, incluido el envejecimiento de la
población y la desigualdad de ingresos.

Cada año, el Foro Económico Mundial clasifica estos peligros percibidos por impacto y
probabilidad. Si bien las armas de destrucción masiva conservaron su lugar como el riesgo más
destructivo, se consideró que su uso era el menos probable. Los eventos climáticos extremos y
otros desastres naturales fueron los siguientes más impactantes, y también fueron calificados
como los más propensos a ocurrir. Los riesgos próximos más probables son: ciberataques, fraudes
de datos masivos o robos, y una falla para frenar el cambio climático.

Según el GRPS, las amenazas cibernéticas están creciendo en importancia, los ciberataques a gran
escala ocupan ahora el tercer puesto en términos de probabilidad, mientras que la creciente
ciberdependencia se clasifica como el segundo motor más importante que configura el panorama
de riesgos globales en los próximos 10 años.

En cuanto a los riesgos geopolíticos, se tiene la percepción de un panorama geopolítico


deteriorado es en parte culpable de la perspectiva pesimista en 2018, con un 93% de los
encuestados que esperan que las confrontaciones políticas o económicas entre las principales
potencias empeoren y casi un 80% esperan un aumento en los riesgos asociados con la guerra.

Los riesgos económicos, por otro lado, ocupan un lugar menos destacado este año, lo que lleva a
algunos expertos a preocuparse de que la mejora en las tasas de crecimiento del PIB mundial
puede conducir a la complacencia sobre los riesgos estructurales persistentes en los sistemas
económicos y financieros mundiales. Aun así, la desigualdad ocupa el tercer lugar entre los
factores subyacentes del riesgo, y la interconexión de riesgos más frecuentemente citada es entre
las consecuencias adversas de los avances tecnológicos y el alto desempleo estructural o el
subempleo.
Futuros Shocks

La creciente complejidad e interconexión de nuestros sistemas globales puede conducir a ciclos de


retroalimentación, efectos de umbral e interrupciones en cascada. Las crisis súbitas y dramáticas -
shocks futuros - se vuelven más probables. En el Informe de riesgos globales de este año, se
presentan 10 breves escenarios de "y si", no como predicciones, sino como elementos de reflexión
para alentar a los líderes mundiales a evaluar los posibles choques futuros que podrían alterar
rápida y radicalmente sus mundos:

Cosechas reducidas: la reducción simultánea de cosechas pone en riesgo el abastecimiento de


alimentos a nivel global.

Enredos de Internet: proliferan las “malezas” de inteligencia artificial, perturbando el rendimiento


de Internet.

Muerte del comercio: las guerras comerciales producen efectos cascada y las instituciones
multilaterales son demasiado débiles como para responder.

Ataduras en democracia: las nuevas olas de populismo ponen en riesgo el orden social en una o
más democracias maduras.

Extinción de la precisión: los barcos piloteados por drones llevan la pesca ilegal a niveles nuevos y
más insostenibles.

El abismo: otra crisis económica resulta demasiado como para que puedan crearse políticas en
respuesta, y da lugar a un período de caos.

Ingesta de desigualdad: la bioingeniería y las drogas de mejoramiento cognitivo remarcan la


diferencia entre los que tienen y los que no tienen.

Guerra sin reglas: un conflicto entre estados escala impredeciblemente en ausencia de reglas
acordadas para la guerra cibernética.

Geopolítica de identidad: En medio del ir y venir geopolítico la identidad nacional se convierte en


creciente fuente de tensión en torno a fronteras en disputa.

Murallas: los ciberataques, el proteccionismo, y la divergencia regulatoria llevan a la balcanización


de Internet.
HIPERVULNERABLES. TENDENCIAS GLOBALES DE RIESGO PARA 2018

El mundo continuará transitando por una complicada y peligrosa senda durante 2018, cada vez
más cerca de un abismo global. Un precipicio al que no nos aproximábamos tanto desde los años
más críticos de la Guerra Fría. Sin embargo, lo hacemos inmersos en un contexto muy distinto.
Probablemente los actores que están detrás de las amenazas se parecen pero el entorno ha
mutado. Es un marco en el que el cambio climático, internet y el ciberespacio han venido a
condicionar buena parte de las amenazas. Como todos los años por estas fechas, coincidiendo con
el World Economic Forum en Davos, se ha publicado el Global Risks Landscape 2018. Tomamos
como base este reputado informe para exponer las tendencias globales de riesgo.

