Filosofía de Terapias Florales

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Filosofía

En ella, la espiritualidad juega un importante papel en la curación de la enfermedad. Es


esa gran visión de lo espiritual lo que convierte a la terapia floral de Bach en una medicina
absolutamente holística y natural, pues abarca todos los aspectos del ser humano de una manera
absolutamente simple y de acuerdo a las leyes de la naturaleza, sin artificios, manipulaciones ni
agresiones de ningún tipo, respetando absolutamente toda ley y todo proceso natural.

Empezó Bach diciendo que si nuestros aspectos mental y espiritual se encuentran en


armonía, la enfermedad no existe. Diferenció entre los remedios que resisten el mal (medicinas
que mitigan y apagan los síntomas de una enfermedad) y aquellos que buscan el bien (los que
buscan la curación, o desaparición de las causas primeras que producen la enfermedad). De este
modo, no es la enfermedad lo que hay que combatir, sino la causa que la produce. Se debe buscar
esa causa y eliminarla. Una vez eliminada, los síntomas o enfermedad (efectos) acaban
desapareciendo por la ausencia de causante. Explicó Bach: "…el odio puede ser vencido por un
odio mayor, pero sólo podrá ser curado por el amor…". Según dijo Bach, la terapia floral es la
continuación de las valiosas investigaciones de Hahnemann, es decir, la homeopatía. En cuanto al
origen de la enfermedad, dijo: "Las enfermedades orgánicas, tales como nosotros las conocemos,
son un resultado y un producto final; son la última etapa de algo mucho más profundo. La
enfermedad se origina por encima del nivel físico, más cerca del plano mental, y es enteramente el
resultado de un conflicto entre nuestro Yo espiritual y nuestro Yo mortal. En la medida en que
éstos se encuentren en armonía, gozamos de perfecta salud, pero tan pronto como entran en
discordia, surge lo que conocemos por enfermedad. La enfermedad es pura y exclusivamente
correctiva; no es vengativa ni cruel, sino el medio adoptado por nuestras propias Almas para
señalarnos nuestras fallas; para evitar que cometamos más errores; para encauzarnos de vuelta
por el sendero de la Verdad y la Luz, del que nunca deberíamos habernos apartado.

