Autoriación para Suplir Autorización de Marido para Enajenar Inmueble

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PROCEDIMIENTO: Voluntario

MATERIA : Autorización judicial para suplir autorización


marital en la venta de inmueble propio y para
cobrar depósito bancario propio.
DEMANDANTE: Gálvez Zúñiga, Nancy del Carmen
RUT: 6.366.751-K.
ABOGADO Y APODERADO: Giacaman Valle, Lucia Graciela
RUT: 4.841.058-8
EN LO PRINCIPAL: Solicita autorización judicial para suplir autorización del
marido en la venta de inmueble y cobro de depósito a plazo propios; PRIMER
OTROSÍ: Acompaña documentos; SEGUNDO OTROSI: Ofrece información
sumaria de testigos.; TERCER OTROSI: Patrocinio y poder.

S.J.L.

NANCY DEL CARMEN GALVEZ ZUÑIGA, jubilada,


domiciliada en calle José Luis Araneda Nº 92 Departamento Nº 23, comuna de
Ñuñoa, Región Metropolitana, a US respetuosamente digo:
1.- Soy dueña del Departamento Nº 23 del segundo piso del Edificio de
calle Luis Araneda Nº 92, comuna de Ñuñoa, Región Metropolitana,
construido de acuerdo al plano archivado bajo el Nº 4042 y sus láminas
respectivas en el Conservador de Bienes Raíces de Santiago; y, dueña, además,
de derechos en proporción al valor de lo adquirido en unión de los otros
adquirentes en los bienes comunes, entre los cuales se encuentra el terreno, que
deslinda: Norte, en parte con Cristina Muñoz de Frías y en parte con don Alberto
Uranga; Sur, con propiedad de don Elías Chuaqui; Oriente, con un frente de
veintidós metros quince centímetros con calle José Luis Araneda; y, Poniente,
con propiedad de Raúl Meza y Rafael Aravena, con un contra frente de veintiocho
metros. Adquirí la referida propiedad y derechos por herencia testada de doña
Georgina Zúñiga Torres según consta del auto de posesión efectiva inscrito a
fojas 62.774 número 91.190 del Registro de Propiedad del Conservador Bienes
Raíces de Santiago correspondiente al año 2019. La inscripción del testamento
se practicó a fojas 62.774 número 91.191 y la inscripción de herencia se practicó
a fojas 62.775 número 91.192, ambas del mismo Registro, Conservador y año
citados.
2.- Soy dueña, asimismo de un Depósito a Plazo Renovable Nº 0100-
00006019913 del Banco del Estado de Chile, por la suma original de $
50.000.000, hoy incrementada con los intereses devengados. Este depósito a
plazo también lo adquirí por herencia de doña Georgina Zúñiga Torres según
consta en el Inventario de los bienes quedados al fallecimiento de doña Georgina
Zúñiga Torres protocolizado con fecha 2 de Marzo de 2018 bajo el número 12,
Repertorio 3.785-2018, en la Notaría de Santiago de don Iván Torrealba Acevedo.
Al efecto, se acompañan las copias de inscripción de posesión efectiva, de
inscripción de testamento, de inscripción de herencia y del inventario
protocolizado individualizados precedentemente.
3.- Es el hecho que soy casada en régimen de sociedad conyugal con don
Manuel Antonio Moris Muñoz, según consta del certificado de matrimonio que
acompaño. En consecuencia, los bienes señalados precedentemente- recibidos
en herencia- constituyen bienes propios y no son bienes de la sociedad
conyugal. No obstante, en estos casos, el cónyuge es el administrador de los
bienes propios de la mujer- con ciertas limitaciones- y de los bienes de la sociedad
conyugal-también con limitaciones.
4.- Contraje matrimonio el 16 de Abril de 1968 con mi cónyuge mencionado, a
la edad de 14 años, y de nuestro matrimonio nació una hija, Claudia Elena
Moris Gálvez. Mi cónyuge me expulsó del hogar común al año y medio de
matrimonio, conjuntamente con nuestra hija, y me abandonó, circunstancia en
la cual me recogió una tía y comencé a trabajar desde esa temprana edad para
subsistir, no volvimos a vivir juntos ni a cohabitar, no volví a verlo y él jamás
volvió a ver a su hija ni a mí . Inicialmente, sólo a través de mi suegra tuve
noticias de él los primeros años y al fallecer ésta ya no tuve noticias de su
paradero, y con posterioridad, no volví a saber de él porque aparentemente se
habría trasladado al extranjero, debiendo mantenerme y educar a la hija común
en todo este período y hasta que ella fue adulta, con los ingresos producto de mi
trabajo y con enorme esfuerzo, y, finalmente, frente a rumores de su
fallecimiento que habría acaecido en el extranjero opté por tramitar la muerte
presunta de mi cónyuge, según consta de los autos Rol del V-289-2018 del
11º Juzgado Civil de Santiago. No obstante, y para mi absoluta sorpresa, mi
cónyuge estaría vivo por lo menos hasta el 16 de Mayo de 2016 ya que habría
solicitado la renovación de su cédula de identidad a través de un Consulado según
información hecha saber en esos autos por el Servicio de Registro Civil e
Identificación de Chile, ignorando si a esta fecha habrá fallecido. De lo expuesto
fluye que ni siquiera coincide con mi marido la acepción o concepto de
administrador de la sociedad conyugal, si en la práctica no hay bienes de la
