Trabajo Tedi
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Psicología
16 de octubre de 2020
Juego, Pensamiento y lenguaje
Jerome Bruner
En segundo lugar, el juego se caracteriza por una conexión bastante débil entre los
medios y los fines. No es que los niños no busquen una finalidad, sino que a menudo
cambian de objetivos cuando ya están actuando, no solamente porque se les presenta
obstáculos, sino por emoción y jubilo. El juego sirve como medio de exploración y de
invención. En relación con lo anterior es la característica del juego en la cual los niños
no se preocupan demasiado por los resultados, sino que modifican lo que están
haciendo dejando libre paso a su fantasía. Si no pueden cambiar, los niños se aburren.
En tercer lugar, el juego a pesar de su variedad, rara vez es aleatorio o casual, sino
que parece obedecer a un plan. Según Joyce, el juego es a veces una epifanía de lo
ordinario, una idealización, un dilema puro.
En cuarto lugar, se dice que el juego es una proyección de la vida interior hacia el
mundo, en contraste con el aprendizaje, mediante el cual interiorizamos el mundo
externo y lo hacemos parte de nosotros mismos. En el juego nosotros transformamos el
mundo de acuerdo con nuestros deseos mientras que en el aprendizaje nosotros nos
transformamos para conformarnos mejor a la estructura del mundo.
Por último, el juego divierte y divierte mucho. Incluso los obstáculos que se ponen en el
juego para superarlos divierten. En realidad, esos obstáculos parecen necesarios,
porque de lo contrario el niño se aburriría muy pronto. En este sentido, yo creo que
podemos asimilar el juego a la resolución de problemas, pero en forma más agradable.
El juego libre ofrece al niño la oportunidad inicial y más importante de atreverse a
pensar, a hablar y quizás incluso de ser él mismo. Los niños que perciben una actividad
como juego se concentran más, están más atentos, motivados y muestran señales de
mayor bienestar, mientras cumplen con la tarea (Howard & McInnes, 2013; Sawyer,
2017). Esto sugiere, que percibir una actividad como juego genera involucramiento
activo y alegría, que conlleva a que los niños estén en el estado cognitivo y emocional
apropiado para continuar con la tarea y para procesar la información
Lehrer et al. (2014) evaluó la posibilidad de que las actividades en las que participaban
los niños durante su tiempo no estructurado, pronosticaran sus “habilidades de
adaptación” (David Whitebread et al.,2017,Pag30)
Jugar con otros niños tiene un papel terapéutico importante o, de cualquier forma, un
papel importante para preparar a los niños a los enfrentamientos sociales de su vida
adulta. Organizar el juego principalmente con el objetivo de fomentar la salud mental de
los niños es también correr el riesgo de perder algo muy importante. "confiscar la
iniciativa del niño, pero gracias a Dios y a la evolución es difícil quitar la iniciativa del
niño" También se puede considerar que el juego es una forma de desarrollo intelectual.
A este respecto, se corren los mismos riesgos de manipulación. De hecho, nada parece
mejor que dejar que el niño juegue libremente en un entorno apropiado, con materiales
ricos y buenos modelos culturales en que pueda inspirarse.
La lengua materna se aprende más rápidamente en una situación lúdica. Se suele dar
el caso de que las expresiones idiomáticas gramaticalmente más complicadas
aparecen primero en actividad de juego. Hay algo en el juego que estimula la actividad
combinatoria en general, y particularmente la actividad combinatoria propiamente
lingüística que interviene en la elaboración de las expresiones más complicadas del
lenguaje. Además, es muy importante para que el niño domine su propio idioma, que
los posibles errores no traigan demasiadas consecuencias.
El lenguaje que utilizan las madres para incitar a sus hijos a hablar es lo que se suele
llamar "balbuceo", ¿cómo puede aprender el niño su lengua materna a partir de este
lenguaje primitivo? El interés del balbuceo es que permite que el niño pruebe las
distintas combinaciones lingüísticas que ya posee para articular mensajes más
complejos y hacer algo distinto con los elementos de discurso que ya domina.
Antes de llegar a la etapa del balbuceo se resalta los asuntos prosódicos que es
capaz de identificar un niño y como eso condiciona su atención, a partir de allí se
puede llegar a edificar construcciones lingüísticas por emulación como vendría a
ser los balbuceos que va a permitir al niño dar ese conocimiento para poder
reconocerse en ese espacio y para proseguir con patrones lingüísticos más
complejos. Uno de los indicios más comunes que da un bebé del lenguaje es el
balbuceo que es importante porque requiere ciertos movimientos, con ello el
niño va aprendiendo cuales son los movimientos que se requieren para ir
generando sonidos y esto posibilita que más adelante se pueda hacer el
desarrollo del lenguaje de una mejor manera.