En esta ocasión no encontramos en este estudio elementos realmente sorprendentes, sino una
consolidación de las amenazas globales. Si atendemos al impacto de las mismas, en las dos
primeras posiciones figuran (al igual que en 2017) las armas de destrucción masiva y los
fenómenos meteorológicos extremos. Les siguen desastres naturales, fallos relacionados con la
adaptación al cambio climático y crisis por el agua.

Sin embargo, si atendemos a la probabilidad percibida, los eventos extremos relacionados con la
meteorología continúan ocupando un año más el primer lugar seguidos de: desastres naturales,
ciberataques, fraudes masivos de datos y fallos relacionados con la adaptación al cambio
climático. Por lo tanto, las amenazas vinculadas al medio ambiente y elementos tecnológicos son
las más probables.

Vamos ahora a ir poniendo el foco en las amenazas más probables para el recién comenzado año.

Un planeta al borde del precipicio ecológico

Si se echa un vistazo a la matriz del Informe Global de Riesgos del World Economic Forum, puede
observarse como todos los riesgos relacionados con eventos climáticos extremos, aumento de
temperatura, contaminación y vinculados se encuentran en la zona de mayor probabilidad e
impacto.

Sin embargo, el verdadero desafío sistémico reside en la profundidad de la interconexión que


existe, tanto entre estos riesgos ambientales, como entre riesgos de otras categorías, como la
crisis de agua y la migración involuntaria.

Los eventos climáticos extremos en 2017 incluyeron huracanes atlánticos inusualmente


frecuentes. Estos incidentes extremos continúan una tendencia hacia eventos climáticos cada vez
más costosos en las últimas décadas. De los diez desastres naturales que causaron la mayor
cantidad de muertes en la primera mitad de 2017, ocho involucraron derrames o deslizamientos
de tierra. Las tormentas y otros peligros relacionados con el clima también fueron una causa
principal de desplazamiento, con los últimos datos mostrando que el 76 % de los 31.1 millones de
personas desplazadas durante 2016 fueron obligados a abandonar sus hogares como resultado de
eventos relacionados con el clima.
El año pasado también vimos numerosos casos de temperaturas extremas. En los primeros nueve
meses del 2017, las temperaturas fueron de 1,1°C por encima de los niveles preindustriales. Los
cambios promedio están dando lugar a extremos localizados: durante 2017, se registraron
temperaturas récord desde partes del sur de Europa hasta el este y el sur de África, América del
Sur y partes de Rusia y China. California tuvo su verano más caluroso, a fines de noviembre los
incendios forestales en Estados Unidos estaban al menos un 46 % por encima del promedio de 10
años y en Portugal se registraron más de cien muertes relacionadas con incendios forestales.
Sumemos cómo afectó el aumento de las temperaturas en generar graves catástrofes en la
producción agrícola. Esto causaría hambrunas y dificultades generalizadas. Unamos a esto la
pérdida de biodiversidad especialmente en poblaciones de insectos que son críticos para los
sistemas alimentarios.

La contaminación pasó a primer plano como un problema en 2017: la contaminación del aire en
interiores y exteriores es responsable en conjunto de más de un décimo de todas las muertes a
nivel mundial cada año de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es probable
que la contaminación del aire urbano empeore ya que la migración y las tendencias demográficas
impulsan la creación de más megaciudades.

La Comisión estima que el costo anual total de la contaminación para la economía mundial es de
4.6 billones de USD, lo que equivale a alrededor del 6,2 % de la producción.

El año pasado fue en parte el resultado de la evolución en China, donde las olas de calor
mencionadas anteriormente llevaron a un aumento del 6,3 % en el consumo de energía y la sequía
extrema en el norte del país llevó a un cambio de la generación de energía hidroeléctrica a roja
carbón. Pero, además, el año pasado el presidente Trump anunció planes para retirar a los Estados
Unidos del Acuerdo de París. Destaca por tanto en el informe el riesgo de qué factores políticos
puedan afectar los esfuerzos para mitigar el cambio climático.

Además de enfrentar los desafíos ambientales inmediatos, también debemos enfocarnos más en
los posibles riesgos económicos y sociales que puedan surgir. Por ejemplo, cambios drásticos en la
forma en que se produce la energía pueden desencadenar un mercado laboral a gran escala. Los
cambios económicos estructurales en los países y regiones afectados también podrían avivar los
riesgos sociales y geopolíticos.

