Apocalipsis PDF

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ÍNDICE

APOCALIPSIS Página 2
INTRODUCCIÓN

El verbo griego CALYPTO significa cubro; APOCALYPTO descubro; APOCALIPSIS


descubrimiento, revelación.

Quizá debido al tiempo en que fue compuesto, o será a finales del siglo I de nuestra
era, el Apocalipsis es el último libro del Canon, o sea la lista de los libros inspirados
por Dios, que forman la Biblia.

El autor del Apocalipsis es el Apóstol Juan. En los siglos IV y V, a causa de abusos de


tipo milenarista, varias comunidades cristianas rechazaron el Apocalipsis,
atribuyéndolo incluso a un Juan que no era el Apóstol; pero pronto volvieron a
admitirlo.

El tiempo más probable de su composición sigue siendo el señalado por el antiguo


historiador Eusebio: el año 14 del reinado de Domiciano en sus actas oficiales se hace
llamar: "Nuestro Señor y Dios". Plinio define a Domiciano: "Immaníssima Belua”, la
más feroz de las bestias.

El lugar de composición es Pátmos, una minúscula isla del Mar Egeo. El lenguaje del
Apocalipsis es el griego llamado Kiní, que se hablaba hace 1900 años, salpicado
además de semitismos; y es obvio pues el idioma materno de Juan era una mezcla de
hebreo y arameo que se hablaba en Palestina después de volver los hebreos del
destierro babilónico. Por lo tanto, sólo conociendo el hebreo-arameo, idioma en que
pensaba Juan, es posible captar con cierta exactitud lo que en el Apocalipsis tenemos a
veces mal traducido al griego. Ese libro bíblico más importante como lenguaje, y más
lleno de incorrecciones gramaticales y sintácticas.

El estilo es cíclico. Generalmente Juan expone primero el núcleo de un asunto; luego lo


desarrolla con avances, retrocesos, digreciones, divagaciones, explicitaciones de algún
detalle, etc. Gran uso hace cuando los números, sobre todo del siete, el cual tiene un
carácter sagrado en todo el Mesoriente. El siete, en el sentido matemático occidental,
sólo lo encontramos en estructura redaccional de todo el libro. Consta de siete
capítulos septenarios, o sea de siete párrafos o episodios cada uno: las siete iglesias (1,
9-3,22); los siete sellos (4,1-8,1); las siete trompetas (8,2-11,15); los siete signos
celestes (11, 15-16, 16); las siete voces celestes (16, 17-19, 6); las siete visiones finales
(19, 7-22, 5). Fuera del estructura redaccional del libro, el número siete y los demás
números no tienen valor matemático, sino simbólico convencional, como veremos en
cada contexto.

A lo largo de casi 1900 años son incontables los INTENTOS de interpretar el


Apocalipsis. Sólo mencionaremos los principales. Algunos estudios aplicaron al
Apocalipsis el MILENARISMO, es decir la historia humana repartida en una semana de
milenios (más detalles en el capítulo 20). Otros aplicaron el método de una
RECAPITULACIÓN que podríamos llamar ondulatorio; cada septenario retrocede de
septenarios anteriores y anticipa los siguientes. Otros consideran el Apocalipsis como
la HISTORIA UNIVERSAL de la Iglesia. Otros lo reducen a una HISTORIA

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ESCATOLÓGICA de la Iglesia, y todo lo proyectan en las oscuridades del final de los
tiempos. Otros sólo ven en el Apocalipsis la HISTORIA CONTEMPORÁNEA del Apóstol
Juan. Algunos contemporáneos nuestros prefieren explicar el Apocalipsis con
MÉTODOS ANALÍTICO-LITERARIOS, es decir reconstruyendo supuestamente la
formación y redacción del libro. Finalmente algunos opinan que Juan tomó sus
símbolos apocalípticos de antiguas mitologías egipcias, mesopotámicas, iranias,
griegas, etc.

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OBJETIVOS GENERALES

APOCALIPSIS Página 5
Algunas CLAVES para entender el Apocalipsis
LA LITERATURA APOCALÍPTICA, estuvo muy de moda entre el 200 a. C. y el 200 d. C. como libro
apocalíptico perfecto se considera el de Daniel, que integra el antiguo testamento. Reminiscencias
del antiguo testamento; Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, Zacarías, Salmos y Éxodo representan
las casi tres cuartas partes del Apocalipsis de Juan, y nos invitan a releer el Antiguo Testamento
con mayor atención. La LITURGIA del templo de Jerusalén y la de las primeras comunidades
cristianas son símbolos de la liturgia celestial. Las EXPERIENCIAS MÍSTICAS de los profetas y los
santos cristianos, y no cristianos pueden ayudar a entender las visiones de Juan. LA HISTORIA
aparente, permite vislumbrar la historia invisible, protagonizada por inteligentes fuerzas
tenebrosas (anti iglesias) de una parte, y por Cristo (iglesias) de la otra. Hay que captar el sentido
material y simbólico de las IMÁGENES, utilizando, cuando haga falta, varias ciencias auxiliares:
historia, geografía, etnología, arqueología, glosología, etc. las PLAGAS apocalípticas son, como las
de Egipto, graduales en el doble sentido medicinal-punitivo. Finalmente, en el autor del
Apocalipsis se funden DOS CARISMAS, pues Juan es profeta (Dios le ordena que hablen su
nombre), y es a la vez HAGIÓGRAFO (Dios le ordena que ponga por ESCRITO las cosas y las
visiones).

Juan vislumbra realidades supraterrestres, suprahistóricas, espirituales, eternas, y debe expresar


las con palabras materiales, terrestres y de su determinada época histórica. Juan trata de suplir la
insuficiencia o la falta de palabras mediante imágenes, símbolos y colores en casi 2000 años de
investigación ¿Hasta dónde hemos logrado captar lo que Dios le reveló al apóstol Juan, lo que Dios
escribió por conducto de Juan en este libro del apocalipsis? Algunos estudios definen el
Apocalipsis como LA TEOLOGÍA DE LA HISTORIA, O BIEN: LA HISTORIA HUMANA VISTA DESDE EL
CIELO; O BIEN: LA GRAN UTOPÍA CRISTIANA QUE DA SENTIDO A TODA LA HISTORIA HUMANA.

Por su CONTENIDO DOCTRINAL, el Apocalipsis está en total consonancia con los demás libros del
Nuevo Testamento, y los completa. Incontables veces Juan presenta a Dios como Creador,
Dominador del Universo, Padre y Supremo Juez; nos habla del hijo de Dios y del Espíritu Santo; nos
describe a la Iglesia como la inmortal esposa de Cristo; nos proporciona numerosos datos acerca
de ángeles y demonios. Completa la tradición apocalíptico-profética de veterotestamentaria.

La finalidad del Apocalipsis es animar a los cristianos abatidos. Dios es fiel e infinitamente más
poderoso que sus enemigos. El lenguaje que criptográfico y aún cifrado era sin duda muy familiar
para los cristianos destinatarios de esas siete comunidades de Asia en las que el propio Juan había
trabajado. Al desencadenar, las primeras persecuciones contra los cristianos, estos se
preguntaban: Cristo, al resucitar ¿no ha, acaso, triunfado de la muerte, del demonio y de todos los
poderes malignos? Juan contesta tales preguntas con este mensaje de radiante esperanza que es
el libro del Apocalipsis. Pero, como todo libro bíblico, el Apocalipsis nació dentro de la Iglesia, y
debe ser leído dentro de la Iglesia; de otro modo el Apocalipsis se volverá un libro de astrología.

En cuanto a la bibliografía, la del Apocalipsis es quizá más abundante que la de cualquier otro libro
de la Biblia. Podríamos citar aquí cientos de comentarios y de monografías.

El temor a una conflagración nuclear aviva la credulidad por los escritos apocalípticos. Se acaban
de vender en Francia 200,000 ejemplares de las profecías "Centurias del magno Nostradamus"
(siglo XVI). Si queremos vivir en este final del segundo milenio cristiano una época "apocalíptica",
abramos de una vez el verdadero apocalipsis, el del apóstol Juan, y oigamos lo que nos dice Dios.

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El prólogo del Apocalipsis 1, 1-8.
Conviene aclarar algunos puntos. Según el v.1, y las cosas que Juan ve han de acontecer pronto,
EN Tá, en breve. Han pasado casi 2000 años, y todavía no han tenido lugar en el tiempo. Para el
vidente no hay perspectiva cronológica. El ve una "tricromía" ya perfectamente impresa, pero no
se le especifica en qué orden y tiempo ha de imprimirse cada color. En él v.3 leemos: "dichoso el
que lea (a otros), escuche (para sí) y cumpla el contenido de este libro. Triple dicha, pero sólo si se
toma en sentido indivisible. Luego Juan menciona (v. 4) a los destinatarios: las siete comunidades
cristianas de Asia. Se trata de la parte sudoccidental de la actual Turquía; pronto Juan dirá los
nombres de las siete comunidades. El siete tiene aquí valor simbólico de universal; se trata de
todas las comunidades cristianas de Asia y de todo el mundo y de todos los tiempos.

El saludo de Juan es griego y hebreo a la vez: alegría y paz, JÉRETE, SHALÓM; la alegría y la paz de
los hijos de Dios. Según los versículos 4:05 en salud es trasmitido por Juan, pero brota de la
Trinidad. Juan trata de expresar con palabras humanas lo que vislumbra de las realidades divinas:
Dios padre (el que fue, es y será); Dios hijo (el testigo fiel que vino a dar testimonio de la verdad
que es Dios); Dios espíritu Santo (los siete espíritus), o sea el espíritu septiforme (Ls 11,2; Zac 3, 9,
4,10), mejor dicho el espíritu omniforme; las tres personas divinas vienen a ser respectivamente:
vida eterna, dinamizante, Sanante y rescatante. El hijo de Dios es el primogénito de entre los
muertos. Curiosamente aquí la sepultura es una fecundación; la tierra, una mujer en cinta, el
parto, la resurrección.

En él v.7 tenemos: "miren que el hijo de Dios ya viene"; otro futuro que Juan ven Dios como
presente. Viene "en las nubes"; regreso triunfal, tan visible como una nube, como un relámpago
(Mt 24,27), ineludible, judicial (Dan 7,13; Lc 21,27; etc.); tan visible que todas las naciones de la
tierra, incluso los judíos (Rom 11,25 y sig.), le reconocerán, y aceptarán entre lágrimas (Zac 12,9-
14). En él v.8 tenemos otros destellos de la divinidad. Dios padre, el mismo que es, fue y será, es el
alfa y la Omega (primera y última letra del alfabeto griego); un método rabínico que al castellano
podríamos traducir: el a y la z, el principio y el fin; la fuente y el destino de todo y de todos (Rom
11,35).

Agrega Dios: yo soy O PANTOCRATOR, el que todo lo controla y domina; no sólo el comienzo y el
final del universo (alfa y omega), sino todo entero el alfabeto, todo el conjunto y la duración del
universo y de la humanidad y de la historia; y también controla y domina cada una de las letras,
cada instante y átomo y acontecimiento y persona del universo, y también todas las
combinaciones posibles de toda la letras del alfabeto, todas las combinaciones y complicaciones
históricas individuales y universales. ¡Con qué facilidad un mecanógrafo maneja el alfabeto y
coloca cada letra en el lugar y momento convenientes, para lograr un fin muy superior al alfabeto
mismo! Infinitamente más fáciles para Dios manejar la historia humana individual y universal, con
todo el contexto de docilidad y rebeldía, libertad y libertinaje, heroísmo, tradiciones, etc. para
llevar adelante, de cualquier manera, sus eternos planes de amor.

Ahora leamos en versión popular Ap 1,1-8.


"Esta es la revelación que Dios padre concedió a Jesús el mesías, para que él muestra sus siervos,
los cristianos, lo que ha de suceder ya pronto; Jesús, como mensajero, lo señaló a su siervo Juan, y
éste garantiza lo que vio como "palabra de Dios" atestiguada por el mesías. ¡Dichoso el que lea
públicamente estas predicciones, y también dichosos los que oigan y guarden el contenido de las
mismas! Porque muy pronto las predicciones se cumplirán.

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Juan escribe a las siete iglesias que hallen el Asia Menor. Tengan ustedes alegría y paz de parte de
Dios padre, quien existe y existía desde siempre, y que vendrá a juzgar al mundo por medio del
mesías, y de parte del espíritu Santo, el cual está con todos sus dones delante del padre; y también
de parte de Jesús el mesías, el testigo que no engaña, el primer resucitado entre todos los
muertos, y jefe de los reyes de la tierra.

Ese mismo Jesús, que nos ama sin cesar hasta librarnos de nuestros pecados lavándonos en su
propia sangre, para formar de nosotros un pueblo de reyes y sacerdotes dedicados a adorar a Dios
su padre, que es el Jesús mantenga su propio espléndido poder para los tiempos de los tiempos.
¡Que así sea!

Miren, Jesús ya viene rodeado de nubes; y lo verán todos los hombres, especialmente esos que lo
han traspasado en la cruz; y llorarán ante él golpeándose dolorosamente el pecho todas las
naciones de la tierra. No cabe duda que así será. Dice el señor Dios: yo soy el alfa y la OMEGA, el
principio y el fin de todas las cosas; soy el que existe y existía desde siempre, y aún seguirá
existiendo; el que domina todas las cosas".

Juan ve a Jesús. Ap 1,9-20


Algunos detalles. Escribe Juan en él v. 9: “Por causa de la palabra y por dar testimonio de Jesús
estuve en la isla llamada Pátmos”. Es ésta una diminuta isla del mar Egeo, frente a Efeso (Turquía)
a 100 Km. De distancia. Tiene apenas 34 𝐾𝑚2 de superficie, y unos 35 habitantes. Se parece
vagamente a una cabeza de caballo. Cuenta con un magnifico puerto natural. Hay ciclópeas ruinas
de la acrópolis. En la orilla del mar los vecinos señalan el llamada “bautisterio de S. Juan”. En una
de las cumbres domina el imponente monasterio de S. Juan, con 900 años de antigüedad; guarda
obras de arte y casi mil manuscritos bíblicos, siendo famosos el de Marcos y el del libro de Job.

Hace 1900 años la isla servía como lugar de destierro para condenados especiales a trabajos de
minas; uno de ellos fue Juan. Y en Patmos todo y todos hablan de Juan como si aún lo tuvieran
presente. Lo llaman: O THEOLÓGOS, el Teólogo; el que habla, el que SABE HABLAR de Dios.

Según el v. 12, Juan ve a Jesús resucitado. Por la imponente túnica que lo cubre hasta los pies, se
nota que Jesús es sacerdote. Por el cinturón de oro (v. 13), Jesús es rey. Por su cabello y barba tan
blancos como la nieve, Jesús es el Eterno. Los ojos llameantes (v. 14) manifiestan su ciencia divina.
Sus pies incandescentes (v. 15) simbolizan la instantaneidad de sus movimientos; su voz semejante
al estruendo del mar alborotado, lo irresistible de sus decisiones; las siete estrellas que sostiene en
su mano derecha (vs 16 y 20) simbolizan todas las Comunidades cristianas; y la tremenda espada
tracia de dos filos, visible por la escotadura de la túnica (v. 16) manifiesta la autoridad de Juez
Supremo, cuyas sentencias no admiten réplicas ni modificaciones.

Para expresar el conjunto de la persona de Jesús, Juan no encuentra mejor comparación que la del
sol cuando brilla con todo el radiante esplendor del mediodía, (v. 16; Mt 17, 2). Las palabras que
pronuncia Jesús para reanimar a Juan (v. 17 y siguientes), reaniman también a los cristianos de
todos los tiempos, aterrorizados ante la persecución. Jesús asegura ser el mismo a quien Juan
trató tan íntimamente antes de la resurrección (v. 18); asegura ser EL VIVIENTE, ZÓNIMI, y por lo
mismo, EL SEÑOR DE LOS VIVOS; habiendo estado muerto, también es SEÑOR DE LOS MUERTOS,
con poder total para despertarlos (v. 18; Rom 14, 9). Muerte y MAS ALLA, HÁDU, aquí personifican
las fuerzas infernales, persecutorias, destructoras de la Luz y de la Vida (Mt 16, 18; Jn 1, 5). Leamos

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ahora en versión popular esta visión que Juan tuvo dé Jesús, la cual es sin duda la clave de todo el
libro.

Apocalipsis 1,9-20.
"Yo que escribo soy el hermano que ante ustedes tomó parte en la abrumadora opresión, y, por lo
mismo también en el Reino de Dios y en la firmeza cristiana. Por dedicarme a difundir la Palabra
de Dios como testigo que traté con Jesús, por esto estuve desterrado en la isla de Patmos, Allí un
domingo me encontré arrebatado por el poder del Espíritu Santo, y oí a mis espaladas una voz
fortísima como si una trompeta hablara y me dijera: “lo que ves, escríbelo formando un pequeño
libro, y lo enviarás a las 7 iglesias, es decir a EFESO, ESMÍRNA, PÉRGAMO, TIATÍRA, SÁRDES,
FILADELFIA y LAODICÉA.

Me volví para mirar quién hablaba, y vi siete lámparas de oro, y en medio dc ellas a Jesús con
aspecto de ser humano. Lo cubría hasta los pies su túnica, ceñida a la al lura del pecho mediante
una faja de oro; el cabello de su cabeza y la barba, blancos como lana, más aun como nieve;
ardían los ojos como fuego; sus pies parecían bronce puesto al rojo vivo en la fundición; su mano
derecha sostenía siete llamas qué parecían estrellas; por la escotadura de su vestido se asomaba
una aguda espada de dos filos; y el conjunto de su aspecto era como cl sol cuando brilla en toda su
potencia.

Al verle, yo caí como muerto a sus pies; pero Él, tocándome con su mano derecha, me dijo: Deja
ese miedo, pues soy YO, Jesús, EL PRIMERO Y EL ULTIMO; soy EL VIVIENTE, pues, aun habiendo
estado muerto, mira, estoy vivo ya por los siglos de los siglos; por ESO TENGO las llaves, el control
de la MUERTE Y DEL MAS ALLA. Escribe, pues, lo que ves en este momento y lo que más tarde
verás cómo próximo a suceder. El misterioso sentido de estas siete estrellas que ves en mi mano
derecha, es el siguiente: las estrellas representan a los encargados de las siete Iglesias, y las
lámparas, a esas mismas siete Iglesias.

LAS CARTAS A LAS SIETE COMUNIDADES O IGLESLAS


Apocalipsis; capítulos 2 y 3.
La finalidad general es preparar a los cristianos para la gran prueba que se acerca. Cada una de las
cartas comienza mencionando al destinatario. La primera (2, 1-7) dice: TO ANGUÉLO TIS EN ÉFESO
EK-KLlSÍAS, para el encargado, o bien el mensajero, de la Comunidad que hay en ÉFESO.

ÉFESO está en la costa occidental de Turquía, frente a Pátmos. Actualmente son 𝐾𝑚2 de ruinas y
excavaciones arqueológicas; en tiempos de Juan era la mayor ciudad de Asia Menor (200,000
habitantes), y la tercera del Imperio Romano; capital político-comercial-religiosa de toda la región.
El templo de Diana era la séptima maravilla del mundo. Entre ruinas esta la tumbaba de Juan, el
autor del Apocalipsis. A unos Km de la ciudad se visita la llamada 'Casa de la Virgen María', la cual
hasta ÉESO habría acompañado a Juan después de la muerte de Jesús (Jn 19, 26). Precisamente
siendo obispo de ÉFESO, escribió Juan su Evangelio y sus cartas. A ÉFESO lo llaman todavía los
vecinos (AYÁSALUK' alteración turca de dos palabras griegas: ÁYOS THEOSLÓGOS, el Santo
Teólogo, Juan.

