Dios en El Antiguo Testamento
Dios en El Antiguo Testamento
Dios en El Antiguo Testamento
¿Quién es Él?
El Antiguo Testamento no trata principalmente de la nación de Israel, grandes líderes, fe o
fracaso. Más bien provee una revelación vivida y clara de Dios, una presentación que es
completada en el Nuevo Testamento. Gracias a las declaraciones teológicas sobre Dios, así
como a las descripciones narrativas de su actividad, los lectores del Antiguo Testamento
pueden aprender sobre el carácter del Dios de dioses.
Eterno. el salmista escribió "antes que los montes fueran engendrados y nacieran la tierra
y el mundo, desde la eternidad y hasta la eternidad, Tú eres Dios" (Sal. 90,2). Dios es
ilimitado en relación con el tiempo.
Omnipotente. Dios puede hacer todo lo que esté conforme a su carácter perfecto. El
Profeta Jeremías escribió: "¡Ah, Señor Dios! Ciertamente, Tú hiciste los cielos y la tierra con
Tu gran poder y con Tu brazo extendido. Nada es imposible para Ti" (Jer. 32,17). Como el
Dios omnipotente, Él ejercita una soberanía absoluta sobre toda la creación. Su voluntad es
decisiva siempre y en todo lugar (Dn. 4,25).
Omnisciente. Dios conoce todas las cosas reales y posibles, pasadas, presentes y futuras,
en un acto eterno. No sólo es consciente de lo que está sucediendo en su creación, sino
que es presentado en el Antiguo Testamento como el Dios que predice y hace que se
cumplan los eventos. Según el salmista: "Aún antes de que haya palabra en mi boca, oh
Señor, Tú ya la sabes toda" (Sal. 139,4).
Fiel/Leal. La palabra hebrea jesed nos provee una descripción rica y vibrante de Dios.
Aunque se traduce de diferentes maneras (misericordia, bondad, amor constante,
clemencia, fidelidad, etc.), resalta una verdad central. En el Antiguo Testamento, Dios es
absolutamente confiable y permanece fiel a todo lo que ha prometido. El salmista clama con
confianza: "Sálvame por Tu misericordia" (Sal. 6,4).
Amoroso. Aunque este término incluye un aspecto emocional, a lo largo del Antiguo
Testamento, cuando ocurre en el contexto de la relación entre lo divino y lo humano, parece
indicar una elección que se manifiesta en una conducta concreta. Para Dios, amar es elegir
(Mal. 1,2-3) y ese amor se demuestra en una provisión tangible de bendiciones abundantes
(Dt. 5,10).
Recto y justo. La justicia puede referirse a lo que uno es, lo que hace o lo que declara ser a
otros. Cuando se refiere al comportamiento (sea humano o divino) claramente implica la
conducta que está de acuerdo con ciertas normas (Sal. 119,137). Justicia no es meramente
un término legal, sino que significa conducta que está caracterizada por equidad o justicia
(Dt. 10,18).
Celoso. Como Aquel que ha entrado en la última relación del pacto con la nación de Israel,
Dios rehúsa compartir el amor y la adoración de su nación del pacto con otros dioses (Dt.
5,59). En otras naciones de aquella región, los dioses no expresan envidia o celos en
relación con un adorador. En claro contraste con esa realidad, el Señor no tolera rivales. Él
demanda la adoración exclusiva de su pueblo elegido (Dt. 6,4).
Su función.
Creador. Además del hecho de que Él creó todo el universo, numerosos pasajes se refieren
a Dios como el creador del universo (Gn. 1,1-2; Sal.104,7-9), sí como el creador de la
nación de Israel (Is. 43,1). Al ser el creador, Él puede ejercer soberanía sobre su creación
(Is. 40,26,28 y 41,20; entre otros).
Redentor. Como aquel que redimió a su nación del pacto, liberándola de la esclavitud de
Egipto (Dt. 5:6,16; 6,12,21-23; 7,8)), Dios plasmó en las páginas de la historia humana un
claro retrato de la redención del pecado (algo que se desarrolla más en el Nuevo
Testamento). Al redimir a su pueblo elegido, Él demuestra su absoluta soberanía sobre
todas las naciones y promueve su intención de hacer de Israel una nación que servirá de
canal para su obra continua de redención del mundo (Is. 45,22-23).
Guerrero. Además de ser el libertador de Israel, el Señor es aquel que lucha por su pueblo
del pacto (Ex. 15,3), ya sea contra los cananeos (Dt. 9,1-3) o cualquier ejército enemigo
(Jue. 5,19-20), garantizandoles la victoria contra todo pronóstico.
Fiscal y Juez. Aunque el Señor eligió a Israel como su nación del pacto, si ellos eligen
rebelarse contra Él tendrán que rendir cuentas ante Él en su rol de fiscal y juez (Dt. 1,17).
Dios castigará firmemente su rebelión (Dt. 6,15) y los expulsara de la tierra prometida (Dt.
4,27; 28,20-68).
Rey. Aunque Dios incluye a los reyes humanos como parte de su plan para la nación de
Israel (Gn. 17; Dt. 17), Él es el "Rey" del mundo, Las Naciones e Israel. En especial, los
Salmos representan al Señor como el Rey universal que mantiene el orden y la justicia en el
mundo, Y ante quién sus súbditos deben responder con confianza y alabanza. Como
escribió el salmista: " el Señor ha establecido su trono en los cielos, y su reino domina sobre
todo" (Sal. 103,19).
Títulos o Nombres para Dios en el Antiguo Testamento.
Bendiciones.