Nos enfrentamos con esta interesante paradoja: lo que permite a un niño desarrollar
todo su poder combinatorio no es el aprendizaje de la lengua o de la forma de razonar,
sino las oportunidades que tenga de jugar con el lenguaje y con el pensamiento.
No se podría decir que los niños aprenden por mera imitación, las capacidades
lingüísticas no dependen solo de su inteligencia sino de una serie de factores
que ayuda al desarrollo de la lengua. La imitación y la inteligencia del niño hacen
parte de estos pero no son solo ellos, también influye una representación básica
de la gramática de su lengua gracias a la cual puede obtener el significados de
las palabras proporcionadas por los padres y así organizarlas para formar frases
con un mínimo de sentido que se irán perfeccionando gracias a la experiencia y
a otro factor, el educativo que principalmente proviene de sus padres y luego del
entorno, esto quiere decir que los niños necesitan una instrucción más clara que
solo escuchar a las personas hablar, los padres exageran gestos y acciones de
manera lenta con el objetivo de que el niño obtenga información clara y aprenda
de mejor manera el lenguaje.
Teoría acerca de las características del juego y de cómo se debería organizar el juego
en los grupos. Ciertas actividades, son realmente lúdicas mientras que cualquier cosa
organizada o que inhiba la espontaneidad no es realmente juego. Además, el juego
verdadero tenía que estar libre de toda restricción impuesta por adultos y ser
completamente autónomo con respecto a ellos.
Las secuencias de juego que duraban más y que eran más variadas y más elaboradas
se obtenían con materiales cuya estructura se podría denominar "finalitaria" es decir,
eran formas de juego cuyos medios conducían a un fin. En su mayoría, se trataba de
actividades y materiales con los que el niño podía construir algo.
Considero bastante razonable este punto anterior puesto que un juego que no
conlleve a un fin podría en un lapso de tiempo prolongado perder cierto
sentido y por ende afectar el interés del niño en él, al plantearse un fin para el
juego su realización no permanece monótona, aunque la actividad sea
repetitiva. Podría tomarse su ejecución como un avance o como un progreso
y esto aportaría en cualquier momento de la realización del juego un factor de
logro, por lo cual, se fomentaría el interés en el mismo y es así como se
podría explicar el por que un juego con un fin planteado podría realizarse
durante mas tiempo sin que se afecte de una manera tan eficaz el interés del
niño en el juego.
El tercer secreto ya lo conocíamos muy bien, dos niños que juegan juntos pueden
intercambiar ideas, tratar de ponerse de acuerdo, elaborar estructuras según les
convenga y jugar todo el tiempo que crean necesario. A un solo niño le es difícil
mantener un juego durante mucho tiempo y tres niños forman evidentemente una
multitud que se distrae, en la que ninguno puede hablar el tiempo necesario para
imponer su opinión. El pensamiento y la imaginación comienzan frecuentemente en
forma de diálogo con un compañero y, sin la ayuda de otro compañero, desaparece,
por lo menos en los primeros años.
Sorprende ver lo poco que se necesita para hacer pequeños milagros. Por ejemplo,
nosotros llegamos a la conclusión de que la simple escucha de una grabación del
diálogo de los maestros con los niños (evidentemente sin intervención exterior) sirve
para que los maestros vean lo que está bien y lo que está mal, por ejemplo, su
tendencia a subestimar o sobreestimar la capacidad de los niños para tomar y
mantener la iniciativa de una conversación, su autoritarismo, su laxismo, etc.
Jugar no es tan solo una actividad infantil. El juego para el niño y para el adulto es una
forma de usar la inteligencia o, mejor dicho, una actitud con respecto al uso de la
inteligencia. Debemos recordar que los niños que juegan no están solos y que solos no
es como están mejor por mucho que necesiten momentos de soledad. Pero, tanto
como necesitan la soledad, necesitan también combinar las propias ideas que conciben
solos con las ideas que se les ocurren a los compañeros. Concluiré diciendo que el
juego libre ofrece al niño la oportunidad inicial y más importante de atreverse a pensar,
a hablar y quizás incluso de ser él mismo.
Cita
David Whitebread & Dave Neale, Hanne Jensen, Claire Liu & S. Lynneth Solis, Emily
Hopkins & Kathy Hirsh-Pasek and Jennifer Zosh (Noviembre 2017) El papel del juego
en el desarrollo del niño: un resumen de la evidencia,The Lego Foundation, pp 30-32