APOCALIPSIS Página 9
Según el v. 2, Cristo alaba el empeño que la Comunidad de Efeso tiene por la verdad teológica.
Dentro del amor por los enemigos y los pecadores, cabe el amor por la Verdad, que es el propio
Cristo, con un matiz de intolerancia por el error y la mentira, U DÝNI BASTÁSE KAKÚS, no puedes
soportar a los malos (v. 4). Infalible piedra de toque para descubrir la verdad es la conformidad o
disconformidad entre la vida —enseñanza del evangelizador y la vida— enseñanza de Cristo.
Ignacio de Antioquía, en su carta a los efesios, los alaba por haber cerrado sus oídos a los falsos
maestros.

De los Nicolaítas (v. 6) también habla Jesús en su carta a la Comunidad de Pérgamo (2, 15). Según
algunos estudiosos, los. Nicolaítas enseñaban que se podía comer carnes sacrificadas a los ídolos
(Cor cap. 8, 9 y 10), fornicar y cometer otros abusos admitidos por el diácono Nicolás (Hech 6, 5).
El dicho que viene en el v. 7 Jesús lo repite en cada una de sus cartas; también lo había utilizado en
su predicación terrestre para concentrar la atención de los oyentes. EL ARBOL DE LA VIDA, XÝLON
TIS ZOÍS (v. 7) simboliza a Dios el VIVIENTE, perdido por parte de la humanidad en el paraíso
terrenal (Gen 3, 22), reconquistado gracias a Cristo en el Paraíso celestial escatológico (22, 2). Y
ahora, la carta de Cristo a la Comunidad de Efeso en versión popular Ap 2, 1-7.

“Al encargado de la Iglesia que hay en Éfeso lo escribirás: ´El que tiene en su mano derecha las
siete ´Luces´ (o encargados), y se pasea vigilando entre las siete ´Lámparas de oro´ (que son las
Iglesias) te dice lo siguiente: Sé tus obras, tus trabajos y firmeza; pues, no pudiendo tolerar a los
malvados, pusiste a prueba a esos que, sin serlos, presumen de apóstoles, y los hallaste
mentirosos; y tienes firmeza, porque supiste sobrellevar incansablemente por mi amor cosas tan
pesadas.

Pero tengo contra ti dejaste enfriar tu intenso amor de los primeros tiempos: no olvides pues de
qué altura has decaído; cambia tu manera de ser y vuelve a cumplir las obras de esos tiempos
primeros; o si no, cuando menos esperes voy contra ti, y remuevo tu “lámpara” de su lugar. Sin
embargo, tienes en tu favor el hecho de que odias esas obras de los Nicolaítas que yo también
odio.

El que quiera entender, oiga lo que el Espíritu de Dios proclama a las Iglesias: “Al que salga
victorioso a sacrificar si fuera preciso su vida, le concederé alimentarse del ÁRBOL DE LA VIDA que
se halla en medio del Jardín de Dios”.

La SEGUNDA CARTA, 2, 8-11


Es para la Comunidad de Esmirna. La ciudad se llama ahora IZMIR. Está a 80 Km al norte de Efeso y
cuenta con medio millón de habitantes; es un gran puerto en la costa occidental turca. En tiempos
de Juan eran numerosos los judíos; de ellos escribió Tertuliano: 'Las sinagogas judías son para los
cristianos, manantiales de persecuciones'. IZMIR cuenta todavía con una considerable Comunidad
alrededor de su Obispo, la única sobreviviente de las siete Iglesias del Apocalipsis.

En el v. 9 Cristo subraya la riqueza espiritual de los cristianos de Esmirna, como resultado de la


pobreza económica. En el v. 10 encarece Cristo la fidelidad al aproximarse la persecución; Esmirna
fue y es famosa por su inconmovible fidelidad a Roma. También habla Cristo de STÉFANOS TIS
ZOIS, la corona de la Vida, la corona que ES la Vida. Era célebre la acrópolis de Esmirna; los
antiguos la llamaban 'la corona de Esmirna'. Desmantelada, es ahora un espléndido mirador.

APOCALIPSIS Página 10
LA MUERTE SEGUNDA
Mencionada en él v. 11, equivale a vivir eternamente alejados de Dios, en una situación
escatológica que Jesús compara con un fuego inextinguible (Mt 25, 41), y el Apocalipsis con una
'Laguna de fuego alimentado con azufre' (20, 6), situación peor que cualquier muerte. Ahora, en
versión popular, la carta a la Comunidad de Esmirna Ap 2, 8-1 1. Al encargado de la Iglesia que hay
en Esmirna escribirás: 'Esto te dice EL DE ANTES Y DE SIEMPRE, el que fue muerto y volvió a vivir.
Bien conozco tus padecimientos y gran pobreza, aunque en realidad eres por eso mismo rico.
También sé cómo te calumnian quienes, aun diciéndose judíos no son más que una concentración
de atacantes de los cristianos, atacantes organizados por Satanás. No temas en absoluto lo que
pronto has de padecer; pues, mira, el Diablo va a arrojar algunos de ustedes a la cárcel esto
sucederá únicamente para que sean probados.

En efecto se les reprimirá tan sólo por DIEZ DIAS (un tiempo muy breve). Mantente, pues,
inconmovible hasta la muerte, y te daré en premio esa corona triunfal que es la VIDA ETERNA.

El que quiera entender, oiga lo que el Espíritu de Dios proclama a las Iglesias: “Al que salga
victorioso, la muerte ´segunda´ y eterna no le hará ningún daño”.

LA TERCERA CARTA, 2, 12-17


Para la Comunidad de PÉRGAMO a 1000 km al norte de Esmirna. En la actualidad los turcos lo
llaman BERGAMA. Sus ruinas son las más impresionantes de Asia Menor. En la cumbre de una
colina de 300m de altura notamos restos de enormes y lujosos edificios del tiempo de Juan:
gimnasios, templos, la famosa biblioteca competidora de la de Alejandría, gracias al invento del
pergamino y al monopolio de su fabricación; también se admira un enorme teatro con capacidad
para 30 mil espectadores. Al pie de la colina se encuentra la gran escuela de Medicina de
Esculapio, donde estudió y enseñó Galeno. Allí mismo se admiran restos de un anfiteatro
acondicionado para representar batallas navales ante 50 mil espectadores. En tiempos de Juan la
población de PÉRGAMO era de no menos de 160 mil habitantes. Fue cabeza de puente en la
conquista romana de Asia Menor y del Mesoriente y, además, centro oficial de la religión pagana
imperial.

En el v. 13 Jesús afirma que la Comunidad cristiana de Pérgamo vive donde Satanás tiene su trono.
Quizá se refiere al imponente templo y altar de Júpiter; cuyas ruinas aún se aprecian en la cumbre
de la colina. O quizá se refiera a Pérgamo como centro oficial del culto al Emperador de Roma. A
continuación Cristo menciona al mártir ANTÍPAS, MÁRTYS MU, testigo a mi favor. Los historiadores
bolandistas afirman que, son una sublevación popular de los pergaminos contra los cristianos,
Antipas murió quemado dentro de un buey de bronce.

En el v. 14 Cristo la Comunidad contra un peligro semejante al creado por Balaám para acabar con
la fe de los ANTIGUOS hebreos (Num 22 2-24-25); tal peligro lo están creando ahora los Nicolaítas,
pues toman parte en los banquetes paganos y en los abusos sexuales. Al cristiano que salga
victorioso. Cristo le ofrece en el v. 17 el MANA ESCONDIDO, es decir la eterna visión de Dios, y una
PIEDRECILLA BLANCA, la cual lleva grabado un nombre misterioso, probablemente el del propio
Cristo; se trata de un santo y seña, o ficha, o credencial que da derecho a entrar en el Banquete

APOCALIPSIS Página 11
escatológico del MANA ESCONDIDO, que es la FELICIDAD CELESTIAL. Leamos la carta a la
Comunidad de Pérgamo. Apocalipsis 2 J 12-1 7.

“Al encargado de la Iglesia que hay en PÉRGAMO, escríbele: El que tiene la aguda espada de dos
filos, te dice lo siguiente: “Bien sé dónde vives: allí donde está el mismo trono o cuartel general de
Satanás. Sin embargo, a pesar de esto, haces triunfar mi nombre, o título de SEÑOR; pues no has
dejado de confiar en mí ni siquiera en esos días en que mí testigo y fiel seguidor Antípas fue
asesinado en medio de ustedes, precisamente ahí donde mora Satanás.

Pero tengo en tu contra algunas cosas: toleras ahí a algunos que siguen las enseñanzas de ese
Balaám que daba instrucciones a Balác acerca de cómo debía tender asechanzas a los hijos de
Israel; pues los invitaba a comer carnes de animales sacrificados a los ídolos y con eso a fornicar,
abandonando a su verdadero “Esposo”, Dios; así también tú, al igual que los fieles de Efeso,
toleras a seguidores de la doctrina de los Nicolaítas.

Apresúrate a cambiar tu manera de ser; en caso contrario, el día que menos esperes iré a ti y
lucharé Yo mismo contra esos individuos usando esta espada que guardo en la escotadura de mi
vestido.

El que quiera entender, oiga lo que el Espíritu de Dios proclama a las Iglesias: Al que salga
victorioso le concederé alimentarse de ese MANA ESCONDIDO y, para que pueda entrar en ese
Banquete Celestial, le entregaré como ficha de ingreso una piedrecilla blanca que lleva escrito un
Nombre nuevo de Hijo de Dios, Nombre que nadie entenderá fuera del que lo reciba”.

Sigue la carta a la Comunidad de TIATÍRA 2, 18-29. Tiatira, actualmente ÁJISAR, a 70 km al sur de


Pérgamo, tiene 40 mil habitantes. Hace apenas unos años, los arqueólogos comenzaron a excavar
y a explorar en el subsuelo los edificios del tiempo de Juan. Nunca fue ciudad militarmente
estratégica, sino comercial e industrial, famosa por sus fábricas textiles, tintorerías y fundiciones.
Sigue aun prosperando la industria de las alfombras. Ignoramos cómo llegó el cristianismo a
Tiatira. Quizás el movimiento comercial dio oportunidad a Lidia, originaria de Tiatira y convertida
por Pablo en Filipos (Grecia), a que llevara la fe a su tierra. Ella era comerciante en púrpura (Hech
15, 14). La vida social en Tiatira era completamente absorbida por las asociaciones gremiales; las
fiestas patronales eran muy frecuentes; consistían en actos de culto pagano, banquetes
idolátricos, y el consiguiente libertinaje moral.

En el v. 18 se atribuyen a Cristo varios títulos: Él es HIJO DE DIOS, YOS TU THEÚ, poseedor, junto
con el Padre, del único indivisible ser divino. Cristo tiene sus ojos como LLAMA DE FUEGO;
opinaban los antiguos que, para una visión perfecta, los ojos debían proyectar al exterior su propia
luz interior; los ojos de Cristo vienen a ser faros de luz tan potente, que ilumina lo más profundo
de las almas y los corazones (v. 23); lo cual brota de su divinidad. Luz semejante mana también de
los pies de Cristo; incandescentes y transparentes. Los ojos luminosos pueden representar la
oceánica ciencia divina de Cristo; el resplandor de sus pies, su inmóvil, universal, relampagueante
presencia cósmica.

Del v. 20 al 23 vienen las quejas por parte de Cristo. JEZABÉL es, sin duda, nombre simbólico de
muy tristes reminiscencias bíblicas; mujer pagana, decidida a paganizarlo todo y por todos los
medios a su alcance (1 R 15, 13-33; 2 R 9, 30-32).

En el v. 22 Cristo habla de 'lecho' y de 'adulterio'; puede tratarse de adulterio en sentido religioso,


en vez de matrimonial; o bien puede tratarse de los lechos o sofás utilizados entonces en los

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banquetes. Los banquetes paganos, en que se comían carnes ya ofrecidas a los dioses falsos, eran,
según los profetas, actos de adulterio religioso (profeta Oséas); los cristianos debían ser
religiosamente más fieles a su Dios que cualquier esposa a su marido. Cristo aplicará la ley del
talión: el lecho del adulterio se convertirá en lecho de enfermedad; fuerte castigo correccional (vs.
22 y 23).

La carta concluye animando a quienes se han rehusado a aceptar las PROFUNDIDADES DE


SATANAS, TA BARÉA TU SATANÁ (v. 24); eran sin duda teorías gnósticas que incubaban libertinaje
moral, independencia de la jerarquía cristiana y matices de falsos misticismos. El premio
escatológico para cuantos permanezcan fieles será el ASTRO MATINAL, TON ASTÉRA TON
PROINÓN (v. 28), misma luz y gloria de Cristo, tan radiantes como el sol en toda su potencia
meridiana (1, 16). Quizá sea un rasgo etnográfico Importante, pues el sol era adorado como un
dios en Tiatira. Leamos ahora el texto Íntegro de la carta los cristianos de Tiatira. Ap 2, 18-29.

“Al encargado de la Iglesia que hay en Tiatira, escríbele: El Hijo de Dios, el que tiene sus ojos como
llama de fuego, y sus pies como bronce fundido, te dice lo siguiente: Conozco tus obras, tu gran
amor, lo cumplido y firme que eres en servirme; pues tus últimas obras son más numerosas que
las primeras.

Sin embargo, tengo en tu contra que dejas libre a tu mujer Jezabel, la cual, pretendiendo ser
profetisa, anda enseñando cosas que desvían a mis cristianos hasta hacerlos 'fornicar' comiendo
carnes sacrificadas a los ídolos. Ya le concedí varias oportunidades de cambiar su vida, pero ella no
quiere dejar su 'prostitución'. Por lo tanto, mira, Yo la clavaré en un lecho; y a esos que pecan con
ella, si no cambian su manera de pensar y actuar, los castigaré con una tremenda opresión, y a sus
hijos los mataré de alguna epidemia. Así, todas las Comunidades se convencerán de que
realmente Yo escudriño lo que sienten y piensan los hombres, y que, por esto mismo, premio a
cada quien de acuerdo con sus obras.

Pero a ustedes, los demás vecinos de Tiatira, que, no siguiendo las enseñanzas de la falsa
profetisa, nunca han querido meterse en esas tan de moda PROFUNDIDADES DE SATANAS, a
ustedes les aclaro: No les voy a echar, como se dice, ninguna carga más, sino mejor cumplan
tenazmente, hasta cuando Yo venga, los deberes que ya tienen.

Al que salga victorioso cumpliendo hasta el final las obras recomendadas, a ese le concederé el
mismo poder que recibí de mi Padre: superar la resistencia de los paganos hasta dominarlos, al
igual que YO, 'con vara de hierro', y, si hiciera falta 'triturarlos' como si fueran un jarro de loza; le
concederé, además, ser lo que Yo soy, tan luminoso como el ASTRO MATINAL. El que quiera
entender, oiga lo que el Espíritu de Dios proclama a las Iglesias”.

APOCALIPSIS Página 13
LA CARTA A LA COMUNIDAD DE SARDES
Ap 3, 1-6. Es la más severa imprecatoria. Sardes está a 50 km al sur de Tiatira; SARTA-MANÚTA, la
llaman ahora los vecinos turcos, la PUERTA DE SARDES. Era importante nudo de comunicaciones.
Es una Ciudad con 3300 años, de antigüedad y con una historia convulsionada. Su rey más famoso
fue Creso. Subsisten importantes ruinas, parcialmente reconstruidas. Vernos la acrópolis
prácticamente inexpugnable a 400m sobre la llanura. Los actuales escasos vecinos atienden a los
turistas y estudiosos.

Cristo se presenta como dueño de los siete Espíritus de Dios (v. 1). Puede estar hablando del
Espíritu Septiforme, procede, al igual que el aliento, de su boca (Juan 20, 22), o bien del soplo
material con que Cristo puede alimentar o bien apagar los siete pabilos encendidos, es decir a
todas las Iglesias o Comunidades; en este último caso, ESPIRITU DE DIOS significa un soplo divino,
es decir, sumamente potente. Quizás el responsable de la Comunidad fuera un cierto ZÓSIMO que
significa EL QUE VIVE; pero Cristo dice que tal nombre es mentira.

En el v. 3 Jesús amenaza con caerles de sorpresa a cristianos de Sardes, si es que no reaccionan.


Dos veces la 'inexpugnable' ciudad de Sardes fue tomada por sorpresa: por Ciro el Grande en
tiempo de Creso (año 546 antes de nuestra era), y más tarde (año 218), por Antíoco III. En los vs. 4
y 5 Cristo habla con insistencia de VESTISDOS; vestidos blancos o vestidos sucios. Los paganos no
permitían tornar parte en sus actos religiosos con vestidos sucios. Además, Sardes era renombrada
por sus industrias laneras, tintorerías y fábricas de vestidos. El color blanco simboliza vida, victoria,
alegría, fiesta, eternidad, y también el cuerpo resucitado.

EL LIBRO DE LA VIDA, BÍBLOS TÍS ZOIS. (v. 5)


En el Antiguo Testamento era la lista de ciudades israelitas (Ex 32, 32), con todos los derechos
políticos y mesiánicos. En el Nuevo Testamento los derechos son de tipo escatológico (Lc 10, 20;
Heb 13,23). Proclamar Cristo los nombres, es decir, dar lectura al LIBRO DE LA VIDA, equivale a
declarar quiénes son definitivamente suyos ante la concentración escatológica, universal, al
concluirse la historia humana (Mt 25, 31). Leamos ahora la carta a la Comunidad de Sardes. Ap. 3,
1-6.

“Al encargado de la Iglesia que hay en Sardes, escríbele: El que con su potente soplo es capaz de
apagar las 'Lámparas' te dice lo siguiente: Bien conozco tus obras, y por lo mismo sé que te crees
vivo, pero en realidad estás muerto; 'despabílate', pues, y refuerza esos cabos que están a punto
dc apagarse. Como no hallo tus obras completas como deben ser delante de mi Dios, por eso
considera en qué forma oíste y quedaste en que debías cumplirlas; cúmplelas en este mismo
sentido, y reaccionar porque, si no despiertas, vendré a ti cual ladrón a la hora que no te imaginas.

Sin embargo, tienes en Sardes unas cuantas personas las cuales, no habiendo manchado con
pecados sus 'vestiduras', merecen acompañarme con las vestiduras blancas de los triunfadores. Al
que salga victorioso, seguiré cubriéndolo así con vestidos blancos, es decir, lejos de borrarlo del
Libro de la Vida, lo reconoceré por mío delante de mi Padre y de sus ángeles. El que quiera
entender, oiga lo que el Espíritu de Dios proclama a las Iglesias”.

APOCALIPSIS Página 14
LA CARTA A LA COMUNIDAD DE FILADELFIA 3, 7-13
A 50 km de Sardes se encuentra Filadelfia, llamada en la actualidad ALÁSHEJIR. Tiene 15 mil
habitantes. Es una ciudad eminentemente agrícola. 80 años antes del Apocalipsis quedó destruida
por el mismo temblor que destruyó a Sardes. Vivía en Filadelfia un fuerte grupo de judíos.

En el v, 7 Cristo se presenta con tres títulos divinos: Él es EL SAINTO, atributo exclusivo de la


divinidad; es EL VERDADERO, O ALITHINÓS, el que dice la verdad cuando habla o promete; EL ES la
Verdad (Juan 1, 9 y muchas otras citas en el IV Evangelio). Además, Cristo es quien tiene la llave de
la Casa de David; es el Dueño absoluto de la CASA DE DAVID, que es el nuevo.