La ciberdefensa. Un esfuerzo en aumento

Damos un salto desde el medioambiente a los riesgos cibernéticos que se intensificaron en 2017.
Los ataques están aumentando, tanto en prevalencia como en potencial disruptivo.

Solo en 2016, se lanzaron 357 millones de nuevas variantes de malware y se compraron “troyanos
bancarios” diseñados para robar detalles de inicio de sesión de la cuenta por 500 millones de USD.
Además, los ciberdelincuentes tienen un número exponencialmente creciente de objetivos
potenciales. Los ataques distribuidos de denegación de servicio (DDoS) se han vuelto comunes,
aumentando su frecuencia en un 140 % solo en 2016. En 2017, es probable que el objetivo
promedio de DDoS sea golpeado 32 veces durante un período de tres meses.

Los costos financieros de los ciberataques están aumentando. Un estudio de 2017 de 254
empresas en siete países cifró el costo anual de respuesta a los ciberataques en 11.7 millones de
libras por compañía, un incremento interanual del 27,4 %. Se espera que el costo del cibercrimen
para las empresas en los próximos cinco años sea de 8 trillones de USD.

Respecto al tipo de ataque, los ataques de ransomware representaron el 64 % de todos los correos
electrónicos maliciosos enviados entre julio y septiembre del año pasado, lo que afectó al doble
del número de empresas en comparación con 2016. Ejemplos notables fueron el ataque de
WannaCry, que afectó a 300.000 computadoras en 150 países, y Petya y NotPetya, que causó
grandes pérdidas corporativas. Por ejemplo, Merck, FedEx y Maersk reportaron pérdidas en el
tercer trimestre de alrededor de 300 millones USD como resultado de NotPetya.

Más allá de su costo financiero, el ataque WannaCry interrumpió la infraestructura crítica y


estratégica en todo el mundo, incluidos ministerios de gobiernos, ferrocarriles, bancos,
proveedores de telecomunicaciones, compañías de energía, fabricantes de automóviles y
hospitales. Por lo tanto, existe una tendencia creciente del uso de ciberataques para golpear
infraestructuras críticas y sectores industriales estratégicos, lo que hace temer que, en el peor de
los casos, los atacantes podrían desencadenar un colapso en los sistemas que mantienen
funcionando a las sociedades. Se cree que muchas de estas acciones están patrocinadas por
diferentes Estados.

Por cierto, el impacto final de WannaCry fue relativamente bajo, pero evidenció la vulnerabilidad
de una amplia gama de organizaciones.

Unamos a todo esto el aumento de la ciberdependencia debido al incremento de la interconexión


digital de personas, cosas y organizaciones. Es decir, más hiperconectados pero también más
hipervulnerables. Razones que convierten el ciberespacio en el nuevo escenario donde se dirimen
las grandes crisis globales.

Cada vez más desiguales

Una de las conclusiones más llamativas del Global Risks Landscape 2018 del World Economic
Forum es la importancia reducida de los riesgos económicos. Esto continúa la tendencia observada
en el informe en los últimos años. Los riesgos económicos se han desvanecido bruscamente y se
reemplaza la preocupación, cada vez más, por los riesgos ambientales. Los últimos resultados se
producen en un momento de mejora en la economía mundial, aunque relativamente modesto. El
Fondo Monetario Internacional (FMI) espera un crecimiento global del PIB del para 2017, frente al
3,2 % en 2016. La recuperación está en marcha en todas las principales economías, lo que lleva a
una fuerte mejora en el sentimiento.
¿Pero es optimismo o complacencia? Ciertamente, hay razones para ser cauteloso: no es necesario
buscar muy lejos las señales de tensión económica y financiera. El año pasado trajo nueva
evidencia de problemas económicos crónicos, particularmente relacionados con los ingresos y la
desigualdad. En su último Informe Global de Salarios, la Organización Internacional del Trabajo
destacó que el crecimiento de las ganancias mundiales se ha desacelerado desde 2012. Exigió,
entre otras cosas, un mayor uso de la negociación colectiva para revertir esta tendencia. Si bien la
desigualdad mundial está disminuyendo, dentro de la desigualdad del país es un problema cada
vez más corrosivo en muchos lugares. Según el FMI, en las últimas tres décadas el 53 % de los
países ha visto un aumento en la desigualdad de ingresos, con esta tendencia particularmente
pronunciada en las economías avanzadas. Además, las tensiones económicas actuales pueden
sembrar las semillas de problemas a más largo plazo. Los altos niveles de deuda personal, junto
con las provisiones de ahorro y pensiones inadecuadas, son una razón para esperar que las
frustraciones se profundicen en los próximos años.