sociedad conyugal, y lo único que tengo son estos bienes propios heredados y
no bienes adquiridos en forma onerosa por mi cónyuge durante la vigencia del
matrimonio y más aún habiendo tenido que trabajar duramente en la confección
de sábanas, cubrecamas y plumones durante 50 años para subsistir y educar a
mi familia, lo que lamentablemente me dejó una exigua jubilación un poco
superior a Cien Mil Pesos.
5.- Tengo absoluta necesidad de vender el inmueble heredado individualizado en
el punto 1 precedente y de cobrar el Depósito a Plazo individualizado en el punto
2 precedente, ya que sin medir las consecuencias y no entendiendo en materias
legales y pensando que contaría con los ingresos de la venta de la propiedad raíz
heredada y del cobro del Depósito a Plazo me comprometí a comprar y pagar un
inmueble consistente en el Departamento Nº 301, el Estacionamiento Nº 20 y la
Bodega Nº 35 del “Edificio Doctor Johow 654” ubicado en calle Doctor Johow Nº
654,comuna de Ñuñoa, Región Metropolitana, cuya nuda propiedad será
adquirida en un porcentaje pequeño por una hija ( el 10% o 20%) y cuyo
usufructo vitalicio será adquirido por mí ( en un 80 a 90%) a fin de vivir en él
en forma vitalicia, hasta el fin de mi existencia. De no cumplir con esta compra
en el más breve plazo nos veremos obligadas a pagar una multa ascendente
al 20% del precio de compraventa, el cual asciende a UF 4.429, esto es,
la multa ascendería a UF 885,8 que a valor actual bordea la suma de $
24.818.929., lo que constituiría un enorme perjuicio, casi irreparable
para mi hija y para mí. Sería pagar con una suma enorme- de la que no
dispongo- en circunstancias que podría suplir la autorización marital con la
autorización de la justicia. Al efecto, acompaño copia de la promesa de
compraventa por el referido inmueble.
6.- En estas circunstancias, me enteré y me veo enfrentada al hecho que debiera
ser mi cónyuge - al que no veo ni sé de él hace 49 años aproximadamente - quién
debería vender el inmueble con mi autorización y cobrar o autorizarme a cobrar
el depósito a plazo del Banco Estado, circunstancias imposibles e impensables
para mí, si se encuentra ausente del país por el plazo indicado, si ni siquiera ha
regresado a Chile nunca más, es de difícil ubicación, no lo he vuelto a ver, ignoro
si a esta fecha estará fallecido, no ayudó a su hija a la cual dejó de verla desde
que nos arrojó a la calle cuando era una niña pequeña y lo que es más grave, si
un día lograra hipotéticamente ubicarlo para estos efectos no solo no me
prestaría su autorización sino que es probable que me exigiera que le pagara por
ello. A ello se agrega la premura con que requiero estos fondos para no perder
la propiedad prometida comprar y para no tener que pagar más encima una
elevada multa. Vivo de una pequeña jubilación que no alcanza para mis gastos
básicos, menos aún para una multa de esta naturaleza.
7.- Si estos bienes que requiero vender y cobrar fueran bienes sociales, y yo me
viera obligada a ejercer o aceptara la administración extraordinaria de la sociedad
conyugal requeriría de una autorización judicial dada con conocimiento de causa
para enajenarlos o cobrarlos, pero en la especie se trata de bienes propios,
heredados ahora en mi vejez, cuando más lo necesito, de una tía que fue
prácticamente mi madre, a la cual quise y cuidé como si lo fuera, a la que
acompañé en todas las circunstancias de su vida, razón por la cual me designó
como su heredera universal a su fallecimiento. No requiero de una administración
extraordinaria de la sociedad conyugal ni de una separación judicial de bienes
para administrar mis propios bienes, porque estos son los únicos bienes que
poseo, son propios, no existen bienes sociales ni requiero otros trámites
relacionados con mi patrimonio propio o con un supuesto patrimonio
social. Solo requiero la autorización judicial dada para este caso particular y
preciso y en conformidad a la ley.
8.- A la vez, tengo comprador para el inmueble heredado por la suma de $
85.000.000.- y en el Banco del Estado se encuentra disponible el depósito a plazo
que requiero retirar, con lo cual puedo pagar la propiedad de calle Doctor Johow,
pero en ambos casos requiero la autorización de mi cónyuge, y, en su defecto,
autorización judicial para disponer de ambos.
9.- El artículo 135 del Código Civil señala que “por el hecho del matrimonio se
contrae sociedad de bienes entre los cónyuges, y toma el marido la
administración de los de la mujer según las reglas que se expondrán en el título
De la sociedad conyugal”.
El artículo 138 inciso primero del Código Civil dispone que “ si por impedimento
de larga o indefinida duración, como el de interdicción, el de prolongada
ausencia, o desaparecimiento, se suspende la administración del marido, se
observará lo dispuesto en el párrafo 4º del título De la sociedad conyugal.”
Al trasladarnos al Párrafo 4º del título De la sociedad conyugal, artículos 1758 y