En los vs. 15 y 16 Cristo expresa una queja, tomando como insistente comparación las aguas
termales. En la vecina Hierápolis el autor de este comentario pidió un vaso para probar el agua
termal. Me previnieron que no la tomara así como estaba a la mano, tibia (JLIARÓN), pues me iba
a provocar vómito; que sólo la tomara bien caliente en el manantial, o bien fría lejos de allí, para
que no me hiciera daño. En los vs. 17 y 18 viene probablemente una causa de la tibieza religiosa en
la Comunidad de Laodicea: la autosuficiencia económica; 'soy rico, de nada tengo necesidad'. Y era
cierto; pues Laodicea era un nudo importante de comunicaciones entre Oriente y Occidente, entre
Norte y Sur. Prosperaba la industria textil, la fabricación de las renombradas alfombras negras. Era
sede de una famosa escuela de medicina atendida entre otros por ZÉUXIS y FÍLETES. Los polvos
frigios de la escuela eran buscados en todo el Imperio Romano; de ellos hablan Horacio, Juvenal,
Celso y otros escritores. Sobre todo era célebre un colirio que se preparaba en Laodicea con una
piedra Frigia pulverizada. El dinero llenaba a Laodicea de todas partes y por muchos conceptos.
POR ESTO el fervor religioso cristiano se había entibiado; la fe era una máscara, más que una
realidad profunda.

En el v. 18 Cristo aconseja: busca Ml ORO, que es el verdadero; cubre tu desnudez con mi


VESTIDURA BLANCA, no con tus negras; cura tu ceguera espiritual y moral con Ml COLIRIO DIVINO,
pues el tuyo apenas si cura la ceguera física; así, no seguirás ya ni pobre, ni desnudo, ni ciego.

En el v. 20 Cristo se compara a un caminante que busca hospitalidad (Mt 25, 35; Lc 24, 13-35);
busca a quienes aman y a quienes le aman, para fijar en ellos su morada (Jn 14, 13); todo lo cual
desemboca en el extasiante Banquete de los Cielos (v. 21), donde el propio Dios será el Anfitrión y
el Alimento.

Leamos íntegra la carta a la Comunidad de Laodicea.


Ap 3,14-22.
“Al encargado de la Iglesia hay en Laodicea dígale: El que es El AMEN, sea el cumplidor de las
Promesas, el Testigo fiel y verídico de la Verdad que es Dios, el Origen de cuanto Dios creó, te dice
lo siguiente: Sé por tus obras que no eres ni frío ni caliente. Ojalá fueras lo uno o bien lo otro.
Pero, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy a punto de vomitarte por mi boca.

En efecto andas diciendo: Soy rico, y, colmado como estoy de bienes, nada necesito. Y no sabes
que eres el auténtico miserable, el verdaderamente digno de lástima, el mendigo ciego y desnudo.
Te doy, pues, unos consejos: para enriquecerte de verdad, compra de Mí un poco de verdadero
oro, refinado al fuego de amor; y también unos vestidos blancos con que cubrirte y no seguir ya
exhibiendo tu vergonzosa desnudez; y, además, tantito colirio para ungir tus ojos y poder ver.

APOCALIPSIS Página 15
Yo sólo a los que quiero reprendo y castigo. Comienza, pues, a 'calentarte ' y cambia de conducta.
Mira que estoy en pie junto a la puerta y llamo; por si alguien, haciendo caso a mis voces, me abre.
Yo entro en la intimidad de su casa, y tomo alimento junto con él, y él conmigo. Al que salga
victorioso, le otorgaré sentarse conmigo en mi propio trono, así como Yo también por salir
victorioso, me senté con mi Padre en su misino trono. El que quiera entender, oiga lo que El
Espíritu de Dios proclama a las Iglesias”.

Así, concluimos el primer septenario del Apocalipsis: las cartas a las siete Iglesias. La distribución y
el orden pudieron obedecer a criterios geográficos, o a supuestas rutas postales. Pero lo
importante es que los ojos llameantes de Cristo ven en estas siete Iglesias a todas las
Comunidades cristianas de todos los lugares, de todos los tiempos, con todas sus luces y sombras,
enfermedades y remedios, problemas y soluciones.

Efeso perdió su fervor; Esmirna teme la persecución; Pérgamo encuentra la dura prueba; Tiatira
está desconcertada por la presencia de una falsa profetisa en su seno; Sardes pasa por viva y está
muerta; Filadelfia se apoya en la Palabra de Dios; Laodicea se entibió. Sólo la persecución podrá
reanimar la fe de estas Comunidades.

Si el Apocalipsis es una inyección de perseverante constancia, también debe serlo en este primer
septenario. Todo viaje se emprende y se aguanta por lo que se espera el final del viaje. ¿Merece la
pena viajar con Cristo?

A los desmayados viajeros de las siete Comunidades Cristo los despierta y reanima (1,17)
recordándonos lo que nos espera al finalizar el Pueblo de Dios; tiene autoridad para admitir o
excluir de la nueva ciudad de David, la Jerusalén celeste (cap. 21 y 22).

A continuación (vs. 8 y 9) vienen una aplicación y una explicitación. Jesús le abre a la Comunidad
UNA PUERTA, THÝRA INEOGMÉNI o sea que le brinda la oportunidad (2 Cor 15, 9) de que varios
judíos de la ciudad abracen la fe cristiana. En vista de la fidelidad de los cristianos de Filadelfia,
nadie podrá cerrar esa puerta u oportunidad. En el v. 12 viene la promesa-recompensa de orden
escatológico para la Comunidad de Filadelfia si es que persevera: Cristo la colocará como una
columna eterna e inamovible en ese templo de Dios que es el Cielo (7, 5; 11, 19; etc.), y grabará en
ella el triple nombre de sus Propietarios: Dios, la Jerusalén celeste y el propio Jesús. Tal nombre
será definitivo, inmutable, a diferencia de tantos nombres provisionales que la ciudad recibió en
los 3000 años de su historia: CAL-LÁTEBUS, al ser fundada; Filadelfia, por su conquistador Atalo ll
Filadelfo; Neocesaréa, por su reconstructor, el César Tiberio; Flavia, en honor de Vespasiano,
ALÁSHEJIR, por parte de los actuales turcos. Leamos en su conjunto la carta a la Comunidad de
Filadelfia, Ap 3, 7-13.

“Al encargado de la Iglesia que hay en Filadelfia, escríbele: El que es Santo, el Veraz Cumplidor de
las Promesas, el mismo que, teniendo la 'Llave', ósea el control de la Casa de David, abre la puerta
da la salvación sin que nadie la pueda cerrar, y también la cierra sin que nadie la pueda abrir, te
dice lo siguiente: Conozco tus obras; mira he dejado precisamente abierta delante de ti una
'Puerta', oportunidad de salvación tuya y de muchos, y nadie puede cerrártela. POR ESTO, aun
teniendo tú tantas fuerzas, lejos de renegar de Mí, has sabido guardar mi palabra. Fíjate bien, voy
a entregar en tus manos a algunos de los adeptos de Satanás que se dicen judíos, pero mienten
porque no lo son. Mira, pues, haré de suerte que lleguen a prosternarse a tus pies y con eso se
convencerán de que en vez de ellos te he preferido a ti. Y, puesto que tú has guardado el ejemplo

APOCALIPSIS Página 16
de firmeza que con mi vida dejé, también Yo 'te guardaré a ti' en el momento dc esa prueba que es
inminente para todos los habitantes de la Tierra.

Vengo pronto; sigue, pues, guardando tenazmente lo que tienes, para que nadie te arrebate esa
corona que tengo reservada para ti. Al que salga victorioso, para que no deje ya más el Santuario
celestial de Dios, lo haré definitivamente 'Columna' del mismo; y escribiré sobre él el nombre de
Dios, o sea el nombre mismo de esa ciudad de mi Dios, la Jerusalén Nueva que bajará del Ciclo,
pues procede de mi Padre; precisamente ESE es también para mí el Nuevo 'Nombre'. ¡El que
quiera entender, oiga lo que el Espíritu de Dios proclama a las Iglesias!”.

LA CARTA A LA COMUNIDAD DE LAODICEA 3, 14-22.


Es la carta más pintoresca y emocionante de las siete, A 65 km al sureste de Filadelfia prosperó la
rica ciudad de Laodicea. La colina donde surgía se ve llena de ruinas, que los vecinos todavía ahora
llaman LADÍK. Al sitio en general los turcos lo llaman ASKÍJISAR. La fundó Antíoco IV, 350 años
antes del Apocalipsis, y le dio el nombre de su esposa Laodicea. Poco antes del Apocalipsis fue
sacudida por terremotos desbastadores. Para su reconstrucción Roma le concedió exención de
Impuestos. Fue una ciudad sumamente rica. Lo atestiguan las ruinas, en especial el gran estadio y,
caso excepcional en Asia Menor, dos teatros, uno romano y otro griego, en la misma ciudad. Al pie
de la colina y en la vecina ciudad de Hierápolis (hoy PAMÚKKALE) abundan fuentes termales aún
apreciadas por turcos y extranjeros. La Comunidad cristiana de Laodicea fue fundada
probablemente por fieles de las vecinas ciudades de Kolósas (10 km) y de Hierápolis (6 km).

En el v. 14 Cristo se presenta con tres títulos. En primer lugar Él es el AMEN, alusión a Isaías 66, 16:
ELOHÉY AMÉN, nombre divino; Cristo es la Fidelidad divina revestida de humanidad. En segundo
lugar, Cristo es el Testigo, MÁRTYS, fiel y veraz; lo que afirma, lo está viendo. En tercer lugar, Cristo
es el PRINCIPIO DE LA CREACION, I ARJÍ TIS KTÍSEOS; no en el sentido de que Cristo sea la primera
creación o hechura salida de las manos de Dios, como imaginan herejes antiguos y actuales, sino
EL PRINCIPIO CREADOR DÉ TODO CUANTO EXISTE, el PROYECTO infinito del universo finito. De
esto había hablado Pablo en su carta a los vecinos cristianos de Kolósas, capítulo l, la cual mandó
que fuera leída también en la Comunidad de Laodicea.

DÁSH (v. 9). Un cántico puede ser nuevo por su texto, o gorda música; más nuevo aún por el
ánimo con que se canta. Miles, millones de seres angélicos y humanos, y todo el cosmos material
unen sus voces alabando por igual a Dios Padre y al Cordero crucificado y resucitado,
inseparablemente unidos (vs. 11-14). Reconocen al Cordero como Intermediario de los siete (o sea
la totalidad de los) bienes que brotan de Dios Padre (v. 12). Quizá convenga subrayar la semejanza
gráfica, fonética y teológica que hay entre los dos términos griegos ESFAGMÉNON (cordero
degollado), y ESFRAGMÉNON (Libro sellado). Leamos el texto de esta grandiosa, doble visión. Ap
Caps. 4 y 5.

“Tuve otra visión. He aquí una puerta abierta de par en par en el cielo, y esa misma primera voz
como de trompeta parlante ahora me decía: ¡Sube acá! y te mostraré lo que ha de suceder
después de los acontecimientos que ya viste.

Inmediatamente fui arrebatado por el Espíritu de Dios, y miré, y vi que en el cielo estaba erigido
un trono, y sentado sobre el trono un personaje. Su aspecto deslumbraba cual si fuera piedra
preciosa traslúcida de jaspe con reflejos amarillos; un arcoíris semejante a verde esmeralda
rodeaba el trono. Alrededor del trono había otros 24 tonos con 24 ancianos sentados; envueltos

APOCALIPSIS Página 17
en blancas vestiduras, llevaban en su cabeza coronas de oro. Relámpagos, truenos y su retumbar,
salían del trono. Ya delante del trono ardían siete Antorchas, que simbolizaban el Espíritu de Dios.
Delante del trono se extendía algo así como un mar transparente de cristal (la parte superior de la
bóveda del cielo).

En medio de los 24 ancianos, o sea delante y alrededor del trono, había cuatro seres vivos llenos
por delante y por detrás de ojos reverberantes. El primero de ellos era semejante a un león, el
segundo, aún toro; el tercero tenía aspecto de ser humano; y el cuarto se parecía a un águila
volando. Cada uno tenía seis salas alrededor, llenas en su cara interior de ojos reverberantes. Y
nunca, nunca descansan, pues repiten día y noche: ¡Santo, Santo, Santo es, Señor, Dios,
Dominador del universo! ¡Desde siempre has existido, y existes, y siempre existirás!

Cada vez que esos seres vivos exteriorizan su inmensa admiración y su aprecio y gratitud al Eterno
Viviente sentado en el trono, los 24 ancianos deben prosternarse ante Él, y, arrojando sus propias
coronas delante del trono, deben decir: Señor, Dios nuestro, Santo, Tú mereces la admiración y el
aprecio por dominar al universo; pues todas las cosas Tú de la nada la sacaste, y sólo por estar
ellas en tu voluntad fueron creadas".

Capítulo 5. "En la mano derecha del Personaje sentado en el trono vi un rollo escrito por dentro
y por fuera, pero asegurado con 7 sellos. Vi al mismo tiempo a un ángel de dimensiones atléticas y
con voz potente pregonaba: ¿Quién tendrá suficientes méritos para romper los sellos y abrir el
rollo?

Pero, nadie, nadie ni en el cielo ni en la Tierra, ni en el Más Allá tenía tales méritos que pudieran
desenrollar y descifrar el libro; por lo cual yo derramaba abundantes y amargas lágrimas
lamentando que no se hallara una persona merecedora de abrirlo y leerlo. Entonces uno de los 24
ancianos me dijo: Deja de llorar; mira, el que por sus méritos resulta vencedor y, por lo tanto,
abrirá el rollo, aunque esté atado con siete sellos, es Jesús el Mesías, el León de la tribu de Judá, el
retoño de David.

Al mismo tiempo, en el espacio que había entre el trono con los cuatro seres vivos y el círculo de
los 24 ancianos, vi a un Cordero. Se notaba que había sido degollado, pero ahí estaba en pie y vivo.
Llevaba 7 pares de cuernos, y, además, 7 ojos que simbolizaban al espíritu de Dios, y la totalidad
de sus dones enviados a toda la Tierra. Avanzó pues el Cordero y tomó el rollo de la mano derecha
del personaje sentado en el trono.

Entonces los cuatro seres vivos y los 24 ancianos se prosternaron a sus pies. Tenía cada uno un
arpa y un recipiente de oro lleno de inciensos perfumados que representaban las súplicas de los
cristianos; y entonaron un canto nuevo y extraordinario para el Cordero: ¡Eres Tú el único que
merece tomar este rollo y abrir sus 7 sellos! Porque, habiéndote dejado degollar, con el precio de
su sangre has adquirido de todas las tribus, lenguas, pueblos y naciones, hombres para
convertirlos en reyes y sacerdotes dedicados a nuestro Dios; y reinarán no sólo en cl ciclo, sino
también) sobre la Tierra.

Estaba yo contemplando tales cosas, cuando oí algo así como fuertes voces de incontables ángeles
en derredor del trono y de los seres vivos y de los ancianos. Eran millones de millones de ángeles
que en voz altísima decían: El Cordero, por haberse dejado sacrificar en la cruz, merece que lo
reconozcamos inmensamente potente, rico, sabio, fuerte y digno de toda honra y admiración y
alabanza. En aquel momento oí que todos los seres creados que hay en el cielo y sobre la tierra y
en los abismos de la tierra y del mar, y todas las cosas en ellos contenidas, respondían:

APOCALIPSIS Página 18
¡El que está en el trono y también el Cordero, sean alabados, apreciados, admirados, y conserven
el absoluto dominio de todas las cosas por la eternidad! Y los 4 seres vivos respondían: -¡Que así
sea! Y los ancianos, prosternándose, adoraron al Eterno Viviente”.

LOS SIETE SELLOS


Capítulo 6. En los primeros ocho versículos, mediante órdenes tan irresistibles como truenos,
FONÍ BRONTÍS, quizá fuertes circunstancias históricas, quedan patentes los acontecimientos
sucesivos o sincrónicos que Dios dispone o permite para que los cristianos acrisolen su fe, y los no
cristianos tengan oportunidad de reaccionar y salvarse. Dios, aun castigando, sigue siendo Padre.
Esa hambre que el padre envió al hijo pródigo ¿fue castigo, o no más bien remedio? (LC 15-14).

Cuatro caballos con sus diferentes colores y jinetes personifican respectivamente el IMPERIAL
ISMO, LA GUERRA, EL HAMBRE Y LA MUERTE; son los 4 primeros sellos. En los vs. 9- 9-11 el quinto
sello, al ser abierto, permite ver a los mártires cristianos y oír sus quejas, sedientos de justicia más
que de venganza. Los mártires son los 'sacrificios agradables' a Dios en el Nuevo Testamento (Rom
12, 1); su sangre, PSYJÁS, almas en el concepto bíblico, derramada sobre el altar y juntada debajo
del mismo en espera de la resurrección, dialoga con Dios, O DESPÓTIS, el Dueño de los vivos y de
los muertos (Rom 14, 9). Al abrirse el sexto sello (vs. 12-17), Dios les deja entrever a los mártires
cómo El atenderá sus legítimas peticiones mediante siete (o sea todas las posibles) medidas a nivel
cósmico (vs. 12-13), en cuanto llegue el momento establecido para castigar las siete (o sea a todas
las) categorías de paganos empedernidos (vs. 15-17). Cristo es Cordero para quienes quieren
salvarse, León feroz para los que quieren perderse; el v. 17 habla de ORGUÍ TU ARNÍU, el furor del
Cordero.

Capítulo 7. Los planes de Dios comenzarán a cristalizarse con la ruptura del séptimo sello. Para
evitar que los cristianos perezcan involucrados en el desastre junto con tos Paganos, Dios dispone
un plazo conveniente de espera, oportunidad de definirse los cristianos por la marca de Dios, los
paganos por la marca del Demonio (vs. 3-5). La marca, a base de tinta o de fuego, indica, al igual
que una firma, que algo o alguien pertenece definitiva, e indiscutiblemente al dueño de esa señal,
firma, o tatuaje reproducidos en la marca, La marca puede simbolizar el bautismo, no tanto en el
aspecto ritual, como en el aspecto vivencial; la marca se va definiendo y penetrando cada día más
hasta volverse imborrable, sobre todo si la marca es a base de la sangre propia.

Mientras son marcadas las frentes de los numerosos cristianos (144 mil), simbólicamente
pertenecientes a todo el nuevo Pueblo de Dios las 12 nuevas, tribus, encabezadas
respectivamente por los 12 nuevos patriarcas, los 12 apóstoles (v. 4), Dios ordena que sea
provisionalmente suspendido el castigo vengativo-correccional (Mt 13, 28; 2 Tes 2, 7). Para tal
efecto, cuatro ángeles se colocan estratégicamente en los cuatro ángulos de la Tierra (los 4 puntos
cardinales), y sujetan a los 4 vientos (personificados), hasta cuando llegue el momento
determinado por Dios (v. 1). Según la geografía de hace 20 siglos, la Tierra era un disco flotando en
las aguas.

Los 144 mil (simbólicamente los cristianos de todas las épocas y naciones) están marcados ya. Si
tomáramos al pie de la letra, como lo hacen algunos hermanos no católicos, las 12 tribus hebreas,
y en sentido matemático el número 144,000, tendríamos una salvación injustificadamente

APOCALIPSIS Página 19
reducida a una porción mínima de la humanidad, y, además, una inadmisible discriminación racial
para daño de la inmensa mayoría de la humanidad que no es hebrea.

De pronto, por una anticipación o superposición de la Iglesia militante y la Iglesia triunfante,


vemos a todos los marcados ya glorificados con STOLÁS LEFCÁS, uniformes blancos de resucitados,
y agitando las palmas victoriosas de su a la Tierra y al Mar: - ¡No hagan daño ninguno ni a la Tierra,
ni al Mar, y tampoco a los vegetales, pues debemos primero estampar este sello en la frente de los
cristianos que sirven a nuestro Dios, para ahorrarles daño!

Oí el número de los que fueron sellados: 114 mil. Pertenecían a todas las tribus de los hijos de
Israel. En efecto, de la tribu de Judá fueron sellados 12 mil; de la tribu de Rubén también.12 mil;
de la de Gad, 12 mil; de la de Aser, 12 mil; de la tribu de Neftalí, 12 mil; de la de Manasés, 12 mil;
de la tribu de Simeón fueron 12 mil; de la tribu de Leví, 12 mil; de la de Isacar, 12 mil, de la de
Zabulón, 12 mil; de la de José 12 mil; de la tribu de Benjamín también fueron 12 mil.