La importancia de la desigualdad se refleja cuando en el informe se solicitó a los encuestados que


resaltaran los riesgos más estrechamente interconectados. El emparejamiento más
frecuentemente citado fue “consecuencias adversas de los avances tecnológicos” y “alto
desempleo o subempleo estructural”. La automatización ya ha sido una fuerza disruptiva en el
mercado laboral, y es probable que sus efectos sean duraderos a medida que las nuevas
tecnologías se difundan en la economía global. En el futuro previsible, se puede esperar que la
automatización y la digitalización presionen los niveles de empleo y salarios, y contribuyan a
aumentar los ingresos y la riqueza a la parte superior de la distribución.

No deberíamos sorprendernos si esto tiene efectos políticos y sociales más amplios. De nuevo, la
tecnología y la 5ª Revolución Industrial nos empuja a nuevos escenarios de riesgo.

Riesgos de conflictos sociales

Los enfrentamientos relacionados con la identidad y la comunidad siguen provocando


dislocaciones políticas en muchos países y cada vez son más, alimentando las tensiones
transfronterizas y en el interior de los Estados.

En el último informe, la polarización de la sociedad cayó levemente en los rankings de los


encuestados sobre los principales factores subyacentes de los riesgos globales –remplazados entre
los tres primeros por la creciente dependencia cibernética–, pero sigue siendo una fuerza
políticamente desestabilizadora. Esto quizás sea aún más evidente en el Reino Unido y los Estados
Unidos. Ambos Estados registraron resultados democráticos dramáticos contra el establishment
en 2016. El Reino Unido está luchando para hacer frente a las tensiones desatadas por el Brexit. En
Estados Unidos, la profundización de la polarización ha debilitado, entre otras cosas, el debate
democrático y aumentado la confianza de los movimientos de extrema derecha.
En Europa, los temores sobre el ascenso de la extrema derecha se aliviaron con la victoria de
Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales francesas de mayo de 2017, pero tal vez a
riesgo de fomentar la complacencia sobre la estabilidad política de la región. Tal como lo
destacaron las elecciones en Alemania y Austria a fines de 2017, los partidos de extrema derecha
continúan creciendo en fuerza e influencia en muchos países europeos.

En términos más generales, las cuestiones de cultura e identidad están causando tensión política
entre un número creciente de los países de la Unión Europea, incluidos Polonia, Hungría y, de
diferentes maneras, España (obviamente con Cataluña), aunque el informe no la nombra
explícitamente.

La polarización entre grupos con diferentes herencias culturales o valores parece que seguirá
siendo una fuente del riesgo político en los países occidentales en 2018 y más allá.

Hacia un poder cada vez más personalizado

La tendencia hacia un poder cada vez más personalizado tiene lugar en medio de una volatilidad
geopolítica creciente. La escalada de los riesgos geopolíticos fue una de las tendencias más
pronunciadas de 2017, particularmente en Asia, donde se podría decir que con la crisis de Corea
del Norte el mundo está más cerca de lo que ha estado durante décadas del posible uso de armas
nucleares. Hay muchos otros potenciales polvorines en todo el mundo, especialmente en Oriente
Medio, donde un número cada vez mayor de fuerzas desestabilizadoras podría conducir al
estallido de nuevos conflictos militares además de los de Siria y Yemen.

Cuando en el informe se pregunta sobre las trayectorias de riesgo en 2018, el nivel de


preocupación es claro: el 93 % de los encuestados espera un empeoramiento de
“confrontaciones / fricciones políticas o económicas entre las principales potencias” este año.

Los riesgos geopolíticos se ven agravados por la continua disminución del compromiso con el
multilateralismo basado en normas. En 2017, el presidente Trump cumplió algunas de sus
promesas de campaña unilaterales, retirando a los Estados Unidos tanto del Acuerdo de París
sobre cambio climático como del acuerdo comercial de la Asociación Transpacífica. Aunque
Estados Unidos no se ha retirado del acuerdo diseñado para detener el programa de armas
nucleares de Irán, el Plan de Acción Integral Conjunto, el presidente Trump señaló su insatisfacción
al negarse a certificar que Irán está cumpliendo con él.

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