La enfermedad es, en realidad para nuestro propio bien, y es beneficiosa, aunque


podamos evitarla si tenemos una buena comprensión de ella, combinada con el deseo de hacer el
bien." Haciendo caso de estos síntomas, o indicaciones del Alma, es decir, armonizándonos con
nuestra Alma, la salud se restaura por completo. Por lo tanto, toda enfermedad es debida a algún
error psicológico que nuestra parte espiritual quiere que enmendemos. Después de esto, Bach dio
una explicación de lo que debería ser un hospital ideal: "…un santuario de paz, esperanza y alegría.
Sin apuros; sin ruidos; completamente desprovisto de todos esos aterradores instrumentos y
aparatos actuales; libre de olor de antisépticos y anestésicos; libre de todo aquello que sugiera
enfermedad y sufrimiento". Añadió después: "El médico del mañana comprenderá que él, por sí
mismo, no tiene poder para curar, pero que si dedica su vida a servir a sus hermanos, a estudiar la
naturaleza humana, y así comprender en parte su significado, a desear de todo corazón aliviar el
sufrimiento, y a renunciar a todo para ayudar a los enfermos, entonces podrá canalizar a través de
él el conocimiento que los guíe y la fuerza curativa que alivie sus dolores. Y aún así, su poder y su
capacidad de curar estarán en proporción a la intensidad de su deseo y de su voluntad de servir.
Entonces comprenderá que la salud, al igual que la vida, pertenece a Dios, y solamente a Dios; que
él y los remedios que usa son meros instrumentos y agentes del Plan Divino para ayudar a los que
sufren a regresar a la senda de la Ley Divina. El médico ya no tendrá interés en la patología, o la
anatomía patológica, ya que sus estudios se centrarán en la salud. No le importará, por ejemplo, si
una deficiencia respiratoria está provocada por el bacilo de la tuberculosis, el estreptococo o
cualquier otro organismo; pero sí se preocupará intensamente por saber si el paciente está
desarrollando equivocadamente su aspecto afectivo. Ya no se utilizarán los Rayos X para examinar
una articulación artrítica, sino que se investigará la personalidad del paciente para descubrir la
rigidez de su mente. El pronóstico de la enfermedad ya no dependerá de signos y síntomas físicos,
sino de la habilidad del paciente para corregir sus defectos y armonizarse con su vida espiritual…"
Así, el médico, según Bach, deberá ayudar al paciente a armonizarse con su parte divinal. De esta
manera, no se tratará la enfermedad, sino al paciente mismo. Para esto, pueden ser de gran ayuda
los remedios descubiertos por el mismo Bach: "La acción de estos remedios se basa en elevar
nuestras vibraciones, hacernos conocer los canales de recepción de nuestro Yo espiritual, colmar
Terapia floral del Dr. Edward Bach 13 nuestras naturalezas con las virtudes que necesitamos, y
hacer desaparecer de nosotros el defecto que nos está perjudicando…" Más adelante expresó
algunas de las principales causas de desarmonía en el hombre: la codicia y la idolatría. No se
refiere a la codicia de bienes materiales, sino a la codicia de poseer la voluntad de otras personas:
el hecho de controlar, subyugar o influir sobre algún ser es un hecho muy negativo, pues cada
hombre debe seguir solamente los dictados de su alma, de su Yo espiritual. Si interferimos en esa
relación, en la conducta o manera de pensar de alguien, le estamos apartando de los dictados de
su alma, estamos haciendo que se adapte a nuestros propios dictados, y por lo tanto, estamos
colaborando en la gestación de una posible enfermedad en esa persona. En cuanto a la idolatría se
refiere al hecho contrario: dejarse llevar por el pensamiento o la voluntad de alguien, actuar de
acuerdo a cómo otra persona querría que nosotros actuáramos. De esta manera nos apartamos de
los mensajes de nuestra divinidad, y estamos en realidad atrayendo a la enfermedad. Debemos
tener en cuenta que sólo nosotros mismos somos responsables de nuestras acciones ante Dios, y
que por lo tanto no debemos buscar sino nuestro propio camino en la vida. También dijo Bach que
para ser realmente libres y poder desenvolvernos plenamente según nuestra propia divinidad,
debemos dejar libres a todos aquellos a quien tengamos tiranizados: sólo obtendremos la libertad
cuando no se la quitemos a nadie. Este es, a grandes rasgos el contenido de la conferencia de
Southport. Su obra “Libérese Usted Mismo” resulta también muy interesante. Los títulos de
algunos capítulos de esta obra nos pueden servir para hacernos una idea del contenido de la
misma: “La salud depende de la armonía con nuestras propias almas” “Nuestras almas son
perfectas por ser hijas del Creador, y todo lo que nos indiquen que debemos hacer, es por nuestro
propio bien“ “Si seguimos nuestros propios instintos, nuestros propios deseos, nuestros propios
pensamientos y nuestras propias aspiraciones, jamás conoceremos otra cosa que la felicidad y la
salud” “Permitir que otras personas nos impidan escuchar los dictados de nuestra alma, nos
provoca falta de armonía y enfermedad. Desde el momento mismo en que el pensamiento de otra
persona entra en nuestra mente, nos desvía de nuestro verdadero camino” “Todo lo que tenemos
que hacer es preservar nuestra personalidad, vivir nuestra propia vida, ser capitanes de nuestro
propio barco, y todo estará bien” “Una vez que nos damos cuenta de nuestra propia Divinidad, el
resto es sencillo” “Las hierbas curativas son aquéllas a las que les ha sido dado el poder de
ayudarnos a preservar nuestra personalidad” “Para ganar la libertad, demos la libertad” Terapia
floral del Dr. Edward Bach 14 Hasta aquí, a grandes rasgos, la filosofía del Dr. Bach. Existen más
obras escritas por él que nos pueden dar más luz en nuestro camino interior y en el camino de la
curación. Para profundizar más en la obra de Bach, ver [6].
Conclusiones personales Evidentemente, cuando Bach nos habla de seguir esos dictados o
impulsos, se está refiriendo a los impulsos divinos del Alma, y no a los impulsos bajos del Yo, del
Ego. Personalmente, pienso que actualmente la dificultad de seguir los dictados del alma está en
saber oírlos. Incluso así, difícilmente podemos estar seguros de la procedencia del dictado. Existen
demasiadas cosas que se interponen entre nuestra Alma y nuestra personalidad: en primer lugar
están las interferencias externas, como decía Bach: la tiranización de los demás hacia nosotros,
que nos impiden escuchar a nuestro Yo superior. En segundo lugar, y de forma mucho más
peligrosa, existen las innumerables interferencias interiores: nuestros defectos, nuestro ego,
nuestras preocupaciones, falsos sentimentalismos, bajas pasiones, intelectualizaciones, mentiras,
envidias, iras, miedos, perezas, orgullos, críticas, lujurias, fantasías, proyecciones mentales,
crueldades, y miles y miles de obstáculos más. Ahí es donde yo veo que la aplicación de las flores
es útil, pues nos ayudan a escuchar ese dictado, esa virtud que está bloqueada por un defecto
determinado. De todas maneras, han existido, afortunadamente, otros grandes Maestros que nos
han mostrado parte del camino a seguir para llegar a fusionarnos con nuestra Alma y poder oír
plena y claramente sus dictados. Es el camino del autoconocimiento interior, que todos los
grandes iniciados de la Historia nos han indicado de forma simbólica u oculta, y que hoy en día ha
sido ya desvelado para la Humanidad a través de algunos Maestros enviados por la Divinidad.
Cabe considerar que cuando una persona no quiere cambiar (es decir, no se quiere curar),
cuando se siente perfecta, y ni por asomo quiere oír hablar de que tiene defectos, la terapia
floral de Bach es absolutamente ineficaz. En el otro extremo está la persona que está
permanentemente observando sus pensamientos, sentimientos y acciones, alerta a cualquier
defecto, sin autoengaños ni autojustificaciones, con el permanente afán de descubrir sus
defectos. En esa persona cuyo anhelo es el cambio radical (sin fanatismos) que le lleve a la
perfección, la terapia floral puede resultar innecesaria, pues el efecto de las flores es substituido
por ese trabajo interior de acercamiento al Padre. Las flores, no obstante pueden ser una ayuda
para esa persona.

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