Luego miré, y vi de pronto a una multitud tan numerosa que nadie podía contarla. Venían de todas
las naciones, tribus, pueblos y lenguas. Estaban de pie delante del trono y del Cordero, cubiertos
con uniformes blancos, y llevando hojas de palma en sus manos. Con voz poderosa clamaban: - ¡Si
estamos salvos, lo debemos a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero!

En aquel momento todos los ángeles que habían estado alrededor del trono y de los ancianos y de
los cuatro seres vivos, prosternándose sobre sus propios rostros ante el trono mismo, adoración a
Dios, diciendo: - ¡Que así sea! Tributemos a Dios alabanza y admiración, reconociendo su
Sabiduría; tributémosle la gratitud y aprecio por su vigoroso Poder, durante la eternidad. ¡Que así
sea!

Entonces uno de los ancianos me preguntó: -¿Quiénes son estas personas con uniformes blancos,
y de dónde vienen?- Mi Señor, - le respondí tú lo sabes. Y él explicó: —Son los que van llegando de
la gran persecución, después de lavar sus vestiduras y de blanquearlas con la Sangre del Cordero;
POR ESTO se encuentran ante el trono de Dios, sirviéndole día y noche aquí en su santuario; y el
que está sentado en el trono, para vivir en su compañía bajará sobre ellos como una tienda
acogedora donde no pasarán ya más hambre, ni tendrán más sed, ni les caerá el rayo del sol, y
tampoco calor ninguno abrasador; porque el Cordero que se encuentra ahí en medio, él mismo los
apacentara guiándolos a los manantiales de las Aguas de la Vida, mientras Dios Padre se encargará
de enjugar hasta la última lágrima de sus ojos".

Capítulo 8. Versículo 1. En cuanto el Cordero abrió el SEPTIMO sello, se hizo un silencio


como de Media Hora de espera.

LAS SIETE TROMPETAS, EPTÁ SÁLPINGUIS. Ap 8, 2-11, 19


En los primeros versículos del cap. 8 Juan describe una visión introductoria. En el Templo celestial,
al igual que en su microscópica 'maqueta', el templo de Jerusalén, Juan ve dos altares: uno sobre
él cual eran sacrificados los animales para honrar a Dios, el otro sobre el cual se quemaban
inciensos y perfumes, cuyos aromas, subiendo hacia el cielo, antropomórficamente alegraban
Dios. La realidad oculta en estos perfumes y aromas, explica Juan, son las oraciones de los
cristianos (v. 3). Los truenos, relámpagos y terremotos del v. 5, comparables a la explosión de una
bomba Cósmica, simbolizan la inmediata respuesta a las ardientes peticiones de los cristianos.

APOCALIPSIS Página 20
Varias de las plagas provocadas por los 7 toques de trompeta tienen semejanza con las 10 plagas
de Egipto (Ex 13-35). La naturaleza, propiedad de Dios, debe colaborar para lograr la felicidad-
salvación del hombre, hijo de Dios. Al igual que en el séptimo de los sellos, después del toque de la
séptima trompeta hay una visión. Desde la cumbre de la bóveda celeste, un águila con potente voz
alerta a la humanidad: Ay, ay, ay de los habitantes de la Tierra por los restantes toques de
trompetas (V. 13). Los 'habitantes de la Tierra' en el lenguaje del Apocalipsis son los hombres
apegados a la Tierra más que a Dios.

Capítulo 9. Al toque dé la V trompeta, o sea el primer AY (vs. 1-12), un astro cae del cielo sobre
la Tierra. Él encargado (ángel) del astro abre la puerta del ÁBYSSOS, el abismo infernal. Sale una
enorme humareda que oscurece el sol (v. 2). En realidad es una enorme cantidad de AKRÍDES,
insectos ortópteros saltadores, más exactamente saltamontes, con ponzoña de alacranes (v. 3).
Deben atormentar con dolores exasperantes a lo largo de 5 meses a los hombres no marcados por
Dios (vs. 4-6); 5 meses dura la vida de los saltamontes. En los 5 versículos siguientes vienen
detalles simbólicamente monstruosos de esos insectos que no son ni saltamontes, ni alacranes,
pues ahora nos dice Juan que se parecen a caballos pertrechados para la guerra: tiene coronas
victoriosas, de oro en la cabeza, rostros inteligentes de hombre, larga cabellera como usan los
salvajes, dientes de leones implacables, invulnerables corazas da acero, colas de alacranes dotadas
de aguijones; su jefe se llama en hebreo ABAD-DÓN; traducido al griego es APO- LLIÓN, el
Destructor, el mismo que en 20, 1 se llama SATANAS. Casualmente (Hijo de la perdición) hijo del
Destructor se llama Judas (Jn 17, 2), y también el Anticristo (2 Tes 2,3). Vislumbramos que se
encuentran frente a frente dos formidables ejércitos, el de. Satanás y el de Dios, los dos decididos
a luchar y vencer.

Con el toque de la VI trompeta viene la VI plaga, o II Ay. De los 4 cuernos que rematan el altar de
los sacrificios (Ex 37, 25) la voz de Cristo ordena al ángel de la misma VI trompeta: Suelta a los 4
mensajeros que están atados junto al gran río Éufrates (vs. 13-14), para que acaben con la tercera
parte de la humanidad (v. 15). El río Éufrates es la peligrosa frontera oriental del imperio romano;
por allí ha de comenzar la invasión de los ejércitos demoníacos, simbólicamente incontenibles por
la cantidad de sus jinetes (200 millones, v. 16), más numerosos que toda la población terrestre en
tiempos del Apocalipsis, y también por sus corazas hechas de infernal fuego de azufre. Los caballos
tenían cabeza de león; de sus bocas salen fuego, humo y azufre (v. 17); sus colas son
serpentiformes y ponzoñosas. (v. 18). La tercera parte de la humanidad pierde la vida. Los
sobrevivientes ni aun así' reaccionan; siguen obstinados adorando sus estatuas y sus Ídolos; siguen
dedicándose a sus asesinatos, brujerías, fornicaciones y robos (v. 21).

Capítulo 10. Paralelamente al septenario de los sellos, también ahora, antes del toque de la
última trompeta, Juan tiene una visión. Un ángel gigantesco, ISJIRÓS, baja hasta la superficie de la
Tierra (v. 1). Lo cubre la blancura de una nube; alrededor de la cabeza, el arco-iris (mensaje de
paz); su rostro brilla como el sol; sus pies parecen columnas de fuego (v. 1). Tiene en su mano un
pequeño libro (o sea rollo, abierto; no es el rollo de los 7 sellos (v. 2). Pone su pie derecho sobre el
mar, y el izquierdo sobre la Tierra. Sus palabras y contenido del libro, se parecen al rugir del león
(v. 3). Siete veces, o sea incontables veces, el eco las repite como sucede con el trueno.

Todo se enmarca maravillosamente en la geografía y orografía de la isla de Patmos, En las


imponentes tormentas mediterráneas cada isla y peñasco alrededor de Patmos, refleja en forma
de eco los truenos (vs. 3 y 4). Para los antiguos, el trueno, voz de Dios, retumbaba en las 7 esferas
planetarias. El ángel adquiere dimensiones cósmicas. Levantada su mano derecha al ciclo en

APOCALIPSIS Página 21
actitud de juramento, declara: —Ya no será necesario esperar (JRÓNOS), pues al sonido de la VII
trompeta se cumplirá TO MYSTÍRIOIN, lo secretamente decretado por Dios (v. 7).

Siguen tres intervalos o episodios. En primer lugar el libro devorado, o sea asimilado por Juan (vs.
8-1 1); puede ser aclarado por las palabras de Jeremías 15, 16; mejor aún por la acción simbólica
que leemos en Ezequiel (2,8-3,3). Una voz del cielo le ordena al profeta: “Hijo del hombre, come
eso que tienes delante; come ese rollo, y luego habla a los israelitas. Yo abrí la boca, y él me hizo
comer el rollo, diciendo: Hijo del hombre, llena tu vientre e hincha tus entrañas de este rollo que
te presento. Yo lo comí, y me supo a miel”.

Capítulo 11. El segundo episodio es la medición del templo de Jerusalén, mejor dicho del
Templo VIVIENTE, o sea los Adoradores, PROSKYNÚNTAS. Hay que medir solamente el núcleo
central, realmente SANTO, del templo, es decir el Santuario y el altar. Solamente esta parte será
preservada de la destrucción; lo demás, es decir los grandes atrios pisoteados y profanados por los
paganos, será destruido (vs. 1-2). La profanación-persecución contra los cristianos durará 42
meses, es decir 3 años y medio, la mitad de siete, una duración limitada, aunque psicológicamente
parezca interminable (v.2).

El TERCER episodio se conecta con el anterior. Es la predicación de los dos Testigos de la fe, en
griego MÁRTYRES, también. Llamados 'los dos Candelabros' (la fe es luz), y los dos Olivos
(alimentadores de la luz) (vs. 2-4). Ellos predican durante los 42 meses, o sea los 1260 días de
profanación y persecución por parte de los paganos (v. 3). Teatro de su actuación es la Gran
Ciudad, PÓLEOS TIS MEGÁLlS, llamada simbólicamente Sodoma (vicios), Egipto (opresión),
Jerusalén (crucifixión del Mesías). Pero la que fue históricamente la GRAN CIUDAD es Roma. En tal
caso los dos Testigos vienen a ser Pedro y Pablo (v. 8). La 'Bestia que sube del abismo (Cap. 13, 1-
10), es decir el Imperialismo antirreligioso, da muerte a los dos Testigos e impide que reciban
sepultura (v. 9). A los 3 días y medio (tiempo breve, media semana) los dos Testigos (MÁRTYRES, o
sea testigos por excelencia) resucitan y suben al cielo (vs, 11 y 12). Gracias a los fenómenos
cósmicos interpretados por la 'sangre de los mártires' (v. 13) casi todos los habitantes de la Gran
Ciudad (90 por ciento) aceptan la fe cristiana (v. 14). Al mismo tiempo, los cristianos que han sido
involucrados en los castigos-remedios de los paganos han salido acrisolados. Quizá ESTO quiera
decir. Juan en el v. 19.

En pocos pasajes bíblicos se mezclan tanto como en éste los tiempos gramaticales y cronológicos.
Por ejemplo, se habla del martirio de Pedro y Pablo como de algo futuro, cuando históricamente
había tenido lugar casi 30 años antes. Ni siquiera un idioma tan exacto como el GRIEGO se presta
para expresar con categorías humanas aspectos ultrahumanos de la realidad.

El VII ángel toca finalmente su trompeta. Surcan el universo fuertes voces: "Ya se ha establecido el
gobierno, DÝNAMIS, del Señor y su Mesías, y seguirá por los siglos de los siglos" (v.15). Se abre de
pronto ese Santuario celeste que el propio Dios, quedando patente su perenne Alianza, antigua y
nueva, entre Él y los hombres (v. 19). Leamos ahora el septenario de las trompetas. Ap 8, 2 hasta
el final del cap. 11.

"Luego vi a los siete ángeles que están constantemente a las Órdenes de Dios, recibir siete
trompetas. Llegó otro ángel y se colocó junto al altar, teniendo un incensario de oro; y recibió
abundantes aromas e inciensos, con los que debía “impregnar” las súplicas que todos los cristianos
habían colocado sobre el altar de oro, delante del trono, Entonces el humo de los inciensos subió
junto con las súplicas de los cristianos de las manos del ángel hasta la presencia dc Dios. Luego
(como respuesta de Dios a aquellas oraciones) el ángel tomó el incensario, y, habiéndolo llenado

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con brasas del altar, lo arrojó sobre la Tierra; con lo cual se produjeron truenos y su retumbar,
relámpagos y un terremoto. Entonces los ángeles que tenían las siete trompetas se aprestaron a
tocarlas.

En cuanto el PRIMER ángel tocó su trompeta, cayeron granizo y fuego mezclados con sangre; y
todo fue arrojado sobre los continentes, y la tercera parte de los árboles y del pasto se quemó
totalmente.

Al tocar el SEGUNDO ángel su trompeta, algo así como una enorme montaña ardiendo fue
arrojada al mar, cuya tercera parte se convirtió en sangre. Así, la tercera parte de los animales
marinos murió, y la tercera parte de las embarcaciones se desintegraron.

Al tocar el TERCER ángel su trompeta, un astro colosal, el “Ajenjo” ardiendo como antorcha se
precipitó desde el cielo sobre la tercera parte de los ríos y manantiales. Habiéndose la tercera
parte de las aguas vuelto amarguísima, gran cantidad de hombres murieron a consecuencia de to
venenoso de las aguas.

Cuando el CUARTO ángel tocó su trompeta, la tercera parte del sol, de la luna y de los astros,
quedando como 'heridos' perdieron la tercera parte de su luz; de manera que el día y la noche
también perdieron la tercera parte de su duración y visibilidad.

En una nueva visión, un ángel en forma de águila planeaba en la cumbre del cielo, y oí que gritaba:
¡Ay, ay, ay de los habitantes apegados a la Tierra por los toques de trompeta que aún faltan, y que
los últimos tres ángeles se aprestan a dar!”.

Capítulo 9. “Tocó el QUINTO ángel su trompeta. Entonces vi un Astro, o sea un ángel, caído del
cielo a la Tierra. Dios le entregó la llave” (permiso de abrir y cerrar) el Pozo que baja al Abismo.
Habiendo él abierto la entrada, subió una humareda como la de un enorme horno ardiendo; el sol
y la misma atmósfera quedaron oscurecidos. Aquella humareda se resolvió en 'saltamontes' que
invadieron la superficie de la Tierra. Aunque tenían propiedades semejantes a los escorpiones, o
alacranes de la tierra, Dios les ordenó que, en vez de dañar el pasto, o la verdura, o las plantas
verdes, o los árboles, únicamente dañaran a esos hombres que no llevaban el sello de Dios en sus
frentes; y no debían matarlos, sino tan sólo atormentarlos durante 5 meses, o sea un plazo muy
corto.

La molestia producida por los saltamontes era muy semejante a la que provoca el alacrán al picar a
un hombre. Por aquellos días los hombres buscarán a la Muerte, más no la hallarán; desearán
morir, pero la Muerte huirá de ellos.

Los saltamontes de la visión se parecían a caballos listos para un combate, en sus cabezas tenían
algo así como coronas de oro; poseían rostros humanos, es decir inteligentes, cabellera de
mujeres, como los salvajes, dientes de leones (implacables), corazas de acero (invulnerables);y el
fragor de sus alas era semejante al de los carros de combate de incontables caballos que corrían
de forma arrolladora a la guerra. Tenían colas de alacranes armadas de aguijón, y era allí donde
residía todo su limitado poder de torturar a los hombres durante los cinco meses. Los gobierna el
ángel rebelde del Abismo (infernal), el cual (en contraste con el Salvador) es en lengua hebrea el
ABBADÓN, y en griego el APOL-LÝON, o sea el destructor. El “ay” primero pasó; pero he aquí que
están para llegar tras él otros dos “ayes”.

APOCALIPSIS Página 23
En cuanto el SEXTO ángel tocó su trompeta, oí que la voz del Cordero, la cual salía ahora de los
cuatro cuernos o esquinas del altar de oro situado delante de Dios Padre, ordenaba el ángel que
acababa de tocar su trompeta: -Suelta a mis cuatro enviados, o reyes, que están atados en torno al
gran río Éufrates, para que lleven a cabo la invasión. Quedaron, pues, sueltos aquellos cuatro
enviados que Dios tenía preparados para el año, el mes, el día y la hora en que debían encargarse
de acabar con la tercera parte de la humanidad.

Los jinetes de su caballería, según oí, eran unos 200 millones. En la visión pude fijarme en lo
siguiente: los jinetes llevaban corazas del color del fuego, de ese fuego azulado de azufre que
acompaña al demonio; las cabezas de los caballos parecían de leones; de sus bocas salía humo de
fuego de azufre; por el impacto de estos tres elementos; fuego, azufre y humo que salía
precisamente dela boca de los caballos, quedó muerta la tercera parte de los hombres. En efecto,
el poder destructor de esos caballos residía en sus bocas, y además en sus colas, las cuales siendo
como serpientes, con sus cabezas dañan picando.

De todos modos, los sobrevivientes a tales plagas no cambiaron su conducta, ni abandonaron sus
malas costumbres; de suerte que no dejaron de adorar a esos demonios que son las estatuas de
oro, de plata, de bronce, de piedra, de madera; dioses que no pueden ver ni oír, ni andar; y
tampoco dejaron los hombres sus asesinatos, sus brujerías, sus prostitutas y sus robos.

Capítulo 10. Luego vi a otro ángel gigantesco que bajaba del cielo. Una nube formaba su
vestido blanco; algo así como un arcoíris descansaba sobre su cabeza, y su rostro era tan luminoso
como el sol; sus piernas parecían columnas de fuego; y llevaba en su mano un rollo, o sea un libro
abierto, mucho más pequeño que el anterior. Posó su pie derecho sobre el mar y el izquierdo
sobre la tierra, y emitió una voz tan potente como el rugido del león, mientras los siete Truenos,
ecos de las islas cercanas, repetían como repitiendo sus palabras.

En cuanto callaron los siete Truenos, yo me dispuse a escribir aquello. Pero oí una voz, la del
Cordero, que desde el cielo me ordenaba: —Guarda absoluto secreto, y no escribas lo que los siete
Truenos han repetido.

Entonces el ángel que yo veía de pie sobre el mar y la tierra levantó su mano derecha como para
tocar cl ciclo, y juró por ese Eterno Viviente que dio existencia al cielo y cuanto contiene, a la
Tierra y cuanto hay en ella, y al mar y cuanto encierra, diciendo: —No habrá más tardanza, pues
en cuanto el séptimo ángel toque esa trompeta que ya se dispone a tocar, se habrá realizado de
una vez para siempre el plan misterioso de Dios, es decir ese Mensaje de Felicidad que El anunció
a sus siervos los profetas.

Luego la misma voz celestial del Cordero que yo había escuchado me habló nuevamente para,
decirme: —Andar, toma ese pequeño rollo que está abierto en la mano del ángel de pie sobre el
mar y la tierra. Fui pues donde estaba el ángel, y le supliqué que me lo entregara. –Tómalo, —me
respondió — y cómelo por completo; te irritará amargamente las entrañas, aunque en tu boca
será dulce como la miel. Tomé, pues, el pequeño rollo de la mano del ángel y lo “comí”
enteramente. Aquella Palabra de Dios escrita fue realmente en mi boca tan dulce como la miel;
pero, después de comerla, un amargo dolor penetró en mis entrañas. —Con esto —me advirtió la
voz— tú entiendes que debes sufrir todavía por actuar de nuevo como profeta entre muchos
pueblos, naciones y reyes de diversas lenguas”.

APOCALIPSIS Página 24
Capítulo 11. “Luego el Cordero me dio una caña con la que yo podía medir y me ordenó: -
Apresúrate a medir el Santuario vivo de Dios y su altar, o sea la Comunidad de los cristianos, para
contar a los que allí estén realmente adorando a Dios, y salvarlos de la destrucción. Pero al atrio
exterior del Santuario no lo tomes en cuenta ni lo midas, pues fue cedido a los paganos que
hollarán la ciudad santa durante 42 meses, plazo tan corto que no lograrán sus intentos.

Al mismo tiempo comunicaré a mis dos Testigos, los cuales predicarán el arrepentimiento vestidos
de sayal, durante los 1260 días de los 42 meses; son los dos Olivos, o sea profetas ungidos con
aceite de olivo; y serán además dos Antorchas erguidas contra ese Demonio que tiraniza a la
Tierra. Si alguno quisiera dañarlos, saldrá de la boca de los dos un fuego que acabará con él y lo
hará morir. Además, ellos tienen poder para 'cerrar' el cielo de modo que no llueva mientras dure
su predicación; y pueden también convertir las aguas en sangre, y azotar a la Tierra con cualquier
plaga cuantas veces quieran.