siguientes del Código Civil, éste trata De la administración extraordinaria de la
sociedad conyugal, esto es, de la necesidad de la mujer- o de designar a un
tercero- para administrar un patrimonio social, muchas veces cuantioso, por
períodos largos y con las limitaciones que dicha administración conlleva, lo que
no es el caso de autos. Por lo anterior, la necesidad de la mujer de ser designada
curadora del marido y tomar la administración extraordinaria de la sociedad
conyugal- como su nombre lo dice- implica administrar los bienes sociales y
también los del marido, y, en cualquier caso su administración está circunscrita
a los actos que puede realizar libremente y a aquellos actos que solo puede
realizar con autorización judicial. Lo anterior queda más claro aún al examinar el
artículo 1760 que agrega que “todos los actos y contratos de la mujer
administradora, que no le estuvieren vedados por el artículo precedente, se
mirarán como actos y contratos del marido, y obligarán en consecuencia a la
sociedad y al marido, salvo en cuanto apareciere o se probare que dichos actos
y contratos se hicieron en negocio personal de la mujer”
En ninguna parte de este párrafo 4º del título De la sociedad conyugal esta
administración se refiere a los bienes propios de la mujer, los que
consecuencialmente deben ser administrados por ella con la limitación y cautela
de disponer de ellos con autorización judicial en forma supletoria a la autorización
marital.
Si volvemos al artículo 138 inciso 2º (en el cual ya no se aplica la administración
extraordinaria de la sociedad conyugal) se expone el concepto del perjuicio, es
decir, la facultad de la mujer de actuar respecto de los bienes del marido, de los
de la sociedad conyugal y de los suyos que administre el marido, con autorización
del juez, con conocimiento de causa, cuando de la demora se siguiere perjuicio.
El legislador ha introducido un concepto para los casos en que debe actuarse
con premura para evitar un mal, una pérdida económica, a veces irreparable, y
para subsanar una situación que es, a todas luces, imprescindible, conveniente y
justa.
10.- En el presente caso, cualquier trámite de larga duración para resolver este
problema sería tarde, siendo de suma urgencia poder resolver la venta del
inmueble y el cobro del depósito judicial a la brevedad para no sufrir un perjuicio
incalculable y tratándose de bienes propios y no de disponer de bienes sociales,
vengo en solicitar que se me otorgue autorización judicial para vender el
inmueble -insertándose la sentencia en la escritura de compraventa- y para
cobrar el depósito a plazo del Banco Estado- oficiándose al efecto a dicha
institución bancaria o sirviendo la sentencia de suficiente oficio. Carecería de la
más elemental justicia que se me negara o se rechazara mi solicitud o que se me
derivara a la exigencia u obligación de trámites tan largos y complejos como la
separación judicial de bienes, divorcio, administración extraordinaria de la
sociedad conyugal o cualquiera otro similar sin siquiera conocer con exactitud la
ubicación de mi cónyuge, o que si aun conociéndola, por el solo hecho de vivir
en el extranjero no es de fácil contacto ni requerimiento.
11.- Cabe señalar, por lo demás, que será la única vez que deba solicitar
esta autorización, toda vez que no existen bienes sociales que hayan quedado
de nuestra corta convivencia marital y no tengo otros bienes propios que deba
enajenar o administrar en un futuro y son estos bienes los que me permitirán
afrontar la necesidad de casa habitación hasta mi fallecimiento y menos aún-
según he expuesto- tengo bienes de ninguna naturaleza derivados de un
patrimonio social que nunca existió y, como corolario de lo anterior, si de la falta
de autorización marital o judicial se sigue un perjuicio extraordinario.
12.- Frente a lo expuesto, por lo demás, no hay gestión alguna que no pueda
ser ejercida y validada por la justicia, la que puede en este caso autorizar con el
mérito de autos que se proceda a la venta del inmueble y ordenar el cobro del
depósito, sentencia que debe ser acatada por todo aquel que pretendiera impedir
o invalidar las referidas operaciones. Todas las gestiones imaginables en el
derecho se subsanan precisamente con la intervención del juez que, con
conocimiento de causa y para el caso preciso, ordena la ejecución de un acto, la
celebración de un contrato, la reparación de una deuda, y cualesquiera otras
gestiones que se puedan dar en el derecho y que no tengan solución por o0tra u
otras vías.
13.- Finalmente, cito la disposición del Art. 829 del Código de
Procedimiento Civil, que reglamenta la manera de dar la autorización judicial
para actos judiciales, pero que en la práctica se aplica tanto a actos judiciales
como extrajudiciales, puesto que el juez, al dar la autorización para que la mujer

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