En cuanto acaben ellos su predicación, esa Bestia que subirá del abismo del mar les hará la guerra,
y aparentemente los vencerá y matará; y los dos cadáveres quedarán en la plaza de la gran Ciudad
llamada simbólicamente por sus pecados “Sodoma”, y también, por perseguir al Pueblo de Dios,
'Egipto', donde también el Señor de los dos Profetas fue crucificado.

Gente de muchos pueblos, tribus y naciones de diversas lenguas verán los cadáveres por el plazo
muy breve de “tres días y medio”, y por desprecio no permitirán que sean sepultados. Los
habitantes mundanos de la Tierra se alegrarán por los dos cadáveres al grado de enviarse
mutuamente dones, porque aquellos dos Profetas con su predicación los habían 'torturado'.

A los 'tres días y medio' un soplo de vida salido de Dios penetró en los dos cadáveres, que se
levantarán sobre sus propios pies, al tiempo que un miedo increíble se apoderará de cuantos
estén mirando. Oí finalmente la voz altísima, la del Cordero, la cual invitaba desde el cielo a los dos
Testigos: ¡Suban acá! Y los vi subir al cielo envueltos en una nube, mientras sus enemigos los
seguían con sus miradas.

En aquel momento se produjo un pavoroso terremoto. La décima parte de la ciudad se derrumbó,


y 7000 personas perdieron la vida. Los demás, presos de terror, reconocieron finalmente al Dios
del cielo. El segundo 'Ay' había pasado; pero he aquí que, el tercer 'ay' venía enseguida.

Al tocar el SEPTIMO ángel su trompeta, altísimas voces cruzaron el espacio: ¡Ya quedó establecido
el reino universal de nuestro Señor Dios y su Mesías; Ellos reinarán por la eternidad! ¡Que así sea!

Entonces los 24 ancianos sentados en sus tronos a las órdenes de Dios se arrojaron sobre sus
propios rostros y adoraron a Dios diciendo: — ¡Gracias te damos, Señor, Dios, Dominador absoluto
de todas las cosas, que existes y desde siempre has existido! porque, tomando definitivamente el
mando en tus manos, has comenzado a reinar; los paganos se habían colmado de furor, pero les
sobrevino el furor TUYO; ha llegado el momento de hacer justicia a los cristianos asesinados y dar
el premio a quienes te han servido, o sea a los profetas, a los cristianos y a los que, humildes o
grandes, temen y respetan tu divinidad; ha llegado el momento de 'destruir' a esos que pretendían
destruir la Tierra.

En ese momento se abrió el Santuario de Dios que se halla en el cielo y quedó visible el Arca de la
Alianza entre Dios y su Pueblo. Al mismo tiempo se producían rayos, truenos con su retumbar, un
terremoto y una violenta granizada.

APOCALIPSIS Página 25
Los SIETE SIGNOS. Ap. caps. 12, 13 y 14
Debido al griego semitizante de Juan, los tiempos verbales no coinciden con los de nuestros
idiomas occidentales. Además, los acontecimientos históricos, vistos con los ojos de Dios, le
parecen a Juan simultáneos y sin perspectiva cronológica. Para Dios no hay pasado, ni futuro, sino
sólo presente. Finalmente, Juan no describe las cosas según la sucesión histórica, sino según las va
'Viendo'. Trataremos de 'devanar' cronológicamente hasta donde sea posible los primeros dos
signos de este septenario, ya que en el texto original vienen 'mezclados'.

PRIMER SIGNO. Cap. 12.


Es quizá la visión más grandiosa del Apocalipsis. Una mujer vestida de sol; alrededor de su cabeza
una corona, STÉFANOS, de 12 estrellas (v. 1). Juan está en Patmos y percibe la visión luminosa y
sonora como proyectada en la bóveda celeste. Según Génesis (37, 9-10) José ve en sueños algo
semejante: el sol es su padre; la luna, su madre, y las 12 estrellas, los 12 patriarcas hijos de Jacob,
fundadores de las 12 tribus de Israel. Tomando en cuenta este texto de Génesis, la mujer coronada
de estrellas simbolizaría a la Comunidad hebrea, la cual en la persona de la Virgen María da a luz al
Mesías (v.5), vencedor del Dragón-Demonio (vs. 10-12). Perseguida por el Dragón, la Mujer se
refugia en el desierto durante tres años y medio, los 42 meses, los 1260 días que simbólicamente
dura toda persecución.

SEGUNDO SIGNO.
En acecho frente a la Mujer está en un enorme dragón rojo, PYRRÓS, (fuego y sangre). Tiene siete
cabezas (plenitud de astucia, y resistencia a ser muerto; cortada una cabeza, quedan otras); cada
cabeza lleva una diadema (falsa señal de autoridad): en las cabezas hay diez pares de cuernos
(potencia grande, pero no absoluta; de equilibrio entre astucia y potencia) (v.3; Dan 7,2-8). El
Dragón se rebela contra Dios, y su cola barre (arrastra a la rebelión) a la tercera parte de los astros
del cielo (seres angélicos) y los convierte en demonio, los arroja a la Tierra, o sea, los aparta de
Dios (v.4). Estalla la guerra entre Dios y sus ángeles fieles, y el Dragón y los ángeles rebeldes (v.7).
Estos últimos son vencidos y arrojados a la Tierra (v.8). Juan aclara que el Dragón furioso, ÉJON
THÝMON MÉGAN, es la Serpiente Antigua, que se llama Diablo, o Satanás (el acusador), y que
trata de engañar a toda la humanidad (v.9) desde sus comienzos (Gen cap. 3).

La guerra entre Dios y el Dragón, respaldados ambos por sus respectivos ejércitos, se extiende e
involucra a los “hijos de Dios” y a los “hijos de la Serpiente” hasta que la porción de la humanidad
fiel a Dios (las 12 tribus), en la persona de la Virgen María (la Mujer vestida de sol) da a luz al
Mesías que aplastará la cabeza del Dragón (Gen 3, 15), al tiempo que el Dragón tratará de
“devorar” al propio Mesías (tentaciones en el desierto, pasión, etc.) (v.4). Al no lograrlo, el Dragón
se enfurece contra la Madre y la persigue (vs. 13 y 15). Al no lograrlo tampoco, decide devorar
(perseguir) a los restantes hijos (los espirituales) de la Madre, los cuales pretenden ser hijos de
Dios (v. 17). Para lo cual el Dragón, sentado en la playa del mar, queda en espera de dos poderosos
aliados que serán el III y el IV signo respectivamente. Esta doble excursión sonorámica a través de
milenios de historia angélica y humana, nos ayuda a vislumbrar qué hay detrás de la encarnizada
guerra entre la Luz y las tinieblas.

APOCALIPSIS Página 26
TERCER SIGNO.
La Bestia de Occidente. Cap. 13, 1-10. El primer aliado que el Dragón espera para vencer a Dios y a
los hijos de Dios, es una bestia monstruosa que sube el mar, revuelto por los cuatro vientos de la
Tierra (EK TIS THALÁSSIS ANABÉNON) (Dan cap. 7). Se asoma del mar, o sea de Occidente para
Juan que está en Patmos; y Occidente es Roma, la gran Potencia marítima. Los detalles
descriptivos simbolizan profundas realidades históricas. La bestia tiene, al igual que el Dragón,
siete cabezas y diez pares de cuernos (más potencia que astucia). Las cabezas exhiben nombres
blasfemos, quizá de los aplicados a los emperadores: adorable, hijo de Dios, salvador, Dios, etc.
Tiene la bestia la agilidad del leopardo, la salvajez del oso, la irresistible fuerza del león (vs. 1 y 2;
Dan 7,2-8). Una de las cabezas está herida de muerte, pero se ve sobresanada, ETHERAPÉFTHI
(v.3), ridículo remedo de Cristo muerto y resucitado. El Dragón le concede a la bestia, a cambio de
su colaboración, su propia fuerza económica-militar, su trono (poder político) y su extensa
autoridad (imperio mundial) (v.2) sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación (v.7). La bestia tiene
todas las características del Imperialismo antirreligioso de todos los tiempos, imprescindible aliado
del Dragón-Demonio (tercera tentación de Jesús, Mt 4,8). Es el aspecto político del Anticristo (1 Jn
1,18; 2 Tes 2,3; etc.).

CUARTO SIGNO
La bestia de Oriente. Ap. 13,11-18. La segunda Bestia viene de la Tierra continental, es decir de
Oriente, la costa de Asia Menor frente a Patmos (v.11). Sus dos pares de cuernos se parecen a los
del Cordero, Cristo; pero la Bestia razona igual que el Dragón (v.11). Cristo la definiría: un lobo
disfrazado de oveja. La actuación pormenorizada de la segunda Bestia manifiesta que está a las
órdenes de la primera, y que las dos están a las órdenes del Dragón –Satanás (vs. 12-17). La
segunda bestia viene a ser, por lo tanto, la faceta religiosa del Anticristo. Aparenta estar sirviendo
a Dios, cuando en realidad actúa a las órdenes del Demonio, promoviendo sordamente doctrinas
sincretistas, gnósticas y seudocristianas que diluyen y destruyen el cristianismo. Son los sacerdotes
de la religión oficial pagana quienes promueven las persecuciones contra los cristianos. Embaucan
y fanatizan a base de cosas maravillosas (v. 13), de curaciones aparentemente prodigiosas (v. 14);
promueven la fabricación y la adoración de estatuas, incluso parlantes (v. 15); organizan un
estricto monopolio comercial (v. 17). En 16, 13 Juan llama a esta Bestia 'el falso profeta'. Al tiempo
que persigue a los cristianos, exige a sus adeptos una credencial tan visible como un tatuaje,
JÁRAGMA, en la mano derecha o en la frente. Es el nombre de la Bestia, o bien la cifra
correspondiente: 666 (vs. 17-18).

Incontables intentos se han hecho para descifrar al personaje correspondiente a la cifra


proporcionada por Juan. Se utilizó la ISOPSÉFIA, semejanza de varios nombres con el mismo valor
numérico; se pensó que era una cifra TRIANGULAR, por ejemplo: 1´ 2´ 3´ 4´ 5; el resultado 15 es la
cifra triangular de 5. La triangular de 666 es 36. También se usó el SIMBOLISMO: el número 777 es
símbolo de plenitud; el 888 simboliza la superplenitud de ser y poder que corresponde a Cristo; el
666 viene a ser deficiencia. En la base está la GUEMATRÍA, o sea el uso de las letras hebreas,
griegas o latina en su orden alfabético como valores numéricos. Las letras griegas Alfa, Beta,
Gamma, Delta, etc. corresponden al 1, 2, 3, 4, etc. Una solución común a los tres alfabetos es que
666 equivale a: CÉSAR NERÓN. Sin duda, Juan escribió su Apocalipsis para lectores familiarizados
con este criptograma usado entre cristianos para despistar a sacerdotes y gobernantes
perseguidores. De todos modos, lo que importa no es un determinado personaje del tiempo de
Juan, sino el doble imperialismo político-religioso que en su astuto milenario zigzaguear manifiesta
una inteligencia ultrahumana en todas las épocas humanas.

APOCALIPSIS Página 27
Concluimos este capítulo 13 subrayando algo relacionado con las dos Bestias. Los detalles
'monstruosos' no son para que los materialicemos en alguna estatua o pintura, sino para que
vislumbremos realidades y valores psicológicos de personajes y organizaciones que protagonizan
el Apocalipsis. Las espadas que ostenta un general en su uniforme no son una realidad material,
sino un símbolo convencional de su autoridad. Así, no existe ninguna bestia con las características
somáticas que describe Juan. Lo que sí existe son seres personales, angélicos o humanos, con
formas de razonar, actitudes e intenciones, comparables con las de las Bestias del Apocalipsis.

QUINTO SIGNO
El cordero y su ejército. Cap. 14, 1-5. Mientras el Dragón y sus aliados, las dos Bestias, organizan la
revancha alistando y marcando a sus combatientes, el Cordero, Cristo, concentra en el Monte Sión
su ejército. Son los simbólicos 144 mil marcados con el nombre de Dios en la frente (v. 2; 7, 4; Sal
110, 2). Todos ellos cantan a Dios acompañándose con arpas (vs. 2 y 3). ¿Sería un canto de
alabanza, o de guerra, o de victoria ya segura? En el v. 4 dice Juan que han permanecido 'vírgenes',
en griego PARTHÉNI, un masculino que abarca también el femenino; equivale a nuestro 'célibes' (1
Cor cap. 7); y tiene sentido más religioso que físico; no cayeron en esa prostitución o adulterio que
es la idolatría, infidelidad a Dios, uniéndose con los dioses falsos, con Babilonia; la gran Prostituta
(v.8).

SEXTO SIGNO
Triple visión. Cap. 14, 6-12. Tres ángeles recuerdan respectivamente el eterno mensaje de felicidad
que es el Evangelio de Jesús (vs. 6 y 7); la próxima caída de Babilonia, capital de la inmoralidad
antirreligiosa (v. 8); y los castigos que merecen los adoradores de la
Bestia y su estatua que llegaron a aceptar su marca y tatuaje (vs. 9-12).

SEPTIMO SIGNO
El juicio divino. Cap. 14, 13 hasta el final. El juicio favorable a los buenos se describe bajo la imagen
de la siega (v. 17; Mt 13, 30). El juicio espantosamente condenatorio para los malos viene bajo la
imagen de la vendimia (vs. 17 y 18; 19, 21; Is 63, 1-5; Jl 4, 13). Sin duda, lo paradójico del castigo
quiere manifestar lo paradójico de la culpa. Leamos ahora el texto de los SIETE SIGNOS.
Apocalipsis, capítulos 12, 13 Y 14.

“Se vio en el cielo un prodigio grande: una Mujer vestida de sol; debajo de sus pies, la luna; y en su
cabeza una corona de doce estrellas. En sus entrañas tenía un hijo y, como estaba a punto de dar a
luz, gritaba por violentos dolores de parto. Se vio de pronto otra cosa grandiosa en el cielo: un
Dragón enorme, rojo de fuego, con siete cabezas y otras tantas diademas, y diez pares de cuernos.
Después de barrer con su cola y arrojar a la Tierra la tercera parte de los Astros, el Dragón se puso
en acecho delante de la Mujer próxima a dar a luz; ansiaba devorar totalmente al Hijo en cuanto la
Mujer lo diera a luz. Dio, pues, la Mujer a luz un hijo varón, el Mesías, el cual, arrebatado hasta el
trono de Dios, está próximo a gobernar todas las naciones con invencible cetro de acero.

Luego la Mujer huyó al desierto; allá le tenía Dios preparado un lugar donde alimentarla durante
los 1260 días de la persecución. Entonces estalló una guerra en el cielo: Miguel y sus ángeles
lucharon contra el Dragó y sus ángeles rebeldes. Estos últimos, no disponiendo de fuerzas

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suficientes, tuvieron que dejar para siempre el lugar que ocupaban en el cielo; de manera que el
Gran Dragón, es decir la Antigua Serpiente o Diablo, también llamado Satanás que desvía a toda la
humanidad, fue arrojado, junto con sus ángeles rebeldes a la Tierra.

En aquel momento oí un clamor altísimo allá en el cielo: — ¡A partir de ahora ya se da la Salvación


y el dominio real de nuestro Dios y su Mesías! porque nuestros hermanos han vencido al Diablo, el
cual los acusaba constantemente delante de nuestro Dios. Y lo han vencido no mediante sus
propias fuerzas, sino mediante la Sangre del Cordero, y mediante la absoluta fidelidad con que
dieron testimonio a favor del mismo Cordero.

En efecto, en vez de vivir para sí, han preferido morir por Él. Por lo tanto; ¡regocijémonos,
habitantes de los cielos! En cambio hay de ustedes, habitantes de la Tierra y del Mar (apegados a
las cosas terrenas), porque el Diablo ha bajado a ustedes presa de un coraje tremendo) pues sabe
que de poco tiempo puede todavía disponer.

Viéndose, pues, el Dragón arrojado a la Tierra, persiguió a la Mujer por haber ella dado a luz a un
varón que es el Mesías. Pero Dios le concedió a la Mujer sus propias alas divinas de “Águila
Gigante”; y ella pudo volar a su lugar en el Desierto, donde, lejos de la vista de la Serpiente, recibe
alimento durante los 'tres años y medio' de la persecución. Entonces la Serpiente arrojó de su
propia boca un río impetuoso de agua en pos de la Mujer para hacer de ella un arrastre de la
corriente. Pero la Tierra socorrió a la Mujer, pues abrió su “boca” y absorbió enteramente ese río
de agua que el Dragón había echado de su boca.

Por fin el Dragón, furioso contra la Mujer, abandonó ese plan y fue a trabar guerra contra los
demás integrantes de esa nueva Humanidad a la que pertenecía la Mujer, es decir los que,
guardando los mandatos de Dios, siguen aún a costa de su vida atestiguando su fe en Jesús.
Quedo, por lo tanto, el Dragón en espera de sus propios aliados allí sobre la arena en la playa del
mar”.

Capítulo 13. “En una, nueva visión vi subir del mar una Bestia que tenía “diez pares de
cuernos” y “siete cabezas”. En los cuernos llevaba diez “diademas” y en cada una de sus cabezas
un nombre blasfemo. La Bestia que vi se parecía a una astuta Pantera; pero sus patas eran de
irresistible Oso y en su boca tan trituradora como la de un León. El Dragón le dio su propia fuerza
y también su cetro de mando, y una autoridad inmensa. Me fijé en que una de las cabezas de la
Bestia se veía como “degollada” de muerte; pero la herida mortal estaba “aparentemente”
curada.

Toda la Tierra embaucada siguió a la Bestia, y todos adoraban al Dragón por haber él concedido a
la Bestia un poder: tan grande; y también a ésta adoraban, exclamando: ¿Quién podrá igualarse a
esta Bestia, o bien atreverse a hacerle la guerra?

Dios toleraba que la Bestia pronunciara altanerías y blasfemias y que actuara libremente durante
los 42 meses de persecución. Abrió, pues, la Bestia su boca, y comenzó a injuriar a Dios y a su ser
divino y a ese Templo y Morada de Dios que son los cristianos; pues, teniendo ellos su habitación
fija en el Cielo, “moran” realmente en Dios y Dios en ellos.

También toleró Dios que la Bestia llevara a cabo una, guerra contra los cristianos y que
aparentemente los venciera, pudiendo para ello disponer de todas las tribus, de los pueblos de
diversas lenguas y de las naciones donde los cristianos se encontraban; pues a la Bestia y al Dragón

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los adorarán todas esas personas que, por vivir apegadas a Tierra, no estén desde la fundación del
universo apuntados en el Libro de la Vida del Cordero Degollado.

Por lo tanto, el que quiera entender preste atención; quien, por permitirlo Dios, deba ir a la
esclavitud, que sepa ir; y quien deba morir a espada, es preciso que a espada sepa morir. En
efecto, a tal grado debe llegar la confiada firmeza de los cristianos.

Luego vi subir otra Bestia, y ésta subía no del Mar sino de la Tierra. Tenía dos pares de cuernos
corno de Cordero, pero razonaba y hablaba como el Dragón. Todo cuanto podía la primera Bestia
también la segunda lo hacía según las órdenes que le diese la primera; con lo cual lograba que los
hombres mundanos adoraran a esa primera Bestia cuya herida mortal había sido sobresanada.

Esta segunda Bestia hace además cosas espectaculares; hace bajar el rayo a la Tierra a las órdenes
de los hombres; y con semejantes cosas maravillosas que cumple a las órdenes de la primera
Bestia, engaña a los mundanos hasta el extremo de aconsejarles: Levanten, pues, una estatua a
una Bestia como ésta, la cual, aun llevando tal herida de alfanje que casi la mató, ha sabido como
el Mesías, “resucitar”.

Toleró Dios que el Dragón introdujera algo así como un 'soplo de vida' en la estatua de la Bestia
primera, de suerte que pudo hablar. Logró así que cuantos se negaban a adorar la estatua fueran
muertos, y que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les grabara una
marca en la mano derecha, o bien en la frente. Finalmente, logró que absolutamente nadie
pudiera comprar o vender si no llevaba como marca el nombre de la Bestia, o bien el valor
numérico que representan las letras de su nombre. ¡Aquí se requiere agudeza! El que tenga, pues,
inteligencia trate de descubrir qué significa el número formado por las letras de su nombre: es el
666”.

CAPITULO 14. “En otra visión, he aquí el Cordero se había situado en el Monte Sión, junto con
esos 144 mil que llevaban sus frentes selladas con el nombre mismo del Cordero y de su Padre
Dios. Oí a la vez el clamor que procedía del cielo, parecido al estruendo del mar o a una tempestad
de truenos. Eran arpistas que delante del trono y de los cuatro seres vivos y de los ancianos al son
de sus instrumentos cantaban una melodía nueva y extraordinaria.

Nadie podía aprender así aquel cantar fuera de esos 144 mil que el Cordero había rescatado y
separado de los asuntos mundanos. Son los que jamás se han contaminado con “mujeres” (o sea
con la idolatría); son por lo tanto los hombres más selectos y los primeros destinados a Dios y al
Cordero; y, como en su boca y conducta jamás se halló mentira, son realmente intachables.

Luego vi a un ángel no visto hasta entonces. Volaba en lo más alto del firmamento llevando un
mensaje eterno de felicidad, o sea de salvación. El mensaje iba destinado a todas esas naciones,
tribus, lenguas y pueblos que aún yacían en las tinieblas del paganismo de la Tierra. Con voz
potente les advertía: ¡Empéñense ya por servir temerosamente a Dios cumpliendo sus mandatos!
Pues ha llegado la hora del juicio decisivo. Comiencen a adorar a Dios que hizo existir el cielo, la
Tierra, el mar y los manantiales.

Lo siguió otro ángel que decía: -¡Pronto caerá, caerá Babilonia la grande! Esa que a todas las
naciones tenía emborrachadas con el vino furioso de su prostitución idolátrica.

A esos dos siguió un tercer ángel, el cual proclamaba en alta voz: -Si alguien adora a la Bestia y su
estatua hasta aceptar en su propia frente o en su mano el sello de la Bestia, ése se verá obligado a

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beber el “vino” furioso de la indignación de Dios; vino servido sin rebajar, y preparado en la copa
del furor del mismo Dios; es decir, será atormentado con fuego de azufre a la vista de esos mismos
ángeles santos y del Cordero a quienes él nunca hizo caso; y subirá el humear de su tormento por
la eternidad, pues nunca tendrán reposo esos que adoran a la Bestia y su estatua aceptando ser
sellados con el nombre de la misma.

Lo cual los cristianos pueden evitar sólo guardando los mandatos de Dios y confiando en Jesús; en
efecto, oí una voz que desde el cielo pregonaba: -¡Dichosos desde ahora quienes mueran “unidos
al Señor Jesús”! ¡De eso no cabe duda – asegura el Espíritu Santo- porque ellos sí “descansan” de
sus fatigas evitando el fuego eterno, pues sus obras buenas los acompañan!

Luego tuve otra visión: sobre una nube blanca y luminosa se había colocado un personaje parecido
a un ser humano; llevaba en su cabeza una corona de oro, y en su mano una hoz afilada. Otro
personaje, sin duda un ángel, salió del interior del santuario celeste y a grandes voces ordenaba al
primero: -¡Echa tu hoz, y siega! Pues, como la mies de la tierra, o sea la humanidad, se pasó ya de
madura, ha llegado la hora de segarla y juzgarla. Entonces el ángel colocado en la nube echó su
hoz sobre la Tierra, y ésta quedó segada.

Desde el interior de ese Santuario que hay en el cielo salió otro ángel con una “podadera” afilada;
y otro ángel, encargado del fuego del Santuario, dejó el altar y con voz poderosa ordenó al
primero: Puesto Que las uvas del “Viñedo” que es la Tierra están bien maduras, ¡toma tu podadera
y córtalas!

Aplicó pues, el ángel su podadera al “Viñedo” que era la Tierra y lo vendimió. Una vez metidas las
uvas en la enorme “prensa” que es la cólera de Dios, aun habiendo Dios comprimido esa prensa
fuera de la ciudad, el juicio resultó tremendo, pues salió tal cantidad de sangre, que alcanzó el
nivel de los frenos de los caballos por toda la superficie de los 300 kilómetros cuadrados que
medía la gran ciudad.

LAS SIETE COPAS. Cap. 15 y 16.


Son las medicinas últimas, definitivas, TAS ÉSJATAS (15,1). Estamos nuevamente en el cielo, SOBRE
el cielo, inmenso como el mar, transparente como el cristal, y salpicando de centelleos (estrellas).
Todo está de acuerdo con la cosmografía de hace 2000 años. (v.2). Los 144 mil, de pie sobre la
bóveda cristalina (el firmamento), cantan acompañándose con arpas grandísimas, por su tamaño o
bien por la riqueza de sus sonidos; ejecutan el canto de Moisés (v. 3; Ex 15, 1-10). Al igual que los
hebreos, los 144 mil han dejado, ya no la esclavitud de Egipto, sino las persecuciones de la Tierra;
han cruzado no el Mar Rojo, sino el Mar de Cristal; guiados ya no por Moisés, sino por el súper-
Moisés, Cristo. Al igual que las plagas de Egipto, quedan justificadas las presentes, últimas siete
plagas. En el v. 8 se habla de niebla, humo, KAPNÓS, manifestación de la presencia de Dios.

En el cap. 16 describe el derrame de las siete simbólicas copas, castigos-remedios, con efectos
pedagógicos más y más graves, al igual que en el septenario de las trompetas. Varias plagas nos
recuerdan las plagas de Egipto, o detalles del ÉXODO: úlceras (v.2), agua convertida en sangre (vs.
3 y 4), tinieblas (v. 10), río secado (v. 12), tormenta y granizo (v. 21). En el v.5 se menciona al
“ángel de las aguas”. La hidrografía antigua no conocía el mecanismo evaporación-condenación de
las aguas; los ángeles se encargaban de manejar las aguas marinas, fluviales, pluviales y manantes.
El v.8 el sol, enorme lámpara flotante en la atmósfera, es atizado por el contenido de la cuarta
copa que, desde arriba, el ángel vierte sobre él, para que produzca un calor insoportable.

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En el v. 12 se habla de él Gran río ÉUFRATES. Era la larga frontera oriental del Imperio Romano
(casi 3000 km). Según el v. 13 espíritus infernales en forma de sapos deben persuadir a los
gobernantes a que se reúnan en el lugar llamado HARMAGEDÓN (v.16), nombre hebreo que
significa literalmente “el Monte Megido”, fue una enorme fortaleza en las estribaciones del Monte
Carmelo; lugar geográfica y militarmente estratégico, teatro de historias derrotas (Jue 4,5; 2 R
9,27; 23,29); será pronto escenario de la total auto derrota de los ejércitos paganos. Leeremos
ahora el septenario de las copas, Cap. 15 y 16.

“Vi en el cielo otro presagio grandioso y maravillosos: siete ángeles tenían otras tantas plagas; y
eran las últimas, pues con ellas se agotaba el furor de Dios.

Vi el firmamento, desde arriba, como un mar de cristal todo centelleante de estrellas. Los que
habían salido vencedores de la Bestia estaban de pie sobre aquel mar de cristal; y,
acompañándose con arpas de muchísimas cuerdas, cantaban el himno compuesto por Moisés,
siervo de Dios, y que el Cordero les había enseñado: ¡Grandiosa y maravillosa es tu actuación,
Señor, Dios y Dominador de todas las cosas! Lleno de justicia es tu proceder, como también lleno
de fidelidad a tus promesas, Rey de todas las gentes. ¿Quién pues no te respetará cumpliendo tus
mandatos? Porque sólo Tú eres el Santo; todas las naciones paganas llegarán y se prosternarán
delante de Ti, pues sumamente justas han resultado tus decisiones.

A continuación miré y, de pronto, se abrió el Santuario de aquel Templo celestial en el que Dios se
revelaba a los hombres; y de su interior salieron siete ángeles llevando las siete plagas. Vestían
linos blanquísimos y brillantes, sujetados al pecho con ceñidores de oro. Uno de los cuatro seres
vivos les había entregado las siete copas de oro, desbordantes del furor del Eterno Viviente, Dios.
Debido a la luminosa potencia de Dios, el Santuario quedó tan lleno de humo que nadie podía
acercarse para interceder mientras no se hubiesen agotado las siete plagas de aquellos siete
ángeles”.

Cap. 16 “Luego oí la potente voz de dios que les ordenaba: -¡Vayan a derramar las siete copas de
mi furor divino sobre la Tierra! Entonces el PRIMER ángel vació su copa sobre los continentes, con
lo cual úlceras malignas y dolorosas se formaron en quienes llevaban el sello de la Bestia y
adoraban su estatua.

EL SEGUNDO ángel vació su copa sobre el mar, y éste se convirtió en sangre descompuesta cual es
la de un muerto; y todos los seres vivos y los animales que, viven en el mar y también los hombres
que en él trabajan, también murieron.

EL TERCER ángel vacío su copa en los ríos y manantiales y las aguas se trocaron en sangre; y oí al
ángel protector de las aguas exclamar: Justo y Santo eres Tú, oh dios que existes, y desde siempre
has existido, por haber de tal manera castigado a los hombres, porque así como a ellos han
derramado sangre de predicadores cristianos, así “sangre” les ha dado a beber ellos; es lo que se
merecían. Y las voces de los cristianos asesinados por su fidelidad a Dios desde el altar
respondieron: ¡Así es, Señor, Dios, Dominador Universal! Consecuentes y justos son tus castigos.

EL CUARTO ángel vacío su copa desde el cielo sobre el sol, haciéndolo capaz de abrazar a los
hombres, los cuales ardieron de un calor insoportable. Injuriaban ellos este Dios que podía
castigarlos con tales plagas; pero no cambiaron su manera de ser en el sentido de hacerle caso a
Dios.

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EL QUINTO ángel vacío su copa sobre Babilonia, la capital de la Bestia, y su reino quedó sumido en
tinieblas y confusión. Los hombres, desgarrando con los dientes sus propias lenguas por
exasperante dolor, injuriaban al Dios del cielo, causa de sus tormentos y úlceras; pero no
cambiaron de conducta.

EL SEXTO ángel vacío su copa sobre el Río Grande, el ÉUFRATES, cuyas aguas se secaron, dejando
así abierto el paso a los reyes de las regiones del sol naciente. Vi entonces salir de las bocas del
Dragón y de la primera Bestia y también del Falso Profeta, o sea de la segunda Bestia, tres
espíritus inmundos que parecían “sapos”. Eran precisamente los demonios de la inmoralidad, de la
política y de la filosofía pagana, obradores de tantos fenómenos maravillosos. Y partieron a buscar
a los reyes del mundo entero con el fin de concentrarlos para la guerra del Día Grande, del Juicio
del dios Dominador del universo. De ese mismo día, Dios asegura: -Miren que vengo cual ladrón
(sin avisar); por lo tanto ¡Dichoso el que permanezca en vela y tenga constantemente puestos sus
“vestidos”; porque sólo así no se verá precisado a huir desnudo exhibiendo sus vergüenzas, o sea
vacíos de obras buenas! Aquellos tres espíritus inmundos concentraron a todos los reyes de la
tierra en el sitio que en hebreo se llama HARMAGEDÓN, el “Monte de la Reunión”.

En cuanto al SEPTIMO ángel derramó el contenido de su copa en el aire, desde el trono que había
en el Santuario salió una potente voz: -¡Ya está! Y se produjeron relámpagos, truenos y su
retumbar, y un terremoto tan espantoso como jamás se produjo desde que hay hombres en la
tierra. Entonces la Gran Ciudad (Babilonia) se partió en tres, mientras las demás ciudades se
derrumbaban. Así se había “acordado” Dios de Babilonia la Grande, obligándola a beberse la copa
del vino furioso de su indignación.

Al mismo tiempo todas las islas, enteramente todas, huyeron, y las montañas desaparecieron; y
cayó del cielo sobre los hombres una granizada de piedras tan grandes como talentos (40 kilos).
Sin embargo, los hombres siguieron injuriando a Dios, pues aquella plaga del granizo era, según
ellos, demasiado grave”.

LAS SIETE VOCES CELESTIALES. Cap. 17, 18 y 19, 10.


LA PRIMERA VOZ anuncia el castigo ya próximo de Babilonia, la Grande, la MAXIMA prostituta (17,
1), la madre de todas las prostitutas de la tierra (v.5), el duplicado negativo de la Mujer vestida de
sol (12, 1). Babilonia está asentada sobre muchas aguas, o sea muchos pueblos y naciones (v. 15).
Se trata de prostitución física y religiosa, la física como pálida imagen de la religiosa, que es dejar a
Dios para entregarse a Roma y sus dioses imperialistas. En el v. 3 se nos presenta a Babilonia
cabalgando una Bestia que ya conocemos, pues tiene cabezas y diez pares de cuernos (13, 1); la
Bestia es de color rojo, (sangre) de los cristianos asesinados. La Bestia es el Imperialismo
antirreligioso de todos los tiempos. En la época del Apocalipsis era el Imperio romano. Sería
importante individuar histórica y geográficamente qué fue, cómo se llamó y cómo se llama esa
realidad bestial antes y después del Imperio Romano. La Bestia fue y ya no existe, y está a punto
de volver a existir. Se trata de un ser más aparente que real; es algo ultra histórico con tremendas
repercusiones históricas; una existencia Fluctuante, moldeable a todas las épocas, circunstancias,
cultura e individuos.

En los vs. 4 y 5 vienen las señas y hasta el nombre de la Mujer que cabalga la Bestia. Su nombre es
BABILONIA. Pero la ciudad de Babilonia en tiempos de Juan tenía siglos de estar reducida a un
montón de escombros, los cuales sólo en la actualidad están siendo parcialmente reconstruidos
con fines turísticos y arqueológicos. Babilonia pasó a la historia como símbolo de confusión y vicios

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desbordantes. La verdadera Babilonia del tiempo de Juan res ROMA, de la cual escribió Tácito que
es la confluencia de lo más atroz y vergonzoso del mundo entero. Babilonia en la actualidad ¿qué
es? ¿Un gobierno? ¿Una ciudad? ¿Un sistema político o económico?

El vestido y las joyas de Babilonia bien pueden simbolizar la magnificencia artístico-monumental


de Roma (vs. 4 y 5). En el v. 7 se insinúa algo muy extraño: no es la Mujer la que guía la Bestia, sino
ésta última la que lleva: a su antojo a la mujer-jinete. Ya que Baco y Venus van siempre juntos
entendemos que los vicios son instrumentos del Imperialismo, y éste es, a su vez, instrumento del
Dragón. En el v. 9 hay más datos para saber qué significa la Mujer. Las siete cabezas de la Bestia
que la sostiene son siete montes en que se encuentra orográficamente asentada la ciudad de
Roma. La serie de números que vienen en los vs. 9-12 con aparente valor matemático quizá tenían
la finalidad de despistar una fácil individualización con respecto a los emperadores de la época.
Más que desafiarnos con enigmas, adivinanzas y curiosidades quizá Juan desea que agucemos
nuestra mente (v. 9) para vislumbrar asuntos vitales, perennemente actuales y con de eternidad.

El cap. 18 se abre con la SEGUNDA VOZ celeste. Un mensajero de Dios pregona la destrucción de
Babilonia (vs. 1-3), Del v. 4 al 20 una TERCERA VOZ refiere las lamentaciones, en hebreo QUINÓT,
(Jer 50 y 51), gritos, alaridos, llanto, de los reyes, los comerciantes y los marineros de la gran flota
mercante del Imperio Romano, a la vista de la inesperada destrucción de la Gran Ciudad. Por el
conjunto y los incontables detalles y motivos de tanta consternación, tenemos el panorama de
una ciudad pagana de todos los tiempos, con su orgullosa, ilusoria autosuficiencia (v, 7), y el
imprevisto, rápido, desastroso desenlace (v. 8). Paganismo es adorar la materia y colaborar para
que sea adorada en lugar del Creador de la materia. Lo que las lamentaciones subrayan mas es el
aspecto derrochador y desmedidamente consumista de la Gran Ciudad, la cual era comparable,
según el antiguo historiador Orosio, con un vientre insaciable, Algunas muestras con la madera
llamada “tuya”, XÝLON THÚINON (v.12) se fabricaban en Roma mesas, cada una de las cuales
costaba un millón de sestercios, cantidad equivalente al costo de 120 hectáreas laborables: Se
usaba en Roma un tipo de canela llamada KINNÁMOMON (v. 13) que costaba el equivalente a
5000 dólares cada kilogramo. Según el v. 19, los dolientes echan polvo sobre sus propias cabezas;
es señal de gran -tristeza entre orientales.

La CUARTA VOZ celeste (vs. 21-24) es la de un ángel atlético que simbólicamente levanta una
enorme piedra, y la arroja en el mar, explicando que de manera semejante también Babilonia
desaparecerá sin dejar huellas.
La QUINTA VOZ (19, 1-4) es la de una inmensa multitud, ÓJLU POL-LÚ, que en el cielo da gracias a
Dios en vista de las justas medidas tomadas contra la corrupta inmoralizante Babilonia, y en favor
de los cristianos perseguidos. Sobresale como estribillo la aclamación salmódica AL-LELÚYA,
palabra hebrea compuesta que significa: alabad al Señor. Al tiempo que la ciudad pagana se hunde
en la muerte y el olvido, la ciudad cristiana triunfa en la luminosa eternidad. Y la victoria fue para
Dios la cosa más fácil y barata: sus enemigos se destruyen en un momento unos a otros.

La SEXTA VOZ viene de la misma multitud anterior (vs. 6-10), Alentada por el propio Dios, Lo alaba
no sólo por castigar a Babilonia, sino por preparar con ello la triunfal celebración de las bodas del
Cordero (O GÁMOS TU ARNÍU) o las bodas de Cristo con la humanidad fiel (v. 7), la humanidad que
Cristo adquirió vertiendo su propia sangre. A continuación (v.1) el ángel-guía se despide. Ha
concluido su misión. Juan, emocionado, se arroja a sus pies en señal de respeto y agradecimiento.
La cosa podría interpretarse corno una indebida adoración, y el ángel se la prohíbe: ÓRA MI
¡cuidado no hagas eso! sólo a Dios adora.

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Leamos el septenario de las voces celestes. Ap. cap. 17, 18
y 19, 1-10.
Luego vi a uno de los ángeles de las siete copas, el cual me dijo: -Ven, para que yo te muestre el
castigo que recibirá la Gran Prostituta entronizada sobre muchos mares y pueblos; con ella han
estado fornicando los reyes de la Tierra porque con el “vino” de su prostitución se han embriagado
los mundanos.

Me trasladó, pues, arrebatado como estaba yo por el Espíritu Santo, a un lugar solitario, donde vi a
una Mujer sentada sobre esa Bestia roja escarlata que estaba toda llena de nombres blasfemos,
con 7 cabezas y 10 pares de cuernos. La Mujer, vestida de púrpura (como los emperadores) y
escarlata (color de sangre), y enjoyada con oro, piedras preciosas y perlas, tenía en su mano una
copa de oro, desbordante de líquidos asquerosos, es decir, las inmundicias de sus prostituciones
(idolátricas). En la frente tenía grabado su nombre simbólico: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE
DE LAS PROSTITUTAS ASQUEROSAS DE TODA LA TIERRA.

Al ver a aquella mujer, ebria de sangre de los cristianos y principalmente de los predicadores de
Jesús, me llené de asombro increíble.

— ¿Por qué te asombras tanto? —Me preguntó el ángel— yo te explicaré quién es esta mujer
misteriosa y quién es la Bestia de 7 cabezas y 10 pares de cuernos que la lleva. La Bestia que ves,
(a diferencia del Dios que existe y siempre existirá) existe, pero es como si no existiera. Es cierto
que acaba de subir del Abismo donde moran los muertos, mas no para vivir resucitada como el
Cordero, sino para desaparecer en la destrucción. Los mundanos, no estando inscritos desde la
fundación del mundo en el Libro de la Vida, al ver que esta Bestia, a pesar de “existir y no existir”,
de todos modos allí está como si hubiera resucitado, han quedado embobados con ella; pero tú
tienes agudeza y sabiduría y entiendes que sus 7 cabezas representan los 7 montes sobre los
cuales se encuentra esta Mujer entronizada. Al mismo tiempo representan a sus 7 reyes, de los
cuales cinco han caído ya, y el sexto es el actual, y el otro, el séptimo, no ha llegado todavía; pero,
en cuanto llegue, poco ha de durar; a esta misma Bestia, por su 'existir y no existir' puedes
considerarla como si fuera un octavo rey; pues, al igual que los otros siete, se encamina ya hacia
su destrucción.

Los diez pares de cuernos que ves, representan a diez reyezuelos que no han recibido todavía el
mando, y sólo lo recibirán para reinar junto con la Bestia durante el brevísimo plazo de una 'hora';
pues, teniendo todos ellos un mismo plan, se pondrán con su potencia y prestigio a las órdenes de
la Bestia para hacer la guerra contra el Cordero.

Pero Este, siendo supremo Señor y Rey, y disponiendo de reclutas tan selectos y leales, los
vencerá. Y estas aguas, —agregó— sobre las que ves entronizada a la Prostituta, representan a
pueblos, muchedumbres y naciones de diferentes idiomas que con ella trafican.

Los diez pares de cuernos que ves y hasta la misma Bestia, cuando se vean derrotados por el
Cordero, concebirán tal odio contra la Prostituta, que la despojarán de sus joyas y la abandonarán
sola, llegando al extremo de devorar sus carnes y destruir totalmente sus restos con fuego. En
efecto, tiene Dios dispuesto que los diez reyezuelos primero se pongan todos de acuerdo a las
órdenes de la Bestia, pero, al final, lleven a cabo sin saberlo hasta el último detalle el plan de Dios
mismo. Por fin, la Mujer que ves, es la Gran Ciudad que ejerce su soberanía sobre todos los reyes
de la Tierra”.

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Cap. 18. "Luego vi bajar del cielo a otro Ángel, revestido de gran poder, pues con su resplandor
alumbraba a la Tierra; y con voz potentísima clamó: — ¡Ha llegado por fin, ha llegado el momento
en que Babilonia la Grande se venga abajo y quede convertida en morada de demonios, o sea en
prisión de todo espíritu inmundo y en guardia de toda ave sucia y aborrecida! Porque del vino
furioso de su prostitución han bebido todas las naciones, y los reyes de la Tierra con ella han
fornicado, y los traficantes mundiales se han enriquecido con la pujanza de su lujo.

Y oí otra voz, la del Cordero, la cual procedía del cielo y advertía: — ¡Sálganse de la ciudad, ustedes
que forman mi Pueblo! no sea que, enredándose en sus pecados, reciban algunas de sus heridas;
porque sus pecados, “ensamblándose”, han alcanzado la bóveda del cielo, y Dios se vio obligado a
no disimular más sus maldades. Páguenle, pues, con la misma moneda; devuélvanle lo doble de lo
que les hizo; con la misma copa en que ella les dio a beber a ustedes; sírvanle a ella, pero en doble
cantidad; y todo eso que la ensalzó y enriqueció, devuélvanselo en forma de tormento y de llanto;
porque en su corazón ella piensa “Entronizada estoy en calidad de Reina, y no soy ninguna viuda
para que deba yo saber lo que es llorar”. Precisamente POR ESO le llegarán todos juntos, al mismo
tiempo, los azotes que merece, hambre, muerte y un fuego que acabará con ella; porque bien
puede todo esto ese Dios que se encarga de castigarla.

Los reyes de la Tierra que, ostentando su lujo, fornicaron idolátricamente con ella, ahora que vean
el humear de su incendio, quedándose como petrificados allá a lo lejos por el temor de su
tormento, llorarán desesperados y se herirán el pecho, diciendo: —i Ay, ay, ay, Babilonia la Gran
Ciudad, la Ciudad Fuerte; bastó un momento para castigarte!

Los representantes del comercio mundial llorarán tristes por ella, porque están sus barcos
cargados de oro, plata, piedras preciosas, perlas; de tejidos de lino, de púrpura, de pintura roja y
de seda; de todo género de olorosa madera de tuya; de artículos de marfil, de objetos artísticos
hechos de maderas preciosísimas, de bronce, de hierro y de mármol; de canela y de amomo; de
perfumes, especias aromáticas e inciensos; de vino, aceite, flor de harina y trigo; de animales de
carga, de ovejas, de todo género de caballos y transportes de ruedas; de esclavos para trabajos
manuales y para enseñanza; paro su cargamento ya nadie se lo comprará; aquellos frutos ya
maduros que tú, Babilonia, ardientemente ansiabas, se han alejado para siempre de ti; todo lo
opulento y espléndido para ti se acabó, y nunca, nunca más lo encontrarás.

Los comerciantes de aquellas cosas se han enriquecido a costa de esta gran Ciudad; pero ahora,
por el terror de su tormento, detendrán sus barcos lo lejos, y entre llantos y lamentos dirán: —
¡Ay, ay, la Gran Ciudad! ¡Vestías linos finísimos y trajes de color de la púrpura y del fuego; y en un
instante toda tu riqueza quedó reducida a un desierto! Todo capitán de barco y los navegantes de
todas las rutas, y todo marinero y trabajador del mar, divisando el humear del incendio de la
Ciudad, se detendrán a lo lejos y estallarán en lamentos: — ¿Qué otra ciudad surgirá semejante a
la Gran Ciudad? Y, echando tierra sobre sus propias cabezas, entre llantos y lamentos gritarán: ¡Ay,
ay, la Gran Ciudad! Por sus elevados precios se han enriquecido todos los propietarios de barcos;
¡y en un instante se ha reducido a un desierto!

¡Regocíjense finalmente ustedes, habitantes del cielo: cristianos/apóstoles predicadores del


Evangelio, por la desgracia de esta Mujer! porque Dios al castigarla a ella les ha hecho justicia a
ustedes.

APOCALIPSIS Página 36
Entonces un ángel de proporciones gigantescas levantó una piedra tan grande como una rueda de
molino y, arrojándola al mar, dijo: —Con ímpetu semejante Dios arroja al mar a Babilonia, la Gran
Ciudad, de suerte que nadie podrá ya local izarla.

Por lo tanto, ya no se oirán más dentro de ti, Gran Ciudad, voces de arpistas y coros, ni voces de
flautistas y trompeteros, ni se hallarán dentro de ti expertos en arte alguna; ningún chirriar de
molino se escuchará más en ti; ninguna lámpara alumbrará ya tus noches, ni se oirán más en ti
gritos alegres de bodas; porque los comerciantes que te surtían eran los magnates del mundo,
pero tú, mal agradecida, con tus brujerías engañaste a todas las naciones; y Dios por fin halló que
eres tú la culpable de la sanare de los predicadores del Evangelio y de los demás que tú has
degollado sobre la Tierra”.

Capítulo 19. “Luego oí algo así como una inmensa multitud que aclamaba en el cielo: —
¡Aleluya, alaben al Señor! Nuestro Dios es Salvador, pero es a la vez espléndidamente poderoso,
pues consecuentes y justos son sus castigos; en efecto, así decidió castigar a la gran Prostituta
para corromper ella con sus pecados a la Tierra.

Con toda razón le pidió cuentas de la sangre de sus siervos. Y una vez más repitieron: ¡Alaben al
Señor! pues sigue subiendo sin cesar, por la eternidad, el humo de la Ciudad castigada.

También los 24 ancianos y los 4 seres vivos, postrándose, adoraron a Dios sentado en el trono, y
dijeron: — ¡Que así sea! ¡Alaben al Señor! Y también del trono salió una voz, la del Padre: —
¡Alaben a su Dios todos Ustedes, humildes y grandes, que lo respetan y sirven!

Finalmente, oí como el clamor de una gran multitud o como el estruendo del mar, o el fragor de
truenos formidables. Eran todas las creaturas que respondían: ¡Alaben al Señor! ¡El Señor, nuestro
Dios Dominador de todas las cosas, ha comenzado a reinar! Alegrémonos, hagamos fiesta y
aplaudamos a Dios, pues han llegado las 'Bodas del Cordero', y la Iglesia, su Esposa, ya está
adornada y revestida con el lino más ¡puro, blanco y luminoso! Ese 'lino' representa, las obras
santas de los cristianos.

Entonces el mismo ángel que me había guiado me ordenó: —Escribe “¡Dichosos los que Dios invite
al banquete de estas bodas del Cordero! Y concluyó: —ESTAS eran las cosas realmente divinas que
yo debía comunicarte.
En aquel momento yo me arrojé a sus pies para adorarlo (como enviado de Dios); pero él me
advirtió: — ¡Cuidado, no hagas eso! yo no soy sino siervo de Dios, junto contigo y junto con esos
tus hermanos que mediante su predicación dan testimonio de Jesús. ¡Tan sólo a DIOS adora! Dar
testimonio de Jesús es predicarlo a impulsos del Espíritu de Dios”.

LAS SIETE VISIONES FINALES. Ap. 19, 11-22, 6.


PRIMERA VISION. 19, 11-16, El ejército del Mesías. El Conductor Supremo, Cristo, es el FIEL Y
VERAZ (v. 11), es decir Firme, Cumplidor, verídico, más aún, LA VERDAD; es el VERBO DE DIOS (v.
13; Jn 1, 1; Col l, 15-20); es el Rey de reyes y Señor de señores (v. 16), un superlativo absoluto
semítico que significa: Rey Supremo y supremo Señor; todos los reyes y señores vienen a ser sus
súbditos. Los ojos de Cristo son como 'Llama de fuego' (v. 12), omnivisión ardiente, insomne,
irresistible como el fuego. En Cristo y en todo su ejército reina la Blancura (v. 11 y 14), es decir
actuación intachable (8), victoria, felicidad, luz, resurrección, eternidad, Cristo cabalga cubierto de
un manto o sea una clámide de general romano, salpicada de sangré, MÁ-TION BEBAMMÉNON

APOCALIPSIS Página 37
ÉMAT. ¿Acaso la anticipada sangre de los enemigos derrotados en la batalla final? Más
seguramente es la sangré del propio Cristo, que El derramó como rescate universal (Is 53, 1-3).
BEBAMMÉNON, del verbo griego BÁPTO, BAPTÍZO, indica que el manto de Cristo, más que
salpicado, fue sumergido en sangre.

SEGUNDA VISION. 17 y 18. Es la invitación a las aves de rapiña para que acudan al raro y macabro
banquete que representan los incontables cadáveres de los enemigos de Dios, tendidos en el
campo de la batalla final. El mensajero de Dios pregona la invitación montado en el sol, que el
astro lo lleve en su carrera sobre toda la Tierra (Sal 19, 7).

TERCERA VISION. Vs. 19-21. Es, el combate, mejor dicho el desenlacé del combate, La asombrosa
facilidad de la victoria quizá la justifica Juan en el V. 21: “fueron muertos mediante la espada de
Cristo, la que salía de su boca”. Una sola palabra de Cristo, dueño de la historia, y una victoria que
parecía imposible para los cristianos, ya está.

CUARTA VISION. Cap. 20, 1-3. Es la PRISION MILENARIA del Dragón. Juan nos recuerda que el
Dragón es Serpiente Antigua, al menos tan antigua como la humanidad (Gen 3); Antigua también
por usar siempre la misma antigua arma; la mentira, aunque infinitas veces repintada y
actualizada. Un mensajero de Dios ata al Dragón por mil años (v., 2). Como siempre, el número no
es matemático, sino simbólico; expresa un tiempo considerable, más largo por ejemplo que los
1260 días (persecución). Según algunos estudiosos, los mil años son el tiempo que corre desde la
primera venida de Cristo (Encarnación) hasta su última venida (la Parusía), al final de la
humanidad. Durante estos 'MIL AÑOS' el Dragón estará como encadenado (Lc 11, 24; Mt 13, 29), o
sea controlado por algo así como un freno, lo que Pablo llama 'El Impedimento', TO KATÉJON (2
Tes 2, 5). En vísperas de la Parusía, durante un breve tiempo, MIKRÓN JRÓNON (v. 3), el Dragón
será desatado, quizá para acelerar la autodefinición de los últimos seres humanos.

QUINTA VISION. 20, 4-6, EL REINADO DE LOS MIL AÑOS. Los mártires cristianos reviven (v. 4) y
reinan con Cristo durante mil años. Juan aclara que los cristianos no mártires no tendrán esta
Primera Resurrección, sino tan sólo la Segunda o General, al fin del mundo (v. 13). Los mil años de
Reinado de los mártires coinciden con los mil años de prisión para el Dragón. En los primeros siglos
de nuestra era algunos estudiosos cristianos tomaron este Reinado de mil años en sentido de
goces prevalentemente carnales, materiales y hasta pueriles. En la actualidad esta interpretación
milenarista ha sido resucitada por ciertas Iglesias, como los Anabaptistas s. XVI), los Labadistas (s.
XVII), los Darbistas (s. XIX), los Taboitas (s. XV), los Adventistas (s. XIX), y los testigos de Jehová (s.
XIX). Durante la segunda guerra mundial la tesis milenarista volvió a asomarse entre católicos. El
21 de julio de 1944 el Santo Oficio declaró que el Milenarismo, aun el moderado, no puede
enseñarse sin peligro.

SEXTA VISION, 20, 7-15. El juicio final. Nuevamente libre el Dragón, movido de su odió petrificado,
vuelve a la misma táctica. Ya no cuenta con las dos Bestias aliadas (el Imperialismo político y el
sacerdocio pagano), pues ya no existen. Entonces alborota a las hordas salvajes que
simbólicamente actúan en la periferia del mundo civilizado, contra los cristianos (v. 8). Gog y su
reino Magog se localizan en el noreste de Turquía (Gen 10, 2). Este nuevo improvisado ejército del
Dragón pone sitio al simbólico Monte Sion (Jerusalén), campamento de Cristo y los suyos (v. 9).
Con extrema facilidad divina es decir mediante rayos los atacantes quedan totalmente devorados
(v. 9), y el Dragón es definitivamente arrojado al lago de fuego alimentado con azufre, donde junto
con las dos Bestias ex-aliadas será atormentado ininterrumpida y eternamente (v. 10). La
inminencia del ataque de Gog y Magog que tanto pregonan hermanos no católicos, carece de base
seria al igual que las otras fechas, fabricadas a petición de los millones de crédulos.

APOCALIPSIS Página 38
A continuación tiene lugar la resurrección “segunda” (Mt 25, 22; Jn 5, 28), universal, de todos los
seres humanos, y la ineludible concentración alrededor de Cristo Juez. Según el v. 12 el juicio se
efectúa con base en los 'Libros' que contienen las obras de cada ser humano, Según San Agustín,
tales Libros simbolizan una intuición intelectual en virtud de la cual todos los hombres verán
simultáneamente lo que merecen sus vidas de acuerdo con sus propias obras. Con respecto al
Libro de la Vida mencionado en el V. 15, el propio San Agustín aclara que no es sino la Presencia
divina. La sentencia de Cristo se basa en las “cosas escritas”, es decir no en las palabras, sino en las
obras tenaz y exactamente conservadas en la memoria divina.

Las seis visiones que acabamos de mencionar vienen descritas en forma rápida, como
acontecimientos pasajeros, desagradables y disuasivos. Juan tiene prisa de llegar para detenerse y
saborear la visión séptima y final que será la Nueva Jerusalén, Los Judíos siguen también en la
actualidad hermoseando la Jerusalén terrestre; debe ser, según ellos, la ciudad más hermosa del
mundo, la “maqueta”, la “puerta terrenal” de la Jerusalén Celestial. Acompañando a Juan,
visitaremos ahora no la “maqueta”, ni la “Puerta Terrenal” que tenían entonces 25 años de
reducidas a escombros, sino la Jerusalén Celestial, indestructible, la Realidad duradera y conclusiva
del libro del Apocalipsis y de toda la historia humana.

SEPTIMA VISION. 21, 1-22, 5. La Nueva Jerusalén, en total contraste con la ruina de Babilonia y del
Dragón. Comienza Juan por ver un universo nuevo (vs. 1 y 5). Con el triunfo del amor, el cielo y la
Tierra, profanados por el egoísmo idolátrico y mortífero, quedan tan purificados que parecen
otros. Según el v. 2 la Nueva Jerusalén, Humanidad fiel a Dios, es la Esposa de Cristo. Sus brillantes
adornos (v. 2) son sus (19, 8) y las lágrimas, los alaridos y los sufrimientos que soportó por la
heroica fidelidad a su Esposo (v. 4). Uno de los ángeles de las Siete copas invita a Juan que vea a la
Esposa de Cristo, la Nueva Jerusalén (v. 9).

Al igual que la Jerusalén terrestre, está asentada en la cumbre de una montaña (v. 10). Emite
destellos que son reflejos de la luminosidad misma de Dios (v; 11). Hay detalles arquitectónicos.
Paralelamente a la Jerusalén terrestre, centro de las 12 tribus de Israel, también en la Jerusalén
celeste prevalece el simbólico número 12, plenitud del Pueblo de Dios. Tiene 12 puertas, 12
ángeles guardianes, 12 cimientos que son los 12 apóstoles, patriarcas del nuevo Pueblo de DIOS.
Los cimientos son de 12 diferentes piedras preciosas. La ciudad tiene forma perfectamente
cuadrada y cada lado mide 12 mil estadios, (unos 2200 km). También la altura de la montaña en
cuya cumbre se asienta la ciudad, es de 12 mil estadios, posición inalcanzable para cualquier
enemigo. La altura de la muralla mide 144 codos (12 por 12), 64m. ¡Qué difícil para nosotros
occidentales dejar de matematizar los números apocalípticos que tienen finalidad simbolizante! (v.
12-21).

Un detalle sorpresivo y trascendental lo pone Juan en el v. 22: “En la Jerusalén Celeste no vi


ningún templo; DIOS Y EL CORDERO son su Templo". Sería inconcebible la Jerusalén terrestre sin
su templo material, una de las maravillas del mundo antiguo. También es inconcebible la Jerusalén
Celeste, espiritual, con un templo material, pesado, reducido y esclavizan te. El templo material
sólo puede servir para albergar ídolos, o bien para que seres humanos, todavía revestidos de
materia, descubran al Dios infinito e inmaterial. Para seres humanos ya totalmente
espiritualizados como los habitantes de la Jerusalén Celeste, un templo material no tiene sentido
(Jn 4, 24). Ni siquiera todo el universo material podría dar cabida a Dios. Frente al Dios Creador,
todo el universo material es un punto imperceptible (Hech 7, 48).

APOCALIPSIS Página 39
Seguimos recorriendo la maravillosa ciudad. En el v. 23 otro detalle sorpresivo. Toda ciudad
material necesita de luz material (sol, luna, lámparas de aceite, luz eléctrica, etc.); para los
habitantes de la Jerusalén Celeste, desmaterializados, ninguna luz material sirve ya. Únicamente
sirve esa Luz espiritual y racional que Dios concede a todo ser humano que llega al mundo (Jn 1,
9). El resplandor de Dios, el resplandor QUE ES DIOS, ilumina la ciudad de Dios, la ciudad QUE ES
DIOS. La LAMPARA, Reflejo de esa Luz, es el Cordero.

Hemos llegado al centro de la Jerusalén Celeste (22, 1). En medio de la plaza principal está el trono
que comparten Dios Padre y el Cordero (v. 2). Del trono brota un río de Agua Viviente, POTAMÓS
ÝDATOS ZOÍS, tan transparente como el cristal, LAMPRÓS OS KRÝSTAL-LOS (v. 1; Gen 2, 10). En
ambas riberas, los árboles de la Vida. Sus hojas alivian las enfermedades espirituales, pues matan
esas “infecciones” que son el orgullo, la sensualidad, la codicia, etc.; y sus frutos alimentan la Vida
Eterna (v. 2). Brindan 12 cosechas al año: plenitud inagotable de esa Vida que es Dios (Ez 47, 12).
El río de Agua Viviente simboliza al Espíritu Santo (Jn 4, 14; 7, 37). Así, la Jerusalén Celeste es la
ciudad trinitaria; ES LA TRINIDAD.

Aquí en el centro de la Jerusalén Celeste vemos ya con claridad cosas que antes sólo leíamos o
escuchábamos a lo largo del Apocalipsis. El árbol de la Vida con su fruto, el extasiante Maná
Escondido, aquí está en medio del Jardín que es Dios (2, 7); la credencial blanca (2, 17) y el
uniforme blanco (3, 5) más radiante que el sol (2, 28) los vemos en los habitantes impregnados de
Luz, siendo cada uno de ellos, semejantemente a Cristo, un FOSFÓROS, un portador de Luz (2
Pedro 1, 19). Aquí vemos que entre Luz y Vida hay Identidad (Jn 1, 4); coronados de Luz equivale a
coronados de Vida (2, 10). Y, así como los cimientos de esta ciudad son los apóstoles, así los demás
cristianos vienen a ser sus inalienables Columnas, eternamente marcadas con el nombre de Dios y
de Cristo (3, 12); son tronos de Dios, y al mismo tiempo quedan entronizados junto con Cristo la
derecha de Dios Padre (3, 21). Por el orgullo de Adán y Eva hemos sido arrojados del paraíso
terrenal (Gen 3, 24); gracias a las humillaciones de Cristo hemos vuelto al Paraíso, no ya terrenal,
sino Celestial.

Hemos alcanzado a ver apenas algo de lo que significa que Dios sea nuestro Padre y que nosotros
seamos sus hijos (21, 7), y ya debemos dejar esta ciudad escatológica, la cual está fuera del tiempo
y del espacio, pero es más real que cualquier ciudad situada en la historia y en la geografía.
Volvemos con otros ojos y con un entusiasmo incontenible a nuestra ciudad diaria, hecha de
tiempo y de espacio, para merecer con la actuación y el sufrimiento lo que nos espera más allá del
tiempo y del espacio, allá donde todo comienza y todo concluye (1, 17; 2,8; 22, 13). Leamos ya en
versión popular este último septenario del Apocalipsis desde 19, 11 hasta 22, 5.

“Vi una vez más el cielo 'abierto'; he aquí de pronto un caballo blanco; su Jinete era el Mesías, el
verdaderamente Fiel a sus Promesas, el que gobierna y aun hace la guerra de una manera
justísima. Sus ojos penetran en las almas como llama de fuego; en torno a su cabeza llevaba
muchas diademas de Triunfador; tenía escrito su Nombre, pero nadie fuera de El mismo sabía
realmente Quién era. Iba cubierto con un manto militar salpicado de sangre. Era el eterno Verbo
de Dios. Le seguían sobre caballos blancos los ejércitos celestes vestidos de lino blanco y luminoso.
De la escotadura del vestido del Mesías salía aguda espada de dos filos; con aquel 'cetro de acero',
ahora que El mismo estaba pisando la prensa de ese vino furioso que es la indignación del Dios
Dominador de toda la creación, iba a quebrar y triturar a los paganos rebeldes. En su manto, a la
altura del muslo lleva escrito su Nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

Luego vi de pie sobre el sol a otro ángel que con gran voz invitaba a todas esas aves de rapiña que
revoloteaban en lo más alto del firmamento: — ¡Vengan, reúnanse para el banquete grandioso

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que Dios les va a preparar; podrán comer carnes de reyes, carnes de generales, carnes de atléticos
guerreros, carnes de caballos y jinetes, carnes de hombres libres y esclavos, carnes de personas
humildes y de magnates, carnes de todos!

Por fin, vi a la Bestia, a los reyes de la Tierra y a sus ejércitos ya concentrados y listos, para atacar
al Jinete que montaba el caballo blanco y a su ejército. Pero fue apresada la Bestia Primera junto
con la segunda Bestia; el Profeta Falso que a las órdenes de la Primera tenía embaucados con sus
falsos prodigios a cuantos habían aceptado el sello de la misma primera Bestia y adorado su
estatua. Las dos Bestias fueron arrojadas vivas a esa laguna de fuego que arde perennemente
alimentado con azufre. Los restantes fueron muertos con esa espada que se asomaba de la
escotadura del Jinete que montaba el caballo blanco. Y todas las aves rapaces se hartaron con sus
carnes”.

Capítulo 20, 11. Luego vi a otro ángel bajar del cielo llevando con su mano la llave del Abismo y
una cadena bien larga y fuerte. Se apoderó del Dragón que es la Serpiente Antigua, o sea el Diablo,
también llamado Satanás. Lo encadenó por “mil años”, lo arrojó al Abismo, cerró con llave la
entrada sobre él y la selló, Así, durante esos “mil años” el Dragón no seguirá engañando a las
naciones, aunque, terminado tal plazo, el ángel deberá desatarlo por algún tiempo.

Vi, además, algunos tronos; sobre los cuales tomaron asiento unos personajes con autoridad
suprema para juzgar. Luego vi aquellos que habían sido degollados por Jesús y por difundir la
Palabra de Dios, o sea por no querer adorar a la Bestia, ni a su estatua y no aceptar el sello en la
frente o en la mano; éstos, por vivir, unidos al Mesías resucitarán y reinarán durante los “mil
años”; los demás muertos, no habiendo padecido por Jesús, no resucitarán. ¡Dichosos, pues, los
muertos que, habiendo padecido por Jesús tengan derecho a esta primera resurrección! Porque,
además de estar a salvo de la “Muerte Segunda” (o infierno), serán sacerdotes de Dios Padre y de
Jesús el Mesías y durante esos mil años reinaran con Él.

Una vez terminados los “mil años”, quedará Satanás libre de su prisión, y saldrá a engañar a otras
naciones, las de los extremos límites de la Tierra, o sea al rey Gog y a su pueblo en la región de
Magog. Así, Satanás concentrará para la guerra soldados tan numerosos como las arenas que hay
en la playa del mar. Subiendo a la llanura de la Tierra Prometida, sitiarán el campamento de los
cristianos y la ciudad tan amada de Dios (Jerusalén). Pero Dios acabará con ellos mediante los
rayos del cielo, y arrojará al Diablo que los había engañado a esa misma Laguna de Fuego
alimentado con azufre, donde también estarán la Bestia y el Profeta Falso. Allí serán atormentados
día y noche por la eternidad.

Luego vi sentado en su majestuoso trono blanco aquel de cuya presencia habían desaparecido ya
la Tierra y el cielo; pues no tenían más razón de ser. Vi a todos los muertos a los grandes y a los
humildes, de pie delante del trono. Dios abrió los Libros (de las obras de cada individuo) y,
además, otro Libro el de la Vida Eterna; y comenzó a juzgar a los muertos según lo que los libros
tenían escrito acerca de sus obras.

Habiendo el Mar, la Muerte y el Más Allá devuelto los restos de los muertos que guardaban como
“presos”, Dios pronunció la sentencia que cada uno de los muertos merecía según sus obras.

Finalmente precipitó a la Muerte y al Más Allá y también a los muertos que no halló inscritos en el
Libro de la Vida, en esa Laguna de fuego que es la 'Muerte Segunda', o sea el infierno eterno”.

APOCALIPSIS Página 41
Capítulo 21. "Luego vi un cielo y una tierra nuevos, pues el cielo y la Tierra de antes habían
desaparecido, y el mar con sus turbulencias ya no existía. Vi la Ciudad Santa, la Nueva Jerusalén,
bajar desde el cielo como una novia finalmente ataviada para ir al encuentro de su
Esposo, el Cordero.

Al mismo tiempo oí una voz potente, la de Dios la cual desde el trono explicaba: —He aquí que
Dios morará con los hombres, pues fijará su carpa entre ellos; ellos serán sus pueblos, y El será el
'Emmanuel' (Dios con nosotros); pues enjugará totalmente aún la última lágrima de los ojos de los
hombres. En efecto, habiendo pasado la primera vida, ya no habrá más muerte, ni llanto, ni
alarido, ni dolor. Y Dios, sentado en el trono, agregó: —He aquí, voy a renovar todas las cosas. Y
me ordenó: Estas cosas escríbelas, porque son realmente dignas de fe. Y terminó diciendo: Ya son
un hecho, porque Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin; el que tenga sed de MÍ; podrá
beber gratuitamente del Manantial del Agua que es la Vida. El que salga triunfador de las
persecuciones tendrá derecho como heredero a lo siguiente: Seré para él su Dios, y él para MÍ un
hijo.

En cambio, esos otros que no actúan de acuerdo con la Verdad, como son los cobardes, los
incumplidos, los desvergonzados y los asesinos, los afeminados y los hechiceros, los adoradores de
imágenes y los embusteros, ESOS no heredarán otra cosa sino el ardiente 'Lago de fuego'
alimentado con azufre, que es la 'Muerte Segunda', o infierno.

Entonces uno de esos siete ángeles que habían llevado las siete copas desbordantes de las últimas
plagas, me dijo: —Ven, para que te muestre la Esposa del Cordero.

Y me llevó bajo el poder del Espíritu sobre una montaña imponente y elevada; y me mostró la
ciudad Santa, Jerusalén. Bajaba ella del cielo, o sea de donde mora Dios, radiante del esplendor
mismo de Dios. Brillaba su transparente luminosidad como piedra preciosísima, y emitía destellos
al igual que un diamante. Tenía muralla ancha y allá con 'Doce Puertas' grandiosas, las cuales
representaban a los patriarcas de las 'Doce Tribus' de Israel. Sobre las puertas vigilaban 'Doce
Ángeles'. Había tres puertas al oriente, tres al norte, otras tres al sur, y tres al poniente. La muralla
de la ciudad descansaba sobre 'Doce Cimientos' los cuales representaban a los 'Doce Apóstoles'
del Cordero.

El ángel que me hablaba tenía una caña de oro para medir la ciudad, sus puertas y murallas. La
ciudad resultó dispuesta en forma cuadrada, pues su longitud era igual a su anchura. Midiendo
con esa caña, resultó que la ciudad tenía un perímetro de Doce mil estadios (unos dos mil km),
igual a la longitud y a la anchura era la altitud del monte en que se encontraba situada. La muralla
tenía 144 codos de altura (12 por 12). El ángel empleaba medidas humanas.

La muralla estaba construida de diamantes; y la Ciudad, de oro puro transparente como cristal. Los
cimientos y la muralla se veían ricamente adornados con toda clase de piedras preciosas: el primer
cimiento con diamantes, el segundo con zafiros, el tercero con turquesas, el cuarto con
esmeraldas, el quinto con piedras de ónix, el sexto con cuarzos, el Séptimo con topacios, el octavo
con berilos, el noveno con crisólitos, el décimo con ágatas, el undécimo con jacintos y el
duodécimo con rubíes.

Las doce puertas monumentales eran como otras tantas perlas de una sola pieza. La plaza
principal de la ciudad era de oro puro y reverberaba como un espejo. En la Ciudad no vi ningún
templo; pues su verdadero Templo es el Señor Dios, el Dominador del universo, y es también el
Cordero. La Ciudad no necesita que sol o luna la alumbren, pues él resplandor de Dios la fue más y

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más inundando de luz, mediante esa 'Antorcha' que es el Cordero. Precisamente a ESA LUZ
caminarán los paganos, mientras los reyes de la Tierra traerán a la Ciudad sus propios Tesoros, lo
mejor de sus ciudadanos. Las puertas de la Ciudad nunca se cierran, porque allí, como no hay
noche, siempre es de día. Podrán, pues, a todas horas entrar esos ricos y espléndidos tesoros que
son los paganos.

Pero lo que sea impuro; abominable o falso, jamás entrará en la Ciudad; sólo tienen entrada
quienes estén inscritos en el Libro de la Vida, controlado por el Cordero.

Capítulo 22 “Luego el ángel me mostró en el centro de la plaza de la Ciudad un “Río de Agua


Viviente luminoso y claro como cristal”. Manaba del trono de Dios y del Cordero. A uno y otro lado
del Río se hallaban los árboles de la Vida los cuales producen Doce Cosechas al año, en efecto, mes
tras mes cada uno de ellos dona para alimentar la Vida Eterna, mientras sus “hojas” sirven para
sanar a los paganos, pues les dan la “esperanza” de la Vida Eterna.

En la Ciudad nada existe que merezca, como en el paraíso terrenal, condenación; pues allí está el
trono de Dios Padre y del Cordero, y sus servidores los atienden en calidad de sacerdotes
contemplando su Rostro, y tratándolos tan íntimamente que Dios 'lucirá' en sus frentes. Allí no
habrá más noche, ni nadie tendrá necesidad de luz de antorcha y ni siquiera de luz de sol; porque,
como el Señor alumbrará sobre ellos reinarán junto con Él por la eternidad”.

CONCLUSION Y DESPEDIDA.
Ap 22,6-21. Hablan varios personajes: Cristo, el Espíritu Santo, la Iglesia, Juan, el cristiano. Se hace
hincapié sobre todo en la autenticidad del libro del Apocalipsis. Tiene auténtica y
simultáneamente como autores a Dios y a Juan (Vs. 6, 13, 16, 18, 19, 20). El vocablo hebreo.
DEVARÍM significa no sólo palabras sino también su contenido. Las palabras contenidas en el
Apocalipsis integran tan profundamente la revelación de Dios, que hay graves amenazas para
quien añada o quite algún detalle, dificultando con esto la salvación de los hermanos (vs. 18 y 19),
Jesús insiste en su propia identidad; en el v. 13 el asegura ser el ALFA Y LA OMEGA, el Primero y el
Ultimo, Jesús como Dios, es el Comienzo, el Centro y el Final de todo; es Dueño y Señor de los
acontecimientos de la humanidad y del universo en su creación, desarrollo y desenlace por
complicadas que se presenten las situaciones individuales, nacionales, internacionales y
mundiales. Es el tema optimista del libro del Apocalipsis, es la conclusión de toda la Biblia. En el v.
15 viene una lista, basada en los 10 Mandamientos, de personas excluidas de la Nueva Jerusalén.
Los “perros” simbolizan a los paganos que merodean por las ciudades acompañados por su cortejo
de vicios asquerosos y contaminantes. Los “amantes de la mentira” no son tanto quienes DICEN
mentiras, cuanto quienes VIVEN la mentira prefiriendo a Satanás, el Padre de la mentira (tinieblas,
Jn 8, 44) en vez de preferir a Cristo, Verdad y Luz (Jn 1,4; 18, 37).

En el v. 16 Jesús se presenta como el Segundo Brote del trono de David, es decir el Fundador del
nuevo Pueblo de Dios, neodavídico, superdavídico, Pueblo semejante al sol en intensidad luminosa
y en duración.

Dice Cristo en el v. 17: "El que tenga sed que venga". El Agua de Vida Eterna se encuentra en la
Jerusalén Celestial. Pero hay que ansiarla y buscarla con infinita sed, DIPSÓN, a lo largo de toda la
vida, MEDIANTE toda la vida, los acontecimientos y los sufrimientos terrestres.

APOCALIPSIS Página 43
Una obsesionante insistencia por parte de Cristo es la proximidad de su venida (vs. 6, 12, 20). Si la
venida parusíaca de Cristo, a pesar de los miles de años que quizás aún falten, será dice Jesús
PRONTO, entonces su venida individual, o sea con respecto a cada individuo, será infinitamente
más pronto. La espera, psicológicamente interminable, se reduce a milésimas de segundo. Con la
impaciente ansia del cristiano que suplica “SEÑOR JESUS VEN”, y la tranquilizante reiteración de
Cristo. 'VENGO PRONTO', se concluye este libro, eco fiel de las palabras que Jesús había
pronunciado sesenta años antes: “¡Dichosos de ustedes cuando por Mí los aborrezcan, los
insulten, los persigan hasta expulsarlos de sus organizaciones, inventen toda clase de ustedes y los
desechen como lo peor de la sociedad; regocíjense, llénense de júbilo, den saltos de alegría y
siéntanse orgullosos, pues en el Cielo su recompensa será grandiosa!" (Mt 5, 11; Lc 6, 23). Leamos
el texto conclusivo del Apocalipsis. 22 6-21

“El ángel me explicó: —Estas son cosas verdaderamente seguras por el hecho de que el Señor, el
mismo Dios que inspiró a los Profetas, me envió para mostrar a sus siervos, los cristianos, lo que
ha de suceder EN BREVE. En efecto, Jesús me dijo: “Mira, VENGO PRONTO; por esto; ¡dichoso el
que tome en serio las cosas que vienen en este libro profético!

Esto lo he visto y oído yo, Juan, en persona; y fue precisamente después de verlo y oírlo cuando
me arrojé a los pies de ese ángel que me lo mostraba para adorarle, y él me dijo: 'Cuidado, no lo
hagas; pues yo sólo soy compañero tuyo y de tus hermanas profetas, y también de cuantos
guarden el contenido de este libro; solo a DIOS adora'.

Y Jesús agregó: —No guardes en secreto las cosas escritas en este libro profético, pues el tiempo
de su cumplimiento se aproxima: pues, aunque el malvado abuse para seguir con sus maldades, y
el vil con sus vilezas, el justo aprovechará para seguir actuando con justicia, y el santo (cristiano)
para santificarse más.

Mira que vengo PRONTO, y de una vez traeré conmigo la recompensa para darle a cada quien lo
que merezcan sus obras; pues soy el ALFA y la OMEGA, el Principio y el Fin de todas las cosas.
¡Dichosos, por lo tanto, los que laven sus 'uniformes' con la sangre del Cordero para tener derecho
a entrar por las puertas monumentales a la Ciudad y alimentarse con los frutos del Árbol que da la
Vida!

En cambio ¡fuera de allí los 'perros' (corruptores), los hechiceros, los deshonestos, los asesinos, los
adoradores de imágenes y de vicios, los amantes y fabricantes de mentiras!
A este mi mensajero, Juan, lo envió Yo mismo a ustedes para que les atestigüe todo esto en sus
asambleas; le envió Yo, Jesús, el 'Retoño' y 'Descendencia' de esa 'Raíz' que es David; Yo, el 'Astro'
refulgente de la mañana.

Y la Iglesia, Esposa del Cordero, a impulso del Espíritu Santo suspire: ¡VEN! y también el que oiga la
lectura de este libro, repita: ¡VEN! Y el que tenga sed de Dios, que venga y saque gratuitamente
cuanto quiera de esa 'Agua' que le proporciona Vida Eterna.

Yo, Juan, respondo personalmente ante todo oyente y lector de lo que viene en este libro
profético; de tal manera que, si alguien le aplica alguna añadidura, Dios le aplicará a él las plagas
descritas en este mismo libro; y, si alguien le quita alguna palabra, Dios le quitará a él todo
derecho de entrar en la Ciudad Santa, y de saborear los frutos del 'Árbol que da la Vida Eterna';
Ciudad y Frutos descritos en este libro.

APOCALIPSIS Página 44
Jesús, quien da fe de todo esto, asegura: -Sí… voy a venir enseguida. — ¡Ojalá que así sea!... ¡Ven,
Señor Jesús, así como dices: 'ENSEGUIDA'! Les deseo a todos ustedes los dones divinos del Señor
Jesús”.

APOCALIPSIS Página 45

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